Libro Harry David

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J.K. ROWLING Harry Potter y la piedra filosofal Harry Potter se ha quedado huérfano y vive en casa de sus abominables tíos y del insoportable primo Dudley. Harry se siente muy triste y solo, hasta que un buen día recibe una carta que cambiará su vida para siempre. En ella le comunican que ha sido aceptado como alumno en el colegio interno Hogwarts de magia y hechicería. A partir de ese momento, la suerte de Harry da un vuelco espectacular. En esa escuela tan especial aprenderá encantamientos, trucos fabulosos y tácticas de defensa contra las malas artes. Se convertirá en el campeón escolar de quidditch, especie de fútbol aéreo que se juega montado sobre escobas, y se hará un puñado de buenos amigos... aunque también algunos temibles enemigos. Pero sobre todo, conocerá los secretos que le permitirán cumplir con su destino. Pues, aunque no lo parezca a primera vista, Harry no es un chico común y corriente. ¡Es un mago! Título original: Harry Potter and the Philosopher’s Stone Traducción: Alicia Dellepiane Copyright © J.K. Rowling, 1997 Copyright © Emecé Editores, 1999 El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros, 2000 Emecé Editores España, S.A. 1

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J.K. ROWLING

Harry Potteryla piedra filosofal

Harry Potter se ha quedado hurfano y vive en casa de sus abominables tos y del insoportable primo Dudley. Harry se siente muy triste y solo, hasta que un buen da recibe una carta que cambiar su vida para siempre. En ella le comunican que ha sido aceptado como alumno en el colegio interno Hogwarts de magia y hechicera. A partir de ese momento, la suerte de Harry da un vuelco espectacular. En esa escuela tan especial aprender encantamientos, trucos fabulosos y tcticas de defensa contra las malas artes. Se convertir en el campen escolar de quidditch, especie de ftbol areo que se juega montado sobre escobas, y se har un puado de buenos amigos... aunque tambin algunos temibles enemigos. Pero sobre todo, conocer los secretos que le permitirn cumplir con su destino. Pues, aunque no lo parezca a primera vista, Harry no es un chico comn y corriente. Es un mago!

Ttulo original: Harry Potter and the Philosophers Stone

Traduccin: Alicia Dellepiane

Copyright J.K. Rowling, 1997Copyright Emec Editores, 1999

El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los dems nombres propios y personajes, as como de todos los smbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros, 2000

Emec Editores Espaa, S.A.Mallorca, 237 - 08008 Barcelona - Tel. 93 215 11 99ISBN: 84-7888-445-9Depsito legal: B-36.730-2000

1 edicin, marzo de 199914 edicin, agosto de 2000Printed in SpainPara Jessica, a quien le gustan las historias, para Anne, a quien tambin le gustaban, y para Di, que oy sta primero.1

