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    419Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol.16 No. 2 - Agosto de 2013. 419-448

    Slow media. Comunicación, cambiosocial y sostenibilidad en la era deltorrente mediático

    Alejandro Barranquero-Carretero1

    Recibido: 2013-02-20 Aprobado por pares: 2013-05-18Envío a pares: 2013-02-24 Aceptado: 2013-05-27

    Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigoBarranquero-Carretero, A. Agosto de 2013. Slow media. Comunicación, cambio social ysostenibilidad en la era del torrente mediático. Palabra Clave 16 (2), 419-448.

    ResumenDesde una críica al culo a la velocidad en el moderno sisema capialisa,el movimieno slow insise en la raíz emporal de la crisis sisémica plane-aria. Ese arículo orece una primera aproximación al origen y undamen-os de los slow media , que abogan por un abordaje en clave lena, reflexiva ysosenible de la comunicación humana, mediada y digial.

    Palabras clave

    Comunicación y desarrollo, ecnología de la inormación, ecnología de la co-municación, desarrollo sosenible, ecología. (Fuene: Tesauro de la Unesco).

    1 Proesor e invesigador de la Universidad Carlos III de Madrid, España. [email protected]

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    Slow Media. Communication, SocialChange and Sustainability in the Era ofMedia Streaming

    AbstractTrough a criique o he cul o speed in he modern capialis sysem, heslow movemen insiss on he emporal roos o he global sysemic crisis.Tis aricle offers an iniial approximaion o he origin and basis o heslow media, which advocae or an unhurried, houghul and susainableapproach o human, mediaed and digial communicaion.

    Key wordsCommunicaion and developmen, inormaion echnology, communi-caion echnology, susainable developmen, ecology (Source: UNESCOTesaurus).

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    Slow media. Comunicação, mudançasocial e sustentabilidade na era datorrente midiática

    Resumo A parir de uma críica ao culo à velocidade no moderno sisema capialis-a, o movimeno slow insise na raiz emporal da crise sisemáica planeária.Ese arigo oerece uma primeira aproximação à origem e aos undamenosdos slow media, que se uilizam de uma abordagem lena, reflexiva e sus-enável da comunicação humana, mediada e digial.

    Palavras-chaveComunicação e desenvolvimeno, ecnologia da inormação, ecnologiacomunicação, desenvolvimeno susenável, ecologia. (Fone: esauro daUnesco).

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     En la medición del iempo, los hombres conaron números… pero al final solo los números conaron

     Lewis Mumord

    Comunicación, velocidad y turbocapitalismo Vivimos en la era del ‘orrene mediáico’ (Gilin, 2005), una nueva con-figuración hisórica en la que las ecnologías de la inormación han pro- vocado una aceleración sin precedenes de la percepción del iempo, conproundas consecuencias sobre los procesos de producción y consumo, laorganización del rabajo, o el propio pensamieno y los esilos de vida.2 Las

    ecnologías no son meros insrumenos que amplían las capacidades y aci- vidades humanas, sino “uerzas poderosas que acúan para cambiar la ormade esa acividad y su significado” (Winner, 2004, p. 105). Desde una pers-peciva hisórica amplia, el legado de Marshall McLuhan (2009) adquie-re plena legiimidad cuando comprobamos que el ser humano es capaz deproducir máquinas que lo rascienden, se auonomizan e incluso llegan aransormarlo (Carr, 2011, p. 165).3 

    En ese senido, Inerne y oras herramienas digiales como la ele-onía móvil o las ableas han supueso el úlimo eslabón en la búsquedaancesral de medios que permian superar las barreras espacioemporales.Esa carrera se inensificó en la Revolución indusrial con la invención dela máquina de vapor, el elégrao o el errocarril, y alcanzó su céni a fina-les de siglo XX, con unas IC insiuidas como “próesis irrenunciable decualquier acividad social” (Rodríguez y Sánchez, 2004, p. 13).

    Pero si la abolición progresiva de esas barreras supuso una impor-ane conquisa del ser humano, en la acualidad comenzamos a pagar unprecio muy alo por someernos al rimo veriginoso de la écnica. La rapi-dez no es en sí misma negaiva. El problema esriba en el ‘culo a la veloci-

    2 El presene arículo se enmarca denro de las líneas de invesigación del Proyeco I+D, iulado “El discurso hegemó-nico de los media sobre el ‘cambio climáico’ (riesgo, inceridumbre y conflico) y prueba experimenal con discursosalernaivos enre jóvenes” (Re. CSO2010-16936COMU), dirigido por José Luis Piñuel en el marco del Grupo deInvesigación Mediación Dialécica de la Comunicación Social (MDCS) de la Universidad Compluense de Madrid.

    3 Hacemos reerencia al debae enre las posiciones ‘insrumenalisas’, que minimizan el poder de las ecnologías, y las

    ‘deerminisas’, que señalan que la écnica puede llegar a converirse en una uerza auónoma ajena al conrol humano.El ecno-deerminismo suele ganar credibilidad con la disancia hisórica, pese a que el insrumenalismo es la opiniónmás exendida sobre la ecnología, al vez porque preeriríamos ver confirmadas sus esis (Carr, 2011, pp. 64-66).

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    dad’, al que nos impele la culura moderna y capialisa (Honoré, 2012, p.13); o, en oras palabras, el mandao de ”abolir oda pérdida de iempo” yde “ganar iempo” como hipoéica uene de eficiencia, beneficio y progre-

    so, de orma que ”la indolencia se oma por pereza” (Rahbi, 2013, p. 18):“odo hay que hacerlo deprisa: pensar deprisa, innovar deprisa, comuni-car deprisa” (Camps, 2003, p. 31).

    En ese conexo, se comienza a percibir que los iempos más corose irreflexivos de las ecnologías producen una ‘racura’ en los rimos más‘densos»’ de la nauraleza, el ser humano o la socialidad (Riechman, 2004).Hoy más que nunca la nauraleza esá siendo exploada por encima de su

    capacidad de regeneración. La políica ha devenido ‘cronopolíica’ (Viri-lio, 1988), pese a que el gobierno de la  polis requiere de una deliberaciónmediada y a largo plazo. Incluso la propia vida humana, en conexos la- borales y de ocio que predisponen a una flexibilidad y celeridad exremas,sucumbe a nuevas enermedades neuronales como la ansiedad y el esrés,el défici de aención con hiperacividad o el síndrome de desgase ocupa-cional (Han, 2012, p. 11).

