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    Frederick B. Meyer

    David:

    pastor, salmista y rey.

    CLIE

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    $NDICE

    Cap%tulo 1 Tomado del redil 3Cap%tulo 2 Desde aquel d%a en adelante 6Cap%tulo 3 Llamado a palacio 8Cap%tulo 4 Un fondo oscuro 10Cap%tulo 5 La fe de los elegidos de Dios 12Cap%tulo 6 En el Nombre de Jehov&de los ej'rcitos 15Cap%tulo 7 Jonat&n 18

    Cap%tulo 8 Fuera de casa y en ella 21Cap%tulo 9 El mensaje de las saetas 24Cap%tulo 10 Casi loco 27Cap%tulo 11 La cueva de Adulam 31Cap%tulo 12 La piedra blanca 35Cap%tulo 13 C&nticoss nacidos del dolor 38Cap%tulo 14 La moderaci(n de David 41Cap%tulo 15 Un benjaminita 45Cap%tulo 16 Una mano fresca sobre una frente caliente 47

    Cap%tulo 17 Un ataque de desconfianza 50Cap%tulo 18 La misericordia de Dios 54Cap%tulo 19 Tres veces coronado 58Cap%tulo 20 El agua del pozo de Bel'n 62Cap%tulo 21 La Ciudad Santa 65Cap%tulo 22 El traslado del arca al monte Si(n 67Cap%tulo 23 Haz todo lo que est'en tu coraz(n 71Cap%tulo 24 Pero yo he puesto mi rey 73Cap%tulo 25 El pecado de David 76

    Cap%tulo 26 Los azotes 79Cap%tulo 27 La puesta del sol y la estrella vespertina 82

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    Cap%tulo 1

    Tomado del redilLa historia de David comienza con un contraste conmovedor entre la

    lozana esperanza de su vida joven y el hecho de que fue rechazado por el

    obstinado rey Sa*l, cuya marcha iba descendiendo con rapidez hacia elcampo fatal de Gilboa.

    Son pocos los que han tenido una oportunidad mejor que la de Sa*l. Deexcelentes facultades, apariencia hermosa, favorecido por la naturaleza y la

    oportunidad, hubiera podido ser uno de los hombres m&s grandes de lahistoria. Su primera haza+a, la liberaci(n de Jabes de Galaad, cre(en susamigos una entusiasta esperanza. Sin embargo, poco despu's se nubl(aquella bella alborada.

    El anuncio final de que hab%a sido depuesto se hizo en Gilgal. Sa*l, se dice,rechaz(la palabra del Se+or; y el Se+or lo desech(para que no fuera rey.De Gilgal, Sa*l se march(a su casa en Gabaa, en las alturas de Benjam%n,en tanto que Samuel se fue a Ram&, un poco al sur, donde viv%a. All%hab%a

    juzgado a Israel durante veinte a+os.

    La selecci(n de todo hombre para el alto oficio de servir a Dios y alhombre tiene dos aspectos: el divino y el humano.

    El car&cter de David puede considerarse como una expresi(n de la vida delHijo de Dios, antes que ,ste tomara para S% naturaleza de hombre y una

    prefiguraci(n de lo que ,l habr%a de ser cuando llegara el cumplimiento deltiempo. Jes*s fue el Hijo de David, pero en otro sentido fue su progenitor.As%volvemos al antiguo enigma: que Jes*s de Nazaret es a la vez Se+or deDavid e Hijo de 'ste (Mr. 12:35-37).

    De ah%que a nuestro Se+or se le d'el nombre de -ra%z de David.una vezen la profec%a de Isa%as y dos veces en el libro de Apocalipsis: -He aqu%queel Le(n de la tribu de Jud&, la ra%z de David, ha vencido para abrir el libro ydesatar sus siete sellos.(Ap. 5:5). La idea que se sugiere es la de una viejara%z, escondida profundamente en la tierra, que produce verdes renuevos yfuertes troncos.

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    Hay cuatro declaraciones relacionadas con la elecci(n de David, la *ltimade las cuales penetra en el coraz(n de este gran misterio... -Jehov& se ha

    buscado un var(n conforme a su coraz(n.(1 S. 13:14).Nadie puede saber el d%a ni la hora en que Dios pasar& cerca, buscando

    vasos escogidos y perlas preciosas. Estemos siempre alerta, con nuestrasl&mparas encendidas y nuestras redes remendadas y limpias.-Hall'a David mi siervo.(Sal. 89:20).

    Hay un 'xtasis en la voz, como el que se advierte en las expresiones -heencontrado.y -es hallado.de Lucas 15. David fue hallado mucho tiempoantes de que Samuel lo mandara a buscar. 0Cu&l fue el momento de ese

    bendito descubrimiento? 0No hubo alguna respuesta secreta y alegre alllamado del Maestro, como la que dieron los disc%pulos cuando Jes*s los

    hall(con las redes y les dijo: -Venid en pos de M%.?

    -Eligi(a David su siervo.(Sal. 78:70). El pueblo eligi(a Sa*l, pero Dioseligi( a David. Esto lo hizo fuerte. El pensamiento de que 'l hab%a sidodivinamente comisionado fue la base de su confianza (v'ase 2 S. 7:21).

    Nosotros tambi'n, cuando nos afirmamos en el fundamento de la elecci(nde Dios, y le o%mos decir -instrumento escogido me es 'ste, para llevar mi

    Nombre.(Hch. 9:15), somos inconmovibles.

    -Jehov& (lo) ha designado para que sea pr%ncipe. (1 S. 13:14). Lasdesignaciones no son del arbitrio humano, ni son ganadas por la diligencia

    humana: son de Dios. Prepar'monos para el servicio de Dios: seamosfieles. Pronto ,l nos designar&; la promoci(n no viene de hombre alguno,sino de arriba. Esa es la respuesta a todo: -1me he provisto de rey.(1 S.16:1). La provisi(n divina satisface toda necesidad, calma todo af&n. Diosse ha prevenido contra todas las contingencias y ha preparado a su

    instrumento escogido. Hasta ahora la flecha est&escondida en su aljaba, enla sombra de su mano; pero en el momento preciso en que m&s necesite ycuando sea m&s eficaz, la sacar&y la lanzar&al aire.

    Regresemos un momento para considerar las influencias formadoras de la

    vida juvenil de David. La familia de Isa% moraba en la propiedad de losantepasados que Booz, rico terrateniente, hab%a comprado a la Rosa deMoab. Su riqueza pudo haber deca%do algo, diezmada por las exacciones dela guarnici(n filistea que parece haber estado destacada en el pueblecito.

    David no dice nada acerca de su padre, pero dos veces se refiere a su madre

    como -la sierva de Jehov&.. De ella hered( su talento po'tico, su

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    naturaleza sensible, su profundo car&cter religioso. Para el padre, 'l era elmuchacho que cuidaba las ovejas, a quien no val%a la pena invitar a la fiestareligiosa; para la madre, 'l era David el amado. David los honr( conamorosa solicitud. Cuando pens( que la mezquina persecuci(n que Sa*l

    desat(contra 'l los expon%a a serios peligros, los mud(para que estuvieranbajo el cuidado seguro del rey de Moab, la tierra de sus antepasados. Eljoven David pudo haber recibido algo de las escuelas de los profetas,

    establecidas por la sab%a previsi(n de Samuel para mantener elconocimiento de la ley en Israel. Parece que estas escuelas fueron

    ricamente dotadas con el bondadoso poder del Esp%ritu Santo.

    Pero fue la naturaleza la nodriza de David, su compa+era, su maestra...Bel'n est&a casi diez kil(metros de Jerusal'n, por el camino principal que

    conduce a Hebr(n. El &rea en que est&situada se halla a 610 metros sobreel nivel del Mar Mediterr&neo, en la ladera nororiental de un cerro que acada lado tiene un profundo valle. Estos valles se unen a poca distancia de

    all%hacia el este y descienden hacia el Mar Muerto. En las suaves laderasde las colinas crecen en abundancia la higuera, los olivos y las vides; y en

    los valles hay ricos trigales, donde una vez espig(Rut, los cuales dieron elnombre a este lugar: la Casa del Pan. Las tierras altas que rodean a Bel'nforman la mayor parte de la altiplanicie de Judea. Pero no se distinguen por

    su belleza, sino que son desiertas, sombr%as, fuertes: modeladoras del

    car&cter.

    Tales fueron las escuelas y los maestros de la juventud de David. Pero, ante

    todo, su esp%ritu se mantuvo abierto al Esp%ritu de Dios, quien se cern%asobre su vida joven, lo ense+aba, le daba vitalidad, lo ennoblec%a, le abr%alos libros de la naturaleza y de la revelaci(n, e impregnaba su coraz(n deuna confianza tan ingenua como la que ten%an en 'l los mansos animalesque ten%a bajo su cuidado.

    David no era fornido como su hermano Eliab, quien impresion( al viejoprofeta. Pero era fuerte y atl'tico. Sus pies eran &giles como gacelas; pod%asaltar un muro o sobrepasar a una tropa. Con sus brazos pod%a f&cilmentedoblar un arco de hierro; y la piedra que lanzara con su honda daba

    precisamente en el blanco. Demasiado delgado para llevar la armadura de

    un guerrero, pod%a sin embargo matar un le(n o un oso. Su rostroresplandec%a de salud. Sus ojos azules y la belleza de su cutis formaban unfuerte contraste con los semblantes m&s oscuros de sus compa+eros. Lasensibilidad de su alma de poeta combinaba con su osad%a y con suhabilidad y poder de mando. Su ropa era una t*nica sencilla y ordinaria;sus pertrechos, la honda, la vara y el cayado.

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    Cap%tulo 2:Desde aquel d%a en adelante

    Pocos hombres han tenido una vida tan variada como la de David:pastor de ovejas y monarca, poeta y soldado, campe(n del pueblo yfugitivo en las cuevas de Judea, amado por Jonat&n y perseguido por Sa*l,vencedor de los filisteos un d%a y aliado en la batalla al siguiente. Pero entodo parec%a estar dotado de un poder especial delante de Dios y de loshombres. El secreto nos elude, hasta que leemos las trascendentales

    palabras que resumen el resultado de un d%a memorable en los a+os oscurosde su juventud: -1desde aquel d%a en adelante el Esp%ritu de Jehov&vinosobre David.(1 S. 16:13).

    Aquel d%a comenz(como cualquier d%a ordinario. No lo anunci(ningunatrompeta angelical; no hubo caras que se asomaran desde el Cielo. Con el

    primer resplandor del d%a, el muchacho se puso en marcha para llevar sureba+o hacia las tierras donde hab%a pastos cubiertos de abundante roc%o.As% que avanzaban las horas de la ma+ana, numerosas preocupacionesabsorb%an su alma vigilante.

    En este escenario pastoril de pronto se presenta un jadeante mensajero.

    Trae la noticia de que Samuel ha llegado a la aldea y de que el profeta se hanegado a comer del banquete que apresuradamente le han preparado hasta

    que el joven pastor se re*na con los invitados. 4C(mo tuvieron quehab'rsele iluminado los ojos al joven por el placer que le causaba aquellanoticia! Nunca antes hab%a sido solicitado, ni lo hab%an mandado a buscarde esta manera. Era causa de gran placer sentir que, ante los ojos del

    profeta, el c%rculo familiar no estaba completo hasta que 'l llegara. Portanto, dej(sus ovejas con el mensajero, y a toda velocidad corri(a su casa.Aquello fue la consumaci(n de una preparaci(n previa. No tenemos que

    suponer que ahora el Esp%ritu de Dios obraba en el coraz(n de David porprimera vez, y que 'l quiz&s nunca antes hab%a experimentado aquel toqueespecial del Esp%ritu simbolizado por el aceite de la unci(n. No podemostener esta bendita unci(n para el servicio sin antes experimentar una previaobra de gracia en el coraz(n. David estaba preparado para esta unci(nespecial por raz(n de que el Esp%ritu Santo hab%a obrado todo esto en 'l.Estimado lector, tal vez, en la oscuridad de tu vida, t*tambi'n est's siendo

    preparado para una experiencia similar.