El nio que vivi

El seor y la seora Dursley, que vivan en el nmero 4 de Privet Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente. Eran las ltimas personas que se esperara encontrar relacionadas con algo extrao o misterioso, porque no estaban para tales tonteras.El seor Dursley era el director de una empresa llamada Grunnings, que fabricaba taladros. Era un hombre corpulento y rollizo, casi sin cuello, aunque con un bigote inmenso. La seora Dursley era delgada, rubia y tena un cuello casi el doble de largo de lo habitual, lo que le resultaba muy til, ya que pasaba la mayor parte del tiempo estirndolo por encima de la valla de los jardines para espiar a sus vecinos. Los Dursley tenan un hijo pequeo llamado Dudley, y para ellos no haba un nio mejor que l.Los Dursley tenan todo lo que queran, pero tambin tenan un secreto, y su mayor temor era que lo descubriesen: no habran soportado que se supiera lo de los Potter.La seora Potter era hermana de la seora Dursley, pero no se vean desde haca aos; tanto era as que la seora Dursley finga que no tena hermana, porque su hermana y su marido, un completo intil, eran lo ms opuesto a los Dursley que se pudiera imaginar. Los Dursley se estremecan al pensar qu diran los vecinos si los Potter apareciesen por la acera. Saban que los Potter tambin tenan un hijo pequeo, pero nunca lo haban visto. El nio era otra buena razn para mantener alejados a los Potter: no queran que Dudley se juntara con un nio como aqul.Nuestra historia comienza cuando el seor y la seora Dursley se despertaron un martes, con un cielo cubierto de nubes grises que amenazaban tormenta. Pero nada haba en aquel nublado cielo que sugiriera los acontecimientos extraos y misteriosos que poco despus tendran lugar en toda la regin. El seor Dursley canturreaba mientras se pona su corbata ms sosa para ir al trabajo, y la seora Dursley parloteaba alegremente mientras instalaba al ruidoso Dudley en la silla alta.Ninguno vio la gran lechuza parda que pasaba volando por la ventana.A las ocho y media, el seor Dursley cogi su maletn, bes a la seora Dursley en la mejilla y trat de despedirse de Dudley con un beso, aunque no pudo, ya que el nio tena un berrinche y estaba arrojando los cereales contra las paredes. Tunante, dijo entre dientes el seor Dursley mientras sala de la casa. Se meti en su coche y se alej del nmero 4.Al llegar a la esquina percibi el primer indicio de que suceda algo raro: un gato estaba mirando un plano de la ciudad. Durante un segundo, el seor Dursley no se dio cuenta de lo que haba visto, pero luego volvi la cabeza para mirar otra vez. S haba un gato atigrado en la esquina de Privet Drive, pero no vio ningn plano. En qu haba estado pensando? Deba de haber sido una ilusin ptica. El seor Dursley parpade y contempl al gato. ste le devolvi la mirada. Mientras el seor Dursley daba la vuelta a la esquina y suba por la calle, observ al gato por el espejo retrovisor: en aquel momento el felino estaba leyendo el rtulo que deca Privet Drive (no poda ser, los gatos no saben leer los rtulos ni los planos). El seor Dursley mene la cabeza y alej al gato de sus pensamientos. Mientras iba a la ciudad en coche no pens ms que en los pedidos de taladros que esperaba conseguir aquel da.Pero en las afueras ocurri algo que apart los taladros de su mente. Mientras esperaba en el habitual embotellamiento matutino, no pudo dejar de advertir una gran cantidad de gente vestida de forma extraa. Individuos con capa. El seor Dursley no soportaba a la gente que llevaba ropa ridcula. Ah, los conjuntos que llevaban los jvenes! Supuso que deba de ser una moda nueva. Tamborile con los dedos sobre el volante y su mirada se pos en unos extraos que estaban cerca de l. Cuchicheaban entre s, muy excitados. El seor Dursley se enfureci al darse cuenta de que dos de los desconocidos no eran jvenes. Vamos, uno era incluso mayor que l, y vesta una capa verde esmeralda! Qu valor! Pero entonces se le ocurri que deba de ser alguna tontera publicitaria; era evidente que aquella gente haca una colecta para algo. S, tena que ser eso. El trfico avanz y, unos minutos ms tarde, el seor Dursley lleg al aparcamiento de Grunnings, pensando nuevamente en los taladros.El seor Dursley siempre se sentaba de espaldas a la ventana, en su oficina del noveno piso. Si no lo hubiera hecho as, aquella maana le habra costado concentrarse en los taladros. No vio las lechuzas que volaban en pleno da, aunque en la calle s que las vean y las sealaban con la boca abierta, mientras las aves desfilaban una tras otra. La mayora de aquellas personas no haba visto una lechuza ni siquiera de noche. Sin embargo, el seor Dursley tuvo una maana perfectamente normal, sin lechuzas. Grit a cinco personas. Hizo llamadas telefnicas importantes y volvi a gritar. Estuvo de muy buen humor hasta la hora de la comida, cuando decidi estirar las piernas y dirigirse a la panadera que estaba en la acera de enfrente.Haba olvidado a la gente con capa hasta que pas cerca de un grupo que estaba al lado de la panadera. Al pasar los mir enfadado. No saba por qu, pero le ponan nervioso. Aquel grupo tambin susurraba con agitacin y no llevaba ni una hucha. Cuando regresaba con un donut gigante en una bolsa de papel, alcanz a or unas pocas palabras de su conversacin.Los Potter, eso es, eso es lo que he odo...S, su hijo, Harry...El seor Dursley se qued petrificado. El temor lo invadi. Se volvi hacia los que murmuraban, como si quisiera decirles algo, pero se contuvo.Se apresur a cruzar la calle y ech a correr hasta su oficina. Dijo a gritos a su secretaria que no quera que le molestaran, cogi el telfono y, cuando casi haba terminado de marcar los nmeros de su casa, cambi de idea. Dej el aparato y se atus los bigotes mientras pensaba... No, se estaba comportando como un estpido. Potter no era un apellido tan especial. Estaba seguro de que haba muchsimas personas que se llamaban Potter y que tenan un hijo llamado Harry. Y pensndolo mejor, ni siquiera estaba seguro de que su sobrino se llamara Harry. Nunca haba visto al nio. Podra llamarse Harvey. O Harold. No tena sentido preocupar a la seora Dursley, siempre se trastornaba mucho ante cualquier mencin de su hermana. Y no poda reprochrselo. Si l hubiera tenido una hermana as...! Pero de todos modos, aquella gente de la capa...Aquella tarde le cost concentrarse en los taladros, y cuando dej el edificio, a las cinco en punto, estaba todava tan preocupado que, sin darse cuenta, choc con un hombre que estaba en la puerta.Perdn gru, mientras el diminuto viejo se tambaleaba y casi caa al suelo. Segundos despus, el seor Dursley se dio cuenta de que el hombre llevaba una capa violeta. No pareca disgustado por el empujn. Al contrario, su rostro se ilumin con una amplia sonrisa, mientras deca con una voz tan chillona que llamaba la atencin de los que pasaban:No se disculpe, mi querido seor, porque hoy nada puede molestarme! Hay que alegrarse, porque Quien-usted-sabe finalmente se ha ido! Hasta los muggles como usted deberan celebrar este feliz da!Y el anciano abraz al seor Dursley y se alej.El seor Dursley se qued completamente helado. Lo haba abrazado un desconocido. Y por si fuera poco le haba llamado muggle, no importaba lo que eso fuera. Estaba desconcertado. Se apresur a subir a su coche y a dirigirse hacia su casa, deseando que todo fueran imaginaciones suyas (algo que nunca haba deseado antes, porque no aprobaba la imaginacin).Cuando entr en el camino del nmero 4, lo primero que vio (y eso no mejor su humor) fue el gato atigrado que se haba encontrado por la maana. En aquel momento estaba sentado en la pared de su jardn. Estaba seguro de que era el mismo, pues tena unas lneas idnticas alrededor de los ojos.Fuera! dijo el seor Dursley en voz alta.El gato no se movi. Slo le dirigi una mirada severa. El seor Dursley se pregunt si aqulla era una conducta normal en un gato. Trat de calmarse y entr en la casa. Todava segua decidido a no decirle nada a su esposa.La seora Dursley haba tenido un da bueno y normal. Mientras coman, le inform de los problemas de la seora Puerta Contigua con su hija, y le cont que Dudley haba aprendido una nueva frase (no lo har!). El seor Dursley trat de comportarse con normalidad. Una vez que acostaron a Dudley, fue al saln a tiempo para ver el informativo de la noche.Y por ltimo, observadores de pjaros de todas partes han informado de que hoy las lechuzas de la nacin han tenido una conducta poco habitual. Pese a que las lechuzas habitualmente cazan durante la noche y es muy difcil verlas a la luz del da, se han producido cientos de avisos sobre el vuelo de estas aves en todas direcciones, desde la salida del sol. Los expertos son incapaces de explicar la causa por la que las lechuzas han cambiado sus horarios de sueo. El locutor se permiti una mueca irnica. Muy misterioso. Y ahora, de nuevo con Jim McGuffin y el pronstico del tiempo. Habr ms lluvias de lechuzas esta noche, Jim?Bueno, Ted dijo el meteorlogo, eso no lo s, pero no slo las lechuzas han tenido hoy una actitud extraa. Telespectadores de lugares tan apartados como Kent, Yorkshire y Dundee han telefoneado para decirme que en lugar de la lluvia que promet ayer tuvieron un chaparrn de estrellas fugaces! Tal vez la gente ha comenzado a celebrar antes de tiempo la Noche de las Hogueras. Es la semana que viene, seores! Pero puedo prometerles una noche lluviosa.El seor Dursley se qued congelado en su silln. Estrellas fugaces por toda Gran Bretaa? Lechuzas volando a la luz del da? Y aquel rumor, aquel cuchicheo sobre los Potter...La seora Dursley entr en el comedor con dos tazas de t. Aquello no iba bien. Tena que decirle algo a su esposa. Se aclar la garganta con nerviosismo.Eh... Petunia, querida, has sabido ltimamente algo sobre tu hermana?Como haba esperado, la seora Dursley pareci molesta y enfadada. Despus de todo, normalmente ellos fingan que ella no tena hermana.No respondi en tono cortante. Por qu?Hay cosas muy extraas en las noticias mascull el seor Dursley. Lechuzas... estrellas fugaces... y hoy haba en la ciudad una cantidad de gente con aspecto raro...Y qu? interrumpi bruscamente la seora DursleyBueno, pens... quiz... que podra tener algo que ver con... ya sabes... su grupo.La seora Dursley bebi su t con los labios fruncidos. El seor Dursley se pregunt si se atrevera a decirle que haba odo el apellido Potter. No, no se atrevera. En lugar de eso, dijo, tratando de parecer despreocupado:El hijo de ellos... debe de tener la edad de Dudley, no?Eso creo respondi la seora Dursley con rigidez.Y cmo se llamaba? Howard, no?Harry. Un nombre vulgar y horrible, si quieres mi opinin.Oh, sdijo el seor Dursley, con una espantosa sensacin de abatimiento. S, estoy de acuerdo.No dijo nada ms sobre el tema, y subieron a acostarse. Mientras la seora Dursley estaba en el cuarto de bao, el seor Dursley se acerc lentamente hasta la ventana del dormitorio y escudri el jardn delantero. El gato todava estaba all. Miraba con atencin hacia Privet Drive, como si estuviera esperando algo.Se estaba imaginando cosas? O podra todo aquello tener algo que ver con los Potter? Si fuera as... si se descubra que ellos eran parientes de unos... bueno, crea que no podra soportarlo.Los Dursley se fueron a la cama. La seora Dursley se qued dormida rpidamente, pero el seor Dursley permaneci despierto, con todo aquello dando vueltas por su mente. Su ltimo y consolador pensamiento antes de quedarse dormido fue que, aunque los Potter estuvieran implicados en los sucesos, no haba razn para que se acercaran a l y a la seora Dursley. Los Potter saban muy bien lo que l y Petunia pensaban de ellos y de los de su clase... No vea cmo a l y a Petunia podran mezclarlos en algo que tuviera que ver (bostez y se dio la vuelta)... No, no podra afectarlos a ellos...Qu equivocado estaba!El seor Dursley cay en un sueo intranquilo, pero el gato que estaba sentado en la pared del jardn no mostraba seales de adormecerse. Estaba tan inmvil como una estatua, con los ojos fijos, sin pestaear, en la esquina de Privet Drive. Apenas tembl cuando se cerr la puertezuela de un coche en la calle de al lado, ni cuando dos lechuzas volaron sobre su cabeza. La verdad es que el gato no se movi hasta la medianoche.Un hombre apareci en la esquina que el gato haba estado observando, y lo hizo tan sbita y silenciosamente que se podra pensar que haba surgido de la tierra. La cola del gato se agit y sus ojos se entornaron.En Privet Drive nunca se haba visto un hombre as. Era alto, delgado y muy anciano, a juzgar por su pelo y barba plateados, tan largos que podra sujetarlos con el cinturn. Llevaba una tnica larga, una capa color prpura que barra el suelo y botas con tacn alto y hebillas. Sus ojos azules eran claros, brillantes y centelleaban detrs de unas gafas de cristales de media luna. Tena una nariz muy larga y torcida, como si se la hubiera fracturado alguna vez. El nombre de aquel hombre era Albus Dumbledore.Albus Dumbledore no pareca darse cuenta de que haba llegado a una calle en donde todo lo suyo, desde su nombre hasta sus botas, era mal recibido. Estaba muy ocupado revolviendo en su capa, buscando algo, pero pareci darse cuenta de que lo observaban porque, de pronto, mir al gato, que todava lo contemplaba con fijeza desde la otra punta de la