En Alta Mar

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"EN ALTA MAR" DE SLAWOMIR MROZEK La antropofagia es el tema central. La obra, escrita en los '60, parte de este feroz conflicto para navegar por temas tan actuales como la lucha de poder, la caprichosa organización de jerarquías y la distribución de la riqueza. A partir del irreverente humor de Slawomir Mozrek, la pieza plantea una situación triangular: tres náufragos en una balsa deben tomar la cruel decisión de comer a uno de ellos para poder sobrevivir. Es la muestra de lo que puede convertirse en una puesta sorprende ya que el texto resurge como esos clásicos de gran vigencia para el mundo actual. Slawomir Mrozek (Borzecin, 1930) Escritor polaco de culto. Su visión crítica del mundo contemporáneo se expresa en obras de teatro cuyos personajes, enfrentados a determinadas situaciones sociales, llevan hasta el límite la lógica de los estereotipos que simbolizan y caen en el absurdo. Algunas de sus piezas más representativas son Striptease (1961), Tango (1964), Los emigrados (1974), El embajador (1981) y El residente (1986). Ha publicado también varios volúmenes de narraciones cortas, entre las que figuran El elefante (1957), El progresista (1960) y Un ratón en el armario (1970). 1

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EN ALTA MAR" DE SLAWOMIR MROZEKTEATRO

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"EN ALTA MAR"

"En Alta Mar"

de Slawomir Mrozek

La antropofagia es el tema central. La obra, escrita en los '60, parte de este feroz conflicto para navegar por temas tan actuales como la lucha de poder, la caprichosa organizacin de jerarquas y la distribucin de la riqueza.

A partir del irreverente humor de Slawomir Mozrek, la pieza plantea una situacin triangular: tres nufragos en una balsa deben tomar la cruel decisin de comer a uno de ellos para poder sobrevivir. Es la muestra de lo que puede convertirse en una puesta sorprende ya que el texto resurge como esos clsicos de gran vigencia para el mundo actual.

Slawomir Mrozek (Borzecin, 1930) Escritor polaco de culto. Su visin crtica del mundo contemporneo se expresa en obras de teatro cuyos personajes, enfrentados a determinadas situaciones sociales, llevan hasta el lmite la lgica de los estereotipos que simbolizan y caen en el absurdo.

Algunas de sus piezas ms representativas son Striptease (1961), Tango (1964), Los emigrados (1974), El embajador (1981) y El residente (1986). Ha publicado tambin varios volmenes de narraciones cortas, entre las que figuran El elefante (1957), El progresista (1960) y Un ratn en el armario (1970).

PERSONAJES

El nufrago gordo

El nufrago mediano

El nufrago pequeo

El cartero

El lacayo

Obra en un acto y un decorado. La escena representa una balsa en alta mar. Los tres nufragos llevan elegantes trajes negros y camisas blancas.Las corbatas irreprochablemente hechas. Pauelos blancos en los bolsillos de las chaquetas. Estn sentados sobres tres sillas. En la balsa tambin se encuentra un cofre.

1. El gordo:Tengo hambre.

2. El mediano:Comera cualquier cosa.

3. El pequeo:Se agotaron ya las provisiones?

4. El gordo:Las provisiones se han agotado

completamente. No queda ya ni una migaja.

5. El pequeo:Me pareci que tenamos todava un poco de

carne de ternera con chcharos.

6. El gordo:No queda nada.

7. El mediano:Comamos algo.

8. El pequeo:A m tambin me gustara comer algo.

9. El gordo:Algo? Seores, sean realistas. El mejor10. El mediano:A m ya me da lo mismo.

11. El pequeo:Usted mismo dijo que las provisiones se

agotaron, entonces qu es lo que tiene en

mente?

12. El gordo:Debemos de comer, no algo sino a alguien.

13. El mediano:(Viendo a la derecha y a la izquierda) No

veo

14. El pequeo:Yo tampoco veo con la excepcin de (Se

calla repentinamente. Pausa)15. El gordo:Debemos de comernos a alguien de nosotros.

16. El mediano:A comerlo!17. El pequeo:(Con pasin) S! S! Vamos a comerlo!

18. El gordo:Caballeros! No seamos nios. Os llamo la atencin, dado que no podemos gritar los

tres al mismo tiempo: Vamos a comerlo. En esta situacin alguien de nosotros debe

decir: Por favor, caballeros, srvanse.

19. El mediano:Quin?

20. El pequeo:Quin?21. El gordo:Precisamente, esa es la pregunta que quisiera hacerles, caballeros (confusin, silencio) Me dirijo al sentido de compaerismo. A la buena educacin, de vosotros, caballeros.

22. El mediano:(De repente indica hacia arriba, como si algo le llamara la atencin) Gaviota. Vuela una gaviota.23. El pequeo:Quiz lo que voy a decir resulta brutal, pero quiero confesarles que soy un egosta terrible. Desde la primaria me coma mi lunch solo, sin dividirlo con nadie.

24. El gordo:Muy feo. Ni modo, pues. Vamos a hacer una rifa.

25. El mediano:Perfecto.

26. El pequeo:Es la mejor solucin.

27. El gordo:La rifa la efectuaremos de acuerdo con el

siguiente sistema: uno de ustedes dir en voz alta cualquier nmero. Luego otro de los caballeros dir un nmero ms. Finalmente, yo tambin pronunciar en voz alta cualquier nmero. Si la suma de los tres es impar, ustedes me comern a m. S, por el contrario, la suma queda en nmero par, entonces ser comido alguno de ustedes.