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    La unci(n fue realizada por Samuel. El viejo profeta hab%a conferidomuchos beneficios a su tierra nativa, pero ninguno pod%a compararse con laviva solicitud que sent%a por su juventud. La creaci(n de las escuelas de los

    profetas se debi(a 'l.

    Con una becerra delante de s% entr( el profeta por la *nica calle larga deBel'n. Convoc( a los ancianos para una fiesta, a fin de no despertar lassospechas del rey celoso y malhumorado, que habr%a tratado de quitarle lavida si hubiera sospechado el objeto real de su visita.

    Cuando David lleg( a la aldea, una extra+a escena se present( ante susojos. All% estaban su padre Isa% y sus siete hermanos, quienes

    probablemente lo estaban esperando en su casa antes de ir todos en grupo al

    banquete p*blico al cual hab%an sido invitados los principales de la aldea.Apenas hubo entrado David, con las mejillas enrojecidas por la carrera, lacara radiante y la mirada reflejando ingenio, y un porte de realeza, el Se+orle dijo a Samuel: -Lev&ntate y *ngelo, porque 'ste es.(vs. 12). EntoncesSamuel tom(el cuerno del aceite que hab%a llevado desde Nob, y derram(su contenido sobre la cabeza del at(nito joven.

    Es probable que los circunstantes no comprendieran el significado de aquel

    acto; pero David probablemente s%lo entendi(. Josefo, por cierto, nos dice

    que el profeta le susurr(en el o%do el significado del sagrado s%mbolo. 0Seacercaron los ancianos labios a la cabeza del joven, y mientras la manotemblorosa empujaba hacia atr&s los rizos arracimados, le susurraron alo%do del joven las emocionantes palabras: -T*ser&s rey.?

    A partir de ese d%a memorable, David volvi( a estar con sus ovejas; y amedida que pasaban lentamente los meses, algunas veces tuvo que haberse

    preguntado cu&ndo llegar%a la hora del suceso. 0Cu&ndo tendr%a laoportunidad de demostrar y usar la nueva fuerza que hab%a recibido? Ten%aque aprender que algunas veces somos fortalecidos con todo poder en

    paciencia y resignaci(n como preludio de obras heroicas. Tenemos queluchar contra el le(n y el oso en las colinas de Bel'n, a fin de estar

    preparados para hacer frente a Goliat en el valle de Ela.

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    Cap%tulo 3:Llamado a palacio

    Despu's de haber sido ungido, David volvi(a estar con sus ovejas.Cuando Sa*l, a+os despu's, aconsejado por sus cortesanos, lo envi( a

    buscar para que le quitara la melancol%a, esta fue la indicaci(n especificaque envi( a Isa%, su padre: -Env%ame a David tu hijo, el que est&con lasovejas.(vs. 11).

    Esto dice mucho acerca de la sencillez y de la inocencia del car&cter delmuchacho. Sencillamente hab%a regresado al reba+o, a las humildes tareas

    pastoriles, a cumplir fielmente la rutina del deber diario mientras esperaba

    que Dios hiciera lo que Samuel le hab%a dicho.

    Un contempor&neo hab%a ofrecido al rey un breve retrato de este personajetal como aparec%a entonces a un observador indiferente. Uno de los criadosde Sa*l le dijo: -He aqu%yo he visto a un hijo de Isa%de Bel'n, que sabetocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabra

    y hermoso, y Jehov&est&con 'l.(1 S. 16:18).

    David pose%a temperamento po'tico, era sensible a la naturaleza y ten%a la

    capacidad de trasladar sus impresiones al verso y al canto. As %admiramossu maravillosa facultad al describir el sagrado silencio de la aurora, donde

    no hay voz ni palabras, antes que salte el sol como un esposo para recorrer

    su camino; y la solemne pompa de la noche, en que mir%adas de astroscentellean ante la mirada asombrada. Y a esto pudi'ramos agregar lamaravillosa descripci(n de las tormentas que rugen sobre Palestina,resonando vez tras vez, desde las azotadas aguas del Mediterr&neo hasta loscedros del L%bano y hasta el distante desierto de Cades, hasta que lostruenos, que se hacen sonar siete voces, son seguidos por los torrentes de

    lluvia, y estos, por el claro resplandor en que Jehov&bendice a su pueblocon paz (v'anse Sal. 8; 19; 23; 29).

    Los salmos que David compuso en aquellos d%as primitivos estabandestinados a ser cantados en todo el mundo, y a producir en los hombres

    efectos como los que produjeron en el rey, de quien se dice que se sent %aaliviado cuando David tomaba el arpa y tocaba con su mano.

    Pero David tambi'n tuvo abundante oportunidad de ejercitar su bravura. La

    frontera de los filisteos no se hallaba muy lejos de su pueblo natal. Loshombres de Bel'n ten%an frecuentes escaramuzas con los guerreros de la

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    frontera, quienes les arrebataban el producto de sus vi+as y de sus trigalescuando la cosecha estaba madura. En estas escaramuzas adquiri(David lafama de ser un hombre valiente y poderoso para la guerra.

    Pero 'l habr%a sido el *ltimo en atribuir tales haza+as a la fuerza de subrazo. Por la fe hab%a aprendido a aprovecharse del poder de Dios. 0No era'l su siervo, designado para una gran misi(n, llamado a librar una guerrasin cuartel contra los incircuncisos?

    El discernimiento de David se hace aparente a todo lo largo de su vida. Era

    tan prudente para aconsejar y proyectar como r&pido para ejecutar. Parec%asaber precisamente c(mo hacerle frente a cualquier emergencia queamenazara. Sin duda, esto se deb%a al hecho de que su esp%ritu reposaba en

    Dios. Los tristes errores que cometi(pueden haberse debido a que se rindi(al dominio del impulso y de la pasi(n, a que descuid( el h&bito deacercarse a Dios e inquirir de ,l antes de dar cualquier paso importante.Cuando los hombres viven como vivi(David, han de estar constantementevigilantes de sus palabras y sus actos y ser capaces de discernir el buen

    consejo.

    David era el amado. Dondequiera que iba ejerc%a un magnetismo personal.Pas(por la vida como con un cetro de irresistible dominio sobre hombres ymujeres. Amado por Dios y por los hombres, con un coraz(n sensible altoque del amor, el suelo de su alma era capaz de producir cosechas para

    sufrimiento que le fuera posible resistir a un hombre.

    ,l pens(que Dios era su Roca, su Redentor, su Pastor y su Anfitri(n en lacasa de la vida, su Consolador en todo valle estrecho y sombr%o. Cuandoestaba fatigado, hallaba pastos verdes; si ten%a sed, hallaba aguastranquilas; en la perplejidad, encontraba la gu%a correcta; en el peligro ten%asegura defensa: todo esto lo hallaba en lo que el Se+or era para su alma.Para 'l, la Palabra de Dios, aunque no conoc%a sino una parte de ella, era

    perfecta y pura. Ten%a al Se+or siempre delante de s%; por cuanto estaba asu mano derecha, no podr%a ser conmovido; por tanto, su coraz(n sealegraba.

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    Cap%tulo 4:Un fondo oscuro

    El retrato de Sa*l est& pintado con los colores de Rembrandt parahacer resaltar la excelente belleza de David, el rey designado por Dios.

    Browning ve a Sa*l en medio del silencio y la oscuridad de la tienda, de lacual durante d%as no sali( ni un sonido hacia los ansiosos cortesanos. Lanegrura de la oscuridad reinaba adentro y la figura de Sa*l descansabacontra el puntal de la carpa, inm(vil, mudo, y sin deseos de comer. Con elhechizo de la m*sica, temblaba un momento, para luego volver a asumir sutotal insensibilidad.

    Nada puede compararse al horror que se produce cuando Dios se aparta denosotros. Cuando se pierde la presencia de Dios, todos los poderes del alma

    se levantan en revuelta. 4Ah, qu' amargo lamento cuando un hombreexclama como Sa*l: -Estoy muy angustiado, pues Dios se ha apartado dem%, y no me responde m&s.(1 S. 28:15)!

    4Qu'diferente a David! Acaso el Se+or estaba con el joven. Para los ojosclaros e iluminados de su fe, Dios era m&s real que el gigante que se

    pavoneaba cada ma+ana delante de las huestes de Israel. 0No lo hab%a

    librado el Se+or de la garra del le(n y de la garra del oso?

    Cuando los hombres se vuelven contra Dios, parece como si ,l hubieracomenzado a ser nuestro enemigo, y estuviera peleando contra nosotros. La

    realidad es que, mientras una vez %bamos con la corriente de la bendici(ndivina, ahora estamos nadando contra ella con dificultad y con peligro. Con

    el obstinado, Dios se muestra obstinado; y al perverso, sus &ngeles, laconciencia, la gratitud, el recuerdo del pasado, las convicciones del deber,

    que tienen el prop(sito de elevar y salvar, se oponen a su progreso como

    enemigos mortales. Tal era el caso de Sa*l.

    En el caso de David, por otra parte, el Esp%ritu de Dios cooperabaconstantemente con 'l. David vivi(y anduvo en comuni(n con el Invisible.El hecho de que la m*sica tuviera un efecto ben'fico para el trastorno delrey Sa*l parece indicar que, como 'l estaba mal con Dios, no estaba enarmon%a con el universo, que es la circunferencia de la cual Dios es elcentro. ,l estaba alejado de Dios y, como consecuencia, hab%a discordia ensu coraz(n y en su vida. La m*sica que llegaba a sus o%dos le tra%a

    recuerdos de su mejor yo anterior, y produc%a un breve alivio en loselementos discordantes de su alma; los reduc%a a un orden moment&neo.

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    Pero estaban condenados a volver a su condici(n anterior tan prontocesaban los dulces sonidos. Siempre es as%...

    Si no hemos recibido la expiaci(n, si no estamos en paz con Dios por

    medio de Cristo, estamos en enemistad con Dios por medio de las obrasperversas y del temperamento interno. El arte, la m*sica, los compromisosde los negocios diarios, el ajetreo de la sociedad y los rituales de la religi(n

    pueden hacer lo que el arpa de David hacia por Sa*l: producir unatranquilidad moment&nea y una sensaci(n de armon%a con el ambiente;

    pero eso es pasajero. Cuando se retira el encanto, el viejo esp%ritu dedesorden se reafirma.

    Para David, por otra parte, el arpa era el s%mbolo de un alma que descansa

    en Dios. Y por el hecho de que su propio esp%ritu estaba en perfectaarmon%a con la naturaleza de Dios y con el universo, 'l pod%a producirsobre todo el encanto de una influencia que calmaba y aquietaba. Los

    siervos de Sa*l, por tanto, ten%an base para instarlo, en uno de susmomentos l*cidos, a que les permitiera buscar un hombre que supiera tocarel arpa. Y el poder que David ejerci( sobre 'l es una ilustraci(n de unencanto similar que nosotros podemos ejercer individualmente sobre los

    esp%ritus intranquilos, abatidos por las tormentas, que est&n alrededor denosotros. Insistamos, pues, en la tarea de persuadir a los hombres a que se

    reconcilien con Dios y aprendan el misterio de aquella paz de la que habl(Jes*s.

