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RECOPILACION SOBRE DURKHEIM VIVIANA CAROLINA ECHEVERRI JULIANA PIZARRO ALEJANDRA BETANCUR YERALDIN PINSON JULIANA MESA MARYBEL OSORIO ANDERSON VELASQUEZ SARAI LOPEZ JOSE LUIS CARDONA ANDREA MARCELA CASTAÑO LEIDY CARDONA VANESA AGUIRRE VIVIANA RESTREPO BARBARA OSSA TEORIAS, ENFOQUES Y DISEÑOS CURRICULARES SEMESTRE I FORMACION COMPLEMENTARIA 12 INSTITUCION EDUCATIVA NORMAL SUPERIOR DE ENVIGADO 2010

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LIBRO SEGUNDO

RECOPILACION SOBRE DURKHEIM

VIVIANA CAROLINA ECHEVERRI

JULIANA PIZARRO

ALEJANDRA BETANCUR

YERALDIN PINSON

JULIANA MESA

MARYBEL OSORIO

ANDERSON VELASQUEZ

SARAI LOPEZ

JOSE LUIS CARDONA

ANDREA

MARCELA CASTAÑO

LEIDY CARDONA

VANESA AGUIRRE

VIVIANA RESTREPO

BARBARA OSSA

TEORIAS, ENFOQUES Y DISEÑOS CURRICULARES

SEMESTRE I

FORMACION COMPLEMENTARIA 12

INSTITUCION EDUCATIVA NORMAL SUPERIOR DE

ENVIGADO

2010

EMILE DURKHEIM

Nació el 15 de abril de 1858 en Épinal (Lorena, Francia), en el seno de una familia de origen judío. En 1879 ingresó en la Escuela Normal Superior de París, donde estudió, entre otros, con Fustel de Coulanges. Lo apodaban "El Metafísico" debido a su marcado interés por las cuestiones filosóficas. En 1882 se licenció en Filosofía, disciplina en la que se formó bajo la influencia del positivismo y el evolucionismo.

Para abordar el análisis de la realidad social, cursó estudios específicos en Francia y Alemania durante 1785 y 1786, leyendo las obras de algunos de los precursores de la Sociología, entre ellos de los franceses Montesquieu y Tocqueville y de los alemanes Simmel, Tonnies y Wundt. Pero fue Auguste Comte quien lo marcó más profundamente, transformándolo en su heredero y continuador.

Enseñó Pedagogía y Ciencias Sociales en la Facultad de Letras de la Universidad de Burdeos desde 1887. En 1893 publicó su tesis doctoral, La división del trabajo social, y dos años después Las reglas del método sociológico. Durante 1896, sus cursos sobre Sociología se convirtieron en la primera cátedra de esta disciplina en Francia. Al año siguiente (1897) publicó El suicidio.Al comenzar el siglo XX (1902) fue nombrado profesor suplente de la Cátedra de Pedagogía de la Sorbona de París, donde obtendría la titularidad en 1906. En 1911 publicó su comunicación al Congreso de Filosofía de Bologna, Juicios de realidad y juicios de valor, y, en 1912, Las formas elementales de la vida religiosa. En 1913 se le permitió cambiar el nombre de su cátedra por el de "Sociología".

La muerte de su hijo (1915), en el frente de Salónica durante la Primera Guerra Mundial, lo sumió en la depresión y debilitó su salud causando su propia muerte (París, 1917). A su muerte fueron publicados Educación y Sociología (1922), Sociología y Filosofía (1924), La educación moral (1925) y El socialismo (1928).

Durkheim fue un ferviente defensor de la aplicación del método científico al estudio de los fenómenos sociales, a los que consideraba "hechos sociales que deben ser tratados como cosas".Al igual que Comte, Durkheim se interesó por el estudio de las bases de la estabilidad social. Y creyó encontrarlas en la moralidad y la religión, en los valores compartidos por cada sociedad. Esta conciencia colectiva es —según su interpretación— la que da a la sociedad cohesión y orden. Cuando una sociedad sufre la pérdida de los valores compartidos cae en un estado de "anomia" (sin norma, sin ley) y los individuos que la componen experimentan un creciente grado de ansiedad e insatisfacción.

En El suicidio estudia, con una base cuantitativa brindada por los registros oficiales de suicidios de países de la Europa occidental, el crecimiento de la tasa de suicidios en los países protestantes y lo compara con la tasa de suicidios de los países con mayor proporción de población católica. Ello le permite relacionar el mayor grado de libertad que brinda el protestantismo con el mayor nivel de anomia, la consiguiente agudización de la ansiedad y la más elevada tasa de suicidios que se registra en los países de mayoría protestante.

Durkheim entiende a la sociedad como una realidad espiritual que no puede reducirse a la mera suma de los individuos que la componen. Las leyes que rigen esta realidad espiritual difieren de las que rigen la psiquis del individuo. La tarea del científico social consiste, justamente, en estudiar las representaciones colectivas (derecho, moral, religión, etc.) que la sociedad impone al individuo.

En toda sociedad se da una solidaridad básica, que varía según sea el tipo de sociedad. En las sociedades primitivas se da una solidaridad que él denomina mecánica, por el lazo de sangre o parentesco. En las sociedades modernas, la solidaridad es orgánica y se funda en la división del trabajo, en la complementación para la obtención de los medios de subsistencia.

Durkheim consideraba a la religión como un componente esencial de la vida social. Por eso afirmaba: «Mientras haya hombre, habrá religión.» Según él, mediante la religión es la propia sociedad la que se diviniza a sí misma.

Émile Durkheim fue, sin lugar a dudas, uno de los principales responsables del surgimiento y reconocimiento de la Sociología como ciencia. Hizo todo lo que estuvo a su alcance por dotarla de un método científico que la pusiera en estrecha relación con los "hechos", con el fundamento empírico, y la distanciara de los juicios de valor. Su influencia se extendió más allá del campo sociológico, proyectándose sobre la Antropología, la Pedagogía, la Historia, el Derecho y la Filosofía.

EL SUICIDIO

EL SUICIDIO

Emile Durkheim

Emile Durkheim como sociólogo, en este libro “El Suicidio”, plantea una manera diferente de definirlo, no simplemente como un acto de quitarse la vida, sino como todo acto donde se renuncia a la existencia, tanto de manera directa o indirectamente. Esto implica, ver el suicidio no como un hecho autónomo, sino posiblemente obligado por la sociedad. En las ciencias sociales son escasas las obras que sobreviven a sus autores o a las circunstancias históricas que motivaron su publicación. Pero el suicidio es un libro aun vigente, que habla más que del suicidio de Durkheim, sino del actuar de toda una sociedad.

Este esta dividido en una primera parte que habla sobre los factores extrasociales y hace inventario de las causas no sociales comúnmente invocadas para dar cuenta del suicidio: los estados psicopáticos, la raza y herencia, el clima y los factores cósmicos, la imitación.

La segunda parte habla de las causas sociales y precisa la manera en que producen sus efectos. Entonces dividiéndolo en tres grandes tipos de suicidios: el suicidio egoísta que varia en razón inversa al grado de integración de los grupos sociales de los que forma parte el individuo. Los protestantes, los solteros y los viudos resultan los más expuestos. El suicidio altruista que se produce en grupos donde los individuos existen menos por si mismos que por y para el grupo del que forman parte, este es frecuente en las sociedades militares. El suicidio anomico que aumenta proporcionalmente ante el ajuste o el aflojamiento de las normas sociales y se ve en los periodos de crisis económica.

La tercera parte habla del suicidio como fenómeno social en general y precisa, a la vista de los resultados anteriores, en que consiste el elemento social del suicidio, analiza sus relaciones con los otros fenómenos sociales y propone remedios destinados a conjurar el mal y para hacer disminuir los índices del suicidio egoísta y anomico.

LIBRO PRIMERO

LOS FACTORES EXTRASOCIALES

CAPÍTULO I

EL SUICIDIO Y LOS ESTADOS PSICOPÁTICOS.

El término suicidio, en su concepto, bien pudiera creerse que es conocido por todo el mudo debido a su empleo en el lenguaje usual; sin embargo, ésta expresión resulta equívoca dado que fácilmente se presta para confusiones y desconocimiento de su verdadera naturaleza y su variación en cada caso.

Ahora bien, se vislumbra el suicidio como toda muerte voluntaria que resulta mediata o inmediatamente de un acto positivo o negativo realizado por la víctima misma, la cual en el momento en que decide poner fin a su vida es consciente del resultado de él.

De igual forma es fundamental precisar las posibles causas que suscitan al suicidio, las cuales aunque buscan un mismo fin contra la existencia se originan de múltiples manera desde causas orgánico-psicológicas como la herencia y la neurastenia, hasta las causas de naturaleza del medio físico como la raza, el clima, la temperatura, etc.

En el campo de la psiquiatría se considera que el suicidio es producto de una enajenación mental o locura, la que a su vez provoca la presencia de la monomanía que implica cierta obsesión por una idea falsa y fijación en un solo objeto, lesionando así sólo un sector mental; sin embargo a ésta afirmación se oponen la idea de que siempre que una facultad se lesiona se lesiona, las otras se afectan al mismo tiempo, por tanto no es posible una anomanía suicida; es decir, el suicidio pocas veces se produce por una turbación mental, puesto que quienes poseen tendencias al suicidio, transcurren su vida como un individuo del común y no muestran índices de conducta anormal.

Tras dicho postulado clínico se plantean las leyes que clasifican el suicidio tomando como referencia a Jousset y Moreau de Tours:

1°El suicidio Maniático:

Producto de una manía y consecuencia de alucinaciones o concepciones delirantes en las que el enfermo se mata para huir de un peligro o para obedecer una orden del mas allá.

2°El suicidio Melancólico:

Se produce por un estado de extrema depresión, el enfermo no aprecia ningún vínculo afectivo ni ningún placer.

3°El suicidio Obsesivo:

Se produce ansiedad por la muerte sin razón fija.

4°Suicidio Impulsivo o automático:

Es producto de la irracionalidad en la realidad y la imaginación del enfermo y lleva a cabo el evento brusca e inmediatamente.

Se muestra pues cómo dicha clasificación caracteriza al hombre normal y al alienado, pero también es evidente que el primero efectúa el evento debido a una causa objetiva y el segundo carece de toda relación con el mundo exterior.

