Herbert Marcuse-El Final de La Utopia

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    HerbertMancusEl finalde la utopa

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    El presente texto, preparado por Horst Kumitzk^ N HjnNm.irtm Ivuhn. sebav. en la grabacin completa en cinta magnetofnica de Us lnler^enclonesodas, dura n te lo^ da os de los dia^ 10 II 12 \ M de julio de I W en la Universidad Libre de BerlnLas intervenciones di, Herbert M artu se pronu nc iadas con la asu da deapu n tes no han sido reelaboradas por el

    Direccin editorial R B A Proyectos Editoriales S ATraduccin de M anu el Sacristn Herbert M arcuse y Verlag von M aikowski, 1967 Editona l An el, S A 1968 Editorial Plan eta-De Agostini S A 1986 para la presente edicinAribau, 185, 1 08021 Barcelona (Espa a)Traduc cin cedida por Editorial An el S ADiseo de coleccin Han s RombergPrimera edicin en esta colecc in ma>o de 1986Deposito legal B 13320 1986ISBN 84-395-0162-5Printed in Spain Impreso en EspaaDistnbu cion R B A Promotora de Ediciones, S A

    Travesera de Gracia 56 tico 1 ' 08006 BarcelonaTelfonos (93) 200 80 45 200 81 89Imprime Cavfosa Sta Perpetu a de M ogoda Barcelona

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    Introduccin

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    En el verano de 1967, Herbert Marcuse pronunciuna serie de conferencias en la Universidad Libre deBerln. En aqu ellos mom en tos, el movimiento estudian til alemn constitua una de las alas ms avanzadas ypolticamente ms creativas de una amplia corrienteantiautoritaria que implicaba a distintos sectores de lajuventud occidental. Unas semanas antes de la llegadade M arcu se a Berln, los estudian tes alema n es, bajo ladireccin de Rudi Dutschke, se haban movilizado paraprotestar con tra la visita del sha de Irn a Alema n ia. Lamovilizacin tuvo un sentido antiimperialista, pues seconsideraba que Irn era el gendarme de los interesesnorteamericanos en el golfo Prsico.En este ambiente de movilizacin estudiantil, Mar-cu se pron u n c i dos con feren cias , El final de la u topay El problema de la violencia en la oposicin. Particip, adems, en dos coloquios Moral y poltica enla sociedad opulenta y Vietnam: El Tercer Mundo yla oposicin en las metrpolis junto con varios profesores berlineses y dos lderes estudiantiles: WolfgangLefvre y el ya citado Rudi Dutschke (que un ao despus sufrira un gravsimo atentado).Todas estas intervenciones se editaron al cabo depoc o con el ttulo de El final de la utopa, au tn tico lema

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    del pensamiento marcusiano, por cuanto expresa deforma ceida la reflexin central de este filsofo norteamericano de origen alemn.Pa ra M arcu se ha llegado el momen to histrico en elque es posible cons tru ir u n a sociedad libre. El desa rrollode las fuerzas produc tivas ha alcan zado tal n ivel que enla actualidad la idea de erradicar el hambre y la miseriaen el mundo no es ningn sueo utpico. Como no loes el pensa r que pueda trans forma rse la n aturaleza deltrabajo alienado en trabajo verdaderamente creador ygozoso. O que pueda edificarse una civilizacin no represiva.De ah, pues, el final de la utopa, en el sentidode que las nuevas posibilidades de una sociedad humana y de su modo circundante no son ya imaginablescomo continuacin de las viejas, no se pueden representar en el mismo continuo histrico, sino que presuponen una ruptura precisamente con el continuo histrico, presuponen la diferencia cualitativa entre unasociedad Ubre y las actuales sociedades no-libres, ladiferenc ia qu e, segn M a rx, hac e de toda la historiatran sc u rrida la prehistoria de la hum an idad.Desde su primera ob ra, Ontologa de Hegel y teorade la historicidad, hasta Razn y revolucin, Eros y civilizacin y El hombre unidimensional, M arcuse ha in tenta do m ostrar precisam ente qu e la u topa es ya u n topos histrico, que el pen sa mien to, en su n egatividad, n odenuncia tan slo lo existente, sino que adems, al criticarlo, est abriendo ya las posibilidades de una realtransformacin.Donde mejor se patentizan estas caractersticas delpensamiento marcusiano es en la reflexin en torno alpsicoanlisis que se halla contenida en Eros y civilizacin, y en la crtica a la ideologa de las modernas so-IV

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    c iedades indus t r i a le s que e s t in se r t a en El hombre unidimensional.En l a p r imera de e s t a s ob ra s . Ma rcu se demue s t r aqu e u n a c i \i lizac in n o basa da en la repres in de los in s t in tos es pos ible . Oponindose a l pes imismo de Freudquien cre a que los progresos en la c iv i l izac in entraaban un mayor con t ro l repre s ivo de l a v ida in s t in t iva , M arc u se pon e en ev idenc ia e l c a rc te r h is t ri coconcre to de l a repre s in . s ta no e s una ca tegor a quedeba s e r con templada ab s t r a c t amen te , s i no que debevincu la r se con lo s f ine s que pers igue una o rgan izac insoc i a l d ada .En l a soc iedad cap i t a l i s t a , e l cue rpo e s t conceb idopr imord i a lmen te como un i n s t r umen to de t r ab a jo . Lasexua l idad aparece o rgan izada gen i t a lmente no s lopara ga ran t iza r l a con t inu idad b io lg ica de l a e spec iehumana , s i no t amb in con uno s f i ne s que impone l a do minacin del capi ta l . El individuo product ivo t iene forzo s amen te que de spo j a r s e de s u s zona s e rogena spregeni t a le s porque s t a s en t ran en conf l i c to , no con l ac iv i l iz ac in en s , s ino con un de te rminado e s t ad io decivi l izac in, con un determinado y especf ico princ ipiode re a l id ad .Para Freud, es te pr inc ipio de rea l idad r ige la .v idamen ta l ju n to con e l p r in c ip io del p lac e r . Aqu l modif icaa s t e c on s t a n temen te , en e l s e n t ido de que lo a dap t a a lexter ior y lo fuerza a aplazar su sa t i s facc in. Ambosson , de sde e l pun to de v i s t a f reud iano , ah i s t r i cos , enta n to qu e se reproduc en en la p s iqu e ind iv idu a l , cu a lqu iera qu e sea e l t ipo de organ izac in soc ia l . Pero M a rc u se ,s i b ien inc orpora a su teora los da tos fu n dam enta les de lps icoan l i s i s , no acep ta e s te l t imo a spec to .M ed ian te lo que l den omin a pr in c ip io de a c t u a c in demues t ra que en l a s soc iedades de l c ap i t a l i smo

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    se produc e un a cosificacin cu yo resu ltado es el de u n arestriccin del principio del placer mayor de la que esestrictamente necesana para la subsistencia de la civilizacin.Bajo el capitalismo, a lo largo de su desarrollo histrico, se ha introducido una represin sobrante, unsurplus qu e en absoluto es necesa rio para la con tin uidadde la civilizacin. La necesidad de esta represin sobra n te, de esta cu ota adiciona l que el individuo paga c ongraves trastornos psquicos, ha sido impuesta por unaespecfica formacin social que est basada en la dominacin. As, la renuncia a la vida instintiva est ntima men te ligada al trabajo a lien an te, a un a determin adaforma de organizacin familiar, a una especfica ideologa que la justifica, etc.En consecuenc ia, pa ra M arcuse n o es utpico que enun a nu eva sociedad se pu eda elimina r esta represin s obra n te, y que los individuos pu edan llevar u n a vida m sgratifican te, ms a cordada con el prin cipio freudian o delplacer. Importa, eso s, hacer una crtica de las formasac tuales de domin ac in, de las estru ctu ras sociales, poltica s e ideolgica s que impiden el advenimien to de u n acivilizacin bas ada en Eros in stin tos de la vida y n oen Tan atos instintos destruc tivos .Es ta tarea crtica se realiza a lo largo de toda la obramarcusiana, pero tiene una inflexin especial en Elhombre unidimensional. En esta obra, Marcuse anazaprecisamente la represin de los instintos humanos quese produce en las sociedades del capitalismo avanzadoy cuyo resultado ha sido el de hacer socialmente manejables y utilizables a elementos explosivos y "antisociales" del inconsciente.

    Las sociedades del capitalismo contemporneo son,pese a su apa rienc ia, sociedades c erradas , en las queVI

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    las verdaderas fuerzas de oposicin han sido asimiladasy en las que han resultado integradas todas las dimensiones de la existen cia, ya sean pa va da s o pblicas . Losindividuos y las clases reproducen la represin mejorque en ninguna poca anterior, pues el proceso de integracin tiene lugar, en lo esencial, sin un terrorabierto. De esta manera, libertad administrada y represin instintiva llegan a ser las fuentes renovadas sincesar de la productividad.Pero, sin embargo, no es utpico pensar que estassociedades cerradas pueden ser actualmente transformadas en un sentido liberador. Y si bien es realmenteu tpico pen sa r en u na sociedad en la que n o existan conflictos, en la que no haya dominacin, no lo es en absoluto imaginar una sociedad en la que tales conflictospuedan resolverse sin opresin y sin crueldad.El pen sa miento de M arcu se, ms all de su lcidopeflmismo, concluye as en un tono levemente esperan-zador. Hoy da se lee en El final de la utopa podemos con vertir el mu n do en u n infierno; como us tedessaben, estamos en el buen camino para conseguirlo;pero, ciertamente, tambin podemos transformarlo entodo lo contrario.