28. El mediano:No En realidad yo soy enemigo de los juegos

azar.

29. El pequeo:Y qu va a pasar si usted se equivoca?

30. El gordo:Caballeros, ustedes no me tienen confianza. No hay nada qu hacer entonces.

31. El mediano:Mejor busquemos otra solucin. Somos gente

civilizada. La rifa es un residuo del

oscurantismo.32. El pequeo:Es una supersticin vulgar.

33. El gordo:Muy bien. Podemos organizar una votacin popular.

34. El mediano:No es una mala idea. (Al gordo) Estara usted de acuerdo en ir a las urnas? Eso significara una campaa electoral.35. El pequeo:El parlamentarismo ya pas de moda.

36. El gordo:Pero no existe otro camino. Si usted

prefiere la dictadura, tomar el poder con mucho gusto.

37. El pequeo:No, no! Abajo la tirana!

38. El gordo:Entonces, elecciones libres.

39. El mediano:Secretas.

40. El pequeo:Pero sin ningn bloque. Cada uno postular su propia candidatura.

41. El gordo:(Se levanta, abre el cofre y saca un sombrero de copa) He aqu el sombrero. Echaremos las boletas con el nombre de los candidatos.

42. El pequeo:No tengo pluma.

43. El mediano:Se la prestaremos con mucho gusto.

44. El gordo:(Sacando de la bolsa una pluma fuente) Est usted servido.

45. El mediano:(Frotndose las manos) A las urnas! A las urnas!

46. El pequeo:Un momento. Si ya organizamos las elecciones

como gente civilizada, no podemos dejar pasar la etapa de propaganda preelectoral, que procede en todo mundo cultural a la propia accin.

47. El gordo:Si usted no quiere ceder, caballero

48. El mediano:Entonces comenzamos la propaganda, pero que sea rpido.

49. El gordo:(Se levanta de la silla y la pasa al centro de la balsa) El mitin queda abierto. Quin tomar primero la palabra?50. El mediano:(Al pequeo) Quiz usted?

51. El pequeo:Preferira despus. Nunca fui buen orador.

52. El gordo:Pero si es usted el creador del proyecto.

53. El mediano:S, si. Es usted quien sugiri las masas, los mtines, el futurismo. A usted le toca comenzar.

54. El pequeo:Si ustedes lo desean, caballeros. (Se sube la silla como si fuera una tribuna. Los otros nufragos se paran delante de l. El nufrago gordo saca de la bolsa un cartel colocado sobre dos palos. Entrega uno de los extremos del cartel al nufrago mediano. Los dos desenvuelven el cartel. La inscripcin dice: Queremos comer) Hmm Caballeros!55. El mediano:(Interrumpindolo) Nosotros somos gente comn! Que se nos trate sin halagos. Abajo la lambisconera! Exigimos la verdad desnuda!

56. El pequeo:Compaeros! Nos reunimos aqu

57. El mediano:(Interrumpindolo) Abrevie, abrevie!

58. El gordo:Tenemos prisa para ir a trabajar!

59. El pequeo:Nos hemos reunido aqu para solucionar el problema urgente del aprovisionamiento. Compaeros, yo no debo ser tomado en cuenta! Yo tengo mujer e hijos. A menudo al anochecer me sentaba en el jardn y columpiaba a mis hijos. Mi mujer bordaba. Y as hasta que llegaba la noche. Seores compaeros! Pueden ver este sereno y tranquilo cuadro. No se sienten conmovidos?60. El mediano:Ese no es ningn argumento. Cuando se trata del bienestar comn, los sentimientos no juegan ningn papel. Los nios pueden columpiarse solitos.61. El gordo:Inclusive lo hacen mejor.

62. El mediano:S, s! Lo hacen mejor! Al Zinder, al carrusel, a los columpios. No, los nios no son ningn argumento.

63. El pequeo:Pero compaeros. Yo de chiquillo siempre

urda planes ambiciosos. Es cierto que no trabaj lo suficiente y que no he logrado lo que anhelaba. Ahora siento que todava no es tarde. Todava se puede corregir muchsimo. Les prometo que ya no reposar, que no descuidar nada en mi anhelo por alcanzar la meta. S, tuve cadas. Es cierto. La falta de fe en m mismo, la prdida de la esperanza, la flojera. Pero todava alcanzar. Templar mi voluntad, formar mi carcter, conquistar la sabidura, hasta lograr aquello que me espera todava ser alguien.64. El mediano:Ms alto!

65. El pequeo:Ser alguien!

66. El gordo:Subjetivismo.

67. El mediano:Queremos comer!

68. El gordo:Usted permite? Juntos. A las tres:

69. El gordo y mediano:Que-re-mos-co-mer, que-re-mos-co-mer!

70. El pequeo:(Decado, casi llorando) No se los aconsejo, de veras, no se los aconsejo. (Baja de la

tribuna)71. El mediano:(Le pasa el palo del cartel y sube a la tribuna) Hermanos de la mesa! No soy gente instruida y no me gusta hablar mucho. Hacer. Es otra cosa. Desde mi tierna juventud me interes por el arte culinario. No para alimentarme, oh no! Soy una persona modesta y poco exigente. Aqu, entre nos, no me gusta comer. Vuestra voluntad es para m sagrada. Y lo que es ms importante, como muy poco, casi nada. Qu digo! En general, no como. Quiz hace algunos aos me suceda tomarme un bocadillo cada segundo o cada tercer da. Pero ahora no! He terminado con el comer de una vez por todas. Con todo, el proceso de la preparacin de alimentos constituye para m la alegra de mi vida. Para un cocinero no existe nada ms agradable, despus de un difcil y cuidadoso esfuerzo, que ponerse a observar cmo comen los otros, y cmo saborean. Es el nico premio que exijo. Aadir solamente que soy especialista en platos de carne. Mis salsas son inigualables Es lo nico que quise decir.72. El gordo:Bravo! (Aplaude. El pequeo, aptico, no reacciona. El mediano baja de la tribuna y sube el gordo).

