Guthrie - Historia de La Filosofia Griega 2

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    PRLOGO

    Se ha elegido la expresin tradicin presocrtica, en lugar de filsofospresocrticos, como ttulo de este volumen, en reconocimiento del hecho deque no todos los incluidos, son, en sentido literal, presocrticos. (El propsitofundamental del captulo VI es destacar este punto.) Seguiremos una lnea ofamilia de filsofos que estuvieron interesados por las mismas cuestiones y quecoincidieron, sobre una base comn, para librar sus batallas intelectuales, in

    tentando cada uno corregir o clarificar las opiniones de los otros sobre el mismo tema. A la mayora de ellos se les conoci en la antigedad como filsofosfsicos o de la naturaleza, y llegu a pensar en la utilizacin de esta denominacin en el ttulo, pero la expresin filosofa natural difcilmente poda llegara abarcar la Va de la Verdad de Parmnides o las paradojas de Zenn, ysu inters comn puede describirse mucho mejor como una investigacin entorno a la naturaleza de la realidad y a su relacin con los fenmenos sensibles.El hombre no quedaba excluido de sus consideraciones, slo que, tanto ensu aspecto individual como en el social, se le trataba, ms bien, como un apndice de las teoras evolutivas de la cosmogona. En la medida en que es posibleaplicar trminos modernos, se ocuparon de la antropologa fsica y social antesque de cuestiones ticas o polticas. Otros, entretanto, haban hecho del hom

    bre el centro de su estudio y, con su solo emplazamiento csmico como tras-fondo, estaban poniendo los cimientos de las teoras morales y polticas euro

    peas. Dado que ambos tipos de pensadores eran contemporneos y estaban

    perfectamente familiarizados entre s con sus respectivas realizaciones, es imposible que hubiera barreras infranqueables entre ellos, y, as, hallamos a Demcrito, unphysiks donde los haya, escribiendo tambin sobre cuestiones ticasy polticas, aunque sus comentaristas (quiz, acertadamente) concentraran suatencin sobre la teora atmica del mundo real, como si de su mayor logrose tratase; mientras los humanistas hacan, por su parte, un amplio uso delas teoras cientficas en boga como base de su enseanza sobre la naturalezay el comportamiento del hombre. Con todo y con ello, perseguan, en general,

    fines fundamentalmente diferentes: los presocrticos buscaban el avance del

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    conocimiento por el conocimiento, y los sofistas y Scrates intentaban, de formas diferentes, descubrir el bien y seguir la vida virtuosa. Es cierto que filsofos italianos como los pitagricos y Empdocles propugnaban tambin un modo de vida, pero de tal naturaleza que slo podra alcanzarse mediante unadeterminada comprensin del cosmos, y su carcter esencialmente religioso notena nada en comn con la perspectiva escptica de los sofistas. El hecho deque Empdocles fuera un destacado poltico de su ciudad halla poco reflejoen sus poemas. Prescindimos aqu del humanismo que, en el siglo v, se estabadesarrollando paralelamente a las teoras metafsica y cientfica primitiva, ala sazn vigentes, para ocuparnos de l en el prximo volumen.

    Agradezco a cuantos han reseado el volumen 1 la generosa acogida que

    le han dispensado, as como algunas crticas altamente pertinentes, como lareferida al orden de la exposicin, punto ste que me ha preocupado sobremanera y en el que me he atenido al orden estrictamente cronolgico de los filsofos, ocupndome de cada uno de ellos en toda su individualidad antes de pasaral siguiente. Habra mucho que decir sobre el mtodo que mi crtico (y, sinduda, otros) preferira, me refiero al de hacer una divisin por temas, siguiendo cada problema en particular o grupo de problemas laphysisde las cosas,la fuente del movimiento, la cosmogona, los orgenes de la vida tal y como

    fueron desarrollados por los sucesivos pensadores a lo largo del perodo. Ladificultad de este mtodo estriba en que ninguno de los problemas est, dehecho, aislado. Las conclusiones de estos filsofos sobre la constitucin ltimade las cosas, la causa del movimiento o la naturaleza del alma estaban ntimamente relacionadas entre s y afectaban tambin a sus afirmaciones sobre cualquier otro tema. Cada uno se nos presenta con un sistema maravillosamentecoherente hasta en sus ms mnimos detalles. Y es, en efecto, fcil ver hasta

    qu punto las ideas de cualquiera de ellos sobre los primeros principios dela materia pueden influir en lo que tienen que decir sobre cosmogona, cosmologa y astronoma *. Cabra pensar, no obstante, que, al menos, temas menores, como el magnetismo o la esterilidad de las muas (que parecen haber ejercido una fascinacin desproporcionada sobre nuestros filsofos o quienes noshan informado sobre ellos), podran haberse aislado de las especulaciones metafsicas o csmicas en general, procedimiento ste que habra tenido sus venta

    jas, indudablemente, para quienes deseasen referirse rpida u oportunamente

    a un compendio de doctrinas antiguas sobre ste o aquel aspecto de la ciencianatural. Sin embargo, ni siquiera en este caso las cosas son as.

    No ha sido ste mi nico motivo. Tengo que confesar honradamente quesiento mayor inters por las personas que por las teoras, por los filsofosque por la filosofa; lo que as espero que se entienda no significa prestar

    1 El crtico que ha deparado estas observaciones, Stephen Toulmin, ha observado, en suArchitecture o f Matter (pg. 296), cmo esto est aconteciendo ahora, en medida no menor a como

    sucedi cuando la ciencia comenz a dar sus primeros vagidos.

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    menos atencin al desarrollo de las ideas, sino que habla de mi preferenciapor presentar a los mantenedores de las mismas como personalidades individuales, cosa que hasta la naturaleza insatisfactoria de nuestra informacin nos

    permite ver as. Sus filosofas son el resultado de temperamentos opuestos (como lo son, probablemente, todas las filosofas), y es este inters humano elque he intentado airear sobre todas ias cosas. En nadie se proyecta ms vivamente que en Empdocles y, por este motivo, he dicho algo ms sobre estetema en la introduccin al mismo (pgs. 134 y sigs.). Como un mal menorpara los lectores cuyo inters reside primariamente en el otro enfoque, ofrecemos, al final, un ndice muy extenso de materias, y he intentado hacer del un medio de hallar, del modo ms rpido posible, la clase de informacin

    que, sobre el desarrollo de temas concretos, se hubiera conseguido con muchamayor facilidad si se hubiera escrito el libro del modo opuesto. Esta raznme ha inducido a ordenarlo segn mi propio criterio, y tengo que aceptar laresponsabilidad por cualquier tipo de deficiencias que puedan observarse en l.

    Con demasiada frecuencia no somos plenamente conscientes de la diferenciaexistente entre la filosofa tal y como era concebida en el perodo aqu estudiado, y tal y como, la mayora de las veces, se la concibe hoy, al menos ennuestro propio entorno; diferencia que puede brevemente establecerse con ayuda de una definicin moderna y otra' antigua. La primera se expres en 1960:Existe ahora un razonable grado de consenso entre los filsofos, en el sentidode que su actividad es lo que tcnicamente se llama una cuestin secundaria.Ellos no tienen la intencin de describir, ni siquiera de explicar, el mundo,y mucho menos de cambiarlo. Su inters se centra en la forma en que hablamosdel mundo. La filosofa, se ha dicho, es hablar del hablar. Pongamos juntoa sta una afirmacin del siglo i a. C.: La filosofa, segn el sentido de la

    palabra, no es sino la bsqueda de la sabidura, y la sabidura, como la definieron los filsofos antiguos, consiste en un conocimiento de las cosas divinasy humanas, y de las causas por las que estas cosas se mantienen 2.

    En las notas suele hacerse referencia a los libros mediante sus ttulos abreviados, y a los artculos citando exclusivamente, la revista, la fecha y las pginas. Los detalles completos de los libros y los ttulos de los artculos podrnhallarse en la bibliografa. La coleccin bsica de textos griegos referentes a

    la filosofa presocrtica es la de Diels, reeditada por Kranz (abreviadamenteDK; cf. bibliografa, pg. 515), a la que se hace alusin constante en las pginas que siguen. En cada filsofo los textos se dividen en dos secciones. Laprimera (A) contiene testimonia, es decir, informaciones basadas en las autoridades griegas posteriores sobre la vida y doctrinas de los filsofos, o parfrasisde sus escritos; en la segunda (B) se recoge lo que, en opinin de los editores,

    2 A. J. Ayer, Philosophy and Language (leccin inaugural, 1960, impresa en Clarity is not

    Enough, ed. H. D. Lewis, 1963, pg. 403), y Cicern, De officiis II, 2, 5.

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    son citas genuinas del filsofo en cuestin. En este libro, el nmero de unpasaje B suele ir precedido de fr. (fragmento), mientras que, en los otros,se conserva la letra A.

    El presente volumen debe muchas mejoras a Sir Desmond Lee, al seorF. H. Sandbach y a los Drs. G. S. Kirk y G. E. R. Lloyd, que leyeron eloriginal mecanografiado. No he adoptado, sin embargo, en todos los casossus sugerencias, y la responsabilidad de cualquier juicio desacertado es comple-talmente ma. John Bowmann ha compilado el ndice de pasajes. Es inevitableque la mencin de algunos especialistas aparzca con mayor frecuencia en casosde discrepancia, y soy plenamente consciente de cun a menudo he mencionadolos nombres de escritores, de cuyas obras me siento profundamente deudor,slo para expresar una crtica o diferencia de opinin. Espero que ellos com

    prendan que estas breves citas en modo alguno representan mi aprecio haciatodo lo que he aprendido de ellos.

    W. K. C. G u t h r i e

    Downing College, Cambridge.

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    NOTA SOBRE LAS FUENTES

    La escasez de nuestra herencia de obras originales de filsofos griegos secomenta en el volumen I (pgs. 35 y sig.). En cuanto a los presocrticos, enparticular, dependemos de extractos, resmenes y comentarios debidos a escritores tardos. Siempre se han reconocido los problemas que esto origina, perodisponemos de buenas y adecuadas exposiciones de la naturaleza de sus fuentesen varias obras, de las que la mejor y ms accesible es la de G. S. Kirk, en

    KR, pgs. 1-7. (Otras pueden hallarse en Ueberweg-Praechter, pgs. 10-26; Zeller, Outlines, pgs. 4-8; Burnet, EGP, pgs. 31-8.) En vista de ello* no tratode llevar a cabo aqu, ai comienzo, ningn intento de valoracin general, sinoque me ir ocupando, ms bien, de los problemas particulares relativos a lasfuentes conforme vayan surgiendo a propsito de cada pensador. (Respectoa la importancia excepcional de Aristteles, vid. vol. I, especialmente pgs.51-3.) No obstante, deben repetirse brevemente aqu algunas observaciones para hacer ms comprensibles referencias que sern necesarias, tales como Aec.,Placita, Plut., Strom. o Estob., Ecl..