    Pero el esado de crisis sisémica en el que anda sumido el planeasupone una oporunidad hisórica para aricular esraegias de cambio, enespecial desde aquellas filosoías y experiencias que se alejan de la racio-nalidad ecno-cienífica moderna y su creencia ciega en el progreso, el in-dividualismo o la expansión ilimiada sobre la nauraleza. Muchos de losavances hacia la consrucción de un ‘paradigma-oro’ (Escobar, 2013) yase esán produciendo. Y en ese senido resulan cenrales los abordajes deipo complejo, biocénrico y holísico,4 que conciben al ser humano desdelos ‘límies’ de un planea que hoy más que nunca se muesra vulnerable yfinio rene a su desmesura o hybris (Riechmann, 2012).

     Junto a alternativas como la economía ecológica, las teorías del de-crecimiento, la crítica decolonial y posdesarrollista, o los saberes indíge-nas tradicionales –por ejemplo, buen vivir/vivir bien–,5 la censura de las

    4 Los enoques holísicos de la complejidad criican la hiperragmenación e insosenibilidad a la que apuna la ari-

    ficial escisión moderna y posiivisa enre ciencias o disciplinas ‘blandas’, sociales y humanidades, y ‘duras’, ísicas ynaurales, así como el dominio general de esas úlimas.

    5 Descrios con más dealle en rabajos aneriores: Barranquero, 2012a, 2013.

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    cosmovisiones del binomio ‘modernidad/colonialidad’ y su extensióneconómica en forma de capitalismo global (Escobar, 2003) pasa por unareconstrucción del tiempo en las formaciones económicas, políticas o so-

    cioculturales (De Sousa Santos, 2006). En este contexto, el movimientolento o slow movement  es uno de los escasos ‘programas de investigació-n’6 que contemplan la dimensión temporal de la crisis de civilizacionese intentan edificar propuestas en torno al “derecho a establecer nuestrospropios tiempos” (Honoré, 2012, p. 23). Nacido en 1986 en el ámbitode la soberanía alimentaria (slow food), desde la década de 2000 el mo-

     vimiento se ha extendido progresivamente a campos tan diversos como

    el urbanismo, la salud, el turismo, la pedagogía, la ciencia, el diseño o elarte. Su influencia también ha comenzado a sentirse en el campo de lacomunicación,7 a partir de lo que desde finales de la pasada década co-mienza a conocerse como slow media o slow communication. Si bien losavances han sido por el momento parciales, es previsible que continúeel diálogo entre la comunicación y el slow a fin de construir nuevas es-trategias para la alfabetización mediática (Moeller, Powers y Roberts,

    2012; Serrano-Puche, 2012) y, sobre todo, como un llamado a una pro-ducción y un consumo tecnológicos más reflexivos, sostenibles y, en de-finitiva, humanos.

    Las líneas que siguen suponen un primer acercamiento al origen ylos fundamentos de la slow communication , a partir de una revisión de la

     bibliografía pionera en la materia. Se plantea, en primer lugar, una brevegenealogía de las dimensiones tiempo y velocidad en la historia de Occi-

    dene, con especial énasis en su papel en el origen de la modernidad y el sis-ema capialisa. En segundo lugar, se describen las principales dimensiones y valores del movimieno slow , para examinar, en úlimo érmino, algunaslíneas significaivas de diálogo para emprender un abordaje slow de la co-municación humana y la mediación ecnológica.

    6 Planeamos la expresión en el senido de Imre Lakaos (1978), para señalar que el movimieno maniene cieraunidad en cuano a sus premisas de parida, concepos y abordajes.

    7 Si bien la reflexión acerca del iempo ue un objeo imporane para la denominada Escuela de orono –Harold D.Innis, Marshall McLuhan– y su herencia en la ecología de los medios –Neil Posman, Elizabeh Eisensein–, o enposmodernos ciados en el arículo, como Jean Baudrillard.

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    La crisis ecosocial desde su dimensión temporalEl iempo es un objeo de invesigación complejo, por cuano para la ísica y las disciplinas naurales8 supone un hecho ísico, maerial y mensurablemienras que para las ciencias humanas y sociales es, sobre odo, un cons-ruco social más diícil de medir y cuanificar.

    En ese úlimo erreno, a lo largo de la hisoria se han sucedido diver-sos inenos para definir el iempo, sobre odo en el ámbio de la filosoía  ysus verienes más especulaivas: cosmología, onología y episemología(Aguirre, 2012, p. 106). Desde el ámbito de la antropología o la sociolo-gía (Szompka, 1995), se insise en que el iempo es una consrucción cul-ural que esrucura las relaciones enre los individuos y su enorno social y naural. De ahí que cada culura iende a percibirlo de disina manera yordena sus comporamienos de acuerdo a ella. Sin embargo, y pese a queel iempo es una caegoría básica para la comprensión de la hisoria, el pre-sene y el uuro, en palabras de David Harvey (1998, p. 225), aún no hemossido capaces de abordarlo de manera sisemáica y coninuada y, en su lu-gar, hemos endido a pensarlo “desde el senido común o la auo-evidencia”.

     Ya en el ámbio esrico de la reflexión comunicacional, la filosoía rara vez ha pensado en la comunicación humana como un enómeno naural osimbólico –y, en cualquier caso, nunca ísico– y, en su lugar, ha endido acircunscribirla en el ámbio de la reórica o del lenguaje, descuidando conello oda reerencia al iempo (Aguirre, 2012, p. 104). ampoco las propiasciencias de la comunicación han siuado esa dimensión enre sus priorida-des invesigaivas, hasa el puno de que podríamos afirmar que coninúasiendo uno de los vacíos o ‘agujeros negros’ (blindspos) de las eorías de lacomunicación, si bien su análisis resula una dimensión inexcusable paracomprender el acual ecosisema comunicaivo y su progresiva endenciaa la abolición de odo ipo de barreras espacioemporales.9 

    8 Para esas, el iempo suele ser concebido como una magniud ísica que permie evaluar la separación y duraciónque media enre los disinos aconecimienos, mienras que la velocidad señala la disancia recorrida por un objeomedida en unidad de iempo. ambién conviene acercarse a los dierenes enoques que se manejan en la mecánicacuánica y la eoría de la relaividad, con su inegración ‘einseiniana’ de iempo y espacio, muy influyene en lasciencias sociales conemporáneas (Harvey, 1998). De una manera arificial, las siguienes líneas separan iempo yespacio, con el objeo clarificar el rol de lo emporal como una de las marices hisóricas de la crisis ecológica y social

    que vive el planea en la acualidad y a parir de una revisión, por limiaciones de espacio, en exceso sumaria. Landes(2010) o Harvey (1998) suponen un acceso más deallado a esas cuesiones.