    Si un hombre est&a mal con Dios le es imposible tener fe, pues la fe es laflor saludable del alma. As%pues, cuando Goliat se pavoneaba en el vallede Ela y desafiaba a los ej'rcitos de Israel, Sa*l sinti( temor. Encondiciones m&s felices, 'l hubiera llegado a ser el campe(n de su pueblo;ahora estaba acobardado metido en su carpa.

    Para David, por otra parte, no hab%a tal temor. Su alma estaba llena deDios. Dios era su luz y su salvaci(n, 0de qui'n temer%a? ,l era su vida, 0dequi'n habr%a de atemorizarse? No hab%a falta de firmeza en la mano quedispar(la honda, ni temblor en el coraz(n. Su fe se mantuvo fuerte porquesu joven coraz(n estaba en comuni(n viva con Jehov&.

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    Cap%tulo 5:La fe de los elegidos de Dios

    Habi'ndose recuperado del castigo que les hab%an infligido David yJonat&n en Micmas, los filisteos marcharon hacia el valle de Ela yacamparon en su ladera occidental. Sa*l estableci( su campamento en elotro lado del valle. Tres personajes se destacan de manera muy definida en

    aquel d%a memorable...

    En primer lugar, encontramos a Goliat, el soldado filisteo. ,ste era muyalto, aproximadamente 2,90 metros de altura, y estaba fuertemente armado.

    Su armadura lleg( a ser un despojo para Israel; la examinaron

    cuidadosamente y la describieron en forma pormenorizada. Incluso laposaron y hallaron que pesaba cinco mil siclos de bronce, equivalentes a

    209 kilogramos. Estaba protegido por un inmenso escudo que era llevado

    por otro que iba delante de 'l, como para que sus brazos y sus manos lequedaran libres. Bland%a una poderosa lanza, mientras a su lado llevabaespada y jabalina. Era bastante fanfarr(n, pues habl(del banquete que iba aofrecer a las aves y a las bestias, y desafi(a los ej'rcitos del Dios vivo.

    Luego, tenemos a Sa*l; entre los hijos de Israel no hab%a una persona

    superior a 'l. De los hombros arriba sobresal%a por encima de cualquieradel pueblo. ,l tambi'n ten%a una buena armadura, un casco de bronce y unacoraza; pero no se atrev%a a aventurarse en conflicto con los que 'lconsideraba que eran enemigos absolutamente superiores. As%, intimid( aDavid con su materialismo y su incredulidad: -No podr&s t*ir contra aquelfilisteo, para pelear con 'l; porque t* eres muchacho, y 'l un hombre deguerra desde su juventud.(1 S. 17:33).

    Y, por fin, aparece en escena David; 'ste era s(lo un muchacho vigoroso y

    bien parecido. No llevaba espada en la mano, sino una vara, probablementesu cayado de pastor. No ten%a armadura ni armas, excepto una honda en sumano y cinco piedras lisas que hab%a escogido en el lecho del arroyo y lashab%a puesto en su saco pastoril. Pero pose%a un poder espiritual m%stico; elDios vivo era una realidad para 'l. David no ten%a dudas de que el Se+orvindicar%a su glorioso Nombre y entregar%a en sus manos al incircuncisofilisteo. 4He aqu%la calidad de una fe heroica!

    Dicha fe hab%a nacido en secreto y se hab%a nutrido en la soledad. Dios era

    tan real para David como Isa%, o como sus hermanos, o como Sa*l, o comoGoliat. Su alma se hab%a arraigado de tal modo en este concepto de la

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    presencia de Dios que lo llevaba consigo, sin que le perturbaran los gritos

    de los soldados que marchaban a la batalla o las preguntas escudri+adorasque le dirigi(Sa*l.

    Este es el secreto que no falla. S(lo as%puede llegar a ser una posesi(n fijadel alma la percepci(n de la presencia de Dios. El alma puede entoncesdecir repetidamente como el salmista: -Cercano est&s T*, oh Jehov&..

    Adem&s, esta fe hab%a sido ejercitada en conflictos solitarios. Con naturalmodestia, David probablemente se habr%a guardado la historia del le(n ydel oso, a menos que le hubiera sido extra%da por un deseo de magnificar aJehov&. Posiblemente hab%a tenido muchos conflictos similares, de modoque su fe se hab%a fortalecido por el uso, as% como los m*sculos de su

    vigoroso cuerpo juvenil se hab%an fortalecido por el ejercicio.

    Hab%a resistido la prueba de la vida diaria. Parece que algunos piensan quelas m&s altas realizaciones de la vida espiritual son incompatibles con lamolienda del trabajo diario y con la fricci(n del hogar. No fue as% en elcaso de David. Cuando Isa%, que anhelaba saber c(mo estaban sus tres hijosmayores, quienes hab%an seguido a Sa*l en la batalla, le pidi(a David queles llevara raciones y un presente para el capit&n de la divisi(n a la cual

    pertenec%an, hubo en 'l una aquiescencia inmediata y, dispuesta a la

    proposici(n de su padre, -se levant(de ma+ana y se fue con su carga comoIsa% le hab%a mandado.. Y antes de dejar su reba+o tuvo el cuidado deencomend&rselo a un guarda.

    Esto nos ense+a que hemos siempre de estar atentos a no descuidar ning*ndeber para cumplir con otro: si somos llamados al campo de batalla,

    tenemos primero que dejar a alguien a cargo del reba+o. El que es fiel en lom&s grande, primero tiene que haber sido fiel en lo peque+o.

    David soport(mansamente la mala interpretaci(n y la reprensi(n. Al llegaral campo, hall(que las tropas estaban ya en orden de batalla, y corri( alfrente. Ya hab%a visto a sus hermanos y los hab%a saludado, cuando fueatra%do por la voz jactanciosa de Goliat desde el otro lado del valle y conmortificaci(n vio que los hombres de Israel daban vuelta para huir,dominados por el p&nico. David exterioriz(su sorpresa, y supo por los queestaban cerca que aun Sa*l compart%a el p&nico general, y que hab%aofrecido recompensas al campe(n que lo venciera. Fue entonces, pasandoentre los soldados de grupo en grupo, haciendo preguntas, reuniendo

    informaci(n adicional que confirmara sus primeras impresiones y

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    haci'ndoles ver su asombro, que les dijo: -No desmaye el coraz(n deninguno por causa de 'l.(vs. 32).

    Eliab perdi(la paciencia ante las palabras y la actitud de su joven hermano.

    4C(mo se atrev%a a sugerir que la conducta de los hombres de Israel eraindigna de ellos y de su religi(n! 0Qu' se propon%a tratando de averiguartan minuciosamente los particulares de la recompensa del rey? 0Estaba

    pensando en gan&rsela? 4Era absurdo hablar de ese modo! -0Para qu'hasvenido ac&? 0Y a qui'n has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto?.(vs. 28).

    4Ah, qu'veneno hab%a en esas pocas palabras! David, sin embargo, domin(su esp%ritu, y respondi(suavemente: -Ciertamente el deseo de mi padre de

    saber si ustedes estaban bien fue el motivo que me trajo ac&..

    En este punto fue donde realmente gan(la victoria sobre Goliat. De haberperdido la calma ante aquel exabrupto injustificado, la alianza de su alma

    con Dios habr%a sufrido y hubiera ca%do un velo sobre la percepci(n queten%a de la presencia divina. Pero el hecho de pagar el mal con el bien y demantener una compostura inconmovible ciment(su alianza con el Corderode Dios.

    La fe de David sobrepas(el razonamiento humano. Sa*l quiso que Davidse protegiera con la armadura real, aunque 'l mismo no se atrev%a apon'rsela. Le hab%a llamado la atenci(n la ingenua sinceridad del joven,pero le aconsej(que tomara precauciones:-Sobre todo conf%a en Dios y ve, pero s' sabio. Debemos estar bien

    preparados..

    Una mano invisible apart( a David de las redes de la tentaci(n. El ya sehab%a rendido al consejo de Sa*l hasta el punto de vestir la armadura deeste y ce+irse su espada. Pero volvi'ndose a Sa*l, le dijo: -Yo no puedoandar con esto. (vs. 39). Y se quit( todo aquello. Lo que val%a no era laarmadura de Sa*l y el Se+or, sino s(lo el Se+or. Y David pudo, sinvacilaci(n, dirigirse al gigante con la siguiente sentencia: -Jehov&no salvacon espada y con lanza.(vs. 45).

    Dicho con otras palabras:-Ahora que Goliat haga lo que quiera; 'l sabr&que hay Dios en Israel..

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    Cap%tulo 6:En el Nombre de Jehov&de los ej'rcitos

    Mientras los dos ej'rcitos estaban a la expectativa a uno y otro ladodel valle, todas las miradas se volvieron de repente hacia la esbelta figura

    del joven que, cayado en mano, emergi(de las filas de Israel y descendi(por la ladera. Por breves instantes David se ocult(de sus observadores. Sehab%a inclinado sobre los guijarros que cubr%an el fondo, de los cuales

    prestamente seleccion( cinco piedras lisas y las puso en su saco pastoril.Luego, para asombro de los filisteos, y especialmente de su gigantesco

    campe(n, David reapareci( en la ladera opuesta, y r&pidamente avanz(

    hacia el gigante.

    Al ver lo que hac%a David, Goliat lo maldijo y amenaz(con dar color a lahierba del campo con su sangre y con no sepultar su cuerpo sino entregarlo

    a las aves del cielo y a las bestias del campo...

    -Entonces dijo David al filisteo: T* vienes a m% con espada y lanza yjabalina; mas yo vengo a ti en el Nombre de Jehov&de los ej'rcitos, el Diosde los escuadrones de Israel, a quien t*has provocado.(1 S. 17:45).

    En la Biblia, los nombres constituyen una descripci(n del car&cter. Demodo que el Nombre de Dios, tal como lo usaron con frecuencia los h'roesy santos de la historia sagrada, representa aquellos atributos y cualidadesdivinas que se combinan para expresar de Dios lo que Dios es. La cualidad

    especial que David hab%a seleccionado de entre el conjunto de cualidadescontenidas en el Nombre divino de Dios se indica con las palabras -Jehov&de los ej'rcitos.. Venir en Nombre de Jehov& de los ej'rcitos implicaba,

    pues, su propia identificaci(n por fe con todo lo que estaba comprendido en

    dicho Nombre sagrado.

    Una persona que est&en un pa%s extranjero como viajero ordinario habla deuna manera, pero si act*a como representante y embajador de su pa%s,habla de otra. En el primer caso, habla en su propio nombre y recibe el

    respeto y la atenci(n que ese nombre pueda obtener. En el segundo, act*a aconciencia de que est& identificado con todo lo que se relaciona con elnombre de su patria.

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    Hay mucho que tenemos que aprender con respecto a esta %ntimaidentificaci(n con Dios antes de que podamos decir como David: -Yovengo a ti en el Nombre de Jehov&de los ej'rcitos..

    En primer lugar, nuestros motivos tienen que ser puros. No hay duda encuanto al motivo que impulsaba a David en este conflicto. Su *nicaambici(n era quitar el reproche de Israel, y que toda la Tierra supiera quehab%a Dios en Israel. Aqu% debemos tener cuidado. Es sumamente f&cilconfundir cosas que est&n tan separadas como los polos, y suponer queestamos contendiendo para la gloria de Dios, cuando en realidad estamos

    combatiendo a favor de nuestra Iglesia, de nuestra causa, de nuestros

    prejuicios o de nuestras opiniones. Caer en este pecado, inconscientemente,

    es abandonar el derecho de usar el sagrado Nombre de Dios. Con cu&nta

    frecuencia necesitamos exponer nuestros corazones a la inspiraci(n delEsp%ritu Santo, a fin de que ,l los limpie totalmente y los llene de unaferviente consagraci(n a la gloria de Dios.

