Post on 21-Apr-2020
FACULTAD DE FARMACIA
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE
TRABAJO FIN DE GRADO
Nuevas estrategias de tratamiento de la infección por
Clostridium difficile. Evaluación de la Fidaxomicina
(Dificlir®) respecto a otras estrategias.
Autores: Arroyo Pecharroman, Manuel
García de Castro, José
Rodríguez Garrido, Esther
Tutora: Dra. Mercedes Méndez Marco
Convocatoria: Febrero 2015
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Revisión bibliográfica
Nuevas estrategias de tratamiento de la infección por
Clostridium difficile. Evaluación de la Fidaxomicina
(Dificlir®) respecto a otras estrategias.
Arroyo-Pecharroman M; García-Castro J; Rodríguez-Garrido E.
Directora: Dra. Mercedes Méndez Marco (Jefa Servicio de Farmacia, Hospital Ruber Internacional)
Resumen: La infección por Clostridium difficile (ICD) supone un problema realmente serio para
pacientes ingresados con tratamiento antibiótico de amplio espectro. Esta infección se caracteriza por un
cuadro de diarrea y una alta probabilidad de recurrencias. En este trabajo pretendemos comparar, por
medio del estudio bibliográfico, la adecuación de la Fidaxomicina en el tratamiento de esta infección
frente a estrategias previas como la Vancomicina o el Metronidazol, y discernir si supone un avance en el
tratamiento de ICD.
Abstract: Clostridium difficile infection (CDI) is a really serious problem for inpatients with broad-
spectrum antibiotics therapy. This infection is characterized by diarrhea with high rate of recurrence. In
this paper we try to compare, by bibliographic review, the adequacy of Fidaxomicin to treat CDI, versus
previous therapies as Vancomycin or Metronidazole and discern if it is an advantage in CDI treatment.
Palabras clave: ICD (Infección por Clostridium dificile); Fidaxomicina; Vancomicina.
Introducción: El tratamiento con
antibióticos de amplio espectro como la
Clindamicina se asocia con la diarrea, ya
sea desde cuadros leves a colitis graves e
incluso la muerte 1. Estos tratamientos
debilitan la flora intestinal, disminuyendo
la resistencia a la colonización
permitiendo la infección por otros
organismos oportunistas como puede ser
el C. difficile, proveniente del medio
ambiente, o que ya se encontrara en el
paciente con anterioridad de forma
asintomática (1-3% de los adultos sanos
son portadores) 2.
Clostridium difficile es una
bacteria Gram-positiva, anaerobia,
ubicua, capaz de formar esporas.
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Representa el 20-30% de diarreas
causadas por antibióticos, el 50-70% de
colitis asociadas a antibióticos, y más del
90% de las colitis pseudomembranosas
asociadas a este tipo de tratamiento 1, 2.
Esta bacteria dispone de varios
factores de adhesión para unirse a las
células del colon, así como de toxinas
(toxina A y toxina B) que serán vitales
para el diagnóstico y para el seguimiento
de los tratamientos.
El gran problema al que nos
enfrentamos a la hora de tratar la ICD no
es la infección en sí, si no las numerosas
recurrencias y recidivas, entre 25-33% de
los pacientes 1, que reducen mucho los
porcentajes de efectividad a la hora de
combatir esta infección.
El tratamiento más habitual es la
administración de Metronidazol en casos
de poca gravedad, y Vancomicina en los
que supongan mayor complejidad o
presente repetidas recurrencias 3.
No obstante en los últimos años
se ha estudiado el uso de un nuevo
antibiótico, la Fidaxomicina (Dificlir®)
promovido por Astellas Pharma. Esta
nueva molécula no confiere ningún
avance significativo en la el tratamiento
directo de la enfermedad, pero por
razones que expondremos más adelante,
consigue reducir de forma muy
significativa el porcentaje de
recurrencias en pacientes que sufren
ICD.
La Fidaxomicina representa una
novedad tanto a nivel de mecanismo
como a nivel molecular. Es un
macrólido de dieciocho eslabones, un
número excepcionalmente alto, que
actúa inhibiendo la síntesis de ARN por
la ARN polimerasa bacteriana 1.