calle. Por alguna razn, ver al gato pareci divertirlo. Ri entre dientes y murmur:Debera haberlo sabido.Encontr en su bolsillo interior lo que estaba buscando. Pareca un encendedor de plata. Lo abri, lo sostuvo alto en el aire y lo encendi. La luz ms cercana de la calle se apag con un leve estallido. Lo encendi otra vez y la siguiente lmpara qued a oscuras. Doce veces hizo funcionar el Apagador, hasta que las nicas luces que quedaron en toda la calle fueron dos alfileres lejanos: los ojos del gato que lo observaba. Si alguien hubiera mirado por la ventana en aquel momento, aunque fuera la seora Dursley con sus ojos como cuentas, pequeos y brillantes, no habra podido ver lo que suceda en la calle. Dumbledore volvi a guardar el Apagador dentro de su capa y fue hacia el nmero 4 de la calle, donde se sent en la pared, cerca del gato. No lo mir, pero despus de un momento le dirigi la palabra.Me alegro de verla aqu, profesora McGonagall.Se volvi para sonrer al gato, pero ste ya no estaba. En su lugar, le diriga la sonrisa a una mujer de aspecto severo que llevaba gafas de montura cuadrada, que recordaban las lneas que haba alrededor de los ojos del gato. La mujer tambin llevaba una capa, de color esmeralda. Su cabello negro estaba recogido en un moo. Pareca claramente disgustada.Cmo ha sabido que era yo? pregunt.Mi querida profesora, nunca he visto a un gato tan tieso.Usted tambin estara tieso si llevara todo el da sentado sobre una pared de ladrillo respondi la profesora McGonagall.Todo el da? Cuando podra haber estado de fiesta? Debo de haber pasado por una docena de celebraciones y fiestas en mi camino hasta aqu.La profesora McGonagall resopl enfadada.Oh, s, todos estaban de fiesta, de acuerdo dijo con impaciencia. Yo crea que seran un poquito ms prudentes, pero no... Hasta los muggles se han dado cuenta de que algo sucede! Sali en las noticias. Terci la cabeza en direccin a la ventana del oscuro saln de los Dursley. Lo he odo. Bandadas de lechuzas, estrellas fugaces... Bueno, no son totalmente estpidos. Tenan que darse cuenta de algo. Estrellas fugaces cayendo en Kent... Seguro que fue Dedalus Diggle. Nunca tuvo mucho sentido comn.No puede reprochrselo dijo Dumbledore con tono afable. Hemos tenido tan poco que celebrar durante once aos...Ya lo s respondi irritada la profesora McGonagall. Pero sa no es una razn para perder la cabeza. La gente se ha vuelto completamente descuidada, sale a las calles a plena luz del da, ni siquiera se pone la ropa de los muggles, intercambia rumores...Lanz una mirada cortante y de soslayo hacia Dumbledore, como si esperara que ste le contestara algo. Pero como no lo hizo, continu hablando.Sera extraordinario que el mismo da en que Quien-usted-sabe parece haber desaparecido al fin, los muggles lo descubran todo sobre nosotros. Porque realmente se ha ido, no, Dumbledore?Es lo que parece dijo Dumbledore. Tenemos mucho que agradecer. Le gustara tomar un caramelo de limn?Un qu?Un caramelo de limn. Es una clase de dulces de los muggles que me gusta mucho.No, muchas gracias respondi con frialdad la profesora McGonagall, como si considerara que aqul no era un momento apropiado para caramelos. Como le deca, aunque Quien-usted-sabe se haya ido...Mi querida profesora, estoy seguro de que una persona sensata como usted puede llamarlo por su nombre, verdad? Toda esa tontera de Quien-usted-sabe... Durante once aos intent persuadir a la gente para que lo llamara por su verdadero nombre, Voldemort. La profesora McGonagall se ech hacia atrs con temor, pero Dumbledore, ocupado en desenvolver dos caramelos de limn, pareci no darse cuenta. Todo se volver muy confuso si seguimos diciendo Quien-usted-sabe. Nunca he encontrado ningn motivo para temer pronunciar el nombre de Voldemort.S que usted no tiene ese problema observ la profesora McGonagall, entre la exasperacin y la admiracin. Pero usted es diferente. Todos saben que usted es el nico al que Quien-usted... Oh, bueno, Voldemort, tena miedo.Me est halagando dijo con calma Dumbledore. Voldemort tena poderes que yo nunca tuve.Slo porque usted es demasiado... bueno... noble... para utilizarlos.Menos mal que est oscuro. No me he ruborizado tanto desde que la seora Pomfrey me dijo que le gustaban mis nuevas orejeras.La profesora McGonagall le lanz una mirada dura, antes de hablar.Las lechuzas no son nada comparadas con los rumores que corren por ah. Sabe lo que todos dicen sobre la forma en que desapareci? Sobre lo que finalmente lo detuvo?Pareca que la profesora McGonagall haba llegado al punto que ms deseosa estaba por discutir, la verdadera razn por la que haba esperado todo el da en una fra pared pues, ni como gato ni como mujer, haba mirado nunca a Dumbledore con tal intensidad como lo haca en aquel momento. Era evidente que, fuera lo que fuera aquello que todos decan, no lo iba a creer hasta que Dumbledore le dijera que era verdad. Dumbledore, sin embargo, estaba eligiendo otro caramelo y no le respondi.Lo que estn diciendo insisti es que la pasada noche Voldemort apareci en el valle de Godric. Iba a buscar a los Potter. El rumor es que Lily y James Potter estn... estn... bueno, que estn muertos.Dumbledore inclin la cabeza. La profesora McGonagall se qued boquiabierta.Lily y James... no puedo creerlo... No quiero creerlo... Oh, Albus...Dumbledore se acerc y le dio una palmada en la espalda.Lo s... lo s... dijo con tristeza.La voz de la profesora McGonagall temblaba cuando continu.Eso no es todo. Dicen que quiso matar al hijo de los Potter, a Harry. Pero no pudo. No pudo matar a ese nio. Nadie sabe por qu, ni cmo, pero dicen que como no pudo matarlo, el poder de Voldemort se rompi... y que sa es la razn por la que se ha ido.Dumbledore asinti con la cabeza, apesadumbrado.Es... es verdad? tartamude la profesora McGonagall. Despus de todo lo que hizo... de toda la gente que mat... no pudo matar a un nio? Es asombroso... entre todas las cosas que podran detenerlo... Pero cmo sobrevivi Harry en nombre del cielo?Slo podemos hacer conjeturas dijo Dumbledore. Tal vez nunca lo sepamos.La profesora McGonagall sac un pauelo con puntilla y se lo pas por los ojos, por detrs de las gafas. Dumbledore resopl mientras sacaba un reloj de oro del bolsillo y lo examinaba. Era un reloj muy raro. Tena doce manecillas y ningn nmero; pequeos planetas se movan por el permetro del crculo. Pero para Dumbledore deba de tener sentido, porque lo guard y dijo:Hagrid se retrasa. Imagino que fue l quien le dijo que yo estara aqu, no?S dijo la profesora McGonagall. Y yo me imagino que usted no me va a decir por qu, entre tantos lugares, tena que venir precisamente aqu.He venido a entregar a Harry a su ta y su to. Son la nica familia que le queda ahora.Quiere decir...? No puede referirse a la gente que vive aqu! grit la profesora, ponindose de pie de un salto y sealando al nmero 4. Dumbledore... no puede. Los he estado observando todo el da. No podra encontrar a gente ms distinta de nosotros. Y ese hijo que tienen... Lo vi dando patadas a su madre mientras suban por la escalera, pidiendo caramelos a gritos. Harry Potter no puede vivir ah!Es el mejor lugar para l dijo Dumbledore con firmeza. Sus tos podrn explicrselo todo cuando sea mayor. Les escrib una carta.Una carta? repiti la profesora McGonagall, volviendo a sentarse. Dumbledore, de verdad cree que puede explicarlo todo en una carta? Esa gente jams comprender a Harry! Ser famoso... una leyenda... no me sorprendera que el da de hoy fuera conocido en el futuro como el da de Harry Potter! Escribirn libros sobre Harry... todos los nios del mundo conocern su nombre.Exactamente dijo Dumbledore, con mirada muy seria por encima de sus gafas. Sera suficiente para marear a cualquier nio. Famoso antes de saber hablar y andar! Famoso por algo que ni siquiera recuerda! No se da cuenta de que ser mucho mejor que crezca lejos de todo, hasta que est preparado para asimilarlo?La profesora McGonagall abri la boca, cambi de idea, trag y luego dijo:S... s, tiene razn, por supuesto. Pero cmo va a llegar el nio hasta aqu, Dumbledore? De pronto observ la capa del profesor, como si pensara que poda tener escondido a Harry.Hagrid lo traer.Le parece... sensato... confiar a Hagrid algo tan importante como eso?A Hagrid, le confiara mi vidadijo Dumbledore.No estoy diciendo que su corazn no est donde debe estar dijo a regaadientes la profesora McGonagall. Pero no me dir que no es descuidado. Tiene la costumbre de... Qu ha sido eso?Un ruido sordo rompi el silencio que los rodeaba. Se fue haciendo ms fuerte mientras ellos miraban a ambos lados de la calle, buscando alguna luz. Aument hasta ser un rugido mientras los dos miraban hacia el cielo, y entonces una pesada moto cay del aire y aterriz en el camino, frente a ellos.La moto era inmensa, pero si se la comparaba con el hombre que la conduca pareca un juguete. Era dos veces ms alto que un hombre normal y al menos cinco veces ms ancho. Se poda decir que era demasiado grande para que lo aceptaran y adems, tan desaliado... Cabello negro, largo y revuelto, y una barba que le cubra casi toda la cara. Sus manos tenan el mismo tamao que las tapas del cubo de la basura y sus pies, calzados con botas de cuero, parecan cras de delfn. En sus enormes brazos musculosos sostena un bulto envuelto en mantas.Hagrid dijo aliviado Dumbledore. Por fin. Y dnde conseguiste esa moto?Me la han prestado; profesor Dumbledore contest el gigante, bajando con cuidado del vehculo mientras hablaba. El joven Sirius Black me la dej. Lo he trado, seor.No ha habido problemas por all?No, seor. La casa estaba casi destruida, pero lo saqu antes de que los muggles comenzaran a aparecer. Se qued dormido mientras volbamos sobre Bristol.Dumbledore y la profesora McGonagall se inclinaron sobre las mantas. Entre ellas se vea un nio pequeo, profundamente dormido. Bajo una mata de pelo negro azabache, sobre la frente, pudieron ver una cicatriz con una forma curiosa, como un relmpago.Fue all...? susurr la profesora McGonagall.S respondi Dumbledore. Tendr esa cicatriz para siempre.No puede hacer nada, Dumbledore?Aunque pudiera, no lo hara. Las cicatrices pueden ser tiles. Yo tengo una en la rodilla izquierda que es un diagrama perfecto del metro de Londres. Bueno, djalo aqu, Hagrid, es mejor que terminemos con esto.Dumbledore se volvi hacia la casa de los DursleyPuedo... puedo despedirme de l, seor? pregunt Hagrid.Inclin la gran cabeza desgreada sobre Harry y le dio un beso, raspndolo con la barba. Entonces, sbitamente, Hagrid dej escapar un aullido, como si fuera un perro herido.Shhh! dijo la profesora McGonagall. Vas a despertar a los muggles!Lo... siento llorique Hagrid, y se limpi la cara con un gran pauelo. Pero no puedo soportarlo... Lily y James muertos... y el pobrecito Harry tendr que vivir con muggles...S, s, es todo muy triste, pero domnate, Hagrid, o van a descubrirnos susurr la profesora McGonagall, dando una palmada en un brazo de Hagrid, mientras Dumbledore pasaba sobre la verja del jardn e iba hasta la puerta que haba enfrente. Dej suavemente a Harry en el umbral, sac la carta de su capa, la escondi entre las mantas del nio y luego volvi con los otros dos. Durante un largo minuto los tres contemplaron el pequeo bulto. Los hombros de Hagrid se estremecieron. La profesora McGonagall parpade furiosamente. La luz titilante que los ojos de Dumbledore irradiaban habitualmente pareca haberlos abandonado.Bueno dijo finalmente Dumbledore, ya est. No tenemos nada que hacer aqu. Ser mejor que nos vayamos y nos unamos a las celebraciones.Aj respondi Hagrid con voz ronca. Voy a devolver la moto a Sirius. Buenas noches, profesora McGonagall, profesor Dumbledore.Hagrid se sec las lgrimas con la manga de la chaqueta, se subi a la moto y le dio una patada a la palanca para poner el motor en marcha. Con un estrpito se elev en el aire y desapareci en la noche.Nos veremos pronto, espero, profesora McGonagall dijo Dumbledore, saludndola con una inclinacin de cabeza. La profesora McGonagall se son la nariz por toda respuesta.Dumbledore se volvi y se march calle abajo. Se detuvo en la esquina y levant el Apagador de plata. Lo hizo funcionar una vez y todas las luces de la calle se encendieron, de manera que Privet Drive se ilumin con un resplandor anaranjado, y pudo ver a un gato atigrado que se escabulla por una esquina, en el otro extremo de la calle. Tambin pudo ver el bulto de mantas de las escaleras de la casa nmero 4.Buena suerte, Harry murmur. Dio media vuelta y, con un movimiento de su capa, desapareci.Una brisa agit los pulcros setos de Privet Drive. La calle permaneca silenciosa bajo un cielo de color tinta. Aqul era el ltimo lugar donde uno esperara que ocurrieran cosas asombrosas. Harry Potter se dio la vuelta entre las mantas, sin despertarse. Una mano pequea se cerr sobre la carta y sigui durmiendo, sin saber que era famoso, sin saber que en unas pocas horas le hara despertar el grito de la seora Dursley, cuando abriera la puerta principal para sacar las botellas de leche. Ni que iba a pasar las prximas semanas pinchado y pellizcado por su primo Dudley.. No poda saber tampoco que, en aquel mismo momento, las personas que se reunan en secreto por todo el pas estaban levantando sus copas y diciendo, con voces quedas: Por Harry Potter... el nio que vivi!.2

