ARTURO SORIA Y MATA. UNA BIOGRAFÍA -...

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TESIS DOCTORAL 2017 ARTURO SORIA Y MATA. UNA BIOGRAFÍA ARMANDO LÓPEZ RODRÍGUEZ LICENCIADO EN HISTORIA INGENIERO DE TELECOMUNICACIÓN PROGRAMA DE DOCTORADO EN HISTORIA E HISTORIA DEL ARTE Y TERRITORIO DIRECTORA: DRA. DÑA. ALICIA ALTED VIGIL CATEDRÁTICA DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA

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TESIS DOCTORAL

2017

ARTURO SORIA Y MATA. UNA BIOGRAFÍA

ARMANDO LÓPEZ RODRÍGUEZ

LICENCIADO EN HISTORIA

INGENIERO DE TELECOMUNICACIÓN

PROGRAMA DE DOCTORADO EN HISTORIA E HISTORIA DEL

ARTE Y TERRITORIO

DIRECTORA: DRA. DÑA. ALICIA ALTED VIGIL

CATEDRÁTICA DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA

TESIS DOCTORAL

2017

ARTURO SORIA Y MATA. UNA BIOGRAFÍA

ARMANDO LÓPEZ RODRÍGUEZ

LICENCIADO EN HISTORIA

INGENIERO DE TELECOMUNICACIÓN

PROGRAMA DE DOCTORADO EN HISTORIA E HISTORIA DEL

ARTE Y TERRITORIO

DIRECTORA: DRA. DÑA. ALICIA ALTED VIGIL

CATEDRÁTICA DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA

AGRADECIMIENTOS

En primer lugar deseo hacer constar mi gratitud a mi directora de tesis, Alicia

Alted, quien confió en mis posibilidades antes de que yo mismo me viese capaz de

abordarla y supo darme las orientaciones precisas para llevarla a buen puerto. También

a otras dos profesoras de esta universidad, Sagrario Aznar y Rosa Pardo, por los

comentarios y sugerencias que me hicieron ver en su momento que iba por buen

camino.

Ha sido de gran utilidad la información y documentación que de forma

desinteresada me ofreció José Antonio Tartajo, uno de los más importantes conocedores

de la historia tranviaria en nuestro país; así como las respuestas a diversas dudas que en

el trascurso de la investigación me facilitaron expertos como José Antonio Ferrer

Benimeli, Alberto Valín y Manuel Según sobre la masonería en España, Esteban Cortijo

sobre Mario Roso de Luna, o Consuelo Naranjo, del Centro Superior de Investigaciones

Científicas, sobre la Historia de Puerto Rico, entre otros a los que involuntariamente

quizá omita. También fue importante la información que Javier Rodríguez Cabello me

reveló sobre la documentación que conservan los descendientes de Carlos Soria

Hernández.

Quiero expresar mi agradecimiento a uno de los bisnietos de Arturo Soria y

Mata, Emilio Keller Soria, ya que no dudó en poner a mi disposición la documentación

que todavía conserva y me dedicó su tiempo para compartir conmigo anécdotas y

algunos recuerdos familiares que me resultaron de gran ayuda para entrever algunos de

los rasgos personales de su bisabuelo.

Agradezco la efectividad de los archiveros y técnicos en general de las

diferentes instituciones a las que he tenido que acudir con frecuencia. La buena

disposición de los responsables de algunos archivos situados fuera de Madrid, como el

Centro Documental de la Memoria Histórica o los Diocesanos de Tarazona o de

Cuenca, por ejemplo, me han evitado algunos desplazamientos. En este apartado debo

destacar la colaboración y amabilidad de Inés Zalduendo, responsable del Archivo y la

Biblioteca de la Escuela de Diseño de la Universidad de Harvard, quien al conocer mi

residencia en España se brindó a enviarme varios paquetes con las copias de los

documentos de la George Collins Collection on Linear City Planning que eran objeto de

mi interés.

No debo concluir sin hacer una mención especial a mi familia. A mis padres les

agradezco lo mucho que todavía me enseñan, pero por encima de todo debo

reconocerles algo muy importante que me inculcaron en mi etapa de juventud: el valor

del esfuerzo. A Almudena, mi pareja, y a mis hijos, Marcos y Tomi, quiero agradecerles

el cariño y la estabilidad que día a día me ofrecen. Sin su paciencia y comprensión no

hubiese sido posible afrontar un trabajo de esta envergadura. Va por vosotros.

ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 2.1: Entrada a la calle Caballero de Gracia desde la Red de San Luis, antes

de 1868 ……………………………………………………………………………...

Figura 2.2: Fachada y puerta de entrada del Instituto de San Isidro ………………..

Figura 2.3: Rúbrica de Arturo Soria y Mata ………………………………………...

Figura 2.4: Arturo Soria en la lista de los premiados en el curso 1859-1860 ………

Figura 2.5: Firmas de los padres de Arturo Soria …………………………………...

Figura 2.6: Academia de matemáticas de M. Becerra ………………………………

Figura 2.7: Foto actual del edificio que albergó a la Escuela Especial de Ingenieros

de Caminos entre 1846 y 1889 …………………………….………………………..

Figura 2.8: Uniformes de los telegrafistas primeros, segundos y terceros, ca. 1864 .

Figura 2.9: Patio de los pobres, en el Cementerio General del Norte ……………...

Figura 2.10: Plano del Teodolito Impresor-Automático inventado por Soria …...….

Figura 2.11: Barricada de la calle Montera durante el levantamiento de 1854 ……..

Figura 2.12: Manuel Becerra y Bermúdez ………………………………………….

Figura 2.13: Triunfo de la revolución ………………………………………………

Figura 3.1: Coordinación entre la Administración pública ca. 1870 ………………..

Figura 3.2: La porra, uno de los instrumentos de Sagasta, entonces ministro de la

Gobernación ………………………………………………………………………...

Figura 3.3: Manifestación de los radicales en octubre de 1871 …………………….

Figura 3.4: Credencial de Diputado de Arturo Soria y Mata ……………………….

Figura 3.5: "Panorama de San Juan de Puerto Rico", ca. 1860 ……………………..

Figura 3.6: Proclamación de la I República en la Asamblea Nacional ……………..

Figura 3.7: Multitud rodeando el Congreso la jornada del 24 de febrero de 1873 …

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Figura 3.8: Emilio Castelar protegiendo a varios miembros de la Comisión

Permanente el 23 de abril …………………………………………………………...

Figura 3.9: Cabecera de El Progreso ……………………………………………….

Figura 3.10: Original manuscrito de “Inauguración del Tranvía del Hipódromo”,

primera crónica escrita por Arturo Soria para El Progreso, 10/5/1881 …………….

Figura 4.1: Retrato de Eusebio Blasco. Sin datar …………………………………...

Figura 4.2: Arturo Soria y Julia Hernández, ca. 1878 ………………………………

Figura 4.3: Árbol genealógico de la familia de Arturo Soria y Mata ……………….

Figura 4.4: Los hijos Soria-Hernández alrededor de 1890 ………………………….

Figura 5.1: Puerta del Sol, ca. 1895 ………………………………………………...

Figura 5.2: Portada del folleto Avisador de las crecidas de los ríos ………………..

Figura 5.3: Arturo Soria y Julia Hernández, ca. 1890 ………………………………

Figura 6.1: Trayecto proyectado para el Ferrocarril de Circunvalación ……………

Figura 6.2: Recreación de la calle principal de la Ciudad Lineal …………………...

Figura 6.3: Boceto de la Ciudad Lineal ……………………………………………..

Figura 6.4: Piedra inaugural de la Ciudad Lineal, en la actualidad en un monolito

emplazado en la calle de Arturo Soria ………………………………………………

Figura 6.5: Hijos varones de Arturo Soria, ca. 1902 ……………………………..…

Figura 7.1: Cabecera del primer número de La Dictadura ………………………....

Figura 7.2: Banquete en el Restaurante de la Ciudad Lineal para celebrar la

elección de Arturo Soria Hernández (de pie) como diputado provincial …………...

Figura 7.3: Caricatura en la que Estados Unidos huye ante el empuje de las

naciones europeas aliadas …………………………………………………………...

Figura 7.4: Un sable militar corta las amarras para que la España en llamas inicie

la ascensión ……………………………………………………………………...….

Figura 8.1: Arturo Soria posando orgulloso con uno de sus poliedros ……………..

Figura 8.2: H. P. Blavatsky y H. S. Olcott, ca. 1888 ………………………………..

Figura 8.3: Manuel Treviño en 1910 ………………………………………………..

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Figura 8.4: Dibujos incluidos por Manuel Treviño en su carta a Arturo Soria de

20/3/1895 ……………………………………………………………………………

Figura 8.5: Ilustración realizada por Manuel Treviño de un dodecaedro de 2ª clase

Figura 8.6: Portada de Sophia de 7/8/1900, número en el que se incluyó el artículo

de Arturo Soria “Teorie pytagoricienne de l'evolution” …………………………….

Figura 8.7: Una de las laminas que se adjuntaban a las plantillas para construir en

papel los descubrimientos geométricos de Arturo Soria ……………………………

Figura 8.8: Portada de la traducción al francés de la primera parte de Contribución

al origen poliédrico …………………………………………………………………

Figura 8.9: Eduardo Benot ………………………………………………………….

Figura 8.10: Curiosa anotación en el reverso de una tarjeta enviada por Benot a

Soria ………………………………………………………………………………...

Figura 8.11: Portadas de las ediciones en español y en francés del folleto

Fundación de una Escuela Pitagórica en Madrid ………………………………….

Figura 9.1: Luis Hernández Rubín ………………………………………………….

Figura 9.2: Familia Soria Hernández con los nietos y cónyuges en 1908 …………..

Figura 9.3: Arturo Soria, ca. 1905 y ca. 1910 …………………………………...….

Figura 9.4: Consejo de Administración de la Compañía Madrileña de Urbanización

en 1905 ……………………………………………………………………………...

Figura 9.5: Tranvía circulando por una despoblada Calle Principal de la Ciudad

Lineal durante la inauguración de la tracción a vapor ………………………………

Figura 9.6: XII Fiesta del árbol. Salida desde el paseo de Recoletos de una carrera

hasta la Ciudad Lineal ………………………………………………………………

Figura 9.7: Luis Soria y su padre saliendo del Hotel Rubín en 1911 ……………….

Figura 9.8: José Xifré en 1916 ……………………………………………………...

Figura 9.9: Membrete de correspondencia de la revista Sophia …………………….

Figura 9.10: Nueva imagen de la portada de la revista ……………………………..

Figura 9.11: Templo das Musas, sede del Instituto Neo-Pitagórico de Brasil ……...

Figura 9.12: Visita de Alfonso XIII a la Ciudad Lineal en 1912 …………………...

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Figura 9.13: Arturo Soria con su hijos y sus nietos en 1912 en el Hotel Rubín ……

Figura 10.1: Perros ladrando a la luna (la Ciudad Lineal) ………………………….

Figura 10.2: Arturo Soria y sus hijos varones en 1912 ……………………………..

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ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1.1: Nivel de estudios de los españoles (1840-1900) ………………………...

Tabla 1.2: Población de las principales capitales europeas (miles de habitantes) ….

Tabla 2.1: Asignaturas cursadas y calificaciones obtenidas para obtener el título de

bachiller en Artes ……………………………………………………………………

Tabla 2.2: Listado de alumnos aspirantes, admitido y egresado tras finalizar los

estudios ……………………………………………………………………………...

Tabla 2.3: Programa de Estudios de la Escuela del Catastro en 1863 ………………

Tabla 5.1: Pasajeros en las líneas de tranvía madrileñas, año 1888 ………………...

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ÍNDICE DE CONTENIDOS

INTRODUCCIÓN

1. TEMA DE INVESTIGACIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE SU

RELEVANCIA ...............................................................................................

2. DELIMITACIÓN ESPACIAL Y TEMPORAL ........................................

3. HIPÓTESIS PLANTEADAS Y OBJETIVOS ...........................................

4. ESTADO DE LA CUESTIÓN ...................................................................

5. ANÁLISIS DE FUENTES .........................................................................

6. FUNDAMENTOS METODOLÓGICOS EN QUE SE INSCRIBE LA

INVESTIGACIÓN .........................................................................................

7. ESTRUCTURA DEL TRABAJO ..............................................................

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1. CONTEXTO HISTÓRICO 1.1. EL SIGLO DE LA INDUSTRIA ….………………...……...….......…..

1.2. EL REINADO DE ISABEL II EN ESPAÑA ......…...……...….......…..

1.2.1. El debate político y los partidos durante el régimen isabelino

1.3. DESARROLLO Y MODERNIZACIÓN .………………...……......…..

1.4. EL PROBLEMA DEL CRECIMIENTO URBANO .………….......…..

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2. JUVENTUD Y REVOLUCIÓN

2.1. LOS AÑOS DE FORMACIÓN ……………………...……...….......….

2.2. LA ESCUELA ESPECIAL DE DE OPERACIONES GEOGRÁFICAS

2.2.1. El Teodolito Impresor-Automático ……...................................

2.3. EL JOVEN REVOLUCIONARIO …………................................….….

2.3.1. San Daniel y San Gil .................................................................

2.4. SEPTIEMBRE DE 1868. REVOLUCIÓN EN LA VIDA DEL JOVEN

SORIA ............................................................................................................

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3. LA LLAMADA DE LA POLÍTICA

3.1. AL SERVICIO DEL GOBIERNO ..........................................................

3.2. DIPUTADO A CORTES …...........................…….….….......................

3.3. EN LA ASAMBLEA DE LA PRIMERA REPÚBLICA ................…....

3.3.1. La República autoritaria ..........................................................

3.4. LA RESTAURACIÓN MONÁRQUICA. EXPECTATIVAS

FRUSTRADAS ………………………………..............................................

3.4.1. Activismo político en la Restauración ......................................

3.4.2. El Progreso ………...................................................................

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4. LA FAMILIA SORIA HERNÁNDEZ

4.1. ANTONIO CIRIA Y EUSEBIO BLASCO ............................................

4.2. JULIA HERNÁNDEZ RUBÍN ...............................................................

4.3. FALLECIMIENTOS EN LA DÉCADA DE 1880 .................................

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5. UN EMPRESARIO INNOVADOR

5.1. EL TRANVÍA DE LAS ESTACIONES Y LOS MERCADOS ....................

5.1.1. Salida de la Compañía del Tranvía de Estaciones y Mercados

5.2. OTRAS INICIATIVAS ...........................................................................

5.2.1. El servicio telefónico ………....................................................

5.2.2. El Avisador de las crecidas de los ríos …….............................

5.2.3. La aseguradora "El Trabajo" ...................................................

5.3. DE NUEVO EN EL MINISTERIO DE ULTRAMAR ...........................

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6. EL URBANISTA: LA CIUDAD LINEAL (1882-1900)

6.1. COSAS DE MADRID ...….......................................................................

6.2. EL FERROCARRIL-TRANVÍA DE CIRCUNVALACIÓN .......................

6.3. LA COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN ……...…………

6.4. LA CIUDAD LINEAL DE MADRID …………………………………

6.4.1. Los negocios de la Compañía Madrileña de Urbanización

ligados al transporte …………………….…………………………..

6.5. LA CIUDAD-JARDÍN DE EBENEZER HOWARD ………………….

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7. ARTURO SORIA Y EL PERIODISMO

7.1. DE LA DICTADURA A LA CIUDAD LINEAL .......................................

7.2. COLABORACIONES CON OTRAS PUBLICACIONES

PERIÓDICAS .................................................................................................

7.3. ALEJANDRO LERROUX Y EL REPUBLICANISMO ESPAÑOL A

COMIENZOS DEL SIGLO XX ……………………………………………

7.4. PATRIA Y RAZA ……………………………………………………...

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8. DEL MATERIALISMO AL ESPIRITUALISMO: FILOSOFÍA Y

PENSAMIENTO DE ARTURO SORIA

8.1. GEOMETRÍA Y EVOLUCIONISMO ………………………………...

8.2. UNA TEORÍA EVOLUTIVA PROPIA ……………………………….

8.3. EL MOVIMIENTO TEOSÓFICO ………………………………….….

8.3.1. Afianzamiento y expansión de la Sociedad Teosófica ….….…

8.3.2. La teosofía en España ……………………………….………..

8.4. ARTURO SORIA Y LA TEOSOFÍA ………………………………….

8.4.1. Influencia teosófica en la obra de Soria ….…………………..

8.5. DIVULGACIÓN Y REPERCUSIÓN DE LOS TRABAJOS ………….

8.6. UNA NUEVA FORMA DE VIDA …………………………………….

8.7. EDUARDO BENOT ...............................................................................

8.8. EL PROGRESO INDEFINIDO Y EL TALENTÓMETRO ………….….

8.9. UNA ESCUELA PITAGÓRICA EN MADRID ……………………….

8.10. ENCAJE DE SU TEORÍA URBANÍSTICA EN EL CONJUNTO DE

LA OBRA DE ARTURO SORIA …………………………………………..

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9. EL SIGLO XX EN LA CIUDAD LINEAL. OPTIMISMO Y

MODERNIDAD

9.1. SIGLO XX ………………….…………………………………………..

9.1.1. Los Soria Hernández en la Compañía Madrileña de

Urbanización …………….…………………………………………………

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9.2. DE LA INCERTIDUMBRE AL OPTIMISMO ………………………..

9.3. LA SOCIEDAD TEOSÓFICA ESPAÑOLA …………………………..

9.4. LA CIUDAD LINEAL, DE PERIÓDICO A REVISTA. VIRIATO

DÍAZ PÉREZ Y MARIO ROSO DE LUNA ……………………………….

9.4.1. Mario Roso de Luna ……………………………………………….

9.5. EN BUSCA DE APOYO INSTITUCIONAL PARA EL PROYECTO

LINEAL .………………………………………………………...…………..

9.5.1. El Ferrocarril Subterráneo ………………………………...……..

9.6. HILARIÓN GONZÁLEZ DEL CASTILLO Y LA

REFORMULACIÓN DE LA TEORÍA LINEAL ………...……………...…

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10. OPOSICIÓN Y CRISIS

10.1. CACIQUES Y DISPUTAS ………………….………...…………..….

10.1.1. Federico Urales y Modesto Moyrón ……………………..…….

10.2. LA CRISIS DE LA COMPAÑÍA MADRILEÑA DE

URBANIZACIÓN …………………...……………………………………...

10.3. EL FALLECIMIENTO DE ARTURO SORIA Y MATA ……………

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CONCLUSIONES

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FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

1. FUENTES PRIMARIAS NO IMPRESAS ................................................

2. FUENTES PRIMARIAS IMPRESAS .......................................................

3. PUBLICACIONES PERIÓDICAS ............................................................

4. MEMORIAS Y AUTOBIOGRAFÍAS .......................................................

5. PUBLICÍSTICA

5.1. Obras de Arturo Soria y Mata .....................................................

5.2. Otras ............................................................................................

6. BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................

7. WEBGRAFÍA ............................................................................................

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APÉNDICE DOCUMENTAL

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INTRODUCCIÓN

1. TEMA DE INVESTIGACIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE SU RELEVANCIA

La información biográfica conocida hasta hoy sobre Arturo Soria y Mata consiste

en un breve y apresurado repaso a su vida que, a modo introductorio, ha precedido a

algunas investigaciones sobre sus aportaciones en el campo del urbanismo. Es indudable

que su gran obra, y por la que es hoy en día reconocido, fue la Ciudad Lineal de Madrid,

por tanto, no es de extrañar que la mayoría de las monografías existentes se hayan

focalizado casi en exclusiva en esta contribución. Sin embargo, fue Arturo Soria una

persona dotada de un carácter vitalista, atrevido y curioso, características que se

evidenciaron en algunas de las múltiples y variadas actividades en las que estuvo ocupado

a lo largo de su vida, muchas de ellas a día de hoy prácticamente desconocidas.

A título de ejemplo se puede destacar su actuación política durante los años

convulsos del Sexenio Democrático, que culminó con su participación en la histórica

sesión parlamentaria en la que se instauró la Primera República en España, las obras en las

que plasmó sus investigaciones geométricas o una trayectoria empresarial en la que

también reflejó un sentido anticipador, poniendo en marcha negocios pioneros en sectores

industriales sobre cuyos últimos avances demostró estar bien informado, y en los que las

dificultades que entrañaba ser precursor supusieron para él una motivación adicional.

Entre sus iniciativas empresariales sobresalieron sin duda las relacionadas con la

puesta en práctica del nuevo modelo urbano sobre el que ya había teorizado unos años

antes, pero son dignas de reseñar también las que llevó a cabo en el sector del transporte

ferroviario, o las que finalmente se quedaron en mera intención, como la oferta de un

novedoso servicio telefónico urbano, por ejemplo. Fue también innovador en la

implantación de métodos y herramientas de gestión empresarial, tan poco habituales en la

España en la que vivió como el fomento de la transparencia hacia sus accionistas o la

utilización de la publicidad y el márquetin con el objeto de captar inversores y accionistas

para sus empresas.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

2

Teniendo en cuenta el abanico diverso de facetas que caracterizaron a Arturo

Soria como persona, muchas de ellas lo suficientemente importantes como para merecer

ser puestas de relieve, este trabajo se ha fijado como meta investigar, examinar, valorar y

desarrollar en profundidad todos aquellos aspectos reseñables que conformaron su

trayectoria vital, con el propósito de elaborar un estudio profundo, exhaustivo y completo

sobre su figura histórica.

Así pues, esta tesis es una biografía de Arturo Soria y Mata desde un punto de

vista historiográfico. Lleva por título: Arturo Soria y Mata. Una biografía, que pretende

reflejar la intención de focalizarla en el hombre que fue y en la vida que vivió, para de este

modo marcar diferencias con la gran mayoría de los trabajos ya existentes,

tradicionalmente concentrados en torno al estudio de su obra empresarial y urbanística,

obviando o supeditando otras de sus realizaciones importantes, algunas de las cuales

fueron para él tan relevantes como las tradicionalmente destacadas.

2. DELIMITACIÓN ESPACIAL Y TEMPORAL

Arturo Soria y Mata nació en 1844 y murió en 1920, casi a los 76 años de edad,

por lo que el intervalo temporal abarcado en la tesis es el comprendido entre esos años que

delimitaron su vida.

Soria nació, murió y vivió la práctica totalidad de su vida en Madrid, con la

excepción de algunas estancias muy breves en algunas provincias españolas mientras

ocupó diferentes cargos de la Administración Pública. Por lo tanto, al estar vinculada

prácticamente toda su vida a la capital y ser este el escenario en el que puso en marcha sus

negocios relacionados con el transporte, las infraestructuras o el urbanismo, el estudio

tendrá como ámbito espacial principal la ciudad de Madrid.

Introducción

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3. HIPÓTESIS PLANTEADAS Y OBJETIVOS

El origen de la gran mayoría de los datos que se ofrecen en los escasos y breves

estudios biográficos que se han publicado sobre Arturo Soria se puede situar en una reseña

biográfica que se incluyó, a modo de homenaje póstumo, en un número de la revista La

Ciudad Lineal aparecido tras su fallecimiento1. La lectura de esa esquemática recensión

permite atisbar que Arturo Soria fue una persona dinámica que llevó a cabo múltiples y

variadas actividades a lo largo de su vida. Esto me indujo a plantear las siguientes hipótesis

de partida, que he tratado de verificar a lo largo de la investigación:

1. Arturo Soria fue un personaje destacado de la sociedad española de la época y sus

contribuciones al margen del urbanismo fueron también importantes, pero hasta

ahora han sido estudiadas con escasa profundidad.

2. El rol de Arturo Soria en primera línea del escenario político durante el Sexenio

Democrático se truncó tras el advenimiento de la Restauración. La consolidación de

este régimen le empujó al abandono definitivo de la política.

3. Sus ensayos sobre geometría y teoría evolutiva es un capítulo desconcertante de su

vida, pero fueron un reflejo de la influencia que novedosas tendencias de base

espiritual, como lo fue la teosófica, tuvieron en la sociedad española en la última

década del siglo XIX y en las primeras del XX.

El objetivo principal de esta tesis es investigar todos aquellos aspectos personales,

profesionales, intelectuales y sociales que formaron parte de la vida de Arturo Soria y Mata

para tratar de componer una fiel, completa y compensada aproximación a su figura. Así,

serán objeto de investigación sus años de formación, su actividad revolucionaria, los

cargos desempeñados en la Administración Pública, su actividad política, sus diversas

iniciativas empresariales, sus relaciones familiares, sus obras escritas, etc. Además de, por

supuesto, su importantísima labor tanto teórica como práctica en el campo del urbanismo.

1 La Ciudad Lineal, 10/1/1921.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

4

4. ESTADO DE LA CUESTIÓN

De la bibliografía disponible acerca de la figura de Arturo Soria y Mata, los

trabajos más extensos y profundos son los debidos a George Collins, Carlos Flores y

Arturo Soria y Puig2, a Miguel Ángel Maure

3, a Alicia Díez de Baldeón

4 y a Juan Ramón

Alonso Pereira5. La primera de ellas tiene el mérito de haber sido la que rompió un silencio

de décadas en las que no se había publicado nada tan extenso sobre la obra que le hizo

célebre. Desde entonces sus aportaciones en el campo del urbanismo comenzaron a

suscitar un renovado interés y de su fruto aparecieron las citadas monografías de Maure,

Díez de Baldeón o Alonso Pereira. Sus contribuciones a la ciencia urbana, así como sus

actividades relacionadas con la construcción o el transporte, han sido abordadas también en

capítulos de obras de carácter general y en artículos específicos elaborados por autores de

reconocido prestigio en el campo de la arquitectura y el urbanismo, como pueden ser

Fernando de Terán6 o Carlos Sambricio

7, por ejemplo.

Prácticamente toda esa bibliografía fue producto de la investigación de arquitectos

y urbanistas, cuyos focos principales de interés se centraron, lógicamente, en las facetas

ligadas a esos campos de la actividad intelectual y empresarial de Arturo Soria, por lo que

los otros aspectos quedaron relegados a un segundo plano en sus trabajos. Las monografías

2 Collins, G. R.; Flores, C. y Soria y Puig, A. (1968): Arturo Soria y la Ciudad Lineal. Madrid,

Ediciones Revista de Occidente.

3 Maure, M.Á. (1991): La Ciudad Lineal de Arturo Soria. Madrid. Colegio Oficial de Arquitectos

de Madrid.

4 Díez de Baldeón, A. (1993): La construcción de la Ciudad Lineal de Madrid. Universidad

Complutense de Madrid.

5 Alonso Pereira, J.R. (1998): La Ciudad Lineal de Madrid. Barcelona, Fundación Caja de

Arquitectos.

6 Terán, F. de (1999): Historia del urbanismo en España, vol. III. Siglos XIX y XX. Madrid,

Ediciones Cátedra.

7 Principalmente: Sambricio, C. (1992): De la ciudad lineal a la ciudad jardín. Sobre la difusión en

España de los supuestos urbanísticos a comienzos del Siglo”. Ciudad y Territorio, 94, pp. 147-159;

Sambricio, C. (1996): “Ciudad Lineal, un ejemplo de urbanismo liberal”. En Vega Holgado, I. de

(coord.): Arturo Soria y el urbanismo europeo de su tiempo, 1894-1994: primer centenario de la

Compañía Madrileña de Urbanización. Madrid, Fundación Cultural COAM, pp. 37-49. También

es muy interesante el prólogo firmado por Sambricio incluido en Maure, M.Á. (1991): Op. cit.

Introducción

5

de Alonso Pereira, Díez de Baldeón y Maure surgieron además de sendas tesis doctorales,

por lo que la faceta urbanística puede considerase estudiada en profundidad y

contextualizada de manera correcta.

Sin embargo, el estudio de los aspectos biográficos alejados de estas actividades

concretas se ha afrontado hasta ahora con escaso interés y en las obras citadas aparecen

dispuestos como una apretada, sintética y descontextualizada sucesión de hechos. Los

datos ofrecidos en todas ellas son muy similares y provienen en su inmensa mayoría de una

fuente común, por lo general citada de manera expresa: una reseña aparecida en un número

de la revista La Ciudad Lineal que se publicó, a modo de tributo y homenaje, a la muerte

de Arturo Soria8. Según se comentaba en esa reseña, la información provenía de unas

inacabadas, inéditas -e incluso dadas por perdidas- Memorias de un Setentón, en las que

Arturo Soria se encontraba trabajando cuando murió, así como de varios textos escritos por

él mismo y que de forma muy esporádica habían ido apareciendo en la citada revista.

Quizá en la monografía de Alonso Pereira se puede apreciar un esfuerzo mayor por aportar

algún dato adicional sobre las circunstancias vitales de Arturo Soria, pero es indudable que

el objetivo principal del trabajo de este autor fue también el análisis de sus contribuciones

urbanísticas, por lo que los aspectos biográficos se trataron, al igual que en el resto de las

obras comentadas, como una mera introducción que daba paso al estudio de la teoría lineal

planteada por Arturo Soria y a la génesis de la Ciudad Lineal de Madrid.

Arturo Soria fue también un pionero en el campo del transporte urbano. Logró la

concesión de una de las primeras líneas de tranvía para la ciudad de Madrid y puso en

servicio muchas otras. No obstante, este tipo de actividades e iniciativas empresariales no

han suscitado excesivo interés entre los investigadores y expertos en estas materias y hasta

ahora tampoco hay publicadas monografías específicas sobre estos aspectos. Y en obras

generales sobre el transporte ferrotranviario, sus iniciativas tampoco han sido estudiadas

con gran profundidad9. Por lo tanto, siguen siendo los capítulos dedicados por Maure y

8 La Ciudad Lineal, 10/1/1921. Incluida en el apéndice documental.

9 A modo de ejemplo: Matilla Quiza, M.J.; Polo Muriel, F.; Benegas Capote, M. (coords.) (2002):

Ferrocarril y Madrid: historia de un progreso. Madrid, Fundación de los Ferrocarriles Españoles;

Comín Comín, F. et al. (1998): 150 años de historia de los ferrocarriles españoles. Madrid, Anaya;

López Bustos, C. (1998): Tranvías de Madrid. Madrid, Edimat.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

6

Alonso Pereira en sus obras los que más han ahondado en el análisis de estas actividades

concretas.

Entre la bibliografía disponible hay además otros muchos artículos breves que

recogen algún aspecto concreto de la trayectoria de Arturo Soria, casi en su totalidad

centrados también en sus diversas actividades relacionadas con el campo del urbanismo10

.

Como excepción se puede destacar los ya lejanos de Fernando de Terán11

, de Sambricio12

o

de Diana Velez13

, que se adentraban en la filosofía urbanística de Soria o en las posibles

influencias que podrían estar tras su teoría lineal. O algún otro de Bonet Correa14

o el más

reciente de Lino Cabezas15

, en los que, de forma sucinta, se analizaban sus relaciones con

la masonería o con la teosofía. Manuel Martín Rodríguez, por su parte, ha estudiado la

influencia de las doctrinas del economista reformador norteamericano Henry George en los

escritos de Arturo Soria16

. Pero como hemos comentado, los artículos que abarcan los

aspectos alejados del urbanismo son bastante escasos.

10

Entre estos estudios sobre algún aspecto específico sobre la Ciudad Lineal se pueden destacar,

por ejemplo, los de: Calligaris, G. (1989): “La ciudad lineal de Soria y Mata, entre la utopía y la

realidad”. Estudios Geográficos, 195, pp. 193-214; Mas Hernández, R. (1989): “La ciudad lineal

como promoción inmobiliaria”. Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 27, pp. 381-408;

Masjuan i Bracons, E. (1995): “La ciudad-jardín o ecológica contra la ciudad lineal: Una

controversia histórica”. Ecología Política, 10, pp. 127-140; o Vega Holgado, I.de (coord.) (1996):

Arturo Soria y el urbanismo europeo de su tiempo, 1894-1994: primer centenario de la Compañía

Madrileña de Urbanización.

11 Terán, F. de (1964): "Revisión de la Ciudad Lineal: Arturo Soria". Arquitectura, 72, pp. 3-20.

Terán, F. de (1968): La Ciudad Lineal, antecedente de un urbanismo actual. Madrid, Ciencia

Nueva. Terán, F. de (2009): “De poliedros y tranvías”. En El pasado activo. Madrid, Akal, pp. 105-

126. Éste reproduce la conferencia del autor con motivo del homenaje a Arturo Soria celebrado en

1982 en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid.

12 Sambricio, C. (1992): Op. cit.

13 Velez, D. (1983): "Late Nineteenth-Century Spanish Progressivism: Arturo Soria's Linear City".

Journal of Urban History, vol. 9, 2, pp. 131-164.

14 Bonet Correa, A. (1991a): “Paisaje Urbano, Ciudad Lineal y Masonería”. Ciudad y Territorio;

89, pp. 95-119.

15 Cabezas, L. (2010): “El origen poliédrico de las especies de Arturo Soria y Mata: Ciencia,

pitagorismo y pensamiento estético”. En Hernández Rojo, F.R. y La Rubia de Prado, L. (coords.):

Arte y geometría. Universidad de Granada, pp. 15-48.

16 Martín Rodríguez, M. (2014a): "La Ciudad Lineal de Arturo Soria y el georgismo".

Arquitecturaviva.com [En línea]. [Consulta: 11/10/2015].

<http://www.arquitecturaviva.com/media/Documentos/ciudad_lineal_circulo.pdf>. Martín

Rodríguez, M. (2014b): El georgismo en España. Pamplona, Civitas.

Introducción

7

5. ANÁLISIS DE FUENTES

Ha sido indispensable la localización de documentación primaria en archivos y su

consulta ha revelado muchos datos desconocidos hasta ahora.

La investigación en el Archivo Histórico de la Villa de Madrid, a través de la

consulta en padrones municipales, partidas de nacimiento y defunción, hojas de servicio,

etc., ha suministrado muchísimos datos personales y familiares desconocidos hasta ahora.

Ha resultado ardua la tarea de conseguir fechas y localizaciones desconocidas, que en

ocasiones -y con fortuna- lograba obtener a través de otras fuentes, que posteriormente

necesitaba contrastar con consultas en este archivo. Dado que muchas de las concesiones

para la explotación de líneas de transporte u otras infraestructuras debían tramitarse a

través del ayuntamiento, también ha resultado muy valiosa la consulta de las actas de las

sesiones municipales con sus resoluciones.

Muchos otros datos personales y familiares los conseguí por medio de la consulta

en el Archivo Diocesano de Madrid. Sin embargo, la información recabada en ese archivo

no refleja ni de lejos el tiempo dedicado a la investigación en él. Hay partidas y

expedientes matrimoniales que no pude localizar en sus fondos, aunque algunas de ellas

pude finalmente obtenerlas mediante la búsqueda en diferentes archivos parroquiales.

En el Archivo Histórico Nacional recabé datos sobre su periodo de formación,

sobre su carrera en la Administración Pública española y sobre su paso por Puerto Rico.

También sobre su paso postrero por el Ministerio de Ultramar. De igual manera he

conseguido información relacionada con diferentes parientes suyos y con sus hijos.

El Archivo del Congreso de los Diputados contiene información sobre los

avatares que rodearon a su elección como Diputado y la consulta de sus Diarios de

Sesiones ha permitido trazar un seguimiento de su trayectoria parlamentaria hasta 1873. El

Archivo Histórico del Senado custodia información relativa a algunos senadores con los

que tuvo algún tipo de relación -familiar, de amistad o profesional-, como fue el caso de

Arturo Soria y Mata. Una biografía

8

Carlos Bernaldo de Quirós, Arturo Soria Hernández, Manuel Becerra o Mariano Belmás,

por citar a algunos.

Sin embargo las investigaciones en archivos como el Centro Documental de la

Memoria Histórica, no arrojaron los resultados en principio esperados. Sus fondos

documentales sobre la masonería y sobre la teosofía, con las que Arturo Soria tuvo

bastante relación, albergan algunos datos de interés, pero no tan abundantes como en

principio había cabido esperar.

Además he realizado indagaciones en archivos como el del Ayuntamiento de

Barcelona, los Archivos Militares de Madrid y de Segovia, el Archivo Histórico de la

Oficina de Patentes y Marcas, el del Ministerio de Justicia, los de la antigua Universidad

Central y de la Politécnica de Madrid, el del Instituto de San Isidro, etc. cuya consulta

puntual han contribuido a la reconstrucción de algunos pasajes importantes de su vida y

han permitido contrastar algunos datos recabados a través de otro tipo de fuentes.

Ha sido muy importante poder acceder al archivo privado de Emilio Keller Soria,

bisnieto de Arturo Soria y Mata, que conserva algunas fotos y unos cuantos documentos

personales que cobran mayor importancia, no tanto por lo que revelan, sino por su carácter

singular, dada la escasez de documentación de este tipo que ha perdurado hasta nuestros

días. Además, el que conserve ejemplares de la mayoría de los libros y folletos publicados

por Arturo Soria ha facilitado enormemente la tarea de búsqueda bibliográfica, ya que

algunos de ellos son prácticamente inencontrables.

Un fondo también relevante ha sido el denominado The George Collins Collection

on Linear City Planning que se custodia en la Escuela de Diseño de la Universidad de

Harvard. George R. Collins fue un historiador del arte, profesor en la Universidad de

Columbia y, hasta su fallecimiento, uno de los mayores expertos mundiales en la obra de

Gaudí. A él se debe también la investigación llevada a cabo en la década de 1960 sobre la

obra urbanística de Arturo Soria que culminó en el libro firmado conjuntamente por Carlos

Flores y Arturo Soria y Puig y él mismo, del que ya hemos hablado en un apartado

anterior17

. A su muerte, Collins cedió todas sus cajas de documentación a diversas

17

Collins, G. R.; Flores, C. y Soria y Puig, A. (1968): Arturo Soria y la Ciudad Lineal. Madrid,

Ediciones Revista de Occidente.

Introducción

9

universidades y la relativa al planeamiento urbano lineal la legó a la Universidad de

Harvard, que es la que yo he podido consultar. Su análisis ha sido importante, no tanto por

la información concreta que luego haya podido utilizar directamente en el trabajo, sino por

las orientaciones que me dio sobre hacia dónde investigar. Entre lo consultado se encuentra

la correspondencia establecida entre George Collins y Arturo Soria y Espinosa, nieto de

Arturo Soria y Mata y padre del Arturo Soria y Puig firmante del libro. En ella se pueden

comprobar lo desconocida que era entonces su figura, incluso para su propia familia, y su

propósito de tratar de sacarle del olvido divulgando su obra.

Al ser prácticamente desconocidos los aspectos personales de Arturo Soria, he

tratado de localizar autobiografías, memorias o correspondencia de personas con las que

pudiera haber tenido algún tipo de relación personal o profesional a lo largo de su vida, que

pudiera contener testimonios sobre su persona o comentarios sobre hechos en los que

hubiese estado involucrado de alguna manera; y la investigación ha dado cierto fruto, como

podrá comprobarse.

Las publicaciones periódicas de la época han sido una muy importante fuente de

datos. Ha sido fundamental la consulta del diario El Progreso, en el que Arturo Soria

colaboró entre 1881 y 1883, así como la de las publicaciones que editó él mismo al iniciar

la aventura que daría forma a la Ciudad Lineal de Madrid: La Dictadura, entre 1895 y

1896, y La Ciudad Lineal, entre 1897 y 1932. En estas últimas aparecieron, aparte de las

usuales crónicas sobre los avatares relativos al desarrollo de la Ciudad Lineal de Madrid,

innumerables artículos escritos por el propio Soria que versaron sobre temas muy diversos.

Otras colaboraciones esporádicas suyas con otros diarios, como La Correspondencia de

España o El País, han sido también muy útiles. La consulta de todas estas fuentes ha sido

realizada en hemerotecas y bibliotecas diversas, como la Biblioteca Nacional, la

Hemeroteca Municipal de Madrid, la Biblioteca Regional de Madrid o la Biblioteca del

Ateneo de Madrid, así como en las hemerotecas digitales que ofrecen portales web como el

de la Biblioteca Nacional o el de la Comunidad de Madrid.

Los diversos opúsculos o folletos que a lo largo de su vida profesional fue

publicando Arturo Soria para dar a conocer sus proyectos o la marcha de sus negocios

contienen mucha información que ha sido de gran utilidad. De igual manera han sido

Arturo Soria y Mata. Una biografía

10

numerosos los datos que he podido averiguar o contrastar consultando las disposiciones

aparecidas en La Gaceta de Madrid y en otras publicaciones similares.

En el curso de la investigación he podido averiguar que existe una

documentación, a la que todavía lamento no haber podido tener acceso, que es la que

custodian -prácticamente en secreto- los descendientes de Carlos Soria Hernández, uno de

los hijos de Arturo Soria y Mata. Sin ser muy numerosos, entre los diferentes documentos

que conservan se encuentra el borrador de unas memorias en las que Arturo Soria estaba

trabajando cuando le sorprendió la muerte -Memorias de un setentón, las tituló él de forma

provisional- y entre sus capítulos figuran los correspondientes a sus vivencias de juventud

en los episodios revolucionarios de la segunda mitad de la década de 1860. Estas memorias

inéditas, de las que se hablaba en la ya aludida reseña biográfica aparecida en La Ciudad

Lineal a la muerte de Arturo Soria, han sido largamente buscadas y anheladas por casi

todos los estudiosos que hasta hoy se han acercado a su figura. Y se daban por

desaparecidas. En el trascurso de mi investigación me topé con una persona que había

colaborado en la catalogación de esos documentos y fue él quien me informó de que, entre

otros que quizá tengan menos interés, se encontraba el borrador de esas memorias.

Lamentablemente, esta familia desea mantener vedado el acceso a dicha documentación

por motivos puramente especulativos, razón por la cual mis repetidos intentos para obtener

su autorización para consultarla han resultado finalmente infructuosos. Si alguna vez es

posible hacerlo, es muy posible que los datos que revele alumbren con potencia este

periodo de la vida de Arturo Soria que a día de hoy es bastante desconocido.

De cara a investigaciones futuras podría ser importante también la información

custodiada en algunos archivos que todavía no están accesibles a los investigadores, como

es el caso del la Fundación Doctor Esquerdo, donde se alberga el importante y en gran

parte inédito Fondo Ruiz Zorrilla que podría contener datos adicionales sobre la trayectoria

política de Arturo Soria. También podría ser interesante la correspondencia que permanece

inédita en algunos archivos privados como el que se conoce como Archivo Roso de Luna,

propiedad de Esteban Cortijo, o el custodian los herederos de Viriato Díaz-Pérez en

Paraguay.

Introducción

11

6. FUNDAMENTOS METODOLÓGICOS EN QUE SE INSCRIBE LA

INVESTIGACIÓN

Las investigaciones biográficas se centran en el estudio de la historia de personas

que vivieron en una época histórica determinada, pero un enfoque biográfico moderno ha

demostrado ser también un instrumento eficaz que permite añadir matices a la historia de la

sociedad en la que destacó el biografiado y, en consecuencia, contribuye a profundizar en

el conocimiento de ese periodo histórico. La historia biográfica ofrece un potencial

inestimable para la "descripción densa" de una época, que permitirá así ser comprendida

"de una forma menos unívoca, a través del observatorio que proporciona una vida personal,

aun la más plena de singularidad"18

. Por esta razón, la disciplina ha conseguido traspasar

las fronteras epistemológicas que la relegaban al mero campo de la historiografía de las

individualidades para ser considerada en la actualidad una forma complementaria de

aproximación a la historia social. Es decir, “biografía” sobrepasa hoy en día el tradicional

concepto de "relato completo, cronológico y exhaustivo de una vida", para aproximarse

más al de "historia biográfica", es decir, al "enfoque o conjunto de enfoques que se

interesan por reconstruir historias de vidas individuales como recurso (fundamental o

combinado con otros) para abordar temas y problemas históricos"19

.

En paralelo a su evolución conceptual, en las últimas décadas han sido estudiadas

minuciosamente las particularidades y complejidades del género biográfico, para

caracterizarlo metodológicamente y tratar de contribuir a minimizar los riesgos de la tarea

del investigador. Todos los estudios destacan la importancia de una contextualización

profunda y minuciosa que permita relacionar al individuo con sus coetáneos y enmarcar

sus acciones y creencias en las de la sociedad en la que vivió. Sin embargo, mantener la

tensión justa entre la perspectiva colectiva y la individual no es una tarea fácil. El

investigador debe tratar de explicar las particularidades de los individuos estudiados sin

sepultarlas en un relato que las anule, pero sin que a la vez nos impidan ver con claridad

18

Burdiel, I. y Foster, R. (2015): "Introducción". En Burdiel, I. y Foster, R. (eds.): La historia

biográfica en Europa. Nuevas perspectivas, p. 10.

19 Bolufer, M. (2014): "Multitudes del yo: biografía e historia de las mujeres", Ayer, 93, p. 87.

Citado en Pons, A. (2015): "Vidas cruzadas. Biografía y microhistoria en un mundo global", p. 49.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

12

los procesos históricos en los que se vieron inmersos los individuos y que pudieron

determinar su trayectoria vital20

.

Este marco teórico, en el que se difuminan las fronteras del enfoque biográfico

para obtener una historia social que atiende a las singularidades de los individuos

destacados, así como una historia individual que no pierde la perspectiva de su contexto

social e histórico, es el que pretendo para mi trabajo sobre Arturo Soria y Mata. Si toda

biografía puede considerarse una mezcla de historias en función de las características del

biografiado, en ésta tendrán cabida ingredientes de tipo político, social, cultural o

empresarial. Y no hay que olvidar, claro está, los aspectos privados. Pero incluir estos

últimos ha resultado ser una tarea complicada debido a que es realmente escasa la

documentación de tipo personal que ha perdurado. Y de ella, es prácticamente inexistente

la correspondencia que revele opiniones personales o algún asunto relacionado con sus

sentimientos, por lo que la profundización en estos aspectos ha tenido un alcance muy

limitado y ha obligado a focalizar la biografía de manera principal en los avatares de su

vida pública. Pero en este caso, también ha habido dificultades, ya que Arturo Soria

tampoco llegó a ocupar cargos donde se hubiera generado documentación suficiente como

para permitir conocer y valorar su desempeño en profundidad. Por lo tanto, los documentos

que aportan información sobre un largo periodo de su vida son muy escasos. Esta situación

cambió sustancialmente en la década de 1890, cuando comenzó a escribir sus libros y

artículos y a editar sus propias revistas, lo que ha permitido averiguar muchos más detalles

sobre su trayectoria vital a partir de entonces, si bien mayoritariamente relacionados con

sus quehaceres profesionales.

El primer paso del proceso de investigación ha sido recabar toda la información

disponible a través del análisis en profundidad de la bibliografía publicada. El paso

posterior consistió en la búsqueda de nuevas fuentes primarias e indagar en testimonios

personales de coetáneos suyos y en la prensa de la época. A los datos recabados se les ha

aplicado un proceso de contrastación y validación, paso imprescindible y a la vez

diferenciador, ya que en la mayoría de las aproximaciones biográficas publicadas se han

tomado como cierta mucha información, cuando menos, matizable, lo que denota la

20

Burdiel, I. (2000): "La dama de blanco. Notas sobre la Biografía Histórica", pp. 29-31. Burdiel, I.

y Foster, R. (2015): Op. cit., p. 11. Pons, A. (2015): Op. cit., pp. 47-67.

Introducción

13

ausencia de un método crítico en la investigación llevada a cabo. Para los apartados

dedicados a su actividad urbanística me he basado en los folletos editados por Arturo Soria

en su momento, en el contenido La Dictadura y de La Ciudad Lineal, así como en otras

publicaciones de la misma época. Pero evidentemente han sido especialmente útiles las

diferentes obras que ya han estudiado estas cuestiones específicas de manera profunda.

7. ESTRUCTURA DEL TRABAJO

La estructura elegida para el desarrollo de la tesis pretende conjugar una

separación temática de los aspectos analizados con una evolución cronológica de los

hechos narrados.

El trabajo comienza con un capítulo introductorio donde se ofrece una breve

aproximación al periodo histórico de la época en la que vino al mundo Arturo Soria y

Mata, con la pretensión de centrar el trabajo en el contexto histórico, dando unas

pinceladas sobre la evolución política, económica, social y cultural de nuestro país

alrededor de la mitad del siglo XIX.

El siguiente capítulo abre la biografía en sí. En él se aportan innumerables datos

inéditos que han permitido recomponer sus desconocidos orígenes familiares y completar

su árbol genealógico. Se describen sus años de juventud y la formación recibida y se

detiene en el análisis del célebre suceso que le impidió cursar la carrera que fue su

auténtica vocación, la de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, muchas de cuyas

aplicaciones fueron el objeto de actividad de sus empresas posteriores. También aborda el

relato de las actividades revolucionarias durante la etapa del final del reinado de Isabel II,

en las que tomó parte a las órdenes de un insurgente Manuel Becerra. Se aportan nuevos

testimonios que complementan lo poco conocido hasta hoy acerca de su participación en

estos acontecimientos, así como de las repercusiones para su vida ulterior.

El capítulo 3 versa sobre los diferentes cargos que a raíz del triunfo de la revolución

de 1868 desempeñó Arturo Soria en la Administración Pública, sus funciones y las difíciles

Arturo Soria y Mata. Una biografía

14

circunstancias en la que tuvo que manejarse, tanto en la Península como en Ultramar.

También se narra su llamativa actividad política, que culminó con su elección como

diputado a Cortes en 1872. Se realiza un análisis profundo de su breve pero intensa

actuación parlamentaria, su participación en la jornada histórica que culminó con la

instauración de la Primera República en España y su aportación al desarrollo de la Ley de

Abolición de la Esclavitud en Puerto Rico. Es también un apartado importante el dedicado

a analizar su también desconocida actividad política clandestina en la Restauración

vinculado a la opción republicana liderada por Manuel Ruiz Zorrilla, y que determinó el

inicio de su colaboración en el que sería su órgano de comunicación durante unos años: el

diario El Progreso.

El siguiente capítulo supone una primera ruptura secuencial y está compuesto casi

en su totalidad de información inédita. En él se describen las relaciones que mantuvo con

los matrimonios que fueron formando sus hermanas y cómo llegó a conocer a la que sería

su esposa, Julia Hernández Rubín.

Tras verse obligado a dejar su carrera en la Administración, Soria decidió trabajar

por cuenta propia planteando sus primeras iniciativas empresariales, que estuvieron

relacionadas con sectores innovadores como el del tranvía o el recién aparecido servicio

telefónico urbano, por ejemplo. Fue pionero en la prestación del servicio de tranvía urbano

en Madrid al conseguir, no sin pocos esfuerzos, la segunda licencia para operar en la

capital. Tras su traumático abandono de la Compañía del Tranvía de la Estaciones y los

Mercados y merced al favor de su antiguo mentor político, Manuel Becerra, Soria pudo

acceder de nuevo a diversos puestos en el Ministerio de Ultramar que le permitieron tener

un salario.

El capítulo 6 entra de lleno en el análisis de los antecedentes y la génesis de sus

afamadas propuestas teóricas en el campo del urbanismo, así como de sus iniciativas para

plasmarlas como un proyecto real en la Ciudad Lineal de Madrid, en el que quiso sintetizar

sus ideas innovadoras y rupturistas sobre urbanismo y transporte. También se describen las

enormes dificultades que tuvo que vencer para conseguir poner en marcha su proyecto en

una coyuntura histórica, social y económica muy difícil.

Introducción

15

El siguiente es otro capítulo temático. En él se profundiza en el estudio de su

actividad vinculada al periodismo, tanto la más conocida para las cabeceras que él mismo

fundó estando al frente de la Compañía Madrileña de Urbanización: La Dictadura y La

Ciudad Lineal, como las más desconocidas colaboraciones esporádicas que mantuvo con

otras muchas publicaciones hasta el final de su vida. Asimismo se traza su evolución

política y su vinculación al republicanismo lerrouxista a partir de los últimos años del siglo

XIX.

El capítulo 8 se centra fundamentalmente en el análisis de los libros que publicó a

partir de la última década del siglo XIX, en los que plasmó sus investigaciones en el campo

de la geometría y el evolucionismo, y de la influencia que tuvo en esas obras el

conocimiento de la corriente teosófica que llegó a España también en esa última década del

siglo XIX. Basada en la consulta de correspondencia y documentación inédita se describe

el esfuerzo que Arturo Soria realizó para tratar de hacerlas visibles entre la comunidad

científica, tanto nacional e internacional, así como la frustración que le produjo no

conseguirlo.

El capítulo posterior recupera la narración cronológica para describir los que fueron

los mejores años de un proyecto urbano que empezaba a cobrar forma y la consolidación

de su iniciativa empresarial. Mientras tanto Arturo Soria perdía a algunos de sus seres

queridos y entraba en la senectud, pero seguía manteniéndose al pie del cañón como líder

indiscutible de su empresa, que en unos años consiguió una gran expansión.

La tesis finaliza con un capítulo en el que se detallan las dificultades surgidas por

las pugnas mantenidas con algunos de los opositores a su proyecto o a sus prácticas

empresariales y que motivaron todo tipo de disputas protagonizadas por él y por sus hijos.

Se aporta un enfoque novedoso al análisis de estos enfrentamientos al introducir los

testimonios de alguno de sus opositores o de espectadores de excepción de los episodios

descritos. También se analiza la fuerte crisis financiera que se desató al estallar la Primera

Guerra Mundial, que motivó la decisión de declarar la suspensión de pagos de la

Compañía Madrileña de Urbanización. El capítulo concluye con el fallecimiento de Arturo

Soria y Mata y un breve resumen de la evolución en los años siguientes de la empresa

ligada a la familia y una breve investigación de la trayectoria vital de algunos de sus hijos.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

16

Como apéndice documental se ha incluido parte del referido número de la revista

La Ciudad Lineal aparecido con motivo del fallecimiento de Arturo Soria, en el que se

incluyó su breve biografía. Como he venido comentando a lo largo de este capítulo

introductorio, son esos contenidos los que prácticamente se han replicado en las obras de

casi todos los autores que han afrontado el estudio de sus contribuciones al mundo del

urbanismo.

17

CAPÍTULO 1. CONTEXTO HISTÓRICO

1.1. EL SIGLO DE LA INDUSTRIA

El siglo XIX fue el siglo de la industrialización de los países más desarrollados.

La conocida como Revolución Industrial significó la transformación radical de los

procedimientos de fabricación de bienes y productos, pero a la vez impulsó otros procesos

importantes -de los que a su vez se realimentaban en base a unas fuertes interrelaciones-

que tuvieron lugar en otras esferas de la economía y de la sociedad de los países

desarrollados y que dieron como resultado un proceso global absolutamente renovador.

Así, las fábricas comenzaron a desarrollar infinidad de productos, entre ellos maquinaria

destinada a la mejora de las explotaciones agrícolas, lo que propició una mayor

productividad del campo y, a la vez, una menor dependencia del trabajo humano que

impulsó el éxodo rural de la población y su concentración en la ciudad. Por su parte, el

aumento de las cosechas dio la posibilidad de acrecentar los suministros de productos del

campo a la ciudad, donde fueron emplazándose nuevos centros industriales necesitados a

su vez de mano de obra. Esta localización en los núcleos urbanos fue posible por la

evolución de los nuevos medios de transporte, como el ferrocarril o el buque de vapor, que

permitió que los asentamientos industriales se alejaran de los centros de producción de las

materias primas necesarias para su transformación en las factorías. Se asistió además a un

nuevo ciclo demográfico que impulsó un crecimiento notable de la población, merced al

mantenimiento de unas altas tasas de natalidad conjugadas con la paulatina disminución de

las tasas de mortalidad. El incremento de los alimentos disponibles por las mejoras de las

cosechas y las nuevas posibilidades de distribución también contribuyó al aumento de

población. Podemos observar, por tanto, cómo la introducción de las maquinas en los

procesos de fabricación fue más allá de la mera producción masiva de bienes para

introducir también transformaciones profundas en otros sectores de la economía y la

sociedad que interactuaban y se favorecían unos a otros de manera relacionada.

La industrialización fue una obra impulsada de forma principal por una nueva

burguesía de origen industrial, integrada por los dueños de las grandes fábricas y negocios

Arturo Soria y Mata. Una biografía

18

relacionados, que fueron creciendo al atraer los capitales que hasta entonces se habían

destinado de forma principal a la compra de tierras, a los bancos o al comercio. La pujanza

de esta clase social se apoyó en las ideas liberales que poco a poco se fueron implantando

en los países más avanzados y fue arrinconando de forma inexorable el antiguo orden

feudal, originando un nuevo marco de relaciones económicas, sociales y culturales.

La mayoría de estas transformaciones que iban operando en los principales países

de nuestro entorno todavía tardarían un tiempo en llegar a la economía y la sociedad

españolas. Sin embargo, sus efectos fueron ya patentes a partir de la segunda mitad del

siglo XIX.

1.2. EL REINADO DE ISABEL II EN ESPAÑA

A la muerte de Fernando VII en 1833, la heredera al trono era una niña que

todavía no había cumplido los 3 años de edad. Su madre, María Cristina de Borbón-Dos

Sicilias, asumió la regencia hasta su mayoría de edad y para poder consolidar los derechos

sucesorios de su hija frente a las pretensiones del hermano del monarca fallecido, el infante

don Carlos María Isidro, decidió apoyarse en las fuerzas políticas liberales para instaurar

un régimen político que estableciese netas diferencias ideológicas con las de su oponente y

que ejerciesen de fuerza contraria a sus reclamaciones. Pero el régimen establecido tuvo

que hacer frente al estallido de una cruenta guerra civil contra los partidarios del infante, de

siete años de duración, y que mantuvo un resultado incierto hasta sus últimos años. La

contienda llegó a su fin en 1840, con el saldo considerable de unas 150.000 víctimas, en

una población total de alrededor de trece millones de habitantes21

. Salió victorioso el bando

gubernamental, pero ese mismo año, un pronunciamiento liderado por el considerado

artífice de la victoria, el general Baldomero Espartero, expulsó a María Cristina del país y

abrió paso a un periodo en el que él mismo ocupó la regencia, hasta que otro levantamiento

militar le hizo abandonarla tres años más tarde. Para evitar una tercera regencia, se tomó la

decisión de adelantar la mayoría de edad de la heredera para así habilitar su acceso al

21

Fusi, J.P. (2012): Historia mínima de España, p. 191.

Contexto histórico

19

trono. En 1843, por tanto, dio comienzo el reinado de Isabel II, momentáneamente liberado

de la oposición carlista, pero a la vez condicionado por el apoyo que los liberales la habían

prestado en su lucha por mantener sus derechos de acceso a la corona22

.

Para España fue este reinado una época de tránsito, en la que pugnaron fuerzas

cada vez más potentes que trataron de hacer evolucionar al régimen desde el absolutismo

tradicional hacia un sistema constitucional y parlamentario que asumiese el principio de

soberanía nacional, pero que, al igual que ocurría en otros países monárquicos europeos, se

encontraron con la oposición de una corona todavía fuerte y reacia a perder sus atributos de

antaño. Fue además un periodo en el que los mandos militares, aupados sobre el triunfo

sobre la oposición carlista, ejercieron un rol protagonista en la política española que se

mantuvo durante todo el reinado, sobreponiéndose de forma incontestable al elemento

civil. Recurriendo a la sublevación, los militares apoyaron y derrocaron gobiernos,

actuando en ocasiones con el favor de la reina y en otras en su contra. Así, los

denominados espadones tuvieron una presencia en la vida política española mucho mayor

de la deseable y los pronunciamientos sustituyeron de facto al sistema parlamentario como

motor de cambio para las diferentes opciones políticas.

Como resultado de esta pulsión de fuerzas ideológicas, el reinado isabelino fue un

periodo de inestabilidad política -se llegaron a suceder más de treinta gobiernos distintos-,

impulsada por los enfrentamientos entre las opciones políticas, pero también alimentada

por las propias influencias e injerencias en el quehacer político de una reina con afán

intervencionista y que en no pocas ocasiones dio muestras de un comportamiento

caprichoso y, a menudo, poco ejemplar. De este modo, el régimen isabelino fue

descomponiéndose de manera paulatina hasta que, en la década de 1860, tras los repetidos

intentos auspiciados por las opciones políticas situadas a la izquierda del espectro

ideológico, logró triunfar de forma prácticamente incruenta la Revolución de Septiembre

de 1868, la conocida como la Gloriosa. Encabezado por los generales Prim y Serrano, el

movimiento revolucionario que acabó con el régimen borbónico dio paso al conocido

como Sexenio Democrático, que aunque de efectividad limitada, al menos a corto plazo,

22

Una imponente biografía de la reina Isabel II en: Burdiel, I. (2010): Isabel II. Una biografía.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

20

-“la revolución de papel” la denominó Jover Zamora23

-, supuso en España la primera

experiencia que de alguna manera podía reconocerse como democrática y el periodo de

mayor libertad del siglo XIX.

1.2.1. El debate político y los partidos durante el régimen isabelino

La mitad del siglo XIX significó para el medio social urbano la paulatina llegada

de los debates y las tertulias sobre cuestiones políticas a las mesas de los cafés y a los

salones de los casinos de las principales ciudades españolas. Es también un fenómeno de

esos años la emergencia de ateneos y otros centros de intercambio científico y cultural

similares que a partir de entonces pasaron a ser lugares de encuentro y de referencia donde

se citaban las nuevas tendencias culturales, sociales y políticas propias del estado liberal.

Fueron también los años de la aparición de numerosas cabeceras de prensa, muchas de

ellas surgidas al servicio de determinadas ideas o partidos políticos, cuyo asentamiento y

difusión sirvió también para el acercamiento de todas estas cuestiones a la sociedad urbana

más cultivada, primero, y con el trascurso de los años, también a las capas más populares.

Sin embargo, no se puede decir que los partidos políticos durante los primeros

tiempos del parlamentarismo fueran todavía sino agrupaciones inmaduras y débiles,

inexpertas en las lides parlamentarias y carentes de una base social representativa e

importante. Tampoco se puede hablar de partidos organizados en torno a una ideología

homogénea y consistente y eran frecuentes las luchas entre las distintas facciones de

notables que trataban de dirigirlos. Al carecer de un arraigo popular que les diese fuerza,

ejercieron el poder gracias a una perseguida, sostenida e indisimulada red clientelar, y

cuando lograban el acceso al gobierno, no buscaban un marco de consenso con otras

fuerzas políticas, sino que buscaban fijar unas reglas de juego, en general respaldadas con

la redacción de una Constitución ad hoc, que reflejaran su excluyente forma de entender

España. En este escenario, en el que la preocupación y el interés por los temas políticos

23

Jover Zamora, J.M. (1991): Realidad y mito de la Primera República, p. 96. Autores como De la

Fuente Monge, por ejemplo, discrepan de esa apreciación. Fuente Monge, G. de la (1998): "La

revolución de 1868 y la continuidad del personal político", p. 162.

Contexto histórico

21

fueron permeando a las clases sociales hasta entonces alejadas de ellos, las principales

opciones consideradas "legales" durante el régimen isabelino fueron básicamente las

defendidas por el Partido Moderado, el Partido Progresista y la Unión Liberal.

El Partido Moderado podía considerarse la derecha del liberalismo español.

Además con el paso de los años fue transitando hacia posiciones cada vez más

conservadoras. Su base social estuvo conformada por gran parte del ejército, la aristocracia

tradicional y la alta burguesía de terratenientes y grandes comerciantes, junto a

componentes de las clases medias que por encima de otros factores preferían el

mantenimiento del orden social. Consideraba fuera de discusión la confesionalidad católica

del Estado, propugnaban el fortalecimiento de la monarquía frente a las Cortes y se

mostraban partidarios de reforzar el carácter censitario del sistema electoral imperante. Era

este sufragio censitario o restringido un sistema que limitaba el voto a los más ricos, al

exigir para obtener la condición de elector demostrar un determinado nivel de propiedad o

el pago de una cierta cantidad de impuestos. Era este método el que funcionaba también en

el resto de la Europa parlamentaria de estos tiempos.

El Partido Progresista se situaba en el lado opuesto: a la izquierda del liberalismo.

Era la opción abrazada de manera mayoritaria por la pequeña burguesía y los intelectuales.

La principal diferencia ideológica con los moderados era su defensa del principio de

soberanía nacional por encima de cualquier componenda con la corona. Eran partidarios,

además, de avanzar hacia un desarrollo económico e intelectual del país, dando la

oportunidad de forma progresiva y controlada a la participación de las capas populares en

la vida política, para lo cual se mostraban partidarios de suavizar los umbrales para ejercer

el voto. Desde el final de la regencia de Espartero quedó prácticamente excluido del poder

hasta 1868, con la mera excepción del llamado Bienio Progresista. Así que los líderes

progresistas vieron limitada su actividad de oposición a la crítica en la prensa, a la

confrontación parlamentaria y al apoyo de la conspiración mediante mandos militares

afines.

La Unión Liberal fue una formación política fundada por Leopoldo O'Donnell,

que supo mantenerse en el poder desde el pronunciamiento que acabó con el Bienio

Progresista, en 1856, hasta pocos años antes de la caída del régimen isabelino. Fue un

partido ecléctico, que supo acoger a los más aperturistas de los moderados y a un sector de

Arturo Soria y Mata. Una biografía

22

progresistas alejado de las veleidades revolucionarias y que nadando entre ambas aguas

consiguió mantenerse en el poder durante toda una década.

Fuera de este sistema político legalizado sobrevivían en la clandestinidad los

carlistas y el Partido Demócrata. Este partido se constituyó en fuerza política autónoma en

1849 y en él confluyeron republicanos y una escisión del Partido Progresista. Situado, por

tanto, todavía más a la izquierda de éste, defendía la participación de toda la sociedad en el

juego político mediante la adopción de un sistema democrático real. Fue una formación

política muy diversa, en la que a menudo surgieron discrepancias internas y que fue

apoyada por intelectuales y profesionales liberales urbanos, pequeños comerciantes,

artesanos, así como gentes procedentes de las capas populares que fueron adquiriendo

cierta conciencia política para comenzar a reivindicar reformas sociales. Defendieron el

sufragio universal, la primacía de los derechos individuales sobre los del Estado, la

intervención gubernamental para reducir las desigualdades sociales -con instrucción

pública, asistencia social y un sistema fiscal igualitario y justo- y la mejora de las

condiciones de vida de las clases populares. Su militancia actuó de manera semiclandestina

hasta la llegada del gobierno del Bienio Progresista y tras su derrocamiento regresó a la

ilegalidad, en la que se mantuvo hasta 186824

.

1.3. DESARROLLO Y MODERNIZACIÓN

Durante el reinado de Isabel II se fueron operando, si bien poco a poco, de forma

discontinua y con diferentes periodos de altibajos, las bases y reformas que urgían para la

modernización del país. Aunque sus impulsores tuvieron que luchar contra unas evidentes

limitaciones y contra las resistencias de fondo. Las élites intelectuales eran escasas y el

poder civil, como hemos visto, frágil; y la burguesía emprendedora no tenía o no

encontraba suficiente capital para liderar iniciativas industriales o fomentar la inmersión de

la técnica de sus empresas. Por ello, tanto el dinero como la tecnología tuvieron que venir

24

Castro Alfín, D. (1994):"Unidos en la adversidad, unidos en la discordia: El Partido Demócrata,

1849-1868", pp. 59-85. Duarte, Á. (2013): El Republicanismo. Una pasión política, pp. 57-61.

Guerrero Latorre, A. et al. (2004): Historia política, 1808-1874, pp. 177-184 y 265-267.

Contexto histórico

23

del exterior, lo que contribuyó a limitar la autonomía empresarial autóctona. No se

tomaron medidas para favorecer una investigación propia que evitase esta dependencia

tecnológica, aunque sí se abordaron importantes reformas en materia de educación que

establecieron la enseñanza obligatoria para todos los estratos de la sociedad y desde la

mitad del siglo definieron la secundaria y la universitaria25

.

Año Sin estudios Con estudios

primarios

Con estudios

medios

Con estudios

superiores

1840 76,1 23,6

1845 70,9 28,2

1850 64,3 34,5 0,3 0,8

1855 60,4 38,4 0,2 1

1860 58,8 40 0,2 1,1

1865 56,3 42,3 0,3 1,1

1870 52,8 45,6 0,2 1,4

1875 50,7 47,5 0,4 1,3

1880 50,6 47,8 0,5 1,1

1885 51,6 47,1 0,3 1

1890 52,5 46 0,3 1,1

1895 53,1 45,1 0,5 1,3

1900 55,7 42 0,8 1,4

Tabla 1.1: Nivel de estudios de los españoles (1840-1900). Porcentaje sobre el total de población.

Fuente. Elaboración propia con datos de: Carreras, A. y Tafunell, X. (coords.) (2005): Estadísticas

Históricas de España: Siglos XIX y XX. Vol. I, pp. 232-233.

La burguesía española era todavía una clase débil, y la aristocracia, el clero y algunos

estamentos militares todavía podían ejercer en la sociedad española una poderosa

influencia que en general se oponía a cualquier transformación que pudiera conllevar un

cambio de estatus que amenazase sus intereses particulares. España era, y siguió siéndolo

por muchas décadas, un país atrasado, eminentemente rural y con un gran porcentaje de

25

García de Cortázar, F. (2002): Historia de España, pp. 200-203. Fusi, J.P. (2012): Op. cit., pp.

195-198.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

24

población analfabeta. Con estos mimbres era difícil recuperar terreno en relación a los

países avanzados de nuestro entorno, pero España seguía siendo todavía la quinta potencia

del mundo26

y al final logró coger el tren de la industrialización para impedir, al menos,

que el hueco existente ya con los países más desarrollados se agrandara de manera

irremediable.

Las deficiencias históricas en infraestructuras de comunicaciones entre el centro

de la península y las ciudades costeras se fueron paliando poco a poco, lo que posibilitó

poder acercar los productos del litoral al mercado interior y viceversa, lo que contribuyó a

la igualación y moderación de sus precios. A esto contribuyó también la eliminación de las

aduanas interiores para dar paso a un mercado nacional unificado. La implantación del

ferrocarril se inició en 1848, y en 1851 vio la luz un plan de carreteras que trajo como

resultado el modelo radial imperante hasta nuestros días. Y poco a poco se asistió a la

proliferación de nuevas fábricas textiles, altos hornos, modernas explotaciones mineras,

etc. Todo ello junto a la importante expansión de los negocios en las colonias españolas

conformaron la base del crecimiento económico acontecido entre 1840 y 1870. No

obstante, conviene insistir en que el proceso de desarrollo y crecimiento de estas décadas,

aunque evidente, fue moderado, inconstante y desigual. A modo de ejemplo, se puede

destacar que innovaciones tecnológicas que ya podían encontrarse en las explotaciones

agrícolas de Europa siguieron largo tiempo alejadas de las españolas.

La población española creció de forma notable, pasando de unos 13,3 millones de

habitantes en 1840, a unos 18,5 millones en 1900, pero lo hizo también de forma mucho

más lenta que en otros países europeos que nos aventajaban en el proceso

industrializador27

.

En cualquier caso, la fisonomía de las principales ciudades españolas fue

transformándose de manera ostensible tras la construcción de las primeras fábricas, el

incremento sustancial de su población y la paulatina implantación de medios públicos de

locomoción. No obstante, el avance del progreso en algunas ciudades españolas destacaba

como excepción en el conjunto de un país que en la segunda mitad del siglo todavía podía

26

García de Cortázar, F. (2002): Op. cit., p. 208.

27 Fusi, J.P. (2012): Op. cit., p. 198.

Contexto histórico

25

calificarse como atrasado y para cuya población la supervivencia continuaba siendo su

principal preocupación.

Londres París Berlín Madrid

1800 1.117 547 172 160

1850 2.685 1.053 419 281

1880 4.770 2.269 1.122 398

1910 7.256 2.888 2:.071 599

1930 8.261 2.891 4.243 952

Tabla 1.2: Población de las principales capitales europeas (miles de habitantes). Fuente:

Elaboración propia con datos de: Juliá, S. (1989): “De poblachón mal construido a esbozo de gran

capital: Madrid en el umbral de los años treinta”, p. 139.

Casi todas las capitales de provincia duplicaron su población entre 1850 y 1880. Barcelona

y Madrid tuvieron un notable desarrollo, aunque por motivos diferentes. Mientras la

primera logró convertirse en uno de los polos industriales y económicos del país, la

segunda no consiguió desarrollar una remarcable industria propia, pero siguió siendo una

gran receptora de inmigración interior por el efecto de la capitalidad. No obstante las

diferencias, sus procesos de urbanización -aunque más lentos que en otros países europeos-

tuvieron que afrontar la problemática que significaba el aumento de sus moradores y unas

deficientes condiciones de salubridad en unas infraestructuras no preparadas para afrontar

las necesidades y exigencias de los nuevos tiempos.

1.4. EL PROBLEMA DEL CRECIMIENTO URBANO

Como hemos esbozado a comienzo del capítulo, a partir de la mitad de siglo XIX,

fue produciéndose un incremento sensible de la población urbana, debido de forma

principal al aumento de la inmigración rural. Fueron varios los factores que incidieron en

Arturo Soria y Mata. Una biografía

26

este fenómeno. Uno de ellos fue la mejora paulatina de las comunicaciones terrestres, que

favoreció el proceso en general. Las otras causas principales tuvieron que ver con las

crecientes expectativas que comenzaron a surgir entre las gentes del campo respecto a unas

hipotéticas mejores condiciones de subsistencia en las ciudades, en relación a las que

esperaban en sus lugares de origen. Es cierto que la necesidad de mano de obra para

trabajar en las fábricas constituía un poderoso efecto llamada para la población del campo,

como de hecho estaba sucediendo en las principales ciudades industriales europeas. Pero

en el caso español, donde la industrialización en estas décadas todavía era incipiente, el

factor fundamental que influyó en el éxodo de la población agraria y el consecuente

incremento de población urbana fue más un factor de expulsión que de atracción debido a

las crisis de subsistencia que por diferentes motivos azotaron de forma periódica a la

población de muchas áreas rurales de la península.

En cualquier caso, la inmigración favoreció un incremento muy importante de la

población urbana, si bien de escasa cualificación y menores recursos, lo que agudizó la

necesidad de disponer de vivienda asequible para poder albergarla. La imposibilidad de

satisfacer esta creciente demanda al no estar las ciudades preparadas para ello se agravó

debido a las prácticas especulativas de los propietarios del escaso suelo urbano. Esto dio

lugar al hacinamiento de la nueva población en las viejas viviendas de los barrios

populares y a la proliferación de infravivienda en el extrarradio y en las poblaciones

vecinas. Los centros históricos de las ciudades resultaban inapropiados para albergarla,

debido a la comentada escasez de suelo para viviendas baratas, pero también a las

limitaciones a la higiene que imponían los tortuosos trazados antiguos de calles estrechas,

con luz escasa, ni árboles y carentes de asfaltado. Todo este conjunto de factores daba

como resultado unas condiciones de vida urbana cada vez más penosas, en una atmósfera

insalubre, que conformaba un caldo de cultivo perfecto para la propagación de

enfermedades y el consiguiente incremento de los índices de mortalidad. El comentado

aumento de población urbana se debió fundamentalmente a las oleadas de inmigración

rural que huían de la miseria. En este sentido es significativo el dato de que rondando la

mitad del siglo la tasa de natalidad en una ciudad como Madrid, por ejemplo, todavía fuese

inferior a la de mortalidad. No es de extrañar, por tanto, que la insalubridad de los barrios

populares se convirtiese en una preocupación recurrente en los círculos políticos y que una

Contexto histórico

27

nueva rama de la medicina, la medicina social o higienismo, cobrase fuerza durante este

periodo para centrarse en esta problemática28

.

Por lo tanto, a lo largo de estos años la cuestión del crecimiento de la ciudad y el

de la necesidad de una vivienda social digna y salubre afectaba de manera principal a las

principales ciudades españolas. Y al igual que estaba sucediendo en otros países europeos

que adolecían de la misma problemática fueron planteándose en España, aunque de forma

más lenta que en ellos, diferentes alternativas y propuestas encaminadas a adaptar las

ciudades a las nuevas necesidades y a tratar de dar solución a las dificultades que

conllevaba la evolución urbana hacia la ciudad del siglo XIX. Así, tras el derribo de las

tradicionales murallas que constreñían su crecimiento, fueron urbanizándose nuevos

barrios en el extrarradio, dotados con calles más amplias, parques, plazas y servicios de

alumbrado y se construyeron nuevos y modernos edificios que fueron acogiendo a las

nuevas instituciones del Estado. Todo este crecimiento ejerció a su vez de efecto llamada

para nuevas oleadas de inmigrantes que veían en la expansión y en la modernización de las

ciudades principales una oportunidad para poder mejorar sus propias condiciones de vida.

Fue en este contexto en el que Arturo Soria elaboró las propuestas urbanísticas

que le dieron fama y llegarían a ser reconocidas en la escena internacional.

28

Martorell, M. y Juliá, S. (2012): Manual de Historia Política y Social de España (1808-2011),

pp. 84-86.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

28

29

CAPÍTULO 2. JUVENTUD Y REVOLUCIÓN

2.1. LOS AÑOS DE FORMACIÓN

Arturo Soria y Mata nació el 15 de diciembre de 1844, a las seis de la tarde, en el

tercer piso del número 27 de la calle Caballero de Gracia de Madrid. Según consta en su

partida de bautismo -que no en la de nacimiento- recibió los nombres de Arturo Eusebio,

aunque aparte de en esa referida partida de bautismo, en ningún otro documento, ni oficial

ni privado, he visto referencia alguna a este segundo nombre29

.

Su padre, José Soria Oliveros, que tan solo unos años antes se había trasladado a

la capital, era originario de Bijuesca (Zaragoza). Su madre, María del Carmen Mata

Suárez, era natural de Madrid30

. Eran ambos de extracción humilde.

El padre había sido bautizado en la iglesia de San Miguel de Bijuesca como Josef

Joaquín Soria y Oliberos, el día 28 de marzo de 1821. Era hijo de Vicente Soria y de

Eufrasia Oliberos31

. Sus abuelos paternos eran Vicente Soria y Vicenta Pola y los maternos

Antonio Oliberos y Josefa Marín, todos de Bijuesca. La madrina había sido Joaquina

Marín, probablemente su tía abuela32

.

29

Partida de bautismo incluida en: Archivo Histórico del Instituto Geográfico Nacional (en

adelante, AHIGN). EP-II-S4. Expediente personal de Arturo Soria y Mata.

30 Archivo Histórico de la Villa de Madrid (en adelante, AHVM). Partida de nacimiento de Arturo

Soria y Mata. El dato sobre la fecha de llegada a Madrid de José Soria en diferentes padrones

municipales.

31 Sólo he encontrado escrito "Oliberos" en este documento, en todos los demás a los que he tenido

acceso se utilizó "Oliveros". Tanto en la partida de nacimiento como en la de bautismo de Arturo

Soria y en las correspondientes a su hermana Julia, su abuela paterna, es decir, la madre de José

Soria, consta como Antonia Oliveros, por lo que en realidad podría tratarse de un nombre

compuesto por ambos.

32 Archivo Diocesano de Tarazona. Tomo 2º de los Quinque Libri de Bijuesca. Fol. 183: Acta de

bautismo de Josef Joaquín Soria y Oliberos. Fue bautizado por el Cura Regente Moss. Miguel de

Sayas, el 28 de marzo de 1821.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

30

Figura 2.1: Entrada a la calle Caballero de Gracia desde la Red de San Luis, antes de 1868. Fuente:

Aranguren. Museo Municipal de Madrid.

En el artículo “Datos biográficos”, incluido en el número de la revista La Ciudad Lineal

publicado tras la muerte de Arturo Soria, se puede leer que era el padre “un aragonés muy

liberal, que ya en su pueblo Bijuesca (Zaragoza), había vestido el uniforme de miliciano”33.

Su pertenencia a la Milicia Nacional se puede constatar mediante una hoja de servicios que

se conserva en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Madrid. Afortunadamente el

detalle de la hoja incluye también este periodo, lo que nos ha permitido trazar su paso por

los diferentes batallones en que formó y el tiempo total vinculado al cuerpo, que fue más

prolongado de lo que en principio sugiere la citada frase de La Ciudad Lineal34

.

Según viene expresado en la citada hoja, fue a mediados de 1831 cuando José

Soria inició su colaboración con la Milicia. Era este un cuerpo formado por voluntarios

civiles que, compaginándola con sus labores cotidianas, recibían una formación castrense

que aplicaban a un servicio de mantenimiento del orden público en un ámbito local. El dato

33

“Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 601.

34 AHVM. Hoja de servicios de José de Soria y Oliveros. Nada más, excepto la comentada frase

aparecida en La Ciudad Lineal, y su oficio de sastre cuando nació Arturo, se conocía sobre su

padre. El hallazgo en la prensa de la referencia a un cese de un tal José Oliveros de su empleo en el

ayuntamiento madrileño, me hizo indagar sobre la posibilidad de que se refiriese al padre de Arturo

y de que su paso por el ayuntamiento estuviese documentado, como así fue. Las Dominicales del

libre pensamiento, 5/9/1886, p. 4.

Juventud y revolución

31

estaría indicando que Soria se enroló a una tempranísima edad de diez años. De ser así35

,

imaginamos que sus tareas durante este periodo inicial no pasarían de ser secundarias

mientras recibía la pertinente instrucción. En concreto la hoja indica que Soria ingresó en

la Milicia Urbana. Sin embargo, sabemos que el decreto que restableció la Milicia Urbana

-nombre que en este periodo recibió la Milicia Nacional- no se promulgó hasta finales de

1834, una vez fallecido Fernando VII y necesitada su esposa regente de un cuerpo de

voluntarios liberales que ayudase a consolidar su gobierno a nivel local contra las

pretensiones del infante don Carlos, hermano del fallecido. Hasta 1833 había funcionado

otra milicia de marcado carácter absolutista, la denominada Voluntarios Realistas, que

había contribuido a apuntalar el reinado de Fernando VII. No obstante, en algunas

poblaciones, sobre todo de parte de Aragón y de Cataluña, unos años antes del decreto de

formación de la Milicia Urbana, y coexistiendo con los institucionalizados batallones de

Voluntarios Realistas, se habían constituido partidas de voluntarios de ideología más

liberal que de igual forma colaboraban en las tareas de mantenimiento del orden. Una de

este tipo, que aunque todavía no se denominaban oficialmente como Milicia Urbana tenía

el mismo carácter y cometido, es a la que se debe referir la hoja de Soria en este primer

periodo.

Aunque en el detalle no figura de qué población era el batallón al que pertenecía,

aunque cabe suponer que podría ser alguno próximo a su localidad natal de Bijuesca. No

todas las poblaciones formaron su batallón de Milicia, pues las diferentes normativas

fijaban una población mínima para poder establecerlo, que oscilaba entre los 500 y 700

habitantes, aproximadamente. Desconozco el número de habitantes que pudo tener

Bijuesca por aquellos años, pero a juzgar por su tamaño, no creo que llegase a esa cifra. Es

más probable que Soria hubiese servido en alguno de una población importante más

cercana que sí lo hubiese constituido, por ejemplo el de la vecina Ateca36

. En cualquier

caso su verdadero servicio en la Milicia puede considerarse que se inició en abril de 1833,

cuando un todavía jovencísimo Soria "sentó plaza" -así se señala literalmente, y pasó a

35

No he conseguido corroborar los datos sobre el pasado miliciano de José Soria, que se

incorporaron a su hoja de servicios muchos años más tarde, cuando comenzó su empleo en las

dependencias municipales madrileñas en la década de 1880. No obstante, la exactitud en fechas y

los cómputos de los diferentes periodos pueden sugerir que se cumplimentase consultando algún

expediente aportado por el propio Soria.

36 Martínez García, F. (2011): Ateca entre 1800 y 1975, pp. 22-27.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

32

formar parte del Primer Batallón de francos de Aragón. Pocos meses después comenzaba

la Primera Guerra Carlista, que pronto se extendió a los territorios de Aragón, donde

también contaron con apoyos de la población civil, muchos por convicción y otros tanto

por temor a los saqueos y otras represalias más crueles.

Si bien en principio se pensó que la Milicia Urbana debía estar formada

exclusivamente por voluntarios civiles, pero la acuciante necesidad de tropas para hacer

frente al ejército carlista motivó que se fueran derogando algunas de sus restricciones para

que pudieran engrosarla un número mayor de civiles. A finales de 1837 se determinó -con

alguna excepción- la obligatoriedad de integrarla a todos los varones solteros y viudos de

entre 17 y 40 años. Su ámbito de acción era local y sus funciones las de servicio de

vigilancia y guarniciones, la persecución de ladrones y mantenimiento del orden público o

enfrentarse o realizar batidas para perseguir a pequeñas fuerzas rebeldes, en caso contrario

debían guarecerse en espera del ejército. El servicio se compaginaba con sus tareas

habituales y sólo se movilizaban cuando tuviesen turno de vigilancia o en caso de peligro.

Para complementar su labor, se constituyeron también los batallones de

voluntarios conocidos como cuerpos francos. Eran más móviles que los batallones de

milicianos y operaban en grupos conocidos como partidas volantes, generalmente el área

de una misma comarca. Su labor era más bien la de exploración, la captura de correos o

enlaces y, en todo caso, el hostigamiento a pequeños convoyes o grupos reducidos de

carlistas37

.

Precisamente por su carácter voluntario pudo José Soria a la edad de 12 años

formar parte de uno de esos cuerpos, el ya citado Primer Batallón de francos de Aragón.

En él permaneció hasta mayo de 1837, fecha en que fue ascendido a subteniente y pasó a

integrar la partida volante Defensores de la Patria. Fue durante esta fase precisamente

cuando el ejército carlista al mando del general Cabrera consiguió la máxima expansión

por la zona de Aragón. En este escenario, sobre todo por las zonas montañosas del

Maestrazgo y del Bajo Aragón, se vivieron continuos y virulentos enfrentamientos y

fueron numerosos los episodios de crueldad que afectaron y aterrorizaron a la población

37

Caridad Salvador, A. (2013): El ejército y las partidas carlistas en Valencia y Aragón (1833-

1840). Rújula, P. (2008): Contrarrevolución. Realismo y carlismo en Aragón y el Maestrazgo,

1820-1840.

Juventud y revolución

33

civil de esas zonas. Soria permaneció en esta partida hasta su disolución en mayo de 1840,

al final de la contienda civil.

Pero a los pocos meses, con ocasión del pronunciamiento de carácter progresista

encabezado por Espartero que contó con el apoyo y colaboración de la Milicia Nacional en

las ciudades más importantes, entre ellas Zaragoza, Soria volvió al servicio en la Milicia.

Según consta expresamente, Soria se integró al Primer Batallón Ligero 8ª Compañía, tomó

parte en el Alzamiento y sirvió "cinco meses en la División del general Ortega

[comandante general del Alto Aragón]". Soria permaneció en ese Batallón hasta su

disolución, ocurrida en 1843, cuando con la caída de Espartero se cedió el paso a la

conocida como Década Moderada. El gobierno decidió la disolución de la Milicia

Nacional, de la que no se fiaba por su filiación progresista, y la encomienda de sus

funciones a una recién creada Guardia Civil.

No sería ésta la última anotación referente a su pasado miliciano. Según se indica,

en el año 1848 formó parte de unas partidas implicadas en unas revueltas que tuvieron

como escenario las provincias de Huesca y Zaragoza. Estos conatos de rebelión,

enmarcados en los sucesos revolucionarios que a lo largo de ese año se vivieron en

diferentes países europeos y que tanto impacto consiguieron en algunos de ellos, en España

no tuvieron tanta entidad. Fueron varias las revueltas que tuvieron lugar a lo largo de todo

el año, en general con escaso seguimiento. Las más importantes fueron las que tuvieron

como escenario Madrid y la zona de Cataluña. Algunos de los levantamientos estuvieron

coordinados por líderes carlistas y republicanos exiliados en Francia o Inglaterra. Esta

sorprendente unión de bandos totalmente antagónicos pudo construirse sobre un objetivo

común de acabar con la monarquía isabelina, y no sería la última ocasión a lo largo de este

siglo en que se coordinasen líderes de estas tendencias políticas para tratar de acabar con el

régimen imperante. El gobierno del general Narváez dio orden de reprimir sin

contemplaciones los conatos y levantamientos que fueran surgiendo. Así, tras su derrota,

hubo fusilamientos de algunos de los jefes de las partidas, numerosas detenciones y

deportaciones en masa de implicados o sospechosos de ello a territorios peninsulares

alejados, a las islas o incluso a las posesiones de Ultramar en los casos más significados.

La zona de Aragón fue escenario de varios de estos episodios, sobre todo a lo largo del

verano, que tuvieron como protagonistas a partidas progresistas, republicanas y carlistas,

Arturo Soria y Mata. Una biografía

34

en general poco numerosas y comandadas por cabecillas que recibían instrucciones desde

el exterior. José Soria formó parte de alguna de estas partidas -no sabemos cual o cuales-

pero como consecuencia de ello fue también deportado. En general estos exilios duraron

poco y a lo largo del año siguiente ya estaban de vuelta a sus lugares de origen muchos de

los deportados38

. El sentimiento republicano comenzó a estar muy presente en muchas de

estas partidas de milicianos de estos años. Señala Duarte que el origen de este sentimiento

podía basarse en la idiosincrasia de estos grupos de voluntarios civiles en los que, de

alguna manera, se cultivaban ciertos valores e ideas que podían considerarse características

del republicanismo de aquellos tiempos, como por ejemplo la asunción del derecho a la

asociación como un derecho fundamental o la conciencia de que un grupo de ciudadanos

procedentes del pueblo llano, unidos por voluntad propia, podía también prestar un servicio

importante a la patria39

.

Por los méritos acreditados en las campañas militares en las que participó, Soria

manifestó haber recibido diversas condecoraciones: "varias de Isabel II, la Cruz del 5 de

marzo y una de San Fernando", aunque no viene especificado si se trataba de

condecoraciones que habían sido otorgadas en grupo o se le habían concedido a título

individual. Por tanto, visto su expediente como miliciano, lo de “muy liberal” como se

destacaba en La Ciudad Lineal para definir el carácter del progenitor de Arturo Soria,

parece bastante pertinente.

No obstante, los servicios en la Milicia eran compatibles con sus ocupaciones en

el campo civil. Así, según lo señalado en diferentes padrones municipales, José Soria debió

trasladarse a Madrid alrededor de 1840, estando cerca, por tanto, de los veinte años de

edad40

. Aunque no es conocida la razón concreta de su traslado es posible que fuese

siguiendo un movimiento que iba a ser cada vez más acusado en la sociedad española del

38

Cabeza Sánchez-Albornoz, S. (1981): Los sucesos de 1848 en España, pp. 77-120.

39 Duarte, Á. (2013): Op.cit., p. 71.

40 Las fechas contenidas en estos padrones no pueden considerarse más que orientativas, ya que

incluso de un año a otro pueden ser contradictorias. En este caso, por ejemplo, en el padrón de

1853 se señala que Soria llevaba 12 años en Madrid, es decir desde 1841. En el de 1854 se indica

que lleva 14, en el de 1855, que lleva 16 años, en el de 1856, de nuevo 14 años y en los de 1859,

1860 y 1862, se indica en todos ellos 20 años. Las inexactitudes son frecuentes también con otros

datos, en especial, con las fechas de nacimiento.

Juventud y revolución

35

momento, el de emigración del campo a la ciudad en busca de oportunidades para ganarse

la vida.

Muy pocos datos se conocen sobre la madre de Arturo Soria, María del Carmen

Mata, aunque, como veremos, antes de unirse en matrimonio a José Soria, también puede

decirse que había tenido ya un pasado. No he podido averiguar la fecha exacta de su

nacimiento, ya que las búsquedas de sus partidas de nacimiento y de bautismo han sido

infructuosas. Su fecha de nacimiento aparece indicada en los diversos padrones que he

podido localizar, pero no hay apenas coincidencias entre todas ellas. Casi todas coinciden

en el mes, el de agosto, pero alguno hay en el que se indica que fue julio. Pero en cuanto al

año hay absoluta disparidad y las variaciones discurren entre 1807 y 1812, que es el año

que más veces aparece indicado. Para mayor confusión, en su partida de defunción consta

que a su muerte contaba con 61 años de edad, lo que indicaría que habría nacido en 1802.

El que yo considero como año más probable es 1808, ya que es el que figura en el padrón

municipal de 1863, que a tenor de la coincidencia caligráfica con la de su firma parece que

cumplimentó ella misma41

. Sus padres, Francisco Mata y Josefa Suárez, eran naturales de

Requena (Valencia) y de Santa Coloma, una pequeña aldea asturiana42

.

El matrimonio Soria-Mata, María del Carmen aportaba ya dos hijas, fruto de otros

tantos matrimonios anteriores. El primero lo había formado con Pedro Arenas Cobián, que

también era natural de Madrid. De esta unión había nacido su hija mayor: Carolina Claudia

Arenas y Mata43

. La que fue la única hija de este matrimonio nació el 30 de octubre de

1834, en el 20 de la calle del Olivo alto de Madrid, y fue bautizada en la Iglesia de San

Martín. Sus padrinos fueron Ángel Mata y Manuela Ruiz Tejedor. Pedro Arenas fue

41

AHVM. Defunciones 1864. Folio 424. Defunción de María del Carmen Mata Arenas. Nótese

que su defunción se inscribió con este segundo apellido, que había sido el primero de su primer

esposo, Pedro Arenas. AHVM. Padrones municipales de 1853, 1854, 1855, 1856, 1858, 1859,

1860, 1862 y 1863. En el Archivo Diocesano de Madrid sólo he podido encontrar una de las

partidas de los tres matrimonios de María del Carmen Mata. Sin embargo no he sido capaz de

localizar ninguno de los expedientes matrimoniales, que de incorporar -como era habitual- su

partida de bautismo, me habría aportado su fecha exacta de nacimiento.

42 Datos en: AHVM. Partidas de nacimiento de Arturo Soria y de Julia Soria.

43 Archivo General Militar de Segovia (en adelante, AGMS). Expediente matrimonial de Carlos

Bernaldo de Quirós y Carolina Arenas y Mata, 1858. Partida de bautismo de Carolina Arenas y

Mata.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

36

Notario en la Vicaría eclesiástica de Madrid y falleció muy poco después de nacer

Carolina, en diciembre de 1834, cuando contaba sólo con 37 años de edad44

.

Tras enviudar, María del Carmen volvió a casarse, en esta ocasión con Antonio

Florencio Paniagua Santana, otro desconocido natural de la localidad de Miedes de Atienza

(Guadalajara). Este matrimonió tuvo lugar el día 21 de marzo de 1836, también en la

Iglesia de San Martín de Madrid, y en la ceremonia oficiaron como testigos los mismos

que habían sido padrinos de Carolina45

. El 28 de abril de 1838 nació, en la villa de Mota

del Cuervo (Cuenca), la que fue la única hija de este segundo matrimonio de María del

Carmen: María Ana de Jesús Paniagua y Mata. Antonio Paniagua falleció también unos

años después, en marzo de 1843, en la localidad albaceteña de Minaya, muy próxima a la

de Mota del Cuervo46

.

Nada más he podido averiguar sobre estos matrimonios anteriores de María del

Carmen, ni sobre las causas de los fallecimientos de los esposos, ni sobre las circunstancias

que determinaron que Mariana naciese en el pueblo manchego de Mota del Cuervo, si se

debió a motivos accidentales o a que este matrimonio residió allí durante un tiempo o quizá

en la cercana Minaya hasta la muerte de Antonio Paniagua.

El enlace matrimonial entre el joven José Soria y María del Carmen Mata tuvo

que producirse, lógicamente, con posterioridad a marzo de 1843 y, dado que era hijo

legítimo, antes del nacimiento de Arturo, en diciembre de 1844. José Soria contaría por

entonces con alrededor de veintidós años de edad y María del Carmen Mata rondaría ya los

treinta y cinco. Pero no he podido averiguar la fecha ni el lugar de celebración, que pudo

44

Los datos sobre el matrimonio Arenas-Mata son los que constan en el expediente matrimonial de

Carolina. AGMS. Expediente matrimonial de Carlos Bernaldo de Quirós y Carolina Arenas y Mata,

1858. Partida de bautismo de Carolina Arenas y Mata y Expediente de limpieza de sangre de

Carolina Arenas y Mata. Los datos del fallecimiento de Pedro Arenas en: Archivo Diocesano de

Madrid (en adelante, ADM). Libro de defunciones de la Iglesia de San Martín. Defunciones de

1834.

45 ADM. Libro de matrimonios de la Iglesia Parroquial de San Martín. Matrimonios de 1836.

46 Datos del nacimiento de Mariana Paniagua y de defunción de Antonio Paniagua en: ADM.

Expediente matrimonial de Eusebio Blasco y Soler con Mariana Paniagua y Mata, 1871. Partida de

bautismo de Mariana Paniagua y Partida de defunción de Antonio Paniagua.

Juventud y revolución

37

ser Madrid o cualquier otro, incluso Minaya47

. La única certeza es que cuando nace el

primero de los hijos de esta pareja, Arturo, se encontraban ya en Madrid. Arturo Soria fue

bautizado trascurrida una semana de su nacimiento, el 22 de diciembre, en la desaparecida

Iglesia de San Luis, la que estaba situada en la calle de la Montera. Su padrino fue un tal

León Latas, de Zaragoza, y su madrina, la hermanastra mayor de Arturo, Carolina. Según

consta en las partidas de nacimiento y bautismo, por entonces José Soria se ganaba la vida

como sastre48

.

En 1848 el matrimonio Soria-Mata tuvo otra hija, Julia, que sería ya la última, por

lo que Arturo fue el único hijo varón de la familia. Julia Soria y Mata nació el 10 de

septiembre de 1848, en el 19 de la calle Jardines de Madrid. Tres días más tarde fue

bautizada, al igual que lo fuera Arturo, en la iglesia de San Luis49

. Oficiaron como

padrinos un tal José Biezu y, de nuevo, su hermanastra Carolina. En las partidas de

nacimiento y bautismo de Julia ya no figura el de sastre como el oficio de su padre, sino

uno más indefinido "del comercio". Estos datos, junto a los recabados en su hoja de

servicios del Ayuntamiento de Madrid, nos permiten deducir que fueron éstas dedicaciones

coyunturales y que José Soria, cuya profesión se ha venido considerando que fue la de

sastre porque fue la que se indicó en las partidas de nacimiento y bautismo de Arturo, en

realidad no sólo ejerció ese oficio, ni dispuso de un medio estable para ganarse la vida. En

los padrones de 1853, 1854 y 1855 vuelve a figurar como sastre -"maestro sastre", más

concretamente- para volver a indicar en el de 1856 "Dependiente de comercio", que en la

hoja de servicio se explicita como "administrador de loterías", ocupación que le duró hasta

mediados del año siguiente. A partir de entonces comienza a tener una variedad

considerable de trabajos, algunos de ellos desempeñados durante breves temporadas, y

además en diferentes provincias. Pero, de momento, me limitaré a indicar las ocupadas

hasta 1863. Hasta esa fecha ejerció, durante dos años, de Guarda Mayor de Montes en

Tarragona, luego, tras un breve paso por Almería, consiguió el 1 de agosto de 1859 su

47

A este respecto sólo puedo indicar que he buscado la partida y el expediente matrimonial en

Madrid, en Minaya y en Mota del Cuervo, pero sin éxito.

48 AHVM. Partida de nacimiento de Arturo Soria y Mata. AHIGN: Expediente personal de Arturo

Soria y Mata. Partida de Bautismo. También era sastre el padrino de Arturo, León Latas.

49 AHVM. Partida de nacimiento de Julia Soria y Mata. ADM. Expediente matrimonial de

Antonio de Ciria y Vinent con Julia Soria y Mata, 1871. Partida de bautismo de Julia Soria y

Mata.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

38

traslado a Madrid para ocupar el mismo puesto. Y en Madrid permaneció hasta que fue

cesado, en marzo de 1861. Sin embargo, en el padrón de 1860 se definió como

"propietario", a lo que no he podido encontrar explicación. Pero en el del año siguiente ya

se declaró "cesante", lo que concuerda con lo anotado en su hoja de servicios. Como

podemos ver, la inestabilidad profesional fue una constante. Recordemos además que

durante algunos de esos años volvió a oficiar de miliciano en su partida aragonesa, por lo

que en las temporadas en las que se le movilizaba debía ausentarse de su domicilio. Lo

cual puede explicar la frase que se puede ver escrita en el padrón de 1855, en su casilla

Observaciones: "Se halla en su pueblo a diligencias propias".

La hija mayor de María Mata, Carolina Arenas, que desde los dieciséis años venía

haciendo pinitos como bailarina en el Teatro Real de Madrid50

, en 1853, es decir, con

apenas dieciocho años de edad, contrajo matrimonio con un miembro de una

importantísima familia aristocrática, los Bernaldo de Quirós y Colón de Larreátegui

herederos de un linaje que contaba con varios e importantes títulos nobiliarios, entre los

que podía destacarse el marquesado de Santiago, el de Monreal o el de la Cimada. El

contrayente, Carlos Bernaldo de Quirós y Colón de Larreátegui51

, era el cuarto de los hijos

de la familia. Los padres habían fallecido hacía ya unos años y a su muerte había heredado

los títulos el hermano mayor de Carlos, Antonio Hipólito, quien también había fallecido

sin descendencia en 1848, por lo que los ostentaba entonces su segundo hermano, Pedro

Pablo, alto mando militar y quien además al mes escaso de la boda de Carlos iba a ser

nombrado senador vitalicio52

.

Debía tener Carolina Arenas unas cualidades personales destacables. Felipe

Ducazcal, en las memorias que publicó en 1890, la destacaba de entre los asistentes a su

boda como “la inolvidable marquesa de Santiago”, a pesar de haber transcurrido ya para

50

El Clamor público, 20/11/1850, p. 3; La España, 10/12/1850, p. 4.

51 Nacido en agosto de 1812, fue bautizado como Carlos Josef Enrique Francisco. Su padrino había

sido el aristócrata fernandino Don Carlos de España, "caballero por derecho hereditario de la Orden

de San Juan de Jerusalén, mariscal de campo de los reales ejércitos", y que en esas fechas acababa

de ser nombrado Comandante general de Castilla la Nueva y de la Villa y Corte de Madrid, tras la

salida de España de José Bonaparte. AGMS. Expediente matrimonial de Carlos Bernaldo de Quirós

y Carolina Arenas y Mata, 1858. Partida de bautismo de Carlos Bernaldo de Quirós.

52 Archivo Histórico del Senado (en adelante, AHS). Expediente personal del Senador vitalicio

Pedro Bernaldo de Quirós y Colón de Larreátegui.

Juventud y revolución

39

entonces algunos años de su fallecimiento. También la recordaba el periodista y autor

dramático, Eusebio Blasco, como una de las bellas aristócratas que en 1863 frecuentaban el

Teatro Real de Madrid53

. Carlos Bernaldo de Quirós, sin embargo, no era ni mucho menos

tan joven como ella. Sin ir más lejos era sólo 4 años menor que la que precisamente se

convertía en su suegra. El año anterior había recibido el grado de Coronel del ejército y

contaba con una amplia hoja de servicios en la que no escaseaban las acciones de guerra

durante las contiendas carlistas54

.

Esta sorprendente unión debió ser todo un acontecimiento en la familia Soria-

Mata, y una auténtica bomba en la del esposo… cuando llegasen a conocerla, porque el

enlace, celebrado el catorce de febrero de ese año 1853, quedó registrado en el libro de

matrimonios secretos de la Iglesia de Santiago y San Juan Bautista de Madrid55

. La razón

fue que Carlos Bernaldo de Quirós no había obtenido la preceptiva autorización que los

oficiales del ejército y de la armada necesitaban de la reina Isabel II para poder contraer

matrimonio: la Real Licencia; no sabemos si por no haberla solicitado o porque la reina no

accediese a ello. El caso es que en una hoja de servicios de 1858 Carlos Bernaldo de

Quirós todavía consta como soltero, a pesar de que el matrimonio ya había tenido varios

hijos. No fue precisamente hasta ese año de 1858 cuando los contrayentes pudieron

regularizar su situación al acogerse al indulto real concedido con motivo del natalicio del

Príncipe de Asturias, el futuro Alfonso XII. Para ello tuvieron que completar un abultado

expediente en el que tuvieron que incluir la comentada e inmaculada hoja de servicios del

contrayente, así como la declaración de varios testigos que acreditaron la limpieza de

sangre de Carolina56

.

Pero a efectos de la familia Soria-Mata, fue a raíz del instante en que en realidad

se había celebrado el enlace, en 1853, cuando se les abrió un mundo nuevo de perspectivas

53

Ducazcal, F.: “Memorias de un empresario”. El Heraldo de Madrid, 17/12/1890, p. 1. Blasco, E.

(1904): Memorias íntimas, p. 24.

54 AGMS. Expediente matrimonial de Carlos Bernaldo de Quirós y Carolina Arenas y Mata, 1858.

Hoja de servicios de Carlos Bernaldo de Quirós a 27/1/1858.

55 El enlace está registrado en Libro de Matrimonios secretos de la Iglesia de Santiago y San Juan

Bautista. Folio 43 vto. Archivo General del Ministerio de Justicia. Títulos nobiliarios. Conde de

Zweveghen, leg. 470, Exp. 4129. Partida de matrimonio de Carlos Bernaldo de Quirós y Carolina

Arenas y Mata.

56 AGMS. Expediente matrimonial de Carlos Bernaldo de Quirós y Carolina Arenas y Mata, 1858.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

40

y de relaciones sociales, que fueron aprovechadas sobre todo por el resto de las hermanas

de Arturo, como veremos. Ese año de la boda vivía la familia Soria Mata en el número 9 de

la que en aquellos años era conocida como calle de la Biblioteca –hoy es conocida como

calle de Arrieta– por estar allí situada la Real Biblioteca, que a finales del siglo XIX

recibió su denominación actual, Biblioteca Nacional, tras su traslado al Paseo del Prado57

.

Vivieron allí entre 1853 y mediados de 1855, cuando decidieron mudarse al número 14 de

la calle Vergara, donde permanecieron también durante 1856. En enero de 1854 había

nacido el que iba a ser el primero de los nueve hijos que iba a tener la nueva pareja: Carlos

Bernaldo de Quirós y Arenas58

.

El trasiego de domicilios es constante durante esta época, siempre en pisos

alquilados. La familia Soria y la nueva familia de Carolina debieron estar muy unidas por

esta época y hay periodos en los que, según consta en los padrones, compartieron vivienda

como, por ejemplo, en 1855 en el 9 de la calle Biblioteca, o durante una parte del año

1858, en la que la comparten en el número 3 de la calle Santo Domingo. De este modo, se

conjugaban las ausencias de Carlos por sus destinos militares, con los de José Soria por sus

compromisos con la Milicia o por sus trabajos como guarda forestal en otras provincias.

No obstante, en 1859 los Soria figuran solos en ese piso de Santo Domingo, para al año

siguiente mudarse al 4 de la calle de la Bola59

.

Mientras tanto, la familia Bernaldo de Quirós-Arenas siguió aumentando en este

periodo. Emilio nació en enero de 1856 y Salvador en marzo de 1859. Sin embargo, el

primogénito Carlos falleció entre 1858 y 186060

.

Poco hemos podido averiguar sobre los años de infancia de Arturo Soria, excepto

que, cumplidos los 10 años -edad mínima exigida para poder hacerlo-, asistió a uno de los

centros públicos más afamados que existían en aquellos años en Madrid: el que por

aquellos años se denominaba Instituto de Primera Clase de San Isidro, situado –entonces y

ahora, porque todavía existe– en la calle de Toledo. Era el de San Isidro uno de los dos

57

AHVM. Padrón municipal de Madrid de 1853.

58 AHVM. Padrón municipal de Madrid de 1855.

59 Datos sobre los domicilios de estos años en: AHVM: Padrones municipales años 1853-1860 y

Archivo del Instituto de San Isidro. Expediente académico de Arturo Soria y Mata.

60 Aparece en el padrón de 1858, pero ya no lo hace a partir de 1860.

Juventud y revolución

41

únicos institutos públicos que impartían estudios de segunda enseñanza en la capital. El

otro era el Instituto de Noviciado, que años más tarde pasó a denominarse del Cardenal

Cisneros. Ambos habían sido creados al albur del Plan General de Estudios de 1845,

conocido como Plan Pidal, en el que bajo la premisa de que la educación era un servicio

público cuya tutela -tomando el relevo de la eclesial anterior- debía asumir el propio

Estado, se definían los conceptos de instituto y de segunda enseñanza que, como de manera

expresa se indicaba en el mismo preámbulo, se reglaba para formar a los cuadros

intermedios de la sociedad de los que tenía necesidad el nuevo Estado liberal: “aquella que

es propia especialmente de las clases medias”. El Plan establecía la división de la

enseñanza secundaria en Elemental, de cinco años, y de Ampliación, de al menos dos años,

que servía como preparatoria para algunas carreras. Superando la secundaria Elemental se

conseguía el título de Bachiller en Artes o en Ciencias, dependiendo de las asignaturas

cursadas, y superando la de Ampliación el de Licenciado en Letras o en Ciencias,

igualmente según las materias estudiadas. El plan también clasificaba los institutos según

las enseñanzas ofertadas. Los de Primera Clase impartían la Enseñanza Secundaria

Elemental y la de Ampliación, como era el caso del de San Isidro61

.

Dotado con un reconocido claustro de profesores, algunos de los cuales luego

pasaron a la Universidad Central, como Fernando de Castro o Nicolás Salmerón -profesor

de filosofía durante alguno de los años en los que acudió Arturo Soria-, a lo largo del siglo

XIX también pasaron por las aulas del Instituto de San Isidro alumnos que llegarían con

los años a ser figuras destacadas en diversos ámbitos. Entre ellos cabe citar como ejemplo,

a políticos como Raimundo Fernández Villaverde, José Echegaray –también ingeniero y

matemático notable, además de premio Nobel de literatura–, José Canalejas o Julián

Besteiro; o a literatos como Pío Baroja, Jacinto Benavente o Antonio Machado; y así un

largo etcétera.

61

González de la Lastra, L. y Fernández Burgueño, V. (eds.) (2013): El Instituto de San Isidro.

Saber y patrimonio. Apuntes para una historia, pp. 394-398.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

42

Figura 2.2: Fachada y puerta de entrada del Instituto de San Isidro. Fuente: Instituto de San Isidro.

El instituto aparece mencionado en la obra de escritores de diferentes épocas. Por alguna

de las citas nos podemos hacer una idea de su fama y del ambiente que se podía vivir en

sus aulas. Por ejemplo, en La Montálvez, novela publicada en 1888 y ambientada en el

mundo de la alta burguesía de Madrid, José María de Pereda refleja las dudas de unos

progenitores acerca de la educación de su hijo, que podrían haber sido las que se

planteasen en la vida real muchos padres que enviasen a sus hijos a estudiar al mismo

instituto62

:

Tenían serias y largas discusiones don Santiago y su mujer sobre el punto referente a la

educación de su hijo. ¿Por dónde comenzarían para no equivocarse? Y después, ¿le harían

abogado, médico, ingeniero, cura, ministro, general, emperador..., pontífice?... Porque los

alientos de los padres alcanzaban a todo eso, o poco menos, y los merecimientos que

suponían en el hijo, a mucho más. Por de pronto, le matricularon en San Isidro; y

después, curso tras curso y con regular aplicación y bastante aprovechamiento, llegó el

estudiante a las vísperas del bachillerato al cumplir los catorce años de edad.

62

Cit. en González de la Lastra, L. y Fernández Burgueño, V. (eds.) (2013): Op. cit., p. 268.

Juventud y revolución

43

Pío Baroja, como lo había sido su padre, también fue alumno del Instituto. Los recuerdos

de su paso por él, plasmados en sus memorias, abren el abanico de clases sociales. Si bien

hay que tener en cuenta que Baroja era casi treinta años menor que Arturo Soria, por lo que

quizá la mezcla de clases sociales no fuese tan acusada en tiempos de éste63

:

El Instituto de San Isidro, como Instituto de barrios bajos, tenía muchos chiquillos de

gente pobre, hijos de porteros, de taberneros y de otra clase popular. [...] Avanzar hacia la

Ribera de Curtidores vestido de señorito, con su bombín, como solíamos ir la mayoría de

los estudiantes de este tiempo, era algo temerario. Yo recuerdo haberme acercado a la

ronda de Toledo y haber tenido que echar a correr porque empezaban a tirarme piedras

[...]. En esta época —continúa— me sentía muy abandonado, muy desvalido. Cuando iba

al Instituto, donde al principio no conocía a nadie, me parecía notar en los demás chicos

cierta agresividad.

[...] Mientras estudié en San Isidro no me cansé gran cosa. Muchas veces íbamos a hacer

novillos a la parada de Palacio, y otras, a las rondas y a los alrededores del Rastro.

Arturo Soria asistió entre los años 1855 y 1861, y dejó constancia de haber sido un

estudiante brillante. Durante estos años el instituto empezó a adjudicar premios por

asignatura a los alumnos que habían brillado especialmente durante el curso. Los alumnos

que quisieran optar al premio debían solicitar, justificándolo con la calificación obtenida a

lo largo del curso, la participación en un examen con el resto de alumnos solicitantes, y el

que obtuviese la máxima calificación lograba una medalla -el resto diplomas-, que se les

entregaba con honores en la ceremonia pública de apertura del curso siguiente. Arturo

Soria y Mata obtuvo el galardón en la asignatura de 2º año de lengua francesa del curso

1859-60 y también quiso optar al año siguiente, el curso 1860-61, al premio en la

asignatura de física y química, al haber sido uno de los ocho alumnos que habían obtenido

un sobresaliente de entre los más de 200 examinados. Sin embargo en esta ocasión se vio

superado por otro alumno brillante, que también consiguió el premio en la asignatura de

63

González de la Lastra, L. y Fernández Burgueño, V. (eds.) (2013): Op. cit., p. 273.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

44

Nociones de Historia Natural y la medalla de oro del premio extraordinario para

estudiantes de ciencias64

.

En no pocas ocasiones los premios de algunas asignaturas quedaban desiertos,

como resaltaba el director del instituto en el discurso de apertura del curso 1860-61, al no

presentarse ninguna solicitud para participar en el examen correspondiente, a pesar de que

sí había alumnos con sobresaliente durante el curso. Y esto podía deberse al esfuerzo

considerable que suponía preparar un examen que como puede suponerse sería

especialmente complicado, en algunos casos también a la propia modestia de los alumnos,

pero también incluso por lo contrario: un exceso de amor propio que les podía infundir

temor a verse públicamente superados. Como hemos comprobado, ninguno de estos

supuestos retrajo a Arturo Soria, que daba muestras ya de un rasgo de su personalidad

especialmente destacable: el de no arredrarse ante situaciones complicadas.

Figura 2.3: Rúbrica de Arturo Soria y Mata. Fuente: Archivo del Instituto de San Isidro. Expediente

académico de Arturo Soria y Mata.

64

Archivo del Instituto San Isidro. Expediente académico de Arturo Soria y Mata. Instituto de San

Isidro (1876): Cursos académicos de 1858 a 1875. Colección de Memorias.

Juventud y revolución

45

Figura 2.4: Arturo Soria en la lista de los premiados en el curso 1859-1860. Fuente: Instituto de

San Isidro (1876): Cursos académicos de 1858 a 1875. Colección de Memorias, p. 57.

Según se apunta en los apuntes biográficos de 1921, Soria recordaba ese periodo de su vida

sin mencionar ningún dato sobre la presencia de su padre: “Transcurrió su adolescencia al

lado de su madre y hermanas revelando felices disposiciones para el estudio”. Y tal

disposición era así, en efecto, pues en 1861 logró graduarse como Bachiller en Artes con

una calificación global de sobresaliente65

.

65

“Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 601. Archivo Histórico Nacional (en

adelante, AHN).Universidades,7132. Expediente para la expedición del título de bachiller de

Arturo Soria y Mata.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

46

Asignatura Curso Calificación

Latinidad. Primer año 55-56 Notable

Latinidad. Segundo año 56-57 Sobresaliente

Latinidad. Tercer año 57-58 Sobresaliente

2º de Griego 58-59 Sobresaliente

Retórica y Poética 58-59 Sobresaliente

1º de Matemáticas 58-59 Notable

1º de Francés 58-59 Sobresaliente

2º de Matemáticas 59-60 Notable

Historia natural 59-60 Sobresaliente

Lógica 59-60 Notable

2º de Francés 59-60 Sobresaliente

Física y química 60-61 Sobresaliente

Tabla 2.1: Asignaturas cursadas y calificaciones obtenidas para obtener el título de bachiller en

Artes. Fuente: Elaboración propia con datos de: Archivo Histórico Nacional. Universidades, 7132.

Expediente de Arturo Soria y Mata.

Este magnífico expediente animó a Arturo Soria a intentar el ingreso en la Escuela

Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, que tenía por objeto la formación

de los ingenieros que integrarían el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos

del Ministerio de Fomento. En el último curso en el Instituto de san Isidro, como hemos

visto, aparte de preparar sus exámenes finales del bachillerato, había cursado con especial

aprovechamiento la asignatura de física y química. A pesar de la creciente masificación de

alumnos sufrida por el instituto en aquellos años y de una cada vez más escasa

consignación presupuestaria para proveer de modernos instrumentos al afamado gabinete

de física del instituto, los alumnos todavía podían sentirse afortunados de poder hacer

prácticas con diversos dispositivos para experimentos de electricidad y magnetismo -tan en

boga por aquellos años-, con equipos para transmisión telegráfica, con baterías de

acumulación de electricidad, con relojes y timbres eléctricos, etc.66

. Es decir, Soria pudo

tomar contacto con instrumental que en pocos más laboratorios de centros de enseñanza

secundaria se podría encontrar. Es muy probable que la decisión de optar por el acceso a la

Escuela Especial de Ingenieros de Caminos estuviera basada en su atracción por las

66

Instituto de San Isidro (1876): Op. cit.

Juventud y revolución

47

ciencias, las matemáticas o la tecnología. Otro motivo fundamental imaginamos que sería

el que algunos ámbitos de aplicación de los estudios de ingeniería del caminos, como

podían ser el transporte o las infraestructuras urbanas, eran objeto de verdadera pasión del

joven Arturo, como demostró años más tarde. Pero según se señala en la ya referida

biografía de la Ciudad Lineal, en esta decisión parece que también pudo tener bastante

influencia el deseo materno de que accediese a una plaza de funcionario de la

Administración, que le pudiese dotar de cierta estabilidad laboral y económica, a las que en

este caso, además, se le sumaría el prestigio que por entonces proporcionaba pertenecer al

Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. A este respecto lo que señala Sáenz

Ridruejo es importante: si bien en tener dicha estabilidad laboral ya era muy importante en

aquella época, trabajar de técnico para la Administración no iba acompañado de buen

sueldo y cualquier técnico en una empresa privada iba a estar bastante mejor pagado. Y en

la propia Administración un cargo oficial medio nombrado por criterios políticos podía

ganar dos o tres veces más. Sin embargo, el prestigio del que gozaban en aquellos años era

cierto y procedía de su influencia y capacidad de decisión para empresas y proyectos de

mucho impacto en la sociedad de entonces67

.

Pero este hecho es muy revelador también para hacernos una idea de la realidad

social en la que vivió Soria su infancia y adolescencia. Según las estadísticas disponibles

para 1860, el 50 por ciento (el 36 de la masculina y 66 de la femenina) de la población

madrileña era analfabeta68

. Por razones evidentes descartamos a Arturo Soria de este

grupo, pero no he conseguido ninguna constatación de que las hermanas cursasen algún

tipo de estudios, siquiera los elementales. Sí he encontrado alguna diferencia entre ellas y

Arturo en relación a lo que se indicó en los diferentes padrones consultados. Si bien en

algunos de ellos, por ejemplo en el de 1860, la casilla Profesión, oficio u ocupación

correspondiente a Arturo se rellenó con la palabra "Estudiante", nada aparecía en la

correspondiente a las dos hermanas que todavía vivían con él. Pero en cualquier caso no

creo que lo fueran, teniendo en cuenta que la ley Moyano de 1857 ya había establecido la

67

Sáenz Ridruejo, F. (1993): Los Ingenieros de Caminos, p. 106.

68 Cuadro 3.8: Tasas de alfabetización según los censos de población, 1860-1960. En Carreras, A. y

Tafunell, X. (coords.) (2005): Estadísticas Históricas de España: Siglos XIX y XX. Vol. I, p. 230.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

48

Enseñanza elemental obligatoria y gratuita de los 6 a los 9 años69

. Pero es que además,

aunque ambos procedían de extracción humilde, tampoco creo que lo fueran los padres.

Varios de los padrones municipales, así como las hojas de inscripción a los diferentes

cursos del Instituto de San Isidro, incorporan la firma, bien de uno o del otro progenitor;

pero, además, comparando la letra de las firmas con la letra con la que se cumplimentaron

las hojas que las incorporaban creo que fueron ellos mismo quienes lo hicieron. No es una

prueba concluyente, pero con ello considero bastante probable que, al menos leer y

escribir, supieran ambos.

Figura 2.5: Firmas de los padres de Arturo Soria. Fuente: Archivo del Instituto de San Isidro.

Expediente de Arturo Soria y Mata. Inscripción al curso 1859-1860. AHVM. Padrón municipal de

Madrid de 1863.

Si miramos los porcentajes de alumnos que cursaban estudios secundarios con respecto a la

población española de entre 10 y 19 años, la cifra baja de forma abrumadora, no

alcanzándose, por mucho, el 1 porcentual en ninguno de los años en que Soria estuvo en el

instituto. En el mismo sentido podemos imaginar las irrisorias cifras de los que

posteriormente llegaban a la universidad o a las escuelas de ingeniería. Si los comparamos

sólo entre la población de entre 20 y 24 años, la tasa de alumnos que iniciaba ese tipo de

estudios era, para 1864, año en que Soria los cumplía, de un 0,65% de esa población. Los

que los iniciaba en las escuelas de ingeniería eran tan sólo el 0,04% de la muestra70

.

69

Tabla 3.2: Principales hitos legislativos en materia de educación, 1812-2001. En Carreras, A. y

Tafunell, X. (coords.) (2005): Op. cit., p. 198.

70 Cuadro 3.5: La Enseñanza Secundaria, 1857-2000 (tasas brutas de escolarización) y Cuadro 3.7:

La Enseñanza Superior, 1857-1998 (tasas de escolarización y de titulación). En Carreras, A. y

Tafunell, X. (coords.) (2005): Op. cit. pp. 215 y 226.

Juventud y revolución

49

El acceso a la Escuela Especial de Ingenieros era muy difícil. Debido a que el

cupo anual de ingenieros que podían pasar a formar parte del Cuerpo de Ingenieros era

muy reducido, la Escuela establecía un restrictivo régimen de acceso basado en duros

exámenes, que sólo aspirantes brillantes y muy preparados lograban superar. Y de los

admitidos, eran todavía menos los que conseguían completar los seis cursos que

componían los estudios, debido de manera principal a la no superación de algunas de las

complejas materias cursadas, pero también a las expulsiones que por aplicación del severo

régimen disciplinario establecido podían acabar con el alumno fuera de la Escuela. Es muy

significativo el dato de que en el periodo que discurre entre 1856 y 1868, el número de

titulados egresados de la Escuela fuera de tan solo 181, en un periodo en el que en España

hubo grandes inversiones para el desarrollo de infraestructuras y, por tanto, necesidad de

ingenieros que engrosaran el Cuerpo Ingenieros de Caminos, y del que debido al bajo

número de ellos que conseguían superar la formación, a lo largo del siglo XIX formaron

parte menos miembros de los autorizados por ley71

.

Para tratar de superar el examen de ingreso en la Escuela, Arturo Soria asistió a

una academia preparatoria de matemáticas, que en aquellos años estaba situada en la calle

del Prado, y que estaba dirigida por su propietario, Manuel Becerra y Bermúdez (1820-

1896)72

, quien también en su juventud había logrado acceder a los estudios de Ingeniero de

Caminos, aunque no consiguió finalizarlos. Manuel Becerra había nacido en Lugo y se

había quedado huérfano desde niño. Fue un hombre dotado de una gran capacidad

intelectual. Estando a cargo de una tía suya y tras unos años después de su llegada a

Madrid, Becerra se preparó para intentar el ingreso a la Escuela de Ingenieros de Caminos

asistido por José Subercase, quien por entonces también cursaba los estudios de

71

Sáenz Ridruejo, F. (2007): "Ingeniería de Caminos y Canales, también de Puertos y Faros", p.

147.

72 Hay discrepancias en cuanto a la fecha de nacimiento de Manuel Becerra motivadas por la

existencia de dos partidas de bautismo diferentes (de la misma parroquia), una de 1820 y otra de

1823, que se pueden consultar en su expediente del Archivo Histórico del Senado (fue nombrado

senador vitalicio). Yo he aceptado la fecha indicada en el Diccionario biográfico de la Real

Academia de la Historia. AHS. Expediente personal del Senador vitalicio Manuel Becerra y

Bermúdez y Vilches, J. (2010): “Manuel Becerra y Bermúdez”, pp. 504-509.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

50

ingeniería73

, a la vez que acudía como oyente a otras cátedras de lo más variado: filosofía,

derecho, historia, física, química o astronomía, que se impartían en la Escuela de

Comercio, el Conservatorio de Artes o en San Carlos. Becerra logró ser uno de los 30

aspirantes, de entre los 54 presentados, que en septiembre de 1847 consiguió el ansiado

acceso a la Escuela Especial de Ingeniero de Caminos. En ese grupo, del que Becerra era

de los más mayores, al contar ya con 27 años, se encontraban también José Echegaray,

Leopoldo Brockmann o José Caunedo, entre otros, que llegarían a ser brillantes ingenieros

y catedráticos y, algunos de ellos, como el propio Echegaray, destacados matemáticos y

figuras de la economía y de la política española tras la revolución de 186874

. También

coincidió con Práxedes Mateo Sagasta, que estaba en un curso superior -finalizó los

estudios en 1849-, y que igualmente sería catedrático de la Escuela y político de primera

fila tras la caída de Isabel II.

También lo hizo con Gabriel Rodríguez, ingeniero que también llegaría a ser

brillante economista y miembro destacado del liberalismo político español. Y de esa época

se recuerda una anécdota que refleja muy bien el ambiente intelectual entre los aspirantes a

ingenieros -así como el carácter apasionado de Becerra y Rodríguez, también más joven

que él pero que ya estaba en tercer curso-. Un día debatían ambos sobre quién

consideraban el mejor profesor de matemáticas del Madrid de aquellos años -si Riquelme o

Travesedo- y con tanta pasión que acabaron la discusión a puñetazo limpio, detrás de la

tapia del Retiro: "rendidos por el cansancio, acordaron dar por terminado el combate, darse

las manos y volverse a la Escuela, adonde llegaron discutiendo por el camino sobre la

última teoría de Wronski"75.

73

Los finalizó en 1840 y sería también profesor de la Escuela de Caminos. Era hijo de Juan

Subercase, célebre director de la Escuela de Caminos durante más de una década, hasta su

fallecimiento en 1856. Revista de Obras Públicas, abril de 1970, p. 264.

74 Archivo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

Universidad Politécnica de Madrid. Libro de Actas 1836-1853. Sáenz Ridruejo, F. (2007): Op. cit.,

p. 146.

75 Orduña, C. de: "Memorias de la Escuela de Caminos VIII". Revista de Obras Públicas, 1/8/1924,

p. 281. Los profesores eran Ángel Riquelme y Francisco Travesedo. Riquelme fue preparador de

José Echegaray y, según su testimonio, fue el profesor de matemáticas que más ganaba en el

Madrid de mediados de siglo. Echegaray, J. (1917b): Recuerdos II, p. 300. Józef Maria Hoene-

Wronski fue un filósofo y matemático polaco coetáneo.

Juventud y revolución

51

De hecho, aparte de las facultades específicas, las reales academias de ciencias, o

las academias militares, las escuelas de ingenieros -en especial la de Caminos- fueron

centros que a lo largo del siglo XIX contribuyeron de forma destacada al desarrollo de las

matemáticas en España. Y fueron diversos los integrantes del claustro de la Escuela de

Caminos que también fueron académicos de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas

y Naturales. Así que no es extraño que, tras su paso por la Escuela de Caminos como les

había sucedido a otros compañeros, las matemáticas se convirtieran en una de las pasiones

intelectuales de Becerra, quien aparte de ejercer la docencia en su academia, en algún

periodo de cierta tranquilidad en su vida también estuvo escribiendo alguna obra sobre esta

disciplina. Esto facilitó que años más tarde, en 1886, siendo ya un personaje célebre en la

escena política e intelectual del país, también ingresase en la Real Academia de Ciencias

Exactas, Físicas y Naturales, precisamente sustituyendo al que había sido su preceptor,

José Subercase76

.

