María Berenice Pineda Monsalve Asesora: Paula Martínez...
Transcript of María Berenice Pineda Monsalve Asesora: Paula Martínez...
Por la senda de la memoria
María Berenice Pineda Monsalve
Asesora: Paula Martínez Cano
Licenciatura en educación básica con énfasis en humanidades Lengua castellana
Universidad de Antioquia
Medellín, Colombia
2013
Introducción
El proyecto Por la senda de la memoria es el producto de la reflexión pedagógica en el
ejercicio docente que se realizó con los alumnos del grado séptimo de la institución
Educativa Fernando Vélez, del municipio de Bello en la comuna cinco. Las condiciones
socioeconómicas de la población escolar están en la escala de estratificación uno y dos;
donde las madres, en su mayoría cabeza de familia, deben suplir las necesidades básicas de
los hogares. Ante esta realidad económica que atraviesan las familias hay ausencia de
adultos responsables que acompañen a los jóvenes en su proceso de formación personal y
académica. Los niños y niñas cada vez están más solos, a merced del boom de las redes
tecnológicas, realidad que los vuelve más vulnerables a estar enajenados, alejados del
contacto directo, del uso de la palabra a viva voz, de la escucha, de las charlas o tertulias
colectivas que propician el intercambio de saberes y afectos.
Ante la falta de comunicación de los alumnos con sus familiares y sus iguales, identificada
en las reuniones de padres de familia, en conversaciones con los alumnos y en la
observación de su desempeño académico, se sintió la necesidad de acercar a los alumnos a
sus familiares adultos y entre ellos mismos, para fortalecer los vínculos familiares y el
acompañamiento de los adultos en proceso enseñanza - aprendizaje.
La escuela, como principal institución de formación, debe tener dentro de su PEI, el cual
fue contemplado en la Ley General de Educación de 1994, la cual reza en el artículo 73
…el Proyecto Educativo Institucional debe responder a situaciones y necesidades de los
educandos, de la comunidad local, de la región y de país, ser concreto, factible y
evaluable.
Por esto se diseñó un proyectos de aula que propiciara el uso del lenguaje como
instrumento de comunicación, como forma de expresión, el diálogo, la discusión, las
expresiones de afecto, las historias personales y familiares y todo tipo de discurso, incluso
el que está por fuera de lo académico. La palabra como estructura discursiva que es
inherente a lo humano propicia lo ético, la convivencia, la construcción del hombre, de la
sociedad y de las historias. Por esto se consolidó un proyecto de aula donde el tema
principal fue la tradición oral, buscando rescatar la comunicación oral, para generar
procesos de diálogo al interior del aula y que de ahí, trascendiera hasta las familias de cada
uno de los alumnos.
Se eligió este tema porque es la oralidad desde tiempos remotos la fuente encargada de la
transmisión de los saberes de generación en generación, porque es la expresión humana
más natural, primitiva, y mediadora sociocultural entre el lenguaje y el pensamiento de los
hombres, por ser la manera más general, cotidiana y directa para expresar, comunicar,
significar y representar. Hubo muchas generaciones afortunadas al contar con ascendientes
campesinos, que al calor del fogón de la cocina, contaban las historias fantásticas sucedidas
en tiempos antiguos; ellos pudieron conocer de la boca de los abuelos la historia familiar y
las dificultades para subsistir; de esta misma manera aprendieron remedios caseros, recetas,
trucos para desmanchar la ropa, alejar las malas energías, cómo preservar los alimentos,
cómo educar los hijos, las oraciones de protección y todo cuanto se aprende y se sabe, que
no se enseña en un ámbito distinto al familiar, todo gracias al instrumento de la palabra.
Todas las culturas indígenas, muchas de ellas sin grafía, han mantenido las costumbres y
prácticas culturales gracias a la tradición oral. Los rituales de iniciación, de sanación, de
fertilidad, los entierros, los sacrificios, la preparación de los alimentos, el conocimiento de
la tierra y los cultivos, el aprendizaje de la caza y la sobrevivencia en general, se han
logrado en las comunidades primitivas por los relatos orales de los mayores de cada
comunidad; relatos que son el medio de transmisión de todos los saberes de un pueblo. En
contraste con esto, los niños y jóvenes de hoy están inmersos en un mar de información,
pero aislados, en su mayoría, de la palabra a viva voz de un adulto, y en muchos de los
casos sumidos en la soledad, con la televisión y la internet como compañía y medio de
comunicación.
La memoria se construye con palabras
No es la creatividad, sea ésta lo que fuere,
sino el recuerdo y la memoria
lo que contienen la clave de nuestra existencia civilizada.
Eric A. Haverlock
Lejos del paraíso, el hombre moderno participa de los eventos mágicos que le son
difíciles de comprender desde la razón, en ese sentido, la leyenda de la que siempre ha
hecho parte deja el recuerdo de un acontecimiento extraordinario a toda una
colectividad y esa misma espectacularidad es lo que la hace narrable a viva voz a la vez
inolvidable.
El hombre es un ser gregario por naturaleza; desde sus orígenes los peligros encontrados
en su entorno, lo nuevo que acontecía a su alrededor y el enigma del universo le sugirió
la construcción de una vida en compañía; supo entonces que los grupos o clanes le
proporcionaría asegurar su sobrevivencia y satisfacer las necesidades básicas. Esta es la
razón por la que el individuo sienta la necesidad de construir y de adherirse a una
sociedad. El pertenecer en una colectividad posibilita la supervivencia y la coexistencia.
Toda sociedad necesita de normas que garanticen el mínimo bienestar para todos los
individuos, por esto fue necesario construir una jerarquía que implicaba la distribución de
las labores, de los espacios y de la autoridad. Para mantener la armonía desde siempre ha
sido necesario trasmitir a los nuevos integrantes y a las nuevas generaciones los
descubrimientos, los aprendizajes, el respeto por el hábitat y la autoridad; construyendo así
un conjunto de costumbres trasmitidas desde la oralidad y éstas a su vez fueron las bases
para formar las culturas de los pueblos, “La instrucción, hablada y representada, por medio
de la palabra o de la demostración ejemplar, es evidentemente tan antigua como la
humanidad”. Steiner (2009) (p.6).
Necesitamos pertenecer, conocer nuestras raíces. Ninguna generación en ninguna época
ha sido ajena al hecho de buscarse, para crear su propia identidad desde la recuperación
de su propia memoria. La voz trasmitida pervive a la destrucción de la palabra escrita;
hace de la memoria una posibilidad lejos del olvido.
Desde los tiempos primitivos hasta nuestros días el hombre ha tenido la tradición como
elemento fundamental para mantener una imagen vigente e ininterrumpida del mundo.
Y como dice Azcuy (1967),
… la Tradición es algo vivo, una permanencia revitalizada a través de los
siglos, la supervivencia inconsciente en el seno del alma colectiva, de una
estructura mental primitiva que una vez exteriorizada en palabras,
engendrará las exposiciones dogmáticas… (p. 33)
Es la memoria colectiva lo que nos ayuda a construir el presente y nos ayuda a encontrar la
manera de nombrar las cosas, de perpetuarnos como especie, en las palabras de García
Hernando (1991)
…la memoria no sería más que un sistema de información que permite el
adecuado funcionamiento para la supervivencia del individuo. Como tal,
debe adaptarse eficazmente a los constantes cambios y demandas del
entorno tanto natural como social, en sí, responder a los impulsos o
estímulos que provienen del interior y exterior del organismo…
La palabra a viva voz surge de la necesidad de crear vínculos para sobrevivir, para
defenderse, para conservar el aprendizaje de lo recién descubierto; así la necesidad de
volver a nombrar lo nombrado para crear memoria y ayudar a construir una huella común al
interior de una comunidad.
Como bien lo dice Galindo (2003)
Por tradición oral entendemos el conjunto de representaciones colectivas
elaboradas por una cultura a través del tiempo y transmitidas, de generación
en generación, por medio del lenguaje oral.
En primer lugar, decimos que se trata de un conjunto de representaciones
colectivas elaboradas por una cultura, en la medida en que es un cuerpo
homogéneo, que recoge la totalidad de formas mediante las cuales una
agrupación humana simboliza sus prácticas cotidianas y sus relaciones con el
mundo, como los mitos, los cuentos, las coplas y las adivinanzas.
En segundo lugar, ese conjunto de representaciones se trasmiten de
generación en generación, principalmente a través del lenguaje oral; es decir,
su paso de una persona a otra, del pasado al presente y al futuro, se da por
medio de la técnica más simple y básica del lenguaje: la oralidad (p 19-20).
Como lo dice Haverlock (1996) cuando explica los poemas de la Ilíada y la Odisea: “El
lenguaje de Homero es un lenguaje de almacenamiento confeccionado oralmente para fines
de conservación” (p. 90).