Pese al influjo de los estados psicopáticos en la eventualidad, se estima que la tasa de suicidios no se aumenta por sus efectos vesánicos, por tanto se continúa en la búsqueda de las posibles causas que determina su procedencia.

Se remonta nuevamente a otra enfermedad nociva: La neurastenia. La neurastenia es el debilitamiento de las funciones neuronales y en consecuencia desequilibra el sistema nervioso provocando estremecimiento en la zona de dolor al evento más insignificante, pronta fatiga, entre otros. Se denota en el enfermo inestabilidad físico-social lo que le imposibilita una constitución mental y moral adaptada a su ambiente, ocasionándole incapacidad de contactar su entorno y susceptibilidad al fracaso, es así como el neurópata opta por el suicidio.

Nuevamente se concluye que este tipo de anomalías no implican un factor determinante de la causa del suicidio debido a que se logra demostrar que ésta es una predisposición muy general del mismo; igualmente se indagan en otras causas que se fusionan a este estado orgánico y por ende la aceleran para producir la autodestrucción.

CAPITULO II

EL SUICIDIO Y LOS ESTADOS PSICOLÓGICOS NORMALES.LA RAZA. LA HERENCIA.

Se continúa en la búsqueda de causas que pueden incidir en el hecho del suicidio y se reitera en hechos que pueden incurrir en esta tendencia: La Raza y la Herencia. Estos hechos no necesariamente se dan en un estado de conductas anormales, como las mencionadas anteriormente; si bien cabe la posibilidad, de responsabilizar a dichas causas, conviene enfatizar en las consecuencias que a ellas se adhieren.

En cuanto a la raza, esta es un agregado de individuos que sin duda presentan rasgos y características comunes derivadas de un mismo país, características que se filtran progresivamente en el organismo por efectos de la herencia.

Para efectos del suicidio se pretende mostrar cómo la raza no influye del todo en su surgimiento, pero a su vez es preciso demostrar cómo la tendencia al suicidio no está ligada a un estado hereditario del organismo.

Si la raza constituye pues un conjunto de atributos físicos particulares como la estatura y étnicos como las creencias y el lenguaje, no es posible asignar dichas condiciones a la evolución o prescindir de la herencia como lo postularon Prichard y Broca; por el contrario es claro que la herencia es determinante para el origen de tales connotaciones, poniendo como eje el parentesco y los rasgos que se transmiten generación a generación; sin embargo se cuestiona el hecho de la herencia del suicidio.

Entre los factores físicos que se destacan para comprobar la inquietud, están los de la barba y aun el cambio de la voz, se muestra pues como éstos surgen en la misma edad en que aparecieron en el sujeto precedente, a tal caso, si el suicidio es hereditario debería suceder de la misma manera; es decir, si un pariente da termino a su vida en la juventud, quien le sigue debe hacerlo en la misma edad, a esto se agrega que los suicidios en una raza se da en diferentes edades y por diferentes causas, desde la mentales, hasta las sociales. Tal noción desacredita toda suposición que apoye a los anteriores autores, demostrando que no es la tendencia al suicidio lo que se hereda, sino la afección mental. Por ejemplo, el hijo que se suicida a una edad indefinida al igual que su padre porque éste padecía una turbación mental, lo hace por la acción de la herencia pero son las causas las que impulsan a tal evento, lo que de nuevo confirma que sin las presencia del medio social la probabilidad del suicidio es remota.

CAPÍTULO III

EL SUICIDIO Y LOS FACTORES CÓSMICOS.

Algunos estudios muestran que la época del año donde más se cometen suicidios es en verano, a ello Morselli propone que el evento se da debido en parte a que la temperatura fomenta la actividad tanto social como cerebral y es en esto estados de mayor agitación y excitabilidad del sistema nervioso cuando se da un mayor número de muertes voluntarias. A tal hipótesis Durkheim expone que la temperatura afecta de formas diferentes a los individuos y señala su afirmación en datos estadísticos en los cuales se observa que tomando enero como punto de partida, el mes más frío del año, los suicidios van aumentando hasta alcanzar su punto álgido en el mes de Julio y a partir de agosto comienzan de nuevo a descender; además realizas ésta comparación entre diferentes países en los que se observa que el número de suicidios en un mes es prácticamente el mismo, siendo las temperaturas bastante diferentes de un país a otro.

Al hecho, inclina más su hipótesis a la intensidad de la vida colectiva, sin embargo, apoya en parte la ponencia de Morselli señalando la contradicción en el tiempo en el que se produce el suicidio; pues habría de creerse que el evento surge espacialmente bajo un cielo sombrío y en bajas temperaturas que tornan un ambiente más desolado, la contrariedad radica en que el incremento de los suicidios se da en verano, porque es en esta estación en la que la vida proporciona todo lo necesario por ejemplo la producción de arroz aumenta y por ende los precios disminuyen, a ello agrega Esquirol que el hombre deja su vida en el momento en que le resulta más fácil.

Se concluye entonces que no es precisamente el medio físico el que estimula de manera directa el suicidio, éste depende sobre todo de los factores sociales.

El suicidio suele ostentarse de disímiles representaciones, pero de ninguna de ellas se han encontrado las suficientes similitudes para precisar propensiones generales.

No es el caso entonces de los fenómenos sociales, en estos suele sobrevenir un avance a partir de la complexión moral de la sociedad que permite fijar el evento circunstancial de las muertes voluntarias, es decir, realmente son las directrices de la colectividad las que al involucrarse con el individuo lo estimulan a matarse.

Se debe adjudicar que los suicidios, generalmente, emanan de potencias extrínsecas a los sujetos, para este caso, la potencia indicada seria la social, porque bajo una óptica analítica constituiría la fuerza que decreta al individuo a obrar y posteriormente a solventar las acciones cometidas.

CAPITULO IV

LA IMITACION

El último factor psicológico que incita al suicidio es la imitación. Cuando se habla de imitación se sobreentiende un fenómeno de contagio que lleva a efectuar un acto que carga consigo la marca social. Se aclara entonces que para que un acto pueda atribuirse a un contagio no basta con que la idea de realizarlo nos lo haya inspirado un acto semejante, es preciso además que una vez que la idea se haya apoderado del espíritu, también se disperse por la sociedad.

La imitación es como se ha dicho una fuente original y particularmente fecunda de fenómenos sociales, pero también impera especialmente en el suicidio. Pero ¿cómo se produce el suicidio por contagio? Inicialmente para poder imputarle la imitación no basta con comprobar que se produce en el mismo momento y lugar como se evidencia en la garita del campo de Polonia teatro de muchos suicidios o en la pequeña población de Saint Pierre Monjan donde una mujer se ahorca de un árbol y posteriormente muchos otros llegaron a hacerlo también, entre otros escenarios, es claro que se deben detectar los parámetros bajo los cuales se desencadena el suicidio.

Ante todo no puede haber imitación si no existe un modelo a imitar y no hay contagio sin un foco donde emane y donde tenga su máximum de intensidad, sin embargo para atribuir la causa al fenómeno, el mapa del suicidio debe reunir tres condiciones: Los centros deben distinguirse de todos los puntos que los rodean por una aptitud más pronunciada para el suicidio. En segundo lugar para que estos centros puedan desempeñar el papel que se les asigna es necesario que cumplan el lugar de reproductores para que sean el foco de mira de países vecinos, puesto que los suicidios serán inútiles si permanecen ignorados y en tercer lugar las regiones limítrofes deberán ser menos productoras de suicidio cuando más alejadas estén del eje principal.

Se estima que el influjo de la corriente suicidógena en la sociedad es también impulsada por factores con pruebas que resurgen el fenómeno de contagio como lo son su reproducción de boca en boca o voz pública y los periódicos teniendo en cuenta que lo que lo proporciona no es el número de periódicos impresos, sino el número de lectores que al efectuar el hecho incitan al resto de la población que aun no lo ha dado por sentado. A esto agregan las estadísticas, que no es posible que evento tan extendido sea resultado de la acción de imitación y que ésta por poderosa que sea, no basta para engendrar actos semejantes en individuos perfectamente sanos. Nuevamente lo atañen a causas patológicas y mentales afirmando que el suicidio contagioso solo se presenta en los individuos fuertemente predispuestos.

LIBRO SEGUNDO

Causas sociales y tipos sociales

CAPITULO I:

MÉTODO PARA DETERMINARLOS:

Anteriormente se ha determinado que por cada grupo social existe una tendencia especial al suicidio, que basta al explicar la constitución orgánico-sociológica de los individuos y la naturaleza del medio físico. Por eliminación, resulta que el suicidio debe depender necesariamente de causas sociales y constituir por esto un fenómeno colectivo. Esto quiere decir que podemos construir los tipos sociales de suicidios clasificándolos por dichas causas que lo producen; cuales son las condiciones sociales que dependen y luego las agruparemos según sus semejanzas. “Nuestra clasificación, en lugar de ser morfológica, será etiológica”.

Sin preocuparnos de saber bajo que forma pueden traducirse en los sujetos particulares las causas productoras del suicidio, vamos directamente a tratar de determinar estas causas. Para ello, dejando a un lado al individuo como individuo, nos preguntaremos cuales son los estados de los diferentes medios sociales (confesiones religiosas, familia, sociedad, política, profesiones, etc.) que determinan las variantes del suicidio.

CAPITULO II:

El suicidio egoísta:

El suicidio es el objeto de una excesiva indulgencia para que el temor a la humillación, pueda obrar con tal potencia aun sobre aquellas minorías, a las que su situación obliga a preocuparse particularmente de los sentimientos públicos. Como es un acto que no lesiona a nadie, no se lanza un gran deshonor sobre aquellos grupos que se inclinan a el mas que a otros, y no se corre el riesgo de que se aumente mas el alejamiento que inspiran, como ocurriría en el caso de una frecuencia mayor de los crímenes y de los delitos.

Analizando la situación de que los protestantes tienen más índice de suicidio de que los cristianos en gran parte del mundo, llegamos a una primera conclusión: la inclinación del protestantismo por el suicidio debe estar en relación con el espíritu de libre examen, que anima esta religión. El libre examen no es en sí más que el efecto de otra causa. Cuando los hombres después de haber recibido su fe de la tradición, reclaman el derecho de formársela ellos mismos, es porque llevan consigo tantos dolores como alegrías.

