Libro Simon Rodriguez MAESTRO de AMERICA

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    Simn Rodrguez maestro de Amrica (Biografa breve).Al fonso Rumazo Gonzlez

    Ministerio de Comunicacin e InformacinAv. Universidad, Esq. El Chorro, Torre Ministerial, Pisos 9 y 10.

    Caracas. Venezuela.

    Web: www.mci.gob.vee-mail: [email protected]

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    Diseo Grfico

    Eva Carolina Godoy Contretras

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    TextosCoordinacin de Archivo y Publicaciones del Despacho del Presidente

    Publicacin digital, Marzo de 2006.

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    Alfonzo Rumazo Gonzlez

    Simn Rodrguez,

    maestro de AmricaBiografa breve

    Alfonso Rumazo Gonzlez

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    NDICE

    PRIMERA PARTE

    DE EXPSITO A INNOVADOR Y REVOLUCIONARIO..........................................7

    SEGUNDA PARTE

    CAMINANTE: SE HACE CAMINO AL ANDAR..............................................31

    TERCERA PARTE

    UNA GRAN ESPERANZA Y UN FRACASO.....................................................55

    CUARTA PARTE

    EL MAESTRO JUNTO AL DISCPULO...........................................................69

    QUINTA PARTE

    EL ESCRITOR......................................................................................83

    SEXTA PARTEEL PEREGRINO AGNICO.................................................................... 111

    ITINERARIO VITAL E INTELECTUALDE SIMN RODGUEZ...........................................................................137

    BIBLIOGRAFA....................................................................................140

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    PRIMERA PARTE

    De Expsito a Innovador y Revolucionario

    Ah, si hubiera podido pintrsela a Simn Rodrguez en su infancia: un niocon una enorme lgrima, que ms engrosaba mientras ms creca el conocimiento.Expsito haba nacido -al igual que su hermano menor Cayetano-, y eso signicaba

    entrar a depender de la conmiseracin humana, o de la muerte. Quera decirtambin encallamiento al iniciar la ruta: luego ser indispensable reparar latremenda avera a fuerza de buena conducta, para poder levar anclas y abrirderrotero propio. Apenas nacido, abandonronle los padres, dejndole en la calleechado a la suerte. La ley espaola consideraba baldn ese origen, y aunquefuesen blancos, los expsitos no podan graduarse sin dispensa del rey1. Hubo,as, presencia de la adversidad a partir de los llantos iniciales!

    Simn Rodrguez lleg a la vida en Caracas, el 28 de octubre de 1771.Quines fueron sus padres? Los escritores venezolanos del siglo pasado,Ramn de la Plaza y Arstides Rojas -que pudieron recabar informacin de

    primera mano en las familias caraqueas- expresan que el padre se llamAlejandro Carreo y la madre Rosala Rodrguez. El nio Simn adopt elapellido materno; no as su hermano, quien preri el paterno. Las gentes

    en Caracas les llamaban a los dos indistintamente: los hermanos Carreo.Durante el lapso colonial, en Amrica, los hijos, legtimos o ilegtimos,tomaban el patronmico con libertad de escogencia. Arstides Rojas agregaque el padre de los dos expsitos muri temprano y que stos quedaronbajo la tutela del to, el presbtero Jos Rafael Rodrguez -sacerdote

    muy respetado y de gran saber-, quien se encarg de la educacin deambos.2

    Los hermanos se diferenciaban no slo en el apellido que tomcada uno, sino adems, en la propia estructura de su carcter. Don Simn

    1 J. L. SALCEDO BASTARDO: Historia Fundamental de Venezuela. Ediciones de la Biblioteca dela Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1972, p. 175.

    2 La obra de Simn de la Plaza: Ensayo sobre el arte venezolano, apareci en Caracas en 1883;

    se reere a los nios en la pgina 99. La de Arstides Rojas: Leyendas Histricas de Venezuela,Caracas, 1891, relata el caso en la pgina 269 y aade algo muy importante: Estos datos nos losha suministrado don Cayetano Carreo, el nico sobreviviente de los hijos de don CayetanoCarreo, hermano de don Simn Rodrguez.

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    -escribe Ramn de la Plaza-, con dotes muy altas de intelectualidad, sufralas consecuencias de un carcter altivo, duro e independiente; con ideasy costumbres verdaderamente singulares. Importa subrayar, por exacto:

    altivo, duro, independiente, con ideas propias y costumbres singulares.Esos trazos, advertidos en un joven de veinticinco aos (Rodrguez no vivien Caracas sino hasta los veintisis, y no regres a ella nunca), perdurarnhasta el nal: eran los materiales constitutivos de una personalidad muy

    ntidamente denida. Tal vez slo la dureza, por obra de autopulimento,

    volvise inteligente sonrisa irnica. Al contrario, Don Cayetano, de unavirtud ejemplar, una a su bellsima ndole la afabilidad y cortesana de susmaneras, la bondad de su trato y el respeto y consideracin que para todos

    tena. No sali nunca de su ciudad natal! Las gentes tradicionalistas de esetiempo y de siempre, tan propensas a encasillar y a tildar, debieron de hablar,en consecuencia, del Rodrguez malo y del Carreo bueno: el demonio yel ngel, el rojo y el blanco, el rprobo y el santo. El grande para la historiafue el primero! El otro, organista de profesin, compuso algunas obras demsica sacra. Rodrguez no volver a acordarse, fuera de Caracas, de suhermano ejemplar, ni siquiera por ocurrencia ocasional.

    El ao del nacimiento de Rodrguez, la ciudad de Caracas se aproximabaa los 25.000 habitantes3. Haba en ella, como en el resto de Venezuela, unaestraticacin tnico-social que, para todo el pas, hallbase clasicada as

    (hacia el ao 1800): blancos peninsulares y canarios y blancos criollos, el 20,3%; pardos, negros libres y manumisos y negros esclavos, el 61,3 %; negroscimarrones, indios tributarios, indios no tributarios y poblacin indgenamarginal, el 18,4 por ciento4. La descripcin de la ciudad la hicieron tantoel historiador Jos Oviedo y Baos como Alejandro Humboldt, en muy

    notable coincidencia de detalles. Escribe el primero:Sus calles son anchas, largas y derechas, con salida y correspondencia

    en igual proporcin a todas partes, y como estn pendientes y empedradas, nimantienen polvos ni consienten lodos, sus edicios los ms son bajos por recelo

    de los temblores, algunos de ladrillo y lo comn de tapias, pero bien dispuestos

    3 FEDERICO BRITO FIGUEROA: Historia Econmica y Social de Venezuela. Ediciones de laBiblioteca de la Universidad Central de Venezuela. Caracas, 1973. T. I, pg. 151. Textualmentedice: En 1766 una epidemia de viruela diezm la poblacin de Caracas y sus alrededores. La

    mortalidad se elev en la ciudad a seis u ocho mil; sin embargo, en 1772 la poblacin de laciudad se mantena en 24.187 habitantes.

    4Ibid., pg. 160.

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    y repartidos en su fbrica; sus casas son tan dilatadas en sus sitios, que casitodas tienen espaciosos patios, jardines y huertas que regadas por diferentesacequias que cruzan la ciudad saliendo ensaadas del ro Catuche, producentanta variedad de ores que admira su abundancia todo el ao; hermosanla

    cuatro plazas, las tres medianas y la principal grande y en proporcin cuadrada.Fuera de la innumerable multitud de negros y mulatos que la asisten, la habitanmil vecinos espaoles, y entre ellos dos ttulos de Castilla que la ilustran, y otrosmuchos caballeros de conocidas prosapias que la ennoblecen; son en general deespritus bizarros y corazones briosos, y tan inclinados a todo lo que es poltica,que hasta los negros, siendo criollos, se desdean de no saber leer y escribir.5

    Advierte el historiador Jos Gil Fortoul que las pginas de Oviedo y

    Baos olvidaron las sombras del cuadro: higiene pblica primitiva -como enla Metrpoli- desdn del bao y jabn, epidemias frecuentes y mortalidadde hasta el cuarenta por mil. Existan an otras sombras mayores:

    Para los venezolanos no haba garantas individuales ni derechos polticos.