Es la repetición de las palabras recién descubiertas lo que funda la memoria y la tradición
que son a la vez fuente y depósito, de lo que se nutre y nutre a la sociedad humana.
Pero se debe tener claro los tipos de memoria y García (1991) nos la explica:
1 Memoria fisiológica: “Es la capacidad del organismo, tanto humano como
de otros mamíferos, para conocer y desarrollar funciones de nuestro cuerpo,
tales como la fabricación de proteínas, la digestión de alimentos, la
renovación de células de la piel, sangre u otros tejidos… todas las células y
vísceras de nuestro cuerpo saben y recuerdan perfectamente lo que deben
hacer”. La programación y funcionamiento del amplio campo que funciona a
partir de esta memoria lo proporciona la información genética.
2 Memoria filética: Al igual que la anterior, esta memoria es trasmitida
mediante el ADN, pero la información que contiene es propia de nuestra
especie y, aunque no se requiere del aprendizaje, sí debe desarrollarse. Se
relaciona con las capacidades que nuestro organismo ha heredado para, por
ejemplo: “aprender a andar sobre dos pies, aprender el lenguaje, huir de los
estímulos dolorosos, encontrar sabrosas la carne y las grasas, tener
tendencias altruistas-cooperativas, apreciar determinados cánones de belleza
o tener apetencia para la actividad sexual… Componen unidades de
información que nos llegan de muy antiguo y están estrechamente
relacionados con las estrategias humanas de desarrollo y supervivencia”.
3 Memoria de la Experiencia. “Es lo que comúnmente denominamos
memoria y que se almacena en el cerebro a partir del aprendizaje”. A
diferencia de las anteriores, aquí el registro de la memoria depende del
conocimiento aprendido a través de la experiencia dirigida.
Cada tipo de memoria responde a diferentes actividades pero algunas
requieren de maduración cerebral, en tanto otras ya están activas desde el
nacimiento. A estas últimas corresponden las que se relacionan con la
regulación del metabolismo y el funcionamiento visceral. Después se
desarrollan las correspondientes a la motricidad y recepción de percepciones;
las áreas cerebrales que requieren del aprendizaje para su desarrollo maduran
más tarde, como “son las que permiten acumular la memoria de andar con
habilidad, hablar y finalmente, acumular experiencia y conocimientos”.
La memoria filética y la basada en la experiencia dependen del aprendizaje
pero de forma diferente: la primera se da por aprendizaje mimético, al
observar y escuchar, y se adquiere de forma espontánea, (memoria
implícita), mientras que la memoria aprendida por la experiencia, depende
del aprendizaje dirigido por parte de otros, (memoria explicita) la cual es
exclusiva al ser humano.
Si nos referimos al lenguaje, podemos decir que, si bien su adquisición se da
mediante mimetismo, o memoria implícita, su maduración y desarrollo se
afianza gracias al aprendizaje trasmitido (estimulado) por los padres y demás
miembros de la sociedad (Memoria explicita). Y, si nos remitimos a los tres
tipos de memoria, podemos decir que el lenguaje requiere de la confluencia
tanto de las capacidades innatas (memorias 1 y 2) como del aprendizaje para
su desarrollo; aprendizaje que, además, “nos llega de muy antiguo”. De
manera, que habría que tener en cuenta la historia evolutiva heredada y
trasmitida generacionalmente, desde y por la experiencia (memoria 3).
La narración oral crea conciencia de la condición humana y unidad en los pueblos,
porque permite el conocimiento de la historia colectiva y de las costumbres que
facilitaron a los ancestros construir los saberes en todos sus aspectos, que les
posibilitaron la supervivencia ante la adversidad. La oralidad crea lazos de conexión
entre el que habla y el que escucha, lo que hace que el que habla tenga un
reconocimiento ante los otros por lo dicho; es por esto que la palabra se le permite a los
ancianos y sabios o chamanes. Son las palabras mantras, enseñanzas, que ayudan al
constructo de los ritos y creencias del pueblo, costumbres que también hace parte de la
cultura. Y es así como “el comportamiento mágico-religioso de la humanidad arcaica
revela, en el hombre, una toma de conciencia existencial con respecto al cosmos y así
mismo”. Azcuy (1967) (p.39).
Palabras como hilos, las que van construyendo un tejido de conocimientos único de
suma importancia para la comunidad, lo que hace que este conocimiento se preserve en
la memoria y se transmita de generación en generación.
La oralidad, basada en el hablar de la voz, tiene por condición inicial la
fugacidad del sonido en que se funda la palabra. En efecto, dicho el
nombre su permanencia en el aire es breve, no ha poco que lo hemos
pronunciado cuando ya nos abisma el silencio. Galindo (2003) (p. 20).
No es nada nuevo, pero si necesario, decir que el lenguaje oral es anterior al lenguaje
escrito; y en las palabras de Ong (1987)
Parecería ineludiblemente obvio que el lenguaje es un fenómeno
oral…Sin embargo, en un sentido profundo el lenguaje, sonido
articulado, es capital. No sólo la comunicación, sino el pensamiento
mismo, se relaciona de un modo enteramente propio con el sonido (p.
16).
Desde la antigüedad, el sonido y sus múltiples combinaciones como fuente de las
palabras; chorros de aire en grito, aullido y balbuceo que fueron imitándose hasta
generalizarse para construir códigos comunes del agrado de todos, sonidos que
empezaron a llenarse de sentido hasta llegar a connotar las acciones y las cosas.
En la actualidad sigue siendo la oralidad el sustento del lenguaje. Sin
embargo, en todos los maravillosos mundos que descubre la escritura,
todavía les es inherente y en ellos vive la palabra hablada. Todos los
textos escritos tienen que estar relacionados de alguna manera directa o
indirecta, con el mundo del sonido, el ambiente natural del lenguaje, para
transmitir significados. Ong (1987) (p. 17).
La oralidad no sucede sólo cuando hablamos, sucede también cuando leemos, en
nuestra mente la grafía se convierte en sonidos y son esos mismos sonidos los que
buscamos para emitir un mensaje. Nuestros pensamientos, nuestros recuerdos y todo
deseo o desasosiego, las traemos en silencio desde el recuerdo del sonido de las
palabras. Todo sentimiento y/o sensación es nombrado por ese mismo chorro de aire
que nos ha regalado desde antes el sonido.
Reconocer el carácter primario de la oralidad es permitirnos volver al hombre primitivo,
es aceptar la heredad del rasgo que nos hace humanos y que nos permite humanizar a
nuestros niños en la transmisión natural de este saber encarnado y milenario. “La
expresión oral es capaz de existir, y casi siempre ha existido, sin ninguna escritura en
absoluto; empero, nunca ha habido escritura sin oralidad”. Aquí nos recuerda Ong
(1987) (p 18), que la oralidad es autosuficiente y generadora de otra manera del
lenguaje que es la escritura, de ahí la importancia de volver consciente el ejercicio del
habla a voz viva, sobre todo en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Antes de aprender la escritura, el niño aprende a hablar por imitación y repetición, su
código es oral y al llegar a la escuela, la enseñanza del lenguaje se centra en el código
escrito, la escritura y la lectura; olvidando ese aprendizaje primero, esa fuente
inagotable del ejercicio y cultivo de la oralidad. Para Borges (2007)
Antes de ser un libro, las mil y una noche, fueron orales, a la manera de la
doctrina pitagórica o la doctrina del Buddha. Los primeros cuentistas habrían
sido los confabulatores nocturni, los hombres de la noche que distraían las
vigilias de Alejandro de Macedonia con relatos fantásticos. Del Indostán a
Persia, de Persia a las ciudades y reinos del Asia menor, del Asia menor a
Egipto; tal fue el camino que siguió esa migración de ficciones… Los siglos
pasan y la gente sigue escuchando la voz de Shahrázád. (p. 624)
Por lo fluctuante en lo dicho por la palabra oral, pareciera que es la escritura el molde
donde se guarda lo dicho, de ahí la importancia de la palabra escrita como construcción
de una memoria permanente, pero sin olvidar que primero fue la palabra a voz viva y es
lo que sigue perviviendo como posibilidad; o como dice Ong (1987) “Cuando una
historia oral relatada a menudo no es narrada de hecho, lo único que de ella existe en
ciertos seres humanos es el potencial de contarla” (p 20).
La oralidad como primera ejecución del lenguaje como hablantes, se convierte en lo
obvio, en lo olvidado. Pasamos largos tiempos decodificando la palabra escrita,
enseñando a escribir y a leer; pero no ejercemos ese natural aprendizaje de la oralidad
que es pronunciar las palabras a viva voz para otros; esto sin olvidar, que es la oralidad
parte fundamental de la tradición oral, ejercida en la actualidad por comunidades sin
código escrito como lo es la etnia Emberá. Según Galindo (2003)
… la oralidad tiene un carácter de permanencia al lugar donde se
pronuncia: es la vida misma, es geografía, paisaje, entorno. La tradición
oral se reviste de lodo y masa vegetal. La oralidad permite
simultáneamente la apropiación y la expresión de la naturaleza.
