Manuel Toussaint y El Arte Mudejar

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    MANUEL TOUSSAINT Y EL ARTE COLONIALEN MEXICOP 0 R

    FRANCISCO DE LA MAZAEL Arte Colonial de Mexico es tema nuevo en su historia. Se necesit6que llegara el fin del siglo XIX para que surgiese, timidarnente ypidiendo permiso. Sin embargo, pronto deja estos debiles comienzos paraconvertirse, hoy, en apasionado estudio dentro y fuera del pais y ocuparla atenci6n de numerosos investigadores. El historiador de 1a Historiadel Arte de Mexico en el futuro vera con admiracion y asombro que, enunas cuantas decadas, 10 que antes era ignorancia, menosprecio 0 incer-tidumbre, es ahora fuente de ensefianza, de polemica, de critica, de goce,y, en fin, de actividad cultural de primer orden.

    Tratamos con fervor de conocernos a nosotros mismos y el estudiodel Arte Colonial ha venido a mostrarnos una de nuestras facetas masimportantes y entrafiables por su equilibrio ante sus dos origenes inme-diatos: el arte espafiol y el arte indigena. As! han podido inutilizarseesas posiciones polares, paraliticas, que la pasion despertara peligrosa-mente al evocar y valorar solamente 10 europeo 0 10 aut6ctono. En laclara arrnonia de la arquitectura, de la escultura, de las artes popularescoloniales, el monocorde llamado de uno de los dos bandos queda aniqui-lado y en silencio ante el duo flexible y veraz de la union de las dosculturas, euya expresi6n mas autentica, mas inmediata y mas palpablees el Arte Colonial. La simbiosis cultural de Espana y Anahuac, masque en su Literatura, en su Jurisprudencia, en su Economia, en su Mu-sica, esta en sus Artes Plasticas. El sirnbolo del Mexico del pasado no

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    es Teotihuacan ; es 1a Catedral de Zacatecas; es Queretaro; el Carmende San Luis; Oaxaca 0 Tonanzintla... Espafioles, criollos, indios ymestizos dejaron el sello de trescientos afios de fecunda historia en laspiedras y en las maderas doradas mas que en los poemas, los libros ylas tesis doctorales de los siglos coloniales, No conocer la arquitecturacolonial de Mexico, la mas importante de las manifestaciones artisticasde su pasado inmediato, es ignorar el mas heroico esfuerzo por superar-se, por ser-si-misrno, que haya logrado Mexico antes de 1910. De aquiel merito de quienes, como Manuel Toussaint, dedicaron su vida a esalabor admirable. Varios fueron los trazadores de esta nueva ruta de lacultura rnexicana, 'y uno de los primeros, el mas decidido y entusiasta, elmas inteligente y mejor preparado, fue Manuel Toussaint. Encuadrar suenorme actividad dentro de la historiografia del Arte Colonial y mostrar1a deuda que tenemos con el maestro, es 1 0 que pretendo en estas Iineas,recordando, a gran des rasgos, la brecha que abrio su pluma en ese cam-po, antes de el casi infecundo y ahora, gracias en rnucho a el, repletode buena cosecha,

    * * *La ignorancia del arte colonial durante el siglo XIX fue una obli-

    gacion. Una obligacion politica. Habia que olvidar y aun odiar todo 1 0que recordara el imperio espafiol. Y esta actitud dimana desde nuestrapetulante y mal redactada Acta de Independencia. Y uno de los primerosdecretos del Congreso fue mutilar casas e iglesias a] raspar los escudosnobiliarios que las adornaban. Mas esto es perfectamente natural, como1 0 seria mas tarde el destrozo de conventos. Todo regimen nuevo que seinstaura destruye 1 0 mas que puede al anterior, que resulta su peor ene-migo.Desde 1a propia epoca colonial comienza el destrozo del Barroco conel estilo neoclasico, pero considerando que si politicamente attn eramosuna colonia, no 10 eramos ya culturalmente. El racionalismo neoclasicoya no es 10 "colonial" en America, sino la incorporacion a Europa enplan igualitario. Con el mismo afan can que Espana se entreg6 a lanovedad intelectual de 1a Ilustracion, Mexico, que todo 1 0 exageraba y10 engrandeda, no se quedo atras y se sento a la mesa de la Razon y dela restauracion de 1 0 clasico con los mismos alientos que inspiraron aEspana y Francia. Si Espana tuvo sus profetas antibarrocos en Ponzy en Jovellanos, Mexico los logro en Alzate, Marquez y Fernandez de

