Nieto Aguilar, Jose - Mindanao Su Historia Y Geografia
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Mindanao
Su Historia y Geografa
Por
Jos Nieto Aguilar Con un prologo
de
Don Francisco Martn Arre
Madrid Imprenta del Cuerpo Administrativo del Ejrcito.
1894
Contenido
Al Excmo. Sr General D. Angel Aznar y Butigieg
Prologo
Filipinas: Su Presente y Porvenir
Mindanao
Resea Histrica
o Descripcin Geogrfica.
o Hidrografa.
Costas.
Ros.
Lagunas.
o Orografa
Montes.
o Meteorologa.
Clima.
Vientos.
Electricidad.
Terremotos.
Volcanes.
Mineraloga
o Fauna.
Mamferos.
Aves.
Reptiles
-
Peces.
Anillados.
Moluscos.
Zofitos.
o Flora.
o Razas que Pueblan la Isla.
o Divisin Territorial.
o Situacin del Ejrcito en Mindanao.
Pgina 3
Al Excmo. Sr General D. Angel Aznar y Butigieg
Raras veces, Excmo. Sr., dedicatoria alguna se elev como en la ocasin presente, desde
modesto nivel la elevada posicinde conspicua personalidad, sin que fuese guiada por
interesada mira.
Esto, que al fin no fuera de extraar en Espaa, donde la pluma, bien mal manejada, se
consider siempre como patrimoniocasi exclusivo del necesitado de bienes de fortuna, no es
aplicable m en el presente caso.
Educado desde muy joven, casi un nio, en la ruda franqueza que con moralidad ejemplar
constituye hbito inseparable del soldado,no pretendo con esta dedicatoria el apoyo del hombre
superior, cuyos talentos, aquilatados ya en las luchas polticas, lehan conquistado posicin
envidiable en las ms altas esferas gubernamentales, sino demostrar as mi afecto respetuoso al
militarbizarro, que rodeado de merecidos prestigios y del cario de sus subordinados constituye
una legtima esperanza para el Ejrcito.
Dgnese pues, Excmo. Sr., aceptar este testimonio de respetuosa consideracin de su afectsimo
subordinado y s.s.
q.b.s m.
Jos Nieto AguilarPgina 4
Prologo
Un soneto me manda hacer Violante
y en mi vida me he visto en tal aprieto,
dijo famoso y notable poeta en no menos famoso y notable soneto. En ms grave y verdadero
aprieto me veo yo, que no soy famosoni notable, ni tengo la ms remota esperanza de serlo
aunque mil aos viva y muchas cuartillas emborrone, al encontrarme enel caso de ser prologuista
de un libro de indudable mrito, porque el Fnix de los ingenios espaoles, aunque otra cosa
-
dijeraal escribir el soneto que le mandara hacer Violante, haba enriquecido con otros muchos la
poesa castellana, y ste serde verdad el primer prlogo del que se reconoce sin facultades para
tal empresa.
Con aparente razn me argirs, respetado y querido lector, que cmo y por qu, si me considero
sin fuerzas para darle cima,tengo la osada de pretender ejecutara; y yo te replicar
humildemente que, considerando que es la ms antiptica forma dela soberbia y la presuncin la
intempestiva modestia, virtud que tan pocos tienen y con tantsima frecuencia se falsifica,si
hubiera sido un ntimo amigo el que me hubiera solicitado para tal empeo, con la confianza que
d la amistad hubiera rehusadoel complacerle, exponindole franca y sinceramente mi
incompetencia y los perjuicios que su obra le irrogara el ir precedidade un prlogo de persona
de tan poca autoridad como soy yo; pero se trataba de un escritor meritsimo, segn he podido
comprobarpor la lectura de su obra, que era para m completamente desconocido, y cuya
jerarqua en la milicia, aunque honrossima,es modesta, y una negativa ma tal vez la hubiese
considerado como desdn ms bien la persona que al libro, incurriendoyo, sin pretenderlo, en
desconsideracin y descortesa. Me precio de pobre de espritu y no quiero gravar mi alma con
talpecado. Prefer excusarme con el autor, darte la excusa de lo que pudieras creer osada, t,
que por la superioridad quete d el ser juez inapelable y temido de cuantos escribimos, no
resultars mortificado en tu amor propio; que por ser solicitadocon afn, no cabe la posibilidad
de que te consideres desdeado; y que ms bien pecas de excesiva benevolencia que de
rigorexcesivo, puesto que toleras y sustentas, aunque no con esplendidez, tanto escritor de
pacotilla; y h aqu por qu me encuentrastodo medrsico y acongojado ante las dificultades del
desempeo del empeo en que me veo metido, sin garantas que puedanvalerme en tu
juicio.Pgina 5
Y ya que del gran Lope de Vega me ampar para dar con buen pi comienzo mi penosa
jornada de hoy, los procedimientos queemple en su ingeniossimo soneto he de emplearlos yo
en la presente ocasin, con la diferencia de que como el xito no consisteprincipalmente en los
procedimientos que para obtenerle se ponen en prctica, y s en la habilidad del que hace uso de
ellos,si al eximio poeta le result una joya literaria, m, prosista pedestre, me saldr lo que
quisiere Dios, quien con cristianay catlica fe me encomiendo de todas veras.
He observado que en los prlogos se suele dar principio explicando de un modo ms menos
indirecto el por qu de ellos, ybirla birlando, sin darme cuenta de ello, es lo que he hecho en los
prrafos anteriores. Presntase despus el autor los lectores, y aunquepor incidencia y de un
modo incompleto tambin, he verificado la presentacin, y para completarla dir que su
colaboracin,buscada con empeo y empleada con utilidad en centros oficiales y por conspcuos
personajes polticos que en las cuestionesreferentes nuestras provincias y colonias ultramarinas
han entendido y entienden la fcil y frecuente acogida que artculossuyos sobre estos asuntos y
otros concede un importantsimo diario madrileo, y su ltimo libro titulado Colonizacin de
Filipinas, de que est agotada la edicin, pruebas evidentes y experimentales son de la
competencia del autor de este libro en lasmaterias que en l estudia y expone. No busquis en
sus pginas retricos alios cuyo objetivo sean rebuscados primores deestilo; Nieto se cie
exponer con claridad y concisin, y razonar con solidez y lgica, y en estos tiempos en que el
buengusto huye como del demonio de las fatigosas ampulosidades de una retrica mal empleada
y de impertinentes metforas intilestropos, y se regocija con la sobriedad del lenguaje, que no
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est reida, ni mucho menos, y ms bien al contrario, con la elegancia,estas condiciones del
autor constituyen un verdadero mrito. Y h aqu por dnde al completar la presentacin de
rigor, mehe deslizado dar mi opinin sobre la forma literaria del libro.
Compete inmediatamente todo prologuista entrar fondo en el fondo del libro, y en sto s que
encuentro dificultad supina,porque las Islas Filipinas y la de Mindanao solamente las conozco de
odas y ledas, sea de referencia, y por lo tanto nome es dado compulsar con exquisita
exactitud los datos que referentes sta contiene el libro de Nieto, pero s apreciarel mtodo con
que los expone y lo completos que son, y considerar como una garanta de su exactitud la
circunstancia de queel terreno dominado realmente por los espaoles, y todo el que ha sido
teatro de las ltimas campaas sostenidas contra losmoros malayos, lo ha recorrido paso paso
el autor, desempeando en una de ellas el cargo de aposentador. Desde luego resultapatente una
condicin esencialsima para que sea buena una obra: la de la oportunidad; Pgina 6toda obra
humana es buena mala, segn que sea oportuna no. Y lo es, no dudar, una en que se trata
de Mindanao en losmomentos en que es una cuestin del da, en que se ha iniciado una campaa
para hacer efectiva nuestra dominacin en esa islay en que estn aplazadas las operaciones
militares hasta la llegada del buen tiempo.
Cuando de nuestra antigua riqueza colonial tan slo nos quedan las Islas Filipinas, pues Cuba y
Puerto Rico no son ya colonias,sino provincias que por ley histrica, que nunca dej de
cumplirse, han de ir ganando en autonoma gradualmente, hasta quedarcon respecto su antigua
metrpoli en las mismas condiciones que el Canad respecto Inglaterra, y de oponerse que
assea con tenaz resistencia, nos exponemos perderlas; cuando estas provincias, por exigencias
de buenos espaoles que prestaroninnegables y salvadores servicios la integridad nacional,
pero que ahora hacen valer con exceso estos servicios, puede decirseque son fincas, cuyos gastos
de sostenimiento sufraga Espaa para que un partido determinado las disfrute, toda la atencinde
los que se interesen en el porvenir de nuestra Patria en Ultramar, y como nacin colonial, debe
estar fija en el Archipilagodescubierto por Legazpi, venero inagotable de riquezas de que
nosotros nos beneficiamos en la ms mnima parte, por estarel comercio all en manos de chinos
y alemanes, aspirantes probables, aunque remotos, la posesin de tan frtiles territorios.He
odo asegurar, y no puedo afirmar la certidumbre del aserto, que sto se debe la poltica all
sustentada de que parael prestigio del castla sobre el indio, aqul no se ocupe nunca en trabajos
manuales, por lo que all no se tolera ms espaoles que los empleadosy militares. Dcese que
esta intolerancia se sostiene por respetos corporaciones religiosas, cuyo gran patriotismo
sedebe lo arraigada que est en los indgenas la fidelidad Espaa, pues son ellas las que
consideran perjudicial el establecimientode colonias agrcolas espaolas y de comercios
industrias montados por espaoles, para esa veneracin que el malayo filipinosiente hacia el
europeo nacido en la Pennsula. Creo y he credo siempre que el verdadero prestigio en todos los
pases esten el que posee las riquezas obtenidas de su suelo por el trabajo que enaltece, en
cuanto es el ms eficaz elemento de progreso,y por eso me atrevo calificar de absurdos y
errneos y de preocupaciones inadmisibles, procedimientos polticos basadosen semejante
concepto del prestigio de una raza dominadora sobre la dominada. Justo es, adems, que de esa
riqusima colonia,en cambio de la civilizacin y del progreso que nos debe, saquemos utilidades
que contribuyan remediar nuestra penuria econmica;y para que stas vayan en aumento,
ningn medio mejor que fomentar su natural riqueza por procedimientos de colonizacin
libresde preocupaciones inconcebibles y anticuadas.Pgina 7
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Ms en mengua resultaba nuestro prestigio al consentir por tanto tiempo que en una isla, como la
de Mindanao, cuya riquezaforestal bastar para compensar con creces cuantos gastos se hagan
con objeto de poner fin al mal que estamos enunciando,nuestra dominacin fuera ms bien
nominal que efectiva, y los pocos indgenas acogidos nuestra proteccin la tuvieran enpoco,
por el temor grandsimo que les impona esa raza fantica, salvaje y sanguinaria de moros
malayos, verdadera dominadorade Mindanao hasta no hace mucho.
