Textos CTS parte1

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UNIDADES Y TEXTOS DE LECTURA

1.- BASES PARA COMPRENDER DE CTS

• Educación, ciencia y tecnología Reflexiones de fin de Milenio; Ricardo Israel. LOM Ediciones • Norte y sur de CTS Andoni Ibarra Y José A. López C. • ¿Qué es CTS? Resumen; varios autores. • Enfoques sobre la tecnología. Carios Osorio M. Revista de la OEI Sobre Ciencia, Tecnología e Innovación-

Número 2 / Enero- Abril 2002. • El positivismo lógico; A. Ayer. F.C. E. introducción • La estructura de las revoluciones científicas T. S. Kuhn; Introducción. F.C. E. • Augusto Comte. -Pendiente-

2.- ENFOQUE SOCIAL DE W TECNOLOGÍA

• Historia y determlnlsmo tecnológico; Merritt Roe Smith y Leo Marx (Eds.) Alianza Editorial. • El fuego de prometeo; Héctor P. Ciapuscio. Colección Ciencia y técnica.

Capítulo 2: Tecnología y sociedad".

. La cultura de la tecnología; Amold Pacey.: Capítulos:

i : "La tecnología: práctica y cultura"; 2: "Las creencias sobre el progreso". 3: "La cultura de la especialidad".

• La Ballena y el reactor. 1. Winner; Parte I: "Una Rlosofía de la tecnología": Capítulos:

1: Las tecnologías como fonnas de vida 2: ¿Los artefactos tienen política?

• Gestión de la tecnología; Smail ATt- El - Hadj La empresa ante la mutación tecnológica

3.- CIENCIA Y SOCIEDAD

• Un texto sobre ciencia - Pendiente-• Un puente para dos miradas; F. Várela. Dolmen Ediciones.

Método científico y validación. - Las estructuras de las revoluciones científicas; T. S. Kuhn. FCE.

Capítulo 2: "El camino hacia la ciencia nonnar

. El bien, el mal y la ciencia; Evandro Agazzi. Capítulos: 1: "Qué es la ciencia". 2: "Ciencia y sociedad. 3: "¿Neutralidad de la ciencia?" 4: "Ciencia, técnica y tecnología".

• La construcción del conocimiento científico; Gérard Fourdez. Nancea, S.A. De ediciones Madrid. Capítulos: 5: "El método científico: Las ciencias como disciplinas intelectuales" 7: "Ciencias e ideologías". .8: "Ciencias fundamentales y tecnologías"

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Es un proceso que ha sido extremadamente beneficioso para los habitantes de esos centros de poder e influencia, pero no (al menos to-, davía_) para el mundo en su conjunto.

. Por lo tantO/es fundamental incliiir el componente ético éñ todo iriodeio de desarrollo. 'De ahila importianda de introducir el compo­nente llamado "futuro" a nuestro proceso de toma de decisiones. Tehé-

. mos la obligadón, de prever las consécuendas dé nuestros actos.' . ' En el pasado, el hombre ha empleado siempre la violencia en con-.

tra de las otras criaturas vivientes y'en contra de Ja naturaleza: iSTada'. parece iñdiCar que vayamos a cambiar ten el futuro cercano. Porgará - • 2ÓnnD debiéramos yér'a todo cambio tecnológico comointrinsecainehté ; positivo. Las características específicas de cada teqiólogía'son tari impor­tantes como las decisiones políticas relativas al desarrollo aentífico. '-, '.

No 'es irreleyante inten.íar conocer hacia ¿onde estarcios siendo • conduddos.'El Cambio tecnológico es rápido y él ritmo'es cada'vez más • intenso. Pero, el cambio sodal y poh'tico no se dan a la rriisma velod-' dad. Los cambios .culturales son lentos. Las cosas van y vienen, apare­cer: y desaparecen para, ser reemplazadas por otras novedades en las vitrinas. Esto no ocurreconla gente. Las ideas y los valores cambian

• lentamente. Esta es la razón de por qué la conducía básica de los seres -humanos ha perm-aneddo inalterable durante siglos.

Para los propósitos de la aenda y la tecnología, desde un punto de vista sodal, el desarrollo es un proceso largo y complejo^ del cual el credmieiíto económico es tan sólo uno de los icomponentes, y ni siquie- . ra el más importante. A veces un ^bióom" económico no -transforma a •un país en una sodedad desarrollada. *Es lo qiie aprendieron a un gran costo los países exportadores de petróleo en la década del 70: • .

Los éxitos económicos y los firacasos sodales délos pafees qiie han conoddo la perestroika del Ocddente, su- éniiquediniento material y su empobrecimiento espiritual, demuestran que el futuro más brillante co­rresponde a aquellos que no olvidan que rio sólo existen cóndidónespoK-íicas y tecnológicas para-el desarrollo. En otras palabras, que un. compo­nente importante del proceso de desarrollo spdal e individual es el ético.

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•GIEÑCIA. TECNOLOGÍA, DESARIIOLLO ^^/^/•;: ; ; YSUBDESAR •

.ASPECTOS P O L Í T I C O S YSOGIOLOGÍGOS.

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* Introducción: Ambiva lenc ia de la'Tecnología.

• Siempre seha dicho que Gehda y Téch-ología son necesarias. Esta afirmadón es generalmente corrvplementada con otra afirmadón que se ha hed:io habitual: "denda y tecnología -para el desarrollo". El pro­blema se cornplica cuando avanzamos un pasoy nos preguntamos: ¿qué entenderemos por desarrollo? . • ••„ ,••-•-

•Es éste tema el que pretendo cubrir ep. laS páginas siguientes, toda vez que las dendas sodales abordan el problema de la tecnología con ima mezda de temor y respeto reverendal debido a su ambivalencia, es dedr á su capaddad intrínseca para hacer .el bien o el .mal, dependien- . do deluso que le demos,y eUO/por definidón, implica caer en catego-naspoh'ticas, y también en opdones de carácter ético. . . '

••Siurgen mitos difixndidos y de tan póco^fundamento como aquel del hombre esdavo de la máquina o del avancé tecnológico como causa única de generadón de un .desempleo masivo. Ahora, si como conse-cuenda de lo anterior, cada vez se reqiaerirá de menos seres para pro­ducir bienes y servidos, á-umeñtará -^coino aspecto positivo— el mar­gen de tiempo .que se podrá dedicar a otras "tareas. La pregunta que

. .súrgé'natoalmenté'es:'¿paáles otras?, y la resptj "_tintas sodedádes.eSuha dave pairala.brgardzaaón.sodal.délfutiir • Dé ejéiriplps tomo éstos sm-géla'an:ibivalend^'dela.iecn-ólogíap.árál -: : cieridás sbdaies. jjna córnputádora puede ser fti'énte poterídal de-Hbé .-~, •'.'iaa.ón'cpmo/áe-.ppresión (registró;indebido de.antécedentes-persona^^^^^^

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les). Es por ello: que en las sodedades modernas la tecnología aparece .ante todo como un sistema cultural.

La Tecnología como actitud, cultural .

La visión que parte de la literatura, ,el dne, las hxamanidades y las. dendas sociales nos ha. entregado de la. tecnología es en'general catastrofista, enlaperspectiva denegarse a'ver en.las máquinas un pro­ducto tan. hurnano com.0 lo puede ser .im.a obra, de arte o una novda. Se olvida que son creadas por nosotros.. . •

Ello seTeEeja en el caso del'robot, donde para bueria parte de la literatura, la creadón derün aparato artifidal que cum.pliéra fundones humanas o se le paredera al hpmbré, sólo podía ser obra de Dios,. In­tentar imitarlo-.sólo. po.dría producir desastre (basta recordar a-Fraxücestein). La propÍa..pal,abra "robot", proviene de un vocablo checo y.significa trabajo forzado.* Para dertos autores, una máquina podero­sa es un peligro para, el ser humano, un monstrua maligno (el caso -del computador HAL de la peKc'ula "2001: Odisea del Espado").

Sin embargo, la denda y la tecnología están presentes en casi todos los aspedosde nuestra vida diaria: iisamosmáquinas para produdr bie­nes; viajar, comunicarnos, etc. Están de tal forma presentes que su com­prensión es necesaria para un entendimiento la sodedad nxisma.

Los problenaas asodados con la tecnología no dependen tanto de su propia naturaleza corpio de su utilizadón, lo que está determinado por factores sodales y políticos-La tecnología no es indep.eñdienté, jue­ga su rol en la-sodedad intimamente vmida a la formas a través de las cuales ésa sodedad se ha organizado, induyen.do por derto las formas de utilizadón del poder, formas que induyen al Estado y a los grandes grupos económicos) pero que no se agotan allí. El desarxoUo tecnológi­co no es sólo una dedsión dentífica y económica, sino.también política'.

Bl problema se plantea a partir del hed: o de que las dedsiones relacionadas con los padrones cenitales del desarrollo d'e la denda y de la tecnología son eseridalmente políticas, al envolver la direcdóri' en que van a ser canalizados los recursos (tanto Hiimarios como económi-

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eos) de una sodedad determinada. Cuando hablamos del desarrollo pleno de la denda y la tecnología en interés de la sodedad, ¿cuál es este interés? y-¿qué se entiende por desarrollo pleno?

La tecnología se ha convertido en tm lenguaje de la acdón sodal, por intermedio del cual selecdonamos los aparatos .(el equivalente a las palabras) a través de los cuales queremos realizar nuestras actividades diarias. -Mirar televisión, hablar por teléfono, secamos el pelo, prepa-•ramos la comida, subimos a un auto, etc., etc., son realizados a través del uso de algún' tipo de tecnología, aunque muy pocos de nosotros estamos en" condidones de diseñar y construir las máquinas que reali­zan ese-tipo de tareas. Por ello> existe im.a institudpnalizadón de la tecnología que implica que el diseño (y por lo tanto la elecdón) de esas máquinas está fuera de nuestras manos_.

Son otros los que eligen por nosotros. Por ello, debem.03 mirar a la tecnología como una institudón social, más que como una sum.a de artefactos y máqxxinas.

Es erróneo decir que una. m.áquina cumple xma tarea determina­da: sus fundones pueden ser varias y a veces son producto del entorno sodal (un auto como.símbolo de estatus, pOr ejemplo), independiente­mente de cualquier rol material. AÍ mismo tiempo, sería igualmente, erróneo criticar a una máquina por uno de sus roles o consecuendas (el ruido del transporte publico, por ejemplo)^sin analizar el conjurxto. Es .necesario entender que la fundón de la tecnología, como una insti"hi-,-don sodal, implica que los roles asignados á artefactos y máquinas es­tán rdadonados con el contexto sodal del que forman parte integrante: •el significado valórico que se asigna a cada máquina, su significadón,' está articioiádo con un proceso que tiene .lugar en un njarco sodal deter­minado. . - . . - ' l, ' •

La denda y la tecnología han stifddo un proceso rapidísimo de predmiento a partir de la Segunda Guerra Mundial. Producto de ello el dentífíco,se ha convertido en vm trabajador más. Ya no existe d anti-; güo hombre de dencias, que aislado en su lab oratoria j^rodu.da un in­vento importante. Hoy el proceso de invendón está organizado en gran­des laboratorios, que dado el monto de los recursos que se necesitan, son de propiedad estatal, de universidades o de transnadonales. El carácter de la responsabilidad sodal dd dentífico también se ha modi-

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ficado al perder todo control acerca de la utilizadón que se hace del '•• resultado de su investigación.

El avance dentífico-tecnológico difiere de las invendones del pa­sado al menos en un punto: en el siglo pasado sé podía afirrnar con seguridad el nombre del inventor, y la fecha del invento del teléfono o de la luz eífctríca. Hoy, el carácter complejo e interdisdpHnario de la denda moderna impide entregar nombres o fechas con^absolíita pred-sión, nadie puede asegurar sin ser rebatido que tal persona inventó la computatíón o que en tal fecha se descubrió lá'rnicroelectrónica. •

Con frecuendá grandes inventos se han desarrollado en un con­texto, sodalr^el desarrollo de la locomotora no fue sólo el residtado.de las lucubradones de dentífícos é ingenieros, ya que -mucho, tuvo que • ver con d hecho de que habían grandes .depósitos de carbón que no podían ser trasladados al mercado a través de los métodos tradidona--les de la utilizadón de nos y canales. De ejemplos cojno éste, surge la necesidad de desprendernos de aquella visión de'la tecnología como ajena a la sodedad. - * - , • " "

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.Expl icadones del SubdesarroUo.

Hay explicadones del subdesarroUo basadas en la dependenda y por lo tanto,.también en' la dependenda dentífico-tecnológica. Otras escuelas avalizan ei^licadones históricas,'de acuerdo' a las cuales los países anglosajones habrían redbido una influeñda del capitalismo rnodemizador desde sus orígenes, y por el contrario, ía-influeñ.da-ibfe-róamericana en América Latina habría operado en un sentído-éxácta-rnente opuesto. . • -' ' . " ' • '

¡ No es el momento de entrar en este debate, dadas las -fu"ertes -y fundadas críticas que estos intentos explicativos globalizañtes han red­bido. - - ' • ' * • " • ' .

Por eHo, apuntaremos nuestra búsqueda en un sentido más estre­cho. Así, para la sodplogía, cuando hablamos de desarrollo, nos referi­mos también —y a veces de forma dominante— a los grumos qué' con­trolan las dedsiones políticas y elpoder económico. Por eÜo, coñven-

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dría preguntarse al analizar individualmente cada país latinoamerica­no: ¿Cuáles son esos .grupos y qué reladones de cooperadón o conflido mantienen con otros competidores y con grupos dominados?

Después de haber abordado esta materia, correspondería inten­tar.explicar: ¿por qué la estructura social tiene esa característica?, es dédr, ¿cuáles son las condidones éstmdurales que hacen que sean es-ios y no otros los-grupos qiie deaden situádones qué afectarán a otros 'individuosygñipos? '

Es indudable que'la respuesta variará de sodedad a' sodedad, y de una etapa histórica a otra. Al respedo es posible —a pesar de to'do — señalar álgürias condidones estructurales que se dan eñ América Lati­na comO conjuntó: : • '• • . . - - . •. ^ • •• .

• a) Como "región-es -pairte de ún sistema político intemadonal; b) es parte de un mecanismo de intercambio económico, en d. que a

niyel mundial existen actores en posidón de dominádón y los paí­ses látinoáirieñcanos" ocupan posidones de subdrdinadón; '' •-

c) los procesos" de cainbio que se han dado han sido distintos a-lo • experirríeñtado por los países desarrollados;

•'d) por eUo, en la posidón'de-Ios países latihoamericanos existe una ambigüedad básica: por tm lado se insiste en la autonomía, y por el otro, un* sistema internacional Ueva a la región a -un sistéina de

, reladóries que le'niega esa predsa autonomía.'Coinó ejemplo, .bástenos presentar el problema de'la deuda externa.

Estilos de Desarrol lo . ' '

En Axriérica Latina han existido gobiernos de signo ideológico muy diverso (popiüistas, conservadores, otros), que han. sido califica­dos o sé llaman a sí misinos desairollistas. 'Por otra parte, como enfo­qué del pensamiento económico el desafroLismo se nos. aparece bajo tres denominadones distintas: . .., . . . ' '

a) el desarrolio como credmierit'o: el cual tradidonalmente supuso un

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importante papel para el Estado y objetivos como un pleno nivel de empleo y utiHzadón de la capaddad instalada industrial d d país;

b) el desarrollo como..secuenda de,fases; en d sentido de que los • • • países pasarían* por •im.a serie de estadios hasta, alcanzar el de la

, sodedad avanzada, .entonces identificada mecánicamente con la industrializadón. De acuerdo a este enfoque, el subdesarroUo no sería más que una de esas fases. Tanto el punto de como el de tér­mino y las fases .intermedias que se proponían eran -visualizadas a imagen y semejanza de la experienda vi-vidapor Estados Unidos y Europa Ocddental; • . • '•

c) el desarrollo como cambio de estructuras: el acento se pone en las

reformas globales y estructurales y en la modificadón de la asimer

tría entre tm "centro" desarrollado y una "periferia" subdesarro-

Hada en la cual se induye la totalidad del tercer Mundo-

Como práctica política y económica surgió en la región com.o con-secuencia de la gran crisis de los 30s, 'aunque su e laboradón y radonalizadón es posterior, imponiéndose como teoría económica y sodológica con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, fundamenr talmente a través de la labor de la Comisión Económica para América Latina-(CEPAL) dé lasNadonesUnidas . " • •

En todo este período.que abarca alrededor de medio siglo, surge la "teoría d d desarroUo" corno la mayor expresión ideológica-de es.te proceso, transformándose el tema en una obsesión para gobiernos.tan-: to de derecha como de izquierda, y la inhabilidad para "desarrollarse" en la medida espera;da en im factor-permanente de inestabilidad, al desatar en la pobladón expectativas económicas y poKticas que el sister m a n o estuvo en condidones de satisfacer. • , . ,

El resultado anhelado,, la "sodedad desarrollada" no pasó de ser tm abstiíacdón formal y sin asidero. Hoy sabemos que no existe posibi­lidad alguna que en d futuro existan sodedades que alcancen exacta­mente el mismo n i v d de las que hoy son desarrolladas. En otras pala­bras, no existe una línea horizontal en la historia.. No se conoce caso algimo de alguna sodedad que produzca hada adelántela etapa previa de una sodedad existente. Es en este sentido, que se afirma, que las sodedades que hoy son "desarrolladas" nunca fueron "súbdesairroUa-

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das" (en la forma que la expresión asume hoy en d Tercer Mundo), aunque es evidente que hubq'un momento cuando toda^/ía no se ha­bían desarrollado. , •

Es por eUo que la posibilidad de una ideología o teoría general y única d d desarrollo debe ser rechazada. Las metas del desarrollo sori.. definidas por individuos y grupos sodales en sodedades concretas, y en tomo a problemas y desafíos históricos específicos qué por defini­d ó n son cambiantes. • ¿I ';

• Así no no.s debe extrañar que los objetivos d d proceso de indus­trializadón, en .d cual, tanto invirtieron-los países latinoamericanos en los •últimos 50 años, no se cumplieran, y la mayor conspiradón contra cual­quier éxito ha provenido de la inestabilidad política de la región, demos­trada hasta en los fracasos de los diversos intentos dé integradón. i

• 'La d e n d a política entiende a la estabilidad como la previsible •capaddad de uñ sistema para durar en d tiempo. Este demento'está rdadonadb con d carácter d d régimen político, es dedr,-con d conjun­to de valores (prindpips y metas colectivas sobre las cu-ales existe un' consenso mínimo), normas (reglas del juego) y estructuras de autori­dad (funcípnes ocupadas por goberiíantes respetados como legítimos).

Al respecto nos encontramos con diatro-hipótesis u e intentan-expHcar qué es lo qué genera estabilidad en los^países: "°é-

a) para algunos la estabilidad está rdadonada con la cultura cívica de los pueblos; *

b) para otros depende del n ivd de desarrollo .económic^y sodal y de la eficada gubernamental; • '" "í •

c) para dertos autores, un sistema es estable cuando los modelos dé autoridad gubernativa son congruentes con aquellos que son acep­tados a nivel de sodedad dvü; • - • :

d) . p'or-últimp, la estabilidad se daria cuando d nivel deinstihidona-lizadón es propordonado y adecuado al n ivd depart idpadón (así tanto la anarquía como la pobreza y riqueza extremas serían po-tendalmente desestabüizadoras).

En general, mientras mayor sea la legitimidad y más alta la enca­da dedsional, más emprendedora la éhte económica y más radonal la

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élite poKtica, más estable será un sistema político. Cualquier compro-badón empírica nos m.uestra que estas condidones han sido escasas en la historia latúioamericana, lo cual ha perjudicado el sostenimiento de .cualqiúer procesó de desarrollo en el tiempo.

Desarrol lo y Modemización. - - '

•En términos muy genéricos, la moderrúzadÓA e.quivale al. con­junto de.cambios en la esfera política, económica y sodal que han ca­racterizado los últimos dos siglos. -Sü origen está en la revolución firan^ cesa y en el paraldo despliegue de ,los efectos de-la revoludón indus­trial británica; es dedr, predsamente d mundo que está cambiando como •consecuenda.de la emergenda de-la sodedad informatizada> y-de la, revoludón tecnológica generada por la informática, la robotízadón y la • biotecnología. . ' • • . . * . - . ' •• . • . •

. , Este.mundo que se está modificando fue aÜánticQ (hoy d Padfíco loestá reemplazando corno centrode la actividad económica.mimdi;al)-, y europeo en sus.orígenes: de ahí que d proceso fuera conocido como etiropeizadón, ocddentaüzadón o modemizadón.- .Fue unproceso qué también corrió a parejas con d éxito y difusión dd método dentífico.

Sin embarco,.p'ara que,sea exitoso.un proceso de .desarrollo en--tendido como modemizadón, no sólo debe haber aceptadón de insü-tudones, valores y técnicas (europeas), sino también yprimordiaimen-te un proceso de interacdón entre institudonés,-culturas y técrúcas di-.versas. - • ' * . " • . • • • - " • ' • ' , " '

Es decir,_Xm proceso que se basa en una ixnposidón y penetradón no dará los resultados deseados si es que no existe un medio receptivo a su influeñda, y ello pasa por armonizarse con culturas y realidades, diversas. • •. •. .

Antes de poder,pensar en un proceso- de desarrollo dentífico y tecp:iológico, para los efectos d d desarrollo debemos hablar.de'moder-nizatíón política, económica y sodal. Todo esto nó es fádl, ya que nor-malinente impEca una serie de crisis (de penetradón^ de integradón, de identidad, de legitimidad). •

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Para propósitos 'de desarrollo, hay.modemizadón poKtica cuan­do se produce un aiunento en la capaddad de los países y sus autorida­des para dirigir efidentemente la cosa .pública, dar cauce a las deman­das de sectores diversos y moderar la tensión sodal. Las crisis.afectan las rdadones de gobernantes y gobernados y las de los diversos grupos sodales, econórrúcos, étnicos, etc., eíitre eÜos. La forma como los países resuelven estas-crisis deidentidad y de legitimidad determina la mane­ra como se proyecta el desarrollo. / ; • . ; •.

Los procesos de modemización política^son.determinados por factores cómo:- • ; • : • • • -a) - d tipo de estructuras y ailturás poKticas tradidonales; b) d xnoinento histórico en que d proceso comenzó o se vio obligado

a variar su curso; • : • • : . . . • c) las características de la élite modernizante; y d). la forma y secuenda de las diversas crisis.

Sobre todo para los.efertos .de la Cientía y Tecnología el momen-to.histórico en que se empieza es fundamental, al tener ventaja los que •Eegan primero por razones diversas, induyendo d no tener que some­terse a moddos daborados. - • - , - .

En el tercer mundo se debate si d proceso va a ser encabezado por* su biurguesía empresarial (como en Europa), sus dases medias o 'como consecuenda de "Una revoludón. Es un debate no resuelto. Lo único seguro es afirmar que la "fuga .de cerebros" permite la .emigra-' don de la categoría sodal con más daridad y con un 'mayor interés objetivo en un proceso de desarrollo de la Ciehda y Tecnología.

Por modemizadón .económica, nos referimos al proceso por me­dio dd cual la organizadón eco.nómica de una sodedad se hace más radonal y endenté. Lo primero se mide por la correspondenda de los medios usados respecto de los fines. Lo segundo, por índices-tales como d Producto Nadonal Bruto. 'Es dedr, lo que hoy estaría ocurriendo en sectores como-energía y comunicadones. Históricamente en muchos países le ha correspondido al Estado tm rol prótagónico, no sólo en Ja-.pón y en los -llamados países sodalistas; sino' también en la Aemania de Eismarck y en la Branda de Napoleón HL

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Los procesos de modemizadón sodal generan modificadones en las concentradones y ubicadón de los grupos humanos. Así laindtis-tríaHzadón trajo consigo grandes conglomerados urbanos y la necesi­dad de una alfabetizadón generalizada. Sin embargo, las habilidades .que hoy se requieren para la sodedad iñf ormatizada son diferentes.

En todo caso, todos estos procesos generan cambios profundos en la movilidad sodal, en la estratificadón y en la conformadón de las dases sodales cómo consecuenda de los cambios en las fundones y actividades que grupos e individuos cumplen en la sodedad. .Es por ello, que con toda probabilidad de la sodedad informatizada surgirán dases y élites distintas a las que hoy dominan.

Es necesario tener presente que ningún proceso de desarroEo se hace con presdndenda de los valores, intereses, motivadones y actitu­des de individuos y grupos, ya sea en'forma negativa opositiva. -Basta.-recordar d conoddo análisis de Weber en tomo a la reladón de la ética', protestante y el capitalismo (prindpalmente en reladón a la ética del trabajo). Es dedr, queremos recalcar la importanda de los valqres en el origen y consoHdadón de todo .sistema sodal. - . ,:

¿E>ásterí etapas en el Desarrol lo?

Las etapas son d equivalente a las fases de un proceso sodal ain-pHo, dif erendadas entre sí y que son sucesivas^ al igual qué analítica y .enapíricamente verificables. -

Para enfrentarse a ese problema, el deritista sodal conternporá-neo ha heredado' de la filosofía y teoría de la historia una comprensión • de las fases históricas que es tm.a formuladón última de.la antigua con-" troversia entre las cPricepdones dcíicas y progresistas de la historia.

Platón ya hada una descripdón de un ddo de vida mundial.de 72.000 años solares, luego de lo cuál la decadenda total, del jnundo exi­giría su rénovadón por la ddda'd, dividido en dos fases de 36".000 años cada una: la primera de buen fundonamientó y la segunda, ,de deca­denda. • '. jiy . ¿? -i.-- r-:..r}r' • :• . .

La concepdón judeo-cristiana era lineal hasta culminar en d jiú-

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do final o en d advenipúento del Mesías. Con la lleg'ada del Renad-miento pasó a ser un proceso terrenal de perfecdonanúento gradual del hombre.

Por su parte, la Revoludón Industrial y el métodp dentífico traen • consigo la idea de progreso,indefinido, reflejado-aúrí'^ diversas doc-

tdnás poKticas. -Otras interpretadones positivistas nos hablaron de una concepdón de desarroUo sodo<ultural evolutivo por etapas, y por úl-tim.0 se proptiso la .idea del avance a través del quiebre Tevóludonario.

. Las críticas a la idea dd progreso indefinido recrearon., la vigenda de nuevas cpncepdones .ddicas de la historia.y.d desarroEo que en común postulan tanto la repetídón o féiterádón dd problema sodal básico como dd moral.

Ahora, este tipo de deméritos-que son aplicables a las evoludo-nes y revoludones sodales no actúan de Ja misma forma para las revo-ludones dentíficas, las .cuales se hacen rápidamente universales y cuya irreversibüidad es mucho mayor.

Un .elemento en común surge dd hecho de que no existen mode­los únicos^-ni de desarrollo-sodpeconórnico ni de desarróEo tecnológi- j. co-denfífico. Así Estados Unidos e Inglaterra pres.entari^esquemas muy „ .distintos al de China en el sentido que enJas primeras es el inercado.-,¿ privado d asignador primordial de recursos, representando Japón.o J

, Europa:ocddental casos intermedios. Lo mismo es apHcable a las estra- '] tegias de desarrollo tecnológico, no sólo desde .el punto de vista de la ingerenda estatal, sino también del acento distinto .a l^:innovadó.nte'c-.; nológica o a la denda básica como.palanca de .desarrollo- • • i. -I

La .Cienda y la Tecnología como.factor polít ico.

América Latina se ha planteado históricamente d problema dd •;', desarrolló desde una doble perspectiva: ,

a) los dementos reales del desarroUo sodal y los fundonales dd de­sarrollo sodal; y

b) las condidones generales de tm proceso de desarrollo, desde las h- -

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'íMi^^ nadonales a las intemadonales, induyendo d surgimiento de un sistem.a completo de poder internadonal.

Desafprtúnadainente el aspecto más destacado dd inundo contem­poráneo no hs tenido una presendá rd'evante en.la'Regióh: el desarrollo' revoludonario de la Genda y la Tecnología. Por él conürario, éh'Amériea Latina ningún país ha ímplementado una estrategia de promodón cien-. tífica y tecnológica entre las prioridades nadonales. El rol de la denda y, la tecnología en el desarroEo ha,sido ignorado y/o subestimado, ponién­dose d acento en esquemas poh'ticos y inoddos económicos, íPs cu'áles hasta el momento no han dado el resultado esperado, condudeñdo á tma frustradón generalizada de opdones y expedatívas.

En*cambio, en otros países estaba ocurriendo unproceso que es expresado por im.a curva exponendal de descubrimdéntos deñtificos y aplicadones técnicas,'que en cr'edehte acderadón logran un progreso casi x'ertical eri las últimas décadas. ' • •_ '' •'•

Culturahnente, América Latina permanedó al rriargen de "un cam­bio radical: la tecnología se diversificó y expandió dé tal forma que':se convirtió, desde ser tm. instruineñto paia la adaptadóñ del hombre a lá naturaleza, en un intento de convertir a la naturaleza en irnagen y se-

'mejanzadelhornbre. . • ." -. • : • • •. La numerosísima bibliografía dedicada én las últimas.décadas a

la denda como lenguaje para la verdad y a la tecnología como lenguaje para la acdÓñ; a la sodología de la tecnología (condidonaihierrfo re'a-.-proco sodedad-tecnología); a la síntesis entre lo biológico y la/dbefné-' tica; a la ecología; a los escenarios de futuros probables*; és una muestra-representativa de la tecnologízadón de sodedades desde el prisma de su impacto spdal, político y cultural. Induso convendría preguntarse que si al convertirse la tecnología en un sistema que se autorreproduce, eEo no ha impEcado unñ mutadón cultural para la humanidad.

En el debate político se enfrentan posidones extremadamente optimistas de un futuro de plena abundanda con -otras abiertamente catastrofisías de deshumanizadón. En el fondo de cada uno.de estos argumentos contrapuestos aparece d.mismo horizonte: estaríarhos ^ t e laposibüidad de generar condidones para d desarroHo societal y pbH-. tico diferentes a lo conoddo hasta hoy. Es dedr, las posidones extre-

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ma§ compartenunpunto epistemológico común:d optiousmoy d p e ­simismo, la visión positiva y la negativa se equiparan en aqud-punto donde d desarroEo tecnológico enderra ía pótendalidad como para

• significar el cambio más destacado de toda la evoludón bío-cultural del género humano; ' ' •'

Políticamente,* ello •encierra'por cierto un peligro, el de los ".anticuerpos que este proceso genera, es .decir, d de una reacdón de ca-•ráder anti-tecnplógico, reflejada en desafíos y presiones •antagónicas al" desarroUo total de todas las potendalidades que posee la tecnología.

Baste, com.0 ejemplo, recordar el período que va desde el movi---miento contestatario "hippie" hasta d éxitopoKtíco de partidos como los 'Verdes", con-banderas pacifistas y ambientalistas. Si ésas tenden-das se transformaran en mayoritarias, indudablerneríte sé alteraría el .ethos dentífico y se generarían dimas sodales-adversos a la promodón irrestricta de la tecnología. - • ' - ' ' - ' .

Una consecuenda positiva de-ésta actividad de presión ha radi­cado en d convencimiento púbHcó (y en diversas législadones),; de que la tecnología no puede convertirse en una agresión que altere el •ecosistem'a natural en forma irreparable.

La sociedad científico-tecnológica como utopía-

¿Es d desarroEo, y, por lo tanto, el desarroEo de la Cienda y la Tecnología en países como el nuestro una utopía? La respuesta es sí y no, y, por dérto, ambigua. ••'*"•'. ' • *

Láutopíaserefieré.a'tin*amodifiPadónradicai de un derto orden. Quienes se proponen ese cambio, piensan que lo ofireddo es mejor que lo existente. Por lo tanto, la utopía tiene dos aspectos: crítica de lo que "•esyviSualizadóndeloquedeberíaser. '••

. Históricamente, 'en seritido Eteral, significa "en ningún lugar'' y fue usadapor Tomás Moro en 1516 para nombrar una isla desconodda donde existía ' l a mejor forma de república" (para él, aqueUa con plena

• toleranda religiosa y'sin propiedad privada). Desde entonces d témrá-no se desvirtuó hasta equipararse con fantasías irrealizables o luchas poir, sistemas distintos virtualmente imposibles de concretar.

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No está demás destacar.que d criterio de "irrealizabilidad histó­rica" es dudoso, ya que la historia está Eena de ejemplos de obténdón de logros aparentemente imposibles. ,Por otra parte, los portadores de la trarisformadón.(en este caso los impulsores de un proceso de desa­rroUo dentíficoftecnológico), se forman en el mismo proceso de trans-formadón. . . -

Concliisióii.

• Es una- y.grande: para los efectos de la Genda .y Tecnología, des­de d punto de vista sodal, d desarroEo es unproceso largo, complejo y con múltiples dimengiones. Su estudio debe ser-inter y trans-disdpE-;. nario. • . - • . , - , . . • • • .':••'••"' ••:•

• Detrás dd problema -está, por una parte/la .tentativa delhoinbre por controlar a la naturaleza y.por.-la otra,, .d esfuerizo inmemorial de. ampEar d'áxnbiío*de sus decdones y Hbertades-sodales ypoEticaspara -d mayor núinero posible dep.ersonas.e individuos.

El desarroUo .es parte dé la historia testimonial de esos esfuerzos, sus logros y sus frustradones: . • -• _ -

(año 1985)

VI. J^'.-

CIENCIA Y T E C N O L O G Í A PARA CHILE

La. rdadón entre investigadón dentífica y te'chológicay desarro­Uo económico y sodal es hoy estrecha.*Lo,.ha sido también'en elpasado. Siu' eiribargo, én forma cada vez más credénte, d rüvel''de vida de los países está vinculado a su capaddad para crear yVtüizarconocirnién-to. Si la capaddad de una sodedad para investigar o ád-optar en forina efideútéla transfefehaa de denda-y tecnología esbaja, igualmente s ' ^^ insufidente su productividad y la cáUdad'dd sistema e'clucadonal, con, . d,consiguiente ionpacto' en las posibüidades^.queie pueda ofrecer a sus.'..~ habitantes, lo que se mide én pobreza, ineíiaenda'y subdesarroUo. . -• _,-;•

"* "Enpaises contó elnuestró,el'rol de la;,dendá y la tecnología en el ••,-,: 'desarfoHo es ignorado y/ó subestimado,'-poniéndose el acento enes-; quemas políticos -y moddos ecóriprrúcos. los- cnaales hasta el morneíitó.' ; no han dado el resultado esperado, cOndudéndo.á una-frustradón ge- ' • nerálizadade.bpdónesyexpédativás.' • " •'•* • . ' • • •'•:;'"•.••

•' • Cuand,ó se recurre a-la denda-y á la tecnología se busca importar : dementos desárroUados en d extranjero,' sin reparar lo sufidehte en'd • contexto en qtie se produjeron esos desarrollos ni en su ápHcabÜidad real •-• a las condidones" dd país. Al ser'pbr défífudónla generadón'dd conpd-irúento'únaactividad'ínterhadonal, éÚo en-sí hO es negativo; sin émbar- •• go, no se lé'presta igual atendóh a Su cornplemento, cual'es el esfuerzo .dé una ¿bmtinidad para elaborar'denda y tecnología'a gú int¿:ior. -'*

"" El iñmediatismo y urgencia de-Ios pfoblernas dd'subdesarroUo

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lleva, a concentrar los recursos en problemas de subsistenda, en impor­tar solucionas dd exterior y en convencemos que no tiene sentido im-pulsai' nuestr'k propia ca:paddád"'de investigadón. Este tipo deargu-mentadón no repara en el hecho de que en el mundo de hoy, la balanza de poder se indina hada aqueUos que poseen el conocimiento, además que son pocas las inversiones tan productivas desde d punto de vista económico como aqueUas que se hacen en cienda básica. En efecto, se-gtin d gobierno estadourúdense cada dólar invertido en investi'gadón genera entre. 25 y 50. Más aun, un estudio realizado en 1976 acerca de los origenes de 30 avances dánicos importantes realizados en los últi­mos 30 años conduyó que la "investigadón básica produce dividendos en términos de descubrimientos daves que dupEcan al conjunto de otros tipos de investigadón y desarroUo".

• De ejemplos como estos surge la necesidad de implementar una estructui-a dentífico-tecnológica que sirva al país, toda vez que es difí--dl pensar en una "independenda poEtica" o en una relativa' '"autono­mía de las dedsiones económicas", si no se impulsa el factor denda y tecnología, ya que este sector aporta más al crecimiento demuchos.paí-ses desarrollados que los factores capital y trabajo..

La denda y la tecnología no se equiparan a una enfermedad con­tagiosa que afecta a su solo contado.^La importadón de conocimiento no tiene sentido si no existe una estructura receptiya a su influeñda que la pueda aprovediar efidentemente. Es de transcendental impor­tanda convencemos que una tecnología sólo puede ser incorporada adecuadamente cuando se cree en ella, lo que implica .quenuestro país' debe privüegiar d |5ensamiento tecnológico creativo, el cuál sólo ad­quiere rdevanda cuando se entiende que denda y tecnología están ín­timamente Egadas, en el,sentido de que la locomotora de la tecnología , es la cienda pura.

La implementadón de lo.anterior ñnpEca superar.obstáculos de todo tipo, induyendo la despreocupadóri de autoridades gubernamen­tales, empresarios privados, dirigentes políticos ybtirocraci.as.univer-sitarias sobre el tema, ademas de crear los mecanismos que le concedan a dentífícos y .tecnólogos .algún, tipo de partidpadón y poder en las dedsiones que los afectan. " ' . ' ,

Uñ diagnóstico de nuestra reafidad nos muestra que al no consí-

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derafse por parte de gobiernos, poh'ticos y entpresarios la importanda' de la denda y la tecnología corno factor de progreso, la 'Sodedad en general no tiene una percépdón dará de lo que ese sector puede contri- ~

, büir-al bienestar colectivo e individual. Sin embargo, tampoco muchos de quienes se dedican profesionalmente a la investigadón tienen dari­dad acerca de cuál es su responsábiHdad y deber frente a la comunidad.

• Esto conduce-a una situadó.n en la cual los Hderesno entienden la im­portanda de la denda y la tecnología, ya que ni el sistema educadonal ni d medio cultural les han propordonado dementos para esa com­prensión.. Sin einbargo, tampoco los académicos e.investigadores en general salen de su aula ni dd laboratorio para hacer esa labor pedagó­gica. Por lo tanto, al no ser parte del debate nadonal, d rol de la denda y la tecnología no tiene peso alguno para enfrentar a otras necesidades en la asignadón de reciirsos, lo que ha conduddo a tma sitüadón en la cuál históricamente nunca se ha Ímplementado ima estrategia *de pro­modón den-tífica y tecnológica entre las prioridadesnadonales.:

La falta de una estructura adecuada ha generado tm esquema donde la motivadón se reduce al interés e inidativa individual del in­vestigador Sin embargo, los éxitos intemadonales —aunque escasos— muestran que existe una materia 'pruna intelectual que, de ser aprove­chada adecuad amen te> puede rendir fmtos a mediano y largo plazo.

• Esta reaUdad nadonal se contradice con la de los países más ade­lantados, donde la producdón de nuevo conocimiento es el resultado de un gran esfuerzo inter y trans-disapEnario que, se acopla a una gi-.gantesca inversión de recursos. En efecto, hoy la imagen d d sabio aisla­do .que produce tm invento importante ya no se da y la generaEdad de los aportes aparece como fruto de un esfuerzo colectivo y acumtilatívo.

El carácter de bien transable en el mercado que ha adquirido la tecnología, transforma al dentífico y al investigador-en un asalariado más de un ente -gigantesco, al cual se le apHcan muchas de las caracte­rísticas jerárquicas y piramidales dd trabajo fabril.

-La tarea de. crear una condenda colectiva e implementar un es­fuerzo nadonal para la promodón dentífica es urgente, toda vez que a •medida que d tiempo pasa y d conodmiento se incrementa, el costo de contribuir al conodrhiento y de ser parte de la carrera competitiva es cada vez mayor. Es dedr, mientras más se demoren los países en tomar

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la dedsión, mayor será d costo y mayores las dificultades para superar la dependencia, incrementándose las posibilidades, de reforzar sus ca­racterísticas de meros satéUtes de los centros más desárroUados.

En nuestro país, la mayor parte de los recursos (tanto materiales como humanos) capaces de generar denda y tecnología se encuentran en las universidades. Este es "un dato indispensable del que debe partir toda estrategia, la cual deberá'proponerse evitar una plardficadón ago­biante y Hmitante, al igual que debe superar la creenda en que existen moddos paradigmáticos provenientes de otros países que pueden ser copiados mecánicamente.

En el mundo de hoy la soludón a los problemas pasa por la. .den-da,y la tecnología, lo cualimpEca más que instaladones físicas, la capa­ddad de pensar en el país y- en su capital humano. Es dedr, investiga­dón en denda y tecnología e inversión a largo plazo en educadón son d camino más corto al mejoramiento de las condidones de vida de ún, país. EUo impEca privUegiar al capital humano y pensar en forma creativa e independiente, orientando d sistema educadonal para la pro­modón de una cultura dentífica que sea parte de la vida cotidiana de los habitantes del país.

Uno de los obstáculos más serios para la investigadón en d país,, proviene d d hecho de que muy poco de eUa se realiza a n ivd de las empresas. EUo contrasta fuertemente con la sitüadón de países desá­rroUados "de poder tan diferente como Estados Unidos y Suiza, países donde.el 7b% se realiza en las unidades productivas mismas- Esta falta de cooperadón y / o motivadón d d sector empresarial imposibilita la conqredón de una estructura básica de toda estrategia efidente, cual es el necesario diálogo entre urüversidades, gobierno y empresas (púbE-cas y privadas).

Los esfuerzos hedtos a n ivd estatal en la creadón de organism.os no-universitarios dedicados a la investigadón, no han dado los resulta­dos esperados por la falta de poKticas consistentes, la permanente mo­dificación de las r e^as de juego, las restricdones presupuestarias y la interferenda de la coñtingenda poKtica.

El hecho de que en nuestro país aKededor,del 80% de los recursos capaces de producir conodmiento estén ehlas'universidades, y casi la

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totaUdad de la dfra restante se radique en institudones gubernamenta­les o p ara-estatales, nos demuestra que es d Estado d que tiene que tomar en sus manos la responsábiHdad de desarroUar tma estrudura dentífica y tecnológica.

Para d éxito de este propósito es de espedal imp"brtanda obtener la colabor.adón d d sector .privado, ya que hasta este momento el ém-' presado nó ha contribuido a la investigadón, al no tener confianza en la rentabilidad que pueda generar la producdón de conocimiento. Esta • es una actitud que no parece que pueda ser modificada en un fu'turo cercano, a menos que d Estado cree los mecanismos como para mostrar que es posible.

Por lo tanto, más aUá de proposidones puntuales al interior de las universidades, toda estrategia de desarroUo científico y tecnológico • tiene como supuesto y pre-requisito una dedsión poKtica por parte del Estado. ' ,, •

Ello impHca también tm gran debate nadonal para qü'e adquiera el sufidente consenso como para que obtenga permanfenda en el tiem­po, más aUa de las adrrúnistradones gubemamentales'de tumo.

Características saUentes de una estrategia'de DesarroUo Científi­co-Tecnológico: ' t

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Aporte de los recursos necesarios. " ";• Readecuadón de las universidades. ~~ ' Creación de equipos de investigadón que"trabajen en tomo a la soiudón de problemas. , Normativa legal que posibüite lá estrategia. ''' ,~ PoKtica de désanroUo centraHza¡3.a sólo en la asignadón de recur­sos, pero sectorial y désconcentrada en cuanto a su implementadón y evaluadón.

Coordinadón que evite dupUcadón de actividades. Claridad en cuanto a las fundones que le corresponderían a los distintos organismos. Superadón de la escasa contribudón dé. sector productivo. La implementadón de la estrategia deber ser supervígñada por-Consejos constituidos por investigadores no-fundonarios que re­visen y evalúen prioridades.

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Norte y sur de CTS

Andoni Ibarra y Jc^sé A. López Cerezo

Los estudios sociales de la ciencia y la tecnolo^a, también conocidos como estudios sobre "ciencia, tecnología y sociedad" (CTS), constituyen un campo de trabajo en humanidades y ciencias sociales con u n a creciente implantación a nivel internacional. En este campo se trata de entender el fenómeno científico-tecnológico en contexto social, tanto en relación con sus condiciones sociales como lo que atañe a s u s consecuencias sociales y ambientales. Para ello se adopta Una perspectiva interdisciplinar donde concurren disciplinas como '^la filosofía y la historia de la ciencia y la tecnología, la sociología' del conocimiento científico, la teoría política o la economía del cambio' técnico. Este es el campo temático general en el que se inscribe el presente volumen.

La historia de CTS es también la historia de u n a reacción crítica en Iqs ámbitos académico y educativo contra la clásica imagen esencialista de la ciencia y de sus relp.ciones con la tecnología y la sociedad- u n a imagen asociada a la filosofía positivista y ía sociología fiAncionalista de la ciencia iraperantes durante buena arte del siglo XX. Desdé los primeros programas que surgen en EEUU y el Reino Unido a finales de los 60 y principio de los 70, vinculados a instituciones como la universidad pública de Pensilvania y la Universidad de Edimburgo, CTS es hoy un campo de trabajo maduro en muchas universidades y centros educativos de numerosos países como Cuba, Colombia, Brasil, Argentina o España, CTS tiene u n a creciente presencia en la investigación y la educación de la ciencia y la tecnología.

La imagen general de la ciencia y la tecnología que se presenta en los estudios CTS es una imagen crítica, no reductiva y contextualizada. No se entiende la ciencia y la tecnología como procesos autónomos que -sigan u n a lógica interna de desarrollo, sino como procesos inherentemente sociales donde los elementos no epistémicos y no técnicos (por ejemplo orientaciones políticas, disponibilidades instrumentales, expectativas profesionales, presiones económicas, etc.) desempeñan un papel decisivo en la génesis y consolidación de los productos científico-tecnológicos. En otras palabras, el cambio científico-tecnológico no es visto como resultado de algo tan simple como u n a fuerza endógena, un método universal que garantice la objetividad de la ciencia y . la eficacia de los artefactos técnicos en su funcionamiento óptimo, sino que es concebido como u n a compleja ^^^ actividad humana , sin duda con un tremendo poder, explicativo e • : instrumental , pero que depende invariablemente de contextos políticos y culturales dados.

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ambiental y social, que tiene el actual y vertiginoso desarrollo científico-tecnológico; unas consecuencias sobre la que es necesario reflexionar y proponer líneas de acción. La cuestión no es "tecnología si, o tecnología no" sino qué hacer para 'preven ir los efectos negativos y reorientar las tecnologías hacia las necesidades de la sociedad general. En el punto de mira de este debate se encuentran problemas como el de la equitatividad en la distribución dé costes ambientales y de la innovación tecnológica ( por ejemplo experimentación con organismos modificados genéticamente), el uso inapropiado de descubrimientos científicos (por ejemplo, uso comercial de la información genética), la aceptabilidad de los riesgos de otras tecnologías (por ejemplo, energía nuclear) o incluso el cambio en la naturaleza del ejercicio del poder debido a la institucionalización actual del asesoramiento experto (problema de la tecnocracia).

Con todo, los estudios CTS no están exentos de algunas tensiones internas que han acompañado a su proceso de consolidación institucional, y que son periódicamente alimentadas por ataques desde el establishment como los protagonizados recientemente por A. Sokal Y S. Weinberg. Nos referimos a lo que se conoce como "guerras de las ciencia", u n a disputa académica sobre la naturaleza del conocimiento científico y en general, las relaciones ciencia-sociedad. Por u n lado encontramos a los psicólogos del conocimiento científico y otros autores CTS, así como a teóricos de los estudios culturales y el feminismo, defendiendo el carácter social de la ciencia y la democratización de la políticas públicas en ciencia y tecnología; y por otro, a científicos (básicamente fisicos) y filósofos racionalistas defendiendo la imagen clásica, esencialista y benefactora, del conocimiento científico y la autonomía política de la ciencia. Algunos momentos clave de ese enfrentamiento han sido la determinación por el Congreso de EEUU de • la construcción de u n superacelerador en Texas, en 1993, con la búsqueda de cabezas de turco que siguió al episodio; y la publicación en 1996 de un.art ículo de.Alan Sokal, un físico neoyorquino, en la revista Social Text (una revista de estudios culturales de la ciencia) donde consiguió engañar a los editores y publicar u n a absurda relativización de la teoría cuántica. Es u n a guerra que, mientras eñ EEUU h a alcanzado una cierta notoriedad pública y producido algunos "recortes departamentales", en Europa apenas h a llegado a los periódicos y no se han producido "Derramamientos de sangre".

Estas escaramuzas, y otras tensiones propias del proceso de institucionalización de la comunidad CTS, han dado lugar a u n a cierta polarización de la comunidad CTS entre un .norte académico y un,.sur activista, con frecuencia coincidentes con el norte y sur geográficos. Hay, en realidad, varios sentidos en los que cabe hablar de un. norte y u n sur en CTS. -

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de obtener respetabilidad académica favoreciendo los enfoques y estándares de rigor de las ciencias sociales, y otros autores, más próximos a disciplinas humanísticas, que intentan preservar el carácter interdisciplinar de la materia y especialmente su horizonte activista y de compromiso social. Son las tradiciones de estudio social de la ciencia y la tecnología que se originan, respectivamente, en Europa y en los estados Unidos, aunque actualmente se practiquen indistintamente a ambos lados del océano. Mientras por un lado encontramos nombres destacados relacionados con la sociología del conocimiento científico y su progenie, como B. Barnes, D. Bloor, S. Shapin, H. Collins, B. Latour o S. Jasanoff, en la llamada "alta iglesia" de elaboración doctrinal; por otro, en la "baja iglesia" orientada a la "evangelización", hallamos autores vinculados a u n a reflexión crítica de talante más filosófico, centrada en la tecnología y las políticas públicas al efecto, como C. Mitcham, P. Durban, K. Shrader-Frechette, S. Carpenter o L. Winner. Distintas revistas, asociaciones científicas, intereses profesionales, etc., constituyen u n testimonio sociológico de esa polarización.

En segundo lugar encontramos u n a tensión en el centro y la periferia, entre los autores que se encuadran en las universidades y países de los que proceden las iniciativas y contenidos académicos que alcanzan difusión y consoHdación internacional, y los autores que tratan de hacerse u n hUeco académico en ese mundo e intentan adaptar CTS a sus realidades nacionales periféricas. Es u n a periferia no solo geográfica sino también, y especialmente, profesional. De un lado tenemos u n a buena parte de los autores anglófonos y asimilados (franceses, alemanes, holandeses o escandinavos que escriben y publican en inglés): por otro a aquellos que se manejan en español, portugués u otras lenguas del lado menos desarrollado del mundo. Para estos últimos es muy difícil mantener en su investigación el tipo de coherencia intelectual exigida por la Mainstream anglosajona: requeriría evitar u n a posición part isana (es decir, asumir el llamado "postulado de la simetría") en el anáfisis de problemas políticos y sociales relacionado con la ciencia y la tecnología. La cuestión es, si es posible, o acaso deseable, combinar el rigor de análisis con la toma de partido, en los contextos geográficos y culturales propios del mundo en desarrollo. De nuevo, distintas revistas, asociaciones e intereses suelen reflejar esta otra tensión, que genera u n a política de inclusiones y exclusiones con frecuencia coincidente con la distinción eclesiástica.

Comúnmente se s i túa el origen de CTS en la década de los 60. Entre las contribuciones que la impulsaron, se señala la estructura de las revoluciones científicas (Kuhn 1962), que desempeñarían u n a función prominente. Ésa obra y las discusiones subsiguientes habrían producido el desmoronamiento de las tesis básicas del empirismo lógico que había extendido el riel por el que se conducían has ta entonces los estudios sobre la ciencia.

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Ciencia, TecnologíaySocieclad USACH2008 ; , r

Mariano Martín Gordilío, Ricado Arribas Ramírez, Ángel Camaclio Álvarez, Eloy Fernández García, Juan Carlos González Galbarte, Cristina Leja'rza Portilla, Mónica Rodríguez Marcos y José Luis Suárez Faya Grupo ARGO 2003 •

¿ Q U É E S C T S ? Resumen Ciencia, Tecnología y Sociedad es más que ía mera yuxtaposición de esos tres conceptos. Se

trata de una perspectiva o movimiento que pone el acento en la existencia de importantes interacciones entre ellos. A lo lai-go de la historia, la ciencia y la. tecnología han tenido gran :, imporiancia en las foiTnas de vida social (del mismo modo que, históricamente, las fonnas de . . -vida social han sido también determinantes del desarroUo tecnocientífíco), sin embargo ha sido . en las últimas décadas cuando la interacción entre ciencia, tecnología y sociedad ha sido más ,. intensa y ha comenzado a constituir un tema de reflexión sustantivo. La ciencia y la tecnología,; ; para bien o para mal, condicionan a comienzos del siglo XXI las formas de vida humana en el ; ; planeta, incluso las otras formas de vida natural. Ante esta situación se han dado acíitiides , i- í;!;.;/;: ,: radicalizadas y acríticas. Por un lado, hay quienes consideran a la ciencia y la tecnología como' •: v hf;vi:v;;> los verdaderos demonios de la modernidad. Frente a estos tecnófobos también hay quienesV-i' k ^ ^ x sostienen que todo mal en el mundo tendrá su solución tecnocientífica, por lo que lejos de ser:, -Vv jí ^ algo diabólico, la ciencia y la tecnología tienen las virtudes salvíficas que antiguamente se • ; .;ív;'c-.t: asignaban a los dioses. Tecnofília y tecnofobia son, por tanto, las dos actitudes sociales acríticas . •-':;H^'^x^^^, _ que se suscitan ante la ciencia y la tecnología, . r f íivA; v ;

Frente a ellas la perspectiva CTS supone una nueva consideración de las relaciones entre /:'{^^;4í|^4:;;¡ esos tres conceptos que permita una visión más ajustada y crítica de las mismas. Asimismo, los ''.••'::-^S^^^^0^[ planteamientos CTS intentar promover la participación pública de los ciudadanos en las ' :-:; i"--^^ decisiones que orientan el desarrollo de la ciencia y la tecnología. V: t^^^ii-S^/

Lu que se conoce como Ciencia, Tecnología y Sociedad {CTS) trata sobre esos tres -•i-íí-^gg^^JIÍ conceptos: ciencia, tecnología y sociedad, con lo que se podría decir que CTS no aporta hada ; ''^-''^^MííiM-} nuevo sobre las propias disciplinas resumidas por las tres palabras que componen el acrónimo. , :::--:}:^-fi^y. Incluso, cuando CTS forma parte de los currículps educativos como contenido o matería -^---^M^fá difer.enoíp.díi, nodría C9.nsidevarse como redundante. '\j;r'^'^í^:íi}^¡^:,

¿No hay ya materias o asignaturas de ciencias en el sistema educativo? ¿No se enseña ;V ®í;$|í: también tecnología"^ ¿No se estudian además diversas materias de c/e/íc/os sociales o . -.-^^'^^IÍÍÍ

humanidades que se centran en la comprensión de eso que llamamos sociedad^ ¿Qué aporta de • ^'!^?;|§J, mievo entonces CTS? Si CTS fiíera solamente la suma de unos resúmenes comprimidos de esos . : ; ;;^:i^^i tres conceptos, las objeciones anteriores estarían justificadas y no tendría, quizá, sentido su presencia educativa diferenciada. Siii, embargo, CTS es algomás quela suma de esos tres, términos. • ' ' : . ' " •"",• " ^--'VÍ'-líS

Supone una nueva aproximación o perspectiva sobre esos conceptos que pone el acento en ; • - í<lf- sus relaciones recíprocas, eñias complejas interacciones que, especialmente eñ la actualidad, se, • ''-í/fMS'^ ám\ énUe la sociedqd^ iii tecí:iplogía y isi ciencia, y.^^^^ - ; : : ' • • ;>, : : • - ,:-v ••.'''•^\-'^-':<:-''..-':'' •{•v^)S^^'--

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Nuestro mundp es muy diferente al de hace cien o quinientos años. Esto es algo obvio y comúimiente aceptado. Pero lo verdaderamente distinto, lo que hace nuestro rnundo y nuestro tiempo diferente de los anteriores, es el grado de desarrollo que ha alcanzado la ciencia (hay quien habla del siglo XX como el siglo de la ciencia) y la tecnología, o, para ser más exactos, la tecnociencia o el complejo científico tecnológico, como también se las conoce hoy. Bueno, ¿y qué? Alguien podría decir que en nuestro tiempo la ciencia y la tecnología han avanzado mucho, pero que eso es lo normal. Eso es lo que le ha sucedido a todas las ramas del saber y a otras muchas actividades humanas como la música, la pintura, el cine, la arquitectura, la poesía, etc. Que la ciencia y la tecnología modernas hayan,avanzado mucho no debería extrañamos, es lo normal cuando va-pasando el tiempo; y no debería ser considerado como algo singular, sucede en todos los ámbitos de la actividad humana.

Sin embargo, en el siglo XX ha sucedido algo muy especial con ía ciencia y la tecnología que no ha pasado con el resto de las actividades humanas. El desarrollo tecno científico ha sido de tal magnitud y naturaleza que ha afectado radicalmente a las formas de vida social. Alguien

• podría obviar eLdesarrollo en los diversos ámbitos del arte a lo largo del siglo XX considerando que no ha afectado a su vida y quizá podría tener razón. Pero nadie podría decir que no ha sido influido por el desarrollo de la ciencia y la tecnología, porque éstas, a diferencia de otras actividades humanas, se imponen a todo el mundo. Nadie que viva en sociedad puede escapar a los efectos del desarrollo que se ha producido en la ciencia y la tecnología a lo largo del siglo XX. • -'

Independientemente de que haya o no materias de ciencias y de tecnologías en las instituciones escolares y de que existan o no en los currículos educativos contenidos específicos .> de CTS, todas las formas de vida humana están y van a seguir estando afectadas por la ! tecnociencia, Por ello, las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad deberían • importar de una forma muy dúecta a todos los ciudadanos al mai'gen de las inclinaciones o ,: afinidades personales que puedan sentirse ante los contenidos que tratan.

La sociedad está invadida por los productos de la ciencia y tecnología. De enti'ada, la vida; ;v social está afectada por lo más obvio, lo que se ve todos los días y a todas horas: los artilugios.;-El horno microondas, el teléfono celulai', la televisión, la Internet, las naves espaciales, los. medicamentos, los automóviles, como' tantas otras cosas, son ejemplos de artefactos : tecnológicos actuales. En esto de los cachan'os es donde quizá sea más evidente una de las ideas predominanxes en nuestro tiempo: ia sociedad, o sea la gente, avanza. Sueie considerarse que cada vez se vive mejor porque cada vez se tienen más y mejores aitefactos que liberan a-los seres humanos de los trabajos más duros y monótonos. De hecho, los grandes avances,^ tecnológicos de la medicina hacen que hoy se viva más y mejor que antes (o, al menos, así es en las sociedades más desarrolladas, porque en el tercer mundo, al que esos progresos;de la . tecnología sanitaria no llegan en el mismo grado, se sigue viviendo igual de poco e igual de nial; incluso dentro de los países más ricos sigue habiendo quienes viven en su particular tercer mundo, sin que les lleguen los dones benefactores del progreso tecnocientífíco). -

Pero, además de los artefactos y productos materiales derivados del desan'ollo "de la ciencia y'la tecnología qué proporcionan bienestar a las sociedades (o a algunas, sociedades) existen, también otros efectos dé la tecnología:'y dé la ciencia; no por menos visibles menos importantes-v

• pai'a ía vida en sociedad. Hay-también otras máquinas y otros aileíWtostecnológicos qué no- v

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tienen una naturaleza material, pero que son tan artificiales y tan construidos como los artilugios que.se pue'den ver y tocar. Las llamadas máquinas sociales son también productos tecnológicos (eij este caso, de las tecnologías de organización social) que afectan a la vida en sociedad de manera .tanto como los artefactos tangibles. En nna fábrica o en un ejército, además de las máquinas diseñadas para la producción y la destrucción, respectivamente, hay otras máquinas también artificiales y no menos importantes que las cadenas de montaje o las armas para el logro de los fines de cada una de esas instituciones. El reparto de jerarquías y la organización de las fiinciones entre obreros, ingenieros, supervisores y administradores en el caso de la fábrica o . entre soldados, mandos y estrategas en el del ejército, son tan importantes o más que la calidad de los artilugios materiales de" los que se disponga. Pero no son éstos los únicos ejemplos de máquinas sociales o tecnologías de organización social que afectan cotidianamente a nuestras vidas. Los restaurantes de comida rápida, las iglesias, los lugares de diversión, los centros comerciales y hasta las mismas escuelas son escenailos artificiales en los que las tecnologías de organización social producen notables efectos sobre las formas de vida de los seres humanos. Esta frontera difusa entre las tecnologías materiales y la vida social sólo se percibe cuando se amplían los conceptos de tecnología y de artefacto tecnológico a las diversas formas posibles de

, organización social, las cuales son tan artificiales, tan arte/actuales, como los objetos materiales. Así, lo tecnológico es también lo que transforma y construye la realidad social.

La importancia de la tecnociencia en la vida social actual podría seguir mostrándose indefinidamente a través de numerosos ejemplos más o menos evidentes pai'a todos. ¿Quién no ha oído hablar de clonación, de alimentos transgénicos, de vacas locas, de viajes espaciales o . de genes que supuestamente determinan la obesidad o la inteligencia? Los periódicos sorprenden todos los días con noticias sobre estas cuestiones y tanto la televisión como el cine • prometen mundos flituros donde todo será transfonnado por los efectos del desarrollo de la ciencia y la tecnología. , '

Sin embai'go, al mismo tiempo que hay quienes auguran el advenimiento en el íuturo de un mundo feliz gi'acias al progreso tecnocientífico, cada vez más gente es partidaria de una vuelta a~ ' la naturaleza prescindiendo de todo lo artificial y lo tecnológico. . ,

En el cine hay muchas películas ñituristas en las que aparecen fantásticas tecnologías que solucionarán todos los problemas, pero,también en muchas otras películas se presenta, de foima : más pesimista, un ñiíuro en el que las tecnologías provocai'án graves catástrofes como guerras iiiper tecnológicas o desastres naturales provocados, voluntaria o accidentalmente, por ia actividad tecnológica descontrolada o por el desmedido afán de algunos científicos locos.

