To d o se c o n f u n d e e n T r e u n millón d e h u e s ... el pueblo.pdf · La lucha de un...
Transcript of To d o se c o n f u n d e e n T r e u n millón d e h u e s ... el pueblo.pdf · La lucha de un...
/ 1Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
2 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
/ 3Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
Ediciones Universitarias de ValparaísoPontificia Universidad Católica de Valparaíso
4 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
© CLAUDIO LLANOS REYES, 2014Primera edición, 2014
Reg. Propiedad Intelectual – Nº 246.369
ISBN 978-956-17-0621-7
Derechos Reservados
Tirada: 250 ejemplares
Ediciones Universitarias de ValparaísoPontificia Universidad Católica de ValparaísoCalle 12 de Febrero 187, ValparaísoFono (32) 2273087 - Fax (32) 2273429E.mail: [email protected]
Fotografía portada. La Moneda, septiembre de 1973. Christian Montecino. Cortesía de Marcelo Montecino (9 de septiembre de 2014) [email protected]
Director de Arte: Guido Olivares S.Diseño: Mauricio Guerra P.Asistente de Diseño: Alejandra Larraín R.Corrección de Pruebas: Osvaldo Oliva P.
Imprenta Salesianos S.A.
HECHO EN CHILE
/ 5Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
A mis padres y hermana y hermano
A Katy por su apoyo, y por compartir el camino
y mis hijas y su futuro
6 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
/ 7Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
Índice
7 ÍNDICE
9 ABREVIATURAS
11 AGRADECIMIENTOS
13 PRÓLOGOS
15 Todo se confunde entre un millón de huesos y derrumbes.
Miquel Izard
21 Revisando y analizando. Miradas de pasado y de presente sobre
Allende y la Unidad Popular. Eduardo Cavieres
29 INTRODUCCIÓN
37 EL ESCENARIO: Las transformaciones de la década de 1970
45 CRISIS DE “LA REVOLUCIÓN EN LIBERTAD”
65 LAS CONVERGENCIAS TEÓRICAS EN LA CONFIGURACIÓN DE LA
UNIDAD POPULAR
87 1971 – 1972: SUBLEVACIÓN EN EL CAMPO: Poder popular por decreto
versus poder popular por las bases
107 EL GOBIERNO DE ALLENDE Y LA UP FRENTE AL “PODER POPULAR”
1970 – 1972. Las bases radicalizadas y su dinámica
137 VICTORIAS Y DERROTAS DEL GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR
163 LA LUCHA POR LA PROPIEDAD
199 ENFRENTAMIENTO POR LA PROPIEDAD Y EL FIN DE
LA UNIDAD POPULAR
229 FRAGMENTOS DE LO QUE VINO
233 FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
235 Fuentes
239 Bibliografía
8 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
/ 9Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
UP Unidad Popular.
PCCH / PC Partido Comunista.
PS Partido Socialista.
PR Partido Radical.
MIR Movimiento de Izquierda Revolucionaria.
MAPU. Movimiento de Acción Popular Unitaria.
IC Izquierda Cristiana.
API Acción Popular Independiente.
PIR Partido de Izquierda radical.
PDC / DC. Partido Demócrata Cristiano.
PN Partido Nacional.
PL Patria y Libertad.
CUT Central Única de Trabajadores.
FF.AA. Fuerzas Armadas.
APS Área de propiedad Social.
Abreviaturas
10 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
/ 11Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
Este libro es el resultado de varios caminos: por un lado la tesis doctoral di-
rigida por el profesor Miquel Izard en la Universidad de Barcelona; a él mi
agradecimiento por su orientación, sabia conversación y ánimo durante la
investigación. También colaboraron los testimonios de chilenos exiliados en
Sheffield; a ellos mi recuerdo agradecido por acogerme con su alegría en esa
ciudad entre los años 2002 y 2005. A estos apoyos se suma por cierto el de mi
familia en Chile, mi esposa Katharina y su familia en Alemania. Mis colegas
y amigos Eduardo Cavieres, Juan Cáceres y Jaime Vito fueron un importante
estímulo para terminar el texto que presento. A María Fernanda Lanfranco y
Carlos Miranda muchas gracias por leer las versiones de prueba. También a
Marcelo Montecino por permitirme usar la fotografía Niños en La Moneda,
tomada pocos días después del 11 de septiembre de 1973 por su hermano
Christian (víctima de la violencia del Estado).
Por último y no menos importante agradezco a Vicerrectoría de Investigación
y Estudios Avanzados de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y a
su Dirección de Innovación y Emprendimiento. Ellos han brindado el apoyo
necesario para llevar adelante este libro.
A todas ellas y todos ellos mi profundo agradecimiento.
Agradecimientos
12 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
/ 13Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
P r ó lo g o s
/ 15Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
Posiblemente, cualquiera con un mínimo de sensatez y perspicacia coincidirá
en que estamos sufriendo los, de momento, últimos estertores de una crisis
mundial, social, estructural, económica y ecológica, cada vez más evidente,
que quizás empezó en 1929. Para citar sólo cinco desvaríos mayúsculos re-
cordaría el catastrófico cambio climático, la creciente desigualdad económica,
estatal y mundial, el macartismo (pero fueron mucho más perversas la KGB o
la STASI), el capital-comunismo chino y la infinita cantidad de focos desestabi-
lizadores desde Palestina a Tijuana, en la frontera sur de los USA, de Ucrania
a Libia. Con altos y bajos, América Latina pasó de canallescas dictaduras al
aparente crecimiento actual, y padeció una larga retahíla de protagonistas y
procesos, admirables o abominables, alentadores o infames, el Che o los So-
moza, del APRA a la Violencia en Colombia.
Y, sin duda alguna Chile, la Unidad Popular (UP), Salvador Allende y Pinochet
son elementos substanciales en este listado. Recibimos con esperanza el triun-
fo de la primera y nos consternó el golpe militar del último. En agosto de 1970
regresaba de mi exilio venezolano en un trasatlántico de la Costa, nos informa-
ban diariamente de la bolsa pero hubo que incordiar para saber el resultado de
las elecciones. Años después vimos La batalla de Chile. La lucha de un pueblo
sin armas de Patricio Guzmán y nos conmovió la escena final, la masiva mar-
cha del tercer aniversario de la victoria popular, casi un millón de personas
inmersas en una mezcla de confusión, valor o temor y el presidente intuyen-
do hallarse en un callejón sin salida. Para muchos fue otra vivencia sartriana,
entre la esperanza y la frustración. Nos habían descorazonado los fiascos de
Berkeley 1964, Paris 1968 o Praga 1969 y averiguamos que debajo los adoqui-
nes no había arena de playa y que invariablemente salían derrotados siempre
los mismos.
