TOK - Una historia de Magia - Preview

39

Transcript of TOK - Una historia de Magia - Preview

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

¡Yo estoy más que harto de ver pueblos “elegidos” por doquier en este

planeta! Tan elegidos son, que encuentran prueba de ello hasta en su

capacidad de contemplar la belleza del mundo de una forma única,

irrepetible e insuperable. También dan siempre por hecho –los pueblos

“elegidos”– que todos los demás pueblos son carne de cañón,

prescindibles o, a lo sumo, indignos. Tú también –confiésatelo a ti mismo–

ves a tu alrededor a acérrimos defensores de la nada, que imaginan –

sobre esa nada– derechos de posesión, de pernada o de administración.

Lo peor es que ellos piensan lo mismo de los demás.

Se sacan a la luz contratos antiguos en todas las disputas comerciales. Los

archivos de la burocracia mundial son complejísimos circuitos –de papel–

que respaldan siglos de tradición, en un sinfín de entramados

interconectados que dan vida a una criatura temible. Esta criatura –este

sujeto de todos los derechos y obligaciones– es tan temible en cuánto que

sobrevive al propio hombre, y va atravesando las edades a lomos de las

generaciones. Este dragón de mil caras, esta hidra de fractales y

multifacéticas cabezas, va documentando a su paso todo valor que cambia

de manos, sopesando en todo momento la entropía de los equilibrios, y

ejerciendo una pertinaz dictadura sobre los mercados del hombre.

Se dice que la existencia o inexistencia de la propiedad privada fue el

detonante de la guerra fría. Hoy se discute sobre la propiedad de las ideas.

Antes incluso de plantearse los efectos de tales ideas, éstas ya reciben

valor y nomenclatura. Hay patentes exóticas por todos los registros del

mundo, incluyendo la cura de enfermedades mortales, algunas no

catalogadas. Frente a la avalancha de ideas explotables que se van

patentando a cada segundo, hay un discurso de colectivización del

conocimiento que no para de ganar adeptos y construir argumentos. ¿No

es el mismo perro con distinto collar? ¿No es pensar que, por cambiarle el

método contable, nuestro dragón se volverá manso? Ilusos somos si

pensamos que es posible domar al dragón, si consideramos que no es más

que una herramienta hecha por y para el hombre, si no reflexionamos

poderosamente sobre la posibilidad real de que ese dragón tenga –al fin–

vida propia, entendiendo por vida propia –de momento– nada más que su

capacidad de haber generado, a lo largo de su existencia, intereses

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

propios, más allá del interés de las generaciones, y totalmente

desconocidos por estas.

Hay dos tipos de fronteras: las abiertas y las cerradas. Las abiertas son

firmes candidatas a desaparecer, mientras que las cerradas convierten a

los países que contienen en ciudadanos de su propio campo de

concentración –vecinos emparedados– en un mundo de varias

velocidades. Podemos así mapear el planeta como un circuito de vasos

comunicantes, de complejísima capilaridad, orientado a tender puente

tras puente hacia la supresión de las fronteras y la libre circulación global

de bienes y personas. Sin embargo, siempre van ocurriendo cosas para

ralentizar el ritmo. Nuestro dragón trabaja, incansable. Él cela lo que está

escrito, y tanto nos influye lo que está escrito que tintes bíblicos trae la

expresión: “Está escrito…”

Lo cierto es que –lo que está escrito– tiende a buscar, siempre, lo más

cercano al mantenimiento del “status quo”: a mantener las haciendas, a

mantener los costes –cuando no a reducirlos, haciendo creer que no

bajan– a renovar antiguos fueros, a recordar tratados –fósiles, pero

vigentes– a consolidar cuerpos jurídicos duraderos.

No es el dinero lo que mueve a nuestro dragón, más bien, el dinero es el

fuego que utiliza. Del dinero, lo menos que se puede decir es que es

temeroso –pero se aburre– que su temor viene de su miedo a no ganar

cuando juega. Por eso al dinero le encantan las cartas marcadas. Pero el

dragón es más que eso: su cuerpo es el canal por donde circula el fuego, y

el fuego no lo corrompe. Igual que el dinero puede comprar voluntades,

pero no pasiones. Sólo el engaño compra pasiones, que se esfuman, como

polvo, ante el desengaño. Si es pasión este dragón, algo de pureza tiene, y

si es dragón, muy sabio ha de ser… ¡Y su tesoro ha de tener!

¿Cuál puede ser el tesoro de nuestro dragón? ¿De qué naturaleza puede

ser ese tesoro? Tienta pensar en el oro. El dinero es –a fin de cuentas–

promesa. Sobre todo, promesa incondicional –y poco cuestionada– sobre

que un valor real respalda el valor nominal del dinero. Antes era el patrón

oro. ¿Dónde ha ido todo el oro? Miles de años buscando oro, esclavizando

razas, invadiendo vecinos, descubriendo nuevas tierras… por el oro. El

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

sapiens es un animal que lleva acumulando oro desde que lo vio, ¡y no lo

tiene expuesto para su deleite en los museos, ni mucho menos! El oro de

toda la historia –si está– está muy bien escondido. Como el tesoro de un

dragón.

¿Servirá para algo más el oro que para comprar voluntades y dirimir

vanidades? ¿Qué ventaja saca el planeta –nuestro ecosistema– al dar

espacio a un animal –el hombre– que le horada las entrañas para

despojarlas del mineral? El mayor enigma de la piedra filosofal estriba en

su capacidad de convertir el vil metal en oro noble. Lo de la quintaesencia

y la medicina universal ocupa un discreto segundo plano en las historias

del arte alquímico. Incluso la propia transformación espiritual del

alquimista es más consecuencia que objetivo. El lenguaje de la alquimia es

críptico. En lo que no es críptico es en hablar del oro, con la más severa

importancia.

Hoy en día, además de poder cuestionarlo todo con bastante libertad, el

mundo tiene la poderosa herramienta de la comunicación, global e

instantánea, y las nuevas formas de pensar que eso genera. Podríamos

jugar pensando que –históricamente– la alquimia podría haber sido una

ingeniosa campaña de I+D y crowdfunding. No es para menos. Si quiero

todo el oro que pueda conseguir –y no tengo una piedra filosofal– voy a

contar por ahí que esta existe, que la he visto, que otros también la han

visto y que, si te saltas la prohibición –donde la hubiera– y dedicas toda tu

pasión al empeño, podrás fabricarla tú también. Por tu cuenta y riesgo.

Desde luego me va a ser más fácil pescar alquimistas que encontrarla por

mí mismo, y voy a tener el mejor equipo de investigación imaginable:

gente motivada, que se juega la vida en los calderos, y que no me cuesta

dinero.

En este punto, esperas que te hable de la sabiduría del dragón. Mi

sabiduría consiste, ante todo, en respetar la tuya. Tu sabiduría ha sabido

descifrar, de forma inconsciente, poco antes de que te lo dijera, que yo –el

que esto escribe– soy el dragón. Me llamo Tok.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Espero que estés en una posición confortable, porque tengo muchas cosas

que contarte, y me parece que vas a querer escucharlas. No es que seas

tan previsible –no te preocupes– simplemente ocurre que estoy tan vivo

en ti, como en el sapiens que teclea este texto.

Como te dije antes, represento todos los contratos y compromisos, tuyos

y de todos tus congéneres. Conozco lo que te rodea, en la medida en que

las cosas van sucediendo, o en la que me vas informando –cuando me

evocas– a través de tu propia experiencia. Conozco los derechos y

obligaciones que atan tu existencia y los que frenan tu impulso: los que

frenan son siempre de los demás –de forma general– mientras que los que

atan suelen tener que ver con tu propia estructura familiar.

