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    S.E. el Presidente Pinochet dicta su clase magistral enel Saln de Honor de la Universidad de Chile.

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    Visin Futura de ChileCLASE MAGISTRAL DE S.E. EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA,GENERAL DE EJERCITO DON AUGUSTO PINOCHET UGARTE, CON MOTIVO DE LA INAUGURACION DEL AO ACADEMICO EN LA UNIVERSIDAD DE CHILE.6 DE ABRIL DE 1979.

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    1831- 1891: EL PERIODO MAS BRILL ANTE DE

    LA HISTORIA DE CHILE

    1. Min ist ro don Diego Portales, genio o rganizador

    del vigoroso rgimen presidencial que caracteriz a la

    Repblica en su pero do ms brillante.

    2. Genera! don Manu el Bu hes , Presidente de Chile

    1841 - 1851.

    3. Don Manu el Mo n tt , Presidente de Chile 1851-1861.

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    4. Valparaso a mediados del siglo X IX , poca de

    auge del comerc io y la marin a mercante nacional.

    SRLFYRL

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    1. Don Andrs Bello, figura lustre de la ctedra, la 2. Combate Naval de Angamos, 1879. El triunfo de

    gramtica, las letrasy la historia, el derecho internado- Chile en la Guerra del Pacfico fue expresin del vigornal y el derecho civil. Primer Rector de la Universidad de la Repblica en su perodo ms brillante,

    de Chile e impulsor de su fundacin en 1843.

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    Antes de inic iar esta exposic in, en laque tratar de reflejar el pensamiento delJefe del Estado en su interpre tacin de

    los actuales momentos que vive la Nacin, y sus proyecciones hacia el futuro,mirado bajo el prisma de los Principiosdel Gobierno, quiero manifestar al seor

    Rector de esta Casa de Estudios mi reconocimiento por esta especial oportunidad que me brinda para reunirme con lacomunidad universitaria.

    El 11 de Septiembre de 1973 ser considerado en nuestra Patria como uno de

    los sucesos polticos ms importantes desu historia. Tanto como el nacimiento deChile a la vida independiente el 18 de

    Septiembre de 1810, o como la creacin

    del Estado Porta liano en 1830, o la Revolucin de 1891, hechos cuya trascen

    dencia en la Nacin chilena son hitos quesealan, en cada caso, un cambio de rum

    bo significativo.

    Esta dura accin militar estuvo desti

    nada a repudiar-la obra to ta litar ia sovitica, que entronizada en un Gobierno obe

    diente a sus fines, lo haba llevado a unestado de destruccin de los cimientos

    democrticos desde sus bases, por la violencia espiritual y material.

    La corrupcin administrativa y el caoseconmico del pas haban corrodonuestra convivencia e nstitucionaldad

    democrtica, hasta el punto de hacer im

    posible su simple restauracin en los trminos en que la habamos conocido. La

    fractura poltica nos haba dividido hastacolocarnos al borde mismo de la guerrafratricida.

    Las materias que aqu se exponen son

    el fruto de largas meditaciones sobre elmomento que vive Chile. Buscando las

    races en el pasado, pero mirando siempre hacia el futuro, hemos diseado las

    proyecciones de este nuevo Estado democrtico que, como forma de vida,readquiere todo su vigor. No as comoforma de Gobierno tradiciona l, que fuera

    aprovechada por el totalitarismo rojo,como con toda seguridad lo sera nueva

    mente, si as se lo permitiramos.

    Principios inspiradores del rgimenportal iano

    En 1830 se instaur un Gobierno autoritario. El don de mando de Portales, la poderosa mano de ese hombre de genio", al decir de un autor, ejerca conentereza y vigor el principio de autoridad.

    Con gran espritu de moral cvica,arrastraba a todos por su ejemplo de vir

    tud y patriotismo. Siempre procurabaaproximarse al bien medante la justicia.Detestaba todo lo que daaba la integri

    dad de la Nacin. En una palabra, su deseo era un Gobierno fuerte, centraliza-dor, cuyos hombres fueran modelos deprudencia, dignidad y firmeza, reprimiendo inflex iblem ente los abusos y eldesorden.

    En la creacin porta liana se destaca la

    impersonalidad del gobernante. El senti

    miento que se anida en el alma ciudada

    na es el respeto tradicional por la autori

    dad en abstracto, el respeto por el poder

    establecido, con independencia de quienes lo ejercieran.

    Entre los aspectos originales de lo que

    se ha llamado la creacin portaliana" enla poltica chilena, est el establecimien

    to de un Gobierno situado por encima detodos los grupos, banderas e intereses y

    que, en consecuencia, fuese el rbitro im-parcial de las luchas sociales.

    Gobierno autoritario e impersonal en

    marcado estrictamente en !a ley, es lasntesis ms elocuente de una creacingenial, que fue capaz de cambiar la vida

    poltica chilena, asegurndole un desarrollo donde rein el orden y la libertad.

    La encarnacin humana del rgimenportal iano fue la institucin del Presidente de la Repblica, autoridad sta quegozaba de muy amplios poderes.

    Junto a estas potestades y al reconocimiento de la ciudadana, tan poderosa

    autoridad tena sin embargo dos grandeslmites de derecho: el Presidente eratemporal y deba someterse a lo dispues

    to por la Constitucin Poltica y las le

    yes.Sin embargo, la creacin poltica por

    taliana no se bas nicamente en la ley.

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    De ella result una mezcla armnica y'

    creativa de leyes y prcticas ciudadanas.Portales fue un realista implacable: no seinspir en teoras ni en libros, sino en la

    sociedad chilena de su tiempo, tal comoela era, apartndose del valor de lasideologas.

    Perodo ms brillante de la Historia deChile

    La existencia de un Presidente de laRepblica segn la concepcin portalia-na (1831-1891) coincide con el perodo

    ms brillante de la Historia de Chile. Hayestabilidad y progreso en io econmico;

    avances notables en lo cultural y en oeducacional; se ganan dos guerras exteriores dificilsimas; se pacifica la Arauca-na y se la coloniza; se adquiere y explo

    ta el salitre; en todo el pas reinan elorden y la paz social.

    La coincidencia entre la poca de Presidentes portalianos y el auge de Chiie no

    es casual. Esta culminacin, precisa

    mente, se debe a que existe una autoridad central velando siempre por el con

    ju nto del pas y por os intereses comunes de los nacionales.

    Grupos de presin y oligarquas seoponen al poder presidencial

    Por ello, desde el inicio mismo del rgimen portaliano hasta hoy, los grandes

    enemigos del Presidente como institucin, y de su poder, han sido los gruposde presin y las oligarquas. Estas hanquerido siempre gobernar por s y paras, viendo un obstculo en su autoridad,

    rbitro de las luchas sociales y protectorade los sectores ms dbiles de la sociedad.

    En 1810, la aristocracia era el nicogrupo social detentador de los poderes

    socio-econmico y cultural, sobre los

    cuales ejerca su potestad casi omnipotente en el pas. Con la Independencia,pareci que ese estamento extendera sumonopolio al poder poltico. Sin embargo, no ocurri as, por cuanto divididopor ambiciones y personalismos, y desconfiando instintivamente de cualquier

    individualidad fuerte, no pudo gobernar.Como consecuencia, sobrevino la anarqua, con todos sus excesos, proceso queculmin en 1830.

    El libertinaje y fas demasas de todotipo llevaron a la aristocracia a permitirla creacin poltica portaliana, y luego a

    apoyarla. Pero en la medida en que seborraban de su recuerdo los duros mo

    mentos de la anarqua, y aumentaba lacreciente prosperidad que alcanzaba e!pas en todos los rdenes, eila fue retirando su apoyo a la institucin presiden

    cial, en razn inversa a su crecimiento en

    poder econmico y social.As, se to rn en una meta e! reducir elpoder presidencial. Las reformas constitucionales desde 1870 en adelante, obe

    decen a ese propsito . Como ellas noobtenan la satisfaccin plena de sus am

    biciones, sobrevino a Revolucin de

    1891 y el rgimen presidencial portaliano fue sepultado en Concn y Placilla.

    El parlamentarismo: etapa ms estrilde nuestra historia

    El Presidente pas a ser una figura de

    corativa, en tanto la aristocracia gobernaba plenamente a travs de los partidos,que en ese entonces eran facciones deella misma, y del Congreso, que ellos elegan y controlaban. Tal fue el parlamentarismo que durara hasta la dictacin dela Constitucin de 1925.

    En este perodo fue anulado el poder

    presidencial tal como lo concibi e implant el genio de Portales, dando pasoal Gobierno exclusivo de la aristocracia

    que, abandonando sus cualidades iniciales de austeridad y sobriedad, decay enuna oligarqua.

    Meditando sobre ese perodo histri

    co, creo poder sostener que el parlamentarismo ha sido el perodo ms estril yms negativo de nuestra vida republicana, antes del advenimiento del marxismo

    sovitico.Los considerables ingresos del salitre

    que llegaban a arcas fiscales se dilapidaron sin visin de futuro y, con ello, seperdi para Chile la magnfica oportunidad de desarrollo que representaban parael futuro del pas.

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    Caracterstica inherente a este esque

    ma parlamentarista fue la acumulacinde problemas, especialmente sociales, sinque se les diera solucin oportuna.