Lo único que parece unu" a esos dos puntos de vista, optimista y pesimista, sobre ía tecnociencia es que tanto los tecnójilos (que piensan que todos los problemas serán resueltos por los avances científico-tecnológicos) como los tecnófobos (que consideran que todos los problemas son provocados por ias tecnologías) entienden que la sociedad y los individuos poco pueden hacer ante la ciencia y la tecnología, como no sea admirarlas o detestarlas. Así, . tecnoapocalípticos y tecnointegrados coinciden en que los ciudadanos no pueden intervenir en la orientación del desarroUo de la ciencia y la tecnología ya que tales de.cisionés están en manos : de los expertos en ciencia y tecnología. ••/•'.••-- •,.. , , , / , . , ... ,-,...:,,^Í;,:,/

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Frente a estas imágenes tópicas y radicalizadas de la ciencia y la tecnología, la perspectiva CTS defiende que las relaciones de la sociedad con ellas no deben reproducir ias tradicionales relaciones de los profanos con la sagrada divinidad (sea ésta un dios -para los tecnófilos- o un demonio -para los tecnófobos). La aproximación CTS a las relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad pretende introducir una racionalidad laica al analizar la interacción entre esos tres ámbitos.

Favorecer una percepción más ajustada y crítica de los temas de ciencia y tecnología, así . como de sus relaciones con la sociedad, será el primer objetivo de la perspectiva CTS, El . -segundo, de cai'ácter más práctico, será promover la participación pública de los ciudadanos en las decisiones que orientan los desarrollos de la ciencia y la tecnología a fin de democratizar y acercar a la sociedad las responsabilidades sobre su futuro.

DOCUMENTO 1: Vannevar Bush y Unabomber, dos noríeamericaaos con actitudes diferentes hacia la ciencia y la tecnología

Por encargo del Presidente Roosevelt, Vannevar Bush, un científico norteamericano que dirigió la Oficina de Investigación y Desarrollo, elaboró en 1945 un informe ?//W/OÍ/O "Ciencia. La última '.;:'-^-i::':-^-z':. frontera". En él puso las bases de lo que sería la política científica de su país durante la segunda mitad y -^^-'tí.^ del siglo XX. Con ingenuo optimismo Vannevar Bush defendía el modelo lineal de las relaciones entre v,'. 7 / ;.ií>rtV:;; ciencia, tecnología y sociedad: más ciencia implica más tecnología y más tecnología implica más ,- y ;í,7;;í-,:-f progreso nacional y bienestar social. Es la famosa política del cheqiiQ en blanco a la ciencia por la que \'.-X''f-'-i_[.'y.^\(-:r los políticos deben conceder autonomía completa a la ciencia e invertir en ella para esperar que, como'.,. ,; •••':''::''zi':'-.Í

fruta madura, se desarrollen los avances tecnológicos que -'' .r,;;;::_;.:;:: siempre conducirán al progreso del país. Sin duda. Vannevar Bush encarna los planteamientos ••. '•y':::~(^\j^][yjl\<

ideológicos de muchas personas que, dentro y fuera de ella, consideran que cualquier actividad '-"^^^-y^M^-^? científica será siempre socialmente beneficiosa y por ello debe ser apoyada sin pedir cuentas sobre sus, ; ••^yf-:0:í:$r:^. resultados, ' ' ' .. : ^;^|'^í-yí':?íííí;

Pocos años antes de que Vannevar Bush elaborara su informe nacía Theodore Kaczynski quien • '•: /W.rSVÍÍ ' llegaría a ser profesor de matemáticas en la Universidad de Berke ley y el modelo más emblemático del :-'\'^-:^y:y:i--'\y-'r^ científico renegado. A finales de los años setenta abandona su brillante carrera científica y emprende\\-^y:.:r^^í¡^¡!^y-.:^'^/:. otra carrera pública que le hace más famoso: la del terrorista anticiencia conocido co/noLínabomber. : ''•^^^^^'^^^^^''^ Entre 1978 y 1996 envía bombas a diferentes personalidades de la universidad con el resultado de.3 • ; • •::; ';|:S% •\Í:< muertos y 23 heridos. Los motivos de su compaña terrorista los expone en un manifiesto de 67 páginas :• 'yf-é^-X:'^-'--^-lltulado "La sociedad industrial y su fiíturo" que consigue que sea "¿'íft^^'íí'A'

publicado en 1995 por el New York Times y el Washington Post. En dicho manifiesto Unabomber . Í ^ '?f ;í; n::í:í considera que ¡a sociedad actual vive en un estado de fi'itsi ración, incertidumbre y pérdida de libertad •'•: r^^/^'C^i'^.:-provocado por la ciencia y la tecnología ya que las decisiones son to7nadas por una élite con poder:'^:-0:^¡i-^:^'¡::'^J:\^;^ tecnológico que está muy alejada de la mayoría social. Frente a esta situación Unabomber propone :H|f^eív;-^^;:, como única solución una revolución que acabe con esta sociedad tecnológica. Coherente con siiSAlU%-^'^;M'^:r-:'í'. planteamientos tecnófobos vivió durante casi veinte años, hasta su detención y condena a cadena ':-j;^:;^f>Jií^L<^¡::'-) perpetua, como un ermitaño con una i'mica relación con la actividad técnica: la preparación de bombas caseras que enviaba a investigadores imiversitarios y grandes empresas tecnológicos.

.Vannevar Bush y Unabomber compartían una visión radicalizada acerca de las ittiplicaciones \_'zr^¿¡^]:^^^ sociales de la ciencia y la tecnología. El primero consideraba que se debía invertir en ciencia y ' ,:^^ífe^?í'ívVií tecnología con la seguridad de que esa inversión produciría siempre el progreso nacional y social con '':''^:^.^'f?!^>:y^'y:^' sólo dejar hacer a los científicos su propio trabajo. El segundo consideraba que la ciencia y la .íy;n§0i^'W:^

.tecnología eran el principal enemigo déla sociedad y por ello emprendió una alocada carrera en la.qiteS. :;::.::(¡%i^0y:i^^'d ^ '•' 'intentó no dejar hacer o los. científicos su trabajo enviándoles bombas. Es evidente que la conducta de '.''••:;.y0i:)^>^M^< ;•';' '\' Unabomber es completamente repiidiable, de hecho cumple condena a cadena perpetua por ella. Pero' .• • ^'ílfiíSiS:^:

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¿lo. es menos la de Vannevar Bush? La tecnofobia de Unabomber le convirtió en im terrorista, pero la tecnofília de Vannevar Bush le llevó a participar activamente en el Proyecto Manhattan con el que se preparó la bomba atómica.

2 LAS RELACIO>fES ENTRE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD Resumen La perspectiva CTS se enfrenta a la visión tradicional o concepción heredada de ía ciencia, según la

cual la actividad científica tiene como fin el descubrimiento de nuevos conocimientos sobre la realidad, : . con lo que sería objetiva y neutral. Para esta concepción, la historia de ía ciencia consistiría en la acumulación constante de saberes de fonna independiente de otros factores del entorno. Por último, desde esos planteamientos la tecnología no sería más que la aplicación a la práctica de los conocimientos producidos por la ciencia. Por el contrario la perspectiva CTS defiende otra consideración de ias relaciones entre ciencia y sociedad que podría ser resumida en las tres premisas y ía conclusión del llamado silogismo CTS. La primera premisa afirma que la actividad tecnocientífica es también un proceso social como otros; la segunda pone de manifiesto los efectos para la sociedad y la naturaleza de la actividad tecnocientífica; la tercera premisa supone la aceptación de la democracia, y de ellas se deriva una conclusión final: es necesario promover la evaluación y él control social de la actividad, tecnocientífica. En todo caso, en los enfoques CTS se dan dos tradiciones principales: una se centra en la . primera premisa y la otra desarrolla más la segunda, aunque ambas comparten la conclusión del silogismo. : • i '

Es algo comúnmente aceptado que entre la ciencia, la tecnología y la sociedad se dan diversas . : : , : ' ^ - / í : relaciones. De hecho, los tópicos tecnófilos o tecnófobos muestran algunas de las percepciones más vhv?-. • , ; : } : habituales sobre esas relaciones. La perspectiva CTS pretende superar esas visiones maniqueas de la ;. •:.;•••• , ciencia y la tecnología acercándolas a la sociedad para promover la participación ciudadana en las . • . : : . : ; decisiones más importantes sobre las controversias relacionadas con estos temas. Sin embargo, los, : • : ' := : enfoques CTS son relativamente recientes, de las ultimas décadas del siglo XX. Antes de aparecer una • \::" reflexión en clave social sobre la ciencia y la tecnología había ya un gran desarrollo tecnocientífico .que / ' :"'.:'--'yf •-:;•:••;=: apenas era analizado desde el punto de vista de sus relaciones con la sociedad que lo propicia y sobre la '•,_[ \--^y:¡''-^::i':-que tiene,tan importantes efectos. Con anterioridad a los estudios CTS ha habido muchos estudios , V ' . 3¿ ' : dedicados a aclarar en qué consiste la actividad científica, qué se entiende por método científico, en qué ;-.•*;':;•:'/:; se distingue una ciencia de algo que no lo es, cómo avanza el conocimiento científico, etc. Seguramente .= oV •:: • : las ideas más o menos intuitivas que comúnmente se tienen sobre lo que es la ciencia, tienen muchoque ver con lo que esos estudios han planteado, aunque generalmente no se sepaconcretamente quién lo dijo ,:-:-.• -ni cuándo. En realidad esta visión de lo que es la cienciaes la más extendida entre los:;medios de^^;, .• V comunicación, es la que inspira muchas >' - . . --y^M'^^'^.^"

de las noticias reíacionadas con estos temas que aparecen en la televisión y en los demás medios. Este conjunto de ideas suele ser conocido como visión tradicional de la ciencia, concepción heredada o .: •;• ,•:; 'V' ; . positivismo por quienes gustan de !os nombres más técnicos. • • :t-B¿p--

La concepción heredada sobre ía ciencia considera, en primer lugar, que la actividad científica es de -'AVCÍ i.!-.:. carácter cognoscitivo, es decir, que su único fin es producir nuevos conocimientos para ampliar el campo /::,'-:-'.'^}'i\^-;}.,.: estudiado por cada ciencia. Al identificarse la ciencia con el desarrollo de conocimientos, la actividad vil-r-; "•, científica tendría dos elementos esenciales: el sujeto que.conoce (el científico) y el objeto de ese .; :-Cíí::; ,; conocimiento (ía realidad en cada campo de conocimiento). Se entiende que la labor del científico \\-y."^^y:y})'':'''\ consistiría en descubrir o desvelar nuevas verdades en el campo de ia realidad sobre el que trabaja su : K^Í . . ; - :

ciencia. El científico es, por tanto, un descubridor, alguien que con sus intuiciones, sus métodos y sus, .y"-:f'^^y}^-..^'-r experimentos es capaz de desvelar y mostrar aquello que hasta el momento ha permanecido ignorado: los- •-/-'^^^Í'V• elementos de la naturaleza y las leyes que gobiernan su funcionamiento. En la medida en que é l ; , •''^0yy^jv¡^¡-'\": científico descubre la reaUdad, su actividad sera objetiva. Es decir, los conocimientos aportados por los; -'-^^Y^SW.

científicos no estarán influidos por su subjetividad como individuos pertenecientes a una sociedad: . , ;>. -M-: ::• concreta (con sus interésesy opiniones o ideologías) sino que.serán objetivos, al proceder del propip ; . :: :J¿Í/--:; objeto de su trabajo: de la própiaréatidad.':, - V. ; : . ^:;:;. .- •:.'.•:••: ,, .. . . • :V V;! ^ ^y.:''- •'r'i''fíi^S-:ff^l

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Esta manera tradicional de entender ia actividad científica supone que ia evolución o la historia de !a cienciít no es más que la descripción de cómo se han ido acumulando conocimientos objetivos. Por ello, los filósofos tradicionales de la ciencia no han prestado demasiada atención a las puestíones históricas o a las relaciones entre la actividad científica y ¡os contextos sociales en los que se desarrolla, suponiendo que la ciencia es neutra en relación con los factores ideológicos presentes en los contextos históricos y sociales. La historia de la ciencia no depende; según estos planteamientos, más que de ella misma, con lo que la sociedad no es motivo de estudio en relación con la ciencia. De hecho, ni siquiera la tecnología merecería una reflexión específica según esta perspectiva tradicional. A lo largo de! siglo XX ha habido muchas más ideas para entender cómo funciona la ciencia que reflexiones para comprender Ía esencia de la actividad tecnológica. La filosofía de la ciencia está incomparablemente más desarrollada que la filosofía de la tecnología.

Y ello es así porque tradicionalmente se ha considerado que la tecnología es simplemente la aplicación a la actividad productiva de los conocimientos desarrollados en el ámbito científico. La tecnología no sería más que ciencia aplicada y, por tanto, la reflexión teórica sobre la actividad científica seiviría también para entender la actividad tecnológica.

Frente a este punto de vista tradicional, lo que se conoce como perspectiva CTS supone una ruptura con estas ideas habituales sobre la ciencia y la tecnología. J. A. López Cerezo resume el carácter de los estudios CTS en un silogismo que se basa en tres supuestos o premisas principales de las que se deriva una consecuencia práctica:

En primer lugar, se considera que el desarrollo tecnocientífico depende no sólo de la propia ciencia o tecnociencia sino que también hay que tener en cuenta factores culturales, políticos, económicos, etc. En relación con esto se afinna también que no hay dentro de las tecnociencias algo así como un saber oculto o inaccesible ai no experto.

En segundo lugar, se afirma que la política científico-tecnológica, es decir, el conjunto de decisiones sobre cuestiones tecnocientíficas (por ejemplo, la autorización para utilizar un nuevo medicamento, la construcción de un tipo detenninado de central energética en cierto lugar, la posibilidad de establecer un. mapa genético de una especie, etc.) es algo que contribuye esencialmente a modelar las formas de vida y la organización institucional. Todas estas cuestiones son un asunto público de primera magnitud.

En tercer lugar, se supone que- se comparte uñ compromiso democrático básico, en el sentido de admitir el juego de las mayorías y asumir el diálogo como forma de relación social. La consecuencia que se sigue de estas afirmaciones es que se debería procurar y favorecer la valoración y el control públicos por parte de los ciudadanos sobre eí desarrollo tecnocientífíco. Esto significa proporcionar las bases educativas para una participación social fonnada y también crear los mecanismos institucionales que hagan posible tal participación. Éste es uno de los objetivos básicos de los estudios CTS.

La primera premisa ha sido más intensamente desarrollada por los estudios CTS que tienen un mayor componente teórico y que se han dedicado a investigar los aspectos sociales implícitos en la actividad de la ciencia y la tecnología. La segunda premisa se refiere a aspectos más prácticos, a los temas derivados da ios uioyimicníos sociales que han reivindicado en los últimos años una mayor participación pública y democratización de las decisiones sobre los temas tecnocientíficos. . : .

Concepción heredada - La ciencia es una fonna de conocimiento que desvela o descubre, la reaUdad - La ciencia es objetiva y neutral. No hay intereses o factores subjetivos entre sus. contenidos •...•••-' - La historia de la ciencia consiste en la acumulación de conocimientos objetivos , al margen de condicionantes externos { - La íecnoíogía es la aplicación práctica de los cóhocimieiitos científicos •

Perspectiva CTS"..,:--..;.- ,, .-._•• •.^,.^. \:..V' :,;.- .-.' .-'v^v--,, -^/•^•.•".i;v^v:.v•.;- -•-•• ^ - • ,.-;,',..;• -Premisa 1: Él,desarrollp tecnOcientíficoes un procesó social como otros ;., V- ' • - Premisa 2: El cambio tecnocientífico tiene importantes efectos enla vida social y en la naturaleza

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' r. - Premisa 3: Compartünos un compromiso democrático básico " Conclusión: Se debe promover ia evaluación y control social del desarrollo

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Enfoques sobre la tecnología

Carlos Osorio M. Revista de la OEI sobre Ciencia, Tecnología e hmovación - Número 2 / Enero - Abril 2002

Caries Osorio M. es profesor de la Unidad de Gestión Tecnológica de la Escuela de Ingeniería Industrial y Estadística de la Universidad del Valle de Colombia. Es. asimismo profesor del Curso Virtual sobre el enfoque CTS en la Enseñanza de ias Ciencias de la OEI.

Introducción

Definir la palabra "tecnología" se ha vuelto algo complejo y sujeto a un conjunto de relaciones y de puntos de vista diversos. Ño presenta el mi^mo significado en el presente que en el pasado, y no son las mismas respuestas que se dan sobre la tecnología en el uso comente. Un empresario, por ejemplo, invocaría a las máquinas y a las herramientas cómo los testimonios de lo que es la tecnología, es decir, aparatos, mecanismos, los cuales tienen utilidad, sirven para algo. Pero si la pregunta recae en el director de un laboratorio de investigación y desairollo, la respuesta podría ser olra y sin embargo estamos, en principio, hablando de lo mismo, en este caso, la tecnología sería ciencia aplicada.

Winner nos dice, que en los siglos XVllI y XIX, "technology" tuvo un sentido estricto, limitado, en función de las artes prácticas o el conjunto de las artes prácticas y no el conjunto increíblemente variado de fenómenos, henamientas,-insti-umentos, máquinas, organizaciones, métodos, técnicas, sistemas y )a totalidad de todas estas cosas y otras similares en nuestra experiencia^ (Winner, 1.979). Con estos antecedentes, el mismo Winner (1.979), se atreve a proponer una definición sobre la tecnología, en donde tiene . lugar, por un lado, los aparatos con los cuales la gente comúnmente identifica a la tecnología -herramientas, dispositivos, instrumentos, máquinas, artefactos, arma.s- y que sirven para una gran variedad de funciones; en segunda instancia, "tecnología" agmparía también todo el cueipo de actividades técnicas -habilidades, métodos, procedimientos, rutinas- empleadas por la gente para la realización de tareas y a lo que se puede llamar "técnica" en ténninos generales; además, "tecnología" se refiere también a algunas de las variedades de la organización social, aquellas que tienen que ver con los dispositivos sociales técnicos, que involucran la esfera racional-productiva. En un texto posterior, Winner (1.985) presentará una definición diferente de la tecnología, enfocada a analizar los aspectos políticos de la misma, consciente de que no se adecúa a definiciones más amplias, "tecnología" en este caso hace referencia a todo tipo de artefacto práctico moderno, es más, "tecnología" serían piezas o sistemas más o menos grandes de hardware de cierto tipo especial.

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p9demos dar lugar a otras referencias sobre la tecnología para ejemplificar otros "mülliples significados, ya no del contexto cultural angloamericano. En Alemania y Francia, !a tecnología al fmal del siglo XVI!I denotaba una relación no tan empírica y descriptiva, más bien racional y crítica de la técnica, se utilizaba como referencia de las escuelas de ingenieros, de 1..-; revistas técnicas, de i.:cionatización de la gviv.i industria. Ella estaba confinada a la tarca de articular las ciencias y las técnicas (Séris, 1.994).

.Eílui, (1960), define "la technique. como <la totalidad de los métodos a los que se ha llegado racionalmente y que tienen una eficacia absoluta (para una fase de desarrollo dada) en lodos los campos de la actividad humana>"; tal definición se conespondc con la definición de technology inglesa moderna, en su carácter de totalidad vasta, variada y omnipresente (Winner, 1.979).

Siguiendo esta preocupación por el amplio número de definiciones de tecnología, Mitcham (1.994) se inclina por diversos significados que pueden coexistir fmciíferamente. Definiciones que se expresan en situaciones específicas; por ejemplo, una tecnología como ía computadora, denotaría poder para unos y alegría existencia] para otros. Ambas definiciones pueden ser simultáneamente aplicables, en diferentes niveles, frente a lo que Mitcham termina por acudir a una filosofía pluralista con relación a la tecnología.

Nos interesa revisar el tema de la tecnología, a partir de tres enfoques que la han caracterizado: el enfoque instrumental, el cognitivo y el sistémico; siendo éste ultimo, al que más dedicamos nuestra atención. Por consideraciones del campo de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, al entender el enfoque sistémico de la tecnología, se nos abre el camino para una comprensión más amplia de las relaciones entre tecnología, sociedad, innovación.

l.Enfoques sobre la tecnología

Según Quintanilla (2.001), las grandes orientaciones o enfoques en las teorías sobre la técnica y la tecnología, pueden ser agrupadas en tres apartados: la orientación instrumental, la cognitiva, y la sistémica. Coincide con Mitcham (1.994). sobre las-diferentes formas de manifestación de la tecnología: como conocimiento, como actividad (producción, uso), como objetos (artefactos), y como volición'^. ;•

1.1. Enfoque insírumenta! o arlefactual

. "La concepción artefactual o instrumentista de )a tecnología es la visión más aiTaigada en la vida ordinaria. Se considera que las tecnologías son simples henamientas o artefactos construidos para una diversidad de tareas" (González, et al., 1.996: 130). A lo que se puede añadir, que son resultado de) conocimiento técnico, bien sea que se trate de técnicas empíricas, en el caso de los artefactos artesanales, como de tecnologías que usan la ciencia, en el caso de los artefactos industriales (Quintanilla, 2.001). El desanollo tecnológico sería lo relativo a la modema producción y difusión de innovaciones, representado en bienes materiales.

Ellul (1.960), también llama la atención sobre este enfoque instrumenta], considerando que se trata de una manera de ver al hombre y la máquina, en donde el primero es influido por ella en su vida profesional, en su vida privada, en su psiquismo. Pero se

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trata de una manera de ver que no pennife damos cuenta que la técnica es la que engloba a los dos y que la máquina no es más que una expresión de aquella.

Esta cla.se de definiciones conespondc a ia tradicional visión de túnel de la ingeniería, al considerar que la u enología empieza y termina en la máquina (PaVey. 1.990). En la idea de la máquina, se privilegia a la utilidad como el principal valor tecnológico^ descuidando así muchos otros valores que intervienen en la elaboración de la tecnología. Se sabe que otros valores adicionales intervienen en el hacer tecnológico, veamos: el goce existencia]... "en el corazón de la ingeniería yace una alegría exislencial" (Florman. 1.976); la creatividad, que no es sólo potestad de la ciencia (Siaudenmaier, 1.985); los factores estéticos en la realización de las obras, bajo la creencia, por ejemplo, de que si lucen bien, están bien hechos (Pacey, 1.990): la idea de conquista de la naturaleza, más allá de la experiencia del placer estético y de ia capacidad acrecentada que las personas derivan de la tecnología, se encuentra otra fuente de placer, asociada al hecho de tener bajo control propio la potencia mecánica y , ser el amo de una fuerza elemental^^ (el entusiasmo de Jos adolescentes por las motocicletas es un ejemplo de ello... el diseño de cierto tipo de auEomóvites se orienta a este impulso); "...las metas económicas y los motivos utilitarios parecen completamente insignificantes en este contexto, el imperativo tiene aquí su raíz en <valores virtuosos>. no económicos, e incluso en el impulso deportivo" (Pacey, 1.990: 140). Algunas obras como las catedrales o ciertos proyectos como el Concorde, ponen de manifiesto que en la tecnología habría tipos de valores diferentes que se traslapan: por un lado, los inherentes a los objetivos económicos, racionales y materialistas; y por otro, referidos a la aventura de búsqueda de frontera y a la búsqueda de la virtud por sí mi.sma. Los dos conjuntos pueden convivir si no plantean demandas confiictivas. y por consiguiente el imperativo de ia utilidad resulta insuficiente. En el caso de los valores de virtuosismo tecnológico, que supone que el hombre no debe poner límites a la creatividad, se encuentra, ademá.s de la búsqueda de la conquista de la naturaleza, la ovación a Dios y la experiencia religiosa en la invención tecnológica (Noble. 1.999).

Esta imagen artefactual tiene otras connotaciones de grandes alcances. A) considerar únicamente la fase artefactual de la tecnología y asumir su carácter neutral, se corre el peligro de convertir a los expertos, científicos e ingenieros, en aquellos que detentan el derecho a decidir lo que es tecnológicamente "correcto y objetivo", dejando por fuera la. participación de la comunidad en toda decisión tecnológica (González, et al., 1996.). ,\ Por otro lado, la imagen artefactual separa a los objetos tecnológicos de su entramado social. Bajo esta perspectiva, se considera que las tecnologías son productos neutros quet pueden ser utilizados para e) bien o para el mal, siendo la sociedad la responsable de su uso, ya que, en principio, la tecnología no respondería más que a los criterios de utilidad y eficacia y nada tendría que ver con los sistemas políticos o sociales de una sociedad. Pues bien, es posible hacer otra lectura de los mismos objetos, sin caer en esta ingenuidad por muchos compartida y de tono acrítica, consiste en considerar que en la . tecnología se plasman intereses sociales, económicos y políticos de aquellos que diseñan, desarrollan, financian y controlan una tecnología. "Lejos de ser neutrales, nuestras tecnologías dan un contenido real a) espacio de vida en que son aplicadas, incrementando ciertos fines, negando e incluso destruyendo otros" (Winner, 1.979: 38). El trazado de una avenida, la construcción de un tipo de solución de vivienda, la elaboración de un coche de lujo, el diseño dé una universidad, así como la reestructuración de una empresa, en fin, serían tecnologías, y como tales, se diseñan con presupuestos técnicos, políticos, económicos y sociales y no son solo productos que

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siguen la noción instrumental de la utilidad y la eficacia. Algunas historias lo muestran claramente, como el diseño de Robert Moses, de numerosos pa.sos elevados en Long ísland en Nueva York, entre los años de 1.920 y 70; estos puentes se destacan por su baja altura, hasta el punto de tener nueve pies de altura en algunos lugares; con tales estructuü s, solo podían pasar a disfrutar las playas los Vvhículos particulares de his familias blancas acomodadas y no los negros que se desplazaban en autobuses (Winner, 1.985). Otra historia que muestra el carácter inherentemente político de la tecnología, es ladistribución de los espacios escolares. las cárceles, los hospitales y los talleres en el siglo XVIII. los cuales seguían una concepción de diseño común: se construía para generar una disciplina, un método de control minucioso de las operaciones del cueipo que garantizara una sujeción con.stanle de las fuerzas, para lo cual el ojo vigilante del maestro, del guardián, del capataz, o del medico, controlaba atento cualquier movimiento que no fuera de docilidad y utilidad (Foucault. 1.978).

Desde el enfoque instrumental de la tecnología, e! factor fundamental del desarrollo tecnológico sería la difusión de innovación, es la fuerza del cambio, y serían las máquinas lasque deciden sobre la organización. A esta concepción, en donde la tecnología determina lá organización social, .se le conoce como deierminismo tecnológico (Roe Smith y Marx, 1.996).

Algunos planteamientos han advertido sobre las implicaciones del deierminismo tecnológico. Mumford, por ejemplo, consideraba que en la era del desarrollo tecnológico se generaban organizaciones despersonalizadas, siendo esta "megamáquina", la entidad que englobaba el aparato científico y técnico, así como la jerarquía que lo organizaba y lo controlaba. La megamáquina estaba formada por "<un grupo de hombres, capaces de transmitir y ejecutar una orden, con la meticulosidad ritualista de un sacerdote, con la obediencia ciega de un soldado" (Mumford. 1.952). En el caso de ElJul (1.960), .su definición de la técnica engloba, más que a máquinas, a los métodos de organización y a las prácticas de gestión y. lo más importante, a un modo de pensar que es inherentemente mecanicista. Mientras que para Winner, el problema no descansa simplemente en el uso de las tecnologías, ellas se viven de forma pasiva, aceptada, en una especie de sonambulismo tecnológico, con consecuencias insospechadas; de ahí que más que contemplar el determinismo. de lo que se trata es de elecciones, que son ante todo políticas, en procura de sistemas tecnológicos menos amenazantes y más democráticos.

Este carácter artefactual de la tecnología, como fuente de explicación del deierminismo . tecnológico, se refleja en la posición de Heilbroner (1.996). Heilbroner identifica ciertos momentos históricos que relacionan el deierminismo en ia tecnología de la producción, a partir de unas secuencias fijas a seguir por la tecnología, las cuales serían consecuencias lógicas de la conquista técnica de la naturaleza; por ejemplo, al molino de vapor era imposible llegar sin haber pasado por el molino manual. Desde esta perspectiva, el desarrollo tecnológico se cumple por secuencias fijas, con un cierto carácter predecible teniendo como base el conocimiento científico, siempre y cuando se presenten dos condiciones: simultaneidad de la invención, es decir, el descubrimiento tiene lugar a lo largo de una frontera perfectamente definida del saber; y cuando no se presenten saltos tecnológicos. Tales condiciones son posibles porque existen algunas limitaciones que siempre influyen en )a capacidad tecnológica de la época, como son la limitación de su acervo de conocimientos, así como la competencia material de la época. Concluye Heilbroner que el deierminismo puede explicar por qué el cambio

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tecnológico es el motor de la historia, o las máquinas el motor de la historia, si se tiene en cuenta el principio de maximización de la economía^ y el hecho de que la maximización impone un cierto orden en la conducta. Luego, las máquinas .serían un mecanismo mediador por el que la actividad económica y la adquisición de fortuna linrían po.sible la socieii.'d capitalista; los camb.os del trasfondo tecnolc^íico se traducen en cambios del sistema de precios. Pero advierte el autor que algunos elementos blandos intervendrían en el deteiminismo tecnológico, como son: elementos volitivos, actitudes sociales, novedades y modas culturales, la aversión al riesgo, entre otros posibles: por lo cual habría que darie cabida a un cierto grado de incertidumbre y conservar el detemiinismo desde una cierta heurística, como recurso más amplio de explicación.

L2. Enfoque cognitivo

Diversos autores han señalado que la ciencia es el criterio que diferencia a la técnica de la tecnología (Bunge, 1.966; Sanmartín, 1.990). Desde esta perspectiva, no se excluye que podamos aún continuar hablando de técnicas en las sociedades industriales, en este caso de técnicas de base científica (Quintanilla. 1.988). La distinción entre técnica y tecnología tendría entonces una base histórica, ya que la aparición de la tecnología se relaciona con las revoluciones científica e industrial, entre los siglos XVI y XVIII.

Esta relación con la ciencia ha contribuido a fomentar una distinción radical entre técnica y tecnología: al ser la tecnología producto de la aplicación de la ciencia, la técnica solo comprendería experticias que se logran por la actividad empírica, sin ayuda del conocimiento científico. El factor fundamental del desairollo tecnológico sería la invención y la Investigación y Desanollo (Quintanilla, 2.001). Es más. la técnica conduce a un encuentro con la ciencia, antes o después, pero su encuentro es inevitable: "...la técnica es un traslado a formas prácticas, apropiadas de verdades teóricas, implícitas o formuladas, anticipadas o descubiertas, de la ciencia" (Mumford, 1.971: 66).

Esta relación explícita con la ciencia, nos dice Ellul (1.960). es histórica y la técnica solo se puede considerar como aplicación de la ciencia, durante e) siglo XIX y para las ciencias físicas. En la época actual, la actividad científica ha sido rebasada por la técnica, o bien, ya no se concibe la ciencia sin efecto técnico.

Considerar a la tecnología como ciencia aplicada ha influido también en presupuestos filosóficos que reducen la tecnología a: un conjunto de reglas tecnológicas; las reglas tecnológicas serían consecuencias deducibles de las leyes científicas; el desaiTolIo tecnológico dependería de la investigación científica (Nüniluoto, 1.997, citado por García, et al., 2.001).

Bunge, es considerado como uno de los principales expositores de este enfoque cognitivo o intelectüalista, que considera a la tecnología como ciencia aplicada y a la ciencia como una búsqueda por nuevas leyes de la naturaleza, la cual es conducida por la arrogancia y la libertad del espíritu (Bunge, 1.966, citado por Siaudenmaier, 1.985).

Para Bunge (1972), la tecnología encuentra su fundamento científico, príncipalmenie por dos operaciones en su tipo de conocimiento: por la formulación tanto de reglas tecnológicas, como de teorías tecnológicas. Bunge (1.972: 694) nos amplía el concepto de regla tecnológica: "...una regla es una instrucción para realizar un número finito de

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V' ' •••' * actos en un orden dado y con un objetivo también dado... Los enunciados de leyes son , •': • descriptivos e interpretativos, las reglas sóri normativas... mientras que los enunciados

'' ' legaliformes pueden ser más o menos verdaderos, las reglas .sólo pueden ser más o " menos efectivas".

Según Bunge (1.972), a diferencia de las reglas de conducta que prescriben el comportamiento moral, de las reglas de lá actividad práctica que no están sometidas al control tecnológico, y de las reglas de semántica y sintáctica, las reglas tecnológicas se fundamentan en la investigación y la acción. Las reglas tecnológicas no serían exactamente convencionales, como pueden ser ias de conducta, trabajo y signos, ya que las tecnológicas se basan en un conjunto de fórmulas de leyes, capaces de dar razón de .su efectividad: por ejemplo, la regla que prescribe engrasar periódicamente los automóviles .se basa en la ley de que los lubricantes disminuyen el desgaste por fricción de las parles, es por consiguienie una regla bien fundada.

Sin embargo, si las reglas tecnológicas no son convencionales, tampoco son exactamente verilativas, aunque sí recuiren a ese principio para fundamentarse, para tal efecto se trata de descubrir los fundamentos legaliformes subyacentes. Esia fundameniación se basa a partir de enunciados nomólogicos, referidos a un hecho objetivo, del tipo "el agua hierve a 100°C'\ Mientras que el enunciado: "si se calienta el agua a lOO^C, entonces hervirá", es un enunciado noniopragmáiico, es decir, involucra una operación humana. Ahora bien, el enunciado "para hervir el agua es necesario calentada a lOO' C", constituye una regla tecnológica. Esto significa que es posible tran.sformar las leyes científicas, que descansan en enunciados nomológicos. en reglas tecnológicas, mediante enunciados nomopragmáiicos. A nivel proposicional. el enunciado nomopragmálico "si se calienta el agua a 1OOC entonces hervirá", en donde A (si se calienta el agua a lOO-C). para obtener B (entonces hervirá), se puede leer como, B se obtiene por medio de A. Ahora, en el senüdo, para evitar B no liacer A.^ aevía un enunciado equieficiente del anterior, aunque no en las mismas circunstancias, lo que lleva a que debe ser probado. En ambos casos, la pi-ueba se hace necesaria, ya que ambos proceden del enunciado "el agua hier\'e a lOO-C", en donde A es fundamento de B. La relación entre estos tres tipos de enunciados no es lógica sino pragmática, teniendo en cuenta que toda fórmula nomológica es rectificable, lo que afectaría entonces a la regla tecnológica. Pero esta prueba solo sería objeto de la investigación pura y aplicada, ya que en el uso corriente de la tecnología, la contrastación no pasa de ser la aplicación simple de la regla, ...'Mo cual es realmente una contrastación muy pobre porque el resultado negativo de la misma podrá achacarse tanto a las hipótesis cuanto a la regla o a las inciertas condiciones de aplicación" (Bunge, 1.972; 700).

Bunge nos advierte que la verdad de un enunciado legaliforme no garantiza la efectividad de las reglas basadas en ella. Por consiguienie, no sería muy recomendable usar el sentido B que se obtiene por medio de A ., pues el éxito práctico no es un criterio de verdad para las hipótesis subyacentes. "Y por esa misma razón la tecnología, a diferencia de las artes y los oficios precientíficos, no parle de reglas para terminar con teorías, sino al revés. En resolución; ésa es la causa de que la tecnología sea ciencia aplicada, mientras que la ciencia no es tecnología purificada" (Bunge, 1.972: 699).

Las leonas tecnológicas, en cambio, se basan en un sistema de rfeglas que prescriben el curso de la acción práctica óptima. Por consiguienie, son el resultado de la aplicación del método de la ciencia a problemas prácticos. Una teoría puede tener relevancia para

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la acción, bien sea porque suministre conocimiento sobre los objetos de la acción, o porque nos informe sobre la acción misma (Bunge; li972); En el primer caso se trata de teorías sustantivas, y .se considera que son esencialmente^aplicaciones de las teorías cienlífícas; mientras que en el segundo caso .son teorías tecnológicas opemiivas, en donde intervienen acciones del complejo hombre-máquina en situaciones aproximadamente reales, es decir, nacen en la investigación aplicada y pueden tener poco -o nada- que ver con tcon'as sustantivas. Serían ejemplos de estos tipos de teorías: la aerodinámica como una aplicación de la dinámica de fluidos, en el caso de las sustantivas; y la teoría de la decisión y la investigación de operaciones, en las teorías operativas. En estas últimas, no se traía de la aplicación de la ciencia sino del método de la ciencia, en tanto que son teorias de la acción. Bunge nos aclara que loda buena teoría operativa [endria al menos varios rasgos característicos de ias teorías de la ciencia: 1) no se refiere directamente a piezas de la realidad, sino a modelos idealizados; 2) como consecuencia de lo anterior, utiliza modelos teoréticos; 3) puede ab.sorber información empírica y producir predicciones, o retrodicciones; 4) ser empíricamente contrastables.

En el ámbito de las leonas tecnológicas, hay una consideración que toca con otro problema. Se trata de la concepción de leería como caja negra, en donde la teoría aparece como un sistema que solo da cuenta de vaiiables que entran y salen, pero sin alcance ontológico. esto para fundamentar que el tecnólogo pocas veces se ve obligado a adoptar un punto de vista más profundo, representacional. Tomar las teorías como caja negra, fundamenta .su interés por los aspectos de eficiencia, pero lo que Bunge también quiere señalar con eslo, es que por lal razón, las teorías de la tecnología serían de menor complejidad.

Desde nuestro punto de vista, la posición de Bunge es discutible, al considerar que las teorías con las que trabaja el tecnólogo son menos complejas que las de la ciencia. Como se .sabe, la tecnología modema descansa en un alto nivel de complejidad, a partir de la automatización. Automatización significa, desde Wiener (1.961), funciones de comando, regulación, vigilancia y control de los mecanismos involucrados en un programa. En el automatismo domina la función sobre el agente. Si la gran máquina era el punto de partida de la materialización técnica en la revolución industrial, las nuevas condiciones de automatización se caracterizan por ía niiniaturización y la desmalerialización. Con la automatización es posible representar y reemplazar las operaciones de la inteligencia, modeladas a través de programas. Al ligar el automatismo a la electrónica, ésta ie confiere la niiniaturización de los componentes, la rapidez extrema de los flujos, la reducción de los tiempos de reacción, la precisión del ' comando, el uso de mínimas cantidades de energía (Séris, L994). Por lo tanto, la posición de Bunge sobre un menor nivel de complejidad de las teorías tecnológicas con relación a la ciencia, nos trae el eco del viejo problema sobre la preponderancia del saber científico sobre el tecnológico.

Otro punto de vista discutible en Bunge, desde nuestro punto de vista, y coirelativo del anterior, es que según él, el modelo de caja negra resulta eficiente siempre y cuando el tecnólogo no se preocupe tanto por la precisión, ya que esto "...dan'a lugar a confusiones, porque complican'a las cosas hasta lal punto que el blanco a que tiene que apuntar la acción se perdería bajo la masa de los detalles" (Bunge, 1.972: 689). También en este nivel hay que decir que la tecnología es el universo de la precisión, a diferencia de las operaciones técnicas de carácter artesanal, que son del mundo del más o menos, cuyo ejemplo seria la técnica griega (Koyré, 1.994).

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Bunge (1.972: 687-688). insiste en que el modelo de caja negra, no permite preguntar.se por la teoría, no tiene que preocuparse por contrastar la teoría (recordemos que para él las conlraslaciones en el uso comente de la tecnología serían muy pobres), ai usar teorías no muy complejas, incluso en ocasiones poco precisas; lodo ello .se explica porque "el científico aplicado maneja son ¡.-orías de gran eficiencm. o .sea, con una razón inpui/output elevada: se traía de teorías que dan mucho con poco". Se deduce que la preocupación por la eficiencia, no es pues la preocupación por el valor verilativo de las teorías.

El tema de la tecnología como ciencia aplicada, es también \}n punto de cuestionamienlo por otros factores. Primero, hereda los presupuestos que han acompañado la ¡dea del progreso humano basado en la ciencia, desde mediados del siglo veinte: a más ciencia, más tecnología, y por consiguiente tendremos más progreso económico, lo que nos trae más progreso social (González el al.. 1.996). Esia ecuación es cuestionable, ya que si bien son importantes ciertos avances de la investigación cieniífico-tecnológica, no se tiene en cuenta otros producios asociados a ella: más contaminación, más riesgo tecno­científico. más desigualdad entre ricos y pobres, incluso desempleo relacionado con los cambios tecnológicos; situación que obviamente debe ser contextualizada. Se sabe que las ciencias y tecnologías de las sociedades actuales .se conciben. desan"olIan y emplean primariamente por y para los intereses de los grupos sociales y de los países más fuertes, poderosos y ricos del mundo (Pelrella, 1.994).

En segundo lugar, e) enfoque de ciencia aplicada ha sido cuestionado al estudiar algunos momentos históricos de la tecnología, los cuales demuestran cierta especificidad del conocimiento tecnológico; señalan además, una relación más amplia con la ciencia y no sólo laque.se deriva de ciencia aplicada. En particular, el análisis de la historiografía de la tecnología realizado por John Siaudenmaier (1.985)^. muestra, por ejemplo, que en investigaciones sobre sistemas de armamentos en los Estados Unidos en 1.966, se pudo concluir que solamente el 1 % de los eventos se debía al desarrollo de investigaciones de ciencia básica, el 91% era de tipo tecnológico y cerca del 9% podían .ser vistos como de ciencia-aplicada. Es decir, en el enfoque cognitivo habría que cuestionar la afirmación de que la tecnología es siempre ciencia aplicada. Tal cuestionamienlo debe abogar por entender a la ciencia y a la tecnología como dos subculturas simétricamenle inierdependienies.

L3. Enfoque sistémico

La noción de sistema técnico se ha vuelto un lugar de referencia para definir a ia tecnología, incluso para aquellos que prefieren hablar de técnicas antes que de tecnología (Leroi-Gourhan, 1.988; Gille, 1.999). Algunas referencias a la tecnología como sistema, han sido acuñadas por Quintanilla (1.988, 2.001), Pacey (J.990), y Hughes (1.983). En el caso de Quintanilla, la noción de sistema ha servido para definir a la tecnología, como sistemas de acciones inlencionalmenle orientados a la transformación de objetos concretos, para conseguir de forma eficienle un resultado valioso (Quintanilla, 1.988). Pacey, a su vez, propone comprender la tecnología sobre la base de una práctica social, con una serie de componentes inieirelácionados; y Hughes, propone una noción de sistema técnico en donde hay que tener el cuenta a los componentes (físicos, de conocimientos, organizacionales). a los actores, yen particular a la dinámica del propio sistema.

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Una propuesta aún más específica sobre el sistema y la relación con las personas, es la de sistema .sociortecnológico (Wynne, 1.983)-.Y una extensión de esta última, es la de socioecosistema tecnológico, que, permite proporcionar un tratamiento unificado a los problemas de gestión de la innovación tecnológica y la intervención ambiental (Gonzalo;', et al, 1.996).

En el enfoque sistémico se entiende a la tecnología, no dependiente de la ciencia o representada por el conjunto de artefactos, sino como producto de una unidad compleja, en donde forman parte: los materiales, los artefactos y la energía, así como los agentes que la transforman (Quintanilla, 2.001). Desde esta perspectiva, el factor fundamental del desaiTollo tecnológico sería la innovación .social y cultural, la cual involucra no solamente a las tradicionales referencias al mercado, también a los aspectos organizativos, y al ámbito de los valores y de la cultura.

Ahora bien, la forma de entender el sistema técnico por estos autores, con enfoques provenientes tanto de la etnología y la filosofía, como de la historia y la sociología, ha tenido sus diferencias. Veamos algunas de ellas.

.L3.L La tecnomorfología como sistema técnico preindustrla!

Leroi-Gourhan (1.988) propone una noción de sistema técnico basado en una lecnomorfología, que delimita a ias técnicas preinduslriales y solo aquellas relacionadas con actividades adquisitivas y de consumo,,más que actividades comunicativas -a pesar de su referencia hacia una paleontología de los símbolos (Leroi-Gourhan, 1.971)-. La lecnomorfología se basa en la descripción y comparación de las técnicas según las necesidades del gnipo étnico, de sus condiciones materiales y culturales, a partir de las materias de transformación técnica, los medios de acción y las fuerzas utilizadas.

Leroi-Gourhan propone una clasificación más lógica que histórica, dadas las soluciones técnicas similares que encuentran culturas diferentes y muy separadas, y debido al continuo movimiento de préstamo técnico entre grupos humanos, lo que no pennite saber con seguridad si se trata de un invento local o de un préstamo reciente o milenario. Desde este punto de vista, el útil es el objeto de atención, a partir de sus rasgos lógicos de invención y transformación.

El carácter lógico de esta tecnomorfología que comprendería e) sistema técnico, parte de', la elección que hace el hombre frente al medio que contiene la materia, siendo la .; materia la que condiciona todo tipo de técnicas y no los medios o las fuerzas. Desde esta perspectiva; para un rasgo técnico cualquiera, el sistema técnico da cuenta de él, por dos. principios: la tendencia y el hecho. La tendencia tiene carácter inevitable (empuja al sílex que se tiene en la mano a adquirir un mango; o al adonio, a seguir líneas del cuerpo). Los fenómenos de tendencia se deben a la naturaleza misma de la evolución técnica, en donde son posibles todas las extensiones. El hecho, por el contrario, es imprevisible y particular. Es el encuentro de la tendencia con mil coincidencias del medio. La tendencia y el hecho son dos caras, una abstracta y otra concreta del mismo fenómeno, que Leroi-Gourhan no duda en llamar de determinismo técnico evolutivo,

Como vemos, ia noción de sistema que se desprende de esia lecnoníoifología, permite saber cómo hacen cosas los útiles, y puede ser aplicada sólo, como ya decíamos, a

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técnicas relacionadas con la adquisición de bienes íliálériáles y de consumo, además, dicha concepción, es aplicable sólo a técnicas preinduslriales. "

L3.2. E) sistema técnico como coherencia de conjuntos y líneas técnicas

Oíros autores se han referido a la noción de sistema técnico, dentro de un modelo explicativo de la historia del desarrollo técnico. En este caso, el sistema técnico, es "...el conjunto de todas las coherencias que a distintos niveles se dan entre todas las estructuras de lodos los conjuntos y de todas las líneas..." (Gille, 1.999: 51). La estructura comprende una combinación unitaria, que puede ser simple o compleja de elementos técnicos; y la línea o fila, comprende a las series de conjuntos técnicos destinados a proporcionar un producto deseado, cuya fabricación se realiza a menudo en etapas sucesivas. La coherencia entre estas estructuras y líneas, es lo que permite hablar de sistema.

Gille (1.999), señala que aunque algunos autores consideran al sistema técnico dentro del sistema económico, él .se inclina más bien por una inteirelación con el sistema económico, en donde habrían fuerzas autónomas en ambos sistemas. El sistema técnico tendría límites^ los cuales vienen dados por tres factores: el suministro de materias primas, la crisis de la rama tecnológica, y límites de tipo económico. Como vemos, eí sistema técnico en este autor compete a los aspectos estrictamente técnicos, y a la existencia y transformación de los materiales. Los aspectos sociales o económicos, así como los organizativos, estarían por fuera, en un proceso sinérgico.

El concepto de sistema, señala Gille, es la clave para entender los nexos entre la técnica, su naturaleza y las exigencias del entorno. Bajo esta premisa, .sugiere que el análisis de Mumford en Técnica y Civilización, centrado en unos períodos del desarrollo técnico, cada uno con sus complejos técnicos empleados, no debe asimilarse al de sistema, con.sidera que es un tanto impreciso y confuso acerca de lo que es un sistema técnico.

1.3.3. El sistema técnico como parte del fenómeno técnico

El sistema técnico también ha sido definido como un elemento para entender el fenómeno técnico (Séris, 1.994). El fenómeno técnico^, que no descansa en una fenomenología del aparato, comprende al conjunto de características históricamente detenninadas, por las cuales captamos la técnica de una detemiinada época. El fenómeno técnico debe tener en cuenta, para nuestro tiempo, tres aspectos, la sistematicidad, la normatividad e irreversibüidad. Sistematicidad: ya que la técnica comporta un conjunto de etapas, en tanto interpone mediaciones inslioimentales (útiles, maquinas, instituciones), o metódicas (maniobras, procedimientos, programas); pone todas esas mediaciones en relación de la mutua implicación y dependencia, en un vasto sistema de intercambios y de comunicación. Normatividad: se refiere a la capacidad de la técnica de ser normativa antes de ser normalizada y normalizadora; la norma es menos y más que un modelo, menos que un modelo en la medida en que ella no dictamina más que sobre puntos precisos (dimensiones, calibre, proporciones, grado de aproximación, tolerancia, márgenes), sin concretar el resultado final de la totalidad de un proyecto en un único ejemplar, las normas son orientadoras de un futuro de mejoramientos, la norma es lo exigible, al menos según la legitimidad técnica, en nombre de la búsqueda de la máxima eficacia; mientras que la normali^zación está ordenada al bien de la sociedad én su conjunto, o al conjunto de su sistema axiológico;

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es por estoque se dice qqélaínorma sería más que un modelo. íneversibilidad: se refiere al devenirya las transformaciones del sistema y de las normas; por el sistema es imposible reaclualizar un elemento de un sistema anterior si es incoherente en el sistema presente, y si no se dejan íntegras las normas (Séris, 1.994).

Bajo este entramado de fenómeno técnico, el sistema técnico se presenta, a primera vista, como una concatenación lineal, si .se loma con relación al producto-objeto técnico. Sin embargo, la cadena técnica no es la concatenación de operaciones indiferentes cuyos .solos resultados serían importantes, aparece mucho más como un camino en una red preexisienie de medios disponibles: el sistema técnico es un tejido de relaciones. El sistema técnico no significa autonomía absoluta y fatalidad de un devenir incontrolable y puesto en cuestión. BI si.stema técnico no es una cosa maierial. La sistematicidad es coherencia, es decir, es menos ligazón y unión, que relación. Es coherencia de materiales y de sus condiciones de elaboración, de sus efectos y de sus usos. Esta inmaleiialidad del .sistema no le impide existir objetivamente, y de hacer existir objetos, conductos, usos, lo que comanda en última instancia la producción. El carácter de sistema permite poner en correlación a los individuos y los gnjpos entre ellos (como productores, consumidores, participantes del intercambio), los agentes (individuales o colectivos) y ias materias, los medios disponibles y los fines propuestos.Los si.siemas no son autónomos, puesto que están envueltos en la vigilancia de la razón teórica y en el control de la razón práctica.

L3.4. La práctica tecnológica como sistema

Amold Pacey (1990), propone un modelo de la tecnología, que puede .ser entendido de forma similar a como opera un sistema, es más, puede funcionar análogo a como se describen los sistemas en la Teoría General de los Sistemas (Beríalanff)', 1.976). La descripción en diagramas que aporta esta teoría, es útil para interpretar fenómenos tecnológicos, siempre y cuando no se reduzca al uso de modelos computarizados. en donde el público es frecuentemente ocultado: igual precaución hay que tener cuando el trabajo es solo entre expertos interdisciplinares, sin participación pública no se llega lejos, de manera correcta.

Pacey considera que para hablar de tecnología es necesario usar el concepto de práctica tecnológica, de forma similar a como se entiende, por ejemplo, la práctica médica. La práctica tecnológica se define sobre la base de la interacción de tres grandes campos, a saber: los patrones de organización, planeación y administración; los aspectos . culturales, esto es, los valores y códigos éticos, entre otros; junto con los aspectos propiamente técnicos, como son las destrezas, conocimientos, máquinas y equipos en general^ A este modelo que involucra estos tres componentes, el organizativo, el cultura] y el técnico; y que concierne a la aplicación del conocimiento científico u organizado a las tareas prácticas por medio de sistemas, ordenados que incluyen a las personas, las organizaciones, los organismos vivientes y las máquinas, es lo que Pacey denomina como Práctica Tecnológica (Pacey, ! .990).

La "técnica" o lo "técnico" en este caso, es considerado como los aspectos técnicos de la práctica, es decir, el intento por solucionar un problema, ignorando íos posibles efectos de esa práctica. Mientras que los aspectos organizativos, hacen mención a los ' "desarrollos tecnológicos", señalando que no se circunscriben a la forma técnica; es más, ésta disparidad, insiste Pacey, frecuentémenle ha sido la base de proyectos con

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Recientemente, el mismo Pacey (1.999) ha propuesto un cuarto componente de la tecnolü^'ía, oculto y como en ci subsuelo de los otros tres, se trata de la experiencia personal, ia que está presente en relación con los sistemas tecnológicos. La experiencia personal, conocimiento que no puede ser medido fácilmente, es posible de abordar a través del tema del conocimienlo tácito o conocimiento implícito (Polanyi (1.958). por los estudios sobre la educación, y por las inteipretaciones de la psicología y el psicoanálisis para rescatar de allí el valor de ia experiencia.

Pacey busca explorar la existencia de los sentimientos sobre la tecnología, antes que desconocerios, sin que ello conlleve a olvidar la importancia del rigor y del razonamiento lógico. Respuestas, motivaciones, sentidos, lenguaje no verbal, son expresiones comunes desde esta perspectiva de comprender la experiencia personal de la tecnología. Desde la experiencia musical, por ejemplo, señala que. en el ajuste de un motor, se habla de sintonizarlo, no exactamente por referencia a instrumentos musicales, más bien porque cuando suena dulce, se relaciona con el buen funcionamiento. La música se nos presenta como expresión de lo sublime, análogo a lo que la tecnología ha despertado por mucho tiempo en las personas; diferente pero complementaria es también la comparación de la música con las matemáticas y con las complejas estructuras de la ingeniería, son experiencias de orden y estilo.

Desde la experiencia vi.sual y táctil, Pacey recuerda que antes de la formulación en palabras, los científicos y creadores se refieren a la primera intuición de un invento de forma no verbal, visual. En la tecnología, el pensamiento y el lenguaje visual son apropiados, ya que en muchos casos pueden reducir la ambigüedad de las descripciones verbales. El pensamiento visual permite hablar del Sentido de la Forma, entendido como una capacidad de reconocer patrones de una u otra clase de formas, que pueden ser características de las disciplinas de conocimiento. Sentido que puede ser comparado con la capacidad de un buen ingeniero para evalirar "por ojo" un diseño esímctural. Se relaciona muy directamente con la experiencia de manipulación de materiales, sean estos arboles, metales, o partes de radio.

Esta capacidad de envolver materiales en la propia experiencia, de hacerlos partícipes de la actividad creativa, de aquel conocimiento que se gana como respuesta al sentido personal en el trabajo, de combinar las intuiciones con el sentido de la forma, es lo que Pacey denomina como parlicipatorio. Participalorio, en dos .sentidos: la incorporación de las personas, partiendo de que sus respuestas a la tecnología son diferentes, el sentido social de la tecnología coexistiría entonces con las respuestas personales; el uso social no depende del juicio del inventor únicamente, la experiencia táctil, visual y sonora del usuario, capta aquel artefacto-idjca, (en palabras de Winner). más que la palabra misma: y por otro lado, lo participalorio es también la posibilidad de incoiporar la naturaleza en un sentido creativo, en la búsqueda de soluciones tecnológicas que den cuenta de ella. Se trata de una manera distinta de ver la tecnología, tradicionalmente centrada en el objeto, ahora la tecnología estaría centrada en las personas y el medio ambiente (Pacey. 1.999).

No es suficiente con soluciones ergonómicas o de seguridad para operar, para que se considere que una tecnología está centrada en las personas, hay que tener en cuenta los

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valores de las personas. Uña tecnología centí'áda en las personas,-en los beneficios que obtienen en su calidad de vida, iilvoca la noción dé tecnología apropiada, así como de eonvivencialidad^^ cómo vía de práctica tecnológica. Lá tecnología centrada en las personas, es una tecnología participaloria. incoipora las respuestas y experiencias personales de los difei-ntes actores sociales, lione además ideales ecoiéntricos por cuanto hace participar a la naturaleza.

L3.5. El sistema tecnológico complejo

Nos referimos en este apartado, específicamente a los sistemas técnicos complejos de sociedades industriales. Al respecto, nos vamos a referir a los enfoques de Hughes (1.983. 1.987) y Quintanilla (1.988; 2.001).

Hughes (1.987), propone un modelo para la comprensión de un sistema tecnológico, basado en tres fases di.slintas del desanollo de la tecnología del sector eléctrico: sistemas de iluminación eléctrica, sistemas de potencia e iluminación universal, y grandes sistemas regionales de potencia. A partir de su estudio Networks of Power (1983), muestra que los sistemas tecnológicos están constituidos por complejos y heterogéneos componentes. Los componentes de los sistemas tecnológicos pueden ser artefactos físicos (técnicos), organizaciones (tales como empresas de manufactura, compañías de servicio público y bancos de inversión), asuntos usualmente descritos como científicos (libros, artículos, enseñanza universitaria y programas de investigación), artefactos legislativos (tales como leyes), e igualmente los recursos naturales pueden ser considerados como artefactos de un sistema tecnológico. Las personas (inventores, científicos, industriales, ingenieros, gerentes, financieros y trabajadores), son componentes del sistema, pero no debenser considerados como artefactos del mismo. Ellos tienen grados de libertad no poseídos por los artefactos. Pese a que los .sistemas modernos tienden a bu roe rat izarse y a rutinizarse en órdenes, a través de un sistema de personal, .se conocen sistemas con.struidos cuyo diseño, implica ia posibilidad de definir sus componentes de trabajo. En este caso, la acción voluntaria se ejerce, no tanto en el desempeño del trabajo mismo, como sí en el diseño y sus funciones. Las personas en los sistemas tecnológicos, además de su papel en la , invención y en el diseño y desanollo de los sistemas, cumplen otras, como las de. retroalimentar la ejecución de las metas del sistema y conegir los eirores, así como e) forzar la unidad a partir de la diversidad, y buscar la centralización en la fonna del pluralismo y la coherencia a partir del caos. El grado de libertad ejercida por las " personas en un sistema, en contraste con la ejecución nninaria, depende de la madurez y el tamaño o autonomía de un sistema tecnológico (Hughes, 1983, 1987).

El sistema funciona en completa interacción entre sus componentes, de este modo un determinado componente contribuye directamente, o a través de otros, a las metas comunes del sistema. Si un componente es removido, o si .sus características cambian, los otros artefactos en el sistema se alteran. Además, la relación del sistema con el medio ambiente puede ser, de un lado, cuando los sistemas son dependientes del medio ambiente, de otro lado, cuando el medio ambiente depende del sistema; en ninguno de los dos casos, la interacción entre el sistema y el medio ambiente es una simple vía de influencia.

Los componentes organizacionales. convencionalmente descritos comp sociales, también son creaciones de los constructores del sistema. Contribuyen a resolver

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valores de las personas; Una tecnología centrada en las personas, en los beneficios que obtieneii en sü calidad de vida, invoca la noción de tecnología apropiada, así como de convivencialidad^^ como vía de práctica tecnológica. La tecnología centrada en las personas, es una tecnología participatoria. incoipora las respuestas y experiencias personales de los difo; Miles actores sociales, lione además ideales ecü>éntricos por cuanto hace participar a la naturaleza.

L3.5. El sistema tecnológico complejo

Nos referimos en este apartado, específicamente a los sistemas técnicos complejos de sociedades industriales. Al respecto, nos vamos a referir a los enfoques de Hughes (1.983. 1.987) y Quimanilla (1.988; 2.001).

Hughes (1.987), propone un modelo para la comprensión de un sistema tecnológico, ba.sado en tres fases di.stintas del desanollo de la tecnología del sector eléctrico: sistemas de iluminación eléctrica, sistemas de potencia e iluminación universal, y grandes sistemas regionales de potencia. A partir de su estudio Networks of Power (1983), muestra que los sistemas tecnológicos están constituidos por complejos y heterogéneos componentes. Los componentes de los sistemas lernológicos pueden ser artefactos físicos (técnicos), organizaciones (tales como empresas de manufactura, compañías de servicio público y bancos de inversión), asuntos usualmente descritos como científicos (libros, artículos, en.señanza universitaria y programas de investigación), artefactos legislativos (tales como leyes), e igualmente los recursos naturales pueden ser considerados como artefactos de un sislema tecnológico. Las personas (inventores, científicos, industriales, ingenieros, gerentes, financieros y trabajadores), son componentes del sistema, pero no debenser considerados como artefactos del mismo. Ellos tienen grados de libertad no poseídos por ios artefactos. Pese a que los sistemas modernos tienden a burocratizarse y a rutinizarse en órdenes, a través de un sistema de personal, se conocen sistemas construidos cuyo diseño, implica la posibilidad de definir sus componentes de trabajo. En este caso, la acción voluntaria se ejerce, no tanto en el desempeño del trabajo mismo, como sí en el diseño y sus funciones. Las personas en los sistemas tecnológicos, además de su papel en la , invención y en el di.seño y desairollo de los sistemas, cumplen otras, como las de retroalimentar la ejecución de las metas del sislema y con'egir los eirores, así como el forzar la unidad a partir de la diversidad, y buscar la centralización en la foima del pluralismo y la coherencia a partir del caos. El grado de libertad ejercida por las , personas en un sistema, en contraste con la ejecución iiitinaria, depende de la madurez y el tamaño o autonomía de un sistema tecnológico (Hughes, 1983, 1987).

El sistema funciona en completa interacción entre sus componentes, de este modo un detenninado componente contribuye directamente, o a través de oíros, a las metas comunes del sistema. Si un componente es removido, o si .sus características cambian, los otros artefactos en el sistema se alteran. Además, la relación del sistema con el medio ambiente puede ser, de un lado, cuando los sistemas son dependientes del medio ambiente, de otro lado, cuando el medio ambiente depende del sistema; en ninguno de los dos casos, la interacción'entre el si.stema y el medio ambiente es una simple vía de influencia.

Los componentes organizacionales. convencionalmente descritos comp sociales, también son creaciones de los constructores del sislema. Contribuyen a resolver

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problemas o requerimientos usando metas para las cualéfí están capacitados en vías usualmente consideradas como deseables, o ai menos empIeabJes para el sistema tecnológico. Sus límites se relacionan con el control ejercido por los artefactos y los operadores humanos y hacen pane de la estirictura de gestión, que a su vez puede estar sujeta a controles por bancos, empre.-.is o agencias reguladoras (Hughes, 1987).