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    C R O N O L O G A

    19 de julio: Herbert Marcuse nace en Berln, enel seno de una familia juda.Freud: La interpretacin de los sueos.Lenin: Materialismo y empiriocriticismo.Revolucin rusa de Octubre.Fin de la Primera Guerra Mundial. Noviembre:estalla la revolucin en Berln.Enero: asesinato de Rosa Luxemburg y KarlLiebknecht durante el levantamiento esparta-quista. Febrero: proclamacin oficial de la Repblica de Weimar, con Friedrich Ebert comopresidente. Marcuse, tras estos acontecimientos,abandona su militancia en el Partido Socialde-mcrata Alemn.Freud: Ms all del principio del placer.Freud: Psicologa de las masas y anlisis del yo.Alumno de Heidegger, Marcuse termina sus estudios en la Universidad de Friburgo de Bris-govia.Se crea en Frankfurt el Instituto para la Investigacin Social (Institu fr Sozialforschung),marco que empieza a agrupar a algunos de lospensadores que, con el tiempo, constituirn lallamada Escuela de Frankfurt. K. Korsch:

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    Marxismo y filosofa. G. Lukcs: Historia y com-ciencia de clase. Freud: El yo y el ello.Freud: El futuro de una ilusin.Freud: El malestar en la cultura.Ontologa de Hegel y teora de la historicidad.Hitler sube al poder. Marcuse, junto con otrosmiembros del Instituto para la InvestigacinSocial, s? exilia primero en Suiza y luego enFrancia.W. Reich: Psicologa de masas del fascismo.Imparte clases en la Universidad n orteam eric a n ade Columbia.Estudios sobre la autoridad y la familia, publicacin del Instituto para la Investigacin Social,en la que participan, bajo la direccin de MaxHorkheimer, Theodor W . Adorn o, Erich Frommy el propio M arc u se, en tre otros.Estalla la Segunda Guerra Mundial . MuereFreud.Adquiere la n ac ionalidad n orteam erican a.Razn y revolucin.Fromm: El miedo a la libertad.Traba ja pa ra los servicios de inteligen c ia del ejrcito norteamericano.Fina liza la Segun da Gu erra M un dial . W. Reich:Edicin definitiva de La revolucin sexual.Dirige una de las secciones europeas del Officeof Intelligence Research.M. Horkheimer y Th. Adorno: Dialctica de laIlustracin.Imparte de nuevo clases de filosofa en la Universidad de Columbia.Eros y civilizacin. Profesor en la Un iversidad deHarvard.

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    1972 Contrarrevolucin y revuelta.1975 El ejrcito norteameric a n o se retira de Vietna m.1979 29 de ju lio: Herhert M arcu se mu ere en Starn-berg, en la Repblica Federal de Alemania.

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    BIBLIOGRAFA

    A) Obras de M arcuse tradu cidas al ca stellan o:Eros y civilizacin. Barcelona (Seix Barral), 1%8.Razn y revolucin. Hegel y el surgimiento de la teorasocial. M adrid (Alianza Editorial), 1971.El marxismo sovitico. Madrid (Alianza Editorial),1969.Ontologa de H egel y teora de la historicidad. Barcelona(M artn ez R oc a ), 1976.tica de la revo lucin. Madrid (Taurus), 1969.Psicoanlisis y poltica. Barcelona (Pennsula), 1969.Pesimismo, un estado de la madurez. Bu enos Aires (Le-viatn), 1956.Ensayos sobre poltica y cultura. Barcelona (Ariel),1970.La agresividad en la sociedad industrial avanzada. M adrid (Alianza Editorial), 1971.Calas en nuestro tiempo. (Marxismo y feminismo. Teoray praxis. La nueva izquierda). Barcelona (Icaria),1976. * 'Freud en la actualidad. En colaboracin con otros autores. Edicin de Th. Adorno y W . Dirks. Ba rcelon a(Ba rra l), 1971. .El odio en el mundo actual. En colaboracin con A.

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    THERBORN, G. , La Escuela de Frankfurt. Barceiona(Anagrama), 1972.WELLMER. A ., Teora crtica de la sociedad y positivismo. Barcelona (Ariel), 1979.Z I M A , P., La Escuela de Frankfurt. Barcelona (Sagitario), 1976.

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    EL FINAL DE LA UTOPIA

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    He de empezar por una perognillada: que hoy datoda forma del mundo vivo, toda transformacin delentoamo tcm'co y natural es una posibilidad real; yque su topos es histrico. Hoy da podemos ctmvertird mundo en im infierno; como ustedes saben, estamos en el buen camino para conseguirlo. Tambi^podemos transformarlo en todo lo contraro. Este finalde la utopa. esto es, la refutacin de las ideas ylas teoras que han utilizado la utopia como denxm-da de posibilidades histrico-sociales se puede entender ahora, en un sentido muy predso, como finaldb la historia, ea el sentido, a saber y de esto propiamente quiero discutir hoy con ustedes en el sentido de que las nuevas posibilidades de una sociedadhumana y de su mundo circundante no son ya imaginables como continuacin de las viejas, no se puedenrqnesentar en el mismo continuo strico, sino quepresuponen una ruptura precisamente con el continuohistrico, presuponen la diferencia cualitativa entre unasociedad libre y las actuales sociedades no-libres, ladiferencia que, segn Marx, hace de toda la historiatranscurrida la prdhistoria de la humanidad.Pero creo que tambin Marx estaba an demasiadoatado al mcepto de continuo del progreso, que suidea misma del socialismo no representa an, o nor^resenta ya, aquella negacin determinada del cap-

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    t aBs a que tmfa que representar. O sea, el ctmceptode fina] de h utopa inqplica la necesidad de discutiral menos ima nueva d^nidn del socialismo, discusin precisamente enmarcada en la pregunta de si late(a mandana del social6mo no representa un estadio hoy ya superado del desarrollo de las fuerzas productivas. C^eo que esto se manifiesta del modo msdato en aqdla clebre dist indn entre el reino de lalibertad y el reino de la necesidad. El que el reinode la l ibertad no se pueda pensar ni pueda subsist irsino ms all del reino de la necesidad implica queste es realmente siempre im reino de la necesidad,tambin en el sentido del trabajo alienado. Eso significa, como dice Marx, que todo lo que en este reinopu ed e oc u rrir es qu e el trabajo se radc ma lic e todo^ lposible, se reduzca todo lo posible, gesto sin dejar deser trabajo en el reino de la necesidad, aplicado alreino de la necesidad, y, por lo tanto, trabajo no-libre.Creo que una de las nuevas posibilidades, repr^eu-tativa de la diferenda cualitativa entre la sodedadlibre y la no-Hbre, consiste en bailar el reino de lalibertad en el reino de la necesidad, en el trabajo yno ms all del trabajo. S desean ustedes ima formu-ladn provocativa de esta idea especulativa, yo diraqu e hemos de considerar al menos la idea de uncamino a l sodal ismo que vaya de la denda a la u topa, y no, como an crey Engeis, de la utopa a lad e n d a .

    El concepto de utopa es un concepto histrico.Se refiere a los proyectos de transformadn sodal quese consideran imposibles. Por qu razones imposibles? En la corriente discusin de la utopa, la imposibilidad de la realizadn del proyecto de una nuevasociedad se afirma, primero, porque los factores subje-

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    tvos y objetivos de una detenninada stoacin sddalse oponen a la transformaos se Iiabl eotonces deinmadurez de la situacin sodal, por ejemplo, a JBO-psito de los proyectos cmnunistas durante la Revo-ludn francesa, o tal vez, hoy, del socialismo en lospases capitalistas ms desarrollados. Ambos son talvez ejonplos de ausencia real o supuesta de actoressul^^ivos y objetivos posbilitadories de ima realiz a d aEn segundo lugar, el proyecto de una transforma-dn sodal se puede considerar irrealizable porqueest ai contradicdn con determinadas leyes denti-ficamente comprobadas, leyes biolgicas, o fsicas, etc.;por ejemplo, la arcaica idea de la eterna juventud delhaiabre, o la del regreso a una supuesta edad de oro.Creo que slo podemos hablar de utopa en estesegando sentido, o sea, cuando un proyecto de tr^ns-f(Hmadn social itra realmente en contradicdn conI^es doitficas oMnprobables y comprobadas. Slo unproyecto as es utpico en sentido estricto, o sea, extra-histrico.1 otro grupo, la ausenda de factores subjetivosy objetivos, no puede considerarse sino, a lo sumo,provisionalmente irrealizable. Los ariterios de KarlMaimheim, por ejemplo, son insufidentes para la irrealizabildad de tales proyectos, por la sencilla razn,por de pronto, de que la irrealizabildad no se puededefinir en este caso ms que ex post. No es nada sorprendente el que se llame irrealizable a un proyectode transformadn social por el hecho de que ha resultado irreal en la historia. Pero, ea segundo lugar, elcriterio de irrealizabildad en este sentido es inadecuado porque puede ocurrir perfectamente que la realizacin de un proyedo revoludonario sea impedida

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    por faeaas y movimientos opuestos que scm precisa-moite supoables y superados en el proceso de larevolucin. Por eso es discutible la prctica de presentar la ausencia de determinados facttves subjetivosy objetivos ctMno objecin a la realizabilidad de latransframacin. En particular ^y sta es la cuestinque hoy nos ocupa la indefinibilidad de una daserevolucionaria en los paises capitalistas altamente tec-nificados no es ninguna utopizadn del marxismo. Losportadores sociales de la tnmsformacin esto es Marxortodoxo no se forman sino en el proceso mismotransformador, y no es posible contar siempre con laafortunada y relativamente fcil situacin de que lasfuerzas revolucionaras en cuestin estn, pcar asi di^,cirio, ready-made a disposdn en el momento en queempieza el movimiento revoludonario. Pero hay enmi opinin un criterio vlido: que estn tcnicamentepresentes las fuerzas materiales e intelectuales necesarias para realizar la transformacin, aunque la organi-zadn existente de las fuerzas productivas impida suaplicadn racional. Me parece que en este sentidopodemos hablar hoy, efectivamente, de un final dela utopia.Ah estn todas las fuerzas materiales e intelectuales que es posible aplicar a la realizadn de unasodedad Ubre. El que no se apliquen a ello ha deatribuirse exclusivamente a la movilizacin total de lasodedad existente contra su propia posibilidad de libe-radn. Pero esta situacin no convierte en modo alguno en utopa el proyecto mismo de la transformadn.Es posible en el sentido indicado la eliminadnde la pobreza y de la miseria; es posible en el indicado sentido la eliminacin del trabajo ahenado; posible la eliminacin de lo que he llamado surplus repres-10

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    skt. Cieo que sobre esto estamos relativamente deacuerdo; aun ms: creo que en esto estamos de acuerdo inchiso cxm nuestros enemigos. Apenas hay hoy, nitn la misma eccmoma bturguesa, im cientfico o ives-t^dor digno de ser tomado en serio que se atrevaa negar que con las fuerzas productivas toiicamentedi^MBdUes ya hoy es posible la eliminacin materiale inftelectaal del hambre y de la miseria, y que lo queboy ocane ha de atribuirse a la organizacin sodo-poticA de la tierra. Pero pese a estar de acuardo enesa y he aqu algo que me gustara presentar hoytandbfin como objeto d e discusin, no estamos an losijifidentemente en daro acerca de lo que implica esadminadn, toiicamente ya posible, de la pobreza,ttS^la. m ism a y del trabajo, ji^saber, que esas posibilidades histricas han d e pensarse en formas que muestran la ruptura, no la continuidad con la historiaanterior, la negacin y no la posidn, la diferencia yno el progreso, o sea, la activadn, la hberadn deuna dimensin de la realidad humana, una dimensinde la existencia humana que est ms ac de la basematerial: la activadn de la dimensin biolgica de laexistencia humana.Lo que est en juego es la idea de una nuevaantropolo^a, y no slo en cuanto teora, sino tambincomo modo de existenda: la gnesis y el desarrollode necesidades vitales de hbertad. De ima libertad queno se funde en la escasez y en la necesidad del trabajoalimado, ni encuentre en una y en otro sus lmites.La necesidad del desarrollo de necesidades humanascualitativamente nuevas, o sea, la dimensin biol-^ca , necesidades en im sentido muy estrictamentebMgico. Pues en este sentido la necesidad de h'ber-tad como necesidad vital no existe, o ha dejado ya de

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    exbtr, ea una gran parte al menos de la homogenei-zada poblacin de los pases desarrollados del c^ita-BatDO. En el sentido de esas necesidades vitales, lanueva antropologa implica tambin la gnesis deuna nueva moral como heredera y negacin de lamoral judeo-cristiaQa, la cual ha determinado hastaahora , eo gran pa rte, la historia de la civilizacin orien tal. La c(tinuidad de las necesidades desarrolladas ysatisfechas en ima sociedad represiva es en medidaconsiderable lo que reproduce constantemente esasociedad r ^ re s iv a en los individuos mismos. Los individuos reproduc en en sus propias n ecesidades la sociedad represiva, incluso a travs de la revolucin, yprecisamente esa continuidad de las necesidades represivas es lo que ha impedido hasta ahora el saltode la cantidad a la cualidad de una sociedad libre.