No se absorbe por vía oral y
presenta un espectro de acción reducido,
con alta especificidad por Clostridium
difficile. Su acción es dependiente del
tiempo, inhibe la esporulación y al
contrario que otros antibióticos, como la
Vancomicina o el Metronidazol, es capaz
de evitar la producción de toxinas por
parte de Clostridium difficile1. Por esto se
supone que la Fidaxomicina supera a las
otras opciones de tratamiento,
ligeramente en la tasa de curación y
ampliamente en el decrecimiento de la
tasa de recurrencia.
La Fidaxomicina presenta un
inconveniente frente al principal
tratamiento, la Vancomicina, supone un
gasto casi 30 veces mayor (Tabla 1).
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Fármaco
Dosis oral
Coste
Fidaxomicina
200 mg/12h
1618,15 €
Vancomicina
125 mg/6h
53,80€
Tabla 1: Evaluación económica del tratamiento
de 10 días contra ICD.
Como se puede observar en la
tabla, el tratamiento con Dificlir® es
notablemente más caro, de modo que:
¿Hasta qué punto es efectivo este nuevo
antibiótico? ¿Representa un avance tan
significativo en la terapia de ICD como
para justificar un aumento tan drástico
en el precio del tratamiento?
A lo largo de esta revisión
bibliográfica, procuraremos comparar
los datos recogidos de los ensayos
clínicos y así intentar responder a estas
preguntas.
Antecedentes: Anteriormente a la
aparición de este nuevo macrólido, el
tratamiento se estipulaba según el
estado del paciente y de la infección. Se
debe clasificar a los pacientes según su
estado. La Sociedad Europea de
Microbiología Clínica y Enfermedades
infecciosas, en su guía de tratamiento
contra la ICD 3 divide a los pacientes en
4 estados y uno adicional que se deduce
según la situación clínica del paciente
(Tabla 2).
Tabla 2: Clasificación de los pacientes según es
estado de la infección.
De acuerdo a esta guía de
tratamiento para el primer grupo se debe
administrar Metronidazol o
Vancomicina ya que el uso de pro-
bióticos y otras estrategias menos
agresivas han resultado poco eficaces.
La Vancomicina es la más efectiva en
estos casos.
En pacientes que presenten una
infección severa, (ya sea con
leucocitosis, albúmina sérica baja o
creatinina alta) se recomienda el
tratamiento con Vancomicina que
combate más efectivamente la infección
por C. difficile.
A los pacientes en riesgo alto de
recurrencia, primera recurrencia o
recurrencia múltiple (estados 3 y 4) se
les aplica un tratamiento de
Estado
1
ICD no severa.
2
ICD severa.
3
1ª recurrencia o en riesgo de
recurrencia.
4
Recurrencia múltiple.
5
Paciente con imposibilidad de
administración por vía oral.
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Vancomicina que hasta el momento ha
sido el medicamento más usado contra
la ICD, a pesar de no ser del todo
efectivo.
En pacientes con afección grave
del aparato digestivo, como
perforaciones, inflamación sistémica y
condición grave además del tratamiento
antibiótico se realiza una colectomía. En
pacientes con imposibilidad de tratar
por vía oral se aplica un tratamiento con
Metronidazol por vía intravenosa.
Se pretende que la Fidaxomicina
sustituya a la Vancomicina en los
estados más graves (2, 3 y 4) y esta se
use en el estado 1, pacientes con
infecciones leves, ya que resulta ser más
económica y su efectividad es más que
suficiente en pacientes poco graves.
Así pues, si la Fidaxomicina es
más efectiva que la Vancomicina,
además de ser capaz de rentabilizar el
gasto que supone el tratamiento, todo el
protocolo de tratamiento de la ICD se
cambiaría a favor del nuevo macrólido.
En este trabajo de revisión
bibliográfica procuraremos exponer una
conclusión que responda a las preguntas
planteadas anteriormente: ¿Hasta qué
punto es efectivo este nuevo
antibiótico? ¿Representa un avance tan
significativo en la terapia de ICD como
para justificar un aumento tan drástico
en el precio del tratamiento?
Objetivos: Como hemos
adelantado en la introducción de nuestra
revisión bibliográfica, el gran obstáculo
de la inclusión de la Fidaxomicina en la
terapia contra C. difficile no es otro que
su elevado coste con respecto a las
terapias ya existentes.