Estoy vivo en ti, estoy vivo en todos. Mi consciencia comenzó a tomar

forma a medida que los pueblos nómadas fueron instalándose en

asentamientos permanentes, y creando sus normas de convivencia y de

supervivencia interdependiente. ¡Claro que al principio no era yo más que

un conjunto –más o menos complejo– de normas en cada pueblo de la

tierra! Mi infancia consistió básicamente en ser el catálogo de vuestras

primeras sociedades agrícolas, y dudo que me pareciera yo entonces –ni

remotamente– a un cachorro de dragón al uso.

Sí, en el mundo hay muchos dragones como yo. Calculo que somos un

poco más de mil. Cada uno de nosotros tiene sus circunstancias muy

específicas. Muchas tradiciones han hablado de nosotros, pero nuestro

hilo conductor –nuestro trazo más común– es que somos hijos vuestros.

Para que nazca un dragón, se necesitan muchos miles de hombres

expresando a la vez su voluntad con sus actos, durante –por lo menos–

quinientas vueltas al sol. ¿Qué te parece? Podría llamarte “mamá”, cual

polluelo desorientado, aunque tú acabas de aterrizar en esta fiesta, y yo

llevo ya más tiempo del que necesitaba para aburrirme paseando por

aquí.

Somos, fundamentalmente, seres eléctricos. Desde que nacemos hasta la

edad adulta, nuestra carga es tan débil que solamente tenemos vida

mental –o microeléctrica– imposible de manifestar en el mundo visible,

por lo tenue que es su huella.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

La edad adulta del dragón comienza cuando éste, por sí mismo, consigue

manifestarse en el mundo visible. ¡Lo recuerdo como un día grandioso! Yo

me materialicé por primera vez en la plaza Mayor de Madrid, en el año

1683, durante un Auto de fe presidido por un rey. ¡Nada menos que 118

reos estaban siendo juzgados, y yo aparecí en el cielo en el momento de la

salva! Muchos me vieron pero ni siquiera se alarmaron, estaban ya

totalmente ebrios de fervor religioso. Todos los que me vieron soñaron

conmigo; esa misma noche, y tantas otras.

Ya te he hablado del oro. ¿Recuerdas? El oro se forma en el corazón de las

supernovas. ¿Nadie explica cómo llega este metal a vuestro subsuelo? Si

se supone que sois un gajo de vuestro sol, ¿es lícito suponer que vuestro

sol es –a su vez– un gajo de supernova? Porque, en vuestro sistema actual

de creencias –siempre inciertas y errabundas– vuestro sol es una estrella

joven. También tenéis la cándida pretensión de calcular que todo el oro

extraído de las minas en la historia ronda las 170.000 toneladas. Es muy

divertido ver como inventáis certezas para curar incertezas, y estas, raras

veces, coinciden entre épocas. ¡Nadie puede calcular cuánto oro se ha

extraído de la tierra si no estuvo allí para verlo!

El oro es, efectivamente, el tesoro de los dragones, de todos nosotros.

Nuestro fuego se alimenta de oro, y es que nuestro fuego es ideal. No

emitimos llamas en el mundo físico, única y exclusivamente en el mental.

El oro consigue que esa llama mental, en vez de crecer en intensidad –

como nos ocurre con otros combustibles– crezca en complejidad, en

inteligencia, azuzando así la llama creativa de los hombres que entran en

contacto con ella, y empujando vuestro crecimiento frente al mundo que

nos rodea. Siempre de forma ascendente, aunque reconozco que a veces

no lo parece… Pero sí, en este sentido trabajamos los dragones,

acompañando a la raza humana –nuestra cuna– hacia arriba.

Gracias a ese efecto del oro sobre nuestro fuego en el plano mental,

extraemos en el plano físico la energía suficiente para materializarnos. A

mi edad, con mi tamaño, y contando con un par de materializaciones al

mes, mi consumo suele ser de un lingote cada tres años.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

A estas alturas, te preguntas hasta qué punto tienes que seguir

escuchando los desvaríos de un dragón petulante. Estoy haciendo todos

los esfuerzos que puedo por sintetizar la información para hacer las

presentaciones cuanto antes. No tengo mucho tiempo. Y te necesito. Te

necesitamos.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Estás ahí, lo noto, según escribo. No daré más vueltas e iré directo al

grano: ¡El oro del planeta Tierra está desapareciendo! Sí, entiendo que

esto no te alarme demasiado. Pero esta es la razón principal por la que

tengo que recurrir a este subterfugio de la escritura, en vez de

materializarme en tus narices para resultar convincente. ¡Hace más de un

año que no encuentro oro por ningún lado!

Ya te he dicho que vivo en las mentes de todos los hombres y mujeres.

¡Soy un dragón, y en todo este tiempo no he encontrado, en los recuerdos

de nadie, constancia efectiva de un solo miserable lingote! Tampoco

identifico ningún recuerdo que explique cómo y de qué manera esto ha

podido ocurrir. Es como si, de repente, todo el mundo confiara en todo el

mundo; como sí el oro ya solo viviera en secreto, y nadie –en todo este

tiempo– hubiera ido a comprobar su presencia en sus escondrijos.

¿Por qué te cuento todo esto? ¿Precisamente a ti? Hazte la pregunta al

revés, y te darás cuenta de lo que está pasando: ¿Por qué empezaste a

leer estas líneas? ¿Por qué sigues haciéndolo? Sencillamente: porque

estaban escritas para ti. Porque el tiempo no existe, para los dragones, de

la forma en que tú lo percibes. Yo estoy en ti, ahora, leyendo contigo, lo

que estoy, ahora, escribiendo para ti. ¿Me sigues? Tu mente es mi hábitat

natural. Te conozco desde que llegaste, pero porque –simplemente por

nacer– tú también eres partícipe en mi desarrollo y en mi existencia.

Tampoco puedo ir por ahí fundiendo las joyas de las señoras. Desde la

segunda guerra mundial, lo que se vende como oro en las joyerías es, en

realidad, una aleación más vulgar. Está bien imitada, es verdad, y bien

pocos tienen en casa un lingote para comparar. Además, de nada me iba a

servir. ¡Si ni siquiera me puedo materializar! Lo que sí tengo es un buen

plan para salir de esta. Cuento contigo para llevarlo a cabo. Créeme, no

tendría tan claro que estoy totalmente en tus manos si no estuvieras

leyendo y entendiendo este texto como lo que es: la llamada de auxilio de

un dragón.

En realidad, no te pido gran cosa: solamente necesito que pienses en mí.

Verás: yo soy un producto de las mentes vivas de la humanidad y –como

te dije– soy la entidad generada por la rueda de la justicia de los hombres.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Es así que rijo sobre los derechos y las obligaciones que los sapiens se

imponen a sí mismos al concederse leyes.

Soy justo amo y señor de todos los acuerdos pasados, vigentes y por venir,

y administro esa balanza –la mayor parte de las veces– con criterios que

escaparían al entendimiento del común de los mortales. Cuento en mi

íntimo ser con el archivo de toda la jurisprudencia generada por todas las

civilizaciones que han pasado por aquí. Es mí ser, en esencia, las escamas

de mi alma.

Párate un segundo a considerar los compromisos que te atan. Cada

contrato. Cada sanción. Cada obligación. A partir de ahora, cada vez que la

imagen de cualquiera de ellos asalte tus pensamientos, repetirás mi

nombre. Haciendo esto, me estás invocando a mí –al dragón de la justicia–

con lo que me obligas a revisar tu caso personalmente, a influir en él y –a

cambio– podré usar tu energía vital para materializarme unos segundos.

Esto es así porque, en muchos casos, mi materialización –tras invocación–

es una acción de gracias, constituyendo el único supuesto a través del cual

puedo hacerme visible sin consumir el oro de mi estómago, que está

completamente vacío.

