por Cynthia Rylantilustrado por Suçie Stevensonpppppppppppppppppppppppppppppoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr CCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCCyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyynnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnttttttttttttttttttttttttttttttttttttthhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa RRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyllllllllllllllllllllllllllllllllaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaannnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnttttttttttttttttttttttttttttttttiiiiiiilllllll tttttttttttttttt dddddddddddddddddddddddddddddddddddddd SSSSSSSSSSSSSSSS iiiiiiiiiiiiii SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSStttttttttttttttttttttt

ContenidoEl lago Gran Oso 91

Una caminata muy olorosa 96

Sueños verdes 101

El lago Gran OsoEn agosto, Henry y su enorme perro,

Mudge, van siempre a acampar. Van con

los padres de Henry.

La mamá de Henry

fue niña exploradora,

así que sabía todo

sobre acampar.

Ella sabía cómo armar una tienda.

También sabía cómo hacer una hoguera y

cocinar comida de campamento.

El papá de Henry

no sabía nada sobre

acampar. Sólo llevaba

su guitarra y una

sonrisa.

A Henry y a Mudge les encantaba acampar. Este

año iban a ir al lago Gran Oso, y Henry tenía muchas

ganas de llegar.

—Veremos mapaches —dijo Henry.

Y Mudge jaló la mano de Henry.

—Veremos ciervos, Mudge —dijo Henry.

Y Mudge meneó la cola.Mudge dio un bostezo

grande, lento y ruidoso,

y le babeó el pie a Henry.

Henry se rió

nerviosamente.

—Ningún oso nos

va a atrapar, Mudge

—dijo Henry—. ¡Somos

demasiado escurridizos!

—Tal vez hasta

veamos un oso —dijo

Henry. Henry no estaba

muy seguro de querer

ver un oso. Tiritó y

abrazó a Mudge.

Una caminata muy olorosaHenry y Mudge y los padres de Henry llegaron al

lago Gran Oso. Estacionaron el carro y se prepararon

para salir de excursión.

Todos llevaban una mochila, incluso Mudge. (En

la de él había muchas galletas saladas.) La mamá de

Henry dijo: “¡Vamos!” Y partieron.

Caminaron y caminaron, y escalaron y escalaron.

Era hermoso.

Henry vio un pez saltando en un arroyo. Vio una

cierva con su cervatillo. Vio cascadas y un arco iris.

Mudge no vio casi nada. Él olfateaba todo. A

Mudge le encantaba ir de excursión y olfatear. Olfateó

un mapache de ayer. Olfateó un ciervo de la noche

anterior.

Olfateó una galleta de avena en el bolsillo de atrás

de Henry.

—¡Mudge! —rió Henry y le dio la galleta.

Finalmente, la mamá de Henry eligió un buen

lugar para acampar.

Los padres de Henry armaron la tienda. Henry

desempacó la comida, las vasijas y los faroles.

Mudge desempacó un sándwich de jamón. Por fin, el

campamento estaba casi listo. Sólo faltaba una cosa:

—¿Quién se sabe la letra de “Cielito lindo”? —dijo el

papá de Henry, mientras sonreía y sacaba su guitarra.

Henry miró a Mudge y refunfuñó.

Sueños verdesEra una noche hermosa.

Henry y sus padres se acostaron junto a la hoguera

y miraban el cielo. Henry no sabía que había tantas

estrellas en el cielo.

—Ahí está la Osa Mayor —dijo la mamá de Henry.

—Ahí está la Osa Menor —dijo Henry.

—Ahí está E. T. —dijo el papá de Henry.

Mudge no miraba las estrellas. Estaba royendo un

tronco. No había troncos tan buenos cerca de la casa.

A Mudge le encantaba acampar.

El papá de Henry cantó otra canción romántica,

y después todos entraron a la tienda para dormir.

El papá y la mamá de Henry se metieron en la cama.

Lo mismo hicieron Henry y Mudge.

Todo estaba calmado y silencioso. Todos dormían

tranquilos. No había osos ni nada peligroso. Sólo

el aroma puro de los árboles … y maravillosos

sueños verdes.

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