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    Lizardi, Todos fueron contra el pasado y contribuyeron can ef icacia aextender las nuevas ideas que arrasaron fachadas, retablos, rejas, 111ue-bles, que presentaban aspectos barrocos. "Manton de lena" llarno ElPensador AIexicano al Retablo de los Reyes, y Tolsa y Tresguerras de-jaron casi limpias a las iglesias sustituyendo los retablos dorados pmblancos altares de madera estilo neoclasico. Fue tarnbien Ia epoca de iosingenieros militares, quienes se apoderaron de cuantas obras de arqui-tectura se construian en America y Espana.

    La independencia de las colonias exacerbo estos sentimientos y semira todo 10 espafiol como un oprobio, a pesar de que se sigui6 con elneoclasico, pues no era posible crear de golpe nuevas formas, y asi, en1845 se construia la ultima obra de caracter "colonial", la cupula de SantaTeresa, por eI arquitecto espafiol don Lorenzo de la Hidalga. Sin em-bargo, ese rnisrno afio, e1 Cabildo Metropolitano destruia el bello y barro-co cipres de la Catedral, obra de J eronirno de Balbas, del siglo XVIII.Contradicciones casi todas inconcientes al proseguir can el neoclasico que,a pesar de su universalidad, era colonial y por otra parte, destruir alBarraco, es decir, 10 mas autenticamente nacional que hemos tenido. Sinsaberlo y sin quererlo engendraban al Liberalismo, del eual se asustariandespues y 10 aborninarian quienes racionalizaban las iglesias despojan-dolas de esa poderosa energia religiosa que entrafiaba Ia Iujosa decoracionbarroca. Malos tiernpos para la comprension del pasado colonial.

    Resulta natural que fuese un extranjero, un italiano, el unico que,POCDS afios despues de la Independencia, se fijara en el Arte Colonialde Mexico y 10 describiera en algunas paginas entusiastas de su IibritoLe Mexiquc, publieado en Paris en 1831. No ha sido comentado ni tra-ducido el libro del conde Beltrami y mas bien ha sido visto con desdenpor sus apresuradas y super ficiales observaciones, pero merece una nuevaediei6n critica por ser uno de los primeros dedieados a Mexico apenasa los once afios de su Independencia, Cuando menos no dice, como Hum-boldt, que el Sagrario de la ciudad de Mexico es "g6tico". Elogia des-mesuradamente a Cabrera y su escuela y e1 es el primero que llama aTresguerras "E! Miguel Angel mexicano".

    Despues un silencio de varios afios hasta Ia publicacion del benemeritoDiccionario de Historic y Geoqrafla, iniciado en 1853 por varies intelec-tuales mexicanos de prirnera importancia en esa mitad del siglo. AIH seestudia ron muchos pintores, algunos escultores y hasta varios edi ficiospor un viejo conservadcr que no se deja engafiar por 10 antiespafiol, J .~1. Davila, quien sc encargo, junto con don Manuel Orozco y Berra de

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    1 0 concerniente a 1 0 colonial. Sin embargo, hay que recordar que en esteDiccionario se colaron mentiras y supercherias, como la del "primer"pintor colonial de Mexico, Rodrigo de Cifuentes, que en un rato de buenhumor invent6 el siempre vivaz ingenio del Conde de la Cortina.En 1861 , afio tormentoso y poco propicio, publico don Jose Bernar-do Couto, una de las mas claras inteligencias del siglo XIX, el primer librodedicado integramente a nuestro pasado artistico : el Didlogo de la Pinturaen Mh:ico, que reune a sus vastos conocimientos el primer intento decritica artistica en Mexico. Ha logrado esta obra dos ediciones mas, lade Agiieros y la del Fondo de Cultura Economica, esta ultima con pro-logo y notas de don Manuel Toussaint. "Si tuvierarnos para la arquitec-tura algo equivalente a 10 que el Di&logo es para la pintura -ha dichoToussaint- Ia tarea del que pretende estudiar nuestros monurnentos seriamucho mas llevadera."