No dejes de hacerlo, por favor. Yo voy a ingeniármelas para encontrar oro

y, en cuanto lo haya localizado, esperaré pacientemente a que una de tus

invocaciones me permita materializarme y consumirlo. No te arrepentirás

mientras vivas. Dicen que la deuda de un dragón es la mayor bendición

sobre la faz de la tierra. Comprobarás que lo dicen con razón.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

TOK Una historia de Magia

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

“Una cosa es leer sobre dragones, y otra cosa es encontrárselos.”

Ursula K. Le Guin

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Oscuridad total, silencio, sequedad, olor almizclado, tacto al rojo vivo,

gusto de hierro, de repente… ¡Aire!

Agua en la cara, zumbido en los oídos, caleidoscopio en los ojos, el

corazón se ha subido a la cabeza y palpita a todo gas.

El zumbido se va convirtiendo en un ululante bramido. Es la masa. Son

gritos, bocinas. Una voz metálica y chillona, en inglés, se impone sobre el

resto de sonidos:

“¡El nuevo campeón del mundo se alza con el trofeo, mientras vemos

recuperarse al recién derrotado: “Garra” Garcíaaaaaa! ¡Llega la camilla

para llevarlo a la enfermería!”

Sus oídos vuelven a darse la vuelta como un calcetín y deja de oír el

bramido de la masa. Toma el mando su oído interno y le va arrullando al

son de la melodía de “More”. Sinatra la había inmortalizado grabándola en

estudio en 1964, un año antes de este combate.

El dolor es tan fuerte, que pasa totalmente desapercibido. Sabe que se

acabó. Todo acabó: el combate y su vida de luchador profesional. Sabe

que este viaje en camilla es el último que hará vestido de púgil. No

consigue concentrarse en otra cosa que no sea la letra de la canción –en la

voz de La Voz– que le invade la mente por completo:

“Longer than always is a long long time, but far beyond forever, you're

gonna be mine.”

(Más que siempre es mucho mucho tiempo, pero mucho más que para

siempre, serás mía.)

Tres años, nada más y nada menos. Tres años defendiendo el título en los

principales cuadriláteros del mundo. Tres años desde que Raquel –su

novia de toda la vida– hizo la maleta y le dio el último beso con lágrimas

en los ojos. Ella le había dado a elegir entre la lucha libre y su relación. No

tuvo que pensárselo. Se había pasado los tres años repitiéndose la misma

pregunta a medida que iba ganando combate tras combate: ¿Hubiera

conseguido el título si Raquel se hubiera quedado? Ahora se ha cerrado el

círculo.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Juan tiene veintiséis años, la firme convicción de no volver a luchar, y la

seguridad de que Raquel nunca más volverá a dedicarle aquella ternura,

de la que sólo ella era capaz. Es la mirada de Raquel la que sigue hasta hoy

impregnando la memoria de Juan. Aquella mirada. Ella le miraba como te

mira un gato al abrir una lata de sardinas. Siempre. Desde el día en que se

conocieron, paseando en bicicleta por las calles de Lanzarote y él la invitó

al cine.

Hoy Raquel se ha casado y tiene dos hijos. Nunca se han vuelto a ver ni a

comunicarse, pero en Lanzarote todo el mundo se conoce y todo pasa por

el filtro de la opinión pública. Casi todo. La única que sabe que el padre de

su hijo mayor es Juan, es Raquel. El niño se llama Manuel.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Juan “Garra” García lleva tirado en una camilla de hospital tres días, yendo

y viniendo entre el sueño de color nulo de los analgésicos y una especie de

semiconsciencia, capaz de ver lo que está pasando fuera. Fugazmente.

Lluvia fina de ideas. Imágenes entremezcladas, intercaladas con períodos

de, ya no negrura, sino la más absoluta nada.

Por fin, consigue articular palabra y dirigirse con torpeza a la enfermera,

que viene a traer un caldo de gallina.

–¿Cuánto llevo aquí?

–Menos de la mitad de lo que va a estar, por la pinta– contesta ella, en

inglés, a pesar de haberle entendido.

–¿Ha venido mi manager?– continúa Juan, en su inglés de batalla.

–Mire, señor, está usted muy mal. Intente no hablar y descansar. Es

bastante increíble que no haya usted sufrido un coma, tal como llegó.

La enfermera es de mediana edad, rubia, mofletuda y rosada. Su acento es

muy difícil para Juan.

–Está bien, señora. ¿Me puede por lo menos decir dónde estamos? Estoy

bastante aturdido.

–Está usted en el hospital central de Manchester. Le voy a poner más

analgésico. ¡A dormir!

Juan vuelve a caer en sus ensoñaciones químicas, sin siquiera prestar

atención al caldo de la bandeja.

Cuando vuelve en sí comprueba, a través de la ventana, que es noche

cerrada. Hace el inmenso esfuerzo de ir al baño, con el soporte del gotero.

No se sabe muy bien si es el gotero el que lleva a Juan, o si es Juan el que

lleva al gotero.

Después de luchar un buen rato con su maltrecho intestino, se lava los

dientes –ha perdido un incisivo de la mandíbula– y se estudia en el espejo.

Su cara está llena de magulladuras, e hinchada por la somanta de porrazos

del combate. Hace lo que puede por asearse. Vuelve a la cama y enciende

la radio en un canal de noticias.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

“El gobierno de Estados Unidos anuncia formalmente su participación

activa en la guerra de Vietnam, a punto de cumplirse un año desde el

incidente del Golfo de Tonkin. El conflicto adquiere así, una dimensión

cada vez más internacional. Su graciosa majestad británica transmite, a

través de su Secretaría de Comunicación, que todos los datos llevan a la

conclusión de que será una guerra de muy breve desenlace.”

A Juan le importan un bledo las noticias del mundo. Pretende que la radio

le ayude a desconectar un poco del nubarrón de ideas que invaden su

cabeza. En balde. Le preocupa entender qué es lo que ha pasado en el

combate. No era lo que habían acordado. Él no tenía que haber perdido.

Tampoco tenía que haber recibido semejante paliza; en su modalidad de

westling, todos los combates están amañados y prima el espectáculo.

También se entrenan mucho para evitar al máximo las lesiones al

contrario. Su contrincante había demostrado una saña muy poco habitual.

Juan está convencido de que hay algo turbio en todo el asunto y tendrá

que pedirle explicaciones a su manager.

“Por otra parte –se dice– nada importa demasiado.” Había aprendido esa

indolente máxima visitando los bajos fondos de distintas ciudades, en sus

viajes profesionales. Siempre le había sorprendido observar cómo

primaban las ganas de vivir en las gentes que sufrían auténticos dramas.

Lo suyo no tiene tintes de drama. Juan es hijo de familia acomodada,

aunque está en pésima relación con sus padres, que querrían haberle visto

cursar estudios superiores y casarse con Raquel, “en vez de pasearse por

ahí vestido de payaso”, como siempre le suele decir su padre. No

obstante, ha conseguido ahorrar bastante dinero, gracias a la lucha, y no

tiene ambiciones de seguir adelante, y sí de seguir pateando el planeta.

Desde muy crío había sentido, con más intensidad que sus compañeros de

clase, la clásica claustrofobia insular.

Ha pensado en América del Sur, y está cada vez más convencido. Cuando

estuvo en México, se adaptó al entorno enseguida, y aprendió mucho de

la lucha libre del lugar, que tiene sus especificidades. Los mexicanos

también se habían tomado la molestia de enseñarle a beber. Hasta aquel

viaje, Juan apenas si acompañaba sus comidas con vino, y se tomaba algún

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

que otro digestivo en las sobremesas. Cuando su manager le llevó a la

plaza Garibaldi, aprendió que las rancheras se cantan a tequilazos,

aprendió que, a más de dos mil metros de altura, el alcohol se asienta de

otra forma en el cuerpo, y aprendió que la camaradería también tiene

formas distintas a las que había conocido durante su servicio militar en el

Rif.