    Teofrasto, el discpulo de Aristteles, escribi una historia general de lafilosofa arcaica y obras especiales sobre algunos presocrticos en concreto.Slo sobreviven extractos, aunque incluyen la mayor parte del libro Sobre lassensaciones.Estas obras de Teofrasto constituyeron la base principal de lo quese conoce como tradicin doxogrfica, que adopt formas diferentes: opiniones dispuestas segn los temas, biografas, o sucesiones ( un tanto

    artificiales, de los filsofos considerados como maestro y discpulo.La clasificacin del material doxogrfico se emprendi en la monumental

    obra de Hermann Diels, Doxographi Graeci (Berln, 1879), con la que todaslas investigaciones subsiguientes en el campo de la filosofa presocrtica estnen deuda incalculable. Las colecciones de las obras de los pensadores primitivoseran conocidas como (opiniones, de aqu doxografa) o - (los preceptos, latinizado como Placita). Se conservan dos coleccioneso sumarios de ndole semejante, el Eptome, falsamente atribuido a Plutarco,

    y los Extractos Fsicos() que aparecen en laAntologao Flori-

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    legium de Estobeo (Juan de Stobi, probablemente del siglo v d. C.). Poruna alusin que encontramos en el obispo cristiano Teodoreto (primera mitaddel siglo v), se sabe que ambas colecciones se remontan a un tal Aecio, yambas han sido editadas por Diels, en columnas paralelas, como los Placitade Aecio. El mismo Aecio, que, fuera de esto, nos es desconocido, fue probablemente del siglo i i d. C.

    Entre Teofrasto y Aecio hubo un resumen estoico, del siglo i a. C. a mstardar, que puede detectarse tras las exposiciones doxogrficas que aparecenen Varrn y Cicern, y al que Diels denomin Vetusta Placita.

    Los testimonios doxogrficos que se encuentran en laRefutacin de todas

    las Herejasde Hiplito, as como en el pseudo-plutarqueo Stromateis(Miscelneas) conservado en Eusebio, parece que son independientes de Aecio.Las Vidas de los Filsofos de Digenes Laercio (probablemente del siglo

    ni d. C.) se conservan ntegras y contienen material procedente de diversasfuentes helensticas, de valor desigual.

    En resumen, nuestra informacin sobre los filsofos presocrticos depende,ante todo, de extractos o citas de sus obras, que van desde una breve frase,en el caso de Anaximandro (y en el de Anaximenes, quiz ni siquiera eso),

    hasta prcticamente la totalidad de la Va de la Verdad de Parmnides. Ensegundo lugar, contamos con menciones y discusiones ocasionales sobre el pensamiento presocrtico en Platn, y una exposicin y crtica ms sistemticasen Aristteles. Finalmente, est la informacin post-aristotlica que (con unaspocas excepciones que se mencionarn en la discusin de las fuentes de cadafilsofo en concreto) depende de eptomes breves, y a veces falseados, de laobra de Teofrasto, cuyas distorsiones, frecuentemente, adoptan la forma deuna adaptacin al pensamiento estoico. Escudriar a travs de este velo la mentalidad de la Grecia arcaica es la tarea primaria de la investigacin sobre lospresocrticos. Si ello merece la pena nadie tendra mejor derecho a decirloque Hermann Diels, quien, al final de su vida, declar, en una conferencia

    publicada pstumamente; Me considero afortunado de que se me haya otorgado poder dedicar la mejor parte de mis fuerzas a los Presocrticos l.

    Para mayores detalles, se remite a los lectores a la exposicin de Kirk recinmencionada. Adems, una valoracin de la obra histrica de Teofrasto, que

    le hace ms justicia que las exposiciones anteriores, puede hallarse en C. H.Kahn, Anaximander, pgs. 17-24.

    1 Ich schatze mich glcklich, dass es mir vergonnt war, den besten Teil meiner Kraft denVorsokxatikern widmen zu konnen (Nene Jahrbb. f. d. klass. Altertum, 1923, pg. 75).

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    LISTA DE ABREVIATURAS

    En general, los ttulos de las obras citadas en el texto no se han abreviadohasta el extremo de dificultar su identificacin. A algunas revistas, sin embargo, y a unos cuantos libros, citados repetidas veces, se hace referencia de laforma siguiente:

    REVISTAS

    AJA American Journal o f Archaeology,AJP American Journal o f Philology.CP Classical Philology.CQ Classical Quarterly.CR Classical Review.

    HSCP Harvard Studies in Classical Philology.JHS Journal o f Hellenic Studies.PQ Philosophical Quarterly.

    REG Revue des tudes Grecques.TAPA Transactions and Proceedings o f the American Philological Association.

    OTRAS OBRAS

    A CP H. Cherniss, Aristotles Criticism o f Presocratic Philosophy.CAH ' Cambridge Ancient History.DK Diels-Kranz, Fragmente der Vorsokratiker.EGP J. Burnet, Early Greek Philosophy.

    HCF G. S. Kirk, Heraclitus: the Cosmic Fragments.KR G. S. Kirk y J. E. Raven, The Presocratic Philosophers.LSJ Liddell-Scott-Jones, A Greek-English Lexicon, 9.a ed.OCD Oxford Classical Dictionary.

    RE Realencyclopdie des klassischen Altertumswissenschaft, eds. Wissowa, Krollet al.

    TEGP W. Jaeger, Theology of the Early Greek Philosophers.

    ZN E. Zeller, Die Philosophie der Griechen, ed. W. Nestle.

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    LOS ELEATAS

    A) PARMNIDES

    1. C r o n o l o g a y v i d a

    El nombre de Parmnides divide la filosofa presocrtica en dos mitades.Sus excepcionales dotes discursivas detuvieron la especulacin en torno al origen y constitucin del universo, y fueron la causa de que la misma se orientase,con renovados bros, por caminos diferentes. Como consecuencia de ello, suposicin cronolgica con respecto a otros filsofos primitivos es comparativamente fcil de determinar. As, haya o no atacado directamente a Herclito \resultara un tanto sorprendente que ste, de haber conocido a Parmnides,

    no lo hubiera censurado, al igual que a Jenfanes y a otros. Y, si bien laignorancia que de un eleata pueda tener un efesio no constituye una pruebasegura en cuanto a la cronologa, filosficamente Herclito tiene que ser considerado como pre-parmendeo, en tanto que Empdocles, Anaxgoras, Leucipoy Demcrito han de serlo, con la misma certeza, post-parmendeos.

    Platn nos ofrece su cronologa aproximada, en el dilogo Parmnides, alreferirse a un encuentro entre Parmnides y Scrates (127a-c):

    ...Zenn y Parmnides llegaron cierta vez a Atenas para las Grandes Panate-neas. Parmnides era ya de edad muy avanzada, tena alrededor de sesentay cinco afios, con los cabellos completamente encanecidos, pero de aspectodistinguido, y Zenn tena alrededor de cuarenta... Scrates era, por entonces,muy joven.

    A partir de este texto podra parecer que Parmnides era cuarenta o msaos mayor que Scrates, a quien, a duras penas, cabra caracterizar como

    1 Vid. vol. I, pg. 385, n. 7, e infra, pgs. 37 y sigs., y 46.

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    muy joven, a no ser que tuviera menos de veinticinco aos. Y puesto queScrates nace en el ao 470/69, el nacimiento de Parmnides debe situarse,aproximadamente, por los aos 515-10.

    Es verdad que Digenes Laercio (IX, 23) sita sufloruit en la Olimpada

    69 (504-1), lo cuai contrasta con la cronologa anterior. Pero Burnet llamala atencin sobre los mtodos mecnicos de Apolodoro, en quien se apoyDigenes. Es probable que ocurriera como con Jenfanes, cuyo punto de referencia fue la fundacin de Elea y su supuestofloruit el ao del nacimientode su discpulo. El nacimiento y elfloruit se calculaban como intervalosde cuarenta aos. De este modo, el propio discpulo de Parmnides, Zenn,se dice que haba florecido diez Olimpadas despus. Como Burnet advierte,no puede concederse mucha importancia a semejantes combinaciones. Platn,por otra parte, fuera o no histrico el encuentro entre Scrates y Parmnides,no tena motivos para dar una informacin tan exacta sobre sus edades, amenos que supiera que era correcta 2.

    Es imposible decir a qu edad escribi Parmnides su poema filosfico.En el fr. 1, 24, la diosa le da el tratamiento de (literalmente muchachoo joven). Esto no indica, sin embargo, sino su relacin con ella como disc

    pulo o receptor de su orculo. En lasAves de Aristfanes, Pistetero, quien,

    con toda seguridad, no es un joven, es interpelado de la misma forma porel intrprete de orculos3.Segn una tradicin que se remonta al sobrino de Platn, Espusipo, se

    dice que Parmnides haba sido un legislador a quien Elea deba, de que menos, algunas de sus leyes 4. Teofrasto y, despus de l, escritores posterioreslo hacen discpulo de Jenfanes, si bien Aristteles no se comprometi, sinoque se limit a informarnos de que se dice que fue as (Metaph. 986b22).Es muy posible que ello sea verdad. Parmnides era mucho ms joven, y debe-

    ra de tener alrededor de cuarenta aos cuando muri el longevo Jenfanes.Ambos vivieron en la Magna Grecia, y el influjo sobre Parmnides de la concepcin jenofantea de la unidad es claro, bien que proceda de sus escritos odel contacto personal 5.

    2 Burnet, EGP, pgs. 169 y sig.; KR, pgs. 263 y sig. Vid. tambin Theaet. 183e, Soph. 217c.Se han mantenido opiniones diferentes, vid., por ejemplo, ZN, pgs. 681-3 (nota); Ueberweg-Praechter, pgs. 81 y sig.; Mansfeld, Offenbarung, pg. 207.

    3 , Av. 977. Vid. W. J. Verdenius, Mnemos., 1947, pg. 285 (anticipado por

    Nestle, ZN, pg. 728).4 D. L., IX, 23, citando a Espusipo en el libro primero Sobre los filso fos. Plutarco (A dv .

    Col. 1126a) aade que se haca prestar juramento anualmente a los ciudadanos de acatar las leyesde Parmnides. Una referencia ms vaga hay en Estrabn, VI, 1, 252 (DK, A 1 y 12). No existen

    buenas razones para poner en duda esta actividad poltica ejercida por Parmnides, as comopor otros filsofos presocrticos, pero deberan tenerse en cuenta las cautas observaciones de Jaeger (Aristotle, trad, inglesa, apnd. 2, pg. 454, n. 1). E. L. Minar (AJP, 1949, pgs. 41-55)sospecha la existencia de cierta relacin entre las doctrinas polticas de Parmnides, as como su

    posicin social, y sus concepciones filosficas del ser y la apariencia.

    5 Que la propia afirmacin de Aristteles se haya originado exclusivamente de la casual obser-

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    Los eleatas 17

    El nico heho que, adems, se nos ha transmitido sobre su vida es que,en cierto momento, fue pitagrico. Esto nos lo refiere, circunstanciadamente,Digenes (I, 21):

    Aunque fue discpulo de Jenfanes, no lo sigui. Se asoci, en cambio,con el pitagrico Aminias, hijo de Dioquetas, un hombre pobre, pero de noblecarcter, llegando a ser su discpulo. Cuando muri, Parmnides le construyun sepulcro, por pertenecer l mismo a una familia distinguida y rica, y habersido Aminias, y no Jenfanes, quien lo convirti a la vida contemplativa.