Por eso mereciera mi aplauso las campaas realizadas en Mindanao por el hoy Teniente General
Seri y por el General Weyler,y la emprendida actualmente por iniciativa del General Blanco.
Cuando la mayora de la prensa censuraba y achacaba mvilesmezquinos la llevada con tan
feliz xito y positivos resultados por el general Weyler, yo, que era entonces periodista a fortiori
y aun director in partibus infidelium de un peridico militar, extrem la defensa de aquellas
operaciones, porque estaban ya arraigadas en m las conviccionesque hoy sustento.
Estas manifestaciones mas, que concuerdan perfectamente con cuanto Nieto sostiene con
valenta en sus obras, hacen ms fcily grata mi tarea de prologuista, permitindome exponer
con entera franqueza lo que pienso en estos complejos problemas que Mindanao se refieren.
Y creo haber cumplido con estas consideraciones por cuenta propia todos los trminos de un
prlogo al uso, del mismo modoque el poeta conclua su soneto diciendo:
Contad si son catorce, y est hecho.
FRANCISCO MARTN ARRE.
Madrid 20 de Octubre de 1894.
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Filipinas
Su Presente y Porvenir
El desconocimiento que en Espaa se tiene de cuanto respecta al Archipilago filipino es grande,
como igualmente se puedeasegurar que los enormes perjuicios que por este concepto sufre la
prosperidad nacional, estn en razn directa de esta lamentableignorancia.
Pero en lo que se acenta ms y ms el parecer errneo que con calculado inters se propala en
nuestro pas por los que deello resultan beneficiados, es de cuanto se refiere la poblacin
indgena; conceptuacin que sentada por una clebre cartadel Padre San Agustn desde fecha
remotsima, mantiene en nuestro pueblo la errnea creencia de que el indio es holgazn,inepto y
refractario toda idea de cultura.
En Espaa es ingnito el creer que nobleza obliga, y nosotros, que en larga residencia en aquel
Archipilago hemos podido apreciar las ambiciones de progreso que laten enaquel pueblo tan
vejado y deprimido, consideramos que por lo que Pgina 9al inters pblico conviene, estamos
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obligados emprender en primer lugar una razonada defensa del pueblo filipino: defensaque
creemos justificadsima, puesto que en la conciencia de todos est la certeza de que hasta el
momento en que los sucesosde las Carolinas hicieron reverdecer, aunque slo fuera de modo
fugaz, los recuerdos de nuestras colonias Ocenicas, el hablarde Filipinas fu siempre cosa
nueva y peregrina, tanto era el olvido en que se las tena!
Quin entonces hubiese vaticinado que sobre ellas pudieran fundamentarse hoy importantes
problemas polticos, capaces dedar solucin los gravsimos conflictos del socialismo, que la
miseria desarrollada en las ms ricas de nuestras provincias,levanta pavoroso amenazando
destrur el equilibrio social?
Quin que all tuvieran origen gravsimas cuestiones internacionales, que como el conflicto
alemn tan directamente interesaba la honra de la patria?
Quin, por ltimo, pudo precaver que llegase da, que no estaba tan lejano, en que el comercio,
la industria y aun la produccinde la pennsula, pudiese encontrar en aquellos 300.000 km.,
poblados por ocho millones de habitantes, un mercado nacionalcapaz de suplir los onerosos de
los pases europeos?
El que nada de sto estuviese previsto no es cosa que pueda llamar grandemente nuestra
atencin; la mayora de los estadistasque rigieron los destinos del pas, jams supieron ni se
ocuparon de averiguar las condiciones fsicas y morales de aquellascomarcas, ni alcanzaron
prever la importancia grande que para Espaa pudiera tener en da no lejano el
desenvolvimientode la riqueza y el rpido progreso de los pases que posea en tan remotas
latitudes.
Por entonces creyeron cumplidos los sagrados deberes del patriotismo y de los intereses ellos
encomendados con slo mirarel asunto bajo el punto de vista de la posesin de mayor Pgina 10
menor extensin territorial, resultando de esto, que jams se fijasen las altas esferas
gubernamentales en aquellos pueblosque, aunque separados de la patria por inmensa extensin
martima, tienen grandes aspiraciones para el porvenir y ansan conanhelo ciertos derechos, sin
tener en cuenta, que es imposible de todo punto, no slo por las exigencias de los tiempos,
sinopor su situacin geogrfica que les coloca al habla con otros pases profundamente
penetrados de la civilizacin, consolidarnuestra preponderancia por medio del absolutismo, que
aunque les d libertad aparente, niega las palpitaciones de un pueblovigoroso, dando por salvajes
hombres que, pese quien pese, vienen demostrando que tanto en el comercio y la
industria,como en las ciencias y las artes, tienen puesto odo atento la voz del siglo, recogiendo
por momentos los ltimos latidosdel progreso intelectual de nuestra poca.
Razones son stas para no desmayar ante los obstculos que han de presentarse hasta alcanzar la
completa justificacin delpueblo filipino. La verdad concluye por imponerse. Consagremos,
pues, nuestros esfuerzos transformar el espritu pblico,haciendo nacer en la opinin nuevas
ideas. Entonces es posible que lleguen comprenderse las causas que determinaban, elque aquel
pas, oprimido por el pasado de algunos siglos bajo la mano cruel del despotismo, la brutalidad
de las pasiones,el inters torpe y la ignorancia, llegase revestir algo parecido la abyecta
condicin del paria.
-
Que si hoy la cultura ilustracin del indio no se encuentra la altura que tiene derecho exigir
de ellos el pueblo quepor su redencin tan costosos sacrificios se impone, no hay nada que
reprocharle, porque de ello no es l slo culpable. Detal atraso no puede hacerse cargo al
filipino; los responsables son aquellos que desdeando lo preceptuado en nuestras sabiasleyes,
han dejado incumplido lo dispuesto en la Ley X, tt. I, libro I Recopilacin de Indias, que
ordenaba que donde quieraPgina 11que fuese posible se estableciesen escuelas para ensear los
indios el castellano.
Lo que Felipe IV prevena en 1664 los curas y doctrinarios para que por los medios ms suaves
fuesen enseando todos losindios el idioma castellano. Y por ltimo, lo dispuesto por Real
Cdula de Carlos III, fin de que en el interrogatorio que para su juicio de residencia se
someta los Capitanes Generales, se incluyese la pregunta de si mandaron n losprrocos
enseasen los indios el idioma castellano.
A tal extremo llega en Filipinas este abandono del clero, que D. Patricio de la Escosura,
ejerciendo el cargo de ComisarioRegio de S.M. en aquellas islas el ao 1863, censura duramente
este proceder como causa principal del atraso intelectual delindio, imposibilitado de apreciar los
adelantos de la poca por los medios que el estudio proporciona.
A pesar de sto, la ilustracin actual de Filipinas es muy superior lo que comunmente se cree;
prubanlo aquellos claustrosde profesores de su Universidad Institutos nutridos hoy con un
crecido nmero de insulares, gallarda muestra de las ambicionesde progreso que all se
remueven de contnuo, anhelando conocer el ms all que hasta ahora les fu vedado investigar.
Tambin el arte, esa facultad del cerebro humano de asimilarse la belleza de la naturaleza para
producir obras revestidasde cualidades estticas, representando con toda exactitud las
impresiones recogidas por el estudio al amparo de los destellosdel genio, encuentra en Filipinas
entusiasta idnea interpretacin, lanzando la culta Europa hombres que, como Luna yTavera,
bastan para justificar el perfeccionamiento rpido y completo de que es susceptible aquel pueblo.
El comercio, ayudado por la creciente produccin de tan frtil suelo, aumenta rpidamente,
facilitando la exportacin de losproductos que arroja un crecido superavit sobre la importacin,
segn se demuestra en las siguientes notas estadsticas.Pgina 12
Importacin. Exportacin
Aos. Pesetas. Pesetas.
1879 18.031.547 18.813.452
1880 25.486.461 23.450.285
1881 20.777.739 24.579.006
Promedio 21.431.739 22.247.914
1887 17.530.198 25.254.140
1888 21.208.482 26.358.640
1889 24.790.906 34.926.969
Promedio 21.176.528 28.846.583
-
El resumen de estos datos demuestra que en el ao 1879 la exportacin slo superaba la
importacin en 500.000 pesos, y queen el ao 1889 el fomento de la produccin es tal en
Filipinas, que duplicando la exportacin supera en ms de 10 millonesde pesos la importacin.
La agricultura es lo que ms prospera en la frtil Filipinas. Fuera del consumo local, que no debe
ser insignificante, exporten el ao 89, 12.500.000 pesos en azcares, ms de 14 millones en
abac, 2.500.000 en caf, ms de 3 millones en tabaco ycerca de 500.000 en cocos; es decir, que
casi su total exportacin, sean ms de 30 millones de pesos de los 35 que stase eleva, tienen
su origen en la agricultura; y como quiera que el chino no se dedica las faenas del campo, y la
emigracinpeninsular tampoco aporta esta clase de elementos, tenemos, que aquella raza tan
vejada, el indio, que por no prestarse las indignas explotaciones que de l requiere el ignorante,
incapaz de apreciar los sanos preceptos de la colonizacin espaola,despus de cubrir todas sus
necesidades, lanza al exterior enormes cantidades de los apreciadsimos productos de su suelo.
Ahora bien; si el problema de los cambios sobre la pennsula acarrea Filipinas una atmsfera
preada de desconfianzas ysuspicacias, con notable perjuicio del comercio espaol y de las
relaciones estrechas que deben existir entre dos puebloscobijados Pgina 13por una misma ensea
nacional, esto no hay que cargarlo en el debe de aquel pas; de ello son directamente
responsables losque toleran tan indignas explotaciones, amasadas con su propio desprestigio.
Filipinas remite Espaa ms productos que deella recibe. Desde Filipinas se remesan
Inglaterra y otros pases enormes cantidades de productos agrcolas, que superanen algunos
millones de pesos lo que aquellos importan en el Archipilago.
De sto resulta, que la produccin filipina sita en Europa cantidades suficientes para responder
con exceso cuantas garantaspudieran exigir de un pas floreciente las naciones que con l
sostengan relaciones mercantiles.
Fcil es deducir por los anteriores datos, que en Filipinas esos elementos productores que son el
nervio y la vida del comercio,y que tan ineptos se les cree en nuestro pas, ponen en juego mayor
suma de actividad en las explotaciones agrcolas que elraqutico comercio, intermediario entre el
productor y los mercados consumidores de Europa y Amrica.