Teniendo en cuenta las tres etapas del sistema tecnológico del sector eléctrico e;;tudiado por Hughes, en donde cada estado en el desanollo de esas tecnologías está caracterizado por aspectos sobresalientes que .se oponen al avance tecnológico, así como por aquellos que habrán de resolverlos (inventores-emprendedores como Edison, gestores-emprendedores como In.sull, ingenieros-emprendedores como von Milier). Constant (1987). propone que cada fa.se de desanollo produce una cultura específica de tecnología, compuesta de distintos valores, ideas, e instituciones. Algunos valores .son de tipo general, como la eficiencia técnica, del lado de la ingeniería. Pero otros pertenecen a sistemas específicos, por ejemplo, la importancia de la carga eléctrica en los sistemas de gran tamaño. La tecnología por sí misma es conocimiento sistematizado y es cultura que envuelve una variedad de organizaciones económicas e instituciones sociales. Cultura que se expresa tanto en organizaciones de gran tamaño e instituciones, como en los compromisos profesionales de los investigadores individuales. En este contexto se retoma el concepto propuesto por Hughes, de momentum tecnológico: la propensión de las tecnologías por desanollar trayectorias previamente definidas, a menos que se desvíen bajo alguna fuerza externa poderosa o por impedimento en alguna inconsistencia interna. Como se ve, este complejo modelo de cambio tecnológico no implica autonomía tecnológica, como en el enfoque artefactual y su determinismo tecnológico. Es la interacción de las propiedades de ia tecnología, con un amplio conjunto de contingencias geográficas, económicas, políticas e hi.síóricas,-lo que pennite estilos tecnológicos específicos.

Para teiminar con e.ste apartado del enfoque sistémico, veamos la propuesta de Quintanilla (2.001). Quintanilla tiene en cuenta el trabajo de Hughes, así como su propio trabajo anterior (Quintanilla. 1.988), en donde el sistema técnico se definía como un sistema de acciones intencionalmente orientado a la transformación de objetos.- . concretos para conseguir de forma eficiente un resultado que se considera valioso"^. Insiste en que cualquier realización técnica concreta, independientemente de su.';? "' magnitud y complejidad, presenta esa doble dimensión, física y social, de aftefactos y de organizaciones, que obviamente es más visible en los grandes sistemas tecnológicos. Sobre la base de esta consideración, un sistema técnico sen'a un dispositivo complejo, compuesto de entidades físicas y de agentes humanos cuya función es transformar algún tipo de cosas para obtener resultados característicos del sislema.. ,, ,

De manera más específica, Quintanilla (2.00!) propone caracterizar el sistema técnico, a partir de componentes, esli-ucturas, y objetivos. Los componentes del sislema, pueden ser materiales (materia prima, energía, artefactos, etc.), y pueden ser agentes, entendido-S como individuos humanos caracterizados por unas habilidades, unos conocimiento^ y portadores de una cultura. La estructura del sistema estaría definida por las relaciones o interacciones, las cuales pueden ser de gestión, y de transformación de materiales, y se . producen en ios componentes del sistema. En particular, en las relaciones de gestión, tendría lugar la organización, siendo importante .su papel en función de los flujos de información que permiten el control y la gestión global del sistema. jPor otro lado están los objetivos previstos para e! sistema, y los resultados que finalmente se obtienen. Esta

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definición de sistema técnico.'sería la base párá la construcción de una teoría de la ' estructura y la dinámica de la tecnología. /-.•..

L3,5.1. El socioecosistema tecnológico

La propuesta sobre la tecnología como .socio-sislemade Wynne(1.983), y luego su enriquecimiento con la dimensión ambiental que retoma González y colaboradores (1,996), le abren una dimensión aún más social al sistema, coexistiendo con el medio ambiente.

Tanto Wynne. como Schienstock, (1.994, citados por González, el ai.. 1996), consideran al sislema tecnológico desde una perspectiva que enfatiza en los aspectos sociales sobre los técnicos, al punto que caracterizan a las tecnologías como fonnas de organización social. La tecnología .sería un complejo interactivo de formas de organización social, que implican de forma característica a ia producción y uso de artefactos, así como a la gestión de recursos.

Uno de los rasgos de esta definición, es el papel de los aspectos valorativos y de carácter social, a la hora de definir políticas científico-tecnológicas y de iniei vención ambiental.-Ai respecto, Wynne (1.983, citado por González, el al., 1.996), propone incluir la participación extema, especialmente a los posibles usuarios, frente a la tradicional forma centrada solo en ios expertos y gestores del proceso de I+D. La "interferencia externa", de este modo, no .solamente no es un obstáculo para el desanollo tecnológico, sino más bien una necesidad para su viabilidad, una vez tenido

...en consideración el crucial componente social de.cualquier forma de tecnología. Esto significa, darie un peso a les factores no epistémicos (expectativas profesionales, presiones económicas, disponibilidades técnico-instrumentales, convicciones y valores personales, etc.), para resolver problemas y confiictos de origen tecnológico, asumiendo una flexibilidad interpretativa y valorando la complejidad de los proceses. La flexibilidad interpretativa a la que se refiere González y colaboradores, consiste en que los científicos obtienen diferentes interpretaciones sobre la naturaleza, por tanto la naturaleza no provee únicamente de una .sola vía para el debate científico; este principio aplicado a los hechos científicos es extendido a los artefactos tecnológicos, no ,,

•• solamente en su interpretación sino en su diseño (Pinch y Bijker, 1.987). Tal sitiiación tiene unas profundas implicaciones hacia los sistemas tecnológicos, por cuanto.los abre . a procesos de participación pública. La construcción social de los sistemas tecnológicos, sería consecuencia y reflejo de los patrones de Interacción social de los distintos grupos sociales relevantes en un si.stema tecnológico.

Al involucrar ia participación del hombre como actor, la teoría tecnológica, por ejemplo, con relación a un sistema, queda sujeta al deber ser del hombre. Esto implica planificar y tomar decisiones, definir acciones de control sobre la realidad. El deber ser, al estar implícito dentro del sistema, articula niveles de decisión sobre condicionamientos heterogéneos (tanto técnicos como socioeconómicos) y en general

, holísíicos. El deber ser es una intencionalidad, y por lo tanto se carga de conocimientos como de representaciones para tomar decisiones.

¿Pero cómo opera, a nivel psicolingüi'stico, la integración de conocimientos y . representaciones para decidir sobre el deber ser en un sislema? Josefa Toí?ibio (r.*995), nos plantea una solución: "Se supone que el sistema -sujeto- cuenta con una cierta

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información -puede leerse también creencias- codificada jerárquica, aunque no lingüísticamente, en función de los objetivos que persigue -puede leerse también deseos o valores-. Esa información .se constituye objetivamente como lal a'través de las relaciones existentes entre el sujeto y su entorno, y explica causalmenle la conduela de . aquél (É»relske, 19;'l). Con palabras de Ci.nk: <ios pensamientos (lal y como .se adscriben a través del uso de las actitudes proposicionales) se ad.scriben holíslicamenie .sobre la base del conjunto total de la conducta (Clark, 1.989: 5-6, citada por Toribio.

• 1.995: 124-125)".

Esta línea, parece especialmente adecuada como modelo de análisis en el caso de las acciones que lossujetos deben hacer al interior de los sistemas tecnológicos. Tales acciones, que según la terminología de Bunge, se deben a las reglas tecnológicas, no .se definirían únicamente por la adscripción a unos pocos enunciados de origen científico, sino que están determinadas por un contexto global, el del sislema tecnológico. El paradigma clásico, al estiio planteado por Bunge. sigue un cierto sentido de composicionalidad, un cierto .sentido semántico individualizado para cada uno de los ítems que lo componen. Bajo el esquema de Bunge. no se puede apelar a una comprensión .superior, el contexto, porque en ese caso ios enunciados que soportan las regias, serían poco científicos, aunque hayan satisfecho una comprobación por vín empírica, o estén fundados en la lógica pura.

Finalmente, la noción de sislema tecnológico puede ser también entendida como socioecosistema. sobre la base de una analogía con el concepto de ecosistema en ecología. "La innovación tecnológica y ia inter\'ención ambiental ignoran a menudo las características del sociosistemaen el que van a integrarse" (González, et al, 1.996: 141): la transferencia de tecnología a sociosistemas extraños puede producir más perturbación social y económica que mejora de la calidad de vida. El socioecosistema, como elemento regulador, permite entonces la posibilidad de introducir factores de control y conección a los desequilibrios tecnológicos, sobre la .sociedad y el medio ambiente, mediados por la participación de los diversos actores sociales del sislema.

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Notas:

Uj "En el Wehsier's Second Inicnwtionaí (1.909), se dice que la palabra significa <ciencia industrial, la ciencia o conocimienlo sistemático de las parles industriales, especialmente de las manufacturas más importanies>. En el Websier's Third New Inlemaiional (1.961), la antigua definición se convierte en la siguiente: <ia totalidad de medios empleados por un pueblo para proveerse de los objetos de la cultura malerial>" (Winner, 1.979). £2) También frente al tema de la volición. Séris (1.994) se ha referido como voluntad técnica. (3) Un vaior técnico corresponde a un vaior de uso de un objelo técnico. Este valor adquiere su forma monetaria en ia forma de patentes. Valores técnicos.pueden ser: utilidad, resistencia, durabilidad, flabilidad, economía, rendimiento, seguridad, adaptación, comodidad, entre olro.s (Séris. 1.994:32-34). (4) Aspiración que proviene desde Bacon. (5) Para algunos autores'es parte de la naturleza humana, según cita Heilbroner (1.996). (6) Las cursivas son de Bunge (1.972). (7) Revisa los estudios publicados en la revista Technology and Culture, desde 1.959 hasta 1.980, • O {8} La noción de fenómeno técnico también ha sido usada por Ellul (1.960). (9) Pacey concenlra su exposición en la esfera de los aspectos culturales y valorativos de la . tecnología. .• (10) Illich. I... Tools for Convivialily. London: Calder and Beyors. 1.973. *:'. (11.) Los aspectos concreto y valioso de la definición de Quintanilla, han sido discutidos por Echeverría (2.001). En el primer caso, se trata de tener en cuenta no solo a objetos sino a las acciones, que en el entorno telemático moderno involucra relaciones en muchos ámbitos; en el segundo aspecto, lo valioso no se debe reducir a las características técnicas, la valoración debe tener en cuenta el espacio social en donde opera.

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Primera edición en inglés, 1959 Primera edición en español, 1965

La edición original de esta obra fue registrada por The Free Press, Glencoe, Bi.. CB.VA.) con el título de

Logical Positivism.

Derechos reservados conforme a la ley © 1965, Fondo de Cultura Económica

Av. de la Universidad, 975-México 12, D.F.

Impreso y hecho en México Printed and made in México

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PREFACIO

Este volumen, intitulado Positivismo lógico, presenta, por. ~H~-mera vez en español, muchos.de tos,trabajos que han ejercido, mayor influencia -entre íos realizados por íos miembros más ^s-tacados del Circulo de Vierux; estos y otros artículos contier^n exposiciones autorizadas de las teorías más comúnmente tc^O':^ ciadas con el positivismo lógico; sin embargó;:por razones '"''.e', explica en su Introducción el profesor Ayer, también se Han in-, cluido algunos trabajos que no se pueden considerar, cómo [e\ *>• siciones ni defensas del. positivismo lógico. Asimismo-, el. caii'^o que abarca la bibliografía es mus amplio de lo que et titulo uel libro podría sugerir, pues se consideró conveniente catatogar }s libros y artículos más importantes que tratan de todos .los ti^os de filosofía analítica, y no sólo del positivismo lógico. : -

Deseo expresar- mi gratitud a muchos_ de mis alumnos por ""i-berme ayudado a recoger la bibliografía, y a, León Sathwff, Max­well Grover y José Huerta Jourda' por preparar, el índice i^ ta­ntico; estoy en deuda con un especial agradecimiento a -'os profesores Carnap y Her-npel por haber proporcionad/? notas que indican su posición actual ai;Jte íos problemas que tratan m sus trabajos. _ ^ —

- • PAUL EDWART-^

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INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR .

1. Historia del movimiento del positivismo lógico .

KACE irnos treinta años se acuñó el término "positivismo lógic para caracterizar el punto de vista de un grupo de filósofos, ho: bres de ciencia y matemáticos que se denominaron a si mismos. Círculo de Viena. Desde entonces, su significado se ha extendió hasta abarcar a otras foimas de la filosofía analítica; de es manera, los discípulos de Bertrand Russell, G. E. Moore o Ludw Wittgenstein en Cambridge, o los miembros del movimiento ce temppjráneo de Oxford sobré análisis lingüísticos, pueden hallar caracterizados también como positi\'istas lógicas. Este uso m amplio del término resulta favorecido, especialmente por quien son hostiles a todo el moderno desarroUo de la filosofía eos una investigación más bien anah'tica que especulativa, los q desearían incluir a todos sus adversarios en tm mismo saco. Es exacerba' a los mismos analistas, quienes son bastante más de cados en cuanto a sus diferencias; ellos preferirían que se : servara la denominación de "positivismo lógico" a quienes, coi parten el punto de-vista específico del Círculo de Viena. compilar está antología, no he sido tan estricto; he recurrii primordialmente a los escritos de los miembros del Círculo -Viena, o de quienes sostienen una postura muy cercana a elle pero también incluí varios ^trabajos que quedan fuera de es campo. ,En cierto modo, todos son 'analistas, pero el ámbi de lo que considero como filosofía analítica es muy extensí permite. desacuerdos graves no sólo acerca de sutilezas, en 1 procedimientos técnicos, sino sobre puntos teóricos importante incluyendo el método y el propósito del análisis mismo.

El Círculo de Viena surgió a principios de la década de 19 a, 1930, cuando Moritz Schlick, en tomo del cual se agrupó, Ue; de Kielpara ocupar la cátedra de filosofía en la Universidad i Viena. En el aspecto filosófico sus principales miembros '—ac más del mism'o Schlick— fueron Rudolf Camáp, Otto Neurat Herbert Feigl, Fríedrich Waismann, Edgar Zilsel y Victor Kraft; £ el aspecto científico y matemático] -Philipp Frank, Karl Menge Kurt Gódel y Hans Hahn; al principio, constituía más bien i centro de reimión qujs un movimiento organizado. Al advert que se tenía un común interés por un determinado conjunto í problemas y una actitud • común hacia ellos, sus miembros : reunieron con regularidad para discutirlos. Estas reuniones se co. tinuaron durante toda la existencia del Círculo, pero compleme: tándosé con otras actividades' tales, que transformaron el centi de reimión en algo rnás parecido a im partido político; dict proceso-comenzó en 1929 con la-publicación de un manifíesl titulado "Wissenschaftliche Weltauffassung, Der Wiener Kreií

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10 * INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR

(El punto de vista científico del Círculo de Viena), que hacía ima exposición' breve de la postura filosófica del grupo y una reseña de los problemas de la filosofía tanto de las matemáticas como de-las ciencias físicas y sociales que les interesaba prin­cipalmente resolver; ese folleto, escrito por Carnap, Neurath y Hahn/ es interesante además, porque muestra cómo se situaba el Círculo a sí propio, en la historia de la filosofía. Después de afínnar que desarrollaban .una tradición viehesa que había flo­recido a fines del siglo xix en las obras de hombres como los fí'sicos Emst Mach y Ludwig BoItzmann y, no obstante sus inte­reses teológicos, del filósofo Franz Brentano, los autores pubh-caban una lista de aquellos a quienes consideraban sus principales precxnrsores. Como empiristas y posiíivistas,'mencionaron a.Hume, a los filósofos de la Ilustración, a Comte, Mili, Avenarius y Mach; como filósofos de la ciencia, a Helmholtz, Riemann, Mach, Poincaré, Enriques, Duhem, BoItzmann y Einstein; como lógicos teóricos y prácticos, a Leibniz, Peano, Frege, Schroder, Russell, Whitehead y Wittgenstein; como axiomatistas, a Pasch, Peano, Vailati, Pieri y Hilbert, y como moraUstas y sociólogos de tendencia positivista, a Epicuro, Htmae, Bentham, Mili, Comte, Spencer, Feuerbach,. Marx, Müller-Lyer, Popper-Lynkeus y Karl Menger Sr.; la Hsta es sorprendentemente ampha, pero debe recordarse que en la mayoría, de los casos sólo se refiere a un aspecto especial de la obra de estos autores; así, por ejemplo, se incluye a Leibniz por su lógica, no por su metafísica; a Carlos Marx no se le in­cluye por su lógica ni por su metafísica, sino por su. acceso cien­tífico al estudio de la historia. Si excluimos de la lista a los contemporáneos, los más cercanos al Círculo de Viena en su acti­tud general son Hume y Mach; es de hecho notable que nume­rosos aspectos de la teoría que hoy se considera especialmente característica del positivismo lógico, ya hubieran sido enuncia­dos, o por lo menos previstos, por Hume.

Entre los contemporáneos, los autores del folleto seleccionan a Einstein, Russell y Wittgenstein por sus afinidades con el Círculo- de Viena y por la influencia que ejercieron sobre él. En reahdad, la relación de Wittgenstein con el Círculo de Viena, fue muy especial; habiendo sido aquél discípulo de Russell en Cam­bridge antes de'la primera Guerra Mundial, regresó a Viena, donde se pubhcó en 1921 su Logisch-Philosophische Abhandlung. Este famoso libro, mejor conocido como Tractatus Logico-Philosophi-cus, títtolo que se le dio a la traducción inglesa, tuvo una enorme influencia sobre el movimiento positivista, tanto en Viena como •en otras partes; no resultaría totalmente correcto decir que el Círculo de Viena se inspiró- en él. El propio SchHck, en su Hbro sobre teoría del conocimiento, Atlgemeine Erkenntnislehre, cuya primera edición apareció en 1918, había llegado, independiente­mente, a xma concepción análoga de la filosofía; hay además, en el Tractatus, una insinuación del misticismo, que algunos miem-

INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR 11

bros del Círculo, sobre todo Neurath, consideraron pertuiua-dora, pero en su conjunto lo aceptaron y lá obra se destacó ce " o la exposición más poderosa y estimulante, aunque realmente noJa más lúcida, de su punto de vista. Wittgenstein no se adh.. .rt oficialmente al Círculo, pero mantuvo estrechas relaciones' ]-~ r-soriales, por lo menos con Schlick y Waismann, en quienes siguió influyendo con posterioridad a su partida hacia Cambridge n 1929. En Cambridge, donde enseñó hasta 1947, cuatro años an^ -s de su muerte, ejerció una influencia casi despótica sobre aas' discípulos, y aunque^durante aquellos años no pubhcó nada, sá o-un breve artículo, casi toda la generación joven de filósofos in­gleses sintió poderosamente su influencia. Él mismo modiL-ó en alto grado el rigor de su primer positivismo como se pur-'e apreciar comparando el Tractatus con sus Philosophical Inv^s-tigatioiis, pubhcadas postumamente y a su influencia,^ auñi a a la de Moore:, puede uno en gran parte atribuir la preocupación de los filósofos ingleses contemporáneos por los usos cotidianas del lenguaje y la tendencia a tratar los problemas .filosóficos ^e una manera no sistemática pero' ilustrativa, en contraste con el método más riguroso y supuestamente científico, fayorecl^*o por el Círculo de Viena; ésta es una de las razones por la; c-~l no les place que se les llame positivistas lógicos. Más adelante' habré de añadir algo acerca de estas concepciones altemáti\..s del análisis. •;•',/ i : ^ 1 '

También en 1929, el Círculo de Viena organizó su prinier con­greso iníemacional el cual se celebró en Praga, y entre 193.C y 1940 le sucedieron nuevos congresos en Kqnigsberg, Copenliag^'^, Praga, París y Cambridge. Estas reuniones fomentaron la aspiJ-a-ción del Círculo para convertir al positivismo lógico en un r'^v vimiento internacional; ya con anterioridad había establecido, una alianza con la llamada Escuela de Berlín, cuyos principa..-s miembros eran Hans Reichenbach, Richard von Mises, K-~~t Grelling y en fecha posterior, Cari Hempeí. Los congresos íes permitieron entrar en contacto 'también con filósofos escandí i-vos^ como Eino Kaila, Ame Naess, Ake Petzáíl, Joergen Jo^^-gensen y con la escuela de empiristas de XJpsala; con el grupo holandés reunido en tomo del filósofo Mannoury, que se dedics ^a al estudio d.e lo que llamaban "significos"; con el grupo de,''-ó-gicos de Münster dirigido por Heinrich Scholtz; con. simpa.tizü«i-tes norteamericanos como Nagel, Charles Morris 'y Qtñne y c ~ i analistas británicos con diversos matices de opinión, como Susan Stebbing, Gilbert Ryle, R. B. Braithwaite, John Wisdom y '^o mismo. El talentoso filósofo de Cambridge, F. P. Ramsey se c'"-tinguió como partidario del rnovimiento, pero falleció en 19¿0 a. la temprana edad de 26 años; también se forrad rma aliar x con los grupos simaamente. importantes de filósofos y lógicas polacos, cuyas figuras más prominentes quizás hayan sido Lu-kasiewicz, Lesnievsky, Chwistek, Kotarbinski, Ajdukiewicz j

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12'. INTRODUeeióN DEL COMPILADOR

Tarski.- La influencia de la obra de Tarski fue notablepiente po­derosa, en especial sobre Canxap.

El espíritu misionero del Círculo encontró una,salida más en sus pubUcaciones r en 1930 se hizo cargo de una revista titulada Anricden der Philosophie, la denoñiinaron Erkenntnis y bajo la dirección de Carnap' y Reichenbach se convirtió en el órgano principal del- movimiento positivista. En los años siguientes tam­bién apareció iina serie de monografías con el título colectivo de Einheitswissenschaft ("Ciencia unificada"), así como una se­rie de libros, bajo la dirección general de Schhck y de Philipp Frank y con el título colectivo de Schriften zur Wissenschaftliche Weltauffassung. En ella, Schlick mismo publicó im hbro sobre ética cuyo primer capítulo se incluye en este volumen y Frank un libro sobre la ley.de causahdad y sus límites; entre los demás Ubros que aparecieron en ella, figuran im importante estudio de Carnap sobre la sintaxis lógica del lenguaje, al cual tendré nueva ocasión- de referirme, una obra sobre sociología, de Neurath, con -algunas tendencias marxistas, y la famosa Logik der For-sckung, de Kárl Popper, consagrada a la filosofía de la ciencia; de hecho, Popper no era mienábro del Círculo y nunca deseó que se le clasificara como positivista, pero las afinidades entre él y los, positivistas • a quienes criticaba, son más, sorprendentes que las divergencias y de cualquier, manera, los miembros del Círculo no siempre concordaron en todos los puntos.

Aun cuando el movimiento del positivismo lógico ganó durante . el decenio transcurrido entre 1930 y 1940 mayor fuerza, el Círculo de Viena-en sí mismo estaba ya en proceso de disolución. En 1933, cuando yo asistí a sus reimiones, Carnap y Frank habían aceptado cátedras en la Universidad de Praga, y Schlick, Neurath, Waismann y Hahn eran quienes sostenían principalmente las discusiones; sin embargo, Hahn murió en 1934 y dos años más tarde Schhck fue asesinado, a la edad de 54 años, por un estu­diante desequilibrado que le disparó un tiro cuando entraba a la Universidad. El tono hostil de las necrologías que en la prensa gubernamental dedicaron a Schlick en las que casi se argüía que los positivistas . lógicos merecían ser asesinados, por sus discí­pulos, presa^aba los problemas que no tardarían en abatirse sobre el Círculo; con excepción de Neurath, que había.particir pado en el Gobierno Espartaquista revolucionario de Munich al temñnar la priinera Guerra Mundial, sus miembros no habían

• intervenido activamente en la poh'tica, pero su temperamento •crítico y científico los hizo sospechosos ante los gobiernos cle­ricales de derecha de Dolfuss y de Schuschnigg, y más aún ante

'. los nazis. La mayoría se vio o-bligada a ir al exilio; el adveni­miento del nazismo también fue fatal para la Escuela de Berhn, y los grupos polacos fueron desorganizados por la guerra. Neinrath, que se había refugiado en Holanda, hizo un valeroso intento para mantener vivo el movimiento; sé cainbió el título de Erkenntnis

INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR

por el de The Jourrwl of Unified Scierice y su lugar de publica ción a La Haya, se hicieron los preparativos para que la Univer sidad de Chicago, donde se había establecido Carnap, publican una colección de folletos titulada ambiciosamente Internationa Encyclopedia of Unified Science, se planearon nuevos congresos pero con el estallido de la guerra y la muerte de Neurath ei Inglaterra unos años más tarde, el movimiento perdió su co hesión.

En reahdad, ya se-había publicado la mayor parte de los VOITJ menes destinados a formar la Encyclopedia, pero el Journal o Unified Science tardó poco en dejar de aparecer y noísetíha- resu citado; además de Carnap, aún están en universidades de l a Estados Unidos Feigl, Godel, Frank, Hempel y Tarski; Waismaní y Popper en universidades inglesas. Scholtz ha permanecido ej Münster y Kotarbinski y Adjukievricz en Polonia; Victor Kraf volvió a su cátedra de filosoñ'a en la Universidad de Viena. Si] embargo, por grande que sea lá influencia que estos filósofo .puedan ejercer individualmente, no constituyen una escuela. Ei este sentido, ,el movimiento del positivismo lógico se ha disueltc

Sin embargo, su tradición ha continuado, especialnaente ei Inglaterra, Escahdinavia y los Estados Unidos. En Escandinavia von Wright, discípulo de Wittgenstein, ;'a quien sucedió duranti algún tiempo como'profesor de filosofía en Cambridge, se unií a Kaila en Helsinski; la escuela de Upsala aún florece bajo 1: dirección de Hedenius, Segerstedt y Marc-Wogau, con el apoyi del lógico Wedberg, de Estocolmo, y Ame Naess continúa en Os]< sus investigaciones sociológicas, sobre los .usos ordinarios de lenguaje. Petzáll continuó enseñando en Lund hasta su muertí én 1957, y Joergensen enseña todavía en Copenhague, aunque,si positivismo se ha modificado por una inyección de marxismo En los Estados Unidos, algunos filósofos, como Quine, Nagel ; Nelsón Goodman, cultivan el análisis lógico con un espíritu cien tífico sistemático que probablemente está más cerca de la ide: original del Círculo de Viena que todo lo que podamos encentra; en la actuahdad en cualquier sitio. En este aspecto son especial naente notables el hbro de Goodman,-r/ze Structure of Appearand (Í951) y la colección de ensayos de Quine, From a Logical Poin. of View (1952). Su interés activo por la lógica simbólica tambiéi coloca a Quine y a Goodman en relación con Tarski, Gódel Chúrch y otros miembros del irñportante grupo, contemporánec de lógicos estadounidenses. Carnap y sus discípulos sustentan e mismo punto de vista, principalmente Bar-Hillel, quien actual mente dá clases en la Universidad de Jerusalén, y Feigl y Hempel. otros filósofos de los ^Estados Unidos, como Norman Malconi Max Black,. Morris Lazerov^tz y C. L. Stevenson, deben muchc a- la influencia de G. E. Moore o del último Wittgenstein y, er consecuencia, muestran ante los problemas filosóficos una acti­tud más próxima a la de las escuelas inglesas contemporáneas.

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. i-14 INTRODUCCIÓN DEL COMPIIADOR

. A pesar del ejemplo de Bertrand RusseU, no existe'actualmente, entre los filósofos ingleses, el misino interés por la-lógica-formal ni por la opinión de que los procedinüeníos técnicos simbóUcos son-.útiles para aclarar ^problemas filosóficos, que el.que existe en los Estados Unidos; tampoco hay el mismo afán por rela­cionar a la filosofía con la ciencia. Mi propio hbro, Language, Truth and Logic, cuya primera edición data de 1936, contribuyó a difundir entre el púbüco en general lo que podemos llamar la posición clásica del Círculo de Viena, pero desde la guerra,, en Inglaterra prevalece la tendencia a-remplazar este positivismo intransigente, con su rechazo general de la rnetafísica, su respeto por el método científico y su supuesto de que mientras los pro­blemas filosóficos sean absolutamente auténticos, se pueden re­solver definitivamente mediante el anáhsis lógico, |íor una acti­tud .filosófica empírica en el sentido poHtico, en- el sentido de que Burke fue un paladín del empirismo. Se desconfía de las generalizaciones, sq multiplican los ejemplos particulares. y se procede con ellos a una disección rninuciosa. Se hace el intento de aclarar todos los aspectos de un problema antes que forjar una solución;.el sentido común reina como un monarca cons­titucional si no como-xm monarca absoluto y las teorías fílosó-ficas son sometidas a la piedra de toque de la manera como efectivamente se usan las palabras. Ya no se trata al metafísico como a un delincuente, sino como a un enfermo: probablemente existe alguna buena razón para que diga las extrañas cosas que dice. Esta técxñca terapéutica, como se la ha llamado, está bas­tante bien expuesta en la obra de John Wisdpm, actualmente profesor en Cambridge, cuyas obras con artículos seleccionados-, Other Minds y Philosophy dnd Psycho-Anatysis aparecieron en. .1952 y 1953. Gilbert Ryle practica una forma más vigorosa de terapia; profesor de metafísica en Oxford, es autor de Concept of Mind (1949), que constituye un ataque, al mito cartesiano de "el fantasma en la máquina", obra, que ha tenido una influeiicia muy grande. Ryle comparte con Wisdom la afición y el talento por. la analogía y la metáfora, y la tendencia de acumular ejem­plos, pero teme menos a la generahzación, es menos tolerante con las desviaciones del uso ordinario, es más directo con su método que cualquier wlttgensteirdano actual y está más dis­puesto a suponer que un problema filosófico tiene una solución correcta. Lo que hoy en día a veces se denomina la escuela de Oxford, que toma su tono de J. L. Austin más que de Ryle, dirige a tal grado su interés hacia el uso ordinario del lenguaje, que se podría pensar que el anáhsis filosófico ha cedido al estudio de la filología, pero esta tendencia no prevalece de modo absolu­to. La obra de filósofos como Stuart Hampshire, P. F. Strawson y David Pears revela que aun dentro del marco del género de Oxford, todavía hay margen para una amplitud bastante grande de puntos de vista. La acusación de escolasticismo que se formu-

INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR \5-

a--la contra la "filosofía de. Oxford" no carece totalmente de fur mento^ pero tampoco está verdaderamente justificada. . E n la época actual; el mundo se halla diyidido de im mc-to.

singular; si se toma al positivismo en el sentido más ampho,~^n el sentido en que comprenda a todos los matices de la filosofía anáhtíca, lingüística o radicalmente empírica, éste predom -a en Inglaterra y en Escandinavia,. y tiene muchos partidarios-^n' Holanda y Bélgica, en Austrahay los Estados'Uiñdos; en ptx.ds partes, apenas si se ad'vierte su presencia. Teóricamente, no n todos sentidos se encuentra en oposición con el marxismo: cuan­do menos ambos, tienen determinados enemigos en comiin, p^xO no puede florecer bajo los regímenes comunistas, en razón " e que la obra de Lenin, Materialismo y empiriocristidsmo, pubh-cada en 1905, que- es un ataque a Mach y sus continuadores, .o denuncia como una forma de ideahsmó burgués. Por o t rapa- ' e , en muchos países se encuentran filósofos que aprueban el nco-tomismo; el neo-kantismo, el neo-hegehaoismo, el existencialis o o cualquier otra forma de la metafísica alemana que esté -de moda;-el ascendiente de Alemania sobre.Francia en este senL^o es especialmente notable. Por el contrario, en los países de ha'^'a inglesa hubo durante todo este siglo uña indiferencia casi total hacia las extravagancias actuales del pensamiento, especulai. o alemán. Estas divisiones nacionales son realmente lamentable; no se presentan .en las demás ramas de la cxiltura en la misma medida. Es especialmente característico de los filósofos, la í i-dencia a discrepar no solamente acerca de la solución a det-^r-minados problemas, sino incluso sobre la naturaleza misma ue su materia- de estudio y sobre los métodos con que se debe in^ 3-tigar. Como algmios predecesores suyos, los miembros del Círculo de Viena pensaron que eso se podía y se debía remediar; penca­ron que aUí donde Kant había fracasado, eUos habían triunfa ''->, es decir, en encontrar un modo "para poner a la filosofía en,Ja senda segura de una ciencia". Todavía no se 'ha logrado t e objetivo y quizá sea realmente inalcanzable. Con todo, put H.e haber progreso en la filosofía y, de una manera u otra, el movi­miento positivista lo está realizando.

2. El ataque a la metafísica

"Cuando persuadidos de estos principios recorremos las bibl- o-, tecas, ¡qué estragos deberíamos hacier! Tomemos en nuesw.a •mano, por ejemplo, un volumen cualquiera de teología o " e metafísica escolástica y preguntémonos: ¿Contiene algún razona­miento abstracto acerca de la cantidad y el número? ¿No? ¿C i-tiene, algún razonamiento experimental, acerca de tos hechos-y cosas existentes? ¿Tampoco? Pues entonces arrojémoslo a la xio-guera, porque no puede contener otra cosa que sofismas ~ y engaño." Esta cita está tomada de la obra, Enquiry Concemi^g

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16 INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR

Human Understanding, de David Hume.; constituye un excelente enunciado.de la postura-del positivista; en el caso de los positivis­tas lógicos, se agregó el epíteto de "lógicos" porque pretendieron incorporar los. descubrimientos, de la lógica.contemporánea; pen­saban que, en particular, 'el simbolismo lógico desarrollado por Frege, Peano y Russell les sería útil, pero su actitud general es la misma de Hume. Como él,.dividían las proposiciones sig­nificativas en dos clases: las proposiciones formales como las de la lógica o las matemáticas puras, que decían eran tautológicas, en un. sentido que a continuación exphcaré y las proposiciones

-•Y'.'fácticas, que se requería fueran verificables empíricamente. Se • supom'a que estas clases contenían todas las proposiciones posi­

bles, de suerte que si una oración no lograba expresar nada que f-uese formalmente verdadero o falso, ni expresar algo que pu­diera someterse.a. una prueba empírica, se adoptaba el criterio

_• de.que eUa no constituía una proposición en absoluto; podía tenej: un significado emotivo, pero hteralmente carecía de sentido. Se afirmaba que muchos discursos filosóficos caían dentro de esta categoría: las discusiones sobre lo absoluto o sobre enti­dades trascendentes o acerca del destino del hombre; se dijo que esos enunciados eran metafí'sicos, y se sacó la conclusión de que si la filosofía había de constituir una rama auténtica del cpnocinaiento, debía emanciparse de la metafísica; los positi­vistas vienes es no llegaron tan lejos como para decir que todas las obras metafísicas merecían ser condenadas a la hoguera: aceptaban, con cierto desinterés, que esas obras podían tener un mérito, poético, .e incluso que podrían expresar una actitud intere­sante 6 estimulante ante la .vida. Pero sostuvieron que aun así, no

. decían nada que fuera verdadero o falso y que, por lo tanto, no po-• dían aportar algo para aumentar el conocnniento; se condenó

a los enunciados metafísicos no por ser emotivos, lo que difícil­mente se podría considerar en sí mismo -reprochable, sino por pretender ser cognoscitivos, por disfrazarse de algo que no era.

Los. ataques a la metafísica aparecen, en la historia de la filo­sofía,' con bastante frecuencia. He citado a Hume y pude haber citado también a Kant, quien afirmó que el entendimiento hu­mano se pierde en contradicciones cuando se aventura más allá

jj^lde los límites de la experiencia posible. La originalidad de los ""K positi-vfslas lógicos radica en que hacen depender la imposibilidad

de la metafísica no en- la naturaleza de lo- que se puede conocer, ' ' s i n o en la natiaraleza de lo que se.puede decir; su acusación

contra el metafísico es en el sentido de que viola las reglas que I un enunciado debe satisfacer si ha de ser hteralmente signi-

,'• fícativo. . 1 . . En im.principio, la formulación de estas reglas estuvo. vincu­

lada" a .una. concepción del. lenguaje que„Wittg_ensteÍQ heredó, de, Russell e hizo plenamente 'explícita.-.ex^^'.su,^^^^ El';supuesto: que ia fundamenta." es-'",el-, de•^que';existén''enun

INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR 17

en el sentido de que, si son verdaderos, corresponden a hechos absolutamente simples. Puede suceder que el lenguaje que emplea­mos efectivamente no disponga de los medios .para expresar estos enunciados: puede suceder que ninguno "de los. enunciados de los que. puede servirse para el acto de expx-esar, sea total­mente elemental; pero aún esos enunciados elementales, a p e s ^ de que la 'base permanezca oculta, sólo son- significativos en cuanto que dicen lo que se diría afirmando ciertos enunciados elementales y negando otros,'esto es, sólo en cuanto que dan'tma imagen, verdadera o falsa, de los hechos' "atómicos" primarios. Por lo tanto, es posible representarlos, afirmando que están formados de' enunciados elementales, mediante operaciones ló­gicas de conjunción y negación, de tal manera que su verdad o sú falsedad depende plenamente de la verdad o de la falsedad de los enunciados elementales en cuestióm Así, suponiendo que -p

,y q sean enunciados elementales, el enunciado "molecular" "p o q" se forma como eqmvalente de "no (no-p y no-^.)"; y esto significa que es falso si ambas p y q son falsas, pero verdadero en los,tres casos restantes, a saber, en los que p y q son ambas verdaderas, en los que p es verdadera y q falsa, y *en los que p es falsa y q verdadera. En general, .dados n en^mciados elemen­tales, donde n es cualquier número finito, hay 2V' distribuciones posibles de verdad y falsedad entre ellos y el significado de los enunciados más complejos que se puede formar con los mismos, está constituido por la selección de las distribuciones de verdad con que .concuerdan o discrepan.

Por regla general, se encontrará que un enunciado concuerda con unas distribuciones de verdad y difiere de otras; entre los posibles estados de cosas con los que se relaciona, algunos lo harían verdadero, y otros lo harían falso; sin embargo, hay dos casos extremos: aquel en que un enunciado concuerda con toda distribución de verdad, y aquel en que difiere de todas. En el primer caso es verdadero en cualesquiera circunstancias, y en el segundo es falso en toda circunstancia; según Wittgenstein, estos dos casos extremos son el de la tautología y el de la con­tradicción. Desde este punto de vista, todas las verdades de la lógica son tautologías y si Russell y Whitehead triunfaron en su intento de demostrar que las matemáticas son reductibles a -la lógica, entonces también las verdades de la matemática son tautologías. Wittgenstein no adñiitía que los enunciados mate­máticos fuesen tautologías,' decía que • eran identidades; pero haciendo a un lado consideraciones técnicas,' ambas vienen a ser lo mismo. Lo importante-es que ni la una ni la. otra dicen algo acerca del mundo. El único modo como pueden aumentar nuestro conociniiento, es permitiéndonos derivar un enunciado de. otro, esto es, sacando a i-elucir las imphcaciones de lo que, en

:' cierto sentido, ya sabíamos. ."•;,;, Las .tautologías no dicen nada a causa de su excesiva modes-

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•is- INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR

tia: como concuerdan con todo- posible estado de' cosas, nada afirman sobre los hechos. Así, obtengo alguna información, ver­dadera o falsa, sobre las costumbres de los leones si me dicen .que son carnívoros e igualmente si me dicen que no lo son; pero decirme que son o no son carnívoros no es decirme acerca de ellosnadaénabsoluto. Análogamente, las contradicciones no dicen nada por su excesiva quisquiUosidad: estar en discrepancia con todo estado posible de cosas es estar también descalificado para proporcionar información alguna. No aprendo nada, ni siquiera falso, acerca de las costumbres de los leones si me dicen que son y no son camívoros; según esta interpretación, las tautologías y.las contradicciones son casos degenerados de enunciados fác-

;;--, ticos. Por otra parte, las afirmaciones metafísicas carecen de sentido porque no tienen relación con los hechos, no están for­madas en lo- absoluto a partir de ningunos enimciados elemen­tales. • . Como Wittgenstein no exphcó lo que consideraba enunciados elementales, no aclaró plenamente en qué punto se establece que ingresamos en el dominio de la metafísica; sin embargo, parece­ría que cual-quier intento de caracterizar a la reahdad como tm todo, cualquier afirmación como la de que el universo es espi­ritual, o la de que todo cuanto acontece es bueno en el mejor .dé los mim.do,s posibles, para él debió haber sido metafísica ya que esas afirmaciones no distinguen estados posibles de cosas en el mtmdo (ninguna cosa que ocmTa será caracterizada como espiritual o se considerará que ocurre para bien), de donde se sigue que no son fácticas. Ni el uno ni el otro parecen estar for­mados por enunciados fácticos del modo como lo están las •tautologías. Y a u n cuando lo estuvieran, no dirían nada.

,, - -r,Cualquiera que haya sido la opinión del propio Wittgenstein, '••', sUs-discípulos tomaron por'cosa sabida que los enunciados ele­

mentales que admitían este criterio de significación eran rela­ciones de observaciones;' como más adelante veremos, no tardaron en -estar en desacuerdo acerca del carácter de dichas relaciones. Hubo: una discusión acerca de si eran infahbles y sobre si se referían'a las sensaciones privadas del que habla o a aconteci­mientos fí'sicos púbhcos, pero se estaba de acuerdo en que, de una manera u otra, proporcionaban la piedra de toque con cuya referencia -se verificaban empíricamente todos los demás entm-cjados.- Y..corno, según la teoría de Wittgenstein, sólo ellas daban a-los enunciados su contenido fáctico, a eUas se debía también

; su significado; más tarde esta opinión se resumió en el célebre •"f" lema de que el significado de una proposición consiste en su

• método .de verificación. • t: El supuesto que-descansaba tras este lema era el'de que todo .lo que se podía decir, se podía expresar en términos de enun­ciados elementales. Todos ios enunciados de' un orden más ele­vado, incluidas las hipótesis científicas más abstractas, no.eran

INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR 19

al .fin más que descripciones taquigráficas de acontecimientos •observables; pero resultaba muy difícü sostener .este súpue "^D. Particularmente era vulnerable cuando se consideraba a los enun­ciados elementales como registros de. las experiencias -inmedíí, ^s del sujeto,.pues aunque a veces se sostuvo que los enuncia''''>s acerca de objetos físicos podían traducirse fielmente a entmcia-dos sobre datos sensoriales, nunca se hizo dicha traducción: ~ n reahdad, hay buenas razones para suponer que no es factible; además, esa elección de un fundamento planteaba'eT problema del sohpsismo: el problema de efectuar el traslado'de las,e7~^-riencias privadas del sujeto a las experiencias de los demás^^y al mundo púbhco. Es cierto queCamap, en su Der lOgtsche /, f~' bou der W'eíí (1928),'hizo un valeroso intento de réconstr-^r todo nuestro aparato de conceptos empíricos sobre, una base-solipsista, tomando coino punto de partida la sola noción ir 3-finida de la analogía recordada, pero más tarde reconoció o-ie •aqúeUa. empresa no había tenido éxito; resultaba más fácü ^a posición para quienesftrataban a los enunciados elementa"'s como descripciones de acontecimientos-fí'sicos,. aun cuando per­maneció en duda sí ello era legítimo: por lo menos no les preo a-paba el problema del sohpsismo ó el'problema de reducir '"^s objetos físicos a datos sensoriales. Pero ;subsistían otras |cues-tiones, quizás lá más grave de todas era el caso de los.enunciái.~^s-'universales sobre tma ley, pues mientras la verdad dé esos "en '-TT;" •ciados se puede confirmar mediante la acumulación de ejemplos ; .favorables, ésta formalmente no se funda en ellos; siempre. ~ >, •tara abierta la posibüidad de que un nuevo ejemplo la refuté y eUo significa que los enunciados de esa clase nunca son Vd--; ficables de un modo concluyente; por otra parte, si piiedfen "^rr desmentidos de una manera concluyente en razón de que tm. •ejemplo negativo formalmente los contradice. Por esta raz. a, Kai:! Popper sugirió én su Logik der Forschung que lo que ^e ' debe requerir a un enunciado fáctico es que, en principio sea capaz de ser desmentido y argüía que, aparte de la superioric' i .lógica'de este criterio, concordaba más con el método-cier-tí-fico, ya que los hombres de ciencia formulan hipótesis que'\.o-•meten a prueba buscando ejemplos contrarios: cuando se d ~ v. cubre rm ejemplo contrario, se desecha la hipótesis o se l a -modifica; en caso contrario, se conserva. El criterio de Popp ^rj tiene sus propios deméritos, como éL mismo reconoce, por eje-^-plo, permite negar un enimciado existencial - indefinido, pero -no-, afirmarlo; se puede decir que no existen los hombres abomi. ^ bles de las nieves, ya que esto quedaría desmentido al encontr'^r alguno, pero no se puede decir que existan los hombres aboitu-•nables de las nieves,-ya qué a esto no-puede desmentírsele;- 1 hecho'de que nO' se. haya • encontrado alguno, .no demostraría •de un modo, concluyente que no exista ninguno.'Lo que se pod.t..a refutar es que existiera alguno.en-un lugar y-tiempo-determl'~^-

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dos y el'enimcia'do resulta legítinao únicamente si se da esta nueva especificación; en otro caso, habrá que considerarlo como meta-físico, aunque ésto sea más bien reducir las fíronteras de la metafísica.

Debido a estos y otros problemas, entre los positivistas lógicos llegó a prevalecer la opirdón de que la exigencia de que un enun­ciado sea verifícable de tm modo concluyente o de que sea des-mentiblé de una manera concluyente, es en ambos casos dema­siado rigurosa corno criterio de significación. En vez de ella, optaron por darse por satis'fechos con un criterio más débil que únicamente exigía que un enunciado fuese capaz de ser confir­mado o refutado en algún grado por la observación; si no era un enunciado elemental, tenía que ser de tal índole que lo pudie­ran apoyar enunciados * elementales; pero éstos no necesitaban garantizarlo ni garantizar su negación; infortunadamente, esta noción de "apoyo" ,o de "confirmación" nunca se formáhzó ade­cuadamente. Se hicieron varios intentos para dar al "principio de verificación" en esta forma débil, una expresión totalmente pre­cisa, pero los resultados no fueron satisfactorios; sin embargo, el principio sé empleó antes de que fuera formulado adecuada­mente, su contenido general se consideró lo bastante claro. Ya he dado ejemplos del tipo de discursos filosóficos que permitió eliminar, pero su capacidad destructiva no se limitó a lo que podríamos Uamar las formas más burdas de la metafísica. Tal como lo emplearon los positivistas vieneses, acabó con la ma­yoría de los problemas perennes de la filosofía. De este modo, los problemas: a discusión entre monistas -y pluralistas' o entre reahstas e ideahstas, no fueron considerados menos espiuios que los relativos'a las limitaciones del Ser o a un-mundo trascendente de valores, pues, ¿qué prueba empírica podría decidir si él mundo es tmo o muchos, o si las cosas que percibimos existen o no fuera de nuestra mente? Es característico de tesis filosóficas rivales como el reahsmo y el idealismo que ambas sean con­gruentes con todas' las apariencias, cualquiera que sea su conte­nido, pero-precisamente eso es lo que condenan los positivistas.

Una obvia objeción al principio de verificación y de la que • rápidamente se apoderaron los adversarios de los positivistas, ra­

dica en que no es verificable por sí mismo. Supongo que se po­dría tomar como xma. hipótesis empírica acerca del modo como la gente usa efectivamente la palabra "significación", pero en este caso aparecería como falso,* yá que no es contrarío al uso ol'dinario decir que los enunciados metafísicos son significativos; sin embargo, sus defensores tampoco formularon el principio cómo resultado de alguna investigación empírica; en ese caso, ¿qué condición creían que tenía?-¿No podría.,él'mismo ser me-

" tafísico? De ;ma manera sorprendente, Wittgenstein convino con . _ esta acusación'. "Mis proposiciones —dice al final del Tractatus— • son dilucfdadoras de esta manera:,que quien me comprende aca-

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INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR

ba por reconocer que carecen de sentido,' siempre y cuando través de ellas haya salido fuera de eUas. (Debe, pues, por : decirlo, arrojar la escalera después de haber subido.) Debe Í perar estas proposiciones; entonces tiene-la visión correcta c mundo." Pero esto es un intento vano por triunfar de cuaiqui manera; es ,indudable que algunos disparates son más sug tivos que otros, pero esto no les da ninguna fuerza lógica. Si principio de verificación verdaderamente, carece de sentido e to^hces no afirma nada y si uno afirma'que no dice nada,' no posible afirmar también que lo que dice es verdadero.

El Círculo de Viena tendió a ignorar este problema, pero r parece bastante claro que lo que en realidad hacía era adopt al principio de verificación como algo convencional; sus míe; bros propugnaban una definición de significado que concorda con el uso común en el sentido de que señalara las condición que de hecho satisfacen los. enunciados, considerados como ej píricamente informativos.'. También su manera de tratai' 1 enunciados a priori se dirigía a proporcionar ima infonxiaci< acerca del modo como realmente funcionan esos emmciado hasta este h'mite, su obra fue descriptiva, se volvió iDrescriptr al sugerir que sólo los enunciados de esas dos clases podían s verdaderos ó falsos y que sólo los enunciados que podían ser ve daderos o falsos se considerarían literalmente significativos.

Ahora bien, ¿por qué ha de aceptarse esta prescripción? I más que se-ha demos.trado es'que los enunciados metafísicos i caen dentro de' la misma categoría de las leyes de la lógica,' o ( las hipótesis científicas de los relatos históricos o de los juicii de percepción, o cualesquiera otras descripciones de sentido c mún del mimdo "natural"., ¿Seguramente no se infiere que i sean verdaderas ni falsas y menos aún que no tengan sentido?

No, no se infiere; o mejor dicho, no se infiere a menos qi uno haga que se infiera. El problema está en si uno piensa que diferencia entre los' enunciados metafísicos y los del sentido c mún, o los enunciados científicos es suficientemente radie para que resulte útil subrayarla de esta manera; el defecto c este procedimiento radica en que tiende á hacer que imo igno; el interés que los problemas metañ'sicos puedan teñen Su m rito consiste en que evita la tentación de considerar al metafísic como una especie de soberano científico. Éste tampoco es t: asunto trivial; con demasiada frecuencia se ha supuesto que • metafí'sico realiza el mismo trabajo que el hombre de cienci pero que lo hace de un modo más profundo'y que descubre u estrato más hondo de hechos. Por lo tanto, es importante subr yar que, en, este sentido, no describe en absoluto ningún hecln

Pero, entonces ¿qué labor realiza el metafí'sico? ¿Qué objet .tiene decir, como McTaggart, que el tiempo es irreal o, co m Berkeley, que los objetos físicos son ideas en la mente de Dio o como Heidegger, que "la nada se aniquila a sí misma"? No s

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22. INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR

debe -suponer que hay una -respuesta general para este proble­ma, y que los metafí'sicos siempre están haciendo lo mismo;, en cada caso debe uno empezar por atender al contexto en el cual se presentan esas afirmaciones. La observación de Heidegger es piura palabrería, pero, a su manera, contribuye al desarrollo de su tema acerca de lo maravihoso que es que el mundo exista. "¿Por qué hay algo (ente) —pregunta— y no más bien nada?" Realmente, éste es el tipo de pregunta que la gente espera que formulen los filósofos: parece ser muy profunda, el problema estriba en que no admite respuesta alguna. Frente a ella, es difí­cil que parezca más razonable la proposición de McTaggart en el sentido de que el tiempo es irreal. Si se toma hteralmente, im-phcando que nunca octure algo, es grotescamente falsa, y si no se toma hteralmente, ¿qué quiere decir? La, respuesta se halla atendiendo a los argumentos de McTaggart: en ellos se muestra desconcertado por la idea del transcurso del tiempo; intenta demostrar que la idea de que un acontecimiento ..sea sucesiva­mente futuro, presente y pasado impUca \ma regresión infinita, circular; la prueba no es váhda, pero podemos aprender algo de.eUa. Al defender nuestro uso de las expresiones temporales contra los argumentos de McTaggart podemos obtener un cono­cimiento más claro de todo lo que dicho usó imphca. Berlceley, por su parte, estaba interesado en descubrir lo que podría sig­nificar el decir .'que existen objetos físicos: se convenció a.sí mis­mo, mediante argumentos razonables, de que cuando hablamo¡s de objetos físicos sólo podemos referimos a conjuntos de "cua-hdades sensibles" cuya existencia consiste en ser percibidas; y presentó -más tarde a Dios, como el sensorio permanente, nece­sario para mantener las cosas en existencia; es posible refutar sus argumentos, pero plantean problemas filosóficos importantes. acerca del significado y la justificación de los enunciados que hacemos sobre el "mundo exterior".

Los positivistas vieneses se interesaron principalmente por las ciencias formales y naturales; no identificaron a la filosofía con la ciencia, pero pensaban que aquéUa debía contribuir, a su manera, al. progreso del conocimiento científico. En consecuencia, condenaban a. la metafísica porque no satisfacía esta condición. Los 'analistas lógicos contemporáneos son más indulgentes.; tana-bién se oponen a la metafísica en la medida en que es meramente retórica, afectada: aun en la esfera de.la ética quieren .separar a-la-filosofía de la prédica moralizarite, pero admiten que, en oca­siones, el metafísico puede estar viendo el mundo de un. modo nuevo e interesante; puede tener razón suficiente para sentirse insatisfecho -con nuestros conceptos ordinarios o para proponer su revisión. En muchos casos es indudablemente ríctñna de erro­res lógicos, pero esos errores pueden ser instructivos. Si los, problemas filosóficos surgen, como pensaba Wittgenstein, p.orque ciertos rasgos dé nuestro lenguaje nos extravían, el metafísico.

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INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR

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por sus extravagancias propias, puede también contribuir-a V'" ,V solverlos. •'. ^Z-

3. Lenguaje y hecho ". . ~ . '

Al eliminar a la metafísica, los positivistas -vieneses esperab:'" haber superado también a la teoría del conocimiento, pero en ": esto se engañaron; los primeros problemas surgieron de la n..-ción de enunciados elementales. Tanto su carácter como su nat~ raleza se pusieron a discusión.

Al principio, como 3'a dije, la opinión predominante era _q. .i esos enunciados se referían a experiencias introspectibles o se"-.' seriales del sujeto. Se adoptó este criterio porque parecía de­ducirse de la ecuación del significado de un enunciado con método de su verificación, ya que, en última instancia, sólo .«e verifica realmente un enunciado cuando alguien está tenienCs/,'

•tma experiencia. En la mayoría de los casos, la verificación ce"" . sistiría en la percepción de algún objeto-físico, pero se sostuvo, siguiendo a RusseU y en difínitiva a Berkeley, que la percepcit. . de los objetos físicos se debía analizar en relación con las sene"-' ciones que se tienen, o, como estableció RusseU, con la percei> .ción de datos sensoriales; aun cuando los objetos físicos pudien

- ser púbhcamente accesibles, los datos sensoriales se consider^'-bah privados. No era posible que nosotros compartiésemos, hte­ralmente, los datos sensoriales de otro, lo mismo que no posible que compartamos sus pensamientos, imágenes o senti­mientos. El resultado era que la verdad de un enunciado element-x sólo se podía comprobar directamente mediante la persona ~ cuya experiencia se refería. Y no sólo su juicio era soberano; en el caso más favorable, se le consideraba infalible. Es cierto q-. nos podemos equivocar sobre las experiencias que tendrem^ en el futuro y aun sobre las que hemos tenido en el pasado; n^-

• die afirma que nuestros recuerdos no nos puedan engañar, pe si uno trata simplemente de registrar una' experiencia que Yer-daderamente está teniendo,, entonces, según este criterio, no hi-^ posibilidad de error. Como uno puede mentir, el propio enun­ciado puede ser falso; pero uno no puede dudar o errar acerca-de la verdad propia; si es falso,* tmo sabe que lo es. Una fom. . en que a veces se expresa este pimto consiste en'decir que Ir-.' enunciados de esta clase son "incorregibles". " •_

Esta concepción de los enunciados elementales fue-atacac .. desde diversos pimtos.de vista; a algunos les parecía que ningií"^' • enunciado empírico podía ser incorregible, en él sentido requ^^ ¿ido. En consecuencia, se inclinaban a sostener- que tmo pod engañarse acerca del carácter de* su experiencia * présente, - de.

•••manera que los enunciados'-que se suponía la-registraban,,-.era-; fahbles como los demás o que esos "registros:directos 'de.la,-e-" periencia" no resultaban enunciados auténticos, *ya'que'adqui-v

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24 INTRODUCCIÓN DEL .COMPILADOR

rían su seguridad a expensas. del sacrificio de todo contenido descriptivo; sin embargo, el problema más grave residía en el carácter privado de los objetos a los que se suponía que se refe­rían los enunciados elementales. Si cada uno de nosotros está obligado a interpretar todo enunciado como una descripción de

.sus propias .experiencias privadas, es difícil comprender cómo po­dremos comimicamos jamás; aun el hecho de hablar de '-cada uno de nosotros" es una petición de principio, ya que parecería que, según esta opinión, el supuesto de que existan otras per­sonas no puede tener sentido para mí a no ser que lo interprete como una hipótesis acerca de mis propias observaciones sobre ellas, es decir, sobre el curso de mis propias experiencias reales

' o posibles. Carnap y otros sostuvieron que el sohpsismo que parecía implícito en esta posición sólo era metodológico, pero esto era poco más que una justificación de'la pmreza de sus in-•tenciones, en nada disminuía las objeciones a su teoría.

En un principio se pensó que la dificultad en la comunicación se podía resolver, haciendo una distinción entre el contenido de las experiencias y su estmctura. El contenido, se decía, es inco-mimicable; como las demás personas no pueden sentir mis datos sensoriales, ni compartir mis pensamientos o sentúnientos, tam­poco pueden verificar los enunciados que hago acerca de ellos, ni yo puedo verificar los correspondientes enunciados que ellas ha­cen acerca de sus experiencias, y si no los puedo, verificar, tam-poco^ los puedo comprender. Hasta ese punto, habitamos mundos totalmente distintos, pero* lo que se puede verificar es que esos mundos tienen una estructura análoga.. No tengo ningún medio para decir .que .eL sentimiento que otra persona registra, cuan­do dice que siente dolor,' sea en absoluto igual al que yo Uamo dolor; no tengo ningún medio para .decir que los colores que-• alguien identifica con el uso de determinadas palabras le pa­rezcan exactamente iguales a los colores para los que yo em­pleo esas palabrasi pero por lo menos, puedo observar que aphcamos las- palabras en las mismas -ocasiones, que la clasifi­cación que ella hace de los objetos por su color coincide con la mía, puedo observar que cuando ella djce que siente im do­lor, ..presenta las señales que yo considero adecuadas. Y esto es todo lo que se requiere para la comunicación; no me importa cuáles.son realmente las experiencias de mi vecino, porque lo único que puedo saber es que son absolutamente distintas-de las mías. Lo que: importa es que la estructura de nuestros mundos respectivos sea suficientemente parecida para que yo pueda con­fiar en la información que él me da. Sólo en este sentido tenemos un lenguaje común; tenemos, por así decirlo, el mismo henzo que-cada uno de nosotros pinta a su manera. De ahí seinfie-

' re„que si hay proposiciones,que,, como las proposiciones _de la ciencia, tienen un significado intersubjetivo, s^pueden interpretar -como descripciones .de estructura. •, •••. ., • '

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•INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR

Como ya he señalado la objeción fundamental a este punto vista es que sitúa inconsecuentemente los "mundos privado de otras personas en el mismo nivel que el mío; adviene con consecuencia en una teoría curiosa, y en reahdad contradictor de sohpsismo múltiple. Pero, aparte de esto, no parece que distinción que intenta hacer entre contenido y estructura se pt da sostener, ya que, ¿cuál sei-ía un ejemplo de enunciado que refiera sólo a la estructura? Hay aquí un eco de las "cualidad primarias" de Locke; los enunciados que se-refieren a las pi piedades "geométricas" de los objetos, a "la 'figura, extensic número y movimiento", tienen que ser interpretados en relacii con el contenido, exactamente. como los enunciados relativos colores y sonidos. Si no tengo medios para saber que mi veci] dice lo mismo que yo con el uso que da a las palabras expresiv de color, tampoco tengo medios' para saber que quiex-e decir

.mismo que yo, con el empleo que da a las palabras que se ] fieren'a relaciones espaciales .'o a cantidades numéricas; ni quiera puedo decir que lo que yo considero por la misma palab sea realmente lo mismo para él. Lo único que me queda es aparente armonía de nuestro comportamiento; además, pare que el intento dentro de los límites del lenguaje descriptivo < hacer una distinción entre lo que se puede y lo que no se pr de comunicar, tiene que ser contraproducente; conduce al a surdo que Ramsey pone de relieve en su breve trabajo sob "Filosofía", incluido en este volumen: "La situación del niño ( el siguiente diálogo: 'Di desayuno' 'No puedo' '¿Qué es lo qi no puedes decir?' 'No puedo decir desayuno'."

Debido a-estas dificultades Neurath y más tarde Carnap, recl: zaron esta concepción de los enunciados elementales en su co junto y sostuvieron que si los enunciados elenientales tenían qi servir de fundamento para los enunciados intersubjetivos de ciencia, ellos mismos tendrían que ser intersubjetivos; teñí: que referirse, no a experiencias privadas, incomunicables, sino acontecimientos físicos púbhcos. Dicho en términos más ger rales, los enunciados que ostensiblemente- se refieren a exj riencias, a estados o a procesos "mentales" de cualquier cía.;

. sean de tmo propio o de otro cualquiera, deben equivaler todos "enunciados fí'sicos", ya que~sólo'de esta manera se pueden im hgir públicamente. Ésta es la tesis del fisicahsmo. No me c tendré más en ello, ya que en este volimien incluí un artículo i Carnap, "La psicología en lenguaje fisicalista" que trata proí sámente el tema.

El criterio de que los emmciados elementales, o como los IJ marón Neurath y Carnap,' enunciados "protocolares" quedab: incluidos en el "lenguaje físico", los despojó de su situación p: •vilegiada; ya no se les consideró incorregibles. Su verdad, con la de cualesquiera otros enunciados físicos, quedaba siempre s

.je.ta a discusión;'pero, por encima de todo,- incluso, perdiere

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'26 .• INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR M:

su posición judicial; si un enunciado protocolar entra en con­flicto con tm emmciado de un. orden.más elevado, tal como ima hipótesis científica, uno u otro tiene que ser desechado, pero no forzosamente la rechazada tiene que ser la hipótesis cientí­fica : en determinadas circxmstancias, por el contrario, puede ser rnás conveniente .desechar al enunciado protocolar.