Como hemos comentado Becerra no logró finalizar los estudios. La normativa

vigente especificaba un máximo de dos años para cada curso, y para pasar de curso era

preciso aprobar todas las asignaturas. Becerra consiguió aprobar el primer parcial con el

número 5 de los alumnos de primer curso de ese año. Pero no consiguió superar el segundo

parcial, aunque se le autorizaba a repetir al "considerarlo apto para salir adelante". Pero ese

mismo año entró en vigor una nueva normativa con respecto a las los estudios de

ingenieros y arquitectos. A partir de entonces todos los alumnos cursarían dos cursos

comunes, 1º y 2º, en una recién creada Escuela Preparatoria -una especie de escuela

politécnica-, dependiente de la Universidad Central. Tras lograr aprobar los dos cursos de

la Preparatoria, los alumnos cursarían los restantes años en sus escuelas especiales

respectivas. A pesar de que, según el plan de estudios antiguo, Becerra podía a repetir el

primer curso, la entrada en funcionamiento del nuevo reglamento preveía un examen

extraordinario para los casos de repetidores como el suyo, que no sabemos si llegó a

realizar ni, por tanto, si llegó a acceder a la Escuela Preparatoria, y si lo hizo, cuál fue su

aprovechamiento. Aunque tampoco podemos descartar que se le denegara su acceso por

motivo de edad, pues el límite máximo que establecía el nuevo reglamento para ingresar en

76

Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1886): Discursos leídos ante la Real

Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en la recepción pública del Excmo. Sr. D.

Manuel Becerra, el día 16 de mayo de 1886. La Iberia, 11/10/1865, p. 3.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

52

el primer curso era de 25 años. Lo que sí está documentado es que no regresó a la Escuela

Especial para cursar el tercer curso de los estudios de Ingeniero de Caminos77

.

Figura 2.6: Academia de matemáticas de M. Becerra. Fuente. La Correspondencia de España,

13/9/1860, p. 4.

Así, tras su paso finalmente frustrado por la Escuela, Manuel Becerra decidió abrir su

academia preparatoria de Matemáticas, que llegó a ser muy popular en Madrid. Tampoco

fue esta una decisión muy original. De hecho fue una salida frecuente entre antiguos

alumnos de la Escuela de Caminos, que aprovechaban el crédito y la formación adquirida

para establecer su propia academia preparatoria, como el propio Gabriel Rodríguez78

, sin ir

más lejos. Fueron además, por lo general, negocios que solían dejar beneficios más que

aceptables, lo que motivó más de una baja en un prestigioso pero escasamente pagado

Cuerpo de Ingenieros. Incluso el propio Echegaray, también ante la necesidad familiar de

ver incrementados sus emolumentos, estableció su propia academia de matemáticas con

similar éxito. Pero al poco tiempo se estableció un régimen de incompatibilidades que

impedían ocupar simultáneamente la cátedra en la Escuela y la dedicación a la enseñanza

77

Sáenz Ridruejo comenta que hubo una revuelta estudiantil en octubre de 1848, motivada por la

reforma en ciernes, que propició la dimisión del director, Juan Subercase, quien por cierto tampoco

estaba de acuerdo con la reforma. A los pocos días se nombró un nuevo director y se publicó el

Real Decreto que modificaba el plan de estudios. Sáenz Ridruejo, F. (2007): Op. cit., pp. 142-145.

No he encontrado documentación ni en el Archivo Histórico de la Universidad Central ni en el de

la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid con el resultado del

ese examen extraordinario. Archivo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos,

Canales y Puertos. Universidad Politécnica de Madrid. Libro de Actas 1836-1853. Archivo

Histórico de Universidad Central. Expediente Escuela Preparatoria. 1848-1855.

78 Arespacochaga, J. de: "Gabriel Rodríguez". Revista de Obras Públicas, marzo/1965, p. 182.

Juventud y revolución

53

privada. Echegaray solicitó la compatibilidad pero lograron disuadirle para que siguiera en

el Cuerpo de Ingenieros, con su la cátedra y abandonara la enseñanza privada. Aunque

trataron de compensarle con alguna comisión de servicios79

.

Arturo estuvo preparando el examen de acceso durante dos años, asistiendo

diariamente a la academia preparatoria de Becerra. Muchos años más tarde recordaba, en

un diálogo imaginario con un tal Ramón, travesuras de estos tiempos cuando ambos

acudían a estas clases80

:

-¿Te acuerdas cuando hacíamos novillos a la clase de Matemáticas de D. Manuel Becerra

y nos íbamos al Retiro? [Le preguntaba a Soria el tal Ramón]

-Sí, a orinarnos en el pluviómetro del Observatorio astronómico, diablura de que me

siento hoy arrepentidísimo.

-No, me refiero a tus experimentos de ponerte dentro de un cuadrado del tamaño de un

pañuelo y colocados los veinte alumnos de la clase a unos 15 metros con buena provisión

de piedras cada uno, apostar a que ninguno te daba.

Ganaste la apuesta multitud de veces, siempre, y ni entonces comprendía ni ahora me

explico que la vista y la agilidad basten para lograr tal resultado.

La prueba para el acceso a la Escuela de Ingenieros a la que Soria se presentó,

tuvo lugar en septiembre de 186381

. Se compuso de tres ejercicios: el primero sobre

aritmética, álgebra y geometría; el segundo sobre trigonometría y aplicación del álgebra a

la geometría; y el tercero sobre dibujo y traducción de francés. El primero y el segundo

eran preguntas teóricas realizadas por los examinadores de forma oral y el tercero era un

ejercicio práctico. Un suspenso en cualquiera de los dos primeros ejercicios impedía al

alumno la posibilidad de hacer el tercero82

.

79 Echegaray, J.: "Recuerdos". Revista de Obras Públicas, 16/3/1905, p. 134. Sánchez Ron, J.M.

(2004): "José Echegaray: entre la ciencia, el teatro y la política", pp. 617-618.

80 Soria y Mata, A.: "Mecánica Social". La Ciudad Lineal, 10/4/1910, pp. 1911-1912.

81 La convocatoria se publicó en la Gaceta de Madrid los días 1, 2 y 3 de agosto de 1863.

82 El Reglamento de 1855 especificaba, sin embargo, que el examen de ingreso constaría de cuatro

ejercicios: el primero sobre aritmética, álgebra y geometría, el segundo sobre trigonometría y

geometría analítica, el tercero sobre física y química y el cuarto sobre dibujo y francés. Pero a lo

largo de los años se fueron introduciendo ciertas modificaciones sobre el Reglamento en vigor.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

54

El contenido, la profundidad y los textos de referencia de las materias objeto de

examen de ingreso –aunque no había obligación de estudiar por ellos– se publicaban todos

los años con anterioridad a la convocatoria83

. El Tribunal estaba integrado por cuatro

profesores, elegidos al azar entre los componentes del claustro de profesores. Lo presidía el

director de la Escuela, que desde 1856 hasta 1865, fue el prestigioso Calixto Santa Cruz. El

claustro, según lo estipulaba el reglamento en vigor, de 1855, estaba formado por once

profesores, Ingenieros de Caminos, pero dejaba abierta la posibilidad de integrar también

otros cuatro profesores externos, es decir, no ingenieros, para materias no específicas de la

titulación, como derecho, química o similares.

Calixto Santa Cruz había seguido el estilo sobrio de su predecesor, Juan

Subercase, quien había vuelto a ser nombrado director de la Escuela en 1855, a propuesta

del gobierno progresista surgido de la revolución de 1854. También se suprimió la

contestada Escuela Preparatoria para volver al esquema anterior de estudios independientes

desde el primer curso. Subercase lideró el desarrollo de un nuevo reglamento y se propuso

renovar el claustro de profesores con ingenieros jóvenes y más sobresalientes que habían

ido surgiendo de las promociones de los últimos años. A uno de los primeros en nombrar

fue a José Echegaray, que había sido número uno de su promoción de 1853 y ya había ido

dejando numerosas muestras de su brillantez. A la muerte de Subercase, acaecida al año

siguiente de su renovado mandato, le sucedió al frente de la Escuela Calixto Santa Cruz

-número uno de los 18 alumnos de la primera promoción, la de 1839- y quien durante sus

diez años de mandato, hasta su muerte por la epidemia de cólera en 1865, siguió la senda

renovadora de su predecesor y llegó a reunir un plantel de grandes profesores, hasta hacer

de ésta una de las épocas de más esplendor de la Escuela84

.

Artículo 63 del Reglamento para la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

Gaceta de Madrid, 16/8/1855, p. 2.

83 La información referente a 1863 se publicó en la Gaceta de Madrid, 17/6/1863, p. 1.

84 Sáenz Ridruejo, F. (2007): Op. cit., p. 145.

Juventud y revolución

55

Figura 2.7: Foto actual del edificio de la Real Academia de Jurisprudencia, situado en la calle del

Turco (hoy del marqués de Cubas), que albergó a la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos

entre 1846 y 1889. Fuente: Palacetes de Madrid [En línea]. [Consulta: 4/10/2015].

<http://palacetesdemadrid.blogspot.com.es> y Sáenz Ridruejo, F. (2007): "Ingeniería de Caminos y

Canales, también de Puertos y Faros", p. 144.

En la reunión de la Junta de la Escuela del día 1 de julio de 1863 se realizó el sorteo de los

profesores que compondrían el tribunal para las pruebas de acceso que se iban a celebrar

en septiembre y a la que se iban a presentar 145 aspirantes al ingreso en la Escuela de

Ingenieros. El azar determinó que el tribunal estaría compuesto por José Caunedo, José

Echegaray, Ángel Mayo y José Morer, además de la presidencia obligada de Calixto Santa

Cruz como director de la Escuela85

. El reglamento vigente indicaba también que las notas

-aprobado o reprobado– de cada ejercicio que componía el examen de acceso se otorgarían

por acuerdo de la mayoría de los miembros del tribunal86

.

Pues bien, llegado septiembre, al parecer Arturo Soria realizó buenos ejercicios,

pero en el transcurso del segundo, correspondiente a álgebra aplicada a la geometría,

85

Archivo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

Universidad Politécnica de Madrid. Libro de Actas 1861-1865.

86 Artículos 58 y 65 del Reglamento para la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y

Puertos. Gaceta de Madrid, 16/8/1855, p. 2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

56

preguntado Soria sobre la ecuación de los diámetros conjugados de una elipse contestó de

forma algo improvisada, pero parece que finalmente bien resuelta. No obstante, el

heterodoxo desarrollo parece que tuvo ciertas objeciones por parte de uno de los miembros

del tribunal -no se sabe de quién en concreto-, pero a pesar de ellas, y dado que al final

había logrado dar con la respuesta correcta, Arturo Soria salió de la prueba confiado en

aprobarla. Durante los dos años en que asistió a las clases de la academia de Becerra, Soria

había mostrado ser uno de los alumnos más aventajados, por tanto, era lógico que de él se

esperase que fuera uno de los que lograse superar el acceso a la Escuela. Esa misma noche

en el Café del Siglo de la calle Mayor, el propio Manuel Becerra felicitándole -"¡que sea

enhorabuena, pollo!", le dijo- le comentaba que uno de los examinadores, que era amigo

suyo, consideraba que había hecho unos ejercicios brillantes y que si no le daban el número

uno, "del tres no ha de bajar"87

.

Entre los profesores de la Escuela y los preparadores hubo a lo largo de los años

una especial relación, sobre todo si estos últimos eran o habían intentado ser, como en el

caso de Becerra, ingenieros también. De los integrantes del tribunal, si bien cabe pensar

que cualquiera podría haber sido el amigo a que se refiriese Becerra, lo más lógico es que

lo fuese algún antiguo compañero, y de los examinadores indicados, había dos que

coincidieron con Manuel Becerra en su breve paso por la escuela: José Caunedo y José

Echegaray88

. Lo más probable - sin ser seguro- es que Becerra se refiriese a uno de estos

dos como el amigo que le hizo la confidencia.

Pero para terrible sorpresa y decepción de Arturo Soria, la calificación que

finalmente le otorgó el tribunal fue el de "reprobado" en este segundo ejercicio, lo que le

cerraba el acceso a los estudios de ingeniero en esa convocatoria. Soria achacó al citado

incidente con el miembro del tribunal89

, aunque como especificaba el artículo 65 del

referido Reglamento, las calificaciones se asignaban por acuerdo de la mayoría de los

componentes mismo. Conviene, llegados a este punto, fijar un poco la atención en los

profesores que conformaron el tribunal para las pruebas de ingreso pues, en cierto modo, la

87

“Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 601.

88 Archivo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

Universidad Politécnica de Madrid. Libro de Actas 1836-1853.

89 “Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 601. Al narrar el incidente se indica que

eran tres los examinadores, quizá faltase uno de los cuatro elegidos por sorteo.

Juventud y revolución

57

versión de los hechos que hasta hoy se ha mantenido lleva a pensar que Arturo Soria fue

calificado de forma injusta debido a la mediocridad e inflexibilidad de los profesores, que

incluso desconocían algunas obras de importantes matemáticos extranjeros de aquellos

años, a los que, sin embargo Soria sí había leído y estudiado.

Sobre la solvencia en matemáticas de José Echegaray caben pocas objeciones. Si

bien sus obras más importantes comenzaron a publicarse a partir de 1866, es reconocido de

forma unánime como la persona que impulsó la renovación y modernización de las

matemáticas en España en la segunda mitad del siglo XIX, ciencia que ya de paso también

podemos decir que adolecía de un retraso notable con respecto a la que se estaba

desarrollando en países vecinos90

. Hemos comentado que fue Echegaray uno de los

primeros profesores a los que el director de la Escuela recurrió para renovar el claustro de

profesores con los ingenieros jóvenes más notables. Fueron José Morer y Jerónimo del

Campo, ambos profesores de la escuela, los que le recomendaron. El primero de estos, José

Morer, que había sido número uno de su promoción de 1844, era uno de los profesores más

brillantes del claustro. Es muy ilustrativo lo que de él opinaba Echegaray en sus

Recuerdos91:

No he conocido en España quien tuviera, ni con mucho, el talento matemático de don

José Morer. Si España fuera Francia, pongo por caso; si la atmósfera científica de nuestro

país fuera otra; si existieran estímulos que no existen, y José Morer hubiera podido

dedicarse de lleno al cultivo de las ciencias matemáticas puras, su nombre sería hoy

conocido y respetado en toda Europa.

De hecho, apenas unos años más tarde, en 1867, Morer fue elegido miembro de la Real

Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; y el mismo Echegaray, que ya lo era

desde 1865, se encargó de elaborar la réplica a su discurso de entrada.

En cuanto al resto de los componentes del tribunal, también fue el propio

Echegaray, quien a instancias del director de la Escuela había recomendado como profesor

90

Sánchez Ron, J.M. (2004): Op. cit., pp. 624-627.

91 Echegaray, J. (1917a): Recuerdos I, p. 148.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

58

a José Caunedo, junto a otros brillantes compañeros de promoción: Leopoldo Brockmann y

Eduardo Gutiérrez Calleja. De ellos recordaba92:

Durante toda la carrera, Brookman [sic], Caunedo y Calleja se disputaron los primeros

puestos. Brookman era el más brillante. Caunedo, el que mejor comprendía las

Matemáticas, el que profundizaba más en todas las teorías, y el qué era capaz de

explicarlas con más exactitud y con más claridad; claridad verdaderamente admirable.

Calleja, en cambio, era el espíritu más crítico y más práctico: para presentar dificultades y

hacer objeciones, no había otro como él, y para vencerlas con más sentido común,

tampoco.

De los cuatro integrantes del tribunal el menos conocido hoy en día es Ángel Mayo. Pero

también éste había sido número uno de su promoción, la de 1850, y su labor como

ingeniero en la segunda mitad del siglo XIX fue asimismo reconocida. Aparte de ejercer

como profesor de la Escuela desde 1857, formó parte de la redacción de la Revista de

Obras Públicas, que era el órgano de expresión del Cuerpo de Ingenieros de Caminos.

Quizá su labor quedó poco conocida debido a una muerte relativamente temprana, como

resultado de un accidente ferroviario en 1884. En cualquier caso, además de sus méritos

estrictamente ingenieriles, el que le hubiesen ofrecido formar parte del claustro de la

Escuela en una época de renovación y especial brillantez creo que le acredita

suficientemente, al igual que al resto de los componentes del tribunal.

A la vista de lo anterior, parece en principio difícil de asumir que el suspenso a Arturo

Soria se debiese únicamente a la contrariedad de uno de estos miembros del tribunal ante

un desarrollo novedoso, aunque al final hubiese llegado a un resultado correcto93

:

Separándose del procedimiento clásico de los textos oficiales, [Arturo Soria] aventuró un

desarrollo nuevo, inspiración del momento, y que revelaba su gran preparación en la

geometría analítica. Negó el examinador la posibilidad, pero el joven Soria, sin titubear,

hizo la demostración en el encerado. El examinador, vencido, no pudo ocultar de

momento, con su acritud, la contrariedad que le producía su derrota, y sin perdonar la

92

Echegaray, J. (1917a): Recuerdos I, pp. 328-331.

93 “Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 601.

Juventud y revolución

59

herida de amor propio, la vengó negando a Arturo Soria el ingreso en la Escuela de

Ingenieros, a pesar de estimar lo contrario los otros examinadores y el público de alumnos

y profesores que presenció el ejercicio.

Obviamente tampoco se puede descartar definitivamente la posibilidad de que, en efecto,

se hubiese producido la reacción despechada y prepotente de uno de los profesores, a la

que no hubiesen querido oponerse los otros. Sea como fuere en realidad, así quedó para la

posteridad. Reconociendo la posibilidad de una decisión injusta, en 1982 la propia Escuela

de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid tributó a Arturo Soria

un homenaje de desagravio y le nombró Ingeniero Honorario94

.

La tabla 2.2 nos muestra la estadística histórica de los aspirantes presentados a los

exámenes de acceso, de los que consiguieron aprobarlo y comenzaron los estudios, y de los

que consiguieron finalizarlos. Las casillas en blanco corresponden a la modificación en

1848 del Plan de Estudios, con la entrada en funcionamiento de la Escuela Preparatoria. Es

muy representativa la evolución entre los años 1860 y 1866, en los que las inversiones en

infraestructuras pusieron en cierto modo de actualidad los estudios de ingeniería civil y

atrajeron a muchos aspirantes deseosos de ingresar en la Escuela. Es especialmente

elevado el número de alumnos presentados en 1862, 1863 (el año en que lo hizo Soria) y

en 1864. También se observa que es muy alto el porcentaje de suspensos precisamente en

1862 y 1863, lo que puede ser indicativo de dos posibilidades: una peor preparación de los

alumnos presentados a esas convocatorias o, creo que más probable porque el número de

aprobados es muy bajo en comparación con los años cercanos, unos exámenes

sensiblemente más difíciles que impidieron el ingreso a muchos alumnos.

94

Colección George Collins de la Universidad de Harvard (en adelante CGC). Programa del

Homenaje a Arturo Soria en el centenario del nacimiento de la idea de la Ciudad lineal, 1982 y

Carta de Arturo Soria y Puig a George. R. Collins, 27/11/1982.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

60

Tabla 2.2: Listado de alumnos aspirantes, admitido y egresado tras finalizar los estudios. Fuente:

Elaboración propia con datos de: Escuela Especial de Caminos, Canales y Puertos (1873): Reseña

histórica de la Escuela Especial de Caminos, Canales y Puertos desde su creación hasta 1873, pp.

27-28.

No superar la prueba fue un duro varapalo para Arturo. Los dos años de preparación habían

supuesto un esfuerzo considerable y no había obtenido la recompensa deseada. Sintió que

se le truncaba el sueño de desempeñar una profesión por la que sentía verdadera pasión. La

mezcla de rabia y disgusto por lo que consideraba había sido una muestra de despecho de

aquel miembro del tribunal le hizo incluso caer enfermo. Pero además el fracaso había

venido a coincidir con otra circunstancia personal difícil para el joven Arturo. Ese mismo

año su padre, José Soria, había tomado la decisión de abandonar definitivamente el hogar

familiar, lo que hizo más precaria la situación doméstica. La madre no encontró otro medio

CursoAlumnos

aspirantes

Alumnos

admitidos

Alumnos

egresados

1845-1846 37 24 9

1846-1847 41 22 8

1847-1848 54 30 5

1848-1849 8

1849-1850 4

1850-1851 10

1851-1852 8

1852-1853 14

1853-1854 12

1854-1855 4

1855-1856 26 16

1856-1857 42 23 10

1857-1858 67 42 13

1858-1859 58 32 10

1859-1860 72 37 10

1860-1861 101 48 13

1861-1862 108 49 9

1862-1863 124 28 21

1863-1864 145 28 17

1864-1865 126 41 19

1865-1866 109 21 27

1866-1867 35 9 13

1867-1868 27 14 19

Juventud y revolución

61

de subsistencia inmediato y tuvo que pasar a depender económicamente de su yerno, ya

por entonces marqués de Santiago, y de su hija Carolina Arenas95

, Aunque cabe pensar que

ya se estuviesen haciendo cargo de la formación de Arturo y de sus hermanas, pues el

sueldo del padre es muy probable que no llegase para sufragar los estudios de Arturo y

alguna noticia de 1863 destaca la asistencia como alumna de Julia al Conservatorio de

Música y Declamación de Madrid; y con buen aprovechamiento, por cierto, a juzgar por

las menciones o los permios recibidos - alguno recibido de manos de la propia reina- de

entre los que se convocaban entre el alumnado96

. El que el padre les abandonase, unido a

sus anteriores ausencias del hogar debido a sus ocupaciones laborales fuera de Madrid,

debieron terminar por forjar un cierto desapego de Arturo por la figura de su padre, que

puede inferirse también del hecho de que no dejase escrito ningún recuerdo o testimonio de

reconocimiento, como el que, por ejemplo, dejó sobre su madre cuando la dedicó su libro

El Progreso Indefinido: "Dedico este libro a la santa memoria de mi santa madre".

Así que las difíciles circunstancias familiares le exigían a Arturo una reacción

inmediata. A instancias de su madre, que de nuevo le impulsaba a que siguiese intentando

acceder a alguna otra plaza en la Administración, se presentó a otras oposiciones que

consideró podían estar a su alcance. Así, en febrero del año siguiente se convocaron

oposiciones para cubrir 60 plazas en el Cuerpo de Telégrafos como telegrafistas terceros97

.

Sabemos que los laboratorio del Instituto San Isidro disponían de una pequeña instalación

telegráfica para que los estudiantes realizasen prácticas, que es probable que Soria hubiese

hecho, y que la tecnología le llamase la atención como para animarle a intentar acceder a

una de las plazas convocadas.

La primera línea de telegrafía eléctrica en España había entrado en

funcionamiento en abril de 1855 y en la década siguiente se asistió a un espectacular

despliegue de la red telegráfica. Esto significó que, aunque con cierto retraso, España

95

AHVM. Padrón municipal de Madrid de 1863. Este documento es clarificador a este respecto.

Con trazo inseguro, probablemente escrito directamente por la propia madre, la casilla Profesión,

oficio u ocupación se cumplimentó con “Dependo de mi yerno”, y la de Observaciones con

“Abandono del marido”. En el padrón del año anterior, todavía figuraba José Soria como integrante

de la unidad familiar e indicaba que su situación laboral era la de cesante.

96 La Correspondencia de España, 3/7/1863, p. 2; 1/12/1863, p. 2.

97 Gaceta de Madrid, 4/3/1864, p. 3.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

62

finalmente dispusiese de una red a la altura de nuestros países vecinos desarrollados.

Significaba además que la demanda de técnicos para explotarla fuese considerable. Fue en

1856 cuando se creó el Cuerpo de Telégrafos, adscrito al Ministerio de la Gobernación. La

dependencia bajo este ministerio indicaba la importancia que para el Estado tenía este

servicio como mecanismo de ayuda al control del orden público o de vigilancia de la

plantilla que iba tener acceso a información delicada, por ejemplo. El personal del Cuerpo,

que entonces gozaba también de cierto prestigio social, se organizaba en función de sus

conocimientos y atribuciones profesionales. Se dividía en tres grupos principales: personal

superior, los funcionarios con responsabilidades técnicas y de gestión, que con los años

lograrían la consideración de ingenieros; personal subalterno, de carácter operativo, eran

los encargados directos del tráfico telegráfico y del mantenimiento de los aparatos y de las

líneas; y el personal de vigilancia. Las dos primeras categorías tenían el carácter de

funcionarios. El acceso para cualquiera de estos dos grupos facultativos se hacía mediante

examen, ingresando siempre por la escala más baja. La preparación de ambos grupos

exigía conocimientos diferentes, pero siempre de un elevado nivel. Los sueldos

evidentemente estaban en función de las categorías y había diferencias considerables entre

unos grupos y otros. Los telegrafistas terceros eran el escalafón más bajo de la categoría

del personal subalterno y su sueldo rondaba los 4.000 reales de la época -menor de los

5.000 que podía percibir un estudiante de 4º curso de ingeniería de caminos-. El examen de

acceso consistía en ejercicios de aritmética, gramática y ortografía castellana, escritura

clara y correcta, y traducción y escritura del francés. Una vez aprobados, pasaban un

periodo de instrucción, durante el que cobraban las dos terceras partes del sueldo, y tras el

cual debían superar un examen de aptitud para conseguir la plaza de forma definitiva98

.

Arturo Soria se presentó a las oposiciones de acceso iniciadas el 14 de abril de

1864. Se presentaron cerca de 200 aspirantes y, aprovechando la preparación adquirida

anteriormente, Soria fue uno de los que logró superarlas con éxito. En junio comenzó su

instrucción para “la manipulación y manejo de aparatos” en la conocida como Escuela

práctica99

.

98

"Reglamento Orgánico del Cuerpo y Servicio de Telégrafos, 2 de abril de 1856". Gaceta de

Madrid, 5/4/1856, pp. 1-2.

99 Revista de telégrafos, 15/4/1864, p. 384, 15/6/1864, p. 432.

Juventud y revolución

63

Figura 2.8: Uniformes de los telegrafistas primeros, segundos y terceros, ca. 1864. Fuente: Olivé

Roig, S. y Sánchez Miñana, J. (2007): "De las torres ópticas al teléfono: el desarrollo de las

telecomunicaciones y el Cuerpo de Telégrafos", p. 570.

Pero lamentablemente esta alegría se vio nublada poco después por una desgracia en el

seno de la familia: la muerte repentina y temprana de su madre acaecida el 18 de julio100

.

El fallecimiento, a causa de una hidropericarditis, supuso una nueva desgracia para Arturo

Soria, que siempre se había sentido muy unido a ella. Sentimiento que se habría reforzado

tras el abandono de la familia por parte del padre el año anterior. Como dato curioso,

además de figurar como su segundo apellido el que fuera el primero de su primer esposo,

en su partida de defunción se indicó que estaba viuda. María del Carmen Mata fue

enterrada en el hoy desaparecido Cementerio General del Norte, conocido como el de la

Puerta de Fuencarral, que estaba situado al final de la calle San Ancha de San Bernardo,

extramuros a la antigua cerca donde estaba esa Puerta de Fuencarral por la que era

conocido101

.

100

AHVM. Defunciones 1864. Folio 424. Defunción de María del Carmen Mata Arenas.

101 Jiménez Blasco, B.C. (2009): "Los antiguos cementerios del ensanche norte de Madrid y su

transformación urbana", pp. 38-41.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

64

Figura 2.9: Patio de los pobres, en el Cementerio General del Norte. Año 1874. Fuente: La

Ilustración española y americana, 8/11/1874, p. 645.

Arturo y sus hermanas Mariana y Julia se encontraron sin el amparo de ninguno de los

progenitores y sin medios económicos para subsistir, por lo que su hermanastra Carolina y

su cuñado les ofrecieron irse a vivir con ellos.

En septiembre de ese año, superado el periodo de formación y aprobado el

preceptivo examen, Arturo Soria fue destinado a Santander -destino elegido por voluntad

propia, según venía señalado en la Revista de Telégrafos-, para ocupar su plaza como

telegrafista de tercera. No obstante, trascurridos apenas dos meses en esa ciudad, Soria

renunció voluntariamente a la plaza para volver a Madrid102

, al parecer con el objetivo de

poder preparar mejor unas oposiciones de ingreso a otra Escuela Especial, aunque en esta

ocasión de grado medio, la de Ayudantes de Topografía Catastral. No sabemos si la

renuncia obedeció a un repentino cambio de planes debido a que las expectativas que se le

102

Revista de Telégrafos, 15/9/1864, p. 504 y 15/11/1864, p. 551.

Juventud y revolución

65

abrían con la plaza obtenida, en el escalafón más bajo como telegrafista, resultaron estar

muy alejadas de sus aspiraciones profesionales y la labor del día a día no constituyese un

reto suficiente para una persona capacitada y con curiosidad intelectual como lo era Arturo,

y quizá un ingreso en el Cuerpo del Catastro le estimulase más. Una explicación por vía

indirecta podría encontrarse en la exposición de motivos a un Real Decreto promulgado a

las pocas semanas de la dimisión de Soria que reordenaba las escalas y establecía nuevas

condiciones para el personal del servicio de telégrafos103

. En él se podía leer que el grupo

facultativo al cual pertenecían los telegrafistas terceros:

[…] está compuesto de individuos dotados de ciertos conocimientos especiales, y

depositarios de gran confianza; sin embargo, el sueldo asignado a la última de sus clases

es el de 4.000 reales., cantidad insuficiente para un funcionario en cuyo porte, costumbres

y obligaciones oficiales se exige compostura y decoro. Por otra parte, el término de la

carrera, que solo muy escaso número de auxiliares podrá alcanzar después de dilatados

servicios, está fijado en 12.000 reales.

Como vemos, las condiciones económicas del puesto ocupado por Soria no eran muy

alentadoras. El Real Decreto reordenaba las categorías de telegrafistas y suprimía la de

telegrafista tercero y subía el sueldo mínimo de esa escala a 5.000 reales y el máximo a

16.000 reales. No obstante, la promoción de una categoría a otra seguía fijada en un

criterio de antigüedad y además el nuevo Real Decreto cerraba la posibilidad de acceder al

cuerpo superior, en vista de lo cual la mejora de las condiciones era tan solo relativa.

Teniendo en cuenta que las posibles vacantes de superior categoría debían repartirse entre

un número cada vez mayor de candidatos a ser elegidos para ocuparla, las expectativas de

ascenso continuaban siendo a muy largo plazo, con lo que un sueldo que quizá podía

valerle a un Soria de 20 años, sentiría que no le valdría pocos años más tarde104

.

Pero tampoco es descartable que en su decisión influyera algún motivo personal

desconocido o que el destino en Santander no le resultase de su agrado. El caso es que

103

Revista de Telégrafos, 1/1/1865, pp. 4-7

104 Olivé Roig, S. (2013): Telégrafos. Un relato de su travesía centenaria, p. 46. Olivé Roig, S. y

Sánchez Miñana, J. (2007): "De las torres ópticas al teléfono: el desarrollo de las

telecomunicaciones y el Cuerpo de Telégrafos", p. 551-608.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

66

asegurado el puesto mediante la excedencia por un periodo máximo de dos años a la que

tenía derecho, intentó el acceso a otra profesión que quizá podría proporcionarle superiores

perspectivas. Además, Arturo compaginó la preparación de estas oposiciones, con un

trabajo administrativo en las oficinas de estadística del ferrocarril del Mediodía.

2.2. LA ESCUELA ESPECIAL DE DE OPERACIONES GEOGRÁFICAS

Por fin, la convocatoria de las pruebas de acceso de 1865 y sus condiciones se

publicaron el 28 de julio105

. Se admitirían como máximo 50 alumnos para ingresar en la

escuela, que ese mismo mes de julio había cambiado su denominación a Escuela Especial

de Operaciones Geográficas106

. La escuela, fundada en 1859, tenía el objetivo de formar a

los futuros integrantes de un cuerpo técnico especializado, entonces denominado Cuerpo

de Ayudantes de Topografía Catastral, que, tras su futura creación en 1870, serán la base

que integrará el Cuerpo de Topógrafos del Instituto Geográfico Nacional. En síntesis,

podrían definirse como los técnicos topógrafos que pertenecían a la Dirección de

Operaciones Topográfico-Catastrales de la Junta General de Estadística, órgano de carácter

consultivo de la Presidencia del Consejo de Ministros, con la misión fundamental de

ejecutar el levantamiento del Catastro General en España.

Las pruebas de ingreso eran también bastante duras, aunque con los años se

fueron suavizando en cierta medida, al no lograr captar todos los alumnos deseados. El

examen de acceso al que se presentó Arturo Soria tuvo lugar en el otoño de 1865. La

prueba constó de tres ejercicios: el primero consistente en la representación de un plano

topográfico, el segundo en pruebas de aritmética y álgebra y el tercero en cuestiones de

geometría y trigonometría rectilínea. Aunque parece que volvió a arriesgarse con un

procedimiento novedoso en la prueba de álgebra, en esta ocasión las consecuencias no

fueron negativas, ya que consiguió superar estas pruebas y el 9 de diciembre fue admitido

105

Gaceta de Madrid, 28/7/1865, p. 2.

106 La Escuela adoptó diferentes denominaciones a lo largo de su existencia: Escuela Especial de

Ayudantes de Topografía Catastral (1861), Escuela Especial de Operaciones Geográficas (1865) y

Escuela Especial del Catastro (1866).

Juventud y revolución

67

formalmente como alumno de la Escuela Especial de Operaciones Geográficas para iniciar

el primer curso en enero de 1866107

. El plan de estudios vigente desde 1863 constaba de

seis semestres: los tres primeros y el quinto teóricos, y el cuarto y sexto de prácticas de

campo. La asistencia a clase era obligatoria. En los semestres teóricos había seis horas

diarias lectivas y en los de prácticas de campo, el trabajo era de sol a sol. Si se lograba

completar los tres cursos se alcanzaba el empleo de Ayudante de Topografía Catastral.

Soria logró aprobar los dos primeros cursos con la calificación de Muy Bueno y en los

primeros puestos de su promoción, tras lo cual fue nombrado Alumno Aspirante de la

Escuela Especial de Topografía Catastral, lo que conllevaba un sueldo anual de 500

escudos. Modestos ingresos que complementaba con lo que percibía dando clases

particulares de matemáticas en las pocas horas libres que le quedaban.

Tabla 2.3: Programa de Estudios de la Escuela del Catastro en 1863. Elaboración propia. Fuente:

Urteaga, L. (2007): “La Escuela del Catastro”, p. 276.

Sin embargo, nos encontrábamos ya en octubre de 1868, y su vida experimentó un giro

radical, como veremos más adelante, que le llevaría por derroteros impensables apenas

meses antes. Sus inesperadas nuevas responsabilidades le dificultaron poder completar lo

107

"Atrevidamente expuso una teoría, poco conocida, al contestar a una pregunta de álgebra acerca

de la teoría de los determinantes. Sabía por el librero que era el único comprador de la obra en que

se desarrollaba aquel problema por un nuevo procedimiento matemático." “Datos biográficos”. La

Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 602. AHIGN. Expediente personal de Arturo Soria Mata.

Primer Curso Segundo Curso Tercer Curso

Primer semestre

Trigonometría (I)

Geografía/Francés

Dibujo Lineal

Trigonometría (II)

Geología/Catastro

Dibujo topográfico

Geodesia

Física/Documentación

Dibujo de paisaje

Segundo semestre

Topografía

Geología/Estadística

Dibujo topográfico

Prácticas de campo Prácticas de campo

Arturo Soria y Mata. Una biografía

68

poco que le quedaba del último curso y asistir a los exámenes finales, que se convocaron

en el mes de diciembre. En marzo de 1869 tuvo que solicitar, como medida de gracia,

poder presentarse a unos exámenes extraordinarios de fin de carrera, lo que le fue

concedido. A pesar de estas complicaciones de última hora y la dedicación que sus nuevos

menesteres le restaban al estudio, finalmente pudo preparar y presentarse a estos exámenes,

que consiguió superar con la calificación final de Muy Bueno. Soria decidió solicitar una

excedencia de un año para decidir si ocupaba el puesto que le correspondía como Ayudante

Supernumerario de Topografía Catastral en la Junta General de Estadística, aunque sólo se

le concedieron tres meses para pensarlo. Como veremos, Arturo Soria nunca se incorporó

al Cuerpo de Topógrafos108

.

2.2.1. El Teodolito Impresor-Automático

La preparación de los últimos años le había proporcionado una buena formación

en ciencias, que además complementaba por afición personal con lecturas y estudio en la

Biblioteca Nacional, donde consultaba publicaciones sobre ciencia y matemáticas, entre los

que recordaba, por ejemplo, los "Anales de la Academia de Ciencias de París"109

. Producto

de su atracción por la ciencia, buscó posibles aplicaciones útiles de lo aprendido, lo que

con los años se sustanció, por un lado, en la invención de algunos dispositivos tecnológicos

y, por otro, en la propuesta o puesta en marcha de varios negocios relacionados también

con tecnologías novedosos, lo que en gran medida venía a corroborar su vocación

ingenieril.

En mayo de 1868, siendo alumno de último curso en la Escuela Especial de

Topografía Catastral, presentó a su director la memoria de un proyecto que había

concebido para construir un artilugio al que denominó Teodolito Impresor-Automático. Un

teodolito es un instrumento portátil de medición, muy utilizado en topografía, que permite

108

Las calificaciones, solicitudes y apremios están incluidos en su expediente. AHIGN. Expediente

personal de Arturo Soria Mata.

109 “Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 602.

Juventud y revolución

69

obtener ángulos verticales y horizontales del terreno observado. Está compuesto por piezas

mecánicas y piezas ópticas, prismas y lentes, que desvían el haz de luz hacia unos círculos

graduados cuya lectura permite medir los ángulos. En aquella época la operación con ellos

todavía era manual y llevaba un tiempo considerable. Además, la lectura de los valores

angulares no estaba exenta de complejidad y los errores podían ser frecuentes. El teodolito

propuesto por Soria permitía anular el error de lectura y como consecuencia, se podía hacer

un levantamiento de planos topográficos con mayor exactitud y en menor tiempo. También

incorporaba una innovación destacada para esa época, ya que incorporaba un dispositivo

que permitía imprimir los valores numéricos de los ángulos obtenidos de forma

automática, sobre una cinta de papel y con caracteres tipográficos.

El director remitió el proyecto a una comisión formada por tres profesores del

claustro de la Escuela para que lo estudiasen y evaluasen su viabilidad. Dicha comisión

elaboró un informe que calificaba el proyecto como muy favorable y de interés en sus

posibles aplicaciones110

. Con ese informe el director de la Escuela le felicitó públicamente

y le transmitió su intención de proponer al gobierno su construcción. Sin embargo, los

recortes presupuestarios y los diferentes avatares surgidos tras la revolución de septiembre,

que tanto afectaron a la Escuela ya ese mismo año, dejaron aparcada la intención.

Era el primer invento de Arturo Soria. La descripción detallada del dispositivo,

sus características y las ventajas que aportaría su aplicación en la técnica topográfica

aparecieron publicadas al año siguiente, 1870, primero en la Revista del Catastro y luego

en forma de folleto111

. Pero el asunto se quedó al final en el aire y de momento no llegó a

materializarse en una aplicación práctica, esperando tiempos mejores. Años más tarde, los

teodolitos ya incorporarían las mejoras que Soria había anticipado, pero promovidas por

otros fabricantes.

110

AHIGN. Expediente personal de Arturo Soria Mata.

111 Revista de Catastro, 15/8/1870 y 31/8/1870. Soria y Mata, A. (1870): Teodolito Impresor-

Automático. Madrid, Imprenta de El Correo Militar.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

70

Figura 2.10: Plano del Teodolito Impresor-Automático inventado por Soria.

2.3. EL JOVEN REVOLUCIONARIO

Volvemos unos años atrás para analizar la situación política y social de la España

de mediados de la década de 1860, cuando el régimen isabelino imperante daba ya

muestras de imparable descomposición. Al deterioro político existente fruto de un catálogo

variado de caprichos, desconfianzas y malos consejos que gobernaban las decisiones de la

reina, había que añadirle una creciente impopularidad entre gran parte de sus súbditos

debido a la ignorancia sistemática de unas demandas de reformas políticas y sociales

largamente esperadas. Las manifestaciones en este sentido eran ya un clamor y había un

número muy elevado de ciudadanos que de una manera u otra luchaban de forma activa

para conseguirlas. El escenario de agitación social existente se agravaba por los efectos de

una crisis económica y financiera que se estaba fraguando desde 1864 y se agudizó tras el

desplome de las exportaciones en 1865 y de la bolsa en 1866. La quiebra de empresas

Juventud y revolución

71

ferroviarias en los años precedentes había arrastrado a algunas entidades financieras y

sociedades de crédito que habían invertido fuertes sumas de capital en este tipo de negocio,

pero en la primavera de 1866 el escenario económico devino en desastre ya que a la caída

se sumaron otras empresas arrastradas por una situación de falta de liquidez y a la

contracción del consumo. Esta situación económica por tanto, no favorecía el

mantenimiento del orden entre una población que luchaba por su subsistencia.

Cuando el joven Arturo Soria entró a formarse en la academia de matemáticas que

regentaba Manuel Becerra, no imaginaría lo crucial que le iba a resultar siendo este

encuentro en su vida. La personalidad arrolladora, ideología y ánimo revolucionario, del

que ya era un personaje popular en la sociedad madrileña de esos años, terminaron

ejerciendo en Soria una atracción poderosísima, que trascendió la pasión intelectual

compartida por las matemáticas o a la ingeniería. Su paso por allí finalizó al presentarse al

examen de acceso a la Escuela de Caminos de 1863, sin embargo el contacto personal entre

ambos siguió manteniéndose.

Figura 2.11: Barricada de la calle Montera durante el levantamiento de 1854. Fuente: La

Ilustración, 21/8/1854, p. 325.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

72

Manuel Becerra era un hombre situado ideológicamente en la izquierda del liberal. Desde

joven participó en todo tipo de protestas y de actividades subversivas en contra de los

gobiernos moderados, lo que le hizo visitar en alguna ocasión la tristemente célebre cárcel

del Saladero de Madrid. Fue protagonista de los sucesos revolucionarios de 1848 en

Madrid y en 1851 pasó a formar parte del Comité directivo del Partido Demócrata,

fundado tan solo dos años antes. En febrero de 1854, fue detenido en su propio domicilio

donde estaba reunido junto al resto del comité directivo del partido y dio con sus huesos en

el Saladero. A los pocos meses logró salir y pudo contribuir al triunfo progresista

formando organizando barricadas durante los enfrentamientos de verano de 1854 que

hicieron caer al gobierno moderado para dar paso al conocido como Bienio Progresista.

Figura 2.12: Manuel Becerra y Bermúdez. Autor: Albiach. Fuente: Centro Documental de la

Memoria Histórica (en adelante CDMH).SE-MASONERIA_B.FOTO.81. Foto de Manuel Becerra

y Bermúdez.

Dos años más tarde, al mando de su batallón de milicianos hizo frente a las tropas de

O'Donnell durante los duros combates que tuvieron como escenario las calles de Madrid y

finalmente supusieron el fin de este periodo. Tras la derrota logró esconderse en casa de

María Ortiz, con la que inició una relación que poco más tarde culminó en matrimonio.

Juventud y revolución

73

Tras unos meses de exilio, una amnistía que posibilitó su vuelta a Madrid, un nuevo paso

por el Saladero y otro breve destierro en Bilbao y en Francia, pudo retornar a Madrid y

dedicarse a la enseñanza en su academia de matemáticas, aunque no dejó el activismo en la

clandestinidad y seguía siendo una de las personalidades relevantes del Partido

Demócrata112

. Fue en este periodo fue cuando Arturo Soria entró en contacto con él.

No es extraña la atracción y ascendencia que, en un ambiente de descontento

social, descomposición política y crisis económica, las figuras de célebres revolucionarios

como Manuel Becerra lograban infundir en grupos de jóvenes comprometidos con la

exigencia de transformaciones. Arturo Soria, que ya comenzaba a dar muestras de

inconformismo y de fuerza de carácter, sucumbió a las llamadas a la subversión

revolucionaria y decidió colaborar con otros jóvenes conspiradores y tomar parte en

acciones concretas de lucha contra el régimen. En 1857 Becerra había contraído

matrimonio con María Ortiz, con la que coincidía en sus ideales democráticos. La vivienda

de este matrimonio, situada en la plaza del Cordón, era uno de los lugares habituales de

reunión del grupo de Soria, donde se reunían para debatir ardorosamente sobre la

revolución pendiente.

Pero tenían también otros lugares donde improvisaban encuentros clandestinos.

Entre ellos, Soria recordaba un pequeño gimnasio situado en una bocacalle saliente a la

calle de San Bernardo, por entonces conocida como calle de la Cueva, que hoy es la del

marqués de Leganés113

. Frecuentaba también otros focos de conspiración, muy populares

en aquella época como lugares de transmisión de ideales revolucionarios: el Café del Siglo

de la calle Mayor, el Café de Madrid situado en la de Alcalá o el Suizo de la plaza de Santa

Ana114

. Entre los jóvenes que integraban estos grupos destacaba también el inefable Felipe

Ducazcal y Lasheras, quien con el tiempo llego a ser un personaje popularísimo en Madrid

por variadas circunstancias, pero que por entonces era un joven vehemente cuya cabeza

112

Vilches, J. (2010): Op. cit., pp. 504-509. Castro Alfín, D. (1994): Op. cit., p. 67. 113

Recuerdos de estos años revolucionarios escritos en sus inconclusas Memorias de un setentón.

“Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 602.

114 En una situación de control gubernamental de las actividades políticas de la oposición al

régimen, los cafés tuvieron un importante papel en la vida política de esos años. Gutiérrez Lloret,

R. (2001): “Sociabilidad política, propaganda y cultura tras la revolución de 1868. Los clubes

republicanos en el Sexenio Democrático”. p. 156.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

74

bullía también de ideas revolucionarias. El propio Ducazcal nos cuenta en sus memorias115

que otro de los centros de reunión de estos jóvenes de acción fue el Teatro Real de Madrid,

donde a él le habían ofrecido el cargo oficioso de jefe de la claque, grupo numeroso de

jóvenes y fogosos espectadores pagados por el empresario teatral, que se encargaban de

aplaudir y festejar convenientemente el transcurso de las obras representadas, además de

reventar las manifestaciones –incluso a palos si convenía– de potenciales grupos de

contraclaque que a veces asistían también a las representaciones patrocinados por

empresarios teatrales rivales. Comentaba Ducazcal que entre los jóvenes conspiradores del

Teatro Real se encontraba Arturo Soria116

.

El padre de Felipe Ducazcal era el dueño de una conocida imprenta situada en la

plaza de Isabel II. De fervientes ideas liberales, también él asistía con asiduidad a las

tertulias clandestinas a las que acudían notables personajes liberales, que tras la revolución

del 68 tendrán papeles destacados en los gobiernos del Sexenio Democrático, como Sixto

Cámara, Ricardo Muñiz, Aguado y Mora o Moreno Benítez, entre otros. Cuenta Felipe

Ducazcal que en la imprenta familiar se habían tirado, algunas célebres proclamas

liberales. Él por su parte, actuando como cajista y asistido por Arturo Soria, se prestó

también a tirar los pasquines revolucionarios escritos por, entre otros, los que

posteriormente serán destacados republicanos hermanos Melero117

. Actuaban en la

clandestinidad durante las madrugadas y, después de acabar de tirar los casi 15.000

ejemplares que llegaron a componer algunas de las tiradas, procedían a distribuirlos desde

diferentes focos, entre otros, el Teatro Real. El peligro de estas acciones no era desdeñable

y, de haber sido descubiertos, habrían acabado con su cuerpo en un calabozo.

No podemos minusvalorar -fueran las que fueran en esos años sus relaciones,

probablemente inexistentes- la influencia que en la emergencia del activismo de Arturo

Soria pudo ejercer también el pasado izquierdista del padre, del que, por cierto, desde el

115

En el diario El Heraldo de Madrid, del que era propietario, Felipe Ducazcal publicó entre

noviembre de 1890 y enero de 1891 sus recuerdos de esta época.

116 Ducazcal, F.: “Memorias de un empresario”. El Heraldo de Madrid, 8/11/1890, p. 1.

117 Tras la revolución de 1868, Manuel Merelo tendría relevancia política en diferentes gobiernos

del Sexenio Democrático. Su hermano José era militar. Siendo coronel fue protagonista en el

levantamiento de septiembre de 1868. Ya con el grado de general combatió en la 3ª Guerra Carlista

y durante la Restauración protagonizaría diferentes levantamientos de carácter republicano.

Juventud y revolución

75

año 1866 podemos seguir de nuevo su trayectoria profesional al haber quedado reseñadas

nuevas referencias en su ya citada hoja de servicios del ayuntamiento madrileño. Según las

anotaciones, estuvo más de cinco años, desde 1861 a 1866, figurando como cesante,

periodo en los que es probable que estuviese dando tumbos sin una ocupación fija y en el

que, recordemos, había decidido abandonar a su familia. A mediados de 1866 consiguió

que le admitiese como Aspirante a Oficial de Hacienda en la provincia de Teruel,

dependiendo de la Dirección general de Contabilidad, hasta que el 1 de enero del año

siguiente pasó a ejercer ya como "Visitador de la Contribución industrial y de comercio"

en la misma provincia, puesto en el que se mantuvo hasta el 30 de septiembre de 1868,

cuando -triunfante la revolución septembrina- fue cesado "por supresión del destino".

Pero por entonces, desde el fallecimiento de su madre, vivía Arturo en casa de su

hermanastra mayor, situada en la calle Cedaceros. El contraste ideológico y social entre el

aristócrata ambiente familiar encabezado por el que era ya el marqués de Santiago, quien

había mostrado gran generosidad al acogerles a él y a sus hermanas, y el que respiraba

cuando diariamente salía de ese hogar era radical. Carlos Bernaldo de Quirós, se había

convertido en el IX marqués de Santiago en 1861, a la muerte sin descendencia de su

hermano Pedro Pablo. Por la misma razón, recibió también los títulos de marqués de

Monreal con grandeza de España, de la Cimada y el de conde de Zweveghen, entre otros,

lo que significaba que sus rentas y su posición social habían mejorado sensiblemente en los

últimos años. En 1862 había recibido, además, el ascenso a Mariscal de Campo de

Infantería, por lo que su carrera militar también prosperaba118

.

La convivencia familiar, con los ingredientes de una evidente brecha ideológica,

mezclados con los sentimientos de amor fraternal, de agradecimiento a su cuñado y, quizá,

de ciertos reproches y remordimientos, no podía ser cómoda para Arturo. No obstante,

parece que logró solventarla consiguiendo deslindar “el respeto familiar y el amor

encendido a los ideales”119

.

118

AHN. CONSEJOS, 8986. A.1861. Exp. 228. Real carta de sucesión en los títulos de marqués de

Monreal, con grandeza de España; marqués de Santiago y marqués de Cimada a favor de don

Carlos Bernaldo de Quirós y Colón, 7/12/1861. AHS. Expediente personal del Senador vitalicio

Pedro Bernaldo de Quirós y Colón de Larreátegui. Nombramiento Carlos Bernaldo de Quirós

como Mariscal de Campo, 1862.

119 “Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 602.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

76

2.3.1. San Daniel y San Gil

La agitación en la calle era muy grande y se agravó cuando el gobierno reaccionó

con violencia desmesurada ante varias de las protestas populares sucedidas en Madrid. En

todo el fragor de la crisis económica, el gobierno moderado de Narváez propuso en 1865

un impuesto extraordinario sobre la propiedad y la industria, cuya recaudación permitiese

hacer frente al déficit presupuestario, que generó un gran rechazo. Ante esta situación

adversa, el gobierno propuso enajenar y vender una parte de los bienes del Patrimonio Real

para sufragar el déficit. El gobierno pudo retirar su impopular impuesto y para compensar

la supuesta generosidad de Isabel II acordaba que la Corona se quedase para sí el 25% de

la venta de los bienes. Narváez presentó la decisión de la reina como un rasgo de

generosidad con el pueblo español –“tan grande, tan extraordinario, tan sublime”–. Sin

embargo, en dos artículos publicados en La Democracia, el diario que dirigía, “¿De quién

es el patrimonio Real?” y “El Rasgo”, Emilio Castelar rebatía tal generosidad, ya que, a su

juicio, lo que había terminado haciendo la reina era salvar al gobierno y apropiarse del

25% de un patrimonio que en realidad era del Estado: “la casa real devuelve al país una

propiedad que es del país”. Aunque fue objeto de la censura, el artículo se difundió

impreso en octavillas y tuvo mucha repercusión. El gobierno reaccionó exigiendo al rector

la destitución de Castelar de su cátedra en la Universidad de Madrid. A su negativa le

siguió su destitución y el apartamiento de Castelar de su cátedra de Historia, así como la

declaración del estado de excepción en previsión de posibles incidentes. Como se había

previsto, la decisión impulsó la organización de una protesta protagonizada por

compañeros de Castelar, estudiantes y otros manifestantes progresistas y demócratas

movilizados, que se manifestaron en la Puerta del Sol, y que fue reprimida de manera

brutal, con disparos, ataques de bayoneta y el empleo de caballería para impedir el

establecimiento de barricadas. El resultado fue el de una decena de víctimas mortales y

numerosos heridos, así como unos doscientos detenidos, entre ellos ciudadanos que nada

tenía que ver con la protesta. A estos sucesos se les recordó como los de la noche de San

Daniel.

Juventud y revolución

77

La repulsa a la orden gubernamental de reprimir violentamente la concentración

fue unánime desde todos los sectores políticos. El escándalo terminó motivando la caída

del gobierno de Narváez, que fue relevado por los unionistas de O'Donnell, pero el clima

de crispación política ya no se relajó y la desafección popular hacia la reina fue imparable.

La situación se hizo todavía más grave debido a que la crisis económica y social coincidió

con una escasez de alimentos básicos y un incremento de sus precios debido a una

concatenación de malas cosechas, que hizo se endureciesen todavía más las condiciones de

vida para una gran parte de la sociedad. La penosa situación y el malestar generalizado

propiciaron que se sucedieran los conatos de pronunciamientos, aunque fueron fracasando

sistemáticamente. Esto motivó que los cabecillas militares se replanteasen su estrategia e

intentasen también recabar el apoyo del elemento civil para, de manera conjunta, hacer

posible revertir la situación política. Hasta entonces los militares liberales habían optado

por un pronunciamiento militar tutelado que les permitiese el acceso al gobierno para

introducir las medidas reformistas ansiadas, pero hasta un cierto límite. Como mucho se

barajaba la posibilidad de una caída del régimen borbónico, pero en todo caso manteniendo

la situación bajo su control. Con esto trataban de evitar que los numerosos descontentos

civiles, cada vez más numerosos debido al malestar creado por la política de represión

brutal de las manifestaciones de protesta, colaboraran en la rebelión para evitar posteriores

reivindicaciones de medidas políticas, económicas y sociales, cuando no de una completa

revolución social, que fuesen más allá de las que los sectores opositores del ejército y de la

clase política en general deseaban120

.

Como consecuencia del cambio de estrategia, durante la primera mitad de 1866 se

trató de crear un clima revolucionario en las guarniciones militares, mientras los civiles de

120

Aun debiéndose los intentos revolucionarios anteriores y finalmente la Revolución de 1868 a un

cúmulo de razones, la determinación de las causas que habrían prevalecido sobre el resto ha ido

variando entre los historiadores que han investigado este periodo en función de las tendencias

historiográficas predominantes en el momento de la publicación de los diferentes estudios. Así, de

la tradicional prevalencia de las causas políticas, a partir de finales de la década de los 60 y los 70

del siglo pasado fueron apareciendo obras, en las que se primaban las causas sociales (lucha de

clases) y económicas (crisis financiera y de subsistencias). A partir de los 80, se volvió de nuevo la

vista a las razones políticas. La tendencia dominante en la actualidad parece ser la de que habría

sido una amalgama de causas político-culturales las catalizadoras de los intentos revolucionarios.

Ruiz Torres, P. (1999): “Revolución, Estado y Nación en la España del siglo XIX: Historia de un

problema”. Serrano García, R. (2001): “La historiografía en torno al Sexenio 1868-1874: entre el

fulgor del centenario y el despliegue sobre lo local”, pp. 11-32. Serrano García, R. (dir.) (2002):

España, 1868-1874. Nuevos enfoques sobre el Sexenio Democrático.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

78

ideología progresista y demócrata se organizaban por medio de juntas revolucionarias

clandestinas. Fruto de esta acción, se llegó al 22 de junio de 1866, día para el que se planeó

un levantamiento que en Madrid tuvo graves consecuencias. El golpe combinado entre

militares y civiles se había venido gestando bajo la supervisión directa del general Prim,

exiliado en Francia desde enero de ese año, tras su último pronunciamiento fracasado. En

principio previsto para el 24 de junio, debía iniciarse en el Cuartel de artillería de San Gil y

estaría dirigido por sus sargentos, descontentos por unas disposiciones recientes que

impedía promocionar más allá del grado de capitán a los que no procedían de la academia.

Con apoyo de las tropas de otros cuarteles debían intentar tomar el Palacio Real. En

paralelo, Prim cruzaría la frontera para ayudar a impulsar diversos levantamientos

simultáneos preparados en otras provincias. Según se había planificado, los sargentos de

artillería consiguieron reducir a sus oficiales superiores, aunque hubo más resistencia de la

esperada y tras un enfrentamiento varios de esos oficiales resultaron muertos o heridos.

Tras el imprevisto, las tropas procedieron a salir del cuartel, aunque lo hicieron con tal

desorden que dio tiempo a la reacción de los generales leales al régimen. El general Blas

Pierrad, encargado de comandar la insurrección, trató de impulsar la sublevación de los

otros cuarteles pero no llegó a conseguirlo. Con este desbarajuste, O'Donnell, Narváez,

Serrano y otros mandos leales pudieron distribuirse de forma apresurada por la capital y

lograron evitar que el levantamiento se extendiera a otros cuarteles.

Mientras tanto, alrededor de dos mil civiles movilizados apresuradamente

-sorprendidos en su mayoría por el adelanto de los acontecimientos- se armaron en el

cuartel de San Gil y montaron barricadas en distintos puntos estratégicos del centro de la

ciudad, tradicionales escenarios de los enfrentamientos protagonizados por las capas

populares, como la calle de Toledo, la de Segovia, la plaza de Antón Martín o la de Santo

Domingo. La resistencia en las barricadas estaba liderada por significados activistas,

progresistas y demócratas, que en general se mantuvieron firmes y aguantaron

valientemente los embates sin contemplaciones de las tropas gubernamentales. Entre ellos

se pudo ver a Nicolás María Rivero, a Práxedes Mateo Sagasta, a Emilio Castelar, a

Cristino Martos o a Manuel Becerra dando muestras de valentía en una situación dramática

en la que podían haber caído muertos o malheridos ante el fuego o la carga de las tropas,

como sucedió a muchos de los que les acompañaban. Nicolás María Rivero y Cristino

Martos se fajaron en la de la plaza Antón Martín. Arturo Soria, como años más tarde solía

Juventud y revolución

79

recordar entre sus amigos y allegados, combatió junto a Manuel Becerra y sus antiguos

compañeros de la Milicia en las barricadas de la plaza de Santo Domingo121

. También

recordaba la lucha barricadista Eusebio Blasco, un personaje que ya despuntaba como

periodista en La Discusión, diario dirigido por uno de los líderes del Partido Demócrata,

Nicolás María Rivero, así como en el satírico Gil Blas, y comenzaba a tener cierto éxito

también como autor teatral, y que más tarde, como veremos, se convertirá en cuñado de

Arturo Soria122

:

Manuel Becerra con Carlos Rubio, Arturo Soria y sus amigos de toda la vida, aquellos

que ya en el 54 se habían batido a su lado [como integrantes de la Milicia Nacional, entre

los que evidentemente no se podía encontrar Arturo Soria], peleaba en la plaza de Santo

Domingo y se defendía como un león contra los soldados del gobierno, que le hacían

fuego en todas direcciones.

Blasco estuvo en la de Antón Martín, junto a Rivero, y entre los sucesos de este día

recordó también que el marqués de Santiago, vestido de general, aunque desarmado, se

topó con graves problemas cuando fue detenido por un grupo de insurrectos que le

inquirieron por su destino. El general, que ya comandaba el Cuerpo de Alabarderos Reales

de la reina, sin ocultar su identidad y con valentía, les respondió que se dirigía a Palacio “a

cumplir con su deber”. La cosa se puso fea y parece que fue el propio Blasco quien, al ver

que varios hombres le apuntaban al pecho, se interpuso y logró evitar un más que probable

mal desenlace: “Dejadle pasar, señores. No se puede atacar a un hombre desarmado y que

habla con tanta franqueza”. La anécdota es llamativa, porque este militar, Carlos Bernaldo

de Quirós, al que entonces Eusebio Blasco no conocía y salvó la vida, era ya el cuñado de

121

Soria ya había incluido el relato de estos enfrentamientos en sus inconclusas memorias. “Datos

biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 602. En La Correspondencia de España, por

ejemplo, se indicó que Becerra y sus compañeros del tercer batallón de ligeros de la Milicia

Nacional habían resistido heroicamente en la barricada de Santo Domingo. Emilio Gutiérrez-

Gamero, sin embargo, situaba a Manuel Becerra en la de la calle Ancha de San Bernardo. Quizá

estuvo a caballo de ambas, pues estarían muy próximas, o se trataba de la misma, ya que en algún

pasaje Gutiérrez-Gamero describía cómo los soldados les hostigaban a tiros desde la plaza de Santo

Domingo. La Correspondencia de España, 10/10/1868, p. 2. Gutiérrez-Gamero, E. (1925): Mis

primeros ochenta años, pp. 110-119.

122 Como se puede observar, Blasco también coincidió en situar a Soria junto a Becerra en la

barricada de Santo Domingo. Blasco, E. (1904): Op. cit., pp. 87-102.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

80

Arturo Soria y lo sería unos años más tarde del propio Blasco: “No podía yo figurarme en

tales momentos, que cuatro años después iría yo a pedirle la mano de la que hoy es madre

de mis hijos”123

.

Mientras tanto, Blas Pierrad se hizo fuerte en las plazas de San Marcial –hoy de

España– y la de Santo Domingo y pretendió extendió sus columnas por las calles

adyacentes. Los militares rebeldes, con el apoyo de milicianos, trataron de entrar en el

Palacio Real, pero fueron repelidos por las unidades fieles a la reina. De manera paulatina,

las tropas comandadas por Serrano y O'Donnell consiguieron el repliegue de los

sublevados hasta cercarlos en su propio cuartel, que ya el día 23 fue asaltado a cañonazos y

tomado por completo. Tras esto, la insurrección estaba muerta y las barricadas que todavía

resistían fueron disueltas sin escatimar en violencia. A las ocho de la noche se había

sofocado por completo. Que el líder de la intentona, el general Prim, no se presentase

finalmente en Madrid para encabezarla fue desmotivador para unos sublevados que le

esperaban con ansiedad durante los enfrentamientos y quizá determinante para su fracaso.

Su presencia hubiese hecho dudar a muchos militares que al final optaron por mantenerse

fieles y se vieron luchando para abortar un golpe que en principio se habían comprometido

a secundar. Los levantamientos esperados en otras provincias también fracasaron. El

resultado de la sangrienta jornada fue que, entre militares y civiles, se contaron por

centenares los muertos y heridos y fueron cuantiosos los prisioneros hechos.

La disolución de la barricada de Santo Domingo, donde había estado resistiendo

Arturo Soria, fue descrita por Orellana, lo que nos permite hacernos una idea de la

gravedad de los enfrentamientos124

:

[Comenzó] el ataque por la plaza de Santo Domingo, donde los insurrectos, en número

considerable, hicieron una obstinada resistencia, costando mucha sangre desalojarles de

sus fuertes posiciones: mientras duró el fuego de fusilería y de cañón, se mantuvieron

firmes, arrostrando impávidos los proyectiles y la metralla, que llegó a cruzarse de una a

otra parte a tiro de pistola; pero cuando al toque de ataque avanzaron las tropas a la

bayoneta, el paisanaje indisciplinado perdió la serenidad, y huyó despavorido, arrojando

123

Blasco, E. (1904): Op. cit., pp. 91-92.

124 Orellana, F. J. (1890): Historia del general Prim, III, p. 465.

Juventud y revolución

81

algunos los fusiles, marchando otros a reforzar las barricadas que había en la calle de San

Bernardo, y dispersándose los más por las estrechas calles inmediatas.

O'Donnell consideró que los acontecimientos habían sido tan graves que era imperativa

una respuesta contundente. Según manifestó en los días posteriores, la colaboración de

militares con elementos civiles rebeldes era tan potencialmente peligrosa que, de haber

triunfado, habría significado el inicio de una revolución social. Estimaba que había que

castigar duramente también a los principales instigadores civiles y su opinión era

compartida por Narváez. La reina se propuso inicialmente ir más allá y barajó incluso la

decisión de dar muerte a los cerca de 1000 detenidos, entre militares y civiles, pero el

propio O'Donnell logró disuadirla de hacerlo. Aún así, la represión fue dura. Fueron

fusiladas 66 personas junto a los muros de la plaza de toros, situada por entonces junto a la

puerta de Alcalá, en su gran mayoría los sargentos sublevados de San Gil. Se declaró

además el estado de sitio y se suspendieron las libertades ciudadanas. Aun así, la reina

consideró que O'Donnell no se había mostrado todo lo duro que la situación demandaba,

por lo que le destituyó y encargó de nuevo a Narváez la formación de gobierno.

Felipe Ducazcal figuraba entre los numerosos detenidos y años más tarde lo

recordó en sus memorias, atenuando, con cierto tono chusco, la gravedad de los

acontecimientos de entonces125

:

Al día siguiente, en una cuerda, nos sacaron de Madrid. Decían que nos llevaban a

Leganés, pero al llegar a un alto que hay en la ronda de Segovia, nos mandaron hacer

alto, y nos preparamos para morir. Era indudable que había llegado el momento de

fusilarnos. No sucedió así, sin embargo, porque la parada tenía un objeto tan prosaico y

vulgar como el de permitirle al jefe de la fuerza que evacuase una necesidad corporal, que

el pobre hombre consideraría muy urgente, pero que a nosotros nos pareció muy

inoportuna por el susto que nos valió.

A mí me soltaron a los dos días, gracias a la intervención de don Santiago Miranda y de

don Juan Bautista Peironet, amigo de González Bravo.

125

Ducazcal, F: “Memorias de un empresario”. El Heraldo de Madrid, 12/11/1890, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

82

Los principales cabecillas del movimiento popular se habían ocultado cada cual donde

pudo. Pierrad pudo llegar a la embajada de los Estados Unidos y por la mediación de la

célebre esposa del secretario de esa legación -Carolina Coronado, una conocida poetisa y

anfitriona de unas famosas tertulias frecuentadas por liberales-, Castelar, Martos, Carlos

Rubio y otros líderes pudieron esconderse en su casa. En ese mismo lugar pudo encontrar

asilo también Manuel Becerra, tras varios días oculto en los barrios populares. Sagasta,

Rivero o Estanislao Figueras también lograron escapar de las redadas.

Arturo Soria también contribuyó a esconder a compañeros en peligro, entre ellos,

al que años más tarde sería un prestigioso militar, el general Loño, que llegó incluso a ser

ministro de la Guerra en un gabinete de Antonio Maura126

. Eusebio Blasco también se vio

abocado a buscar cobijo en casa de un conocido autor de teatro del momento, Luis Eguilaz.

Y allí estuvo durante días hasta que pudieron interceder por él ante el ministro de la

Gobernación del nuevo gobierno de Narváez, que se comprometió a no perseguirle127

. De

los respectivos escondites fueron saliendo poco a poco para, en su mayoría, exiliarse en

Francia. También es cierto que, para evitar mayores daños de los ya infringidos, y

previendo graves sentencias en el proceso judicial "en ausencia" que se estaba preparando,

pudo haber ciertas instrucciones para facilitar que algunos de los cabecillas pudiesen huir

sin ser perseguidos en exceso. En septiembre, tras un proceso en el que se les acusó de

sedición a los militares y de rebelión a los civiles, se dictaron las sentencias contra los

huidos. Entre los militares se encontraban el general Blas Pierrad y el capitán Baltasar

Hidalgo, y entre los civiles figuraban Emilio Castelar, Carlos Rubio, Cristino Martos,

Manuel Becerra y Práxedes Mateo Sagasta. A todos se les dictó la pena de muerte: a los

militares pasados por las armas y a los civiles mediante garrote vil128

. Como era de esperar,

la represión hizo que el malestar creciese de manera notable, en unas circunstancias

además en las que la economía bordeaba la catástrofe y los ciudadanos sufrían escasez de

alimentos básicos y el incremento de sus precios debido a las malas cosechas.

126

“Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 602.

127 Blasco, E. (1904). Op. cit., p. 109.

128 Gaceta de Madrid, 23/9/1866, p. 1.

Juventud y revolución

83

El 16 de agosto tuvo lugar un encuentro en la ciudad belga de Ostende entre una

representación de progresistas y demócratas exiliados. La representación militar estaba

encabezada por Prim, Pierrad, Contreras y Milans del Bosch, y la civil por Sagasta, García

Ruiz, Cristino Martos, Manuel Becerra, Ruiz Zorrilla y Carlos Rubio. Se suscribió el

conocido como Pacto de Ostende, por el que los reunidos se comprometían a trabajar en

sintonía para derrocar al régimen isabelino. Posteriormente, los integrantes de unas Cortes

constituyentes elegidos mediante sufragio universal masculino serían los que decidirían la

futura forma de gobierno129

.

Ante la ausencia forzosa de Manuel Becerra, durante lo que restaba de 1866 y la

primera mitad de 1867, fue precisamente Arturo Soria el que se encargó de sustituirle

como profesor de matemáticas en su academia preparatoria130

. En la segunda mitad de

1867 fue destinado al pueblo de Navalcarnero para hacer las prácticas correspondientes al

primer semestre de la Escuela de Topografía Catastral. Ya como auxiliar de la brigada de

los trabajos topográficos, Soria colaboró en el levantamiento del plano topográfico de la

localidad segoviana de la Granja. Su actuación revolucionaria se vio reducida entonces a la

recepción de la correspondencia que los exiliados le enviaban desde Ostende, París o

Londres para distribuirla entre la resistencia clandestina131

. Poco a poco la oposición civil

en el interior fue ordenándose de nuevo a través de juntas revolucionarias que fueron

proliferando a lo largo de 1867 y 1868.

Cuando a finales de 1867 se produjo el fallecimiento de O'Donnell, el general

Serrano –el mismo que había hecho fracasar el levantamiento del cuartel de San Gil– le

sustituyó al frente de la Unión Liberal. En abril de 1868 murió Narváez y la reina

aprovechó para reforzar aún más su tendencia autoritaria al confiar la formación de un

nuevo gobierno de corte conservador que, como medida para acallar su contestación,

129

Sin embargo, debido a que los progresistas se negaron a aceptar la solución republicana tras la

caída del régimen, la mayoría de los dirigentes demócratas, entre ellos Castelar y Pi y Margall, se

negaron a aceptar los pactos de Ostende y no reconocieron la representación del partido en Manuel

Becerra y Cristino Martos. Esteban Navarro, M.Á. (1994): "De la esperanza a la frustración, 1868-

1873", p. 90.

130 Entre las aptitudes que reflejó alrededor de 1890 en su hoja de servicios del ministerio de

Ultramar figuraba también su condición de profesor de matemáticas. AHN. Ultramar,2455.Exp. 46.

Hoja de servicios de Arturo Soria.

131 “Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 602.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

84

decidió cerrar las Cortes y desterrar a Canarias a los principales mandos vinculados a la

Unión Liberal, entre ellos a Serrano, lo que propició el acercamiento de esta formación a

los firmantes del Pacto de Ostende. Como vemos, se estaba gestando una tormenta perfecta

que iba a descargar sobre el trono de Isabel II.

El golpe –la gorda, como coloquialmente se conocía132

– se estuvo esperando con

ansiedad durante todo 1868. La sensación de inminencia la recordaba Nicolás

Estévanez133

:

En los seis meses primeros del 68 se nos avisó más de diez veces que nos preparáramos;

fijábase el día, la hora, hasta el minuto en que había de estallar el movimiento, sin que se

supiera casi nunca de dónde venía la orden ni quién daba el aviso. Los inexpertos éramos

los más puntuales, y pasamos en vela repetidas noches, ocupando los puestos designados

o mirando a las puertas y ventanas de los cuarteles y de los ministerios. Al amanecer, o ya

bien amanecido, nos retirábamos cabizbajos, unos renegando de su suerte y creyendo

perdida toda esperanza de revolución, otros más confiados que nunca y dispuestos a

repetir la suerte en la siguiente noche, y veinte veces, y mil, con la fe que allana los

obstáculos.

Y algunas mañanas, al retirarme a dormir, encontraba en diversos callejones a otros que

se iban muy desconsolados no a dormir en sus camas, sino a trabajar a la intemperie;

quién llevaba el trabuco mal escondido entre los pliegues de su vieja capa; quién la

flamante escopeta, quizá comprada a costa del sustento de sus hijos.

José Echegaray también recordaba la misma sensación134

:

Y avanzaba el año [1868], y la revolución se iba condensando en la atmósfera; todo el

mundo la presentía, en todas partes se hablaba de ella como de algo inevitable. Unos con

esperanza, otros con zozobra, muchas con angustia, todos con curiosidad y resignación,

aun los menos resignados. ¿En qué forma, cómo, cuándo iba a estallar? Nadie lo sabía;

pero todos esperaban la gorda.

132

Blasco, E (1904): Op. cit., p. 28; Echegaray, J. (1917b): Op. cit., p. 304.

133 Estévanez, N. (1903): Fragmentos de mis memorias, p. 242.

134 Echegaray, J. (1917b): Op. cit., pp. 304-305.

Juventud y revolución

85

Las juntas clandestinas continúan con su labor preparatoria de la sublevación civil.

Ducazcal recordaba las reuniones secretas en el domicilio de Moreno Benítez, en la calle

del Sordo, de la célula con la que colaboraba que tenía entre sus líderes a Becerra y que,

por tanto, es presumible que pudiera ser la misma con la que colaboraba Arturo Soria. El

mismo Ducazcal comentaba que a propósito de un registro por sorpresa durante una de las

reuniones le detuvieron –otra de tantas veces– junto a Moreno Benítez, aunque ya sin

mayores efectos pues los propios funcionarios del Ministerio de la Gobernación reconocían

que la situación política estaba ya dando los últimos estertores135

.

2.4. SEPTIEMBRE DE 1868. REVOLUCIÓN EN LA VIDA DEL JOVEN SORIA

El movimiento conspiratorio coordinado –no sin dificultades, pues era difícil

conciliar tendencias ideológicas enfrentadas hasta muy poco antes – culminó en septiembre

de ese año. El día 16 llegaron a Cádiz, procedentes del exilio, Prim, Sagasta y Ruiz Zorrilla

para coordinar un plan de acción con los mandos de la flota liderados por el unionista Juan

Bautista Topete. La vigilancia policial que los cabecillas habían conseguido burlar pero

que podría acabar con su detención en cualquier momento, la agitación popular creciente

en la zona ante los preparativos entre el elemento civil y un posible adelanto del retorno a

Madrid de Isabel II tras sus vacaciones en San Sebastián, aconsejaron adelantar el

pronunciamiento que en principio se había previsto a la llegada de Serrano, que escapaba

de su deportación en Canarias. El levantamiento militar apoyado por civiles triunfó en

Cádiz sin mayores problemas. El día 19, a la llegada de Serrano y otros generales

unionistas, los líderes del movimiento suscribieron el manifiesto que terminaba con la

célebre “¡Viva España con honra!”, que proclamaba el destronamiento de Isabel II.

Consolidado el pronunciamiento en Cádiz, Serrano marchó hacia Madrid, mientras Prim se

dirigía hacia Cataluña, buscando la extensión del levantamiento por las principales

ciudades. A medida que llegaban noticias de la insurrección, se iban constituyendo juntas

135

Ducazcal, F.: “Memorias de un empresario”. El Heraldo de Madrid, 12/11/1890, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

86

revolucionarias en muchas localidades e Isabel II intentaba desde San Sebastián dar

instrucciones para acabar con ella, pero esta vez eran muchos los militares comprometidos

y la situación iba a ser muy difícil de atajar. El 28 de septiembre se produjo la única batalla

de este proceso revolucionario, en la localidad cordobesa de Alcolea. Se enfrentaron las

tropas comandadas por Serrano y el ejército isabelino que vino a su encuentro desde

Madrid. Tras un solo día de combate de resultado incierto se produjo la retirada del ejército

gubernamental. Al día siguiente, tras comprobar que los apoyos militares que le quedaban

eran muy escasos y que los levantamientos populares estaban empezando a prender

también en el País Vasco, Isabel II decidió cruzar a Francia. Cuando las noticias llegaron a

Madrid, la reacción popular se desató de forma incontenible y multitudes de personas

salieron a la calle para festejar jubilosos la caída del régimen y la llegada de la esperada

nueva época de libertades.

Arturo Soria participó entusiasmado en estos festejos y escribió sobre algunas

escenas que también rememoraron amigos suyos, testigos también de aquellas

celebraciones, como los citados Felipe Ducazcal o Eusebio Blasco136

. Fueron muy

recordadas las escenas protagonizadas por un famosísimo tenor italiano Enrico

Tamberlick, que por entonces actuaba en el Teatro Real. A sus dotes como cantante se le

sumaban sus ideas democráticas y su naturaleza italiana, nación en pleno Risorgimento, lo

que a ojos de sus admiradores liberales constituían motivos para una consideración aún

mayor. Desde un balcón de la Carrera de San Jerónimo, frente a la ya famosa pastelería

Lhardy, Tamberlick interpretó canciones revolucionarias como la Marsellesa o la Marcha

Garibaldi, que exaltaban las emociones de la muchedumbre presente. El tenor también fue

protagonista señalado en las celebraciones de los días posteriores, cuando fueron llegando

a Madrid los diferentes líderes revolucionarios.

136

“Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 603. Ducazcal, F.: “Memorias de un

empresario”. El Heraldo de Madrid, 28/11/1890, p. 1. Blasco recordaba a Arturo Soria, rodeado de

otros compañeros habituales, salir del Café Suizo en dirección a la Puerta del Sol, donde los

componentes de la junta revolucionaria arengarían a la multitud congregada en la plaza. Blasco, E.

(1904): Op. cit., p. 174.

Juventud y revolución

87

Figura 2.13: Triunfo de la revolución. Se pueden observar los gorros frigios que portan algunos

revolucionarios. Fuente: Orellana, F.J. (1890): Historia del general Prim, III, p. 710.

Mientras tanto, en la Casa de la Villa se constituía una junta revolucionaria provisional,

compuesta por una mayoría de unionistas y progresistas -y algunos demócratas-, y en el

Ministerio de la Gobernación se formaba otra junta rival, ésta sí de carácter netamente

democrático y republicano. Rápidas negociaciones entre sus líderes consiguieron la fusión

de ambas en una única Junta Revolucionaria Provisional137

.

El día 3 de octubre llegó Serrano a Madrid y las muestras de aclamación popular

fueron indescriptibles. La comitiva discurrió entre la muchedumbre que cubría el recorrido

desde la estación de Atocha y la Puerta del Sol, pasando por el Congreso de los Diputados.

La multitud no paró de vitorearle y los diferentes líderes pronunciaron discursos en los que

resaltaron había sido la confluencia de objetivos de todos los liberales, unionistas,

137

Muñiz, R. (1884): Apuntes históricos sobre la Revolución de 1868, vol. 1, p. 244; Fuente

Monge, G. de la (2000): Revolucionarios de 1868, p. 91.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

88

progresistas y demócratas, la que había hecho posible la caída de la reina138

. No obstante,

la revolución había sido organizada y conducida por políticos y militares y pronto se

constató sus objetivos en realidad no coincidían en alcance con los de las masas populares

que también la habían apoyado de forma entusiasta. La Junta Revolucionaria de Madrid

asumió de forma unilateral la función de gobierno provisional y se hizo cargo de la

situación antes de que hubiera que acceder a concesiones que en el fragor de algún

momento se podrían llegar a prometer. Las juntas locales formadas por todo el territorio

nacional, que compartían una reivindicación descentralizadora y pretendían articularse

mediante su federación en una junta central, se encontraron con la consumación de que la

Junta de Madrid había asumido, de facto y sin consenso previo, la representación del

movimiento revolucionario. Los días siguientes fueron vertiginosos en todos los órdenes y

los anuncios y las medidas políticas se sucedieron sin cesar. Moreno Benítez, nombrado

gobernador de Madrid, recurrió a la ayuda de Felipe Ducazcal y a la de otros cabecillas con

cierto carisma entre las clases populares para que le ayudasen a mantenerlas bajo control y

evitasen actos de vandalismo y revancha139

. Además se organizaron cuerpos de milicias

populares, los Voluntarios de la Libertad, que también se encargaron del mantenimiento

del orden público. Y realmente fue un auténtico logro que no hubiese altercados violentos

reseñables y que, a diferencia de revoluciones anteriores, ésta destacase por ser

prácticamente incruenta.

Poco a poco fueron llegando la mayoría de los exiliados liberales y el día 7 se

produjo la llegada a Madrid del otro héroe revolucionario, Juan Prim, y el recibimiento

popular fue igualmente emotivo. Los vítores y aplausos ante los discursos y las muestras

de cordialidad entre los líderes de los diferentes partidos fueron atronadores. Ese mismo

día Serrano y Prim, pactaron un gobierno provisional, poniendo fin a un periodo de casi

tres semanas intensísimas que dieron paso a un periodo de relativa tranquilidad. La enorme

138

La Discusión, 4/10/1868, p. 1.

139 No faltaron los episodios en los que, comandando a un numeroso grupo de hombres armados,

tuvo que reprimir los actos violentos contra personas afectas al régimen caído o el destrozo

generalizado de cualquier vestigio relacionado con la monarquía. Ducazcal, F: “Memorias de un

empresario”. El Heraldo de Madrid, 4/12/1890, p. 1.

Juventud y revolución

89

popularidad de la que gozaba también Manuel Becerra se puede comprobar, por ejemplo,

en la reseña que se hizo dando cuenta de su llegada a Madrid, unos días más tarde140

:

Hoy a las doce ha entrado en Madrid el consecuente demócrata D. Manuel Becerra,

después de su larga emigración. La mayor parte de la oficialidad con la bandera del

antiguo batallón tercero de ligeros que mandó Becerra durante el bienio, salió a esperarle

al Escorial, desde donde se dirigieron á Madrid en un tren especial.

En la estación de Madrid, le esperaban multitud de amigos y la junta del distrito del

Centro, poniéndose en marcha la comitiva con una banda de música de uno de los

cuerpos de la guarnición […].

La comitiva se detuvo en las plazas de San Gil, Santo Domingo y calle Mayor, donde el

Sr. Becerra pronunció patrióticos discursos, en medio de atronadores vivas. Después se

dirigieron por las calles de Carretas, Concepción Gerónima [sic] y Tinte, hasta la plazuela

del Cordón, número 1, donde habita el Sr. Becerra, despidiendo a todos los que le habían

acompañado desde uno da los balcones, dándoles las gracias y vitoreando a la libertad y

la soberanía nacional.

El ejecutivo provisional, presidido por Serrano y con Prim como hombre fuerte, se

compuso en exclusiva de unionistas y progresistas. Los demócratas habían rechazado

formar parte de él en señal de protesta, ya que sólo se les había ofrecido un único

ministerio.

Y a partir de este momento, el mundo de Arturo Soria y Mata también sufrió su

particular revolución.

140

La Correspondencia de España, 11/10/1868, p. 3.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

90

91

CAPÍTULO 3. LA LLAMADA DE LA POLÍTICA

3.1. AL SERVICIO DEL GOBIERNO

Así pues, el movimiento revolucionario juntero duró poco. Una vez encomendada

la tarea de gobierno a los prohombres de la Revolución, éstos pactaron la composición del

gabinete y decretaron la disolución de las juntas revolucionarias antes del 20 de octubre.

Las juntas fueron, en general, con la excepción de algunas protestas, sumisas con las

decisiones de los dirigentes militares del proceso revolucionario. Antes de su disolución,

las juntas provinciales y locales fueron instadas a elegir a los integrantes de las

corporaciones que sustituirían de forma provisional a los anteriores, mientras se

convocaban elecciones para su designación por sufragio universal masculino, que fue la

bandera representativa de los nuevos derechos ciudadanos implantados por el nuevo

régimen141

.

El Gobierno provisional comenzó una frenética actividad desde el mismo día 8 de

octubre. Aparte de la sustitución en masa de los funcionarios de las instituciones centrales,

designó a los nuevos gobernadores civiles que representarían al gobierno en las provincias,

así como a sus ayudantes para poder manejar de forma controlada la evolución política en

el conjunto del Estado, especialmente en aquellas regiones en las que las élites políticas

locales se habían mostrado en desacuerdo con la evolución que finalmente habían seguido

los acontecimientos. Para estos nombramientos sí se contó con la militancia del Partido

Demócrata, pues, en principio, todavía se mantenía unida la coalición política que había

hecho posible la caída del régimen isabelino. Sin embargo, al haber estado excluidos de las

tareas de gobierno desde 1856, eran muy pocos los demócratas y progresistas que podían

acreditar alguna experiencia política. Por esta razón, para ocupar muchos de los puestos se

tuvo que echar mano de personas con poca o nula experiencia en estas lides, cuyos únicos

méritos hasta entonces podían haberse limitado prácticamente a colaboraciones

clandestinas de toda índole en el seno de las células revolucionarias. Arturo Soria fue uno

141

La reacción de las juntas revolucionarias a la entrega del poder a Serrano y Prim y su proceso de

disolución, por ejemplo, en Fuente Monge, G. de la (2000): Op. cit., pp. 147-169.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

92

de estos jóvenes sin experiencia política a los que recurrieron para que ocupase un puesto

en la renovada Administración, en su caso sería el de secretario en el Gobierno civil de la

provincia de Lérida.

Mientras tanto, la delicada cuestión sobre la futura forma de gobierno iba a tener

consecuencias que afectarán de lleno al Partido Demócrata. Recordemos que el Pacto de

Ostende de 1866 había girado sobre unos puntos mínimos de acuerdo, entre los que

figuraban el que la forma de gobierno la decidirían unas Cortes Constituyentes. Durante los

contactos y movimientos previos a septiembre de 1868 se había soslayado esta cuestión,

conscientes como eran los diferentes líderes de la necesidad de la unión de todas las

fuerzas para deponer a Isabel II, lo que, como había venido demostrándose a lo largo de

años de intentonas fallidas, no era un objetivo fácil. Tras el triunfo del levantamiento, se

evitaron las manifestaciones públicas sobre el asunto, con alguna excepción a nivel local,

para no poner en peligro la consolidación del movimiento revolucionario. Las muestras de

unión, cordialidad y convergencia de objetivos, que habían comenzado a quedar en

entredicho al asumir la Junta Revolucionaria de Madrid de forma unilateral la

representación nacional del movimiento juntero, iban a comenzar a ser más cuestionadas

desde ese instante. Sin embargo, todavía existía la voluntad de los diferentes líderes

madrileños de transmitir la importancia de mantenerse unidos. El recién designado alcalde

de Madrid, Nicolás María Rivero, emitió una nota pública expresando, en nombre del

partido Demócrata, el apoyo al nuevo gobierno, "confiando en que realizará leal e

íntegramente el programa de Cádiz"142

.

Si bien es cierto que muchos no se conformaban con un cambio de gobierno y la

garantía de algunos derechos civiles, sino que deseaban el establecimiento de un régimen

democrático pleno que pusiese en pie una serie amplia de reformas profundas, no sólo

políticas, sino también económicas, sociales y culturales, que operase una transformación

real de la sociedad española y la liberase de su evidente atraso, tampoco es menos cierto

que, a muchos otros con las decisiones y medidas ya tomadas les parecía más que

suficiente.

142

Gaceta de Madrid, 10/10/1868, p. 4.

La llamada de la política

93

Pero a pesar de desear un proceso de reformas controlado y sólo de alcance

limitado, es importante destacar que el Gobierno provisional todavía mantenía su

compromiso de transformar a España en una nación moderna. Y de hecho tuvo en

consideración algunas de las reivindicaciones históricas contenidas en el ideario del

Partido Demócrata y desde los primeros días tomó no pocas decisiones liberalizadoras que

no todo el espectro de la coalición liberal compartía de manera unánime. En poco más de

dos meses elaboró decretos que implantaron el principio de soberanía nacional, el derecho

de asociación y el de reunión, la libertad de enseñanza, la libertad de imprenta, etc.

Convocó elecciones municipales para el mes de diciembre y a Cortes Constituyentes para

enero de 1869, ambas mediante sufragio universal, aunque sólo para los varones mayores

de 25 años.

Pero otra cuestión era la de hablar de instaurar una república como forma de

gobierno. Ni la mayoría de los líderes de la coalición liberal, ni siquiera el movimiento

juntero, se había mostrado partidarios de un régimen republicano, entre otras cosas porque,

en el seno de la coalición liberal los seguidores del Partido Demócrata eran una minoría y,

de ellos, no todos se sentían republicanos, o al menos no de la misma forma143

. Arturo

Soria sí se afirmaba republicano, pero él mismo reconocía que por entonces eran

significativamente pocos los que compartían esa ideología en Madrid. Relataba que, en las

celebraciones tras el 29 de septiembre, sus "vivas a la República", en el café Suizo o en la

concurrida Puerta del Sol tras escuchar los discursos populistas de los diferentes líderes

revolucionarios, se encontraban sin contestación144

. La misma impresión había obtenido

Nicolás Estévanez durante esas manifestaciones populares de aquellos días145

.

El Partido Demócrata había ido recogiendo en su indefinido ideario una variedad

de perspectivas doctrinales -algunas de ellas incluso contrarias entre sí- fruto de haber

acogido en su seno a individuos procedentes de sectores sociales muy diversos, entre los

143

En palabras de Duarte, el republicanismo español de antes de 1868 era "poliforme". Duarte, Á.

(2013): Op. cit. p. 82.

144 “En qué espantosa minoría estábamos los republicanos, que por aquellos días nos llamábamos

demócratas”. En “Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 603.

145 Nicolás Estévanez también rebajaba el carácter republicano de la mayoría de los asistentes al

Café del Siglo y al Café Suizo. Recordaba que siempre había encontrado una oposición

generalizada cuando, antes de septiembre de 1868, él se había declarado a favor de la instauración

de la república. Estévanez, N. (1903): Op. cit., p. 261.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

94

que se podía encontrar a intelectuales o a profesionales liberales de las clases medias

urbanas cohabitando con una amplia amalgama de individuos procedentes de las capas

populares, cuyas prioridades eran, lógicamente, muy diferentes, pero deseosos todos ellos

de luchar, por ejemplo, por la extensión de los derechos civiles a todas las capas de la

sociedad, por la mejora de la vida de las clases desfavorecidas o por intervenir en la vida

pública a través del sufragio universal o a través del derecho a reunirse o a asociarse. No

obstante, a lo largo de sus años de existencia en la semiclandestinidad, fueron numerosos

los desacuerdos y los conflictos internos que no sólo reflejaron la heterogeneidad doctrinal

de sus militantes, sino también la dura pugna entre facciones por ejercer un liderazgo, a

veces excluyente146

.

Como una expresión del deseo y ganas de intercambio y divulgación de sus ideas

en un nuevo clima de libertad de asociación, en esos días de octubre de 1868 una

representación del Partido Demócrata fundó el Círculo de la Revolución. Se trataba de una

asociación que pretendía "propagar y difundir la doctrina revolucionaria, discutir los

asuntos y cuestiones que interesen a la causa de la revolución, y procurar por todos los

medios legales la consolidación y organización definitiva del régimen liberal", de acuerdo

a un programa que recogía la mayoría de las reivindicaciones contenidas en el ideario

básico del Partido: la soberanía nacional, el sufragio universal, la libertad religiosa, la

libertad de la prensa y de pensamiento, la abolición de la censura, la inviolabilidad del

domicilio y de la correspondencia, la seguridad individual garantizada, además de "todos

los demás contenidos en la declaración de principios hecha por la Junta revolucionaria de

Madrid". Es decir, como puede observarse, ninguna mención a la república. Entre los

constituyentes de esa asociación se encontraban Cristino Martos, Nicolás Salmerón,

Manuel Becerra, Segismundo Moret, Manuel Merelo, Rafael María de Labra, Francisco

Giner de los Ríos o Julio Vizcarrondo, entre otros147

.

La ruptura del acuerdo entre las fuerzas de la coalición liberal se materializó a los

pocos días, el 25 de octubre, al emitir el gobierno provisional un manifiesto en el que, sin

146

Duarte, Á. (2013): Op. cit. pp. 82-85. Castro Alfín, D. (1994): Op. cit., pp. 59-85. Esteban

Navarro, M.Á. (1994): Op. cit., pp. 87-93.

147 La Discusión, 22/10/1868, p. 1. Fue un precursor de los clubes republicanos que con voluntad

socializadora y de intercambio de ideas fueron apareciendo durante el Sexenio. Gutiérrez Lloret, R.

(2001): Op. cit., p. 158.

La llamada de la política

95

esperar a que unas Cortes Constituyentes se pronunciasen sobre la cuestión -lo que

significaba el incumplimiento de lo pactado en Ostende- se manifestaba a favor de la

continuidad monárquica. El 12 de noviembre se publicó el programa electoral de las

fuerzas unionistas y progresistas en el que apostaban por el sufragio universal masculino y

el "conjunto de libertades establecidas por la reciente revolución", pero construido sobre un

régimen monárquico.

Otro efecto de esta ruptura del consenso fue la reformulación del Partido

Demócrata, cuya base social a mediados de octubre se había declarado mayoritariamente a

favor de la república en una manifestación liderada por las principales figuras de esta

formación. El partido quedó reformulado en Partido Democrático Republicano Federal,

denominación que no admitía dudas sobre la opción de gobierno que defendía. Esto motivó

que en una asamblea reunida el 13 de noviembre en el Circo Price de Madrid, en la que se

constituyó un comité electoral republicano para concurrir a las elecciones, se oficializase

una escisión: la de un grupo liderado por el que había sido una de las figuras más populares

y reconocidas del finiquitado Partido Demócrata, Nicolás María Rivero, y que se conoció

como los cimbrios148

. A Rivero le acompañaban Martos, Moret, Echegaray, Becerra149

o

Merelo, entre otros, provenientes en su mayoría del comentado Círculo de la Revolución.

Los cimbrios habían decidido unirse a la coalición unionista-progresistas que defendía la

opción monárquica y lo habían dado a conocer en un manifiesto difundido el día antes a la

referida asamblea demócrata. De este modo optaban por una solución posibilista que, sin

renunciar a apostar en el futuro por una forma política republicana, les diese la opción de

llegar a corto plazo a conseguir objetivos como el sufragio universal masculino y otra serie

de derechos y libertades individuales, que habían conseguido que las otras fuerzas liberales

admitieran. Aunque por la vía cimbria optaron muchos de los pesos pesados del partido,

terminaron siendo sólo una facción minoritaria y elitista de los demócratas, ya que las

148

Denominación debida a una de las frases incluidas en el manifiesto electoral conjunto de 12 de

noviembre en el que dieron a conocer su decisión de apoyar la solución monárquica.

149 Muñiz afirmó que Manuel Becerra nunca había manifestado ser republicano. Además, describe

que en una manifestación promonárquica que se organizó como réplica a la que los demócratas

republicanos organizaron en octubre reclamando la instauración de la república, entre los líderes

progresistas y unionistas que la encabezaron, también se vio a Manuel Becerra. Muñiz, R. (1884):

Op. cit., pp. 245-248.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

96

bases optaron mayoritariamente por el nuevo Partido Republicano Federal150

. A este

respecto, comentaba José Echegaray151:

[…] era un Estado Mayor; pero hay que reconocer que si el partido democrático [ya se

refiere a la escisión cimbria] tenía ideas y tenía jefes que formaban un espléndido grupo,

no tenía ejército. El ejército se lo habían llevado los federales.

El resultante Partido Democrático Republicano Federal quedó encabezado por José María

Orense, Francisco Pi y Margall, Estanislao Figueras, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar,

y desde ese mismo instante se situó en la oposición al régimen recién estrenado. Aparte de

heredar muchas de las indefiniciones y disensiones doctrinales de la formación extinta,

tampoco consiguieron un consenso en cuanto a la estrategia más idónea para llegar a

conseguir la instauración republicana. De entre las diferentes facciones que fueron

surgiendo, fueron los denominados intransigentes (los que no desdeñaban ninguna vía,

violenta o no) los más beligerantes.

Las primeras elecciones generales a Cortes se celebraron en enero de 1869 y

fueron ganadas por la coalición monárquica liderada por Prim y formada por el Partido

Progresista, la Unión Liberal y los demócratas cimbrios. Becerra, que había sido elegido

concejal para el Ayuntamiento de Madrid en las elecciones municipales de diciembre,

consiguió ser elegido diputado por Madrid para formar parte de las nuevas Cortes. Antes

de dejar el consistorio madrileño, fue él quien presentó, junto a Ángel Fernández de los

Ríos y otros concejales, una proposición para que, en la bandera nacional, junto al amarillo

y al rojo campease el morado, "color del antiguo pendón de Castilla que tantas glorias y

tantos martirios recuerda a los amantes de las libertades y glorias patrias", propuesta que,

de momento, quedó guardada en un cajón. Ya como diputado fue nombrado miembro de la

Comisión constitucional que se encargó de dar forma al nuevo texto constitucional que se

iba a aprobar en junio de ese año152

.

150

Esteban Navarro, M.Á. (1994): Op. cit., pp. 90-96. Artola, M. (1991): Partidos y programas

políticos, 1808-1936, vol. I. Los partidos políticos, pp. 281-286.

151 Echegaray, J. (1917c): Recuerdos, III, p. 42.

152 Vilches, J. (2010): Op. cit., pp. 504-509. Cita en Duarte, Á. (2103): Op. cit., p. 90.

La llamada de la política

97

A pesar de sus sentimientos republicanos y del impacto que la decisión de los

cimbrios causó en la militancia demócrata en general, Arturo Soria había mostrado

fidelidad a su mentor político y había decidido seguirle en la vía cimbria. Su

nombramiento como secretario del Gobierno de la provincia de Lérida lo había firmado el

ministro de la Gobernación del Gobierno provisional, Práxedes Mateo Sagasta, el 30 de

noviembre de 1868 y tomó posesión del cargo el 6 de diciembre153

.

Eran los gobiernos civiles el instrumento utilizado por el ejecutivo central para

velar por el cumplimiento de su política en cada provincia y para controlar a los órganos de

gobierno local como eran las diputaciones y ayuntamientos. Los gobernadores civiles eran

puestos de libre designación, nombrados a propuesta del Ministerio de la Gobernación, el

encargado de ejecutar la política interior en España. Los gobernadores eran, por tanto, los

delegados del Poder Ejecutivo en las provincias, y se convirtieron en un engranaje

fundamental para la renovación y modernización de la Administración española acometida

durante la segunda mitad del siglo XIX. Aunque sus competencias variaron en función de

las medidas más o menos descentralizadoras impulsadas por los diferentes gobiernos, los

gobernadores gozaron de altas prerrogativas en el seno de su provincia y fueron esenciales

para la consolidación de la centralización administrativa emprendida por el Estado liberal

en nuestro país.

Para el cumplimiento de sus funciones administrativas, disponían de una

estructura, la secretaría, compuesta por un secretario, unos cuantos oficiales (normalmente

entre tres y cinco), algún escribiente y un ordenanza, equipo que por lo general fue

insuficiente para encargarse de todas las tareas de este tipo que el gobierno civil tenía

encomendadas en el ámbito de su provincia. A esa falta de medios humanos para un

funcionamiento adecuado se le podía sumar otros elementos que incidían negativamente en

la motivación del personal, por otro lado característicos de la Administración española de

este siglo: los traslados continuos, las cesantías indiscriminadas y arbitrarias, los frecuentes

retrasos en sus magras pagas, etc. Los traslados a otros destinos en muchas ocasiones

venían acompañados de una mejor retribución, por lo que solían implicar más un

incremento de emolumentos que una cuestión de eficacia administrativa. Iban lógicamente

153

AHIGN. Expediente personal de Arturo Soria Mata. AHN. Ultramar,2455.Exp. 46. Hoja de

servicios de Arturo Soria.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

98

en detrimento de la gestión, pero los traslados fueron muy frecuentes y estuvieron muy

influidos por las recomendaciones y, por supuesto, dependieron de la identificación de

cada uno con el gobierno de turno. Los secretarios de los gobiernos civiles eran designados

también a propuesta del ministro de la Gobernación, no en función de una acreditada

competencia profesional sino, como los de gobernador, por una afinidad política

determinada. Por esta razón acceder a uno de estos puestos podía considerarse el inicio de

una carrera política que, si las circunstancias la favorecían, iría progresando poco a

poco154

.

Figura 3.1: Coordinación entre la Administración pública ca. 1870. Fuente: elaboración propia a

partir de Moral Ruiz, J.del, Pro Ruiz, J. y Suárez Bilbao, F. (2007): Estado y Territorio en España.

1820-1930. La formación del paisaje nacional, p. 108.

Soria fue uno de éstos cuya carrera tuvo cambios frecuentes en poco tiempo. En Lérida,

por ejemplo, estuvo tan sólo unos meses, pues en febrero de 1869 fue trasladado a un

nuevo destino para ocupar el mismo puesto de secretario del Gobierno civil, esta vez en

Orense. Tomó posesión del cargo el 23 de marzo y el sueldo asignado fue el mismo que

154

Cajal, A. (1999): El gobernador civil y el Estado centralizado del siglo XIX, pp. 193-198. Moral

Ruiz, J.del, Pro Ruiz, J. y Suárez Bilbao, F. (2007): Estado y Territorio en España. 1820-1930. La

formación del paisaje nacional, pp. 104-111.

La llamada de la política

99

había cobrado en el anterior: 1.600 escudos155

. En el mes de abril, como hemos comentado

en el capítulo anterior, se le instó a tomar la decisión de optar por ocupar la plaza que tenía

a su disposición en el Cuerpo del Catastro. Pero para entonces Arturo Soria ya había

decidido que el nuevo rumbo personal y profesional que se le había abierto le motivaba

más, por lo que decidió seguir en Orense.

Mientras tanto, las Cortes alumbraron una nueva Constitución que si bien podía

considerarse una de las más avanzadas de la época, hubo sectores políticos que

consideraron que el texto no recogía muchas de las expectativas que habían puesto en la

nueva etapa política y no era más que la constatación de que las demandas de las clases

proletarias no se iban a satisfacer. Desengañados de la evolución del movimiento

revolucionario, fueron los denominados republicanos federales intransigentes los que se

plantearon comenzar recurrir a métodos más expeditivos para exigir sus reclamaciones.

Consideraban éstos que sus compañeros de militancia observaban en las Cortes excesiva

benevolencia con el gobierno, así que decidieron pasar a la acción y planearon una

sucesión de levantamientos coordinados en varios puntos del país. Uno de los detonantes

se produjo cuando, obligado a hacer frente al conflicto independentista en Cuba iniciado el

año anterior y a los cada vez más frecuentes enfrentamientos con partidas carlistas, el

gobierno decidió mantener el reclutamiento mediante quintas. Esto suponía no atender a

una de las cuestiones, junto a la sí conseguida derogación del impuesto por los consumos,

que las clases populares habían venido exigiendo de forma recurrente durante sus

manifestaciones. No pasó mucho más tiempo, pues durante el verano y otoño de ese año ya

se dejaron ver en distintos lugares de la península las primeras insurrecciones comandadas

por los republicanos federales. Muchos de sus protagonistas eran militantes de los

Voluntarios de la Libertad, las milicias populares creadas tras el triunfo de la revolución

septembrina, y no en vano Sagasta había intentado en varias ocasiones durante este periodo

su disolución y la entrega de las armas, debido precisamente al peligro potencial que

representaban para el mantenimiento del sistema recién nacido.

Los motines del verano tuvieron cierta intensidad, por lo que el gobierno se vio

obligado a recurrir al ejército, aunque no tuvo mucha dificultad en aplastarlas al

enfrentarse en realidad a tropas improvisadas, inexpertas y pobremente armadas. A lo largo

155

AHN. Ultramar,2455.Exp. 46. Hoja de Servicios de Arturo Soria.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

100

del mes de octubre tuvieron lugar nuevos levantamientos, que dependiendo de la zona

geográfica fueron de mayor o menor gravedad. Entre los más intensos se puede destacar

algunos de Cataluña, Aragón, Levante o Andalucía Occidental, donde hubo algún choque

virulento, con cruce de fuego de artillería y no pocas víctimas.

Arturo Soria fue, desde su puesto de secretario del Gobierno en Orense,

protagonista de uno de estos episodios, de los más destacables entre los ocurridos en zona

gallega. A las siete de la mañana del 2 de octubre unos 200 hombres consiguieron

sorprender y apoderarse de las máximas autoridades de esa provincia, entre los que se

encontraban el gobernador civil y el comandante militar, aparte de otros oficiales militares

y funcionarios. Arturo Soria, que en principio también había sido detenido, logró escapar y

reunir a unos treinta soldados, que puso bajo su mando para intentar el rescate de los

rehenes. Hubo una fuerte refriega: “los facciosos [republicanos federales] se habían

apoderado de las casas y hacían tan vivísimo fuego que dejaron muerto a un teniente del

ejército e hirieron a dos soldados” y, tras ella, los sublevados decidieron abandonar la

población, llevándose consigo al gobernador civil, al comandante militar, al comandante de

carabineros y, de paso, el contenido de la caja156

. Planeaban unirse a otras partidas y

propagar el movimiento insurreccional a las otras provincias gallegas, pero tras ver

fracasada su intentona, decidieron emprender la huida hacia Portugal. Arturo Soria,

ejerciendo de gobernador interino, emitió un bando el día 5 en el que declaraba disueltos el

ayuntamiento -de mayoría republicana- la milicia de la ciudad y los dos clubes

republicanos existentes. Además ordenó recoger las armas de las personas que no tuviesen

autorización para su uso157

. Poco después tuvo lugar una breve escaramuza entre el ejército

y los insurrectos, que se saldó con alguna baja entre éstos, tras la cual se consiguió la

liberación de los rehenes y el restablecimiento del orden en la zona.

La actuación resolutiva y valiente de Arturo Soria había impedido que el motín

fuese efectivo y que pudiera expandirse al resto de las provincias, por lo que la Diputación

Provincial subrayó públicamente en una nota al Ministerio de la Gobernación la “brillante

156

El Imparcial, 3/10/1869, p. 3; 4/10/1869, pp. 3-4; La Correspondencia de España, 3/10/1869, p.

1.

157 La Correspondencia de España, 5/10/1869, p. 1 y 6/10/1869, p. 1; La Discusión 7/10/1868, p. 1;

La Iberia, 7/10/1869, p. 1.

La llamada de la política

101

conducta observada durante las difíciles circunstancias por el secretario del Gobierno”. La

nota fue tomada en consideración y el ministro, Práxedes Mateo Sagasta, decidió reconocer

la acción proponiendo a Soria para recibir una condecoración. El 6 de febrero de 1870 el

general Serrano, en calidad de regente del reino, le nombró Caballero de la Real Orden de

Isabel la Católica158

.

Arturo Soria permaneció en Orense hasta el 27 de marzo de 1870, fecha en la que

fue de nuevo trasladado para ocupar el puesto de secretario del Gobierno civil de La

Coruña, lo que suponía un considerable ascenso, ya que sus sueldo pasaba a ser de 6.000

escudos159

. En ese nuevo destino permaneció cerca de año y medio. Como un ejemplo de

las labores que tuvo encomendadas en ese periodo, consta el acta de una visita de

inspección realizada en 1871 a la Casa de Misericordia de la ciudad, en la que acompañó a

una comitiva encabezada por el gobernador y otra decena de prebostes locales. La visita,

organizada a instancias de la condesa de Espoz y Mina, tenía como objetivo constatar que

la gestión y las condiciones en que prestaba el servicio esa institución benéfica eran las

adecuadas y desmentir así la información aparecida en un periódico, que sugería lo

contrario. Tras la visita Arturo Soria, como secretario del Gobierno civil, levantó el acta de

la inspección, en la que desmentía lo que se había publicado160

.

Mientras tanto, a nivel nacional los acontecimientos políticos habían seguido

sucediendo a un ritmo vertiginoso. El 27 de diciembre de 1870 Juan Prim sufrió un

atentado en Madrid, cuyas circunstancias, todavía a día de hoy, están por aclarar de manera

definitiva. Según la versión oficial, las heridas sufridas le habrían provocado la muerte tres

días después. Ese mismo día desembarcaba en Cartagena Amadeo de Saboya, el flamante

nuevo rey que poco antes habían elegido las Cortes españolas. La repentina desaparición

del hombre fuerte del régimen y principal valedor del nuevo monarca, así como la

persistencia de variados focos de desestabilización, hicieron que las perspectivas para su

reinado fuesen muy difíciles.

158

AHN. FC_Exteriores. Condecoraciones, C-254, Exp. 2. Nombramiento de Arturo Soria y Mata

como Caballero de la Real Orden de Isabel la Católica. La propuesta era conjunta para él, otros

cinco funcionarios del Gobierno civil de Orense y el secretario del ayuntamiento de San Ciprián de

Viñas.

159 AHN. Ultramar,2455.Exp. 46. Hoja de Servicios de Arturo Soria.

160 Biblioteca de Galicia. Sig.: 457.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

102

Durante estos años, Felipe Ducazcal se hizo un personaje muy popular en los

ambientes madrileños, aunque no siempre por motivos ejemplares. Era un personaje

simpático y con carisma, que al tiempo que era íntimo de personas con responsabilidades

de gobierno en la nueva etapa - Juan Prim, Ricardo Muñiz, Sagasta o Moreno Benítez,

entre muchos otros-, mantenía su grupo de amistades de los barrios populares todavía

dispuestos a secundarle en acciones violentas cuando conviniese. Cuando éste Moreno

Benítez fue nombrado gobernador civil de Madrid, se hizo acompañar de Felipe Ducazcal

como secretario.

Fiel políticamente a Juan Prim, a comienzos de diciembre de 1870 Ducazcal no

dudó en batirse en duelo en su lugar contra José Paul y Angulo, dueño de El Combate,

periódico desde el que fustigaba e incluso amenazaba gravemente a Prim. Fruto del lance,

quedó una bala alojada en la cabeza de Ducazcal que sería la causante de su muerte

repentina, pero veinte años después. Por estos años, comenzó a actuar en la capital una

banda de matones armados, la Partida de la Porra, de la que Ducazcal fue su cabecilla más

conocido. Parece que actuando bajo la connivencia de Sagasta, esta banda se hizo cargo de

algunos trabajos sucios de coacción a la oposición que los cuerpos policiales no podían

realizar. Así, se dedicaron a boicotear actos políticos de oposición o a irrumpir

violentamente en las redacciones de los diarios desafectos, causando destrozos y sin dudar

en apalear al que se ponía por delante. Durante estos años actuaron violenta, arbitraria e

indiscriminadamente contra todos los que pudieran disentir con el régimen, fuesen

alfonsinos, carlistas, moderados o republicanos161

.

El literato y periodista de afinidad carlista, Julio Nombela, recordaba la

impunidad con la que la partida actuaba contra los críticos162

:

En aquel tiempo, en que la célebre partida de la porra era poco menos que una institución,

nada más peligroso que decir verdades, porque los valientes a quienes capitaneaba el

popular Felipe Ducazcal no se paraban en barras y bastaba ahondar algo en la censura de

los actos del gobierno para que fuera derrengado a palos quien se permitiese el más

161

Moreno de Cózar, J.E. (2010): "Ducazcal y Lasheras, Felipe", pp. 633-635. González Calleja, E.

(1998): La razón de la fuerza: orden público, subversión y violencia política en la España de la

Restauración (1875-1917), pp. 26-28.

162 Nombela, J. (1911): Impresiones y recuerdos. Tomo cuarto, p. 11.

La llamada de la política

103

sencillo desahogo, si molestaba a los que movían a su gusto, y por cuenta del presupuesto

nacional, los brazos armados de cachiporras y en muchas ocasiones de trabucos.

Figura 3.2: La porra, uno de los instrumentos de Sagasta, entonces ministro de la Gobernación.

Fuente: La Carcajada, 12/4/1872, p. 2.

No obstante, a pesar de sus dedicaciones oscuras, Ducazcal consiguió seguir siendo un

personaje de gran popularidad. Un buen ejemplo de esta popularidad fue su multitudinaria

boda, celebrada el 30 de septiembre de 1869, a la que acudieron más de mil personas de

"todas las clases sociales, desde el grande de España hasta el barrendero", que tuvo que

celebrarse en los Campos Elíseos, "por ser el único sitio donde podía reunirse tanta gente".

A ella estaba previsto que acudiesen incluso Prim y Sagasta, pero no pudieron hacerlo por

la convocatoria de una reunión urgente del gabinete tras un nuevo levantamiento carlista.

Fue madrina la esposa de Ricardo Muñiz, y el padrino Juan Moreno Benítez. Según

recordaba Ducazcal, la cabecera de la mesa estuvo compuesta por la mujer de Prim, la de

Sagasta, Juan Moreno Benítez, Manuel Becerra, y, también, por "la inolvidable marquesa

de Santiago" acompañada de sus hermanas, es decir, Mariana y Julia Soria163

. De Arturo

163

Ducazcal, F.: “Memorias de un empresario”. El Heraldo de Madrid, 17/12/1890, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

104

no mencionó nada, no sabemos si estuvo, aunque es probable que no, porque lo que es

cierto es que dos días más tarde se estaba enfrentando a la partida republicana en Orense.

En julio de 1871 le fue encomendada la formación de un nuevo gobierno a

Manuel Ruiz Zorrilla. También entonces la trayectoria de Arturo Soria volvió a obtener un

nuevo impulso al ofrecérsele ocupar la Secretaría del Gobierno Superior civil de la isla de

Puerto Rico. Soria envió un telegrama el 25 de agosto en el que indicaba que, por

agradecimiento, deseaba consultar la aceptación de ese ofrecimiento con su superior, el

gobernador civil de La Coruña, aunque ya adelantaba la casi segura respuesta afirmativa.

Se despedía agradeciendo la confianza “en sus escasos méritos” y se ponía a “disposición

para como considere mejor pueda servir a los intereses de la causa revolucionaria”. Al día

siguiente Soria aceptó el nuevo destino y el día 29 se publicaba su nombramiento oficial,

firmado por el ministro de Ultramar, Tomás María Mosquera164

.

A partir de ese día sus preocupaciones pasaban a ser de otro orden y debía

centrarse en garantizar la extensión hacia la isla de las reformas que se habían contemplado

en la Constitución de 1869 y, especialmente, la lucha contra la esclavitud, tratando de

hacer cumplir una muy reciente Ley Preparatoria para la abolición de la esclavitud en las

Antillas, conocida como Ley Moret, que había sido promulgada el año anterior. El

abolicionismo había sido uno de los ingredientes ideológicos tradicionales de los políticos

demócratas y de los situados más a la izquierda del Partido Progresista. Habían hecho

suyas las reivindicaciones de una Sociedad Abolicionista Española, que desde su

constitución en 1865 luchaba por hacer ilegal la existencia de la esclavitud en España. En

esa sociedad militaban personalidades de la talla de José María Orense, Práxedes Mateo

Sagasta, Emilio Castelar, Julio Vizcarrondo, Segismundo Moret, José Echegaray, Manuel

Becerra, Nicolás Salmerón, Estanislao Figueras o Rafael María de Labra, entre muchos

otros. Con este plantel no era de extrañar, por tanto, que el abolicionismo fuera uno de los

temas reclamados por muchos políticos del nuevo régimen, aunque luego su concreción

legislativa fuese lenta y gradual.

164

El sueldo asignado era de “875 pesetas y 6.250 de sobresueldo”. AHN. Ultramar,2455.Exp. 46.

Expediente personal de Arturo Soria y Mata. Folios 1, 34 y 35.

La llamada de la política

105

Siendo ministro de Ultramar, Manuel Becerra había auspiciado en 1869 la

extensión de las reformas liberales recientemente establecidas en la península también

hacia Puerto Rico, y además había elaborado un anteproyecto para la abolición de la

esclavitud que no salió adelante debido a que los políticos más conservadores del régimen

no se mostraron partidarios de facilitar concesiones sobre este asunto si antes no se

alcanzaba la paz en Cuba. A esta oposición se sumaba la influencia ejercida por un

poderoso lobby antiabolicionista que se negaba rotundamente a cualquier tipo de solución

en este sentido. Al año siguiente el gobierno trató de acomodar una solución intermedia a

través de la ley propuesta por Segismundo Moret que, aunque bajo ciertas condiciones que

limitaban su alcance y su aplicación sólo a Puerto Rico, había constituido un hito en la

historia española al tratarse de la primera ley abolicionista. En ella se disponía la libertad

para los hijos de esclavos nacidos después del 17 de septiembre de 1868 o para los

mayores de 60 años, y se estipulaban limitaciones, como la prohibición de los castigos

corporales entre otras, que de alguna manera pretendían mejorar las condiciones de vida de

los esclavos. Sólo se determinó su aplicación en Puerto Rico debido a la escasa

dependencia del trabajo esclavo en sus plantaciones en comparación con las de Cuba,

donde por otro lado estaba en plena efervescencia la guerra de emancipación. No obstante,

el gobierno seguía comprometido con la idea de en la siguiente legislatura presentar una

ley definitiva de abolición para Puerto Rico y, tan pronto como concluyera la guerra en

Cuba, otra para esa isla. La Ley Moret de 1870 suponía el inicio de un proceso que ya fue

imparable165

.

Arturo Soria llegó a Puerto Rico el 30 de septiembre, procedente de La Coruña, y

tomó posesión de su cargo el 14 de octubre de 1871166

. Se encontró con una isla que

contaba ya con un censo de unos 600.000 habitantes (de los cuales unos 13.000 eran

peninsulares) en la que el ambiente político estaba dividido entre los seguidores de dos

partidos de muy reciente creación, el Liberal-Reformista, partidario de exigir la rápida

165

Díaz Soler, L. M. (1970): Historia de la esclavitud negra en Puerto Rico, pp. 315-323. García

Ochoa, M.A. (1982): La política española en Puerto Rico durante el siglo XIX, pp. 154-175.

Hernández Ruigómez, A. (1988): “La abolición de la esclavitud en Puerto Rico: Introducción al

estudio de las mentalidades anti-esclavistas”, pp. 35-38. Maestro Castañeda, J.C. (2000):

"Documentación inédita sobre el capitán don Gabriel Baldrich en el Archivo Histórico Provincial

de Burgos", pp. 212-224. Piqueras, J.A. (2002): “La cuestión cubana, de la Revolución Gloriosa a

la Restauración”, pp. 172-173.

166 AHN. Ultramar,2455.Exp. 46. Expediente personal de Arturo Soria y Mata. Folios 3 y 4.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

106

implantación de las reformas que la reciente Constitución española ya contemplaba, y el

Conservador, que aunque con menos partidarios -fundamentalmente los propietarios de

negocios o plantaciones, muchos de origen peninsular- contaban con la suficiente fuerza e

influencia como para mostrarse abiertamente intransigentes a cualquier reforma que

pudiera modificar su estatus y que no dudaban en crear alarma ante la previsión de la

implantación de las medidas liberales o en comprar voluntades si fuese preciso para

preservar sus intereses. Contaban también con el apoyo más o menos explícito de algunos

cargos políticos locales, sin duda con intereses cruzados. Como era de esperar, los

propietarios afectos al sector reaccionario también se resistieron al cumplimiento de la Ley

Moret, para lo cual idearon todo tipo de argucias con el objeto de sortearla, entre otras, el

falseamiento de los datos de los censos de esclavos, por ejemplo, o anticiparse a la

liberación de los menores y ancianos antes de la entrada en vigor para no tener que hacerse

cargo de su mantenimiento tras su emancipación, como estaba previsto en la ley167

.

Cuando las artimañas no fueron suficientes, los antiabolicionistas no dudaron en recurrir a

los sobornos, a la intimidación e incluso a la violencia. Para las autoridades, encargadas de

velar por la estabilidad del orden público junto con el cumplimiento de las nuevas leyes, el

ambiente era preocupante porque también persistía el temor a que prendiese en Puerto Rico

un conflicto independentista similar al iniciado en Cuba unos años antes. En este sentido

resulta muy esclarecedor lo que el gobernador civil de la isla entre 1870 y 1871, el

mariscal Gabriel Baldrich, escribía al gobierno de Madrid sobre los opositores a las

reformas168

:

Estos sólo verían con gusto el restablecimiento del régimen colonial. Para ellos no hay

mejor sistema de gobierno que aquel que se deriva de la voluntad personal. Para ellos, los

buenos gobernantes sólo son aquellos que amenazan con un destierro a un Intendente

porque se resiste a sus mandatos en el pleno y leal ejercicio de sus atribuciones. Para

ellos, los buenos gobernantes sólo son aquellos que mandan a presidio a hombres libres

para que sean azotados, o porque cometieron hurto, o porque algunos -de ellos haya

167

Aunque la Ley se había publicado en la península en julio de 1870, su publicación en Puerto

Rico se demoró hasta finales de noviembre, dando plazo a los propietarios esclavistas a idear como

escapar a sus condiciones, lo que provocó la reacción airada del ministro de Ultramar, Segismundo

Moret, contra las gestiones del gobernador Baldrich. Maestro Castañeda, J.C. (2000): Op. cit., pp.

217-218.

168 Citado en García Ochoa, M.A. (1982): Op. cit., p. 171.

La llamada de la política

107

maltratado a su mujer, o porque, ebrios, hubieran promovido un escándalo en una plaza

pública. Para ellos, son buenos gobernantes aquellos que toleran fraudes en las Aduanas y

que sólo envían a la cárcel y entregan a los Tribunales a los funcionarios públicos,

dejando en libertad a eternos explotadores de la Real Hacienda.

[…]

Yo no sé gobernar así, aunque comprendo que ofrece más facilidades el gobierno

absoluto de los antiguos virreyes que una administración liberal.

Arturo Soria hizo por desempeñar su labor lo mejor que pudo durante el tiempo en que

ejerció su puesto de secretario en el Gobierno civil. Pero en unas ya de por sí difíciles

circunstancias se encontró con una contrariedad añadida: su distancia ideológica con el

gobernador para el que iba a trabajar, Ramón Gómez Pulido, que había llegado a la isla un

mes antes que Soria para sustituir al que durante casi año y medio había venido ejerciendo

los cargos de capitán general y de gobernador civil de Puerto Rico, el progresista Gabriel

Baldrich. Gómez Pulido traía unas instrucciones muy precisas del ministro de Ultramar:

debía, por un lado, preservar el orden en la isla y evitar cualquier conato de levantamiento

rebelde que pudiese llevar a una situación bélica como la de Cuba; por otro, en línea con el

ideario político del gobierno de Manuel Ruiz Zorrilla que le había nombrado, llevaba el

mandato de hacer por implantar las reformas jurídicas y administrativas pendientes y, muy

especialmente, la de la abolición de la esclavitud169

:

La materia de la esclavitud es acaso la más trascendental de cuantas se han de ofrecer al

examen de V.E., como que, aparte de la razón de humanidad, afecta a los más altos

intereses de la Antilla y hasta llega a tener hoy cierto carácter de internacional por los

compromisos solemnes que el gobierno de España ha contraído con las Naciones

extrañas. Hay, pues, necesidad de que los actos de V.E. relativos a este punto lleven el

sello de mayor acierto y la más exquisita prudencia, y que la ley de 4 de julio del-año

último- se cumpla y se ejecute en todas sus partes sin dilaciones ni aplazamientos

injustificables y con la exactitud rigurosa.

169

"Instrucciones reservadas al gobernador de Puerto Rico, Gómez Pulido. 28 de agosto de 1871".

Archivo Congreso de los Diputados (en adelante ACD). Leg. 168, nº 145. Mss. Documento

incluido en el Anexo XIII de García Ochoa, M.A. (1982): Op. cit., pp. 556-559.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

108

Mientras tanto, tras la desaparición del que era su líder indiscutible, Juan Prim, las

rivalidades y pugnas internas en el seno de los progresistas habían quedado de manifiesto

hasta hacerse evidente la confrontación existente entre dos corrientes opuestas. Así, en

octubre de ese año 1871, una crisis por falta de apoyo parlamentario que acabó con el

gobierno de Ruiz Zorrilla terminó significando también la ruptura de la coalición

monárquico-democrática, de tal manera que, el ala derechista liderada por Práxedes Mateo

Sagasta decidió fundar un Partido Constitucionalista, mientras que la tendencia izquierdista

y los cimbrios decidieron constituir el Partido Demócrata Radical, con Manuel Ruiz

Zorrilla como su líder. Los programas eran muy similares, sin embargo mientras los

radicales estimaban que los derechos individuales estaban por encima de cualquier

institución, los constitucionalistas consideraban que el Estado sí podía prevalecer sobre

estos derechos. Los de Ruiz Zorrilla eran partidarios además de la concesión de cierta

autonomía a las Antillas, algo a lo que tampoco estaban dispuestos los constitucionalistas.

Figura 3.3: Manifestación de los radicales en octubre de 1871. Fuente: La Ilustración española y

americana, 15/10/1871, p. 497.

La llamada de la política

109

Pero aunque el gabinete que había nombrado a Gómez Pulido y a Soria cayó casi a la

llegada de ambos a Puerto Rico, tanto uno como otro consiguieron mantener su puesto. Sin

embargo, pronto se vio que la política de aquél ya no iba a seguir las órdenes que habían

acompañado a su nombramiento y comenzó a aproximarse a la dirección deseada por el

Partido Conservador, el de los potentados y dueños de las plantaciones. En cuanto a la

liberación de esclavos, son muy significativos los datos conocidos: sólo unos meses antes

de que se comenzase a exigir la aplicación de la Ley Moret se liberaron más de 6.000

esclavos, cifra debida principalmente al comentado objeto de evitar las obligaciones a las

que ya sabían iban a tener que sujetarse los propietarios. Una vez que éstos contemplaron

que el reglamento de aplicación todavía iba a tardar en promulgarse (no apareció hasta

agosto de 1872) el ritmo de emancipaciones bajó considerablemente. Cuando el

gobernador comenzó a exigir su cumplimiento los amos trataron de burlarla, con lo que,

entre 1871 y 1872, sólo se produjo la liberación de 1.861 esclavos170

. Las diferencias entre

el gobernador y el secretario del Gobierno civil quedaron de manifiesto en varios artículos

aparecidos en El Progreso, diario afín al Partido Liberal-Reformista. En esa formación

militaba Julián Blanco y Sosa, uno de los primeros diputados en representar a Puerto Rico

en las Cortes españolas en varias legislaturas entre 1871 y 1873 y que escribía en el citado

periódico. Blanco y Sosa excusó a Arturo Soria de la conducta política reaccionaria puesta

en práctica por su superior171

:

El Sr. Soria no pudo ser radical, aunque lo deseara, porque no se lo permitió el general

Gómez Pulido, como es harto sabido en el país, y antes de hacer traición al Ministerio y

al partido que les envió aquí a entrambos, antes que sacrificar al Becerro de oro, su

conciencia y sus principio, prefirió hacer dimisión de su destino, como hacen todos los

170

Díaz Soler, L.M. (1970): Op. cit., p. 317. En La Ciudad Lineal, se indicó que Arturo Soria,

negándose a los sobornos de los plantadores, facilitó la liberación de 355 de ellos: “Reciente la ley

de la Abolición de la Esclavitud, tuvo que proceder a su cumplimiento, oponiéndosele por los

infames tratantes de negros grandes dificultades. Logró dar la libertad a 355 esclavos, sosteniendo

una lucha homérica con elevadas personalidades políticas que contra él lanzaban sus influencias

poderosas al combatir la inmoralidad”. “Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 603.

Esa misma cifra apuntó en su hoja de servicios del Ministerio de Ultramar. AHN.

Ultramar,2455.Exp. 46. Hoja de servicios de Arturo Soria.

171 Blanco y Sosa, J.E.: "Candidatos". El Progreso (Puerto Rico), 29/11/1872. Incluido en Blanco y

Sosa, J.E. (1898): Veinte y cinco años antes: apuntes para la historia, pp. 133-137.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

110

hombres de honor en el momento en que no están de acuerdo con las ideas que representa

el gobierno a que sirven.