    Aminias, desconocido por lo dems, no es probable que fuera una invencin,y el sepulcro (), con su inscripcin, tuvo que ser un monumento que

    llegara a tener una determinada duracin y a constituir, por s mismo, sinduda, a autoridad mxima que certificara este hecho. Proclo (in Parm. I, 619,4, DK, A 4) dice, simplemente, que Parmnides y su discpulo Zenn eranambos no slo eleatas, sino tambin miembros de la escuela pitagrica, segnha dejado dicho Nicmaco. Que Parmnides fu algn tiempo adepto al pitagorismo halla cierta confirmacin en su propia obra, pero es seguro que sesepar del mismo, al igual que lo hizo con respecto a todos los sistemas filosficos precedentes.

    2 . E s c r i t o s

    Escribi en el verso hexamtrico de Homero y Hesodo, y el poema se conserv hasta una fecha avanzada. Simplicio lo tuvo ntegro a su disposicin,y lo cita extensamente por las razones que expone (Phys. 144, 26):

    Los versos de Parmnides sobre el Ser Uno no son muchos, y me agradaratranscribirlos en este comentario como confirmacin de lo dicho por m ypor las pocas copias que existen del poema6.

    Viene a continuacin una cita de cincuenta y cinco versos, despus de la cualafiade:, stos son, pues, los versos de Parmnides sobre el Ser Uno. Puedesuponerse que, sobre este tema extraordinariamente importante, l ha ofrecidoel relevante pasaje completo. En total poseemos ahora 154 versos, desigual

    mente distribuidos. Despus de un proemio de treinta y dos versos, el poemapresenta dos partes, que versan, respectivamente, sobre la verdad y sobre la

    vacin de Platn, en Soph. 242d, que no menciona la relacin entre los dos hombres, me parecealtamente improbable, aunque otros han pensado de forma diferente. (Vid. KR, pg. 265.)

    6 Diels (Lehrgedicht, pg. 26) observa que la copia de Simplicio era excelente, y que se encontraba, probablemente, en la biblioteca de la Academia, aunque Proclo us otro manuscrito distinto. Aade, sin aducir prueba alguna, que la copia de Aristteles no era tan buena como la deTeofrasto. El fr. 16 puede ser un ejemplo de lo que pensaba, pero la explicacin es, probablemen

    te, que Teofrasto fue el recopilador ms cuidadoso y menos apresurado.

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    apariencia u opinin. Diels estimaba que alrededor de los nueve dcimos dela primera parte han sobrevivido, mientras que, de la segunda, existen slopequeos fragmentos que representan quiz una dcima parte. Afortunadamente,la primera parte es mucho ms importante, y Simplicio evidenci su buen sentido al asegurar que sta, al menos, pasara a la posteridad con las propias pala

    bras de Parmnides.El estilo del poema es variable. La observacin de Proclo, sobre la central

    Va de la Verdadcon la que Parmnides intenta explicar la nueva y paradjica doctrina de la unidad del ser y sus consecuencias, de que parece estarms en prosa que en verso representa, en el mejor de los casos, una estimacin poco acertada. A medida que desarrolla su discurso estrictamente lgico,

    Parmnides se siente obstaculizado, a cada paso, y mucho ms que Lucrecio,por Iapatrii sermonis egestas.Puede percibirse el esfuerzo por reflejar conceptos filosficos para los que an no existe posibilidad de expresin, y algunosversos apenas si son susceptibles de traduccin alguna. El proemio, por otraparte, est lleno de imgenes mticas e impregnado de un fervor religioso quesera poco aconsejable ignorar. Los fragmentos de la Va de la Opininmuestran tambin signos de sus dotes para la expresin potica 7.

    3. P r o b l e m a c e n t r a l

    El poema de Parmnides suscita problemas muy peculiares, y convendraabordar el texto teniendo en cuenta el principal de ellos. En el proemio, Parmnides recibe de una diosa el anuncio de que le revelar dos tipos de informacin: primero, la verdad sobre la realidad; luego, las opiniones de los mortales,

    que se dice, sin ambigedad, que son falsas. Pero debers aprender tambinstas cosas (fr. 1, 31). Conforme a esto, la primera parte del poema deducela naturaleza de la realidad a partir de premisas postuladas como totalmenteverdaderas y llega, entre otras cosas, a la conclusin de que el mundo, taly como es percibido por los sentidos, es irreal. En este punto (fr. 8, 50), ladiosa declara solemnemente que pone trmino al discurso acerca de la verdad,y que el resto de la instruccin ser engaosa, pero que lo comunicar todo

    por completo para que ningn parecer humano pueda jams aventajarte.

    Sigue luego la segunda parte del poema, consistente en una cosmologa sobrelneas tradicionales. Partiendo de l adopcin de una pareja de contrarios, fuego y noche, o luz y oscuridad, el poema prosigue como la narracin deun proceso evolutivo en el tiempo. La va verdadera, por su parte, haba

    7 Para J. Beau fret, el verso era un desplus, beaux vers de la langue grecque (Le Pome de P., pg. 8). Indica, por lo menos, comoDiels destac, que Parmnides tena gran agudeza y no estaba haciendo ningn juego de palabras,Vid. infra,pg. 79. Crticas adversas de su estilo en la antigedad son recogidas por Diels, Parmeni

    des Lehrgedicht, pgs. 5 y sigs.

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    Los eleatas 19

    afirmado que la realidad era, y tena que ser, una unidad en el sentido ms estricto y que todo cambio en ella era imposible: no exista un antes ni un des

    pus, y la exposicin discurre como una serie intemporal de deducciones lgicas.

    Aqu est el meollo de la cuestin. Por qu se habra tomado Parmnidesla molestia de exponer una cosmogona detallada, cuando ya haba probadoque los contrarios no podan existir e, incluso, que no poda darse una cosmogona, ya que la pluralidad y el cambio eran concepciones inadmisibles? Careca, a sus ojos, de todo mrito o validez, de modo que su propsito, al elaborarla, era slo ponerla de manifiesto, junto con otros intentos cosmognicossemejantes, por ser falsedades vacas de contenido? De ser ello as, se planteala cuestin de saber qu era, en definitiva. Algunos han pensado que la misma

    se basaba en un sistema cosmolgico en concreto con el que estaba en desacuerdo, por ejemplo, el de Herciito o los pitagricos 8. Otros han sugerido, atenindose a las propias palabras de la diosa sobre las opiniones de los mortales en general, que pretenda ser una sntesis parcial o total de lo que el comnde los hombres vena creyendo sobre el cosmos; otros, por el contrario, quese trataba de una creacin original, la mejor, sin duda, que Parmnides podrahaber ideado, pero slo con la pretensin de mostrar que hasta la exposicinms plausible del origen y naturaleza del mundo sensible era completamente

    falsa. Estos crticos subrayan el motivo expresado por la diosa para que ningn parecer humano pueda jams aventajarte.

    Otra opcin es suponer que Parmnides estaba poniendo todo su empeo,con respecto al mundo sensible, y tal vez por motivos prcticos, en ofrecerla exposicin ms coherente del mismo de que era capaz, diciendo en realidad:yo te he comunicado la verdad, de modo que, si yo contino hablando sobreel mundo en el que aparentemente vivimos, t ya sabrs que es irreal y que

    no debe ser tomado en consideracin. Pero, a pesar de todo, es tal y comose nos muestra; por muy engaosos que puedan ser nuestros sentidos, nosotrostenemos, sin embargo, que comer, beber, hablar, evitar poner nuestra manoen el fuego o caer sobre un precipicio, vivir, en resumidas cuentas, como sisu informacin fuera genuina. Seres mortales como somos, tenemos que estarbien avenidos con este espectculo engaoso, y yo puedo ayudarte a comprenderlo mejor que otras personas.

    stos son los problemas ms desconcertantes que presenta Parmnides: la

    naturaleza de la Va de la Opininy la relacin entre ella y la Va de la Verdad.Aun as, la esencia de su notable logro reside, como podra esperarse, en lamisma Va de la Verdad.

    8 No es clara la especificidad de las crticas de pensadores anteriores en Parmnides, con laposible excepcin de Herclito. Los esfuerzos de K. Reich por identificar el de Anaximandro con el no-ser y, asimismo, por hallar una alusin a las doctrinas pitagricas de la reencarnacin en el del fr. 6, 9, no puede decirse que se hayan visto coronadospor el xito. Sobre estas ultimas, vid. H. Schwabl, Anz. / . d. Altertumswiss., 1956, pgs. 146

    y sig. Algunos han querido ver crticas contra Anaximenes en el fr. 4, pero cf. infra, pg. 46.

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    4. P r o e m i o d e l p o e m a 9

    Comparando a Parmnides y Herclito, Cornford escribi (Plato and Parm.,

    pg. 29): Herclito es el profeta de unLogosque podra expresarse exclusivamente en contradicciones aparentes; Parmnides es el profeta de una lgicaque no tolerar apariencia de contradiccin. En esta descripcin, a ambosse les llama profetas. Aplicado a un lgico, el trmino puede sonar a contradictorio, aunque sea cierto que Parmnides coincidiera totalmente con Herclitoen atribuir un valor proftico o apocalptico a su doctrina. Parmnides escribien verso pico, coincidiendo, evidentemente, con Jenfanes en que este mediono deba dejarse a merced de los propaladores de mitos escandalosos. Para

    justificar su reputacin como maestro, el poeta tiene que demostrar que escapaz de escribir la verdad, no fbulas maliciosas. Pero para un griego el donde la poesa no significaba que estuviera escribiendo sin ayuda. Otros poetastenan su Musa. Homero empieza invocando a la suya, y Hesodo cuenta, contodo lujo de detalles, cmo se le presentaron las Musas y le ensearon su canto, cuando apacentaba su rebao junto ai Helicn, en su Beoda natal. Nose trataba de una metfora, sino que reflejaba una creencia genuina en unainspiracin mediante la cual se le concede al poeta mayor intuicin de la verdadque a los dems hombres. Herclito, que escribe en prosa, haba afirmadosolemnemente que estaba expresando una verdad eternamente perdurable. Cuando, en los versos introductorios de su poema, Parmnides anuncia que lo quetiene que decir le ha sido revelado por una diosa, despus de un viaje mgicoa travs de las puertas del Da y de la Noche, est haciendo una afirmacinsimilar, dentro del estilo potico tradicional.