    9 Pararaseamos libremene la meáora del clásico de Dallas Smyhe (1977).

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    Haciendo balance hisórico, durane la mayor pare de la civilizaciónhumana los pueblos han experimenado el iempo como si uese un flu- jo coninuo y cíclico, concebido a parir de los propios rimos de la nau-

    raleza, las esaciones y los movimienos del sol y la luna.10 En palabras delhisoriador Jacques Le Goff, hasa la Edad Media la vida “ranscurría domi-nada por los ciclos de la agriculura, indierene a la exaciud, despreocupa-da por la producividad” (en: Carr, 2011, p. 59).11 Así, durane un periodomuy exenso, el ser humano sobrevivió sin la necesidad de medir el iempocon precisión ni de ragmenarlo en pedazos para ordenar las areas diarias.

    odo eso comenzó a cambiar en la Baja Edad Media, con la inven-ción y poserior generalización del reloj mecánico a parir del siglo XV, que vino acompañada de una esandarización de los sisemas de medición em-poral con la inroducción de los minuos y segundos. Es enonces cuandoemerge una percepción del iempo como una magniud absraca, con exis-encia propia, y disociada de los ciclos naurales,12 y se insaura “la creenciaen un mundo independiene, que obedece a secuencias emporales mae-máicamene mensurables” (Mumord, 2006, p. 15).

    Esa nueva visión de exaciud y medida emporal ue uno de los ac-ores desencadenanes de la confianza en la razón del Renacimieno (siglo XVI), la Revolución cienífica (XVII) o la Ilusración (XVIII), que asocia-ron progresivamene velocidad a razón, eficacia y progreso (Harvey, 1998,pp. 266-267)13; o la idea de que el ser humano es capaz de evolucionar ili-miadamene a expensas de la nauraleza, a parir de una gesión cuanifi-cada y veloz de sus recursos inelecuales.

    Con el surgimieno de la Revolución indusrial en el siglo XIX, lasorganizaciones capialisas aceleraron su carrera veriginosa por conseguir

    10 No quiere decir que la medición del iempo no se uviese en cuena, sino que sus principales insrumenos de me-dida hicieron hincapié en los disinos esadios naurales: noche y día, esaciones, posición de los asros, ec. Buenejemplo de ello lo consiuyen los relojes de arena o de sol desarrollados por diversas culuras a lo largo del planea.

    11 ambién durane la Anigüedad grecorromana se consideraba que el iempo era cíclico e inagoable, pueso que losciclos cósmicos de creación y desrucción se prolongaban ad infinium. Esa concepción comienza a ransiar haciala linealidad con la cosmovisión judeocrisiana (Riechmann, 2004).

    12 Los primeros en demandar una medición más precisa del iempo ueron los monjes crisianos, que consruyeron

    relojes mecánicos para regular los horarios de la oración.13 Al igual que el reloj mecánico, la invención del mapa consiuyó una herramiena cenral para el ordenamieno y el

    conrol del espacio, ambién con un impaco proundo en el Renacimieno y la Ilusración (Harvey, 1998).

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     y ampliar mercados. Ser renable devino sinónimo de inverir el menor di-nero posible en el iempo del rabajo, a la vez que ser compeiivo o acuarmás rápido que el rival, por lo que plusvalía y beneficio comenzaron a ser

    esablecidos con reerencia al iempo (Adam, 1995, p. 101). De hecho, ensus Grundrisse (1980), Karl Marx llegó a adverir de la “aniquilación del es-pacio por el iempo”, y de su mercanilización como moor del capialismo y la dominación burguesa.

    El capialismo se aceleró aún más con el surgimieno del modelo deproducción aylorisa y ordisa a finales de siglo XIX y principios del XX,

    que supuso una reorganización del rabajo –y con ello de la economía y lapropia vida–, en orno a cadenas de producción organizadas según el dic-ado del cronómero, en las que el obrero perdía cualquier ipo de conrolsobre el objeo producido y el iempo de ejecución dedicado. La velocidadenró enonces “al servicio de la obsesión producivisa, la del hombre-me-dida someido a desenrenadas cadencias” (Matelar, 2002, p. 48).

     A parir de la segunda miad del siglo XX, análisis como los de Mi-

    chel Foucaul pusieron el oco en las relaciones de ‘saber/poder’ deriva-das del conrol del iempo y el movimieno en ‘espacios disciplinarios’como hospiales, prisiones, ábricas o escuelas, o en el propio ‘panópico’como meáora de una ‘sociedad disciplinaria’, en la que el poder se reuer-za emporalmene a parir de res procedimienos básicos: “esablecer ri-mos, obligar a ocupaciones deerminadas y regular los ciclos de repeición”(Foucaul, 2000, p. 153).

    Desde finales de la década de los seena, las ransormaciones socioe-conómicas y ecnológicas impulsaron una nueva reconversión del sisemacapialisa hacia un modelo de producción posordisa, marcado por unainnovación ecnológica permanene, la inegración global de los mercados y una especialización flexible del rabajo en unción de areas específicas,en claro conrase con la esrucura de monaje lineal y cronomerada delordismo. En la ‘era del acceso’ (Rifin, 2000), enómenos como la moda o la

    importancia creciente de las industrias culturales y creativas basadas enla producción de ipo ‘inmaerial’ esán acenuando aún más, si cabe, la en-

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    dencia a la ‘comprensión espacioemporal’ que, según David Harvey (1998,p. 267), caraceriza al capialismo moderno, o, en sus palabras, “una acele-ración en el rimo de la vida, con al superación de barreras espaciales que

    el mundo a veces parece que se desploma sobre nosoros”.

     A un diagnósico similar llega la obra del ensayisa rancés Paul Viri-lio (1988), quien adviere que la velocidad no es siempre racional ni con-duce al progreso. Al conrario, la ‘compresión’ –o incluso ‘desaparición’– deiempo y espacio esán esrechamene ligadas a la idea de ‘caásroe’. Esoes ácil de comprobar en cualquier ecnología ruo del ‘progreso’ humano:la invención del ren conlleva su anverso, el descarrilamieno; la anasía delianic apuna a su hundimieno. Es por eso que el pensador hace suyaslas palabras de Hannah Arend (“el progreso y la caásroe son el anverso y el reverso de una misma medalla”), e invia a la consrucción de una nue- va ciencia, la ‘dromología’, que permia dar cuena del impaco del iempo y la velocidad en odos los órdenes de la vida: “La dromología es un pro- blema de rimo, de variedad de rimos, de cronodiversidad (…). Consiseen planear el problema de la diversidad de rimos. Porque nuesras socie-

    dades han erminado por volverse arrímicas, o más bien, no conocen másque un único rimo, el de la aceleración coninua” (Virilio, 2012, p. 31).

