Al Este Del Eden Novela

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Al este del Edén de John Steinbeck:Al este del Edén epopeya de resonancia bíblicas que aborda aspectos de la condición humana como el bien y el mal o la vida como una lucha incesante, narra las vicisitudes de dos familias a lo largo de tres generaciones, entre la guerra de secesión y la primera guerra mundial, en el lejano valle Salinas, en la California septentrional."Me ha gustado mucho esta novela, aunque no tanto como "Las uvas de la ira", en mi opinión, su mejor libro. No obstante, "Al Este del Edén" me ha parecido un relato excelente, lleno de personajes de enorme complejidad, situaciones y contextos muy bien descritos y un hilo argumental extenso pero al mismo tiempo ameno, que recorre el devenir de dos familias, los Hamilton y los Trask, los múltiples avatares o vicisitudes que viven, y la transformación constante del valle de Salinas, que es el escenario donde se desarrollará gran parte de la historia."

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    AL ESTE DEL EDN - JOHN STEINBECK TUSQUETS EDITORES Coleccin Andanzas Ttulo original: East of Eden Traduccin de Vicente de Artadi Impreso en Espaa, Dic. 2002 Pascal Covici Querido Pat: Viniste a verme cuando estaba t allando una figurilla de madera, y me dijiste: Por qu no me haces algo? Te pregunt qu queras, y respondiste: Una caja.

  • Para qu? Para guardar cosas. Qu cosas? Todo lo que tengas dijiste. Bien, aqu tienes la caja que queras . Dentro he guardado casi todo lo que tengo, y todava no est llena. En ella ha y dolor y pasin, buenos y malos sentimientos y buenos y malo s pensamientos, el placer del pro- yecto, algo de desesperacin y el gozo indescriptible de la creacin. Y, por encima de todo, la gratitud y el afecto que siento por ti. Y aun as la caja no est colmada. John PRIMERA PARTE Captulo 1 1 42

    comprenda que un hombre rico tuvies e cultura, que en viase a sus hijos al colegio, que llevase chaqu y cami sa blanca, e inclus o corbata de pe- chera para asistir a una boda, y hasta que en los das festivos se pusie- ra guantes y se limpiase las uas. Puesto que las vidas y las prcticas de los ricos eran un misterio, quin se atrevera a decir lo que pueden

  • usar o dejar de usar? Pero un hombre pobre, qu necesidad tena de poesa, de pintura o de msica que no sirviese para cantar o bailar? Semejantes cosas no le servan ni le ayudaban a lograr una buena co- secha, o a vestir a sus. hijos, aunque fuese con harapos. Y si a pesar de todo esto l se obstinaba en su empeo, quiz se deba a razones que no se atreva a revelar. Samuel, por ejemplo, haca dibujo s de los aparatos que intentaba construir en hierro o madera, lo cual estaba bien y se comprenda, e in- cluso era digno de envidia. Pero en los mrgenes de los planos haca otros dibujos: a veces rboles, cara s o animales de todo tipo, y otras veces slo figuras que nadie sab a qu eran. Y estas ltimas pro- vocaban una risa embarazosa a los hombres que acudan a verlas. Ade- ms, estaba el hecho de que nunca se saba lo que Samuel dira, pen- sara o hara. Durante los primeros cinco aos qu e Samuel vivi en el valle Sa- linas, su presencia desper taba un vago recelo. Quiz Will, cuando era un chiquillo, escuch algu nas conversaciones en la tienda del pueblo