    Esta idea se basa en que las necesidades humanastibien carcter histrico. Ms all de la animalidad,todas las necesidades humanas, incluso las s&niales,son histricamente determinadas, histricamente transformables. Y la ruptura con la continuidad de lasnecesidades que llevan en s la represin y el saltoa la diferencia cualitativa no es nada fantasioso, sinoalgo predispuesto en el desarrollo de las fuerzas productivas. El desarrollo de las fuerzas productivas haalcanzado hoy un nivel en el cual exige realmentenuevas necesidades vitales para poder dar razn delas condiciones de la libertad.Cul es este estadio del desarrollo de las fuerzasproductivas que posibih'ta el salto de la cantidad a lacualidad? Es ante todo la tecnologizacin del poder,que mina el terreno al poder nstao. La progresivareduccin de la fuerza de trabajo fsica en el proceso12

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    de produccin (matinal), cada vez ms ampliamosesustituida pw trabajo nervioso mental, y la progresiva concentracin de trabajo sodalmente neoesaiioen la dase de los tcnicos, d^itificos, ingeniot, etc.Gwoo ven, se trata, desde luego, slo de tendencias,tosdeodas que ahora empiezan, o tal vez hacen yaalgo ms que empezar y, como creo, se van desairo-QIUMJO y se tienen que desarrollar necesaiiamoate^ pre-dsaiMoto pnque arraigan en la necesidad de la sub-sistnocia de la sodedad capitalista. Si el capitalismono consigue aprovechar estas nuevas posibilidades deb fuerzas productivas y de su organizadn, no podrjostenerse m the Jong run frente a la concurrencia deaqueDas otras sodedades que no se ven obstaculizadas p

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    blPHna como contenido dd tr^rajo social, conducea la imaginacin pnxituctva B S O fueiza productivadB iit&ani(e ocaifonnada, a la imagiaadn productiva que px>yecte las posibilidades de una existendahumana hbre sobre la base de las conesp

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    de la posible eliminacin de la lucha por la existenciaestn sin ms en contradiccin con las condicionesnaturales y sociales de la existencia humana) o lan^ftcn de la necesidad de ganarse la vida, que esta m bi i lu cha por la existenc ia, o la negacin del principio del xito, de la concurrencia, negacin de laDecesidad de conformidad, hoy monstruosamente in-teasB, 1 n eces idad de n o Uamar la atenc in, d e nosot WB individuo desambientado, la negacin de laoeoidsd de una productividad despilfarradora y des-tractva, inseparablemente atada a la destruccin, ne-gac^n de la necesidad vital de represin hipcrita dehs instintos. Estas necesidades se niegan en la necesidad de paz, que hoy, como saben ustedes muy bien,no es una necesidad de la mayora; en la necesidadde descanso, en la necesidad de estar solo, de teneruna esfera privada que, como nos dicen los bilogos,es una necesidad inapelable del organismo; en la necesidad de calma y la necesidad de felicidad; todo ellooiten dido n o como n ecesidades individua les, sino comofuerza productiva social, como necesidades socialesque hay que poner en obra de un modo determinanteen la organizacin y la direccin de las fuerzas productivas.Estas nuevas necesidades vitales posibilitarn entonces, como fuerza productiva social, una transformacin tcnica total del mundo de la vida, y creoqu e slo en u n m\mdo a s tran sformado se hac en posibles nuevas si tuaciones humanas, nuevas relacionesentre los im^^katiSt Transformacin tcnica: de nuevobablo teni^ido en cuenta los pases capitalistas msdesarrollados tcnicamente, en los cuales una transformacin as significa la eliminacin de los horrores dela indu strializac in y la comercializacin ca pita lista s, la

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    reconstruocin total de las ciudades y el restablecimiento e la naturaleza tras la eliminacin de loshon ores d e la in dustrializacin ca pitalista. N o creonecesario decirles que al hablar de diminacin de losiMHrimes de una, iodustralizacin capitalista no estoyglfflificando u n a regresin romn tic a a la prehistM iade la tcnica, sino que creo, por el contrario, que lasbendidcHies de la tcnica y de la industrializacin engeneral no pueden ser visibles y reales sino cuandohayan sido eliminadas la industrializacin y la tcnicacapitalistas.Las nuevas cualidades a las que acabo de aludirson en mi opinin cualidades que hasta ahora y conesto vuelvo a lo que he dicho al principio no sehan manifestado suficientemente en la meditacin delconcepto de socLsmo. El concepto del sodhsmo seha entendido excesivamraite, tambin entre nosotros,en el marco del desarrollo de las fuerzas productivas, en el marco del aumento de la productividad deltrabajo, lo cual no era slo justo, sino incluso necesario, al nivel de la productividad sobre la base delcual se desarroll la idea del socialismo cientfico,pero que hoy ha de ser nocin al menos discutible.Hoy hemos de aceptar el riesgo de discutir e intentardeterminar sin inhibiciones, aunque parezca indecente, la diferencia cualitativa entre la sociedad socialista en cuanto sociedad libre y las sociedades existentes. Y precisamente en este pun to, al busc ar u n aetiqueta cualquiera que describa la totalidad de lasnuevas cualidades de la sociedad socialista, viene espontneamente a la conseiencia, o, al menos, me vienea m, el concepto de cualidades esttico-erticas. Y elque tal vez en ese apareamiento de conceptos den-16

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    tro del cual el de lo esttico tiene que entenderse ensentido originario, o sea, como desanollo de la sensitividad como modo de existencia humana, el que talvez en ese apareamiento de conceptos se encuentre ladiferencia cualitativa propia de la ^ooedad libre sugiere a su vez un a convergenc ia de t m ^ y a r te y una0(mveigaQcia de trabajo y juego. No es casual que laofaca d Fourier vuelva a ser actual para la intelec-t i o i ^ de vanguardia izquierdista. La editorial An-dir^pM de Pars a ca ba de pu blic a r vma n ueva edi-dD de las obras completas de Fourier. Fourier hasido el primero, como reconocieron Marx y Engeis, ytambin el nico en poner de manifiesto esta (UEeren-da cualitativa entre la sociedad libre y la no-libre, sinasustarse, como en parte se asust Marx, al ponersea hablar de una sociedad posible en la cual el trabajofuera ju ego. Un a s ociedad en la cu al el traba jo, inc lu soel trabajo socdalmente necesario, pudiera organizarseen armona con las necesidades y las inclinaciones instintivas de los hombres.Permitaimie una observacin final. He indicado yaque la teora crtica a la que sigo llamando marxismo, que esa teora ha de acoger las posibilidades extrema s, an tes groseramen te esbozada s, de la liberta d, elescndalo de h. diferencia cualitativa, si es que la teora no quiere limitarse a la correccin de la mala existencia. El marxismo ha de asumir el riesgo de definirla libertad de tal modo que se haga consciente y seperciba como algo que en ningn lugar subsiste anni ha subsistido. Y precisamente porque las posibilidades llamadas utpicas no son en absoluto utpicas,sino negacin histrico-social determinada de lo bstente, la toma de consdencia de esas posibilidades yla toma de consciencia de las fuerzas que las impiden

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    y las ni^an exigen de nosotros una oposicin muyrealisca, muy pragmtica. Una oposicin libte de todaflosin, pero tambia de todo derrotismo, el aial trai-draia ya poar su mera existencia las posibilidades dela libotad en beneficio de lo existente.

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    DISCUSIN ACERCA DEEL PROBLEMA DE LA VIOLENCIAEN LA OPOSICIN

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    ttdfgunta: En qu medida ve usted en el movi-niiealD pop ingls un arranque posit ivo para una conducta esttico-ertica?Marcuae: Tal vez sepa usted que entre las muchaseosas que se me han r^rochado destacan par t icular-mealte dos. Se pretende que he dicho que la oposicinestudiantil puede hoy y por si misma hacer la revo-hidn. Y que tambin he dicho que lo que en Amrica l lamamos kippies y ustedes llaman Gam mler, beat-nifcj es la nueva dase revolucionaria. Estoy muy lejosde hacer afirmaciones as. Pero s que quiero indicarque hoy hay efectivamente en la sociedad tendenciasanrquicam^ite sin organizar, tendencias espontneas que anuncian la ruptura total con las necesidades draninantes en la sociedad represiva. Los grupca los que ha aludido usted son caractersticos de unestado de desintegracin del sistema, que como fenmeno no tiene ninguna fuerza transformadora, peroque acaso un da, junto con otras fuerzas objetivasmucho ms potentes, pueda tener su funcin.Pregunta: Ha dicho usted que existen ya tcnicamente las fuerzas materiales e intelectuales necesariaspara la transformacin. Creo que esa afirmacin no esnrecta ni siquiera desde el punto de vista de sureposicin, ya desde un punto de vista puramenteterminolgico, y que usted quiere decir en realidad

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    qa existtai las fuerzas materiales e intelectuales paila nueva soaedad, para la "utopa", pero no para la%iisfomiacin. Pero la cuestin que realmente debeiateresamos y sobre la cual no hemos recibido respuesta alguna'de usted, es la de las fuerzas materialese intelectuales necesarias para la transformacin.Morcuae: Para contestar a esa pregunta hara falta,desde luego, otra conferencia. Ue aqu un par detndcadcmes: he insistido mucho ea el concepto de lasnecesidades y en el de la diferencia cualitativa porquetienen mucho que ver con el problema de la transformacin. Uno de los factores principales que han impe.dido la transformacin que desde hace decenios estobjetivamente al

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    ten potenc ialmente las fuerzas qu e sugieren u na tran s-ffsmadn radical del sistema. Las contradiccionescmsioas internas al capitalismo son hoy ms viol^itasque nunca, particularmente la contradiccin generaleotte el desarrollo gigantesco de las fuerzas productivas y la riqueza social, por un lado, y la utilizacindestniptiva y represiva de esas fuerzas productivas,por Otft sa contradiccin es hoy infinitamente msdt6l$0 ^ e nu nc a . En s egun do lugar , e l capita lismose edxenta hoy, en el marco global, con fua:zas ant-capttalistas que ya en diversos lugares del mundo seencuentran en lucha abierta contra l . Y, en tercerlugar, hay fuerzas negativas en el capitalismo tardomismo, en los Estados Unidos y tambin en Europa,y en este punto s que no tengo empacho en citar laoposicin de los intelectuales, particulannente de losestudiantes .