    La esclavitud dominaba el panorama de hondas e irritantes desigualdades; lasdiferencias eran tantas que a veces pareca haber aqu una sociedad de castas, otrade estamentos y otra de clases, todo a la vez. La riqueza se hallaba concentradaen escasas familias dueas de las tierras. El trabajo era visto como deshonroso;nicamente las carreras militar, religiosa, jurdica y burocrtica eran ejercicio

    digno para los bien nacidos o superiores. Para los pardos era el tratamientodel desprecio y la correlativa explotacin. El vasallaje indgena y la explotacinirrestricta ejercida sobre ellos, los equiparaba, en la minusvala, a los negros quepor casualidad no fueran esclavos. Espaa trajo los prejuicios de su heterogneacomposicin religiosa y racial, reedit aqu sus exigencias de limpieza de sangre,y entroniz sus privilegios para unos y sus cargas o tributos para los ms, esdecir, para los sectores populares que soportaban todo el peso de un agobianteaparato colonialista y explotador.6

    A este ambiente, que achica y agranda los ojos del nio Simn Narciso,requirese aadir lo relativo a la moral, las costumbres, los fanatismos einjusticias. No hubo en Venezuela, tal vez, la misma corrupcin desaforadaque hallaron en el Per, la Nueva Granada, el Ecuador, los comisionadosregios Jorge Juan y Antonio de Ulloa, en el dieciocho; ni se produjeron, quizs,las comprobaciones del obispo Federico Gonzlez Surez en el Archivo5 JOS OVIEDO Y BAOS: Historia de la Conquista y Poblacin de la Provincia de Venezuela. T. II,pp. 36 a 42. Edicin de 1885. La primera edicin circul en 1723, o sea medio siglo antes del

    nacimiento de Simn Rodrguez.

    6 J. L. SALCEDO BASTARDO: El Primer Deber.Ediciones de la Universidad Simn Bolvar, Caracas,1973. Pp. 17 a 20.

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    de Indias de Sevilla, relativas a la bajsima moral social en esas regiones,durante la colonia, pero tampoco Venezuela pudo constituir excepcin. Laobra en varios volmenes de Monseor Mart-Relacin de la visita general

    que en la dicesis de Caracas y Venezuela hizo el Ilmo. Sr. Dn. Mariano Mart(dur doce aos, entre 1771 y 1783)- trae abundante informacin relativaa la conducta de las gentes de los diversos niveles sociales.

    En todo caso, frente a esta problemtica moral, ideolgica ysociolgica, y desde el altozano de la educacin, actuar Simn Rodrguez, yapara denunciarla, ya para enrumbarla. Forjado l mismo por un sacerdote deprincipios, severos -que tambin los hubo entonces- puede hablar con claroconocimiento de lo positivo y de lo negativo. Sin perder la sistematizacin

    tpica del clero y el frreo enrumbamiento, desembocar, no obstante,en la mar de lo innovador ideolgico, de lo aglutinador sociolgico, de loeducativo puro. Quizs obraron para ello las muchas condiciones negativasaqu sealadas, y a las que hubo de retar.

    El germen inicial de conocimientos para Simn Narciso debi deprovenir de la escuela pblica. Todo cuanto diga ms tarde sobre las formaseducativas vigentes, se fundar en la experiencia personal7. Tres escuelastena entonces la ciudad: la adscrita a la Universidad, regida por un religiosocapuchino; la del convento de San Francisco, a cargo de Fray Jess Zidardia; yla pblica, fundada en la segunda mitad del diecisis. No interesa que Simn ysu hermano hubiesen concurrido a uno u otro de esos establecimientos: enlos tres se enseaba lo mismo y regan idnticos mtodos. Como cuestinde muchsimo avance, se cita el caso de un tal Echeverra, quien le propusoal Ayuntamiento de Caracas (Acta del 22 de diciembre de 1786):

    Ensear la doctrina cristiana segn el padre Ripalda, leer y escribir letra

    grande y pequea, las cuatro reglas principales de la aritmtica con sus quebra-dos, la regla de tres con distincin de tiempo, multiplicar compuestos, las cuentasrelativas a compras y ventas, la de compaa, la de testamentos o participaciones,como lo dems que toca a los ejercicios de la virtud.

    Muy pobre programa, apto slo para colonias, de parte de una Espaaque ya haba mostrado ante el mundo europeo la Literatura del Siglode Oro espaol! El criterio educativo procedente de la Metrpoli paraAmrica era de carcter muy rudimentario, quizs para que los hombres

    de la colonia ni aprendiesen ni se ilustraran. La cultura siembra, da y exige7 En uno de sus trabajos, Extracto sucinto de mi obra sobre Educaci6nRepublicana, el educadordice, al poner un ejemplo: Cuando yo estaba en la escuela. . .

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    las producciones francesas de manera completa. Tales obras ensancharonextraordinariamente la visin cultural de los venezolanos y americanos engeneral.

    Los jvenes, en Caracas, vironse impelidos a ponerse al da, por lomucho que ya haba introducido la empresa comercial Guipuzcoana y lo quellegaba en cada navo. Se palpaba, o se intua, que mucho diferente existaen Europa. La juventud es curiosidad y urgencia de saber. Simn NarcisoRodrguez, Andrs Bello, entre otros, entraron a tomar conocimientos,conceptos, con sentido dinmico y tenaz.

    En la escuela, el nio Simn Narciso no debi de aprender sinoaquello poqusimo que l mismo, ya de maestro, denunciar en un trabajo

    enviado al Ayuntamiento. Lo slido y constructivo, en punto a carcter,hubo de recibir, en labra sistemtica y lenta, del sacerdote su to, personadocta y austera que viva con l. En sustancia, se sembraron en el infantegrmenes destinados a hacer de la existencia un ascenso, una fragua, enmedio de rezos y de adoctrinamientos de fe cristiana. Los sacerdotes, almargen de su comportamiento moral, en cuanto clase, eran necesariamenteinstruidos y hasta sapientes, por obligatoriedad de su condicin; mantenan,por consecuencia, fuerte sentido de autoridad en el medio social; el puebloacataba ese saber, otorgndole reverencia; los clrigos llevaban el ttulode doctores. El nio, as, fue amoldando su carcter en la severidad y ladisciplina, sometido a horas exactas y ejercicios rutinarios inevitables. Esaincipiente vida empez a sentirse con destino. Los dos expsitos, en casadel sacerdote, tomaran derrotero de precisin, cada cual segn su personaltendencia. Cayetano ser el catlico ejemplar hasta su muerte en 1836.Simn tomar otras calles, por el mundo.10

    Todos los valores de entonces, universitarios ono, hicieron su rutaerudita por personal esfuerzo, autoeducndose, leyendo. Rodrguez debi

    10 Carece de fundamento la suposicin de que Simn Rodrguez, en ejercicio de aventura,hubiese viajado a Europa a la edad de catorce aos, para retomar a Venezuela a los diecinueve.Han hablado de ese supuesto viaje los autores: Marius Andr, Runo Blanco Fombona, J. A. Cova,

    Augusto Orrego Lugo, Vicente Tern y algn otro, en sus respectivos estudios sobre el maestrocaraqueo. Ninguno de estos escritores aporta referencia documental alguna. Y en las obrasde Rodrguez, donde hay reiteradamente la presencia de lo autobiogrco, y en sus cartas, no

    aparece ninguna indicacin ni directa ni indirecta de ese lance que, de haber sido real, habragrabado huella profunda en el futuro escritor, cuyo nexo con Francia fue despus tan potente ytan esclarecedor. Los libros del maestro hablan expresamente de una nica permanencia largasuya en el Viejo Mundo.

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    de andar entre libros desde temprano, como su amigo Andrs Bello ysu discpulo Simn Bolvar algunos aos ms tarde. Cuando Bello salipara Londres en 1810 portaba una inmensa cultura intelectual, ms el

    conocimiento de los idiomas francs e ingls; Bolvar lleg a ser el mayorautoilustrado de su tiempo. Lo que no daba el medio ni otorgaban losregmenes, haba que suplirlo, acumulando saberes y rompiendo vallas. Todocerebro poderoso halla maneras de nutrirse!

    Puede suponerse, por deduccin, que Rodrguez, tal vez entrado apenasen la pubertad, haya sido admitido como ayudante del educador GuillermoPelgrn, maestro principal de primeras letras, latinidad y elocuencia. Sunatural tendencia era ensear; su pobreza exigale trabajar, las lecturas le

    haban enrumbado. Algo ms tarde el propio Pelgrn le avalar ante el Cabildopara que se le d la direccin de la Escuela Municipal. Una ayudanta era unaprendizaje, una marcha necesaria de primeros pasos, en una ciudad dondenadie preparaba educadores. Rodrguez va formndose aceradamente en unaciudad de estamentos y clases, de algunos escndalos, de muy contrastadasdivisiones polticas, invadida subterrneamente por los principiosde la Enciclopedia y de una educacin daosamente estancada.

