Libro Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

63

Transcript of Libro Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Page 1: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño
Page 2: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

De Jean-Luc Nancy en esta coleccion

A ta escucha El intrusoLa tnirada del retrato La representacidn prohibida Las Musas (en preparation)

Page 3: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Tumba de sueno

Jean-Luc Nancy

Amorrortu editoresBuenos Aires - Madrid

Page 4: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Coleccidn N6madas 7bmbs de somme’tl, Jean-Luc Nancy © Editions Galilee, Paris, 2007 Thduccidn: Horacio Pons

O Todos !os derechos de la edicidn en casrellano reservados por Atnorrortu editores Espafia S.L., C/San Andrds, 28 - 28004 Madrid. Amorrortu editores S.A., Paraguay 1225, 7° piso - C1057AAS Buenos Aires

www.amorrortueditores.com

La reproduction total o partial de este libro en forma identica o modi- ficada por cualquier medio mecanico, electrdnico o informatico, inclu- yendo fotocopia, grabacion, digitalization o cualquier sistema de alma- cenamiento y recuperacidn de informacidn, no autorizada por los edito­res, viola derechos reservados.

Queda hecho el deposito que previene la ley n° 11.723

Industria argentina. Made in Argentina

ISBN 978-84-610-9016-7ISBN 978-2-7186-0736-8, Paris, edicidn original

Nancy, Jean-LucTumba de suefio. - l 1 ed. - Buenos Aires: Amorrortu, 2007. 72 p . ; 20x12 cm. - (Coleccion Nomadas)

Traduccidn de: Horacio Pons

ISBN 978-84-610-9016-7

1. Filosofia. I. Pons, Horatio, trad. II. Titulo CDD 100

Impreso en los Talleres Graficos Color Efe, Paso 192, Avellaneda, pro- Vinda de Buenos Aires, en octubre de 2007.

Tirado de esta edicidn: 2.000 ejemplares.

Page 5: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

gHe aqui ahora la campana del reloj distante, cuyos |ones se atenuan a medida que nos hundimos mas profundamente en la salvaje comarca del sueno. Es ;el tanido funebre de una muerte temporaria. Nues- |ro espfritu ha huido; vagabundea, ciudadano libre, antre los habitantes de un universo umbroso.. .w.1

1 Nathaniel Hawthorne, «L’Esprit hant£», en Contes et r&- eits, traduccion de Muriel Zagha, Paris: Imprimerie Nationa­ls, 1996, pag. 49.

7

Page 6: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Con el tftulo de «Ars somni», una primera version de esce texto se publico en el catalogo de la exposicion Donnir, rever. , . et autres nuits (Burdeos, CAPC, Mus6e d’Art Contemporain), Lyon: Fage editions, 2006. A1 igual que en el caso de la exposicion, la ini- dativa del texto correspondio a Maurice frechuret.

8

Page 7: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Indice general

11 1. Caerse de sueno

17 2. Me caigo de sueno

I23 3. Si mismo de la ausencia a si

29 4. Mundo igual

37 5. To sleep, perchance to dream, ay, there’s the rub. , .

45 6. Mecedora

51 7. El alma que nunca duerme

57 8. El tanido funebre de una muerte temporaria

63 9. La tarea ciega del sueno

9

Page 8: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño
Page 9: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

1. Caerse de sueno

Me caigo de sueno. Caigo en el sueno y, si caigo, es por efecto del sueno. Como me caigo de cansan- cio. Como me caigo de aburrimiento. Como me cai­go de angustia. Como caigo, en general. El sueno re­sume todas esas cafdas, las reune. Se anuncia y se emblematiza bajo la ensena de la caida, del descenso mas o menos rapido o del hundimiento, del desfalle- cimiento.

Esto se agrega a ello: como desfallezco de placer o de pena. A su tumo, esta cafda, en una u otra de sus versiones, se mezcla con las otras. Cuando caigo en el sueno, cuando me hundo, todo se vuelve indistinto: el placer y la pena, el placer mismo y su propia pena, la pena misma y su propio placer. El paso de uno a otro engendra el cansancio, la lasitud, el tedio, el letargo, la desconexion, el desasimiento. El barco suelta suavemente amarras, y deriva.

La pena del placer sobreviene cuando este ya no puede soportarse a si mismo. Cuando renuncia a si y ya no se permite unicamente gozar. Los amantes agotados se duermen. El placer de la pena sobrevie­ne cuando esta insiste, no sin perversidad, en ali-

11

Page 10: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J pan-Luc Nancy

mentarse y saborearse, irritandose mas profunda- mente. Cuando se complace, aunque solo sea en su propia queja. No solo se permite penar y protestar contra la pena; de algun modo, consiente en ador- mecerse — en el sentido en que se habla de «adorme- cer el dolor»— , sin perjuicio de conocer un temible despertar.

En todos los casos, el desfallecimiento y la caida consisten en no dejar subsistir un estado con la ten- sidn que le es propia (un estado de tension que, por tanto, no es un «estado»). Con su tension y su inten- ci6n que se distienden, se desprenden: las de la acti- vidad en el cansancio, las del interes en el tedio, las de la esperanza o la confianza en la angustia, las del placer en su displacer, las del rechazo de la pena en su delectation morosa. Una agudeza se embota, un impulso se pierde, una vigilancia se adormece.

Una vigilancia se adormece: asi, por todos lados somos guiados o acompanados hacia el motivo del sueno una vez que se enuncia un desfallecimiento cualquiera, tan pronto como se esboza una renun- cia, un abandono, un descenso o una retirada de la intencionalidad en una cualquiera de sus formas.

Una vigilancia se adormece, pues, por definition, s6lo la vigilancia puede adormecerse. Solo la vigilia puede dejar lugar al sueno, y la vigilancia mantenida

12

Page 11: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T umba de SUENO

procede de un sueno rechazado, una somnolencia negada. El centinela tiene que luchar contra el sue- fio, tal como lo hace el vigfa de Esquilo y lo olvidan los companeros de Cristo. Aquel que renuncia a la vigilancia, renuncia a la atencidn y la intencidn, a to- d a especie de tension y expectativa; entra en la de- sintegracion de los proyectos y los objetivos, las pre- visiones y los calculos. Y es esa desintegracidn la que concentra — de manera real o simbolica— la cafda en el sueno. Esta caida es la cai'da de una tension; es una distension que, no conforme con un grado infe­rior y limitado de tension, desciende a la proximi- d a d infinitesimal del grado cero, hasta esa intimidad tendencial con la simple inercia que conocemos en el cuerpo de los ninos dormidos y que, en nuestro caso, se advierte algunas veces cuando, al borde del sueno, todavia sentimos que comenzamos a dejar de sentir el tono elemental de nuestro cuerpo. Sentimos el suspenso del sentir. Nos sentimos caer, sentimos la cai'da.

Nos caemos de sueno en el sueno: este mismo es la fuerza que se precede y arrastra su poder a su acto. Si me caigo de sueno, es porque este ya ha comen- zado a apoderarse de mf y a invadirme, aun antes de que me duerma, antes de que empiece a caer. Deci- mos que el sueno nos gana: se nos impone, extiende

13

Page 12: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

jt'AN-Lvc Nancy

su influjo y su sombra con la discretion y la constan- cia caracteristicas del anochecer, el polvo, la edad.

Esta antecedencia del sueno puede prolongarse de manera indefinida. Asl, aunque propiamente ha- blando los monumentos antiguos no duermen, estan hundidos en una somnolentia, un entumecimiento que proviene de su abandono, cuya figura ejemplar ofrece desde hace mucho tiempo la Esfinge de Gi- zeh, junto con las estatuas de la isla de Pascua. Ni nuestra curiosidad ni nuestra admiration pueden despertar a los dioses, los principes, los conquista- dores, y tampoco las multitudes sometidas al trabajo o a la plegaria de sus celebraciones. Como se dice en nuestro idioma, esos monumentos estan «desafecta- dos» [desaffectes]: han sido vaciados de sus atribu- ciones y, con elks, de los afectos que les respondian. Las piramides de Egipto o de Mexico, los palacios imperiales o reales, los templos y las catedrales no cesan de ser ganados por un sueno que no puede adormecerlos del todo ni entregarlos a una libre existencia de ruinas que pueda constituir otra vida, una metamorfosis e incluso una metempsicosis, co- mo sucede cuando la ruina se contenta con fundirse en su paisaje o en otra construction, sin penetrar en la memoria monumental.

Pero el sueno no es metamorfosis. A lo sumo, po- drfa comprenderselo como una endomorfosis, co-

14

Page 13: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T u m m d e s l e n o

mo la formation interna o la constitution de una in- terioridad alii donde el interior, sellado, parecfa pro- yectado por completo en las intenciones y las exten- siones de la existenda vigil. Formacion interna, pero sin transformation del ser. Endomorfosis provisoria y siempre suspendida de los limites de la forma mis- ma, formacion de una sustancia amorfa y mal identi- ficable cuyo aspecto mas comun y mejor esbozado no es otro, precisamente, que el de la cafda, el hun- dimiento y la desintegracion: postura postrada del dios Morfeo.

