Galaxia express
-
Upload
maricela-guerrero -
Category
Documents
-
view
225 -
download
0
description
Transcript of Galaxia express
3
Galaxia express
Timo Berger
Sara Uribe
Rocío Cerón
Paula Abramo
Óscar De Pablo
Nadia Escalante
Maricela Guerrero
Luis Felipe Fabre
Luis Alberto Arellano
Alejandro Albarrán
5
Una galaxia hecha con velocidad y urgencia.
Conjunto de estrellas, nubes de gas, planetas, polvo cósmico, materia oscura y quizá energía oscura, unido gravitatoriamente. Se especula que la materia oscura constituye el 90 % de la masa en la mayoría de las galaxias, averigüe.
7
Und dann seh ich meine Hände
die immer mehr aussehn
wie die Hände meiner Großmama
die hatte Rheuma und lernte Russisch
aus dem Buch, lag monatelang
in Baden-Baden in der Reha
Katharina, ich liebte es in dem Haus
(das schon längst verkauft ist,
und von der Hälfte des Geldes
meine Eltern ein eigenes …),
ins Dachgeschoss zu steigen
da wohnte schon lange niemand mehr
aber Sombreros aus Mexiko
hingen noch an der Wand
Bücher auf Spanisch
und die Star Wars Figuren
meines Cousins, vielleicht auch
das ein oder andere Kleiderstück
meiner Cousine, in die ich vielleicht
8
verschossen war; wenn man
stattdessen die Treppe nach unten
nahm, stand man im Keller
mit den Gsälz aus dem Garten;
da gab es Stachelbeeren, weiße,
rote und schwarze Träubles, Äpfelfragen,
Birnen und Quittenfelle, und die Gewissheit,
das all das in ein Weckglas passte.
und dann wieder du, Katharina,
in der Mitte, zwischen Keller und
Bühne, auf den Stock gestützt
zitternd, mit Wiener Akzent
das Gesicht, das aufging wie die Sonne
ich hab Kuchen gebacken
für Euch, Puderzucker auf Zitrone gestreut,
wir krachten auf die Hocker in deiner
Küche, es war so eng, so scheißgemütlich.
9
Y observo entonces mis manos
que cada día más se parecen
a las manos de mi abuela
que tenía reumas y aprendía el ruso
de su libro, que yació en Baden-Baden,
varios meses, en la rehabilitación.
Katharina, yo amaba cuando estaba en casa,
(que fue vendida ya hace tiempo
y de la mitad del dinero
mis padres compraron su propia...)
encaramarme al ático
donde ya nadie vivía
pero algunos sombreros de México
aún colgaban en sus muros
libros en español
y de mi primo unas figuras
de Star Wars, quizá también
algo de ropa infantil
de mi prima, de quien quizás
estaba enamorado; cuando al contrario,
uno descendía por la escalera,
10
se encontraba en el sótano
con mermelada del jardín;
había grosellas, uvas de color
blanco, rojo y negro, preguntas
de manzana y pieles,
de membrillos, y la seguridad
de que en un frasco de conservas cabía todo.
Y luego tú de nuevo, Katarina,
en el medio, entre sótano
y desván, apoyada en el piso
temblorosa, el rostro con acento
de Viena, que se alzaba como el sol
he cocinado un pastel
para ustedes, espolvorée el azúcar glas
sobre limones, en tu cocina crujimos
en taburetes, era estrecho y cómodo de a madres.
Timo Berger, http://timoberger.blogspot.de/, Stuttgart, Alemania, 1974,
cofundador de Latinale, Festival itinerante de poesía latinoamericano.
AmérikaNOAmérika, Bonobos, 2012 y A cien cuadras del centro y otros poemas,
Germinal, San José, Costa Rica, 2012.
Daniel Bencomo, traductor, http://cactusverbal.blogspot.mx/, San Luis
Potosí, 1980, Lugar de Residencia, Fondo Editorial Tierra Adentro, Ciudad
de México, 2010, Morder la piedra, Mantis Editores, Guadalajara, 2009.
11
Los incendios
no los destruyen.
Los incendios
: alambre entretejido
en forma de rombo
: torcido
: helicoidal
: delimitación de predios y cercos
: protección de perímetros
no los destruyen
: olvídese de poner los horribles vidrios rotos
pegados con cemento en su barda
no los destruyen
: el vidrio no funciona tan bien
como una fila de estiletes
1 Producido a partir de la apropiación y curaduría de fragmentos de publicidad de empresas dedicadas a la venta de malla ciclónica y otros productos utilizados para cercar todo tipo de terrenos e inmuebles.
