Kościół Wg Franciszka Palau

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Francisco Palau - Profeta y Místico Nuevo modo de ser y

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Francisco Palau - Profeta y MísticoNuevo modo

de ser y entender la

Iglesia.

La novedosa concepción de Iglesia abrió a Francisco Palau a nuevos horizontes de:

Vida interior: “me transformó alma y cuerpo”.

Estilo orante: “todas mis relaciones con Cristo y con el Padre son siempre en relación con su Iglesia”

Compromiso misionero: “mi misión se reduce a anunciar que eres infinitamente bella… amor a Dios y al prójimo, porque los prójimos son la Iglesia”, “busco en los servicios ocasión de complacerte”, “cuanto haces a los prójimos, lo haces a mi, porque yo soy ellos y ellos son la Iglesia”.

NOVEDOSA CONCEPCIÓN DE IGLESIA: VOCACIÓN MISIONERA

La búsqueda de la Iglesia por parte de Francisco Palau fue larga y constante.

Tiene su punto de arranque en el profundo deseo de felicidad.

La búsqueda de la felicidad condujo a Francisco Palau hasta el encuentro con la Iglesia de rostros concretos.

Iglesia Institución

Iglesia Misterio de Comunión Actitud Samaritana

“mi vida al servicio de la Iglesia de prójimos”

Actitud defensiva(la causa de la

Iglesia)

BÚSQUEDA DE DIOS Y ENCUENTRO CON EL PRÓJIMO: ESPIRITUALIDAD ECLESIAL

Esa consagración total a la Iglesia (“vivo y viviré por ella, vivo y moriré por ella”), la vivió como verdadero matrimonio espiritual, misterio y realidad que se sitúa ya en el bautismo, en el ser mismo de la vida cristiana.

En esa espiritualidad eclesial, estilo de ser, aparecer y proyectarse, sintió la llamada divina a crear una nueva familia religiosa en el seno del Carmelo Teresiano, que se concibiera a sí misma Iglesia y en la Iglesia y se proyectase carismáticamente con un estilo de Iglesia (“familia” y “uniones de fraternidad”) y para edificar la Iglesia que ama y sirve (“comunidad de hermanos próximos”)

La experiencia y magisterio de Francisco Palau nunca separa la unidad Cristo y los prójimos, Dios y los hombres. Pone en boca de Jesús estas palabras:

Yo soy Jesús en la Iglesia [...] Yo y la Iglesia somos dos en uno [...] Y esa unidad es tu amada y tu amante (MR 9,25).

¿Cuál es la Iglesia de Palau? La Unidad “Dios y los hombres”

En sus escritos, preferentemente en su mencionado álbum de láminas, concebido para el cristiano a pie de calle, lanza su exhortación a modo de desafío y propuesta:

Hombre viajante y peregrino sobre la tierra, no huyas de la Iglesia [...], pon en ella tu esperanza, ámala y hallarás en su seno la felicidad que

buscas (El reposo en los brazos de la madre, 8).

Releía con amplitud el axioma tradicional “fuera de la Iglesia no hay salvación” con un contenido

a la vez que trascendente, más humano, más libre, más abierto,

más sencillamente evangélico “fuera de la Iglesia no hay

felicidad”.

En su visión cada ser humano es no sólo imagen viva de Dios, sino también imagen viva de la Iglesia, de ahí que cada hombre, cada mujer, es el objeto del amor, imposible amar a Dios si no es amando al prójimo. (Cfr. MR 11,2)

Para él, el mejor modo de vivir la comunión con Dios es vivir la comunión con el hombre-hermano.

Su síntesis sería: contemplación de la humanidad como cuerpo de Cristo, cabeza y miembros, Jesús y los prójimos, y servicio de amor en las obras de la caridad, que da preferencia al más necesitado, al “cuerpo de Cristo crucificado, llagado, perseguido, calumniado…”

Hombre histórico

del Vaticano I y hombre espiritual

del Vaticano

II

Hombre histórico

del Vaticano I y hombre espiritual

del Vaticano

II

El 21 de enero de 1870 se repartía a los padres conciliares del Vaticano I el esquema De Ecclesia. El amplio proyecto sobre la Iglesia quiso desarrollar las dos tesis: la Iglesia cuerpo místico de Cristo y la Iglesia sociedad verdadera, perfecta, espiritual y sobrenatural.

F. Palau vivió el Vaticano I y se proyectó hacia el Vaticano II

Término “cuerpo místico”

Vaticano I (1869-1870)

Obispo de Urgel, José Caixal Estradé

Verissimum

Mayoría padres conciliares

Extraño, misterioso

Enseñamos y declaramos que la Iglesia tiene todas las marcas de una sociedad perfecta. Es tan perfecta en sí misma que esto es lo que la distingue de todas las demás sociedades humanas y la sitúa por encima de todas ellas.