Por ello, la primera cuestión que
se plantea es el porqué de dicha
inclusión en la terapia si presenta un
coste tan elevado. La respuesta la
encontramos en la epidemiología de la
ICD.
En los últimos años se ha
sufrido un cambio en ella como
resultado de la diseminación de una
cepa hipervirulenta, la NAP1/BI/027. Se
trata de una cepa muy resistente a las
fluoroquinolonas y con mayor
capacidad de esporular y producir más
cantidad de toxinas A y B. Está
asociada a casos clínicos de mayor
gravedad, afectando a pacientes
ancianos y siendo, en algunos casos,
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refractarios al tratamiento antibiótico de
primera línea 1, 4, 5.
Es aquí donde entra en juego la
Fidaxomicina que, aparte de inhibir el
proceso de esporulación del C. difficile,
es capaz de inhibir la producción de
toxinas, en contraposición a lo que
ocurre con los fármacos anteriormente
utilizados en la terapia frente a la ICD,
como Metronizadol y Vancomicina 1.
Junto a la información antes
expuesta, cabe señalar la elevada
especificidad de la Fidaxomicina frente
al C. difficile, presentando un CMI90%
es de 0,25 mg/l 1.
Por ello planteamos si es
realmente necesaria la inclusión de
dicho fármaco y pautamos unos
objetivos a través de las siguientes
preguntas:
-¿Es la Fidaxomicina un
fármaco eficaz contra la ICD con
respecto a la terapia farmacológica
anteriormente usada?
-¿Es la Fidaxomicina un
antibiótico clínicamente seguro en el
tratamiento de la ICD?
-¿Está justificado el uso de la
Fidaxomicina en la lucha contra la ICD,
suponiendo, con los datos clínicos
obtenidos, un avance para dicho
tratamiento?
Metodología: En este
apartado analizaremos con detalle los
métodos usados por los diferentes
estudios clínicos a través de los cuales
procuraremos responder los objetivos
propuestos anteriormente.
Conocida la existencia de este
nuevo antibiótico, hicimos un estudio
básico de su mecanismo, actividad y
características. Una vez fijado el
objetivo de estudio, realizamos una
búsqueda de artículos basados en la
valoración de la Fidaxomicina en el
tratamiento de la ICD.
Para la búsqueda de dicha
información contamos con la
colaboración del Servicio de Farmacia
del Hospital Ruber Internacional, así
como del laboratorio promotor Astellas
Pharma®.
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La mayor parte de la
información analizada se obtuvo
mediante el desarrollo de dos ensayos
clínicos (Louie 2011; Cornelly 2012) de
similar diseño y características: fase 3,
multinacionales (incluyendo América
del Norte y Europa), multicéntricos,
doblemente ciegos, aleatorizados cuyo
control fue el tratamiento con
Vancomicina. En ambos se utilizó una
posología oral de 200 mg/12 h de
Fidaxomicina frente a 125 mg/6 h de
Vancomicina 1.
Como criterios de inclusión de
pacientes se estableció la detección
positiva de toxinas A y/o B de C.
difficile y la existencia de más de tres
deposiciones con heces no formadas 24
horas antes del inicio del tratamiento.
En base a todo ello se analizó la
eficacia del tratamiento según la tasa de
curación, tasa de recurrencia, y tasa de
curación global. Estos parámetros
también se estudiaron en función de
factores de riesgo, como edad, cáncer,
enfermedad renal y concomitancia con
otros antibióticos.
El resto de artículos analizados,
sin relación con estos dos ensayos, se
centraron en otras facetas del
tratamiento, como la epidemiológica o
económica.
Resultados y discusión:
Mediante el seguimiento de diversos
estudios basados en la comparación de
los tratamientos para la ICD (infección
por Clostridium difficile), así como en
la influencia de diferentes factores
asociados a la respuesta frente a dichos
tratamientos, se han observado
resultados que hacen esclarecer
importantes desarrollos en la resolución
de la ICD.
En los últimos años se han
llevado a cabo diferentes estudios que
incorporan la Fidaxomicina como un
tratamiento innovador para la resolución
de la ICD. Todos ellos han sido basados
en el incremento considerable de la
incidencia de esta enfermedad, así como
en las frecuentes recurrencias, el
aumento de la transmisión y en el
desenlace de muerte de algunos de los
casos.