Los mitos, las leyendas, los cuentos populares y las coplas de las culturas
orales dicen la tierra; y el hombre, por medio de la voz, se une de manera
duradera al lugar de sus mayores, al lugar que lo vio nacer (p. 21)
Promover el uso de la palabra hablada en el ámbito escolar, no desde las simples
palabras, sino desde la tradición es emplear el conocimiento y potencialidad natural de
los niños, es dejarles usar la imaginación sin la estructura del lenguaje escrito, es algo
de ida y vuelta, de la casa a la escuela, el mundo, es algo que nos atraviesa, porque
como dice Ong (1987)
Los elementos del pensamiento y de la expresión de condición oral no
tienden tanto a ser entidades simples sino grupos de entidades, tales
como términos, locuciones u oraciones antitéticas; o epítetos. La
tradición popular oral prefiere, especialmente en el discurso formal, no al
soldado, sino al valiente soldado; no a la princesa, sino a la hermosa
princesa; no al roble, sino al fuerte roble. (p. 45).
En una sociedad donde los niños cada vez están más solos por las circunstancias
socioeconómicas de las familias, donde los padres están más ausentes y por ende hay
poca comunicación verbal, donde la enseñanza es relegada a la escuela, se hacía
necesaria una manera de acortar las distancias y propiciar la comunicación del niño y el
adulto. Ya lo dijo Deresiewicz (2009)
La familia se hizo cada vez más pequeña o se disgregó, las mamás
dejaron el hogar para irse a trabajar… En medio de esas circunstancias,
internet llegó como una bendición sin paralelo… Pero internet es una
máquina tan poderosa para producir soledad como la televisión lo es para
fabricar aburrimiento. Si seis horas de televisión al día crean la
disposición para el aburrimiento –la incapacidad para estar en paz–, cien
mensajes de texto al día crean la disposición para sentirse solo –la
imposibilidad de estar con uno mismo–. Se espera cierto nivel de
aburrimiento y de soledad, sobre todo entre la gente joven, debido a la
forma en que nuestros ambientes humanos se han reducido (p. 4-6).
Memoria para la vida
En un país como el nuestro, donde la memoria se construye para no olvidar a los
secuestrados, desplazados, desaparecidos, torturados y muertos; todo fruto de una larga
y penosa violencia, fruto de la desigualdad social y el abuso del poder; construir
memoria para la vida desde la casa y la escuela es una apuesta para reconocer la vida
como lo más valioso. Usar las palabras para que viajen los saberes desde la casa a la
escuela y regresen a la casa. La palabra nos delata, nos pone en el eco de universo, nos
saca de adentro, nos pone en evidencia; es la palabra la que queda en la memoria, la que
nos salva, nos construye, nos lleva a otras latitudes, la que nos adentra a la raíz y la
savia, lo sabido. Con la palabra se vuelve al principio, se acortan las distancias, se
dibujan pasos. Si hablas no te podrán olvidar y si dicen había una vez un hombre ese
hombre es todos los hombres, todas las mujeres.
Es aire la palabra, se infla, se eleva, es inaprehensible, invisible; cosa que te estruja y
toca y no se ve, vuela y es inolvidable. Es la palabra lo que sale de la boca y dice lo que
vieron los ojos, lo que siente el cuerpo. Soñamos en palabras porque sólo quedan
palabras al final del sueño. La vida es una palabra dicha hace tiempo y nadie la ha
olvidado, todos la repetimos a diario, en todas las bocas, en distintas lenguas y salivas.
Repetir las palabras que enseñan, que dicen lo fundamental es lo que construye la tradición,
la memoria; a la manera de Vansina (1967) “…no todas las fuentes orales son tradiciones
orales. Sólo lo son las fuentes narradas, es decir, las que son transmitidas, de boca en boca
por medio del lenguaje” (p.33).
Propiciar el encuentro entre un niño y un adulto y suponer las miradas, ese contacto
directo que hay entre el emisor y el receptor, el adulto buscando en sus recuerdos la
historia propicia para encantar al niño, y el niño esperando lo desconocido y fantástico.
Estar el niño de testigo auricular en el tiempo, con la misión de recoger la memoria que
también hace parte de sus orígenes y de la historia familiar.
Si un pueblo recibiera su mitología en el curso de la historia, resultaría que
tendría una historia antes de tener una mitología. Pero generalmente es lo
contrario: no es por su historia que recibe la mitología, sino que es la
mitología la que determina su historia o, mejor dicho, no la determina sino
que constituye su destino. Azcuy (1967) (p.17).
Se alimenta la vida con las historias que hacen parte de los hombres y mujeres ancestrales,
la vida toma sentido cuando se conoce que los mayores han librado batallas y que la
humanidad es el fruto de la victoria, que la vida venció. Son las palabras alimento y calor
para los vínculos entre los hombres, Sábato (2006) nos lo recuerda en estas palabras
La memoria fue valorada por las grandes culturas, como Resistencia ante el
devenir del tiempo. No el recuerdo de simples acontecimientos, tampoco esa
memoria que sirve para almacenar información en las ahora computadoras:
hablo de la necesidad de cuidar y transmitir las primigenias verdades.
En las comunidades arcaicas, mientras el padre iba en busca de alimento y
las mujeres se dedicaban a la alfarería o al cuidado de los cultivos, los
chiquitos, sentados sobre las rodillas de sus abuelos, eran educados en su
sabiduría, no en el sentido que le otorga a esta palabra la civilización
cientificista, si no aquella que nos ayuda a vivir y a morir; la sabiduría de
esos consejeros, que en general eran analfabetos, pero, como un día me dijo
el gran poeta Senghor, en Dakar: “La muerte de uno de esos ancianos es lo
que para ustedes sería el incendio de una biblioteca de pensadores y poetas”
(p 18).
Son las historias de los otros las primeras historias nuestras, la infancia que es la edad del
asombro, también es el momento en que se empieza a grabar lo que vemos, oímos, olemos
y sentimos; es el momento de empezar a construir nuestra propia historia, con trozos de los
discursos y vivencias de los otros. Es por eso que los maestros somos parte de esa
construcción de los niños, lo que dice, hace y piensan los maestros son constructos que
pueden hacer partes de esas primeras improntas de los niños, y es Borges (2007) quien nos
enseña que:
… maestro no es quien enseña hechos aislados o quien se aplica a la terea
mnemónica de aprenderlos y repetirlos, porque en tal caso una enciclopedia
sería mejor maestro que un hombre. Maestro es quien enseña con el ejemplo
una manera de tratar con las cosas, un estilo genérico de enfrentarse con el
incesante y vario universo. La enseñanza dispone de varios medios; la
palabra directa no es más que uno (p. 95).
El mito y la leyenda más que concepto: acción
O ( los linderos entre mito y leyenda)
La palabra de nuestro Padre se divisa solamente bajo la forma de rayo,
sólo se escucha en forma de trueno,
y tan sólo nos llega en forma de viento.
Jacinto Bigidima
De la comunidad uitoto del Amazonas.
Desde la aparición del hombre sobre la tierra, siempre éste se ha preguntado por su
origen y su destino; preguntas con limitadas respuestas. Ante dicha necesidad surge el
mito y la leyenda para explicar lo fundamental e inexplicable; conocimiento que se le ha
dado al sabio, al chamán o al sacerdote en forma de mito, y que ellos debieron explicar
y decir de la manera más comprensible a los de su tribu; explicación que también le fue
dada a los hombres comunes en forma de leyenda y que debía transmitir a su
descendencia; ambas formas fueron las maneras encontradas para construir y mantener
viva la cultura de los pueblos de generación en generación.
Con la tradición oral, en todos los tiempos del hombre y en todas las geografías hasta
nuestros tiempos, el mito y la leyenda han guardado lo fundamental de los saberes en
las distintas culturas, como lo dice Zapata Olivella (2003)
La tradición oral es un fenómeno vivo, dinámico, actual, moderno,
contemporáneo, sin el cual el hombre no podría vivir. Estamos permanentemente
creando valores y conocimientos, y esa es la condición que nos humaniza y que
nos diferencia de los animales. No es un hecho particular y exclusivo de
analfabetos (p.5).