Desde el papa Gregorio XVI el pensar en una posible reforma innovadora de la Iglesia se consideró casi un atentado a la naturaleza misma de la Iglesia. Así en el Vaticano I no se halla una palabra sobre la dimensión profética de la Iglesia y es total la ausencia de vinculación entre devoción mariana y plan salvador de Dios centrado en el dinamismo eclesial.

Se dictaminó:

Abrió puerta a un nuevo modo de ser Iglesia, situó al cristiano ante un nuevo modo comunitario de ser Iglesia.

Vaticano II (1962-1965)

En esa nueva visión se situó proféticamente Francisco Palau.La Iglesia, Cristo y los prójimos como unidad indivisible, es para él, el máximo de expresión de la esencia más íntima de la Iglesia.

Esa visión es la que cuadra a su experiencia y la que responde a su mensaje: la pasión de amor por la Iglesia, comunidad de prójimos. Amar a la Iglesia en cada rostro humano que la representa y la hace visible.

Sus consignas guardan paralelo con la iniciativa reciente de Benedicto XVI al crear un nuevo dicasterio para la evangelización en lugares, tradicionalmente cristianos y católicos, que han retrocedido a situaciones de inmoralidad, indiferencia, irenismo o incluso paganismo.

Donde está el principio del mal, allí se ha de aplicar la medicina. Son las necesidades espirituales urgentes y apremiantes de la actualidad y de la época las que exigen la predicación del Evangelio. La España y la Europa de hoy necesitan de las misiones. A veces resulta más difícil evangelizar en países ya católicos, que han retrocedido en su fe y costumbres, que predicar en medio de países indígenas.

(Escuela de la Virtud Vindicada)

Lo proponía y defendía Francisco Palau:

SÍNTESIS DEL PROCESO Y SÍNTESIS DEL MAGISTERIO PALAUTIANO

PASIÓN POR LA UNIDAD DEL CUERPO DE CRISTO Y CUIDADO DEL PRÓJIMO

Punto de partida. Toda persona ha sido creada para amar y ser amada

Anhelo de FELICIDAD

Camino y objetoOración que conduce a la unión en fe, esperanza y amor con el Cristo, cabeza y cuerpo, Dios y los hombres.

Bautismo y Eucaristía vividos como matrimonio espiritual

MisiónLa entrega y el servicio a la comunidad de prójimos, hace visible y creíble la caridad y en el despliegue de esa caridad el hombre cumple la voluntad de Dios y experimenta su madurez cristiana.

Francisco Palau, cantor de la belleza de la Iglesia, profeta y místico, nos hace un fuerte llamado a amarla plenamente, a no separar a Jesús de su Iglesia, a contemplarla en cada persona y a reconstruir su unidad con un profundo sentido de comunión.

Belleza de la Iglesia y Vocación misionera que restaura la Unidad.

En esa espiritualidad eclesial, Palau nos presenta la Eucaristía, ante todo, como presencia de Iglesia, misterio de comunión y restauración de la unidad plena, belleza inmaculada:

Instituyó Cristo en la cena el sacramento de la Eucaristía, comulgó Pedro, comulgaron los Apóstoles y discípulos, comulgó la Virgen María (…) y así tomó creces en el cuerpo (MR 11,5).

Comulga uno, comulgan mil, todos son miembros unidos a ella (la Iglesia) (MR 11,10).

La Iglesia continuará creciendo hasta que llegue a su perfecta edad, esto es, a su última perfección y entonces aparecerá ante su Padre en cuerpo moral perfectamente organizado bajo Cristo su cabeza visible en carne glorificada (MR 11,11)

En síntesis, la Iglesia que amó Palau, razón de vida y vocación, es la Iglesia presidida por Pedro y los sucesores de los Apóstoles:

Servidora y pobre

Eclesiástica y laica

Más igualitaria y fraterna

Más cercana y sencilla, como pueblo

Comunitaria a la vez que reino de

Cristo en el mundo…

Trinitaria

Más espíritu que

estructura

Con rasgos femeninos

TRINITARIA

La Santísima Trinidad siempre ha sido fundamental para la teología cristiana, pero en la experiencia mística de Francisco Palau tiene un relieve especial, como modelo de encuentro, de relaciones auténticas en el amor, como una alternativa saludable al aislamiento y el individualismo.

Siendo Dios y los prójimos, esto es, la Iglesia santa, la imagen viva y acabada de Dios trino y uno y el objeto esencial y accidental, o primario y secundario del amor del hombre viador, la presencia de la cosa amada por fe en él produce el amor perfecto entre los dos amantes; y los dos son el espejo donde mira Dios Trino y Uno su imagen y se complace en ella”.