El vidrio que se desvaneci

Haban pasado aproximadamente diez aos desde el da en que los Dursley se despertaron y encontraron a su sobrino en la puerta de entrada, pero Privet Drive no haba cambiado en absoluto. El sol se elevaba en los mismos jardincitos, iluminaba el nmero 4 de latn sobre la puerta de los Dursley y avanzaba en su saln, que era casi exactamente el mismo que aqul donde el seor Dursley haba odo las ominosas noticias sobre las lechuzas, una noche de haca diez aos. Slo las fotos de la repisa de la chimenea eran testimonio del tiempo que haba pasado. Diez aos antes, haba una gran cantidad de retratos de lo que pareca una gran pelota rosada con gorros de diferentes colores, pero Dudley Dursley ya no era un nio pequeo, y en aquel momento las fotos mostraban a un chico grande y rubio montando su primera bicicleta, en un tiovivo en la feria, jugando con su padre en el ordenador, besado y abrazado por su madre... La habitacin no ofreca seales de que all viviera otro nio.Sin embargo, Harry Potter estaba todava all, durmiendo en aquel momento, aunque no por mucho tiempo. Su ta Petunia se haba despertado y su voz chillona era el primer ruido del da.Arriba! A levantarse! Ahora!Harry se despert con un sobresalto. Su ta llam otra vez a la puerta.Arriba! chill de nuevo. Harry oy sus pasos en direccin a la cocina, y despus el roce de la sartn contra el fogn. El nio se dio la vuelta y trat de recordar el sueo que haba tenido. Haba sido bonito. Haba una moto que volaba. Tena la curiosa sensacin de que haba soado lo mismo anteriormente.Su ta volvi a la puerta.Ya ests levantado? quiso saber.Casi respondi HarryBueno, date prisa, quiero que vigiles el beicon. Y no te atrevas a dejar que se queme. Quiero que todo sea perfecto el da del cumpleaos de Duddy.Harry gimi.Qu has dicho? grit con ira desde el otro lado de la puerta.Nada, nada...El cumpleaos de Dudley... cmo haba podido olvidarlo? Harry se levant lentamente y comenz a buscar sus calcetines. Encontr un par debajo de la cama y, despus de sacar una araa de uno, se los puso. Harry estaba acostumbrado a las araas, porque la alacena que haba debajo de las escaleras estaba llena de ellas, y all era donde dorma.Cuando estuvo vestido sali al recibidor y entr en la cocina. La mesa estaba casi cubierta por los regalos de cumpleaos de Dudley. Pareca que ste haba conseguido el ordenador nuevo que quera, por no mencionar el segundo televisor y la bicicleta de carreras. La razn exacta por la que Dudley poda querer una bicicleta era un misterio para Harry, ya que Dudley estaba muy gordo y aborreca el ejercicio, excepto si conllevaba pegar a alguien, por supuesto. El saco de boxeo favorito de Dudley era Harry, pero no poda atraparlo muy a menudo. Aunque no lo pareca, Harry era muy rpido.Tal vez tena algo que ver con eso de vivir en una oscura alacena, pero Harry haba sido siempre flaco y muy bajo para su edad. Adems, pareca ms pequeo y enjuto de lo que realmente era, porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, y su primo era cuatro veces ms grande que l. Harry tena un rostro delgado, rodillas huesudas, pelo negro y ojos de color verde brillante. Llevaba gafas redondas siempre pegadas con cinta adhesiva, consecuencia de todas las veces que Dudley le haba pegado en la nariz. La nica cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era aquella pequea cicatriz en la frente, con la forma de un relmpago. La tena desde que poda acordarse, y lo primero que recordaba haber preguntado a su ta Petunia era cmo se la haba hecho.En el accidente de coche donde tus padres murieron haba dicho. Y no hagas preguntas.No hagas preguntas: sa era la primera regla que se deba observar si se quera vivir una vida tranquila con los Dursley.To Vernon entr a la cocina cuando Harry estaba dando la vuelta al tocino.Pinate! bram como saludo matinal.Una vez por semana, to Vernon miraba por encima de su peridico y gritaba que Harry necesitaba un corte de pelo. A Harry le haban cortado ms veces el pelo que al resto de los nios de su clase todos juntos, pero no serva para nada, pues su pelo segua creciendo de aquella manera, por todos lados.Harry estaba friendo los huevos cuando Dudley lleg a la cocina con su madre. Dudley se pareca mucho a to Vernon. Tena una cara grande y rosada, poco cuello, ojos pequeos de un tono azul acuoso, y abundante pelo rubio que cubra su cabeza gorda. Ta Petunia deca a menudo que Dudley pareca un angelito. Harry deca a menudo que Dudley pareca un cerdo con peluca.Harry puso sobre la mesa los platos con huevos y beicon, lo que era difcil porque haba poco espacio. Entretanto, Dudley contaba sus regalos. Su cara se ensombreci.Treinta y seis dijo, mirando a su madre y a su padre. Dos menos que el ao pasado.Querido, no has contado el regalo de ta Marge. Mira, est debajo de este grande de mam y pap.Muy bien, treinta y siete entonces dijo Dudley, ponindose rojo.Harry; que poda ver venir un gran berrinche de Dudley, comenz a comerse el beicon lo ms rpido posible, por si volcaba la mesa.Ta Petunia tambin sinti el peligro, porque dijo rpidamente:Y vamos a comprarte dos regalos ms cuando salgamos hoy. Qu te parece, pichoncito? Dos regalos ms. Est todo bien?Dudley pens durante un momento. Pareca un trabajo difcil para l. Por ltimo, dijo lentamente.Entonces tendr treinta y.. treinta y..Treinta y nueve, dulzura dijo ta Petunia.Oh Dudley se dej caer pesadamente en su silla y cogi el regalo ms cercano. Entonces est bien.To Vernon ri entre dientes.El pequeo tunante quiere que le den lo que vale, igual que su padre. Bravo, Dudley! dijo, y revolvi el pelo de su hijo.En aquel momento son el telfono y ta Petunia fue a cogerlo, mientras Harry y to Vernon miraban a Dudley, que estaba desembalando la bicicleta de carreras, la filmadora, el avin con control remoto, diecisis juegos nuevos para el ordenador y un vdeo. Estaba rompiendo el envoltorio de un reloj de oro, cuando ta Petunia volvi, enfadada y preocupada ala vez.Malas noticias, Vernon dijo. La seora Figg se ha fracturado una pierna. No puede cuidarlo. Volvi la cabeza en direccin a Harry.La boca de Dudley se abri con horror, pero el corazn de Harry dio un salto. Cada ao, el da del cumpleaos de Dudley, sus padres lo llevaban con un amigo a pasar el da a un parque de atracciones, a comer hamburguesas o al cine. Cada ao, Harry se quedaba con la seora Figg, una anciana loca que viva a dos manzanas. Harry no poda soportar ir all. Toda la casa ola a repollo y la seora Figg le haca mirar las fotos de todos los gatos que haba tenido.Y ahora qu hacemos? pregunt ta Petunia, mirando con ira a Harry como si l lo hubiera planeado todo. Harry saba que debera sentir pena por la pierna de la seora Figg, pero no era fcil cuando recordaba que pasara un ao antes de tener que ver otra vez a Tibbles, Snowy, el Seor Paws o Tufty.Podemos llamar a Marge sugiri to Vernon.No seas tonto, Vernon, ella no aguanta al chico.Los Dursley hablaban a menudo sobre Harry de aquella manera, como si no estuviera all, o ms bien como si pensaran que era tan tonto que no poda entenderlos, algo as como un gusano.Y qu me dices de... tu amiga... cmo se llama... Yvonne?Est de vacaciones en Mallorca respondi enfadada ta Petunia.Podis dejarme aqu sugiri esperanzado Harry. Podra ver lo que quisiera en la televisin, para variar, y tal vez incluso hasta jugara con el ordenador de DudleyTa Petunia lo mir como si se hubiera tragado un limn.Y volver y encontrar la casa en ruinas? rezong.No voy a quemar la casa dijo Harry, pero no le escucharon.Supongo que podemos llevarlo al zoolgico dijo en voz baja ta Petunia... y dejarlo en el coche...El coche es nuevo, no se quedar all solo...Dudley comenz a llorar a gritos. En realidad no lloraba, haca aos que no lloraba de verdad, pero saba que, si retorca la cara y gritaba, su madre le dara cualquier cosa que quisiera.Mi pequeito Dudley no llores, mam no dejar que l te estropee tu da especial exclam, abrazndolo.Yo... no... quiero... que... l venga! exclam Dudley entre fingidos sollozos. Siempre lo estropea todo! Le hizo una mueca burlona a Harry, desde los brazos de su madre.Justo entonces, son el timbre de la puerta.Oh, Dios, ya estn aqu! dijo ta Petunia en tono desesperado y, un momento ms tarde, el mejor amigo de Dudley, Piers Polkiss, entr con su madre. Piers era un chico flacucho con cara de rata. Era el que, habitualmente, sujetaba los brazos de los chicos detrs de la espalda mientras Dudley les pegaba. Dudley suspendi su fingido llanto de inmediato.Media hora ms tarde, Harry, que no poda creer en su suerte, estaba sentado en la parte de atrs del coche de los Dursley, junto con Piers y Dudley, camino del zoolgico por primera vez en su vida. A sus tos no se les haba ocurrido una idea mejor, pero antes de salir to Vernon se llev aparte a Harry.Te lo advierto dijo, acercando su rostro grande y rojo al de Harry. Te estoy avisando ahora, chico: cualquier cosa rara, lo que sea, y te quedars en la alacena hasta la Navidad.No voy a hacer nada dijo Harry. De verdad...Pero to Vernon no le crea. Nadie lo haca.El problema era que, a menudo, ocurran cosas extraas cerca de Harry y no consegua nada con decir a los Dursley que l no las causaba.En una ocasin, ta Petunia, cansada de que Harry volviera de la peluquera como si no hubiera ido, cogi unas tijeras de la cocina y le cort el pelo casi al rape, exceptuando el flequillo, que le dej para ocultar la horrible cicatriz. Dudley se ri como un tonto, burlndose de Harry, que pas la noche sin dormir imaginando lo que pasara en el colegio al da siguiente, donde ya se rean de su ropa holgada y sus gafas remendadas. Sin embargo, a la maana siguiente, descubri al levantarse que su pelo estaba exactamente igual que antes de que