Como se puede apreciar en su trabajo sobre el fundamento del conocimiento ("Über das Fundament der Erkexmtnis"), Schhclc encuentra inaceptable esta conclusión; él sostuvo que tratar a los registros de observación, que era lo que se suponían ser los enunciados protocolares, de esa desdeñosa manera,' era colocar • a las hipótesis científicas, y en reahdad a todos los supuestos enun­ciados empíricos, fuera del control de los hechos. Pero Neurath y Carnap no se..dejaron impresionar por ese argumento; en aqueUa época ya habían decidido, que era metafísico hablar de comparar los enunciados con-los hechos, pues, ¿qué podía ser dicha "comparación" sino una relación lógica?,""-y la única cosa con la que im enunciado podía estar en relación era con otro

;. enunciado; consecuentemente, se vieron compehdos a adoptar •una teoría de la coherencia de la verdad.

En determinados aspectos, su versión de la teoría de la cohe­rencia resultaba menos objetable que la que habían propagado los idealistas hegehanos; aun así, por las razo-nes que expongo en mi trabajo sobre "Verificación y experiencia", me parece to­talmente insostenible. EX mismo Carnap la abandorió después de que TarsM lo convenció de la respetabihdad de ia semántica, ya 'que la semántica nos procura los medios para'referirnos a la, relación entre las proposiciones y lo que están destinadas a sig--nificar. Suministra, como mostró Tarski una adecuada formula­ción nueva de la teoría .de la correspondencia de la verdad. Por otra parte, hasta donde estoy enterado, Carnap no ha Uegado-a

. abandonar la tesis del fisicahsmo,- pero si aún la sostiene, consi-,::^dero que está equivocado- Ahora parece esclarecido que los

' enunciados acerca de las experiencias de otras personas no pue­dan ser lógicamente equivalerites - a los enunciados sobre - su conducta manifiesta, en tanto que afirmar, que los emxnciados que -uno formula acerca de sus'propias experiencias equivalga a enunciados acerca del estado, púbhcamente observable, del cuer-

, po de sí propio es, como dice Ramsey, fingir anestesia. Por ende, subsisten las dificultades que esta tesis debiera reso^lver; tam­poco es fácil ver de qué otro modo, se podrían'evitar, pero yo sugiero que quizás gran parte de las daficultades surjan de la aceptación de dos supuestos falsos, el primero de los' cuales consiste en' que, para que un lenguaje sea público^, -tiene que refe­rirse a objetos púbhcos y el segundo, en qué al hacer tm enun­ciado empírico siempre ha de referirse uno a sus experiencias propias. Sigo considerando que los enunciados, empíricos se tie­nen que referir a experiencias, en el sentido'de que deban ser

INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR 2' ^

verificadas, sin, que la referencia pueda circunscribirse a las e:^ periencias de tma persona cualquiera, en cuanto opuesta a otra, persona cualquiera, aunque reconozco que este intento de "net tralizar" el principio de verificación, encuentra por sí mism^ considerables problemas.

4. Ética _ "

Uno de los atractivos, especialmente para Kemrath, de- la tesí~ del fisicahsmo consistía en el apoyo que prestaba a la teoría de_ la Unidad de la.Ciencia, en cierto aspecto, ésta era menos un. teoría que un programa; se deseaba que los hombires de cienci'^-de las diferentes disciplinas colaboraran entre sí y con los filO^ sofos, más estrechamente de lo que suelen hacerlo, pero tambié se afirmaba que.hablaban, o debían hablar, un lenguaje comúp^ y. que el vocabulario de las ciencias debía unificarse. De esta ma ñera el Círculo de Viena desechaba .la opinión, que aún se sur ~. tenta mucho, de que existiera una diferencia radical entre las. ciencias naturales y las ciencias sociales; la escala y la divers.. dad de fenómenos con que tratan las ciencias, sociales las hac"^ menos aptas para establecer leyes científicas, pero ésta era ima/ dificultad práctica, no de principio: en última instancia, tare bien, tratan de acontecimientos fí'sicos. ¡ -

Incluso quienes no aceptaban.la tesis del fisicahsmo. estaban-de acuerdo en que no- había diferencia esencial alguna, ni en 1"" fínahdad ni en el método, entre las distintas ramas. de la cien--cia. En las ciencias sociales, no menos <¿ue en las dencias nátu rales, se hizo el intento de formular hipótesis, que pudieran Ise'^ sometidas a prueba mediante la observación. De este modo_, Schhck, que incluía a la ética entre las ciencias sociales, negab. que sus resultados dependieran del uso de tma especial facu''-tad de intuición moral; los problemas que surgen en la ética son, en su opinión, problemas de hecho: por qué la gente soi tiene los principios que sostiene, qué es lo que desea y cómo-pueden satisfacer dichos deseos. En general su posición es mu^ , semejante a la del utiUtarisroo, cuyos méritos y defectos corr" parten en gran medida. , •

En su conjunto, el Círculo de Viena, no se interesó "mucho po. la ética, pero no refutó la-opinión de Schhck según la cual, si s»^ habrían de incluir enunciados éticos en el marco, científico, t,en-_ drían que manejarse del modo que él proponía. El único prc blema estribaba en saber si esos enunciados pertenecían a dicho-marco, si verdaderamente eran enunciados de hecho; Carnap, pojí ejemplo,, sostenía que no lo eran y afirmaba que eran hnperatí" vos disfrazados. Él no desarroUo esta idea, pero, desde entonces. R. M. Haré en su Hbro The Language of Moráis (1952) le.dio con tenidov Esta teoría imperativa de la ética ;se'-puede considera^ cómo una versión de la llamada teoría erñotiva, la que, prinei-_

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2S INTRODUCCIÓN DEL. COMPILADOR

pálmente a través de la labor de filósofos ingleses y norteameri­canos, ha Uegado a quedar muy estrechamente asociada con el positivism'o lógico.. El tema medular consiste en afirmar que, los .'enunciados éticos no son descripciones de hechos naturales, y menos aún de-un supuesto mundo no natural.de valores; no des­criben nada en absoluto; el problema está, por tanto, en determi­nar cómo funcionan. En el hbro de C. L. Stevenson Ethics and Language (1944,), en el que por primera vez se expuso en detalle la teoria emotiva, se sostenía que. los enunciados éticos servían la doble finahdad de expresar la aprobación o desaprobación por

•parte de su autor, 'sobreMo que estuviera en discusión, y de re­comendar a los demás que compartieran su actitud. Stevenson subrayaba de un modo particular el uso persuasivo de los térmi­nos éticos. Sus"opiniones no dejaron de suscitar críticas aun'de quienes en general compartían- su actitud, pero las tesis alterna­tivas que para la ética formul.aron .sus críticos pertenecían, por así decirlo, a la misma familia. . •

•En las discusiones sobre el positivismo lógico', esta teoría de la ética ha recibido.una desproporcionada cantidad de atención, si se tiene en. cuenta que se halla situada en la periferia del sis­tema; una de las razones para ello fue que se pensó, de un modo totalmente erróneo, que constituía tm ataque a la moral. Se ha afirmado, sin ninguna sombra de evidencia empírica, que sus defensores eran' corruptores de la juventud. En realidad,- la teo­ría solamente explora las consecuencias de un aspecto de la lógi­ca, sano y. respetable, que ya H-ume había señalado: que li?s enunciados normativos no pueden derivarse de los enunciados descriptivos o, como dice.-Hume, que el "deber" no se infiere del "ser". Afirmar que los'juicios morales no son juicios fác.ticos no es decir que no tengan importancia o- que no se pueda aducir

' argumentos-.en su favor, sino que esos argumentos no operarán •como los argumentos lógicos o científicos. No puede estable­cerse que los: intuicionistas hubiesen descubierto fundamentos para los juicios- morales de los que los emotivistas tratarán de apoderarse; por el contrario, como. Strav^son demuestra en su -trabajo sobre intuiciomsmo ético ("Eíhical Intuitionism"), los intuicionistas mismos no proporcionaron fundamento alguno para los juicios morales y, por tanto, sólo pueden tener derecho a presentarse como los guardianes de la virtud, por meras razo­nes personales..

5. Análisis filosófico

Parte del. desagrado que la teoría, emotiva de la ética, y aun el positivismo ló'^co. en general producen, probablem.ente se deba

• al hecho de que las personas se intlinan aún a buscar en la filo-sofí'a-una guía para su vida; cuando esa función se les niega o cuando incluso se les niega la posibilidad de penetrar e! velo de

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INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR 2!

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la apariencia y de explorar las ocultas pro^fundidades' de la reali dad, piensan que se la está convirtiendo en trivial. Si est( programa, consagrado ya por el tiempo, no tiene sentido, ¿que queda?; como Ramsey asevera, "la filosofía debe tener algún; .finahdad y la debemos tomar con seriedad". Pero, ¿qué funciói le dejan los positivistas por desempeñar?

Desde el pimto de vista del Tractatus de Wittgenstein, su fun ción aparecería como puramente negativa,, aunque no por es; razón dejara de tener importancia. "El método correcto de 1; filosofía —dice Wittgenstein^— sería éste: No decir nada except( lo que se puede decir, esto es, las proposiciones de la cienci; natural, o sea, algo que ño tiene nada que ver con la filosofía ^ más tarde, invariablemente Cuando, alguien quisiera decir algí metafísico, demostrarle que a determinados signos de sus propo siciones no les ha otorgado significado. Este método sería insa tisfactorio para él —no tendría lá sensación de que le-estemo: enseñando filosofía— pero sería el único método estrictamentt correcto." Esta opinión más bien deprimente del deber del file sofq, no fue estrictamente sustentada' por el mismo Wittgen

• stein. Las Philosophical Investigations contienen mucho más qui una serie de pruebas^^de que las personas no acertaron a da significado a determinados signos de stis proposiciones; no obs tante, dejan aún la impresión de que filosofar es meterse en ui laberinto: o se libra uno mismo o se hbra a los demás de él. L: füosofía es "una batalla contra el encantamiento de •nuestra inte ligencia por el lenguaje". "¿Cuál es nuestra fínalidad en filosofía Enseñar a la mosca el modo de escapar del mosquitero." Di todos'modos, es meritorio para la mosca estar allí; son las inte hgencias críticas las que se hechizan a sí mismas. - -

El Tractatus no dejó lugar para las proposiciones filosóficas por -una parte, todo el campo del discurso significativo se cubri< con enunciados formales, y por la otra, con enunciados empír COS. Nada quedaba que pudiera tratar la filosofía; por esta razór Wittgenstein y también Schhck, sostuvieron que la filosofía U' era una teoría, sino una actividad. El resultado del filosofar, dic Schlick, no es acumular un conjunto de proposiciones filosóficaí sino hacer a las otras proposiciones claras.

Pero, para -aclarar las proposiciones debe ser posible habla acerca de ellas; cómo RusseU señala en sii introducción al Trac tatus, Wittgenstein parecía no admitir estO', o sólo lo admitía ei una medida limitada. Él suponía que el intento de describir 1: estructura del lenguaje, en cuanto opuesto al intento de preser tarlo, en'uso, tenía que conclmr en un sinsentido;' aunque est; conclusión pueda haber sido formalmente aceptada por Schhck

.en la práctica el Círculo de Viena la desconoció; así, Camap, ei su Der logische,Aufbau der WeZí, éxphcitaníente se dedicó a deí

..cribir la estriictura del lenguaje, proyectando lo que él llamó ui "sistema'constitucional" en el quese asignó a los diferentes tipO

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30. • • INTRODUCCIÓN -DEL COMPILADOR

de expresiones, hngüísticas o conceptos,, el ' lugar adecuado en una jerarquía deductiva. Si se le hubiera interrogado acerca de la posición de sus propias proposiciones, supongo que habría di­cho que eran anah'tícas; al .consistir, como consistían, de defini­ciones y de sus consecuencias lógicas, pertenecían a la esfera de las verdades formales. Como quiera que fxiera, indudable­mente creía que esas proposiciones eran significativas y condujo al Círculo de Viena, a afirmar que.constituían la clase de propo­siciones que se podían esperar de un filósofo. .. En su hbro sobre sintaxis lógica del lenguaje (Logical Syntax of Language), Camap Uevó más lejos su intento de conducir a la filosofía dentro, del dominio de la lógica. "La filosofía —dice en

* el prefacio de su hbro— debe ser remplazada poi: la lógica de la ciencia, es decir, por el análisis lógico de los conceptos y de las proposiciones de- las ciencias, ya que la lógica de la ciencia no es otra cosa que la sintaxis lógica del lenguaje de la ciencia." Aunque aquí hable del lenguaje de la ciencia, no afirma que nece­sariamente haya de ser tmo solo; es posible inventar otros siste­mas de lenguaj.e y la elección de cualquiera de eUos es asunto de conveniencia; esto,'constituye una desviación importante de la posición del Tractatus de Wittgenstein. Según Camap, un lenguaje se caracteriza por sus reglas de formación, que especifican qué secuencias.de signos se deben considerar como oraciones propias del lenguaje y por sus reglas de transformación, que establecen las condiciones • en las que las oraciones se derivan váhdam.ente una de otra;' se puede pensar que si el lenguaje había de- tener alguna aphcación empírica> debería contener también reglas de significación,-reglas que correlacionaran sus expresiones con es^ tados observables de cosas, pero Camap, en esta etapa formahsta de-su filosofía, consideró que podía prescindir de eUas- Creyó', de un modo totalmente equivocado, que los enunciados de equiva­lencias verbales serían obra no sólo-de los enunciados semánti-

• eos, sino también de las definiciones, ostentivas. En este,hbro,'es donde Camap 'formula su famosa distinción

entre los modos materiales y los modos formales del lenguaje; distingue tres clases de oraciones: "oraciones de objeto" como "5 es un número primo" o' "BabÜonia,fue una gran, ciudad"; "oraciones de pseudo-objeto" como "cinco no es una cosa, sino un número", '-'en la conferencia de ayer se habló de Babüonia"; y '•oraciones sintácticas", como " 'cinco' no es una palabra-cosa, sino

- u n a palabra-número",-"la palabra 'Babilonia' se pronunció en la conferencia de-ayer". A las oraciones de pseudo-objeto se les llama ' "cuasi-sintáctitas" porque son . oraciones sintácticas dis­frazadas-como oraciones de objetos; son "oraciones cuasi-siníác-ticas del,modo material de lenguaje"; la traducción del modo, material-al modo forma]: las sustituye por sus-equivalentes sin­tácticos. Para decirlo en términos menos técnicos, cuando-;se. habla en el modo formal se habla manifiestamente acerca de pa-

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labras, cuando se habla en el modo material ss-habla de palabra aunque parezca que se habla de cosas. Esta distinción no e"-aphcable, naturalmente, a las oraciones de objetos; Camap no qui­so decir, como algimos críticos supusieron, que todo razonamier" to .versa sobre palabras, pero lo que sí pareció olvidar fue la-existencia de otra, categoría, la de las oraciones pseudo-sintácti. cas, oraciones qtie versan sobre cosas pero que parece que versa"~ sobre palabras; en consecuencia, cayó en el eitor de tratar a estas^. oraciones como si fuesen sintácticas.

Camap reprochó a casi todos los otros filósofos el error cor-trario; sostuvo que los en-uncíados filosóficos son sintácticos, y_ que los filósofos los habían tratado como si fuesen enunciado " de objetos, a causa de la costumbre de expresarlos en elmodo-materiál del lenguaje; seleccionemos algunos de sus ejemplos, é. argíha que: "El mxmdo es la totahdad de los hechos, no de- la-cosas", la primera proposición del Tractatus de Wittgenstein,. era equivalente ^ " L a ciencia es un sistema de oraciones, no d-nombres": "Está circunstancia es lógicamente necesaria; ...ló gicamente imposible; . . Jógicamente posible" se convertía en "Esta oración és anah'tica; ...contradictoria;, . . .no contradic

• íoria.'- El epigrama de Kronecker: "Dios creó los números natu­rales, todo el resto de las matemáticas es obra del hombre", er^ un modo, de decir: "Los símbolos numéricos naturales son s ím' bolos primitivos, las otras expresiones numéricas se introducem por defimción." "Los únicos datos primitivos son relaciones entru experiencias", equivalía a decir: "Sólo los "predicados nombrado," con dos o más palabras cuyos argumentos pertenecen al género^ de las expresiones de experiencias se presentan como símbolos

• descriptivos primitivos", "El tiempo es infinito en las dos direc­ciones" a "Toda expresión ntmiérica real positiva o negativa^ puede usarse como una coordenada de tiempo"; incluso del prc blema del determinismo decía que "concernía a una diferencia-sintáctica en el sistema de las leyes naturales". De esta manera, las tesis filosóficas rivales, si tenían realmente algún sentido, SÍ" representaban como proposiciones alternativas acerca del modo„ como debiera formarse nuestro lenguaje; no eran verdaderas n. falsas, sino sólo más o menos convenientes.

Considero que la distinción'que liizo Camap entre los modos^ material y formal fue fecunda porque llamó la atención sobre e'~~ hecho de que muchos enunciados filosóficos son enunciados so---.. . bre el lenguaje, disfrazados. En lo qué'estuvo en su mayor parte . i~-equivocado fue en suponer que eran sintácticos, ya que lo quf"'' incumbe no es la forma ni el orden'de las. palabras, sino suuso.„ Ello "no adquiere r^heve en los ejemplos de Camap, porque éstí. desliza-ihcitamente la semántica en ía sintaxis; así, "expresione.<^ de experiencias" no es una denominación sintáctica, lo que hace_ que una expresión sea una "expresión de experiencia" no es qu( tenga una forma particular, sino el que se emplee para referirse-

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:'.•'' 32 ^ INTRODUCCIÓN,DEL COMPILADOR

. a una .experiencia; pero entonces el,problema de qué es lo que-hay que, tener en cuenta como exp,eriencia adquiere importancia y no se puede resolver mediante una decisión arbitraria.

En sus obras más recientes Camap reconoció la legitimidad de la semántica y en realidad dedicó ampha atención tanto al des-

.' arrollo de la' teoría semántica como a la creación de sistemas seinanticos., Una interesante, consecuencia fue la marcada rela-jgición de su.austeridad filosófica; habiendo adquirido el derecho de hablar de la-referencia de las palabras a las cosas, admitía que casi cualquier tipo de palabra denota su clase especial de obj.eto, volviendo así a crear el universo bamoco que Russell ha­bía procurado despoblar. La defensa de esta aparente extrava­gancia, se encuentra en su trabajo sobre "Empirismo, semántica y ontología", donde distingue entre problemas "internos", que sur­gen dentro de un determinado marco conceptual, y problemas "extemos", que se refieren a la posición y legitimidad del pro­pio marco conceptual. Camap mismo se interesó siempre prin­cipalmente por los problemas externos; consideró que su misión como filósofo era in-ventar sistemas lingüísticos y elaborar con­ceptos que fuesen útües a los hombres de ciencia y nadie puede negar que ésta sea una actividad seria y legítima.. En lo que considero que se equivoca es en suponer que los problemas ex­temos no plantean im grave problema: que únicamente se trata, de elegir formas lingüísticas.

•/-. Este desdén hacia los problemas relativos a la situación de sus marcos lingüísticos es lo que diferencia a Camap de filósofos norteamericanos, como Quine y Goodman, quiénes se le asemejan en su sistemática'actitud hacia la fUosofía y én su preferencia por los procedimientos técnicos formales. Estos filósofos están

,-:¿ interesados en lo que llaman ontología, es decir, en' el problema, de hasta dónde la elección del lenguaje que uno hace, le obliga a decir que ciertas cosas existen. "Ser —dice Quine— es ser el

' . valor de una variable" y eUo significa que la extensión de lo que Russell Uamó el "mobüiario" del mundo depende del margen de

•predicados que se necesiten para describirlo; Quine y Good-naan desean que ese mobiliario sea tan rígido y escaso como fuere posible. "Renuncian a entidades abstractas" no''precisamente porque deseen ejercitar su ingenio lógico viendo- lo .bien que pue­den pasarse sin ellas, sino porque no se pueden convencer de que existen. Con este mismo espíritu, Goodman renuncia a ha­cer algún uso de- la noción de posible, en cuanto opuesta a la realidad, a las cosas, o a la distinción entre relaciones causales y accidentales, o a la que hay entre los enunciados anahticos y los sintéticos. "Quizá ustedes condenen —dice— algunos de es­tos escrúpulos y declaren que* hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que se sueñan en mi füosofía; a_ mí me interesa, más bien, queden mi filosofía no se sueñen más cosas de las que

4-:-hay en el cielo y en la tierra." Pero no está claro, tanto en este

INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR :>:>

-caso como en el de Quine, en qué se fimda esa-exigencia de eco-(jiomía restrictiva.- En reahdad. Quine acaba admitiendo que el

problema de lo que hay, se'de'be resolver sobre ba^es-pragmáti-•cas y así se une a Camap, pero su pragmatismo es mucho menos. sereno. ' ", . El interés por las categorías, que es otro modo de- enfocar el

IjJ^problema de lo que hay, es característico de los filósofos ingleses .•, \W_ iii^iidos por la obra última de Wittgenstein, pero en su mayor iJ 'l parte, se-interesan no tanto por su intento de eUminár ciertos

, tipos de entidades o de "reducir" una a otra, "como por. señalar l'as semejanzas^ y las - diferencias en el funcionamiento de los

• -enunciados que ostensiblem'enté 'se refiere a ellos. ' Un procedi­miento técnico que el mismo Wittgenstein empleó para ese pro-

. pósito es el de inventar lo que-él: llama'juegos de lenguaje:' la idea consist^,;jen que, mediante el estudio de modelos 'deformados o simplificados de nuestro lenguaje real, podemos obtener una

, idea más clara del modo como realmente funcionan. Ésta es • una manera de protegemos contra el 'error, en el cual con tanta

•facilidad caemos, de-suponer que algo tiene que ser el caso, en •vez' de buscar y ver lo que en reahdad es el caso. "Cuando nues­tro lenguaje, sugiere un cuerpo y no hay ninguno, nos gustaría decir qué hay un espíritu", pero esto es abandonar la descripción

• por una explicación falsa. Precisamente, con mucha frecuencia ocurre que los procesos mentales que nos vemos llevados a postu­lar no tengan lugar; por ejemplo, "no es más esencial para la comprensión de una proposición que imaginemos algo en rela­ción con eUa, que el que hagamos un esbozo de la misma". Estas observaciones anuncian el ataque que hace Ryle al mito, del "fantasma en la máquina" y con todo lo que a Wittgenstein le disgustaban los métodos de Camap, en su dicho de que "un 'pro­ceso interior' necesita criterios externos", hay un eco del física-lismo.

Supongo que se debe principalmente a Wittgenstein el interés predominante en el problema de cómo se usan las palabras en el lenguaje ordinario, aunque también haya que tomar en cuenta la influencia de G. E. Moore; pero me parece que Móore nunca se interesó tanto por ese uso ordinario como tal. Se interesó en desarrollar la "visión del sentido común" del mimdo y en anah-zar las proposiciones que lo ejemplifican, pero no insistió en que al hacer ese análisis, nos, limitáramos al uso ordinario del len­guaje. Cuando apela al uso ordinario del lenguaje lo utihza prin­cipalmente como un arma para tratar con los demás filósofos; demuestra que si se toman literalmente las palabras de éstos, se ve que las usan para hacer enunciados que son manifiestamente

.-.;, falsos. Es posible que digan algo totalmente distinto de lo que '•' '•••' parecen estar diciendo', pero entonces descubrir su significado

constituye un problema; si las palabras no se usan en ningún sentido ordinario, hay que aclarar el sentido en que se emplean.

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INTRODUCCIÓN DEL COMPILADOR

En mí opinión, el logro más importante de la "escuela del len­guaje ordinario" fue el examen y la disección de los usos "no científicos" del lenguaje. Un buen ejemplo es la descripción'que hace J. L. Atistin de lo que Uama enunciados ejecutivos: enun­ciados como "Yo sé. . / ' o "Yo prometo..,", cuya finahdad no es afirmar un hecho, sino obhgar al que habla a determinada con­ducta o a ofrecer alguna clase de garantía; hasta qué extremos imaginativos puede Uevar esta mayor ñexibihdad en la actitud hacia el lenguaje, lo indica el trabajo del Dr. Waismann, con que termina este volumen. Hace ver que el concepto corriente del anáhsis fílosófico ha rebasado, con mucho, la idea que de la fUo­sofía tenía Ramsey, de que ésta se resolvía simplemente en defi­niciones; pero Ramsey tenía razón cuando dijo que todo cons­tituye "parte del trabajo vital de esclarecer y organizar nuestro pensamiento".

'6. .

Al reunir esta antología procuré üustrar el desarrollo histórico del positivismo lógico, el campo de sus intereses y los principales puntos de controversia. La falta de espacio nie obhgó a prescin­dir de muchos trabajos que me hubiera gustado incluir; en particiUar, lamento no tener lugar para el trabajo de Quine sobre la verdad por convención ("Truth by Convention") en el que se critica eficazmente ,1a exphcación que los positivistas dan de los enunciados a priori, ni para los importantes artíctdos de Camap sobre compro'babüidad y significado ("Testabihty and Meaning"). Debe lamentarse especialmente que este volumen no contenga nada de Wittgenstein, pero, ni el Tractatus Logico-Philosophicus ni las Philosophical Jnvestigations, a pesar de su carácter episó­dico, son obras a las que se pueda hacer justicia seleccionando pasajes; es necesario leerlas en su totalidad.

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DE LASREVOLUCÍGNES -CIENTÍFICAS "•

Para que el cultivo de la historia de la ciencia adquiera cabal sen­tido y rinda todos los frutos que promete, s,e impone el examen de ciertas coyunturas, progias del desenvolvimiento científicQ':; La ¡

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"revolución científica" es quizá la circunstancia en que el desa- Í rroUo de la ciencia exhibe su plena peculiaridad, sin que importe •

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gran cosa dé quéjñateria.se trate o la época considejcada. j EÍ presente trabajo es un estudio, casi único en su.género, de las •

"i "revoluciones científicas". Basado en abundante material, prin-. cipálmente en. los campos de la física y la química—, procura j esclarecer conceptos, coiregir malentendidos y, en suma, dejiiaos-1 trar la extraordinaria complejidad del mecanismo del progreso i

, científico, cuando es exárrúnado sin ideas preconcebidas: más de { una sorpresa nos reserva este camino, más de un recoveco del^ anáhsis incita a protestar con vehemencia antes de quedar con-vencidos. A fin de cuentas, el itinerario que parecía simple y ra-' cional resulta-ser complejo y proteico. |,

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Fondo d Qultur^Eomón^^:

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I. INTRODUCCIÓN: UN PAPEL PARA LA • , HISTORIA

S I SE CONSIDERA a la historia como algo más que un depósito de anécdotas o cronología, puede,pro­ducir tina transformación" deciáiva-de la imagen que tenemos actualmente de la ciencia. Esa ima­gen fiie trazada! previamente, incluso por los-mis­mos científicos, sobre'todo a partir del estudio de los logros científicos llevados a. cabo, que se encuentran en/las lecturas clásicas, y, más recien-. temante, en los libros de texto, con los que cada una de las nuevas- generaciones .de científicos aprende a, practicar su profesión. Sin embargo, es inevitable ;que la-finalidad de esos libros sea persuasiva y pedagógica; un concepto de la cien­cia que, se obtengade ellos no tendrá- más proba--bilidades de ajustarse ai ideal que los produjo, que la imagen que pueda obtenerse de una cul­tura nacional,, mediante un folleto turístico o tm texto para el aprendizaje del idioma-.. En este ensayo tratamos de mostrar .que hemos sido mal conducidos por ellos en aspectos fundamentales. Su finalidad es/trazar un bosquejo del concepto absolutamente diferente de la ciencia que puede surgir de.los regí'stros históricos, de la actividad de investigación misma." ,

Sin embargó, incluso a. partir de la historia, , ese nuevo concepto no surgiría si continuáramos

buscando y estudiando los datos históricos con el único fin de responder a las preguntas plan-, teadas por el estereotipo no histórico que proce­de dé los libros de: texto científicos. Por ejemplo, esos libros de texto dan con frecuencia la sen­sación de implicar.que el contenido de.la ciencia está ejemplificado solamente mediante laS obser-

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UN PAPEL PARA LA HISTORIA

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vaciónes, leyes y teorías que se - describen en;:^s:|;|^ páginas. -De manera casi igual de regiüar¿^|J;¿;; mismos libros se interpretan como si-dijeran^ifie'^Jív los métodos científicos son simplemente los ilus^t?-trados, por las técnicas de manipiüación^ utüiza-'',:.- ^ das en-la reunión de datos para 'é l texto/jiihtó,Q' con las operaciones lógicas empleadas para reiaíí"^: clonar eáos datos con las generalizaciones ,te(5-:/^ ricas del libro, de texto en cuestión. El resultado ---ha sido un concepto,de la ciencia^con profundaseis implicaciones "sobre su naturaleza y su desarix¿üS.ííl|

Si la, ciencia es la constelación de hechos^^^p^-i¿¡ rías y métodos reunidos en los hbros de t e í t p í j actuales, entonces los científicos; son hombres ^' que, obteniendo o no buenos restütados, se,han' •: esforzado en contribuir con. alguno que otro ele-;;' mentó a esa constelación particular. El desaxfo?,;:; lio científico se convierte en élproceso gradual r mediante el que esos conceptos han sido a ñ á i j :;;¿.; dos, solos y en combinación; al caudal creciente/'^; de la .técnica y de los conocimientos^ científicos;¡í-i^ y Ja historia de la ciencia se convierte en jiná; J'. disciplina que relata y registra esos incremeiití^ íS: sucesivos y los obstáculos que han inhibido^étí ÍJ í acurtíuláción. Al, interesarse por el desarrí^Üoí-Jí:

.científico, el historiador parece entonces tener/'": dos tareas ¡principales. Por una partee, debe ¿e-,'í; terminar por qué hombre y, en qué momento:-fue'V'

: descubierto o inventado cada hecho, ley o íeóHá, '1, científica contemporánea. Por otra, debe descri­bir ' y explicar él conjimto de errores, mitps*.'y -. supersticiones' que impidieron una acumulación::/ más rápida de los componentes del caudal, cien-/, tífico moderno. Muchas investigaciones han sido,. :, encaminadas hacia estos fines y todavía hay,ralT//: gunas que lo son. :/í$:^|S

• Sin embargo, dtirante los últimos años,-i2¿ósí|:' cuantos historiadores de la ciencia han descubieSc'tí

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22 UN PAPEL PARA LA- HISTORIA ,

toque les es cada,vez más difícil desempeñar las ,,ftmciqnes que-,el „concepto del desarrollo por'acu-niüíación les asigriaC , Como narradores de .un proceso .én incremento, .descubren que las inves-' tigaciones. adicionales hacen' que resulte más di­fícil, no'más sencillo,, el responder.a preguntas tales^como'; ¿Cuándo,.,,se. descubrió el oxígeno? ¿Quién concibió primeramente la conservación de la..energía? ;Cada .vez más, tmos cuantos de ellos, comienzan a.sospechar que constituye un' error el plantear -ese tipo de preguntas. .Quizá la cien­cia, no "se -desainrolla por medio de la. acumulación de descubrirnientos e .inventos individuales. Si­multáneamente, esos mismos historiadores se en-

:-frentan-.a dificultades cada vez mayores para distingiiir: el comp.onente "científico" de las oD-servaciónes pasadas, y las.creencias de lo que sus predecesores se apresuraron a tachar de "error" o "superstición". Cuanto_ más. cuidadosamente estudian, por ejemplo, la dinámica aristotélica, lá química ,flogística X) ía termodinámica calórica, tanto más- seginros se sienten de que esas anti­guas, visiones corrientes, de la naturaleza, .en con­junto, no. son ni menos científicos, ni más el producto de.la idiosincrasia humana,, que las ac­túales." Si" esas creencias anticuadas deben deno­minarse mitos; entonces éstos sé- pueden producir por medio de los. mismos tipos de.métodos y ser respaldados por los mismos tipos, de razones que conducen, en la actualidad, al, conocimiento cien­tífico. Por -otra parte, si debemos considerarlos como ciencia-,--entonces ésta- haSrá'.,'incluido" con­juntos de creencias absolutamente incompatibles con las que tenemos, en la actualidad. Entre esas posibilidades,,el .hisíoriador..debé escoger .la últi-riía de ellas. Én principio, las' teorías anticuadas no dejan de_ser científicas por, el hecho de que hayan sido descartadas. Sin embargó,' dicha op-

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UN PAPEL PARA LA HISTORIA 23

ción.hace diñ'cil poder considerar el desáriroUo científico, como tm" proceso de acumulación. La investigación histórica misma que muestra -las dificultades paní aislar inventos y descubrimle;n-tos individuales proporciona bases para abrigar dudas profundas sobre el proceso de acumula­ción, por medio del que se creía que habían surgido esas contribuciones individuales a la 'ciencia.' ••%

El resultado de todas estas dudas y dificultades és una revolución historiográfica en el estudio de la ciencia, aunque una revolución .que se encuen­tra todavía en sus primeras etapas. Gradualraen-: te, y a menudo sin darse cuenta cabal 'dé'.-que.' lo' están haciendo así, algunos. historiadores ' de las ciencias han comenzado a plantear huevos tipos de pregtmtas y a trazar líneas diferentes de desaiTollo para las ciencias que, frecuentemen­te, nada tienen, de acumulativas. En lugar de buscar ias contribuciones permanentes dé una ciencia más antigua a nuestro caudal de conoci­mientos, tratan de poner de manifiesto la .inte­gridad histórica de esa ciencia en su propia época. Por ejemplo, no se hacen preguntas respecto: a la relación de las opiniones de Galileo con. las,- de la ciencia moderna,'sino, más bien, sobre láréja:~_ ción existente. entre sus opiniones y lasíde su grupo, o sea: sus maestros, contemporáneos. y sucesores inmediatos en las ciencias. Además, insisten en estudiar las opiniones de, ese.grupo. y de otros similares, desde el punto de vista —a menudo muy diferente del de la ciencia mo­derna— que concede a esas opiniones la máxima coherencia interna y el ajuste más estrecho posi­ble con la naturaleza. Vista a través de las. obras resultantes, que, quizá, estén mejor representa­das en los escritos de Alexandre Koyré, la ciencia no parece en absoluto la misma empresa, :discu-

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tida por los escritores pertenecientes a la antigua tradición historiográfica. Por implicación al me­nos, esos estudios históricos sugieren la posibili­dad de una imagen nueva de la ciencia. En este ensayo vamos a tratar de tra::ar esa imagen, es­tableciendo explícitamente algunas de las nuevas implicaciones historiográficas.

¿Qué aspecto de la ciencia será el más desta­cado durante ese esfuerzo? El primero, al menos en orden de presentación, es el de la insuficien­cia de las directrices metodológicas; para dictar,-por sí mismas, una conclusión substantiva única a muchos tipos de preguntas científicas; Si se le dan instrucciones para que examine fenómenos

, eléctricos o químicos, el hombre que no tiene co­nocimientos en esos campos, pero que sabe qué es ser científico,-puede, llegar, de manera legíti­ma, a cualquiera de una serie de conclusiones incompatibles. Entre esas fíosibiHdades acepta­bles, las conclusiones particulares a que llegue estarán determinadas, probablemente^ por su ex­periencia anterior en otros can,ipos, por los acci­dentes de su investigación y por su propia pre­paración individtial. ¿Qué creencias sobre las estrellas, por ejemplo, trae, al estudio de la quí­mica o la electricidad? ¿Cuál de los muchos experimentos concebibles apropiados al nuevo campo elige para llevarlo a cabo antes que los demás? ¿Y qué aspectos del fenómeno comple­jo que resulta le parecen particularmente im­portantes para elucidar la naturaleza del cambio químico o de la afinidad eléctrica? Para el indi­viduo al menos,"y 'a veces también para la comu­nidad científica, las respuestas a preguntas tales como ésos son, frecuentemente, determinantes esenciales del desarrollo científico. Debemos no­tar, por ejemplo, en la Sección II, que las prime­ras etapas de desarrollo de la mayoría de las

UN PAPEL PARA LA HISTORIA 25

ciencias se han- caracterizado por una .competen--cia'continua entre una serie de concepciones.dis­tiritas de-la naturaleza, cada-una de las cuales se derivaba parcialmente de la observación y del método científicos .y, 'hasta cierto punto, todas eran compatibles con ellos. 'Lo que diferenciaba a esas escuelas no era uno u otro error de méto­do —todos eran "científicos"— sirio lo que llega­remos a denominar sus modos inconrñensurablés de ver. el mtmdo y de practicaren él las ciencias. .La observación y la experiencia pueden y deben limitar drásticamente la gama-de.las creencias científicas admisibles q, de lo contrario, no ha­bría ciencia. Pero, por sí solas, no pueden deter­minar tm cuerpo particular de tales -creencias. Un elemento aparentemente arbitrario, compues­to de incidentes.personales e históricos, es siem­pre uno de los ingredientes de formación de las -creencias sostenidas por tma''.comunidad cientí­fica dada en un momento determinado. ' • ' Sin embargo, este elemento arbitrario no indi­

ca que cualquier grupo científico podría practi­car su profesión sin un conjunto dado de creen­cias recibidas. Ni hace que "sea menos iínportante , la constelación particular que profese efectiva-'^ mente el grupo/-en tm momento dado. La inves­tigación efectiva apenas- comienza antes de que una comunidad "científica crea haber encontrado respuestas firmes a pregtmtas tales como las si-„ gtuentes: ¿Cuáles son las entidades ftmdamenta-les de que se compone el Universo? ¿Cómo/iriter-actúan esas entidades, unas con otras y con ios-sentidos? ¿Qué preguntas pueden plantearse legí­timamente sobre esas entidades y qué técnicas pueden emplearse para buscar, las soluciones? AI menos en las ciencias.madtuas, las respuestas (o stibstitutos completos de ellas) a pregtmtas cómo ésas se encuentran enclavadas firmemente en la

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UN PAPEL PARA LA HISTORIA -

iniciación educativa que prepara y.da licencia a los^ estudiantes para la práctica-profesional. De-

-'bido a que esta educación es tanto rigurosa conio rígida, esas respuestas llegan a ejercer una in­fluencia profunda sobre la mentalidad científica. El que' puedan hacerlo, justifica en gran parte tanto la eficiencia peculiar de la actividad inves­tigadora normal como la de la dirección que siga ésta en cualquier momento dado. Finalmente,

- cuando examinemos la ciencia nonnal en las Sec- , ciones III, IV y V, nos gustaría describir, está-investigación como una tentativa tenaz y fer-

- viente de obligar a la naturaleza a entrar en. los" cuadros conceptuales proporcionados por la edu-

'Cación profesional. Ai mismo tiempo, podemos preguntairios si I. i investigación podría llevarse a cabo sin esos cuadros, sea cuaL fuere el ele­mento de arbitrariedad que forme parte de sus orígenes históricos. y, a veces, de su desarrollo subsiguiente.

i Sm embargo, ese elemento de arbitrariedad se ericuentra presente y tiene también un efecto im­portante en el desarrollo científico, que exami­naremos detalladamente en las Secciones VI, Vil

. y VIII. La ciencia'normal, la acti'vidad* en que, inevitablemente, la mayoría de los científicos con­sumen casi todo su tiempo, se predica- supo­niendo que la comunida.d científica sabe cómo, es el mundo. ^ Gran parte del éxi^q^de,: la-empresa se debe a''cjué:-la comunidad se ^encuentra dis-.' puesta,a defender esa suposición, si es necesario

,a un costo elevado. Por ejemplo, la ciencia nor­mal suprime frecuentemente innovaciones funda­mentales, debido a que resultan necesariaméiite subversivas para sus compromisos básicos. iSin. embargo, en tanto ésos compromisos conservan • un elemento de arbitrariedad, la naturaleza mis-

^ma de la investigación normal^ asegura que la •

UN PAPEL PARA LA HISTORIA ."-27

innovación no será suprimida durante mucho tiempo. A veces, un problema normal, que debe­ría resolverse por medio de reglas y procedimien­tos conocidos, opone resistencia a los esfuerzos reiterados de los miembros más capaces del gru­po dentro de cuya competencia entra. Otras, ve­ces, una pieza de equipo, diseñada y construida para fines de investigación normal, no da los resultados esperados, revelando una anomalía que, a pesar'de los esfuerzos repetidos, no respóndé.-.a las esperanzas profesionales. En esas y eri ütriás foimas, la ciencia normal se extravía repetida: mente. Y cuando lo hace —o" sea, cuando la pro­fesión no puede pasar por alto ya las anomalías que subvierten Ja tradición existente- de prácticas científicas— se inician las investigaciones extra­ordinarias que conducen por fin a la profesión a un nuevo conjunto de compromisos, una base nueva para la^práctica de la ciencia. Los episo­dios extraordinarios en que tienen lugar esos cambios de compromisos profesionales son los que se denominan en este ensayo revoluciones científicas. Son los complementos que rompen la tradición a la que está'ligada la actividad dé ia ciencia' normal.

Los ejemplos más evidentes de revoltfpioñes científicas son los episodios famosos del desarro­llo cieíitífico que, con frecuencia, han sidqülamáti" dos anteriormente revoluciones. Por consigui^iéí

•en las Secciones IX y X, donde examinaremos directamente, por.primera vez, la naturaleza" de las revoluciones científicas, nos ocuparemos, re­petidas veces de los principales puntos de viraje del desarrollo científico, asociados a los nombres de Copéraico, Newton, Lavoisier y Einstein. De manera más clara que la mayoría de los demás episodios de la historia de, al menos, las .cien-

'cias"físicas';éstos"muestrari 1o cue sienifican toda*;

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••28 • UN PAPEL PARA LA HISTORIA

ias revoluciones científicas. Cada una de ellas ne­cesitaba eL rechazo, por parte de la coniunidad, dé-''uná¿-teoría' científica antes reconocida, para adoptáis.-otra incompatible con ella. Cada una de. ellas producía uri cambio consiguiente en los pro­blemas.;; disponibles para el análisis científico y ..eí^^lá^Jnpnnas por las q_ue la profesión déteimii-'náíía'''~qtré debería considerarse como problema admisible o como solución legítima de un pro­blema: Y cada una de ellas transformaba la ima­ginación científica-en modos que, eventualmente, deberemos describir como una transformación del,mundo en que se llevaba a cabo el trabajo científico. Esos cambios, junto con las contro­versias que los acompañan casi siempre, son las caractei}ísticas que definen, las revoluciones cien­tíficas, j. " ' , • ^

Esas • características surgen, con una claridad' partictilaf, por ejemplo, de tm estudio de la revo­lución de Newton o de la de la qm'mica. Sin em­bargo, -es tesis fundamental -de este ensayo que también podemos encontrarlas por medio del es­tudio de muchos otros episodios que no fueron tan evidentemente revolucionarios. Para el gru­po profesional, -mucho más reducido, que fue afectado -por ellas, las ecuaciones de Maxwell fueron.tan revolucionarias como las de Einstein y encontraron una Tesistericiá concordante.. La,in­vención de otras nuevas teorías provoca, de ma­nera regular y apropiada, la misma respuesta por parte de algunos de los especialistas cuyo espe­cial campo de competencia infringen. Para esos hombres, la nueva teoría implica un cambio en las, reglas-que regían la práctica anterior de la ciencia normal. Por consiguiente, se refleja inevita-' blemente en gran parte del trabajo científico que ya han realizado con éxito. Es por esto por lo que una nueva teoxia, por especial que sea su gama

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UN PAPEL PARA LA HISTORIA ' 29

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de-'áplicación, raramente, o nunca, constituye sólo "•'• tm incremento de "lo que. ya se conoce. Su. asimi­lación requiere la reconstrucción de teoría an­terior y la reevaluación de hechos anteriores; un _ proceso intrínsecamente revolucionario,' que es ^""' raro que pueda llevar a cabo por completo tm, hombre solo y que nunca tiene lugar de la noche a la mañana. No es extraño que los historiadores hayan tenido díficioltades para atribuir fechas -precisas a este proceso ampHo que su vocabula­rio les impele a considerar como un suceso ais-^ lado..

Las nuevas invenciones de teorías no son tam­poco los únicos sucesos científicos que tienen un efecto revolucionario sobre los especialistas en cuyo" campo tienen lugar. Los principios que ri­gen la ciencia normal no sólo especifican qué tipos de entidades contiene el Universo, sino tam­bién,' por implicación, los que no contiene. De ello se desprende, aunque este punto puede rer>; :~,>; querir ima exposición amplia, que un descubri-f*: miento como el^del oxígeno o el de los rayos Xji'7í' no se liniita a añadir un concepto nuevo a la po ;J--:: blación del mundo de los científicos. Tendrá ese . efecto en líltima -instancia, pero no antes de qtie la comtmidad profesional haya reevaluado los pro- • cedimientos experi.men tales tradicionales, altera­do su concepto de las entidades con las que ha estado familiarizada dtiraníe. largo tiempo y, en . el curso del proceso, modificado el sistema telú­rico por medio; del que se ocupa del mundo. , -

. Los hechos" y las teorías científicas no son cate­góricamente separables, excepto quizá dentro de una tradición única de una práctica científica--v^í^i^^^ noimal. Por eso el descubrimiento inesperado n.o,;--; ; es simplemente real en su importancia y por eso>--el mtmdo científico es transfoimado desde él punto dé vista cualitativo y enriquecido cuanti- -

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UN PAPEL ?Al-A LA HISTORIA

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tativamente por las novedades fundamentales aportadas por hecho o teoría. ^ . /

.í:/?:-"- " Esta concepción amplia de lá naturaleza de las /.¿••'-'- .- revoluciones cien"t:íficas es la que déhneamos en. ;•• ,: las páginas sigtiientes.' líesde luego, la extensión _ , defonna el uso habitual. Sin embargo, continua-

iré hablando incluso de los descubrimientos cómo revolucionarios, porque es precisamente la posi­bilidad de relacionar su esíi-uctura con la de, por

" ,ejemplo, la revolución de Copémico, lo que hace --;.•,....,,• que la concepción amplia,me parezca tan impor-^M-ly'--^ tante. La-exposición anterior indica cómo van a %0:M:-:' "desarrollarse las nociones complementarias" de la ^^•'|í--'- • ciencia normal y de las revoluciones científicas, í-'••'•'-:, • en las nueve secciones que siguen inriiediatamen-;.•.:-•;• te . 'El resto del ensayo trata de vérselas con, tres '^••^\- • cuestiones centrales que quedan. La Sección XI, ;::.;.•: al examinar la tradición del libro de texto, pon-'••-/'' d e r a p o r qué han sido tan difi'ciles de comprender

anteriormente las revoluciones científicas. La Sec­ción XII describe la competencia revolucionaria •

, j.;, entre los partidarios de la-antigua tradición cien-i'\- f' tífica normal y los de- la nueva. Así, examina el ¿vv proceso que, en cierto rni>do, debe reemplazar,, en ;";•, una teoría de la investigación científica, a los -•:,':. procedimientos de confínnación o denegación que

resultan familiares a causa de nuestra imagen-\--; usual de la ciencia. La competencia entre frac- . -, •; ciones de la comunidad científica' es el único ^ proceso Iñstóríco que da como;-r^ultado; en rea-:,: lidád, el rechazo de una teoría previamente acep-v,;- tada o la .adopción de (>tra. Finalmente, en la 5",;:;:;,-,:„•-Sección XIIÍ , planteamos la pregunta de cómo íyi prV ,el desarroUo por medio tie las revoluciones pue-vjfg,'.., .'de ser compatible con el cará'cter aparentenjerite ;-.,•.;•' único del progreso científico. Sin embargo)'* para •->• esta pregunta^, el ensayo sólo proporcionará, los íw,--.- trazos generales de una respuesta; que depende

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UN PAPEL PARA LA HISTORIA 31

de las características de la.comunidad científica .y que requiere m.ucha exploración y estudio com­plementarios.

Indudablemente, algunos lectores se habrán preguntado ya si el estudio histórico puede efec-.tuar el tipo de transformación conceptual hacia: el que tendemos en esta obra. Se encuentra-dis-, ponible todo un arsenal de dicotomías, que. su­gieren que ello no puede tener lugar de manera apropiada. Con demasiada frecuencia, decimos que

-la historia es una disciplina puramente descrip­tiva. Sin embargo, las tesis que hemos sugerido son, a menudo, inteipretativas y, a veces, norma­tivas. Además, muchas de mis generalizaciones se refieren a la sociología o a la psicología social de los científicos; sin embargo, al menos imas cuantas de mis conclusiones, cóiresponderi tradi­cionalmente a la lógica o a la epistemología. En el párrafo precedente puede parecer ihcluso que he violado la distinción contemporánea, muy in­fluyente, entre "el contexto del descubrimiento" y "el contexto de la justificación". ¿Puede indicar algo, sino una profunda confusión, esta mezcla de,campos e intereses diversos?

Habiendo estado intelectualmente formado én\ esas distinciones y otras similares, diñ'cilmente pódria resultarme más evidente" su importancia y su fuerza. 'Dui-ante muchos años las consideré casi como la naturaleza del conocimiento,y,.;^Gr^:.. todavía que, refonnuladas de manera apropiada,' tienen algo importante que comimicanios. Sin , embargo, mis tentativas para aplicarlas, incluso grosso modo, a las situaciones reales en que se obtienen, se aceptan y . se asimilan los conoci­mientos, han hecho que parezcan extraordinaria­mente problemáticas. En lugar de ser distincio­nes lógicas o metodológicas elementales que, por ello, serían ante],iores al análisis del conocimien-

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,32 UN-PAPEL PARA LA PIISTORIA

to científico, parecen ser, actualmente, partes integrantes de tm conjunto tradicional de res­puestas substantivas a las pregimtas mismas so-, .bre las 'que han sido desjalegadas. Esta círcula-ridadno ias invalida en absoluto, .sino .que las convierte eri partes de una teoría y, al hacerlo, las sujeta al mismo escrutinio aplicado regular­mente, a las teorías en-otros campos. Para que su contenido sea' algo más que pura abstracción,

- ese .contenido deberá descubrirse, observándolas en 'su aplicación a los datos que se supone que deben elucidar. ¿Cómo podría dejar, de ser la

.hi.síoria de la ciencia una fuente de fenómenos 'alóS: que puede pedirse legítimamente que se apli­quen las teorías sobre el conocimiento?

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.EN ESTE ensayo, /ciencia normal' significa inves­tigación basada fírmemíinte en una o más reali­zaciones científicas pasadas, realizaciones que al­guna comunidad' durante cierto su práctica posterior; En la actualidad/ esas rea-lÍ2:aciones son relatadas, aunque raramente én su forma original, por los libros, de texto científicos, tanto elerqentales como avanz3.dos: Esos libros de texto exponen el cuerpo de la teoría aceptada, ilustran muchas o todas sus aplicaciones apropia­das y comparan éstas con expeiimentos y obser-, vaciónes de condición ejemplar, .^ntes de que esos' libros se popularizaran, á comieiiJíos del siglo xix

. ,(e incluso en tiempos,más.recientes, en las cien-; cias que han madurado últimamente), muchos. ;• de los libros clásicos ^famosos de ciencia .desem-:/peñában una función similar. La Física de.Aristó-/'teles,' el Álnmgesto_ de-. Tolomeo, los Principies y l:-la Óptica de Newton, la Electricidad de Franklin, |< au: Química de, Lavoisier y la' Geología de Lyelí-.fp^estas y muchas otras obras sirvieron imph'ci-I, taménte, durante cierto tiempo, para definir los-;/problemas y métodos legítimos de un ca^po de la :'.^investigación para generaciones sucesivas de cien-i^tíñcos. Estaban ;fen condiciones de ha.cerlo ^sí, ^^^^if:y.^^^i ^;.debido a-qhe compartían dos características ¿sen-^'W^^-^''5lñ||^^; / r '/cíales. -Su logro carecía siificieníemente de pre--^^ ^cadentes como para haber podido atraer a un '/grupo duradero de pñrtidari.os, alejándolos de los ^aspectos de competencia de la actividad científica. iíí/Simultáneamente, eran lo bastante incompletas j ipara dejar muchos .problemas para ser resueltos Sí^ór el'redelimiíado grupo de científicos. '&(.-'''•' - •"-? 3-1'

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DE LAS REVOLUCIONES I CIENTÍFICAS ^

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Para que el cultivo de la historia de la ciencia adqxiiera cabal sen- \\ tido y rinda todos los ñutos que promete, se impone el examen de}. ciertas coyunturas, propias del desenvolvimiento científicQ. La ¡ "revolución científica" es quizá la circunstancia en que el desa- Í rroUo de la ciencia exhibe su plena peculiaridad, sin que importe 1 gran cosa de qué materia se trate o la época considerada. \ El presente trab^o es un estudio, casi único en su género, de las •

'l "revoluciones científicas". Basado en abundante material, prin-, cipalmente en los campos de la física y la química—, procura; esclarecer conceptos, corregir malentendidos y, en suma, demos- 'i trar la extraordinaria complejidad del mecanismo del proceso [

, científico, cuando es examinado sin ideas preconcebidas: más de j, una sorpresa nos reserva este camino, "más de un recoveco del-análisis incita a protestar con vehemencia antes de quedar con-vencidos. A fin de cuentas, el itinerario que parecía simple y ra- '• cional resulta ser complejo y proteico. J

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32 UN PAPEL PÁRÁ Ux HISTORIA

to científico; parecen ser, actualmente, pártiss integrantes de um conjunto tradicional de res­puestas, substantivas a las preguntas mismas so-"

.bre las'qué han sido .desplegadas.^Esta circula-rídad no las invalida en absoluto, .sino .que las convierte eñ partes de una teoría y, al hacerlo; las sujeta al mismo escrutinio aplicado regular­mente a las teorías en otros campos. Para que su contenido sea algo más que pura abstracción, ese contenido deberá descubrirse, observándolas en su aplicación a los! datos que se supone que deben elucidar. ¿Cómo podría dejar de ser la historia de la ciencia una fuente de fenómenos a los que puede pedirse legítimamente que se apli­quen las teorías sobre el conocimiento? ;

•ILIÉL CAMINO HACIA LA: CIENCIA NORMAL ^

E N ESTE ensayo, 'ciencia normal' significa inves- ; . tigación basada firmemente I en tma p más reali- ; zaciones científicas pasadas,;realizaciones.que al- : guna comunidad científica-particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior» En laj actiíalidad, esas rea­lizaciones son relatadas, aunque raramente én su ; fonna original, por los libros.de texto científicos, tanto elementales como avanzados; Esos libros de: texto exponen el cuerpo de lá teoría aceptada, ilustran muchas ó todas sus aplicaciones apropia­das y comparan éstas con éjqperimentos y obser­vaciones de condición ejemplar. Antes de que esos, V

• libros se:popularizaran, á córiiienzos del siglo xix (e incluso en tiempos más recientes,' en las cien­cias que han. madurado últimamente), muchos Y de'los libros clásicos famosos de ciencia desem-5; peñaban tmá función similar. La Física de Aristó-; teles,"el Álmagésto dé Tolomeo, los .Principios yi'. la. Óptica de Newton, la JB/ecírtctíZad; de Franklin, -

<4a¿QM£?nica de Lavoisier y la Geoíogía de Lyelí J ' ^ ^ s t a s ,y muchas otras obras sirvieron implíci-| .taniénte, durante cierto tiempo, para definir los;

'problémas'yníétodos legítimos de unxampo de la, • investigación parageheraciones sucesivas de cien-V tíficos. Estaban en condiciones de hacerlo así, I debido a que compartían dos características esen-t

"ciales. Su logro carecía suficientemente de pre-; cedentes como para haber podido atraer a un'^

. grupo duradero de páirtidarios, alejándolos de losi aspectos de competencia déla actividad científica,!

^ Simultáneamente,: eran lo bastante^incompIetasS para dejar muchos problemas para ^ser resueltos! por el redelimitadb grupo de científicos. 4

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n H A C I A LA CIENCIA NORMAL

Voy a Uamár, de ahora én adelante, a las reali-zkeipnes. que comparten esas dos características,

. 'paradigmas', término que se relaciona estrecha­mente con 'ciencia normal-. Al elegirlo, deseo su-jgerir que algunos ejemplos aceptados de la prác­tica científica' real —ejemplos que incluyen, al raismo tiempo, ley, teoría, aphcación e instni-mentación— proporcionan modelos de Jos que surgen tradiciones partictüaimente coherentes de ínvestigación/científica. Ésas son las tradiciones que describen,los historiadores bajo rubros tales

^ como: 'astronomía tolemaica' (o 'de Copémico'), • dinámica aristotélica', (o 'newtoniana'), 'óptica •

corpuscular' (u 'óptica de las ondas'), etc. El es­tudio de los paradigmas, incluyendo muchos de los enumerados antes como ilustración, es lo que prepara principalmente al estudiante para entrar^ a formar parte como naiembro de la comunidad

'científica particular con la que trabajará, más tarde. Debido; a que se:reúne con hombres que aprenden las bases de su campo científico a parrí tir de los mismos modelos concretos, su práctica subsiguiente" -raramente despertará desacuerdos • rsobre los fundamentos claramente expresados.! iJLos hombres-cuya investigación se basa en para-: digmas compartidos están., sujetos a las,mismas reglas y normas para la práctica científica. Este compromiso ,y .el consentimiento aparente qtie,; provoca son-grequisitos previos para la.ciencia normal,, es decir, para la génesis^ y la. continua­ción de tma tradición particular de la investigación. .científica." ; -.;;"..-:..> i, ; Debido a qiie en este ensayo el concepto,, de .

paradigma reemplazará frecuentemente a diversas • nociones familiares; será preciso añadir algo más respecto a st introducción. ¿Por qué. la realiza­ción científica-concreta! como foco de entrega pro-. fesional, es anterior a )os diversos conceptos, le-

M

HACIA LA CIENCIA NORIVÍAL 35

yes;: teorías y puntos de vista que ptieden abs­traerse de ella? ¿En qué sentido es el paradigma compartido una unidad fundamental para el es­tudiante del desarrollo científico, una unidad que no, puede reducirse plenamente a componentes-atómicos lógicos que pudieran aplicarse en sú ayuda? Cuando las encontremos en la Sección V,, las respuestas a esas preguntas y a.otras simila­res resultarán básicas para la comprensión tanto de la ciencia : normal como del conpepto aso-' ciado de los paradigmas. Sin embargo,'esa discu­sión más abstracta dependerá de una exp,osición previa de ejemplos de la ciencia normal o de los paradigmas en; acción. Eñ particular, aclarare­mos esos, dos conceptos relacionados, haciendo; notar que puede haber cierto tipo de investiga-; ción científica sin paradigmas o, al menos, sin;

..los, del tipo tan-ineqm'voco y estrecho como los.

.; citados con anterioridad. La adquisición de un'--••paradigma y del'tipo más esotérico de ínvestiga-l^^óñ que dicho paradigma pennite es un signo de^ •'madurez e| el desarrollo de cualquier campo cien­tífico dad^; .-;;.,; -- Si el historiador sigue la pista en el tiempo.-al conocimiento ;ciéntífico de cualquier grupo se--

-leccionado de fenómenos relacionados, tendrá ;"probabihdades de. encontrarse con alguna varían- ; tei,menor, de tih*patrón que ilustramos aquí a

.partir.de ía historia de la óptica física. Los libros de texto de fi'sica, en la actualidad, indican al • estudiante'que la luz es fotones, es decir, entida-• des mecánico-cuánticas "que muestran ciertas ca-; racteristicas de ondas y otras de partículas. La investigación se lleva a cabo de acuerdo con ello . o, más bien,, segiín la caracterización más elabo­rada y matemática de la que se deriva.'%sa verba-, lización usual, .Sin embargo, esta caracterización de la luz tiene, apenas, medio siglo de antigüedad.

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36 HACIA LA CIENCIA NORMAL ; :

Antes de que fuera desanrollada por Planck, Eins-" tein y otros, a comienzos ele este siglo, los textos de física indicaban que la luz era ,un moviDoientó ondulante transversal, concepción fundada eri un paradigma, derivado, enJúltima instancia, de los escritos sobre óptica de Young y Fresnel, a co­mienzos del siglo XIX. Tampoco fue la teoría de las ondas la primem adoptada por casi todos los profesionales de la ciencia óptica. Durante el siglo xvni, el paradigma para ese campófue pro­porcionado por la óptica de Newton, que ense­ñaba que la luz era corpúsculos de materia. En aquella época, los físicos buscaron pruebas, lo cual no hicieron los primeros partidarios de la teo­ría de las ondas, de la presión ejercida por las partículas lumínicas al chocar con cuerpos s6-

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HACU LA CIENCIA NORMAL 37

I Estas transformaciones de los paradigmas de la óptica.física son revoluciones científicas y la tran-, sición sucesiva de un panidigma a otro por me­dio de una revolución es el patrón usual de desa­rrollo de una ciencia madura\','Sin embargo, no es el patrón característico deF periodo anterior a la obra de Newton, y tal es el contrasté,^ que nos interesa en este caso. No hubo ningún pe-, nodo, desde la antigüedad más remota, hasta fines, del siglo xvii, en que existiera una opi­nión única generalmente aceptada sobre la na­turaleza de la luz. En lugar de ello, había nu­merosas escuelas y sübescuelas-,competidoras, la mayoría de las cuales aceptaban'imá ti""otra, va­riante de la teoría epicúrea, aristotélica o plató­nica. Uno de los grupos consideraba que la luz estaba compuesta de partículas que emanan de cuerpos materiales; para otro, era una mQdifi-

3. Xrie History and Presení State of Discoveries Relating to Vishn, Líght, and Colours (Londres, 1772), pp.-. 385-90, de Joseíái Priestley.