En efecto, hastiado por las presiones y amenazas de los propietarios esclavistas de la isla y

de sus diferencias con el gobernador, Arturo Soria, decidió dejar su puesto a los pocos

meses. El 22 de marzo de 1872 presentó una instancia solicitando que el Ministerio le

declarase cesante “por haberse quebrado su salud" en ese clima y ese mismo día, mientras

accedía a tramitarla, el gobernador ya le ordenó la entrega de la Secretaría. El 26 recibió

Soria el permiso para abandonar la isla y el 14 de abril se hizo oficial su cese172

. Arturo

Soria abandonó la isla decepcionado con la experiencia e incluso tuvo que pedir un

préstamo para poder embarcarse de vuelta a España173

.

Sin embargo, no fueron realmente motivos de salud los que le impulsaron a

renunciar voluntariamente al cargo de secretario. Una de las razones verdaderas tardó poco

en conocerse y, lo que es más sorprendente, en hacerse pública a través de la prensa. Ante

un suelto aparecido en la prensa portorriqueña en la que Gómez Pulido había acusado a

Soria de deslealtad, éste emitió su propio comunicado en el que, en duros términos, dejaba

clara la falta de afinidad entre ambos174

:

Por esta sencilla relación de los hechos, cuya veracidad nadie podrá seriamente

desmentir, se verá a qué queda reducido el grave cargo de deslealtad que se atreve a

dirigirme el Sr. Gómez Pulido, más grave por ser hecho por persona constituida en

autoridad, si bien no tiene el alcance que tendría si fuera hecho por una personalidad cuya

consecuencia y cuya conducta política fuese intachable. Pero el Sr. Gómez Pulido que ha

servido a todas las causas y a todos los partidos, al progresista primero, a la Unión Liberal

después, al Radical cuando solicitó y obtuvo el elevado puesto que hoy desempeña tan a

gusto de los conservadores, y que, por último, se decide a servir los intereses del partido

reaccionario, no está bastante autorizado para calificar, de la manera poco digna que lo ha

hecho, a quien ha sido toda su vida consecuente con el partido que eligió al comenzar su

carrera política. Quédese, pues, para S. E. la calificación que se permite hacer, y de

172

AHN. Ultramar,2455.Exp. 46. Expediente personal de Arturo Soria y Mata. Folios 7 y 8.

173 “Datos biográficos”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p. 603.

174 La Discusión, 26/4/1872, p. 2.

La llamada de la política

111

seguro, en su larga y sinuosa vida política y militar, no faltará algún episodio al que

pueda aplicarse.

Por el momento y como elemento de criterio para juzgar el proceder del que suscribe y el

del Sr. Gómez Pulido, se ofrece a la consideración pública el siguiente hecho: ambos

fuimos nombrados para el Gabinete que presidia el Sr. Ruiz Zorrilla; yo he dejado mi

cargo cuando creí que decorosamente no podía continuar sirviéndolo y sigo militando en

el mismo partido; el señor Gómez Pulido conserva el mando de la pequeña Antilla,

combate con el mayor encarnizamiento a los amigos políticos del eminente patricio a

quien debe su posición actual, y lo que es más censurable, al ministro que autorizó su

nombramiento. Juzgue ahora el país a quién corresponde verdaderamente el cargo de

deslealtad.

Ya en la Península, Arturo Soria siguió de cerca las pugnas políticas en las Cortes que

originaron el vaivén de gobiernos de muy corta duración. Como vemos, Soria se mantuvo

leal a los que habían sido sus mentores políticos y los siguió hasta el recién creado Partido

Demócrata Radical. En junio de 1872, Ruiz Zorrilla, que semanas antes había tomado la

decisión de renunciar a su acta de diputado y dejar la política, fue persuadido para volver a

encabezar un nuevo gobierno. Buscando de nuevo el respaldo parlamentario que no tenía,

convocó las que eran ya las terceras elecciones a Cortes de ese año, que tuvieron lugar en

el mes de agosto. El Partido Demócrata Radical logró una victoria aplastante al obtener

274 escaños. El resto de escaños se lo repartieron los republicanos, con 77, y los

moderados y conservadores, que obtuvieron 23. Los carlistas, ya levantados en armas

contra el Estado, decidieron no concurrir a las elecciones175

.

3.2. DIPUTADO A CORTES

A pesar de que las elecciones convocadas por los gobiernos del Sexenio

Democrático fueron, en general, más limpias que las celebradas durante el régimen

175

Fontana, J. (2007): Historia de España vol. 6. La época del liberalismo, p. 370.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

112

isabelino, lo cierto es que, exceptuando las municipales de 1868 y quizá las primeras a

Cortes del año 1869, el resto estuvieron "mediatizadas" por la voluntad del gobierno

convocante y, en general, los resultados coincidieron con los deseos y el color político de

ese gobierno. Otra cuestión es que luego los juegos parlamentarios respaldasen o no las

iniciativas políticas de los gabinetes o que los votos particulares de los diputados se

orientasen hacia un lado u otro. En este sentido fue bastante frecuente ver que algunos

diputados pivotaran su voto a su buen entender para incluso hacer caer algunos gobiernos a

los que previamente habían apoyado. Fue éste un buen ejemplo de la debilidad

organizativa de los partidos políticos en un sistema parlamentario todavía inmaduro y el

motivo principal para que en apenas dos años se alternaran continuamente gobiernos

diferentes de muy corta duración176

.

Aunque para obtener los resultados deseados tampoco se dudó en echar mano de

métodos fraudulentos, como la manipulación de los censos electorales o directamente de

los escrutinios, o incluso coercitivos, normalmente se trató de recurrir a medios más sutiles

de presión, conducidos a través del poder de influencia que ejercitaban los denominados

caciques a través de sus redes clientelares, que sobre todo en zonas rurales facilitaron

enormemente el éxito de las indicaciones del gobierno. Además, la llamada frecuente a

elecciones en un corto intervalo de tiempo fue desanimando al electorado, por lo que la

abstención fue incrementándose y los resultados fueron, además de poco representativos,

fácilmente manipulables. Engranajes principales de la cadena de transmisión de las

"insinuaciones" gubernamentales fueron, precisamente, los gobernadores civiles, en su

calidad de jefes políticos delegados del gobierno en cada provincia, que a su vez hacían

llegar las indicaciones a los alcaldes y a los caciques locales. Pero también es cierto que la

capacidad de influencia llegaba hasta cierto punto, por lo que los resultados de los

comicios no estuvieron exentos de incertidumbre y no faltaron las ocasiones en las que se

dieron resultados inesperados. Aunque, salvo alguna denuncia por parte de determinados

sectores políticos o las alusiones en la prensa, la injerencia tampoco fue un asunto que

extrañase mucho en un país en el que todavía había una escasísima cultura política y eran

pocos, incluso entre los políticos, los demócratas plenamente convencidos. Tampoco puede

176

Fuente Monge, G. de la y Serrano García, R. (2005): La Revolución Gloriosa, un ensayo de

regeneración nacional (1868-1874). Antología de Textos, pp. 13-16. Guerrero Latorre, A. et al.

(2004): Op. cit., pp. 383-387. Fontana, J. (2007): Op. cit., pp. 366-371.

La llamada de la política

113

considerarse una costumbre exclusivamente autóctona, pues la influencia, la compra de

votos o la manipulación fueron también frecuentes en esta época en naciones como Gran

Bretaña, Francia o Estados Unidos177

. Cuando con ocasión de una de las convocatorias,

Amadeo I demandó a Sagasta que procurase unas elecciones limpias, éste le contestó

serían “todo lo puras que pueden serlo en España”178

. Era llamativo, como señala Rafael

Serrano, que en la monarquía amadeísta fuese precisamente el rey “el único de los actores

del sistema que se atenía a los mandatos democráticos del texto constitucional, mientras los

líderes de la coalición monárquica le presionaban para contravenirlos”179

.

Figura 3.4: Credencial de Diputado de Arturo Soria y Mata. Fuente: Archivo del Congreso de los

Diputados.

177

Moreno Luzón, J. y Villares, R. (2009): Historia de España, vol. 7. Restauración y Dictadura,

p. 119.

178 Citado en Fontana, J. (2007): Op. cit., p. 369.

179 Serrano García, R. (dir.) (2002): Op. cit., p. 8.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

114

La cuestión es que, fuese debido al retraimiento de alguna de las opciones políticas,

recurso ya utilizado durante el periodo isabelino, o fuese por la efectividad las

"sugerencias" de los convocantes, el resultado podía ser que, o bien un partido entero no

estuviese representado en el Parlamento, o que muchas figuras de primer orden se

quedasen sin escaño. En el caso particular de las elecciones de agosto de 1872 el resultado

fue que líderes políticos de la importancia de Serrano, Sagasta, o Cánovas no lograron

acceder a un escaño de diputado.

En esas elecciones, Arturo Soria consiguió ser elegido diputado por Quebradillas,

un distrito electoral de la isla de Puerto Rico, al obtener 680 de los 688 votos emitidos de

entre los 1.093 posibles votantes censados180

. Soria ya se había presentado como candidato

en las anteriores elecciones de abril -las que Sagasta había sugerido que iban a ser tan

puras como podían serlo en España- aunque en esa ocasión no logró salir elegido. Y el que

fuese en la candidatura Demócrata Radical para los comicios de abril había sido

precisamente otra de las causas que habían motivado su repentina dimisión como secretario

y la comentada reprobación de Gómez Pulido181

.

En esta ocasión la maquinaria parece que funcionó. No obstante, aparte de las más

que probables influencias del gobierno Demócrata Radical para orientar el resultado, hay

que valorar que su peso político a ojos de los líderes del partido hubiese crecido de tal

forma como para que le ofreciesen ser uno de sus candidatos y, a sus apenas 27 años de

edad, lograr convertirse en uno de sus 274 representantes en las Cortes españolas y pasase

a compartir asiento con sus admirados Ruiz Zorrilla, Manuel Becerra, Nicolás María

Rivero, Cristino Martos, José Echegaray, Moret o Manuel Merelo, entre muchos otros

insignes de su partido, pero también con destacados políticos de otras formaciones que

180

ACD. Documentación Electoral 72, nº 16. Credencial de Diputado de Arturo Soria y Mata.

181 La América, 28/3/1872, p. 14. La Discusión, 26/4/1872, p. 2. El Imparcial, 28/4/1872, p. 3. Las

actas de algunos diputados surgidos en esas elecciones habían originado muchas suspicacias. Entre

ellas alguna de los de Puerto Rico. En el debate de examen de esas actas, una intervención del

constitucionalista ministro de Ultramar motivó una reacción airada de Soria: "[…] toda vez que

dicho señor me ha atacado injustamente en un terreno en que yo no podía defenderme y escudado

quizá con la inviolabilidad del cargo que hoy desempeña, me reservo contestarle como es debido

cuando haya abandonado el puesto que hoy ocupa". El Imparcial, 8/5/1872, pp. 1-3; 10/5/1872, p.

2.

La llamada de la política

115

tendrán gran protagonismo en los meses venideros, como Pi y Margall, Emilio Castelar,

Estanislao Figueras o Nicolás Salmerón.

Figura 3.5: "Panorama de San Juan de Puerto Rico", ca. 1860. Fuente: The New York Public

Library Digital Collections [En línea]. [Consulta: 31/3/2016].

<http://digitalcollections.nypl.org/items/510d47d9-7dc4-a3d9-e040-e00a18064a99>.

La legislatura en la que fue elegido Soria dio comienzo el domingo 15 de septiembre de

1872. Las actas de los escrutinios de los distritos electorales de Puerto Rico no habían sido

recibidas todavía en el Ministerio de Ultramar, por lo que las credenciales de los diputados

electos por esos distritos no pudieron presentarse a la Comisión Permanente de Actas del

Congreso hasta el 4 de octubre. A la recepción, se constató que, al igual que había ocurrido

en algún otro distrito electoral, en el acta correspondiente al de Quebradillas constaban

ciertas protestas que se habían producido en varios colegios electorales y que hacían

referencia a supuestas coacciones protagonizadas por algunos representantes del gobierno

español con la intención de orientar el voto de los electores y a una presunta “proclamación

Arturo Soria y Mata. Una biografía

116

de D. Arturo Soria como candidato del Gobierno”182

. Se presentó un informe que refutaba

las acusaciones a la Comisión de Actas encargada de analizar la cuestión, con testimonios

de electores que rebatían los hechos descritos. La Comisión decidió por unanimidad

resolver la cuestión aceptando el acta de Quebradillas sin dar crédito a las protestas y con

la consiguiente admisión de Arturo Soria como diputado, lo que fue ratificado en la sesión

parlamentaria del 12 de octubre. No fue este sino uno más de los muy numerosos casos de

"actas graves", como se conocieron este tipo de denuncias, a cada inicio de legislatura183

. A

partir de ese día comenzó de forma oficial, por tanto, su andadura parlamentaria en esa

legislatura, que aunque breve como casi todas a lo largo de este periodo, será muy intensa

en cuanto a los sucesos acontecidos durante la misma.

Benito Pérez Galdós que unos años más tarde, ya en la Restauración, conseguirá

también un escaño por un distrito de Puerto Rico, comentaba sobre su elección en sus

Memorias de un desmemoriado184

:

Un amigo mío […] indicó a Sagasta que me sacara diputado por las Antillas. En aquellos

tiempos [1886], las elecciones en Cuba y Puerto Rico se hacían por telegramas que el

gobierno enviaba a las autoridades de las dos islas. A mí me incluyeron en el telegrama

de Puerto Rico; y un día me encontré con la noticia de que era representante en Cortes,

con un número enteramente fantástico de votos. Con estas y otras arbitrariedades,

llegamos años después a la pérdida de las colonias.

Una vez conseguida la estabilidad parlamentaria deseada, el gobierno de Ruiz Zorrilla se

propuso poner en marcha su programa de reformas, en el que eran prioritarias las

destinadas a Ultramar, especialmente la abolición total de la esclavitud, la concesión de la

autonomía para las colonias antillanas y la extensión de leyes amparadas en la

182

ACD. DSC, 9/10/1872, p. 415. Una alusión a dichas protestas también figura en la Credencial de

Diputado emitida por el secretario del Gobierno civil de Puerto Rico.

183 Moreno Luzón, J. y Villares, R. (2009): Op. cit., p. 107.

184 Derogado el sufragio universal masculino, la práctica de la manipulación electoral en los

primeros años de la Restauración fue todavía menos velada. Pérez Galdós obtuvo su escaño con

112 votos favorables de los 112 que votaron (de los 118 electores posibles). ACD. Serie

documentación Electoral: 103 nº 6. Credencial de Diputado de Benito Pérez Galdós. Pérez Galdós,

B.: "Memorias de un desmemoriado, II". La Esfera, 25/3/1915, p. 7.

La llamada de la política

117

Constitución, entre ellas la de Ayuntamientos que iba a permitir la elección de los cargos

municipales mediante sufragio universal masculino. A corto plazo se centrarían

exclusivamente en la circunscripción por la que había sido elegido Arturo Soria, Puerto

Rico, ya que Cuba todavía se encontraba inmersa en el conflicto insurreccional. Pero se

dejaba ver que en el momento en que las circunstancias fuesen propicias las medidas

también tendrían su reflejo en esa isla, por lo que se entendía que una aprobación rápida

del paquete de medidas podía influir en la finalización de la guerra en Cuba, lo que

facilitaría a su vez su intención de suprimir las quintas.

Pero las medidas liberalizadoras iban a dificultar en gran medida el

mantenimiento de los privilegios de las oligarquías insulares y peninsulares, razón por la

que se desencadenó un formidable movimiento obstruccionista dispuesto a impedirlas a

toda costa. El lobby antiabolicionista utilizó todos los mecanismos de presión a su alcance

para boicotear las medidas, como el inicio de una campaña intensa y continua en la prensa

afín o las presiones políticas a todos los niveles. Tampoco dudó en instar a tomar parte en

la oposición a altos mandos del ejército -que debido a su protagonismo en la guerra civil

tenían una fuerza y capacidad de influencia notables- para que, si fuese necesario incluso

con un golpe de Estado, impidiesen las medidas que afirmaban iban a romper la integridad

nacional. Se unieron todos en torno a la que denominaron Liga Nacional y pronto recibió

el apoyo de unionistas y los moderados, pero también de los alfonsinos y carlistas, que no

es que se opusieran al gobierno, sino al régimen en su conjunto. La confrontación política

hizo que radicales y republicanos se fueran aproximando, pero los constitucionalistas de

Sagasta decidieron en diciembre no prestar su apoyo a los proyectos para Ultramar y se

unieron a la Liga. Las dudas afectaron incluso al Consejo de Ministros, del que ese mismo

mes salió el propio ministro de Ultramar por mostrarse partidario de atenuar las reformas

proyectadas. La cuestión llegó también a la calle y la difusión de un Manifiesto de la Liga

Nacional que denunciaba "la política insensata del gobierno" fue contestada con una

manifestación popular en favor de la política abolicionista. Entre los firmantes del

Manifiesto se encontraba Ramón Gómez Pulido, que en junio había sido relevado como

gobernador civil de Puerto Rico185

.

185

La Época, 12/1/1873, p. 2; 13/1/1873, pp. 1-2. El Imparcial, 12/1/1873, pp. 1-2; 13/1/1873, p. 1.

La Nación, 12/1/1873, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

118

A todo este clima de enfrentamiento político vino a sumarse un conflicto con el

ejército, merced a la negativa por parte del Cuerpo de Artillería a aceptar el nombramiento

del general Hidalgo como capitán general del Ejército del Norte -en plena confrontación

con el ejército carlista- pues le atribuían responsabilidades en la represión de la

insurrección del cuartel de San Gil de 1866. La crisis fue aprovechada por los opositores

para socavar el prestigio del monarca también entre los militares. Pero el gobierno no se

doblegó ante las presiones: decidió aceptar la renuncia de los artilleros, lo que suponía la

reorganización del Cuerpo, y proseguir con el programa de reformas para las Antillas. No

obstante, toda estas disputas, disensiones, obstrucciones, presiones al gobierno y al rey,

guerras civiles en la Península y en las colonias, etc. habían formado un clima de

crispación tal que había culminado hasta la que el monarca consideró una situación límite.

El debate parlamentario para el proyecto abolicionista se celebró el 9 de febrero y en él se

puso de manifiesto la conexión de intereses entre muchos de los antiabolicionistas y los

propietarios de esclavos186

, pero Amadeo I decidió que no iba a resistir más y tomó la

decisión de abandonar un trono, para el que nunca se había considerado aceptado por la

sociedad española. El día 10 de febrero de 1873 presentó a las Cortes su renuncia formal a

la Corona española187

. Los sectores obstruccionistas habían conseguido el objetivo de

paralizar, al menos de momento, las medidas liberalizadoras en Ultramar y por añadidura

propiciaron un nuevo cataclismo institucional.

Fiel al distrito por el que había sido elegido diputado, la actividad parlamentaria

de Arturo Soria se centró casi en exclusiva en asuntos directamente relacionados con

Puerto Rico, que como hemos visto fue el foco de atención principal de la política del

gobierno y de los que se oponían a ella. Interpeló en diversas ocasiones al ministro de

Ultramar sobre la marcha de la extensión a la Colonia de diversas regulaciones, como la de

ayuntamientos, o interesándose por noticias sobre asuntos de corrupción y otros temas

referentes al gobierno de la isla. También presentó las proposiciones de ley para la libertad

del trabajo en Puerto Rico y disposiciones sobre organización, régimen interior y

186

Guerrero Latorre, A. et al. (2004): Op. cit., pp. 389-393.

187 Pi y Margall focalizó el problema principal del reinado de Amadeo I en la lucha política entre

Sagasta y Ruiz Zorrilla y la incompatibilidad entre sus partidos, que debían sostener a la

monarquía. Martorell, M. y Juliá, S. (2102): Op. cit., p. 126.

La llamada de la política

119

administración de cárceles y presidios, también ya vigentes en la península188

. Además, al

igual que otros diputados, canalizó misivas de grupos y asociaciones diversas que

expresaban su apoyo al gobierno en su iniciativa abolicionista.

En otro orden de asuntos, Arturo Soria presentó una proposición de aplicación en

todo el territorio español para evitar la retroactividad de un recién creado impuesto sobre

grandezas, títulos, honores y condecoraciones189

. Su contenido en sí no tiene la menor

relevancia, pero en la defensa que de la misma hizo en la sesión del 20 de enero de 1873,

Arturo Soria se refirió al esfuerzo que estaban realizando esas Cortes190

:

[…] bajo ese punto de vista [el intenso trabajo], como bajo otros muchos, no

desmerecerán ante los ojos de la historia de las memoriales Cortes de Cádiz, de las de

1820, de las Constituyentes de 1837 y de las últimas de 1869.

No se imaginaba todavía al pronunciar estas palabras lo que estaba por suceder pocas

semanas más tarde.

Pero qué duda cabe que el asunto más relevante en el que estuvo inmerso Arturo

Soria en estos meses fue en la redacción de la propuesta de Ley de la abolición de la

esclavitud en Puerto Rico. La proposición para su discusión en el Congreso la presentó

Joaquín María Sanromá el día 19 de noviembre de 1872, y en ella se proponía la abolición

total de la esclavitud. La proposición estaba suscrita por el propio Sanromá y por otros seis

diputados: Luis Padial, Félix Borrell, Jacinto María Anglada, José Fernando González,

Rafael María de Labra y por Arturo Soria y Mata191

. El lobby antiabolicionista se

encontraba en plena campaña obstruccionista para evitar la aprobación de la ley y las

188

ACD. DSC 26/11/1872. Apéndices segundo y cuarto. La proposición de ley sobre libertad del

trabajo contenía los siguientes artículos: 1º. Todo español no esclavo residente en Puerto Rico tiene

libertad completa para trabajar cuando le plazca y en la localidad que tenga por conveniente. 2º.

Los hacendados y jornaleros estipularán libremente, sin intervención de la autoridad, las horas y

forma del trabajo, y la remuneración de éste. 3º. Quedan derogadas todas las disposiciones que se

opongan al cumplimiento de lo preceptuado en los anteriores artículos.

189 ACD. DSC 16/1/1873. Apéndice VII.

190 ACD. DSC 20/1/1873, p. 2617.

191 ACD. DSC 19/11/1873, p. 1702.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

120

campañas en la prensa, las presiones e incluso amenazas fueron constantes. Ni siquiera en

el seno del propio gobierno había unanimidad respecto al alcance que debía tener la

misma, pues había un grupo de ministros que se mostraba partidario de la abolición total y

otro, aunque menor, que se posicionaba a favor de una abolición gradual. El problema era

que el propio ministro de Ultramar, Eduardo Gasset y Artime, se encontraba entre los

tibios.

A instancias de Manuel Becerra y el marqués de Sardoal, entre otros, el día 17 de

diciembre se presentó una proposición que pretendía recabar el apoyo expreso del

Congreso a las medidas liberalizadoras emprendidas por el gobierno, que se conoció como

la "proposición Becerra", que precipitó una crisis de gobierno que terminó con la dimisión

de varios ministros en desacuerdo, entre ellos el de Ultramar. Éste fue reemplazado por

Tomás María Mosquera, reconocido abanderado de las reformas coloniales, y que incluso

había sido elegido diputado por un distrito de Puerto Rico –aunque optó por otra

circunscripción peninsular por la que también fue elegido–. El 21 de diciembre Ruiz

Zorrilla explicó en el Congreso el alcance de la crisis ministerial y se comprometió de

nuevo a dar un apoyo sin fisuras a la proposición de ley presentada por Sanromá el mes

anterior. La "proposición Becerra" se votó de forma nominal el día 21 y ganó el voto

afirmativo por una aplastante mayoría de 214 votos por 12 en contra192

. El espaldarazo dio

lugar a las muestras de alborozo y felicitaciones del grupo de diputados que se habían

implicado de manera directa en la elaboración de la propuesta entre los que, como hemos

comentado, se encontraba Arturo Soria. Sin más dilación, el ministro de Ultramar presentó

el 23 de diciembre el proyecto de Ley de abolición de la esclavitud en Puerto Rico193

.

3.3. EN LA ASAMBLEA DE LA PRIMERA REPÚBLICA

La sesión del lunes 10 de febrero de 1873 abrió a las dos y cuarto de la tarde.

Había sido una sesión normal, sin cuestiones destacables. Arturo Soria había vuelto a instar

192

La Discusión, 22/12/1872, pp. 2-3.

193 ACD. DSC 20/1/1873, p. 2561.

La llamada de la política

121

al Ministerio de Ultramar a la presentación de los presupuestos para Puerto Rico pues se

habían demorado y consideraba que había ciertas cuestiones sobre las que interesaba

debatir. Al final de la sesión, Estanislao Figueras intervino para manifestar su contrariedad

sobre la “vergonzosa” ausencia de los miembros del gobierno para evitar ofrecer

explicaciones a la cámara sobre una situación de crisis institucional que ya era un clamor

en “España entera”, no obstante solicitó del presidente del Congreso, Nicolás María

Rivero, la apertura de un debate sobre la situación. Al punto entraron en el hemiciclo el

Presidente del Consejo de Ministros y varios componentes de su gabinete y se prorrogó la

sesión para dar lugar a las explicaciones de Ruiz Zorrilla sobre la intención de Amadeo I

de renunciar a la Corona española. Con la confirmación de los rumores por parte del

Presidente, el Congreso acordó, con la oposición del gobierno que prefería tratar de buscar

posibles soluciones en el seno del Consejo de Ministros, continuar en sesión permanente.

El presidente del Congreso eligió los componentes de una mesa permanente de 50

diputados, entre los que figuraban Salmerón, Castelar, Pi y Margall y Arturo Soria. El

Congreso abrió de nuevo la sesión pública a las tres de la tarde del día siguiente, 11 de

febrero, con la lectura del comunicado de Amadeo I que contenía la abdicación formal a la

Corona española. A propuesta del Presidente del Congreso, se decidió reunir en sesión

conjunta al Congreso y al Senado como representantes de la soberanía nacional para

debatir sobre la forma de gobierno que, tras la renuncia del monarca, más convenía a la

nación en esos momentos. La decisión se había tomado en una situación de urgencia, pero

era inconstitucional, pues la vigente expresamente prohibía la reunión conjunta de las

cámaras y, siendo como eran una constitución monárquica y unas cortes monárquicas,

menos para aprobar la instauración de la república como forma de gobierno194

.

Ya constituida la Asamblea Nacional, se encargó a una comisión la redacción de

un mensaje de contestación al rey, en la que figuraban notables diputados y senadores

como Rivero, Castelar, Figueras, Chao y Eduardo Benot. Tras la lectura de su redacción

definitiva, se presentó la histórica proposición, firmada por Pi y Margall, Nicolás

Salmerón, Figueras, Francisco Salmerón, Lagunero, Moliní y Fernández de las Cuevas, en

la que se defendía la proclamación de la República como forma de gobierno de la nación

española. Se inició un amplio y áspero debate y en paralelo tuvieron lugar un sinfín de

194

Martorell, M. y Juliá, S. (2102): Op. cit., p. 127.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

122

negociaciones, tanto de puertas hacia dentro como hacia fuera del Congreso, pues desde

que se conociesen las noticias una multitud numerosa rodeó el edificio.

Figura 3.6: Proclamación de la I República en la Asamblea Nacional. Fuente: La Ilustración

española y americana, 15/2/1873, p. 105.

Se procedió a la votación de la proposición presentada y, por 258 votos a favor y tan sólo

32 en contra, quedó proclamada la República en España. En una cámara en la que los

republicanos contaban con apenas 77 escaños, fue fundamental el voto a favor de los

diputados radicales, que bien pudo verse condicionado por la sensación de amenaza que

suponía la coexistencia simultánea de las acciones de sus enemigos para tratar de acabar

con el régimen democrático: el conflicto carlista, las conspiraciones alfonsinas e incluso

las tentaciones golpistas de algunos mandos del ejército. No obstante, su voto en favor del

republicanismo no pudo dejar de sorprender, no tanto en el caso de algunos de los antiguos

cimbrios, que habían considerado coyuntural y posibilista su apoyo al sistema monárquico,

La llamada de la política

123

pero sí en el de muchos otros que quizá sopesaron también ciertas expectativas

oportunistas, como el tiempo demostrará años más tarde195

.

En cualquier caso, este acontecimiento histórico al que se había llegado de forma

inesperada asombró a la gran mayoría de los españoles. El voto de Arturo Soria fue

naturalmente favorable a la instauración de un régimen republicano y de esa convicción ya

no se apartó en toda su vida.

Ruiz Zorrilla, que había concedido la libertad de voto a sus correligionarios

radicales, por coherencia a sus ideales –hasta esas fechas todavía era partidario de la

monarquía constitucional y democrática–, rechazó cualquier posible cargo en este nuevo

periodo y declaró su intención de apartarse de nuevo de la política, como lo había hecho

por vez primera no hacía ni un año antes. Tras digerirse el impacto que supuso la nueva

forma de gobierno instaurada, había que dar con prontitud los pasos necesarios para

ultimar un gobierno que afrontase sin dilación los graves problemas que acuciaban a la

nación y que no conformaban una situación de partida en absoluto favorable para un

régimen político tan innovador en Europa. Entre los numerosos frentes abiertos sin duda

los más graves eran el enfrentamiento bélico con los carlistas, en plena virulencia avivados

por las ayudas económicas recibidas por los poderosos sectores antiabolicionistas; el

conflicto insurreccional en Cuba; y la crisis económica internacional, que en España era

todavía más aguda debido a los recursos que debían derivarse para hacer frente a los

conflictos armados y que mantuvo al nuevo régimen de forma permanente al borde mismo

de la bancarrota. A estas penosas circunstancias hubo que sumarle el rechazo frontal y total

al nuevo régimen por parte del amplio espectro político ausente de la Asamblea Nacional

recién constituida (carlistas, alfonsinos, conservadores, moderados, unionistas,

constitucionalistas) que sumaban una influyente base social.

Por otro lado, había que tratar de satisfacer las múltiples expectativas que se

habrían creado los diferentes y heterogéneos sectores (unitaristas, federalistas, benévolos,

intransigentes, reformistas sociales en diferentes grados, revolucionarios) que habitaban en

195

La mayoría de los líderes radicales terminarían formando parte en 1885 del Partido Liberal

liderado por Sagasta. Dardé, C. (1994): “La larga noche de la Restauración”, p. 120. Durante el

verano y otoño de 1872 radicales y republicanos habían venido manteniendo aproximaciones que

también podrían haber favorecido el voto conjunto a favor de la República. Hennessy, C.A.M.

(1966): La República Federal en España, p. 164. Artola, M. (1991): Op. cit., pp. 293-296.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

124

el republicanismo político, con algunas afinidades entre ellos, pero también muchos puntos

diferenciadores196

y que anhelaban todos ver cumplidas sus propias “aspiraciones plurales,

incluso opuestas, todas con el común denominador de la impaciencia”197

. Tampoco fue

favorable la reacción de las principales potencias internacionales a la república recién

constituida. Se trató de obtener el reconocimiento exterior desde el primer día, pero este no

llegó, con las únicas excepciones de Estados Unidos y de Suiza. La coyuntura tras la

experiencia de la Comuna de París de 1871 se había tornado poco favorable a nuevas

experiencias revolucionarias. El reconocimiento entre las cancillerías europeas donde "el

liberalismo había dejado de ser una idea revolucionaria, para convertirse en una poderosa

fuerza conservadora"198

resultó una tarea casi imposible.

Y por si todo esto fuera poco, había que tener en cuenta además la débil

asociación ocasional formada con los progresistas radicales neo republicanos, que tenían su

propia concepción de la república a favor de la cual acababan de votar, más semejante al

régimen monárquico-democrático de Amadeo, pero sin monarca, y en la que no estaban

por la labor de dar entrada a tendencias muy revolucionarias en el aspecto social199

.

La Asamblea Nacional designó un gobierno de coalición de talla y experiencia

política reconocidas, encabezado por Estanislao Figueras. En él, junto a republicanos como

Castelar, Salmerón, Pi y Margall y el propio Figueras, figuraban los ministros radicales del

último gabinete de Ruiz Zorrilla: Echegaray, Becerra, Fernández de Córdoba y Beránger.

Además se acordó respetar, por el momento, tanto la Constitución de 1869 -eso sí,

obviando los artículos referentes a la monarquía-, como la composición de la Asamblea

Nacional, todavía de mayoría radical. Pero el consenso duró poco, pues pronto comenzó a

demostrarse que ciertos sectores de izquierda no estaban dispuestos a esperar mucho

tiempo las reformas demandas. Así, el establecimiento de juntas revolucionarias en ciertas

provincias que destituían a los ayuntamientos no republicanos, la declaración del Estado

Federal catalán, algunos episodios violentos protagonizados por grupos de jornaleros que

exigían tierras, la usual sustitución masiva de funcionarios por simpatizantes de la

196

Díez Cano, S. (2002): “¿Existió alguna vez la I República?”, p. 86.

197 Guerrero Latorre, A. et al. (2004): Op. cit., p. 398.

198 Esteban Navarro, M.Á. (1994): Op. cit., p. 111.

199 Fontana, J. (2007): Op. cit., pp. 385-387.

La llamada de la política

125

república, etc., constataban por la vía de los hechos los temores de los radicales. Sin dar

tiempo a que las cosas fuesen más lejos, el día 23 de febrero algunos de los radicales

encabezados por Cristino Martos -que había logrado desplazar a Rivero como presidente

de la Asamblea y del liderazgo del grupo político - y Manuel Becerra intentan un primer

golpe de fuerza con el objetivo de deshacerse de los ministros republicanos del gabinete.

Nicolás Estévanez, que ante la gravedad de la intentona durante la madrugada del 24 había

sido nombrado de forma apresurada gobernador civil de Madrid, explicó que el golpe no

había prosperado porque aunque los radicales contaban con suficientes fuerzas militares

como para hacerlo triunfar, las tropas se habían negado a obedecer a sus mandos

golpistas200

.

Figura 3.7: Multitud rodeando el Congreso la jornada del 24 de febrero de 1873. Fuente: Le Monde

Illustré, 8/3/1873, p. 148.

200

Estévanez, N. (1903): Op. cit., pp. 400-402.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

126

Como consecuencia de estos sucesos, se cesó a los ministros radicales y se nombró un

nuevo gobierno netamente republicano, comandado también por Estanislao Figueras. Pero

la situación era de extrema inestabilidad institucional, pues aunque la coalición se había

roto de facto, la Asamblea seguía teniendo mayoría progresista radical, lo que suponía un

obstáculo para la acción del gobierno. Esta situación tensa se prolongó hasta el 23 de

marzo, cuando al fin se decretó la disolución la Asamblea, tras aprobar, por fin, la Ley de

Abolición de la esclavitud en Puerto Rico201

.

La disolución de la Cámara significaba que Arturo Soria dejaba su escaño de

diputado. Fueron pocos meses los que ejerció como tal, pero no cabe duda que muy

intensos. El régimen republicano era coherente con sus ideas, pero se mantuvo fiel a su

partido y permaneció a la expectativa futura de lo que pudieran deparar posibles pactos

políticos, que podrían devolverle o no a la primera línea política nacional. Durante esta

fase de apenas mes y medio de duración como diputado de la Asamblea Nacional hay poco

más destacable que reseñar. Fue nombrado secretario de una Comisión encargada de

examinar un proyecto de ley para extender a Ultramar la ley de libertad de Bancos, terció

en un acalorado debate sobre el sofocamiento por parte de la recién creada Guardia Civil

en Puerto Rico de una insurrección de cierto cariz independentista. También suscribió,

junto al resto de diputados por Puerto Rico, encabezados por Rafael María de Labra, una

proposición por la que el gobierno se comprometía a tramitar con urgencia la extensión al

gobierno de la isla de las leyes de la revolución que todavía estaban pendientes. Pero no

cabe duda que el gran éxito, en el que jugó un papel protagonista, fue la aprobación de la

Ley de abolición de la Esclavitud en Puerto Rico, cuya votación tuvo lugar justo antes de

dar por clausurada la legislatura, el día 22 de marzo. La votación fue ganada por 214 votos

a favor y tan solo 12 en contra, lo que lógicamente fue celebrado con alegría por los

partidarios abolicionistas202

.

La Asamblea convocó elecciones para el mes de mayo. Mientras tanto, funcionó

una Comisión Permanente provisional, de predominio también radical, que mantuvo los

pulsos con el gobierno republicano. La creciente agitación social que reclamaba la

201

Ese mismo año se daría la libertad a 30.000 esclavos en Puerto Rico. Picó, F. (2012): "Historia

Social de Puerto Rico en los siglos XIX y XX", p.235.

202 ACD. DSC, 7/3/1873, pp. 416-417; DSC, 19/3/1873, p. 644; DSC, 20/3/1873, pp. 653-669.

La llamada de la política

127

proclamación de una república de tipo federal hizo temer a los radicales que, en contra de

lo que habían previsto inicialmente, los republicanos federales podrían hacerse con una

mayoría de escaños que les restase la fuerza que hasta entonces habían tenido. Antes de

que se consumaran los temores, intentaron un nuevo golpe de fuerza, recabando para esta

ocasión el apoyo de Serrano, Caballero de Rodas, Ros de Olano, Pavía y otros importantes

militares, para tratar de hacerse entre todos con el control del gobierno y aplazar las

elecciones hasta conseguir una situación más propicia a sus intereses. La conspiración,

preparada para el 23 de abril, fracasó de nuevo gracias, entre otras circunstancias, al papel

jugado por Estévanez al frente de los batallones de milicianos leales a la República que

pudieron tomar posiciones estratégicas y rodear las inmediaciones de la Puerta de Alcalá y

la plaza de toros donde se había reunido a los de la antigua Milicia Nacional liberal que

iban a apoyar la sublevación.

Gutiérrez-Gamero, amigo íntimo de Ruiz Zorrilla y que, al igual que Soria, se

había estrenado también como diputado radical en la legislatura que terminaba, presenció

la situación de peligro que durante esa jornada vivieron los diputados radicales reunidos en

la Comisión Permanente. Al haberse extendido el rumor de lo que se preparaba, una

multitud de belicosos republicanos habían rodeado el Congreso con intención de impedir el

golpe y de ajustar cuentas con los radicales allí presentes. Muchos de ellos temieron por su

integridad y tuvieron que salir del recinto como pudieron ante las amenazas de muerte de

la muchedumbre. A José Echegaray, Beránger y a algún otro miembro de la Comisión, por

ejemplo, los protegió un resolutivo y valiente Emilio Castelar: "Matadme a mí si queréis;

pero no toquéis a los que vierten conmigo"203

.

Tras su fracaso, Serrano y Martos se vieron forzados al exilio en Francia y Rivero

y otros tuvieron que permanecer ocultos durante un tiempo. Becerra también intentó

zafarse pero fue reconocido por antiguos compañeros suyos barricadistas que le llevaron

preso al Gobierno civil, aunque fue liberado poco después204

.

203

Gutiérrez-Gamero, E. (1925): Op. cit., pp. 240-244. La Ilustración española y americana,

1/5/1873, p. 267.

204 Estévanez, N. (1903): Op. cit., p. 428. Cinco años apenas podían cambiar la situación de

lealtades y afectos de forma sensible como les ocurrió a muchos líderes a lo largo de este periodo.

Nótese el contraste con el recibimiento hecho a Becerra a su vuelta del exilio en 1868 descrito en el

capítulo anterior.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

128

Figura 3.8: Emilio Castelar protegiendo a varios miembros de la Comisión Permanente el 23 de

abril. Fuente: La Ilustración española y americana, 1/5/1873, p. 273.

Las elecciones tuvieron lugar el 10 de mayo. Con la intención de que fuesen lo más limpias

posibles, Pi y Margall emitió instrucciones a los gobiernos civiles para que se mantuvieran

neutrales. Pero el retraimiento y la abstención auspiciada por radicales, constitucionales y

demás partidos monárquicos para cuestionar la representatividad del régimen fue

determinante para que los republicanos federales barrieran en los resultados. Las nuevas

Cortes Constituyentes celebraron su primera sesión el 1 de junio y encargaron formar

gobierno al que había sido el auténtico hombre fuerte de todo este periodo, Pi y Margall,

quien contó como ministros en su gabinete, entre otros, con Nicolás Estévanez y con

Eduardo Benot, quien años más tarde llegará a ser una persona muy querida para Arturo

Soria, como veremos.

El día 7 de junio se proclamó la República Federal y trató de poner en marcha un

programa político que contemplaba amplias reformas sociales y económicas con el objeto

La llamada de la política

129

de tratar de acabar con los todavía numerosos vestigios de la sociedad feudal que todavía

perduraban. Hoy en día sería considerado un programa modernizador, pero la sociedad

española de ese tiempo los asimilaba a un incipiente socialismo revolucionario del que la

mayoría no era partidaria en absoluto. Pero por su parte, la paciencia de los federales

intransigentes y de otros grupos como los vinculados a la Asociación Internacional del

Trabajo que se habían sentido decepcionados con la Revolución del 68 parecía que

también había llegado a su límite.

Durante ese mismo mes de junio comenzaron los levantamientos cantonalistas y

las revueltas sociales en numerosos lugares de España, exigiendo las reformas sociales y la

descentralización política que ya no estaban dispuestos a esperar más tiempo. Los

levantamientos no estuvieron exentos de episodios violentos, por lo que fue necesario

recurrir a la intervención del ejército –cuyos mandos se sentían soliviantados debido al

antimilitarismo del que no dudaba en hacer gala el gobierno federal– para tratar de acabar

con el movimiento. Las rebeliones, unidas al recrudecimiento de las campañas carlistas

durante ese mismo verano, a la falta de efectivos militares una vez suprimidas la quintas, al

conflicto ideológico que suponía la represión de las exigencias sociales, “atrapados entre

sus “ideas y la praxis”205

, y a la situación de práctica bancarrota, hizo la situación muy

difícil para la joven república. La grave crisis fue además difundida y amplificada con

alarmismo exagerado por los oponentes políticos al régimen. La situación terminó

llevándose por delante el 18 de julio al gobierno de Pi y Margall, al que sucedió el

moderado Nicolás Salmerón. Pero el gobierno de éste sólo duró hasta el 6 de septiembre,

día en el que presentó su dimisión. La Asamblea Nacional eligió entonces a Castelar para

formar nuevo gobierno, quien no dudó en apostar por una república de tipo unitario y

alejarse de los postulados extremos de los federales. Imprimió un tinte conservador a la

política de su gobierno con el objetivo de implantar orden en el caos producido por el

movimiento cantonalista y por los excesos de los intransigentes e internacionalistas.

Solicitó de las Cortes la autorización para aplicar medidas extraordinarias en materia de

guerra para hacer frente a los conflictos bélicos con los carlistas en el norte y contra los

independentistas cubanos, y para tratar de sofocar los levantamientos cantonalistas que

todavía perduraban. Además, con la idea de evitar más situaciones de inestabilidad política

205

Díez Cano, S. (2006): Op. cit., p. 84.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

130

en un estado de emergencia obtuvo el respaldo para aprobar la suspensión de las sesiones

en el Parlamento hasta el 2 de enero de 1874 y plenos poderes para gobernar sin contar con

su supervisión. El 21 de septiembre suspendió las garantías constitucionales.

Durante los meses siguientes se pudieron reconstruir los partidos

Constitucionalista y Radical, cuyos principales líderes se encontraban exiliados desde el

fallido intento golpista de abril. Castelar buscó el apoyo de estos partidos y del

Conservador con la idea de sacar adelante su república unitaria conservadora. Además

intentó suavizar las relaciones con el ejército -al que necesitaba para tratar de controlar la

situación- para tratar de reducir su alejamiento de la república debido a las medidas

antimilitaristas defendidas por los gobiernos anteriores.

El 28 de octubre el Partido Radical se reformulaba en un nuevo Partido

Republicano Democrático –en el que se integraron unos minoritarios republicanos

unitarios comandados por García Ruiz–, liderado por Cristino Martos, Manuel Becerra,

Eugenio Montero Ríos y el propio García Ruiz, y publicó un manifiesto suscrito por los

más representativos de la formación radical de la que provenían, entre los que se

encontraba Arturo Soria y Mata. El manifiesto, redactado por Echegaray, anunciaba la

vuelta a la política de la formación y volvían a reafirmarse en su apuesta por la República,

eso sí, ya no dejaban lugar a la duda sobre el tipo de república que defendían206

:

Proclamamos, pues, la unidad de la patria, por deber y por interés social; y como lógica

consecuencia de esta unidad, la unidad legislativa y gobernante y la representación del

gobierno en todas las provincias por agentes que dependan tan sólo del poder central.

[…]

“República democrática por las ideas, y conservadora porque ha de conservar todas las

conquistas de la revolución, lo mismo contra los reaccionarios que contra los demagogos.

Y porque la empresa es difícil, queremos una república fuerte y severa; y puede ser más

fuerte y más severa que pudiera serlo una monarquía, sin inspirar recelos de reacción por

el exceso de su fuerza.

206

La Iberia, 29/10/1873, pp. 1-2.

La llamada de la política

131

Se reafirmaban en la defensa de los principios básicos de la Constitución del 69.

Manifestaban también su intención de luchar contra la revuelta social y por preservar el

“orden social establecido” y rechazaban expresamente cualquier propuesta o reforma

procedente del socialismo internacionalista porque consideraban eran "la negación de la

libertad y el progreso". Con este manifiesto, en fin, los antiguos radicales ponían de relieve

su progresiva derechización. Unas semanas antes se había escindido un grupo de unos 40

disidentes que renegaban del "para siempre desacreditado radicalismo" y, aunque

mostraban un sesgo ideológico muy similar a los republicano-democráticos, por encima de

todo se declaraban defensores de la Constitución del 69 "fuera de la república o dentro de

ella", por lo que decidían irse con los constitucionales de Sagasta y Serrano207

.

Los republicano-democráticos de Martos y Becerra iniciaron negociaciones con el

grupo de Castelar para tratar de alcanzar un pacto político de apoyo que además les

permitiese ocupar los 86 escaños que, debido a fallecimientos y al procesamientos de unos

cuantos diputados de extrema izquierda por sus responsabilidades en los sucesos

insurreccionales del verano, en ese momento se hallaban vacantes en la Asamblea208

.

3.3.1. La República autoritaria

El 2 de enero de 1874 Emilio Castelar se sometió a una moción de confianza para

tratar de prorrogar la situación de excepcionalidad que él estimaba proporcionaba al

gobierno la estabilidad necesaria para poder afrontar la guerra civil contra los carlistas.

Perdió la moción y la Asamblea decidió nombrar un nuevo jefe del Gobierno en la cabeza

de un federal de centro, Eduardo Palanca, tras el que se encontraba la figura de Pi y

Margall. Pero los sectores de oposición al federalismo habían venido organizándose por si

esta situación llegaba a ocurrir y al trascender la noticia de la pérdida del voto de

confianza, se movilizaron con rapidez. El capitán general de Madrid, el general Pavía,

207

Artola, M. (1991): Op. cit., pp. 296-297. Los disidentes expusieron su programa en un

Manifiesto dirigido al país y a los hombres de buena fe que formaron parte del partido que se

llamó radical. La Iberia, 14/10/1873, pp. 3-4.

208 Hennessy, C.A.M. (1966): Op. cit., pp. 237-238.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

132

entró en el Congreso con sus tropas. Los parlamentarios reaccionaron votando de nuevo la

moción de confianza a Castelar, que en esa ocasión ganó por unanimidad. Pero ya era

demasiado tarde: los soldados disolvieron a los diputados a disparos.

Nicolás Estévanez recordaba cómo le habían advertido para que no protagonizase

ningún intento de oposición al frente de los Voluntarios de la República209

:

Yo no estaba en el Congreso, pero al instante lo supe. Salí envuelto en mi capa; encontré

solitaria la calle de Sevilla; subí por la de la Cruz hasta lo alto de la de Carretas. Allí

estaba Moreno Rodríguez y algún otro diputado, por quienes supe detalles del suceso.

Después me dirigí a la calle de Toledo; al entrar en ella se me acercó un desconocido a

decirme:

-De parte de Felipe Ducazcal, vengo a suplicarle a usted que se retire de este

barrio, porque si da cien pasos más será preso. Dice que en su casa no será usted

molestado; basta la desgracia que ocurre en su familia [esa misma noche había fallecido

su suegra] y la consideración que usted merece.

En efecto, Felipe Ducazcal, también en pleno proceso de derechización, era uno de los

cabecillas de unas milicias de corte reaccionario -conocidas popularmente como los

Voluntarios de la Propiedad- que, patrocinadas por el duque de Sesto y otros hombres de

negocios y a las órdenes de Francisco Romero Robledo, pretendían ejercer de contrafuerza

a los Voluntarios de la República, mayoritariamente integradas por republicanos

federales210

.

Tras negarse Castelar a continuar como jefe del Gobierno en ese escenario, se

iniciaron intensas negociaciones para configurar un gobierno de coalición que reuniese a la

oposición al federalismo y partidarias, por tanto, de preservar el orden social por encima de

todo: conservadores, constitucionales, republicano-democráticos y republicanos unitarios.

Se le ofreció la Presidencia del Gobierno al general Serrano y se configuró un gabinete de

209

Estévanez, N. (1903): Op. cit., pp. 459-460. Después de ser gobernador de Madrid fue ministro

de la Guerra, también fugazmente. Ya no ejercía ningún cargo político pero mantenía prestigio

militar y ascendencia en la milicia republicana federal.

210 González Calleja, E. (1998): Op. cit., p. 29.

La llamada de la política

133

coalición que en principio se mostró dispuesto a continuar bajo la forma de gobierno

republicana. Tanto Cánovas del Castillo como Castelar declinaron integrarse en él. La

cúpula militar decidió mantener la Constitución que todavía estaba vigente, la de 1869,

pues no se había llegado a aprobar el proyecto republicano federal. Es decir, que bajo

forma republicana se constituyó un gobierno que en principio se declaraba democrático y

constitucional, muy parecido al que habrían adoptado, de haber triunfado, los golpistas

radicales de febrero o abril de 1873, pero que en realidad se parecía mucho más a una

dictadura que a un régimen democrático. Del gobierno de coalición salieron los antiguos

radicales en mayo, cuando pretendieron aprobar, sin conseguirlo, una ley de supresión

gradual de la esclavitud para Cuba.

A partir de ese momento el gabinete quedó formado exclusivamente por los

constitucionales de Sagasta, quien además asumió la jefatura del mismo en septiembre.

Desde entonces extremó las medidas para tratar de mantener la situación bajo su control,

aunque más preocupado por vigilar a los movimientos de oposición a su izquierda que a las

conspiraciones borbónicas. En paralelo avanzaba en la idea de volver a una normalidad

parlamentaria que diese legitimidad al régimen democrático pretendido. Parecía, además,

que comenzaban a fructificar las negociaciones para obtener el reconocimiento

internacional a la República, lo que habría posibilitado la llegada de capitales e inversiones

exteriores en un momento en el que la realidad económica era auténticamente penosa. Pero

los movimientos conspirativos de los alfonsinos, alentados por los poderosos e influyentes

cárteles antiabolicionistas que veían peligrar su estatus también en la isla de Cuba si no se

producía una reacción que parase la tendencia antiesclavista, eran ya indisimulados y de

gran magnitud.

3.4. LA RESTAURACIÓN MONÁRQUICA. EXPECTATIVAS FRUSTRADAS

El 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto

y a él decidieron unirse Jovellar y otros importantes mandos militares alfonsinos. Sagasta,

al que se le pusieron a disposición los diferentes líderes de los partidos opuestos a la

Arturo Soria y Mata. Una biografía

134

restauración borbónica, no supo o no pudo hacer nada para tratar de enfrentarse al

pronunciamiento, por lo que triunfó sin apenas oposición. Se restauró la monarquía

borbónica en la figura de Alfonso XII y se impuso un nuevo sistema político -que si bien

continuaba siendo parlamentario no era democrático- que iba a suponer para el país una

regresión en cuanto a las libertades individuales conseguidas en el periodo anterior.

Con la Restauración se ponía fin al segundo periodo de la historia de España, tras

el de Cádiz en 1812, de decidido intento de modernización política, social y económica. En

él se había apostado por un sistema liberal y democrático, cimentado sobre una de las más

avanzadas constituciones de la Europa de ese momento, la de 1869, que por primera vez

anteponía los derechos individuales a los del Estado. A lo largo de seis años hubo infinitos

errores, debidos en su mayoría a la inmadurez de los partidos políticos y a la de sus bases,

pero también a la deficiencia democrática de sus líderes, nada acostumbrados a tener un

papel motor en la sociedad y, salvo escasas excepciones, poco motivados para actuar de

manera ejemplar en un sistema democrático. Los regímenes políticos ensayados durante el

Sexenio, la monarquía democrática, primero, y la República, después, fracasaron en la que

era una casi imposible tarea de dar satisfacción a las variadas y en muchísimos casos

incompatibles expectativas de los diferentes sectores de la sociedad, generándose

conflictos que difícilmente se podían resolver al gusto de todos. Por otro lado los conflictos

bélicos de diferente tipo constituyeron una constante pérdida de energía y consumieron

unos ingentes recursos económicos de los que no se disponía, con lo que el margen para

establecer medidas fiscales, laborales o sociales que procurasen una mejor vida a la

sociedad en su conjunto fue muy reducido. Es cierto que, en unos años en los que todo

sucedió muy deprisa, hubo políticas contradictorias entre gobiernos sucesivos,

ineficiencias, desorden, demasiadas urgencias, frustraciones, etc.

Pero fueron unos tiempos, sobre todo los de la I República, en los que incluso los

de “abajo” vivieron la ilusión de una sociedad más justa e igualitaria. Y a pesar del

desorden y la confusión, que llegó a su cénit en el verano de 1873 cuando se puso en

cuestionamiento la propia autoridad del Estado, es justo resaltar los logros conseguidos en

esos años y en este sentido es incuestionable que el Sexenio Democrático fue el periodo

La llamada de la política

135

que permitió mayor libertad y el proyecto de modernización política y social más

importante del siglo XIX211

.

El poeta norteamericano Walt Whitman reflejó las simpatías con las que sus

compatriotas norteamericanos en general habían contemplado el ensayo político español al

dedicarle el poema "España, 1873-74", que incorporó a su Hojas de hierba. En él,

Whitman imaginó el fulgor de la libertad republicana restallando breve e intensamente

entre las tinieblas de la tradición feudal212

:

De entre funestos nubarrones,

de entre las ruinas del feudalismo y los osarios de los reyes,

de entre los escombros de la vieja Europa, de las mistificaciones hechas pedazos,

de la catedrales desmoronadas, los palacios derruidos, las tumbas de los sacerdotes,

asoman los rasgos lozanos, nítidos, de la Libertad: asoma el mismo rostro inmortal

(como un atisbo del rostro de tu Madre, Columbia,

un destello significativo, como el de una espada,

que se dirige hacia ti.)

No creas que nos hemos olvidado de ti, madre;

¿tanto te has rezagado?, ¿volverán a cernerse los nubarrones sobre ti?

¡Ah! pero ahora te nos has aparecido, y te reconocemos;

nos has dado una prueba segura, tu atisbo.

Allí, esperas, como en todas partes, tu hora.

211

Fuente Monge, G.de la y Serrano García, R. (2005): Op. cit., pp. 9-40. Fontana, J. (2007): Op.

cit., pp. 396-401.

212 Versión de Eduardo Moga. Whitman, W. (2014): Hojas de hierba, p. 1191.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

136

La experiencia de haber vivido en primera persona este periodo modernizador explica en

gran manera el afán de algunos de sus actores protagonistas por reivindicarlo y su lucha

para restituir el valor el sistema de libertades conseguido. Arturo Soria fue uno de ellos e

incluso cuando la inmensa mayoría de sus antiguos compañeros de revolución habían

decidido, o bien olvidarse de la política activa o, si no, tratar de cohabitar con el sistema

impuesto, él todavía en 1898 se definía en la portada de uno de sus libros como "un ex

revolucionario no arrepentido"213

.

De momento, tras dejar su puesto de diputado había vivido a la expectativa de

unas circunstancias propicias que le pudieran devolver a la relevancia política o a ocupar

un puesto en la Administración. Pero quizá al no vislumbrar una probabilidad alta a corto

plazo, decidió presentarse a las pruebas de acceso al Cuerpo Pericial de empleados de

Aduanas, como lo había hecho años atrás para el Cuerpo de Telégrafos o al del Catastro.

Para ello asistió de nuevo a una academia en la que preparó las asignaturas que le iban a

exigir en el examen de ingreso214

. Permaneció en ella durante los años 1873 y 1874 y no

sabemos si llegó a presentarse a las oposiciones convocadas en 1874215

, pero en todo caso

no accedió al Cuerpo de Aduanas de Ultramar. Sus expectativas profesionales -además de

las políticas- se frustraron completamente tras el golpe de Estado que supuso el inicio del

reinado de Alfonso XII y el cambio de sistema político. Poco después, un Real Decreto

suprimía el Cuerpo Pericial de Aduanas de Ultramar y establecía que en lo sucesivo sus

diferentes empleos serían desempeñados por funcionarios públicos con acreditada “aptitud,

laboriosidad y honradez”216

.

En uno de los tres sueños que le llevaron a descubrir su famoso método crítico,

Descartes abría al azar el Corpus Poetarum y leía un verso del poeta latino Ausonio qué

213

Soria y Mata, A. (1898): El Progreso Indefinido.

214 "Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales, dirigida por José Sanz de Diego". AHN.

Ultramar,2455.Exp. 46. Folio 15: “Certifico que D Arturo Soria Mata [...] ha cursado y aprobado

con notable aprovechamiento en el año 1873 y 1874 las asignaturas que se exigen para la Carrera

pericial de Aduanas. El secretario, 8/6/1889”.

215 Se celebraron el 30/10/1874 y el 16/12/1874. Gaceta de Madrid, 11/10/1874, p. 86; Gaceta de

Madrid, 13/12/1874, p. 682.

216 R. D. 14 de mayo de 1875. Gaceta de Madrid, 29/5/1875, p. 572.

La llamada de la política

137

decía: "¿Qué camino de la vida seguiré?"217

. No sabemos si Arturo Soria lo conocía como

para evocarlo, pero en cualquier caso es muy probable que, tras este nuevo revés, por su

cabeza rondase algo muy parecido. Las opciones en las que había basado sus expectativas

de los últimos meses se le habían truncado, no podía saber si definitivamente, pero al

menos sí de momento. Necesitaba buscar con urgencia un medio para ganarse la vida y lo

encontraría poco después en un mundo con en el que no había tenido contacto antes. Era

una nueva etapa que se le abriría en 1876 en la que principalmente estuvo ocupado de la

dirección de una empresa que creó para la explotación del Tranvía de Estaciones y

Mercados, y sobre ello ahondaremos en un capítulo posterior.

3.4.1. Activismo político en la Restauración

Si algo había puesto de manifiesto la experiencia republicana era la pluralidad de

proyectos que existían en el seno del republicanismo español y la difícil convivencia entre

todos ellos. Instaurado el régimen monárquico, la sensación de fracaso por la experiencia

pasada pesaba como una losa entre los militantes republicanos que veían, además, que la

división que habían mostrado seguía manteniéndose y sus diferentes líderes (Pi y Margall,

Figueras, Salmerón, Castelar o el recién aterrizado en el republicanismo Ruiz Zorrilla) se

mostraron más preocupados por reafirmarse entre sus propios partidarios que en conformar

una fuerza unida frente a los oponentes monárquicos. Esta desunión, junto a la censura,

represión y vigilancia que a la que fueron sometidas las actividades de sus militantes

durante los primeros años del régimen contribuyeron decisivamente al debilitamiento del

movimiento republicano, que no consiguió volver a la primera línea de la política en lo que

restaba de siglo218

.

En estos primeros años del régimen de Alfonso XII llegaría a haber tres opciones

republicanas: la posibilista defendida por Castelar, la radical reformista de Manuel Ruiz

217

En su sueño, Descartes leía el verso original en latín: "Quod vitae sectabor iter?".

218 Artola, M. (1991): Op. cit., pp. 370-383. Moreno Luzón, J. y Villares, R. (2009): Op. cit., pp.

60-63. Dardé, C. (1994): Op. cit., pp. 118-135. Duarte, Á. (2013): Op. cit. pp. 134-141.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

138

Zorrilla y Nicolás Salmerón - que a mediados de los años 80 se separarían para liderar sus

propias formaciones- y la federal de Pi y Margall y de Figueras. Todos luchaban por la

restauración del régimen republicano, pero las diferencias ideológicas y personales entre

sus líderes eran grandes y tampoco se ponían de acuerdo en la estrategia para conseguirlo.

Así, Emilio Castelar, ideológicamente situado a la derecha del republicanismo, optó por la

participación en el sistema político del nuevo régimen desde el inicio. Pi Margall y

Salmerón no se opusieron durante un tiempo a una acción de fuerza que hiciese caer al

régimen monárquico, pero finalmente optaron por la vía legal. Sin embargo, Manuel Ruiz

Zorrilla se mantuvo firme en su defensa de la vía insurreccional como medio de acceso al

poder. En las primeras elecciones de enero de 1876, Castelar decidió presentarse como

candidato a diputado a título personal, mientras que el resto optó por mantenerse al margen

de sistema y aconsejaron a sus seguidores optar por el retraimiento electoral.

Pero a pesar de los innegables factores de divergencia y a la evidente desunión

que caracterizó al republicanismo español en las primeras décadas de la Restauración, aún

perduraban los convencimientos comunes a la militancia republicana en general, fuese cual

fuese su facción. Sentirse republicano significaba para ellos más una forma de entender el

mundo que defender un programa político concreto. Era, por encima de todo, creer en un

conjunto de valores e ideas por los que merecía la pena luchar y que pretendían una

transformación profunda de la sociedad. Evidentemente, la oposición a la monarquía era

uno de esos convencimientos. A ojos de los republicanos, la pervivencia de esa institución

y su carácter patrimonial carecía de argumento racional posible en un marco en el que era

el pueblo como depositario de la soberanía nacional el que debía elegir a todos sus

representantes. Otro venía implícito en el anterior: la democracia como medio de

participación del ciudadano en un sistema parlamentario, liberal, laico e igualitario

alternativo al sistema liberal, monárquico, católico y doctrinario que se había impuesto

como resultado de la alianza entre la nobleza y la burguesía propietaria. Pero muchos de

sus partidarios -mayoritariamente intelectuales, profesionales de clase media o

comerciantes, preferentemente de origen urbano- tenían también una visión idealizada de

lo que podía significar la república: sería el motor de avance a través del cual se podría

llegar a una sociedad de paz, de progreso y de prosperidad. Durante la Restauración, los

garantes del sistema impuesto y la propia división interna condujeron al republicanismo a

un papel político casi irrelevante que no fue representativo de la influencia intelectual y

La llamada de la política

139

cultural que sí llegó a tener en la sociedad española y que logró ejercer a través de los

círculos universitarios, los ateneos, los casinos, las tertulias y la prensa a partir del

relajamiento de su censura219

.

Pero sobre todo en los primeros años en los que la monarquía Alfonso XII no

estaba todavía bien asentada y ni siquiera había sido reconocida por muchas de las grandes

potencias, los republicanos también lucharon por derrocar al régimen llevando a cabo una

intensa labor clandestina intentando promover una acción de fuerza. La coincidencia en el

exilio parisino de Manuel Ruiz Zorrilla y de Nicolás Salmerón en 1876 facilitó el

acercamiento político entre ambos que fructificó en la formación del Partido Republicano

Reformista, que nacía con la pretensión de combinar la defensa de las reformas menos

extremistas reclamadas por las clases populares, con los intereses y la capacidad directiva

de las clases medias que hasta entonces habían militado en el progresismo radical. Bajo la

Constitución de 1869 despojada de las referencias monárquicas, defendían una república

unitaria pero a la vez garante de una cierta autonomía provincial y municipal. Los

reformistas buscaban situarse, por tanto, en el centro político del republicanismo,

delimitado a la derecha por la opción defendida por Emilio Castelar, y a la izquierda por el

federalismo de Pi y de Figueras. Es decir, desde entonces, la formación recién creada podía

amparar tanto a “un activo contertulio de los cenáculos de profesionales de prestigio”,

como a “un vocinglero agitador popular, hombre de casino, personaje revoltoso e

idealmente periodista ardiente”220

.

Manuel Ruiz Zorrilla no había dejado de relacionarse con cualquiera -civil o

militar- que pudiese estar interesado en promover o participar en una insurrección para

derribar al régimen. Fue uno de los líderes más activos en este sentido y buscó también el

apoyo, las armas y la financiación para ello incluso entre los republicanos radicales

franceses. También contó con la pasividad de las autoridades republicanas francesas que

hasta entonces habían hecho oídos sordos a las demandas de las españolas para que

persiguiesen las acciones conspirativas de los exiliados españoles en suelo francés. El

219

Suárez Cortina, M. (2000): El gorro frigio. Liberalismo, Democracia y Republicanismo en la

Restauración, pp. 20-23 y 82-89. Diego Romero, J.de (2008): "La cultura política de los

republicanos finiseculares", pp. 417-425.

220 Duarte, A. (2013): Op. cit., p. 135.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

140

gobierno de Cánovas, en continua alerta por estar al tanto de algunos de estos

movimientos, extremó la vigilancia de los posibles focos de activistas carlistas o

republicanos, ambos situados fuera del sistema, a través de una completa red de

informadores e infiltrados que, actuando tanto en suelo extranjero como en el español,

hicieron posible el desbaratamiento sistemático de las tramas y facilitaron las redadas,

encarcelamientos o deportaciones de sujetos, tanto civiles como militares, sospechosos de

estar inmersos en alguna conspiración.

Uno de estos complots estuvo organizándose durante el verano y el otoño de

1876, pero en el mes de octubre se interceptó en la frontera de Irún la documentación que

portaba una mujer que actuaba como correo y tras su análisis se ordenó una redada en

Madrid y en otras provincias en la que resultaron detenidos casi 200 personas, de las cuales

unos 160 eran "paisanos" y, una veintena de generales y otros altos mandos militares, entre

ellos, José Merelo, Francisco de Paula Loño y tres ex ministros republicanos: Jacobo

Oreyro, Juan Acosta y Eulogio González Iscar. Según informó Cánovas del Castillo a

varios ministros de su gabinete, la mayoría de las personas presuntamente implicadas

figuraban en las cartas interceptadas en la frontera, en las que Manuel Ruiz Zorrilla

enviaba desde París instrucciones para los preparativos de la conspiración. La lista de

sospechosos detenidos había sido ampliada en base a otras informaciones de las que

disponía el gobierno221

. La prensa de los días 23 y siguientes destacaba las noticias sobre

las detenciones efectuadas en diferentes provincias y se destacaba algunos nombres de las

personas más conocidas. Entre los detenidos en Madrid figuraba Arturo Soria y Mata,

"hermano de la señora marquesa de Santiago", como señalaba alguno de estos diarios en

vez de aludir a su pasado como diputado. Fue trasladado a la cárcel del Saladero de

Madrid, tristemente famosa por su estado y las condiciones de encierro de los presos.

Además, como el resto de los sospechosos, fue incomunicado. Curiosamente, tras llevar ya

unos años fuera de primera línea, la noticia de su detención coincidía en la prensa con otras

sobre su concesión del Tranvía de Estaciones y Mercados -en el que ahondaremos

posteriormente- y del inicio de los trabajos para ponerlo en marcha. Pero el encierro duró

221

Archivo Histórico Militar. Fondo Ministerio de la Guerra. Orden Público. Exp. 5898-2.

Conspiración Republicana Reformista de octubre de 1876.

La llamada de la política

141

dos días escasos, el día 26 ya se reflejaba su liberación sin cargos junto a la de otros

sospechosos222

.

Pocos días después, La Correspondencia de España emitió un comunicado, del

que se hizo eco algún otro diario, que pretendía desmentir algún rumor o malentendido

surgido como consecuencia de los detalles en los que tuvo lugar la detención de Soria223

:

A ruego de los Sres. D. Eusebio Blasco y D. Arturo Soria, a quienes además del

parentesco une amistad íntima, tenemos el mayor gusto en deshacer un error que, tal vez

con mala intención, se ha propalado estos días con motivo de la prisión del segundo de

dichos señores. El gobierno advirtió al Sr. Blasco a las tres de la mañana del día en que se

verificaron las prisiones, que se veía en la dolorosa necesidad de detener al Sr. Soria por

suponerle complicado en la conspiración descubierta. Viviendo el Sr. Soria en la misma

casa de su hermano político, el Sr. Blasco, éste no pudo, por motivos de delicadeza fáciles

de comprender, ni intentar siquiera la súplica de que no se procediera contra una persona

a quien el gobierno suponía enemiga; pero viendo que se iba inmediatamente a verificar

la prisión por medio de inspectores y agentes de la autoridad que en hora tan desusada

iban a ocupar su domicilio y previendo que en el delicado estado de la señora de Blasco,

hermana cariñosísima del presunto conspirador, podía el acto de la prisión producirla un

gravísimo disgusto, el Sr. Blasco rogó gobierno que no se desplegase aparato de fuerza, y

bajo su palabra de honor fue encargado por el gobierno mismo de hacer saber al Sr. Soria,

su hermano, la determinación tomada, dando esto lugar á una conmovedora escena de que

ni el gobierno se vio libre, pues al volver el Sr. Blasco al ministerio a dar cuenta de haber

cumplido un deber de delicadeza, es público lo que sucedió entre el señor ministro de la

Gobernación y el Sr. Blasco, cuya amistad se puso en aquella noche tan a prueba por

parte de todos. Esto ha dado lugar a que se haya dicho, sin razón y sin detenerse a

estudiar la delicada situación de todas las personas que han tomado parte en el suceso,

que el Sr. Blasco había preso a su cuñado el Sr. Soria, lo cual era imposible, entre otras

razones, porque el Sr. Blasco no ejerce cargo ni jurisdicción para poder prender a nadie.

222

Diario oficial de avisos de Madrid, 24/10/1876, p. 3. La Época, 23/10/1876, p. 3; 24/10/1876, p.

2; 25/10/1876, pp. 2-3; 26/10/1876, p. 2. El Siglo futuro, 24/10/1876, p. 2; 26/10/1876, p. 2. La

Iberia, 24/10/1876, p. 2; 26/10/1876, p. 2.

223 La Correspondencia de España, 30/10/1876, p. 2. La Época, 31/10/1876, p. 2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

142

En efecto, Arturo Soria, que todavía permanecía soltero, vivía por aquellos años con el

matrimonio formado por su hermana Mariana Paniagua y su cuñado, el afamado

dramaturgo y periodista Eusebio Blasco, que, como se puede ver, gozaba de buenas

relaciones con el que era ministro de la Gobernación del gobierno de Cánovas, Francisco

Romero Robledo. Blasco había sido el secretario de Nicolás María Rivero cuando éste

estuvo al frente de ese mismo Ministerio tras el triunfo de la Revolución, hasta que en

1870, Eusebio Blasco decidió renunciar voluntariamente a seguir en dicho puesto. De

aquella época todavía conservaba buenas relaciones con antiguos revolucionarios. Lo que

no hemos conseguido averiguar son los detalles de lo sucedido esa noche del 23 de octubre

entre Blasco y Romero Robledo a los que se refiere la noticia. Por cierto que Romero

Robledo, que había tenido una relación muy directa con la Partida de la Porra y con los

Voluntarios de la Propiedad, se había llevado consigo al ministerio a Felipe Ducazcal

nombrándole jefe de Orden Público, lo cual, como cabía esperarse, fue objeto de bastante

controversia224

.

"La conspiración era vasta y consistente, pero de todo punto insuficiente para dar

resultados serios. Como de Ruiz Zorrilla, en fin", había comentado Cánovas del Castillo en

octubre tras la redada, dejando implícita una imagen de Ruiz Zorrilla como de inquieto y

ubicuo conspirador pero con cierta incapacidad para conseguir respaldos de envergadura

para lograr el éxito225

. No obstante, también hubo una cierta sobrerreacción por parte del

Gobierno: como en el caso de Soria, la gran mayoría de los detenidos de esos días fueron

puestos en libertad sin cargos y los pocos que fueron procesados obtuvieron el

sobreseimiento de sus causas poco después. Aunque algunos militares sospechosos de estar

especialmente implicados continuaron encerrados en prisiones militares. José Merelo logró

evadirse de una de ellas en febrero de 1877 y pasó a Francia para unirse a los preparativos

del complot. La insurrección planeada tuvo que aplazarse hasta mayo, pero finalmente

terminó siendo un desastre, tanto de organización como de seguimiento226

.

224

González Calleja, E. (1998): Op. cit., pp. 27-29.

225 Cita en: Moreno Luzón, J. y Villares, R. (2009): Op. cit., p. 62.

226 En González Calleja, E. (1998): Op. cit., pp. 80-86 se hace un estudio sobre la subversión contra

el régimen en estos años y los diferentes intentos de insurrecciones promovidas por Ruiz Zorrilla

hasta 1886. La acción subversiva de Ruiz Zorrilla en la Restauración también en la reciente

La llamada de la política

143

No sabemos si las sospechas de las autoridades podían tener algún fundamento y

Soria tuvo alguna actividad clandestina durante estos años, pero sí que mantuvo el contacto

con sus antiguos líderes políticos y ha quedado constancia de su participación en algunos

actos que podían tener alguna significación política, como se señaló en la prensa. Fueron

eventos, por ejemplo, como las exequias en honor de María Victoria, la duquesa de Aosta

que fuera reina de España, que tuvieron lugar en noviembre de 1876 y que aunque reunió a

una multitud considerable de gente y entre ella, a muchos notables y políticos que habían

sido protagonistas durante su reinado en el Sexenio, algunos lo consideraron una "función

radical". Y de hecho acudieron la mayoría de los prohombres de esta formación ahora en la

clandestinidad como Martos, Moret, el marqués de Sardoal, Becerra, y una larga lista, en la

que también figuraba Arturo Soria, como hemos comentado. Lo mismo ocurrió un mes

más tarde con ocasión de la celebración de un funeral en recuerdo de Juan Prim, al que

también concurrió una nutrida representación de los radicales y, entre ellos, de nuevo

Soria. La reseña del acto destacaba una corona de flores en la que se podía leer: "A la

memoria de D. Juan Prim, Manuel Ruiz Zorrilla"227

.

Los años siguientes fueron turbulentos en las filas del Partido Republicano

Reformista, al ponerse de manifiesto las discrepancias internas entre los que deseaban

seguir apostando únicamente por la vía insurreccional y los que planteaban incorporarse a

la vía legal, en ese caso como la formación más a la izquierda del sistema. Este fue el

planteamiento de los demócratas progresistas liderados por Cristino Martos. En 1879, con

ocasión de las segundas elecciones generales de la Restauración, Castelar y su Partido

Posibilista y Martos, al frente de la corriente demócrata progresista, acordaron presentarse

en coalición con Sagasta y su Partido Constitucional. La nueva vía de acción política

emprendida por Martos cristalizó el 1 de abril del año siguiente con el alumbramiento del

Partido Democrático Progresista. Su manifiesto fundacional iba acompañado de alrededor

de 300 firmas, entre otras las de otros de los líderes como Nicolás Salmerón o un Manuel

Ruiz Zorrilla, que por su parte no dejaba de intentar la vía de la fuerza: de hecho en

noviembre de ese mismo año lo intentó otra vez, cosechando un nuevo fracaso. El

biografía de Ruiz Zorrilla, producto de la tesis doctoral del autor: Higueras Castañeda, E. (2016):

Con los borbones jamás. Biografía de Manuel Ruiz Zorrilla (1833-1895), pp. 281-376.

227 El Imparcial, 16/11/1876, p. 2. La Época, 16/11/1876, p. 3. La Correspondencia de España.

30/12/1876, p. 2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

144

manifiesto incorporaba los ingredientes que habían caracterizado el anterior (constitución

del 69, sufragio universal, derechos individuales, etc.) pero, por razones obvias, evitaba

cualquier referencia a la república como forma de gobierno. También dejaba traslucir otras

de las señas que identificaron al republicanismo reformista: ciertas dosis de demagogia y la

llamada a la secularización de la sociedad, mediante la exigencia de una separación

efectiva entre Iglesia y Estado y la defensa de un sistema educativo laico. Estas últimas

reclamaciones, comunes por lo demás al resto de las facciones republicanas, terminaron

derivando en un anticlericalismo con el que consiguieron movilizar a ciertas bases que por

su parte tenían que asistir inermes a la renovada animadversión, el acoso de la Iglesia

contra los no creyentes y los librepensadores.

Arturo Soria figuraba también entre los firmantes del manifiesto del Partido

Democrático Progresista que, de momento, agrupaba a todos los líderes del Republicano

Reformista al que sustituía. Pero eran tan evidentes las diferencias entre las tácticas

defendidas por todos ellos que no tardarían en materializarse en escisiones poco después.

Del 10 al 14 de junio del año siguiente, anticipándose a las elecciones que había convocado

para agosto el Partido Liberal Fusionista de Sagasta, que había accedido al gobierno unos

meses antes dando comienzo al sistema de turno de partidos por designación del monarca,

los líderes más destacados del Partido Democrático Progresista celebraron unas

conferencias en Biarritz con el objeto de limar la disensión interna y tratar de atraer al

partido a otros sectores de la oposición republicana. El resultado fue ambiguo y, al menos

de momento, continuista, al decidir ratificarse en el programa contenido en el manifiesto

del año anterior. Uno de los periodistas españoles presentes en la población francesa para

informar de la marcha de las conferencias fue precisamente Eusebio Blasco, que actuaba

como corresponsal de El Progreso, diario que hacía escasas fechas que había iniciado su

andadura228

.

Las elecciones de agosto de 1881 no fueron buenas para los demócratas y las

diferencias entre Martos y Ruiz Zorrilla culminaron en noviembre de ese mismo año con la

decisión de los demócratas de abandonar a Ruiz Zorrilla. Éste por su parte se mantenía

228

El Demócrata, 11/6/1881, p. 1. La Discusión, 14/6/1881, p. 3.

La llamada de la política

145

junto a Nicolás Salmerón en una nueva formación, el Partido Republicano Progresista, que

insistía en su empeño en la vía de la insurrección armada229

.

3.4.2. El Progreso

El gobierno que surgió del golpe de Estado de Sagunto prohibió la prensa de

oposición. Además instauró un sistema de censura previa y tribunales especiales que

hacían muy difícil la publicación de información contraria al régimen. El procedimiento

que por lo general se seguía para dar a conocer las propuestas políticas liberales que fueron

surgiendo en estos años se basó en la que Suárez Cortina denomina la "triada

fundamental", es decir, el manifiesto programático, el casino o la tertulia afín y la prensa

de partido. Éstas últimas eran importantes no sólo para la difusión del ideario propio sino

también para resaltar su identidad frente a las posiciones políticas rivales y, entre ellas, por

supuesto las defendidas por las otras formaciones republicanas. Así, la dificultad para

disponer de órganos de comunicación afines y la censura previa de la información fueron

factores que impidieron una construcción rápida y eficaz de las organizaciones y los

programas de las distintas facciones democráticas y republicanas. Pero tras los duros

primeros años de la Restauración, una cierta relajación de la vigilancia y la presión del

gobierno permitió la paulatina aparición de algunos diarios opositores, que no obstante

debían mostrar cierta moderación y ser muy prudentes con sus comentarios si no deseaban

ver interrumpidas sus actividades de forma brusca y sin contemplaciones. La llegada de los

liberales al poder en 1881 facilitó, poco después, la aprobación de una Ley de Imprenta

que permitió recuperar las libertades de prensa del Sexenio y dio lugar a una eclosión de

229

Artola, M. (1991): Op. cit., pp. 372-375. Dardé, C. (1994): Op. cit., pp. 119-121. González

Calleja, E. (1998): Op. cit., pp. 101-102. Suárez Cortina, M. (2000): Op. cit., pp. 45-49. Duarte, Á.

(2013): Op. cit., pp. 147-148. La Discusión, 6/4/1880, pp. 1-2. El Liberal, 7/4/1880, pp. 2-3. En La

Ciudad Lineal, 6/12/1920, p. 603, se hizo una muy sucinta referencia a la militancia política de

Arturo Soria tras la Restauración: "Por documentos públicos del partido progresista que dirigió

Don Manuel Ruiz Zorrilla, vemos que estuvo militando en sus filas, y fue uno de los firmantes del

célebre manifiesto de Biarritz". En esta última afirmación se introducía una confusión pues, como

hemos visto, la firma de Arturo Soria se incluyó en el manifiesto del año anterior, el de abril

de1880, el que los líderes de esa formación decidieron ratificar tras las conferencias de Biarritz de

1881.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

146

diarios que ya no tenían que disimular su oposición a las políticas régimen230

.

Figura 3.9: Cabecera de El Progreso. Fuente: Hemeroteca Municipal de Madrid.

Tras la aparición del manifiesto del Partido Democrático Progresista en abril de 1880

algunos de sus líderes fundaron una cabecera con el nombre precisamente de El

Manifiesto, que tuvo una escasa vida. En el mismo ámbito político se movió un diario que

vio la luz en mayo de 1881: el diario El Progreso. Su director fue Andrés Solís y Greppi,

un periodista de prestigio que también había tenido un pasado de relevancia política

durante el Sexenio. Logró reunir en su redacción a personajes destacados de la

intelectualidad antimonárquica, como Leopoldo Alas, Giner de los Ríos, Rafael de

Comenge, Lucas Mallada, Julio Borrell y otros para confeccionar un periódico moderno

que desde sus inicios dejó patente su vocación polemista y que llegó a ser bastante popular

entre su público objetivo. Ante la ruptura política escenificada en noviembre de 1881, El

Progreso se decantó por los demócratas de Cristino Martos, por lo que Manuel Ruiz

Zorrilla decidió apoyarse en un nuevo diario, El Porvenir, que fundó en enero de 1882 y

del que fue propietario hasta 1885231

. Tras la Ley de Imprenta de 1883 El Progreso pudo

mostrar a las claras un posicionamiento antimonárquico, democrático y anticlerical,

aspectos por lo demás comunes a todos los medios republicanos, además de cierta

hostilidad hacia Sagasta por haber aceptado la colaboración activa con el régimen

230

Un estudio sobre las formas de movilización política republicana en la sociedad madrileña de la

Restauración en: Anchorena Morales, Ó. (2016): "Sociedad civil democrática en acción en la

Restauración: el republicanismo en Madrid", pp. 75-89.

231 Higueras Castañeda, E. (2015): "Prensa y partido en el republicanismo progresista: El Porvenir

(1882-1885)", pp. 43-73.

La llamada de la política

147

borbónico. En 1885 Solís y Ruiz Zorrilla reconciliaron posturas y decidieron que El

Progreso pasase a ser el órgano de comunicación vinculado al Partido Republicano

Progresista232

.

Rafael Comenge fue uno de los jóvenes talentos que entonces entró a formar parte

de la redacción del periódico y que durante las recurrentes ocasiones en que Solís fue

recluido en la cárcel del Saladero le reemplazaba al frente del mismo. Estos procesos

contra el director fueron numerosos y frecuentes. Gómez Aparicio señala que sólo para

cumplir todas las condenas que le impusieron por los artículos que firmaba Solís hubiera

necesitado 365 años de vida y que circulaba que el diario disponía permanentemente de

una celda de pago en el Saladero por si su director o redactores tenían que ocuparla. De

estos "descansos" tampoco se libró Rafael Comenge, quien ejerciendo de director durante

una de las "ausencias involuntarias" de Solís, firmó un artículo que le valió una condena de

tres meses, que aprovechó para escribir y enviar al periódico una crónica que tituló con

ironía "Desde el Saladero". A través de sus recuerdos sabemos que Arturo Soria fue uno de

los accionistas de El Progreso, al que también estuvieron vinculados de alguna manera

Segismundo Moret y Alberto Aguilera233

. Y, como hemos comentado antes, también lo

estuvo su cuñado Eusebio Blasco. Arturo Soria también se decidió a incluir sus propios

artículos, en principio de forma esporádica a lo largo de ese año 1881, escribiendo sobre

asuntos relacionados con el ayuntamiento madrileño y, más frecuentemente a partir de

1882, al hacerse cargo de una sección semanal titulada Cosas de Madrid, en la que

reflexionaba sobre temas urbanos relacionados de la ciudad de Madrid, denunciaba los

males que a su juicio eran característicos de la ciudad industrial y proponía medidas para

paliarlos. Fue desde esta tribuna desde la que lanzó su célebre propuesta sobre las ciudades

lineales. Como otros medios de comunicación republicanos, El Progreso creyó necesario

llevar a cabo una labor de proselitismo político, cultural e incluso científico - no exenta de

cierto simplismo que facilitase atraer a las capas populares- con el objetivo de elevar un

232

Suárez Cortina, M. (2000): Op. cit., pp. 73-77. Duarte, Á. (2013): Op. cit., pp. 149-152. Gómez

Aparicio, P. (1971): Historia del periodismo español. De la Revolución de septiembre al desastre

colonial, pp. 436-440 y 458. Higueras Castañeda, E. (2015): Op. cit., pp. 71-72.

233 Gómez Aparicio, P. (1971): Op. cit., pp. 455-458. Comenge, R.: "Aguafuertes contemporáneos.

Cómo surgió la Ciudad Lineal". La Ciudad Lineal, 10/8/1931, pp. 13-16. Comenge, R.:

"Aguafuertes contemporáneos. Cómo surgió la Ciudad Lineal II". La Ciudad Lineal, 10/9/1931, pp.

29-32.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

148

tanto el nivel educativo de una sociedad española bastante atrasada en general y su

modernización como medio de movilización en respaldo de las políticas reformistas que

afirmaban solo llegarían a través de la república. En este sentido, las propuestas de Soria

en cuanto a la necesidad de adaptar las ciudades a las necesidades en estos nuevos tiempos

y de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, sobre todo de los más

desfavorecidos, tenían plena sintonía con el ideario republicano.

Figura 3.10: Original manuscrito de “Inauguración del Tranvía del Hipódromo”, primera crónica

escrita por Arturo Soria para El Progreso, 10/5/1881. Fuente: Archivo Keller Soria.

Fue el periodismo una actividad muy del gusto de unas élites republicanas -por lo general

alejadas de la alta sociedad y de los núcleos económicos - que buscaban con esa dedicación

o un complemento económico o un protagonismo social y una capacidad de influencia que

quizá podría llevarles a prosperar política o socialmente234

. Arturo Soria estaba ya por

entonces al frente de la empresa del Tranvía de Estaciones y Mercados y gozaba de una

234

Suárez Cortina, M. (2000): Op. cit., pp. 82-89.

La llamada de la política

149

cierta prosperidad económica que le permitió formar parte del accionariado del periódico.

Rafael Comenge recordaba la admiración que le inspiraba, siendo él todavía un humilde

periodista que comenzaba su carrera235

:

La sala [de redacción] tenía adosados dos gabinetes muy anchos; en uno se hallaba la

dirección del periódico, en el otro nos reuníamos solamente Soria y yo, por concesión del

modesto y sabio amigo Arturo, distinción cariñosa que siempre le agradecí.

Hay que tener en cuenta que mi amigo era redactor y accionista, lo que equivalía a tener

pensamiento y dinero;

[…]

Arturo Soria, rara vez escribía de política; discutía con Solís, nos daba a los jóvenes

principiantes temas para artículos, pero su pluma sutil se dedicaba a aleccionar al

Ayuntamiento de la Corte, a discurrir reformas para la villa coronada, cuyo circuito

municipal terminaba bruscamente, como él decía, en estercolero o lodazal.

Teníamos en la redacción una sola mesa para los dos; pero no nos estorbábamos, los

cerebros no se tocaban; él era una estatua escribiendo, y yo una tumba; ninguno de los

dos fumábamos hasta concluir las cuartillas; puesto el bigote final o el rasgo

representativo de la terminación del artículo, Soria sacaba la petaca y me ofrecía con

cariñosa hermandad un pitillo liado por él mismo en las soledades y pausas de su

despacho del Ministerio de Ultramar.

Comenge introdujo en esta frase un anacronismo, pues Soria no comenzaría a trabajar en el

Ministerio de Ultramar hasta unos años más tarde. Mantuvieron ambos a partir de entonces

una estrecha relación y Comenge fue luego uno de los primeros accionistas en apoyar la

empresa con la que Soria iniciaría la construcción de la Ciudad Lineal. La sección Cosas

de Madrid se mantuvo hasta mediados de 1883. No sabemos si a la vez que dejó de

escribirla Soria decidió salir del accionariado pues lo cierto es que no volvió a firmar

ningún artículo más para este diario, que dejó de publicarse tras las graves disensiones que

235

Comenge, R.: "Aguafuertes contemporáneos. Cómo surgió la Ciudad Lineal". La Ciudad Lineal,

10/8/1931, pp. 13-14.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

150

se produjeron en el Partido Republicano Progresista en 1886, tras otro levantamiento

armado fallido comandado por Merelo, Villacampa y otros militares pertenecientes a la

clandestina Asociación Republicana Militar (ARM), que había sido apoyado por Ruiz

Zorrilla y en cuyos preparativos estuvo implicado el propio Andrés Solís, ya que gran parte

de ellos tuvieron como escenario los locales de El Progreso. Las disputas internas

motivaron también que Nicolás Salmerón y otros intelectuales abandonasen la formación

para reunirse en otro nuevo partido republicano, el Centralista, de ideología similar pero

disconforme con la vía insurreccional en la que Ruiz Zorrilla se empeñaba236

.

236

Gómez Aparicio, P. (1971): Op. cit., pp. 477-486.

151

CAPÍTULO 4. LA FAMILIA SORIA HERNÁNDEZ

4.1. ANTONIO CIRIA Y EUSEBIO BLASCO

Remontamos unos años atrás para trazar una síntesis de la evolución vital de las

hermanas de Arturo Soria durante los años en los que formaron sus respectivas familias.

Recordemos que, desaparecido el padre y fallecida la madre, Arturo y sus hermanas se

encontraron sin medios de subsistencia, por lo que se fueron a vivir al hogar formado por

su hermanastra Carolina y su cuñado, el marqués de Santiago, quien continuaba dedicado a

su carrera militar. En 1862 fue ascendido a Mariscal de Campo y seguía destinado en el

Cuerpo de Alabarderos de la Reina -del que ya era Segundo Jefe-, por lo que, como

miembro de la alta servidumbre de Isabel II, era habitual en los actos reales, tanto en

Madrid, como en provincias. A algunos de ellos asistía acompañado por su esposa Carolina

y eran considerados habituales entre la representación de la aristocracia en los diferentes

eventos, celebraciones o festejos que se celebraban en la España de Isabel II237

. En 1867,

en la que iba a ser ya la última legislatura del régimen isabelino, el marqués fue elegido

Senador vitalicio por designación real en la categoría Grande de España238

. Tras el triunfo

de la revolución de septiembre de 1868, Carlos Bernaldo de Quirós figuraba entre el

séquito cortesano que despidió a la reina camino de su exilio en Francia239

.

La relación habitual de Carolina con la alta sociedad facilitó a su vez que sus

hermanas también tomasen contacto con ella al acompañarla en algunos de los eventos y

veladas que se celebraron durante esos años o durante sus vacaciones en el norte de la

237

La España, 17/7/1866, p. 3; La Época, 25/9/1866, p. 2; La Correspondencia de España,

18/9/1867, pp. 1-2. En La Correspondencia de España, 28/4/1868, p. 2, por ejemplo, se leía que la

marquesa de Santiago había oficiado como madrina en el bautizo de uno de los hijos de Ricardo

Muñiz.

238 AHS. Expediente personal del Senador vitalicio Pedro Bernaldo de Quirós y Colón de

Larreátegui.

239 La Época, 4/10/1868, p. 3. No sólo era el mundo de relaciones con la alta sociedad, el marqués

de Santiago gozaba de rentas por las propiedades heredadas de la familia. Por ejemplo el lujoso

palacio de la Carrera de San Jerónimo donde estaba situado el Casino del Príncipe, al que acudía lo

más florido de la alta sociedad madrileña, era de su propiedad. Gutiérrez-Gamero, E. (1925): Op.

cit., pp. 244-247.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

152

Península, por ejemplo. Valga como ejemplo la reseña de un baile organizado durante las

vacaciones estivales en Lequeitio -acompañando a la Reina pocos días antes de ser

destronada- en la que se señalaba expresamente cómo habían destacado dos de las

hermanas de Arturo: "Allí lucían su hermosura y elegancia la marquesa de Santiago y su

lindísima hermana Julia"240

. El triunfo de la revolución no significó que se suspendiesen

los actos aristocráticos o las vacaciones en tierras vascas, pues al año siguiente fue noticia

la organización de un concierto benéfico que tuvo la participación de un coro formado por

mujeres de las familias distinguidas que estaban pasando sus vacaciones a San Sebastián,

entre las que se destacaba, entre otras, a la duquesa de Medina Sidonia o a "la marquesa de

Santiago y hermanas"241

. Otra noticia sobre una función de ópera en el teatro Real en la

que precisamente se enfatizaba "que al lado de la aristocracia de la cuna estaba la

aristocracia de la situación", se mencionaba a las tres hermanastras entre las asistentes242

.

Sin embargo, de lo que no he encontrado referencia alguna es a la asistencia o

participación del hermano en dichos eventos, ni siquiera en el periodo anterior a la

Revolución, en el que sabemos que Arturo todavía convivía con ellas.

El padre que les había abandonado todavía seguía con vida por esos años. Tras

unos años en Teruel, obtuvo un nuevo destino en la Administración del Portazgo de

Horcajada de la Torre, en la provincia de Cuenca, que ocupó hasta que se suprimió en

1870. Tras unos años sin paradero conocido, en 1873 embarcó en Marsella con destino a

las Islas Filipinas donde ejerció, primero, como contador en una recién inaugurada Fábrica

de Tabacos de Meisic, en Manila; luego como Oficial en el Centro de Colecciones y

Labores y, posteriormente, como inspector en la Fábrica de puros de la Princesa de

Malabón hasta 1876. Su paso por aquellas tierras debió terminar de forma algo turbulenta

pues unos años más tarde se podía leer en la prensa una noticia poco edificante243

:

240

La Correspondencia de España, 12/9/1868, p. 3.

241 La Correspondencia de España, 25/8/1869. p. 2.

242 La Época, 18/10/1874, p. 2. También hay referencias posteriores, ya en el trono Alfonso XII, en

las que se mencionan audiencias particulares u otros eventos presididos por los monarcas a las que

acudía la marquesa de Santiago. Por ejemplo en La Correspondencia de España, 20/11/1875, p. 3,

La correspondencia de España, 1/7/1881, p. 3 o en La Correspondencia de España, 29/11/1883, p.

3.

243 La Iberia, 31/10/1883, p. 3.

La familia Soria Hernández

153

La sección liquidadora de colecciones declaró contumaz y rebelde a D. José Soria y

Oliveros, inspector que fue de una fábrica de tabacos, y se le seguían los procedimientos

por no haberse presentado a reintegrar al Tesoro los 15.404 pesos de que salió

responsable.

Ya de vuelta a España, en 1882 consiguió un puesto de conserje del Archivo municipal en

el ayuntamiento madrileño, puesto del que fue cesado en 1886244

. Como vemos, el

recorrido laboral de José Soria fue de lo más variado, como corresponde a una vida

personal que también puede considerarse inestable y ajetreada. No conocemos con qué

intensidad y frecuencia, pero algún contacto debieron mantener con él al menos alguna de

sus hijas -no sabemos si también Arturo-, durante sus estancias en Madrid. Y lo digo

porque su consentimiento aparece en el expediente matrimonial formado en 1871 para el

enlace matrimonial de su hija Julia, aunque quizá fuera un contacto excepcional porque

necesario. Julia se casó con el criollo cubano Antonio Ciria y Vinent y la ceremonia tuvo

lugar en la Iglesia de San Sebastián de Madrid, en abril de ese citado año. Antonio Ciria,

que era militar, había nacido en Santiago de Cuba en 1844; era, por tanto, cuatro años

mayor que la que se convertía en su esposa. La noticia de la celebración de la boda

apareció en la prensa, y se destacaba que la contrayente era hermana de la marquesa de

Santiago245

. Antonio era hijo del marqués de Cervera, título que heredó su hermano mayor,

Manuel, tras la muerte del padre, ocurrida ese mismo año de 1871246

. Antonio ocupó

diversos puestos relacionados con la Administración de la isla de Cuba, primero en el

244

AHVM. Expediente de José de Soria y Oliveros. Las Dominicales del libre pensamiento,

5/9/1886, p. 3. Según se puede leer en la noticia del cese en este diario, para hacerlo el

ayuntamiento había alegado pretextos injustos e indicaba que la verdadera razón obedecía a

compromisos personales, “a los que queremos suponer extraño al señor alcalde”. El diario, que

asumía el contenido de la noticia aparecida previamente en El Liberal, describía a José Soria como

“antiguo e inteligente funcionario, que en modestos destinos había sabido cumplir a conciencia los

deberes de su cargo”.

245 ADM. Expediente matrimonial de Antonio Ciria y Vinent con Julia Soria y Mata, 1871. La

Época, 22/4/1871, p. 4.

246 AHN. CONSEJOS, 8987 A. 1871, Exp. 598. Sucesión en el título de marqués de Cervera a Don

Manuel de Ciria y Vinent.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

154

Ministerio de la Gobernación y posteriormente en el de Ultramar247

. Julia, por su parte, fue

aficionada a la pintura y llegó a exponer alguna de sus obras en la Exposición de Bellas

Artes de Madrid. Debió alcanzar cierta reputación, al menos durante unos años, pues

también ha quedado constancia de que la Casa Real llegó a adquirirle uno de sus

paisajes248

. Fue también conocida como anfitriona en cuyas veladas a veces ofrecía platos

típicos de la gastronomía cubana249

.

La otra hermanastra de Arturo, Mariana, se casó un año después que Julia. Lo

hizo con un muy conocido dramaturgo y periodista de la época, Eusebio Blasco y Soler.

Blasco había trabajado en diferentes medios conocidos de la época como el Gil Blas o La

Discusión de Nicolás María Rivero, de quien llegó a ser un estrecho colaborador. También

fue un conspirador activo en los últimos años del régimen isabelino y, tras el triunfo de la

revolución, varios de los políticos del nuevo régimen le solicitaron su colaboración. Lo

hizo primero con Adelardo López de Ayala en el Ministerio de Ultramar y luego con el

propio Rivero en Gobernación, por lo que durante unos años mantuvo un contacto estrecho

con algunos de los principales hombres fuertes del nuevo régimen, como Juan Prim o

Manuel Ruiz Zorrilla, por ejemplo. Poco después dejó voluntariamente la vida política en

primera línea para volcarse en el periodismo y en la literatura. En este apartado fue un

escritor muy prolífico y algunas de sus zarzuelas o comedias dramáticas lograron notable

éxito de público, por lo que llegó a ser una persona bastante popular en la sociedad

madrileña del momento. Viajó frecuentemente por el extranjero como corresponsal de

diferentes diarios y durante bastantes años lo fue en España del parisino Le Figaro250

.

247

El Imparcial, 29/9/1876, p. 3; La Época, 12/6/1897, p. 2. También patentó diferentes sistemas

de seguridad para evitar riesgos a los obreros de la construcción. Archivo Histórico de la Oficina de

Patentes y Marcas. Patentes 557 y 1260.

248 La Correspondencia de España, 16/3/1887, p. 2; 23/5/1887, p. 2. Archivo diplomático y

consular de España, 30/5/1887, pp. 2115-2116.

249 El Heraldo de Madrid, 3/12/1890, p. 2.

250 Una biografía de Eusebio Blasco en Faci, M.A. (2003): Don Eusebio Blasco y Soler:

zaragozano, aragonés y pilarista.

La familia Soria Hernández

155

Figura 4.1: Retrato de Eusebio Blasco. Sin datar. Fuente: Ministerio de Cultura. Fototeca de

Patrimonio. Archivo Moreno. Ministerio de Cultura.

En el año 1871 se prometió a Mariana Paniagua y Mata y contrajeron matrimonio en

febrero de 1872. La pareja bien pudo conocerse tras coincidir en alguna velada en la que

Mariana acompañase a sus hermanastras, pero también pudo deberse a la mediación de

Arturo Soria. No sabemos si ambos se conocían antes del inicio de la relación sentimental

entre Eusebio y Mariana, pero sí que en las postrimerías del régimen de Isabel II ambos

coincidían en el Café Suizo, por ejemplo. Emilio Gutiérrez-Gamero afirmó haber conocido

allí a Eusebio Blasco, ya célebre autor teatral tras el estreno de El joven Telémaco,

comedia bufa que tuvo bastante éxito. Según él, Blasco era uno de los integrantes de una

tertulia "casi siempre alegre". También recordaba en ese mismo lugar otra tertulia a la que

acudían ingenieros como Echegaray, Caunedo y otros. Aunque Gutiérrez-Gamero no

recordaba a Arturo Soria entre los asistentes al Suizo, el propio Blasco le señaló entre los

que salían de ese café para dirigirse a la Puerta del Sol durante los festejos tras el triunfo de

Arturo Soria y Mata. Una biografía

156

la Revolución de 1868251

. Sea como fuere, a mediados de 1871 Arturo Soria y Eusebio

Blasco ya se conocían y coincidían en eventos diversos. Blasco evocará unos años más

tarde, por ejemplo, cómo al observar juntos en ese año al que era el primer tranvía de la

capital transitando por las calles madrileñas, decidió Soria acometer el que iba a ser el

primero de sus negocios, episodio que ampliaremos en el próximo capítulo252

.

La boda entre Eusebio y Mariana tuvo lugar el 1 de febrero de 1872 y, al igual que

la de su hermana Julia un año antes, se ofició en la Iglesia de San Sebastián de Madrid.

Eusebio Blasco había nacido en abril de 1844, por lo que tenía 27 años de edad. La novia,

recordemos, había nacido también en abril, pero de 1838, por lo que a ese día llegaba ya

con 33 años cumplidos; es decir, era justo seis años mayor que el que se convertía en su

marido253

. Este dato, sobre el que no debía haber ninguna duda pues el expediente

matrimonial incluye la partida de bautismo de Mariana, se incorporó de forma incorrecta

-cabe especular que con cierta intencionalidad- en la inscripción del enlace que consta en el

libro de la Iglesia de San Sebastián, donde figura que la contrayente tenía 26 años, uno

menos que el desposado. Por parte de la familia de Mariana ofició como testigo el marqués

de Santiago. No consta referencia alguna a José Soria y tampoco era requerido su

consentimiento al no ser padre natural de Mariana254

. El evento "contó con la asistencia de

varias familias de la aristocracia, literatos y artistas de los más conocidos"255

.

Eusebio ya tenía una hija natural de casi cuatro años (Rosa Blasco) que fue a vivir

con la familia Blasco Paniagua pocos años más tarde, ya nacidos los primeros hijos de este

matrimonio: Carlos, Ángel y María del Carmen, en 1872, 1874 y en 1877,

respectivamente256

.

251

Blasco, E.: (1904): Op. cit., p. 174. Gutiérrez-Gamero, E. (1925): Op. cit., pp. 135 y 226.

252 Blasco, E.: “Tram-vía de las Estaciones y Mercados”. La Época, 16/9/1877, p. 4.

253 Ambos fueron bautizados un 28 de abril, pero con seis años de diferencia. ADM. Expediente

Matrimonial de Toribio Eusebio Blasco y Soler y María Ana de Jesús Paniagua y Mata, 1871.

254 Parroquia de San Sebastián. Libro de matrimonios año 1872. Folio 177.

255 La Época, 2/2/1872, p. 4.

256 AHVM. Padrón municipal 1877. El primero, Carlos, falleció al poco de nacer. Faci, M.A.

(2003): Op. cit. p. 320.

La familia Soria Hernández

157

Julio Nombela describió a Blasco como un modelo de esposo "que cumplió con la

más absoluta probidad sus deberes familiares, sin que le dominara ningún vicio, correcto

siempre en su trato, naturalmente generoso y trabajador incansable". También recordaba la

facilidad con la que era capaz escribía sus obras teatrales y el éxito que, por lo general,

solían cosechar, lo que, unido a su labor como periodista, le hizo ganar mucho dinero. No

obstante, a la vez que destacaba su generosidad también señalaba un carácter manirroto y

una notable propensión a la buena vida, por lo que, en la práctica, todas estas ganancias

terminaron siendo escasas para afrontar sus continuos dispendios257

:

No era cosa rara en él quedarse sin un céntimo a los pocos días de haber cobrado sumas

crecidas. Tenía la manía de las grandezas, caprichos costosos por poseer objetos de lujo,

de arte; le agradaba vivir a lo príncipe y cuando empezaron a estar de moda los grooms

con sus vistosas libreas, fue uno de los primeros que utilizaron aquellos elegantes

servidores. El dinero se evaporaba en sus manos; con la misma facilidad daba a sus

amigos apurados, como pedía a sus amigos que disfrutaban de prosperidad.

Como prueba de esto, su vivienda solía estar siempre muy concurrida, por unos motivo o

por otros. A través de los padrones municipales podemos comprobar que, en algunas

temporadas, entre los cabeza de familia, hijos, padres, cuñados o hermanos - entre ellos

Arturo Soria quien vivió con ellos varios años antes de casarse- o el personal de servicio

podían llegar a convivir hasta 12 personas. Por si fuera poco, Eusebio y su mujer

celebraban de vez en cuando veladas literarias en su casa, en las que diferentes autores

leían o presentaban sus últimas obras y a las que invitaban también a personas destacadas

de la sociedad madrileña, entre ellos los marqueses de Santiago, por ejemplo258

.

257

Nombela, J. (1911): Op. cit., pp. 324-325.

258 AHVM. Padrones municipales de 1876 y 1877; La Correspondencia de España, 22/11/1877, p.

1; El Globo, 22/11/1877, p. 2. Entre los invitados no se cita a Arturo Soria, aunque sabemos que

por entonces vivía en la casa y, de hecho, fue en esta época cuando la policía acudió allí a detenerle

al relacionarle con las conspiraciones republicanas lideradas por Ruiz Zorrilla.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

158

4.2. JULIA HERNÁNDEZ RUBÍN

Como ya hemos comentado, en 1876 Arturo Soria vivía con su cuñado Eusebio

Blasco, su hermana Mariana Paniagua y el primer hijo de ambos, Ángel, nacido dos años

atrás. Ese año se habían trasladado a un nuevo piso en alquiler que estaba situado en

número 1 de la Plaza del Celenque, que hacía esquina con la calle Arenal, en el barrio de

las Descalzas. Ocuparon el piso tercero derecha. El piso contiguo, el tercero izquierda, lo

habitaba desde 1874 una familia que debido a un nuevo destino en el Hospital militar de

Madrid del cabeza de familia, un subinspector farmacéutico, el año anterior se había

trasladado a Madrid procedente de Vigo, donde hasta entonces había residido. El

matrimonio estaba encabezada por Domingo Hernández Rubio, natural de Viniegra de

Arriba, un pequeño pueblo de la provincia de Logroño, y por Ángela Rubín y Velázquez,

que había nacido en Vigo, la ciudad de la que procedían. Con ellos vivían los dos hijos del

matrimonio: Luis Hernández Rubín y Julia Hernández Rubín, nacidos ambos, como la

madre, en Vigo. Luis, el mayor, a sus 22 años de edad podía presumir de ser licenciado en

medicina y cirugía y de ejercer ya como médico de sanidad militar. La hija, Julia, había

nacido el 24 de diciembre de 1855, por lo que ese año de 1876 iba a cumplir los 21 años259

.

La coincidencia en el piso tercero de la Plaza del Celenque número 1 propició que

Arturo Soria y Julia Hernández Rubín se conociesen e iniciaran una relación sentimental.

Arturo Soria era once años mayor que Julia, pero la diferencia de edad no fue impedimento

para que poco después la pareja decidiese contraer matrimonio. La boda tuvo lugar el 5 de

marzo de 1878 y se ofició en la Iglesia de San Ginés de Madrid. Ese día el novio contaba

con 33 años de edad, la novia, con 22260

. Muy poco antes Arturo había declarado no tener

religión pero, como vemos, no fue obstáculo para que accediese a ser protagonista de esta

ceremonia religiosa; aunque en cualquier caso la opción de un matrimonio civil no era ya

posible al haberse derogado al poco del inicio de la Restauración borbónica261

. Los

padrinos fueron el hermano de la contrayente –aunque por ausencia estuvo representado

259

AHVM. Padrones municipales de 1876 y 1877.

260 Archivo Parroquial de la Iglesia de San Ginés. Libro de matrimonios núm. 22. Folio 328 vto. En

la inscripción de matrimonio, sin embargo, se indica que ambos contrayentes tenían un año menos

que la edad que en realidad tenían.

261 AHVM. Padrón municipal del año 1877. Arturo Soria había rellenado la casilla Religión con

"Ninguna".

La familia Soria Hernández

159

por su padre- y la madre, Ángela Rubín y Velázquez. Los testigos Emilio Rubín y

Velázquez, Eugenio Hernández de Tejada y Julián Hernández y Pérez. Ninguno, por tanto,

de la familia del contrayente.

La pareja recién casada tuvo por primer hogar un piso en alquiler en el número 22

de la calle de Leganitos. Y a comienzos del año siguiente nació el que sería el primero de

los ocho hijos que en total tendría el matrimonio: Luis. A éste le seguirán, por orden,

Emilio, Ángela, Arturo, María del Carmen, Carlos, María de los Ángeles y Julia, nacida ya

en los primeros años del siglo XX262

. De ellos, fallecieron dos de las niñas: Ángela y María

del Carmen, a la edad de cuatro años y de un año y nueve meses, respectivamente263

.

Figura 4.2: Arturo Soria y Julia Hernández ca. 1878. Fuente: Archivo Keller Soria.

262

ADM. Iglesia Parroquial de San Martín: Libro 87 de bautismos. Folio 10. Libro 88. Folio 19

vto. Libro 89. Folio 118 vto. Libro 90. Folio 192. Libro 91. Folio 84 vto. Libro 92. Folio 19. La

partida de nacimiento de Julia Soria Hernández incluida en AKS. Escritura de ratificación y

protocolización de las operaciones testamentarias de Don Arturo Soria y Mata, 27/10/1922.

263 Datos facilitados por el Cementerio de San Isidro de Madrid, donde fueron enterradas.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

160

Figura 4.3: Árbol genealógico de la familia de Arturo Soria y Mata. Fuente: Elaboración propia.

Figura 4.4: Los hijos Soria-Hernández alrededor de 1890. Faltan las dos niñas ya fallecidas y Julia,

que nacería más tarde. Fuente: Archivo Keller Soria.

Luis Soria Hernández (1879-1933)

Emilio Soria Hernández (1880-1951)

Ángela Soria Hernández (1882-1886)

Arturo Soria Hernández (1884-1936)

María del Carmen Soria

Hernández (1885-1887)

Carlos Soria Hernández (1887-1939)

María de los Ángeles Soria

Hernández (1888?-1983?)

Julia Soria Hernández

(1902-1973)

Carolina Arenas Mata (1834-1884)

Maria Ana Paniagua Mata

(1838-1907)

Arturo Soria y Mata (1844-1920)

Julia Hernández Rubín (1856-1944)

Julia Soria Mata (1848-1913)

Pedro Arenas (1797-1834)

Antonio Florencio Paniagua(?-1843)

María del Carmen Mata Suárez (1808?-1864)

José Soria Oliveros

(1821-1887)

Josefa SuárezFrancisco

MataAntonia Eufrasia

OliverosVicente Soria

La familia Soria Hernández

161

Estuvieron viviendo en el piso de Leganitos hasta al menos 1887264

. Tras el acuerdo

económico a su salida de la Compañía del Tranvía de Estaciones y Mercados, pudo

permitirse la adquisición la “Quinta de Mahudes”, un hotel situado en la vecina población

de Chamartín de la Rosa -cerca de lo que hoy se denomina Nuevos Ministerios-, lo que

significaba que dejaba la ciudad donde había vivido hasta entonces, para irse más cerca del

campo, a una casa individual, amplia y con jardín. Esto le obligaba a un desplazamiento

diario hacia el centro urbano madrileño, a la zona de la Puerta del Sol donde estaban

situadas las oficinas del Tranvía, pero le permitían un modo de vida que sintonizaba con

las ideas que por esos años comenzaba a difundir, como veremos en un capítulo posterior.

4.3. FALLECIMIENTOS EN LA DÉCADA DE 1880

Pero, lamentablemente, también en esa década se produjeron varios fallecimientos

de allegados que, cabe suponer, debieron causarle bastante dolor.

La primera de ellas fue la de su hermana Carolina. Los marqueses de Santiago

tuvieron un total de 12 hijos, aunque varios de ellos fallecieron a una corta edad. A

principios de 1883 se casaba el segundo de ellos -sin contar los que habían fallecido- con

una hija del director general del Estado Mayor del ejército y a finales del mismo año lo

hacía la tercera, con el conde de Nava de Tajo. Pero para entonces ya se había manifestado

una grave enfermedad de Carolina Arenas que ensombreció las celebraciones de este

segundo enlace. Tras unos meses de agonía, el cáncer incurable que padecía la condujo a la

muerte el 14 de mayo del año siguiente, cuando todavía no había cumplido ni siquiera los

50 años de edad265

. Aquejado también de una enfermedad crónica, al año siguiente, en

264

No se conservan padrones municipales madrileños entre 1883 y 1889, ambos inclusive, pero en

la partida de bautismo de Carlos Soria Hernández, de 1887, figura ese domicilio familiar. Iglesia

Parroquial de San Martín. Libro 92 de bautismos. Folio 19.

265 Falleció en la localidad de Castejón, en Navarra, aunque fue enterrada en el Cementerio de San

Isidro de Madrid. Archivo General del Ministerio de Justicia. Sección Títulos nobiliarios. Conde de

Zweveghen. Leg. 60, Exp. 422. Partida de defunción de Carolina Arenas y Mata. La

Arturo Soria y Mata. Una biografía

162

1885, falleció su marido viudo, Carlos Bernaldo de Quirós, quien, como sabemos, era

bastante más mayor que ella y contaba ya con 73 años de edad266

.

Poco después le llegó la hora fatídica al padre de Arturo, José Soria Oliveros,

quien murió el 23 de octubre de 1887, a los 66 años, y fue enterrado, como Carolina, en el

cementerio madrileño de San Isidro.

Pero más dolorosas, sin duda, debieron ser para Arturo Soria las muertes de sus

dos hijas pequeñas, acaecidas ambas, además, en un intervalo de tiempo de apenas seis

meses. Ángela, de cuatro años y medio, falleció en noviembre de 1886, y María del

Carmen en junio de 1887, a tan solo un año y nueve meses de su nacimiento267

. Carlos, el

menor de los varones, había nacido a comienzos de ese mismo año y todavía restaba por

nacer Julia, lo que ocurriría ya iniciado el siglo XX.

Correspondencia de España, 10/1/1883, p. 3; La Iberia, 5/11/1883, p. 2; La Dinastía, 8/11/1883, p.

8; El Día, 31/3/1884, p. 2.

266 La Época, 23/8/1885, p. 3.

267 Los datos de los fallecimiento de José Soria y de las hijas de Arturo Soria facilitados por el

Cementerio de San Isidro de Madrid.

163

CAPÍTULO 5. UN EMPRESARIO INNOVADOR

5.1. EL TRANVÍA DE LAS ESTACIONES Y LOS MERCADOS

La primera línea de tranvía en circular por Madrid fue la conocida como el

Tranvía de Madrid y fue inaugurado en 1871. Su recorrido unía dos barrios nuevos, el de

Salamanca y el hoy desaparecido de Pozas, y ambos con el centro de Madrid: la Puerta del

Sol. Aun sin tratarse de lo que por aquellos años se consideraba “una gran ciudad”

comparable a las principales urbes europeas o norteamericanas, Madrid había

experimentado un notable crecimiento demográfico que había motivado la necesidad de

expandir el plano urbano tradicional. Aunque con bastante lentitud, el nuevo Ensanche fue

poblándose poco a poco, dando lugar a una nueva demanda: medios de transporte que

conectasen a los nuevos residentes con la que, de momento, era la única zona de actividad

de Madrid, la Puerta de Sol y sus alrededores268

.

Los primeros ensayos en Madrid con este novedoso medio de locomoción habían

tenido lugar a mediados de la década de 1850, por iniciativa del francés Alphonse Loubat,

quien pocos años antes había diseñado un sistema de carriles fabricados en hierro que

instalados a lo largo de las calles permitían el transporte de mercancías o viajeros de forma

cómoda y además no estorbaban la circulación de otro tipo de vehículos por su mismo

recorrido. Habiendo obtenido éxito en Nueva York y en París, intentó implantarlo en otras

capitales europeas, entre ellas Madrid. Sin embargo el asunto no llegó a cuajar, al igual que

otras iniciativas similares que fueron planteándose a lo largo de la década de 1860.

No fue este Tranvía de Madrid, sin embargo, el primer tranvía urbano en circular

por España. Como había sucedido años antes con el ferrocarril, fue en La Habana donde

entró en funcionamiento el primer tranvía español. Esto ocurrió en 1858, para dar servicio

entre el puerto y la estación de ferrocarril a Villanueva. Poco después, en abril de 1859, se

inauguró el que puede considerarse el primer tranvía en entrar en funcionamiento en la

España peninsular. Se trataba del tranvía urbano de Jerez de la Frontera, en Cádiz, que

268

Valenzuela, M. (1989): "Transporte y estructura metropolitana en el Madrid de la Restauración.

Historia de una frustración", pp. 379-397.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

164

comunicaba el centro de la localidad con su estación ferroviaria269

. Así pues, el Tranvía de

Madrid fue el tercer tranvía urbano en entrar en servicio en España y el primero en Madrid.

La inauguración del primer tramo, de Serrano a Puerta del Sol, tuvo lugar el 31 de mayo de

1871 y el tramo hasta Princesa entró en servicio el 10 de octubre. Se trataba de un tranvía –

tram-vía como se denominaba en esos años iniciales– de tracción de sangre, es decir tirado

por animales (caballos y mulas principalmente), ya que la tracción por máquinas de vapor

aplicada al tranvía todavía tardó varios años en implantarse.

Como cabía esperar, la circulación de este novedoso medio de transporte despertó

una enorme expectación entre una población madrileña no acostumbrada a verlo

transitando por sus calles de forma regular. Uno de estos curiosos ciudadanos que lo

observaba con admiración fue Arturo Soria, quien viéndolo deambular asomado al balcón

de un piso de la calle de Serrano al poco de su inauguración, le manifestó a su futuro

cuñado, Eusebio Blasco, su repentina determinación de construir una línea de tranvía

similar a la que contemplaban270

. Su admiración por las novedades tecnológicas había

despertado su espíritu emprendedor y decidió poner en marcha la que sería su primera

aventura en el mundo empresarial. Rápidamente se puso manos a la obra, pero su

nombramiento como secretario del Gobierno civil de Puerto Rico aparcó

momentáneamente su proyecto.

De vuelta en Madrid y recién estrenada su singladura parlamentaria, Arturo Soria

pudo presentar la instancia, acompañada de la memoria del proyecto, que solicitaba la

concesión de la línea del que sería denominado el Tranvía de las Estaciones y los

Mercados (TEM) porque planteaba unir las estaciones de ferrocarril ya existentes en

Madrid, la del Norte y la de Mediodía, con sus mercados de abastos principales, el situado

en la plaza de los Mostenses y el de la plaza de la Cebada, “con el fin de abaratar y facilitar

los transportes de los artículos que diariamente se conducen de unos a otros puntos”271

. El

269

Este dato, revelado en Sánchez Martínez, F. (2006): “Apuntes para una historia del tranvía de

sangre de Jerez de la Frontera”, p. 83, es poco conocido. Tradicionalmente se venía considerando al

Tranvía de Madrid como el primero en entrar en funcionamiento en la España peninsular.

270 Blasco, E.: “Tram-vía de las Estaciones y Mercados”. La Época, 16/9/1877, p. 4.

271 Lo presentó el 10 de octubre de 1872, según consta en la escritura de concesión firmada el 26 de

septiembre de 1876. Tranvía de Estaciones y Mercados (1902): Tranvía de Estaciones y Mercados.

Extracto de las concesiones y ampliaciones otorgadas, p. 6.

Un empresario innovador

165

propósito principal era una construir una línea para el transporte de mercancías, pero se

solicitó también la concesión para el transporte de pasajeros272

.

El importante desarrollo del sistema radial de transporte mediante carreteras y

ferrocarril emprendido durante las décadas centrales de siglo, estaba permitiendo a Madrid,

históricamente aislada y alejada de los polos mercantiles y fabriles de la península, revertir

su rol de “ciudad económicamente parasitaria” para el conjunto del país para poco a poco

ir adquiriendo una cierta relevancia. La llegada de mercancías a través del ferrocarril

permitió la activación comercial de una ciudad cuya población -mayoritariamente debido a

la inmigración- no había dejado de crecer a lo largo del siglo y motivará la instalación de

nuevas industrias y talleres en diferentes puntos del interior de la ciudad y alrededor de las

estaciones ferroviarias. Pero será sobre todo el desarrollo económico y empresarial basado

en el sector de los servicios, que irá acelerándose en las últimas décadas del siglo y las

primeras del XX, el que convertirá finalmente a la capital de España en uno de los

referentes económicos del país273

.

En este estadio todavía inicial, el proyecto que planteaba Soria para conectar

mediante transporte urbano los puntos de llegada de las mercancías con los centros de

distribución de las mismas, facilitando la unificación de medios y una regularidad, era una

idea premonitoria que, visto con perspectiva, iba a contribuir de forma importantísima al

desarrollo de la actividad económica. Y de igual manera sería relevante el servicio como

transporte urbano de pasajeros, como el tiempo se encargaría de demostrar. Pero parece

que su solicitud no tuvo la mejor de las acogidas en el consistorio, según nos contó él

mismo en un artículo de 1916274

:

Presentada la instancia de referencia, traté de activar su tramitación; pero la instancia no

parecía por parte alguna a pesar de haber pasado por el Registro de entrada. Era que el

alcalde, a la sazón D. Simeón Ávalos, arquitecto distinguido, hombre culto, de talento y

buena persona, opinó que era un desatino el proyectado tranvía y que no merecía ser

tramitada la petición, y para que no lo fuese metió la instancia en el cajón de su mesa para

272

AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 23/10/1876. AHVM. Libro de Actas del

Ayuntamiento, 9/11/1874.

273 Juliá, S. (1989): Op. cit., pp. 139-148. Valenzuela, M. (1989): Op. cit., p. 380.

274 Soria y Mata, A.: “¿Por qué somos pobres los españoles?”. La Ciudad Lineal, 10/7/1916, p. 542.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

166

que en ella permaneciese mientras él fuese alcalde. Durante ¡cuatro meses! perseguí a D.

Simeón Ávalos desde por la mañana hasta la hora de retirarse a su casa, en todas partes,

en la calle, en el teatro, en el Ayuntamiento, haciéndole sufrir mi desagradable presencia.

Ya estaba yo muy inclinado a la agresión personal aunque nada hice ni dije a nadie en tal

sentido, cuando D. Simeón Ávalos se dignó recibirme en su despacho para decirme que

no me cansase porque la instancia que me enseñó, y volvió a guardar, no saldría de su

mesa. Afeé su proceder, le hice ver que él tenía derecho a pensar y a resolver como

quisiere, mas no a resolver de plano a su capricho sin formalidad administrativa alguna,

faltando a las disposiciones y costumbres vigentes. Le rogué humildemente, a modo del

Pedro Crespo en el Alcalde de Zalamea, que volviese sobre su acuerdo y ambos tuvimos

la suerte de que don Simeón Ávalos se venciese a sí mismo contrariando la intolerancia

de sus prejuicios de buena fe, y en un arranque de noble generosidad accediese a mi

petición.

En efecto, accedió. Lo pasó para el preceptivo informe de la Junta Consultiva Municipal

que debía juzgar el proyecto. Lo emitió en abril de 1873, pero lo calificó como

“desfavorable” debido al trazado propuesto, que en algún punto discurría por calles

estrechas que no permitirían la circulación de carruajes a ambos lados de la vía del tranvía,

que debía ir instalada por centro de las calles. Tras varias modificaciones del trazado, el

proyecto recibió los informes favorables de la Junta Consultiva.

El 9 de diciembre la Comisión de Obras estudió varios expedientes que se habían

presentado hasta esa fecha: el de Arturo Soria, otra solicitud conjunta de José Calatayud y

Vicente Gisbert para un tranvía cuyo trayecto discurriría entre la plaza de Chamberí y el

barrio del Pacífico, y otro presentado por Daniel O'Ryan, que pretendía establecer dos

líneas de tranvía que partirían desde el Paseo del Obelisco; una discurriría hacia la

Castellana, por la calle Barquillo y Alcalá; y la otra llegaría a la Puerta del Sol, pasando

por la calle Hortaleza.

Sobre el expediente de Arturo Soria se presentó el informe favorable de la

Comisión de Obras, pero a petición del Ciudadano Rafael Carnicero –en aquel

ayuntamiento republicano federal los concejales se denominaban Ciudadanos–, el asunto

quedó “sobre la mesa”, es decir pendiente de resolución definitiva. También sobre el

Un empresario innovador

167

expediente de Calatayud y Gisbert la comisión presentó un informe favorable, pero esta

vez fue el Ciudadano Vicente Santiso el que solicitó que el expediente quedase pendiente

de decisión. Por el contario, el informe sobre la solicitud de O'Ryan fue negativo, pero a

petición del Ciudadano Orcasitas el asunto quedó igualmente sin resolución definitiva275

.

Pero el Ayuntamiento de Madrid vivía tiempos muy convulsos. La configuración concejil

había surgido de las elecciones celebradas en julio de ese año 1873. Al igual que había

ocurrido en las elecciones a Cortes celebradas en mayo, los partidos de oposición habían

decidido retraerse en estas elecciones municipales y además se había producido una

altísima abstención, con lo cual, los concejales elegidos lo fueron en su mayoría por un

escaso número de votos. Como resultado de esto, el equipo municipal quedó conformado

en general por ediles con una muy escasa experiencia política y de gestión. Por lo tanto, no

es de extrañar que la gestión del ayuntamiento fuese muy discutida a lo largo de esos

meses de 1873 y que hubiese renuncias de concejales republicanos moderados, o con más

experiencia y capacidad de gestión, como forma de mostrarse en desacuerdo con su

funcionamiento. Esto motivó en última instancia que el gobierno, por medio del

gobernador civil de Madrid y de acuerdo con la Diputación Provincial, tomase cartas en el

asunto e instruyese un expediente que terminó con un decreto que estableció la sustitución

del equipo consistorial, como veremos. La marcha del expediente fue un asunto del que

durante el mes de diciembre la prensa se hizo eco casi a diario, esperando el decreto de

forma inminente. En el diario monárquico La Esperanza del día 10 se habla incluso de la

existencia ya de la lista de concejales que compondrían el nuevo equipo municipal, aunque

también apunta a que no había unanimidad de criterio sobre si era necesario intervenir en

la composición del ayuntamiento276

:

El Sr. Maisonnave [ministro de la Gobernación] y el Sr. Prefumo [gobernador civil de

Madrid] insisten en que se ha de variar toda la municipalidad de esta capital, y tienen

formada ya, según parece, la lista de los nuevos concejales. En caso contrario, amenazan

con su dimisión. Salmerón, Figueras y Pi apoyan al Ayuntamiento.

275

AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 9/12/1873. Sobre la reunión de la Comisión de Obras

encontramos también referencias en la prensa, por lo que el asunto despertaba cierta expectación.

La Correspondencia de España, 9/12/1873, p. 3.

276 La Esperanza, 10/12/1873, p.3. También, por ejemplo, en La Correspondencia de España,

13/12/1873, p. 3; 15/12/1873, p. 3; o en La Época, 10/12/1873, p. 2; 13/12/1873, p. 3; 15/12/1873,

p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

168

Así las cosas, a los pocos días de la citada reunión de la Comisión de Obras, presentaron su

renuncia voluntaria once concejales, entre los que precisamente se encontraban los citados

Carnicero, Orcasitas y Santiso, con lo cual el camino se despejó de forma inesperada. En la

siguiente reunión del día 15 de diciembre, el pleno del Ayuntamiento debatió sobre los

expedientes pendientes de resolución, y tras valorar los informes favorables de la Comisión

de Obras, resolvió otorgar a los peticionarios Soria y Calatayud la concesión de las

licencias que solicitaban, por un plazo de 80 años. Por el contrario la solicitud de Daniel

O'Ryan, que no contaba con el informe favorable de la Comisión de Obras, se desestimaba

de manera definitiva277

. Lo curioso es que estas resoluciones no llegaron a comunicarse de

manera oficial a los concesionarios, aunque fue un asunto público y en la prensa se

comentó en diversas ocasiones a lo largo de estos días278

. El día 23 se hizo público por fin

el decreto del gobernador y quedó configurado un nuevo ayuntamiento, con una mayoría

de concejales republicanos moderados y algunos procedentes del Partido Radical. Entre los

nuevos concejales designados figuraban los dimisionarios Carnicero, Santiso y Pedro

Bernardo Orcasitas, quien además fue elegido nuevo alcalde en sustitución del destituido

Pedro Menéndez Vega, pero poco tiempo se mantuvo este equipo municipal. Tras el golpe

de Estado del 3 de enero de 1874, a las pocas horas de entrar Pavía al Congreso y como

protesta a la situación, el ayuntamiento en pleno decidió presentar la dimisión en bloque.