Desconocer la acción que se ha creado desde la tradición oral, es negar los
saberes de todas las culturas, es dejar sin asidero la carne y el espíritu del
hombre, es negar lo que los ojos ven, lo que tocan las manos y lo que escuchan
los oídos, es ignorar lo que entra por la boca y percibe el olfato, es negar la vida
contundente y la implacable muerte y así mismo negar los dioses y sus poderes
creadores. En palabras de Ong (1987)
Los seres humanos se comunican de innumerables maneras, valiéndose de
todos sus sentidos: el tacto, el gusto, el olfato y particularmente la vista,
además del oído…Sin embargo, en un sentido profundo el lenguaje, sonido
articulado, es capital (p.16).
Entendiendo la tradición como una sucesión de repeticiones de un mismo
acontecimiento que facilita la ritualización, la memorización y la construcción de la
cultura, podemos recoger la definición de Zapata (2003)
La tradición oral colombiana y latinoamericana es la suma de los
acontecimientos transmitidos a través de la palabra, de la cultura milenaria
indígena, africana y española. Hay quienes dicen que en ella no se pierde
ninguno de los conocimientos aprendidos, sino que perviven
enriqueciéndose una a otros, y que por eso no es necesario descubrir el fuego
ni el agua tibia, porque ya es una experiencia acumulada, un acervo en la
memoria propia del hablante. Es la mejor herramienta que tenemos, no
solamente para describir el mundo sino para transformarlo, para reinventarlo.
(p.5-6).
Una definición clásica de mito y leyenda la da Escobar (2006)
Tanto el mito como la leyenda narran acontecimientos maravillosos, son
textos dedicados con frecuencia a interpretar el origen del mundo o grandes
sucesos de la humanidad, usualmente protagonizados por personajes de
carácter heroico, divino o demoniaco (p. 11).
Conceptos que se acomodan a todas las culturas y épocas, porque si bien es cierto que
aún existen comunidades sin escritura, todas tienen oralidad o palabra articulada. Según
Ong (1987)
El habla oral es del todo natural para los seres humanos en el sentido que, en
toda cultura, el que no esté fisiológicamente o psicológicamente afectado,
aprende a hablar. El habla crea la vida consciente, pero asciende hasta la
conciencia desde profundidades inconscientes, aunque desde luego con la
cooperación voluntaria e involuntaria de la sociedad. Las reglas gramaticales
se hallan en el inconsciente en el sentido de que es posible saber cómo
aplicarlas e incluso cómo establecer otras nuevas aunque no se puede
explicar que son (p. 84).
Pero nos preguntaremos para qué nos sirve saber el concepto de mito y leyenda, para qué
entender que el mito es un acontecimiento donde participan los dioses y los hombres, que
pervive, que pasa de los dioses a los hombres con las enseñanzas fundamentales para
entender los grandes acontecimientos de la vida, como lo son: la creación del universo, el
hombre y las cosas, la creación de la muerte y el arco iris, la formación de los ríos y las
montañas; y que de esta manera las leyendas son acontecimientos donde participan los
hombres y que al igual que el mito trata de explicar y ejemplarizar o moralizar un suceso.
De ahí la importancia de conocer los linderos de estas dos manifestaciones orales, como lo
dice Arthur Cotterell (2011)
Debemos la palabra “mito”, como muchas otras de uso corriente hoy en día,
a la antigua Grecia. Ninguna lengua moderna ha podido suplirla. Por tanto,
no puede haber mejor manera de comprender qué es la mitología que la de
prestar atención a la significación original de la palabra.
Por derivar de la idea propia de “discurso”, el mito pasó a significar,
alrededor del siglo V a.C., “historia”, “relato de unos sucesos”. El
historiador Heródoto, que escribió una relación sobre las guerras entre
griegos y persas se interesó mucho por documentar todo cuanto fuera posible
sobre estas luchas, aun cuando algunos de dichos relatos pudieran tomarse
más bien como mitos o leyendas. Admitió que no había certidumbre en torno
a la exactitud de tales hechos, pero el interés que presentaban era tal que
sencillamente no podían caer en el olvido. Atañía ya a sus lectores el decidir
a qué se podía dar crédito y a que no. El filosofo Platón favoreció aún más
esta concepción del mito, entendido como relato extenso, en ocasiones
ficticias, más como exposición de hechos, puesto que le preocupaba
distinguir entre las cosas que se pueden admitir como ciertas y las que no.
En el siglo IV a.C., Evémero, filosofo afincado en la corte macedonia, llegó
a sostener que todos los mitos y leyendas guardaban relación con hechos
históricos y que los dioses eran, en origen, hombres que habían cosechado
grandes éxitos y que, tras su muerte, recibían honores divinos por parte de un
pueblo agradecido (p.7).
En contraste con esto, para Martínez (2011)
…el mito es una comprensión no racional, sino más bien intuitiva y emotiva
de la vida que obedece a una esfera de aprehensión diferente de la realidad,
no por ello menos válida y menos real. El mito entraña prescripciones-ritos-y
prohibiciones-tabúes-crea en el orden cultural los deseos más inconfesables
del individuo, posibilitando así su realización proyectiva (p.197).
El que cuenta una historia activa la memoria del que escucha. Siempre se trae a la memoria
lo significativo, es decir, lo que recuerda el gozo o el sufrimiento, lo que nos marca y deja
huella, lo que puede pronunciar la boca. Mientras que el que escucha aprende, recrea en la
imaginación la experiencia ajena, recoge, coge en palabras claves y precisas lo acontecido.
Sin ánimo de aprenderlo u olvidarlo deja que el relato construya en la memoria su propia
impresión y que algún día en cualquier lugar encontrará el pretexto perfecto para contarlo,
recrearlo y ser protagonista de una historia que también, de alguna manera, ya es suya. Para
Martínez (2011)
El mito en su origen es más que un mero relato, es un hecho que constituye
realidades y que brinda una explicación del mundo y la vida, a la vez que
contribuye a establecer identidades sociales y psicológicas.
El mito en su condición original es una verdad indudable que brinda una
explicación y una justificación a un orden de cosas dado, es una
consubstancialidad y una realidad viviente que sostiene un universo
cosmogónico, es razón certeza y casualidad. En tanto ámbito de certidumbre
concierta conciencias y voluntades, definiendo las fronteras de la comunidad
que en él se representa. Es idiosincrasia e identidad colectiva, por tanto
individual;…
La génesis del mito se pierde en las entrañas del tiempo, su origen es difuso,
siendo su construcción colectiva un patrimonio cultural. A pesar del
racionalismo y el instrumentalismo, inaugurados por la modernidad que
desplazan al mito en su función de explicación del mundo y de la vida, éste
mantiene su vigencia y fascinación en la modernidad tardía. (ps. 187-188).
Las palabras salvan del olvido, las que siendo comunes se vuelven distintas cuando en su
sucesión forman mensajes significativos. Es pensar en un abuelo contando una historia a un
niño que es su nieto e imaginar la emoción, la conmoción, el estremecimiento de los dos
ante un mismo suceso, todo al margen del concepto de el mito y la leyenda, es la necesidad
del abuelo de contar una historia significativa para él y que sin duda siente fundamental
para el niño; contarla para ser protagonista, por el placer de ayudar a un niño así no fuera su
nieto, en la tarea de la escuela, de contarle una historia para que el niño pueda llevarla al
aula de clase. Martínez (2011)
La acción mítica es una construcción social que tiene un impacto óntico en la
construcción de las subjetividades. En tanto explicación del mundo y de la
vida impone determinados juicios de valor y prescripciones que brindan
cánones y marcos regulatorios entre los individuos formando lo que
Bourdieu (2000) denominó habitus, que se incorporan como tales en las
cotidianidades individuales y colectivas. En un sentido psicoanalítico el mito
cumple la función de socializar aquella dramaturgia proscrita por la cultura
que los individuos viven y padecen secretamente. Es la realización de un
deseo colectivo prohibido que se vehiculiza a través del mito como espacio y
posibilidad permitida de existencia social, de allí su poderosa fuerza que
trasciende los tiempos, por cuanto el secreto que devela alude a la más
primitiva naturaleza humana, esto es el incesto, el parricidio, el fratricidio, el
infanticidio, la envidia, la traición y las más bajas pasiones humanas (p. 192)
Por habitar un mismo lugar en el cosmos, por compartir los mismos orígenes según el lugar
geográfico y cultura, el hombre también ha compartido los mimos mitos, las mismas
leyendas, así mismo los personajes de nuestros barrios o pueblos que han ganado fama por
sus particularidades, no son héroes o misteriosos para algunos, sino para toda una
comunidad. De esta misma manera:
En algunos pueblos de la misma capacidad mental, la imaginación procede
paralelamente y llega, algunas veces, a creaciones de leyendas semejantes, es
lo que se ha llamado la Ley de los orígenes… El mito femenino de Bachué
en los pueblos de los Muiscas tiene semejanzas en los orígenes con el mito
de Citlalicue, la madre universal de los Aztecas y del mito de la Pacha
mama, la madre tierra de los Incas.
