King Susan - Luna Azabache

385
LUNA AZABACHE SUSAN KING 2º Serie Familia Scott- McCrae

Transcript of King Susan - Luna Azabache

LUNA AZABACHESUSAN KING 2 Serie Familia Scott- McCrae

Capitulo 1

Oh no, oh no, mi adorada, eso no puede ser... The Battie of Harlaw Escocia, en la frontera con Inglaterra.Octubre de 1552 El viento silbaba a su alrededor como una maldicin viviente, fro e intenso como el aliento de un demonio. Una repentina rfaga de lluvia hizo ondear violentamente su capa negra. Mantuvo el caballo quieto y esper, concentrando la mirada en el oscuro sendero que discurra all abajo. El cuerpo le tembl con la siguiente racha de viento y las rodillas le tiritaron de miedo, pero Mhairi Macrae permaneci inmvil, asiendo con fuerza las riendas y obligndose a mantener la espalda erguida. Se negaba a rendirse al intenso y repentino impulso de huir. Tena que volver a salir. Dependa mucho de su grado de valor y de su fuerza de voluntad en este momento. Su hermano lain, encarcelado y condenado, no tena a nadie ms que le defendiera. Parpade para limpiar la lluvia que le impeda la visin y mir la ladera de la colina y el cenagoso pramo que se extenda ms all. A lo lejos, el camino enfngate do pareca una especie de cinta marrn desenrollada. Esta era la tercera vez en las ltimas semanas que esperaba en lo alto de esta colina a que los mensajeros del consejo aparecieran a caballo por aquel sendero. Las otras noches haba brillado la luna o haban estado envueltas en la niebla, algo muy distinto de esta tormenta que ahora la empapaba. Sin embargo, la lluvia les daba a ella y a su compaero, que an no haba llegado, la ventaja de la sorpresa. Cualquiera que pasara por aquel lugar no esperara ver ms jinetes en medio del pramo con aquel tiempo. A cada momento que pasaba estaba ms segura de ver al mensajero enviado por el consejo privado del rey james para hacer llegar unos documentos al gobernador de la Marca Mediana de Escocia, cuya torre no distaba mucho de aquel lugar. Senta dentro de s la inminente llegada de aquel hombre, como una fuerte corazonada. Aunque no comparta el don de la Visin que su hermano lain haba heredado de la madre de ambos, Mhairi haba experimentado con frecuencia una punzante sensacin de miedo o de felicidad. Cuando era nia, en las Highiands, haba aprendido a escuchar esos mudos mensajes interiores. Mientras esperaba en la colina, percibi ntidamente una cierta pesadez en el aire, una inquietud que la aterroriz. Al principio lo atribuy al tiempo cambiante y desapacible, pero ahora experiment una sensacin de certidumbre como un latigazo que le recorriera la piel. Dentro de una hora o dos, un hombre pasara por all. Ella le derribara tambin, con la ayuda de su compaero. Sin esa intervencin, lan pondra en peligro su vida, sera injustamente acusado y profundamente llorado, y Mhairi no poda permitir que sucediera tal cosa.

Se volvi para mirar el torren en ruinas que se elevaba obre otra colina situada a un tiro de piedra de donde se encontraba ella. La alta torre angular se ergua mellada y gris en medio de la lluvia, y los desmoronados muros exteriores parecan fros, severos y desolados. En su interior saba que no haba ms que piedras rotas y corredores vacos. Pero se rumoreaba que en el castillo de Lincraig habitaban fantasmas. A lo largo de vanas dcadas, los lugareos escoceses de la frontera haban abierto un ancho sendero que rodeaba los muros. Rara vez se haba aventurado nadie por aquel camino. Recientemente, la gente de esta Marca haba empezado a rumorear que los fantasmas de Lincraig se haban dejado ver de nuevo. Furioso y elemental, el viento volvi a soplar sobre ella agitando su capa y soltndole la oscura trenza que se derramaba hasta sus hombros. La fuerte lluvia del verano golpeaba sobre la capucha que le cubra la cabeza. No le importaban demasiado aquellas incomodidades, pero le resultaba ms difcil alejar el miedo que haca flaquear su voluntad. Asi con fuerza las riendas y murmur unas palabras tranquilizadoras a su yegua negra, que se mova nerviosa. Respir hondo y trat de calmarse ella misma y ser paciente. Deba esperar, no importaba cunto. Encorv los hombros para protegerse de la persistente lluvia y volvi a mirar el castillo de Lincraig. Christie Armstrong llegara pronto y ambos cabalgaran juntos, como antes, para sorprender al mensajero en la oscuridad. Le golpearan si era necesario, le robaran la bolsa y le arrebataran los documentos que llevase, desdeando el dinero y lo dems. Despus desapareceran en la oscuridad y dejaran que el hombre huyera al galope a toda prisa; se mostrara aterrorizado, igual que los otros mensajeros, temiendo que los fantasmas del viejo torren vinieran a llevarse su alma. La fama de aquella vieja ruina haba servido de mucha ayuda a Mhairi y a Christie, pero todava no haban encontrado lo que buscaban. Tal vez esta noche podran por fin hacerse con la orden de ejecucin que el gobernador de la Marca estaba esperando del consejo del rey. Eso, y slo eso, era lo que quera Mhairi. No senta inters alguno por el dinero ni los objetos de valor. Con la vista fija en el sendero enfangado y desierto, Mhairi movi los hombros con cautela, al tiempo que un leve escalofro le recorra la espalda. El peligro pareca cernerse sobre ella en el gemido del viento, en la glida lluvia. Haba algo que flotaba en el aire. Saba que si permaneca en medio de aquella sensacin, ya no volvera a ser la misma, y sin embargo comprenda que no tena alternativa. Ten valor, Mhairi, y afrrate a l se dijo en un susurro, alzando la barbilla. Tienes que hacer esto por lain. Y tambin por su esposa y su hijo recin nacido, que le esperaban en una pequea casa de piedra no muy lejos de all. Cerr los ojos y sinti la fra lluvia en las mejillas, mucho ms fra que las lgrimas que no quera derramar, y pens en lain y en todo lo que ella misma haba perdido. Record la advertencia que lain le haba hecho la ltima noche que haban salido a caballo. Ahora era ya demasiado tarde para evitar el peligro que l haba presentido. Respir hondo, y le vino a la mente el recuerdo de otro atardecer, haca pocas semanas. Mhairi, le haba dicho lain. Mhairi, he tenido una visin.

