Chaunu Historia Cuantitativa Historia Serial

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Chaunu Historia Cuantitativa Historia Serial

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    Prim.era edici6n en france., 1978 Primera edici6n en espano1, 1987 ,2 ~

    I h (/1J'h I

    ~

    Titulo original: His/oire quanti/alive, his/oire serielle 1978, Ecole de. Haute. Etudes en Sciences Sociales Publicado por Librure Annand Colin, Paris

    D.R. e 1987, FONDa DB ClJLnJRA ECONOIdICA, S.A. DB c.v. Av. de 1a Universidad, 975; 03100 Mexico, D. F.

    ISBN 968-16-2598-6

    Jrnpreso en Mexico

    INTRODUCCION

    HISTORIA EN EL PRESENTE

    Es va lido que uno se plantee esta pregunta: cactualmente existe toda via alguna forma de historia que no sea, en mayor 0 menor grado, historia cuantitativa 0 historia serial? 0 bien la historia es anecdota 1 o bien busca comprender, vincular, unir el pasado al presente, para ' lograr una mejor aprehensi6n del futuro proximo, el tinico sobre el cual podriamos tener algunas posibilidades de accion. En una palabra,.J o la _~~orraJ es fiel a 10 que fue en los origenes, cuando Herodo~9 la creo como una con~.

  • 9 8 INTRODUCCI()N

    el tiempo las series de las que nos servimos para aprehender el presente y optimizar el futuro?

    Todo ha ocurrido muy rapidamente. Me acuerdo de las preguntas ansiosas y reprobadoras, en el umbral de los anos cincuenta, cuando nos esforzabamos por construir, alrededor y bajo el impulso de Fernand Braudel, los indices de actividad del gran comercio maritimo. No citare nombres, por respeto a la memoria de los muertos y por deferencia a los vivos. Es facil desenterrar textos. Ellos prueban cwin grande fue al principio la resistencia del conjunto de los historiadores, incluso universitarios. Tuvimos que probal' que eramos historiadores, que el peso de cada termino de la serie era calculado con la balanza. precisa de la historia ... , que una serie de precios era una cadena. de testimonios, que el valor monetario . de un borrego 0 e1 cargamento de un galeon que navegaba de Sevilla hacia la tierra firme a traves del Atlantico, era un testimonio que se criticaba como cualquier relato de la batalla de Waterloo, con una minuciosidad que habiamos heredado de los maestros de todos nosotros, los benedictinos de San Mauro. Y luego, de pronto, cesaron las resistencias; aprobado el , alegato, la causa pareci6 defend ida, y bien defendida.

    EntOllces, (vale la pena recordar todavia debates que forman parte de una lejana arqueologia de nuestro saber?

    He respondido a una amable peticion. Entonces, propongo ahara, esta recopilacion de articulos, este dialogo conmigo mismo. Ha sido necesario seleccionar. En un comienzo, habia reunido los estudios de otros, habia buscado algunos textos viejos ... y echo de menos, particularmente, cierto articulo de J uglar,a donde ehcuentro en ciernes casi todas nuestras preocupaciones, 0 la introducci6n y la conclusion de las Recherches de Fran

  • 10 II INTRODUCCION

    1965-1970, alrededor de la gran onda impugnadora de 1968, se incrimina nuevamente, en el plano de las ideas, al crecimiento industrial. Este continua por el impulso adquirido, sin estar acompanado ya de la justificacion ideologica de los anos cincuenta y de los primeros anos sesenta.

    1970-1975, con el colapso demogrcifico del mundo occidental, el decrecimiento demognHico del Tercer Mundo y la timida recuperacion del Este, sobreviene la crisis energetica del otono de 1973 y ... la primera crisis economica importante desde 1929 y 1938.

    La historia de la historia cuantitativa -digamos mejor serial- es desde luego indisociable del mundo en el cual viven los historiadores. La historia, en la que se emplea la decima parte del papel impreso desde la maquina de Gutenberg, es el privilegio masivo del mundo industrial de origen europeo. Es pues la historia del mundo industrial de estos ultimos anos la que se situa como telon de fondo de la produccion historiografica.