    Estos primeros pasos se vieron completados por el libra de don Ma-nuel G. Revilla El Arte en Mexico, escrito en 1892 como contribuciona los festejos del cuarto centenario del descubrimiento de America. Esun libra pequefio para tal tema y lleno de estrechez de criterio. Sin em-bargo, es e 1 primero que lleva una nobilisima pretension: estudiar entodo su conjunto el arte de Mexico, desde el mundo prehispanico al mo-derno ; "serfa 1 0 mismo que truncar la hisotria de las nobles artes eldesdefiar y omitir el estudio de los palacios de Mitla, de las pinturas delos Juarez 0 de las estatuas de Tolsa", dice con toda razon. Por supuestoque todo el arte indigena, a pesar de que Ie parece que tiene "rasgos debelleza", no puede compararse, segun Revilla, al gran arte clasico y esmuy inferior a el. "Pero fu e mucho 10 que para su tiempo y su forma-cion pudo ver Revilla, quien como historiador no podia prescindir deun trozo del pasado y en esto supero, concienternente, a Couto", ha dichocon acierto Justino Fernandez.Es en la parte dedicada a 1 0 colonial, la mas extensa, donde mas fal-tas cometio el historiador de gabinete que fu e don Manuel Revilla. Sinpretender menoscabar en 1 0 mas minimo eI rnerito indiscutible del ilustremaestro de la Escuela Nacional Preparatoria, recuerdo algunos detallesque no son culpa de el, sino de su epoca. Nos dice que los conquistadoresy frailes no dejaron "suntuosas construcciones, tanto menos cuanto queno 10 demandaban ni las exigencias de dorninados ni las de los dorninado-res". Revilla ignore los primitivos palacios de la ciudad de Mexico quenos describe Cervantes de Salazar, a pesar de que don Joaquin GardaIcazbalceta habia ya publicado el Mexico en 1554; el s610 la cita clavando

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    los ojos en aquello de que "segun su solidez cualquiera diria que no soncasas, sino fortalezas" y se duele de que "no vemos entre 105 edificiosaqui erigidos en el siglo XVI muestras del elegante estilo plateresco ... "Bien se ve que nunca se dio una vuelta por Acolman y Yuriria ni seacordo de la casa de Montejo, en Merida. Y con otra frase inexacta :"la mas de las iglesias de entonces se construyeron con la cupula ca rae-teristica del Renacimiento", despacha el siglo XVI, tratado en una trein-tena de lineas. Al hablar de la pintura colonial y referirse a Andres deConcha cita las pinturas del retablo de Yanhuitlan y pone entre paren-tesis: "(que aun deben de conservarse en su sitio)", pues s610 le consta-ba su existencia por la Cronica de Burgoa. Y de las pinturas de Cuauhtin-chan supo gracias a Jose Maria Velasco, quien en sus excursiones poe-ticas en busca de paisajes sabia tener ojos para el pasado.

    Pero con Revilla comienza tambien la rebelde queja contra el aban-dono, la incuria y la ignorancia que todavia padecemos en cuanto a con-servacion del Arte Colonial: "tan profundo es el indiferentismo sobreoosas de arte en el Mexico de nuestros dias, como grande fue el gustoque par las Bellas Artes aqui se tuvo durante los siglos virreinales", y10 que siempre sera el mayor timbre de su gloria: la defensa, apasionadae inteligente del barroco del siglo XVIII, del "churrigueresco", can mayory mas habil impulso que los criticos espafioles de su tiempo, como Caveda,tan remisos y temerosos de contravenir la opinion general contra elBarroco.

