TEMA 9. Cervantes y los orígenes de la novela moderna. · Ies Camp de Túria, Literatura Universal...

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Ies Camp de Túria, Literatura Universal - curso 2015-2016

TEMA 9. Cervantes y los orígenes de la novela moderna.

Miguel de Cervantes es, sin lugar a dudas, un autor fundamental en el

nacimiento de la novela europea. Esto se debe a una serie de razones,

en primer lugar, a la amplitud de su obra narrativa, con títulos como:

‐ La Galatea (1585), novela pastoril.

‐ Las Novelas Ejemplares (1613), doce relatos que fijan el modelo de

novela corta (al estilo italiano) en los que mezcla distintos subgéneros

y combinan idealismo y realismo.

‐ Los trabajos de Persiles y Segismunda (publicación póstuma de

1617), sucesión de entretenidas peripecias propias de la novela

bizantina.

Aunque se debe a las dos partes de su Quijote (1605-1615) la

influencia decisiva en la configuración de la novela moderna en toda Europa, siendo para muchos

críticos (Michel Foucault y Stephen Gilman, entre otros) la primera que puede considerarse así.

Los motivos, entre otros, son:

1. La construcción de los personajes, reales, de carne y hueso, perfectamente individualizados

sin perder su carácter de símbolos universales (el mismo don Quijote, símbolo universal del

hombre idealista) y adquiriendo el valor de arquetipos universales. En este sentido, es necesario

recalcar dos aspectos:

a.- por un lado, el acierto de narrar la historia a partir del contraste Don Quijote (hidalgo, soñador,

idealista y generoso) y Sancho (labrador, realista, materialista e interesado), lo que le permite al

autor representar distintas maneras de ver el mundo, de pensar y de hablar.

a.- por otro, el hecho de que no se trata de estereotipos idénticos desde la primera a la última

página, si no que, según van sucediendo los acontecimientos, van actuando de manera diferente.

Como es sabido, las posturas de ambos acabarán por influirse mutuamente: los diálogos de la

segunda parte (tercera salida) reflejan que Quijote deja de engañarse a sí mismo y recupera la

cordura (la llamada sanchificación de Don Quijote), mientras que Sancho es arrastrado por la

imaginación y se aproxima a la visión idealista de su amo (quijotización de Sancho, como en el

episodio de la ínsula Barataria (II parte, cap. 45). Este proceso llega incluso a abarcar su propio

lenguaje: Sancho aprende y dice frases que no le corresponderían por su falta de cultura, mientras

que Don Quijote cambia hasta pronunciar refranes propios de Sancho.

2.- La unidad de la novela en tanto obra cerrada. Una de las mayores aspiraciones de la novela

moderna es la ambición de unidad, la búsqueda de una forma cerrada, unitaria, autónoma y

autosuficiente, en la que cada elemento cobra sentido dentro del sistema en relación con los

demás. Este fue sin duda el modelo ideal de la novela decimonónica (como el caso de Madame

Bovary, gran deudora del Quijote) y se ve especialmente en la segunda parte. En efecto, mientras

que la primera aún deja sentir la estructura narrativa aditiva o abierta de los libros de caballerías,

en la segunda plantea una estructura más cerrada: en ella hay un desenlace final que cierra el

asunto principal desencadenante de la trama (pérdida del juicio-recuperación de la cordura y

muerte), un menor número de aventuras y de historias intercaladas pero con mayor relevancia en

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la evolución de los personajes y la trama, así como mayor número de referencias metaficcionales

(como es la mención al propio Quijote y la lectura de la versión de Avellaneda, II parte, cap. LIX).

3. El recurso del viaje. La acción principal está constituida por tres viajes o salidas que realiza

don Quijote (la primera en solitario, y las otras dos acompañado por su escudero). Estas salidas

amplían el panorama vital y expresan ampliamente la propia visión del mundo. La primera parte

(1605) relata las dos primeras salidas por tierras de la Mancha y Andalucía, mientras que el

peregrinaje por tierras de Aragón y Cataluña hasta Barcelona y su regreso a la Mancha ocupa toda

la segunda parte (1615), en la que se suceden historias protagonizadas por otros personajes.

Dentro de este contexto de viaje exterior, pero también interior, se produce una búsqueda de sí

mismo. Don Quijote es un “héroe” que busca su lugar en el mundo, que se busca a sí mismo, lo

que permite explicar las transformaciones internas y su evolución. El crítico marxista Lúkacs

definía la novela, por oposición a la epopeya, como "la historia de un héroe problemático en un

mundo problemático". Valga la pena recordar la frase de la novela corta El coloquio de los

perros: "el andar tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos", una clara

definición del viaje entendido como conocimiento.