Un minsculo charco destell bajo la luz del sol poniente como si un trozo de cielo hubiera cado a la tierra. Mhairi se levant la falda y se acerc al agua. Con los pies descalzos sobre la hierba, se volvi y mir a su hermano. Cuntame lo que has visto le dijo. lain abri la boca y la cerr de nuevo, moviendo la cabeza en un gesto negativo. Te lo contar ms tarde dijo. Necesito reflexionar sobre su significado. Ella le mir con el ceo fruncido. Yo no he tenido ninguna visin, pero siento algo muy fuerte dijo. Alee Scott es un salvaje y un canalla. Algn da te traer problemas, lain Macrae. Promteme que esta noche no saldrs con l. Tengo que salir, leth contest l en gaiico. Slo pretendo ayudarle a recuperar el ganado que los ladrones le robaron. Alee hizo lo mismo por m cuando me robaron mis animales. ..;,. Pero, lain mientras hablaba lanz una mirada al cielo cada vez ms oscuro, no notas la intranquilidad que se respira aqu? Ach, Mhairi. En la frontera, la intranquilidad crece al mismo tiempo que la luna se alza sobre el horizonte. No hay peligro alguno en salir a la luz de la luna con el viento a la espalda y mis buenos amigos al lado. Y un botn sobre la silla de montar, y vacas que no son tuyas atadas detrs de tu caballo, y los hombres del gobernador pisndote los talones replic ella. Le tomaste el gusto a esto cuando nos fuimos de las Highiands para criarnos con nuestros primos los Kerr. lain sonri como si aceptara la verdad de aquellas palabras, mientras sus ojos grises chispeaban. El viento agit su cabello dorado y l se lo ech hacia atrs con gesto despreocupado. Era tan guapo, tan familiar y querido para ella, que Mhairi sonri tambin, a pesar de que estaba temblando. Siempre haba sido ms tranquila, ms seria y ms pesimista que su leth-aoin, su hermano gemelo. Siempre se haban llamado el uno al otro leth: mitad. lain tena la chispa dorada de su madre, Eispeth Fraser, convertida en belleza masculina y seguridad en s mismo. Mhairi era como su padre, Duncan Macrae, morena y bien formada, con cierta tendencia a la seriedad. Ms seria y prctica que lain, Mhairi siempre haba dependido del carcter seguro y desenfadado de su hermano. Se haban criado juntos en la misma familia Kerr de la frontera, rodeados de despreocupados ladrones de ganado que les haban enseado a hablar ingls y a comprender las costumbres del sur, y tambin a robar ganado con habilidad, como el viento que barre las nubes arrebatndoselas a la luna. Sal a robar ganado si quieres, pero no con Alee Scott dijo Mhairi. Un da ese hombre atraer sobre s graves problemas. Ests preocupada porque el gobernador de la Marca le ha destituido de su puesto de ayudante? Confo en Alee ms que en Simn Kerr. Sonri levemente. Pago una renta por mi casa a su abuelo, el Anciano Seor, y les debo lealtad por ese privilegio. Los Scott de Blackdrummond me han ofrecido su amistad, ahora que estoy casado y que me he establecido aqu, aunque soy un montas entre ellos. Mhairi frunci el entrecejo. Ninguno de los de la familia Scott puede ser amigo nuestro dijo. Son proscritos y asesinos. lain suspir. Es que nunca se va a curar tu corazn?