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cación del,;medio existente entre el objeto y el ojo; todavía otro explicábala luz en términos de tma interacción entre el medio y tma eman^-'). ;ción del ojo; además; había otras combinaciones • y modificaciones. Cada. üna;délas esqtielas corres- • póndientes tomaba fuerza de Vsu relación con • alguna metafísica particular y todas realzaban, como -observaciones paradigmáticas, el conjunto particular de fenómenos ópticos que mejor podía explicar su propia teoría. Otras observaciones :éran resueltas por medró de élahoraciones ad hoc o permanecían como problemas al margen para una investigación ppsterior.^^

En varias épocas, todas esas escuelas llevaron a cabo contribuciones importantes al cuerpo de conceptos, fenómenos y técnicas del que sacó Newton el primer paradigma casi tmiformemente ^ aceptado para la óptica física. Cualquier definí- :

; ción del científico que excluya al menos a los .; miembros más creadores de esas diversas escue-^ ;las, excluirá asimismo a sus„sücesores modernos. ; Esos hombres eran científicos. Sin embargo, cual-:. quiera que examine una investigación de la óptica .* física anterior a Newton, puede llegar fácilmen-^, te;a la conclusión-de que,; aunque los profesio- \ nales de ese campo eran científicos,¿el-resultado^ neto de su actividad era algo que no llegaba a •

¿ser ciencia. "Al tener la posibilidad de no dar por sentado niagún caudal común de creencias, ;

;cada escritor de óptica física se sentía obligado •. a construir su propio campo completamente, des-;;; de los cimientos. AI hacerlo así, su elección de • ^ observaciones y. de experimentos , que lo sostu- 'I vieran era relativamente libre, debido a que no •; existía ningún conjunto ordinario de métodos o | fenómenos que;cada.escritor sobre la óptica se J

2 Histoire de ta lumiére, de Vasco RoncM, traducción ;; ; de lean Taton (París, 1956), capítulos l-rv.. .: }

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•I i HACIA LA CIEÑCU NORMAL

sintiera obligado a emplear y explicar. En esas circunstancias, eL diálogo de los hbros residtantes frecuentemente iba dirigido tanto a los miem- . bros de otras escuelas como a la naturaleza. Este patrón no es desconocido, en la actualidad, en ;nurnerosos campos creadores, ni es incompatible con descubrimientos e inventos importantes. Sin embargo, no es" el patrón de desarrolló que ad-;

:quirió la óptica física después de Newton y que, hoy en día, reconocen otras ciencias nattmales..

La historia dé; la investigación eléctrica duran­te la primera mitad del siglo xviíi proporcio­na un ejemplo; más concreto y mejor conoci­do ; del modo como se ; desarrolla una ciencia, antes de que cuente con su primer paradigma, umversalmente'aceptado. Durante ese periodo ha-

;.bía casi tantas opiniones sobre la naturaleza d e ; • la electricidad como experimentadores importan-, tés, hombres.cómo Haulcsbee, Gray, DesaguHers,.,

.'Du Fay, Nollett,^ Watson, Franklin y otros. Todos : sus numerososíconceptos sobre la; electricidad ; teriían algo cxi ¿omún: se derivaban,-parcialmen-: te, de una u otra versión de la filosofía mecánico-, '-'• corpuscular qué guiaba todas las investigaciones ; cierntífícas, de aquellos tiempos. Además, todos

eran componentes de teorías científicas reales, qué en parte habían sido obtenidas; por medio de! experimentos y observaciones, y que deterrai-;

; naron'parcíalménte la elección y la interpretación •; dei^problemas adicionales a los que se enfrenta-; ' ban las investigaciones. No obstante, aunque to-, I dos los experimentos eran eléctricos y la mayoría, ;: de. los experimentadores leían las obras de los : "demás, sus teorías no tenían sino un mero aire,

defamiha.^

;3 The Development df the Concept of Electric Charge:, Electricity from. the Greeks to Coulomb, de Duané Roller:

? y Duane H. D. Rcíller ("Harvard Case Histories in Expe-;

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HACIA LA CIENCIA NORMAL 39

Un-grnpq temprano de teorías, segtiidoras de la práctica del siglo xvii, consideraban la atracción y la generación friccional como el fenómeno eléc-

. trico fundamental: Este grupo tenía tendencia a considerar la reptilsión como un efecto secunda­rio debido a. alguna clase de rebote mecánico y, asimismo, a aplazar cuanto fuera posible tanto

; la discusión como la investigación sistemática del recién descubierto efecto de Gray, la conducción eléctrica. Otros "electricistas" (el término es de

, ellos mismos) consideraron, la atracción y la re­pulsión como manifestaciones igualmente ele­mentales de la; electricidad y modificaron en consecuencia stis teorías e investigaciones. (En reaUdad, este grupo es notablemente pequeño: ni siquiera^ la teoría de Franklin justificó ntmca completamente la repulsión mutua de dos cuer-

: pos cargados negativa,mente). Pero tuvieron tan­ta dificultad como el primer grupo;para explicar

;.. simultáneainente; cualesqtñera efectos que no fue­ran los más simples de la conducción. Sin em­bargo, esos efectos proporcionaron el ptmto de partida para tm tercer grtipo, que tenía tendencia a considerar a lá; electricidad como un "fluido" que podía circular a través- de conductores, en

nmental Scifence", Caso 8; Cambridge, Mass., 1954); y Franklin and Newton: An Inquiry into Speculative New-

j toman Experimental/Science and Franklin's Work in Elec­tricity as an Example Thereof (Füadelfía, 1956), de L B. Cohén, capítulos vii-xn. Algunos de los detalles analíti-

^ eos del párrafo que.sigue en el texto debo agradecérselos 1 a mi alumno .John L. Heilbron, puesto que los tomé de un

trabajo suyo, todavía no publicado. Pendiente de publica-""i ción, un informe eñ. cierto modo más extenso y preciso

del surgimiento del paradigma de Franldin va incluido " en Ja obra de T. S. Kuhn, "The Functionof Dogma in

Scentifíc* Research ', en A. C. Crombie (red.), "Symposium " ^ on the History of Science, University of Oxford, July 9-T5,

1961", qué; será publicada por Heinemann Educational Books, Ltd., .

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^40 HACIAiA CIENCIA NORMAL ;>

' l u g a r de un "efluvio" que emanaba de los no. conductores. Este grupo, a su vez, tenía; díficul-

..^'tades para'reconciliar ,su teoría con numerosos efectos de atracción y repulsión. Sólo por medio de los trabajos de Franklin y de sus seguidores inmediatos surgió una teoría que podía explicar, casi con la misma facilidad, casi todos ésos efec­tos y que, por consiguiente, podía proporcionar y proporcionó a una generación subsiguiente de "electricistas" un paradigma común para sus in­vestigaciones. , . • ; y--'- ' ; -•

Excluyendo los campos, tales como las, mate­máticas y la astronomía/en los que los primeros paradigmas firmes datan de la prehistoria, y tam­bién los que, como la bioquímica, surgieron por la división o la combinación de especialidades ya madúraselas situaciones raencionadas antes son típicas desde el pimto de vista histórico. :Átm-qüe ello significa que debo continuar empleando la simplificación desafortunada que marca' ,un-

. episodio histórico amplio con un nombre único y en cierto modo escogida arbitrariamente (v.gr., Newton o Franklin), sugiero que: desacuerdos fimdamentales similares caracterizaron, por ejem­plo, al estudio del moviihiento antes de Aristóte- .. les, de la estática antes de Arquímedes, del calor antes de Black, "de la quÍEiica antes de Boyle y Boerhaave y de"'la geología histórica antes de Hutton. V.n ciertas partes de la biología —por ejemplo, el estudio de- la herencia— los primeros paradigmas tiniversalmente acepta.dos-]isqn:) toda­vía más recientes; y queda todavía en pie la pregunta de qué partes de las ciencias, sociales han adquirido ya tales paradigmas. La historia muestra que el camino hacia un consenso fíin;ie de investigación es muy arduo. ;-:

Sin embargo, la historia subiere también cier- . tas razones que explican el porqué de las dificul-:;

HACIA LA CIENCIA NORMAL 41

tádes;;:éncontradas. A falta de tm paradigma o. de algún"; candidato: á paradigma, todos los hechos ; .. que pudieran ser pertinentes para el desarrollo ; '\ de,;una eiejicia^-dada, tienen;probabilidades de pa-.; •;, recer igualmente importantes. Como restdtado de r ello, lá primera reimión de hechos es una activi- ;j dad mudió más fortuita que la que resulta fami- ;;

: liar,.después del desarrollo"científico-subsiguiente.' "• Además; a falta de tma razón pará'buscar algu- í na forma particular de información más recón-dita; la primera reunión de hechos y datos queda ,;;. limitada habitualmente al caudal de; datos de que ,; se dispone. El instrumental resultante de hechos " contiéne-los: accesibles a la observación y la > experimentación casual, junto con algunos de los f datos más esotéricos procedentes dé artesanías ;¿ establecidas, tales como la medicina/la confección |;;. de :calendarios y la metalurgia, i Debido a que las ;;:\ artesanías soii: una fuente accesible dé hechos . que fortuitamente no podrían descubrirse, la tec-.: '• nología ha desempeñado frecuentemente un papel ;: vital en el surgimiento de nuevas cienctas:| , ;

P,ero, atmque este tipo de reunión de^Üatos ha- : sido esencial para el origen de muchas ciencias: ' importantes, cualquiera que examine, por ejem-, :. pío, los escritos enciclopédicos de Plinio o las; historias naturales; baconianas del siglo xvii, des- cubrirá que: el producto es un .marasmo. En :• cierto modo, uno duda en llam,ar científica a la' literatura resultante. Las '.'historias" baconianas sobre.el calor, el color, er viento, la; minería, etc.,: • están llenas de informes, algunos de;ellos recón-'' ditos. Pero- yuxtaponen hechos, que- más tarde-resultarán reveladores (por ejemplo, ercalénta-;

. miento por mezcla), jtmto con otros {v.gr., el ca-, lor de los montones, de estiércol); que durante;:

. cierto tiempo continuarán siendo demasiado com-^;{ vplejos como para poder integrarlos en tma teoría]; :;

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42 HACU LA CIENCIA NORMAL

bien definida.* Además, puesto que cualquier des­cripción debe ser parcial, la historia natural típica, cor frecuencia omite, de sus informes sumamente-

. circunstanciados, precisamente aquellos detalles que científicos . posteriores considerarán como fuentes importantes de informes esclarecedores. Por ejemplo, casi ninguna de las primeras "histo­rias" de la electricidad, menciona que las gran-; zas, atraídas a una varilla de vidrio frotada, son despedidas nuevamente. Ese efecto parecía me-;

:cánico, no eléctrico.^ Además^ puesto que quien ; reúrié datos casuales raramente posee el tiempo o, la' preparación para ser criticó, las historias naturales yuxtaponen, a menudo, descripciones

; como las anteriores con otras como, por ejemplo, el calentamiento por antiperistasis (o por enfria-,

•miento), que en la actualidad nos sentimos-abso-,! lutamente incapaces de confirmar.^ : Sólo de vez,

en i cuando, como en los casos de la estática, la' dinámica y la óptica geométrica antiguas, los.-

; hechos reunidos con tan poca guía,de una teo--: ría preestablecida hablan con suficiente claridad • como para permitir el surgimiento de un primera paradigma.^

Ésta es la situación que crea las escuelas, ca-, racteristicas délas primeras etapas del desarrollo

* Compárese el bosquejo; de una historia natural del .calor en Noviim .Organum, de Bacon, vol. VIII.de The .Works of Francis Bacon, ed. J. Spedding. R. L.;EUÍS y íD. D. Heath (Nueva York,;i869), pp. 17 203.

? Roller y Rollér, op.;aí., pp. 14, 22. 28, 43. Sólo des­pués del trabajo registrado en la última ,de esas citas obtuvieron los efectos repulsivos el reconocimiento gené-

. ral: como inequívocamente'eléctricos. ''•'-.'.'• ' . « Bacon, op. cit., pp. 235, 337, dice: "El agua ligera­

mente.tibia es.más. fácil de congelar que la que se en-; cuentra completamente fría." Para un informe parcial ; de la primera historia de esta extraña observación, véase. : Márshall Clagett, Giovanni Marliani and Late Medieval ; Physics (Nueva York, 1941), capítulo iv. ,

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HACÍA LA CIENCIA NORMAL 43

de tma ciencia. No puede interpretarse ninguna historia nattiral sin, al menos,, cierto caudal im­plícito de creencias metodológicas y teóricas en­trelazadas, que pennite Ja selección, la evaluación y la crítica. Si este paudal de creencias no se en­cuentra, ya implícito en la colección de hechos —en cuyo caso tendremos a mano algo más que "hechos simples"— deberá ser proporcionado del exterior, quizá por una metafísica corriente, por otra ciencia o por incidentes personales o histó­ricos. Por consiguiente, no es extraño que, en las primeras etapas del desarrollo de cualquier cien-,cia, diferentes hombres, ante la misma gama de fenómenos —^pero, habitualmente, no los mismos fenónienos particulares— los describan y los in­terpreten de modos diferentes.. Lo que es sor­prendente, y quizá también único en este grado en los campos que llamamos ciencia, es que; esas divergencias iniciales puedan llegar a desaparecer en gran parte alguna vez, '

Pero desaparecen hasta un ptmto muy consi­derable y, aparentemente, de tma vez por todas. Además;; ; su desaparición es causada, habitual­mente, por el, triunfo de una de las escuelas ante­riores; al paradigma, que a causa de sus propias creencias y preconcepciones, características, hace hincapié sólo en alguna parte especial del "con-

. junto demasiado grande e incoado de informes. ,iLos electricistas;, que creyeron que la electricidad

v.era tm fluido y que, por consiguiente, .concedie-Zron uña imporiancia especial' a. la conducción, r?proporcionan un ejemplo excelente. Conducidos" • : por esa creencia, que apenas podía explicar la Jcpnocida multiplicidad de los efectos de atrac-,Jción y repulsión, varios de ellos tuvieron la idea i^e embotellar el fluido eléctrico. El fruto inme-liíiato ;de sus esfuerzos fue la botella de Leyden, 'Sun .artefacto que nunca hubiera podido ser descu-

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44'. HACIA LÁ CIENCIA NORMAL

bierto por un hombre que explorara la naturaleza . fortuitaníente o al azar, pero que, en efecto, fue

descubierto independientemente al menos por dos -••-^' investigadores,, en los primeros años de la'dé­

cada de 1740." Casi; desde el; comienzo de sus : investigaciones sobre la electricidad, ;Fran3dija se-

interesó particulamiente en explicar el" extraño; y, en aquellos tiempos, muy revelador, aparato especial. El éxito que tuvo al hacerlo proporcionó; el más efectivo de los argumentos para convertir ;, su teoría en un paradigma, aimque éste todavía •-no podía explicar tód^s^los casos conocidos de reptilsión eléotrica,^ .íPara ser aceptada como ^ paradigma, una-teoría debe parecer mejor que sus competidoras; pero no necesita explicar y, en efecto, ntmca lo hace, todos los hechos que se puedan confrontar con ella._.

Lo que hizo la teoría íe l fluido eléctrico, por el subgrupo que la sosíem'a, lo hizo después el; . paradigma de FranMin por todo el grupo de los ; electricistas. Sugirió qué experínientos váh'a la pena llevar a cabo y cuáles no, porque iban én-

. caminados hacia manifestaciones secundarias o demasiado, complejas de la electricidad. Sólo que el paradigma hizo su tnibajo de,manera mucho .-,. más eficaz, en parte debido a que la conclusión del debate interescolar puso punto final a la reite­ración constante de fundamentos y, en parte, de-

. bido a que la confianza de que se encontraban en el buen camino animó a los científicos a em^ prender trabajos máS:precisos,;Lesj3rt,éri¿Os,-y, con- ; .. suntivos.^ Libre de la preocupación por cualquier „.

"^ Roller y Roller, op. di., pp. 51-54. s El caso más molesto ersi el de la repulsión mutua

de cuerpos cargados negativamente. Véase Cohén, op. cit., -. "pp. 491-94, 531-43. ; - -..;'' :

» Debe hacerse notar qué la aceptación de la teoría de Franklin no concluye totalmente el debate. En 1759, Ro­bert Symmer propuso una versión de dos fluidos de la. „.

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HACU LA CIENCIA NORMAL 45

¡fenómeno eléctrico y por todos aJa vez, el grupo; >; tinido de electricistas podía ocuparse de fenóme-" •.nps;;seléccionados de una manera mucho más de- ; ;; ;tallada,, diseñando nmcho equipo especial para lav f tarea ;y empleándolo de manera ;inás tenaz y sis-; ^ temática de lo que'lo,habían hecho hasta enton-¿ % ; ees-los; electricistas. Tanto la reunión de datos; JS y hechos como la formulación de teorías se con-:; í virtieron en actividades dirigidas. La efectividad^ í y la eñciencia de la investigación eléctrica au- " } .mentaron consecuentemente, proporcionando evi- í deñcia al apoyo de una versión societaria del; •; agudo aforismo metodológico de Francis Bacon r " "La verdad surge; más fácilmente del error que/ ? de la confusión". ' -; ; ;:: Examinaremos la naturaleza de esta investiga-" ;•: -.ción dirigida o basada en paradigmas en la sec-;' ;:; ción siguiente; pero antes, debemos hacer notar ;j brevemente cómo el surgimiento de" tin paradigma'; |; afecta a la estructura del grupo que practica en >íj ese campo. En el desarreglo de tma ciencia na- -;f; ;türál, cuando un individuo o grupo produce, por ^ •primera vez, tina síntesis capaz de atraer a la --. mayoría de ; los profesionales de la generación ; siguiente, las escuelas más antiguas desaparecen ,; gradualmente. Su desaparición se debe,, en parte,

;teoría y, durante muchos años, a continuación, los eléc- ; tricistas estuvieron; divididos en sus opiniones sobre sí la electricidad era un'fluido simple o doble. Pero los deba­tes sobre ese tema confirman sólo lo .qae se ha dicho an­tes , sobre la manera en que tma realización universal-mente reconocida, sirve para unificar a la profesión. Los ,

¡electricistas, áim cuando a'!ese respecto continuaron divi­didos; llegaron rápidamente a la conclusión de que nin-, guna prueba experimental podría distinguir las dos versio­nes de la teoría y que por consiguiente eran equivalraites. Después de eso, ambas escuelas podían explotar y expío-; taren todos los beneficios proporcionados j)or la teoría de Franldin (ünd., pp. 543^, 54a-54).- ^ ...10 Bacán, op.cit., p.,-210. . ,.:. ,: ;

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a ía conversión de susniiembros al nuevo para­digma. Pero hay siempre hombres que se aferran a alguna de las viejas opiniones y, simplemente, se les excluye de la profesión que, a partir de entonces, pasa, por alto sus trabajos. El. nuevo paradigma implica una definición nueva y más rígida del campo. Quienes, no deseen o no sean capaces de ajustar su trabajo a ella;deberán conti­nuar en aislamiento O unirse a digCm otro grupó.^ Históricamente, a menudo se han limitado a per­manecer en los departamentos de la filosofía de los que hian surgido tantas ciencias especiales. Como sugieren esas indicaciones, es a veces sólo la recepción de un paradigma la que transforma a un grupo interesado i previamente en el estudio de la nattnaleza en una profesión o, ai menos, en una disciplina. En las ciencias (aunque no en campos tales;comp la; medicina, la tecnología y el derecho, cuya principal razón de ser es una ne­cesidad social extenia), la formación de periódi-

n La historia" de la electricidad proporciona un ejem­plo excelente, que podría duplicarse a partir-de las carre­ras de Priestley, Kelvin y otros. Franklin señala que Nollet, quien, a mitades del siglo, era el más influyente de los electricistas continentales, "vivió lo. bastante como para verse como el último miembro" de "su secta, con excepción del Señor B.— su alumno y discípulo inmedia­to" (Max Farrand [ed.l, Benjamiri Franklin's Memoirs [Berkeley, Calif., 19493, pp. 384-86). Sin embargo, es más interesante la resistencia de escuelas enteras, cada yez más aisladas' de ía ciencia profesional. Tómese en consi­deración, por ejemplo, el caso de la astrología; que anti­guamente era parte integrante de la astronomía. O pién­sese en la continuación/a fines del siglo xvm y princi­pios, del XIX, de ima tradición previamente respetada de química "romántica". Ésta es la tradición discutida, por Charles C. Gillispie en "The Encyclopédie and the Jacobin Philosophy of Science: A Study in Ideas and Consequen-ces", Criticat Problems in .• the History of Science, ed. Márshall Clagett (Madison,'Wis., 1959), pp. 255^9; y "The Formatibn of Lamarck's, Evolutionary Theory". Archives iñtemationales d'htstoire des scíences, xxxyn (1956), 323-38.

HACIA LA CIENCIA NORMAL" 47

cos" especializados, la fundación de sociedades de " especialistas y la'exigencia de un lugar especial en el conjimto, se han asociado, habitualmente, con la primera aceptación por un grupo de tm paradigma simple. Al menos, ése era.el caso entr e,.. . el momento, hace siglo y medio, en que se desa- " rroUó por primera vez el patrón institucional de ' la especialización científica y la época muy re- : cíente en qué la especialización .adquirió un pres-"..^ tigio propio.:;.; •" - r

La definición más rígida del grupo científicp;,.; tiene otras consecuencias. Cuando un cientíñ-"". co individual ;ÍE>uede dar por sentado un paradig-.;' ma, no necesita ya, en sus trabajos principales, tra- . tar de reconstruir completamente su campo, desde sus principios, y justificar el uso de cada con­cepto presentado. Esto puede quedar a cargo del; escritor de libros de texto. Sin embargo, con un libro de texto, el investigador creador puede iniciar su investigación donde la abandona el librp; y: así concentrarse exclusivamente eja los aspec­tos más sutiles y esotéricos de los'fenómienos na--.turalés que interesan a su grupo. Y al. hacerlo ,así, sus comunicados de investigación, comenza-;: rán a cambiar en formas cuya evolución ha sido ; .muy poco estudiada, pero cuyos productos finales ;:.modernps son evidentes para todos y abrumado-,;;res para muchos. Sus investigaciories no tendrán ;..que ser ya inclttidas habitualmente en un libró •;; ;;.dmgido, como Experimentos...: sobre electrici-Tdadyd& Franklin, o el Origen de las especies, de ijparwin, a cualquiera que pudiera interesarse por l^ l tema principal del campo. En lugar de ello J,;se presentarán normalmente como artículos bre- . |¿y^ dirigidos sólo a los colegas profesionales, a . iM? hombres cuyo conocimiento del paradigma V pfíípmpartido puede presumirse y que son los únicos Incapaces de leer los escritos "a ellos dirigidos.

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En la actualidad, en ;ias ciencias, los libros son habituahnente textos o reflexiones retrospectivas sobre algún aspecto de la vida científica. El cien­tífico que escribe uno de esos libros .tiene ma­yores probabilidades de que su reputación pro­fesional ;sea dañada que realzada. Sólo en Jas

---- primeras etapas del desarrolló de las diversas ciencias, anteriores al paradigma, posee el libro ordinariamente la misma relación con la realiza-, ción profesional que conserva todavía en,otros;:, campos creativos. Y sólo en los campos que to-;, davía conservan el libro, con o sin el artículo, ,

. como vehículo para la, comunicación de las in-: veStigaciones, se encuentran tan ligeramente tra-.

" zadas las h'neas de la profesionaíización qué pue­de esperar un profano seguir el progreso, leyendo los informes originales de los profesionales. Tan­to en la matemática como en la astronomía, ya desde la Antigüedad los informes de investiga­ciones habían dejado de ser inteligibles para un auditorio de cultura general. En la dinámica, la investigación se hizo similarmente esotérica a fines de la Edad Media y volvió a recuperar su inteligibilidad, de manera breve, a comienzos del ' siglo xvix, cuando un nuevo paradigma reemplazó / al que había guiado las investigaciones medie­vales. Las investigaciones eléctricas comenzaron a req^uerír ser traducidas para los legos en la ma­teria a fines del siglo xvm y la mayoría de los campos restantes de las ciencias físicas dejaron de ser generalmente accesibles^duránte;^-. el si-

-glo XIX. JDurante esos mismos dos siglos, pueden señalarse transiciones similares en las diversas partes de las ciencias biológicas; en ciertas par­tes de las ciencias sociales pueden estarse regis­trando en la actualidad. Á-mquese ha hechbha-bitual y es seguramente apropiado deplorar^ el. . abismo cada vez mayor que separa al científico ,

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: profesional de sus colegas en otros campos, se •dedica; demasiado poca atención • a la relación ^ csenciar entre ese. abismo y los -mecanismos in-,trínsecos^dfel-progreso científico,

g;; Desde la Antigüedad prehistórica, tm campo de; /estudio .tras otro, han ido cruzando la línea divi-: • s6ria;éntre lo que un historiador podría llamar ;• su prehistoria como Ciencia y su historia propia-.:,• mente dicha. Esas transiciones a la madurez ra-•Jramente han sido tan repentiaas e. inequívocas; .:cómo mi exposición, necesariamente esquemática,;

:•. pudiera implicar. Pero tampoco han sido histó­ricamente graduales, o sea, coextensivas con el

" desarrollo total de los Campos en cuyo interior tuvieron lugar. Los escritores sobre la electrici­dad, durante las cuatro primeras décadas • dél;

•siglo xviix, poseían muchos más informes sobre : los fenómenos eléctricos que sus predecesores

del siglo XVI. Durante el medio siglo posterior a 1740, se añadieron a sus listas muy pocos tipos . nuevos de fenómenos eléctricos. , Sin embargo, en ciertos aspectos importantes, los escritos de; Cavendish, Coulomb y Volta sobre la electrici­dad, en el último tercio del siglo xvm parecen más separados de los de Gray, Du Fay e, incluso, FrankHn, que los escritos de los primeros descu­bridores eléctricos del siglo xvm de aquellos del siglo xvi. 2 En-algún momento, entre 1740 y 1780,

J-2 Los desarrollos posteriores a Franklin incluyen un aumento inmenso de la sensibilidad de los detectores de cargas, las primeras técnicas dignas de confianza y difun­didas generalmente para medir la carga, la evolución del

^concepto de capacidad y su relación con una noción nue­vamente refinada de la tensión eléctrica, y la cuantifíca-ción de la fuerza electrostática. Con respecto a todos esos puntos, véase Roller y Roller, op. cit., pp. 66-81; W.

C Walker, "The Dctectzon and Estimation of Electric Charges in the Eighteenth Contury", Annals of Science, . I (1936), 66-100; y Edmund Hoppe, Geschichte der Elek- -triziíat. (Leipzig, 1884), Primera Parte, capítulos m-rv. ^

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pudieron ios; electricistas, por primera vez, dar :por sentadas las bases de su campo. A partir de • ese ptmto, continuaron hacia problemas más con­cretos y recónditos e informaron cada vez más de los resultados obtenidos en sus investigacio­nes en artículos dirigidos a otros electricistas, más que en libros dirigidos al mundo instruido en general. Como grupo,' alcanzaron, lo que ha­bían logrado los astrónomos en la Antigüedad y los estudiosos del movimiento en la Edad Me­dia, los de la óptica física a fines del siglo xvii y los de la geología histórica a" principios del ^ siglo XIX. ó sea, habían obtenido tm paradigma ' capaz de guiar las investigaciones de todo el grupo. Excepto con la ventaja de la visión retrospectiva, es difícil encontrar otro criterio que proclame con tanta claridad a un campo dado como ciencia.

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III. NATURALEZA DE LA CIENC3:A NORÍtóL

¿CüÁi es pues la naturaleza de la investigación niás profesional y esotérica que peimite la acep­tación poá un grupo de tm paradigma único? Si el paradigma representa un trabajo que ha sido realizado de una vez por todas, ¿qué otros pro­blemas deja para que sean resueltos por el grupo tmido? Estas preguntas parecerán todavía más apremiantes, si hacemos notar ahora tm aspecto en el que los términos utilizados hasta aquí pue­den conducir a en'ores. En su uso establecido^ im paradigma es un modelo o patrón aceptado y

; este aspecto de su significado me ha permitido apropiarme la palabra 'paradigma', a falta de otro término mejor; pronto veremos claramente que el sentido de 'modelo' y 'patrón', que permiten la apropiación, no es enteramente el ustjal para deñ-nir 'paradigma'. En la gramática, por ejemplo, 'amo, amas, amaf es un paradigma, debido a que muestra el patrón o modelo que debe utili- : zarse para conjugar gran número de otros ver­bos latinos, v.gT.: para producir *laudo, laudas, laudaf. En esta aplicación común, el paradigma funciona, pennitiendo la renovación de ejemplos cada uno de los cuales podría servir para reem- . plazarlo. Por otra parte, en una ciencia, un para- ,• digma es raramente un objeto para renovación^ .

I En lugar de ello, tal y como una decisión judicial aceptada en el derecho común, es un objeto-para

'una mayor articulación y especificación, en. con- -'diciones nuevas o más rigurosas. , Para comprender, cómo puede suceder esto, debemos- reconocer lo muy limitado que puede , ser un paradigma en alcance-y precisión en el ' momento de su primera aparición. Los paradig-,

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: . BIBLIOGRAFÍA -

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H. ¿OUHIKK, Les années d'apprentissage de CCS-de Saint'Svmon, en L«¡ Soseau á'Or, tomo n, págs, 139-206, W29..

CAPÍTULO DÉCBIOQTJINTO

LA riLOSOFÍA. SOCIAL EN FRAIíCIA (continuación): AUGUSTO COMTE

Ang:nsto Comte, nacido en Montpellier en 1798, fué alumno de la Escuela Politécnica en 1814 7 1815; fué secretario de Saint-Simon-des­de 1817, a su lado esbozó un sistema de .poKtica positiva y le abando^ nó en 1824j después de pubHear la Separación general entre las opinio' nes y los deseos (1819), Ápreciacién sumaria dd conjunto del pasado mo­derna (1820) y Plan de losirábajos científicos necesarios para reorganizar la sociedad. Comienza en 1826 las lecciones de su primer curso de ,ñr-losofía positiva ante un auditorio dé sabios, entre los que se hallaban d fisiólogo BlainvÜle y el matemátijo Poinsot; este curso quedó interrum­pido por una crisis cerebral de Comte seguida de larga depresión me­lancólica. Eeanudó su curso en 1829 y sobre él publicó un primer tomo en julio de 1830; los tomos siguientes aparecen en 1835, 1838, 1839 y 1S42. Estos escritos son completados por el Discurso spire el espíritu.-posüivo (1844) y el Discurso solre el conjunto del positivismo (1848), "Vivía Comte pobremente en su situación de profesor auiHiar de la Es­cuela Politécnica, sin conseguir que le nombraran catedrático en tal Escuela ni le dieran la cátedra de Mstoria de las ciencias en él Colegio de Francia, que en vano pidió a Guizot en 1833; en el prólogo del VI volumen del Curso explica todos sus reveses, atribuyéndolos a la estre­cha especialización de los-sabios. A partir de este momento, Comte vive principalmente de las contribuciones voluntarias de los amigos del posi­tivismo. En 1844 conoció, a Clotüde de Vaui, quien murió en abril de 1846; este amor malogrado le inspiró una religión de la Humanidad, de la que se proclamó primer pontífice y cuyos ritos debían ser presidi­dos en gran parte por el recuerdo de CUotilde. El Sistema de política positiva (1851-54), el Catecismo positivista (1852) y la Síntesis objetiva o síntesis tiniversal de las condiciones propias dél estado normal de la Eumanidad (1856), son los principales escritos de este período. Murió

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720 FBIMESA MXTAJ> LSL SIGLO XIX

en 1857, cuando proyectaba, para los diez años próximos, una serie de publicaciones sobre el sistema de moral, el sistema de industria positi­va y la filosofía primera.

I. — EL PUNTO DE PARTIDA DE COMTE

¿Cuál es el motivo principal del pensamiento de Augusto Comte I ¿Es una reforma de las ciencias, una reforma intelectual como la de •DescartesI ladudahlemente no: su objeto es la reorganización de la so­ciedad, y, para lograrla, la reforma intelectual; se procede mal, según él, queriendo rehacer la sociedad por una acción práctica directa, acu­sación dirigida contra fourieristas y sansimonianosi pues hay que dar primero a la inteligencia nuevos hábitos acordes con el actual estado de progreso del espíritu humano. Morada en conjunto, esta manera de ha­cer depender el progreso político del progreso general del saber, es <iomún a. una grism parte de la filosofía política: basta citar é. nombre de P'latón y el de todos los fÜósofqs del siglo SVÜI; sin embargo, esta

_ depMidencia ha sido concebida de ,,dos formas muy diferentes. Cuando ¡se habla de los progresos del Éfabíí, se puede pensar en el espíritu cien-tífíco en general, en el método, !pero también en la creación de una ciencia particular que tendría por.:.,objeto: .,1a sisciedad; la República de Platón une los dos puntos. deiíTÍsta, puesto qiie trata a la vez de la estractura social y del métodoígeneral de las ciencias; en cambio, la Política de Aristóteles se ocupa sólo de la ciencia social, como cosa se-.parada, y la ^tica considera formalmente la vida científica como aislada ^ d lazo social.-Esta antítesis'domina toda la historia de la filosofía po­lítica: Pensadores como Hobbes tienden a subordinar la poKtica a una .filosofía científica; otros, como Montesquieu, proceden al contrario, al modo de Aristóteles. En el siglo X v u I se ven claramente ambas corrien­tes en la Enciclopedia; la felicidad de la sociedad es esperada aquí a veces de un desenvolvimiento general de la razón, iluminada por las ciencias que se -refieren directamente a los hechos sociales, como la eco­nomía política. Puede decirse que Augusto Comte une las dos corrientes. . Ko cree que el espíritu científico tenga por sí solo la virtud de organizar la sociedad; debe fundamentar una'ciencia de los fenómenos sociales, sia la cual se permanece en este estado de especialización dispersiva que Comte reprocha acremente á los sabios de su tiempo; pero tampoco cree que la sociología pueda fundarse de otro modo que por una extensión del método científico al estudio de los fenómenos sociales,, lo que no es

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posible más' que si se ha recorrido la escala enciclopédica de las ciencias; por lo que es tan hostil a la economía política como a todas las doctrinas que pretenden tratarlos hechos sociales sin preparaeióü previa; ciencias de este género, como toda la ''filosofía moral" salida de Descartes, se equivocan al estudiar los fenómenos más complicados sin fundar su estu­dio sobre el de los más simples (Curso, 4^ ed. frane-, VI, pág. 253); estas disciplinas caen en manos de .literatos que son ''filósofos incompletos" y que degradan la filosofía reduciéndola a una especialidad. Liutilidad (y aun perjuicio) del espñitu científico aislado de la ciencia social, im­posibilidad de la ciencia social sin la jerarquía completa de las ciencias: soÍL los dos temas constantes de Comte. Pero a estos dos temas se añade un tercero, totalmente independiente de los dos primeros: lá - antítesis entre las épocas críticas o revolucionarias' y las orgánicas o estables; se ve aquí la inspiración de las'filosofías antirrevolueionarias de Maistre, Bonald y Saint-Simon, para quienes revolución: y anarquía son.la inisma cosa: tm intento de destrucción de los poderes legítimos (temporales i> espirituales) que. llega finalmente hasta la familia y la propiedad; y la tarea de los regímenes posteriores a la Kevolución es la restauración de los poderes que habían sido conmovidos por la crisis. El sustrato de esta antítesis es a su vez la antítesis entre las dos teorías sobre la naturaleza de la sociedad: una, que reduce la sociedad a una multitud de individuos que por propia iniciativa hacen un contrato conjunto, y 'la otra, que admite realidades sociales trascendentes a los individuos.

Se ve cómo va unida esta antítesis a las circunstancias históricas de entonces; pero, en Comte, se combina con un cuarto tema, tomado de la filosofía del siglo XVUI: la tesis del progreso. Nace de aquí una apre­ciación muy diferente de la historia. Entre los reaccionarios, la antítesis •tenía como consecuencia práctica la restauración de los poderes anterio­res, y éste filé el móvil de la política francesa desde la época de Napo­león,- inás patente con la Santa Alianza. Para C!omte, al contrario, el •pasado no debe volver; la Kevolución era una crisis indispensable. En una época orgánica hay que distinguir dos elementos que Bonald con­funde: tiene razón al pensar que no hay poder social sin creencia que lo fundamente, ni poder temporal o espiritual (esto es discutible) sin la creencia en el derecho divino; pero se eqxiivoca al pensar -que no. hay más creencia en que fundar la sociedad que la creencia teológica; si fuera así, habría que desesperar de toda organización; porque la filosofía del siglo X V í n y la Kevolución, que es su consecuencia, suprimieron ias creencias teológicas y, sin embargo, hicieron una obra legítima y nece­saria; tales creencias se basan en una ilusión, denunciada definitiva-

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722 QUIMERA MITAD HBL SIGLO XIX

mente por el progreso de las ciencias positivas; el objeto final de Comte es, por tanto, el inismo que el de Bonald: la restauración -de los poderes temporal y espiritual; pero estos poderes estarán fundados en creencias

-que, siendo tan eficaces como las teológicas, resistirán, además, victorio­samente a la crítica filosófica, determinando una estructxira social idén­tica, en general, a la estructura tradicional en Occidente desde la edad media, con dos poderes (espiritual y temporal), con familia y con pro­piedad; y, asegurando su solidez y legitimidad, una creencia. que tenga toda la positividad exigida por el espíritu científico. Comte no hace innovaciones en la estructura social, a la que considera inmóvil y, -por tanto, incapaz de progreso; de aquí, el título de estática- con que la estudia; ^áo el progreso está en las creencias, que son sus fundamentos, las que pasan del estado teológico,, ya caduco, al estado po­sitivo.

: Comprendido.así, el tercer tema tiende a abarcar los dos primeros; porque, según Comte, la ciencia social, injertada sobre el conjunto de las otras ciencias, debe proporcionar el bloque de creendas indispensables para la organización social Se ve paralelamente la razón del enlace de los dos primeros teínas, tan frecuentemente separados antes de Comte. El espíritu científico, sin la sodología, sería puramente crítico y nega­tivo, y el estadio de los hechos sodales, no apoyado en las demás dendas, estaría hecho de afirmadones arbitrarias; por tanto, gracias a la unión de estos dos temaS, el problema de la reorganózadón sodal, erróneamente planteado por las escuelas tradidonalistas, podrá ahora ser resuelto. Comte apoya también, con sentido totalmente nuevo, el progreso sodal sobre el progreso de las dendas; pues tal fórmula significaba en el si­glo XVJII el aumento de la feliddad de la niayoría por la difusión de la razón, mientras que, para C3omte, significaba el aumento de solidez de las institudones sodales por el complemento sodológico dado a las ciendas; se trata en el primer caso de im progreso que asegura al hombre más poder sobre la naturaleza; en el segando, de un cambio que le da mayor seguridad en las instituciones sodales.

De aquí, los juidos de Comte sobre los acontecimientos históricos hijos de la Kevoludón: El problema constantemente planteado a los go­biernos en este período en que las creencias teológicas han caído y las positivistas no han nacido, couüsiste en el mantenimiento de la unidad sodal con una doctrina contraria a toda unidad; la única soludón prác­tica del problema es la dictadura, que actúa sólo por autoridad; la asam­blea que mejor comprendió esto fué la Convendón; Danton tiene todas las simpatías de Comte por haber visto daramente que un régimen tran-

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sitorio ..necesitaha una dictadura provisional; ataca, en cambio, a la Constituyente por su régimen parlamentario imitado de Inglaterra y EUTrano intento de "convertir así las coneepdones críticas en concepdo-nes orgánicas" (lo que equivaldría a hacer de la negadón del derecho divino al prindpio positivo del gobierno del pueblo por sí mismo); fos-

. tiga a los girondinos por haber querido contrariar el esfuerzo jacobino para contener la tendenda a la disgregación; llama a Bobespierre "am­bicioso sofista" y "reacdonario retrógrado" por haber instituido el culto de la Kazón de acuerdo con Rousseau o por haber querido restaurar la democracia antigua. El movimiento de Babeuf contra la propiedad, también inspirado en Rousseau, es condenado por diversas razones, pues el socialismo va unido a la estruetara sodal misma, cuyo demento per­manente es la propiedad {Curso, IV, 289-320).

Sólo la dictadura escueta, sin doctrina, parece bien a los ojos de Comte; y no fustiga en Napoleón al dictador, smo al retcógrado, al hom­bre salido de una dviüzadón retrasada; en páginas esraritas en la época en que Luis Felipe, restauraba la memoria de Napoleón, Comte habla de la "extraña aberración" que es proclamarle el principal representante de la Revolución. Después de Napoleón, Frauda ha pasado de la Restau­ración —vano ensayo de restablecer, contra la crítica, doctrinas caducas-ai gobierno de Luis Felipe, que renuncia deddidamente a establecer orden alguno intdectual o moral; la Monarquía de julio, esdaya de los intereses materiales, meramente represiva y de ningún modo directiva, ya que ha renunciado a todo establecimiento de orden espiritual, es d tipo exacto de la filosofía negativa que no conoce más dominádón espiritual que la dd periodismo {Ihid., 324-331).

Después del golpe de Estado de 1852, cuando Omte creía inminente el advenimiento dd régimen positivista, las mismas consideradones le hacen entusiasta de Napoleón HI : Su golpe de Estado representa el paso del "vano intento parlamentario, propio de la transición inglesa", a "la fase dictatorial, único gobierno verdaderamente francés". Esta "dictadura empírica", sin doctrina, destinada sólo a la lucha contra la anarquía, tiene su natural aliada en la "doctrina orgánica" del positi­vismo; y termina su proclama con una llamada a los conservadores, a quienes muestra d positivismo como único medio de disciplinar a los revo­lucionarios {PoUtica positiva, II , prólogo, págs. sn y xxsn), Y no hay contradicdón entre esta última actitud y las promesas que había hecho al proletariado en la revoludón dd 4S, pues entonces la dictadura estaba" en d proletariado, al que creyó convertir a su doctrina. Las ten-dendas liberales o constitucionales que condena siempre que se le pre-

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724 rSIMJSHA MITAL'BEL SIGLO XIX COMTB 725

fient3n,Ie parecen definitivahiente abolidas en 1852. " S i la presente dic­tadura aborta por retrógrada- —^predice" en una carta a Celestino" de Blig-

-néres—• otra vendrá; peiro d tiempo^ de las asambleas está irrevocable­mente agotado, salvo breves posibles Intermedios, que harán resaltar aun más la necesidad de la-dietadura".

La tesis política de Comte es «lárá: unidad social a toda costa; por la unidad de doctrina, cuando sea posible y, cuando no; por una dic­tadura provisional; pero la doctrina positivista debe asegurar de modo definitivo esta uaddad que ha destruido la doctrina teológica.

H . - - L A REFORMA INTELECTUAL Y L A S CIENCIAS POSITIVAS

• La reforma intdectual es, por tanto, primordial en Comte; pero no es fácil definirla. • Las ciendas positivas que forman el contenido de la doctrina intdectual, tienen^ como muestra su 'historia, condidones inma-^ nentes de desarrollo, sin más'fin que la investigadón de la verdad; por este desarrollo, libre de toda sujedón a uñ fin externo, han podido nacer las matemáticas de Arquímedes^ la física de'Galileo y de Netvton ó la química de Lavoisier; podrán tales cónociniieiitos so: aplicados inmedia­tamente a la vida material o social, y hHtá" pueden tales apíicaeiones ser e n - d espíritu del sabio d motivó def la investigadón, pero todo eHo en nada altera laübér tad de esta búsquedal E n Comte, las ciendas posüivas son un medio'para la reforma sodal ; directamente" o no, todas van orde­nadas a ta l fin y, .este fin no impide que la certeza de ellas sea buscada exdusivamente en la observación y en el razonamiento; si en nada afecta a la objetividad de los resultados, puede afectar, y en Comte lo hace notablemente, la direcdóri y los límites de tales investigadones. E n todo d Curso de filosofía positiva hay un áonflicto subyacente entre la libertad radical de la ciencia y las exigencias que se le imponen como medio;-de suerte que, en -rartud de tal confHcto, una doctrina que no parecía hecha más que para introducir d espíritu -positivo en todos los domioios, ó ignora o critica eieri;as direcdones efectivas de las ciencias, restringiendo a veces su campo de iuvestigadón.

Po r ejemplo:, en matemáticas, Comte es hostil al cálculo de proba­bilidades creado por Laplace; en astronomía, condena todo esfuerzo para determinar la eonstitudón'física de los astros y es enemigo de toda cos­mogonía que sobrepase los límites del sistema solar; en" física, no quiere que se intente determinar la constitución de la materia, y considera a los sistemas del tipo del mecanicismo cartesiano como semimetafísieas; en

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biología, condena toda teoría acerca de la evolución de las. espedes, igual que, ;en,:socipjogía,: toda investigadón,-sobre d origen histórico de las sodedades,: .- " • ' . •'

Todas-estas exdiisiones, tan contrarias algunas a las tendencias* ac­tuales de la dencáa, proceden d d mismo espmtu que asigna a cada cien-d a una -fundón precisa y limitada por la naturaleza propia de su. objeto; aplicando directamente las matemáticas a los fenóínenos sodales, d cálculo de probabilidades sale de los límites de la c ienda; Ja astrofisica.es incom­patible con la astronomía, que estudia la materia únicamente- en cuanto que -está sometida a fuerzas centrales; el mecanicismo físico-químico O ato­mismo, redudendo los objetos de la física y de la química a . materia escueta, anula d objeto de la .cienda; otro tanto hacen las doctrinas genéticas en biología o. en sociología- ;

Donde mejor se manifiesta este espíritu es en- la concepdón de con­junto de la dencia. Las d e n d a s buscan leyes o relaciones constantes entre los fenómenos e ignoran -la naturaleza íntima y las causas de las realidades o .esencias. La física de Newton, tal como lo entendía d si­glo X V i n , -sustituía con la determinadón de las leyes la vana investi­gación de las causas; d objeto de esta susti tudón era unificar p o r medio de la,ley fenómenos de aspecto muy diferente; d movimiento ne-wtoniano tenía, pues, como corolario, el esfuerzo hacia ia unidad de. la ley. Lo que constituye, por d contrario, d carácter d d legalismo de Augusto Comte es que admite en sí la multiplicidad de esencias y, con eUa, la multipÜ-ddad de leyes: el tema de la jerarquía de las esencias -riene, por tanto, a contrariar o, al menos, a modificar notablemente la idea fundamental del legalismo. Se ve aquí l a misma influencia que se halla en la filo­sofía de la naturaleza; se han creado después de -Newton"dendas basadas en fuerzas irreductibles a la gravi tadón: electriddad, magnetismo, qiíí-mieas y biológicas; y no se pretende conocer la esenda de estas fuerzas, como no se conoce la de la gravitación, sino que se buscan meramente las leyes de su acdón: ley de la distribudón del magnetismo y de la deetr iddad en parte positiva y parte negativa, la ley de las proporciones definidas de la química, etc.; de la diversidad de leyes se va a l a diver­sidad -de fuerzas, cuya acción es calculada por aquéllas; se continúa, por tanto, fid al espíritu legalista de los newtonianos, y- lo_ que parecía ser una jerarquía de esencias al modo de Aristótdes, no es realmente SÍQO una jerarquía empírica de leyes colocadas ordenadamente unas so­bre otras. • _

Así, la concepción de la dencia como búsqueda de leyes continúa en Comte una tradición que no ha sido alterada por el descubrimiento de

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ciendas nuevas, pero en él toma un carácter particular que la enlaza con ciertas corrientes dentíficas de su tiempo. Comte ha sido atraído por.la teoría matemática de Fourier sobre d calor. (^) Descubre y expresa Fou-

-rier las leyes matemáticas de la propagación d d calor sin hacer hipótesis alguna sobre su naturaleza (reorín-aíwiííiícct del calor, 1822), mientras que la fisica matemática, tal como la condbe Laplace, por ejemplo, va siempre unida a hipótesis mecánicas acarea de las moléculas; para Cointe, la hipótesis mécáoica que denomina semimetafísica, no es más justificable en las dencias que cualquier otra de las hipótesis aristotélicas sobré las esendas cualitativas. Análogamente buscaba Cuvier las leyes de la f r a c ­tura dd ser vivo, sin hipótesis alguna sobre.la naturaleza de la -rida, y Chevreul es, en quícnica orgánica, ante todo, un clasificador. Se ve d conjunto de tendencias representado por Comte, quien puede escribir: "Todos los buenos espíritus reconocen hoy que nuestros estudios reales están estrictamente drcunscritos al análisis de los fenómenos para descu­brir sus leyes efectivas" {Curso, n i , 209; 39).

Por otra parte, esta concepdón de la dencia está unida al modo como se enfoque ia reforma intdectual; se trata de sustituir las coneep­dones subjetivas de la edad teológica y metafísica acerca de las realidades productoras de los fenómenos, por coneepdones puramente objetivas; hay que "transformar el cerebro humano en un reflejo fid dd orden externo" {Política positiva, 11, 382). Conforme a esta fórmula, haj que pensar eii todas las ciendas, lo mismo en ia sodología que en la astronomía, signi­ficando aquí la palabra orden la fijeza de la estructura de las cosas; la inteligencia humana no tiene en sí principio de orden, debUidad que Comte denuncia constantemente {Curso, VI, 3.93-194; 278); su orgamza-dón pretende ser siempre d reflejo de un orden externo, ya d d orden fictido que se da en el estado teológico, ya dd real, propio del estado positivo. Refuta expresamente y varias veces la tesis del espiritualismo de Cousin que pretende alcanzar por la observación interna y la reflexión sobre si los principios de la inteligencia; esta crítica se refiere más a una teoría dd conodmiento fundada en la observación psicoló^ca que a la psicología misma como cienda de los fenómenos de concieada; la iateli-genda no podría .descubrir sus propios principios sino moddándose sobre, d exterior y no por un vano retorno sobre sí misma. Esta concepdón

.de la iateligenda és solidaria de la concepción legalista de la ciencia; porque su pretensión no puede ser fundada sino en d caso de que el

COMTE 727

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(1) BACHELAND, Éíiíáe sur Vevolution d'un probléme de physique, cap. 1: Comte y rouñer , pág. 55, París, 1927; cfr. BESTICELOT Un romcntisme tiítlMCÍre. I , 236; 295.

orden que refleje no sea imaginario, y lo es en cuanto no es verificado o, al menos, -verificable por la experiencia; toda hipótesis directamente xnve-rifíeable, axm estando de acuerdo con todos los hechos, como lo estaban en la época de Comte las hipótesis d d éter .luminoso o de los fluidos déctricos, quedan absolutamente condenadas, siendo la anticipadón de una ley d único tipo permitido de hipótesis. La congénita debüidad de la inteligencia no tiene otro remedio que esta fidelidad a lo real, injustifi­cada a su vez si las dencias no quedan limitadas a la determinación de las leyes.

Comte no pretende definir las esencias que distinguen a los objetos de 1^ dendas; no hay en él definidón alguna de la vida, como tampoco la hay de la cantidad o de la sodedad; son espidas distintas que sólo coñxdden en los caracteres lógicos llamados por la lógica corrioate exten­sión y comprensión,_y que Comte denomina generalidad y complejidad; las esendas son, según él, órdenes que siguen una complejidad creciente y nna generalidad decredente; es ésta una nueva fórmula de nna vieja idea, y quiere decir, que su riqueza en comprensión aumenta a medida que sa extensión disminuye: consideradón que permite clasificar las rea­lidades aun ignorando su naturaleza profunda. De aquí las seis dencias fundamentales que dominan las artes o técnicas procedentes de días: las matemáticas estudian la cantidad, la realidad más simple>e indeter­minada ; la astronomía añade a la cantidad la fuerza, y estudia las masas dotadas de fuerzas atractivas; la física añade a éstas la cualidad, y se ocupa de las fuerzas cualitativamente diferentes, como el calor, la luz, etc.; la qtúmica se deva a materias cualitativamente distintas; la biología trata de la vida, en que se añade a la materia bruta la organización; final­mente, la sodología estudia la sodedad, donde se unen conjuntamente los seres vivos por un lazo independiente de su organismo. Esta jerarquía de las sds dencias fundamentales indica también d orden histórico nece­sario en que han naddo, por no poder d espíritu pasar al objeto más complicado sino partiendo dd más simple; las matemáticas y la astrono­mía existen desde la antigüedad, mientras que la física nace en d siglo XVII; la química comienza con Lavoisier, la biología con Bichat y la sodología con Comte, según dedaradón propia. Este orden lógico e his­tórico es, al mismo tiempo, pedagógico, constituyendo las matemáticas la introducción dd saber y la sodología su coronación.

El Curso de füosofía positiva, que se ocupa sucesivamente de las seis dendas fundamentales, no es un tratado sobre d método; porque ( m ,

• 68) "el método no puede ser estudiado con verdaderay fecunda eficacia sino en sus aplicadones más extensas y perfectas"; la lógica general.

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aislada de todo. razonamiento determinado, debe ser sustituida por las matemáticas (III, 290). Tampoco es un mero resumen dd estado, en que entonces,'estaban las dencias;. porque, en nombr.e dd :po;?itivismo, Comte ju2iga a los sabios de su tiempo y les indica d camino que deben seguir; es un ensayo de coordinadón dd trabajo científico después de estudiar metódicamente las rdadones. mutuas entre las ciencias, de ias que unas, aun sin organización pre-ida, usan procedimientos que parecerían exdusivos de las otras (HI, 69); así: d procedimiento.esencial de la físi­ca es la observadón, d de la química la experimentadón y el de la biología la comparadón; pero no es menos derto que la química, por ejemplo, .emplea el método biológico de dasificadón: "Considerado estas notables armonías espontáneas y estas amplias aplicadones mutuas entre dencias vulgarmente tratadas como aisladas e independientes, las diversas dases de sabios acabarán sin duda por comprender la realidad y utüidad de la concepción fundamental de esta obra:, la cultura radonal, y, sin embargo, especial, de las diferentes ramas de la filosofía natural bajo d impulso preyio y la dirección preponderante de -un sistema general de filosofía positiva, base común y lazo uniforme de todos los trabajos ver­daderamente científicos".

Entonces será cada dencia comprendida de acuerdo a su. papel en el todo. "Para concebir daramente d verdadero carácter general de

: una denda cualquiera, es indispensable primeramente. suponerla per­fecta y entenderse inmediatamente con las dificultades fundamentales más o menos grandes que efectivamente presenta esta perfecdón ideal" (II, 276). . -

Veamos la concepción que, siguiendo este método, se hace Comte de cada una de las cinco primeras' dendas fondamentales."

Las matemáticas, en primer lugar, se desarrollan históricamente yen­do de lo concreto a lo abstracto; Descartes ha reduddo la geomeixía al número; sus sucesores han hecho lo mismo para la mecánica, y Fourier acaba de hacerlo para la termología; fenómenos naturales cada vez más complejos quedan así representados por fundones. Pero lo abstracto es siempre en Comte independiente de lo concreto; las matemáticas, en su parte más abstracta: el análisis, tienen, pues, por objeto d estudio . de las funciones por sí, independientemente de su significación concreta. La historia dd análisis en los tiempos modernos muestra, según Comte, cómo tiende hacia la unidad y al rigor lógico perfecto; así se ve dara­mente en los destinos dd análisis trascendente, creado por Leibnitz y Nevrton y visto durante mucho tiempo como un cuerpo extraño, de gran : imperfección lógica; por ejemplo, d método de Leibnite"consiste én d i - , -

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minar en los resultados los .-auxiliares infinitamente pequeños que le han servido,.en d cálculo; pero ¿con qué- derecho se hace tal eliminadónf El mismo Ldbnitz compara sus mínima a granos de arena, lo qué hace de su método un cálculo de aprosimadón, a menos que se demuestre, como hacía Carnot, que los errores cometidos se compensan. El análisis trascendente alcanzó su perfección desde d día en que fué reducido por Lagrange al análisis ordinario,. gradas al empleo • de ,las fundones deri­vadas. En general, el artifído que-consiste en emplear, en, lugar de las magnitudes, las. fundones '.unidas a días: exponendales, logarítmicas y circulares (en Euler y BernouUi) contribuye a esta unidad.de las mate­máticas, y su progreso es posible por la-invendón de.nuevos auxiliares de este género. En cambio, Comte no cree en una extensión indefinida de las matemáticas, y así, apoyándose en Lagrange, considera quimérica la solución general de ecuaciones. de un grado cualquiera- - . •

La geometría es la primera de las dencias naturales:-contiene pro­posiciones que es inútÜ intentar demostrar analíticamente. Descartes ha indicado el fin al que debía orientarse: a reducir, por-el artificio de las coordenadas, la sitüadón a la magnitud, para expresar analíticamente Jas formas; su ideal sería expresar todas las formas posibles de modo que jamás quede en descubierto ante las formas reales que la naturaleza nos presente; así: el descubrimiento de Eeplero hubiese sido imposible sin los trabajos de la geometría gñega. sobre la elipse y sin la fdiz coincidencia de ser elíptica la órbita planetaria. Si la geometría analítica alcanza su fin, no necesitará depender de estos fortuitos hallazgos; a él se aproxima, efectivamente, por las investigaciones de los geómetras que han extendido d método de Descartes a las superfides curvas o curvas de doble curvatura (Clairaut) y a las líneas o superfides discontinuas (Fou­rier), por la clasificación de las familias de superfides de Monge.

Es gran error en mecánica el intentar demostrar proposiciones fundamentales sólo obtenibles por observación, tales como la ley de la composidón de las fuerzas: Lagrange ha mostrado la insuficiencia de las demostraciones intentadas por BemouUi, D'Alembert y Laplace: d demento irreductible al análisis, ya presente en geometría, crece en me­cánica, cuyos tres grandes principios: igualdad de la acdón y la reacdón, inercia e independenda de movimientos, resultan de la observación. En cambio, por medio de estos principios,- pueden transformarse en teoremas demostrados un gran número de propiedades del movimiento directa­mente comprobadas; tal es, entre otras, la conservación de las fuerzas vivas, que Comte no quiere coiisiderar como una ley primera de la natu­raleza. Es curioso que el principio donde mejor se ve hoy la necesidad

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de recurrir directamente a la experiencia: d prindpio de Carnot, sólo fuera considerado por Comte como expresivo de las pérdidas de energía détidas a los frotamientos en la transformadón dd calor en movimiento.

La astronomía positiva, fundada sobre la ley newtoniana de gravi­tación que reduce a unidad las tres leyes de Keplero sobre las órbitas de los planetas, ofirece, según Comte, d moddo de positividad, a con­dición de que no salga de su dominio que es d sistema solar; nada nos dice que la gravitadón, conodda por la observadón de los planetas, se extienda más allá del sistema solar; gracias a ella, la nodón dd mundo limitado al sistema solar es una nodón positiva, pero no lo es la dd universo. La dinámica celeste tiende a demostrar la permanenda e inde­pendencia de nuestro sistema; su permanencia, porque todas sus pertur-. badones periódicas y de larguísimos períodos, tienden a volver a colocar d sistema en su primitivo estado; su independencia, porque la distancia de las otras estrellas debe hacer imperceptibles las perturbaciones pro­cedentes de los otros mundos. A la cosmogonía metafísica de Descartes, que parte de una hipótesis arbitraria sobre d modo de producción de los fenómenos, se opone la cosmogonía de Laplace, que considera al Sol con un movimiento de rotadón uniforme y no se remonta más allá del estado que precede inmediatamente al nuestro. Se ve cómo, para seir posi­tiva, la astronomía debe limitarse en el tiempo y en d espado y no ser ni astronomía estdar, ni astrofísica.

La física, por el contrario, nos muestra el tipo de "una ciencia cuya positi-vidad es aún incompleta. Una de las reglas que da Comte para discernir la positividad es la siguiente: cuando no se puede reducir una investigación física a consideraciones analíticas sino mediante una hipó­tesis sobre la estructura de los cuerpos, se está aún eñ plena metafísica. En este sentido, las partes de la física pueden alinearse en el orden si­guiente, en que la parte de consideraciones' estructurales para establecer las ecuaciones de los fenómenos y, por tanto, la ausencia de positi-ridad, va en aumento: barología, termolo^a, acústica, óptica y dectrología. Hay, por ejemplo, contraste perfecto entre el eanpléo del análisis en la ter­mología, hecho por Fourier, quien capta una ley numérica de la pro-pagadón del calor en el conocimiento inmediato del fenómeno, y d empleó que de él se hace en^acústica y en óptica, reduciendo el fenómeno a un proceso mecánico o geométrico.

La positividad se reconoce, además; por los dos caracteres siguientes: la previsión de los fenómenos y la acción que sobre ellos tenemos. Pero, a través de la jerarquía de las dendas positivas, cada uno de estos ca­racteres crece cuando el otro decrece; así, en astronomía, la previdón es

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perfecta y nuestra acción es nula; en biolo^a, la previsión es muy in-derta'ó poco precisa, pero nuestros medios de acdón'^-aumentan singu­larmente. La física se halla a este respecto en un estado" intermedio.

Otra señal de positividad es el carácter rdativo de las leyes; no hay, según Comte, leyes verdaderamente universales, porque nó es lícita la polarizadón fuera de los límites de la observadón'r-ya'heníos'visto, a propósito de la atracdóri, que no nos será permitido" extendei-ía más aUá del sistema solar. Pero Comte va más lejos: El físico Eegñaúlt. repetía poi- entonces las experiendas sobre las que se estábledó la ley de Mariotte y mostraba que la ley deja de ser verdadera habiendo inüy'altas o muy bajas presiones; Comte condena estas, investigadones como contrarias a la verdadera positividad que designan aquí nuestras neceddades y _nues-tro uso; la ley de Mariotte es una ley sendUa que basta a nuestras 'nece­ddades; las investigaciones que puedan hacerse fuera de los límites de la experiencia corriente, son inútiles y, ademán infinitas. El exceso de precisión es incompatible con la existenda de las leyes (VI, 638):-^Pero Comte, en su repudio de la investigadón de lo absoluto, no se aperdbe de que rechaza las investigadones precisas que han sido la base de los grandes progresos de la física.

T otra señal de la positividad de una deuda es la manera' cOmO establece las rdadones de parentesco entre los-diversos fenómenos;'d anáHsis matemático, aplicado directamente y sin hipóteds sobre la estruc­tura, puede revelar estos,parentescos; así, las ecuaciones de la propagación del calor de Fourier corresponden a la marcha de las ordenadas de una línea recta y a la ecuadón dd movimiento uniforme: he aquí una analogía positiva bien diferente de la que se intenta entre la luz y d sonido, por ejemplo, redudéndolos al movimiento de un fluido.