    El proemio, que, en su mayor parte, se lo debemos a Sexto, y no a Simpli

    cio, puede traducirse del modo siguiente10:

    9 Tal vez alguien pueda pensar que la siguiente exposicin del proemio es superficial y quepasa por alto dificultades concretas. Un tratamiento exhaustivo puede hallarse en J. Mansfeld,Offenbarung des Parmenides, cap. 4. Tratarlo aqu con una extensin semejante es imposible,y, en cualquier caso, una lectura de Mansfeld, as como de otros especialistas, me ha heoho dudarde si, en realidad, merece la pena intentar sacarles su jugo a todos los detalles del misteriosoviaje y obligarlos a una coherencia literal. Algunas interpretaciones de Mansfeld son, ciertamente,demasiado especulativas, po r ejMl idea de que , del v. 3, implica que Parmnides ha recibi

    do ya esta revelacin de la diosa y, por ello, se ha quedado atrs en su camino (sobre lo queMansfeld fundamenta muchas cuestiones), o la pretensin de ver una conexin entre ,del v. 12, y el slido muro del universo, en A 37. Su libro es una muestra de trabajo concienzudo e independiente y supone un acopio de los resultados de la investigacin anterior, al que cualquier lector puede recurrir con confianza. Es indispensable para un estudioso serio de Parmnides,especialmente, quiz, por su preocupacin por determinar lo que, en la terminologa posterior,son las formas lgicas del argumento que este filsofo era ya capaz de utilizar. Pero cada unodebe seguir su propio camino. El enfoque aqu es diferente, y no he intentado poner de manifiestotodos los lugares en los que he pensado de forma distinta a Mansfeld.

    10 Fr. 1, Sext., Math. VII, 111. De aqu en adelante, la exposicin adoptar la forma de

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    Las yeguas, que me conducen tan lejos como mi nimo alcance, me llevaban a toda prisa, cuando me trajeron y situaron sobre la muy afamada vadel dios [se., el Sol], que gua al hombre de conocimientos por sobre todaslas ciudades. Por este camino he sido conducido.

    v. 1. . El presente indica hbito: Parmnides es una figura similar a unchamn para el que viajes espirituales semejantes constituyesen una experiencia regular(Morrison, JHS, 1955, pg. 59). Respecto al opt. , cf. II. IV, 263: , etc. (Khner-Gerth, 2 .a Parte, vol. II, pg. 452).

    v. 2. tal vez pueda significar, con bastante probabilidad, algo semejantea sagaz (Jaeger), un calificativo prestado. Frankel (Wege u. Formen, pg. 159, n.4) niega que pueda significar famoso, diciendo que es, ms bien, Kunde, be-deutungsvolles wirksames Wort. Verdenius le sigue en esta opinin (P a r m pg. 12).LSJ cita, por otra parte, a Pindaro, Isthm. VIH, 64: ., como un ejemploen donde . equivale a famoso. Cualquiera de los dos sentidos seraigualmente posible en ambos casos. Vid. tambin Mansfeld, Offenbarung, pg. 229, n. 1.

    v. 3. . As Sexto, y no hay razn para variarlo por con Stein,Wilamowitz y DK. Otros consideran como fem., por referencia a la diosaque es introducida en el v. 22. Algunos especialistas han admitido que Parmnides seve a s mismo como haciendo un viaje, a travs del cielo, en el carro del Sol, comoes suficientemente obvio, por supuesto. Al igual que Faetonte, tena a las hijas del

    Sol como guas y aurigas (vv. 9 y 24), el eje es brillante (v. 7), el punto de partidaes la morada de la Noche (v. 9; vid., esp., Bowra, CP, 1937, pgs. 103 y sig.). Escompletamente extrao que slo unos pocos hayan hecho la identificacin a la queacabamos de aludir. (Sexto, en su parfrasis, aplica el artculo mase, a , aunque no se puede estar seguro de en qu dios estaba pensando.) Como Frankel not,el pronombre relativo poda referirse exactamente igual a que a (op.cit., pg. 160). Ignoro el motivo que indujo a Parmnides a hacer hembras a los corceles (ellos son machos en Pindaro, Ol. VII, 71), pero este requisito no afecta a la

    identificacin. ". Estas palabras han ocasionado muchos problemas y enmiendasinnecesarias. Burnet y Jaeger las tomaron en el sentido de que el camino de Parmnidesllevaba a travs de todas las ciudades, lo que le hizo a Burnet suponer, con ciertoprosasmo, que era una especie de sofista itinerante, y a Jaeger alterar el texto comoincoherente con el v. 27 (vid. Burnet, EGP, pg. 172, n. 1; Jaeger, Paideia, vol. I,pg. 177, n. 1). Pero el poeta es completamente coherente. l est atravesando el cieloen el carro mismo del Sol, y este camino, puesto que atraviesa la totalidad del mundo,le conduce naturalmente por sobre todas las ciudades, mientras que, al mismo tiem

    po, est tan apartado... del sendero de los hombres. La frase es homrica; cf. II.IV, 276: ... , y XIX, 92 y sig.: ... ... . (El texto de las laminillas de Turios,Orph., fr. 47, 3 Kern, citado, a veces, en relacin con esto, es demasiado inseguro paraaducirse como prueba.) Faetonte fue llevado, de un modo semejante, terras peromnes (Lucr., V, 398). '

    una traduccin del poema con comentario. La traduccin est erizada de dificultades y posibilida

    des alternativas. En las notas se considerarn las mismas, as como la eleccin de la traduccindefendida. Las cuestiones ms generales de interpretacin se tratarn en el texto.

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    . El trmino lleva implcitas, seguramente, tonalidades de religinmstica, de lo cual algunos especialistas han sacado mucho partido, pero ser esun privilegio de quien sigue la huella del Sol, que lo sabe todo, porque l (Od. XI, 109; II. Ill, 277).

    Ya que por l las sabias yeguas me llevaban, tirando velozmente del carro,mientras las doncellas mostraban el camino. Y el eje brillante, en sus bujes,haca cantar los cubos, presionado, a cada lado, por los discos giratorios,mientras las hijas del sol, tras abandonar la morada de la Noche, se apresuraban a conducirme hacia la luz, echndose hacia atrs los velos de la cabezacon sus manos.

    v. 4. El significado de no es seguro. La tesis ms reciente es la de

    A. Francotte, en Phronesis, 1958, quien sugiere que significa elocuente. Las yeguas,como los caballos de Aquiles, tienen el don de la palabra. (Cf. infra, pg. 24, n. 12.)Yo he dudado en adoptar esta traduccin, ante la sensacin de que sera un mododemasiado brusco de presentar y abandonar una idea importante. Pero puede ser correcta,

    v. 6. La leccin (Diels) no es absolutamente segura. Vid. DK, ad loe. se traduce, por lo general, el sonido de una flauta (aunque no

    por KR, pg. 266). Pero tiene que tener, seguramente, el mismo significadoque en el v. 19, es decir, el cubo de un (en este caso, el buje de la rueda [?]

    en el que se acopl). Cf. Esqu., Th, 205: , Suppi 181: .v. 7. . Tomado por Burnet, DK y otros en el sentido de candente,por el calor generado por la velocidad ( .). Pero, como Bowra ha hechonotar (CP, 1937, pg. 104), se trata de una traduccin errnea: la palabra significabrillante. Por ello, no posee aqu fuerza predicativa, sino que es un epteto muyapropiado al carro gneo del Sol. se refiere al verbo principal.

    , quiz signifique, como en Homero, torneado, redondeado* sin referencia alguna al movimiento.

    v. 8. . Iterativo. Cf. v. 1 , y Frankel, op. cit., pg. 159. ComoVos subray {vid. tambin Mansfeld, Offenbarung, pgs. 238 y sig.), esta oracin podra significar: Mientras las hijas del Sol, tras abandonar la morada de la Noche,se apresuraban a darme escolta, lo que implicara, necesariamente, la singular ideade que las yeguas hicieran la primera parte del iaje por su cuenta, sin aurigas.

    v. 10. Algunos perciben un sentido simblico en el echarse hacia atrs los velos,y Bowra: un destello revelador de una precipitacin casi indecente, que, seguramente,procede de alguna vieja leyenda. Pero puede tratarse meramente de un vago eco homrico, de los que el proemio est repleto. Nausicaa y sus doncellas juegan a la pelota

    (Od. VI, 100), y la dolorida Hcuba (//. XXII, 406).

    All se encuentran las puertas de los caminos de la Noche y del Da, colocadas entre un dintel y un umbral de piedra. Las mismas, en lo alto del cielo,estn cerradas por grandes hojas, cuyas llaves de doble uso guarda la Justiciavengadora. Las doncellas, hablndole con suaves palabras, la convencieronhbilmente, para que, sin tardanza, retirara de las puertas la barra reforzada.

    Las puertas se abrieron y dejaron al descubierto el amplio espacio entre sus

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    hojas, haciendo, girar alternativamente en sus cubos los ejes recubiertos debronce, provistos de clavos y remaches. Rectamente, a travs de ellas, lasdoncellas condujeron el carro y los caballos por el ancho camino de carros.

    v. 14. , en s, no puede significar sino que las llaves abren y cierranalternativamente las puertas, o que se cruzan, tambin alternativamente, una sobre otra.En el griego pico, eran las barras que cruzaban las hojas de una puerta paracerrarla (por ej., II. XII, 455), o las anillas de las que se poda asir la barra, desdefuera,, con el fin d levantarla (como en Od. XXI, 47). La presente frase difcilmente

    puede dejar de relacionarse, en su sentido, con , de.// XII, 45 y sig.,y el puede ser idntico al movido por Diken el v. 16. podra tenerel significado de tiene a su cargo, al igual que las Horas tienen a su cargo laspuertas del cielo en Homero (II, V, 749).

    Sobre las cerraduras y cerrojos griegos, vid. Diels, Lehrgedicht, pgs! 116 y sigs.;E. Pottier, en Daremberg-Saglio, vol. III, pgs. 603 y sigs., y ms referencias en W.R. Pritchett, Hesperia, 1956, pgs. 179, n., y 234. En la exposicin de Parmnideslos y pueden desempear una funcin diferente, pero parece que, deacuerdo con los recientes testimonios arqueolgicos, hay que suponer que eran los medios de fijar las chapas de bronce a los ejes. Vid. Robinson y Graham, Olynthus, 8(1938), pgs. 253-4; Robinson, ibid., 10 (1940), pg. 295. A pesar de la naturalezatcnica de la descripcin,, yo me siento inclinado a pensar que plantearse ;Ia cuestin

    de por qu se habla de llaves en plural, es algo as como plantearse la pregunta depor qu San Pedro tiene las llaves (en lugar de la llave) del cielo. Vid., sin embargo,Mansfeld, Offenbarung, pg. 240.

    ricos en bronce. Los ejes eran, por lo general, de madera, conla parte inferior calzada con una chapa de bronce (Robinson y Graham, loe. cit.;Pritchett, loe. cit., pg. 235).

    Y la diosa me recibi con benevolencia, tom mi mano derecha entre las

    suyas y se dirigi a m con estas palabras: Joven, que vienes a mi moradaacompaado por inmortales aurigas, con las yeguas que te traen, te doy labienvenida. No es ningn hado funesto el que te ha impulsado a viajar poreste camino tan apartado, en verdad, del sendero de los hombres, sinoel Derecho y la Justicia. Te es conveniente conocer todas las cosas, tantoel corazn imperturbable de la verdad perfectamente redonda, como las opiniones de los mortales, en las que no hay fe verdadera. Pero debers aprendertambin estas cosas, es decir, lo que parece que tuviera que existir con seguridad, que, realmente, es todo.

    v. 28. Que lo haya conducido ante la diosa significa que su viaje era algopermitido o sancionado.

    v. 29. (un ) es la leccin de Simplicio; , lade Proclo, y , la de Sext., Clem. Alej., Plut, y D. L. La ltima fue la leccinque se acept, hasta que Diels reivindic (Lehrgedicht, pgs.55-6). En Phronesis, 1958, pgs. 21 y sigs.,.G. J. Jameson argument en favor de , perocf. Vlastos, en Gnomon, 1959, pg. 194, n. 4.