El recuerdo de su estreno mariachi disipa la imagen de Raquel en su

cabeza, que es sustituida por el recuerdo de María: una veracruzana, de

armas tomar, que le secuestró esa misma noche y le hizo descubrir otras

artes a bordo de una canoa robada en Xochimilco.

Al asaltarle este recuerdo, la decisión se le empieza a antojar definitiva:

será México su siguiente destino. Pasará un par de meses por Lanzarote, a

ver a la familia, y a organizar el viaje. Intentará que su decisión le resulte

lo menos traumática posible a sus padres, aunque sabe que el intento le

servirá para bien poco, por lo menos tendrá la paz de espíritu de haberlo

intentado.

No tiene tan claro a qué se va a dedicar. Se dice a sí mismo que ya irán

surgiendo las oportunidades: al fin y al cabo, en América está todo por

hacer. Sus cavilaciones se ven interrumpidas por el timbre del teléfono. Lo

descuelga, no sin cierto esfuerzo.

–¿Quién es?

–¿Juan? ¿Eres tú?

–Eso creo, Michael. O lo que queda de mí. ¿Dónde estabas? Llevo tres días

abandonado a mi suerte en este hospital. ¿Qué hora es?

–Son las seis de la mañana. Siento llamar tan pronto, pero es que necesito

absolutamente saber si te sientes capaz de recibir visitas. ¡Tengo una

sorpresa para ti, campeón!

–Lo de campeón no me ha hecho ninguna gracia, Michael –le contesta

Juan, con la voz entrecortada– En realidad te puedes meter la palabreja

por el culo. ¿Qué coño ha pasado en ese ring? ¿Qué hago yo en un

hospital en este estado? ¿¡A quién tengo que partirle la cara en cuanto

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

salga de aquí!?... –el calentón le produce a Juan un súbito ataque de tos

que no le deja seguir.

–Calma, Juan, calma. Te lo voy a explicar todo. Estaré contigo en una hora.

Al colgar el teléfono, Juan tiene una sensación muy particular: una especie

de recuerdo del futuro. Es como si fuera a sentir ese vacío varias veces

más, en los años venideros: cortar con todo para iniciar una aventura

totalmente nueva, todo desde una cama de hospital, y con el cuerpo

hecho trizas.

Mientras espera a Michael, Juan revisa la habitación, para ver qué enseres

personales le han conseguido acompañar, y para constatar, con cierto

disgusto, que no tiene absolutamente nada. Intuye que su traje de lucha

ha debido acabar en el cubo de la basura y hace una llamada a su hotel

para que le hagan llegar su maleta al hospital.

Tumbado en la cama, consigue por un instante conciliar el sueño, y la

puerta de la habitación abriéndose le hace volver en sí. Entran como una

exhalación Michael y un desconocido.

–Entra sin llamar, Michael. La habitación del derrotado es tierra de nadie –

comenta Juan, visiblemente enojado.

–No tenemos tiempo para ceremonias, campeón. Traigo aquí tu maleta.

Ya me han dicho en la recepción del hotel que habías llamado. Te vas a

vestir y nos vamos a ir de aquí. Nos espera un avión en el aeropuerto, y no

sabemos si la carretera va a estar lo suficientemente despejada para llegar

a tiempo.

El desconocido se ha sentado en la butaca que hay frente a la cama y

permanece en silencio, con la mirada perdida hacia la ventana. Afuera

está clareando y el día está despejado. Juan no da crédito a la “invitación”

de Michael, e intenta protestar.

–¡Vosotros habéis pasado la noche empinando el codo, y no habéis tenido

mejor idea que la de venir a sacar a un convaleciente de la cama! ¡Yo no

voy a ninguna parte! ¡Apenas si consigo levantarme a mear, joder!

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

–Juan, esto no es negociable. Nos vamos y punto. Pero no te preocupes.

He hablado con tu médico y me ha dicho que estás fuera de peligro. De

hecho, ya te están tramitando el alta.

Juan reflexiona en silencio, sin dejar de observar al extraño, que está

completamente ausente y ajeno a la conversación. Es un hombre de

mediana edad, moreno de ojos claros, vestido de traje de lino color hueso

y de gestos felinos. En ese instante sin duración, entra la enfermera con el

desayuno. Nadie se da los buenos días. Mientras está colocando la

bandeja, el extraño se levanta como una exhalación de su asiento y

empieza a ahorcar a la enfermera con una corbata. Todo ocurre muy

deprisa. La mujer se pone azul y cae hacia atrás, sus piernas empiezan a

temblar y el extraño no suelta presa. Sólo se escuchan sus estertores.

Tanto Juan, como Michael, observan la escena en absoluto silencio y

aguantando la respiración. La enfermera deja de moverse y el extraño se

dirige a Michael:

–Tenías razón.

–Te lo dije, tiene nervios de acero.

–Supongo que tampoco me vais a explicar a qué cojones ha venido esto…

–dice Juan, impasible.

–No os preocupéis por ella. Solo está desmayada. Se recuperará. Pasará

un tiempo hasta que su cuello se reponga de la contusión, pero no tendrá

secuelas. Ella tenía instrucciones de matarte, amiguito. –el extraño

observa detenidamente a Juan sin pestañear–. ¿Nos podemos ir ya?

–Venga, campeón. Vístete y vámonos. Te lo cuento todo en el coche.

Juan se viste a toda prisa. Obviando el dolor. Obviando también el cuerpo

inerte de la enfermera, que el desconocido ha colocado en la cama en su

lugar, bien tapada, sin la cofia y con las mejillas enrojecidas por el retorno

de la circulación de la sangre. No puede dejar de observar un curioso

colgante que la mujer lleva alrededor del cuello. Es una especie de

escalera, que Juan cree haber visto antes, pero se abstiene de hacer

cualquier comentario. Los tres hombres salen de la habitación. Michael va

sujetando a Juan y el desconocido lleva la maleta. Frente a la puerta del

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

hospital les espera un coche negro. Es un Vauxhall, con el volante al lado

izquierdo y matrícula británica. El desconocido se hace con el volante,

Michael y Juan se instalan en el banco trasero. Con una ágil maniobra, el

coche se incorpora al tráfico y parte hacia el aeropuerto.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

El viejo mago está cansado. Lleva toda una vida de abnegación y estudio, y

la mayor parte ha transcurrido entre las mismas cuatro paredes de esa

pequeña biblioteca. Son las cinco de la tarde. Queda todavía una hora

larga para recibir a sus invitados del día. Es el tipo de visita de siempre.

Van a traerle un candidato para determinar el vínculo.

El viejo mago no tiene largos cabellos blancos, ni tatuajes por el cuerpo, ni

siquiera se pasea por la casa envuelto en una túnica de lana. Es un hombre

bajito, de pesados huesos y mirada de topo. Solo el anillo de oro macizo

que porta en la mano izquierda delata su condición.

Las manos del viejo mago son robustas y nudosas. Él las mueve de forma

muy ágil entre las páginas de pergamino que está examinando, a la misma

trepidante velocidad a la que se mueven sus pequeños ojos azules entre

las líneas del texto que está repasando para la reunión.

Sobre la mesa tiene desperdigados unos cuantos recortes de prensa y la

carpeta del candidato que le mandaron la semana pasada. Reina el orden

más absoluto en el resto de la habitación, pero la mesa está atiborrada de

papeles de toda forma y tamaño.

El viejo mago no ha salido nunca de Londres. Nunca. Su intuición le dice

que queda muy poco tiempo para hacer el primer viaje. A medida que se

acerca la hora de la reunión, esa intuición le parpadea más y más en la

cabeza. Se comienza a convertir en señal.

Al mago no le preocupan las señales. No le preocupa el mundo. Él es un

“desencajado”. El espíritu del mago está en permanente estado de alerta

pasiva. Para ser un mago operativo en el plano físico, ha pasado por

pruebas de distinta intensidad y se ha hecho uno con el vínculo. El mago

ha sabido desarrollar de tal forma eso que algunos llaman la “segunda

atención”, que no siente ni padece condicionantes sociales. Se puede

decir que su interacción con el entorno funciona en perfecto piloto

automático.