73. El mediano:Viva! (Repentinamente se interrumpe. El gordo pone las manos sobre las caderas, por un instante observa alrededor como si estuviera rodeado por una muchedumbre)

74. El gordo:(De repente extiende su mano, con el saludo fascista) Os saludo, oh hambrientos!

75. El mediano:(Entusiasta) Hurra! Arriba! uaaa!76. El gordo:(Lo calma con un gesto dominante) Hablar corto, como un soldado. Primero, no quiero influir sobre vuestras opiniones. Decidiris solos. nicamente soy servidor de ustedes y su voluntad es para m sagrada. Comer lo que se me proporcione. Segundo, no hay necesidad de hablar demasiado. Yo soy indigesto. El grueso de mis venas es proverbial, soy huesudo y flaco. Tengo dos costillas de hierro, me han sacado el hgado y tengo un pie ms corto. No poseo ninguna seguridad respecto de las tricinas. Para qu voy a ocultar todo esto. Tercero, no quiero ser demagogo y me gustan las situaciones claras: si no me escogis, entonces el restante recibir un muslo y el lomo. Yo me contentar con los dems y con la lengua. A todos los que tengan algunas pretensiones, lo digo aqu con todo rigor: no renunciar a la lengua.

77. El mediano:Bravo, bravo, guanos, caudillo!

78. El gordo:Eso es todo. No me gustan las habladuras, los filsofos, ni los dbiles. Adelante!

79. El mediano:Hurra! Bravo! Bis, bis! Arriba! (El gordo baja de la tribuna. El pequeo y el mediano envuelven el cartel).80. El gordo:(Al pequeo) Le gust?

81. El pequeo:Estuvo usted magnfico. Solamente que yo yo precisamente yo no puedo comer lomo me hace dao si no tuviera usted inconveniente82. El mediano:(Parndose frente al gordo en posicin de firmes)Si me permite, lo voy a felicitar. Su discurso me ha conmovido. En lo que concierne a la lengua, estoy de su lado.

83. El gordo:Bueno. Damos por terminada la campaa. Ahora a las elecciones. (Pone el sombrero de copa en el centro de la balsa. Los tres se dan la espalda y se van a los distintos extremos para escribir sus boletas. El gordo y el mediano observan al pequeo. El gordo se acerca inclusive al pequeo y trata de ver lo que l escribe. El pequeo se da cuenta a tiempo y oculta la boleta con mano. Despus le regresa al gordo la pluma).84. El pequeo:Muchas gracias.85. El gordo:Es una pequeez. Si usted quisiera corregir algo, estoy a sus rdenes. (El gordo se va al otro extremo de la balsa. Ahora el gordo y el mediano llevan las boletas. El pequeo sigue todava dndoles la espalda; despus, todos se voltean y se aproximan al centro de la balsa. Meten las boletas al sobrero de copa). Vamos a contar los votos.

86. El mediano:Tengo mucha curiosidad. Las votaciones

agudizan el apetito.

87. El pequeo:Podra usted tener ms tacto. (El gordo metela mano en el sombrero de copa. Levanta la cabeza y en silencio mira al pequeo. Una pausa larga) Qu pas?88. El mediano:Cul es el resultado?89. El gordo:Caballeros. Tenemos que cancelar las elecciones.

90. El mediano:Cmo? Yo tengo hambre.

91. El pequeo: Quisiera usted entorpecer las libres y democrticas elecciones?

92. El gordo:Hay cuatro boletas en el sombrero de copa. Cuatro! (El gordo y el mediano observan al

pequeo). 93. El pequeo:(Inocentemente) Ya dije que el parlamentarismo pas de moda.

94. El mediano:Qu pasar ahora?

95. El gordo:Una tpica crisis del Gabinete. Qu tal si aplicamos el principio de la nominacin del candidato?

96. El pequeo:Quin va a nominar?

97. El gordo:Yo lo har con mucho gusto.

98. El pequeo:Claro! Ya lo saba. No! No! No quiero.

99. El mediano:Es un asunto feo, la democracia no result.

La dictadura no tiene ninguna oportunidad. No obstante, hay que inventar algo.

100. El gordo: En tales momentos, la situacin solamente

puede ser salvada por una persona llena de sacrificio y de entusiasmo. Recordemos que eran siempre los voluntarios los que salvaban la situacin cuando fallaban las formas ordinarias del procedimiento. (Preparndose otra vez para el discurso. Al pequeo) Querido y respetable compaero!