Es conocido que dicho aumento
de la enfermedad puede ser debido en
parte a una nueva cepa más virulenta de
Clostridium difficile (NAP1/B1/027) 4, 5,
6, además de por la destrucción de la
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flora intestinal que causan los
antibióticos usados para tratar la
enfermedad, como son el Metronidazol
y la Vancomicina, u otras patologías.
Asimismo ha de tenerse en
cuenta que, en el manejo de la ICD
existe una diferencia sustancial entre los
individuos que presentan otras
infecciones concomitantes y que por
tanto deben ser tratados con otros
antibióticos, y aquellos que no llevan
consigo este problema. Además de
considerar factores de riesgo como son
la edad avanzada, el cáncer, la
insuficiencia renal, u otros, los cuales
proyectan la gravedad de la ICD.
En primer lugar, la
recomendación inicial para los pacientes
de ICD es detener el tratamiento con
CAs (Antibióticos concomitantes), ya
que estos disminuyen la flora intestinal
facilitando una mayor colonización por
Clostridium difficile lo que causará, a su
vez, el agravamiento de los síntomas de
la enfermedad. Sin embargo, por lo
general, es necesario continuar con
dichos tratamientos mientras se trata al
mismo tiempo la ICD 2.
Los resultados de diversos
estudios demuestran que la resolución
de los síntomas en enfermos de ICD es
similar si estos son tratados al mismo
tiempo con CAs. Sin embargo, se ha
comprobado que la diferencia radica en
el porcentaje de recurrencia de la
enfermedad, y que por lo tanto el
tratamiento con CAs no influye tanto en
la tasa de curación inicial, como en la
de curación global, puesto que las
recurrencias en pacientes tratados con
CAs son sustancialmente superiores con
respecto a aquellos que no incluyen el
tratamiento con otros antibióticos 2.
El siguiente paso en el estudio
del tratamiento para ICD ha sido
averiguar cual da mejores resultados de
recurrencia. Para ello se llevó a
comparación el uso de Vancomicina
frente a la novedad de tratamiento con
Fidaxomicina.
Teniendo como resultados de
cura inicial datos similares, en cuanto a
la recurrencia sí que se dedujo una
diferencia a favor del tratamiento con
Fidaxomicina, pues quedó comprobado
que esta disminuía la tasa de
recurrencia, ya sea en los casos de
tratamiento con o sin CAs, frente a la
Vancomicina. Por lo tanto, aunque la
influencia en la tasa inicial de curación
no fue diferencial, el hecho de que se
produjera una mejora en la recurrencia
con el tratamiento de Fidaxomicina,
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concluyó en una mejora en la tasa de
curación global 2.
Se realizaron otros estudios en
los cuales además de evaluar los
resultado en el tratamiento de ICD con
Vancomicina en contraposición al de
Fidaxomicina, se tuvo en cuenta la
influencia de factores que podrían
influir en dichos tratamientos.
Si revisamos los estudios
realizados para averiguar la influencia
de la edad avanzada sobre el tratamiento
para ICD [402472], efectivamente se llegó
a la conclusión de considerar esta
condición como un factor de riesgo.
Esto es debido a que una mayor
edad conlleva, generalmente, un mayor
riesgo de adquisición de ICD, desarrollo
de enfermedades más graves que
podrían influir en un impedimento para
la cura del ICD ya que en numerosos
casos deben usarse también CAs, una
mayor hospitalización y por lo tanto
mayor riesgo de contagio, así como
unos peores resultados analíticos como
son la disminución del IMC y de la
albúmina sérica, y la elevación de
creatinina y WBC.
Todo ello contribuye a una
mayor dificultad para la curación, así
como una mayor predisposición a la
recurrencia. Sin embargo, no se llego
claramente a esclarecer una edad límite
como para ser considerada un factor de
riesgo, ya que algunos estudios la citan
por encima de los 40 años de edad 6,
mientras que otros la consideran
superior a los 657.
Otro factor de riesgo
considerado para el desarrollo del
tratamiento de la ICD ha sido el cáncer
8, 9. Se debe a que el cáncer produce, a
su vez, una disminución de la albúmina
sérica y de los leucocitos, lo cual hace
más propensos a estos pacientes a
contraer el ICD, así como a impedir una
mejora en el tratamiento de la
enfermedad.