    Denro de la posmodernidad, obras como las de Jean Baudrillard(1991, 2008) o más recienemene las de Byung-Chul Han (2012) advier-en que esamos ransiando desde la ‘sociedad disciplinaria de la prohibi-ción’ de Foucaul hacia una nueva ‘sociedad del rendimieno’, caracerizadapor el verbo poder, la posiividad14 y nuevas écnicas de adminisración del

    iempo y la aención, como el muliasking  o la conecividad permanene alas denominadas nuevas ecnologías. Sin embargo, “la pura agiación no ge-nera nada nuevo. Reproduce y acelera lo ya exisene (…). Sin relajación sepierde el ‘don de la escucha’ y la ‘comunidad que escucha’ desaparece (…)pueso que el ‘don de la escucha’ se basa juso en la capacidad de una pro-unda y conemplaiva aención, a la cual el ego hiperacivo ya no iene ac-ceso” (Han, 2012, pp. 35-36).

    14 De hecho, esa sociedad se caraceriza por el verbo modal posiivo ‘poder’ y su plural afirmaivo y colecivo ‘Yes, we can’”: “La sociedad disciplinaria odavía la rige el no. Su negaividad genera locos y criminales. La sociedad derendimieno, por el conrario, produce depresivos y racasados” (Han, 2012, pp. 26-27).

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    En ese escenario, las IC y su poencial para la inormación ubicuae insanánea se han converido en recurso para la producción de valor yel reuerzo de finanzas y mercados globales basados en el flujo ‘inmaerial’.

    La celeridad del iempo hisórico a la que hoy abocan el ‘urbocapialismo’ y sus punales ecnológicos esá provocando una auénica reorganizaciónde la conciencia humana y de los modos radicionales de consrucción desaber y poder. La velocidad de las redes y las nuevas plaaormas ecnoló-gicas no es siempre aliada de la generación de conocimieno verdadero. Alconrario, suele ender a la configuración de una conciencia ragmenaria,coroplacisa, irreflexiva y ahisórica, pueso que “suminisrar inormaciónen más de un ormao simuláneamene no siempre le cobra un ribuo alenendimieno” (Carr, 2011, p. 162). De ahí que la ‘sociedad del conoci-mieno’ a la que apunan muchos análisis aún dise mucho de ser realidad,pueso que el conocimieno no es sinónimo de acceso ilimiado o mayorcirculación de inormación, sino de inerpreación, comprensión críica eincluso recreación de esa inormación denro de un conexo espacial, em-poral y culural deerminados.

    Del guepardo al caracol. Una aproximaciónal movimiento slowEl movimieno slow es a la vez una filosoía de vida, un nuevo proyeco so-ciopolíico e incluso un nuevo ‘programa de invesigación’ dada su capaci-dad heurísica para inerprear los reos del presene y la crisis ecosocial ala que nos ha conducido el proyeco de la modernidad y su confianza ‘irra-cional’ en la capacidad de la razón para inervenir en la nauraleza en aras

    de un progreso ilimiado, desde la idea de que el ser humano, por su capa-cidad de simbolizar, esá “exeno de consricciones ecológicas” a dieren-cia de oras especies (Caton y Dunlap, 1978).

    El movimieno slow nació en Roma en 1986 a raíz de una revuelaciudadana para renar la aperura de un resaurane de comida rápida deMcDonald´s en la Plaza de España. Insigado por el críico gasronómicoCarlo Perini, el esallido proponía una deensa de “odo lo que McDonald´s

    no defiende” (Honoré, 2012, pp. 56-57), es decir, la valoración de produc-os auóconos y de calidad rene al dominio de la comida rápida, la críica

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    a la exploación inensiva de la ierra con fines comerciales o el carácer so-cial y sensorial del propio aco de comer como un riual para el encuenrohumano y la consrucción de idenidad y diversidad culural. En la acua-

    lidad, el movimieno slow ood se agrupa en orno a una asociación sin áni-mo de lucro presene en más de 50 países que supera los 100 000 socios.15 

    Inspirado en ese movimieno, en 1999 iniciaron su andadura las de-nominadas ciudades lenas (slowcitá) , que alienan a mejorar la calidad de vida y la sosenibilidad ambienal de los enornos urbanos rene a la homo-geneización, el urbanismo desconrolado y el rimo acelerado de las grandes

    merópolis. El movimieno inegra ciudades de pequeño y mediano ama-ño, de no más de 50 000 habianes, que promueven, enre oros valores, larecuperación de espacios naurales, hisóricos y de socialización como par-ques, monumenos y plazas públicas, la proección de mercados y produc-os locales y de redes públicas y sosenibles de ranspore.16

    Con el paso de los años las iniciaivas slow se han exendido a ámbi-os muy diversos. En el erreno laboral, por ejemplo, disinos colecivospromueven una reducción o ralenización de la jornada de rabajo a fin deliberar iempo para el ocio o incluso mejorar el rendimieno. En el errenoeducaivo, la ‘educación lena’ o slow schooling  (Domenech, 2009) apues-a por enornos pedagógicos más cooperaivos, creaivos y críicos, renea la esandarización de los programas educaivos de core insiucional yormal.17 Por su lado, la ciencia lena (slow science) conmina a respear loslargos plazos que deben caracerizar a la prácica cienífica, a la vez que pro-

    pone un diálogo más esrecho enre las ciencias humanas y sociales y las bioísicas o naurales.

    Conecados con esos planeamienos, desde finales de siglo XX asisi-mos a una muliplicación de filosoías y proyecos que apuesan por desace-

    15 Al iempo, Perini undó la primera asociación gasronómicaslow en la ciudad ialiana de Bra, germen del movimien-o de la slow ood (htp://www.slowood.com), del que ambién exisen oras asociaciones. Un buen acercamieno alos principios de la culura lena son los libros precursores de Honoré (2012 y 2013).

    16 El lisado de ciudades lenas se amplía e inspecciona anualmene. En la acualidad comprende un oal de 161 ciuda-des en 25 países del mundo, según el úlimo recueno de julio de 2012: www.citaslow.org.

    17 De ahí que la slow school enronque con los planeamienos educaivos clásicos de los méodos Monessori o Waldor.

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    lerar (downshiing ) (Drake, 2000; Salzman, 1991) o ender hacia una vidamás simple (simple living ) (Elgin, 1981). Pese a sus maices, odos compar-en un ideario de exisencia más modeso, pausado y al servicio de la rea-

    lización personal, el encuenro con el oro y el equilibrio ecológico, renea valores capialisas como maerialismo, consumismo o compeiividad.