101. El pequeo:No, no! Les prevengo que no voy a escuchar!102. El mediano:Escchelo!

103. El gordo:Querido y respetable caballero! Todos sabemos que no se pueden ocultar ciertos rasgos de carcter, como los deseos de sacrificio, de amor al prjimo, la solidaridad. Desde los primeros instantes hemos observado, yo y el compaero, que en usted, caballero, existe algo que lo distingue. Este algo es su nobleza innata y su inquebrantable anhelo de servir a la causa comn, capacidad de Verdad querido compaero?104. El mediano:(Ansioso) En vida he visto a un hombre mejor.

105. El gordo:Estamos felices de que, finalmente, la

colectividad pueda responder a su ardiente llamado, y sta es la ocasin propicia para la realizacin de su nostalgia oculta y pura. Usted, caballero, anhela pasar a nuestra memoria como una personalidad comprensiva, modesta, sociable, apetitosa

106. El pequeo:No quiero.

107. El mediano:Cmo, no quiere convertirse en voluntario?

108. El pequeo:No.

109. El gordo:Traiciona usted a la colectividad? Pisotea la confianza de los compaeros: no quiere usted.

110. El pequeo:No.

111. El mediano:Repugnante.

112. El gordo:Se niega usted decididamente?113. El pequeo:Me niego decididamente. No tengo vocacin para la grandeza.

114. El mediano:Desde ahora puede usted, seor, dejar de saludarme. Le tena por un hombre honesto, por patriota de nuestra balsa y resulto usted un canalla. Adis. (Se va al extremo de la balsa y le da la espalda al Pequeo). 115. El gordo:S. Nos hemos engaado respecto de usted, caballero. El honor no le significa nada. Entonces, por favor, quiz usted mismo gustar de proporcionarnos alguna otra solucin? Le escuchamos!

116. El pequeo: (Con fe creciente) solucin? Cmo no! Desde nio he soado con la justicia universal. Exijo nicamente la justicia, nada ms!

117. El gordo:Me asombra usted, caballero.

118. El pequeo:Por qu?

119. El gordo:Qu seguridad tiene de que la justicia no se volver en su contra? Eso significara que usted, quiero decir, qu abogar por su candidatura?

120. El pequeo:Es ms sencillo. Desde nio fui muy feliz,

no lograba nada. Las circunstancias se volvan contra m, entonces

121. El gordo: Entonces, cree usted que ahora la justicia universal podr equilibrar su anterior falta de suerte?

122. El pequeo:S.

123. El gordo:Es sorprendente que los que se quejan de falta de justicia universal sean, sobre todo, los descontentos. Son aqullos que no lograron nada en la vida los que exigen justicia, buscando de esta manera justificacin.

124. El pequeo:Yo no retrocedo. Consentir en todo bajo una condicin: que la solucin se justa.

125. El gordo:Quiere, bajo condicin de no ser usted, que alguien sea comido.

126. El pequeo:Esas son insinuaciones, pido justicia.

127. El gordo:Sentmonos caballeros. Esto ser difcil pero se puede arreglar.

128. El mediano:Yo ni hablo con l. (Todos ocupan sus lugares, como al principio)129. El gordo:(Al mediano) Querido compaero, tiene usted

una madre?

130. El mediano:(Con vacilacin) Cmo decirle y usted, jefe?

131. El gordo:(levantando los ojos al cielo) Desgraciadamente, desde mis aos ms tiernos soy hurfano por completo. Pobres paps!

132. El mediano:(Apresuradamente) Precisamente quise decir

lo mismo. Hablando entre nos, yo nunca he tenido paps.

133. El gordo:(Al pequeo) Y usted, caballero?134. El pequeo:Tengo a mi mamacita. En este mismo momento est llorando en su soledad por m.

135. El gordo:Me parece que desde el punto de vista de la

justicia, el asunto es completamente sencillo. Perjudicara usted, sin que su corazn se estremeciera, a un hurfano? La orfandad, inclusive entre los pueblos salvajes, fue siempre considerada como la desgracia ms grande. No, m querido seor. Si alguno de nosotros los hurfanos tuviera que ser comido sera como dar una bofetada a la justicia ms elemental. No basta con que seamos hurfanos, adems se nos amenaza con comernos.

136. El pequeo:(Estupefacto) Pero

137. El gordo:No, m querido seor. Est claro como el da. Usted tiene una mamacita, a usted siempre le iba de lo mejor en el mundo. No cree usted, caballero, que ya es tiempo de pagar esta deuda moral contrada por usted ante los hurfanos? Ante aquellos que nunca sintieron los cuidados maternales, el calor del hogar, el bienestar? Sobre todo, como usted dijo, su mamacita de todos modos ya lo est llorando.

138. El pequeo:(Desesperadamente, buscando un argumento) Pero, puede ser que mi mamacita tambin haya muerto. ltimamente se senta muy mal y pas ya tanto tiempo desde que estuve la ltima vez en mi casa

139. El gordo:Habla usted como un nio, Cmo podramos comprobarlo? Ni siquiera tenemos huellas de alguna prueba.

140. El mediano:Entonces qu?

141. El pequeo:Pero si les estoy diciendo que no se senta bien cuando sala. Se habla ltimamente tanto de las enfermedades de la civilizacin moderna

142. El gordo:Fantasmagoras de artista, juegos de la

imaginacin. Su mamacita seguramente est en buena salud, y que Dios le d larga vida, mientras que nuestros paps (Al mediano) Recuerda usted, caballero, aquellas largas tardes otoales, cuando, nios descalzos como ramos, vendamos fsforos a los transentes?143. El mediano:(Cubrindose los ojos con la mano) Ah! No lo recuerde! Es mejor olvidar aquello.