    La historiografia de punta, 0 sea la historiografia cuantitativista, se comporta, evidentemente, como todas las disciplinas mas elaboradas, 10 cual quiere decir que obedece a una logica intcrna. Hayen ella una revolucion de la computadora, cuellos de botella, tracciones; es una disciplina que se reactualiza a si misma y en funcion de las necesidades de las otras ciencias sociales. Si la tecnica depende esencialmente de la historia y de sus necesidades, sus problemas son, fundamentalmente, prestados. Hubo una historia de la dinamica coyuntural como respuesta a la

    crisis de 1929, exigida por la obsesion de la gran crisis y de la guerra; hubo una historia del crecimiento sostenido y de las desigualdades del desarrollo; hubo una historia ecologista, felibrista, una historia del amor, del sexo, de la explosion demografica, de la muerte, de la sociabilidad, de la fiesta; una historia que intenta responder a las preguntas anhelantes que los medios de comunicacion de masas no cesan de plantear al cuerpo social, con un ritmo insostenible. Esta "maximizacion de 10 subito", de la que se ha hablado recientemente, se vuelve aencontrar en el hostigamiento del que es victima la historiografia de estos ultimos quince anos.

    Y como toda medalla tiene su reverso, este hostigamiento favorable a la renovacion de los metodos no consiente casi la profundizacion de las obras.

    Una historia cuantitativista que sea testimonio del trabajo de los historiadores al servicio de los hombres de su tiempo, un historiador que da a conocer su recorrido a 10 largo de estos ultimos anos, tal es

    INTRODUCCION

    el objeto de esta incompleta recopilacion. Es recomendable por sus vaciJaciones y por sus certezas. Vale mas por las primeras que por estas. La historia serial apenas comienza. El campo que se abre ante ella es I inmenso. "Juntos, pues, nos levantaremos y nos construiremos." .

    PIERRE CHAUNUSe[Jtiembre de 1976.

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    II. H1STORIA CUANTITATIVA 0 HISTORIA

    SERIAL*'

    ECONOMISTAS e historiadores han trabajado mucho desde hace quince anos. Esta brillante medalla tiene su reverso, puesto que, en verdad, no se puede ganar en todos los aspectos. A despecho de una buena voluntad proclamada, mas que de una necesidad profundamente sentida, para el historiador es dificil seguir inmediatamente, en todos sus pasos y, por 10 tanto, en todas sus conquistas, el flujo imperioso de la ciencia econ6mica. Congresos, coloquios y simposia -acontecimientos y palabras de moda- no han derribado todas las barreras ni eliminado todos los tabiques. Porque, en realidad, mas alia de la dificultad fisica -habria que decir fisiologica- donde uno encalla al querer abarcarlo tado -y que es, en definitiva, la otra cara de nuestros exitos-, la diferencia esta mas en la indole que en el contenido de nuestros conocimientos. Es cierto que tados tenemos conciencia de trabajar en esta vasta sociologia global del hombre en sociedad, unos con mas sensibilidad respecto a los plazos largos, a las estructuras cuya inmovilidad no es mas que un artificio de exposicion 0 medio de acceso; otros, al orden en el espacio, el economista a la matematica sutil de las leyes del equilibrio, al algebra de una dinamica coyuntural encajonada en el tiempo breve del Kitchin 0 del Juglar. Es cierto que nosotros quere mos ser utiles,l ser ciencias de la ace ion y no solamente conocimiento

    '- 0 camino de sabiduria; pero en nuestra vasta morada, las casas permanecen bien preservadas. Por el espesor de nuestras monstruosas bibliografias, en las que hay que estar iniciado para ir con seguridad a 10 esencial, mas aun por nuestros imperativos de urgencia; mas que por sistemas, por temperamentos. Abramos bien las ventanas, desde luego, pero preservando nuestras exigencias. Si es cierto que es el punto

    * Articulo publicado en los Cahiers Vilfredo Pareto 3, 1964, pp. 165176. Reproducido con la amable autorizaci6n de la Editorial Droz (Gincbra).