El gobernador nombró alcalde interino al radical marqués de Sardoal, quien ya lo había

sido con anterioridad, junto a un equipo nuevo de concejales279

.

El nuevo consistorio celebró su primera reunión del 12 de enero y tras nombrar a

los componentes de las diferentes comisiones, decidió volver a tratar con “carácter

urgente” las concesiones otorgadas el 15 de diciembre a Arturo Soria y José Calatayud.

277

López Bustos y Alonso Pereira indican una hipotética asociación de Soria con José Calatayud y

Vicente Gisbert -que habían solicitado su propia línea apenas un mes antes de hacerlo Soria, el 10

de septiembre de 1872- para la puesta en marcha del Tranvía de Estaciones y Mercados. Pero no

existió tal asociación. Se discutieron los expedientes de ambas solicitudes en varias sesiones del

ayuntamiento. AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 9/11/1874. López Bustos, C. (1998): Tranvías de Madrid, p. 28. Alonso Pereira, J.R. (1998): La Ciudad Lineal de Madrid, p. 76.

278 La Correspondencia de España, 15/12/1873, p. 3. La Discusión, 19/12/1873, p. 3.

279 AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 3/1/1874. A la sesión de este día, en el que

sucedieron las dimisiones y el nombramiento del alcalde interino, el secretario del ayuntamiento,

José Dicenta, la denomina “Reunión accidental”. La Época, 4/1/1874, p. 1.

Un empresario innovador

169

Tras revisar de nuevo los expedientes y apreciar irregularidades en los procedimientos (la

ausencia de subasta pública o la intervención de algún facultativo en la información de los

expedientes que al parecer había sido designado por el propio ayuntamiento pero que

podría no haber reunido ciertos requisitos necesarios, etc.) resolvió dejar en suspenso

ambas concesiones, mientras encomendaba a la Comisión de Obras volver a estudiar los

expedientes para que estimase si debían ratificarse o no la decisión tomada280

.

Ya hemos comentado que aunque fuese una noticia pública y conocida no se

había producido una comunicación formal de la resolución281

. No obstante, Eusebio Blasco

había señalado que la resolución del ayuntamiento la había conocido Arturo Soria el 2 de

enero de 1874, pero el citado artículo de Blasco es de 1877282

, por lo que es probable que

fuese este dato un elemento de ficción incluido por el periodista para darle mayor

dramatismo a su crónica:

Era el día 2 de enero de 1874. El Ayuntamiento de entonces remitió al concesionario un

oficio que produjo una revolución en la casa. Al día siguiente, nos despertamos muy

temprano; las calles estaban sembradas de soldados; los cañones amenazando por todas

partes una rociada de metralla. ¡Era el 3 de enero!

Llevóse la trampa la situación, y por consiguiente al municipio, y como todo alcalde

nuevo desaprueba lo que hizo el anterior, el día 5 echóse abajo la concesión del tram-vía

famoso. Vuelta a empezar. El concesionario no reconoce la palabra obstáculo; en su

diccionario los cajistas han olvidado la voz «imposible» y él no sabe lo que significa.

Nueva campaña, nueva solicitud nuevos arietes, nuevo plan de batalla.

En la sesión del 26 de enero la Comisión de Obras propuso la derogación de las dos

concesiones y en la sesión del día 4 de febrero de 1874 el pleno decidió, en efecto,

derogarlas283

. En esta reunión se acordó también comenzar a desarrollar un Plan General

280

AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 12/1/1874.

281 En el trascurso del pleno del ayuntamiento del día 12 de enero se comentó precisamente que el

que no se hubiesen comunicado formalmente las concesiones podía permitir derogarlas más

fácilmente.

282 Blasco, E.: “Tram-vía de las Estaciones y Mercados”. La Época, 16/9/1877., p. 4.

283 AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 23/10/1876.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

170

de Tranvías en el que se estableciese una estrategia, elaborar un pliego de condiciones

generales para futuras concesiones y además, se decidió que, en caso de concurrencia de

varios proyectos que cumpliese las condiciones fijadas por el pliego, la adjudicación sería

mediante subasta pública.

Ya no hubo nuevas noticias sobre el expediente del Tranvía de Estaciones y

Mercados hasta el año 1876. Mientras tanto se fue elaborando el plan general, los pliegos

de condiciones y un reglamento de policía tranviaria. Las condiciones para optar a la

concesión ya no iban a ser tan fáciles como las que se habían admitido en 1873. El 4 de

Julio de 1876 Soria presentó un escrito en el que solicitaba que se le restituyese la

concesión anulada en 1874 y en el que manifestaba hallarse dispuesto a ajustarse al

reglamento y a los pliegos de condiciones preceptivos. Además aceptaba reducir la

duración máxima de la concesión y rebajar sus pretensiones iniciales en cuanto a tarifas de

viajeros. Finalmente el ayuntamiento resolvió a finales de agosto de 1876 otorgarle la

concesión por un periodo de 50 años, durante el que recibiría un nada despreciable canon

anual de 4.900 pesetas 284285

. Tras consignar la fianza, estipulada en 35.000 pesetas, el 26

de septiembre se firmó la escritura de concesión286

.

Pero en estos meses surgió un conflicto entre el Ayuntamiento y el Ministerio de

la Gobernación por las competencias sobre las concesiones de líneas de tranvías

urbanos287

. Mientras tanto los vecinos de la calle Atocha y del barrio del Pacífico

solicitaron una modificación del trazado para que pasase por dichas zonas, lo que Arturo

284

El Imparcial, 25/8/1876, p. 3; La Época, 26/8/1876, p. 4.

285 Según Eusebio Blasco el nombramiento de un nuevo alcalde, el conde de Heredia Spínola, que

había sustituido al conde de Toreno a principios de 1876, fue fundamental en el desatasco de la

situación: “Durante un año, nada; viene la restauración, pasa año y medio, y en ese tiempo el

infatigable emprendedor encuentra un socio [Luis Escrivá de Romaní], un español escepcional

[sic], que en lugar de prestar al Estado o de dar sobre alhajas o de meterse en una dirección, cree en

la industria y pone a disposición del negocio cinco millones de reales; los bienes y los males vienen

siempre por series como las cartas en el juego; con la unión de estos dos hombres raros coincide el

nombramiento de un alcalde que no se parece a los demás, y cree que su misión no consiste solo en

ganar elecciones y envenenar a los perros; este alcalde tiene grandes ideas; piensa en la Exposición,

en la gran necrópolis, en la red de tram-vías; el proyecto tan combatido halla en él un protector, un

amigo”. Blasco, E.: “Tram-vía de las Estaciones y Mercados”. La Época, 16/9/1877, p. 4.

286 Tranvía de Estaciones y Mercados (1902): Op. cit., pp. 5-22.

287 Por ejemplo, El Siglo Futuro, 10/10/1876, p. 3. El requisito de la previa autorización del

gobierno a través de los gobiernos civiles se basaba en la reciente Ley de Ferrocarriles de 1875 y

de su Reglamento, aparecido en 1876. Valenzuela, M. (1989): Op. cit., p. 382.

Un empresario innovador

171

Soria aceptó. La aprobación definitiva de la concesión con las ampliaciones la comunicó el

Ministerio de la Gobernación mediante una Real Orden de 25 de noviembre de 1876288

. El

19 de enero de 1877 se firmó una nueva escritura que contemplaba la ampliación y el

trazado definitivo289

.

Para entonces ya se habían comprado los terrenos donde iban a ser construidas las

oficinas, las cocheras y los almacenes y las obras de la infraestructura avanzaban a toda

velocidad. En junio de 1877 el ayuntamiento resolvió devolver la fianza depositada al

concesionario, señal de que estimaba que el proyecto avanzaba según lo convenido290

. Las

obras finalizaron durante el verano y el 16 de septiembre tuvo lugar la inauguración del

primer tramo, entre el barrio Pacífico, donde situaron las cocheras, y la Puerta del Sol. Era

la segunda línea de tranvía urbano que iniciaba el servicio en Madrid aunque no el segundo

tranvía que circulaba por suelo madrileño pues, por poco, este honor lo había conseguido el

Tranvía de Madrid a Leganés, inaugurado pocos meses antes.

Blasco resumía en la citada crónica, que publicaba la misma tarde de la

inauguración, lo arduo que había sido el proceso291

:

Durante seis años le he visto [a Arturo Soria] monomaniaco, febril, robando tiempo al

sueño, a la distracción, al almuerzo, a la comida, a la conversación, a la lectura de un

periódico, concebir el proyecto, trazarlo, ponerlo en limpio, atacar a un Ayuntamiento, al

sucesor, al siguiente, hoy al monárquico, mañana al federal, luego al conservador, luchar

con el municipio, con el Estado, con la opinión, con los particulares, con los

contratiempos, con la política, con la administración, con lo probable, con lo inesperado...

aquel hombre me desesperaba. Vivíamos juntos y yo no podía hablar, ni leer, ni dormir,

porque el ruido del tram-vía me tenía loco...

Como vemos, por aquella época Arturo Soria vivía en casa del matrimonio formado por

Eusebio Blasco y su hermana Mariana, que habían casado en febrero de 1872.

288

AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 3/1/1877.

289 Tranvía de Estaciones y Mercados (1902): Op. cit., pp. 26-56.

290 AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 18/6/1877.

291 Blasco, E.: “Tram-vía de las Estaciones y Mercados”. La Época, 16/9/1877, p. 4.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

172

El 6 de diciembre de 1877 se abrió al servicio el tramo entre Puerta del Sol y

Noviciado, y en febrero del siguiente año, el que discurría entre Noviciado y el Hospital de

la Princesa, el situado en la actual glorieta de San Bernardo. Para acometer las importantes

inversiones en infraestructuras y equipamiento, Arturo Soria había encontrado un socio

capitalista, el aristócrata y ex diputado de la época isabelina, Luis Escrivá de Romaní, con

el que formalizó un acuerdo el 21 de octubre de 1876 por el que se establecían las

condiciones para la aportación económica de 540.000 pesetas y las contraprestaciones que

el capitalista recibiría a cambio292

.

Pero ese capital no fue suficiente y en los meses sucesivos fueron formalizando

acuerdos con otras personas. Todas ellas terminaron formaron la Sociedad del Tramvía de

las Estaciones y los Mercados de Madrid, cuya constitución se escrituró el 25 de marzo de

1878293

, y en la que se reservó el puesto de presidente a Luis Escrivá de Romaní y el de

director a Arturo Soria. El primer Consejo de Administración quedó constituido por “El

presidente D. Luis Escrivá de Romaní, propietario, ex diputado a Cortes, el Excmo. Sr. D.

Tomás María Mosquera, ex ministro de Fomento, el Excmo. Sr. D. Martin G. Loigorri,

brigadier del ejército, el Ilmo. Sr. D. Aníbal Álvarez Ossorio, ex director general de

Agricultura, Industria y Comercio, el Excmo. Sr. conde de Villanueva de Perales [Antonio

Fernández-Durán y Bernaldo de Quirós, también sobrino del marqués de Santiago],

propietario y diputado a Cortes, el director Sr. D. Arturo Soria, ex diputado a Cortes, y

292

Luis Escrivá de Romaní, primer marqués de Argelita, título que se le concedió en 1885, había

sido diputado por Gerona en tres legislaturas del reinado de Isabel II (1864, 1865 y 1867). Estaba

casado con una sobrina del marqués de Santiago. "Luis Beltrán Escrivá de Romaní Dusay".

Geneanet [En línea]. [Consulta: 11/4/2016].

<http://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=es&p=luis+beltran&n=escriva+de+romani+dusay>.

"Hipólita Fernández de Córdova Bernaldo de Quirós". Geneanet [En línea]. [Consulta: 11/4/2016].

<http://gw.geneanet.org/sanchiz?lang=es&p=hipolita&n=fernandez+de+cordova+bernaldo+de+qui

ros>.

Archivo Congreso de los Diputados [En línea]. [Consulta: 11/4/2016].

<http://www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/Congreso/SDocum/ArchCon/SDHistoDipu/

SDIndHistDip?_piref73_1340024_73_1340023_1340023.next_page=/wc/servidorCGI&CMD=VE

RLST&BASE=DIPH&FMT=DIPHXLDA.fmt&DOCS=1-

25&DOCORDER=FIFO&OPDEF=Y&QUERY=%2834300%29.NDIP>.

293 “Tranvía de Estaciones y Mercados de Madrid. Sociedad anónima”. Gaceta de Madrid,

29/3/1878, pp. 739-741 y La Correspondencia de España, 30/3/1878, pp. 1-3.

Un empresario innovador

173

como abogado consultor, el Sr. D. Florencio Álvarez Ossorio, abogado del ilustre Colegio

de Madrid”294

.

Entre la lista de los accionistas iniciales se pueden encontrar a algunos

acaudalados aristócratas, pero también a otros de procedencia más variopinta, como por

ejemplo a un labrador de 84 años de edad, o a un inspector de sanidad militar de 88 años,

que tenía su domicilio en el mismo edificio donde por entonces vivía Arturo Soria, en la

plaza del Celenque295

. Es probable que este tipo de accionistas sucumbieran a las

excelencias cantadas por un entusiasta Arturo Soria, pero a la postre consiguieron hacer un

buen negocio. También participaban en el accionariado los ingenieros Francisco Labrador

y Quintín Fernández, este último viejo conocido de Arturo Soria de sus tiempos

revolucionarios en los años finales del régimen isabelino, y que en la empresa que se

constituía ejerció como ingeniero jefe296

.

Tras la creación de la sociedad, Arturo Soria solicitó al ayuntamiento la

autorización para poder traspasar su concesión a la empresa creada a cambio de un paquete

accionarial y el ayuntamiento mostró su conformidad el 15 de abril297

. En paralelo buscó

nuevos accionistas para cubrir la totalidad de la emisión inicial de acciones, por lo que a lo

largo de ese mismo mes de abril hizo una intensa campaña en varios diarios de la prensa

madrileña298

. Destacaron en especial los anuncios publicados en El Globo los días 15 y 16

de abril, que ocupaban casi un tercio de la página. En ellos se hacía un completo resumen

de la línea en explotación y la que estaba en construcción, los puntos importantes de su

recorrido, un completo presupuesto de ingresos y una expectativa de rendimientos

económicos.

294

El Globo, 15/4/1878, p. 2.

295 “Tranvía de Estaciones y Mercados de Madrid. Sociedad anónima”. Gaceta de Madrid,

29/3/1878, p. 739.

296 Felipe Ducazcal situaba a ambos entre los “conspiradores” que frecuentaban el Teatro Real.

Ducazcal, F.: “Memorias de un empresario”. El Heraldo de Madrid, 8/11/1890, p. 1.

297 AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 15/4/1878.

298 La Correspondencia de España. 5/4/1878, p 4; 7/4/1878, p. 4. El Imparcial, 7/4/1878, p. 4;

8/4/1878, p 2; 9/4/1878, p. 4; 14/4/1878, p. 4. La Época, 12/4/1878, p. 4. El Globo, 12/4/1878, p.4;

13/4/1878, p.4; 15/4/1878 p. 4; 16/4/1878, p. 4.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

174

La actividad era frenética pero las cosas iban funcionando bien, según se

informaba en las memorias económicas de la sociedad299

. El ramal al interior de la estación

de Atocha se inauguró el 15 de noviembre de 1878, y en 1881 entró en funcionamiento el

ramal para ofrecer el servicio hasta la Estación del Norte. Aparte de la dirección de las

obras y de la gestión del servicio en explotación, Arturo Soria de la mano de su ingeniero

jefe, Quintín Fernández, no dejó de impulsar y fomentar la investigación en tecnologías

propias o ensayos para la adaptación de nuevos sistemas: en mayo de 1880, por ejemplo,

testearon un coche de diseño y construcción propia, que no llegó a prosperar, pues ese

mismo año se adquirieron coches de fabricación francesa300

. Y en 1883 presentó una

propuesta de ensayo de un tranvía arrastrado mediante un sistema de cable subterráneo –

sistema Hallidie– como los que estaban funcionando en San Francisco desde 1873 y años

más tarde lo harían en Londres. El ensayo, autorizado el consistorio madrileño para el

tramo entre el barrio del Pacífico y la plaza de Antón Martín, tampoco llegó a fructificar.

Mientras tanto fueron solicitando nuevas variaciones y pequeñas ampliaciones al trazado,

que unas serán autorizadas y otras no.

Ya hemos comentado que el desarrollo industrial de Madrid durante estos años es

muy poco importante, limitándose a pequeñas fábricas y talleres que van surgiendo

principalmente del interior urbano, aunque también comienzan a verse pequeñas

concentraciones en algunas zonas del cinturón ferroviario del sur de la ciudad o en el

nuevo barrio de Argüelles. En cuanto a la actividad comercial y la de servicios es sin duda

la zona de Puerta del Sol y sus alrededores la que concentra la mayor actividad, lo que

favorece que ese centro se convierta en el punto nodal de la red radial de tranvías que va

floreciendo en estos años en la capital. Y precisamente en ese centro situó Soria las

oficinas del Tranvía de Estaciones y Mercados301

.

299

El Liberal, 19/7/1878, p. 3. Sociedad del Tranvía de Estaciones y Mercados (1881): Memoria

presentada por el Consejo de Administración. Ejercicio de 1880. Sociedad del Tranvía de

Estaciones y Mercados (1885): Memoria presentada por el Consejo de Administración. Ejercicio

de 1884.

300 La Época, 24/5/1880, p. 2; 15/7/1880, p. 3.

301 En Puerta del Sol, nº 13, 2º derecha.

Un empresario innovador

175

Figura 5.1: Puerta del Sol, ca. 1895. Fuente: Ministerio de Cultura. Fototeca de Patrimonio. Fondo

Moreno.

5.1.1. Salida de la Compañía del Tranvía de Estaciones y Mercados

Pero las relaciones con el resto del Consejo de Administración de la Sociedad del

Tranvía de Estaciones y Mercados ya para entonces no funcionaban como a Arturo Soria le

hubiese gustado, por diferentes motivos. Ávido por explorar nuevas oportunidades, no

encontraba un entusiasmo similar en el resto de accionistas, mucho más cautos y

conservadores que él. Las propuestas que pretendían mejorar la gestión de la compañía o

su expansión mediante la absorción de otras compañías tranviarias o nuevas concesiones

no recibían el apoyo de los miembros del Consejo de Administración302

. La situación fue

302

Sociedad del Tranvía de Estaciones y Mercados (1885): Memoria presentada por el Consejo de

Administración. Ejercicio de 1884.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

176

exasperándole hasta alcanzar el punto álgido en el año 1886, momento en el que decidió

vender sus acciones y abandonar la sociedad, consumando una ruptura total.

Al año de su salida, Arturo Soria publicó un folleto con el que quiso denunciar y

hacer públicos una serie de hechos que implicaban a varios de los accionistas importantes

de la sociedad con intereses velados en otras compañías que hacían negocio a costa del

Tranvía de Estaciones y Mercados. Según Soria, habría sido su lucha por acabar con estos

"parásitos" la que le habría granjeado la enemistad de varios de estos miembros del

Consejo, que habrían conspirado para precipitar su marcha a pesar de los evidentes buenos

resultados obtenidos. De paso hacía un repaso al deterioro de la situación de la empresa

tras su salida303

.

Quince años más tarde, lamentaba Soria en un artículo en la revista La Ciudad

Lineal, que lo que habían conseguido por entonces –1901– las empresas belgas al hacerse

con la mayor parte de las compañías tranviarias de Madrid ya lo había planteado él en su

momento al Consejo de Administración de su sociedad, pero no le habían apoyado304

:

Digo esto lamentando una vez más la falta de sentido práctico en la asociación y la

envidia y malas pasiones que caracterizan la reunión de cualquier grupo de españoles,

porque la idea y el propósito de la fusión de los tranvías de Madrid fue mía, como mía fue

también la idea del ancho uniforme de todas las vías que ahora han echado a perder con el

metropolitano; pero yo no tenía la mayoría de los votos en mi empresa del tranvía de

Estaciones y Mercados, esto es, la dictadura, único modo, por lo que venimos viendo, de

gobernar a los españoles. Las dificultades que la ambición injustificada ajena y la envidia

me crearon fueron tales que me decidieron a vender mis acciones y mis derechos a la

dirección para huir del peligro inminente de cometer un crimen en la persona de alguno

de mis más calificados enemigos.

Si me hubieran auxiliado entonces (1887) [en realidad dejó la compañía en 1886] en vez

de hacerme una guerra injustificada o inicua, mi empresa, exclusivamente española,

hubiera absorbido y comprado con capital español a las demás empresas de tranvías

303

Al parecer el Presidente, Luis Escrivá de Romaní, también había sufrido también algún tipo de

maniobra para apartarle. Soria y Mata, A. (1887): Consideraciones acerca de la situación de la

Sociedad del Tranvía de Estaciones y Mercados de Madrid en mayo del año 1887.

304 Soria y Mata, A.: “El presente y el pasado”. La Ciudad Lineal, 16/6/1901, p. 2.

Un empresario innovador

177

extranjeras en gran parte y mi invención de la «Ciudad Lineal» (1882) formaría parte y

sería el natural complemento del gran negocio de la fusión de los tranvías.

Línea Pasajeros/mes

Tranvía de Estaciones y Mercados 783.000

Tranvía de Madrid 715.000

Tranvía del Norte 546.978

Tranvía del Este 133.060.

Tranvía de Leganés 48.262

Tabla 5.1: Pasajeros en las líneas de tranvía madrileñas, año 1888. Fuente: Elaboración propia con

datos de La Correspondencia de España, 24/2/1888, p. 2.

A su salida de la empresa, el Tranvía de Estaciones y Mercados era ya por entonces una de

las más importantes líneas de tranvía madrileñas y la primera en pasajeros. Una estadística

del Ayuntamiento de Madrid correspondiente a enero de 1888 así lo refrendaba (Tabla

5.1).

Cuando unos años más tarde intentaba dar a conocer el que iba ser su segundo

gran proyecto empresarial, Soria escribió305

:

Sin tener una peseta, he realizado el Tranvía de Estacionas y Mercados, merced al

concurso del señor marqués de Argelita, poniendo en movimiento un capital de catorce

millones y dando ocupación a doscientas familias, o sea, restando dicha cifra del total de

pretendientes a destinos del Estado y de jornaleros que piden trabajo a los alcaldes de

Madrid.

305

Soria y Mata, A.: “Las aguas del Lozoya”. La Correspondencia de España, 14/6/1893, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

178

Caso éste que era el suyo, precisamente, ya que por esos años ocupaba un puesto

"alimenticio" en el Ministerio de Ultramar, como veremos posteriormente. Pero aparte del

detalle, es indudable el mérito y la capacidad que había demostrado al conseguir levantar y

dirigir una empresa de doscientos trabajadores en un sector absolutamente novedoso en

España.

Aunque el objetivo principal para el que fue concebido al inicio era el transporte

de mercancías, nunca se puso en marcha ese servicio y se dedicó en exclusiva al transporte

de pasajeros, como podemos comprobar, con meritorio éxito306

. No obstante el transporte

de mercancías había sido el servicio que en principio más interesaba debido a la mayor

rentabilidad que podía ofrecer y, de haberse consolidado habría abaratado los costes del

transporte de las mercancías para abastecer a los mercados. Si no se había llegado a poner

en explotación había sido por una presunta confluencia de intereses que se habrían opuesto.

Entre éstos, según comentaba Arturo Soria en un artículo de 1915307

, estaban los de las

compañías de ferrocarril, que no habían facilitado la instalación de las vías del tranvía en

paralelo a las del propio ferrocarril y facilitar así las labores de carga y descarga; pero

sobre todo los de algunos agentes vinculados al transporte y la distribución de mercancías:

los asentadores de abastos, entre los que parece que podría haber una componenda para

mantener el método de abastecimiento tradicional -mediante carros-, con procedimientos

orquestados para hacer las tareas más lentas y obligar así a tomar hospedaje en la capital a

los transportistas. Y en dicho hospedaje parece que tenían sus intereses también los

asentadores opuestos a la innovación tranviaria. Tampoco habría sido ajeno a dicha

oposición algún político –el intelectual guarrete lo denominaba en clave Arturo Soria– al

que acusaba de ser sobornado por la red de asentadores para evitar acciones que pudiesen

acabar con estos intereses espurios.

En otro artículo posterior, de julio de 1916, Arturo Soria festejaba la reciente

aparición de una Real Orden que se había promulgado como medida paliativa a una huelga

de carreteros que dificultaba la distribución de mercancías. La había auspiciado el alcalde

de Madrid, Rafael Gasset, para permitir la prolongación de las vías de los tranvías a las

principales estaciones de ferrocarril y a los mercados de los Mostenses y de la Cebada, lo

306

López Bustos, C. (1998): Op. cit., p. 31.

307 Soria y Mata, A.: “¡Pido la palabra!”. La Ciudad Lineal, 30/4/1915, pp. 85-87.

Un empresario innovador

179

que iba a permitir el transporte de mercancías entre esos puntos mediante tranvía, justo

como él había propuesto en 1872, “45 años há”308

:

Esta es la disposición acertadísima y valiente de D. Rafael Gasset, que ha pasado casi

inadvertida, sin bombos, por la prensa madrileña, y que será un timbre glorioso de su

administración. ¡En veinticuatro horas! ¡Hay que ver la carreta de la administración

pública caminando como un automóvil!

A la salida de Soria, el puesto de director fue ocupado por Gil Meléndez y Vargas, quien a

decir del propio Soria no tenía experiencia previa en el sector309

. Éste consiguió dos años

más tarde, en 1888, la concesión a título personal de un Ferrocarril económico de vía

estrecha desde la Moncloa al barrio del Pacífico310

. En 1901, Arturo Soria adquirió esta

concesión a los herederos de Gil Meléndez, como veremos posteriormente311

.

El Tranvía de Estaciones y Mercados siguió funcionando como servicio de

pasajeros. A finales de siglo inició el proceso de adaptación a la tracción eléctrica. Sobre

esas fechas fueron llegando también capitalistas belgas para entrar en su accionariado de

forma paulatina, hasta que lograron hacerse con su control, de forma similar a lo que

ocurrió en la práctica totalidad de las compañías madrileñas de tranvía.

308

Soria y Mata, A.: “¿Por qué somos pobres los españoles?”. La Ciudad Lineal, 10/7/1916, pp.

541-543.

309 La convocatoria de un concurso para la contratación de la tracción de los coches y carruajes,

fechada el 9 de noviembre, ya viene firmada por Gil Meléndez y Vargas como director delegado

del Consejo. La Correspondencia de España, 11/11/1886, p. 4. Soria y Mata, A. (1887): Op. cit., p.

7.

310 Gaceta de Madrid, 29/7/1888, p. 298.

311 La Ciudad Lineal, 5/8/1901, pp. 2-3.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

180

5.2. OTRAS INICIATIVAS

Aparte de la explotación del negocio tranviario, el impulso a la investigación de

nuevos sistemas, la solicitud de ampliaciones o proyectos de absorción de líneas o nuevas

concesiones, Arturo Soria dejó constancia de su atracción por la innovación tecnológica

sacando tiempo para idear y plantear sistemas que le abriesen la posibilidad de explorar

nuevas oportunidades de negocio, lo que por otro lado puede darnos idea de su capacidad

de trabajo y del intenso ritmo de actividad que llevó a cabo durante estos años.

5.2.1. El servicio telefónico

Además de en el ámbito del transporte urbano, otro en el que en esos mismos

momentos se asistía a importantes innovaciones era el de las telecomunicaciones por

medio de sistemas eléctricos, como lo eran diferentes aplicaciones de la telegrafía o un

recientísimo aparato, el "teléfono", recién presentada al mundo por Alexander Graham Bell

en la Exposición Universal de 1876. Arturo Soria lanzó varias propuestas para ofrecer

servicios basados en estas nuevas tecnologías aunque, debido a las circunstancias que

iremos viendo, no logró reproducir el éxito que si fue capaz de obtener en el sector del

transporte.

A lo largo del año 1877 habían ido llegando a Europa noticias acerca de las

exhibiciones públicas que estaban teniendo lugar en diversas ciudades de los Estados

Unidos en las que se utilizaba un artilugio que permitía la transmisión de la voz o de

sonidos a cierta distancia y por medio de unos cables. Las publicaciones se hacían eco de

las demostraciones, acogiéndolas como una curiosa aplicación de la ciencia del momento y

sin tener conciencia en absoluto de que sería un sistema que llegaría a revolucionar los

sistemas de comunicación como lo había hecho el telégrafo hacía veinte años. Poco

después se harían las primeras demostraciones en suelo español312

. Al igual que había

312

En diversos artículos publicados, estudio las circunstancias que rodearon la llegada de la

telefonía a España y, entre ellas, la pugna mantenida por Arturo Soria y otros pioneros por

conseguir, durante esos primeros años, las autorizaciones para poder ofrecer el servicio telefónico

Un empresario innovador

181

sucedido con el ferrocarril o el tranvía, fue en La Habana en octubre de 1877, donde tuvo

lugar la primera experiencia telefónica española de la que hay noticias. Poco tiempo

después se consiguieron las primeras conferencias urbanas e interurbanas en la Península,

primero en Barcelona, y luego en Madrid.

Pues bien, en este escenario, todavía muy incipiente, la primera solicitud formal

de una licencia para ofrecer el servicio telefónico en la ciudad de Madrid está registrada en

el ayuntamiento con fecha de 24 de julio de 1878. Fue presentada de forma conjunta por

Arturo Soria y Mata y por un tal Mariano Hoefler y Echevarría, un eventual socio del que

poco se conoce, aparte de que ejercía entonces como relojero en la capital y de que debía

ser un apasionado por las aplicaciones de la electricidad313

. Solicitaban “autorización para

establecer una red telegráfica telefónica [sic] en esta capital”314

, que consistía en un

servicio telefónico para la comunicación entre dependencias municipales y un sistema

telegráfico para avisos de emergencias por incendios, similar al que hacía ya unos años se

venían ofertando. Lamentablemente la documentación que acompañaba a la solicitud no se

ha conservado, por lo que para conocer algún detalle del servicio ofertado debemos

basarnos en lo que el propio Arturo Soria recordaba sobre esta iniciativa en un artículo de

1903 en el que defendía el soterramiento de los cables telefónicos para evitar, entre otras

cosas, sucesos como uno recién ocurrido315

:

Un hilo telefónico cae sobre el cable del tranvía frente al hospital de la Princesa y mata a

una mujer y hiere a otras.

público en varias ciudades en España. López Rodríguez, A. (2013): “Pioneros y primeros pasos del

servicio telefónico en Madrid: 1878-1886”, López Rodríguez, A. (2014): “Emilio Rotondo y

Nicolau (1849-1916) en los comienzos de la telefonía en España y en Marruecos” y López

Rodríguez, A. (2016a): “La aventura empresarial en Europa de un pionero de la telefonía en

Baltimore”.

313 Sánchez Miñana, J. (2013): “Del semáforo al teléfono: los sistemas de telecomunicación”, p. 96.

Mariano Hoefler había registrado en 1876 el privilegio de introducción de un "Sistema de relojes

eléctricos". En 1881 patentó "un regulador automático para luz eléctrica" y en 1883 un

"Agrupnógrafo", es decir, "un aparato contador de transmisión neumática para comprobar y

registrar los servicios de los coches de la plaza". En 1884 inventó y patentó un pararrayos cuya

descripción publicó en un folleto. Archivo Histórico de la Oficina de Patentes y Marcas. Privilegio

de introducción 5470 y Patentes de Invención 1507, 3283 y 4497. La República, 24/10/1884, p. 3.

Nada más que este asunto de la telefonía se conoce de Mariano Hoefler en relación con Arturo

Soria.

314 AHVM. Libro de Registro 1878.

315 Soria y Mata, A.: “De cómo y por qué se muere en Madrid”. La Ciudad Lineal, 10/8/1903, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

182

[…]

La corriente eléctrica, el rayo que ha matado a esa pobre mujer fue forjado allá por el año

1877 cuando yo inventé las redes telefónicas urbanas antes que los norteamericanos. En

el Ayuntamiento de Madrid y en una Memoria impresa del secretario Sr. Dicenta consta

esta prioridad.

Para establecer en Madrid la primera red telefónica del mundo asocié mi invención y mis

iniciativas a las de dos hombres de bastante mérito D. Mariano Hoefler y un señor

Iturriaga, jefe del Cuerpo de Telégrafos cuyo nombre de pila no recuerdo al trazar estas

líneas.

La documentación conservada en el Archivo del Ayuntamiento de Madrid indica, como

hemos visto, que fue 1878 el año en que se registró esa solicitud. Al no poder consultar la

memoria técnica del proyecto, de la que se encargó un jefe del Cuerpo de Telégrafos, no

podemos conocer con precisión los detalles de la red ofertada por Soria y Hoefler pero, en

cualquier caso, para esas fechas ya existían redes telefónicas con centralita en varias

ciudades de los Estados Unidos, por lo que en ningún caso hubiese sido la primera del

mundo316

.

Sin embargo, fueron muy pocas las empresas o particulares que en estos

primerísimos tiempos de la telefonía vislumbraran en España un posible negocio en ella.

Como casi todas las que mostraron interés lo hicieron contemplando un escenario urbano 316

La que se considera primera línea telefónica del mundo fue la instalada en abril de 1877 por el

fabricante de los primeros aparatos telefónicos con patente Bell, entre su taller en Boston y su casa

situada en Somerville, a unos 5 kilómetros. Un mes más tarde, él mismo instalaría una red de cinco

aparatos, que operaban como un sistema telefónico en pruebas durante el día y como un sistema de

alarma por la noche. La primera red telefónica que incorporaba una centralita conmutadora entró en

funcionamiento en enero de 1878 en New Haven (Connecticut) y ese mismo año se instaló en

varias ciudades más de los Estados Unidos. Si Soria se refería a una red atendida con centralita,

habría sido la primera de España y… de Europa, ya que la primera red de este tipo no se inauguró

en suelo europeo hasta agosto de 1879, en Londres. Kingsbury, J. E. (1915) The Telephone and

Telephone exchanges, pp. 191- 211. Parece difícil que sin el apoyo de una compañía telefónica

similar a la Bell Telephone Company o alguna de sus subsidiarias Soria y Hoefler hubiesen

ofertado ya en 1878 una red de estas características, que no comenzaron a ofrecerse en España

hasta unos años más tarde. Aunque no es descartable que él o el oficial del Cuerpo de Telégrafos

encargado del proyecto hubiesen leído algo sobre la entrada en funcionamiento de las centralitas en

los Estados Unidos y la incluyeron, sin tener claro como la importarían y la harían funcionar si se

daba el caso.

Un empresario innovador

183

-Madrid y Barcelona, fundamentalmente-, intuyeron que las concesiones deberían ser

competencia de los ayuntamientos, por lo que las escasísimas solicitudes se dirigieron

fundamentalmente a ellos. Pero, ante la ausencia de una regulación específica, éstos

dudaron sobre si tenían la competencia o no, así que las resoluciones se podían demorar

meses o incluso años; aunque, como ya hemos visto con el asunto del tranvía, tampoco era

éste un fenómeno excepcional en la Administración municipal española de estos años.

Cuando fueron consultados, los órganos de la Administración central también se mostraron

indecisos, ya que la tecnología todavía despertaba algunas reticencias por los potenciales

peligros para la seguridad que podría significar no controlar su utilización en una época,

recordemos, de cierta paranoia conspirativa. Además, al igual que estaba sucediendo en

otros países europeos, el gobierno también dudaba acerca de la correcta estrategia a seguir

para la explotación de un servicio innovador que podría terminar resultando estratégico.

Esta conjunción de recelos y vacilaciones motivaron un considerable retraso en la

aparición de la primera normativa específica para la telefonía, lo que no ocurrió hasta

1882, estando ya gobernando Sagasta junto a su Partido Liberal Fusionista.

En el caso concreto de la solicitud de Soria para Madrid, sabemos que la

Comisión de Obras del Ayuntamiento estudió el asunto y al año siguiente, es decir,

situados ya en 1879, propuso concederles la autorización solicitada. No obstante la propia

comisión retiraría su dictamen tan solo tres días después. Tras esto, la resolución definitiva

no se produciría hasta el 7 de julio de 1880, cuando el ayuntamiento resolvió autorizar a

los solicitantes a establecer el servicio. En el acta de la sesión de ese día viene descrito en

detalle el motivo que hizo que la resolución se demorase casi dos años. En 1879, tras el

primer dictamen favorable de la comisión de obras, se había registrado una reclamación de

Emilio Rotondo y Nicolau317

, una persona a la que el Ayuntamiento de Madrid y el

Ministerio de la Gobernación -del que dependía la Dirección de Correos y Telégrafos- le

habían otorgado en 1873 una autorización para establecer un servicio telegráfico de

alarmas entre las dependencias municipales. Basándose en una pretendida exclusividad,

Rotondo intentó bloquear la autorización a Soria y Hoefler, ya que éstos habían ofertado

317

Emilio Rotondo Nicolau llegó a ser una persona destacada en estos años iniciales de la telefonía

en España. También lo fue, de manera incontestable, en Marruecos. López Rodríguez, A. (2014):

Op. cit.; López Rodríguez, A. (2016b): “De la "Central Rotondo" a "Rotondo y Compañía": los

avatares en Marruecos de unos pioneros españoles de la telefonía”; López Rodríguez, A. (2016a):

Op. cit.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

184

también un servicio de alarmas para incendios. Rotondo entendía que una autorización a

Soria y Hoefler vulneraría sus derechos, por lo que interpuso la referida reclamación que

paralizó la autorización hasta 1880. En cualquier caso el Ayuntamiento decidió resolver a

favor de los solicitantes, no obstante, condicionó su permiso, como ya había ocurrido en

1876 con la concesión del tranvía, a la que consideró preceptiva autorización de la

Dirección de Correos y Telégrafos del Ministerio de la Gobernación318

.

Tras la resolución municipal, Soria y Hoefler intentaron solucionar el tema de su

autorización ante las instancias ministeriales, pero las autorizaciones para dar servicio

telefónico habían quedado en suspenso ante la intención gubernamental de promulgar una

normativa que iba a regular la prestación del servicio y que la Dirección de Telégrafos ya

estaba preparando. Arturo Soria llegó incluso a solicitar la mediación de Cánovas de

Castillo, con el que llegó a entrevistarse por mediación del que podía considerarse su jefe

político, Cristino Martos319

:

Reinaba por entonces la preocupación ridícula de que peligraría el orden público dejando

los hilos telefónicos en manos de una empresa y como no se movía una hoja en ningún

árbol administrativo sin la voluntad de Cánovas, me procuré una entrevista con él por

recomendación eficacísima de don Cristino Martos, a cuya memoria sigo rindiendo, el

mismo cariñoso culto que en vida. El monstruo [apelativo por el que era conocido

Cánovas del Castillo] me recibió cariñosísimamente y dio orden de que nadie nos

interrumpiese; procuré no ser latero pero dije cuanto tenía que decir para convencerle y le

convencí. Concluyó la conferencia ofreciéndome resolver el expediente como yo pedía.

No pudo hacerlo, porque a los cuatro o cinco días de lo dicho salió del poder.

El relato es suficientemente revelador sobre lo usual que era recurrir a las recomendaciones

de alto nivel y a la conveniencia de acceder a sus influencias para lograr obtener

autorizaciones, por ejemplo. La salida del poder de Cánovas del Castillo a la que se refiere

Soria fue la de principios de 1881, cuando Sagasta accedió al gobierno dando origen al

turno de gobiernos por designación real en la Restauración y que, según leemos, dio al

318

AHVM. Libro de Actas del Ayuntamiento, 7/7/1880.

319 Soria y Mata, A.: “De cómo y por qué se muere en Madrid”. La Ciudad Lineal, 10/8/1903, p. 1.

Un empresario innovador

185

traste con la recomendación pretendida por Soria y Hoefler. Mientras tanto, éstos también

habían presentado una oferta similar al Ayuntamiento de Barcelona, que no sabemos si

llegó a obtener siquiera contestación320

.

La normativa que estaba elaborándose se paró para dar tiempo al nuevo gobierno

a su revisión y a orientar su contenido de acuerdo a su ideología. En 1882 se creó una

comisión del Senado para escuchar la opinión de algunos de los protagonistas, entre los

que se encontraban Soria y Hoefler, Rotondo, o Vizcarrondo, entre otros321

. Finalmente, en

agosto de 1882, se promulgó un Real Decreto en el que se optaba por el establecimiento de

un modelo de concesión de licencias a particulares y empresas privadas mediante concurso

público. Poco más tarde se convocaban los concursos para la construcción y la explotación

de las redes de Madrid, Barcelona y Bilbao. No obstante, todavía el 30 de septiembre Soria

y Hoefler insistían en conseguir la licencia sin pasar por el concurso, rogando al alcalde

que solicitase "del Gobierno de S.M. el otorgamiento de la red telefónica de Madrid a favor

de los que la obtuvieron en 1880”, pero el 2 de noviembre recibieron una respuesta

negativa a su demanda: “debe esperarse a la celebración del concurso convocado y

atenerse a su resultado”322

.

El concurso para la red telefónica de Madrid se celebró el 27 de octubre, y

concurrieron siete ofertantes, entre ellos Arturo Soria y Mariano Hoefler. Al de la red

telefónica pública de Barcelona, celebrado al día siguiente también en Madrid,

concurrieron seis de los siete que lo habían hecho el día anterior. De todos ellos, sólo Soria

y Hoefler decidieron no presentarse.

320

El expediente con esta oferta tampoco se conserva. Se conoce su existencia por una anotación

que hizo el técnico municipal que se encargó de informar una solicitud presentada en 1881 por

Julio Vizcarrondo en nombre de la International Bell Telephone Company en la que se refiriere a

ella. Archivo Histórico del Ayuntamiento de Barcelona. Fomento de Obras Públicas, Leg. 24, Exp.

1651: Expediente promovido por Julio Vizcarrondo para que se autorice a la "Compañía

Telefónica Internacional de Bell" establecer una red telefónica municipal en esta ciudad bajo las

condiciones que propone.

321 La Iberia, 3/4/1882, p. 3. La Correspondencia de España, 3/4/1882, p. 3.

322 AHVM. Libro de Registro 1882.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

186

De las pocas referencias que se tienen sobre los que lo hicieron al de Madrid y del

contenido de sus proposiciones destaca esta noticia del diario El Liberal323

:

Ayer fue remitido por el Ministerio de la Gobernación al Consejo de Estado, el

expediente de concurso relativo a la concesión de la red telefónica [de Madrid]. Dicho

expediente, que ya estuvo en aquel alto cuerpo y que fue devuelto al Ministerio para que

la Dirección de Telégrafos emitiera su dictamen, contiene cuatro proposiciones; una

suscrita por una casa inglesa, dos por las sociedades de electricidad establecidas en

Barcelona y la última suscrita por un conocido industrial de Madrid que se halla al frente

de una compañía de tranvías. La Dirección de Telégrafos al consignar su opinión, parece

que informa poco favorablemente respecto de uno de los expresados solicitantes,

fundándose en que ofrece demasiado y no es conocido entre los hombres de ciencia que

se dedican a aquella clase de construcciones. La razón no deja de ser chusca.

El “conocido industrial de Madrid” que citaba la noticia era Arturo Soria y Mata y el

informe poco favorable es el referente a su oferta. Y efectivamente, las razones esgrimidas

por la Dirección de Telégrafos, de ser ciertas, parecen, cuando menos, sorprendentes. Sin

duda enfurecido ante esta noticia, aprovechando un comentario El Progreso sobre una

estadística que reflejaba los números de abonados al servicio telefónico en varias ciudades

europeas, Soria culpaba a la Dirección de Telégrafos de la situación notablemente

retrasada en comparación con los países desarrollados y, sin ningún disimulo, acusaba su

director, Cándido Martínez, de no haber aportado mayor mérito para ocupar ese puesto que

el de ser amigo del ministro. Pero además lanzaba la insinuación de que el pliego de

condiciones del concurso de Madrid podía haberse urdido con la idea previa de otorgárselo

a alguno de los concurrentes que presumiblemente tendría detrás la recomendación del

potentado banquero, agente de los Rotschild en España, Ignacio Bauer324

.

Pero lo que resultó finalmente es que los concursos fueron declarados “sin

resultado aceptable”, al parecer debido a la existencia de ciertos defectos de forma y, por

encima de todo, a la ausencia de un informe del Consejo de Estado que habría sido

323

El Liberal, 31/12/1882, p. 2.

324 El Progreso, 8/1/1883, p. 3.

Un empresario innovador

187

preceptivo tener antes de la promulgación del Real Decreto. Arturo Soria percibió el

resultado infructuoso de todo este proceso como una injusticia contra su propuesta325

:

Varió de rumbo el expediente [el de su solicitud, tras la salida de Cánovas del poder] y a

propuesta de la Junta de jefes de Telégrafos se hizo un concurso en el que yo debí

triunfar; pero lo cierto fue que quedé reventado y perdidos los tres mil y pico de duros

gastados en el asunto porque si bien mi proposición fue la mejor de todas, declaró la

Administración que no comprendía cómo yo pudiera hacer lo que ofrecía. Después se la

dieron a otro más listo y más afortunado que yo.

Se refería al informe emitido por la Dirección de Telégrafos en el que señalaba que, a su

consideración, Soria había ofrecido demasiado y que además no era conocido entre “los

hombres de ciencia que se dedica[ba]n a aquella clase de construcciones”.

En 1884, el gabinete Conservador de Cánovas del Castillo, de nuevo en el

gobierno, redactó un nuevo Real Decreto que señalaba que las competencias sobre el

desarrollo de la telefonía en España recaían en el Ministerio de la Gobernación y que el

despliegue y la explotación de las redes telefónicas se harían a través de su Dirección

general de Telégrafos. Pero los recursos económicos que se pusieron a su disposición

fueron insuficientes para acometer las inversiones necesarias. Tras acceder de nuevo al

gobierno, Sagasta decidió que la explotación del servicio debía confiarse de nuevo a la

iniciativa privada y promulgo en junio de 1886 otro Real Decreto que establecía las bases

para que estas empresas pudieran explotar las escasas redes públicas ya desplegadas y para

la construcción de otras nuevas. Las licencias necesarias se adjudicarían mediante subasta

pública, en lugar de por concurso público. La subasta pública para la concesión de la

licencia de Madrid tuvo lugar el 30 de julio de 1886 y a ella concurrieron cuatro ofertantes,

entre los que no figuraban ni Arturo Soria ni de Mariano Hoefler.

Es comprensible que, tras la decepción de no poder ver rentabilizados los costes

invertidos en los estudios de viabilidad, los planos y las memorias de los proyectos

325

Soria y Mata, A.: “De cómo y por qué se muere en Madrid”. La Ciudad Lineal, 10/8/1903, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

188

anteriores, unido al desgaste de tratar de conseguir las licencias durante varios años, ambos

decidiesen abandonar el asunto y proseguir con sus otros menesteres.

5.2.2. El Avisador de las crecidas de los ríos

Casi diez años más tarde de aquel Teodolito Impresor-Automático que ideó

mientras se formaba en la Escuela del Catastro, Arturo Soria concibió un dispositivo cuya

aplicación podría evitar, a su juicio, los desastrosos efectos producidos por las

inundaciones debidas al desbordamiento de los cauces de los ríos. Al artilugio ideado lo

denominó, muy gráficamente, Avisador de las crecidas de los ríos, y sus características y

su descripción técnica los dejó Soria plasmados en un folleto impreso326

que ofrecía de

forma gratuita a cambio de una contribución voluntaria, pues, al no confiar en una acción

rápida y efectiva por parte de ninguna Administración, planteaba también una especie de

suscripción popular que iría destinada a una rápida implantación del sistema que proponía.

La idea le vino porque, en octubre de 1879, tras un periodo de prolongada sequía

en el sureste peninsular, tuvo lugar un devastador episodio de "gota fría", como los que son

tan frecuentes en esa área geográfica de la Península. La sucesión de lluvias torrenciales

produjo una fuerte crecida de los caudales, normalmente pobres, de los ríos Segura, Mundo

y Genil, que a su paso inundaron las provincias de Alicante, Murcia y Almería con efectos

devastadores. Las crónicas periodísticas señalaron que la catástrofe natural supuso más de

1.000 muertos, alrededor de 4.000 casas destruidas y otras cuantiosas pérdidas

económicas327

. Este triste suceso le sugirió a Soria la concepción de un artilugio que podría

contribuir a minimizar los estragos derivados de las crecidas anormales de los caudales,

como las que entonces se habían producido. Se puso manos a la obra y ese mismo año

publicó el folleto que contenía la descripción del dispositivo y algunas reflexiones sobre

las ventajas que traería su aplicación. Según él, la capacidad de reacción que permitiría la

326

Soria y Mata, A. (1879): Avisador de las Crecidas de los Ríos. Madrid, Imprenta de Álvarez

Hermanos.

327 Por ejemplo, El Globo, 16/10/1879, p. 2; La Discusión, 17/10/1879, p. 2; La Iberia, 17/10/1879,

p. 3.

Un empresario innovador

189

adopción de este sistema facilitaría la evacuación de los habitantes de las haciendas

amenazadas por la corriente de las aguas, pues avisados con anticipación, tendrían tiempo

suficiente para ponerse a salvo y resguardar a los animales y los enseres amenazados. La

capacidad de reacción que permitiría la adopción de un sistema como éste facilitaría la

evacuación de los habitantes de las haciendas amenazadas por la corriente de las aguas,

pues avisados con anticipación, tendrían tiempo suficiente para ponerse a salvo o de

resguardar a los animales. Poco después, algún diario de las provincias afectadas llegó a

hacerse eco de él328

. Según proponía, debía instalarse aguas arriba de los ríos y, en caso de

crecida anómala, un sensor activaría una señal de alerta que se transmitiría a través de unos

cables eléctricos.329

Ya hacía algunos años que se comercializaban los servicios de alarma basados en

dispositivos telegráficos similares a éste, que ofrecían la posibilidad de conectar, por

ejemplo, domicilios, negocios o talleres con una centralita que cursaría la alarma en

función del tipo de señal que se hubiese transmitido330

. De hecho, eso es, junto a la red de

de telefonía, lo que Soria ofertó al ayuntamiento madrileño el año anterior y que

precisamente había provocado la reclamación de Emilio Rotondo y, como consecuencia, su

bloqueo durante dos años en el consistorio.

Soria describía un sistema que incorporaba pilas alimentadoras, circuitos

suplementarios para control de averías, el cables subterráneos, etc., en casi todo -excepto

en el sensor remoto propuesto, evidentemente- imaginamos que similar al que propuso

para uso urbano. Para ello, Soria podría haber aplicado algunos de los conocimientos

adquiridos en su pasada experiencia como telegrafista o, como él mismo indicó para el

caso de la memoria técnica de Madrid, quizá fuese asistido también por el mismo jefe de

Telégrafos, el tal Iturriaga, aunque de esto no hay ninguna mención expresa en el aludido

folleto. La novedad que introducía Soria no era, pues, tanto técnica como de aplicación, sin

embargo, todavía le restaba por testar la validez del modelo técnico propuesto y la

viabilidad práctica del mismo para, en su caso, implantarlo.

328

El Noticiero de Murcia, 27/11/1879, p. 1.

329 Soria y Mata, A. (1879): Op. cit., p. 13.

330 Por citar algún ejemplo, este servicio, que fue popular por entonces en Estados Unidos y luego

en España a finales de siglo, ya fue ofrecido durante 1871 y 1872 por una efímera Compañía Inter-

telegráfica. López Rodríguez, A. (2014): Op. cit., pp. 142-164.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

190

Para ello, según explicaba, solicitó respaldo a la Administración, pero nunca

llegaron a considerarlo, razón por la cual ideó lanzar una especie de suscripción pública

que permitiese obtener los fondos necesarios para su implementación. Pero lo que parece

que desconocía era que la preocupación por las inundaciones catastróficas ya había

movilizado el ingenio de más personas331:

El aparato que acabo de describir es tan sencillo, que admira el que no se haya ocurrido

antes a cualquiera otra persona; y el mérito de su invención, si alguno tiene, no es otro

que el de la prioridad del pensamiento que me dicta estos mal perjeñados [sic] renglones.

Francisco Pérez Blanca, por entonces director de Sección del Cuerpo de Telégrafos de

Sevilla, en octubre de ese mismo año 1879 ya hacía pruebas concretas en esa localidad, al

parecer satisfactorias, con un dispositivo similar al que proponía Soria. La Revista de

Telégrafos332

se hacía eco de ellas y describía el dispositivo. En enero de 1880 el

Ministerio de la Gobernación publicó una Real Orden en la que atestiguaba los ensayos

satisfactorios del dispositivo y reconocía y agradecía de manera pública a su inventor la

cesión gratuita de la explotación pública de dicho dispositivo333

. Soria perdió la carrera por

poco. No obstante, el proyecto publicado sirvió para, de alguna manera, dejarnos

constancia de su ingenio, de su conocimiento de la tecnología contemporánea para usos

civiles y, además, de su preocupación por hacerlo viable por su utilidad pública, lo que

daba una nueva medida de sus capacidades como ingeniero y, en este caso, también de su

bonhomía.

331

Soria y Mata, A. (1879): Op. cit., p. 17.

332 Revista de Telégrafos, 1/12/1879, p. 184.

333 Revista de Telégrafos, 1/3/1880, p. 33.

Un empresario innovador

191

Figura 5.2: Portada del folleto Avisador de las crecidas de los ríos.

La contraportada del folleto terminaba con este llamamiento, quizá algo ingenuo:

Las adhesiones, los pedidos de ejemplares, las observaciones y los donativos, se dirigirán

D. Arturo Soria, Puerta del Sol, 13, 2º derecha.

5.2.3. La aseguradora "El Trabajo"

Arturo Soria también probó fortuna en otro ámbito de negocio que, al menos en

principio, poco tenía que ver con los sectores comentados anteriormente. Se trataba de una

compañía aseguradora, la Sociedad anónima de seguros El Trabajo, de la que hay pocas

referencias y que no debió tener actividad durante mucho tiempo. Y decía "en principio",

porque veremos que entre los servicios que se ofrecían a los asegurados se incluyó también

uno de avisos por incendio.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

192

La empresa se constituyó en enero de 1886 con un capital inicial de 250.000

pesetas. Su Consejo de Administración estuvo compuesto por Arturo Soria como

presidente; Félix María Vejarano y Cabarrús, conde de la Nava del Tajo, como director del

mismo; y como administradores fueron designados un sobrino de Soria, Domingo

Bernaldo de Quirós, que actuaba como secretario del Consejo, y Segundo Abadía, un

abogado334

. Lo poco que se conoce de ella es a través de la información incluida en unos

cuantos anuncios y sueltos que aparecieron en varios diarios diferentes a lo largo del mes

de febrero, en los que se divulgaba el objeto con el que había sido creada y las

contraprestaciones que obtendrían los potenciales suscriptores de las pólizas de seguro que

ofertaban.

Se trataba de una aseguradora de riesgos por accidente laboral destinada

fundamentalmente a la clase obrera. A cambio de la suscripción de una póliza que obligaba

al pago de una cantidad mensual se ofrecía una serie de contraprestaciones en caso de

accidente o de fallecimiento. Se señalaban las iniciativas que en este sentido estaban

proliferando en varios países vecinos en los últimos años, bien por imposición de la

normativa laboral en algunos de ellos, bien por iniciativas privadas como ésta, que, con ese

objeto, se aseguraba, era la primera en aparecer en nuestro país. Además, suponía un

sistema de ahorro al ofrecer el pago de un determinado interés anual por el capital

aportado. Se hacía hincapié en la transparencia de las cuentas, indicando como se

distribuirían los ingresos mensuales e incidiendo en que los libros de la compañía estarían

siempre a disposición del asegurado que desase consultarlos. Indicaban que el fondo de

reserva se invertiría en valores de bolsa, en edificios y en terrenos, pero pretendían

transmitir seguridad al asegurar que era "perfectamente racional" la posibilidad de cumplir

lo que ofrecían, "teniendo en cuenta que el capital invertido en terrenos situados en los

alrededores de las grandes capitales se multiplica con facilidad por el aumento de valor que

reciben aquéllos a medida que las poblaciones se ensanchan"335

. Otro de los servicios que

ofertaban, a cambio de un suplemento, eran los avisos por incendio, que ya estaban muy

extendidos en muchas ciudades del extranjero y en las de nuestro país comenzarían a

instalarse en poco tiempo.

334

El Imparcial, 2/2/1886, p. 4; La Correspondencia de España, 1/6/1886, p. 4.

335 El Economista español, 6/2/1886, pp. 69-70; La Época, 18/2/1886, p. 2.

Un empresario innovador

193

El último anuncio en prensa -que yo haya localizado- apareció en junio de ese

mismo año, 1886336

. Por entonces ya se estaba gestando el movimiento en seno del

Consejo de Administración del Tranvía de Estaciones y Mercados que acabaría con la

salida de Arturo Soria de esa compañía que había fundado diez años antes a partir de haber

obtenido la concesión para operar. Tras su salida, publicó un folleto, al que ya hemos

hecho referencia, en el que explicaba los motivos de su enfrentamiento con los consejeros

que pretendían favorecer los intereses que mantenían en otras empresas. Soria comenzaba

de esta manera tan explicativa su folleto337

:

“De cuantas Sociedades han tenido conexiones con la del tranvía, la única que le ha

dispensado algunos favores, si bien de escasa monta, es la Sociedad de Seguros El

Trabajo, fundada por Arturo Soria, que prestó a la del tranvía, sin interés, en una ocasión

7.000 pesetas y en otra 25.000.

Todas las demás han sido parásitos más o menos molestos.”

A partir de ahí enumeraba los perjuicios y los privilegios con los que había pretendido

acabar y le habían llevado al enfrentamiento. Pero además, esas frases indican que a pesar

de la transparencia y la intención declarada en los diferentes insertos de El Trabajo en los

meses anteriores, el capital recibido también se empleó para otros usos que ni siquiera

podían denominarse inversión.

La ligazón de Arturo Soria con El Trabajo no debió durar mucho más tiempo,

pues unos años más tarde, al evocar esos tiempos declaró338

:

Cuando en 1887 [en realidad hemos visto que fue en 1886] dejé la empresa del Tranvía

de Estaciones y Mercados por mí fundada, había trabajado tanto y tan bien durante

catorce años, que quedé como reventado, sin ánimos para nada. Estuve dos años sin hacer

nada, sin escribir una carta.

336

La Correspondencia de España, 1/6/1886, p. 4.

337 Soria y Mata, A. (1887): Op. cit., p. 3.

338 Soria y Mata, A.: “El presente y el pasado”. La Ciudad Lineal, 16/6/1901, p. 2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

194

Lo que parece indicar que cesó toda su actividad empresarial, por lo que cabría incluir la

que realizaba en esta sociedad de seguros.

5.3. DE NUEVO EN EL MINISTERIO DE ULTRAMAR

Pero tras ese paréntesis “sin ánimos para nada” le surgió una oportunidad de

comenzar un nuevo periplo en el Ministerio de Ultramar, recién ocupado por su amigo y

protector Becerra. Mientras tanto, iba perfilando el que unos años más tarde iba a

configurarse como el mayor reto de su vida.

A finales de 1882 los Demócratas liderados por Cristino Martos -Manuel Becerra

incluido- decidieron unirse a un recién creado Izquierda Dinástica, partido liderado por el

general Serrano. Y en 1885 todos ellos convergieron con los Fusionistas de Sagasta en un

nuevo Partido Liberal Dinástico que se encajó en el sistema aceptando el orden

constitucional de 1876, lo que supuso un espaldarazo decisivo para el régimen alfonsino y

facilitó enormemente su normalización y garantizó su estabilidad. Sagasta y su nueva

formación accedieron al gobierno en 1885 y se marcaron como objetivo principal

incorporar al sistema los principios democráticos contenidos en la Constitución de 1869,

entre ellos el sufragio universal masculino, que se iba a reconocer en 1890. Iban a ser los

“frutos tardíos” de los que hablaba Jover Zamora339

.

En diciembre de 1888 tuvo lugar una remodelación del gabinete, a partir de la

cual Manuel Becerra se situó al frente del Ministerio de Ultramar. La mediación del que

había sido y seguía siendo su mentor340

posibilitó que en mayo del año siguiente Arturo

Soria y Mata consiguiera un puesto de funcionario en ese ministerio, el de jefe de

Negociado de la Intendencia General de la Isla de Cuba. Pero no llegó siquiera a tomar

339

Los movimientos de la oposición demócrata y su paulatina aproximación al régimen durante

estos años en Dardé, C. (1994): Op. cit., pp. 119-123 y en González Calleja, E. (1998): Op. cit., pp.

99-103. Jover Zamora, J.M. (1991): Op. cit., p. 92. Milán García, J. R. (2003): “Los liberales en el

reinado de Alfonso XII”, pp. 109-113.

340 En 1892 Arturo Soria le dedicó agradecido el folleto publicitario en el que detallaba su proyecto

sobre el Ferrocarril-Tranvía de circunvalación que describiremos posteriormente.

Un empresario innovador

195

posesión del cargo pues, haciendo valer los referidos estudios preparatorios para el Cuerpo

de Aduanas cursados diez años antes, apenas un mes más tarde recibió un nuevo

nombramiento, en esta ocasión como jefe de Negociado de primera clase inspector de la

Aduana de La Habana, también dependiendo del Ministerio de Ultramar, con un sueldo de

1.200 pesetas "y 1.800 de sobresueldo". El 21 de junio de 1889 zarpó del puerto de la

Coruña hacia la capital cubana y el 12 de julio ocupó su nuevo puesto. Era una nueva

aventura en las colonias españolas, a sus casi cuarenta y cinco años de edad y con una

familia formada que ya contaba con cinco hijos. No dejaba de ser sorprendente, pero es

probable que a pesar de haber logrado un buen precio por su salida de la Sociedad del

Tranvía de Estaciones y Mercados no pudiera permanecer más tiempo sin ejercer un

trabajo retribuido.

Figura 5.3: Arturo Soria y Julia Hernández, ca. 1890. Fuente: Archivo Keller Soria.

No obstante, apenas se mantuvo en este destino un par de meses, pues el 1 de septiembre

solicitó el cese "por motivos de salud", que se le aceptó de manera oficial el 25 de octubre

de 1889. De vuelta a Madrid, a principios de noviembre de ese mismo año recibió un

nuevo nombramiento, esta vez como Contador de la Clase de primeros para el Tribunal

Arturo Soria y Mata. Una biografía

196

de Cuentas del Reino, con destino en la Sala especial de las islas de Cuba y Puerto Rico del

Ministerio de Ultramar. Aunque no es conocida la causa verdadera de su regreso de Cuba,

es muy probable que fuese en realidad la perspectiva anticipada de que iba a ocupar este

nuevo destino en Madrid. Sus emolumentos se elevaban de forma considerable hasta las

6.500 pesetas.

Tampoco éste fue una ocupación duradera, pues poco más de un mes más tarde

pasó a ocupar el cargo de jefe de Aduanas del negociado especial de Filipinas, con un

sueldo asignado de 7.500 pesetas. Permaneció en este puesto algo más tiempo, hasta el 14

de enero de 1892, cuando fue destinado a la secretaría de ese ministerio como oficial

segundo. Un año más tarde tuvo lugar una reordenación tras la cual se le encomendó que,

con el mismo personal a sus órdenes, se hiciese cargo del Negociado de Asuntos de Cuba y

Reclamaciones contra los nuevos aranceles de Cuba y Puerto Rico. Y su desempeño debió

ser satisfactorio pues, a finales de ese mismo año 1893, se le ascendió a oficial primero

para que ejerciese como jefe del Negociado de Aduanas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas,

de la Dirección de Hacienda de ese ministerio. Como podemos observar, el baile frenético

de nombramientos y ceses en la Administración española continuaba siendo continuo

durante estos años, dando lugar, con cada cambio de gobierno, a una nueva multitud de

“cesantes” -a los que tan magistralmente retrató Benito Pérez Galdós en Miau”- que se

mantendrían durante un tiempo a la expectativa de una nueva ocupación que les permitiese

seguir viviendo en el futuro “a cargo del presupuesto”.

Pero, como vemos, a pesar de que en este periodo hubo varias alternancias en el

gobierno del país, Arturo Soria consiguió mantenerse en la Administración del Ministerio

de Ultramar durante todos estos años. Y a pesar de la gran actividad paralela que estuvo

desplegando durante este tiempo, tratando de sacar adelante un proyecto empresarial que

no era nada sencillo y dando a luz su teoría geométrico-evolutiva, fundamentalmente, a

tenor de lo que comentó unos años más tarde en uno de sus artículos de su sección

Filosofía Barata, parece que no dejó de estar implicado en sus tareas habituales de la

Administración del Ministerio: sus reflexiones sobre los poliedros regulares habían

comenzado en una noche de insomnio “producido por uno de esos disgustazos que suelen

sufrir en silencio los funcionarios públicos”341

. Fue el propio Soria el que decidió poner fin

341

Soria y Mata, A.: “La Gloria”. La Ciudad Lineal, 20/6/1909, pp. 1403-1404.

Un empresario innovador

197

a esta etapa al solicitar, el 15 de marzo de 1895, su cese voluntario, argumentando los

usuales “motivos de salud”, aunque la razón verdadera había sido, con toda probabilidad,

poder dedicarse a tiempo completo a dirigir la empresa con la que muy pronto iba a iniciar

la construcción del que sería su gran proyecto: la Ciudad Lineal de Madrid342

.

Manuel Becerra por su parte había dejado el gobierno en julio de 1890, tras

acceder Cánovas del Castillo de nuevo al poder, en el que se mantuvo hasta marzo de

1894, cuando volvieron los liberales. Sagasta confió de nuevo en Manuel Becerra para el

Ministerio de Ultramar y en él se mantuvo hasta diciembre de ese año, en unos tiempos

realmente difíciles debido a los intensos movimientos independentistas que se estaban

produciendo en las colonias españolas. Sería ésta su última responsabilidad ministerial.

342

AHN.Ultramar,2455, Exp. 46. Expediente personal de Arturo Soria y Mata. AKS. Documentos

del Ministerio de Ultramar. Gaceta de Madrid, 5/11/1889, p. 373; 13/12/1889, p. 755; 16/1/1892,

p. 167; 1/11/1893, p. 334 y 19/3/1895, p. 1019. El expediente de Arturo Soria en Ultramar no

contiene las resoluciones de algunos de los nombramientos que sí fueron publicados en la Gaceta

de Madrid y de algunos que también se conservan en el Archivo privado Keller Soria.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

198

199

CAPÍTULO 6. EL URBANISTA: LA CIUDAD LINEAL (1882-

1900)

6.1. COSAS DE MADRID

En 1880 Madrid ya sufría los males característicos que aquejaban a toda ciudad

industrial de la segunda mitad del siglo XIX: el fuerte incremento de su población para la

que no estaba preparada y que favorecía la proliferación de infravivivienda, las malas

condiciones higiénicas de muchas de sus calles y barrios, el florecimiento desordenado y

disperso de industrias y talleres por el interior del casco urbano, etc. Para intentar dar

solución a estos graves problemas, fueron surgiendo propuestas que contemplaban la

planificación de su crecimiento y la introducción de medidas que mejorasen las

condiciones de vida urbana. La propuesta principal fue el Plan para la expansión mediante

ensanches, elaborado por el ingeniero Carlos María de Castro y aprobado en 1860, que

junto al planteado por Ildefonso Cerdá para Barcelona, fueron los planes pioneros en

España que sirvieron como base para posteriores normativas que regularon el crecimiento

de otras ciudades españolas. Al igual que sucedió en muchas ciudades históricas, para

posibilitar la ampliación del recinto urbano madrileño, hubo que acometer el derribo de la

antigua cerca de Felipe IV, tarea que se emprendió poco después de la Revolución de 1868

cuando se fomentaron las obras de infraestructura urbana con el objeto de dar ocupación a

las clases populares. Sin embargo, el Plan Castro no pudo evitar cierta anarquía en la

expansión madrileña pues también en estos nuevos barrios se terminó edificando sin

apenas control municipal. Las ideas racionalistas que lo habían inspirado contemplaban un

crecimiento ordenado que limitara la altura de las edificaciones y además contemplaba la

construcción áreas de esparcimiento, pero chocaron con la especulación de los

propietarios del suelo y terminó produciéndose una densificación mucho mayor de la

inicialmente planteada. Por otro lado, el alto precio de la vivienda edificada y una mayor

dependencia del transporte para acceder a las zonas de actividad impidieron que las clases

modestas pudieran habitar en estos nuevos barrios. Así, mientras la clase media seguía

mostrando su preferencia por las viviendas bajas y la aristocracia y la alta burguesía se

Arturo Soria y Mata. Una biografía

200

hacía construir lujosos palacetes en las nuevas avenidas, las clases populares de pocos

recursos continuaban relegadas a los antiguos barrios del centro o a la periferia, donde

tanto en un sitio como en otro continuaban hacinándose en viviendas insalubres. Esta era la

problemática situación urbana del Madrid de la Restauración, que constituía una seria

preocupación social y para la que Arturo Soria concibió una propuesta innovadora. Los

problemas obligaban, a su juicio, a un replanteamiento radical de la organización de una

ciudad que necesitaba crecer, que debía hacerlo de forma eficiente, y procurando unas

condiciones de vida dignas.

Vimos que, en 1881, Arturo Soria empezó escribiendo para El Progreso una

esporádica crónica municipal madrileña. Desde 1882 y hasta mediados de 1883, su

presencia en el diario se hizo más frecuente al encargarse de la sección semanal Cosas de

Madrid, en la que aparte de informar sobre aspectos relacionados con la gestión municipal,

introducía reflexiones sobre aspectos urbanos y proponía medidas y soluciones para

mejorar las condiciones de vida de los habitantes madrileños. En ella reflexionaba sobre,

por ejemplo, los ensanches de Madrid, los tranvías, la Sociedad de Higiene o el servicio de

incendios, entre otros asuntos, pero también escribía sobre sistemas innovadores para la

ciudad como podían ser el ferrocarril subterráneo, el sistema de alcantarillado, el

alumbrado eléctrico, las redes telefónicas, etc. Soria se mostró muy crítico con muchos

aspectos de la gestión del alcalde madrileño, José Abascal, pero especialmente con su poca

disposición a luchar contra las palpables condiciones de insalubridad de muchas de las

calles de la capital, que favorecían la propagación de epidemias y mantenían altos los

índices de mortalidad343

.

En 1882 Arturo Soria lanzó varias ideas básicas sobre un nuevo modelo urbano

que proponía como alternativa a la ciudad conocida hasta entonces. A lo largo de todo ese

año iría perfilando su idea de ciudad, a la que denominó Ciudad Lineal, para, en marzo de

1883, recoger en un artículo más extenso, “La cuestión social y la ciudad lineal”, todas las

ideas meramente esbozadas hasta entonces, y concretarlas y completarlas hasta llegar a

plantear una propuesta conceptual unitaria344

. Su ciudad lineal se basaba en dos pilares

343

Soria y Mata, A. (1935): Cosas de Madrid. Este libro póstumo recoge los artículos que Soria

escribió bajo esa sección en El Progreso.

344 Soria y Mata, A.: “La cuestión social y la ciudad lineal”. El Progreso, 5/3/1883, p. 1.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

201

principales: la lucha contra los efectos negativos de la ciudad industrial y la importancia

del transporte público como articulador del recinto urbano. Soria recogía algunas ideas que

ya había lanzado Ángel Fernández de los Ríos en su obra El Futuro Madrid, un estudio

sobre el urbanismo madrileño publicado en 1868 que había tenido gran acogida, en el que

se estudiaba la problemática surgida en las últimas décadas por la proliferación de

infravivienda en la periferia urbana en unas condiciones de vida penosas. Fernández de los

Ríos había propuesto lo que denominó un “Madrid polifocal”, que contemplaba la

expansión urbana planificada por medio de ensanches unida al crecimiento descentralizado

por absorción de municipios cercanos, y en el que planteaba la conexión del área urbana

periférica mediante un ferrocarril de circunvalación. La ciudad que planteaba Soria tenía

como eje el trayecto de un transporte colectivo y las zonas urbanizables se disponían a

ambos lados de ese recorrido. En ellas se construirían viviendas unifamiliares con unas

características precisas y estarían inmersas en un entorno de vegetación, de acuerdo a los

principios defendidos por las novedosas corrientes higienistas y naturalistas que

comenzaban a alcanzar difusión por aquellos años. La presencia de todos estos principios

dio como resultado un concepto revolucionario de ciudad para aquellas décadas. El eje

urbano propuesto por Soria era una línea recta de longitud indefinida, curiosa característica

que justificaba porque, a su juicio, la línea recta significaba “la perfección, la comodidad,

la riqueza, la salud, la instrucción, la república, en fin, como forma de gobierno”345

.

En 1867 Ildefonso Cerdá ya había estimulado a “rurizad lo urbano: urbanizad lo

rural”. A partir de este imperativo situado en la portada misma de su Teoría General de la

Urbanización quiso reflejar su preocupación por el desequilibrio entre las condiciones de

vida en las ciudades industriales y las del campo, con la consiguiente merma de calidad de

vida de los habitantes urbanos. La influencia de este autor en la propuesta de Arturo Soria,

quince años más tarde, se puede constatar de forma clara346:

Es, pues, de universal necesidad, y sobre toda ponderación urgente conciliar las ventajas

y suprimir los inconvenientes de la vida en el campo y en la ciudad.

345

Soria y Mata, A.: “La línea recta”. El Progreso, 20/2/1882, p. 1.

346 Soria y Mata, A.: “La Ciudad Lineal”. El Progreso, 10/4/1882, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

202

Ruralizar la vida urbana, urbanizar el campo. Este es el problema cuya solución por hoy

es la ciudad lineal.

El emplazamiento de las ciudades lineales debía ir situado, por tanto, en terrenos lo

suficientemente alejados de las ciudades, en un entorno que permitiese acercar lo suficiente

el campo a la ciudad y que además ofreciese la posibilidad de poder acceder a terreno

barato y libre de especuladores, para construir también viviendas asequibles para los

obreros. Serían además de ciudades modernas, dotadas de los últimos avances tecnológicos

del momento: telégrafo, teléfono, tranvía, infraestructuras eléctricas y conducciones

sanitarias, etc. 347

Pero, aparte de la inspiración en las ideas de Fernández de los Ríos o de Ildefonso

Cerdá, es muy probable que fuese un evento concreto que tuvo lugar por aquellas fechas, y

del que se hizo amplio eco El Progreso, el que tuviese una influencia decisiva en la

conformación del contenido de su teoría: el I Congreso Nacional de Arquitectos, que se

celebró en mayo de 1881 con gran expectación, y en el que se trató, entre otros asuntos,

acerca de la problemática urbana contemporánea y de las alternativas para la construcción

de casas baratas destinadas a los obreros. También se debatió sobre las medidas para la

lucha contra la insalubridad desde los postulados higienistas. Uno de los protagonistas en

algunos de los debates del Congreso fue Mariano Belmás, arquitecto que en esos años

había profundizado en el estudio de alternativas para la construcción de viviendas sociales.

Alonso Pereira observa algunas similitudes entre las descripciones que éste hizo de su

“ciudad ideal” y las características posteriormente definidas por Arturo Soria para su

ciudad lineal. Así, por ejemplo, Belmás hablaba, por ejemplo, de una ciudad en la que el

transporte y las comunicaciones facilitarían el desarrollo urbano de una periferia en la que

estarían situadas las viviendas "de todas las familias, de las más potentadas a las más

humildes", sin barrios diferenciados por la clase social a la que pertenecieran sus

moradores. Mariano Belmás era además un arquitecto especialmente comprometido con

los postulados higienistas y, de hecho, fue el primer secretario de la Sociedad española de

Higiene que se fundó pocos meses después del Congreso y a la que Soria se refirió en

347

Soria y Mata, A.: “Madrid remendado y Madrid nuevo”. El Progreso, 6/3/1882. p. 1.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

203

repetidas ocasiones desde su tribuna periodística. Con esta sintonía no es de extrañar, pues,

que una década más tarde Belmás aceptase colaborar con él para llevar a la práctica su

proyecto urbanístico y que se convirtiese en uno de los primeros accionistas de su

Compañía Madrileña de Urbanización348

.

Soria demostró estar al corriente de todos estos debates, así como de otras

tendencias urbanas internacionales y de iniciativas como las de los socialistas utópicos que

además conllevaban una propuesta de reorganización social349

. En este sentido, Soria

también rechazaba la segregación social y la construcción de barriadas especiales para

obreros, a su juicio, generadoras de vida miserable. No obstante, a la vez sugería para su

ciudad una disposición de las viviendas en bandas de importancia y calidad descendentes,

desde el eje a la periferia, de tal modo que las viviendas de los ricos se construirían en el

centro y las de los pobres en los bordes de la ciudad. Pero en todo caso, incidía en que los

obreros debían disponer también de casas unifamiliares, con huerto y jardín propios,

descartando casas alineadas o pisos. Y consideraba además que una solución a ciertos

conflictos de clase podría venir de la mano de convertir a todos, burgueses y proletarios, en

propietarios350

.

Las ciudades que adoptasen este modelo discurrirían como extensiones radiales de

longitud ilimitada desde un punto central que serían los ocupados por las ciudades ya

existentes. Las ciudades lineales serían, por tanto, largas franjas urbanizadas en línea recta

que podrían llegar a unir dos ciudades históricas. Y proponía que se comenzase a aplicar

para unir, por ejemplo, el perímetro que definía por entonces el casco urbano de Madrid

con las poblaciones vecinas de Fuencarral, Hortaleza, Barajas, Villaverde, Vallecas o

Pozuelo. El eje principal de cada nueva ciudad sería una calle de 500 metros de anchura y

de la longitud que fuera necesaria: “tal será la ciudad del porvenir, cuyos extremos pueden 348

Maure, M.Á. (1991): La Ciudad Lineal de Arturo Soria, pp. 47-49. Alonso Pereira, J.R. (1998):

Op. cit., pp. 28-30 y 47-53.

349 Por ejemplo en “La cuestión social y la ciudad lineal” escribe: “Los familisterios, las casas de

Vecindad, los falansterios, las fondas de familia de New York no conocidas aún en España, las

casas mixtas para pobres y ricos, y otras muchas creaciones ingeniosas”. Soria y Mata, A.: “La

cuestión social y la ciudad lineal”. El Progreso, 5/3/1883, p. 1.

350 Soria y Mata, A.: “La cuestión social y la Ciudad Lineal”. El Progreso, 27/2/1882, p. 1. Vemos

que su propuesta también estaba empapada de los postulados de los reformistas sociales que, entre

otras ideas, apostaban por el acceso a la propiedad privada de la tierra y de la vivienda a las clases

populares.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

204

ser Cádiz y San Petersburgo, o Pekín y Bruselas”351

. En fin, como recapitula de forma

precisa Alonso Pereira, con su ciudad lineal Soria aspiraba352

:

[…] a resolver los problemas del tráfico rodado, a mejorar las condiciones higiénicas, a

proteger la independencia del individuo, a descongestionar y preservar la ciudad

concéntrica, a favorecer la agricultura, a luchar de forma eficaz contra la emigración del

campo a la ciudad, a que se pierda menos tiempo en transportes, a que, gracias a las

excelencias del transporte colectivo, el automóvil particular sea innecesario, a que la

especulación no nos convierta en un medio de enriquecerse, a que la ciudad esté hecha a

unas escalas humanas, a proporcionar una fórmula viable de planeamiento regional y a

repartir la tierra.

Fuesen originales o no todos sus planteamientos, parece que Arturo Soria tuvo la habilidad

de conciliar diferentes ideas, tendencias y propuestas para aunarlas de manera sincrética en

un modelo que, como veremos, quiso también llevar a la práctica. En palabras de Collins:

“el aire estaba lleno de teorías y ocurrencias utilizables en la invención de la Ciudad

Lineal; tanto más mérito para el que la inventó”353

.

6.2. EL FERROCARRIL-TRANVÍA DE CIRCUNVALACIÓN

Mientras tanto, seguía al frente de la Compañía del Tranvía de Estaciones y

Mercados, a la vez que continuaba pensando en otras posibilidades de negocio. En

septiembre de 1882, en asociación con un compañero de avatares políticos y hermano de

uno de los líderes de la opción política a la que se mantenía fiel, Enrique Martos, presentó

351

Soria y Mata, A.: “Madrid remendado y Madrid nuevo”. El Progreso, 6/3/1882, p. 1. Otro de los

problemas fundamentales de la ciudad tradicional, aparte de la falta de suelo y la insalubridad, que

hace plantear a Soria un nuevo concepto de ciudad es que el trazado y la anchura de muchas de las

calles históricas imposibilitaban el tránsito del transporte urbano por ellas. Sambricio, C. (1996):

“Ciudad Lineal, un ejemplo de urbanismo liberal”, p. 40.

352 Alonso Pereira, J.R. (1998): Op. cit., p. 39.

353 Collins, G. R.; Flores, C. y Soria y Puig, A. (1968): Arturo Soria y la Ciudad Lineal, p. 55.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

205

una instancia a la Dirección general de Obras Públicas del Ministerio de Fomento en la que

solicitó una autorización para el estudio de “un ferro-carril que, partiendo de Madrid

pas[as]e por Pozuelo y los términos municipales de Carabanchel, Vallecas y demás

pueblos lindantes con Madrid”. Fueron autorizados el 9 de octubre de 1882 y se les daba

un plazo de un año para presentar ese estudio354

. Al año siguiente solicitaron una prórroga

y finalmente consiguieron presentarlo en 1884. Realizarlo les costó, según Soria, 10.000

pesetas355

. No obstante, aparte de las hipotéticas perspectivas como negocio y de sus

posibles complejidades técnicas, trasladar a la realidad ese ferrocarril de circunvalación

necesitaba una cuantiosa inversión, y la compañía del tranvía que dirigía Arturo Soria se

negó siquiera a planteárselo.

Tras varios años en los que, aparte de sus avatares finales en la compañía

tranviaria y ocupar diversos destinos en el seno del Ministerio de Ultramar, Soria fue

perfilando su proyecto de ferrocarril y haciendo diversas pruebas. En 1991 se decidió a

presentar una solicitud de concesión para la construcción y explotación de “un ferrocarril

de Madrid a la Necrópolis con un ramal a Fuencarral y otro a Pozuelo”. Como era

preceptivo con las concesiones de ferrocarriles, debía tramitarse como proposición de ley,

por lo que Soria tuvo que conformar un expediente que se presentó en el Congreso de los

Diputados y en el Senado. Tras su estudio, debate, enmiendas y las votaciones pertinentes,

el 28 de junio de 1892 la proposición de ley recibió la conformidad, si bien modificada en

algunos aspectos debido a la aceptación de algunas enmiendas, entre las que cabe destacar,

precisamente, la prohibición de que se encargase del transporte de cadáveres a la

Necrópolis, que en principio era uno de sus propósitos principales356

. El proceso completo,

354

Gaceta de Madrid, 12/10/1882, p. 104.

355 Soria y Mata, A.: “A mi amigo D. José Alcalá Galiano”. La Correspondencia de España,

14/8/1894, p. 3. Parte de este coste sería el pago del estudio técnico, del que se hizo cargo Rafael

Yagüe, un ingeniero de caminos. En 1896, tras añadirle otros gastos varios, Soria elevó la cifra a

"3.000 duros", aunque es probable que entonces la exagerase, pues la traía a colación tras un

enfrentamiento con varios accionistas que finalizó con la salida de éstos de la CMU. Soria y Mata,

A.: "El fundador de la Compañía Madrileña de Urbanización a los accionistas". Separata a La

Dictadura, 19/12/1896, p. 4. También se incluyó como anexo al primer número de La Ciudad

Lineal, aparecido el 16/5/1897. El dato de que el ingeniero de caminos identificado por Soria como

"R. Y." correspondía a Rafael Yagüe en: Becerra y Fernández, M.: “La primera capital higiénica”.

La Época, 12/3/1894, p. 3.

356 AHS. HIS-0933-06. Proyecto de Ley de concesión de un ferrocarril de Madrid a la Necrópolis

con un ramal a Fuencarral y otro a Pozuelo, 1892.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

206

que había sido bastante rápido para lo que había sufrido en ocasiones anteriores, culminó el

6 de agosto con la promulgación definitiva de la ley de concesión que finalmente recibió el

nombre de Ferrocarril-Tranvía de Circunvalación de Madrid a Canillas, Hortaleza,

Fuencarral, Vicálvaro, Vallecas, Villaverde, Carabanchel y Pozuelo, y que incluía tres

únicos artículos357

:

Art. 1º: Se autoriza al Gobierno de S. M. para otorgar a D. Arturo Soria y Mata, por

noventa y nueve años, la construcción y explotación de un ferrocarril de vía ancha que,

partiendo de Madrid en el punto que fije el Ministerio de Fomento, de acuerdo con el

peticionario, enlace con la capital los pueblos inmediatos, dividiéndose junto a la

carretera de Vicálvaro en dos ramales: uno que por la barriada de La Concepción se dirija

a Hortaleza y Fuencarral, y otro que, pasando por Vicálvaro, Vallecas, Villaverde y

Carabanchel, termine en Pozuelo.

Art. 2º: La concesión se otorga sin subvención directa ni indirecta del Estado, previa la

aprobación del correspondiente proyecto, con las variaciones que el Ministerio de

Fomento estime convenientes, y con la expresa limitación de que el concesionario no

podrá transportar cadáveres a la Necrópolis por la línea.

Art. 3º: Este ferrocarril se considerará de utilidad pública para los efectos de la

expropiación forzosa fuera del casco de Madrid y de su zona de ensanche urbanizada. El

concesionario tendrá el derecho de ocupar los terrenos de dominio público que no se

hallen comprendidas en la zona y casco citados, y disfrutará de las demás ventajas,

exenciones y privilegios que las leyes conceden a los de su clase.

El 3 de octubre de ese mismo año, Arturo Soria publicó un extenso folleto, que dedicó a

Manuel Becerra358

:

Al Excmo. Señor D. Manuel Becerra dedica estos renglones, como testimonio de

profunda gratitud por antiguos y nunca olvidados favores, su discípulo y amigo, Arturo

Soria.

357

Gaceta de Madrid, 21/8/1892, p. 713.

358 Soria y Mata, A. (1892): Ferrocarril-tranvía de circunvalación de Madrid a Canillas,

Hortaleza, Fuencarral, Vicálvaro, Vallecas, Villaverde, Carabanchel y Pozuelo: Datos y noticias

referentes a su construcción y explotación.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

207

Y con el que el autor iniciaba una intensa campaña para dar a conocer el proyecto y poder

a captar inversores interesados en acompañarlo en la ambiciosa tarea que pretendía a

abordar, que venía detallada en el folleto, y que era mucho más ambiciosa aún de lo que

cabía pensar simplemente leyendo su título. Según se desprendía de su lectura, pretendía

acometer también la urbanización de la franja de terrenos que discurriría a los lados de sus

vías para construir en ella viviendas unifamiliares, que recogiesen las propuestas

higienistas, de diferentes tipologías y tamaños, para que las pudiesen costear tanto las

clases adineradas como las obreras. Según estimaba, los terrenos estarían lo

suficientemente alejados del perímetro urbano y de sus posibles franjas de expansión

inmediatas como para que no se especulase con ellos, lo que en principio permitiría

contener los precios para que las viviendas fuesen asequibles a todas las clases sociales. Es

decir, lo que proyectaba construir en realidad era una ciudad lineal, según las

características que había definido la década anterior359

.

Según Soria, entre 1886 y 1891 también había realizado varios ensayos en torno a

la urbanización y a la venta de parcelas por lotes y a plazos, en terrenos situados en

Vallecas y en Chamartín de la Rosa, y había acometido un estudio para la elevación y la

distribución de aguas, así como de “varios aspectos de la vida mixta rural y urbana”360

.

No obstante el proyecto presentado en 1892 abandonaba algunas de las ideas

propuestas de hacía una década, esencialmente por motivos de oportunidad, pero también

de realismo. Para empezar, la ciudad lineal que proponía ya no iba a discurrir en forma

radial desde Madrid a algún punto de la periferia; ahora pretendía aprovecharse el

recorrido de un ferrocarril de circunvalación en torno al casco urbano de Madrid, a lo largo

del cual se construiría la franja urbanizada. Y el trayecto formal proyectado tampoco iba a

ser, lógicamente, una línea recta pura, pues para unir las poblaciones indicadas se hacía

necesario un recorrido en forma de herradura; aunque éste podía considerarse una unión de

trazados lineales que se curvasen cada cierta longitud. El trayecto de circunvalación

planificado no llegaba a cerrarse porque para ello hubiese sido preciso atravesar los montes

359

Soria y Mata, A. (1892): Op. cit., p. 5.

360 Soria y Mata, A.: “A mi amigo D. José Alcalá Galiano”. La Correspondencia de España,

14/8/1894, p. 3.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

208

de El Pardo, que pertenecían al Patrimonio Real. Aunque Soria no descartaba cerrarlo

cuando fuese posible. Pero en cualquier caso, la que ahora planteaba, no iba a ser una

ciudad lineal radial sino, en todo caso, una ciudad lineal anular361

.

Figura 6.1: Trayecto proyectado para el Ferrocarril de Circunvalación. Fuente: Soria y Mata, A.

(1892): Ferrocarril-Tranvía de circunvalación de Madrid a Canillas, Hortaleza, Fuencarral,

Vicálvaro, Vallecas, Villaverde, Carabanchel y Pozuelo: Datos y noticias referentes a su

construcción y explotación.

La ley de concesión autorizaba una unión por ferrocarril con el centro de Madrid, lo que

facilitaría la comunicación y el acercamiento de los habitantes de los municipios de la

periferia al centro de la capital. El proyecto que planteó Soria para ello iba a ser muy

novedoso, ya que contemplaba un tramo subterráneo en su recorrido, que discurriría a

través de un túnel bajo el parque del Retiro. Es decir, planteaba algo similar a lo que

posteriormente se denominaría de forma coloquial como metro -o quizá más

361

Sambricio, C. (1996): Op. cit., p. 46. Terán, F.de (1999): Historia del urbanismo en España, vol.

III. Siglos XIX y XX, p. 110.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

209

específicamente, suburbano-, que entonces hubiese sido el primer medio de locomoción de

estas características de España y el segundo de Europa, tras el de Londres, que estaba en

funcionamiento desde 1863. Además planeaba la construcción de unas complejas

infraestructuras para la traída y distribución de aguas desde los embalses cercanos.

Describía, pues, un completísimo plan que contenía una batería de proyectos muy

innovadores que iban a conformar un nuevo concepto de ciudad, moderno y rupturista.

Figura 6.2: Recreación de la calle principal de la Ciudad Lineal. Fuente: Soria y Mata, A.

(1892): Ferrocarril-Tranvía de circunvalación de Madrid a Canillas, Hortaleza, Fuencarral,

Vicálvaro, Vallecas, Villaverde, Carabanchel y Pozuelo: Datos y noticias referentes a su

construcción y explotación.

6.3. LA COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN

Para llevar a cabo estos planes avanzaba la creación de una empresa a la que ya

ponía nombre: Compañía Madrileña de Urbanización (CMU), cuyo objeto especificaba en

Arturo Soria y Mata. Una biografía

210

un apéndice del referido folleto, que venía a resumir las intenciones anteriores pero sin

cerrar puertas a ningún otro tipo de negocio posible362

.

Desde finales de 1891 –todavía estaba el proyecto en trámite parlamentario–

Arturo Soria se dedicó con ahínco a la complicada misión de buscar posibles interesados

en aportar el capital necesario para el inicio del mismo. Lo intentó en España, haciendo

una considerable campaña de difusión en diarios madrileños y de provincias, y también en

el extranjero, en países como Francia, Bélgica Alemania, Inglaterra, e incluso en los

Estados Unidos. La divulgación del proyecto en el exterior tuvo como protagonista

destacado a Mariano Belmás. A finales de 1892 The Sun llegó a publicar un artículo en el

que se describían las líneas principales del proyecto de Soria. También decidió presentarlo

a la Exposición Universal de Chicago, que se celebró en 1893. Mostrado en el pabellón de

la sección española logró incluso ser premiado con una medalla y un diploma del

certamen. Los diversos contactos hechos a lo largo de este año, con motivo de éste y otros

eventos, hicieron concebir algunas esperanzas de lograr captar la atención de algún

inversor potente, pero finalmente este primer intento de búsqueda de capital privado

terminó siendo infructuoso363

.

También intentó acceder a ayudas públicas mediante gestiones ante el Ministerio

de la Gobernación para que fuese considerado como un nuevo proyecto de ensanche, pero

tampoco tuvieron resultado positivo364. Todo este proceso muestra las dificultades que

suponía tratar de encontrar financiación para un proyecto de este calado. A pesar de

haberlo intentado denodadamente, Soria no logró ni la implicación del gobierno ni la de

uno o varios potentados que, como en el caso del Tranvía de Estaciones y Mercados, le

hubiesen llevado a centrarse en el proyecto sin tener que tratar de convencer a numerosos

pequeños inversores antes de pensar en acometerlo siquiera. El “fracaso” en este sentido le

362

Soria y Mata, A. (1892): Op. cit., p. 71.

363 Soria y Mata, A.: “A mi amigo D. José Alcalá Galiano”. La Correspondencia de España,

14/8/1894, p. 3. Los contactos en el extranjero y algunas de las experiencias urbanísticas y

empresariales conocidas durante estos años que luego fueron puestas en práctica por la CMU en la

Ciudad Lineal de Madrid en: Alonso Pereira, J.R. (1998): Op. cit., pp. 60-67 y 129-130.

364 CMU (1894b): La Ciudad Lineal. Antecedentes y datos varios acerca de su construcción, pp.

70-71.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

211

abocó a tomar la decisión de que la ciudad privada que deseaba construir debía estar

“concebida, diseñada, construida y gestionada por una Compañía por acciones”365

.

En julio de 1893 Soria publicó unas inserciones publicitaria en las que indicaba

que constituiría la sociedad en cuanto tuviese el compromiso formal de los primeros 500

suscriptores de acciones, de 500 pesetas cada una pagaderas a razón de 10 pesetas

mensuales. También informaba de que tenía ya suscrito un contrato con "agentes de una

importante casa extranjera", en virtud del cual iban a aportar el capital para iniciar la

construcción de las infraestructuras del ferrocarril de circunvalación, lo que finalmente no

llegó a ocurrir. La nota publicitaria, tras enumerar los proyectos a los que iba a ir destinado

el capital obtenido por la venta de acciones (compra de terrenos, el ferrocarril y la

elevación y distribución de aguas), terminaba con una frase curiosa si tenemos en cuenta

que el objetivo era recibir el compromiso de posibles interesados en la compra acciones de

una compañía que todavía ni siquiera existía: “BENEFICIOS PROBABLES: El fundador

de la Compañía se abstiene por ahora de hacer indicación alguna respecto de este

particular”366

.

Antes de constituir la sociedad anónima, Arturo Soria estimó que los gastos en los

que había incurrido durante la década anterior y la que corría ya habían ascendido a una

cantidad de 150.000 pesetas, que incluía el coste de los estudios técnicos y de los

diferentes ensayos, los intereses por haber realizado los desembolsos a crédito, así como

gastos varios en publicidad, folletos, viajes, convites, etc.; así como la compra de la parte

que le correspondía a un ingeniero de caminos, "J. R.V." -al que Alonso Pereira identifica

como “Rafael Justo Villanueva”-, con el que, según Soria, había presentado conjuntamente

el proyecto con la solicitud en 1891367

.

El 3 de marzo de 1894, conseguida la cifra mínima de acciones suscritas, se

constituyó la Compañía Madrileña de Urbanización, con unos estatutos en los que se

365

Sambricio, C. (1996): Op. cit., p. 44.

366 La Correspondencia de España, 26/7/1893, p. 4.

367 Sin embargo la concesión fue nominal y únicamente a nombre de Arturo Soria. “3.000 duros” le

pagó Soria por su parte a este ingeniero, que entendemos se hizo cargo de la elaboración de la

memoria técnica del proyecto. Soria y Mata, A.: "El fundador de la Compañía Madrileña de

Urbanización a los accionistas". Separata a La Dictadura, 19/12/1896, p. 4. Alonso Pereira, J.R.

(1998): Op. cit., p. 115.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

212

trataba de velar por la máxima transparencia de gestión y contable hacia los accionistas. El

capital social se establecía en 5.000 acciones de 500 pesetas cada una, es decir, 2.500.000

pesetas de 1894. Los estatutos incluían el compromiso de Arturo Soria y Mata de aportar y

ceder los trabajos, estudios, gestiones y desembolsos hechos para la organización y

constitución de la Compañía hasta ese día; y se obligaba a transferir también su concesión

del Ferrocarril de Circunvalación a la CMU, a cambio de 40.000 pesetas y un porcentaje

estipulado sobre los ingresos futuros. Y de forma similar a lo que había acordado años

antes para el Tranvía de Estaciones y Mercados, se reservó para sí el puesto de director de

la nueva empresa.

En enero de 1894 Soria dio una conferencia en el Fomento de las Artes de

Madrid, y en mayo otra en el Ateneo científico, literario y artístico, en las que dio a

conocer las características "progresistas" de su proyecto y tratar de captar inversores,

accionistas o interesados en adquirir alguna de las parcelas de la futura urbanización368

.

Eran estos Fomento y Ateneo las principales tribunas de la vida intelectual de Madrid, en

las que en un ambiente de modernidad y de cierta libertad de pensamiento, se exponían y

discutían trabajos científicos o culturales de todo tipo que suscitaban el interés de sus

asistentes. A lo largo de esta década, Arturo Soria dio varias conferencias más en el Ateneo

madrileño, en las que, aparte de sus proyectos empresariales, dio a conocer sus trabajos en

el campo de la “evolución geométrica”, como iremos viendo.

En el folleto publicado con la conferencia ofrecida en el Ateneo figura que, a

fecha de 14 de marzo de 1894, eran ya 655 las acciones suscritas. Según parece, Soria

había hecho gala de una meritoria capacidad de seducción, pues no era sencillo persuadir a

ese número de accionistas para que apoyasen a una empresa recién creada, con el objetivo

de llevar a cabo una iniciativa aún intangible -a la que desde algunos sectores se calificaba

como utópica369

-, y para la que, a pesar de haberlo intentado con denuedo, todavía no se

368

Con el contendido de ambas conferencias publicó sendos folletos: Soria y Mata, A. (1894a):

Conferencia dada en el Ateneo de Madrid acerca de la nueva arquitectura de las ciudades. Soria y

Mata, A. (1894b): Conferencia dada en el Fomento de las Artes acerca de su sistema de

urbanización.

369 “La murmuración popular, no comprendiendo empresa tan grande como la que acometía la

Compañía Madrileña de Urbanización con tan pequeño capital, calificaba a nuestra obra de timo.

Más adelante la calificará de locura, emprendida con recto fin, pero locura irrealizable. Por último

acabará por reconocer que nuestra obra es una empresa, atrevida sí, pero razonable y hacedera”.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

213

había conseguido el respaldo material de ningún reconocido potentado, ni de ninguna otra

gran compañía, nacional o extranjera. No obstante, el comprometido hasta la fecha, según

reconocía Soria, era todavía un capital insuficiente para poder acometer un proyecto de tal

envergadura. Por lo tanto, se hizo necesario plantearse la obtención de financiación por

otras vías. Una fue acometer la construcción de viviendas en los terrenos que se iban

urbanizando para venderlas rápidamente; otra, iniciar la venta de lotes de terrenos, en los

que si se deseaba edificar por cuenta propia debería hacerse con el respeto a unas normas

estrictas, con una densidad máxima por parcela específica y, en todo caso, viviendas

unifamiliares dotadas de huerto y jardín. Para una u otra opción, se ofreció la venta a

plazos, buscando favorecer el acceso de compradores menos pudientes. También se

recurrió a la emisión de valores de renta fija (obligaciones y pagarés), en las que a cambio

del capital buscado se tuvo que ofrecer un interés elevado para hacerlas atractivas.

La dificultad para captar inversores era también un síntoma del escepticismo con

el que algunos acogieron los planes de Soria; y algunos periódicos se hicieron eco de estos

recelos. Fueron los casos, por ejemplo, de El Correo, La Crónica, o La Naturaleza, que el

mismo Soria citaba, sin esconderlo, entre los que habían emitido “juicios desfavorables”

sobre su proyecto. Sirva como ejemplo alguna de las críticas vertidas en La Crónica,

periódico que se definía como “administrativo, financiero e industrial de Madrid”370

:

El ferrocarril anular sería muy criticado por inútil y utópico, pero no tendría ningún

problema administrativo ni antes ni después de la concesión. Lo más que se diría de él es

que su proyecto era de difícil o imposible realización y, además, de efectos desastrosos

para el concesionario, pues los pueblos que componían el trazado no daban movimiento

de viajeros y mercancías para sostener los gastos de explotación, y menos aún para

reembolsar los de construcción.

Pero especialmente mordaz se mostró La Naturaleza, “revista decenal ilustrada de ciencias

y sus aplicaciones”, que en agostó de 1893 le dedicó un extenso artículo titulado “La

Ciudad-Hombre” en el que, al describir su proyecto, no escatimaba en referencias

González del Castillo, H.: “La Historia de la Compañía Madrileña de Urbanización”. La Ciudad

Lineal, 5/8/1901, p. 1.

370 La Crónica, 14/3/1893, p. 2

Arturo Soria y Mata. Una biografía

214

burlescas. Baste las frases del comienzo y del final para hacerse una idea del tono del

mismo371

:

De Fuencarral a Pozuelo con apeadero en el Retiro. Si no resultara ser un titulo algo

zarzuelero, sería tal vez el más adecuado para la expresión sintética del pensamiento que

ha dado a conocer D. Arturo Soria.

[…]

¡Desventurado pensamiento!

¡La ciudad recta convertida en herradura!

¡El ferrocarril meridiano, interpolar, universal, transformado en Tío Vivo!

Para minimizar la lista de voces críticas, Soria acompañaba otra mucho más larga de

políticos, personas notables o periódicos que, según él, le habían mostrado su apoyo a la

iniciativa372

. Él mismo se encargó de contestar a algunos de los críticos y en sus escritos

demostraba una voluntad que no iba ceder fácilmente ante los escépticos o detractores373

:

Quizás desmayo cuando el éxito se acerca, cuando concluye la noche larga de los trabajos

sin cuento. Sí, ya se advierten las primeras señales del día del triunfo; ya asoma la aurora;

¡ya ladran los perros!

6.4. LA CIUDAD LINEAL DE MADRID

Una vez constituida la sociedad y conseguidos los primeros capitales empezó la

actividad. La primera tarea, que tampoco resultó sencilla, fue encontrar suelo barato, que

371

La Naturaleza, 24/8/1893, pp. 338-341.

372 CMU (1894b): Op. cit., pp. 84-89.

373 Soria y Mata, A.: "Las aguas del Lozoya". La Correspondencia de España, 14/6/1893, p. 1.

Soria y Mata, A.: "Las aguas del Lozoya (Lata)". La Correspondencia de España, 13/7/1893, p. 1.

En este artículo, de título muy similar al del mes anterior, Soria empleó por primera vez la metáfora

de los perros como enemigos ladrando ante su proyecto que aparece triunfante en el cielo. Años

más tarde será también el motivo de una ilustración que apareció en la portada de la revista de la

CMU. La Ciudad Lineal, 10/6/1908.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

215

determinaría también la ubicación del inicio del trazado. La propiedad del suelo en los

alrededores de Madrid estaba, en general, muy fragmentada, por lo que se hacía necesario

llegar a acuerdos con varias partes. Y cuando no estaba fragmentada, la dificultad estribaba

en que estaba en manos de grandes propietarios que podían permitirse retener el suelo

aguardando posibles revalorizaciones futuras.

Figura 6.3: Boceto de la Ciudad Lineal. Fuente: CMU (1894b): La Ciudad Lineal. Antecedentes y

datos varios acerca de su construcción.

La intención inicial no había sido priorizar la construcción de viviendas para obtener

beneficios rápidos, sino dedicar el capital a la adquisición masiva de los terrenos, la

construcción de las costosas infraestructuras de los viales y de la traída de las aguas y la

explanación y el trazado de las calles y manzanas. Pero dado que el capital a cambio de las

acciones se iba obteniendo según lo estipulado, es decir, a razón de 10 pesetas mensuales

por acción, el disponible de la compañía comenzó siendo bastante escaso. Esta dificultad

financiera determinó la decisión de acometer la construcción de algunas viviendas que

permitiesen con su venta ir sufragando inversiones. Por tanto, tras la adquisición de los

primeros grandes lotes de terreno, el 16 de julio de 1894 se celebró el inicio de la

Arturo Soria y Mata. Una biografía

216

construcción del primer hotel de la denominada Primera Barriada, un primer tramo de

cerca de 5 kilómetros que discurría por el término municipal de Canillejas, entre los puntos

delimitados por la carretera de Aragón y la población de Chamartín de la Rosa, donde

hasta entonces sólo había un erial. El acto inaugural, consistente en poner la primera piedra

del hotel, contó con la asistencia del arzobispo de Madrid-Alcalá, José María Cos; del

gobernador civil, el duque de Tamames; y de los alcaldes de Canillas y de Canillejas, así

como de otras autoridades de la Administración regional y local madrileña.

Figura 6.4: Piedra inaugural de la Ciudad Lineal, en la actualidad en un monolito emplazado en la

calle de Arturo Soria. Fuente: Foto del autor, 2013.

La decisión de emplazar el primer tramo en ese lugar significó de hecho una modificación

importante del trazado propuesto inicialmente, pasando desde ese momento a discurrir al

oeste del pueblo de Hortaleza. La modificación se hizo por razón de oportunidad, ya que se

había podido adquirir en esta zona una extensa franja de terreno a un buen precio. El

croquis del trazado modificado y la conexión prevista con el casco urbano se incorporó a

un nuevo folleto publicitario que apareció publicado en septiembre de 1894374. El folleto

374

CMU (1894b): Op. cit., p. 25.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

217

incorporaba también una lista nominal de los accionistas hasta esa fecha. Eran ya 418.

Entre ellos, cabe destacar, por poner tan solo unos ejemplos, a políticos como José

Canalejas o Alejandro Lerroux, -llegarían ambos a la presidencia del Consejo de Ministros,

como Manuel Allendesalazar, que se uniría poco después-, a propietarios potentados, como

el conde de Belchite, el marqués de Portugalete o el vizconde de los Asilos, a literatos

como Vital Aza o Miguel Ramos Carrión, a los generales de marina Evaristo Casariego o

Manuel Baldasano y Topete, o, como dato curioso, a los hermanos Cipriano y Manuel

Rivas Cherif que serían famosos años después pero que por entonces eran niños de muy

corta edad, por lo que cabe suponer que alguien compraría las acciones a su nombre.

También algunos profesionales que colaboraban con la CMU decidieron convertirse en

accionistas de la empresa. Como ya comentamos, Mariano Belmás se unió a la compañía

como socio fundador a la vez que oficiaba de arquitecto y colaboraba en la difusión del

proyecto375

. De los primeros en suscribir acciones fueron también el ingeniero de caminos

Manuel Becerra y Fernández -que no tenía ningún lazo familiar con Manuel Becerra y

Bermúdez- que sería el encargado de perfilar el proyecto de ferrocarril suburbano -uno de

los proyectos estrella de la CMU, en el que profundizaré más adelante- y escribió algún

artículo sobre las bondades del proyecto del Ferrocarril de Circunvalación y de la ciudad

lineal376

.

El que el propietario de La Correspondencia de España, el vizconde de los

Asilos, o los directores de El País, el ya citado Lerroux, de la Revista minera, Gómez

Hemás, o de La Gaceta de Obras Públicas, Belmás, fuesen accionistas, facilitó que estos

diarios prestasen atención a los inicios de la construcción de la Ciudad Lineal y contribuyó

a dar visibilidad a la iniciativa empresarial en sus difíciles comienzos, insertando de vez en

cuando alguna reseña o algún artículo elaborado por Arturo Soria con reflexiones sobre

temas urbanísticos o sobre la tracción eléctrica para los tranvías, por ejemplo377

. En La

375

Soria y Mata, A.: “A mi amigo D. José Alcalá Galiano”. La Correspondencia de España,

14/8/1894, p. 3. El País, 12/9/1894, p. 2.

376 Becerra y Fernández, M.: “La primera capital higiénica”. La Época, 12/3/1894, p. 3.

377 La Correspondencia de España, 18/4/1894, p. 3; 14/6/1894, p. 4; 2/8/1894, pp. 1-2. El Heraldo

de Madrid, 17/3/1894, p. 4; 19/6/1894, p. 4. El País, 28/7/1894, p. 2; 12/9/1894, p. 2; 27/11/1894,

p. 3. Soria y Mata, A.: “Tracción Eléctrica”. La Correspondencia de España, 26/7/1893, p. 1. Soria

y Mata, A.: “Nueva arquitectura de las ciudades”. La Correspondencia de España, 28/2/1894, pp.

1-2. Soria y Mata, A.: “A mi amigo D. José Alcalá Galiano”. La Correspondencia de España,

14/8/1894, p. 3.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

218

Correspondencia de España, por ejemplo se extrañaban incluso de que para una Junta

Técnica de Urbanización recién creada en el Ministerio de la Gobernación no se hubiese

“dejado un puesto para un escritor de reconocida competencia en esta materia”, como

estimaban que lo era Arturo Soria378

.

Pero el deseado apoyo fuerte no se había llegado a conseguir. En abril de 1895,

con ocasión de una nueva conferencia en el Fomento de las Artes, aparecía un artículo en

El País que se hacía eco de la amargura mostrada en la conferencia por Soria por su

todavía infructuoso esfuerzo379

:

En cualquier país esta idea hubiera despertado el entusiasmo de todos y la codicia de

muchos; aquí ha despertado las simpatías de los impotentes y ni siquiera la curiosidad de

los poderosos.

Las expectativas de obtener ingresos con la venta de viviendas en esos momentos iniciales

no cuajó, lo que en cierta medida no podía sorprender pues en su entorno no existían más

que campos de labranza, y por el momento sólo se podía contar con la compañía de

obreros con sus aparejos y de carros y utensilios para la explanación de terrenos.

Finalizado el hotel en 1895 no se encontró ningún interesado en adquirirlo, ni siquiera

alquilarlo; en consecuencia, la CMU decidió no acometer la construcción de más viviendas

hasta no avanzar en la urbanización. Sin embargo, a los accionistas que ya habían ido

desembolsando el capital había que ofrecerles algún tipo de compensación, económica o en

especie. Ante la ausencia de beneficios empresariales en estos comienzos de singladura, la

empresa decidió, también en abril de ese año 1895, que las 2.000 primeras acciones

tendrían derecho a un lote de 400 metros cuadrados en la Ciudad Lineal. Esta decisión

parece que animó en cierta medida la suscripción de acciones380

. Y de hecho resultó un

buen dividendo, pues a cambio de las 500 pesetas que costaba una acción, se obtenía un

378

La Correspondencia de España, 17/6/1894, p. 2.

379 El País, 2/4/1895, p. 1. CMU (1894b): Op. cit., pp. 109-121.

380 González del Castillo, H.: “La Historia de la Compañía Madrileña de Urbanización

(continuación)”. La Ciudad Lineal, 20/8/1901, p. 1.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

219

lote de terreno que pocos años más tarde se iba a vender a 1.000 pesetas, lo que supuso una

revalorización considerable en muy poco tiempo.

No obstante, a pesar de todas las dificultades, en marzo de ese mismo año Arturo

Soria había tomado la decisión de volcarse por completo en el negocio, por lo que presentó

su renuncia al cargo que todavía ocupaba en el Ministerio de Ultramar. Tenía 50 años y

cinco hijos, y lo apostaba todo al negocio que acababa de iniciar, rodeado de todo tipo de

incertidumbres. Soria demostró apostar por la transparencia de gestión y para ello se

apoyaba en algunos diarios madrileños, en los que publicaba los acuerdos del Consejo de

Administración y las cuentas de la compañía. Ese mismo año, sin embargo, decidió tener

su propio medio de comunicación y en octubre de 1895 apareció el primer ejemplar de La

Dictadura, periódico desde donde iba a ofrecer información sobre la compañía y los

avances en la ejecución del proyecto, pero que no quería conformase con ser un mero

boletín de noticias empresariales. Así, se incluirían también profusos análisis sobre la

política nacional o local, noticias sobre ciencia, libros por entregas, etc., casi todo

redactado por el propio Soria, por lo que a la vez que disponía del medio de propaganda

que él mismo manejaba, hizo un uso intensivo de una tribuna desde la que podía difundir

sus reflexiones variopintas o a dar rienda suelta a sus otras aficiones intelectuales.

El año 1896 fue trascendental en diversos aspectos. En mayo la compañía decidió

ejecutar el canje de la concesión del Ferrocarril de Circunvalación en manos de Arturo

Soria, que en los estatutos se había valorado en 40.000 pesetas, por 3.500 acciones de la

CMU, aunque sin derecho a lotes de terreno381

. Esto significaba que en definitiva habría

dos tipos de acciones de la sociedad: 1.500 con derecho a un lote de terreno de 400 metros

cuadrados y las otras 3500 que no tenían este derecho, pero sí a recibir dividendo en caso

de reparto futuro, cosa que no llegó a ocurrir, por cierto. Arturo Soria se garantizaba ser el

indiscutido accionista mayoritario de la sociedad, lo que le facultaba para el control de la

misma en todos los aspectos. Hacía valer, con esta resolución, su especial empeño en evitar

a futuro una situación similar a la que había vivido en su etapa en la Compañía del Tranvía

de Estaciones y Mercados. Este hecho sería crucial en el devenir de la CMU, pues dio pie a

381

Fue en base a un acuerdo de la junta general de accionistas de febrero de 1896, pero no se hizo

efectivo hasta el 7 de mayo. “Sesión 52 del Consejo de Administración celebrada el 7 de mayo de

1896”. Suplemento a La Ciudad Lineal nº 4, 1/7/1897, p. 2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

220

actitudes personalistas en la dirección de la misma que terminaron provocando el rechazo

de una parte de los consejeros, que estallaron a finales de ese mismo año en forma de grave

crisis interna. Varios miembros del Consejo de Administración censuraron a Soria algunas

de las gestiones realizadas como director y éste -que en algún momento llegó a presentar

su dimisión al consejo- finalmente decidió hacer valer su mayoría aplastante y reaccionó

sin contemplaciones, sustituyendo a los consejeros hostiles por otros afines. Fruto de este

conflicto, una compañía en principio transparente y plural, y en la que hasta cierto punto

reinaba una cierta afinidad de ideas entre los principales accionistas, se tornó a partir de ese

momento en una empresa de carácter familiar, que iba a ser dirigida de manera férrea e

indiscutible por su fundador. Luis, el hijo mayor de Arturo Soria, ocuparía el puesto de

subdirector, y sus otros hijos, Arturo, Emilio y Carlos también ocuparán cargos en los años

venideros. No se arrepentía Soria, al final de su vida, del golpe de mano emprendido

entonces382

:

Por esto he procurado librarla de los peligros que ofrece el sufragio universal dentro de

las sociedades anónimas, vinculando la mayoría de los votos a mi familia.

El Consejo anterior había decidido dejar de publicar La Dictadura al considerar que

resultaba muy costoso y que su línea editorial estaba situada fuera de los objetivos

principales de la empresa. El último número había aparecido el 19 de diciembre de 1896 y

en él Arturo Soria, en un artículo con el significativo título de “Un parricidio”, había

avanzado las intenciones de parte de los consejeros opositores y su propósito de defenderse

ante ellas, como en efecto hizo. Y sin contemplaciones. Sin embargo la crisis interna afectó

al funcionamiento de la compañía, que no dio signos de comenzar a remontarla hasta

mediados del año siguiente. En mayo de 1897 apareció una nueva publicación que venía a

sustituir a La Dictadura como medio de difusión de las actividades de la CMU, que llevó

el nombre de La Ciudad Lineal. Nueva cabecera para una nueva orientación, alejada ya de

382

Soria y Mata, A.:“Mi última voluntad y mi última palabra”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p.

600.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

221

los contenidos políticos y centrada exclusivamente en los negocios y asuntos de la

empresa383

.

Figura 6.5: Hijos varones de Arturo Soria, ca. 1902. De izquierda a derecha: Luis, Emilio, Arturo y

Carlos. Fuente: Archivo Keller Soria.

También su colaborador Mariano Belmás fue distanciándose de Arturo Soria. No están

claras todas las razones para el paulatino alejamiento, pero parece que pudieron tener

influencia las decisiones tomadas a medida que el proyecto iba adquiriendo forma y que

iban empequeñeciendo la bandera higienista, tan orgullosamente enarbolada durante los

años en los que se daba difusión al proyecto. En concreto, Sambricio cita la negativa de

Soria a construir infraestructuras de alcantarillado y optar por la tradicional y menos

costosa de pozos negros para las viviendas. Alonso Pereira señala que, por la parte de

Belmás, el alejamiento fue “silencioso”, evitó cualquier polémica y nunca se le oyó una

383

Maure, M.Á. (1991): Op. cit., p. 299; Alonso Pereira, J. R. (1998): Op. cit., p. 208.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

222

manifestación pública en contra de la Ciudad Lineal. Por el contario, Soria sí se lo tomó

como un síntoma de enemistad384

.

El año 1897, significó el inicio de una cierta clarificación en el horizonte, que se

confirmó al año siguiente al conseguir venderse las 1.500 acciones que no estaban en

manos del fundador385

. En 1899 la adquisición de terrenos y las obras de construcción de

las infraestructuras estaban ya bastante avanzadas y el negocio para el que realmente había

nacido la compañía -“vender terrenos, aguas, billetes de tranvías y casas”386

- estaba ya en

disposición de dar los primeros frutos.

6.4.1. Los negocios de la Compañía Madrileña de Urbanización ligados al

transporte

Sin embargo el importante proyecto de unión con Madrid mediante el ferrocarril

subterráneo se encontraba atascado. Se habían propuesto modificaciones e incluso se había

reelaborado el proyecto por completo, pero no se conseguía la autorización por parte de la

Administración. Esta conexión con Madrid era crucial para dar viabilidad efectiva a la

Ciudad Lineal, por lo que en 1898 y 1899 se pusieron en servicio dos tranvías que, como

alternativa, unían la Primera Barriada con Madrid por ambos extremos: de Cuatro Caminos

a Tetuán y de Tetuán a Chamartín, por el norte, y de Ventas al barrio de la Concepción, por

el este; ambos con tracción animal. Y en 1899 comenzó la construcción del viario del

ferrocarril central que recorrerá la Ciudad Lineal, que se completó en 1904.

Pasados los años de más incertidumbre, Arturo Soria se planteó volcarse con

decisión en el negocio ferroviario. De hecho, de entre todas las líneas de negocio

acometidas por la CMU, ésta fue siempre la prioritaria, aunque la construcción y venta de

viviendas llegó a ser una parte muy importante de sus ingresos, sobre todo en los años de

384

Sambricio, C. (1996): Op. cit., p. 47. Alonso Pereira, J.R. (1998): Op. cit., p. 86.

385 La Ciudad Lineal, 5/10/1898, p. 1.

386 Soria y Mata, A.: “Los cimientos de la Ciudad Lineal”. La Ciudad Lineal, 20/12/1899, p. 1.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

223

bonanza anteriores al estallido de la Gran Guerra. En un artículo en el número de La

Ciudad Lineal que abría el siglo XX387

, Arturo Soria mostraba sus expectativas en este

sector, sobre cuyos negocios pensaba que eran “superiores con una regular administración

a una mina de oro porque en éste disminuye de valor a medida que se le saca el mineral

que no es inagotable”. Por tanto no es extraño que avanzase numerosos proyectos que ya

estaban en marcha o en fase de estudio. Los ferrocarriles, entre diversos pueblos de la

periferia y la capital, eran todos del tipo económico, y dieron primordialmente servicio de

transporte de mercancías, como materiales de construcción o víveres, y ocasionalmente de

transporte de viajeros. Algunos de los tranvías iban destinados a la conexión de la Ciudad

Lineal con el centro, pero también se explotaron otras líneas. Varios de los enumerados por

Soria no llegaron a cuajar, no obstante la apuesta fue importante y la CMU llegó a poner en

servicio cinco tranvías y dos ferrocarriles: el Tranvía de Cuatro Caminos a Fuencarral y

Chamartín de la Rosa, el Tranvía de Ventas a la Ciudad Lineal, el Tranvía a Barajas, el

Tranvía al Colegio de la Paloma, el Tranvía del Pacífico a Vallecas y Canteras, el

Ferrocarril de Chamartín de la Rosa al barrio de la Concepción y el Ferrocarril a Colmenar

Viejo388

.

El primer negocio que abordó la CMU en este sector se materializó en mayo de

1898389

con la adquisición del Tranvía de Cuatro Caminos a Fuencarral y Chamartín de la

Rosa. Forzado por la necesidad de conectar la Ciudad Lineal con Madrid, cuyas obras de

infraestructura ya habían adquirido buen ritmo, y en vista de que el proyecto de conexión

mediante el ferrocarril subterráneo se encontraba encallado, decidió aprovechar la

oportunidad de adquirir la concesión a la empresa que lo construía, que atravesaba serias

dificultades financieras y sólo había conseguido poner en funcionamiento un tramo entre

Cuatro Caminos y Tetuán. Ya en manos de la CMU, se priorizaron las obras para

completar el trazado hasta Chamartín de la Rosa, tramo que lógicamente más interesaba a

la compañía, y que entró en funcionamiento en octubre de 1898. Y en diciembre de 1899

se completó el trayecto desde Bifurcación –actual Plaza de Castilla–, hasta Fuencarral. No

obstante, el primer tranvía cuya construcción completa abordó la CMU fue el Tranvía de

387

“Vías férreas de la Ciudad Lineal”. La Ciudad Lineal, 20/1/1915, pp. 6-8.

388 López Bustos, C. (1998): Op. cit., pp. 66-80.

389 Autorizada el 2 de agosto de 1898. Gaceta de Madrid, 7/8/1898, p. 607.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

224

Ventas a la Ciudad Lineal, en el punto donde la Primera Barriada limitaba con el barrio de

la Concepción. La concesión de esta línea había sido solicitada en julio de 1895 y se

consiguió el 28 de marzo de 1898390

. El servicio al público comenzó al año siguiente. Las

cocheras se situaron anexas al primer hotel construido en la Ciudad Lineal, el que se había

destinado a oficinas de la CMU.

Ya se había conseguido poner en servicio los dos tranvías que conectaban la

Primera Barriada por ambos extremos con distintos puntos de Madrid: Ventas y los Cuatro

Caminos. El siguiente paso fue conectar ambos extremos a través de la calle Principal de la

Ciudad Lineal, que era el tramo por el que supuestamente debería pasar en el futuro el

Ferrocarril-tranvía de Circunvalación, pero como se trataba de una modificación a la

concesión, hubo que tramitarla de nuevo. Y como el trayecto discurría a través de una

ciudad privada debió hacerse como si se tratase de un ferrocarril, aunque la pretensión

fuese explotarlo como si de un tranvía se tratase, es decir, con coches tranvía. Se solicitó

en 1899, con tracción vapor, y el 31 de agosto de 1901 se obtuvo la concesión. El

denominado Ferrocarril de Chamartín de la Rosa al barrio de la Concepción entró en

servicio en 1902391

.

En noviembre de 1900 se solicitó la concesión de otro tranvía para unir la Ciudad

Lineal con Barajas. En principio era parte de un proyecto mucho más ambicioso, que

pretendía unir la Ciudad Lineal con Torrelaguna, es decir, 50 kilómetros de línea392

, pero

finalmente los tramos que unirían Barajas con Algete y de allí a Torrelaguna no pasaron

del papel. Se consiguió la concesión del tramo a Barajas en 1904393

y en julio de 1905 se

abrió al servicio público el tramo entre la Ciudad Lineal y Canillejas. Desechado el

ambicioso proyecto inicial, la CMU no volvió a mostrar interés en construir el tramo de

Canillejas a Barajas y, tras diferentes intentos de zafarse de la obligación que venía

implícita en la concesión, evitó construirlo.

390

Gaceta de Madrid, 2/8/1895, p. 423. Gaceta de Madrid, 2/4/1898, p. 26.

391 Gaceta de Madrid, 14/9/1901, p. 1348.

392 Soria y Mata, A.: “Siglo nuevo, vida nueva". La Ciudad Lineal, 5/1/1901, p. 1.

393 Gaceta de Madrid, 1/5/1904, p. 427.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

225

En 1908 la CMU adquirió la concesión del Tranvía del Pacífico a Vallecas y

Canteras, que venía explotándose desde veinte años atrás. Se trataba de un servicio de

pasajeros entre el Pacífico y Vallecas y de mercancías entre Vallecas y las canteras de yeso

localizadas en las cercanías de esta población. Soria estimaba que una vez construido el

Ferrocarril de la Ciudad Lineal a Vallecas por la Segunda Barriada, su itinerario podía ser

útil, por un lado para conectar la Ciudad Lineal con un tercer punto de Madrid, en el barrio

del Pacífico, y por otro para el transporte de material desde las yeserías de Vallecas hasta

la Ciudad Lineal. Al final no llegó a construirse la Segunda Barriada ni por consiguiente su

ferrocarril, pero la CMU prosiguió con la explotación del Tranvía de Vallecas hasta febrero

de 1922, fecha en que la línea se interrumpió durante años, con motivo de las obras del

metro entre el Pacífico y el Puente de Vallecas; y de esta interrupción ya no se recuperó.

En 1910 la Compañía solicitó la concesión de un tranvía eléctrico para conectar el

trayecto del tranvía de Cuatro Caminos a Chamartín de la Rosa hasta al Colegio de la

Paloma y a la Dehesa de la Villa, por la carretera de Bellas Vistas –hoy calle de Francos

Rodríguez–. Será la concesión del Tranvía al Colegio de la Paloma, conseguida en octubre

de 1912394

, y que entró en funcionamiento al año siguiente.

Cuando Arturo Soria adquirió la Compañía del Tranvía de Madrid a Chamartín y

Fuencarral ya se había interesado en poder prolongar su recorrido hasta Colmenar Viejo,

fundamentalmente debido a la piedra que podría transportar desde las canteras situadas en

este municipio. Aunque ya existía desde 1895 una concesión para unir los Cuatro Caminos

con Colmenar Viejo, la línea no había llegado a ponerse en servicio y aunque la

infraestructura que era preciso acometer era de envergadura considerable, la CMU decidió

presentar una solicitud para una concesión que competiría con la ya existente, y la

consiguió en marzo de 1907395

. Concluidas las obras, en julio de 1910 puso en servicio el

tramo de Fuencarral al Castillo de Viñuelas. Y justo un año más tarde, entro en

funcionamiento el tramo desde el Castillo de Viñuelas y Colmenar Viejo. Hubo otras dos

concesiones de ferrocarriles de tracción vapor obtenidas por la CMU, el Ferrocarril de

Fuencarral a Ciudad Lineal, es decir la prolongación de la Primera Barriada, concedido el

20 de julio de 1907; y el Ferrocarril del Barrio de la Concepción a Vicálvaro y Vallecas,

394

Gaceta de Madrid, 9/11/1912, p. 378.

395 Gaceta de Madrid, 25/4/1907, p. 340.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

226

es decir, el que circularía por la Segunda Barriada, cuya concesión se obtuvo en septiembre

de 1907396

. La CMU llegó a iniciar las obras de ambos trayectos, pero tras la grave crisis

de la compañía de 1914 no las llegó a retomar.

Por otro lado, en 1901 Arturo Soria había adquirido a título personal la línea

Ferrocarril económico de la Moncloa al Pacífico a los herederos del que había sido su

sucesor en el puesto de director en la Compañía del Tranvía de Estaciones y Mercados. En

principio pensaba llegar a un acuerdo para ceder la concesión a la CMU397

, pero no llegó a

fructificar, por lo que al final decidió traspasarla en 1905 a la Compañía del Ferrocarril de

la Moncloa al Pacifico, creada al efecto de explotar la concesión que adquiría398

.

Como se puede observar, ya en estos años la idea originaria de construir el

Ferrocarril de Circunvalación se había visto relegada a un segundo plano ante la entrada en

funcionamiento de todos estos negocios ferroviarios y las buenas perspectivas de las otras

líneas de negocio de la CMU, en especial el servicio de construcciones.