“Si se tuviesen siempre la misma autoridad, no se trataría de comprender el origen de esa autoridad”.En consecuencia si el protestantismo da una mayor eficacia al pensamiento individual que el catolicismo, es porque cuenta con menos creencias y practicas comunes. Concluyendo que la superioridad del protestantismo desde el punto de vista del suicidio, proviene de que es una iglesia integrada con menor fuerza que la iglesia católica. Ganando así el tradicionalismo; que excluye los pensamientos propios del individuo.

Pero para lograr vencer la ignorancia es necesario que la sociedad piense en esclarecer su conciencia y comience a pensar en ciencia; y se reconoce que los protestantes son más instruidos que los católicos, por tanto logrando hacer que los humanos razonen, se aumentarían los índices de suicidio. Dejando claro así, que el suicidio progresa con el conocimiento de la ciencia, pero que ella no es la culpable. El problema está en que las sociedades religiosas con todas sus incoherencias y sus sentimientos tradicionales, obligan al hombre a suicidarse.

CAPITULO III:

El suicidio egoísta (continuación)

Por otro lado, a diferencia de lo que se muestra en las encuestas mal interpretadas; los célibes son más propensos al suicidio que los casados. Se cree que mueren menos solteros, pero no se toma en cuenta que entre los solteros figuran los niños menores de diez años, así que si tomamos los mismos índices de edad; diremos que hay menos suicidios entre los casados, aparte de que la viudez es una de las mayores causas de suicidio (Esta inmunidad de que gozan los casados se debe a la influencia del medio domestico o a la selección matrimonial).Para dejar esto claro se llega a unas principales conclusiones:

1. Los matrimonios muy precoces ejercen una influencia agravante en el suicidio, sobre todo en lo que se refiere a hombres.

2. A partir de los veinte años, los casados de ambos sexos se benefician con un coeficiente de preservación con relación a los solteros.

3. El coeficiente de preservación de los casados en relación con los solteros, varía según los hechos.

4. La viudez disminuye el coeficiente de los esposos de ambos sexos, pero frecuentemente no lo suprime por completo.

CAPITULO IV

EL SUICIDIO ALTRUISTA

El suicidio como evento social es resultado de dos extremos: Si como acabamos de ver una individuación excesiva conduce al suicidio, una individuación insuficiente produce los mismos efectos. Cuando el hombre esta desligado de la sociedad se mata fácilmente; fácilmente también se mata cuando está integrado con demasiada fuerza a ella.

Para determinar cómo la sociedad hace presión en el hombre para que se suicide se citan diferentes ejemplos ocurridos en pueblos primitivos donde si se faltaba a esa obligación se era castigado con el deshonor o con penas religiosas que idealiza una vida espantosa mas allá de la tumba, dichas representaciones entran a su vez en tres categorías:

1°suicidios de hombres llegados al dintel de la vejez o atacados de enfermedad:

Barthohia, en su libro De camis contemptae mortis a Danis, relata que los guerreros daneses consideraban como una vergüenza morir en su cama de vejez o de enfermedad y se suicidaban algunos desde la piedra de los abuelos para escapar de esta ignominia o por cansancio de la existencia.

2°suididios de mujeres a la muerte de su marido:

A parte de de los viejos se sabe que en esos mismos pueblos las viudas estaba obligadas a matarse al fallecimiento de sus maridos.

3°suicidios de clientes o de servidores a la muerte de sus jefes:

Dice Henri Martin que los funerales de los príncipes, reyes o jefes eran una verdadera hecatombe; allí se quemaban solemnemente sus trajes, sus armas, sus caballos y sus esclavos favoritos. A la muerte de la ley sus subordinados también debían morir.

Se vislumbra pues como la responsabilidad del suicidio recae sobre la sociedad. Se fija entonces necesario precisar que un individuo altruista es aquel en el que el Yo no se pertenece, el polo de su conducta está ubicado fuera de él, de allí que la sociedad pueda constreñir a ciertos miembros suyos a matarse debido a que la personalidad individual se cuenta por poca cosa para el dominio y el dominado, es decir, la vida del individuo esta absorbida por el grupo al que está fuertemente integrado y aunque éste se mate sin estar obligado a ello la opinión pública no deja de serle favorable.

Si se estima que la tasa de suicidios altruistas se pronuncia en las llamadas sociedades inferiores, también se existe un medio especial donde su incremento se manifiesta en estado crónico: el ejército.

En el ejército la actitud de los militares para el suicidio es muy superior a la de la población civil pero más destacada en los miembros que tienen más vocación por esta carrera debido a que poseen el espíritu militar y están dispuestos a su sacrificio cuando se lo ordenen, aun así en tiempo de paz y en la práctica cotidiana la disciplina exige obediencia sin discusión, pero para esto debe estar apegado a una actitud de abnegación intelectual poco compatible con el individualismo.

Así se explica cómo el evento avala en gran parte a los oficiales y suboficiales con respecto a los soldados. Los primeros suplen más pronto esta tendencia porque no hay qué exija el hábito de sumisión y pasividad, las necesidades que no les son satisfechas se les atrofian junto con la disposición a vivir, en cambio en los soldados las leyes sociales forzan a que someta su vida y es probable que pierda su autonomía; sin embargo en ellos la tasa de suicidios es mínima.

Concluido este tipo de suicidio endémico, es posible hacer la distinción entre las cusas que producen el suicidio egoísta y el suicidio altruista: el primero es producto de un sentimiento de cansancio incurable a vivir porque no se encuentra un fin a que dedicarse y el segundo porque el fin que persigue fuera de la propia vida se le presenta como un obstáculo.

CAPITULO V

EL SUICIDIO ANÓMICO

Es conocida la influencia agravante que tienen las crisis económicas sobre la tendencia al suicidio.

Un ser vivo cualquiera no puede ser feliz y hasta no puede vivir más que si sus necesidades están suficientemente en relación con sus medios. De otro modo si exigen más de lo que se les puede conceder no podrán funcionar sin dolor.

La analogía que explica como el hombre siempre está en busca de fines que van más allá de los suplen sus necesidades prioritarias, se hace con el animal.

El animal no pide nada más cuando su saciedad esta colmada, su reflexión no esta bastante desarrollada para imaginar otros fines que los implícitos en su naturaleza física. Con el hombre se da lo contrario, sus necesidades no están en dependencia de su cuerpo, su reflexión que es mas despierta entrevé mejores condiciones.

Es claro que la analogía concede la noción de las causas que desata este tipo de suicidios. Los deseos ilimitados son insaciables, por tanto todo poder exterior regula nuestra sensibilidad provocando un abismo sin fondo que nada puede colmar.

Perseguir un fin inaccesible por hipótesis es condenarse a un perpetuo estadio de descontento. Así cuando más se tenga, más se querrá tener, puesto que las satisfacciones recibidas no hacen más que estimular las necesidades en vez de calmarlas. En contraste la limitación relativa y la moderación que resulta del nivel económico asignado a cada categoría de ciudadanos resurge hombres más a gusto con su suerte, al mismo tiempo les produce un sentimiento de goce tranquilo y activo y armonía con su condición y no desea más que lo que puede legítimamente esperar.

Entonces si la pobreza protege contra el suicidio es porque por si misma, es un freno. Cuanto menos posee uno, menos intenta extender el círculo de sus necesidades. La riqueza al contrario por los poderes que confiere, nos da la ilusión de que nos engrandecemos por nosotros mismos. Al disminuir la resistencia que nos oponen las cosas, nos induce a creer que pueden ser indefinidamente vencidas, ahora bien, cuanto menos limitado se siente uno, más insoportable le parece toda limitación.

En épocas pasadas la religión servía de consuelo tanto para ricos como para pobres pero hoy en día la religión ha perdido toda su fuerza, esto ha llevado a la consagración del materialismo, que el desarrollo económico se sitúe en primer lugar, nos lleva a considerar si no será esto el causante de que en crisis económicas se dispare el número de suicidios.

Si bien la economía es la principal causante del suicidio anómico, está a su vez proporciona el estado caótico en el que cae la sociedad porque las comodidades y el confort van quitando lo que verdaderamente da sentido al vivir estableciendo el descontrol resultado de un extremo facilismo.

Pero la anomia económica no es la única que puede engendrar el suicidio.

Se estima que los suicidios por divorcio o viudez son superiores a los que proporcionan las otras partes de la población; aun así la tasa de suicidios se eleva a causa de los divorcios que aun extendidos no se dan necesariamente por que se padezca una predisposición orgánica o desequilibrio mental, en oposición, la naturaleza de tal fenómeno se encuentra en el matrimonio porque es éste el que fortalece la supervivencia, igualmente se evidencia como las mujeres que se divorcian de sus maridos tienden a ser mas inmunes al suicidio que ellos excepto en los países donde no se autoriza la disolución conyugal el matrimonio.

En efecto, el hecho de que se le atribuya el evento suicidógeno al matrimonio es porque su ruptura implica debilitamiento de la reglamentación matrimonial; es decir, el matrimonio logra regular todo desequilibrio moral y su rompimiento solo significaría la presencia de una perfecta movilidad en el actuar lo que aumenta las probabilidades del suicidio, ya que el divorcio arrastra un conjunto de aspiraciones ilimitadas e imposibles y al conseguirse todo lo buscado se experimenta una sensación de fatiga , desencanto y frustración.

CAPÍTULO VI

FORMAS INDIVIDUALES DE LOS DIFERENTES

TIPOS DE SUICIDIO

No hay suicidio sino suicidios. Sin duda se muestra que el suicidio es siempre un acto en el que un hombre prefiere la muerte a la vida. Es cierto que el suicidio y sus derivados resultan de diferentes causas con el mismo efecto, de allí, se menciona una primera forma de suicidio que en la antigüedad se ha conocido ciertamente, pero que se ha desarrollado sobre todo en nuestros días.

Se trata de una forma de suicidio egoísta pero más vulgar, caracterizado por una individualización exagerada y una languidez melancólica que afloja los resortes de la acción. Los negocios, las funciones públicas, el trabajo útil, hasta los quehaceres domésticos solo inspiran al sujeto indiferencia y alejamiento. Le repugna salir de sí mismo. La sociedad le representa una distracción y solo encuentra sentido en su existir reflexionando sobre su propia miseria alcanzado un desarrollo enfermo de su conciencia.

Cuando uno experimenta tanto placer en no ser, es decir fuera de la sociedad, empieza a buscar la razón de la existencia en sí, pero cuando no puede ser satisfecha completamente su inclinación, se opta por renunciar a vivir

En este caso el paciente es rodeado por un pensamiento que le pone todo en discusión, cuando no es bastante fuerte para soportar el peso de su ignorancia corre el riesgo de ponerse él mismo en discusión y abismarse en la duda, de no encontrar solución en la cosa sobre la que se interroga busca una salida negativa, El Suicidio; el cual planea con mucha anticipación; escoge su hora y medita su propósito sin repugnancia a los medios lentos.