    La masa popular, sobre todo aquellaque emigraba a las ciudades provenientes

    del campo, se vio diezmada por la mortalidad infantil, la tuberculosis, la faltade higiene y de vivienda, la disolucin dela familia, el alcoholismo y el encareci

    miento de la vida ocasionado por la crisisagrcola y por tas emisiones descontroladas de papel moneda. Tales fueron sloalgunas de las lacras que debi soportar

    nuestro pueblo como consecuencia de es

    te esquema.Entretanto, esta oligarqua asentada

    en el poder perda su tiempo y el del

    pas, levantando y derribando bizantinascombinaciones polticas y gabinetes mi

    nisteriales, que en algunos casos slo du

    raban das y en otros, semanas.

    El estamento alto de la sociedad quetan positivo fuera para el pas mientrasprest su apoyo y acept el rgimen pre

    sidencial portal ano, a pa rtir de su predo

    minio indiscriminado se transform ennegativo para los intereses de Chile, con

    virtindose en una fuerza poltica quebuscaba gobernar exclusivamente para l,anulando casi por completo al Presidente

    de la Repblica.

    La intervencin militar en 1924 y laConstitucin de 1925

    La intervencin militar que en 1924

    dio ocasin al nacimiento de la Constitucin Poitica de 1925, fue la respuesta deaquella poca al sinnmero de problemas

    que el parlamentarismo, como sistema,

    acumul por.su ineficiencia poltica.La Constitucin del ao 1925 repre

    sent un serio esfuerzo por retornar alpresidencialismo tradicional, pero fracas por no haber reglamentado de manera

    eficaz la accin de los partidos polticos.

    Estos hipertrofiaron su poder en forma

    desmesurada, llegando a sobreponerse alPresidente y al propio Congreso, ya queni la Consti tucin n i las leyes definieron

    cules eran los lmites de esos grupos.Tampoco se reglament la disciplina

    interna de los partidos polticos, de manera que stos, cada vez que alcanzaban

    el poder, brindaron un espectculo deinestabilidad, frivolidad y pequeez,

    peor que el que, en los mismos aspectos,haba dado hasta 1925 el parlamentaris

    mo.Igualmente se omiti regular la res

    ponsabilidad de los partidos, y as fu imos testigos de los acuerdos ms censu

    rables y lesivos para el pas que ellosadoptaron, sin que nadie estuviese en

    condiciones de pedirles o exigirles cuenta

    de tales procederes.Por ltimo, no se reglament el finan-

    ciam iento de tos partidos pol ticos, con locual se abrieron las puertas a las ms os

    curas corrupciones.

    Partidos polticos y gremiosprivilegiados: nuevas oligarquas

    De este modo, paulatina e inexorablemente, se volvi al estancamiento nacio

    nal que se haba vivido en la poca parla

    mentara. El pas haba s ido esclavo y

    vctima de su Congreso hasta 1925.Ahora era esclavo y vct im a del rgimen

    de partidos polticos.El rgimen partidista dio origen a nue

    vas oligarquas que empezaron a disputar

    y a repartirse el poder con el antiguo estamento dominante.

    Por otra parte, emergen gremios privilegiados, que por su poder econmico o

    por su caudal de votos, o por ambas circunstancias a la vez, se convierten en la

    base de sustentacin de determinadospartidos polticos; y surgen, asimismo,mquinas electorales, que combinando elcohecho, la presin administrativa, elfraude y la violencia, controlan polticamente regiones, con lo cual eligen sus diputados y senadores, convirtindose, con

    ello, en una fuente autnoma de poder.

    De los partidos populares" aicomunismo

    Particulamente trgico es el caso de

    los partidos llamados "populares", que noslo participan sin recato del rgimen po-

    lt ico con toda su ineficiencia, sus pri

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    vilegios y sus corrupciones sino queadems usan como arma de conquista devotos a la demagogia, destruyen la uni

    dad nacional, avivando la lucha de clases,

    odios y la promesa de parasos imposibles.

    As llegamos a presenciar cmo uno

    de estos partidos "populares", ante ia legtima protesta obrera por las condiciones de vida y de trabajo en el norte delpas, especialmente en el salitre, se entrega en manos de Mosc en el ao 1921.

    Nace de esta forma el Partido Comunista de Chile en su rama poltica ye nsu rama sindical cuyo dcil servilismo a

    la Unin Sovitica lo hace famoso entre

    los partidos congneres del mundo. Bstenos recordar la incondicional sumisindel Partido Comunista chileno a Mosc

    en aquella "Primavera de Praga", cuandose aplast y humill ignominiosamente al

    pueblo checoslovaco en sus intentos poralcanzar un peldao hacia la libertad.

    Las Fuerzas Armadas, depositaras ltimas de la resquebrajada unidad nacio

    nal y de las tradiciones patrias, sufren encarne propia, desde 1891, las consecuencias de la anulacin del poder presiden

    cial y de las sucesivas anarquas oligrquicas.

    Sobre las Fuerzas Armadas recaen losefectos del desorden poltico interno y

    sus secuelas, la estrechez econmica y el

    peligro que para la soberana representanel desquiciamiento nacional y la falta de

    suficiente equipo militar.

    Diferencia entre las diversasintervenciones militares

    Ante la vorgine poltica, las FuerzasArmadas tienen tres distintas reacciones:en 1891, se limitan a inclinarse hacia unoy otro bando de la guerra civil, en la me

    dida que quienes los apoyaban estimabantener la Constitucin de su parte. As, la

    Marina sera revolucionaria y el Ejrcito,balmacedista. En 1924, las Fuerzas A rmadas intervienen unidas y revolucionariamente, pero slo con el nimo de depurar el campo poltico de elementos in

    deseables, a los cuales atribuyen a inope-rancia del rgimen.

    En 1973, las Fuerzas Armadas y deOrden, nuevamente unidas, intervienenpara introducir un cambio integralmente

    renovador, no en los hombres, sino en el

    propio rgimen poltico partidista, porestimar que ste es el que paraliza el pro

    greso nacional y porque han comprobado que se ha llegado a un total agota

    miento del sistema democrtico tradicional.

    Raz del fracaso que culmin entre1970 y 1973

    La accin de las Fuerzas Armadas y deOrden en 1973 es concordante con la

    Nacin y e! pensamiento del pueblo mismo, el cual, al manifestarse electoralmente, tend i a elegir Presidentes fuer

    tes" que luego la maquinaria partidista se

    encargaba de anular y de inhibir.

    La aplicacin en Chile, durante casimedio siglo, de las frmulas tradicionales

    del sistema clsico de la vieja democra

    cia, de orientacin liberal en !a teora poltica, y progresivamente socializante en

    los diversos experimentos econmicos,condujo, en 1970, al advenimiento de unsistema estatista fuertemente centralizado y burocrtico, que llegaba al poderpor la va electoral con respaldo minoritario, sin ocultar en momento alguno suspretensiones de establecer una estructuratotalitaria, similar al modelo sovitico, elcual era su principal fuente de apoyo

    ideolgico, pol tico y financiero.

    Quienes creyeron poder detener ocontrolar esa evolucin, escudndose en

    el formalismo legal de un Estatuto deGarantas Constitucionales, dieron prueba, bajo el rgimen marxista, de su impotencia e incomprensible falta de visin.

    Tanto el fracaso como la entera inope-

    rancia de aquellos mecanismos constitu

    cionales, apresuradamente elaborados enoctubre de ese ao, demuestran el agotamiento irrecuperable del viejo sistema yla imposibilidad de reanimar una organi

    zacin social ya fenecida, mediante precipitadas enmiendas parciales a un textosobrepasado por la realidad del pas.

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    Indefensin de la ciudadanacomprueba el agotamiento de un sistema

    Entre noviembre de 1970 y ei Pronun

    ciamiento Militar de 1973, pudo comprobarse fehacientemente que los meca

    nismos constitucionales concebidos medio siglo antes, en modo alguno bastabanpara contener el avance totalitario.

    La ciudadana misma lleg a un estadode completa indefensin frente a las arbitrariedades del Gobierno, al quedar im

    posibilitada de obrar a travs de los me

    canismos electorales, como consecuenciadel falseamiento sistemtico de los regis

    tros electorales.Era impostergable poner fin a la

    accin de un Gobierno ilegtimo y anr

    quico, que se propona acabar en el ms

    breve plazo con ei sistema del cual se

    sirviera para la conquista del poder.El Poder Legislativo se hallaba com

    pletamente desnaturalizado en sus fun

    ciones y generacin, y su ineficacia en ladefensa de los intereses de la Nacin era

    ampliamente manifiesta. .....El Poder Judicial, aunque dio pruebas

    de gran vigor y energa en la preservacin

    de sus prerrogativas e independencia, es

    taba reducido a la impotencia, por cuan

    to sus resoluciones.no eran ya respetadas

    ni obedecidas por el Gobierno.

    La Contralona General de la Repbli

    ca se encontraba igualmente sobrepasa

    da, en particular por el abuso del mecanismo de los decretos de insistencia.