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    vv. 31-2. Estos versos han ocasionado muchas dificultades y se han interpretadode muchas formas. La traduccin que hemos dado sigue la de Owen, en CQ, 1960,

    pgs. 88 y sig., donde se discute la versin que anteriormente era ms usual. Nestleofrece muchas traducciones en ZN, pg. 733, n. 1.

    v. 32. La idea de Diels de colocar un apstrofo despus de la ltima letra de y suponer una elisin de ai, haciendo de esta palabra el infinitivo de o ,en lugar de , pareci poco convincente y fue rechazada por Kranz. Vid. Kranz,SB Preuss. AK., 1916, pg. 1.170, y ahora las objeciones de Owen, loe. cit., y W.R. Chalmers, en Phronesis, 1960, pg. 7.

    es mantenido por Kranz en DK, pero la leccin est muchomejor atestiguada en el texto de Simplicio, y, al conservarla, he seguido a Owen. Pero,como l mismo dice, ninguna nueva interpretacin importante puede deducirse de ella.

    El rasgo fundamental de la traduccin de Owen es que . noson un comentario de la diosa, sino que resumen el contenido de las opiniones de losmortales, que ella ha prometido referir. Una vez visto esto, las dificultades del perododesaparecen, en su mayor parte. Respecto a la interpretacin de Mansfeld, cf. Offenbarung, pgs. 128, 156 y sigs. l no discute la de Owen, aunque ofrece, por lo dems,un sumario muy completo y til de las posibles traducciones.

    Los rasgos esenciales del proemio son los siguientes. Parmnides es un serprivilegiado entre los dems mortales. Con mejor fortuna que Faetonte, es conducido a travs del cielo en el carro solar, llevando como guas y aurigas alas hijas del Sol. El viaje no se narra paso a paso, sino que los puntos clavese expresan de forma impresionista. Es un viaje de la Noche al Da. Y se encuentran con una formidable barrera, cuya importancia se resalta explicando

    prolijamente los detalles de su construccin, una puerta guardada por la personificacin de la Justicia. Nadie puede pasar sin su permiso, es decir, a menosque su paso est sancionado por el derecho y se d con el consentimiento divino.

    Una vez traspasada la puerta, el camino conduce derecho a la morada deuna diosa annima, pero, tal vez no de un modo inmediato, puesto que Parmnides habla de conducir rectamente por el camino de carros (); masno podemos hablar de distancias, ya que l no gasta tiempo en cuestiones noesenciales, sino que se limita a poner de relieve los puntos crticos del viaje.La diosa le confirma su derecho a estar, all, y le anuncia que le mostrartodas las cosas, tanto la verdad, como las creencias falsas de los mortales.

    Este relato confiere abiertamente a lo que le sigue el carcter de una revela

    cin divina, pero no es fcil determinar la seriedad con que Parmnides creaen ella 11. Los elementos mticos del proemio son, en su mayor parte, tradicionales. Gran parte de la fraseologa la toma en prstamo de Homero y Hesodo 12. La diosa que instruye al poeta se corresponde con la Musa de los escrito

    11 Sobre el carcter del proemio, vid. especialmente Nestle, en ZN, pgs. 726-9; Bowra, CP,1937, pgs. 97-112; Frankel, Wege u. Formen, pgs. 158-73; Diels, Lehrgedicht;Kranz, SB Preuss.

    A k., 1916, pgs. 1158-76.

    12 Comp., por ejemplo, e v. 5 con IL II, 390, Od.VI, 261, XXIV, 225; el v. 15, con Hesodo,

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    res picos, que puede recibir tambin el apelativo de diosa, como en el primer verso de la Ilada: Canta, diosa, la clera... Cuando, al principio delcatlogo de las naves, Homero invoca a las Musas para que le ayuden, aade

    (IL II, 485): ya que sois diosas, y estis presentes y conocis todas las cosas.Las Musas ensearon su canto a Hesodo, cuando apacentaba su rebao juntoal Helicn, y es digno de mencin lo que le dijeron (Theog. 27 y sig.): Sabemos cmo decir muchas cosas falsas con apariencia de verdades, y sabemos

    proclamar la verdad, cuando lo deseamos. Parmnides est bajo ei influjode una vieja tradicin, aunque la adapt a nuevos fines, cuando refiere quela diosa le anunciaba que le enseara la verdad y lo que parece verdad perono lo es. Existen tambin indicios de que estaba familiarizado con los poemas

    rficos 13, pero todos estos ecos se quedan en el plano de lo verbal, y no demuestran sino que Parmnides estaba inmerso en la tradicin de la poesa anterior y contempornea. (Bowra cita imgenes similares en Pndaro, Baqulides,Simnides y otros.) No aparece, por ejemplo, ningn indicio en su doctrinade que compartiera las creencias caractersticas de los rficos. El carcter general del proemio apunta, ms bien, a la (claramente ininterrumpida) vena cha-manstica en el primitivo pensamiento religioso griego, representada por figuras semilegendarias, como Etlides, Aristeas, baris, Epimnides y Hermti-mo. Se deca de Etlides que haba recibido de Hermes el don de que supsych

    pudiera viajar, tanto por el Hades, como ms arriba de la tierra (Fercides,fr. 8 DK). Aristeas llevaba a cabo viajes mgicos a lejanas regiones durantesus largos xtasis y poda aparecer, simultneamente, en varios lugares (Hdt.,IV, 13 y sigs.), y el alma de Hermtimo se haba habituado a dejar su cuerpoacostado y a vagar solitaria en busca del conocimiento (Plinio, N. H. VII,174). Epimnides, mientras su cuerpo dorma, se top con las diosas Verdad

    y Justicia (Epim., fr. 1, DK ad fin.), lo cual acerca mucho su experiencia ala de Parmnides.

    Th. 90, Od. XVI, 286-7, XIX, 5-6; el v. 25, con //. XVIII, 385, y el v. 27, con I I VI, 202,Od. IX, 119. E, A. Havelock argumenta, incluso, en HSCP, 1958, que el viaje de Ulises es elmodelo primario, y que este motivo odiseico se contina en las partes filosficas del poema. Semuestra de acuerdo, naturalmente, en que los caballos y el carro pertenecen a una clase diferentede asociaciones (los del v. 4 son los caballos de Aquiles, sugerencia que hizoDiels por primera vez), pero esto no le parece una excepcin tan importante como a otros. Mansfeld nos seala tambin los paralelos con la Odisea, en Offenbarung, pg. 230.

    13 Especialmente en la alusin a . C .Orph., fr. 158. Diels y otros han citadoal Ps.-Dem., 25, 11 (Orph., fr. 23), como un paralelo que prueba la antigedad del verso rfico.Vid., sobre este punto, Gruppe, Rhaps. Theog., pg. 708; Dieterich, Kl. Schr., pgs. 412 y sig.;Kern, De theogoniis, pg. 52. El posterior rechazo despectivo de los mortales que aparece enel poema, en el fr. 6, 4 y sigs., parece como una reminiscencia de Orph., fr. 233. Tanto en Parmnides, como en el escritor rfico, la queja contra los mortales se dirige principalmente contrasu ignorancia. De aqu que el del v. 3, probablemente guarde ecos de iniciacinreligiosa. (Para ejemplos, vid. Bowra, pg. 109.) Se puede comparar tambin con la luz que seles otorga a los iniciados en los misterios de Eleusis en el mundo futuro y que constituye uno

    de sus principales goces (Aristf., Ranas 455 y sig.).

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    Lo que aqu se describe es algo as como un viaje espiritual ms all dela tierra, con el fin de alcanzar el conocimiento. Diels advirti, hace tiempo,el parecido de un viaje de tal ndole con los de los chamanes de Siberia aotros lugares, y, desde entonces, el incremento del material comparativo noha hecho sino reforzar dicho parecido 14. Ellos pueden, adems, proyectar susalmas en viajes espirituales, a veces a travs del cielo, durante los cuales adquieren un conocimiento sobrehumano.

    Dentro de esta tradicin religiosa y apocalptica ha querido Parmnides situar la implacable lgica que constituye la mdula de su poema. l era naturaldel sur de Italia, donde la religin mstica estaba vigente, y, casi con seguridad,un pitagrico; y se crea que Pitgoras haba sido una reencarnacin de Etli-

    des y Hermtimo (D. L., VIII, 4-5; DK 14, 8). No puede ponerse en dudaque el proemio describe una experiencia genuina. Como mero recurso literario,nada poda ser ms inadecuado al contenido principal del poema, que se hubiera expresado mucho mejor en la prosa lisa y llana de un Anaximenes o unAnaxgoras. Es claro, sin embargo, que Parmnides no era un racionalistade corte jonio, y es extraordinariamente difcil saber, a a inmensa distanciaespiritual desde la que contemplamos sus fragmentos, cunto peso debera reconocrsele en sus escritos al elemento irracional. Al igual que otras figuras

    de la Grecia arcaica, llev a cabo un avance intelectual extraordinario en elmarco de una irracionalidad casi primitiva. En qu medida se haba liberadol de la misma? Bowra hace notar (op. cit., pg. 98) que, mientras sus predecesores haban credo en la realidad del aparato mtico (Epimnides crea, porejemplo, que su conversacin con los dioses en la Cueva Dictea era un hechoincontrovertible), es evidente que Parmnides est alegorizando. Las puertasy los caminos del Da y de la Noche estn tomados de Hesodo y la Odisea15,,

    14 Diels, Lehrgedicht, pgs. 14 y sig., aludiendo a Radloff, A us Sibirien, II, pgs. 3 y sigs.La visin de Parmnides es relacionada tambin con la poesa chamanstica por K. Meuli, en

    Hermes, 1935, pgs. 171 y sig. En Gks. and Irrational, cap. 5, Dodds argumenta en favor delcontacto histrico real, mediante el comercio y la colonizacin, entre los griegos y las culturaschamansticas centradas en Siberia.

    Sobre los viajes chamansticos en general, vid. Norak K. Chadwick, Poetry and Prophecy,cuyo ltimo captulo (The Spiritual Journeys of the Shamans) destaca su universalidad. Ntesetambin que, entre los temas principales, existen viajes a las brillantes alturas celestes, as comoal mundo de los muertos, y que en estas expediciones los hombres necesitan, por lo general,

    de la ayuda de seres sobrenaturales, especialmente de mujeres sobrenaturales. (Cf. las Heliades.)W. Burkert (Weisheit u. Wiss., pg. 130) ofrece tambin, como prueba de esta creencia, el hechode que las prcticas chamansticas parecen haber sido corrientes an en el sur de Italia duranteel siglo vi a. C.. La obra de Eliade sobre Chamanismo (disponible en ingls, desde 1964, enuna edicin inglesa revisada) debera precavernos, sin embargo, contra un uso demasiado libredel trmino referido a las prcticas o creencias griegas. Vid. la seccin sobre las ideologas y tcnicas chamansticas entre los indoeuropeos (pgs. 375 y sigs.).