  • vecino de San Lucas. A los nios no les gusta que sus padres sean di- ferentes de los dems. De ah, quiz , su conservadurismo. Ms tarde, a medida que nuevos hijos fueron na ciendo y creciendo, Samuel fue aceptado paulatinamente por las gentes del vall e, que terminaron por sentirse orgullosas de l de la mi sma manera que el propietario de un pavo real se vanagloria de su tesoro . Ya no le tenan miedo porque comprobaron que no seduca a sus espo sas, ni las apartaba de su dulce mediocridad. Cuando el valle Salinas se sinti orgullos o de Samuel, el carcter de Will ya se haba formado. Hay ciertos individuos que a veces, sin merecerlo en absoluto, son elegidos de los dioses. Lo obtienen todo sin el menor esfuerzo. Will Hamilton era uno de stos, y los dones que recibi fueron los nicos que l era capaz de apreciar. De mu chacho ya pudo considerarse afor- tunado. As como su padre era inca paz de hacer dine ro, Will no poda evitar que ste afluyese a sus manos. Cuando Will Hamilton se dedic a criar gallinas y stas em pezaron a poner, el pr

  • ecio de los huevos au- ment. Cuando ya era un muchacho formado, dos de sus amigos, que regentaban una tiendecita, llegaron al borde de la quiebra. Pidieron a 43

    Will que les adelantase un a pequea cantidad para afrontar la situacin y se comprometieron a pagarle el 33 po r ciento de inters. No es que l fuera un usurero, sino que se limit a darles lo que le pidieron. La tien- da se recuper antes del ao, y lle g a tener ms adelante hasta tres sucursales. Hoy da, sus descendientes forman parte de una gran cade- na de alimentacin que domina gran parte de la comarca. Will tambin entr en posesin de un taller de repa racin de bici- cletas como pago de una deuda no saldada. Al poco tiempo, unos cuan- tos ricachones del valle comenzaron a comprar automviles, y el mec- nico de Will se encarg de reparar sus averas. W ill se sinti apremiado por un poeta lleno de determinacin, cuyos sueos consis tan en cojine- tes, ballestas y caucho. Este homb re se llamaba Henry Ford, y sus pla- nes parecan ridculos, si no ilegale

  • s. Will acept a regaadientes la mi- tad meridional del valle como su r ea exclusiva de operaciones, y, transcurridos quince aos, el valle estaba atiborrado de Fords, y Will era un hombre rico que conduca un Marmon. Tom, el tercer hijo, se pareca ms a su padre. Naci en un arrebato y vivi en un torbellino . Tom irrumpi en la vida de cabeza. Era un gi- gante, tanto por su alegra como po r su entusiasmo. No descubri el mundo ni a sus pobladores, sino que los cre. Fue el primero que ley los libros de su padre. Viva en un mundo brillante y fresco, y tan ino- cente como el paraso al sexto da. Su espritu retozaba como un potro por los prados frtiles, y, cuando ms tarde el mundo levant vallas a su paso, l se lanz contra ellas, y cuando la ltima estacada lo rode, la embisti de cabeza y la atraves . Y as como era capaz de experi- mentar una alegra gigantesca, tamb in poda sentir una pena desme- surada; por eso, cuando muri su pe rro, el mundo se hundi bajo sus pies. Tom posea la misma inventiva de su padre, pero era ms atrevido. Intentaba cosas que su padre nunca

  • se hubiera atrevido a hacer. Adems, se senta apremiado por una gran excitacin sexual, cosa que jams le haba pasado a Samuel . Tal vez la causa de que permane- ciese soltero se hallaba en su apremi ante apetito sexual. Haba nacido en el seno de una familia de estr icta moralidad. Pudiera ser que sus sueos y sus ardientes deseos, sus divagaciones y sus deliquios sexua- les lo hicieran sentirse indigno y lo empujasen a confiar sus cuitas y la- mentos a la soledad de las colinas. Tom era una bella mezcla de salva- jismo y ternura. Trabajaba hasta la extenuacin para dar as salida a sus apremiantes impulsos. 44

    Los irlandeses suelen tener un ex cesivo buen humor, pero tambin van por el mundo acompaados de un sombro e inquietante fantasma que se cierne sobre sus cabezas y penetra en sus pensamientos. Cuan- do ren demasiado estrepitosamente, el fantasma les mete un dedo en la garganta. Se condenan a s mismos antes de que se les culpe, lo que provoca que siempre estn a la defensiva. Cuando Tom tena nueve aos, le preocupaba que su linda hermani- ta Mollie no pudiera hablar normalmen