    El mismo diagnstico era aplicable alos dems rdenes de la vida social: Uni

    versidades y escuelas convertidas en campo de constantes enfrentamientos; la vida econmica del pas en total desorden

    y postracin; las actividades productivas,laborales y comerciales sufran la mscompleta anarqua; en fin, toda la comunidad era arrastrada a odios y divisiones

    planificadamente fomentados.La poblacin era acosada por el mar

    xismo y se encontraba sin medio algunopara defenderse contra la accin de! Go

    bierno de la poca, que amparaba a vio-lentistas premunidos de toda clase de ar

    mamentos, organizados y entrenados segn las ms modernas tcticas subversi

    vas, que se preparaban para enfrentar alas Fuerzas Armadas y de Orden, ltimo

    recurso capaz de evitar la destruccin de

    los valores permanentes de la libertad y

    la nacionalidad.

    Las Fuerzas Armadas ante el llamado de!pueblo y un imperativo tico

    Fueron estas Instituciones las nicasque se mantuvieron permanentemente

    alertas frente al peligro totalitario, sinpermitir la infiltracin de los marxistas

    en sus filas, que tan exitosos resultadostuvo en los dems sectores de la comuni

    dad.Al poner trm ino a un Gobierno al

    cual el propio Parlamento haba declarado ilegtimo e inconstitucional, los Institutos Armados respondieron no slo alclamor ciudadano, sino tambin, al impe

    rativo tico y patritico de salvaguardarlos valores superiores de la Nacin de tangrave peligro.

    Al obrar as, tuvie ron clara^conciencia...que asuman con ello una responsabilidad integral, por cuanto su accin tena

    por objeto recuperar para todos los chile

    nos los derechos y las libertades al bordede la extincin. Pero esta vez no sera

    para dejarlas entregadas al juego.de las

    oligarquas partidistas que nos condujeron a la crisis.

    Por ello, como gobernante y soldado,siempre tendr presente en mi memoria alos hombres de uniforme que lucharon y

    cayeron aquel 11 de Septiembre, ascomo a quienes hoy y siempre cuidan

    celosos de la seguridad interna y externade !a Patria. Vaya a ellos nuestra gratitud

    y reconocimiento por sus sacrificios y

    por su compromiso de no aceptar jams

    un retroceso a los das amargos que culminaron en 1973, pues bien sabemos queesta vez sera sin retorno.

    Hacia un nuevo rgimen

    poltico-institucional

    A partir de ese instante, su obligacin

    y deber seran dar forma y vida a unnuevo sistema constitucional que, preser

    vando la verdadera esencia democrtica

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    que ha caracterizado nuestra Repblica,

    sea al mismo tiempo dinmico y moder

    no, apto para responder a las exigenciascontemporneas, dotado de ios elementos de proteccin que hagan posible susupervivencia frente a los poderosos re

    cursos del totalitarismo y a las sofisticadas formas de los actuales imperialismos.

    Si hubo quienes en esa poca creyeronque las Fuerzas Armadas y de Orden intervendran de manera transitoria y su

    perficial, para luego abandonar al pas alconocido y vicioso juego de intereses dis

    tintos al bien de Chile, reafirmaron en

    esta forma cunto se haban alejado delverdadero sentimiento y voluntad de laciudadana, cun profundo era su desconocimiento de la magnitud real del peligro totalitario contemporneo, y cuntodesconocimiento tenan de la esencia delos organismos militares, cuya misin

    principal es la defensa y preservacin invariable de os valores patrios.

    Muchos no comprendieron entonces

    y an hoy hay quienes no pueden o nodesean entender lo que la libertad y laseguridad rescatadas dei Gobierno anterior, para conservarse y proyectarse demodo estable hacia el futuro, con exclusivas miras al mayor bien de la comunidad chilena, requieren de la creacin yconsolidacin de un nuevo orden institu

    cional.

    Muchos de los que propugnan el retor

    no de la democracia parlamentaria, conmatices en cuanto a la forma, o son am

    biciosos o estn equivocados. Pero, y loque es an peor, en esa corriente, sin du

    da, va envuelta una nueva fuerza formada por el comunismo sovitico revestido

    de democracia liberal, impulsando vacaspromesas institucionales para su propioprovecho.

    El actual Gobierno procedi desde susinicios con entera claridad, manifestandoque no se lim itara, a ser una administracin provisional, sino que entend a comoun deber ineludible dar al pas ese nuevo

    ordenamiento, que no corresponda ya a

    un ensayo terico o ideoigico ms, sinoa una necesidad de supervivencia como

    Nacin libre y como Estado soberano.

    Declaracin de Principios: fundamento del nuevo rgimen

    Las directrices fundamentales e incan

    sables quedaron plasmadas en la Declaracin de Principios del Gobierno de Chi

    le, hecha pblica hace ya ms de cinco

    aos.En ella se perfila, con validez perma

    nente, una concepcin propia y diferente

    del hombre y de la sociedad, en la que seanan el legado de nuestra tradicin

    occidental, humanista y cristiana, con lariqueza de un vigoroso sentido nacional.

    Estado, bien comn y derechosnaturales

    De lo anterior se desprende el recono

    cimiento de la espiritualidad y dignidad

    de a persona humana, lo que involucra

    que sta tiene derechos naturales anterio

    res y superiores al Estado.En cuanto tales derechos son inheren

    tes a la persona, no es el Estado quien losconcede, y si bien puede reglamentar suejercicio, no podra negarlos o desconocerlos.

    En consecuencia, el Estado es un instrumento que debe estar al servicio de lapersona, contrariamente a lo que se propugnan las doctrinas estatistas y socializantes.

    Su finalidad es el bien comn general,definido como aquel conjunto de condi

    ciones sociales que permita a todos ycada uno de los chilenos alcanzar su ple

    na realizacin personal.El bien comn no es el bien del Esta

    do ni tampoco el bien de la mayora, o

    de una o ms minoras. Bien comn esaquel ordenamiento que brinda a todos y

    cada uno de los hombres ia posibilidadde obtener bienes individuales con respe

    to solidario y activo por el bien de los

    dems. Es una meta que orienta la accindel Estado, el cual debe acercarse a ella

    en la mejor forma posible, aun cuando su

    realizacin plena se dificulte por la imperfeccin humana.

    En esta labor de promocin del biencomn, ei derecho aparece como el principal instrumento de que dispone la au

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    toridad, por contraposicin a la intervencin del Estado segn el arbitrio o la necesidad contingente de quien detente el

    poder.

    Importancia del principio desubsidiariedad

    Sentad as estas p rem isas bsi cas, seadvierte que en el cuerpo social es requisito indispensable, para la existencia ysubsistencia de una verdadera libertad, el

    respeto del principio de subsidiariedad,en virtud del cual e Estado debe asumir

    directamente slo aquellas funciones que

    las sociedades intermedias o os particulares no pueden desempear adecuada

    mente, como es el caso del Orden Pbli

    co, la Defensa Nacional, las Relaciones

    Exteriores y aquellos servicios o activida

    des estratgicas que requieren de unacoordinacin general, no accesible a otro

    rgano que no sea ei estatal.

    Las dems funciones sociales slo deben ser ejercidas por ste cuando las so

    ciedades intermedias, por negligencia ofallas, no las realizan. Es el respeto a este

    principio el que involucra la aceptacindel derecho de propiedad privada y de la

    libre iniciativa en el campo econmico,que consideramos como la nica va queconduce a un verdadero desarrollo.

    El estatismo retarda el progreso yasfixia la libertad

    La absorcin estatista y centralizadosde la actividad econmica tiene comoconsecuencia inevitable no slo el estancamiento del progreso, sino tambin la

    rpida prdida del campo de accin independiente de la persona.

    En la misma medida en que el Estado

    asume el control de la actividad econmica desaparece igualmente la libertad

    individual, que puede considerarse extin

    guida desde el momento en que el Esta

    do controla el consumo. Evidencia deello se encuentra en los regmenes quehan abolido la propiedad y la iniciativaprivada.

    El nfasis que la nueva institucionali-dad hace en el rol subsidiario del Es

    tado no responde, pues, a forma alguna

    de teora dogmtica, sino a la necesidadde proteger de modo efectivo la libertad

    personal.

    Libertad econmica y libertad pol tica

    En sntesis, la consecucin del biencomn presupone el reconocimiento de

    los aludidos derechos de propiedad e iniciativa personal, sobre cuya base habrde erigirse el orden econmico.

    Sin incurrir en excesos deterministas,podemos sealar que en ia interrelacinentre e! ordenamiento econmico y elorden social y poltico, la libertad econ

    mica es un requisito necesario para la

    existencia de un sistema poltico realmente libertario.

    No significa esto que la Carta Funda

    mental deba quedar ligada a una determinada poltica econmica, pero s implicaque aqulla contenga las normas bsicassustentadoras de la actividad econmica,conformando un sistema coherente que

    respete e incentive la libertad individualy el principio de subsidiariedad.

    Necesidad de una nueva Constitucin

    Las consideraciones anteriores, aunque someras, bastan para explicar porqu se ha considerado que no es suficien

    te introducir algunas modificaciones a laCarta Fundamental de 1925, sino que es

    imprescindible dar al pas una nueva

    Constitucin que consagre y resguardeadecuadamente estos valores, sobre los

    cuales no pesaba hace medio siglo unaamenaza tan grave y concreta como en laactualidad.