En este tipo de suicidios también se destaca el suicidio Epicúreo en honor a Epicuro el cual exhortaba a sus discípulos a no apresurarse con la muerte mientras en la vida encontraran algún interés, de lo contrario como la el placer sensible es un lazo muy frágil para sujetar al hombre a la vida, les ordena siempre estar dispuestos a salir de ella sin vacilar.

LIBRO TERCERO

Del suicidio como fenómeno social en general

CAPITULO I Y II

El elemento social del suicidio.

Relaciones del suicidio con los otros fenómenos sociales.

Ahora que se conocen los factores en virtud de los que varia el porcentaje social de los suicidios, se puede precisar la naturaleza de la realidad a que corresponde.

Las condiciones individuales desde un juicio a priori, son de dos clases:

La situación exterior en que se encuentra colocado el agente. Los suicidas, los que han sufrido disgustos de familia o de amor, los que tienen que reprocharse alguna falta moral, etcétera. Sin embargo ya se ha visto que este tipo de individualidades no modifican el porcentaje social de los suicidios, porque estas realmente no son las causas determinantes del acto a que proceden.

Por otra parte, las circunstancias que pasan como causa del suicidio, son casi imperecederas en número. Los más diversos acontecimientos de la vida, y hasta los más contradictorios pueden servir de pretexto al suicidio. Pero ninguno de ellos es su causa específica. Si verdaderamente la situación personal de la víctima es la causa eficiente de su resolución, esto ocurre en casos muy raros, y por consiguiente, no se sabría explicar por ellos el porcentaje social de los suicidios.

El suicidio se ha presentado como producto de cierto temperamento, como un episodio de neurastenia, sometido a los mismos factores que esta, sin embargo, no se han encontrado mayores relaciones entre el suicidio y los estados del medio físico y/o nervioso y la acción de los factores cósmicos no es suficiente para precisar tendencias generales de su naturaleza. Dejando de lado al individuo, los resultados varían, por fin, se haya la presencia de verdaderas leyes que permitan una clasificación sistemática de los tipos de suicidio.

CAPITULO III

Consecuencias prácticas

La cifra social de los suicidios no se explica más que sociológicamente. Es la constitución moral de la sociedad la que fija en cada instante el contingente de muertes voluntarias. No es una metáfora decir que la sociedad tiene para el suicidio una idoneidad más o menos pronunciada, la expresión se funda en la naturaleza de las cosas.

Lo que objetivamente la constituye son esas corrientes de egoísmo, de altruismo, y de anomia que influyen en la sociedad examinada con tendencias a la melancolía, al renunciamiento y al cansancio, que son sus consecuencias. Son esas tendencias de la colectividad las que, penetrando en los individuos lo impulsan a matarse.

Pero, el medio social esta esencialmente hecho de ideas, de creencias, de costumbres, de tendencias comunes, porque se admite implícitamente que existe una tendencia colectiva al suicidio, de la que proceden las tendencias individuales, pero se ha comprobado que no es pues, la generalidad de tales tendencias las que han de hacer comprender por qué se cometen tantos suicidios en una u otra sociedad. Dicho de otro modo, cada pueblo tiene colectivamente por el suicidio una tendencia que le es propia y de la que depende la importancia del tributo que paga la muerte voluntaria.

CAPITULO IV

Las causas que muestran el nivel de muertes voluntarias para una sociedad o una parte de la sociedad, deben ser independientes de los individuos, porque se conserva una misma intensidad entre los sujetos particulares y las acciones ejercidas, es decir, los individuos que componen una sociedad cambian de un año a otro y sin embargo, el número de suicidios es igual, en tanto que la sociedad misma no cambia.

Esta consecuencia se ha querido soslayar mostrando, que el suicidio es obra de los individuos y que por consiguiente, no es necesario prestar atención a los fenómenos sociales, por esto se ha dicho:

“una cosa social cualquiera, una palabra de una lengua, un rito de una religión, un secreto de un oficio, un procedimiento de un arte, un articulo de una ley, una máxima de moral se transmite y pasa de un individuo a otro individuo”, esta explicación sería suficiente si solo se tratara de hacer comprender de modo general como algo pasa de una generación a otra.

Pero de la transmisión del suicidio no se puede dar cuenta con esa facilidad, lo que lleva a los hombres a matarse no se transmite pura y sencillamente, sino a un número igual de individuos dentro de unas condiciones necesarias para que lo apliquen.

Con esta sola condición es posible concebir que una sola cifra social de los suicidios pueda perpetuarse por tradiciones interindividuales, es decir, cada suicidio seria como el eco de un suicidio anterior.

Por consiguiente, puesto que actos morales como el suicidio se reproducen con una uniformidad no solamente igual sino superior, debemos del mismo modo admitir que dependen de fuerzas exteriores a los individuos. Solo que como esas fuerzas no pueden ser más que morales y fuera del hombre individual, no hay en el mundo más ser moral que la sociedad, es preciso que sean sociales, es decir, que sean fuerzas que nos determinan desde fuera a obrar, cuya acción sufrimos.

El suicidio, según la objetividad de los hechos sociales, expresada en el método sociológico, constituye una prueba nueva y demostrativa, que colisiona al sentido común provocando la objeción de que las tendencias, así como los pensamientos colectivos, son de otra naturaleza que las tendencias y pensamientos individuales.

Sin embargo, al separar así lo individual de lo social, es evidente aun que está hecha esencialmente de representaciones, solo que las representaciones colectivas son de una naturaleza diferente a la de las individualidades.

Todo lo que se quiere decir, cuando se afirma la heterogeneidad de lo social y de lo individual, es que, se aplican no solamente a la religión, sino también, al derecho, a la moral, a las modas, a las instituciones políticas, a las practicas pedagógicas, etcétera. En una palabra, a todas las formas de vida. Obramos bajo la presión de la colectividad y no como individuos.

“Una creencia o una práctica social es susceptible de existir con independencia de sus expresiones individuales”.

LA EDUCACIÓN MORAL

EMILE DURKHEIM

LA EDUCACIÓN MORAL

MORAL LAICA:

Lección II

Permitirá el funcionamiento de las sociedades internamente diferenciadas, debido a que a la particularidad de cada sujeto se le antepondrá siempre un objeto social que de sentido a la propia vida individual.

Para Durkheim, la educación moral, no puede ser una asignatura concreta; es inseparable de todo el proceso educativo mismo, se mezcla con cuanto se hace en la escuela y es la argamasa que da trabazón y sentido a la misma.

Se busca una educación moral que sea puramente laica, es decir, que no sea eclesiástica ni religiosa, una educación que se base en la razón. La educación moral implica un postulado racionalista que puede enunciarse así: no hay nada en lo real que podamos considerar con fundamento radicalmente refractario a la razón humana.

Pareciera que para laicizar, para racionalizar la educación era suficiente retirar todo lo que tuviera un origen extra laico. La moral y la religión están íntimamente unidas, debido a que, la moral se concibe igual que la religión, como una dependencia y una emanación de la divinidad, origen de todo lo sagrado.

EL PRIMER ELELMENTO DE LA MORALIDAD

EL ESPIRITU DE LA DISCIPLINA:

Lección III

En esta lección se distinguen dos periodos de la infancia:

1. El que transcurre casi todo en la familia o en la escuela maternal.

2. Transcurre en la escuela primaria, en la que el niño comienza a salir del círculo familiar a iniciarse en la vida en el que el niño comienza a salir del círculo familiar a iniciarse en la vida en el medio. Es decir, periodo de la segunda infancia

En esta lección nos centraremos primordialmente en profundizar el periodo de la segunda infancia. Si pasada esta etapa no se constituyen las bases de la moral, ya no se constituyen nunca, es por esto que a esta edad debe penetrársele de inteligencia.

La educación moral es ese proceso de aprendizaje que permite a los estudiantes y adultos en una comunidad escolar comprender, practicar e interesarse por los valores éticos fundamentales tales como: el respeto, la justicia, la virtud cívica, la ciudadanía y la responsabilidad por si mismo y por el prójimo. Es por esto que no se considera la familia constituida para la formación del niño, por el contrario la escuela es vista como el espacio donde debe formarse al niño.

Formar moralmente al niño es desarrollar e incluso construir con todas las piezas, por los medios adecuados, las disposiciones generales que, una vez creadas, se diversifiquen con facilidad por si mismos, siguiendo el detalle de las relaciones humanas.

Conducirse moralmente es actuar de acuerdo con una norma, determinando la conducta que observar en el caso dado, antes incluso que tengamos necesidad de tomar partido.

Estas reglas morales se aplican de acuerdo al contexto. Se entiende por moral el conjunto de reglas que predeterminan la conducta del hombre. La moral puede ser teórica, es decir, que determina la ley superior de la moral y además puede ser aplicada, es decir investiga como debe aplicarse la ley.

En la lección se define claramente la función de la disciplina, que tiene por efecto regularizar la conducta, y se entiende como la autoridad regular.

Para concluir es importante decir que el primer elemento de la moralidad es el espíritu de disciplina.

EL ESPIRITU DE LA DISCIPLINA

(Continuación)

Lección IV

La moral consiste en un conjunto de reglas definidas y especiales que determinan la conducta de manera imperativa, esta determina, fija y regulariza las acciones de los hombres.

Los verdaderos deberes son cotidianos y el curso de la vida los vuelve a proponer periódicamente. El sentido de la regularidad y el sentido de la autoridad, son solo unos conocidos como el espíritu de la disciplina, esta disciplina moral se presenta como un bien en si y debe ser obedecida en virtud de su mandato, quien dice disciplina dice limitación, material o moral, no importa.

Para Bentham la moral, como legislación, consistía en una especie de patología.

La disciplina producirá unos efectos muy diversos, según la idea que nos hagamos de su naturaleza y de su papel en la vida en general y mas en concreto, en la educación, toda organización viva supone unas reglas determinadas de las que no puede evadirse sin problemas mórbidos, es necesario la implementación de estas normas para determinar como deben ser esas relaciones. Sin duda, las instituciones sociales tienen como fin inmediato los intereses de la sociedad y no los de los individuos en cuanto tal.