    * * * * * * * * *Y se produce la fe de bautismo profesional de Simn Rodrguez:

    el Cabildo de Caracas le otorga el ttulo de maestro el 23 de mayo de1791, a consecuencia de lo representado por don Guillermo Pelgrn,maestro principal de primeras letras, latinidad y elocuencia de esta capital,proponiendo para servir la escuela de nios de primeras letras a dichodon Simn Rodrguez, de este vecindario, y a consecuencia de lo que han

    expuesto los alcaldes ordinarios acerca de su conducta y habilidad; gozardel sueldo de cien pesos11. A esta remuneracin se sumarn las cantidadesque le abonen los padres de los estudiantes en cuotas de 20, 16, 12, 10,8, 6 y 4 reales; los pobres, no pagan nada. Abre la escuela. El maestro deveinte aos se entiende desde el principio con numerosos estudiantes, quellegarn a la cifra de ciento catorce. Qu otra presin poda incidir ah sinola del entusiasmo, la vitalidad creadora y el sentido de lucha, adems de una11

    Expediente n 10 en el Archivo del Ayuntamiento de Caracas (1791). Rodrguez se juramentel 31 de mayo, en la Sala Capitular del Cabildo, ante el escribano Domingo Antonio Mota y elregidor Francisco Garca de Quintana. Prometi desempear a cabalidad el empleo de maestroy defender la pureza de la Virgen.

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    describi y j procedimientos para preparar a un nio de real excepcin, y

    en que no dijo nada, a pesar de la originalidad de sus conceptos, que pudieraser inverosmil o utpico. Seal una realidad posible, y acert.

    La cartilla de sus requerimientos es corta, sencilla y muy ntidamenteprecisa. Piensa como sobre un hecho ya existente. Escojamos, escribe, unnio rico; as estaremos seguros, al menos, de haber contribuido a formarun nuevo ser, un hombre nuevo, mientras que el pobre puede llegar a serhombre por s mismo. Por esta misma razn, no me ha de parecer malque Emilio sea de elevada alcurnia; sera una nueva vctima que habremosarrancado a la supersticin. El nio ha de ser hurfano, para que su preceptorsea el nico dueo de su sensibilidad. Quiero que Emilio se eduque en el

    campo. Simn Bolvar es rico, de elevada alcurnia, hurfano, y pasa partede su niez no en su casa natal sino en una quinta a orillas del Guaire, a uncostado de la ciudad.

    A los nueve, a los diez aos y despus, Simn Bolvar se sabe msque rico y aristcrata, hurfano. Se siente borroso y desarticulado en unambiente familiar en extremo impersonal: tres tos maternos solteros ypoco hogareos; una ta casada, Mara de Jess, que cuida a un hijo depocos meses y que tratar, con su hermana Josefa, de desempearsecomo madre para los cuatro nios Bolvar; dos tas ms, solteras, cuyomatrimonio llegar pronto. Su hermana Mara Antonia, novia a pesar desu extrema juventud -quince aos- est para casarse con Pablo ClementeFrancia. Entre tantas faldas y jvenes solteros, nadie toca verdaderamentecon su intimidad. Abundan el cario, las delicadezas y cuidados, los mimosde las negras encargadas de l; pero est desprovisto de esa sustentacinsegura que son el padre y la madre; fltale ese acentuado calor nico

    precisamente en los aos de las jaciones. No tiene un hermano de edadprxima a la suya, un amigo, alguien que le aliente subterrneamente consuciente comprensin y amenge esa creciente soledad.

    Aparece entonces Simn Rodrguez, joven entusiasta, precoz enmuchos saberes, carente de dudas, fuerte y enrgico, certero en los rumbos.La realidad psquica del nio empieza a morticarse, y crece la conanza;

    ha aparecido algo as como un hermano mayor. El encuentro fue salvadory oportuno. Y la grabacin de la nueva ruta tom races profundas, de

    garo y platino, en un lapso creador e ininterrumpido de cinco aos, hastaque el maestro vise forzado a expatriarse. Cunta savia generadoracabe inyectar en un lustro completo? Rodrguez, fundamentado en las

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    difcil su empeo libertario de no contar con un carcter orgnicamenteacerado en la niez. El hombre de gran voluntad y de magna claridad de suinteligencia, nunca es producto de un dejar ir, de un dejar correr. Bolvar,

    llegado el momento, agradeci pblicamente y para la historia, lo queRodrguez haba hecho con l y en l desde las primeras letras. La carta dela gratitud escrita en Pativilca y que dice: Oh, mi maestro! Oh, mi amigo!-Usted form mi corazn para la libertad. Usted fue mi piloto... se publicen Bogot en 1849, para que la conociesen todos.

    Rodrguez y Bolvar estuvieron constantemente juntos en tres lapsos,que se sealan as: cinco aos en Caracas, de 1792 a 1797; tres aos enFrancia e Italia, durante 1804, 1805 y 1806; y uno en el Per y Bolivia,

    en 1825. El primero fue el sorprendentemente grabador y creador, porsustancial.

    Rodrguez enrumb a su juvenil discpulo, tanto en la casa de losBolvar, como en la escuela pblica y en su propio hogar donde abri unasuerte de internado para pocos nios. Importaba tenerle muy cerca aldiscpulo de excepcional calidad.

    * * * * * * * * *

    A escasa distancia de un ao de haber conocido a su discpulo Bolvar,se casa Rodrguez con Mara de los Santos Ronco. La esposa, de origenmodesto como l y asimismo pobre, no le dar hijos en los cuatro aosde su relacin16. El matrimonio, en cuanto contrato social, le signicar aleducador una mayor solidez en su labor: habr ms conanza en l, que

    apenas si ha sobrepasado los veintin aos. El juvenil maestro deende su

    maana en su hoy.

    Hay que establecer el principio de que para Rodrguez no tuvieronespecial signicacin ni el amor, ni la mujer en general -exceptuando el

    16El acta copiada del Libro Primero de Matrimonios de Blancos 1790-1805, de la iglesia deAltagracia, dice "En la ciudad mariana de Caracas, en veinticinco das del mes de junio de milsetecientos noventa y tres, yo el infrascrito cura teniente de esta parroquia de Nuestra Seorade Altagracia, habiendo precedido todo lo prescrito por el ritual romano, pragmtica sancin ylicencia del seor gobernador don Pedro Carbonell, presenci el matrimonio que por palabra depresente contrajeron in facie ecclesiae don Simn Rodrguez, expsito de esta feligresa, y doa

    Mara de los Santos Ronco, hija legtima de don Juan Ronco y de doa Mara Ignacia Pulido dela misma feligresa. Fueron testigos don Antonio Alejado y doa Juana Nuevo; para que constermo, Br. Jos Nicols Fajardo". El especial permiso del gobernador se debi probablemente a

    la situacin de expsito del contrayente.

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    propsito de educar tambin a las nias-. Ni en sus cartas, ni en sus obrastodas hay referencia a lo uno o a lo otro. Con o sin matrimonio -se casardos veces y es posible que haya tenido alguna amante (en ms de una ocasin

    le acusaron de vivir mal, expresin que en lenguaje popular- signicapresencia de una concubina)-, su encuentro diario, tenaz y ascendentementeluminoso, era con las ideas. No fue ni varn enamorado, ni un divagador, ni unimaginativo, sino slo un poderoso razonador. Pareciera que en su organismohubiera un macrocefalismo. Hombre de inmensa inteligencia, original porla va de la lgica, pensador esencial, no se distrajo en escarceos.

    Concretamente, qu se lea en Caracas? Traducidos o no, loslibros franceses eran ledos slo por una elite intelectualizada yno por el

    pueblo, que continuaba en analfabetismo obligatorio. Por esto, la revolucinamericana fue en sus comienzos y en su iluminacin irruptora obra depocos, de los pensadores, de ese grupo autoelevado mentalmente que, dehabero conocido el inmenso lsofo Hegel, lo hubiese aclamado (Hegel

    fue coetneo de Rodrguez). Estos volmenes, por lo profundamentecorrosivo que hay en la letra escrita, la de ideas altas y vigorosas, cambiaronal hombre americano de mente cultivada. No, en ningn caso, la educacinuniversitaria dada por una Espaa que iba en decadencia en medio de losadelantos del Viejo Mundo. La Universidad de Caracas, al abrirse el siglodiecinueve, tena una cifra promedia de cuatrocientos alumnos, pero incluidala educacin primaria a ella adscrita17. Qu se enseaba ah, desde el inicioeducativo hasta la graduacin doctoral? Primeras letras, latn, castellano,losofa peripattica, derecho cannico, derecho civil, teologa escolstica,

    moral, historia eclesistica y medicina, aparte de las elementalidades dela primaria. En suma: cuatro materias de utilidad para clrigos; nicamente

    derecho y medicina, para los civiles; en idiomas, slo latn y castellano. Nohaba otro panorama! (Venezuela no lleg a tener peridico sino en 1808).El criterio educador procedente de la Metrpoli era de limitacin y rigidez,que no mostraba rutas ni toleraba inquietudes. Cuando se quiso estableceren Caracas una Academia (1797), adverta y aclaraba el Real Consuladoque deseaba que se enseasen gratuitamente las matemticas, fsica yqumica aplicada a la agricultura y a las artes, a toda persona notoriamenteblanca y de buena reputacin; a los otros, a los pardos, indios y negros,

    se les negaba la entrada al templo. Se daba la medicina sin demostracin

    17JOS GIL FORTOUL. Historia Constitucional... T.I. pg. 149.