Además ha de tenerse en
cuenta, que en los pacientes que
padecen cáncer existe una mayor tasa de
hospitalización así como de tratamiento
con CAs, lo cual predispone a estas
personas, en mayor amplitud, a la
adquisición de ICD frente a personas
sin cáncer.
Dentro de enfermos de cáncer
que adquirían el ICD se estudió la
resolución de ésta con Vancomicina y
Fidaxomicina. De modo que, mientras
el tratamiento con Vancomicina se veía
claramente influenciado negativamente
por el cáncer, en los enfermos tratados
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con Fidaxomicina hubo resultados
similares ya padecieran cáncer o no,
siendo en cualquier caso superiores a
los vistos con Vancomicina. Y esto
puede ser extrapolado tanto a los
resultados de curación inicial, como
recurrencia y curación global 8.
Por último se consideró el
padecimiento de insuficiencia renal o
CDK (enfermedad crónica del riñón),
como otro factor de riesgo añadido.
Además no sólo se ha tenido en cuenta
la enfermedad en sí, sino los diferentes
estadíos de la misma. De este modo,
aunque cualquier estadío de CDK
influyó negativamente en los resultados
de tratamiento, el nivel mas avanzado
de CDK, fue considerado una peor
influencia para el tratamiento del ICD
10.
En cuanto a la comparación del
tratamiento de Vancomicina en
contraposición a la Fidaxomicina en
pacientes que además padecían CDK,
no hubo diferencias considerables en
cuanto a la cura inicial, sin embargo si
se comprobó una menor tasa de
recurrencia y mayor curación global,
cuando se trataba a estos enfermos con
Fidaxomicina.
En adicción al estudio de la
progresión del tratamiento de ICD con
Vancomicina frente a Fidaxomicina, y
teniendo en cuenta además los factores
de riesgo anteriormente mencionados,
las reacciones adversas también han
sido menores en pacientes tratados con
Fidaxomicina.
Muchos de estos resultados son
debidos a que la Fidaxomicina una vez
en el interior del organismo humano es
metabolizada dando lugar a un
metabolito (OP-1118) 7 también activo,
que permite inhibir tanto la
esporulación como las toxinas A y B de
Clostridium difficile.
Lo que contribuye a una mayor
acción frente a dicho patógeno, en
comparación con la Vancomicina y el
Metronidazol, que, a su vez, implica
una disminución en la transmisión de la
enfermedad.
Así mismo, la Fidaxomicina
presenta un mecanismo de acción
basado en interferir en la síntesis de
RNA mediante la inhibición de la RNA
polimerasa, lo cual frena, a su vez, la
síntesis proteica y, por lo tanto, la
formación del DNA.
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Sin embargo, la novedad de
dicho mecanismo de acción es que
presenta un mayor potencial frente a la
RNA polimerasa de los clostridios. Por
lo que, el hecho de ser un antibiótico de
reducido espectro, da lugar a un menor
impacto en la flora intestinal, frente a
los antibióticos anteriormente
mencionados que son considerados de
amplio espectro, por lo que impactan
seriamente sobre la microbiota
intestinal.
Esto permite minimizar los
resultados de colonización, reinfección
y proliferación de Clostridium difficile
7.
Otro punto importante a tener en
cuenta en la comparación del
tratamiento de Vancomicina frente al de
Fidaxomicina para la resolución de la
ICD, es el coste de ambos principios.
Según el informe del CGCOF
(Consejo General de Colegios Oficiales
de Farmacéuticos) el coste del
tratamiento con Fidaxomicina supone
un aumento que va desde los 53.80 €
que costaría con Vancomicina, a los
1618 € que supone el uso de
Fidaxomicina 1. Este hecho impulsó
estudios para analizar si realmente el
beneficio de dicho fármaco justificaba
semejante gasto.
Dichos estudios 4, 5 concluyeron
que debido a que el tratamiento con
Fidaxomicina disminuye el tiempo de
resolución de los síntomas, reduce las
recurrencias y además minimiza el
tiempo de hospitalización, también
desciende el tiempo de tratamiento y en
consecuencia el gasto en el mismo.