Toda vida es un equilibrio complejo, en el que los distintos elementos se limitan entre si, y este equilibrio no puede romperse sin producir dolor y enfermedad. La moral es un vasto sistema de prohibiciones, normas y reglas.

La disciplina moral no solo sirve para la vida propiamente dicha va mas lejos, desempeña un papel considerable en la formación de carácter y de la personalidad en general, un ser personal es un ser capaz de poner en todo lo que hace una marca que le es propia, que es constante y por lo cual se reconoce, se distingue de todos los demás.

Aprender a actuar moralmente es aprender a conducirse siguiendo unos principios constantes, superiores a los impulsos y sugestiones fortuitas. En la escuela del deber se forma la voluntad entendida como: la facultad de naturaleza espiritual, cuyo acto es la inclinación apetitiva hacia un bien comprendido por la inteligencia.

EL ESPIRITU DE LA DISCIPLINA

(Fin)

Vinculación de los grupos sociales.

Lección V

Toda disciplina tiene un doble objeto: establecer una cierta regularidad en la conducta de los individuos, la disciplina regulariza y contiene, en efecto el hombre esta hecho para vivir en un medio determinado.

Hay todo un conjunto de hábitos mentales que la escuela debe hacer que adquiera el niño, porque sirvan a tal o cual régimen, sino porque son sanos e influirán de la manera más feliz en el bienestar publico.

Bentham y los utilitaristas consideran la disciplina como violencia ejercida sobre la naturaleza, es necesaria y exigida. Como todo lo que existe el hombre es un ser existente en el universo y moralmente hace parte de una sociedad.

La moral debe ser flexible para que de esta manera puedan evidenciarse transformación, hace falta que los individuos adaptándose a ella, se den cuenta de lo que hacen y que su deferencia no llegue al extremo de encadenar por completo la inteligencia.

La libertad es el fruto de la argumentación, no tenemos que formar al niño de cara a una moral que no existe sino con vistas a la moral que no es o tal como tiende a ser, los actos humanos se distinguen según los fines que pretendan realizar.

Hay dos formas de moralidad: personal y colectiva, el hombre tiene el deber de vivir, sino que por el hecho de vivir solo cumple un deber cuando la vida es para él un medio para alcanzar, un fin que lo sobrepasa.

Los actos que persiguen fines personales para el agente carecen de valor moral, las relaciones morales con relaciones entre conciencias.

EL SEGUNDO ELEMENTO DE LA MORALIDAD:

LA VINCULACIÓN DE LOS GRUPOS SOCIALES (CONTINUACIÓN)

LECCIÓN VI

Se debe tener en cuanta que el dominio moral no se da individualmente sino cuando se empieza a establecer en un grupo social.

La sociedad no se puede convertir solo en un conjunto de individuos, la sociedad tiene una moral o un pensar diferente al de cada ser por individual a pesar de que cada ser tiene una personalidad diferente, en la sociedad solo prevalece una.

El individuo debe vincularse a la sociedad, esto implica que cambie de parecer de pensar, es decir que no sea el mismo, pero se debe estar consiente que es la sociedad la que mueve los contextos, a pesar de todo cuando un ser es individualista lleva consigo muchos pensamientos de si mismo y esto lo lleva a tener problemas porque no logra superar los limites que la misma sociedad le impone y esto lo lleva a la desesperación y ala muerte, se dice que cuando el individuo se vincula a la sociedad tiende a cambiar su forma de pensar pero sabe que con este asunto colectivo puede lograr mas fácil sus metas, que este caso seria también las de los individuos de su sociedad, esta situación lo obliga a pensar no solo en si mismo si no también en su entorno y así no tomara en cuanta tantos problemas y evitara la muerte.

Es casi imposible ser un egoísta, ya que la sociedad nos cubre e incluso se podía decir que nosotros somos sustancia de la sociedad, porque todo lo que pensamos, decimos, y actuamos lo sacamos del exterior

La moralidad impone unos limites, pero es la sociedad la que hace mas llevadera esta situación por tanto es importante que el individuo se vincule y mediante a esta interacción del yo con el exterior forme su personalidad, además hay que tener en cuenta que el individuo no solo pertenece a un grupo social generalmente se hace parte se 3 grupos sociales la familia, los estados y la humanidad, el individuo para ser moralmente completo debe pertenecer a estos 3 grupos sociales.

¿Cual de estos es el más importante? Para efecto es el primero el de estado el que prevalece, la familia es el primer grupo social y la humanidad muchas veces depende del estado, los estados para ser moralmente comprendidos deben buscar la justicia e interesarse por el interior, es decir mejorar la calidad de vida de la sociedad, pero hay una situación que genera conflicto esta seria que se aprovechara de su poder y se extendiera a costa de otros generando así descontrol y desestabilidad en los otros grupos sociales.

VINCULACIÓN DE LOS GRUPOS SOCIALES (FIN)

LECCIÓN VII

La moralidad se siente cuando el ser humano se siente solidario frente al grupo social al que pertenece

Es evidente que el individuo debe vincularse a la sociedad para poder transformarla es decir pelear colectivo contra colectivo, al ser. Vincularse en la sociedad lo hace con individuos diferente a este pero que tengan en común lo mas poco, para vincularse el individuo transforma algunas cosas de su pensar, esto lo hace un ser solidario, es decir, busca su convivencia pero también se adapta a lo que la sociedad le ofrece.

Las reglas morales son las que mandan la humanidad y es esto lo que mas une a un grupo social y del mismo modo lo maneja, pero claro que como su fin es la sociedad, es misma la que lo crea debido a que esta incluso varia como lo hace la sociedad ( cada sociedad tiene su propia moral )

CONCLUSIONES SOBRE LOS DOS PRIMEROS ELEMENTOS DE LA MORALIDAD

EL TERCER ELEMENTO:

LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD

LECCIÓN VIII

El método que se sigue en el estudio de los hechos morales tiene por objeto transformar en ideas diferenciadas y precisas las impresiones confusas de la conciencia moral común, para esto se parte de la realidad moral de la cual se debe llegar. Los juicios de la conciencia común tal como se presenta a la observación, constituyen el único objeto posible de investigación.

En la moral hay dos tipos de cosas bastantes diferentes que se designan por regla general con las palabras de BIEN y de DEBER. El deber es la moral en la medida en que ordena, es la moral concebida como autoridad a la que debemos obedecer. El bien es la moral concebida como algo bueno, que atrae hacia sí la voluntad, que provoca las espontaneidades del deseo.

Es así como se ve que el deber es la sociedad en la media en que nos impone reglas, mientras que el bien es la sociedad, pero en la medida en que es una realidad más rica que la nuestra y a la que no podemos vincularnos sin que se traduzca en un enriquecimiento de nuestro ser.

Bien y deber son palabras abstractas, un adjetivo y un verbo sustantivos que resumen los caracteres de una realidad que es buena y que tiene la virtud de obligar a nuestras voluntades.

La educación es el único medio que se ha proporcionado para formar racionalmente el temperamento moral de niño, porque solo hay un método para despertar ideas y sentimientos en el espíritu del niño, sin recurrir a artificios irracionales, sin apelar exclusivamente a la pasión ciega, que consiste en poner al niño en relación, en contacto tan directo como sea posible con la misma cosa con la que se relacionan esas ideas y esos sentimientos.

Ella (educación) solo debe provocar, por su acción en la conciencia, los estados de espíritu que la expresan. La educación mediante los objetos se imponen, tanto para la cultura moral como para la cultura intelectual.

Para unos, el bien es la idea primitiva de la que se deriva el deber, tenemos el deber de someternos a la regla, porque el acto que prescribe es bueno. Pero, así, la idea del deber se eclipsa e incluso desaparece por completo. Hacer una cosa porque la amas, porque es buena no es hacerlo por el deber. El deber por el contrario, implica de manera casi necesaria la idea de un esfuerzo impuesto por una resistencia de sensibilidad, en el fondo de la idea de obligación esta es la idea de una presión moral.

Aunque la sociedad este en nosotros, y nosotros confundamos parcialmente con ella, los fines colectivos que perseguimos cuando actuamos moralmente, están de tal modo por encima de nosotros que, para llegar a su altura, para superar este punto, tenemos, por regla general, que hacer algún esfuerzo, del que seriamos incapaces sin la idea de deber, el sentimiento de que debemos actuar así, de que estamos obligados a ello, no viniera a reforzar nuestra vinculación a la colectividad y de sostener su efecto.

En el caso del individuo, uno u otro de esos elementos domina y cólera siempre, con su color especial, el temperamento moral del sujeto. A este respecto, podemos distinguir, en los temperamentos morales de los hombres, dos tipos de extremos y opuestos, unidos, desde luego, por multitud de matices intermedios. En unos prepondera el sentimiento de la regla, de la disciplina. Por otra parte su fisonomía es algo cerrada y resuelta, al tiempo que fría, severa y rígida. Su característica es la fuerza de contención que pueden ejercer sobre si mismos.

La disciplina colectiva, en su forma tradicional, ha perdido su autoridad, como lo prueban las tendencias divergentes que agitan la conciencia pública y la ansiedad general que de ello se deriva. Por consiguiente, el mismo espíritu de disciplina ha perdido su ascendiente. En esas condiciones, solo cabe recurrir al otro elemento de la moral, hay que tratar de despertar la fe de un ideal común. Hemos visto cómo un patriotismo espiritualizado puede proporcionar este objetivo necesario. Están elaborándose unas ideas nuevas de justicia y de solidaridad que, tarde o temprano, suscitaran unas instituciones adecuadas. El objetivo más urgente que hoy tiene la educación moral consiste en trabajar para destacar esas ideas todavía confusas e inconscientes de si misma, hacer que los niños las amen, sin provocar en ellos un sentimiento de cólera contra las ideas que se forman ante nuestros ojos. Ante todo, tenemos que hacernos un alma, y esta alma hay que prepararla en el niño. Sin duda, la vida moral que se derivará de ese modo corre el riesgo de ser tumultuosa, porque no se organizará de un golpe, pero existirá y, una vez suscitada, todo permite esperar que, con el tiempo se regule y se discipline.

EL TERCER ELEMENTO DE LA MORALIDAD:

LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD

(FIN)

LECCIÓN IX

Las reglas morales aparecen sin discusión, como algo exterior a la voluntad, no son obra nuestra y, por consiguiente, al adaptarnos a ellas obedecemos una ley que no hemos hecho nosotros. Sufrimos una opresión que por el hecho de ser moral, no es menos real.

