LOS ÁRBOLES QUE DAN FRUTOS Por -...
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LOS ÁRBOLES QUE DAN FRUTOS
Por:
JUAN CARLOS VILLA URIBE
Institución Educativa San Juan Bautista de La Salle
Curso:
Énfasis en Praxis Pedagógica
Asesora:
Mg. Leisy Magdali Arroyave Taborda
Bello, 2019
LOS ÁRBOLES QUE DAN FRUTOS
Por: JUAN CARLOS VILLA URIBE
Año 2006, Lugar vereda Cando municipio de Copacabana (Antioquia), Institución
Educativa Granjas Infantiles.
Que hermoso poder comenzar mi vida como maestro del sector público en una
institución de carácter rural y con una población de tan escasos recursos
económicos pero de un corazón tan grande y agradecido, con ganas de salir
adelante y necesitados de luces que guien su caminar en este mundo.
Llego una mañana, creo que a principios de Enero de 2006 con muchas
espectativas y ganas de poner en práctica mis conocimientos, los estudiantes me
miran con cierto asombro y curiosidad, algunos me preguntan: ¿usted habla inglés?,
¿usted es gringo?, ¿qué clase enseña usted?....Los miro con cierta sonrisa y cariño;
sus caras humildes, algunos cacheti colorados, con ropas sencillas pero limpias,
sus rostros alegres por el comienzo del nuevo año escolar, toda una maravilla!, me
digo a mi mismo, por estas cosas es que me gusta ser maestro!.
Comienza mi vida en la institución, los jovenes son alegres, respetuosos, amables,
en su gran mayoría son hijos de los capateces de las fincas del sector y al menos
un 15% son estudiantes del internado que está dentro del colegio y que es manejado
por la curia de Medellín en cabeza de monseñor Armando Santamaría, muy
reconocido por cierto por haber recibido al papa Francisco en uno de los internados
manejados por él en Medellín. En este internado me encontré con unas historias de
vida que me revolcaron internamente, me impactaron a tal punto que llegué varias
tardes a casa y no podía pensar en otra cosa distinta a lo que aquellos jovenes me
contaban de ellos o de sus compañeros. Recuerdo a Jhon Manis Alexis, un jóven
trigueño, delgado, alegre, humilde, al que tuvieron que esconder durante varios dias
en casas, cajas, en cuanto escondite hubiera porque había visto a sus 6 ó 7 años
de edad como mataban a su papá y mamá delante de él y cómo un familiar se lo
había llevado en brazos y corriendo, huyendo de estos tipos que también lo querían
asesinar y que según cuentan lo estuvieron buscando por varios días. Recurrieron
donde el parroco del pueblo y este le ayudó buscandole cupo en el internado de
Granjas, donde también habían muchos hijos de madres solteras de barrios pobres
de la ciudad, hijos de campesinos, en fin una cantidad de mundos y vivencias
mezcladas en un solo sitio. ¡Dios mio!, ¿qué mundo es este?, esta gente necesita
de mucha comprensión, amor y ayuda para salir adelante, pero yo cómo maestro
de Física, Química y Cálculo, ¿en qué puedo ayudar?, además de sentarme con
ellos y darles alguno que otro consejo que considero es lo correcto, ¿qué más podría
yo hacer por ellos?. En la medida que fui conociendo más a los chicos, tanto internos
como externos, me di cuenta que sus niveles académicos eran demasiado bajos y
era lógico que con esas historias de vida y ese contexto tan complejo tuvieran un
rendimiento así, además me cuestioné acerca de lo que estaban haciendo los otros
maestros del colegio para cambiar esta situación y a pesar de que no era mi función
fiscalizar las funciones de mis colegas, si me dejaron mucho que desear algunas de
sus actitudes frente a esta problemática. Pero más que centrarse en los problemas
hay que centrarse en las posibles soluciones. Fue un pensar y pensar de varios
meses, mientras trabajaba con ellos en el aula los fui reconociendo cada vez más,
en su cultura, sus constumbres y sus necesidades; los lazos se iban estrechando,
la admiración mutua era enorme, me estaba ganando un espacio y una credibilidad
a partir de mi trabajo y partiendo de mis principios fundamentales como maestro:
Cariño, respeto y conocimiento, pilares que considero, debería tener todo educador.
Esto se trata de “conectar los puntos” como dijo alguna vez Steve Jobs en su famoso
discurso en Stanford y para eso tuve que cuestionarme y darle respuestas a
preguntas como estas: ¿Cuál es mi formación y que necesitan estos chicos?, ¿Qué
es lo que he visto yo que les gusta más?, ¿ Qué capacidades tienen?.
Poco a poco se fue estructurando una idea nacida en clase y que daba respuesta a
las preguntas anteriores y a muchas otras y es así como surge el proyecto “Quími
Casa”.