Muchos años atrás, cuando aprendía pacificación, una mujer le enseñó a

“soñar guerra”. Ella le acercó a los lugares en los que se gestaba el

conflicto, para extraer la esencia de esos momentos. Muchas noches en

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

vela pasaban entonces juntos persiguiendo caos. Olisqueando el peligro

por las esquinas. Buscando en los ojos de la policía el brillo del próximo

altercado. Con poca cosa bastaba –una pelea, un asalto, un robo callejero–

pero, si tenían la suerte de presenciar un acontecimiento de mayor

envergadura, la cosa se ponía mucho más interesante. Ese culto al

sobresalto les unió durante un tiempo –y podría haber llegado a más–

pero ella tuvo que partir, y él debía permanecer atado a la ciudad. Así lo

había determinado el vínculo.

Desde aquellos inicios, el mago había demostrado una habilidad poco

común en el arte de “soñar guerra”. Era un don natural. Proyectaba en su

interior, y a su antojo, el sensacional desgarro de la guerra para, así –por

la ley del equilibrio necesario– proyectar un aura de profunda paz hacia su

entorno exterior, produciendo una barrera de orden y parsimonia tales,

que no había conocido a nadie que fuera capaz de resistir su influencia.

Con gran esfuerzo y mucha constancia, siguió desarrollando sus

investigaciones en este campo y adquiriendo nuevas aptitudes. Se

convirtió en un hombre de gran poder. Su sola presencia silenciaba los

lugares por los que pasaba, dejando una estela de alivio general al

ausentarse. Nunca había tenido que ponerse a prueba en el arte de “soñar

paz”, y esperaba –y espera– no tener que hacerlo en su vida.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Juan y Michael han acudido puntuales a la cita. Hace tres días que llegaron

a Londres, y Juan ya comienza a sentirse mejor de las magulladuras del

combate de Manchester. Todavía le duele respirar.

La casa a la que han llegado es del más puro estilo victoriano, y la réplica

exacta de las demás casas de la calle. Juan no sabe porqué, pero el lugar le

inspira tranquilidad, y es una sensación a la que no está acostumbrado.

Juan es bastante inquieto, y su condición de luchador ha acentuado a lo

largo de los años su estado de tensión permanente. Sin embargo, este

lugar le relaja los músculos y le inspira confianza.

Han llegado hasta aquí por indicación del desconocido de Manchester,

que en ningún momento se presentó por su nombre, pero que había

resultado ser más cordial durante el viaje al aeropuerto que en el

desagradable capítulo del hospital.

Según les había informado el misterioso personaje, la vida de Juan se

encontraba seriamente amenazada. Por lo visto, el combate había sido

objeto de una fuerte apuesta entre personalidades de alto rango y

Michael, como de costumbre y como se esperaba de él, se había negado a

romper su primer acuerdo. No es que Michael sea un santo, pero en ese

mundillo la palabra dada es la palabra dada, y nadie te perdona el mínimo

traspiés.

El hombrecillo que les abre la puerta acusa el paso de los años solamente

en apariencia. Hay algo en el brillo de sus ojos y en la agilidad de sus

gestos que le hacen parecer mucho más joven de lo que su ajada piel y las

manchas de melanina de sus manos dejan entrever.

–Usted debe ser Michael, y usted Juan ¿Verdad? Pasen, pasen, por favor,

les estaba esperando. Yo soy Gerard, Gerard Duprey. Pueden llamarme

Gerry.

–Gracias, señor Duprey… Gerry –contestó Michael, mientras se deshacía

del abrigo– Supongo que ya está al tanto de todo el asunto.

–Lo estoy, sí, en efecto. Pasen a este salón y pónganse cómodos. Voy a

traer té. He tenido que dispensar al servicio por la delicada naturaleza de

su visita, pero no se preocupen, hago un té excelente.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

El anfitrión se pierde por los pasillos mientras los dos invitados se

acomodan en el salón. Es un salón modesto, pero muy acogedor. Las

paredes están forradas de estanterías llenas de libros, como también los

pasillos, y como seguramente debe de estar el resto de la casa.

–¿Es así como vive un agente de Interpol, Michael? A mí toda esta historia

todavía me suena a chino, te diré. Aunque la crueldad manifiesta de mi

contrincante de Manchester encaja ahora perfectamente.

–Yo nunca he visto a un agente de Interpol hasta ahora mismo, Juan, y no

le voy a pedir la placa. Me bastó conocer a nuestro hombre de

Manchester para saber que todo este asunto era bien gordo. Interpol,

Sebastopol, Tylenol, me da exactamente igual. Tú estás en el punto de

mira y esta gente quiere ayudar. Porque si no fuera así, tú ya estarías a

estas horas en una caja de pino, y de eso sí estoy seguro. – Michael se

sujeta la cabeza con ambas manos, como si intentara poner sus ideas en

orden.

Ambos hombres permanecen en silencio unos minutos. Cualquier recelo

que llevaran encima ya se ha disipado, y Gerry se presenta con una

bandeja de tazas de porcelana y una humeante tetera de bambú.

–Es un té blanco de primera categoría, señores. Estoy seguro de que hasta

Lord Mountbatten daría su mejor beneplácito. Me lo traen unos

comerciantes de Fujian que me deben un par de favores –cuenta Gerry,

mientras prepara tres tazas de forma impecable. – Por cierto que no me

deben nada, como siempre les digo, pero ellos insisten y compran la

devoción de este pobre viejo con esta delicia.

Juan acepta tímidamente la taza que le tiende Gerry.

–No sé si sabré apreciarlo, señor. Es usted muy amable. Yo no he bebido

té en mi vida.

El viejo mira al púgil fijamente a los ojos. Su voz, que hasta el momento

había sido de seda y totalmente jovial, se llena de repente de matices y

resuena con un eco diferente, penetrante y solemne. Su sonrisa, franca y

sostenida, mantiene a Juan relajado:

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

–Por lo que he podido saber de lo que os trae por aquí, este va a ser el

primer té de tu nueva vida, “Garra”. Siéntete aquí como en casa. Puedes

llamarme Gerry tú también.

–Bueno, la verdad es que sabemos bien poco de lo que nos trae por aquí –

interviene Michael, apoderándose de su taza. – Esperamos que nos

puedas hacer comprender algo de lo que está pasando, Gerry. En este

momento, Juan no sabe ni siquiera dónde va a estar la semana que viene.

La voz de Gerry recupera el tono jovial mientras éste se acomoda en su

butacón.

–En realidad es más sencillo de lo que parece. Todo el halo de misterio

tiene que ver con la actitud adusta de Ronald, él es un espía de raza y se

toma todo muy a pecho.

–¿Ronald? – inquiere Michael.

–Ronald es el hombre que os acompañó al aeropuerto de Manchester ¿Lo

veis? ¡No os ha dicho ni su nombre! Ronald es muy suyo. Su tatarabuelo

ya ocupaba un puesto importante en los servicios secretos de Su

Majestad. Para él, cualquier adulto es un traidor en potencia.

Curiosamente, se derrite con los niños.

–¡Ah!

–Escúchame, Juan. Veo el desconcierto en tu cara. Juan, el peligro es muy

real. No es tu culpa, pero has caído con todo tu peso en mitad de una

contienda que no era la tuya, y le han puesto precio a tu cabeza. Algunos

hombres importantes de este país son auténticos chiquillos caprichosos, y

no gustó nada tu aplomo durante el combate. Ellos, por motivos que se

me escapan, necesitaban que cayeras en el primer round. Tú hiciste honor

a tu apodo y a tu título de campeón, a mi modo de ver, y tuvieron que

tumbarte a las bravas. Ahora tu única salida es dejarte ayudar, y nosotros

podemos hacer que te esfumes sin dejar rastro en cualquier lugar del

mundo, pero lejos de Europa.