    15 Hes., Th. 748, habla de que el Da y la Noche se saludan mutuamente, cuando traspasanalternativamente el gran umbral de bronce, al entrar uno y salir la otra, o viceversa. Parm., I,

    11, se basa verbatim en Od. X , 86: .

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    pero, para l, el viaje a travs de las puertas, desde la Noche al Da, representaun progreso desde la ignorancia al conocimiento o verdad, que le aguarda alotro lado. El camino () es una imagen potica muy difundida, pero, paraParmnides, que la mantiene a lo largo de todo el poema, es una forma alegrica del camino de la investigacin. El camino acertado () va en

    pos de la verdad, ir por el camino equivocado es seguir una va impracticable(). De este modo, l se sirvi de ciertas ideas e imgenes que eranfamiliares a su tiempo, pero las emple con una finalidad nueva y, especialmente, restringi su aplicacin a su propia esfera de la bsqueda del conocimiento (ibid., pg. 112).

    A pesar de estar de acuerdo con Bowra en que el uso parmendeo de la

    alegora tuvo que ser consciente y deliberado, no hay que olvidar hasta qupunto, incluso en los pasajes en los que lo hace patente, la base haba sidopreparada en el pasado prefilosfico. La odisea espiritual del chamn habaestado siempre orientada hacia una bsqueda del conocimiento. La ecuacincamino o viaje = bsqueda del conocimiento = exposicin o narracin quetransmite los resultados de esa bsqueda no se debe a l mismo, sino queest ya presente en las prcticas chamansticas, de las que su poema contiene,aunque lejanos, claros ecos 16.

    Esta ascendencia religiosa y la dimensin en que fue una fuerza viva paraParmnides deben ser tenidas muy en cuenta, pero no exageradas. l ponesu filosofa en labios de una diosa, mediante un proemio que contiene elementos tomados de la poesa religiosa anterior y que, en algunos casos, se remontaa un origen chamanstico, pero no debe ser considerado como una persona

    psicolgicamente inestable que haya recibido una incitacin a la vida religiosa 17. Unas pocas citas del artculo de Bowra nos situarn, probablemente,

    tan cerca de la verdad como deseamos. Parmnides no escribe como un merolgico, sino como quien ha tenido una experiencia muy especial, semejantea la de quienes se relacionan estrechamente con los dioses. l consider la

    bsqueda de la verdad como algo semejante a la experiencia de los msticos,y escribi sobre ella con smbolos tomados de la religin, porque sinti quese trataba, en realidad, de una actividad religiosa. Al propio tiempo, l proemio no debe explicarse, exclusivamente, por sus orgenes: Es evidente queParmnides est alegorizando. La alegora puede basarse, evidentemente, en

    algo semejante a una experiencia mstica, pero sta no es, a pesar de todo,una alegora... Parmnides no nos est transmitiendo al pie de la letra la rememoracin de una aventura intelectual, sino revistiendo su bsqueda de la verdad con un ropaje alegrico. Si sus afirmaciones parecen evidenciar ciertaincoherencia, probablemente sea una incoherencia inherente a la propia mente

    16 Como ha mostrado Meuli, op. cit., pgs. 172 y sig.

    17 Que es la definicin que da Dodds de un chamn, Gks. and Irrational, pg. 140.

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    del filsofo, a la tension entre un modelo heredado y an vlido de pensamiento y su propio vigor intelectual revolucionario 18.

    5. Dos v a s d e i n v e s t ig a c i n : u n aVERDADERA, Y OTRA IMPOSIBLE

    (Fr. 2.) Pues bien, ahora yo te dir (y recuerda t mi palabra cuandola hayas escuchado) cules son las nicas vas de investigacin en las que puede pensarse. La primera, que es y que es imposible que no sea, es el caminode la Persuasin (ya que sigue a la Verdad). La otra, que no es y que necesa

    riamente tiene que no ser, sta, te lo aseguro, es una va completamente impracticable, ya que nadie puede conocer lo que no es ello es imposibleni expresarlo.

    (Fr. 3.) Pues lo mismo es lo que puede pensarse y lo que puede ser.

    2, 5. 6 . Kranz (SB Preuss. Ak,,1916, pg. 1.173) postula que significa que se da realmente el hecho de quealgo no es, es decir que existe una no existencia junto a lo que es. Esto piensa quelo prueba 6, 1, que traduce, siguiendo a Diels: Hay que decir y pensar que

    lo que es, es, ya que el Ser existe, pero el No-Ser (das Nichtseiende)no existe. Entendida as, esta primera va falsa implica el devenir y el perecer, el movimiento y el cambio.Es la va del comn de los hombres. La segunda va falsa, mencionada en el fr. 6,es la va de los heraclteos. Merece la pena citar esta interpretacin, pero es improbable.Aparte de la traduccin de 6, 1 (respecto de la cual, vid. el prrafo siguiente), Kranzno traduce en su artculo la segunda parte de 2, 5. Se traduce, sin comentario, enDK (dass n i c h t i s t ist, und dass Nichtsein erforderlich ist), pero, tomada en su totalidad, su traduccin parece forzada y no natural.

    La traduccin del fr. 3 sigue a Zeller y Burnet. El infinitivo conserva su originaria

    fuerza de dativo, y el significado es, literalmente, lo mismo es para ser pensado ypara ser, construccin paralela precisamente a de 2, 2. Esto justifica tambin la traduccin de 6, 1 como: Es necesario que exista aquello de lo que se hablay en lo que se piensa, es decir: Aquello sobre lo qu se puede hablar y pensar tieneque ser [existir]. Vid. Burnet, EGP, pg. 173, n. 2. Sigo pensando que sta es latraduccin ms probable, aunque no sea concluyente el especfico argumento de Burnetde que un infinitivo aislado no podra ser el sujeto de una oracin. (Sobre este punto,vid. Heidel, Proc. Am. Ac., 1913, pg. 720, y Verdenius, Parm., pgs. 34 y sig.) La

    18 Merece la pena citar tambin las palabras de un crtico tan conspicuo como Hermann Frankel. Parmnides nos dice es un filsofo y, en un contexto filosfico, uno se siente inclinadoa suponer que el sujeto habla por s mismo, con independencia del lenguaje, que es, ms bien,accidental: Debido a ello (traduzco), se originan muchos malentendidos elementales, y gran parte

    de lo mejor, ms peculiar y vivo de la doctrina en s se pierde, a menos que pongamos a nuestrasmentes en disposicin de leer la obra como una poema pico de la poca en la que se escribiy de captar, por medio del lenguaje, el fenmeno histrico real (Wege und Formen, pg. 157).Para la poca arcaica, la palabra y el pensamiento, el lenguaje y su contenido son una misma

    cosa, y esto es verdad^ de forma especial, en el caso de Parmnides (ibid., pg. 158).

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    misma no implica (como ocurre en la versin de Hlscher criticada por Mansfeld, Offenbarung, pg. 63) la incongruencia de tomar como pasivo y como activo(si es correcto hablar en estos trminos, dado que no es un verbo transitivo).La traduccin preferida por Mansfeld (Denn Denken und Sein sind dasselbe) viene

    a significar, poco ms o menos, lo mismo. sta, dice, no implica (como podra suponerse) la identidad de Pensamiento y Ser, sino slo que el objeto del pensamiento es,al mismo tiempo, el sujeto del ser (op. cit., pg. 67); o, como expresa en la pg.101, lo que me parece una deduccin lgica ms que dudosa: Das Seiende ist dereinzige Gegenstand des Denkens, das einzig Deknkbare. Deshalb sind Sein und Denkenidentisch. (La cursiva es ma.)

    El sujeto de la forma verbal s no aparece expreso. La mayora de las

    veces se ha pensado en lo que es, de modo que Parmnides estara expresando una tautologa lgica: lo que es, es. As, por ejemplo, lo hacen Diels yCornford. Burnet lo interpret como si fuese lo que nosotros llamamos cuerpoo corporeidad: La afirmacin de que es equivale precisamente a lo siguiente:que el universo es unplnum. Esta conclusin es, como observa Raven conrazn, en el mejor de los casos, prematura. Verdenius sugiri: todo lo queexiste, ia totalidad de las cosas, quiz de un modo tambin algo prematuro 19.Otros han pensado que era errneo buscar algn sujeto. En esta fase inicialde su poema la premisa de Parmnides oxi (es) no tiene, en modo alguno,sujeto definido. En este sentido, Raven y Frankel sugirieron que la formaverbal esParmnides la usa, ante todo, como una especie de impersonal, algoas como llueve, la lluvia tiene lugar. En relacin con esta interpretacin,el profesor Owen ha objetado, de forma pertinente, que debe proponerse algoms definido porque Parmnides llega a demostrar varias caractersticas delsujeto de su . La solucin personal de Owen es que lo que se manifiesta

    que existe es simplemente aquello sobre lo que se puede hablar o pensar, yno se menciona realmente aqu, en el fr. 2, sino en el fr. 6, 1: Aquello sobrelo que se puede hablar y pensar tiene que ser [existir] 20.

    As las cosas, una eleccin seria del sujeto se situara entre lo que es yaquello sobre lo que se puede hablar y pensar; pero no parece totalmenteseria, ya que Parmnides, en cualquier caso, identifica el significado de ambasexpresiones, y, segn el mismo Owen, nadie negar que, conforme el argumento avanza, [lo que es] constituye una descripcin correcta del suje

    19 En una observacin posterior (.M n e m o s 962, pg, 237), ha revisado su opinin en favorde la sugerencia de que el sujeto es , no en el sentido de categora lgica, sino en elde la verdadera naturaleza de las cosas. Y nos invita a que lo comparemos con los frs. 8, 51 y 1, 29.

    20 Vid. su artculo Eleatic Questions, en CQ, 1960. En l pueden hallarse alusiones a otrasopiniones mencionadas en el texto, excepto la de Burnet (EGP, pgs. 178 y sig.). Patin y Calogerosupusieron tambin que cmv no tena ningn sujeto en concreto. El examen ms exhaustivo delas opiniones lo tenemos en Mansfeld, Offenbarung,pgs. 45-55, quien piensa que la lgica propo-sicional que Parmnides est usando hace innecesario buscar un sujeto (pg. 58). Su discusin

    no menciona a Owen.