El análisis pergeñado por Claudio Llanos sobre la tragedia, pormenoriza, por
Todo se confunde entre un millón de huesos y derrumbes
16 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
una parte, los afanes de mujeres, obreros o campesinos, los eternos ningunea-
dos y olvidados, y es, por la otra, un manifiesto contra la Historia Oficial (ho)
pinochetista, forjada durante la Dictadura, y contra la de quienes se arrugaron
cuando pudo parecer que se llamaba a las puertas del cielo. En España de eso
sabemos algo, no cantamos mal las rancheras que dicen en México; los afanes
de escrutar los conatos revolucionarios de los años 30 del siglo pasado, en-
frentan dos losas aplastantes, la HO franquista y la de quienes zancadillearon
el intento tachándolo de extremista, utópico o hasta criminal.
La pesquisa de Llanos ni es trabajo sobre las estructuras, ni sobre los aspectos
institucionales; al contrario, pretende analizar, discernir y reflexionar acerca de
pugnas y antagonismos en el seno de la UP y las fracciones de desheredados,
las bases antes no consideradas, que la auparon, plebeyos y pobrerío que con-
travenía a los mandatarios para lograr sus afanes. En fin, analiza los vínculos,
entre dicha UP, el gobierno y aquellos que anhelaban una sociedad libre, igual
y fraternal; andanza que puso al país de Violeta y Nicanor Parra en el proscenio
de la escena mundial a comienzo de los años 70.
Tengo la osadía de enumerar algunos aportes de Claudio Llanos, en lo que
fue primero su tesis doctoral y ahora el libro que el lector tiene en las manos,
selección con la que capaz no estarán de acuerdo éste o el autor. En primer
lugar precisa que durante la presidencia de Allende coexistieron, como en la
España de 1936, heterogéneas alternativas políticas y sociales al capitalismo
y al imperialismo. En segundo, detalla el surgimiento y desarrollo de organi-
zaciones de ‘poder popular’, gestadas al margen de los propósitos y empeños
del Estado y de los jerarcas y las cúpulas de los partidos que se llamaban de
izquierda, provocando un sinfín de enfrentamientos, desde el principio, con
quienes pensaban y decían saber que debía ejecutarse en cada momento. De
dichas corrientes destaca las nacidas en los Cordones Industriales y las que
proponían que el proletariado decidiera e interviniera a nivel productivo y te-
rritorial, unos anhelos que no sólo surgían de sus planteamientos teóricos,
sino de sus respuestas a la radicalización y polarización del desarrollo de los
sucesos; de nuevo como pasó en mi tierra con los proyectos y las enmiendas
surgidas en las mismas empresas o tierras colectivizadas.
En tercer lugar destacaría su pormenorización, muy bien matizada, de los dos
últimos y determinantes meses del novedoso y arriesgado ensayo. Desde julio
de 1973 se enmarañó la problemática al crecer la brecha entre quienes delira-
ban con un posible diálogo o acuerdo con la Democracia Cristiana y quienes
exigían acelerar el litigio, el Partido Socialista o, al margen de la UP, asalariados
de los Cordones Industriales o labriegos negándose a devolver fábricas y fun-
/ 17Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
dos ocupados y el MIR, proponiendo fortalecer los organismos de base, me-
diante Comandos Comunales. Si unos claudicaban y temían la ‘movilización
del pueblo’, los otros eran cada vez más inflexibles; si Gobierno y PC vacilaban
entre llamados a la unidad de los ‘patriotas contra la guerra civil’ y el pánico
por desaforadas proclamas y osadas provocaciones de los retrógrados, los
eternos humillados querían quemar etapas. Un problemático arreglo político
parecía una entelequia inasequible.
A estas alturas del desarrollo de los acontecimientos las diferencias en el seno
de la UP y el fracaso del ‘diálogo’ evidenciaban el agotamiento de las opcio-
nes de acción política que habían regido hasta el momento. Hándicap provo-
cado por la imposibilidad de equilibrar una salida ante la compleja situación
nacional e internacional, que además confirmaba la creciente discrepancia y
confusión derivadas de la exacerbación de las tan antagónicas propuestas de
grupos cada vez más alejados unos de otros. Era, de nuevo, una coyuntura
kafkiana. Quienes, dentro de la misma UP, más reprobaban al Gobierno, no
eran capaces de sugerir opciones distintas a un gabinete que aún contaba con
un más que notable soporte popular. Lo que se evidenciaba en el veredicto re-
cogido por Stalling: “Este Gobierno será una mierda pero es nuestro”. Muchos,
proclamándose la vanguardia del proceso -MAPU, MIR o ciertos sectores del
PS- no podían romper con Allende pues supondría incrementar la inestabilidad
de un Gobierno que, al fin y al cabo, garantizaba la factibilidad de seguir jugan-
do un partido que no tenía, de momento, un ganador evidente.
Poco después las desavenencias en el seno de la UP y el aborto del espejismo
del ‘diálogo’ demostraron, si es que hacía falta, que había recibido la puntilla un
embeleco parlamentario que hasta entonces había servido para fingir que funcio-
naba un sistema democrático; basta recordar, pongo por caso, a la Contraloría,
empeñada en poner palos en las ruedas de la deteriorada carreta. Al contrario,
abundaban orientaciones y proclamas irreconciliables, que suscitaban más y más
perplejidad y desencuentros entre unas masas que aún apoyaban la infinidad de
viejas promesas que, como no podía ser menos, jamás se cumplirían.
Cuando se empezaban a notar los prolegómenos de la represión castrense
contra los miembros de las clases subalternas, hubo otra provocación a Allen-
de por parte de los empresarios del transporte, el 26 de julio, perpetrando otra
paralización del acarreo de mercancías. Lo que emularon otros propietarios en
un remedo del desastre producido por el lock out de octubre anterior con rutas
cortadas, desabastecimiento, putrefacción de bienes perecederos, bloqueos
en la asistencia sanitaria o clausura de almacenes; todo ello en concomitancia
con la exacerbación de las confrontaciones políticas.
18 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
Además, prebostes de toda calaña y los medios de información y desorienta-
ción de la derecha, arreciaron en su acometida contra los Cordones Industria-
les y las fábricas ocupadas, denunciándolos como antros de adiestramiento
para bandas paramilitares armadas, que amenazarían el sosiego y el quehacer
del parlamento. Todo ello sazonado con recriminaciones de partidos de la opo-
sición y organizaciones patronales por las ‘ocupaciones ilegales y usurpacio-
nes’.
Llanos recoge cantidad de testimonios lamentando como se echaba más leña a
una hoguera ya muy amenazadora. Así, Joan Jara, la que era todavía la esposa
del bardo más emblemático del período, transmitió un vívido recuerdo de la
ya citada gigantesca marcha del tercer aniversario de gobierno: un entrevero
de turbación, pánico y quimeras.