Page 14: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño
Page 15: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

2. Me caigo de sueno

AJ caerme dc sueno, caigo dcntro de mf mismo: de mi cansancio, de mi aburrimiento, dc mi placer agotado o de mi pena agotado ra, Caigo dcntro de mi propia saciedad, asi como de mi propia vacuidad: me convierto eu la sima y la miners! on de ml mismo, el espesor de las aguas profundas y el descenso del cuerpo ahogado que se hunde boca arriba. Caigo a!If donde ya no estoy separado del mundo por una demarcation que aun me pertenece a lo largo de mi vtgilia y que yo mismo soy, tal cual soy mi piel y todos mis organos de los scntidos. Paso esa li'nea de distincion, me deslizo mtegro a lo mas intemo y lo mas externo de mi, borrando la division de esas dos regiones presuntas.

Ducrmo, y ese yo \je] que duerme ya no puede decirlo, asf como no podna decir que esra muerto. Es otro, entonces, qulcn duerme en mi lugar. Pero tan exacta, tan perfectamente cn ese lugar mfo, que lo ocupa por entero sin dejar a un lado ni exceder la mas minima de sus partes. Lo que duerme no es una parte de mi, ni un aspecto, ni una funcion. Es ese completo otro que soy cuando me sustraigo a todos

17

Page 16: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Jt'AN-Loc Nancy

mis aspectos y todas mis funriones, salvo la de dor- in ir, que acaso no lo sea o solo fundone al susp en­dorse toda f unci on.

Se dira que se trata de una fundon vegerativa. geto, me convierto en un yo vegetativo, casi vegetal: atado a su lugar, solo atravesado por los lentos pro- ccsos de la respiradon y los demas metabolismos de los que se encargan organos que se encuentran a gus­to en la distension somnolienta. Digiero reposada- mente y con mudia eficada, sin perturbadon ner- viosa. Un contrasentido sorprendente ha hecho in­terpretar la antigua formula «Quien duerme, comc» para deducir de ella la maxima de que aquel que duerme se alimenta de alguna manera. A decir ver- dad, se trataba de senalar al viajero que, si queria dormir en la posada, debi'a tambien cenar en ella y, por lo tanto, pagar, en vez de recurrir a algunas pro- visiones guardadas para el camino*

Pero la tergiversacidn del senrido no carece de sa- gaddad: quicn duerme, en efecto, se alimenta de al­guna manera. Mas no lo hace con nada que le venga dc afuera, Como los ani males que liibernan, el dur- miente se nutre de sus reservas, En derto modo, se asimila a si mismo. Con su propia sustancia, la no- che compone tambien su alimento. No la nocbe que lo rodea, y que en ocasiones puede ser reemplazada por la luz, si el durmiente descansa cn pleno dia:

IB

Page 17: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

TtWIdM I>£

sinoi'esa noche que, ante todo, el hace descender por si solo sobre si mismo, esa noche de los parp ados bajos e incluso, en circunstandas extremes, la noche cafda sobre ojos muy abiertos. Cafda «sobre» pero procedente del interior, de una cafda del dia dentro del durmiente.

Ya no estoy solo conmigo mismo, on mi mismo caido y mezclado con esa noche en que todo sc me liace indistinto, pero mas que nada yo mismo. Quie- ro decir: todo se convierte sobre todo en mf mismo, todo se reabsorb e en mf sin permitir ya distinguirme de nada, pero tambien quiero decir: yo mismo, mhs que nada, me vuelvo indistinto. En rigor de verdad, ya no me distingo ni del mundo, ni de los ottos, ni de mi cuerpo, y tampoco de mi mente. Pues ya no puedo tener nada por un objeto, una perception o un pensamiento, sin que esa cosa misma se haga sentir como si fuera a l m ism o tiem po yo mismo y Otra cosa distmta de mi. Lo. propio y lo impropio se producen en simultaneidad, y con clla, esa distin- cion se derrumba.

Lo simultaneo s6lo cxiste en un regimen de sue- no. Es el gran presente, la copresencia dc todo lo que es componible, aun lo incompatible. Sustrafdo al ajetreo del tiempo, a los acosos del pasado y el por- venir, del venir y el pasar, coincido con el mundo. Yo me reduzco a mi prop!a mdistirttidn, que todavia se

19

Page 18: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J iun-Luc Nancy

cxpcrimenta, no obstante, como un «yo» \je] que acompaha sus representaciones sin distinguirse, cmpero, de elks,

Esta orra cai'da — la caida de las distinciones— duplica la primera y Ie da su verdadera consistencia: me caigo de sueno, es dedr que *yo» caigo, que «yo» ya no soy o bien que «yo» ya no «es» mAs que en esa borradura de su propia distindon. A mis propios ojos, que ya no miran nada, que se han vuelto hada si mismos y hada la mancha negra en ellos, «yo» no <ime» distingo mas, Si sueno con acdones y palabras en las que soy el sujeto, lo hago sicmpre de tal modo que esa subjetividad no se distingue o se distingue mal, a l tnismo tiem po, de lo que ve, oye y perdbe en general. Tal es la muy singular conciencia del sueno, muy singular, en efecto, por pensarsc y no pensarse conciencia de un mundo que se le opone, como su- cede con el mundo de la vigilia. El sonador se cree en todo momento en el mundo de la vigilia y sc sabe en el del sueno, cuyas simultaneidadcs, composibili- dades y confusiones no se lc cscapan, a la vez que no lo sorprenden lo sufidente como para sacarlo del sueno, Podrfamos decir que cste se sabe inconsrien- te, y que a traves de el cs el dormir en su totalidad el que se sabe y se quiere tal; su cai'da no es una perdida dc conciencia, sino la inmersion consciente de la conciencia en la inconsdencia que ella dej'a crecer en

20

Page 19: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T f iM & i D E 5U E N O

si a medida que se hunde en esta. La verdad de esa inraersidn dcsborda y arrastra cualquier tipo de analisis.

Entre los mil hijos de Hipnos, Morfeo se identifi­es por tener la aptitud de revest! r la forma y los ras- gos’dc los mortales, a diferenda de quienes imitan a los animales, las plantas u otras espedes de cosas. Asi, despojado de su plumaje osenro, Morfeo puede descender junto a I lecho de Alcfonc y hacerle reco- nocer en el sueno a Ceice, su esposo desapareddo. Dormida, Aldone mueve los brazos para estrechar con ellos a Ceice, pero solo abraza el aire. A1 desper- taq corre a la costa y discierne sobre las olas el cuer- po de su amado desaparecido. Se lanza en su bus- queda desde lo alto del malecbn, pues le han crecido alas y puede volar Enlazacon ellas el cuerpo hclado y con el pico encuentra y acarida su boca. Los dloses tambien transforman entonces a Ceice en piijaro y la pareja de aldones rccupera sobre las olas su primer amor y el nido suspend! do de su himeneo.

Tal cs Morfeo, tal es la virtud de su beso. Ana- morfosis de la verdadera forma, mctamorfcsis de la vida en muerre y de nuevo en vida, en vida robada, en Yida levantada en vuelo y suspendida sobre las aguas, en vida htimeda, en amor que cliorrea en la altura de las olas. Morfeo transforma en forma la

21

Page 20: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J m n -Lvc Nancy

purn materia del sueno. Da forma y vuelo a lo infor- me y a la cafda. Su meramorfosis contiene el misterio mismo del dormir: el dibujo dc una inconsistencia, cl aspccto, el signo y el gesto de la evanesoencia con. cl encanto y la virtud de la presencia.

22

Page 21: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

3. Si mismo de la ausencia a si

I Que si mismo se dcja descubrir en ello! Caido de Ins supuestas alturas de la conciencia vigil, do la vigi- Lnnda y cl control, de la proyecdon y la diferencia- dun, he aqui un sf mismo devuclto a su mas intima mocion: la del retorno a su En efecto, ique es enton- ccs «si mismo*, si no «a si», «para si»? El si mismo se rdaciona consigo y vuelve a si para set lo que es: «si mismo*, «Yo» [re] no hace un si mismo, puts no vuel- ve a si: a l contrario, se escapa, sea al dirigirse a] mun- do, sea al retirarse de este, pero cn ese caso, predsa- mente, para perder su disrincion puntual de *yo» (es dccir, tambicn de «ni», e induso de parte integrante de un «nosotros» o un «ustedes*). Me caigo de sueno y me borro al mismo tiempo en cuanto «yo» \je],

Caigo en mi y el mi cae en si. Ya no soy yo, cs si mismo y no hace otra cosa que volver a si. En nuestro idioma dedmos que quien necupera la conciencia luc- go de un desvanedmiento <* vuelve en si*. Eero, en rea­lidad, vuelve a la distinddn del «yo» y el *tu», vuelve al distandamiento del mundo. Desvaneddo, no ha si- do sino si mismo, si relacionado de Inmediato con- si go mismo, a punto tal que esa reladon, ese retorno

23

Page 22: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

jt'AU'Luc Nancy

dc sf a si, queda anulado en cuanto retomo, porquc sc da, en suma, como el atajo e induso cl cortodr- cuito de toda clase de «retorno».

La diferenria, de todas maneras, obedcce a que el desvanecim lento sc produce contra la opinion del «yo» \je], que, por el contrario, las mas de las veces acepta el sueno y lo desea. Le es menester, sin duda, terminar por hundirse en ely pctder induso su con- senrimiento, convertirse en no orra cosa que su pro- pia cafda, al extremo de que esta consiste justamente en no ser ya «propia» y regresar, en camblo, al espa- cio indistinto donde rodos dormimos, tanto unos como otros, pero ni mas ni menos, sin embargo, que en la medida en que tanto unos como otros estamos despiertos mientras solo se trata de considerar la *vigilia» en cuanto tal.