En la misma forma, también se presenta la ley de las transposiciones, que
según el folclorista francés Raúl Rosiéres hace que los personajes en las
leyendas vayan cambiando de lugar diferente al que ocupaban.,… Ocampo
(1996) (p. 34).
El pretexto del tema de la Tradición oral en el aula de clase para recoger historias que
salían por la boca de los otros, escuchar por parte del niño o niña lo que tan natural hace la
boca que es contar. Era proponer como docente un ejercicio que pusiera a un viejo y un
niño de tú a tú, siendo el adulto como un mar al lado de un niño que hacía de pescador y
donde la carnada era la tradición oral como tarea para pescar una historia.
La voz del adulto trayendo a la memoria lo lejano y casi olvidado y las palabras en el aire
como música hasta el oído del niño donde la historia se actualiza y vuelve recordarse.
Si bien lo que cuenta el adulto no es un mito, porque no habla de la creación de nada, si
pone en conocimiento del niño algo nuevo, algo propio y privado, como dice Martínez
(2011) cuando habla del mito y las leyendas:
Los mitos y las leyendas expresan simultáneamente deseos inconscientes
individuales y colectivos… La producción artística y cultural por su parte
son una suerte de socialización del inédito del inconsciente, en tal sentido los
mitos y leyendas como tales vehiculizan las fantasías inconscientes
colectivas estableciendo una conexión entre el individuo y la colectividad
como tal… (p.195).
Pero en este sentido no podemos olvidar lo incrustado que tenemos las palabras mitos y
leyendas, que a veces se usan indistintamente, no es raro escuchar en los discursos actuales
hablar de los mitos o leyendas urbanas, como una manera preconcebida de colectivizar un
deseo o un desprestigio; también escuchamos expresiones como que ese señor o señora son
una leyenda para referirse a lo particular de sus acciones y lo populares que son un barrio o
pueblo. En todos los casos son expresiones con intención de colectividad, y para Martínez
(2011)
Los mitos han acompañado a la humanidad desde los albores de los tiempos
aunque no en condición de tales, sino como explicación originaria del
mundo y la realidad al poseer estatuto de certeza y verosimilitud… Sin
embargo, pese al largo reinado de la racionalidad el mito emerge
sempiternamente como explicación irracional y alternativa de hechos y
circunstancias, de manera tal que desafía a la ciencia y la lógica. En tal
sentido la realidad factual no ha logrado aplacar los oscuros dominios del
mito, que contribuye a dar otro sentido a la existencia (ps. 196-197).
Teniendo claro el concepto de mito es conveniente hacer lo mismo con la leyenda y decir
como Ocampo (2006)
La leyenda es una narración literaria en la cual se mezcla lo mítico y lo
histórico. Algunas son narraciones o relatos fantásticos apoyados
generalmente, en la historia y en la tradición, otros son relaciones de hechos
mágicos o asombrosos, ricos en contenidos simbólicos y transmitidos de
generación en generación. Los personajes de las leyendas generalmente son
de carisma heroico, cuyos actos tienen un fundamento que está entre lo
histórico y lo sobrenatural. Por lo general, su lugar geográfico se indica con
precisión… En los pueblos y campos colombianos existen numerosas
leyendas que se trasmiten de generación en generación y de un lugar a otro.
Para su investigación se utilizan los métodos de historia oral y testimonial.
Algunas interpretan y explican los misterios de determinados lugares
geográficos y fenómenos de la naturaleza…
Las leyendas sobre tesoros misteriosos escondidos son muy generalizados en
Colombia… Generalmente se cree que quien descubre un tesoro,
especialmente de oro, adquiere una maldición; muchas gentes buscan los
tesoros y rezan oraciones mágicas en determinados momentos, llevando a la
vez algunos elementos para acabar con el encanto de muchos años.(ps. 13-
14)
Y sigue diciendo:
Las leyendas religiosas son muy comunes en Colombia; en todos los
pueblos, aldeas existen las leyendas milagrosas alrededor de Cristo, la
Virgen y los Santos del culto católico. Con estas leyendas se estimula la
devoción católica…
Las leyendas religiosas se generalizaron en el mundo cristiano desde la
época medieval, las comunidades religiosas llamaban leyendas a las
narraciones sobre los santos; leyenda en el significado eclesiástico significa
lo que está destinado a ser leído. Este término se generalizó en el mundo
occidental cristiano, no solamente para los relatos divinos de los santos sino
también para las narraciones de los acontecimientos de los pueblos cuyos
orígenes son misteriosos y no tienen una explicación basada en documentos
históricos verídicos; y para la presentación de aquellos personajes de leyenda
que aparecen con poderes sobrenaturales o carismáticos. Son reflexiones
sobre héroes, sabios y caudillos y sobre hechos que acaecieron, pero cuya
explicación es quimérica, fabulosa o épica y, en síntesis, en lo que una
historia con lo legendario, por ello son leyendas.(ps. 16-17).
A sabiendas de la imposibilidad del hombre para crear mitos, pues no debemos olvidar que
son saberes que sólo se le revelan fa los chamanes, sacerdotes o poetas, la posibilidad de
recoger una historia era a modo de leyenda, pues estas comparten varias característica
comunes con las historia vividas por los campesinos de nuestra geografía, así lo reconoce
Ocampo (2006)
Cuando repasamos las historias de los pueblos, las provincias, las regiones,
las naciones o los continentes, encontramos que sus primeras explicaciones
históricas están basadas en leyendas, con una confusa interferencia entre lo
real y lo irreal; entre lo histórico y lo mítico; o entre lo verdadero y lo
fantasioso. Los pueblos primitivos, dotados generalmente de exuberante
imaginación, ante la ignorancia de los hechos pasados de su historia,
recurrieron a la leyenda para explicar lo acaecido en los tiempos antiguos.
Los pueblos fueron trasmitiendo las leyendas como tradiciones orales, de
generación en generación. Muchas de ellas han sido conservadas con gran
veneración, e inclusive, algunas de ellas fueron transmitidas en forma
sagrada con ritual religioso.
Así como la leyenda es la primera forma de la historia, también aparece en
las letras como el género literario que encontramos en numerosos escritos
sagrados o profanos desde la antigüedad. Algunas leyendas se manifiestan en
narraciones literarias que se refieren a personajes que han vivido realmente o
a figuras imaginarias legendarias, ligadas a un lugar concreto, real y que
actuaron en un tiempo determinado. En algunos casos, las leyendas han
deformado la historia, y en otros, inclusive, prescinden de ella (p.21).
Nuestra idiosincrasia, nuestros ancestros, nuestra mezcla de razas y la geografía que
habitamos, nos han regalado lo fantástico, la aventura, el alma de quijotes. Los abuelos nos
han regalado historias increíbles, como sacadas de un libro de cuentos, sus propias vidas
fueron un drama parecido al de las buenas novelas. Nunca supimos ni quisimos saber la
veracidad de lo escuchado, que saliera de la boca de los abuelos o abuelas nos daba la
garantía de lo verdadero.
En las leyendas se manifiesta un carácter de cosa admirable y casi increíble;
en algunos casos fantástica, que produce veneración hacia los poderes extra
o sobrenaturales. Algunas leyendas reflejan los acontecimientos históricos
que afectan a una comunidad, la cual busca los orígenes, o el porqué se
sucedieron determinados hechos cuyas consecuencias hacen vigencia en el
presente de los pueblos. Ello explica la leyenda con su carácter tradicional, y
la tendencia a fijar explícitamente el nombre de personajes y las fechas de
los sucesos narrados, aunque luego se presenten confusiones, impropiedades
y anacronismos, que son cosa secundaria e, inclusive contribuyen a hacer de
la leyenda más bella e ingenua. En todos los pueblos del mundo existen
numerosas leyendas, tanto de las culturas más antiguas como del mundo
contemporáneo… El saber popular conserva y transmite las leyendas que se
van legando por tradición de generación en generación y de pueblo a pueblo.
Sus orígenes se van perdiendo con el tiempo, hasta cuando adquieren
anonimato; son transmitidas por el pueblo en forma espontánea, siendo
consideradas como su patrimonio cultural.
Las leyendas populares no se manifiestan en forma individual sino
colectivas, son conocidas por las gentes, que las mantiene como elementos
literarios, que son parte de su cultura popular. Algunas se van adaptando al
medio ambiente humano, y reflejan las las condiciones etnográficas y
sociales de los pueblos. Ocampo (1996) (p. 22).