Durante estos tres años se habían presenciado muchas manifestaciones, pero
por vez primera el Gobierno era cuestionado por un creciente porcentaje de
las masas y de la clase obrera que, en teoría, conformaban su mayor y más
consistente soporte en una contienda que se avecinaba irremediable; una con-
frontación política e ideológica dentro de los grupos progresistas y en la UP
que coincidían con enfrentamientos cada vez más violentos entre asonadas
populares y represores militares y policiales.
Con rapidez endiablada y suicida se tensaba la cuerda, proclamas creciente-
mente inflexibles y extremistas de los grupos de izquierda; desconexión cre-
ciente con la Moneda. De nuevo, e iban ya muchas, una situación sartriana:
reprobar a los ministros daba armas a una oposición y a unos golpistas que ya
estaban muy bien pertrechados y sugerir la revolución unas izquierdas incapa-
ces todavía de tirar por la borda todo el lastre de un muy superado proceder
que seguía embrollando instituciones caducas, acrecentaba el desconcierto y
la confusión. Un responsable del Partido Socialista, en artículo “¡Derrotemos
las conciliaciones!” [Punto Final, 192 (11/IX/1973], dijo: “Hay que cambiar la
táctica de lucha de los trabajadores y su actitud hacia el Gobierno. No se trata
de quitarle apoyo […]. No se trata de sumarse a los que lo atacan y pretenden
derribarlo, pero hay que enfrentar de otra manera la tarea de apoyarlo. Hacien-
do ver al pueblo […] la lucha contra la clase patronal y el fascismo, la debilidad
y las vacilaciones de la UP y de Allende”.
Sostiene Llanos que en estos momentos cruciales Allende contaba, sin sa-
berlo, con un pequeño margen de maniobra caso de subordinarse a nuevas
fuerzas militares o de someterse a un plebiscito, a lo que quizás le abocaban,
sus cada vez peores vínculos con las bases proletarias y populares, progresi-
/ 19Todo se confunde enTre un millón de huesos y derrumbes
vamente radicalizadas y distanciadas del poder, pues ni entendían ni aproba-
ban las sugerencias del Presidente de respetar la institucionalidad, acabar con
los allanamientos y el acoso a responsables políticos o aceptar la detención
de marinos anti golpistas. Contraposición entre defensa constante, respeto o
aceptación del mecanismo institucional y exasperación de grupos populares,
lo que el autor ejemplifica en un caso concreto: una declaración del Cordón In-
dustrial el Salto de Valparaíso, concretamente del mismo 11 de septiembre de
1973. Un hecho no precisamente excepcional que acreditaba la impotencia y
el agotamiento políticos en que había caído la UP y el desaliento del Gobierno
ante las ascendentes intransigencias y discrepancias de la sociedad civil. Ato-
lladero del que eran conscientes las fracciones más y mejor coordinadas de la
clase obrera que intuían la derrota del pueblo unido, su marcha al despeñadero
y al degolladero. Capaz la misma esclerosis organizativa, la excesiva y facilona
subordinación a sus directivos, les había dejado sin los mecanismo imprescin-
dibles para enfrentar ocurrencias extremas.
Para Llanos, en esta situación límite y añado, por mi parte, quizás sin escapa-
toria posible, se puso en evidencia que Allende se había quedado sin margen
de maniobra, las salidas institucionales que podían facilitar algunas reformas
se habían atascado, a la vez que crecía la diferenciación social, se deterioraban
las condiciones materiales y se desenmascaraba la injerencia norteamericana,
de empresas como ITT, la CIA o ya sin tapujos de Washington. Y el poder, to-
talmente acabado, sólo se empeñaba en que se respetara la ley, en demostrar
que aún tenía el timón de un Titanic tocado muy por debajo de la línea de
flotación; el 8 de septiembre ordenó desalojar el Canal 9, tomado desde hacía
varios meses por trabajadores simpatizantes del gobierno. No atendió la in-
formación que le proporcionó el MIR sobre oficialidad golpista en la Marina.
Incluso algunos testimonios denuncian que ignoró las denuncias de soldados
sobre oficialidad sediciosa.
Diversos testimonios citan la reunión de Allende con los comandantes en jefe
de las Fuerzas Armadas el 8 o 9 de septiembre, para comunicarles su inten-
ción de llamar a un plebiscito el 11 como salida a la crisis, el PC lo aceptó,
pero Altamirano y el PS se opusieron pues creían que, de perderlo, Allende
se vería obligado a renunciar. “Mi argumento ante los demás dirigentes era
claro: o se tenían armas o se tenían votos”. Mientras la UP lucía cada vez más
dividida, los militares mejoraban y aumentaban su contubernio. El gobierno
se hundía y con él un proyecto de nuevas formas de organización de las ba-
ses, específicamente un cambio en la forma en que los sectores subordinados
entendían cómo debía ser la ordenación social y replantearse la propiedad. A
las 9 de la mañana las fuerzas militares, alzadas ya, mantenían el control de las
20 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
principales ciudades del país. Allende, por vía telefónica, intentó dialogar con
los comandantes que encabezaban el desacato, pero Pinochet respondió con
un rechazo. A esa misma hora un avión de combate Hawker Hunter realizó un
vuelo de reconocimiento sobre La Moneda y Santiago.
Años después Gabriel García Márquez diría de forma rotunda, lamentando la
caída de Allende, “Fue siempre consecuente consigo mismo y esa fue su virtud
más grande. Pero el destino le reservó la infrecuente y trágica grandeza de
morir defendiendo con el arma en la mano los anacrónicos ornamentos del
derecho burgués; defendiendo una Corte Suprema de Justicia que lo había
repudiado pero que iba a legitimar a sus asesinos; defendiendo a un Congreso
miserable que lo había declarado ilegítimo, pero que luego debió inclinarse,
demostrando alegría, ante la voluntad de los usurpadores; defendiendo la li-
bertad de los partidos de oposición que habían vendido su alma al fascismo;
defendiendo toda una herencia carcomida por los mitos de un sistema de
mierda que él se había propuesto aniquilar sin disparar un solo tiro”.
Empecé hablando de la crisis; se ha corroborado que el parlamentarismo li-
beral sirve sólo para defender los intereses de financieros y/o corruptos y el
socialismo que tuvieron la desvergüenza de llamar científico ha resultado el
mayor embeleco de la edad contemporánea. Ojalá demos con la salida de la
maraña; en todo caso no me cabe la menor duda de que esta aportación po-
lisémica de Claudio será excelente herramienta para orientarnos entre tanta
ofuscación y para separar el grano de toneladas de paja.
Titulé el prólogo con un verso desesperado de Silvio Rodríguez y acabo con
uno, optimista, de Pablo Milanés “Retornarán los libros, las canciones que
quemaron las manos asesinas. Renacerá mi pueblo de su ruina y pagarán su
culpa los traidores”. Chévere o macanudo, pero tal como pinta el panorama me
malicio que Pinochet o Franco aparecerán y resplandecerán en los libros es-
colares de historia como gobernantes obligados a recurrir al autoritarismo por
culpa de unas masas populares ignorantes, montaraces e indómitas.
