Anatomia Abdomen TC-1
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8/17/2019 Anatomia Abdomen TC-1
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INTRODUCCIÓN
La tomografía computarizada (TC) es uno de los
pilares básicos sobre los que se apoya el estudio de
la anatomía y de la patología humana. Mediante la
TC se obtiene una imagen como resultado de la re-construcción bidimensional de un objeto en un orde-
nador, pudiéndola reconstruir en cualquier plano del
espacio.
ANATOMÍA SEGMENTARIA DEL HÍGADO
Según la clasificación de Couinaud, el hígado se
divide en ocho segmentos funcionales con aporte
vascular arterial y drenaje venoso y linfático. Las
cisuras anatómicas que dividen el hígado en segmen-
tos están formadas por tres estructuras vasculares ver-
ticales que corresponden a las tres venas suprahepá-
ticas y por las tres ramas horizontales portales (fig. 1).
La vena suprahepática media divide el hígado en dos
lóbulos: derecho e izquierdo. El lóbulo izquierdo está
dividido por la vena suprahepática izquierda en dos
segmentos: el segmento medial (corresponde al seg-
mento IV) y el segmento lateral. Este segmento, a su
vez, está dividido por la rama de la vena porta iz-
quierda del segmento lateral en los segmentos II (cra-
neal) y III (caudal). En el lóbulo hepático derecho, la
vena suprahepática derecha separa los segmentosVIII y V de los segmentos VII y VI. La rama ante-
rior de la vena porta derecha separa el segmento VIII
(craneal) del V (caudal). La rama posterior de la vena
porta derecha separa el segmento VII (craneal) del VI
(caudal) (figs. 2, 3 y 4).
ANATOMÍA DE LA CAVIDAD ABDOMINAL
La pared abdominal, de fuera a dentro, se compone
de piel, fascia superficial, grasa subcutánea, planos
musculares, fascia transversal y grasa extraperitoneal.
Toda la cavidad abdominal se apoya en un soporte
óseo formado por la columna vertebral y la pelvis. En
su porción más superior está protegida por la caja to-
rácica.
Para comprender mejor la patología, podemos di-
vidir la cavidad abdómino-pélvica en tres espacios
anatómicos: 1. Cavidad intraperitoneal, 2. espacio
retroperitoneal y 3. pelvis. Estos espacios no son in-
dependientes, sino que están comunicados entre sí a
través de fascias o defectos anatómicos de éstas.
Cavidad intraperitoneal
El peritoneo es una membrana serosa recubiertapor una capa de células epiteliales con dos hojas, una
parietal, que se adhiere a la pared abdominal, y una
visceral, que tapiza las vísceras. Entre ambas hojas
existe un espacio virtual: la cavidad peritoneal. El lí-
mite anterior del peritoneo cubre la pared abdominal
anterior y el límite posterior separa la cavidad perito-
neal del retroperitoneo. El peritoneo posterior forma
reflexiones o pliegues que envuelven las vísceras in-
traperitoneales, manteniéndolas suspendidas dentro
de la cavidad y fijándolas al retroperitoneo. Estas re-
flexiones del peritoneo tienen diferentes nombres, de-
Punto clave 1
Mediante la TC se pueden localizar, de forma precisa,
las metástasis en los segmentos hepáticos. La segmentec-tomía cumple criterios de resecabilidad quirúrgica.
formación continuada
Anatomía del abdomen mediante tomografía computarizada Abdomen anatomy by computed tomography
E. PINEDO RAMOSa Y M. CORONADO POGGIOb
aServicio de Radiodiagnóstico. Hospital de León. León. España.bServicio de Medicina Nuclear. Hospital Universitario La Paz. Madrid. España.