su ta lo cortara. Como castigo, lo encerraron en la alacena durante una semana, aunque intent decirles que no poda explicar cmo le haba crecido tan deprisa el pelo.Otra vez, ta Petunia haba tratado de meterlo dentro de un repugnante jersey viejo de Dudley (marrn, con manchas anaranjadas). Cuanto ms intentaba pasrselo por la cabeza, ms pequea se volva la prenda, hasta que finalmente le habra sentado como un guante a una mueca, pero no a Harry. Ta Petunia crey que deba de haberse encogido al lavarlo y, para su gran alivio, Harry no fue castigado.Por otra parte, haba tenido un problema terrible cuando lo encontraron en el techo de la cocina del colegio. El grupo de Dudley lo persegua como de costumbre cuando, tanto para sorpresa de Harry como de los dems, se encontr sentado en la chimenea. Los Dursley recibieron una carta amenazadora de la directora del colegio, dicindoles que Harry andaba trepando por los techos del colegio. Pero lo nico que trataba de hacer (como le grit a to Vernon a travs de la puerta cerrada de la alacena) fue saltar los grandes cubos que estaban detrs de la puerta de la cocina. Harry supona que el viento lo haba levantado en medio de su salto.Pero aquel da nada iba a salir mal. Incluso estaba bien pasar el da con Dudley y Piers si eso significaba no tener que estar en el colegio, en su alacena, o en el saln de la seora Figg, con su olor a repollo.Mientras conduca, to Vernon se quejaba a ta Petunia. Le gustaba quejarse de muchas cosas. Harry, el ayuntamiento, Harry, el banco y Harry eran algunos de sus temas favoritos. Aquella maana le toc a los motoristas.... haciendo ruido como locos esos gamberros dijo, mientras una moto los adelantaba.Tuve un sueo sobre una moto dijo Harry recordando de pronto. Estaba volando.To Vernon casi choc con el coche que iba delante del suyo. Se dio la vuelta en el asiento y grit a Harry:LAS MOTOS NO VUELAN!Su rostro era como una gigantesca remolacha con bigotes.Dudley y Piers se rieron disimuladamente.Ya s que no lo hacen dijo Harry. Fue slo un sueo.Pero dese no haber dicho nada. Si haba algo que desagradaba a los Dursley an ms que las preguntas que Harry haca, era que hablara de cualquier cosa que se comportara de forma indebida, no importa que fuera un sueo o un dibujo animado. Parecan pensar que poda llegar a tener ideas peligrosas.Era un sbado muy soleado y el zoolgico estaba repleto de familias. Los Dursley compraron a Dudley y a Piers unos grandes helados de chocolate en la entrada, y luego, como la sonriente seora del puesto pregunt a Harry qu quera antes de que pudieran alejarse, le compraron un polo de limn, que era ms barato. Aquello tampoco estaba mal, pens Harry, chupndolo mientras observaban a un gorila que se rascaba la cabeza y se pareca notablemente a Dudley, salvo que no era rubio.Fue la mejor maana que Harry haba pasado en mucho tiempo. Tuvo cuidado de andar un poco alejado de los Dursley, para que Dudley y Piers, que comenzaban a aburrirse de los animales cuando se acercaba la hora de comer, no empezaran a practicar su deporte favorito, que era pegarle a l. Comieron en el restaurante del zoolgico, y cuando Dudley tuvo una rabieta porque su bocadillo no era lo suficientemente grande, to Vernon le compr otro y Harry tuvo permiso para terminar el primero.Ms tarde, Harry pens que deba haber sabido que aquello era demasiado bueno para durar.Despus de comer fueron a ver los reptiles. Estaba oscuro y haca fro, y haba vidrieras iluminadas a lo largo de las paredes. Detrs de los vidrios, toda clase de serpientes y lagartos se arrastraban y se deslizaban por las piedras y los troncos. Dudley y Piers queran ver las gigantescas cobras venenosas y las gruesas pitones que estrujaban a los hombres. Dudley encontr rpidamente la serpiente ms grande. Poda haber envuelto el coche de to Vernon y haberlo aplastado como si fuera una lata, pero en aquel momento no pareca tener ganas. En realidad, estaba profundamente dormida.Dudley permaneci con la nariz apretada contra el vidrio, contemplando el brillo de su piel.Haz que se mueva le exigi a su padre.To Vernon golpe el vidrio, pero la serpiente no se movi.Hazlo de nuevo orden Dudley.To Vernon golpe con los nudillos, pero el animal sigui dormitando.Esto es aburrido se quej Dudley. Se alej arrastrando los pies.Harry se movi frente al vidrio y mir intensamente a la serpiente. Si l hubiera estado all dentro, sin duda se habra muerto de aburrimiento, sin ninguna compaa, salvo la de gente estpida golpeando el vidrio y molestando todo el da. Era peor que tener por dormitorio una alacena donde la nica visitante era ta Petunia, llamando a la puerta para despertarlo: al menos, l poda recorrer el resto de la casa.De pronto, la serpiente abri sus ojillos, pequeos y brillantes como cuentas. Lenta, muy lentamente, levant la cabeza hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los de Harry.Gui un ojo.Harry la mir fijamente. Luego ech rpidamente un vistazo a su alrededor, para ver si alguien lo observaba. Nadie le prestaba atencin. Mir de nuevo a la serpiente y tambin le gui un ojo.La serpiente torci la cabeza hacia to Vernon y Dudley, y luego levant los ojos hacia el techo. Dirigi a Harry una mirada que deca claramente:Me pasa esto constantemente.Lo s murmur Harry a travs del vidrio, aunque no estaba seguro de que la serpiente pudiera orlo. Debe de ser realmente molesto.La serpiente asinti vigorosamente.A propsito, de dnde vienes? pregunt HarryLa serpiente levant la cola hacia el pequeo cartel que haba cerca del vidrio. Harry mir con curiosidad.Boa Constrictor, Brasil.Era bonito aquello?La boa constrictor volvi a sealar con la cola y Harry ley: Este espcimen fue criado en el zoolgico.Oh, ya veo. Entonces nunca has estado en Brasil?Mientras la serpiente negaba con la cabeza, un grito ensordecedor detrs de Harry los hizo saltar.DUDLEY! SEOR DURSLEY! VENGAN A VER A LA SERPIENTE! NO VAN A CREER LO QUE EST HACIENDO!Dudley se acerc contonendose, lo ms rpido que pudo.Quita de en medio dijo, golpeando a Harry en las costillas. Cogido por sorpresa, Harry cay al suelo de cemento. Lo que sucedi a continuacin fue tan rpido que nadie supo cmo haba pasado: Piers y Dudley estaban inclinados cerca del vidrio, y al instante siguiente saltaron hacia atrs aullando de terror.Harry se incorpor y se qued boquiabierto: el vidrio que cerraba el cubculo de la boa constrictor haba desaparecido. La descomunal serpiente se haba desenrollado rpidamente y en aquel momento se arrastraba por el suelo. Las personas que estaban en la casa de los reptiles gritaban y corran hacia las salidas.Mientras la serpiente se deslizaba ante l, Harry habra podido jurar que una voz baja y sibilante deca:Brasil, all voy... Gracias, amigo.El encargado de los reptiles se encontraba totalmente conmocionado.Pero... y el vidrio? repeta. Adnde ha ido el vidrio?El director del zoolgico en persona prepar una taza de t fuerte y dulce para ta Petunia, mientras se disculpaba una y otra vez. Piers y Dudley no dejaban de quejarse. Por lo que Harry haba visto, la serpiente no haba hecho ms que darles un golpe juguetn en los pies, pero cuando volvieron al asiento trasero del coche de to Vernon, Dudley les cont que casi lo haba mordido en la pierna, mientras Piers juraba que haba intentado estrangularlo. Pero lo peor, para Harry al menos, fue cuando Piers se calm y pudo decir:Harry le estaba hablando. Verdad, Harry?To Vernon esper hasta que Piers se hubo marchado, antes de enfrentarse con Harry. Estaba tan enfadado que casi no poda hablar.Ve... alacena... qudate... no hay comida pudo decir, antes de desplomarse en una silla. Ta Petunia tuvo que servirle una copa de brandy.Mucho ms tarde, Harry estaba acostado en su alacena oscura, deseando tener un reloj. No saba qu hora era y no poda estar seguro de que los Dursley estuvieran dormidos. Hasta que lo estuvieran, no poda arriesgarse a ir a la cocina a buscar algo de comer.Haba vivido con los Dursley casi diez aos, diez aos desgraciados, hasta donde poda acordarse, desde que era un nio pequeo y sus padres haban muerto en un accidente de coche. No poda recordar haber estado en el coche cuando sus padres murieron. Algunas veces, cuando forzaba su memoria durante las largas horas en su alacena, tena una extraa visin, un relmpago cegador de luz verde y un dolor como el de una quemadura en su frente. Aquello deba de ser el choque, supona, aunque no poda imaginar de dnde proceda la luz verde. Y no poda recordar nada de sus padres. Sus tos nunca hablaban de ellos y, por supuesto, tena prohibido hacer preguntas. Tampoco haba fotos de ellos en la casa.Cuando era ms pequeo, Harry soaba una y otra vez que algn pariente desconocido iba a buscarlo para llevrselo, pero eso nunca sucedi: los Dursley eran su nica familia. Pero a veces pensaba (tal vez era ms bien que lo deseaba) que haba personas desconocidas que se comportaban como si lo conocieran. Eran desconocidos muy extraos. Un hombrecito con un sombrero violeta lo haba saludado, cuando estaba de compras con ta Petunia y Dudley Despus de preguntarle con ira si conoca al hombre, ta Petunia se los haba llevado de la tienda, sin comprar nada. Una mujer anciana con aspecto estrafalario, toda vestida de verde, tambin lo haba saludado alegremente en un autobs. Un hombre calvo, con un abrigo largo, color prpura, le haba estrechado la mano en la calle y se haba alejado sin decir una palabra. Lo ms raro de toda aquella gente era la forma en que parecan desaparecer en el momento en que Harry trataba de acercarse.En el colegio, Harry no tena amigos. Todos saban que el grupo de Dudley odiaba a aquel extrao Harry Potter, con su ropa vieja y holgada y sus gafas rotas, y a nadie le gustaba estar en contra de la banda de Dudley.