    Por ello, en segundo lugar, debemos estar dispuestos a permitir que Dios

    ocupe el lugar que le corresponde. As%, David dijo repentinamente que todoel asunto era de Dios, y su actitud fue la de todo hombre que ha hecho

    grandes cosas a favor de la justicia. Tenemos que reconocer a Jesucristo

    como el Guerrero esencial, el Trabajador, el Organizador y el

    Administrador de su Iglesia por medio del Esp%ritu Santo. Cualquier cosaque se deba hacer correctamente, es ,l quien tiene que hacerla. Y es quesomos llamados no a obrar para ,l sino a permitir que ,l obre por medio denosotros. Es su habilidad la que tiene que dirigirnos; su fortaleza,

    facultarnos; sus manos levantadas, llevarnos a la victoria.

    Tuvo que haber sido dif%cil para el joven David no estar de acuerdo conSa*l, especialmente cuando el rey se manifest( tan solicito por su

    bienestar. En realidad, fue bueno que David resistiera el canto de la sirena y

    no permitiera que lo afectaran las lisonjas del favor real. Si se hubiera

    rendido a Sa*l, habr%a quedado fuera del c%rculo del ambiente divino.

    El joven no solicit( compa+eros para la pelea. Estaba perfectamentepreparado para llevar todo el peso de la refriega sin simpat%a ni refuerzos1Tan seguro estaba de que el Se+or de los ej'rcitos estaba con 'l, y de que elDios de Jacob era su refugio. De manera serena y quieta descendi( laladera y seleccion( las piedras m&s adecuadas para su prop(sito. En estaquietud y confianza hall( su fortaleza. No tuvo que huir porque el Se+oriba delante de 'l, y el Santo de Israel era su protecci(n.

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    Cuando lleg(el momento del encuentro, David no vacil(, sino corri(haciael ej'rcito filisteo para enfrentarse a su campe(n. En su joven coraz(n nohab%a miedo a las consecuencias, ni temblor en la voz que respondi( aldesaf%o, ni titubeo en el brazo que volte(la honda, ni falta de precisi(n en

    la punter%a que lanz( la piedra hacia la *nica parte del cuerpo del filisteoque era vulnerable y no estaba protegida.

    Entonces, la piedra se incrust(en la frente del gigante y en un instante cay(sin sentido a tierra. No hab%a tiempo que perder; antes de que Goliat

    pudiera recuperarse, o de que sus asombrados compa+eros reaccionaran desu estupefacci(n, ya David le hab%a separado la cabeza del cuerpo con untajo que le asest(con la propia espada del gigante. Y cuando los filisteosvieron que su campe(n estaba muerto, huyeron. Los despojos de la victoria

    quedaron en manos del vencedor. David alz(la cabeza del filisteo como untrofeo, y llev(su armadura para su tienda.

    Vivamos a solas con Dios. El hombre m&s d'bil es fuerte para hacerproezas si conoce a Dios. Esta es la victoria que vence al mundo, al diablo

    y a la carne: nuestra fe.

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    Cap%tulo 7:

    Jonat&nExisten en la b(veda celeste pares de estrellas llamadas binarias,

    cada una de las cuales probablemente es un sol, pero mezclan sus rayos de

    tal modo que llegan al ojo del espectador como un solo claro rayo de luz.

    As%vemos acercarse a nosotros las nobles e inseparables figuras de Jonat&ny David. Con toda probabilidad, David fue influido profundamente por el

    car&cter de Jonat&n, quien era mayor que 'l...

    -Aconteci( que cuando 'l [David] hubo acabado de hablar con Sa*l, elalma de Jonat&n qued(ligada con la de David, y lo am(Jonat&n como a s%mismo.(1 S. 18:1).

    La primera condici(n para que dos hombres sean amigos es queconcuerden en personalidad. Y el v%nculo de una com*n hombr%a enlaz(aestas dos almas gemelas desde el principio. Jonat&n era un hombre en todala extensi(n de la palabra; tan diestro con el arco como su amigo con lahonda. Era capaz de arder de indignaci(n, fuerte para soportar sin

    acobardarse el estallido de la ira de su padre, no ten%a temor de abrazar lacausa de sus amigos a cualquier costo. Tambi'n era capaz de inspirar a unsolo escudero con su propio esp%ritu ardiente, de atacar a un ej'rcito, derechazar una invasi(n y de conquistarse la admiraci(n y el afecto de todo el

    pueblo, el cual se interpuso entre 'l y su padre para evitar que muriera.

    Y era sensible y tierno. S%, Jonat&n ten%a una maravillosa capacidad deafecto. Am(a David como a s%mismo. Estuvo preparado para entregar a suamigo, sin dolor alguno, la sucesi(n al trono que le pod%a haber

    correspondido. Juzgamos a un hombre por sus amigos y por la admiraci(nque despierta en ellos. Cualquier hombre que fuera un verdadero amigo deDavid, tuvo que haber pose%do muchos de aquellos rasgos distintivos quehab%a en 'l mismo.

    Jonat&n era adem&s genuinamente religioso. As%, cuando se nos presentapor primera vez (v'ase 1 S. 14), viene acompa+ado por su paje de armas.Sube sin ayuda para atacar la guarnici(n de los filisteos, fuertementeatrincherados detr&s de los pe+ascos escarpados. Y cuando se da la se+alconvenida, la acepta como una se+al de la victoria que el Se+or est& a

    punto da darle.

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    Tambi'n, cuando los dos amigos tuvieron que separarse, con pocaesperanza de volver a los buenos tiempos pasados, Jonat&n hall(solaz en elhecho del encuentro divino y en la fe de que el Se+or estar%a entre los dos.Y es que por m&s lejos que estemos de los seres que amamos, estamos muy

    cercanos a ellos en Dios.

    Y cuando, por un arreglo secreto, se encontraron en un bosque en la *ltimaentrevista que tuvieron, -Jonat&n vino a David y fortaleci( su mano enDios. (v'ase 1 S. 20:35-42). No es f&cil describir todo lo que estas

    palabras significan: nuestros corazones interpretan las palabras, e imaginan

    que de aquel esp%ritu noble se derram( una corriente de santa animaci(nhacia el coraz(n de su amigo.

    Consideremos, empero, el conflicto en la vida de Jonat&n: 'l era fiel a supadre; cuando su padre ascendi(al trono de Israel, el Se+or estaba con 'l, yJonat&n lo sab%a (v'ase 1 S. 20:13). Tuvo que haber sido un deleite para 'l

    pensar que las afirmaciones de su padre coincid%an con las de Dios, y elcoraz(n del joven tuvo que haber saltado con una lealtad unida hacia losdos. Pero la bella perspectiva no tard( en ensombrecerse. El Se+or seapart( de Sa*l, y el poder de 'ste para mantener el reino se esfum( deinmediato. Los filisteos invadieron su tierra, las armas de su defensa

    fallaron, y su pueblo lo segu%a temblando. Por *ltimo, Samuel le dijo que

    su reinado no podr%a continuar. Vino luego el d%a nefasto en que Sa*l seentremeti(en el oficio sacerdotal y ofreci(sacrificio. Fue entonces cuandose pronunci( la ominosa sentencia: -Jehov& se ha buscado un var(nconforme a su coraz(n, al cual Jehov&ha designado para que sea pr%ncipesobre su pueblo..

    A partir de ese momento, la carrera de Sa*l tom(un curso inexorable haciaabajo. Pero Jonat&n se mantuvo junto a 'l como si esperara que, por mediode su lealtad a Dios, pudiese detener los efectos del fracaso de su padre y

    conservar a*n el reino para su pueblo. Hasta que lleg(David, el ungido deDios...

    Al principio, aunque Sa*l miraba a David con envidia, no hab%a unaruptura abierta entre los dos amigos. David entraba y sal%a de palacio ygozaba de una posici(n de confianza. Pero cuando las llamas de lahostilidad, que hacia tiempo ard%an en el coraz(n de Sa*l, se manifestaron,comenz(la verdadera angustia para Jonat&n. Por una parte, su deber comohijo y s*bdito lo manten%a apegado a su padre, aunque sab%a que su padreya estaba condenado, y que la uni(n con 'l significaba el desastre para s%mismo. Por otra parte, sent%a profundamente su amistad con David.

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    Esta fue la que lo hizo buscar afanosamente la reconciliaci(n entre su padrey su amigo. S(lo cuando el fracaso repetido prob(que su sue+o no cuajabaen realidad, se dio por vencido.

    Con todo, Jonat&n decidi( permanecer junto a su padre. De esa decisi(nnunca desisti(. Cuando David se march( a donde le pareci(, Jonat&nregres(a la ciudad. Su padre pod%a molestarse de la alianza de Jonat&n conel hijo de Isa%, pero 'l callaba; y finalmente, cuando Sa*l march( a su*ltima batalla contra los filisteos, Jonat&n pele(al lado de su padre.

    Finalmente, Jonat&n muri( como un h'roe; no s(lo por su denuedo en elcampo de batalla contra los enemigos de su patria, sino tambi'n por su

    profunda amistad con otro hombre fuerte, con quien lo un%an los lazos de la

    religi(n y un entusiasmo por todo lo bueno y recto.

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    Cap%tulo 8:Fuera de casa, y en ella

    En hebreo, la diferencia entre los verbos -esperar'.y -cantar'., talcomo aparecen en este pasaje, es poca. Se escriben de igual manera con

    excepci(n de una sola letra. Por tanto, el paralelo entre los dos vers %culoses muy notable:-A causa del poder del enemigo esperar' en Ti, porqueDios es mi defensa (...) Fortaleza m%a, a Ti cantar'; porque eres, oh Dios,mi refugio, el Dios de mi misericordia.(Sal. 59: 9, 17).

    La inscripci(n que encabeza este salmo, uno de los m&s antiguos, indica laocasi(n en que se escribi(: -Mictam de David, cuando envi( Sa*l, y

    vigilaron la casa para matarlo..

    Veamos cu&les fueron los eventos que condujeron a este asalto a la casa deDavid...

    A saber, cuando el ej'rcito victorioso regres(del valle de Ela, la gente detoda la tierra sali( a vitorear. Al c&ntico de victoria se agregaba esteestribillo:-Sa*l hiri( a sus miles, y David a sus diez miles. (1 S. 18:7;20:41). En aquel momento se despert(la envidia en el coraz(n de Sa*l:

    -Y se enoj(Sa*l en gran manera (1) Y desde aquel d%a Sa*l no mir(conbuenos ojos a David.(vs. 8 y 9).

    Pero Sa*l estaba m&s que envidioso. Intencionalmente se propuso frustrarel prop(sito de Dios. Samuel le hab%a dicho claramente que el Se+or hab%aquitado de 'l el reino de Israel y se lo hab%a dado a un pr(jimo suyo mejorque 'l. Y, sin duda alguna, cuando 'l vio que el mozalbete regresaba con lacabeza de Goliat en la mano, le sobrevino la terrible certidumbre de que

    David era el rey divinamente designado.

    Sa*l se dijo: -Yo soy el rey, y buscar' la manera de que esta predicci(npor lo menos no se cumpla. Un hombre muerto no puede reinar; y hay

    muchas maneras que no son asesinato directo por medio de las cuales se le

    puede quitar la vida a un hombre. Pero a esto tiene que llegar el asunto..

    Supuso que si s(lo pod%a quitarle la vida a David, el prop(sito de Dios sefrustrar%a, y resultar%a falsa la predicci(n de Samuel.

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    As%, al d%a siguiente, mientras David intentaba tranquilizarlo con el arpa,dos veces le arroj( la lanza, con la esperanza de que si lo clavaba en la

    pared, el acto pudiera interpretarse como de demencia; pero en cada

    ocasi(n, el arma pas(sin tocarlo, para clavarse en la pared de atr&s y no en

    el coraz(n del joven.

