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    Borges: la bsqueda del estiloRafael Olea Franco, El Colegio de MxicoQu es el inicio de un texto sino la oportunidad nica del escritor paradesplegar sus recursos e intentar seducir a su probable lector? Convencidode ello, en un par de ocasiones realic un experimento de recepcinliteraria. Consisti en proporcionar a un grupo de lectores universitariosy familiarizados con la literatura, el comienzo de dos ensayos, sin referenciade autor ni ttulo. Propongo ahora la lectura del primer pasaje:

    Con el ambicioso gesto de un hombre que ante la generosidad vernalde los astros, demandase una estrella ms y, oscuro entre la nocheclara, exigiese que las constelaciones desbarataran su incorruptibledestino y renovaran su ardimiento en signos no mirados de lacontemplacin antigua de navegantes y pastores, yo hice sonora migarganta una vez, ante el incorregible cielo del arte, solicitando nosfuese fcil el don de aadirle imprevistas luminarias y de trenzar enasombrosas coronas las estrellas perennes.1

    Se trata de un estilo ampuloso, exagerado, ineficaz, lleno de puraverbosidad y que no va directamente al punto sino que se complace enlargos y tortuosos circunloquios, visibles en las numerosas frasesincidentales que dilatan la entrada de la oracin principal. En el planoretrico, destaca la artificialidad de algunas expresiones (como oscuroante la noche clara) y la torpeza de los adjetivos {ambicioso gesto,generosidad vernal, incorreg ible cielo, incorruptible destino, im previstasluminarias, asom brosas coronas), lo cual confirma el dictum de Huidobrode que el adjetivo que no da vida, mata. Sin duda, el pasaje citadocontrasta con el siguiente:

    En Trieste, en 1872, en un palacio con estatuas hmedas y obras desalubridad deficientes, un caballero con la cara historiada por unacicatriz africana - el capitn Richard Francis Burton, cnsul ingls -emprendi una gloriosa traduccin del Quitab alif laila ua laila, libroque los rumies llaman tambin de las 2002 noches. Uno de los queridosfines de su trabajo era la aniquilacin de otro caballero (tambin debarba tenebrosa de moro, tambin curtido) que estaba compilandoen Inglaterra un vasto diccionario y que muri mucho antes de seraniquilado por Burton. se era Eduardo Lae, el orientalista, autorde una versin harto escrupulosa de las 2002 Noches, que habasuplantado a otra de Galland. Lae tradujo contra Galland, Burtoncontra Lae; para entender a Burton hay que entender esa dinastaenemiga.2

    AIH. Actas XII (1995). Actas XII. AIH. Borges: la bsqueda del estilo. RAFAEL OLEA FRANCO.

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    Borges: la bsqueda del estilo 177Aqu, el atinado uso de recursos retricos ms frecuentes en la poesa queen el ensayo, como la hermosa metonimia, y a la vez hiplage, cicatrizafricana, o la lograda anticipacin tambin de barba tenebrosa de moro,tambin curtido, adems de la certeza de los adjetivos, consiguen unestilo econmico, directo y, al mismo tiempo, polismico. La formaexpositiva es igualmente notable, pues desde el principio se orienta allector sobre la finalidad del ensayo. En suma, con base en un espaolgeneral y neutro, en pocas oraciones se describe lo que con el otro estilohubiera consumido en vano pginas enteras.Al igual que sucedi en mi experimento, algunos de ustedes habrnreconocido que el ltimo prrafo proviene de "Los traductores de las1001 Noches", de Jorge Luis Borges. Lo que muy pocos podan sospecharentonces (y quiz aun ahora) es que el primer pasaje tambin es suyo,pues pertenece a Inquisiciones. En la medida en que el espacio me lopermita, quiero empezar a responder cmo fue posible un cambio deescritura tan profundo en un decenio, que es el lapso que media entreInquisiciones, de 19 25, e Historia de la eternidad, de 1936, cuando Borgesmaneja ya esa prosa fina y concisa que para nosotros es proverbial de suestilo.Desde sus primeros libros, Borges transmite la imagen de un escritoratormentado por los problemas de la lengua. Por ello, a partir de unseminal estudio de Ana Mara Barrenechea,3 muchos crticos hanexaminado sus concepciones lingsticas;4 aqu me enfocar ms haciasu prctica verbal. Durante la dcada de 1920, sta se caracteriza, grossomodo, por la alternancia de dos extremos opuestos: por un lado, comoen muchos de sus ensayos de Inquisiciones y algunos de El tamao de miesperanza, el uso y abuso de cultismos y aracasmos, a semejanza de sumaestro Quevedo, a quien considera el mximo artfice en el manejo dela lengua espaola; por otro, la bsqueda creativa de una lengua 'criolla',es decir, regional, que sirva para los registros tpicamente argentinos.Adems, nutriendo estas dos corrientes, aparece su inquebrantabledecisin de inventar palabras para - lo dice con un neologismo -'amillonar' la lengua espaola.Ya que estos heterogneos registros se cruzan y entremezclan en suslibros, producen exticos hbridos lingsticos, como el neologismobostezabilid, donde a su afn de expandir la lengua se aade el rasgocriollista de elidir la 'd' final en las voces agudas. No es pues extrao quesu l engua haya p rovocado reacc iones encon t radas en t re suscontemporneos. Por ejemplo, implacable e irnico, Ramn Dol dicesobre el joven escritor: 'este argentino habla como un espaol del sigloXVI que tratara de imitar a un compadrn porteo de 1900'. 5En las antpodas de esta postura se ubica Carlos Alberto Erro, quien en1929 se muestra exultante por el estilo literario borgeano. As, despusde censurar la gastada construccin y el lxico repetitivo de autores comoGlvez, deficiencia que l atribuye a su cercana con el periodismo, se