    Hoy la cosa nos resulta curiosa, pero basta con unpoco de conodmiento histrico para darse cuenta deque sin duda no es la primera vez en la historia queuna transformacin histrica radical empieza con losestudiantes. No slo en Europa, sino tambin en otroscontinentes. La actual funcin de los estudiantes y dela intelectualidad, de la que se reclutan precisamentelas posiciones dirigentes de la misma sociedad existente, es histricamente ms importante que la queprobablemente ha tenido en otros tiempos. A eso seaade la rebelin de la moralidad sexual, la cualse dirige contra la moral dominante y ha de tomarseen serio de im modo u otro como factor desintegrador,c(no queda de manifiesto por la reaccin que provoca, pwticulannente en los Estados Unidos; y porltimo y probablemente, aqu en Europa, las partesde la clase trabajadora que no hayan sucumbido an

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    al proceso de integracin. stas son tendencialmentelas fuerzas de la transformacin, y estimar en detalksus pa-spectivas, su poder, etc., sera, naturalmoite,c^jeto de una cscusin ms larga y especial.Fregtmta: Mi pregunta se refiere, por de prcmto, ak funcin de esa nueva antropologa que ha postulado usted, y a la de aquellas necesidades biolgicascu alitat ivamente nu evas en el marco de un a estru cturade la necesidad, que usted interpreta como histricamente variable, Cmo es en este punto la diferenciacualitativa respecto de la teora del socialismo revolucionario? Lo que al principio enunciaba usted en elmarco del problema de la utopia como relacin delreino de la necesidad con el reino de la libertad.. .1 M arx ma duro pens aba qu e este reino de la l i l^rtadno se puede levantar ms que sobre la base del reinode la necesidad, lo cual, evidentemente, quiere decirque slo puede erguirse en el marco de la historianatural; slo en l y sin hacer abstraccin de l esposible levantar, ms all del reino de la necesidad,como ha dicho Engels, una sociedad humana libre.Imphca su exigencia de nuevas necesidades biolgicas como esa necesidad vital de hbertad, o de fdi-ddad no mediada represivamente o interpreta ustedcon ella una trasposicin funcional, o acaso ima transformacin cuahtatva de la estructura fisiolgica de lahistoria natural del hombre mismo? Piensa usted queeso sea una posibilidad cualitativa?

    Marcase: Contestara afirmativamente si lo queusted quiere decir es que con vma alteracin de lahistoria natural de la humanidad pueden nacer lasnecesidades que he l lamado nuevas. La naturalezahimiana cosa que el propio Marx ha sabido, pese atoda su insistencia en el reino de la necesidad, la24

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    naturaleza humana es una naturaleza histricamentedeterminada y se desarrolla en la historia. Desde luego que la historia natural del hcmbre seguir subsistiendo. La relacin del hombre coa la naturaleza seha transformado ya, y el reino de la necesidad se coa-vierte simplemente en un reino distinto cuando cxmlos medios de la consumada tcnica es posible suprimir el trabajo alienado, y una gran parte del trabajosocialmente necesario se hace experimento tcnico.En estas condiciones resulta efectivamente cambiadoel reino mismo de la necesidad, y as acaso podamoscontemplar como capaces de desarrollarse en el reinodel trabajo mismo aquellas cualidades de la libre existencia humana que Marx y Engels se vieron anobligados a ronitir al reino situado ms all del tra-

    PregutOa: Ya en su edad tarda, Karl Korsch, enel Libro de las supresiones, reprocha a Karl Marxaquellas dos centrales sentencias, presentes tambinen El Capital, segn las cuales, primero, el trabajo esinsuprimible y, segundo, tambin lo es el plustrabajo.Por lo que hace a la primera, yo estara de acuerdocon Marx si por trabajo se entiende el intercambio delhombre con la naturaleza, sin presuponer que esemetabolismo no pueda organizarse sin represin delos instintos. Mas por lo que hace al Marx maduro,no veo las cosas nada claras. Cuando hoy se habla deh. necesidad vital de libertad y felicidad, y que setrata de disponerla como necesidad biolgica... cmose puede trasponer materialmente eso? Pues le esimprescindible. La trasponibilidad material es un elemento constitutivo.

    Marcuse: Al preguntar por la "trasponibilidad material" pregunta usted: qu efectos tiene esa nece-25

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    sidad en la produccin sodal, hasta llegar, por ltimo,a la estnKAura fisidgica? Acta en la produccin den mundo pacificado. Lo he indicado al hablar de laelkninacin de los horrwes de la industrializacincapitalista; ocm eso me refera a un mundo circundante que pueda dar espacio a esas nuevas necesidades gracias a su nuevo carcter pacificado, satisfecho;o sea, \m mundo entorno que puede trasponerlasmaterialmente; fisiolgicamente, desde luego, con iinanueva alteracin de la naturaleza humana, a saber,con la reduccin de la brutalidad, la crueldad, el falsoherosmo, la falsa virilidad, la concurrencia a cualquier precio que hoy siguen actuando de modo cadavez ms espantoso. Tambin stos son fenjpiilftosfis iolgicos . ' >. - * -Pregunta: Hay alguna relacin entre eso y ciertasrehabilitaciones de estrategias anarquistas contra elaparato del poder, y contra el poder sin ms? Yo darala razn al viejo Korsch en su reproche al viejo Marxde que ste ha abandonado prcticamente el intersemancipatorio de la razn, lo ha reducido todo a laintensificacin de la produccin y cosas anlogas yha olvidado algo aquel tiempo libre que hay que interpretar como tiempo de la libertad. Hay una conexinentre todo esto y una rehabilitacin de ciertas estrategias anarquistas contra el poder violento extraeco-nmico y absolutizado que hoy se ha convertido enuna potencia inmediatamente econmica, de la quecreo que est cumpliendo una funcin como no latena ya desde los das de la acumulacin primitiva,aunque no como presin directamente fsica, sino entrasposicin psquica? Esto produce ima nueva cualidad de la espontaneidad en el capitalismo, pues segnMarx las leyes naturales se basan en la interiorizacin26

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    del poder, del poder econmico, y hoy ra la interiorizacin de poder extxaeconmico. Por ioteriorzacinde poder extraeconmico entiendo el hecho de quelas instancias manipuladoras son capaces de interiorizar mecanismos burocrticos y estatales de poder.Marcuse: Pero eso no es interiorizacin dd poder.Si algo'ha quedado claro en el capitalismo es que elpoder puramente extemo, la viol^icia meaos sublimada, es ms fuerte que nunca. No veo en eso ninguna interiorizacin. Las tendencias manipuladoras noson poder, violenc ia: n o hemos de olvidar esto. N adieme obliga a quedarme sentado durante horas ante miaparato de televisin; nadie me obliga a leer los oligo-f i l l f c f c ^ r i d i c o s .Frgma: En este punto querra opcMierme a loque usted dice, pues interiorizacin sigiiifica precisamente que es posible una falsa Uberalidad, del mismomodo que la interiorizacin de la violencia econmicaen el capitalismo clsico significaba la posibilidad deliberalizar la sobrestructura poltica y moral.Marcuse: La verdad, esa ampliacin de conceptosme residta ya excesiva. La violencia, el poder, es siempre violencia, y ante un sistema que, incluso con lafalsa libertad de los televisores... siempre lo puedoapagar si quiero. . . no, no es una aparienda; ni todolo dems.. . no, sa no es la dimensin de la violencia.Al hablar as desdibuja usted imo de los factores ded-sivos de la sociedad actual, a saber, la diferencia entreel terror y la democrada totalitaria que no trabaja pormedio del terror, sino con la interiorizadn, con mecanismos de homogeneizadn: eso no es violencia. Hayviolenda cuando uno le rompe la cabeza a otro conla porra o amenaza con romprsela. No hay violenda

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    cuando se me presenta un pn^rama de televisin queglorifica de u n modo u otro lo existente. Pregunta: Yo opin o qu e, como lo ha expuesto M arxen El Capital, la posicin objetiva de los individuos enel proceso de produccin se basa en la violoicia yexpresa violencia; y Marx entiende qi^ en 1? medidaen que las refatcicmes econmicas de podar ^l^ff^ii|j||o-rzan, es posible liberalizar las relaciones polticas flepoder, o sea, es posible desmontarlas latentemente;pero que en el mranento en que se p

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    Marcuse: Habremos de distinguir dentro de esosgrupos desclasa dos. A lo qu e se me alca nza, n i el pro-ibtariado en harapos ni los pequeos burgueses se hanconvertido hoy en modo alguno en una fuerza msradical de lo que eran en tiempos de Marx y Engek.En cambio, es muy diferente el papel de la intdeo-

    regunta: Pero, no piensa usted que precisamentelos estudiantes son uno de esos grupos desclasados?Marcuse: N o.Pregunta: Querra saber si en las condiciones demadurez de las fuerzas productivas se suprime la legalidad natural que caracteriza,* segn Marx, el periodode formacin social. Es decir: es posible seguir hablando de.f^^tecesidad'* en las condiciones de las fuerzas "productivas que son necesarias para la liberacinde la nueva sociedad? No caducan en estas condiciones los conceptos de "necesidad" y de procesoobpBvo, as como el de tendencia? O sea: no seproduce, en las condiciones de la conseguida madurez de las fuerzas productivas, la necesidad de intro-jdaicii un desplazamiento completo de la tensin teora-|u6ti(^,. |^ saber, el desplazamiento consistente en queHF^^rK^ra de un modo completamente nuevo lafunc^n de la actividad subjetiva respecto de la ten-

    deffa objetiva, y hay que determinarla de un modoc(Hnpletamente nuevo, para que pueda legitimarsetambin la cuestin de la actividad subjetiva en lafotma del anarquismo, por ejemplo, y hacerse necesidad e inters de grupos revolucionarios? Para ilustrar &Ho, KorsSi habla, en el citado Libro de lassupresiones, del esquema siguiente: Tesis: socialismoutpico; Anttesis: marxismo como desarrollo socialista del capitalismo; Sntesis; la supresin. No indica29