    Conrario a lo pueda pensarse, el movimieno slow no propugna di-recamene la leniud, sino el “derecho” a “conrolar los rimos de la vida”,de manera que podamos ser “auónomos” para decidir “qué celeridad con- viene en un deerminado conexo”, más allá de la lógica de la eficiencia

    emporal (Honoré, 2012, p. 23). Lo slow es, en ese senido, una filosoíade la mesura y ‘iempo juso’, que aliena a saborear las experiencias de la vida y reconecarnos con nuesro enorno, al iempo que reducimos el im-paco ambienal de nuesras acciones. El ideario slow se complea con unconjuno de valores inerrelacionados, enre los que podríamos desacar:

    La apuesa por la ‘auoconención’ y la asunción de que la nauralezaiene ‘límies’, por lo que es necesario evaluar las auénicas ‘necesidades’

    para ‘vivir mejor con menos’, más allá de la lógica mercanil de la esimula-ción inconrolada del deseo (Sempere, 2009).

    La promoción de lo cualiaivo rene a lo cuaniaivo, es decir, elmundo de las cualidades, las singularidades, las relaciones o las redes, ren-e al cálculo y lo moneario como único crierio para la comprensión y va-loración de la realidad, y, con eso, el desarrollo de vínculos cooperaivos y

    solidarios rene al individualismo compeiivo de la modernidad.

    El esímulo de lo auócono y la diversidad bioculural, rene a losparones únicos y ‘occidenalizanes’ del neoliberalismo y la globalización.

    De acuerdo a eso, sería el caracol, y no la gacela o el halcón, el ani-mal que mejor represena la filosoía del movimieno. El caracol avan-za leno pero se mueve y con su paso inspira al reencuenro con lo que en

     verdad resula significaivo: comparir con oras personas, enconrar elequilibrio en el rabajo y el consumo, o imiar los rimos de la nauraleza

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    (‘biomímesis’)18 para que ésa deje de suponer un ‘riesgo’ a la coninuidadde la propia exisencia.

    Comunicación y mediación tecnológicadesde la cultura slowResula complejo definir la aún embrionaria comunicación lena por cuanohasa la echa supone más bien un proyeco en curso, con dierenes ren-es de rabajo y reflexión, a la vez que un conjuno de precursores (Illich,1983),19 cuya genealogía queda pendiene de elaborar. Sus orígenes máspróximos se pueden rasrear en un conjuno de iniciaivas de periodisas, blogueros y ciberacivisas que, desde finales de 2000, comienzan a rasla-dar el debae de la culura lena a los medios y encuenran ciera resonan-cia en el ciberespacio a parir de dos manifiesos: No so as: A manieso orslow communicaion , del periodisa esadounidense John Freeman (2009a), y Te slow media manieso (2010), de los blogueros alemanes Sabria David, Jörg Blumrit y Benedik Köhler.

    En el campo académico, los avances han sido hasa el momeno ími-dos y parciales. En el campo esrico de los slow media , sobresale el raba- jo pionero del propio John Freeman (2009b) y los escrios de la proesoraesadounidense Jennier Rauch (2011), quien rasrea el origen del érmi-no y propone algunas pisas para pensar el problema, ambién en un blogen el que hace recueno de algunas iniciaivas (htp://slowmedia.ypepad.com).20 Ora ineresane línea de rabajo es la que se aricula en orno al con-cepo de ‘desconexión’ (Carr, 2011; Moeller, Powers y Robers, 2012; Sie-

    18 El principio de la ‘biomímesis’ impele a los seres humanos a inserarse e imiar la lógica de los ecosisemas, parien-do de la hipóesis de que ésos radicionalmene han sabido enconrar las mejores soluciones a las necesidades delos seres vivos, evolucionando hacia esadios cada vez más complejos y diversos. Enre las esraegias ‘biomiméicas’desacan la reducción del consumo energéico y de maerias, o la resiución a la nauraleza de lo que aquella nos hadado (CIP-Ecosocial, 2011, pp. 140-144).

    19  Además de McLuhan o los rabajos en el ámbio de la posmodernidad y la ecología de la comunicación anes seña-lados, que conemplaron el ema del iempo, queda pendiene una sisemaización de precursores del slow como IvanIllich (1978), poco explorado en el campo comunicacional. En su apuesa por la auoconención y la proección de los bienes comunes, Illich advería ya en los empranos 80 que los “ordenadores esán provocando en la comunicación loque los cercos hacen con los pasos y los coches con las calles” o, lo que es lo mismo, la privaización y cierre (enclosure)de recursos comunales, un hecho que, en su opinión, “inaugura un nuevo orden ecológico”, a la vez que “un cambio

    radical de las aciudes sociales con respeco al medio ambiene” (1983, pp. 1-2). La raducción es nuesra.20 El arículo se enmarca denro un monográfico seminal dedicado a los slow media en la revisa ransormaions , 20, en

    el que ambién paricipan oros auores: www.ransormaionsjournal.org.

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     berg, 2011; urkle, 2011), rene a lo que Serrano-Puche (2013) o Powers(2013) denominan el ‘maximalismo digial’ o la miificación de la coneci- vidad permanene a ravés de múliples areacos y panallas.

    En lengua española, ambién se han dado algunos avances de coreeórico (Barranquero, 2012b; Serrano-Puche, 2012, 2013; Sierra, 2012; Vic-oria, Gómez inoco y Arjona, 2012) y, en mucha menor medida, de sise-maización de experiencias (Abad, 2012). odos ellos advieren acerca dela insosenibilidad de los acuales rimos de producción y consumo ecno-lógicos y de enómenos recienes como el muliasking  , la conexión perma-nene o la sobrecarga inormaiva (inormaion overload).

    Las disinas iniciaivas apunan a un conjuno de valores comuni-caivos y ecnológicos slow , que, aunque relacionados, sineizamos y rag-menamos arificialmene para una mejor comprensión:

    Desaceleración y desconexiónUna de las bases undamenales de la slow communicaion es el cuesiona-

    mieno de la ‘opulencia comunicacional’ (Moles, en: Rosique, 2013, p. 329),o el parón de producción/consumo ‘orrencial’, irreflexivo y casi auóma-a de inormación al que hoy aboca la economía inmaerial posindusrial y su desarrollismo ecnológico. En ese senido, el movimieno apuesa porrecuperar el iempo humano rene al iempo mediado y acelerado de lasecnologías inormacionales, un viraje que aciliaría la reconciliación conlas experiencias del iempo subjeivo, social y naural.