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    178 Rafael Olea Francodirige a Borges en estos elogiosos trminos: 'Su prosa es arcaica. Su prosatiene la diversidad, el remansamiento y la tupidez, del estilo espaol delseiscientos. Hay en ella la cita preciosa, denotadora de una riqusimaerudicin en antigedades; hay el giro flamante y la sorpresa difcil; hayesas palabras olvidadas, que uno pronuncia gustosamente, moviendolos labios con lentitud, como quien saborea un vino aejo. All no serefleja la urgencia del vivir moderno, all no transcurre el tiempo'. 6 Yluego de destacar el lirismo del autor, rasgo que l califica de moderno yque, asegura, lo acercara a los prosistas franceses del momento, resumeen una frase certera uno de los propsitos de Borges: 'Yo dira que ud.busca por la ruta del arcasmo la implantacin del estilo nuevo'.7Para valorar las posiciones de Dol y Erro tendra que hacer una sinuosadigresin sobre los gustos literarios de la poca. Prefiero servirme delsiempre lcido Pedro Henrquez Urea, quien ubica el problema en susms product ivas dimensiones l i terar ias . En su pronta resea deInquisiciones, l haba clavado un aguijn certero: 'Tiene Borges lainquietud de los problemas del estilo; el suyo propio lo revela: a cadalnea se ve la inquisicin, la busca o la invencin de la palabra o el giromejores, o siquiera de los menos gastados. No siempre acierta. Estiloperfecto es el que, como plenitud expresiva, oculta las inquisicionesprevias; es de esperar que Borges aprenda a quitar sus andamios y alcanceel equilibrio y la soltura'.8

    En efecto, el lector de esos primeros textos, que lucha con una prosadensa e incmoda, no puede desechar la sensacin de estar frente a unartista obsesionado por alcanzar la originalidad lingstica, por diferenciarsu voz sobre todo y en primer lugar con giros verbales sorpresivos, lo cualse exacerba con el uso de una compleja sintaxis barroca, de acuerdo conla inclinacin de Borges declarada en 1923: 'Confieso mi dileccin porla sintaxis clsica y las frases complejas como ejrcitos: antiguallas que apesar de su riguroso esplendor, son reverencia de pocos'.9 Tan visibleresulta su deseo de singularidad verbal que incluso el entusiasta Errocuestiona su tendencia a emplear voces que pareceran buscar el asombrodel lector: 'Por qu preferir diurnalidad a da, altercacin a altercado,inquietacin a inquietud?""En cuanto al consejo de Henrquez Urea, se puede decir que, en ltimainstancia, l slo peda a Borges lo que ste exige a cualquier buen escritor.As, en 1928, al reflexionar sobre Eduardo W ilde, Borges afirmaba: 'Plenaeficiencia y plena invisibilidad seran las dos perfecciones de cualquierestilo';" deca adems que si alguien se interesa demasiado por la tcnicade un escritor, por su voz, es porque en realidad no le importa lo que stetenga que decir. Los dos conceptos, eficiencia e invisibilidad del estilo,que constituyen una unidad indisoluble, derivan hacia otro conceptomuy caro a Borges: el de la 'naturalidad' en la escritura; segn l, losdeseos pre-textuales suelen no tener una relacin directa y necesaria conlo que se escribe, por lo que resulta preferible crear sin ningn propsito