144. El gordo:O recuerda usted aquel familiar lejano, avaro y strapa que nos quitaba, a nosotros, semidesnudos, el ltimo pedacito de mantequilla para drsela a los ratones como carnada para la trampa?

145. El mediano:(Gimiendo) Los espectros del pasado146. El gordo:(Extiende desamparadamente las manos ante el Pequeo como si quisiera decir: Usted mismo ve que no se puede hacer nada)147. El pequeo:Perdn, me parece or una voz en alta mar. (Escucha)

148. El gordo:Claro, usted cambia de tema. La desgracia, humana no crea en usted ningunos sentimientos. Ah, estos malos educados muchachitos de la juventud dorada! (Se oye una voz dbil).149. El mediano:(Acusador) El tena una pelota cuando era chico.

150. El gordo:Una pelota y un osito.

151. La voz:(Se oye ms cerca) Socorro! Aydenme!

152. El pequeo:Ahora ya se escucha claramente la voz.

153. El gordo:S, es cierto, alguien se acerca hacia nosotros. Los hurfanos nunca tienen suerte.

154. El mediano:(Levantndose y viendo hacia el mar) Quiz sea alguien con comida. Veo perfectamente que est nadando, valindose solamente de una mano mientras lleva en la otra un objeto grande. (El gordo y el pequeo se levantan tambin de sus lugares y se acercan al mediano, al extremo de la balsa) 155. El pequeo:S, s. Puede ser cierto. Sucede a veces que el labriego que va con su marranita al mercado se cae al agua. Nadando con todas sus fuerzas tiene agarrado su nico bien, el marranito.

156. El gordo:Ah lo estoy viendo.

157. El mediano:Es alguien que lleva un uniforme. Los uniformados se alimentan en los casinos.

158. La voz:(Muy cerca) Socorro! (Llega del mar el cartero, completamente uniformado, con un gorro y una bolsa de cuero en la mano. El mediano lo ayuda a subir a la balsa)159. El gordo:No trae algo de comer?

160. El cartero:Claro que no. Yo mismo me echara un bocadillo. Fui arrasado antes del desayuno. (Descubriendo al pequeo) Pero si es usted, caballero! NO puede ser, que curiosa coincidencia!

161. El gordo:(Sospechoso) Ustedes se conoce, caballeros?

162. El cartero:Como no! Desde hace diez aos entrego el correo al seor. (Al pequeo) No saba que se encontrara en alta mar. Me viene muy bien, pues tengo un telegrama para usted.

163. El pequeo:Un telegrama para m?

164. El cartero:S, precisamente iba con el telegrama a su casita en la orilla del mar, cuando me arras la ola. Por suerte no nado mal. (Busca en la cartera) Este es el telegrama.

165. El pequeo:(Yendo al extremo a leer el telegrama) Con su permiso, caballeros.

166. El gordo:(Muy desconfiado, al cartero) Es verdadero este uniforme?

167. El cartero:Verdadero, aunque mojado. Usted entiende, caballero cuando se cae al agua

168. El pequeo:Viva!

169. El gordo:

Qu pasa?

170. El pequeo:(Controlndose) Caballeros, me ha sucedi una gran desgracia. Mi madre ha muerto.

171. El mediano:Ya lo saba!

172. El pequeo:Dadas las circunstancias, les llamo la atencin hacia el hecho de que tambin yo soy hurfano. Tenemos que volver al debate y poner otra vez en el tapete el asunto de comerse a alguno de nosotros.

173. El gordo:Protesto, esto es una trampa! Usted, caballero, se puso de acuerdo con el cartero!

174. El cartero:(Con dignidad) Y usted ofende a un funcionario que se encuentra en el cumplimiento de sus deberes!

175. El gordo:Cunto le pag usted, caballero? Tal vez son todava amigos de la escuela

176. El pequeo:Caballero, me acusa injustamente. Pregunte usted al cartero si hemos conspirado juntos.

177. El gordo:Perfecto, preguntmosle. Y si contesta que s, si confiesa, nos los comeremos a usted sin ningunos miramientos. Si niega, entonces nos comemos al cartero.

178. El cartero:Qu cosa? Qu les parece esto? Apenas entra uno y ya se lo comen. Por qu?

179. El gordo:Precisamente por eso. Usted sirve perfectamente, est todava completamente fresco.

180. El mediano:Jefe, y s nos comemos a los dos? El cartero como saut; o uno al horno y el otro como entrems, o como postre. Una parte tambin puedes ser en vinagreta y se la puede dejar para despus. O rellenar el uno con el otro. Que delicia!

181. El pequeo:(Con esperanza) Quiz, por los menos, el

seor cartero no es hurfano? Nosotros, los abandonados, sin casa ni hogar hay que preguntarle.

182. El gordo:(Pensando en el men) No, al otro preferira destilarlo. Qu clase de vermouth se podr obtener de un cartero?

183. El cartero:(Dndole la razn fervientemente) S, si. Tiene usted razn, caballero. Como vermouth soy mediocre, pero como cartero soy excelente.

184. El mediano:Cmo? Desprecia a un verdadero vin du postillon? 185. El pequeo:(Al cartero) Si usted confiesa falsamente que hemos tramado un complot, me quejar al Ministerio de Comunicaciones.

