VICTOR ALBA - CVC. Centro Virtual Cervantes · 2018. 2. 2. · VICTOR ALBA NOVELA CORTA INÉDITA 1,...
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PUBLlCACION MENSUAL
D:RECTOR : A. FERNANDEZ ESCOBÉS
COLABORADORES : Mario AGUILAR
Vidor ALBA Domenec de BELLMUNT
Juan B . BERGUA Luis CAPDEVILA
Alejandro CASONA Mercedes COMAPOSADA
E <equiel END:::RIZ Anton io ESPINA Angel FERRAN
Roberto MADRID Dr. Félix MARTI IBANEZ
Gregorio OLlVAN Alvaro de ORRIOLS
Maleo SANTOS Arturo SERRANO PLAJA
Eduardo ZAMACOIS
DIBUJANTE: .
Anlonio ARGUELLO
NUMEROS PUBLICADOS:
, . MiE:'lU:1 ct ~ el-R VA~TF.' : Rincont'lf! y Ccrladlllo. 2 . JUlI n B. BERGtJ A : Hariela. J. A . FERNANI>EZ ESCOBI~S ; La Otra.
4· F. GA RO A I ORCA ; Romancero .filan". -.~ . Dr. MAKTI I'BANEZ : La canelon sin palabras.
PROXIMO NUMERO:
_ •• · Ati
ALEJANDR O C ASONA
FLOR DE
LEYENDAS
8U3cripcio nes. (c. c. P . 11 91- 56) correspondflncia y giro:s al administrador: D. TORRES, 10, Hu!!: DE LANGUEDOC. TOULOUSE <HTE-GNE)
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VICTOR ALBA
NOVELA CORTA INÉDITA
1, Boulevard d'Arcole
TOULOUSE
Imprimé
El original es propiediad del Autor. Tous <!roits de traduction, de II"cproduction et d'ooa¡ptation réservés pour tous "les pays, Y
compris l;a Russie.
Oapyright by iL A N O V E IL A E S P A Iñ O L A, 1947.
e n P r
PERSONAJES :
ELENA : Vl'intidós años, morena, delgada, endeble, con los ojos muy grandes y gestos vivos. No se sabe cómo va vestida, porque no va vestida. En la escena primera, lleva un mohin 'de enojo en todo el cuerpo· En la segunda, un ligetro abrigo tres cuartos, color marrón muy claro, de esos que llaman de (",ntretiempo porque sir ven para todo·
JAIME : ,Veinticinco GJños· D esmesuradamente aUo, con el cabello muy corto. Tiene los ojos sa.ltones y la mirada apar entem ente< Lánguida d~ los que 116<van ' entes, cualndo s-e los han dejado en la mesilla de noche· En la segunda escena; se envuelv/i c,n una cortina de terciopelo azul·
/LIUGAR :
. Una habitación no muy espa
ciosa. Al fondo, una ventana achatada, con visillos tupidos y cortinas de te1'ciopelo azul, pesadas y corridas a los lados. A la izquierda del lector, un es-
pejo alto y algo empañado, d/intro de un marco deo deslustrada madera dorada· Al pie del espejo, un diván· Más adelante, siempr e a ; la iZquierda, un pequeño tocad·or con otro esp " jo, éste ovalado y un sillón qU/i gime cuando al,guien lo utiliza, como si no est uviera allt
I para soportar el peso no siempre leve de las señoras que han de p l'inarse y lue.go d /ishacerse ligeramente el peinada para que no se note. de·masiado recien te. A la derecha, formando angulo con ¡i,! muro del fondo, una cortina azul a través de la que se oye el enervante gorgoteo de un grifo. Lue,go, adosada a la pared, una m/isita de noche, una cama ancha y baja, otra m esita de noche y una esterilla azul· Las paredes están empapeladaS de azul y en la cabec~ra de la cama hay, COlgando de la pared, un cuadro de cowres desvaidos representando a Ll!da y a un cisn!: con cuello casi de avestruz· Luz indirecta, desde los ángulos, muy tenue. Por la
. ventana entra tan poca, que la eLectrictd.ad eostá encendida. Al mezclarse con los cuatro rayos de sol que Se clavan a los pies de la cama, sobre las sabanas
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inqUJÍetas, produce una atmós· fera triste de capUla sin incienso, en la que s~ retuerce en volutas el aroma de dos , personas de cuya pi(!l/ ya Se ha evaporado la colonia·
Hace evidentem~nte calor. Mucho· calor. Tanto, que pone sordina a los sonidos que suben de la calle y los hace parocer lejanos, ~spaciados, pueOlerinos. De vez en cuando, un « claXon ~ o el chirriar de un tranvia en la próxima curva·
Encima de una silla, premdas de hombr~ puestas ordenadamente y unos zapatos no muy briUantes en el sUeolo, delante de
Elena no duenne. Con la mejUla pegada a la almohada. mira sin casi abrirlos djos el rostro de Jaim~, que, de bruces, en escorzo, respira acompasadamemte· Las ternilla.~ nasales se le ensanchan y contraen con regularidad y por la frente va resbalando hacia la sien una gota de sudor · que viene del cabello enmarañado. . Elena se siente con el cuerpo infantilizado. Ahora hay lugar en él para otras curiosidades
AILBA . .
la misma silla. Los vestidos de mujer deb~n de estar detrás de la cortina del angula, exceopto el abrigo ligero, que descansa, doblado, en el respaldo del silloncito. Sobre el tocador, un bolso de mujer con voluminoso cierre dorado, un brazalete enorme, de oro o chapado, un reloj 'V otros chismes. En la mesita de noche, un libro, un paquete de cigarrillos, ceralas, los lentes del hombre, con los brazos abiertos y el gesto triste de las cosas abandonadas· En la otra mesiUa, una caja de bombones.
J aimeo y Elena, dormidos.
que las que han contribuido a traerla a ruta habitación azul·
Ese hombre, del que cree conocer la figura entera y hasta el pensamiento ente<ro, guarda mU secretos para eUa· El cardcter, UzS costumbres, los tics. Conocerle de los paseos, de la playa, de la meosa del salón de la cerveceria es apenas no conocerle. HabLarle, preguntarle, no serviria de nada· Desea verle vivir en vez de verle haciendo de pareja. Sin ello, esas tard~s en eol cuarto
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azul eJ ClUlrtO que ya comienza a ser lamUiar ,no 1u11Jran servido de muta, se habren quedado en simple aVElntura. Su (Primera aventura dI' verdad. Y E<lena no alcanza a ver todavia esa verdad.
Quiere verlE' vivir tal como es· y ese querer casi un deseo
. -, aviva las ideas de tras de los pdrpados levemE'nte hinchados. Elena aprieta la mejilla contra la almohada para acercarse mas al rostro deJ hambre, y sopla, poniendo lo,s labios en cucurucho. El soplo hace parpadear a Jaime, qUE' acaba por abrir los ojos y son reir instintivamente, cama si eso fuera lo unico posible en el mundo·
Las aJetas de la nariz '/tan cesooo de batir· « N Di mE' he fijado aun en cómo son sus orejas », piensa Elena. Y para fijarse se incorpora, acerca los labios al oido de Jaime y le dice algO, como si pudiera oirla alguien mas.
El levanta el brazo perezosamente y lo deja descansar en E\l flanco ensabanado de la muchacha·
JAIME. - No. S eria una ton-teria.
iElLEINIA· !Por qué? Nadie a:divinaria nada. Paulina te presentaria como amigo suyo ... Yo lo he hecho algunas veces por ella .. . S erian tres o cuatro dLas deliciosos. Ahora viene la tem-
porada de pesca· ¡por la noche en las barcaos· De mmana, en la: playa. De tarde, en el bosque o 'jugando al tennis... Nunca hemos !pasado un dia entero juntos. Siempre ratos, un par de horas, y luego cada. uno por su lado, como si no nos conociésemos, como si !hubiéramos venido a par,araqui por ·casualidad· Hasta me resulta humillante·
JAIME. rru que sabes inventaa- eXCUS!l!S, pon te de acuerdo con esa Paulina. que dices y busca la manera de tener tres dias libres. Cogeremos una, tienda y nos ir·emos a la montaña, a andar, ,a, nadar .en el rio,a dormir sobre la hieI'ba ... y estaremos juntos de verdad ... Porque en tu casa no lo estariamos· Al contrario ...
ELENA· Quién pudiera! Pero ,cómo voy ,¡¡, 1ustificar tres dias de ausencia? Bastante trabajo me dan estas escapadas entre semana .. . Yo no sé cuantas veces les be dicho que venLa a probarme ese dichoso vestido. A la pobre modista la tengo medio loca. Y casi no ,sé qué inconveniente inventar en el vestido, que es perfecto .. . En cambio, si tu vinieras ...
JAIME· - No te hagas ilusiones· No serviria de nada. No estariamos juntos.
ELENA !No? !Por Qué? JAliME· Porque oiria cómo
te llaman lLena ... o hasta Lenita... y vete a slliber si yo no acabaria 'P9I: ser Jim o incluso
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Jimmy. Tus =igas deben de haber estud~ado todas inglés, pero ninguna lo lee, verda.d?
EI.ENA· Eres mal pensado. Camila lo habla·
J 'AIMiE. Cam!la?... Una alta, que lleva corbaba y zapato bajo ... y lee a Freud, no? .
El óBlNA. - !La conoces? JIAIMiE. . !No ... pero no puede
faltar... Has entrado alguna vez en su dormitorio, de noche?
El :FlNA , Si: una vez que esta,ba de ¡mal hUllIlor y ...
JAliME. ... Y la encontraste leyendo una novela rosa en la que la ~lija de la portera se casa con un marqués ...
IBlI IENA. - lNo. Te has equivocado! Con un .harón ... .
JAIIMiE· Tu Ca.mila es poco ambiciosa· ¡Por el mismo predo podia escoger una novela con marqueses· Tienen la corona más elegante.