No somos libres si la ley con la que regalamos nuestra conducta se impone, si no la hemos aceptado libremente. Esta tendencia de la conciencia moral a vincular la moralidad del acto a la autonomía del agente es un hecho que no podamos negar y que hay que tener en cuenta.

La moralidad consiste en realizar unos fines impersonales, generales, independientes del individuo y de sus intereses particulares. La razón, por su constitución original, va de ella misma a lo general, a lo impersonal, porque es la misma para todos los seres razonables. Solo hay una razón. Por consiguiente, en la medida en que solo nos mueva la razón, actuamos moralmente y, al mismo tiempo, actuamos con plena autonomía, porque nos limitamos a seguir la ley de nuestra naturaleza responsable.

¿De donde viene el sentimiento de obligación?

En realidad nos somos seres racionales, somos también seres sensibles. La sensibilidad es la facultad por la cual se distinguen unos individuos de otros. Mi placer sólo puede pertenecerme a mí y solo refleja mi temperamento personal. La sensibilidad nos inclina, por tanto, hacia fines individuales, egoístas, irracionales, inmorales. Por tanto, entre la ley de la razón y nuestra facultad sensible hay un autentico egoísmo y, por tanto la primera solo puede oponerse a la segunda mediante una verdadera opresión. El sentimiento de esta opresión es lo que da lugar al sentimiento.

En Dios, en quien todo es razón, no hay lugar para ningún sentimiento de este género: en él, la moral se realiza con una espontaneidad absolutamente autónoma. Pero no es así en el hombre, ser compuesto, heterogéneo y dividido contra sí mismo.

Para concebir una autonomía pura de la voluntad, Kant esta obligado a admitir que la voluntad, en la medida en que sea puramente racional, no depende de la ley de la naturaleza.

La autonomía que nos confiere es lógicamente posible, pero nada tiene y tendrá nunca lo real, porque, ya que somos y seremos siempre seres sensibles al mismo tiempo que racionales, siempre existirá un conflicto entre esas dos partes de nosotros mismos, y la heteronimia será siempre la regla de hecho, sino de derecho. Lo que reclama la conciencia moral es la autonomía afectiva, autentica, no solo de no se que es ser ideal, sino del ser que somos nosotros. Incluso, el hecho de que nuestras exigencias sobre este punto vayan siempre en aumento indica que no se trata de una simple posibilidad lógica, siempre verdadera por igual, con una verdadera abstracta, si no de lago que se hace, que se crea progresivamente, que evoluciona en la historia.

En el orden moral, hay lugar para la misma autonomía y no hay lugar para ninguna otra cosa. Como l amoral expresa la naturaleza de la sociedad, y esta no la conocemos directamente mas que la naturaleza física, la razón del individuo no puede ser mas legisladora del mundo moral que del mundo material.

Tal es la única autonomía a la que podemos aspirar, la única también que encierra algún premio para nosotros. No es una autonomía que recibamos completa de la naturaleza, que nos encontremos al nacer en nombre de nuestros atributos constitutivos.la hacemos nosotros mismos, a medida que adquirimos una inteligencia mas completa de las cosas.

Para actuar moralmente, no basta, sobre todo no basta ya con respetar la disciplina, con estar vinculado a un grupo; hace falta también que, bien por respeto a la regla, bien consagrándonos a un ideal colectivo, tengamos conciencia, la conciencia mas clara y posible, de las razones de nuestra conducta porque esta conciencia confiere a nuestro acto esta autonomía que la conciencia publica exige a todo ser verdadera y plenamente moral.

El tercer elemento de la conciencia moral es la inteligencia de la moral. La moralidad no consiste simplemente en cumplir, incluso de forma intencionada. La inteligencia se ha convertido y se convierte cada vez más en un elemento de la moralidad. La moralidad se eleva cada vez más hacia la conciencia.

El tercer y último elemento de la moralidad constituye la característica diferencial de la moral laica, porque, lógicamente, no puede tener lugar en una moral religiosa. Supone, en efecto, que existe una ciencia humana de la moral y, por consiguiente, que los hechos morales son fenómenos naturales que se explican únicamente por la razón, porque solo es posible la ciencia de lo dado en la naturaleza, es decir, en la realidad observable.

LA DISCIPLINA Y LA PSICOLOGIA DEL NIÑO

Lección X

El niño tiene una naturaleza propia. Los estados mentales que la educación debe despertar en el niño solo existen en forma de virtualidades muy generales, muy alejadas de la forma definida que están llamadas a tomar. Cuando el niño pregunta, experimenta la necesidad de clasificar las cosas que ve, las impresiones que recibe, en ese pequeño sistema de ideas en vía de formación que constituye su espíritu.

El espíritu de la disciplina es la moderación de los deseos y el dominio de si, el niño carece por completo del sentimiento de que sus necesidades tienen un límite normal, no distingue lo posible de lo imposible. No se trata simplemente de llevar a la acción y de estimular unas tendencias latentes, que solo haya que despertar y desarrollar, sino que tenemos que construir desde el principio unos estados originales que no encontramos prefabricados en la constitución nativa del niño.

Hay dos predisposiciones fundamentales, dos características constitucionales de la naturaleza infantil que lo abren a la influencia educativa estos son:

1. El tradicionalismo infantil

2. La receptividad del niño a la sugerencia imperativa.

El niño tiende a repetir, convirtiéndolo en costumbre, incluso considerando lo repetitivo como algo nuevo cada día, cuando se le cambia de juego o de habitación tiende a extrañar.

Un punto de apoyo para la acción que hemos de ejercer sobre el niño, es la tendencia al tradicionalismo, porque puede servirnos del poder que sobre el tiene la costumbre, dada la inestabilidad. No basta con que el niño este acostumbrado a repetir los mismos actos las mismas circunstancias; hace falta que tenga el sentimiento de que, fuera de él, hay fuerzas morales que limitan las suyas, con las que debe contar y ante las cuales debe inclinarse su voluntad.

El niño en sus relaciones con sus padres y maestros, cumple estas dos condiciones:

1. Se encuentra con toda naturalidad, en estado de pasividad, su conciencia es pobre en representaciones y en tendencias determinadas

2. Cuando el niño comprende con mayor claridad el estado de dependencia moral en el que se encuentra frente a sus padres y maestros, la necesidad que tiene de ellos, la superioridad intelectual que tienen ellos sobre él y el premio de esta superioridad, se comunica a sus prescripciones y las refuerza.

Gracias al dominio que la costumbre cobra con tanta facilidad sobre la conciencia del niño, podemos acostúmbralo a la regularidad y a hacer que le tome gusto, gracias a su sugestibilidad, podemos al mismo tiempo, darle una primera impresión de las fuerzas morales que lo rodean y de las que dependen.

LA DISCIPLINA ESCOLAR

Lección XI

El niño no debe ser formado ni en un solo lugar con una misma persona, es por esto que la escuela lo libera de esto, aun así deben variar los maestros.

Actuar moralmente es adaptarse a las reglas de la moral, estas son exteriores a la conciencia del niño, son elaboradas a parte de él, él solo entra en contacto directo con ellas en un momento determinado de su existencia, cuando ingresa a la escuela comienza a tener un sentimiento de la autoridad moral. Debido a que en la familia no hay una determinada, allí se vive con un talante libre y fácil que los hace refractarias a una determinación fija. En la escuela existen todo un conjunto de reglas que predeterminan la conducta del niño. Los deberes domésticos tienen en particular que no podrían fijarse, en preceptos definidos que se apliquen siempre de la misma manera, sino que son susceptibles de adaptarse a la diversidad de caracteres circunstancias.

El niño en la escuela debe ir a clase con regularidad, debe presentarse a una hora fija, con una conducta y una actitud adecuada, no debe trastornar el orden, debe haber aprendido sus lecciones, hecho sus deberes y tenerlos hechos con suficiente aplicación, mediante la disciplina escolar, es posible inculcar al niño el espíritu de la disciplina.

La clase es una pequeña sociedad; por tanto, es natural y necesario que tenga una moral propia, en relación con el número, la naturaleza de los elementos que la componen y con la función de la que es el órgano. La disciplina es esta moral.

La respetar la regla escolar, el niño aprende a respetar las reglas, adquiere el hábito de contenerse y de obligarse y de obligarse porque deba obligarse y contenerse. Es una primera iniciación a la austeridad del deber. Es la vida seria que comienza.

La obediencia del niño sólo es verdaderamente moral si es la traducción exterior de ese sentimiento interior de respeto. Como el maestro es quien revela la regla al niño, del maestro es de quien depende todo. El temor al castigo es distinto del respeto a la autoridad, aquél solo tiene un carácter moral, un valor moral, si quien sufre la pena reconoce como justa, lo que implica que también reconoce como legítima la autoridad que castiga.

LOS CASTIGOS ESCOLARES

LECCIÓN XII

Para que el niño acabe sometiéndose a las prescripciones de la regla, hace falta que sienta lo que tiene de respetable, es decir, la autoridad moral que reside en ella. Como aprende a conocer a través del maestro, como es el maestro quien se la revela, no puede tener otra autoridad que la que el maestro le comunique, porque el acto que ella prescribe, acto mas bien incomodo y molesto, no tiene de por si, nada por lo que pueda imponerse a la voluntad. El ascendiente que necesita solo puede llegar desde lo exterior, lo recibe del maestro. Desde ese momento, toda la cuestión se reduce a saber de dónde puede venirle al maestro esta autoridad.

Sin duda, esta autoridad que el maestro lleva en sí, por el mero hecho de que se percate de su cometido, de su grandeza, esta autoridad puede aumentar desde el momento en que entre en contacto con los niños, por la confianza respetuosa que les inspire.

Nada hay mas opuesto al espíritu de disciplina que disimular bajo apariencias demasiado agradables, presentarla como quería MONTAIGNE, como amable y fácil de desnaturalizar. No todo es juego la vida; hace falta, por lo tanto que el niño se prepare para el esfuerzo, para la dificultad y, por consiguiente seria desastroso hacerle creer que todo puede hacerse jugando.

La autoridad del maestro debe pues, atemperarse con benevolencia, de manera que la firmeza no degenere el brutalidad y en dureza. Hemos dicho muy a menudo que el deber tenía dos aspectos: por una de sus facetas, aparece como severo e imperativo; por la otra, como deseable y atractivo. En la familia prepondera el segundo elemento; en la escuela, el primero debe tener más importancia; sin embargo, la constitución moral del niño es todavía demasiado tierna y vacilante para poder afrontar con provecho la pura austeridad del deber.