186. El cartero:No tenga cuidado. Llevo treinta aos de

servicio irreprochable.

187. El gordo:

No perdemos tiempo. Estaba usted conspirado con este caballero? S o no? Si la noticia sobre la muerte de su mamacita es fingida, recibir usted rioncitos y quiz algo de tocino. Por el contrario, si la noticia es verdica, entonces nosotros, los tres hurfanos, nos lo comeremos, precisamente en calidad de cartero. El correo es una institucin de utilidad pblica y como tal debe servir a la sociedad.

188. El pequeo:Le ruego, no se deje confundir.

189. El cartero:No hay cuidado, soy un cartero honesto, a la antigua; no se me puede comprar con unos rioncitos.

190. El gordo:Le podemos ofrecer, adems, la rodilla, pero le prevengo que no podemos darle ms.

191. El cartero:No, seor. (Sealando el cuello de su uniforme) El honor de estas insignias me importa ms que la vida. Adis, caballeros. (Brinca al agua)

192. El pequeo:No, no, no se vaya usted. Testifique nicamente que yo soy inocente. Qudese usted! (Mostrando el telegrama) Ahora, compaeros, ustedes mismos ven que desde el punto de vista de la justicia, nuestra situacin es igual. Todos somos hurfanos.

193. El gordo:(Indiferente, al mediano) Querido compaero, ponga usted la mesa. Los cubiertos estn en mi cofre.

194. El pequeo:(Retirndose) Cmo? Los hurfanos a los hurfanos?

195. El gordo:Usted olvida que existe todava otra clase de justicia: La Justicia de la historia.

196. El pequeo:Cmo debo entender eso?

197. El mediano:(Que mientras tanto ha abierto el cofre) Jefe, tambin vamos a utilizar el mantel?

198. El gordo:El hecho de que todos nosotros hayamos perdido a nuestros parientes no nos sita al mismo nivel. Hay que averiguar quienes eran nuestros padres.

199. El pequeo:Dios mo! Sencillamente padres.

200. El gordo:Ha, ha, ha! Quin era su padre?

201. El mediano:Jefe, y la pastelera?

202. El pequeo:Mi padre era un empleado de oficina. Por qu?

203. El cartero:(Apareciendo de nuevo del mar. Se apoya en la balsa) Perdonen, caballeros. Se me olvid el recibo. Ustedes me enredaron tanto sobre el comer del hombre por el hombre, que perd la cabeza.

204. El pequeo:dnde debo firmar?

205. El cartero:Aqu, por favor. (El pequeo firma el recibo) Tuve que retroceder tanto camino. Adis. (Desaparece nadando).

206. El gordo:Entonces su padre era un empleado de oficina? Precisamente, me lo sospechaba. Sabe usted quin era mi padre?207. El pequeo:No.208. El gordo:Era un simple leador, analfabeta. Y el pap de mi compaero ni siquiera existi, su madre lo concibi a causa de las penas producidas por la miseria. S seor. Su padre llenaba renglones enteros de oficina, al servicio de la aristocracia, sentado cmodamente en una oficina calientita. Mientras tanto, mi pobre pap cortaba pinos, para que su padre tuviera papel sobre el cual escribir embargos dirigidos a la pobre mamacita de mi compaero, que ni siquiera tuvo a su pap. No le da vergenza?

El mediano saca del cofre diversos trastos de cocina. En este mismo instante saca una mquina para moler carne, y le da varias vueltas con la palanca para probarla. 209. El pequeo:(Entiendo el juego impuesto y tratando de defenderse dentro del mismo) Pero si yo no tengo nada en comn con este asunto!

210. El gordo:Exacto, a esta justicia que nos obliga a comrnoslo la llamamos justicia histrica.

211. Voz:(Desde el mar) Seor Conde, seor Condeee!

212. El gordo:Qu demonios pasa? (Sobre la balsa aparece la cabeza de un viejo lacayo con las patillas canosas).

213. El lacayo: Seor Conde, que alegra verlo una vez ms!

214. El gordo:Pero qu significa esto?

215. El lacayo:(Conmovido hasta las lgrimas) El seor Conde no me conoce? A su viejo Juan? Pero si fui yo quien le enseo a montar cuando el seor Conde era todava un seorito!

216. El gordo:Largo!

217. El lacayo:Es una gran felicidad que mis viejos ojos puedan mirarlo de nuevo, seor Conde! Todos estn tan inquietos en palacio! Cuando lleg la noticia de que el barco en que viajaba usted, seor Conde, se haba hundido, no pude aguantar ms. Dnde est mi seor Conde? Ah estoy yo. El destino del seor Conde ser el mo. Entonces me ech al mar, voy nadando y de repente, veo a mi seor! Que felicidad!

218. El gordo:Juan, abandone inmediatamente la balsa y

hndase.

219. El lacayo:A sus rdenes, seor Conde. Que felicidad, que felicidad! (Desaparece)220. El pequeo:No, no buen hombre, no deje la balsa pase Se hundi.

221. El gordo:(Como si nada hubiera pasado) Entonces, como ustedes mismos se dan cuenta, la justicia histrica

222. El pequeo:(Con coraje) Ya veo. Usted, caballero, viva en un palacio, usted, caballero, montaba!

223. El gordo:Yo? Montaba? Mi padre ni siquiera pudo tener un asno. Usted, caballero, me atribuye los recuerdos de su propia infancia.