No ser ya propio, no encontrarse ya propiamente en la relation de la propiedad de si, sino, de manera mds profunda y oscura, ser a sf de tal modo que la cuestidn de lo «proplo» tienda a borrarse (<soy yo en verdad yo?, csoy efectivamente lo que soy, lo que tengo que ser?); esto equivale a dormir, pues exige la disipacion del interrogantc y de la inquictud que lo anima. «iQuien soy?» se desintegra en la cafda del sueno, pues esta cafda me lleva hacia la ausencia de preguntas, hacia la afirmacion incondidonal e indu- clable — ajena a cualquier regimen de duda, a toda

24

Page 23: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T i m m de sueko

condicion de identificacibn— dc un ser a si que no sufre n ingun despliegue, n in gun analisis de su es- tructura. Un ser que no se hace acreedor a una pro- blcmatica de la «relacion consigo» ni de la «presen- da asi»: ni relacidn ni presenda deben hacersc valer en cstc punto. Tampoco pueden hacerlo ni la forma ni la logics generates del «a», del «ser a»: el *a» en el sueno ha dado razor del «en». El durmiente es en si, j tan en st como puede serio la cosa kantiana, es decir, el ser ahf, depositado, la posicion misma indepen- tliente de toda apariencia y todo aparecer. -

El st m ism o durmiente no aparece: no se feno- menaliza, y si se suena, es, como dije, de acuerdo con un aparecer que no da pabulo a una distindon entre el ser y el aparecer. El dormir no autoriza el analisis de ' forma alguna de aparecer, pues sc muestra a si mismo como esc aparecer que solo aparece en cuanto no apa- reciente, en cuanto devuelve a si y en si todo el apa- reecr, y que al fenomenologo despierto que se acerca a su cama ya no le deja percibir mas que la apariencia de su desaparicion, el testimonio de su retirada. -5

No hay fenomenologfa del dormir, porque este solo muestra de si su desapariddn, su ocultamiento i y su evasion. Pero, al evadirse, brinda en cambio laJ posibilidad, mas lejana y mds fuerte que cualquier fenomenalidad, de una deposidon de las intcncio- ncs y las miras, asf como de los cumplimientos de

25

Page 24: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J pan-Luc: NaNat

sentido. El sentido, aquf, no cumple ni aclara. Des- borda y oscurece la significaddn, solo riene sentido por el hecho de scntir que ya no se aparcce.

En ese no aparecer se muestra una sola cosa. Mas esta no se muestra a los otros, y en ese sentido preriso no aparecc. Se muestra a si y mas aun, de conformi- dad con ia distirtdon planteada, se muestra en si, se aparece en el interstido fnfimo e intimo entre si y si, donde unojnismo es uno mismo. Pbr eso su formula filosofica es ese «yo soy», ese ego sum a cuyo respecto Descartes no duda de que sea independiente del he­cho de que yo duerma o no y de que todo lo que per- dbo sea o no del orden del sueno.

Sin embargo, entendido de tal mo do en cl mur- mullo de la inconscienda de un durmiente, el «yo soy* da testimonio menos de un «yo» concebido con propiedad que de un «si mismo* simplemente re- tirado^en si, fuera del alcance tanto de cualquier in­ter pelacion como de cualquier representation. Mur­mur ado por la inconsdcncia, el «yo soy» se vuelve ininteligible, es una suerte de grunido o suspiro que se escapa de unos Jabios apenas entreabiertos. Es un derrame preverbal que deposits sobre la almohada una huella casi invisible, como si un poco de saliva hubiese manado de esa boca adormilada.

Aquel o aquella cuya boca masculla asi una ates- tacidn confusa de existencia ya no es «yo» y no es

26

Page 25: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T umsa DE JUEN'O

verdaderamente «si' mismo»: pero mas alia de am- hos, o simplemente al margen, indifcrcnte a toda clase de ipseidad, el o ella esta cn sf en el sentido de la cosa en sf tal como Kant la hizo celebre, no sin co- rrer el riesgo de mas de un malentcndido.La cosaen sf noes sino la cosa misma, pero apartada de toda re- lacion con un sujcto de su percepcion o un agente de su manipulacidn. La cosa, distante dc cualquier ma­nifestation y de cualquier fcnomenalidad, la cosa adormecida en el reposo, protegida de los sabcres, las tecnicas y las artes de todo tipoj exenta de los jui- cios y las perspectivas._La cosa no medida ni mensu­rable, la cosa concentrada cn su cosidad indetermi- uada y no apareciente.

«El dormir es el estado en quo el alma se sumerge en su unidad sin diferencia; la vigilia, por el contrario, es el estado en que el alma esta comprometida en la oposi- cidn a su unidad simple*.1

El si mismo durmiente es el sf mismo de la cosa cn sf: un sf que ni siquiera pucde distinguirse de lo que no es «st>, de alguna manera.un sf sin sf, pero

1 G, W F, Hegel, Encyclopedic des sciences pkilosopbiques, tradnccidn de Bernard Bourgeois, Paris: Vrin, 1988, § 358, adicidn, pdgs. 440-1 [Enciclopedia de las csend as filosoficas, Mexico: Juan Pablos, 1974],

27

Page 26: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

jMN'iuc N a n c y

' quo cncuentra o toca en eseser sin si su mas veridica cxistencia autonoma. Mas aun, es Iegitimo decir que csa cxistencia es absoluta; ab-solutum es lo separado de todo, aquello de lo cual estau excluidos y fordui- dos cualquier lazo, cualquier relation, cualquier co- ncxion o composicidn. Aquello que, en escncia, se desliga, se aparta e incluso se deshace de toda rela- cidn con su propio desapego. La cosa en si no sabe nada de las demas cosas, y todo lo que se le apareceo se hace sentir en ella solo proviene desj misma, va de si a si, sin distancia por recorrer, sin represcnta- cion por proponer.

No cs representation, es apenas presentacion o presencia. La presencia del durmiente es la presencia de una ausencia, la cosa en si cs cosa de ninguna- cosa. Masa masiva, sin embargo, amontonada, en- rollada, ovillada en torno a ese si mismo que existe al insistir en una inexistencia. No, empero, recha- zado o repr’unido en una estupefaccion: al contrario,

\ dispuesto en un fervor, en una adoration del mundo Vlonde inaugura su extraiia paz.

28

Page 27: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

4. Mundo igual

Todo se iguala a si mismo y al resto del mundo. ‘lbdo se atiene a la equi Valencia general cn la que un durmiente vale por cualquier otro y todo sueno equivale a todos los otros, parezea lo que pareciere. Pucs dormir «bien» o «mal» no equivale sino a dor- mir mas o menos, de manera mas o menos continua, mas o menos agitada. Las interrupciones y perturba- ciones, incluidas las surgidas a veces dentro del pro- pio sueno, como esas pesadillas que nos despiertan en medio de la angustia y el sudor, los aeddentes del dormir, no le pertenecen.

FJ mismo no conoce m5s que la igualdad, la me- dida cornun a todos y que no admitc diferendas ni disparidades. Todos los durmientes caen en el mis­mo, identico y uniforme sueno. Pues este consiste precisamcnte en no diferenciarse, Por eso le convie- ne la noche, con la oscuridad y, asimismo, el silen- do. Al igual, ademas, que una necesaria aparia^es mcnester que duerman las pasiones, los dolores o las alcgrfas y que tambien descanse el deseo, y elcon- \/ tacto mismo d el perfume de la cama, de sus sabanas y del companero o la companera, si los hay, con el cual o la cual uno/a duerme.

29

Page 28: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J f m -Lvc Nancy

Todo el mundo duerme en la igualdad del mismo S u e no —todos los seres vivos—, y por eso podria pa- recer extrano afirmar que dormir juntos es una cm- presa de muy alto riesgo. Sin embargo, lo sabemos bien, y al menos en nuestro caso, cl caso de una cul- tura que ha olvidado los suenos colectivos de nues- tros antepasados, el hecho de dormir juntos no evo- ca nada menos que lo que llamamos de rnanera mas cruda (pero, <por que mas cruda, si no porque he- mos dado vuelta de tal modo el sentido de las pala- bras, por lo mcnos en la lengua francesa?) «acostarsc juntos*.

El dormir juntos no abre otra cosa que la posibi- lidad de penctrar en lo mas ultimo del otro, a saber, justamente en su suefio. El suefio dichoso y languido de los amantes que se hunden juntos en el prolonga su espasmo amoroso en un largo suspenso, en un punto culminante mantenido hasta los Imiites de la disoluddn y la desaparicTdn He su propio acuerdo: mezclados, sus cuerpos se desenredan insidiosamen- te, pot muy entrelazados que puedan permanecer en ocasiones hasta el final del dormir, hasta el memen­to en que rcdescubran la alcgria tomo siJiubicra si- do renovada a causa de su olvido, eclipsado el tiem- po de su suefio, y en que sus cuerpos agiles vuelvan a la superficie luego de haberse sumergido en el fondo de las aguas por ellos mismos derramadas.