4. Su carácter de novela intertextual mediante la intercalación de diversas historias dentro

de este marco común. Don Quijote intercala numerosas narraciones (algunas incluso casi novelas

cortas, como El curioso impertinente, I parte, cap. 23), que, sin guardar en principio ninguna

relación con la trama principal, permiten la combinación de géneros narrativos sin que en ningún

momento se pierda la coherencia narrativa. De esta forma, el Quijote combina y fusiona casi todos

los géneros conocidos, como la novela pastoril, la picaresca, la bizantina o la morisca, a veces bajo

la forma de parodia o imitación burlesca, pero siempre a partir de un "universo ficcional realista"

que sirve de punto de referencia1. Precisamente en el contraste entre el mundo ficcional

maravilloso de los libros de caballerías que guía al protagonista y el mundo ficcional realista del

narrador (y del resto de personajes) reside gran parte del efecto paródico (p.ej. la escena de los

molinos).

5. Su pluriperspectivismo y su polifonía. El pluriperspectivismo es la convivencia en una novela

de diferentes discursos o perspectivas sobre el mundo (fruto de diferentes ideologías y sistemas de

valores) sin que se resuelva el conflicto con una síntesis por una entidad superior, el narrador. Es

el lector el que debe analizar críticamente cada discurso. La novela moderna (por usar palabras de

Mijaíl Bajtín), es un diálogo, una obra polifónica, una obra en la que conviven diferentes voces, no

una sola. Si bien no es un recurso único en Cervantes (Bajtín lo rastrea, por ejemplo, en El asno de

oro de Apuleyo, en las obras de Rabelais y el Lazarillo hasta llegar a su máxima expresión con

Dostoievski), en el Quijote no solo dialogan o entran en conflicto diferentes visiones del mundo

sino que, además, se multiplican las perspectivas y los narradores. Con todo ello, logra una mayor

verosimilitud a la historia, al proporcionar una visión más completa y variada de los hechos al

tiempo que cuestiona la omnisciencia del narrador único (característico de la novela tradicional).

Como es sabido, Cervantes juega con una cuádruple instancia narrativa: un autor ficcionalizado en

la narración (Cervantes) que encarga la traducción de un manuscrito arábigo en Toledo escrito por

el historiador arábigo Cide Hamete Benengeli (autor original de la historia) y que ha sido

traducido por un morisco mentiroso y descuidado (traductor). A ellos habría que añadir la figura

de un editor que controla el texto final e interviene de una forma más activa en el discurso del

Quijote aclarando, comentando el texto (II, cap. 10) o dando su impresión personal sobre la 1 Este "mundo ficcional realista", regido exclusivamente por las leyes del mundo natural y en el que los hechos

narrados son posibles y verosímiles, se opondría al mundo ficcional maravilloso (cuentos de hadas, novelas de

caballería), al ficcional fantástico (novela fantástica del XIX) y ficcional híbrido (el Realismo Mágico Sudamericano).

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historia. A ellos también deberían añadirse los narradores parciales de historias intercaladas antes

mencionadas, como el desconocido autor de El curioso impertinente, el cautivo de Argel (I, cap.

39 al 41), Cardenio o el morisco Ricote.

6. El recurso a la metaliteratura (libro sobre libros y sobre literatura). Cervantes es uno de los

primeros escritores modernos porque el yo del creador asoma numerosas veces en el texto

disfrazado de fascinantes máscaras, unas veces para excitar la curiosidad del lector y otras para

reflexionar acerca del propio proceso de la escritura: parodia de los libros de caballería, escrutinio

de la librería, diferencias con Lope de Vega, independencia de los personajes, crítica de la obra de

Fernández de Avellaneda, razonamiento sobre las historias intercaladas... Mediante este técnica

siembra dudas en el lector y lo pone en estado de alerta. Le avisa de la tensión entre lo que se

escribe y lo que se ha dejado de escribir.

7. Su riqueza y concisión expresiva. Cervantes crea una obra que, por la variedad de registros

expresivos que utiliza, abarca la retórica barroca, el lenguaje popular, el discurso arcaizante, la

reflexión metaliteraria o el dominio del lenguaje poético. Estilísticamente el Quijote destaca por su

heterogeneidad. No posee un estilo uniforme, sino que es admirablemente diverso. Sus múltiples

personajes están caracterizados por su modo de hablar y según las circunstancias en las que se

encuentran. En ese magno concierto de estilos, característico de la novela moderna, se oyen las

voces de la ciudad y de la aldea, de los cabreros y de los aristócratas, de mozas de partido o de

clérigos, de la más noble retórica o de las burlas más vulgares. En especial destaca la infinidad de

tonos de don Quijote, según sea su talante, y la expresión sensata y rústica de Sancho, tan amigo

de los refranes.