224. El pequeo:Esto ya es el colmo! Quiere decir que yo, yo montaba a caballo?

225. El gordo:Desde luego, usted mismo lo dijo hace un momento.

226. El pequeo:No, esto sobrepasa todos los lmites. Declaro categricamente que no he tenido nada en comn con un caballo.

227. El gordo:Y yo mucho menos. Mi padre ni siquiera conoca la palabra caballo, era analfabeta.

228. El mediano:Pobre animalito, nadie quiere reconocerlo (Al pequeo) No le da lstima el caballo? Sea como sea, le debe usted, caballero, los das ms felices de su infancia.229. El pequeo:Pero el lacayo

230. El gordo:Qu lacayo? (Al mediano) Caballero ha visto usted un lacayo?

231. El mediano:Yo? Adnde?

232. El gordo:Mi querido seor, en esta discusin dejo de tratarlo como a un igual, usted padece alucinaciones.

233. El mediano:Est loco!

234. El gordo:Siendo un personaje, debe, usted, caballero, subordinarse a la direccin de la gente que sabe lo que quiere. Debe usted, caballero, ser eliminado de la sociedad, y la mejor forma es que se lo coma la sociedad. Querido compaero, ponga usted la mesa.

235. El mediano:Tambin las cucharitas? (Saca dos cucharitas).236. El gordo:Desde Lugo, Servimos una comida completa.

237. El mediano:Uno o dos cuchillos?

238. El gordo:Dos.

239. El mediano:Las servilletas?

240. El gordo:Naturalmente. Todo en orden. Somos personas cultas. (Durante el dilogo, el pequeo se retira al extremo de la balsa llevando consigo una silla, y se oculta tras ella. El mediano pone un mantel intachablemente blanco en el centro de la balsa y coloca profesionalmente los cubiertos. El gordo ya no le presta atencin al pequeo. Est observando al mediano. De cuando en cuando da indicaciones respecto de los cubiertos. La mesa est puesta con elegancia. El pequeo, completamente decado, los observa desde la silla).241. El pequeo:(Con miedo) Caballero

242. El gordo:(Sin prestarle atencin) Ponga usted los tenedores un poco ms a la derecha.

243. El pequeo:Caballero Yo estoy envenenado.

244. El gordo:El frutero ms al centro.

245. El pequeo:Palabra de honor. No lo quise decir antes, pero ustedes, caballeros, me dan lstima.

246. El gordo:(Levanta y examina un tenedor) Lmpielo.

247. El pequeo:No es que me niegue, es por amistada. A m mismo me gusta comer y s que ser goloso puede a menudo perder a un hombre. Si no estuviera envenenado no hubiera dicho nada. Pero sencillamente siento que es mi obligacin.

248. El gordo:Empezamos.

249. El mediano:A sus rdenes, jefe (Toma del cofre un gran cuchillo de cocina y un afilador, los dos requisitos indispensables. Saca filo al cuchillo. Se trata de un sonido desagradable y rtmico).

250. El pequeo:(Retirndose todava ms al extremo de la balsa) No afirmo que sea incurable. Ustedes, caballeros, deben de esperar un poco, seguramente se me pasar. Reposar uno o dos das y me desenvenenar, me acostar aqu en el rinconcito para no molestarlos, caballeros. Cuando me desenvenene, yo mismo les avisar. Desde luego yo no me niego. (El mediano afila rtmicamente el cuchillo; el gordo sigue observando los cubiertos, inclina la cabeza, aprecia y se acerca al cofre, saca un jarrn. Despus, las flores; mete las flores en el jarrn y las pone en el centro de la mesa. Se retira hacia un lado para apreciar el efecto final, guia los ojos. Por fin queda contento).251. El pequeo:(Cada vez menos firme) Quizs dos das es un poco exagerado. Alos ms tardar un da. Ustedes, caballeros, conocen el proverbio: Lo que debes comer ahora, cmetelo maana. He, he, he! (El mediano pasa el dedo por el filo) Digamos, quizs unas horas, una pequea hora252. El gordo:Ya es tiempo. (El mediano adelanta un paso hacia el pequeo)

253. El pequeo:(Apresurado) Est bien, est bien, usted, caballero, tiene razn, pero no podra darles algn consejo? Sin ningn inters.

254. El gordo:Acerca de qu?

255. El pequeo:Un consejo rigurosamente culinario. Absolutamente a propsito. No creen ustedes, caballeros, que estara bien que me lavara los pies? (El mediano mira interrogativamente al gordo).256. El gordo:Realmente, no lo haba pensado. Usted, caballero qu dice?

257. El mediano:Que s yo!... si despus tiene que tronar entre los dientes mejor que se bae.258. El pequeo:(Arremangndose las valencianas) S, si stas con palabras santas. La higiene es la base de una sana alimentacin. (Se rasca el pie) Las bacterias no se ven a simple vista pero siento que me estn picando.

259. El gordo: Es cierto. El ser limpio no le ha hecho dao a nadie. Al contrario, le aseguro a la persona limpia una vida larga y sana. En un instante le pasar la toalla. (El pequeo se sienta a la orilla de la balsa y mete los pies en el mar. Se los lava y chapalea).260. El pequeo: Entonces ustedes, caballeros, decidieron irrevocablemente, digo

261. El gordo:Lo cre completamente claro.

262. El pequeo:Pero deca usted, caballero, sobre el sacrificio

263. El gordo:Dije que el sacrificio es una bella idea.

264. El pequeo:(Escuchando ansiosamente) Diga usted algo ms.

265. El gordo:Pues he delineado con anterioridad totalmente las cosas: el sacrificio, la capacidad de entrega266. El pequeo:S, s. Todo eso es muy cierto.