La usura es otra de las calamidades que afligen en grado superlativo la agricultura filipina; tan
escandalosa es en aquelpas la explotacin por este medio hecha del pequeo agricultor, que
puede decirse, con toda seguridad, que su monopolio escausa de porfiadas luchas en la provisin
de los cargos de funcionarios municipales, puesto que la autoridad del Gobernadorcillo es la que
facilita el cobro de las cantidades productos que remuneran tan honradsimo comercio.
Esto, como es natural, aminora el estmulo por la escasez de beneficio y determina una notable
disminucin en la riqueza porel menor nmero de cultivadores.
Resumiendo cuanto llevamos dicho, fin de robustecer y justificar nuestra opinin en tan
interesante asunto, somos de parecerque un pueblo como el filipino, que etnogrficamente
considerado se encuentra en la misma situacin que se hallaba hace tressiglos, cuando el pas fu
ocupado de un modo efectivo Pgina 14por nuestros antepasados, en el que los caracteres
etnolgicos de sus moradores no han sufrido ms transformacin que la varianteen sus creencias
-
religiosas, y que, pesar de sto, tan admirablemente se adapta los adelantos de la poca, es
forzosoconcederle que camina pasos agigantados en la senda del progreso. La agricultura, que
hace cincuenta anos tena limitadassus operaciones satisfacer las necesidades del consumo
local, crece de un modo fabuloso, traspasa sus ordinarios lmites,y llega Europa y Amrica con
sus productos, logrando que se los tenga en grande estima.
El comercio secunda estas iniciativas prestndose la obra con que el agricultor le brinda,
aunque cegado por la avaricianeutraliza una gran parte de las energas productoras.
La industria se asimila los adelantos ms adecuados la perfeccin y bondad de sus productos,
viendo su importancia restringidaen la parte de fabricacin por la especial constitucin geolgica
del pas. La poblacin se duplica en cuarenta aos. El indiopresiente el espritu democrtico del
siglo, y todo en fin, refleja en aquel pas las ansias de una perfeccin retardada porlos accidentes
de la historia. Slo una cosa conserva all la secular organizacin y carcter que se le imprimiera
hace siglos:la Administracin del Estado en sus diferentes ramos. Esta, se distingue en un todo
de cuanto rige en las dems colonias delmundo.
Si bien el carcter del legislador resulta simptico por la democracia que de sus disposiciones
emana, los encargados de vigorizarstas mismas las desfiguran en su aplicacin la prctica,
exornndolas de una aureola de suspicacias y recelos que les dcarcter desptico y anti-
nacional de que en su esencia se encuentran desposedas y que estuvo siempre lejos del nimo
dellegislador.
El rehuir la enseanza del idioma patrio y las trabas puestas la radicacin del elemento
peninsular son los dos grandesborrones de la Administracin de Espaa en Filipinas,
constituyendo Pgina 15formidable barrera interpuesta entre el europeo y el indgena,
imposibilitados de fraternizar sin mediadores tan poderososcomo son la comunidad en la familia
y en el idioma, cuando la unidad de creencias religiosas estrecha la distancia de dospueblos tan
profundamente identificados, pesar de la enorme distancia etnogrfica con que la naturaleza les
ha separado.
Esta es la exposicin del estado en que segn nuestra apreciacin se encuentran hoy las
Filipinas, si bien dejando de trataralgunas de las condiciones sociolgicas y polticas, de las que
hemos credo prudente prescindir por no lanzar censuras enlas cuales haranse resaltar las
suspicacias injustificadas, causantes del abandono en que los principios que informan elderecho
civil se tienen en aquel pas, en el que no existiendo palpitaciones polticas que repercutan
unsonas al comps delgran corazn de la patria, mantienen en la ms punible orfandad los que
veneran los principios de una unidad imperecederacomo origen de prspera fraternidad, dejando
el campo libre sin otro atractivo en estos ideales aquellos que por ambicindesmedida
injustificada sustentan las bastardas pasiones de un prematuro separatismo.
De estos principios hemos de partir para fundamentar el concepto formado de aquellas reformas
consideradas indispensablespor la opinin, si Espaa ha de modelar en las Filipinas bases
robustas en que se asientan las aspiraciones de un porvenirventuroso, libre de las asechanzas y
turbulencias que sin fruto agotan las energas de nuestros hermanos de Amrica, debilitandosu
unidad y ponindolos en el trance bochornoso de encontrarse fustigados en su soberana por
-
aquel coloso del Norte, quehambriento de dominio aspira relegarlos al triste estado de
provincias conquistadas.
El porvenir de Filipinas estriba en la oportunidad con que se planteen las dos reformas hace
tiempo sealadas por aquellaparte de la opinin, que imparcial y conocedora del pas, Pgina
16juzga como suyos los triunfos de una administracin continuadora de los sanos principios que
atesoran las sabias leyes dictadaspor nuestros antepasados, celosos de que la preponderancia del
podero colonial de Espaa estuviese fundamentada en la hidalguade sus principios
humanitarios.
Estas reformas, que son la colonizacin y el encauzamiento del comercio hacia la metrpoli,
tienen una aspiracin nica, ysta es la espaolizacin del pas por la extensin de la raza
peninsular, que en su mezcla con la indgena d origen eseotro pueblo vigoroso y enrgico que
hoy lleva el nombre de mestizo. Esta nueva raza tiene demostrado que desde el
claustrouniversitario al campo de batalla, sin dejar en claro la atmsfera ideal del arte, todo lo
domina, contando con aptitudespara servir de base una nacin briosa, que tanto frente al
podero japons como ante las colonias de explotacin con quele rodean ingleses y holandeses,
sea gallarda representacin de la gran moralidad y extraordinarias facultades que para
lacolonizacin atesora el pueblo ibero.
Para conseguir esto, es necesario prescindir de la suspicaz y sistemtica enemiga que nuestra
burocracia mantiene contra estaraza mezclada, y dejar un lado temores imaginarios que hacen
apreciar las Filipinas como fosa siempre abierta para eleuropeo.
Es necesario que en grandes cantidades llevemos all nuestra sangre; pero no la sangre anmica
que engendra la atmsfera impurade las grandes ciudades, sino la vigorosa que anima y d
energas nuestros cultivadores para no desmayar en las rudas faenascon que fructifican sus
campos, yermos ya de tanto producir.
Ha llegado el momento en que la colonizacin de las Filipinas con elementos peninsulares se
impone; pero no una colonizacinen la que se pretenda abusar de la superioridad de raza de uno
de los elementos sobre el otro para establecer una esclavitudms menos embozada.Pgina 17
No una colonizacin como la seguida por civilizado pas de Europa en vecina prxima de las
Filipinas; me refiero Holanday Java.
En aquel territorio, la perversin del sentido moral llega su ms alto grado; all se encuentra
organizado por los que representanel progreso un plan de explotacin cual no se registra otro
ejemplo en las colonias contemporneas, manteniendo sus habitantesen el mismo estado de
atraso en que hace siglos se encontraban, con la sola diferencia de que en poca ms remota
fueron losrabes la raza superior y explotadora; y hoy se encuentra en el pleno goce de tan
incuo monopolio, una de las naciones que,si no por su extensin territorial, s por su cultura,
blasona en Europa de encontrarse la cabeza del progreso intelectual.
Las bases fundamentales que conforme los progresos de la ciencia y las leyes de la historia
estamos obligados implantarde un modo enrgico en Filipinas, si hemos de espaolizarlas,
-
estn claramente marcadas en aquellos principios sociolgicosque huyendo de las utpicas
teoras de nuestras antiguas leyes, hacen de la industria y el comercio el ms seguro agente
parala divulgacin del progreso, quedando la fuerza relegada mero auxiliar de la obra
civilizadora que se ejecuta.
De sto se deduce, que la colonizacin debe efectuarse en condiciones que llene aquellos fines,
armonizando el bienestar delelemento colonizador y del colonizado, y fomentando el desarrollo
de la riqueza mediante una acertada explotacin de sus productosnaturales, que lo mismo
beneficie los indgenas, sin distincin alguna de castas, que los nacidos en la pennsula,
cuyamisin all no es de dominio ni de conquista, puesto que las colonias, como sabiamente
disponen nuestras leyes, slo debenser una continuacin de la metrpoli por la extensin de la
raza, que al confundirse con la indgena le presta los elementosindispensables para su
transformacin etnolgica, ponindola Pgina 18en condciones de alcanzar el nivel intelectual de
los pueblos civilizados.
Practicando rigurosamente este principio, lograremos contrarrestar esa ley fatal de la Historia
que impide en nuestra razael que la influencia directa de la metrpoli obre sobre la colonia hasta
su completa mayora de edad moral.
Queremos que no ocurra en Filipinas lo que con la Amrica latina? Pues hagamos dos cosas:
explotemos convenientemente elsuelo hacindole producir los ricos tesoros de su fecundizacin,
y no perdamos medio para que miles de familias peninsulareslleven aquellos lejanos pases sus
energas, sus conocimientos y adelantos, mezclen su sangre con la del indio, creen allintereses y
alejen por completo la ms remota sospecha de una separacin violenta.
Por ltimo, nos permitiremos hacer algunas indicaciones que, aunque no se fundamenten en
bases de origen conocido, el patriotismo,que presiente veces con delicado instinto la ms tenue
nube que pueda empaar el claro horizonte que circunda la tranquilidadde la nacin, nos obliga
manifestar algunos recelos nacidos al comparar los distintos elementos que constituyen la
poblaciny la riqueza en el estado actual de las Filipinas.
Lo mismo que anteriormente, consideramos como un deber el sincerar al filipino del errneo
concepto en que se le tiene ennuestra patria, distanciando as dos pueblos ntimamente ligados
por lazos que pueden llegar ser indestructibles; tambincreemos que aquel pas se encuentra
muy prximo, la resbaladiza pendiente que vendra determinar graves conflictos,
funestospara la gran patria que veneran todos los buenos espaoles.
Por eso nos permitimos recordar los poderes constitudos Pgina 19que en Filipinas el comercio
peninsular no tiene arraigo y la representacin de nuestra raza es muy raqutica para poder
neutralizarel incontrastable empuje del elemento asitico que all impera, no slo por el nmero,
que ya hacen respetable los cien milmestizos sangleyes que existen, sino por ser los principales
acaparadores de la riqueza del pas y encontrarse perfectamenteorganizados y con una unin que
distan mucho de imitar nuestros compatriotas, por ms que sto obedezca manejos que, sihoy
no alcanzan llamarse polticos, pudieran ser precursores de una hostilidad que en momento
dado diese funestos resultadospara la integridad de la patria, ocasionando desquiciamientos
siempre dolorosos cuando no estn justificados por las leyesnaturales del progreso.