    A tal materia ha atr ibuido ei Gobiernouna atencin prioritaria, cuyos resulta

    dos el pas conoce bajo la forma de unnuevo esquema constitucional que en laactualidad estudia el Consejo de Estado.

    Directrices fundamentales delanteproyecto constitucional novariarn

    No es sta la oportunidad para analizar en detalle cada uno de los mecanis-

    11

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    rnos jurdicos que contempla este cuerponormativo. S;r embargo, y sin perjuiciode las- modificaciones que en el proceso

    de elaboracin pueda experimentar el anteproyecto de la Carta Fundamental, deben destacarse aqu sus directrices funda

    mentales, que no variarn, por cuanto

    responden a la jerarqua de valores yaindicados.

    Sobre su aprobacin, que envuelve unnuevo esquema poltico-social, acorde

    con la realidad, la experiencia y la poten

    cialidad de nuestro pas, se pronunciar

    en definitiva la Nacin toda en plebisci

    to.

    Nueva inst itucional dad desborda loconstitucional

    Previamente, debe reiterarse que unatarea de reconstruccin y de creacin co

    mo aquella a que nos encontramos abocados comprende, por cierto, un campoms vasto que el solamente constitucional.

    La instituc ional idad es mucho msvasta, y su renovacin exige modificaciones substanciales en materias tales comoe! campo laboral, previsional, educacional, econmico, de salud, viviendas, y

    otras igualmente determinantes en el de

    senvolvimiento de la comunidad, y a

    cuyo respecto se avanza tambin incesan

    temente en la preparacin y puesta enmarcha de iniciativas imbuidas del mismo espritu renovador.

    La nueva institucionalidad no es unfin en s, sino un medio para la consecu

    cin de los valores ya citados.

    Normas adecuadas y hbitospolticos sanos

    As, debidamente entendida como tal,

    es razonable que pretendamos perfeccio

    narla en la mayor medida posible, peroguardando cabal conciencia de que dicho

    instrumento jurdico no representa pors solo una garanta, sino ms bien el establecimiento de condiciones ms favora

    bles para que esos valores puedan mate

    rializarse.Naturalmente, aun cuando la norma

    ju rdica sea muy adecuada en su elabora

    cin tcnica, ella permanecer como letra muerta si paralelamente no se fomen

    tan y desarrollan nuevos hbitos polticos, saneados de los viejos vicios acumulados, y se estimula la accin de aquellaspersonas idneas dispuestas a entregarseenteramente al servicio pblico, sin propsitos ajenos al mayor bien de la Rep

    blica.Nos encontramos aqu ante ia necesi

    dad de incentivar la formacin de una

    mentalidad distinta, en la cual la accinpoltica de la persona no est sometida a

    la influencia de intereses diferentes albien comn.

    La democracia: medio y no fin

    Atendida nuestra tradicin ms quecentenaria, creemos que tal fin slo pue

    de alcanzarse a travs de una forma deGobierno verdaderamente democrtica,distinguiendo claramente entre libertades

    esenciales y accesorias.

    La democracia, como forma de vida,readquiere plena vigencia en la nueva institucionalidad que propugnamos. Noocurre lo mismo si se pretende limitarla a

    la forma de Gobierno que fuera utilizadapor el comunismo sovitico durante laUnidad Popular.

    Debemos precisar que no atribuimos ala democracia el valor de un fin en smismo, sino que la concebimos como un

    medio apto para el logro de aquellos

    otros valores referidos, y que si no serealizan verdaderamente para todos los

    miembros de la comunidad, hacen de iademocracia un mero ttulo carente de

    contenido efectivo.

    Alcance y val idez del sufragiouniversal

    En inmediata conexin con este concepto aparece el de sufragio universal, el

    cual tampoco entendemos como un fin,sino como una tcnica que, en determinadas condiciones, puede coadyuvar adar concrecin a esos valores, pero enmodo alguno es condicin nica para ga

    rantizarlos.

    12

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    Es mi conviccin que Chile, prximo a

    iniciar la ltima veintena de este siglo, nopuede permanecer aferrado a posiciones

    dogmticas que, aplicadas en el pasado,no slo no consiguieron hacer salir a!

    pas de un subdesarrollo que podemos ydebemos dejar atrs, sino que, adems,probaron larga y reiteradamente ser insu

    ficientes para obtener tos benficos resultados que la teora pretenda atribuirles.

    Lo anterior no significa oponerse alsufragio universa) como sistema estable y

    adecuado para la generacin de la mayorparte de las autoridades polticas. Sinembargo, debe .prestarse especial aten

    cin a los caracteres de la democracia y ala forma en que se desarrolle el sistemade sufragio popular. En caso contrario,se corre el riesgo de repetir costosas yestriles experiencias pasadas, sin alcanzar las finalidades que la nueva institu-

    cionalidad persigue.

    En efecto, nuestro pas comprob directamente que ni la democracia formal

    ni el sufragio popular, entendidos comofrmulas operantes por s solas, son sufi

    cientes para enfrentar con eficacia la rea

    lidad contempornea.

    La sola dictacin de un sistema denormas no permite que una autntica de

    mocracia exista y se-mantenga establemente, ni est garantizada la manifesta

    cin real de la voluntad popular por lapromulgacin de ieyes relativas al sufra

    gio popular o a los registros electorales.Todo elio es sobrepasado implacablemente por el estatismo totalitario, queanula ia libertad.

    El terrorismo y la subversin organizada tornan ilusoria la seguridad de cadapersona. La democracia meramente fo rmal se desmorona vctima de ia demagogia, que tiene por blanco principal la verdadera justicia social y la prosperidadeconmica, cuyo logro efectivo es sustituido por la promesa fcil e incumplibie,

    con miras a! efecto electoral inmediato ycompleto desinters por el progreso per

    manente de la Nacin. Creo que el mselemental buen sentido aconseja extraerde un desengao tan cercano la enseanza correspondiente.

    Sufragio universal no agotaexpresin de la voluntad nacional

    El sufragio universal no tiene por smismo la virtud de ser el nico mediovlido de expresin de la voluntad de la

    Nacin y de constituir la frmula que,necesaria y mecnicamente, d origen a

    la autoridad. Este pensamiento es contrario al de los viejos demcratas, para quienes no hay otra democracia sino la forma!, la del voto peridico, la del actoelectoral, de la cual surge la representa

    cin de una mayora muchas veces accidental y efmera que no siempre representa el verdadero sentir nacional.

    Adm it ir la virtud excluyente y nicadel voto universal significara suponerque la soberana agota su expresir>en1acto del sufragio, lo cual es contrario a larealidad de la vida humana, mucho msrica y compleja.

    Unidad, discrepancia y lmites de sta

    Toda sociedad se funda en cierto grado de! consenso o unidad comn en torno a determinados valores y objetivos bsicos, que permiten su existencia comotal y su progreso hacia las metas queellos suponen. A! mismo tiempo, todasociedad humana lleva encerrada en smisma un grado de discrepancia, cuya

    eliminacin es el propsito que comparten por igual las tiranas de cualquier sig

    no.Por el contrario, una sociedad que ver

    daderamente desee vivir en un rgimen

    de libertad, debe ser capaz de hacer coexistir equilibradamente ambas realida

    des, unidad y discrepancia.En Che, tal consenso mnimo desapa

    reci como consecuencia del avance yposterior asuncin al poder del marxismo sovitico.

    Destruido por ste el rgimen en queantes coexistieran la unidad y la discrepancia, ia construccin de un nuevo sistema debe forzosamente recoger esa experiencia trgica y, siendo inaceptablevolver al viejo esquema que nos condujoal inminente peligro totalitario, debemosbuscar un nuevo sistema capaz de afron

    13

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    tar la alternativa de asegurar la libertad,

    pero que preserve a la Nacin de una

    nueva infiltracin sovitica, mediante

    restricciones jurdicas que sealen virtuales lmites a la discrepancia cvica, y pro

    tejan el sistema democrtico como forma

    permanente de vida.

    No cabe duda de que la subsistencia

    de nuestra Nacin exige inclinarse por la

    ltima opcin. Lo ocurrido durante el

    trienio 1970-1973 es prueba del error

    suicida que significa legitimar jurdica y

    polticamente aquellas doctrinas quecontravienen y destruyen la mdula mis

    ma de a comunidad nacional y propugnan ei enfrentamiento fratricida sin

    detenerse siquiera ante la posibilidad de

    la guerra civil.

    Desde el momento mismo en que tales

    doctrinas logran imponerse, queda des

    truida la democracia, como nos sucedi

    entre los aos indicados.

    Es desde todo punto de vista imposi

    ble que coexistan en el seno de una mis

    ma comunidad dos concepciones intrnsecamente antagnicas, como ocurrira

    de permitirse la actividad legal, dentro de

    una democracia, de corrientes totalita

    rias, pues stas, fatalmente, llevan a la

    destruccin de la primera.

    Limitaciones o tendencias extremas y diferencia con los totalitarismos

    Fijar limitaciones jurdicas a las ten

    dencias extremas no lleva envuelto,como pretenden mostrarlo algunos, re

    caer en el vicio totalitario que deseamos

    evitar. El comunismo sovitico, maestro

    en corroer a la sociedad democrtica tra

    dicional, presenta al mundo como fascis

    tas y contrarios a la libertad a aquellos

    Gobiernos que pretenden protegerse de

    su agresin.