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    anatmica, sin lecciones de botnica, sin nociones qumicas, y -punto muygrave- sin prctica clnica.

    Para la msica crearon su centro el Padre Sojo y Juan Manuel Olivares

    (1770): en l aprender Cayetano Carreo, y de l saldrn certeramenteorientados los compositores Jos Angel Lamas, Lino Gallardo, Juan Landaetay otros. Quizs esta realizacin noble fue la de mayor ecacia en el dieciocho,

    en Caracas; de ah en adelante, Venezuela seguir distinguindose, anteAmrica, por el arte musical ms que por las otras expresiones estticasen que han sobresalido otras zonas: el Ecuador, en la pintura y escultura;Mxico, la Nueva Granada, en pintura.

    Rodrguez, en su escuela, en el ambiente de la ciudad, observa que

    mucho, muchsimo podra y debera ser cambiado, o cuando menos mejorado.Recticacin, reforma, innovacin son trminos con esencia de lucha. En

    la apata y en la aceptacin de situaciones oscuras, injustas, depresivas,hay complicidad. No podr l inscribirse entre los resignados; esprituempotrado en rebelda, necesita erguirse contra lo establecido y tomar, enla respiracin de altura, el derrotero de la indignacin. Pero su medida dehombre en ese lapso de experimentaciones iniciales, no es sino la batallade la razn. Y prepara un documento muy importante, destinado a exigircambios. Lo presenta al Ayuntamiento el 19 de mayo de 1794 con el ttulode Reexiones sobre los defectos que vician la Escuela de Primeras Letras

    de Caracas y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento18.Estas veinte pginas se dividen en dos partes: la de crtica, en seis reparos;y la constructiva: proyecto de reforma, en tres captulos.

    Es el primer trabajo escrito, del nuevo pensador venezolano; sepresenta con la doble frmula que emplear en muchas de sus producciones

    posteriores: cuestionar y crear19

    . En una excelente ordenacin metodolgica,con lenguaje castizo para la claridad lgica de la exposicin, y en unaestructura de rgido ensamblaje, analiza lo vigente con acre franqueza;arma, teoriza, amputa, aplicando incluso el bistur custico. Escribe una

    amplia requisitoria de la sociedad, y trata duramente a los falsos maestros,

    18Escritos de Sim6n Rodrguez, 3 vols. Compilacin y estudio bibliogrco por Pedro Grases:Prlogo de Arturo Uslar Pietri. Imprenta Nacional, Caracas, 1954. Pgs. 5 a 27, T. I.

    19

    Desde el comienzo, Rodrguez va ms all de la mera actividad pedaggica que, segn eleducador Flix Adam, es una mediacin entre una generacin adulta y otra en formacin; as,La educacin es albacea de lo que deja la vieja generacin y hereda la nueva. (FLIX ADAM:

    Andragoga,ciencia de la educacin de adultos, Editorial Grafarte, Caracas, 1970).

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    en buena parte peluqueros o barberos de profesin. Muchos en actualejercicio -denuncia- forman sus escuelas pblicas de leer y peinar, o deescribir y afeitar. Tambin ejercen docencia los artesanos.

    Asimismo las escuelas regentadas por religiosos reciben de este jovencrtico su dosis de cido. Sucede algo ms grave: se cree que la escuelade primeras letras -tan cuidada hoy por la pedagoga actual!- es de pocautilidad; que la caligrafa, entonces tan valorada, y la aritmtica la requierennicamente los dependientes. A tanto alcanza la ignorancia, que hay quiensea del parecer que los artesanos, los labradores y la gente comn tienenbastante con saber rmar; que los que han de emprender la carrera de

    las letras no necesitan de la aritmtica y les es suciente saber formar

    caracteres de cualquier modo para hacerse entender, porque no han debuscar la vida con la pluma; que todo lo que aprenden los nios en la escuela,lo olvidan luego. De modo que -concluye Rodrguez desconcertado-, ensu concepto, era menester dar al desprecio todo lo que hay escrito sobreel asunto, considerando a sus autores preocupados por ideas falsas: suprimirlas escuelas por intiles y dejar los nios en ociosidad.

    Por otra parte, por qu se han de educar solamente los blancos?Lo rechaza. Las artes mecnicas, explica, estn en esta ciudad y aun en laprovincia como vinculadas a los pardos y morenos. Ellos no tienen quin losinstruya; a la escuela de los nios blancos no pueden concurrir; la pobrezales hace aplicar desde sus tiernos aos al trabajo, y en l adquieren prcticapero no tcnica (ya se vislumbran las escuelas de docencia y de aprendizajede ocios a la vez), unos se hacen maestros de otros -condena desde ahora

    esa especie de lancasterismo, a pesar de que esta frmula pedaggica noha aparecido an- y todos no han sido aun discpulos. Yo no creo que sean

    menos acreedores a la instruccin que los nios blancos. Lo primero, porqueno estn privados de la sociedad. Y lo segundo porque no habiendo en laIglesia distincin de calidades para la observancia de la religin, tampocodebe haberla en ensearla.

    Se atreve Rodrguez a este lenguaje valeroso en pleno rgimencolonial, yen un documento que ir a autoridades de mente defensora de lasestructuras llegadas del pasado. Cuntas resistencias no debieron de alzarsecontra el audaz denunciador! Al acusar sin titubeo y con palabra franca, el

    maestro, no slo se denuncia como rebelde, sino que parece un anticipadorde lo que se har en Amrica una vez independiente. Son trminos porentero desconocidos en el medio venezolano exceptuado el saber de unos

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    la conspiracin y de sus radicales propsitos. Muchos de los conspiradoreshuyeron, otros cayeron presos. Parece que entre estos ltimos estuvo SimnRodrguez; y que fue puesto en libertad por no haberse hallado pruebassuficientes para inculparle. Pero con tantos antecedentes que lo sealaban

    como un hombre de ideas subversivas, iba a ser difcil para Rodrguezcontinuar en su ciudad natal.

    Sale, en efecto, del pas. Yo era presidente -escriba el maestro-de una Junta secreta de conspiradores. Denunciados por un traidor yhechos blanco de las iras del Capitn General, logr sustraerme a laspersecuciones y a la muerte, porque ya embarcado en el puerto LaGuaira en un buque norteamericano, y antes de darnos a la vela, supeque muchos de mis compaeros haban sido pasados por las armas sinjuicio previo y sin capilla27. Complementa OLeary la informacin dela salida del maestro al exterior : Mal avenido Rodrguez con la tiranaque lo agobiaba bajo el rgimen colonial, resolvi buscar en otra partela libertad de pensamiento y de accin que no se toleraba en su pas28.Como consecuencia, no pasar por Espaa nunca: ser el pas vedado,en sus correras por Europa. Su criterio respecto de la Pennsula erael mismo que el del Libertador: Bolvar no vio en la dependencia de

    Espaa oprobio ni vergenza, como vea el vulgo; sino un obstculoa los progresos de la sociedad de su pas, escriba Rodrguez en ladefensa que hizo de su discpulo29. A Fernando VII lo llamaba Satans. Yya constructivamente, con muy americano sentir expresaba: En Amricase habla, se pleitea, se reza y se tae, a la espaola; pero no como enEspaa. La Amrica no ha de imitar servilmente sino ser original.30

    Cuando los insurrectos crearon su bandera, pusironla de cuatrocolores: blanca, azul, amarilla y encarnada -la de Miranda, si se suprime

    el blanco-, y escribieron su significacin: Los cuatro colores son lospatriotas, que son los: blancos, pardos, indios y negros. Y fijaron loscuatro derechos del hombre: Igualdad, Libertad, Seguridad y Propiedad.