    1 En cl capitulo I, supm, rcivindicamos para la historia serial esta peligrosa proposici6n, en la que algunos veran un retroceso: "Una historia que se quiere uti!. Esta afirmaci6n hara sonrcir 0 escandalizara: i corre el riesgo, ademas, de ser mal comprendida por aqucllos que seran tal vez llcvados a admitirla en un primer movimiento [ ...J En la mcdida en que es [ . . . J fuente de sabiduria, como todo conocimiento? En esta perspectiva, el adjetivo sin base es plconasmo 0 mentira. Una historia [ ...J busca en los testimonios extraldos del pasado respucstas a los interrogantes mayores de las ciencias sociaks del presente."

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    de uni6n de las disciplinas adyacentes de donde brotan los mayores descubrimientos, dentro de las desordenadas perspectivas, de inusitados acercamientos, el historiador no gana forzosamente imitando al economista, ni este improvisandose como historiador. Una simple permnta, en un minue mal regulado, sustituye a los profesionales par los aficionados. Hay, pues, regresi6n, no progreso. En la busqueda de acuerdos y de adelantos necesarios, no basta con tomar el lugar del otro. Hemos avanzado mucho desde hace tres 0 cuatro anos: los economistas sobre todo. Ellos aportan una obra y una reflexion. A menudo hemos establecido nuestras distancias con respecto a la epistemolo. gia,2 denunciado "las tentaciones peligrosas de esta m6rbida Capua" y preconizado el dejar tal responsabilidad a algunos guias. Hoy como ayer, no pretendemos este titulo; sin embargo, nos parece util precisar en algunos puntos el modesto perfil de una perspectiva de historiadqr.

    En 1964, despues de algunos esfllerzos de armonizacion, economistas e historiadores siguen empleando las mismas palabras en sentidos diferentes y, muy particularmente, la expresion clave de historia cuantitativa. Es, incluso, una querella. Por encima de las palabras, la confusi6n esta en los metodos, un poco en las mentes. El progreso, ademas, supone un uso perfecto y, por 10 tanto, una asimilaci6n de la experiencia. Es necesario, en verdad, detenerse en las palabras.

    A la cabeza de una obra capitaP -de cuyos meritos y eventuales peligros no se hablad. nunca suficientemente- uno de los mas brillantes economistas de nuestro tiempo (uno de los mas brillantes, peru ademas uno de los mas cercanos a la historia y sus problemas), Jean Marczewski abre el debate en terminos muy vivos. Si no en la forma, siempre cortes, si en el fondo, ya que rechaza -0 al menos se preocupa poco acerca de ellos- treinta y cinco anos de esfuerzos que los historiadores de la economfa creian haber guiado hasta aqui en el sentido

    2 Capitulo I, supra. 3 En cI tomo primero, de julio de 1961, en los cuadernos de la coleccion Histoire

    quantitative de l'economie /ranfaise de l'/nstitut de Science Economique Appliquee, de la cual se han anunciado 1 I volumenes y aparecido 3; t. I; J. Marczewski, Histoire quantitative. But et methodes; ].-C. Toutain, Le produit de l'agriculture /ranfaise de 1700 Ii 1958: /: Estimation du produit au xvm siecle (N. liS, Serie AF, julio de 1961, Cahiers de l'/SEA H, 224- pp.); t. II; ] .-C. Toutain, Le produit de l'agriculture franfaise de 1700 Ii 1958: II: La croissance (N. liS, Scrie AF, n. 2, julio de 1961, Cahiers de l'/SEA, 287 pp. ); t. III: J.-C. Toutain, La population de la France de 1700 Ii 1959 (Pr610go de J. Marczewski. N. 133, enero de 1963, Sene AF, n. 3, x 254 pp.).