8. El Quijote como cuestionamiento del mundo = modernidad (Foucault). Don Quijote no va a

los libros para comprobar un mundo que tiene un sentido pre-dado, sino que, por el contrario, va al

mundo para demostrar lo que dicen los libros. En este enfrentamiento entre mundo real y mundo

de ficción radica el divorcio entre la palabra y el mundo que estas expresan. En este sentido, Don

Quijote es también la primera de las obras modernas porque expresa una marca inconfundible de

la modernidad, una edad que nació con sus propios detractores en tanto edad de autoconciencia, de

saberse moderna, de cuestionar los pilares mismas que apuntalan toda posible crítica. El Quijote

representa esta tendencia de la modernidad, ciertamente constante, de sacudir sus propios

cimientos, bien sea mediante la crítica, la ironía o la fábula.

9. Su plurisematismo y posibilidad de plurilecturas. Tal vez la idea de la posibilidad de hacer

múltiples lecturas del Quijote la da el crítico Harold Bloom, quien afirma que "no hay dos lectores

que den la impresión de haber leído el mismo Quijote, y los críticos más distinguidos todavía no

han conseguido ponerse de acuerdo en los aspectos fundamentales del libro”.

Influencias: Gracias a todo ello (así como a su éxito inmediato, con traducciones en 1612 al inglés

o en 1614 al francés) la obra de Cervantes supondrá una marcadísima influencia en la narrativa

europea del siglo XVIII, sobre todo en aspectos como la individualidad de los personajes, la

parodia de los géneros o el humor irónico. En España hay dos referentes directos:

- La proyección del Quijote en la literatura española podría ejemplificarse mediante la novela

satírica del P. Isla, Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes (1758-1768), cuyo héroe es un

ridículo predicador, enloquecido con los enseñanzas de los predicadores barrocos.

- José Cadalso, en las Cartas marruecas (1789) toma el procedimiento del manuscrito encontrado

y además señala la importancia y el sentido del Quijote.

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Aunque es en la Inglaterra del siglo XVIII donde la herencia cervantina se dejó sentir en mayor

medida.

- Henry Fielding: Don Quijote en Inglaterra (1734) es una celebrada obra teatral; la novela Tom

Jones (1749) cuenta con un auténtico Quijote inglés, lleno de tolerancia y comprensión, humor y

contrastes entre materialismo e idealismo. Uno de los personajes de su novela Joseph Andrews,

escrita, según el autor, «a la manera de Cervantes», es Abraham Adams, «párroco quijotesco del

siglo XVIII», en quien empieza una especie de santificación del héroe cervantino. En Tom Jones

la relación entre amo y criado contiene ecos de la novela cervantina.

- Laurence Sterne: Vida y opiniones del caballero Tristam Shandy (1769) lo imita en la

construcción paródica de formas narrativas, en sus fuentes ficticias, en el humor y en las

frecuentes apelaciones al lector. Hay numerosas referencias al Quijote y reconocimiento implícito

del empleo del humor cervantino.

- Thobias Smollet sigue los pasos de Cervantes en su obra El viaje de Humphrey Clinker (1771),

cuyo protagonista realiza un viaje a través de un mundo que es una caricatura.

Otros dos autores que no pueden dejar de mencionarse son:

- Benito Pérez Galdós, quien se sabía de memoria páginas enteras del Quijote. En sus novelas

pululan criaturas quijotescas mitómanas y visionarias. Por ejemplo, en La desheredada (1881),

Isidora Rufete está tan imbuida en lecturas folletinescas y obsesionada por la nobleza de su linaje

que lleva una vida ficticia hasta el derrumbamiento final. Su padre está loco y su tío se llama

Santiago Quijano-Quijada. Otros títulos quijotescos son El amigo manso (1882), solitario y

soñador; Nazarín (1895) y Halma (1895) a modo de novelas complementarias, al igual que las dos

partes del Quijote; Tristana (1892), cuya protagonista parece «la mujer de la triste figura».

- Por último, la influencia de Cervantes es patente en Flaubert: Madame Bovary y don Quijote

chocan con la realidad tras las ilusiones creadas a raíz de la lectura de novelas –de caballerías o

sentimentales. Emma Bovary es un Quijote con faldas, de imaginación exaltada por la lectura de

novelas sobre heroínas románticas y a quienes quiso emular para huir de la monotonía y

vulgaridad de su vida provinciana.

De las muchas actualizaciones / continuaciones de la obra cervantina, cabe mencionar la lectura

moral que hizo Unamuno en su Vida de Don Quijote y Sancho (1905) o a Graham Greene, quien

asume la tradición cervantina de Fielding en su Monseñor Quijote (1982) a través del protagonista,

párroco de El Toboso, que cree descender del héroe cervantino, o la lectura moral