La química es la cienda en que cesa definitivamente todo empleo del análisis matemático; está, además, muy lejos de la perfecdón que le corresponde; su poder de previsión es débil y sus explicadones poco coherentes. Debe, en primer lugar, librarse de las hipótesis metafísicas que la estorban: la de -la unidad de la materia, fundada sobre un deseo irreflexivo de unidad del entendimiento que se erige como ley; la de las afinidades, cuya completa relatividad de carácter ha sido mostrada por BerthoUet, puesto que no hay afinidad invariable; la de la diferenda entre química inorgánica y química Orgánica,-hecha únicamente en vista dd origen de los cuerpos que se estudian, y que ya no era admitida por Chevreul, y la reducción de la afinidad quimiea a la fuerza déctrica, que incluiría a la química en la física. La química, en espedal la cuan­titativa, se orientaba entonces hacia la hipótesis atómica, gradas a la

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ley de las propordones definidas; es-una tendenda que-Comte condena vivamente, atacando a la ley. misma; tal ley no permite la-previsión; nos dice cuáles serán -las proporciones de los .componentes si d compuesto se produce, pero no que se producirá; además, Comte acepta las críticas de BerthoUet, quien ve en esta ley la excepción y no la regla; las .solu-dones y- las aleadones, que se hacen en cualesqoiera-proporciones, son parientes de los.-hechos químicos; los compuestos llamados orgánicos no tienen propordón definida. Comte guarda toda su simpatía para la quí­mica dasificadora y cualitativa, que es la parte positiva de la quínñea, para el descubrimiento dd amoníaco por BerthoUet, quien generaliza así la nodón de ácido, para las investigadones electroquímicas de Eerzdius y para la síntesis de la urea, conseguida por "Wohler.

La concepción. comtiana de la biología positiva se apoya prindpal­mente sobre el Curso de fisiología (1829-1832). de BlainviUe. El problema biológico consiste. en descubrir la fundón, cuando se conoce d órgano, y d Órgano, cuando se conoce la función; d estudio de los órganos es la estática o anatomía; d estudio de las funciones, la dinámica o fisio­logía; la biología es la unión íntima de la estática y de la dinámica; y la vida misma puede definirse como un doble movimiento de composición y de descomposición o, mejor, de absordón y exhaladón. Comte considera imposible el método.de experimentadón,en biología, por no ser posible operar aisladamente sobre un órgano a causa de su enlace con los otros; pero la patología, que estudia las alteraciones de los órganos y de las funciones, es una como experimentadón espontánea, ya que, según expre­sión de Broussais, lo patológico no difiere de lo fisiológico. Condena las investigaciones cuantitativas en biología, pues los fenómenos vitales no son, a causa de su complicación, calculables, y la química numérica es • inaplicable a cuerpos cuya composidón molectdar varía constantemente; aquí el único instrumento de investigadón es la comparación, el estudio ^comparado de los órganos a través de todos los términos de la'serie ani­mal, a partir dd hombre considerado como el más devado; la anatomía positiva ha comenzado con la anatomia comparada de Daubenton y de • .Chivier; y la comparadón de un órgano con otro (por ejemplo, la analo--gía descubierta por Bichat' entre el sistema cutáneo y- d sistema mucoso) continúa constituyendo su priadpal procedimiento.

La biotasda o' dasifícación juega, por tanto, un papel principal a título, no de fin, sino de medio metódico, con la sola condidón de que esté preparada en -pista de la comparación, es dedr, que la posición de un organismo en la dasificadón debe dedarar su naturaleza. La biotaxia no es, pues, un artifido iqnemónico, sino un método natural,que nos

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COMTE 733

muestra h.- "verdadera jerarquía orgánica"^ la serie-lineal d i que, par­tiendo dé lo inferior, se ve crecer poco o poco la diversidad de los órga­nos,-la 'actividad y el número de las .fundones. Comte está di' pro de Cu-pier y" en * contra de Lamarck; la teoría de la descendencia privaría de todo medio metódico a la biología; "lá realizadón predsa de la serie

los organismos que no se adaptan a éL desaparecen. Es d'prÍn.cipÍo de las condidones de existencia,' que juega d papd dd antígñd*-prindpio de finalidad; y Lamarek niega tal equilibrio a expensas ddmedio!,^"- - .

La misma exigencia de positividad que le' lleva a" condenar' las ante­riores tentativas de experimentadón y cálculo y la teoría de'la descen­dencia, le conduce en estática o anatomía a limitar la investigíación' á los tejidos y a los Órganos, restringiendo las investigadones nÜéroscópicas cuyo abuso sugiere la idea ' 'de cierta quimérica tarea de una espéde de mónadas orgánicas que serían los verdaderos -donentos primordiales de todo cuerpo vivo".- Más allá dd tejido no hay nada, puesto que no

•hay organizadón. Esto niega toda orientación hacia la teoría edular que -había dé renovar la biología; para Comte, -una teoría de este "género tendería a confimdirse con esas metafísicas que vai la vida poi- todas partes y confunden la vitalidad con la espontanddad- , • •

En la dinámica o biología, Comte distingue —con Bichat-^ el estudio de la vida orgánica y el de la vida animal; pero, contrariamente* a él .y de acuerdo con BlainviUe, las dos propiedades de la vida animal: irri­tabilidad y sensibilidad, son asignadas exclusivamente al- tejido muscular la primera y al nervioso la segunda, sin querer reconocer propiedad al­guna distinta que no tenga una sede anatómica distinta. E l prindpio que dice: no hay fundón sin órgano, le lleva a adherirse entusiástica­mente a la frenología de Gall, ya que ésta señala a la5 funciones intdec-tuales y m.orales una sede orgánica precisa, a cada fondón una región distinta de la corteza cerebral, conforme a la verdadera tendencia posi­tiva, y hasta considera que esta visión biológica de las facultades inte­lectuales es d mayor servieio que la biología presta al positivismo universal

La psicología, limitada a la concienda, resultaba ser d estudio de -una fxmción sin órgano, lo que 'es contrario al buen sentido filosófico; la ideología, al dar primacía a la intdigeneia y al cálculo, de donde hace depender los sentimientos y el instinto, y al reducir la inteligencia a la sejisadón, desemboca en la doctrina de Helvecio: igualdad de las inteli­gencias y dd egoísmo. Gall parte del innatismo de las disposidones fun­damentales de cada individuo y de la pluraUdad de,facultades irreducti-

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bles; por donde permite evitar la creencia en una modificadón arbitraria e indefinida de lo real por la educadón, como la condhe Hdvedo. La .unidad del yo que podría oponerse a esta dispersión de facultades yuxta­puestas no es más que un reflejo de la teoría teológica de la unidad dd alma. Comte no admite, sin embargo, las fantásticas locaíizadones de Gall; hasta juzga indispensable apartar provisionalmente toda investigadón anatómica del análisis psicológico de las facultades, y ve un medio de análisis en las monografías acerca de los sabios y artistas eminentes y en los estudios de patología mental; por tanto, si bien está lejos de Cousin y de Condülac, está, a pesar de su frenología, muy cerca de la psicología, en d sentido moderno de esta palahra.

En total, su concepdón de la fisiología, que sólo enfoca el reparto de fundones distintas en órganos distintos con orden totalmente fijo e in­variable, refleja daramente d espirita que vamos a ver afirmarse en su sodología- Se ve cómo d ideal científico se desplaza poco a poco desde las matemáticas hasta la biolo^a; la perfecdón de la dencia-está menos en la precisión de las detemiinadones que en la armonía de las coneep­dones, y, en este sentido, la fisicoquímica, condenada a ir de las partes al todo, es inferior a la biosociología, que va del todo a las partes. El conjunto de las ciendas positivas, visto desde el trono de la sodología, forma ahora un sistema cuya unidad culmina en la sodología; comienzan estudiando d medio físico de la sodedad (astronomía, física y química), continúan con d estudio dél agente sodal (biología) y sé completan con d de la sodedad misma; la radonalidad de las matemáticas se muestra, impotente con sa desastrosa indiferenda por las cosas morales, pero la sodología tiene nna racionalidad superior a la de todas las otras dendas, ya que establece d ascendiente dd espíritu de conjunto sobre d espíritu de detalle.

III. — LA SOCIOLOGÍA

La sodología de Comte (quien introduce tal término en el Curso,-tomo rV, pág. 185) presenta, en su constitución definitiva, los rasgos siguientes: La estructura social existe en sí, con caracteres -u órganos" permanentes que persisten en medio de los progresos; hay una estática sodal que determina estos órganos y que es totalmente independiente de' la dinámica social que enderra las leyes del progreso; es, por tanto, ocioso remontarse al origen de las sodedades y querer construirías o re­construirlas conforme a un plan racional, como han hecho los filósofos d d siglo XVIII. Para tales filósofos, no existía otra filosofía sodal que

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COMTE 735

la dinámica, que se vanagloria de explicar d origen mismo de las socie­dades; pero, para Comte, la dinámica está subordinada a la estática; d progreso viene del orden; por lo que no hará más que perfeedonar los dementos permanentes de toda sociedad: reli^ón, propiedad, familia, lenguaje y acuerdo dd poder espiritual y del poder temporal .¡. ; ílsta sumisión de la- dinámica a la estática clausura el período crítico y revoludonario durante d cual, muy al contrario, se biiscába en la géne-ds y d progreso de la sodedad la razón de su estructura. Una drcuns-tancia podría impedir el captar d sentido y alcance de esta transforma-don: En su primera obra. Curso de filosofía positiva, ComtQ se ocupa ead únicamente de la dinámica, mientras que en d Sistema de política hace una amplia expodeión de la estática-, se tiene la impredón de que la dinámica no se basta a sí misma, en otros .términos: de que la ley de los tres estados, que es la ley fundamental de esta dinámica, pre­senta cada uno de eUos y, principalmente, d estado positivo, como origi­nando una estructura social distinta, en cuyo caso la doctrina comtiana tendría modales revoludonarios, lo que está, muy lejos de la verdad,, ya que la estructura social permanece proftmdamente idéntica a. través de su paso por los tres estados (exactamente como en su astronomía los sistemas solar y estdar no cambian y como en su quiónica, y biología las espedes permanecen fijas); no hay pensamiento menos tocado por la idea de la evoludón que d de Comte; los "tres estados" .son aquellos por los que ha pasado la humanidad esforzándose en orgamzar cada vez mejor una estructura social que se mantiene como dato último y fijo. El podtivismo triunfa allí donde han fracasado la teología, la metafísica y la revoludón; instituye una rdigión de la humanidad que une a los hombres mejor que cualquier otra, un régimen de propiedad que desen-vudve los instintos altruistas, una eonstitudón de la familia que confiere a la mujer verdadero poder espiritual, y una organizadón política que pone en su lugar exacto al poder temporal y al espiritual, pero no piensa en crear ni la rdigión, ni la familia, ni la propiedad, ni la separación de los poderes, ya que considera a todo esto como constantes sodales. Las doc-| trinas que niegan estas" constantes o que pretenden destruirlas —como; d sodaiismo— son, para Comte, aberraciones qne ni siquiera refuta.;

La dinámica se reduce a la ley de los tres estados, ley de evoludón! intdectual que no tiene aplicación directa en d dominio de las afecdones y de las acciones, mientras que la estática estudia una estructura social que tiene su raíz en las afecciones humanas, en d egoísmo y d altruismo. Por tanto, si se define al positivismo sólo como la doctrina de la ley de los tres estados, esta doctrina aparecerá en todo y por todo como un

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esfuerzo pai-a no exceptuar dd empleo de los métodos dentífícos-ningún dominio dé la realidad; y esto-es lo-que se ha Uañradó ordinariamente

. la primera filosofía de Comte; a la que Littré quearía atenerse. .Pero, si -no se olvida que la ley de los tres estados no es sino una "dinámica, inse­parable de una estática, se verá en" seguida que esta primera filosofía no tendría sentido alguno, aislada de lo que se Uama ordinaríameñte su segunda filosofía, es decir, la estática o religión positiva, expuesta en el Sistemadla unidad doctrinal es perfecta; sea cual fuere la importancia de las modificaciones que la muerte de Clotilde haya introducido ai su sentimiento religioso- Parece que: d mismo' Comte se aperdbe, a' tra-pés 'de su exposición en d Curso, de cuan insufidente era ía parte reservada a la estática, y anuncia en el tomo VI (pág. 47) ñn tratado espedal de filosofía política (d Sistema de política- positiva), que debía resolver la cuestión dé la estática sodal: la de la- convergencia de las evoludones intdectual, política, sodal y moral, presentadas aisladamente en d Curso. •El Curso da más bien-una filosofía de la historia que una verdadera so-'dología en d seiitido que ha tomado esta palabra en la escuela de Durfc-hdm (mucho más atenta a la estática que a'la dinámica), y quizá los •que' quieren ver en Comte al doctrinario de la unidad orgánica, miren

i con hostilidad al Curso; pero'es indudable que Comte no quiereseparar |, -dd- orden al progreso. •' • * :

',->•• Su filosofía de la historia existe desde los primeros opúsculos y es ! -quizá la parte más antigua de la doctrina." BlPlan de los trabajos nece­

sarios para reorgcmizar la sociedad (1822) {Sistema de política, tomo IT, apéndice, pág. 81) está compuesto de tres partes, teniendo la primera •por objeto los datos históricos sobre la marcha del espíritu humano base positiva de la política, refiriéndose la segunda á la 'educadón positiva, y la tercera a la acción dd hombre sobre la naturaleza; no se trata, pues, de estática social. Esta filosofía^de la historia, como todas las de entonces, nace de la condénela del peUgro que la crisis revolucionaria hada correr a la sodedad; después de muchos otros, Comte ve su origen en la desor­ganización espontánea dd poder espiritual, comenzada en el siglo XIV •y culminante en d XVI con d protestantismo. La filosofía de Hobbes. engendra toda la filosofía negativa dd siglo XVilI, con sa crítica des-' tructora del poder temporal y del espiritual; el éxito de una filosofía tan "débil" como' la dd siglo XVTH sería im. milagro, si no terminara en d movimiento general de descomposidón en que se desmorona. Culmina en la revolución, con su dogma de la soberanía popular, que es una en­mascarada dedaraeión de carencia de todo prindpio positivo; la economía política, con su principio de libre concuiTencia, y la creenda de los legistas

COMTE 737

• ^ ,

en su'poder" de modificar a eapríeho la sodedad' por-las instítudonea políticas, todo ésto refleja igualmente d mismo espirita; negativo. ••-

'- 'Tales comprobaciones no tienen d caiácteir dramáticq'que toman en Maistre o Lam'ennais; es que Comte está convenddo:(yéste es-el pos­talado de toda Eu füosofía de la historia) de que esta; destrucdóñ sólo alcaliza una forma de la sodedad y no la sociedad misma, que-es tan indestructible como el sistema solar o como la serie de'lás-'espedes ani­males; un estado puramente negativo jamás se da solo en la historia; lafsodedad continuará sostenida por d antiguo sistema de ideas que la crítica quiere destruir, hasta que tal sistema sea reemplazado por-:otro qué se elabore poco a poco mientras se destruye d primero. La füosofía comtiana de la historiaj inspirada en Saint-Simon, no es, en modo-'alguno, la misma que la de los sansimonianos; no liay en él época crítica,-propia­mente dicha, sino una época, orgánica que se extingue nñentras' otra se prepara (TV, 411). También la historia de la desorganizadón, red&i expuesta, presenta como reverso la historia de una reorganización' que comienza también desde d siglo 3TV y fué preparada con anterioridad por la capaddad industrial nadda de la liberadón de los ayuntamientos y por la capacidad dentífica que resultó de la introducdón de las cien-das positivas en Europa por los árabes españoles; son tales capaddades las que, por sí"mismas, y oponiéndose al poder militar la urna y al poder teológico la otra, los desposeen poco a poco de la dominádón temporal y espiritual. • •

La historia nos presenta, por tanto, tres estados: Ün estado pasado, régimen teológico, en que d poder espiritual pertenece a un papa que representa a Dios en la Tierra, y el poder temporal a emperadores y re­yes que son los elegidos de Dios; un estado futuro, di que d poder espiritual estará en manos de los sabios y el poder temporal en las de los industiiales; al medio, un estado de transídón: el nuestro, que su­prime d pasado y prepara' d futuro; de aquí, las extravagandas de la política de entonces: un partido retrógrado, que tiene claro el sentimiento de que hay que organizar, pero que padece también la eqxúvoeadón de querer resucitar ion pasado que está agonizando, y que, contradidéndose, pide para sí, en nombre de sos prindpios, la libertad que rehusa a los demás; un partido revolucionario que tiene daro el sentimiento de que hay que eliminar todo lo que estorba, pero que, comprendiendo las nece­ddades de una organizadón, se contradice, al hacer de sus prindpios críticos, por ejemplo, de la libertad de condencia, prindpios positivos, y sólo llega a instaurar la arbitrariedad de un despotismo administrativo sin principio alguno; en esta sitüadón, sólo d podtivismo es coherente.

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73S FSIMEEA MITAD DEL SIGLO XIX

Pero esta filosofía de la historia tiene, a los ojos de Comte, el,valor de una indúcdón; en efecto, cree hallar.la razón necesaria dd desenvol­vimiento político en uiía ley 'dd desenvol-ránientó intdectual .que la sos­tiene ; esta demostración descansa sobre d prindpio; siguiente.- el estado político de una época depende de su estado intdectual y de sus creendas; no hay progreso político independiente dé un progreso intelectual; la mejor üustradón de este prindpio es el brillante" período de la Edad Media, él de las Cruzadas" y dd siglO XJH, que Comte cita con mucha frecuencia; todas las rdado'nes políticas están dominadas ditonces por' la fe-católica. Por otra parte, la ley demental dd desarrollo .intdectual es bien conocida (Comte la recibió de Saint-Simon, y éste, del Dr. Bur-dia) : En d conocimiento' que el espíritu tiene dé las cosas; pasa por tres estados sucesivos: d estado teológico;-en d que explica los fenómenos-por poderes divinos; d estado metafísico, donde en lugar de los dioses coloca fuerzas abstractas e impersonales, y, finalmente, d estado positivo, en que; abandonando- toda investigadón causal, determina simplemente las leyes o relaciones constantes entre los ídiómenos. Esta ley puede ser apoyada pOr observadones innumerables sacadas de lá historia de las ciencias; la física fué al prindpio una mitología, en qué los fenómenos dependían del capricho de los dioses; después se convierte, prindpal­mente entre los escolásticos, en una metafísica que refiere a una fuerza constante cada clase de fenómenos; es después, en Descartes, una semi-

- metafísica que busca, tras los fenómenos, construcciones mecánicas ima­ginarias; por fin^ se hace positiva cOn Ne'wton; d pasó de lá alquimia a la química, del vitalismo metafísico a la biología positiva y de la astro­logía a la astronomía, son otras tantas pruebas de esto. Pero Comte va más allá de tal observación y enlaza esta ley con los caracteres mismos dd espíritu. La extrehia debilidad dd espíritu humano es —como ya hemos "visto— imo de los temas constantes de Comte; el orden que" hay en él sólo puede ser el reflejo dd orden exterior, tal como lo concibe; y comienza a concebirlo del modo más fácÜ, imaginando en d exterior seres semejantes a él y caprichosos como él, que producen los fenómenos igual qué él produce sus propios movimientos. El progreso se "hace por abstracdón y generalización; del fetichismo,'pimto de partida en que el mundo está poblado de innumerables voluntades mal definidas, pasa d hombre al politeísmo, en que a cada dase de fenómenos: mar, aire^ etc., se le asigna un.dios distinto, q'iie tiene atributos precisos y se desprende ' de los hechos que rige; y d e aquí, al monoteísmo en que la multiplicidad de los dioses se reemplaza por un Dios único y todopoderoso exterior al,. mundo. Acaba así d estado teológico; después, se esfuma la personali-

COMTE 739

'm

dad dé'Dios; como sólo actúa por leyes generales, se le puede sustituir porliuerzas impersonales cuya acdóñ necesaria iperxcdte jpréver'lbs he-•chos;-pói-un nuevo y definitivo esfuerzo de abstracdón,"id espíritu'busca di las.ley^ o reladones constantes sus medios'de .pre-pisión. En 'este estado y'sólo en él ss alcanza d orden exterior tal cual eS; en los dos está^ dos" precedentes, la imaginadón ejercía :mayor:fo •menor dominio y poblaba la naturaleza de ficciones; en d estado . positivo sé abóle toda ficción, y el orden inental, concebido por la denda,' representa d orden real; d espíritu ha alcanzado así su equüibrío definitivo. La ley de los tres estados expresa, por tanto, d juego necesario .'de "las facultades, -d pasó délo absoluto a 16 rdativo, de la imaginadón "a la rázóm v : : •/.•. -.' ••- Hay qué añadir'que la humanidad resudve d paso dé un estado

^ a otro con mayor o menor prontitud según la dencia de que se trate; si se eondderan las seis dencias fundamentales, se verá que su evoludón hasta d estado positivo se ha hecho conforme a su orden jerárquico, tanto más fácilmente cuanto más general y menos complejo es d objeto de la dencia; la última de las ciendas: la sodología, está aún en estado metafísico en las é:q)osiciones de los legistas revolucionarios, asignándose Comte la tarea de elevarla al estado positivo. :'•••' ••.-

' Tol-píendo ahora a la filosofía de la historia, se verá que, según Comte (y esto le sirve de garantía), puede ser considerada como una/aplicadón de la ley de los tres estados a la sodología; la edad media monoteísta, precedida de la antigüedad politeísta,' está fundada sobre la creenda teológica; la edad de transición: la crisis negativa, lo está'sobre las ideas metafísicas, y, finalmente, d estado futuro y definitivo de la hu­manidad, sobre el podti-vismo. Hay afinidad entre d estado teológico y la política inilitar que establecen conjuntamente por una especie de viólenda y desde arriba la unidad social; la esda-ritud y d trabajo for­zado van unidos a este estado. Hay cierta afinidad entre el estado meta-físieo y la teoría de la soberanía popular y de los derechos dd hombre; los hombres son considerados aquí abstractamente, como unidades igua­les, al modo de fuerzas metafísieas; hay también afinidad entre d estado positivo y d desenvolvimiento ind-ostrial y pacifico: Comte prevé para 1841 el advenimiento final de una era plenamente pacífica, tras la deca­dencia dd régimen colonial y con el papd dd ejército limitado a la repredón de los desórdenes interiores {Curso, "VI, 350).

- Hay cierta ambigüedad en esta aplicación de la ley de los tres esta­dos a la evoludón política. Desde luego, el estado metafísico corresponde mal a la transición revolucionaria; intelectualmente, es una continuidad del estado teológico; las fuerzas- de la naturaleza son los dioses concebidos

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.74d PEIMEEA MITAD DEL SIGLO XIX

más ábsti-actamente; políticamente es .negativo y" destructor dd estado anterior. Pero, principalinehte, ¿ eórno esperar dd paso de la dencíá de las sodedades 'al estado positivo una organizadón -que ponga fin á la crisis revol-údonaria? Comte no entiende por esto nada semejante al uso práctico que Cíondorcet u otros querían haber de la ciencia; aquí se trata de ún c^nbio de mentalidad análogo al qué há produddo d catolici¿ino en la Edad„-Media; quiere crear un nuevo poder espiritual, ser el jefe de una nueva Iglesia, i Hay proporción entre esto y aquello, entre un estado positivo de los hechos sociales y ün cambio que debe renovar al inundo? T, adeinás,. j dónde ha estudiado Comte hasta aquí los hechos sociales f Admitamos que haya demostrado d hecho sodal de que d espíritu debe pasar, eñ. d estudio de los hechos sodales, del estado metálico al estado positivo: esto nó es más que una direcdón.

17: — LA EELIGION DB IiA HUMANIDAD

Basta pasar dd Curso al Sistema para ver de qué modo tan inespe­rado se resolverán estas cuestiones. Lejos de ser la sociología positiva quien produzca el orden nuevo, es más bien uña voluntad de orden inhe­rente a la sodedad y "que se eoíisuma por la sodología podti-ra; d pro­greso viene del orden; d movimiento, de la existencia; lo dinámico, de lo estático. Este orden sólo es posible si se puede unir ía superioridad intdectual del sabio y la actitud sodal dd teólogo, para hallar un ré­gimen que sea el más conveniente a las necesidades intelectuales y que pueda satisfacer las necesidades morales, poniendo fin a esta escandalosa •"insurrecdón d d espíritu contra d corazón" que caracteriza el conflicto entre la inteÜgeneia crítica, que niega en nombre de la razón, y la teología, que afirma en nombre del. corazón; Sólo con esta condidón puede conso­lidarse la sociedad.

La exigencia formal de positividad en sodolo^ Ueva a captar una realidad que satisface por todas condidones: la Humanidad., una so­dología positiva es tma sodología que marca la continuidad necesaria, de todos los trabajos y de todos los pensamientos humanos; muestra a cada individuo que. no existe sino por d pasado, que saca de la Humani­dad todo lo que hace posible su -rida materíal, intdectual y moral, que los muertos viven más que los -vivos. La Humanidad, noción peiíecta-mente positiva, susceptible de ser analizada y conocida por la historia, es como la Pro-ridencía dd individuo, que hay que adorar en sus grandes hombres y en. sus invendones. No hay en este objeto nada ficticio; gracias

COMTE 741

a. Ja, sodología, d espíritu humano se con-vierte en espejo dd mundo, no gólp en. d orden exterior, sino también en d .orden huinano.

• La religión es d poder de regular las voluntades individuales y de enlazarlas. Este Roder sólo tiene realmente iina religión que reemplaza d concepto ficticio de Dios por d concepto podtivo de la Humanidad; en la religión de la Humanidad se unen la unidad intdectual dd politeísmo griego, • la unidad política del politeísmo romano y la unidad moral del cristianismo; pone fin a la í'regencía de Dios", indispensable durante la'menor edad de la Humanidad; liquida la "insurreedón dd espíritu contra el corazón" que caracteriza d conflicto de. la idtdigenda crítica dd siglo XVIII con la teología. Ahora la fe, basándose en la nodón positiva de Humanidad, se pone de acuerdo con d amor para regular la acción.

Comte se enorgullece de guardar todo lo que ha hecho la faerza unificadora y organizadora del catolicismo, y aun-de aumentarlo, gracias a la objeti"ridad de la noción de Humanidad; su rdigión se' afana en re­producir todas las formas de la religión católica, desde sus ritos y sacra­mentos .hasta d calendario mismo, reemplazando a Dios por la Humanidad o Gran Ser y a los santos por los grandes hombres. Instituye uñ poder espiritual o sacerdodo cuya fundón es enseñar d dogma. Este .sacerdodo, que constituye d aspecto intdectual de la sodedad, no debe permitirse

. las divagaciones que caracterizan a la denda actual; su trabajo es menos de investigadón y análisis que de síntesis, hecha de acuerdo con d dogma positivista; síntesis subjetiva que consiste, principalmente, en la redacdón "'*de tratados füosóficos, donde cada denda se haüe reducida a su exten­sión normal y esté dignamente incorporada a la religión de la Humani­dad", extensión normal, es decir, definida no por ías. exigencias internas dd trabajo dentífico, sino por su uso social.

La inteügenda no puede encontrar sus límites en sí misma; d poder espiritual no tiene, en Comte, dominio absoluto; la inteligencia sÓlo piensa para actuar, y no actúa sino por motivos que proceden dd corazón y del carácter. Hay, pues, por fuera d d poder espiritual dd dogma, un poder temporal que tiene como función esencial la industria, es decir, la explotación radonal de la naturaleza en provecho de las necesidades dd hombre; la actividad industrial descansa, según Comte, en la propicr dad, demento permanente de la sodedad, y sus. motivos son egoístas; pero, frente a los economistas, Comte piensa que, a pesar de sus motivos, la actividad industrial sirve .para desenvolver las inclinadones altruistas, habituando a cada uno a trabajar para otro.

Sin embargo, ni la inteligenda ni la acción pueden alcanzar por sí

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- 742 FEIME:RA MITAD DEL SIGLO XIX

solas la incorporación dd individuo a la Humanidad; al lado del poder temporal y espiritual, únicos estudiados por d Curso, el Sistema muestra la necesidad de ,una fuente indep.eñdienté de afecdones "altruistas, que es d origen final de todo el culto dd Gran Ser: el corazón, distinto de la inteligencia.y de la voluntad; es,, pues, equivocado creer al altro&mo

-extraño a nuestra naturaleza. Pero las inclinaciones altruistas sólo se .desen-vudven verdaderamente en la familia; el positi-rismo considera' a ésta como una institución esencial, y la defiende contra las clásicas uto-,pías de origen griego, procurando consolidarla mediante la prohibición dei divorcio y, la' reinstauradón dd derecho de mayorazgo. En la fanñlia, el impulso sentimental viene de la mujer, y d positi-TÍsmo deberá su éxito final a la influencia espiritual que ejercerá la mujer en d- ho'gan El amor que Comte sentía hacia Clotüde de Taux le magnificó este- papd d d sentimiento; en su imaginadón, la mujer, apoyo fínal del ciüto de la humanidad, -viene a ser objeto,de cxdto; y la utopía de la Virgen Madre viene a ser *'el resumen sintético de la'religión positiva, de.la que com-í)ina todos los aspectos"; sueña, mediante esta maternidad virginal, "hacer Burgir una casta original, inejor adaptada que la población vulgar, para d reclutamiento de jefes espirituales y temporales". {Política, IV, 276 y 279). . . . • -••. • • .:.-' ,'•: . . Esta manifestación dd ppder dd sentimiento le lleva en el Sistema a la concepdón de una séptima cienda, superior a la sodología:'la moral, que'estaba junta,con la sodología en el Curso-, la necesidad de esta nueva cienda está mostrada por d papd dd sentimiento, como fuente última del culto de la Humanidad: "Después que la denda profana ha bosque­jado convenientemente el conocimiento del medio (astronomía, física y química) y lo ha completado con el dd cuerpo (biología), la denda sa­grada (sodología) emprende d estudio sistemático del alma, ápredando la existencia eolectiva de ésta.. . Pero este examen necesario constituye una última preparación cuyo carácter incompleto permanece claro. Es fácü ver que el estudio especial de la inteligenda y el de la acti-ñdad . se EaUan aquí separados dd sentimiento, no permitiendo apreciar.eij .él sino resultados cuyo origen y destino pertenecen a la denda siguiente (moral)" {Política, lY, 232). Por la moral, la religión es captada no " ya en su objeto, sino en su origen subjetivo, de suerte que las diferentes dencias no son ya más que "ramas de la moral" (IV, 187). ..

El pensamiento de Comte tiende finalmente a una forma más circular que liueal; la religión de la Humanidad se acerca al fetichismo hasta d punto de que Comte cree que todos los estados intermediarios, recorridos por la dvilización occidental podrán ser evitados cuando los occidentales

COMTE. 743

cumplan la misión de instruir a los pueblos salvajes fetichistas; la re­flexión radonal retrocede hacia d mito, y la inmediatidad d d senti­miento: la rdigión, es d comienzo y d fin de la humanidad, ya que d hombre es espontáneamente un ser religioso; sólo la opodción de un medio desfavorable impulsa al hombre a la acdón egoísta y al ansia de lo exterior; pero d positivismo regula la inteligenda y la actividad de t d modo que ambas se subordinan de nuevo al sentimiento, quedándole a la educadón el papd de eliminar los malos efectos que tendría por sí mismo d progreso teórico y práctico {PoUtica, IV, 250; 261).

^ -'^ - J Í J ^ , ' , -

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BIBLIOGRAFÍA

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i

CAPITULO DÉCIMOSEXTO

LA FILOSOFÍA SOCIAL EN FRANCIA (contínnadón): PROÜDHON- • . • ;

José Proudhon (1809-1S65), hijo de un artesano de Besan^on y obrero tipógrafo en sus comienzos, ¿ un autodidacta cuya obra y acdón han sido d punto de partida de varios movimientos sociales importantes: sindicalismo, mutualismo y piacifismo. He aquí algunas de sus obras: íQué es la propiedad^ (1840), La creación del orden en la Sumaniddd {184^), Sistema de las contradicciones económicas (1846), La justicia en la Revolución y en la-Iglesia (1858; 2^ ed. 1865), La guerra y la paz (1861), El prindpio del arte.

Guy-Grand se pregunta, en.la introducdón de la nueva edición de La justicia en la. Bevoludón y eñ la Iglesia, si Proudhon es filósofo. Proudhon es duró para con los filósofos profesionales: "¿Mediante qué fanatismo de la abstracdón —escribe— puede un hombre decirse exdu-dvamente metafídeo,- y cómo, en un siglo sabio y positivo, existen todavía profesores -de filosofía pura, gentes que enseñan a la juventud a filosofar, al margen de toda ciencia, de toda literatura y de toda industria,^ gentes, en ima palabra, que ejercen condenzudamente el absurdo oficio de vender lo absoluto? Filosofar por filosofar es una idea qúe^jamás entrará en un espíritu sano" (págs. 202, 205); Ía especulación pura'es d fruto dd romanticismo," de esa "literatura de decadenda", que aspira a intuiciones geniales, a revdadones de otro mundo, reservadas a unos pocos iniciados. Hay una certeza humana que pertenece igualmente a todos, porque se mantiene la misma en cualidad, sea cual fuere la extendón de los cono-

.cimientos; el aritmético más sabio no consigue mayor certeza que d que ve que 2 ;f- 2 = 4; por otra parte, la filosofía acompaña toda la acti­vidad humana; en efecto, no tiene otro papd que buscar mx prindpio de garantia para nuestras ideas y una regla para nuestras acdones: y "no hay artesano que-en el ejerdcio de su profedón no use de uno o va­rios medios de justificación... El obrero tiene, para dirigiese en sus

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• 1 J 0 1 A 4 ^ ^ \ DAVID OLDROYD

EL ARCO DEL CONOCIMIENTO Introducción a ia historia de la

filosofía y metodología de la ciencia

CRÍTICA 'BARCELONA

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Quedan rigurosamente prabibldas, sin la autorízadóa escrita de los titulares del copyright, bajo las sigiciones estableadas en las leyes, la reproducdón total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento infúrmático, y la dístribucióa de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

Título original: . ' . THE ARCH OF KNOWLEDGE. AK: INTRODUCTORY STUDY OF TfíE HIS­TORY OF THE PHILOSOPHY AND METHQDÓLOGY OF SCIENCE Methucn, Nueva YorJc ' - ,, _

Traducción castellana de IERRAN VALLESPINÓS y CARLOS DUARTE Revisión de DAVID CASACUBERTA ' -

Cubierta: Enric Satué © 1986: David Oldroyd ® 1993 de la traducción ciastcllána para Cspaflii y Ani¿rlcu:

CRÍTICA (Orijalbo Comercial. S. A.), Aragó. 385. 08013 Barcelona ISBN: 84-7423-579-0 Depósito legal; B. 5.626-1993 Impreso en EspaJla 1993, - NOVAGRAFHC, Puigcerdá^ 127; 08019 Barcelona

PREFACIO

JEsíe libro intenta un trabajo formidable y, en cierto sentido, imposible. Trata de proporcionar una visión introductoria de lo que podría calificarse como ideas básicas desarrolladas por la tradición científica occidental sobre la naturaleza del conocimiento científico y las formas como éste se adquiere. No es necesario insistir en el hecho de que un objetivo tan ambicioso no puede tratarse en pro­fundidad en el espacio de unos pocos centenares de páginas de forma satisfactoria. No obstante, la magnitud y lo temerario de es­ta idea no implican que carezca de mérito. Por el contrario, pienso que existe una necesidad constante de elaboración de textos intro­ductorios claros de la historia del pensamiento, ya que la incesante producción de nuevas ideas en este campo hace'que cada vez sea^ más difícil sentirse seguro en los primeros peldaños de la escalera de la historia intelectual. Por lo tanto, el objetivo de este libro es proporcionar aí lector algún tipo de ayuda que le permita localizar estos primeros peldaños para que posteriormente pueda seguir as-cefidiendo con mayor facilidad y comodidad, sin cansarse ni frus­trarse por intentos vanos para hallar el camino que conduce a los primeros pasos.

Una vez anunciada cuál es la intención básica del libro, convie­ne hacer algunas indicaciones acerca del porqué y el cómo del'tipo de exposición que se ha adoptado. Muchos de los cursos introduc­torios a la filosofía tratan este tema desde una perspectiva casi histórica. Cualquier programa dé estudió comienza con una revisión de los diálogos de Platón, y los trabajos de Locke, Berkeley y Hume, o cualquier otro filósofo importante. Pero normalmente los textos clásicos se escogen para tratar cuestiones que son de un interés filosófico permanente: corno por ejemplo la naturaleza del

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258 EL ARCO PEL CONOCIMIENTO

claramente el ámbito de la dencia. Los positivistas piensan que es inútil intentar determinar las causas últimas y los orígenes de las cosas. Al restringir sus investigaciones a «cuestiones de hecho» em­píricas (para llegar a determinar las «leyes de la naturaleza» o las regularidades existentes en las relaciones que se establecen entre fenómenos observables) pensaban que era posible obtener una base cierta y segura para el conocimiento y, por tanto, para la acción.''

COMTE

Una vez hechais estas observaciones preliminares, podemos pa­sar a examinar el trabajo del fundador «oficial» de la escuela posi­tivista, Isidore Auguste Comte (1788-1857). Debe señalarse, sin em­bargo, que algxmos filósofos anteriores (incluyendo nada más y nada menos que al propio Newton) han sido considerados a veces como positivistas.' Y el mismo Comte no pensó que el positivismo se creó de modo puntual en el momento en que publicó su célebre Curso de filosofía positiva.

Comte nació en Montpellier en el seno de una estricta familia católica, hijo de- un oscuro oficinista.. Estudió ciencias y matemáti­cas en París en la famosa Escuela Politécnica, donde adquirió sus ideas republicanas, y su fe en el gran poder y valor de la ciencia. Estuvo también influido por las doctrinas utópicas de Saint-Simon, precursor del movimiento sociaHsta. Más tarde, Comte tuvo relacio­nes muy estrechas con Saint-Simon y actuó como su secretario. Comte se casó bastante joven (con una mujer que tuvo que ganarse la vida como prostituta, de cuyas «ganancias inmorales» tuvo a veces que depender). Parece que la relación entre ambos nimca fue muy satisfactoria, aunque su mujer le defendió durante un periodo de su vida en que perdió, la cordura (debido, según parece, aj exceso de trabajo) y admiraba sus logros intelectuales y filosóficos. Poste­riormente, Comte se enamoró de una llamada Clothilde de Vaux,

- aunque tristemente esta señora falleció un año después deí inicio de esta reladón y de resultas del dolor Comte, hasta aqm' un positivis­ta austero preocupado en depurar a la ciencia de todos sus valores, se enzarzó en una guerra con toda la clase femenina en la última fase de su vida. Esta transformación al llegar a una cierta edad está reladonada con cambios por parte de Comte en sus esfuerzos tem-

EL POSITIVISMO DEL SIGLO XIX 259

pranos para promulgar una filosofía positivista que se convirtió posteriormente en un deseo de establecer una religión positivista. Más adelante volveremos a tratar esta cuestión.

Gran parte de la vida de Comte se desarrolló en una pobreza absoluta, dado que carecía de posición de profesor oficial al haber discutido con las autoridades académicas cuando era joven. Por lo tanlo, llevó una vida muy precaria dando clases privadas y también un curso privado de conferencias en París. Precisamente fue este curso el que, constituyó la base del cüthxt Curso de filosofía positi­va de Comte, publicado en seis volúmenes entre 1830 y 1842/ Las clases, de Comte se basaban en un estudio extensivo de la historia de la ciencia, del tipo del que Whewell dio un carácter histórico a la ciencia del siglo xix. Comte supuso que un conoeimiento correcto y una apreciación apropiada de la ciencia eran alcanzables mediante el estudio de su historia.'

Sí examinamos los resúmenes publicados por Comte,de sus con­ferencias vemos que trató las distintas ciencias en el siguiente orden:

matemáticas, astronomía, •• física, -^ química, fisiología, y sociología

Por lo tanto, la sodología (o «física social» tal como la llamó Comte) se convirtió en la «reina de las ciencias». Fue Comte quien conscienteinente «inventó» la nueva cienda de la sociedad' y le dio el nombre aí que ahora estamos acostumbrados. Supuso que sería posible establecerla sobre una base «positiva», igual que las restan- _. tes ciencias que le serían preliminares. Los fenómenos sodales de- ' bían ser/Éxaminados en la perspectiva de las leyes y teorías' fisiolÓT gicas (o biológicas) e investigados empíricamente, al igual que los fenómenos físicos. Del mismo modo, los fenómenos biológicos de­bían considerarse en el ámbito de las leyes y teorías qm'micas; etc. Comte afirmaba al principio de su curso de conferencias:

El fin al que nos debemos dirigir es la ordenadón de las dencias en su secuenda natural, es dedr, de acuerdo con su dependenda mutua, de modo que puedan ser desarrolladas sucesivamente sin exponerse a un drculo vicioso.'

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260 EL ARCO DEL CONOCIMIENTO

De acuerdo con esto, Comte consideró que las distintas ciencias se relacionaban lógicamente y dependientes unas de las otras tanto desde el punto de vista histórico como del conceptual. Ello no Iniplíca que pensara que toda la biología (por ejemplo) fuera posi­ble reducirla a qm'mica, de modo que todos los fenómenos biológi­cos (por ejemplo) pudieran ser explicados en términos totalmente químicos. Sin duda, existía una tendencia reduccionista en el sistema de Comte, pero no llegó a suponer que sólo hubiera necesidad de un único tipo de conocimiento (el de las matemáticas) para lograr

^ un conodmiento científico de los fenómenos. Además, negó explí-dtamente cualquier sugerencia de que todo pudiera ser explicado en último término, por una ley universal.'" Debe señalarse que el siste­ma de Comte estaba fundamentalmente ideado para fines pedagógi­cos. Sostenía que al enseñar ciencia era básico comenzar primero por la rama más fundamental. Por ejemplo, si se empezara por la fisiología sin conocimiento previo de la física o de la química, resultaría irremediablemente una confusión." De hecho, existe un cierto grado de verdad en esta, postura; pero no debe plantearse en términos extremos. Evidentemente, no es-posible conocer a la per­fección todas las matemáticas antes de iniciar el estudio de la astro­nomía o de la física elemental.

Comte afirmó '^ que existían dos formas fundamentalmente dis­tintas de enseñar ciencia: la histórica y la «dogmática». Es decir, la dencia puede enseñarse histórica o teóricamente. En las primeras fases del desarrollo de una ciencia, la forma histórica es la apropia­da, pero gradualmente es rebasada por el enfoque «dogmático» a medida que la dencia enquestión alcanza una condición más madu­ra. Así, al considerar la historia de las ciencias: y de sus «relaciones» lógicas puede construirse la «escalera enciclopédica de las ciencias fundamentales»." Comte supuso que, a pesar de que inevitablemen­te se producirían algunos solapamientos y algunos cabos sueltos,''* era posible establecer satisfactoriamente el orden general de las dendas, considerado en su dependencia teórica mutua y en su or­den de desarrollo histórico. Esta fue la base de su pedagogía. El estudio de Comte de la ciencia y de su historia, por tanto, le llevó a la jerarquización de las ciencias que ha sido señalada, anteriormen­te, y en fundón de este orden dictaba sus conferencias. . '

A partir de Comte se ha producido una gran cantidad* de discu­sión metacientífíca acerca de la posibilidad y adecuación de un

EL POSmVISMO DEL SIGLO XIX 261

programa «reduccionista» en la ciencia, tal como queda implícito en la jerarquía de las ciencias contenida en el Curso de filosofía positiva. Es decir, los metacíentífícos se preguntaban si las leyes y teorías de una rama determinada de la dencia podían explicarse por completo en función de las leyes y teorías de alguna otra rama más fundamental. Si esto fuera posible, la rama secundaria podía ser «reducida» a la otra, con la consiguiente economía de pensamiento e incremento de conocimiento. . •

De hecho, se ha dado una tendencia marcadamente reduccionis­ta a lo largo de la historia de la ciencia, tendencia qué fue apoyada en gran medida por el movimiento positivista. Sin embargo, de esto no puede deducirse que la intención del propio Comte fuera la de reducir todas las ciencias a las matemáticas^ la ciencia de nivel superior en su «escalera». Tampoco significaba que el orden «lógi­co» de las dencias corresponda al del orden histórico. Nuevas áreas de investigación surgen constantemente en el ámbito de las ciencias físicas «fundamentales» al igual que en las ciendas de la vida «de­rivadas»; y pocas,' si es que hay alguna, áreas de la dencia puede afirmarse que se establezcan plena y finalmente en una base firme, hacia la que las restantes ciendas puedan «redudrse» con confianza y seguridad. Incluso si fuera posible alcanzar algún grado de «re­ducción» en algún ámbito de la ciencia, no cabe.deducir que la investigación en esta área sea necesariamente superfina. Es perfec­tamente factible que se prosiga generando nueva información, que pueda ser o no explicada con éxito en términos de las ideas de un nivel o rúveles de conocimiento inás fundamentales. Igualmente, ramas separadas de la ciencia pueden desarrollarse de manera inde­pendiente durante mucho tiempo sin alcanzar ningún grado de con­ciliación con otros niveles de la jerarquía científica. Sin embargo, si se consigue la unión entre dos dominios previamente muy alejados, puede afirmarse que se ha conseguido un cierto progreso."

Volvamos a Comte. Uno de los rasgos más conocidos de.su trabajo fue la célebre ley de lo¿ tres'estadios, de acuerdo con la cual •cada rama del conodmiento atraviesa tres fases sucesivas:

1. estadio teológico; . 2. estadio metafísico; y 3. e'stadio positivo.

La descripción que Comte hace de estas fases es la siguiente:

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262 EL ARCO DEL CONOCIMIENTO

En el estadio teológico, la mente humana dirige su búsqueda a la propia naturaleza de la existenda, a, las causas inidales y finales de todos los efectos que se contienen, eu una palabra, en el conocimiento absoluto, comidera a los fenómenos como productos de la acdón directa y conünua de determinados agentes supranaturales, cuya inter-vendón arbitraria explica todas las aparentes'anomalías del universo.

Eii el estadio metafísico, que al principio es una mera modifica­ción del teológico, todos los agentes sobrenaturales son sustituidos por fuerzas abstractas, entidades verdaderas (abstracciones personi­ficadas) inlicrcntcs a los distintos tipos de seres, y concebidos como capa.ces de engendrar todos los fenómenos observados, cuya explica-dón consiste en asignarles a cada uno su entidad correspondiente.

'Finalmente, en el estadio positivo, la mente humana, reconoden-do la imposibilidad de alcanzar los conceptos absolutos, abandona la búsqueda del origen y destino de! universo, y las causas internas de los fenómenos, y se limita al descubrimiento, a través de la razón y observación combinadas, de las leyes reales que gobiernan la suce­sión y similitud de los fenómenos. La explicadón de los hechos, reducida ahora a sus términos reales, consiste en el establea miento de una relación entre los ülstlntüfi rcnómcnos particularcfi y unos pocos hechos generales, que disminuyen en número con el progreso de la cienda.'*

Para ilustrar esta tesis acerca del desarrollo histórico de todas las dencias en tres fases, puede resultar útU considerar un simple ejemplo. Supongamos que estudiamos el fenómeno de los rayos. De acuerdo con el modelo de Comte, en el estadio «teológico» es po­sible que se hayan propuesto explicadones-en términos de la furia de los dioses o en términos de las actividades de un tipo ü otro de deidades. Posteriormente, en la fase «metafísica» las expUcadones pueden haberse establecido finalmente en términos de alguna enti­dad hipotética no tangible, conio el «flogisto»" o bien postulando la existencia de unas «partículas nitroaéreas».'* Por fin, en la fase «positivista» dé ía.investigación, loscientíficos se hubieran conten­tado (y de hecho lohan hecho) con aportar una descripción detalla­da de las leyes y condidones en función de las cuales se producen los fenómenos de los rayos. Por ejemplo, puede intentarse examinar la época del año en la que las tormentas son más frecuentes, las condiciones barométricas,predominantes o bien los efectos particu-

. lares que. son capaces de producir. No sería necesaria ninguna inves­tigación situada más allá del lúvel de los fenómenos. El objetivo de

EL PosrrivisMO DEL SIGLO XIX 263

, la ciencia en su fase «positiva» (nivel al que debe aspirar toda i ciencia) se basa simplemente en la determinación exacta de las leyes

de la naturaleza. Los modos «teológico» y «metafísico» de la expli­cación científica deben abandonarse definitivamente, como señales de inmadurez científica.

El lector se dará cuenta de que Comte sostenía una opinión muy estrecha acerca de la naturaleza de la ciencia, y no logró reconocer el importante papel (Inl como se reconoce hoy en día) de entidades explicativas (aunque ficticias en ocasiones), como flogis­to, genes, átomos, fluidos nerviosos, etc., y su'papel en la prosecu­ción de la investigación científica y en el desarrollo de la teoría científica. Cabe preguntarse cómo podría darse ía explicación de licclios a un dctcrriiinado nivcldc la escalera de la ciencia en térmi­nos de ideas científicas correspondientes a otro nivel si todos los disrintos elementos contenidos fueran sólo leyes." No obstante, aun­que puede pensarse que la cienda «madura» es distinta a la vislum­brada por Comte o. a cómo le hubiera fínstado verla, realmente la-riosiclóji püsilivl.sla de nuiclios de los niósolü.s rrahceses del siglo xix fue sin duda un antídoto beneficioso para las formas excesivamente especulativas de filosofía consideradas en determinados círculos, como por. ejemplo los que se asedaban con la filosofía natural alemana.™ Como veremos,, críticos positivistas coinoEmst Mach, que no estaban dispuestos a consentir las especulaciones de la cien­cia más alíá de las necesarias para la determinación exacta denlas re­ladones entre, fenómenos (es decir, la determinación precisa de las leyes de la naturaleza), tuvieron éxito al llamar la atendón sobre algunos problemas fundamentales del cuerpo de la ciencia «orto­doxa» (por ejemplo, la mecánica newtoniana).

Por lo tanto, la, austeridad de la metacienda positivista puede'^ - haber tenido un efecto benefídoso en- alto grado para la propia den­

cia. Además, mientras muchos pregonaban las restricdones especula­tivas que d positivismo -trataba de imponer, pocos practicaron en cambio lo que. predicaban y en consecuenda lo que consideramos como ventajas de lá Hbre especulación y de la formadón de hipótesis no estaban en modo alguno sumergidas, incluso en los nivdes supe­riores del pensamiento positivista. A propósito, determinadas formas interesantes de ciencia se generaron bajo la bandera del movimiento positivista. Por ejemplo, el químico Wilhelm Ostwald (1853-1932) escribió trabajos de química" sin joingún tipo de raendón a la

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264 EL ARCO DEL CONOCIMIENTO

teoría atómica, a pesar de que estaba reconocida como una doctri­na intensamente unificadora, muy útil en el establecimiento de rela­ciones en un gran número de fenómenos. Puesto que los átomos no podían ser «vistos o tocados», no estaban permitidos y carecían de lugar en el contexto del sistema de Ostwald. No obstante, este químico fue capaz de adentrarse de modo sorprendente en el inte­rior de esta ciencia sin recurrir a los átomos, bastándole el nivel de los fenómenos. Esto nos enseña que estas importantes unidades teóricas, los átomos, no resultan en modo alguno esenciales para todas las formas de la ciencia química. Puede también comentarse que la respetable ciencia termodinámica dei siglo xix fue (y es aún) de carácter positivista- Sus leyes funcionan sin importar si el calor se.considera como un fluido o como una forma de movimiento.

El Curso de Comte era básicamente un ejercicio de pedagogía más que una epistemología, pero es evidente que la ciencia positi­vista por la que abogó y describió se basaba en principios fenome-nalístas, y que por lo tanto se enraizaba en una teoría émpirista del conocimiento. Comte sostuvo que la ciencia se dedicaba al descubri­miento de las leyes que establecen los contactos entre los hechos, y no solamente aí estudio de los propios hechos. No tuvo en cuenta que esta afirmación pudiera generar problemas epistemológicos im­portantes. Por lo tanto, parece que Comte no haya sido apenas alcanzado por la «Revolución copemicana» de Kant.

En los textos de Comte se hacen varias referencias al «método positivo», pero aparte deí deseo de eliminar la teología y la metafí­sica de la ciencia, y dedicarse uno mismo a la búsqueda de las leyes de la naturaleza, no está claro lo que significa en Comte lo de método positivo. Por otro lado, no parece que Comte haya formu­lado una teoría general del método. Sin embargo, se supone que existe una unidad metodológica común a todas las ciencias. John Stuart Mili; quien escribió una crítica positiva al sistema de Comte^ (y que también dio dinero ai propio Comte cuando éste se hallaba en un estado económico especialmente desesperado), llamó la aten­ción sobre esta defidencia. Mili señaló que a pesar de que el traba­jo de Comte contem'a gran cantidad de información acerca de la práctica científica, obtenida fundamentalmente a partir del estudio de ia historia de la ciencia, carecía de una exposición general sobre método alguno, aparte de la recomendación de llevar a cabo proce­sos de observación, experimentación y comparación- De acuerdo

EL POSITIVISMO DEL SIGLO XDÍ 265

con Comte, de hecho, el método debe aprenderse al practicar real- • mente la cienda o bien ai estudiar la historia de la ciencia. Pero para Mili esto no bastaba. Por ejemplo, requería mayor informa­ción de la que Comte aportaba sobre «pruebas», o la comprobadón de ideas científicas. Comte estaba dispuesto a apoyar el uso de hipótesis en la práctica dentífica, pero no estaba dispuesto a consi­derarlas como demostradas en ei caso de que tuvieran éxito en la explicación de hechos probados. Así, al carecer tanto del ortodoxo método hipotédco-deductivo como de la codificación del método inductivo que el propio Mili dio en sus cánones. Mili consideraba como deficiente la exposición de Comte sobre el método científico. Mili" deseaba que Comte acudiera a algún principio de elevado nivel, como por ejemplo el de causalidad universal, como valedor de un método científico general. Pero puede afirmarse que la queja de Mili se debía a que Comte no propuso la misma exposición global de la ciencia que él. Quizá Comte tenía razón: la única forma de aprender.algo acerca del método de la ciencia, consiste en practicarla uno mismo." ,

Según Comte, la ciencia no podía llegar a conocer jamás Jas causas últimas y absolutas de la naturaleza esencial de las cosas. Parece que supuso que la dencia era capaz de alcanzar un conoci­miento aproximado de la realidad, pero no expuso en detalle la naturaleza de las relaciones que se establecen entre el «conocimienr to» dentífico y el mundo real que la dencia se propone describir. Sin embargo, al reconocer que el conocimiento depende del estado de desarrollo cultura! alcanzado, Comte está de hecho reconocien­do un componente sodal en el conodmiento.

La sociología de Comte incorporaba áreas como la psicología (a la que no concedió ninguna posidón especial en la jerarquía de las ciencias),^ la economía política, la ética y la filosofía de la historia. Pensaba que, al igual que las restantes'ciencias, presentaba aspectos «estáticos» y aspectos «dinámicos». El estudio de los aspectos so­ciales estáticos implicaba la realización de investigadones en las formas de las estructuras sociales, convendones políticas y sociales, sistemas éticos, redes de autoridad, etc. Cpmte no era en modo alguno un anarquista; pensaba que los sistemas sodales bien estruc­turados llevaban a la feliddad y admiraba mucho la notable es­tructura social que él asociaba con la influencia de la Iglesia católi­ca en la Edad Media.

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2ó6 LU AKCÜ Ul!U CONOCIMILNIO

A pesar de ello, Comte también estaba interesado en la dinámi­ca social y tenía esperanza en poder distinguir las leyes de cambio a las que está sometida la sociedad. Su ley de los tres estadios puede cons id ciarse como una de ellas. i*ciLsaba lainbióii guc el iiiilhari.snio se correspondía históricamente con d estadio teológico; un sistema jurídico, con el estadio metafísico, y el sistema industrial, con el estadio positivista. Los progresos de la sodedad hacia la fase indus­trial positivista se relacionaban supuestamente con un incremento en la cohesión social y en el comportamiento altruista. Como ha demostrado J. C. Greene," las ideas de Comte sobre los aspectos estáticos y dinámicos de la sociedad estaban fuertemente influi­das por las lecturas de la literatura biológica de su época, especial­mente por los estudios de anatomía comparada de Georges Cuvier (1769-1832).

En la última parte de su vida, coinddiendo con su época de locu­ra y con el enamoramiento en edad adulta de Clothilde de Vaux," Comte intentó desarrollar su sistémaen ima espede de «religión de humanidad» completamente secular. Su nueva «Iglesia» poseería muchas de las formas externas de expresión religiosa, como los templos, ceremonias, santas escrituras, santoral, etc.; pero era la propia humanidad a la que se debía venerar. La nueva religión, al igual que la antigua, debería tener su catedsmo," sus santos (inclu­yendo figuras como Platón y Galileo, pero también personajes como Dante, Shakespeare o JuHo César). Las mujeres {especialmente Clo­thilde de Vaux) debían deificarse; y esta nueva iglesia necesitaba tener también im sacerdote jefe análogo al papa. Comte se asignó a sí mismo este papel.

Todo esto puede parecemos absurdo,^ aunque los chinos, a través del culto de los antepasados, han .pensado durante mucho tiempo que es inteligente homenajear a seres humanos fallecidos en lugar de a entidades metafísicas trascendentes. Sea como fuere, Comte no fracasó por completo en sus esfuerzos y su sistema fue adoptado por im considerable número de sus seguidores después de su muerte.*' Su éxito fue más notable en Franda y Suramérica, donde por ejemplo en Brasil los programas universitarios están todavía claramente influidos por ia teoría positivista. Los diferentes movimientos humanistas existentes hoy en día, a pesar de que cuen­tan, con pocos 'miembros activos, representan quizá la posición me­tafísica de la mayoría del pueblo entre las sociedades industriales

i-,i. roNi'iivi.sMO i)i!i. :iuii,n ,\ix 267

occidentales; y tienen su origen en el pensamiento positivista del siglo XIX.

Así. cl deseo de una sociedad bnsa<la en la ciencia posilivistit. l i h i c tk' mcíi i r is ici i , iiiiii(|itf JIOJINO tríilr iliMiiiiiiuítlo cu la ¡ ic lual id i id ,

tuvo ciertamente una potente fuerza desde los tiempos de Comte. Pero, por supuesto, no cabe pensar que Comte sea el único respon­sable de estas cuestiones. Él fue tanto un representante de su época como un modelador de este pensamiento, un efecto tanto como una causa. Incluso en cl ámbito de la niosofía de la dencia, la influen­cia ^c\ movimiento positivista estuvo sólo remotamente relacionada con sus escritos y enseñanzas. Por tanto, ¿cuál es el significado de Comte en relación con el objetivo de este hbro? En mi opinión, descansa fundamentalmente en su creencia en la posible existencia de una unidad en ias ciencias en la que las leyes de la naturaleza pudieran determinarse por métodos empíricos. Y al ehminar cual­quier actividad ajena a la búsqueda de leyes que relacionan fenóme­nos, Comte intentó limpiar la cienda de toda conexión con cuestio­nes de valor (aunque estos valores volvieron a reconsiderarse en su planteamiento de la «religión de la humanidad»). Por lo tanto, puede lograrse una sociedad «científica» positivista, a la que cabe suponer más feliz que el sistema conflictivo al que debiera reem­plazar.

MACH

Ahora, en lugar de seguir los diversos caminos de influencia que despertó el trabajo de Comte y su extraña «reUgión de la humanidad», quizá sea preferible examinar con un cierto detalle ei trabajo del más importante representante de la dencia positivista del siglo'XIX, Emst Mach (1838-1916), hombre de gran reputación como físico, matemático e investigador experimental de procesos sensoriales. Además, fue historiador de la ciencia y llevó a cabo importantes contribuciones en eí campo de la metacienda, con una epistemología fenomenalista distintiva. Además, el carácter polifa­cético del trabajo de Mach constituye una de sus características más impresionantes. Según William James, quien visitó a Mach en 1882, éste «lo había leído todo y pensado todo».''

. Sería equivocado sugerir que Mach fue un discípulo directo de

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í^r €o,tección dirigida poi Manuel Casíelís

¿Son las nuevas tecnologías el instrumento del nuevo desarrollo o la fuente de nuevas desigualdades? ¿Incrementan el paro o mejoran la calidad del trabajo? ¿Estimulan la competitividad de las empresas o incrementan su dependencia tecnológica? ¿Abren nuevas posibilidades de comunicación o refuerzan el individualismo de nuestra sociedad? ¿Son instrumentos de poder burocrático o de relaciones flexibles entre las personas y las instituciones? La investigación empírica tiene algunas respuestas a las preguntas planteadas por los grandes cambios tecnológicos que caracterizan a nuestras sociedades. La colección Tecnología, Economía y Sociedad SQ propone difundir los trabajos de algunos de los mejores especialistas españoles y extranjeros en' economía y sociología de las nuevas tecnologías, en libros escritos de forma rigurosa en un lenguaje accesible.

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Historia y determinism .tecno ógic

Alianza Editori

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Robert L Heilbroner

«¿Son las máquinas el motor de la historia?» apareció en 1967 en Technology and Culture. Escrito probablemente un año antes, ha lle­gado a la senectud según los parámetros de la esperanza de vida de los artículos de revista. Debo confesar que supom'a que había des­cendido hace mucho tiempo al Gran Limbo que nos aguarda a todos nosotros. Un enorme placer sentí, pues, al ver que el artículo se cita­ba como un clásico, aunque en los tiempos que corren no sabe uno si ese calificativo se refiere a los patrones de Cicerón o los de Coca-Cola; y lo que es más importante, aún más i-azones hay para reconsi­derar sus observaciones, ahora que íanlo ellas como yo somos un cuarto de siglo más viejos.

En este artículo intentamos examinar la idea del determinismo tecnológico como una poderosa fuerza de la historia, especialmente de la historia de las grandes transfomiaciones socioeconómicas, de las que las más importantes son la transición del feudalismo al capi­talismo y el paso del capitalismo por sus distintas fases. Dedicamos, pues, una gran atención a los medios por los que se genera la «ftier-za» en el flujo de acontecimientos a través de los cambios de la base material de la vida social y a los tipos de cambios que provoca esta fuerza. Por lo tanto, una gran parte del artículo original se ocupa de los problemas que plantea la descripción de la evolución de la tecno­logía y de los nexos que la relacionan con el cambio social.

Sigue pareciéndome que estos temas generales constituyen el nú­cleo analítico de la idea del determinismo tecnológico, por lo que de­dico una pequeña parte de esta reconsideración a introducir unas cuantas enmiendas y adiciones en mis conclusiones anteriores. Estos

8 3

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80/ Roben L Heilbroner

IV

¿Son las máquinas el motor de la historia? /81

¿Qué papel mediador ha desempeñado la tecnología en la socie­dad occidental modeiTia? Cuando nos hacemos esta pregunta, mu­cho más modesta, comenzamos a entender la interrelación de la so­ciedad y la tecnología.