    Pensar en la ineracción enre el movimieno slow y la comunicaciónpasa por un cuesionamieno de odas aquellas expresiones, sopores, géne-ros, ormaos, valores y prácicas proesionales que, de alguna manera, es-án abocados a una brevedad y ragmenación exremas y que conducen ala simplificación, desconexualización y ragmenación de la realidad, mu-cho más compleja, dinámica y muliorme. En esa línea podríamos ciarcomo ejemplos el uso inconrolado de redes de microblogging  como Twier,

    el abuso de cieros ormaos audiovisuales en los que exise una inflación dela orma y el rimo por encima de conenido –ráileres, videoclips o spos

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    publiciarios– o de ormaos escrios como los diarios grauios, en los queprima la lógica del iular y el diseño por encima de la reflexión en proun-didad. Podríamos incluso añadir una censura a la lógica de la novedad, lo

    inmediao o lo desacosumbrado como principales ‘valor-noicia’,21 y a prác-icas laborales que apunan a la consrucción de un periodisa odoerrenosomeido a violenos rimos laborales. A odos esos cabe sumar enóme-nos anes reseñados como la ‘hiperconexión’ o el ideal de esar siempre lo-calizables y la ansiedad que genera su incumplimieno (Moeller, Powers yRobers, 2012; Winocur, 2009); o el muliasking  o empleo simuláneo de varios disposiivos –por ejemplo, rabajar maneniendo el correo elecró-

    nico abiero– y su correlao en orma de déficis de aención, esrés e ino-peraividad (Freeman, 2009b).

    Frene a eso, la slow communicaion apuesa por órmulas inoecno-lógicas más densas, reflexivas y adecuadas a nuesras capacidades cogniivaspara percibir, comprender o recrear conocimieno: esraegias de alabei-zación para un uso más sosegado, críico y reflexivo de ecnologías y me-dios; la desconexión emporal como aco de purificación y reencuenro

    con uno mismo, la comunidad y el enorno,22 o la recuperación de ecno-logías en desuso que implican una idea de producción y consumo leno: elcorreo posal, el disco de vinilo o, en su expresión más elaborada, el libro.23 

     Ya en el ámbio concreo del periodismo, en la acualidad esamosasisiendo a un emerger, o incluso un renacimieno, de proyecos basadosen la revialización de ormaos y géneros hisóricos que invian a un con-

    sumo pausado como la crónica, el reporaje en proundidad, el ensayo, larevisa ilusrada o el ooperiodismo, muchos de ellos online. En el ámbi-

    21 En esa línea, cabe incluso hacer una críica a la noicia o la pieza audiovisual inormaiva como ormaos reduccio-nisas, en comparación, por ejemplo, con el reporaje, pueso que, además de simplificar y ragmenar la realidad,ienden a reducirla a sus componenes más dramáicos y especaculares.

    22 Una buena meáora de eso úlimo la consiuiría la fiesa y riual del shabba  judío, que, desde el aardecer del vier-nes hasa la noche del sábado, prohíbe cualquier labor que implique un dominio del ser humano sobre la nauraleza–como encender o apagar aparaos elécricos, siempre que la acividad no sea imprescindible para la vida, comorespirar o comer–, aciliando de esa manera la reconciliación con el enorno más cercano. Una iniciaiva que ilusraese ideal de desconexión emporal es la llevada a cabo por el colecivo de ciberacivisas canadiense Adbusers ysu cia anual para la Campaña de Desinoxicación Digial: www.adbusers.org. ambién resula ineresane el esudio

    comparado Te World Unplugged , descrio en Moeller, Powers y Robers, 2012.23 Esa esis puede resular conroverida y conradicoria con el ideario sosenible del movimieno, pueso que en el caso

    del libro, por ejemplo, cabría comparar el impaco ambienal del e-reader  en relación con el libro radicional en papel.

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    o español, dan buena cuena de eso iniciaivas recienes como La Marea ,Yorokobu , FroneraD , Vía 52 , Diagonal , La Direca , Periodismo Humano , ElCosurero , Libero , Alernaivas Económicas , ec.24 

    Autocontención y sostenibilidadRelacionado con lo anerior, los slow media ponen en enredicho el sisemade alsas necesidades y deseos al que nos conducen el consumo de masas ysus principales insancias socializadoras –la publicidad comercial, las indus-rias culurales y los medios masivos de inormación–, así como la esraegiacapialisa de la ‘obsolescencia programada’ o echa de deunción predefi-

    nida de los producos ecnológicos. Esas prácicas conducen a daños eco-sociales ligados al ‘exracivismo’, la hiperproducción basada en producosóxicos y de diícil reciclaje y la acumulación de desechos ecnológicos.25 

    No sólo cabe hablar de residuos ísicos, sino ambién simbólicos, alos que Francisco Sierra (2012, pp. 30-33) califica de ‘excrecencia’, o “ago-amieno y consumo de recursos excesivos para la posibilidad de supervi- vencia del planea y de la especie humana”. Nos reerimos a enómenos que

    parecen acenuarse en la ‘sociedad del desperdicio’ (offler, 1970, en Har- vey, 1998, p. 316), como la ‘inoxicación’ o sobrecarga inormaiva y el rui-do digial y la desinormación de él derivada. De odos ellos advirieronde orma precursora auores como Baeson y Baeson (2000), Baudrillard(2008), Lovink (2004) y Roszak (2005).

    En ese escenario, el concepo de sosenibilidad esá relacionado con

    el reconocimieno de que exise un problema de ‘escalas’ enre la ‘desmesu-ra’ del capialismo y los recursos de un planea que se muesra finio y explo-ado por encima de sus posibilidades de regeneración (Riechmann, 2012),un problema que es conocido por los cieníficos naurales, pero que no re-sula an prominene para las ciencias sociales (Young, 1994).

    24 Ese lisado es, por supueso, incompleo. Además de la revialización del ormao de la crónica en Lainoamérica,oras iniciaivas ineresanes en el ámbio rancés o anglosajón son:  Monocle y Delayed Graificaion (Reino Unido),Revue21 , Fricoe (Francia) o Good (EE.UU.).

    25 Buen ejemplo de eso es el colán, imprescindible para la buena pare de los disposiivos elecrónicos y de elecomu-nicación del planea –móviles, MP3, poráiles–, que esá provocando perjuicios sociales y ecológicos irreversibles,especialmene en conexos depauperados como el Congo.