Miquel Izard
Universidad de Barcelona
/ 21revisando y analizando. miradas de pasado y de presenTe sobre allende y la unidad popular - eduardo cavieres
Ya desde la década de 1980, la producción literaria respecto al gobierno de la
Unidad Popular encabezado por Salvador Allende, ha venido cubriendo miles
de páginas desde las más diversas miradas y desde las más diversas temáti-
cas. Ensayos, Memorias, Tesis, Libros, etc., etc., a lo largo y ancho del mundo,
deben cubrir y caracterizar científica, política y de acuerdo a sentimientos indi-
viduales, aspectos románticos, dramáticos, objetivos y subjetivos, racionales
y emocionales, de lo que fue dicho gobierno. Algunos lo insertan dentro de los
conflictos de la bipolaridad existente en ese momento; otros, en los contex-
tos latinoamericanos marcados por los efectos de la Revolución cubana y las
acciones de la Alianza para el Progreso; no faltan quienes van directamente a
las teorías del imperialismo y dependencia tan en boga en ese momento. Por
cierto, hay que decirlo, la mayoría de lo escrito desarrolla análisis descriptivo y
poco crítico respecto a dicha experiencia, sea para defenderla o para denostar-
la. Muchos la proyectan en términos de la acción seguida por el Golpe Militar
de 1973 y las secuelas seguidas especialmente en cuanto a las insensibilidades
extremas respecto a derechos humanos básicos; pocos son los que desarrollan
estudios más extensos que permitan comparar entre las décadas de 1960/1970
y las de 1990/2000, entre las experiencias de la Revolución en Libertad y de la
Unidad Popular y los Gobiernos de la Concertación de Partidos por la Demo-
cracia que se extendieron, de hecho, hasta el 2010.
En el balance, salvo en el caso de lo que aconteció posteriormente con la si-
tuación de derechos humanos, son pocos los acuerdos tácitos existentes res-
pecto al gobierno propiamente tal de Salvador Allende. Por cierto, sus defen-
sores, siguen esgrimiendo elementos razonables para pensar en un proyecto
histórico sui-géneris. Frente a ellos, una proporción de población importan-
te, pero menos participante de debates públicos, sigue callando sus propias
evaluaciones de lo que fue dicho gobierno, pero basta recordar los procesos
eleccionarios presidenciales de las décadas de 1990 y del 2000 para observar
revisando y analizando. Miradas de pasado y de presente sobre
Allende y la Unidad Popular
22 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
fuerzas bastante parejas respecto a decisiones colectivas sobre proyectos na-
cionales de desarrollo social. Debe recordarse que los dos últimos gobiernos
de la Concertación fueron elegidos en segundas vueltas electorales debido a
resultados bastante estrechos entre los candidatos de derecha y de la propia
coalición democrática con representantes del socialismo de los años 1960. Las
elecciones del 2013 rompieron dicha tendencia, entre otras razones, debido al
establecimiento del voto voluntario, de modo que los porcentajes de absten-
ción superaron con creces a quienes participaron de dicho proceso.
Si, por lo tanto, se separa el análisis del gobierno de la Unidad Popular de lo
sucedido con la intervención militar y sus quehaceres respecto a la persecu-
ción política, la represión de las organizaciones sociales en conjunto con la
negación de derechos adquiridos históricamente, y la reorganización del siste-
ma económico de acuerdo a las nuevas fases del capitalismo en una época de
“globalización”, la focalización literaria o historiográfica de los años 1970-1973,
al carecer de contextos anteriores y posteriores, se hace más complicada y en
no pocas oportunidades, carentes de interés por lo repetitivo de conceptos,
slogan, imágenes o realidades básicas propiamente tales.
Este libro de Claudio Llanos, que igualmente está focalizado en el análisis es-
pecífico del gobierno de Salvador Allende, aun cuando no siempre lo explicita,
tiene muchas mayores preocupaciones que lo puramente contingente a ese
propio tiempo y circunstancias, y por ello, aun cuando naturalmente debe re-
petir varios de los parámetros ideológicos que sustentaron dicha experiencia,
ofrece, al mismo tiempo, una detención analítica en algunos problemas impor-
tantes que privilegian la reflexión y atención de un historiador que recoge ese
pasado valorándolo de acuerdo a sus propias consideraciones, pero que sabe,
al mismo tiempo, cómo extender sus miradas sobre aspectos que recorren
experiencias de mayor especialidad y temporalidad. Es evidente que requiere
recorrer caminos ya conocidos y reiterados en la literatura existente, pero, a
partir de ellos, presenta el desarrollo de algunas temáticas específicas de las
cuales aprecio especialmente las relacionadas con la sublevación en el campo,
la relación gobierno-poder popular y, en estrecha vinculación a lo económico,
los siempre vigentes debates sobre la propiedad.
No pretendo discutir las ideas de Llanos sobre el particular, pero sí desarrollar
algunas propias y breves reflexiones sobre ellas. La “sublevación” en el campo
no sólo me permite situarme en los años de comienzos de la década de 1970,
también en algunos de los años anteriores, y recordar, efectivamente las rea-
lidades e imágenes existentes sobre el campesinado y/o los campesinos. Per-
sonas con gran vivencia histórica, sujetos importantes en lo que se pensaba la
/ 23revisando y analizando. miradas de pasado y de presenTe sobre allende y la unidad popular - eduardo cavieres
construcción de la historia en ese momento. La Reforma Agraria se recuerda
hoy prácticamente como un episodio importante en ese momento y para ese
momento. De proyecto social esencial terminó siendo evocación romántica
de un sector que se había caracterizado por habérsele mantenido ajeno a los
mínimos avances de una sociedad que desde lo urbano quería ser un poco
más moderna. Chile era, en parte, una sociedad rural, pero sus componentes
no existían. Cuando comenzaron a tener presencia, casi inmediatamente des-
aparecieron. ¿Qué es el campesinado actualmente? En el Informe Retting son
muchos los jóvenes campesinos que, en un alto porcentaje, quedaron yacien-
tes junto a sus proyectos.