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    de una aproximacion cuantitativa al pasado. Palabras de director de escuela 0 palabras de inventor, se apresuran todos a reconocer, que se propone marcar a su altura la inflexion decisiva . Con la reflexion, en cambio, la condena va muy al fondo, pues la obra que sigue pas a por alto los 35 anos de esfuerzos de los "historiadores economicos clasicos"; est a historia anecdotica con pretension estadistica habra, pues, trabajado en vano. Los avances de los historiadores no habnln servido para nada. Sus resultados no han parecido susceptibles de ser cifrados para ajustarse al molde de una contabilidad nacional regresiva, felizmente propuesta. Ante su paso, un poco lento, se habra preferido una vuelta pura y simple a las caprichosas evaluaciones de fines del siglo XIX, extrapoladas de los "tratadistas" del Antiguo Regimen. El odre es nuevo, ciertamente, pero el vino es demasiado viejo y se echo a perder desde hace mucho tiempo. No juzguemos con tanta prisa. Seria tan poco habil, por parte del historiador, rechazar el gran es{uerzo, fructifero en tantos aspectos, del equi po Marczewski, como fue tal vez precipitado para los economistas del equipo Marczewski, rechazar el auxilio de la experiencia de la historia economica clasica.

    En la introduccion, en forma de manifiesto, que abre la serie de la historia cuantitativa de la economia francesa, Jean Marczewski expresa su posicion de esta manera: 4 "El termino historia cuantitativa es todavia poco conocido. En la medida en que ha sido empleado [principalmente por E. Labrousse Y F. Braudel, precisa una notaJ, 10 fue en un sentido que no es el que nosotros deseariamos darle [...J, los historiadores modernos recurren cada vez mas frecuentemente a la teoria economica [ . ..J El uso creciente de las estadisticas con here a algunos de estos analisis un aspecto cuantitativo."5

    Esta introduccion de 10 cuantitativo en la historia economica tradicional sigue siendo sin embargo timida y fragmentaria.

    Las estadisticas utilizadas por los historiadores economicos sirven esencialmente para caracterizar una estructura en un momento dado, para ilustrar una evoluci6n durante un periodo 0 para expresar una

    4 Gp. cit., N. 115, Serie AF, n . 2, p. Ill.S. 5 Tres nombres y cuatro obras son citadas en la nota (p. IV): Le salaire de

    Fran,.ois Simiand (1932), La crise y l'esquisse de Ernest Labrousse (1944 Y 1933), el Essai de Alexandre Chabert (1945), cuatro libros sobre los precios de desigual importancia. EI esquisse y La crise se destacan claramente; el Salaire ho. tenido menos importancia que las modestas Recherches anciennes et nouvelles y, en cuanto al Essai de Chabert, ha provocado bastantes reservas serias. Dos esfuerzos cuantitativistas son ignorados aqui, ~alidos uno y otro del esfuerzo piloto de los historiadores de los precios, . :. la demografia historica, la construccion de los indices de actividad.

    HISTORIA CUANTITATIVA 0 HISTORIA SERIAL

    dependencia entre dos 0 varias series de hechos. Ahora bien, por importantes que sean, estas aplicaci

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    modelo es, a la vez que deseable, hasta cierto punto posible. Una historia que estuviera en condiciones de responder totalmente a esta ex igencia de la relexion econ6mica, mereceria plenamente el titulo de ciencia auxiliar de la economia, 10 cual es para nosotios el signo de un ascenso. Ella se inserta dentro de la definicion que proponiamos, hace ya varios ailos, en la conclusion provisional de nuestra Seville et l'Atlantique} de una historia uti!, esclarecedora del presente; de una historia elevada al rango modesto de ciencia auxiliar, auxiliar de las otras ciencias del hombre, esas ciencias politicas de la acci6n que son, a su vez, servidoras de la historia . A esta forma de historia, proponemos no llamarla cuantitativa, sino

    serial. Fernand Braudel;s en el brillante ensayo que nos ha hecho el ~lOnor de dedicar a nuestro modesto trabajo, nos 10 ha testimoniado recientemente.