IELElNIA· iNo hables mal de Camila. ES mi prima. Muy list'a, no creas! ...
JAIME. -EllElNA.
Pero cómo •
conoces?
y muy .fea· Bonita no es ...
lo sa.bes, si no la
JAlMlE. Como dices que es lista! .. . Dime, di, verdad que te llaman cr...enita?
ELENA· No; en casa soy Lena. Sólo tila Gertrudis ' me llama cr...enita·
JAlME. Ah! La que tenia un h~jo que ahora seria de mi mis.ma edad, si no se hubiera muerto del sarampión?
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EfiFlNA Esa es tia Rosario, la mujer del agente de bolsa de que te ,he hall>lado a·Lgunas veces·
JAIME· Entonces, tia Ger-trudis . es la que tiene flato desde que quedÓ viuda y ¡por las noches necesita doble ración de café, porque si no, se encuentra mal; la que nunca se pone el corsé y las carnes le aprietan el vestido hasta. casi hacerl<;> estaHaT! la que siempre lleva velos negros, con muchas randas; la que no falta ninguna noche, porque está enamorada desde hs.ce años del notario del pueblo, que va a jugar a los naipes con tu padre... Bueno, no es del notario, sino de sus bigotes ... iguales, iguales que los del difunto ...
ELENA. Quién te ha con-tado todo eso?
J·AJMIE· Pero si en todas Jas torres donde se va a veranear hay una tia Gertrudis! Todas son iguales. Las torr·es, iguales; las .gentes, iguales; las comidas, iguales; los presupuestos. iguales, las manias, iguales.
ELENA (molesta, pero mimosa). y en todas hay también una Elena?
JAIME (acariciá.ndole una oreja ¡con su ,mano ,grande y algo tOrPe). En todas, querida· ·En toda.s hay Elenas que podrian ser como tu si legraran no hundirse en su casa ... o si no se encontraran mejor alli ... Tu tia Gertrudis también ha-
DI A L OG'Ü SIN TEiSTIQ-OoS .. bria podido ser como tú ... Acaso !o fué.
:Eu .ENA. Oh, no! Ella se casó muy enamorada y su marido, según cuentan, fué un hombre severo, solemne, que daba conferencias sobre ' las aduanas y los impuestos ... Muy distinto de mi Jailme·
JAIMIE. - Sabes si ella tuvo, tal vez, también su Jailme?
ELENA. Impos~ble! iNo ha-bria poditlo vivir con su marido... con los bigotazos de su difun to marido·
JAiIiMIE. No te hagas ilusio-nes. Su Jaime, si lo tuvo, era incómodo, exigente, desordenado· Para toda 10.-vida es preferible un hombre con ·bigotes, que sepa dónde tiene la mano derecha y que sepa llevar el pan a casa ... Se necesita mucho heroismo para vivir siempre al
. aire libre, con sol y con lluvia. Cuando se esta acostumbrado a la ·a tmósfera tibia y llena de humo <de un comedor alfombrado, lleno de cortinas y sin ventilación, cuando se sale de él 'Por primera vez, parece mentira que uno no se haya ahogado alli dentro. Pero luego se echa de menos la paz, la seguridad ... se tiene miedo a que los pulmones estallen ... y se vuelve al comedor sin ventilación, a procurar que el marido con bigotes tenga la comida a la hora y « La Vangua.rdia '" bien doblada en la mesita del fuira-
dar... El heroismo no suele criarse en esos invernaderos.
Pausa. Elena se ha quedado muy quieta. Mira, fM!orzdndose en no pensar, hacia los barrotes de oro que eJ. sal marca en el aire· Jaim'e, tras de darle unos besos, se estira PE"Tezosamente.
,ElfiENA (de S1lbito). Bueno; pero, a fin de cuentas, por qué no qUieres daIlllle el gusto de tenerte unos dias en casa? No te lIIburrIras, te lo aseguro.
JAIM!E. S1, querida· Me aburriré. Perderé el tiempo ...
!ELENA Conmigo? JAIMIE· No estaré contigo·
AlU no seras Elena, sino Lenita ... No; no seras la misma. Alli estaras entre otras « sefioritas f», hablaras de modas y cuando venga a comer don
• Rosendo, ese amigo de pa.pa que . ha ganado millones en un par de afias, .loe ofreceréis plato tras plato sólo para disfrutar del placer de oirle decir: «No, gracias; estoy que reviento ~, y pOder mirarle con ojos regocijados ... AlU seras la iLenita que juega al tennis por las mafianas « para conservar la linea ~. pero que se encuentra cansada cuando la pareja contraria esta folimada por raquetas superiores ... Seras la. lLenito. que va a dar una vuelta por la playa sólo ¡para ver a escondidas a la amiga esa amiga intima del colegia que se ha sepa-
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rada del marido y a la. que tu madre no te permite recibir en casa, porque no es Una muchacha .« bien casada .» ... Y cada vez que vayas a verla, haras eomo que tienes compromisos, para no invitarla, y ella haI'á.
. como que lo cree, para no exponerse a un ehasco ... y al salir de su torre, te propondI'á.s por centésima vez romper con ella ... y no lo hatas porque, claro, como os teniais tanta confianza, ella te cuenta muchas cosas de . esas q ¡fe ·en el salón de tu casa sólo se dicen cuando no hay muchachas solteras, aunque todos sa'ben que no os en terarlais de nada nuevo .. . Y serias la Lenita que Invita a una amiga porque se ha dado cuenta de que su marido te mira por entre las pestañas y que ella lo ha notado .. . No, no pongas esa cara d'e ¡gata enfadada.. . Sabes que es verdad... y yo sé que no te interesa es~ marido, ,pero cfuno no hacer rabiar a la mujer, si es tan 'cursi y siempre estU hablando de sus viajes por Sul:1i.'l y de sus proezas en la nieve, con los esquis? Y serias la Lenl ta capaz de !pasarte media tarde en el jardili-, tomando el té con unas amigas y :hablalIldo .. · de qué diablo podéis hablar?
EllElNA (con un Imohin satisfecho)· - [)e todo ... de ... de ...
JAIME· Eso mismo! De todo. De vestidos, de novelas -al parecer, los únicos Ubros que existen son las novelas '-, de
ALBA
amigas y amigos .... SI hay algún condiscípulo, contaréis cosas de las profesoras· SI hay algúh muchacho, le pediréiS chistes, y él flngir'Q que no sabe sino chistes de color y los escucharéis riendo ... y cuando vengan las mamás, os data un ataque dé seriedad, y luego, durante la cena aseguraras que te has aburrido, o que te 'has <hlvertldo, mucho, según al dia siguiente
• tengas que venir a verme y quieras tener la tarde Ubre il ocupada.
ELENA (molesta, pero mi-mosa). Yo no soy asi· Tu sabes que yo no soy asl·
JAIME· - OLaro que no. Nadie es as!.. . .aquí,. !Pero alli, cuando se reunen clneo personas que no son 'asi, hacen todo eso, sin' proponérselo, si darse cuenta ... y no se aburren de hacerlo, no les sabe ma]. .. ;Luego veria cómo te ach:alabas para ir a la iglesia y te !perderia el re&peto. Verla cómo en tu casa dan cinco céntimos y -un ' pedazo de pan a todos los vagabundos, y me vendrlan ganas de ponerme a vagabundear yo también. porque el té me sabria a moneda. de perra chica·
1!lI ®NA· Gracias! -JIA1IMiE. Ves? Esa es una
respuesta de Lenita... « Niña, no digas esas cosas!. .. Qué juventud, la de hoy en dia ... En mis tiempos.. . » Y, ademas en la torre debe de haber un iIllontón de espejas... y te veria
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mirarte ·en ellos cada vez que pasas y lescogeria miedo y les odiarra ...
ET®NA· .No . me has visto nunca. hacer eso· .
J.A1IMlE. No. Pero aUí lo hari'as· Claro, ni siquiera lo recuerdas. Como que lo haces por instinto... Tampoco te das cuenta que respiras humo cuando entras en un sitio lleno ' de fumadores. Ese gesto casi impercept~ble que debes tener delan te del espej o : erguir la cabeza, hacer ondear la cabeHem ;para ver los rene/jos ... Y, diune, qué piensas entonces?
EI IFlNA. No lo hago· .pero si lo hiciera alguna v·ez, pensaria en ti ·
JAIME. Acaso lo crees· Piensas en lo que yo pensaré de ti.
El lENA. No es lo mismo? JAIM:E. Es lo contrario. ElIIElNA. Tonteria&! Yo
quiero gustarte· Me quisieras , con greñas?
JAIMlE. - No! Te quiero así. .. pero ¡¡¡qui.
ELENA Y allí no me que-rrias? N o sel1ia la misma? .. . No, No... Tú mismo lo has dicho. Pero yoestaria tan contenta de sentirte a mi lado un di'a entero. Me haria una cantidad enOl1me de ilusiones y tendria ya en .Qué soñar durante unos meses· Todo un dia - o dos o tres , ·a todas horas : verte a la mesa, saber cOmo nadas, salber cómo andas por casa,
cómo halblAs con los demás ... Te das cuenta que nunca te he vU¡to en un grupo de hombres o bien tratando con otras mujeres? Casi tengo celos de nuestra soledad.
JAIMiE (con un suspiro de: dEISCoraZonamiento)· Mira,
•
querida, eso seria la prtinera mañana. Después, te arrepentirias· Porque yo tampoco seria como soy. Entre todos me habriais convertido en JÍ!rn o en Jiunmy. Me obligariais a jugar al tennis y ·a contar chistes verdes.