-
Las islas Filipinas, que comprenden una gran porcin de la subdivisin Ocenica llamada
Malasia, ocupan un rea de 80.000leguas cuadradas, en la que se encuentran repartidas sobre
unas 1.200 islas que alcanzan en junto ms de 300.000 kilmetroscuadrados de territorio. Entre
stas, las ms importantes, aquellas de que nos hemos de ocupar, no exceden de 20, que sonlas
que por su situacin geogrfica, su extensin y riqueza, historia, usos y costumbres, determinan
la formacin de gruposdistintos cuyo estudio es de inters en esta ocasin.
Entre todas, y modo de ramilletes gigantescos festoneados con las esplndidas frondas de
aquella exuberante y rica vegetacintropical, circundan limitndola una gran porcin de agua;
mar interior que semejanza del Mediterrneo en nuestra Europa,ha sido y ser por largo tiempo
el foco convergente de las ms potentes energas del Archipilago, de la industria y del
comercio,y donde la mayor densidad de poblacin acusa con su pltora de vida el bienestar que
la riqueza proporciona.
Sus aguas son surcadas de contnuo por frgiles embarcaciones Pgina 20que transportan los
productos de unas otras islas, sosteniendo un activo trfico de cabotaje, que reuniendo las
mercancasen los puertos de Ceb, Ilo-Ilo y otros menos importantes, los ponen en condiciones
de abastecer el gran mercado del Archipilago,Manila, y exportar directamente al exterior
enormes cantidades de azcar, caf, cacao, abac, tabaco y otra infinidad de productosque por su
bondad son tenidos en grande estima.
El mar de Jol de Mindoro, que con ambos nombres se le designa, est limitado al N. por la
costa S. de Luzn, comprendiendolas provincias de Batangas, Tayabas, Camarines y Albay. Por
el E. Mindoro y la dilatada isla de Paragua, que corrindose desdeesta ltima hasta la de Borneo
lo cierra por aquella parte formando el estrecho de Balbac. Al O. Samar, Leyte y Mindanaole
separan del Pacfico, con el que slo comunica por algunos estrechos de tan corta latitud que en
la subida y bajada demareas su navegacin es peligrosisima por la impetuosa corriente de las
aguas que los cruzan. Por el S. constituyen su barrerauna serie de pequeas islas que forman los
Archipilagos de Jol y Tauitaui, grupos insignificantes por su extensin territorial,pero el ms
poderoso baluarte, desde el cual las feroces y pirticas huestes mahometanas han sembrado la
desolacin y la ruinade aquellas costas, las ms ricas del Archipilago, llevndolo todo sangre
y fuego, esclavizando los hombres robustos,violando las doncellas y dando muerte cruel al
anciano, cuyos msculos no fuesen capaces de soportar la dura faena del remo.
En el NO. del mar de Mindoro que dejamos reseado, y como esplndido remate la admirable
posicin geogrfica con que lanaturaleza ha dotado las Filipinas, tanto en relacin con los
pases inmediatos como tambin para facilitar el fomento dela propia riqueza, se encuentra el
grupo de las Visayas, islas hasta hace poco relegadas al ms vergonzoso atraso bajo latirnica
opresin de la piratera joloana, pero que infludas hoy por el Pgina 21ambiente de paz que hace
aos disfrutan, constituyen con las inmediatas provincias del S. de Luzn el emporio verdadero
dela riqueza y de la produccin en aquel pas.
Panay.La ms rica comercial y la que por su produccin es llamada, con justicia, el granero de Filipinas. Sus 11.500 km. superficialesalbergan cerca de un 1.000.000 de habitantes. En sus
costas se encuentra el puerto de Ilo-Ilo, el segundo del Archipilagopor la cuanta de la
exportacin y por su importancia mercantil.
-
Negros.Que deshabitada hace cuarenta aos cuenta hoy con 250.000 habitantes en un territorio de 8.000 km. Est reputada de queen sus frtiles vegas se cosecha en gran parte la
enorme exportacin azucarera que sostiene el Archipilago.
Ceb.La ms industrial de todas; la que con Panay comparte la fabricacin del riqusimo nipis, tela preciosa que sostiene con ventaja la competencia con los ms preciados tejidos
extranjeros.
Nos d el ejemplo de su vala, con la construccin, sin el auxilio oficial, de lneas frreas que
den salida los carbonesque en sus entraas atesora; y que en sus 4.183 km. de superficie,
cuenta con una industriosa poblacin de ms de 350.000habitantes.
Leyte.Aunque no tan rica y habitada como las que dejamos reseadas, Leyte v progresando rpidamente, llegando hoy contar conms de 250.000 almas en los 9.500 km. que constituyen
su extensin superficial. En da no lejano las riqusimas minas de hierroque en sus entraas
esconde esta isla, darn lugar reproductivas explotaciones, como hoy ya se hacen con los
azufrales deBurauen.
La isla de Bohol Bojol, esa la que Cavada llama la hija desheredada de esta esplndida
naturaleza intertropical, comprendeuna superficie de 3.250 km., ocupada por 250.000 habitantes.
El calificativo aplicado por Cavada este territorio pudo Pgina 22ser de oportunidad en otra
poca; hoy Bojol aumenta rpidamente las explotaciones agrcolas, cosechando en gran cantidad
elcaf ms apreciado, cuyo cultivo concluir por invadir una gran parte de los territorios que se
mantienen incultos.
Masbate.Prxima las costas de Luzn; en sus feraces territorios apacentan las ms famosas ganaderas del Archipilago.
Mindoro.Muy extensa, pero tan despoblada, que slo cuenta con unos 67.000 habitantes en los 10.167 km. superficiales que la constituyen.
La riqueza forestal de esta isla es tan grande y variada, que puede compensar con exceso las
dificultades que la roturacinpresentara para el cultivo de sus campos, efectuado por una
inteligente explotacin agrcola.
All abundan las maderas preciosas, representadas por el bano y sndalo: las de utilidad, como
el molave, dungn, ipil yotras, que aparte su aplicacin en las edificaciones urbanas alcanzaran
gran estima si llegasen ser empleadas en la construccinde lneas frreas.
El Ilang-Ilang, ese rbol precioso que en la esencia de su flor, no slo encierra el ms preciado
de los perfumes, sino tambinun elemento de riqueza, forma en Mindoro bosques extensos
donde la codicia del hombre, ciega por el deseo del lucro, no secontenta con el producto de la
flor, y destruye miles de plantas para obtener de su jugo una pequesima parte del
codiciadolquido; exgua recompensa que pone de manifiesto l exceso de avaricia, la falta de
-
sentido prctico que se observa en la explotacin de los veneros de riqueza que atesora el
Archipilago.
La despoblacin de esta isla est plenamente justificada.
Los moros necesitaban un punto de apoyo y refugio en el progresivo desarrollo que hacia el N.
del Archipilago daban contnuamente sus peridicas excursiones pirticas, y sto lo
encontraron sin tener que vencer grandes resistencias, en las Pgina 23magnficas ensenadas de
Mamburao y Paluan, donde se mantuvieron hasta nuestro siglo.
Los naturales, sujetos la ms terrible esclavitud, emigraron las provincias prximas,
quedando reducida la poblacin los infieles, que parapetados en lo abrupto de los montes,
supieron mantener su independencia.
Samar.La ms prxima Luzn, de la que slo le separa el estrecho de San Bernardino. Hace cincuenta aos la isla de Samar estabacasi despoblada, siendo grande el atraso de su reducido
nmero de habitantes. La asombrosa fertilidad del suelo ha hecho aflur ella gran nmero de
capitales dedicados exclusivamente las explotaciones agrcolas, donde se cosechan con
excelentes resultadostodos aquellos productos que, como el caf y tabaco, se prestan ms la
exportacin.
Samar goza de tan excelente salubridad, y sus terrenos admirables son tan ricos y de topografa
tan adecuada para el cultivo,que al fundarse hace pocos aos una colonia agrcola compuesta de
peninsulares exclusivamente, procedentes del regimientode Artillera que guarnece Manila, fu
elegido por unanimidad como punto el ms adecuado y donde podan esperarse ms
brillantesresultados, esperanza que los hechos han coronado del xito ms completo.
Su extensin superficial es de 12.175 km. y 200.000 prximamente el nmero de sus habitantes.
En el confn opuesto Samar y Leyte, y sirviendo de barrera entre el mar de Mindoro y el de
China, se encuentra la isla dela Paragua, extensa faja terrestre de 420 km. de longitud y que no
alcanza 40 km. en su mayor anchura, y 14.000 de extensinsuperficial. Su riqueza forestal es
enorme, y en la actualidad hay hechas en ella importantsimas concesiones para la
colonizacinde su territorio.
Terminada esta ligersima resea de las ms importantes islas que componen el grupo central del
Archipilago, resta slo esbozarlo que son y valen aquellas dos grandes islas que Pgina 24la
limitan, la una por el N. y la otra por el S., Luzn y Mindanao.
La isla de Luzn, la que constituye el extremo N. de aquellos territorios, requerira por s sola un
grueso volumen si hubisemosde dar somera idea de las castas que la pueblan, de su territorio y
de la inmensa riqueza minero-forestal con que la naturalezale ha dotado.
Cuenta con una extensin superficial de ms de 100.000 kilmetros, sea, prximamente, igual
la de la isla de Cuba, y supoblacin excede de 3.500.000 habitantes. Al N. Cagayn. La Isabela
Ilocos producen el riqusimo tabaco de su nombre, elms apreciado del Archipilago. En el
-
centro Cavite. Pampanga y Batangas bastan por s solas para desterrar el concepto deholgazanes
de que en la pennsula disfrutan los filipinos; las ms ricas de nuestras provincias no superan en
la maestrade sus cultivos las que dejamos mencionadas; prubalo la bondad de los productos,
el activo comercio que sostienen, el bienestarque sus habitantes disfrutan y el rpido aumento de
poblacin que en pocos aos han experimentado.
Ambos Camarines y Albay al S. concluyen de patentizar la inmensa riqueza de Luzn. El abac,
ese preciado filamento que constituyeun privilegio exclusivo de las Filipinas, tiene en estos
volcnicos terrenos el mayor centro de produccin, fomentando lariqueza de estas provincias
hasta hace poco empobrecidas incultas.