    Ayer hubieramos podido dudar. Hoy, la duda no es posible. Sera comodo decir historia serial, cuando, dentro del orden de 10 cuantitativo, nosotros los historiadores deseemos diferenciar nuestra gestion del esfuerzo de nuestros amigos los economistas, en vias de remontar el tiempo.

    !

    Ciertos silencios valen mas que largos discursos. En Sll introduccion a la historia cuantitativa, .Jean Marczewski propone esta definici6n: 9 "EI objeto tradicional de la historia es el estudio y la explicaci6n de los hechos localizados en el tiempo y en el espacio. Aplicada a los hechos economicos, la historia se dedica a dar cuenta de la evolucion de las estructuras, a describir los modos de producci6n, a apreciar los resultados obtenidos desde el punto de vista del bienestar material de las poblaciones y del poder politico 0 militar de los estados . .. " Esta definicion es, al mismo tiempo, restrictiva y ambiciosa. Va en seguida a 10 particular. Me parece mas razonable, cuando se plantea el problema del conocimiento h istorico, recordar primeramente que el es, mas que un objeto, un metodo. La historia es, esencialmente, conocimiento mediato 0, si se prefiere, el arte de utilizar los restos. Ella depende, pues, de testimonios casisiempre involuntarios y de su conservacion.

    Desde este punto de vista, no hay entonces una historia cuantitativa que se oponga a una historia cualitativa. Frente al testimonio surgido

    7 Paris, SEVPEN, 1955-1959, 7,353 pp., t. VIn 2 bis, p. 1957. 8 Femand Braudel, "Pour une histoire serielle : Seville et J'AtJantique (1 504

    1650)", Annales ESC 3,1963) pp. 541-553. 9 Marczewski, op. cit., N. 115, p. III.

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    del pasado -ya sea que este testimonio se apoye en un hecho no inmediatamente mensurable 0 sobre una medida y un balance cifrado-, no hay mas que un metodo 0, mejor, un conjunto de metodos -creados con sensatez- que permiten una probabilidad mas 0 menos grande de fidelidad y de precision.10 Sobre este punto no hemos progresado sensiblemente desde nuestros maestros los benedictinos de San Mauro. La historia cuantitativa retiene el dato medido, de preferencia, cuyo justa valor apreciaban raramente los historiadores del siglo XIX. Una historia en busca de medidas que no ponderara suficientemente cada uno de los datos recogidos ll no seria sino una mala historia con pretension cuantitativa. Y peor aun para la reflexi6n econ6mica. Pero una vez constituida la serie, el testimonio parece multiplicarse. La serie es susceptible de ser tratada con los procedimientos probados del analisis matematico. Se vuelve posible, entonces, ailadir al testimonio directo de los documentos, el testimonio indirecto de las exigencias de coherencia de la serie constituida. Las confrontaciones, que en el modelo de contabilidad nacional aplicado al pasado se hacen horizontalmente -en razon de la tosquedad y de la rigidez del modelo solicitado no pueden hacerse de otra manera-, en la hipOtesis de series aisladas elegidas en raz6n de su riqueza, de su significaci6n y de su densidad -Iuego, de su precision y su nerviosismo-, se establecen en el tiempo, a 10 largo del flujo aislado, y no ya de un fIujo al otro. Algunas de las ventajas reivindicadas por la historia cuantitativa glo

    hal las habia experimentado ya la historia econumica tradiciona!, impulsada al estadio de las asociaciones complejas de las series mas seguras.