·gr,F1NA. Tendrias un éxito. JJhlME. - Yo lo consider'aria
mi mayor fracaso. Deberia escuchar la conversacion sesuda 'de unos señores que halblan como cartas comerciales, pero puntuandolas, ·con turnos ... cuando esta n entre hombres. Y tendria que chupar un cigarro sin poder disfrutarlo, porque un t ipo con calva y bigotes explicaria 'su conquista de la secretaria, o bien el último sobresalto de la Bolsa... Una cosa y la otra con idéntico tono, mientras iria haciendo saltar la ceniza de su habano con la uña muy larga del meñique· Y tu padre le miraria inquieto, pensando ·en cómo refunfuñaria luego tu madre, y le diria que podiaenseñar a suscllen tes y amigos a usar el cenÍ'cero, « que para eso lo hizo Dios » - a los ceniceros - . Yo no sabria qué decir.. . o si di~era .algo seria.
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un disparate ... Hablaria de algún libro o de una exposición ... y me mirarian extrañados. Por cortesía me seguirían la corriente· «Sl. Ya he oido hablar », « Dicen que j)e vende mucho >. Y otro terciaria : .« iPare{!e mentira! » Hasta a mi acabaria pareciéndome mentira!
EIT lENA. Exageras. El señor Ribas, un amigo de {!asa, un ingeniero, {!ompra muchos cuadros.
JAIMiE· Si, cuando ha hecho un ,l:men balance· Se los hace comprar su amiguita, que es amiga de un pintor... Verdad que todos los cuadros son de la misma firma?
iELIElNA (temerosa). No sé. J A]!ME. - Otro señor un
.rentista que vive todo el año en el pueblo, ,porque la casa es suya y así se ahorra el alquiler -, diria que los cuadros son una inversión segura· « Siempre se 'Pueden vender y con el tiempo se cotizan m ejor, si se acierta al 'escogerlos. Aunque también h ay quiebras, en eso ... cerno en todo,,· como en todo. YR n o hay n ada. seguro ... No sé adónde vamos a parar! »
ELENA. Te digo que exage-ras, A veces },es he oido hablar de otn\s cesas ... de politica.
JAIME. Noco! De pol1tica no hablan. Ellos se lo creen; pero en realidad no hacen sino quejarse, desahogarse y haiblar de sus balances y de los impuestos y aranceles.. . Piensan que
eso es poi1'tica ... Me veria obll-!\,ado a callar ... para no hacerte quedar mal· Qué dirian en tu casa si les explicara sin cerament'e mi parecer sobre muchas cosas? ~A. - Dios me Ubre!
Tendria ser.mones durante dos meses.
JAIMlE (imitando una ' voz nasal, de mui""')· « De dónde has sacado a esa alhaJa? ». (Imitando .La sorna de un hombre que no está acostumbrado a ser irónico.) « Oh, Lenita se ha tomado en serio eso de visitar a 103 enfermos y nos trae un loco· ,» Tendrian razono Alli, yo seria un loco... Y tú acabarias opinando igual.
·ELENA. Te querria mas . JAliME· - O menos. Me en-,
contrarias primero parado, luego abobado, despues estúpido. [,0 seria· Y si no, si 10-gralba coritagial1me el aire de la casa, entonces, si os contara chistes ve,rd'es y me preguntara adónde iriamos a parar si las cosas si,uen as!, entonces... qué motivos tendrias p:H'l seguir queriéndome .. , para preferirme 'a alguno de los más repeinados muchachos que jue«an al tennis contigo?
iE1.ENA. - Pem sólo serian dos o tres dill'.<;... Y me agradaria t an to ! ... Robarte un beso en e l pasillo. estrecharte la mano delante de todos sin que nadie adivinara lo que hay en el gesto ...
DIA 'LOGO SIN TESTIGOS 11
J<AliMIE. - lA mi, eso no me seduce. Al contrario, no sé si podría contenerme los deseos de decirles que nos vemos aqui, tü y yo, mientras te creen en la 3¡Cademia o en casa de la modista. Quererte así, para mi, es quererte menos.
iFlJ.ENA· Pues para mi es quererte más·
JA]MiE. Ya lo sé. Y ahi está la diferencia entre tú y yo··· Ahi esta el motivo por el cual seria una tontería que fuese a tu casa ... A qué? Y luego, cuando nos vieran pasear, las señoras dirian : « Hacen buena pareja ¡» . Y tu padre le preguntaria a tu madre, por la noche, al ir a a'costarse : « Oye, qué tal es ese amigo de Lenita? Tiene el pOl'Venir asegurada? » Y tu madre s,ólo :podria ·c-ontestarle : « No lo sé
• todavia. Pero parece de buena familia .. . ,» .
ELE,NiA (Sin convtocio;n). -Eres un s al;laje!
JAIME· - Me parece que el caUficativo que m e darian en tu casa seria mucho mas enérgico, si per casualidad la criada, arreglando la ha1bitacion, husmeara entre mis libros y le fuera con los titulas a tu madr·e ... o a la ,cocinera, y de lésta al panadero, y del panadero al lechero y del lechero al jardinero y del jardinero a tu padre... ¡que lo oiria mientras examinaba 'esas rosas, verdes que cultiva con tanta afición
porque quiere ganar un premio en la ex:posicion de flores del atollo próximo ... Qué te parece que dirian de un hombre que lee... (Alargando el brazo para coger un libro co:n cubie.rtas grises, que bostf'2a sobre la mesilla) que lee, ~jate : « Las psicosis sexuales en relación con el indice de salarios ».
ELENA. .Ah! Pero hay al-guna .relrución entre las dos cosas?
JAR\1iE. - Ya lo creo· Léelo Y veras.. . No, no lo leas· Ahora es mejor que me des un beso. Cuando acwbe el libro te lo prestaré y podrás aburrirte a gusto con él... a escondid'as, eh? ~l.iENA· - No, gracias. Me
parece que la gente ya ha sabe sobre qué escri'bir y le !busca tres pies al gato·
J AIíME. Si yo me dedicase a escribir en vez .de estudiar medicina, me vendrían ganas de hacer un libro sobre las relaciones entre los convenciona-
• lismos familiares y el amor a ocultas. Podrias leerlo y encontrarias cosas que ni sospechas·
ELENA (Con convicción)· Cínico!
J\AIME (Con inercia). No. Enamorado.
iEl.iENtA· Si lo estuvLeras ... (Repulgando los labios). Vendrias a pasar un .par de dias en casa.
JtAIMiE· - Ves? Ahora habla Leni tao Lo llevas tan arra~g.ado
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que hasta aqui se te escapa ... Te prometo que cuando me canse de quererte. iré a tu casa. Veras cómo entonces te des~ ·enrurnoras tú·
EUElNIA. Pues rensate prcnto·
Un reloj da llUi hOras, en eJ
Elena está metida dentro de su ábrigo marran· El sol que entra por la ventanú. entre abierta espolvorea deo luz sus pechos ya repOSados. Tan .mO" rena· como parecfa antes sobre las sábana.s - Jaime, al escribirle y da1ile cfta salia 'decir rrwé '~rian a tomaír chocolat'eo
con naUlla ' - ahora se la ve blanca con esa lividez de la piel fatigada.
Jaime, envuelto hasta medio torSo en la cortina como en los « vaudevüles » picanteos -, contempla a E,lena enarcando las cejas, cerrando los párpados y dando a su rostro esa mueca voluptuosa que otorga el ser corto de vista·
Descalzos ambos, disfTutando inconscientemente deo la fresca
AiLBA
cama>anario .cercano. Las campanoolUi Uegan envueltas en el. algodón . de calor y sol, ccnno si el cobre fuese blando· '
EJ.FlNA· Las cinco ya! (DeSpués de una pausa y con los ojos cerrados). Nos quedan dos horas·
delicia de las baldoslUi frias, se han aceroado a la ventana y la han abierto, dejando echada la persiana, para escuchar una radio que en el bar cercano lanza los hipos de un fax cansado y balancoonte· Elena lleva sin darSe cuenta el compás, tamboriheandocon de;dos .afilados en el cristal que reproduce sobre el fondo azul de la cortina su silueta despeinada.
Por las rendijas horizontales de la pl'Tsiana se vislumbran franjas de calle y de casas y el sol alfombra el suelo· com un tapiz listado y viste a Las dos figuras c()n una gasa a rayas clUii blancas.
'.ApiartedieJifoJ:, de la ooJ\Le apenas si sube algun que otro grito infantil, loS bocinazos y
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el tintineo de la cercana avenida, y los pasos lentos de los escasos transeun'tes, bajo cuyos zapatos cruje la tie,rra de las aceras mal empedradas. E~enabosteza elegante""~'11n·ente
un bostezo de dos dedos escasos· Lueogo, estirando todo el cuerpo sin hacer ningun movimiento, inclina la cabeza y sonríe.
ETlFlNA. -- Oye, sabes Que cuando me miras 'asi opones cara ce relojero?
JAIME· - - Hay l.'.lguna cara especial para los relo'j ero's?
ETIFlNA· u_ Claro! Todos hacen la mirona, cuando eXalminan un reloj para ver qu'~ le pasa : como ~i encogieran todos los rasgos del rostro y ' alargaran los ojos ...
JJUME. - Es posible. E'n todo caso, yo hacía lo mismo que ellos : te estaba examinando y Queria ver qué es lo que no funciona en tu maquina.
iElLENA (liogeramemie sorpren-dida). Hay algo en mi que no funcione?
J.AlIME. - De'be de haberlo. ELENA· - PO'r qué? No soy
la de siempre? JAIME· Si. .. y aun mejor
(,PoniéndoLe una mano en el nacimiento del cuello y acariciándole por costumbreo el tierno hlbeco de la clavicula). Pero no acabo de entender ese deseo de que vaya a tu casa. A qué viene? Hace meses que
nos conocemos· Hemos venido aqui docenas de veces ...
UiENA (como a la defensiva). - Crees preciso recordannelo?