    Luego, Sa*l le dio una importante comisi(n militar y lo hizo jefe de mil,con la esperanza de que este s*bito ascenso hacia el lugar resbaloso de la

    prominencia y del poder mundanos se le fuera a la cabeza y lo hiciera

    cometer alguna traici(n, de la cual la muerte ser%a la obvia pena. PeroDavid se conduc%a prudentemente en todos sus asuntos, de tal modo que elrey, que lo vigilaba de cerca para ver cu&ndo caer%a, lleg( a convencersem&s que nunca de que David era el protegido de Dios, y lo miraba con

    respeto.

    Luego ofreci(al joven soldado la mano de su hija mayor en matrimonio, ycuando se acercaba el tiempo de la boda, traicioneramente le retir( laoferta. La intenci(n era la de despertar su ardiente esp%ritu para que sevengara, y as% poderlo acusar de traici(n; pero todos sus intentos fueroninsuficientes para despertar en David aunque fuera un impulso pasajero de

    venganza.

    De nuevo, cuando le ofreci( su segunda hija, Mical, como premio quehabr%a de ganar al presentar la evidencia de que hab%a matado a cienfilisteos, David regres( ileso con un n*mero doble de evidencias. Y elamor del pueblo crec%a...

    Frustrado en todos sus intentos, el monarca abandonado por Dios, movido

    por la horrible furia de la envidia, dijo a Jonat&n y a todos sus siervos queellos ten%an que hacer desaparecer la atormentadora presencia de David.Pero, por supuesto, el plan fracas( porque Jonat&n era un gran amigo deDavid, y adem&s todo Israel y Jud& lo amaban. Jonat&n en realidad learranc(a su padre la promesa de que no matar%a a su amigo.

    Pero poco despu's, cuando el joven m*sico tocaba el arpa buscandoaliviarle la melancol%a, la lanza que le arroj( la mano de Sa*l volvi( a

    pasar cerca de 'l, y lo hubiera clavado en la pared si David no hubiera sidotan &gil. Era ya de noche, y David huy(a su casa, donde estaba su jovenesposa. Mas, persistiendo en el prop(sito de matarlo, -Sa*l envi( luegomensajeros a casa de David para que lo vigilasen y lo matasen a la

    ma+ana..

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    La mente &gil de Mical salv(la vida de su marido. Ella lo descolg(por unaventana, y 'l pudo escapar. Luego ella coloc( una figura en la camacubierta con una colcha, lo cual hizo que los emisarios de Sa*l pensaranque 'l estaba enfermo. Cuando poco despu's el rey se propuso arrebatar a

    su presa de en medio del lugar sagrado y de la misma presencia de Samuel,tres grupos de mensajeros enviados all% quedaron impotentes. Sa*l fuevencido por el Esp%ritu de Dios (v'ase 1 S. 19:24).

    Aquella debi(haber sido una maravillosa experiencia para David. Para elsentido de la vista no hab%a absolutamente nada que impidiera que losmensajeros del rey, o el mismo rey, lo capturaran. Pero por fe 'l sab%a queestaba siendo guardado dentro de las cortinas de un pabell(n intangible yque estaba guarecido bajo las alas invisibles. La presencia de Dios

    circundaba y proteg%a tanto a Samuel como a David. Y as% har& nuestroDios por cada uno de sus hijos perseguidos.

    Este hombre perseguido es una lecci(n para los hombres y para los &ngeles.Sa*l es su empedernido enemigo, que le tiende trampas y lazos por todas

    partes. Sin embargo, a trav's de todo ello, el coraz(n de David est&tranquilo y sereno. En realidad, prorrumpe en alabanza, como se ve en los

    vers%culos finales de este salmo. 0Cu&l fue el secreto de su serenidad?

    Le sosten%a sobre todo su convicci(n de lo que era Dios: su fortaleza, esoera Dios dentro de 'l; Dios era su refugio: eso era Dios fuera de 'l. Nohab%a demanda que Dios no pudiera satisfacer, ni peligro que no pudieramantener a raya. Y es que Dios es todo eso para el alma que ha aprendido a

    situarlo a ,l entre s% y todo lo dem&s. La compostura de David resid%a,luego, en su actitud hacia Dios: -En Ti, oh fortaleza m%a, esperar'..

    El verbo que se tradujo por -esperar'.se usaba en hebreo con respecto aun pastor que esperaba su reba+o, al guarda de una torre, al centinela queva y viene haciendo su ronda. 0Es esta nuestra actitud habitual? Haymuchos que elevan sus oraciones sin mirar hacia la escalera por la que

    descienden los &ngeles cargados con la respuesta celestial. Oramos, pero noesperamos; pedimos, pero no esperamos recibir; llamamos, pero nos vamosantes de que se abra la puerta.

    Esta es la lecci(n que tenemos que aprender: depender de Dios, esperar lavisi(n, creer que el que nos ense+(a confiar no puede decepcionar nuestraconfianza, estar seguros de que ninguno que espere en ,l puede seravergonzado... 4Esto es esperar en Dios! Entonces, ,l nos guardar&calmados y tranquilos y cambiar&nuestra espera en c&ntico.

  • 8/12/2019 David Meyer

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    Cap%tulo 9:El mensaje de las saetas

    Jonat&n ejerc%a una profunda influencia sobre su padre. Sa*l no hac%aninguna cosa, grande o peque+a, que no la -descubriera a su o%do.. Por el

    bien de su amigo, como tambi'n por el de su padre, Jonat&n anhelabamucho efectuar una reconciliaci(n entre aquel a quien deb%a su lealtad dehijo y de s*bdito y aquel excepcional pastor, m*sico y guerrero, cuyaamistad *ltimamente hab%a sido como un rayo de luz sobre su vida.

    Era la v%spera de la fiesta de la luna nueva, cuando Sa*l invitaba a losprincipales del reino a un banquete; y los dos amigos estuvieron de acuerdo

    en que este era un momento oportuno para probar los verdaderossentimientos de Sa*l. David propuso que 'l se ausentar%a del banquete real,

    para visitar en cambio la casa de su padre en Bel'n. Ser%a bastante f&cilpara 'l hacer esto y regresar al tercer d%a. Entretanto, Jonat&n vigilar%aatentamente la conducta de su padre, observando el tono de su voz para ver

    si era cruel o bondadoso (v'ase 1 S. 20).

    El esquema general de este plan se arregl( dentro del palacio, pero lespareci( prudente continuar la conversaci(n en alg*n lugar retirado.

    Jonat&n, entonces, propuso el ingenioso plan: -Y yo tirar'tres saetas haciaaquel lado, como ejercit&ndome al blanco. Luego enviar' al criadodici'ndole: Ve, busca las saetas. Y si dijere al criado: He all% las saetas,m&s ac& de ti, t(malas; t* vendr&s, porque paz tienes, y nada malo hay,vive Jehov&. Mas si yo dijere al muchacho as%: He all%las saetas m&s all&de ti; vete, porque Jehov&te ha enviado.(vs. 20-22).

    No fue un juego de ni+os el que emprendi(Jonat&n por el sagrado motivode la amistad; y probablemente estaba muy bien preparado para la

    explosi(n que vendr%a como resultado de su protesta por la ausencia delamigo. El primer d%a Sa*l not(la ausencia de David, pero no dijo nada; elsegundo, sin embargo, cuando vio que el asiento de David estaba vac %oa*n, se volvi(con enojo hacia su hijo Jonat&n y le pregunt(la raz(n: -0Porqu'no ha venido a comer el hijo de Isa%hoy ni ayer?.(vs. 27).

    Jonat&n le dio de inmediato la respuesta que hab%an concertado respecto aldeseo que ten%a David de ir a visitar a su familia, y dijo que 'l mismo lehab%a dado permiso para estar ausente. La furia de Sa*l no tuvo l%mites:

    con una hiriente alusi(n a la madre de Jonat&n, la propia esposa de 'l, a lacual se+al( como la culpable de la perversidad de su hijo, y con la

  • 8/12/2019 David Meyer

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    #2

    demanda de que se le trajera a David de inmediato para que muriera, el

    monarca demostr( claramente el inveterado odio que sent%a hacia David.Jonat&n hizo un vano esfuerzo de razonar con el furioso monarca, pero elrey le arroj( la lanza para herirlo. Entonces comprendi( Jonat&n que 'l y

    David ten%an que prepararse para lo peor; y se retir(de la mesa ardiendo deira, pues sufr%a por el caso de su amigo y porque su padre lo hab%aafrentado.

    Como en el caso de David, el Se+or Jes*s est& ahora en oscuridad y endescr'dito en muchos lugares; su Nombre no es popular, su Evangelio esmal entendido, sus seguidores est&n sometidos a reprensi(n y a desprecio.Las saetas de Jonat&n indicaban que 'l no vacilaba en defender a David; as%tambi'n, que nuestras palabras le aseguren al Se+or que estamos dispuestos

    a recibir escarnio, reproche y muerte por su querido Nombre.

    Finalmente, las saetas indicaban el peligro inminente... -1entendi(Jonat&nque su padre estaba resuelto a matar a David (...) Y cuando el muchacho

    iba corriendo, 'l tiraba la saeta de modo que pasara m&s all& de 'l (1)Luego que el muchacho se hubo ido, se levant(David del lado del sur, y seinclin( tres veces postr&ndose hasta la tierra; y bes&ndose el uno al otro,lloraron el uno con el otro; y David llor(m&s.(1 S. 20: 33, 36, 41).

    No hubo necesidad de explicaciones por parte de Jonat&n, pues Davidcomprendi(que el Se+or hab%a determinado que se marchara. El mensajede esas saetas es inexorable tambi'n para nosotros: no hay alternativa sinosalir e irse...

    Con todo, hay cosas que nunca dejamos. David ten%a una posesi(ninalienable: el amor de su amigo, la devoci(n de su pueblo, el recuerdo dela bondad de Dios, la experiencia divina estaba siempre con 'l. Del mismomodo, hay hebras en la tela de nuestra vida que nunca pueden extraerse ni

    destruirse.

    Hay un prop(sito divino que determina nuestra carrera. No hay casualidaden la vida de un hombre bueno. La salida es necesaria para lograr mayor

    felicidad que la que dejamos. Si David hubiera permanecido en el palacio,

    su vida habr%a sido olvidada y habr%a perdido toda la gloria y la felicidadque luego en a+os posteriores hicieron rebosar su copa. Este era el caminohacia el trono. S(lo as%podr%a cumplirse la sentencia que el profeta Samuelhab%a susurrado en su o%do a+os atr&s.

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    #3

    Las saetas indicaban tambi'n que el amor humano tiene que sufrirseparaci(n. Este fue el *ltimo encuentro de los dos nobles corazones:Jonat&n y David. En verdad, estos amigos s(lo se encontraron una vez m&s,

    poco antes de la muerte de Jonat&n. Pero hab%an comprendido que ten%a que

    ser as%. -Vete en paz., le dijo finalmente Jonat&n, como si ya no pudierasoportar la horrible angustia de la despedida. -Y David se levant( y sefue., y se convirti(en un fugitivo y un proscrito, expuesto a ser capturadoen cualquier momento y a una muerte violenta; mientras Jonat&n regresaba

    pensativo y triste al palacio, donde tendr%a que pasar el resto de su vida encontacto con uno que no miraba con simpat%a sus nobles sentimientos, quehab%a ultrajado sus m&s tiernas sensibilidades.

    Estas son las cosas que dejan cicatrices en los corazones y emblanquecen el

    cabello. Pero Cristo viene a nosotros en tales oscuros momentos, como lohizo con los disc%pulos, a quienes hab%a manifestado el pleno significado dela partida de su Maestro que ya se acercaba. Finalmente, no hay nada que

    sirva de puente sobre el profundo golfo de la separaci(n como creer queDios est& dirigiendo cada detalle y confiar absolutamente en suProvidencia.

