Derrida, Jacques - El Silencio de Heidegger

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  • 7/13/2019 Derrida, Jacques - El Silencio de Heidegger

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    l silenciode eideggeracques errida

    A menudo se cree en Alemania a veces tambin en Francia queBeaufret y sus amigos habran tomado posesin de toda la herencia deHeidegger. Esto no es as.En mi caso se trata de alguien que estudi despus de la guerra en losaos 1948 1952 de alguien que no estuvo de acuerdo con Beaufret y quese interes por Heidegger slo a partir de Sartre y Merleau Ponty; quecomenz a leer al propio Heidegger y empez a emanciparse de la com-prensin de Heideggery Husserl que tenan Sartre y Merleau Ponty siem-pre sin Beaufret.Pero tampoco querra que se desconozca me siento tanto ms librede decir esto en cuanto que yo mismo he sido muy crtico de la inter-pretacin de Heidegger de Beaufret que Beaufret al menos estudi lit-

    eralmente la obra de Heidegger y no fue una apropiacin rpida al estilode Sartre y Merleau Ponty poniendo una atencin en ella que no fue sim-plemente negativa.Luego en los ltimos veinticinco aos tuvieron lugar otras versionesa partir de Philippe Lacoue Labarthe Jean Luc Nancy y de mis propiostrabajos que no estuvieron n bajo la influencia de MerIeau Ponty ni deSartre ni de Beaufret. Para l que lee atentamente no hay dudas de queestas versiones denotan tambin en modos diferentes un inters en la

    dimensin poltica de los textos y que evidencian un antiguo recelo queno se limita a los documentos de orden extra filosfico que naturalmenteya tenamos a disposicin desde 1960 1962.En nuestro caso se trataba ms bien de intentar comprender de qumodo era posible articular la dificil obra de Heidegger con lo quesabamos de su compromiso poltico. Esto en efecto no es una cosa sim-ple. Creo que hemos realizado algunos progresos en esta direccin peroan nos queda por hacer un trabajo riesgoso.

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    Pero cuando advierto que de pronto tanta gente se interesa en Franciapor el nacionalsocialismo deHeidegger que se levanta tanto alboroto quelos filsofos acusan que a ellos no les dijeron nada que se expresan prejuicios no slo contra Heidegger que est muerto sino tambin contra losque viven en Francia entonces a menudo tengo ganas de plantearles unapregunta muy sencilla: Han ledo er y Tiempo

    Quien como alguno de nosotros ha comenzado a leer por ejemplo eselibro de modo conflictivo interrogante critico no ortodoxo sabe demasiado bien que ese libro como otros- an espera ser ledo realmente.Todava hay en el texto de Heidegger una enorme cantidad de elementospara otras interpretaciones; por consiguiente tenemos el derecho de exigir a los que pretenden cerrar muy rpidamente la obra filosfica de Heidegger a causa de su compromiso poltico que al menos comiencen aleerla.

    Creo que los que en Francia dijeron muy rpidamente y en lasprimeras semanas tras la aparicin del libro de Faras-: Con Heideggerha terminado todo. No es necesario leerlo ms casi estaban diciendo:djennos quemarlo y creo que no slo han dado muestras de su falta deresponsabilidad poltica vinculada naturalmente a la buena conscienciade su antifascismo sino tambin testimonio de su inexperiencia sociolgica. Es notorio pues que Heidegger suscita un inters cada vez mayor. Enlo que nos toca debemos procurar que ese inters no ocasione ningn perjuicio y advertir que junto a una posible lectura fundamental y responsable de la obra completa de Heidegger del discurso del Rectorado de lostextos polticos pero tambin de los otros textos no debemos renunciar anuestra responsabilidad poltica que debemos mantener. Y queremosdefinirla de modo tal que debe ser tenida en cuenta junto a la cuestinplanteada sobre Heidegger.Todo el mundo est de acuerdo pienso; muchos de nosotros estamosde acuerdo en que incluso cuando se pudieran comprender aclarar y disculpar el compromiso deHeidegger de 1933y algunas consecuencias quede una manera compleja y ambigua ha acarreado en los aos siguienteslo que permanece inexcusable segn Philippe Lacoue-Labarthe lo quecreo segn palabras de Blanchot sigue siendo una herida del pensamien

    to es el silencio despus de la guerra sobre Auschwitz y muchas otrascosas.Ahora bien me atengo a la regla general de hace un momento; tambin

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    yo sigo la huella de esa herida y pienso al respecto como Philippe LacoueLabarthe como Blanchoty algunos otros pero me pregunto: qu hubieraocurrido si Heidegger hubiese dicho algo y qu hubiera podido decir? Loque ahora voy a sostener es muy arriesgado lo arriesgo como hiptesis yles pido que me acompaen .en el riesgo.