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    Borges: la bsqueda del estilo 179previo, es decir, dejar que fluya la 'naturalidad'. Consecuente con estaidea, en su madurez atribuye a sus posturas 'antinaturales' el fracasoparcial de sus primeros textos: 'Escrib ese libro [Luna de enfrente] eincluso comet un error capital, que fue el de 'hacerme' argentino, ysiendo argentino no tena por qu disfrazarme. En aquel libro me disfracde argentino del mismo modo que en Inquisiciones me disfrac de granescritor clsico espaol latinizante, del siglo XVII, y ambas imposturasfracasaron'.12El fracaso de ambas 'imposturas' se comprueba en los juicios de suscoetneos. Pero antes de este reconocimiento explcito, Borges tuvo queaprende r a 'quitar los andam ios', esto es, a ocultar sus recursos retricos,los cuales deberan funcionar pero no ser inmediatamente visibles para ellector. De entrada, aventuro la hiptesis de que, en el complejo einacabable proceso de correccin de su obra, uno de los factores queorill a Borges a excluir muchos de sus escritos residi en la imposibilidadde 'quitar los andamios'; este escollo fue ms acentuado en su prosa,pues en cuanto a lo verbal haba arriesgado m s en esta forma de escritura.As, aunque alter y suprimi parte de su poesa, a tal extremo que eltexto de 1923 de Fervor de Buenos Aires difiere sustancialmente del de1969," nunca pens en eliminar libros completos del gnero ; en cambio,hasta el final de su vida se neg a la reimpresin de Inquisiciones^ y Eltamao de mi esperanza (en el prlogo a la reciente edicin de este ltimolibro,11 Mara Kodama afirma que Borges haba aceptado que se tradujeraparcialmente al francs). Porque, me pregunto, cmo poda habersecorregido un ensayo semejante al primero que he citado para hacerlocongruente con el estilo del resto de su obra? Deduzco que ante ladificultad para 'limar' algunos de sus escritos del primer perodo, Borgesopt por la eliminacin en bloque. Por cierto que una prueba adicionalde que en 'Los traductores de las 2002 Noches' el autor ha definido ya suestilo, la encuentro en las ediciones posteriores, donde el pasaje transcritoslo sufre un par de leves cambios ('famosa traduccin' y no 'gloriosa', y'secretos fines' en lugar de 'queridos').En un convincente ensayo, '6 Jaime Alazraki ha mostrado cmo elBorges maduro, el de las maravillosas narraciones que cimentaron sufama en los aos cuarenta, consigue un justo equilibrio donde loselementos barrocos se supeditan a un frreo anhelo de invisibilidad, detal modo que sus artificios son funcionales pero no evidentes. Creo queel avance que l seala se funda en diversos descub rimientos que modificanlas concepciones del joven Borges; destaco slo dos de ellos. El primero,el ligero desencanto que le provoca la lectura del Ulises, pues, en latemprana nota que le dedica en Inquisiciones, comienza por alabar elprodigioso comercio de voces y figuras retricas que exhibe Joyce, yconcluye con una sutil postura escptica que desconfa de las posibilidadesde difusin de tales aventuras literarias (esta sospecha la comprobarms tarde, con la aparicin del Finnegans Wake, al que en 1939 consagra

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    180 Rafael Olea Francoun comentario en la revista El Hogar"). El segundo es la comprobacinde que el caso del Quijote, la ms excelsa obra de nuestra lengua, enseaque no es necesario ser un 'estilista' de la lengua, como no lo era Cervan tes(al menos en el sentido moderno del trmino), para conseguir un arteprofundo y de largo aliento. Ambos hallazgos minaron la ostentosaseguridad del incipiente escritor que en sus aos iniciales apostabademasiado al estilo, al puro hecho verbal.Quiero proponer una etapa previa en este proceso de aprendizajeliterario: el perodo interm edio de los aos treinta, poca en la que nuestroautor afina sus herramientas lingsticas. Me atrevo a sugerir a MacedonioFernndez como un probable eslabn de gran influencia en los usosverbales borgeanos, aspecto al que la crtica, ms interesada en sus nexoscon el Borges filsofo, ha prestado poca atencin. En efecto, a fines dela dcada de 1920, nadie hace saltar todos los resortes de la lenguaespaola como Macedon io F ernndez. Al lado suyo, las experimentacionesde Borges parecen meros fuegos artificiales, porque mientras ste pretendedeslumhrar mediante el uso de novedosas voces o de enrevesadas sintaxis,Macedonio fuerza la lgica del lenguaje hasta extremos insospechados.A falta de espacio, me limito a transcribir nicamente tres aisladasmuestras de ello:

    Viajar: uno est expuesto a hablar idiomas que no sabe, por noestar callado en alemn, que tampoco lo s hacer.Con motivo de la caresta de los cigarrillos, stos se han puestoms baratos, y para que parezcan menos cortos, los hacen ms largos.En materia de longevidad, he simplificado tanto mis pretensionesque 'un da siguiente' es toda la prolongacin que pido de mi hoyvivir. Es cierto tambin que he introducido una complicacin, puessostengo que el da de trabajo, despus de un da de fiesta, no deberavenir tan de repente. Que empiece el da de trabajo en cualquier dapero nunca tras un feriado.18

    Con una sana y catrtica dosis de humorismo, los dispositivos deMacedonio, cuya finalidad es desnudar el sinsentido y el absurdo delsistema lingstico, suelen construir una estructura verbal basada en unaaseveracin lgica e irrebatible que, mediante el uso de una agudainteligencia, se derruye de manera absoluta. Por ejemplo, en el primercaso se juega con los binom ios saber/no saber y hablar/callar para inventarla algica dicotoma saber hablar alemn/saber callar alemn; en eltercero, amn de la humorada de proponer el mtodo ms efectivo paraalcanzar la permanente longevidad, intenta romper con la secuenciatemporal, pues al desear que el da de trabajo nunca llegue despus deuno feriado, posterga hasta el infinito la entrada del primero de ellos.As, resulta sorprendente que desde la lengua en cuanto sistema al quedes-construye, l elabore oraciones que poseen un central carcter

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    Borges: la bsqueda del estilo 181filosfico (como la discusin sobre el tiem po) , pese a que semnticamenteno hay en ellas un contenido filosfico 'directo'. Por lo general, en lostextos macedonianos la nada o componente vaco, en el primer caso elsilencio asociado al esttico verbo callar, se convierte en un elementoprincipal y pleno; de ah que uno de sus libros se titule precisamenteContinuacin de la nada.Me interesa observar cmo Macedonio tiende a unir los contrarios enun mismo prrafo, a hacerlos convivir para fundar un significadocontradictorio que produce en el lector la sensacin de que la lengua estotalmente falible, aunque, eso s, gozosa en extremo. No obstante lalamentablemente tarda difusin de la obra de Macedonio,19 sostengoque Borges, quien tena un continuo trato personal con l, logrbeneficiarse de sus propuestas lingsticas; aclaro, sin em bargo , que, com overdadero creador original, si bien us algunos de sus mecanismos, lohizo con propsitos muy distintos.En "Arte de injuriar", el ensayo que cierra Historia de la eternidad yque debera ser ya un clsico, se percibe un rasgo de Borges que loaproximara a Macedonio: su fascinacin por las estructuras verbalesbasadas en la paradoja. Fiel a una inveterada prctica suya de la dcadade 1930, la de no considerar el prestigio cultural de los materiales verbales,estudia lo que califica como un gnero: la injuria, a la cual deseareivindicar. Afirma que el agresor tiene la necesidad de esconder susintenciones, de regirse por un afn de sutilidad; en sum a, como diramoshoy, de servirse de todos los artificios que le pueda brindar el discursoirnico. Despus de copiar y com entar variados ejemplos del gnero (entreellos un par del siempre polmico Groussac), llega a la que valora comola injuria ms esplndida. Pero antes de citarla, Borges, tambin expertoen el arte de injuriar, aclara que la frase es singular porque se trata delnico roce con la literatura que tuvo su autor, el ya desde entoncespreterido Jos Mara Vargas Vila; la invectiva de ste se dirige contra elvituperado Jos Santos Chocano, quien en 1920, luego de la cada delpode r de su mecenas, el dictador guatemalteco Estrada Cabrera, com particon l la crcel (acaso en involuntaria retribucin?), y slo se salv deser fusilado gracias a la intercesin de numerosos intelectuales yfuncionarios de diversos pases hispanoamericanos; a este destinofrustrado se refiere el injuriador cuando dice: 'Los dioses no consintieronque Santos Chocano deshonrara el patbulo, muriendo en l. Ah estvivo, despus de haber fatigado la infamia'.20'Deshonrar el pat bulo ' . 'Fat igar la infamia' . No parecen frasesentresacadas del escritor mediocre que fue Vargas Vila 21 sino de un hbilprosista como Borges, quien incluso extendi las acepciones del verbo'fatigar' sugeridas por la oracin del primero. La anttesis presente en laexpresin 'deshonrar el patbulo' ilustra lo que sin duda se convertira enel ms amado recurso borgeano: el oxmoron, es decir, la conjuncin delo agudo y lo obtuso, que al unirse t ransforman sus significados