JAIME (sin ate1Ui.er a la inteorrupción). ... y de repente se te anLoja llev,ume a tu casa, a hacer corvetas a todos esos maniquies vacios que tienes por amigos ... No, perdon, no es un antojo: Casi deseo que lo fuera... asi lo tendria todo explicado... Pero m·e parece algo mas hondo ... y no acierto a ver qué... .
,ELENA- - Ya te lo he dIcho· Ha·ce meSES que nos conocemos ... hemos venido aquí veintidós veces ... yo las tengo contadas. .. (Jaime la mira inqui~to) ... y todavia no te hll visto en la vida normal, entre la gente. No conozco mas que una parte de tu vIda, de ti mismo· Siempre paseando por las afueras o metidos en este homoazul... crees que nos conocemos de verdad? Creeli. lncluso, que me conoces?
JAIME· No. Ya lo sé· Y por eso, precisamente, no qu¡'ero·
iEiLiEiNA (inquieta a su vllZ). -No quieres conocerme?
JAIME. - No. Por lo menos no a la Elena de tu casa, a La que puede resistir todos los cerebros de pulga que juegan con ella al t~mnis, a la que es capaz d@ sonreír a las señor;;,s con san~ gre de limón y de aguantar las majaderias 1)Cdantes de cualquier «amigo de la Casa» que se
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hace J}asar con sus discursos el mal humor provQcado !}Dr las hemorroides· A esa Elena no quiero conocerla .. , !}Drque luego ya no pml:ria venir ¡¡¡qID como
, vengo ahora : por ti. ;EJT.F:NA. No? Pues por quién
rvendrias? JAIME· - Por mi· Para darme
el gusto de hesarte y d e pensar que lo hago a escondidas d e las personas que veranean contigo Te ·convertirias en un medio de tomarles el pelo, de burlal1me de ellos, de demostrarles ...
ElJENA. - Jaillne ! Hablas como' uno de esos ridi'culos monigotes de mitin·
JtAl'MiE (metáI'ÍJ~o)· En los mitin es también . se dicen verdades. Y hay cosas que no pueden e¡qp,r esarse con buenlJ.s palabras. Mien '~ras esas personas existan y no me molesten, bah! ... pero si quieren mezclarse conmigo, si in t en 'tan j¡mponeI1me su cOl1'viveneia... Ah. no! Con-vivencia .. . Cu:i!quiera vive con edres vados!
ELENA· '~ué te pasa? Nunca be 01 hablar asi. ..
JAIME· - ~, me· oiste muc11as veces ... y casi te diría que si hemos l1ega;do a conoc'ernos de verda;d aquí ,es a causa de haberme oido h¡¡¡blar as!. Pero ahora todo esto lo encuentras nuevo p orque antes te parecian ouiniones más, casi -sensa<Ciones fi sicas genera-les ... y ¡¡¡hora, de golpe, te das cuenta que se pueden aplicar,
• •
AILBA
que.yo las aplico a ¡personas que· conoces .. . que .;ratas ... que a ti no te parec~n as!, esa.s, aunque a la otras, a las que no tratas, las v·es lo mismo que las veo yo.
FllJElNA· Puede· Pero es muy duro, sabes?, eso de ver rechazada la :nayorparte de mi vida ... todo lo que en mi hay de anterior a nuestro conocimiento : mi familia, mis 8!ffiigas, mis costUlmbres, mis gUS7 vos··· !Es como sen'tirse armputada desde los brazos y la ,cabeza (señalando con los brazos cruzados a distinto nivel)... sólo me queda esta parte del cuerpo.
JAJjMIE (irritado ya, incluso con sorpresa suya). Lo es· Es eso lo que quiero de t i. Lo otro ' está hueco· La cabeza hay que amueblarla todavla y tus brazos no te sirven de nada·
FlT ,FlNrA (t ristfm!ente, con Un dejo teatral en la voz). Ni para a,brazarie?
JAUME (duro). - Ni para eso t e servimnsi vaya tu casa· (Un sile.ncio ·enconado, lleno de distancias.) Si participo en el apocalipsis de frases hechas de tu -casa. tú ya no quen'ás abl'azar.¡;ne· Si no participo, si al v€r a toda esa gente con e¡T;',rañas abmidonadas -como los cuellos de tus ,amigos, me pongo a andar a gatas, entonces [.eré yo que ya no desear€ alOl'azarte porque me sabrás a el11'iJalsamada, a figura anató'llica, panque ya sOlo tel1ldras realidad en los espejos y para m1 no
DIAILOGO SIN · TESTIGOS 15
serás de carne y huesos, sino de ... de ...
ETiENA· No lo digas. JA1IME (recobrándose de re
pemte). . Si, pel1dona, que.rída (Otra vez la mano vueLVe al cuello palpitante de la muchacha·) Perdona ... no quena decir todo eso. Pero es que , hoy me he llevado una dece¡pción contigo·
,FII IEINA (encarándosei!e . rá-piKia.). Hoy? En qué? Es qué?
JJUME. - No. Has estado perfecta· Dices que hemos venido veintJ~dos veces aquL Ahora me parece que son ya cuarenta y cuatro· :Pero ... ven ...
S e dirige a la ca'ma, arrastrando ,de la Imano a Elena· Se sientan él en cuclülas, envuelto en una sábana que de un gesto casi violento ha convertido en capa; eUa sobre el lecho, con las roda/as a nivel d(!l la barbilla y ésta apoyada en las dos manos cerradas, que a su vez se sostienen sobre las rótuLas brillantes y estrechas· Jaime se queda un momento contemplando los derJ,os de los pies d(!l la muchacha, deformados por los zapatos estrechos, hasta que ella, nerviosa, se da cuenta y los ocuUa bajo un pliegue del abrigo. Entonces Jaime enciende un pitUlo y se pone a hablar. Muev(!l pausadamente la mano, trazando extrañas geometrías de humo y Elena no le interrumpe más que
. con algunos monostlabos; pero le mira fijamente, tensa la atención y pri(!ltos los labios·
JiAIME. Cuando te ·conoci. hace un año, eras una nU'la dlstinguiGa. Nunca te ha faltado la distinción· Salias a la calle sin mirar a los lados y .oon todos tus arreos : el bolso, el reloj, las gafas para el sol... todo muy discreto, pero muy ca¡prichoso... la echarpe... el sombrero... Ahora, ya comienzas a ser capaz de olvid!ar alguna de esas cosas, de mirar a la gente, de detenerte en los e·sca'p·arates y hasta saber llev,ar un libro bajo el brazo y sospecho que incluso escogerlo por tu cuenta en la libren.a· Tu misma no tedas cuenta, pero yo, que te veo cada cuatro o cinco dlas, lo noto... Sólo te falta salir de excursión, con zapatos sin tacón y volver por la noche despeinada, llena de polvo y con un ramillete de tomillo ...
Elena se encoge, esquiv.ando la sugestión·
JAIME. - Has cambiado mu-. cho ... es como si te salieran los dientes por tercera vez ... Sigues si ~ndo dis tinguida... mas que antes. acamo pOIT¡ue no se te ve que qu'era s serlo... y, sobre todo. estas en camino de saber en qué eT·plear esa distinción. No lo eres simplemente por serlo. sino para algo ...
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16 VICTOR A'LBA
Ifa .ENA (mirrwsa, quedamente)· - Para ti
JAIME. No lo creas. Por q,ué te engañas? Para ti... para gozar mas y mejor de tu vida ... , No te ~mfurruñe3 ni frunzas los lllbios, que no los tienes para eso... Bueno, pues no h e sido yo quién he op erado en ·ti este c::w:nbio· No he srdo yo, Fulano de Tal, sino el aire que yo te traigo, que te hago respirar· Ha ocurrido corno en los tisicos, ·que cuando van a la mon·~añ·a se ponen buenos y sacan colores. Tu también ad:¡uieres nuevos colores y ya no se te ¡puede lla;mar niña distinguida .. . incolora, sosa. Y es que yo vengo de otro sitio, de la montaña, y te traigo algo de ese a Lre nuevo; que da salud· Eres joven y tienes tadavia defensas en tu cabeza y ·en tus n ervios contra esos microbios que viven dentro 'de ti de.sde que naciste, q1Je pululan por todos los siC:os donde vas, que fOI1man tu a.tllnós·fera ... y que rprovocan la p eor de las enfeI1meda;des : el v:licio, la: falta de una meta, de un camino·
El f ox de la radio del bar ha sido substituido por una c~mción deSvaída, gan-gosa, que se enrosca en los rayos de SOl y sube casi inin teligible --:
Cabecita loooea soy no lo puee·edo remediar;
. porque al besar mi vida enteeera doy. . .
Elena escucha inmóvil, acaso más absorbida por Las palabras
. de la radio que por Las de
JAIME. Te has preg¡in1~ado .ponqué y para qué vivIas? No, no me contes·~es. Para casarte, para tener -crlos, y para mo-rirte· V o-i/;á!
-ElLEN A (desenSimismándoseJ . Te pare-ce ¡poro? .
JAIME. - Me parece nada. Lq -~'spera1Jas y lo h.ubieras hecho'ponque todo el mundo lo- hace, no porque sintieras o pensaras que debías hacerlo, que con ello lfenabas tu vida· La vida siempre la encontrar.10s vada, al -nacer, y :a vamos llenando ' y dando color con las cosas que encrmtramos a nues-tro a ' cance... Cuando yo era crio, -en el barrio, los días de ferIa vendian unos car ::w:nelos en barra que lla;maban napoUtanos: estaban . hechos de muchas capas, unas verdes, otras encarnadas, a;marillas. violetas. n egras. blancas... cada capa tenia un sabor distinto: a !tmón. a rosa, a naranja . . a café, a almendras ... y en la boca. al irse fundiendo. prcducian un gusto extraño. ni dulce ni asp·ero ... y yo h e procurado que mi vida fuese asi . como un caramelo n apolitano·
EI.JEN A. Goloso ! JAJlMIE· Pues claro· No
tenemos sino una vida ... y en el mundo hay un sin "fin -de cosas para llenarla. Sólo que en tu
DIALOG.O SIN
mundo no existen. Qué hay en torno tuyo, en tu casa, en tus lIIIl1igos, en lo que haces y en lo que oyes, que te dé algo para poner dentro de tu vida, q.ue te sirva para d,arte cuenta de que 'Vives? Nada... salvo la noche d.e bodas, el primer dia que os enteráis que vuestro marido os pone cuernos, el prillner dia que se los ¡pon,3is. .. solamente el prilmel' dia, eh! ... y los partos· Vivis cama podrlais vivir en una Isla desierta, si supierais que am los árlboles y los anillnales tienen cri,terio -bastante . parll. admiraros y para encontraros a la moda· En vez del napolitano, una vida dulzona de merengue. ~A (con voz de colegiala)·
- Pero, no di.ces tu mismo que he cambiado ya?