Hay un hecho que demuestra que el castigo debe tener otra función. Sabemos que el castigo debe ser proporcional a la falta. No mas en la escuela que en la vida real, la conciencia moral no admitiría que no se aplicaran sanciones iguales a faltas iguales o viceversa. Sin embrago, como pretende la teoría que examinamos, el castigo no tiene otro objeto que prevenir el acto prohibido, conteniendo mediante la amenaza, la tendencia a cometerlo, debe ser proporcional, no a la gravedad de este acto, sino a la intensidad de la tendencia.

“el castigo dice M.Janet, no debe ser solo una amenaza que asegure la ejecución de la ley, sino una reparación o una expiación que corrija la violación”. El castigo, así entendido es una especie de contra delito que anula el delito y que devuelve las cosas a su estado inicial.

LOS CASTIGOS ESCOLARES

(CONTINUACIÓN)

LECCIÓN XIII

Es preciso, que ante la falta, el maestro prevenga este debilitamiento de a la fe moral de la clase, manifestando de manera inequívoca que sus sentimientos no han variado, que la regla es siempre sagrada para él, que ella tiene derecho al mismo respeto a pesar de la ofensa cometida; hace falta que demuestre con tota claridad que no acepta solidaridad ninguna con esta ofensa, que la repudia, que la aleja de sí, es decir que la desaprueba, con un rechazo proporcionado a la importancia del delito.

El castigo conservaría su razón de ser aunque quien lo sufre no lo sintiera como doloroso. Castigar no es torturar a otro en su cuerpo o en su alma; es ante la falta, afirmar la regla que ha negado la falta. A la conclusión que nos lleva todas estas investigaciones es que lo esencial del castigo es la censura.

En la familia, los efectos perversos se atenúan y neutralizaban mediante las manifestaciones de ternura, las efusiones afectuosas que se intercambian sin cesar padres e hijos, la intimidad de la existencia que quita a estas violencias su significación ordinaria. Sin embargo en la escuela no hay nada que pueda dulcificar la rudeza, la brutalidad, porque es de regla que los castigos se apliquen con cierta impersonalidad. Lo que las sevicias físicas tienen de moralmente censurables carece aquí de ningún contrapeso, por lo que conviene prohibirlas, sin reserva de ninguna especie.

Cuando la educación era únicamente familiar, solo existía de forma esporádica en un estado de fenómenos aislados. En ese caso, la regla general es, mas bien una indulgencia extrema; los malos tratos son raros. Hasta que aparece la escuela, no se convierte en algo regular, no constituyen un método disciplinario y durante siglos este método se desarrolla a la par de la misma escuela.

Deberíamos contemplar una perdida progresiva de terreno del empleo de estos castigos, desde el momento en que empezaran a utilizarse, pues, al irse refinando progresivamente la conciencia moral de los pueblo, al dulcificarse las costumbres, esas violencias deberían repugnar cada vez mas. Sin embargo, hemos visto que ese sistema represivo, en vez de remitir, se desarrolla durante largos siglos, a medida que los hombres se civilizan más.

LOS CASTIGOS ESCOLARES

(FIN)

LAS RECOMPENSAS

LECCIÓN XIV

Es un peligro con respecto al cual conviene tener los ojos bien abiertos, con el fin de precaverse contra él; y este peligro es tanto mayor cuando mas considerable sea la distancia entre el maestro y los alumnos, es decir, cuantos más pequeños sean éstos.

El autentico medio de prevenir este peligro consiste en impedir que la escuela se cierre demasiado sobre si misma, no viva con demasiada exclusividad su vida propia, no tenga un carácter demasiado estrictamente profesional. No puede guardarse de si misma sino multiplicando los puntos de contacto con el exterior. De por si, como todo grupo constituido, tiene la autonomía; no acepta con facilidad el control y sin embargo le es indispensable, no sólo desde el punto de vista intelectual, sino desde el punto de vista moral.

No solo hay que pagar sino que hay que prohibir todo castigo susceptible de ser nocivo para la salud del niño. Por esta razón, las privaciones de recreo no deben emplearse sino con mucha discreción y nunca deben ser absolutas. La privación del juego durante el recreo no tiene los mismo inconvenientes t presenta incluso ciertas ventajas.

En principio, debe establecerse que el niño que acabe de actuar mal y que haya sido objeto de censura, no puede jugar. El juego, con la alegría y la expansión que lo acompañan, debe considerarse como la manifestación exterior de un sentimiento interior de satisfacción, que no se debe experimentar cuando se ha faltado al deber. Hay, pues, un castigo legitimo, eficaz muy apto para suscitar o para mantener en el niño el sentimiento de contrición que debe seguir a la falta y que sólo tiene en su contra ciertas dificultades de aplicación. Pero no basta con excluir los castigos que causen daño, hay que buscar con preferencia los que puedan servir a quien lo sufra.

El trabajo pesado es algo absurdo, carente de todo sentido y lo que es absurdo se desprecia. Hace falta que las tareas suplementarias, a las que está obligado el niño que ha cometido una falta, tengan el mismo carácter que sus deberes ordinarios y que se traen y corrijan como tales.

La autentica recompensa de la virtud se halla en el estado de satisfacción interior, en el sentimiento de la estima y de la simpatía que nos reporta y en el animo que ello supone. Pero tenemos tazones para creer que, en nuestra vida escolar, la estima se vincula con excesiva exclusividad a los meritos intelectuales y que debería reservarse una parte mayor al merito moral.

Para ello, no es necesario añadir nuevas composiciones a nuestras composiciones, nuevos premios a nuestro palmarés. Bastaría con que el maestro concediera mayor importancia a esas cualidades que evidentemente, en la práctica corriente, se tratan con demasiada frecuencia como algo secundario.

EL ALTRUISMO DEL NIÑO

Lección XV

Para comenzar es importante entender la tendencias altruistas o desinteresadas y por, consiguiente, las tendencias egoístas, ya que precisamente se oponen unas a otras, y es por esto que son difíciles de definir una sin la otra.

Se llama tendencias egoístas a las que tienen por objeto el placer del agente y las tendencias altruistas las que tienen por objeto el placer de un ser diferente del que actúa. Se dice que al igual que el animal el hombre actúa por instinto y no conoce sino su placer, es completamente egoísta, pero aun así no todos los actos del hombre se convierten en egoísmo, por ejemplo el amor que se tiene hacia algo no cono beneficio propio. Por ende la educación debe instruir en el niño un sentimiento de altruismo desde que ingresa a ésta.

El tipo de la tendencia egoísta es lo que se llama de manera bastante impropia el instinto de conservación, es decir, la tendencia de todo ser vivo a perseverar en la existencia. Sin duda cuando se satisface una tendencia, experimentamos satisfacción.

No hay nada, por tanto, que permita diferenciar unas de otras. Hay es cierto, una inclinación que tiene por objeto el placer; es lo que se llama amor al placer o, mejor aun, a los placeres, la necesidad de experimentar estados agradables renovados y repetidos, igual que hay una inclinación que tiene por objeto el dolor.

Así, lo que diferencia el altruismo del egoísmo no es la naturaleza del placer que acompaña esas dos formas de nuestra actividad sensible, sino la dirección diferente que sigue a esta actividad en los dos casos: egoísta, no sale del sujeto del que emana, es centrípeta; altruista, se expande fuera del sujeto, fuera de él se encuentran los centros en torno a los cuales gravita, es centrifuga.

En efecto, hemos dicho que hay altruismo cuando estamos vinculados a una cosa exterior, con independencia de su naturaleza, sin representarnos esa cosa, sin tener una idea, un sentimiento todo lo confuso que se quiera. Por el solo hecho de que nos la representemos, en ciertos aspectos la interiorizamos. Existe en nosotros en forma de representación que la expresa, la refleja, es estrechamente solidaria. Un claro ejemplo seria: si sufrimos por la muerte de un familiar, la representación que expresaba en nosotros la figura física y moral de nuestro padre o de nuestra madre, así como las representaciones de todo tipo que dependen de ella, se ven alteradas en su funcionamiento. Ya no podemos renovar la dulce sensación que nos causaba su presencia; ya no volverán a tener lugar las efusiones, las expansiones de las conversaciones familiares, los sentimientos de alivio que extrajéramos.

Así pues, en el seno del altruismo, esta el egoísmo. En efecto, nuestra individualidad no es una forma vacía; esta hecha de elementos que vienen de fuera. Retiremos de nosotros todo lo que tenga este origen: ¿qué nos queda? Amamos el oro, el poder, los honores; pero el oro, el poder, los honores son cosas que nos son exteriores, y , para conquistarlas, tenemos que salir de nosotros, tenemos que hacer esfuerzos, entregarnos, dejar una parte de nosotros fuera de nosotros, desarrollar la actividad centrifuga. Sentimos que, en la actividad desplegada para alcanzar esos diversos fines, que sin embargo, son interiores, hay algo distinto del puro egoísmo, hay un cierto don de si, una cierta aptitud para darse, para expandirse y para no cerrarse en si mismo.

En nosotros mismos hay algo distinto a nosotros y nosotros no estamos completamente en nosotros, sino que hay algo de nosotros en los objetos que están o han estado asociados a nuestra vida. Por tanto, nuestra individualidad es relativa. Hay ciertos elementos de nosotros mismos que son centrales, por así decir, más eminentemente constitutivos de nuestro yo en lo que tiene de más estrictamente individual, que llevan nuestra marca de manera más especial, que de modo más particular, hacen que seamos nosotros mismos y no otros: es la forma de nuestro cuerpo, nuestra condición social, nuestro carácter.

En el fondo, egoísmo y altruismo son dos manifestaciones contemporáneas y estrechamente enlazadas de toda vida consciente. En efecto, desde que hay conciencia, hay un sujeto que se piensa como distinto de todo lo que no es él, un sujeto que dice “yo”. En la medida en que se piensa así y que concentra su actividad sobre él mismo así representado, actúa como egoísta. En la medida que se representa seres exteriores como exteriores y que los toma como objetos de su actividad, hay altruismo. Pero una de esta una de estas formas de actividad no puede existir sin la otra.