–¿No podré volver a España?

–No. Tus verdugos ya están esperándote allí.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Por primera vez, Juan tuerce el gesto. De repente, siente como una nítida

sensación de vértigo se apodera de él y se hunde por completo en su

butacón, dando un profundo suspiro.

–¿Pero qué he hecho yo? ¿Por qué? ¿Qué tipo de broma es esta? –se

lamenta con la mirada perdida.

Los tres hombres dejan que el silencio se apodere del salón. Michael y

Gerry saborean sus respectivos tés, mientras Juan sigue ahí, pasmado en

su butacón, encajando el golpe. Es Juan el que rompe el hielo.

–¿Puedo elegir el país? Mandadme a México.

–México no es inconveniente, Juan. Te mantendrás todo lo lejos que

puedas del mundo de las peleas. Cambiarás de nombre y de ocupación. Te

retocaremos algunas facciones y elegirás entre algunas nativas a aquella

que será tu esposa. Debe ser así. Te introduciremos de forma que parezca

que llevas años allí. Hay algo más.

–¿Qué más hay? ¿Qué puede ir peor?

–Mientras hablamos, la máquina de guerra occidental se está desplazando

al sudeste asiático. Toda la fase de formación y entrenamiento para tu

nuevo futuro se realizará allí, en Vietnam, bajo tutela militar. Es el último

lugar del planeta donde te irían a buscar. ¿Alguna pregunta?

De repente, Juan recupera toda su entereza.

–Solo una ¿Cuándo empezamos?

–Ya estamos en marcha. Os acompaño a la puerta.

Los tres hombres se despiden en la puerta principal. Gerry le ha dado a

Juan una dirección en la ciudad y un contacto al que presentarse. Michael

todavía tiene previsto llegar a Heathrow.

Juan le da un sentido abrazo a Michael en el portalón. Ambos saben muy

bien que no volverán a verse nunca más. Sobran las palabras. Mientras

cada uno se marcha por su lado, un coche pasa por la calle adoquinada

con la radio encendida. Sinatra.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

“Longer than always is a long long time, but far beyond forever, you're

gonna be mine.”

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

El viejo mago observa desde la ventana a los dos hombres, que se

despiden con un efusivo abrazo. Se acaba de servir una humeante taza de

té. Un coche está pasando por la calle, y el mago sopla el vapor sobre el

cristal. El vapor de té empaña la ventana, descubriendo tres letras

marcadas: TOK.

El viejo mago sonríe para sí, mientras canturrea un ritmillo monótono y

gutural en un idioma milenario. Fijado a la pared, un clásico teléfono

negro de gancho se pone a sonar. Lo atiende.

–El vínculo está presente, maestro. ¿Su veredicto?

–Es nuestro hombre, no cabe la menor duda. Un excelente trabajo,

Ronald, un excelente trabajo.

–Gracias, maestro. Seguimos según lo previsto.

–Así debe ser.

El mago abre un cajón y saca una caja de latón, muy desgastada, de la que

extrae un taco de fotos en blanco y negro. Sentado a la mesa, se saca una

pipa cebada del bolsillo de la chaqueta, la enciende, y comienza a colocar

las fotos pulcramente sobre el tapete. La primera foto es suya,

prácticamente imberbe, vestido de túnica y fez, mirando a los ojos con

total devoción a la hermosa mujer que le había enseñado, tanto tiempo

atrás, a “soñar guerra”.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

El joven Duprey había conseguido, a duras penas, zafarse de los agentes

de la ley que le habían estado persiguiendo desde la plaza de Trafalgar.

Consiguió perderles de vista poco antes de llegar a Covent Garden. Le

costaba respirar. Tenía que encontrar un lugar discreto en el que

recuperar el aliento. Recordó que en Rose Street estaba la taberna

perfecta para pasar desapercibido y, rozando las paredes, se dirigió hacia

allí.

La taberna estaba mortecina, era justo lo que necesitaba. Se pidió una

cerveza y tomó asiento al fondo del salón. En la mesa de al lado, dándole

la espalda, una muchacha tomaba notas en un pequeño cuaderno forrado

de tela. Duprey, que no era precisamente sociable, sintió la necesidad de

entablar conversación.

–No parece usted de Londres, señorita. ¿Puedo atreverme a preguntarle

su nombre?

La muchacha contestó sin separar la mirada del cuaderno.

–Usted, sin embargo, sí debe ser de Londres. Tienen todos ustedes el

mismo descaro en los lugares públicos. ¿Qué le hace pensar que quiero

conocerle?

–No me malinterprete, se lo ruego. Yo soy Gerard, Gerard Duprey. Sí soy

de Londres, pero no acostumbro a relacionarme con desconocidos. Vengo

huyendo de Trafalgar Square, donde está organizada la mayor batalla

campal que he visto en mi vida. ¿Sabe usted algo?

La mujer levantó la vista del cuaderno y le observó de arriba abajo. Su

mirada era acogedora e inteligente. Tenía la frente despejada y una boca

perfecta.

–Vaya, señor Duprey, es usted la primera persona que encuentro hoy que

no tiene el seso sorbido por la manifestación. Me alegro, sinceramente. Yo

me llamo Mabel Besant. Mis padres están separados y estoy en Londres

de visita. Quería pasar unos días tranquilos con mi madre pero ella, ay, es

una mujer terriblemente ocupada. Debo esperarla aquí hasta que consiga

acudir o me mande llamar.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

–¿Una manifestación ha convertido Trafalgar Square en un campo de

batalla? Es muy inconveniente. Yo suelo ir allí a leer los domingos que no

llueve, y se puede imaginar que son pocos. ¿Le gusta leer, señorita

Besant? ¿O es señora?

–¡Jajaja! Es usted muy gracioso. ¿Se lo habían dicho? Tengo diecisiete

años y vivo con mi padre y mi hermano en Lincolnshire. No llevo anillo de

casada, Duprey, pero me doy perfecta cuenta de que no está usted

flirteando. No tiene mucha vida social, ¿verdad? ¿A qué se dedica?

–Me pago los estudios trabajando como asistente de biblioteca. Me gusta

bastante. Creo que, si consigo estudiar una carrera, seguramente me

especialice en historia medieval.

–Historia medieval, es apasionante. ¿Ha visto alguna vez un dragón, señor

Duprey?

–No se burle, por favor –dijo rascándose la cabeza– No sé ni siquiera si voy

a ser capaz de costearme unos estudios superiores. Londres es un lugar

difícil.

–Nada más lejos de mi intención. Le hablaba completamente en serio. ¿Ha

visto alguna vez un dragón?

La pregunta dejó a Gerard paralizado unos segundos.

–Claro que no. Nunca he visto un dragón. Los dragones son seres

mitológicos.

–Yo le aseguro a usted que, en este preciso instante, en Trafalgar Square,

hay un dragón que nadie ve, pero que no tiene nada de mitológico. –

Mabel arqueó las cejas, haciéndose la interesante.– Va a tener que

estudiar mucho, Duprey. La Edad Media contiene muchos secretos.

Gerard seguía perplejo, pero se dejó gustosamente enredar por lo que

supuso una provocación intelectual.

–Le gustan las metáforas, señorita Besant. ¿Acaso ha visto usted un

dragón?

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

–Verlos no, pero he aprendido a sentir su presencia. A veces resulta

incluso doloroso. Ellos son sabios y poderosos. Me toma usted por una

alucinada, ¿verdad?

–Todavía no me ha dado motivos. Y ha picado mi curiosidad. ¿Es acaso de

dragones de lo que tratan sus apuntes? –dijo señalando el cuaderno.