    27 GONZALO PICN FEBRES: Don Simn Rodrguez, Caracas, edicin de 1935.

    28 DANIEL FLORENCIO OLEARY: Memorias, T. I, pg. 17.

    29 SIMN RODRGUEZ:El Libertador del Medioda de Amrica y sus compaeros de armas, defendidos

    por un amigo de la causa social. Cromotip, Caracas, 1971, pg. 3. (Edicin facsimilar de la originalaparecida en Arequipa, en la Imprenta Pblica, en enero de 1830).

    30Escritos de Simn... , T. III, pg. 15.

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    Acude el caraqueo al hbil recurso de traducir al espaol la novela Atala deChateaubriand, recin aparecida y de vlido e inmenso eco40. La publica, coneste texto en la portada. Atala, o los amores de dos salvajes en el desierto;

    escrita en francs por Francisco Augusto Chateaubriand y traducida de latercera edicin nuevamente corregida, por S. Robinson, Profesor de LenguaEspaola, en Pars. Se hallar en casa del traductor, calle St. Honor cerca dela de Poulies, N. 165. Ao de 1801 (Xmo. de la Repblica Francesa). Importala Dedicatoria, rmada por Robinson e impresa al comienzo del libro:

    A la juventud de Bayona, en Francia. Un viajero extranjero, a quien habisacogido con tanta bondad, os dedica Atala, traducida en una lengua que os esfamiliar. Aceptad esta dedicatoria como dbil homenaje que rinde a los senti-

    mientos de estimacin que le habis inspirado. La primera virtud del hombre esla gratitud; vosotros la habis convertido en imperiosa necesidad para mi corazn.Vuestras bondades, presentes en mi memoria, me recuerdan constantemente estajuventud amable, que ha sido la primera en ensearme a apreciar la generosidaddel carcter francs.41

    Francia, en ese tiempo de la instalacin de Robinson en Pars, fraguabasu nombre ante el mundo en el colosal horno napolenico. El fulguranteCorso era ya el vencedor en la brillante campaa de Italia, cuatro aos atrs;

    en la de Egipto, tan victoriosa como la anterior, haca menos de tres aos.Ese momento, imperaba el Cnsul omnipoderoso, despus del audacsimogolpe de Estado del 18 Brumario (9 de noviembre de 1799), e impona,pgina sobre pgina, los magnos captulos de sus creaciones: el Cdigo Civil,la fundacin del Banco de Francia, la reestructuracin de la Universidadpara salvarla de tradicionalismos ya muy envejecidos. El inmenso Ocial

    Artillero, slo dos aos mayor que Robinson, perfecciona ahora su imagenmostrndose estadista, y otea ya horizontes continentales con su ojo de

    Polifemo. Padece prisa. Quiere saberlo todo entenderlo todo, intervenir entodo, en tiempo mnimo. La tensin de su ser no puede dejar de estar vibrtil.Clsico en su concepcin de Estado -dice Henri Lefebvre- mustrese muyrealista; conoce en profundidad las pasiones y tendencias de las personas yaprovecha ese poder penetrativo para dominarlas. Lo que ms ambicionaes la gloria; hacia ella, Francia y la humanidad no son sino instrumentos.Se autodene en estas palabras, que repite con frecuencia: La gloria de

    Dios Padre? Ah, yo no la deseara; es un callejn sin salida. A los peligros,los desafa. Anticipndose a la teora de Nietzsche sobre la grandeza, sabe

    41 Fray Servando Teresa de Mier se atribuy la traduccin de Atala.

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    hechas por l, muchas de ellas en latn y en griego, si no se advirtiese en lovital del pensamiento robinsoniano una magnca arquitectura intelectual.

    El 2 de diciembre de aquel 1804, Napolen se coron Emperador

    de Francia en la baslica de Notre Dame, con asistencia del Papa Po VII.Fue un acto teatral, entre grandioso y ridculo. El nuevo monarca se pusoa s mismo la corona y luego coloc la de la Emperatriz en la cabeza de suesposa Josena, en doble acto de desprecio al Papa. En Notre Dame, aos

    antes, haba sido llevada al altar la Diosa Razn.Robinson y Bolvar alejronse de la multitud que deliraba en

    aclamaciones; encerrronse en la habitacin del primero y hasta cerraron lasventanas por no escuchar el bullicio masivo que discurra por las calles. Toda

    protesta silente, no espectacular, es ms profunda. Comentar Robinson:Sorpresa, no admiracin, fue el efecto que produjo en sus compaeros dearmas el disfraz del Emperador; dir Bolvar: Se hizo emperador, y desdeaquel da lo mir como un tirano hipcrita. Ambos, discpulo y maestro,ampliaron posteriormente sus apreciaciones sobre Bonaparte. Robinsonen sus diferentes trabajos, rerese a Napolen una y otra vez, sobre todo

    con el nimo de situarlo frente a Bolvar.En ese Pars de gestos napolenicos yexpectativas, de la venta por

    el Corso del inmenso territorio de la Luisiana a los Estados Unidos y delabandono ocial de los planes de invasin a Gran Bretaa, Robinson y el

    grupo de los amigos de Bolvar se saturan de poltica, de informacin culturalltima. El maestro se lo recordar al discpulo, en Chuquisaca (1826): Nos siusted se acuerde que estando en Pars, siempre tena yo la culpa decuanto suceda a Toro, a Montfar, a usted y a todos sus amigos. Vale decirque ellos vivan en cierta manera pendientes del mayor de ellos, Robinson,

    que los rega.

    * * * * * * * * *

    Maestro y discpulo estn preparando su porvenir, con esapreocupacin certera de los individuos que saben a dnde se dirigen. Bolvarno ha mejorado del todo de su dolencia psquica, y Robinson le proponeun paseo de restauracin entera, viajando a pie hasta Italia. Y parten. Erael mes de marzo de 1805. Acompaado de Rodrguez sali de Pars Bolvarcon la salud quebrantada, efecto de la vida que haba llevado en los diez

    48 Cf. DANIEL FLORENCIO OLEARY: Memorias, T. .I.

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    mostrar aquello mismo en que tal vez ya no crea, haba sido abandonadoen Caracas para siempre.

    Roma es la capital del catolicismo; pero, adems, fue el centro del

    Derecho. Un Cicern, ah, defendi con penetrante elocuencia las libertadesciudadanas, a pesar de los Csares. Roma atenacea, entusiasma, excita alespritu para las grandes concepciones. Y con ese germen creador dentro,un da de agosto -el 15, de 1805- Robinson y Bolvar ascienden en paseo auna de las siete colinas de la urbe. Suben al Monte Sacro, dialogan, discuten,recuerdan; se abren, de pronto, hacia el porvenir, como rasgando las nubesdel tiempo; examinan la situacin de la Amrica esclavizada; advierten laposibilidad de rescatarla, destrozando la vasta red opresora; ven en lo

    profundo la fuerza que se requerira para el reto y la accin. Y, con concienciade cclopes ese momento, hacen un extraordinario juramento. CuentaRodrguez: Y luego Bolvar, volvindose hacia m, hmedos los ojos, me dijo:

    Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres; juro por mi honory juro por la patria, que no dar descanso a mi brazo ni reposo a mi alma,hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poderespaol51. Narra Bolvar: Abrazndonos, juramos libertar a nuestra patriao morir en la demanda. No jur nicamente Bolvar; fueron ambos los

    de la trascendente determinacin que hoy lleva pgina muy especial en lahistoria. El propio Bolvar lo aclar en una carta a su maestro: Se acuerdausted cuando fuimos juntos al Monte Sacro a jurar sobre aquella tierra santala libertad de la patria? Ciertamente no habr olvidado aquel da de eternagloria para nosotros52. Los dos cumplirn lo que juraron: esa la grandezade aquel acto, sin ms testigos que Roma y el Espacio. Bolvar operar conla guerra; Robinson, con su hacer educativo y sus libros. !Tambin la palabraliberta! Hacen revolucin las armas y la cultura.

    Poco despus del juramento, Bolvar fue invitado por Humboldt parauna visita de pocos das a la ciudad de Npoles. Al regresar a Roma Bolvar,l y su maestro volvironse a Pars; all se quedarn un ao casi completo,dados sin fatiga a la sobreabundancia de la lectura.

    Por ese tiempo, en Pars, la amistad mayor de Bolvar es el matrimoniodel coronel peruano Mariano Tristn y Teresa Laisney, a quienes conociaos antes en Bilbao. Tiene el matrimonio una hija, Flora Tristn, entonces

    51 Conversacin de Rodrguez con Uribe Angel, en Quito, en 1850.

    52 Carta desde Pativilca, el 19 de enero de 1824.

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    econmica y social de trescientos aos y erigir, en lugar suyo, lo nuevo, lolibre, lo justo, lo republicano.