Cmo va a hacerlo? Alz la barbilla, testaruda. Los Scott mataron a mi prometido. Jams olvidar eso. Mhairi se cruz de brazos, temblando. Es que no sientes el peligro que se acerca? Lanz una mirada a las nubes que se deslizaban rpidamente por el cielo. No es ms que otra tormenta de verano que se avecina. Llevamos muchas esta temporada dijo lain. Ella pens que su tono era demasiado seguro. Tranquilzate, Mhairi. Estar de regreso antes del amanecer. Cuida de Jennet en mi ausencia, se siente intranquila por las noches, a medida que se va acercando la fecha. Has venido para ayudar a Jennet con el beb. Y a pedirte que regreses a las Highiands, que es donde debes estar dijo Mhairi de mal hurnoi, lain observ el cielo tormentoso. S que no te gusta la frontera, Mhairi. Y a t te encanta. Pero tienes a Jennet dijo ella con suavidad. Hace dos aos, yo quera estar aqu, donde estaba Jonny Kerr, pero ahora est bajo tierra. Sinti una pena profunda y familiar que le retorci las entraas. Cuando le mataron, pens no volver aqu jams. Has venido a ver nacer a mi hijo, y te doy las gracias por ello. Da las gracias a nuestros padres. Ellos me instaron a venir. Ach, no quisiste ir con ellos a Dinamarca, al otro lado del mar helado dijo lain en tono de broma. O pensaste que necesitabas cuidar de m? Que cuide de ti Jennet replic ella. Pero no quera ver cmo te capturaban a la luz de la luna. Qudate esta noche, lain le pidi con seriedad. Todo ir bien dijo l. Pero Mhairi percibi la duda en su voz. lain mir ms all de ella, y ella oy de pronto a lo lejos el ruido de cascos de caballos sobre la hierba, pero no se volvi. Saba que el jinete que se acercaba era Alee Scott. Cuntame tu visin, lain dijo rpidamente. Cuntamela. l pas el pie por la hierba crecida, arrojando pequeas semillas al reluciente charco que haba a sus pies. Hizo un gesto de asentimiento con la cabeza. Mir un charco no ms grande que este, y la visin vino a m. Cundo fue eso? Hace unos das, mientras estaba apacentando el ganado en las colinas y me arrodill para beber. Vi una tormenta reflejada en el agua, una tormenta endiablada, con nubes negras, rayos y truenos. El cielo estaba azul y soleado ese da, pero la superficie del charco se haba vuelto negra como la noche. Me fij en el agua y vi los relmpagos iluminar de blanco las colinas en sombras. Y entonces vi un jinete en medio de la tormenta. Quin era? No lo s. Montaba un caballo al galope en la negrura de la noche, bajo la lluvia. Cuando estall otro relmpago, vi brillar sus armas. Pareca un soldado o un ladrn de la frontera. Era un hombre alto y moreno, y pareca muy decidido, en cierto modo desesperado. El peligro flotaba delante y detrs de l, y supe que cabalgaba en medio de la tormenta porque iba buscando a alguien. No

le quedaba mucho tiempo. Le vi subir una colina y gritar un nombre una y otra vez. Se dio la vuelta y grit con desesperacin. lain se interrumpi. Mhairi experiment una leve sensacin de fro a lo largo de la columna vertebral. Qu nombre grit? El tuyo, Mhairi respondi lain. El miedo le cort la respiracin durante un instante. Dnde estaba ese hombre? Y qu tiene que ver con nosotros? Estaba aqu, en la frontera, creo. Y cabalgaba a travs de la tormenta buscndote a ti. Pero por qu? Quin es? lain sacudi negativamente la cabeza. No lo s. Pero tuve la impresin de que l necesitaba encontrarte antes de que yo... Hizo una pausa. Antes de que yo muriera termin en voz baja. Mhairi abri la boca en un gesto de desconcierto, con los dedos sobre los labios. Despus de eso la imagen se desvaneci dijo lain. No s quin es ese hombre ni por qu cabalgar en medio de esa tormenta, pero de algn modo le rodea el peligro. Y tambin sent algo ms, Mhairi: su imperiosa necesidad de encontrarte. No lo entiendo susurr ella. Quera que su hermano dejase de hablar de aquella perturbadora visin. Sinti leves temblores subindole por los brazos, trayendo consigo una sensacin de pnico y fuerza... y tambin de certidumbre. Estaba asustado por ti, Mhairi. Not su miedo, su necesidad de encontrarte. Su intenso amor por ti. Amor! lain asinti con la cabeza. Como si se tratara de un hombre capaz de arriesgarse a lo que fuera, incluso a exponer su propia vida por la mujer que amaba. Por ti. No es amor lo que hay aqu, sino peligro dijo ella. lain, y t, qu? Por qu estaba tu vida en peligro en esa visin? No lo s respondi l, sombro. Mhairi frunci el ceo y cruz lentamente los brazos sobre el pecho, sintiendo el miedo que se apoderaba de ella. Esa visin debe de tener algo que ver con la intranquilidad que he sentido ltimamente. lain, te lo ruego, no salgas esta noche. Mhairi, lo que vi, el jinete, la tormenta, tal vez no fuera una visin acertada. Ella le dirigi una mirada dubitativa. Acertada o no, es alguna clase de advertencia. Probablemente se trate de un hombre malvado que traer tan slo el desastre y la muerte. Cmo podra un hombre as sentir amor por m? Solt una risa amarga. Esa parte debe de estar equivocada. Pero lo dems... lain, por favor, qudate. No puedo esconderme en casa por culpa de una visin. Y si esa noche de tormenta fuera la de hoy? l hizo una pausa. En ese caso, lo que tenga que suceder suceder. Mhairi clav su mirada en la de su hermano, gris contra