Correspondencia:
E. PINEDO RAMOSServicio de RadiodiagnósticoHospital de LeónC/ Altos de Nava s/n. 24008 León. EspañaCorreo electrónico: [email protected]
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Pinedo Ramos E y Coronado Poggio M. Anatomía del abdomen mediante tomografía computarizada
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FIG. 1.—Diagrama de la anatomía
segmentaria del hígado. Según la
descripción de Couinaud, el híga-
do está dividido en ocho segmen-
tos funcionales que se numeran en
el sentido de las agujas del reloj,
en visión ventral del hígado. Cada
segmento consta de irrigación
arterial, drenaje venoso y drenaje
biliar. Las venas suprahepáticas
principales discurren entre los
segmentos hepáticos. (Cortesía
de Heiken MD)
FIG. 2.—Anatomía segmentaria
hepática. Venas suprahepáticas
principales (cabezas de flechas
negras) forman las principales ci-
suras verticales que dividen los
segmentos hepáticos. Flecha cur-
va: segmento umbilical de la vena
porta izquierda. Las venas porta-
les derecha e izquierda forman la
cisura transversal. LPV: vena por-
ta izquierda; RPV: vena porta de-
recha; LLPV: rama portal del seg-
mento lateral izquierdo; ARPV:
rama anterior de la porta dere-
cha; PRPV: rama posterior de la
porta derecha. Los segmentos he-
páticos están numerados según el
sistema de Couinaud del I al VIII.
(Cortesía de Heiken MD)
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pendiendo de su localización anatómica y de su fun-
ción:
1. Sostén y suspensión. Los ligamentos coronarios
derechos e izquierdos y el ligamento falciforme del
hígado mantienen el hígado suspendido en la cavi-
dad abdominal y lo unen al diafragma y a la pared ab-
dominal (fig. 5).
2. Unión de distintos órganos. Se denomina epi-
plón al peritoneo que une el estómago con otras
vísceras. Así, el epiplón menor, también llamado li-
gamento gastrohepático, une la curvatura menor gás-
trica con el hígado. El epiplón mayor une la curvatu-
ra mayor gástrica con el colon transverso.
3. Suspensión. Mantiene suspendidas las asas in-
testinales en la cavidad abdominal y forma verdade-
ros pedículos vasculares:
a) Mesenterio del intestino delgado.b) Mesocolon transverso.
c) Mesocolon sigmoide.
Normalmente, estos pliegues peritoneales no se
ven directamente en la TC, pero se puede identificar
la grasa que los envuelve, así como los vasos y gan-
glios linfáticos que se encuentran dentro de ellos. Los
pliegues peritoneales se hacen evidentes cuando se
engrosan por infiltración neoplásica o por inflama-
ción. Los ligamentos, los epiplones y los mesente-
rios pueden servir como rutas de diseminación de los
procesos patológicos inflamatorios y tumorales en elinterior de la cavidad peritoneal y entre el peritoneo y
el retroperitoneo. La forma de diseminación de la pa-
tología puede ser por extensión directa o a través de
los vasos y ganglios linfáticos.
Los repliegues peritoneales dividen la cavidad ab-
dominal en compartimentos comunicados entre sí.
El espacio peritoneal no se visualiza en los estudios
de la TC, salvo que estén distendidos por líquido. El
mesocolon transverso, que es el peritoneo que acom-
paña a la vascularización del colon transverso, forma-
da por la primera rama de la arteria mesentérica supe-
rior, divide la cavidad abdominal en supramesocólica
e inframesocólica (fig. 6).
Punto clave 2
La vía de diseminación de la patología dentro de la
cavidad abdominal se puede dar por extensión directa (li-
gamentos, epiplones y mesenterio) o a través de los va-
sos y el sistema linfático.
Pinedo Ramos E y Coronado Poggio M. Anatomía del abdomen mediante tomografía computarizada
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FIG. 3.—Lesión en el segmento VIII hepático (flecha); 1: vena
suprahepática izquierda; 2: vena suprahepática media; 3: vena
suprahepática derecha.
FIG. 4.—Lesión en el segmento IV hepático (flecha); 1: vena supra-
hepática izquierda; 2: vena suprahepática media; 3: vena suprahe-
pática derecha; 4: aorta; 5: vena cava; 6: estomago; 7: bazo.
FIG. 5.—Ligamentos de sostén hepáticos. 1:
ligamento coronario derecho; 2: ligamento
coronario izquierdo; 3: ligamento falciforme.
(Cortesía de Atlas Netter.)
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Compartimento supramesocólico (fig. 7). El
compartimento supramesocólico está formado por:
a) Hígado, vesícula y espacio peritoneal perihepá-
tico.
b) Bazo y espacio peritoneal periesplénico.
c) Estómago y transcavidad de los epiplones.