    Supongamos que Heidegger hubiera podido decir respecto a 1933 noslo: He cometido una gran tontera sino tambin: Auschwitz es elhorror absoluto y condeno esto radicalmente . Una frase como sta nos esfamiliar a todos. Qu habra ocurrido entonces? Probablemente hubieraobtenido la absolucin sin ms. Se habran acabado los expedientes sobreHeidegger sobre la relacin entre su pensamiento y los hechos del as llamado nacionalsocialismo. Y con una frase que tendiera a un consenso sinesfuerzo Heidegger hubiera terminado con el asunto y nosotros no tendramos necesidad de preguntarnos permanentemente por lo que podraobjetar la experiencia del pensar de Heidegger; por las afinidades sincronas del pensamiento arraigos comunes y cosas semejantes con esefenmeno todava impensado que nos representamos como nacionalsocialismo.Creo que si hubiera dejado inducir a una declaracin digamos en elsentido de una reaccin moral inmediata o a una manifestacin de su

    espanto o de su no-perdn es decir a una declaracin que aunque nohubiera resultado de su trabajo de pensamiento estuviera a la altura detodo lo que l ya haba pensado entonces nos sentiramos ahora ms fcilmente liberados de la obligacin de hacer el trabajo que debemos hacer.Sin embargo debemos hacer este trabajo heredado pienso del terrible einexcusable silencio de Heidegger. La ausencia de frases sobre su relacincon el nacionalsocialismo que nosotros hoy somos capaces de pronunciar esta ausencia nos lega una herencia. Nos lega la obligacin de pensar eso que l mismo no ha pensado.Creo como dijera Philippe Lacoue-Labarthe que Heidegger no pudodominar tericamente al nacionalsocialismo. Por lomenos no simul conuna frase que le hubiera sido fcil haber comprendido lo que ocurri yhaberlo condenado. Tal vez se dijo Heidegger: yo podra formular unacondena del nacionalsocialismo solamente si esto me fuera posible en unlenguaje que no slo estuviera a la altura de lo que aqu se dijo sino tambin de lo que aqu ocurri. De esto no fue capaz.

    Esta es una hiptesis muy arriesgada y dije que esta noche estoy43

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    improvisando un discurso-. Sin el terrible silencio de Heidegger no sentiramos la obligacin que se dirige a nuestra conciencia de responsabilidad, ni la necesidad, de leer a Heidegger como l no se ha ledo a smismo. Al menos l no ha pretendido esto. O 10 pretendido y por eso,como presumo, ha guardado silencio. O tal vez pretendi que ya ha dicho,a su modo, sin dejarse inducir a frases cmodas, 10que debi decirse delnaciona1socia1ismo.

    Quien quiera an encontrar algo en sus textos, en virtud de 10cual sepueda no slo sentenciar la verdad interna de este poderoso movimiento,sino tambin su decadencia y su ruina. Quien quiera hacer esto, ahora,podra hallar esto en sus textos. El no fue capaz de decir nada ms alrespecto. Ahora nos toca a nosotros decir ms, como: Auschwitz es el horror absoluto, uno de los ms absolutos horrores de la historia de lahumanidad. Si pudiramos decir ms, deberamos hacerlo, y este requerimiento est, segn creo, inscripto en lo ms terrible, quiz tambin enlo ms valioso, de la herencia de Heidegger.

    Creo, y con esto concuerdo con lo que ha dicho Phi1ippe LacoueLabarthe, que la lectura de Heidegger, no una lectura ortodoxa y filolgica sino una lectura en cierto modo activa, nos puede proporcionar, nospuede acercar 10que condenamos, y nos puede ayudar a saber 10que condenamos.El presentetexto fue ledopor Derrida comocontribucin a un coloquio sobreAlcances filosficos y polticos del pensamiento de Heidegger , realizado enHeidelberg en 1988. Hastadondehemospodidos ber la nicapublicacin existente es la versin lem n de dondeha sido realizadaestatraduccin).

    Traduccin de Diego Tatin

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