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    esto que d periodo que ya tenemos a nuestras espaldas, el *podo en d que se creanm las fuerzas productivas para la sodedad liberada, nos aporta ya efectivamente ese punto? De aqu lo que estos ltimostiempos hemos discutido con Habennas bajo el ttulode "fascismo de izquierda", y la cuestin de volver adetenninar la ctividad subjetiva, tewticammte tam-bio, desde el marxismo, y entender p

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    es el factor subjetivo, hoy ms que subjetivo. Por otraparte, el factor objetivo y ste es el nico punto enque querra introducir una correccin es la organizacin, naturalmente. Lo que he llamado movilizacintotal de la sociedad existente contra sus precias posibilidades es hoy ms fuerte y eficaz que nimca. Por unlado se tiene la necesidad absoluta de empezar porexplicitar la con sc ienc ia; por otro la do se ve un o frentea una concentracin de poder tal que ante ella resultaridicula e impotente hasta la consciencia ms libre.La lucha en dos frentes es hoy ms aguda que nim-ca. Por una parte, es necesaria la liberacin de laconsciencia; por otra, es necesario sorprender toda posibilidad de resquebrajadiura en la estructura de poder=|igijltescamente concentrado de la actual sociedad; enlos Estados Unidos, por ejemplo, ha sido posible, hasta hoy al menos, permitirse el lujo de una conscienciarelativamente Ubre, por la sencilla razn de que esaconsciencia no tiene efecto alguno.Pregunta: Esas nuevas necesidades de las que haha blado us ted c omo motores de trans formaciones sociales . . . Hajsta qu punto sern esas necesidades unprivi^o de las metrpolis? Hasta qu punto presuponen sociedades muy desarrolladas tcnica y econmicamente? Ve usted esas necesidades tambin enla revolucin de los pases pobres, por ejemplo, en larevolucin china o en la revolucin cubana?Marcase: Veo la tendencia a esas nuevas necesidades en los dos polos de la sociedad existente, asaber, en los pases ms desarrollados y en las partesdel tercer mundo que se encuentran en luchas de liberacin. Con esto se repite un fenmeno que se encui-tra ya formulado con toda claridad en la teora deMarx: aquellos que estn "libres" de las dudosas ben-

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    didoDcs del sistema capitalista son los mismos quedesarrollan las necesidades capaces de sostener unsociedad libre. Por ejemplo: no hace falta concederla necesidad de libertad a los vietnamitas sumidos ensu lucha liberadora: ya la tienen. Y tambin tienenla necesidad de defender la vida contra la* | | | l i p ^ .Se trata de necesidades que a ese nivel, en ese c8h-trapolo de la sociedad existente, son realmente necesidades espcmtneas, naturales en el ms estrictosentido. Y en el otro lado, en la sociedad ms desarrollada, se encuentran aquellos grupos, grupos minoritarios, que pueden permitirse las nuevas necesidades, o que las tienen, porque si no se ahogaranfisiolgic am ente, a u n qu e n o s e las pu eda n permitir.Ck>n lo que vuelvo al movimiento beatnk y hippy;hay aqu, por lo menos, un fenmeno interesante, asaber, la redonda negativa a participar de las bendiciones de la "sociedad opulenta". sta es una de lastransformaciones cualitativas de la necesidad. No es-necesidad de mejores aparatos de televisin, de mejores a u tomviles, de ta l o cu al c omodidad, sino la nega-'cin de esas necesidades. "No queremos saber nadade toda esa porquera." En los dos polos, pues, haypotencial.Pregunta: Realmente ha de ser un escndalo, otermina r en escn dalo, la diferenc ia cu a litativa? AI empezar ha derivado usted su concepto de ut

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    mentadas fuerzas productivas de la sociedad opulenta,as cuales se encuentran en contradiccin con la trivialnaturalidad con la cual se mantiene la represiva situacin real; y, en tercer lugar, ha aplicado usted unacorreccin a Freud, alterando su concepcin de lad$i|p|hacin de eros e instinto de muerte, y afirmando^ al hacerlo que el mantenimiento de ]as tcnicasrepresivas no tiene por qu estar contenido en el concepto del principio del placer. Dispone usted, pues,de tres momentos de mediacin para su concepcinutpica. Pero, por otra parte, tropieza usted conla dificu ltad y a qu hay de hecho ima ru ptura con laconcepcin marxiana de que no tiene ningn sujetocolectivo que pueda considerarse portador al modocomo lo es para Marx la clase; sino que usted tieneexplcitamente muchos grupos dispersos en los que alo sumo se puede poner alguna esperanza. Tambinha subrayado usted explcitamente que del anlisisdel presente y de la dFerencia entre el material yadado y la utilizacin, o, ms precisamente, el desaprovechamiento de ese material, no se desprende sin msque la sociedad desarrolle tendencias que conduzcannecesariamente a una sociedad futura. La utopa dela forma que usted la presenta est, pues, mediadapor las condiciones de la produccin, pero no puedeesperar tma realizacin necesaria. Y en este punto seix)sei#,iai pregunta: Es necesario acentuar la ruptura, cra^ tene su expresin ms intensa en la exigendade violencia, aunque usted diga explcitamente queno hay que tomar siquiera en cuenta el terror delcomportamiento recto, como en el caso de Robes-pierre, es necesaria esa exigenda cuando, como haceusted, se contempla ya dispuesta la sodedad futvua enlos ma teriales de la presen te? M e refiero a la exi-

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    de aplicacin de la violencia por parte deaquellos que saben muy bien que pueden ser gl- peados , y qu e s e les gcipear y derrota r, pero vana c argar el riesgo.T

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    juiiqwudencia hertica que no tienda a restablecer eloiden jurdico positivo dominante? O bien: cmo esposible ejercer medicina hertica de tal modo que lacura de las enfermedades no redimde slo ea el restablecimiento de la fuerza de trabajo de los que hanenfermado de trabajar, sino tambin ea la toma deconsciencia, por parte de stos, de que enfermaron porcausa de su trabajo, y que tal vez fuera posible aplicarse a un trabajo cualitativamente diverso?Marcuse: Sobre el problema de si y cmo puedendesarrollarse esos elementos que usted llama herticosdentro de lo existente: yo dira que en la sociedadactual siguen existiendo lagunas, intersticios &a loscuales es posible practicar esos mtodos herticos sinsacrificarse absurdamente, lo cual no es de la menorutilidad para la causa misma. Es posible. Ya Freudha identificado muy claramente el problema, al dedrque propiamente el psicoanlisis debera convertir atodos los pacientes en revolucionarios. Pero, desgraciadamente, las cosas no funcionan as , pues hay queejercer en el marco de lo existente. El psicoanlisistiene precisamente que enfrentarse con esa contradiccin, y ha de abstraer de las posibilidades extra-mdicas. Hoy da hay ^ya y todava psicoanalistasque permanecen al menos todo lo fieles que es posible a los elementos radicales del psicoanlisis, y tambin hay, por ejranpk), en la jurisprudencia, bastantesjiuistas que trabajan herticamente, o sea, contra loexistente y en defensa de los acusados excluidos delo existente, sin que por ello se haga imposible suejercicio.Los intersticios de la sociedad exist^te estn anabiertos; aprovecharlos es ima de las tareas ms importantes.S6

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    Pregunta: Yo creo que Ja necesidad vital de pazque tienen los vietcong no es ninguna necesidad vitalnueva. Existi ya en la Edad Media. Hay una grandiferencia entre las dos necesidades vitales, lo cualacarrea la posibilidad de que se perturbe la alianza,o que el desarrollo, es decir, la organizacin plenade esas nuevas necesidades que ha caracterizado ustedcon el trmino sensitividad, eros esttico, pueda retrasarse en las metrpolis, al menos en las metrpolis,por el apoyo al movimiento revolucionario clsico delTercer M u n do. Si nos sumiramos en esa luc ha contoda concrecin existencia], tendramos que abandonarpresumiblemente la tarea de trabajar en una difcilorganizacin de la sensitividad esttica. Yo al menosveo aqu un conflicto para muchos, o para los individuos que tienen que decidirse.Marcuse: En la solidaridad con la lucha que sedesarrolla en el Tercer Mundo se encuentran las primeras tendencias de la nueva antropologa. Las nuevas necesidades que aparecen en los pases muy industrializados n o son en el Tercer M un do necesidadesnuevas, sino reacciones espontneas a lo que ocurre.Pregunta: Me temo, de todos modos, que se tratade necesidades muy viejas, que son necesidades muyantiguas las que dan carcter a los movimientos sociales revolucionarios. No veo cmo se pueden entenderesas necesidades como motores de dichas revoluciones. Vietnam del Norte es un pas que se t iene queindustrializar, Y se est industrializando mediante ladisc iplin a, o sea, median te u n tipo de represin. Lo qu eall hace falta es, pues, lo contrario. No puede, pues,admitirse que la situacin contiene, por as decirlo, unmomento de lujo?Marcuse: Pero la necesidad de libertad no es un

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    luto que slo las metrpolis s e pu eda n permitir. La n ecesidad de Ubertad, que en las revoluciones socialesUMuece espontneamente xno vieja necesidad, seha ahogado en el mundo capitalista . En una sociedadcomo la nuestra, en la que se ha conseguido pacificacin y satisfaccin a vm detemiinado nivel, parece apiimna vista absurdo pensar en revolucin, pues tenemos todo lo que queremos. Pero aqu se trata detransformar la voluntad misma, para que no se quieraya lo que se quiere ahora. O sea: en este sentido hayal orden del da en las metrpolis algo distinto de loque se tiene en Vietnam, y esas cosas distintas sepueden un i r .Pregunta: Acerca de la tesis de que la tecnologza-dn dd poder mina el poder. Quiere eso dedr queesa burocrada o aparato se provoca a s mismo oque hay que provocarlo permanentemente? O sea, queen esa provocacin ocurre el proceso de aprendizajeque hace comprender cmo las contradicdones de laburocrada ponen de manifiesto el absurdo de esa burocrada misma. O significa que no se debe provocar,porque existe la amenaza del terror fascista, porquelo conseguido, el status quo, se ve amenazado y secorta as toda posibilidad.. . o sea, que se imponennuevas tendencias objetivas y ponen en crisis la sode-dad entera, como en la teora mandsta dsica de lascrisis, segn creo?Marcuse: Seguro que no lo ltimo, pues de lo quese trata es de amenazar el status quo. No se puedeutilizar contra la amenaza necesaria al status quo laobjedn de que con eso se amenaza el status quo.La tecnologizadn del poder significa que si pensamos racionahnente hasta el final los procesos tecnolgicos vemos que no son ya compatibles con las38