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    #5

    Cap%tulo 10:Casi loco

    No es f&cil andar con Dios. El aire que bate en las cumbres delHimalaya de la comuni(n divina es raro y dif%cil de respirar. Los pieshumanos se cansan pronto, y la fe flaquea ante el esfuerzo de mantener el

    paso a la par del divino. David descubri( que esto era as%, y cay( en unterrible desplome. Las etapas y las consecuencias de este lapso, junto con

    su recuperaci(n, han de ocupar ahora nuestro estudio...

    La primera indicaci(n de la amenaza existente del declive de David fue laobservaci(n que le hizo a Jonat&n en el sentido de que no hab%a sino un

    paso entre 'l y la muerte (v'ase 1 S. 20:3). Evidentemente su fe estabacomenzando a titubear, pues no podr%a haber habido nada m&s definido quela seguridad divina de que 'l habr%a de ser rey. David estaba mirando aDios a trav's de la niebla de las circunstancias, que ciertamente para losojos de los sentidos eran amenazantes, en vez de mirar las circunstancias a

    trav's del vapor dorado de la misma ayuda de Dios que estaba presente.Pero David posiblemente confiaba de manera demasiado absoluta en lo que

    hab%a recibido, y descuid(la diaria renovaci(n de la unci(n celestial (v'aseJn. 1: 33 y 34; 1 Jn. 3: 3 y 4).

    Luego adopt( un subterfugio que no era digno de 'l, ni de su divino ypoderoso Amigo. Ya avanzada la tarde, la v%spera del d%a de repososemanal, lleg(el yerno del rey, con s(lo un pu+ado de seguidores suyos, al

    peque+o poblado de Nob, situado entre las monta+as a unos ochokil(metros al sur de Gabaa. Aquel era un lugar apacible y apartado, comoconven%a al car&cter y a la vocaci(n de sus a habitantes, quienes seocupaban en el servicio del santuario. Un n*mero de 86 hombres queusaban el efod de lino viv%an all%con sus respectivas esposas, hijos, bueyes,

    asnos y ovejas. A la tranquila corriente de la existencia en aquel lugar santoy retirado, apenas llegaba alg*n murmullo procedente de las tormentas delmundo externo. El sendero que conduc%a al sencillo santuario s(lo erahollado por ocasionales visitantes, como Doeg, quien hab%a llegado all% a

    pagar sus votos, o a ser purificado de la contaminaci(n ritual.

    Era necesario responder las preguntas y calmar las sospechas del sacerdote;

    as% que David indujo a Ahimelec a creer que sus j(venes ayudantes y 'lhab%an estado en esta expedici(n por lo menos durante tres d%as; que el rey

    hab%a insistido especialmente en que la misi(n era privada y secreta; y queuna gran escolta lo esperaba a la distancia. Pero mientras urd%a estas

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    #6

    excusas para el sacerdote de mente sencilla, y aseguraba su voluntaria

    cooperaci(n en lo que respecta a provisiones y armas, un escalofr%o lesacudi( el coraz(n cuando vio el oscuro semblante de Doeg, el edomita,-el principal de los pastores de Sa*l.. David sab%a que toda la historia se le

    volver%a en contra, pues llegar%a a o%dos del vengativo monarca.

    La intranquilidad por este hu'sped insospechado y el temor por s%mismo lesobrecogieron el coraz(n; y tan pronto como pas( el d%a de reposo semarch( de all% y apresuradamente anduvo por las colinas en direcci(nsureste hasta atravesar la profunda depresi(n del valle de Ela, donde 'lhab%a logrado la gran victoria de su vida. Unos diecis'is kil(metros m&sadelante se hallaba la orgullosa ciudad filistea de Gat, que en el tiempo de

    la batalla hab%a enviado a su campe(n con todo el despliegue de su estatura

    y de su fuerza.

    Atr&s, David hab%a dejado a un enemigo implacable. 4Qu' peor destinopodr%a esperarle en Gat que aquel que lo amenazaba cada momento quepermaneciera dentro de los l%mites de Jud&! Por tanto, resolvi(aventurarse,probablemente con la esperanza de que, como ya era un guerrero maduro,

    no lo reconocer%an como el muchacho pastor de a+os atr&s; o de que losfilisteos se alegrar%an de contar con su ayuda en sus guerras contra loscompatriotas de David.

    Tal vez por el hecho de que la espada de Goliat colgaba de su cintur(n, fueinstant&neamente reconocido. Sus manos se hab%an empapado con sangrefilistea. La fortuna de 'l se hab%a levantado del polvo a expensas de losacongojados corazones y hogares de toda la tierra de los filisteos. David

    comprendi( el inmenso peligro en que se hallaba de ser encarcelado yejecutado. Recurri(entonces, para salvarse, a la treta indigna de imitar laconducta de un loco; y escrib%a en las hojas de las puertas de la ciudad ydejaba que la saliva le corriera por la barba. Su ardid tuvo 'xito. Aquis lodescart(con una salida humor%stica a sus siervos, en el sentido de que 'l yaten%a suficientes locos y no necesitaba otro.

    Este fue ciertamente uno de los episodios menos dignos en la agitada vida

    de David, muy indigno del ungido de Dios. Y lo vergonzoso est&en que nohabr%a habido necesidad de ello, si 'l, por su incredulidad, no se hubieraapartado del Dios vivo.

    A primera vista nos asombramos por la discrepancia aparentemente

    irreconciliable entre las escenas que acabamos de describir y el Salmo 56,

    cuya inscripci(n lo relaciona con ellas. Pero una mirada m&s de cerca

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    #7

    pondr&de manifiesto muchos parecidos entre las circunstancias del cantory sus palabras conmovedoras. Y as%se nos recuerda que, debajo de muchode lo que es indigno y despreciable, puede estar ardiendo una verdadera

    devoci(n, un vigoroso anhelo de Dios, un alma de bien entre las cosas

    malas. La mayor parte de este exquisito salmo est& estructurada en dosestrofas, cada una de las cuales termina con el mismo estribillo. El resto delSalmo est&lleno de esperanza y alabanza, y es una expresi(n del gozo conque el salmista espera andar delante de Dios en la luz de la vida.

    As%, en los primeros cuatro vers%culos, el salmista se vuelve del hombre aDios; de las apretadas filas de sus enemigos a la misericordia divina. Sus

    enemigos surgen en torno a 'l, y amenazan con engolfarlo y trag&rselo. ,lse considera como una paloma solitaria que est& lejos de sus bosques

    nativos; su coraz(n tiembla y se llena de dudas, entre los muchos quepelean contra 'l con soberbia. Sin embargo, contrasta el temor con la fe, ydiscute consigo mismo con respecto a que su temor no tiene base; y

    contrasta la fuerza carnal del hombre con el supremo poder de Dios. Un

    nuevo canto surge en su boca, cuya esencia es: -No temer'.(vs. 4).

    4Oh, qu'feliz es el alma que ha aprendido a estar al lado de Dios como suRoca y su Fortaleza!

    No obstante, en la segunda parte del Salmo, de nuevo David se halla en las

    profundidades. Nunca hay un momento de interrupci(n en la lucha de suspalabras; ni un destello de alivio en la hostilidad de sus pensamientos; ni un

    paso que no sea vigilado atentamente por los que acechan su alma. Vaga a

    intervalos de refugio en refugio; sus l&grimas caen densas y pidas; susenemigos son tan numerosos como los cabellos de su cabeza. Sin embargo,

    volvemos a o%r la voz de la fe que resuena con una positiva declaraci(n:-Esto s', que Dios est&por m%.(vs. 9).

    Finalmente, en la tercera parte del Salmo no hay m&s reca%da. Acaso elcoraz(n de David est&firme, conf%a en el Se+or. Los votos de Dios est&nsobre su cabeza. Mira hacia atr&s, hacia el oscuro abismo en que su almacasi hab%a ido a parar, y comprende que est&libre para siempre. Al llegar lama+ana, ve huellas al borde del precipicio, y reconoce que el poder y lagracia divinos lo han librado de la ca%da. Y ahora est&seguro de que, desdeese d%a en adelante, andar&en la luz de la vida. En la extrema angustia deaquellas horas que pas(en Gat, el que hab%a ca%do regres(a Dios, y unavez m&s se sent(, como un hijo en el hogar, ungido con aceite, a la mesaaderezada en presencia de sus enemigos.

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    Un hijo de Dios puede ser perdonado y restaurado; sin embargo, las

    consecuencias de su pecado pueden envolver sufrimientos para muchas

    vidas inocentes. As%sucedi(en el caso de Ahimelec.

    A saber, poco despu's, cuando Sa*l se propuso despertar la simpat%a de sussiervos enumerando los males que hab%a sufrido a manos de David, Doegaprovech(la oportunidad de congraciarse con el favor real narrando lo quehab%a visto en Nob. Cont( lo ocurrido de tal modo que pareciera que elsacerdote y su casa eran c(mplices en la acci(n de David, y tal vez estabaninclinados a que David ganara el poder supremo. En vano afirm(Ahimelecsu inocencia, enumer( los servicios de David y se refiri(a las numerosasocasiones en que David hab%a buscado su ayuda.

    Persisti(en declarar que 'l no estaba al tanto de la lucha que hab%a entreSa*l y su yerno. Pero antes que cayera la noche, las blancas t*nicas de lossacerdotes estaban empapadas en sangre, y todo ser viviente del pueblecito

    de la monta+a fue herido a espada. Por medio de un acto despiadado, todala comunidad sacerdotal fue exterminada (v'ase 1 S. 22:6-23).

    Pero hubo un sobreviviente, pues Abiatar escap(, y llev(en sus manos elefod; y un d%a vio David, para horror suyo, que la forma desgre+ada ymanchada de sangre del sacerdote atravesaba veloz y jadeante el valle de

    Ela, para hallar refugio con la banda de proscritos en la cueva de Adulam.4Que los hijos de Dios tengan cuidado! El pecado es amargo para laconciencia del pecador, y son amargas las consecuencias que produce en

    otros. Sus semillas pueden esparcirse sin que luego puedan recuperarse,

    para producir amargas cosechas en las vidas de aquellos que, a trav's de sumisteriosa uni(n con nosotros, est&n inevitablemente involucrados en lasconsecuencias de nuestras obras.

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    Cap%tulo 11:La cueva de Adulam

    Habiendo salido de Gat, con un coraz(n agradecido por lamisericordia liberadora de Dios, David se apresur( a volver a cruzar lafrontera y se hall( de nuevo en el reino de Sa*l. Su vida, sin embargo,estaba en gran peligro y no se atrev%a a exponerse a los celos del rey.Aparentemente no hab%a otra alternativa que adoptar la vida de un fugitivoy errante en las monta+as de Jud&, con las cuales su vida de pastor lohab%an familiarizado tanto.

    A unos tres kil(metros de Gat, por el valle de Ela hacia arriba, hay un

    laberinto de colinas y valles profusamente agujereados con cuevas. Una deestas, cerca de la antigua ciudad cananea de Adulam, de la cual tom( elnombre, le ofreci(a David durante un considerable per%odo el refugio queestaba buscando. El lugar en que estaba situada hac%a posible que 'l

    pudiera cruzar de un pa%s a otro, seg*n lo exigiera la ocasi(n. Toda sufamilia huy( hacia el sitio donde se hallaba David, sin duda alguna pormiedo a la violencia del odio de Sa*l. Tambi'n acudieron a 'l todos losque estaban afligidos, los endeudados, los descontentos, y 'l se convirti(ensu capit&n.