La isla de Mindanao, aunque algo menor en extensin que la de Luzn, no cede sta en la
fecundidad de sus tierras y bondadde los productos, si bien con la enorme ventaja que le d su
riqueza mineralgica sobre las dems islas del Archipilago.En el Museo Biblioteca de
Ultramar, que tantas cosas tiles, tantos objetos valiosos para el estudio y conocimiento de
nuestrascolonias encierra, y gracias la amabilidad de su ilustrado director y distinguido amigo
nuestro, el Sr. D. Francisco Vigil,hemos podido encontrar manuscritos en los que se d Pgina
25conocer con toda clase de detalles la existencia de grandes yacimientos hulleros en la
jurisdiccin del pueblo de Naanan,del segundo distrito de Mindanao (Surigao.) Tanto en ste
como en el de Misamis, se encuentran inmensas porciones de terrenosque atesoran riquezas
aurferas, tanto ms reproductivas que las de Australia, cuya existencia ha sido confirmada por
losreconocimientos que en distintas pocas ha practicado el Ingeniero de minas Sr. Centeno.
Los distritos de Cottabato, Zamboanga y Davao, aunque poblados por la raza fantica
indolente de los malayos mahometanos,producen abundancia grande de arroz y caf, ambos
productos de tan excelente calidad que pueden competir con los ms acreditadosdel mundo,
dando origen un comercio reproductivo, suficiente subvenir las necesidades de aquel
pueblo, cuya preferenteocupacin es la guerra.
A pesar de sto, gran porcin de Mindanao se encuentra inculta, sin que en ella se hayan notado
hasta ahora esos signos indeleblesque acusan los progresos de una civilizacin vida de remover
las riquezas de tan esplndidos pases, donde el reino mineralguarda tesoros incalculables
recubiertos de bosques, cerrados hoy por las frondas de una exuberante vejetacin que se
propagay crece, no al cuidado de un cultivo inteligente, basado en los adelantos de las ciencias
agronmicas, sino libre y salvaje,fecundada por lluvias y rocos al amparo de las tibias caricias
de aquel clima incomparable.Pgina 26
Mindanao
No es esta isla de aquellos territorios cuyo conocimiento se facilita y adquiere en las vigilias del
estudio. De all, comode todo pas donde la naturaleza con obstculos casi insuperables,
imposibilita y retarda la accin investigadora de la exploracincientfica, cuanto se relata y
escribe, est sujeto al criterio particularsimo, formado por la experiencia sobre el
terrenoadquirida, bien por ideas robustecidas en las noticias de los mismos naturales, cuya
veracidad es siempre problemtica.
-
Pero no son stos los solos obstculos con que se tropieza en la apreciacin de todo asunto que
Mindanao se refiera.
En tan remotos pases, donde pareca natural que no existieran otras aspiraciones que las de una
noble emulacin, tras deconseguir el engrandecimiento nacional, se remueven de contnuo
ambiciones ocultas, manteniendo latentes las luchas sostenidasen pocas pasadas entre las
distintas rdenes monsticas que all ejercen la cura de almas, sin otro objetivo que el de
extenderpaulatinamente la esfera de su influencia.
De ah su celoso prurito de acaparar todo principio de autoridad, procurando la absoluta
separacin entre el peninsular yel indgena, fin de que su influencia aumente en proporcin la
ignorancia en que aquellos pases se encuentren, tantoel elemento civil como el militar, haciendo
indispensable su concurso, que por lo que se v es bien egoista.
Por este slo hecho es fcil deducir que si al ocuparnos de aquel pas nos ciega un exagerado
celo poltico religioso quePgina 27 nada til conduce, el egoismo del inters se sobrepone
la voz de la razn, se hace imposible apreciar con espritu serenoel verdadero estado de la actual
situacin de Mindanao y los dificiles problemas que para su reduccin restan an por resolver.
Si se ha de juzgar con alguna exactitud la clase de enemigos con que all nos toc combatir
desde los primitivos tiempos denuestra dominacin en el Archipilago, y cuyos restos,
refugiados hoy en el centro de Mindanao, se aprestan lucha hericacon valor jams
desmentido, es necesario investigar en el terreno de la historia su procedencia, para venir en
conocimientode que la raza dominadora de aquellos ricos territorios, la que dirige y alienta por
ideal egoista perfectamente definido, gran porcin de oborgenesel del dominio y defensa de intereses creados con inteligente direccin,es la rabe, cuya autoridadde potencia religiosa y cuyos usos y costumbres ha aceptado.
Aquella misma raza, que al esfuerzo de una civilizacin pujante reflejara en nuestra Europa los
destellos de su ciencia, imponindosecon carcter desptico y fiero la India, Sumatra, Java y
Borneo, y, por ltimo, las Filipinas, que fueron la etapa finalde la excursin que por el grande
Archipilago Asitico realizara.
Si bien estas gentes no conservan el grado de cultura que en aquellos tiempos les vali el nombre
de raza civilizadora, suincultura no es tal que pueda llamrseles con justicia salvajes.
Por eso sin pretender que se considere al moro de Mindanao como individuo de nacin
civilizada ni mucho menos, y sin que tampocoadmitamos que disponga de un Ejrcito
disciplinado capaz de batirse en campo abierto y con arreglo preceptos tcticos alfrente de
nuestros soldados, es innegable que su temerario arrojo, auxiliado por un exaltado fanatismo
religioso, que le prometevida eterna de voluptuosos placeres, hace y har empeada y sangrienta
la conquista de aquellas Pgina 28frtiles comarcas, las cuales, con su vegetacin exuberante,
rodean cual diadema de guirnaldas con flores y valiosos productosfructificados por sus mismas
aguas, aquella inexplorada laguna objeto hoy de tantos afanes, y que en pocas pasadas la
imprevisin, la falta de sentido poltico y un mal entendido celo religioso, la entreg, tras
humillante abandono, sus poseedores actuales; gente brbara, por decadencia, pero nunca
-
salvaje, quecon admirable sentido poltico se asimila la poblacin del pas ocupado, creando as
la extraordinaria riqueza agrcola deaquella comarca.
Y mal puede ser tampoco pueblo vagabundo y nmada como se suele afirmar, el que es
cultivador inteligente de productos ricosy apreciados, y manifiesta gran respeto la autoridad y
acendrado sentimiento religioso, agrupndose en apretado haz paraperder la vida antes de ceder
un palmo del pas natal.
Mustranse disciplinados y valientes la voz de sus Dattos, que les dan ejemplo, siquiera sea su
tctica por tradicin laemboscada y la sorpresa, que con valor temerario infinita cautela
ejecutan.
Estn admirablemente armados segn exigen las circunstancias locales, pues para nada se
necesita all el fusil de grande alcance.Y son numerossimos por virtud de la poderosa federacin
Illana, que tienen formada para todos los casos en que de combatiral espaol se trata.
Los moros de Mindanao, agrupados as y dispuestos sostener cruenta lucha contra nuestro
Ejrcito, son enemigos terriblesque han de defender su territorio con feroz energa, engredos
como estn por sus pasadas victorias, que la tradicin mantienevivas, creando un hroe de cada
uno de aquellos mahometanos.
Por eso se explica que al oponer su robusto pecho las bayonetas de nuestros soldados, lejos de
temer por la vida, hacenesfuerzos titnicos entre los espasmos de la agona para romper las filas
de aquellos. Y procuran conseguir, ante todo, lamuerte Pgina 29de un cristiano, porque con ella
tienen por seguro alcanzar los placeres con que brindan al creyente las hermosas hures desu
soado paraso.
La empeada contienda sostenida desde 1630 1640 entre recoletos y jesuitas por la posesin
material y espiritual del territoriode Lanao, cuando el mahometismo an no haba extendido por
all su influencia, fu lo que facilit al astuto sultn de Mindanao,Cachit Corralat, agrandar sus
dominios poca costa con la conquista poltico-religiosa por l realizada, la sombra delgran
desprestigio en que el cristianismo cay entre los Malanaos, testigos presenciales de la enconada
lucha que mantenaen irreconciliable rivalidad jesuitas y recoletos.
Tan vehemente fu el deseo de los Malanaos de acogerse nuestro dominio fin de quedar
cubierto de las asechanzas de losMindanaos acaudillados por Corralat, que presididos aqullos
por el padre San Agustn pasaron Manila en numerosa y escogidarepresentacin, solicitando de
Corcuera el establecimiento de un presidio en la laguna, fin de contener las continuas
excursionesde los mahometanos.
Negada su pretensin con grave detrimento de nuestro prestigio, y restituidos los rehenes que en
garanta de vasallaje quedaronen Manila, la hbil poltica del astuto sultn de Mindanao triunf,
aprovechando estos y otros desaciertos de los nuestros.Desde aquella fecha, los dislates de unos
cuantos ambiciosos que traducen su celo religioso en feroz intransigencia y desmedidoafn de
mando, priv Espaa de una rica provincia y la religin de un crecido nmero de adeptos.
-
El abandono del fuerte de la Sabanilla en la baha Illana, la retirada de nuestras tropas de
Zamboanga, donde un magnficofuerte qued encomendado la lealtad y custodia de los
Lutaos, y por ltimo, la toma por los moros del fuerte de TandagPgina 30en 1760, donde
fueron acuchillados los 300 hombres que lo guarnecan, hizo dueos de casi toda la isla los
mahometanos,alcanzando con sto extraordinario prestigio sobre los naturales, sometidos en
absoluto desde entonces su dominio.
La importancia de ste se acrecent con la poblacin y riqueza de los 100.000 subanos,
pobladores del extenso territoriocomprendido entre la baha de Pangil, seno de Sibuguey y
puerto Dumanquilas, baha de Macajalar y Zamboanga, porcin casiinexplorada y de la que el
ingeniero de montes Sr. Vidal y Soler, que remont una gran parte del ro Dumanquilas, dice
serla ms rica y de ms exuberante vegetacin en Mindanao.
En el desarrollo de los graves acontecimientos que se suceden en Mindanao y en previsin de
futuras contingencias, deben tenerpresente los Gobiernos y la prensa, que viene ser quien ms
ilustra la opinin, que no es slo en el N. de Africa dondese ofrece un gran porvenir los
intereses sagrados de la Patria. Tambin en el extremo Sur de las Filipinas, los ricos terrenosde
Mindanao, con su fertilidad asombrosa y la riqueza de sus productos, brindan ancho campo la
actividad de nuestra razay la expansin comercial de que tan necesitado est nuestro pas, falto
hoy de mercados para sus productos.
La riqueza de Mindanao maravilla cuantos la conocen profundamente. Entre Misamis y
Surigao y en los terrenos de Iponan,Pigtao y Puiholugan, pueblos cristianos de la costa N.,
inmensa extensin de terrenos aurferos, superiores en riqueza losde Australia, ofrecen la
industria minera fabulosas ganancias.
Zamboanga, Lanao y los territorios del seno de Davao, producen, pesar de la deficiencia del
cultivo, cafs riqusimos quealcanzan elevada cotizacin.