Los jovenes mostraban gran interés y curiosidad por los laboratorios, de pronto no
les atraían mucho las clases teóricas o los ejercicios, pero para la práctica eran muy
buenos, recuerdo que en la institución existía la media técnica en agro pecuaria y
para cosas del campo eran unos “re duros”. Claro que como siempre, hay
dificultades por sortear, laboratorio de Física y Química practicamente inexistente,
un salón de teja de eternit, estantes de madera vieja y una cantidad de reactivos
vencidos. ¿Qué hacer?. Muchachos, ¿que tal si conformamos grupos de laboratorio
y traemos nuestros propios implementos de laboratorio y compramos algunos
reactivos? Y la respuesta fue increible: Profe, ¡Hagamosle!.
Los equipos de laboratorio conformados por los jovenes se convirtieron cada uno
en una micro empresa, ¡claro!, ley 1014 de emprendimiento, apropiada para
justificar el proyecto; Comenzamos fabricando productos para el hogar y de uso
personal tales como gomina, jabón líquido, champú, limpia vidrios, ambientador, gel
reductor, entre otros. Les enseñé a fabricar la etiqueta, donde comprar los
recipientes, cómo calcular los costos, cómo hacer un presupuesto, todos los
procesos que conlleva la fabricación de un producto, en fin, una cantidad de
herramientas que se iban haciendo necesarias en esta aventura en la que nos
habiamos embarcado.
Comenzaron las sorpresas…
“Profe, nos fuimos a ofrecer los productos por todos los negocios y los restaurantes
de la autopista y nos hicieron pedidos”.
“Profe, ofrecí a mis familiares los productos, les dí unas muestras, les gustó y me
encargaron varios tarros”.
”Profe, el padre (rector) nos dijo que si le podiamos vender detergente para el aseo
del colegio”.
“Profe, un tío me dijo que el me ayudaba con el plante para que fabriquemos estos
productos y que él me ayuda a venderlos”.
Se me estaba creciendo el enano, los chicos eran felices con sus empresas, claro
está, algunos más que otros porque habían jovenes que de pronto no eran tan
emprendedores o como siempre en todo grupo, tenían intereses diferentes, pero de
todas maneras a la gran mayoría les encantaba la clase de Química e incluso, ya
hacían innovaciones con los productos y fabricaban con sus propias fórmulas,
desarrolladas a partir de las clases teóricas de la asignatura.
Todo era una maravilla, hasta que alguien me dijo que debería participar en el
concurso a mejor profesor del municipio y yo por supuesto dije que si y me averigüé
los requisitos, las normas, en general todo el proceso; preparé todo el proyecto, las
evidencias, todo animado y dias antes de enviar el proyecto se realizó una reunión
en el colegio y el rector y varios docentes hablaron para manifestar que ya habían
decidido que el proyecto que se iba a enviar por parte de la institución era el de
convivencia, yo inmediatamente les dije que porque habían tomado esa decisión
unilateralmente sin haberme comunicado, la respuesta fue que ese era el proyecto
bandera del colegio y que ese era el que iba y punto, yo les dije que según las
normas del concurso no cumplia con los parametros ni requisitos, que practicamente
no debían participar los proyectos obligatorios de la institución, la actitud y respuesta
de muchos maestros frente a mi posición fue hasta grosera, ese día me di cuenta
de tantas cosas que me desanimaron mucho, no sabía que tantos compañeros de
trabajo pensaban mal de mi e investigando a profundidad saqué varias
conclusiones, entre ellas que muchas veces los maestros no valoramos lo que
hacen nuestros compañeros y que sufrimos de ciertas envidias y celos
profesionales; fue un choque contra el mundo, duro golpe el que me dí, en qué lugar
estaba metido?, yo era uno de los nuevos maestros del 1278, no era licenciado y
no entendía las dinámicas que allí estaban establecidos. Fui a secretaría de
educación a pedir que me dejaran participar y me dijeron que no, ya que la norma
era clara y solo se permitía un proyecto por institución, hablé ante el consejo
directivo, con el secretario de educación, luché y luché y todo fue en vano. En el
proceso lo único que recibí fue burlas de mis “colegas”, chismes, risas burlonas, mal
ambiente y comentarios como “para mostrarle a él que no es el que manda”,
“entonces tenemos que hacer lo mismo que Juan Carlos para mostrar que si
trabajamos?”, “quién sabe por que los pelados lo quieren tanto!”. Seriamente me
sentía aplastado y la verdad, en el lugar equivocado.
Ante tanta insistencia el secretario de educación de aquella epoca me dijo que me
calmara y que participara el próximo año pues ya no se podía hacer mayor cosa.