    No es necesario abundar aqu% acerca del amor filial de David, quienatraves(toda la distancia desde Adulam hasta Moab con el fin de conseguirasilo para sus padres. Baste decir que los dos viajes que hizo, primero para

    conseguir refugio para ellos y luego para escoltar a la anciana pareja hasta

    all%, nos muestran un rasgo enaltecedor del car&cter de David.

    No puede haber duda de que el Esp%ritu Santo desea que tracemos unaanalog%a entre la historia de David y la del Se+or Jes*s en el actual

    momento en que ,l es rechazado y proscrito del trono del mundo...

    A saber, aunque Sa*l hab%a sido ungido por Samuel, a causa de ladesobediencia hab%a perdido su derecho a reinar. Ya se hab%a pronunciadola sentencia de destituci(n, y se esperaba que se ejecutara en el momentoapropiado.

    De la misma manera, Satan&s, el oscuro esp%ritu ca%do, que fue una vez un&ngel que estaba sentado sobre el monte de Dios, y era perfecto en sus

    caminos desde el d%a en que fue creado hasta que se hall(injusticia en 'l,a*n retiene el trono del mundo. ,l lanza su jabalina contra el rey que Dios

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    escogi(conforme a su propio coraz(n. En la tentaci(n y en el Getseman%quiso m&s bien haberlo clavado en el muro. Pero todos sus intentos ten%anque fallar. Como Sa*l cay(en el campo de Gilboa, as%el pr%ncipe de lastinieblas ser&echado finalmente en el abismo.

    En segundo lugar, el reino de David estuvo escondido; era un verdadero

    reino, aunque era un misterio velado en la oscuridad de la cueva de Adulam

    y escondido en el laberinto formado por valles y monta+as. Tal fue tambi'nla experiencia del Rey divino, quien cay(en el misterio del abandono en lacruz y en el de ser rechazado en la tumba y cuya Persona y Reino est&nahora completamente ocultos del mundo de los hombres. Por ahora, su

    Reino es -un misterio..

    Adem&s, David y sus seguidores estuvieron separados. Sacados delcampamento de Israel, no ten%an otra alternativa. No ten%an conexi(ninmediata con las fiestas, ni con los espect&culos p*blicos, ni con losconcilios, ni con las decisiones, ni con la pol%tica interna, ni con las guerrascontra los extranjeros que libraba Sa*l. El destino de un exilio, y el senderodel errante y extranjero, les fueron asignados a David y a los que estuvieron

    dispuestos a compartir su suerte. Tuvo que haber habido una perpetua

    tristeza y soledad en su alma.

    El verdadero Rey de los hombres est& a*n fuera de la pol%tica y de lasociedad humanas. No podemos tenerlo a ,l y a la vez tener esa pol%tica yesa sociedad. Los que deseen ser sus s*bditos tienen que salir a encontrarsecon ,l fuera del campamento, dispuestos a abandonar todo lo que tienen yser considerados como desecho del mundo.

    David se conform( con esperar el tiempo oportuno de Dios. Nunca seveng(de ninguna provocaci(n que le hiciera Sa*l. Por m&s f&cil que fuerala oportunidad de lograr ventaja sobre su vengativo perseguidor, 'l nunca laaprovech(. Estaba preparado para esperar el tiempo oportuno de Dios y

    para recibir el poder supremo seg*n el m'todo divino. Y as%ha ocurrido atrav's de estos siglos que van pasando, mientras nuestro Salvador est&esperando. Ahora es el tiempo del Reino y de la paciencia de Jesucristo;

    aqu% est& la paciencia de los santos, mientras toda la creaci(n anhela lamanifestaci(n de los hijos de Dios.

    La noticia de que David hab%a regresado a Jud&y de que se hallaba en elrefugio de la cueva se extendi( r&pidamente por toda la tierra; y los queestaban afligidos por la desdicha, la pobreza y la amargura del alma

    comenzaron a reunirse en torno a 'l. 4El joven l%der pronto se hall( a la

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    cabeza de cuatrocientos hombres, una banda muy heterog'nea! Elhistoriador sagrado dice que sus rostros eran como de leones, y que eran

    tan r&pidos como los ciervos en las monta+as; pero sus temperamentos eranprobablemente turbulentos y feroces. Se necesitaba toda la gracia y el tacto

    y la habilidad de estadista de que era capaz el joven gobernante parareducirlos a la disciplina y al orden. Ciertamente no fue peque+a haza+aorganizar tales materiales, de tal modo que llegaron a constituir el n*cleodel m&s grande ej'rcito de su tiempo, y llevaron el estandarte de Israelhasta los l%mites m&s remotos a que jam&s hab%a llegado.

    Es imposible no volvernos de David hacia Aquel que, aunque proscrito del

    esquema de este mundo y de su pr%ncipe, est&siempre reuniendo en torno asu estandarte a los pobres y desechados, a los leprosos y pecadores, a los

    ciegos, los magullados y los de coraz(n quebrantado, a los que est&n enaflicci(n, endeudados y descontentos, para convertirlos en soldados queganar&n el mundo para ,l.

    Estos soldados bravos y rudos hallaron en David un nuevo centro para su

    vida. Nosotros tambi'n, en el Se+or Jes*s, hemos hallado un nuevoobjetivo. Vivir para ,l es vivir en verdad, y morir por ,l es ganar.

    0Abandonaron ellos los modales y costumbres de su vida anterior ypermitieron que la lanzadera del amor y de la devoci(n tejiera un nuevocar&cter? Nosotros tenemos que despojarnos del viejo hombre con susobras, y vestirnos del nuevo hombre.

    0Estimaban ellos a David porque hab%a quitado su descontento, alivi( suaflicci(n y los redimi(del desorden y la ansiedad de su existencia? Muchom&s tenemos que amar a Aquel que ha hecho m&s favor por nosotros que loque hizo David por sus seguidores. ,l pag(nuestras deudas con su preciosasangre, nos exoner( de nuestros acreedores al pagarles ,l personalmente,nos visti( con su perfecta belleza, alivi( nuestros dolores y calm( ytranquiliz(nuestras almas.

    El Salmo 34 se relaciona con la cueva de Adulam. Fue all% donde lapeque+a hueste necesitaba que el &ngel acampara alrededor de ellos; all%rug%an los leoncillos mientras deambulaban por los desiertos en busca dealimento; all% tambi'n se solicit( perpetuamente el cuidado de Dios paraque guardara los huesos de los fugitivos, a fin de que no se quebraran al

    caer en las hendiduras (v'ase vs. 7, 10, 20).

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    Finalmente, el alma que practica una vida de separaci(n, que deja tras s%elpecado que ha sido juzgado, abandonado y perdonado, puede contar con las

    siguientes bendiciones: liberaci(n -aun en medio de las dificultades yperplejidades causadas por sus propios delitos (vs. 4, 7, 17, 19)-,

    iluminaci(n -pues lo que es la alborada para el fatigado observador, esoser&Dios para el alma que en medio de la oscuridad ha estado buscando atientas, si s(lo levanta su rostro hacia el de ,l (vs. 5)-, perfecta provisi(n -de tal modo que no le falte nada de lo que realmente necesite (vs. 10)- y la

    percepci(n de la cercan%a a Dios. En efecto, ,l estar&m&s cercano que lom&s cercano, y ser&m&s real que la presencia o la ausencia de cualquiera(vs. 18).

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    Cap%tulo 12:La piedra blanca

    No est& perfectamente claro d(nde se encontraba David cuandoAbiatar se uni(a 'l. En lo que se refiere a tiempo, se requiere que fijemosel asesinato de los sacerdotes poco despu's de que 'l huyera a Gat; y en esecaso, Abiatar tuvo que haber acudido a David mientras este estuvo

    escondido por primera vez y durante un per%odo prolongado en la cueva deAdulam. Basados en esta suposici(n ya hemos esbozado la llegada delfugitivo all%jadeante y desgre+ado (v'ase 1 S. 23:6).

    La raz(n especial por la cual David se sinti(satisfecho de recibir a Abiatar

    fue que 'ste trajo consigo, rescatado del pillaje a que fue sometido elpueblecito, el sagrado efod, dentro del cual estaba el sagrado Urim y

    Tumim, palabras que significan -luz.y -perfecci(n..

    La ropa que llevaba debajo el sumo sacerdote era una t*nica de lino blanco,sobre la cual usaba un manto azul, y sobre este el efod, hecho de lino tejido

    con hebras de azul, p*rpura, escarlata y oro. A este se fijaba el pectoral, enel cual hab%a doce piedras preciosas, que representaban las doce tribus deIsrael. En dicho pectoral probablemente hab%a uno o dos diamantes bellos y

    resplandecientes, a trav's de los cuales Dios manifestaba su voluntad. Si alhacer con reverencia el sacerdote a Dios cualquier pregunta, la luz de estas

    piedras preciosas se opacaba, eso significaba que la respuesta era negativa;

    si por el contrario, fulguraban de esplendor, eso significaba que la respuesta

    era afirmativa.

    Obviamente fue una gran ganancia para David tener a mano este

    inapreciable m'todo de comunicaci(n entre Jehov& y 'l. Ya Gad estabacon 'l como representante del oficio prof'tico; ahora Abiatar y el efod

    representaban la m&s preciosa prerrogativa del sacerdocio. Por cualquierade estos medios, y probablemente en estos primeros d%as, especialmentepor el *ltimo, 'l pod%a en cualquier momento saber la voluntad de Dios.

    As%, por ejemplo, si le llegan noticias de que los filisteos est&n saqueandoKeila, David no se atreve a perseguirlos hasta consultar primero con el

    Se+or. Si la gente del pueblo se propone traicionar cobardemente a sulibertador, 'l no se atreve a salir de la peque+a ciudad hasta haber recibidoinstrucciones divinas que le indiquen que tiene que marcharse.

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    En una de las m&s horribles experiencias de su vida, cuando sus hombreshablaban de apedrearlo en vez de defender su causa, 'l le dijo a Abiatar:-Yo te ruego que me acerques el efod.(1 S. 30:7).

    Abiatar se lo acerc(, y David consult(a Jehov&. Y mucho tiempo despu'sde haber sido reconocido como rey de la tierra, en sus conflictos con losfilisteos, ten%a el cuidado de consultar con el Se+or con respecto al m'todomismo de ataque (v'ase 2 S. 5:17-25).

    Evidentemente esta era la pr&ctica santa de su vida: esperar en Dios hastahaber dado tiempo suficiente para una clara manifestaci(n del prop(sito ydel plan divinos.

    Recapitulemos: cuando Israel sali(de Egipto, fueron guiados a trav's deldesierto por medio de una columna de nube y fuego, luego que seestablecieron en su propia tierra, el Urim y el Tumim ocuparon su lugar,

    despu's de alg*n tiempo, los profetas hablaban movidos por el Esp%rituSanto, y ahora, en el Nuevo Testamento, tenemos la Iglesia, que juega un

    papel muy importante, se+alando al pueblo el camino de Dios.

    En uno de los *ltimos mensajes que dio el ascendido Se+or a su Iglesia, atrav's del ap(stol Juan, predijo que el que venciera al mundo recibir%a una-piedrecita blanca. (v'ase Ap. 2:17), y el adjetivo blanca significaresplandeciente o lustrosa. Por tanto, puede denotar un diamante, o

    probablemente se refiera a aquellas piedras antiguas que hab%a en elpectoral del sacerdote, que se opacaban o fulguraban con los or&culosdivinos.

    Dicho esto en otros t'rminos, cada hijo de Dios tiene su propia piedra deUrim y Tumim, que es una conciencia libre de pecado, un coraz(n limpioen la sangre de Cristo y una naturaleza espiritual llena del Esp%ritu Santo deDios.