30

Page 29: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T LIM E U D E s d e n o

«La separacidn, coma, entre la emocion [emoi] y yo [tnoi], al despertar, e$ igual al desenoolar (separacion del cuello y la cola), y la degolladdn, a una idealizacidn sublimadora que destaca lo que se separa. La indeci­sion, la osciladdn, la vibracion temblorosa en que se anuncia la idealidad, siempre se llama escalofrio, estre- mecimiento, etc. “Esa especie de escalofrio exaltaba tambien mi feliddad, pues hacia que nuestro beso asf estremecido pareciera despcgarse, idealizarse. [. . .] que no hubiera dejado de estar en vilo y que, durante el abrazo, no hubiese estado conmovido, pues, ante el ruido, pese a sus rapidos reflejos, habria experimenta- do una iigcra pena al desembarazarse de la emocidn, y yo, que estaba pegado a el, hubiera descubierto ese mal leve, ese dcspegue de un sutil pegamento” (Milagro de la rosa)».*

Pero ese mismo olvido participa del goce en el que nada hay para tomar ni conservar, nada para ga- nar ni salvar,(y todd, al contrario,ipara dejar'ir>El sueno goza al prolongar el placer cuya evaporation y agotamiento consuma. Otorgasu pleno dereebo al poder de extincion que el ardor lleva en si: le procu- ra, no el presun to alivio que sigue a la tension, sino esa muy sutil conversidn de la tension en intensidad de distension que la ffsica llama inerda y que man-

1 Jacques Derrida, Glas, Parts: Galilee, 1974, pag. 150.

31

Page 30: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Jm n -Lur; Nancy

ticnc el impulso adquirido de un cuerpo mientras ningun roce de la materia circundante se oponga a la prosecucion de su trayectoria.

El dormir juntos equivale a compartir una inercia, una fuerza igual que mantiene juntos los dos cuerpos cn su navegacion como dos barcas estrechas que se alejan hada la misma alta mar, el mismo horizonte sustrafdo una y otra vez y siempre en unas brumas que, en su indistincion, no pcrmiten separar el alba del crepusculo ni el poniente del levantc.

Pues lo que comparten quienes duermcn juntos es, en efecto, el gran sueno igual de la tierra entera. En su «conjundon» se refracts el con junto de los durmientes, los animales, las .plantas, los rios, los mares, las arenas, los astros situados en las esferas cristalinas del £ter, y el eter mismo que se ha ador- mecido. Pern la verdad del 6ter — exists estc o no, como lo sabemos desde Michelson y Morley— es que sc adormece, y que con el lo hace nucstro sls- tema planetario. Nos rodean el gran sueno, la gran noche del mundo, y derivamos irresistiblemente hacia ellos cn una expansion infinita.

Con todo, para que haya noche es predso que hay a dla. El dfa introduce la noche como su diferen- cia propia y como la alternancia que, sdlo ella, le per mite ser dfa: a la vez luz y periodo. Doble escan-

32

Page 31: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T umha J>£ SUENO

sion, doble alternancia de la luz y la oscuridad, de la unidad de tiempo que se sucedc a sf misma. Doble ritmo, solar y lunar, vigil y dormido. Fiat lux, y be aqui el primer dfa, completamcntc constituido por su solo resplandor diurno; pero he aqui al mismo tiempo el tiempo mismo, el cquilibrio rfrmico de los di'as y las noches. El primer dfa del mundo, la pri­mers noche, la primera diferencia. Igual a sf misma, esa pulsadon hace cada dfa y todos los dfas hechos por Dios —como sc decfa del tiempo divino— la su- cesidn misma, el caracter sucesivo del tiempo que transcurre igual a sf en su cadeneia obstinada.

Ahora bien, esta igual dad a sf se reparte, ademas, segun la distinddn rftmica entre la desigualdad del dfa y la igualdad de la noche. Por sf solo, el dfa es lo desigual, lo singular, asf como la lux inicial no era y sigue sin ser otra cosa que la diferencia misma, la partition de la indistincibn primitiva de un caos, una

■'ItfoQnt} un magma, una profusion originaria. El dfa es siempre otrocli'a; es, en general, lo otro de lo mismo. Manana sera otro dfa, es dccir, atm un dfa y un dfa diferentei El paso a ese otro se da afraves de la igual- dad de la noche. Todas las noches son igualcs. Todas suspenden de igual modo cl tiempo de la diferencia, el tiempo de las diferenciadones de todo tipo, como la de la palabra, la de la comida, el combate, el viajc, el pensamiento.

33

Page 32: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J m n -Luc Nancy

Las noches bicn pueden diferir entre sf hasta lie- gar a la oposicion de la noche de insomnia y la no- che sellada bajo un sueno de plomo. Pueden exhibir los contrastes de las Iamparas encendidas y Id s fue- gos apagados, de las fiestas nocturnas y las casas dor- midas: no por ello dejan de ser la noche, la noche siempre recomenzada. Los dias, por su parte, bien pueden agruparse en la monotonia m3s repetitiva, en Io cotidiano, cuyo nombre significa «tantas veces el dfa y rantas voces lo mismo»: no por cllo cada dfa deja de contrastar con los demits, como una luz di- fiere de otra y una sombra de otra.

La noche borra la relation de la luz con la som­bra. Reduce con obstinacion la indiferencia a lo dife- rente y recup era el mundo anterior, el magma, el caos, la kbora , la igualdad recafda sobre uno mismo, los cuerpos amantcs en el fondo de las aguas, la equi- Valencia de las horas ya no inscripta por la sombra desigual de ningun reloj de sol y solo medida por la unidad constante y arbitraria de la gota de agua que cae o de la transition de un atomo de cesio 133 del estado A al cstado B.

! El sueno es engendrado por la noche. Sin el la no tendria razon de ser, y los seres vivos se organizarfan con el fin de movilizarse sin sufrir el desgaste de un dfa perpetuo. Sin duda es por eso, ademas, que la

34

Page 33: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T u.vijm de ju e n o

ocupadon de la noche, su invasion por el trabajo, es la obsesion de los sistemas de produccidn. Se ponen equipos en cadena, se disponen condiciones de ilu- minacion, se expulsa la noche, el suspenso, la cafda del dm. Se suprime el ritmo de lo desigual y lo igual, se iguala todo en la desigualdad sin cesar renovada de los inputs y los outputs, de los valorcs mcdidos de presibn, de tension, de abastedmiento y desabasteci- miento, de carga y descarga.

Pero la noche, por su parte, la noche qne no por el jo deja de subsistir en tomo a los taller es y las ofici- nas elecrrificadas, no ad mite ninguna otra medida que sf misma. Envuclve el dla y lo sustrae. Lo reserva para ese otro dia que lo espera y que el espera, mien- tras ella inviste el espario y el tiempo de esa espera. Depone las posidones, desarma los sistemas de ac­tivation, desenlaza las redes, y en la indistintion asi creada llega esa gran nube oscura en la que todo sc cnvuelve y se retira: esa nube que I lam am os *la no- che», la dulce Noche que camina con el impercep­tible frufru de sus faldas cousteladas.

Elsucno acude a su encuentro, la reconoce como su ley y su elemento: le pisa los talones, se deja, me- jor, atrastrar en sn deslizamiento de inercia, desposa su causa, su insistente revindication de igualdad. El dormir es el reconocimiento de la noche: la saluda y le rindehomenaje, Se deja adoptar por ella. Se funde

35

Page 34: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

}MTi-Luc Nancy

en ella. El dormir se torna la noche misma. Y se con- vicrte de por si en el rctomo al mundo mmernorial, al mundo mds aca del mundo, al mundo de los die­ses oscuros que no pr on unci an ninguna palabra crcadora.

36

Page 35: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

5. To sleep, perchance to dream, ay, there’s the rub* * *

El actormerido tierra los ojos para abrirlos a la noche. Lo que ve en si mismo, bajo los pdrpados que caen con el sueno y que, durante todo el dfa, solo estaban ahf para permitir evocar, al bajar por ins­tances sus tejadillos, la inminentia siempre posible de una noche en plena dfa, la posibilidad, si no la necesidad, de escapar a las requisitorias de la vi- gilancia, no es otra cosa que la noche misma. Pues la noche— debido a una diferencia fundamental con el dta— no es m£s exterior quo interior, El dfa esta poT; completo afuera, f rente a los ojos, en la punta de las I manos y los pies, sobre la lengua y a! borde de los i ofdos. La noche identifica el afuera y cl adentro, el ,1 ojo ve en ella el fondo de las cosas, el reves de los pirpados, la capa no aparente de los re vers os, los basamentos, las criptas, las pieles dadas vuelta. Es el mundo de la sustancia, lo que esta debajo y no esta entitna de nada. Lo que no es accidents niatributo, vale decir, lo que no succde a nada ni se vincula ni se aplica a nada, salvo a si mismo; lo que es todo para si al no ser para ningun otro sujeto o soporte, ninguna instantia de razon dada o justification.