    Mucha tiene que agradecerle Mexico a don Manuel Revilla por suensayo de historia del arte, util aun en varios aspectos a pesar de susoefectos. Su libro es el germen, humilde perc valioso, de 1a historia delarte en Mexico, completa e insustituible en muchos afios, del Institutode Investigaciones Esteticas de la Universidad Nacional de Mexico conlos nombres de Salvador Toscano, Manuel Toussaint y Justino Fernandez,

    En 1901 se inicio el siglo para la historiografia artistica con el libradel norteamericano Sylvester Baxter Spanish Colonial Architecture, tra-ducido y publicado en 1934 por el departamente Bellas Artes. Baxter esun viajero, un turista observador e inteligente, pero vacio de cultura co-lonial, sin lecturas, sin libros, sin documentos. Sus capitulos san loslugares que visito y as! brinca de Tepozotlan a Puebla, de Valenciana aTaxco, para terminar can Cholula, sin plan alguno; sin embargo, la ri--queza de sus ilustraciones, algunas opiniones atinadas y --en la segundaedicion- las notas de Toussaint, hacen su obra imprescindible para elestudioso de Arte Colonial.

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    Del herrnoso libro de don Francisco Diez Barroso El Artc en NuevaEspaiio. me basta recordar estas palabras de Toussaint: "pocas obras acer-ca de este asunto gozan de una prcsentacion mas seductora: excelentepapel, grabados de primer ordcn, magnifica irnpresion heeha en los Es-tados Unidos ... sin embargo, pocas obras seran mas malas y perjudi-ciales que esta, porque se ha acumulado tal can tid ad de errores, so lacapa de una teoria acerca de nuestro arte colonial, que aun personasdotadas de cierta cultura sufren la influencia de este libro y aceptan susclasificaciones, toda vez que nadie las saca de su error."

    Es a partir de 1915 cuando comienza la verdadera y magna obrade la historiografia del Arte Colonial y el nombre de Manuel Toussaintes el primicerio. Sin embargo, hay que recordar, con toda la importanciaque se mereee, el de don Manuel Romero de Terreros. Este ilustre his-toriador abarca todos los aspectos artisticos de la Colonia, sobre todo losmas olvidados, como las llamadas Artes Menores : mobiliario, plateria,tejidos, ceramica, etc., en nitidas monografias, como su bello libro LasAries Industriales en La Nueva Espana, 0 formando conjuntos homoge-neos como la serie de los tres tomitos de Arte Colonial 0 en numerososarticulos en las mejores revistas. Recuerdo que, recien salido de la im-prenta el volumen del Arte Colonial de don Manuel Toussaint, Ie de ciaa Romero de Terreros: "Marques, es us ted el autor mas citado en milibro; puede convencerse viendo su papeleta del indice de nombres." Lafecunda labor del marques de San Francisco es insustituible. Lastirna queeste tan dispersa y agotada; debera reunirse un dia cercano para querindan mayor utilidad sus amplios conocimientos en historia y arte colo-niales -0 "virreinales", como el 1 0 desea-.

    * * *Manuel Toussaint fue 1 0 que se llama un "poligrafo", La palabra

    es fea pero nos sefiala su cualidad de escritor feeundo y variado, sin lirni-taciones, abierto a la cultura. Fue poeta y literate, critico e historiador,historiador de ideas, de hechos, de detalles y de teorias : historiador dearte como cima y apogeo de sus desvelos y entusiasmos, pero igual sabiade novela que de teatro, de poesia que de filosofia del arte, de criticaliteraria como de critica plastica, En Historia del arte conocia tan biena los primitives flamencos e itaIianos como a los pintores mexicanos delsiglo XVI; a los renacentistas y barrocos espafioles, italianos y francesescomo a los nuestros de los siglos XVII Y XVIII. SUS visiones, "alucinadas"

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    de la arquitectura espanola no Ie quitaron calor a sus entusiasmos pornuestra arquitectura y si conocia tan admirablemente a Espana, ItaIiay Francia, no menos sabia de todos los rincones artisticos de Mexico.