Los ros Butuan, Grande, Dumanquilas, Cagayan y otros menos importantes, son excelentes
vas, de valor inapreciable para eldesarrollo del trfico comercial. Y si es verdad que la Pgina
31climatologa insalubre en las selvas vrgenes y fangosos carrizales de los terrenos bajos
ocasionan mortferas emanacionespaldicas, en cambio la gentil Zamboanga indemniza
sobradamente de todas esas desventajas.
Los habitantes de esta encantadora poblacin tienen sangre hispana y son generosos y
hospitalarios. Admrase all una riqusimafloresta que por todas partes brota, convirtiendo
aquella comarca en vergel delicioso que compite en hermosura con los crmenesgranadinos.
Zamboanga, donde el Polombato, semejanza del Darro, baa la sultana de Filipinas,
interrumpiendo con el suavemurmullo de sus ondas deliciosa y enervante quietud tropical, ofrece
con su pursimo y sano ambiente y con sus cristalinasaguas, que la zarzaparrilla purifica, savia
regeneradora la sangre anmica del peninsular, que vive en Jol, Tawi-Tawi yen los
destacamentos militares de Mindanao, siempre prontos dar su vida por el honor del Ejrcito y
por el engrandecimientonacional.
-
Si, como es de esperar, los intereses de la Patria, que en toda poca y lugar deben estar muy por
encima de las convenienciasparticulares, han de merecer la proteccin que su importancia exige,
debe tenerse muy en cuenta que no es slo lucha de conquistapor las armas la que all debe
seguirse.
El fanatismo religioso de los mahometanos aconseja que la ocupacin militar no siga en
Malanao una intransigencia religiosa,que slo dara por resultado mantener latente el odio de
aquellas gentes y fomentar la despoblacin en poca no lejana decomarcas, ricas hoy por sus
florecientes cultivos y la bondad de sus productos.
Debe evitarse todo trance que los 300.000 malayo-mahometanos de Mindanao vayan
engrosar la poblacin de Borneo, como ocurrael ao 84 en Jol, desde donde, en vapores
ingleses, subvencionados con fondos de aquel Gobierno militar para otros fines,miles y miles de
familias abandonaron sus hogares, para caer en Sandacan bajo el poder desptico esclavitud
Pgina 32encubierta de las Compaas inglesas que explotan aquellos territorios.
Para evitar sto, necestase que no sean slo los temperamentos de fuerza los que se empleen en
la conquista de Lanao; esnecesario tambin que se fije la atencin en el problema poltico que
envuelve la sumisin de aquellas gentes, y que, poralgn tiempo, debe evitarse en absoluto la
intrusin de las rdenes religiosas en los territorios recien conquistados. Deotro modo, y sin
beneficio alguno, ros de sangre pregonarn diario que esta terquedad impoltica d funestos
resultadosy esteriliza los esfuerzos de aquel sufrido Ejrcito, que casi olvidado, combate cual
pudiera hacerlo en Africa, contra fieroenemigo que no d cuartel al herido ni al prisionero, y
teniendo adems que vencer los obstculos insuperables que presentanlas intrincadas selvas,
bosques impenetrables y el clima insalubre de aquellas comarcas.
La distancia no debe ser bice que amenge el entusiasmo despertado con sus hechos por el
soldado de Filipinas. Pues tantoall como en la madre patria, el pecho del espaol filipino, como
el del espaol peninsular, es santuario donde se rinde cultocarioso y entusiasta la nacin. Por
eso sta debe agradecimiento los vivos y recuerdo imperecedero para los hroes queen cruenta
lucha pierden la vida en aras del engrandecimiento de la Patria, y procuran extender el benfico
impulso de progreso:que asi el peninsular como el filipino, no tengan uno para otro sino
motivo de gratitud y mtuo cario.(Balaguer.).1Pgina 33
1 Artculo que publicamos en El Globo del 2 de Agosto del presente ao.
Resea Histrica
La historia de la isla de Mindanao constituye para las armas espaolas su ms gloriosa pgina
desde la ocupacin del Archipilagofilipino por nuestros antepasados.
Esta sintetiza la no interrumpida epopeya que coron de inmarcesibles lauros al Ejrcito y la
Marina, al sostener aquellaherica lucha de siglos contra fiero enemigo, cuyo valor indomable
les di si, justo renombre, pero que tambin fu ocasin que el honor preclaro de las armas
-
espaolas alcanzara en la Oceana, por sus hechos, la misma fama que inmortaliz losbizarros
tercios de Flandes.
Mindanao fu tambin hollada, primero que ninguna otra, en Filipinas, por las plantas espaolas:
y en las orillas del caudalosoButuan, celebrse por vez primera el sacrificio de la misa ante las
atnitas miradas de sus incultos moradores, que desdeaquella fecha anhelaron conocer los
dogmas del cristianismo que no tardaron en abrazar.
Pero veamos cmo el padre Juan de la Concepcin describe la llegada Mindanao de las
distintas expediciones, hasta que el insigne Miguel Lpez de Legazpy consolid la
dominacinde Espaa en las Filipinas islas de los Luzones, como las llamaban los naturales.
Parti el general de estas islas, que llam de las Velas latinas el archipilago de San Lzaro,
que es el que conservan,aunque se les aadi el de las Marianas: naveg 300 leguas con las
proas al Occidente; descubri muchas islas abundantes enmantenimientos, entenda su lengua un
indio que llevaba Magallanes, que fu un total alivio: lo primero fu el cabo de San Agustn,
punta austral de la gran isla de Mindanao: coste la Pgina 34provincia de Caraga; entr por el
estrecho de Siargao, que le forma la punta Banajao con la isla de Leyte; repar en la isla de
Limasaua, que est en la boca: la novedad de gente y navos acudieron pacficos los naturales,
y sabida su necesidad la socorrieroncon un buen refresco; mostrronseles muy favorables, y les
dejaron papeles en gratificacin de sus agasajos; con ellos adquirieroncdulas reales que honran
su principal con el magnfico ttulo de Prncipe... Con el buen rendimiento de los de
Limasaua,descansaron y se refocilaron de sus pasadas miserias: tuvo noticia aqu Magallanes del
ro de Butuan, cuyo Datto Rgulo era ms poderoso: resolvi ir su boca con las esperanzas
de la fama: correspondi ellas el Prncipe:envi una embajada con diez hombres inquirir
qu navos y qu gente? Por su intrprete respondi Magallanes ser vasallosdel grande y
poderoso Rey de Castilla: slo solicitaba paz y el comercio libre: que le suplicaba le abasteciera
de vverespor su precio justo: respondi el Rgulo que no tena para tanta gente con abundancia:
que de lo que hubiese se repartira:llevaron bordo cuatro puercos, tres cabras y algn abasto de
arroz; era da de Pascua de Resurreccin (8 de Abril de 1521);mand hacer el general en tierra
una enramada hizo salirse toda la gente oir misa, que se celebr con gran devocin delos
asistentes dando gracias Dios por tales beneficios; fu sta la primera que se dijo en estas islas:
mand despus elevaruna cruz en un alto montecillo; todo asistieron los naturales con mucha
atencin y ternura, tratando los extranjeros afablementey con docilidad; tom posesin de
aquella isla por la corona de Castilla en nombre de Carlos V, Emperador y su Rey,
adjudicndoleestos dominios con solemne acto.
Pero ya se haba visto que al N. de las Molucas haba un grande archipilago, y no pasaron
muchos aos sin que se pensaraen asegurarle la Corona de Castilla. El Virey de Nueva Pgina
35Espaa D. Antonio de Mendoza, cumpliendo las rdenes de la Corte, dispuso una escuadrilla
de tres buques al mando de Ruy LpezVillalobos, que sali del puerto de Juan Gallego, en las
costas del Pacfico, el da 1. de Noviembre de 1542, en direccin las islas del poniente, con
orden expresa de no tocar en las Molucas. Despus de una larga y penosa navegacin arrib
Villalobos, lo mismo que susdos antecesores, la parte oriental de la isla de Mindanao. Por ser
su costa puerca dice Fr. Juan de la Concepcin, lallamaron de los arrecifes: 2 de Febrero
surgieron en un puerto de ella que denominaron Mlaga, en altura de siete grados: detuvironse
-
refrescando en ella un mes; quiso poblar aqu Villalobos, que no lo hizo por
haberlaexperimentado de intemperie grave; tomse con los acostumbrados actos posesin de ella
por la corona de Castilla: pusieronal lugar determinado para la fundacin Csarea Caroli: por
los vientos contrarios y fuerza de las corrientes fueron forzados la vuelta del Sur: arribaron
Sarragan: asentaroncon los naturales paces, de que se arrepintieron muy pronto; pusironse en
armas, y aunque se les importun que les vendiesenbastimentos, no hubo modo de reducirlos:
usse primero de todos aquellos medios que dicta la benevolencia: hizo la fuerzalo que no pudo
el agrado: acometise el pueblo: hicieron resistencia, pero se dieron la fuga; no fueron
seguidos pensandose reduciran con el escarmiento; no fu el vencimiento sin costa de sangre:
fueron heridos algunos de los nuestros, de losque murieron seis.
Para socorrer la extremada necesidad en que estaban, le pareci Ruy Lpez era conveniente
hacerse amigo con el seor deMindanao, 50 leguas de distancia, isla ms abundante; prepar un
navo con 50 hombres cargo de Bernardo de la Torre; prevnolede rescates y mercaderas;
llegaron surgir la boca de un gran rio; era gente indmita, desabrida por los malos
tratamientosde los portugueses; y as slo hallaron engaos y traiciones; la necesidad les oblig
los nuestros aprovecharse de lasarmas; acometironlos en un elevado fuertecillo Pgina 36en
que, no queriendo rendirse, mataron los defensores; dando libertad mujeres y muchachos
volvieron Sarragan con algnbastimento. En estas estrecheces convinieron despachar un navo
Nueva Espaa que diese noticia de lo hasta all operado,solicitando rdenes y socorros;
tambin despacharon una galeota unas islas que son las que se llaman Filipinas; despus,y con
este nombre, las marcaron los de esta armada en honor del prncipe heredero de la Corona.....
Quiso Dios que la embarcacinque fuese las Filipinas volviese con copia de vveres:
habilitados as, resolvieron ir aquellas islas, especialmente la de Abuyo, de que tuvieron
noticia que era la ms abundante; que los naturales lo deseaban y seran bien recibidos en
ella:acomodronse en un navo grande: en dos bergantines que haban construdo y en otras
embarcaciones menores; sali esta escuadra la mar, el tiempo les fu tan contrario que les fu
preciso entrar en una baha ensenada de Cesrea; despachse embarcacinque solicitase vveres:
volvi con el mal despacho de que al tiempo de los rescates les haban asaltado los indios y les
habanmuerto 11 hombres, quedando los restantes muy flacos y fatigados: la escasez era ya tal
que slo se racionaban cuatro onzasde arroz, y esta estrecha economa slo diez das poda
entretenerse.