    Cuando estemos en duda o en dificultad, cuando muchas voces nos

    impulsen a hacer esto o lo otro, qued'monos quietos en la presencia deDios; estudiemos su Palabra con una actitud de devota atenci(n; elevemosnuestra naturaleza hacia la luz pura de su rostro, con el anhelo de saber s(lolo que Dios el Se+or determine, y antes que pase mucho tiempo tendremosuna impresi(n muy clara, la inequ%voca predicci(n de su consejo secreto.En las primeras etapas de la vida cristiana no es prudente depender s(lo deesto, sino que es mejor esperar la corroboraci(n de las circunstancias.

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    Pero los que han tenido numerosos tratos con Dios conocen bien el valor de

    la comuni(n secreta con ,l para confirmar su voluntad. Los diarios deGeorge Fox est&n llenos de referencias a este secreto del Se+or, que est&con todos los que le temen.

    Acudamos, pues, a Dios con todas nuestras preguntas, y aprendamos de laluz de su sonrisa o de la nube de su negativa. Si nos atrevemos a esperar en

    silencio y con expectaci(n, aunque todos los que nos rodean insistan en unadecisi(n o acci(n inmediata, comprenderemos claramente la voluntad deDios.

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    Cap%tulo 13:C&nticos nacidos del dolor

    Es notable el hecho de que muchos de los salmos de David datan deaquellos d%as oscuros y tristes en que 'l era perseguido como una perdiz

    por las monta+as. Podemos seguir su sendero a trav's del Salterio, comotambi'n en las sagradas narrativas de sus peregrinaciones. Keila, Zif,Ma(n, En-gadi entregan sus temas para que hagamos esfuerzos que vivir&n

    para siempre. Ahora trazaremos el paralelo entre la historia de David y suscantos.

    As%, por ejemplo, mientras David estaba escondido en el bosque de Haret,

    le llegaron las noticias de una incursi(n de los filisteos a uno de losinfortunados pueblos de la frontera: -He aqu%que los filisteos combaten aKeila, y roban las eras..

    En ese tiempo, la cosecha del a+o estaba extendida para trillarla; por tanto,era el momento oportuno para los saqueadores. El enemigo m&s amargo eimplacable de Israel se estaba llevando el trabajo del a+o y arreando elganado. David se levant( y descendi( de las colinas de Judea hacia losllanos, se encontr( con los merodeadores cuando ya iban de regreso,

    fuertemente cargados con el bot%n y experimentando dificultades con elganado. ,l mat( a muchos de ellos y devolvi( todo el despojo a laregocijada gente del pueblo que, en recompensa por sus servicios, con

    alegr%a le dieron alojamiento y lo agasajaron junto con sus hombres.

    Aquella recepci(n tuvo que haber sido algo muy bueno para la peque+abanda de hombres agotados. El hecho de volver a estar en un pueblo que

    ten%a puertas y vallados fue bien recibido como un cambio de aquella vidaen cuevas y cavernas metidas en las entra+as de la tierra. Y este rayo de

    consuelo fue el que probablemente hizo que el m*sico principal produjerael Salmo 31: -Bendito sea Jehov& porque ha hecho maravillosa sumisericordia para conmigo en ciudad fortificada.(vs. 21).

    Su estancia en Keila lleg(a su fin cuando recibi(noticias, tal vez enviadaspor Jonat&n, de que Sa*l estaba preparando un expedici(n para ir acapturarlo. Estas informaciones fueron confirmadas por el efod, mediante

    el cual David consult( con el Dios de Israel; por este medio tambi'nrecibi( la comunicaci(n de que el pueblo de la ciudad, cobarde e ingrato,

    cuando se viera obligado a escoger entre el rey y David, no vacilar%a ensalvarse entregando a su libertador. Entonces David y sus hombres, que

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    eran como seiscientos, se levantaron y se marcharon de Keila, y fueron a

    cualquier parte donde pudieran ir. Tal vez se dividieron en peque+osgrupos, mientras el l%der, con sus devotos seguidores m&s intr'pidos, seabri(paso hacia la vecina localidad de Zif, situada a unos cinco kil(metros

    al sur de Hebr(n.

    Este fue m&s o menos el per%odo m&s adverso en la vida de David. El rey lobuscaba todos los d%as con una malicia que indicaba que evidentementehab%a salido a buscar su vida. Adem&s de este implacable odio, estaba latraici(n premeditada de los zifitas, quienes trataron de obtener el favor delrey denunciando el escondite de David. A David le lleg( la noticia de latraici(n que ellos intentaban y se movi(m&s al sur, al desierto de Ma(n,donde una monta+a c(nica permite un amplio panorama de la zona

    circundante. Pero los hombres de Zif condujeron al rey hacia dicho lugarcon tal mortal precisi(n, que antes de que David y su banda pudieranescapar, el peque+o grupo sitiado descubri( que la monta+a en que ellosestaban reunidos se hallaba rodeada por las tropas reales, y que era

    imposible escapar. Para ellos fue afortunado el hecho de que en esta

    coyuntura, un jadeante mensajero irrumpi( ante Sa*l con estas palabras:-Ven luego, porque los filisteos han hecho una irrupci(n en el pa%s.(1 S.23:27).Fue entonces cuando David dio un gran suspiro de alivio y cant(elSalmo 54: -Oh Dios, s&lvame por tu Nombre, y con tu poder defi'ndeme.

    (vs. 1).

    De Ma(n, cuando el calor de la persecuci(n hubo pasado, David traslad(su centro de operaciones hacia el este, hacia los baluartes de la cabra

    mont's situados en las costas del Mar Muerto. Se dice que piedras grisescurtidas por la intemperie indican el sitio de una antigua ciudad, y que se

    han descubierto trazados de palmas incrustados en las piedras. Este fue el

    siguiente lugar de reuni(n de David: En-gadi, la guarida de la cabramont's.

    Aqu%de nuevo el salmista expresa sus experiencias a trav's de la m*sica endos inapreciables cantos. El primero es el Salmo 57: -Ten misericordia dem%, oh Dios, ten misericordia de m%; porque en ti ha confiado mi alma.(vs.1).

    El segundo, el Salmo 142: -Con mi voz clamar' a Jehov&; con mi vozpedir'a Jehov&misericordia. Delante de ,l expondr'mi queja. ( vs. 1 y2).

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    Las experiencias del desierto dieron tambi'n origen a otros salmos, todoslos cuales se caracterizan por una recurrencia a las mismas met&forastomadas del escenario del desierto y de los pe+ascos; de sus mismas

    protestas de inocencia, de los mismos ruegos para que lo cubriera la sombra

    del Alt%simo, de las mismas referencias a Sa*l, las cuales expresa condelicadeza. Entre estos est&n los Salmos 11, 13, 17, 22, 25, 64.

    No podemos tratar estos salmos detalladamente, pero una o dos

    caracter%sticas cautivar&n la mirada m&s superficial...

    En primer lugar, hay en ellos una consciente rectitud. Su conciencia estaba

    limpia y desprovista de delitos, tanto hacia Dios como hacia los humanos.

    Si alguien lo hubiera desafiado en cuanto a la absoluta ausencia del pecado,

    'l habr%a reconocido que tambi'n necesitaba constantemente ofrecersacrificios propiciatorios a fin de solicitar el favor de Dios para s%, comocualquier otro israelita. Sin embargo, con respecto a Sa*l, o a cualquiertraici(n contra 'l o contra su casa, protest( tranquilamente su absolutainocencia, y se volvi(confiadamente hacia Dios con las manos limpias y elcoraz(n puro, como un hombre que no hab%a elevado su alma a la vanidad,ni jurado con enga+o.

    En segundo lugar, hay en ellos gran evidencia de sufrimiento. De todas las

    fuentes de dolor no hay ninguna que sea tan dif%cil de soportar como lamalicia de nuestros compa+eros. Esto hizo sufrir a David m&s quecualquier otra cosa. Aunque 'l era absolutamente inocente, aunque estabadispuesto a entregarse a la oraci(n y al ministerio a favor de ellos, suscalumniadores no obstante lo persiguieron con inexorable malicia: -Susdientes son lanzas y saetas, y su lengua espada aguda.(Sal. 57:4). Pero 'lclamaba a Dios:-Oh Dios, s&lvame por tu Nombre, y con tu poderdefi'ndeme.(Sal. 54:1). -He aqu%, Dios es el que me ayuda.(Sal. 54:4).-Clamar'al Dios Alt%simo, al Dios que me favorece. ,l enviar&desde losCielos, y me salvar& (1) Dios enviar& su misericordia y su verdad. (Sal.57: 2 y 3). -No tengo refugio, ni hay quien cuide mi vida; clam'a ti, ohJehov&; dije: T*eres mi esperanza.(Sal. 142: 4 y 5).

    4Qu'profundidades tan pat'ticas hay en estas estrofas de petici(n! Davidse encomienda a Aquel que juzga justamente. Si algunos de los que leen

    estas l%neas est&n siendo injustamente calumniados y perseguidos, quereposen en el Se+or y esperen pacientemente en ,l. Tal vez puedatranscurrir alg*n tiempo antes de la hora de la liberaci(n, pero pronto Diosse levantar& y elevar& a los pobres por encima del polvo, -para hacerlossentar con los pr%ncipes y heredar un sitio de honor..

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    Cap%tulo 14:La moderaci(n de David

    Cuando David repas( su vida y escribi( la cr(nica de susexperiencias, estaba bien al tanto de los innumerables males que lo hab%anrodeado, y de los muchos que hab%an tratado en vano de destruir su alma...

    -Y se inclin( a m%, y oy( mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de ladesesperaci(n, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre la pe+a, y enderez(mis pasos. Puso luego en mi boca c&ntico nuevo, alabanza a nuestro Dios.(Sal. 40:1-3).

    Y si insistimos en averiguar cu&l fue su actitud durante todas estasexperiencias largas y tristes, 'l responde:-Pacientemente esper'a Jehov&.(vs. 1).

    Esto es, esperamos al Se+or con paciencia y sumisi(n. 4Cu&n necesario esque nosotros aprendamos tambi'n esta lecci(n de silencio, paciencia yresignaci(n!

    Pero, para poder esperar a Dios, tiene que haber alguna promesa que

    justifique nuestra espera, o alg*n compromiso definido de Dios en el cualpodamos descansar. As%, por ejemplo, cuando Jonat&n y David seencontraron por *ltima vez en el bosque de Zif, Jonat&n le habl(como unmensajero de Dios: -No temas, pues no te hallar& la mano de Sa*l mi

    padre, y t* reinar&s sobre Israel, y yo ser' segundo despu's de ti; y aunSa*l mi padre as%lo sabe.(1 S. 23:17).

    Adem&s de esto, David era consciente de la facultad y el poder que Dios lehab%a dado; de la capacidad para tomar el tim(n del perturbado reino y

    guiar la azotada nave hacia aguas m&s calmadas. Lleg(a la convicci(n deque Dios ten%a un gran prop(sito para su vida, y determin( en su propiamente que esperar%a pacientemente a que el Se+or hiciera lo que hab%adicho, y que no levantar%a un dedo para asegurar el trono para s%mismo.Cuando llegara el momento para que 'l se sentara en el trono como el reyreconocido por el pueblo, ser%a desde el principio hasta el fin don y obra deDios.

    Una tarde en que Sa*l, con tres mil hombres, persegu%a con sa+a a David

    por entre las desoladas y agrestes rocas de Engadi, un extra+o incidente locoloc( completamente en manos de su perseguido. David y sus hombres

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    estaban en los rincones m&s profundos de una inmensa cueva cuando Sa*lentr(en ella. Sus hombres hab%an seguido adelante, pero la intensa soledady el silencio que hab%a por dentro y por fuera lo dejaron impresionado; as%que se demor(un poco en la entrada de la cueva.

    El