    No fue un investigador de gabinete. Fue el primer investigador via-jero, no a 1a manera turistica de Baxter, sino a la manera cientifica deHumboldt. "Manuel Toussaint -escribi sobre su libro Arte Colonial deMe.rico- ha ido directamente a los monumentos v obras de arte de laNueva Espana con el espiritu nutrido de antemano en archives y biblio-tecas sin escatimar ningun sacrif icio. En epocas en que no habia 1a faci-lidad de las carreteras y medios de comunicacion actua1es, se lanzaba a1descubrimiento de viejos monasteries de los cuales solo se sabia su exis-tencia por algun parra.fo 0 alguna linea de un viejo cronista. Viajaba encamiones desvencijados, a caballo, a pie, y lIegaba a las iglesias y conven-tos del siglo XVI y luego nos regalaba, en libros y revistas, con una erno-tiva descripcion ilustrada (camara y gemelos siempre a1 hombro), elconocimiento de esas obras de arte perdidas en los ahora miserables pue-blecitos de indios."

    Su primer escrito de tema artistico no se publico. Fue un ensayo,cargado de objeciones y duras criticas a 1a obra de Revilla. Con todadiscrecion, para no molestar al viejo maestro, 1 0 guard6 y perrnanece ine-dito. Gesto caballeroso el de Toussaint, pues 1a verdadera critica se hacesuperando, como 1 0 haria ei mismo Toussaint con su obra posterior. Des-pues articulos en revistas y su colaboracion en la magna obra Iglesias deMexico, publicacion de la Secretaria de Hacienda, en donde publico suArquitectura del siglo XVI y Ia primera version, par decirlo asi, de LaCatedral de Mexico. Alli se ve ya al maduro y conciente investigador yal facil y magnifico escritor que aun no cumplia veintisiete afios. En 1920publica su libro Soturnino. H errtin. y su obra, donde da a conocer a esteartista, tan hijo de su epoca pero a la vez tan rebelde, primer conato demexicanidad despues del europeismo tan arraigado en la epoca porfiria-na. Amigos fueron y de verdad; Henan nos deja un esplendido retratode Toussaint, delgado, de grandes ojos duIces pero inquisitivos, nerviosoe inteligente.

    Sus viajes comenzaban a dar sus frutos. De 1926 es su pequefiamonografia sobre Oaxaca, de Ia editorial "Cultura", honra tipograf icade su tiempo, y de 1931 la primera gran monografia en donde estudi6 esaentranable y rnaravillosa ciudad de Tasco, Es e1 primer estudio sabreUna ciudad mexicana en donde se annan el hitoriador sabio, el critico ('11-tusiasta y el estilista cuidadoso, Metodo, descripciones, notas, texto, todo,

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    en fin, hacen de este libro el modele a seguir para monografias de ciu-dades, en donde no se escapa nada, desde la obra que define a Tasco:su imponderable parroquia de Santa Prisca, hasta detalles minuciosos defolklore y de vida cotidiana. A la vez se ocupa, can todo rigor critico,a redactar los Catalogos de las pinturas de la Academia y prepara suHistoria de la Pintura Colonial, que aun permanece inedita. Parte de estclibro fue La Pintura en Mexico durante el siglo XVI, publicada en la"Enciclopedia Ilustrada Mexicana", en 1936. Precisamente de este anaparte la fundacion del Instituto de Investigaciones Esteticas y la publi-cacion de su revista, los Anoles, que es la mas nutrida, excelente y valiosarevista que sabre Arte de Mexico ha producido nuestro pais. En ellacolaboro Toussaint en forma constante sobre los mas variados temasartisticos de Mexico, de tal manera que, el dia que se reiinan en unvolumen todos sus articulos y notas, resultara un libro de primera im-portancia para la historia del arte. Como 10 es, justamente, el hermosovolumen de Poseos Colonioies, en donde nos IIeva, en forma amena ya la vez sabiamente construida, a viejos conventas del siglo XVI, a laprimitiva Catedral de Mexico, a monumentos barrocos como Tepozotlany nos quedamos despues de su lectura, aun sin quererlo, con un solido ya la vez sabroso conocimiento de ciudades, pueblos y edificios como sihubiesernos estado en eUos.En 1942 se publica la monografia sobre Ptuscuoro, que supera a lade Tasco en el cuidado que se puso en sus ilustraciones y la mayor am-plitud de texto. Es tambien una obra exhaustiva sobre la preciosa ciudadmichoacana.