12
no los destruyen
: olvídese de otros sistemas de cielos y muros falsos
: al principio y al final de cada cercado
: en dos hilos y doble púa
: olvídese.
Los incendios no los destruyen.
Sara Uribe, @RaraUribe, Querétaro, Querétaro, 1978. Lo que no imaginas,
Conarte, 2005; Antígona González, Sur+, 2012 y Siam, Fondo Editorial Tierra
Adentro, 2012.
13
I.
No es. No. La gravedad que mata. La intención que acalla. La
ascensión y el oro dentro de Catedral. No es el proverbio. La
entonación del canto. El gallo. La insólita gota que perdura
en capelo. No. Brilla la boca, roja, Carmen de cármenes. El
rayo que sale entre sí es lo que exige la piedra.
Se levanta también él. Bálsamo de Ferabrás entre sus
manos.
II
Carmenta. Luz de sílbido, madera en corte de estaca o pluma
salvaje que hiende sobre costado. Carmenta. Escalofrío en la
nuca, padecimiento de estancia en terraza nórdica. Sobre las
aguas no había ya huesos, los lobos habían enmudecido a los
corderos. Cuerpo celeste donde sobrevive el nombre del hijo.
Pisada ligera de las que tuvieron nombre en el verano. Árboles
de hojas firmes y frutos breves. Su piel era una montaña, su
sangre, espesa. Los nudillos tocaban las puertas de los mudos.
Carmenta. Espejo acuoso frente a diamante negro. La herida
sobrevive a toda cura. Taza humeante de ruibarbo. Sobre el
mármol helado de la habitación plumas, ave hembra enunciada en
rastros. C a r m e n t a.
14
III
Manto multicolor sobre cuerpo tendido. Escarcha de sudor y
vino. Entre las pisadas ligeras del verano una reliquia de
santo. Aurora boreal bajo el brazo. Espejismo del desierto en
tierra nevada. Conocido territorio de la infancia.
Come trufas silvestres hasta perder el sentido.
Celebración de plegarias,
rezo para los ciervos.
Aerostático sobre línea metálica hasta alcanzar un punto
de e s a distancia.
Rocío Cerón, http://www.rocioceron.com/, Ciudad de México, 1972. Diorama,
UANL/Tabasco 189, 2012; Tiento, UANL, 2010; Imperio/Empire, edición
interdisciplinaria y bilingüe, Conaculta, México 2009.
15
la palabra alegría no dice
salto al centro del charco sol abierto
no dice inmersión matutina en tu iris
flores de jacaranda arriba y abajo no dice
mira ahí está el mar no hunde los pies
en la arena cada tanto
no sabe al primer sorbo del café de cada día
la palabra dolor
tendría
que prohibirse
quien escribe dolor se obliga
a aclarar
dónde y cuándo y por qué y si irradia
punza corta hiede o raspa por adentro o por
afuera
o ambas
o si desemboca por ejemplo en unas ganas locas
de
/romperse
todo contra un muro
o en discreta náusea
o en el absoluto pasmo del reptil que siente al
gato
16
de lo contrario
es caligráfico desagüe de la culpa
fácil justificación del verso
en cambio
la palabra cerillo
algo tiene de breve y fricativa
dos o tres dedos que se unen la palabra
fósforo
algo dice de incendio pequeñito
pero ninguna de las dos explica verbi gratia que:
In principio creavit deus caelum
et terram.
Terra autem
erat
inanis.
Dixitque deus:
Produtos tradicionais da Companhia Fiat Lux
de fósforos de segurança,
há mais de vinte anos fabricando
e distribuindo
fósforos
em todo
o Brasil.
Dixit quoque deus:
Por la niña, la mitad: salario del menor,
menor salario,
y en una de esas, si persevera
y paga
un cursito de dos años
se convierte en aprendiz de fosforera.
No cualquiera.
17
Dixit vero deus:
Marca Olho,
Pinheiro
e Beija-flor.
Refratários à humidade
do nosso clima
traiçoeiro.
Tum ait:
Además
no habla
portugués,
y el país del que viene
quién sabe
si existió alguna vez.