6.5. LA CIUDAD-JARDÍN DE EBENEZER HOWARD

En 1898 Ebenezer Howard publicó un libro que iba a tener una gran influencia en

el campo del planeamiento urbano en el siglo que estaba a punto de nacer. Se trataba de

To-Morrow: a Peaceful Path to Real Reform -a partir de su edición de 1902 recibió el

título Garden Cities of To-morrow- que venía a ser una síntesis de anteriores propuestas

cercanas al socialismo utópico, que fueron desarrollándose para luchar también contra la

problemática asociada a la ciudad industrial. Howard, militante socialista desde 1879,

exponía su idea teórica de ciudad alternativa, la ciudad-jardín, que incorporaba

características de una urbe moderna, higiénica, cercana al campo y de baja densidad de

habitantes, además de ciertos sistemas de organización y de gestión que implicarían para

396

Gaceta de Madrid, 22/9/1907, p. 1194. Gaceta de Madrid, 9/10/1907, p. 118.

397 La Ciudad Lineal, 5/8/1901, pp. 2-3.

398 Autorizado por el ministerio el 5 de agosto de 1905. Gaceta de Madrid, 15/8/1905, p. 602.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

227

sus habitantes la implementación de reformas de tipo social entre sus pobladores que

coadyuvarían a evitar los conflictos de clase. Howard había asumido algunas de las

propuestas y ensayos que habían ido surgiendo a lo largo del siglo, como las comunidades

planteadas por los socialistas utópicos, las ideas de integración entre campo y ciudad

propuestas por Ruskin o Morris, los planteamientos colectivistas del suelo de Henry

George o las de comunidades autogobernadas o la cooperación social voluntaria entre sus

habitantes de Eliseo Reclus, etc., para sintetizarlas en la teoría que entonces detallaba399

.

Las analogías entre esta ciudad-jardín y la ciudad lineal planteada por Arturo Soria quince

años antes eran también muy evidentes.

Merced a una efectiva campaña de publicidad, la ciudad-jardín tuvo una rápida

difusión y en pocos años consiguió una amplia aceptación incluso a nivel internacional. En

España, fue precisamente Soria uno de los primeros en dar difusión a la teoría de Howard.

Las páginas de La Ciudad Lineal se hicieron eco en 1899 de una reseña que poco antes

había aparecido en La Correspondencia de España, en la que, de forma sucinta, se

describía la alternativa de ciudad formulada por Howard y se informaba de la creación de

una asociación privada, la Garden Cities and Town Planning Association, que pretendía

promover la traslación a la realidad de ese modelo urbano. Al compararla con su ciudad

lineal, Soria desdeñaba las características de la ciudad-jardín400

:

Este portentoso pensamiento de Elíseo Reclus (todo lo extranjero es portentoso) no es

más que una de las formas de ciudades, preparatoria de la “Ciudad Lineal”, estudiada y

desechada por mí, como imperfecta, el año 1882.

Fuera del nombre de Ciudad-jardín, que me parece más bonito, aunque no tan exacto y

propio, que el de Ciudad Lineal, todo lo demás no vale tres pitochos para cualquier

mediano geómetra.

399

Alonso Pereira, J.R. (1998): Op. cit., pp. 224-230. Ramos Gorostiza, J.L. (2008): "El

descontento frente a la ciudad industrial: reformismo social y “ciudad jardín” en España, 1900-

1923", pp. 85-114.

400 Soria y Mata, A.: “La ciudad ideal. The Garden City. Ejecución de un pensamiento de Reclus”.

La Ciudad Lineal, 5/8/1899, p. 4.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

228

Sin embargo, Soria envidiaba el importante respaldo que estaban recibiendo los

promotores de esa iniciativa, teniendo en cuenta lo difícil que le estaba resultando a él

conseguir financiación para la suya.

En 1904 dieron comienzo las obras de construcción de la que sería la primera de

las ciudades-jardín: Letchworth, que iba a estar emplazada en las cercanías de Londres. La

Garden Cities and Town Planning Association contaba ya para entonces con alrededor de

2.500 miembros y habían atraído a su patronazgo a varios empresarios importantes, con lo

que el respaldo económico conseguido para puesta en marcha del proyecto, cuya

construcción se había encargado a los arquitectos Raymond Unwin y Barry Parker, era

muy sustancial. Sin embargo, el proyecto urbano ya no contaba con el concurso directo de

Howard. Poco después se evidenció que sus propuestas para la gestión de la futura ciudad

y las reformas sociales asociadas se habían dejado de lado401

.

Al constatar que la primera ciudad-jardín estaba camino de hacerse realidad, Soria

percibió que podía ser una amenaza a la extensión de su propia propuesta. En 1904 volvió

a publicar otro artículo en el que de nuevo comparaba al suyo el modelo de ciudad-jardín.

E insistía en que él ya lo había desechado en 1882 “por malo”402

:

La Ciudad Jardín es una ciudad punto, esto es, en la evolución progresiva de todas las

formas de la naturaleza y del hombre, el grado inferior a la Ciudad Lineal. Hay

proporción entre estos cuatro términos: Mono es a hombre, como Ciudad-Jardín es a

Ciudad Lineal.

[…]

Los demás problemas de la vida social que en número incalculable necesita resolver la

vida moderna no pueden tener solución salpicando la superficie del planeta de ciudades

puntos o aglomeradas un poco mejores que las actuales por tener más jardines, más flores

y más árboles.

401

Ramos Gorostiza, J.L. (2008): Op. cit., p. 98.

402 Soria y Mata, A.: "Garden-City. La Cité-Jardín". La Ciudad Lineal, 20/9/1904, p. 1.

El urbanista: la Ciudad Lineal (1882-1900)

229

Eso sí, volvía a envidiar los recursos económicos conseguidos por la sociedad anónima

constituida para su puesta en marcha:

¡Qué lástima de dinero!

En suma, la Ciudad-Jardín está en la lactancia: la Ciudad Lineal, que también es Ciudad-

Jardín está a los diez años de su edad en una adolescencia sana y robusta y prometiendo a

sus papás fundadores grandes esperanzas.

En suma, Soria defendía la supremacía de su proyecto destacando que la ciudad-jardín no

había tenido en consideración la importancia fundamental que, a su juicio, iba a tener el

transporte en las ciudades del futuro, que la configuración lineal que él proponía era más

eficiente que el trazado concéntrico de las ciudades-jardín y señalaba que éstas no dejaban

de ser reminiscencias de las ciudades punto del pasado. Sin embargo, ambos modelos

tenían en realidad más puntos en común que diferencias, y unos años más tarde la CMU se

avendría a un cierto acercamiento conceptual liderado por Hilarión González del Castillo,

que iba a dejar de lado ciertas restricciones incluidas en la teoría lineal original, para

hacerla más flexible y, de esa manera, tratar de propiciar una aceptación internacional que

posibilitase la exportación del modelo lineal a otros países403

.

403

Sambricio, C. (1992): “De la ciudad lineal a la ciudad jardín. Sobre la difusión en España de los

supuestos urbanísticos a comienzos del Siglo”, pp. 154-158.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

230

231

CAPÍTULO 7. ARTURO SORIA Y EL PERIODISMO

7.1. DE LA DICTADURA A LA CIUDAD LINEAL

Las colaboraciones periodísticas para El Progreso no fueron una mera anécdota

en la vida profesional de Arturo Soria. En 1883 dejó de aparecer su columna Cosas de

Madrid en ese diario y habrían de pasar diez años hasta que de nuevo volviese a escribir

artículos para su publicación en la prensa. Fue con motivo de la puesta en marcha de su

proyecto del Ferrocarril de Circunvalación y la operación urbanística asociada cuando

decidió volver a empuñar la pluma y componer diversos artículos destinados a la

promoción de estas iniciativas. Aparecieron en La Correspondencia de España, uno de los

diarios de más lectores e influencia de la España finisecular, entre los años de 1893 y 1894,

y en ellos describía las características y bondades de sus planes, las tareas que ya estaba

llevando a cabo para iniciarlos y la puesta en marcha de su Compañía Madrileña de

Urbanización para la que buscaba accionistas. Fue precisamente el propietario de este

diario, Eduardo de Santa Ana, el vizconde de los Asilos, de los primeros en respaldarlos y

en convertirse en uno de los primeros accionistas de la CMU404

.

También El País informó en sus páginas de las primeras decisiones tomadas en las

juntas de accionistas o de la marcha de la Ciudad Lineal en sus primeros años. El País,

nacido en 1887, había sustituido al extinto El Progreso como órgano de comunicación del

partido de Manuel Ruiz Zorrilla. Por las fechas en las que la CMU iniciaba su singladura,

el periódico estaba dirigido por Alejandro Lerroux, también uno de los primeros en

suscribir acciones de la compañía, lo que sin duda facilitó el seguimiento del proyecto y la

404

Soria y Mata, A.: “Las aguas del Lozoya”. La Correspondencia de España, 14/6/1893, p. 1.

Soria y Mata, A.: “Las aguas del Lozoya (Lata)”. La Correspondencia de España, 13/7/1893, p. 1.

Soria y Mata, A.: “Tracción Eléctrica”. La Correspondencia de España, 26/7/1893, p. 1. Soria y

Mata, A.: “A mi amigo D. José Alcalá Galiano”. La Correspondencia de España, 14/8/1894, p. 3.

Soria y Mata, A.: “Nueva arquitectura de las ciudades”. La Correspondencia de España,

28/2/1894, pp. 1-2. Este último había aparecido previamente en la revista Pro Patria. Pro Patria,

enero 1894, pp. 37-41.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

232

aparición de las reseñas que contribuyeron a su difusión405

. Lerroux dejó El País junto a

gran parte de sus redactores cuando, con motivo del fallecimiento de Manuel Ruiz Zorrilla,

le sucedió al frente de la formación política Republicana Progresista José María Esquerdo.

Las desavenencias surgidas con el propietario del diario, Antonio Catena, que también

aspiraba a su liderazgo, motivaron la refundación de El Progreso para convertirlo en el

nuevo órgano de comunicación del partido. Lerroux fue el director de la nueva cabecera

que comenzó su singladura a finales de 1897 y a las pocas semanas ya habían aparecido

varias reseñas sobre la CMU, similares en estilo e información facilitada a las aparecidas

en El País hasta poco antes406

.

También figuraba entre los primeros accionistas de la CMU José Marco, un escritor

y director de la revista mensual Pro Patria, "revista internacional política, científica,

artística y literaria", en la que Soria, a solicitud del propio Marco, publicó textos sobre sus

planteamientos urbanísticos y algún otro sobre las investigaciones geométricas que iba a

iniciar poco después407

.

Aparte de los escritos de Soria y de las reseñas esporádicas dando cuenta de sus

actividades, una vez constituida, la CMU, insertaba publicidad en estos diarios y en algún

otro, como El Heraldo de Madrid. Era este un diario joven, que había sido fundado en

1890, precisamente por el ínclito Felipe Ducazcal, que poco tiempo después había fallecido

de forma repentina. Tras este suceso, José Canalejas -que ya sabemos también fue de los

primeros accionistas de la CMU- junto a otros socios, adquirieron el diario para convertirlo

en el órgano de comunicación del Partido Liberal. Canalejas era ya un personaje muy

notable de la vida política española, había sido varias veces ministro y, unos años más

tarde, en 1910, llegaría a la Presidencia del Consejo de Ministros, cargo que desempeñaba

en 1912 cuando fue asesinado408

.

405

El País, 28/7/1894, p. 2; 12/9/1894, p. 2; 27/11/1894, p. 3; 2/4/1895, p. 1; 24/10/1895, p. 2;

30/11/1896, p. 2.

406 El Progreso, 29/11/1897, p. 3; 30/12/1897 p. 3. La evolución de Alejandro Lerroux en El País y

en El Progreso en Gómez Aparicio, P. (1974): Historia del periodismo español. De las guerras

coloniales a la Dictadura, pp. 280-282.

407 Soria y Mata, A.: “Nueva arquitectura de las ciudades”. Pro Patria, enero 1894, pp. 37-41.

Soria, A.: "Tres nuevas formas geométricas". Pro Patria, junio 1895, pp. 401-405.

408 Gómez Aparicio, P. (1971): Op. cit., pp. 520-524.

Arturo Soria y el periodismo

233

El último de los artículos de Soria aparecido en La Correspondencia de España es

de agosto de 1894. Para entonces ya estaba inmerso en la escritura del que iba a ser el

primero de sus libros, Origen poliédrico de las especies, que concluyó el 15 de octubre de

ese mismo año. Poco después salió publicado y en su contraportada anunciaba que ya tenía

en preparación un nuevo proyecto, en esta ocasión un periódico semanal al que pensaba

denominar Mecánica Política. En unas líneas describía el tipo de contenidos que había

pensado incorporar: "apuntes, datos y proyectos de reorganización científica de la

administración, valoración intelectual y moral de personalidades, políticas y

administrativas, consideraciones y trabajos varios encaminados a obtener toda la influencia

política que sea necesaria para realizar la Ciudad Lineal", etc. y adelantaba varios de los

temas específicos sobre los que iban a versar los primeros artículos. Era un proyecto al

alimón con su cuñado Eusebio Blasco y su lanzamiento se pensaba inminente, para

comienzos de 1895409

. Eusebio Blasco estaba ya establecido definitivamente en Madrid,

tras una larga etapa de trece años en la que había residido en París de forma intermitente,

ejerciendo como redactor de Le Figaro410

. Sin embargo, los planes sufrieron una alteración

que no conocemos, pero que significó el abandono abrupto de este proyecto periodístico

por parte de los cuñados.

En su lugar, Arturo Soria decidió crear otro periódico, que comenzó a aparecer en

el mes de octubre de ese año 1895. Su nombre ya no era el anunciado anteriormente y

además surgía sin la participación de Eusebio Blasco. Sin embargo, su periodicidad sería

también semanal y sus contenidos muy similares a los planeados para Mecánica Política.

Este nuevo medio iba a denominarse La Dictadura y se describía expresamente como

"Periódico monárquico", ambas cosas, en principio, distantes con las ideas políticas hasta

entonces defendidas por Arturo Soria.

Es decir, La Dictadura no nació como iniciativa de la CMU, como tantas veces se

ha dado a entender, pero sí contó con su apoyo económico. En realidad surgió para

convertirse, sustituyendo al finalmente nonato Mecánica Política, en la tribuna desde la

cual su fundador podría publicar los artículos que pensaba escribir sobre todo tipo de

409

Soria y Mata, A. (1894): Origen poliédrico de las especies, contraportada. La Correspondencia

de España, 10/12-1894, p. 2; Diario oficial de avisos de Madrid, 10/12/1894, p. 3.

410 Faci, M.A. (2003): Op. cit., p. 369.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

234

cuestiones que le interesaban en aquellos momentos, entre las que también se hallaban los

asuntos de la CMU, naturalmente. Así, la crónica con la evolución de los trabajos de la

empresa y las cuentas o los acuerdos de su Consejo de Administración aparecían junto a

los textos en los que Soria exponía sus reflexiones, ideas o propuestas sobre temas de lo

más variado: política, sociedad, ciencia -más bien pseudociencia-, urbanismo, etc. El

periódico se financiaba mediante la inclusión de publicidad, entre la que destacaba

claramente la de la CMU, que había decidido pasar a insertarla en exclusiva en este nuevo

medio de su director, porque había estimado que la que hasta entonces aparecía en otros

diarios resultaba muy cara411

.

Figura 7.1: Cabecera del primer número de La Dictadura. Fuente: Hemeroteca Municipal de

Madrid.

Destaca Manuel Suárez Cortina que el deseó de disponer de controlar o de disponer de un

medio de comunicación propio fue un fenómeno bastante frecuente en la España de finales

de siglo XIX, y que también fue la tentación de muchos profesionales de clase media de

ideología cercana al republicanismo, como era el caso. Se consideró un símbolo de

prestigio y un instrumento inmejorable para poder lograr protagonismo social, cierta

capacidad de influencia y, en ocasiones, un complemento económico. Pero por lo general

los beneficios escaseaban y la gran mayoría de los innumerables periódicos surgidos en

estos años duraron poco412

.

411

La Dictadura, 19/12/1896, p. 2.

412 Suárez Cortina, M. (2000): Op. cit., pp. 83-84.

Arturo Soria y el periodismo

235

La redacción de La Dictadura se reunía en la Quinta de Mahudes, donde Soria

instaló la imprenta de la que salían sus ejemplares, junto con los primeros trabajos de

publicidad y propaganda de la CMU y algunos de los libros escritos por él en estos años.

Poder disponer de una imprenta propia fue otro de los conseguidos anhelos de Arturo, cabe

pensar que desde los tiempos en los que conoció la imprenta de los Ducazcal, cuando

colaboraba con Felipe en las tareas de impresión de los pasquines revolucionarios. Su hijo

mayor, Luis Soria Hernández, recordaba que en la de Mahudes le había enseñado su padre

el oficio de impresor y cómo le había oído decir con orgullo: "Ahora que tengo algún

dinero puedo darme el lujo de enseñar a mi hijo un oficio"413

. Unos años más tarde enseñó

también al menor de sus hijos varones, Carlos, al que puso al frente de la posterior

Imprenta de la Ciudad Lineal. Tampoco era ésta la primera imprenta que había tenido a su

disposición. Ya la tuvo cuando dirigía el Tranvía de Estaciones y Mercados, e incluso

habían trabajado a sus órdenes Felipe López y el propio Pablo Iglesias, promotores del

asociacionismo en el sector impresor y del socialismo español de los primeros tiempos,

cuya noble actitud como activistas obreros añoraría Soria en la primera década del siglo

XX, en unos años de bastante conflictividad laboral en las diferentes empresas de la

CMU414

:

Cuando los obreros son tan dignos como D. Felipe López y D. Pablo Iglesias, los

conflictos de la guerra de clases y de la disciplina, muy respetable, del Partido Socialista,

son completamente independientes de los conflictos originados por el modo de entender

algunos individuos los deberes de la buena educación individual y social.

Fue el apoyo económico de la CMU a La Dictadura a través de su publicidad uno de los

motivos que desencadenaron el golpe de mano de Arturo Soria en la empresa a principios

de 1897. Tras una votación en el Consejo de Administración de diciembre de 1896 se

decidió suspender los gastos en publicidad y dedicar el capital en exclusiva a las

inversiones y a los trabajos propios de la compañía. Esta decisión significó la muerte del

periódico, pues a falta de otros apoyos económicos importantes, no podía sobrevivir. El

número del 19 de octubre de 1896 anunciaba la desaparición del periódico y en él Arturo 413

CGC. Carta de Arturo Soria y Espinosa a George R. Collins, 23/9/1960.

414 La Ciudad Lineal, 10/5/1909, pp. 1341-1342.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

236

Soria dejó bien expresado que había considerado la decisión del Consejo de

Administración como una traición al fundador de la compañía, o sea, a él415

. Aparte de esta

cuestión, se pusieron sobre la mesa otras censuras a su manera de dirigir la compañía y

hubo maniobras que pretendían incluso su sustitución. Haciendo valer su mayoría de

acciones, Soria dio una respuesta contundente que concluyó con la salida de los consejeros

y accionistas disidentes. Muy poco después se tomó la decisión de alumbrar un nuevo

medio de comunicación, este sí, órgano oficial de la CMU, como expresamente rezaba en

su cabecera, cuya orientación iba a estar alejada de los contenidos que no estuviesen

directamente relacionados con los asuntos y negocios de la compañía. La Ciudad Lineal

como se denominó este nuevo periódico, logró sobrevivir hasta octubre de 1932. Tras una

reorientación a los pocos años de su nacimiento, el periódico se convirtió en revista y pasó

a incluir artículos sobre asuntos urbanísticos y arquitectónicos en general, por lo que, en

ese momento, se considera que nacía la primera revista de urbanismo de la historia416

. Ese

mismo año la CMU estableció su propia imprenta, que recibió el nombre de Imprenta de

La Ciudad Lineal, en la que, aparte de las ediciones propias o de los encargos de diferentes

instituciones o particulares llevará a cabo numerosos trabajos de impresión para conocidas

casas editoriales, como la editorial Renacimiento, por ejemplo, que la condujeron a ser uno

de los negocios auxiliares más importantes de la compañía417

.

Para este nuevo medio, Soria escribió numerosos artículos, hasta prácticamente la

fecha de su fallecimiento. Muchos de ellos sobre asuntos variados, no siempre relacionados

con las actividades de la compañía que dirigía, y casi todos ellos bajo una sección de la

revista que se denominó Filosofía barata. Unos años después de su muerte la recopilación

de estos artículos fue publicada en un volumen que recibió el mismo nombre418

.

415

Uno de los artículos incluidos en este número lo tituló, de forma significativa, "Un parricidio".

También incluyó una separata en la que relataba las maniobras de los consejeros opositores. La

Dictadura, 19/12/1896, p. 2.

416 Maure, M.Á. (1991): Op. cit., p. 299; Alonso Pereira, J.R. (1998): Op. cit., p. 247.

417 "La imprenta de la Ciudad Lineal". La Ciudad Lineal, 10/4/1926, pp. 159-165.

418 Soria y Mata, A. (1926): Filosofía Barata, Madrid, Imprenta de la Ciudad Lineal.

Arturo Soria y el periodismo

237

7.2. COLABORACIONES CON OTRAS PUBLICACIONES PERIÓDICAS

Para Soria los años centrales de la última década del siglo fueron de muy intenso

trabajo en actividades muy variadas. Aparte de las tareas propias al frente de la CMU y de

los artículos que escribía para La Dictadura y luego para La Ciudad Lineal, concibió una

particular teoría geométrico-evolutiva que dio a conocer en algunos de sus libros o a través

de artículos por entregas que aparecieron también en La Dictadura o en otros medios,

como veremos en un capítulo posterior. Pero la de escribir fue una de las actividades que

más satisfacción le produjo y no rechazó la oportunidad de colaborar de forma esporádica

con diversas publicaciones. Aparte de en las antes citadas, La Correspondencia de España

o Pro Patria, en años posteriores lo hizo, al menos, en Vida Nueva, El Motín y El País. En

estos medios sus artículos aparecieron con su firma, pero no es descartable que escribiese

otras colaboraciones, para éstos u otros medios, que no la incluyesen o que utilizase algún

seudónimo, práctica muy extendida por entonces.

Vida Nueva fue una revista semanal que vio la luz en 1898, a tan solo un mes del

desastre colonial. Fue cofundada por varios periodistas comandados por Eusebio Blasco,

que además fue el primero de sus directores. Pretendía liderar la perentoria renovación y

modernización de la vida política, social o artística española, como confesaba el propio

Eusebio Blasco en el artículo que abría el primer número. En sus escasos dos años de vida

logró bastante prestigio, y merced a esta consideración y a la acreditada lista de redactores

y colaboradores de toda condición en la que se podía ver, por ejemplo, a Vicente Blasco

Ibáñez, Mariano de Cavia, José Nakens, Benito Pérez Galdós, Rodrigo Soriano, Felipe

Trigo, Leopoldo Alas “Clarín”, Luis Bonafoux, Rubén Darío, Nicolás Estévanez, Ramiro

de Maeztu, Joaquín Costa, Pablo Iglesias o Miguel de Unamuno, entre muchos otros,

fueron muchos más los que desearon formar parte de tan elitista grupo. El primero de sus

números, aparte del comentado de Eusebio Blasco, incorporó textos firmados por nada

menos que Emilio Castelar, Vicente Blasco Ibáñez, Pablo Iglesias, José Nakens, Mariano

de Cavia o Vital Aza, entre otras figuras de la política, el periodismo o la literatura de la

sociedad española del momento. Pues bien, en este primer elenco con el que iniciaba su

andadura Vida Nueva se encontraba también el propio Arturo Soria, que colaboró con un

artículo de título "La Negrada", del que luego hablaremos. Fue ésta, sin embargo, la única

Arturo Soria y Mata. Una biografía

238

participación de Soria en la revista, quizá porque tampoco tuvo una vida muy larga, como

muchos de los medios nacidos en estos años419

.

Ya iniciado el nuevo siglo, aparte de en La Ciudad Lineal, Arturo Soria escribió

para otras dos cabeceras diferentes, ambas situadas en posiciones políticas republicanas,

por lo que cabe suponer que fue esta afinidad ideológica la que propició estas

colaboraciones. La primera de ellas fue El Motín, de José Nakens, quien también había

figurado en la lista de redactores principales de Vida Nueva. El Motín, contaba ya entonces

con un cierto pasado pues, como El Progreso, había surgido en 1881, al calor de las

medidas liberalizadoras del régimen de la Restauración que habían permitido la aparición

de diarios de oposición. Era un semanal satírico, de profunda orientación republicana y

anticlerical, que llegó a tener bastante influencia entre sus lectores correligionarios. Desde

sus páginas, Nakens había defendido la línea insurreccional de Ruiz Zorrilla y luchado

incansablemente por la unidad republicana, por lo que fue uno de los principales

instigadores del nacimiento de Unidad Republicana en marzo de 1903420

. A pesar de

tratarse de un semanario político, los artículos que publicó Soria en este medio ni versaron

sobre política nacional, ni guardaron una unidad temática concreta. Se trataba de los

característicos escritos que, sobre una miscelánea de asuntos de toda índole, componía

Soria por esta época y que además habían aparecido previamente en La Ciudad Lineal.

Fueron un total de seis, distribuidos entre noviembre de 1903 y mayo de 1906, los envíos

de Soria a El Motín. No conocemos exactamente cómo se inició la colaboración entre Soria

y Nakens, ni tampoco a ciencia cierta por qué se puso fin, pero parece que por esos años, al

menos el hijo de Soria, Arturo Soria Hernández, acudía con frecuencia a casa de Nakens y

que esa relación dejó de existir cuando Nakens se vio incriminado tras el atentado de

Mateo Morral contra el rey Alfonso XII421

. Por la coincidencia de fechas, es bastante

419

Soria y Mata, A.: "La Negrada". Vida Nueva, 12/6/1898, p. 3. Sobre Vida Nueva, consultar San

Juan, J.B. (2013): Estudio de la revista Vida Nueva (1898-1900) y descripción de la crítica

literaria en sus páginas.

420 Gómez Aparicio, P. (1974): Op. cit., p. 279. Pérez Ledesma, M. (2000): “José Nakens (1841-

1926). Pasión anticlerical y activismo republicano”, pp. 308-316.

421 Aunque parece que no tuvo que ver con su preparación, José Nakens había encubierto a Mateo

Morral tras el atentado fallido del 31 de mayo, por lo que posteriormente fue condenado a pena de

cárcel. Según manifestó el director de un diario republicano con quien los Soria mantuvieron un

áspero enfrentamiento unos años más tarde, parece que tras estos sucesos éstos no quisieron saber

nada de Nakens. La Idea, 9/3/1911, p. 1.

Arturo Soria y el periodismo

239

probable que fuese éste el motivo por el que dejaron de aparecer las colaboraciones de

Arturo Soria padre en El Motín.

Más tardía fue la publicación de artículos suyos en un clásico de la prensa

republicana, el diario El País -no en vano se subtitulaba "diario republicano"-, que

comenzó a raíz de un artículo para un número extraordinario con motivo de la celebración

del Primer Centenario de la Constitución de 1812 y que repitió en alguna ocasión más,

aunque de forma muy esporádica. Precisamente poco antes de su muerte, también con

ocasión del centenario del nacimiento del que había sido su amigo, Eduardo Benot, Soria

escribió para ese diario un artículo en recuerdo suyo422

.

7.3. ALEJANDRO LERROUX Y EL REPUBLICANISMO ESPAÑOL A

COMIENZOS DEL SIGLO XX

En esta primera década del siglo XX entre las filas del republicanismo descollaba

una persona que no tardaría mucho en convertirse en uno de los protagonistas de la vida

política española del primer tercio del siglo XX y cuya trayectoria alcanzaría su punto

culminante en los años de la II República. Hablamos de Alejando Lerroux, del que ya

conocemos que estaba en el grupo formado por los 418 primeros en suscribir acciones de

una CMU que en 1894 acababa de iniciar su complicada singladura. Lerroux había forjado

su vida profesional como periodista. Seguidor de Ruiz Zorrilla y defensor de sus métodos

revolucionarios -nunca descartó el recurso a la insurrección armada-, había entrado a

formar parte de la redacción de El Progreso en la etapa en la que ya daba sus últimos

estertores, tras haber prestado algún tipo de apoyo a los preparativos que desembocaron en

la fallida sublevación de Villacampa de 1886. Una vez desaparecido El Progreso, pasó a

formar parte de la redacción del que tomó su testigo, El País, del que muy poco después

logró ser nombrado director. Tras las pugnas surgidas a la muerte de Ruiz Zorrilla, Lerroux

422

En este número extraordinario también colaboraron otros que ya lo hicieron para Vida Nueva,

como Nicolás Estévanez, Rafael Comenge o Joaquín Dicenta, entre otros. Soria y Mata, A.: "1811-

1812-2012". El País, 5/10/1912, pp. 7-8; Soria y Mata, A.: "El directo de Madrid a Valencia". El

País, 2/2/1913, p. 1; Soria y Mata, A.: "El centenario de Benot". El País, 26/9/1920, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

240

y gran parte de la redacción abandonaron El País y refundaron El Progreso, que tuvo una

corta existencia423

.

Por aquella época ya era accionista de la CMU y gracias a sus memorias podemos

saber cómo fue que Alejandro Lerroux llegase a tener conocimiento del proyecto de Arturo

Soria y entrase a formar parte de él. Merece la pena leer las palabras transcritas de Lerroux

para ver la elevada opinión que le mereció la figura de Arturo Soria, al que calificó de

amigo, y del esfuerzo titánico que le costó poner en marcha el proyecto, que no escapó a la

percepción de los que lo siguieron de cerca424

:

Por aquel entonces una interesantísima personalidad de Madrid, don Arturo Soria,

acometió la empresa heroica de adecentar los alrededores de la Corte con un proyecto

casi gigantesco de urbanización. Inventó la Ciudad Lineal y se dedicó denodadamente a

la obra. Me entusiasmó el proyecto, la valentía de su concepción y el autor.

Espontáneamente les dediqué alguna atención en mi periódico. Nos hicimos amigos. Don

Arturo, hombre de alta cultura, autor de una obra original: el Origen poliédrico de las

especies y concesionario de la línea de tranvías de Estaciones y Mercados, una de las más

importantes de Madrid, era un hombre de energías sobrehumanas. Venció todas las

dificultades y quiso dar solemnidad a la inauguración de la obra. Asistió numerosa y

calificada representación de la Prensa. Don Arturo Soria nos hizo el honor, a varios

directores de periódicos, de regalarnos un solar de los que en la parcelación de terrenos

estaban destinados para la venta a plazos.

De la noche a la mañana me encontré propietario de un pedazo de tierra suficiente para

hacerme una casita con jardín y todo: mi sueño dorado. ¿Sería verdad?

Finalmente, Lerroux no llegó a construir su casa soñada en la Ciudad Lineal, pues según él,

la vida le arrastró, más que le llevó, "por otras direcciones", y su afán e ilusión, "allí

localizada, se fueron desvaneciendo poco a poco". Pero este testimonio es valioso, además,

porque nos permite valorar la idea que Arturo Soria tenía sobre las posibilidades que podía

ofrecer una buena campaña de publicidad y sobre el poder de difusión que ya tenían los

423

Gómez Aparicio, P. (1974): Op. cit., pp. 280-282.

424 Lerroux, A. (1963): Mis memorias, p. 501.

Arturo Soria y el periodismo

241

medios de comunicación, lo que, de alguna manera, ya había ido testando cuando

regentaba sus negocios de la década anterior (el TEM y la aseguradora El Trabajo).

También nos da una explicación a la aparición de varios directores de importantes medios

de comunicación entre los primeros accionistas de la CMU, así como a la aparición de

diversas reseñas en varios de estos periódicos, apenas iniciado el proyecto, lo que

demostraba que la iniciativa de Soria al implicar de esa manera a los directores de los

medios tuvo cierta efectividad.

En esta etapa de El Progreso, Lerroux atacó al gobierno de forma continua e

inmisericorde, lo que le costó no pocos procesos judiciales y algunas temporadas en la

cárcel425

. En una de las cartas enviadas por Arturo Soria y Espinosa, un nieto de Arturo

Soria y Mata, a George R. Collins cuando éste iniciaba sus investigaciones sobre la obra

urbanística de su abuelo alrededor de 1960426

, aseguraba que la colaboración con El

Progreso había comenzado raíz de un ofrecimiento que le hizo Alejandro Lerroux tras una

visita que aquél le hizo a la cárcel en uno de sus múltiples ingresos. Como sabemos,

Lerroux entró a formar parte de la redacción de El Progreso en 1886, aunque sin capacidad

de decisión como para hacer ese tipo de ofrecimientos. Por lo que, de no estar confundida

esta información, lo que no es descartable en absoluto, esto pudo significar en todo caso

una colaboración durante la siguiente etapa de ese periódico, entre 1897 y 1898, en la que

estuvo dirigido por Lerroux, como ya sabemos. Tras investigarlo, no he encontrado ningún

artículo que incorporase la firma de Arturo Soria en estos años. Sí que aparecieron diversas

colaboraciones bajo seudónimo, por ejemplo, algunas que, bajo el título “Madrid, gran

ciudad”, aparecieron firmadas por un tal “Isidro Manzanares”. Si la información de Soria y

Espinosa era inexacta y se refería quizás a unos años antes, entonces sólo pudo ser cuando

Lerroux ejercía de director de El País, pero en este caso tampoco he encontrado ningún

artículo en esos años con la firma de Soria427

. Aunque en este diario sí se dieron

informaciones sobre los inicios de la Ciudad Lineal y sobre las conferencias o los libros

425

Gómez Aparicio, P. (1974): Op. cit., p. 282.

426 CGC. Carta de Arturo Soria y Espinosa a George R. Collins, 23/9/1960.

427 La información bien podría ser errónea pues Soria y Espinosa se refería a una anécdota que le

había oído contar a su padre, Luis Soria Hernández, unas tres décadas antes. Tampoco es

descartable que se refiriera a otro periódico que hubiese dirigido Alejandro Lerroux, como ocurrió

con El Radical, el que fundó en 1910, aunque en este caso, tampoco he logrado encontrar ninguna

colaboración firmada por Soria para esta cabecera.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

242

publicados por él, lo que viene a corroborar los recuerdos de Lerroux sobre su apoyo

inicial al proyecto y su interés en la figura de su promotor428

.

En marzo de 1903, tras años de esfuerzo de muchos republicanos que deseaban

una única formación que aglutinase a todas las corrientes republicanas, se creó Unidad

Republicana. Pero el antagonismo endémico entre las facciones históricas y las diferencias

personales entre algunos de sus líderes presagiaban dificultades que iban a ser muy

difíciles de vencer. Una de las principales animadversiones personales fue la que existió

entre Nicolás Salmerón y Alejandro Lerroux, que terminó motivando el alejamiento

definitivo entre ambos y que éste fundase en 1908 el Partido Republicano Radical, lo que

significó la desintegración de Unión Republicana, a la que también había abandonado poco

antes el que había sido uno de sus principales artífices, José Nakens429

. A su nueva

formación acompañaron a Lerroux algunos históricos como Benito Pérez Galdós o Nicolás

Estévanez. También lo hizo Roberto Castrovido, conocido periodista que desde hacía poco

había accedido a la dirección de El País. Alejandro Lerroux fue convirtiéndose en una de

las figuras más importantes de las filas del republicanismo en España. Lucía, entre otras

habilidades, una gran habilidad retórica y un discurso populista, patriota y anticlerical que

llegaba fácilmente a su auditorio, en el que solía incluir buenas dosis de matonismo verbal.

Tampoco dudaba en recurrir a la demagogia para tratar de atraer hacia sus filas a gentes de

toda clase, con pasado republicano revolucionario o no, a los que hacía sentir que el

vigente era un sistema con el que había que acabar430

.

Arturo Soria había tenido relación con estos ambientes, frecuentados también por

periodistas que en algún caso, como los que hemos citado de Lerroux, Nakens o

Castrovido, también dirigían los medios para los que trabajaban, por lo que es muy

probable que, sin excluir una probable afinidad personal, sus colaboraciones periodísticas

se fraguasen por esta cercanía política. En 1910, Lerroux fundó El Radical al que convirtió

en el órgano de comunicación de su partido. Precisamente este periódico dio cuenta de un

banquete en el que al hijo de Arturo Soria y Mata, Arturo Soria Hernández, el único hijo de

428

Por citar algunos a título de ejemplo: El País, 28/7/1894, p. 2; 12/9/1894, p. 2; 18/12/1894, pp.

3-4; 2/4/1895, p. 1; 24/10/1895, p. 2.

429 Gómez Aparicio, P. (1974): Op. cit., pp. 279-285.

430 Moreno Luzón, J. y Villares, R. (2009): Op. cit., pp. 324-325. Duarte, Á. (2013): Op. cit. pp.

179-181.

Arturo Soria y el periodismo

243

Soria que llegó a dedicarse a la política, le homenajeaban por una reciente elección como

Diputado Provincial en Madrid. Entre los asistentes se encontraba su padre, que a los

brindis, a pesar de que su hijo era militante del Partido Liberal del conde de Romanones,

manifestó sin ambages que él siempre había sido y continuaba siendo “republicano

ferviente y militante”, y que tenía como lema “considerar a todos los republicanos como

hermanos”, por lo que lamentaba “las divisiones, que enervan los entusiasmos y consumen

estérilmente las energías”431

.

Los banquetes de homenaje a los líderes de los partidos políticos como actos de

reafirmación ideológica y de cohesión entre la militancia fueron una costumbre muy

extendida en estas décadas. Y Arturo Soria no se resistió a participar en multitud de ellos, a

pesar de que durante una época se manifestase harto de toda esa parafernalia, que le habían

ido consumiendo entusiasmo y dinero432

:

¡No lo he de saber, si durante veintinueve años he desempeñado los más humildes oficios

de la política! carne de cañón varias veces; comensal de banquetes otras muchas;

comparsa en todas las comedias de gran espectáculo; eterno peldaño de escalera, y

suscriptor obligado de una porción de cosas importantes... para otros.

Ya he perdido la cuenta de los manifiestos que he firmado, de los entusiasmos

indescriptibles que he sentido, de los discursos que he aplaudido… y de los sablazos que

me han dado.

Poco después escribió que él había dejado la política para dedicarse a la industria, y que

tras esa decisión, había visto llegar a casi todos sus amigos y compañeros del Sexenio "a

ministros, directores y personajes", pero que ni los envidiaba, ni lamentaba la decisión

tomada433

. Pero, a pesar de lo manifestado, Soria continuó tomando parte en actos políticos

variados y hasta casi el mismo día de su fallecimiento mostró su disposición a colaborar en

431

El Radical, 17/3/1913, p. 3.

432 Soria y Mata, A. (1894a): Op. cit., p. 17.

433 Soria y Mata, A.: “Una reunión de accionistas en la Estación del tranvía de Tetuán”. La Ciudad

Lineal. 5/7/1901, p. 4.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

244

lo que hiciese falta para contribuir a los buenos resultados de los candidatos republicanos

en las siguientes elecciones434

.

Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Lerroux fue uno de los primeros

líderes políticos en manifestarse sin fisuras a favor del bando aliado, y fueron muy pocos

los que entonces se atrevieron a secundarle en público. Es sabido que finalmente España

decidió mantenerse neutral, pero no puede decirse que fuera una posición unánime, ni entre

la intelectualidad ni entre la clase política. Ya avanzada la contienda, los partidarios de las

potencias aliadas fueron ganado posiciones y Alejandro Lerroux continuó siendo uno de

sus principales activistas435

. Soria ya se había mostrado favorable al bando aliado incluso

antes de estallara la contienda, cuando las tensiones ya hacían presagiar su estallido, tarde

o temprano436

:

Este borrego del rebaño de veinte millones de españoles, sin coacción alguna, en la plena

libertad de su conciencia, a pesar de sus vivas simpatías por Alemania y por Italia, la

hermana querida, en el supuesto de la guerra inevitable, vota en pro de la alianza de los

jefes y de los pueblos de Inglaterra, Francia, España y Portugal, pero con miedo, con

muchísimo miedo.

Para 1917, gran parte del republicanismo español -que no todo-, ya se declaraba

públicamente afecto a esta causa. Ese mismo año hay constancia de una contribución

económica de Arturo Soria a una Lliga defensora de los derechos del hombre e

individuales comprometida con la ayuda al bando aliado437

.

434

Hay bastantes referencias a su contribución y participación en homenajes políticos, por ejemplo,

en: La Iberia, 27/3/1883, p. 2. El Heraldo de Madrid, 21/3/1909, p. 1. La Correspondencia de

España, 26/11/1918, p. 6. En septiembre de 1908 acudió con sus hijos Luis y Arturo a la primera

manifestación que el régimen permitía para conmemorar el aniversario de la Revolución de 1868,

en El País, 30/9/1908, p. 3. Su ofrecimiento a colaborar en las elecciones antes de su fallecimiento

en El País, 7/11/1920, p. 1.

435 Moreno Luzón, J. y Villares, R. (2009): Op. cit., pp. 421-431.

436 Soria y Mata, A.: “La tragedia del porvenir”. La Ciudad Lineal, 20/10/1913, p. 333.

437 El País, 15/1/1917, p. 2.

Arturo Soria y el periodismo

245

Figura 7.2: Banquete en el Restaurante de la Ciudad Lineal para celebrar la elección de Arturo

Soria Hernández (de pie) como diputado provincial. No se observa a su padre, también asistente.

Fuente: El Radical, 18/3/1913, p. 3.

Desde 1909 el Partido Republicano Radical concurrió a las elecciones coaligado con el

Partido Socialista Obrero Español de Pablo Iglesias y con otras fuerzas republicanas y de

izquierdas bajo la que se conoció como la Conjunción Republicano Socialista, unión que

pasó por algunos altibajos pero que durante el tiempo que se mantuvo contó el apoyo de El

País de Roberto Castrovido. A lo largo de los años que restaban hasta su fallecimiento,

Arturo Soria se mantuvo firme en su apoyo a Alejandro Lerroux, a la vez que seguía

abogando por la necesidad de mantener la unión de todos los republicanos. En noviembre

1918, cerca ya de los 74 años, presidió junto a otros históricos un “banquete de fraternidad

republicana” que ofreció Lerroux en el Hotel Palace de Madrid. Entre los asistentes,

figuraban también los hijos de Arturo, Emilio y Carlos Soria Hernández, no sabemos si por

afinidad política o, simplemente, por acompañar a su padre438

. El acto se cerró con los

438

Sus hijos Luis y Arturo acompañaron a su padre en la primera manifestación para conmemorar

la revolución de 1868 que fue autorizada en la Restauración. El País, 30/9/1908, p. 3. Carlos Soria

encabezó a los “Tranviarios de la Ciudad Lineal” que acudieron a una manifestación convocada en

Arturo Soria y Mata. Una biografía

246

consabidos discursos, entre los cuales prorrumpieron los usuales y esperables vivas a

España, pero en esta ocasión también los hubo a Francia, a Wilson o a Clemenceau439

.

Poco antes se había celebrado una Asamblea Radical para tratar cuestiones de estrategia

del partido y validar su apuesta por continuar con la "acción única republicana" y una

propuesta de creación de un Directorio republicano para el gobierno del país. A pesar de

tener intención de hacerlo, Soria no llegó a asistir a la Asamblea, pero quiso manifestar su

apoyo a las propuestas y, en una breve nota que envió al director de El País y que se

publicó íntegra, expuso las ideas que había pensado presentar440

:

Querido amigo: Gracias mil por las amables frases de su invitación. No asistí por

informes equivocados telefónicos y de Prensa. Puede unir mi adhesión y conformidad a

todo lo acordado, puesto que los pensamientos que yo llevaba a la Asamblea eran éstos:

Primero. Armisticio entre todas las pasiones que dividen a la familia republicana, cuando

menos, en los tres primeros años de Gobierno republicano.

Segundo. Unión sagrada y unidad de acción.

Tercero. Gobierno fuerte que haga compatibles el orden en las calles y en los campos, y

el respeto a todos los intereses legítimas, con los más acentuados radicalismos.

Cuarto. Pedir de palabra y por escrito el rasgo de patriotismo, digno de alabanza y de

gratitud, de una abdicación oportuna, que evite la guerra civil.

Quinto. Turno pacífico preestablecido de todos los partidos republicanos, de suerte que

todos tengan la seguridad de cooperar a la salvación de España, pacíficamente, si es

posible.

Su deseo de colaborar con la causa republicana se mantuvo intacto hasta sus últimos días.

Poco antes había encargado a su hijo ofrecer a Lerroux su participación en una próxima

Madrid por los partidos republicano radical, el reformista, el socialista y el liberal monárquico para

reclamar la liberación de los detenidos tras las huelgas generales de 1917. El Motín, 29/11/1917, p.

4.

439 El País, 14/11/1918, p. 1.

440 El País, 15/11/1918, p. 2.

Arturo Soria y el periodismo

247

campaña electoral: “Como ex diputado, como propagandista, como pueda sea útil, a pesar

de mis años, allí estaré donde quiera Lerroux que vaya”441

. Para entonces, sin embargo, ya

se había evidenciado una notoria transformación de la política lerrouxista y su partido se

había orientado, sobre todo, a las aspiraciones y necesidades de unas clases medias que

demandaban democracia, pero también estabilidad para el régimen vigente442

.

7.4. PATRIA Y RAZA

Pero a pesar de su compromiso político activo a lo largo de estas décadas, tras La

Dictadura y algún otro escrito anterior al cambio de siglo, fueron excepcionales sus textos

periodísticos sobre política, si exceptuamos aquellos en los que realizaba alguna crítica

concreta, generalmente sobre asuntos menores, que atañía sobre todo a la gestión de los

Ayuntamientos de Madrid o de otros pueblos vecinos a su Ciudad Lineal. Los que destinó

a su revista La Ciudad Lineal o a alguno de los otros medios que hemos ido repasando,

fueron en general de contenido muy variado, como al él le gustaban. Predominaron los “de

filosofía, de sociología práctica y de paradógico [sic] positivismo idealista” como escribió

Roso de Luna en el prólogo a libro póstumo que recopilaba los de la sección Filosofía

barata y que llevaba por subtítulo “Apuntes sociológico-científicos”443

. Entre los múltiples

temas sobre los que escribió podríamos citar, para hacernos una idea, la instrucción y

educación, soluciones o acciones para paliar la mendicidad, las huelgas, el honor y el

deshonor, la cobardía moral, los duelos, la pena de muerte, las virtudes medicinales de la

belleza, etc. Otro bloque numeroso lo compusieron sus artículos sobre el talento, los

superhombres, la mecánica social o las relaciones o el significado mágico-simbólico de

números y poliedros, que fueron temas que trató de forma más profunda en varios de sus

libros, como veremos en un capítulo posterior. Como es lógico, fueron también frecuentes

los escritos en los que Soria comentaba algún aspecto de los negocios de la CMU: las

líneas de ferrocarril o tranvía, la vivienda higiénica y barata, o las bondades de su concepto

441

El País, 7/11/1920, p. 1.

442 Duarte, Á. (2013): Op. cit. p. 191.

443 Soria y Mata, A. (1926): Op. cit. p. 14.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

248

lineal sobre cualquier otro tipo de planeamiento urbano. También lo fueron los de denuncia

de las campañas orquestadas por los caciques y oligarcas locales que se mostraban

contrarios a la expansión de la Ciudad Lineal y sus intentos de boicot. Soria no se cansó de

luchar durante años para contribuir, en la medida de sus posibilidades, a erradicar de la

sociedad española la tradicional y asumida influencia de los caciques, que ya era

considerado por muchos uno de los males principales del régimen de la Restauración444

.

Como decimos, fue básicamente en la etapa de La Dictadura y de forma

esporádica en los años siguientes cuando Soria escribió y publicó los artículos sobre

política que precisamente en su etapa en El Progreso había querido evitar, a pesar de que,

como ya hemos comentado que había presenciado Comenge, eran cotidianas sus charlas

sobre estos asuntos con el director y con otros hombres importantes de ese periódico. Es

importante que nos detengamos y analicemos el contenido de los artículos de este periodo,

pues su lectura descontextualizada muy bien podría conducirnos a una representación

desconcertante sobre la ideología política que cabría suponer a su autor, conociendo como

conocemos su militancia en el republicanismo progresista durante gran parte de su vida y,

como acabamos de ver, hasta el mismo instante de su muerte. Ya de entrada, era

sorprendente el mismo nombre elegido para el primero de sus periódicos, tanto más

viéndolo unido al que subtítulo que lo acompañaba: "La Dictadura. Diario monárquico".

Debajo del encabezamiento se insertaba un párrafo en el que brevemente se exponía su

línea ideológica. Su lectura completa parecía no dejar lugar a dudas sobre que su fundador

había finalmente aceptado el sistema de la Restauración, al menos en sus términos

principales, que instaba a protegerlo de sus enemigos y que abogaba por implantar medidas

para mejorarlo, pero en todo caso desde dentro del propio sistema. Es decir, una sintonía

evidente con las propuestas regeneradoras que perfectamente podían proceder de círculos

próximos a los partidos dinásticos. Parecía que los métodos revolucionarios habían

quedado ya aparcados y olvidados445

:

444

En las conferencias del Ateneo madrileño de aquellos años, por ejemplo, fueron numerosos los

intelectuales y políticos que clamaron por la imperiosa necesidad de combatir el caciquismo. Esta

fue también una de las reivindicaciones señeras del movimiento regeneracionista. Moreno Luzón,

J. y Villares, R. (2009): Op. cit., pp. 312-313.

445 Estos párrafos, que cito completos debido a su interés, iban destacados en una faja que formaba

parte de la cabecera del periódico.

Arturo Soria y el periodismo

249

No hace muchos años el pueblo español, con entusiasmo rayano en delirio, derramaba

torrentes de sangre sólo por la esperanza de ver en el Trono lo que hoy es venturosa

realidad, apacible y tranquila, merced a las virtudes, al talento y a las altas dotes de

gobierno de S. M. la Reina Regente.

Pero el país no sospechaba que numerosas camarillas de Ministros, Senadores, Diputados

y caciques de menor cuantía, pudiesen resucitar, en forma para todos inaceptable, el

sistema absoluto; de una parte interpretando la Constitución en perjuicio de la influencia

legítima del Monarca, y de otra, falseando el sufragio, las Cortes y toda la vida política.

De aquí nacen graves peligros para las instituciones. Urge evitar que tomen cuerpo y

forma.

Dentro de la Constitución es posible, fácil, necesario y urgente hallar el recuerdo

oportuno de una reorganización científica de la política y de la administración, dando

facilidades en vez de poner obstáculos a las discretas y legítimas iniciativas de la Corona,

separando al Parlamento del contacto pernicioso de los empleos y de los negocios, y

realizando pacíficamente una verdadera revolución en muchas cosas que satisfaga los

anhelos de justicia de los que hoy están descontentos y mañana puede llegar, a la

desesperación primero y a la violencia después.

Con la Gaceta y con una nueva Ley Electoral, es posible acometer las reformas sociales

más atrevidas, se pueden consolidar la paz, lograr una gran prosperidad en el interior y

acentuar cada vez más nuestra personalidad en el exterior.

Si una revolución es necesaria, hay que hacerla despacio y desde arriba.

El centro de gravedad de la nación no está ni en el parlamento ni en la prensa. Está en el

ejército. El centro de gravedad del ejército no está en un solo general.

El desarrollo de estas ideas, hijas de un buen deseo, reñido quizás con el acierto, que

respetuosamente sometemos a la consideración de los Poderes públicos y del país, es el

objeto preferente de este periódico.

Pedimos una dictadura de la justicia y de la verdad, dentro de la Constitución.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

250

Esta significativa declaración ideológica fue la que sobrevoló la mayoría de sus artículos

políticos de esta época. Algunos de ellos, sin ir más lejos el que abría el primero de los

números del periódico recién fundado446

, versaron sobre la situación bélica en las Antillas

españolas. En ellos Soria apostaba por una España que se mostrase como la nación fuerte

que debía ser y, ante el que era un apoyo evidente al movimiento insurgente, instaba a

tomar las medidas de fuerza que fuesen oportunas para parar los pies a los Estados Unidos.

Pero el texto en el que mejor definió su posición política de aquellos años lo

publicó justo al año de existencia del periódico. Bajo el titulo “Nuestra bandera”447

, Soria

ampliaba las bases de la línea editorial del periódico. Descubrimos así, que "la dictadura de

la justicia y de la verdad, dentro de la Constitución" hacía referencia a una dictadura en el

sentido tradicional, si bien como “forma transitoria legal que cambi[ase] el turno pacífico

de las camarillas imperantes, el absolutismo real y positivo en que vivimos […] en un

gobierno identificado con los ideales y necesidades de la nación, producto legítimo del

sufragio verdad”. Es decir, Soria apostaba por el establecimiento de un gobierno de

notables (militares y civiles), “como forma legal de transición de la anarquía presente, en

que las leyes no se cumplen”, que se rigiese por “el sufragio verdad” e hiciese cumplir la

legalidad establecida por encima de todo. Se manifestaba, por tanto, partidario de la

evolución del régimen antes que de la revolución, que, según él, podría venir, de “D.

Carlos o la República”, y que, de ser inevitables, también implantarían en sus comienzos

un gobierno “más o menos largo de Dictadura”. La solución socialista la juzgaba muy

improbable, aunque "sería también una Dictadura". En sintonía con los postulados de los

antiguos demócratas (cimbrios), se declaraba indiferente en cuanto a la forma de gobierno,

ya que reconocía que la esencia del gobierno residía en las cuestiones económicas y

religiosas, pero expresaba sentirse partidario de la forma monárquica, “en tanto que la

monarquía se identificase con los ideales y las necesidades de la nación, y mientras haya

un número considerable de españoles que no sepan leer”. El manifiesto, sumamente

desconcertante en bastantes de sus afirmaciones, nos ofrecía cierta explicación en el

siguiente párrafo, al desvelarnos un cierto tono irónico:

446

Soria y Mata, A.: “Saludamos y decimos”. La Dictadura, 5/10/1895, p. 1.

447 Soria y Mata, A.: “Nuestra bandera”. La Dictadura, 3/10/1896, p. 1.

Arturo Soria y el periodismo

251

Elecciones de verdad, aunque para logara el resultado y arrancar de cuajo el caciquismo,

sea preciso llevar la Dictadura a los mayores extremos; hasta el voto obligatorio bajo

pena de crecidas multas; las elecciones hechas sucesivamente para poder ocupar

militarmente cada distrito; ya aun la pena de muerte por la corrupción del sufragio,

aplicada en juicio sumarísimo.

Es decir, en realidad Arturo Soria insistía y ampliaba sus propuestas de mejora del sistema

con un programa que tenía un contenido muy similar a los de muchos regeneracionistas,

que tan en boga estuvieron durante estos años anteriores e inmediatamente posteriores al

cambio de siglo. Incidía en la necesidad de acabar con un sistema que otorgaba el poder y

el control a las oligarquías y admitía -porque los necesitaba- los tejemanejes de los

caciques locales. Para ello Soria confiaba en el sufragio universal, que contase con el

amparo efectivo de la ley para que estuviese libre de fraudes, y se mantenía en la vía

posibilista a la que en las décadas anteriores habían tenido que arrimarse algunas facciones

del republicanismo, al considerar que, en tanto en cuanto el pueblo llano no alcanzase el

nivel educativo y cultural que permitiese la madurez democrática deseable como para

poder optar a la implantación de una forma de gobierno republicana, era mejor colaborar

con el sistema liberal establecido y hacerlo evolucionar hasta que el desarrollo económico,

social y cultural pudiese llegar también a las clases populares. Y, como vemos, este

posibilismo no rechazaba tampoco la opción de una transición dirigida por unas élites

militares y civiles, que implantasen las reformas necesarias para sentar las bases de un

sistema más justo y verdaderamente democrático.

Las voces que apelaron a la necesidad de que la transformación de las bases y

estructuras que acabase con los privilegios de clase que permitía el sistema debía estar

conducida por uno o varios hombres fuertes no fueron infrecuentes en la prensa finisecular

española. El mismo Joaquín Costa, líder indiscutible del movimiento regeneracionista

español, apeló a la llegada de un “cirujano de hierro” que acabase con la connivencia entre

oligarquía y caciquismo, que tanto y tan gravemente afectaba a la nación española, y al que

una mayoría de intelectuales no dudaron en identificar como el principal obstáculo para el

progreso del país. Aunque hay una circunstancia a tener en cuenta: si bien tras el desastre

de 1898 las llamadas a la regeneración fueron un clamor y las que invocaban al hombre

Arturo Soria y Mata. Una biografía

252

providencial que la hiciese posible también frecuentes, unos años antes, cuando Soria lo

hizo en La Dictadura, estas opiniones, aunque no extrañas, todavía eran minoritarias448

.

Aunque no sabemos la fecha en que Soria comenzó a seguir los postulados de

Joaquín Costa, sí podemos afirmar que los conocía y los tenía en estima, pues unos años

más tarde dejó constancia escrita de su admiración por su autor449

:

Hace años, en la clasificación que para mi propio recreo hacía de los hombres cuya

inteligencia he podido apreciar, puse en el número 1 de mi estimación como talentos

analíticos profundísimos a D. Antonio Maura y a D. Joaquín Costa.

Lo que no podemos afirmar es que llegaran a conocerse personalmente, aunque no es

improbable que hubiesen tenido al menos algún contacto o hubiesen coincidido en alguna

de las conferencias que, ofrecidas por uno u otro, tuvieron lugar a lo largo de esa década en

el Ateneo de Madrid.

Soria finalizaba "Nuestra Bandera" sintetizando sus propuestas en cuanto a

política exterior se refería: necesidad de una entente con Rusia y sus aliados “como base de

una política encaminada a la consolidación de nuestro poderío colonial, a la posesión de

Gibraltar, a nuestra preponderancia en África y a la Unión Ibérica”, fórmula esta última

que estuvo muy en boga entre los círculos progresistas como posible solución a la

decadencia de las naciones peninsulares. Además, como ya había manifestado en repetidas

ocasiones, proponía la ruptura pacífica de relaciones con los Estados Unidos, pero “con la

firme resolución de aceptar la guerra si a ella fuésemos provocados”. Sin entrar en el relato

de los hechos que finalmente nos condujeron a aceptar la confrontación con los

norteamericanos y sus consecuencias desastrosas, conviene señalar que, si bien la

responsabilidad de la decisión de entrar en guerra con un oponente al que no teníamos

ninguna posibilidad de vencer cabe atribuírsela a los dirigentes, también es cierto que ésa

448

Moreno Luzón, J. y Villares, R. (2009): Op. cit., p. 312. Avilés, J. et al. (2002): Historia política

de España 1875-1939, pp. 172-173.

449 Soria y Mata, A. (1902): Op. cit., p. 69. Otras muestras de agradecimiento por sus

colaboraciones o testimonios de admiración a Treviño, por ejemplo, en: Soria y Mata, A. (1896):

Op. cit., p. 72; Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 56; o en La Ciudad Lineal, 10/11/1917, pp.

991-992.

Arturo Soria y el periodismo

253

era la postura predominante entre gran parte de la clase política del país y de los

periodistas, propagada a diario en la prensa, en actos públicos de todo tipo o en las

tertulias, que coincidían en que para España era preferible caer derrotada “con honra” a

pasar por la humillación de ver perdidas las colonias de ultramar sin haber plantado batalla.

Más minoritarios -y sobre todo más comedidos-, también hubo políticos e intelectuales que

apostaron por una salida diplomática y pacífica del conflicto, pero sus voces no se dejaron

oír lo suficiente entre una opinión pública mayoritariamente decantada por la oposición

armada.

Figura 7.3: Caricatura en la que Estados Unidos huye ante el empuje de las naciones europeas

aliadas. Fuente: El Progreso, 4/4/1898, p. 1.

Casi toda la prensa republicana en general dio las mismas grandes muestras de ardiente

patriotismo que el resto, y llamaba a demostrar a los norteamericanos que se enfrentaban a

un enemigo que podía ser terrible. En El Progreso de Lerroux, sin ir más lejos, fiel a su

estilo desafiante y populista, fueron continuas las incendiadas soflamas, encabezadas con

grandes titulares en los que lanzaban vivas a España, al ejército y a la marina, que incluían

descalificaciones y exabruptos en contra de la nación “yankee” -a la que caricaturizaban

como un cerdo inofensivo-, que tildaban al gobierno español de pusilánime y de no estar a

Arturo Soria y Mata. Una biografía

254

la altura de las circunstancias que requerían las provocaciones de los estadounidenses, a la

vez que clamaban por el enfrentamiento armado.

De esta suerte de efervescencia irracional colectiva, que en gran medida

contribuyó a impedir el que hubiese sido un sabio ejercicio de realismo político, también

participó, como hemos visto, Arturo Soria, quien a pesar de haber perdido su tribuna

periodística a finales de 1896, no se resistió a insertar en La Ciudad Lineal -medio que, en

principio, no iba a incorporar opiniones de este tipo- un nuevo artículo en 1898 en el que

aplaudía la partida de la flota de Cervera para enfrentarse a la norteamericana en Cuba.

Creía Soria haber encontrado entonces a su “cirujano de hierro”, el que podía conducir a

España por el camino de la regeneración450

:

Ese es el hombre que España necesita, el instrumento providencial de su regeneración.

Al fin comienzan a tener dichoso cumplimiento nuestros vaticinios, hechos en el

periódico La Dictadura, y cuando menos se esperaba, cuando parecía que vivíamos en el

envilecimiento de 1808 y España herida y desangrada, (el pueblo moribundo de los

estadistas mercachifles y de los filósofos hueros) iba a ser fácil presa y carne muerta para

los buitres de la diplomacia, entonces, en ese crítico momento de nuestra historia, el alma

generosa de España, asomándose a los labios del almirante Cervera, al partirse de Cabo

Verde con su escuadra, grita a propios y a extraños con potente voz en medio del Océano:

¡España es invencible!

España sólo es vencida por sus propios errores, por el vicio nacional de la envidia que

arrincona y martiriza a cuantos hombres de algún mérito salen de su seno en todas las

manifestaciones de la vida social y levanta á las cumbres del Poder a una legión de

microbios políticos. Preciso es que tengan fin nuestras desdichas y nuestras faltas, y

puesto que en medio de tantas nulidades surge al fin, con talla gigantesca, un hombre de

talento, un genio de la guerra que en pocas semanas ha sabido poner a España en la

categoría de nación de primer orden, que en justicia la corresponde, haciendo comprender

a Rusia y a la República francesa las ventajas de nuestra alianza; puesto que ya tenemos

verdadero gobernante si salva la vida del duro trance en que está comprometida, no

vacilemos, entreguémosle todos los tesoros de nuestras patrióticas esperanzas,

450

Soria y Mata, A.: "ESE". La Ciudad Lineal, 20/5/1898, p. 1.

Arturo Soria y el periodismo

255

roguémosle que trueque esta dictadura vergonzante e ignominiosa en que vivimos por un

régimen conforme a la voluntad nacional.

¡Viva Cervera! ¡Viva el futuro Presidente del Consejo de Ministros! ¡Viva España!

No es preciso recordar como acabó la escuadra de Cervera en Cuba, y si esto significó

algún cambio en la consideración del almirante pero en cualquier no volvimos a leer

ninguna consideración al respecto.

Pero el caso de Soria no puede considerarse singular: una gran parte del

republicanismo de fin de siglo -que, recordemos, seguía jugando un papel marginal en la

política española y se había disgregado de nuevo en cinco partidos diferentes- se sumó a la

ola de ardiente patriotismo desatada en la sociedad española tras la constatación del apoyo

estadounidense a la insurgencia cubana. Destaca Duarte que fueron sólo algunos de los

más fieles seguidores de Pi y Margall los que dejaron de suscribir en marzo de 1896 un

manifiesto republicano de protesta “contra contra el más leve propósito o la forma más

atenuada de cualquier poder extranjero que menoscabase la soberanía indiscutible de la

nación española”451

. No obstante, tampoco podemos obviar que, probablemente influido

por el ambiente de exaltación patriota, la derechización del pensamiento político de Soria

en estos años fue evidente. Y todavía lo sería duraría unos años más, pues aparte del ya

aludido testimonio de admiración por la persona que precisamente se aupó a la jefatura del

Partido Conservador en 1903, Antonio Maura, también afirmó compartir su idea sobre la

necesidad de impulsar una “revolución desde arriba” para regenerar el país y evitar el

peligro de un proceso revolucionario promovido por las clases obreras, que propiciaría una

transformación mucho más radical452

.

Pero por muy errático que se mostrase el republicanismo en estos años o que las

muestras de rechazo a las políticas imperialistas contra los intereses de España fuesen

generales y que en cierta medida pudiesen explicar la exaltación bélica y el patriotismo

rampante mostrado por muchos compatriotas, y por Arturo Soria en particular, su búsqueda

451

Duarte, Á. (2013): Op. cit., pp. 156-157.

452 Soria y Mata, A.: “El reparto de tierras”. La Ciudad Lineal, 10/11/1903, pp.1-2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

256

de un dictador providencial, sus muestras de admiración por Antonio Maura y su defesa de

la “revolución desde arriba”, así como otras manifestaciones -contra el socialismo, por

ejemplo453

- contenidas en otros artículos suyos o en sus libros que luego analizaremos,

parecen contradecir su tradicional militancia en el republicanismo progresista. Y esto

conviene ponerlo de manifiesto. Su apuesta por la evolución del régimen para evitar una

revolución como motor de cambio social se podía considerar más próxima, en todo caso, a

las políticas posibilistas y conservadoras de un Emilio Castelar que a las que, a simple vista

y sin entrar a valorar las evidentes diferencias entre sus facciones, podían identificarse con

el republicanismo tradicional. Podemos recordar además, para incidir más en este efecto

contradictorio, que bajo su firma en la portada de El Progreso Indefinido, aparecido en

1898, todavía afirmaba orgulloso ser “un ex revolucionario no arrepentido” para

diferenciarse de otros que, a su juicio, sí habrían renegado de serlo. Pero es necesario

señalar que el republicanismo progresista heredero del de Ruiz Zorrilla también mostró

bastante ambigüedad en este sentido: su propuesta revolucionaria la limitaba a una que

denominaba “revolución gubernamental”, es decir, intransigencia con la forma de gobierno

monárquica y con el “inmoral orden restauracionista”, pero una vez en el gobierno,

prudencia en la aplicación de las reformas hasta que la sociedad no mostrase la madurez

suficiente para aceptarlas; y algunas de las afirmaciones vertidas por Soria en esta década

fueron también en esta dirección454

. Una nueva mirada al contenido de las páginas de El

Progreso, por ejemplo, nos ayuda a comprobar que las llamadas a un hombre de “voluntad

y de prestigio” que fuese capaz de librar a España a la vez del Gobierno y de la monarquía,

fueron también continuadas a lo largo de sus dos escasos años de vida.

Ya en el siglo XX, digeridas las consecuencias de la pérdida de las colonias, y

estabilizado el régimen tras superar los finalmente tímidos movimientos políticos que en

algún momento lo cuestionaron, y que terminaron teniendo poca repercusión, el

republicanismo en general, y el propio Arturo Soria en particular, se situaron de nuevo en

posiciones políticas, digamos, más ortodoxas, como hemos ido viendo a lo largo del

capítulo. En 1903 celebraba la reciente unión de los republicanos455

:

453

Por citar algún ejemplo: Soria y Mata, A.: “La huelga”. La Ciudad Lineal, 20/5/1900, pp. 1-2.

454 Diego Romero, J.de (2008): Op. cit., pp. 435-439.

455 Soria y Mata, A.: “Mecánica social”. La Ciudad Lineal, 20/5/1903, pp. 8-9.

Arturo Soria y el periodismo

257

Individualista fanático soy y sin embargo creo que la organización socialista concluirá

por producir bienes. La voluntad que acaba de aparecer ahora en sentido republicano es

un síntoma de importancia para el porvenir si tal voluntad fuese perseverante, esto es,

verdadera voluntad o de buena ley.

Figura 7.4: Un sable militar corta las amarras para que la España en llamas inicie la ascensión.

Fuente: El Progreso, 14/4/1898, p. 1.

En cualquier caso las dudas quedan disipadas al leer que en 1912 se autodefinía “de

temperamento militar aunque partidario de la supremacía del poder civil”456

; y poco más

tarde, en el ya el aludido banquete de celebración de la elección de su hijo como Diputado

Provincial, manifestó que él siempre había sido republicano457

.

Así como entre los años del cambio de siglo fueron abundantes las

manifestaciones en las que declaraba su individualismo y renegaba del socialismo, también

456

Soria y Mata, A.: “La Guerra” ”. La Ciudad Lineal, 30/3/1912, p. 100.

457 El Radical, 17/3/1913, p. 3.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

258

lo fueron en las que dejó testimonio de su consideración por la figura de su líder, Pablo

Iglesias, con el que, recordemos, Soria tuvo una breve relación laboral estando al frente del

Tranvía de Estaciones y Mercados. Pablo Iglesias fue uno de los colaboradores en el

número con el que inició su singladura en 1898 Vida Nueva, la revista que en esos

primeros compases dirigió Eusebio Blasco. Ese número tuvo una gran acogida y logró

levantar una gran expectación por la calidad de los columnistas que había conseguido

reunir, pero también por el artículo escrito precisamente por Pablo Iglesias, que logró

provocar un gran debate a escala nacional al mostrarse, en contra la opinión

aplastantemente mayoritaria, partidario de una salida pactada al conflicto cubano, en el que

por esas fechas ya estábamos enfrentándonos a los norteamericanos458

. Otro de los

columnistas de ese número fundacional fue Arturo Soria. Su artículo no fue tan polémico

como el de Iglesias, ni mucho menos, pues eran muy numerosos los artículos de ese tipo

los que por esas fechas aparecían en la prensa española. Llevaba por título “La

Negrada”459

, lo que ya nos sugiere una idea bastante aproximada acerca de su contenido.

En él Soria escribía sobre la que, a su juicio, era la verdadera razón por la que los

norteamericanos ansiaban la posesión de la isla de Cuba: depositar allí a todos los antiguos

esclavos de raza negra para poder volver a reducirlos allí a una esclavitud que no podían

restablecer en su país:

El contacto en la vida civil con el negro les causa horror y asco, les crispa los nervios,

porque se sienten cercanos a ellos, y no pudiendo tratarles con el señorío español ni

asesinarlos como a los pieles-rojas, buscan como desesperados la solución del problema

que quedó en pie al terminar la guerra civil entre el Norte y el Sur.

Y señalaba el contraste con el trato que los individuos de esa raza recibían de los

españoles:

Nosotros los españoles peninsulares tratamos a los negros a lo gran señor castellano viejo,

con afabilidad democrática y con cariño, porque no necesitamos demostrar la noble

superioridad de nuestra estirpe; pero a los cubanos más o menos mulatos y a los norte-

458

Iglesias, P.: “Los socialistas. Aboguemos por la paz”. Vida Nueva, 12/6/1898, p. 1. San Juan,

J.B. (2013): Op. cit. p. 49.

459 Soria y Mata, A.: “La Negrada”. Vida Nueva, 12/6/1898, p. 3.

Arturo Soria y el periodismo

259

americanos, como razas cobrizas y pardas que son, inferiores a la española blanca, no les

sucede lo mismo.

Estos párrafos serían suficientes para hacernos una idea muy cercana sobre el pensamiento

de Soria en lo que a la igualdad o desigualdad de las razas se refiere. Pero es que éste que

citamos de 1898 no había sido el primero de los escritos de Soria relativos a este tema. Ya

en La Dictadura había publicado alguno en el que ofrecía su opinión sobre las diferencias

entre las razas humanas y sobre las consecuencias que para los españoles había terminado

teniendo la mezcla racial en sus colonias. En "Política de color", por ejemplo, manifestaba

con toda crudeza que la población mestiza había terminado mostrándose muy ingrata con

la histórica caridad española460

:

Establezcamos una línea divisoria entre la raza blanca y las demás con todas las energías

que sean precisas en las leyes y en las costumbres y reneguemos para siempre de la necia

igualdad.

Mezclar y confundir nuestra raza con las inferiores partiendo con el inmundo chino, el

indolente indio y el vanidoso negro el pan, el lecho y el gobierno, malbaratando nuestra

sangre y nuestra hacienda, no es caridad cristiana sino mera tontería o locura, eso no es

democracia sino estupidez sociológica.

[…]

Estamos en un caso de divorcio entre la raza blanca española y razas inferiores del cual

hemos de salir con el honor debido a nuestra superioridad, pero con el propósito decidido

de la enmienda para no caer de nuevo en estos lodazales filibusteros y con la seguridad

también de que los rigores del divorcio serán para la parte contraria y los beneficios para

nosotros.

Venimos sembrando mestizos y recogiendo la natural cosecha de insurrecciones

separatistas y creemos que es llegada ya la hora de gobernar con el sentido común, e

inspirar las leyes en una política de color que dé a todos las justicia y a cada cual el

puesto que por civilización le corresponde, en una política de sentido común

460

Soria y Mata, A. (1896): “Política de color”. La Dictadura, 19/9/1896, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

260

perfectamente avenida con los más puros sentimientos de la caridad cristiana y a las más

encumbradas disquisiciones de la sociología.

Aparte de en sus artículos, también en varios de sus libros461

dejó muestras similares

acerca de lo que pensaba sobre la supremacía de la raza blanca. Sin entrar todavía a

analizar el contexto histórico y social en el que se produjeron, ha sido éste un aspecto del

pensamiento de Arturo Soria, junto a algunas de las manifestaciones en el terreno político

como las que ya hemos analizado, que han suscitado más controversia al haber sido

señalados en los trabajos de algunos de los investigadores que en las décadas pasadas se

han acercado a algunos aspectos de su figura462

. Y aparte de lo escandalosas que

lógicamente pudieran parecer si se juzgan desde los tiempos presentes, también podrían

parecer contradictorias con su trayectoria vital anterior, la vinculada a la política activa, de

la que tan orgulloso se había mostrado, y que precisamente tuvo su punto culminante en

tiempos de la I República cuando él, junto al resto de los Diputados que habían liderado la

elaboración del proyecto de ley, lograron la promulgación del la Ley de Abolición de la

esclavitud para Puerto Rico de 1873, y por la que recibieron las inmediatas y calurosas

felicitaciones de muchos de los compañeros Diputados en esas Cortes.

Pero la evolución de la mentalidad colectiva de las sociedades de los países

europeos a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX estuvo sujeta a los vaivenes

motivados por una dura pugna entre las corrientes positivistas e idealistas que afectó por

momentos a la evolución del pensamiento predominante. Predominio que además, en un

sentido o en otro, pudo verse favorecido circunstancialmente por la utilidad para la

justificación de determinadas políticas o la aparición de determinadas coyunturas, como en

concreto pudo ser para el caso de España la guerra de emancipación cubana y la

consecuente exacerbación del sentimiento patriótico español.

461

Dejó otras afirmaciones en este sentido en Contribución al Origen de las especies (1896), en El

Progreso Indefinido (1898) y en El Talentómetro (1902). También en Soria y Mata, A. (1895):

“Lección de autonomía”. La Dictadura, 9/11/1895, p. 1.

462 Han sido dos autores los que, de forma principal, han puesto de manifiesto el pensamiento

racista de Arturo Soria: Fernando de Terán y Lino Cabezas.

Arturo Soria y el periodismo

261

La difusión de las propuestas de Herbert Spencer y otros, que aplicaron las teorías

evolucionistas a las ciencias sociales, o las del propio Charles Darwin, que en sus obras

defendía la asociación de distintas capacidades intelectuales a las diferentes razas humanas

y otorgaba la superior a la europea, tuvo mucha influencia en la aparición de un

pensamiento colectivo que consideró demostrada la supremacía de la raza blanca sobre las

demás. A finales de ese siglo este pensamiento consiguió un gran arraigo en la sociedad de

muchos países occidentales. La misma doctrina teosófica en la que en estos mismos años

se inició Soria tampoco escondió su creencia en la superioridad de unas razas sobre

otras463

. Sabemos que Arturo Soria conocía el detalle de las teorías de Spencer y de

Darwin, como detallaremos en el próximo capítulo, y si analizamos el contenido de las

obras de este último deteniéndonos en sus afirmaciones relativas a la diferenciación de las

capacidades o habilidades de las diferentes razas o a las posibles consecuencias del control

de su reproducción en la especie humana, podemos comprobar que la similitud de muchas

de esas ideas con lo plasmado por Arturo Soria en sus escritos finiseculares sobre estos

temas es muy evidente.

El republicanismo español en general podía mostrar un pasado reciente muy

activo en favor de las políticas abolicionistas y muchos de sus militantes habían sido punta

de lanza al abogar por la promulgación de leyes que pusiesen fin a la esclavitud en los

territorios españoles. De las iniciativas en este sentido no podían presumir tanto otros

partidos políticos, algunos de cuyos máximos dirigentes era conocido que hasta hacía

relativamente poco habían mantenido intereses en empresas vinculadas a negocios

esclavistas. Y hasta 1886 no se había decretado el final de la esclavitud en la isla de Cuba;

es decir, apenas unos pocos años antes. Pero en lo que a este asunto respecta, conviene

deslindar dos ideas que podían reflejar el pensamiento mayoritario entre los miembros la

sociedad culta de los países europeos occidentales: la lucha contra la esclavitud al

considerar que su práctica atentaba contra los derechos humanos no era incompatible con

la creencia en que las diferencias raciales podían determinar la supremacía de unas sobre

otras. Este último argumento sirvió también para justificar las políticas expansionistas de

las potencias occidentales de finales del siglo XIX. Las conquistas y la violencia colonial

en otros continentes se justificaban en una misión civilizadora de las sociedades y de las

463

Blom, P. (2010): Años de vértigo: cultura y cambio en Occidente. 1900-1914, pp. 514-519.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

262

culturas menos evolucionadas, precisamente por la inferioridad de sus individuos respecto

al blanco europeo. A esta justificación de la presencia en otros lares no escapó la sociedad

española cuando en la última década comenzaron las revueltas en Cuba o en los territorios

norteafricanos. En la prensa española en general se podían leer afirmaciones racistas con

bastante frecuencia. Tampoco la republicana escapó a estas actitudes y, sobre todo en los

medios más populares, fueron habituales los comentarios hirientes y las caricaturas que

exageraban peyorativamente las características exóticas de sus pobladores, fuesen mulatos,

negros o moros, contribuyendo a hacer grotesca su imagen estereotipada. Aunque también

es cierto que, en este sentido, las españolas no diferían en absoluto de las prácticas

periodísticas del resto de las potencias colonizadoras europeas. Señala Duarte que ni

siquiera Emilio Castelar, aunque de una forma menos abierta y por supuesto menos

grosera, escapó a la justificación racial para defender la legitimidad de la empresa española

en Cuba464

. Y precisamente relacionada con Castelar estaba una anécdota que Arturo Soria

rememoró en 1906. Y fue precisamente sobre un banquete que en su honor le ofrecieron

varios Diputados por haber pronunciado un discurso en el Parlamento en favor de la

abolición de la esclavitud en Puerto Rico. El banquete debió ser especialmente memorable,

pues Soria todavía recordaba lo que entonces le había costado: "doce duros cubierto"465

.

464

Duarte, Á. (2013): Op. cit. pp. 179-181.

465 Soria y Mata, A.: “Un veterano”. La Ciudad Lineal, 20/12/1906, pp. 431-432.

263

CAPÍTULO 8: DEL MATERIALISMO AL

ESPIRITUALISMO: FILOSOFÍA Y PENSAMIENTO DE

ARTURO SORIA

8.1. GEOMETRÍA Y EVOLUCIONISMO466

A mediados de la década de 1890, cuando estaba inmerso ya en la construcción de

la Ciudad Lineal a la vez que seguía con su trabajo en el Ministerio de Ultramar, Soria

escribió varios trabajos en los que dio forma a una singular teoría geométrico-evolutiva, al

tiempo que escribía otros muchos textos sobre asuntos diversos, que conformaron una obra

escrita que ha sido poco leída en general, y todavía menos estudiada y analizada.

El primero de sus libros fue Origen poliédrico de las especies, escrito en 1894.

Continuó con Contribución al origen poliédrico de las especies, que publicó por capítulos

en La Dictadura, entre 1895 y 1896, y como libro también en 1896; y posteriormente con

Génesis, que apareció por entregas entre 1897 y 1899 en una revista de la Sociedad

Teosófica Española, Sophia, y de nuevo en 1912 en La Ciudad Lineal, y finalmente

compiladas en un libro publicado en 1913 como edición no venal. Estos tres giraron en

torno a su teoría poliédrica de la evolución de las especies de la naturaleza. Estos escritos

se complementaron con otros artículos sobre la misma temática que por esos mismos años

aparecieron en diferentes medios. En 1898, publicó El Progreso Indefinido y en 1902 El

Talentómetro, que se separaban en parte, sobre todo el segundo, de la temática geométrico-

evolucionista de los primeros.

A pesar de esta prolífica producción, concentrada en apenas una década, Soria no

fue un intelectual dotado de una formación académica sólida, rigurosa y específica, ya que

su afición por las matemáticas y la geometría las fue cultivando de forma absolutamente

autodidacta. Conocemos ya la formación en matemáticas que Arturo había recibido durante

466

En 2015 presenté en el VIII Congreso de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la

Ciencia en España una comunicación que resumía lo que en este capítulo he desarrollado de forma

mucho más exhaustiva y extensa. López Rodríguez, A. (2015): "Pitagorismo, geometría y

evolucionismo en la obra de Arturo Soria".

Arturo Soria y Mata. Una biografía

264

sus años de estudiante, años en los que, para la enseñanza de esa disciplina, se utilizaban

casi exclusivamente obras de autores franceses, muchas de ellas ya claramente superadas,

por lo que se podía considerar que en esa materia había en España un retraso de unos

cincuenta años con respecto a las naciones vecinas más adelantadas. Fue durante la década

de 1880 cuando se asistió en España a un incipiente impulso renovador de las matemáticas

y, de manera especial, de la geometría -a la que muchos de los matemáticos de esos años

consideraban la reina de la disciplina-, que hizo que de alguna manera se pusiera de moda

entre los profesionales y aficionados a la ciencia. Puede considerarse al ingeniero José

Echegaray desde su Cátedra en la Escuela de Caminos el iniciador, si bien de forma tímida,

de la senda de su modernización, traduciendo en la década de 1860 algunas obras

importantes de matemáticos franceses. Ya en los ochenta, nuevas figuras como Zoel García

de Galdeano, Eduardo Torroja o Ventura Reyes, cogieron el testigo para tratar de recuperar

el todavía evidente retraso, acercándose a las obras más actuales, ya no sólo de

matemáticos franceses, sino también de autores alemanes o italianos que también podían

considerarse situados a la cabeza en la investigación en geometría en la época. Este

proceso consiguió la difusión de una gran variedad de teorías geométricas del momento,

que trascendían los tradicionales contenidos de la geometría analítica y de la descriptiva,

sobre las que se venía investigando por esos años: geometría proyectiva, geometría del

triángulo, geometría no-euclídea, geometría n-dimensional, geometría diferencial, etc.467

.

Fue en este contexto de cierto dinamismo y tímida modernización de los estudios

geométricos en España cuando Arturo Soria comenzó a escribir sus artículos y libros sobre

geometría. A su renovado interés por las matemáticas podría haber contribuido la corriente

social que puso de moda por aquellos años el interés por esta materia, pero también podría

haber influido la propia afición de Manuel Becerra por la disciplina, como es conocido. No

en vano, en el año 1886 éste logró ser admitido en la Real Academia de Ciencias Exactas,

Físicas y Naturales. No es que hubiese reunido excesivos méritos matemáticos para ello,

pero estos honores como premio a otros valores no eran infrecuentes en esta época.

Pocos años después comenzó Soria a publicar sus obras de contenido geométrico.

Pero tampoco sería justo tratar de dar la falsa impresión de que sus obras se podrían

encuadrar a un nivel siquiera parecido al comentado antes, pues no pasaba de ser un

467

Millán, A. (1991): “Los estudios de geometría superior en España en el siglo XIX”.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

265

entusiasta aficionado y autodidacta y sus trabajos no pueden considerarse matemáticos

desde un estricto sentido científico. Las tres primeras obras citadas al comienzo, Origen

poliédrico de las especies, Contribución al origen poliédrico de las especies y Génesis,

versaron básicamente en torno a los mismos temas. El estudio de la geometría de poliedros

fue el punto de partida desde el que Soria elaboró una particular teoría de la evolución,

cuyos fundamentos se encontrarían, a su juicio, en la transformación, a través de diferentes

medios combinatorios con evidentes analogías a los métodos reproductivos naturales, de

formas geométricas simples para dar lugar a formas más complejas. Y así, mediante la que

denominó de forma sintética arquitectura poliédrica, se habrían llegado a constituir todas

las formas y especies que se podían encontrar en la naturaleza: minerales, vegetales,

animales -e incluso las "astronómicas del universo"468

-, hasta llegar a la que para él

significaba la cúspide evolutiva: el ser humano.

Sus experimentaciones partieron de los estudios sobre poliedros que Agustín

Louis Cauchy, importante y prolífico matemático francés que ejerció una considerable

influencia en los ambientes académicos españoles durante gran parte del siglo XIX, había

plasmado en una memoria publicada por la Academia Ciencias de París a comienzos del

siglo XIX y que Soria había estudiado en los tiempos en que se preparaba para el examen

de acceso a la Escuela de Ingenieros de Caminos. En concreto se trataba de la publicada en

1811, en la que incluía sus reflexiones acerca de los poliedros regulares. Dos años antes, en

1809, Louis Poinsot había presentado el descubrimiento de cuatro poliedros regulares no

convexos desconocidos hasta entonces469

, que junto a los cinco regulares convexos clásicos

(los conocidos como platónicos: el tetraedro, el cubo, el icosaedro, el octaedro y el

dodecaedro), serían todos los poliedros regulares conocidos hasta la fecha. Cauchy partió

de la idea clásica sobre los cinco poliedros regulares convexos para establecer la tesis de

cinco clases de poliedros regulares, a partir de las cuales se podrían generar otros,

incluidos los descubiertos por Kepler y Poinsot470

:

468

Soria y Mata, A. (1896): Contribución al origen poliédrico de las especies, p. 44.

469 Aunque Poinsot lo desconocía, alguno de ellos ya había sido descubierto por Kepler en el siglo

XVII por lo que en ocasiones se denominan poliedros Kepler-Poinsot.

470 Soria y Mata, A. (1894c): Origen poliédrico de las especies, p.10.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

266

[…] lo que hizo fue decir que prolongando los planos que forman el octaedro, el

dodecaedro y el icosaedro resultaban otros varios poliedros, regulares también, pero sin

dejar de ser octaedros, dodecaedros e icosaedros.

Al estudiar la memoria de Cauchy, Soria echó de menos un acompañamiento gráfico que

ilustrase la génesis de los nuevos poliedros descritos, razón por la que por la que él mismo

decidió realizar sus propios ensayos a partir de desarrollos en papel:

[...] movido yo de la curiosidad de conocerlas, me impuse el trabajo intelectual, algo

penoso, de imaginarme las líneas que resultaban de las intersecciones de los planos, su

situación respectiva, la de los vértices nuevos, la de los vértices antiguos y el desarrollo

sobre una superficie plana de todo aquel, al parecer, complicadísimo andamiaje.

Así, estos laboriosos experimentos combinatorios con los que en principio pretendía

sintetizar poliedros regulares ya descritos le condujeron al planteamiento de afirmaciones

propias que se atrevían incluso a matizar los postulados de Cauchy471:

No hay cinco poliedros regulares ni cinco clases de poliedros regulares, como dijo

Cauchy y repiten todos los autores; sólo hay un poliedro regular, el tetraedro, primera

forma fundamental, y otras dos formas fundamentales regulares, que resultan de enlazar

tetraedros regulares iguales [...]. Por consiguiente, sólo hay tres clases de poliedros

regulares, tres clases de formas fundamentales reductibles a una sola y generatrices de

todas las demás: el tetraedro, el betatetraedro y el pentatetraedro.

471

Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., pp. 11-12.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

267

Figura 8.1: Arturo Soria posando orgulloso con uno de sus poliedros. Fuente: Archivo Keller Soria.

Fueron varias las formas poliédricas que Soria consideró como hallazgos: el

pentatetraedro, el pentahexaedro, el decatetraedro, el tricontaedro, etc., y esto fue algo de

lo que Soria se sintió especialmente orgulloso y sobre lo que presumiría el resto de su

vida472

. También sabemos, por afirmación expresa suya473

, que la denominación

472

Lino Cabezas sostiene que el pentatetraedro (en denominación de Soria), ya había sido descrito

en 1876 -o sea dieciocho años antes- por el matemático alemán Edmund Hess. En la comunicación

que sobre este tema presenté en el VIII Congreso de la Sociedad de Lógica, Metodología y

Filosofía de la Ciencia expuse que consideraba sumamente improbable que Arturo Soria llegase a

estar al tanto de este descubrimiento, ni siquiera después de haber publicado sus teorías. Sin

embargo, poco después descubrí en el Archivo Keller Soria, entre los escasísimos artículos y

revistas de la época que se han preservado, precisamente un rarísimo artículo original en alemán

sobre la clasificación de los sólidos arquimedianos que publicó Edmund Hess en 1872, por lo que

ya no puedo ser tan categórico sobre este asunto. El artículo encontrado es anterior al de 1876 que

indica Cabezas, pero introduce la duda de si Soria llegó a conocer la obra en la que Hess describía

Arturo Soria y Mata. Una biografía

268

pentatetraedro o tricontaedro -y quizá la de algún otro- fueron sugerencias de Eduardo

Benot, respetada personalidad de la intelectualidad española de aquellos años, de cuya

estrecha amistad dejó Soria constancia repetidas veces.

Antes de pasar a analizar otros aspectos, conviene volver a señalar que en ningún

caso el nivel de los contenidos geométricos de las publicaciones de Soria podía siquiera

compararse a lo que se estaban desarrollando desde círculos académicos. No obstante,

algunas de las afirmaciones vertidas en sus obras, aunque no fuese más que de pasada y en

ocasiones para descartarlas frente a las que él proponía, permiten vislumbrar que en cierto

modo Arturo Soria estaba al tanto de algunas de las modernas nociones de geometría que

por entonces se estaban manejando. Así, frente a la geometría del triángulo, él oponía su

"geometría del tetraedro", o, aunque admitía no entender las nociones y los fundamentos de

la geometría no euclidiana, afirmaba que era superior una "geometría de los volúmenes"

que era la que él planteaba, y que la clásica euclidiana quedaba agotada como para dar

cabida a sus planteamientos474

:

El dodecaedro es, pues, la forma máxima, el non plus ultra de la geometría. Al llegar a

esta figura parece ya agotada la geometría euclidiana [...]. Principia otra geometría, que

yo llamaré, mientras otro no la dé nombre más apropiado, la geometría de los volúmenes,

en la cual los puntos matemáticos sin extensión, son sustituidos por tetraedros o por

cubos y octaedros o por dodecaedros e icosaedros; las líneas son adosamientos de

poliedros de la misma especie o subespecie, clase, género o variedad y del mismo

tamaño.

el pentatetraedro antes de escribir y publicar Origen. Cabezas, L. (2010): Op. cit., pp. 26-27. Hess,

E. (1872): "Über die möglichen Arten und Verietäten einiger Archimedeischen Körper".

Sitzungsberichte der Gesellschaft zur Beförderung der gesammten Naturwissenschaften zu

Marburg, 5, pp. 81-92.

473 Soria y Mata, A. (1913): Génesis, p. 8. El País, 26/9/1920, p. 1.

474 Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., pp. 41-42.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

269

8.2. UNA TEORÍA EVOLUTIVA PROPIA

Pero sus investigaciones geométricas no eran más que el principio. A partir de

ellas, y dejando sentir un patente influjo de la obra del naturalista inglés Charles Darwin

(evidente incluso en el título de la primera de las publicadas, Origen poliédrico de las

especies), propuso una teoría evolutiva propia en la que situaba en el tetraedro el origen de

todo475

:

[...] todas las formas de la naturaleza, cuerpos simples y compuestos, núcleos de

cristalización mineral, semillas vegetales y embriones animales son poliedros regulares en

serie matemática que principia en el tetraedro y sigue por parejas conjugadas, de machos

y de hembras, de sucesivas clases de regularidad y concluye en nuestro planeta en la

pareja hombre-mujer.

Soria admitía que su teoría era puramente especulativa y que no había podido pasar de la

simple conjetura, de una especie de "colección de apuntes", por la falta del tiempo y los

recursos necesarios para poder dedicarse a ello en exclusiva476

. También reconocía que a la

mayoría de sus conjeturas había llegado en ausencia de un método científico consistente.

Soria renegaba expresamente de los procedimientos analíticos, por lo que había ido

ensayando su arquitectura poliédrica de forma puramente manual, con modelos recortados

en papel. Además, se había inspirado en la visión microscópica de algunas muestras477

:

Tratando de comprobar mi teoría, pedí al sabio profesor D. Enrique Serrano Fatigati me

mostrase algunas preparaciones micrográficas en que se observasen formas poliédricas, y,

en efecto, el examen de algunas me afirmó en mi convencimiento.

Con estos inciertos mimbres, y apoyándose en la prosa adornada en exceso tan del gusto de

la época, dominada por un tono vehemente en el que abundaban las frases contundentes y

las afirmaciones rotundas y exageradas, fue llegando a sus postulados basándose en “el

475

Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 53.

476 Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., p. 10.

477 Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., p. 223.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

270

cálculo de probabilidades y por la elemental inducción del sentido común”478

. No obstante,

reconocer abiertamente la ausencia de métodos científicos no le impedía ser categórico en

muchas de sus aseveraciones, a la vez que desechaba teorías o elaboraciones de filósofos

como Kant o científicos como Darwin, apoyándose en ocasiones en argumentos

curiosos479

:

En suma, mi teoría poliédrica, mi afirmación de que todas las criaturas son agregados de

formas poliédricas regulares o de absoluta perfección geométrica, debe ser cierta, entre

otros motivos, porque aparece razonable, sencilla, y lógica desde cualquier punto de vista

que la consideremos.

Precisamente de Darwin y de otros evolucionistas, como Herbert Spencer y Ernst Haeckel,

recoge la obra de Soria -según él para "perfeccionarlas"- indudable impronta, que se hace

evidente en varias ideas básicas a partir de las cuales desarrolló sus singulares teorías.

Fueron estas ideas la del perfeccionamiento y creciente complejidad de las especies, la del

progreso indefinido, -que luego tomó como título para otro de sus libros-, y la de selección

natural de las especies con predominio de los más fuertes480

.

Las revolucionarios postulados planteados por Charles Darwin en El origen de las

especies, publicada en 1859, y El origen del hombre, en 1872, eran todavía objeto de

encendido debate en la España de aquellos años, donde podían encontrarse apasionados

defensores, pero también una legión aún mayor de beligerantes opositores, como por otro

lado cabía esperar de una sociedad tradicional y conservadora, como en términos generales

era la española de la Restauración. En ella no olvidemos que la Iglesia católica tenía un

ascendente inmenso, no sólo en asuntos espirituales, sino también en educativos, culturales

y sociales. Este poder llegaba también a parte de la escasa elite intelectual española con

posibilidad de conocer y asimilar los últimos descubrimientos científicos y las tendencias

filosóficas que estaban emergiendo en los países de nuestro entorno.

478

Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., p. 5 y p. 65.

479 Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., p. 233.

480 Terán, F.de (2009): “De poliedros y tranvías”, p. 114.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

271

Las ideas incluidas en la primera de las obras indicadas habían tenido una rápida

difusión desde Gran Bretaña al resto de Europa y la expectación despertada favoreció la

temprana publicación de sus traducciones en países como Francia o Alemania. En España,

sin embargo, la censura de la época isabelina se encargó de silenciar las referencias y los

debates sobre esta obra. Fue con las leyes promulgadas durante el Sexenio Democrático

que permitieron la libertad de ideas y de prensa y la aparición de nuevas sociedades

científicas, cuando pudieron difundir las teorías de Darwin a través de los círculos

intelectuales. Pero todavía no se habían traducido los trabajos de Darwin al español. Fue en

1876 cuando apareció editada en España la segunda de las obras citadas, el Origen del

hombre, y el año siguiente, la primera de ellas, el Origen de las especies, que había

intentado publicarse por entregas en 1872, pero que quedó interrumpida al poco tiempo,

sin comenzarse a entregar siquiera el primero de los capítulos. A título de curiosidad, cabe

reseñar la nota incluida por el traductor en una de estas entregas comentando el prólogo en

la versión francesa (desde la que se traducía al español), previniendo, a los lectores de los

peligros potenciales de su lectura: “Como verán los lectores, la autora de este prólogo y

traductora de la obra de M. Darwin [al francés] no tiene nada de católica, ni siquiera de

cristiana. Para ella la naturaleza lo constituye todo. Conviene que esto se tenga presente

para poder sacar doble fruto de la enseñanza de este libro y leer con prevención sus

temerosas afirmaciones”. A partir de estos años se inicia en la sociedad española el proceso

de lento arraigo y apasionado debate sobre las ideas evolucionistas que, para la década

final del siglo, se sosegó en gran medida y para reavivarse poco antes de 1909, año en el

que se conmemoró el centenario del nacimiento de Darwin481

.

Los del Sexenio Democrático fueron años de posturas muy encontradas y el

posicionamiento de los intelectuales, a favor o en contra de estas ideas, encontró sus

motivaciones más alejadas de las cuestiones puramente científicas que de las ideológicas.

Así, los intelectuales positivistas, más cercanos a la izquierda política, se declaraban a

favor de los postulados evolucionistas de Darwin, entre otros motivos por considerarlo

antirreligiosos. En lógica contraposición, las intelectualidad conservadora y católica se

declaró profundamente antidarwinista, y para ellos combatir el darwinismo significó, en

cierto modo, hacerlo contra las ideas asociadas. Las posturas enconadas dieron paso a un

481

Un estudio amplio y profundo sobre el darwinismo en España en Glick, T.F. (1982): Darwin en

España.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

272

largo periodo en el que las teorías de Darwin, así como las de otros famosos darwinistas

que también fueron leídos con interés, fueron perdiendo poco a poco sus connotaciones

más polémicas, como el alemán Ernst Haeckel. Mientras las ideas iban aceptándose de

manera paulatina en los entornos académicos, sobre todo en los próximos al krausismo y a

la Institución Libre de Enseñanza, desde los sectores más conservadores iban surgiendo

iniciativas que, de forma constructiva, trataban de conciliar de alguna manera los

descubrimientos científicos con la verdad revelada, aunque, armonizar las radicalmente

diferentes concepciones sobre el origen de la vida y la posición del hombre en la naturaleza

era una tarea complicada, y generalmente se tendía a situar a la ciencia en un plano inferior

al de la ortodoxia religiosa. No obstante, los roces entre la Iglesia católica y los sectores

conservadores más radicales durante este periodo continuaron siendo continuos.

El debate en España continuó circunscrito durante todos estos años casi

exclusivamente a los ámbitos científicos e intelectuales, muchos de cuyos representantes

mostraban también una afinidad política republicana482

. No fue hasta ya comenzado el

siglo XX cuando el círculo de interesados, tanto de partidarios como de detractores, se

amplió de forma considerable y los debates se trasladaron a la prensa diaria. Como parece

lógico, los primeros en aceptar las teorías darwinistas se encontraban entre la comunidad

científica y entre los seguidores del positivismo y materialismo filosófico. Sin embargo, la

intelectualidad española, como el resto de la sociedad, era muy tradicional en muchos

aspectos, y prueba de ello es que la mayor parte de los institucionistas o muchos de los

positivistas rechazaron los aspectos mecanicistas y materialistas que vislumbraban en las

tesis evolucionistas. En cualquier caso, la mayoría de los antidarwinistas no quisieron

entrar en matizaciones: entendieron que aceptar el evolucionismo, siquiera en algunos de

sus aspectos, podía conducir irremisiblemente al materialismo ateo, e identificaron a los

positivistas como los culpables de todo ello. En su descargo conviene tener en cuenta que

manifestarse abiertamente darwinista en la España de la Restauración significaba situarse

en un cierto peligro profesional y corrían el riesgo cierto de acabar, por ejemplo, como el

grupo de profesores krausistas que en 1876 fueron apartados de sus cátedras de la

Universidad Central tras negarse a admitir la supresión de la libertad de cátedra, que les

482

Suárez Cortina, M. (2000): Op. cit., pp. 85-86.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

273

obligaba en adelante a plegar sus enseñanzas a las instrucciones oficiales en materias

religiosa, política o moral.

Ya entrado el siglo XX, en un ambiente previo más sosegado, aparecieron nuevas

traducciones de las obras de Darwin y de Haeckel que, junto al homenaje organizado en

1909 para conmemorar el centenario del nacimiento de aquél, avivaron y polarizaron de

nuevo un debate del que se hizo eco la prensa, lo que contribuyó a la difusión y

popularización de las ideas evolucionistas también entre la clase media. No obstante,

mientras la burguesía de afinidad republicana acogía a Darwin como un icono del progreso

de la ciencia y la derecha moderada aceptaba su valor como naturalista, si bien lamentaba

su utilización como medio para atacar a la Iglesia, todavía quedaba un considerable sector

ultramontano que consideraba sus obras como productos poco menos que diabólicos. El

enfrentamiento, en ocasiones encarnizado y visceral, entre partidarios y defensores no fue

exclusivo de España. Estaban superados ya los años más convulsos en nuestro país, cuando

en la década de 1920 el protestantismo mantuvo una sonda cruzada contra el

evolucionismo en muchos de los estados sureños de los Estados Unidos, que, a diferencia

del caso español, tuvo la implicación activa de un amplio espectro de la sociedad

norteamericana.

En la época que estamos analizando, los años previos a la publicación de los

trabajos de Soria, todavía los debates en torno al darwinismo se encontraban en España en

plena ebullición. Evidentemente no era sólo la cuestión evolucionista la que estaba

influyendo en la dicotomía ciencia-religión en el mundo occidental en la segunda mitad del

siglo XX. Era este debate un reflejo significativo del paulatino camino hacia la

secularización, anhelado o emprendido por parte de la intelectualidad de las naciones

occidentales más avanzadas, que sentían que en un siglo en el que se estaba asistiendo a

grandes transformaciones (las nuevas máquinas que superaban en productividad a la fuerza

laboral humana, las urbes industriales, la transferencia de población del campo a la ciudad,

etc.) junto a los avances y descubrimientos científicos que cuestionaban gran parte de la

historia hasta entonces asumida, muchos sentían que las religiones tradicionales ya no

podían ofrecer respuestas válidas para el mundo que asistía a esta transformación.

Continuaban los eternos debates sobre cuál era la aproximación religiosa más adecuada,

pero también se comenzaba a cuestionar si la religión era la vía adecuada para obtener

Arturo Soria y Mata. Una biografía

274

ciertas respuestas y si tenía ya cabida en esos tiempos. Éste fue un tema candente entre

1860 y 1880 y tuvo un punto de culminación poco después de que Nietzsche proclamara la

muerte de Dios, contribuyendo de manera especial, junto a otros materialistas, a sentar las

bases del pensamiento ateísta.

Pero como muchos historiadores han resaltado, el siglo XIX fue, entre otras cosas,

el siglo de la duda y del escepticismo483

. Así, no fue infrecuente encontrar cómo muchas de

las tendencias sociales que fluían en un sentido determinado tenían que convivir con otras

que lo hacían hacia el opuesto, que se habían generado en ocasiones por dosis excesivas de

las primeras, o por el desencanto ante las expectativas no cumplidas. La emergencia de de

muchos de estos movimientos reactivos tuvieron su motivación en el desencanto ante la

nueva sociedad capitalista, urbana e industrializada que, lejos de traer el progreso a todos

los estamentos sociales y una mayor igualdad, había hecho más evidentes los antagonismos

de clase. En la segunda mitad del siglo XIX se consolidaron y reforzaron los movimientos

obreros que iban a ejercer de contrapoder y, como reacción al racionalismo y al

positivismo, comenzó a tomar forma el movimiento modernista y parte de la

intelectualidad tornó de nuevo su mirada hacia la obra de los filósofos idealistas y sus

herederos, como Schopenhauer, Kierkegaard o Nietzsche. Para caracterizar toda esta

reacción social, intelectual y cultural se comenzó a hablar de una crisis de fin de siglo. Este

movimiento de rechazo también se dejó sentir en el mundo de lo espiritual, lo que motivó

la emergencia de corrientes que también se oponían a las revolucionarias teorías que la

ciencia contemporánea comenzaba a ofrecer como respuesta a las eternas cuestiones sobre

el origen del hombre (en ocasiones porque a muchos les parecían ininteligibles) y se

revelaban ante el cuestionamiento de las verdades reveladas ofrecidas por las religiones.

Así, surgieron nuevas heterodoxias espirituales y corrientes esotéricas que rechazaban

planteamientos secularizantes y buscaban armonizar la realidad del mundo conocido con la

verdad oculta del mundo del espíritu, la complementariedad entre razón y espiritualidad; es

decir, entre ciencia y dios. Algunos de estos movimientos valoraban algunos de los

avances de la ciencia pero reivindicaban al tiempo la validez de la investigación en el

mundo sobrenatural. Así, en las principales de las ciudades de Francia, Gran Bretaña o

Estados Unidos fueron numerosas las personas que se vieron atraídas hacia el mundo del

483

Watson, P. (2014): The age of atheists, pp. 26-28.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

275

ocultismo484

y de la tradición hermética. En las páginas de los diarios más importantes se

podían encontrar opiniones favorables a la investigación de los fenómenos paranormales y

sus seguidores se reunían, realizaban rituales o celebraban sesiones espiritistas de forma

abierta, sin secretismos, por lo que no puede considerarse, en absoluto, un fenómeno

clandestino o marginal.

8.3. EL MOVIMIENTO TEOSÓFICO

Una de las heterodoxias espirituales que, junto al espiritismo, más expansión y

adeptos encontró fue la teosofía. La Sociedad Teosófica, nombre que recibió esta corriente,

que venía a ser heredera de otros movimientos similares que habían existido entre los

siglos XV y XVIII, fue fundada en 1875 en Nueva York por un grupo de personas entre los

que destacaban Helena Petrovna Blavatsky y su pareja, el coronel Henry Steel Olcott.

Desde ese año la Sociedad inició una continuada y sorprendente expansión hasta alcanzar

su apogeo en las primeras décadas del siglo XX. El movimiento teosófico proponía "un

nuevo proyecto filosófico de carácter humanista" que impulsado por fuerzas ocultas con

raíces en la antigüedad clásica, y bajo el lema “no hay religión más elevada que la Verdad”

posibilitase la llegada de un nuevo renacimiento cultural a la humanidad485

.

Sus objetivos principales quedan sintetizados en estos tres principios de la

Sociedad Teosófica:

484

A lo largo del capítulo identificaremos con el término ocultismo al "estudio del lado oculto de la

naturaleza", superando la tópica imagen de rituales mágicos con objetos extraños y símbolos

cabalísticos. Fernández Fernández, P.V. (1989): “Teosofía y Masonería. Pensamiento y obra de

Roso de Luna”, p. 242, n20.

485 Louzao, J. (2008): “Los idealistas de la fraternidad universal: una aproximación a la historia del

movimiento teosófico español (c. 1890-1939)”, pp. 505-510. En este articulo, así como en Pomés,

J. (2006): “Diálogo Oriente-Occidente en la España de finales de siglo XIX. El primer teosofismo

español (1888-1906): un movimiento religioso heterodoxo bien integrado en los movimientos

sociales de su época”, por ejemplo, se puede encontrar una interesante aproximación al movimiento

teosófico y una síntesis de su repercusión en España. La atracción que la teosofía logró ejercer en

algunas celebridades del mundo de la cultura internacional en Watson, P. (2014): Op. cit., pp. 164-

184 y en Blom, P. (2010): Op. cit., pp. 307-317.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

276

o Formar el núcleo de Fraternidad Universal de la Humanidad, sin distinción de

raza, credo, sexo, casta o color.

o Fomentar el estudio crítico y comparativo de las religiones, filosofías y

ciencias, tanto de Oriente como de Occidente.

o Investigar las Leyes no explicadas de la Naturaleza y los poderes latentes en el

hombre.

Con la premisa de que las religiones contemporáneas no podían satisfacer las inquietudes

espirituales del hombre contemporáneo la teosofía buscó inspiración en el hinduismo, el

budismo, la cábala judía, etc. Y en este sentido contribuyó al acercamiento de Oriente a las

sociedades occidentales, en sintonía con el movimiento cultural orientalista que también

estaba viviendo cierto esplendor a finales del siglo XIX. Pero aunque se mostrasen

abiertamente contrarios a las jerarquías religiosas en general, los teósofos no rechazaban la

convivencia con las religiones tradicionales, como el cristianismo486

. Aunque en puridad

no se trataba de una religión, la doctrina teosófica tuvo pretensión sincretista al tratar de

aunar las verdades y los preceptos más valiosos de todas las religiones antiguas. Blavatsky

declaraba haber descubierto en sus estudios sobre religiones antiguas creencias y raíces

comunes a todas ellas, a partir de las cuales se habrían configurado de manera autónoma y

diferente hasta los tiempos actuales. A este origen común o religión original lo denominó

Blavatsky “doctrina secreta”, cuyos contenidos desconocidos le habrían sido confiados a

ella con la autorización para compartirlos con el resto de la humanidad a través de la

sociedad teosófica.

Según Philipp Blom, “[el teosófico fue] el movimiento que más cultivó el rechazo

de toda verdad aparente, y el más importante a la hora de postular, en lugar de esa verdad,

un mundo espiritual que rige el reino terrenal de las apariencias”487

. Pero al tiempo

pretendió compatibilizar ciencia y religión para tratar de dar las respuestas que buscaba el

hombre de su tiempo. El movimiento trató de armonizar filosofía, ciencia y religión, pero

partiendo de una oposición a la evolución experimentada por las tres disciplinas a lo largo

486

A pesar de la insistencia en su neutralidad, en la práctica, las influencias mayores vinieron del

hinduismo y del budismo.

487 Blom, P. (2010): Op. cit., p. 307.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

277

de ese siglo XIX, y fue especialmente combativo con las corrientes que defendían, o al

menos admitían el materialismo.

El mérito de Blavatsky fue dotar a la teosofía de una base doctrinal que

sorprendentemente consiguió ser vista como respetable y atractiva incluso entre ciertas

élites intelectuales que hasta entonces habían catalogado de vulgar el espiritualismo

tradicional. Para captar al público cultivado fue muy acertada la mezcla de ambigüedad y

de equidistancia calculada en algunos temas, como ofrecerse, por ejemplo, como una

doctrina anticlerical y antiatea, a la vez que atacaba a la ciencia materialista contemporánea

mientras echaba mano de sus conceptos si convenía488

. Según Louzao, “HPB [Helena

Petrovna Blavatsky] se convirtió en uno de los primeros gurús que fueron surgiendo en

Occidente y que se acompañaron de fervorosos seguidores. Un producto espiritual

novedoso sólo explicable a partir de la nueva sociedad de masas y del nacimiento de la

industria editorial”489

.

La teosofía también estuvo estrechamente relacionada cultural e ideológicamente

con otros movimientos sociales y políticos de carácter progresista de finales de siglo XIX,

que reivindicando valores humanistas luchaban, cada uno a su manera, contra la

insolidaridad imperante en la sociedad occidental. Se trataba, entre otros, del

republicanismo, del socialismo, del modernismo, la masonería, las corrientes higienistas, la

nueva pedagogía, etc. Por esta razón, fueron normales las relaciones complementarias entre

estos movimientos, su coincidencia ideológica y, por tanto, no era infrecuente la militancia

de muchos de sus seguidores en varios de ellos. Con uno de los que la teosofía guardó más

estrecha relación fue con la masonería; la mayoría de sus simpatizantes habían tenido

contactos previos con ella y muchos siguieron compatibilizando su militancia en ambos, y

algunos de sus líderes, como fue el caso de Annie Besant, por ejemplo, fueron también

personas muy destacadas dentro de la masonería. Y lo mismo ocurrió en España490

.

488

Watson, P. (2014): Op. cit., p. 168.

489 Louzao, J. (2008): Op. cit., p. 509.

490 Parar obtener una visión de las características definitorias de ambas corrientes, de sus analogías

y diferencias y de las relaciones entre ambas, se puede consultar, por ejemplo: Fernández

Fernández, P.V. (1989): Op. cit., pp. 235-255.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

278

8.3.1. Afianzamiento y expansión de la Sociedad Teosófica

Tras ser capaz de gestionar hábilmente algunas denuncias por plagio y falsedad,

problemas internos y disidencias, la Sociedad Teosófica comandada por Blavatsky y Olcott

logró afianzarse y expandirse poco a poco. Establecida su central en Adyar, barrio de a las

afueras de Madrás, en la India, fue en esta región del sudeste asiático donde más adeptos

consiguió inicialmente. Finalizando la década de 1880, la Sociedad Teosófica logró

establecerse en países europeos como Gran Bretaña, Alemania, Francia o Rusia, donde

logró sumar un número sorprendente de seguidores.

Lo cierto es que la teosofía y otras corrientes ocultistas o esotéricas, tuvieron la

habilidad de captar la atención por algún momento de personalidades del mundo de la

cultura como los pintores Kandinsky, Mondrian o Klee, el escultor Brancusi, escritores

como William B. Yeats, George B. Shaw, August Strindberg, Valle Inclán o Rubén Darío,

músicos como Alexander Scriabin, Igor Stravinsky o Arnold Schönberg, así como de

científicos como Thomas A. Edison o William Crookes, lo que sin duda facilitó el que

muchas otras personas anónimas se vieran seducidas por estas corrientes.

Henry S. Olcott fue el primer presidente de la Sociedad Teosófica, cargo que

desempeñó el cargo durante 32 años hasta su muerte en Adyar en 1907. Desde ese año,

Annie Besant, entusiasta impulsora del movimiento que contribuyó de manera destacada a

su expansión, prolífica escritora -escribió más de 300 libros e incontables artículos-,

además de activista política y líder del movimiento feminista, ejerció el cargo de

presidenta, y lo hizo durante 26 años, hasta su muerte, en el año 1933. Durante su larga

presidencia dio un notable impulso al desarrollo del movimiento teosófico, aunque no

fueron infrecuentes los problemas internos y las disidencias importantes. Pero la que

indudablemente ejerció el liderazgo incontestable del movimiento desde su fundación hasta

su muerte, en 1891, fue Helena P. Blavatsky, o Madame Blavatsky, para sus seguidores.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

279

Figura 8.2: H. P. Blavatsky y H. S. Olcott, ca. 1888. Fuente: Wikipedia [En línea]. [Consulta:

30/7/2015]. <https://es.wikipedia.org/wiki/Helena_Blavatsky>.

Con sus diversos libros y artículos logró a crear el armazón doctrinal con el que dio a

conocer el movimiento y cuya lectura consiguió seducir a un público que deslumbrado se

adhirió al movimiento comenzando una rápida expansión internacional. De entre sus obras

dedicadas a la teosofía, destacaron especialmente Isis sin velo, publicada en 1877, y la

monumental La doctrina secreta, de 1888, en la que desarrollaba y complementaba los

temas ya esbozados en la anterior. En ellas la autora daba rienda suelta a una imaginación

desbordante en una pócima de historias en las que incluía multitud de citas a textos

originales -muchas de ellas desenmascaradas-, plagios a tradiciones hindúes, así como

“invenciones biográficas inverosímiles y una mezcolanza de esoterismo y filosofía

orientalista”491

. Pero como afirmaba Washington acerca de Isis sin velo: “el objetivo de la

autora no era complacer a críticos y eruditos. Buscaba en cambio apasionar a los

aficionados y autodidactas espirituales, lectores demasiado preocupados con las respuestas

491

Louzao, J. (2008): Op. cit., p. 508.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

280

a las cuestiones importantes para molestarse con los tiquismiquis de los académicos sobre

la autenticidad o la coherencia interna del libro”492

.

Blavatsky fue antidarwinista furibunda -lógicamente, la profeta de un movimiento

basado en el sincretismo de religiones tradiciones tenía que serlo- y se afanó en denostar la

obra de Charles Darwin, así como la de otros darwinistas como Ernst Haeckel. Es conocida

la anécdota de que Blavatsky tenía en su apartamento diversos animales disecados, entre

los que destacaba un mandril, al que había vestido con chaqueta y corbata, puesto unas

gafas y colocado en una mano un manuscrito con una conferencia sobre El origen de las

especies493

.

Sea como fuere, tras lograr soslayar los escándalos que salpicaron la imagen de

Blavatsky, la expansión y la repercusión internacional que en pocos años logró el

movimiento teosófico en países como los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia,

Alemania o la India tuvo un considerable mérito. Mayor si se compara con el impacto de

otras muchas otras asociaciones ocultistas que, nacidas incluso años antes, nunca

consiguieron tal influencia.

8.3.2. La teosofía en España

En los últimos años se ha investigado la introducción del movimiento teosófico en

nuestro país, sus protagonistas y artífices de la formación en 1891 del Grupo teosófico

español, así como la paulatina constitución de Ramas de la sociedad en las principales

ciudades494

. Así, sabemos que fue a finales de la década de 1880 cuando se introdujo la

492

La historia de cómo se gestó la Sociedad Teosófica en Washington, P. (1995): El mandril de

Madame Blavatsky. Historia de la teosofía y del gurú occidental.

493 Blavatsky lo había etiquetado como el profesor Fiske, un académico darwiniano

norteamericano.

494 Louzao, J. (2008): “Los idealistas de la fraternidad universal: una aproximación a la historia del

movimiento teosófico español (c. 1890-1939)”, Pomés, J. (2006): “Diálogo Oriente-Occidente en la

España de finales de siglo XIX. El primer teosofismo español (1888-1906): un movimiento

religioso heterodoxo bien integrado en los movimientos sociales de su época”; Penalva, V. (2013):

El orientalismo en la cultura española en el primer tercio del s. XX. La Sociedad Teosófica

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

281

teosofía en España, a cargo de los que fueron sus líderes principales durante esos primeros

años: José Xifré y Francisco Montoliú, ambos pertenecientes a importantes y acaudaladas

familias, de alto nivel cultural. Atraídos por el estudio de las filosofías orientales tuvieron

conocimiento de la doctrina en 1888 y tras solicitarlo y ser admitidos en la logia Blavatsky

de Londres al año siguiente, iniciaron una rápida labor de proselitismo y divulgación de

sus postulados y de las obras escritas por Madame Blavatsky y otros importantes teósofos

del momento en nuestro país. En 1890 ya habían traducido y publicado dos folletos: ¿Qué

es la Teosofía? y Theosophia, en los que daban a conocer los principios y objetivos del

nuevo movimiento495

.

No obstante, con anterioridad a la acción de estas dos personas, la prensa española

ya se había hecho eco, si bien de forma esporádica, de algunos pasos introductorios en

países vecinos como Francia o de las andanzas y "poderes" de los que hacía gala

Blavatsky496

. Es también reseñable el pionero interés de Juan Valera, destacado

diplomático y escritor español, en dar a conocer la doctrina en nuestro país, desde que en

1885 entró en contacto con ella a través de su relación con un grupo de teósofos de Nueva

York. Valera envió varias cartas a Menéndez Pelayo describiendo lo que denominaba el

“budhismo esotérico” con el objetivo de que éste las publicase497

. Otra persona importante

en el arranque de la teosofía en España fue un conocido periodista y crítico literario de la

época, Eduardo Gómez de Baquero (Andrenio), quien en el verano de 1890 publicó un par

de artículos en La Época498

y a los pocos meses dio una conferencia en el Ateneo de

española (1888-1940). Estos trabajos junto a los “Recuerdos” de Manuel Treviño, incluidos en

algunos números de la revista Sophia (septiembre de 1910 y septiembre de 1911), son los que he

utilizado para sintetizar la introducción y el arranque del movimiento teosófico en España. Indicaba

Joseba Louzao, de manera muy pertinente, que la historia ocultismo, del esoterismo y de la de la

teosofía en la España de entresiglos sigue planteando, todavía a día de hoy, grandes interrogantes.

Los trabajos publicados en los últimos años, como los que he utilizado, son importantes y

esclarecen muchos aspectos, pero faltan estudios que estudien aspectos todavía poco investigados

de la teosofía en España, como por ejemplo, las interrelaciones con otros movimientos culturales o

contraculturales de la época o la magnitud real de los seguidores e interesados en la doctrina, más

allá de los que se afiliaron formalmente, como pudo ser el caso de Arturo Soria sin ir más lejos.

495 Penalva, V. (2013): Op. cit., p. 53.

496 Por ejemplo, en La Ilustración española y americana, 11/9/1884, p. 130. El Día, 25/7/1886, p.

1. El Liberal, 31/12/1886, p. 3.

497 También dejó constancia de su interés en los asuntos teosóficos en varias de sus obras, como La

buena fama (1894) y Morsamor (1899). Penalva, V. (2013): Op. cit., p. 55.

498 “Una religión de final de siglo”. La Época, 6/7/1890 y 18/8/1890.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

282

Madrid con el título La Nueva Teosofía, que se destacó en la prensa y cuyo contenido

posteriormente se publicó como folleto. Producto de estas acciones de difusión se

consiguió ampliar el grupo de interesados en la teosofía y poco después, en un acto que

tuvo lugar en abril de 1891 en el Palacio Árabe propiedad de Xifré en Madrid, se formalizó

la constitución del Grupo español de la Sociedad Teosófica. Este pequeño grupo inicial fue

muy activo: celebró reuniones y diversas actividades divulgativas en el palacio de Xifré y

continuó la labor traductora de obras relevantes de la teosofía para su publicación en

España. De hecho, ese mismo año ya habían conseguido que La Raza Futura, de Edward

Buwler-Lytton, apareciese publicada por entregas en La Época499

.

A los escasos días de constitución del grupo madrileño, falleció en Londres

Helena P. Blavatsky y el hecho tuvo reflejo, junto a breves esbozos de su biografía, en

diarios como La Época, El Imparcial o El Heraldo de Madrid, entre otros. Al año siguiente

falleció repentinamente, a sus escasos 31 años, uno de los fundadores y miembros

españoles más activos: Francisco Montoliú. En cuatro años escasos había desempeñado

una titánica obra de traducción y divulgación de la corriente teosófica: nada menos que

nueve libros y numerosos artículos (aparte de los propios) que fue publicando en la revista

que fundó y dirigió hasta su muerte: Estudios Teosóficos500

. Poco a poco fueron

incorporándose a este grupo inicial varias personas, tanto en Madrid como en Barcelona,

que serían importantes para la sociedad en España. Entre ellas cabe destacar a José

Roviralta, a Ramón Maynadé, a Manuel Treviño (que sería el secretario de la sociedad

durante muchos años), a Tomás Doreste, a José Melián o a Viriato Díaz-Pérez, entre otros.

Una vez alcanzado el número mínimo para hacerlo (siete personas), en mayo de 1893

varios de ellos solicitaron la constitución de la Rama Madrid de la Sociedad Teosófica, lo

que les fue autorizado el 19 de mayo mediante la signatura, en la sede de Adyar en la India,

de la denominada Carta Constitutiva. José Xifré fue designado su primer presidente. Ese

mismo año se constituyeron también las ramas de Barcelona y de Valencia501

.

499

Penalva, V. (2013): Op. cit., p. 57.

500 Pomés, J. (2006): Op. cit., p. 59.

501 Penalva, V. (2013): Op. cit., p. 59; Pomés, J. (2006): Op. cit., p. 57. La organización se dividía

en ramas, consecuentemente con el símil de la Sociedad Teosófica como un gran árbol. Louzao, J.

(2008): Op. cit., p. 515.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

283

Muy importante fue la divulgación de las ideas y actividades a través de sus

revistas. La primera de ellas fue la comentada Estudios Teosóficos, surgida en Barcelona,

que se publicó desde 1891 hasta la muerte de Montoliú, en 1892. Meses después, a

principios de 1893, comenzó la publicación en Madrid de Sophia, que pudo ser, a juicio de

Pomés, "quizá el logro principal del teosofismo español hasta 1914". De periodicidad

mensual, fue el más importante órgano de difusión y portavoz del movimiento en España

hasta 1914, cuando se interrumpió su publicación hasta 1924, probablemente a causa de los

problemas económicos del que fue hasta entonces el más importante mecenas español del

movimiento, su presidente Xifré. Sophia logró introducirse en círculos intelectuales y

literarios de la época. Los temas principales que tuvieron cabida en la revista fueron muy

variados: el esoterismo y la magia, la filosofía oriental, las religiones antiguas, la mitología

clásica, continentes perdidos como la Atlántida o Lemuria, lenguas como el sánscrito o el

esperanto, el misticismo sufí, la tradición filosófica y mística española, etc.502

Y entre ellos

no faltaron los pretendidamente científicos. En 1894 el grupo pionero percibió un aumento

considerable de los interesados en la doctrina teosófica. Y al año siguiente, Tomás Doreste

comenzó a dar charlas periódicas en el Ateneo de Madrid que lograron captar la atención

de los ateneístas, que se tradujo, sobre todo, en colaboraciones para la revista Sophia503

.

Como ocurría en otros países, también en España se pueden constatar similares

relaciones de muchos de sus miembros con otros movimientos políticos, sociales y

culturales de la época (republicanismo, higienismo, renovación pedagógica, feminismo,

pacifismo, etc.). Los lazos de la teosofía española con la literatura y el modernismo fueron

muy estrechos: muchos de los literatos y otros artistas del momento se sintieron atraídos

hacia Oriente y hacia el misticismo, el ocultismo o a los misterios esotéricos, de lo que

dejaron constancia en algunas de sus obras, como fue el caso de Valle Inclán en La

Lámpara Maravillosa o el comentado de Juan Valera; y en Sophia colaboraron autores

como Salvador Rueda, Leopoldo Lugones o Rubén Darío, escritor especialmente atraído

por el simbolismo hermético que estuvo, al menos durante un tiempo, vinculado a grupos

teosóficos. Del mismo modo, algunos teósofos importantes que colaboraban asiduamente

de Sophia lo hicieron también en revistas modernistas del momento, como Helios,

502

Louzao, J. (2008): Op. cit., pp. 513-514. Pomés, J. (2006): Op. cit., pp. 61-62.

503 Penalva, V. (2013): Op. cit., p. 64.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

284

Renacimiento, Prometeo y otras. Asimismo fueron numerosos los miembros y

simpatizantes de la teosofía en España que pertenecieron a la masonería, más

específicamente, a la comasonería o masonería mixta, cuyo máximo promotor en nuestro

país fue Manuel Treviño. Especial fue también la relación de los teósofos españoles con la

política. Señala Louzao que "el movimiento teosófico español fue un movimiento

conscientemente republicano y progresista", aunque también hubo partidarios del

liberalismo o, incluso -esto fue menos frecuente- del anarquismo. Ya hemos hablado de la

estrecha relación entre el republicanismo en la Restauración y el anticlericalismo, que fue

uno de los principales factores movilizadores hacia sus bases, sobre todo tras la desigual

batalla -favorecida por el régimen- de la Iglesia contra la heterodoxia. Pero el

enfrentamiento a la jerarquía católica no significaba necesariamente una identificación

entre republicanismo y ateísmo. Por el contrario, en su seno también encontraron refugio

alternativas religiosas que, junto al laicismo o al ateísmo, sufrían la persecución de una

sociedad conservadora en la que la Iglesia católica tenía un evidente protagonismo y

poder504

. Republicanos, teósofos y espiritistas compartieron y frecuentaron los ambientes

librepensadores como los casinos o los ateneos. Algunos teósofos madrileños, como

Viriato Díaz-Pérez, por ejemplo, también frecuentaron la conocida tertulia del diario

republicano y anticlerical El Motín, el fundado y dirigido por José Nakens505

.

8.4. ARTURO SORIA Y LA TEOSOFÍA

Arturo Soria tenía sintonía ideológica directa con varios de estos movimientos

progresistas afines. Conocemos, por ejemplo, su proximidad y su colaboración el

republicanismo y la defensa de los postulados higienistas, que habían servido de base para

sus propuestas urbanísticas. Pero, además, esto no lo había comentado hasta ahora, Arturo

Soria hacía ya décadas que había ingresado en la masonería. Es este aspecto, todavía

bastante desconocido a día de hoy. Aunque no hay duda sobre dónde y cuándo inició su

pertenencia, poco más se sabe sobre su escasa -al menos con los datos que se tienen hasta 504

Duarte, Á. (2013): Op. cit., pp. 147-148.