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    existentes in stituciones c apitalistas , o s ea, qu e el poder,todava hoy basado en la necesidad de la explotaciny del trabajo alienado, est potenciahnente perdiendoese fundamento. Si deja de ser necesaria la explotacinde fuerza fsica de trabajo en el proceso de produccin, se mina esta condicin del poder.Pregunta: A lo que se me alcanza, hay en el complejo de teoras socialistas y anarquistas dos posiciones distintas en cada caso, acerca del problema deltrabajo. La cosa se podra formular brevemente as:una de las posiciones tiende ms bien a eliminar eltrabajo como tal; la otra aspira slo a bberar el trabajodel sufrimiento; y la lnea de separacin entre las dosposiciones no separa exactamente el socialismo delanarquismo, sino que en este punto se producen losdesplazamientos ms asombrosos. N o me ha queda doclaro en qu lado prefiere ponerse usted, o si no deseatomar posicin unvoca al respecto. A veces parecaque describiera usted la supresin del trabajo comoliberacin del sufrimiento del trabajo; a veces parecams bien que entendiera usted la liberacin del sufrimiento del trabajo en el sentido de supresin deltrabajo como tal. Yo no creo que se resuelva el problema con decir que el trabajo se convierte en juego,aunque Marx lo haya dicho alguna vez, ni aunque laidea fuera inherente a su conc epcin. M e in teresasaber cmo piensa usted resolver este problema, teniendo en cuenta que no slo Marx, sino tambinHegel ha credo ya que el trabajo, en un sentido uotro, pertenece a la significacin de la existencia humana. Teniendo todo eso en cuenta, qu opina usted,cmo piensa que se ha de resolver esta cuestin, qusolucin del problema corresponde a nuestra situacin actual?

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    Marcuse: He oscilado terminolgicamente entresupresin del trabajo y supresin del trabajo aliaaadoporque en el uso c

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    humanista, o que eJdste el peligro de que en el procesode creciente militarizacin de la ludba, de ese dioqiietremraido, el otro, el enemigo, deje de ser tambinun poco hombre para el atacante o para el revolucionario. Se resuelve esa necesaria cosificacin revoluc ionaria en la luc ha misma o es algo qu e en realida dslo se puede resolver y disolver despus de la revolucin?Marcuse: sta es una cuestin seria y tremenda.Me parece que por ima parte hay que dedr que elodio contra la explotacin y la opresin es l mismoun elemento humano y hmnanista. Por otra parte, nohay duda de que en el curso del movimiento revolucionario se produce odio, sin el cual no es posibleninguna revolucin ni ninguna l iberacin. Nada tanindignante como la amorosa prdica "Amad a vuestros enemigos" en un mimdo en el cual el odio esten realidad institucionalizado plenamente. Desde luego que en el curso del movimiento revoli^cionariomismo ese odio puede dar en crueldad, brutalidad yterror. El lmite entre lo uno y lo otro es angustiosamente fluido. Lo m'co que se me ocurre decir alrespecto es que una parte de nuestra tarea consisteen evitar esa mutacin en la medida de lo posible, osea, mostrar que la brutalidad y la crueldad pertenecen necesariamente al sistema de la represin, y queuna ludia de l iberacin no necesita esa mutacin delodio en bru talidad y crueldad. Es posible golpear a u nadversario, derrotar a un adversario sin necesidad decortarle las orejas o las piernas, y sin necesidad de torturarle.Pregunta: Su exposicin me ha dejado la impresinde que aspira usted a una sociedad basada en un principio de armona que no es el modelo liberal de armo-

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    nia, sino otro princ ipio qu e u s ted define y p a ra el c u al4 criterios. Aspira u sted a un a sociedad qu e sea n e ^ -tn de la presente, que se oriente por un bien comny funcione en lo esencial sin tolerancia ni pliualis-mo. Pero, quin define esos contenidos de bien OMniuique ha fonnulado usted hoy aqu como valores de lanegacin y como nicos valores positivos? Usted en sucondicin de crtico, de cientfico de esa sociedad, leprescribe sus nuevos valores, pero no ve en ella niprev ningn conflicto antagnico ni mecainsmos con-flictivos de decisin para resolver conflirtos que pudie^ran presentarse. ]lresupOQe usted la posibilidad decrear una sociedad a tenor de los principios de negacin ,que ha descrito usted antes, pero sabe usted perfectamente que no podr hacerlo sin una cierta coaccin. Entiendo que el modelo por usted desarrolladoes modelo utpico porque no lo omsidero realizable,y en cucmto al resto tal vez aadira criticamente queno puedo considerar que ese modelo sea radicalmentedemocrtico; usted mismo ha indicado con cierta reserva que en esa sociedad o en el punto de rupturacon la sociedad existente se tendra que producir unadctadma o cosa anloga, que sin duda sera cuaUta-tivamente distinta de la dictadura de Marx, pero quede todos modos, en cuanto contraadministracin, tendra carcter de dictadura. Si se propone usted institucionalizar una cosa as y minimizar al mismo tiempoel principio de tolerancia, no veo cmo puede quereruna sociedad no-utpica, ni cmo va a ser posiblecon siderar esa soc iedad c omo fimdamen talmente democrtica segn los principios normalmente aceptados.Marcase: O bien una sociedad hbre es inimaginable sin tolerancia, o bien una sociedad libre no tienenecesidad de tolerancia porque de todos modos es42

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    libre, no hace falta predicar en ella la tolerancia, nimenos institudonalizaria. No se trata de una sociedadsin conflictos... sa sera una idea utpica. La idea deuna sociedad en la cual siguen existiendo obviamenteconflictos, pero esos conflictos se pueden resolver sinopresin, sin crueldad, no es en mi opinin una ideautpica. Por lo que hace al concepto de democracia.Este asunto es sin duda serio. Por decir brevementelo nico que puedo indicar por ahora, insistir en queen este momento no habr nadie tan favMrable a unademocracia como yo. Mi nica objecin es que la democracia no existe en ninguna de las sociedades existentes, desde luego que tampoco en las que se llamandemocrticas. Lo que existe es ima cierta forma muylimitada de democracia, ilusoria, empapada de desigualdad, y las verdaderas condiciones de la democracia estn an por producir. Respecto del problemade la dictadura: slo he formulado ima pregunta,porque no me puedo imaginar cmo podra mutar ensu contrario, por va evolutiva, esta situacin de adoc-trinanoiento y homogeneizadn casi totales. Me parecequ e de u n modo u otro tiene qu e producirse u n a intervencin, que de un modo u otro ser necesario oprimira los opresores, pues stos, desgraciadamente, no sereprimen a s mismos.

    Pregunta: En el centro de su intervendn de hoyme ha pareddo ver la tesis de que antes de una transformacin de la sociedad tiene que darse una transfor-madn de las necesidades. Tengo presente la tesisde Marx sobre Feuerbach en la que se dice que elhombre es el conjimto de las reladon es sociales. Us tedha confirmado ejemplarmente esa tesis en su libroOne-dimensional Man. La consecuenda de ello es enmi opinin que slo se pueden producir necesidades

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    nuevas si empezamos por cambiar los mecanismosque han producido las necesidades tal como hoy son.En su intervencin de hoy me parece haber un desplazamiento de acentos en el sentido de aproximacina la ilustracin y alejamiento de la revolucin.Marcuse: Con esto ha tocado usted la dificultadmayOT del asunto. Su objecin dice que para desarrollar las nuevas necesidades hay que empezar porsuprimir k mecanismos que reproducen las viejasnecesidades. Para suprimir los mecanismos que reproducen las viejas necesidades tiene que empezar porexistir la necesidad de supriniir los viejos mecanismos.ste es exactamente el crculo aqu presente, y no scmo se sale de l.Pregunta: Cmo es posible distinguir dVitfe utopas aparentes y utopas autnticas, es depir, fantasmagoras? Por ejemplo, el problema de la eliminacindel poder o dominio: el problema es si esa eliminacin del poder no ha ocurrido nunca hasta ahoraduraderamente a causa de la inmadurez de la sociedad o porque es, por as decirlo, biolgicamente imposible. Si alguien sostuviera esto ltimo, cmo se lepodra probar que se equivoca?Marcase: Si es demostrable que la supresin delpoder es biolgicamente imposible, reconocer: la ideade la supresin del dominio es una utopa. No creoque se haya aducido hasta el da de hoy esa demostracin. Lo que s debe de ser probablemente imposible, desde el punto de vista biolgico, es salir adelante sin alguna forma de represin. Impuesta poruno mismo o impuesta por los dems. Pero eso no esexactamente lo mismo que el poder y el dominio.La teora marxista... y ya antes de la teora marxistase ha practicado la disti 'ncin entre autorii^d rado-44

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    nal y poder . El pcxler del p i lo to en un avin, pore jemplo, es autoridad rac ional . Es imposible imagina r s e una s i t u a c in en l a c u a l lo s p a s a j e ro s d i c t e n a lp i lo to lo que ha de hace r . Tambin e l gua rd ia de l ac i rcu lac in puede se r un e jemplo t p ico de au tor idadrac iona l . Es ta s cosa s son , p robab lemente , nece s idadesbiolgicasr pero e l poder pol t ico , e l poder basado enexplo tac in , l a opre s in , no e s una nece s idad b io lg ica .Pregunta: Si le he en tend ido b ien , hay una g rand i s c repanc ia en t re e l a c tua l apara to de l poder y lo sgrupos que ya hoy repre sen tan e lementos de aque l l a sn ece s idades e s tt ico-e r ti ca s . Y de e llo ha br a qu epar t i r por e l momento . Otro pun to t ambin c i t ado porus ted e s l a impor tanc ia de vo lver a de te rminar l af u n c i ^ d e l a a c t i v id a d s u b j e t i v a . U n t e r c e r p u n to ,lo que us ted d i jo de que ahora t ienen mayor importanc ia no s lo lo s e s tud ian te s , s ino t ambin lo s c en-t f i cos . Aqu se podr a dec i r que ya en l a p re sen tes i tuac in , en e l apara to de l poder e s t ab lec ido , en l a sindus t r i a s y en lo s l abora to r io s ms ade lan tados , ya u n q u e e n fo rm a a l i e n a d a , s e p ro d u c e y a e s a t r a n s ic in del t rabajo a l juego. Que en e l mbito de la"happy con s c iou sne s s " h ay s i n duda momen to s ld i -c o s : bas ta pensa r en lo s juegos de p lan i f i c ac in , o enc iertas -^es iones s inec t ivas qu e son u n a forma de lafan ta s a , de l a imaginac in , l a cua l se pone a s a l se r v ic io de l a s ex igenc ia s te cno lg ica s . Teor a de jue gos . Qu d i r a u s ted de l a pos ib ihdad por l a quese han in te re sado a lgunos ter icos f rance se s , comoiM a lle t ^ . q u e p r ec i s a m e n t e e sa fo rm a a l ie n a d a de^t rans i c in de l t r aba jo a l juego pueda conduc i r t am- 'bin a que se manifieste en el proceso finals t ico racio-' n a l de la p rodu c c in misma , o sea , en los luga res dec i s i v o s d ^ ^ p a r a t o d e l p o d e r , a q u e l l a n e g a t i v a d e l a