JAliME· Si. Te has dado cuenta que existe otra manera de vivir··· que se puede vivir para aLgo ... I[JOCO iiihporta lo que sea... aunque fuese simplemente para vivir ... y no para existir, para no morir, .como hace tu geIJJte· Te has dado cuenta pm-qu·e yo te hablo de mis amigos, de lo que h ago, de lo que leo y discuto. Crei que esto te haria cambiar ...
ELENA· :Lo creiste? JAIME· Y ya no lo creo.
EUa v!ielve a encog.ers0 y levanta la cabeza, interrogativa·
JAIME· - Lo creía hasta esta
TESTIGOS 17
tarde. Por eso te he diChO que me he llevado. una decepción· Puro egoismo, te · lo advierto ... L'\n,a . ilma>resión de . fr<1caso, sa-bes?, como cuando no sale un probl€llIla y luego se descubre que estalba mal planteado ... (Se alarga sobre la cama, al lado de Elena, boca abajo·) Pedirme que vaya a tu casa1. .. No comprendes que alli necesitaria, ... necesitarla, entiendes?, decirles a cada uno, a tus padres ante todo, que tenemos un cuarto aZUl para nosotros, a diez pesetas la tarde? No ves que am me ahogarla... y que aca'baria adi\lndote al ver que tú no tlil ahogas? S1 aLgún dia inventase un medicamento y me encontrara con que mata a la gente, no me quedaria tan chasqueado' como hoy... Yo, que quena hacerte vivir, y tu me invttas· a morirme .. . , sin perder la cara de salu.d!
ELENA. Nunca te habia visto haciendo tragedia· Sólo porque te he pedido que ... Vaya, no es un pecado mortal!"
JAIME, Pecado no sé ... 'Pero mortal, si.
,FlLEN A (esforzándose 0n ser displicente) - N o s·era. tanto !
J AI:M!E. Tanto es, chiquilla. Me dejas ser p edante durante dos minutos, relOj en mano-? . EUElNA-· Si sólo son dos minutolll ..
JAIME. - Pues mira. eso que lIa,man la ciencia ha llegado a unas conclu.siones muy raras, a
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las que ya antes habían llegado las gentes con el simple esfuerzo de peIlllar durante una noche de insOlnnio. Dice la ciencia que la vida es una ferma de ener-
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gia· !La enerlgia, en nn de cueIlltas, S 3 manifiesta en on-das, en vibraciones· Cada ser vivo viene a ser cuma la onda resultante de las vibraciones de una sola corriente de vida, originada vé a sabe.r cuándo, y que recone el tiempo y. el espacio ... Si quieres trazar un gráfico de la vida, espontáneamente, haras asi. (Con el dedo seiíaLa sobre la sábana la linea imaginarial, una semic~l'cunf!erencia.) Alqui na·cemos, crecemos, nos desarrollamos, lleg¡¡¡mos a lo atto de la vtda y luego empe-
. zamos a d'e,caer, hasta morirnos. y jl:si es.. . Pero los que te rodéan, querida mía, esos h'an detenido su movilmiento y son capaces de detener el tuyo·
. Llegan a un punto no mUY alto de su desarrono, siguen en linea recta Y luego caen de golpe. Asi· (Se repite el gesto anterior, trazando la figur,a que indica.) Estan años sin añadir nada nuevo a su existencia -porque ya no viv·en; sólo existen· Y caen de r·epente en la muerte, sin enlazar con o'tras ondas, sin dej ar nada, sin haber llegado a su plenitud, habiendo seguido en la vida un camino llano, monótono, sin cimas .. . No han visto ni un paisaje ... y no lo han dejádo ver a quienes van-
ALBA
con ellos, a quienes existen a su lado, porque a su . lado solamente se puede existír, pero no vivir. Ya v'e·s ~i es mortal lo que me propones : ir a paralizarme junte a los muertos ...
Una pausa. En la calle también hay silencio. Ha callado la r.adio de!. bar,abun'ida de no tener oyentes· En un . balcón golpean alfombras, pero el ruido ' queda tan apagado por el calor que, se confunde con eJ. silencio· Elena se ha dejado deslizar y está de lado, en la posición de « la M aja desnuda », pero vestida con el abrigo marrón. Jaime le acaricia distraidamente el flanco.
JAIME· No. no es todo ' eso tan ramplón Y tan va:cio de los espiritus selectos, de los ideales n obles o del refinami'ento y la cuttura· Eso son focos que te e·chan a los ojos las gentes hue.ras que se han dado cuenta de que lo son Y quieren engañar al prójimo vendiéndole gato por liebre ... palabras por h echos. La vida hay que llenarla ... p ero sólo ocupan lugar los h echos... Lo demá s es viento... Claro, las ideas de verdad, los afanes, las preo-cupadones. también son hechos. Eso de que el saber y el pensar no ocupan lugar son his,torias de los que no saben ni ¡p-iensan ... por 10 menos de los que no saben fisIología·
. , DIA;LOGO SIN TESTIGOS 19
ELENA, - Hoy estas con humor decaliEldrotico Te ha ha ocurrido algo ?
JAIME. ~ , Me has ocurrido tú.
ETIENiA· y con tanta ilu-sion que te 10 he ¡pedido· J~.l:ME. Eso es lo grave,
que te ilusione asfLxiamne· ElLIElNA· Oh; no ! Si hubie-
ra sabido que te lo tomarias aslio,·
JArMrE· Más grave aún· .. No comprender por adelantado -que de'bia tcillli'ulffie10 asd... co-, mo si ,pudiera tomarlo de otro modo! (impertinente) Por favor, .no intentes arreglarlo.
ELENA. Bueno, pero, quie-res decil'me, si no es ni eso del espiritu sele,cto ni lo de la distincion,- qué es entonces· .. ?
JA1lMlE. - Es la idiotez solemne y male~,tuosa de poder <vivir en el vacio, es el desarreglo de tadas las leyes de la naturaleza al existir sin hacerna,da, sin moverse, sin actuar, sin pensar siquiera... Es el no vivir para algo· Vivir escomo nadar·. quien no se mueve, se ahoga. No·.· no quiero decir hacer ' oosas útiles a los demás 'por e<1píritu 'caritati,vo, por g'll1.e rosidad o porque te lo premien en otra vida·.· todo eso también está hu€'co·Es ... como voy a declrtelo?·.· Es darse cuenta de que los demas esron en el mundo no para admirarte, no para servirte, no para ti, sino para ellos mismos y que ellos y
tu sólo lograr,éis vivir vivir de vero'ad - si vivis juntos, si vivís a la vez ... Es decir, si vi~is para algo, para algo de to~ dos· .. Todo el sentido de la vtda eiúa en esta palabrej a.·. no sé como la lla:man en gr,amatica (frunciendo el ceño, dubitativo) .. . ,creo que ;p,r,eposkión; en esas dos sna¡bas : para· Es preferible que este para res111te desagrad3Jble y hasta perjudicial para los delffi::l.s , que no que fa ]te... Y, te lo re'pito, no por generosidad, por ¡¡¡quello de « 'P obre e.i tos . .. » sino pOi' el ma:gnifkoegoismo de no pOderse sentir cornada dentro de la piel si no se tiene la conciencia de
. hacer algo" sea lo que fuere, pero hacer.·. hacer entre los l10mbres, con los homlbres, pa.ra los h ombres·.· y por ti. Qué habr1as hec,ho sJ murieses sin saber lo que son los besos? Besar es , ya um, colaboracion ... y qué habrias h echo si murieses sin saber lo que es la gente, lo que es vivir ¡para algo, orear algo·.. poco importa qué : un paso de baile, una moda, una obra de arte, un hügar agradab1e, una. huelga, una simple idea... algo '1ue se pueda comparltir 'con los dEmás·.·? Qué serta de ti, entonces ? En tu casa harian rumpliar tu retrato. Lo pondrían en el salan y dirían que eras lm ángel, tan lnocente ... tan pura·
ELENA. Y tú no crees que tendTian razon? (con inquie-
20 VICTOR
too, casi con remordimiento en el tono) • . JAIME· No. Ahora es cuando :puedes empezar a ;puriJficarte... a quitarte de encima todas las·.·
iElJENcA. - Chist... (Desperezándose y saltando al su~o con un solo movimiento)· Comenzaré con una ducha.
Se dirige a la cortina del an-
ALBA
gula y desapareceo tra8 ' ~la· Un ruido de lluvia refresca el aire. Jaime Se estira con peTeilll, se peina con los dedos abiertos y se pone en pieo lentamente· Lentamente también entra tras la cortina, detjando ver el relampago de ,la carne mojruJ;a rLentro de la campana cJ,e. agua rLe la ducha. El abrigo marran ha quedado con los brazos abiertos sobre una silla·
DIALOGO SIN T .ESTIG08 21
Elena, sentada delante del ;ocador, peina lentamente-, caprichosamente, su larga cabellera castaño, todavia dócil gracias al agua· De vez en cuando suelta el peine y coge un bombon, de la caja que se ha ¡YUi\S
to al lado de la pDlvera. Su busto tiene gestos de bailarina, al levantar los brazos para proseguir la trasc,e1ufental tarea, y sus mejillas, hinchadas por el chocolatin, adquieren eosa ca¡¡dad de fruta madura que tie'nen los rostros infantiles·
J.aime, con la frente 'en el cristal de la ventana abie.rta, fuma un cigarillo y me2!Cla el humo plate.7do con el oro de los rayos de sol. El aire parece algo material, palpable y ROfocante·
Hace ya varios minutos que desde todos los puntos de la ciudad Jas si~nas se chi1!lan una,'; a otras, anunciando el fin de la jornada en .las f{tbrica.~.