El hígado y el bazo son vísceras macizas. En su va-
loración, lo más importante es la detección de altera-
ciones en su densidad, que nos pueden indicar la exis-
tencia de lesiones ocupantes de espacio. El hígado es
un lugar frecuente de asiento de metástasis, y la ma-
yor parte de ellas proceden de estructuras de la cavi-
dad abdominal debido a que el drenaje venoso de las
vísceras abdominales pasa por el filtro hepático a tra-
vés del sistema portal. Por su parte, el recto tiene un
doble sistema y es capaz, además, de drenar directa-
mente a la vena cava inferior, pudiendo dar metástasis
pulmonares sin pasar por el filtro hepático.
El estómago es una víscera hueca y para su valo-
ración es necesario, por tanto, administrar contraste
oral antes de realizar la exploración, ya que una dis-
tensión incompleta zonal de su pared simula patolo-
gía orgánica. El estómago ocupa una posición cen-
tral en la cavidad abdominal. El fundus tiene una
posición posterosuperior y el cuerpo, anteroinferior.
Su pared derecha o curvatura menor está en íntima
relación con el segmento lateral del lóbulo hepáticoizquierdo a través del ligamento gastrohepático o epi-
plón menor, que une ambas vísceras. El margen me-
dial del bazo y la crura diafragmática izquierda con-
tactan con la pared posterosuperior del fundus
gástrico. Estas vísceras pueden crear improntas ex-
trínsecas en la cavidad gástrica, tanto anatómicas
como patológicas (figs. 8, 9, 10 y 11). La pared ante-
roinferior del estómago está en relación con el colon
transverso a través del mesocolon, por lo que es una
vía de diseminación de la patología de estas vísceras.
La pared posterior del estómago se encuentra adya-
cente al páncreas (víscera retroperitoneal). Ambos es-
tán separados por un espacio virtual peritoneal (saco
menor o transcavidad de los epiplones). La patología
de estas vísceras se disemina fácilmente por exten-
sión directa (figs. 12, 13, 14 y 15).
El saco menor peritoneal o transcavidad de los epi-
plones está comunicado con el resto de la cavidad pe-
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FIG. 6.—Anatomía del compartimento supramesocólico. 1: hígado;
2: estómago; 3: colon; 4: epiplón mayor; 5: epiplón menor. (Corte-sía de Atlas Netter.)
FIG. 7.—Esquema de la anatomía axial del compartimento suprame-
socólico. 1: hígado; 2: espacio perihepático; 3: bazo; 4: espacio
periesplénico; 5: estómago; 6: saco menor (transcavidad de los
epiplones). (Cortesía de Atlas Netter.)
FIG. 8.—1: hígado; 2: fundus gástrico; 3: bazo; 4: vasos del epiplón
menor (ligamento gastrohepático); 5: vasos del epiplón mayor
(ligamento gastrocólico); 6: vena cava inferior; 7: diafragma;
8: ángulo esplénico del colon.
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FIG. 9.—1: vena porta derecha bifurcándose en sus ramas anterior y
posterior; 2: fundus gástrico; 3: cuerpo gástrico; 4: bazo; 5: pán-
creas.
FIG. 10.—1: cuerpo gástrico; 2: antro gástrico; 3: bulbo duodenal;
4: páncreas; 5: vena esplénica; 6: vena cava inferior; 7: aorta; 8: in-
serción diafragmática; 9: asa de intestino delgado.
FIG. 11.—1: colon transverso; 2: ángulo hepático del colon; 3: colon
descendente; 4: segunda porción duodenal; 5: cabeza pancreática;
6: unión de la vena mesentérica superior y esplénica para formar la
porta; 7: asas de intestino delgado; 8: bazo; 9: vasos del mesocolon
transverso.
FIG. 12.—1: adenocarcinoma de estómago. 2: infiltración del cuer-
po y cola pancreática; 3: eje venoso esplenoportal; 4: arter ia
mesentérica superior; 5: cabeza pancreática; 6: segunda porción
duodenal; 7: aorta; 8: vena cava inferior.
FIG. 13.—Corte coronal. 1: masa que infiltra gran parte de la pared
gástrica; 2: colon transverso; 3: hígado; 4: bazo; 5: intestino delgado.
FIG. 14.—1: masa de cuerpo y cabeza pancreática que infiltra la pa-
red gástrica posterior; 2: estómago; VE: vena esplénica infiltrada
por la masa.
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ritoneal a través de un estrecho acceso en el hilio he-
pático. Este espacio está limitado anteriormente por
la pared posterior gástrica y, posteriormente, por el
peritoneo que recubre el páncreas y lo separa de la ca-vidad peritoneal. En su parte inferior está limitado
por el colon transverso y el mesocolon. Las coleccio-
nes que ocupan el saco menor aparecen en pacientes
con procesos patológicos que afectan a los órganos
que bordean directamente este espacio (figs. 16 y 17).