  • te. Le pidi que abriera la boca para examinarla, y comprob que e llo se deba a una membrana que haba bajo la lengua. Puedo arreg larlo, afirm, y tras llevar a su hermana a un lugar secreto, lejos de la casa, afil su cortaplumas en una piedra y cort el molesto frenillo. Luego, huy y vomit. La casa de los Hamilton creca a medida que la familia lo hacia. Haba sido diseada para nunca ser te rminada, as que se podan aadir cuantos cobertizos fuesen necesarios . El comedor y la cocina originales pronto desaparecieron en el maremgnum de estos cobertizos. Pero Samuel continuaba siendo pobre. Comenz a adoptar la mala costumbre de patentar sus inventos , una enfermedad de la que muchos son vctimas. Invent una pieza pa ra una mquina trilladora que la haca mejor, ms barata y ms til qu e cualquiera de la s existentes. El agente de patentes le consumi lo s pequeos beneficios que haba ob- tenido aquel ao. Samuel envi sus modelos a un fabricante, quien rehus los planos al instante, pero pu so en prctica el mtodo. Los aos

  • siguientes fueron muy duros debido al dinero gastado en pleitear, y la sangra slo termin con la prdida del pleito. Fue la primera y amarga experiencia con la realidad de que no se puede luchar contra el dinero sin l. Pero la fiebre de las patentes se haba apoderado de Samuel, y ao tras ao los pocos ahorros ob tenidos con la trilladora y la herrera iban desapareciendo. Los pequeos Hamilton andaban descalzos y lle- vaban los abrigos despedazados, y a veces la comida escaseaba, todo para poder pagar tos frgiles docume ntos azules con ruedas dentadas, planos y alzados. Hay hombres que tienen gran imagin acin y otros que son de lo ms simplones. Samuel y sus hijos Tom y Joe pertenecan a los primeros, mientras que George y Will encajaba n mejor en el segundo grupo. Jo- seph era el cuarto vstago, un mu chacho algo atontado, muy querido y protegido por toda la familia. Pronto descubri que la mejor forma de no hacer nada er a adoptar un aspecto desvalid o y bobalicn. Todos sus hermanos eran trabajadores duros e infatigables. Resultaba ms fcil

  • hacer el trabajo de Joe que obligar a ste a que lo hiciera. Su padre y

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    AL ESTE DEL EDN - JOHN STEINBECK TUSQUETS EDITORES Coleccin Andanzas Ttulo original: East of Eden Traduccin de Vicente de Artadi Impreso en Espaa, Dic. 2002 Pascal Covici Querido Pat: Viniste a verme cuando estaba t allando una figurilla de madera, y

  • me dijiste: Por qu no me haces algo? Te pregunt qu queras, y respondiste: Una caja. Para qu? Para guardar cosas. Qu cosas? Todo lo que tengas dijiste. Bien, aqu tienes la caja que queras . Dentro he guardado casi todo lo que tengo, y todava no est llena. En ella ha y dolor y pasin, buenos y malos sentimientos y buenos y malo s pensamientos, el placer del pro- yecto, algo de desesperacin y el gozo indescriptible de la creacin. Y, por encima de todo, la gratitud y el afecto que siento por ti. Y aun as la caja no est colmada. John PRIMERA PARTE Captulo 1 1 42

    comprenda que un hombre rico tuvies e cultura, que en viase a sus hijos al colegio, que llevase chaqu y cami sa blanca, e inclus o corbata de pe- chera para asistir a una boda, y hasta que en los das festivos se pusie- ra guantes y se limpiase las uas. Puesto que las vidas y las prcticas