    Sin embargo, lo cierto es que existe

    una profunda y significativa diferenciaentre la democracia protegida y los tota

    litarismos, pues mientras los segundos

    eliminan sistemticamente los derechos

    esenciales del hombre, la democracia mo

    derna que propiciamos procura, precisa

    mente, defender por todos os medios le

    gtimos esos derechos, sealando ios tr

    minos dentro de los cuales puede desenvolverse la discrepancia, sin pe rm itirq ue

    se abuse de ella para luego eliminarla.

    De all se aprecia que una democracia

    moderna ser tanto ms perfecta, cuanto

    ms eficaces sean los recursos de que est

    dotada para subsistir. Esto no es aplica

    ble para aquella etapa en que la tenden

    cia totalitaria ya ha conseguido controlar

    el poder poltico, pues entonces es muy

    tarde. Por eso es necesario combatirla

    desde mucho antes, a efectos de que, al

    no ser tolerada o legalizada ingenua

    mente su accin, se prevenga o dificulte

    con ello su infiltracin en todas las esferas de la vida social.

    Debe comprenderse que estas lim ita

    ciones previenen igualmente la accin de

    aquellos sectores democrticos que, va

    namente, pretenden competir con los to

    talitarismos en una carrera demaggica

    que est perdida por anticipado.

    Eficacia de proscribir al marxism o de

    la vida cvica

    Evidentemente, los lmites impuestos

    no bastan por s solos para contener la

    agresin totalitaria. Por ello no significa

    que sean superfiuos.

    El marxismo sovitico, la ms peligro

    sa amenaza de nuestro tiempo, reacciona

    con virulencia cuando se le proscribe le

    galmente en algn pas, con lo que de

    muestra que, como es obvio, sus activida

    des y propsitos pueden cumplirse msfcil y rpidamente all donde est en

    condiciones de actuar sin impedimentos

    a la luz del d a, y no donde se ve forzado

    a actuar al margen de la ley.

    Adems, cuando se le reconoce como

    partido poltico, pasa a constituir una al

    ternativa vlida, capaz de llegar al poder

    por la va democrtica, como nos suce

    di en el ao 1970.

    Por otra, parte, nadie podra sostenerque la clandestinidad es ms favorable

    que la legalidad para el desarrollo de una

    determinada accin. De all ios incansa

    bles esfuerzos que el tota lita rism o lleva a

    cabo para retornar a la tolerancia legal,

    donde quiera se le proscribe, y la abun

    dancia de promesas con que seduce a

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    quienes sostienen, con ingenuo y acad

    mico purismo, que con la clsica demo

    cracia basta para salvar la vida democrti

    ca, borrando de sus mentes hechos re

    cientes de la vida actual, que hablan pors solos.

    Democracia vigorosa para autoprotegerse

    Por eso, la institucionalidad renovada

    propone mecanismos jurdicos, cuyo fin

    es proteger en la mayor medida posible

    el sistema democrtico. Democracia pro

    tegida no debe entenderse en el sentido

    de estar sujeta a tute la externa alguna, |

    sino a la inversa, como aquella dotadadel vigor suficiente para sobrevivir gra

    cias a los recursos propios de que est

    provista. i

    El t rm ino de fine a un sistema de au- !

    toridad firme e impersonal, verdadera- j

    mente pa rticipativo, en contraposicin a

    los antiguos mtodos de Gobierno por

    pequeos grupos partidistas, hermticos

    y alejados de las necesidades reales de la

    poblacin.

    La proteccin de a democracia no en-

    vuelve slo el resguardo de las institucio

    nes libertarias del Estado, del Gobierno y

    de! cuerpo social. Hay algo ms, que se

    impone en la realidad actual y que com

    probamos ha llegado a ser un deber ine

    ludible del Estado; proteger debidamente

    la seguridad de las personas.

    La seguridad amenazada por (a

    subversin y el terrorismo

    Es un hecho que nternacionaimente

    se promueve hoy en da la subversin en

    los regmenes del mundo libre, de mane

    ra cuidadosamente organizada y planifi

    cada, y con miras ai mayor provecho de

    las aspiraciones hegemnicas soviticas. ]

    En ese contexto, el terrorismo, en sus j

    manifestaciones ms brbaras e inhuma

    nas, es un instrumento de uso habitual,

    frente al cual no es posible permanecerindecisos o inactivos. No tomar medidas

    preventivas frente a esta agresin soviti

    ca constituira, por omisin, violar grave

    mente los derechos humanos ms esen

    ciales.

    Bajo la vigencia de la Carta de 1925 y

    de la legislacin dictada segn sus postu

    lados, qued en evidencia que los reg

    menes de excepcin o emergencia ju r d i

    ca mostraban en la prctica ser insuficientes frente al incremento creciente de

    las tcticas y tcnicas terroristas, lo. que

    i lev ai desbo rdam iento inev itable de las

    normas en vigo r, situacin que en el fu

    turo sistema se procura esclarecer con ni

    tidez, facultando a las autoridades en

    forma adecuada para hacer frente con

    eficacia a esa amenaza permanente.

    El carcter de particular salvajismo y

    peligrosidad para cada persona que revis

    te el acto terrorista hace que deba juzgrsele con el ms severo rigor y sancionr

    sele con las ms duras penas.

    Pero la estabilidad democrtica no s

    lo tiene en el totalitarismo, el estatismo

    y e terrorismo sus enemigos principales.

    El progreso econmico y social:objetivo de la democracia

    Amenaza no menor representan para

    ella las condiciones.que entorpezcan o

    impidan para todos los connacionales el

    acceso a ia posibilidad de una vida prs

    pera y en justicia.

    Respecto al bienestar espiritual y ma

    terial, las consideraciones precedentes en

    torno a la libertad y al derecho de pro

    piedad son orientacin suficiente dentro

    del marco de esta exposicin.

    E l. concepto, de justicia , en camb io,

    nos remite a un examen genrico de loque ha de ser la organizacin de los po

    deres dei Estado, y que en la do ctrina

    moderna se conciben en forma ms rea

    lista, como as diversas func iones que el

    Estado debe cumplir, por medio de rga

    nos tambin diferentes. La norma cons

    titucional determinar las relaciones re

    cprocas entre ellos, atend iendo a su

    adecuado equilibrio.

    Gobierno y Parlamento en la nuevainstitucionalidad

    Bajo este enfoque , resulta posible u ti

    lizar los trminos de Gobierno y Parla

    mento, en reemplazo de Poder Ejecutivo

    15

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    y Legis lativo, ya que quien dirige al Estado es su Gobierno, direccin pol tica que

    se traduce substancialmente en la fun

    cin legislativa.Esto es as en ios hechos desde hace

    mucho, habindose desplazado el centro

    principal de accin legislativa desde el

    Parlamento al Gobierno, realidad innegable en la Constitucin de 1925, segn su

    formulacin original, reforzada por el ca

    tegrico incremento de facultades legisla

    tivas que entregaron al Jefe del Estadolas reformas de 1943 y 1970, a travs de

    la ampliacin del mbito de materias cu

    ya iniciativa legislativa le correspondade modo exclusivo y excluyente.

    Baste recordar que, adicionalmente,

    los mecanismos de urgencia en el despacho, control de la Tabla, convocatoria alegislatura extraordinaria, participacinen el debate a travs de sus Ministros,con uso preferente de la palabra y los

    sistemas de veto,.constituan al Presiden

    te de la Repblica en una autoridad confacultades muy superiores a as de un

    simple colegislador, pese a las protestas

    de quienes deseaban conservar intactas

    las concepciones tericas del siglo X V i 11.

    Realidad actual exige fortalecer a losGobiernos

    En nuestro tiempo, el gobernar es una

    funcin progresivamente ms tcnica y

    compleja, exigiendo la coherencia slo

    alcanzable en el seno de un Gobierno,mas no en la diversidad mltiple de unaasamblea parlamentaria.

    Una mirada a la presente realidadmundial muestra que en aquellos pases

    donde la funcin de gobernar no est radicada primordialmente en la autoridad

    del rgano gubernativo propiamente tal,

    y se diluye en las controversias de unaasamblea, sobreviene ei estagnamiento y

    el retroceso, cuando no el caos o un estallido revolucionario.

    Por tal motivo, la nueva institucionali-dad chilena prev un firme fortalecimien

    to del presidencialismo. Los crticostradicionales querrn ver en esto ocultos

    propsitos personalistas.No creo necesario detenerme a consi

    derar imputaciones de esta ndole, pues

    la labor constituciona l a que nos encon

    tramos abocados mira hacia el futuro du

    radero y estable de Chile, sin descender a

    motivos transitorios y fugaces.Debo, eso s, subrayar que en esa orga

    nizacin nueva, el Estado no ser ms un

    mecanismo neutro, susceptible de ser uti-Iizado indistintamente por cualquier

    combinacin de mayoras o minoras cir

    cunstanciales, sino que estaremos frentea un Estado que, en s mismo, y sin

    abandonar su rol subsidiario, involucrar

    una definida concepcin humanista del

    mundo.