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    to. Su objecin a adoptarlo como el nico sujeto no expreso es la meramentelgica de que convierte a es en una tautologa y al no es correspondienteen una rotunda contradiccin, mientras que Parmnides, si bien no desde el

    principio, piensa que es necesario argumentar en favor de es y en contra de

    no es.Al decir que algo es,Parmnides estaba pensando, indudablemente, en aque

    llo sobre lo que se puede hablar y pensar, puesto que identifica explcitamentea ambos. sta es, por lo tanto, una descripcin correcta del sujeto, como loes tambin lo que es. Sin embargo, no les parece totalmente acertada a especialistas como Cornford, quien supone que en el fr. 2 se dice simplementelo que es, es, argumentando que ellos o bien no se dan cuenta de que una

    tautologa no admite pruebas, o bien acusan a Parmnides de no ver este sencillo punto.La historia del pensamiento griego hasta su poca hace perfectamente posi

    ble una visin diferente, ya que el carcter polmico del poema es indudable.Luego argumenta, con precisin devastadora, que, una vez que se ha dichoque algo es, se tiene vetado decir quefue o ser, atribuirle un origen o disolucin en el tiempo, algn movimiento o cualquier alteracin. Y esto era precisamente lo que haban hecho los milesios. Ellos supusieron que el mundo no

    haba existido siempre en su estado csmico presente. Lo derivaban de unasustancia que afirmaban que haba cambiado o se haba actualizado de diferentes formas convirtindose en ms caliente o ms fra, ms seca o ms hmeda, ms rara o ms densa para dar origen al cosmos existente. (Cf. Parmnides, 8, 40-1.) Por supuesto que si se les hubiera dicho: No es verdad quelo que es, es?, tendran que haber asentido inmediatamente. Al refutar susargumentos, no est tantoprobando la tautologa, cuanto mostrando que los

    pensadores precedentes, al igual que el comn de la humanidad, no la habanformulado nunca de forma explcita y, de este modo, haban obviado sus implicaciones. Quizs sea la primera vez, pero ciertamente no la ltima, que un filsofo ha considerado necesario partir de una tautologa por las mismas razones 21.

    En el largo extracto conocido como fr. 8, empieza diciendo Es (o, basndonos en la interpretacin de Diels, afirmando la tautologa: lo que es, es),y contina estableciendo y demostrando, a lo largo de esta va, no la afirmacin de que es, sino ciertos signos o seales (), es decir, ciertos

    atributos que, sea lo que sea es, tiene que poseer. Tiene que ser eterno, indivisible, inmvil, etc., aunque, hasta ahora, se haya venido diciendo, irreflexivamente, que lo que es puede llegar a ser, dividirse, moverse y perecer. Todavaaqu, en el fr. 2, parece demasiado decir que se dan pruebas o argumentosen favor de es. Se afirma y se dice que es verdad. Para completar, Parmnides menciona luego su contraria (aunque, como Owen y otros estn de acuer

    21 Las trivialidades y los tpicos merecen una afirmacin enftica, cuando, como sucede confrecuencia en filosofa, se los niega, olvida o pasa por alto, explcita o implcitamente (J. R.

    Bambrough, Proc. Arist. Soc., 1960-1, pg. 215).

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    do, no se sugiere que alguien tome alguna vez esta va) y la rechaza, brevemente, como inconcebible o impracticable. En ste y en ei fr. 8, considerados con

    juntamente, dice, en realidad, a sus semejantes: Lo que es, es. T puedesllamar a esto una tautologa, y yo tambin, pero no creer que ves con suficienteclaridad a dnde lleva el reconocerlo. Si t das a es su fuerza plena y propia,te ser imposible decir que lo que es sufre cualquier proceso de llegar a sero perecer, cualquier cambio o movimiento.

    A fuer de reiterativos, no se trata de una negacin de la afirmacin deque lo que es, segn Parmnides, es aquello de lo que se puede hablar y enlo que se puede pensar: l mismo lo dice as. Pero la razn de que nadie considere necesario argumentaren favor de una tautologa no excluye la posibilidad

    de que, si se hubiera expresado el sujeto en 2, 3, sera el siguiente: Lo quees, es, y no puede no ser. Por otra parte, en el mismo siglo, Gorgias pensque era posible argumentar en favor de una contradiccin lgica: l probque lo que es no es ( ). Si esto pudo hacerse, seguramenteque en la misma fase del pensamiento, o un poco antes, tambin pudo parecer

    posible y necesario hacerlo en pro de la tautologa 22.El significado de esto se pondr de manifiesto en el fr. 8. Entretanto, Par

    mnides, rechaza la afirmacin No es como imposible. Para l, es suficiente

    justificacin de la imposibilidad de la misma el decir que el sujeto de semejanteafirmacin sera, de todo punto, inconcebible, ya que lo que no es nadie puedeconocerlo ni expresarlo. Difcilmente cabra esperar que tuviera en consideracin las frivolidades de la sofstica de finales del siglo v. Los sofistas se valieron de las formas de la lgica eleata para hacer que todo conocimiento pareciera absurdo, como hizo Gorgias en su defensa de la tesis No es. Parodiandoel ttulo Sobre la naturaleza o lo existente, que se les daba, por lo general,

    a las obras de los filsofos de la naturaleza, escribi un tratado Sobre el No-Ser o Sobre la Naturaleza, en el que presentaba tres tesis: a) nada existe; b)si hubiera existido, no podramos tener conocimiento de ello; c) si alguien loconociera, no podra comunicar su conocimiento.

    El fr. 3 suele traducirse como ya lo hicimos supra: Pues lo mismo es loque puede pensarse y lo que puede ser. De un modo semejante, el 6, 1: Aquellosobre lo que se puede hablar y pensar tiene que ser (i.e., existir) 23. Es difcilhallar cualquier otra equivalencia en espaol, si bien se pone de relieve, cuando

    menos, la inadecuacin de la traduccin y la verdad de que el -lenguaje y elpensamiento son inseparables. Tal y como se traduce, la afirmacin parece,simplemente, errnea. Es obvio que es posible hablar y pensar en objetos querealmente no existen, como los unicornios, los centauros, y presentar un reyde Francia querido por algn filsofo del siglo xvm.

    22 Gorg., fr. 3; DK, II, 280, 11 y sigs. Vid. tambin Reinhardt, Parm., pg. 36.23 Con respecto a la versin de Mansfeld, vid. su comentario sobre la traduccin. l niega

    la opinin admitida de que el fr. 3 sigue inmediatamente al fr. 2, y sugiere (pg. 82) un versoconjetural que, de haber existido entre ellos, favorecera la lgica por l. sostenida.

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    32 Historia de la filosofa griega, II

    Es verdad que, en este punto, la filosofa ha avanzado, pero para el historiador la cuestin no se zanja diciendo que Parmnides estaba equivocado.Su equivocacin abre paso a una comprensin de las concepciones ms biendiferentes de los procesos mentales y del lenguaje mantenidas por los griegos

    antiguos 24. El verbo que se traduce por pensar (noen) no poda sugerir,en su poca, ni con anterioridad a ella, la idea o imagen de algo no existente,ya que connotaba, ante todo, un acto de reconocimiento inmediato. En Homero tiene un significado muy similar al de ver; en cualquier circunstancia, serelaciona directamente con el sentido de la visin, como enIL XV, 422: Cuando Hctor vio con sus ojos ( ) que su primo caa en el

    polvo. Para mayor precisin, se usa cuando, a travs de la vision de un objetoconcreto, un personaje percibe, de repente, el significado pleno de una situacin. Afrodita se le apareci a Helena disfrazada como una anciana: slo cuando Helena se percat del disfraz y se dio cuenta de que estaba tratando conuna diosa, se emplea el verbo noen (II. III, 396). En este sentido, puede significar la sustitucin de una impresin falsa por una verdadera, sin considerarlocomo un proceso de razonamiento, sino como una iluminacin sbita, un vercon la mente 25. Del mismo modo, puede significar la visualizacin de cosasdistantes en el tiempo o en el espacio. (Cf. Parm., 4, 1.) La facultad de hacer

    esto (noso nos)puede paralizarse o dejar de funcionar, debido a una fuerzafsica o a una emocin fuerte; pero nunca en Homero, y slo en muy raroscasos en la restante literatura conservada anterior a Parmnides, puede ser ob

    jeto de engao 26.

    24 K. von Fritz ha destacado el hecho de que un estudio de la historia de los trminos filosficos y cientficos griegos ofrece una oportunidad nica para llevar a cabo una investigacin delas conexiones entre pensamiento filosfico y prefilosfico, y ello, debido a que los griegos desarrollaron su terminologa filosfica dentro enteramente de los lmites de su propio lenguaje, sin

    tomarlo de fuentes ajenas como nosotros mismos. Sus trminos son, por consiguiente, o palabrastomadas directamente del lenguaje comn o adaptaciones de tales palabras (CP, 1943, pg. 79).

    25 Ms ejemplos y anlisis de y en Homero, pueden verse en von Fritz, CP, 1943,pgs. 79-83. Lo que aqu se dice les debe mucho a su excelente articulo y a los que le siguieronsobre el uso de dichas palabras en la filosofa presocrtica, en CP, 1945, pgs. 223-42, y 1946,pgs. 12-34. (Cf. vol. I, pgs. 401-402, n. 47.) Su conclusion sobre Homero es que todos lossignificados que aparecen en l pueden derivarse de un concepto original y fundamental, quepuede definirse como la verificacin de una situacin. La relacin con la vista la expres a la.perfeccin Sainte-Beuve, en sus Cahiers:Homre dit noeo--je vois, je conois. Voir et concevoir,

    cest la mme chose, ce nest plus la sensation, cest dj la pense, la perception [Homero dicenoeo .yo veo, yo concibo. Ver y concebir son lo mismo, ya no es la sensacin, sino el pensamiento, la percepcin],

    26 Von Fritz (CP, 1945, pg. 226) halla tres pasajes en Hesodo en los que el no esmeramente entorpecido, sino engaado. Son Theog. 537; Erga 323, 373. Pero Theog, 537 es unaalusin a la famosa historia de Prometeo y Zeus. Prometeo dividi las porciones, vov pensando en engaar el de Zeus, pero, en realidad, como todo el mundosabe, no se enga al de Zeus. En Erga 323, es e el que engaa al . Estepasaje tiene un sentido muy cercano al de los pasajes homricos en los que el , segn palabras

    de von Fritz, se muestra entorpecido o embotado por la emocin. La nica indicacin clara de

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    Este peculiar statusdel nos se realza mediante la creencia de que se tratade algo distinto de las dems facultades, sin depender, como ellas, de rganoscorpreos, y sobrehumano. Un personaje de la Helena de Eurpides (1014 y

    sigs.) dice: El nous del muerto no est realmente vivo, sin embargo conservauna inteligencia inmortal (o facultad de conocimiento, ), cuando se hasumergido en el inmortal aithr. De un modo ms directo, leemos en otroverso del mismo poeta (fr. 1018): El nos en cada uno de nosotros es undios. Cuando el pensamiento raciona! haba progresado mucho ms que enla poca de Parmnides, el mismo Aristteles, con toda su madurez intelectualy su agudo anlisis de las facultades y actividades mentales, se sinti movidoa conceder infalibilidad al nos y a establecer una distincin tajante entre su

    actividad y el proceso del razonamiento discursivo. En iosAnalticos posterioresescribe: De los estados cognoscitivos por los que captamos la verdad, unosson infaliblemente verdaderos, otros admiten error la opinin, por ejemplo,y el clculo, mientras que el conocimiento cientfico y el nos son siempreverdaderos. Conserva, incluso, su statusmisterioso y ambigo como lo nico que nos viene de fuera y es divino, y, aunque Aristteles desdea las doctrinas religiosas de la inmortalidad y la reencarnacin, admite que lapsyche

    puede sobrevivir, quiz, a la disolucin del hombre vivo pero no en su

    totalidad, sino el nos 27. Su funcin propia es captar la verdad universalde forma inmediata e intuitiva, como en el salto inductivo, y garantizar, deeste modo, las premisas o principios primarios sobre los que se basa el argumento deductivo.