  • de los ricos eran un misterio, quin se atrevera a decir lo que pueden usar o dejar de usar? Pero un hombre pobre, qu necesidad tena de poesa, de pintura o de msica que no sirviese para cantar o bailar? Semejantes cosas no le servan ni le ayudaban a lograr una buena co- secha, o a vestir a sus. hijos, aunque fuese con harapos. Y si a pesar de todo esto l se obstinaba en su empeo, quiz se deba a razones que no se atreva a revelar. Samuel, por ejemplo, haca dibujo s de los aparatos que intentaba construir en hierro o madera, lo cual estaba bien y se comprenda, e in- cluso era digno de envidia. Pero en los mrgenes de los planos haca otros dibujos: a veces rboles, cara s o animales de todo tipo, y otras veces slo figuras que nadie sab a qu eran. Y estas ltimas pro- vocaban una risa embarazosa a los hombres que acudan a verlas. Ade- ms, estaba el hecho de que nunca se saba lo que Samuel dira, pen- sara o hara. Durante los primeros cinco aos qu e Samuel vivi en el valle Sa- linas, su presencia desper taba un vago recelo. Quiz Will, cuando era un chiquillo, escuch algu

  • nas conversaciones en la tienda del pueblo vecino de San Lucas. A los nios no les gusta que sus padres sean di- ferentes de los dems. De ah, quiz , su conservadurismo. Ms tarde, a medida que nuevos hijos fueron na ciendo y creciendo, Samuel fue aceptado paulatinamente por las gentes del vall e, que terminaron por sentirse orgullosas de l de la mi sma manera que el propietario de un pavo real se vanagloria de su tesoro . Ya no le tenan miedo porque comprobaron que no seduca a sus espo sas, ni las apartaba de su dulce mediocridad. Cuando el valle Salinas se sinti orgullos o de Samuel, el carcter de Will ya se haba formado. Hay ciertos individuos que a veces, sin merecerlo en absoluto, son elegidos de los dioses. Lo obtienen todo sin el menor esfuerzo. Will Hamilton era uno de stos, y los dones que recibi fueron los nicos que l era capaz de apreciar. De mu chacho ya pudo considerarse afor- tunado. As como su padre era inca paz de hacer dine ro, Will no poda evitar que ste afluyese a sus manos. Cuando Will Hamilton se dedic a

  • criar gallinas y stas em pezaron a poner, el pr ecio de los huevos au- ment. Cuando ya era un muchacho formado, dos de sus amigos, que regentaban una tiendecita, llegaron al borde de la quiebra. Pidieron a 43

    Will que les adelantase un a pequea cantidad para afrontar la situacin y se comprometieron a pagarle el 33 po r ciento de inters. No es que l fuera un usurero, sino que se limit a darles lo que le pidieron. La tien- da se recuper antes del ao, y lle g a tener ms adelante hasta tres sucursales. Hoy da, sus descendientes forman parte de una gran cade- na de alimentacin que domina gran parte de la comarca. Will tambin entr en posesin de un taller de repa racin de bici- cletas como pago de una deuda no saldada. Al poco tiempo, unos cuan- tos ricachones del valle comenzaron a comprar automviles, y el mec- nico de Will se encarg de reparar sus averas. W ill se sinti apremiado por un poeta lleno de determinacin, cuyos sueos consis tan en cojine- tes, ballestas y caucho. Este homb

  • re se llamaba Henry Ford, y sus pla- nes parecan ridculos, si no ilegale s. Will acept a regaadientes la mi- tad meridional del valle como su r ea exclusiva de operaciones, y, transcurridos quince aos, el valle estaba atiborrado de Fords, y Will era un hombre rico que conduca un Marmon. Tom, el tercer hijo, se pareca ms a su padre. Naci en un arrebato y vivi en un torbellino . Tom irrumpi en la vida de cabeza. Era un gi- gante, tanto por su alegra como po r su entusiasmo. No descubri el mundo ni a sus pobladores, sino que los cre. Fue el primero que ley los libros de su padre. Viva en un mundo brillante y fresco, y tan ino- cente como el paraso al sexto da. Su espritu retozaba como un potro por los prados frtiles, y, cuando ms tarde el mundo levant vallas a su paso, l se lanz contra ellas, y cuando la ltima estacada lo rode, la embisti de cabeza y la atraves . Y as como era capaz de experi- mentar una alegra gigantesca, tamb in poda sentir una pena desme- surada; por eso, cuando muri su pe rro, el mundo se hundi bajo sus pies.