gris. Entonces lain mir por encima del hombro de ella, y Mhairi se volvi. Como una silueta negra recortada contra en cielo del crepsculo, Alee Scott apareci a lomos de su caballo al borde del patio. Su yelmo de acero lanz un destello rojo reflejando el cielo. Alz una mano en silencio. lain dio un rpido abrazo a Mhairi. Cuida de Jennet mientras yo estoy fuera dijo a toda prisa. Sabes que lo har susurr ella. lain atraves a zancadas el patio en sombras para desatar su caballo, lo mont y se uni a Alee Scott. Mhairi les volvi la espalda bruscamente, pues no quera verlos partir. Tema que no regresaran nunca, aunque ella no haba tenido ninguna visin que advirtiera de un desastre. Tan slo lo senta como una pesada y fra carga sobre s. El ruido de los cascos de los caballos se fue perdiendo en el viento. Mhairi levant la vista hacia el cielo resplandeciente, donde unas nubes negras se deslizaban amenazantes hacia la luna. Se rode el cuerpo con los brazos al sentir un repentino fro, y se pregunt quin sera el hombre que cabalgara en medio de una fuerte tormenta para amenazar a lain y a ella misma. No poda aceptar lo que lain haba dicho acerca de los sentimientos de aquel hombre hacia ella. El peligro era lo nico que se avecinaba, tan seguro como la tormenta que estaba a punto de estallar por encima de su cabeza. El agua le caa gota a gota por la frente y las mejillas. Mhairi lade ligeramente la cabeza debajo de la amplia capucha y abri los OJOS, respirando hondo para alejar sus pensamientos. Mir otra vez el camino cubierto de barro que discurra al pie de la colina. Aunque no vio nada, supo que el mensajero se aproximaba; lo not en las entraas y en el corazn, una sensacin tan fuerte y real como las gotas de lluvia que le corran por el rostro. Experiment una oleada de intensa emocin, una tensin paralizante, como si el chispazo de un relmpago le hubiera entrado en las venas. Era una sensacin de alarma pero al mismo tiempo estimulante. Escudri el cielo plomizo a travs de la lluvia y volvi a preguntarse, como lo haba hecho tantas veces en otras ocasiones, si sera sta la tormenta que traera consigo al hombre que haba visto lain. Si l viniera esta noche, ella le estara esperando.

Capitulo 2 No confes en ningn Scott. Andrew Boorde, en una carta aThomas Cromweil, 1536

Negras nubes recorran el cielo como si se tratara de galeones del mismsimo diablo empujados por la fuerza del viento. Rowan Scott apoy el hombro contra el marco de la puerta de la posada y levant la vista. La lluvia amainar antes de que se haga de noche, pens. No hizo caso de alguien que grit desde dentro que cerrara la puerta. Estudi el cielo tormentoso mientras sorba cerveza de una jarra de peltre. Haba odo decir que el aliento de Jehov haba producido las frecuentes y violentas tormentas que llevaban todo el ao azotando Escocia. El tiempo haba sido igual de desagradable en Inglaterra, donde haba odo que el Todopoderoso haba enviado impetuosos vientos y fuerte oleaje al Canal de la Mancha para ayudar a derrotar a la Armada espaola, un par de meses atrs. El aliento de Dios continu soplando sobre las naves espaolas en su huida hacia el norte para rodear Escocia y regresar a casa. Pero las traicioneras aguas del norte y las implacables tormentas se haban tragado varios galeones, muchos de los cuales iban sobrecargados con tesoros y caones. Rowan haba visto los restos desvencijados de un galen que haba sido arrojado a una playa de Escocia haca vanas semanas. El casco y el mstil flotaban a merced de la corriente como si fueran los huesos desgarrados de un monstruo marino. Haba caminado entre los restos del barco, y, como oficial de la frontera enviado por el consejo privado de Escocia, haba ayudado a supervisar la recuperacin del oro que se haba salvado del naufragio. Suspir al recordarlo ahora. El naufragio de aquel galen espaol le haba atrapado en un dilema. Si no hubiera caminado por aquella playa, no estara aqu ahora, a punto de regresar a casa, a la torre de Blackdrummond. Ni habra recibido del consejo la orden de buscar al canalla de su hermano... mucho antes de sentirse preparado para ello. Escudri a travs del viento y la oscuridad, pero no vio a nadie que viniera en direccin a la posada. Llevaba dos horas esperando a Geordie Bell. Dejando escapar un suspiro como si fuera un juramento, Rowan se apart de la puerta y volvi a su asiento en el rincn cerca del fuego. Alguien se puso de pie y cerr la puerta de un golpe contra el viento. Rowan se sent con la espalda apoyada en la pared y de forma que pudiera ver el cielo oscuro y tormentoso a travs de la minscula ventana. El fuego que arda en la chimenea le calentaba el lado izquierdo del cuerpo, desde la cabeza hasta la punta cuadrada de la bota, mientras l permaneca recostado contra el muro. Cuando el posadero pas por su lado llevando una enorme jarra de loza, le hizo una sea para que le trajera ms cerveza barata. Vaya nochecita musit el hombre, sacudiendo su cabeza casi calva. Rowan asinti y dej unas monedas sobre la mesa. Esa tormenta viene del