Sabiendo los conceptos básicos sobre el mito y la leyenda, es necesario marcar las
diferencias, los linderos, para no caer en el error de tomar uno por otra, para Escobar (2006)
Una de las diferencias entre mito y leyenda es que la última por lo general
puntualiza el nombre de las personas, la época y el lugar donde ocurrieron
los hechos, lo que contribuye a que se consolide, con el paso del tiempo,
como creencia popular. El mito, por su parte, aunque originario de un pueblo
determinado, es considerado una explicación universal para aquellas
preguntas que el contexto no puede responder. El mito es un relato que
intenta justificar la creación de un hecho específico y en todos los casos,
fundamental para la vida humana: el origen del universo, de los animales, de
los hombres, del amor y de la muerte se entienden a través de este relato
fundador, que además propone un modelo de conducta. Así, la mitología es
la mirada intuitiva que arroja un pueblo sobre su propio entorno, una mirada
capaz de ordenar el universo para aprehender la realidad (p. 11).
Para Ocampo (1996):
La leyenda se diferencia del mito en que éste es una explicación sobrenatural
de fenómenos naturales o de conocimiento sobre los orígenes de los pueblos.
Los mitos enseñan a los hombres las historias primordiales que los han
constituido esencialmente, y todo lo que tiene relación con su existencia. Su
conocimiento equivale, en algunos pueblos, en llegar al secreto del origen de
las cosas y a la adquisición de un poder mágico sobre ellas, gracias al cual se
logra dominarlas, multiplicarlas o reproducirlas a voluntad.
El mito es una realidad viviente; es una vivencia que las gentes la creen y la
sienten… Los mitos, según las creencias de los pueblos, influyen
continuamente en el mundo y en el destino de los hombres (p. 37).
Aunque los límites entre el mito y la leyenda son claros, es importante tener claras las
diferencias porque ya sabemos de sus múltiples semejanzas, esto para que al leer o escuchar
una narración propia de la tradición oral no pongamos una en el lugar del otro.
Según algunos folclorólogos de las leyendas han planteado algunas normas
para su delimitación: que sea una narración histórico-heroica, que la leyenda
esté ubicada en un espacio en una determinada región; que sus personajes
sean individuos determinados; que sus actos tengan un fundamento histórico,
con aureola de heroísmo… en ellas sólo hay dos personajes que abren al
mismo tiempo y sólo se indican los rasgos necesarios… en ellas hay
tendencia a la trinidad de las personas, de los objetos y de los actos.
En las leyendas, la acción de desarrolla de la unidad a la pluralidad, del
reposo al movimiento. Ocampo (1996) (p.34).
Metodología
En busca de la senda
Bienaventurados los que bien dicen
o mal dicen
porque de ellos será el eco del universo
Zayra Bermayo
Después de la observación realizada a los alumnos, y notar que en su mayoría había
distanciamiento con sus familiares adultos, se ve la necesidad de acercar a los alumnos a
una comunicación directa con sus padres y/o acudientes, para lo cual se propone que sea
desde la oralidad, es decir desde la escucha de las historias familiares vividas por los
adultos; para así contribuir al rescate de la memoria familiar y colectiva, generando
espacios de diálogo y encuentros entre las nuevas generaciones y sus progenitores.
Se debía propiciar acercamientos entre generaciones hoy distanciadas en sus contradictorios
y diversos roles, procurando desde el ámbito escolar la reconstrucción de una memoria que
de familiar trascienda a lo colectivo. En aras de la asertividad, la propuesta metodológica
elegida fue cualitativa desde un enfoque etnográfico narrativo. Esta elección parte de los
supuestos que admiten que algunas relaciones entre los saberes humanísticos están
cargados de signos y símbolos, tal como lo plantea Salgado (2007), citando a Jiménez-
Domínguez
…las investigaciones cualitativas representan una búsqueda de sentidos en el
campo social, que en muchos casos se logra con relaciones de subjetividad
que permiten identificar la emergencia de estos significados sociales.
La realidad social así vista está hecha de significados compartidos de manera
intersubjetiva. El objetivo y lo objetivo es el sentido intersubjetivo que se
atribuye a una acción. La investigación cualitativa puede ser vista como el
intento de obtener una comprensión profunda de los significados y
definiciones de la situación tal como nos la presentan las personas, más que
la producción de una medida cuantitativa de sus características o conducta.
(p. 71).
Por otro lado, los diseños etnográficos buscan describir y analizar ideas, creencias,
significados, conocimientos y prácticas de grupos, culturas y comunidades. Incluso pueden
ser muy amplios y abarcar la historia, la geografía y los subsistemas socioeconómico,
educativo, político y cultural de un sistema social (rituales, símbolos, funciones sociales,
parentesco, migraciones, redes, entre otros).
Teniendo en cuenta el tipo de población estudiantil, chicos y chicas de séptimo grado,
de edades entre los 12 y 14 años en su mayoría y sus particularidades, se optó por una
metodología cualitativa con enfoque etnográfico narrativo, porque nos permite la
descripción de acontecimientos sucedidos a los alumnos en un ambiente escolar.
Elegida la metodología, el camino que esperaba a los alumnos y a la maestra era
incierto, a sabiendas de que la oralidad nos era de alguna manera un punto común, ahora
era nuestro punto de partida y de llegada.
Para llegar al tema de la tradición oral, se comenzó por un recuento de la historia de la
escritura, que data de hace aproximadamente 6000 años; en contraste con la tradición
oral que acompaña al hombre desde los tiempos más remotos. Según Ong (1987) citado
por Civallero:
La oralidad es la forma de producción del lenguaje humano más natural,
elemental y original. Es independiente de cualquier otro sistema, es decir,
existe por sí misma, sin la necesidad de apoyarse en otros elementos, una
característica que la diferencia de la escritura, estructura secundaria y
artificial que no existiría si, previamente, no hubiera expresión oral (p. 2).
Entonces, teniendo como soporte esta primera idea respecto al carácter fundante de la
oralidad, se utilizó la pregunta como estrategia para activar saberes previos y evidenciar
si existían y cómo eran los procesos de diálogo y conversación familiar. La pregunta
que se hizo a los alumnos fue: ¿qué historias fuera de lo común, que les haya sucedido,
les han contados sus padres o abuelos? Sorpresivamente y corroborando el diagnóstico
realizado, los alumnos que habían escuchado un relato a viva voz por parte de un
familiar adulto eran muy pocos, en su mayoría el recuerdo de las historias provenían de
la lectura de los cuentos que aseguraban, a veces, les habían leído. Después se les
indagó: ¿qué mitos y qué leyendas conoces? Los niños muy animados empezaron a dar
nombres, diciendo indistintamente mitos griegos, romanos y americanos, confundiendo
éstos con las leyendas tradicionales latinoamericanas, como La pata sola, El moan, La
llorona, El cura sin cabeza, El patetarro, etc. En ese momento también se evidenció la
confusión que tenían los estudiantes con la diferencia entre mito y leyenda; para ellos
todas eran historias con un “poquito” de verdad y mucha fantasía; pero desconocían los
rasgos fundamentales de cada estructura discursiva y sus diferencias.
En la aprehensión de los conceptos era fundamental que el alumno hiciera parte activa y
se sintiera responsable de la adquisición de dicho conocimiento; porque como lo plantea
la teoría constructivista, el conocimiento es construido por los seres humanos a través
de su relación e interacción con el mundo; así el aprendizaje es más significativo porque
cada uno está comprometido en la construcción de dicho proceso. Por esto se les pidió
a los alumnos que participaran con la consulta de un mito y de una leyenda, para
acercarlos a la lectura de diferentes historias de la mitología popular latinoamericana.
En este acercamiento va implícito la investigación, la lectura y la interacción.
Después de leído y socializado el total del material consultado por parte de los niños;
incluso de leer versiones distintas del mismo mito o leyenda para comparar semejanzas
y diferencias de las versiones, de mirar qué tipo de personajes participaban, cuál era el
tema central del relato, de decir en qué época creíamos había sucedido; era ya el
momento de enunciar los conceptos teóricos.
La socialización en voz alta dio mucho dinamismo a la clase, todos querían compartir su
tarea hecha y; la escucha fue la que se puso a prueba. Al final de la socialización, los
niños sabían más de veinte leyendas y mitos nuevos, lo que posibilitaba diferenciar dos
estructuras narrativas, entre ellas y frente a otras, enriquecer el acervo cultural, la
imaginación, el vocabulario; además que se propiciaba el acercamiento desde la
oralidad entre los integrantes del grupo. En este momento era necesario decirles que lo
leído había sido dicho de memoria y en voz alta por nuestros ancestros, en todas las
culturas del mundo y en todos los tiempos, de generación en generación; que la
recolección y publicación eran intentos de rescatar en quietas letras la sabiduría y la
transmisión de la cultura.
Cada niño leyó en voz alta el mito y la leyenda consultados, comprobando que
confundían uno y otro y, lo más asombroso es que muchos de los libros fuente de donde
fueron tomados los tenían mal clasificados, libros en general de ediciones nacionales.