505 Pomés, J. (2006): Op. cit., pp. 62-67. Louzao, J. (2008): Op. cit., pp. 520-524.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

285

la fecha- actividad como masón. Hay dos trabajos que han revelado información sobre esta

actividad masónica de Arturo Soria: un estudio sobre la masonería en Galicia publicado en

1990, que fue la tesis doctoral de Alberto Valín, y un artículo de Antonio Bonet Correa

aparecido en 1991506

. Ambos citan a uno de los más importantes estudiosos de la

masonería en España, José Antonio Ferrer Benimeli, como la fuente que les ofreció los

datos sobre la relación de Arturo Soria con la masonería507

. La información revelada es

escueta: Arturo Soria se inició como masón en La Coruña en 1870, es decir, en la época en

la que ocupaba el puesto de secretario del Gobierno civil de esa ciudad. Había sido en la

logia La Herculina nº 10, que tuvo actividad durante sólo unos años, entre el año de su

constitución, 1869, y 1872, pero que tuvo una cierta importancia y llegó a contar con 99

integrantes. Dependía de la obediencia Gran Oriente de España, que había nacido en ese

mismo año de 1869. Se trataba ésta de una obediencia liberal, que había surgido como

escisión de la tradicional y más conservadora Grande Oriente Nacional de España508

.

Fue esa una época de esplendor para la masonería en España, posibilitada e

impulsada por el régimen de libertades nacido tras la caída del régimen isabelino, que

había permitido la libertad de asociación y acababa con casi cinco décadas de actividades

clandestinas en España (lo que, por cierto, tampoco evitó la pertenencia a ella de muchos

personajes destacados de la política y de la sociedad española). El número de logias creció

espectacularmente en poco tiempo y dio lugar a un cierto desorden que terminó motivando

506

Valín Fernández, A.J.V. (1990): Galicia y la masonería en el siglo XIX. Bonet Correa, A.

(1991): “Paisaje Urbano, Ciudad Lineal y Masonería”. Este artículo se publicó en dos revistas: en

el número 89 de Ciudad y Territorio, y en el número de104 de Villa de Madrid, aparecida también

en 1991. Según indica el autor, el artículo había sido compuesto en 1982 para ser incluido en un

libro que iba a recopilar las conferencias con motivo del homenaje que ese año se tributó a Arturo

Soria en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid y que

finalmente quedó inédito. Bonet incorporaba en 1991 la información que había recibido en 1988

que corroboraba su hasta entonces mera sospecha de que Arturo Soria fuese masón.

507 Según me indicó Valín, los datos procedían de un fondo documental masónico perteneciente a la

familia de "un antiguo ministro del reinado de Amadeo de Saboya" al que había logrado acceso

José Antonio Ferrer Benimeli. Contacté con Ferrer Benimeli para consultarle sobre este asunto y

me indicó que dio con el fondo de manera casual, pues sus propietarios de entonces se proponían

vender el archivo y se lo ofrecieron a él. Desestimó el ofrecimiento pero consiguió que le hiciesen

una copia de algunos documentos en los que estaba interesado, entre los que se encontraban los de

la Logia Herculina nº 10. Amablemente me envió una copia de esos documentos, pero tampoco

quiso especificarme quien había sido el ministro de Amadeo que había reunido los documentos en

su archivo personal, no sé si por un compromiso de confidencialidad con la familia que se lo

ofreció.

508 Valín Fernández, A.J.V. (1990): Op. cit. pp. 78-95.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

286

también escisiones entre los Grandes Orientes. Fue entonces cuando surgió el que en este

caso concreto nos ocupa, el Grande Oriente de España. Esta obediencia logró captar, en

julio 1870, al que entonces ocupaba la presidencia de las Cortes, Manuel Ruiz Zorrilla, y

los pocos días le eligió su Gran Maestre, lo que significó un revulsivo importante para la

obediencia509

. Manuel Becerra, por su parte, también militaba en la masonería desde hacía

ya muchos años y fue también importante en el Gran Oriente de España, pues en 1884 fue

elegido Gran Maestre.

¿Pudieron ser éstas las influencias que impulsaron a Arturo Soria a solicitar el

ingreso en la logia coruñesa o fue, simplemente, arrastrado por esa tendencia entre las

personas de ideología progresista en esos años? Sea cual fuere su motivación, de entre las

escasa información que hay sobre esta logia, ha perdurado su cuadro lógico de 1872, y por

él conocemos que la fecha concreta en la que Arturo Soria ingresó en La Herculina nº 10

fue el 21 de junio de 1870, y que aparece inscrito con el número 74. Poco después,

concretamente el 11 de octubre510

, ascendió al grado 2º, el de compañero, y el 10 de

noviembre consiguió el grado 3º, el de maestro. Soria decidió adoptar como nombre

simbólico el de uno de los conocidos como siete sabios de la Grecia clásica: Solón,

pensador, poeta, legislador reformista y teórico de la política, cuya labor no sólo fue

valorada en su tiempo, sino que recibió también cierto reconocimiento en etapas

posteriores. Poco más es lo que hoy se conoce del Arturo Soria masón. En agosto de 1871

dejó su puesto de secretario en el Gobierno civil de La Coruña para ocupar el mismo

puesto en Puerto Rico. En la columna observaciones del cuadro lógico de La Herculina nº

10 se indicaba "Reside en otro Oriente", haciendo alusión a este cambio de residencia. No

se conoce si durante su breve estancia en Puerto Rico o tras su retorno tuvo algún tipo de

actividad masónica a través de alguna otra logia. Bonet Correa comentaba que Ferrer

Benimeli le informó de que en un registro de masones del año 1889 todavía figuraba como

509

“Historia de la masonería en España”. Museo virtual de la masonería [En línea]. [Consulta:

29/10/2015]. <http://www.uned.es/dpto-

hdi/museovirtualhistoriamasoneria/5historia_masoneria_espana/SALA%20V.htm>.

510 Esta es la fecha aportada por Alberto Valín. Antonio Bonet indica el 17 de octubre de 1870.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

287

masón, pero se desconoce si estaba en activo o pertenecía ya a la categoría de "hermanos

durmientes"511

.

Así que fueron diversos los posibles grupos progresistas a través de los cuales

Arturo Soria podría haber llegado a conocer los fundamentos básicos de movimientos

como el teosófico. También es posible que pudiese haber leído ya alguna de las reseñas

periodísticas que, como hemos detallado, habían ido apareciendo en los primeros años del

movimiento en España. Pero parece más probable que, si no las primeras noticias, quizá

los primeros contactos con pioneros teósofos madrileños tuviesen lugar en el Ateneo de

Madrid. Ya conocemos que Sophia se introdujo allí desde el inicio de su andadura y fueron

varios los teósofos que alrededor de esas fechas comenzaron a dar conferencias en ese

importante foro cultural al que Arturo Soria asistía, y en el que él mismo, en mayo de

1894, ya había dado una conferencia para dar a conocer su proyecto urbanístico512

.

Lo que sí está claro es que en estos primeros años de la década de 1890 hay una

transformación importante en la mentalidad de Soria, no sabemos si como consecuencia de

haber llegado a profundizar en el conocimiento de las corrientes herméticas o si el interés

en ellas pudo venir motivado por alguna experiencia vital coincidente en el tiempo. Pero es

bastante evidente el tránsito iniciado por Soria en esos años desde un perfil positivista, y

seguramente materialista, como veremos, hacia una mayor afinidad hacia el idealismo, el

espiritualismo y, por ende, el pseudocientifismo esotérico, del que pasó a hacer gala en sus

obras.

Louzao afirma haberse interesado en las biografías de los primeros teósofos

españoles buscando hallar alguna posible analogía que hubiese podido determinar su

militancia en el nuevo movimiento. Y es curioso, pues, aparte de la lógica disparidad de

avatares personales, los perfiles estudiados coincidían en haber recalado en la teosofía tras

511

No he logrado averiguar nada más sobre esta relación se Soria con la masonería. En el Centro

Documental de la Memoria Histórica de Salamanca no consta ningún expediente relativo a esta

pertenencia, ni ninguna documentación sobre la Herculina nº 10 de A Coruña.

512 Arturo Soria y Mata aparece con el número 3410 en uno de los directorios que publicaba el

Ateneo de Madrid con la lista de sus socios, concretamente en el de 1903. No aparece en uno

anterior de 1891 ni en otro posterior de 1909. Los expedientes personales de los socios resultaron

destruidos en el trascurso de la Guerra Civil (1936-1939). Ateneo científico, literario y artístico de

Madrid (Marzo de 1903): Lista de señores socios, p. 80.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

288

un alejamiento previo del catolicismo y el inicio de "una búsqueda espiritual particular"

tras la que, sin embargo, no deseaban recalar "en el ateísmo o increencia". Otro

descubrimiento curioso era el de que alguno de ellos había pasado de defender

apasionadamente las teorías de Darwin o Haeckel a "convertirse" tras haber conocido las

obras de Blavatsky; y es que tampoco fue infrecuente el viaje hacia el platonismo partiendo

previamente del materialismo513

. Este fue el caso de, por citar a algunas personajes

destacados del ámbito internacional, August Strindberg, el conocido dramaturgo sueco que

pasó de un ateísmo militante –fue discípulo de Nietzsche- a aceptar la existencia de un

mundo trascendente controlado por poderes o agentes supernaturales, o el del Nobel

irlandés George Bernard Shaw, reconocido materialista que acusaba a las religiones

tradicionales de ser deshonestas, inflexibles y absolutamente incapaces de adaptarse a las

implicaciones reales del evolucionismo darwiniano, y terminó pensando en la posibilidad

de la existencia de algo similar al cielo, si bien no como un lugar sino como dirección,

yendo hacia la cual la vida humana podría mejorar514

.

Aunque lo que sí fue bastante común entre los teósofos en general fue una

posición crítica con la jerarquía cristiana que en numerosas ocasiones llegó hasta el

anticlericalismo, sin que esto significase en absoluto renegar del cristianismo en conjunto.

Y aunque insistimos en que no conocemos las razones concretas que motivaron la

transformación en su forma de pensar, lo que sí sabemos es que Arturo Soria podía

encuadrarse entre los que se interesaron en el espiritualismo habiendo abjurado

previamente de la religión, como declaró de forma expresa y sin recato en el padrón

municipal del año 1877515

.

También he investigado en sus circunstancias vitales de los años previos a la

década de 1890, tratando de dilucidar si pudo ser alguna crisis personal la que pudiese

haber motivado el repentino interés de Arturo Soria en el espiritualismo. Conocemos que

513

Louzao, J. (2008): Op. cit., pp. 516 y 526.

514 Watson (2014): Op. cit., pp. 97-105.

515 AHVM. Padrón municipal del año 1877. Arturo Soria había indicado en la casilla Religión:

"Ninguna". Si llegó a tener también un sentimiento anticlerical debió ir mitigándose con los años.

Sabemos, por ejemplo, que la jerarquía eclesiástica fue protagonista en muchos de los festejos o

celebraciones llevadas a cabo en la Ciudad Lineal, sin ir más lejos, en el acto inaugural de su

construcción.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

289

en el terreno profesional tuvo unos años, los últimos de la década anterior, de

incertidumbre laboral y es probable que también una cierta inseguridad económica unida a

unas cuantas bocas que alimentar, ya que por entonces la familia Soria había tenido siete

hijos, de los que sólo sobrevivían cinco, pues, como ya sabemos, entre 1886 y 1887 se le

habían muerto dos niñas. Así que no es de extrañar que las necesidades le impulsasen a

aceptar un destino en Cuba durante una breve temporada cuando Becerra le facilitó su

entrada en el Ministerio de Ultramar. Pero para el año en que decidió publicar la primera

de sus obras, 1894, las nuevas perspectivas empresariales le mantenían ocupadísimo y,

obviando las lógicas incertidumbres, muy ilusionado. Pero como ya he comentado, salvo la

muerte de sus dos hijas, no soy capaz de aportar con seguridad un motivo directo para que

tornase su atención hacia el mundo de las religiones, la espiritualidad o el esoterismo.

Soria se propuso que los cambios en su pensamiento tuvieran una evidencia

tangible, por lo que en 1894 comenzó la escritura de la primera de sus obras, Origen

poliédrico de las especies, compaginándola con el enorme esfuerzo de dar forma y poner

en marcha su novedoso proyecto empresarial. Y se impuso un ritmo frenético, pues a los

dos meses ya daba por concluido el primero de sus trabajos. Él mismo comentaba también

este proceso en los primeros párrafos del prólogo que merece la pena reproducir516

:

Esta obra no se ha ejecutado con el sosiego del cuerpo y la paz del espíritu, que son

auxiliares eficaces para obtener del esfuerzo intelectual sazonados frutos.

Dedicarle brevísimos instantes cada día, suspendiendo el rudo batallar de multitud de

trabajos y preocupaciones; no disponer del tiempo necesario para consultar algo de lo

mucho escrito por otros acerca de las materias que trato, y tener por todo laboratorio la

pluma y el tintero, no son ciertamente circunstancias adecuadas para esperar perfecciones

y bellezas.

[...]

Durante toda mi vida he tenido el anhelo constante de consagrarme única y

exclusivamente al estudio de las ciencias exactas y naturales. Jamás he tenido la suerte de

poder dedicar una semana seguida a la meditación y al estudio.

516

Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., pp. 5-7.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

290

Hoy, en medio de multitud de trabajos y deberes abrumadores; cansado el cuerpo y

dolorida el alma, no he hallado fórmula superior para expresar el desprecio que me

inspiran determinadas personas y cosas, y pequeñeces y miserias que me molestan, que

volver los ojos a la ciencia, a la amistad sincera e invariable de los libros.

Durante dos meses, quitando minutos al trabajo del día, al sueño y al descanso, he llevado

a cabo esta labor, procurando para mi espíritu la felicidad de dejar al morir algo más de lo

que hallé al nacer.

Si no logro mi intento, por lo menos habré cumplido el precepto árabe que ordena plantar

un árbol, tener un hijo y escribir un libro.

De la lectura de alguno de los párrafos de este prólogo también se puede entrever que lo

que inicialmente atrajo a Soria hacia estos movimientos pseudocientíficos fue su ambición

como hombre de ciencia. De hecho, a pesar de no verlo corroborado por la comunidad

científica como fue su deseó, él no dejó de calificar a sus obras, al menos Origen y

Contribución, como científicas517

. Y este tipo de movimientos proponían respuestas para

algunos de los enigmas de la ciencia en boga en esos momentos, conciliando conceptos,

argumentaciones y terminología religiosa, filosófica y científica sin exigir como requisito

planteamientos positivistas o métodos empíricos.

Aunque sin descartar que se conociesen previamente, al menos desde que vio la

luz el primero de sus libros, Soria comenzó a cultivar una relación de amistad con el que

sería uno de los hombres más importantes en la Sociedad Teosófica española: Manuel

Treviño y Villa. El libro vio la luz a finales de 1894 y Soria quiso presentarlo en el Ateneo

de Madrid, lo cual tuvo lugar el 15 de diciembre de ese año. La conferencia llevó el título

de "El origen poliédrico de las especies" y, según las reseñas aparecidas en La

Correspondencia de España o en El País, Soria fue muy aplaudido "por la numerosa

concurrencia que le escuchó"518

. Pero de ser cierto el efecto descrito, debió durar poco. A

los pocos meses solicitó al Ateneo una nueva fecha para la exposición de sus teorías. La

517

Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., p. 6. Son numerosas las alusiones a que lo que desarrollaba

en esta obra era ciencia.

518 La Correspondencia de España, 17/12/1894, p. 3. El País, 18/12/1894, pp. 2-3.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

291

nueva conferencia, que versó sobre "La geometría poliédrica aplicada a los minerales" tuvo

lugar el 17 de marzo de 1895. En El Siglo Futuro se incluyó una mención a esa conferencia

y se señalaba que el discurso de Soria había producido "buen efecto entre los pocos, pero

eminentes hombres de ciencia que le escucharon". Uno de estos escasos asistentes fue

precisamente Manuel Treviño, quien al día siguiente remitió a Arturo Soria una breve nota

como muestra de su agradecimiento por haberle citado en la conferencia519

. Esta nota,

junto a una carta más extensa que Treviño le escribió apenas dos días más tarde -y que

ahora comentaré-, indican que aunque conociendo Soria ya algún trabajo de Treviño como

para citarle en una conferencia, no se debían conocer desde hacía mucho.

Figura 8.3: Manuel Treviño en 1910. Fuente: CDMH.SE-MASONERIA_A,FOTO.138.

519

AKS. Notas del Ateneo de Madrid, 12/12/1894 y 13/3/1895. AKS. Nota de Manuel Treviño,

18/3/1895. El Siglo Futuro, 21/5/1895.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

292

Pero Treviño ya conocía el libro de Soria y además lo había leído con detenimiento. Le

había causado una impresión tal que, dos días más tarde de su primera nota, se decidió a

escribirle a Soria una nueva y extensa carta en la que le exponía el impacto que en él

habían causado "sus descubrimientos". Treviño demostraba ser una persona humilde,

iniciaba la carta casi disculpándose por atreverse (él, una persona que no poseía "ningún

estudio académico" y que carecía "de un nombre" aunque tampoco pretendía alcanzarlo) a

escribirle unas observaciones sobre su obra, e incluso manifestarle que alguna de sus

aseveraciones le parecía discutible, aunque le dejaba patente que estaba de acuerdo con la

mayoría de ellas. Treviño ha leído con mucha atención la obra de Soria y le señalaba su

admiración porque se había atrevido a afirmar que "la materia dicha inorgánica, no lo es,

sino que por el contrario es orgánica y quizá tanto o más que la llamada de este modo",

"sólo que su vida y su movimiento es tan rápido que nuestros sentido no pueden

percibirlo"520

. Además le copiaba citas (en inglés) de un "libro publicado en Londres en

1888" -probablemente refiriéndose a La doctrina secreta- que, según él, corroborarían

alguna de las afirmaciones de Soria521

y algunos esquemas procedentes de otro libro

"publicado en Nueva York" en 1877 -probablemente el Isis sin velo, también de Blavatsky-

que podrían servirle a Soria para desarrollar o matizar algunas de sus hipótesis.

520

Treviño se refiere al texto en el que Soria afirma que “Para aplicar con fruto al estudio de la

Química la hipótesis de las formas poliédricas regulares, preciso es principiar por olvidar el

concepto equivocado y las palabras impropias de materia inorgánica y química inorgánica. De que

sea molesto para la humana vanidad el confesar que se desconoce la forma de las moléculas, no

debe deducirse la consecuencia excesiva de que los seres o cuerpos que no son ni vegetales ni

animales carecen de organización, de forma y de vida. Yo parto del supuesto contrario, y afirmo

que la materia inorgánica, o desorganizada, o dispuesta de modo irregular o caótico, no existe; que

los átomos, última expresión de la materia, se agrupan obedeciendo a reglas necesarias e

ineludibles de la Aritmética y de la Geometría; que estas agrupaciones son las primeras

manifestaciones rudimentarias de las formas todas que nacen de la suma, multiplicación y

agrupación por todos los modos aritméticamente posibles de aquéllas; y por último, que la vida no

es patrimonio exclusivo de las especies animales, y que así como la advertimos en grado menos

ostensible en los vegetales, existe también en grados más inferiores ó menos visibles en los

minerales, llegando así, por insensibles gradaciones y matices, desde la humanidad, la más alta

expresión de la vida, hasta los cuerpos simples, o sea, a las primeras formas poliédricas regulares

constituidas por los átomos iguales de una materia única; pero en todos los casos igualmente

incomprensible”. Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., pp. 53-54. AKS. Carta de Manuel Treviño a

Arturo Soria, 20/3/1895.

521 Una de las citas incluidas por Treviño refleja una idea prácticamente coincidente con algo de lo

que desarrolla Soria: “Dots, lines, triangles, cubes, circles and finally spheres, why or how?

Because, says the commentary, such is the first law of Nature, and because Nature geometrizes

universally in all her manifestations”.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

293

Ni que decir tiene que, ante la casi general indiferencia que causó su libro en la

comunidad científica a la que pretendió dirigirse, la carta de Treviño que dejaba

explícitamente de lado las habituales fórmulas laudatorias que normalmente dejaban

traslucir un desinterés siquiera por leerlo, para demostrarle que no sólo lo había leído sino

que además lo había estudiado en profundidad, hizo que Soria se sintiera muy halagado.

Fue el inicio de una colaboración y una amistad que mantendrían durante años. Según

anota Soria de su puño y letra en un álbum en el que recopiló recortes, notas, comentarios

cartas y reseñas relativas a la publicación del Origen poliédrico de las especies, en una

entrevista personal Treviño le ofreció incluir un artículo suyo en "una revista teosófica". El

apunte no está datado pero esto debió ocurrir en la primera mitad de 1895, poco después de

la comentada carta. Arturo Soria de momento no se plantearía esta colaboración522

. Es muy

probable que ya estuviese pensando en su propio periódico, pues La Dictadura comenzó su

breve singladura en octubre de ese mismo año y Soria comenzó a insertar las entregas de

Contribución al origen poliédrico de las especies desde el primer número.

Figura 8.4: Dibujos incluidos por Manuel Treviño en su carta a Arturo Soria de 20/3/1895. Fuente:

Archivo Keller Soria.

522

AKS. Carta de Manuel Treviño a Arturo Soria, 20/3/1895 y Álbum de Origen poliédrico de las

especies.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

294

Así que fue el propio Manuel Treviño el que, en los números correspondientes a mayo,

junio, agosto y noviembre de 1895, decidió publicar varios artículos en Sophia dedicados a

analizar y a comentar la primera de las obras de Soria. Merece la pena insertar el comienzo

del primero de ellos porque puede servirnos de pista sobre la pretensión científica a la que

aludíamos anteriormente y el tipo de obras que gozaban del favor de los teósofos523

:

Entre todas las confirmaciones científicas que espera la Teosofía, ésta es una y quizás la

que sirva de base para las sucesivas. D. Arturo Soria, autor del libro titulado Origen

Poliédrico de las Especies, ajeno en un todo a la Teosofía y a sus enseñanzas, ha

confirmado con sus descubrimientos científicos varias conclusiones que la Teosofía se

veía precisada a sostener únicamente como hipótesis, dada la carencia de pruebas

requeridas para que los científicos las admitan. Todo lo contrario ha ocurrido en la obra a

que me refiero; pues si bien algunas cosas no dejarán de parecer hipotéticas para la

mayoría, quien sabe si el autor, alentado por algún éxito alcanzado con su

descubrimiento, no siga estudiando y pueda con más extensión pararse en el detalle,

proporcionando a la ciencia esas pruebas que de continuo demanda.

Como podemos leer, para entonces Treviño todavía consideraba a Soria "ajeno en un todo

a la Teosofía y a sus enseñanzas", por lo que cabe pensar que fuese a raíz de la relación

iniciada entre ambos tras la aparición de Origen cuando Soria llegase a profundizar en el

movimiento teosófico. Según Soria, fue precisamente Treviño, quien al parecer también

tenía un cierto interés en la geometría, sobre la que incluso había realizado algunos

trabajos propios aunque no los había llegado a publicar, la única persona que le "auxilió

intelectual y materialmente en estos trabajos geométricos"524

. Además Treviño realizó unas

meritorias ilustraciones y que fueron incluidas por Soria en algunos de sus trabajos

posteriores.

523

Treviño, M.: "Sobre el origen poliédrico de las especies". Sophia, mayo, 1896, pp. 168-172.

524 Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 56.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

295

Figura 8.5: Ilustración realizada por Manuel Treviño de un dodecaedro de 2ª clase. Fuente: Soria y

Mata, A. (1896): Contribución al Origen poliédrico de las especies, p. 71.

Treviño fue uno de los traductores de las obras de desatacados teósofos, un articulista muy

prolífico en Sophia -que incluso dirigió durante unos años-, y llegó a ser uno de los

hombres más importantes de Sociedad Teosófica en España. Entre la escasa

correspondencia mantenida entre Soria y él que he conseguido localizar, lo que abunda,

lamentablemente, son las cartas de cortesía y las de demanda de algún ejemplar de Sophia

o de alguna otra revista teosófica extranjera. También hay alguna en con comentarios

relacionados con alguno de los artículos de Soria para Sophia. En alguna de ellas también

se encargaban saludos a teósofos españoles de relevancia como Xifré, Maynadé u otros.

Es, por tanto, muy probable que fuese a raíz de profundizar en su relación con Treviño, el

que Soria conociese a otras personas importantes en la Sociedad Teosófica española,

siguiese con cierto interés las actividades de la sociedad. También se suscribió a Sophia y

lo estuvo hasta 1913, cuando dejó de publicarse, pero no he encontrado constancia de que

llegase a estar afiliado formalmente a la Sociedad Teosófica española, aunque en alguna

ocasión y por causas concretas hizo alguna pequeña contribución económica. Vicente

Penalva tampoco lo incluyó en sus listados de miembros de la sociedad y ni siquiera

aparece citado en su tesis como uno de los seguidores del movimiento. Sin embargo,

Viriato Díaz-Pérez, uno de los históricos de la Rama Madrid, con ocasión de la celebración

del Día de Loto Blanco (aniversario de la “desencarnación” de Blavatsky) de 1919

Arturo Soria y Mata. Una biografía

296

recordaba a Arturo Soria entre los primeros protagonistas de la rama madrileña525

. Pero

creo más bien que Soria se limitó a asistir a algunas reuniones y actos teosóficos, sin llegar

a pertenecer formalmente a la rama. De hecho, entre las escasísimas cartas recibidas por

Soria de miembros de la Sociedad Teosófica que se conservan figura una de precisamente

Díaz-Pérez, quien, con la excusa de un asunto prosaico como era la recomendación de un

conocido para que le facilitase trabajo en la CMU, le incluía una frase -y esto es lo que

aquí nos importa- de mera cortesía, pero que corrobora lo que años más tarde recordaba de

algunas de sus reuniones madrileñas526

: “¿Cuándo tendremos el gusto de verle

nuevamente? La Rama se reúne ahora en casa de Xifré”. La frase deja pocas dudas sobre si

Soria acudió a reuniones de la Sociedad Teosófica. Pero, aunque no sabemos si a muchas o

a pocas, cabe entender que su presencia no era habitual, y que además no tenía un canal de

convocatoria prefijado que le permitiese saber cuándo se reunían.

En cualquier caso, la teosofía en España nunca llegaría a contar con un número

elevado de afiliados. Penalva estima que, en sus mejores momentos, es decir, entre las

décadas de 1920 y 1930, el número de afiliados no pasó de los 500. Y eso en los mejores

tiempos, porque alrededor de 1910, el número de miembros no llegaba ni siquiera a los

100. Las cifras de afiliados en España alrededor de 1930 contrastan notablemente con las

de Estados Unidos, por ejemplo, donde fueron más de 8.000 los miembros de la Sociedad

Teosófica, las de Gran Bretaña, donde pasaron de los 5.000, o las de Francia, donde

llegaron a contarse alrededor de 3.500 miembros. Comparando los datos de afiliados en

España con los de miembros activos de la masonería repartidos en diferentes obediencias

(estimados en más de 3.700), Penalva concluye que la teosofía fue un movimiento

minoritario en nuestro país. Pero esta baja afiliación contrasta notablemente con la

aceptación y la presencia que llegó a tener en la sociedad española durante esas décadas, a

lo que contribuyó, sin duda la gran actividad traductora, editorial y propagandística de sus

miembros527

. En 1927, un sacerdote catalán estudioso de las corrientes religiosas

heterodoxas, Joan Tusquets, publicó un libro sobre la teosofía en el que según sus cálculos

525

CDMH.SE-Teosofía. Leg. 11.Exp. 530. Expediente personal de Arturo Soria y Mata.

CDMH.SE-Teosofía. Leg. 13.Exp. 610. Expediente personal de Arturo Soria Hernández. Penalva,

V. (2013): Op. cit. Larrea, J.F. (1993): Modernismo y Teosofía: Viriato Díaz-Pérez, pp. 352-355.

526 AKS. Carta de Viriato Díaz-Pérez a Arturo Soria, 11/2/1902.

527 Penalva, V. (2013): Op. cit., pp. 41 y 117-126.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

297

el número de seguidores en España podía rondar los 500.000 (una cifra a todas luces

exagerada) y alertaba de su progresión. Como “religión del mundo moderno”, a la que

según Tusquets aspiraba, el que siguiese creciendo en la proporción que lo estaba haciendo

en esa década, estimaba que suponía una amenaza a tener en cuenta para el catolicismo

imperante528

. Pero a pesar de la presencia que llegó a tener en la sociedad y del número de

sus seguidores, como ya hemos comentado, muchos de ellos con un nivel intelectual

elevado, la consideración mayoritaria que imperó hacia la teosofía, tanto en España como

en el resto de los países de nuestro entorno, fue la de estar, cuando menos, ante una

heterodoxia extravagante y sin fundamento. Fueron muchos los teósofos que se sintieron

víctimas de los recelos y de la incomprensión hacia su pensamiento, por lo que no fueron

infrecuentes los casos en que, por ejemplo, para evitar el rechazo de las familias o los de

los propios camaradas en otros movimientos culturales, sociales o políticos en los que

también militaban, llevasen sus actividades con cierto secretismo o firmasen sus

colaboraciones o trabajos con seudónimos. Son ilustrativos, por ejemplo, los casos de los

pioneros del movimiento en España, José Xifré y Francisco Montoliú, pertenecientes

ambos a familias aristocráticas de elevado nivel cultural. Xifré se había educado en París

con Alfonso XII y tuvo que dejar de relacionarse con él tras ser conocidas y hacer

evidentes sus "veleidades" espirituales. Montoliú era hijo de los marqueses de Montoliú y

había sido desheredado por sus creencias teosóficas. Cuando el padre tuvo noticia de la

repentina y grave enfermedad que terminaría conduciéndole a la muerte, se personó en su

domicilio con un grupo de clérigos que procedieron a una rápida reconversión del

moribundo al catolicismo, a hacer una pira con la documentación y los libros heterodoxos

de Francisco y a alejar de su lecho a sus dolidos amigos teósofos, rechazando incluso la

corona de pésame que enviaron tras su fallecimiento529

.

Otro ejemplo significativo que ilustra cómo los prejuicios sociales hacia la

teosofía pudieron llegar incluso a afectar a las carreras profesionales de algunos de los

teósofos fue el del que llegaría a ser uno sus más miembros más ilustres en España, Mario

Roso de Luna. Fue Roso un hombre de enormes aptitudes intelectuales y de conocimientos

pluridisciplinares. Doctor en Derecho y licenciado en Ciencias, entre sus investigaciones se

528

Pomés, J. (2006): Op. cit., p. 58.

529 Penalva, V. (2013): Op. cit., p. 58. Louzao, J. (2008): Op. cit., p. 511.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

298

pueden encontrar aportaciones en el campo de la astronomía, del derecho, de la

arqueología, de la historia, de la filosofía, etc. Ejerció como periodista -posteriormente

profundizaremos en esta faceta suya mediante la que mantuvo una relación estrecha con

Arturo Soria-, dejó escritos numerosos libros y fue un brillante y reconocido

conferenciante. Desde su ingreso en la Sociedad Teosófica fue uno de sus miembros más

activo e importantes. En sus obras se esforzó para amalgamar ciencia y doctrina teosófica,

lo que le llevó a incluir conceptos y vocabulario teosófico que en muchas ocasiones generó

el rechazo de muchos de sus lectores. Entre los años 1912 y 1913 tuvieron un éxito

importante unos cursos que ofreció en el Ateneo madrileño con el título ‘Filosofía oriental

en armonía con las ciencias modernas, lo que motivó que un número cercano a los

cuatrocientos, entre catedráticos y ateneístas, suscribiesen una solicitud al gobierno para

que se crease para él una Cátedra Polididáctica (ciencias, filosofía y mitologías

comparadas) en la que profundizase en los contenidos expuestos en los cursos del Ateneo.

La solicitud se reactivó 1918, tras unos descubrimientos astronómicos hechos por Roso de

Luna, y en principio parecía que podría haber prosperado pero al final se desestimó al

valorar negativamente las afinidades intelectuales heterodoxas de Roso (en concreto se le

tachó de budista, según él mismo le explicaba en una carta a Miguel de Unamuno)530

.

También en otros países personas destacadas que no escondieron sus afinidades

blavatskianas tuvieron que soportar conductas similares. Antes de convertirse en los líderes

teosóficos que llegaron a ser, Annie Besant o Rudolf Steiner militaron en el socialismo

fabiano y ambos tuvieron que soportar el "desprecio y la burla" de sus antiguos camaradas

socialistas. Este último, que lideró desde Alemania una de las principales escisiones de la

Sociedad Teosófica, a la que denominó la Sociedad Antroposófica, fue capaz de atraer

hacia el movimiento a escritores como al ruso Andréi Bely, al alemán Christian

Morgenstern o a la sueca Selma Lagerlöf, primera mujer en recibir el premio Nobel; al

pintor Piet Mondrian, al compositor Alexander Scriabin, al director de orquesta Bruno

Walter o a la pacifista Bertha von Sutner. Pero sus incontables charlas no lograron vencer

las resistencias intelectuales de otros de sus muchos eminentes oyentes ocasionales como

Franz Kafka, Herman Hesse -que declaró que sus conferencias eran "incomibles"- o del

propio Einstein -"¡Ese hombre nunca ha oído hablar de la geometría no euclidiana!

530

Cortijo, E. (1991): Vida y obra del Dr. Mario Roso de Luna (1872-1931), científico, abogado y

escritor, pp. 356-362.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

299

¡Experiencias extrasensoriales! ¡Qué disparate!"-. Su antigua amiga y compañera

socialista, Rosa Mayreder, calificó sus discursos como "aforismos ingeniosos sacados de

sus vastas lecturas, cháchara vacía basada en frases hechas, y alusiones incomprensibles

sobre capacidades extrasensoriales"531

. Algo parecido podría contarse de Arthur Conan

Doyle, el afamado padre de Sherlock Holmes, con respecto al espiritismo. Médico y

exitoso escritor, Conan Doyle fue uno de los personajes más conocidos de su época en

Gran Bretaña. Participó en varias guerras y fue un activo protagonista de la vida social de

su país. Como otros de los personajes que estamos citando, en las últimas décadas de su

vida se dedicó a divulgar la doctrina espiritista, sobre la que escribió varios libros fruto de

su estudio durante más de treinta años y dio innumerables conferencias en las que contaba

sus experiencias e interacciones con espíritus, que habrían corroborado "empíricamente" la

existencia de ese mundo oculto. Todo ello ante la incredulidad de muchos de sus

contemporáneos que pensaron que la deriva espiritual que apartó a Conan Doyle de la

senda del racionalismo de una forma tan evidente en sus últimas décadas fue debida al

impacto emocional del horror vivido en el conflicto bélico europeo, en el que perdió a uno

de sus hijos532

.

En el caso de Arturo Soria se puede afirmar con certeza que a lo largo de estos

años también pasó por el proceso de abandono de un pensamiento de raíces materialistas

para acabar recalando en el espiritualismo. Fue ésta una transformación que mantendrá

durante el resto de su vida, que dejará impronta innegable en su obras y que él mismo

reconocerá de forma explícita y sin tapujos, por ejemplo en un artículo que escribirá años

más tarde en homenaje a su amigo Eduardo Benot con ocasión del centenario de su

nacimiento, en el que recordaba las innumerables conversaciones "en la frontera que separa

el materialismo del espiritualismo" mantenidas entre ambos como consecuencia de un

"común amor por la Ciencia". En él Soria se jactaba de alguna ocasión en la que había

hecho vacilar: "por ese mismo proceso intelectual, yo, que había sido antes materialista

531

Washington, P. (1995): Op. cit., p. 143. Blom, P. (2010): Op. cit., pp. 314-316.

532 Conan Doyle, A. (1999): Memorias y aventuras.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

300

como Benot, pasé a ser espiritualista"533

. De esa transformación dejo también testimonio

en Génesis534

:

[...] advirtiendo que era yo entonces [alrededor de 1894 o 1895 cuando estaba inmerso en

sus investigaciones geométricas] furibundo materialista. Hoy, por la virtud eficacísima

del estudio de la geometría, soy espiritualista profundamente convencido de que la

materia maciza no existe, de que todas estas cosas que vemos y tocamos son

transformaciones de lo inteligible en espacio y en tiempo y de éstos, combinadas entre sí,

en fuerza, combinaciones de lo inteligible consigo mismo, en las cuales van apareciendo

cosas nuevas, en serie matemática ordenadas, tanto más complejas, cuanto más

avanzamos en la serie sin fin de las combinaciones posibles.

Indicaba Penalva que, en realidad, el único requisito exigido para ser miembro de alguna

de las ramas era asumir la aspiración a conseguir el primero de los principios, es decir,

trabajar en pos de la fraternidad universal, considerado piedra angular para la regeneración

de la humanidad535

. Y puede que sea ésta precisamente la razón por la que Soria no llegó a

formar parte de la Sociedad Teosófica española. En las páginas de una de sus obras

posteriores, El Progreso Indefinido, Arturo Soria reniega, de forma inapelable y en varias

ocasiones, del concepto de fraternidad, una de las ideas-fuerza del proyecto teosófico, pero

también pilar básico de la masonería, como él mismo señaló536

:

Mas por lo mismo que somos fervorosos creyentes de la doctrina evolucionista del

progreso indefinido, no aceptamos el criterio vulgar y corriente de la igualdad y de la

fraternidad, y combatimos resueltamente el loco empeño de hacer una humanidad de

hombres hermanos e iguales sin distinción de razas, climas, colores, sexos y demás

abismos que separan á una personalidad humana de otra.

[...]

533

El País, 26/9/1920, p. 1.

534 Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 46.

535 Penalva, V. (2013): Op. cit., p. 124.

536 Soria y Mata, A. (1898): El Progreso Indefinido, pp. 17 y 23.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

301

Ese afán de indiscreta fraternidad universal que proclaman los masones, los teosofistas y

otras muchas sectas religiosas y políticas es puro romanticismo, que indica que el

organismo de la humanidad se acerca o ha llegado ya a la edad soñadora de la pubertad, y

que la edad de la razón no está lejos. Los brutales desengaños de la realidad pronto

rasgarán el velo poético de estos líricos ensueños de fraternidad.

Esta obra apareció publicada en 1898 y no sabemos si lo que pensaba Soria entonces de

forma tan rotunda se matizó tras su viaje hacia el espiritualismo. Si no fuese éste el caso,

no sólo estaríamos hablando de una razón evidente para decidir no afiliarse en la Sociedad

Teosófica, sino que este pensamiento parecería ciertamente contradictorio con su interés

-cualquiera que fuese su grado- en las actividades de la teosofía y en las relaciones

mantenidas con sus miembros durante muchos años.

Llegados a este punto parece pertinente preguntarse, de forma análoga a como lo

hizo W. H. Auden en relación a William. B. Yeats, intentando ser más indulgente de lo que

lo había sido T. S. Eliot, por ejemplo: ¿pero cómo diablos pudo un hombre con el mundo,

las experiencias y las relaciones que había tenido Arturo Soria tomar en serio una corriente

en la que tenían cabida afirmaciones tan carentes de sentido como las que proliferaban en

cualquiera de las obras teosóficas o en muchos de los artículos -científicos o no- incluidos

en Sophia, por ejemplo? Es difícil dar una respuesta que lo explique de forma

medianamente aceptable. Esta pregunta les ha surgido a la mayoría de los investigadores y

a muchos otros que se han interesado en la obra de Arturo Soria, y, de forma evidente, ha

sido el motivo por el que muchos de ellos se han limitado a estudiar exclusivamente su

obra en el campo del urbanismo, pasando por encima del resto sin intentar descifrar los

motivos que le pudieron impulsar a interesarse por esto a la vez que lo compaginaba con el

pragmatismo necesario para dirigir una empresa como la CMU. Descartando algún motivo

vital evidente -lo que, como ya vimos, es aventurado debido a la falta de certezas-, sólo

podemos encontrar una cierta explicación en la existencia de casos similares entre

contemporáneos suyos, como los que hemos ido describiendo, que descartaron las

explicaciones del mundo de los científicos, el de la "física de partículas, la evolución y el

de la deconstrucción de la biblia", para recalar en el mundo sobrenatural buscando las

Arturo Soria y Mata. Una biografía

302

suyas propias537

. Y, sin tratar de minimizar los aspectos incomprensibles de este tránsito,

es muy probable que Soria, al igual que muchos de los casos de mencionados, no hubiese

recalado en el este movimiento si no hubiese habido una cierta tendencia social que en esos

años no rechazaba del todo este tipo de corrientes.

8.4.1. Influencia teosófica en la obra de Soria

El conocimiento de la teosofía terminó siendo un importante capítulo de la vida de

Soria y una fuerte influencia en las obras que escribió a partir de 1894. Manuel Treviño le

había abierto la puerta hacia las obras de Madame Blavatsky y hacia Sophia. La traducción

de las obras señeras de Blavatsky, Isis sin velo y el primero de los volúmenes de La

doctrina secreta se publicaron en España en 1888 y en ese año de 1895,

respectivamente538

. Sobre ésta última se ha conservado una nota de Soria a Xifré, el

presidente de la Sociedad Teosófica española, en la que aquél le agradece el envío del

primero de los volúmenes con una dedicatoria personal, por lo que es probable que en 1895

Soria todavía no la conociese excepto por las breves referencias apuntadas por Treviño539

.

Esta influencia se dejó sentir de forma inmediata, pues a partir de octubre de 1895

comenzó a publicar por entregas Contribución al origen poliédrico de las especies, que

había concluido en el verano de ese año, y en la que, al contrario de lo que expresamente

señalaba en el prólogo de Origen540

, lejos de rehuir el campo metafísico, lo convierte en

uno de los ejes centrales de la obra aunque sin dejar de considerar el científico el principal

537

Watson, P. (2014): Op. cit., pp. 167-176.

538 Pomés, J. (2006): Op. cit., p. 69.

539 La nota en cuestión no está fechada, pero por el membrete, en el que ya no figura “Arturo Soria,

director de La Dictadura” como en otras, ni tampoco el de “Compañía Madrileña de

Urbanización” que comenzó a utilizar posteriormente, podría tratarse de al menos 1897.

540 “La dificultad de mi trabajo ha consistido en el esfuerzo grande y constante que he tenido que

hacer para mantenerme dentro del terreno de la Geometría, sin invadir el de la Metafísica, para mí

completamente desconocido y lleno de sombras, de grandezas y de abismos”. Soria y Mata, A.

(1894c): Op. cit., p. 6.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

303

de ellos541

. No obstante, ya no es extraño encontrar en el texto frases como la que sigue,

que además sirve para demostrarnos que ya conocía la teosofía:

La ogdoada de los gnósticos, recuerda los ocho vértices del cubo y los treinta eones del

pleroma de los teosofistas expresan la relación que existe entre las 30 aristas del

dodecaedro y del iocosaedro, o entre sus 30 puntos medios, vértices de un pentaoctaedro.

Como sucedía en la anterior, en Contribución Soria parte otra vez de sus investigaciones

sobre los poliedros regulares para presentar el hallazgo de nuevas formas y proseguir

afinando sus hipótesis sobre que las formas de la naturaleza se derivaban de combinaciones

poliédricas. Como supone que la demostración científica y experimental de que “todos los

cuerpos son agregados de poliedros regulares” es “imposible o dificilísima” por medios

materiales, Soria trata de acumular indicios que “aumenten las posibilidades de su

hipótesis”542

. Y ya que, según afirmó, “desde el átomo hasta el hombre hay una serie de

construcciones geométricas”543

, átomo en el que -defendía- se encontraba latente la vida,

Soria desarrolló su hipótesis por capítulos en los que, dando sucesivos saltos en

complejidad, fue separando una geometría química, una mineral o cristalogénica, una

vegetal y animal, hasta llegar a la culminación, la geometría humana, en la que expuso el

origen poliédrico del hombre544

:

Yo creo que entre el animal y el hombre hay una diferencia, un salto geométrico tan

brusco, cuando menos, como el que hay entre los puntos (minerales), las líneas

(vegetales) y los planos (animales) de la geometría de la naturaleza.

El hombre corresponde a una geometría superior que no conocemos bien todavía, pero de

la cual tenemos ya indicios, vislumbres, atisbos, reflejos y destellos que nos aseguran su

existencia. Es el continente africano de la arquitectura de la naturaleza, inconquistable

hoy en totalidad, pero cierto.

541

Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., p. 211.

542 Ibíd., pp. 10-12.

543 Ibíd., p. 181.

544 Ibíd., pp. 197.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

304

También elaboró una segunda parte en la que, como demostración de su mayor ambición,

volcó sus reflexiones acerca de lo que denominó una geometría social o filosofía de la

historia, una geometría astronómica y, finalmente, una geometría transcendental o

metafísica545

.

Pero hay otras ideas en esta segunda obra, que muy probablemente se deban al

conocimiento que Soria tuvo de ellas a través de la lectura de alguna obra como las que le

sugirió Treviño, sin descartar su asistencia ya entonces a algún acto o conferencia sobre

estos temas. Uno de los matices perceptibles es relativo a las teorías de Darwin. En Origen

Soria no se había declarado antidarwinista en absoluto. Era evidente que para su propuesta

evolutiva se había inspirado en Darwin pero, además, expresaba abiertamente -aunque

obviamente sin humildad- que su propósito era tratar de "completar y perfeccionar" su

teoría, pues, según afirmaba,

[…] no ha[bía] tenido Darwin la dicha de ver con claridad que el origen de las especies

viene del origen de las formas; que éste es el tetraedro regular, derivado de la esfera; y

que las leyes de producción y de propagación de las formas son aplicables al universo

entero546

.

Sin embargo, en Contribución se percibe un alejamiento al situar sus propuestas en un

plano diferenciador evidente, de tal forma que podemos leer afirmaciones como que "el

darwinismo estudia lo accesorio y deja lo esencial", por ejemplo, o:

A la afirmación de los darwinianos de que los fuertes triunfan de los débiles, añadimos

nosotros que no triunfan por la condición secundaria de la fortaleza, sino por la cualidad

principal de la perfección. La ciencia es más fuerte que la fuerza bruta y la vence. La

virtud es superior a la ciencia”547

.

El empeño de rebajar la importancia del hombre hasta la categoría del mono, porque

ambos sean, como todas las cosas del universo, eslabones de una misma cadena y obras

545

Comenzó a publicarse en La Dictadura el 25 de julio de 1896.

546 Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., pp. 5 y 9.

547 Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., pp. 186-187.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

305

de un mismo artífice, es pueril; y las consecuencias de tales hechos deducidas carecen de

rigor científico, y quizá también de sinceridad, porque la creación del primer átomo es tan

asombrosa y tan difícil de comprender, por lo menos, como la creación del primer

hombre548

.

Ese creciente desapego hacia Darwin, lo refleja también en algún artículo que por las

mismas fechas inserta en La Dictadura, donde, recordemos, estaban apareciendo los

capítulos de Contribución. Uno de ellos era el titulado "Fraternidad"549

, tercera parte del

que desarrollaba en cuatro números consecutivos “Las tres grandes mentiras de la

civilización moderna: la libertad, la igualdad y la fraternidad”.

Pero es otra novedad introducida por Soria la que hace más evidente una reciente

influencia de sus lecturas teosóficas: la inclusión en su teoría de algunos postulados

propios de la filosofía pitagórica. Mientras que en Origen no había incluido ningún

mención específica a ella, en Contribución, son varías las referencias, aunque de momento

se limitan a indicar un cierto conocimiento de la doctrina de los antiguos pitagóricos, y a

incluir a Pitágoras entre sus filósofos predilectos. No obstante, ya se percibe que su influjo

también está contribuyendo a que sus teorías se vayan alejando progresivamente del

darwinismo:

Admitido el gran principio, más pitagórico y aristotélico que darwiniano, de la evolución,

la consecuencia es perfectamente lógica [la consecuencia de que vegetales y animales

estén formados por agrupaciones de poliedros regulares]"550

.

“Si apreciamos el mérito de los grandes filósofos por la mayor o menor claridad con que

han visto esta altísima simetría de las cosas a que nos referimos, colocaremos en lugar

preferente a Pitágoras, (excepción hecha de la metempsicosis y demás alegorías de su

sistema y concretándonos a su doctrina geométrica) y a Santo Tomás. La línea recta

metafísica trazada desde Pitágoras a Santo Tomás es, a nuestros ojos, la línea inflexible,

548

Ibíd., p. 197.

549 Soria y Mata, A.: "La Fraternidad". La Dictadura, 21/11/1896, p. 1.

550 Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., pp. 190-191.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

306

de la verdad filosófica. Tanto más yerran las especulaciones filosóficas y los trabajos de

las ciencias exactas, físicas y naturales, cuanto más se apartan de ella551

.

La filosofía de la Grecia clásica y, en especial la pitagórica, es uno de los temas centrales

de Isis sin velo, libro en el que Blavatsky muestra una profunda devoción por la figura de

Pitágoras, y esa lectura debió causar un gran impacto en Soria a la vista de la influencia

que dejó impregnada en sus escritos posteriores. Cierto es que algunas de las ideas

características del pitagorismo, como la simbología numérica, por ejemplo, eran también

tradicionales en los rituales y la parafernalia masónica, por lo que es probable tuviese ya

algún conocimiento previo de algunos de sus preceptos. Sin embargo, en Isis sin velo se

pueden leer ideas e incluso frases muy similares -por ejemplo las de los párrafos

anteriores- a las plasmadas luego por él, por lo que parece muy probable que fuese esta

obra la fuente de la que bebió Soria para adentrarse en el conocimiento de la doctrina

pitagórica.

La ascendencia pitagórica tuvo además una evolución creciente hasta mostrarse en

Génesis netamente superior a cualquier otra y logró transformar de forma evidente la teoría

evolutiva esbozada hasta entonces: "Principiemos por acostumbrar nuestra imaginación a

la idea de que no descendemos del mono y de los demás vertebrados solamente sino del

tetraedro regular". Él mismo declaraba entonces, con su vehemente forma habitual, su

definitivo abandono del darwinismo para abrazar el pitagorismo552

:

Yo rechazo la dictadura científica de Darwin; acepto la más alta de Pitágoras, cifra y

compendio de la sabiduría histórica y prehistórica, y a ella me someto.

Algunos de los postulados pitagóricos, basados en las ideas de la existencia de un orden y

una armonía cósmica de origen divino o en la de que los números constituyen la vía a

través de la cual esa armonía se manifestaba de forma inteligible al hombre, le hicieron

concebir unas nuevas proposiciones cargadas de simbolismo numérico y unas relaciones

551

Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., pp. 212-213.

552 Soria y Mata, A. (1913), pp. 2 y 53.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

307

entre poliedros y biología trufadas con algo de esoterismo, que terminaron transmutando su

particular propuesta hasta introducirla de lleno en una metafísica pitagórica. Así, Soria fue

completando y perfilando una especie de construcción filosófica, naturalmente con la

geometría como base553

:

Todo es geometría: desde los fenómenos químicos hasta los psíquicos e históricos, todos

son fenómenos geométricos, expresión de una geometría cada vez más complicada, una

serie indefinida de unidades pitagóricas que combinándose consigo mismas y con las

demás anteriores, engendran nuevas unidades más perfectas, sin término ni fin, hasta

llegar a una humanidad cada vez más perfecta.

Las entregas de Contribución habían finalizado al dejar de aparecer La Dictadura, en

diciembre de 1896. Pocos meses más tarde, en mayo de 1897 inició su singladura La

Ciudad Lineal, sin embargo Soria, que ya estaba escribiendo Génesis, decidió aceptar el

ofrecimiento que dos años antes le había hecho Treviño y decidió publicarlo por entregas

en Sophia. El primero de los capítulos apareció en el número de julio de ese mismo año, y

el último en diciembre de 1898, tras dieciocho entregas. En 1912 los completó ligeramente

para publicarlos de nuevo en La Ciudad Lineal y, al año siguiente, unificados en un libro al

que tituló de la misma forma. Como nota a la primera de las entregas, la redacción de

Sophia resaltó lo que había encontrado de interés en las obras anteriores de Soria, desde las

cuales partía Soria para escribir Génesis. Merece la pena trascribir unos fragmentos para

comprobar cómo los teósofos no tenían problemas en aceptar como perfectamente válidas

las obras heterodoxas que la comunidad científica rechazaba por razones obvias554

:

Las tres obras publicadas por D. Arturo Soria y Mata, acerca del origen poliédrico de las

especies555

, llamaron extraordinariamente nuestra atención, porque coinciden con las

enseñanzas del Ocultismo, y más aún cuando nos enteramos de que su autor ni procedía del

campo teosófico, ni tenía la menor idea del gran movimiento intelectual de que somos en

España representantes.

553

Soria y Mata, A. (1913), p. 1.

554 Soria y Mata, A.: "Génesis". Sophia, julio de 1897, pp. 190-191.

555 Se refiere a Origen poliédrico de las especies (1894) y a las dos partes en que dividió

Contribución al origen poliédrico de las especies.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

308

Consideramos dichas obras como el principio de una tendencia de las hipótesis científicas

modernas de fecundísimos resultados, y que en definitiva significará la confirmación

elocuente de las doctrinas teosóficas; por lo cual, no dudamos un momento en

recomendarlas a los estudiantes de ocultismo, pues tal es su importancia, que el segundo

libro ya se ha publicado en francés, y los dos últimos se están traduciendo al inglés por

personas versadas en ocultismo, y que han sabido apreciar los trabajos del Sr. Soria.

Nos complace el ver que hombres como el Sr. Soria, completamente identificados antes

con el positivismo y el materialismo de estos tiempos, salgan de su error, se desliguen del

fanatismo científico imperante, mucho más fuerte en realidad que el fanatismo religioso, y

principien a ver que en el idealismo está la verdad. Ellos concluirán por ver y confesar que

entre todos los sistemas filosóficos idealistas debe prevalecer el idealismo teosófico.

Toda la ciencia moderna se estrella ante estas preguntas: ¿Qué es el átomo? ¿Qué es el

éter? ¿En qué consiste la fuerza? Sin embargo, en estas y otras tales incógnitas, se fundan

las ciencias exactas.

Los científicos menos fanáticos confiesan que nada saben.

Otros como el Sr. Soria tratan de despejar esas incógnitas, y al hacerlo, se persuaden de que

el átomo macizo es una ilusión, de que la materia no existe, de que no hay más que ideas.

[...]

Nosotros estimamos que la teoría poliédrica del Sr. Soria señala el comienzo de una honda

revolución, y mientras la prensa científica la rechaza, aunque sin atreverse a combatirla, y

no juzga dignos de la publicidad los escritos de D. Arturo Soria, nosotros tenemos la

satisfacción de darles cabida en las columnas de nuestra revista, porque la demostración de

muchas verdades del ocultismo por uno que no es teosofista, tiene para nosotros un valor

inapreciable.

Génesis es una obra densa, en la que se evidencia la pretensión de Soria de introducir su

teoría en el terreno filosófico. Plantea un complejo sistema evolutivo en el que introduce

nuevos elementos característicos de la "ciencia" teosófica, como sus particulares ideas

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

309

sobre la energía556

, el magnetismo, el calor o la fuerza y su relación con el espacio o el

tiempo, que nos indican que había continuado profundizando en las obras de otros teósofos

de referencia557

. En el extremo inferior o inicio de la cadena evolutiva que proponía Soria

estaría situado el cero. Como resultado de la combinación de ese “cero de la cantidad” -que

Soria señalaba equivalente al concepto de idea- con "el infinito de las combinaciones

posibles" se llegaría a la unidad, que vendría a identificarse, según Soria, con el “uno

pitagórico, especie superior de formas, forma una y trina al mismo tiempo, que contiene en

sí al cubo y al octaedro, manifestación visible y palpable de la hipóstasis de todas las

concepciones trinitarias y del ritmo trilógico de Hegel”. Así pues, “la unidad es la

conclusión del gran silogismo, que tiene por premisa menor el cero, y por premisa mayor

el infinito”558

. Y así sucesivamente, por medio de la sucesiva reproducción de formas

geométricas cada vez más complejas, generadas a su vez por la combinación de otras

formas geométricas más simples se podría llegar al “átomo central”, a la línea recta, a la

esfera, al tetraedro, al betatetraedro y otros poliedros regulares, a las especies químicas y

minerales, a las animales, al hombre y, de ahí, a los eslabones superiores, donde estarían

situadas sucesivamente la raza de los genios, la de los santos y la de los artistas, hasta

arribar al extremo superior de la cadena planteada, el ocupado por una “Trinidad ideal

superior y límite matemático de todas las trinidades de formas”: el “Dios padre o Creador”,

el “Dios madre o Virgen”, de los que habría surgido el “Dios hijo o Cristo”. Idea ésta

última que nos demuestra su progresión definitiva hacia el espiritualismo al proponer la

existencia de un dios, que si bien no pretende ser el estrictamente cristiano tiene muchas de

sus características como, por ejemplo, definido inmerso en una trinidad de reminiscencias

evidentes.

No fueron los unificados bajo el título Génesis los únicos artículos que Soria

publicó en Sophia. Dando muestras de una cierta hiperactividad tanto escritora (en La

556

Las investigaciones sobre estos conceptos o fenómenos físicos estaban entonces candentes. A

título de ejemplo, los teósofos consideraron a la energía como una forma de espíritu. Watson, P.

(2014): Op. cit., p. 184.

557 En la última de las entregas de La Ciencia precristiana Soria expresa su gratitud a los autores

que habían estimulado sus trabajos y cita expresamente a Besant, Mead, Leadbeater, Glass,

Treviño, Xifré, Melián y Viriato Díaz-Pérez. Soria y Mata, A.: “La Ciencia precristiana”. Sophia,

diciembre, 1899, p. 361.

558 Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., pp. 4-7.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

310

Ciudad Lineal, Sophia y esporádicamente en otros medios), como profesional al mando de

la CMU, escribió otros opúsculos y artículos que fueron apareciendo entre los años 1897 y

1902. En 1899 aparecieron seis entregas bajo el título de La Ciencia precristiana. En 1900,

publicó los artículos La forma del universo y Teorie pythagoricienne de l'evolution (así, en

francés); y, dos años más tarde, el último en esta publicación: Mecánica espiritual. En

ellos sigue la senda de las obras anteriores, pero introducía nuevos matices a su idea

pitagórica de la evolución, que había terminado desarrollando de forma confusa al

entremezclar, en un batido escasamente digerible, un sinfín de aseveraciones

supuestamente concluyentes con recordatorios de que todo estaba por demostrar y frases

que perfectamente podían parecer contradictorias con las vertidas en párrafos precedentes.

Todo ello para terminar afirmando, tendiendo a un maniqueísmo vehemente, que todo lo

precedente corroboraba sus ideas y rebatía las de una lista de celebridades que no supieron

llegar a conclusiones como las suyas. Lista en la que no faltaban Darwin o Haeckel, por

supuesto, pero tampoco Kant, Leibnitz, Laplace o Mendeleiev, entre otros.

Figura 8.6: Portada de Sophia de 7/8/1900, número en el que se incluyó el artículo de Arturo Soria

“Teorie pytagoricienne de l'evolution”.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

311

No obstante, a la vez que lamentaba no poder seguir con las tareas pendientes para tratar de

demostrar sus teorías por no disponer de los medios económicos suficientes para dedicarse

a ello por entero, dejó propuesto un plan de trabajo con una lista de actividades que, a su

juicio, serían necesarias y suficientes para que aquél que estuviese dispuesto a recoger el

testigo que él dejaba pudiese comprobar empíricamente sus hipótesis559

.

Continuando con el análisis, creo que no son escasos los conceptos, proposiciones

y asertos vertidos a lo largo de las páginas de los diferentes escritos que reflejan un

síntoma evidente de que al escribirlas el autor se basó demasiado en su intuición y en una

imaginación a la que, sin pretenderlo560

, terminó dando excesiva rienda. Así, su lectura nos

evoca por momentos algunos productos de la escritura automática que tanto gustaron de

practicar muchos autores modernistas coetáneos a Arturo Soria. Este tipo de frases fueron

especialmente abundantes en los apartados o capítulos en los que el autor pretendía abordar

asuntos metafísicos. Viéndome obligado a un ejercicio de síntesis, valgan como ejemplos

algunas como las siguientes:

La crítica de la razón pura no puede ser exacta mientras no hagamos antes la crítica del

átomo puro, puesto que cada átomo es una persona, digámoslo así, con vida propia, y el

universo una humanidad de átomos.

Toda cristalización, y, por consiguiente, todo hecho químico, biológico o histórico, es un

hecho geométrico y mecánico al mismo tiempo, puesto que en puridad no es más que el

tránsito de un equilibrio inestable o indiferente a un equilibrio más estable561

.

El mundo es geometría y el pensamiento también.

Las leyes del pensamiento son leyes geométricas562

.

559

Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., pp. 55-57.

560 “El dar rienda suelta a la imaginación en materia científica, sin hechos que hagan probable o

posible lo imaginado, júzgolo, si no se persigue un fin literario, trabajo de poca estimación”. Soria

y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 45.

561 Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., pp. 139-140.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

312

Lo que llamamos lógica es el contenido y la resultancia de las formas geométricas. El

cuerpo de la geometría tiene un alma que es la lógica.563

La doctrina católica, estableciendo la corporalidad de Dios, es, desde el punto de vista

geométrico, la más exacta, la más científica, la más perfecta, comparada con las hipótesis

panteístas que son algo a modo de protoplasma metafísico564

.

El Abismo -que ahora llamamos Espacio- es el lugar geométrico de todas las ideas

masculinas posibles, el Silencio -esto es, el mundo sin la música de las armonías

matemáticas, sin la palabra de los seres pensantes, lo que ahora llamamos el Tiempo- es

el lugar geométrico de todas las ideas femeninas posibles.

[...]

El Gran Aliento, a modo de gas sutilísimo comprimido en la inextensión del punto

matemático del Espacio elegido para empezar la creación del mundo, comenzó a vibrar -a

hablar- con la espiración de la primera palabra, siguió a este movimiento de espiración

que convirtió en esfera al punto, el movimiento contrario de inspiración, de cuyos

movimientos son copias y semejanzas los de nuestro cuerpo al hablar565

.

Espiritualistas y materialistas pueden llegar a un acuerdo, haciéndose cargo unos y otros

de que los movimientos en la mecánica espiritual principian siendo muy sencillos en el

átomo o combinación elemental del tiempo y del espacio y siguen siendo cada vez más

complicados, atracción, luz, calor, magnetismo, electricidad y llegan a convertirse en

sensación, en memoria, en instinto, y por último, en pensamiento, en voluntad, en amor,

en creación, manifestándose en acto (geometría y mecánica) todas las ideas que existían

562

Ibíd., p. 169.

563 Ibíd., p. 176.

564 Ibíd., p. 181.

565 Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., pp. 19 y 20.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

313

en reposo (aritmética) antes de la creación (transformación de la aritmética en geometría

y mecánica)566

.

Sin querer restar importancia a las determinantes influencias, tanto las de partida como las

posteriores, también es probable que lo comentado se viese favorecido porque su escritura

-insisto que alternada con otras muchas actividades profesionales- estuvo concentrada en

unos pocos años, por lo que -aunque él manifestase lo contrario567

- quizá muchas de las

ideas no tuvieron el suficiente tiempo de elaboración como para aconsejar al autor una

mayor maduración antes de incluirlas en su propuesta. En cualquier caso, la lectura de los

libros o artículos escritos por otros autores teósofos o similares, por ejemplo, también nos

llevan a concluir que los de Arturo Soria conforman un ejemplo magnífico de típico

producto elaborado bajo la influencia de este tipo de corrientes, que trataba de ofrecer

explicaciones asequibles, aunque fuesen indemostrables y en muchas ocasiones de lo más

peregrino, sobre el origen del mundo y la naturaleza a un público que descartaba por

materialistas o por ininteligibles las que les ofrecía la ciencia contemporánea.

No pretendo en absoluto trazar comparaciones entre ambos, ya que Arturo Soria

no demostró estar al tanto de sus trabajos y además muchos de ellos fueron posteriores,

pero tras la lectura de algunas de sus aseveraciones es irresistible la comparación con

algunos de los puntos que caracterizaron la obra de Henri Bergson, filósofo francés que

gozó de gran popularidad durante las primeras décadas del siglo XX. Educado en el

positivismo y habiéndose centrado en el estudio de la obra de Herbert Spencer, Bergson

terminó siendo un defensor del irracionalismo, que defendía la posibilidad de llegar al

conocimiento del mundo por vías ajenas a la ciencia, y fue muy conocido por su defensa de

la intuición como medio de conocimiento sin análisis, así como por su noción de la que

denominó "evolución creativa", que oponía a la concepción del mundo como una máquina,

como defendían implícitamente muchos científicos coetáneos, para plantar la existencia de

una especie de "impulso vital" o "élan vital" que actuaría como el motor de la evolución. 566

Soria y Mata, A.: "Mecánica espiritual". Sophia, abril, 1902, pp. 138-139.

567 “Tras de meditación intensa y prolija, he llegado a la conclusión de que la metafísica y la

geometría deben tener una raíz común, y por tanto, que en todo problema de las ciencias exactas,

físicas y naturales, que en resumidas cuentas son ramas de la geometría, hay también un problema

metafísico”. Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 45.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

314

Sus postulados, contrarios al determinismo científico, fueron muy populares en su

momento porque se percibieron como una explicación para la evolución, que si bien no

podía considerarse religiosa en puridad, venía cargada de misticismo. Ello en contra,

paradójicamente, de la opinión del propio filósofo francés, quien defendía que su propuesta

de élan vital era exclusivamente científica568

. El impulso de ver un pequeño reflejo de estas

ideas en las de Soria es poderoso, pero como digo, la mayoría de los trabajos de Bergson

-sin ir más lejos La evolución creadora, donde introdujo su idea de élan vital- fueron

posteriores a los de aquél. No obstante, señalar la evocación de algunos de estos conceptos

no cabe duda de que puede contribuir a darnos una idea de la aceptación conseguida por las

tendencias filosóficas neoidealistas entre una gran parte de la intelectualidad hasta bien

entrado el siglo XX.

8.5. DIVULGACIÓN Y REPERCUSIÓN DE LOS TRABAJOS

Desde sus tiempos al frente de la compañía del Tranvía de Estaciones y Mercados,

Arturo Soria tuvo muy presente la importancia que la publicidad y las campañas de

difusión de noticias, actividades y proyectos estaba comenzando a cobrar en la sociedad de

entonces. Soria creyó que este tipo de acciones también podían serle útiles en el plano

personal, para dar a conocer al mayor número de personas posible los descubrimientos que

acababa de plasmar en la primera de sus obras, Origen poliédrico de las especies. Soria

publicó este primer libro suyo con medios propios, es decir, fue una autoedición de 2.000

ejemplares cuyo importe sufragó él mismo de su bolsillo. De esa tirada, reservó unos

cuantos ejemplares para distribuirlos gratuitamente entre los integrantes de una amplia lista

que Soria confeccionó buscando una rápida repercusión de sus descubrimientos. Soria

consideraba que los libros en los que había plasmado sus descubrimientos eran, por encima

de todo, obras científicas, por tanto, no es de extrañar que muchos a los que hizo llegar sus

obras fuesen reconocidas personas o instituciones del círculo universitario y científico

como, por ejemplo, Enrique Serrano Fatigati, José Rodríguez Carracido, José de

568

Watson, P. (2014): Op. cit., pp. 76-77.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

315

Letamendi o Eduardo Benot; pero además a figuras internacionales como Emil du Bois-

Reymond, Joseph Deniker, Camille Flammarion, ¡Ernst Haeckel, Herbert Spencer y

Francis Darwin (uno de los hijos de Charles Darwin y continuador de sus estudios

botánicos)!, a los que remitió sus obras a Berlín, París, Jena o a Londres.

También envió ejemplares a las universidades nacionales y a las más renombradas

extranjeras (Oxford, Cambridge, Leipzig, Berlín, Princeton, Columbia,...), a las Academias

nacionales (Medicina, Ciencias exactas, físicas y naturales, Ciencias morales), así como a

las extranjeras y otras instituciones científicas (Societé Astronomique de Francia,

Smithsonian Institution, Academie des Naturwissenschaften de Berlín, L'Académie des

Sciences de San Petersburgo, L'Académie des Sciences de París y la de Bruselas,...), y a

innumerables bibliotecas (Nacional, Ateneo de Madrid, Casino de Madrid, Senado,

Congreso, Escuelas de Ingenieros y de Arquitectura, Musée d'Histoire Naturelle de París,

Musée d'Histoire Naturelle de Bruselas, American Museum of National History, etc.). Pero

la lista era amplísima e incluía también a personas del mundo de la política (Antonio

Cánovas del Castillo, Manuel Becerra, Segismundo Moret, José Mª Beránger, Antonio

Maura, Alberto Bosch,...), a embajadas (extranjeras en España y a muchas españolas en el

extranjero) y a otras instituciones varias. También figuraban otros personajes famosos,

como los literatos Juan Valera, Emilia Pardo Bazán, Gaspar Núñez de Arce, Eusebio

Blasco o Vital Aza. Con algunos de ellos mantenía alguna relación a través de las veladas

en el Ateneo madrileño, donde la mayoría de ellos participaba activamente en esos años569

.

Y con el innegable objeto de que reseñasen sus descubrimientos, fueron muchos

los ejemplares enviados a periodistas (José Ortega y Munilla, Fernando Soldevilla,

Federico Urrecha, Rafael Comenge, Julio Burrell, o el francés Emile Gauthier, entre

otros), así como a diversas redacciones de periódicos y revistas, nacionales y extranjeros.

Entre la larguísima lista de publicaciones periódicas podemos encontrar los nacionales más

importantes, El Heraldo de Madrid, El Ideal, El Imparcial, El País, La Ilustración

española y americana, etc., pero también a muchas extranjeras, como Le Figaro, Las

Novedades de Nueva York, Allgemeine Zeitung de Munich, Kolonische Zeitung de Berlín,

569

Su cuñado Eusebio Blasco ya había dado alguna conferencia en la década anterior y desde el

curso 1897-1898 ejerció varios años como presidente de la Sección de literatura. Villacorta Baños,

F. (1985): El Ateneo de Madrid (1885-1912).

Arturo Soria y Mata. Una biografía

316

L'Observatore romano, The Economist, Neue Presse de Viena, etc. Lugar destacado tuvo

también el apartado de prensa científica, la no muy abundante española, por supuesto,

como Madrid Científico, El Siglo Médico, Crónica científica de Barcelona, Ciencias y

letras, etc., pero sobre todo la extranjera: The Lancet, Nature, The Engineer, The

Engineering, Scientifician de Nueva York, Zeitschrift für die gesamte Staatswirtschaft,

Revue Philosophique, Annales des Sciences naturelles, Annales des Sciences phyisiques,

Annales des Mathématiques, L'électricité, Proceedings of the Royal Geographical Society

de Londres, y así otro largo etc.

Pero es muy curioso observar cómo en ese extenso listado no aparecía todavía

ninguna de las personas relacionadas con el movimiento teosófico, ni siquiera Manuel

Treviño, señal inequívoca de que fue a partir de dar a conocer esa primera obra cuando

entró en contacto directo con ese mundo570

.

Era lógico que Soria esperase una cierta repercusión y un buen número de

comentarios sobre el libro que había enviado tan profusamente. Pero esas expectativas

debieron desinflarse poco después al darse cuenta de que el impacto esperado no había sido

tal y que la gran mayoría de las respuestas que iba recibiendo no eran más que meras notas

de cortesía agradeciendo el envío, en las que en muchas de las ocasiones se reconocía que

por el momento no habían tenido ocasión de leerlo, denotando a la vez escaso interés en

hacerlo571

. Mientras tanto Arturo Soria presentaba sus trabajos en las conferencias en el

Ateneo a la vez que preparaba las traducciones de sus obras a otros idiomas. Ya hemos

comentado que Manuel Treviño fue uno de los escasos asistentes a la conferencia que

Soria dio el 17 de marzo sobre la que El Siglo Futuro informó que había producido "buen

efecto entre los pocos, pero eminentes hombres de ciencia que le escucharon". Manuel

Treviño le expresó, probablemente por habérselo oído al propio Soria en la conferencia,

que lamentaba que sus descubrimientos no se tomasen con el interés que merecían572

.

570

AKS: Lista de Distribución de Origen poliédrico de las especies.

571 AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies.

572 AKS. Notas del Ateneo de Madrid, 12/12/1894 y 13/3/1895. AKS. Nota de Manuel Treviño,

18/3/1895. El Siglo Futuro, 21/5/1994.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

317

Figura 8.7: Una de las laminas que se adjuntaban a las plantillas para construir en papel los

descubrimientos geométricos de Arturo Soria. Fuente: Archivo Keller Soria.

También editó Soria unas hojas con unas plantillas de cartulina con las que se podían

construir algunos de los poliedros que Soria afirmaba haber descubierto. Y estas hojas

también se las envió a muchos de los incluidos en la lista, dando origen a nuevas notas de

agradecimiento. En otras ocasiones envió una caja con los poliedros ya construidos, para

facilitar una inmediata exposición de los mismos573

. Pero haber contemplado

especialmente al colectivo periodístico no se tradujo en un número significativo de reseñas

de sus libros. No obstante, varios periódicos aprovecharon el anuncio de sus conferencias

para insertar un escueto comentario sobre las teorías o sobre su acogida entre el público

asistente. Entre ellos se podría destacar a La Época, El Liberal, El País, El Heraldo de

573

Fue el caso del Ateneo madrileño: “Al Ateneo de Madrid regalé el primer tricontaedro

romboidal regular por mí inventado y construido” o del Ministerio de Fomento, por ejemplo. Soria

y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 8 y AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

318

Madrid, El Siglo Futuro, La Correspondencia de España o La Ilustración española y

americana574

.

Sin embargo, es curioso el caso de Las Novedades, semanario cultural

neoyorquino que se publicaba en español, que en febrero de 1895 insertó una breve aunque

laudatoria recensión del libro. Y es curioso porque Arturo Soria debía tener un interés

especial en que apareciese alguna mención en dicha publicación, ya que a finales de abril

les dirigió una carta acompañándola de otro ejemplar de Origen como excusa para

interesarse por si habían decidido publicar algo sobre su trabajo y sobre si disponían de

algún corresponsal en Madrid, probablemente para una más fácil transmisión de noticas

sobre sus trabajos. La respuesta a su carta llegó unas semanas más tarde y, a la vez que le

comunicaban la buena impresión que les había causado la obra, le incluían el recorte del

suelto publicado en febrero en el que ponían de manifiesto esa sensación575

.

Pero lo que sin duda más le dolió a Soria fue comprobar que la comunidad

científica en general ignoraba sus descubrimientos, reflexiones y teorías. No le faltaron las

notas de cortesía de científicos, entre las que por la relevancia de su remitente, sobresalen

las firmadas por Camille Flammarion o por el naturalista Edouard Dupont, director del

Museo Historia Natural de Bruselas, por ejemplo, pero en general no pasaron de ser más

que tarjetas de visita o notas mecanografiadas en agradecimiento por el envío. Sin

embargo, un tarjetón manuscrito fechado en diciembre de 1896 emitía una impresión de

menor frialdad en relación con el resto: era la que Ernst Haeckel le envió desde Jena en la

que, escrito en francés, le agradecía a Soria el envío de las láminas para la construcción de

los poliedros y le manifestaba apreciar el mérito de sus explicaciones poliédricas, pero que

debido a que se consideraba "un trop pauvre mathematicien", no se estimaba capaz de

"l'affirmar positivement" dichas teorías576

.

De entre la prensa científica o técnica que se hizo eco del libro, podemos destacar

a las dispares Gaceta de obras públicas, por entonces dirigida por Mariano Belmás, con el

574

La Época, 4/12/1894 y 16/5/1895; El Liberal, 15/12/1894; El País, 18/12/1894 y 11/5/1895; El

Heraldo de Madrid, 13/5/1895; El Siglo Futuro, 21/5/1895; La Correspondencia de España,

17/12/1894; La Ilustración española y americana, 22/12/1894.

575 Las Novedades, 21/2/1895. AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies.

576 AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies: Nota de Ernst Haeckel, 12/12/1896.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

319

que Soria todavía guardaba sintonía, Pro Patria, La Revista Minera, Metalúrgica y de

Ingeniería o El Siglo Médico. Casi todas coincidían en destacar su originalidad, resumir el

contenido del libro e invitar a su lectura, pero evitaban hacer una valoración científica de

las teorías expuestas. Sin embargo, Memorial de Ingenieros publicó una crítica del libro en

toda regla. Si bien en algún párrafo llegaba a hablar de un exceso de entusiasmo que en

algún momento podría haber llevado a Soria al "desvarío", lejos de concluir descalificando

sus hipótesis, estimaba que entre las profundas ideas contenidas en el libro "aunque en

boceto" y pendiente de futuras validaciones, había "mucho bueno aprovechable"577

.

Soria también firmó artículos sobre temas de geometría para Pro Patria o La

Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería. El primero de ellos, "Tres nuevas formas

geométricas", apareció en 1895, y en él ahondaba en las características del pentatetraedro,

el pentahexaedro y el pentaoctaedro, a la vez que introducía brevemente su teoría

evolutiva. El segundo fue publicado dos años más tarde, con el título "El icosaedro

regular". Presentaba unos triángulos que, inscritos en un icosaedro, a su vez inscrito en un

tetraedro, según él, tendrían unas características singulares. A uno de ellos lo bautizó como

el Triángulo Benot, y al otro como Triángulo Treviño, como muestra de "agradecimiento a

las primeras dos personas" que le habían alentado en sus trabajos geométricos578

.

Muy escasas fueron las reseñas a la obra de Soria en medios internacionales. Tan

solo he podido constatar que Origen fue citado como bibliografía recibida, aunque sin

mayor descripción ni reseña, en el Libro de actas de las sesiones de 1895 de la Académie

des Sciences francesa y también en la subtitulada "revista de las industrias francesas y

extranjeras", Le Génie Civil579

. Más relevante fue que, en 1904, M. Paul Abric, uno de sus

miembros hoy prácticamente desconocido, preparó para una de las sesiones de la francesa

577

Gaceta de obras públicas, 10/2/1895. Pro Patria, enero, 1895. La Revista Minera, Metalúrgica

y de Ingeniería, 8/3/1895. El Siglo Médico, 8/12/1895. Memorial de Ingenieros, mayo, 1895.

578 Soria, A.: "Tres nuevas formas geométricas". Pro Patria, junio 1895, pp. 401-405. Soria, A.: "El

icosaedro regular". La Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería, 16/1/1897, pp. 19-20.

579 Comptes rendus hebdomadaires des séances de L'Académie des Sciences. Enero-junio 1895, p.

344. Le Génie Civil, 1/8/1896, p. 224.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

320

Société de Biologie una breve disertación sobre el determinismo sexual de las especies en

la que apareció citado como referencia el trabajo de Soria580

.

Tanto en Sophia como en otras publicaciones teosóficas internacionales, como Le

Lotus o The Theosophical Review, era habitual encontrar resúmenes de algunos artículos

aparecidos en las revistas que podrían considerarse "hermanas" o, directamente, sus

traducciones íntegras. En Sophia, por ejemplo, solía incluirse un índice con el contenido de

los números anteriores de esas otras revistas. De este modo, conocemos que The

Theosophical Review también se hizo eco de los planteamientos de Soria a través de una

serie de artículos que bajo el título "Notas sobre la Teoría Poliédrica", y con la firma del

propio Arturo Soria y Mata, aparecieron a lo largo de 1898581

.

Una de las críticas a su trabajo que más estuvo esperando Soria fue la de Madrid

Científico, revista que había iniciado su andadura a finales de 1894 y que pronto se

convirtió en uno de los medios de referencia madrileños para la divulgación de temas

científicos y del ámbito de la ingeniería. En sus páginas eran habituales los contenidos y

las recensiones de libros de matemáticas. Arturo Soria les había enviado unos ejemplares

de su libro con la natural esperanza de verlo comentado. Pero pasó 1895 y ni siquiera

hicieron una breve mención de la obra. En febrero del año siguiente, de soslayo en una

crítica mordaz -estilo frecuente en esta revista- a una obra recién aparecida, escrita por el

arquitecto del Teatro Real de Madrid, incluyeron unas frases referidas al libro de Arturo

Soria en el mismo tono sarcástico582

:

Lo menos peregrino del librejo es la rotulación. El folleto merecía un prólogo de D.

Arturo Soria, aquel famoso matemático que llenó Madrid de poliedros. El prólogo que el

dicho Sr. Soria pegó a la cabeza de su libro andaba próximamente en el mismo paralelo

que este folleto del Sr. Rosell.

580

Abric, M. P. (1904): "Sur la sexualité et le déterminisme du sexe". Comptes rendus

hebdomadaires des séances et mémoires de la Société de Biologie. Sesión del 22/10/1904, pp. 269-

270.

581 Sophia, mayo, 1898, p. 120 y julio, 1898, p. 168.

582 Madrid Científico, 16/2/1896.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

321

Este comentario debió escamar a un Arturo Soria que, no obstante, decidió insistir y

mantener vivo el asunto de sus descubrimientos poliédricos enviándoles, como en otros

casos, unos juegos de plantillas en papel para construir sus poliedros. La revista decidió

insertar en su apartado de noticias una frase -esta vez carente de ironía- en agradecimiento

por el envío583

. Pero pasaron los meses y Soria no veía publicada ninguna crítica al libro, ni

comentario alguno sobre sus teorías, por lo que en octubre de 1896, molesto por el

ninguneo a su obra, Arturo Soria decidió incluir un breve párrafo en La Dictadura584

:

El periódico Madrid Científico, que, infiel a su título, no ha publicado hasta la fecha nada

de ciencia madrileña, renuncia también a ser Revista absolutamente original de ciencia

española.

Triste es la confesión, a nuestro juicio equivocada y pesimista, de que, habiendo muchos

ingenieros, no se encuentre la primera materia del ingenio ni para levantar un edificio

científico del tamaño de un marmolillo.

Pide ahora consejos para transformarse, y nosotros le damos, el que se nos figura que le

ha de agradar más, el de convertirse en periódico político.

En algunos números ya intentó ser Madrid Cómico y Madrid Científico, todo en una

pieza. Presumimos que no tuvo éxito la innovación, cuando no han continuado las notas

cómicas.

No tardó la revista científica en hacerse eco del dardo del "temible censor", al que en un

irónico breve en el apartado de noticas también calificó como "geómetra a ratos perdidos,

siquier «geometrice» [sic] con notable aprovechamiento". Pero de forma sorprendente

concluía indicando que todavía no le había llegado el turno de a Origen poliédrico de las

especies, por lo que aparentemente dejaba abierta la puerta a un futuro comentario sobre la

obra585

. Sin embargo no publicaron nada sobre este tema. Bastantes meses más tarde

publicaron un artículo que elogiaba el proyecto del tranvía subterráneo presentado por la

583

Madrid Científico, 3/5/1896.

584 La Dictadura, 24/10/1896.

585 Madrid Científico, 1/11/1896, p. 522. Un molesto Soria incluyó otra contrarréplica en La

Dictadura, 14/11/1896, p. 2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

322

CMU, y en él reconocían que finalmente no habían publicado ningún comentario sobre el

libro de Soria porque habían considerado que sus contenidos no encajaban "en los moldes

de la sana y verdadera teoría matemática"586

.

Este último artículo debió compensar de alguna manera el ninguneo sufrido hasta

entonces pues unos meses después, en el mismo número que se incluía un artículo más

amplio sobre el tranvía subterráneo, Soria envío un problema geométrico para su

resolución a modo de pasatiempo587

:

D. Arturo Soria nos remite para su resolución el siguiente problema que entregamos a los

aficionados:

-Colocar dos tetraedros regulares iguales de modo que resulten de la combinación de

ambas figuras un octaedro regular o un exaedro romboidal.

Contribución al origen poliédrico de las especies se dividió en dos partes, que aparecieron

íntegras entre 1895 y 1896 en La Dictadura. Durante ese último año Soria también publicó

la primera de las partes en formato libro, costeada, al igual que la anterior, de su propio

bolsillo. Y según se puede leer en la última de sus páginas, la segunda parte que iba a

contener los capítulos dedicados a desarrollar la Geometría social, la Filosofía de la

historia, la Geometría astronómica y la Geometría metafísica estaba ya en preparación para

su publicación como libro. No he conseguido encontrar ningún ejemplar ni siquiera

ninguna referencia bibliográfica a esta segunda parte, por lo que ni siquiera sé

fehacientemente si terminó publicándose en 1896 o en 1897. Pero sí creo que finalmente se

editó, pues en un pedido que años más tarde le hizo Ramón Maynadé para su Librería

Orientalista de Barcelona, consta que Soria también incluyó 15 ejemplares de esta segunda

parte588

.

586

"El Subterráneo de Madrid". Madrid Científico, 10/1898, p. 1745.

587 Madrid Científico, 25/12/1898, p. 1806.

588 CDMH.SE-Teosofía.Leg. 13.Exp. 610. Expediente personal de Arturo Soria Hernández. Carta a

Manuel Treviño, 18/4/1911.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

323

Figura 8.8: Portada de la traducción al francés de la primera parte de Contribución al origen

poliédrico.

También proyectaba traducciones al francés y al inglés de estas obras, pero creo que por la

escasa repercusión obtenida, junto a la necesidad de pagar los trabajos del traductor, sólo

vería la luz la traducción al francés de la primera parte de Contribución al origen

poliédrico de las especies, que apareció en 1897 con el título Contribution à l'origine

polyédrique des espèces589

.

Sin embargo, en el verano de 1897 aparecieron en El Mortero, una fugaz publicación

semanal que se especializó en la información sobre asuntos educativos, varios artículos en

los que su autor, el fundador y director de la revista, Juan Fraile Miguélez, también

589

De la traducción de esa primera parte se encargó un tal Geneau de Sainte Gertrude, quien se

había ofrecido a Soria comentando que había leído la obra en La Dictadura y que creía podría ser

muy interesante traducirla al francés de cara a su difusión en “los institutos y casa editoriales de

Francia”. Ambos tenían por amigo común a Eduardo Benot. Cobró 100 pesetas por el trabajo de

traducción. AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies: Cartas de Geneau de Sainte

Gertrude, 4/5/1896 y 17/10/1896.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

324

divulgador teosófico590

, a pesar de reconocer que carecía de las dotes intelectuales para

valorar los dos libros de Soria, los comentaba de forma bastante elogiosa. Fueron cuatro

los artículos dedicados al comentario y resumen de los libros y la serie culminó con un

artículo del propio Soria titulado "Principales afirmaciones de la teoría poliédrica sobre el

origen de las especies", en el que seguía la senda de sus libros y artículos publicados en

Sophia, y defendía que la evolución era "simultánea e hipostáticamente un fenómeno

mecánico, geométrico y aritmético"591

. Pero entre los párrafos elogiosos podemos

encontrar algunas frases que corroboran que no todo el mundo acogió las teorías

poliédricas de la misma forma. Por ejemplo, refiriéndose a la afirmación de Soria en el

sentido de que sólo había un poliedro regular (el tetraedro) del que derivaban los demás:

"Esta afirmación, que a muchos parecerá absurda, está plenamente demostrada, a nuestro

juicio, en la obra del Sr. Soria592

" o ésta otra, más explícita593

:

Si alguno, como suele ocurrir, mirando las apariencias, creyese un desequilibrado al

autor, le rogamos aplace su opinión hasta la lectura y meditación de las obras éstas; y,

después de meditar las teorías que encierran, podrá, con conocimiento de causa, juzgar si

el .Sr. Soria es un desequilibrado o un genio. Para nosotros es lo último, y con nosotros

están, no el ministro de Fomento que se negó a adquirir una colección de los cuerpos

descubiertos por el Sr. Soria ni los que le negaron protección, sino los sabios españoles

que, como el Sr. Benot y otros, han profundizado sus doctrinas, y, sobre todo, por los

sabios extranjeros que las han traducido y consideran al autor como una de las más

legitimas honras de España.

Como vemos, entre los sabios extranjeros incluye al traductor de la primera parte de

Contribución, que era un profesor que vivía y trabajaba en Madrid, pero además intenta

590

Fraile murió poco después. Sophia publicó una nota necrológica que lamentaba el fallecimiento

de "este hermano y celoso propagandista de las enseñanzas teosóficas". Sophia, octubre, 1898, p.

239. La Ciudad Lineal también incluyó una necrológica en la que resaltaba que la publicación que

dirigía se había hecho eco de los trabajos de Arturo Soria. La Ciudad Lineal, 5/10/1898, p. 2.

591 El Mortero, 5/7/1897, p. 1193. El Mortero, 12/7/1897, pp. 1206-1207. El Mortero, 19/7/1897,

pp. 1223-1224. El Mortero, 26/7/1897, pp. 1238-1239. Soria y Mata, A.: "Principales afirmaciones

de la teoría poliédrica sobre el origen de las especies". El Mortero, 2/8/1897, pp. 1254-1256.

592 El Mortero, 5/7/1897, p. 1193.

593 El Mortero, 26/7/1897, p. 1239.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

325

hacer ver que lo habían hecho por iniciativa propia. Sobre el asunto de las traducciones

comentaba que sus obras se estaban "traduciendo al inglés, después de haber sido vertidas

al francés y a otros idiomas. En el extranjero se venderán muchos ejemplares y aquí...".

Estás traducciones en ningún caso vieron la luz, pero yo tampoco he encontrado evidencias

de que siquiera se hubiesen llegado a encargar. Pero además el artículo donde figuraba la

frase anterior concluye con una cita textual a una nota escrita por Soria para cerrando la

segunda parte de Contribución, que puede muy bien indicarnos por qué dejó de editar los

libros proyectados y sus traducciones594

:

NOTA. Doy fin aquí a mi obra, dejando sin publicar buena parte de ella, porque mis

medios no me consienten mayores sacrificios pecuniarios por la ciencia. De mi primer

libro ORIGEN POLIÉDRICO DE LAS ESPECIES, se vendieron, triplicando la cifra de

mis esperanzas; ciento veintitantos ejemplares.

De la primera parte de la CONTRIBUCIÓN AL ORIGEN POLIÉDRICO DE LAS

ESPECIES, se habían vendido, a fin de Diciembre de 1896, poco más de cincuenta

ejemplares.

De las plantillas litografiadas, en que he dibujado y redescubierto la forma curiosísima de

la década pitagórica, que yo he llamado «doble pentatetraedro» o «combinación regular

de 10 tetraedros regulares», sólo he vendido, a peseta por hoja, una en el Salón del

Heraldo, y una colección completa de cuatro hojas al señor D. Tomás de Azcárate, para

una Biblioteca de Marina de San Fernando, por recomendación del ilustrado profesor D.

José María Carpio.

Esto es bastante poco, aun no teniendo como no tengo, propósito alguno de lucro.

A mediados de 1895 apareció también un artículo de elogio al libro de Soria en las páginas

de El Diario de Cádiz, en las que escribía un profesor amigo de Eduardo Benot al que éste

se lo había facilitado. Curiosamente, el profesor (ese José María Carpio que aparece en la

cita anterior de Soria) quiso hacer un homenaje doble, pues la reseña del libro llevaba por

título "Carta abierta al Excmo. Sr. D. Eduardo Benot"595

. Con motivo de este artículo, se

594

El Mortero, 12/7/1897, p. 1207.

595 Carpio, J.M.: "Carta abierta al Excmo. Sr D. Eduardo Benot". Diario de Cádiz, 1/7/1895.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

326

inició una relación epistolar cuya lectura deja traslucir una admiración sincera del

periodista por la obra de Soria. Llegó incluso a considerar a Soria como su "Magíster"

cuando le trasmitía su firme creencia en la teoría poliédrica y le manifestaba su opinión de

que los hombres de ciencia estaban atrasados para comprender determinadas ideas. Fruto

de esta admiración, al año siguiente Carpio se propuso la publicación de una serie de

artículos en el mismo medio para ahondar en las teorías de Soria y ayudarle en su difusión.

El primero de ellos apareció el 2 de julio con el título "Química poliédrica" y el segundo,

titulado "Concepto de la evolución. Carta abierta contestando al ingeniero y filósofo D.

Arturo Soria y Mata" se publicó el 12 de agosto siguiente596

. Pero la serie quedó

interrumpida al generarse una controversia inesperada. Un paisano de Carpio, astrónomo

de la marina y antiguo amigo suyo, pero que desde un rifirrafe pasado había devenido en

enemigo, utilizó una cuestión geométrica afirmada por Soria de forma errónea -denominó

paraboloide de revolución a lo que en realidad era una hiperboloide de revolución- como

medio para mortificar a un Carpio que había recomendado la obra de forma vehemente. La

cuestión generó réplicas y contrarréplicas en las páginas del Diario de Cádiz y de La

Correspondencia de San Fernando, que motivaron incluso la intervención de un Arturo

Soria que quiso finalizar la controversia dando la razón al astrónomo en la nimia cuestión,

a la vez que trató de soslayar las desavenencias particulares entre los otros597

.

No con la dedicación que en principio Soria había deseado, pero sabemos ya que

sus escritos en torno a estos temas no terminaron en estos años, pues estuvo publicando en

Sophia hasta 1902. Pero al constatar que no recibían la acogida que él había esperado, su

afán divulgador disminuyó y en consecuencia la repercusión mediática de sus teorías fue

mucho menor, viéndose relegadas casi en exclusiva a los ambientes teosóficos598

. En

noviembre de 1897 dio una nueva conferencia en el Ateneo sobre la "Exhibición de la

forma geométrica del hidrógeno, deducida de la filosofía y de la geométrica de Pitágoras"

596

Carpio, J.M.: "Química poliédrica". Diario de Cádiz, 2/7/1896. Carpio, J.M.: "Concepto de la

evolución. Carta abierta contestando al ingeniero y filósofo D. Arturo Soria y Mata". Diario de

Cádiz, 12/8/1896.

597 AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies: correspondencia con José María Carpio.

Diario de Cádiz, 2/8/1896. La Correspondencia de San Femando, 13/8/1896; 14/8/1896;

27/8/1896. La Dictadura, 8/8/1896, p. 3; 29/8/1896, p. 3.

598 La revista teosófica francesa que había fundado Blavatsky, Le Lotus Bleu, publicó una reseña de

la traducción al francés de Contribución. Le Lotus Bleu, 27/9/1897, pp. 254-255.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

327

que no tuvo otra repercusión que su habitual anuncio previo en la prensa, y a principios de

1901 otra de nuevo sobre la teoría pitagórica de la evolución, de la que apareció una reseña

en Sophia en la que le solicitaban más charlas sobre el asunto, pues ésta, "a fuerza de ser

buena", les había sabido a poco599

.

No fue hasta 1912 en que Soria se decidió a compilar las dieciocho entregas de

Génesis que había publicado en Sophia y decidió publicarlas de nuevo en La Ciudad

Lineal, y al año siguiente en una edición no venal de 200 ejemplares de un libro que se

imprimieron en la Imprenta de la Ciudad Lineal y que también distribuyó profusamente,

pero entre las primeras personas contempladas para recibirlo ya podían verse las de los

teósofos con los que Soria mantenía alguna relación (Treviño, Xifré, Doreste, Roso de

Luna, Viriato Díaz-Pérez, etc.), pero seguía insistiendo en enviarlo también a las

instituciones y bibliotecas científicas como las contempladas en las ocasiones anteriores.

8.6. UNA NUEVA FORMA DE VIDA

Al igual que en otros países occidentales, la sociedad finisecular española

contempló cómo un elevado número de personas que, formadas al albur de las primeras

olas de generalización de la educación y que por lo general no llegaron a complementar

con estudios superiores, buscaron saciar su apetito de nuevos conocimientos leyendo

publicaciones periódicas que, como es lógico, se aproximaban a los temas de forma muy

superficial, o acudiendo a obras filosóficas, científicas o literarias que los iniciados podían

considerar ya superadas. Este buen número de autodidactas conformaron unas que

podríamos denominar como "clases medias intelectuales". Una parte de ellos mostraron

también ciertas aspiraciones creativas y dieron a la imprenta sus propias obras. Muchas de

las literarias fueron pronta y justamente olvidadas por su escasa calidad; y, en el caso de

las pretendidamente científicas o filosóficas, solían carecer de profundidad y algunas

reflejaban incluso una cierta incapacidad intelectual del autor para asimilar las últimas

aportaciones en esos campos, aparte de, en la mayoría de los casos, no estar al tanto

599

La Época, 24/11/1897. El Globo, 25/11/1897. El País, 25/11/1897. Sophia, febrero, 1901.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

328

siquiera de ellas. Fue en ese contexto social, en el que, henchido de satisfacción, Soria dio

a la imprenta la primera de sus obras “científicas”600

:

Durante dos meses, quitando minutos al trabajo del día, al sueño y al descanso, he llevado

a cabo esta labor [escribir el libro], procurando para mi espíritu la felicidad de dejar al

morir algo más de lo que hallé al nacer. Si no logro mi intento, por lo menos habré

cumplido el precepto árabe que ordena plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.

Yo he plantado muchos árboles.

Tengo cinco hijos.

Mi libro es éste.

Aunque el sentimiento de orgullo por sus realizaciones diversas venía teñido de una cierta

dosis de frustración ante el que, juzgaba Soria, escaso reconocimiento con el que estaban

siendo recibidas. Según expresó en varios de sus escritos, la incomprensión hacia su obra

en España se debía fundamentalmente a que el país estaba lleno de personas incapaces y

poco dotadas. En el prólogo de Origen podía leerse, por ejemplo601:

Escrita en español, se dirige a los extranjeros.

De los míos no espero más que censuras, o cuando más indiferencia.

[...]

Hoy, en medio de multitud de trabajos y deberes abrumadores; cansado el cuerpo y

dolorida el alma, no he hallado fórmula superior para expresar el desprecio que me

inspiran determinadas personas y cosas, y pequeñeces y miserias que me molestan, que

volver los ojos a la ciencia, a la amistad sincera e invariable de los libros.

600

Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., p. 7.

601 Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., pp. 5-7.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

329

No obstante, en 1894 pensaba que había dado con algo que realmente le hacía feliz y que

incluso podría convertirse en su modo de vida. Entre el texto que añadió en 1913 para

completar la edición definitiva de Génesis se leía602:

Para avanzar en estos descubrimientos geométricos, consolidarlos, extenderlos y

convertirlos en materia visible y tangible necesitaba el auxilio de personal y de material,

necesitaba, todo mi tiempo y algún dinero y en demanda de unas migajas del presupuesto

nacional acudí a D. Antonio Cánovas del Castillo a la sazón Presidente del Consejo de

Ministros.

A pesar de la recomendación de D. Cristino Martos, mi querido y nunca bastante

admirado amigo603

, no obtuve más resultado que el de una entrevista muy afectuosa y

agradable con el monstruo, que así le llamaban sus partidarios.

Esta entrevista varió por completo el rumbo de mi vida. En vez de dedicarla a la ciencia

apaciblemente, en la oscuridad, en el aislamiento que es mi mayor encanto, hube de

abandonar mis trabajos poliédricos y la arquitectura de los átomos por otra arquitectura

bastante más ingrata y molesta, la de las ciudades lineales, idea que, a mi juicio, como

esfuerzo intelectual, no vale dos pesetas en calderilla, digan lo que quieran mis amigos y

partidarios.

Con la última de las frases de la cita -no exenta de una pizca de falsa modestia- señalaba

Soria cuál de sus aficiones le resultaba entonces más gratificante y durante meses se había

dedicado a ella con entusiasmo604

:

A medida que advertía las dificultades de la empresa [el intento de demostrar sus

hipótesis], concentraba cada vez más mi pensamiento; cada día acentuaba la higiene

corporal, absteniéndome de todo exceso, aumentando un poco la alimentación ordinaria y

graduando la dosis de café, que hacía meses no tomaba, desde una taza hasta tres diarias

602

Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 55.

603 Recordemos que cuando unos quince años antes pretendía desatascar su expediente para poder

ofrecer el servicio telefónico en Madrid, Cristino Martos ya le había procurado una entrevista

personal con Cánovas del Castillo, al que, por cierto, a lo largo de 1896 Soria fustigaba continua e

inmisericordemente desde las páginas de La Dictadura.

604 Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 46.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

330

al cabo de un mes. Llegué a sentir tal seguridad y confianza en mis bríos intelectuales,

acompañada de una joie de vivre intensa, que muchas mañanas, al bajar a mi jardín, antes

de ponerme a pensar en la geometría, estaba ciertísimo de que pocos momentos después

descubriría algo nuevo, y de que llenaría las cuartillas que tenía delante con el resultado

de experimentos geométricos hechos en mi cerebro y desconocidos para los demás

hombres. Y así en efecto sucedía.

Sin saber por qué, durante los meses en que estuve entregado en cuerpo y alma a estos

amores por la ciencia, toda idea relacionada con los demás asuntos de la vida, que no

fuese muy elevada, de una pureza moral extraordinaria, era rechazada por mi mente,

como si un secreto instinto inexplicable me advirtiese que tales ideas me impedirían

ahondar en la labor que reclamaba todas mis energías.

La anécdota de la entrevista con Cánovas fue descrita por Soria en varios de sus escritos605

y debió tener lugar sobre finales de 1895 o principios de 1896. La Ciudad Lineal estaba por

entonces, como quien dice, echando a andar; era mucho el trabajo por hacer y muchas las

incertidumbres, pero los tiempos difíciles para captar los apoyos necesarios para poner en

marcha la CMU ya habían sido superados, por lo que si las cosas seguían como se

esperaba, no tardarían en dar su frutos. En cualquier caso, a Soria parecía no importarle,

tanto era como disfrutaba con sus investigaciones. Lo expresaba en Origen, en un tono

cercano al delirio606

:

Mas cualquiera que sea el juicio ajeno, no me puede quitar ni disminuir el júbilo

extraordinario del descubrimiento, la alegría intensísima del alma, la satisfacción de haber

mirado al sol de cara y contemplado, como Platón describe, los resplandores que

deslumbran y ciegan de las verdades primeras, el placer de la invención puro,

incomparable, semejante al que expresa con perfección la Iglesia católica, cuando á través

de nubes de incienso y entre los acordes de la música, ecos de la fuente de verdad y de

belleza de donde vienen, lanza y repite el grito hermoso de todas las esperanzas y de

todas las alegrías: aleluia, aleluia, aleluia,...

605

Soria y Mata, A. (1896): Contribución al origen de las especies, pp. 145-146. Soria y Mata, A.

(1913): Génesis, p. 55; El Mortero, 19/7/1897, p. 1224.

606 Soria y Mata, A. (1894c): Op. cit., p. 31.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

331

Pero en el caso de que sus trabajos hubiesen merecido la consideración de científicos, era,

en la España de finales de siglo, prácticamente imposible vivir dedicado exclusivamente a

la investigación, tanto menos si tenías una gran familia a la que alimentar. En este sentido,

aunque refiriéndose a unas décadas anteriores, valgan las palabras de Echegaray -figura en

el campo de las matemáticas con la que, reitero, no pretendo comparar a Soria- porque la

precaria situación de la ciencia en España no había variado prácticamente nada. Además la

primera frase es llamativa pues concuerda con lo expresado por Soria607

:

Las Matemáticas fueron, y son, una de las grandes preocupaciones de mi vida; y si yo

hubiera sido rico, o lo fuera hoy, si no tuviera que ganar el pan de cada día con el trabajo

diario, probablemente me hubiera marchado a una casa de campo muy alegre y muy

confortable, y me hubiera dedicado exclusivamente al cultivo de las Ciencias

Matemáticas. [...].

Pero el cultivo de las Altas Matemáticas no da lo bastante para vivir. El drama más

desdichado, el crimen teatral más modesto, proporciona mucho más dinero que el más

alto problema de cálculo integral; y la obligación es antes que la devoción, y la realidad

se impone, y hay que dejar las Matemáticas para ir rellenando con ellas los huecos del

descanso que el trabajo productivo deja de tiempo en tiempo: Jamás, ni en las épocas más

agitadas de mi vida, he abandonado la ciencia de mi predilección; pero nunca me he

dedicado a ella como quisiera.

Dando una muestra más de su atrevimiento, Arturo Soria estaba dispuesto a entrevistarse

con cualquiera para convencerle de que sus teorías geométricas y evolutivas eran tan

importantes que merecían ser subvencionadas, fuese de un modo o de otro608

. Siguiendo el

relato de Soria, Cánovas tuvo la amabilidad de recibirle pero tras escucharle unos minutos

le denegó la subvención que le solicitaba. Sin embargo, no se sabe cómo, Soria consiguió

607

Echegaray, J. (1917a): Op. cit., pp. 405-406.

608 Refiriéndose a su confianza en el éxito de sus gestiones ante Cánovas del Castillo, Soria señaló:

“Antes de pedir el favor oficial estaba cierto de que no obtendría resultado alguno; más no quise

que tal duda pudiera ser, andando el tiempo, un argumento contra mí”. Soria y Mata, A. (1896):

Op. cit., p. 146.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

332

una carta o la copia de una carta que el reciente ministro de Fomento, Aureliano Linares

Rivas -quien apenas ocupaba el cargo desde mediados de diciembre anterior-, le había

enviado el 31 de enero de 1896 a su presidente, Cánovas del Castillo609

. Y a juzgar por su

contenido parece que el presidente del Consejo de Ministros hizo alguna gestión más por

Arturo Soria. Según se puede leer, Cánovas había tratado de que su ministro de Fomento le

otorgase una subvención de 1.000 pesetas mensuales para que pudiese continuar con sus

"trabajos científicos". Sin embargo, Linares le comunicaba a su presidente que no

encontraba "medio de atender en el Ministerio su deseo por carecer de crédito para esta

clase de atenciones". No sabemos si la carta fue una especie de excusa urdida para quitarse

de en medio al pedigüeño o si la gestión de Cánovas fue bienintencionada; pero en todo

caso, Soria no comentó nada de su existencia cuando escribió sobre el asunto.

Más dolido se mostraba con el antecesor a Linares en el puesto de ministro de

Fomento, Alberto Bosch, Doctor en Derecho, Ingeniero de Caminos y académico, al que

Soria había enviado su primer libro, varias plantillas e incluso a alguna caja con los

poliedros ya construidos. En octubre de 1895 Soria le formuló una propuesta para que el

ministerio le adquiriese varias colecciones de sus poliedros por un importe de 100 pesetas,

que según declaró Soria posteriormente, era la estimación de su precio de coste. El

ministro declinó la propuesta argumentando el agotamiento de la partida presupuestaria

para tales fines, dejando, no obstante, abierta la posibilidad de hacerlo en cuanto tuviese

ocasión de hacerlo. Mera excusa o no, la ocasión propicia no se llegó a presentar, pues en

diciembre se vio forzado a dimitir como ministro de Fomento610

.

Desde 1896, por iniciativa de su entonces presidente además de diputado en las

Cortes, Segismundo Moret, entró en marcha en el Ateneo de Madrid la que se denominó

Escuela de Estudios Superiores, que pretendía institucionalizar y regular la enseñanza en el

Ateneo basándose de alguna manera en la organización universitaria y retribuyendo, por

primera vez en su historia, a sus catedráticos. El primer curso de la Escuela fue el

609

AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies: Carta de Aureliano Linares a Antonio

Cánovas, 31/1/1896.

610 "El Ministro [de Fomento, Alberto Bosch] que, por su vasta instrucción y por su capacidad,

pudo apreciar, mejor que otros, si merece o no estimación el que un español haya descubierto y

demostrado la unidad de los poliedros regulares, no creyó que tal novedad geométrica valga para el

Estado cien pesetas". Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., p. 146. AKS. Álbum de Origen poliédrico

de las especies: Cartas de Alberto Bosch a Arturo Soria, 2/10/1895 y 11/10/1895.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

333

correspondiente a 1896-1897 y tuvo una notable acogida. Los catedráticos escogidos

fueron, por lo general, figuras destacadas del panorama científico y cultural de la España

fin de siglo. Y entre esa extensa nómina de notables se podría señalar, para hacernos una

idea, a Rafael María de Labra, José Canalejas, Joaquín Costa, Santiago Ramón y Cajal,

José Echegaray, Zoel García Galdeano, José Rodríguez Carracido, Eduardo Saavedra,

Gumersindo de Azcárate, Marcelino Menéndez Pelayo, Ramón Menéndez Pidal, Eusebio

Blasco, Emilia Pardo Bazán o a Leopoldo Alas, entre otros611

.

Enterado del proyecto de Moret, Arturo Soria le propuso la creación de una

cátedra en el marco de la citada Escuela, en la que él se encargaría de exponer y explicar

los entresijos de su teoría pitagórica de la evolución. En una carta de julio de 1896, una vez

conseguida del Congreso de los Diputados la dotación presupuestaria para los citados

Estudios Superiores, Moret, a la vez que le agradecía su colaboración con la institución, le

aseguraba a Soria que procedería a someter a sus "compañeros" -no sé si refiriéndose a sus

compañeros en el Congreso, pues la carta llevaba el membrete de diputado por Zaragoza, o

a sus compañeros en la junta directiva del Ateneo- la propuesta de Soria612

. Pero la

propuesta fue desestimada. Así que, lamentando la general falta de apoyo, concluía Soria

su parte segunda de Contribución613

:

Ni el público, ni el Estado, ni el Excelentísimo Sr. D. Segismundo Moret, en la

presidencia del Ateneo de Madrid, han querido favorecer estos trabajos.

Por mi parte he cumplido, en la medida de mis fuerzas, un deber de buen español y de

amante de la ciencia.

Tan convencido estaba de que podía codearse con otros eminentes científicos patrios y

azuzado por su característico atrevimiento, llegó a contactar también con nada menos que

Santiago Ramón y Cajal -quien ya por aquellos años gozaba de merecido reconocimiento y

también colaboraba con el Ateneo- para proponerle una investigación conjunta:

611

Villacorta Baños, F. (1985): Op.cit., pp. 97-110 y 289-297.

612 AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies: Carta de Segismundo Moret a Arturo Soria,

27/7/1896.

613 El Mortero, 12/7/1897, p.1207 y 26/7/1897, p. 1239.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

334

Este segundo ciclo de transformaciones, que principia en una trinidad de formas, cuya

forma exterior es la del dodecaedro, concluye, según presumo en las formas elementales

constitutivas de la célula, perseguidas por los más avisados histólogos, armados de los

más perfectos microscopios.

Antojáseme que ellos y yo estamos perforando una misma desconocida montaña,

atacando el túnel por distinta boca.

¿Por qué no hemos de sujetar ambos trabajos a un mismo plan concertado de

investigaciones? En tal sentido dirigí una atenta carta al Sr. D. Santiago Ramón y Cajal,

indicándole que si él pudiese y quisiese construir de bulto la célula, el retículo y el

nucléolo, tal como él los ve por el microscopio y con su pensamiento, yo haría una

tentativa en busca de la combinación de poliedros regulares intermedia entre el

dodecaedro y la célula.

Ramón y Cajal no figuraba entre la lista de receptores del su primera obra, por lo que, de

habérsela enviado, habría sido posteriormente. Nada conocemos sobre una posible -aunque

ciertamente improbable- contestación a la propuesta de Soria y, en cualquier caso, éste no

volvió a dejar ningún comentario escrito sobre el asunto. Unos años más tarde, sin

embargo, lo que exaltaba ya era el “talento colosal de Besant”, “la ciencia profunda de

Mead, de Leadbeater y de Glas”, o el “agudísimo ingenio de Treviño”614

.

8.7. EDUARDO BENOT

Al igual que había sucedido con Manuel Treviño, la publicación de Origen

poliédrico de las especies provocó que Arturo Soria iniciase una nueva relación de amistad

con otra persona que le dejó profunda huella durante los más de diez años en que pudieron

frecuentarse.

614

Soria y Mata, A. (1896): Op. cit., pp. 42-43. Soria y Mata, A.: “La Ciencia precristiana”.

Sophia, diciembre, 1899, p. 361.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

335

Se trata de la que mantuvo con el gaditano Eduardo Benot Rodríguez (1822-

1907), persona afable y muy apreciada en la época, que como republicano federal había

tenido una actuación política destacada durante los años del Sexenio. Formó parte, entre

otras cosas, del grupo encargado de redactar la contestación de las Cortes a la carta de

abdicación de Amadeo I y, tras el advenimiento de la efímera I República, llegó a ejercer

como ministro de Fomento, aunque durante menos de un mes. Como diputado republicano

federal fue muy reconocido por ser el instigador de la conocida como Ley Benot, que

reguló las condiciones del trabajo de los menores de edad y que fue muy avanzada para su

época. Volvió a la política en 1893 al ser de nuevo elegido diputado y a la muerte de Pi y

Margall en 1901 ocupó la presidencia del Partido Republicano Federal. Fue Benot un

trabajador incansable y una persona dotada de una gran inteligencia que, de forma

autodidacta, se dedicó a otras múltiples actividades al margen de la política, entre las que

cabe destacar, la dirección de varios periódicos o la enseñanza: ocupó en su Cádiz natal

cátedras de Filosofía, Astronomía o Geodesia. Escribió también numerosos libros y

artículos sobre filología, literatura, lingüística o pedagogía, que le valieron para ingresar en

la Real Academia de la Lengua en 1889. Igualmente gustó del mundo de la ciencia y la

ingeniería; logró registrar varias patentes y publicó libros sobre estas disciplinas y algún

otro de matemáticas. Por todo ello fue elegido en 1879 miembro de la Real Academia de

Ciencias exactas, físicas y naturales615

. Así, en la década de 1890, Benot era tenido

fundamentalmente por un hombre sabio.

Cuando Arturo Soria publicó Origen ya conocía a Benot, pero no se trataban, al

menos asiduamente, ya que estaban en ámbitos sociales y profesionales absolutamente

distintos. Habían coincidido en la Asamblea Nacional que proclamó la I República, ya que

cuando Arturo Soria fue elegido diputado, Eduardo Benot era senador, pero su

coincidencia política fue escasa. En marzo de 1873 se disolvieron las cámaras y se

convocaron las de elecciones de mayo, tras las cuales Soria tuvo que dejar su escaño,

mientras que Benot continuó en primera fila política hasta el golpe de Estado de Pavía.

615

El País, 28/7/1907, p. 1. Jiménez Gámez, R. (2010): “Eduardo Benot: un lingüista y pedagogo

adelantado del siglo XX y olvidado en el XXI”. Biblioteca Virtual de Andalucía [En línea].

[Consulta: 10/12/2015]. <http://www.bibliotecavirtualdeandalucia.es/opencms/lecturas-

pendientes/015-educacion_juventud.html>.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

336

Figura 8.9: Eduardo Benot. Fuente: Madrid Cómico, 27/12/1890, p. 1.

No sabemos si posteriormente coincidieron en algún evento o banquete político con motivo

de algún homenaje o similar pero, en cualquier caso, la relación que Soria estableció con él

en la década de 1890 no se inició por motivos políticos, sino científicos. Como decimos,

fue con ocasión de la publicación de Origen cuando Soria entró en contacto con él al

enviarle dedicado uno de sus ejemplares: "Al Excmo. Sr. D. Eduardo Benot, testimonio de

admiración por sus notables trabajos y de distinguida consideración de Arturo Soria y

Mata"616

. En febrero de 1895 Benot le envió una carta de agradecimiento en la que le

confesaba que había empezado el libro, pero que a pesar de estar interesándole mucho, no

había podido terminarlo, pero que se comprometía a ello en cuanto dispusiese del tiempo

necesario. La misiva no se diferenciaba mucho de las otras recibidas por Soria en

agradecimiento por haber recibido el libro dedicado. Pero la cosa no quedó en esa

respuesta de cortesía. Unos días más tarde Benot envió otra acusando recibo de unas

616

AKS. Lista de distribución de Origen poliédrico de las especies.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

337

láminas en papel que debían ser similares a las que habría utilizado Soria para construir

algunas de sus figuras -que no eran las impresas que al año siguiente distribuiría

masivamente- y seguía reiterándole lo mucho que le atraían esos estudios. A partir de

entonces comenzó una continuada relación epistolar, que fue alternándose con visitas y

encuentros donde hablaban y discutían, sobre todo, acerca de asuntos de ciencia -si en

ortodoxia podían considerase así- y que, a juzgar por lo que posteriormente manifestó

Soria, comenzaron a cimentar una estrecha relación de amistad617

.

Soria dejó también unas anotaciones manuscritas en las que destacaba algunos

comentarios que Benot habría hecho acerca de su obra. Según ellos, éste habría

manifestado que era lo "más importante que se ha[bía] escrito de unos años a esta parte" o

que "la elocuencia de las páginas 30 y 31 es la verdadera elocuencia, superior a la de

Castelar". También dejó indicado que Benot le había comentado que se había discutido

mucho sobre su libro en la tertulia del que había sido varias veces ministro de Marina, José

María Beránger, a la que no sabemos si asistía Benot, pero que, en ese caso, la

compatibilizaría con la que él acogía en su domicilio, a la que acudían políticos,

principalmente republicanos o anarquistas, entre los que destacaban Pi y Margall, Nicolás

Estévanez o Fermín Salvochea, pero también de la literatura, como los hermanos Machado,

nietos del célebre Antonio Machado y Núñez, médico, naturalista, geólogo, krausista y

también político liberal, que fue de los primeros en divulgar las ideas de Darwin en

España, con el que Benot mantuvo una estrecha amistad618

. Desde entonces ambos se

intercambiaron textos o libros que dieron lugar a la correspondencia en la que se

manifestaban admiración mutua. Por ejemplo, de Benot a Soria619

:

Cada vez admiro más y me causa mayor maravilla la facultad que tiene V. de ver formas

geométricas, movimientos atomísticos y descubrir relaciones entre cosas al parecer

enteramente inconecsas [sic]."

617

AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies. Cartas de Benot, 12/2/1895, 16/2/1895,

24/5/1895.

618 Gibson, I. (2006): Ligero de equipaje, p. 76.

619 AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies. Cartas de Benot, 7/11/1895, 28/7/1896 y

31/7/1896.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

338

"Sin hacer casi una profesión de ciencia que V. cultiva no es posible dominar lo que V.

expone o por lo menos quien no logre una inteligencia superior a la mía.

O de Soria a Benot, de lo que queda constancia por sus comentarios sobre uno de los libros

de Benot: Patria, libro de poemas de temática histórica editado en 1890, que Soria había

apreciado como "una pirámide inconmovible de ideas". Benot le felicita precisamente por

tan original calificación: “¡Pirámide de ideas!”620

.

A pesar de ser miembro de la Real Academia de Ciencias exactas, físicas y

naturales, no podía considerase a Eduardo Benot una persona de ciencia en sentido estricto,

por muy retrasada que estuviese ésta en la España de finales de siglo. En esos años su

dedicación principal era el campo filológico y lingüístico, pero siguió publicando alguna

obra y artículo sobre matemáticas. Era una persona que gozaba del aprecio general y de la

consideración por su inteligencia y haber destacado en muchas disciplinas, pero alguna de

estas obras, sueltos periodísticos o recensiones de los últimos años fue objeto de la ácida

crítica de medios especializados, desde los que también se le censuraba la defensa como

tales de obras de otros autores que traspasaban la frontera de la ciencia, como la de un tal

José Fola Igutbide, autor de una obra que llevaba por título "Nueva ciencia geométrica"

que fue objeto de encendida polémica en la prensa nacional en relación con su

consideración científica o no. Benot así lo defendía en contra de la opinión de la propia

Real Academia de Ciencias y Los redactores de Madrid científico, lamentando este

posicionamiento, aprovecharon para denostar de parte de su obra tardía621

. Pero Soria se

mostró tan honrado por la atención con la que Benot había acogido la primera de sus obras,

en contraste con la fría recepción del resto de la comunidad científica, que no dudó en

620

Benot también le había remitido En el umbral de la ciencia, con la dedicatoria: “al feliz

descubridor del pentatetraedro, su admirador E. Benot”, según apuntó el propio Soria de forma

manuscrita. AKS. Álbum de Origen poliédrico de las especies: Carta de Benot, 21/11/1896.

621 Madrid Científico, núms. 171, 172, 173, 174, 176 y 177. Año 1898.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

339

dedicarle Contribución al Origen poliédrico de las especies, que comenzó a publicarse en

octubre de 1895622

:

Al Excmo. Sr. D. Eduardo Benot. Ilustre inventor, sabio matemático y filólogo, dedica

este segundo libro, en vista de la simpatía con que se sirvió acoger el primero, su

admirador y afectísimo amigo, Arturo Soria y Mata.

Según dejó escrito en Génesis, Benot le ayudó, entre otras cosas, a buscar nombre para

alguno de los poliedros que manifestaba haber descubierto, como por ejemplo el

tricontaedro. Bastantes años después de su muerte y muy poco antes de la suya propia,

Soria escribió un artículo en su recuerdo y homenaje, en el que indicaba que el nombre del

pentatetraedro también se lo debía a él, aunque esto parece difícil, pues Soria ya lo había

utilizado en Origen, escrito en 1894, según parece antes de profundizar en su amistad con

Benot. También hemos hecho referencia al triángulo Benot, que Soria describió en La

Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería 623

.

Benot llegó a convertirse para Soria en su "más íntimo y querido amigo". Amistad

que, según Soria, se basó fundamentalmente en un "común amor por la ciencia".

Continuaba Soria su recuerdo diciendo que era "una de las dos únicas personas con quienes

yo he hablado de religión con absoluta franqueza, sin temor a tropezar con los fanatismos,

hipocresías o ridiculeces de los fanáticos o vividores de la derecha o de la izquierda".

622

La dedicatoria apareció tanto en la primera de las entregas en La Dictadura, que coincidió con el

primero de sus números, como en el posterior formato libro. La Dictadura, 5/10/1895, p. 2. Soria y

Mata, A. (1896): Op. cit.

623 Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 8. Soria y Mata, A.: “El centenario de Benot”. El País,

26/9/1920, p. 1. Soria y Mata, A.: “El icosaedro regular”. La Revista Minera, Metalúrgica y de

Ingeniería, 16/1/1897, pp. 19-20.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

340

Figura 8.10: Curiosa anotación en el reverso de una tarjeta enviada por Benot a Soria que hacer

referencia a la anécdota de un texto escrito por éste para La Dictadura. Fuente: AKS: Álbum de

Origen poliédrico de las especies. La Dictadura, 21/12/1895, pp. 1-2.

8.8. EL PROGRESO INDEFINIDO Y EL TALENTÓMETRO

La producción libresca de Arturo Soria se completó con El Progreso Indefinido,

aparecido en 1898 y con El Talentómetro, publicado en 1902. En diciembre de 1899, en la

última de las entregas de La Ciencia precristiana, Soria daba por concluidas

definitivamente sus investigaciones geométricas y el intento de demostración de sus

teorías624

. No sería lo último que escribiese en relación con esos temas, pues todavía

publicó algún otro texto disperso como los ya referidos La forma del universo o Mecánica

espiritual, pero ante la imposibilidad de compaginarlo con sus actividades profesionales,

Soria descartó una mayor dedicación a su plúmbea teoría.

Con el título del primero de estos libros evocaba Soria otra idea señera de la

filosofía evolucionista, de gran popularidad durante la segunda mitad del siglo XIX, que

sostenía que, tras la entrada en la era científica el grado de desarrollo de las sociedades de

los tiempos futuros -de la mano de los descubrimientos científicos y de la tecnología- sería

ya siempre y de forma ineludible superior al del presente. Este homenaje nos da una idea

624

“[...] yo no puedo proseguirlos en el medio ambiente, hostil e indiferente que me rodea”. Soria y

Mata, A.: “La Ciencia precristiana”. Sophia, diciembre, 1899, p. 361.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

341

de la confusa relación que durante estos años mantuvo Arturo Soria con el evolucionismo,

ya que si en Génesis renegaba de Darwin para abrazar el pitagorismo, con este nuevo libro

-recordemos que publicado a la vez que aparecían la entregas de aquél- hacía honor a uno

de sus mitos. Soria declaraba su fe en esta idea al comienzo del primero de los capítulos

del libro625

:

Creemos en el progreso indefinido, sin límites, ni término, ni fin; creemos en la aparición

de cosas nuevas más perfectas potencialmente contenidas en las cosas menos perfectas

que conocemos.

Independientemente del título elegido, el libro de Soria no era un ensayo exclusivamente

dedicado a sus reflexiones en torno a ese concepto, en realidad sus capítulos conformaban

una miscelánea en los que, aparte de algún otro paseo por su teoría poliédrica, escribía en

torno a los mismos temas sobre los que ya lo había hecho para La Dictadura. Pero de tanto

en tanto, intercalaba alguna mención a la hegeliana noción de progreso indefinido aunque

tuviese escasa relación con el asunto que estaba tratando626

:

La unidad religiosa, esto es, la separación de las diferentes religiones en agrupaciones

perfectamente definidas y organizadas para todos los demás aspectos de la vida, es un

bien. La unidad religiosa es uno de los grandes instrumentos del progreso indefinido.

Este libro, dedicado por Soria a su madre, lo firmaba en su portada de una forma curiosa,

"Arturo Soria y Mata, un ex-revolucionario no arrepentido", dardo con el que pretendía

distanciarse con las actitudes políticas de gran parte de sus antiguos compañeros

septembrinos, pero que es muy probable que estuviese dirigido de manera especial contra

su cuñado Eusebio Blasco, quien no había puesto especial reparo en aceptar la

Restauración e incluso ocupó diferentes cargos en varios de sus gobiernos. Pero además,

durante algunas de sus estancias en París en su etapa en Le Figaro entre 1881 y 1894,

tampoco tuvo empacho en frecuentar la compañía de la depuesta Isabel II. Como colofón,

625

Soria y Mata, A. (1898): El Progreso indefinido, p. 7.

626 Ibíd, p. 40.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

342

decidió presentarse como candidato "socialista católico" al Congreso de los Diputados en

las elecciones de 1899, aunque no logró salir elegido627

. No obstante, a pesar de hacer gala

de pasado revolucionario y de declararse en sus páginas abiertamente identificado con el

ideario progresista, las opiniones vertidas por Soria en El Progreso Indefinido mostraban

un pensamiento político que bien podía caracterizarse de reaccionario, como ya analizamos

al tratar sobre su faceta periodística628

.

Mas por lo mismo que somos fervorosos creyentes de la doctrina evolucionista del

progreso indefinido, no aceptamos el criterio vulgar y corriente de la igualdad y de la

fraternidad, y combatimos resueltamente el loco empeño de hacer una humanidad de

hombres hermanos e iguales sin distinción de razas, climas, colores, sexos y demás

abismos que separan a una personalidad humana de otra.

[…]

No nos asustemos de las palabras esclavitud y aristocracia por la reminiscencia de su

antiguo significado; aceptémoslas como expresión del progreso indefinido, como formas

que van cambiando y perfeccionándose al compás de los tiempos, pero cuya eterna

esencia subsistirá siempre.

[…]

Libertad y esclavitud, aristocracia y democracia, no son términos incompatibles sino

relativos, que no indican otra cosa que el grado o jerarquía en la escala de la evolución,

pasos dados en el camino del progreso indefinido.

Y en la línea de algunos de sus artículos de esos años, tampoco faltaron las afirmaciones de

tinte racista629

:

Establezcamos primero la supremacía de la raza blanca sobre todas las demás, franca y

virilmente, por la fuerza bruta, si es preciso para la legítima defensa, sin romanticismos

socialistas ni hipocresías democráticas, y que después luchen los blancos entre sí.

627

Faci, M.A. (2003): Op. cit., pp. 275 y 417-421.

628 Soria y Mata, A. (1898): Op. cit., pp. 15-22.

629 Soria y Mata, A. (1898): Op. cit., pp. 14-25 y 43.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

343

¿No caben holgadamente sobre nuestro globo más de 6.000 millones de habitantes, por

ejemplo? Pues es justo y natural que estos 6.000 millones de hombres sean blancos, y que

al llegar el trance doloroso de que un individuo de la humanidad tenga que desaparecer

por falta de asiento en el festín de la vida, que el que se marche sea negro o sea amarillo o

mestizo, nunca, el blanco que representa la perfección superior, el último término de la

evolución producido por las infinitas combinaciones de las fuerzas de la naturaleza.

Para todas las razas, justicia. Para la raza blanca, pan y justicia. Claro es que el

exterminio de indios y pieles rojas practicado por los sajones en Asia y en América, en

África y Oceanía, es un crimen; no es menos evidente que la raza blanca, al partir el lecho

con las razas inferiores, como lo hicieron los españoles en América, comete un delito que

además de torpeza es insigne tontería, porque es engendrar a sabiendas razas intermedias

algo superiores a la raza indígena de color, y al término medio geométrico y biológico de

las dos razas mezcladas, pero forzosamente inferiores a la raza blanca pura.

Incidía también en sus propuestas regeneracionistas y seguía apostando por la Unión

Ibérica y por la recuperación de Gibraltar -por la fuerza para ambos objetivos si fuera

preciso-, por la reclamación de posesiones coloniales en África y por plantar cara a los

Estados Unidos en sus intenciones anexionistas sobre las colonias españolas, para, con

todo ello, poder recuperar el lugar en el mundo que, a su consideración, todavía le

correspondía a nuestro país.