    Hait se ha independizado de Francia; la Nueva Granada ha quedado

    libre en la batalla de Boyac dirigida por Bolvar, y Venezuela en la deCarabobo, asimismo comandada por el Libertador. Sucre ha conquistado laliberacin del Ecuador en Pichincha. Al sur de Amrica, las provincias del Rode la Plata y Chile, han sido tambin convertidas en Repblicas autnomas.La propia Espaa, por su parte, ha expulsado, con la ayuda de los ingleses,a las tropas napolenicas y ha redactado una Constitucin Liberal -Cortesde Cdiz, 1812-, en que han intervenido delegados americanos; pero estanovedad se presenta demasiado tarde y no logra detener la lucha por la

    independencia del Nuevo Mundo hispano.Por esos aos, hay aspectos estrictamente negativos: algunos grandes

    han sido sacricados: Francisco de Miranda muere en Cdiz, prisionero de

    los espaoles (era mayor que Robinson con veinte aos); en Mxico hanperecido, ajusticiados por la monarqua hispana, los clrigos libertadoresMiguel Hidalgo y Jos Mara Morelos. Cuba no ha encontrado va para suliberacin.

    Robinson es testigo de la expansin del pensamiento poltico liberalen Europa. Pero, cerrado el ciclo napolenico en Waterloo (1815), esadoctrina empieza a tambalear. Metternich encarna la reaccin. Empiezanlas rebeliones en Npoles, Rusia, Francia, Portugal, Alemania, Grecia. Sehace, as, un contraste, se plasma la dicotoma: mientras en el Viejo Mundoaparece y se ensancha la crisis, con mengua del liberalismo, en Amricahispana este credo avanza y se fortalece, en tanto que se multiplican losxitos blicos contra Espaa. Tal vez esta captacin determin el retorno

    de Robinson a Suramrica. Sera decisin que, desde luego, aorara en lslo como punta de proceso; su obra en la Nueva Granada y Bolivia tendrese sentido, pero llenndola de matices socialistas y armndola reciamente

    en las originalidades de su idearium personal.En este perodo de congestin europea, Robinson retorn de Rusia,

    por Alemania, a Pars. Y no se qued, sino que parti para Londres. El arriboa esa capital signica para Robinson un reencuentro con Andrs Bello,

    residente ah desde 1810. Los dos dironle lecciones a Simn Bolvar nio,

    en Caracas. (Bello era diez aos menor que Rodrguez).Durante su misin en Londres, donde permaneci algn tiempo

    [escribe Amuntegui, que lo supo por Andrs Bello], adquiri cierta

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    realizar experimentos docentes de muy recio garo revolucionario; para

    trasladarse, con las obras que ha escrito -vuelto ya con ellas un solo ser-,en busca de editores en una ciudad, en otra, en otra ms; para, unindose

    con Bolvar, proceder en grande, slo en grande. Peregrinar, mostrndosea veces duro, inexible, o dctil por excepcin, quizs por tctica. Nadielo manej nunca, ni hombre ni mujer, ni siquiera el Libertador. En losaltorrelieves de la historia, pocos se encuentran de personalidad tanreciamente integrada, de tantas energas, tan segura de s, a pesar de lapobreza y los fracasos. Orgulloso, escribe a los sesenta aos: Yo no dejarque me lleven a cuestas sino despus de muerto. Pobreza y fracasos, sonen Rodrguez basamentos para un empinamiento mayor.

    Hace tiempo termin arquitectnicamente, brillantemente, uno desus empeos vitales y trascendentes: educar y enrumbar a su discpuloSimn Bolvar, que se le volvi un Emilio ciclpeo tan colosal, que Amrica,Europa, hablan de l en trminos de magna admiracin. Hubiese podido yamorir Simn Rodrguez por este tiempo, y habrale bastado aquel ttulo deMaestro del Libertador para que su nombre, en la historia, aparecieraprofunda e indisolublemente unido al de su discpulo. Sin embargo, deesta bien conquistada grandeza, no se detiene en su ir. Quiere penetrar

    resueltamente en la plasmacin de una segunda vocacin suya, paraaadirla a la ya cumplida y ponindola concomitante con ella en riquezagerminal.

    Al viejo amigo suyo, el general Otero, hcele la condencia:

    Yo dej la Europa para venir a encontrarme con Bolvar; no para queme protegiese, sino para que hiciese valer mis ideas a favor de la causa. Estasideas eran y sern siempre emprender una educacin popular, para dar ser ala Repblica imaginaria que rueda en libros y en los Congresos.59

    Mirando hacia atrs y simultneamente hacia delante, llega a trazary a describir su propia parbola:

    La suerte de mis compatriotas me llev al patriotismo [el conspirador,cuando Picomell]; el patriotismo, a Napolen [o sea a Europa]; Napolen, aBolvar [para compararlos y verlos al uno vencido y al otro triunfante]; Bolvar,a Venezuela [a pensar en la patria, partiendo del texto del Juramento en el

    59 Carta de Simn Rodrguez al general Francisco de Paula Otero, desde Lima, el 10 de marzode 1832.

    60 SIMN RODRGUEZ: Sociedades ... pg. 16.

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    el nombre de Colegio Cuzco, aprovechando la casa de los extinguidos jesuitas, incluso la iglesia; ah quedarn, fusionados en uno, los antiguosestablecimientos de San Bernardo y del Sol.

    Y los bienes de eclesisticos empiezan a utilizarse para el serviciosocial. El dinero para las fundaciones, segn lo ordenan los decretos,provendr de los fondos de los religiosos Betlemitas, en su totalidad; a losfrailes se les ordena trasladarse a su convento central en Lima. Han desumarse a esas rentas cuantiosas, las que tenan los colegios fusionados, msla Caja de Censos y Temporalidades (frutos que perciban los eclesisticosde cargos con renta).

    Estas disposiciones sobre los bienes de eclesisticos y la movilizacin

    de conventos sern elemento que, meses ms tarde, cuando sean repetidaspor el Libertador en Bolivia, se volvern contra Simn Rodrguez, a quiense le acusar de hereje, ateo, impiadoso y francmasn, para destruirlo. Elmaestro va tomndole el pulso al problema, desde entonces, pero su vigorlaico no se amengua.

    Al continuar la olmpica gira en que van -han pasado por los pueblosde Tinta y Lampa- , y al llegar a Puno, escrbele el maestro al coronel DiegoIbarra, para pedirle que le traiga los libros y efectos personales que dej

    encargados en Bogot al doctor Miguel Pea. En ese pliego se graban tantola energa siempre segura, siempre en su centro, como la riqueza sardnicadel educador: Haga usted encajonar todo, sin ahorrar gastos; haga ustedcerrar, clavar, forrar, sellar, ligar, hembrear etc., y con todo, pagar cinco misasal padre Margallo para el buen xito.

    En la ruta hacia La Paz, el Libertador escucha el saludo deChoquehuanca, que el maestro caraqueo debi de aplaudir con fervor

    alborozado: Con los siglos crecer vuestra gloria, como crece la sombra cuando elsol declina.

    El abogado peruano, mestizo, culto, aplicle a Bolvar con acierto elverso de Virgilio: Majoresque cadunt altis de montibus umbrae.

    A orillas del lago Titicaca, en Zepita, esperle Sucre a Bolvar ysus acompaantes; juntos atravesaron el Desaguadero y el 18 de agostohallbanse ya en La Paz. Esta ciudad no constitua entonces ni punto focal,ni centro de signicacin; todos los mecanismos polticos, religiosos,

    administrativos y culturales de importancia hallbanse en la antigua

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    y por romper en mucho con las costumbres educativas coloniales. Nadiequiere ver, examinar, estudiar, para un juzgamiento limpio, sereno; todoscritican y condenan, adulterando y falseando. Al encontrar Rodrguez

    clausurada su Escuela Modelo y desarticulado el plan en desenvolvimiento,se indigna; presenta la dimisin y pide el pasaporte. A los treinta aos, elmaestro repite la actitud erguida que tuvo en Caracas, cuando el Cabildono le acept su proyecto de reformas a la educacin. All renunci; aqu,ahora, renuncia. Sabe hacerse valer. En toda renuncia voluntaria hay, porotra parte, un acto de fortaleza.