La conceptualización se hizo comparativamente teniendo en cuenta las características
del mito y de la leyenda; dejando claro que comparten rasgos comunes, como relatos
antiguos, que se transmitían oralmente de generación en generación, que en ellos
intervienen los hombres. De la misma manera se puso de manifiesto las diferencias
características entre mito y leyenda. En el mito los personajes son dioses y hombres; en
la leyenda no hay dioses. El mito es creacionista (cuenta la creación del universo, los
hombres y las cosas); y la leyenda no. El mito tiene lugares y épocas más remotos que
la leyenda, a sabiendas que de esta última pude saberse el lugar y una época.
Teniendo claro entre los alumnos el concepto de mito y leyenda, se le pidió al
estudiante buscar entre sus familiares más adultos, que le contara un relato tipo leyenda;
es decir, que le contara algo que le haya pasado, algo que contenga fantasía, como lo
son los cuentos de espantos, de brujas o de tesoros, propios de nuestra cultura
campesina y antioqueña. La originalidad del relato era fundamental.
Después de encontrar, por parte de los alumnos, alguien que les contara una historia con las
características antes descritas, el estudiante ha debido anunciar una próxima visita donde el
familiar adulto contactado con el propósito de registrar la historia, para lo cual fue
necesario que utilizara una grabadora o papel y lápiz.
En el encuentro del estudiante con el adulto, éste debía decirle cuál era el propósito de la
actividad pidiéndole un relato detallado de la historia. Y como dice Galindo (2003) “Al
escuchar un relato, estamos ante el lenguaje de su pureza,…” (p. 30).
Después de colectada la historia:
a) El estudiante la transcribió en hojas tamaño carta, procurando la fidelidad del relato,
la buena ortografía y la buena redacción, guardando, eso sí, el estilo particular de la
oralidad.
b) Acto seguido, el estudiante buscó un título adecuado para la historia en caso de que
no lo tuviera.
c) Realizó, en hoja aparte, un dibujo a color que mostrara aspectos esenciales de la
historia.
d) Del mismo modo, cada una de los relatos se acompañó de una ficha técnica que
sintetizó la información siguiente:
Nombre completo de la persona que cuenta la historia
Nombre completo del alumno que registra la historia
Fecha o época en que sucedió la historia
Lugar donde sucedió la historia
e) Recolectadas las historias de todos los estudiantes y de todos los grados séptimos,
desde el grupo A hasta el E, se hizo una selección de los relatos teniendo en cuenta
los siguientes criterios:
Originalidad de la historia: que no imitara leyendas ni historias conocidas y que
respete las maneras particulares de la fuente primaria.
Que el relato tuviera cohesión y coherencia.
Título original que resuma la idea central de la historia.
Dibujo a color que mostrara aspectos fundamentales de la historia.
Fuente: un familiar adulto que le contara a viva voz una historia de la que haya
sido participe o testigo.
Gran parte del material requerido para la recolección del relato, era el acumulado de
conocimientos del alumno sobre los mitos y las leyendas; para que cuando escuchara la
historia supiera diferenciar de un relato existente de uno original; además de lápiz y papel o
grabadora.
Esta experiencia nueva para el alumno, en la búsqueda de una historia tipo leyenda, la
práctica de la escucha, y la transcripción y edición de la historia colectada, le daba bases
como investigador; todo esto hizo de la práctica pedagógica un acontecimiento que
involucró lo pedagógico y lo familiar, algo que traspasaba el aula y llegaba a la casa de un
pariente del estudiante; y luego retornaba al aula enriquecido para beneficio de toda una
clase, un clan familiar e incluso de una comunidad.
Lo aprendido y socializado en la clase como concepto, acompañado de ejemplos, en el
momento de la recolección del relato se convertía en praxis, es decir, pasaba de ser un saber
ajeno en algo cercano y propio. Actividad que además del alumno, involucraba a otros
integrantes de la familia.
Por medio del relato, ambos modos del hablar (oralidad y escritura) ponen al
hombre en relación con la eternidad o, al menos, en situación donde ser
memoria. No obstante, el relato de la oralidad, a través del cual se expresan
el mito, las leyendas y los cuentos populares, ofrece una participación en el
comienzo del mundo, una integración total del hombre con la naturaleza y la
sobre naturaleza, que esboza pero no completa, el relato literario, porque
muy a pesar suyo sigue siendo histórico. Galindo (2003) (p.30).
Durante el tiempo que se dio para la recolección de la historia, la presencia del maestro fue
constante, la relación fue directa con el alumno, indagando por si ya había hecho una cita
para recolectar el relato, preguntándole qué tipo de relato era el que le iban a contar, qué
dificultades tenía y averiguando cómo se le podía ayudar a solucionarlas. Todos los
alumnos tuvieron el mismo tiempo, en promedio quince días, pero se les aplazaba la
entrega del relato transcrito si requerían de más.
En la medida en que los alumnos recolectaban el relato, éste se iba socializando, actividad
que se hacía con la lectura en voz alta por parte del alumno.
Se puede notar que si bien hay títulos muy obvios, hay otros que tienen el carácter de
enigmáticos; se pude decir sin entrar en especulaciones, que algunos alumnos deseaban
que su historia fuera la más llamativa; esto propone un deseo más allá del aprendizaje,
quizá un reconocimiento.
Resultados
Del silencio a la palabra a viva voz
En su gran mayoría los alumnos tomaron la propuesta pedagógica, Por la senda de la
memoria, como algo emocionante, muchos confesaron sorpresa por las historias
contadas; muchos no sabían que sus mayores habían vivido episodios tan fantásticos.
Un bajo porcentaje transcribió relatos conocidos contados por un adulto.
El impacto de los alumnos con algunas de las historias, se evidencia en los títulos y los
dibujos; que es uno de sus aportes al relato.
El logro más significativo fue sin duda el acercamiento del alumno y su clan familiar
alrededor de un adulto en la escucha de una historia poco conocida, o en su mayoría
desconocida.
De igual modo se observo en los dibujos, un esfuerzo en algunos alumnos en
representar mediante el color y las formas lo espectacular de su relato. Unos escribían
sobre el dibujo, pensando que así sería todo más impactante; otros con el dibujo por
aparte, hecho en detalle a manera de una narración visual.
En el relato de la estudiante Angie Geraldin Cuellar, la historia se cuenta en pretérito,
rasgo común de las historias pasadas, habla de la fe, tradición, herencia de nuestros
ancestro; por su parte Paola comienza su relato El papá de mi abuelo, del mismo
nombre que él, Merardo, en esta aclaración nos dice algo muy importante de la
tradición campesina antioqueña, eso de nombrar los hijos como los padres, heredar el
nombre; además que nos muestra lo típico de los tiempos pasados campesinos, eso de
alumbrar con velas, salar la carne, cosas también de la tradición de un momento
histórico de nuestro país; Daniel Vega Pérez, nombra de las grandes casas de antaño, el
pozo del agua, todas características de una historia distante en el tiempo, anterior a la
generación del niño y hasta de la maestra.
Son estos otros de los importante logros con la experiencia pedagógica propuesta:
El diálogo de los jóvenes con sus familiares mayores.
La recolección de un material inédito que hará de memoria familiar y local y de
referencia metodológica a nivel pedagógico.
La selección y sistematización de las historias que cumplieron con los requerimientos
propuestos.
La vinculación de las directivas de la Institución Educativa Fernando Vélez en la
iniciativa.
El empeño por parte de los estudiantes en recuperar un legado de narraciones familiares,
en las cuales reconocen la presencia de lo fantástico como elemento que potencia la
imaginación.
La participación general de los estudiantes (250 aproximadamente) de cinco grupos del
grado séptimo del año 2011, y sus familias, como signo de ser esta propuesta
pedagógica una experiencia significativa.
Mi abuelo y su devoción a las ánimas del purgatorio
El nombre de mi abuelo era Manuel José Espinal Díaz, él era muy devoto a la Santísima
virgen del Carmen, a la Santísima trinidad y a las benditas ánimas del purgatorio.
Todos los días al salir de la casa le gustaba rezar el rosario. Una madrugada del año 1970
salió como de costumbre a escuchar la santa misa, era una madrugada lluviosa y oscura,
al pasar por la parte más peligrosa y angosta de su trayectoria a la parroquia del Rosario
del parque de Bello, le salieron tres hombres y lo asaltaron quitándole la billetera, papeles
y dinero, salieron corriendo llevándose todo lo que mi abuelo llevaba encima.
Mi abuelo preocupado por no tener sus papeles, pues sin estos no podía presentarse a
trabajar, rezó con más fervor. De pronto los hombres que lo habían asaltado le
devolvieron todo lo que le habían robado y mi abuelo feliz.