Unos años más tarde Soria publicó el que puede considerase el último de sus

libros, si consideramos que Génesis fue una recopilación de los artículos previamente

publicados. En El Talentómetro -subtitulado "Reglas para construir un aparato medidor

del talento"- Soria retomaba de nuevo la simbología numérico-geométrica de la filosofía

pitagórica, para utilizarla como temática que unificaba la mayoría de sus contenidos. Sin

embargo, el tono elegido abandona el, digamos, “envaramiento desengañado” tan

característico de las obras anteriores, para optar por algo más próximo a la ironía e, incluso

en ocasiones, el humor. Soria dedicó varios capítulos a la defensa de uno de los asuntos

sobre el que ya había tratado en El Progreso Indefinido, el de la instauración de la

meritocracia. Propuso unas singulares recetas para cuantificar el talento de las personas y

Arturo Soria y Mata. Una biografía

344

confeccionar clasificaciones para premiarlo como, a su juicio, correspondería630

. Sin

embargo, en su lógica maniquea de premiar con todo a los capaces y castigar sin nada a los

que no lo eran, Soria volvía a renegar, como lo había hecho en las páginas de La

Dictadura, de los conceptos señeros de la Revolución francesa: la libertad, la igualdad y la

fraternidad. También seguía presente el tema religioso y, especialmente, el de Dios,

confirmando que su renuncia al ateísmo en la década anterior no había sido coyuntural. Y,

por último, proponía una irónica regeneración social desde una “revolución

matemática”631

:

Una vez triunfante la revolución matemática y fusilados los fabricantes de versos que

presumen de poetas sin serlo, los que pintan cuadros en vez de pintar puertas y ventanas,

los inventores del movimiento continuo, los oradores de caño libre o chorro de oratoria

continuo, los picapleitos, los usureros y los enemigos personales del autor de este librejo

como recompensa de su trabajo en este boceto o anteproyecto de revolución, el Gobierno

sería una gran Universidad reducida a enseñar a todos lectura, escritura y matemáticas,

muchas matemáticas.

[…]

He aquí lo que me sucedería con el triunfo de la revolución matemática:

Llegado mi turno me presentarla al Consejo de Ministros compuesto todo él, como es

consiguiente, de los matemáticos de más fama; saludaría con más afecto a los que yo

conociese personalmente, como D. Eduardo Benot y D. José Echegaray, y al ser

requerido a exponer mis méritos de más importancia diría:

He descubierto que el volumen del dodecaedro romboidal es doble del volumen del cubo

que lo engendra.

Como podemos comprobar, las reflexiones contenidas en estos libros tienen un tono

parecido a los textos que Soria escribió para La Dictadura y a algunos de los incluidos

posteriormente en La Ciudad Lineal. En ellos sobrevolaban buenas dosis de "simplismo

630

Soria y Mata, A. (1902): Op. cit., p. 133.

631 Ibíd., pp. 100-114.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

345

sociológico" y de "moralismo rudimentario", rasgos que, como señalaba Suárez Cortina,

fueron muy característicos de la producción cultural de gran parte de los escritores

republicanos de finales del siglo XIX632

.

Con El Talentómetro Soria dio por completada la escritura de obras extensas. A

partir de entonces, se volcó en la escritura de artículos para La Ciudad Lineal y de

colaboraciones ocasionales para algún otro medio. Por otro lado, la repercusión de estas

obras fue muchísimo menor que la que habían conseguido las primeras633

.

8.9. UNA ESCUELA PITAGÓRICA EN MADRID

La admiración que Arturo Soria sintió por la figura de Pitágoras le llevó a

proponer la fundación de un remedo de su Escuela Pitagórica, en la se seguiría, entre otras

cosas, con sus investigaciones poliédricas634

:

Si yo hubiera tenido a mi disposición los medios económicos necesarios y secundando

mis indicaciones, un numeroso personal de geómetras, matemáticos, químicos,

delineantes y auxiliares inteligentes de los trabajos puramente manuales habría intentado

la restauración de la Escuela Pitagórica o algo parecido a ella para iniciar y proseguir el

siguiente Plan de Trabajos [plan que detallaba seguidamente].

Este proyecto docente llegó a ser algo más que una mera idea. En 1900 describió la

motivación y los objetivos de esa Escuela Pitagórica y una propuesta de asociación cuyos

integrantes velarían por el cumplimiento de los mismos y se encargarían de su

funcionamiento y de tutelar y transmitir sus conocimientos a los alumnos. Publicó un

632

Suárez Cortina, M. (2000): Op. cit., p. 86.

633 Las últimas sólo fueron reseñadas en medios poco relevantes. Por ejemplo, El Progreso

Indefinido lo fue en Madrid cómico, el 30/7/1898, y en La Correspondencia militar del 20/8/1898,

donde se destacaba sus propuestas sobre la Unión Ibérica y la conquista de Gibraltar. El

Talentómetro lo fue en La Escuela moderna, el 1/5/1902.

634 Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 56.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

346

folleto con estos planteamientos y también su traducción al francés, lo que nos lleva a

pensar que Soria pensó que su proyecto podría llegar a extenderse también a otras

naciones635

.

La educación, dirigida tanto a los niños como a los adultos, era un tema prioritario

para el movimiento teosófico. Puso especial énfasis en la necesidad de potenciarla y los

miembros más importantes de la Sociedad, empezando por la propia Blavatsky, escribieron

sobre esa necesidad. También fueron diversas las iniciativas de los teósofos españolas en

ese sentido, que se enmarcaron además en los movimientos de renovación pedagógica que

por entonces se dejaban oír en nuestro país, pero incorporando el enfoque espiritualista

característico de esta corriente636

. Así que, el proyecto que presentó Arturo Soria frisando

el cambio de siglo bien puede enmarcarse en esta tendencia, aunque su enfoque también

podría considerarse más humanista que espiritualista.

Dirigida a niños, jóvenes e incluso hombres dotados de unas aptitudes

"extraordinarias" y con escasos medios económicos, proponía una enseñanza gratuita, "por

medio de cátedras, conferencias, prácticas de laboratorio y taller, experimentos,

bibliotecas, libros, folletos y periódicos", así como una publicación como medio de

difusión de noticias y "conocimientos útiles". También propiciaría el fomento de la

producción científica e iba a permitir para rendir "culto constante al talento, a la virtud y al

arte"637

. Es decir, podría llegar a ser una especie de ateneo similar, salvando las distancias,

al que él frecuentaba. Proponía que los socios interesados en la iniciativa, contribuyesen

económicamente, para lo cual proponía la creación de una asociación, cuya propuesta de

estatutos, como muestra de lo que había madurado la propuesta, también expuso en el

folleto. Terminaba Soria subrayando el carácter altruista del proyecto y haciendo un

llamamiento a la colaboración en él638

:

Tal es la idea concebida por mi y que me propongo poner en práctica, con la esperanza o

la ilusión de que muchos me seguirán en tan humanitaria labor, para lo cual me ofrezco a

635

Soria y Mata, A. (1900): Fundación de una Escuela Pitagórica en Madrid. Soria et Mata,

Arthur (1900): Fondation d'une Ecole Pythagoricienne a Madrid.

636 Penalva, V. (2013): Op. cit., pp. 166-197. Louzao, J. (2008): Op. cit., pp. 519-520.

637 Soria y Mata, A. (1900): Op. cit., pp. 4-5.

638 Soria y Mata, A. (1900): Op. cit., p. 15.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

347

enseñar lo poco que sé, y a contribuir a los gastos de la Escuela, con la pequeñez de mis

recursos.

Figura 8.11: Portadas de las ediciones en español y en francés del folleto Fundación de una

Escuela Pitagórica en Madrid.

Soria debió difundir el folleto con el contenido de su propuesta y poco recorrido adicional

debió tener, pues a excepción de una posterior cita en Génesis poco más se supo sobre este

asunto. Sin embargo, ésta es una muestra más de la multitud de ideas de todo tipo que

bullían en la cabeza de un Arturo Soria que dirigía un negocio en pleno desarrollo aunque

todavía con incertidumbres, pero que daba muestras continuas de que la facilidad que tenía

para gestar o poner en marcha nuevas propuestas no había disminuido. En los años

siguientes continuó dando muestras de su admiración por Pitágoras e incluso pensó en

Arturo Soria y Mata. Una biografía

348

rendirle homenaje bautizando con su nombre a la Calle Principal de la Ciudad Lineal, que

sin embargo, terminó recibiendo el suyo propio639

.

8.10. ENCAJE DE SU TEORÍA URBANÍSTICA EN EL CONJUNTO DE LA OBRA

DE ARTURO SORIA

Lógicamente, cabría pensar en la existencia de una conexión filosófica entre sus

investigaciones geométrico-evolutivas y sus propuestas urbanísticas, que como sabemos,

estructuraba en base a una línea recta de longitud indefinida, que justificaba en que, a su

juicio, la linealidad significaba: “la perfección, la comodidad, la riqueza, la salud, la

instrucción, la república, en fin, como forma de gobierno” 640

.

Fernando de Terán641

abordó el análisis de la filosofía urbanística de Soria para

tratar de contextualizarla en el pensamiento general del autor. Según concluyó, parece que,

más allá de una anecdótica coincidencia en las alabanzas a la bondad de la línea recta642

,

del estudio no se desprendía la existencia en el pensamiento de Soria de una base filosófica

común de la que hubiesen emanado ambas teorías. Pero a pesar de no poder establecer una

conexión entre ambas, no se puede negar la existencia de influencias evolucionistas en

ambas. Sin salir de las loas a la línea recta, podíamos leer que Soria apelaba, ya en 1882, a

639

El País, 7/11/1920, p. 1.

640 El Progreso, 20/2/1882 y 10/4/1882.

641 Terán, F.de (2009): Op. cit. Reproduce la conferencia que, con motivo del homenaje tributado a

Arturo Soria en 1982, ofreció el autor en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos,

Canales y Puertos de Madrid.

642 En Génesis se podía leer: "En suma, el bien es una línea recta metafísica trazada entre dos

instantes de nuestra vida; una línea recta de la geometría transcendental, en la cual la perfección

absoluta de la divinidad puede compararse con un espacio metafísico inextenso, con una esfera

metafísica, lugar geométrico de todas las infinitas combinaciones posibles con la línea recta del

bien". Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 7.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

349

la autoridad de otro de los evolucionistas que más ascendencia tuvo en la segunda mitad

del siglo XIX: Herbert Spencer643

:

[…] es también en muchos casos, la línea de menor resistencia y, por tanto, la más lógica

y la mejor a juicio de Spencer.

Uno de los aspectos principales de la filosofía de este pensador, su visión del desarrollo

social de una forma análoga a la evolución biológica, planteaba la existencia de unos

mecanismos universales que propiciaban, a la vez que los explicaban, los cambios

operados en las sociedades. De igual manera, la propia evolución determinaba que las

sociedades se vieran dirigidas inevitablemente hacia una mayor complejidad,

heterogeneidad y especialización. La utilización de los postulados organicistas de Spencer,

mezclados con los enunciados posteriores de las teorías de Darwin, terminaron por dar

origen a lo que se dio en llamar "darwinismo social", doctrina caracterizada por una

defensa, también en el seno de la sociedad, de la primacía de los más aptos sobre los

menos dotados y una indiferencia por la suerte de los más desfavorecidos. Esta doctrina

gozó de mucho éxito y que tuvo muchísima influencia en la conformación ideológica de la

burguesía, clase social en la que podía decirse que Arturo Soria se había encuadrado desde

sus años de éxito al frente del Tranvía de Estaciones y Mercados. La influencia del

darwinismo social es muy evidente en las obras postreras de Soria, El Progreso Indefinido

y El Talentómetro, como hemos visto. En ellas, viéndose Soria situado del lado de los ya

favorecidos, defiende la evolución social y la diferenciación, pero no la revolución:

Libertad y esclavitud, aristocracia y democracia, no son términos incompatibles sino

relativos, que no indican otra cosa que el grado o jerarquía en la escala de la evolución,

pasos dados en el camino del progreso indefinido. 644

643

Soria y Mata, A.: “Plan de alineaciones”. El Progreso, 27/2/1882. En Collins, G. R., Flores, C. y

Soria y Puig, A. (1968): Op. cit., p. 165.

644 Soria y Mata, A. (1898): Op. cit., p. 21.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

350

Aceptemos las cosas como son; convengamos en que la riqueza es signo de progreso y

procuremos adquirirla lícitamente, y tengamos por cosa cierta y averiguada, que la raza

de los pobres irá desapareciendo como débil que es y la raza de los ricos, como más

fuerte, se propagará y extenderá, aumentando el número de los ricos y el de los bien

acomodados.645

Pero fueron numerosas las ocasiones en las que Soria se desmarcó expresamente de las

tendencias sociales más radicales. A lo largo de las páginas de El Talentómetro, sin ir más

lejos, lo hizo repetidamente. Según él, lo suyo era un progresismo, sí, pero conservador. Se

declaraba individualista, como contraposición al socialista. Partidario, en todo caso, de una

revolución desde arriba “pacífica, tranquila y conveniente para evitar a tiempo que se haga

desde abajo con malos modos, con sangre, y con ruido”. Soria defendió la necesidad de

que el proletario se interesase por el acceso a una pequeña propiedad, motivándole a la

escalada social, a la vez que le disuadía -esto naturalmente no lo manifestaba- de la

necesidad de la lucha de clases al hacerle partícipe del sistema646

.

Terán señaló que Soria utilizó la doctrina organicista de Herbert Spencer para

tratar de dar un soporte filosófico a posteriori a partir de sus propuestas urbanísticas a las

que, aventuraba, muy probablemente Soria habría llegado de forma empírica, a través de

sus experiencias previas dirigiendo su negocio del tranvía. Según este autor, el darwinismo

social se dejaba sentir nítidamente cuando defendía su modelo de ciudad: “Para Soria hay

una forma natural y superior de ciudad [según él, obviamente la ciudad lineal], del mismo

modo que hay una forma natural y superior de organización social, que debe ser aceptada

sin discusión, precisamente por ser natural”647

.

Más tardía fue la influencia de las ideas del economista reformador

norteamericano Henry George (1839-1897) en los escritos urbanísticos de Arturo Soria.

Pero tras conocer los fundamentos del georgismo, se convirtieron en fuente de inspiración

645

Ibíd., p. 46.

646 Soria y Mata, A.: “Buenas costumbres de la compañía en el siglo pasado y en el presente”. La

Ciudad Lineal, 5/1/1901, pp. 1-2. Soria y Mata, A.: “El reparto de tierras”. La Ciudad Lineal,

10/11/1903, pp. 1-2.

647 Terán, F.de (2009): Op. cit., p. 121.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

351

para diversos textos suyos de los primeros años del siglo XX, así como para los de algunos

de sus colaboradores, como Hilarión González del Castillo, por ejemplo. La obra más

importante de George fue Progress and Poverty (1879), que logró un impacto enorme; fue

traducida a numerosos idiomas y dio lugar a la aparición de georgistas por todo el mundo.

Henry George sostuvo que todo lo que se encontrase en la naturaleza pertenecía a la

humanidad por completo. Consecuentemente, defendió la propiedad pública de los

recursos naturales, como la tierra, o de los servicios basados en ellos, como el suministro

de agua, y criticó el consentimiento o la autorización de monopolios por parte del Estado.

También defendió, entre otras medidas, el libre comercio y la imposición de un impuesto

único sobre la renta privada de la tierra para tratar de evitar la especulación con ella. El

conjunto de medidas que proponía constituirían la base para una reforma socioeconómica

que reduciría la pobreza y los desequilibrios sociales.

Henry George ejerció una gran influencia también en la teoría urbanística de

Ebenezer Howard, la ciudad-jardín. Existía además entre ambos una sintonía socialista que

no era tal en el caso de Soria, como hemos visto. No obstante, éste no dudó en utilizar

algunas de las ideas de George (las relativas a la lucha contra la especulación con la tierra)

para formular algunos de sus propios planteamientos648

. El texto más influenciado por las

ideas de George en relación a la propiedad del suelo lo publicó Soria en 1903, bajo el título

de "El reparto de tierras"649

. Basándose en su utilidad pública, proponía un decreto para la

construcción de ciudades lineales en toda España. Pero, siendo consciente de que para ello

necesitaba poder influir en la propiedad del suelo, el primero de los puntos era la

declaración de "utilidad pública el reparto de tierras no cercadas, de labor o eriales, en que

no haya arbolado, a las familias pobres de España, mediante indemnización de las fincas

forzosamente expropiadas". Soria limitaba su propuesta de momento a las provincias

andaluzas, con el compromiso de ampliarla "a las demás si fuere preciso con arreglo á la

experiencia adquirida y las condiciones especiales de cada localidad".

648

Manuel Martín Rodríguez ha estudiado a fondo la influencia de las doctrinas de Henry George y

otros georgistas en España y en concreto en los escritos de Arturo Soria y otros colaboradores de la

CMU. Martín Rodríguez, M. (2014b): El georgismo en España. Martín Rodríguez, M. (2014a): "La

Ciudad Lineal de Arturo Soria y el georgismo".

649 Soria y Mata, A.: “El reparto de tierras”. La Ciudad Lineal, 10/11/1903, pp. 1-2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

352

A cada adjudicatario se le expediría "un título de propiedad provisional en el cual

se consignará que no puede venderlo, empeñarlo, cederlo ni arrendarlo ni disponer de él

más que para habitarlo y cultivarlo y transmitirlo a su fallecimiento a sus herederos,

forzosos, siempre que éstos continúen habitando y cultivando el mismo terreno". En caso

contrario el terreno se daría a otro pobre. De igual manera contemplaba una indemnización

al expropiado. Para impedir la pérdida de apoyos por malentendidos, el decreto propuesto

finalizaba enfatizando su carácter reformista no revolucionario:

Este proyecto de decreto que aconseja un individualista cada vez más convencido, es al

parecer revolucionario y demagógico. En realidad es eminentemente conservador del

orden y de la propiedad y un buen negocio para los actuales propietarios que en caso de

que la revolución se haga desde abajo no saldrían tan bien librados.

A finales de esa década, La Ciudad Lineal reprodujo artículos de uno de los principales

seguidores del georgismo en España, Baldomero Argente, e Hilarión González del Castillo

publicó una serie de artículos titulados "La miseria y el fisco", también con resonancias

georgistas. En 1913 la revista dio publicidad al Congreso Internacional Georgista que

celebró ese mismo año en la localidad malagueña de Ronda y publicó diversos artículos y

reseñas de libros sobre esa corriente650

. En 1914, la CMU elaboró los principios

fundamentales de su proyecto, en los que vinculaba explícitamente la Ciudad Lineal con el

georgismo651

:

La Ciudad Lineal es el complemento de la doctrina del americano Henry George, el modo

más práctico, sencillo y conciliador de expropiar a los actuales terratenientes en beneficio

de ellos mismos y de todos.

La Ciudad Lineal es la realización con sentido conservador y con procedimientos

conservadores de la idea de apariencias revolucionarias de la justa repartición de la tierra.

650

Argente, B.: “Los problemas urbanos”. La Ciudad Lineal, 20/2/1910. Castillo, H. G. del: “La

miseria y el fisco”. La Ciudad Lineal, 20 y 30/3/1910 y 10/4/1910. Martín Rodríguez, M. (2014a):

Op. cit.

651 La Ciudad Lineal, 10/6/1914, p. XVII.

Del materialismo al espiritualismo: filosofía y pensamiento de Arturo Soria

353

Fernando de Terán señaló, sin embargo, que la distancia ideológica entre Henry George

-"que encontraba poco radical el socialismo de la escuela alemana de «un tal Marx»"- y

Arturo Soria debería impedir hablar de una verdadera influencia de las doctrinas de aquél

en Soria652

. Y de igual manera puso de manifiesto las diferencias entre lo que ambos

entendían por progreso, dejando acreditada la distancia ideológica que los separaba. Sin

embargo, sin quitarle la razón, también parece claro que algunos conceptos concretos de la

doctrina de George sirvieron de fuente de inspiración para Soria y algunos de sus

continuadores, aunque cierto que no con el espíritu originario pretendido por aquél. De

hecho, la influencia no decayó y en años posteriores al comentado Congreso de Ronda, la

revista, antes y después del fallecimiento de Arturo Soria, siguió incluyendo artículos en

los que se analizaba el georgismo en relación con la propuesta lineal. Y los propios

Hilarión González del Castillo y el hijo que le sucedió al frente de la CMU, Arturo Soria

Hernández, militaron en Liga Georgista Española y llegaron a formar parte de su Junta

Directiva.

652

Terán, F. de (2009): Op. cit., p. 123.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

354

355

CAPÍTULO 9. EL SIGLO XX EN LA CIUDAD LINEAL.

OPTIMISMO Y MODERNIDAD

9.1. SIGLO XX

Como hemos ido viendo a lo largo de los anteriores capítulos, Arturo Soria

afrontaba el cambio al nuevo siglo en plenas facultades, con cincuenta y seis años recién

cumplidos, dando frutos intelectuales y, poco a poco, también profesionales a pesar de que

los tiempos que corrían en España eran muy difíciles. Ni la situación económica ni la

política eran propicias para facilitar el optimismo social necesario como para que un

proyecto como el que estaba acometiendo Soria tuviera visos de salir adelante. Pero lo

cierto es que la labor iba poco a poco dando los primeros frutos. En el plano personal, el

nuevo siglo iba pronto a traer nuevas pérdidas de familiares y amigos, que, como suele ser

habitual, iban a centrar su vínculo afectivo en su mujer y en sus hijos, quienes además

pronto iban a llenar su vida de nietos.

En 1907 falleció Eduardo Benot, su irremplazable amigo de los últimos años con

el que había compartido inquietudes geométricas y, siendo como fue el líder del Partido

Republicano Federal desde 1901, a la muerte de Pi y Margall, cabe pensar que también

políticas. Recordaba Soria sus interminables debates -"oasis espiritual, apacible y

deleitoso, en que nos apartábamos del tráfago y de la vida ordinaria"- "en la frontera que

separa el materialismo del espiritualismo"; Eduardo Benot defendía sus opiniones desde un

racionalismo materialista, mientras Arturo Soria recurría al espiritualismo, donde ya se

reconocía situado. Pero desde el cambio de siglo la salud de Benot estuvo muy disminuida,

afectada sobre todo por el reúma y la ceguera. No le impedían seguir trabajando

intensamente, pero le limitaron mucho las salidas fuera de su domicilio. Finalmente murió

en julio de 1907, prácticamente en la pobreza, como tan frecuentemente ocurría con los

notables de nuestro país. Arturo Soria y su hijo Arturo velaron su cadáver y formaron parte

de la comitiva que acompañó al féretro hasta su destino final: el Cementerio civil de

Arturo Soria y Mata. Una biografía

356

Madrid. Soria dejó diversos testimonios de lo que todavía le añoraba, años después de su

muerte653

.

Unos años antes había fallecido también su cuñado Eusebio Blasco, con el que

durante muchos años había mantenido bastante sintonía personal. Tras los largos periodos

de residencia de los Blasco-Paniagua en París, la cercanía de antaño quizá se había

enfriado un poco, seguramente por el mero efecto de la distancia, aunque tampoco es

descartable que influyese también un cierto distanciamiento ideológico entre ambos.

Recordemos que Blasco había reconocido haber frecuentado la compañía de Isabel II en

París y que, nada más triunfar el golpe de Estado que dio paso a la Restauración, se había

aprestado a desempeñar diversos cargos en la administración, eso sí, tanto con los

conservadores como con los liberales654

, cuyos salarios le ayudaban a conllevar su

desmedida propensión a gastar todo cuanto ingresaba, que en unos ciertos años en la que

sus obras dramáticas gozaron de bastante éxito fue mucho, aunque nunca suficiente. Dado

su carácter derrochador, que todos los que le trataban conocían, manifestaba Julio Nombela

que "no extrañó a nadie que necesitara pedir a Romero Robledo un empleo", refiriéndose al

de director general de Correos, que consiguió en 1876. El mismo Nombela relataba una

anécdota que revelaba el perfil "alimenticio" de los diferentes cargos por los que pasó. Un

día se cruzaron ambos por las escaleras del edificio de Correos y Telégrafos. Blasco le

preguntó si sabía por dónde quedaba el despacho del "habilitado" a lo que Nombela

respondió: "Me extraña que lo ignores […] ¿No te han nombrado oficial de Correos?" A lo

que Blasco contestó sin tratar de disimular: "Sí; pero como no vengo más que una vez al

mes a cobrar la paga, se me olvida el camino y siempre tengo que preguntar"655

. Unos años

más tarde, tras un cese fulminante como Inspector de Hacienda por sus ataques desde Vida

653

Una breve biografía acompañaba a la noticia de su fallecimiento y entierro en El País,

28/7/1907, p. 1 y 29/7/1907, p. 4. Sobre sus recuerdos en Soria y Mata, A. “El centenario de

Benot”. El País, 26/9/1920, p. 1; o en Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 9: “[...] mi llorado amigo

D. Eduardo Benot”.

654 Desde 1875 hasta 1901 desempeñó numerosos cargos, algunos menores, pero otros bastante

importantes, como, por ejemplo, Inspector especial de Administración civil, gobernador civil de

Santander o de Toledo, director general de Correos y Telégrafos, Inspector de Hacienda, etc.

Algunos de estos nombramientos en: Gaceta de Madrid, 7/1/1875, p. 55; 5/9/1875, p. 616;

16/2/1876, p. 596; 4/8/1880, p. 357; 17/5/1898, p. 660; 25/1/1901, p. 332.

655 Nombela, J. (1911): Op. cit., p. 326.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

357

Nueva al que debía ser entonces su gobierno, el del Partido Liberal, parte de la prensa

conservadora celebraba la medida656

:

No hemos visto de dicho semanario nada más que uno de los primeros números, en el

cual el popular escritor aseguraba que los empleados cobraban sus sueldos sin aparecer

por las oficinas; y averiguado qué podría haber de cierto, resultó que el que no iba al

Ministerio de Hacienda nada más que el primero de cada mes, por firmar y cobrar la

nómina de 6.500 pesetas, era el director de Vida Nueva, Sr. Blasco, y que los empleados

de pequeños sueldos a quienes él injuriaba, eran los que despachaban todo lo que a él le

correspondía despachar y le daban ganado el sueldo.

Hubo otros periodistas o literatos que se solidarizaron con Blasco, quien tras el cese se

quedaba en una situación económica delicada. Uno de ellos fue José Nakens, que así lo

expresaba en Vida Nueva, a cuya dirección había renunciado Eusebio Blasco hacía escasas

fechas, en un intento desesperado de preservar el cargo. A pesar de recordarle que pensaba

que con su actitud había sido uno de los escritores que más había contribuido a sostener la

Restauración, en esta ocasión le aplaudía su actitud657

:

Mucho, querido Blasco, has pecado en la Restauración; pero como has amado

mucho también, sacrificando ahora el pan de tus hijos, creo que todos los que te

censuramos ayer debemos en justicia aplaudirte hoy y reservarte para mañana el

puesto a que tienes derecho por tu talento. Renunciar a 30.000 reales al año en

estos tiempos, por no callarte una verdad que nadie te obligaba a decir, es mérito

mayor que alardear de consecuencias estériles y de puritanismos infecundos.

Pero aparte de la deriva de las afinidades ideológicas de cada uno, aludo a un probable

enfriamiento de la relación personal entre Soria y Blasco porque en los años en los que

Soria buscaba accionistas para financiar la puesta en marcha de su ciudad lineal, no había

encontrado apoyo –al menos económico- en los Blasco. Además, al igual que cuando Soria

656

Citado en San Juan, J.B. (2013): Op. cit., p. 93.

657 Nakens, J.: "A Eusebio Blasco". Vida Nueva, 31/7/1898, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

358

comenzó su aventura tranviaria allá por 1876, sí escribió algún artículo que contribuyó a la

difusión de la iniciativa, con respecto a la Ciudad Lineal no he logrado encontrar ningún

texto escrito por Blasco sobre el tema, ni siquiera un comentario. Aunque también es cierto

que en 1894 habían planeado algún proyecto, como el finalmente nonato periódico

Mecánica Política, y habían coincidido colaborando para alguna revista, como en la citada

Vida Nueva, sin ir más lejos. Sin embargo, podría encontrarse una explicación a que los

Blasco no se involucrasen económicamente en la Ciudad Lineal en su endémica falta de

recursos. Nombela comentaba que podían haber tenido una vejez apacible si no se

hubiesen gastado todo lo que caía en su bolsillo. A su vuelta de París su situación fue

precarizándose con cada año que pasaba, a pesar de que mantenía un ritmo de trabajo muy

alto, con el que debía atender sus innumerables compromisos periodísticos, las clases y

charlas -en el Ateneo, en el Fomento de las Artes, alguna de cuyas secciones presidía, así

como en otros lugares-, y además sacar tiempo para la escritura de versos o de alguna obra

dramática. También su salud fue deteriorándose rápidamente; se encontraba siempre

cansado; padecía de neurastenia, el agotamiento nervioso tan característico de la sociedad

urbana de aquellos años, que le producía fuertes dolores de cabeza658

. El deterioro físico

acabó provocándole la muerte el 25 de febrero de 1903, a causa del agravamiento de una

afección pulmonar crónica, tras meses de lenta agonía. Todavía no había cumplido los

cincuenta y nueve años de edad. Fue enterrado en la Sacramental de Santa María de la

Almudena, donde también yacían Manuel Becerra o Felipe Ducazcal. Unos días antes, un

amigo le había abonado las trescientas pesetas que le daban derecho al entierro en ese

cementerio.

El impacto de la noticia en el mundillo del teatro y el periodístico fue alto pues era

una persona reconocida y muy querida659

. Pocos años después murió su viuda y

hermanastra de Arturo Soria, Mariana Paniagua. Había dejado la casa en la que el

matrimonio y los hijos habían vivido hasta el fallecimiento del cabeza de familia, en la

calle Cervantes, y vivía en una mucho más modesta de la calle Alameda. Falleció el 31 de

658

Blasco, E. (1904): Op. cit., p. 248. La preocupante incidencia de la neurastenia en las sociedades

urbanas industriales, debido a su característico modo de vida en Blom, P. (2010): Op. cit., pp. 388-

393.

659 Faci, M.A. (2003): Op. cit., pp. 455-458. La Correspondencia de España, 26/2/1903, pp. 1-2.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

359

marzo de 1907, de una bronquitis gripal, y su cuerpo fue enterrado en el Cementerio de la

Almudena de Madrid660

.

Tampoco habían mostrado interés en participar en la CMU de Soria los hijos de

los marqueses de Santiago, es decir, sus sobrinos, alguno de los cuales, como ya hemos

referido, sí que habían colaborado con él en alguno de sus negocios anteriores. Sí lo hizo,

sin embargo, su hermana Julia, quien apareció en la lista de accionistas publicada en 1894,

aunque no consta que llegase a tener residencia en la Ciudad Lineal. Julia había enviudado

de Antonio Ciria en 1899. Apenas tres años más tarde se volvió a casar, en esta ocasión

con el que era director de la Compañía de las Aguas de Llobregat, por lo que se trasladó a

Barcelona. Pero la mala fortuna quiso que, sin haber trascurrido siquiera un mes del enlace,

falleciese de forma repentina el que se había convertido en su marido661

. Julia por su parte

murió en 1913662

. Por tanto, Arturo, que no era el menor, sí fue el que más vivió de todos

los hermanos.

Sin embargo su familia política sí le apoyó en su aventura empresarial desde los

inicios, además de una forma entusiasta, a decir del propio Soria. El tío de su mujer, Emilio

Rubín, según la información que se dio a su fallecimiento, ocurrido en diciembre de 1893,

era un empleado destacado en la Compañía de Ferrocarriles del Mediodía y, en gran

medida, había tomado parte, junto al marqués de Salamanca, en el desarrollo de la creación

de la red de "caminos de hierro" que surcaban la geografía española. Arturo Soria no dudó

en reconocerle ese apoyo al dedicarle una de las calles de la Ciudad Lineal: "Fue el primer

propagandista convencido y entusiasta del proyecto y tuvo empeño en suscribir el primer

boletín de suscripción por cinco acciones"663

.

660

AHVM. Defunciones 1907. Defunción de Mariana Paniagua y Mata. Las noticias aparecidas a

su fallecimiento señalaron su condición de viuda de Eusebio Blasco y su parentesco con la fallecida

marquesa de Santiago, pero no indicaban nada sobre su vínculo familiar con Arturo Soria. Diario

Oficial de Avisos de Madrid, 1/4/1907, p. 3. La Época, 1/4/1907, p. 2. ABC, 1/4/1907, p. 2. El

Globo, 2/4/1907, p. 2.

661 Diario Oficial de Avisos de Madrid, 30/5/1899, p. 1. El Liberal, 16/4/1902, p. 3.

662 AHVM. Defunciones 1913. Defunción de Julia Soria y Mata.

663 La Correspondencia de España, 3/12/1893, p. 4. La Ciudad Lineal, 30/10/1905, p. 8.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

360

Figura 9.1: Luis Hernández Rubín. Fuente: Archivo Keller Soria.

También lo hizo su cuñado, Luis Hernández Rubín, quien, como ya sabemos, era médico

militar, y estuvo destinado en Cuba durante los cruentos años de la guerra de

emancipación. Durante su trayectoria había recibido numerosas condecoraciones y

distinciones: Caballero de la sagrada Orden militar y Pontificia del Santo Sepulcro,

Comendador ordinario y Caballero de la Orden de Isabel la Católica, San Olaf de María

Cristina, al Merito naval, etc. así como algunas otras más por méritos de guerra. El

gobierno portugués también le había concedido la de Comendador de la Orden de la

Concepción de Villaviciosa, y fue el propio Arturo Soria el que se encargó, en su nombre,

de solicitar permiso al Ministerio de Estado español "para el uso en España de las insignias

correspondientes a dicha Orden"664

. Aunque ya residía en La Habana quiso adquirir

664

AHN. FC_Exteriores. Condecoraciones,C-291.Exp. 7: Luis Hernández Rubín Caballero de la

Orden de Isabel la Católica en 16-7-1891. C-292.Exp. 12: Luis Hernández Rubín Comendador

ordinario de la Orden de Isabel la Católica en 18-12-1893. C-293.Exp. 7: Luis Hernández Rubín

Comendador de número extraordinario de la Orden de Isabel la Católica en 15-7-1895. AHN.

FC_Exteriores_PP,0989.Exp. 13041. Instancia de Arturo Soria al Ministro de Estado, 13/2/1894.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

361

acciones de la CMU desde los inicios. Además, como muestra de su apoyo y para

contribuir a la publicidad de una iniciativa todavía en ciernes, escribió un artículo para La

Correspondencia de España en el que ensalzaba las características higiénicas del proyecto

de su cuñado y destacaba los beneficios para la salud de sus futuros habitantes665

. A la

vuelta de Cuba formó parte del Consejo de Administración de la CMU, aunque sólo

durante unos años. Falleció prematuramente, de una "larga y cruel enfermedad" en octubre

de 1903, a los 49 años. Aunque de ideas políticas "muy conservadoras", durante su

pertenencia a la CMU se distinguió por luchar por la mejora de las condiciones económicas

y laborales de sus trabajadores y obreros. Esa distancia ideológica no fue impedimento

para tener una buena relación con su cuñado, y a su fallecimiento apareció una nota de

sentida condolencia en La Ciudad Lineal666

. Había muerto soltero, por lo que nombró a su

hermana Julia heredera universal de sus muebles y objetos, y del usufructo de sus valores

públicos, acciones y obligaciones de sociedades. A Arturo Soria, su "muy querido hermano

político", le dejó un reloj de oro667

.

Pero este oscuro escenario de pérdidas de familiares y amigos de Arturo Soria se

había visto compensado por un acontecimiento que, en principio, cabría pensar que fue

inesperado. Y fue, nada menos, que el nacimiento de la que, ya sí, iba a ser la última de las

hijas del matrimonio de Arturo Soria y Mata y Julia Hernández Rubín. Julia Soria y Mata

nació el 11 de diciembre de 1902, cuando su padre contaba ya con cincuenta y ocho años y

su madre con cuarenta y siete. Este nacimiento postrero de la que era el sexto de sus

vástagos -sin contar con las dos niñas fallecidas- fue motivo de una "constante

preocupación" para toda la familia, pues eran conscientes de que, a la edad de los padres,

cualquier agravamiento inesperado de una enfermedad podía conducirles a la muerte, al

igual que estaba sucediendo con algunos de los allegados, y dejar huérfana a la que todavía

le quedaban muchos años para dejar de ser una niña. Esa preocupación quedó

expresamente testimoniada en un compromiso que todos los hermanos, menos Luis,

665

Hernández Rubín, L.: "Las ciudades lineales y la higiene". La Correspondencia de España,

17/8/1893, p. 1.

666 La Ciudad Lineal, 30/10/1903, p. 1. La Correspondencia de España, 22/10/1903, p. 4.

667 AKS. Testamento de Luis Hernández Rubín, 1903.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

362

dejaron firmado en 1931, por el cual garantizaban a su hermana el cobro de una renta anual

desde el momento en que se produjese el fallecimiento de su madre668

.

Figura 9.2: Familia Soria Hernández con los nietos y cónyuges en 1908. De pie los hijos, y

sentados los respectivos cónyuges. Fuente: Archivo Keller Soria.

Y poco tiempo después del nacimiento de Julia, comenzaron a llegar los nietos a la familia

Soria Hernández.

Arturo Soria ya sufría unos achaques que, de vez en cuando, le afectaban de forma

tan intensa que le dejaban prácticamente inmovilizado. Se trataba de ataques reumáticos,

como los que ya había sufrido su padre, y que le obligaban a permanecer postrado en la

cama durante una temporada que podía ser larga. Hay constancia de este "trastorno", como

él lo denominaba, al menos desde 1905. Sin embargo diez años antes ya había manifestado

668

AKS. Compromiso de Emilio, Arturo, Carlos y María con su hermana Julia Soria Hernández,

8/12/1931.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

363

que su enfermedad le exigía "imperiosamente descanso y reposo" durante un tiempo,

aunque no explicitaba el motivo concreto669

. A comienzos de 1909, Soria reveló haber

estado imposibilitado para ejercer las tareas directivas de la CMU durante gran parte del

año anterior: "El Soria viejo ha sido una figura decorativa". Su trabajo lo habían suplido

sus hijos, para satisfacción expresa del padre. Sin embargo, estimaba, probablemente con

ironía, que todavía quedaban veinte años hasta que tuviesen que suplirle

definitivamente670

.

Figura 9.3: Arturo Soria ca. 1905 y ca. 1910. Fuente: Archivo Keller Soria.

669

El padre de Arturo sufría de "reumatismo poliarticular". AHVM. Expediente de José Soria

Oliveros. Soria y Mata, A: "El Fundador de la Compañía Madrileña de Urbanización a los

accionistas". La Ciudad Lineal, 16/5/1897, p. 3. La Correspondencia de España, 9/1/1895, p. 3;

18/2/1896, p. 2. El "trastorno" en AHN.CDMH. SE-Teosofía. Legajo 11.Exp. 530. Nota de Arturo

Soria a Manuel Treviño, 18/2/1905. En 1912, Arturo Soria Hernández contesta una carta anterior

de Treviño en nombre de "su buen padre, por encontrarse enfermo a consecuencia de un fuerte

ataque de reúma". AHN. CDMH. SE-Teosofía. Legajo 13. Exp. 610: Carta de Arturo Soria

Hernández a Manuel Treviño, 24/1/1912.

670 Soria y Mata, A.: "1908". La Ciudad Lineal, 10/1/1909, p. 1141. Durante algún periodo de ese

invierno de 1908 a 1909 tuvo una afección visual que también le mantuvo impedido. La Idea,

19/6/1910, pp. 1-2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

364

Pero lo cierto es que las fotos de finales de esta primera década del nuevo siglo muestran la

imagen de un Arturo Soria con aspecto avejentado y cansado, poco que ver con las

tomadas unos años antes, cuando, por cierto, todavía confesaba abiertamente que algunas

de sus disputas las resolvía de la forma “usual y corriente entre caballeros”. Esto ocurrió

con ocasión de unos escritos difundidos en 1901 por un accionista y propietario de una

casa en la Ciudad Lineal, capitán de Carabineros retirado, en los que ponía en duda la

buena gestión de Soria al frente del Tranvía de Estaciones y Mercados e insinuaba y que el

verdadero motivo de su salida había sido su "responsabilidad moral y acaso material" por

ello671

. También le acusaba de una gestión igualmente desacertada al frente de la CMU y

de cometer arbitrariedades y atropellos. Conocidos los "términos ofensivos, injuriosos y

calumniosos" que, para su persona, estimaba contenía el escrito, Arturo Soria no dudó un

instante en solicitar una retractación "completa, sin reservas, distingos, ni salvedades", y en

caso contrario, que se mostrase dispuesto a sostener las afirmaciones como correspondía "a

su condición de militar". Tras ratificarse en sus afirmaciones, el vecino aseguraba estar a

su disposición "para ventilar el asunto" en la forma que mejor le pareciere. Soria no lo

dudó: "La forma que me pareció mejor es la usual y corriente entre caballeros, y la más

apropiada para los que han vestido el honroso uniforme de nuestro Ejército". Pero

finalmente no hubo cuestión, pues el oponente no quiso designar amigos que se

entendieran con los dos enviados por Soria, lo cual le pareció una muestra de deshonor:

No quiero hacer comentarios. Háganlos a su gusto las dignas personas que constituyen

nuestra Sociedad, que aunque de carácter puramente industrial y comercial, no por eso

está sustraída a las imperiosas exigencias del honor individual y colectivo. Procede, en

vista de lo expuesto, demandar al Sr. Carranza, por injuria y calumnia.

El episodio no terminó del todo, pues cuando ya parecían aclaradas las quejas del tal

Carranza, dos de los hijos de Soria, Luis y Emilio, se personaron en su casa para suplicarle

"cortésmente" que firmase un documento en el que admitiese que todo estaba aclarado.

671

Soria y Mata, A.: “Una reunión de accionistas en la Estación del tranvía de Tetuán”. La Ciudad

Lineal, 5/7/1901, p. 4.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

365

Accedió a la firma, pero cuando se iban a marchar, él y otros hombres se abalanzaron sobre

los Soria y les hicieron huir a sablazos672

.

En los años siguientes fueron constantes los litigios contra periodistas u otras

personas por ofensas, calumnias o injurias similares, y la mayoría de las que se dirimieron

en los tribunales terminaron resolviéndose a su favor, según se fue informando en las

páginas de la revista. Tampoco fue excepcional la anécdota descrita arriba. Los duelos

continuaban haciendo furor y no desaparecieron hasta bien entrado el siglo XX. Fueron

varias las ocasiones en que los Soria dirimieron este tipo de asuntos a mamporros o

emplazándose más seriamente. Y de ello también se daba cuenta a veces en La Ciudad

Lineal673

.

9.1.1. Los Soria Hernández en la Compañía Madrileña de Urbanización

Arturo Soria y su mujer consiguieron que su familia se mantuviese muy unida a lo

largo de los años. El patriarca logró ejercer una poderosa ascendencia en sus hijos y, según

fueron teniendo edad para hacerlo, decidieron entrar a trabajar en la empresa que dirigía su

padre con mano de hierro, tratando de evitar situaciones como las de quince años antes en

el TEM o la de apenas unos años en la propia CMU. Había mucho trabajo por hacer y por

controlar, y los hijos fueron poco a poco adquiriendo ciertas responsabilidades, aunque la

presencia del padre en la empresa fue siempre muy poderosa. El mayor de los hijos, Luis,

fue nombrado subdirector de la compañía en mayo de 1900 y desde entonces se convirtió

en la mano derecha del padre, asesorándole en la infinidad de tareas diarias y

sustituyéndole al frente de ella en los momentos en que el "trastorno" le dejaba postrado, lo

672

La Ciudad Lineal, 20/7/1901, p. 1; 5/8/1901, p. 2.

673 Blom P. (2010): Op. cit., p. 245. En 1905, Arturo Soria comentó con escepticismo la creación de

una Liga antiduelista que pretendía concienciar a la sociedad para acabar con este tipo de prácticas,

a las que él no se mostraba dispuesto a renunciar: "En resolución, y por lo que a mí toca, aplaudo

que exista una Liga antiduelista pero, si llega la ocasión, yo voy al terreno, a menos de que, tocado

de una súbita grandeza de alma de que modestamente no me creo capaz, confunda en un mismo

desprecio a la opinión pública y al duelo". Soria y Mata, A.: "Liga antiduelista". La Ciudad Lineal,

30/6/1905, pp. 1-2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

366

que, ya ocurrió en enero del año siguiente, y como el propio Arturo Soria comentó en La

Ciudad Lineal, para dar ejemplo de la valía del su hijo y enjugar con ello las suspicacias de

"los más recelosos"674

. Luis, al igual que la mayoría de los hermanos, no llego a adquirir

formación universitaria. Como el padre, obtuvo el título de bachiller en el Instituto de San

Isidro675

y heredó su afición por la tecnología, lo que le sirvió para liderar en la empresa la

introducción de las novedades que iban apareciendo, así como la modernización de las

líneas ferroviarias676

. Además consiguió inventar diversos dispositivos y métodos

constructivos y, nada menos que once de ellos, los llegó patentar677

.

Poco después, Emilio fue designado jefe de Explotación, puesto desde el que veló

por la buena marcha del servicio tranviario, considerado el núcleo de negocio de la

empresa, y de las múltiples tareas de todo tipo que ello conllevaba678

. Arturo fue el

secretario de la Compañía. Al igual que Luis, obtuvo su título de bachiller en el Instituto de

San Isidro y llegó a ser una persona importante en la CMU. Heredó otra de las facetas de

su padre, la de político, y unos años más tarde inició su propia carrera. Fue elegido

Diputado provincial por Madrid en varias ocasiones y en 1920, a su muerte, sucedió a su

padre al frente de la CMU679

. Carlos, el menor de los hijos varones, intentó probar fortuna

matriculándose en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, pero no pasó

de ahí. En la CMU desempeñó diferentes oficios. En 1909 era el encargado de la imprenta,

pero posteriormente fue designado jefe de Contabilidad. A partir de entonces, en las

674

La Ciudad Lineal, 1/5/1900, p. 2; 5/2/1901, p. 1.

675 AHN. Universidades,7356,Exp.37. Expediente para la expedición del título de bachiller de Luis

Soria Hernández.

676 Soria Hernández, L.: "Europeización. Viaje de Trabajo al extranjero". La Ciudad Lineal,

10/1/1906, pp. 3-4; 20/1/1906, pp. 13-14.

677 Por ejemplo, un nuevo motor de viento; un procedimiento para evitar la salida de los

lubrificantes de las cajas de engrase de los ejes de ferrocarriles, tranvías y vagonetas; un nuevo

sistema de asiento de vías férreas; un aparato generador de gas acetileno, etc. No todas estaban

relacionadas con las actividades de la CMU. También había una nueva ficha de juego,

infalsificable; o una máquina de nuevo sistema para lavar ropa. Archivo Histórico de la Oficina

española de Patentes y Marcas. Patentes: 29211, 30089, 38270, 39986, 50411, 65325, 65590,

69718, 88259, 91209 y 109974.

678 La Ciudad Lineal, 5/2/1901, p. 1. Un joven Emilio se había incorporado a la compañía hacía ya

cinco años, en calidad de "auxiliar de la Dirección y delineante, con 75 pesetas mensuales". La

Dictadura, 8/8/1896, p. 2.

679 AHN. Universidades,7356,Exp.36. Expediente para la expedición del título de bachiller de

Arturo Soria Hernández.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

367

ocasiones en las que se incluía su firma en la revista, figuraba también su condición de

Profesor mercantil, por lo que es probable que hubiese cursado la Carrera de Comercio o

algunos estudios similares, aunque no he encontrado constancia de ello680

. Hasta la hija

mayor, María de los Ángeles, contribuyó a cerrar el círculo, pues contrajo matrimonio con

Emilio López-Aranda, hijo de uno de los primeros accionistas de la CMU, el magistrado

Ildefonso López-Aranda. Emilio, aparte de ejercer de notario en Madrid, fue uno de los

abogados de la Compañía681

.

Figura 9.4: Consejo de Administración de la Compañía Madrileña de Urbanización en 1905. Arturo

Soria, de pie, el cuarto por la izquierda. Luis Soria, sentado, segundo por la izquierda. Fuente:

Archivo Keller Soria.

680

AHN. Universidades,6204,Exp.21. Expediente académico de Carlos Soria Hernández, alumno

de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central. La Ciudad Lineal, 10/5/1909, p. 1342;

10/10/1914, p. 20.

681A comienzos de 1903, la revista anunciaba que el Consejo de Administración había manifestado

estar muy contento con el desempeño de tres empleados de la Compañía, por lo que había decidido

subirles el sueldo en 1.000 pesetas. Los empleados en cuestión eran Luis y Emilio Soria

Hernández, y Emilio López-Aranda. La Ciudad Lineal, 10/1/1903, p. 2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

368

9.2. DE LA INCERTIDUMBRE AL OPTIMISMO

E1 siglo XX, el siglo de los grandes descubrimientos y progresos de la humanidad

contará entre sus conquistas la adopción en todos los países civilizados de las ciudades

lineales, de este nuevo modo de vivir racional, científico, más conforme con la higiene

del cuerpo y del alma que el de las ciudades actuales en las que la colocación de las casas

y el establecimiento de los servicios municipales es resultado de la casualidad y no de

reglas matemáticas682

.

Con este desideratum abría Arturo Soria su primer artículo del nuevo siglo en La Ciudad

Lineal. Y ciertamente, las diferentes líneas de negocio de la CMU se recuperaban ya del

impacto de la crisis del año 98 y comenzaban a dar resultados apreciables. El negocio de

construcción de viviendas también había conseguido ya cierta entidad683

. Con el trascurrir

de los años, éste se convertirá, por volumen de ingresos y por número de trabajadores, en

uno de los servicios más importantes de la Compañía.

A pesar de sus achaques, Soria seguía trabajando de forma intensa, dejando al

"descanso y recreo" cuatro o cinco horas a lo sumo. Obligado por sus múltiples

quehaceres, para él se había convertido en un modo de vida: "La regla general en nuestra

casa es bastante dura, se gana poco y se trabaja mucho. Los tiempos y las circunstancias no

consienten otra cosa"684

.

En la Ciudad Lineal de Madrid se podía observar ya una incipiente vida, que irá

creciendo a lo largo de los primeros años del siglo. Pero la residencia en ella no era sencilla

todavía. La propia revista se hacía eco de las quejas de uno de sus vecinos: lejanía de

Madrid, casas dispersas, poca sociedad y pocas distracciones, servicios municipales mal

682

Soria y Mata, A.: "Siglo nuevo, vida nueva". La Ciudad Lineal, 5/1/1901, p. 1.

683 La Ciudad Lineal, 5/9/1901, pp. 1-2. 10/1/1903, p. 2.

684 Soria y Mata, A.: "Buenas costumbres de la Compañía en el siglo pasado y en el presente". La

Ciudad Lineal, 5/1/1901, pp. 1-2.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

369

organizados (alcantarillado, alumbrado público, aceras, policía, vigilancia, etc.), “en todo

el trayecto de la Ciudad Lineal, en los 5.200 metros de extensión que hoy tiene no hay una

iglesia a donde ir a rozar, ni una escuela donde poder educar a nuestros hijos”. Una síntesis

muy gráfica. Este sentir, que podía ser generalizado entre sus habitantes, le servía a Soria

de acicate y, en esas mismas páginas, la CMU quiso transmitir a los residentes un mensaje

de optimismo y a la vez que solicitaba confianza en los frutos de la ingente labor que

estaba llevando a cabo685

.

En efecto, las conexiones con Madrid no eran rápidas y el ferrocarril que discurría

atravesando la Ciudad Lineal no se completó hasta 1904, por lo que el que desease viajar al

el centro de la capital se veía obligado a andar una distancia que podía ser considerable, en

verano y en invierno. El servicio entre Ventas y Chamartín de la Rosa entró en

funcionamiento en 1904 y, al año siguiente, desde este punto a los Cuatro Caminos, con lo

que desde ese momento se pudo circular -eso sí, todavía con máquinas a vapor- por todo el

trayecto sin discontinuidades: desde Cuatro Caminos a Ventas, pasando por Chamartín de

la Rosa y la Ciudad Lineal; es decir, un total de quince kilómetros. Pero la frecuencia de

paso de los tranvías no era elevada y todavía quedaba pendiente la electrificación de las

líneas, que necesitaba costosas inversiones adicionales a lo largo de toda la infraestructura.

Este tipo de tracción, más limpia y eficiente, había comenzado a aparecer en Madrid ya en

el año 1898 y para entonces había llegado ya a la mayoría de las líneas importantes de la

capital. Pero todavía tardará unos años en hacerlo a las de la CMU, hasta abril de 1909,

muy lejos de las optimistas intenciones iniciales. Los retrasos e incomodidades de estos

años, que incidían más en la clase trabajadora que dependía mucho más de la eficiencia del

transporte público para sus desplazamientos, alimentaron la percepción general de que la

Ciudad Lineal se encontraba alejada del centro de la capital y tuvieron mucha influencia en

que comenzara a percibirse más como lugar de esparcimiento y veraneo que como barriada

residencial, y que muchas de las viviendas que comenzaban a proliferar fuesen adquiridas

por una clase medio alta que las utilizaba de forma preferentemente estacional686

. Otro

efecto de esto fue que la intención de favorecer la mezcla social no se viera cumplida como

se había pretendido, a pesar de que la CMU trató de abaratar al máximo la construcción de

685

“Los defectos de la Ciudad Lineal”. La Ciudad Lineal, 20/11/1902, pp. 1-2.

686 Maure, M.Á. (1991): Op. cit., pp. 182-185.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

370

las viviendas más económicas, aunque eso significase aparcar algunas de las normas

edilicias impuestas en los comienzos, argumentando que se hacía necesario atraer también

a las familias obreras al entorno higiénico y ecológico que ofrecía la Ciudad Lineal.

Figura 9.5: Tranvía circulando por una despoblada Calle Principal de la Ciudad Lineal durante la

inauguración de la tracción a vapor. Fuente: La Ciudad Lineal, 30/3/1905, p. 4.

El ambiente desangelado, que se veía incrementado durante ciertas épocas del año,

comenzó a cambiar mediada la década. Los vecinos contaban para entonces con las

anheladas iglesia y escuela, y podían disfrutar de un completo parque de diversiones, que

contaba con teatro, restaurante, casino y frontón. Y estaban en proyecto una plaza de toros,

un velódromo y otras instalaciones lúdico-deportivas. Una flamante fábrica de electricidad

se encargaba de dar fluido eléctrico a las residencias particulares y a una red de alumbrado

público que contribuyó a mitigar la sensación de tristeza cuando caía la noche. Además, los

residentes comenzaron a percibir que se estaba creando comunidad entre ellos, resultado

del esfuerzo realizado por la gente de la CMU en este sentido. El ambiente de optimismo

que se estaba generalizado en muchos países de Europa también llegó a la Ciudad Lineal.

Los actos de esparcimiento y recreo (competiciones deportivas, banquetes, certámenes

literarios o de pintura, etc.), celebrados al aire libre o en sus instalaciones, fueron

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

371

habituales y la CMU no dejaba escapar ninguna ocasión para la promoción de un negocio

que se estaba situando en sus mejores años. Unas de las celebraciones de más aceptación

entre sus habitantes y que, en los años en que tuvo lugar, tuvo gran repercusión mediática

fueron las que se denominaron "fiestas del árbol", es decir, unos festejos durante los cuales

los vecinos participaban en la plantación masiva de árboles para contribuir a la

reforestación de una zona que hasta entonces era un completo erial. La primera de ellas

tuvo lugar en el año 1897 -aprovechando el acto de inauguración de las instalaciones para

el suministro de agua-, y lo que comenzó siendo una modesta jornada festiva que daba el

comienzo simbólico a la plantación de miles árboles en diferentes parcelas de la Ciudad

Lineal, terminó siendo una celebración de varios días en los que, además, se organizaban

actos de todo tipo a los que también asistían miles de madrileños no residentes en la

Ciudad Lineal que se desplazaban desde el centro de la capital por medio de las líneas de

transporte de la CMU687

.

La Fiesta del árbol tuvo su inspiración en el Arbor day norteamericano, que se

venía celebrando desde 1872, y su impulsor indiscutible fue Mariano Belmás en los años

previos a su alejamiento de Soria, desde su cargo de diputado provincial de Madrid688

.

Consiguió que su propuesta de realizar una primera Fiesta del árbol en la ciudad de Madrid

tuviese lugar el 26 de marzo de 1896, y merced a su participación en el Consejo de

Administración de la CMU, consiguió que fuese en unos terrenos que Arturo Soria cedió

para la ocasión, donde hoy está situado el que desde entonces se conoce como Pinar del

Rey, en evocación de ese día en el que las infantas reales plantaron un árbol en

representación de un Alfonso XIII todavía niño. La fiesta fue un completo éxito, contó con

gran respaldo de las autoridades civiles y eclesiásticas y una muy numerosa asistencia de

personas que acudieron en carruajes como si a una romería se tratase689

. Pero Soria y la

CMU deseaban que la Ciudad Lineal tuviese su propia fiesta del árbol, que sirviese, a la

vez, como festejo de cohesión vecinal y como acto de promoción del proyecto. Y ésa fue la

que tuvo lugar en noviembre de 1887. La Fiesta del árbol de la Ciudad Lineal se convirtió

687

La Ciudad Lineal, 28/11/1897, p. 1. 10/6/1909, p. 1.

688 En 1894 Belmás daba cuenta de sus experiencias a raíz de un reciente viaje a los Estados Unidos

y proponía la introducción en España de varias de las iniciativas en marcha en ese país, entre ellas

el Arbor day. "Viaje los Estados Unidos". El Heraldo de Madrid, 2/3/1894, p. 1.

689 La Correspondencia de España, 26/3/1896, p. 1; 27/3/1896, p. 1. Se estimó en alrededor de

50.000 las personas que concurrieron a la fiesta.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

372

en el festejo anual más importante de esa comunidad y estuvo celebrándose

ininterrumpidamente hasta 1909. En sus últimos años llegó a contar con la asistencia de

más de 16.000 personas. En paralelo, se promovía que las que se convocaban a nivel

municipal se celebrasen también en entornos próximos a la Ciudad Lineal, para que

también los alrededores se vieran beneficiados de las jornadas de reforestación690

. En 1904,

Manuel Allendesalazar, ministro de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas,

quien durante unos años anteriores había sido miembro del Consejo de Administración de

la CMU, impulsó mediante un real decreto la expansión de la fiesta del árbol por toda

España691

.

Figura 9.6: XII Fiesta del árbol. Salida desde el paseo de Recoletos de una carrera hasta la Ciudad

Lineal. Fuente: La Ciudad Lineal, 10/7/1909, p. 1433.

La última de las celebradas en la Ciudad Lineal tuvo lugar en 1909 y se celebró en dos

partes, en febrero y en junio. La de junio consistió en varios días de festejos con música,

teatro, certámenes de poesía, etc., competiciones diversas, un "festival atlético" a cargo de

la Sociedad Gimnástica Española, carreras de atletismo, de bicicletas, saltos de longitud y

690

La Ciudad Lineal, 20/8/1901, p. 2.

691 Fernández Pérez, J. y González Escrig, J.L. (2000): "La Fiesta del árbol. Educación ambiental

en el siglo XIX", p. 743. Gaceta de Madrid, 12/3/1904, p. 1023.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

373

de altura, y otros espectáculos diversos que consiguieron muchos participantes y una

afluencia masiva de público. Sin embargo, la fiesta no contó con la presencia de Arturo

Soria, de nuevo aquejado de su dolencia, por lo que fue su hijo Luis quien le sustituyó en

los tradicionales discursos y en la presidencia de diferentes actos692

. Pero el esfuerzo debió

ser excesivo, pues se celebró ninguna más. En lo sucesivo tomaron el relevo eventos más

modestos, como la "Fiesta de la Infancia" o similares, así como los múltiples espectáculos,

demostraciones o competiciones deportivas que iban a tener lugar en las diferentes

instalaciones de la urbanización, cuya construcción se ultimaba en estos años.

La expectación y el éxito de todos estos espectáculos no eran sino el reflejo de la

llegada de unos años de optimismo a la sociedad madrileña. Y la tecnología, el ocio, el

consumo, las competiciones atléticas, el culto a la velocidad y a la fuerza, o las

competiciones atléticas eran expresiones de los gustos y aficiones llegados con el siglo XX

a la nueva sociedad de masas693

. La CMU, liderada en este aspecto por los jóvenes hijos de

Soria, buscó ofrecer todo este tipo de diversiones con el objeto de vincular la imagen de la

Ciudad Lineal a la modernidad de los nuevos tiempos. Cabe evocar, también para este

caso, la acertada imagen con la que Ortega y Gasset reflejaba el ambiente social y cultural

que se vivía en unas pocas ciudades españolas en relación con el del resto del país, muy

atrasado en general: “islas de modernidad rodeadas de desierto por todas partes”694

.

Así, además de poder asistir a veladas del Campeonato de lucha greco-romana en

su teatro o a las carreras de atletismo, de bicicletas o de "motociclos" que se iban a ofrecer

en el flamante velódromo, también en el Parque de la Ciudad Lineal se iban a poder ver las

primeras exhibiciones aéreas celebradas en la capital695

. Por el trazado de la Ciudad Lineal,

que ya iba adquiriendo vida, se hizo habitual observar a Luis Soria al volante de su

automóvil, desplazándose con su padre al lado.

692

El País, 21/6/1909, p. 1. El Heraldo de Madrid, 28/6/1909, p. 4. La Ciudad Lineal, 20/1/1909,

pp. 1170-1171; 10/6/1909, pp. 1381-1382; 10/7/1909, pp. 1429-1437.

693 Blom, P. (2010): Op. Cit., pp. 569-581.

694 Citado en Gracia, J. (2014): José Ortega y Gasset, p. 215.

695 La Ilustración española y americana, 30/3/1910, p. 182. Nuevo mundo, 25/7/1912, p. 13. "El

velódromo de la Ciudad Lineal". Gran Vida, 1/7/1910, pp. 209-212.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

374

Figura 9.7: Luis Soria y su padre saliendo del Hotel Rubín en 1911. Fuente: CMU (1911): Guía de

la Ciudad Lineal, p. 42.

La familia se había trasladado en 1907 de la Quinta de Mahudes a un lujoso hotel que

había construido la CMU en la que dos años antes había cambiado su denominación de

Calle Principal por la de Calle de Arturo Soria: el Hotel Rubín, al que Soria llamó así en

honor a su familia política696

. Todo esto era, sin duda, muestra de la prosperidad y buena

marcha de un negocio que estaba en plena expansión. Eran años de optimismo, pero

también se cernían algunas sombras.

9.3. LA SOCIEDAD TEOSÓFICA ESPAÑOLA

Durante estos años, Arturo Soria siguió manteniendo relación con la Sociedad

Teosófica española. En el capítulo anterior indicamos que no había quedado constancia de

696

La Ciudad Lineal, 30/3/1905, p. 2; 10/6/1905, p. 10.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

375

que llegase a afiliarse, pero sí de que hacía pequeñas contribuciones económicas para

causas concretas y esporádicas, de que asistió a algunas reuniones de la sociedad y de que

se relacionaba con algunos de sus miembros destacados. De todos ellos, con el que más

contacto mantuvo fue con Manuel Treviño, por el que Soria mostró una especial

admiración de la que dejó varios testimonios en los que no ahorró elogios a su inteligencia,

modestia o erudición. Desde aquella carta en la que Treviño le manifestaba la impresión

que le había causado la lectura de su primer libro, era éste una de las personas con las que

Soria debatía sobre las ideas "científicas" que le rondaban y a la que, confiando en sus

vastos saberes, consultaba sus dudas e inquietudes sobre ese tipo de cuestiones697

:

Hace años, en la clasificación que para mi propio recreo hacía de los hombres cuya

inteligencia he podido apreciar, puse en el número 1 de mi estimación como talentos

analíticos profundísimos a D. Antonio Maura y a D. Joaquín Costa. Después dejé en el

número 2 a dichos señores y coloqué en número 1 a D. Manuel Treviño, teosofista de

gran saber cuya profundidad de pensamiento al par que su adorable modestia, he

aquilatado muchas veces.

Pues bien, en cierta ocasión me preguntó el señor Treviño si creía yo posible convertir el

sonido en fuerza motriz de una máquina. La idea me pareció entonces completamente

disparatada y absurda.

Hoy creo que la música es fuerza en potencia, que el sonido es fuerza efectiva de

dificilísima aplicación a propósitos industriales pero no imposible.

Treviño facilitó que Soria conociese a otras personas importantes de la Rama Madrid,

como José Xifré, Tomás Doreste, Viriato Díaz-Pérez o Mario Roso de Luna, entre otros. A

todos ellos se mostraba agradecido Soria en 1913 por alguna colaboración pasada698

:

También agradezco sobremanera el auxilio intelectual que me han prestado algunos

consocios o amigos del Sr. Treviño y singularmente a Míster Mead, fallecido en la

697

Soria y Mata, A. (1902): Op. cit., p. 69. Otras muestras de agradecimiento por sus

colaboraciones o testimonios de admiración a Treviño, por ejemplo, en: Soria y Mata, A. (1896):

Op. cit., p. 72; Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 56; o en La Ciudad Lineal, 10/11/1917, pp.

991-992.

698 Soria y Mata, A. (1913): Op. cit., p. 56.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

376

catástrofe del Titanic; D. Viriato Díaz Pérez, con su vastísimo saber; D. José Xifré,

cultísimo y amabilísimo amigo; D. Mario Roso de Luna, de chispeante ingenio; y D.

Tomás Doreste, profundo conocedor de los secretos de la antigua sabiduría.

Figura 9.8: José Xifré en 1916. Fuente: CDMH.SE-TEOSOFIA,FOTO.34.

Ya hemos comentado que Viriato Díaz-Pérez los recordaba a todos, junto a Arturo Soria,

en las primeras reuniones de la Rama Madrid, de la que él mismo era uno de sus miembros

destacados, antes de su misteriosa partida hacia Paraguay en el año 1906699

.

El fondo dedicado a la teosofía custodiado en el Centro Documental de la

Memoria Histórica es un fondo importante, pero incompleto. Forman parte de este fondo

los expedientes de personas que fueron miembros de la Sociedad Teosófica en España o

que tuvieron algún tipo de relación con ella. Muchos de esos expedientes se formaron con

motivo de la exigencia de responsabilidades individuales por parte del Tribunal para la

Represión de la Masonería y el Comunismo al final de la Guerra Civil y se pudieron

699

Larrea, J.F. (1993): Op. cit., pp. 81-84 y 354. Se ha relacionado su partida a Paraguay con un

hostigamiento por parte de la policía tras el intento de magnicidio el día de la boda de Alfonso

XIII.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

377

formar con la documentación y correspondencia que le fue incautada a Manuel Treviño

antes de ser fusilado a finales de ese mismo año 1939700

. Entre esos expedientes personales

se encuentran el de Arturo Soria y Mata y el de su hijo, Arturo Soria Hernández701

. Es, este

segundo, un expediente muy poco importante, compuesto por ocho notas breves, casi todas

dirigidas a Manuel Treviño, demandando algún ejemplar de la revista Sophia,

acompañando a algún envío de libros de su padre o mostrándose dispuesto a alguna

aportación económica para alguna causa concreta. De la lectura de esas notas no cabe

inferir una implicación personal de Arturo Soria Hernández con el movimiento teosófico,

ya que cuando iban firmadas por él mismo se puede constatar que las había enviado en

nombre de su padre, e incluso alguna de las manuscritas atribuidas al hijo corresponden en

realidad al padre, pues la que incorporan es su letra y su firma.

Más documentos contiene el expediente de Arturo Soria y Mata, aunque la

información que se desprende de su análisis tampoco es muy importante, quizá porque la

relación que en realidad mantuvo Soria y Mata con la Sociedad Teosófica tampoco fue lo

intensa que cabía esperarse. La mayoría son también breves notas en las que se interesaba

por la publicación de algunos de sus trabajos en Sophia o de agradecimiento por alguna

referencia a ellos aparecida en la misma revista. De ellas se desprende el interés con el que

Soria seguía los artículos de esta revista hasta que cesó su publicación, pues en diversas

ocasiones felicitó a Treviño por su contenido y le reclamó números que por cualquier

circunstancia no había recibido y que deseaban tenerlos “por sernos [los reclamaba Soria

Hernández en nombre de su padre, enfermo en cama] grata su lectura”702

. También instó a

que Treviño le facilitara algún número de la Theosophical Review, debido a referencias

aparecidas en alguno de los artículos de Sophia. Son varias las notas en la que Soria

termina encargando transmitir recuerdos suyos o comunicar su agradecimiento por algún

detalle a otros miembros de la Rama Madrid, como José Xifré o José Melíán, pero también

700

Penalva, V. (2013): Op. cit., p. 287.

701 CDMH.SE-Teosofía.Leg. 11.Exp. 530. Expediente personal de Arturo Soria y Mata.

CDMH.SE-Teosofía.Leg. 13.Exp. 610. Expediente personal de Arturo Soria Hernández.

702 Este fue el caso, por ejemplo, de un artículo "Los cuadrados llamados mágicos", escritos por el

propio Treviño y aparecido en Sophia en 1908 y del que Soria luego publicó un elogio en su

revista. CDMH. SE-Teosofía. Leg. 11.Exp. 530. Carta de Soria y Mata a Treviño, 20/7/1908.

CDMH. SE-Teosofía. Leg. 13. Exp. 610. Carta de Soria Hernández a Treviño, 17/7/1908. Sophia,

junio, 1908, pp. 207-214; Sophia, julio, 1908, pp. 245-255. La Ciudad Lineal, 10/8/1908, pp. 903-

904.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

378

de la Rama Barcelona, como Ramón Maynadé. Pero es con Treviño con quien se adivina

una relación más estrecha. Se menciona en ocasiones la intención de alguna visita

domiciliaria por parte de alguno de ellos, así como el cruce de notas de condolencia por

alguna desgracia o por algún episodio de enfermedad de alguno de los dos.

Las aportaciones económicas coyunturales a las que nos hemos referido antes

tienen su reflejo en esta correspondencia. No sabemos si fueron todas las que Soria hizo a

la asociación pero, de ser así, se puede decir que, aparte de la suscripción a Sophia, fueron

contribuciones poco importantes. Constan dos aportaciones para causas humanitarias. Una,

de de 25 pesetas, que aunque está sin datar debe ser de 1909, para paliar los efectos del que

se hoy todavía se conoce como una de las mayores catástrofes naturales ocurridas en

territorio europeo, un terremoto seguido de un maremoto que el 28 de diciembre de 1909

asolaron las costas de Sicilia y Calabria con gravísimas consecuencias: "secundando los

deseos de los hombres de buenos sentimientos, me es grato contribuir con mis escasas

fuerzas al alivio de tantos seres desvalidos tan castigados por la horrorosa hecatombe de

Sicilia"703

. La otra es de agosto de 1910, de 5 pesetas, destinada a una suscripción abierta

por Sophia debido al llamamiento de Annie Besant -quien en 1907 había sucedido al

fallecido Olcott al frente de Sociedad Teosófica- para socorro de unas escuelas budhistas

de Ceylán. La última aportación de la que hay constancia en estos expedientes es un pago

destinado a una recién creada Orden de la Estrella de Oriente, que fue una de las variadas

organizaciones subsidiarias que fueron surgiendo bajo la presidencia de Annie Besant. Ésta

en concreto tenía el encargo de acoger a los que creían que un Gran Maestro espiritual se

había reencarnado en la persona de un joven hindú, Jidhu Krishnamurti, para que

difundiese su llegada y contribuyese a la preparación de Krishnamurti para el desempeño

de su misión como Gran Instructor del mundo. Su máximo representante en España fue

Treviño, por lo que muchos seguidores teosóficos se vieron medio obligados a colaborar de

alguna manera con esta nueva organización704

. Fuese o no éste el caso de Arturo Soria, la

nota de noviembre de 1912 indica que ya le habían enviado un recibo con un cargo para

dicha Orden. No sabemos si fue éste el único por este concepto, porque en el número de

Sophia correspondiente a junio de ese mismo año se incluyó una relación de pagos a la

703

La contribución de Soria para esta causa también quedó reflejada en Sophia, enero, 1909, p. 40.

704 Louzao, J. (2008): Op. cit., p. 510.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

379

Orden durante el mes de mayo en la que también figura Soria con una cantidad consignada

de 5 pesetas, y en otra escueta nota de julio de 1914, éste le agradece a Treviño el envío del

folleto Organización y Actividades de la Orden de la Estrella de Oriente. Todo esto

tampoco implica que fuese miembro formal de dicha Orden, que según el número referido

de Sophia contaba ya con 238 miembros en España. Sería extraño que militase en ésta y no

en la Rama Madrid de la Sociedad Teosófica, pero aunque su nombre no aparezca en

ninguna relación de miembros, tampoco es descartable una pertenecía acaso temporal705

.

En 1901 y con el apoyo económico de José Xifré, Ramón Maynadé, miembro

fundador de la Rama Barcelona, había fundado una editorial y una librería, cuyo catálogo,

conocido con el nombre de "Biblioteca Orientalista", incorporó las más importantes obras

teosóficas de españoles y extranjeros y fue determinante para la difusión y el arraigo de la

teosofía en España. Pero Maynadé no sólo comercializaba obras teosóficas, sino que en su

librería tenían cabida todo tipo de libros de esta índole, entre los que no faltaron los

primeros de Arturo Soria. En agosto de 1901 Treviño le informaba a Soria de que Maynadé

le había incluido en un catálogo -posiblemente el que comentamos- del que se habían

tirado 6.000 ejemplares y ya se preparaba otra tirada del doble de copias, signo evidente de

la expectación que desertaba este tipo de obras en el público. Otra carta indica que también

con el vicepresidente de la Rama Barcelona, José Plana, hubo un intercambio mutuo de

obras706

. Hay constancia de la venta de algunas de las obras de Soria en Barcelona a través

de dos notas enviadas a Treviño -una por él mismo y otra por su hijo- acompañando a unos

paquetes previamente solicitados por Maynadé en 1911 y en 1913, con 20 ejemplares de

Origen y 15 de cada parte de Contribución cada uno707

.

705

En el capítulo correspondiente al estudio de su obra escrita ya indicamos que en ninguno de los

trabajos sobre la implantación de la teosofía en España se señala a Arturo Soria como miembro de

la sociedad, ni tampoco figura en ninguna relación de miembros como las que se reflejan en

Penalva, V. (2013): Op. cit.

706 AKS. Carta de Manuel Treviño a Arturo Soria, 9/8/1901 y Carta de José Plana a Arturo Soria,

15/2/1902.

707 CDMH.SE-Teosofía.Leg. 11.Exp. 530. Expediente personal de Arturo Soria y Mata.

CDMH.SE-Teosofía.Leg. 13.Exp. 610. Expediente personal de Arturo Soria Hernández.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

380

9.4. LA CIUDAD LINEAL, DE PERIÓDICO A REVISTA. VIRIATO DÍAZ PÉREZ

Y MARIO ROSO DE LUNA

En 1901 la CMU decidió que era hora de dar un empuje renovador a su "órgano

de comunicación". Si bien en principio pensaron en una nueva publicación como

suplemento mensual a su periódico -que pensaron en bautizar como Vida Moderna con

reminiscencias a la extinta Vida Nueva y La España Moderna, la revista cultural con más

prestigio del momento-, finalmente se optó por potenciar La Ciudad Lineal, dándola una

nueva orientación y un abanico más amplio de contenidos. De este modo, a partir de abril

de 1902, la publicación dejaba de ser un periódico para pasar a ser una revista, la Revista

científica de higiene, agricultura, ingeniería y urbanización, para, de una forma más actual

y amena, difundir las nuevas iniciativas y mostrar el importante crecimiento que estaba

viviendo la compañía. El nuevo enfoque era más ambicioso, incorporó nuevas secciones y

sus artículos pasaban a abordar mayor variedad de temas: urbanismo, ingeniería, higiene o

agricultura, pero también "literatura, teatros, pasatiempos y amenidades", con la intención

de que su lectura resultara "interesante y variada"708

. Nacía la que se considera hoy en día

la primera revista de urbanismo de la historia709

.

Unos años más tarde, la CMU se planeó un nuevo impulso a la publicación, para

el cual buscó la colaboración de profesionales y nuevas firmas que potenciasen sus

contenidos. Ese fue el caso de Francisco Vidal y Careta, figura destacada en el campo de la

medicina y de las ciencias naturales y catedrático de Geografía y Geología Dinámica en la

Universidad Central, muy conocido por sus investigaciones sobre las propiedades

terapéuticas de la música. Fue discípulo de Vilanova y Piera, el geólogo y prehistoriador

español más importante del siglo XIX y uno de los pioneros de la arqueología en España, y

a su fallecimiento le sucedió al frente de la Cátedra de Paleontología Estratigráfica de la

Universidad Central. Posteriormente ocupó la referida de Geografía y Geología Dinámica.

Fue un firme y convencido antidarwinista y mantuvo una postura creacionista radical710

.

Vidal y Careta comenzó sus colaboraciones con la revista en septiembre de 1905 y se

708

La Ciudad Lineal, 20/11/1901, p. 1; 5/12/1901, p. 1; 20/4/1902, p. 1.

709 Maure, M.Á. (1991): Op. cit., p. 299. Alonso Pereira, J.R. (1998): Op. cit., p. 208.

710 Bolado, J.M. (2012): Ciento diecisiete años de enseñanza de la geología en la facultad de

ciencias de la universidad central/complutense de Madrid (1857-1974), pp. 31-32.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

381

prolongaron durante aproximadamente quince años. Fueron, la mayoría, artículos de tipo

divulgativo sobre diferentes aspectos de la geografía o de las ciencias naturales, así como

sobre hábitos y prácticas higiénicas y saludables. En 1909 inició la publicación por partes

de un Tratado de Musicoterapia que se prolongó a lo largo de varios años.

Poco antes ya había iniciado su colaboración un ingeniero de Minas, abogado y

profesor de Cálculo Infinitesimal en la Escuela de Ingenieros de Minas, que le había

asesorado en cuestiones relacionadas con el ferrocarril y los tranvías. Se trataba de Horacio

Bentabol, que destacó también por su carácter polemista y por mantener una postura

negacionista ante muchos de los descubrimientos y las tendencias científicas de entonces.

Sus artículos y reseñas, muchas de ellas de carácter científico pero de bajo vuelo, fueron

habituales en la revista durante muchos años. También daba conferencias en el Ateneo

madrileño con carácter regular. Fue sonada, entre una comunidad científica que le

despreciaba, su polémica a raíz de la visita de Albert Einstein a España en 1923 ya que,

como era natural en él, también la rechazaba y llegó a proponer al Ateneo una conferencia

conjunta para poder refutar en público sus teorías al mismísimo Einstein. Propuesta que no

encontró siquiera respuesta. Pero Bentabol fue una persona apreciada por Soria y las

páginas de la revista estuvieron abiertas a sus artículos hasta casi 1930. Según el propio

Bentabol, Soria había contado con él como profesor para su Escuela Pitagórica y él había

hablado de las teorías geométricas de Soria en alguna de sus charlas en el Ateneo711

.

También se incluyó, por ejemplo, alguna colaboración esporádica a cargo de

Domingo Barnés Salinas, afamado pedagogo formado en los ambientes de la Institución

Libre de Enseñanza y uno de los vecinos más ilustres de la Ciudad Lineal. Fue consejero

de la CMU durante muchos años y llegaría incluso a ser su vicepresidente poco antes de

ser nombrado ministro de Instrucción Pública o ministro de Justicia durante la II

República712

.

711

Glick, T.F. (2005): Einstein y los españoles: ciencia y sociedad en la España de entreguerras,

pp. 224-231. La Ciudad Lineal, 10/2/1921, pp. 622-623. Según comentarios de Luis Soria a su hijo,

Benot, Bentabol, Treviño y Roso de Luna eran visitantes asiduos a la Quinta de Mahudes. CGC.

Carta de Arturo Soria y Espinosa a George R. Collins, 23/9/1960.

712 En La Ciudad Lineal, 20/7/1913, pp. 222-225 o en La Ciudad Lineal, 30/9/1914, pp. 332-333,

por ejemplo.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

382

Pero en cuanto al impacto para la propia publicación, cabe destacar sobre todo a

dos jóvenes talentos, brillantes y de amplia cultura, que ya habían dado amplias muestras

de buen hacer periodístico en diferentes medios de comunicación y que además provenían

de los ambientes teosóficos al ser los dos integrantes de la Rama Madrid. Se trataba de

Viriato Díaz-Pérez (1875-1958) y de Mario Roso de Luna (1872-1931). Cada uno por

diferentes circunstancias, no llegaron a permanecer mucho tiempo en la redacción de la

revista pero ambos dejaron sentir su impronta en ella. Viriato Díaz-Pérez formó parte del

escaso grupo inicial de teósofos madrileños que con su cultura, pasión y un notable

esfuerzo consiguieron la expansión del movimiento en España. Hijo del escritor e histórico

republicano Nicolás Díaz y Pérez y de la también escritora Emilia Martín de la Herrería,

fue un destacado representante del modernismo cultural español. Su padre ya había

colaborado con Arturo Soria en la elaboración de los estatutos fundacionales de la CMU,

según recordaría éste años más tarde en las páginas de la revista713

. Como otros

compañeros teósofos que reunidos en torno a Sophia, consiguieron hacer de ella el puntal

de la Sociedad Teosófica en España, fue un apasionado orientalista - algo común en los

ambientes modernistas fin de siglo- lo que le indujo al estudio de lenguas como el árabe, el

hebreo o el sánscrito. Aparte de en Sophia, escribió, entre otras, en las revistas culturales

más reconocidas de la época, como La España Moderna o Blanco y Negro o en las

modernistas Helios, Juventud u Hojas selectas. Tuvo estrecha relación con destacados

literatos de la época como Valle Inclán, Leopoldo Alas, Miguel de Unamuno, Francisco

Villaespesa, Rubén Darío, los hermanos González-Blanco o los Machado, entre muchos

otros; y fue de los primeros críticos literarios en ocuparse, por ejemplo, de la obra de Juan

Ramón Jiménez, quien además fue novio de una hermana suya.

Era este mundo modernista en el que se movía Viriato Díaz-Pérez un ambiente en

el que el esoterismo y el mundo de lo oculto gozaba del interés de muchos de sus

habituales y en el que publicaciones como Sophia eran seguidas con especial interés714

.

Díaz-Pérez fue también asiduo al Ateneo de Madrid, por lo que pudieron ser varios los

foros de encuentro con Arturo Soria. Y es probable que les acercase especialmente una

común admiración por la figura de Pitágoras. Influido por los escritos de Blavatsky sobre

713

La Ciudad Lineal, 10/2/1909, p. 1199.

714 Datos biográficos sobre Viriato Díaz-Pérez en Larrea, J.F. (1993): Op. cit.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

383

el filósofo y unos artículos que ya habían aparecido en Sophia, en 1895 un Viriato Díaz-

Pérez de 20 años, que casi acababa de iniciar su carrera periodística, publicó unos

"Estudios crítico-biográficos" sobre la figura de Pitágoras715

. En esos meses, Manuel

Treviño incluyó en la revista sus comentarios a la primera de las obras de Arturo Soria, por

lo que es muy probable éste leyese los artículos de Viriato sobre Pitágoras y resultasen ser

una de las influencias que le impulsasen a ir alejándose del darwinismo para acogerse al

pitagorismo, patente ya en su segunda obra. En 1899 Díaz-Pérez publicó en Sophia una

crítica sobre El cisma universal en el siglo XIX y dogma propuesto a la democracia, una

obra de 1872 de un autor francés, Francisco Cantagrel, seguidor de las doctrinas de los

socialistas utópicos, en la que el crítico atisbó influencias neoplatónicas y de algunos

precursores del movimiento teosófico como Emmanuel Swedenborg, Louis Claude Saint-

Martin o Jean Reynaud. Pero también atisbó conexiones con algunas de las teorías que, en

las páginas de la misma revista, hacía unos meses acababa de exponer Arturo Soria en las

entregas de su Génesis716

:

Mucho de lo soñado y presentido por él [Cantagrel] pertenece hoy al dominio de la

ciencia oficial; y otras muchas teorías han aparecido que con verdadero rigor científico

están demostrando verdades a las que él se acercó.

De una de éstas tienen nuestros lectores conocimiento, si han leído los trascendentales

estudios del Sr. Soria y Mata, quien palpablemente ha reconstruido el origen poliédrico

de las especies, asunto que está llamado a producir una verdadera transformación en el

modo de apreciar los fenómenos bio-filosóficos.

En el capítulo anterior hicimos referencia a una carta de 1902 de Viriato Díaz-Pérez a

Soria que demostraba que coincidían de vez en cuando en alguna reunión de la Rama

Madrid. La carta incorporaba el membrete de la revista Sophia, de la que Viriato era ya

director717.

715

Díaz-Pérez, V: "Estudios crítico-biográficos. Pitágoras". Sophia, abril, 1895, pp. 130-136 y

junio, 1895, pp. 194-201.

716 Larrea, J.F. (1993): Op. cit. pp. 64-66. La cita en: Sophia, marzo, 1899, p. 88.

717 AKS. Carta de Viriato Díaz- Pérez a Arturo Soria, 11/2/1902.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

384

Cuando en 1905 Soria acordó la colaboración de Díaz-Pérez para un nuevo

impulso a su revista era ya éste un periodista y crítico literario reconocido, y había

conseguido doctorarse en Filosofía y Letras. También colaboraba con las más importantes

cabeceras de la prensa cultural madrileña, había publicado algún libro y seguía

manteniendo estrechas relaciones en el mundo literario de la capital. Como era habitual,

asistía a varias tertulias, entre ellas la que se reunía en torno al diario republicano y

anticlerical de Nakens, El Motín, donde coincidía con, entre otros, Alejandro Sawa, Mario

Méndez Bejarano, Vicente Blasco Ibáñez, Rafael Cansinos Assens, etc. Muy

probablemente asistiese también Arturo Soria Hernández, el hijo de Arturo Soria, que

según parece frecuentó bastante la casa de Nakens hasta su incriminación en el intento de

magnicidio de Mateo Morral718

. No sabemos si el propio Arturo Soria padre acudió alguna

vez a la casa de Nakens pero sí que, al igual que Díaz-Pérez, era colaborador esporádico de

su periódico, como hemos comentado en un anterior capítulo anterior.

Figura 9.9: Membrete de correspondencia de la revista Sophia. Fuente: AKS. Carta de Viriato

Díaz-Pérez a Arturo Soria, 11/2/1902.

718

La Idea, 9/3/1911, p. 1.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

385

La renovación de La Ciudad Lineal se anunció en noviembre y se estrenó en enero de

1906719

. Mucho más evidente y profunda que la anterior, se hizo patente desde una nueva

portada que incorporaba un diseño de impronta modernista. Pero la reforma llegó también

a su estructura, cabeceras de secciones y al estilo.

Figura 9.10: Nueva imagen de la portada de la revista. Fuente: La Ciudad Lineal, 10/1/1906.

Este proceso renovador fue liderado por Viriato Díaz-Pérez quien además se convirtió en

su redactor jefe720

. En los pocos meses que permaneció trabajando para la revista, Viriato

719

La Ciudad Lineal, 20/11/1905, p. 1; 10/1/1906.

720 La Ciudad Lineal, 10/11/1910, p. 2285. Diferentes apuntes contables reflejaron pagos

efectuados a Díaz-Pérez en relación con el nuevo formato de la revista. Por ejemplo, en noviembre

de 1905, el pago de 10 pesetas por unos dibujos para la revista y de 75 pesetas por sus trabajos para

la "transformación" de la revista. En febrero de 1906 consta otro pago de 75 pesetas por el mismo

concepto. La Ciudad Lineal, 10/11/1905, p. 8; 30/11/1905, p. 7; 20/2/1906, p. 59.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

386

Díaz-Perez escribió varios artículos relacionados con el concepto de ciudad moderna e

higiénica defendido por la CMU, pero además, por mediación suya, se incluyeron en la

revista colaboraciones esporádicas de allegados suyos, como su cuñado, el paraguayo

Hérib Campos Cervera, o el polifacético Mario Roso de Luna, en el que luego nos

detendremos. También dio la oportunidad de insertar algún artículo a dos jóvenes amigos

suyos, miembros de la bohemia madrileña, que trataban de ganarse la vida y abrirse paso

en el mundo periodístico y literario: el también teósofo Manuel Molano y Rafael Cansinos

Assens, que sería luego un afamado crítico literario, escritor y traductor721

. Entre todos

abrieron el espectro de temas para la nueva etapa. Así, no fue extraño encontrar textos que

trataban sobre asuntos tan variopintos como la alimentación vegetariana, los beneficios del

culto al árbol, el oro disponible en el mundo o la relación entre la infancia y el tabaco;

todos ellos aderezados con los habituales sobre construcciones o la vida en la Ciudad

Lineal. Viriato Díaz-Pérez dejó Madrid en julio de 1906722

para comenzar una nueva vida

en Asunción, donde ya vivía el matrimonio formado por su hermana con el paraguayo

Campos Cervera. Hacía ya unos años que Viriato conocía el ambiente intelectual de ese

país, por lo que al poco tiempo fue aceptado como uno de sus miembros destacados. Al

poco tiempo le nombraron jefe del Archivo Nacional y consiguió trabajo como redactor en

la revista más importante del país. Con los años ocupó diversas cátedras universitarias,

fundó varias revistas culturales y publicó numerosos artículos y libros, lo que terminó por

convertirle en uno de los referentes culturales de Paraguay. También fue uno de los líderes

de su sociedad teosófica. Viriato Díaz-Pérez se mantuvo en contacto epistolar con Manuel

Treviño, Mario Roso de Luna y otros teósofos españoles723

.

Aunque no ha quedado constancia de ello, es posible que también mantuviese

algún contacto epistolar esporádico con Arturo Soria, quizá para mantenerle al tanto de

alguna de sus publicaciones. A comienzos de 1909, Soria aprovechó un comentario sobre

721

Larrea, J.F. (1993): Op. cit. p. 65. Las colaboraciones diversas en varios números de La Ciudad

Lineal correspondientes a 1906.

722 Pérez Ledesma, M. (2000): Op. cit., pp. 317-318. Según manifestó posteriormente, tras el

atentado de Mateo Morral Díaz-Pérez se sintió hostigado y amenazado por las autoridades debido a

su filiación ideológica y a su amistad con José Nakens. Larrea, J.F. (1993): Op. cit. p. 81.

723 En su correspondencia con Treviño se reconocía con suerte. Sin embargo, José Melián, que al

poco tiempo le siguió para tratar de sacar adelante una aventura propia en ese país, fracasó.

CDMH. SE-Teosofía. Leg. 43. Exp. 2334. Expediente personal de Viriato Díaz-Pérez.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

387

una reciente publicación de Viriato Díaz-Pérez (El gran esteta inglés John Ruskin y sus

siete lámparas de la arquitectura) para valorar con cariño el trabajo realizado por él al

frente de la revista724

. Y al año siguiente apareció otra reseña sobre un nuevo libro de Díaz-

Pérez, Leyendo a Veressaief725

. Esta mención dio pie a que un agradecido Díaz-Pérez

decidiese aprovechar un texto suyo para Sophia, revista con la que continuaba

colaborando, para incluir un homenaje público a la obra de Arturo Soria. Fue con el

artículo titulado "El neo-pitagorismo"726

, al que dio forma de carta abierta a Arturo Soria,

como manifiesto seguidor de esa doctrina. Díaz-Pérez hacía un repaso sintético por

algunos personajes históricos españoles influidos por la misma filosofía, como

introducción a la reseña sobre el establecimiento en Brasil en 1909 de un Instituto neo-

pitagórico, fundado por Darío Velloso727

en 1909 para difundir la doctrina. El artículo

terminaba con encendidos elogios a las obras geométrico-pitagóricas de Soria y a su labor

como urbanista. Sin poder afirmarlo por falta de evidencia, me atrevo a aventurar que fue

la publicación de esta carta abierta la que animó a Soria a publicar de nuevo las entregas de

su Génesis, y que al año siguiente recogió en el libro publicado como edición no venal.

No sería extraño que fuese a partir de entonces cuando Soria comenzase a

mantener contacto epistolar con este Darío Velloso. Cuando años más tarde Luis Soria

partió hacia Sudamérica, sus hermanos le facilitaron sus señas, y cuando se enteró del

fallecimiento de Arturo Soria, Velloso les envió una carta de condolencia. La

correspondencia entre Arturo Soria y Darío Velloso fue frecuente y un retrato ampliado

que aquél le envió a Velloso fue colocado en el Templo das Musas, sede del Instituto Neo-

Pitagórico, con "gran solemnidad"728

. La institución fundada por Velloso perdura hasta

724

La Ciudad Lineal, 10/2/1909, p. 1199. Tampoco es descartable que estuviese al tanto de las

publicaciones de Díaz-Pérez a través de Sophia, donde siguieron apareciendo artículos firmados

por él y notas sobre libros suyos o sobre la Sociedad Teosófica en Paraguay.

725 La Ciudad Lineal, 10/11/1910, pp. 2285-2286.

726 Díaz-Pérez, V.: "El neo-pitagorismo". Sophia, agosto, 1912. Aunque lo escribió mucho antes, en

diciembre de 1910, según consta junto a la firma. El artículo se reprodujo también en El País,

11/9/1912, pp. 1-2.

727 En los meses en que estuvo al frente de la revista, Díaz-Pérez había insertado una reseña a una

reciente publicación de Darío Velloso, pionero de la teosofía en Brasil. La Ciudad Lineal,

10/3/1906, pp. 80-81.

728 Así se indica en el apartado correspondiente a su nombre en una lista de personas residentes en

Sudamérica conocidas por Arturo Soria. AKS. Clientes o amigos de la CMU en América.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

388

nuestros días, ocupada en la misma tarea de entonces: iniciar en los senderos de la teosofía,

el esoterismo, la masonería y, por supuesto, la filosofía pitagórica a todo aquel que se

muestre interesado729

.

Figura 9.11: Templo das Musas, sede del Instituto Neo-Pitagórico de Brasil. Fuente:

http://www.pitagorico.org.br/.

9.4.1. Mario Roso de Luna

Más duradera e intensa fue la relación de Roso de Luna con La Ciudad Lineal, a

cuya redacción se incorporó acompañando a Viriato Díaz-Pérez730

, y desde comienzos de

1906 dio muestras de una gran actividad articulista. Roso de Luna era también miembro de

la Sociedad Teosófica, pero había llegado a la teosofía de forma independiente al grupo

madrileño. Tras conocer la corriente teosófica en 1903, al año siguiente solicitó

729

http://www.pitagorico.org.br/.

730 La Ciudad Lineal, 10/4/1926, p. 165.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

389

directamente a la sede central en Europa, la de Londres, el ingreso como miembro libre de

la Sociedad Teosófica. No fue hasta 1908 cuando se incorporó a la Rama madrileña, con

cuyos miembros, especialmente con Manuel Treviño, nunca dejó de tener ciertas tensiones

que terminarían desembocando, años más tarde, en rupturas y escisiones lideradas por

él731

. Mario Roso de Luna era, al igual que Viriato, un joven inteligente, culto y muy

preparado, dotado además de un carisma y una capacidad de trabajo que aplicó a muchas

disciplinas. Produjo una considerable obra escrita -entre la que destacaban numerosos

artículos y libros sobre esoterismo, masonería o teosofía- lo que le valió para ser una

persona conocida en los círculos intelectuales y ser considerado uno de los referentes de la

segunda etapa del movimiento teosófico en España. Nacido en Logrosán, Cáceres, fue

Roso de Luna un personaje polifacético. Tuvo una excelente formación universitaria: cursó

primero la carrera de Derecho, que completó en 1894 con el doctorado, y unos años más

tarde obtuvo la licenciatura en Ciencias. Mientras residió en su localidad natal

compatibilizó el ejercicio de la abogacía con otras actividades, entre las que cabe destacar,

sus investigaciones en campos tan dispares como el de la historia, la arqueología, la

astronomía y sus otros estudios científicos, así como con la escritura de artículos jurídicos

o periodísticos. En 1904 se trasladó con su familia a Madrid y al poco tiempo comenzó a

colaborar con diarios como El Liberal o El Globo.

Cuando Arturo Soria decidió incorporarle a la redacción de La Ciudad Lineal,

Roso había dado ya alguna conferencia en el Ateneo y había publicado artículos en Sophia

y, según se desprende del contenido de la correspondencia entre Roso de Luna y un amigo

suyo, Manuel Rodríguez Martín, al que enviaba sus escritos para que se los comentase, ya

debían conocerse personalmente Soria y él. En el primero de sus artículos para Sophia,

"Iris, Isis", aparecido en 1903, antes de su traslado definitivo a Madrid, Roso de Luna

disertaba sobre la geometría pitagórica y ponía en valor, entre otros, los estudios de Soria

731

El que más profundamente ha investigado sobre la vida y la obra de Mario Roso de Luna es

Esteban Cortijo Parralejo. Sobre él versó su tesis doctoral y ha publicado varios libros y artículos

sobre su figura y sus obras. Es poseedor, además, del que denomina "Archivo Mario Roso de

Luna", archivo personal de Roso de Luna que Cortijo logró adquirir hace años en Argentina. Para

extraer los datos biográficos sobre Mario Roso de Luna, yo me he basado en su tesis: Cortijo, E.

(1991): Vida y obra del Dr. Mario Roso de Luna (1872-1931), científico, abogado y escritor. Una

parte de su correspondencia está publicada en: Cortijo, E. (1998): Cartas desde la Memoria.

Correspondencia Extremeña de M. Roso de Luna.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

390

expuestos en Origen poliédrico de las especies732

. El detalle debió halagar a Soria y quizá

fue lo que le hizo interesarse por el autor. El caso es que Rodríguez Martín, sabiendo ya de

la amistad entre ambos, en enero de 1905 le hacía a Roso de Luna un comentario sobre

algo dicho o escrito por Arturo Soria, al que curiosamente se refería como "el teósofo"733

.

Tras la apresurada partida de Viriato Díaz-Pérez a Paraguay, Arturo Soria decidió

que fuese Roso de Luna quien le sustituyese al frente de la redacción de La Ciudad Lineal.

Roso desempeñó esta tarea compaginándola con unas oposiciones para la Cátedra de

Filosofía en la Escuela de Estudios Superiores del Ateneo madrileño734

, su trabajo diario

como redactor en el Liberal y la escritura de otros textos varios, para Sophia, por ejemplo:

"Mis tareas son ahora enormes: la oposición que hice en el Ateneo y de la que quedé con

lucimiento; mis trabajos a diario como redactor de El Liberal; La Ciudad Lineal que llevo

por entero; cartas, estudios, lecciones, visitas, encargos ¿qué sé yo?", exclamaba en 1907

un abrumado Roso en una carta. También declaraba que, aparte de los que llevaban su

firma, eran suyos los que iban firmados con seudónimos como El Prior de Magacela, Dr.

Rumí, Dr. Iberia, Dr. Logrosán o Juan de Logrosán735

. Roso de Luna fue, en efecto, un

empleado prolífico, y de su pluma salió todo tipo de artículos, tanto los más directamente

relacionados con la defensa de la filosofía urbana defendida por Soria y la CMU o las

reseñas bibliográficas. Pero Roso también dio a la imprenta de la Ciudad Lineal otro tipo

de artículos en los que la temática tenía más que ver con las otras afinidades intelectuales

de Arturo Soria. Fue el caso, por ejemplo, de la serie de artículos encabezados con el título

732

Roso de Luna, M.: "Iris, Isis", Sophia, octubre, 1903, p. 376.

733 La frase a la que Rodríguez Martín se refería era: "Los miembros de la Iglesia Católica,

imparcialmente considerados, son como todos los hombres, ni mejores ni peores: pero su

organización no es superada ni igualada por ninguna otra comunión religiosa y menos aún por la

masa desorganizada de ateos y de escépticos: de donde se infiere que mientras no se acentúe entre

las fuerzas sociales un grupo más numeroso, mejor organizado y compuesto de hombres más

perfectos que los católicos, la aparición de formas sociales nuevas mis perfectas que las actuales, o

no se verificará o si se verifica será condicionada por la fuerza indiscutible de la Iglesia Católica".

Carta de Rodríguez Martín a Roso de Luna, 29/1/1905. Cortijo señala que la cuestión sobre si el

"catolicismo" de Soria era más o menos profundo y real fue objeto de más comentarios en la

correspondencia entre Rodríguez Martín y Roso de Luna. En Cortijo, E. (1991): Op. cit., pp. 170-

171. No he conseguido acceso a dicha correspondencia, por lo que no he podido profundizar en el

análisis de esos comentarios.

734 Cortijo, E. (1998): Op. cit., p. 183 n124.

735 Cartas de Roso de Luna a Publio Hurtado, 8/2/1907 y 18/2/1907. En Cortijo, E. (1998): Op.

cit., pp. 49, 50 y 186.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

391

tan expresivo de "Escarceos matemático-filosóficos", en los que Roso de Luna mezclaba y

aderezaba los usuales conceptos filosófico-matemático-físico-químicos tan del gusto de su

empleador. Así, no faltaban las ecuaciones o las series numéricas que pretendían

representar realidades filosóficas y físicas, los astros y el cosmos, la electricidad, los

elementos y las aleaciones químicas, la espectrografía, los tonos de las vibraciones

acústicas, etc.

Roso de Luna fue propietario de una parcela en la Ciudad Lineal y durante un

tiempo planeó trasladarse allí para llevar una vida "higiénica y alegre". Sus amigos le

disuadían indicándole que debía ser aburrido, y finalmente no llegó a hacerlo. Durante sus

años en Madrid vivió en el centro, en la calle Princesa, primero, y posteriormente en la de

Buen Suceso736

. La relación permanente de Roso con la revista de la CMU no iba a durar

mucho más. A tenor de lo que se desprende de la correspondencia con otro amigo, Roso

debió dejar la revista a mediados de 1907, quizá deseoso de trabajar por cuenta propia.

Felicitaba este amigo a Roso por ello737

:

Te doy la enhorabuena porque estás ahora sin Liberal, sin Lineal... Amigo mío, es

preferible escribir de afición que servir de carne ante el Dragón de ciertas empresas... Ya

me comprendes.

Todavía escribiría algún artículo esporádico para la revista, si bien ya sobre algún tema

más cercano a los gustos teosóficos que a los urbanísticos. A partir de entonces Roso de

Luna se volcó en la escritura de artículos para medios de todo tipo, y de nuevos libros, que

agrupó en la que denominó Biblioteca de las Maravillas También en sus charlas y

conferencias, tanto por el territorio nacional como en el extranjero, y en sus cursos del

Ateneo madrileño, que fueron muy celebrados y dieron lugar a la solicitud de una cátedra

en la Universidad Central, que finalmente fue desestimada en base a sus ideas y posturas

intelectuales heterodoxas, para cuya consideración es seguro que se tuvo en cuenta su

militancia teosófica y masónica, en cuyos ambientes también tuvo un papel protagonista.

Como divulgador teosófico fue muy activo, pero no siempre mantuvo relaciones de

736

La Ciudad Lineal, 10/9/1918, pp. 149-150. Cortijo, E. (1998): Op. cit., pp. 48 y 178.

737 Carta de Rafael García Plata a Roso de Luna, 12/7/1907. En Cortijo, E. (1998): Op. cit., p. 195.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

392

armonía con la dirección española. Los roces le hicieron protagonista de algunos

movimientos disidentes, que terminaron desembocando en la ruptura definitiva con la

Rama Madrid -al poco de fallecer Arturo Soria- y la fundación en la capital de una nueva

rama: la Rama Hesperia. De la consideración que, comenzada ya la década de 1920, se

tenía en los círculos intelectuales sobre su pertenencia a los movimientos teosófico o

masónico, dejó un oportuno testimonio el inefable César González-Ruano, que recordaba

el ambiente ateneísta de aquellos años y a algunos de sus frecuentadores más célebres738

:

Mario Roso de Luna, escritor teósofo, era un hombre de gran personalidad, caballero y

farsante al mismo tiempo. Publicaba unos inmensos tomos que nadie leía y debía ser,

como Barcia y otros, personaje famoso en la Masonería, que entonces a los jóvenes nos

pareció más cosa de broma que seria. […]. Sonreía siempre y era hombre muy educado y

amable con los jóvenes. Roso era extremeño, pariente de Felipe Trigo, de quien daba la

extraña versión de que lo habían matado en Filipinas, y que vivió después galvanizado

por unos espíritus interesados en que hiciera una labor demoledora. Alguna vez me llevó

a su casa, creo que en la calle del Buen Suceso, donde tenía en la azotea un viejo

telescopio. Roso parece que en esa azotea descubrió una estrella no catalogada. Era, pese

a todo, un hombre muy culto y con vena genial que no llegó a concretarse.

Arturo Soria siempre estimó el "chispeante ingenio" de Roso de Luna y mostró guardar un

buen recuerdo de su relación con él. Así lo manifestó en varias ocasiones en las páginas de

La Ciudad Lineal. Aunque especialmente cariñosos y emotivos fueron los elogios que le

dirigió en 1918739

:

Yo he llegado a sospechar si la guerra será obra de la envidia que el Kaiser-Dios tenga a

Roso de Luna.

[…]

Es un niño adorable, un hermoso corazón, una personalidad tan recia y original que

forzosamente ha de ser rebelde y disidente en dondequiera que esté porque es difícil que

los demás nos acomodemos a los amplios movimientos de su espíritu.

738

González-Ruano, C. (2004): Memorias: mi medio siglo se confiesa a medias, p. 104.

739 La Ciudad Lineal, 20/11/1907, p. 485; 10/9/1918, pp. 149-150.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

393

Esta reseña era también interesante porque incluía otra curiosa afirmación que dejaba

entrever, a pesar de las evidentes relaciones con miembros importantes del movimiento y

el interés con que seguía su revista, un cierto escepticismo respecto a algunos temas y

conceptos teosóficos, lo que podría explicar por qué, en definitiva, no llegó a integrarse

plenamente en la teosofía española:

Así es que yo, que no creo en algunas de las cosas que dice, como no creía en todo lo que

nos contó don Juan Valera en Morsamor740

, no dejo de preguntarme de cuándo en cuándo

con cierto sobresalto: ¡Tendría que ver que todo lo que nos cuentan Helena Petrovna

Blavatsky y Roso de Luna fuera verdad!

En 1926, en homenaje a Arturo Soria fallecido hacía casi seis años, se compilaron en un

volumen los artículos que bajo la sección Filosofía barata el autor había ido publicando en

La Ciudad Lineal a lo largo de los años. Mario Roso de Luna se encargó del prólogo al

volumen en el que recordó con cariño la figura del que antaño fue su empleador. También

se abrió una nueva etapa de colaboración de Roso de Luna con la revista, y desde el año

siguiente y hasta 1930 -falleció en 1931- comenzaron a aparecer artículos suyos en la

publicación de la compañía ya dirigida por Arturo Soria Hernández.

9.5. EN BUSCA DE APOYO INSTITUCIONAL PARA EL PROYECTO LINEAL

La actividad de la CMU fue muy importante para los pueblos por los que discurría

el trazado de sus líneas ferrotranviarias o que estaban situados en las proximidades de la

Ciudad Lineal, no solo por las oportunidades que ofrecía el acercamiento de sus habitantes

a la capital o porque sus comercios locales pudieran captar nuevos clientes, sino además

740

Morsamor, la última de las novelas de Juan Valera, vio la luz en 1899. Obra que incorpora

muchas de las características definitorias del modernismo y de lectura compleja, en ella el autor

dejó ver su atracción por el mundo de lo oculto.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

394

porque para muchos de sus lugareños se abría la oportunidad de poder trabajar como

obreros en las numerosas obras de infraestructuras iniciadas, como operarios en las nuevas

fábricas y talleres o como dependientes en los diferentes negocios auxiliares que se fueron

abriendo a medida que avanzaba la construcción de la urbanización lineal. Muchos de

ellos, en unos momentos en los que la economía española pasó por duros trances, habrían

tenido si no unas perspectivas laborales poco halagüeñas.

Según fue expandiéndose, la plantilla de la CMU fue creciendo de forma

importante y tratar de mantener el clima laboral adecuado y cultivar unas buenas relaciones

entre la directiva y los empleados se hizo fundamental. Arturo Soria asumió personalmente

el control de la contratación del personal y decidió que sólo engrosarían la plantilla

aquellos trabajadores que, aparte de demostrar las capacidades demandadas, contasen con

referencias o recomendaciones de alguno de los accionistas de la compañía. Una vez

incorporados, Arturo Soria optó por fomentar una relación paternalista, y convencido de

que haberles ofrecido un puesto de trabajo y la seguridad de un salario, unido a sus deseos

hacia la clase obrera a la que pertenecía la gran mayoría, cuyos integrantes estaban

llamados también a habitar la ciudad moderna y progresista que estaba construyendo, en la

que podrían disponer de su propia vivienda higiénica y en la que todos los estamentos

sociales se mezclarían en armonía, eran factores que iban a mejorar tanto sus condiciones

de vida como para poder exigirles a cambio lealtad absoluta al proyecto, a la compañía y a

sus gestores, así como la renuncia a cualquier tipo de asociacionismo sindical o político741

:

“Nuestra empresa es exclusivamente industrial y no hemos permitido hasta ahora que

dentro de ella se haga política socialista, ni carlista, ni republicana, ni monárquica, ni de

ninguna clase”, afirmaba Soria cuando se encontró, en mayo de 1900, con la primera

huelga que afectó a su compañía, la de cobradores y mayorales del Tranvía de Tetuán, tras

la que decidió despedir sin contemplaciones a los que decidieron secundarla. Estos hechos

-en el trascurso de los cuales los trabajadores huelguistas recibieron las simpatías de

muchos vecinos de Tetuán, según reconoció posteriormente la propia CMU742

- motivaron

un duro artículo en el que Soria expresaba su decepción, manifestaba su intención de

741

Soria y Mata, A.: “Buenas costumbres de la Compañía en el siglo pasado y en el presente”. La

Ciudad Lineal, 5/1/1901, pp. 1-2.

742 La Ciudad Lineal, 5/4/1901, pp. 1-2.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

395

mostrarse enérgico y contundente con este tipo de reivindicaciones sindicales y señalaba su

absoluto desacuerdo ideológico con los pujantes movimientos socialista y anarquista743

:

Los pontífices del socialismo procuran ir metiendo a sus sacerdotes en todas las casas;

pero en la nuestra no entran con mi permiso. Enhorabuena que usen de la libertad de

asociación, por cuya conquista han corrido arroyos de sangre, y yo expuse mi vida tantas

veces allá por los años de 1866 al 1873; pero que no abusen de ella impidiendo el

ejercicio de mi libertad.

La sociedad de obreros de tranvías de Madrid, a modo de obispo del pontificado

socialista, pretende incluir en su diócesis a los tranvías de la Ciudad Lineal. Está en su

derecho, y lo respeto. Yo estoy en mi derecho, que debe ser igualmente respetado, al

elegir los obreros y los empleados de la Compañía Madrileña de Urbanización entre los

individuos que no formen parte de dicha sociedad. Estoy en mi derecho al separar y no

volver a admitir a aquellos operarios que pertenezcan a cualquier cofradía, gremio o

asociación cuyos intereses sean opuestos a los míos; y como estoy en mi derecho lo

ejercito con la firme voluntad que pongo en todas aquellas cosas que yo creo buenas.

[…]

Al fanatismo socialista, bien o mal definido, inspirado en el odio de clases yo opondré

siempre que pueda mi fanatismo individualista, fundado en el amor recíproco que debe

unirlas a todas.

Sin embargo, con el cambio de siglo entre el colectivo obrero se había acrecentado la

sensación de que tenían fuerza suficiente como para reclamar unas condiciones de trabajo

y unos salarios más dignos. Esto trajo como consecuencia un fuerte crecimiento del

asociacionismo entre los diferentes sectores obreros y que con mayor frecuencia se

acudiese a la convocatoria de huelga como medio para exigir la mejora de las condiciones.

Arturo Soria no tuvo más remedio que ir adaptándose a la nueva realidad laboral, si bien a

regañadientes744

:

743

Soria y Mata, A.: “La Huelga”. La Ciudad Lineal, 20/5/1900, pp. 1-2.

744 Soria y Mata, A: “Las huelgas injustificadas”. La Ciudad Lineal, 20/7/1903. p. 2.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

396

Lo que ocurre es que está apareciendo un nuevo género de tiranía; el obrero

ensoberbecido convirtiéndose en tirano y privando al patrono de la libertad de trabajar.

Y para evitar el evidente incremento de la tensión de las relaciones entre patronos y

empleados en general, reclamó una mediación más activa del gobierno que evitase las

situaciones de abuso, tanto por parte de unos como de los otros. Mientras tanto, el gobierno

ya había ido dando los primeros pasos en cuanto a la legislación en materia laboral y en

1900 había promulgado una Ley de Accidentes de Trabajo, por la cual pasó a considerarse

responsable al empleador de los posibles accidentes de sus empleados durante el

desempeño de su profesión o trabajo, interpretación absolutamente asumida hoy en día,

pero que entonces supuso un cambio revolucionario en cuanto a las condiciones de los

trabajadores. En 1903 Arturo Soria decidió implantar el contrato de trabajo para sus

empleados. En él se incorporaron los derechos y obligaciones, tanto de la Compañía como

los del futuro empleado, así como las estipulaciones legales ya vigentes en esta materia

como, por ejemplo, la comentada en cuanto a accidentes laborales. Las acciones

encaminadas a la implementación del contrato fueron comentándose en la revista a lo largo

de los primeros meses de ese año, y su entrada en vigor se escenificó en la Fiesta del árbol

que tuvo lugar en el mes de mayo745

.

En los años siguientes la CMU tuvo que hacer frente a algunos incidentes que

afectaron a unos u otros negocios de la compañía e incluso algún episodio de huelga. En

1909, por ejemplo, lo que Arturo Soria calificó como "un acto de insubordinación

colectiva" ante quien por entonces estaba al frente de la de la Imprenta de La Ciudad

Lineal, su hijo Carlos, terminó con su decisión de despedir a todos los empleados “excepto

el regente y un mozo”. Sin embargo, aceptando abandonar el que había sido uno de sus

preceptos irrenunciables durante unos cuantos años, el de no aceptar la sindicación,

afirmaba ya que746

:

745

Martorell, M. y Juliá, S. (2012): Op. cit., p. 176. Los contenidos del contrato de trabajo de la

CMU en Díez de Baldeón, A. (1993): La construcción de la Ciudad Lineal de Madrid, pp. 202-

216.

746 La Ciudad Lineal, 10/5/1909, pp. 1341-1342.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

397

A nosotros nos ha importado poco hasta ahora que los obreros de la Compañía estén o no

asociados a las sociedades de su agrado; al que cumple bien se le asciende y se le procura

trabajo todo el año, y al que cumple mal o es borracho u holgazán o tiene otros defectos

inadmisibles, sin miedo a huelgas, amenazas ni matonismos, se le despide.

En 1904 se presentaron los proyectos de extensión hasta Fuencarral de la Primera Barriada

y el proyecto para acometer la construcción de la Segunda, que pretendía llegar hasta las

poblaciones de Vicálvaro y Vallecas. Su construcción se inició en 1909, pero la

adquisición de los terrenos por donde discurrirían no fue sencilla, debido que sus

propietarios, que veían que eran necesarios para las proyectadas prolongaciones,

decidieron elevar sensiblemente su precio, de tal forma que el capital requerido para su

adquisición fue cada vez mayor. Además, algunos de ellos desestimaron de momento su

venta, al esperar una mayor revalorización en el futuro. Ante estos impedimentos, la CMU

decidió intensificar su demanda de algún tipo de ayuda o subvención, y solicitó la

incorporación de su trazado al término municipal de Madrid o que se declarase a su urbe

como de utilidad pública para, en caso necesario, poder acudir a expedientes de

expropiación forzosa de terrenos, no solo del trazado del Ferrocarril-Tranvía, que ya se

contemplaba en el artículo tercero de la Ley de 1892 que le había otorgado la concesión747

,

sino también de la faja de terrenos a ambos lados de la vía para poder construir las

ampliaciones previstas. Sin embargo, las múltiples gestiones y entrevistas realizadas ante

numerosos organismos (ministerios, gobierno civil, ayuntamiento, etc.) fueron totalmente

infructuosas748

. La decepción y la sensación de que su proyecto era tratado injustamente

fueron creciendo según pasaron los años sin recibir una respuesta favorable de parte de

ninguno de los estamentos a los que habían acudido. Y en cierta medida no le faltó razón,

pues nunca el Ayuntamiento madrileño, por ejemplo, llegó a manifestar una valoración

positiva acerca de la tarea que estaba desarrollando, sus propuestas lineales no se tuvieron

en cuenta como alternativas para adaptar la ciudad a las exigencias del nuevo siglo y sus

747

Gaceta de Madrid, 21/8/1892, p. 713.

748 En 1907, por ejemplo, el propio Arturo Soria se entrevistó con el ministro de Fomento. La

Correspondencia de España. 28/12/1907, p. 3.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

398

técnicos las ningunearon al elaborar los sucesivos planes urbanísticos para Madrid hasta ya

entrada la década de 1920, fallecido ya Arturo Soria749

.

9.5.1. El Ferrocarril Subterráneo

Una de las propuestas estrella incluidas en el proyecto presentado en 1892 era la

conexión con Madrid mediante un ferrocarril subterráneo, y Arturo Soria intentó sacarla

adelante durante casi veinte años. Al principio porque la juzgaba fundamental para el

desarrollo de la Ciudad Lineal, y luego, una vez conectada de forma alternativa mediante

líneas de tranvía desde ambos lados de la Primera Barriada, porque creía en los beneficios

que podría traer un ferrocarril metropolitano, por un lado, para disponer de una conexión

adicional con Madrid, y por otro, para la propia ciudad de Madrid al ofrecerle un medio de

transporte alternativo a los de superficie, lo que ayudaría a la descongestión de

determinadas calles que no tenían la suficiente anchura como para albergar doble vía en

líneas de tranvía y además convivir con el resto de tráfico rodado.

Soria ya había avanzado en 1882 en las páginas de El Progreso las bondades que

observaba en este novedoso medio de transporte urbano750

. Y al igual que con el resto del

proyecto del Ferrocarril de Circunvalación, fue madurando su idea hasta concretarla en

1892. Arturo Soria comentó en numerosas ocasiones que ésta había sido la primera

propuesta en España del que, de haberse construido, habría sido el segundo ferrocarril

metropolitano de Europa, tras el de Londres. Pero sobre este aserto conviene hacer alguna

matización. En teoría, un ferrocarril metropolitano sería aquel que tuviese varias paradas

subterráneas dentro del casco urbano. Dado que en el proyecto presentado en 1892 sólo se

contemplaba un trayecto con dos paradas, una en las proximidades de los jardines del Buen

Retiro y otra ya en la Ciudad Lineal, y por tanto fuera del recinto metropolitano, lo que

planteaba Soria podía ser considerado un ferrocarril suburbano con tramo subterráneo, pero

749

Díez de Baldeón, A. (1993): Op. cit., pp. 236-247. CMU (1911): Guía de la Ciudad Lineal, pp.

8-10.

750 Soria y Mata, A.: “Tranvía aéreo y ferrocarril subterráneo”. El Progreso, 22/1/1882, p. 1.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

399

no un metropolitano propiamente dicho. Pero aún así hubiese sido la primera vez que se

presentaba en España un proyecto de este tipo. En puridad, por tanto, la primera iniciativa

para construir un ferrocarril metropolitano en España fue la que presentó a las Cortes un

ingeniero, Pedro García Faria, en los meses en que también se dirimía el proyecto de Soria,

y que fue autorizada por ley el 4 de septiembre de 1892. No obstante, el que se hubiese

otorgado la concesión de García Faria -que por otro lado tampoco llegó a hacer efectiva-,

no impedía la aceptación de otras propuestas similares751

. El caso es que, tras obtener Soria

la concesión de 1892, ese mismo verano intentó obtener luz verde del Ayuntamiento a su

enlace con el ferrocarril suburbano. El consistorio la denegó debido a unas reticencias en

cuanto a la localización sugerida para la estación de entrada, en las cercanías de los

jardines del Buen Retiro, alegando que podría afectar a la estética y uso de la zona y

condicionar de alguna manera el crecimiento futuro de la misma. Aunque es probable que

las razones aducidas enmascarasen la poca confianza en un proyecto que todavía estaba

lejos de verse factible.

Este primer rechazo no significó el abandono de la idea por parte de Arturo Soria,

ya que en los veinte años posteriores fue presentando diversos modificados que fueron

transformando la idea inicial hasta convertirla en un proyecto mucho más ambicioso. La

primera variación de importancia tuvo lugar en 1898, con la presentación de un proyecto

de mayor calado que contemplaba un nuevo recorrido: desde Vicálvaro -donde se situaría

una de las estaciones de cabecera- por la carretera de Aragón y las calles de Alcalá, Goya,

paseo de Recoletos y de nuevo la calle de Alcalá, hasta a la otra estación de cabecera, la de

Puerta del Sol. Este trayecto preveía varias paradas urbanas intermedias, por lo que sí

podía considerarse un ferrocarril metropolitano. El proyecto sufrió todo tipo de dilaciones

en el seno del Ayuntamiento y del Ministerio de Fomento, lo que de alguna manera dejaba

traslucir el escaso interés en aprobar una iniciativa de este tipo, hasta que al final se

terminó desestimando, pero ya en 1906, ocho años más tarde. Al parecer de Soria, también

habrían influido las notorias e indisimuladas presiones ejercidas por algunas empresas

tranviarias, como la del Tranvía de Madrid o la del Este, al sentirse amenazadas por el

perjuicio que para su negocio representaría una alternativa como ésta752

. En 1913 la CMU

751

Maure, M.Á. (1991): Op. cit. p, 137.

752 Maure, M.Á. (1991): Op. cit., p. 131.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

400

todavía mantenía interés en la idea y encargó un nuevo proyecto que se presentó en el

verano de 1914, ya muy próxima la grave crisis que afectará a la compañía, con un trayecto

metropolitano todavía más completo753

. Tampoco en esta ocasión se obtuvieron los

dictámenes favorables, aunque las objeciones puestas no eran insalvables. No obstante, la

irrupción de la crisis en la CMU impidió seguir abordando los nuevos proyectos y motivó

que fuese aparcado, en principio de forma momentánea.

Ese mismo año aparecía en escena una completa propuesta de Miguel Otamendi,

en nombre de una nueva Compañía del Metropolitano, que logró salir adelante en apenas

tres años, ya que consiguió luz verde en 1917. Soria sospechaba de la rápida tramitación y

que esa nueva empresa estaba tan apoyada por el monarca como que se denominaba

Compañía del Metropolitano de Alfonso XIII754

. Aunque todavía en 1919 Soria insistía en

su metropolitano, la realidad es que terminó siendo aparcado de manera definitiva, lo que

impidió amortizar los cuantiosos recursos invertidos en las diversas modificaciones

introducidas desde 1892. Así, este proyecto por el que tanto apostó y que pretendía ser la

obra señera de la CMU, fue una de las mayores frustraciones de Soria y un motivo de

amargura constante a lo largo de los años en los que todavía confiaba en hacerlo posible755

.

El metropolitano de Otamendi se inauguró en 1919, con un trayecto que discurría entre la

Puerta del Sol y los Cuatro Caminos. La CMU intentó negociar una conexión con la

Ciudad Lineal, pero no obtuvo resultados positivos.

9.6. HILARIÓN GONZÁLEZ DEL CASTILLO Y LA REFORMULACIÓN DE LA

TEORÍA LINEAL

Una persona muy importante para la difusión del concepto lineal en las primeras

décadas del siglo XX fue el diplomático Hilarión González del Castillo. Enamorado del

proyecto desde casi sus inicios, González del Castillo se convirtió uno de los principales

753

La Ciudad Lineal, 20/6/1914, pp. 205-206.

754 La Ciudad Lineal, 10/4/1919, p. 271.

755 Alonso Pereira, J.R. (1998): Op. cit., p. 117.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

401

accionistas de la CMU y en un protagonista destacado de la vida social en la Ciudad

Lineal. Durante los primeros años del nuevo siglo su actividad consular le obligó a viajar

constantemente y a permanecer largas temporadas en diferentes ciudades del sudeste

asiático. A partir de 1908, de vuelta en España, y aprovechando su cosmopolitismo y el

conocimiento que había adquirido de algunas de las tendencias urbanas y arquitectónicas

europeas y norteamericanas de la época, pasó a ser un colaborador estrecho de la CMU en

las tareas de promoción de la Ciudad Lineal en foros nacionales e internacionales, lo que le

convirtió en una persona con mucha influencia en la reorientación y adaptación que tuvo

lugar en la segunda década del XX756

.

Durante esos primeros años del flamante siglo ya había conseguido que Arturo

Soria se aviniese a permitir la entrada de influencias estéticas y constructivas más acordes

con los nuevos tiempos, para modernizar el catálogo de viviendas ofrecidas por la CMU a

través de su negocio de construcción. A su vuelta a España, comenzó su colaboración para

iniciar una de las tareas todavía pendientes: la promoción del modelo lineal a escala

internacional, al igual que lo estaba haciendo, y con éxito, la asociación vinculada a la que

ya podía considerase su rival: la ciudad-jardín.

En 1910 tuvo lugar en Berlín una Exposición de Urbanismo en la que el proyecto

de la Ciudad Lineal de Madrid ni siquiera se mostró, lo que habla significativamente de la

escasa repercusión conseguida hasta entonces fuera de nuestras fronteras. Y fue la

constatación de la habilidad de la asociación para la promoción de la ciudad-jardín la que

espoleó en la CMU la necesidad de retomar las campañas de difusión y publicidad si no

deseaban que la aceptación de la ciudad-jardín como modelo de urbanismo, en muchas

cuestiones similar al propuesto por Soria, terminase por devorar al ofrecido por la CMU,

incluso en España. Así, en 1913, los representantes de la asociación ciudad-jardín en

España ofrecieron una conferencia en el Ateneo de Madrid para divulgar su modelo urbano

y, unos meses más tarde, fue Hilarión González del Castillo el que se encargó de la

reacción de la CMU, presentando en ese mismo escenario la evolución de la urbanización

que se estaba llevando a cabo en Madrid de acuerdo a los postulados lineales. Ese mismo

756

Alonso Pereira, J.R. (1998): Op. cit., pp. 96-98. Una biografía más amplia de Hilarión González

del Castillo en: Alonso Pereira, J.R. (1997b): “González del Castillo, teórico y propagandista de la

Ciudad Lineal”, pp. 49-63.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

402

año tuvo lugar en Gante el Primer Congreso Internacional del Arte de Construir Ciudades,

y de nuevo se encargó a González del Castillo -a título de Consejero de la compañía- la

representación de la CMU en el evento. Las noticias y comentarios que aparecieron

posteriormente en La Ciudad Lineal acerca de esta participación en el congreso fueron

bastante triunfalistas757

: exageraron el impacto de las presentaciones realizadas e

insinuaron que la audiencia había percibido que la planificación lineal era superior a la

ciudad-jardín. La cruda realidad fue, sin embargo, que fueron recibidas con cierta frialdad

y que la aceptación internacional de ésta última era cada vez mayor. Las críticas hechas a

la ciudad lineal -que no se evidenciaron en la revista- se volcaron, en especial, en su

definición como ciudad ilimitada758

:

[…] desparramar la ciudad es, en definitiva, hacerla desaparecer. Si, hipotéticamente, las

ciudades se extendieran a lo largo de las carreteras hasta el punto de volverse a unir unas

con otras no tendríamos ciudades, propiamente hablando, sino carreteras pobladas. Esto

no sería urbanismo; en tanto que las ciudades se nos ofrezcan como los hogares

necesarios para la civilización, nuestro deber es mejorarlas y no hacerlas desaparecer. Y a

este respecto juzgamos preferible la noción de ciudad concéntrica.

Fruto de esta experiencia, Arturo Soria aceptó las recomendaciones de Hilarión González

del Castillo en el sentido de que si se deseaba mejorar el reconocimiento internacional, era

preciso eliminar algunas de las limitaciones definitorias impuestas al modelo para hacerle

ganar en flexibilidad, aunque con ello perdiese parte de su esencia inicial. Así, se fue

renunciando, por ejemplo, a su planteamiento de urbe ilimitada, al trazado rectilíneo de las

calles interiores o a la rigidez edilicia, renuncias que unos años antes hubiesen sido

innegociables por parte de su creador. Y ampliaba su versatilidad planteando su aplicación,

por ejemplo, como barriada de extensión de una ciudad, como enlace entre ciudades ya

757

"Primer Congreso Internacional del Arte de Construir Ciudades". La Ciudad Lineal, 10/8/1913,

pp. 237-238. González del Castillo, H.: "Arquitectura nueva de ciudades". La Ciudad Lineal,

10/10/1913, pp. 321-324. González del Castillo, H.: "La Ciudad Lineal en el Congreso de Gante".

La Ciudad Lineal, 20/10/1913, pp. 333-335. "Nuestro último Consejo de Administración". La

Ciudad Lineal, 20/10/1913, pp. 340-342.