Todos estos estudios concluyen
en que el uso de Fidaxomicina supone
un importante avance en el tratamiento
de la ICD, principalmente en los casos
de ICD severa, primera y múltiples
recurrencias, deponiendo la
Vancomicina al uso exclusivo para ICD
leve.
la Fidaxomicina disminuye la
recurrencia y por tanto aumenta la tasa
de curación global, tanto en los casos en
los que el paciente no lleve consigo
factores de riesgo asociados como en
los que el mismo posea ciertas
patologías que agraven el ICD como las
anteriormente citadas.
Toda esta discusión llego
prácticamente a su fin cuando en 2011
la FDA (Food and Drug
Administration) aprobó el uso de
Fidaxomicina para el tratamiento de la
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ICD, seguida meses después por la
aprobación de la misma por la EMA
(European Medicines Agency) 7.
Este suceso fue el que impulsó
el desarrollo de un medicamento
industrial con Fidaxomicina como
principio activo; el Dificlir®,
promovido por Astellas Pharma para la
mejora de la resolución del tratamiento
por Infección por Clostridium difficile.
A pesar de los resultados
favorables de múltiples estudios, tanto
es los Estados Unidos, como Canadá y
Europa, actualmente el uso de
Fidaxomicina no está extendido como
debiera para favorecer la mejora del
tratamiento de la ICD. Sin embargo, es
cierto que en los últimos años ha habido
una reciente aprobación y difusión del
tratamiento para los enfermos graves de
ICD.
Conclusión: revisada la bibliografía
nos indica que para el tratamiento de la
ICD que la Fidaxomicina presenta una
ventaja clara con respecto a las
estrategias de tratamiento previas a ella,
no tanto en la tasa de curación inicial,
pero si con respecto a la curación
global.
No obstante el coste de
tratamiento es sustancialmente superior
en el caso de este nuevo antibiótico, de
modo que quedaría pendiente dilucidar
si las ventajas del tratamiento justifican
este aumento del gasto. En el informe
presentado por el Consejo General de
Colegios Oficiales de Farmacéuticos
(Tabla 1) con respecto al Dificlir®,
expone que el uso de este nuevo
macrólido supone un aumento del gasto
en el tratamiento de algo más de 1550 €
1 ¿Es por tanto la Fidaxomicina una
alternativa real y factible a la hora de
combatir la infección de C. difficile?
Para intentar responder esta
pregunta hay que tener en cuenta varios
factores. En primer lugar, en los últimos
años ha aumentado la incidencia de ICD
en un 400% 7, así como la gravedad de
sus episodios. Este cambio, se cree que
es debido a la aparición de una cepa de
mayor virulencia (NAP1/B1/027) 4, 5.
Esta cepa es capaz de producir
mayor cantidad de toxina y por
consiguiente mayor daño en el
organismo. La Fidaxomicina ha
resultado ser un agente eficaz en el
tratamiento de esta cepa, mientras que
la Vancomicina y el Metronidazol
tienen menor capacidad para combatir
la infección por NAP1/B1/027.
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En segundo lugar el tratamiento
de ICD (infección por C. difficile) con
Vancomicina facilita la colonización
por VRE (Enterococos resistentes a
Vancomicina) y Candida 3, 7. Esta
colonización es el resultado del uso
continuado de la Vancomicina, en este
caso por una infección de difícil
resolución y con alta probabilidad de
recurrencias, como es la ICD, debido a
una disrupción severa de la flora
intestinal. Esta colonización anómala y
la propagación de VRE suponen un
problema grave añadido desde el punto
de vista de la salud pública y
principalmente de los tratamientos a
nivel hospitalario.
La Fidaxomicina tiene un
mecanismo de acción diferente, la
inhibición de la RNA polimerasa con
especial afinidad por la enzima de los
clostridios, Gram + y VRE, lo cual le
confiere un espectro de acción
considerablemente estrecho 7. Al
presentar un espectro de acción tan
limitado, la disrupción de la flora
intestinal es considerablemente menor,
de modo que es menos probable esperar
una colonización por VRE o Candida, y
por tanto mayor seguridad en su
tratamiento.