3

Las cartas de nadie

La fuga de la boa constrictor le acarre a Harry el castigo ms largo de su vida. Cuando le dieron permiso para salir de su alacena ya haban comenzado las vacaciones de verano y Dudley haba roto su nueva filmadora, conseguido que su avin con control remoto se estrellara y, en la primera salida que hizo con su bicicleta de carreras, haba atropellado a la anciana seora Figg cuando cruzaba Privet Drive con sus muletas.Harry se alegraba de que el colegio hubiera terminado, pero no haba forma de escapar de la banda de Dudley, que visitaba la casa cada da. Piers, Dennis, Malcolm y Gordon eran todos grandes y estpidos, pero como Dudley era el ms grande y el ms estpido de todos, era el jefe. Los dems se sentan muy felices de practicar el deporte favorito de Dudley: cazar a HarryPor esa razn, Harry pasaba tanto tiempo como le resultara posible fuera de la casa, dando vueltas por ah y pensando en el fin de las vacaciones, cuando podra existir un pequeo rayo de esperanza: en septiembre estudiara secundaria y, por primera vez en su vida, no ira a la misma clase que su primo. Dudley tena una plaza en el antiguo colegio de to Vernon, Smelting. Piers Polkiss tambin ira all. Harry en cambio, ira a la escuela secundaria Stonewall, de la zona. Dudley encontraba eso muy divertido.All, en Stonewall, meten las cabezas de la gente en el inodoro el primer da dijo a Harry. Quieres venir arriba y ensayar?No, gracias respondi Harry. Los pobres inodoros nunca han tenido que soportar nada tan horrible como tu cabeza y pueden marearse. Luego sali corriendo antes de que Dudley pudiera entender lo que le haba dicho.Un da del mes de julio, ta Petunia llev a Dudley a Londres para comprarle su uniforme de Smelting, dejando a Harry en casa de la seora Figg. Aquello no result tan terrible como de costumbre. La seora Figg se haba fracturado la pierna al tropezar con un gato y ya no pareca tan encariada con ellos como antes. Dej que Harry viera la televisin y le dio un pedazo de pastel de chocolate que, por el sabor, pareca que haba estado guardado desde haca aos.Aquella tarde, Dudley desfil por el saln, ante la familia, con su uniforme nuevo. Los muchachos de Smelting llevaban frac rojo oscuro, pantalones de color naranja y sombrero de paja, rgido y plano. Tambin llevaban bastones con nudos, que utilizaban para pelearse cuando los profesores no los vean. Deban de pensar que aqul era un buen entrenamiento para la vida futura.Mientras miraba a Dudley con sus nuevos pantalones, to Vernon dijo con voz ronca que aqul era el momento de mayor orgullo de su vida. Ta Petunia estall en lgrimas y dijo que no poda creer que aqul fuera su pequeo Dudley, tan apuesto y crecido. Harry no se atreva a hablar. Crey que se le iban a romper las costillas del esfuerzo que haca por no rerse.A la maana siguiente, cuando Harry fue a tomar el desayuno, un olor horrible inundaba toda la cocina. Pareca proceder de un gran cubo de metal que estaba en el fregadero. Se acerc a mirar. El cubo estaba lleno de lo que parecan trapos sucios flotando en agua gris.Qu es eso? pregunt a ta Petunia. La mujer frunci los labios, como haca siempre que Harry se atreva a preguntar algo.Tu nuevo uniforme del colegio dijo.Harry volvi a mirar en el recipiente.Oh coment. No saba que tena que estar mojado.No seas estpido dijo con ira ta Petunia. Estoy tiendo de gris algunas cosas viejas de Dudley. Cuando termine, quedar igual que los de los dems.Harry tena serias dudas de que fuera as, pero pens que era mejor no discutir. Se sent a la mesa y trat de no imaginarse el aspecto que tendra en su primer da de la escuela secundaria Stonewall. Seguramente parecera que llevaba puestos pedazos de piel de un elefante viejo.Dudley y to Vernon entraron, los dos frunciendo la nariz a causa del olor del nuevo uniforme de Harry. To Vernon abri, como siempre, su peridico y Dudley golpe la mesa con su bastn del colegio, que llevaba a todas partes.Todos oyeron el ruido en el buzn y las cartas que caan sobre el felpudo.Trae la correspondencia, Dudley dijo to Vernon, detrs de su peridico.Que vaya HarryTrae las cartas, Harry.Que lo haga Dudley.Pgale con tu bastn, Dudley.Harry esquiv el golpe y fue a buscar la correspondencia. Haba tres cartas en el felpudo: una postal de Marge, la hermana de to Vernon, que estaba de vacaciones en la isla de Wight; un sobre color marrn, que pareca una factura, y una carta para Harry.Harry la recogi y la mir fijamente, con el corazn vibrando como una gigantesca banda elstica. Nadie, nunca, en toda su vida, le haba escrito a l. Quin poda ser? No tena amigos ni otros parientes. Ni siquiera era socio de la biblioteca, as que nunca haba recibido notas que le reclamaran la devolucin de libros. Sin embargo, all estaba, una carta dirigida a l de una manera tan clara que no haba equivocacin posible.