Punto clave 3
El recto tiene un doble drenaje venoso; puede saltar el
filtro hepático y drenar directamente en la vena cava
inferior, por lo que puede dar lugar a metástasis pulmo-
nares.
Compartimento inframesocólico. La raíz del me-
senterio del intestino delgado divide el compartimen-
to inframesocólico en dos espacios: derecho e iz-
quierdo. La raíz está orientada oblicuamente desde la
tercera porción duodenal hasta la unión ileocólica
(figs. 18 y 19). Ambos espacios están ocupados por
asas de intestino delgado. La raíz del mesenterio co-
rresponde a la reflexión del peritoneo posterior que
acompaña a las ramificaciones de la arteria y vena
mesentérica superior y vasos linfáticos para llevar la
vascularización a todas las asas del intestino delgado
y hemicolon derecho. Está envuelta por la grasa me-
sentérica y contribuye a mantener suspendido el in-
testino delgado dentro de la cavidad abdominal, fiján-
dolo al retroperitoneo (figs. 20, 21, 22 y 23). En un
corte de la TC de un individuo sano, no identificamos
ni el mesenterio ni los ganglios linfáticos (fig. 24). Lo
que se visualiza son las ramas vasculares y la grasa
mesentérica (fig. 25). Cuando dejamos de ver el híga-
do en los cortes de la TC, la práctica totalidad de la
cavidad abdominal está ocupada por asas intestinales,
flanqueadas por el colon ascendente a la derecha y el
descendente a la izquierda. Es importante, por tanto,conseguir un buen relleno de las asas intestinales con
contraste oral para poder valorar la existencia de pa-
tología abdominal (figs. 26 y 27). La grasa que en-
vuelve la cavidad abdominal anterolateralmente y se
interpone entre la pared abdominal y las asas intesti-
nales corresponde a la grasa que rodea el epiplón ma-
yor (el delantal graso que el cirujano se encuentra
cuando abre la cavidad abdominal). El epiplón mayor
está formado por dos hojas de peritoneo, como una
prolongación del peritoneo que envuelve el estómago
y el mesocolon transverso. Esta doble hoja perito-
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FIG. 15.—1: masa pancreática; 2: cuerpo gástrico; 3: saco menor
(transcavidad de los epiplones); VMS: vena mesentérica; AMS: arte-
ria mesentérica, ambas englobadas en la masa tumoral; 4: hígado;
5: bazo; 6: segunda porción duodenal.
FIG. 16.—Aneurisma de la arteria esplénica roto al saco menor. 1:
aneurisma; 2: estómago; 3: sangre en el saco menor; 4: hígado; 5:
bazo.
FIG. 17.—1: páncreas; 2: estómago; 3: sangre en el saco menor.
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FIG. 20.—1: raíz del
mesenterio; 2: epiplónmayor; 3: espacio peri-
toneal que rodea el epi-
plón; 4: asas de intesti-
no delgado; 5: colon
ascendente; 6: colon
descendente; 7: aorta;
8: vena cava inferior.
(Cortesía de Atlas Netter)
FIG. 18.—1: raíz del
mesenterio; 2: tercera
porción duodenal (án-
gulo de Treitz); 3: co-
lon ascendente. (Cor-
tesía de Atlas Netter)
FIG. 19.—1: ramifica-
ciones de la arteria y
vena mesentérica supe-
rior (raíz del mesente-
rio); 2: asas de intesti-
no delgado rellenas de
contraste oral; 3: colon
ascendente; 4: colon
descendente; 5: tercera
porción duodenal.
FIG. 21.—1: raíz del mesenterio; 2: grasa que envuelve el epiplón;
3: asas de intestino delgado; 4: colon ascendente; 5: colon descen-
dente; 6: aorta; 7: vena cava inferior.
FIG. 22.—1: aorta; 2: raíz del mesenterio; 3: tronco celiaco; 4: hí-
gado; 5: estómago; 6: páncreas; 7: colon; 8: saco menor; 9: tercera
porción de duodeno; 10: asas de intestino delgado; 11: sigma; 12:
receso peritoneal (saco de Douglas); 13: recto; 14: vejiga; 15: dia-
fragma urogenital (cierra la cavidad abdominal).