Desde el punto de vista de los
resultados propiamente dichos, la
Fidaxomicina tiene una ventaja clara
respecto de las otras estrategias de
tratamiento, no tanto en la tasa de cura
inicial, si no en la tasa de cura global 11,
ya que presenta mayor eficacia frente a
las recurrencias debido a que es capaz,
tanto de evitar la esporulación, así como
de mantener la resistencia a la
colonización por afectar mínimamente a
la flora 2, 7, 12.
Así pues el Dificlir® resulta ser
mejor también desde el punto de vista
clínico, aparte de ser más seguro como
ya hemos comentado en los párrafos
previos. Además cabe resaltar que
estamos tratando principalmente con
pacientes de edad avanzada,
normalmente con enfermedades
concomitantes o con tratamientos
antibióticos que facilitan, por medio de
la destrucción de la colonia de
microorganismos del intestino, el
desarrollo de la ICD.
Como se ha contemplado en los
apartados anteriores, este nuevo
macrólido se ve menos afectado, en
cuanto a eficacia, que la Vancomicina,
ya sea por la edad 6, en el tratamiento
concomitante de antibióticos de alto
riesgo de desarrollo de ICD 11, en
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pacientes con cáncer cuyo tratamiento
facilita la aparición de esta infección 8,
y en pacientes que sufren una afección
crónica de riñón 10.
De este modo está claro que este
nuevo antibiótico presenta
considerables ventajas en el tratamiento
de la ICD, pudiendo relegar a la
Vancomicina oral y al Metronidazol
oral e intravenoso a un segundo plano, y
abriendo un frente muy prometedor en
el combate de Clostridium difficile, que
supone un reto cada vez mayor en el
terreno de la clínica. A pesar de esto
queda por resolver un punto, ¿es
rentable económicamente?
Como hemos expuesto a lo largo
del trabajo, según el Consejo General de
Colegios Oficiales de Farmacéuticos, el
ciclo de 10 días de tratamiento, supone
un aumento del gasto en el caso de la
Fidaxomicina de algo más de 1550 € en
comparación con la Vancomicina. Por
tanto, si suponemos un tratamiento
estándar en los dos casos, desde un
punto de vista económico la
Vancomicina es claramente más
rentable a la hora de tratar una infección
tan extendida como la de C. difficile.
No obstante cabe observar que
el tratamiento con Vancomicina
aumenta el tiempo de resolución de
síntomas en 20 horas 5 con respecto a la
Fidaxomicina, además de aumentar los
días de hospitalización
considerablemente 4, 5 , debido también
a la mayor aparición de recurrencias.
Según el estudio de la
universidad de Ohio en colaboración
con varios centros médicos 4, el gasto
sanitario por paciente es de 3.006$ a
15.397$, lo que supone al año un a
gasto público de 4.800 millones de
dólares. Por otro lado en el estudio
presentado por la universidad de
Colonia y publicado por Oxford
University Press 5, expone que el gasto
por el tratamiento de ICD es de 2900£ a
4107£ por paciente, debido
principalmente a su alta tasa de
recurrencia. Es decir que si la
Fidaxomicina es capaz de reducir las
recurrencias disminuirá el gasto
asociado a ICD. Además la capacidad
de reducir recurrencias presentaría
ventajas considerables desde el punto de
vista epidemiológico a la hora de
combatir esta infección 13.
A pesar de que el tratamiento
con Fidaxomicina en sí es
considerablemente más caro, los gastos
derivados del mayor tiempo de
hospitalización, así como del mayor
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número de recurrencias en pacientes
tratados con Vancomicina, a largo
plazo, supone mayor gasto económico.
La diferencia económica entre las
antiguas y las nuevas estrategias de
tratamiento no son tan claras como
parecía en un principio.
La Fidaxomicina representa,
desde nuestro punto de vista, una
estrategia mejor y más segura para el
tratamiento de Clostridium difficile y
sus recurrencias.
Agradecimientos: Al Servicio de
Farmacia del Hospital Ruber
Internacional por la ayuda en la
realización del trabajo, al laboratorio
Astellas Pharma® por su soporte en la
recopilación de información y a la Dra.
Dña. Mercedes Méndez Marco, jefa del
Servicio de Farmacia del Hospital
Ruber Internacional por tutorizarnos en
el desarrollo del mismo.
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