Seor H. PotterAlacena Debajo de la EscaleraPrivet Drive, 4Little WhingingSurrey

El sobre era grueso y pesado, hecho de pergamino amarillento, y la direccin estaba escrita con tinta verde esmeralda. No tena sello.Con las manos temblorosas, Harry le dio la vuelta al sobre y vio un sello de lacre prpura con un escudo de armas: un len, un guila, un tejn y una serpiente, que rodeaban una gran letra H.Date prisa, chico! exclam to Vernon desde la cocina. Qu ests haciendo, comprobando si hay cartas-bomba? Se ri de su propio chiste.Harry volvi a la cocina, todava contemplando su carta. Entreg a to Vernon la postal y la factura, se sent y lentamente comenz a abrir el sobre amarillo.To Vernon rompi el sobre de la factura, resopl disgustado y ech una mirada a la postal.Marge est enferma inform a ta Petunia. Al parecer comi algo en mal estado.Pap! dijo de pronto Dudley. Pap, Harry ha recibido algo!Harry estaba a punto de desdoblar su carta, que estaba escrita en el mismo pergamino que el sobre, cuando to Vernon se la arranc de la mano.Es ma! dijo Harry; tratando de recuperarla.Quin te va a escribir a ti? dijo con tono despectivo to Vernon, abriendo la carta con una mano y echndole una mirada. Su rostro pas del rojo al verde con la misma velocidad que las luces del semforo. Y no se detuvo ah. En segundos adquiri el blanco grisceo de un plato de avena cocida reseca.Pe... Pe... Petunia! buf.Dudley trat de coger la carta para leerla, pero to Vernon la mantena muy alta, fuera de su alcance. Ta Petunia la cogi con curiosidad y ley la primera lnea. Durante un momento pareci que iba a desmayarse. Se apret la garganta y dej escapar un gemido.Vernon! Oh, Dios mo... Vernon!Se miraron como si hubieran olvidado que Harry y Dudley todava estaban all. Dudley no estaba acostumbrado a que no le hicieran caso. Golpe a su padre en la cabeza con el bastn de Smelting.Quiero leer esa carta dijo a gritos.Yo soy quien quiere leerla dijo Harry con rabia. Es ma.Fuera de aqu, los dos grazn to Vernon, metiendo la carta en el sobre.Harry no se movi.QUIERO MI CARTA! grit.Djame verla! exigi DudleyFUERA! grit to Vernon y, cogiendo a Harry y a Dudley por el cogote, los arroj al recibidor y cerr la puerta de la cocina. Harry y Dudley iniciaron una lucha, furiosa pero callada, para ver quin espiaba por el ojo de la cerradura. Gan Dudley, as que Harry, con las gafas colgando de una oreja, se tir al suelo para escuchar por la rendija que haba entre la puerta y el suelo.Vernon deca ta Petunia, con voz temblorosa, mira el sobre. Cmo es posible que sepan dnde duerme l? No estarn vigilando la casa, verdad?Vigilando, espiando... Hasta pueden estar siguindonos murmur to Vernon, agitado.Pero qu podemos hacer, Vernon? Les contestamos? Les decimos que no queremos...Harry pudo ver los zapatos negros brillantes de to Vernon yendo y viniendo por la cocina.No dijo finalmente. No, no les haremos caso. Si no reciben una respuesta... S, eso es lo mejor... No haremos nada...Pero...No pienso tener a uno de ellos en la casa, Petunia! No lo juramos cuando recibimos y destruimos aquella peligrosa tontera?Aquella noche, cuando regres del trabajo, to Vernon hizo algo que no haba hecho nunca: visit a Harry en su alacena.Dnde est mi carta? dijo Harry, en el momento en que to Vernon pasaba con dificultad por la puerta. Quin me escribi?Nadie. Estaba dirigida a ti por error dijo to Vernon con tono cortante. La quem.No era un error dijo Harry enfadado. Estaba mi alacena en el sobre.SILENCIO! grit el to Vernon, y unas araas cayeron del techo. Respir profundamente y luego sonri, esforzndose tanto por hacerlo que pareca sentir dolor.Ah, s, Harry, en lo que se refiere a la alacena... Tu ta y yo estuvimos pensando... Realmente ya eres muy mayor para esto... Pensamos que estara bien que te mudes al segundo dormitorio de DudleyPor qu? dijo HarryNo hagas preguntas! exclam. Lleva tus cosas arriba ahora mismo.La casa de los Dursley tena cuatro dormitorios: uno para to Vernon y ta Petunia, otro para las visitas (habitualmente Marge, la hermana de Vernon), en el tercero dorma Dudley y en el ltimo guardaba todos los juguetes y cosas que no caban en aqul. En un solo viaje Harry traslad todo lo que le perteneca, desde la alacena a su nuevo dormitorio. Se sent en la cama y mir alrededor. All casi todo estaba roto. La filmadora estaba sobre un carro de combate que una vez Dudley hizo andar sobre el perro del vecino, y en un rincn estaba el primer televisor de Dudley, al que dio una patada cuando dejaron de emitir su programa favorito. Tambin haba una gran jaula que alguna vez tuvo dentro un loro, pero Dudley lo cambi en el colegio por un rifle de aire comprimido, que en aquel momento estaba en un estante con la punta torcida, porque Dudley se haba sentado encima. El resto de las estanteras estaban llenas de libros. Era lo nico que pareca que nunca haba sido tocado.Desde abajo llegaba el sonido de los gritos de Dudley a su madre.No quiero que est all... Necesito esa habitacin... chalo...Harry suspir y se estir en la cama. El da anterior habra dado cualquier cosa por estar en aquella habitacin. Pero en aquel momento prefera volver a su alacena con la carta a estar all sin ella.A la maana siguiente, durante el desayuno, todos estaban muy callados. Dudley se hallaba en estado de conmocin. Haba gritado, haba pegado a su padre con el bastn de Smelting, se haba puesto malo a propsito, le haba dado una patada a su madre, arrojado la tortuga por el techo del invernadero, y segua sin conseguir que le devolvieran su habitacin. Harry estaba pensando en el da anterior, y con amargura pens que ojal hubiera abierto la carta en el vestbulo. To Vernon y ta Petunia se miraban misteriosamente.Cuando lleg el correo, to Vernon, que pareca hacer esfuerzos por ser amable con Harry, hizo que fuera Dudley. Lo oyeron golpear cosas con su bastn en su camino hasta la puerta. Entonces grit.Hay otra ms! Seor H. Potter, El Dormitorio Ms Pequeo, Privet Drive, 4...Con un grito ahogado, to Vernon se levant de su asiente y corri hacia el vestbulo, con Harry siguindolo. All tuvo que forcejear con su hijo para quitarle la carta, lo que le resultaba difcil porque Harry le tiraba del cuello. Despus de un minuto de confusa lucha, en la que todos recibieron golpes del bastn, to Vernon se enderez con la carta de Harry arrugada en su mano, jadeando para recuperar la respiracin.Vete a tu alacena, quiero decir a tu dormitorio dijo a Harry sin dejar de jadear. Y Dudley.. Vete... Vete de aqu.Harry pase en crculos por su nueva habitacin. Alguien saba que se haba ido de su alacena y tambin pareca saber que no haba recibido su primera carta. Eso significara que lo intentaran de nuevo? Pues la prxima vez se asegurara de que no fallaran. Tena un plan.

El reloj despertador arreglado son a las seis de la maana siguiente. Harry lo apag rpidamente y se visti en silencio: no deba despertar a los Dursley. Se desliz por la escalera sin encender ninguna luz.Esperara al cartero en la esquina de Privet Drive y recogera las cartas para el nmero 4 antes de que su to pudiera encontrarlas. El corazn le lata aceleradamente mientras atravesaba el recibidor oscuro hacia la puerta.AAAUUUGGG!Harry salt en el aire. Haba tropezado con algo grande y fofo que estaba en el felpudo... Algo vivo!Las luces se encendieron y, horrorizado, Harry se dio cuenta de que aquella cosa fofa y grande era la cara de su to. To Vernon estaba acostado en la puerta, en un saco de dormir, evidentemente para asegurarse de que Harry no hiciera exactamente lo que intentaba hacer. Grit a Harry durante media hora y luego le dijo que preparara una taza de t. Harry se march arrastrando los pies y, cuando regres de la cocina, el correo haba llegado directamente al regazo de to Vernon. Harry pudo ver tres cartas escritas en tinta verde.Quiero... comenz, pero to Vernon estaba rompiendo las cartas en pedacitos ante sus ojos.Aquel da, to Vernon no fue a trabajar. Se qued en casa y tapi el buzn.Te das cuenta? aexplic a ta Petunia, con la boca llena de clavos. Si no pueden entregarlas, tendrn que dejar de hacerlo.No estoy segura de que esto resulte, Vernon.Oh, la mente de esa gente funciona de manera extraa, Petunia, ellos no son como t y yo dijo to Vernon, tratando de dar golpes a un clavo con el pedazo de pastel de fruta que ta Petunia le acababa de llevar.

El viernes, no menos de doce cartas llegaron para Harry. Como no las podan echar en el buzn, las haban pasado por debajo de la puerta, por entre las rendijas, y unas pocas por la ventanita del cuarto de bao de abajo.To Vernon se qued en casa otra vez. Despus de quemar todas las cartas, sali con el martillo y los clavos para asegurar la puerta de atrs y la de delante, para que nadie pudiera salir. Mientras trabajaba, tarareaba De puntillas entre los tulipanes y se sobresaltaba con cualquier ruido.

El sbado, las cosas comenzaron a descontrolarse. Veinticuatro cartas para Harry entraron en la casa, escondidas entre dos docenas de huevos, que un muy desconcertado lechero entreg a ta Petunia, a travs de la ventana del saln. Mientras to Vernon llamaba a la oficina de correos y a la lechera, tratando de encontrar a alguien para quejarse, ta Petunia trituraba las cartas en la picadora.Se puede saber quin tiene tanto inters en comunicarse contigo? preguntaba Dudley a Harry, con asombro.

La maana del domingo, to Vernon estaba sentado ante la mesa del desayuno, con aspecto de cansado y casi enfermo, pero feliz.No hay correo los domingos les record alegremente, mientras pona mermelada en su peridico. Hoy no llegarn las malditas cartas...Algo lleg zumbando por la chimenea de la cocina mientras l hablaba y le golpe con fuerza en la nuca. Al momento siguiente, treinta o cuarenta cartas cayeron de la chimenea como balas. Los Dursley se agacharon, pero Harry salt en el aire, tratando de atrapar una.Fuera! FUERA!To Vernon cogi a Harry por la cintura y lo arroj al recibidor. Cuando ta Petunia y Dudley salieron corriendo, cubrindose la cara con las manos, to Vernon cerr la puerta con fuerza. Podan or el ruido de las cartas, que seguan cayendo en la habitacin, golpeando contra las paredes y el suelo.Ya est dijo to Vernon, tratando de hablar con calma, pero arrancndose, al mismo tiempo, parte del bigote. Quiero que estis aqu dentro de cinco minutos, listos para irnos. Nos vamos. Coged alguna ropa. Sin discutir!Pareca tan peligroso, con la mitad de su bigote arrancado, que nadie se atrevi a contradecirlo. Diez minutos despus se haban abierto camino a travs de las puertas tapiadas y estaban en el coche, avanzando velozmente hacia la autopista. Dudley lloriqueaba en el asiento trasero, pues su padre le haba pegado en la cabeza cuando lo pill tratando de guardar el televisor, el vdeo y el ordenador en la bolsa.Condujeron. Y siguieron avanzando. Ni siquiera ta Petunia se atreva a preguntarle adnde iban. De vez en cuando, to Vernon daba la vuelta y conduca un rato en sentido contrario.Quitrnoslos de encima... perderlos de vista... murmuraba cada vez que lo haca.No se detuvieron en todo el da para comer o beber. Al llegar la noche Dudley aullaba. Nunca haba pasado un da tan malo en su vida. Tena hambre, se haba perdido cinco programas de televisin que quera ver y nunca haba pasado tanto tiempo sin hacer estallar un monstruo en su juego de ordenador.To Vernon se detuvo finalmente ante un hotel de aspecto lgubre, en las afueras de una gran ciudad. Dudley y Harry compartieron una habitacin con camas gemelas y sbanas hmedas y gastadas. Dudley roncaba, pero Harry permaneci despierto, sentado en el borde de la ventana, contemplando las luces de los coches que pasaban y deseando saber...Al da siguiente, comieron para el desayuno copos de trigo, tostadas y tomates de lata. Estaban a punto de terminar, cuando la duea del hotel se acerc a la mesa.Perdonen, alguno de ustedes es el seor H. Potter? Tengo como cien de stas en el mostrador de entrada.Extendi una carta para que pudieran leer la direccin en tinta verde:

Seor H. PotterHabitacin 17Hotel RailviewCokeworth

Harry fue a coger la carta, pero to Vernon le peg en la mano. La mujer los mir asombrada.Yo las recoger dijo to Vernon, ponindose de pie rpidamente y siguindola.