FIG. 23.—1: aorta; 2: raíz del mesenterio; 3: tronco celiaco; 4 híga-
do; 5: estómago; 6: páncreas; 7: colon; 8: saco menor; 9: tercera
porción duodenal; 10: asas de intestino delgado; 11: saco de Dou-
glas; 12: recto; 13: vejiga. (Cortesía de Atlas Netter)
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neal está rodeada por un espacio virtual, que se hace
visible en la TC cuando existe infiltración del perito-
neo y ascitis (figs. 28, 29 y 30).
Retroperitoneo
El límite anterior del retroperitoneo es la hoja pos-
terior del peritoneo. No existe una barrera anatómica
continua entre el peritoneo y el retroperitoneo; así,
por ejemplo, en el hígado existe una zona desnuda de
peritoneo que está en contacto con la porción más
superior del riñón derecho (fig. 31). El órgano de re-
ferencia para su estudio son los riñones y, por ello, el
retroperitoneo se divide en tres espacios:
a) Espacio pararrenal anterior.
b) Espacio perirrenal.
c) Espacio pararrenal posterior.
Espacio pararrenal anterior. Es el espacio situa-
do entre el peritoneo parietal posterior y la fascia pa-
rarrenal anterior (fascia de Gerota). Se extiende desde
el diafragma hasta el estrecho pelviano y lateralmen-te está limitado por la fascia lateroconal (unión de
las fascias pararrenal anterior y posterior). Compren-
de varias estructuras: páncreas, tercera porción duo-
denal, colon ascendente y descendente, aorta y sus ra-
mas, vena cava inferior, nervios y ganglios linfáticos
(figs. 32 y 33). El páncreas ocupa una posición cen-
tral y anterior, con una orientación transversal, por lo
que está en contacto con el peritoneo posterior. Su lí-
mite posterior está formado por el eje esplenoportal.
La TC permite detectar patología en dicha zona y es-
tadificar tumores (figs. 14 y 15). En el retroperitoneo
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FIG. 24.—1: raíz del mesenterio que contiene vasos y grasa; 2: asas
de intestino delgado; 3: colon ascendente; 4: colon descendente;
5: aorta; 6: vena cava inferior; 7: riñón derecho; 8: riñón izquierdo.
FIG. 25.—1: raíz del mesenterio ocupada por un conglomerado de
adenopatías en un linfoma no Hodgkin; 2: asas de intestino delgado;
3: colon ascendente; 4: colon descendente; 5: aorta; 6: vena cava
inferior; 7: riñón izquierdo.
FIG. 26.—1: implantes peritoneales; 2: asas de intestino delgado;
3: ciego; 4: colon descendente; 5: sigma; 6: vasos ilíacos.
FIG. 27.—1: asas de intestino delgado no rellenas de contraste; 2: co-
lon ascendente; 3: colon descendente.
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FIG. 28.—1: grasa que envuelve el epiplón; 2: raíz del mesenterio;
3: asas de intestino delgado; 4: colon ascendente; 5: colon descen-
dente; 6: vasos ilíacos comunes; 7: músculos psoas derecho eizquierdo.
FIG. 29.—1: epiplón infiltrado por tumor; 2: ascitis en la cavidad
peritoneal que envuelve el epiplón; 3: asas de intestino delgado;
4: vasos ilíacos; 5: músculos psoas derecho e izquierdo.
FIG. 30.—1: vasos del mesosigma (ramas de la arteria mesentérica
inferior); 2: implante peritoneal en el mesosigma; 3: vasos ilíacos
externos e internos.
FIG. 32.—Espacio pararrenal anterior delimitado por línea blanca.
1: páncreas; 2: vena esplénica; 3: arteria mesentérica superior;
4: aorta; 5: vena cava inferior; 6: colon descendente.
FIG. 33.—Espacio pararrenal anterior delimitado por línea blanca.
1: tercera porción duodenal; 2: aorta; 3: vena cava inferior; 4: colon
ascendente; 5: colon descendente.
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FIG. 31.—1: línea blanca que representa el peritoneo posterior; 2:
tercera porción duodenal; 3: aorta; 4: vena cava; 5: riñón derecho;
6: riñón izquierdo; 7: colon descendente.