La aparición del capilalísnio constituye un gran estíniuló poro el (le.sarroUo de una tecnología de producción

Hasta que no surgió un sistema de mercado organizado en torno al piincipio de la propiedad privada, no surgió también una institu­ción capaz de encauzar sistemáticamente la capacidad inventiva e innovadora de la sociedad y llevarla a abordar el problema de facili­tar la ]Droducción. Por lo tanto, el clima reinante en los siglos xviii y XIX fomentó de una manera nueva y extraordinariamente eficaz el desaiTollo de una tecnología industrial. Por otra parte, el lento surgi­miento del marco político y social de la sociedad mercantilista de la última época dio lugar a aspiraciones sociales que la nueva tecnolo­gía era la que más* posibilidades tenía de realizar. No sólo sucedió que el molino de vapor trajo el capitalismo industrial, sino también que el nuevo inventor-fabricante trajo el molinode vapor.

La. expansión de la tecnología dentro del sislema de mercado adoptó un nuevo aspecto «automático»

En el floreciente sistema de mercado fueron en gran medida con­sideraciones de mercado las que rigieron no sólo la iniciación de las mejoi-as técnicas, sino también su adopción y repercusión posterio­res en toda la economía. Como consecuencia, tanto la aparición de la tecnología como su proliferación asumieron los atributos de una «fuei"za» difusa impersonal que influía en la vida social y económica, debido sobre todo a que la ideología del laissez [aire vigente impedía el control político necesario para amortiguar sus consecuencias ne­gativas.

La aparición de la ciencia dio tm nuevo impulso a la tecnología f C4U> ¿f^ Pt4>6^ ca ^k/rí>¿í£iÁ¿C a¿ 7€í^»nD/¿ey/f^JUíc.Cf's^ J ^ ^ ^^/9^

El periodo capitalista inicial coincidió más o menos con el des- ^y^^ ^'^ arrollo de una fuente independiente de fomento de la tecnología y . . 1 - , . . ' . . . » . n - . . - . . , , !->.. , .1.-11-.].- . -.1 n-> !í-T->-i.-.- 1-1 -1 >-\-i t - í / - i A n íH.i 1 I I 1 1 -!/•( •\-i<-l ' i /-r

científica consciente. La continua expansión de la investigación cien­tífica, dedicada a la explorapión de los secretos de la naturaleza y a su aprovechamiento para usos sociales, dio un creciente impulso a los avances tecnológicos desde mediados del siglo XüC. De hecho, a medida que ha transcurrido el siglo xx, la ciencia se ha convertido en una importantísima ftaerza histórica por derecho propio y actual­mente es la condición previa indispensable para la existencia de una tecnología eficaz.

Es por estas razones por las que la tecnología cobra un signifíca-;,,do especial en el contexto del capitalismo —o, puestos así, de un so­

cialismo basado en la maximización de la producción o Ja minimiza-ción de los costes—, pues en estas sociedades tanto la continua aparición de avances técnicos como su propagación a toda la socie­dad asumen los atributos de un proceso autónomo, generado «miste­riosamente» por la sociedad e impuesto a sus miembros de una ma­nera tan indiferente como imperiosa. Esa es la razón por la que creo que el problema del determinismo tecnológico —de la concepción de las máquinas como motor de la historia— se nos aparece con tanta insistencia a pesar de la facilidad con qtte podemos refutar sus afir­maciones más extremas.

Bl determinismo tecnológico es, pues, especialmente un problema de una determinada época histórica —concretamente, ía del alto capi­talismo y bajo socialismo— en la que se han desatado las fuerzas del

•cambio técnico, pero en la que aún son rudimentarias las agencias para controlar u orientar la tecnología. • ,

Esta cuestión tiene relevancia para ei futuro. La rendición de la sociedad ai libre juego de las Eierzas del mercado está en declive ac­tualmente, pero su sumisión al impulso del ethos. científico está en ascenso. Lo que nos depara el futuro es, sin duda, un ritmo constan­te y, muy probablemente, acelerado de cambio técnico. A juzgar por" lo que podemos predecir sobre el rumbo de este avance tecnológico y sobre las alteraciones estructurales que implica^ en ei futuro habrá presiones favorables a una sociedad caracteiizada por un grado mu­cho mayor de organización .y de control, deliberado. No sabemos qué otros cambios políticos, sociales y existenciales traerá también la era del ordenador. Lo que parece seguro, sin embargo, es que el proble-. ma del determinismo tecnológico —es decir, la influencia de las má­quinas en la historia— seguirá siendo relevante hasta que se forje un gi-ado de control público de la tecnología mucho mayor del que exis­te actualmente.

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como de las necesidades de supervisión, que difiere considerable­mente del actual. No podemos saber si la sociedad del ordenador traerá el capitalismo actual o el comisario político, pero parece fuera de loda duda que traeró el técnico y el burócrata.

m Hasta ahora, cada vez que hemos intentado demostrar qué tiene

de válido y de útil el concepto de determinismo tecnológico, nos he­mos vi.sto obligados frecuentemente a dejar pai-a más adelante algu­nos a.speclos del problema. Es hora ya de levantar la alfombra y ver lo que hemos ido metiendo debajo de ella. Tratemos de sintetizar nuesti-as matizaciones y objeciones al paradigma marxista básico:

El progreso tecnológico es en sí mismo una actividad social

Una teon'a del determinismo tecnológico debe lidiar con el hecho de que la propia actividad déla invención y la innovación es un atri­buto de algunas sociedades, pero no de otras. Por ejemplo, los bos-quimanos de Kalahari o los miembros de las tribus de Nueva Guinea han persistido en la utilización de una tecnología neolítica hasta la actualidad; los árabes lograron x\n alio grado de competencia técnica en el pasado y han sufrido desde entonces un declive; los chinos clá­sicos adquirieron pericia técnica en algunos campos, mientras que se descuidaron inexplicablemente en el área de la producción. ¿Qué factores contribuyen a fomentar esta tendencia técnica o a desincen­tivarla? Este es un problema del que sabemos extraordinariamente poco en el momento presente ^

El rumbo del avance tecnológico es sensible al rumbo social

El hecho de que la tecnología avance en el área de la guerra, las artes, la agricultura ó la industria depende, en parte, de las recom­pensas, alicientes e incentivos que ofi ezca la sociedad. En este senti­do,'el mmbo del avance tecnológico es, en parte, el resultado de la política social. Por ejemplo, el sistema de piezas intercambiables, in­troducido primero en Francia y, posteriormente, de una manera in­dependiente en Gran Bretaña, no arraigó en ninguno de los dos paí-

" Para un interesante intento de encontrar una línea de causación social, véase E. Hagen, The Tlieoiy of Social Change. Homewood, lll., 1962.

¿Son las máquinas el motor de la historia? /79

ses por falta de interés de los poderes públicos o de estímulos del mercado. Su éxito en Estados Unidos es atribuible principalmente al apoyo de los poderes• públicos y a su atractivo en una sociedad ca­rente de tradiciones gremiales y de elevados costes laboi"ales '". El nivel general de tecnología puede seguir una senda secuencial deter­minada independíente, pero sus áreas de aplicación reflejan, cierta­mente, las influencias sociales.

El cambio tecnológico debe ser compatible con las condiciones sociales existentes

Un avance tecnológico no sólo debe ser coherente con la tecnolo­gía circundante, sino también con las instituciones económicas y de otros tipos existentes en la sociedad. Por ejemplo, la maquinaria ahort-adora de trabajo no será aceptada fácilmente en una sociedad en la que la mano de obra sea abundante y barata como medio de producción. Tampoco sería aconsejable una técnica de producción en serie en una sociedad que no tuviera un mercado de masas. De hecho, la presencia de trabajo esclavo parece impedir generalmente la utihzación de maquinaria y la presencia de ü-abajo caro acelerarla ".

Estas reflexiones sobre las fuei-zas sociales que influyen en el pro­greso técnico nos inducen a desechar todo el concepto de determinis­mo tecnológico por falso o engañoso ' . Sin embargo, relegar la tec­nología de una posición inmerecida deprimum mobile en la historia a la de factor mediador, que no sólo influye en la sociedad, sino que también.es influida por ella, no és descartar su influencia, sino única­mente especificar su modo de actuación con mayor precisión. Asimis­mo, admitir que apenas comprendemos los factores culturales que dan lugar a la tecnología no es despreciar su papel, sino centrar la atención en ese periodo de la historia en el que la tecnología es ciara-mente una importante fuerza histórica, a saber, la sociedad occiden­tal desde 1700.

'" Véase K. R. Gilbert, «Machine-Tools», en C. Singar eí aZ. (comp.), History of Tech-' nology, Oxford, 1958, IV, capítulo xiv.

" VéaseLaPiereCnotaó), pág. 2S4; véase también H.J.Habbakuk, Sníis/iartíí >tme-ricart Technology in tíie I9th Century, Cambridge, 1962, passim.

'^ Como, por ejemplo, en A. Hansen, «The Technoiogical Determinatíon of His­tory». Qiiarterly Journal of Economics. 1921, págs. 76-83.

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76/ Roben L Heilbroner

La composición de la mano de obra

Para que funcione, una determinada tecnología debe ser atendida por una mano de obra de un detenninado tipo. Así, el molino ma­nual (si podemos considemr que se refiere a la tecnología de la Alta Edad Media en general) exigía una mano de obra fonnada por oñ-ciales cualificados o semicualificados, que podían ejercer sus ocupa­ciones en el hogar o en un pequeño taller, en momentos y estaciones que eran muy variables. En cambio, el molino de vapor —es decir, la tecnología del siglo XIX— exigía una mano de obra fonnada por ope­rarios semicualificados o no cualificados que podían trabajar sola­mente en la fábrica y únicamente ateniéndose al estricto horario im­puesto encendiendo o apagando la maquinaria. Una vez más, la tecnología de la era do la electrónica ha exigido constantemente una proporción mayor de vigilantes cualificados; y la incipiente tecnolo­gía de la automatización modificará aún más la combinación nece­saria de cualificaciones, así como el lugar de ti'abajo, y podría redu­cir también radicalmente la propia cantidad necesaria de tiempo de trabajo.

La organización jerárquica del trabajo.

Los diferentes aparatos tecnológicos exigen no sólo distinta mano de obra, sino también otros órdenes de supervisión y coordinación. La oi-ganización interna del taller artesanal del siglo xviii, con su ca­racterística relación hombre-maestro, presenta una configuración social de un tipo totalmente diferente al de la fábrica del siglo XIX con su confrontación hombre-supervisor, y ésta se diferencia, a su vez, de la estructura social inJ:ema de la planta semiautomatizada de flujo continuo que existe en la actualidad; a medida que aumenta la complejidad del proceso de pi'oducción, se necesita un sistema de controles internos mucho más complejo para mantener en orden el sistema.

¿Equivale eso a afirmar que el molino de vapor trae la sociedad industrial capitalista? Ciertamente, las características de clase de una sociedad dependen considerablemente de su organización fun­cional. Sin embargo, parece sensato ser muy cauto antes de relacio­nar los efectos políticos exclusivamente con las causas económicas funcionales. Por ejemplo, la Unión Soviética se proclama una socie­dad socialista, aunque su base técnica se pai'ece a la del antiguo ca­pitalismo. Si Mai"x hubiera escrito que el molino de vapor trae una sociedad del 5uper\'isor industrial, se habría aproximado más a la verdad.

¿Son las máquinas el motor de ía historia? /77

Lo que resulta menos fácil de decidir es el gi-ado en que la infra­estructura tecnológica es responsable de algunas de las característi­cas sociológicas de la sociedad. Por ejemplo, ¿es la anomía una en ; fermedad del capitalismo o de todas las sociedades industriales? ¿Es el hombre inserto en una organización una criatura del capital mo­nopolista o de toda la industria burocrática, se encuentre donde se encuentre? Estos interrogantes nos inducen a indagar en el proble­ma de la influencia de la tecnología en la calidad existencial de la vida, área que hemos dejado fuera de este artículo. Baste decir que la evidencia superficial parece implicar que las tecnologías similares de Rusia y América están dando lugar a fenómenos sociales simila­res de este tipo.

Por lo que sé refiere a la primera parte de nuestra investigación, parece aconsejable concluir este apartado con una advertencia. Cuando se analiza la estructura de la mano de obra o la naturaleza de la organización intraempresarial,, se corre el peligro de asignar una eficacia causal exclusiva a la presencia visible de maquinaria o de pasar por alto la influencia invisible de otros, factores. Por ejem­plo, GilfíÚan afirma que «los ingenieros han cometido algunos erro­res garrafales como decir que la máquina de escribir llevó a las mu­jeres a trabajar en oficinas y que la rnáquina tipográfica hizo posible el gran periódico moderno, olvidando que en Japón hay mujeres que trabajan en oficinas y grandes periódicos modernos que casi no reci­ben ninguna ayuda de máquinas de escribir ni de jnáquinas tipográ­ficas» . Por otra parte, incluso en los casos en que parece que la tec­nología desempeña indudablemente un papel fundamental, un elemento «social» independiente aparece inevitablemente en el dise­ño de la tecnología, que debe tener en cuenta hechos como el nivel de estudios de la mano de obra o su precio relativo. De esta forma, la máquina refleja, y moldea al mismo tiempo, las relaciones sociales existentes.

Estas advertencias nos instan a practicar lo que William James Uama «determinismo blando» en lo que. se refiere a la influencia de la máquina en las relaciones sociales. No obstante, diría que nues­tras advertencias matizan más que invalidan la tesis de que el nivel de tecnología existente se impone poderosamente a la organización estructural del aspecto productivo de la sociedad. El conocimiento previo de la forma que tendrá el núcleo técnico de la sociedad dentro de cincuenta años podría no permitimos describir los atributos polí­ticos de esa sociedad y tal vez insinuamos únicamente su carácter sociológico, pero no cabe duda de que nos obsequia con un perfil de los requisitos, tanto de las cualificaciones que ha de tener el trabajo

* Giinilan (véase nota 3), pág. 218-

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74/ Roben L Heilbroner

La expansión gradual del saber no es, sin embargo, la única limita­ción que impone un cierto orden al desarrollo de la tecnología. La se­gunda limitación es la competencia material de la época, su nivel de pericia técnica. Por ejemplo, para fabrícaí* una máquina de vapor se necesita no sólo conocer algo las propiedades elásticas del vapor, sino también ser capaz de fundir cilindros de hierro de considera­bles dimensiones con un. cierto grado de tolerancia. Una cosa es pro­ducir una única máquina de vapor como si fuera un caro juguete, como la máquina representada por Herón, y otra producir una mar quina que genere energía de una manera económica y eficaz. Las di­ficultades que tuvieron Walt y Boulton para conseguir encajar el pis­tón en el cilindró son una muestra de los problemas que plantea la creación de una tecnología en comparación con la creación de una única máquina.

Sin embargo, hasta que no se consolidó la tecnología metalúrgica —de hecho, hasta que no arraigó una embrionaria industria de má-quinas-heiramienta-— no fue posible crear una tecnología industrial. Por otra parte, la competencia necesaria para crear esa tecnología no reside únicamente en la capacidad o incapacidad para fabricar una determinada máquina (estamos pensando en la malhadada cal­culadora de Babbage como ejemplo de máquina nacida demasiado pronto), sino en la capacidad de muchas industrias para modificar sus productos o procesos a fin de adaptarse a un cambio de un pro­ducto o proceso clave.

Este requisito necesario de la congruencia tecnológica *" nos brin­da una causa adicional de lá secuencia, pues la capacidad de muchas industrias para coópei"ar en la producción del equipo necesario para una fase «superior» de la tecnología depende no sólo de los conoci­mientos o meras cualificaciones, sino también de la división del tra­bajo y de la especialización de la industria, la cual depende, a su vez, en gran medida del mero volumen del stock de capital. Así pues/la lenta y dolorosa acumulación de capital, de la que se deriva la diver-sifícación gradual de la función industrial, se convierte en un regula­dor independiente dei alcance de la capacidad técnica.

AI formular este argumento general en favor de una pauta deter­minada de evolución de la tecnología —al menos en la medida en

aplica a la naturaleza. Se trata de una cuestión muy incierta. Pero habiéndonos áiries-gado ya tanto, nos aventuramos a sugerir que el desarrollo secuencial más o menos paralelo de-la comprensión cientffíca en Jas pocas culturas qiic lo han cultivado (prin­cipalmente la Grecia clásica. China, la alta cultura árabe y el Occidente desde el Rena­cimiento) hace que esa hipótesis sea posible, siempre que se observen los grandes tras­gos, no los detalles internos. "

* La expresión se encuentra en Richard LaPiere, Social Change. Nueva York, 1965, pág. 263 y sigs.

¿Son las máquinas et motor de la historia? /75

que esa tecnología afecte a la producción— no quiero exagerarlo. Soy muy consciente de que el razonamiento sobre las secuencias téc­nicas se critica por incurrir en la falacia post hoc ergo propter hoc. Pemiítasemé, pites, dejar esta fase de mí investigación sugiriendo nada más que la idea de que la tecnología productiva sigue una pro­gresión más o menos ordenada parece suficientemente lógica para justificar una mayor investigación empírica. Por decirlo de la forma más concreta posible, no creo que el molino de vapor siguiera por casualidad al molino manual en lugar de precederlo, ni es una mera fantasía en la actualidad hablar de la llegada de la fábrica automáti­ca. Parece que en cl futuro, al igual que en el pa.sado, el desarrollo do ia tecnología de producción dependerá de las limitaciones del saber y de la capacidad y, por lo Canto, será predecible, al menos en princi-

. pió, como fuerza determinable del proceso histórico.

II

La segunda proposición que pretendemos investigar no es menos difícil que la primera. Recordemos que se.refiere a la afirmación ex­plícita de que una determinada tecnología impone ciertas caracte­rísticas sociales y políticas a la sociedad en la que se encuentra. Es cierto que, como escribió Marx en La ideología alemana, «un deter­minado modo de producción o escenario industrial siempre va uni­do a un determinado modo de coopei-ación o escenario social» ' . O que, como dice en la frase inmediatamente precedente a nuestro pa­radigma del molino manual y el molino de vapor, «al adquirir nue­vas fuerzas productivas, los hombres cambian su modo de produc­ción, y al cambiar su modo de producción, cambian su fonna de vivir, cambian todas sus relaciones sociales».

Debemos dejar de lado por el momento, al igual que antes, algu­nos aspectos «culturales» de la cuestión. Pero si nos limitamos a las relaciones funcionales conectadas directamente con el propio proce­so de producción, creo que podemos afirmar realmente que la tecno­logía de una sociedad impone una determinada pauta de relaciones socialesa esa sociedad.

Podemos distinguir, de hecho, al menos dos tipos de influencia:

' Karl Marx y Friedrich Engels, The Germán Jdeology, Londres, 1942, pág. 18 fcita-do en adelante como La ideología alemana). .

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72/ Roben L Heilbroner

ciedad en la que aparece. No afectan directamente a la opinión de que existe una determinada secuencia de tecnología productiva para las sociedades que están interesadas en originar y aplicar esa tec­nología. ,

¿Qué evidencia existe de esa opinión? Propondré tres pruebas su-gerentes;

/v<3 simullaneidad de la invención

El fenómeno del descubrimiento simultáneo es perfectamente co­nocido '. Desde nuestro punto de vista, sostiene que el proceso del descubrimiento tiene lugar a lo largo de una frontera perfectamente definida del saber más que por sorpresa. Hay que reconocer que el concepto de «simultaneidad» es impresionista ^ pero el fenómeno relacionado con el del «agnipamienlo» tecnológico sugiere de nuevo que la evolución técnica sigue un rumbo secuencia! y determinado en lugar de aleatorio •*.

La ausencia de saltos tecnológicos

Todos los inventos y las innovaciones representan, por definición, un avance del arte con respecto al punto de partida existente. Sin embargo, la mayoría de los avances, especialmente cuando se obser­van retrospectivamente, parecen esencialmente acumulativos, evolu­tivos. Si la naturaleza no da saltos repentinos, tampoco parece que los dé la tecnología. Para explicar lo que quiero decir poniendo un ejemplo exagerado, no encontramos experimentos de electricidad en el año 1500 o intentos de extraer energía del átomo en el año 1700. En conjunto, el desarrollo de la tecnología dé producción presenta

' Véase Robert K. Mcrton. «Singlelons and Múltiples in Scientific Discovcry: A Chaplcr in the Sociology oF Science». Procceáings of the American Philosophical So-ciety. 105, octubre, J96I, págs. 470-486.

' Véase John Jewkes, David Sawers y Richard StJlIerman, tlie Sources of Invention, Nueva York, 1960 (edición de bolsillo), pág. 227. para una opinión escóplica.

«Se pueden contai- 21 medios escncialmcnlc difercnles para volar, ai menos ocho métodos básicos de prospección geofísica; cuatro formas de hacer explosivos de ura­nio: ... 20 ó 30 maneras de conirolar la natalidad... Si cada uno de estos inventos fuera autónomo, es decir, sin causa, ¿cómo podríamos explicar su aparición en estos grupos funcionales?» S. C. Gilfíllan, «Social Implications of Technological Advance», Current Sociology, 1, 1952, pág. 197. Véase también Jacob Schmookier. «Eeonomic Sources of InvenLive Activity», Joirmal of Eeonomic History, marzo, 1962, págs. 1-20; Richard Nclson. «The Economics of Invention: A. Survey of ihc Lileratúre», Journal of. ií/í.íi"i7es.?, 32. abril, 1959, págs. 101-I19. . '

¿Son las máquinas el motor de la historia? /73

un perfil bastante uniforme y continuo en lugar de un perfil de aris­tas recortadas y discontinuidades.

El carácter predecible de la tecnología

Existe una larga historia de predicciones tecnológicas, algunas ab­surdas, otras no "*. Lo interesante es que el desarrollo del progreso téc­nico siempre ha parecido intrínsecamente predecible. Eso no significa que podamos establecer el futuro caiendaiio de descubrimientos téc­nicos ni excluir la posibilidad de que surjan sorpresas. Sin embargo, me atrevo a afirmar que muchos científicos estarían dispuestos a rea­lizar predicciones generales sobre la naturaleza de la capacidad tecno- -lógica a veinticinco o incluso cincuenta años vista. Eso sugiere tam­bién que la tecnología experimenta un desan-oUo secuencial en lugar de surgir de una manera más articsgada.

Ni que decir tiene que soy consciente de que estas pequeñas prue­bas no constituyen nada parecido a una «demostración» de mi hipó­tesis. En el mejor de los casos, siéntanlas bases sobre las que podría construirse un caso prima facie de verosimilitud. Pero me gustán'a refoi"zar ahora estas bases sugiriendo dos razones más profundas por las que la tecnología debe mostrar una historia «estructurada».

La primera es que existe una gran limitación que siempre influye en la capacidad tecnológica de una época, la limitación de su acervo acumulado de conocimientos. La aplicación de estos conocimientos puede no estar a su alcance; por ejemplo, la tecnología del molino manual no se encontraba en modo alguno en la frontera del saber técnico medieval, pero la realización técnica difícilmente puede pre­ceder a lo que saben generalmente los hombres (aunque el experi­mento puede mejorar acumulativamente tanto la tecnología como el saber al mismo tiempo). Sentimos que, especialmente desde media­dos del siglo XIX, la reducción de las,limitaciones de la tecnología procede de la superación de barreras dél conocimiento científico, una reducción de las limitaciones que da como resultado la sucesiva llegada de la etapa eléctrica de la tecnología, la química, la aeronáu­tica, la electrónica, la nuclear y la espacial ^'..

•* Jewkes er al. (véase nota 2) presenta un catálogo de aleccionadores eirores (pág. 230 y sigs.). Por olra parte, para un sobrio esfuer/.o predicljvo,. véase Francis Beflow, «The 1960s: A Forecast of Technology», Fortune, 59, enero, 1959. págs. 74-78; Daniel Bell, «The Study of the Fulure». Public Interesl. 1, otoño, 1965. págs.' 119-130. Las pre­dicciones modernas prevén probables vías de avance científico o de función tecnológi­ca más que ia viabilidad de máquinas especificas.

' Ahora la investigación retrocede, sin duda, un paso y nos obliga a prcgunlarnos si existen etapas inherentes en la expansión del saber, al menos en la medida en que se

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70/ Roben L Heilbroner

Que las máquinas son en cierto sentido el motor de la historia —que el nivel de tecnología influye directamente en el drama huma­no— es, desde luego, evidente. Que no son totalmente él motor de la historia, cualquiera que sea la manera en que se defina el término, es igualmente evidente, claro. El reto es, pues, ver si podemos decir algo sistemático sobre la cuestión, ver si podemos ordenar el proble­ma a fin de que sea intelectualmente manejable.

Para ello, es necesario desde el principio especificar detallada­mente nuestra tarea. Las máquinas son el motor de la historia de una serie de importantes maneras de las que no nos ocuparemos aquí. Poi- ejemplo, podemos estudiar fa inriuericía de la tecnología en cl cur^o político de la liistoria, evidente sobre todo en cl papel funda­mental que desempeña la tecnología bélica. También jíodemos estu­diar la influencia de las máquinas en las actitudes sociales que sub-yacen a la evolución histórica: estamos pensando en la influencia de la radio o de la televisión en la conducta política. O podenios estu­diarla tecnología como uno de los factores que configuran el varia­ble contenido de la vida de una-época a otra: cuando hablamos de la «vida» en la Edad Media o en la actualidad, definimos una existencia cuya textura y sustancia está eri gran medida relacionada estrecha­mente con el orden tecnológico vigente.

Ninguno de estos problemas constituyen el teirna de este ensayo. Propongo examinar,-más bien, la influencia de la tecnología en la historia en otra área, un área definida por la famosa cita de Marx an-ites expuesta. XM cuestión que nos interesa aquí se refiere, pues, a la ¡influencia de la tecnología en la determinación de la naturaleza del orden socioeconómico. La pregunta, formulada en sus términos más sencillos, es la siguiente: ¿Provocó la tecnología medieval el feudalis­mo? ¿Es la tecnología i ndustrialuna condición necesaria y suficiente para que surja el capitalismo? O, por extensión,"¿constituirá la tec­nología del ordenador y del átomo la causa ineluctable de un nuevo orden social?

Nuestra investigación, aun en este sentido limitado, promete ser amplia y difusa. Por lo tanto, no trataré de abordarla de golpe, sino en dos etapas:

• 1. Si paitimos del supuesto de que el molino manual «trae» el feudalismo y el molino de vapor el capitalismo, este supuesto sitúa el cambio tecnológico en la posición de principal motor de la historia social. ¿Podemos expHcaí", pues, las «leyes del movimiento» de la propia tecnología? O formulando la pre­gunta menos pomposamente, ¿podemos explicar por qué la tecnología evoluciona sigm'endo la secuencia en que lo hace?

2. Una vez más, jnteipretando hteralmente el paradigma mar-

¿Son las máquinas el motor de la historia? /71

xista, ¿qué queremos decir exactamente cuando afirmamos que el moUno manual trae la sociedad feudal? ¿Cómo afecta exactamente el modo de producción a la superestructura de relaciones sociales?

Estas preguntas nos permitirán contrastar el contenido empírico —o, al menos, ver si existe tal contenido empírico—- en la idea del de­terminismo tecnológico. No creo que sorprenda a nadie si anuncio ahora que en nuestra investigación encontraremos algún contenido y una considerable ausencia de pruebas... Lo que quedará entonces por hacer será ver si podemos situar los elementos salvables de la teon'a en la perspectiva histórica; en una palabra, ver si podemos ex­plicar el determinismo tecnológico liistóricamcntc, a.sícomp explicar la historia por medio del determinismo tecnológico.

I

Comenzamos con una dificilísima cuestión apenas facilitada por el hecho de que no existan, hasta donde yo sé, estudios empíricos en los que basar nuestras especulaciones. Es saber si el desarrollo tec­nológico sigue una secuencia fija y, por lo tanto, existe una senda por la que deben ti-ansitar necesariamente las sociedades que están desarrollándose desde el punto de vista tecnológico.

Creo que existe una secuencia de ese tipo: que el molino de vapor sigue al molino manual no por causalidad, sino porque es el siguien­te «paso» en la conquista técnica de la naturaleza que sigi.ie una y sólo una gran vía de avance. En otras palabras, creo que es imposi­ble pasar a la era del molino de vapor sin haber pasado por la era del molino manual y que, a su vez, no podemos pasar a la era de la cen­tral hidroeléctrica sin haber dominado el molino de vapor ni a la era de la energía nuclear sin haber pasado por la de la electricidad.

Antes de intentar justificar tan radical afirmación, permítaseme hacer unas cuantas matizaciones. En primer lugar, soy absolutamen­te consciente de que no todas las sociedades tienen interés en desa­rrollar una tecnología de producción o en dedicarle el mismo grado de energía social. Soy muy consciente de las diferentes presiones que ejercen las distintas sociedades en el rumbo que sigue la tecnología. Por último, no hago caso omiso de la diferencia entre el descubri­miento de una máquina y su aplicación como tecnología, por ejem­plo, el invento de la máquina de vapor (eolípida) por parte de Herón de Alejandría mucho antes de su incoi*poración a un molino de va­por. Todos estos problemas, a los que volveré en el último apartado, se refieren, sin embargo, a la manera en que la tecnología hace las paces con las instituciones sociales, políticas y económicas de la so-

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68/ Michael L Smith

Sin embargo,, parece que estamos saliendo lentamente de lo que Langdon Winner ha denominado «sonambulismo tecnológico», dán­donos cuenta de que como cultura nacional no somos ni Daniel Boo-ne ni Bonnie y Clyde y ni siquiera los tripulantes de la nave espacial Bnierprise. Nos parecemos más a un Walter Mitty de nuestros tiem­pos, sacados de nuestra ensoñación para descubrir que ios paisajes por los que conducimos, el combustible que consmnimos y cl üire que contaminamos no se quedan atrás conforme vamos camino de otra «frontera última» '^. Nuestro escuiridizo destino podría estar más cerca de !o que pensamos. Hn la década de 1960, Márshall McLujian hizo un canto a la «aldea global»; desde entonces hemos dcsciibici"to que Iodí)s los que habitamos en esa aldea «caminamos en la tiirccción del viento», consumiendo las bendiciones y ki.s maldi­ciones óc la tecnología con catla aliento. Nucstixis nucvus fronteats no son geográficas.

¿Cómo.sería «Science on the March» en el año 2002? Los histo­riadores se muestran reacios a describir el futuro, pero estoy di.s-puesto a j?i"oponcr una fantasía utópica para contribuir a llcnai" cl vacío que se producii'á sin duda tras la desaparición del determinis­mo tecnológico: un escenario caracterizado no por la precipitada carrera hacia horizontes lejanos de progreso, sino por una versión propia de The Day tlie Earlh Slood Still. Todo se detiene durante un breve periodo. Todo el mundo se sale del automóvil del futuro, cami­na, habla con los demás sobre lo que ha de hacerse. Comienza a tra­zar sus propios mapas de carreteras nunca transitadas. Coincide en que la pericia social exige un esf\terzo colectivo y no debe seguir confundiendo.se con pericia técnica. Redefine la seguridad nacional, desmantelando los bombarderos Stealth y los sistemas de satélites lá­ser SD] y convirtiéndolos en asistencia prenatal, cobertura sanitaria universal, energía scgiu-a, aire y agua puros, transporte público fia­ble y eliminación del hambre. Deciden sustituir los pesticidas por técnicas de gestión, integrada de las pestes. Inician un proyecto de conversión para eliminar las gi-andcs presas de los ríos occidentales y reducir lo más posible las consecuencias de la industria para el me­dio ambiente. Los gmpos de presión promilitares, sintiendo que su labor ahora es superflua, optan por convertÍi-se en historiadores y empiezan a relatar las historias que se desain*ollan en torno a ellos en aras del interés nacional.

'• ]-angdon Wiimer-, The Whcile and ¡he Reactor: A Search for Limils in an Age of Hifih Technology. Univci"si!y yf Chicago Press, I9S6, pág. 10.

Robert L. Heilbroner

Entre los estudiosos representados en esta antología, el hisloriador económico Robert Heilbroner es quien más defiende el deierminismo tecnológico. Pero lo defiende con reservas minuciosamente expuestas. Su ya clásico ensayo de 1967 traía de especificar fiasta qué ptmto la tecnología detennina <fla naturaleza del orden socioeconómico», mos­trando que el cambio tecnológico sigue una secuencia más o menos or­denada de desarrollo e «impone ciertas características sociales y políti­cas a la sociedad en la que se encuentra». Sin embargo, en lagar de adoptar una firme postura en 'favor del determinismo tecnológico, Heil­broner opta por una versión «blanda», porque ve un complejo escena­rio histórico en el que la tecnología, al tiempo que actúa sobre la socie­dad, también refleja la influencia de las fuerzas socioeconómicas en su desarrollo. En idtima instancia, ve en la tecnología im poderoso «fac­tor mediador» más que la influencia determinante en la historia, cues­tión que reitera y amplía en el ensayo retrospectivo siguiente.

«Do Macltines Make History» apareció por primera vez en Techno­logy and Culture (8. julio, 1967, págs. 335-345).

• «El molino manual trae la sociedad feudal; el molino de vapor, la sociedad capitalista industrial».

(McUTí, La miseria.de la filosofía.)

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l-;siiKlud:iblcl;i;ic(u;lIidaddcl(cm;i iccnoiógico. No pas;i din sin ciuc oigamos novedades impaclantes. Sin embargo,habI<irdc"impacto.s" de la tecnología sobre la sociedad, acoplar un determinismo tccnoló-i:ico "duro", no es corréelo. Ul sis-tcmn social infinyc a su vez sobre ia tecnología. Se trata de una relación recíproca, de fccd-hack. Estas y otras muchas cuestiones se expo­nen en "El Fuego de Prometeo'". Son aspectos llamativos de esta obra: la cvohición de la ciencia, la distinción cntrc"cicncia" y "tecno­logía", sus vinculaciones, las rela­ciones del "saber" con cl "poder", la historia, la historiografía, la filo­sofía y ia ética de la tecnología.

CT 0070 ISBN 950-23-0570-1

Colección

Cicncio y Técnica

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TECNOLOGÍA y SOCIEDAD

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SUMARIO

1. Ciencia y tecnología. Distinciones conceptuales. 2. Definiciones de tecnología. 3. Las diferencias. 4. Una clarificación didáctica. 5. Tecnología y ciencia como fonnaS' de actividad humana, 6.- Rela­ción histórica tecnología- ciencia. 7. ¿La tecnología es ciencia apli­cada? 8. Relaciones entre tecnología y ciencia. Los contextos. 9. La conformación social de la tecnología. 10. Sobre determinismo tec­nológico. 11 .-¿Qué conforma a la tecnología? "

I .

í: MATERIALES BÁSICOS

D. de SOUA PRÍCE: (1975) Science since Babylon, Yale Univ. Press. W.G, OGBURN: (1950) Social Change, Viking Press, N: York. D. MACKENZIE ¿d): (1987) The Sodal Shaping of Technology, OpenUniv, Press,

Philadelphia. •5:rSTAUDENÍííAEERr(-t©75)-red2ríoio5y5íOiyíeíiers.^^ M.- BUNGE: .(1989) Seudodencia e Ideología. Madrid, Alianza. -R. MC GINN (1991) Sdence. Technology and Sodety. Prentice Hall, New Jersey.

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1. CIENCIA Y TECNOLOGÍA. DISTINaONES CÓNCEHIiUALES

, i- ; -Hay.quedarificar la naturaleza y funciones de la ci^xia y la techt^

logia en las sociedades contemporáneas." La confusión sc.^re eotas entiz dades es erfensa; y alimenta concepciones erróneas que suelen teñe.. consecuencias: ndeseableS', tales como una mala .crian;ación de los fondc'~ públicos o una-eqxávGcada deterniinación de prioridades en las política ' púbUcas. ''Gien::ia ' y^ lecnología" son entidades-distingi.üKes, *són.forma„--dístíntás-y^rópiás-de~^fvidades humanas; y sus relaciones mutuas ha'" cambiado la hiistoria, desde un aislamiento inicial hasta un?-interpenetración, q simbiosis enla era contemporánea que. debido a ello, precisamente, producen confusión.- "

2. DEHNICIÓNES DE "TECNOLOGÍA"'

Hay casi tantas-fórmulas de definición como-autores se han ccupado„ de tecnología e:i general. Una definición co.piprensiva fue ensayada en e. "Harvard ::Procram of Technology and Socieíy" por su director E ' Mesthene; "Kmwledge appUed to pracücal purposes". Esta deSnición-

14. La técnica.es vieja como la humai:idad. La tecnología, en c-imir-io, es reciente ' Tomó cuerpo en lalprimeralíevolución Industrial, cuando se percibió que todo lo que es^ construido por losi hombres puede serlo según los principios de ¡a ciencia. Ivathar Rosenberg, puniuaimeíite. ubica la aparición de la tecnología Hacia 167S. cuando a fron-, tera de la técnica pccidental .emp.e.zii.3jJ£spla2aiseL-desde-el-:!mundo-wi£ible::-deJat palancas, engranajes, válvulas." ejes.'poIeas_^Y__guJnches hacia d..mun,dp_jiyÁsíb:ejí.e los -''atbiñós, molé"culaá,"elecü"Óries.../vÍr^ del avance hacia la interacción entre el trabajo de los cientíCcos básicos y si de los ~

"cienilñcos industriales. (Rosanbérg y BirdzeU, 1986.). _

i 4 9 -

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;^ :-^} fuego de Prometeo

"mereció un comentario de Peter Drucker en el sentido de ser demasiado amplia, con un ejemplo irónico:

"un zorro que ha aprendido a no cruzar la autopista Trans Canadá durante las horas del día, como lo sabe la mayoría de eUos, aplica tecnología?"

A, Hunter Dupree la define como "un sistema de información que • conecta al Homo Sapiens con su ambiente". En su opinión, la presencia

del lenguaje y la sociedad desde el primer horizonte humano hace que "sistema de información" sea la analogía más próxima de la tecnología. El sistema de información que es la tecnología no puede ir lejos sin lenguaje, desde que el nombrar las cosas hace posible el intercambio eficiente de información con el ambiente. Las herramientas en si mismas transmiten también mensajes a sus usuarios. La sociedad es también un vehículo, desde que padres, madres y maestros pasan a los hijos o a los

..; aprendices información- que no pueden verbalisar y que está embebida ,.; enla coordinación práctica y experta ojo-mano del artesano. 'No es por í-.,nada que hasta el siglo XX la mejor manera de trasladar-lateralmente •;•.-.información en el espacio en corto tiempo haya sido el transporte de •-, artesanos expertos.

Se ha dicho que "tecnología es el "saber-cónio" (Khow-how); frente - a ciencia que es "saber por qué" (know-why). La monumental A History of Technology, de Ch.Singer-Holmyard-Hall, se presenta como "A history of how things have been done or made", definición que correspondería más bien a "técnica".

• Las definiciones se deben interpretar como intentos de comprensión sintética desde ángulos diferentes.

Desde el "ángulo epistemológico", Mario Bunge dice que ••

"la tecnología es la técnica que emplea conocimiento cientí­fico". • •• • • • - • • ' • . . •

Más precisamente: ' ' ' •

"lín cuerpo de conociniiento es una tecnología áiVy'solamen-te si: 1) es compatible conlaciencia'coetáneaypontrolablepor el método científiop; 2) se-lo empleap'aira cQniípráf,..transformar

--e-créar- eosa-s-cr procesos: nattrr3le'S ;d." óciálés""'."''" ""'

50

Tecnología y sodedad

Desde la Sociología, Talcott Parsons señala que

"la. tecnología es la capacidad socialmente organizada para • controlar y alterar activamente objetos del ambiente ñsico en interés de algún deseo o necesidad humana".

. N. Rosenberg (1972) observa que esta definición excluye aspectos como sus usos para la manipulación de la gente, como los avisos comer­ciales en T.V. y otros medios, O, alternativamente, los cambios en las relaciones de poder entre grupos humanos.'-(Ejemplo: Cortés, con 600 hombres provisto de mosquetes, dominando el reino azteca).

Desde un "punto de vista económico", Sábato la define como

"el conjunto ordenado de conocimientos necesarios para la producción y comercialización de bienes y servicios".

Galbraith (The New Industríal State) dice que es

"la aplicación sistemática del conocimiento científico, o de otro tipo de conocimiento organizado, atareas prácticas".

Habría que señalar que la irrupción del factor tecnológico en el análisis económico ha ILevado a una cierta confusión de tipo "la parte por el todo", Así se habla corrientemente de "tecnología", al aludir a aspectos de ella como la innovación o el cambio tecnológico en productos o procesos. Al id.entificarse un factor tecnológico con "tecnología'.' se produce un empobrecrnaiento. coriceptüal que no carece de riesgos porque oscurece, necesariamente, el carácter eminentemente cultural de la tecnología. . ."

• Otras veces el uso del vocablo en singular puede ser menos inocen­te. El reclamo de que la tecnología es value-neütraJ y la critica correlativa a ac[ueUos que se atreven a hablar contra el "progreso" está incorporada en el pasaje siguiente de un aviso a toda página de "United Technologies" de IQSS. Nótese el uso llamativo —escribe Staudenmaier a una nota al pie— de la palabra "tecnología" en singular. Enla retórica del progreso no pueden hacerse distinciones entre varias tecnologías: todas son parte de una .fuerza móvü singular.

"BÜñcaUy. technology is neutral. There is nothíng inherenüy either good or bad aboutit R is simply a too!, a servant,. to be

51

"ñccfBüüuiii-

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EJ fuego de Prometeo

reñneó, 'directed and'áéployed'by peóple for whateverpurposes they waxitfuMed.. Sofast do tin:ies change because oftedmology, that same people, desoriented by de pace, express yeaming for simpler ¿¿mes. They'd like to tum back the technological dock Büt longingfor the prinútive is utter foUy"'.

Desde el "ángulo cultural" la tecnología se presenta con facetas múltiples.' Así Amold Pacey la define "una actividad humana y una parte de la vida".'^

Utiliza su metodología de enfocar a la tecnología como "práctica tecnológica" (por analogía con la "práctica médica") e identifica .tres aspectos sustantivos que se interrelacionan: el aspecto técnico, el aspec­to organizacionai y el aspecto más precisamente ideológico o cultural.

3. LAS DIFERENCIAS ^

D. de Solía Price, quien fiíe uno de los primeros en ocuparse de este asunto ® decía' que era una conñisión peligrosa la que existía eií tomo a esos dos conceptos. Se^supone 7-decía—• que la ciencia pura o básica 'se'obüpá^de éxitendér "lá'naturaleza y-lo'qiie uno entonces tiene'que hacer es aplicar: está ciericia para hacer tecnología, desarrollada como uno quiera .para sujetar la naturaleza a la voluntad del hombre. A causa de este modelo simple parece claro que de la'ciencia fluyen" todos los beneficios que queremos, y el truco es.-sirnplemente hallar medios in-' geniosos de aplicar todo éste conocimiento qué tenemos, empujando la frontera de él en tanto avanzamos. -Esto es e-rróneo; - - ••.•.-

• La ciencia yla^ tecnología son ocupaciones creativas. En estas- áreas usamos la palabra "excelencia" para señalar algo que ocurre una vez entre 1.000 personas, y "genio"-cuando ocurre una vez en 1.000.000. Ambas son competitivas. Edison y Einstein podrían acordar én .que la parte más grande de su motivación es, por cierto, "llegar primero, antes que los otros".

En este punto surge uno de los mayores e interesantes contrasíes entre ciencia y tecnología. Eñciencia, uno sabe que derrotó al otro cuan­do publica primero. En tecnología, ocurre lo contrario. Hay que proteger el invento, patentarlo, eludir el espionaje industrial. La diferencia emerge

15. Ths Culture of Technology, Oxford, 1983. 15. "The Difference between Science and Technology"

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'í-'-Tecnología y scdecíüd

del hecho de que, aunque la ciencia es filosóficamente un proceso de generalización e invención de leyes, la naturaleza aparece actuando como si hubiese un solo mundo a descubrir. Más, actúa como si tuviera que ser descubierta en una suerte de modo de striptease, capa por capa. Si Boyle no hubiese descubierto su ley, otro lo hubiese hecho. (En realidad, Mariotte lo hizo), Si Planck no hubiese descubierto su constante, otro lo hubiese hecho. Si bajase un hombrecito verde de un plato volador y pudiésemos conversar con él, hallaríamos que la ciencia de eUos es muy similar a la nuestra. Su constante de Planck sería como la nuestra. La ciencia es completamente supraríácional. Es la misma en la URSS que en E.E.U.U., para el católico o el ateo, para el planeta tierra o la más lejana galaxia. Pero seguro que ellos no tendrían lámparas eléctricas como las nuestras; quizá tengan luciérnagas o algo por el estilo. No tendrían antó-móviles, así como nosotros no tenemos platos voladores. La tecnología es una suerte de propiedad arbitraria de una civilización, en tanto la ciencia parece seguir más un dictado de la naturaleza que una propiedad de nuestro cerebro.

Estos que hemos comentado son oupuis diferentes de una y otra. Se puede casi usarlos para caracterizar los modos de investigar. . Si, Guafldo alguien ...trabaja, el., producto principal, de-su,-investigación es conocimiento, áTgb que tiene que ser publicado abiertamente, ha hecho ciencia. Si, por el otro lado, el producto de su labor es primariamente una cosa, un químico, un proceso, algo para ser vendido o comprado, entonces ha hecho,tecnología. . .... . . . • .

. En cuanto a los inputs', los de jos científicos son primordiálrñénte los papers de colegas, con abundantes citas de otros colegas; en todo caso libros, y cada vez más,.el diálogo telefónico o en congresos-conmienxbros áelinvisible college de pares. Los tecnólogos tienen hábitos diferentes. Sus mejores lecturas son los avisos, justamente donde culmina el proceso del secreto de la investigación tecnológica.-

¿Cueles sontas relaciones entre estos "mellizos terribles"? La cien­cia es una suerte de' rompecabezas creciente que en un momento, con un nuevo conocimiento, se soluciona. La tecnología crece de un modo sünilar. Es evidente para cualquier historiador de la tecnología que casi todas las innovaciones se producen, desde innovaciones previas antes que por la inyección de nuevo conocimiento científico. Hay una suerte de "estado del arte" en tecnología, que opera como la firontera de la inves-

,ÜS:acLQn_§nJai:i_encia-JÍD_vemQSJ¿en e.at04).orque.L^ escondiendo más bien que gritando desde los techos como hacen los científicos. Por cierto, que una de las dificultades primordiales para es-

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ssaaag^^Bgaaaaa I^^SfBfTtf T^j", i| Jf ¡ 'i Jjt - * i '

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^ Ei fuego de Prometeo

los hombres, pueden ser -istos según diferentes aspectos: productos, funciones, procesos, por ejemplo. Se pueden "diferenciar contrastando algunos de ellos.

Con relación a los productos (outputs) la tecnología produce technics y diseños relacionados con la técnica (procedimientos, planos, análisis que producen al diseñó o-producción de technics). Ejemplos: un sistema de-control de calidad, un programa computarizado para operación de tránsito rápido. La ciencia, en cambio, tiene como producto característico un conocimiento de la naturaleza-basado en una teoría del mundo ma­terial.

En cuanto a fi.]nciones radicales: Los seres humanos usan la tecno­logía para disminuir su •'/ulnerabílidad y extender sus capacidades: la tecnología intenta compensar el hecho de que el hombre es finito, no es omnipotente ni inmortal, ni omnipresente. Lo que quiere hacer, en resu­men, es expandir las posibilidades prácticas del hombre. La ciencia, por su parte, se consagra a la producción de conocimientos -cuya función básica es alcanzar una comprensión mejorada de la naturaleza.

Con relación a ios procesos: Los caracíeristicos de la tecnología tienen estos pasos: a) Identificación de una necesidad, des'eó u oportu­nidad que pueden satisfacerse por medio de la técnica.b)-fase de-diseño, c) fase de producción.d).fase de uso. En contraste, la ciencia incluye: a) identificación del fenómeno de interés, b) formación de una hipótesis o teoría, c) aplicación de ella al fenómeno, d) evaluación de su adecuación; adopción o.rechazo según ella.

También Bertrand-GÍÜe "(1928) analiza en su'monografía sobre el "conocimiento .técnico" la singularidad de éste. Discute" el prejuicio que. adjudica la racionalidad exclusivamente al conocimiento científico y que supone la "falta de lógica" o el "empirismo" — o, a veces, la calidad de "ciencia-.aplicada"—- de la técnica. -

. Hay, dice; una técnica a-científica: Por ejemplo la de ün mecánico que repara el automóvil. El hombre ignora los trabajos teóricos de Beau dé Rochas sobre el ciclo de cuatiro tiempos del motor, pero sabe repa­rarlo. Es un tipo de conocimiento que, incluso, tiene grados, desde que hay buenos y malos mecánicos, y aun excelentes que se guían por el

^ruido del motor. El conocimiento erripírico, sin teoría; .¿es sólo ''conocí^ miento aproximado" como piensa Bachelard? El conociirüentó' técrüco se transmitía tradicionalmente en el taller, por "el gesto y la palabra". Los -re-grartreníO'B'"del"a?Cóipar Cii5"ñes limitaban elnúfnerb"de aprendices no tanto por una suerte^de malíhusianismó artesanal sino por la dificultad de

^56

Tecnología y'koaédád '^''

explicar los "tecnemas" necesarios a un número demasiado grande de individuos.,"La receta" es otro método, superior. Es un saber de memoria, el efecto de una acumulación de observaciones, como vemos toda- /ía en las recetas cufinarias.'Pueden trasmitirse por escrito, y esa es su supe­rioridad sobre el gesto y la palabra. La agricultura es uno de los sectores más fieles. Recetas de tiempo, de época, de aspecto. Hay también recetas de calidad y recetas de mezcla, como las de bronce de campanas o de cañones..

Un paso más constituyen la descripción y el diseño. Diderot-D. . Alembert daban métodos para el'discurso descriptivo, e ilustraciones y

figuras que incluyeron proñisameníe en la Encyclopédie. Pertenecen a lá tradición que viene desde los mecánicos alejandrinos, pasando por Vitruvio, Leonardo, Francesco Martini y, finalmente los "libros de má­quinas" entire los cuales tiene lugar prominente De re metallica de Agrícola.

Hay, finalmente, una técnica científica. Es la que no pudo haber surgido sin un corpus científico establecido. Ejemplos son la industi a química y nuclear.

Hay niveles de cieníificación. Y hay un margen irreductible a la ... ciencia en el conocimiento técnico. H cálculo, maíematización elemental de.lajécnica, ya tiransfprraa el ra,zon.amientp.. al incluir tablas, módulos y. fómjulas algebraicas... . ' , ' . : :'•.. . •

En el mundo contemporáneo las fronteras son difíciles de discernir. El enorme aparaíaje técnico de la ciencia modema, las exigencias científicas del conocimiento técnico —la química presentó a finales del siglo XIX esta unión indivisible por primera vez— hacen que sea difícil

" disociarlas. No podrá en adelante, sostiene Gille,- haber técnica sin ciencia. Todo

mezclado con., cuestiones dé tipo económico caracteristicamente en la faz del ".desarrollo".-Pero el esquema científico permanece siempre diferente del esquema técnico, a pesar, de las relaciones inüñncadas.

A la inversa de la fórmula científica, la fórmula técnica puede ser' objeto de una patente. La patente —descripción y, si es necesario, dise­ño— es la base del conocimiento técnico. Es ella la que tirasmite la in­novación. Pqr lo tanto es en las patentes donde convendría investigar la frontera entre conocimiento científico y conocirmento técnico.

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•", 'Bl fuego de Prometeo " i - " - ,

cribir la historia de la tecnología es que el trabajo más grande es el de - ' anticuario, de üraiisferir el estado del arte en un" tiempo dado en forma

escrita. H frente de investigación en ciencia existe en la forma de ideas escritas, de modo que el trabajo del .historiador es más fácil y menos anticuario.

4. UNA CLARIFICACIÓN DIDÁCTICA

• Una distinción útil es la que provee Me Ginnen forma de cuaüro significados para "tecnología" y cuatro simétiricós para "ciencia".'

"Tecnología" es usado:

1) Como technics. productos materiales de fabricación humana; artefactos o, en términos ingenieriles, hardware, producidos por

' una persona, grupo o sociedad. Hay varias subcategorías:-he­rramientas, máquinas, implementos, insüirmentos (como com­putadoras, bicicletas, martillos, armas, microscopios —y edifi-

V oíos, ropas, pianos, etc.). No se refiere directamente al 'utensiUo . '^ particular sino más bien atipes genéricos o clases: "el reloj"/'la " -" * computadora''', más bien que a "mi reloj", etc. •

2) "Tecnología" como "una tecnología". Por ejemplo, la firase: "gran progreso se ha hecho en la tecnología de la bicicleta desde la Primera Guerra Mundial. Aquí "tecnología" se refiere al oomple-jo de conocimientos,.métodos, materiales y,'si cabe, piarles constitutivas (technics; ellas mismas) usadas en" una cierta clase detécnicas.Eneste sentido,, "tecnología" puede ser-usado tarito en singul'ar como en plural. Ejeniplo: "Muchas tecnologías están involucradas en la man.ufactiara de un' automóvil, tales como la tecnología del fireno. del motor,- de la'tiransmisión:" ' •

3) "Tecnología" como una forma de actividad cultural humana, una práctica humana, distintiva, como'son-"arte", "derecho", "religión".Es el tipo de actividad al que;.se^aplica^alguna.:gente, los tecnólogos (artesanos, maquinistas,.ingenieros, profesionales). Estos son los practicantes de la tecnología,' como los médicos son practicantes de la medicina. _ ' •

54

Tecnología y 'scde'dad '•

4) "Tecnología" como la empresa de una sociedad. Ejemplo: "H alunizaje del Apolo XI fiae un triunfo de la tecnología americana". Aquí se refiere al complejo de conocimientos, gente habílida-'

• des,..organización, instalaciones, technics, recursos fisicos, mé­todos y tecnologías que, tomados juntos y en relación uno al otro, están dedicados a la investigación, desarrollo, producción y operación de technics (a un tiempo dado y en una sociedad • nacional).

De estos cuatiro significados de "tecnología", el primero es el más ñmdamental y el último el más general y comprehensivo.

Los cuatro sentidos de "ciencia" que distingue el autor son aproxi­madamente simétricos.

1) "Ciencia" como conocimiento. Ejemplo: "Pasteur hizo con su teoría de los gérmenes patógenos una conüribución seminal a la ciencia médica modema". Aquí "ciencia" se refiere a un cuerpo de conodmieritos organizados, bien fundado, sobre fenómenos naturales -al que han contiribuido miles de personas.

"2)' '"Ciencia" como "un campo de investigációíi sistemático'dela naturaleza". Ejemplo: "La fisica es la ciencia más básica".

3) "Ciencia" como una forma de actividad cultifiral Irumana (similar al tercer sentido de "tecnología"). Tal como lo practican gente

,que ahoTa llamamos "científicos" y que antes eran Uamados "fi-• lósofos naturales" o. "sabios".

4) "Ciencia" como la empresa de una sociedad (como en el cuarto sentido de "tecnología") en cuanto dedicada ál estudio-y la com-prensióii del -inundo natural. Ejemplo: 'La ciencia alemana es

• reconocida como excepcional'-'. ._ -.

5. TECNOLOGÍA Y CIENCUV COMO FORMAS DE ACTIVIDAD- HUMANA

Mc"Ginn analiza particularizadamente a estas entidades como for­mas distintivas de actividad humana. Como muchos tipos de actividad de

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• ' 'El'fuego de Prometeo

6. RELACIÓN HISTÓRICA TECNOLOGÍA-CIENCIA

Esta relación tiene una historia que ha cambiado desde una virtual • independencia mutua enla antigüedad hasta una última asociación, o

más aun simbiosis, en la época actual. En la antigüedad la ciencia —salvo en algunas casos excepcionales

registrados en la escuela de Alejandría, por ejemplo: Arquímedes— no jugaba prácticamente papel enla técnica, mucho más antigua que aquélla.

En el Renacimiento, Leonardo (1452-1519), trabajando campos como anatomía, óptica, mecánica de fluidos y algunas especialidades ingenieriles, fue un ejemplo excepcional de- cierta influencia de los co­nocimientos científicos sobre la práctica técnica. Francis Bacon, (1561-1636) creció en tiempos cuando se habían realizados avances en me­talurgia y navegación, y se apficaban inventos decisivos como la pólvora

,y la imprenta. Quizá bajo la influencia de estas poderosas novedades .concibió la idea —que describiremos más adelante— de que la técnica

debía ser basada en el conocimiento científico para aumentar los pode­res del hombre y mejorar las condiciones de existencia, r

En el período que va desde el siglo XVII al XDC la relación sufre un _ cambio, pero es sobre todo la técnica la que influye en la. ciencia, fim-'damentalméníe de tires modos: T) por la provisión de instrumentos -Científicos, comenzando por el reloj y el telescopio, ambos imprescindibles ' para la ciencia galüeico-newtoniana. 2°) contribuyendo a un cambio en la visión científica del mundo. El maquinismo (que venía del siglo XIII) condujo por analogía a una-concepción del universo como un "reloj cronológico" y, finalmente, a una "filosofía mecanicista" pescartes) de la que es firuto, por ejemplo;-la noción del organismo humano como irrigado •• mediante el trabajo de una bomba (Harvey). 3^) La técnica influye sobre la configuración de los temas de la ciencia. Boyle, pionero de la nueva química, conquistado por la teoría mecanicista, es'uno de los fundadores (•1662) de la Royal Society, dedicada a las ideas de Baeon de que la observación cuidadosa y la experimentación metódica ^conducirían a descubrimientos científicos y avances técnicos. El sociólogo Robert Merton arializó varios, años de trabajos de la Royál Society y haüó que el 58% de los problemas elegidos correspondieron a íécnic.|.-Crninera,„textilj trans­porte marítimo). Aunque había poca base cieritíficá'ías ciencias, físicas pudieron después dar firutos.

Derek S. Price, coincidentemente, sostuvo que iosj:ambio^s_de _ • paradigma" eri la" cí^cia •—que' Kuhn ~atnbüye''áTa''aparición de datos incompatibles con la "teoría dominante"^ se debieron más bien a

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Técxiológía y sodedad

.cambios en la tecnología instirumental ("nuevas clases de ventanas para que los científicos mirasen").

En el siglo XVUI la conüribución de la ciencia a la técnica fue modesta. La excepción —discutida— puede haber sido la máquina de vapor.

En el siglo XDC se asiste a un tuming poini Emergen grandes in­dustrias basadas en la ciencia, principalmente quírnicas y eléctricas,"

• "Alémariia se'convierte en un gigante de la industria química. Para la industria eléctirica el descubrimiento básico fue el de la inducción elec­tromagnética por Faraday en 1831. Precedió en 50 años a la explotación, viabilizada por la dínamo que inventó el belga Gramme.

. En el siglo XX ya hablamos con propiedad de "tecnología". Un fe­nómeno notable fue el surgimiento del laboratorio de investigación in-.dustirial, la "-institución pivotal" del-nuevo sistema de desarrollo. La ac­tividad tecnológica se hace cada-vez-más dependiente del conocimiento científico. Así la investigación en genética, fisica y química resultaron cruciales para el desarrofio de la ingeniería genética, la energía nuclear y la industiria farmacéutica. Pero esa dependencia sin precedentes no es en modo alguno total. Conservan importancia la investigación empírica, la prueba-y-error y otiros enfoques sistemáticos. En realidad debe hablarse .más bien de una creciente interdependencia y una progresiva simbiosis entre ambas actividades. •••^:.--

7. ¿LA TECNOLOGÍA ES CIENCIA APLICADA?.'

La-controversia alcanzó prominencia durante los años sesenta a causa del furor quenodeó los resultados del Proyecto Hindsight publi­cados en 1966. Fue un estudio de envergadura (ocho años de prepa­ración), encarado por el Dpto. de Defensa de los E.E.U.U. para evaluar la importancia de la investigación básica en 20 de los más importantes sistemas de armas de la nación. El estudio concluyó que sólo una frac­ción del 1 % de los-eventos relacionados con el desarrollo de los sis­temas podría ser juzgado ciencia básica. El 91 % eran eventos tecno­lógicos y cerca del 9 % eran vistos como "ciencia aplicada". Las críti­cas que levantó la publicación del Hindsight condujeron a un segundo estiadio, TRACES, que demostró la dependencia de cinco innovaciones recientes respecto a investigación científica anterior.

17. H capítulo correspondiente de Histoire des Tecbniques... de B. Gille es reco­mendable como ilustradón ("Les Tecbniques de l'Epoque Modeme").

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El fuego^ de Prometeo • • .

:.-. • -j; -En "Technology and Cultirre" un número escaso de artículos adoptan la hipótesis de que la tecnología es ciencia apficada. Otiros critican esa foiinula; sin" constituir todo ello un debate forinal.

La respuesta por el sí

Mario Bunge tiene la posición más decidida por el sí. En el centi-o de ..su. argumentación está presente una división de toda la cognición humana en tires tipos: leyes científicas, reglas a-racionales de conducta y conocúniento "tecnológico".

Bunge afirma el poder'de la ciencia pura sobre todas las otras formas de cognición a causa de su monopolio de la motivación fibre-de-valores y la validez objetiva de su método experimental de control de las variables; Como tal, la ciencia es la-única fiaente de verdad; todas las otiras.formás de cognición dependen de" ella si quieren elevarse de su carácter a-racional. :.• • .

Divide el conocimiento a-racional en a) reglas de conducta- (reglas sociales, morales y legales); b).-reglas de tirabajo precientíñco (reglas del progresar .en los_ oficios;, -las artes, la .produccióh);-_c) - realas' de si^os. (sintácticas' y sérnántioas). No contienen en si mismas'verdad objetiva.

Las distingue de lo que llama "tecnología", que en su aplicación opera en dos caminos, que llevan a dos clases de teorías tecnológicas, substantivas y operativas-. - • . • • • ,

• "Las teorias tecnológicas "substantivas" sOn, ^esencialmente, - •- aplicaciones a'Situaciones próximas are'al'éS'de téóriáscíéntí-'

• ficas: así, una-íeoría^de vuelo-es'esencialmente-una aplicación de la dinámica de • fluidos- Las teorías tecnológicas "operacíonales", por otiro lado,.conciernen desde-el principio a las operaciones del hombre y complejos hombre^maquiná-'eh-situaoiones casi reales; así una teoría de 'management de aviación no tiene que ver con aviones sino con ciertas opera­ciones del personal. Las teorías tecnológicas substantivas, es­tán siempre precedidas por teorías científicas, en tanto las teo­rías operativas nacen de 'investigación aplicada' ".