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    necesidades han de llegar a ser sensorialmente manifiestas y visibles en el proceso revolucionario, entonces han de introducirse de un modo u otro en la definicin de la animalidad del hcHnbre, o sea, en lo queMarx ha ofrecido en sus escritos juveniles como definicin de la ahenadn. Alienacin es en esos escritosabstracdn del goce sensible. Los individuos estnalien ados del goce de su s propios produc tos, o- sea,de esa animalidad sensible, como dice Marx, de modoque la alienacin de la animahdad sensible, esa abstracdn de la animalidad sensible, los retrotrae, por asdecirlo, al estado de animales. Eso significa que laabstraccin de la animalidad sensible es una bestiali-zadn de los hombres. As, pues, ahora habra quemostrar ^y esto es para m la differentia specificacmo esas necesidades vitales de paz, libertad y felicidad, que a pesar de todo no son en sentido inmediato necesidades materiales, de la corporeidad, comodir muy tangible y ontolgicamente, cmo esas necesidades pueden trasponerse, materialmente. No lo hevisto claro todava.Marcase: Yo dira que la necesidad de hbertad encuanto necesidad vital en sentido biolgico no necesita trasposicin material alguna, porque ya en esesentido es necesidad material. La necesidad de pazse expresara, por ejemplo, en el hecho de que no sepudiera ya movilizar hombres para el servicio militar.Esto no sera ya una trasposicin material, sino quesera la misma necesidad de paz en cuanto necesidadmaterial. Y lo mismo ocurre con las dems necesidades que he indicado.Pregunta: Volvamos a la cuestin de la ruptura.Esa ruptura de la que ha hablado usted presuponeuna resquebrajadura. Y esta resquebrajadura me pare-

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    ce presente hoy da en la tarda soc iedad cap i t a l i s t a .Se puede descubrir del modo ms c l a ro en l a s fue rza s^produc t iva s conseguidas ya en e sa soc iedad y en l agigantesca repre s in todav a p re sen te y que no har a yafalta, puesto que e l re ino de l a nece s idad podr aya s up r imi r l a med i an te l a s f ue rz a s p roduc t iv a s a l c an z a d a s . Pero , por o t ra pa r te , l a s i tuac in me parecese r t a l que e s a r e squeb ra j adu r a no b a s t a p a r a p roduc i rl a r up tu r a . Todav a s igue pe rmi t i e ndo e l man tene r deun modo u o t ro e s t a soc iedad por v a s no- te r ror i s t a sy democr t i c a s . E l p rob lema se r a , pues , p r imero , cundo podremos a f i rmar que l a r e squeb ra j adu r a s eh a e n s a n c h a d o t a n to q u e l a r u p t u r a s e h a d a d o y a ?O b ien s e d a l a r up tu r a e n l a mi sma re squeb ra j adu r aque t an len tamente p rogre sa ha s t a l a l legada de l arup tura , de modo que s lo con l a p re senc ia de s t ai r rumpe l a pos ib i l idad de te rminar con l a u top a , jun tocon la pos ibihdad rea l de hacer que , f ina lmente , lau top a devenga rea l idad? Pero si pa r t imos de que p a r ala convers in de e sa u top a en rea l idad se t ienen yalos p re supues tos mate r i a le s , l a s fue rza s p roduc t iva s ,mien t ra s que e l f a c to r sub je t ivo e s t an muy re t ra s a d o , porque s lo una reduc id s ima minor a de gen te sha en tend ido ob je t ivamente todo lo que e s pos ib le ,cmo podr a en tenderse e l que e s t a s gen te s , con obje to de no te rminar con l a u top a , in te rv in ie ran en l as o c i e d a d p a r a c a n a l i z a r l a a d e c u a d a m e n t e ? C m opuede comproba r s e s i o cu r re una co s a a s ? Cundol lega un momento a s , y cmo podr a en tonces e s apequea mino r a s egu i r a c t u ando en l a so c iedad p a r aevi tar e l f ina l de la u topa?

    Marcuse: Yo vera , por ejemplo, la amphacin dek re squebra jadura en c ie r to s hechos y acon tec imientos s imblicos , acontec imientos que representan en48

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    EL PROBLEMA DE LA VIOLENCIAEN LA OPOSICIN

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    Ninguna oposicin puede contemplarse hoy msque en el marco global; como fenmeno aislado estfalseada de antemano. Por eso me permitir discutirhoy con ustedes dos problemas de la oposicin enese marco, y particularmente con el ejemplo de losEstados Unidos. Como ustedes saben, considero laoposicin estudiantil como uno de los factores decisivos del mundo de hoy, aunque desde luego que no,contra lo que se me ha atribuido, como una fuerzainmediatamente revolucionaria; pero s como uno delos factores ms fuertes que acaso puedan convertirseun da en fuerza revolucionaria. Por eso una de lasprincipales exigencias de la estrategia en estos aosconsiste en establecer relaciones entre las oposicionesestudiantiles de los diversos pases. Apenas hay relaciones entre la oposicin estudiantil de los EstadosUnidos y la de aqu, y ni siquiera existe una organizacin central eficaz de la oposicin estudiantil enlos Estados Un idos. Hemos de traba jar en el establecimiento de tales relaciones, y el que hoy ilustre el temade esta intervencin sobre todo con el ejemplo delos Estados Unidos se debe a la intencin de ir preparando esas relaciones. La oposicin estudiantil es ellamisma parte de una oposicin mayor que se llama engeneral Nueva Izquierda, the neto left.Tengo que empezar por exponerles, esquemtica-

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    aente al menos, lo que diferencia la Nueva Izquierdade k Vieja Izquierda. Por de pronto, y con excep-dn de algimos pequeos grupos, la Nueva Izquierdano es manrista ortodoxa ni socialista. Se caracteriza,al contrario, por una profunda desconfianza respectode toda ideok>ga, incluida la socialista, por la quese creen en cierto modo traicionados y de la que estn decepcionados. Adems, la Nueva Izquierda nose fija en modo alguno ^tambin con la excepcinde pequeos grupos en la dase trabajadora comoclase revolu ciona ria. N o se pu ede definir desde el pu n to de vista de dase. La Nueva Izquierda consta deintelectuales, grupos del movimiento por los derechosciviles, grupos de la juventud, particularmente elementos radicales de sta que, a primera vista, no resultanen absoluto polticos, como los llamados hippies, delos que volver a hablar. Y, cosa muy interesante, estemovimiento no tiene como portavoces polticos propiamente didios, sino poetas y escritores. Me limitar acitar a Alien Ginsberg, que tiene gran influencia enla Nueva Izquierda americana.Si consideran ese breve esbozo, reconocern quela situadn es casi una pesadilla para "paleo-marxis-t a s" ; aqu se encuentran con una oposidn que notiene nada que ver con la "fuerza revolucionaria clsica" del marxismo; pero es una pesadilla que corresponde a la realidad. Creo que esta consteladn tanpoco ortodoxa de la oposicin es un fiel reflejo de lasociedad autoritario-democrtica del xito y el rendimiento, la one-dimensional-society que he intentadodescribir, cuyo rasgo capital es la integracin de laclase dominada en un terreno muy real, muy material,a saber, en el terreno de las necesidades dirigidas ysatisfechas, las cuales reproducen, por su parte, el54

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    capitalismo monopolista. El resultado de esta constelacin es: no hay necesidad subjetiva de'una transformacin radical cuya necesidad objetiva es cada vezms aguda .En estas circunstancias la oposicin se amceatxzcada vez ms en los marginales situados en el marcode lo existente. Ms me gustara decir que se vuelvea concentrar en los marginales situados en el marcode lo existente, a saber, y en primer lugar, los infra-privilegiados, cuyas necesidades vitales no puede niquiere satisfacer el muy desarrollado capitalismo tardo. En segundo lugar, la oposicin se concentra en elpolo opuesto de la sociedad, entre los privilegiadoscuya consciencia y cuyos instintos quiebran la direccin social o consiguen sustraerse a ella. Me refieroa las capas de la sociedad que gracias a su posicin ysu educacin tienen acceso a los hechos y a la conexin de conjunto de los hechos. Son capas que poseenan un saber y una consciencia de la contradiccinque constantemente se agudiza y del precio que lallamada sociedad opulenta hace pagar a sus vctimas.Hay, pues, oposicin en esos dos polos extremosde la sociedad; me gustara describirlos brevemente.Primero: los infraprivilegiados. En los Estados Unidosse trata principalmente de las minoras nacionales yraciales, que polticamente estn generalmente sinorganizar y, adems, son antagnicas entre s; porejemplo, en las grandes ciudades hay conflictos gravesentre los negros y los portorriqueos. Hay que considerar, en particular, como perjudicados a los gruposque no ocupan ningn lugar decisivo en la produccin y que con conceptos de la teora marxianaya por ese mismo hecho difcilmente se pueden considerar sin ms como una fuerza revolucionaria. Pero

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    en el marco global los infraprivilegiados, que sopot-tan todo el peso del sistema, son realmente la basede masas del movimiento de liberacin contra el neo-colonialismo en el Tercer M u n do. N o hay, desde lu ego,vinculacin alguna o no hay todava ninguna vinculacin eficaz entre las minoras raciales y naci(Hudesde las metrpolis de la sociedad capitalista y lasmasas que en el mundo neocolonial se encuentran yaen lucha contra esa sociedad. Tal vez sea ya posiblellamar a esas masas nuevo proletariado, y ano talconstituyen hoy en mi opinin el mayor peligro parael sistema mundial del capitalismo occidental. En qumedida hay que contar an, o de nuevo, en Europaentre esos grupos de infraprivilegiados tambin a laclase trabajadora es un problema que tenemos quediscu tir por s mismo. N o pu edo ha cerlo ahora, en elmarco de lo qu e hoy me h e propues to decir. M e ba star con llamar la atencin acerca de la decisiva diferencia que existe en este punto: lo que podemos decirde la clase obrera de Amrica, a saber, que en sugran mayora est integrada en el sistema y no sientela necesidad de una transformacin radical, no puede decir ya probablemente, todava no, de la claseobrera europea.El segundo grupo que se encuentra en oposicincontra el sistema del capitalismo tardo se puede dividir tambin tilmente en dos subsecciones: primero, lo que se llama la nueva clase trabajadora, queconsta de tcnicos, ingenieros, especialistas, cientficos, etc., ocupados en el proceso material de la produccin, aunque en una posicin especial. Sobre labase de su posicin clave, ese grupo parece representar objetivamente el ncleo real de una fuerzatransformadora; pero al mismo tiempo es por el mo-56