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es importante la valoración de adenopatías patológi-
cas alrededor de la aorta y la vena cava inferior, así
como sus ramas; el tamaño máximo normal es de
10 mm en el eje corto (figs. 34 y 35). Existen varian-
tes anatómicas vasculares que pueden simular ade-
nopatías patológicas (fig. 36). El patrón característico
en la TC del contenido del colon es material fecal
mezclado con burbujas del gas; eso permite diferen-
ciarlo de una masa sólida que reduce la luz del colon
(figs. 37 y 38).
Espacio perirrenal. Es el espacio comprendido
entre las dos fascias pararrenales. Tiene forma cónica,
con el vértice dirigido hacia abajo. Su porción supe-
rior derecha se comunica con el área desnuda del hí-
Punto clave 4
El tamaño máximo normal de las adenopatías retrope-
ritoneales en el eje corto es de 10 mm.
Pinedo Ramos E y Coronado Poggio M. Anatomía del abdomen mediante tomografía computarizada
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FIG. 34.—1: aorta; 2: vena cava inferior: 3: adenopatías retroperito-
neales patológicas (interaortocava y paraaórticas izquierdas).
FIG. 35.—1: arteria y vena ilíaca común derecha; 2: arteria y vena
ilíaca común izquierda: 3: adenopatía patológica en la cadena ilíaca
común derecha.
FIG. 36.—1: aorta; 2: vena cava inferior; 3: vena renal derecha;
4: vena renal izquierda.
FIG. 37.—1: colon descendente.
FIG. 38.—1: adenocarcinoma estenosante en colon descendente.
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gado. En su interior se encuentran los riñones y las
glándulas suprarrenales. Ambos espacios perirrenales
se comunican entre sí a la altura de los hilios renales
(figs. 39 y 40). En el espacio perirrenal se encuentra
el sistema excretor renal, la pelvis y los uréteres. Los
uréteres abandonan este espacio por el vértice para
seguir un recorrido retroperitoneal junto a los grandes
vasos (vena cava inferior, aorta y sus ramas ilíacas),
continuando con su recorrido pélvico hasta su entrada
en el meato ureteral del trígono vesical (figs. 41 y 42).
Las masas renales más frecuentes son las quísticas,
cuyo diagnóstico es sencillo debido a su baja densi-
dad (densidad agua: 0 UH), pero a veces su contenido
es más denso y puede ser difícil diferenciarlo de una
masa sólida en un estudio sin contraste. Al adminis-
trar contraste intravenoso, las dudas desaparecen; losquistes, al contrario que las masas sólidas, no se real-
zan con contraste, poniendo de manifiesto su natura-
leza líquida (figs. 43 y 44).
Las glándulas suprarrenales ocupan en este espacio
una posición anterosuperior respecto al polo superior
renal. En el lado derecho, la glándula suprarrenal está
situada por detrás de la vena cava inferior. Son es-
tructuras alargadas con forma de “V” o “Y” invertida
(fig. 45), y pueden medir 2-3 cm de longitud, pero su
grosor es inferior a 1 cm. Si se advierte un engrosa-
miento focal, debe considerarse patológico. La pato-
logía más frecuente es la benigna (adenomas supra-
rrenales no funcionantes) (fig. 46).
Espacio pararrenal posterior. Está limitado ante-
riormente por la fascia renal posterior y, posterior-
mente, por la fascia transversal de la pared abdomi-nal. Es un espacio virtual, que habitualmente sólo
contiene grasa. Se afecta sobre todo por patología re-
nal y pancreática (pancreatitis).
Pelvis
El peritoneo se extiende a la pelvis. El peritoneo
recubre la pared anterior del recto, la cara superior del
útero y la cúpula de la vejiga, formando los recesos
peritoneales útero-vesical y recto-uterino (saco de
Punto clave 5
La patología más frecuente de la glándula suprarrenal
es el adenoma no funcionante. Por su contenido graso,
presenta valores de atenuación bajo (0-15 UH). Esto per-
mite distinguirlo de lesiones malignas metastásicas.
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FIG. 39.—Espacio perirrenal (limitado por línea blanca). 1: riñón
derecho; 2: riñón izquierdo; 3: vasos renales.
FIG. 40.—Espacio perirrenal (corte coronal). 1: riñón derecho; 2: riñón
izquierdo; 3: vena renal izquierda; 4: psoas; 5: vejiga.
FIG. 41.—1: pelvis renal izquierda; 2: uréter izquierdo; 3: meato
ureteral izquierdo.