  • Tom posea la misma inventiva de su padre, pero era ms atrevido. Intentaba cosas que su padre nunca se hubiera atrevido a hacer. Adems, se senta apremiado por una gran excitacin sexual, cosa que jams le haba pasado a Samuel . Tal vez la causa de que permane- ciese soltero se hallaba en su apremi ante apetito sexual. Haba nacido en el seno de una familia de estr icta moralidad. Pudiera ser que sus sueos y sus ardientes deseos, sus divagaciones y sus deliquios sexua- les lo hicieran sentirse indigno y lo empujasen a confiar sus cuitas y la- mentos a la soledad de las colinas. Tom era una bella mezcla de salva- jismo y ternura. Trabajaba hasta la extenuacin para dar as salida a sus apremiantes impulsos. 44

    Los irlandeses suelen tener un ex cesivo buen humor, pero tambin van por el mundo acompaados de un sombro e inquietante fantasma que se cierne sobre sus cabezas y penetra en sus pensamientos. Cuan- do ren demasiado estrepitosamente, el fantasma les mete un dedo en la garganta. Se condenan a s mismos antes de que se les culpe, lo que provoca que siempre estn a la defensiva.

  • Cuando Tom tena nueve aos, le preocupaba que su linda hermani- ta Mollie no pudiera hablar normalmen te. Le pidi que abriera la boca para examinarla, y comprob que e llo se deba a una membrana que haba bajo la lengua. Puedo arreg larlo, afirm, y tras llevar a su hermana a un lugar secreto, lejos de la casa, afil su cortaplumas en una piedra y cort el molesto frenillo. Luego, huy y vomit. La casa de los Hamilton creca a medida que la familia lo hacia. Haba sido diseada para nunca ser te rminada, as que se podan aadir cuantos cobertizos fuesen necesarios . El comedor y la cocina originales pronto desaparecieron en el maremgnum de estos cobertizos. Pero Samuel continuaba siendo pobre. Comenz a adoptar la mala costumbre de patentar sus inventos , una enfermedad de la que muchos son vctimas. Invent una pieza pa ra una mquina trilladora que la haca mejor, ms barata y ms til qu e cualquiera de la s existentes. El agente de patentes le consumi lo s pequeos beneficios que haba ob- tenido aquel ao. Samuel envi sus modelos a un fabricante, quien

  • rehus los planos al instante, pero pu so en prctica el mtodo. Los aos siguientes fueron muy duros debido al dinero gastado en pleitear, y la sangra slo termin con la prdida del pleito. Fue la primera y amarga experiencia con la realidad de que no se puede luchar contra el dinero sin l. Pero la fiebre de las patentes se haba apoderado de Samuel, y ao tras ao los pocos ahorros ob tenidos con la trilladora y la herrera iban desapareciendo. Los pequeos Hamilton andaban descalzos y lle- vaban los abrigos despedazados, y a veces la comida escaseaba, todo para poder pagar tos frgiles docume ntos azules con ruedas dentadas, planos y alzados. Hay hombres que tienen gran imagin acin y otros que son de lo ms simplones. Samuel y sus hijos Tom y Joe pertenecan a los primeros, mientras que George y Will encajaba n mejor en el segundo grupo. Jo- seph era el cuarto vstago, un mu chacho algo atontado, muy querido y protegido por toda la familia. Pronto descubri que la mejor forma de no hacer nada er a adoptar un aspecto desvalid

  • o y bobalicn. Todos sus hermanos eran trabajadores duros e infatigables. Resultaba ms fcil hacer el trabajo de Joe que obligar a ste a que lo hiciera. Su padre y