La suerte desgraciada que acompa siempre Villalobos le produjo pesadumbre tan intensa,
que muri en Ambonia (Malucas)despus de hecho prisionero por los portugueses.
A pesar del desaliento que infundi en la pennsula el xito desgraciado de estas expediciones,
se orden lo conveniente paraorganizar la quinta expedicin los mares del Poniente. Se
organiz sta por Miguel Lpez de Legazpi, que se encontraba enNueva Espaa, con encargo de
que le acompaase el sabio marino Urdaneta.
Componan la escuadra cinco buques, tripulados por 400 hombres, que salieron del puerto de
Natividad el da 21 de Noviembrede 1564.Pgina 37
-
Despus de tocar en Samar y Leyte despach Legazpi una embarcacin fin de que buscase
vveres en Butuam, regresando losquince das con provisiones y la noticia de que los naturales
recibiran bien los espaoles.
A pesar de las buenas disposiciones del Rgulo de Butuam, Legazpi hizo rumbo para Ceb,
donde quiz pensara vengar el asesinatode los espaoles que acompaaban Magallanes, pero
vientos contrarios lo arrojaron la costa de Dapitn, cuyos habitantes,boholonos en su mayor
parte, agasajaron los espaoles con abundancia de provisiones y los proveyeron de prcticos
que lesguiasen las islas inmediatas.
En 1578 el Gobernador general Sande, su vuelta de una expedicin que hiciera Borneo,
destac al Capitn Rodrguez deFigueroa la isla de Mindanao fin de que la redujese la
obediencia de la corona de Castilla.
Sus habitantes, amedrentados por el prestigio que nuestras armas adquirieron en aquellos mares,
cedieron cuantas condicionesles impusiera Figueroa, formalizando acta de vasallaje que estuvo
en vigor el tiempo que tardaron en zarpar las naves; queel moro nunca se distingui por la
observancia de los pactos que realizara.
Deseando Figueroa dominar en absoluto Mindanao, solicit y le fu concedido como
encomienda y por dos vidas, todos los terrenosque en la isla sometiese.
Este caudillo no lleg disfrutar del beneficio que le fu conferido, puesto que en el primer
desembarco contra los buhayanesmuri de un golpe de campiln.
A ste sucedi la Jara en el mando de la expedicin, que por abusos que cometiera fu relevado
por Ronquillo, que ejercien Manila las funciones de Maestre de campo. Su segundo, Garca
Guerrero, derrot al Sultn de Mindanao Buhisan y los 600auxiliares que le haban sido
facilitados en Tarnate, los cuales murieron casi todos en aquel sangriento combate.
Estas ventajas fueron mal aprovechadas por Ronquillo que Pgina 38atrado por la vida regalada
que se haca en Manila, propuso y fu aprobado el abandono del fuerte de Tampacan, quedando
sloen Mindanao un pequeo destacamento en el puerto de la Caldera al O. de Zamboanga
(1589).
El desprestigio en que por esta retirada cayeron las armas espaolas alent los de Mindanao,
que armando una numerosa escuadrillacon 3.000 tripulantes recorrieron las costas de pintados,
asolando los pueblos playeros, cuyos moradores huyeron los montes, de donde se hizo difcil
convencerlos bajasen susantiguas viviendas, por haber propalado una vieja agorera que los
espaoles estaban de acuerdo con los moros para exterminarlos.
En 1602 Bravo de Acua organiz nuevas expediciones contra los Sultanes de Mindanao, pero
el resultado no correspondi lasesperanzas por la tenaz resistencia de los fuertes que stos
tenan, los cuales no fu posible rendir.
-
Silonga, Rgulo de Buhayen, solicit paces de Acua, mandando de embajadores los
principales prisioneros castellanos queen su excursin hiciera.
En 1609 D. Juan de Silva visit la costa N. de Mindanao fin de reprimir las excursiones de los
caragas pintados, fundandoel fuerte de Tandag, donde dej artillera y numerosa guarnicin.
Ejerciendo el cargo de Gobernador general D. Fernando de Silva, el astuto y valiente Sultn de
Mindanao, Corralat, ofrecipor medio de una embajada la libre entrada de los misioneros en sus
Estados y lugar donde ms conviniese para construr fortalezay pueblo de cristianos. Desechadas
estas proposiciones, pronto se dej sentir en el resto de la isla la influencia del hombretemido
que arranc de Mindanao el poder influencia de nuestras armas.
Los caragas que ocupaban las inmediaciones de Tandag se sublevaron en 1629, y en 1631 dieron
muerte Bautista, castellanode aquella fortaleza, que fu asesinado, y continuacin Pgina
39alanceados los pocos espaoles que le acompaaban. La insurreccin se hizo general, y en
Tandag, Surigao y Baucag fueron asesinadoslos religiosos. El jefe del alzamiento Mangobo
fu despus indultado instancia de otros religiosos que fueron respetadospor l.
En esta poca se pone de manifiesto de modo escandaloso las rivalidades de las distintas rdenes
monsticas.
Las no interrumpidas excursiones de Mindanaos y Joloanos las Visayas, levant clamoreo
general en aquellas islas, haciendopresente la necesidad de construir un fuerte que contuviese
los mahometanos, para lo cual contribuiran cada tributo conuna ganta de arroz; contribucin
que despus tom el nombre de donativo de Zamboanga.
Celosas las dems corporaciones de la preponderancia de los jesuitas, combatieron tenazmente
esta idea; pero el Gobernadorgeneral, comprendiendo su utilidad, comision al Capitn Juan de
Chaves, quien pas Mindanao con 300 espaoles y 1.000 visayas.En 23 de Junio de 1635 se
construy la fortaleza de Zamboanga, dirigida por el padre jesuita Melchor Vera, quien ya
traalos planos extendidos de antemano.
D. Sebastin Hurtado de Corcuera sucedi en el Gobierno de las islas D. Juan Cerezo, que
ejerca el cargo interinamente.La llegada de este caudillo coincidi con las excursiones pirticas
ms devastadoras hasta entonces realizadas por los morosen las provincias cristianas. El
esforzado genio del nuevo caudillo y su carcter emprendedor, que ayudaba un valor
temerario,le sugirieron la idea de conquistar Mindanao y Jol, fin de terminar de una vez con
el feroz enemigo que asolaba las ricasprovincias de Visayas y S. de Luzn. A este efecto
organiz una expedicin que se compona de cuatro compaas de soldadosespaoles, tres de
marinera y cerca de 2.000 indios de Pampanga y Visayas.
Esta fuerza sali de Manila el 2 de Febrero de 1637; el 22 lleg Zamboanga, donde fu
reforzada con tres compaas de Pgina 40espaoles y algunos naturales que en aquella fecha
empezaron ya distinguirse por su lealtad y patriotismo: ultimados lospreparativos impaciente
Corcuera, se adelant con cuatro caracoas al ro Grande; tomando, tras rudo combate, el pueblo
deLamitan, donde resida el temido Sultn de Mindanao Cachit Corralat.
-
Este huy despus de la derrota de su ejrcito, cuyo nmero no bajaba de 2.000 hombres,
cayendo en poder de los espaolesocho caones de bronce, 27 de pequeo calibre, 100
arcabuces infinidad de armas blancas. No contento con sto, Corcueramand ahorcar 72
moros, quemar infinidad de pueblos y destruir cuantas embarcaciones apresaron.
Pero no fu ste el hecho ms sangriento y glorioso realizado por el Ejrcito en Mindanao.
Refugiado Corralat en un fuerteinexpugnable, en el que se hallaba en crecido nmero su gente
ms aguerrida y fiera, es atacado de nuevo por Corcuera, dispuestoa ultimar la empresa que
haba meditado, sin arredrarse por la posicin inexpugnable del enemigo; 26 muertos y 80
heridosle cost al Ejrcito el primer ataque sin conseguir ventaja alguna.
Este contratiempo no amengua el valor del soldado, y al siguiente da, tras terrible asalto, es
tomada la fortaleza realizndosepara ello prodigios de valor temerario; en esta jornada
modelaron nuestros soldados con ros de sangre generosa la ms gloriosapgina que registra la
historia militar de la dominacin espaola en Mindanao.
Despus de penosa marcha por spera pendiente, donde se haca necesario trepar con el arcabuz
colgado y entre los dientesla espada, ancho y profundo foso corta el paso las trincheras
enemigas; la daga y los crispados dedos substituyen la escalaal trepar por los escalpes;
numerosos soldados pagan con la vida su arrojo; el Capitn Ugalde recibe dos balazos; el
MayorCorcuera, acribillado de heridas, hinca la rodilla en tierra y as contina la defensa de su
puesto; el temerario abanderadoAmerquita logra plantar su ensea sobre el parapeto Pgina
41enemigo, pero cae cubierto de heridas en la cabeza y garganta; Castelo ataca briosamente por
el lado opuesto los mahometanos,que amedrantados ya, son derrotados y huyen precipitndose
por un derrumbadero, donde muchos pierden la vida; y cuando unnumeroso cuerpo de moros,
conducidos por el mismo Corralat, atacan con furia salvaje, por la espalda, fin de proteger alos
del fuerte, el Capitn Becerra que cubierto de heridas se hallaba postrado, se presenta en la lucha
sobre los hombrosde dos soldados, arenga su tropa y acorrala al enemigo con tal coraje, que
Corralat qued herido, salvando la vida en fugaprecipitada.
Esta victoria, aunque cost sensibles prdidas, elev en alto grado nuestro prestigio, aparte del
rescate de infinidad decautivos y el cuantioso botn que se recogiera.
La fama del triunfo repercuti las islas ms lejanas, y desde Jol doscientas familias solicitaron
y obtuvieron establecerseen Zamboanga, donde fundaron el pueblo de Magay.
No fu suficiente castigo el que queda relatado para que depusieran su actitud belicosa los
Mindanaos, ni tampoco para hacerlesdesistir de sus expediciones pirateras; lo que sabido por
Almonte la vuelta de las Molucas se entr por la Sabanilla (bahaIllana) en 1639 con tropas
escogidas sacadas de Molucas y escogido contingente de espaoles indios, mas los auxilios
queles prestaban los de Sibuguey.