    Rodrguez se present en Bolivia con ideas que, ante un nicoalfabeto comn y una nica gramtica de pensamiento, parecieron en

    extremo audaces; tanto, que no sern admitidas, muchas de ellas, sino cienaos ms tarde; se anticip demasiado, revolvi en extremo; y todo graninnovador se convierte en vctima: sus coetneos lo acosan y martirizan,cuando no lo estrangulan.

    Todo luchador comprende, mejor que los otros, la situacin en quese ve; los dems, son solamente peleadores, si es que pelean. En Rodrguezhubo un varn de agudsimo sentido de lucha; por lo mismo, entendi loque pasaba, y lo dijo con valeroso desplante, que pareca voz de siglos: Hayideas que no son del tiempo presente, aunque sean modernas; ni de moda,aunque sean nuevas. Por querer ensear ms de lo que todos saben, pocosme han entendido, muchos me han despreciado y algunos se han tomadoel trabajo de ofenderme.

    Bolvar es informado, de tiempo en tiempo, de cuanto acaece enChuquisaca en relacin con Rodrguez86. Lo hace Sucre parsimoniosamente;se queja de que en seis meses ha invertido el maestro ms de tres mil pesos

    en raciones alimenticias, carpinteros, profesores auxiliares y empleados: Ano ser que don Simn es tan honrado y que no tiene un peso, padecera sureputacin; casi todos lo tienen por hombre de bien a toda prueba; pero ssin orden ni mtodo para sus establecimientos87. En eso va el problema:en que parece que no hay disciplina, la disciplina en que Sucre fue siempretan exigente y enrgico, y de la que dio ejemplo a todos. Pero, puede ser

    86 Estos informes de Sucre no llegaron tal vez nunca a manos del Libertador, que ya haba partido

    hacia la Nueva Granada y Venezuela.87 Carta desde Chuquisaca, el 4 de Septiembre de 1826. Como el Libertador dej el Per unda antes, el 3, esta carta debi de recibirla en Bogot, si es que se la enviaron.

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    metdico algo que nace; puede eso ser sometido a planeamientos exactos,ntidamente regulados? No se estaba continuando, manteniendo un status,sino forjando una novedad integral. Por lo que hace a gastos, no parecen

    exagerados esos tres mil pesos en seis meses, si el Decreto de Bolvar leasign al Director precisamente esa suma: quinientos pesos por mes (seismil por ao), que Rodrguez los gast ntegros en aquello que plasmaba, sinretener nada para s, a pesar de que ese era justamente su sueldo. Ningunode los dos cedi, en el lapso de discusiones y cruzamiento de palabras: Sucreexigi mucho; Rodrguez no pudo abarcarlo todo porque no era hombrepara esa laya de actividades complejas, l era un educador, un pensador, unidelogo, nunca un administrador u organizador estatal.

    Lo que Sucre calicaba de capricho, Rodrguez lo tomaba por rmeza.Las acciones y las actitudes, cuando se sitan en puntos extremos, cierrantoda posible solucin. Los puntos extremos no son el S y el No, sinola interpretacin de un mismo hecho en dos sentidos contrapuestos: lainsolubilidad proviene no del actuar sino del entender. La herida corrosivay de hueco profundo en el maestro mustrase en estas palabras suyas, enuna carta a Bolvar desde Oruro el 30 de septiembre de 1827:

    Porque soy incapaz de perdonar una injuria, no quiero saber que me hanofendido; es cuanta generosidad puede esperar de mi una amante o un amigo.

    Cuando habla de Sucre, varias veces, en su obra El Libertador delMedioda de Amrica, publicada cuatro aos ms tarde en Arequipa, le trataal Mariscal siempre con dignidad, con altura y hasta con elogio; preere no

    saber que le ha ofendido, porque en algn momento lo consider amigo.Pero en el instante mismo de la ruptura y deslinde, Sucre tuvo en Rodrguezsu Fiscal. Porque no hay ser que de la presencia de tal Fiscal pueda evadirse, si

    la vida es presencia de fuerzas que, aprueban o condenan. LamentablementeSucre, presionado por sectores polticos, sociales y religiosos, no avizor losreales alcances, ni la dimensin revolucionaria del Rodrguez educador.

    * * * * * * * * *

    Tal vez no se hubiera conocido nunca el Plan Educativo que preparpara Bolivia Simn Rodrguez, si el propio autor no lo hubiese publicado

    como Nota nal de su obra El Libertador del Medioda de Amrica,aparecido en Arequipa en 1830. Interesa sin duda el Plan en s; pero muchoms importa advertir que en ese texto, subtitulado Sobre el Proyectode Educacin Popular hllase la mdula esencial del pensamiento del

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    documento hay un captulo, el IV, que crea la Cmara de los Censores, a laque corresponde especcamente, entre otras obligaciones y atribuciones,

    dictar:

    Todas las leyes de imprenta, economa, plan de estudios y mtodo deenseanza pblica; y proponer reglamentos para el fomento de las artes y lasciencias [Artculo 59].

    Era una anticipacin a una indispensable poltica nacional de cultura.Se advierte ah una accin fecundadora directa de Simn Rodrguez; tantoms evidente cuanto que el borrador se termin de redactar en Chuquisaca,en aquellos nales de 1825. El consultado fue el maestro, el nico humanista

    de entidad capaz de captar y justipreciar las ideas creadoras de su discpulo.En el texto constitucional se le enaltece a la educacin hasta el trminoms encumbrado: no se la lleva a un simple Ministerio, sino que se laencomienda a una Cmara, es decir, a una entidad de carcter legislativo,cuyas disposiciones habr de acatar y cumplir el gobierno.

    Hacia nes de 1826, con los doscientos pesos que le prest un

    abogado, deja el maestro a Chuquisaca, silente, casi enigmtico. Qu harall el gran desterrado? Nunca en su vida sufri derrota mayor! En el

    Diario de un poeta escribi Alfredo de Vigny: El hombre fuerte crea losacontecimientos; el dbil soporta lo que el destino le impone. Rodrguezse supo fuerte siempre! Para cada da nuevo tuvo una nueva cabeza quequisiera y pudiera retar.

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    QUINTA PARTE

    El Escritor

    Cuando a Rodrguez la vida le quita una posibilidad, l descubrediez para reemplazar lo perdido. Lo mismo que su discpulo, l integrael escassimo nmero de los indestructibles. No decae, no cede. Avanza,incluso sin Bolvar.

    Al ver talados sus mejores rboles, piensa en sus ideas -tantas ytantas, sobre cien cuestiones- y decide publicarlas. Esta ser su magna tarea:producirlas, tratar de lanzarlas en libros, folletos, prensa; en ese guerrear seempear durante todo el cuarto de siglo que le queda de vida. Podr decircon Gorgias: crear es mi deleite! Empieza a extinguirse en l, aunque no deltodo, pues lo ser hasta el n, el educador que hace docencia directa, con o

    sin fundaciones. Abrir nuevas escuelas, en uno u otro punto, o dar clases:lo necesita para subsistir. A cambio de este semiabandono o autodespojo deuna trayectoria que consider fundamental el maestro, emerge el escritor,el escritor hercleo, el de las ms recias originalidades en fondo y formavueltas unidad estructural nica, en la Amrica de su tiempo. De prosperarlos empeos en Chuquisaca, tal vez se hubiese perdido, al menos en parte,el cmulo de trabajos que ir desprendiendo en esta ltima parte de suexistencia. Se produjo, as, por obra de factores no controlables, una inmensa

    ganancia para la historia de un hombre.Rodrguez comenz sus anotaciones primeras, para lo que escribira

    despus, durante su correra larga por el Viejo Mundo. Mis borradoressobre la Instruccin Pblica tuvieron principio a nes del siglo pasado, en

    Europa, donde viv enseando por espacio de muchos aos, expresa enla presentacin de su libro Luces y Virtudes Sociales. Lo que redacta ahoracomenz a escribirlo en Chuquisaca, en los cuatro meses posteriores ala renuncia que hizo de Director de Educacin; va a continuar el empeodurante su estada en Oruro. El silencio de Bolvar, el distanciamiento conSucre, ninguna esperanza de reemprender en gigantes empresas educativas,

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    usted? Mi viaje desde Londres fue por ver a usted y por ayudarlo, si poda; misltimos aos los quiero emplear en servir la causa de la libertad; para esto tengoescrito ya mucho; pero ha de ser con el apoyo de usted; si no, me volver a Europa,donde s vivir y donde nada temo.