Algo de ello sucedió también en la relación gobierno-poder popular, en este
caso, relación gobierno-trabajadores de carácter urbano. Que éstos fueron
base esencial en la necesaria movilización del gobierno para avanzar en sus
programas, nadie lo puede negar. Los discursos sobre esa movilización y so-
bre la legitimación de la demanda por el cambio, como quedan lo suficiente-
mente testimoniado en este libro, trajeron la solidaridad de quienes se sintie-
ron formando parte de la revolución, y el inconformismo de quienes teniendo
los mismos problemas no quisieron o simplemente no se sintieron formando
parte de ella. Chile quería ser una sociedad industrializada y sus trabajadores,
organizados o no en sindicatos sectoriales, habían recorrido un largo camino
para tener un papel activo en la construcción socio-económica y cultural del
país, pero terminaron atrapados en el propio concepto de “poder popular” e
incluso para ex – ministros del gobierno, responsables de falta de disciplina
para caminar junto y no fuera del ejecutivo y sus representantes políticos. La
reflexión va más allá: ese agente social e histórico de cambio, también des-
apareció. ¿Qué es el obrero hoy en día? Desde 1973 en adelante, por diversas
razones y con formalidades diferentes, los gobiernos llevaron el desarrollo del
país por otras sendas.
En ambos casos, el problema de la propiedad fue centro y sigue siendo centro
del debate político e ideológico. La reforma constitucional al Artículo 10 núme-
ro 10, sobre función social de la propiedad, fue promulgada en 1967 y permitió
al Gobierno de la Unidad Popular, como se señala en este libro, dar nuevos im-
pulsos a la Reforma Agraria e incentivar la reorganización de parte importante
de la economía chilena a través de diferentes sectores de la propiedad pública
y privada. Esta no es situación menor y de las diferentes temáticas tratadas
probablemente es idea fundamental tanto en el debate de entonces como en
los diferentes procesos de adecuaciones o reformas a la institucionalidad que
se han vivido hasta llegar al propio presente. Frente a un proyecto socialista
24 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
de 1970-1973, se ha venido oponiendo, con razones para algunos y sin razones
para otros, la base concreta del liberalismo cualquiera sean sus formas o quie-
nes le profesen.
¿Por qué, entonces, se hace necesario seguir escribiendo sobre estos focos de
la experiencia de la Unidad Popular? Seguramente todavía subsisten anhelos
de recordar para volver a reiterar. Se trataría de mantener el pasado, o parte
del pasado, o, mejor aún, de experiencias determinadas del pasado, para tra-
tar de darles nuevas oportunidades bajo las garantías y las direcciones de las
supuestas lecciones aprendidas. Entre el intelectual militante y el historiador
que reflexiona y saca lecciones para la historia, me inclino por una lectura de
este libro que no se decida, precisamente, por el viejo deseo de repetir en la
historia aquello con lo cual nos identificamos o nos gusta, sino que recuerde
incluso desmitificando. Se trata de conocer mejor para actuar con más segu-
ridad en los propios contextos y circunstancias del mundo presente. Desde
muchos puntos de vista, en la historia siempre son importantes los conceptos,
y, en este caso, los de oportunidad y vigencia parecen esenciales.
Desde otros puntos de vista y posiciones elegidas para mirar el pasado, el libro
nos lleva a pensar tantas otras situaciones, pero muy especialmente a unir los
tiempos transcurridos entre las décadas de 1970 y 2010. Estamos, nuevamente
y como siempre, en momentos cruciales en nuestra historia de país, en la de
América Latina, en lo que sucede en el mundo hoy día. Desde este presente,
las versiones existentes sobre el Golpe militar de 1973 son reales o, al menos,
verosímiles, lo que significa consensos amplios sobre lo sucedido. Las ver-
siones existentes sobre el gobierno de Allende siguen siendo contradictorias
y usualmente parciales, especialmente en lo que se refiere a la interpretación
y a las significaciones de lo acontecido en término de lenguajes y acciones.
Salvo en lo fáctico y en cuanto a la existencia de un proyecto de desarrollo
social y nacional, no existen grandes consensos. Sin negar algunos de sus
propios puntos de vista y sus propias ideas de sociedad, Claudio Llanos trata
de plantear los hechos sin entrar a definir juicios explicativos o valorativos
definitivos.
Por ello, el libro invita a mirar el pasado desde el presente. Pensando en lo que
ha sido la historia de Chile en los últimos 60 años, en que el recorrido histórico
permite ver los más diversos proyectos con resultados bastante bajos para
tantos experimentos, personalmente me llama la atención la tanta inconsis-
tencia en los discursos oficiales y los acomodos de tantos dirigentes políticos
y económicos que hacen mal a las bases políticas en que se fundan las insti-
tuciones republicanas de quienes todos se sienten tan adherentes. En los dos
/ 25revisando y analizando. miradas de pasado y de presenTe sobre allende y la unidad popular - eduardo cavieres
últimos años, particularmente en el 2013, la TV abierta, pero salvo Televisión
Nacional, televisión privada, ha sido escenario principal para actualizar los
grandes temas de derechos humanos que siguieron inmediatamente al Golpe
Militar, pero poco activa en denunciar los excesos del consumo y el mercado
con efectos muy serios en un individualismo ajeno a proyectos sociales con-
sistentes. Las experiencias del pasado y las experiencias personales de vida
me hacen tener una actitud más vigilante, más crítica respecto a los actores del
presente, gobierno, políticos, comunicadores y a intentar siempre tratar de ver
qué es lo que está pasando bajo del pavimento. Para los historiadores es más
fácil esperar que las cosas pasen y después contarlas, pero también es parte
del oficio ser parte de lo que está pasando y en ello indudablemente pueden
haber desdobles entre el oficio y la mirada ciudadana. Actualmente estamos
discutiendo sobre el mercado, sobre la mercantilización de la educación, pero
parte de los gestores o administradores de esta mercantilización de la vida son
los que dirigen o dan cauce a la exposición de simple recuerdos emotivos del
pasado para legitimar sus logros y no dar cauce a una verdadera toma de con-
ciencia social por parte de los consumidores. En general, es difícil encontrar la
lógica de lo que sucede. No se entiende. Recuperar las imágenes trágicas de
l973, ¿es para ayudar a una conciencia nacional efectivamente más democráti-
ca e igualitaria o es parte de un estrategia más del mercado? Se trata de dudas
razonables. Los historiadores y muchos intelectuales actúan más calladamente
y con resultados mucho más lentos, pero siguen siendo necesarios porque
representan la verdadera conciencia de país. La conciencia no está ajena al
conocimiento y un libro de historia siempre es un libro de historia destinado a
recorrer el pasado para tener efectos en el presente.
Ello se consigue pensando el pasado desde perspectivas analíticas. Este libro
es otra lectura de una experiencia frustrada, pero en su momento de gran con-
tenido histórico. Le siguió un proceso que formó parte de un profundo drama
social, político e institucional. Sin desconocer sensibilidades individuales o de
grupo, importa rescatar algo de lo que improbablemente llamamos la búsque-
da de la objetividad de la historia, o lo que quisiéramos hacer de la historia
sin que ella nos pase siempre por encima. Indudablemente es todo un gran
problema porque no se refiere a pasados lejanos sino a situaciones cercanas
que impiden visualizar con cierta claridad si los círculos efectivamente se han
cerrado y de qué manera aquello que sucedió hace 40 años puede volver a
escenificarse permanentemente y de tal manera que nos permita pensar con-
ciente o inconscientemente, pero no caer en la indiferencia. Cuando hacemos
discursos, cuando emprendemos una tarea histórica, debemos ser responsa-
bles lo que significa que siempre debe haber un problema de consecuencia. Si
26 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
pudiésemos en cada momento garantizar que podemos manejar la historia, ya
la habríamos resuelto. No sucede así.