    La verdadera mutacion, en historia , se ubica menos, sin duda, en el nivel de la aplicaci6n de los modelos de contabilidad nacional, que en

    10 Cada vez que hemos tcnido que defender Ja causa de Ja historia cuantitativa ante los historiadores, insistimos sin falta en la unidad profunda de la historia en tanto metodo de conocimiento de! pasado (Seville et ['Atlantique, 0/'. cit., p. 1957). "La historia es de todos modos un conocimien to media to. No se nos podra pues proponer", dcdamos en llues(ra defensa de un c Llan ~i t a tivo fragr.lcntario, ell verd ad, pero serial, " la superioridad de los mctodos probados de la historia tradiciona l, en nombre de 10 que hay que lI amar el complejo del dato inmedia to, ya que todo conocimiento del pasado cs necesariamente, por naturaleza, artific ial. Hcmos recurrido bastante a es tos me todos tradicionales para que sc sueiie con reprocharnos el ignorarlos 0, peor alln, el despreciarlos. Y no obstante, en cada ocasi6n que ha sido posible, hemos anadido a l testimonio dirccto del docu n1en~o, eI testimonio indirec to de la serie constituida".

    11 Segiin metodos tornados de la critica hist6rica tradi cional y que Ernest LJbrousse ha sabido adaptar a la constituci6n de las series estadisticas regresivas de la era prees tadisti ca.

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    el nivel mas general de la constituci6n sistematica de series auxiliares de las ciencias del hombre. Tenemos una historia demogra.fica que es, en gran parte, demograia historica regresiva; asistimos a una revolucion en el orden de Ja historia espiritual , por la penetracion en eJ pasado de los modelos de la sociologia de la practica religiosa ... La mentalidad colectiva puede ser cifrada ,' por consiguiente, cuando se ha echado mana de las buenas series documentaJes, dando lugar a una psicologia colectiva regresiva.12 La historia, ciencia auxiliar , da asi a las ciencias del hombre del presente este espesor en el tiempo que, cuando esta verdaderamente integrada, constituye eJ sustituto mas seguro de una imposible experimentaci6n. Surgida del estudio sistematico de los precios inmediatamente despues de Ja crisis estructural de 1929, conducida por historiadores con prudencias de historiadores -lentitudes, dicen los economistas-, conducida con el respeto escrupuloso por las estructuras originales del pasado ; proveedora, pues, de series estadisticas que parecen a las ciencias del hombre del presente dificilmente enlazables, se ha constituido, sin embargo, en una forma conquistadora de historia. Ella ha jugado, en todas partes, 10 colectivo contra 10 individual, 10 general contra 10 anecd6tico; ha utilizado ampliamente problem

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    de Jean Marczewski es traicionado por la realizacion apresurada que propone.

    Es del todo inadrnisible, por ultimo, que se haya adoptado tal actitud de menosprecio, sin duda mas inconsciente que voluntaria, con' respecto al gigantesco esfuerzo realizado por los historiadores de la economia. cQue significa una poblacion con base en evaluaciones, cuando se trabaja en todas panes desde hace afios sobre el estado civil antiguo, ... la utilizacion exclusiva de las peores fuentes rechazadas desde hace casi un siglo por la historiografia seria, cuando se tienen tantos datos seguros, ya extraidos de las estadisticas no elaboradas de las antiguas administraciones? Y, puesto que se trabaja con respecto a Francia, cpor que haber desdefiado el magnifico abanico de monograHas regionales elaboradas por requerimiento y bajo la direccion de Ernest Labrousse, el maestro indiscutido de la historia estadistica en Francia?

    Seria demasiado facil, volviendo a considerar punto por punto los ejemplos propuestos, mostrar sus debilidades. Otros, que incluso 10 haIj.n mejor, se ocuparin de ella; pero es mas facil destruir que construir. Hay, a pesar de todo, por aqui y por alla, ingenuidades chocantes: entre otras, Ia que atribuye a la Lorena, anexada en 1766, 24200 km2 (N. 115, p. 24) por simple adicion de los cuatro departamentos, olvidando pura y simplemente el buen cuarto de la provincia progresivamente incorporado del siglo XVI al XVII, una sobrestimacion general de los efectos de la guerra13 . un alineamiento asombroso de las fuentes mas heterogeneas. Quesnay, Expilly, Grivel, ... Young, Lavoisier, La Feuille du Cultivateur ... , se asemejan al vizconde d'Avenel, quien se autoconferia una autoridad que nada respaldaba. 14 No vamos a evocar a J enofonte15 para explicar el sistema de rotacion de cultivos. Sobre este punto nuestros colegas geografos han hecho un enorme trabajo que informaria mas y mejor. Pero detengamos ahi nuestras criticas. Cualquier historiador, y con

    mayor razon un historiador de Francia -algo que nosotros no somos-, podria alinear algunas decenas de paginas de elias sin quitar nada al