"Lo que emplean no es conocimiento científico substantivo, sino el método dé la ciencia".

La teoría de Bunge establece una disyunción radical entire reglas

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Tecnología y sociedad

empíricas o a-racionales de artesanía antes de la revolución científica-y las teorías substantivas y operativas de la tecnología posterior. A causa de la históricamente única 'contribución de la ciencia, la práctica tecno­lógica modema ha dado acceso a la "reafidad objetiva" en una manera nunca posible anteriormente. Por eso es esta lecnologia modema la que puede ser definida como "ciencia aplicada". "Sus teorías son aplicaciones de leyes de la ciencia y sus reglas de praxis son aplicaciones del método de la ciencia".

La respuesta por el no

' La posición tecnología = ciencia aplicada ocupa un segmento pe­queño en la literatura de -"Technology and Culture". Sus autores son contiribuyerites marginales, pero, cuando, los historiadores de T&G critican la hipótesis no pretenden denigrar a la ciencia. -Su preocupación es más bien establecer el carácter único- del conocimiento tecnológico firente al reclamo absoluto que; como acabamos de ver, subordina radicalmente toda cognición no-científica al, status inferior de lina infancia intelectual

. precientíñcá. o una. aplieaciófi posoientífica.. , ' • . ,-• Los-historiadores deÍa"-tecnología rechazan, en general, la hipótesis

de que la dimensión cognitiva de la tecnología es ciencia aplicada., Un número substancial iníerpireta la praxis tecnológica como una forma de conocimiento antes bien que como una aplicadón de'conocimiento. Por-sus discusiones de los conceptos científicos, los datos problemáticos, la teoría ingenierü y la habilidad técnica, estos autores han comenzado a desarrollar un modelo complejo y provocativo. Si esto es el inicio de un nuevo tema en 'TSrC podemos lle-gar a que la,' más limitada cuestión "ciencia-tecnología" se colocará, como un subtema de un modelo más inclusivo. Las muchas inadecuaciones-del'tema cieiicia-tecnologíá apa­recen relacionadas^ directamente'con el interito de definir todas las cuestiones del conocimiento tecnológico en términos de una relación uno-a-uno con la ciencia. Por eso la definición en emergencia del co­nocimiento tecnológico como un estilo cognitivo único, podría explicar las muchas interacciones signiñcativas entre ciencia y tecnología en el proceso de reemplazar esta relación como un tema mayor de T&C.

Reinhard Rurup recuerda que la noción de tecnología como ciencia —aplicada está: -peí-ejQmplé^&iíiarMst&ry^fTec^mokygy^áe-Smgerrper^^

en el siglo pasado había grandes figuras de la tecnología en Alemania que tenían esa opinión, contira la cual el propio Engels "había reaccionado

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•^<LP. fuego Je Prometeo

sosteniendo que una demanda social produce tecnología y ésta, a su vez, "hace más por el avance de la ciencia de lo que pueden hacer diez universidades". Cuando hablamos sobre la irelación entre ciencia y tec­nología, escribe Rurup, no estamos tratando con una relación unívoca sino con un sistema complejo de interrelaciones que está, además, en un estado de cambio permanente. El término "ciencia aplicada" no parece apropiado para los inicios largamente no-teóricos de la tecnología in­dustrial, dado que sus grandes pioneros ingleses no eran científicos sino más bien hombres prácticos que adquirían sus habilidades en los talleres por ensayo y error. A pesar de que desde mediados del siglo pasado la tecnología comenzó a ser decididamente cientifica, ha habido siempre! más bien, un desarrollo inverso —desde la invención y mejora técnica de la máquina de vapor al desarrollo de la teoría termodinámica, de la in­geniería eléctirica al desarrollo de una sofisticada teoría de la electricidad, o desde la temprana tecnología de las comunicaciones a la teoría cibernética. Q.D, Bernal: Ciencia y Tecnología en la Revolución Industrial).

^ Finalmente la ciencia y la tecnología están en nuestros días tan estire-•'chámente figadas una con otira que en muchos campos parece imposible ''separarlas. Una de las precondiciones esenciales para el progreso tec­nológico es.hoy indudablemente la educación en-"ciénciá-y técnica. Hace falta el desarrollo de una "ciencia sistemática del progreso tecnológico" (Borchardt). Rurup cree que este enfoque sistemático no puede hacerse sin historia; hay un ancho camino aüí para los historiadores de la tecno­logía.

.8. RELACIONES ENTRE TECNOLOGÍA Y CIENCIA

EdwinLayíonJn ("Technology as Knowledge" T&C, Jan, 1974. v. 15, N° 1) recuerda que en su monumental History of Technology, Singer, Hohnyard y Hall definen a la tecnología "cómo las cosas son comúnmen­te dadas o hechas" y "qué cosas son dadas o hechas". Esto significa que traían a la tecnología como técnica y al tecnólogo como.-un técnico. La asunción subyacente es que son los científicos quienes.crean conocimiento, los tecnólogos lo aplican. .• v"';-; ' --"-'.' :-'' -':"

La contraparte francesa de esa obra inglesa comentada (M. Daumas: Histoire General des Techniques) Uega a lo mismo por otro camino. Ambas

"t-eo-rías-deriari¿atoriarTáegan"aría'téSh'óróglá"üii comp de pensamiento propio.

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Tecnología y sodedad

La obra de los norteamericanos Kranzberg y Purcell Technology in Western Civilizatíon, por su parte, uüfiza al trabajo como principio de organización. Esto significa -tires cosas: primero, amplía la visión de la historia de la tecnología; segundo, convierte a la tecnología en una fuerza independiente y, tercero, al menos como implicancia incluye al pensa­miento como parte de la tecnología.

• El énfasis en la técrfica ha tenido un efecto distorsionador en la ela­boración de la historia de la tecnología. Así se ha hecho notar que no tenemos un término para designar al improver of technology comparable al de "científico", el hombre que hace avanzar a la ciencia (Multhauí). Al subordinarse a la ciencia como algo más "bajo" se estrecha la visión de la historia de la tecnología y se niega su rica dimensión de historia social. Por ejemplo, en un articulo sobre el artesano medieval de su A History of Technology, Thomson, señalando que los artesanos estaban organiza­dos en guüdas y se entrenaban desde aprendices, comenta que "tales son asuntos de historiadores, pero no de la tecnología, sino de la econo­mía, y por eso no pueden ser descritos aquí".

Vale la pena continuar la discusión referida en el apartado 5 de este capítulo y examinar los origenes de la noción de que la tecnología no incluye conocimiento. El modelo usual de-relaciones ciencia-tecnología tiene sus raíces en la ideología semioficlal de .lá ciencia. Én Arhérica Vannevar Bush, el asesor influyente del gobierno;;' fue una fuente impor­tante. Sostuvo que: •'• '

"La investigación básica lleva a conociniento nuevo. EUa • provee el capital científico. .Crea el fondo del que deben ser

extiraídas las aplicaciones prácticas del conocimiento. Los pro­ductos nuevos y los nuevos procesos no aparecen ya maduros. Se fundan en nuevos principios y nuevas concepciones, que a su vez están esmeradamente desarrolladas por la investigación en los reinos más puros de la ciencia". (Sdence, the Endless Frontier, Wash. D.C. "1947 p.52-53).

Es claro que si la ciencia básica es la fuente de todo nuevo cono­cimiento técnico, la tecnología misma no produce nuevo conocimiento, el rol del tecnólogo es aplicar conocimiento generado en otra parte. Esta es precisamente la teoría que encontramos enla serie de Singer, Holmyard Y .Hall, con gran influencia de éste en el particular.

Es posible que algunos historiadores de la ciencia fueron llevado~s a su visión de la relación ciencia/tecnología por una reacción contira el

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El fuego de Prometeo

intento marxista de reducir a la ciencia a un nivel de superestirucíura en .relación a las fuerzas materiales. Hall, en particular, parece haber sido influido por la contiroversia scholar and craftman. Edgar Zilsel intentó formular una interpretación marxista de.la revolución científica. Sostiivo que el científico era un híbrido que combina el empirismo del artesano con el pensamiento sisternático del académico. La revolución científica tuvo íugar cuando "la barrera soáai entire los dos componentes del método cientiScó se rompió, y los métodos de los artesanos superiores fueron adoptados por scholars académicamente-entrenados: nació la ciencia real". En una serie de estudios clásicos, HaH refiító la noción de que los métodos experimentales de la ciencia eran derivables por imitación virtualmente directa del progreso ensayo-y-error fortuito de los artesanos, o que las leyes científicas fueran una prolongación de las reglas usadas por los artesanos.

Pero el trabajo de Hall no fue simplemente negativo. Construyó un modelo sofisticado de relaciones ciencia-tecnología. En esencia es el usado ahora como estándar: la tecnología influencia a la ciencia a través de la instimmentación y la presentación de problemas. La ciencia influyó en la tecnología por sus teorías. Pero esta investigación convenció a Hall de que la teoría científicá.ñre de poco uso a la tecnología antes del- siglo XlXr Hall sugirió que.la ingeniería no pudo-avanzar en el siglo XVII por la limitación de los materíales- existentes.

"Esa limitación fue superada subsiguientemente, a tiravés del uso del concreto y metales, esto es, por conocimientos químicos.

.. Pero el avance de la ingeniería ñie retardado hasta mediados del siglo XIX, por las limitaciones' de la teoría química en su relación con la metalurgia".

Si-bien Hall puede considerarse seguidor de A. Koyré, este tiene una visión diferente de las relaciones ciencia-tecnología. No reduce tecnología a técnicas; al contrario, insiste en que la tecnología es un sistema de pensamiento, un sistema independiente diferente del de la ciencia. Lo considera un sistema de pensamiento basado en el sentido común. Sostiene que

"el pensamiento técnico del sentido común no depende del pensamiento científico, del que sin_ernbargqj3uede absorber I5g~§Ieméñíosrmcorporliríd'cJós~éñ el'asentido común".

64

Teáiologia y sodedad

Koyré va, por cierto, más lejos: para él la historia de la tecnología está inseparablemente ligada a la historia intelectual.

Koyré creía que la ciencia influye a la tecnología. Pero los "elemen­tos" absorbidos no eran necesariamente los resultados de la ciencia, sus leyes y descubrirruentos. Koyré enfatizaba más bien una influencia sutil e indirecta. En un caso especifico, la idea de'un mundo regido por precisas leyes matemáticas fire tiránsmitida a la tecnología a través de la conversión, por Galileo y Huygens, del reloj mecánico en un instrumento de preci­sión. La idea de que el universo esta regido por leyes m-atem.áticas precisas, hay que notar, no fue un resultado científico sino una de sus presuposiciones. Además, Koyré'asumió que la influencia fue indirecta, involucrando algo así como \ma tiraslacióri de la idea de un medio a otiro. El resultado no fue simplemente el drafting- de un resultado científico en la tecnología sino más bien una transformación de la estiructura del propio sistema.de pensamiento tecnológico.

La teoría de 'Koyré sobre la interacción de la ciencia --y la tecnología es sutil y poderosa. Layíon cree que es sustancialmente correcta en cuanto tirata a la ciencia y la tecnología como teniendo cuerpos separados de pensamiento que difieren uno de otiro "en modos significativos. Es fácil, dice, simpatizar .con la caracterización de Koyré del pensamiento tec-' riológico.corno "sentido común".-Los escritos de los tecnólogos pueden aparecer a tiravés de los anteojos que proveen la filosofía o la ciencia. ¿Es posible que una de las dificultades sea que el pensamiento tecnológico difiere del de la filosofía, incluyendo la filosofía natural- en uxi modo, toda­vía más radical que el que imaginó Koyré? Los artistas, por ejemplo, piensan, de forma muy diferente que los filósofos En casos específicos puede ser mostrado • que los tecnólogos exhiben un modo de pensa­miento, plástico, geométrico, y en cierta medida no verbal que tiene más en común con el de los artistas que con el de los filósofos. Esto lo notó ya Aristóteles. Los ingenieros americanos acostumbran referirse a un "común denominador", identificado como diseño o, más precisamente, "habüidad para diseñar", • ~ -- .

Diseño es claramente distinto de filosofía. Es un atributo del ser humano que puede ser expiresadoen un objeto pero que no es idéntico con el objeto mismo. Diseño es una" adaptación de medios a algún fin preconcebido. Yo entiendo, dice Layton, que este es el propósito central de la tecnología. Las primeras etapas del diseño envuelven una concepción en la mente de una persona que, por grados, es tirasladada a un plano g _ diseño detallado. Pero es sólo en las últimas etapas, el drafting the blueprints, que el diseño puede ser reducido a técnica. Y es todavía más

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El fuego de Prometeo

tarde que el diseño se manifiesta en herramientas o cosas hechas. El diseño involucra una estructirra o pattem. una combinación particular de detalles o partes componentes, y es precisamente la gestalt o pattem lo que 'es esencial para el diseñador. ,

Podemos ver la tecnología como un espectro, con ideas en un ex­tremo ylécnicas y cosas en el otiro, .con diseño en la parte media. Las ideas tecnológicas deben ser trasladadas en diseños. Estos a su vez deben ser implementados por las técnicas y herramientas para producir cosas. El modelo corriente de relaciones ciencia-tecnología mira a un extiremo del espectiro. Puede ser una distorsión igual ver a la tecnología sólo como pensamiento. Se necesitan ambos aspectos para una visión balanceada.

La idea de Hall de que la ciencia genera el conocimiento que emplean los tecnólogos no se ha probado suficientemente. La ciencia puede ciertamente influir a la tecnología de ese modo. Pero eso no explica la mayor parte del cambio tecnológico. En el caso de la metalurgia, por

, ej., ..Gyril Stanley Smith ha mostirado que el conocimiento file generado por .los tecnólogos, con poca deuda a la filosofía natural, hasta muy re­cientemente.

Aquí también Koyré es más sutil que sus segiiidores, y puede dar un punto .de partida útil para entender los elementos racionales de la tecnología. Sostiene que ésta cónstitirye un sistema de pensamiento esencialmente diferente del de la ciencia. La tecnología genera sus pro­pias reglas independientes que constituyen por último un cuerpo de teoría tecnológica. .Este cuerpo de conocimiento era entonces .transformado de .•un modo fundamental bajo la influencia de la ciencia. Pero el resultado no era simplemente ciencia apücada a la tecnología sino algo diferente, que Koyré llamaba technologie. Infortunadamente, el termino technology ha perdido su sentido original en inglés y nos vemos obligados a usar circunloquios como technological sdence o • engineering sdence. Pero, cualquiera sean las palabras, la implicación es que las primitivas reglas artesanales y la modema ciencia de la ingeniería, aunque diferentes, forman un continuum.

Las leyes de la ciencia se refieren a la naturaleza y las reglas de la tecnología se refieren al artificio humano. La'.fenGión>dé'la^-reglas tec­nológicas es proveer una base racional para el diseño, no para capacitar al hombre para entender el universo: La diferencia no es justamente de ideas, sino de valores: "conocer" y "hacer"_reflejan fundamei^alm.^^ Tos diferentes objetivos de las comunidades de ciencia y tecnología. El pensamiento que coiporíza los valores de la'tecnología se referirá a la

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Tecnología y sodedad

adaptación activa de ciertos medios a algún fin humano, esto es, se re­lacionará con el diseño.

9.- LOS CONTEXTOS DE LA. CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

-Los-cáírib'iostécnicos o científicos no ocurren en el vacío. Tienen un contexto definido. Si los factores contextúales son olvidados o pasados por alto no se alcanza una adecuada comprensión de sus causas y sus consecuencias. Cuando, por ejemplo, se tiene un concepto estirecho en cuanto a lo que es el contexto de origen de un desarrollo técnico, se acoineten intentos fútiles de reproducirlo bajo circunstancias que care­cen de aqueflos factores causales. Los intentos de "tiransferir" tecnología

- de países industirializadós a otros menos desarrollados fracasan a menu­do por ese motivo.

• Es necesaria una buena conceptualización del contexto del desarro­Ho técnico por razones tanto prácticas como teóricas. Necesitamos'lentes conceptuales, un modelo adecuado de contexto - -como el que propone Me Ginn— que tenga en cuenta sobre todo un elemento que a menudo recibe .poca atención, la'cultura.' • .• ' • - • "-"....::'

Hay un contexto interno, micro, que es,por"éjemplo, el laboratorio, el grupo que realiza un experimento, los recursos, la organización. Este es el tema de antropólogos y sociólogos primor-dialmente. -

Y hay un contexto extemo, macro, contexto social, que es el- que nos interesa sobre iodo. Atiende a las dimensiones amplias (políticas-econó­micas, cultiiraí-ambientales). Estos son esenciales para énterider causas y consecuencias de desarrollos específicos, científicos y tecnológicos.

á. Los factores de la dimensión político-económica

Esta es la dimensión más famfliar del contexto de los desarrollos científico-tecnológicos. Son factores "inmediatos" (foreground) que con­figuran el contexto social inmediato asociado a un desarrollo científico-técnico.

De las consideraciones políticas como factor de decisión es un ejemplo el proyecto Apolo en Estados Unidos, nacido de la preocupación

_nadon.aLqueLprodujo-eLSputixk-s©-\4étiGe7-Más a menudo el rol dominante lo tienen las consideraciones econó­

micas, la ganancia, el lucro esperado por la empresa, Este factor es el

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fiEESEBSESraaST" ^S=o,

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El fuego de Prometeo

más ampliamente estiidiado por los economistas en relación a la "inno­vación tecnológica" o el "cambio técnico". Este ha sido entre nosotiros el ángulo de anáfisis privflegiado en cuanto a las cuestiones científico-tec­nológicas hasta el punto de que mucha gente subsume a la tecnología en lo económico.

" b. Los factores en la dimensión cultural-axnbiental

El contexto anteriormente señalado, contexto social inmediato (foreground) no es sufidente para la comprensión del fenómeno. Hay que ir a los factores de fondo (bacI(ground), al sistema^cultural. Por ejemplo, para entender por qué el Congreso de Estados Unidos negó fondos en 1971 para continuar el proyecto del avión supersónico SST, hay que remitirse a todo lo que pasó en ese país en la década de los años sesenta—Vieínam, la protesta estiidiantil y racial-, la tiránsformación de las actitiides púbficas con respecto al avance tecnológico, las cuestiones ecológicas, etc.

Los factores inmediatos, pofitico-económicos, pueden ser éii la metáfora del autor, fósforo o semifla; pero los culturales son a menudo la pólvora o el suelo fértil. Si-la pólvora no .está,' seca o*.el suelo, no- es/fértil.-el fósforo o la serniUa fracasan. .• •• - '• .-" .-•-•-'':••-•. . : •• • "-.- . v

En cuanto-a la dimensión ambiental,"asi como los cambios.tecnoló- -gicos no ocurren en un vacío social, tampocolo hacen en un vacío físico. Hay un contexto natural ambiental para los: desarrollos- científicos y es­pecialmente los tecnológicos. El carácter- de los factores natirales de­tennina -muchas veces' el equipo técnico de una sociedad para que ••, ésta pueda emplearlos "(por ejemplo, zapatos para la nieve o aire [ acondicionado como artefactos significantes).

Combinando los contextos culüirales y ambientales se tiene el sis- :: tema cultural-ambiental.'Déntiro-dél sistema-cultural se pueden'distinguir '.* cuatiro subsistemas:' .;

18, McGinn gráfica.así el sistema cultural ambiental

.\,-

i)

I = Ideacional; S = Societal; M s e = Sistema sodal.

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: Material; P/C = Personalidad/Conducta; A = Ambiental;

ii)

Tecnología y Sodedad ' ' '_

El subsistema ideacional consiste de fenómenos mentales como: , visiones del mundo, ideas centrales, cuerpos de conocimiento reconocidos, creencias centirales, valores; normas de conducta (y sus característicos gustos, estilos, actitudes, expectativas y aspiraciones). El dominio ideacional, en una sociedad occidental modema, incluye fenómenos como las ideas de éxito y demo­cracia, eí cuerpo -dé conocírnientos científicos aceptados, los valores de libertad y justicia, las actitudes prevalecientes hacia el trabajo y las visiones del mundo tanto de los cristianos como de los humanistas seculares.

El subsistema societal consiste de las formas y estructuras no-mentales caracteristicas del sistema éultirral de la sociedad que ésta ha ido produciendo para facifitar su interacción, sobrevi­vencia y evolución. Tales como: instituciones (famüia, frabajo, mercado, iglesia), grupos (partidos, sindicatos), organizaciones, clases, roles, ritiíales, tipos de economía.

iii) El subsistema material-Gp'nsisíe -del. conjunto de sus artefactos materiales, tecnología, maneras dé"''hácer las cosas, ambientes edificados."

iv) Ei' subsistema personalidad-conducta incluye los rasgos perso­nales y pautas de comportamiento que prevalecen entire. los

• miembros de la sociedad.

Tenemos, por otira parte, el subsistema ambiental, que incluye lo topográfico, lo "geográfico, lo cfimático, los recursos naturales, las pobla­ciones, humanas y animales.

El sistema socio-cütural-ambientál total que se obtiene combinando- """ los factores foreground y los factores background es el contexto apropia­do para analisar.las causas y las consecuencias de los desarrollos cien­tíficos y técnicos.

Las discusiones populares sobre la génesis de estos y sus'impactos sobre la sociedad tienden a limitarse a los factores de primer plano

--(/oregEGiJncí;-potítiGOS7-eGOnó-mie0Srmédieos,--eíc)-ymo-se"'presra" tenciónv. :

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• El fuego de Prometeo

a los factores igualmente importantes-que son los culturales y ambienta­les (background).

Para entender "causas" de desarrollos científicos y técnicos, el autor refiere ejemplos que se resumen a continuación:

Ejeinplo 1: La revolución científica del siglo XVII en Europa

Rasgos principales: desarrollo de la astironomía y de las ciencias físicas. Una concepción mecanicista triunfa sobre la concepción aris­totélica.

Hay una explicación según factores foreground: individuos como Copémico , Bacon, Descartes, Galileo, Newton.

• Pero se puede explicar tarnbién por otiros factores del sistema cul­tural (background). Por ejemplo, a) ideacionales: la ética protestante (calvinistas y puritanos); b) materiales: la imprenta.

Ejenaplo 2: La Revolución Industrial Inglesa . r , , (1750-1850).

Factores explicativos /oreground podrían ser nombres como Watt y Boulton, que desarrollan la máquina de vapor,

Pero hay también factores ideacionales (como la actitud positiva de la clases altas hacia el comercio y la industiria); socieíales (sistemas de patentes, economía de mercado, clase media empresaria); ambientales (la situación geográfica de Gran Bretaña y la ubicación de sus yacimientos minerales).

9. LA'CONFORMACIÓN SOCIAL DE LA TECNOLOGÍA

En la introducción a The-Social Shaping of Technology, dice Mackenzie qué vivimos nuestira vida en yñ-í,m¿? dp-Jde,/,GOsas que la gente ha fabricado. La mayor parte toma á"esto'como un dato. No preguntamos por qué nuestro refirigerador hace un aburrido zumbo ni por qué los artefactos domésticos están hechos como lo están. Pensa_-mos en la electricidad sólo cuando tenemos que pagar ía factura o cuando falla la corriente. Una lamparilla es un objeto que no suscita

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Tecnología y sodedad

comentarios. Cuando la tecnología es noticia —como ha ocurrido con" la tecnología nuclear, el microchip o los bebés de probeta— nos sen-

. timos a menudo impotentes para influir en el curso de los acontecimien­tos. El cambio tecnológico parece tener su propia lógica, contra la que podemos protestar o intentar bloquear, pero que parece que somos incapaces de alterar fundamentalmente.

^ Cuándo 'nos volvemos a lo que los científicos sociales han escrito sobre tecnología, encontiramos un ertfoque dominante que hace poco para sacudir esta manera de mirar las cosas. Los científicos sociales han tendido a concenürarse en los "efectos" de la tecnología, en el "impacto" del cambio tecnológico en la sociedad. Esta es una prevención perfec­tamente válida, pero deja una cuestión previa, y a lo mejor más impor­tante, no formulada y por lo tanto no contestada: ¿Qué ha dado forma a esa tecnología que está teniendo "efectos"? ¿Qué ha causado y está causando los carobios tecnológicos cuyo "impacto" estamos experimen­tando?.

El enfoque en este tirabajo está en respuestas a esta cuestión a menudo no preguntada. En particular los autores están interesados en los .factores sociales que conforman al cambio tecnológico. ¿Hasta qué punto, y^cómo, afecta la clase de sociedad en-la que vivimos la clase de tecnología que producimos? ¿Oué rol juega ja sociedad en cómo la heladera hace su zumbido, en por qué la Iámpara-.:incandescente es como es, en por qué los misiles nucleares están dis.eñados del modo como lo están? ••: - .

Tienen'im doble propósito. Primero, desean proveer a los lectores, tanto de adentro como* de añrera del .ámbito académico, de unacolec-cióri de artículos vivos e informativos que muestran que la tecnología es conformada por la sociedad. Segundo, desean convencer a aquellos colegas científicos sociales que no están todavía convencidos, a estudiar, el asunto más seriamente y más sistemáticamente. No desean que nadie abandone la investigación sobre los efectos de la tecnología en la socie­dad, sino al rnenos consagrar un tiempo 'igual para el estirdio de los efectos de la sociedad sobre la tecnología.

Tal desplazamiento en el enfoque no es sin consecuencias. Si nues­tro foco de pensamiento está sobre el efecto de la tecnología en la socie­dad entonces tenderemos a formular preguntas así: ¿"Cómo puede la sociedad adaptarse mejor a la tecnología cambiante? Tomaremos el

.cambio-tecnológiGOJComo~un-date7-e&mo-ur r factor-indep endiente:xp^^-saremos en nuestras opciones sociales en un abanico de respuestas (más o menos) pasivas. Si, alternativamente, enfocamos sobre los efectos de la

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El fuego de Prometeo

sociedad, sobre la tecnología, entonces la tecnología cesa de ser un fac­tor independiente. Nuestira tecnología se convierte, como nuestira eoono-

- mía o sistema político,-en un aspecto de la manera como vivimos social­mente. Se convierte en algo cuyos cambios son parte de cambios más amplios en la manera como vivimos. Se convierte' aun en algo cuyos cambios podenios pensar.'- en oonforrriar conscientemente, a pesar de que se debe prevenir desde eí principio que decir que la tecnología está socialmente conformada, no es decir que puede necesariamente ser alterada fácümente. Para hacer una analogía, los sistemas políticos cla­ramente están conformados por las sociedades más amptías de los que eUos son parte, pero cambiarlos no es un asunto simple, ni consecuen­cia directa de una decisión individual o colectiva de tratar de cambiar­los.

"Tecnología" y "Sociedad" son ambos términos complejos.,Cuando avance este libro, empezaremos a develar unos pocos de los conjuntos de relaciones sociales e instituciones que juntos configuran la "Sociedad". Para 'señalar sólo un punto: hablar S9bre la conformación sOcial de la tecnología no es impficar que los únicos factores que operan-son aque­llos que permean__la entera sociedad. Hay organizaciones'sociales loca­lizadas rnuy participares'e intereses sociales 'que"tierien también ,_ünrol vital a jugar. • •••-,,. :-••

Sobre "tecnología"'se puede decir un poco más. El término es elusivo. Sus línútes con "ciencia"' son poco clafos.'coino ciertamente son los suyos con "arte" o "economía". Además, el modo como vennos estos límites cambia de un período histórico á otro..Y, quiza de'modo más importante, • la palabra "te.cnologia" tiene ppr lo menos; tires diferentes *-niveles de significación. En el nivel más básico "tecmología" se refiere a conjuntos de objetos físicos —a autos, o computadoras. Aquí el asunto de la "conforrriación social de la tecnología" tiene un significado bastante claro; estamos hablando sobre la influencia' de los factores sociales en el ' '• diseño y configuración de esos objetos físicos.-Pero pocos autores esta- '•; rían contentos con tal definición hardwar.e de tecnología. Un objeto como un auto es sólo una tecnología, antes que un trozo arbitrario de materia, , porque forma parte de un conjunto de actividades humanas. Una compu­tadora sin programas y programadores es simplemente una colección • inútil de trozos de metal, plástico y siliconas. Así, "tecnología" se refiere • a actividades humanas tanto como a objetos- Steahm.aldng^por úe£xí^_es ^ una. tecnología: pero esto implica que la tecnología incluye lo que los trabajadores del acero "hacen", tanto como los hornos que usan, Y cuan-

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Tecnología y sociedad

do empezamos a hablar sobre lo que hace la gente cuando tirabaja, puede decirse que ya estamos hablando sobre la sociedad, no sobre • algo separado que es influenciado por la sociedad.

En tercer lugar, tecnología se refiere a lo que la gente "sabe" tanto como a lo que "hace". La tecnología es conocimiento, como enfática Layton. Las "cosas" tecnológicas no tienen sentido sin el know-howpaxz. usarias,' para repararlas, para diseñarlas y fabricarlas. Este know-howno es capturado a menudo en palabras. Es visual, hasta táctil, más que sim­plemente verbal o matemático. Pero puede también ser sistematizado y enseñado, como en las distintas discip)linas ingenieriles. Este es cierta­mente el antiguo significado de "tecnología", uno que precede al uso dél término para significar ííarcfi are-"tecnología" como conocimiento siste-hiático de'las artes prácticas.

Tecnología y cambio social. El deíerrmnisnio de Ogbum

Ya en 1936 William F. Ogb.urn' proclamaba la rapidez.insólita de los canibios enla-vida contemporánea,' inéditos, en,sú Velocidad en la historia humana. La tecnología causaba los cambios sociales, así como la pólvora había^ destruido ai feudafismo, el automóvil había creado las metrópolis, los anticonceptivos modificaban'profundamente la vida social. No sólo las' invenciones mecánicas eran irbportarites;'también las soQíá-les: los se'guros, los hol&ngs, la Liga de la Naciones. Los cambios sócia-"

19, Ogbum consideraba que su explicación del problema de la evolución social (sobre todo en su clásico Sodal Change ivith Résped to Culture and Original Nature. 1922) era su contribución mayor a la teoría sociológica, En respuesta a un' pedido de autoevaluación que le hizo'Howard O. Odum, escribió:

"Seré directo. Reclamo que el problema de la evolución está resuelto y que he desempeñado un rol considerable en resolverlo. Por resolverlo quiero decir algo como lo cfue hi20 Darwin con el problema de la evolución biológica. Lo hizo apun­tando a tres factores, variación, selección natural y herencia. Darwin agregó el factor "selección natural". EÍ problema de la evolución social se resuelve por cuatro factores, invención, acumulación exponen.cj.aL.diñisÍána;-aiusíe-MLcQntrÍbiicián-ha -sido'amplia en el factor acumulación exponendal y también en el desarrollo del factor invención. Pienso también que mi papel ha sido significativo en el ajuste de una parte de la cultura a otra (cultural lag).

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M^

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les se originaban en invenciones sociales. Pero las invenciones mecáni­cas y las sociales están íntimamente asociadas.

' ' ~ "Si un invento causa cambio, entonces el invento debe venir antes". A veces el cambio social viene enseguida. Otras veces lleva mucho tiempo, un siglo o más. La institución social se queda atirás (lag behind) en vanados grados. Toma contacto con la tecnología a través de muchos intermediarios"; el ascensor aumenta el número de casas de departa­mentos, que Ueva a aumentar la población, que tiende a una tasa de natalidad más baja, que libera tiempo para la mujer casada, que eleva el número de empleadas casadas. Lleva algtin tiempo la influencia del ascensor en el trabajo femenino asalariado. Un modelo muy .común es que el cambio tecnológico afecta la organización económica, la cual cambia la institución social —familia o gobierno— y al fin se traduce en un cambio de la filosofía social de un pueblo. La secuencia es una ela­boración de la teoría de la interpretación económica de la historia, hecha -Colocando un factor tecnológico antes que el. factor económico. La inter­pretación económica de la historia es en realidad una interpretación tecnológica de la historia.

Esta teoría dice que la tecnología, a tiravés de otiras instituciones, „obliga'a cambios en el gobierno;.si hacemos foco en esta institución ¿Cuánto más tarde ocurre este cambio y es ello un problema serio?

Se admite que los gobiernos son lentos para cambiar. Cuanto más larga la demora, mayor el costo. Un tipo claro de inercia gubernamental, resistente al cambio, son las cortes judiciales con su doctrina de los precedentes- Laiey congela'códigos de costumbres y cristaliza lo viejo. Ley y tecnología son opuestos como en una batalla.

Mientiras las estiructirras gubernamentales resisten la tecnología si­gue desarrollándose. Time on the dock of technology cannot iumed back Si las estiructuras gubernamentales no cambian y la tecnología no se. puede parar, ¿qué pasara?. La respuesta es que hay que desarrollar prácticas no oficialmente reconocidas para evitar demoras penosas y negativas.

La teoría del cultural lag ene los-siguientes pasos: 1) ia identifica­ción de al menos dos variables; 2) la demostración de que esas dos variables estaban ajustadas; 3) la deterrninaGiómpür-fecha..;que una variable ha cambiado mientras la otra no há cambiado o que una ha cambiado en mayor grado que la otra, y 4) que cuando una variable ha cambiado más

JBmpranojxerLnnayoi.gradCLjqueJaQíra,JiaynrLa;ustejmenQs^atisfacto que el que existía antes.

"Retirase cultural" no es meramente un concepto; es una teoría. Al

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Tecnología y sodedad

principio se consideró una hipótesis porque sólo disponía de ellas: como la de que en casi todos los casos la variable independiente parecía ser un descubrimiento científico o una invención mecánica. Esto Hevó a algu­nos a pensar que la teoría era una interpretación .tecnológica de la his­toria. Pero Ogbum sostuvo que la variable independiente también podría ser una ideología o una variable no-tecnológica. Por ejemplo, cambios en la ley de .progenitura, una variable independíente, constituían un cambio en el sistema legal y no en la tecnología. Estaban acompañados, después de una demora (lag) por un cambio en el sistema económico relativo a la agricultura y la producción doméstica. Que el cambio tecnológico venga antes puede ser simple observación de naturaleza temporal, no inheren­te a la teoría misma. Es completamente posible, por ejemplo, que la religión y no la tecnoldgía haya sido la causa de la mayoría de los cambios sociales en la India hace 25 siglos, en los tiempos de Buda, Pero, en nuestros tiempos y en el mundo occidental, la ciencia y la tecnología son los primeros grandes impulsores del cambio social. Es una casi universal observación. .

Ogbum intentó después generalizar la teoría.,Es esto: el cultural lag es independiente de la natiaraleza del factor inicial o de ia parte retrasa­da, dado que están interconeotadas.. La variable independiente puede ser tecnológica, econó.mica, política, ideológica "o cualquier otra.

Hay addenda posibles a la teoría: Que Iqs retrasos • se acumulan cuando el cambio técnico es muy rápido; que hay acontecimientos que los aceleran: revolución, guerra (la posición de los negros en lá sociedad bajo su infíuencia).

Hay un desbalahce entire la. tasa de nacimientos y la de defunciones • en los países átirasados que representa un retirase cultural. Hay un retraso " de ias naciones a ajustarse a la existencia de la bomba. Hay docenas de lags causados por la velocidad del cambio tecnológico. La gran necesi­dad,de nuestiro tiempo.es reducirlos.

En el pensamiento de Ógbum no se supone que todos los lags son iniciados por invenciones mecánicas a las cuales las formas sociales deben adaptarse tarde o temprano. Puede ocurrir que la secuencia del cambio se'de en la otira dirección. La relación iag juega cuando puede ser "de-mosürado" 'que, de dos partes de la cultura hasta entonces estrechamente asociadas y mutuamente compatibles, una cambia en tal modo" cómo para hacer destiructiva la relación y romper la compatibilidad. Cada uno dé los pasos del análisis de un_episQdÍQ_de-Xxzfíiir UaaLreauiere-xaJidar-. dosa evaluación de evidencia.

En 1957 Ogbum publicó Cultural Lag As Theory. Define: "unreti^aso

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'¿JjiAt^SSaJiX^JSi

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El fuego de Prometeo

cultiiral sucede cuando una de entire dos partes de la cultura que están correlacionadas, cambia antes d en un grado mayor que la otra, causando menor ajuste entire las dos partes del que existía previamente".

La consürucción de carreteras y el automóvü estaban ajustados en 1910. Pero cuando el automóvil —"la variable independiente"— se hizo-capaz de velocidades dé 80 millas y tuvo buenos ñrenos las rutas difi­cultaron la velocidad o produjeron accidentes. Había un desajuste. Tu­vieron que constinoirse las autopistas modernas para adaptarse ("cultura adaptativa"). •

El concepto de "retraso cultural" ñie acuñado en 1922. Ogbum fue acusado de tomarlo de T. Veblen y Marx. H se defendió diciendo que no había leído a Veblen y sí a Marx, pero que ni la interpretación materia^ lista de la historia ni el determinismo económico eran lo misino que cultural iag.

10. SOBRE DETERMINISMO TECNOLÓGICO

Enla Intiroducción a The Sodal Shaping of Technology <^ce MacKenzie que el determinismo técnclógicoes la-teoría.sirigularmás-inauyente de las relaciones entire tecnología y sociedad.: El propósito, de su compilación. es ilustirar, mediante una selección de atiaplio espectiro, uiía tesis critica acerca de ese determihismo y resaltar la influencia inversa de los factores sociales sobre la tecnología. •' . ' ' " . '

El determinismo tecnológico es la teoría de 'que la tecnología es un factor independiente y que los cambios tecnológicos son determinariíes' de los cambios sociales. Én.su versión niás enérgica, la teoría reclama que el" cambió de'lá tecnología es lá causa más •üñpoi'íáníe del cambio en la sociedad (hard deteniiinism).

Según el determinismo íecnológi'co; la,tecnología influye enia socie­dad desde afiaera de la sociedad,.' Aquí hay un paralelo con las teorías del siglo XIX de "determinismo climático",,cuando se decía que el dirha (un factor independiente sobre el que las sociedades no tienen influencia) conforma la naturaleza de la sociedad. Algunas veces el cambio técnico puede ser visto co,mo fuera de la sociedad, del rriismo modo como lo es el tiempo, como cuando una sociedad "atirasada" es, afectada por la tec­nología superior de una más "avanzada" con la que ha entrado en

-eoníaeíer-&^as--veees-la-tecnologTa-pnede-serAriBta"bbfíro~Tuerr^^ sociedad sólo metafóricamente. Los tecnólogos que producen nuevas

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Tecnología y sodedad'

tecnologías son 'en esta versión ciertamente miembros de la sociedad, pero su actividad es en un sentido importante, independiente de su membrecía en la sociedad. En la versión más común del determinism.o tecnológico estos tecnólogos son vistos como "apticadores de ciencia", como tirabajando las aplicaciones prácticas de nuevos descubrimientos científicos, y estos son mirados simplemente como nuevas y más exactas intiaiciones en la reafidad natural. Los científicos descubren; los tecnólo­gos siguen la lógica de esos descubrimientos involucrándolos en técni­cas y artefactos nuevos, y esas técrúcas y artefactos son introducidos en la sociedad y tienen (a menudo impredecibles) efectos. Ésta es la versión más extendida'de cómo la íecnolo§ía fiega a ser un factor independiente.

Así, la primera parte del determiñisnío tecnológico es que el cam­bio técnico es en algún sentido autónomo, ,extemo a la sociedad, literal o metafóricatiiente dicho. La segunda parte es que el cambio técnico causa el cambio social. Algunas veces los cambios sociales referidos pueden ser totalmente partibiilares: Ogbum y Nimkoff-(1964) hicieron una lista dé no menos de ISO efectos sociales sugeridos por la radio en Estados Unidos: por ejemplo, "las diferencias, regionales en la cultura se transformaron en menos pronunciadas". Las versiones más dramáticas del determinismo tecnológico., sin ernbargo i son-aquellas que.atienden a la forma'íntegra-de-una sociedad-como siendo'condicionada por la tec­nología. • " ' • '

Algunos comentaristas más'futurísticos, como Large (1980) recla­man esto para el- microchip. La revolución microelectrónica, arguyen, 'está • causando la emergencia de una nueva forma de sociedad; Nos veremos obligados á cambiar nuestira idea del descanso y del ocio, 'se dice,* en fanto-los chips dejan fuera del trabajó á'millones de personas. Nótese'la'•secuencÍa'''6aúsa-efecto de'esta afirmación. Se admite usual­mente -que tenemos opciones; podemos, por ejemplo, elegir entire una sociedad con horas de trabajo considerablemente reducidas para todos, y con una élite de tirabajo full-time y una masa de desocupados per­manente. Pero el abanico de opciones es lirnitado, y limitado por la nueva tecnología. És'el cambio de la tecnología ló que está trayendo la nueva leisure society o "sociedad post-industirial". Nuestro rol humano es, cuanto más, elegir la variante más civilizada • de esta nueva sociedad íecnoiógic ámente determinada, -' -

El determinisrno tecnológico .no es siempre futurístico. Ha sido -£mple.ad,o-tanabiénJComQ...uriaJ:eoríaJ3istórica,-e>qDfican pretéritas de sociedad negaron a conformarse y murieron. Aunque po­dría ser una sobresimplific ación presentar- su teoría como un directo

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'El fuego de Prometeo - -

determinismo tecnológico, el relato del historiador Lynn White sobre el" nacimiento de la sociedad feudal revela cómo puede ser,constiruida una historia tecnológicamente determinada. Por "feudafismo",él se refiere a . "una sociedad dominada por una aristocracia de guerreros dotados con la tierra". Atribuye el surgimiento de esa sociedad en Europa Occidental ' a la difusión del estribo. .Antes del estribo, pelear a cabaUo estaba Ürnitado por el riesgo de caerse. Manejar vigorosamente una espada, o acometer " con una lanza, arriesgaba al guerrero a encontrarse ignominiosamente en el polvo. A causa de que el estribo ofreció a los jinetes una posición •• más segura en el caballo, él, efectivamente, seUó jinete y caballo en una unidad singular de lucha capaz.de una violencia sin precedentes. H mounted shock combat que hacia posible era una manera efectiva pero cara de pelear. Requería entrenamiento intensivo, armaduras y caballos de guerra. Podía ser mantenido solamente por una reorganización de la sociedad diseñada específicamente para soportar una élite'de guerreros montados, capaz y equipada para pelear de este modo nuevo y altamente ';

^especializado. De ahí la asignación de tierras a la aristocracia,^ '' El ejemplo del estribo y el feudalismo, sin embargo, nos muestra el

;; problema del segundo aspecto del determinismo tecnológico, la tesis de ''' que el cambio tecnológico causa el cainbio social. Dejando aparte asuntos • í"de evidencia'arqueológi.ca e histórica, podemos notar inmediatamente • ••• una dificultad fuerte para ver al estiribo como "la" causa del feudalismo. ." 'White mismo anotó esto en otiro lugar: "Un nuevo artefacto meramente •"abre una puerta; no obüga a uno a entrar". El artefacto mismo no fuerza • a la sociedad a adoptarlo. Conocemos una cantidad de instancias en que " las tecnolo^as apreciadas, luego útiles o esenciales, no fueron adopta­das; o al menos fueren resistidas fuertemente. Las características de una ' sociedad juegan la parte mayor en la decisión de qué tecnologías se adoptan. Una vez que admitimos esto —y es difícil ver cómo puede ser

20, Bertrand Gille comenta (Histoire des Techniques) esta tesis de White y la des-estixaa así:

"n faut se méfíer dans un sens comme dans ra'iÍ-ff&;.'.áes-éxphcátTons tres absolues. des incidences trop formelles. Lynn White ...pla9ait l'invention de 1 etrier a la naissance de la che-valerie. C'esí id tout confondre. II existait, dans les sociétés antiques "che-valerie" qui n'étaií pas fondamentalement différent de cell,e du Moyen

technÍQue essentielle Hu i-rVien/al- íi /Jo,nV.%.j— ;--3-' • ^

••M-

technique essentielle du che-val: il deviendra indispensable, mais plus tard. lorsque la lourdeur de rarxnure aura provoqué le desequilibre du cavalier" (p.'lSSl).

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Tecnología y sodedad

' justificadamente negado— la tecnología empieza a parecer menos como " un factor genuinamente independiente,

'. Todavíamás contrario a un simple determinismo tecnológico es el hecho de que la nfisma tecnología puede tener muy diferentes efectos en

"diferentes situaciones! Entre los Francos el estribo "causó" el feudalismo, pero no tuvo el roismo efecto en la Inglaterra anglosajona antes de la conquista" normanda. En esto no hay nada esencialmente misterioso.

• Explicar por qué se intentó la creación de un sistema feudal y por qué ••- e posible, inevitablemente requiere referencias a un conjunto más ampfio

de condiciones sociales que la tecnología müitar sola — la declinación del comercio europeo, que hizo a lá tierra la única fiíénte confiable de riqueza; la posibilidad (bajo algunas circunstancias y no otras)" de apropiarse de tierra por redistiribución a los cabálleros feudales, etc. Aunque estas condiciones no son las'mismas en todas partes, no es sor-

. préndente que el estribo no haya tenido, en general, los mismos "efec­tos". Ciertamente se hace difícil ver por qué la tecnología debería se­pararse y ser considerada aparte y no como una condición entire otiras.

Así, la idea de la tecnología teniendo efectos sociales directos, es demasiado simple. Evaluar los efectos de una,determinada tecnología

• sobre una sociedad es un ejercicio intensamente difoü y problemático, a pesar de la aparente claridad del asunto y elfdeáéo frecuente de los investigadores de saber la respuesta. Tómese.Jün ejemplo premioso, el efecto del microchip en el empleo. Es relativamente fácil calcular qué proporción de los puestos de tirabajo existentes podrían ser suprimidos por tecnología de computación presente o prospectiva. Pero eso no es "el efecto del microchip en el empleo", porque el asunto no puede ser encarado con un enfoque-aislado. Paira saber el efecto del microchip en los niveles de empleo uno necesita saber las diferentes velocidades en que será adoptado en diferentes localizaciones, los efectos económicos indirectos de la creación y destrucción de empleos, el papel probable de la acción de los sindicatos y el gobierno, la interacción de todos esos desarrollos en un país en relación a lo que pasa en otiros, el crecimiento o- declinación, y los iñodos cambiantes de la economía mundial (Freeman, aark, Soete (1982) y Coopery Clark (1982)). En otiras palabras, "res­ponder a la pregunta sobre-Ios.efectos en la sociedad de una determi­nada tecnología requiere que se tenga una buena teoría sobre cómo funciona esa sociedad". La simpficidad de la pregunta conduce a error.

. Jiiontest^la .adecuadamente^ la_ dinánfica total de la sociedad. •-

Sería terriblemente equivocado, sin embargo, saltar de la conolu-

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El fuego de Prometeo

sión de que los efectos de la tecnología no son simples, a la conclusión de que la tecnología no tiene efectos. Langdon. Winner hizo uno de los intentos más reflexivos para socavar la noción de que las tecnologías son en sí mismas inherentemente neutirales, que todo lo que importa es la manera cómo las sociedades eligen usarlas.Las tecnologías —sostiene— pueden ser inherentemente políticas. ,Dice que esto es así en dos sentidos. Las tecnologías pueden seir diseñadas.- consciente o inconsoientemente, para abrir ciertas opciones sociales o cerrar otiras. El consüructor de Nueva York, Robert Moses, diseñó .sistemas viales para facilitar el despla­zamiento'de cierto tipo de gente e impedir o estorbar el de otiras. En segundo lugar, argumenta que no sólo hay ciertas clases de aspectos de diseño- inherentemente políticos, sino que algunas tecnologías son inherentemente políticas. Aunque sea erróneo ver a las tecnologías como requiriendo determinadas pautas de relaciones sociales, algunas tecno­logías son, en oircunstancias sociales dadas, más con^patibles con algu­nas relaciones sociales que' con otiras. Basar el suministiro de energía en una tecnología nuclear que requiere plutonio-puede reforzar la presión para una vigilancia más fiíerte del Estado para .prevenir el robo de plu­tonio y ayudar a la erosión de las libertades civiles. •:.

Más aun, la .adopción, de-tecnologías particulares tiene ;tanta:aignifir,.. dación de largo plazo como'inmediata:.las."tecnologías/no pueden...ser: siempre administiradas a volurltad. Los sistemas decárninos y ferrocarriles permanecen -^e influyekpauías de- desarrollo industirial y de vivienda-mucho después dé que" sus'diseñadores se han-muerto. Una red'nacional de electricidades una inversión masiva iricorpbrada que ninguna sociedad

• convertiría, en chatarra ligeramente: La adopción presente de la energía riüclear dejará a las gerieraciones del porvenir eñ-necesidad de tecno­logías para el manejo dé los desechos'.radiactivos,-aunque ellos mismos abandonen la energía nuclear. Marjcescribió que la gente "hace su propia historia, .pero no hace la que quiere ni-.en circunstar cias elegidas por ella misma; sino bajo circunstancias directamente enconti-adas, dadas y

• tiransmitidas desde el pasado". Entre estas circunstancias está, a menudo significativamente, el legado tecnológico tíe las "generaciones previas.

Finalmente, las consecuencias de la tecnología soh directamente biológicas y eOológicas, lanío como sociales. Las tecnologías pueden y lo hacen, alimentamos, vestimos y proveemos vivienda: pueden tarnbién envenenar y matar. Pueden preservar o degradar nuestiro ambiente. La crítica ecológica de la tecnología ha llegado a ser dé una' gran importan:

-ciar^btréí-de'seTporejempioTerrol que tiivoen el bloqueo del desarrollo en' los Estados Unidos un avión de transporte supersónico análogo al

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Tecnología y scdééac^ -.

Concorde. En los impulsos a constiruir una tecnología "alternativa" "o "radical" las consecuencias ecológicas benignas son centrales. El riesgo' ambiental planteado por una tecnología no es asunto simple. Cómo per­ciben las sociedades sus posibilidades físicas ylas constricciones propias en,sus ambientes, o los riesgos que percibe, son muy variables tanto entre diferentes sociedades como dentro de eUas. Es notoriamente im­posible. encontirar consenso sobre el riesgo arnbiental • de tecnologías contiroyersiales como la energía nuclear. Otira vez, decir sin embargo que los efectos ecológicos y biológicos son complejos, no significa decir que son inexistentes..

11. ¿QUÉ CONFORMA A LA TECNOLOGÍA?

Pero el enfoque centiral de la posición que estamos comentando no se refiere a la problemática de la-naturaleza de los-efectos de la tecno­logía. El foco —y donde la critica al determinismo tecnológico quiere centrarse— es la asunción de que el cambio tecnológico es autónomo, aparte dé ia sociedad en la que tigne lugar. Su pregunta es: ¿qué con­figura a la.tecriología. en primer .término, antes que a; sus "efectos"?. Particularmente ¿qué rol juégala;"so'ciedad--eh esa cdnfórrñacióri? .

La respuesta más común es que la sociedad juega uno rol marginal, que es la ciencia la que la configura, y la ciencia niisma es descubrimiento de la realidad, algo que no es afectado por la sociedad en la que se realisa. .: • - • - •"

Pero esto es equivocado. En primer lugar, la ciencia es afectada en •SU nivel .profimdo .por la sociedad.. Eí contexto social afecta la tasa y dirección del .crecimiento y sus, modelos e imágenes-influyen profunda­mente en la ciencia.

. Por poro lado, la:ciencia y la tecnología no han estado siempre co­nectados como desde fines del siglo XIX. Él moHno, el arado, el telar .y hasta la máquina de.vapor —Invenciones cruciales—r no tiuvieron mayor vinculación con la ciencia. Cuando están conectados, en este siglo, no es una conexión unidireccional. La tecnología ha contiribuido a la .ciencia tanto como la ciencia a ella. Piénsese en la computadora y cuánto la ciencia depende de ella.

Otira manera de argumentar de que el cambio técnico es autónomo es mucho menos común pero más plausible: la tecnología conforma a la

lecnologia. Para advertir esto hay que recurrir a la imágérTSellñveñíór heroico, lá noción mistificada de que la invención.responde a un ñash de

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~:-^ '';'''^'^^Jl fuego 3ePrometeo

genio. Wilfiam Ogbum se dedicó, a partir de 1930, en la tarea de cons­tiruir una Sociología de la Tecnología. En 1922 argüyó que. lejos de ser el resultado de impredecibles flashes de inspiración las invenciones eran inevitables. Una vez que "los necesarios elementos cultijrales constitutivos" están presentes —incluyendo sobre todo las tecnologías componentes— se percibe que la invención "debe" ocurrir. Dado el barco y la máquina de vapor ¿no es inevitable el barco de vapor? Veía como evidencia crucial de la inevitabilidad de la invención, que muchas de las mayores fueron obra hecha por más de una persona independientemente.

Una critica sóüda de la noción inspiracional la han dado Constant, Usher, Güfillan, Thomas Hughes. Éste estudió a Edison (lámpara incan­descente, gramófono) y a Elmer Sperry (giro compás y piloto automático marino y aéreo). La invención, para Hughes, es más bien una minuciosa

'^: y penosa modificación de la tecnología existente. Es un proceso creativo e imaginativo, pero la imaginación reside sobre todo en ver modos según los cuales pueden ser mejorados artefactos existentes, o en extender el ámbito, de técnicas exitosas a nuevas áreas. ;'.;_ Un tipo- 'vitalmente importante de cambio técnico se escapa a la

noción convencional de invención. Güfillan lo define como "una acumu-la,ción de pequeños detalles, probablemente .sin principio y conclusión,

^ ,.- - • sin Ümites'definidos"'. Los actores son génerálrnente 'anónimos, artesanos expertos casi sin conocimientos científicos. Es más bien un proceso de aprendizaje colectivo. Leaming by doing (Arrow) y Leaming by using ¿Ro.senberg).

'La nueva tecnología, entonces, emerge típicamente no de relámpagos de inspiración desincorporadá sino de teóiología existente. Pero ¿es la única fuerza que configura la nueva tecnología? La respuesta es negativa. Así lo muestiran los dos más plausibles intentos para argumentar que la tecnología existente es más que sólo una precondición para la nueva. Estos intentos se focalizan alrededor de las ideas de, "paradigmas" tecnológicos y "sistemas" tecnológicos.

La idea de paradigma tecnológico (Constant, Dosi) es una exten­sión analógica de la de Kuhn. En éste, "p.aradigma" tiene dos sentidos principales; uno, básico, seria "la forma dé solución ejemplar y particular

- de un problema cientifico, que es aceptatíaconao^eíáípsa.-.y.se-convierte „ en básica para trabajos futiuros" (ejemplo, la solución de Newton acerca

de la refracción de la luz para la óptica); la segunda, que la abarca, sería "la entera constelación de creencias, valores y técnicas que son com-

- pHrÜaos poFIos"miembros dFmá^mimiSad'aéntíScá"r El primer sentido es filosóficamente más profundo, según Kuhn. Y en

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Tecnología y sodedad

tecnología aunque sé ha tirabajado más en el segundo enfoque—juega un rol crucial en la forma de modelos, de ejemplares, para otiros desa­rrollos. En el.campo de la tecnología de misiles, la V2 alemana influyó enormemente en la cohetería soviética y americana. Dado que el cono­cimiento tecnológico no puede se reducido a un conjunto de reglas ver­bales, la presencia de un ejemplar concreto es un recurso vital para el pensamiento.••••'-"-í,";- •

De esto parece resultar tentador tiratar al paradigma como algo autoexplicativo y discutirlo en términos de analogías mecánicas, como siguiendo una "trayectoria" tecnológica (Dosi). Pero hacer esto seria perder la parte más fimdamental del concepto de Kuhn de paradigma: el paradigma no es una "regla" que pueda ser seguida mecárficamente, sino un "recurso" a ser usado. Habrá siempre más de una manera de usar un recurso, dé desarrollar el paradigma. Por cierto, grupos de tec­nólogos en diferentes circunstancias desarrollan a menudo el nfismo paradigma en modos diferentes. Los .diseñadores de misiles rusos y americanos desarrollaron misiles sigróficativaménte diferentes, a pesar del uso compartido del V2 como punto de partida. El estudio de Hughes sobre el modo como evolucionó en Alemania y en Estados Unidos el proceso químico de hidrogenación, muestra cómo estiavo condicionado por factores'sociales extemos e rntemos de íás'firmas. Se ve cuánto queda oculto cuando se considera a un paradigma :,simpáemeníe como "tirayectoria" tecnológica, siguiendo sólo su lógica intema.

La idea de "sistema" tecnológico ha sido usada mucho más que la de paradigma. Hughes -hizo de eUa su tema centiral. Típicamente, y cada vez en mayor medida, la tecnología no viene como aparatos separados y aislados, sino como partes de un conjunto, de un sisterna. Una máquina automática de lavar, por decir, puede sólo tirabajar si se integra a un sistema de electificidad, provisión de agua y desagüe Un misil es un sistema ordenado de partes componentes —explosivo, guía, contirol, propulsión— y también parte de un sistema más amplio de equipo de lanzamiento y redes de comando y control.

Por otra parte la integración en sistemas da lugar a un modelo de innovación que Hughes, usando una metáfora militar, describe como reverse saJients Esta es el producto de un desarrollo desparejo. "Innu­merables (probablemente la mayoría) innovaciones y desarrollos tecno-ló'gicOs resultan de esfiíerzos para corregir salientes inversas",. En tanto estaesiíñavíaimportante éniarqire~ta''ígcnc5logía, Cümo isrema-T^aio ' lógico, conforma a la tecnología, ¿implica ello que sólo la tecnología

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confonna a la tecnología? La respuesta de Hughes es no, y la razón de la respuesta tiene considerable importancia. ;

Hablemosahora'de la'conformación económica de la tecnología. H - propio concepto de "saliente inversa" tiene sentido sólo si un sistema

tecnológico es visto como orientado a un objetivo. La noción de goal da un sentido directo y "hacia la tierra". Más significativamente, hablar de un objetivo del sistema tecnológico es normalmente hablar de economía, reducir costos e incrementar beneficios. Por "ejemplo, los sistemas de suministiro elécürico han sido siempre empresas públicas o privadas, y los que las han conducido han estado'inevitablemente preocupados sobre todo por costos, beneficios o pérdidas. La safiente inversa es "un com­ponente ineficiente-o antieconómico". •

Así, el razonamiento tecnológico y el razonamiento econónfico son a menudo inseparables. Lo muesti-a el caso de la lámpara eléctirica de Edison que anafi ó Hughes. La investigación de Menlo Park fue el co­mienzo de una gran tiránsformación producida por la unión en gran escala y sostenida de la.ciencia y la tecnología a objetivos corporativos. Pero el' punto esencial permanece; típicamente, las decisiones tecnológicas son también decisiones económicas.

. Paradojalmente entonces, la natiiraleza compulsivade rnucho dél cambio tecnológico se expücá líiejor.rriir'andba ía íecnoíogía no cómo afuera de ía sociedad,'como lo'haría el determinismo tecnológico, sino como parte inextricable de la sociedad. Sí los sistemas tecnológicos son empresas económicas y si ellos,están involucrados directa o indirecta­mente en ia competencia del meroado, "entonces el cambio tecnológico es forzado sobre ellos. Si ellos han de sobrevivir o.prosperar, nó pueden resistir siempre. H cambio tecnoíÓgico se hace inevitable y su naturaleza

,-y dirección'profiíndamente condicionado por ésta. Y cuando las econo-• roías nacionales están articuladas por un mercado mundial competitivo, .como lo han estado por lo menos desde mediados del siglo XIX, el • cambió tecnológico, fiíera de un país dado puede ejercer una presión masiva para el cambio tecnológico dentro de él. - •

Estos aspectos simples pero abrumadoramente importantes del cambio tecnológico ñieron quizá más claramente identificados por Karl Maxx, quien atiribuyó a ellos el dinamismo" tecnológico sin precedentes del sistema capitalista. Sus intuiciones en esto han sido proseguidas menos sistemáticamente de. lo que se podria haber esperado. Como señaló Nathan'Rosenberg: "B. análisis de Karl Marx abrió puertas al estiJdio del

^&mfeii©-teeñelégie0-que-eas-pnadie-ti:^nsitó'-^imembargor^ por aprender sobre tecnología en la literatiira económica.

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-Mí

Tecnología y soaedéí

Un área importante de estiudio ha sido la investigación sobre la-contribución del cambio tecnológico al crecimiento económico. (Abramovitz, Solow, Matthews, Feínsteiny OddlingSmee). Estos estijdiaron los efectos de la tecnología. Otiros estudiaron las causasdel crecimiento tecnológico. Schmookier argumentó que la tasa de actividad inventiva, tal ~ como se mide por la estadística de patentes, reflejó la fuerza de la de- • ~, manda del mercado. Más recientemente, algunos han sostenido que la demandpull es cmcial no tanto en la invención cuanto en los procesos que conducen a la innovación comercializable. Otros han enfocado en los procesos subsiguientes de difusión de la innovación. (Gritiches estudio el efecto'de la rentabiüdad en ía 'tasa de ^adopción por los granjeros americanos del maíz híbrido; es mayor en las áreas geográficas donde el provecho es mayor).

Esto podría ser un resultado poco sorprendente: en una economía capitalista las consideraciones de ganancia y el cambio tecnológico están invariablemente relacionadas. Ha sido difícil, sin embargo, probar la forma de esa relación, La asunción "neoclásica" de que una firma elegirá la forma de producción que ofrece la máxima tasa de ganancia posible es, ,,. a pesar de su aparente plausibílidad, objeto de creciente crítica entre los " -economistas. Los asuntos involucrados: spn.,complejos:; pero^ dependen .de si realmente ías decisiones humanas se conforman o pueden con­formarse segúnlos requisitos estrictos del modelo neoclásico. Por ejemplo, ¿cómo puede una firma saber a priori si una técnica producirá el máxi­mo? Es más razonable suponer que considerará sólo-iin muy limitado . abanico de opciones posibles, y estará feliz con una tasa de ganancia ""-"satisfactoria" (y no necesariamente máxima). En los nuevos enfoques que se están desarrollando enla economía se halla inspiración en la obra de J. Schumpeter con su énfasis en los aspectos de innovación que van más allá, y nó pueden ser explicados por el cálculo racional.

Es necesario un paso más para apreciar que la conformación eco­nómica de la tecnología es, de hecho, la conformación social de la tec­nología. Este paso es la admisión de que el cálculo económico y las -"leyes" económicas son especificas a formas particulares de sociedad, no universales. El modo como una sociedad está organizada, y todas sus circunstancias, afectan sus pautas típicas de costos y por consiguiente la naturaleza del cambio tecnológico dentiro de ella.

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