oeste. Querris una cama para esta noche, no? Rowan neg con la cabeza al tiempo que daba un sorbo rpido a la bebida. Voy a salir dentro de poco. Espero que mi caballo haya comido tan bien como yo. Ah, es vuestro ese estupendo semental bayo? Est muy bien cuidado, mi hijo atiende el establo. Quedaos aqu y viajad por la maana, amigo. Ni al mismsimo diablo se le ocurrira salir a caballo en una noche como esta. Es posible dijo Rowan. Pero me ir dentro de poco. El posadero entorn los ojos. Vuestra cara me resulta familiar. Sois uno de los Scott, verdad? l asinti, un tanto sorprendido. Rowan Scott de Blackdrummond. El hombre sonri. Cmo, el mismo Blackdrummond en persona! Bien venido seis. Habis estado mucho tiempo fuera de la Marca Mediana. Tres aos dijo Rowan en voz baja. El posadero se inclin un poco ms, hasta que Rowan not su aliento a carne y cerveza ms fuerte que la que le haba servido a l. Me pill de sorpresa que el gobernador de la Marca Inglesa declarara al Seor Negro de Blackdrummond ladrn y asesino hace unos aos dijo. Por aqu, todos os conocamos como un ladrn de ganado escocs muy listo y famoso, y nunca os hemos tomado por un bandido. Fui famoso, pero eso se ha terminado dijo Rowan con calma. Ah, el tiempo pasado en una crcel inglesa no podr detener a un Scott de Blackdrummond. Los de esa familia habis nacido para hacer incursiones y robar ganado dijo el posadero. Vuestro hermano Alee es otro de ellos, eh? Rowan sorbi su cerveza sin responder. No hay ninguna familia de ladrones de ganado a ambos lados de la frontera que tenga ms proscritos que los Scott de Blackdrummond. El hombre sonri de nuevo. Mi propia gente ha cabalgado con vuestra familia. Somos los Armstrong. Ah, buenos compaeros de incursiones, esos parientes vuestros dijo Rowan. Y volveris a cabalgar con nosotros, ahora que habis regresado. No creo que eso sea sensato dijo Rowan. Me han nombrado delegado aqu, en la Marca Mediana. Ah, s? El hombre ri a medias. Bueno, no hay nada ms corriente en la frontera que a un ladrn de ganado le nombren oficial.Se rasc la cabeza calva, con expresin confundida. As que ahora tenemos de delegado a un Scott de Blackdrummond, a las rdenes de Simn Kerr. Me gusta, s. Al consejo del rey se le dan bien las bromas. Bueno, amigo, no os cobrar nada. Bebed todo lo que queris. Empuj las monedas hacia Rowan y, todava riendo, tom la jarra de cerveza y se alej.