37

Page 36: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

jtm -L u c Nancy

La noche reina injustificada y el sueno desposa estc abandono de la justification, su puesta fuera de jucgo y de campo. Para decirlo aun coil mis preci- sidn: habrfa sido conccbible que los seres vivos no durmieran de noche, que no durmieran en absoluto o que invirtieran el ritmo nictimeral como lo haccn algunos de ellos: murcielagos, vampirbs y buhos. Pe- ro era menester que la causa de la noche fuera escu- cliada. Por lo demas, es preciso que el primcro, el que pronuncid el Fiat luxy haya tenido algun papel en el sueno. Es preciso que Dios haya dormido des- de la primera noche, pues sin ello no habria diferido para el di'a siguiente la prosecucion de su obra. Dur- mi6 to das las nothes y ducrme aun todas aquellas que separan todos los dfas que el sigue haciendo o que siguen hacicndose sin el.

El sueno es divino por esa razon, y lo que se reve­la en el como mas vcrdaderamente divino es cl sus- penso de la palabra creadora. Ya no sc pronuncia ningun «iQue esto sea!», ya no hay orden que dis- ponga el advcnimiento del sen Hay una obediencia silenciosa a la diferenria del ser: a esa «nada», a esa «ninguna cosa», ese ex nihilo que la luz empujo en principio al fondo de las tinieblas en el movimicnto mediante el cual brotaba de cl. La luz dio forma a la nada como tiniebla: la configuro como lo que carece de figura, la cosa retirada de todas las cosas.

38

Page 37: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Tvmm df. svFfio

Lo que ve el durmiente es esa cosa eclipsada. Ve el eclipse mismoTno la corona de llamas que lo bor- dea, sino el corazon perfectamente oscuro del eclip­se delser. Ahora bien, esa oscuridad no es una invisi- bilidad: ofrece, al contrario, la plena visibilidad del hecho de que, frente a mi — cn cse al encuentro en que toda figura viene a figurarse, todo color a torna- solar, todo dibujo a trazarse— , ya no hay *delante» y todo resultaequivalente a «detras» o a «ninguna par­te*. No hay parte de lo visible y tampoco, por consi- guiente, de lo invisible. Ya no hay division ni parti- cion. Nada de lo que podrfa venir de afuera o esca- parsele, ningimo de los supuestos «mensajes» o de los pensamientos, sean del ojo o del ofdo, de la na- riz, de la boca o de la piel, de los nervios, de las vfs- ceras, de las eadenas neuronales, de los musculos y de los tendones, de las volumades o de las imagina- ciones, de los deseos o de los sufrimientos, ninguno de los pensamientos, sin excepcion, desaparece — ini mucho menosl— y, en cambio, viene a representarse en libertad, indistintamente distinto, cn la extension de ninguna parte, en la parte nula de ese mundo edip- sado y reducido al punto de la igualdad durmiente.

Asf, a veces, sobreviene el sueno [reve]. «Acaso», como dice Hamlet,1 aquel cuya vida y pensamiento

1 ’William Shakespeare, Hamlet, terccr acto, escena I, verso 65.

39

Page 38: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J i m -Lw Nancy

s6l<> cstiiiij en tierto modo, consagrados al dormir, tnnto a $u caida [tombde] como asu rumba \tombe\.

\Aatsp el sueno, es decir, tal vez algo de la noche que sc transmite al dia, por sucrte, por desdicha o por un azar caprichoso. De improviso, el despertar encuen- tra junto a si un jiron llegado del dormir. Algo sc ha trafdo de la nada y cs, en efecto, uua configuration de nada: esccnas a menudo subidas de color y de fuertcs tonalidades de toda espetie, pero cuya con- sistencia espesa se enturbia y sc desintegra de ma- nera pretipitada en la acidez del dia e induso en las fantasias o los fantasmas de la interpretation que, para terminar, se pierdc con mucha regularidad y necesidad en el subsuelo de ese om bligo del sueno del que Freud habla para destacar que to do ocurre aqui antes del nacimiento, con antcriotidad a cual- quier distlncion y cualquicr separation, cualquier discemimiento dc persona y de sentido.

El sueno [rive] como la vigilia, igual a ella y en cuanto ella. El sueno en lugar de la vigilia. El sueno despierto forma ya el dormir en pleno dia, cl dormir en medio de la vigilia. La vigilancia de la vigilia se re- laja. La erisonatidn frags I decolora lo real y vuelvc a pintar sobre el, 1 iso, sin profundidad, en dclgadas ca- pas contiguas, un mundo somnoliento en el cual el {durmiente se hundc y se pierde^Y cuando este llega alii donde ya no subsiste ni el mas minimo espesor ni

40

Page 39: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Tumiia m svt&o

la menor densidad de cspccic alguna de afuera, cl sueiio puede nacer. O, mejorj puede difundirse a la manera de una pintura perezosa lentamente exten- dida sobre la tela negra cxpuesta en cl fondo del dor- mir: una pintura brumosa o fovista, puutillista o hi- perrealista, de grandcs cxtcnsioncs lisas y pinceladas negligentes, inmovil en el mo vim lento e inquieta en la toma de vistas que se adivina realizada con ayuda de un montaje de lentes demasiado complicado co- mo para que sea posible dcsmontar sir mccanismo, cuya presencia, no obstante, se siente muy prbxima, aparato de cob re y ebano cargado de cr [stales de au- mento y dcformantcs, lnpas y vidrios bisdados, md- quina dnematografica sin motor pero dotada de zooms y travellings y de gruas encajadas unas en otras y que se desplazan sin esfuerzo, sin dejar apre- hender el espacio dc sus transportes. Esta movilidad penetra en la imagen apenas formada y la atraviesa como puede haccrlo una piedra con la superficie de im estanque, baciendo temblar asu alrededor en on- das concentricas las modulacioncs rcpetidas del mo- tivo central, cuyo dibujo se pierde al mismo tiempo y se reoompone de subito en otra parte, irreconoci- ble, susrituido y, pese a todo, superpuesto al motivo que reemplaza y duplica a la vez, para trazar una fi- gura indecisa contra cuya ambiValencia violenta el espiritu del sonador se siente proyectado con la in-

41

Page 40: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

)tm-Lvc Nancy

sistentia de la certeza enviscada en la duda. El sona- dor ya no sabe si ha perdido eJ hilo o si nunca hizo otra cosa que comenzar apenas a captar su mas mini­ma apariencia; comprende que todo se irrealiza en el al retirarle la cosa a medida que esta imp one su peso y lo afetta con su presencia gravosa, insinuante e in- cluso amenazante, y pooo fa Ira para que grite, pero ni su grito mismo pucdc gritarsc: el sotiido parecc cortado, ahogado aim antes de haberseJe formado verdaderamente en el fondo de la garganta, micntras que, frente a el, en la pantalla, en el diorama abiga- rrado de la fantasmagori'a, se dejan reconocer los rostros familiares compficados con rasgos insdliros, Jas situadones corrientes convettidas en hechos so- lemnes y los estremecimientos erdticos aplastados contra pieles imbuidas de una sensacion precisa, aguda, inimitable, y quo imita de la mancra mas exacta el esquema y la voz de una antigua codicia, una audacia repritnida desde hace mucho aiyas an- tenas, en el momento justo en que ella se abalanza, reriene aquf mismo prisioneras la fina red del sueno, como baoe una arana con las anrenas de un insecto en su tela, Asi, la tela pintada y blandameure removi- da sobre esos caballetes de feria se resuelve en una red de filamentos plateados en los que tiembla una gota de rodo o una lagrima, cuya caida inminentc va a desgarrar la tela y atropellar a la arana, cuyas patas

42

Page 41: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Tu.mjm na siiFSio

sc hunden por fin hasta el fondo de Ios ojos sonado- res, hasta la retina afcctada sobre la cual no tardarA en posarse el centelleo subitamcntc reconocido del despertar, de esa vigilia cuyo lugar habra sido tan bien, tan justa, tan mtima y tan irrcvcrsiblemente ocupadoj que durante un tiempo es imposible para el sonador no dndar en su alma y su conciencia de si no cstaba alri, si no esta aun ahora y prccisamente ahf, frente a £1 en la noche que, sin embargo, vuelvc a de velar le sn negrura vibrantc, la verdad verdadera e irrecusable que deberia, antes bien, hacerlo dudar del senrido quiza ficticio de su situacion de durmien- te despertado por la cafda, mas adelante, de su pro- pio suefio en un dormir que en lo sucesivo se le esca­p e (A1 alba, el animal llega a beber a lengiietadas el jugo de las flores noctumas.)

Ese tiempo de la vacilacidn entre el sonar y el es- ' tar despierto es el tiempo mas propio de la oonden- da que se sabe sin saber lo que sabe al saber de ese modo. Sabe bien que es conciencia, pero no sabe dc que es o no es consciente y, para tcrminar, ignora que quiere dccir «concienda» y de que correlato de objeto o de mira es licito que una conciencia se ase- gure: s61o se sabe dudosa de si en su derredor es de noche o ya ha naddo el dfa, de modo que no puede estar segura mas que de una cosa, a saber, que en lo recondito de su ser o su estado reina la noche mas ^

43

Page 42: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J ean-L uc N ancy

profunda, la noche negra en la que ella misma es la vigorosa sonambula. cEs legi'timo dedr, como lo querria Freud, quo el dormir baja las defcnsas? r’No hay que considerar, mejor, ese crecimienro notable dc nuestro mundo que se iguala a la noche de un afuera del mundo en el seno del cual venimos a flo-tar, semejantes a csos cosmonautas que, mientras trabajan en el espacio cubicrfos con enormes trajes espaciales, hacen que sus gestos parezean inciertos y vaporosos sus pensamientos? Ahora bien, bajo su aparienda aproximada, los cosmonautas ejecutan maniobras predsas y opcraciones delicadas. As! son tambi^n las maniobras, las opcraciones, las conduc-tas, las tecnicas y las artes que se despliegan en los vastos espacios del dormir.