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    Las ácicas de ‘auoconención’ o de oma de conciencia de las au-énicas ‘necesidades’ fisiológicas y psicosociales del ser humano pasan porllevar al erreno la idea de que “no es pobre el que menos iene sino el que

    mucho desea” (Séneca), que en el ámbio culural apunan al ideal esoi-co de que es “indudable que si posees la prudencia esás en condicionesde ormare una opinión” (Séneca, en: Berlanga, 2013, p. 105). Enre lasprácicas que pueden conducir a un consumo prudene, deliberado, críi-co y responsable de medios y ecnologías podríamos ciar: la alabeizaciónen comunicación y educación ambienal, el reciclaje ecnológico y la do-nación o vena de producos que aún uncionen, la socialización del con-

    sumo rene a los usos individualizados, y el omeno de la comunicacióninerpersonal rene al abuso de la mediada y ecnológica.

    Por ora pare, si enemos en cuena que consumo y producción son doscaras de la misma moneda, los slow media invian asimismo a reconsiderar la‘maerialidad’ de las ecnologías y la comunicación, o, en oras palabras, el ca-rácer no renovable o de diícil regeneración de cieros recursos naurales quese desinan a la producción ecnológica, así como la gesión de sus residuos

    a rimos y canidades que la nauraleza no puede asimilar. Como advierenMaxwell y Miller (2012), las nuevas compañías inormáicas, elemáicas omediáicas se presenan como inocenes ‘indusrias creaivas’ de produccióninmaerial, y oculan así los peligros para la salud y el medioambiene quederivan de la abricación de sus disposiivos. Desde esa perspeciva, cabríareorzar un conjuno de prácicas como: el uso de maeriales ecnológicospoco o nada conaminanes; la imposición de ecoasas, mulas y fiscaliza-

    ción verde para malas prácicas ecnoambienales; corresponsabilizar a losproducores ecnológicos del reciclaje de sus producos; la penalización dela obsolescencia programada y de cieras ormas de publicidad verde,26 ec.

    Calidad y creatividadLos slow media criican el culo moderno del ‘raio’, el crecimieno y la can-idad como único crierio para la oma de decisiones acerca del ser humano y su enorno. En la acualidad asisimos a una regeneración sin precedenes

    26 Eso úlimo orma pare del programa del decrecimieno, que, en algunos casos, apuesa por una supresión de odoipo de publicidad comercial engañosa y endene al hiperconsumismo (Laouche, 2012).

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    de discursos ecnodeerminisas o ‘ciberopimisas’, que equiparan el acce-so a una mayor canidad de inormación con la consrucción de socieda-des del conocimieno más inormadas, críicas, libres y ‘desarrolladas’, al y

    como previenen expresiones como ‘Inerne-cenrismo’ (Morozov, 2012),‘sublime digial’ (Mosco, 2004) o ‘ecno-imaginarios’ (Cabrera, 2006). Lapresión cuanificadora del ‘capialismo cogniivo’ nos conduce a una ca-rrera imparable por producir y consumir más ecnologías –móviles, cáma-ras digiales, poráiles, ableas–, muliplicar las plaaormas audiovisuales ya exisenes –D, cable– o implemenar nuevos y cada vez más sofisi-cados producos y sopores online: cibermedios, blogs, redes sociales, ec.

    Pero hasa el momeno no exise un esudio solvene que garanice que larevolución ecnológica esé conribuyendo a mejorar la comunicación demanera inegral o a que las poblaciones sean capaces de aender, asimilar oransormar su exenso acerbo de daos en conocimienos úiles para vivir bien en armonía con el enorno.

    La slow communication nos induce a recuperar la calidad ecnológicae inormacional rene al imperio de las canidades, los flujos inormaivos

    desconrolados y el acceso y conexión ilimiados. Comunicar slow significaadenrarse en el mundo de los maices, las singularidades, las redes, lo na-rraivo y lo eséico y, en esencia, aposar por modelos culurales en los queprime la calidad, la creaividad y la volunad de pereccionamieno. En eseconexo, las prácicas de resisencia pasan por elaborar producos ecno-lógicos y comunicaivos singulares y originales, y no esandarizados, des-de ideales como el compromiso con la verdad, la pluralidad o el respeo al

    medioambiene como horizone úlimo de la comunicación y la vida humana.

    Proximidad y socialidadDe acuerdo con la filosoía slow , la comunicación lena criica la homogeneiza-ción culural hacia la que avanza el capialismo globalizado, así como la gene-ración de producos comunicaivos normaivizados que, en úlimo érmino,reinciden en la dominación culural de unos pueblos con recursos maeria-les y simbólicos sobre aquellos privados de ésos. La slow communicaion 

    consiuye asimismo una apuesa por las prácicas ecnológicas, mediáicas y comunicaivas de proximidad, adapadas a las singularidades de los con-

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    exos locales y las disinas coyunuras hisóricas; en oras palabras, por lasecnologías y medios de cercanía, auóconos, elaborados por y para la ciu-dadanía –por ejemplo, medios ciudadanos y comuniarios, redes y soware 

    libre y auogesionado, recuperación del ‘procomún’ culural, promoción depublicidad social, ec.–, de acuerdo a las sabidurías y modos de vida locali-zados. En ese escenario, si el germen del movimieno, la slow ood , conmi-naba a la promoción de comida auócona y de calidad, rene a la ‘obesidadinformacional’ (Whitworth, 2009), los slow media apremian a esablecer‘dieas inormacionales’ ( Johnson, 2012), a las que, a modo meaórico, po-dríamos caracerizar como auóconas y locales, ricas en proeínas y via-

    minas –conenidos de calidad–, que puedan ser saboreadas por odos lossenidos: visual, audiivo, ácil…

    Frene a la promoción del narcisismo a la que aboca el capialismo(Lipovesky, 1987) y las redes sociales (Redbiliy, 2013), los slow media promueven esraegias de producción y consumo orienadas al encuenrocon nuesro enorno más cercano –amilia, parejas, amigos– y nuesras re-des de afinidad y socialidad. De hecho, dierenes invesigaciones siguen

    comprobando que el parámero más significaivo para medir la elicidad yel buen vivir del ser humano es el alcance y la proundidad de las redes í-sicas inerpersonales.

    Conclusiones y alternativasEl programa de los slow media , o, lo que es lo mismo, pensar en los posiblescruces enre el movimieno slow y la comunicación social, resula una uen-

    e de ineresanes posibilidades episemológicas, meodológicas y práci-cas. No obsane, conviene esablecer una serie de consideraciones finalescon el objeo de seguir proundizando en esa prolífica inersección con lamirada puesa en la consrucción nuevos órdenes sociales y comunicaivos.