Con una dbil sonrisa un tanto amarga, Rowan volvi a apoyar los hombros contra la pared y estir por debajo de la mesa sus largas piernas embutidas en unas botas negras. La noticias de las incursiones para robo de ganado, los arrestos y el nombramiento de nuevos delegados viajaban velozmente a travs de la Marca Mediana. Estaba seguro de que el posadero hara correr la noticia del nuevo cargo de Rowan Scott. Mejor, porque eso le ahorrara el trabajo de establecer su autoridad en la Marca. Sin duda, ya le habra precedido el rumor acerca de su igualmente famoso hermano, Alee Scott. Otro canalla de la torre de Blackdrummond, pens Rowan con irona. Se pregunt cmo habra reaccionado el posadero si hubiera sabido la razn por la que el consejo escocs haba enviado de nuevo al Seor Negro. Suspir y recogi las monedas de plata, volviendo a guardarlas en la bolsa de cuero que colgaba de su cmturn. Sac un pequeo medalln de oro y lo sostuvo entre los dedos, jugando con l a la luz del fuego. Grabado con complicados relieves, el centro del valo dorado contena la minscula figura de un santo delicadamente tallado. En la parte de atrs se vea el texto de una oracin en espaol. Rowan cerr la mano sobre la joya y recorri con la mirada la habitacin ruidosa y atestada de gente. Nadie ms pareca haber reparado en su presencia, absortos como estaban en beber cerveza ligera, practicar juegos de azar y divertirse con la muchacha pelirroja que les serva y que tambin rea con ellos. Les observ, preguntndose si alguno de ellos tendra la informacin que l buscaba o sabra algo del oro espaol desaparecido. Pensativo, dio vueltas al medalln entre los dedos y por fin volvi a guardarlo en la bolsa. La joya haba sido arrojada a la playa tras el naufragio del galen espaol, junto con unas cuantas monedas y un espejo de piedra pulida que l haba recogido y guardado. Rowan no se haba molestado en buscar funcionarios ingleses para entregarles objetos de tan escaso valor, a pesar de las rdenes que tena. Las brillantes piezas de oro y plata, escupidas por el mar, haban desaparecido en los bolsillos de los pescadores escoceses. lentamente con el viento racheado. Frunci el ceo, preocupado de que Geordie Bell no hubiera llegado todava. El delegado de la Marca Inglesa, que era su amigo y al mismo tiempo compaero de correras haca aos, haba acordado encontrarse con l antes de la puesta del sol, afirmando que posea cierta informacin relativa al oro perdido. Rowan no tena inicialmente la intencin de esperar tanto, pues estaba deseoso de continuar el viaje hasta la torre de Blackdrummond y adems haba enviado a sus abuelos el mensaje de que llegara esta noche. Su hogar se encontraba a slo una hora a caballo desde la posada, pero la tormenta, si no amainaba, le retrasara considerablemente, y no quera que Anna y Jock Scott se preocuparan por l. Aun as, decidi esperar unos pocos minutos ms. Volvi a recostarse y desliz la mano en el interior de su chaleco de cuero sin mangas que llevaba encima de un jubn de lana y una camisa. Sac un objeto redondo y plano casi tan grande como su mano, en- vuelto en lino. Lo desenvolvi, y la piedra negra, lisa y pulida centelle ante sus ojos como una estrella, igual que el da en que la encontr sobre la playa. Pas lentamente el dedo por la superficie convexa y el marco de madera que la rodeaba. Se vea claramente que era una pieza sencilla y sin materiales de calidad, por lo que tena poco valor, pero le pareca curiosa, y le serva de til espejo. Pensaba regalrselo a su abuela junto con el pequeo medalln, aunque su abuelo lo considerara una bonita chuchera papista. La montura de madera tallada, dorada y agrietada, mostraba unos nichos vacos que debieron de estar ocupados por piedras semipreciosas. En el centro haba una reluciente piedra que pareca nice, aunque de un color ms ahumado, ligeramente traslcido. La superficie, cuando l la

mova a un lado y a otro, reflejaba en primer lugar el resplandor del fuego y despus el cielo de tormenta al otro lado de la ventana. Rowan supona que la piedra haba sido tallada como espejo de mano, porque era demasiado grande para ser una joya. Volvi a inclinarla, y vio el claro reflejo de su propio rostro. No se haba visto a s mismo con frecuencia: un hombre delgado y moreno que pareca ms joven de lo que l se senta. Tena aspecto cansado y duro despus de escasas horas de sueo. Tambin vio las huellas de una fatiga ms profunda, debida a un largo confinamiento en prisin. Sus rasgos eran fuertes, decididos y equilibrados, muy parecidos a los de su padre. Y al igual que su padre, su cabello y su barba eran tan negros como la piedra que tena en la mano. Pero su boca recordaba la de su madre, y sus ojos bordeados de negras pestaas eran tambin los de ella. Incluso a la luz del fuego, eran tan verdes y tan profundos como el mar del norte. De pronto, su imagen se disolvi y se desvaneci, sustituida por la del cielo turbulento. Volvi a inclinar el espejo y descubri otra cara, pero esta vez perteneca a una joven. Desconcertado, Rowan alz la vista, pero la muchacha que serva no estaba cerca. Volvi a mirar el espejo. La joven segua all, como una imagen fantasmal, como una ensoacin. Vio sus grandes ojos, grises y serenos, su delicada barbilla, su elegante cascada de pelo oscuro. La serenidad de su rostro pareca flotar, perfecta y eterna, en algn lugar del interior de la piedra. Rowan inclin el espejo y la imagen desapareci. Le dio la vuelta, convencido de que haba un retrato pintado en la parte posterior para dar la impresin de que se vea algo mgico a travs de la piedra, pero el grueso respaldo de madera del marco no tena nada. Lo examin desde un lado y no vio ms que un material traslcido de color humo, sin rastro alguno de coloracin sonrosada ni de ninguna cara exquisitamente modelada. La joven se haba desvanecido como un sueo, y l no poda recuperarla. Volvi a aparecer su propia imagen: ojos penetrantes, ceo fruncido, cabello largo que necesitaba un corte. Frot la lisa superficie con la manga de su jubn y volvi a mirar; slo su cara y unos cuantos puntos luminosos que reflejaban el fuego de la chimenea. La mujer debi de ser una especie de sueo extrao; tal vez necesitaba urgentemente dormir, tal vez aquella cerveza barata era ms fuerte de lo que haba pensado. Envolvi de nuevo el espejo en la tela y lo introdujo debajo de su chaleco. A continuacin, tom su yelmo del banco, se lo ajust sobre la cabeza y se puso de pie. Se abroch la capa de color marrn oscuro y sali de la posada con un breve saludo al posadero. Se senta decepcionado por no haberse encontrado con Geordie Bell, pero si su antiguo camarada quera encontrarle, no tena ms que hacer llegar un mensaje a la torre de Blackdrummond. Por el momento, Rowan quera partir antes de que la tormenta arreciara y le hiciera cambiar de idea acerca de viajar en aquella noche de perros. Abri la puerta de la posada y sali al exterior, cerrndola con firmeza tras l. Bajando la cabeza para contrarrestar la fuerza del viento, cruz el patio en direccin al establo, decidido a tomar su caballo y sus armas. El rugir de la tormenta cada vez ms cercana amortigu el ruido de unos pasos detrs de l hasta que ya fue demasiado tarde. Puso una mano sobre la empuadura de su daga y empez a girarse lenta-