«EI sueuo que e$d al margen de la culpa »E1 sucho que apacigua el torbdlino de nuestras ansias »La tnuerte de cada dia, el batio que cura al oprimtdo »Balsamo del corazon sufriente, segundo cur so de la

naturalezaj>Y tribunal supremo de la vida*.^

2 ’William Shakespeare, Macbeth, segundo aero, escena II, segun la adaptation de Heiner Muller, Macbeth d'apres Sha­kespeare, traduction de J.-P. Morel, Paris: Editions de Minuit, 2006, pig, 48.

44

Page 43: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

6, Mecedora

“Durmamos, sin sabernos. Pedio contra pecho, Alientos mezclados, mano en la mano sin suenos».1

Aun es preciso dormirse. Pero ese verbo prono­minal induce una ilusion. Nadie se duerme a si mis- mo: el sueno viene de otra parte. Nos cae endma, nos hace caer en el. Es menester, por lo tanto, estar dormido. Es necesario ser dormido por el sueno mismo -—el del cansancio o el del placer, el del te- dio— , o bien por alguna via de acceso a su ambito.

Esto conduce al sueno a la forma del ritmo, la re- gularidad y la repetition. No se trata de orra cosa que de un mimetismo, porque el sueno mismo es ritmo, regularidad y repeticion. El dormir no consis- rc cn un proceso comparable al de caminar, comer o pensar. Los unicos procesos correspondientes al sueno son los de la respiration y la circulation. En el, esos mismos procesos entran en reposo, encuen-

5 Yves Bnnnefoy, «Une pierre», en I.es Planches courbes, Pa­ris; Mcrcunc de France, 2001 [«Una picdra», en Las tables cut-

vas = Les Planches courbes, Madrid: Hiperidn, 2003].

45

Page 44: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

JrAti'Liic Nanct

trail una cadenda mas lenta, una amplitud mas pro­funda y poco diferenciada en funcibn de los mo­rn entos, Cuando se ducrme, el cuerpo se meoe al ritmo de su corazon y sus pulmoncs.

Las culturas hail desarrollado una gran riqucza de maneras de mecer, desde el nino acunado sobre la espalda dc su madre en cam i no al lavadero o el pozo hasca las cunas y barquillas de todo tipo — acdona- das por el pie o la mano, suspendidas de cuerdas, montadas sobre resortes, flotantes sobre el agua— , pasando por el balanceo de la criatura entre los bra- zos cruzados e induso por el paseo a lomo de burro o camel lo, en autombvil o cn esos arneses de trans­pose que He van a los jovenes padres a parecerse a una variedad tecnica de marsupiales, sin olvidar las cajas de mtisica ni los moviles que se mecen indolen­ces endma de las camas dc los mas pequenos.

Pcro, sea cual fuere su edad, nadie entra cn el sue- no sin una mecedora a su manera. Nadie puede pres- dndir de ser arrastrado por una cadcncia que ni si- quiera perdbc, pues se trata predsamente de la ca- dencia de la ausenda que pcnetra en la presen da, a veces en un solo movimiento —con un solo impulso que de improviso hace que el presence floce al lado de sJ mismo— , a veces en varios tiempos, en varias oleadas sucesivas, como una marea que lame la are­na y en cada regreso la impregna un poco mas, de-

46

Page 45: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

TiwflA of. suEfta

positando copos de espuma somnolicnta. Las mece- dliras nos adortnecen porque el suefio mismo es en esenda una mecedura, no un cstado cstable e inm<> vil. Lullaby: sc encanta, se hediiza, se adormece la desconfianza antes de adormeccr la prop i a vigilan- cia, se gnia suavemente hada ninguna parte —swing low, sw eet chariot, cornin'for to carry m e hom e— .

Asi como la noche figura un ticmpo del ritmo cdsmico y el dormir, un tiempo del ritmo bioldgico, ese mismo dormir compone en sf, dc igual modo, el ritmo en el que se refleja su naturaleza profunda. En el mecer se trata tanto de lo alto y lo bajo como de la derecha y la izquierda, de las grandes simetrias, disi- metrias y alternancias que gobieman los cristaleSj las mareas, las estaciones, los ddos de los planetas y sus satelites, Jos intercambios de oxigeno y anMdrido carbonico, las capturas y las liber aciones, las asimila- ciones y las deyeociones, los sistemas nerviosos, las atracciones y las repulsiones entrc me tales, entre faunas y floras, entre sexos, entre masas estelares, agujeros negros, quarks y chorros de polvos infinite- simales.. . Sc trata, para terminar o mas bien para1 empezar, de la pulsaddn inidal entre algo y nada, entre el mundo y el vado, lo cual quiere dccir tam- bien entre el mundo y si mismo.

Se trata del entredds sin el cual ningun real ticnc lugar y sin el cual, por consiguiente, ningun real es

47

Page 46: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J ean-Lvc Nancy

real sin relacion con algun otro del que lo separa el intervalo que los distingue y los relaciona lino con otro segun la pulsacion misnia de su cornu n desori- gen, porque, en efecto, no hay nada que se erija en punto o marca de origen: nada mas que el aparta- miento y el balanceo del nihil outre las cosas, los se­res, las snstancias o los sujetos, las posiciones, los lu- garcs, los tienipos, Nada mas que el balanceo del mundo constituyc la cuna o, mejor, la mecedura en cuyo seno todo se despierta, al despertarse tanto al sue no como a la vigilia, tanto a si como a la pulsa- cion y el meter en general.

Cadcncia, caricia, bamboleo, idas y venidas de las man os, los labios, las lenguas y los sexos humedos, crecientes y bajantes de las marejadas, asccnsos y so- bresaltos de los espasmos antes del regreso a las Iar- gas olas, las ondas profundas.

Mecedura anterior al mundo, balanceo del scr sobrc nada, de nada sobre nada, balanceo igual entre nada y ser, ser nada y ser algo, no ser nada, ser sblo algo, ser algunas cosas que se balanccan entre si, sin- gularmentc iguales diferentes de nada, que no difie- ren en casi nada, en la infinitesimal in memorial dife- rencia que no es nada, verdaderamente nada, y sin la cual nada se expondna como diferente de nada.

Arriba, aba jo, a derecha, a izquierda, insensible- mente, sin arriba, ni abajo, ni izquierda, ni derecha,

48

Page 47: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T UM1SA DE

apenas el find afitil de una balanza que pesa el pensa- miento del mundo, que pcsa su justicia, su ccuani- raidad intratable, todas esas cosas lanzadas de mane- ra indistinta al mismo comun desob ra miento dc lia- cer mundo, de no hater nada, de hacer venir al mun- do, de hacer venir un mundo, de iluminarlo, de en- sombrccerlo, de cnbrirlo de tierras y mares, de des- tubrir sus rocas y sus barros, de acrecer y bafar las aguas, de levantar y abatir picos, cumbres, abismos, de destacar Innas, anillos, atolones, auroras borea- les, amaneccres y crcptisculos, pequenos drculos, pequenos charcos de luz, peqnenas hostias tragadas por la noche, mas bajo, mas por debajo, pasando muy lejos por detr^s para volver de frente y sostener otra vez un alba suspendida, gris, indedsa y precisa en el trazado de uti nuevo horizonte, una nueva frontera entre ninguna parte y alguna parte, entre ja­mas y ahora, dibujo a lapiz de bosquejos contra un fondo de trazos borrados, esbozos retomados, arre- pentimientos, estudios, retornos eternos de Ios niis- mosrasgos, cantinela, Morgen fm k, wenn G ott will, wirst du w ieder erweckt.

Manana, si Dios quiere, volver as a despertarte: duerme hijo mio, duerme alma mi'a, d tier me mundo info, duerme mi amor, duerme mi pequenito, el nino se dormira enseguida, ya duerme, mira, se adormece con la primera noche del mundo, el nino divino que

4 9

Page 48: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Jean-L uc Nancy

juega con los dados del universo y de todos sus si- glos, duerme con cada noche acunada otra vez, in- cansablemente, por la repetition de la primera, de la inicial mecedora noctuma en que el primer dia se adormedo con el primer suefio.

50

Page 49: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

7. El alma que nunca duerme

JamAs, sin embargo, jam As ducrmc el alma. Esc auseutaise de sf en si Je es desconocido. Perteneciem te al cuerpo y el esplritu, es ajeno al alma. En el dor- mir, el espfritu se abandona al cuerpo y dispersa en el su puntualidad, disuelve su concentration en esa extensidn blanda y casi desartlculada, £1 cuerpd, por su parte, se abandona de matter a paradojlca a la puntnalidad misma del esplritu: ya no esta vcrdade- ramente expuestO en el espacio, si no retirado, de manera tendendal o virtual, en un no lugar dondc se anestesia y se separa del mundo. El hombre que duerme es un cuerpo espiritual o un esplritu corpo­ral, uno perdido en otro, y en ambos casos, segun uno u otro aspecto, un sujeto aspirado, extravasado, ex-puesto o ex-istente en Jos sentidos mas fuertes y, por lo demas, mas problematicos de estas palabras. En esto, cl durmicntc o la durmicnte son siempre dobles. El, ella, es el mismo, el la misma, y otro, otra. Su propio sexo queda cntonces tan intcnsamente indeciso como jamas lo bace en otras condiciones, pucs el sueno se seduce y goza de si mismo, que no es un *$l mismo».