Ell.ENA. Si no hklera tanto calor te diria que cerrases la ventana. 'Esas sirenas me ponen triste... Me reouerdan los
días de lluvia. en casa, cu'ande> mi hermano se pasaJba la tarde haciendo grufiir los cristales. con la punta del dedo". Me hacen rechinar de dientes .. .
Jaime no contesta· Se acerca: al toccul.or, coge un bombón, lo parte con los dientes, mira el interior de la mitcul. que le ha. quedado entre los dedos 'V luego se la lleva a la boca.
Elena ha tenninado de peinarse· Tiene como una trenza en forma de diaderma alrededor de la cabeza y cul.quiere, dI! re~ pente, un 'ai",e deportivo, juvenil.
JAllME· - Con este peinado te sentarian bien unos zapatos casi sin tacones y una <ib .. aqrueta de cuero.
ELENA· Crilminal! Serias. capaz de hacenne disfrazar asi?
JAl'MiE. Yo no· Seri'a el ¡pei-naJdo quien te haria vestir deese modo. Es una cuestión de estilo... pero me olvidaba quevosotras vals a la moda y le> demÁs importa poco·
22 VICTOR
ELena se desha~e metód.iCa-mente el peinado y luego S('l
mira al espejo, en escOTw, pensaUva, meditando otro capricho capilar.
De la cúle suben inesperadamfonte vo.~es. Voce~ de h ombre, ap(hcadiLS por la persiana, pero distintas. Una es m.ás ag'tl{i.a que la otra; probablemente su dueño es joven· Elena, ensimismada. en su autocontemplación, escuoha sin parar mient8S·
VOZ a. - . .. !En tonees va y le 1UC€ . dice : « Esta 'pie,m no ajusta. Le faltan 'por lo menos dos milímetrcs ». Pero él no queria r econocerlo· Cree que el ene·argado le treue mala voluntad ...
VOZ 2a . - Qui'3n es el encargado?
VOZ l a. Vicente... el que €stuvo en tu 'taller hace un alio·
VOZ 2". - Ah. si! No es mala "persona. Muy quiS!(jnil1oso. pero -nunca va ·con clu,entos al ingeniero·
VOZ 1'· - Y sabe donde tiene las manos y les ojos. Es un tonto de dejarse deslumbrar por el jornal. .. Si trabajase por su cuenta haria cosas est.l®endas ... Un dla le vi en el 'torno 'y casi m e 'Oaiba envidia. Qué tia!
VOZ 2' (con cansancio) . -"Bueno. en qué acabó la disputa?
VOZ l a. - Pues Que cogieron el pie d'e rey y tfmia razón el .. V . I ·vleJo. aya OJO .. . . VOZ 2' (interrumpi!'lndoJ,. -
Tienes tabaco?
ALBA
VOZ l a. 81. .. . €S de caje-tilla. .. Con eso de los atrasos, vamos jiUstoS, estas semanas ...
VOZ 2'. - Como todos. .
. Mient ras lian los pitillos, los dos hombrf!S se aleojan· Se oYen sus pasos sobre la acera y todavia una frase :
VO'Z 20. Has leMa ese tio que se cargó a la mujer y ... ?
El resto se. disuelve en la distancia· EJena vuélvese l!'lntamente, con la cabellera caida hasta casi el hombro. Se levanta y se acerca a la ventana. El lector no ve su rostro, envue.lto por una campana de bronceado cabello·
Pone una mano en el braw de Jaime y éste se la mira de
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reOJo· ,
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EL.ElNJ\. (stn tnterés aparente, como por hablar y nada más). - Crees que h ;¡.:y muCiha diferencia entre la conversación d.e esos dos hombres y las que se oyen e~ mi casa?
JA1IME (sorprendido). - Taanbión les has escuchado? Delben ser de un Sindicato· Tal vez res he visitado. Y no saibes cuanto me interesa oírles ha;blar eritre ellos·
ELENA· Pues dicen bien poca cosa : su tr.a,bajo, la vida cara, el crimen que. trae el periódioo. Como en mi casa·
J.A1iMlE. - Precisamente por
DIALOGO SIN TESTIGOS 23
esto me interesa ... Como en tu casa, es cierto· Lgu·al., pero al revés.
Ell ¡ENA. - No veo 1.0 que quieres decir·
JAIME. Es difl-cil que puedas verlo, mirándolo desde la altura de tuS' tacones·
ELENA· - Quién te entiende? Antes, yo er·eia que éraJIIlos diferentes. Tú me enseñaste a verlos ig,uales, ellos y los mios· y ahora dices que no ...
J Al!ME· l'guales por encima, de piel paI'a a'fuera. Y no muClho· Pero dtferentes, terriblemente diferentes por dentro. de posibili'da-des· Como un arbol mue-rto y su brote ... iguales, pero qué distintos!
ELENA (burlona) . Dtme, ha.s h echo versos, alguna vez? _ JAliME (adivinrwdo)· No· Por qué?
ElJENA. P orque h oy pareces poeta ... los ratos en que no t e pones a hacer de prof-eta· JA~ME (con un beso en la
nuca). CIaro! Si tú estás • aquI.
EiLENA- - Flatteur!
Se l evanta para devolverl e> el beso, o tal vez porque no acierta con el peinada y no quiere que sus fracasos la pongan nerviosa.
ELENA (todavia con los labios húmedas) . A veces me pareces un . fanático que no te pI'eocupas de saber si acIertas o no· Te :gusta construir teorías y
luego, si te agraJdan, buscas los heChos, para demQ'strarlas·
JAIMiE. y eso que estas. dk:endo no es una 'iieoria?
El lENA· Vete a saber ... Yo también tengo derecho a -hacerlas ...
Se han ido acercando a la ventana. Se acodan en E~ alféizar, gozando de su p'Toximidad, de la leve brisa que les eriza la piel y del sol ya en declive. A través de las he>ndiduras horizontales de la persiana contemp.an la calle·
E)l IENA. Mira eS2 Dama-rero ... Debe lleva: as] per lo menos un cuarto de hora, medio cLorrrÜd.o... Cuando no ha.Jl' clientes sólo piensa en dos o tres ,cosas, siempre las mismaS' ... y esa portera fisgona, chismosa .. . J~ ( impaciente). Si,
como todas· Defo!1mación profesional.
Ell®NA Yo no doy esos nombrecitos técnLcos a las cosas. Fisgona como mi tia Eulalia, como la señora del alcalde d el pueblo, como Doña Mariquita ... Igual... Yesos dos hOllllibres del mostrador ... casi no se ven, pero es fácil imaginarlos· No sa·ben d e qué hablar ... beben. -pagan ... y luego re¡piten por d écima vez las mismas opiniones sobre el partido de fiitbol que vieron el domingo ...
JAliMiE· Pero ...
VICTQR
e:[,FlNA (sin hacerlll caso). -... el mismo parw.d.o que fueron a Ve<!' mis hermanos y mi' padre y que sil'Ve de sob·remesa .. en casa, hasta el jueves. De jueves a d.omingo cambi~.n el programa : ' ha,cen pronósticos sobre el partido próximc... Oh, mira que arPía! (Implacable, sin volver la cabeza hacia él.) Fij a te : desgreñada, en roan{lletas. Torlo le cae· En el delantal d,e'be llev3T dos manchas de gra·sa en el sitio donde deja caer las manos cuando se sienta· QU'2 piensa esta mujer durante toOdo 'el día? Qué hace?
JAIME - Se ocupa de los suyos.
ELENA· - Como todas las -señoras que vienen por casa .. . <C.omo yo misma, aLgún día .. . 'Pero menos arreglada
Gritos de n iños que pasan· Un :perro ladra y hay un eStallido ,de neumático. Inmediatamente, contusos, unos cuantos ternos· l!:lena, después del levé' sobresalto, prosigue sin piedad·
ELElNA. - No crees que podría arreglar el n eumatico más ulprisa si no gas liara ene,rgias <diciendo palabrotas?
JAIME· - Lo dudo· Yo me ilidhiero a sus pal3!brotas. Ahora mismo saltana unas cuantas· 'También tú estás en « panne ». 'Es p osible que no veas que todo eso, esas c,handetas, esa somnolencia, esos t·ernos, ese haIblar
del fútbol es solamente apariencia, aqul? Que es alg.o exterior y nada más?' Qultales tod.o eso yquecta todavía un Se<!' vivo, que quiere se'guir vtviendo porque sigue teniendo motivos para vivir, que sigue siendo él mismo· Pero quita esas mismas cosas a las gentes que tú tratas, y que queda ... montones de oarne bien vestida, nervios desatados, peUejos hueros... (Al hablar, con el fin de expr(!sarse me1or, pone los dedos reunidos por las puntas y l.os junta y sePara repe,tidas veces.) Eso, ya ves... para describirlos hay que emplear este ademán que si'empre hacemos al hablar de algo fofo ... (l.o repite) .
ELENA - Por favor, ahora escúc.hame· En tu cesta también hay frutos amargos y quiero que los pruebes ... , J A.]ME (atajánd.ola). - Amargos, no; ásperos, en todo caso· Porque están verdes· En cambio, los de tu cesta son dulzones .. . demasiado maduros, blandos .. .