mente. Alguien le agarr por los brazos desde atrs, tirando de l y hacindole perder momentneamente el equilibrio. Un brazo enorme y poderoso se cerr en torno a su pecho, y sinti la afilada hoja de un pual presionar contra su garganta con tal insistencia que dej de forcejear. Volvi la cabeza a ambos lados, pero el borde de su yelmo le impeda ver a su atacante. Permaneci inmvil, con el puo fuertemente cerrado. Hubiera estrellado ese puo contra la cara de su adversario, o hundido el codo en su vientre, si le hubiera sido posible mover el brazo. Dame lo que tienes dijo una voz ronca y spera. El hombre, de la misma estatura que Rowan, era mucho ms robusto, a juzgar por el imponente peso del brazo que le aprisionaba el pecho. Qu quieres que te d? logr decir. El hombre tir hacia atrs del pecho de Rowan, hacindole expulsar el aire ms aprisa de lo que l hubiera querido. La hoja del cuchillo se le hundi en la piel causndole un li-gero corte. Sinti el pinchazo y a continuacin la primera gota de sangre. Si se mova hacia adelante, se cortara l mismo la garganta; pero si se mova hacia atrs o trataba de coger su espada, invitara al hombre a usar el pual. La cuchillada sera ms rpida que cualquier movimiento que l pudiera hacer. La luna rugi el hombre. La tienes? Rowan mir rpidamente a un lado y a otro, pero el borde del yelmo slo le dej ver un ancho cuello y una mandbula rasposa. Otro hombre, alto y corpulento, apareci delante de l, vestido con un chaleco sin mangas de cuero rado y acolchado. Su ancho rostro estaba cubierto por una gruesa barba de color castao, y un casco de forma cnica ocultaba SUS OJOS. Qu luna? A qu diablos te refieres? dijo Rowan con voz spera. Tal vez estos hombres no fueran ladrones, como haba pensado al principio, sino soldados vagabundos y medio locos, que pedan la luna. La luna del cuervo dijo el hombre de la barba. Sabemos que t estabas en la playa en la que naufrag el barco espaol. Nos parece que tienes algo que nosotros queremos. La luna del cuervo. No tengo nada de valor dijo Rowan. Registra su bolsa ladr el hombre del cuchillo. El barbudo rasg de un tirn la bolsa de cuero de Rowan y hurg en su interior. Monedas, y una tontera papista gru, sacando el medalln. No hay ninguna piedra. Vuelve a mirar insisti el primer hombre. El otro meti de nuevo la mano en la bolsa de Rowan y rebusc con empeo. Rowan se pregunt si buscaran el espejo de piedra negra, pero descart la idea. Estos rufianes no codiciaran una cosa tan poco llamativa, que careca de oro o joyas que le dieran valor. Estos hombres, claramente, haban saltado sobre l para robar oro, en particular oro espaol. Not una ligera relajacin en la mano que sostena la daga contra su garganta. Rowan inclin la cabeza hacia atrs de pronto y golpe con el yelmo al hombre que tena detrs en plena nariz. A continuacin le hundi el codo en el vientre y le dio una patada en la rodilla.