51

Page 50: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J ean-L uc Nancy

Pern el alma anima tanto el sueno como la vigilia. Durmiente, es igualmente vigil, y por eso mismo no duerme. Tampoco esta despier ta: es lo que dormita sin cesar en la vigilia, y lo que vela y vigila en el sue­no: es por ambas partes, y en tod a oportunidad, aquello que, al dar forma y tonalidad a una presen- da, se mantieneen los bordes, en los contomos. No, por cierto, como un piloto en su navfo, sino expan- dida por toda la extension del cuerpo y mezdada a ella de tal modo que, simultaneamente, es en cada punto como una serial, un fanal, un vigia en lo alto del paio mayor, o bien como una gaviota ahita y em- bofada sobre la borda. Es como un fuego de SanTel- mo o como un resplandor brillante de luna sobre un metal, o como una esquela lanzada al mar, o como una an ten a de radio que capta cl llamado da Otra na­ve abandonada por sus mSquinas, o como el reflejo del sol sobre los cristales de los binocular es en los que aparece la imagen de una carraca desveneijada y atestada de boat people agonizantes, tumbados por la miseria y el espanto, caidos, hundidos en un sueno qnc no duerme, en un pesado letargo de desventura.

El alma modela y modula la forma del dormido al igual que la del despierto: redbe y emite para cada cual las senales del resto del mundo, pero tambien las senales del otro, el durmiente acurrucado en el

52

Page 51: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

TtJMEW DE St/EflO

dcspierto, el despier to que da vueltas en el durmien- te. El alma no permite, a quicn vela, entregarse a to- dos los golpes y todos los agotamicntos del dfa, lc entorna los parpados y le hace compartir el muy bienhechor olvido tan necesario para la consecucibn de los trabajos y los dias. Y mantiene a quicn duerme en condiciones de percibir las scnales de urgencia y rumiar sus pensamicntos mas fntimos.

No es insomne, esa alma: muy por el contrario, sin duda es ella la que duerme con el sueno del dur- miente y vela con la vigilia del despier to. Es ella la que vela en medio del sueno y la que solo duerme velando. Es la vigilia misma dividida entre noche y dla, entre vigilia despierta y vigilia somnolienta. Es ella misma el ritmo, y es la sombra dulcemente dan- zante que vela todo el tiempo por la posibitidad de la alternancia y la mecedura, ese vez por vcz sin el cual seriamos o bien muertos o bien vivos tiesos de pic cn su postura heroica, como ese Socrates capaz de pa- sar la noche parado: la vigilancia misma, la idea cla- ra y sin sombra y, por lo demas, sin musica.

Sin embargo, es preciso velar, en efecto. Y es pre- ciso hacerlo aun cuando el alma preferirfa dormir. Al final, debe dejar de velar por el sueno.

Las ambulancias desgarran la noche, y los cano- nes, y los disparos de jnisiles, el llanto de los ninos, los movimientos de carros de asalto, las mordeduras

53

Page 52: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J ean-Lvc M w a

del dolor en cl pecho, en el vientre de los cancerosos o los heridos, las luces crudas de las lam paras que uno no puede o no quiere apagar, los pensamientos lancinantes, los tormentos, los remordimientos, las esperas fcbriles, los temores: los remores mas que nada, los temores de todo.

El dormir supone vencido el miedo a la noche,1 pero la noche es la comarca salvaje de los miedos,

Las figuras dispuestas por el dia para el reconod- miento resurgen de la oscuridad disfrazadas con mascaras maleficas, los pensamientos de los que uno sabe ocuparse con solidtud sc dcsatan en angustias, sofocaciones, aporias que se encierran indefinida- mente en sf mismas mienrras el dfa no las disuelve. La noche engendra el terror, la obsesion, el estrago y el panico. No se trata del insomnio, que es un extra- vfo del propio sueho, su transfcrmaddn en vigil i a privada de dfa, en vigilia iluminada cuya luz alimen- ta la agitaddn del alma con una clara condencia del dormir usurpado, desdobiado, transfer mado en su doblc despierto. Se trata, al contrario, del mundo en el que es imposiblc dormir, el mundo en el que esta prohibido dormir, en virtud de un procedimiento de tortura cuya eficacia esta fuera de duda.

Es posible que el mundo este hoy asf: sin sueno ni vigilia. Durmiente de pie, despierto adormiladg. So-

54

Page 53: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T I j m m de i t o t o

nambulo y somnoliento. Mundo privado de ritmov mundo que se privo de ritmo, que se ved6 la posibi- lidad de ver sus dlas y sus noches responder al regi­men de una naturaleza o una historia^En la noche, las aves migratorias se desotientan debido al intenso halo de luz que las grandes dudades proyectan en el cielo: crey£ndosc Uegadas a tierras soleadas, estan dispuestas a dormir en cualquicr lugar. Mundo mos- trador [eta[\, no igual [egi?f|: a I contrario, desigual hasta hacer que el sueno mismo quede devastado por la desigualdad. Durmientes abnimados, sicmpre en alerta, menos cafdos que arrojados en el sueno, predpitados por un ernbrutedmiento de breves ho- ras molidas de golpes en la cabeza, golpes a la puer- ta, broncas o disparos de fusil- Durmientes mcnos dormidos que fulminados, venddos a la nodte co- mo lo estan durante el dia, amontonados en campos o acostados cn fosas, camiones o barcos, persegui- dos, expulsados de sus lechos tcmpranos. Noches atravcsadas por relampagos de fuego, de locura, de hambre, Noches despojadas de su noche misina, ex- tirpadas de la oscuridad y la sombra, arrojadas a la luz cruda de un enceguedmiento nuclear. Suehos que ya no son sino parodias, caricaturas de suehos, cabezas obligadas a hundirsc cn cl agua lodosa pero impedidas de entregarse al abandono de las aguas profundas. _

5d

Page 54: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

/ ea n - L u c N a n cy

<iC6mo dormir en un mundo sin arrullos, sin can- tinela sosegada, sin capacidad de olvido e inciuso sin inconsciencia, pues Eros y Tdnatos circulan por do- quier sin vergiienza, vigilantes sardonicos provistos de Iatigos y cachiporras? iC6mo dormir en un mun­do hipnotizado por la vision de su propia falta de vi- si6n del mundo, asi como por la inanidad de todas las visiones que se han disuelto y que, ademas, siem- prc prometian despertares, mananas triunfales suoe- soras de grandes anocheceres en cuyo incendio la noche habria de quedar descalificada para siempre?

<Como dormir, alma deshecha, alma sin alma, al­ma que flota inanimada por cncima del campo de batalla o dc esparcimiento cuya inanidad expone con crudeza un alumbrado sin sombra?

56

Page 55: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

8. El tanido funebre de una muerte temporaria

Como la muerte, el sueno, y como el sueno, la muerte, pero sin despcrtar. Sin ritmo tie retorno, sin recuperation, sin nuevo di'a, sin manaiia.

Como la muerte el sueno, pues el cuerpo se tien- de solo en el. Esta solo extendido en el. Solo desple- gado en el, ahl, aqui como en ninguna parte. Nin- guna otra parte que un cuerpo pesado puesto, arro- jado, dejado en la tierra. Como el sueno la muerte: cuerpo depositado.

Un sueno, empero, que serfa su propia vigilia: una inmortalidad erigida de trav^s en la muerte, cla- vada cn angulo recto como la surreccion de lo que no se levanta nunca mas. Un sueno dormido cn otra parte y no en la espera, o bicn que se espera a sf mis- mo para recibir de si la gracia de no medirse ya entre dos vigilias, y solo ser, eternamente y sin reservas, el sueno que es.

Reposo eterno: dormicion de la Virgcn o de los siete durmientes de Efeso, muerte que sobreviene en el sueno y a favor de su inatencion e incluso de su falta de interns. Sueno que sobreviene a la muerte y la hace semejante a cl: durmiente del valle, con dos

57

Page 56: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

J ean-Luc Na/jw

agujeros rojos en el costado derecho. Se diria qtie duerme: si', sc dirfa eso, y el muerto tambien lo diria si pudiera hablar, Dirfa que duerme y que, semejante a todo durmiente, ha conocido la eternidad: el re- verso del tiempo.

El reverso, la inversion y la anulacion del tiempo, no su conversion en duracion privada de ritmo, no su estiramiento sin relieve en torpor y coma. No la muerte que dura, sino la muerte que cae dc un golpe y al caer se elide. La muerte cuya cafda erige el tum- bos, el tumulus, la suave y grave elevacidn de tierra o piedra como plegaria muda.