ELENA. - Gracias! JAlIMiE· - Pero si es la ver
dad! Tú misma estás a punto de madur,ar .. : Si yo no hubiese tenido la maravillosa suerte de encontrarte, ya estarías a p,unto de caer del árbol. .. Yo o cuaiquier otro como yo·
ElJElNA (con sorna). - Modesto!
JAIME, - Ba,h! Si n.o es por lo que yo soy. slno por lo que yo
DIALOGO SIN TESTIGOS
traligo, por el aire que me rodea... y el túre lo respiro, te lo hago respirar, pero no lo fabri{:o.. .No leiste de pequeña las novelas de Julio Verne'! No, claro, eso son Ubros para CIlüco· Tú leeñas « El Rosario » (arrastrando /.as silabas) .. . y « La Ga~onne ». Bueno, pues Julio Verne tiene un {:uento muy divertido: «El experimento del Doctor Ox ». El doctor Ox es un salbio que se va a un pueblecito cansino, dormido, lento· Monta una instalacIón de gas y durante el dJa satura el aire de oxigeno, que tonifica la vi talidad de los h!l!bi tan tes. Qué transTOl1lnación en la vida del pueblo!... Bueno, [pues algo así ocurre con nosotros dos ... y con todos los casos semejantes que hay por el mundo ... porque no SCllll.OS únicos, !fu! No creas que estamos h3iCiendo una novela ... Yo' estoy empapado de oxigeno y al respirarlo, al besarnos, algo de él respiras y te vivifica ... casi diña que te desmomiHca, que te humaniza· Conmigo eres Elena, en vez de Lenita (} de la Señorita Elena o de . ..
ELENA (impaciente). - Pero si tamlbién entre tus mUCihadhas... (Pausa. FrunCinnÚ!nto de la frente de Elena) ... entre tus hluchaJchasoxigenadas hay Lenitas·
JAIME· - Claro. Pero ya te he dicho que están verdes. Fijate en la diferencia· Coge a una de esas Lenitas oxigenadas, como
•
dices tú - aunque en realidad ellas -o casi ,casi son el propio oxigeno ,y _ llévala ' a vilvír contigo. [¡ejará de serlLenlta?: No se desoxLgenam~ Qué crees?
ELENA (sabiéndole mal). Si ... creo que si·
JAIME En cambio, coge a esta Lenita (le pone las manos sobr/il los hombros y sacude suavemente la figura encogida de Elena), ponla a vivir con las otras Lenita, oxigenadas ' y dime, no te p,arece que se oxigenara; que llegará a ser Elena. y q¡ue unas a otras se ayudaran sin darse cuenta, simplemente con su presencia, a ser cada dia mas Elenas, menos Lenitas?
iEJíElNA. - De eso (desprendiéndose de las manos de Jaime con un g/ilSto gradual y len to). de eso ya no estoy tan segura.
JAllM:E (de un salto). -Mira... esos dos que ha,bllllban hace un momento y que te
. parecían tan semejantes a la gente de tu casa, esos dos han estado quinc'e días en huelga, sin cobrar, . porque en un taller despidieron a ouatro metalúrgkas. No sé quienes son, pero ha habido huelga en todo el raJmo ... Y e.sa muj,er que va en
• chancleta's es probable que tenga tres o cuatro hijos ... que llevan zarpatos gr3iCias a que ella ha ren uDlCiad-o, con ,poco gusto, a tener buen parecido· Y esos dos hombres aburrid-os de del'ante del mostrador ha'cen eX'Cursiones los domingos y co-
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nocen del m.:¡,r y de los arboles y de los ;pequefios altlmales mucho mas de lo que sabéis tú y tus amigas del tenrus. Y todos. todos. hasta los IIllis zoquetes. hasta los mas insulsos. llevan - dentro una esperanza ... la que sea. cada uno a su manera. Qué esperanza hay en tu casa? Casaros bien. ganar dinero. -hacer testJamento y morirse ... Como máximo. el cielo ... si es que realmente creéis en el cielo una vez h¡¡¡béis salido de la iglesia·
El lENA- - Pe!ro todo eso también tus huelguistas lo desean ... y no todos son huelguistas.
JAllM!E. Claro. Todos han de vivi-r... pero todos aspiran. a vlivir de una manera u otra. no simplemente a se.guir viviendo· y los que ni esto tienen., lo pueden tener ... y hasta contagiarlo. Ellos se sienten. al vivir. f011lnando parte de una cosa sUllJerior a ellos. se sienten como ¡pie de un ciempiés... o. a los ojos de los sefiores que van a tomaT café a tu casa. como la cabeza de un dragón de den mil ca·bezas· En camlbio. en tu ca·sa. esos seftores. de qué creen fOI'mar parte?
-
PalUia. Elena toma asiento em el alféízar de la ventana. Jaime apoya la me1iUa en el brazo de la muchacha catdo sobre el regazo. •
-
JAIME. - Ya sé que tienen
ALBA
todos los defectos de los deIlllAs. Hasta los defectos que parallzaz:¡o Pero vosotros ya no podéis deJar de tenerlos. Los habéis creado y se los habéis contagiado. Ellos pueden quitil.rselos o hacerlos útiles .. .
El IFlNA. - Si. llegar a ser angelitos·
JAJIM!E. No· HamJbres. Con todos los defectos de _ los hombres. que no son defectos sino
• • caractertstLCas mas o menos des¡¡¡~ada.bles. Pero hombres y no plngumos razonadores. Ca
• • III eso! Han creado tantas ma-quinas. tus gentes. que los hijos y.a les han salido robbots - . munecos mecanicos· Para voso-tros. esa idiotez c¡¡¡maleónica es un medio de defensa. P¡¡¡ra mis ¡¡¡migos - para mi Ciempiés -es una enfermedlad que precisa curar· Y entonces. esos cien pies seran cien manos. Qué de cosas podron hacerse!
iEIIFlNA· - Si. hasta que también tengan hijos « mbbots ». _ JAliMiE· Bueno. Es natural· Hasta que estén demasiado maduros. Pero pa·ra entonces ya h3Jbm otros frutos humanos verdes. que también habron s~do contagiados y lucharon por curarse·
@ .ENA. - Y por qué esforzarse. si siempre se ha de caer después de levantarse'?
J .A!IMiE. Porque estando de • pie se ven las cosas mejor
distintas a como se ven coond¿
DIALOGO SIN TESTIGOS 27
se va a gatas· Y en vez de maullar se hab1a. Y se dejan COBaS... y se disfruta de lns cosas que han '<iejaJClo cllantos en otros tiempos también se han levlantado· Im·agina a ese chofer que está tan rrubioso con su ne umático, tmaginalo en tu casa, haciendü vida con tus h erunanos. Halbla!1á mejor .. . en el salón o a la hora de comer .. . vesti!1á mejor, aJPrenderá todo ese ritual de buena sociedad que ya ha peroido el sen tildo en fuerza de ser crumplido por decoro, por hábito, sin pone·r nada vuestro en cada ·ges'to y en cada palabra· Y nada más. Habrá ganado algo, habrá adquirido algo? ... No· Acabaria s'ieIlldo inútil. ]magina, en cambio, a tus hermanos vi-o viendo· como este ·chojer, entre otros ·como él. Aprenderían a 'soltar tacos en la calle.. . cosa que, por lo d€m'as, ya hacen si se les revienta un ne\lJmático· Aprenderían a ver las cosas d·e otro modo, a sentirse parte de un todo, a eEperar y desear algo .. . Mejor dicho, no apr~ndeTia1/. nada de eso· Todo eso les ocurTiTia, Habrian ganaJdo algo? Serian dtferentes d~ como son m ora? ... Acabarian siendo útiles. No oreas que hablo de todas esas zarandajas de los altos conc~to~ morales, de ·la vida espiritual. Nada de frases· Cosas
. pequefías, humildes, prosaicas, de puro egoísmo. Pero qué elgOísmo mas distinto! Qué
dirian tus herunanos si nos sUJPieran a;qui'l
ELENA. - - Ni pensarlo! Vaya lio!
JAIME· - Hablarian del honor N o te mir·alian mas a la cara· Harian una novela, Y luego irían a a.costarse con la criad.a ·0 con a1guna amiga tuya. Si ese chofer supiera que es·tamas aqUí ... Qué dirial AlgUD chiste verde ... y s,j tú fueras su hel1mana, pue~ pensaria que ya eres mayor o bien se enteraría. · de si soy una ¡¡;·erscna decente, como él· ProbaJ'olernente sentirla. p or ti uln p o·co m a's de cariño fraternal y nos llevaria a los paseos que da con su novia. Eso es todo
ELENA. - Me parece muy tdilico· .
JAIME. - No 10 es· Pero debe parecerlo para quien viene de esos calabozos . con cOI'¡¡na~es, pianos y chinerías que· tenéis por salones .. . M'ira, una imagen exagerada, pero que !pone en claro la diferencía : si yo vaya tu casa me red bir3n en el salón. Si voy a crusa d,e ese ch.ófer me re~ib-irá en el com.edoro VoiliL! ...
Pausa· Jaime aca.ricia sin: fijarse 11. ro .. diUa reluciente de Elena, que bal ancea una pierna: y roza con el ta~ón la ;JCzred., produciendo un ligero ruido enervante.
JAIME. - En el salan de tu
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casa encontraré un grupo de refiores y uno de ellos <lira, forzoS3llIlente, en uno u otro momento: «Si yo fuese el gdbierno... :> Y al ver su gesto de hombre que ha dedicado toda la vida a saber brindar ~on elegancia, no podria contaner mi ,grito : « Si usted fuese gobierno, lo mejor que pod!lia hacer serta dilIn.ltir! :>. En cambio, en casa del chofer, si oyese la misma frase, sin pensarlo contesrorta : « Si fueses gobierno ... ? Cógelo primero! ,. . .. El Cihófer piobablemente corta el pescado con cuclJ.lllo ... pero a su latio se 'Puede re&plrar.. . y tu no terudll1as que ocultar nada·
;EfiElNA. - Exa;geras. Tienen las mismas ñofieces que en casa·
J,AllME, - Pero pueden dejar de tenerlas! En cambio, si a los de tu casa les quitas esas fiofieces, qué les queda? El vacio perfecto dentro de un pellejo bien cuidado· Vuestras virtudes IIOn vicios exagerarlos y nada mas ... V1cios que antaño no lo eran, porque les defendlan ... COInO ahora los vicios de ese
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chofer ' le defienden. sin que él lo sepa, de vuestras Vil budes asfixiantes.