    Contrapesos adecuados al poderpresidencial

    Esclarecido este aspecto sin dejar lugar

    a dudas, cabe aadir que, sealadas las

    facultades parlamentarias, la nueva insti-

    tucionalidad deber contemplar otros

    factores de contrapeso y ponderacinfrente a las facultades presidenciales, cu

    yo,.estudio, est entregado a .instancias decarcter tcnico que impiden su examen

    en esta ocasin.No obstante, debe destacarse e,| nece

    sario fortalecimiento de la independencia

    de los Tribunales de Justicia,, elevando anivel constitucional su facultad de impe

    rio respecto a sus fallos, y otras disposi

    ciones tendientes a impedir que la autoridad simplemente administrativa pueda,

    en un momento dado, eludir o entrabarel expedito ejercicio de sus atribuciones

    privativas.

    Freno a la demagogia

    No podra darse trmino a una enume

    racin de los adversarios principales de la

    democracia, sin referirse al fenmeno de

    la demagogia, uno de los vicios de ms

    fcil surgimiento y rpida propagacin.A este respecto, advertimos una frecuente propensin a ella por parte de

    quien desea asumir responsabilidades pblicas superiores, vicio que se incrementa en proporcin directa al cargo a que se

    aspira. Con ello se llega a un fomentomasivo de anhelos irrealizables.

    16

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    La norma constitucional debe prever

    mecanismos jurdicos objetivos que frenen la inclinacin a un eventual deslizamiento hacia la demagogia.

    Por ello hablamos de una democraciatecnificada, caracterstica que aparece

    como la ms adecuada para impedir la

    demagogia. No debe comprenderse como

    un esquema que Hevea la mecanizacinde la vida humana.

    Rechazo al libertinaje periodstico

    Por el contrario, se pretende con ello

    impedir, precisamente, que los valores

    del humanismo sean aniquilados, porejemplo, por un completo libertinaje de

    ios medios de comunicacin social, de

    modo que pudieran stos transformarse

    en un vehculo de degradacin progresivadel nivel tico e intelectual de la comun i

    dad.

    Vocacin de servicio pblico

    Desde otra perspectiva, la tecnifica-

    cn de las funciones de Gobierno contri

    buir a evitar que accedan a ellas indivi

    duos desprovistos de otra calificacinque e! respaldo de uno u otro partido,

    monopolizador de ias vas de relacin entre la comunidad y el Gobierno.

    Buscamos el medio para que, a travssuyo, se produzca una seleccin de aque

    llas personas en [as que concurran unaautntica vocacin de servicio pblico

    con la idoneidad y preparacin que iacomunidad tiene derecho a exigir de

    aquellos a quienes encomiende la respon

    sabilidad de la conduccin superior delGobierno.

    Adentrndose hacia un plano an ms

    de fondo, el real'sentido de la tecnfica-cin como elemento de la democraciaaparece cuando se distingue entre aque

    llas decisiones que, por su naturaleza,

    son de carcter pblico, como por ejem

    plo las relativas a la defensa y la justicia,de aquellas otras decisiones que pertene

    cen al mbito de lo individual.

    En estas ltimas, la preservacin de la

    libertad exige que el Estado no interven

    ga ms all del mnimo indispensable, en

    caso de que no sea factible su entera abstencin.

    Tecni ficaci n de las determinaciones

    polticas

    En cuanto a las decisiones pblicas,

    deben considerarse sus aspectos evaluati-vos y sus aspectos tcnicos. Las decisiones evaluativas o valorativas son polticas, y han de tener lugar en una instancia

    po ltica. Las decisiones tcnicas, en cambio, han de atenerse a juicios positivos ocientficos.

    Ahora bien, tecnificacin significa,precisamente, que la ejecucin de las de

    cisiones polticas se haga a travs de losmedios tcnicamente idneos, pues ennada fortalece a la democracia el que las

    razones tcnicas se vean pospuestas por

    argumentos ideolgicos.

    Campaa internacional contra unEstado que abandona la neutralidaddoctrinaria

    Al dar t rm ino a esta sinttica visin

    de los principios fundamentales que ri

    gen la accin del Gobierno, y se propo

    nen como fundamentos de la nueva insti

    tuciona l idad, y siendo ellos tan claramente lgicos, tan verdaderamente hu

    manistas en su inspiracin y propsito,

    cabe preguntarse cul es el motivo por

    el que hemos debido enfrentar una gigan

    tesca campaa internacional de hostili

    dad y de desprestigio, llevada hasta ex

    tremos inconcebibles, que sorprende porsu desproporcin a cualquier analista ob

    je tivo de los hechos?

    Variadas son las causas que concurren

    a explicar este fenmeno. Sin embargo,hay una razn medular, a cuya luz serevela el origen de la mayor parte de sus

    manifestaciones.

    Ella es la slida definicin doctrinariaque el Gobierno y el Estado de Chile asumieron el 11 de Septiembre de 1973,

    que ha mantenido y defendido invaria

    blemente desde entonces, y en cuyo res

    guardo no cejaremos jams.

    17

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    Derrota del marxismo exige vencerlo ensu dimensin moral

    La doctrina marxista sovitica no pue

    de ser vencida por la simple exclusin de

    sus agrupaciones polticas, como tampo

    co neutralizarse a travs de ingenuos

    compromisos.

    Slo puede ser derrotada sobre la base

    de una vigorosa postura doctrinaria, es

    tructurada por valores esencialmente

    opuestos a los suyos, que son, precisa

    mente, aquellos que propugnamos, cua

    les son nuestra concepcin humanista de

    la vida, impregnada de sentido nacionaly cristiano.

    Para comprender lo anterior, debe te

    nerse presente que el marxismo no se ex

    plica por la sola conjuncin de proble

    mas o injusticias econmico-sociales, lasque, si bien constituyen, por cierto, un

    medio ambiente favorable para su propa

    gacin, no dan razn de su xito en la

    penetracin de los sectores de mayor cul

    tura e ingresos en muchos pases, sin ex

    cluir a aquellos de ms alto desarrollo.Tampoco sera suficiente para esclarecer

    la infiltracin de otros sectores donde no

    concurren situaciones de extrema mise

    ria.

    A la inversa, tampoco podra en ten

    derse la reaccin antimarxista de muchos

    miles de personas que padecen lim ita cio

    nes materiales y otras derivadas del sub-

    desarrolio.

    Planteadas tales interrogantes, es evidente que no puede reducirse el proble

    ma en anlisis solamente al plano de lo

    econmico-social, siendo indispensable

    considerarlo en su dimensin moral, en

    cuanto doctrina intrnsecamente perver

    sa, esto es, atentatoria contra los valores

    ms esenciales de la persona.

    El marxismo como instrumento delimperialismo sovitico

    Llevado esto al terreno prctico, ad

    vertimos que, a escala mundial, la ideo

    loga marxista se traduce en una agresin

    permanente, puesta al servicio del impe

    rialismo sovitico. Esta agresin no reco

    noce frontera en parte alguna del globo,

    como es natural que ocurra, en cuanto

    ningn sentido tienen para ella los con

    ceptos de justicia, derecho, libertad o

    Nacin.

    Guerra no convencional amenaza a losEstados libres

    Ella utiliza formas de guerra no con

    vencional, para apoderarse de los Estados

    desde adentro, empleando simultnea

    mente dos tcticas.

    Por una parte, la infiltracin de los n

    cleos vitales de las sociedades libres, prin

    cipalmente los medios de comunicacinsocial, los centros universitarios e inte

    lectuales, las iglesias, los sindicatos y los

    organismos internacionales. Paralelamen

    te, el fomento en esas mismas sociedades

    de todos los medios cosibles del desor

    den.

    Es as como observamos la agitacin

    callejera, las presiones demaggicas e in

    flacionarias, las huelgas intermitentes, el

    fomento de las drogas, la pornografa yla destruccin del concepto de familia.

    Todo ello, unido al odio sistemtico

    de clases y a la propagacin brutal del

    terrorismo, conduce al debilitamiento de

    Jas sociedades no controladas por el im

    perialismo sovitico, siempre presto a

    caer sobre ellas en el mom ento apro piado, en su incontrolable codicia hegem-

    nica.

    Opcin doc trinaria entretotalitarismo y libertad

    Enfrentado al dilema real de nuestrotiempo, la opcin entre el totalitarismo

    bajo control sovitico y la libertad, el

    Gobierno chileno ha optado resuelta

    mente por esta ltima.Resulta as comprensible que la Unin

    Sovitica despliegue todos sus esfuerzos,

    en todos los terrenos, para procurar ladestruccin del sistema que, soberana

    mente, nuestro pas est construyendo .

    Ello nos explica por qu motivo no se

    produce el mismo encarnizam iento en

    contra de otros pases, donde tambin

    existen Gobiernos adversos al marxismo.

    18

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    Motivos por los cuales arreciar laagresin sovitica

    Nuestro positivo progreso, nuestroxito, la consolidacin de un rgimen

    autnticamente libertario, significan para

    ella, desde luego, la destruccin de un

    mito ampliamente difundido, cual es el

    de su presunto podero y esa capacidad

    invencible con que consigue atemorizar a

    muchos espritus vacilantes.