    13 Invasiones debidas a las guerras de Luis XIV (sic.), sangria de hombres debida a bs guerras de Napoleon, ... sobre cste punto la inexactitud se alb a un punto de vista muy tradicional.

    1-1 Es por 10 menos asombroso que J-C. Toutain, cuando acepta tener en cuer1ta los trabajos de los historiadores, detenga practicamente su bibliografia en los autores de fines del siglo XIX. Desde Levasseur y d'Avenel, d trabajo de los historiadorcs merece, sin embargo, mas que ser aludido una vcz en la introducciCn.

    1., N. 115, p. 42.

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    merito de la compilacion propuesta. Esta yuxtaposicion de fuentes mediocres, que habiamos hecho mal en rechazar globalmente, merece mas que un encogimiento de hombros. La tendremos en adelante bajo nuestros ojos. Esta en todas nuestras bibliotecas y no dejaremos de recurrir a ella para llenar los blancos que quedarin siempre al t(~rmino de nuestro paciente esfnerzo de elaboracion estadistica.

    Y es alii, evidentemente, donde reside el malentendido. Blandiendo un excelente formulario de ciencia del hombre, este admirable modelo de contabilidad nacional, los economistas impacientes quieren que se Ie alarguen desmesuradamente las colurnnas. Sin preguntarse mucho como. Es el problema de las fuentes, sin formlliarse inclnso, en el plano nacional, la preg'unta que se impone. Admirable modeja de contabilidad nacional, par cierto. La eleccion vale para varios siglos, pero de manera desigual. Excelente para el siglo XIX, cuando el fen6meno nacion toma, solo para Europa, las dimensiones cancerosas que conoccmos. Pero en el sig'lo XVIII , y con tanta mas razon Cllanto mis se retrocede en el tiempo, cuando fronteras economicas y fronteras politicas ... esas fronteras blandas, imprevisibles, que se desvanecen complejamente, no coinciden nunca, el marco nacionill no es mas que un mal menor, cuyo valor hay que cuidarse de mistificaf; Marco nacional, en verdad, pero que se debe relativizar. Cuantas veces, todada hoy, las front eras del Estado son mas engafiifa que realidad. Para America Latina, la demostracion no es necesaria; la misma America del Norte conoce extraordinarios desniveles en el sur de la i'vlasonDixon line '" pero en nuestra vieja Europa, (que decir de las dos Italias, incluso de las dos Francias? La problematica de contabilidad nacional y, pronto, una contabilidad de los grandes conjuntos, deben paliar los peligros de nuestros Estados m istificadores. Primer correctivo, pues el modelo de contabilidad nacional en la

    reconstruccion del pas ado solo es una aproximacion entre otras. Debe ser cada vez mas asociado con dos procederes paralelos, conforme nos remontamos en el tiempo; multiples aproximaciones regionales sobre un modelo por precisar de contabilidad regional, algunas aproximaciones espaciales: el Mediterraneo 0 el Atlantico son tan reales como Francia 0 Espafia en el mundo de los siglos XVI YXVII. cY por que no tratar una aproximacion a la economia atlantica de

    los siglos XVI, XVII, XVIII, en forma de contabilidad espacial? El obje- tivo es ambicioso, no mas desesperado a priori que el del solo marco naciona1, en el caso particularmente afligente de la Francia moderna, tan disminuida en razon de los insalvables avatares de sus archivos.