Miremos hacia atrás, pero también miremos hacia delante. No hace mucho
Birgitta Jónsdóttir fundó en Islandia el Partido Pirata Islandés y ella misma
accedió rápidamente a uno de los escaños del parlamento de su país. Que-
ría estar por sólo un período en el Congreso y recoger lo que todo individuo
quisiera escribirle para obtener desde allí tendencias sociales y los temas que
surgieran mayoritariamente para transformarlos en agenda legislativa. En una
entrevista se le preguntó si quería destruir al capitalismo y ella respondió que
éste no se puede cambiar, sino destruir, pero que no quería ningún ismo, “no
hay un solo sistema que sea la solución. Lo único que sí hay que hacer es ser
más sostenibles en nuestras comunidades. Tenemos que ser conscientes del
coste que supone lo que consumimos; del problema de las pensiones, con
tanta gente desempleada, ¿quién va a pagar las pensiones en los próximos 20
años? ... Crecí en una familia en la que mi bisabuela vivía con nosotros, nunca
tuve que ir a la guardería, y no soy una inadaptada social por ello. No sé qué
ha pasado con toda la sabiduría que tenían mis ancestros. La gente ya no sabe
hacer salsas, las compra empaquetadas. Tal vez tengamos que volver atrás y
recuperar conocimientos que se perdieron…” (Voces alternativas, El País, 25
agosto 2013). El mundo ha cambiado, los años 1970 ya no son los mismos, ni
en Chile, ni en otras partes. Efectivamente debemos recuperar conocimientos
que se perdieron y también una buena memoria que no repita, sino que se
forme conscientemente. La historia, los libros, corresponden a ejercicios inte-
lectuales a veces bastante densos y complicados, pero la misma historia es por
sí densa y complicada.
En otra entrevista, anterior, realizada al historiador Michel Vovelle, éste soste-
nía que la historia social daba cuenta sólo del movimiento de las estructuras
acontecidas en ese campo, y no necesariamente se refería a las preguntas que
se planteaban. Generalmente, no avanzaba más allá de la simple descripción
de los estatutos sociales. A pesar de ello, continuaba, nos preguntábamos fun-
damentalmente sobre las formas que adquirían los cambios o el rechazo de
esos cambios dentro de las propias problemáticas humanas: ¿qué hace correr
a los hombres y qué motiva sus actitudes? El asunto, decía, era si debemos
concluir que la vía revolucionaria de cambiar las reglas de las sociedades libe-
rales que nos rigen, es una idea en desuso, y cómo llegamos a ello. Algunos lo
pensaban a partir de las experiencias conocidas y a la resolución de la historia
de pensar que una sociedad no tiene otras alternativas que sólo aquella de la
ley de ganancia. Lenin había presentado un proyecto de revolución controlado.
/ 27revisando y analizando. miradas de pasado y de presenTe sobre allende y la unidad popular - eduardo cavieres
Lenin estaba muerto y Vovelle no veía un proyecto propiamente revoluciona-
rio. Su conclusión era que, “nos corresponde a nosotros encontrar otras vías
porque nos dimos cuenta que no podemos vivir sin la democracia” (Michel
Vovelle y la historia de las mentalidades. Los olvidos de la historia; La Epoca,
Santiago 3 de mayo 1998, pp. 10-11).
Una vuelta al período que nos propone y nos presenta Claudio Llanos. Desde
el presente y a través de un actor político del presente. Camilo Escalona ha
escrito que sostiene que en las circunstancias de los años 1970, la gran tarea
era la vertebración de esa potente mayoría, diversa y multitudinaria, que se
había formado, en una sola fuerza común. Pensar y conseguir en ese momento
un entendimiento Allende-Tomic hubiese cambiado el cuadro político decisi-
vamente. Por cierto, todos sabemos que aquello no se logró, y para Escalona,
ni siquiera estuvo en la agenda política de ese período histórico. ¿Por qué?
Porque para él mismo, era muy fuerte la idea que la izquierda podría realizar
sus anhelados proyectos de justicia social sin entendimientos de largo plazo
que asegurasen la indispensable gobernabilidad que su propia respuesta re-
quería. Recordaba que en las calles se cantaba que “esta vez no se trata de
cambiar un Presidente, será el Pueblo que construya un Chile bien diferente”’.
Y agrega: “El problema fue que un actor clave, como Carlos Altamirano, líder
del Partido Socialista, no creía en la experiencia de la Unidad Popular, tal como
ésta transcurría y se realizaba; en sus Memorias señala que el líder del MIR,
Miguel Enríquez, que desde fuera del gobierno ejercía una permanente oposi-
ción, tenía ‘más razón’ que Salvador Allende. Lejos del pensamiento allendista,
Altamirano entendía que “el enfrentamiento armado en términos continenta-
les sigue manteniendo la vigencia de siempre”… Parte de sus conclusiones co-
rresponden a que el esfuerzo necesario para contar con una identidad cultural
e ideológica que permitiese dar una orientación a largo plazo a las duras bata-
llas cotidianas de los trabajadores, abrió en el tiempo un espacio para la ideo-
logización infecunda. Pretender ideologizarlo todo resultó, a la postre, estéril.
Pero también, por otro lado, actuar en base a los impulsos del día a día lleva
inevitablemente al populismo y la demagogia (Camilo Escalona, De Allende a
Bachelet. Una vida política; Aguilar, Santiago 2012, pp. 23, 38 y 66).
En suma, el libro de Claudio Llanos no necesariamente se agrega a una lista
de publicaciones sobre el período y la experiencia de gobierno de la Unidad
Popular o del propio Presidente Salvador Allende como algo más. Al menos no
es lo que interesa al autor. Por el contrario, en las disyuntivas del presente, con
problemas que se arrastran por décadas sin solución y otros que han emergido
y con mucha fuerza en el transcurso de las décadas, revisitar dicho gobierno es
28 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
volver a caminar un proceso que permita mirar con mayor profundidad nues-
tra historia y si es posible, y ojala que así sea, hacer de la historia no sólo una
lectura del pasado sin más, sino pensarla y reflexionarla en tiempo presente.
Siempre dará motivaciones para hacerse del problema, o de los problemas, y
aun cuando no alcance necesariamente para comprender todo lo que ha pasa-
do, al menos para hacerse parte de lo que es y ha sido nuestra historia siem-
pre, tan fragmentada socialmente y tan alejada de los discursos destinados a
construir mejores y más definitivos futuros.