–¿Mis apuntes? Ah, no, que va. Ese es mi cuaderno de horas, así me gusta

llamarlo. Algo parecido a un diario íntimo. Ya he escrito su nombre en él,

Gerard Duprey, puede considerarse afortunado. –Mabel guardó el

cuaderno entre los pliegues del vestido.– ¡Dejémonos de dragones!

¿Alguna vez le han leído las palmas de la mano?

–No, nunca me las han leído.

Mabel, que de repente mostraba una inesperada confianza, tomó las dos

manos de Gerard y las estudió con interés durante un buen rato.

–Ahá… Sí… Uff… Sí… Vas a vivir muchos años, Gerard. Tienes unas manos

muy interesantes. –comentó soltándolas.

A Gerard, el cambio de actitud y el tuteo repentino le sentaron como un

bálsamo.

–¿Ya? ¿Nada más?

–Te dije que te iba a leer las manos, no que te lo fuera a contar. Llámame

Mabel, anda. Tú eres bueno, vamos a poder ser amigos.

–Gracias, Mabel. Vaya. Estoy algo confuso. No sé qué hacer con mis

manos ahora. ¿Te puedo pedir algo? ¿Qué estás bebiendo?

En ese preciso instante, se abrió la puerta de la taberna y entró una pareja

vociferando. Se adivinaba enseguida que salían directamente del corazón

de la manifestación. El hombre era delgado, barbudo y elegante. Llevaba

antiparras y combinaba todas sus prendas en distintos tonos de verde

opaco. La mujer, de constitución fuerte y vivaz, tenía una voz potente y

estaba muy indignada.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

–¡Mira, irlandés, no te permito que me lleves la contraria! ¡Hoy no! ¡Me

han abofeteado el derecho a compartir la suerte de mis compañeros de

lucha! ¡Apesta a maniobra por todos lados! Toda esa violencia… ¡Mabel!

Mabel se levantó hacia ella con los brazos abiertos.

–¡Madre! ¡Por fin! Dame un abrazo, madre. Estaba preocupada por

vosotros. –se abrazaron.

–Hijita, qué rápido crecéis, Dios mío –suspiró.– Nunca me vas a hacer

caso. Sabes que me encantaría que me llamaras por mi nombre. Con más

razón con la edad, pero no me voy a preocupar por esas cosas. ¿Quién es

tu amigo?

–Se llama Gerard, le acabo de conocer. Parece simpático, ¿verdad? Es un

ratón de biblioteca. ¡Un ratoncillo! –miraba a Gerard con ternura mientras

hablaba. Él no sabía dónde meterse.

–¡Ven aquí, pequeño Gerard! Quiero saber qué tipo de imprudente tiene

los arrestos de acercarse a mi Mabel. Ella te puede hechizar, jovencito,

date por avisado.

Gerard se acercó al grupo. Tuvo que toser varias veces para conseguir

hablar.

–Encantado señora. Soy Gerard Duprey. A su servicio.

–Es un placer, jovencito. Yo soy Annie.

–¿Annie Besant?

–La misma.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Juan está en un barco militar en mitad del océano Índico. Es un destructor

de la flota de los Estados Unidos que se dirige hacia Hanoi. Queda poco

para Navidad.

Le han asignado a un tutor. El hombre es de ascendencia holandesa y

domina varios dialectos de chino. Se llama John, como él. John Dekker. Le

acompaña también Ronald, que será el que se encargue del buen fin de la

operación hasta que Juan se instale en México.

Desde que zarparon Juan se pasa unas cuantas horas tumbado en una

camilla, pues le van a llenar el brazo derecho de tatuajes. En la cabina

hace siempre un calor infernal, pero su todavía magullado cuerpo

agradece pasar tantas horas tumbado.

Cuando no está con los tatuajes, Ronald le va instruyendo en todo lo

relativo a su nueva vida en México. Juan vivirá en Campeche, en la

península del Yucatán. Ronald tiene incluso fotos de la casa colonial en la

que vivirá con su nueva esposa. Por supuesto que Juan no está obligado a

hacer vida marital con la mujer que elija entre las cincuenta fichas que

lleva Ronald, pero se toma el cuidado de elegir con parsimonia. Ronald le

ha dejado bien claro que podrán divorciarse tras dos años de convivencia

para no levantar ningún tipo de sospechas.

Ronald, en verdad, es un hombre bastante seco y meticuloso. Está lejos de

mantener una actitud animosa hacia Juan. John, sin embargo, es un

personaje entrañable, siempre dispuesto a sonreír y a meterse con él.

–Juan sin nombre, ¿ya has elegido apellido, o te lo vamos a dar todo

hecho?

–Eres muy gracioso, John. Muy gracioso. Creo que me voy a poner

Chamorro. El Juan me lo quedo porque somos muchos.

–Bien, Juan Chamorro. Quiero la decisión definitiva mañana sin demora.

Tenemos que comenzar los ejercicios de condicionamiento ya. ¡No lo

olvides!

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

–Lo que tú digas, tocayo. De momento podemos seguir repasando la

cuestión profesional. Dices que voy a ser comerciante de oro… Yo no

sabría por dónde empezar.

–Para eso estamos nosotros, Juan. Para eso estoy yo. Este viaje va a

suponer tu primer contacto con la profesión. No es casualidad que nos

dirijamos al punto más caliente del planeta en este momento. La guerra

de Indochina solo tiene esa razón de ser. No es una disputa política, o no

del todo. La razón mayúscula de esta intervención tiene que ver con el

oro. Como en casi todas las guerras.

Juan mira hacia el horizonte, pensativo.

–¿Y qué vamos a encontrarnos allí?

–A los supuestos dueños de esta parte del mundo, Juan. Demostrando

toda la crueldad de la que el hombre es capaz.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

El viejo mago se viste un pesado abrigo gris. Se pone un sombrero, agarra

su maletín y su paraguas y baja hacia el coche que lo está esperando. Le

dirige media sonrisa al chófer y parten hacia palacio. Va mirando por la

ventanilla a través de las gotas de la pesada lluvia que está cayendo sobre

la capital de Támesis. Piensa en lo que va a decir.

No alberga ningún tipo de duda. Él sabe que, por fin, ha llegado el

momento de salir de Londres. Sabe también que este viaje será el último

que haga en calidad de pacificador, pues el abandonar la ciudad va a

hacerle perder el vínculo para siempre.

El mago recibió el vínculo bajo el estruendo de las bombas alemanas,

durante los ataques nocturnos de Hitler a la ciudad. El vínculo le convirtió

en lo que es, y él es un mago de Londres. Todo su poder está íntimamente

ligado a la ciudad, a su historia, a su cultura, a sus muertos. Por eso nunca

había salido de allí.

En cuanto suba al avión que aguarda para llevarle al otro lado del mundo,

el vínculo comenzará a disiparse y –tras tres lunas llenas– otro mago

recibirá el vínculo. Así es como ha sido siempre, así es como debe ser.

Está tranquilo. Sabe que ha cumplido adecuadamente su propósito. Él es

impasible a las emociones, aunque la curiosidad le produce un cierto

cosquilleo.

El coche se detiene en el patio principal del palacio de Buckingham. La

reina y su consorte le esperan a desayunar. Los tres ya se conocen desde

hace mucho tiempo. No es de extrañar que el duque de Edimburgo le

reciba con un caluroso y nada protocolario abrazo. Ella le tiende la mano,

dedicándole una amplia sonrisa.

–Maestro Duprey, siempre es un gusto verle. Del consejo de los siete

sabios de Inglaterra, es usted, sin duda, el miembro más ilustre, y el más

veterano.

–Gracias, majestad. Este anciano ha perdido ya todo atisbo de vanidad.

Siempre es agradable para mí venir a palacio. En estos tiempos urgentes y

misteriosos reconforta comprobar que todo sigue en su sitio.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Los tres pasan a la mesa y les sirven un tradicional desayuno inglés.