EUCARÍSTICA

“Tú te unes a mí y yo contigo, consumando esta unión el augustísimo Sacramento del altar: allí yo me entrego y doy toda entera a ti. ¿Qué quieres haga más para complacerte? ¿Quieres más muestras de mi amor?”

Francisco Palau vive con tal profundidad este misterio que es la entrega mutua entre Cristo —Esposo e Iglesia —Esposa, que experimenta en la Eucaristía la presencia mística de la Iglesia, del Cristo Total, que a su vez solicita la reciprocidad de amor. Por eso espera cada día con impaciencia el momento de “el santo sacrificio del altar”, donde él experimenta profundamente esta entrega mutua.

“— Contéstame, paloma mía: dime, ¿me amas?— Sí, yo te amo.

— ¿Qué signos me das para creer en tu amor para conmigo?— Los siguientes: 1º. Me he revelado y descubierto a ti; no me conocieras si

no te amara. 2º. En el altar te doy mi sangre y mi cuerpo, ¿crees esto? — ¿Eres tú Jesús?

En este párrafo se encuentran todos los aspectos o elementos constituyentes de la Eucaristía: el aspecto esponsal, en cuanto se da una entrega de posesión mutua, íntima y exclusiva; el aspecto sacramental, en cuanto que la unión espiritual está representada por el cuerpo y la sangre ofrecida por Cristo en el altar; el aspecto ministerial, en cuanto distingue a Jesús como cabeza, de su cuerpo moral o místico y es por medio de la cabeza como se realiza la entrega de todo el cuerpo; y por último, la Eucaristía es un compromiso de amor que reclama la conversión continua y se convierte en comunión y servicio a todos los miembros que conforman el cuerpo de Cristo.

— Soy tu Amada, soy tu esposa. Jesús es mi cabeza: en el altar, al entregarse la Cabeza se da moralmente todo el cuerpo. ¿Crees esto?

— Yo lo creo. — Pues ¿qué más pruebas quieres de mi amor? — Ninguna más: ésta sola las lleva todas. Yo no

dudo de tu amor para conmigo, sino del mío para contigo. ¡Oh, si yo te amara!”

FEMENINA-MARIANA

Cada una de las mujeres elegidas por Francisco Palau es una llamada a descubrir y celebrar la dignidad y el privilegio de mujeres-madres. La dimensión de la maternidad como servicio es aplicada por Palau a la Iglesia.

La maternidad - virginidad - esponsalidad encuentra su realización en el sacramento de la Eucaristía y en el sacramento de los hermanos más necesitados, ellos son el cuerpo de esa mujer que es la Iglesia:

“Tu amada Esposa, tu Hija, está y estará en el templo de Dios vivo día y noche, su Cabeza -Cristo Sacramentado- reclinada sobre el altar. Cuida de ella-la militante- enjuga sus lágrimas, consuélala en sus aflicciones, alivia sus pesares...”.

Es uno de los aspectos más fuertemente experimentados por Francisco Palau cuya experiencia eclesial está marcada, configurada y explicitada siempre desde la tipología femenina, la mujer, es el arquetipo para contemplar a la Iglesia en su más íntima realidad; la mujer-María es la figura perfecta del equilibrio armónico entre virginidad y fecundidad; la mujer interpreta el plan de Dios en sentido misionero, bajar del monte, mirar a los prójimos, contemplar el rostro de Jesús en los más “endemoniados”, estar siempre disponibles a servir…; la mujer-María no quiere un culto para sí sino un corazón enamorado para la Iglesia, comunidad de hermanos…].

ENCARNADA Y MISIONERA

No hay personas ni situaciones donde Dios no esté y donde no pueda ser contemplado.

“Déjame solitario en el desierto y salvo de la solicitud y cuidado de los otros; viviré sólo para ti.

– Es un error. ¿Crees que es olvidarme tomar cuidado e interés en el ganado confiado a mi amor? «Obras son amores, y no buenas razones». Cuando tú para cuidarme a mí te olvidas de ti, estás seguro a mi cuidado: yo cuido de ti.

A mí me hallarás solitaria en los claustros, desiertos y ermitas, y pastora en medio de los pueblos, peregrina en los caminos, y toda en todos y en todas partes donde la caridad ejerce sus actos y funciones”. MR949.