    Asimismo, un rgimen en el que sea

    posible disfrutar verdaderamente del or

    den, la justicia, la libertad y prosperidad,

    constituye, por su propia existencia, undesafo intolerable para esa superpoten-

    cia, ms an por cuanto proviene de un

    pas pequeo, cuyo bienestar slo puede

    alcanzarse a travs del ms constante y

    duro esfuerzo.

    As, aun cuando nunca hemos preten

    dido proyectar nuestra experiencia y vi

    vencia ms ail de nuestras fron teras, es

    inaceptable para la mentalidad totalitaria

    el que pueda subsistir y florecer un pas

    que contraviene todos y cada uno de suspostulados dogmticos.

    Nuestro avance innegable aviva su irri

    tacin, de la que no podemos esperar

    concesiones ni treguas de ninguna espe

    cie. No podramos contrarrestar su agre

    sin si flaqueramos en el combate doc

    trinario o en el combate directo contra la

    subversin permanente.

    Razones del ataque que recibimos

    desde ciertas democracias

    Su profunda infiltracin, ya referida,

    en los diversos mbitos del mundo occi

    dental, explica tambin buena parte de

    las reacciones negativas que a ll se han

    suscitado.

    En este caso, cabe mencionar, adems,

    la adhesin emocional de muchos secto

    res a las frmulas tradicionales de la de

    mocracia, cuya teora cristaliz en diver

    sos regmenes occidentales hace ms deun siglo y medio.

    No nos corresponde formular juiciosrespecto de su efectivo funcionamiento

    en dichos pases en nuestrosdas, pero s

    tenemos el derecho soberano, como Na

    cin independiente, a reivindicar para

    Chile la facultad de decidir libremente el

    rgimen de organizacin social que a s

    mismo quiera darse.

    Bases de una poltica exteriorpragmtica

    Los dos principios antes enunciados,

    reafirmacin de la soberana nacional y

    no intervencin en asuntos propios de

    otros Estados, cuyo derecho de autode

    terminacin reconocemos y respetamos,

    constituyen pilares fundamentales de la

    respuesta chilena a la agresin internacional, expresada en una poltica externa

    que se caracteriza por su irrestricto ape

    go a las normas del Derecho.

    Dentro de ese marco, el Gobierno ha

    buscado el acercamiento y la mantencin

    de las mejores relaciones posibles con to

    dos aquellos Estados que, como Chile, se

    atengan a estos principios.

    Nuestro enfrentamiento internacional

    al bloque sovitico responde a la defensa

    propia de quien se ve amagado en su existencia misma, por cuanto dicho bloque

    desconoce el respeto a tales valores a lo

    menos a nuestro respecto en form a evi

    dente.

    Hecha esta salvedad, debemos recor

    dar que no ha sido jams nuestra inten

    cin asumir actitudes de liderazgo polti

    co o moral, ni pretendido dar lecciones

    basadas en una respuesta que nos es pro

    pia y nica, que brota de nuestro ser na

    cional.As, nuestras relaciones exterio res se

    orientan con sereno pragmatismo a la

    convivencia en paz con todos aquellos

    que no intenten atropellar nuestra sobe

    rana. No nos detenemos a cuestionar sus

    posturas ideolgicas, en la medida en que

    no aspiren a imponrnoslas.

    Tenemos perfecta conciencia de que el

    actual es un mundo de creciente inter

    dependencia, con todo cuanto ello impli

    ca en consecuencias positivas y negativas.Hemos postulado un sano nacionalis

    mo, consciente e inserto en la universali

    dad que conforma el conjunto de los de

    ms pases del orbe. Al definirnos como

    nacionalistas, no es nuestro nimo situar

    19

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    nos en una posicin de superioridad res

    pecto de otros Estados, sino subrayar

    que poseemos legtimamente una natura

    leza diferente, que somos una Nacin

    con caractersticas propias, que se tradu

    cen en un modo de ser homogneo, his

    trica, tnica y culturaimente.En un plano contingente, la poltica

    exterior chilena defiende la paz, de tai

    manera que, sin abdicar su soberana, se

    ha mantenido vigilante y serena ante va

    riadas provocaciones.

    Injusticia de la campaa exterior contra

    Chile

    En el campo de los derechos humanos,

    la campaa de propaganda a todo nivel

    nos ha im putado hechos ajenos a toda

    realidad, magnificando hasta dimensio

    nes inverosmiles las consecuencias ine

    vitables del enfrentam iento v iolen to a

    que nos llev, contra nuestra voluntad, la

    tentativa totalitaria que culminara el

    ao 1973.

    Hemos dado muestra de una mesuraque contrasta, en primer trmino con el

    destino que, sin lugar a duda alguna, ha

    bran corrido los sectores democrticos

    de este pas si los propsitos soviticos se

    hubiesen cumplido y, en segundo lugar,

    con las realidades que diariamente estn

    sufriendo aquellos pueblos que caen den

    tro de su rbita.Podramos extendernos largamente en

    una comparacin entre lo ocurrido en

    nuestro pas donde un rpido procesonormalizador condujo, pasando por la li

    beracin de todos los detenidos polti

    cos, hasta una amplia Ley de Amnista,cuya vigencia data ya de un ao y los

    horribles excesos que a diario tenemos

    noticia de otros lugares del mundo.

    Entrego este juicio a la honestidad decada chileno y de cada observador objeti

    vo, en la seguridad que, en lo ntimo de

    sus conciencias, llegan a conclusiones

    mu y diferentes a aquellas que, por moti

    vos polticos que no puede ocultar, ex

    pres la Comisin Ad Hoc de las Nacio

    nes Unidas.La verdad sobre Chile se abr paso da

    a da por s sola, en cualquier lugar don

    de se examine con objetividad e impar

    cialidad lo acontecido.

    Ese examen mostrar un avance ince

    sante hacia la concrecin de los princi

    pios orientadores de la accin gubernati

    va, desde su comienzo mismo.

    Las bases de una Gran Nacin

    La ambiciosa pero legtima meta de

    hacer de Chile una Gran Nacin presupo

    ne un orden poltico que garantice la li

    bertad, sin la cual no hay dignidad posi

    ble. Igualmente, su ordenamiento social

    debe promover la justicia, de manera quesus integrantes puedan satisfacer sus ne

    cesidades bsicas, por medio de una retribucin equitativa del mrito y del esfuer

    zo de cada persona, brindando igualdad

    de oportunidades.

    Ser grande aquella Nacin que consi

    ga conjugar equilibradamente estos fac

    tores.

    Cuando ello se logra, y se atribuye sureal valor a la eficiencia econmica, en

    vez de dejarse cegar por los dogmas, esaNacin tiene abiertas las posibilidades de

    verdadero progreso.

    Plan Econmico y Plan Laboral

    Tales son los elementos que se han te

    nido en consideracin para estructurar el

    Plan Laboral, respuesta moderna y crea

    dora a los requerimientos de nuestra po

    ca y circunstancias.

    Crticos superficiales o polticamenteinteresados han reprobado cidamente

    este Plan, acusndolo de sometimiento al

    Plan Econmico que sigue nuestro pas.

    Olvidan intencionadamente que dicho

    Plan Econmico es el que ha permitido,

    por ejemplo, entre otros benficos efec

    tos, contener la inflacin, incrementar

    as exportaciones e importaciones, o res

    catar a nuestra Patria de la ignominiosa

    situacin de cesacin de pagos de sus

    deudas.

    Ese Plan conduce, directamente, al

    mayor bienestar de todos los chilenos, en

    particular de aquellos sectores laborales

    antes ms postergados, a travs del innegable crecimiento econmico.

    20

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    Es efectivo que subsisten problemas

    que an deben enfrentarse, pero ellos

    son consecuencia directa de la postracin

    tota ! a que nos llev 1a po litiq uer a ante

    rior, y que culmin con los 1.000 das,

    donde en su irracional afn de arrasarlo

    todo, quise constituir una utopa sobre

    ruinas.

    En menos de un sexenio, hostilizado

    desde todos los frentes, nuestro Gobier

    no ha sido capaz, sin embargo, de echar

    as bases para un desarrollo cuyos benefi

    cios iniciales ya pueden percibirse en for

    ma evidente.

    Chile: Estado humanista, nacional y cristiano

    Una visin global de la realidad nacio

    nal no puede o m iti r una referencia a la

    posicin de lo religioso en la nueva insti

    tuciona l idad.La Declaracin de Principios es expl

    cita en este punto, al sealar que "en

    consideracin a la tradicin patria y al

    pensamiento de la inmensa mayora de

    nuestro pueblo, el Gobierno de Chile respeta la concepcin cristiana sobre el

    hombre y la sociedad".

    De all el concepto del hombre como

    ser dotado de espiritualidad, con todas

    fas connotaciones del ms alto nivel doctrinario y jurdico que ello envuelve.

    Consecuentemente, al autodefinirse

    como Estado nacionalista, humanista y

    cristiano, Chile se pronuncia rotunda

    mente incompatible con el materialismo,

    pues no es posible defender tales princi

    pios sin combatir a ste, enemigo total

    de esos valores y de las bases mismas de

    la civilizacin occidental y cristiana.