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    182 Rafael Olea Francoparticulares. La frmula es eficaz porq ue perm ite una sntesis de conceptos,una economa de palabras: se puede decir ms con menos signoslingsticos.De este modo, Borges encuentra y delimita un recurso que ha estadobuscando con persistencia desde su temprana poesa, en la cual se leenexpresiones como ' lejanamente cercana' , ' famosamente infame' y'desesperadamente esperanzado',22 que si bien contienen el germen deloxmoron, todava evidencian algo de mecnico y artificial. Pero unavez identificado y definido el oxmoron en su sentido ms puro, sudesarrollo en la obra de Borges es enorme; incluso lleg a usarlo con untono humorstico: al comentar la reaccin de los productores de cinefrente a un guin escrito por l y Bioy Casares ("Los orilleros", 1955),dice que aqullos lo rechazaron con entusiasmo; as, al enlazar lasemnticamente positiva frase adverbial 'con entusiasmo' y el negativoverbo 'rechazar', cambia el sentido primigenio de ambas partes de laoracin.Quiz parezca innecesario insistir en ello, pero pensar en el oxmoroncomo mera figura retrica sera un error, puesto que en realidad abarcatodos los niveles de la escritura de Borges. Por ejemplo, ya se ha examinadocmo sus ensayos se construyen con este tipo de estructura, 2 ' as como elamplio impacto que tiene esta propuesta en toda su obra (lo que se hallamado 'la coincidencia de los opuestos'24). Pero adems, cualquier lectorfamiliarizado con su narrativa podra enumerar la presencia del oxmoronen sus personajes: un hroe que es al mismo tiempo traidor de la causaque defiende ("Tema del traidor y del hroe"); un par de telogos queviven como enemigos irreconciliables para darse cuenta, al final de susvidas, de que ante dios nada ms son dos caras de una misma moneda("Los telogos"); un letrado detective que investiga y resuelve la tramade un crimen del que ser la vctima principal ("La muerte y la brjula");un pasivo y culto bibliotecario citadino que, en el mbito ajeno de lapampa, tiene el valor de enfrentar una probable muerte en un duelo acuchillo, el cual acepta con cierto estoicismo porque lo reivindica consus heroicos orgenes ("El Sur"), etctera, etctera.En sntesis, quiero concluir afirmando que todo este universo literarioborgeano que durante decenios ha provocado fascinacin entre loslectores, tiene uno de sus pilares en el encuentro del oxm oron, esa frmulasinttica y exacta que permiti a Borges lograr lo que, segn l, habanhecho su admirado amigo Alfonso Reyes y el ahora poco aludido PaulGroussac: convertir a la prosa moderna en lengua espaola en uninstrumento elegante y preciso.

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    Borges: la bsqueda del estilo 183NOTAS1 Jorge Luis Borges, "Despus de las imgenes", en Inquisiciones (BuenosAires: Proa, 1925), p. 26.2 Jorge Luis Borges, "Los traductores de las 1001 Noches", en Historia dela eternidad (Buenos Aires: Viau y Zona, 1936), p. 73.' 'Borges y el lenguaje ', Nueva Revista de Filologa Hispnica, 3-4 (1953),pp. 551-569 .4 Por su pertinente intencin abarcadora, remito sobre todo a ArturoEchavarra, Lengua y literatura de Borges (Barcelona: Ariel, 1983).5 Ramn Dol, "Discusiones con Borges", en Polica intelectual. Crtica(Buenos Aires: Tor, 1933), p. 87.6 Carlos Alberto Erro, "Conversaciones sobre Inquisiciones", en Medidadel criollismo (Buenos Aires: Talleres Grficos Porter, 1929), p. 99.7 Carlos Alberto Erro, "Conversaciones sobre Inquisiciones", p. 101.8 Pedro Henrquez Urea, "Sobre Inquisiciones, de Jorge Luis Borges",Nosotros, 208 (1926), p. 139.L> Jorge Luis Borges, "Respuesta a 'Una encuesta sobre la nueva generacinliteraria'", Nosotros, 16 (1923), p. 16.10 Carlos Alberto Erro, "Conversaciones sobre Inquisiciones", p. 105.11 Jorge Luis Borges, "Eduardo Wilde", El idioma de los argentinos (BuenosAires: M. Gleizer Ed., 1928), p. 158.12 Apud Mara Esther Vzquez, "Entrevista con Borges", recogida en Jorge