Despus de penosas operaciones, por lo fangoso del terreno de Buhayen, la fortaleza de Moncay,
Rgulo del pas, que era elque provocara la campaa, sufri estrecho cerco hasta que los
defensores de ella, comprendiendo que era intil la defensa,la incendiaron y abandonaron
media noche; para sto atacaron con furia nuestras lneas fin de escapar y facilitar la hudade
-
sus familias. Tan porfiado y sangriento fu el combate entre los moros y los manobos aliados
defensores de aquel punto,que el campo qued cubierto de cadveres y gran nmero de
combatientes perecieron en los pantanos.Pgina 42
Por aquellas fechas nuestras armas realizaron hechos gloriosos en la costa N., por ms que el
resultado en definitiva no resultasesatisfactorio.
Los recoletos, establecidos de antiguo en aquella parte, proseguan con xito sus trabajos,
extendiendo su influencia pesarde la oposicin que encontraban en los naturales, sugestionados
por el astuto Corralat.
Hacia el ao 1624 el padre San Agustn, hombre valeroso y emprendedor que ejerca el curato de
Cagayan, levant el fuertede Linao para poder rechazar los contnuos ataques de Corralat, que
ambicionaba posesionarse de la costa N. ayudado por losMalanaos quienes se haba impuesto.
En una de las algaradas de stos, el padre San Agustn, irritado por los daos causados sus
feligreses, los persigue derrotndolosen sus mismos pueblos, que fueron saqueados y destrudos;
siendo aquella la primera vez que los espaoles llegaran hasta lalaguna.
A ruegos de los jesuitas, que crean tener mejor derecho que los recoletos al territorio de Lanao,
el Gobernador general comisional Capitn Atienza para que pasase la laguna y la tuviese por
Espaa, empresa que este valeroso Capitn realiz cumplidamente,conquistando y destruyendo
cuanto se opuso sus designios, Atienza di la cura de almas los recoletos por la eficaz
ayudaque prestaron la empresa.
Las intrigas que entre los mismos naturales se pusieron en juego por ambos bandos, motiv entre
aquellos grande desprestigiode cuanto fuese patrocinado por el nombre espaol; as es que en la
expedicin de Pedro Fernndez del Ro, y posteriormentela de Bermdez de Castro, fueron
suficientes para evitar que los malanaos levantados en armas nos hicieran abandonar en
definitivasu territorio.
Si en Malanao nuestros asuntos no andaban muy prsperos, por desgracia no era tampoco muy
satisfactorio el aspecto de la luchano interrumpida que sostenamos contra Corralat, el Pgina
43que al frente de sus aguerridas tropas mermaba contnuamente, unas veces por la astucia y
otras por su valor, nuestra influenciay podero en Mindanao.
En esta poca el valeroso Marmolejo, que marchaba con refuerzos al fuerte de Buhayen, ret al
Sultn de Mindanao, el cual,si bien no acept el combate personal que ste le citaba, esper
con ms de 200 embarcaciones la nica que montaba Marmolejo.Tras tremenda lucha, en la
que los moros iniciaron varias veces la retirada, y cuando no quedaba un solo hombre til en
elchampn, Marmolejo fu hecho prisionero por Corralat; admirado este caudillo del valor
temerario del castellano, le concedila vida y la libertad sin exigirle rescate; liberalidad que
contrasta con la orden de Corcuera para que Marmolejo fuese inmediatamente decapitado en
Zamboanga.
-
En 1646 los holandeses intentaron la ocupacin de Zamboanga, y vista la imposibilidad de sto,
el puerto de la Caldera, perode ambas partes fueron rechazados con grandes prdidas.
En 19 de Enero del 1659 Esteibar, que recorra las aguas de la Sabanilla con dos caracoas, ataca
y rinde un gran navo holandsque protega una escuadrilla de mahometanos. A continuacin,
y aprovechando el entusiasmo que este hecho produjo en su gente,carg sobre Buhayen,
obteniendo completa victoria, sin conseguir que el temido Corralat admitiese combate.
La medida ms impoltica que registra la historia de Mindanao se realiz en 1663, al efectuar el
abandono de la fortalezade Zamboanga bajo la presin de miedo que en el nimo del
Gobernador general produjo la amenaza del pirata chino Kue-Snig.
Engredo ste, por haber arrebatado los holandeses la Formosa, exigi parias los espaoles
del reino de Filipinas bajo pena de exterminio.
Manrique de Lara, arredrado ante el peligro, orden la retirada Pgina 44de las fuerzas que
guarnecan las provincias ms remotas de la capital, medida funestsima que di origen a nuevas
y ms devastadorasincursiones de los piratas en las provincias cristianas, que con sto sufrieron
gravsimos daos.
Desde el abandono de Zamboanga disminuy grandemente la importancia de los pueblos
cristianos, que costa de tantos sacrificioshaban conseguido formar los jesuitas, y ante la
inminencia de perder el fruto de tan rudos trabajos y de tanta sangre quehaba sto costado, la
Compaa recurri la Corona, obteniendo Real Cdula, que ordenaba la ocupacin del antiguo
fuerte, fin de poder atender la reprensin de la piratera.
Fueron necesarias dos nuevas Cdulas Reales y que el Gobernador general desatendiese el
parecer de la Junta de autoridadespara que los jesuitas viesen conseguidos sus deseos en 1718,
medida que en aquella ocasin era la que demandaba la seguridaddel pas y exiga el decoro
nacional.
Zamboanga se mantuvo aunque con mucha dificultad; concludo de reedificar el fuerte, 5.000
moros le pusieron estrecho sitio,faltando poco para que cayera en su poder, librndolo de tamao
desastre su gobernador Amorrea, que fuerte de nimo supo vencerlos muchos contratiempos que
acarreaban la falta de vveres y bastimentos.
En 1726 se concluy un tratado de paz entre nuestro Gobierno y los sultanes de Jol y
Mindanao, el cual fu ratificado porel Rey al cabo de algunos aos.
En 1744 las reiteradas protestas de amistad de aqullos y instancias de los jesuitas, el Rey
Felipe V les dirigi afectuosascartas reconocindoles su soberana, puesto que al de Mindanao
llamaba Rey de Tamontaca por nombrarse as el pueblo que aqulhabitaba, exhortando ambos
que admitieran misioneros en sus estados y abrazasen la religin catlica, permitiendo
asimismo que seconstruyeran iglesias; proposiciones que sirvieron de pretexto al de Tamontaca
para pedirnos bastimentos de guerra, Pgina 45pero esquivando la admisin de misioneros para as
evitarse el odio de sus sbditos; y en verdad que revel en aquel casoel mahometano, mejor
-
sentido que los padres, porque si no haban de hacer proslitos, como de ello estaban
persuadidos, notena objeto alguno su estancia en la corte de Tamontaca, menos que all
pensaran dedicarse ms lucrativas ocupaciones.
En esta poca el podero de los mahometanos llegaba su mayor apogeo en Mindanao: nos
haban arrojado de la Sabanilla, delro Grande y de Tamontaca; el abandono de Lanao les haba
hecho dueos de aquellos ricos territorios, de los que extraangrandes riquezas en productos de
su frtil suelo, y entre las razas montesas, quienes hicieron creer que nos haban
exterminado,hacan proslitos y reclutaban gente de guerra.
Tambin en aquellas fechas ayudaba acrecentar el podero de los moros, las especiales
condiciones sociolgicas de los mseroshabitantes de los pueblos cristianos.
La tributacin que estaba obligado satisfacer el indio sbdito de Espaa era enorme y onerosa:
contribucin la Hacienda;prestacin personal; diezmo y santorun la iglesia, mas las
contribuciones extraordinarias para las atenciones de guerra, arrebataban al pobre cultivador el
total beneficio obtenido en sus industrias. A ms de sto, la aplicacin de justiciaque se
verificaba entre aqullos como si fuese ya pueblo educado en los progresos de pas civilizado;
redundaba slo en desprestigiodel principio de autoridad, porque la tramitacin lenta no daba en
los casos oportunos lugar la ejemplaridad de un prontocastigo.
El disgusto de los indios al observar que ramos impotentes para contrarrestar los
mahometanos, los usos y costumbres delmoro que tanto se asemejaba las suyas, y los
ofrecimientos de stos, que en aquella poca desplegaban polica sagaz inteligentepara atraerse
al indio, determin una grande emigracin las islas del S. con la consiguiente despoblacin de
las provinciascristianas.Pgina 46
Ms de un alcalde justific esta despoblacin con supuestas invasiones pirticas, pero lo que no
admita duda, es que crecido nmero de cautivos,despus de rescatados, volvan de nuevo al
lugar de su cautiverio.
Porque debe tenerse muy en cuenta, que la esclavitud que el mahometano impone en Filipinas
no es la desptica de la raza blancasobre la negra; es slo una especie de obligacin en la que el
esclavo, si bien obedece ciegamente su dueo y para l trabajay por l muere, tiene la
compensacin de que constituye una parte de la familia, disfrutando en ella de todos los
beneficiosde la mancomunidad, y en los asuntos de inters general toma parte alternando con el
ciudadano libre: veces con sus mismosseores.
Desde que el Sultn Cachit Corralat con su astucia indomable valor consiguiera en definitiva
ventajas sobre nuestro Ejrcito,los Mindanaos, que no podrn apreciar las causas internacionales
que obligaron desamparar su territorio, y creyendo questo era resultado de su esfuerzo,
cobraron nuevos alientos, pudiendo decirse, que desde entonces fu permanente en
aquellosmares el estado de guerra.
Si alguna vez los moros se consideraban debilitados para continuar la lucha, si se vean en
grave aprieto, era para ellossocorrido recurso el de solicitar paces, que se guardaban bien de
-
cumplir una vez repuestos y que se consideraban con fuerzaspara emprender nuevas
degradaciones en los pueblos cristianos.
En 1749 se retir la guarnicin del fuerte de Tamontaca, encargado de proteger los misioneros
que all se encontraban.
A poco, los moros pusieron estrecho cerco Iligan, importante presidio de la baha de Misamis,
que sin el aliento del padreDucos, encargado de su defensa, hubiese cado en poder del enemigo.
Aumentados hasta 3.000, los moros atacaron los pueblosde la jurisdiccin de Misamis, pero los
monteses de Tagoloan, Cagayn de Misamis y Lubungan, reunidos ante el peligro, losarrojan del
territorio con grandes prdidas.Pgina 47
La provincia de Caraga fu desvastada por los piratas llegando saquear Surigao, que era la
capital; Butuan tampoco selibr de esta plaga asoladora, quedando desiertos sus pueblos ms
importantes.
En medio de tanto desastre se destaca el hecho herico de Esteban de Figueroa, que mandaba la
galera Santiago. Cercado estebuque el 2 de Octubre de 1753 por 33 embarcaciones de
Mindanaos Illanos, se bate con valor temerario, hasta el momento enque persuadido Figueroa de
que la victoria era imposible por haber el enemi