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    ment el nio mimado del sistema existente, y desdeel punto de vista de la consciencia est sometido a l.Por lo tanto, la expresin 'nueva clase obrera' es, porlo menos, prematura.En segundo lugar, la oposicin estudiantil, que escasi la nica de la que hablar hoy, pero en su sentidoms amplio, o sea, incluyendo a los llamados drop-outs.^ En este punto hay que recoger una diferenciaimportante entre la oposicin estudiantil americana yla alemana, en la medida en que puedo estimar sta.Muchos de los estudiantes americanos que se encuentran en oposicin activa dejan de ser estudiantes y sededican a la oposicin, por asi decirlo, como a un empleo de tiempo entero. Querra plantear la preguntasiguiente: Contra qu se orienta esa oposicin estudiantil? Hay que tomar muy en serio esa pregunta,pues se trata de la oposicin a una sociedad democrtica que funciona bien, que, normalmente al menos,no opera con el terror. Y es una oposicin esto lotenemos completamente en claro en los Estados Unidos contra la mayora - de la poblacin, incluidala clase obrera. Es una oposicin a toda la llamadaway of Ufe de este sistema, una oposicin contra laomnipresente presin del sistema, que con su productividad represiva y destructiva lo degrada todo a lacondicin de mercanca de un modo ms inhumanocada vez; todo es mercanca cuyas compra y ventaconstituyen el sostenimiento y el contenido de la vida;y es una oposicin contra el terror ejercido fuera de lasmetrpolis. Esta oposicin al sistema como tal no sedesencaden hasta el movimiento de los derechos civi-

    Estu dian tes que in terrum pen los es tudios y qu edan fuerade l a un ive r s idad . (N . del T.)57

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    les y, luego, la gaena del Vietnam. La base de esaoposicin fue obra del movimiento de los derechosciviles, por el cual, por ^emplo, llegaron al sur estudiantes del norte para ayudar a registrar a los negrosen las listas electorales. Entonces vieron por vez primera el aspecto real de este sistema democrtico ylibre all abajo en el sur, cmo es la prctica delsheriff, all donde el asesinato y el linchamiento denegros no se castigan, aunque se sabe perfectamentequines son los autores. Todo eso tuvo un efecto traumtico y provoc la activizacin poltica de los estudiantes y los intelectuales en general en los EstadosUnidos. Luego esta oposicin se ha reforzado por laguerra del Vietnam. Para los estudiantes, la guerradel Vietnam ha sido la primera revelacin de la esencia de la sociedad existente, de su intrnseca necesidadde expansin y agresin, de la brutalidad de la libreconcurrencia en el marco internacional. Desgraciadamente no tengo ahora tiempo para discutir la cuestinde si la guerra del Vietnam es una guerra imperialista. Me limitar a una breve observacin: si, en sentido tradicional, se entiende por imperialismo que, enel caso concreto, los Estados Unidos luchan por inversiones, la guerra del Vietnam no es una guerra imperialista, aunque tal vez ya hoy hasta ese mismo concepto estrecho de imperialismo vuelva a estar de agudaactualidad. En el nmero de Newsweek del 7 dejulio de este ao podrn ustedes leer, por ejemplo,que las operaciones comerciales en Vietnam constituyen ya un negocio de 20 millones de dlares. Una minucia en comparacin con el volumen total del producto social americano, pero en realidad ms valeeso que nada para los interesados. Se trata de aplicar58

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    preparacin pero preparacin necesaria para unaposible crisis del sistema. A esas crisis contribuyen losfrentes de liberacin nacional, no slo en cuanto enemigos militares, sino tambin como factores de reduccin del margen econmico y poltico del sistema.Tambin la clase obrera se puede radicalizar polticamente, y tal vez lo sea, para la preparacin, parala eventualidad de una tal crisis.Pero no hemos de ignorar que en esta situacinan sigue del todo abierta la cuestin de si la radica-lizacin poltica ocurre hacia la derecha o hacia laizquierda. El peligro agudo de fascismo o de neofascismo el fascismo es siempre esencialmente unmovimiento de las derechas no ha sido superadoen modo alguno.Para terminar: he hablado de una posible crisis,de la eventualidad de una crisis del sistema. Las fuerzas que contribuyen a una crisis as tienen que serpa rticu larmen te disc u tidas , como es obvio. Yo creo qu eesa crisis se tiene que entender como la confluenciade tendencias subjetivas y objetivas muy heterogneas,de naturaleza econnca, poltica y moral, igual enel Este que en el Oeste. Esas fuerzas no estn anorganizadas solidariamente. Carecen de base de masas en los pases desarrollados del capitalismo tardo,y en estas circunstancias me parece deber de la oposicin el empezar por la tarea de liberar la conscien-c ia fuera de nuestro propio agiente.Pues en realidad est en juego la vida de todos, yhoy somos todos nosotros, realmente, lo que Veblenllam "underlying population", o sea, poblacin sojuz-jada. Despertar la consciencia de la horrorosa poltica60

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    de un s i s tema cuyo poder y cuya p re s in aumentancon Id amenaza de des t rucc in to ta l ; un s i s tema queu t i l iz a l a s fue rza s p roduc t iva s de que d i spone paraexplotar y oprimir; un s i s tema que para proteger sua b u n d a n c i a e q u ip a e l m u n d o l l a m a d o h b re c o n d i c t adura s mi l i t a re s y po l i c aca s . De n ingn modo sepuede jus t i f icar es ta pol t ica con e l to ta l i ta r i smo quese da en e l o tro lado. Sin duda es pos ible y obl igadodec i r muchas cosa s con t ra e se o t ro to ta l i t a r i smo. Perono es expans ionis ta n i agres ivo, y es t impues to todavapor la escasez y la pobreza; eso, de todos modos, noquie re dec i r que no haya que combat i r lo , pe ro desdela izqu ie rda .La l ibe rac in de l a consc ienc ia , tema de l que aca bo de hablar , s ignif ica empero a lgo ms que discus in.Significa de hecho, y ha de s ignificar en Ja s i tuacina lcanzada , mos t ra r que en e s te pun to conf luye e lhombre en te ro y a nunc i a s u vo lun t ad de v id a . Su vo lun tad de v ida , o sea , s u vo lun tad de v iv i r en paz .Y s i nos pe r jud ica r e l hacemos i lu s iones , no e s menosperjudic ia l , s ino acaso ms , e l predicar e l derrot ismoy e l quie t i smo, que slo pueden favorecer a l s i s tema.E l he cho e s que no s e n f ren t amos con un s i s t ema quedesde e l comienzo del perodo fasc is ta y an hoy porsus a c to s desau tor iza l a idea misma de progre so h i s t r i co . Un s i s tema cuyas con t rad icc iones in te rna s semani f ie s t an cons tan temente renovadas en c r i s i s inhumanas e innecesarias.v5^fflftya creciente productividade crec iente des trucc in y crec iente despi lfarro . Yoc ieu que un s i s tema a s no puede se r inmune a todo .Y hov se defiende contra la oposicin, contra la opo- i : i n ' de la in te l igenc ia en todos los r in con es del

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    mundo. Y aunque no veamos que esa oposicin sirvapara nada, hemos de seguir oponindonos, si an que-T&aos trabajar y ser felices c

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    DISCUSIN ACERCA DEfEL FINAL DE LA UTOPIA

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    Pregunta: Respecto del Tercer M u n do. En tre losvarios grupos de oposicin que ha descrito ve usteden el proletariado de l Tercer M u n do la fuerza deoposicin ms poderosa, capaz de resquebrajar elsistema imperialista. A m me parece seguir viendoun corte en su teora, corte que se refiere exclusivamen te a la relac in con el Tercer M u n do. Si se empieza por suponer que el Tercer Mimdo es la fuerzarevolucionaria ms importante en el sistema global delimperialismo, entonces hay que incluir esa fuerza enla teora; pero yo no veo que eso ocurra en su teora.En One-dimensional Man ha escrito usted explcitamente que su teora adolece de un vaco, precisamenteporque no cuenta con la vinculacin dialctica entre teora y prctica. Creo que la contradiccin entrela teora y la prctica no se pu ede ^Superar ms qu edeterminando una jerarqua en la problemtica de lalucha en el Tercer Mundo, No basta con decir quela oposicin estu dian til de^ las metrpolis represen tauna fuerza, para afirmar a continuacin que esa oposicin es impotente porque no dispone de una basede masas. Esta oposicin ha de indicar explcitamentesu base ,de masas en la prctica que se desarrolla enel Tercer M u n do.Marcuse: La insercin se ha producido ya en larealidad objetiva. Yo parto del concepto de que en

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    la s itua cin ac tual n o hay ya nin gu n a exterioridad c ompleta respecto del capitalismo y que hasta los sistemassocialistas y comunistas se encuentran hoy enlazadosa vida o muerte con el capitalismo en un sistema mundial. Por eso no se puede hablar de exterioridad alcapitalismo sino en un sentido muy relativo. La fundn de los movimientos nacionales de liberacin delTercer Mundo no es por s misma una funcin revolucionara lo suficientemente fuerte como para derribar el capitalismo tardo en cuanto sistema. Una fuerza revolucionaria de esa potencia no se puede esperarsino de una confluencia de fuerzas transformadoraspresentes en los centros del capitalismo tardo conotras del Tercer M un do. Produc ir esa fuerza es enrealidad una de las tareas ms difciles. Desde luegoque es fcil decir que la oposicin de la intelectualidad ha de tener su base de masas en los frentes nacion ales de liberac in de los pases del Tercer M u n do.Pero el modo de establecer esa vinculacin constituyeun problema que an hay que empezar por plantear.Las dificultades que obstaculizan esa tarea son gigantescas. Aparte de la dificultad de la distancia, la de lalengua, por ejemplo, la diferencia total entre las cultura s , etc. Todo eso significa elementos nuevos de lateora y de la prctica que hay que considerar.

    De manera general, slo veo posibilidad de unafuerza revolucionaria efectiva en la coincidencia delo qu e ocu rre en el Tercer M u n do con las fuerzasexplosivas que se encuentran en los centros del mundoms desarrollado.Pregunta: La oposicin estudiantil tiene que enfrentarse con dos reproches, uno procedente de laderecha y otro procedente de la izquierda. El queprocede de la derecha dice: la oposicin estudiantil66

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    no est so