ELENA. - Complicas la vida de una manera espantosa·
JAliME· ·No. Vosotros la compllcais. No nos vemoo obligados a vernos a escondidas'! No sabes que estás en pecado, que tu honor se halla por los suelos. que eres una J:lija desnaturalizatia? Y yo soy ...
Las campanas martillean seis veces EIl tie·mpo· Y el tiempo resuena aburrido y hosco.
ETJilNA- - Las seis! .. . (Salta del alféizar y de pie. delwnte de Jaime, parece. por un instante, una niña crecida y curiosa.) Sólo nos queda una hora!
Da unas cuantas vueltas s®re •
las puntas deo los pies desnudos, cantando :
ELENA· Una hora para pecar! Para :pe~ar! Para pecar! Para pecar (La voz se va haciendo ronca y solemne. Casi parece un salmo.) Para pecar!
DIALOGO SIN TESTIGOS 29
IV
Naturalmente, el rincón delante del tocador. Asi nos Marramos de ver el desorden deJ. resto del cuarto y podemos deJ.eitarnos ' contempla114o la serena vehemencia con que Elena va poniendo orden em los colores de su rostro y en su peinado, esta vez sin capfichos. . Jaime, en mangas de camisa,
está sentado ' en el suelo, fre.nte a la muchacha· Esta tie,ne una pierna cabalgando sobre la ot ra 11 Jaime examina atento um pill de Elena, todavia desnudo.
Ella neva ya puesta la falda marrón 'y la blusa blanca con un gran broche color' de piedra de obispO. LOs rayos de sol de la ventana han deiado paso al rumor de> la calle, que la Pllr~ian a y las cortinas echadas hacen armonioso. ' La luz de encima del espeio del tocador , está dada·
,JAlME. - ... Hasta me parece que veo como laten esas v·enitas azuLes, deba.jo d e la piel ... Todas las muJeres tenéis los pies blancos.. . y cuando estais morenas, parece como si fuerais
calza.das al ir descalzas· Es curioso ...
Elena casi instintiva1lUlnte (en ella casi todo es casi) , retira e>l pie; pero Jaime, llega a tiempo de cogérselo sin violencia y lo sostiene en tre sus dos manos, cual si fuera un animaJlito vivo q~ aletease .
EI ,ElNA· - Siempre me olvido de los ¡pies. Me ,gusta ir descalza· Sobre todo por la playa... parece como si pisM'a una a]¡fombra muy muelle y no me doy cuenta de mi p eso .. .
JAlIM!E. No es extraño· Lo extraño seria lo contrario· Con esos pies no se puede andar.
ELENA (cariñosa) · - Poeta! .. . (Pausa. ) Bueno, ahora déijame·
E,l pone cuida:losamente el píe en el aire. Elena se IIlvanta y lentamémte, con esa complacencia que ponen todas las muier es en la operaCión, 8'3 calza las medias· Lue.go, con un gesto , rápido, estira la pierna, tira para arriba la seda y mueve el pie a ambos lados, para ver si
30 VICTOR
ha quedado bien tirante la funda de malla·
Jaime, sentado aun, con Las manos apoyadas en el suelo, /iChado para atras , la contempla absotto. Cuando ha terminado la deli~a;da tarea y Elena se inclina para coger la cha(Jueta, se levanta él de un Salto y se la da.
JAIME· - Me ha'btla ' Kusta't;o sacar un film de toda esa pantomima· Al « I,alenti » ... un verdadero ballet.
ELENA. Te han diado ailgan veneno, hoy? Estas .galante .. .
JIAlMIE (ay1J;{Ü¡,ndo;,a a poner se la chaqueta) . - ,Si. Me has dado unas gotas de Elena.
Esta pica levemente· de pies, para fijarse los zapatos de tacón alto 11 luego, mirun40se al espeja, se arrl!yla el cuello d e la blusa, desarregbándolo mañiXiamente.
JAIME· - Te sienta bien ese vestido· Me hace el efecto d'e haberlo esco'gLdo yo.
ELENA. - Me lo hice cuando empecé a conocarte ... y a conocer este ,C'ua'rto azul... Pero !hoy me siento desnuda .. ·
JAIME. Hoy? EI1ElNA· - Claro. Me has qUI
tad'o toda la confianza que tenia en mi.. . y en los mlos... y qué me das? Nada. Qué me pongo ahora. si los vestidos ql\le
ALBA
he llevado toda mi vida ya no me sientan, yendo contigo'!
Pausa. Elena se apoya en el. borde del tocaaor, de espaldas al espe10 y con /as mamoo agarradas a la arista de la madera. Jaime, paco a poco, le ha puesto las manos sobre los nUdillos y las ha ido subiendo, arrastrando para arriba las mangas di:' la cha(¡ueta·
JATh1lE. - Te h e da;do pmblemas, querida· Te he desnudado. como d'ices til. Mora puecLes vestirte .de nuevo· Olv1tiate de la m oda, coge las t:'jeras y córtate un vestidú a tu gusto. Un vestido que ningún otro Jaime te pueda quitar ...
ELENA· - Por favor! (Real-m ente compungida.) Crees que ... ?
JAJ!MiE. ,No creo nada. Sé que puecLes hacerte otro ves
·tido .. . Nad,ie puede ir desnudo p Gr el mundo· Hace demasiado frio y se moriria, Esa mujer que va en dhar~;etas ti,ene un vestid,O<, y ese Ohófex y los dos homibres del mostra;dor taJlIlbién .. .
El ,g,';;A. - Pero ... JAllME· - Su vestido no con
siste eh ir en chancletas ni en soltar ternos ni en hablar de filtbol . E'sta hecho de una tela d~stinta. de la que Ueva;bas tu hasta ahora. Esta hecho de esperartlzas, de necesidades. de
D 1 A iLO 'O.o . SI N
utilidad, de.. . de servir para aligo, en suma, aunq.ue a veces ¡¡Ola sea para que las Lenl tas se puedan cOIIJíPll"ar vestidos que dlstmulen su eSpaIlUlsa d·esnudez. Tela no te faltara ...
IElIlIilNA· Todo eso son fra-ses· SI lo escribieras quedaria mll!Y bien. Pero yo te doy una angus¡;ia y en cambio tú sólo :me das palabras.
Una larga pausa llena de besos a flor de piel, sonaros como los de un niño·
JAIME· Te doy eso, adernJ8.s. No te sirve?
EIlIilNA. - A 'Veces me parece que si, cuando estoy aqui. Pero luego ... encasa ...
JJ\IMlE. En casa también estoy contigo. SI quieres, vente a mi casa. Entonces si que de vel'd'ad te habras desnudado y podremos empezaT los dos a escoger un vestloo nuevo·
Ot.ra pausa, en la' q!U! se intercalan nuevos besos, esta vez de hombre, silenciosos y persuasivos.
ELENA. - No puede ser. Es ... JIAlIME· - Es que todav1a te
pesan los vestvdos y las joyas ... ELENA. - Pues 51 no sabes
qultalllnelos o si no me das obros en su lugar, por qué venimos .aqu.t? Para qué?
JA1!M!E. Para que tú te des-
T E .S T 1 0 ·.0 S 3l
ll'11daras y volvieras luego a vestirte a tu manera y no a la de antes. Ahora todav1a puedes hacerlo· Luego, estarAs ya tan asfixlaoo q lle ...
Un moscardón viene en ayuda de Jaime. Se dirige ávido a la trente de Elena y ésta 1ul.ce can las manos un movimiento de repugnancia. El biCho se aleja zumbando, llevdndosl.' toda la tensión del momento.
ELENA· - Es tarde .ya.
Se endereza frente al eSpejo, da unos toques al cabe.Uo e indecisa, pregunta :
!ELENA. - Oye, voY peinada. igual que 3)1 venir?
JAIME (después de mirarla dud.oso)· - No lo sé. No me he ft¡j ado·
•
ELENA. - Qué ga}ante! Yo, en c¡¡¡mlbio, he notado mw bien que llevabas la cOl'ba ta hecha un adefesio. Ven, que te la arregle, whora.
Lo hace, p01liéndosl.' de puntillas, con un ademán infantil, sacando la punta de la lengua entre /.os labios briU,antes de « rouge ». Al parecer, abSorta e,n el nudo de la corbata, con los ójos fijos en el cuello de Jaime, de improviso inquiere, C01l una luz húmeda en los ojos:
32 VICTOR . ALBA
i!ll1ENA. - Dime: por q;ué no .vlenes aqui con una. much!liCha.. de esas que llevan un vestido a tu gusto? Por qué vienes conmilgo?
Jaime sonrie, acaso para darse til¡mpo a buscar una respuesta, mientras exhibe sus dientes muy blancos. Pero Elena no le deja responder. Lfl pone la manodeZante de la boca·
!ELENA· - No. No contestes.
y la réPlica se pú¡rde en una escala ete besos en los dedos· tibios de la muchacha. · Esta, conla conCiencia tranquüa · dfl haberse arreglado bien, a pesar de lo que se desprende de lo dicho antes, coge el monedero y, con un andar de « habitué/il ~, se encamina hacia la puerta.
Jaime la sigue, la adeJJanta, abre y ~l / diálogo termina con un portazo de desPedida que parece prometer : « Hasta otro dia· >
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