Morelia (Mex.), septiembre 2014.
Eduardo Cavieres F.
/ 29inTroducción
El año 2013 con la conmemoración de los 40 años del golpe de Estado, el cual
inauguró una dictadura de 17 años, fue el marco para balances, discusiones,
seminarios y polémicas en torno a la Unidad Popular, su destino y la violación
a los Derechos Humanos. Entre los diversos trabajos que se publicaron en ese
escenario se encuentran las miradas o impactos que el golpe militar tuvo en
el extranjero1; argumentos en torno a la conflictividad y una supuesta Guerra
Civil2; y trabajos de estudio más profundos sobre la izquierda chilena en su
desarrollo histórico y el destino de la Unidad Popular3. En su diversidad, estas
obras tocan en general los aspectos institucionales dejando un espacio para
estudiar, pensar y reflexionar en torno a los aspectos conflictivos dentro de la
Unidad Popular y los sectores populares que la apoyaban. Este trabajo es un
aporte en ese sentido, pues busca aproximarse a las dinámicas populares, sus
proyectos y demandas de “revolución” al gobierno de Allende. Es por tanto
una historia de la relación, muchas veces tensa, entre la Unidad Popular, el
gobierno de Allende y los sectores que se plantearon la construcción del socia-
lismo en Chile; una experiencia histórica que puso a Chile en el escenario de la
discusión política internacional a inicios de la década de 1970.
Considerando lo anterior, el presente trabajo reúne aspectos desarrollados en
la tesis doctoral del autor en la Universidad de Barcelona, dirigida por el Dr.
Miquel Izard, e integra, además, desarrollos sobre el tema publicados en Chile
y el extranjero. Se ha buscado una presentación para el lector interesado en
los problemas históricos vinculados, en lo general, a las transformaciones y
1 Joignant, A. y Navia, P. Ecos mundiales del golpe de estado: escritos sobre el 11 de sep-tiembre de 1973. Santiago: Ediciones Universidad Diego Portales, 2013.
2 Ibáñez, A. Historia de Chile 1860-1973. Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2013.3 Se destaca la obra del profesor Fermandois, J. La Revolución Inconclusa. La izquierda chi-
lena y el gobierno de la Unidad Popular. Santiago: Centro de Estudios Públicos, 2013.
Introducción
30 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
tensiones sociales y políticas de la década de 1970 y, en lo particular, a la expe-
riencia chilena durante el gobierno de Salvador Allende.
El gobierno de Allende con su dramático final constituye un período históri-
co que ha marcado a la sociedad chilena, tanto por su carácter específico y
particular, como por sus consecuencias más generales a nivel nacional e in-
ternacional. Su final jugó un rol en las estrategias desarrolladas por una parte
importante de la izquierda latinoamericana y europea a partir de la década de
19704.
El período que comprende este libro es un terreno donde diversos estudios
han permitido aproximarnos a la realidad histórica evidenciando una serie de
características y procesos sucedidos durante la existencia de la Unidad Popu-
lar (en adelante UP) y el gobierno de Allende. De esta forma hoy conocemos
nuevos detalles del funcionamiento de los partidos y las instituciones y nuevas
luces han sido arrojadas sobre sectores de base antes no considerados. Sec-
tores que, como señalan Salazar y Pinto, organizados como sociedad civil, no
salen a la historia para obedecer al Estado, sino que para juzgarlo5.
En general, lo que hasta ahora ha primado en estas investigaciones de la UP
y el gobierno de Allende, son las aproximaciones que enfatizan los elementos
institucionales formales durante este período. También se ha visto el desa-
rrollo de planteamiento que han utilizado elementos posestructuralistas po-
niendo énfasis en lo “subjetivo” y el discurso6. De todas formas, lo que se ha
levantado es una imagen donde el gobierno, los partidos (sean de izquierda u
oposición) y las instituciones (Congreso, Contraloría General, gremios, Fuerzas
Armadas e incluso la intervención extranjera) ocupan preponderancia a la hora
de explicar el proceso histórico que se desarrolló durante el gobierno de Sal-
vador Allende. De esta manera, se ha dado poca atención al rol jugado por los
sectores políticos que se plantearon fuera de la institucionalidad e incluso se
les ha tachado como meros fenómenos económicos o espontáneos carentes
de relevancia política7. Aun así, en la búsqueda de una mejor comprensión de
4 Ver: Carr, B. y Ellener, S. (eds.) The Latin American Left. From the fall of Allende to Perestroika. Londres: ILAS, 1996.
5 Salazar, G. y Pinto, J. Historia Contemporánea de Chile I. Estado, legitimidad y ciudadanía. Santiago: LOM Editores, 1999, p. 93.
6 Ver: Moulian, L. “Balance Historiográfico sobre los últimos 30 años de la historia de Chile”. Vitale, L. et al. Para recuperar la memoria histórica: Frei, Allende y Pinochet. Santiago: Edi-ciones Chile América—CESOC, 1999.
7 Ver, entre otros: de Riz, L. Sociedad y política en Chile. México: UNAM, 1979; Silva, F. “Democracia liberal y estatismo burocrático”. Villalobos, S.; Silva, O.; Silva, F. y Estellé, P. Historia de Chile. Santiago: Editorial Universitaria, 1984; Stallings, B. Class conflict and eco-
/ 31inTroducción
lo sucedido, a nivel de bases sociales la “historia oral” ha sido la más desarro-
llada consiguiendo aportes que completan nuestra aproximación al pasado8.
Los estudios que aquí se presentan intentan adentrarse en el complejo escena-
rio desarrollado durante el gobierno de Allende, reconociendo sus principales
características e intentando dar explicación a la serie de fenómenos político-
sociales producidos durante esos casi tres años. Esta aproximación al tema no
significa el desarrollo de una “historia política” donde sólo los sectores insti-
tucionales o los “grandes hombres” son objeto de interés sino que se tiene
el convencimiento de que lo “político” involucra al conjunto de la sociedad,
particularmente en este periodo donde la discusión en torno al orden político,
económico y social fue tema de amplios sectores de la población y transversal
a las clases sociales, en especial de la clase obrera y el campesinado. Esta ima-
gen de Chile es muy distinta a la actual, pues el paso del tiempo y por sobre
todo los 17 años de dictadura y las transformaciones estructurales derivadas
de ella, han hecho que, en palabras de Susan Eckestein, “en Chile más que
en cualquier otro país de América Latina, la militancia obrera se volvió una
sombra de sí misma”9. Sobre lo mismo, el trabajo de Patricio Silva apunta
a Chile como una de las sociedades latinoamericanas más politizadas de los
años 1960 hasta 197310.