Ya camino a la casa se encontró con un amigo que le preguntó: ¿Manuel con quién ibas
esta mañana camino a la iglesia y rezando el rosario? Y ¿Quién era toda esa gente que iba
a tu lado y vestida de blanco? Mi abuelo se sorprendió al oír esta pregunta pues él siempre
iba a la santa misa solo, y eso fue lo que le respondió a su amigo. Y así comprendió mi
abuelo que las que lo acompañaban vestidas de blanco eran las benditas animas del
purgatorio y además, porque esto le ocurrió en el mes de noviembre, mes destinado a ellas.
Desde ese día mi abuelo fue el más ferviente devoto de las benditas ánimas del purgatorio.
Persona que cuenta la historia: Luz Marina Espinal Osorio
Estudiante que registró la historia: Angie Geraldin Cuellar
Fecha: noviembre de 1970
Lugar: Bello, Antioquia
El Santo de mi abuelo, era tan santo,
que se le apareció el diablo en forma de gato
El papá de mi abuelo, del mismo nombre que él, Merardo, se encontraba un domingo
mercando en un pueblo llamado Cisneros, llevaba una carne sin salar, hasta su casa en un
pueblo llamado Palo negro. Llegó hasta su casa que era en una finca, allí se encontraban
la madre de mi abuelo llamada Margarita, su hermano Francisco y mi abuelo Merardo.
Era el año de 1954 y en la finca no había electricidad, así que mi abuelo alumbraba con
una vela, su tía salaba la carne con su papá, su madre estaba picando el resto en la
cocina; mi abuelito estaba alumbrando mal y su tío le dijo: oiga mijo, no me alumbre por
atrás que tengo un ojo, pero es ciego. Y su padre se río junto con su tío, lo mismo le había
dicho anteriormente en esa noche. Él con rabia, corrió al cuartico mientras ellos salaban
la carne, por un hacha, cogió un banquito porque estaba colgada, pues en ese entonces era
muy niño. Cuando la iba a bajar se le apareció un gato, con ojos grandes, negros y
brillantes, no alcanzó a ver el color del pelaje, pero estaba cerca de la cocina, con una
cola muy larga y era demasiado alto para parecerse a un gato normal, pero le salió fuego
por el hocico, y brincó desde donde estaba hasta donde mi abuelo, caminaba lentamente
hacia mi abuelo y se le corrió hacia atrás. Hubo un momento en que reaccionó y logró
correr hasta la cocina, donde se encontraba su padre, su madre y su tío, cuando los vio de
repente cayó inconsciente. Su madre histérica y preocupada se asustó y dijo: ¿qué le pasa
al niño? Cuando corrió hacia él, vio por la puerta de la cocina, de la cual se podía ver
hacia afuera, una larga cola que se dirigió a los arbustos en la oscuridad. El hacha quedó
en el suelo y el banco al pie de ella.
Persona que cuenta la historia: Merardo Antonio Marín Monsalve
Estudiante que registró la historia: Angie Paola González Marín
Fecha: 1954
Lugar: Cisneros, Antioquia
El ser mitad hombre y mitad caballo
Esto ocurrió hace muchísimos años.
Me lo contó mi abuela Elvia.
Que mi tatarabuela Catalina estaba muy joven y tenía a mi bisabuela Ana María y sus
otros hijos. Ellos vivían en una casa inmensamente grande y vieja, mi abuela me cuenta
que en aquella casa se veían luces que se apagaban, que corrían objetos, también se
escuchaban pasos y como si dejaran caer los trastes de la cocina, ella iba a mirar y todo
seguía normal. Pero una noche mi tatarabuela le tocó ir a sacar agua de un pozo que
siempre quedaba retirado, ya que mi tatarabuelo Nicodemo no estaba, ella cuenta que
cuando iba por el camino estaba muy oscuro, sintió mucho frio y además como si alguien
la siguiera, se atemorizó demasiado, de pronto vio una bola de candela que corría por
encima de ella, gritó demasiado, pero al caminar un paso vio un ser extraño, mitad hombre
y mitad caballo, ella del susto se desmayó y cuando despertó estaba acostada en su cama y
lo más de extraño, tenía el agua que necesitaba para el otro día. Llego mi tatarabuelo de
visitar a un hermano que se había muerto, el cuenta que el hermano se le proyectó y le dijo
que se fuera ligero y que se llevara a su familia de aquella casa, él cuando llegó le dijo
todo esto a mi tatarabuela y se fueron de aquel lugar dejando todo allá.
Ellos le contaron a un sacerdote y él les dijo que en esa casa había fuerzas malignas, que
se dieran por bien servidos, porque toda persona que vivía allí se moría o se desaparecía.
Catalina siempre se acordaba de aquel ser extraño y volvía a aparecérsele y ella llevaba
en las manos una casta llena de maíz, se le cayó toda y mi tatarabuelo también lo vio y este
ser les dijo: que, que tenían ellos que no podía hacerles ningún daño. Cuando de pronto se
proyecto otra vez el hermano muerto de Nicodemo y el ser desapareció. Él les aconsejó
que se fueran para otro pueblo con sus pequeños hijos, pero también les dijo que mi
bisabuela Ana María moriría muy joven y fue así.
Persona que cuenta la historia: Elvia Carmona Agudelo
Estudiante que registró la historia: Daniel Vega Pérez
Fecha: s.f
Lugar: Alejandría, Antioquia
El ánima
Se me presentó una vez un ánima de una señora. Vivíamos en Castilla, tenía un año de
casada, había nacido mi hija la mayor. Resulta que la señora, la dueña del
apartamento, me había cogido mucho cariño y yo a ella; un día subió a mi apartamento
y se quedó un rato conmigo, en la terraza (plancha) se antojó de galletas (Saltìn) con
mermelada, yo le di.
Por la noche cuando yo me acosté, vi abajo, en la cama, algo blanco parado
mirándome y señalándome de que no estaba mi hija al lado mío; yo grité, y al lado mío
no estaba mi hija. Las tenía mi esposo al otro lado de la cama. Y se me quitó el sueño.
Al otro día me dieron la noticia que había fallecido, yo no la vi porque estaba de dieta,
pero me dio mucho susto y entendí que era el ánima de ella. Su última vez
.
Persona que cuenta la historia: Flor Eugenia Ramírez B
Estudiante que registró la historia: Juan Felipe Rendón Ramírez
Lugar: Medellín (Antioquia)
Año: s.f.
Bibliografía
Borges, J. L. (2007). Obras completas. Tomo IV. Buenos Aires, Argentina: Emecé Editores
S.A, pp.668
Azcuy, E.(1967). El ocultismo y la creación poética. Caracas: Editorial: Monte Ávila
Editores, pp.231
Sábato, E. (2006). Antes del fin. Argentina: Editorial Planeta. S.A.I.C. / Barral, pp.173
Carrero, E. P. (2009).El arte de narrar, taller de escritura narrativa. Valencia: Editorial
Tirant lo Blanch,
Cotterell, A. (2011). Enciclopedia de la mitología universal. Barcelona: Editorial Parragon,
pp.320
García, H. (1991). Textos de tradición oral colombiana. Medellín, Colombia: Edilux
ediciones,
Jolles, A tomado de Spang K. (2000). Teoría de la literatura y literatura comparada,
géneros literarios. Madrid: editorial Síntesis, pp. 262
Haveloc, E. (1996). La musa aprende a escribir. Buenos Aires: Edit Paidós, pp.188
Vansina, J. (1967). La tradición oral. Barcelona: Editorial Labor, S.A, pp.224
Escobar, M. (2006). Libro: Mitos y leyendas de América. Bogotá: Editorial Intermedio
editores Ltda, pp.194
Ocampo, J. (2006). Mitos y leyendas latinoamericanas. Bogotá: Editorial Plaza & Janes
Editores Colombia S.A, pp.201
Ong, W. (1987). Oralidad y escritura. México: Fondo de cultura económica, pp.190
Cibergrafía
Deresiewicz, W. Traductor Wilson Orozco,(2009). El fin de la soledad,
http://elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1553
Steiner,G.(2009) Escrito en la lengua
https://www.google.com.co/search?q=%3A+Escrito+en+la+lengua+steiner&rlz=1C1BLW
B_enCO527CO527&oq=%3A+Escrito+en+la+lengua+steiner&aqs=chrome..69i57.10661j
0j8&sourceid=chrome&espv=210&es_sm=93&ie=UTF-8
García, A. Memoria y palabra (fragmento. Fuente Con- fabulación periódico virtual
http://con-fabulacion.blogspot.com/2013/03/memoria-y-palabra-fragmento.html
Salgado, A. (2007) Investigación cualitativa: diseños, evaluación del rigor
metodológico y retos. http://www.scielo.org.pe/pdf/liber/v13n13/a09v13n13.pdf