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  • REVISION DE LA HISTORIA DE CHILE ( 1 )

    S E R G I O VILLALOBOS R. INSTITUTO DE H I S T O R I A P O N T I F I C I A U N I V E R S I D A D CATOLICA D E CHILE CASILLA 11 4 - D S A N T I A G O - CHILE

    E l &re interroga de rwevo al bvscando respuesta a s u s inquietudes. Escribir uw nueva historia inplica superar los conocimientos rmnidos de s i q r e para bvscar una nueva visin.

    lb tiene sentido repetir ym vez ns los &tos y hxer u ~ i largo crnica de sucesos, sino que debe intentarse nuevos bngulos y &todos para alcanzar, finalmente, la interpretacin. Es necesario encontrar el sentido intim del posodo-pro descubrir su proyeccin.

    Esta posicin es necesaria en un pas cano el nuestro -y quizs en cualquier pas del mi& donde la historia tiende o ser un saber anquilosado y ptreo, un conocimiento dado que d i e pone en dudo y con e l cual todos se confomn.

    Existe ut-a idea mSs o m s generalizada acerca de la inutili- dad de la historia y es wcho la gente que la aborrece por el largo rmrtirio que signific su cprendizaje. Otros sienten u m profunda &iracin por ella y creen que el historiador posee todos los arcanos de la sabidura.

    &S posiciones estn equiv&adas porque conocer el posa& es wcho ns y wcho rms.

    b cuanto a la inutilidad, soy el primro en o f i m r l a y cuando alguien, en e l tmto social, as lo afim-u, m h i e r o a esa opinin y ogrego fwdcm-ritos, logrando de ta l rrodo rebojar las

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    cocos a un plano de g m carprensin hurano. Si todava aodo que es uw disciplina aburrida y solfmie, r ak& de uio falsa dignidcd, la cmprensin es carpleta.

    Cando digo que la historia es in t i l lo digo en WI sentido prctico, porque de su arocimiento no deriva ninguna aplicacin i d i a t a . No por conocer el pos& se va a incremntar algn rubro de prodvccin, se va a cosponer la convivencia social o se van a producir efectos espectanilares.

    No existe la utilicbd que se espera de otras ciencias, m la e c d a , de la cual pPxlran obtenerse, h i p o t t i m t e , rrudws ventajas. C que es parte de la utopa, pero as se piensa-

    ib obctante, existe el cultivo de la historia y hay .micha gwite que se dedico m &nco a investigorla y enseorla. S r a inexpliaible que su estudio se hiciese por sirrple ccrrplacencia, Wra ocwular cmimientos curiosos o pintorescos s i n proyeccin nirigwia. Geo que la historia tiene utilidad, en definitiva, pero s u influen- cia es difcil de palpar y de definir, porque pertenece a l &bit0 de lo mental. Ella es vrw exper;iencia que enriquece nuestro pencaniento. Es, CUKI sierrpre se recuerda, miestm de la vida. Por sobre todo, es f o d m de criterio y nos permite afrontar las disyuntivas del presente. Pam que ello ocurra, s i n erhrgo, es nececorio penetrar en la problemStico ntirm y dejar de lado la superficie, e l foml i s -

    y la repeticin inerte-

    Gnprendo, t d i n , el aburrimiento que la historia causa en la gente, especialmente la historia de Chile, cuya enseanza, chata y s i n relieve, ha desespemdo a genemcin tras -racin. En gran porte, ello se'debe a que e l + ha sido enfocado a tmvs de sinples relatos cm infortrncin que hay que m r i z a r , en lugar de plantear problerros que inviten al onlisis, la ccrrprensin y la interpretacin.

    T m que este defecto deriva de la ndole de nuestra historio- grafa. i-b sido b ~ r o p m criticarla; pero a la vez m confieso ocjnirodor de las grandes obras relativas a nuestro historia.

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    Pctniro a l a generacin clsica de historiadores que con sus obras llenaron l a segunda mitad del siglo pasado. Encuentro meritorio a Burros Arana con s u s diecisis tms de l o Historia Gmeml de Chile, a Vicwio bckenrn y s u infinidad de obras rebosantes de e n t u s i a m y a los estudios sesudos y sistgnLiticos de Miguel L u i s h d t e g u i . 61 poca algo p t e r i o r , e s actnimble, c m esfuerzo de erudicin, la labor de Jos Toribio M i n a m s u s cuatrocientos ocho t tulos, que no slo aborca a l pas sino a l continente entero en tms muy variodos. T d i n son dignas de estirmcin las obras de Gescente Errmriz y de Gonzalo b lnes , de cuyo aporte sms todos tributarios, c m ocimim las de otros autores que sera lorgo enunerar.

    Todas estas obras deben ser entendidas en e l rmrco de s u poca, de acuerdo m la filosofa y e l rr&todo que las inspiraba. tk serio justo exigirles las condiciones y categoras actuales.