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    En verdad, nuestros apresurados economistas habdn subestimado una de las barreras mas fundamentales del conocimiento hist6rico. La de la era preestadistica,16 que hemos sefialado despues que nuestros maestros. Ella se ubica en fechas diferentes, entre fines del siglo XVIII y mediados, en lineas generales, del siglo XIX, para los sectores privilegiados de la Europa atlantica en proceso de expansi6n sobre el Atlantico Norte . y la afortunada America. IVIas alia de las estadisticas, para un tiempo mas 0 menos largo, de dos, tres, ineluso cuatro siglos en la Italia privilegiada, la era preestadistica, para la cual subsiste una parte de las medidas de base que ningun servicio ha elaborado, permite al historiador constructor de indices de actividad una larga y paciente indagacion que prolonga verdaderamente, mas alla del punto inicial falsamente fatidico de las estadisticas publicadas del siglo XIX, una aproximaci6n cifrada, en realidad menos cautivadora pero a menudo aun mas segura, mas precisa que las que dan directamente las estadisticas generales del siglo XIX.

    EI material que proporciona, al precio de un gran esfuerzo, la historia serial , es un material de veras costoso, pero de calidad. No tiene nada que ver con las groseras e ilusorias evaluaciones con las que siempre es posible lIenar las columnas de un modelo de contahilidad cualquiera. En verdad, 10 uno no impide 10 otro. Se puede aun evaluar cuando los archivos no permiten rellenar las columnas del modelo; se puede tambien evaluar cuando el trabajo historico se hace esperar demasiado; pero es prudente evaluar 10 incierto partiendo de 10 cierto. Renunciar a utilizar un logro modesto s610 se explica en el primer impulso de una empresa inteligente y nueva; ya no se justificarla en el futuro . En verdad, el intento de historia cuantitativa global de nuestros

    colegas economistas es un intento valido para el siglo XIX. Mas que obra de historiador es obra de economista. Es revelador que Simon Kuznets, el padre espiritual de la empresa, no haya pas ado nunca mas alia de 186917 en sus brillantes esfuerzos, para la tan privilegiada America. En estas condiciones, se trata de una elasificaci6n diferen~e de un material estadistico existente, ya elaborado en un 9.5 por ciento.

    Cuando el intento alcanza el siglo XVIII, es decir cuando se vuelve hist6rico, 0 cambia de ritmo 0 fracasa. 0 bien adopta el ritmo pru

    lQ Nuestro articulo: "Les echanges entre J'.-\mcrique espagnole et les anciens mondes aux XVIe, XVII" et XVIIIe siecles", Information historique, 5, 1960, pp . 207-216.

    17 National Production since 1869, Nueva York, National Bureau of Economic Research, 1946.

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    dente de los constructores de indices de actividad,IS 0 bien rellena, cueste 10 que eueste, sus columnas, recurriendo ampliamente a la imaginaci6n. Obrando as, eontribuye a enmascarar la realidad . No avanza, retrocede. Nos da, sobre la base de pendientes lineales groseramente dibujadas -que la producci6n agricola se hubiera incrementado de 1700 a 1958, se ponia un poco en duda antes del modelo de contabilidad nacional-, una vista a manera de bloque fijo y tosco de la economia antigua. Enmascara una de las principales oposiciones de amplitud (en duraci6n 0 en desviaciones relativas) de las economias nuevas en relaci6n con las economias antiguas. EI exito de la historia cuantitativa en su proceso de anexi6n del

    siglo XIX al modelo de contabilidad nacional esta, en adelante , casi con seguridacl logrado. EI fracaso para el siglo XVIII y con mayor razan para los tres 0 cuatro siglos de la era preestadistica, es casi cierto, a menos que oeurra una radical modificacian de metodo. En una palabra, la historia cuantitativa de los siglos XVI, XVII, XVIlJ, debe elegir entre regTesion 0 superaci6n dialectica. Tal superaci6n pasa por la historia serial, no por el recurso sistematico a las evaluaciones bastas, pues la historia no es exactamente la del vizconde d'Avenel, asi como la economia politica ya no es la de Jean-Baptiste Say.

    18 Su ritrno es tanto mas lento cuanto que sus medios materiales son casi nulos.