Dixit quoque:
Confie na mais alta
qualidade
da indústria suíça.
Atque dixit:
¿Fosfonecrosis?
Tonterías.
Antimonio,
clorato de potasio
y alotropías
rubicundas
del elemento
más fundamental.
Su hija sólo va a moler
un poco
de cristal.
Ait etiam:
Palitos de embaúba,
vários portes.
18
Caixinhas com belos
desenhos
colecionáveis.
Dixit vero:
De ocho a seis.
que traiga su comida.
o dinero.
Dixitque deus:
Fiat Lux:
pensando sempre
nas nossas meigas
e faceiras
donas de casa
brasileiras.
Paula Abramo, @paulicantropa, Ciudad de México, 1980. Fiat Lux, Fondo
Editorial Tierra Adentro, 2012. Tradujo El Ateneo de Raúl Pompéia y Poema
sucio de Ferreira Gullar entre otros.
19
Ser Xipe Tótec, ser Sus sacerdotes. Para sus sacerdotes la epidermis
es un mal necesario. Por su miedo a la muerte, por su mala suerte, para sus sacerdotes, las palabras
son excrecencias, granos, manchas inevitables del poema. Llaman a desollarlo a desollarte a ti mismo por las buenas, desollar los poemas. Llaman desarrollar a desollar. Ser Xipe Tótec, ser
su certeza y sentido, sin corteza de tacto y de sonido. Tener tacto en el verbo está prohibido. Sacerdotes de Apolo, yo qué sé, quieren hacerte
Marcias, quieren hacerte San Bartolomé. Vergonzantes y gordos, sordos sus sacerdotes sortean todo lo sucio y lo desoyen. Quieren que se desuellen los jóvenes, los files. Quieren vestir sus pieles. Los sacerdotes
viejos, arrugados, vestir sus pieles jóvenes y firmes, y te mandan que firmes, dicen que es lo sensato, que firmemos el trato
y que queramos ser sus servilletas rotas. Su retrato. Sus brotes. Ser Xipe Tótec, ser sus sacerdotes.
20
Sé que es Micltantecutli quien me arrastra, sé que es él quien me arresta
y, con la toga puesta, él mismo ahora me levanta el acta. Una cárcel compacta, el Reclusorio Oriente
se muestra de repente como el círculo interno de otra cárcel mayor: El barrio es el infierno. Pero
peor. Laberinto de feria, el oriente es de polvo y de miseria: Laberinto estratégico, el círculo interior
de la Ciudad de México es su mitad oriente. Un círculo tras otro donde nada se siente, dentro de otro más ancho. Un preso lleva el rancho
en tambos de pintura. Es el círculo interno de
nuestra cultura. Cultura del infiero. Miclanteculti reina en este emporio, pues dentro del país está
el oriente y dentro del oriente el Reclusorio. En círculos concéntricos de aspiraciones rotas, en círculos
concéntricos de cemento y de odio, con uniforme y botas de custodio, no sufre, no se alegra. Botas y ropa negra.
Sin levantar la voz, cumple de todos modos. Allí Micltantecutli nos espera a todos.
Óscar De Pablo, @OdePablo, Ciudad de México, 1979. Sonata para manos
sucias, UACM, 2006 y Debiste haber contado otras historias, Fondo Editorial
Tierra Adentro, 2006, El baile de las condiciones, Conaculta, 2011 y Dioses
del México antiguo, Mantarraya, 2012.
21
La mesa y nosotros a la luz de la vela; el olor del aceite
hacia las paredes como una ola. En la cocina del restaurante,
conversación de cuchillos que hacen tiras de carne y verdura –
retacería de vidas pasadas, antes cuerpecitos autónomos–
todavía sanguinolenta y pintada de tierra con pequeños tumores
donde la vida empujaba por nuevos brazos. Pero se lavan y la
sangre y la tierra desaparecen en círculos sobre el lavabo
metálico. Tan limpio es el metal de los cuchillos y los
tenedores con que nos llevamos a la boca trozos de peces de
aluminio pulcro, revolcados en harina como en una infantil
escaramuza sobre el lodo, y las papas que se hincharon bajo la
tierra: nadie quiso sus frutos ni sus ramas ni sus flores.