    Luis Borges, Veinticinco Agosto de 19 83 y otros cuentos (Mad rid: EdicionesSiruela, 1977), pp. 69-70; las cursivas son mas.'' Un resum en de las ingentes variantes y omisiones se pue de encon trar en:Tommaso Scarano, Varianti a stampa nella poesa del primo Borges (Pisa:Giardini, 1987), donde se compulsan las versiones originales de los tresprimeros poemarios de Borges con ms de una decena de posterioresediciones de cada uno de ellos.14 Su autocrtica fue tan profunda que el ejemplar de este texto que se conservaen Harvard University (Biblioteca Houghton de Manuscritos y LibrosRaros), contiene una inscripcin de pu o y letra de Borges (tal vez dirigidaal propio Henrquez Urea?) que dice: 'I am ashamed of this book'.15 Jorge Luis Borges, El tamao de mi esperanza, prl. Mara Kodama(Buenos Aires: Seix Barral, 1993 [la. ed.: Proa, Buenos Aires, 1926]).16 "Borges o la ambivalencia como sistema", en Espaa en Borges, coord.por Fernando R. Lafuente (Madrid: Ediciones El Arquero, 1990), pp.11-22 .17 "El ltimo libro de Joyce", El Hogar, 16 de junio de 1939; recopilado enJorge Luis Borges, Textos cautivos. Ensayo s y reseas en "El Hogar",eds. Enrique Sacerio Gar y Emir Rodrguez Monegal (Barcelona:Tusquets, 1986).18 Macedonio Fernndez, Papeles de recienvenido. Continuacin de la nada,ed. Adolfo de Obieta (Buenos Aires: Corregidor, 1989), pp. 14, 31 y 67.19 Aunque algunos de los textos de Macedonio que formaran Papeles derecienvenido se difundieron en revistas de los aos veinte, en especial en

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    184 Rafael Olea FrancoProa y Martn Fierro, el libro (Buenos Aires: Proa, 1929) tuvo un escasotiraje y poca repercusin. Ms importante fue la segunda edicin (BuenosAires: Losada, 1944), donde se aadi Continuacin de la nada y unextenso y elogioso prlogo de Ramn Gmez de la Serna. Sin embargo,est claro que Macedonio no recogi entonces todos sus inditos, puesen la edicin de 1989 de Corregidor que he citado, Adolfo [Fernndez]de Obieta, que trabaj con los manuscritos, incluy varios escritos (sobretodo los del gnero 'brindis') que no haban aparecido antes.20 Citado po r Jorge Luis Borges, "Arte de injuriar" (193 3), en Obras completas(Buenos Aires: Emec, 1974), p. 423.21 Un reciente diccion ario de escritores define a Vargas Vila en estos lacnicostrminos: 'Colombian novelist whose novis, ungrammatical and badlyconstructed, enjoyed a tremendous popularity', Philip Ward, The OxfordCom panion to Spanisb Literature (Oxford: Oxford University Press, 1978),p. 595 .22 Debido a que la primera edicin de Fervor de Buenos Aires (BuenosAires: Serantes, 1923) se public sin foliacin, slo indico en qu poemasaparecen estas tres frases: 'Calle desconocida', "Rosas" y "Arrabal".21 Jaime Alazraki, "Oxymoronic Structure in Borges' Essays", en TheCardinal Points of Borges, eds. Lowell Dunham e Ivar Ivask (Norman:University of Oklahoma Press, 1971), pp. 4 7 - 5 3 .24 Estela Cdola, Borges o la coincidencia de los opuestos (Buenos Aires:EUDEBA 1988).

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