267. El gordo:(Se detiene atrs de l con la toalla) Ya ve, caballero, usted no quiso creerme.

268. El pequeo:Todava en aquel entonces era un poco inmaduro, me faltaba experiencia. Pero ahora veo que algo hay de cierto en lo que deca.

269. El gordo:(Animndolo) Nada est perdido todava.

270. El pequeo:Fui un canalla rechazando sus argumentos.

271. El gordo:Probablemente no es cnico en el fondo, si empiezan a crecer en usted los sentimientos bellos. El pie izquierdo debe estar ya limpio.272. El pequeo:Oh no, solamente entre los dedos. Entonces, regresando al mismo asunto, tengo que decirle, caballero, que despierta en m un hombre mejor Pero, a propsito, ustedes, caballeros, decidieron irrevocablemente?

273. El gordo:(Impaciente) Mi querido seor!

274. El pequeo:No, no, desde luego. De qu estaba hablando? Aj, otro hombre mejor. A fin de cuentas es muy diferente que se lo coman a uno siendo vctima de la opresin, o que se lo coman siendo un hombre mejor por sacrificio propio?... En otras palabras, Qu se lo coman a uno con su consentimiento, junto con las intenciones nobles? Me da usted, caballero, su palabra de honor de que est ya decidido?275. El gordo:Palabra de honor.

276. El pequeo:Bueno, ni modo. De qu hablaba entonces?... aquello de la satisfaccin, del sentido de la libertad277. El gordo:Por fin dej de ser tonto. (Al mediano) Querido compaero, le suplico el jaboncito

278. El pequeo:(Entusiasta) Pero no crean que soy una materia bruta e inerte. A nadie le gusta.

279. El gordo:Puede usted estar seguro, caballero, de que no lo tratamos de esa manera. Al contrario, pasar usted a nuestros estmagos, digo, a nuestra memoria, como un hroe, como un personaje desinteresado y luminoso. Me parece que el izquierdo ya debe estar limpio, de vera.280. El pequeo:(Entusiasmndose ms y ms) Desde luego que est limpio. En realidad el derecho tambin est completamente limpio. Le suplico la toalla y ya salgo.

281. El gordo:Estara bien lavar un poco ms el derecho.

282. El pequeo:Como usted lo desee, caballero.

283. El gordo:Creo que sera mejor.

284. El pequeo:S, yo fui el primero, yo tuve la capacidad de tomar esta gran decisin, yo me he elevado primero que nadie al sacrificio, a favor de los dems.

285. El mediano:(Observando crticamente) Estara bien un poco de detergente.

286. El gordo:

Tambin se puede con jabn. Podemos esperar un poco.

287. El pequeo:Esperar? Mientras ustedes, caballeros, tienen hambre? Nunca! (Trata de enderezarse. El gordo lo obliga a quedarse en la misma posicin) Todava ms el derecho y habremos terminado.

288. El pequeo:Ahora que ya me lav los pies, no tiene para m ninguna importancia, pueden volverse a ensuciar.

289. El gordo:(Alcanzndole la toalla) La toallita y todo estar listo. (El pequeo se levanta y se encamina al centro de la balsa).290. El pequeo:Caballeros, muchas gracias. Al fin soy un ser ntegro. Encontr los ideales que me hacan falta.

291. El gordo:

No hay de qu.

292. El pequeo:Yo tengo mi dignidad. En resumidas cuentas, as es como se presenta la situacin. Somos tres y solamente yo soy el nico. Salvar la situacin. Deseara que me fuera permitido pronunciar un corto discurso sobre la libertad.

293. El gordo:Largo?

294. El pequeo:No, solamente un par de palabras.

295. El gordo: Entonces, por favor

296. El pequeo:(Coloca una silla en el centro de la balsa, como en el mitin del principio) Libertad, no significa nada. Solamente la verdadera libertad significa algo. Por qu? Porque es verdadera, y entonces mejor. Luego dnde encontrar la verdadera libertad? Pensemos lgicamente. Si la verdadera libertad no es la misma que la libertad comn y corriente, entonces dnde est la verdadera libertad? Est claro? La verdadera libertad est nicamente ah donde no existe la libertad comn y corriente.297. El mediano:Jefe, y dnde est la sal?

298. El gordo:No interrumpa en tales momentos. (Susurrando) En el cofre, al fondo...

299. El pequeo:Y por eso (Esta frase la va a repetir como disco rayado, evitando la monotona, dando diferentes interpretaciones y entonaciones, como si buscara desesperadamente lo que en realidad quisiera decir).

300. El mediano:(Conmovido, a media voz, pero muy claro) Jefe, Encontr aquella carne de ternera con chcharos!

301. El gordo:Shhh! Escndala inmediatamente!

302. El mediano:Hablando entre nos, hubiera preferido los chcharos. Lo saba usted, jefe?

303. El gordo:Pero yo no tengo ganas, y al fin de cuentas

304. El pequeo:Y por eso

305. El mediano:A fin de cuentas, qu?

306. El gordo:(Sealando al pequeo) No ve usted, caballero, que l ya alcanz la libertad?

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