Nadie quiso de los peces los saltos submarinos o el espasmo
sobre la arena o sobre la cubierta del barco. Lo verdadero
crece desde las profundidades, y ramas y saltos y flores y su
menearse con el viento no sirve a nadie, como las hojas del
rábano y las cáscaras del huevo. Tampoco precisa la memoria de
las hojas ni los tallos, sólo del bulbo que guarda toda
posibilidad adentro de lo oscuro. “¿Cuál es tu recuerdo más
antiguo?” Y la cabeza es más rápida en moverse o las entrañas
que tienden hipotéticos pies en una estampida hacia una escena
irrecuperable. Pero tengo una memoria excelente y me sé las
líneas generales de cualquier historia que haya pasado por mi
cuerpo. “Recuerdo que tenía dos años. Mi madre me bañaba y me
di cuenta de que yo no era ella. Y tú, ¿qué recuerdas?” “Una
22
imagen borrosa y oscura de mi padre, a veces, amenazante, el
sentimiento de su proximidad, y, cuando no lo tenía cerca, la
certeza de saber con exactitud en qué lugar de la casa se
encontraba.”
La infancia encierra correspondencias irrepetibles,
ritmos de pasos y el rebote de la mirada sobre el pavimento y
las banquetas. Nunca las carreras y caídas vuelven a ser tan
obedientes a la tierra, ni las piernas tan flexibles en su
imantación por el suelo que se conquista a cada paso. Luego
son las manos, de adultos, las que nos imantan a la tierra, y
las entrañas temerosas las que terminan por resentir más una
caída que una rodilla raspada –sangre bicolor hecha lodo con
el polvo–, pero también esas manos se entrelazan, y las
miradas, de otra forma que tiene que ver con otras
desconcertantes atracciones gravitacionales. Pero la memoria
deja de ser necesaria mientras comemos, la receta olvidada
mientras crujen las papas y el pescado sin huesos. Es un plato
muy sencillo, inmediato y transparente: su cubierta, un
disfraz muy ingenuo. “¿Cómo habrá sido este pez antes de ser
pescado? ¿Qué luminoso recuerdo tiene de su muerte por aire?”
Pero nuestras infancias en otras ciudades, otras formas de
nombrar las mismas cosas visibles o invisibles, presentes o
desaparecidas, aunque tú te sigues llamando como te has
llamado siempre.
Todo ha de trozarse –menos nuestro tiempo que es sin
cuerpo ni raíces, mar que todo lo revuelve en olas y quietud y
abismo y espuma, una presencia inabarcable, no hay principio
ni hondura última en el pozo desde donde toda el agua brota–
incluso los nombres, mezcla del sonido metálico de los
cubiertos y el cristal de las botellas de cerveza, y tu
sonrisa de ojos grises también se llena y se vacía, se
escinde, y tus palabras se fraccionan, y otras, las otras, las
mías, se trozan hacia otra suerte de alimento, y me invitas de
23
tu plato, y yo de mi cerveza, un poco más amarga que la tuya,
y mientras masticamos pienso en cómo has de parecerte a tu
padre, como siempre dices, aunque no eres para mí en absoluto
una imagen borrosa, oscura, amenazante, es sólo que aquí estás
y el sentimiento de tu clara cercanía es también una certeza.
Nadia Escalante, @nadia_nadiae, Mérida, Yucatán, 1982, Adentro no se abre
el silencio, Fondo Editorial Tierra Adentro, Colección La Ceibita, 2010.
24
Esto no es una casa
es una orilla
pespunteos alrededor de un desfiladero de renuncias y
manchas en la pared:
va más allá de la radiografía: aprendimos a construir
verdades a través de las palabras
y nos quedaron radiantes: musicales y hermosas.
Ahí viene el lobo:
injurias y palabras-ladrillo-espuma de rabia:
la ira
más allá de las elucubraciones
esto es una construcción y una herida
mientras que el lobo:
bosques, mudanzas y persecuciones.
Aparece.
25
Entre el cielo y la tierra,
millones de casas de interés social que no interesan a
nadie se construyeron en páramos que se incendian:
maizales
arrozales
algodonales vueltos zurcos.
Orillas y renuncias: huecos:
—casas arrodilladas—
—casas cabizbajas—
—casas apachurradas, agachadas—
—casas duelen como muñones y miembros fantasma--
cuatrocientos millones de viviendas a la intemperie:
cuatrocientas millones de heridas supurando:
cuatrocientas preguntas
entre el cielo y la tierra
mientras que el lobo
aparece y desaparece.