    Era, pues, una creencia general entre los griegos que las facultades humanasdel conocimiento incluan una facultad de aprehensin inmediata de la naturaleza verdadera de un objeto o situacin, comparable, pero con mayor profun

    didad, a la aprehensin inmediata de cualidades superficiales por los sentidos.En la filosofa griega genuina... el nos no es nunca la mera siccum lumen,la luz clara y fra que, a veces, nosotros acostumbramos a llamar razn 28.

    que ese engao pueda tener lugar la hallamos en Erga 373, que nos advierte que no permitamosque una mujer lasciva engae nuestro . Estos tres pasajes ejemplifican, sin embargo, cmola transicin de un embotado a un engaado es muy fcil (von Fritz, CP, 1945,

    pg. 226).27 An. post. 100b5, trad, de Oxford; Gen. an. 736b27; Metaph. 1070a25. En el ltimo pasaje

    (texto de Oxford, 1957), Jaeger es el nico de los editores que atetiza las palabras clave comopostea addita ut videtur. No da ninguna razn para ello, pero en el caso de que algn lectorcomparta la sospecha, puede remitirse, en cambio, a De an. 413b25, en donde Aristteles diceque el parece que es un gnero diferente de alma (psych) y que solamente l puede darseseparado, como lo eterno de lo perecedero. No hay necesidad de aducir la oscura doctrina dela divisin del en activo y pasivo, en De an. 406a5, pero tambin en este tratado se nosdice que una especie, por lo menos, de es distinta y eterna (430a23).

    28 James Adam, Cambridge Praelections,pg. 33. Los filsofos que contrastan la inadecuacinde la comprensin humana en comparacin con la divina no usan los trminos , en

    este contexto. Cf. Herclito, frs. 78, 79, 83; Alcmen, fr. 1; Jenfanes, fr. 34; vol. I, pgs. 317,

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    34 Historia de la filosofa griega, II

    Dicha facultad es a la que Parmnides se refiere cuando dice que, cualquiercosa que ella aprehenda, tiene que existir.

    Resta, pues, an la imposibilidad de hablar de lo que no es o de mencionar

    lo. Esto, en modo alguno, era una opinin absurda para el pionero griegoms antiguo del pensamiento lgico. Al final del fr. 2, el verbo es phrdsein,que, aunque a menudo se traduce por decir o contar, significaba, en lalengua pica que est usando Parmnides, y frecuentemente despus, expresar,mostrar o indicar. En 6, 1, usa lgein, la palabra ordinaria para decir, hablar de, o significar (fr. vouloir dire). Hay indicios, sin embargo, de queesta palabra tena tambin una historia (relacionada, quiz, con la identificacin mgica de nombre y objeto), que le haca difcil a un griego ver cmo

    se poda hablar lgicamente de lo que no era. No decir nada, no significabaen griego estar callado: era la expresin regular que se usaba como equivalentede decir tonteras, de hablar de lo que no se corresponda con la realidad.La dificultad del problema planteado aqu por la lgica intransigente y elemental de Parmnides puede juzgarse por el hecho de que Platn, mucho despus,tuvo que dedicar un considerable grado de atencin a resolverlo, como se demuestra en las siguientes palabras:

    Parece seguirse necesariamente que hablar de lo que no es algo, es tantocomo no hablar de nada en absoluto. Tenemos que llegar, en ese caso, hastael extremo de no aceptar que una persona est diciendo algo, aunque puedaestar diciendo tonteras? Debemos negar que ni siquiera est diciendo algocuando se pone a expresar los sonidos una cosa que no es? 29.

    Todos los pensadores anteriores haban tomado el mundo fsico como algodado y se haban mostrado interesados por las cuestiones de su origen, por

    el tipo de materia bsica que deba subyacer a su variada apariencia, y porel proceso mecnico mediante el cual se haba originado. Parmnides rehusaceptar ste o cualquier otro dato. Como un Descartes a la antigua, l mismose preguntaba por aquello, si es que exista algo, en lo que fuera imposibleno creer, y la respuesta para l fue est, existe algo. Si aceptamos la convincente

    374-375 y 389. Lo que ms se aproxima es cuando Jenfanes dice que dios no es como el hombre,en . El mismo Parmnides, en su desprecio por el comn de los mortales, es el primero

    en hablar de su vov (6, 6). Que alguien debi de hacerlo alguna vez, era inevitable;pero la expresin tena que despedir un cierto arom a de paradoja u oxmoro, como del 7, 4.

    29 Soph. 237e, trad. Cornford, quien comenta (PTK, pg. 205): Es difcil traducir el razonamiento del texto, porque la expresin se usa con dos sentidos: 1) para hablar de algoa lo que se refieren las palabras de alguien, y 2) para expresar un significado o decir algo consignificado, en cuanto opuesto a no decir nada o decir tonteras ( ). Pero la ambigedad no vicia el razonamiento.

    En relacin con los restos en el pensamiento de Parmnides de la creencia popular universal

    que identificaba objeto y nombre, cf. Diels, Lehrgedicht, pg. 85.

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    interpretacin de Owen del fr. 2, ni siquiera era sta la premisa ltima. Algo

    as como en Descartes fue cogito, pues la primera deduccin no fue cogito,ergo sum, sino cogito, ergo est quod cogito.

    6 . La v a v e r d a d e r a y l a f a l s a

    (Fr. 6.) Aquello sobre lo que se puede hablar y pensar tiene que ser [existir], ya que le es posible ser, pero es imposible que la nada sea. Te ordenoque consideres esto, ya que sta es la primera va [falsa] de investigacin dela que

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    6, 4. . Cf. vol. I, pg. 375.6, 5. . Sobre la forma ( = ), vid. Diels, Lehrgedicht, pg. 72.6, 5 y sigs. Cf. Orph., fr. 233, Kern ( .). De una forma

    ms general, Diels (op. cit., pg. 68) lo compara con Hes., Th. 26; Epimnides, fr.1, y los profetas hebreos, puede que tuviera una relevancia especial para Parmnides: ellos no pueden hacer la entre ser y no ser (fr. 8, 15; vid. Mansfeld,Offenbarung, pg. 87).

    6, 8. Para y no , cf. 8, 40.6, 9. podra ser mase.: el camino de todos ellos (se. de los mortales) vuelve

    sobre s mismo. Vid. KR, pg. 272, n. 1. Owen, en CQ, 1960, pg. 91, evidentementelo considera as.

    7, 1. . Esto nunca ser probado, Burnet; nec unquam hoc cogatur, esse,

    etc., Stein. (Una inusitada construccin en latn, pero cf. Cic., Epp. ad Brut. II, 7,4.) Cuando Platn cita este verso (Soph. 237a), los mss. presentan o .En Arist., Metaph. 1089a4, difieren. En Simplicio, que cita el verso en tres lugares, parece mejor atestiguado. (Vid.Ross, sobre Arist., loe. cit.)Probablementees correcto, pero no puede aducirse ningn empleo paralelo de . W. Borgeaud(Mus. Helv., 1955, pg. 277) ha sugerido que Parmnides escribi , y que ... es una tmesis.

    Ambos fragmentos, que debemos a fuentes diferentes, constituyen, quiz,un pasaje sin solucin de continuidad dentro del poema. En los tres primerosversos el pensamiento se condensa de forma un tanto molesta. Parmnides estargumentando en ellos, al parecer, sobre que el objeto del lenguaje y del pensamiento tiene que existir, porqueprima facie puede existir; por ello, no puedeser nada, puesto que la nada no puede existir; pero, si es algo, existe.Al introducir luego, como prueba de la existencia del objeto del lenguaje ydel pensamiento, la afirmacin de que la nada no puede existir, la diosa-

    aprovecha la oportunidad para indicar que estava (que ha de sobreentendersead sensum como la va de pensamiento de que la nadapuede existir) esla primera que debe rechazarse. Se la menciona en el fr. 2 como la segundade dos vas concebibles, y rechazada seguidamente como imposible de seguir.

    De un modo ostensible, sin embargo, la diosa menciona inmediatamentedespus, una tercera va, que, como la,segunda, debe rechazarse. Y es queno se afirma expresamente en el fr. 2 que las dos vas all mencionadas agotenlas posibilidades de vas en las que nicamente puede pensarse, como hizonotar Conford (CQ, 1933, pg. 99), quien llegaba a la conclusin de que ladiosa pretenda anunciar all tres vas, circunstancia que quedara oculta tanslo por la naturaleza fragmentaria del texto. Ahora bien, el fr. 2 producela impresin un tanto fundada de que las dos vas incluyen a otras, y quiz

    pueda admitirse que Parmnides hablara de una dualidad inicial, sin daarpor ello la estructura lgica del poema. La tercera va no es, a pesar detodo, independiente de las otras dos, sino una fusin ilegtima de ambas. Par

    mnides es, entre los mortales, el nico para quien no existe, adems, una

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    tercera posibilidad distinta de es y de no es. La condena de los mortalesen el fr. 6 se apoya en su creencia de que ser y no ser son lo mismo y nolo mismo. La afirmacin rechazada en ei fr. 7 de que las cosas que no sonsean es slo una repeticin de esto: La Va del No-ser no existe, sino lacreencia mortal recin mencionada, es decir, que lo que no es puede ser mediante devenir o cambio (Cornford, loe. cit., pg. 100, n. 3), Lo correcto de estainterpretacin lo evidencian los versos siguientes, con su referencia a los ojos,a los odos y a la lengua; e, incluso, la creencia de que es posible que lanada exista (la primera va falsa, contra la que se previene en el fr. 6) difcilmente podra distinguirse como una va completamente aparte de la descritacon las palabras que las cosas que no son sean.

    No obstante, existen, de hecho, tres vas, una verdadera y dos falsas: )la creencia en Es, es decir, en que algo existe y que la palabra esdebe aplicrsele con toda su fuerza; 2) la negacin de Es, o asercin de que existela nada; 3) la confusin accidental entre es y no es. De la segunda vano volvemos a or nada ms, puesto que nadie se ha sentido tentado de seguirla. La tercera va incorpora las opiniones de los mortales, mencionadas en elprlogo como incapaces de ofrecer una fe verdadera. Se dice que se originadel hbito y del uso de los sentidos, e incluye la creencia en que las cosas

    que no son sean y en que ser y no ser son lo mismo y no lo mismo 30.No precisa de argumentacin el que los hombres estn persuadidos que ser

    y no ser no son lo mismo: nadie en su sano juicio lo podra negar. Pero,dice Parmnides, ellos piensan tambin que las cosas que no son sean yque ser y no ser son lo mismo. Cuando contina deduciendo las consecuencias de la afirmacin lo que es, es, resulta claro que, a condenar la precedente actitud, pretende negar la creencia en cualquier tipo de cambio, movi

    miento, devenir o perecer de lo que es, creencia que se desprende naturalmentedel uso de los odos, los ojos y dems rganos sensoriales. Su refutacin lgicavendr en el fr. 8.

    Constituye una cuestin mucho ms debatida histricamente si su crticaapunta, en parte o exclusivamente, a Herclito. No existen pruebas externasque puedan ayudarnos: slo podemos decir que es posible, pero no seguro,que Parmnides hay