758 Sambricio, C. (1992): Op. cit., p. 154.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

403

existentes o como "modelo de ciudad veraniega a lo largo de la costa o como sistema de

colonización y repoblación de los campos desiertos y pobres"759

.

La presentación en Gante tuvo también otros efectos positivos, aunque se

vislumbrarían a largo plazo. Un urbanista francés, representante del movimiento de la

ciudad-jardín en su país, Georges Benoit-Levy, conoció la propuesta urbanizadora

española y, si bien en principio se mostró contrario a alguno de sus aspectos, poco tiempo

después se convertiría en el principal difusor de la ciudad lineal en Europa y, fallecido ya

Arturo Soria, lideraría la creación de una Asociación Internacional de Ciudades Lineales a

semejanza de la existente para la ciudad-jardín. Las reformas y adaptaciones introducidas

fueron presentándose en diversos eventos nacionales e internacionales, como el de Lyon de

1914, Toulouse de 1915, en el que consiguió un diploma de honor o el de Bruselas en 1919

-el primero celebrado tras el armisticio- y su conocimiento en el exterior fue

incrementándose de forma notable, pero nunca conseguiría aproximarse a la aceptación

conseguida por la ciudad-jardín. Algunos de los proyectos presentados por la CMU en esos

años se acomodaron convenientemente a los requerimientos específicos en función del

caso, lo que hizo que alguno de ellos apenas guardase reminiscencias formales a la idea

original de Arturo Soria y, al final, iban a significar una transformación del modelo lineal

en una especie peculiar de ciudad-jardín760

.

Los anteriores al estallido de la Primera Guerra Mundial fueron, sin duda, los

tiempos de mayor esplendor de la CMU: la Primera Barriada contaba ya con cerca de 700

viviendas y unos 4000 habitantes fijos, las diferentes instalaciones destinadas al recreo y a

la diversión permitían el esparcimiento y una intensa vida social y eran numerosos los

vecinos de Madrid que acudían a disfrutar también de ellas, o a pasar un día en el campo.

759

Sambricio, C. (1992): Op. cit., p. 155. Ejemplos de aplicación para ciudades o regiones belgas:

González del Castillo, H.: "La Ciudad Lineal en el Congreso de Gante". La Ciudad Lineal,

20/10/1913, p. 335. Convencido como estaba de su superioridad frente a la ciudad-jardín, en 1913

González del Castillo también llegó a plantear el lineal como modelo de crecimiento regional para

Inglaterra. También como ensayo de barriada de extensión para Madrid: González del Castillo, H.:

"El triunfo de la Ciudad Lineal en Inglaterra". El Heraldo de Madrid, 11/9/1913, p. 3.

760 Sambricio, C. (1992): Op. cit., pp. 152-158. Alonso Pereira, J.R. (1998): Op. cit., pp. 221-222.

Maure, M.Á. (1991): Op. cit., pp. 269-276.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

404

La CMU daba trabajo a más de 600 empleados y disponía de alrededor de 50 kilómetros de

vías en explotación. Acababan de entrar en servicio líneas como el Ferrocarril a Colmenar

Viejo o el Tranvía a Canillejas que habían logrado una gran expectación. Además, los

proyectos ya encargados o planificados auguraban un crecimiento muy importante en los

años venideros761

.

Figura 9.12: Visita de Alfonso XIII a la Ciudad Lineal en 1912. Arturo Soria es el cuarto por la

izquierda. Fuente: La Ciudad Lineal, 20/5/1912, p. 172.

En 1912 Alfonso XIII y el entonces Presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas,

visitaron la Ciudad Lineal para entregar una vivienda obrera que había sido sorteada por

iniciativa del diario ABC. Poco después la CMU consiguió el encargo de la que fue una de

sus edificaciones señeras, el Colegio de Huérfanos de la Armada, y el rey presidió también

los actos que dieron comienzo a su construcción.

761

Datos incluidos en CMU (1911): Op. cit., pp. 82-86.

El siglo XX en la Ciudad Lineal. Optimismo y modernidad

405

Unas semanas más tarde de este último evento, en un banquete celebrado para

festejar la elección de su hijo como Diputado Provincial al que ya hemos aludido, Arturo

Soria padre recordó las dos visitas de Alfonso XIII a la Ciudad Lineal y le agradeció

públicamente un interés y atención que no había recibido "de ninguna de las muchas

personas que acaso estuvieran más obligadas a hacerlo". Sin embargo, en un alarde de

genio y figura, remarcó que él había sido siempre y continuaba sintiéndose republicano, y

que aunque lógicamente el monarca había sido recibido "con la cortesía y urbanidad

propias de personas bien educadas", si a él se le llamara a Palacio para cualquier asunto

"no iría, porque lo substancial para él era la forma de Gobierno"762

.

Figura 9.13: Arturo Soria con su hijos y sus nietos en 1912 en el Hotel Rubín. Fuente: Archivo

Keller Soria.

762

El Radical, 17/3/1913, p. 3. El Heraldo de Madrid, 17/3/1913, p. 3. Sin embargo, en el número

de La Ciudad Lineal en el que se dio cuenta de ese banquete, Soria -quizá arrepentido- negó haber

hecho la polémica afirmación que había aparecido en las reseñas de varios periódicos. La Ciudad

Lineal, 20/3/1913, p. 91.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

406

Los medios de comunicación prestaban continua atención a las actividades y

acontecimientos que continuamente tenían lugar en las diversas instalaciones de la Ciudad

Lineal, como las acrobacias del aviador suizo John Domenjoz763

, por ejemplo, que

levantaron gran expectación. En 1914, la revista Mundo Gráfico dedicaba a Arturo Soria

("un viejecito apacible y apostólico") un reportaje dentro de su sección Personalidades

españolas, en el que se ensalzaba lo mucho que había conseguido, a la vez que se exponían

las dificultades que se había visto obligado a vencer y a las que todavía se enfrentaba en su

lucha contra los especuladores, razón por la que demandaba para su urbe la declaración de

utilidad pública. Soria se manifestaba satisfecho de su obra, sin embargo reconocía que era

tanto lo que había trabajado y sufrido que "ni por todo el oro del mundo, ni por toda la

gloria de la inmortalidad volvería a empezar de nuevo". Sin embargo se declaraba feliz en

su hogar y orgulloso de su familia764

:

¿Usted cree que no es una felicidad extraordinaria tener cuatro hijos varones que son los

cuatro premios gordos de la lotería paternal? Además de ser inteligentes, laboriosos y

buenos, son cuatro apóstoles convencidos y valerosos de mis ideas; cuatro columnas

fortísimas de la obra de la Ciudad Lineal, cuatro continuadores y perfeccionadores de los

trabajos por mí emprendidos. Dudo que haya otro padre más afortunado que yo; y si, por

acaso esto fuera poco, he tenido y tengo en la compañera de mi vida, y en sus muchas

virtudes, un verdadero poder moderador en el gobierno de la familia.

763

Mundo Gráfico, 17/12/1913, p. 20.

764 Mundo Gráfico, 10/6/1914, p. 5.

407

CAPÍTULO 10. OPOSICIÓN Y CRISIS

10.1. CACIQUES Y DISPUTAS

Pero hubo ambientes en los que el clima en torno a la labor de Arturo Soria a

finales de la primera década del siglo comenzó a ser hostil. En momentos en los que la

compañía crecía de forma importante, comenzaron a ponerse de manifiesto algunos

problemas y desavenencias con algunos oligarcas con influencia en los pueblos

circundantes que trataron de dificultar esta expansión. Lo hicieron de manera directa,

dificultando la adquisición de terrenos por los que se había proyectado la extensión de

algunos de los trazados, e indirecta, a través de la acción opositora en los ayuntamientos e

instituciones locales, por medio de personas sobre las que ejercían su influencia. Por esos

mismos años, los Soria se vieron obligados también a hacer frente a ataques de algunos

periodistas que utilizaron las páginas de los medios de comunicación para desacreditar la

gestión de la compañía con el objeto de provocar el rechazo de sus accionistas o disuadir a

los interesados en sus emisiones de deuda. Algunas de estas acciones acabaron

dirimiéndose en los tribunales; otras, directamente a palos o en duelo.

La relación con las personas influyentes de pueblos como Chamartín de la Rosa,

Canillas o Canillejas fue deteriorándose progresivamente y se debió fundamentalmente a

las trabas, los retrasos o los rechazos que los expedientes con las solicitudes de licencias de

funcionamiento o de obra -a juicio de Arturo Soria, sin motivo suficiente- fueron sufriendo

en los diferentes consistorios, que impedían la construcción o la puesta en marcha de

determinados servicios con celeridad y que Soria achacó a las influencias de los caciques

con los que ya había llegado al desencuentro. A comienzos de 1908, por ejemplo, La

Ciudad Lineal informaba de que, tras un retraso en la concesión de la licencia para la

construcción de un hotel en la Ciudad Lineal ante el que el Ayuntamiento de Canillas había

aducido que tenía “mucho que hacer”, la CMU había decidido empezar a elevarla por

entender que también regía en Canillas, donde todavía no se habían elaborado sus propias

ordenanzas, la normativa que regía en Madrid y en otros pueblos de la provincia, que

estipulaba que a los quince días sin contestación se podía dar comienzo a las obras. Tras el

Arturo Soria y Mata. Una biografía

408

inicio de los trabajos sin esperar a la licencia, el alcalde amenazó con informar a la Guardia

Civil, lo que motivo la decisión de la CMU de parar todas las construcciones en la Ciudad

Lineal, así como las obras del ferrocarril a Colmenar Viejo, con el consiguiente perjuicio a

todos los trabajadores y operarios, la mayoría de ellos de Canillas y de otros pueblos

vecinos. El pulso tuvo que resolverse con la mediación del gobernador civil, pero a partir

de entonces el enfrentamiento entre Arturo Soria y los caciques locales ya iba a ser abierto

y la hostilidad mutua no se iba a disimular765

.

Pero las relaciones no habían sido siempre así de malas. Recordemos las

facilidades que los ayuntamientos habían prestado a la CMU en los años iniciales y la

cooperación para la puesta en marcha de determinadas iniciativas por entender que también

redundarían en beneficio de sus habitantes. De igual manera, los Soria se habían ofrecido

como muñidores de voluntades para favorecer la elección de los candidatos políticos

apoyados por determinados oligarcas en algunas elecciones municipales. Esto ocurrió, por

ejemplo, en las de 1901, tras las que La Ciudad Lineal reflejó los buenos resultados del

candidato promovido por el marqués de Ibarra y señaló las gestiones realizadas por un

joven Emilio Soria Hernández para que esto ocurriera. Unos años más tarde lo continuaron

haciendo también a favor de los candidatos de la Diputación Provincial que le interesaban

al marqués de Torrelaguna, por ejemplo, y de este posicionamiento también se informó

abiertamente en la revista766

. Ante la oposición y las dificultades que fueron surgiendo en

los consistorios, los Soria decidieron pasar a apoyar a candidatos que pudiesen ser más

receptivos a sus intereses, instaron a personas afines o a vecinos de la Ciudad Lineal a

presentarse en las listas electorales locales y pasaron a hacer campaña expresa en contra de

los candidatos apoyados por los notables a los que ya estaban enfrentados.

Especialmente enconada fue la pugna que se mantuvo precisamente contra el

marqués de Ibarra, que ejercía su influencia en varios pueblos y en la Diputación

Provincial, pero especialmente en Canillas y en Vallecas. Arturo Soria y sus hijos

decidieron incluirse en el censo electoral de Canillas y barajaron presentarse como

candidatos a las elecciones municipales de 1909, pero les fue impedido. Las páginas de La

Ciudad Lineal informaron de algunas muestras de nepotismo y de otros tejemanejes del

765

La Ciudad Lineal, 30/1/1908, p. 610; 10/11/1909, p. 1655.

766 La Ciudad Lineal, 5/6/1901, p. 2; 20/1/1910, p. 1782.

Oposición y crisis

409

alcalde y otros funcionarios del ayuntamiento o los juzgados de ese municipio767

. También

debieron tener en contra al sacristán de esa localidad, pues a una propuesta suya para situar

un nuevo cementerio en la proximidad de unas de las manzanas de la Ciudad Lineal, se

comentó en la revista que había sido con la intención de “fastidiar, sin duda, a los vecinos

de la Ciudad Lineal”768

. El marqués también había intentado rehabilitar una antigua

concesión para construir su propio ferrocarril de Madrid a Colmenar Viejo que haría una

franca competencia al que ya estaba construyendo la CMU desde Fuencarral a Colmenar

Viejo, lo que motivó la reacción airada de un Arturo Soria que buscó la movilización de

algunos integrantes del Congreso y el Senado para impedirlo769

.

Arturo Soria buscó erigirse en adalid de la lucha contra el caciquismo y a partir de

1908 fueron numerosas las ocasiones en los que defendió la necesidad de erradicar la

corrupción para que el país pudiera avanzar en la senda del progreso. Se unía a la estela de

otras personalidades que, desde que Joaquín Costa publicase en 1901 su celebrado

Oligarquía y caciquismo, se habían manifestado en el mismo sentido al calificar el sistema

de poder caciquil como el mayor de los males del régimen770

. Además, su cruzada se veía

alentada por las adhesiones, más o menos espontáneas, que de cuando en cuando se

manifestaban en forma de banquetes multitudinarios o a través de cartas de apoyo771

.

Fue muy curiosa la portada utilizada para un número de La Ciudad Lineal de

junio de 1908 en la que se insertó una ilustración hecha con la intención de reflejar

gráficamente la lucha de la Ciudad Lineal, simbolizada en una luna que se ríe de unos

perros que la ladran, sobre los cuales figura el enemigo al que encarnan: envidia,

caciquismo, ignorancia, chantage [sic], holgazanería, rutina, despecho, murmuración y

767

La Ciudad Lineal, 10/2/1908, p. 627; 10/1/1909, p. 1153; 10/11/1909, p. 1655. Soria y Mata, A.:

“La guerra al caciquismo”. La Ciudad Lineal, 20/10/1908, p. 1015.

768 La Ciudad Lineal, 30/3/1909, p. 1290.

769 Soria y Mata, A.: “Un ruego a nuestros consocios y amigos”. La Ciudad Lineal, 30/11/1908, pp.

1077-1078.

770 Moreno Luzón, J. y Villares, R. (2009): Op. cit., pp. 312-313. Soria denuncia el caciquismo, por

ejemplo, en Soria y Mata, A.: “La guerra al caciquismo”. La Ciudad Lineal, 20/10/1908, p. 1015.

Soria y Mata, A.: “Para la liga contra el caciquismo”. La Ciudad Lineal, 10/5/1910, p. 1957. Soria

y Mata, A.: “El chantage”. La Ciudad Lineal, 10/7/1910, pp. 2070-2073.

771 Banquete de homenaje a Arturo Soria con cerca de 500 comensales. El País, 22/3/1910, p. 2. El

manifiesto y las cartas de apoyo en: La Ciudad Lineal, 30/3/1910, pp. 1898-1901.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

410

calumnia772

. La metáfora de sus opositores como perros ladrando a una luna a la que

evidentemente no pueden alcanzar fue un recurso utilizado por Soria en varias ocasiones:

Ladren, ladren y muerdan cuanto quieran, sí pueden, que nosotros al despuntar el día de

nuestro triunfo definitivo repetiremos la frase final de un artículo profético de los

comienzos de nuestra propaganda en 1894 o 1895 publicado en La Correspondencia de

España: ¡YA ASOMA LA AURORA, YA LADRAN LOS PERROS!773

Figura 10.1: Perros ladrando a la luna (la Ciudad Lineal). Fuente: La Ciudad Lineal, 10/6/1908.

Sin embargo, el efecto de las campañas de los Soria en apoyo de sus candidatos electorales

fue limitado y fueron escasas las ocasiones en las que los promovidos por ellos pudieron

772

La Ciudad Lineal, 10/6/1908, p. 805.

773 La Ciudad Lineal, 10/9/1913, p. 286. En realidad el artículo era de 1893: Soria y Mata, A.: “Las

Aguas del Lozoya (lata)”. La Correspondencia de España, 13/7/1893, p. 1. También la utilizó en

1910: Soria y Mata, A.: “Al entrar en 1910”. La Ciudad Lineal, 10/1/1910, p. 1753.

Oposición y crisis

411

presumir de resultados brillantes. Sin embargo, el objetivo realmente pretendido –y no

ocultado-: convertirse en una fuerza con capacidad para influir en la toma de decisiones en

esas pequeñas localidades para favorecer sus intereses particulares, fue consiguiéndose

poco a poco774

:

Nuestra Compañía es ya un factor electoral no despreciable y de valor creciente, lo cual

vale pesetas porque todos los valores son canjeables por plata. A nadie debe extrañar que

hayamos apoyado en unas partes a los conservadores, en otras a los liberales y

republicanos porque las elecciones municipales no pueden ni deben tener para nosotros

significación política.

Como cabe suponer, la figura de Joaquín Costa se convirtió para Soria en un ejemplo a

seguir en cuanto a la necesidad de impulsar la regeneración atacando los poderes que

detentaban ciertos estamentos sociales. Sin embargo esto no significaba que sintiese una

admiración completa y cerrada por todo su pensamiento, y en ocasiones criticó su excesivo

pesimismo en cuanto a la recuperación de la posición de España en el mundo en los albores

del siglo XX, justo lo opuesto a su fe en el futuro prometedor del país775

:

Esto de la cobardía [la corriente que sostenía que España ya no era la nación valiente de

antaño] es un error lamentable difundido por lo pesimistas lacrimosos tipo Costa.

En cualquier caso, fueron diversas las ocasiones en las que le rindió tributo público y

ensalzó su liderazgo en la lucha contra el poder detentado por la oligarquía en la sociedad.

A su muerte, Soria le dedicó un homenaje póstumo en su revista y ensalzó la importancia

de sus tesis para impulsar la modernización y el progreso en la España de esos años776

.

774

La Ciudad Lineal, 20/12/1909, p. 1731.

775 Soria y Mata, A.: “La cobardía moral ambiente”. La Ciudad Lineal, 10/5/1909, pp. 1332-1335.

También mostró la crítica en Soria y Mata, A.: “Las fiestas del Centenario”. La Ciudad Lineal,

10/5/1908, pp. 757-758.

776 Soria y Mata, A.: “La instrucción y la educación”. La Ciudad Lineal, 30/12/1908, pp. 1132-

1133. Soria y Mata, A.: “Costa”. La Ciudad Lineal, 10/2/1911, p. 242.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

412

Al año siguiente, la condena y entrada en la cárcel del que Soria identificaba

como el favorecedor y protegido del marqués de Ibarra en el Ayuntamiento de Canillas fue

celebrada en la revista como una gran victoria sobre el caciquismo y lo brindaban

irónicamente como caso práctico “a la Sección de Ciencias históricas del Ateneo de

Madrid que encomendó a D. Joaquín Costa la redacción del tema Oligarquía y

caciquismo”. Poco más tarde, festejando la elección de su hijo Arturo como Diputado

Provincial, Soria elogió de nuevo la obra señera de Costa a la vez que insistía en denunciar

públicamente “los actos y fechorías que el marqués de Ibarra realiza en aquel distrito”777

.

Fue esta elección de su hijo precisamente la culminación de sus campañas y de las

relaciones tendidas y trabajadas por los Soria en estos años. Arturo Soria Hernández, el

secretario de la CMU, fue elegido diputado provincial por Madrid. Y lo fue inscrito bajo el

paraguas del Partido Liberal, uno de cuyos líderes era el conde de Romanones, político que

ejercía como protector de la Ciudad Lineal donde tendría residencia propia. Soria

Hernández fue elegido en las elecciones de 1911 y de 1913 por el distrito de Buenavista-

Centro y durante varios años desempeñó el cargo de vicepresidente de la Diputación.

Desde entonces pudo ejercer como contrapeso a las influencias políticas de los notables

que dificultaban la actividad de la CMU. En 1917 salió elegido por el distrito de Colmenar

Viejo-Torrelaguna y en 1920 presentó su candidatura al Congreso de los Diputados, pero

no resultó electo. Ya fallecido su padre, logró la culminación de su carrera al conseguir su

elección como Senador por Madrid en 1923, aunque no llegó apenas a ejercer pues poco

después se instauró la Dictadura del general Primo de Rivera778

.

La capacidad de influencia ganada con la elección de Arturo Soria hijo como

Diputado Provincial fue sin duda una gran baza a favor de la empresa familiar, que sin

embargo pasaba ya por momentos difíciles tras la crisis desatada en 1914. Aparte de sus

quehaceres en la Diputación representando a los distritos por los que había salido elegido,

Arturo Soria y Hernández fue artífice de la destitución y denuncia de algunos de los

777

La Ciudad Lineal, 10/4/1912, pp. 109-110. El Radical, 17/3/1913, p. 3.

778 AHS. Expediente personal del Senador D. Arturo Soria y Hernández.

Oposición y crisis

413

enemigos de la compañía, que luego se jaleaban como grandes victorias en la lucha contra

el caciquismo779

:

El Diputado Provincial D. Arturo Soria y Hernández ha luchado con brío, con

perseverancia y con talento para limpiar de caciques la Diputación Provincial de Madrid

favoreciendo los intereses generales y de paso amparando a la Compañía Madrileña de

Urbanización de los ataques de los caciques de Canillas y de su principal protector, D.

César Carnicer, jefe hasta hace poco, hoy destituido, de la Sección de Cuentas del

Gobierno civil.

Sin embargo, en el tiempo que coincidieron en la Diputación Provincial, Francisco Largo

Caballero no observó intenciones tan puras en la labor de Arturo Soria Hernández780

:

En la Diputación me encontré con un diputado de la familia de los Soria, creadores y

caciques de la Ciudad Lineal. Esta familia, por su conducta despótica con los obreros,

daba trabajo suficiente para una minoría socialista [en la Diputación Provincial de

Madrid].

A pesar de poder asistir a la caída de algunos de sus enemigos, los albores de 1917

mostraban a Arturo Soria cansado, con cierta amargura y seguramente con la certeza de

que su Ciudad Lineal ya no iba a poder ejecutarse según los planes previstos por la acción

conjunta de los especuladores, la falta de apoyo por parte del gobierno y la crisis

económica que ahogaba a su compañía, pero todavía con la misma intención de seguir

contribuyendo a la regeneración de la sociedad española781

:

Sigamos luchando por la regeneración de un pequeño rincón de España y de Madrid,

limpiándolo de las inmundicias del caciquismo y de la oligarquía imperantes, […] que

hacemos obra eminentemente conservadora y gubernamental a pesar de la hostilidad y de

779

La Ciudad Lineal, 20/2/1917, pp. 749-750.

780 Largo Caballero, F. (1976): Mis recuerdos. Cartas a un amigo, p. 52.

781 Soria y Mata, A.: “Año nuevo”. La Ciudad Lineal, 10/1/1917, pp. 697-698.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

414

la indiferencia del Estado, de la Provincia y de los Municipios, al propio tiempo que

intensa labor de progreso ordenado y pacifico.

Las pugnas no siempre se quedaron en el terreno dialéctico, en el político o en el ámbito

jurídico. No fueron excepcionales los episodios en los que los Soria optaron por utilizar

medios más expeditivos para dirimirlas, en ocasiones obligados, según su entender, por la

excesiva lentitud de la justicia que permitía que los “difamadores” continuasen con sus

acciones injuriosas por un tiempo que juzgaban demasiado prolongado. Su pensamiento y

modelo de conducta con respecto a los ataques de terceros quedaron también expuestos en

las páginas de la revista782

:

Si cualquier persona que vista el honroso uniforme militar, o un paisano igualmente

honorable, injuria o provoca a los señores Soria, éstos, cada uno de los cinco, aceptarán

cualquier paso honroso en las más duras condiciones.

Con otras personas a quienes no profesen estimación en tan alto grado no emplean más

procedimientos que el de acudir a los Tribunales.

Los Sres. Soria, padre e hijos, tienen el valor físico que tenga cualquiera, ni más, ni

menos; tienen además el valor moral, poco frecuente en la actual sociedad, de no

sucumbir ante ninguna de las amenazas del caciquismo, del chantage [sic] o de la

oposición equivocada de buena fe o malévola porque creen que así es como la Compañía

prospera, por los caminos harto ásperos de la virtud activa.

De de los lanzados por los medios de comunicación, uno de los ataques a los que Arturo

Soria se vio obligado a hacer frente fue el originado en 1911desde el periódico de filiación

católica El Debate. Al parecer tras una reciente negativa a colaborar económicamente con

ese diario mediante el pago de unas inserciones publicitarias, un redactor y sacerdote

escribió varios artículos en los que criticaba la manera de hacer negocios de la CMU y la

familia Soria los tildó de excesivamente ofensivos. Tras varios rifirrafes, el patriarca

782

La Ciudad Lineal, 20/3/1910, p. 1878.

Oposición y crisis

415

-enfermo con gripe esos días- decidió delegar en el mayor de sus hijos su representación

para exigir la reparación de las ofensas783

:

[…] y no obstante su opinión de que a toda edad por avanzada que sea se debo acudir a

todos los terrenos en defensa del honor mientras haya enfrente alguien con apariencias

siquiera de hombre no descalificado, a pesar de que siempre tuvo y tiene el valor

necesario para acudir donde deba, en esa ocasión no acude; para contrariar a sus hijos

sublevados ante la ejecución de tal propósito le faltó valor para disgustar a unos hijos de

tan excepcionales méritos y condiciones y accedió, de muy mala gana, a autorizar al hijo

mayor D. Luis Soria y Hernández para representar y defender a la familia y a la

Compañía en el terreno de los caballeros.

Dada la condición religiosa del autor de los artículos, fue un teniente de infantería,

compañero suyo en la redacción, el que se avino a aceptar el desafió de Luis Soria

Hernández. El duelo, al que Luis Soria llegó con apenas tres clases preparatorias con un

entrenador, se efectuó con sables de punta, filo y contrafilo y tuvo lugar en el frontón de la

Ciudad Lineal. Tras hora y cuarto de enfrentamiento, y algunos cortes y rasguños leves

repartidos entre ambos oponentes, la cuestión quedó zanjada por acuerdo de ambos784

.

Unos meses más tarde fue el hermano menor, Carlos, el que hizo unos “ejercicios

de esgrima” en el mismo frontón785

:

En unos ejercicios de esgrima de espada hechos el día 9 a las 6 de la mañana por D.

Eulogio Despujol y D. Carlos Soria resultó el primero con cinco heridas leves en el

antebrazo y el segundo con una también leve en la muñeca en siete asaltos durante

cuarenta minutos, muy correctamente realizados por ambos.

Tampoco rehuyó esta forma de dirimir sus “cuestiones” el que ya era Diputado Provincial,

Arturo Soria Hernández, quien al año siguiente protagonizó una pelea a bastonazos en

783

La Ciudad Lineal, 30/3/1911, pp. 2513-2514.

784 La Ciudad Lineal, 10-4-1911, pp. 2527-2538. ABC, 13/4/1911, p. 14.

785 La Ciudad Lineal, 20/8/1911, p. 2761.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

416

plena calle de Hortaleza con un diputado al que deseaba desafiar a duelo, suceso que

terminó con su detención y conducción a comisaría786

.

10.1.1. Federico Urales y Modesto Moyrón

Los Soria tuvieron que verse en otras muchas lides frente a diversos opositores o

demandantes, pero de todas ellas, junto por supuesto a la sostenida contra el marqués de

Ibarra, fueron las mantenidas con los periodistas Federico Urales y Modesto Moyrón, las

más intensas, ásperas y duraderas.

Federico Urales era el seudónimo utilizado por Juan Montseny Carret, escritor y

periodista de ideología muy próxima al anarquismo que había escrito para varios medios

con los que también había colaborado Arturo Soria, como El Progreso, Vida Nueva o El

País, y era una persona conocida no sólo en el mundo periodístico de la capital, sino

también en el político. Fue además el padre de Federica Montseny, que en 1936 llegaría a

ser la primera ministra de la historia de España. En el tiempo en el que estuvo trabajando

para El Progreso, se encargó de una columna en la que se propuso denunciar el que fue

conocido como Proceso de Montjuic, un proceso legal llevado contra los presuntos

responsables de un atentado terrorista en Barcelona en 1896 y por el que el propio Urales

había sido condenado al destierro. La campaña, que exigía la revisión del caso, tuvo gran

repercusión y aunque acabó contribuyendo al cierre de El Progreso significó un impulsó a

la carrera política de su director, Alejandro Lerroux.

La situación económica de Urales fue, como la de la mayoría de los escritores y

periodistas de la época, precaria y muy inestable787

. Tras una situación de medio bonanza

teniendo en cuenta sus habituales penurias, decidió comprar a plazos un terreno en la

Ciudad Lineal, situado muy próximo al cruce de la calle Principal con el Camino a

786

El Heraldo de Madrid, 1/4/1912, p. 2. El Liberal, 2/4/1912, p. 3. La Ciudad Lineal, 10/4/1912,

pp. 124-128.

787 Urales, F. (1932a): Mi Vida, vol. 1. Urales, F. (1932b): Mi Vida, vol. 2. En este apartado me

referiré a él con su seudónimo periodístico, pues fue el que en la mayoría de las ocasiones también

utilizó La Ciudad Lineal en las noticias y sueltos que le atañían.

Oposición y crisis

417

Hortaleza, donde se construyó una casa y cultivó un huerto que llegaría a ser bastante

estimable. En él Federico Urales invirtió mucho trabajo pero también obtuvo muchas

satisfacciones, dada su afición al campo, a las plantas y a los árboles; además su

producción le permitía añadir algunos ingresos extras a su magra economía788

. Tras las

buenas perspectivas que podrían resultar de unos proyectos que pensaba llevar a cabo con

Ferrer y Guardia, que en todo caso se afrontarían tras el juicio pendiente por los sucesos de

la Semana Trágica, Urales decidió traerse a sus padres, ya ancianos, a vivir con él y su

familia a la Ciudad Lineal789

. Pero finalmente los planes se frustraron y se vio con nada

menos que ocho personas a su cargo y abocado a tener que dejar de pagar los plazos

correspondientes a su vivienda y terrenos y los recibos por los servicios de agua y luz

prestados por la CMU, lo que, según estipulaban los contratos, podía desembocar en una

demanda legal y en el embargo de su casa, los lotes de tierra y la pérdida de las cantidades

ya abonadas. Pero al poco tiempo de haber dejado de pagar los plazos, Urales se topó con

Arturo Soria en uno de los tranvías790

. El encuentro tuvo lugar en el invierno de 1908 a

1909 y Arturo Soria se mostraba entonces desesperado porque a pesar de haber movilizado

a "varias personas influyentes" todavía no había podido conseguir la autorización que le

habilitaría a utilizar la tracción eléctrica en sus líneas791

, para lo cual estaba todo dispuesto

a la espera del permiso. Señalaba Soria cuáles eran las razones de la espera sin fin:

El eterno expedienteo, el eterno caciquismo, la eterna propina. Los ingenieros del

ministerio piden dinero, y yo no se lo quiero dar.

788

Según La Ciudad Lineal, en 1908 Urales tenía plantados la apreciable cifra de 917 árboles

frutales y 20 de sombra. La Ciudad Lineal, 20/6/1908, p. 835.

789 Urales, F. (1932c): Mi Vida, vol. 3, pp. 28-29.

790 Al relato de su pugna con Arturo Soria le dedicó Federico Urales, una buena extensión en el

tercer volumen de sus memorias. Urales, F. (1932c): Op. cit., pp. 121-158. Gran parte de lo narrado

ya lo había incluido en un artículo periodístico de 1910. La Idea, 19/6/1910, pp. 1-2.

791 En noviembre de 1908 se anunciaba que se estaban realizando pruebas y en los meses siguientes

se comentó en varias ocasiones que estaban a la espera del permiso. A principios de abril de 1909

se informó de que el gobernador lo había firmado ya. La inauguración del servicio con tracción

eléctrica en la línea entre Ventas y Cuatro Caminos tuvo lugar el 18 de abril de 1909. La Ciudad

Lineal, 30/11/1908, p. 1084; 10/4/1909, p. 1801; 20/4/1909, p. 1322.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

418

Por causas mucho más apremiantes, el también desesperado Federico Urales se ofreció a

tratar de conseguir la ansiada autorización a cambio de facilidades para poder afrontar los

pagos, a lo que Soria accedió, aunque sin ocultar cierto escepticismo. Pero en contra de lo

esperado y por medio de un amigo común, Federico Urales fue capaz de obtener el plácet

del entonces ministro de Fomento, Sánchez Guerra, que sería provisional en tanto en

cuanto la CMU no cambiase las especificaciones de los motores de los coches, como

exigían los informes de los técnicos ministeriales. Todavía necesitaba el del gobernador

civil de Madrid, el marqués de Vadillo, al que Urales no conocía de nada, pero que

sorprendentemente se avino a escuchar las razones personales que le habían impulsado a

terciar en la tramitación. Parece que, conmovido con el relato de Urales, el gobernador

accedió a liberar el permiso para Soria, también provisional. No obstante, la opinión que el

gobernador le manifestó sobre su empresa no parecía muy edificante:

-La Compañía Madrileña de Urbanización tiene muy pocas simpatías por los abusos que

comete contra sus clientes, contra cuantos tienen la desgracia de topar con sus intereses y

contra las autoridades cuando se trata de cumplir leyes y reglamentos que atañen a la vida

pública.

Tras poder ofrecerles la autorización, esperaba Urales que se tuviese consideración y

benevolencia con su situación, aunque el marqués de Vadillo le había prevenido de lo

contrario: "no fíe usted mucho en la hidalguía de aquella gente". Sin embargo, fueron

numerosas las muestras de agradecimiento con que fue agasajado y, a los pocos días, el

propio Arturo Soria le citaba en sus oficinas para proponerle un trato. Consistía en que a

cambio de que se las arreglara para conseguir la declaración de utilidad pública para la

Ciudad lineal, su empresa se comprometía a regalarle las tierras y la vivienda hipotecadas,

y mientras tanto le liberaba de los pagos mensuales. Para ello le ofrecía el plazo que

necesitase792

:

Hace cuatro años que yo lo persigo inútilmente; por lo tanto, puede usted tomarse otros

tantos, y como garantía, la Compañía le deja vivir en su casa sin que usted tenga que

792

La Idea, 19/6/1910, p. 2.

Oposición y crisis

419

preocuparse de pagar plazo alguno. Otorgada la concesión, se extiende la escritura a favor

de usted, y asunto concluido.

Y en eso se pusieron a trabajar, celebrando varias reuniones con vistas a "enfocar mejor las

negociaciones preliminares". Según opinó Urales, parece que Arturo Soria había visto en él

a un hombre sin recursos, pero bien relacionado, por lo que llegó incluso a proponerle el

puesto de gerente en una futura industria textil que Soria ya estaba pensando establecer

para aprovechar las posibilidades que se le abrirían con las líneas de ferrocarril que tenía

en construcción, como la de Colmenar Viejo o Vicálvaro, que pensaba enlazar a las de

Madrid, Alicante y Zaragoza, así como con el agua y la fuerza eléctrica que estaría en

disposición de conseguir cuando concluyese las infraestructuras para la traída de aguas de

la presa de Santillana. Al alegar Urales su desconocimiento sobre industrias textiles, Soria

le contestó que al frente de la fábrica situaría a un ingeniero industrial catalán y para

conseguir la financiación ya había planeado un sistema. A Urales en principio todo le

pareció sensato y, por supuesto, legal, pero tras consultarlo poco después, averiguó que el

sistema de financiación ideado era poco limpio, e incluso podía llegar a ser considerado

fraudulento y que, en caso de involucrarse, podía salir mal parado793

.

Mientras tanto, y a pesar de que consideraba que de momento iba a ser casi

imposible pues carecía de contactos con influencia en el gobierno conservador de turno,

Urales se puso a la tarea de tratar de conseguir la declaración de utilidad pública para la

Ciudad Lineal. Su situación familiar era dramática pues poco tiempo antes había perdido a

la menor de sus hijas, antes de haber cumplido siquiera un año de edad (Federica, la

mayor, contaría entonces con alrededor de dos años), y su escasez de recursos le había

obligado a recorrer a pie los nueve kilómetros que separaban su casa del Cementerio Civil

del Este, cargado con el ataúd de su hija y "llorando todo el camino".

Sin embargo, quiso la fortuna que en octubre de 1909 los liberales accedieran al

poder y que Rafael Gasset (copropietario de El Imparcial y tío del filósofo José Ortega y

793

La Idea, 19/6/1910, p. 2. Urales no llegó a describir públicamente el sistema que, según él, había

ideado Soria porque pretendió utilizarlo para su defensa en los procesos legales en los que ya

estaba inmerso contra él, aunque a la vista de las sentencias que obtuvo, de poco le sirvió.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

420

Gasset) fuese designado para ocupar el Ministerio de Fomento. Urales conocía

personalmente a su hermano José (también copropietario de El Imparcial) y mantenían una

buena relación, por lo que acudió a él para que le facilitase una entrevista con su hermano

el ministro, a lo que accedió, aunque le mostró sus reticencias794

:

-Mal lo veo, porque es una compañía que tiene el don de crearse enemigos en todas

partes. Además, de la concesión de utilidad pública haría un abuso, porque abusa de todo.

Según el testimonio de Urales, el ministro no se mostró dispuesto a considerar siquiera la

cuestión que le planteaba. La entrevista mantenida concluyó con una recomendación

similar a las anteriormente referidas: "No se fíe de aquella gente". También comentó que

Arturo Soria recibió el resultado de su gestión ante el ministro con frialdad, probablemente

acentuada porque un tiempo antes ya le había informado de que no iba a involucrarse en el

asunto de la compañía textil. La cuestión es que, sin dejar trascurrir apenas ocho días, la

CMU le envió un oficio en el que se le participaba que, en caso de no satisfacer las

cantidades adeudadas en el plazo de un mes, procederían a ejecutar las clausulas legales de

sus contratos. Esta notificación significaba la ruptura del trato al que habían llegado no

hacía ni un año y, con cuyas perspectivas, Urales había seguido invirtiendo su esfuerzo y el

de su familia en hacer crecer su huerto e incluso había contraído nuevas deudas para

plantar más árboles frutales. El comunicado motivó la reacción colérica de Federico

Urales, quien desde ese momento se propuso hacer cuanto estuviese en su mano para dañar

a la empresa de los Soria.

Al poco tiempo se inició el procedimiento legal por impago, pero la batalla legal

se prolongó durante cuatro años, en los que, Urales tuvo que afrontar además otros cuantos

pleitos por amenazas (de muerte) e injurias. Dada las relaciones de los implicados, su lucha

terminó siendo bastante conocida en los ambientes políticos y periodísticos de la capital.

Muchos de sus pormenores pudieron leerse en los recuerdos que dejó escritos Federico

Urales, como los anteriormente descritos, pero también pudo conocerse la versión de la

parte contraria, es decir, la de Arturo Soria, por las páginas de La Ciudad Lineal, donde

794

Urales, F. (1932c): Op. cit., p. 129.

Oposición y crisis

421

tampoco se ahorraron detalles y no se dudó en incluir a Federico Urales en la ya amplia

lista de enemigos de la CMU795

.

En un número de finales de 1910, cuando ya los tribunales habían condenado a

Urales varias veces, la CMU informaba por primera vez de las gestiones que en su

momento había llevado a cabo Urales para conseguir la autorización para poder

implementar la tracción eléctrica796

:

Por su intervención en la autorización para inaugurar la tracción eléctrica cree que hizo

un favor extraordinario y que la Compañía le debe la vida. Lo poco que hizo lo

agradecieron entonces y lo agradecen ahora como si fuera mucho; pero lo cierto es que

habiendo la Dirección expuesto sus cuitas y divulgadas por esta Revista se movieron más

de trescientas personas en obsequio de la petición de la Compañía y abrumaron con sus

recomendaciones al Gobierno multitud de personalidades prestigiosas por su posición

social, por sus títulos nobiliarios, por su riqueza, por su talento; a la casa constructora [de

los coches tractores] la indicaron que si podía mover altas influencias diplomáticas viese

si era discreto hacerlo y no hemos querido preguntar si lo hizo porque ciertas cosas no se

preguntan. Por último una comisión de señoras de familias aristocráticas y distinguidas

que tienen intereses en la Ciudad Lineal se preparaba a formular personal y

colectivamente la petición ante el señor ministro de Fomento cuando se nos concedió la

autorización provisional para inaugurar la tracción eléctrica.

Enterada la Dirección por un aviso telefónico, y dada la impaciencia de nuestro público

por sustituir la sucia tracción de vapor por la limpia y cómoda de la electricidad, puso en

el acto en movimiento los coches eléctricos de suerte que cuando don Juan Montseny

(Federico Urales) trajo el oficio del Gobierno civil ya estaba funcionando la nueva

tracción797

.

795

La Ciudad Lineal, 20/3/1910, pp. 1877-1878. Las informaciones aparecidas sobre los pleitos

contra Urales, Moyrón y otros oponentes fueron continuas entre 1910 y 1912.

796 La Ciudad Lineal, 20/12/1910, p. 2358. El año anterior, con motivo de la inauguración del

servicio con tracción eléctrica, se había incluido la frase genérica: "Gracias mil también a los

señores Ministro de Fomento, Director de Obras Públicas y Gobernador civil y a nuestros

consocios y clientes que amablemente han contribuido al feliz éxito de nuestras gestiones". La

Ciudad Lineal, 20/4/1909, p. 1322.

797 Según se informó en la revista, cuando les llegó la noticia de la firma del gobernador, y

creyendo que "la tramitación restante era cuestión de pocos días" pues había que cursarla hacia la

Dirección de Obras Públicas, la CMU decidió empezar a utilizarla, pero se trataba de trayectos de

Arturo Soria y Mata. Una biografía

422

La condena al embargo de todas las propiedades de los Urales en la Ciudad Lineal, sin

obligación de la CMU a devolver ninguno de los plazos ya abonados, se produjo a

principios de 1910 y fue confirmada por sentencia del Tribunal Supremo en 1913798

. Para

entonces la familia Urales ya se había visto obligada a dejar Madrid para cumplir las varias

penas de destierro a las que había sido condenado el cabeza de familia en los diversos

procesos por injurias. Fueron en total cuatro penas de destierro, que sumadas le exigieron

estar más de 28 años a una distancia de más de 100 kilómetros de Madrid799

. Las penas se

consideraban, además, perseguidas a instancia de parte, por lo que no cabía la posibilidad

de ningún indulto y solo se podían suspender si el interesado, en este caso de Arturo Soria,

accedía a perdonarlas, lo que no llegó a producirse800

. Antes de la marcha definitiva de

Urales hacia Barcelona, los guardas jurados de la CMU le vigilaron en zonas cercanas a la

Ciudad Lineal donde sospechaban podían estar viviendo a escondidas e incluso le

sorprendieron en varias ocasiones, tras lo que se instaba a la Guardia Civil a su detención

por quebrantamiento de condena801

. La versión de Urales sobre estos episodios incidía en

la capacidad de influencia (recurriendo al soborno si era preciso) lograda ya por la CMU

en los municipios colindantes y describía los ademanes prepotentes que algunos de sus

empleados no dudaban en usar al tratar incluso con las autoridades802

.

Pero hasta su marcha a Barcelona la lucha había sido encarnizada, lo que

imposibilitó cualquier tipo de arreglo posterior entre las partes. A los escritos de Urales en

contra de la gestión de la CMU, los Soria reaccionaban, por ejemplo, acudiendo al estreno

de alguna de sus obras teatrales -generalmente de escaso éxito- cabe pensar que con poco

ánimo de disfrutarla a pesar de lo manifestado803:

prueba "para ejercitar a los conductores" y observar algún posible malfuncionamiento o desperfecto

en la línea. La Ciudad Lineal, 10/4/1909, p. 1801.

798 La Ciudad Lineal, 10/7/1913, p. 219.

799 La Ciudad Lineal, 10/7/1911, p. 2688.

800 Urales, F. (1932c): Op. cit., p. 136.

801 La Ciudad Lineal, 30/8/1911, p. 2777.

802 Urales, F. (1932c): Op. cit., pp. 138-144.

803 La Ciudad Lineal, 10/2/1910, p. 1813.

Oposición y crisis

423

Asistimos en su día a los estrenos de las obras dramáticas de D. Federico Urales y de D.

Manuel Rovira [otro pleiteante por el impago a la CMU] el sincero y vivo deseo de

aplaudirlas. ¿Qué culpa tenemos de que el público las rechazara? ¿Es este motivo para

corresponder a nuestras amables intenciones llamándonos todas cuantas picardías se

dicen a los caseros?

Fue bastante la gente influyente que llegó a tener noticias de este enfrentamiento, pero

además, Urales trató de dar a sus libelos la difusión que no lograban alcanzar a través de

los medios que se habían mostrado dispuestos a incluir sus escritos. Así, él mismo se

encargó de repartir sus cuartillas por los juzgados de la capital, por el Paseo de Recoletos o

a la misma puerta del Congreso, al paso de los ministros, diputados o periodistas. Eso fue

lo que ocurrió precisamente un día en que, según contaba Urales, se encontraban entre el

público asistente en la tribuna del Congreso Arturo Soria Hernández y el abogado de la

compañía, Fernando Torrecilla del Puerto. Al observar atónitos que todo el que entraba leía

la referida hoja, bajaron furiosos y trataron de procurar, sin conseguirlo, la detención de

Urales, quien -según manifestó posteriormente- obtuvo una satisfacción tal que le valió por

todos los "perjuicios que con sus querellas y rencores" le había producido "la Ciudad

Lineal". A los pocos días, la CMU le demandó de nuevo, lo que iba a significar para Urales

su noveno procesamiento y en La Ciudad Lineal se incluyó la copia de una carta que éste

le había dirigido a Soria poco antes de comenzar la batalla legal, con la que se pretendía

demostrar que la relación entre ellos no siempre había sido mala y que todo se había

enquistado tras su desahucio804

. Pero no se daban detalles ni del trato que se le había

propuesto para condonarle la deuda ni, por supuesto, de los planes que habían llegado a

hacer para el futuro.

También contó Urales que narrando un día sus desventuras al que por entonces

era el fiscal general del Tribunal Supremo Javier Gómez de la Serna -padre del luego

célebre escritor Ramón Gómez de la Serna-, el fiscal quiso ver la manera de acabar con los

"latrocinios de la Compañía Madrileña de Urbanización", que también se habían quedado

con 30.000 pesetas de un pariente suyo por "procedimientos semejantes". Pero el teniente

fiscal de ese tribunal, también presente en la reunión, alegó que el señor Soria era "tan 804

La Ciudad Lineal, 20/12/1910, pp. 2358-2359.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

424

ladino" que con sus prácticas siempre estaba "vadeando el Código", pero que difícilmente

se le podían "coger los dedos en él"805

.

Poco más tarde José Canalejas, el mismísimo presidente del Consejo de Ministros,

se interesó personalmente por el conflicto. Canalejas quiso conocer quién era la persona

influyente que "les amparaba", a lo que Urales le había contestado que un diputado del

distrito de Alcalá de Henares, Vicente Buendía, cacique liberal y amigo del conde de

Romanones806

. Canalejas se ofreció a tratar de arreglar el asunto, pero sus gestiones con un

magistrado de la Audiencia resultaron infructuosas, pues según el magistrado, en los

procesos por injurias Federico Urales, lejos de retractarse por lo escrito y por lo cual se le

juzgaba, volvía a refirmarse ante el tribunal con lo cual no había modo de absolverle807

.

Urales pagó caro su enfrentamiento con Soria y los tribunales terminaron

condenándole duramente, aunque no en todos los pleitos. De hecho en alguna ocasión se

jactó de que no se le procesaba por calumnias808

. También hay que tener en cuenta que la

capacidad de la CMU para afrontar batallas legales era muy superior a la de personas de

escasos recursos como Urales. Aparte del poder de influencia que hubiese podido llegar a

conseguir, la empresa contaba con la dedicación de sus abogados, Fernando Torrecilla y

Emilio López-Aranda, quienes durante unos años tuvieron que trabajar mucho en los

tribunales. Por si fuera poco, para los recursos de importancia los Soria se apoyaron en

Leopoldo Matos, quien años más tarde llegaría a ocupar las carteras ministeriales de

Trabajo, Fomento y Gobernación809

. No siempre lograron fallos favorables810

, pero para el

805

Urales, F. (1932c): Op. cit., p. 135.

806 Esta información de Urales es muy probable. Buendía fue uno de los principales protagonistas

en el ya comentado banquete en honor a Soria Hernández que tuvo lugar en el restaurante de la

Ciudad Lineal cuando fue nombrado diputado provincial. La Ciudad Lineal, 20/3/1913, pp. 89-91.

Años más tarde, en la Diputación Provincial de Madrid se produjo una lucha encarnizada para

conformar la candidatura al Senado por esa provincia. Una noticia de prensa daba cuenta de las

alianzas y favores cruzados entre Vicente Buendía, Arturo Soria Hernández, Fernando Torrecilla

del Puerto -también diputado provincial en Madrid- y el marqués de Torrelaguna, también aliado

de los Soria según se señaló en numerosas ocasiones en La Ciudad Lineal. El Madrileño,

10/1/1921, pp. 1-2.

807 Urales, F. (1932c): Op. cit., pp. 135-136.

808 La Ciudad Lineal, 20/9/1910, p. 2196. El Liberal, 12/11/1910, p. 3.

809 La Ciudad Lineal, 20/10/1910, p. 2249. Urales, F. (1932): Op. cit., p. 138.

810 Como cabía esperar, La Ciudad Lineal sólo informó de los fallos favorables a los Soria. De aquí

se ha desprendido la imagen irreal, admitida en la mayoría de los estudios sobre la obra de Arturo

Oposición y crisis

425

caso particular de Federico Urales, el uso de la vía legal fue una forma eficaz de atajar la

que para los Soria no fue sino una más de las campañas detractoras emprendidas por los

enemigos con los que iban tropezando en su camino.

Si bien el testimonio que plasmó Urales hay que tomarlo con la prevención que

sugiere el probable y comprensible resentimiento de una persona que a la postre se vio

obligado a rehacer su vida y la de su familia, es posible que ciertas prácticas de la CMU

tampoco fuesen tan limpias como las informaciones que iban apareciendo en su revista

pretendían hacer creer. Por esos años Mario Roso de Luna escribió sobre Arturo Soria un

comentario enigmático que podría estar relacionado con algún comportamiento poco ético,

aunque era tan abierto que evidentemente podría no referirse a su labor empresarial811

:

Me inspira gran compasión por la desarmonía que creo notar entre sus ideas y sus actos -y

ojalá me equivoque-.

Federico Urales encontró una tribuna periodística donde contar sus cuitas. Fue en La Idea,

un semanal republicano que tenía por lema: "fraternidad e independencia, democracia y

descentralización". Estaba dirigido por un viejo republicano federal que también había

pasado por la redacción de El País, Modesto Moyrón. Éste ofreció su periódico a Urales,

como antes lo habían hecho a otros opositores que manifestaban haber sufrido abusos por

parte de la CMU, lo que terminó significando para él y para alguno de sus empleados

varios procesos legales por injurias. Según Urales, el resto de los periódicos no quisieron

verse comprometidos en su lucha contra la CMU. Y esto podría ser así, pues la compañía

insertaba publicidad de forma periódica en algunos de ellos y además cuidaba mucho las

relaciones con los periodistas en general. Las noticias sobre eventos aparecidas en La

Soria, de que la justicia les dio la razón en los contenciosos de estos años. Aunque sí lo hizo en

muchos de ellos, hay ejemplos de fallos desfavorables en, por ejemplo, La Idea, 1/2/1911, pp. 1-2;

30/9/1911, p. 2. 3/12/1911, p. 2. La Correspondencia de España, 5/2/1916, p. 6.

811 Roso de Luna lo escribió en una carta dirigida a su amigo Rodríguez Martín en 1908. En

Cortijo, E. (1991): Op. cit., pp. 170-171.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

426

Ciudad Lineal, sin ir más lejos, revelaban algunas de las atenciones con ellos, como

reservarles lugares preferentes en actos importantes, invitaciones a banquetes, etc.812

.

El caso es que Urales presumía de amistad con el director de El Liberal, Alfredo

Vicenti, y con el de El Imparcial, Luis López Ballesteros. Ambos diarios, junto con El

Heraldo de Madrid y otras cabeceras, formaban parte de la Sociedad Editorial de España,

conocida en el mundillo como el trust, con cuyo presidente, Miguel Moya, Federico Urales

también guardaba buena relación. Según éste, el director de El Imparcial le había contado

que llegó a amenazar con su dimisión si le obligaban a admitir un suelto de pago

tendencioso que la CMU había pretendido publicar en su diario, al igual que en otros,

cuando se falló una de las primeras sentencias que condenaban a Urales por injurias813

. Fue

también López Ballesteros quien consiguió que Jose Canalejas se interesase por el caso al

transmitirle su opinión de que lo que la CMU estaba haciendo con Urales "era una

vergüenza para la justicia española, a ciencia y paciencia de las autoridades" y que, a su

juicio, "quienes debían estar presos era la gentuza de la Ciudad Lineal"814

.

En cualquier caso, el único medio que se encontró dispuesto a publicar las

vicisitudes de Urales fue La Idea815

, y para entonces Moyrón ya había prestado sus páginas

para dar difusión a las demandas de otros vecinos de la Ciudad Lineal o de antiguos

trabajadores de la CMU que se habían agrupado en una asociación para canalizar sus

reclamaciones. No está claro el motivo por el cual Moyrón se interesó por los integrantes

812

En otras ocasiones se les obsequiaba con décimos de lotería, se les enviaban carnets de libre

circulación para transitar por la Ciudad Lineal, etc. Soria se esmeró desde los inicios en tener

buenas relaciones con los periodistas, y sus atenciones fueron una constante. Recordemos que la

CMU obsequió con lotes de terreno a algunos de ellos, entre otros a Lerroux.

813 El suelto de pago, de redacción casi idéntica, apareció publicado, por ejemplo, en ABC, en La

Correspondencia de España o en El Liberal. En este último, al parecer porque su director, Vicenti,

no llegó a controlarlo. Urales, F. (1932): Op. cit., p. 144. ABC, 18/11/1910, p. 12. La

Correspondencia de España, 18/11/1910, p. 7. El Liberal, 22/11/1910.

814 Urales, F. (1932c): Op. cit., pp. 143-144.

815 Todo lo más que he encontrado en el resto es alguna carta al director aclarando algún matiz

respecto a los procesos judiciales o alguna otra en la que se sumaba a otras denuncias que

motivaron la actuación del Ministerio de Fomento. Estaban relacionadas con el pago por el

suministro de agua y por los contadores utilizados por la CMU, que al parecer marcaban más

consumo del realmente efectuado. El Liberal, 30/8/1910, p. 3; 12/11/1910, p. 3; 23/11/1910, p. 2.

Oposición y crisis

427

de esa asociación, pero lo cierto es que sus denuncias pudieron aparecer en sus páginas

cuando no en otros medios816

.

A pesar de que La Idea era un semanal y de escasa tirada -se podía considerar, en

este sentido, en la misma liga que La Ciudad Lineal, aunque obviamente sus lectores eran

muy diferentes- la mediación de gente con poder a finales de 1910 les había convencido a

ambos para que no siguieran adelante con su confrontación particular. Pero un suelto

aparecido en La Ciudad Lineal, en el que se venía a decir que había sido el hijo de Moyrón

el que había buscado el apaciguamiento y que insinuaba que Rufino Garrigues -el segundo

de Modesto Moyrón- se les había ofrecido para acabar con esa publicación a cambio de

dinero, motivó la reacción airada de éstos y en un nuevo artículo declararon reabiertas las

hostilidades817

. Y no mentían, pues a partir de ese instante comenzó la más virulenta de las

campañas que ningún medio de comunicación llevó a cabo contra los Soria.

Lerroux recordó en sus memorias esta "fiera campaña de claro y evidente chantaje

contra la Compañía Madrileña de Urbanización y su genial iniciador Arturo Soria" y

calificó a Modesto Moyrón de bellaco, y al contenido de los artículos aparecidos en La

Idea de "difamación y calumnias"818

.

Lo cierto es que la pugna entre los Soria y Moyrón se prolongó hasta mediados de

1912 y no sólo se limitó a dar eco a las reclamaciones contra la gestión del negocio

familiar, sino que además se mostró muy combativa con la actividad política de Arturo

Soria Hernández, destapando sus propias relaciones y prácticas caciquiles para conseguir

ser elegido diputado provincial por Madrid. Según afirmó el semanal, los antiguos

compañeros de Soria Hernández en los cenáculos republicanos se habían tomado como una

traición su decisión de presentarse bajo la candidatura del monárquico Partido Liberal, e

intentó corroborar esa imagen de deslealtad revelando que unos años antes del hijo de

816

La Ciudad Lineal, 10/2/1910, p. 1813. Esta revista afirmaba que la campaña les proporcionaba

publicidad y alguna ganancia económica por nuevas suscripciones.

817 La Ciudad Lineal, 20/12/1910, p. 2359. La Idea, 11/1/1911, pp. 1-2; 1/2/1911, pp. 1-2.

818 Alejandro Lerroux también recordó que tras decidir echarle de su periódico (El País) "porque

escribía ayer con h y honor sin ella", Moyrón también se había convertido en enemigo suyo.

Lerroux, A. (1963): Op. cit., p. 649.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

428

Soria había negado conocer a José Nakens tras su implicación en el atentado de Mateo

Morral819

:

Este pájaro de cuenta era visita diaria del director de El Motín; mas cuando Morral tiro la

bomba, Arturo Soria [Hernández] negó a Nakens como el célebre apóstol a Jesucristo:

desde aquel día decía el gran vividor Soria: "Yo no conozco ni he hablado en mi vida con

ese bribón de Nakens".

Enterado de esto D. Jose, y suponiendo que Soria le visitara algún día, éste llegó, y el

mismo Nakens dijo al de la Ciudad Lineal: "El director de El Motín no está en casa para

ningún farsante".

Como la farsa de Soria continúa tan flamante como siempre, ahora deja de ser

republicano descaradamente y se presenta candidato a diputado provincial monárquico y

encasillado por los distritos de Hospital-Congreso. Todavía dice Soria que aunque lucha

como monárquico, sus ideas son "republicanas".

Pero el enfrentamiento todavía estaba por llegar a su punto álgido, lo que ocurrió muy poco

después con ocasión de una solicitud de Moyrón a la Diputación Provincial, donde durante

unos años había estado trabajando, para que se le reconociesen unos antiguos servicios a

efectos de poder cobrar una pensión. Soria Hernández se situó entre los que se opusieron y

esto dio lugar a la aparición de varios artículos en La Idea en los que se ridiculizaron los

ademanes de Soria Hernández como diputado novato y se le deslizó algún que otro

calificativo insultante. Por si fuera poco, Moyrón le exigió "explicaciones" por considerar

que el discurso público en el que se había mostrado contrario al reconocimiento de sus

servicios había sido ofensivo para su persona. Tras la negativa de Soria a aceptar la

"cuestión planteada", se reclamó el arbitraje de un tribunal de honor que determinase la

"capacidad" de Moyrón para retarle. Tras varias maniobras dilatorias de los padrinos de

Soria que traslucían su deseo de evitar aceptar "la cuestión"820

, el tribunal determinó la

819

La Idea, 9/3/1911, p. 1; 21/3/1911, p. 2. En este último número también se criticaban las

habituales prácticas caciquiles electorales del marqués de Ibarra, en esta ocasión en Vallecas.

820 No se sabe en realidad si es que Soria no consideraba a su oponente a su altura social o si había

otro tipo razones que a su juicio le descalificaban para enfrentarse a él.

Oposición y crisis

429

capacidad de Moyrón para exigirla821

. Mientras tanto en La Idea seguían apareciendo

artículos en los que, lejos de enfriar la cuestión, la avivaban822

:

Lo más extraño de ese imbécil es que no se ha dado cuenta de que el acta del Tribunal lo

declara descalificado (sin nombrar la soga en la casa del ahorcado), porque quien rechaza

un encuentro después de ofender cobarde y villanamente y no prueba la incapacidad que

pretextó por cobardía, ni acredita las infamias inventadas, deja de ser caballero, y de

hecho ingresa en el regimiento de los golfos y rufianes.

[…]

Soria se había creído que con el dinero se consigue purificar honores perdidos y famas

putrefactas, y que con los ochavos se pueden destrozar a los que carecen de habilidades

para encumbrarse en el mundo de los negocios o en el de capitalistas improvisados; los

que tienen limpieza de alma y no aventuran empresas ni explotaciones dudosas, y aun sin

el confort de los billetes que otros despilfarran, merecen el aprecio de las gentes

honradas, aunque Soria siga creyendo lo contrario.

Esto fue más de lo que decidió aguantar Arturo Soria Hernández. Unos días más tarde

abordó en la calle al diputado a Cortes que había presidido el citado tribunal de honor y

tras sacudirle un bastonazo, se originó una pelea entre ambos en la que, al parecer, Soria

pudo llegar incluso a sacar una pistola. Finalmente los contuvo la intervención de la policía

sin que el asunto llegase todavía a mayores. Aparte de La Ciudad Lineal y La Idea, hubo

algún otro diario que informó del altercado. El Liberal, bajo el título "Agresión a un

diputado", describió los hechos y dejó entrever que juzgaba reprobable la acción de

Soria823

.

821

La Idea, 3/12/1911, p. 2; 4/1/1912, p. 2; 19/1/1912, pp. 1-2; 21/2/1912, p. 1; 14/3/1912, pp. 1-2.

822 La Idea, 28/3/1912, p. 1.

823 El Liberal, 2/4/1912, p. 3.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

430

Figura 10.2: Arturo Soria y sus hijos varones en 1912. De izquierda a derecha: Luis, Arturo, el

patriarca y Carlos. Delante, Emilio. Fuente: Archivo Keller Soria.

La cuestión entre el diputado Lamana y Soria no fue finalmente más allá, pero tanto La

Ciudad Lineal como La Idea siguieron enardeciendo los ánimos sin reparar en insultos824

.

La escalada culminó con otro extenso artículo en La Idea, en el que, salpimentados con

todo tipo de insultos, se daban por ciertos todos los rumores y denuncias anónimas en

relación con presuntas turbias actividades empresariales, presentes y pasadas, llevadas a

cabo por Arturo Soria padre a lo largo de su vida. Además anunciaba la quiebra inminente

de la CMU. Según el testimonio anónimo de un trabajador de la propia empresa, las

cuentas de resultados que por entonces se exhibían tan orgullosamente ocultaban en

realidad un enorme endeudamiento que iba a ser muy difícil de sufragar825

. La reacción no

se hizo esperar. En esta ocasión fueron Emilio y Carlos Soria los que se encargaron de salir

824

La Ciudad Lineal, 10/4/1912, pp. 124-128. La Idea, 11/4/1912, pp. 1-2.

825 "Quiebra inmediata de la Ciudad Lineal". La Idea, 20/4/1912, pp. 1-2.

Oposición y crisis

431

al encuentro de Modesto Moyrón, que por casualidad se encontraba acompañado por su

hijo, y les propinaron una paliza en varios asaltos, de cuya descripción tampoco se

ahorraron detalles826

. Pero tras este apogeo con incidentes tan poco ejemplares, cesaron los

artículos contra los Soria en La Idea, que además desapareció pocos meses después.

Sin embargo, los procedimientos judiciales siguieron su curso. Rufino Garrigues,

el segundo de Moyrón, fue condenado en 1914 a dos penas de destierro que, como Urales,

no tuvo más remedio que cumplir827

. El proceso contra Modesto Moyrón se dilató más

tiempo. Tras una primera sentencia adversa para él, en 1916 recibió la absolución del

Tribunal Supremo en una vista en la que la CMU estuvo representada por Leopoldo Matos

y Modesto Moyrón defendido por Melquiades Álvarez, dos pesos pesados de la política

española de aquellos años y que lo serían todavía más en años posteriores828

.

Es muy probable que esta inesperada resolución -naturalmente junto a la situación

de bloqueo que vivía su empresa en espera de la resolución del conflicto por la suspensión

de pagos que había solicitado en 1914- contribuyese al estado de ánimo que inspiró las

palabras que unos meses más tardes firmó Soria en su revista829

:

Sí, señores, sí, cansa; cansa el luchar veinticinco años, sin honra ni provecho, por redimir

de la miseria de la vivienda a los ingratos galeotes del proletariado y de la clase media

contra gobernantes mal informados, injustos conmigo; contra caciques, ladrones, necios,

malvados y locos; contra toda la roña y la podre que corroe a la España que quiere vivir la

vida civilizada.

826

Los títulos que encabezaron la particular narración de los hechos en La Ciudad Lineal y en La

Idea fueron de lo más gráfico: "D. Emilio Soria y D. Carlos Soria insultados y agredidos. Contestan

propinando una buena paliza a Moyrón (padre) y otra a Moyrón (hijo)". La Ciudad Lineal,

30/4/1912, pp. 159-152. "Una agresión vil, cobarde y criminal. La partida de la porra en Ciudad

Lineal". La Idea, 7/5/1912, pp. 1-2.

827 La Ciudad Lineal, 30/4/1914, p. 146. Como ya había ocurrido cuando lo hizo sobre las penas de

destierro de Urales, al informar sobre la de Garrigues El Liberal concluyó manifestando que

lamentaba la noticia. El Liberal, 5/7/1914, p. 4.

828 La Correspondencia de España, 5/2/1916, p. 6. La revista La Ciudad Lineal tras la vista en el

Supremo confiaba en una sentencia favorable, y así lo manifestó en una extensa recapitulación.

Tras producirse el fallo absolutorio no incluyó ninguna referencia. La Ciudad Lineal, 20/1/1916,

pp. 350-352.

829 Soria y Mata, A.: “Año nuevo”. La Ciudad Lineal, 10/1/1917, pp. 697-698.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

432

10.2. LA CRISIS DE LA COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN

Curiosamente, los de la lucha encarnizada contra sus opositores fueron los

mejores años de la Ciudad Lineal. Pero esa bonanza no duró mucho más tiempo.

La constante expansión empresarial, la modernización de las líneas férreas y las

inversiones iniciales para la puesta en marcha de toda la diversidad de negocios auxiliares

había hecho necesario un modelo de financiación que lo posibilitase, y que era imposible

basarlo tan solo en los ingresos por la explotación de las diferentes líneas de negocios.

Aunque las acciones emitidas en su momento se habían vendido por completo y las

pagadas en su totalidad habían comenzado a cotizar en bolsa desde 1904, la CMU nunca

llegó a plantearse en serio la posibilidad de financiarse extraordinariamente por medio de

ampliaciones de capital, por lo que decidió seguir recurriendo a la captación de capitales

particulares a través de emisiones de renta fija (obligaciones y pagarés) a un tipo de interés

elevado para que fuesen atractivas. Aparte, constituyó una Caja de Ahorros con el objeto

de captar pequeños capitales mediante depósitos a corto plazo, que también fueron útiles

para poder acometer el elevado ritmo inversor de estos años. El capital de los pequeños

inversores había fluido hasta entonces y, como hemos visto, la expansión de la compañía

fue notable y los múltiples negocios auxiliares ideados fueron entrando en funcionamiento

de manera satisfactoria.

Pero era un modelo muy inestable que dependía del flujo continuado del dinero de

muchos pequeños ahorradores privados a los que había que ir pagando un alto interés.

Como además el capital necesario para mantener el ritmo era cada vez mayor, la deuda se

iba haciendo cada vez más elevada830

. Recordemos que aunque no tuvo más repercusión

que la reacción de los Soria contra los Moyrón, un informante anónimo de entre los

empleados de la CMU ya había dado cuenta a La Idea de que la situación financiera era ya

preocupante en 1912, y que las cuentas que se publicaban no reflejaban el endeudamiento

real.

830

Es revelador el estudio realizado por Maure de la evolución anual de los ingresos de la

compañía procedentes de las emisiones de renta fija. Se puede comprobar que fue ésa la principal

fuente de ingresos y cada año con un peso mayor, con lo que la deuda se incrementaba con cada

año que pasaba. Maure, M.Á. (1991): Op. cit., pp. 240-242.

Oposición y crisis

433

En cualquier caso, la situación pudo prolongarse hasta el verano de 1914. A

finales del mes de julio de ese año se produjo la declaración de guerra entre el Imperio

austrohúngaro y Serbia, lo que rápidamente implicó a otras naciones europeas en la que se

conocería como Gran Guerra. A pesar de la neutralidad española, nuestra economía no

resultó inmune a sus efectos, muchos de ellos positivos, pero otros negativos. Entre éstos

destacó la repentina escasez de materias primas como el acero o el carbón, o de bienes de

equipo, cuya demanda creció enormemente en los países en conflicto, y su consiguiente

encarecimiento impactó de lleno en, por ejemplo, las empresas dedicadas a la construcción

y al transporte, como era el caso precisamente de la CMU. Otro de los efectos habituales

en situaciones de incertidumbre, es que los capitales huyen rápidamente a refugiarse en

aquellos activos que les garanticen una protección mayor, que en ningún caso les podía

ofrecer una relativamente joven empresa privada en plena expansión. Esto motivó la

aparición masiva de órdenes de venta de los valores de la CMU y la retirada de gran parte

de los depósitos de su caja de ahorros. El impacto fue demoledor, ya que había que seguir

afrontando los importantes créditos solicitados en los años anteriores, los plazos aplazados

por las adquisiciones de materiales o terrenos, y, además, seguir satisfaciendo los intereses

o las amortizaciones del capital a los todavía poseedores de valores de la empresa831

.

Apenas unas semanas más tarde de la ruptura de hostilidades, el número de La

Ciudad Lineal correspondiente al 20 de agosto abrió con la noticia de la intención de la

CMU de declararse en suspensión de pagos832

. Incluía ya una propuesta de convenio para

los acreedores, que según la Dirección podría salvar a la empresa de la quiebra. El

convenio trataba básicamente de priorizar los pagos pendientes por adquisición de activos

o materiales y renegociar con los poseedores de obligaciones, pagarés y depósitos su canje

por unas obligaciones hipotecarias únicas y bajo unas nuevas condiciones. Se planteaba

alargar los plazos de amortización hasta un máximo de 75 años y se fijaban unos nuevos

tipos de interés: un tipo fijo de un 1% y un tipo variable adicional cuando los resultados lo

831 Moreno Luzón, J. y Villares, R. (2009): Op. cit., pp. 434-443. Soria señalaba los efectos que

más habían perjudicado a la CMU: "el súbito desmoronamiento del crédito", "los debidos a la

alteración de precios y a la escasez de materiales en la explotación de nuestros negocios" y, "los

daños y perjuicios sufridos por todos y cada uno de los clientes de la Compañía". Soria y Mata, A.:

"Liquidación de daños y perjuicios de la guerra". La Ciudad Lineal, 10/7/1918, pp. 109-110.

832 Soria y Mata, A.: “La suspensión de pagos”. La Ciudad Lineal, 20/8/1914, pp. 297-299. La

suspensión de pagos se solicitaría formalmente el día 22 de agosto.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

434

permitiesen. Teniendo en cuenta que las primeras emisiones todavía se estaban

retribuyendo a un interés del 8%, la reducción era drástica. También se incluía la

posibilidad de canjear los valores por terrenos en la Ciudad Lineal o por alguna de las

numerosas fincas que la CMU había ido adquiriendo fuera del trazado. Si, por el contrario,

se deseaba una amortización por dinero, su valor se vería reducido considerablemente

respecto al nominal. Los hipotéticos dividendos a los accionistas se veían relegados a la

eliminación total del pasivo de la compañía, que era en ese momento se tasaron en unos 28

millones de pesetas.

La decisión de acudir a la suspensión de pagos se había producido nada más

desencadenarse el conflicto, lo que significaba que la situación financiera debía ser ya muy

complicada. Y uno de los motivos, aparte de la compra masiva de los terrenos por donde se

planeaba la extensión de la Ciudad lineal, fue la fuerte inversión acometida para la

construcción de las infraestructuras para la traída de aguas desde el río Jarama, finalizadas

poco antes, pero que todavía no se podían explotar porque se les había denegado la licencia

pertinente. Esto había obligado a la CMU a una renegociación, en julio de ese año, del

préstamo solicitado unos años antes a la Banca Urquijo, fruto de la cual -ya no se debía ver

muy clara la situación financiera de la compañía- se endurecieron las condiciones iniciales

y se exigieron más garantías sobre la cantidad pendiente de amortizar.

Tras el anuncio de la suspensión de pagos, la CMU quiso tranquilizar a los

acreedores afirmando que el valor de los activos era superior al pasivo, por lo que, en caso

necesario, con recurrir a la venta de los activos quedaba garantizado el pago de la deuda.

En cualquier caso, la compañía decidió no continuar con la construcción y venta de

viviendas a plazos, lo que hizo que el negocio de construcciones se resintiera seriamente y

abocara a la compañía al despido inmediato de unos 300 empleados833

.

La situación fue muy desagradable porque la gran mayoría de los obligacionistas e

impositores de la caja de ahorros eran modestos ahorradores que, aparte de ver menguada

una gran parte del dinero que habían invertido atraídos por la promesa de altos tipos de

interés, en ningún caso iban a poder recuperarlo rápidamente, lo que para muchos podía

833

Concretamente 307. En años posteriores la plantilla seguiría disminuyendo, pero de forma

menos acusada. La Ciudad Lineal, 10/4/1919, p. 266.

Oposición y crisis

435

significar verse prácticamente en la ruina. A pesar de ello, no se veían con muchas más

alternativas que acogerse al convenio que les propusieron, por lo que la gran mayoría se

mostró dispuesta a aceptarlo queriendo ver resuelto el asunto cuanto antes, aunque fuese

perdiendo gran parte de lo invertido o viéndolo convertido en terrenos de muy dudosa

revalorización a corto o medio plazo.

La prensa en general fue bastante cauta en sus juicios sobre el proceso. La

generalista hizo escasas alusiones al respecto, y en la mayoría de los casos evitaron

valoraciones sobre la gestión llevada a cabo. Como excepción por lo contrario cabe

destacar una reseña aparecida en El Ibérico en la que se aprovechaba para pasar factura por

algún encontronazo anterior, propio o ajeno834

:

Nunca han sido nuestras impresiones sobre la Compañía Madrileña de Urbanización muy

satisfactorias, […].

Procuraremos informarnos bien de este asunto [el de la solicitud de la suspensión de

pagos], porque tendría gracia que después de la arrogancia de ciertos señores

persiguiendo periodistas y haciéndolos condenar con infinidad de querellas, ahora

resultase que estamos casi en quiebra.

Lógicamente la atención prestada por los medios económicos al asunto fue mucho mayor,

y fue creciendo incluso a medida que se fueron conociendo los detalles concretos sobre la

situación financiera de la empresa y las soluciones que proponían. Algunos se limitaron a

informar con cierta neutralidad de las acciones que se estaban llevando a cabo y, dada la

coyuntura, a desear el mejor desenlace posible para la compañía y sus acreedores y

aconsejando la suscripción del convenio como "mal menor"835

. Otros fueron más críticos

con la Dirección de la compañía y contemplaron con escepticismo las previsiones

834

El Ibérico, 5/9/1914.

835 De este tipo se puede encuadrar las informaciones publicadas en, por ejemplo, La Ilustración

financiera, 27/10/1914, Gaceta de los caminos de hierro, 24/10/1914, El Financiero Hispano-

Americano, 20/11/1914; 4/12/1914; 18/12/1914, o Los Negocios, 13/11/1914.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

436

contenidas en el convenio al no vislumbrar futuro alguno en el conglomerado de negocios

puestos en marcha por la CMU836

.

Pero fue sobre todo la Revista de Economía y Hacienda la que más dura se mostró

con las actuaciones llevadas a cabo por los gestores y en varios de sus números expuso un

análisis pormenorizado de la situación financiera de la compañía. Fruto de ese análisis,

cuestionó la veracidad de algunas informaciones vertidas en las memorias anuales, puso en

solfa las valoraciones contables de sus activos y censuró la actuación de la Dirección y del

Consejo de Administración desde casi su fundación837

. Razones éstas que le llevaron a

desaconsejar la firma del convenio propuesto al no ver factibles las proyecciones

económicas realizadas y decantarse por la solución de admitir la quiebra de la sociedad y

levantar una nueva que administrase sus activos, naturalmente sin los Soria al frente838

.

Unos cuantos de los acreedores decidieron asociarse al objeto de compartir

asesoramiento, mecanismos y gastos para denunciar ante los tribunales la propuesta que les

había ofrecido la CMU839

. El más importante de todos ellos era, sin duda, la sociedad

Urquijo y Compañía, a la que todavía se debía la importante cantidad de 500.000 pesetas

pendientes de pago de las 750.000 que habían sido solicitadas a su banca en 1911. Las

denuncias motivaron que el asunto se enquistase durante varios años, pues las sentencias,

que en principio fueron desfavorables a estos acreedores, fueron recurriéndose hasta el

Tribunal Supremo. En 1917 se logró un acuerdo con Urquijo y Compañía, mediante el cual

los Soria se comprometían a ceder dos de sus propiedades, Villa Paulina840

y la Quinta de

Mahudes –el anterior domicilio de la familia–, por un importe algo superior a la mitad del

836

Fue el caso de España Comercial, 3/9/1914; 24/9/1914; 15/1/1915 o El Economista,

31/10/1914; 9/1/1915.

837 Se destapó, entre otras irregularidades, que la Caja de Ahorros actuaba de manera ilegal pues no

había sido siquiera inscrita en el Registro Mercantil. Revista de Economía y Hacienda, 13/2/1915,

p. 155.

838 Revista de Economía y Hacienda, 5/10/1914; 17/10/191; 24/10/1914; 12/12/1914; 16/1/1915;

23/1/1915; 6/2/1915; 13/2/1915; 20/2/1915. La serie de artículos con el análisis financiero de la

CMU se publicaron posteriormente compilados en un folleto titulado La suspensión de pagos de la

Compañía Madrileña de Urbanización.

839 Se establecieron en una oficina que la Sociedad Económica de Amigos del País les cedió en la

Plaza de la Villa. El Imparcial, 4/5/1915. Revista de Economía y Hacienda, 8/5/1915.

840 Villa Paulina estaba situada al lado de la Quinta de Mahudes, en los "altos del Hipódromo" del

término de Chamartín de la Rosa. La Dictadura, 10/10/1896, p. 3.

Oposición y crisis

437

crédito todavía restante y, a cambio, la Banca Urquijo se avenía a suscribir el convenio

para conjugar el resto de la deuda. Este acuerdo, generoso por parte de los Soria, fue

acogido con gran alivio, pensando que el resto de impugnantes decidirían también acogerse

al convenio.

La prolongada incertidumbre en espera de la luz verde a la suspensión de pagos

había reducido de forma sensible actividad de una CMU que trataba de sobrevivir con la

explotación de sus líneas de ferrocarriles y tranvías, el suministro de aguas y electricidad y

sus otros negocios auxiliares, así como de la venta de terrenos y la construcción de unas

pocas viviendas por año. Pero en algún momento los Soria debieron pasar por alguna

situación de falta de liquidez, pues en diciembre de 1916 Arturo Soria solicitó un crédito

personal al Banco de España por una cantidad de 25.000 pesetas841

.

Esta situación terminó produciendo también otro efecto inesperado: la decisión de

salir de la empresa del que era uno de sus directivos más importantes: el hijo mayor de

Arturo Soria, Luis, quien de manera incuestionable estaba llamado a suceder a su padre al

frente de la misma. El hecho supuso una conmoción en la familia. No se conocen las

causas concretas que determinaron el paso dado por Luis Soria, pero cabe especular con la

posibilidad de que estuviese en desacuerdo con la manera en la que se había desarrollado el

proceso o con la manera de afrontarlo por su padre y sus hermanos, o quizá no pudo seguir

esperando a que el panorama se aclarase al necesitar dar una estabilidad económica a su

familia, que ya contaba con cuatros hijos. En cualquier caso, y para disgusto de su padre, la

decisión de abandonarla para probar fortuna profesional de forma independiente fue

irrevocable842

.

841

El crédito, con vencimiento establecido en junio de 2017, quedó renovado poco después con una

nueva póliza. AKS. Póliza de crédito personal suscrito por Arturo Soria y Mata, 28/12/1916.

842 Dejó la CMU para establecerse en Brasil y tratar de aprovechar el clima de prosperidad

favorecido por la situación bélica que se vivía en Europa. Volvió poco después, en el verano de

1919 para ocupar el puesto de consejero delegado en una empresa de Santander, la Red

Santanderina de Tranvías, S.A., que gestionaba y explotaba varias líneas de tranvía de esa ciudad.

El País, 11/7/1918, p. 3. No obstante, siguió vinculado a la CMU como miembro de su Consejo de

Administración hasta 1921. La Ciudad Lineal, 10/4/1920, p. 496. La Ciudad Lineal, 10/4/1921, p.

653. Posteriormente, Luis probó fortuna en Sudamérica y su hermano Arturo le facilitó una lista de

personas residentes en América que habían estado relacionadas de alguna manera con la CMU o

con su padre. En ella figuraban, entre otros, Viriato Díaz-Pérez, Carlos Carvajal y Darío Velloso.

AKS. Clientes o amigos de la CMU en América.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

438

La resolución del conflicto con los acreedores se alargó todavía hasta finales de

1919. Entonces, la compañía decidió llegar a un acuerdo para pagar lo que reclamaban, ya

que calcularon que los gastos en que todavía habría que incurrir hasta llegar una resolución

definitiva podían ser mayores a esas cantidades. Por tanto, a los cinco años de plantearse la

suspensión de pagos, se podía poner en marcha la firma de los convenios, tarea que

procuró hacerse a toda máquina.

Tras los 307 despedidos en 1914, a lo largo de estos años la plantilla de la CMU

había ido disminuyendo algo más y todavía en 1919 se produjeron algunos despidos

adicionales. A pesar de ello, la CMU todavía contabilizaba en nómina a casi 400 efectivos,

entre empleados y obreros843

y la recuperación económica posibilitada por el fin de la

guerra y la firma de los convenios hizo que al año siguiente se pudiese asistir ya a una

pequeña recuperación. Sin embargo, la idea de la Ciudad Lineal como se había concebido

hacía casi tres décadas y por la que se luchaba todavía cinco años atrás se podía dar por

descartada: se abandonó la intención de construir las siguientes barriadas y se renunció a la

prolongación hacia Fuencarral. Asimismo se dejaron de lado proyectos relacionados con

las líneas férreas, como el del metropolitano, sin ir más lejos. Para retomarlos consideraban

que sería necesaria la entrada de nuevos accionistas de referencia, que aportasen capital y

la capacidad de influencia que los Soria reconocía no tener, como se indicaba

expresamente en un nuevo folleto publicado por la CMU en 1919 en el que se glosaban

con las bondades del proyecto y la obra ya realizada con el objeto de llamar la atención de

esos posibles accionistas potentados. Soria dejaba abierta incluso -si fuese menester para

un mejor entendimiento- la posibilidad de echarse a un lado y dejar que fuesen los nuevos

socios los que rigiesen los destinos futuros de la compañía844

.

En el plano internacional, el ambiente pesimista existente entre los directivos de la

CMU les impedía pensar en continuar compitiendo con el modelo de ciudad-jardín. Al

requerimiento de un "entusiasta de la Ciudad Lineal" para que se acudiese a una próxima

843

Esos despidos motivaron la que motivaron la huelga de una pequeña parte de esa plantilla. Soria

y Mata, A.: "Nuestra huelga". La Ciudad Lineal, 10/4/1919, pp. 265-267.

844 Compañía Madrileña de Urbanización (1919): Reorganización y Engrandecimiento de la

Ciudad Lineal, pp. 3-24.

Oposición y crisis

439

Exposición de la reconstrucción de Bruselas a continuar desafiando al modelo inglés,

como había ocurrido en la Exhibición de 1913, la respuesta no pudo ser más sincera845

:

La Compañía Madrileña de Urbanización no puede hoy más que procurar no morir y

prepararse a vivir como antaño cuando se pueda.

Agradece y ensalza los propósitos del señor D. P. López y los favorecerá en cuanto sea

posible.

Estamos algo acobardados.

De hecho, la precaria situación financiera y una moral por los suelos significaron que no se

enviase a ningún representante de la CMU a la Exposición, que tuvo lugar en septiembre

de ese año. Se limitaron al envío de una memoria, folletos y planos de la Ciudad Lineal

construida en Madrid, con lo que la visibilidad del modelo español en el evento fue

bastante menor que el de otros modelos urbanísticos, como se reconocía en las propias

páginas de la revista. No obstante, a instancias de Hilarión González del Castillo, también

se envió una memoria y los planos de la propuesta de una Ciudad Lineal belga que había

sido ideada, elaborada y sufragada por él mismo al margen de la CMU846

.

En 1923, ya fallecido Arturo Soria hacía tres años, Ramón Gómez de la Serna

publicó El Chalet de las Rosas. Se trataba de una novela corta en la que no faltaban los

ingredientes más característicos de la producción de este autor. El título era el nombre de

un hotelito propiedad de una especie de asesino en serie de mujeres, a las que seleccionaba

y seducía con promesas de matrimonio y a las que, tras una breve convivencia, daba

muerte para hacerse con sus ahorros. Pero la curiosidad que hace que aludamos a ella es

que el escenario donde discurría la acción era la Ciudad Lineal -"esa ciudad para

845

La Ciudad Lineal, 10/2/1919, pp. 229-231.

846 González del Castillo le había solicitado conformidad previa a Arturo Soria, quien le contestó

afirmativamente aunque dejando entrever una cierta distancia, quizá obligado por las

circunstancias. La Ciudad Lineal, 10/3/1919, pp. 249-252; 10/10/1919, pp. 369-370; 10/1/1920, pp.

437-441.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

440

delineantes y matemáticos de un orden especial"-, que era donde estaba situado el hotelito.

Pero lejos de describir el entorno de forma favorable, Gómez de la Serna lo hizo de forma

demoledora -triste, desangelado, ingrato, "lleno de hotelitos de playa pobre"- y sugería que

ese ambiente incitaba al asesino a cometer sus crímenes. Alegaba el abogado defensor en

descargo del asesino tras ser descubierto847

:

Tiene aquello el más rígido aspecto suburbano, con su pedazo de pinar convertido en

cementerio de latas de sardinas, cementerio después de la monda de las meriendas; con

esos cercenados troncos de árbol arrinconados en esa callejuela y que son como féretros

de sus propios árboles; con esos quioscos árabes que ya no se abren, con esas tapias altas

que aíslan tanto los vecinos entre sí; con ese único bulevar que le divide en dos

hemisferios irreconciliables…

En esos años de crisis, las partidas dedicadas por la CMU para el mantenimiento de las

infraestructuras de las líneas, así como los gastos para la prestación de los servicios y el

arreglo de desperfectos en la Ciudad Lineal se redujeron drásticamente, con lo que la

visión de una urbanización permanentemente inacabada, sucia y embarrada en época de

lluvias, y pobremente iluminada no era tan irreal. No parece que existiese ningún motivo

extraliterario para que el autor eligiese ajustar cuentas de esta manera, simplemente parece

que eligió este escenario real -que en verdad sufría un cierto grado de abandono- para la

trama de su novela y la descripción de un entorno desolado y la exageración de lo

melancólico de su ambiente como para llegar a inducir al asesinato fue un recurso

estilístico que tampoco era extraño en la producción literaria de Gómez de la Serna. La

novela fue publicada en la editorial valenciana Sempere848

y ni su venta ni su repercusión

fueron importantes. No obstante, cabe pensar que si los Soria llegaron a tener constancia de

ella no les haría mucha gracia.

Paro antes de eso, Arturo Soria seguía dando muestras de tesón y hasta su

fallecimiento siguió ejerciendo como director de la compañía. Su empresa había logrado

sobreponerse a una experiencia muy dura, pero continuaba en condiciones de seguir

847

Gómez de la Serna, R. (1968): La Quinta de Palmyra / El Chalet de las Rosas, p. 330.

848 Gómez de la Serna, R. (1923): El Chalet de las Rosas. Valencia, Sempere.

Oposición y crisis

441

funcionando en circunstancias que se adivinaban más favorables. El que la CMU hubiera

logrado sobrevivir manteniendo la mayoría de sus líneas de negocio y continuar siendo una

empresa grande -como todavía se podía considerar que era-, constituía una nueva muestra

de la solvencia y la capacidad directiva de Arturo Soria y de su valía como empresario,

aspectos en los que quizá más había brillado a lo largo de su trayectoria profesional. No en

vano, Manuel Allendesalazar le llegó a calificar como "poeta de los negocios"849

. Como

había sucedido antes con la que había fundado para la explotación del TEM, de nuevo en

una coyuntura política, económica y social muy difícil, consiguió crear de la nada y sacar

adelante una nueva empresa todavía más ambiciosa y con menor respaldo económico, y

fue capaz de poner en marcha un entramado muy diverso de negocios innovadores, que dio

trabajo a muchos empleados y que, pasado el tiempo, tuvo que sobreponerse a una

situación financiera muy adversa. Pero es indudable que el largo y desagradable asunto de

la suspensión de pagos, los sinsabores de todo tipo a los que había tenido que hacer frente

en los últimos años, así como la conflictividad con sus acreedores, opositores y con los

propios trabajadores le habían consumido muchas de sus fuerzas. Además, tras el inmenso

trabajo invertido, la constatación al final de su vida de que su ideal urbano iba a tener ya un

alcance limitado le tuvo que dejar cierto regusto amargo. No cabe mejor síntesis de los

últimos años que el que figuraba en su última voluntad850

:

He luchado valerosa y dignamente contra muchas cosas malas de nuestra sociedad, la

oligarquía y el caciquismo imperante, la rutina, la envidia, la ignorancia... Sin haber

hecho mal a nadie he tenido algunos enemigos; yo les he impedido realizar el mal y las

resistencias que opuse, desplegando energías intelectuales y morales extraordinarias, han

destruido mi organismo robusto y abreviado mi existencia; me han matado a disgustos y

yo, cristianamente, les perdono.

A pesar de todo, la Ciudad Lineal había logrado eco entre la población madrileña y en

1921 se podían contabilizar casi 1.000 viviendas en su trazado, inmersas en un entorno

849

Soria y Mata, A.: "Mecánica social". La Ciudad Lineal, 10/4/1910, p. 1912.

850Soria y Mata, A.: “Mi última voluntad y mi última palabra”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p.

601.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

442

higiénico en el que se habían plantado alrededor de de 100.000 árboles851

. Pero finalmente

sólo pudo construirse una pequeña parte de la urbe planeada con arreglo a su teoría lineal,

en lo que fue determinante la falta de apoyo económico e institucional. La sensación es que

si Soria hubiese tenido la posibilidad de plantear su proyecto bajo unas circunstancias

políticas, económicas, sociales, o incluso geográficas, más favorables, quizá habría podido

dar mucho más de sí. No obstante, consiguió hacer realidad una parte importante del reto

que para muchos parecía imposible en 1894. Pero no para él852

:

Puedo asegurar que mi ciudad lineal se hará; porque si como particular no encuentro

dinero bastante para ello, apelaré al último recurso […].

10.3. EL FALLECIMIENTO DE ARTURO SORIA Y MATA

El 6 de noviembre de 1920, sábado, Arturo Soria se disponía a comer en el Hotel

Rubín con su mujer y sus hijos Luis, Emilio, Carlos y Julita, además de con sus nueras y

nietos más mayores. Se sintió levemente indispuesto y se sentó en un sillón. Poco después

le sobrevenía la muerte por colapso cardiaco. Unos días antes todavía le veían fuerte y

animoso, e incluso mejor de lo habitual de sus achaques, pero estaba cerca ya de cumplir

76 años853

.

Hasta entonces había mantenido la gran capacidad de trabajo que le había

caracterizado, compaginando, como siempre, sus habituales tareas al frente de la CMU con

otras actividades por las que aún mantenía la misma pasión de hacía años, como eran la

lectura diaria de la prensa o la escritura de sus artículos para La Ciudad Lineal, El País u

otros medios. Tampoco había dejado de interesarse por las publicaciones recientes sobre

los variados temas que desde hacía años más le habían atraído: geometría, ingeniería,

851

Datos incluidos en La Ciudad Lineal, 10/11/1921, p. 742.

852 Soria y Mata, A. (1894a): Op. cit. p. 17.

853 El País, 7/11/1920, p. 1.

Oposición y crisis

443

urbanismo, transporte, higienismo o teosofía. Y todavía continuaba asistiendo a su tertulia

en el Casino de Madrid y a las veladas en el Ateneo854

.

Su fallecimiento tuvo un gran impacto entre sus allegados, amigos y empleados,

para los que significaba el adiós a una persona apreciada y respetada. La capilla ardiente

fue instalada en las oficinas de la CMU, en su sala de trabajo y en un lugar preferente se

colocó el pentatetraedro con el que Soria había posado orgulloso al poco de haber escrito

sobre él. Al día siguiente su féretro fue transportado a hombros a través de la Ciudad

Lineal. La comitiva fúnebre, compuesta por unas dos mil personas -en su mayoría

empleados y antiguos empleados de la CMU que también quisieron sumarse a ese

homenaje- tardó cerca de dos horas en completar los cinco kilómetros de trayecto hasta el

Cementerio Civil del Este, donde en repetidas ocasiones había expresado que deseaba ser

enterrado. Entre los asistentes se pudo ver a familiares como el marqués de Santiago o a

antiguos colabores como Roso de Luna. Tampoco faltó una representación del Gran

Oriente Español. Gentes de todo tipo se reunieron para darle el último adiós855

:

Todas las clases sociales estaban representadas: la aristocracia, la magistratura, el

ejército, clases medias, periodistas, empleados públicos, obreros, artesanos, comerciantes,

republicanos, liberales, todos los partidos políticos, muchas mujeres.

Soria dejó escrita su voluntad de ser envuelto en una bandera española856

y de que su

sepulcro estuviese situado cerca de su añorado amigo Eduardo Benot, enterrado también en

ese cementerio, y al que apenas dos meses antes de su muerte había recordado de nuevo en

El País857

. Deseaba seguir también la estela de otros ilustres republicanos e intelectuales

854

Había ingresado en el Casino madrileño el 4 de marzo de 1886, presentado formalmente por

Alfredo de la Cortina, Enrique Martos y Francisco Echagüe. En "Socios del Casino: esculturas y

homenajes". Casino de Madrid, 46, diciembre, 2006, pp. 66-67.

855 El País, 9/11/1920, p. 1-2.

856 Soria y Mata, A.: “Mi última voluntad y mi última palabra”. La Ciudad Lineal, 10/1/1921, p.

600. Este deseo de ser amortajado con la bandera ya había lo había expresado años antes en Soria y

Mata, A.: “La guerra”. La Ciudad Lineal, 30/3/1912, p. 100: “No me entusiasman los besos y las

manifestaciones públicas de amor teatral a la bandera, pero mi última voluntad es que me sirva de

mortaja la bandera española, que siempre ondea en lo alto de mi casa con este propósito”.

857 El País, 26/9/1920, p. 1.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

444

que yacían en esa última morada: Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón, Estanislao

Figueras, Julián Sanz del Río, Fernando de Castro, Francisco Giner de los Ríos, y otras

figuras representativas de librepensamiento español de finales del XIX.

Destacados políticos del momento escribieron cartas de condolencia y en la

asamblea de la Unión Republicana, convocada para el día siguiente, se le rindió un sincero

homenaje, en el que se recordó el compromiso del que Arturo Soria había hecho gala hasta

el final de sus días. Su fallecimiento tuvo reseñas en periódicos como El Imparcial, El

Liberal, ABC858

, El Mundo, El Debate, Mundo Gráfico, La Libertad o La Correspondencia

de España, aunque, a excepción de las que le dedicó El País, en general consistieron en

breves notas de recuerdo y condolencia. También Mario Roso de Luna, en el prólogo a la

póstuma Filosofía Barata, recordó que para el día siguiente a su muerte se había reservado

en el restaurante de la Ciudad Lineal el "pitagórico ágape" de una “respetable fraternidad”.

Con el plácet de la familia Soria, sus integrantes decidieron mantener el evento y

brindárselo en homenaje a modo de banquete fúnebre tras la “desencarnación de un

pitagórico del siglo XX”.

Era el punto y final de la vida de "un hombre de energías sobrehumanas", según le

recordó Alejandro Lerroux859

, forjador de ideas innovadoras y de iniciativas arriesgadas,

que luchó con tesón para sacarlas adelante en circunstancias muy adversas y que llegó a ser

un personaje conocido y respetado. En las décadas posteriores el tributo le llegó del campo

del urbanismo, cuando se reconocieron la validez y anticipación de muchos de sus

planteamientos y su impronta se pudo ver en algunos de los trabajos posteriores de varias

figuras destacadas del panorama urbanístico internacional.

La lectura de su testamento permite entrever que Arturo Soria tuvo poco interés

en los enseres materiales. Apenas relacionaba unos cubiertos de plata y cuatro alhajas "de

escasísimo valor" de uso personal: "reloj, cadena, alfiler y gemelo". El grueso de sus

propiedades eran el Hotel Rubín -aunque todavía le restaba por pagar una parte-, sus

858

Algunos autores han manifestado que en ABC no apareció ninguna necrológica. Sí apareció, de

hecho la familia pagó por ella como consta en el recibo que todavía se conserva en el Archivo

Keller Soria. AKS. Recibos varios por entierro de Arturo Soria y Mata. ABC, 7/11/1920, p. 22.

También se reseñó su entierro. ABC, 9/11/1920, p. 20.

859 Lerroux, A. (1963): Op. cit., p. 501.

Oposición y crisis

445

acciones y derechos en la CMU y unos cuantos terrenos en la Ciudad Lineal y en sus

inmediaciones, todas ellas sujetas al régimen de gananciales860

.

El indiscutible poder y liderazgo de la familia Soria en la CMU también quedó

patente a la muerte del fundador. Asumiendo las instrucciones y recomendaciones dejadas

por él para esta eventualidad, el Consejo de Administración admitió que sus hijos Arturo,

Emilio y Carlos ocupasen los principales puestos de gestión de la compañía. Arturo fue

designado director, Emilio asumió el puesto de subdirector y Carlos el de secretario

general junto al de jefe de Contabilidad que ya ostentaba861

.

Arturo Soria Hernández llegó a la culminación de su carrera política al ser elegido

Senador por Madrid en 1923, aunque lo tuvo que dejar muy poco despúes, tras el golpe de

Estado que dio paso a la Dictadura del general Primo de Rivera. A pesar del disgusto que

había producido su salida de la CMU, Luis mantenía relación con su familia, y de hecho

estaba presente en el Hotel Rubín cuando falleció su padre. Heredó las acciones en la

misma proporción que el resto de sus hermanos, pero no se reincorporó a la empresa

familiar y siguió con su trayectoria profesional propia. Además, en la primera Junta

General de accionistas que se celebró tras el fallecimiento de su padre, la de marzo de

1921, fue relevado de su cargo de vocal en el Consejo de Administración de la CMU, con

lo que quedó definitivamente desvinculado de la gestión directa de la compañía862

. Hasta

su fallecimiento prematuro en 1933, dirigió diversas compañías tranviarias de ciudades

españolas como Santander o Granada, por ejemplo863

.

En la década que se abría, la CMU se centró en las líneas de negocio vinculadas al

transporte y aprovechando la buena coyuntura económica del país volvió a recuperar una

cierta prosperidad. Sin embargo, su actividad constructiva, que incluso llegó a ser más

relevante en promociones acometidas fuera de la Ciudad Lineal, nunca llegó a parecerse a

860

AKS. Testamento de Arturo Soria y Mata, 27/5/1918. AKS. Escritura de ratificación y

protocolización de las operaciones testamentarias de Don Arturo Soria y Mata, 27/10/1922.

861 Soria y Mata, A. "Mi última voluntad y mi última palabra". La Ciudad Lineal, 10/1/1921, pp.

600-601. Nombramientos en p. 612.

862 En La Ciudad Lineal, se reflejaron varios pagos a Luis Soria por algún servicio esporádico,

como la compra de material, por ejemplo. La Ciudad Lineal, 10/3/1920, p. 588; 10/9/1920, p. 572.

Consejo de Administración de la CMU nombrado en 1921 en La Ciudad Lineal, 10/4/1921, p. 653.

863 El País, 11/7/1918, p. 3. El Sol, 12/10/1933, p. 8.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

446

la de los años anteriores a la crisis. La compañía siguió tratando de que el planeamiento

lineal se tuviese en cuenta como solución al ordenamiento y a la expansión urbana de las

ciudades pero sus propuestas continuaron siendo desoídas por los diferentes estamentos de

la Administración española, que se decantaron por el modelo ciudad-jardín.

Paradójicamente, fue en estos años cuando el concepto lineal logró una mayor presencia

internacional, que alcanzó su punto culminante cuando en 1929 se constituyó en París la

Association Internationale des Cités Lineaires.

Aparte de las iniciativas de esta asociación o las del que fue su director general,

Georges Benoit-Levy864

, la influencia lineal se dejo sentir en proyectos como los del

chileno Carlos Carvajal, quien ya había entrado en contacto con las teorías de Soria

muchos años antes; los de las conocidas como ciudades lineales socialistas de los

soviéticos Miljutin, Ginzburg o Iván Leonidov; o en varias de las propuestas elaboradas

por el afamado Le Corbusier, como su conocida Cité linéaire industrielle865

.

En 1926 la familia Soria decidió vender el Hotel Rubín y en 1931, preocupados

por el futuro de una todavía joven Julia, todos los hermanos excepto Luis decidieron

suscribir un compromiso por el cual le garantizaban el cobro de una renta anual desde el

momento en que se produjese el fallecimiento de su madre866

. Sin embargo esta

eventualidad no se produjo hasta bastantes años más tarde, en 1944, y Julia Hernández

Rubín todavía tuvo que pasar por las vicisitudes de la Guerra Civil y por las terribles

circunstancias de ver morir a varios de sus hijos varones867

. Luis falleció en 1933, de una

repentina y letal angina de pecho. Al día siguiente de su entierro, José Ortega y Gasset, ya

una celebridad en la esfera intelectual española, le comentó a su hijo, Arturo Soria

Espinosa, la admiración que sentía por la figura de su abuelo y su propósito de acometer la

elaboración de su biografía, aunque el proyecto al final no pasó de esa intención868

.

864

La Ciudad Lineal, 10/10/1929, p. 397.

865 Ejemplos de planeamiento lineal, por ejemplo, en Collins, G. R., Flores, C. y Soria y Puig, A.

(1968): Op. cit., pp. 59-75.

866 AKS. Compromiso de Emilio, Arturo, Carlos y María con su hermana Julia Soria Hernández,

8/12/1931.

867 AKS. Protocolización de partición practicada al óbito de Julia Hernández Rubín ocurrido en

Madrid el 25/9/1944, 24/5/1949.

868 En Collins, G. R., Flores, C. y Soria y Puig, A. (1968): Op. cit., p. 81.

Oposición y crisis

447

Arturo Soria Hernández murió tras el estallido de la Guerra Civil, en noviembre

de 1936, víctima de los fusilamientos de Paracuellos, tras una de las sacas de detenidos de

la cárcel de San Antón. Durante los años de la II República, la CMU había pasado por una

época difícil, y como director tuvo que hacer frente a diversas huelgas y otros conflictos

que le pusieron en el disparadero de varios colectivos de trabajadores869

.

El menor de los varones, Carlos, había ingresado en la masonería en 1917, en la

Logia Hispanoamericana número 379 del Gran Oriente Español. Eligió el nombre

simbólico de "Pitágoras" en un claro doble homenaje al pensador griego y a su padre.

Llegó al grado 4º en 1923. Tras el término de la guerra, fue denunciado e investigado por

el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, pero su

fallecimiento en accidente de coche en 1939, justo al témino de la contienda, impidió su

procesamiento870

.

869

AHN.FC_CAUSA_GENERAL,1526.Exp.3. Fol. 295. CDMH. PS-Madrid.Caja 225.Leg.

1741.Tomo 20.Fol. 185.

870 CDMH. SE-Masoneria A.Leg.63.Exp. 25. Expediente personal de Carlos Soria Hernández.

CDMH. TERMC. Expediente de Carlos Soria Hernández. La investigación duró varios años, hasta

que en 1946 se verificó de forma fehaciente que había fallecido. Aunque en 1954 se hizo un nuevo

intento de reabrir su causa.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

448

449

CONCLUSIONES

El proceso de investigación ha dado como fruto el descubrimiento de mucha

documentación inédita que ha permitido recomponer sus orígenes familiares, pasajes de su

vida poco conocidos o la influencia de sus relaciones personales, profesionales, políticas o

familiares en algunas fases de su vida. La información obtenida ha proporcionado

explicación también a algunas de las decisiones a las que se vio abocado y que hasta ahora

no parecían plenamente justificadas, como por ejemplo, su repentina dimisión del puesto

de secretario del Gobierno Civil de Puerto Rico, su salida de la Compañía de los Tranvías

y Mercados, etc.

La utilización de nuevas fuentes ha permitido también incluir testimonios de

personas que han aportado nuevos puntos de vista a asuntos como, por ejemplo, su

enfrentamiento encarnizado con opositores y caciques durante la primera década del siglo,

que terminaron afectando al desarrollo de la Ciudad Lineal, o a la crisis financiera que ya

se estaba larvando en sus tiempos de mayor esplendor y de la que algunos eran conscientes

a pesar de que desde la Compañía Madrileña de Urbanización se trató de tapar y silenciar.

También se han analizado en profundidad aspectos escasamente estudiados hasta

ahora, como su relación y colaboración con los medios de comunicación, la evolución de

su ideología política y su activismo hasta casi la misma fecha de su fallecimiento, las obras

en las que desarrolló su particularísima teoría de la evolución de las especies a partir de la

combinación de poliedros, así como su pretensión de ser acogido ente la comunidad

científica. De igual manera se han desentrañado sus relaciones con la masonería y el

movimiento teosófíco y ahondado en la relación que mantuvo con personas importantes

para él, como Manuel Becerra, Eusebio Blasco, Eduardo Benot, Mario Roso de Luna,

Alejandro Lerroux, etc.

Tradicionalmente definido como ingeniero, inventor, político, matemático,

empresario o urbanista, he tratado de dilucidar la veracidad y la dimensión real de todos

esos aspectos y con ello contribuir también a dar respuesta a las hipótesis de partida.

En la primera de ellas planteaba que Arturo Soria había sido un personaje

destacado de la sociedad española de la época y que sus contribuciones al margen del

Arturo Soria y Mata. Una biografía

450

urbanismo habían sido también importantes, pero que no se habían llegado a valorar

porque habían sido poco estudiadas. Por lo expuesto a lo largo del trabajo, cabe aseverar

que, antes incluso de que expusiese sus rupturistas ideas sobre la ciudad, Arturo Soria ya

había llegado a alcanzar un papel relativamente importante en la sociedad española,

primero como político y posteriormente poniendo en funcionamiento con éxito empresas

vinculadas a sectores industriales innovadores. Además, otras de sus actividades al margen

de los negocios, como sus investigaciones geométricas o su producción escrita,

contribuyeron también a hacer de él una persona conocida en los círculos más progresistas

de la sociedad madrileña de finales del siglo XIX y comienzos del XX.

En la siguiente hipótesis había planteado que el rol de Arturo Soria en primera

línea del escenario político durante el Sexenio Democrático se había truncado tras el

advenimiento de la Restauración y que la consolidación de ese régimen le había empujado

al abandono definitivo de la política. Hasta ahora era muy poco lo que se conocía sobre su

actividad política tras el golpe de Estado que había puesto fin a la Primera República. En la

tesis se han expuesto con detalle sus conexiones políticas y la evolución de su trayectoria

en el seno del dividido y multiforme republicanismo durante ese periodo, y se ha analizado

su colaboración con el lerrouxismo en las últimas décadas de su vida. Todo ello desmiente

su alejamiento total de la política tras el fin del Sexenio, si bien es cierto que tras dejar su

escaño de diputado en 1873 no volvió a ocupar ningún cargo político.

Por último sugería que sus ensayos sobre geometría y teoría evolutiva habían sido

un capítulo desconcertante de su vida, pero que fueron un reflejo de la influencia que

algunas tendencias de base espiritual, como la teosófica, tuvieron en la sociedad española

en la última década del siglo XIX y en las primeras del XX. Al estudio de la génesis de las

obras en las que Soria expuso sus investigaciones con poliedros regulares, así como sus

teorías geométrico-evolutivas le dedico un extenso capítulo de la tesis. En él analizo cómo

llegó a entrar en contacto con la doctrina teosófica y el giro que experimentaron sus obras a

partir de entonces. También he tratado de valorar el impacto real que esta doctrina tuvo en

la sociedad española del momento. Se describe el resurgimiento de los movimientos que en

la década de 1890 volvieron a buscar en el esoterismo y en la religión las respuestas que

consideraban que la ciencia no les había sido capaz de ofrecer, lo que motivó que, al igual

que en los países de nuestro entorno, una parte de la intelectualidad española también se

Conclusiones

451

viese inundada por una oleada de espiritualidad. Fue en ese contexto en el que Arturo Soria

plasmó su filosofía -o pseudofilosofía-, como señal de que también él había experimentado

ese cambio de mentalidad. Soria se vio muy influenciado por algunos de los contenidos de

la teosofía -corriente que, a pesar de lo anterior, no dejó de ser minoritaria en España- lo

que le hizo abandonar las raíces positivistas de su pensamiento, abrazar los influjos de la

filosofía pitagórica y convertir a la metafísica en la temática principal de sus escritos

posteriores.

En suma, esta tesis recoge el resultado de la investigación sobre la vida y la obra

de Arturo Soria y Mata en su conjunto. A lo largo de sus páginas he tratado de poner de

manifiesto las particularidades y los variados matices que caracterizaron una poliédrica

-pocas veces más oportuno el adjetivo- singladura vital, intensa y compleja, pero a la vez

rica y provechosa. Y con ello espero poder contribuir a un mejor conocimiento de su

persona.

Arturo Soria y Mata. Una biografía

452

453

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

454

Fuentes y bibliografía

455

1. FUENTES PRIMARIAS NO IMPRESAS

Archivo del Congreso de los Diputados (ACD)

Documentación electoral 72, nº 16. Credencial de Diputado de Arturo Soria y

Mata.

Documentación electoral: 103 nº 6. Credencial de Diputado de Benito Pérez

Galdós.

Archivo Diocesano de Madrid (ADM)

Libro de defunciones de la Iglesia de San Martín. Defunciones de 1834.

Libro de matrimonios de la Iglesia de San Martín. Matrimonios de 1836.

Expediente matrimonial de Eusebio Blasco y Soler con Mariana Paniagua y Mata,

1871.

Expediente matrimonial de Antonio de Ciria y Vinent con Julia Soria y Mata,

1871.

Libro 87 de bautismos de la Iglesia Parroquial de San Martín. Folio 10. Acta de

bautismo de Luis Soria Hernández.

Libro 88 de bautismos de la Iglesia Parroquial de San Martín. Folio 19 vto. Acta

de bautismo de Emilio Soria Hernández.

Libro 89 de bautismos de la Iglesia Parroquial de San Martín. Folio 118 vto. Acta

de bautismo de Ángela Soria Hernández.

Libro 90 de bautismos de la Iglesia Parroquial de San Martín. Folio 192. Acta de

bautismo de Arturo Soria Hernández.

Libro 91 de bautismos de la Iglesia Parroquial de San Martín. Folio 84 vto. Acta

de bautismo de María del Carmen Soria Hernández.

Fuentes y bibliografía

456

Libro 92 de bautismos de la Iglesia Parroquial de San Martín. Folio 19. Acta de

bautismo de Carlos Soria Hernández.

Archivo Diocesano de Tarazona

Tomo 2º de los Quinque Libri de Bijuesca. Fol. 183: Acta de bautismo de Josef

Joaquín Soria y Oliberos.

Archivo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

Universidad Politécnica de Madrid

Libro de Actas 1861-1865.

Libro de Actas 1836-1853.

Archivo General de la Administración (AGA)

(04) Caja 24/14814. Compañía Madrileña de Urbanización.

(04) Caja 25/28533. Asuntos generales de la Compañía Madrileña de

Urbanización.

Archivo General Militar de Segovia (AGMS)

Expediente matrimonial de Carlos Bernaldo de Quirós y Carolina Arenas y Mata,

1858.

Archivo General del Ministerio de Justicia

Títulos nobiliarios. Conde de Zweveghen, Leg. 470, Exp. 4129. Partida de

matrimonio de Carlos Bernaldo de Quirós y Colón y Carolina Arenas y Mata.

Títulos nobiliarios. Conde de Zweveghen, Leg. 60, Exp. 422. Partida de defunción

de Carolina Arenas y Mata.

Archivo Histórico del Ayuntamiento de Barcelona

Fomento de Obras Públicas, Leg. 24. Exp. 1651: Expediente promovido por Julio

Vizcarrondo para que se autorice a la "Compañía Telefónica Internacional de

Fuentes y bibliografía

457

Bell" establecer una red telefónica municipal en esta ciudad bajo las condiciones

que propone.

Archivo Histórico del Instituto Geográfico Nacional (AHIGN)

EP-II-S4. Expediente personal de Arturo Soria Mata.

Archivo Histórico Militar de Madrid

Fondo Ministerio de la Guerra. Orden Público. Exp. 5898-2. Conspiración

Republicana Reformista de octubre de 1876.

Archivo Histórico Nacional (AHN)

CONSEJOS, 8986, A. 1861, Exp. 228. Real carta de sucesión en los títulos de

marqués de Monreal, con grandeza de España; marqués de Santiago y marqués de

Cimada a favor de don Carlos Bernaldo de Quirós y Colón, 7/12/1861.

CONSEJOS, 8987 A. 1871, Exp. 598. Sucesión en el título de marqués de

Cervera a Don Manuel de Ciria y Vinent.

FC_CAUSA_GENERAL,1526.Exp.3. Fol. 295.

FC_Exteriores. Condecoraciones,C-254. Exp. 2. Nombramiento de Arturo Soria y

Mata como Caballero de la Real Orden de Isabel la Católica.

FC_Exteriores. Condecoraciones,C-291.Exp. 7: Luis Hernández Rubín Caballero

de la Orden de Isabel la Católica en 16-7-1891.

FC_Exteriores. Condecoraciones, C-292.Exp. 12: Luis Hernández Rubín

Comendador ordinario de la Orden de Isabel la Católica en 18-12-1893.

FC_Exteriores. Condecoraciones, C-293.Exp. 7: Luis Hernández Rubín

Comendador de número extraordinario de la Orden de Isabel la Católica en 15-7-

1895.

FC_Exteriores_PP,0989.Exp. 13041. Instancia de Arturo Soria al Ministro de

Estado, 13/2/1894.

Fuentes y bibliografía

458

Ultramar,2455,Exp. 46. Expediente personal de Arturo Soria y Mata.

Universidades, 7132. Expediente para la expedición del título de bachiller de

Arturo Soria y Mata.

Universidades,7356,Exp.37. Expediente para la expedición del título de bachiller

de Luis Soria Hernández.

Universidades,7356,Exp.36. Expediente para la expedición del título de bachiller

de Arturo Soria Hernández.

Universidades,6204,Exp.21. Expediente académico de Carlos Soria Hernández,

alumno de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central.

Archivo Histórico de la Oficina de Patentes y Marcas

Privilegio de introducción 5470.

Patentes de Invención 557, 1260, 1507, 3283, 4497, 29211, 30089, 38270, 39986,

50411, 65325, 65590, 69718, 88259, 91209 y 109974.

Archivo Histórico del Senado (AHS)

HIS-0933-06. Proyecto de Ley de concesión de un ferrocarril de Madrid a la

Necrópolis con un ramal a Fuencarral y otro a Pozuelo, 1892.

Expediente personal del Senador vitalicio Manuel Becerra y Bermúdez.

Expediente personal del Senador vitalicio Pedro Bernaldo de Quirós y Colón de

Larreátegui.

Expediente personal del Senador Arturo Soria y Hernández.

Archivo Histórico de Universidad Central. Universidad Complutense de Madrid

Expediente Escuela Preparatoria. 1848-1855.

Fuentes y bibliografía

459

Archivo Histórico de la Villa de Madrid (AHVM)

Defunciones 1864. Folio 424. Defunción de María del Carmen Mata Arenas.

Defunciones 1907. Defunción de Mariana Paniagua y Mata.

Defunciones 1913. Defunción de Julia Soria y Mata.

Hoja de servicios de José de Soria y Oliveros.

Partida de nacimiento de Arturo Soria y Mata.

Partida de nacimiento de Julia Soria y Mata.

Padrones municipales de Madrid. Años entre 1853 y 1879.

Libros de Actas de las sesiones del Ayuntamiento de Madrid. Diversas sesiones

entre los años 1873 y 1880.

Libros de Registro. Años comprendidos entre 1877 y 1882.

Archivo del Instituto de San Isidro

Expediente académico de Arturo Soria y Mata

Archivo Keller Soria (AKS)

Álbum de Origen poliédrico de las especies.

Carta de Manuel Treviño a Arturo Soria, 20/3/1895.

Carta de Manuel Treviño a Arturo Soria, 9/8/1901.

Carta de José Plana a Arturo Soria, 15/2/1902.

Carta de Viriato Díaz-Pérez a Arturo Soria, 11/2/1902.

Clientes o amigos de la CMU en América.

Fuentes y bibliografía

460

Compromiso de Emilio, Arturo, Carlos y María con su hermana Julia Soria

Hernández, 8/12/1931.

Documentos del Ministerio de Ultramar.

Lista de Distribución de Origen poliédrico de las especies.

Manuscrito de “Inauguración del Tranvía del Hipódromo", 10/5/1881.

Notas del Ateneo de Madrid, 12/12/1894 y 13/3/1895.

Nota de Manuel Treviño a Arturo Soria, 18/3/1895.

Póliza de crédito personal suscrito por Arturo Soria y Mata, 28/12/1916.

Protocolización de partición practicada al óbito de Julia Hernández Rubín

ocurrido en Madrid el 25/9/1944, 24/5/1949.

Testamento de Luis Hernández Rubín, 1903.

Testamento de Arturo Soria y Mata, 27/5/1918.

Recibos varios por entierro de Arturo Soria y Mata.

Escritura de ratificación y protocolización de las operaciones testamentarias de

Don Arturo Soria y Mata, 27/10/1922.

Archivo Parroquial de la Iglesia de San Ginés

Libro de matrimonios núm. 22. Folio 328 vto. Partida de matrimonio de Arturo

Soria y Mata y Julia Hernández Rubín, 1878.

Archivo Parroquial de la Iglesia de San Sebastián

Libro de matrimonios año 1872. Folio 177. Matrimonio de Eusebio Blasco con

Mariana Paniagua.

Fuentes y bibliografía

461

Archivo Parroquial de la Iglesia de Santiago y San Juan Bautista

Libro de Matrimonios secretos año 1853. Folio 43 vto. Matrimonio de Carlos

Bernaldo de Quirós con Carolina Arenas.

Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH)

PS-Madrid.Caja 225.Leg. 1741.Tomo 20.Fol. 185.

SE-Teosofía. Leg. 11.Exp. 530. Expediente personal de Arturo Soria y Mata.

SE-Teosofía.Leg. 13.Exp. 610. Expediente personal de Arturo Soria Hernández.

SE-Teosofía. Leg. 43.Exp. 2334. Expediente personal de Viriato Díaz-Pérez.

SE-Masoneria A.Leg.63.Exp. 25. Expediente personal de Carlos Soria Hernández.

TERMC. Expediente de Carlos Soria Hernández.

Colección George Collins de la Universidad de Harvard (CGC)

Carta de Arturo Soria y Espinosa a George R. Collins, 23/9/1960.

Carta de Arturo Soria y Puig a George R. Collins, 27/11/1982.

2. FUENTES PRIMARIAS IMPRESAS

Diario de Madrid, 9/3/1838.

Diario Oficial de Avisos de Madrid, 24/10/1876, 30/5/1899, 1/4/1907.

Diario Oficial de Avisos de Madrid, 30/5/1899.

Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, 9/10/1872, 26/11/1872, 16/1/1873,

20/1/1873, 10/2/1873, 11/2/1873, 7/3/1873, 19/3/1873, 20/3/1873, 19/11/1873.

Fuentes y bibliografía

462

Gaceta de Madrid, números diversos comprendidos entre 1855 y 1912.

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séances de L'Académie des Sciences. París, Gauthier-Villars et fils.

ATENEO CIENTÍFICO, LITERARIO Y ARTÍSTICO DE MADRID (1901): Lista de

señores socios. Madrid, Establecimiento Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra.

ATENEO CIENTÍFICO, LITERARIO Y ARTÍSTICO DE MADRID (1903): Lista de

señores socios. Madrid, Establecimiento Tipográfico Viuda e hijos de Tello.

ATENEO CIENTÍFICO, LITERARIO Y ARTÍSTICO DE MADRID (1909): Lista de

señores socios. Madrid, Establecimiento Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra.

COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN (1894a): Escritura de constitución de

la sociedad, Estatutos, Ley de concesión ferrocarril-tranvía de circunvalación de Madrid.

Madrid, Imprenta Juan Cayetano García.

COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN (1894b): La Ciudad lineal.

Antecedentes y datos varios acerca de su construcción. Madrid, Establecimiento

Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra.

COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN (1907): Buen negocio. Madrid,

Imprenta de la Compañía madrileña de Urbanización.

COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN (1911): Guía de la Ciudad Lineal.

Madrid, Imprenta de la Ciudad Lineal.

COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN (1915): Memoria del 21º ejercicio

social. 1914. Madrid, Imprenta de la Ciudad Lineal.

COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN (1920): Memoria del 26º ejercicio

social. 1919. Madrid, Imprenta de la Ciudad Lineal.

COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN (1919): Reorganización y

Engrandecimiento de la Ciudad Lineal. Madrid, Imprenta de la Ciudad Lineal.

Fuentes y bibliografía

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COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN (1921): Memoria del 27º ejercicio

social. 1920. Madrid, Imprenta de la Ciudad Lineal.

COMPAÑÍA MADRILEÑA DE URBANIZACIÓN (1928): Guía de la Ciudad Lineal.

Madrid, Imprenta de la Ciudad Lineal.

ESCUELA ESPECIAL DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS (1873): Reseña

histórica de la Escuela Especial de Caminos, Canales y Puertos desde su creación hasta

1873. Madrid, Imprenta y estereotipia de M. Rivadeneyra.

INSTITUTO DE SAN ISIDRO (1876): Cursos académicos de 1858 a 1875. Colección de

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REAL ACADEMIA DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES (1886):

Discursos leídos ante la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en la

recepción pública del Excmo. Sr. D. Manuel Becerra, el día 16 de mayo de 1886. Madrid,

Imprenta de la viuda e hijo de D. E. Aguado.

SOCIEDAD DEL TRANVÍA DE ESTACIONES Y MERCADOS (1881): Memoria

presentada por el Consejo de Administración. Ejercicio de 1880.

SOCIEDAD DEL TRANVÍA DE ESTACIONES Y MERCADOS (1885): Memoria

presentada por el Consejo de Administración. Ejercicio de 1884.

TRANVÍA DE ESTACIONES Y MERCADOS (1902): Tranvía de Estaciones y

Mercados. Extracto de las concesiones y ampliaciones otorgadas. Madrid, Imprenta

municipal.

3. PUBLICACIONES PERIÓDICAS

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Fuentes y bibliografía

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La Carcajada, 12/4/1872.

Casino de Madrid, diciembre, 2006.

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El Clamor público, 20/11/1850.

Comptes rendus hebdomadaires des séances de L'Académie des Sciences, enero-junio

1895.

La Correspondencia de San Femando, 13/8/1896, 14/8/1896, 27/8/1896.

La Correspondencia de España, números diversos comprendidos entre 1860 y 1916.

La Correspondencia militar, 20/8/1898.

La Crónica, 14/3/1893.

El Demócrata, 11/6/1881.

El Día, 25/7/1886.

Diario de Cádiz, 1/7/1895, 2/7/1896, 2/8/1896.

La Dictadura, todos los números entre 1885 y 1896.

La Discusión, números diversos comprendidos entre 1868 y 1881.

Las Dominicales del libre pensamiento, 5/9/1886.

El Economista, 31/10/1914; 9/1/1915.

El Economista español, 6/2/1886.

La Época, números diversos comprendidos entre 1866 y 1907.

La Escuela moderna, 1/5/1902.

Fuentes y bibliografía

465

La Esfera, 25/3/1915.

La España, 10/12/1850, 17/7/1866.

España Comercial, 3/9/1914; 24/9/1914; 15/1/1915.

La Esperanza, 10/12/1873.

El Financiero Hispano-Americano, 20/11/1914; 4/12/1914; 18/12/1914.

Gaceta de obras públicas, 10/2/1895.

Gaceta de los caminos de hierro, 24/10/1914.

Le Génie Civil, 1/8/1896.

El Globo, números diversos comprendidos entre 1878 y 1907.

Gran Vida, 1/7/1910.

El Heraldo de Madrid, números diversos comprendidos entre 1890 y 1913.

La Iberia, números diversos comprendidos entre 1869 y 1883.

El Ibérico, 5/9/1914.

La Idea, números diversos comprendidos entre 1910 y 1912.

La Ilustración, 21/8/1854.

La Ilustración española y americana, números diversos comprendidos entre 1871 y 1910.

La Ilustración financiera, 27/10/1914.

El Imparcial, números diversos comprendidos entre 1869 y 1915.

El Liberal, números diversos comprendidos entre 1878 y 1914.

Le Lotus Bleu, 27/9/1897.

Madrid Científico, números diversos comprendidos entre 1896 y 1898.

Fuentes y bibliografía

466

Madrid Cómico, 1/12/1894, 27/12/1890, 30/7/1898.

El Madrileño, 10/1/1921.

Memorial de Ingenieros, mayo, 1895.

Le Monde Illustré, 8/3/1873.

El Mortero, 5/7/1897, 12/7/1897, 19/7/1897, 26/7/1897, 2/8/1897.

El Motín, números diversos comprendidos entre 1903 y 1921.

Mundo Gráfico, 22/5/1912, 12/2/1913, 17/12/1913, 10/6/1914, 14/7/1920, 31/10/1923.

La Nación, 12/1/1873.

La Naturaleza, 24/8/1893.

Los Negocios, 13/11/1914.

El Noticiero de Murcia, 27/11/1879.

Nuevo mundo, 25/7/1912.

El País, números diversos comprendidos entre 1895 y 1921.

Pro Patria, enero 1894, enero, 1895, junio 1895.

El Progreso, números diversos comprendidos entre 1881 y 1886. En su segunda etapa

todos los números publicados entre 1897 y 1898.

El Radical, 17/3/1913, 18/3/1913, 23/10/1913.

La República, 24/10/1884.

Revista de Catastro, 15/8/1870, 31/8/1870.

Revista de Economía y Hacienda, 5/10/1914; 17/10/191; 24/10/1914; 12/12/1914;

16/1/1915; 23/1/1915; 6/2/1915; 13/2/1915; 20/2/1915; 8/5/1915.

Fuentes y bibliografía

467

La Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería, 8/3/1895, 16/1/1897.

Revista de Obras Públicas, 16/3/1905, 1/8/1924, marzo/1965, abril de 1970.

Revista de Telégrafos, 1/1/1865, 15/4/1864; 15/6/1864, 15/9/1864, 15/11/1864, 1/1/1878,

1/12/1879, 1/3/1880.

El Siglo Futuro, números diversos comprendidos entre 1876 y 1895.

El Siglo Médico, 8/12/1895.

Sophia, todos los números publicados entre 1893 y 1913.

Vida Nueva, 12/6/1898, 19/6/1898, 26/6/1898, 3/7/1898, 10/7/1898, 17/7/1898, 24/7/1898,

31/7/1898, 7/8/1898, 14/8/1898.

4. MEMORIAS Y AUTOBIOGRAFÍAS

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ESTÉVANEZ, N. (1903): Fragmentos de mis memorias. Madrid, Establecimiento

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5. PUBLICÍSTICA

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Historia de los ferrocarriles de vía ancha, vía estrecha, tranvías, empresas,

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Rama Arjuna de la Sociedad Teosófica Española

<http://arjunabarcelona.com>

REAL SOCIEDAD MATEMÁTICA ESPAÑOLA: DivulgaMat

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Centro virtual de divulgación de las matemáticas.

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Fuentes y bibliografía

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I

APÉNDICE DOCUMENTAL

La Ciudad Lineal, nº 712, 10/1/1921, pp. 597-610.

Apéndice documental

II

Apéndice documental

III

Apéndice documental

IV

Apéndice documental

V

Apéndice documental

VI

Apéndice documental

VII

Apéndice documental

VIII

Apéndice documental

IX

Apéndice documental

X

Apéndice documental

XI

Apéndice documental

XII

Apéndice documental

XIII