Puede decirsc que el sueiio es una muerte tempo- raria, pero puede decirse tambien que la muerte es forzosamente temporaria, pues solo dura lo que dura el tiempo. Alii donde este ya no dura —alU donde, claro esta, y no ernndo , pues ningun tiempo es dado para cso, solo un lugar al margen de todos Ios lugares, no otro lugar ni una u -topia , sino el fuera de lugar del apartamiento mismo, el espacia- rnientOj lo abierto, la pulsation, en suma, del rit­mo—■, alii donde, entonces, ya no dura, el tiempo se inmoviliza sobre si mismo, es deeir, sobre el pasaje y el no \pas\ que el es. Queda suspend i do de esa nega- tividad que es su ser fluido y que modela la forma de tpdojjresente y toda presencia; ya no y aim no. La forma del no bosqueja un hueco, imprime un ves-

58

Page 57: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

DE SUEflO

tigio en la arena de las orillas que no dejam os de abordar y dejan Un hueco, mi ahondamiento, una elevadon, el ritmo inmdvil inimitable de la fosa y la tumba, la respiration del sueho de muerte. -^7

N o, dicen ranto el durmiente como e! muerto, no estoy ahu No ahi, no ah ora, no aqm, no ash Buscad en otta parte, transchntes que observais un instante de silcndo delante de mi I echo de yacente. He pasa- do al pais del gran suefio, escucho vuestras dultes voces cantar I eh, oh, viejo Jo e l Y heme aquf, os digo, heme aquf dormido en la paz cerca de vosotros, pero sustraido tanto como es posible estarlo a todo este tietnpo que os imports y os hace aun esperarme, es- perartne como un resudtado o como un despertado, cuando en realidad ya estoy allf, alii donde se trata de conscguir discemir la oscuridad misma como la finica luz y la unica cosa para ver, la vision misma. Ahi, en ninguna parte, donde se trata de aceptar que el afuera arrastre por fin todo el adentro, Allf donde | el si mismo se libere por fin de si.

No aquf, no asi, sino transformado por fin en el mismo; el mismo, nadie, en esc abandono tan pre- cioso de un sue ho inmortal en que ninguna figura, ninguna captation dc identidad construida segun el modeio que fuere, ninguna action ni pensamiento notable, pueden ya sustituir cse tinico Mismo que se siente y se experimenta eterno, es dedr, necesaria-

5 9

Page 58: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Jean-L uc Nancy

mcnte inscripto en la Sustancia, Dios o Naturaleza, como su sujeto mismo, el inalienable sujeto de una prescncia que nunca habra de despertarse como no sea para dormirse de in mediate en el mtimo desva- necimiento que la hunde en si, fuera de si caida.

Tumba de sueno, dice ese cemcnterio —cada ce- menterio— donde las sepulturas no tienen otro fin que brindar la seguridad de un sueno de piedra o de plomo, un sueno de tierra o de ceniza, un sueno sin sueno y sin insomnio, sin despettar y sin intention, un sueno sin orillas: lo infinito depositado segun el ritmo de cada existencia finita. Turnbas, elevaciones del alma dormida con el justo sueno, cuerpo mineral levantado para una imploracion mezdada de adora- ci6n. Eternidad; el tiempo caido, enderezado, levan­tado, resucitado.

Privar de sepultura, privar de tumba y de recono- cimiento del cuerpo —aunque sea simbolico, anald- gico o hipotetico— , privar de lugar reservado en ninguna parte, suprimir hasta la posibilidad dc un vestigio del paso de un transeuntc: bien se sabe que es quitar el sueno a los muertos al mismo tiempo que a los vivos enlutados. El ritual funerario representa muy otra cosa que una conducta de conjuro o com­pensation. No adormece la sensibilidad herida de los sobrevivientes, sino que procura a los muertos ese sueno que les corresponde, y de tal modo es ne-

60

Page 59: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Tumpa dh WP-fto

cesario para la stipend venda desconsolada. La tum- ba es la intimidad del muerto tan bien sellada que se exp one sin reservas, asi como cl durmicnte se entre- ga sin riesgo de delatar secreto algimo, como no sea ese sueno que no lo es.

Nada dc sccreto, todo el aparecer aparece por en- tero en el rostra del muerto y en el dc quicn ducrme^ Es el misjmo aparecer sin apariencia por carecer de fondo, dc caj6n sccreto, de corazon robado. El dur- miente, en efecto, pone en el dormir todo el cora- z6n, y lo mismo hacc quicn ha partido para no vol- ver: consagrasu corazon a ese paro del corazdn. No por nada se vela a los moribundos y los muertos: la vela, el velatorio, abren un ritmo entre los vivos y los que par ten, inscribe su partida como comrapunto de nuestra presencia vigilante. Los observamos partir y los vemos partidos, y se duermen asi en nuestros ojos como cn nuestros brazos, como en el sepulcro en cuyo fondo no terminaran jamas de desaparecer.

Esta desaparieidn interminable, a la que no po­llen fin ni el olvido ni el desgaste lento de las turn has, preserva en si la aparicidn eterna de cada cual uno por uno, no solo inomia o fotografia amarilienta, no sdlo nombre grabado ahora i legible, ni pareddo en la car a de un vago descend iente, ni marca de naci- miento, ni costumbre o manera de hablar, sino, en defmitiva y a despecho de todo, cada grano, cada ye-

61

Page 60: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

/f-lAN-LuC N/lNCY

ma, cada gota y cada hoja, cada serial parpadeante de una estrella o un atomo, cada partfcula dc polvo, por absolutamente anonima que sea, no pueden no esbozar un signo extrano, inquietante e indescifra- ble, el signo sin signification de una complicidad in- consistcnte pero insistentc sin otra analogla que la de un sueno comun, tan comparrido como impost ble de compartir.

Como la mucrte, el sueno, porque elimina de si hasra la simplicidad de la prcsencia, pero como el sueno la muerte, plies Io que suprime vuelve a pre- sentarlo inmortal al mundo, o bicn como el mundo mismo en vfsperas de algdn manana, y de esta ma- nera vigilante dc si mismo, sereno encargado de la ronda de la sola noche,

<Asf es como, decls, el pensamiento se duerme y deja lugar a las fantasmagorfas? No creais nada de ello. Si sigue siendo cierto— con una veracidad muy severa— que el sueno de la razon engendra mons- tmos, no es menos cierto tambien que al disponerse al dormir, al sueno y a la posibilidad de no despertar mAs, el pensamiento se deja despertar al ultimo dfa

■ posible de su completa probidad. Al primer dia, el I dfa sin dla de nuestra sagrada eternidad.

Page 61: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

9. La tarea dega del sueno

Quien no sabe no despcrtarse, quien pcrmanece al acecho en la cavidad del sueno, ese, esa, no va rricis alls de su miedo. Ticne ink do de dcjar incluso sus penas y sus inquietudes. Gasta su noclie en remover- las, en ru mi arias como pensamientos pringados en la tautologfa, que se vuelven ViscosoS,rastreros, insi- diososy venenosos. Pero !o que temc por encima de todo no son las dificultades ni I os peligros que esos pensamientos le representan y que el dia siguiente — por lo menos asi dicen— mostrarS como otros tantos fracasos y derrotas; lo que teme mas que esos mismos temores cs irse lejos de ellos, entrar a la noche. La persona en cuestion puede transformar en obra su miedo, pero cste, a su vez, tortura La obra y la hace trabajosa, como si estuviera ahogada por si misma, pesada y desigual a si, desigual a su arte,

«Sobre el fondo de mis noches, Dios, con su dedo sabio,

»Dibuja una pesadilla multiforme y sin tregua.»Tengo miedo del sueno como se tiene miedo de

un gran agujero,

63

Page 62: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

Jean-L uc Nanc,t

»Rebosante de un vago horror y que lleva no se sabe dondc,

»No veo mas quc infinito a trav£s de to das las ventanas,

»Y mi cspintu, sietnpre por el vertigo acosado,»Esta celoso de la insensibilidad de la nada*.1

Ahora bien, en la noche, on el sueiio, no se entra con los ojos cerrados. Cuando estos estan cerrados, el sueiio ya ha ganado al durmiente. Pero un instanre antes, cuando los parpados se deslizan sobre los ojos y estos ven aun por un momento detras de su tcldn y a traves de la oscuridad expandida por doquier en lo que se llama la camara, es dedr, la bdveda, la cfipula curva que sella el espacio del sueiio al separarlo de las propias bovedas celestes — parpados, cdmara, *cielo del lecho» [dosel], mundo sublunar, mundo por debajo de las pestanas, los rechos y las sabanas, mundo de abajo, cripta sustralda a uno mismo—, en ese instantc, la mirada ve la noche cn la que entra. Lo que ve no es otra cosa que la ausencia dc toda vi- sidn y de toda visit Hi dad. Hsto mismo ve. Tiene que soportar esa vista mientras sc va adormcciendo, y puede suceder que esc horror peor que una ccguera penetre en la mddula de su sueho para pcrseguirlo en

1 Charles Baudelaire, «EI abismo, en Las (lores del mat.

64

Page 63: Libro   Nancy Jean Luc - Tumba de sueño

T u ,u a4 df. suf.no

61 e impedirle por fin dormirse verdadera, profunda- mente.

El hecho de no vcr sc cornu nica con una posibili- dad de suplencia o esperanza de la vista. No se ve en la sombra que de alguna manera podra disiparse. Pe- ro ver que no se ve nada y que no hay nada para ver, ver la vista pegada a sf misma como su unico objeto, se asemeja a vcr lo invisible, sin duda, pero s6lo se asemeja a ello como su reverso o su negativo. Morar en ese misjno reverso, no pretender discernir lo in­visible: tal es la tarea ciega del sueno.

65