Durante el gobierno de Allende no existió un solo proyecto político alternativo
y crítico al capitalismo y al imperialismo, sino que desde los sectores popula-
res se perfiló un proyecto que iba más allá de lo establecido por el programa
presentado por la UP en la campaña presidencial del 1970. Este proyecto se
manifestó en formas orgánicas identificables y con plataformas de creciente
nomic development in Chile, 1958-1973. California: Stanford University Press, 1978; Villa-lobos, S. y Silva, O. Historia de Chile T. IV. Santiago: Editorial Universitaria, 1974; Vial, G. “Causas y antecedentes del 11 de Septiembre de 1973”. Análisis crítico del régimen militar. Santiago: Universidad Finis Terrae, 1988; Vitale, L. Interpretación marxista de la historia de Chile T. V. Barcelona: Editorial Fontamara, 1980; Vitale, L.; Moulian, L.; Cruz, L. y Palestro, S. Para Recuperar la memoria histórica: Frei, Allende y Pinochet. Santiago: Editorial Chileamé-rica - Cesoc, 1999; Collier, S. y Sater, W. Historia de Chile 1808-1994. Cambridge: Cambridge University Press, 1988; Alexander, R. The tragedy of Chile. London: Greenwood Press, 1978; Angell, A. “Chile since 1958”. Bethell, L. (ed.) Chile since independence. Cambridge: Cam-bridge University Press, 1993, pp. 129 – 202.
8 Un trabajo importante a considerar para su estudio y análisis es Poder Popular y Cordones Industriales. Testimonios sobre el movimiento popular urbano, 1970 – 1973 de Franck Gau-dichaud, publicado por LOM, Santiago 2004.
9 Eckstein, S. “Where have all the movements gone?”. Eckstein, S. (ed.) Power and Popular Protest. Latin American Social Movements. California: University of California Press, 2001, p. 372.
10 Ver: Silva, P. “Doing Politics in a Depoliticised Society: Social Change and Political Deacti-vation in Chile”. Bulletin of Latin American Research, Vol. 23, Nº 1, 2004, pp.63-78.
32 / c u a n d o e l p u e b l o u n i d o f u e v e n c i d o
politización superando los márgenes institucionales. De esa manera se obser-
va el surgimiento de un “Poder Popular desde las bases” (en adelante Poder
Popular), que superó los intentos del gobierno por mantener dentro de los
límites legales e institucionales toda dinámica de los sectores radicalizados de
la clase obrera, los campesinos y los sectores populares en general11.
En este sentido, este trabajo busca aportar al desarrollo de una visión de
conjunto que considere no sólo los factores institucionales sino que también
aquellos que se desarrollaron desde la bases sociales afines al proyecto de la
UP12, en particular aquellas que han sido definidas como radicalizadas. De esta
manera, la investigación presente centra su atención en la relación que se esta-
bleció entre la UP y el gobierno de Allende con los sectores radicalizados de las
bases populares, que cuestionaban el sistema capitalista y el orden político, y
se busca comprender las diversas formas y etapas que esta relación asumió.
Específicamente en relación a la UP y la izquierda, este trabajo se centra en
aquellas fuerzas más relevantes dentro del proceso, las cuales fueron el Parti-
do Comunista, el Partido Socialista y el MAPU, ya que en ellas se expresaron
los lineamientos políticos principales, a los cuales las fuerzas restantes dentro
de la UP, entiéndase Partido Radical e Izquierda Cristiana, se sumaron. Dentro
de la izquierda extra-UP se considera como la principal fuerza política al Movi-
miento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Es debido al carácter de los procesos sucedidos durante el gobierno de Allende
que estos se transforman en objeto de estudio y análisis. La masividad que
caracteriza la cuestión política, las transformaciones sucedidas y los conflictos
sociales, dan cuenta de un momento particular en la historia de Chile que in-
cluso muchos de sus actores vieron y vivieron como históricos, trascendentes.
Esta condición –podríamos decir de inflexión– explica y justifica la limitación
temporal de la investigación, pues momentos tales, sean de años o meses, son
capaces de expresar fuerzas históricas profundas y de dar forma a las socieda-
11 Los trabajos del profesor Juan Carlos Gómez Leyton tienen particular importancia para adentrarse en los límites que ha impuesto en la historia la defensa de la propiedad en Chile. También se puede ver en su trabajo la importancia de las reformas de Eduardo Frei Mon-talva, en el marco de la propiedad. Ver: Gómez, J. La Frontera de la Democracia. El Derecho de Propiedad en Chile, 1925-1973. Santiago: Ediciones LOM, 2004.
12 Con respecto a esto, el proyecto inicial de esta investigación señalaba una serie de tópicos que dentro de la investigación misma se mostraron como imposibles de abordar en un solo esfuerzo, ya que temas como cultura hegemónica y cultura popular se revelaron como materias de una profundidad y alcances que ameritan investigaciones mayores e interdis-ciplinarias, aunque dentro del trabajo no se elude el perfilar algunas nociones sobre estos puntos.
/ 33inTroducción
des hasta el presente (guste o no su resultado). Los casi incontables estudios
sobre la guerra civil española u otros conflictos y dictaduras del siglo XX son
un ejemplo de lo antes dicho.
Dirigir la atención a un punto de la política interior ha implicado dejar fuera de
la reflexión central la cuestión de la intervención extranjera. Esto encuentra
explicación en dos factores. El primero encuentra razón en que esta situación
se ha venido aclarando con las distintas publicaciones de archivos secretos so-
bre la intervención de la CIA en Chile y para el caso de la situación de la URSS
en relación con la UP se encuentra el excelente trabajo de Turrent La Unión
Soviética en América Latina. El caso de la Unidad Popular chilena 1970–1973,
publicado en México en 1984. El segundo, se relaciona con que para impor-
tantes sectores que reivindican la UP y a Allende, el tema de la intervención
extranjera, puntualmente la del gobierno de Nixon, se ha transformado en un
argumento totalizador del fracaso del gobierno de Allende. En este sentido, el
imperialismo de los Estados Unidos se ha transformado no en un elemento en-
tre otros sino que en un argumento que ha impedido obtener una mejor com-
presión de las razones internas del colapso del sistema político. Lo anterior no
implica dejar fuera del estudio el rol de la intervención sino que es considerada
e incluirla en la medida que permita entender mejor el panorama general.
Por último el lenguaje, las palabras, las formas de definir y definirse durante
ese periodo nos muestran una situación tensa y de conflicto, por ello se toman
aquellas formas de expresión y referencia, pues bajo esos parámetros, con
esas palabras aquellos hombres y mujeres en el gobierno y la oposición se
relacionaban. Como apuntó Eric Hobsbawm “Las palabras son testigos que a
menudo hablan más alto que los documentos”13
13 Hobsbawm, E. La Era de la Revolución, 1789-1848. Buenos Aires: Editorial Crítica, 2007, p. 9.