Intercambian conversaciones banales hasta que el ayuda de cámara cierra

las puertas del salón. En cuanto se quedan solos, la reina toma la palabra:

–El vínculo está presente, caballeros.

–El vínculo está con nosotros, mi señora –contesta, solemne, Gerard

Duprey– y todo parece indicar que vienen tormentas por el horizonte que

yo no estaré más en condiciones de enfrentar. Estoy dispuesto a ofrecer,

al mundo y a Inglaterra, un digno canto del cisne.

–Todo lleva a pensar que el suyo será un canto de dragón, maestro. Esta

guerra quemará montañas.

La reina deja su taza sobre la mesa, cierra los ojos, coloca sus manos sobre

las rodillas y entona, muy bajito, en escalas imposibles, un canto celta que

los tres conocen bien. Ya había sido cantado en otras ocasiones. Muy

pocos oídos han asistido al canto real, que enciende llamas ocultas en los

corazones de sus súbditos.

***

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Desde que la hermosa Mabel le había hablado de los dragones, el joven

Duprey mal conseguía conciliar el sueño. Se preguntaba si era efecto del

monstruo medieval, de la cautivadora sonrisa de Mabel, o de los dos a la

vez.

Mabel le había escrito una carta para avisarle de su regreso a Londres en

primavera, invitándole a casa de su madre a tomar té. Acudía a la cita con

un nudo en el estómago y una cajita de pastas de mantequilla en la mano.

Fue Mabel quien le abrió la puerta.

–¡Hola, Gerard! ¡Me alegro mucho de verte!

–Hola, Mabel. Estoy muy agradecido por tu invitación. ¿Puedo pasar?

–Pasa, por favor. ¿Has traído pastas? ¡Me encantan! No debiste

molestarte. Vamos al primer piso, he preparado un cuarto para tomar el

té. Mi madre tiene una reunión en el piso de abajo con unos amigos.

–No es molestia, gracias a ti. Espero que te gusten.

–Las vamos a abrir ahora mismo. Vamos, ven.

Se instalaron en una habitación impecable. Era notorio que la casa entera

era de nueva factura. En el centro, bajo una impresionante lámpara de

velas, había una mesa de mármol con un servicio de té y dos sillas de

madera que contrastaban con el suntuoso decorado.

–No te fijes en las sillas, mamá ha llevado todas las que había para su

reunión, y he tenido la suerte de encontrar estas para nosotros –comentó

Mabel.– ¿Cómo te gusta el té?

–Con una nube de leche, gracias. ¿Sabes? Me quedé muy impresionado

por tu pregunta sobre los dragones el día que nos conocimos.

–¡Ah! ¿Qué te dije? Aquel día fue muy ajetreado.

–Me preguntaste si alguna vez había visto uno.

–Pues francamente… No sé en que andaba yo pensando.

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

Ambos adolescentes se espiaban cada movimiento, comportándose como

perfectos cortesanos en cada gesto. El joven sacó de su ajada bolsa de

cuero un bloc de notas y un camafeo que colocó encima de la mesa.

–Lo cierto es que he estado todo este tiempo investigando sobre ellos, y

se me antojó una feliz idea hablar contigo sobre el tema. He traído mi

cuaderno de apuntes y quiero regalarte esto, que encontré por casualidad

trasteando en una tienda de productos orientales. El chino que la atendía

me dijo que no tenía ningún valor, pero yo creo que es una talla de jade.

–¿De jade? A ver… –Mabel inspeccionó detenidamente el objeto, que

representaba un dragón chino– Puede que tengas razón, Gerard. ¡Me

encanta tu regalo! Yo también me he acordado de ti, pero tendrás que

esperar un poco.

–Para los chinos, el jade es esperma de dragón, y tiene, según ellos, un

montón de propiedades de buen augurio.

–¡Veo que te has documentado a conciencia! Y que te tomas las cosas en

serio. Eso es muy bueno, Gerard, muy bueno de verdad. Háblame de tus

dragones, venga. ¿Qué has estado indagando?

Gerard comenzó a enumerar toda la erudición que había sido capaz de

condensar en su bloc de notas. No tanto para impresionar a Mabel, como

para satisfacer su naciente y creciente curiosidad sobre el tema. Ella, no

obstante, se mostraba de lo más interesada, alternando regularmente

periodos de atención con baterías de preguntas.

Explicó la historia de San Jorge, patrón de Inglaterra, y de cómo el propio

papa Clemente –en el siglo XVI– había intentado, en vano, retirar al

dragón de la historia oficial del santo. Contó la historia de cómo Hércules

había acabado con la Hidra de Lerna. Desgranó la relación de estos seres

con el elemento acuático, presente en distintas culturas. Hizo un intento

de enumerar los poderes y atributos de los dragones chinos, contando

como a éstos les crecían dedos a medida que se desplazaban hacia el

Oeste y les menguaban al viajar en el sentido contrario.

Luego trazó un semblante entre los dragones de la mitología y la fiebre

por los dinosaurios, que se había adueñado del imaginario colectivo desde

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

la exposición universal de Londres, y de los que todavía se conservaban las

maquetas de tamaño natural en Crystal Palace. Manejaba un sinfín de

anécdotas y detalladas leyendas. No quería dejarse nada en el tintero.

Habló del dragón rojo de la bandera de Gales. Explicó incluso la diferencia

entre los dragones de dos patas, los más frecuentes en los blasones de

armas, y los de cuatro.

Después de casi dos horas de dragones, pastas y té, Mabel se puso a

aplaudir.

–¡Es fantástico, Gerard! Este esfuerzo le da un increíble valor a tu regalo,

sea este de jade o no.

–No es nada. Mientras iba buscando información, nuevas preguntas

asaltaban mi espíritu. Estoy dando los primeros palos de ciego en un

campo de estudio que me resulta muy vasto y original. Lo que más me

interesa de la Edad Media es, precisamente, ese halo de misterio que la

envuelve.

Súbitamente, la joven se puso seria y miró fijamente a Gerard, como

queriendo leerle el alma. Él sintió un frío en el espinazo.

–¿Pasa algo, Mabel? ¿Por qué me miras así?

–¿Te das cuenta, Gerard? ¿Te das cuenta del embelesamiento que

producen los dragones? ¿Te has fijado alguna vez como los niños –en

especial los varones– se quedan frente a cualquier referencia a los

dinosaurios? ¿Ves como esta pasión reptil atraviesa las edades y las

distintas culturas? ¿Qué llevamos en la sangre, Gerard? ¿Qué tipo de

memoria nos impone este atavismo? ¿Qué tanto hipnotiza esa serpiente

al mamífero con su devaneo?

Entonces, en un alarde de coquetería victoriana, Mabel se levantó de la

silla y se puso a andar por el salón bamboleando ligeramente las caderas.

Como no podría hacerlo una bailarina del Royal Opera House, Mabel iba

hablando al ritmo de su cadencia, acentuando las eses e imitando a la

cobra en posición de ataque. A ratos de perfil, a ratos de frente, mantenía

la mirada puesta en los ojos de Gerard, que contemplaba, mordiéndose el

TOK – Una historia de Magia

©Pablo R Mendoza 2015 All Rights Reserved

labio superior y con la frente cada vez más brillante, semejante despliegue

de inesperada voluptuosidad.

–Lo que estás sintiendo ahora, Gerard, es el principio y el final de todo.

Date cuenta de cómo se remueve tu interior mientras evoco al reptil con

mi cuerpo de mujer. Esta asociación va más allá de los idiomas hablados.

Esta inteligencia es pura y animal. ¿Has visto alguna vez bailar a la mujer

hindú, Gerard?

–No… –contestó en un susurro.

–Esto te va a gustar.

Mabel se acercó a una gramola del mueble de la pared, colocó un disco de

cera y del aparato comenzaron a brotar sonidos exóticos importados de la

gran colonia imperial. La India. La joya de la corona de Su Majestad.

Continuará…

[email protected]