No sera mejor volver a casa, querido? sugiri ta Petunia tmidamente, unas horas ms tarde, pero to Vernon no pareci orla. Qu era lo que buscaba exactamente, nadie lo saba. Los llev al centro del bosque, sali, mir alrededor, neg con la cabeza, volvi al coche y otra vez lo puso en marcha. Lo mismo sucedi en medio de un campo arado, en mitad de un puente colgante y en la parte ms alta de un aparcamiento de coches.Pap se ha vuelto loco, verdad? pregunt Dudley a ta Petunia aquella tarde. To Vernon haba aparcado en la costa, los haba encerrado y haba desaparecido.Comenz a llover. Gruesas gotas golpeaban el techo del coche. Dudley gimoteaba.Es lunes dijo a su madre. Mi programa favorito es esta noche. Quiero ir a algn lugar donde haya un televisor.Lunes. Eso hizo que Harry se acordara de algo. Si era lunes (y habitualmente se poda confiar en que Dudley supiera el da de la semana, por los programas de la televisin), entonces, al da siguiente, martes, era el cumpleaos nmero once de Harry. Claro que sus cumpleaos nunca haban sido exactamente divertidos: el ao anterior, por ejemplo, los Dursley le regalaron una percha y un par de calcetines viejos de to Vernon. Sin embargo, no se cumplan once aos todos los das.To Vernon regres sonriente. Llevaba un paquete largo y delgado y no contest a ta Petunia cuando le pregunt qu haba comprado.He encontrado el lugar perfecto! dijo. Vamos! Todos fuera!Hacia mucho fro cuando bajaron del coche. To Vernon sealaba lo que pareca una gran roca en el mar. Y, encima de ella, se vea la ms miserable choza que uno se pudiera imaginar. Una cosa era segura, all no haba televisin.Han anunciado tormenta para esta noche! anunci alegremente to Vernon, aplaudiendo. Y este caballero acept gentilmente alquilarnos su bote!Un viejo desdentado se acerc a ellos, sealando un viejo bote que se balanceaba en el agua griscea.Ya he conseguido algo de comida dijo to Vernon. As que todos a bordo!En el bote haca un fro terrible. El mar congelado los salpicaba, la lluvia les golpeaba la cabeza y un viento glido les azotaba el rostro. Despus de lo que pareci una eternidad, llegaron al peasco, donde to Vernon los condujo hasta la desvencijada casa.El interior era horrible: haba un fuerte olor a algas, el viento se colaba por las rendijas de las paredes de madera y la chimenea estaba vaca y hmeda. Slo haba dos habitaciones.La comida de to Vernon result ser cuatro pltanos y un paquete de patatas fritas para cada uno. Trat de encender el fuego con las bolsas vacas, pero slo sali humo.Ahora podramos utilizar una de esas cartas, no? dijo alegremente.Estaba de muy buen humor. Era evidente que crea que nadie se iba a atrever a buscarlos all, con una tormenta a punto de estallar. En privado, Harry estaba de acuerdo, aunque el pensamiento no lo alegraba.Al caer la noche, la tormenta prometida estall sobre ellos. La espuma de las altas olas chocaba contra las paredes de la cabaa y el feroz viento golpeaba contra los vidrios de las ventanas. Ta Petunia encontr unas pocas mantas en la otra habitacin y prepar una cama para Dudley en el sof. Ella y to Vernon se acostaron en una cama cerca de la puerta, y Harry tuvo que contentarse con un trozo de suelo y taparse con la manta ms delgada.La tormenta aument su ferocidad durante la noche. Harry no poda dormir. Se estremeca y daba vueltas, tratando de ponerse cmodo, con el estmago rugiendo de hambre. Los ronquidos de Dudley quedaron amortiguados por los truenos que estallaron cerca de la medianoche. El reloj luminoso de Dudley, colgando de su gorda mueca, inform a Harry de que tendra once aos en diez minutos. Esperaba acostado a que llegara la hora de su cumpleaos, pensando si los Dursley se acordaran y preguntndose dnde estara en aquel momento el escritor de cartas.Cinco minutos. Harry oy algo que cruja afuera. Esper que no fuera a caerse el techo, aunque tal vez hiciera ms calor si eso ocurra. Cuatro minutos. Tal vez la casa de Privet Drive estara tan llena de cartas, cuando regresaran, que podra robar una.Tres minutos para la hora. Por qu el mar chocara con tanta fuerza contra las rocas? Y (faltaban dos minutos) qu era aquel ruido tan raro? Las rocas se estaban desplomando en el mar?Un minuto y tendra once aos. Treinta segundos... veinte... diez... nueve... tal vez despertara a Dudley, slo para molestarlo... tres... dos... uno...BUM.Toda la cabaa se estremeci y Harry se enderez, mirando fijamente a la puerta. Alguien estaba fuera, llamando.

4

El guardin de las llaves

BUM. Llamaron otra vez. Dudley se despert bruscamente.Dnde est el can? pregunt estpidamente.Se oy un crujido detrs de ellos y to Vernon apareci en la habitacin. Llevaba un rifle en las manos: ya saban lo que contena el paquete alargado que haba llevado.Quin est ah? grit. Le advierto... estoy armado!Hubo una pausa. Luego...UN GOLPE VIOLENTO!La puerta fue empujada con tal fuerza que se sali de los goznes y, con un golpe sordo, cay al suelo.Un hombre gigantesco apareci en el umbral. Su rostro estaba prcticamente oculto por una larga maraa de pelo y una barba desaliada, pero podan verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella pelambrera.El gigante se abri paso doblando la cabeza, que rozaba el techo. Se agach, cogi la puerta y, sin esfuerzo, la volvi a poner en su lugar. El ruido de la tormenta se apag un poco. Se volvi para mirarlos.Podramos preparar t. No ha sido un viaje fcil... Se desparram en el sof donde Dudley estaba petrificado de miedo.Levntate, bola de grasa dijo el desconocido.Dudley se escap de all y corri a esconderse junto a su madre, que estaba agazapada detrs de to Vernon.Ah! Aqu est Harry! dijo el gigante.Harry levant la vista ante el rostro feroz y peludo, y vio que los ojos negros le sonrean.La ltima vez que te vi eras slo una criatura dijo el gigante. Te pareces mucho a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.To Vernon dej escapar un curioso sonido.Le exijo que se vaya enseguida, seor! dijo. Esto es allanamiento de morada!Bah, cierra la boca, Dursley, grandsimo majadero dijo el gigante. Se estir, arrebat el rifle a to Vernon, lo retorci como si fuera de goma y lo arroj a un rincn de la habitacin.To Vernon hizo otro ruido extrao, como si hubieran aplastado a un ratn.De todos modos, Harry dijo el gigante, dando la espalda a los Dursley, te deseo un muy feliz cumpleaos. Tengo algo aqu. Tal vez lo he aplastado un poco, pero tiene buen sabor.Del bolsillo interior de su abrigo negro sac una caja algo aplastada. Harry la abri con dedos temblorosos. En el interior haba un gran pastel de chocolate pegajoso, con Feliz Cumpleaos, Harry escrito en verde.Harry mir al gigante. Iba a darle las gracias, pero las palabras se perdieron en su garganta y, en lugar de eso, dijo:Quin es usted?El gigante ri entre dientes.Es cierto, no me he presentado. Rubeus Hagrid, Guardin de las Llaves y Terrenos de Hogwarts.Extendi una mano gigantesca y sacudi todo el brazo de HarryQu tal ese t, entonces? dijo, frotndose las manos. Pero no dira que no si tienen algo ms fuerte.Sus ojos se clavaron en el hogar apagado, con las bolsas de patatas fritas arrugadas, y dej escapar una risa despectiva. Se inclin ante la chimenea. Los dems no podan ver qu estaba haciendo, pero cuando un momento despus se dio la vuelta, haba un fuego encendido, que inund de luz toda la hmeda cabaa. Harry sinti que el calor lo cubra como si estuviera metido en un bao caliente.El gigante volvi a sentarse en el sof, que se hundi bajo su peso, y comenz a sacar toda clase de cosas de los bolsillos de su abrigo: una cazuela de cobre, un paquete de salchichas, un atizador, una tetera, varias tazas agrietadas y una botella de un liquido color mbar, de la que tom un trago antes de empezar a preparar el t. Muy pronto, la cabaa estaba llena del aroma de las salchichas calientes. Nadie dijo una palabra mientras el gigante trabajaba, pero cuando sac las primeras seis salchichas jugosas y calientes, Dudley comenz a impacientarse. To Vernon dijo en tono cortante:No toques nada que l te d, Dudley.El gigante lanz una risa sombra.Ese gordo pastel que es su hijo no necesita engordar ms, Dursley, no se preocupe.Le sirvi las salchichas a Harry, el cual estaba tan hambriento que pens que nunca haba probado algo tan maravilloso, pero todava no poda quitarle los ojos de encima al gigante. Por ltimo, como nadie pareca dispuesto a explicar nada, dijo:Lo siento, pero todava sigo sin saber quin es usted.El gigante tom un sorbo de t y se sec la boca con el dorso de la mano.Llmame Hagrid contesto. Todos lo hacen. Y como te dije, soy el guardin de las llaves de Hogwarts. Ya lo sabrs todo sobre Hogwarts, por supuesto.Pues... yo no... dijo HarryHagrid pareca impresionado.Lo lamento dijo rpidamente Harry20