    En primer lugar, y rene a lo que se pueda pensar si aendemos a ladenominación, los slow media no suponen una inviación a una produccióno consumo más leno y desacelerado de los medios, o un nuevo ‘culo a la

    leniud’ (Rosique, 2013, p. 341), sino una oma de conciencia críica acer-ca de los excesos y los rimos inconrolados que acualmene deerminan

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    el sisema capialisa globalizado, en una nueva senda de moderación, au-oconención y el ‘arisoélico juso medio’ (ibíd.), a la que apunan las pa-labras de Carl Honoré (2012, pp. 22-23): “La filosoía de la leniud podría

    resumirse en una sola palabra: equilibrio. Acuar con rapidez cuando ienesenido hacerlo y ser leno cuando la leniud es lo más conveniene. raarde vivir en lo que los músicos llaman el empo giuso , la velocidad apropiada”.

    En segundo lugar, si pensamos la slow communicaion desde la ópi-ca de la comunicación para el cambio social, la nueva filosoía nos lleva adesechar para siempre el horizone mecanicisa, eleológico y finalisa an-o del desarrollo como del cambio social, pueso que ambos conceposapunan, consciene o inconscienemene, al crecimieno económico, el au-meno de la capacidad de consumo o la producción ilimiada del hombrea expensas de la nauraleza. Si una de las premisas de la disciplina es el res-peo a la diversidad humana y naural, no podemos seguir insisiendo enla idea de desarrollo o progreso, precisamene porque la comunicación es,sin aposillas ni eiqueas, el espacio donde se escenifican las luchas por elcódigo y el senido, y desde el que es posible cimenar una culura conra-

    hegemónica basada en la reciprocidad enre las poblaciones y enre ésas ysu enorno. En las sociedades enmarcadas en el capialismo esaríamos ha- blando ambién de una comunicación para ‘decrecer’,27 que no es sinónimode dejar de crecer, sino de aricular un progreso adapado a los ‘límies’ delos enornos naurales. En esa línea, la comunicación slow resula un de-saío para la disciplina, por cuano rompe ambién con la arificial separa-ción moderna enre culura y nauraleza (o enre dimensiones inmaeriales y maeriales), y desconía de cualquier proyeco exógeno o endógeno –ela-

     borado por la comunidad– de desarrollo, si no se ienen en cuena las pre-cauciones señaladas.28 

    En ercer lugar, la slow communiaion  no resula un movimieno‘conservacionisa’ ni se propone como una reacción ‘ecnóoba’ o ‘neolu-dia’ al envie imparable de las nuevas ecnologías. Por el conrario, llama

    27 Sobre el decrecimieno, que alimena y ambién se nure de las propuesas del movimieno slow , exise una abundan-e lieraura, encabezada por auores como Nicholas Georgescu-Roegen, Jacques Ellul, Ivan Illich, Paolo Cacciari,

     Jorge Riechmann, Miguel Valencia Mulkay, ec. Dos ineresanes íulos recienes son los de Laouche (2012) yMosangini (2012).

    28 Esas esis aparecen desarrolladas con dealle en Barranquero (2012a y 2013).

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    a una ransormación de los sisemas humanos, ecnológicos y naurales,rene al mio ‘irracional’ moderno y capialisa de asociar velocidad a ra-cionalidad, eficiencia o progreso. Si enemos en cuena que el iempo es

    una dimensión vial para una expansión capialisa social y ecológicamen-e depredadora, la slow communicaion consiuye una nueva filosoía parala ransormación social y la jusicia ecológica, en orno a ideales descriosa lo largo del arículo como la mesura, el sosiego o la reciprocidad, que ie-nen como fin úlimo resiuar ‘la ecnología al servicio del ser humano’ y o-menar un ‘equilibrio’, hoy al parecer roo, enre la comunicación mediada,digial y presencial (Serrano-Puche, 2013).

    En cuaro lugar, la comunicación lena esá guiada por el ideal de la‘sosenibilidad culural’, al y como lo eniende Jesús Marín-Barbero (2008),que raslada el concepo ecológico de la sosenibilidad al ámbio de la culu-ra y los medios, convocando a resignificar los iempos ‘largos’ de la culura yla comunicación rene al coroplacismo que acualmene define a la polí-ica, la sociedad o la economía:

    Pensar esas emporalidades es ora encrucijada: rene a la obsoles-cencia cada vez más rápida del mercado –odo se produce para que cada vezdure menos–, esá la durabilidad de las culuras que, al conrario del mer-cado, esán hechas para permanecer. El asesinao de las culuras se producecuando se quiere medir a ésas por el valor de lo que no persise, es decir,cuando la emporalidad hegemónica del mercado lo pone como baremopara medir el valor de lo que iene ora emporalidad (pp. 12-13).

    En una línea similar se siúa Boavenura de Sousa Sanos (2006, p. 27),quien en su propuesa de ‘sociología de las ausencias’29  invia a susiuir la‘monoculura del iempo lineal’ de la modernidad, para la cual la hisoria tie-ne un único sentido y dirección –la de los países ‘desarrollados’, que vandelane del reso–, por una nueva ‘ecología de las emporalidades’, que nospermia omar conciencia de que “aunque el iempo lineal es uno, ambiénexisen oros iempos”.

    29 O la denuncia de que lo que “no exise es producido acivamene como no exisene, o como una alernaiva invisiblea la realidad hegemónica del mundo” (De Sousa Sanos, 2006, p. 23).

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    Por úlimo, el programa de la slow communicaion , como ya adveri-mos, se encuenra aún en esado de gesación, por lo que hasa el momenola línea de rabajo y reflexión más explorada ha sido la del consumo inor-

    macional y ecnológico y la imporancia de la desconexión digial como he-rramiena de reconexión con el enorno. El desaío en lo venidero pasa porproundizar en invesigaciones y prácicas que aborden las disinas ases dela vida de los producos ecnológicos –producción, disribución, ranspor-e, consumo y generación de residuos ecnoinormacionales–, como eapasinseparables de una misma cadena de exploación naural. Por ora pare,conviene pensar la slow communicaion desde las dierenes dimensiones opares del enómeno comunicacional, ales como la emisión, el mensaje,el canal, el código o los conexos. En suma, los slow media consiuyen uncruce de caminos sugerene hacia una nueva culura de la sosenibilidad,apoyada en oros modos de hacer periodismo, de producir y consumir ec-nologías y de crear mensajes de resisencia rene al ehos insosenible deliempo único, lineal y veloz.

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