    Mis discutible es quizs e l estudio de l a historia en nuestro siglo, por las tendencias interpretativas que han aflorcdo, hacin- dola derivar a l corpo de l a s exageraciones y de las visiones tenden- ciosas.

    i-bciendo esta confesin de f e y e n t u s i a m por la historiogra- f a tradicional, no puedo dejar de reconocer, sin &rgo, que e l la ha creado una imgen del pasado que no puede satisfacernos.

    b y dio, enriquecido nuestro pensaniento con nuevas discipli- nas, nuevos puntos de vista, f o m de pensar, sentimientos, e x p r imcias que nos angustian, t m s que exigirle a l a historia micho m5s.

    SQu ho sido l a historio trodicioml? i% p r h r lugar, uia historia f u n c b n m t a h t e poltica. El hacer consciente del ser humno desde arribo pareciera ser la trcrro que nueve todo e l proceso histrico. Se ha hecho uno divisin de la historia que es poltica: Conquista, Independencia, h r q u a , Repblica GKicervadora, epblica Liberal, y todava s e ha llegado a definirla en trminos constitucio- nales, c m Epoca del Par la~ientar im o, luego, de l a Epoca Demxr-

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    t ica o del Reforrnisro ~ r t i c o .

    Se tu dividido la historia por gobiernos. U7 gcbierm t ras otro. b b s d n t a s fueron las generaciones rrortirizadcls por 1 s profesores estldiando "la &m educacional del gdo iem de &rlnes", "la labor econCmica del gobierno de thntt", y no slo eso sino que se haca l a historia de cado eleccin y de ooda ministerio, suficim- te c m pom terminor con la rrejor voluntad h x i a e l estudio del posodo.

    Esta historia poltica S p r qu s e l a ho practicado? tii p r h r lugar, porque los hechos' polticos scn los m5s notorios, aquellos que percibiros con facilidad, tienen acontecimieiitos, hay elecciones, hay dictacin de leyes, aparece el tkrrnim de un perodo gubernativo, l a desigancin de un ministro, en f in , todos cmmtociones q.je se perciben f c i h t e o tmvs de l a docmntacin. Pero, eso no bosta para que sea mtivo de inters, y monos p r o que cea la historia poltica lo que estructure todo e l conocimiento del pocodo. Por el m m hecho de ser una historia poltica, ha sido wi3 historia de los gobiernos.

    Pareciera haber una ccnfianza absoluta en la accin de los gobermntes y de los estadistas, c m harbres que abren cauce a la historio. Pero uno s e pregunta si reolmnte son los gobiernos los que hacen l a historia o si la historia tmnscurre a pesar de los gobi ernoc .

    Creo que es esto ltirm, a f o r t u h n t e .

    Si p e r s m s en la historia poltica cabe atribuir irrporton- cio a los gobierrms; pero si hacerros wn historia nds crrplia, que incluya todos los aspectos del acontecer, la periodificacin guberno- t iva se hace insuficiente.

    T m s m ej -10 la historia social. ' ik gobierno cre lo clase d i o ? o Squ gobierno cre la conciencia de clase en el proletariado? Por supuesto que nirgum, porque esos son f e n b s de uno dirnica propia de la sociedad que ro l a mneja d i e en forra

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    concciente. Si ux> piensa en la historia econnico, i l a c r i s i s &l s a l i t r e o los p rob lms del d i o y de l a poltica m t a r i a a canienzos de este siglo, eran la expresin de vos tarea gubemtiva o s e deban, s e n c i l l c m t e , a grandes procesos econnicos que viva e l mi&, que viva e l pas y que tenan que transcurrir indefecti- b l m t e ?

    Gtos ejerrplos dejan ver que encerrarse en perodos gubernati- vos y cnm en pocas m5s crrplias definidas p o l t i c m t e , es m &todo impropiodo para captar las grandes tendencias histricas e irrpide, por ltim, entender la historia-

    U7 tm que s e presta bostante bien para dilucidar e l p & l m de la historia poltica y gubernativo es e l relativo a la incorpora- cin de l a Araucana.

    Se cree que fue la accin organizada en el gobierno de EYbnueI h t t y en el de Jos Jwqun Prez la que produjo l a incorporacin final del ter r i tor io amucono, sin atender a los grandes procesos que vivan e l pas y e l mindo, requiriendo de l a ocupacin de todas las t ier ras f r t i l e s que pudiesen entrar en explotacin.

    Taipoco se ha dado i rpr tancia a lo penetracin espontnea que vena r&lizgxlose desde l a poca colonial, ni 'a las diversas f o m s del 'contado pacfico-cmrcio, m t i z a j e , actividcd misione- ra y transculturacin- que haban creado una convivencia fronteriza, micho d s inportante que e l avance de l as a m s .

    Qiero poner otro ejerrplo, y disc1pn-w que recurra a e j m plos, porque los considero esenciales p r a entenderse. Cando se habla en abstracto todos estms de acuerdo, pero cuando hoy que . . poner los puntos sobre las es aporecen las contradicciones y vi- a resultar que h a b m s entendido las cocas e una mrinera distinta.

    Pongaros un caso parecido a l de l a Araucona, e l de l a coloni- zacin de la Regin de los Lagos. T d i n pareciera ser que los gobiernos del siglo poscdo tuvieron preocupacin por incorporar esta parte del terri torio y arbitmron los d i o s para que e l lo

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    ocurriem. Ce recuerda que V