Maricela Guerrero, @papelcontante, Ciudad de México, 1977. .Peceras, Filo
de Caballos, 2013, Kilimanjaro, Mano Santa, 2011, Se llaman nebulosas,
Fondo Editorial Tierra Adentro, 2010 y Desde las ramas una guacamaya,
Bonobos-CONACULTA, 2006.
26
Una chica desaparece en circunstancias misteriosas: otra
chica desaparece y luego
otra
y otra y otra y otra y otra y otra: no
hay motivos de alarma, explica
el jefe de la policía: según las estadísticas,
es normal que en México algunas chicas desaparezcan. Pero
una noche, un cuello, un alarido, unos colmillos ensangrentados:
hubo testigos:
¡las chicas han vuelto!:
una linterna que se enciende en medio de la oscuridad
sólo para iluminar el terror: una estampida de murciélagos:
¡las chicas han vuelto!:
rosas dentadas, tarántulas de terciopelo, rojas bocas del infierno:
son las mujeres vampiro
que del crimen, la muerte y el olvido han vuelto
como el karma, como
los remordimientos han vuelto, sedientas
de sangre y de venganza.
Las chicas han vuelto: una película de Luis Felipe Fabre.
Las chicas han vuelto: próximamente en cines.
27
Una trágica historia de amor: dos amantes
que la muerte separa:
una dama fantasma, un poeta desesperado.
Un misterio:
un poema sobre una trágica historia de amor
que encierra las claves de un secreto esotérico:
imágenes que se despliegan ante el lector como las cartas
de un tarot desconocido
ante una adivina atónita:
“El sol negro”, “La torre abolida”, “El laúd constelado”,
“La noche de la tumba”, “El llanto de la santa”: ¿cómo
descifrar
esa baraja espeluznante?
Muchos lo han intentado, nadie
lo ha conseguido… Hasta ahora…
Del célebre autor de Las Quimeras, el alucinado poeta
que a mediados del siglo xix paseaba una langosta por las
calles de París,
el inigualable Gérard de Nerval,
28
Orpheus Productions trae a la gran pantalla
su más enigmático poema:
El Desdichado.
Una amada espectral metaforizada como un astro inerte:
Helena Bonham.
Una sirena que retoza en una gruta simbolista: Julianne
Moore.
Una reina cuyo beso enciende auroras: Glenn Close.
Y
Johnny Depp
como el tenebroso príncipe de Aquitania: el desconsolado,
el viudo.
¡Amor, intriga, ocultismo, crimen, sexo, acción y poesía!
¿Qué significa
“La parra donde se alía el pámpano a la rosa”?
¿Qué peligroso conocimiento cabalístico resguarda ese
verso?
¿Un tratado de alquimia? ¿Una profecía milenaria?
¿El legado de los rosacruces? ¿La contraseña
del infierno?
Descúbralo
en
El Desdichado:
una película romántica y un thriller hermenéutico.
29
Atrévase a escuchar “los clamores del hada”.
Atrévase a mirar “el negro sol de la melancolía”.
*
Selección Oficial / Festival de Cannes
Selección Oficial / Festival de Berlín
Selección Oficial / Festival de Venecia
Selección Oficial / Festival de Sundance
Premio del Público / Festival de Guadalajara
Luis Felipe Fabre, @LuisFelipeFabre, Ciudad de México, 1974. La sodomía en
la Nueva España, Pretextos, 2011; y Poemas de terror y de misterio,
Almadía, 2013. Escribió los ensayos de Leyendo agujeros, Fondo Editorial
Tierra Adentro, 2005; Antologó La edad de oro, UNAM, 2012.
30
Mayakovsky recuerda la infancia:
camina por el bosque;
su padre, el guardabosque, lo guía.
Niebla. Los límites, confusos,
Vladimiro tropieza.
El rocío, su padre y la bruma lo mismo,
lo sujetan de la mano; avanzan.
El brazo de su padre tropieza con una rama.
Escaramujo.
Ésta al rostro de Vlady,
puntas encajan en su mejilla rosada.
Todos los rusos en la niebla,
la edad,
tienen mejillas rosadas.
Sin decir nada, saca las púas de madera. Sangra.
Vladimiro nació en Georgia,
vivió en Bagdati.
Un edificio de dos pisos durante su primera infancia.
Piso inferior hacían vino.