Por consiguiente, egoísmo y altruismo son dos abstracciones que no existen en estado de pureza: la una implica siempre de la otra, al menos hasta cierto punto, ya que nunca están desarrolladas en el mismo grado en un mismo sentimiento real. Podemos, pues, estar seguros de antemano de que el niño no es el puro ser egoísta que a menudo se nos ha descrito. Sólo por el hecho de que es un ser consciente, por rudimentaria que sea su conciencia, es capaz de cierto altruismo, y esto desde el principio de la vida. El altruismo del niño no es ni muy amplio, ni muy complicado, por excelente razón de que su horizonte intelectual es muy limitado.

El niño imita por que su conciencia naciente aun no tiene unas afinidades electivas bien marcadas y, por consiguiente, asimila sin resistencia y sin esfuerzo todas las impresiones algo fuertes que vengan del exterior.

El egoísmo del adulto es más complicado. Sin embargo, no debemos pasar por alto que la cultura tiene el efecto de desarrollar proporcionalmente mucho mas el aspecto altruista de nuestra naturaleza que el aspecto contrario, pero no es menos cierto, en el niño, hemos encontrado la palanca que necesitamos para actuar sobre él.

INFLUENCIA DEL MEDIO ESCOLAR

LECCION XVI

El altruismo no es opuesto pero tampoco es sinónimo del egoísmo, estos dos termos se complementas, no puede haber egoísmo sin altruismo, por que no hay una formación de la personalidad, sin que el ser humano haya tomado algo del exterior.

Se toma al niño como basen del hombre, este cuando esta en sus primeras edades, se vuelve un ser egoísta, a causa de que lo externo no lo afecta, por que el niño a esa edad no toma conciencia, de como lo externo lo puede afectar, por ejemplo cuando se muere un ser querido, el niño no comprende que no lo vuelve a ver, a causa de que con el tiempo ese espacio que quedo vacio lo ocupara otra persona. El niño siente de manera más viva su organismo y el estado de éste.

Se puede afirmar que el niño es mas egoísta que altruista, pero de igual manera tiene un pequeño grado de altruismo, esta situación se presenta a causa de que el niño pose una conciencia mas estrecha que la del adulto. Lo cual hace que la educación cumpla un rol impórtate en este ser, el cual consiste en abrir campo en esta conciencia.

La labor de la educación es desarrollar en el niño ese poco altruismo que posee, en primer lugar sele deben presentar los diferente grupos sociales a los que pertenece aun sin saberlo, y luego incluirse a ellos o desarrollarse en unos nuevos ( este es uno de los objetivos de la educación moral) esto lo hace por medio de representaciones que el educador plantea y el cual repite contante mente, para así ir ampliando, su conciencia, es decir, para que esto suceda en el niño, él debe actuar y aprender de esas acciones, para así disponer de dichas experiencias.

La familia es el primer grupo social que el niño frecuenta, allí se ven los sentimientos, los afectos, pero eso se convierte en un engaño para la vida, si no le permiten hacer parte de otros grupos sociales, la escuela se convierte en un grupo social, se podría decir que el mas importante, ya que es el que educa al niño el que le da los medios para sobrevivir en los diferentes grupos, es decir formar en el niño unos hábitos que mas adelante serán usados cuando haga parte de un grupo social político.

El niño cuando llega ala escuela llega solo ha frecuentado dos grupos el de su familia y el de los pequeños grupos de amigos. La escuela tiene como labor en este ser formar un conciencia mas colectiva donde el niño se enfrente a una nueva comunidad, diferente a la frecuento en sus primeros años, allí podrá encontrar seres con semejanzas sentimentales, llevando así a una reunión de jóvenes y gracias a esto han podido nacer y perpetuarse las sociedades extra familiares. Pero esta en la escuela concientizarlo de lo que lo espera después en su exterior. La escuela se convierte en ese medio de pasar de la familia a un grupo social que forma parte del estado. Claro esta como se dijo antes esto solo se logra con la practica constante, donde el niño actúan en diferentes situaciones, permitiendo así, que el niño ame los lazos sociales, e incluso que se adhiera a diferentes costumbres colectivamente.

EL MEDIO ESCOLAR (FIN)

LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS

LECCION XVII

Lo que mas caracteriza al ser humano, es que no es bueno para estar en un grupo social , porque allí su libertad es casi privada, un claro ejemplo es lo que sucedió en Francia, que para que se diera lo que hoy es, se tuvo que llegar a revolucionar y a eliminar todas aquellas formas de particularismo , comunal provincial y corporativo, pero de igual manera la situación que prevalece, es que por mas que se eliminen, el hombre va a querer remplazar lo que se desecho, la única forma para que esto no se presente, es que el ser ame estar en grupo, además de que tenga sentido y gusto por la colectividad.

En la sociedad se dan diferentes grupos sociales , de industrias, de mercadeo o del estado, entre otras, donde el ser debe acostumbra a unas reglas , al trabajo continuo y principalmente al trabajo colectivo, en estos aspectos es donde la escuela se evidencia, es decir, si la escuela desde chiquito le enseña al niño a trabajar en equipo en una edad adulto lo desempaña fácilmente, pero si por lo contario la escuela ano le inculco el espíritu colectivo, el hombre adulto será victima de una vida dura y luchadora.

Los personajes principales de la escuela, son los niños y los maestro, que es quien lo dirige, el maestro debe potencializar al niño con el trabajo en equipo, haciendo esto desde su propia clase, un punto a tener en cuenta es que por el maestro pasan muchos niños que se reúnen en un sola clase y cada clase va cambiando, por tanto el maestro también debe cambiar su estrategias, es decir, debe innovar, el maestro debe elaborar estrategias que permitan una libre elaboración de ideas y de sentimientos comunes para extraer los productos coordinarlos y fijarlos, siempre cerciorándose que esto tenga un fin bueno. Otra labor o estrategia para afianzar mas el espíritu solidario, es castigar y premiar en equipo, es decir, que si uno hace el mal se le castiga a el solo no se le castiga a ala clase porque el hace parte de ese grupo. Hay que tener claro que lo maestros no pueden estar con una misma clase toda la vida, por ellos va a pasar mas seres, a causa de que en la diversidad se da un aprendizaje mas significativo, por lo tanto es importante que cada maestro que le corresponda una clase nueva se cerciore del pasado de esta y se un continuador y ala vez un mejorador de la formación de este espirito, para que así el niño sepa que lo que se le inculca no va a hacer solo por determinando tiempo.

Agregando a esto cabe decir que lo real es lo que se vive en la sociedad, lo que el individuo vive y hace por convertir la palabra sociedad, teniendo en cuenta la moral, en un espacio donde se permite amar a la sociedad, consagrarse a ella, tomarla como fin de conducta, el cual convierte este termino en una realidad viva, animada, por una existencia especial distinta de los individuos que lo componen para esto la enseñanza de las ciencias puede ayudarnos

LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS (fin)

LECCIÓN XVIII

El ser humano o las mismas ciencias quiere implementar el concepto simple, que se evidencia en la sociedad que es casi imposible, hasta el mismo hombre es complejo por su forma de pensar de actuar, de caminar de vestirse entre otras, es imposible verlo bajo el concepto de lo simple. Lo que permite las ciencias es ver la realidad, lo que compone esa realidad, es decir, el olor, el valor entre otros aspectos.

Lo que se pretende es que lo complejo lo llevemos a algo simple, la l sociedad es en efecto esencia de un conjunto de individuos, que la aman y le rinden culto a esta, pero esta existe es por el mismo individuo, si el decide cambiarse, es allí, donde dicha sociedad desaparecería esto sucede a causa de que el individuo busca al vincularse en la sociedad que el potencial moral sea mas elevado que el de el propio. Esto es lo que sucede en la realidad de una sociedad a pesar de llevarlo a lo simple.

Incluso no es conveniente mostrarle al niño que todo es fácil, porque así no permitiríamos que su racionalidad se desarrolle, permitiendo que el niño sea consiente que esa oscuridad que se le presenta no durara para siempre que todo tiene un limite que en particular se evidencia en la realidad.

LA CULTURA ESTETICA

LA ENSEÑANZA HISTORICA

LECCION XIX

Al hablar de cultura estética nos referimos esencialmente al arte, teniendo en cuenta que este de igual manera pude referirse a las bellas artes o a la literatura. El arte es un idea, según Drukheim es algo que no puede incorporarse a lo real, algo que desborda, que trasciende y que por consiguiente nos trasciende a nosotros mismos.

Un no de los participantes del arte es el artista, éste por medio de imágenes lleva la imaginación del ser humano a otras dimensiones, éste no admira el significado en si de la obra, lo que mas admira es la belleza que este refleja, solo le interesa que se vea hermoso y entrega todo de si para que se de así, Durkheim relaciona la situación del artista al realizar la obra, con lo que sucede con el hombre, este ala hora de vincularse a un grupo social debe estar dispuesto a dar todo de si, para ser solidario con ésta.

Durkhiem define el arte como aquel mundo imaginario al que el artista nos lleva , a un mundo donde el ser humano se siente alejado de la realidad, además Durkhiem establece una gran diferencia entre arte y moral, mientras que arte es aquel mundo antes mencionado, la moral es lo contario, la moral se rige en lo real, en lo que sucede en la sociedad, en las diferentes situaciones que afectan al ser humano, aunque también cabe aclarar que aunque son tan diferentes tienes sus puntos en los que concuerdan uno de ellos es que guardan una relación en su economía interior, es decir, tienden a sacer el individuo de si mismo, solo que uno lo vincula a las imágenes, a puras creaciones de nuestro espíritu, mientras las otras al mundo de los vivos.

Algo particular del arte es su relación con el juego, este es otro elemento que une el arte con la moral, a causa de que no todo puede ser trabajo, el hombre necesita relajarse, acá es donde entra el juego ,pero no un juego egoísta, sino ese donde se fortalezca el espíritu colaborativo.Otro aspecto tratado en esta lección es la enseñanza histórica donde Durkheim, plantea que al niño sele deben mostrar las realidades y que mas realidad que desde la propia historia, para que así pueda comprender mejor la razones del porque la moral que rige ahora en la sociedad

LAS REGLAS

DEL METODO

SOCIOLOGICO

LAS REGLAS DEL METODO SOCIOLOGICO

Las reglas del método sociológico, publicada originalmente en 1895. Narra el nacimiento y la consolidación de una nueva ciencia. La Sociología –escribe Durkheim- “no estaba condenada a ser una rama de la filosofía general”. Debía ser científica y basar sus estudios en datos empíricos m