No sé de donde saqué tanta fuerzas, sería de la misma rabia e impotencia que sentí
al verme tan atacado y sub valorado, realmente solo un compañero me apoyó y 3 ó
4 más no se atrevieron a apoyarme publicamente, ya que querían evitar conflictos
con otros compañeros. Pasó el tiempo y llegó el día de la premiación, realmente ni
me interesaba, al día siguiente hubo reunión en el colegio y dentro de los temas que
se tocaron fue lo del premio, pues sí, había ganado el merito educativo una
guardería llamada Paso a Paso y habían dado otros premios y al colegio no le tocó
nada, ni una mención, y la excusa de los compañeros que tanto me habían atacado
fue de que ese premio estaba comprado, que allá no habían visto la importancia del
ser, excusa iba, excusa venía y lo confieso: “Sentí un fresquito” que ni se imaginan
y cuando pude hablar me saqué una espinita con esta frase: “yo les dije, pero como
yo soy nadie!, es que uno antes de participar en algo, lo que minimamente debe
saber son las reglas del juego”. En fin pasó el tiempo y adivinen que?...cambiaron
las normas del concurso y para ese nuevo año ya permitían hasta 2 proyectos por
institución, le pregunté al secretario de educación el por qué se había tomado esa
decisión y me confesó que se había dado cuenta de todo lo que sucedía en granjas
en contra mia y no lo veía justo. Yo para ese entonces ya me había ganado cierto
reonocimiento en el municipio porque les había parecido muy raro que la institución
hubiera incrementado tanto los resultados del ICFES en Física, Química y
Matemáticas, incluso por encima de la Normal de Copacabana y que el número de
estudiantes que ingresaron a la universidad se hubiera aumentado notoriamente.
Claro!, era el resultado de 10 horas a la semana de trabajo con el grado once y de
la responsabilidad tan grande que había asumido con esos chicos.
Llegó el momento de inscripción de proyectos y yo calladito con el mio, sin que se
dieran cuenta, llegó la fecha límite y oh sorpresa!, el proyecto mio fue el único que
participó por el colegio y ya no podían hacer nada. Tiempo después me llamaron a
exponer mi proyecto ante tres jurados que nunca había visto.
Recuerdo el día que me tocó exponer en un salón de la secretaría de educación,
ese día entraron varias niñas de la Normal con un poco de cajas que estaban
repletas de cuentosy que eran las evidencias del trabajo de la profesora de Español
quien estaba participando también por el merito educativo. A ella le tocó exponer
antes de mi y yo quedé sorprendido, apenas miré mi carpetica de 30 ó 40 paginas
y una memoria que llevaba para la exposición, la competencia iba a estar dura.
Llegó el momento de la exposición, hice lo más que pude, respondí a todos los
cuestionamientos que me hicieron y al final recuerdo que les dije lo siguiente:
“señores jurados, no importa si gano o no, lo importante es que hice bien mi trabajo
y todo esto lo hago por los chicos, no por nada más, mi recompensa es haber
influenciado positivamente en sus vidas”. Pasó el tiempo y el rector que estaba
antes ya se había jubilado, llegó un rector nuevo que inmediatamente persivió el
ambiente de la institución. Un día me dijo: Juan Carlos, recuerde que mañana es la
premiación del concurso al merito educativo y vayase bien arreglado que yo lo voy
a acompañar, yo no presté mucha atención a sus palabras, pero luego me daría
cuanta que él ya tenía cierta información. Bueno se llegó el día, Juan Carlos
encorbatado, llegué a la hora acordada a la ciudadela recién inaugurada y sorpresa,
un poco de estudiantes, el coordinador y 2 profesoras que él les había dicho que
tenían que acompañar en el evento. Me sorprendí al ver tanta gente de la institución
y saludé a la mayoría, luego comenzó la ceremonia, yo estaba sentado en la parte
de abajo asignada para los participantes al concurso, comenzó el protocolo y la
presentación de los maestros, habían finalistas al premio compartir al maestro,
maestro multi galardonados, hum!, me sentí un don nadie al lado de esas
eminencias, recuerdo que me recogí en el puesto, agache la mirada y pensé que
estaba haciendo el ridiculo y que iba a quedar muy mal frente a tantos estudiantes
de mi institución, por qué Oswaldo (el rector) había convocado a tanta gente?.
Siguió el protocolo y llegó el momento de anunciar al ganador. Estaba tímido y
calladito para que no me vieran mucho, cuando de pronto escuché: “El proyecto
ganador fue Quími casa de la institución educativa Granjas Infantiles presentado
por el maestro Juan Carlos Villa Uribe”….hum!, sentí un calor en mi rostro, sé que
estaba totalmente rojo, agachado en mi puesto con las manos empuñadas y con los
ojos llorosos, no lo creía, estaba ido, se escuchó la algarabía de mis estudiantes y
me invitaron a que pasara al frente, alcancé a golpear la mesa del puesto y me
levanté todo tembloroso, recuerdó que sentí algo parecido a la película en busqueda
de la felicidad cuando el protagonista sale del edificio y no sabe como reaccionar ya
que recien cae en cuenta que le han dado el puesto de trabajo. Reaccioné a los
pocos segundos y recibí una ancheta, la mención, el cheque y nunca se me va a
olvidar lo que me dijo el secretario de educación después de haberme entregado
los premios y cuando ya se había calmado todo “profesor vaya disfrute su premio y
recuerde que a los únicos árboles que les tiran piedras, son a los que dan frutos”