    Las formas artisticas nacionales resultaron estrechas para un temaque Toussaint conocia de maravilla: el arte mudejar, par 10 que tras-paso las fronteras y escribio su Arte 1\.1dejar en America. Este tema,el americano total, 10 tenian preparado y habian comenzado a escribirloy publicarlo dos historiadores espafioles de primer orden en Europa: donDiego Angulo Iniguez y don Enrique Marco Dorta. Una contribucionatinadisima fue este Arte Mudejar en America, en plan comparativoentre las naciones que 10 produjeron y que nos da un rico panorama dela influencia arabiga en nuestro continente.

    Cuando en 1946 se quiso dar, por medio de un volumen, una ideade la cultura mexicana, el Gobierno publico Mexico y la Cultura, don-de las plumas mas prestigiadas nos dieron una vision de cada una de lasespecialidades cientificas, literarias 0 artisticas que Mexico habia fra-guado en el devenir de su historia. Manuel Toussaint, naturalmente, fue

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    el encargado de la historia del Arte Colonial, dejandonos un resumen quepuede considerarse como libro de texto para los no especializados en lamateria y como una necesaria guia para estudiantes y aficionados.

    Para 1948 estaba reservada la produccion cumbre y definitiva deManuel Toussaint. Es el ana en que publica sus dos obras monumentales:La Catedral de Mexico y el Sagrario Metropolitano, Su Historio, suTesoro, St, Arte. Esta obra magna, para la cual consult6 el archivo cate-dralicio en forma minuciosa y en la que colaboraron los mejores foto-grafos y grabadores del pais, es otro ejemplo, otro modele, de 10 quepuede y debe hacerse en monografias de arte. EI templo maximo de Ame-rica es estudiado parte por parte, con la completa historia de sus capi-lIas, altares y obras de pintura, escultura y artes menores. Vase viendosu construccion trisecular con todo detalle, con la larga sucesion de ar-quitectura y artifices de todos ordenes, hasta su estado actual. Honra parael autor y para los editores, para la mitra primada de Mexico, este libroesplendido es digno rival de los estudios que ha hecho Europa, amoro-samente, de sus egregias catedrales. EI otro gran volumen es el ArteColonial de Mexico, que completa la Historic del Arie en Mexico. quepublico este Instituto can la colaboracion de Salvador Toscano para elArte Precolombino y con la de Justino Fernandez para el Arte Modernoy Consemporeneo.

    Con este libra bastaria para dar a Manuel Toussaint la maxima ca-tegoria como historiador del Arte Colonial de Mexico. Alli estan reuni-dos y superados sus trabajos anteriores. Alli esta el panorama completodel Arte Colonial, desde sus origenes en manos de los primeros conquis-tadores y misioneros hasta la agonia del Barroco y la presencia del Neo-clasico ; alli esta una teoria de la historia del arte en Mexico que no espertinente desarrollar aqui pero que es la pauta para los presentes yfuturos historiadores del Arte en Mexico.

    Sin la generosa y laboriosa vida de Manuel Toussaint; sin sus in-contables escritos sobre nuestro arte, 1 0 mas valedero que poseemos; sinsu ejemplo como maestro y escritor, poco habriamos avanzado en estahermosa obra de conocer nuestro pasado, es decir, de conocernos a nos-otros mismos. En hombres como Manuel Toussaint pensaba Alfonso Re-yes cuando escribi6 su aguda y certera frase: "Gracias a ellos no noshan reconquistado el desierto ni la rnaleza."

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