Su captor solt un alarido y se desplom. La hoja del cuchillo cay tambin, y el brazo que aprisionaba a Rowan se afloj. Al verse libre, Rowan propin una patada al segundo hombre y le golpe tambin en la rodilla. Le asest un golpe en el cuello con el canto de la mano, y mientras el hombre se tambaleaba hacia atrs y caa al lado de su compaero, Rowan sac su pual. Un ruido como de una explosin retumb en el aullido del viento. Algo pas raudo junto a su yelmo, con un zumbido parecido al de una abeja. Cuando Rowan se volvi para ver quin haba disparado el arma, sus atacantes se incorporaron a toda prisa y cargaron contra l, hacindole perder el equilibrio. El ms grande de los dos le agarr por las piernas y le hizo caer contra el suelo mojado. Son otro disparo. Los dos agresores pasaron por encima de Rowan y huyeron a la carrera, menos como ladrones que como contrincantes en un partido de ftbol que acabaran de atrapar la pelota. Rowan, recuperando el aliento al tiempo que se pona de pie, se lanz hacia adelante en pos de ellos mientras los hombres salan corriendo del patio. Aunque consiguieran escaparse, los encontrara. No haba visto bien sus caras ni tampoco llevaban una armadura que les distinguiera. Ambos llevaban chalecos de cuero, yelmos puntiagudos y botas altas, el atuendo normal de muchos habitantes de la frontera. Pero reconocera su constitucin grande y robusta y la manera de correr de cada uno (el ms grande se mova como un oso amaestrado) si les viera de nuevo. Oy un grito, y mir hacia atrs. Untiomfare de hombros anchos y cabello rojo, que sonrea y agitaba dos pistolas humeantes, vena corriendo hacia l. Rowan salud con la mano a Geordie Bell y ech a correr hacia adelante. En cuestin de segundos, Rowan atraves el patio, pas como una exhalacin junto al establo y sali al pramo, donde haba visto desaparecer a los dos hombres detrs de una colina. Geordie le alcanz, jadeando sin resuello, y subieron juntos por una ladera cubierta de hierba. Rowan corri por la cima de la loma y vio dos caballos atravesar el pramo al galope con sus jinetes inclinados hacia adelante sobre las monturas. Maldijo en voz alta y se volvi. Al menos ests ileso jade Geordie, guardndose las pistolas en el cinto. Me diriga a la posada cuando les vi atacndote. Estaba demasiado lejos para salvarte. Gracias a Dios, amigo. Podras haberme metido una bala de plomo en la cabeza si hubieras estado ms cerca gru Rowan. Se quit el yelmo, se pas los dedos por el pelo y aspir profundamente. Qu queran de ti esos canallas? pregunt Geordie. Rowan se encogi de hombros. Se llevaron unas cuantas monedas de oro de mi bolsa, y me pidieron algo que ellos llamaban la luna del cuervo. Les tom por locos al principio. La luna del cuervo? Me suena a una noche de brujas. Mencionaron una piedra de algn tipo. No s quines eran esos dos rufianes, pero estoy seguro de que tienen algo que ver con la desaparicin de ese oro espaol. Saban que yo haba estado en aquella playa, y queran que les diera esa

cosa... y parecan dispuestos a rebanarme el cuello para obtenerla. Es posible que hayan estado buscndote desde que te fuiste de aquella playa hace dos semanas y te dirigiste a Edimburgo. Rowan... te has quedado con algn objeto del naufragio de ese barco espaol? Algo de valor? Rowan alz una ceja lentamente. Me crees capaz de hacer tal cosa? Geordie exhibi una ancha sonrisa, tan encantadora que Rowan ri tambin, al principio con una risa hueca e incmoda que pronto se hizo ms fuerte. Bueno, yo encontr un bonito granate y un broche de oro dijo Geordie. Se lo di a mi esposa. Pens que la reina Isabel no echara de menos un broche, despus de todo. Ah, eres un ladrn de corazn... para ser ingls. Geordie ri. En otro tiempo cabalgu al lado de los mejores, los Scott de Blackdrummond. Dime lo que encontraste t en esa playa aadi en tono ms seno. Slo un pequeo medalln de oro y unas cuantas monedas, que son las que esos hombres se han llevado. Y tambin encontr esto dijo Rowan, sacando el espejo de su chaleco y liberndolo de su envoltorio. Las olas lo llevaron a la playa despus de que los funcionarios ingleses hubieran recogido todo y se hubieran marchado. De modo que me lo qued. Eso? No parece tener ningn valor. Geordie estudi la piedra negra. Eh, si es de lo ms feo. No es ms que el reflejo de tu cara dijo Rowan en tono irnico al tiempo que guardaba el espejo dentro de su bolsa de cuero. Podra tratarse de la luna del cuervo? Para qu iban a querer llevarse esto? Es obvio que creyeron que yo tena algn objeto de valor procedente del naufragio. Cierto. La luna del cuervo. Mmnn. Quiz sea una perla negra reflexion Geordie. La reina Isabel ansiara poseer una cosa as. He odo decir que ha ordenado a su consejo que se capture hasta la ltima moneda y objeto de cualquier clase que el mar arroje a la playa. Se rasc la barbilla sin afeitar. Un espa hara cualquier cosa por hacerse con algo que despierte la codicia de la reina inglesa. Si esos pillos eran los hombres que me mencion el consejo privado de Escocia, entonces tu reina desea que los encuentren. S, los agentes escoceses que trabajan para Espaa supondran una amenaza para ella. Tengo entendido que Espaa paga muy bien los servicios de espas que estn dispuestos a ayudar a invadir Inglaterra. E Isabel teme que dichos esfuerzos desemboquen en su propio asesinato. Naturalmente que desea que los encuentren, y lo antes posible. As que el consejo te explic todo esto?

As es. Rowan le mir con calma. El gobierno de tu pas no confa en m, pero el consejo de Escocia todava conserva algo de fe en mi persona. Eres un bandido y un ladrn de ganado, Rowan Scott dijo Geordie, pero yo estara dispuesto a cabalgar a tu lado hasta las puertas del inherno. Rowan solt una risa sin inflexiones. Gracias, amigo. Espero que no tengamos que hacer semejante cosa El conseo me ha nombrado para e) puesto de delegado en la Marca Mediana. Tengo la misin de perseguir a esos hombres y averiguar lo que pueda