Llegaban los mujiks,
así llamaban los rusos a la niebla (sangrante la mejilla
rosada),
también a los campesinos,
31
en oposición al proletariado, que llamaban Tovarich,
llegaban mujiks jalando carretas llenas de uvas.
Pisaban uvas.
Vladimiro comía, estrujadas.
Las bebía.
Vladimiro recuerda, la niebla,
olor del mosto fermentando a sus anchas
las vasijas de vidrio cubiertas por paja.
Vladimiro estudió primeras letras con su madre.
Madre enseñaba lo que debía saber un ruso.
Mejillas sangrantes por mundo que lo rodeaba.
Vladimiro aprendió sin emoción.
Mayakovsky odiaba la aritmética.
Para qué sumar si lo que sumaba eran peras, manzanas.
Las peras y manzanas eran grandes y olorosas.
Se daban y se pedían sin trámite.
Crecían en árboles del patio.
Suma y resta, pérdidas de tiempo.
Vladimiro memorizaba poemas de bosques, fauna silvestre:
alma rusa.
Su padre pedía, antes de morir, que dijera poemas en
festividades.
Padre, mujik, orgulloso de niño/loro.
Lágrimas.
Vladimiro no.
(GRANDES ATLETAS NEGROS)
Luis Alberto Arellano, @eleiarellano, Querétaro,1976. Plexo, Fondo
Editorial Tierra Adentro, 2010 y Bonzo, Quirófano ediciones, 2012. Tradujo
Todo alrededor de lo que se vacía, de Linh Dinh, Mantis editores, 2012; y
Una probada de miel, de Bob Flanagan y David Trinidad, para Kodama
Cartonera, 2013.
32
Dices que insistir en esto es un error.
Siempre lo dices. Entendimos que comer el mismo error,
que comer, que cometer el mismo error, que insistir, que
acometer en la monotonía del error, era lo nuestro, hacerlo un
hábito, habitar el error, despertar en la mañana y lavarnos la
cara, ir a la cocina, dormir, convivir con el error, con ese
mismo error diario, imperceptible. Comer nuestro arroz, con el
error, comer el error, ingerirlo, digerirlo, hacerlo nuestro,
defecarlo. Cuando desafines, hazlo dos veces: vas a estar
cantando. Cuando tropieces, hazlo dos veces: vas a estar
bailando. Cuando te digo que te vayas lo repito varias veces
porque siempre quiero que te quedes. Insistir en esto, dices,
es un error, y yo insisto en el error, lo repito, hasta que
pierda sentido, hasta que tenga uno nuevo, reluciente como tus
zapatos negros, un motivo, un leitmotiv, hacerlo estilo,
hacerlo un gesto, hacerlo nuestro: hacer el error lo nuestro.
33
No me gusta lo fundamental. No me gustan, por ejemplo, las
personas con gorrito. ¿Te gustan los gorritos? Una amiga me
dijo, de un tipo con el que salía, que su gorrito le daba
mucha personalidad. Si me pongo un parche en el ojo, ¿sales
conmigo? Me gustaría llenar la ciudad de mantas negras. Tapar
edificios enteros con mantas negras. Tapar a políticos enteros
con mantas negras. Agregarle misterio al misterio que le
falta. Volver el día una funda. Comprarme un gorrito. Comprar
cien gorritos. Comprar cien mil gorritos. ¿Crees que le
vendría bien a nuestra relación, llegados a este punto y dadas
las circunstancias, un gorrito? También podríamos ponerle un
parche. Agregarle misterio al misterio que le falta. O
llenarla toda de palomas: quitarle la funda, quitarle lo
mental.
Alejandro Albarrán, @TPLimitrofe, Ciudad de México, 1985. Ruido, Bonobos,
2012. Conduce La Rara radio en Nofmradio.
35
When I was young Timo Berger
Malla ciclón Sara Uribe
Somos un punto de esa distancia Rocío Cerón
En memoria de Anna Stefania Lauff, fosforera Paula Abramo
Xipe Tótec Mictlantecutli
Óscar De Pablo Fish & chips
Nadia Escalante Lo que no es Casa en la orilla
Maricela Guerrero Trailer 1 Trailer 2
Luis Felipe Fabre Lo que un hombre debe aullar antes de lanzarse al vacío
Luis Alberto Arellano Dices que insistir en esto es un error No me gusta lo fundamental. No me gustan, por ejemplo
Alejandro Albarrán