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Douglas) en la mujer, y recto-vesical en el hombre
(figs. 47 y 48).
El espacio extraperitoneal de la pelvis se continúa
con el espacio retroperitoneal del abdomen y contiene
la vejiga, el tercio inferior de los uréteres, el útero, la
vagina y el recto. La vejiga se valora mejor cuando
se encuentra llena de orina o contraste. El grosor nor-
mal de su pared no debe exceder 5 mm (figs. 49, 50 y
51). Los ovarios son órganos intraperitoneales, por
lo que es fácil la siembra peritoneal de patología tu-
moral. Los ovarios normales son difíciles de ver en
la TC. Los grupos musculares de la pelvis constitu-
yen importantes referencias anatómicas en la TC; así,
tenemos el músculo iliopsoas que abandona la pelvis
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FIG. 44.—1: adenocarcinoma renal izquierdo.
FIG. 42.—1: uréter izquierdo; 2: psoas; 3: vasos ilíacos comunes
izquierdos; 4: vasos ilíacos comunes derechos.
FIG. 43.—1: quiste renal simple izquierdo.
FIG. 45.—1: glándula suprarrenal derecha; 2: glándula suprarrenal
izquierda.
FIG. 46.—1: mielolipoma suprarrenal derecho (predomina la den-
sidad grasa); 2: glándula suprarrenal izquierda.
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por delante para insertarse en el trocánter menor del
fémur. El músculo obturador interno cubre la super-
ficie interior de las paredes laterales de la pelvis; la
afectación de este músculo por un tumor pelviano lo
hace irresecable (fig. 52). El músculo piramidal for-
ma parte de la pared lateral pelviana y abandona la
Pinedo Ramos E y Coronado Poggio M. Anatomía del abdomen mediante tomografía computarizada
FIG. 47.—Pelvis femenina. 1: vejiga; 2: receso peritoneal útero-vesi-
cal; 3: útero; 4: receso peritoneal recto-uterino (saco de Douglas);
5: recto. (Cortesía de Atlas Netter)
FIG. 48.—Pelvis masculina. 1: vejiga; 2: receso recto-vesical (saco
de Douglas); 3: recto; 4: próstata. (Cortesía de Atlas Netter)
FIG. 50.—1: vejiga; 2: recto; 3: vagina; 4: músculo obturador inter-
no; 5: arteria y vena femoral común.
FIG. 49.—1:vejiga; 2: útero; 3: recto; 4: vasos ilíacos externos; 5:
vasos ilíacos internos; 6: músculo iliopsoas; 7: músculo piramidal.
FIG. 51.—1: neoformaciones polipoideas en la pared de la vejiga.
FIG. 52.—1: recidiva tumoral de neo de recto; 2: músculo piramidal
infiltrado por la recidiva; 3: útero; 4: vejiga; 5: recto.
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pelvis para insertarse en el trocánter mayor del fémur,
al igual que el obturador interno.
Las arterias y las venas definen en la pelvis la loca-
lización de las cadenas linfáticas mayores y reciben la
denominación según los vasos que las acompañan. La
aorta y la vena cava inferior se dividen para formar
los vasos ilíacos comunes. Los vasos ilíacos, a su vez,
se dividen en vasos ilíacos internos, que siguen una
dirección posterior, y vasos ilíacos externos, que si-
guen hacia delante, adyacentes al músculo psoas ilía-
co y abandonan la pelvis hacia la región inguinal. Los
músculos elevador del ano y coccígeo forman el sue-
lo de la pelvis (diafragma pelviano). Es la parte infe-
rior de la pared del cuerpo y cierra la cavidad abdó-
mino-pelviana.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Haaga JR, Gilkeson RC, Lanzieri CF. TC y RM. Diagnóstico por
imagen del cuerpo humano. España: Elsevier; 2003.
Lee JKT, Sagel SS, Stanley RJ, Heiken JP. Body TC, correlación
RM. Madrid: Marban; 1999.
Pedrosa CS, Casanova R. Diagnóstico por imagen. Tratado de radi-
ología clínica. Madrid: McGraw-Hill; 2000.
Webb WR, Brant WE, Helms CA. Fundamentos de TAC body.
Madrid: Marban; 1999.
Punto clave 6
Los ovarios son órganos intraperitoneales. Es fácil la
siembra peritoneal de la patología tumoral ovárica. Los
ovarios normales son difíciles de ver en la TC.
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