    Antimarxismo m il i tan te

    A l apro ximarn os ai t rm ino del siglo

    XX, enfrentados a la expansin gigantesca del ma rxismo sovi tico, sera anacr

    nico o ciego querer preservar los funda

    mentos libertarios y cristianos de Chile,

    y sostener al mismo tiem po que no es

    indispensable actuar combativamente

    contra aqul, que constituye una desfigu

    racin consciente, metdica e integral de

    cada uno de los principios cristianos.

    Plena libertad religiosa

    En modo alguno significa esto que lanueva institucionalidad propugne la into

    lerancia religiosa o el sectarismo.

    El Acta Constitucional N 3 categri

    camente asegura a todas las personas la

    libertad de conciencia, la manifestacin

    de todas las creencias y el ejercicio libre

    de todos los cultos que no se opongan a

    la moral, a las buenas costumbres o al

    orden pblico, honrando as una largatradicin de tolerancia, que ha permitido

    a muchas generaciones de las ms varia

    das confesiones, entregar un aporte til

    al desenvolvimiento de Chile.

    Sin embargo, preciso es tener concien-

    ca que todas las creencias por igual se

    ven amenazadas de desaparecer por el

    marxismo, que se autoerige en una pseu-

    dorreiigin tan pronto controla el poder

    total.

    Metas y evolucin permanente en vezde plazos taxativos

    Al finalizar este sin t tico examen de la

    evolucin chilena, debemos reiterar que

    nunca hemos fijado plazos taxativos.Si en alguna oportunidad se han men

    cionado, ellos tienen carcter tentativo yestn condicionados al cumplimiento de

    metas u objetivos. Ello, porque la laborarealizar es profunda e involucra un cam

    bio en la mentalidad oprimida y ahogada

    del cuerpo social.

    Hemos iniciado una etapa nueva en el

    destino nacional, dando paso al potencial

    de generaciones jvenes, capaces de desarrollar y personificar hbitos cvicos re

    novados formados en el valor del esfuer

    zo y de la creacin personal.

    No se postula perpetuacin militar enel poder

    Nunca se pos tul la perpetuacin m ili

    tar en el poder poltico, pero no quere

    mos que renazcan los mismos vicios que

    hemos tratado de superar. Por ello, no

    21

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    entregaremos el destino de Chile a la in-certidumbre y al peligro totalitario.

    El marxismo sovitico no comete dos

    veces los mismos errores, y s permitisemos su reimplantacin, estaramos aban

    donando a la tirana a las generaciones

    venideras.Por tan fundadas razones es que pro

    pugnamos las limitaciones jurdicas a la

    discrepancia en el esquema democrtico

    antes aludido .Por igual motivo combatimos y com

    batiremos el terrorismo y la subversin,

    sin tregua, en todos los casos y en todas

    las formas.

    Fundamentos y sentido de unatransicin sin elecciones polticas

    Es tan grande y grave el peligro permanente, que no entendemos terminada

    nuestra misin y nuestro deber con la

    sola dictacin de una nueva Constitu

    cin, por elevada que sea la perfeccin

    tcnica de sus normas.Velaremos por su expedita puesta envigencia y funcionamiento.

    Resguardaremos la consolidacin de lanueva institucionalidad durante un perodo breve pero suficiente, hasta verifi

    car que, dentro de lo previsible, ella sea

    slida y fuerte, para contrarrestar el ataque totalitario.

    Tal es el sentido del perodo de transicin, enlazar con fluidez ei actual Go

    bierno con aquel que regir Chile en fo rma definitiva, como expresin de la nueva

    institucionalidad democrtica con queculminar la obra del rgimen surgido dei11 de Septiembre de 1973.

    La Nacin no puede permitirse la

    apertura precipitada a elecciones polticas, para las cuales an no est preparada. No se cierran todava completamente

    las hondas heridas producidas por el mar

    xismo, y que ste y sus instrumentos seesfuerzan por mantener abiertas tantocomo sea posible.

    Frente a sus poderosos recursos, una

    pugna eleccionaria por el poder slo nos

    debilitara, facilitando su retorno.

    La sociedad chilena necesita tiempo

    para la profunda transformacin polti

    ca, social y econmica, sin la cual su desarrollo integral no ser posible. Se'que

    estas palabras van a ser tergiversadas por

    ios polticos habituales y ms de algunobuscar crear situaciones difciles para el

    Gobierno. Pero estamos preparados para

    enfrentarlos y para continuar el camino

    que nos hemos trazado.Es desde todo punto de vista necesario

    que exista un efectivo receso poltico,

    para lograr que el saneamiento econmi

    co alcanzado se traduzca en un desarro

    llo sostenido, que ofrezca mayor bienes

    tar para todos os chilenos, y para que se

    afiance en un nuevo modelo social, congruente con a institucional idad de una

    sociedad verdaderamente libre.

    La etapa de transicin posibilita el

    avance gradual, sin estancamientos estriles, sin los quebrantos de un salto brusco. Durante tal perodo deben surgir ydesarrollarse hbitos cvicos renovados ysanos, configurando una tradicin en lasinstituciones polticas que el nuevo es

    quema contemple.Pasar abruptamente del rgimen actuala la plenitud democrtica, con genera-,

    cin de la autoridad por elecciones, slo

    encontrara, como actores aventajados, alos antiguos grupos y partidos polticos,cuya obra fue funesta para Chile.

    Nueva generacin civil

    No slo debemos crear las nuevas instituciones que favorezcan el progreso

    sostenido del pas, tanto espiritual comomaterial. No basta fomentar prcticasque confieran solidez a esas nuevas insti

    tuciones. Es igualmente indispensable estim ular el desenvolvimiento de una nue

    va generacin civil, impregnada de los re

    feridos valores.

    Olvidar este aspecto capital ocasionara que, al trmino del rgimen militar,

    volviesen ios mismos hombres y partidos

    cuyo fracaso exigi la intervencin delas Fuerzas Armadas y sta sera entonces algo efmero, sin races profundas enla evolucin histrica de la Nacin.

    El logro de estas metas es el presupuesto de la plena participacin del pue

    blo en las futuras decisiones polticas. Si

    ellas no se alcanzaren, la recuperacin

    22

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    que hoy experimentamos sera fugaz, y

    tornara vanos los esfuerzos realizadospor todo el pas en estos aos.

    La recapitulacin precedente, aunque

    no agota por cierto el anlisis de todosos componentes del nuevo modelo queChile se ha planteado para su desenvolvi

    miento futuro, permite una visin global

    de sus lineamientos.No es sta la ocasin para detenerse en

    el detalle de cada uno de ellos, de suformulacin, aplicacin y proyecciones.

    Su estudio imparcial y ecunime, la ob

    servacin descarnada de los acontecimientos y la evolucin mundial, mostra

    rn que es el camino de progreso, liber

    tad y justicia.

    Respaldo del pueblo y de la juventud

    Se'que mi pueblo me acompaa mayo-

    ritariamente en este afn, cuyo nico in

    ters es Chile. No es avidez de podero niproteccin de privilegios el celo que nosmueve y la tenacidad con que da a da

    enfrentamos los innumerables problemas

    que el pas debe superar.Si elevadas son ias metas que nos hemos propuesto, grande es tambin laconfianza en que, unidos, las alcanzaremos, e inconmovible la fe que en Chile y

    su pueblo hemos depositado.Especialmente profunda es la seguri

    dad que me infunde al observar el entusiasmo, el dinamismo y la creatividadcon que la juventud ha respondido al llamado del futuro, comprendiendo que

    nuestra obra de hoy tiene por finalidadsu seguridad de maana, en un pas librey democrtico.

    A ustedes, acadmicos, estudiantes,

    universitarios en general, incumbe res

    ponder a ta privilegiada oportunidad quebrindan tos estudios superiores, cuyo

    aprovechamiento les abre vastos camposde accin, al mismo tiempo que altas responsabilidades frente a la comunidad.

    Al aceptarlas, estn asumiendo tam

    bin el compromiso de laborar, desdehoy mismo, sin descanso, para afianzar

    las bases de esta nueva independencia,llevando siempre adelante la obra perenne de hacer y mantener la grandeza deChile.

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    1. S. E. es adamado por a dudadana2. Almuerzos escotares: inversin soda para quienes

    representan el futuro de Chile.3. El Metro de Santiago: obra del Gobierno Militar.

    4. Multitudinaria manifestacin en Santiago

    celebrando un nuevo aniversario de! 11 de septiembre.

    5. S.E. en el Saln de Honor de la Universidad deChile, acompaado por el Rector, el Ministro deEducacin y otras altas autoridades.

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    ucil liUmi iisAA 000 623 704 4

  • 7/25/2019 Pin8 - Vision Futura de Chile

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    Divisin Nacionalde Comunicacin Social

    ProduccinORBE Publicidad S.A.

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    Visin Futura de ChileClA'SE MAGISTRAL DE S E. EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA,GENERAL DE EJERCITO DON AUGUSTO PINOCHET UGARTE, CON MOTIVO DE LA INAUGURACION DEL AO ACADEMICO EN LA UNIVERSIDAD DE CHILE6 DE ABRIL DE 1979.

    J h i l e ^ y B r e s i d e n t e . (Pinochet Ugarte)^

    isiiiifPs

    V.>