Es necesario bajar al encuentro de Dios (Flp 2,6-9). Se nos hace fácil encontrar a Dios en la belleza, la justicia, la armonía, el amor… Se nos hace difícil descubrir a Dios cuando se presenta como diferencia que nos desinstala, como necesitado que amenaza nuestros haberes, como violencia que nos hace temblar y nos encoge. Pero Jesús se identificó con los últimos, y el juicio final sobre el valor de la vida humana es precisamente el descubrirlo a él en esos últimos. Francisco Palau no puede ser más claro en este sentido:

“Mírale en este cuerpo que es su Iglesia, llagado y crucificado, indigente, perseguido, despreciado y burlado. Y bajo esta consideración, ofrécete a cuidarle y prestarle aquellos servicios que estén en tu mano”. Carta 42. A Juana Gratias en Gramat (Francia).

PORTADORA, TRANSMISORA DE ARMONÍA, ESTÉTICA Y BELLEZA

Francisco Palau sabe retirarse al hondón del alma solo con la amada, pero sabe igualmente contemplar con los ojos muy abiertos la belleza que le rodea, y unirse a ella para alabar al creador, como hemos visto. Sólo un par de citas más para confirmarlo:

“Subía yo de paso lento en la contemplación de tanta belleza, y llegué a la cima del monte al rayar la aurora”. MR919.

“La noche era clara y serena. Todo se mantenía en calma: la luna, toda llena, convertía en un día la misma noche, y yo estaba solo sobre la cima del monte mirando Barcelona y sus alrededores: ¡qué panorama!...”. MR853-854

“¡Vi a mi amada y me uní con ella en fe, en esperanza y amor! Su presencia satisfizo mi pasión y con ella yo era feliz, su belleza me bastaba. Dios y el prójimo, o sea, la Iglesia católica se me apareció tan bella como una divinidad...” MR 719.

En una sociedad en la que todo debe ser rentable, estamos llamadas y llamados a actualizar el espíritu de gratuidad

palautiano; ser testigos de la «gratuidad» del amor se vuelve de una urgente y vital actualidad. Sin esta

gratuidad vivida libremente, gozosamente, la tierra corre el peligro de morir de asfixia espiritual.

“Mi misión se reduce a anunciar a los pueblos que tú eres infinitamente bella y amable y a predicarles que te amen. Amor a Dios, amor a los prójimos: éste es el objeto de mi misión. Y tú eres los prójimos formando en Dios una sola cosa” MR 886.

BÍBLICA

Estamos llamados a releer para nuestro tiempo el carisma que nos ha transmitido Francisco Palau. Él nos invita con su vida a partir siempre de la Palabra de Dios para saber leer los signos de los tiempos y de los lugares con fidelidad a Cristo, al pueblo de Dios, al hombre y a la mujer de hoy como lo hizo Francisco Palau en su tiempo:

“Tú me conocías por las santas Escrituras, y como en ellas el Espíritu Santo nos ha dado por destino ser una figura y sombra de la Iglesia santa, obediente a las órdenes del Señor, vine para que en mí vieras tu Amada la Iglesia santa” MR749-750.

CÓSMICA-ECOLÓGICA

Valora la naturaleza, la personifica, la canta, es el escenario privilegiado de sus encuentros con la Amada, es su templo.

INTEGRADORA

Francisco Palau entrevió en la Iglesia la síntesis

de todos los dones de Dios a la humanidad. Al

descubrir místicamente a la Iglesia su vida se

simplifica y unifica alrededor de ella. Su mística

es contemplativa y a la vez activa, profética y

evangelizadora.

“Yo soy Dios y los prójimos, objeto de amor designado por la ley de gracia. El que no me ve, es difícil me ame; el que no me ama, falta a la ley[...].Cree en mí y no me olvidarásY, no olvidándome, me amarás,Y, amándome, me conocerás y, conociéndome, me amarás[...] La ausencia procede del olvido,Si no me olvidas, yo no puedo ausentarme[...].A mí me hallarás solitaria en los claustros, desiertos y ermitasy pastora en medio de los pueblos, peregrina en los caminosy toda en todos y en todas partes donde la caridad ejerce sus actos y funciones” (Mis relaciones, pp.948-949).

Creo en Jesús, creo en su Iglesia, Dios y los hombres. Esto me basta.

Para reflexionar:

Mis relaciones: Las obras del amor: 1, 19-20; 1,23: 1,30-31; 4, 25-

27; 8, 31; 9, 1-2; 10,11, 12,11.

Servicio: 8,10-11; 8, 24; 8,28; 9,11; 21,11

Voluntad de Dios: 4,21; 7,2; 8,12; 8,28; 9, 24-25

Misión: 8,37-38; 9,5; 9,7; 12,2: 17,5; 20,11

Cartas: 57, 67, 74, 81 Escuela de la Virtud Vindicada: 1, 9-23 (PAGS.

393-400) Láminas: 1,1 y 13,4