    Abandona a Oruro, a Bolivia, y viaja a Arequipa, a pesar de quesospecha disgustos y hasta extorsiones all. Probablemente ya est casadocon la boliviana Manuela Gmez. Esto nos lleva a dudar sobre la fecha exactade la muerte de su esposa de Caracas.91

    En la poblacin de Azngaro, en la ruta de Oruro a Arequipa, Rodrguezhace alto; necesita ganar algn dinero para proseguir; quizs se qued porvarios meses. All fue visitado por un viajero francs, Paul Marcoy, quien

    dej en su obra La Tierra y sus habitantes (T. II, pg. 391) un relato reveladorsobre el encuentro. Qu inmenso estoicismo de vida, y cunta pobreza!Qu adensamiento, a la vez, de la ntima sustancia interior! En esa tiendade venta de velas debi seguir preparando Rodrguez las pginas que luegopublicar en Arequipa.

    * * * * * * * * *

    Simn Rodrguez nace para el mundo como escritor, en Arequipa,a donde llega cargado de sus cajones con manuscritos y libros. En treintay cuatro aos no haba dado a conocer nada de sus escritos, desde quepresent al Ayuntamiento de Caracas en 1794 sus Reexiones sobre losdefectos que vician la escuelade primeras letras. Aquellas veinte pginasde juventud, medulares y rebeldes, slo fueron seguidas ms tarde poranotaciones aisladas en que detallaba sus planes educativos, en Bogoty en Chuquisaca. Todo iba redactndose en silencio y con el placer de

    Proust de hacer de cada pgina y de cada frase un lugar privilegiado. Y bienpudo empezar el autor, como Maquiavelo El Prncipe, con una declaracindifana:

    Con mi libro podis comprender en pocas horas lo que yo no he conocido

    91 En una carta de Rodrguez a Bernardino Segundo Pradel, desde Trilaleubu, el 19 de agosto de1836, se lee: Empese usted con el seor Jarpa o con su coadjutor tenga ya una recomendacin,que es tener mujer moza y un muchachito que poner a cuidar la puerta mientras yo est en la

    torre del campanario. Ms tarde escribir: Mi familia se compone de 2, una mujer y un nio.En la partida de defuncin del maestro se establece que tuvo dos matrimonios; que la segundaesposa se llamaba Manuela Gmez, natural de Bolivia, y que dejaba un hijo: Jos Rodrguez.Manuela muri antes que su marido, y el hijo les sobrevivi a los dos. No dej huella.

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    el de la Independencia, sino el de una suspensin de armas. Algo falta,muchsimo falta. El Nuevo Mundo todava muy hispnico no quiere expulsarde s el pasado: Vergenza da el decir que en el siglo diecinueve los hombres

    que se creen ms distantes de los errores antiguos, sean los que estn msimbuidos de ellos. Acaba de experimentarlo el maestro, en su derrota deBolivia. El panorama general, por lo mismo, es oscuro. Su palabra terminante,para nalizar el Prdromo, se presenta enftica: En lugar de pensar en

    medos, persas, en egipcios, pensemos en los indios!.Este largo trazo de pensamiento republicano, en veintiocho pginas

    muy densas que retan con ideas y originalidad, tambin con un maanaconvocado en ese ahora, fue un acto de presencia inicial magnco del

    escritor-educador. Su palabra comenz a penetrar, para el gran tatuaje dedoctrina que se requera en la Amrica de entonces y de despus.

    Arequipa fue ciudad benvola para el gran educador, forzado aoperar lejos de la gida de Bolvar. Hace el poblado contraposicincon Chuquisaca. Los arequipeos, al menos en parte, entendironle almaestro y le ayudaron, haciendo real alianza con l para que efectuasesus publicaciones. Inicialmente, el Prdromo, trabajo de pensamiento enprofundidad y desconcertante para muchos por la novedad en el textoy en la forma de redaccin, no fue entendido por la mayora. Cinco aosms tarde, dir el autor: El Prdromo anduvo por las tiendas, envolviendoespecias... Ahora, en Lima, lo buscan; se aprecia hoy lo que se despreciayer. Se lo comprendi despus, cuando la marea hubo de cambiar. Y estarealidad, de avance lento, respecto de todos los escritos de Rodrguez, rigipor muy largo lapso: hoy, a ms de cien aos de su muerte, se advierte aln su grandeza. Y su ciudad nativa, mirando la fortaleza, se enorgullece en

    l, dndole su nombre a una Universidad.Casi enseguida -los enseguidas de entonces corresponden siempre aplazo alargado, propio de vida lenta- entra en prensa en Arequipa un librode gran marca: la defensa de Bolvar, se titula: El Libertador del Medioda de

    Amrica y suscompaeros de armas, defendidos por un amigo de la causa social.Son 160 pginas, terminadas de imprimirse en enero de 1830.

    A esta obra hay que calicarla de escrito noble, de escrito valiente. Es

    el maestro que respalda integralmente a su discpulo, ofendido y calumniado

    en el Per. Rodrguez se empina hasta el desafo; los atacantes tieneninmenso poder destructivo: Bolvar, en ese momento, es ya calicado en

    el Per de enemigo nmero uno del pas. Acaba de nalizar la guerra

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    colomboperuana; la haba declarado el propio Libertador, en defensa deBolivia invadida por tropas peruanas. La batalla de Tarqui (27 de febrerode 1829), dirigida por Sucre, termin la con derrota del Per, cuyas tropas

    comand el general Agustn Gamarra, agresor de Bolivia y luego Presidentedel Per aquel 1830. Antes, haban aparecido libelos infamantes, destinadosa destruir el nombre y el carisma de Bolvar. Rodrguez, al leerlos -no habasalido de Bolivia todava, irguise rebelde y empez a escribir, contra elmarqus de Riva Agero, contra Vidaurre, contra todos los atacantes y

    vilipendiadores. Tambin en su nimo haba una conciencia de hroe.Las divinidades infernales de la ingratitud, el rencor y el odio contra

    Bolvar se alzaron en el Per muy pronto, a raz de su partida en 1826. Se

    habla mal, quizs desde antes, de los militares colombianos; del Libertadorpor haber acosado a la nobleza de Lima, fustigndola en las personas delos marqueses de la Riva Agero, Torre Tagle y Berindoaga (fusilado ste

    por traidor); se recuerda con inquina la constitucin de Bolivia con dosprovincias del Alto Per. Recalcan intencionadamente sobre la entrevistade Bolvar y San Martn en Guayaquil, que termin con el retiro del juegopoltico y de la actividad militar del general argentino; se le dan al Libertadorlos calicativos de tirano, ambicioso, hombre lleno de maniobras. Rodrguez

    toma su lanza, a lo Don Quijote, para afrontar la pelea, para situar a salvoa su discpulo y su obra. Construye por escrito una inmensa pirmideindestructible y vigila la edicin del libro en la Imprenta Pblica de Arequipa,al mismo tiempo da clases en una escuela primaria por 1 abierta y queatiende a una modestsima tienda de venta de velas. Este contraste entre unvivir muy en pobreza y un escribir pginas de altura ingente, dan la medidadel hombre. Dos peldaos que denuncian la increble sntesis espiritual y

    una anttesis material.La Defensa de Bolvar viene concebida como un inmenso alegatojurdico, escrito en muy severa lgica. No se hace la apologa del hroe,que habra sido tarea menor, adecuada al lenguaje romntico de la poca,que no penetr en el espritu de Rodrguez, ni en su estada en Europa nien la subsiguiente en Amrica. Se presentan razones en superabundancia,pruebas, demostraciones que llevan a un categrico convencimiento. Nohay nimo de reverenciar, sino deniciones, anlisis, atestiguaciones, hechos

    y principios. Parte el autor de este aserto: La causa del general Bolvar esla causa de los pueblos americanos. No es Bolvar el defendido (en el libro),porque no lo necesita; se deende la causa de los pueblos, justicando las

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    intenciones y la conducta de sus jefes. Se va entonces a mensurar la rbitaque, generada en el hombre Bolvar, crece y se ensancha en la obra.

    El cuerpo del delito queda determinado en tres puntos generales:

    Atacan su carcter, llamndole tirano. Delatan su conducta: actos dearbitrariedad, violencia, venganza, despotismo, crueldad, injusticias. Denunciansus intenciones: esclavizar a los pueblos y coronarse. Toma enseguida lasacusaciones una a una, sin esquivar nada; y las refuta, las destroza, las pulverizacon pruebas y argumentos irrebatibles.

    Esta Defensa de Bolvar, ms el Prdromo, crearon el nombre de ungran escritor, para la historia y para lo vivencial humano, jndolo en su

    enorme originalidad. Los libros y folletos posteriores, conrmarn ese valer

    preeminente. En Rodrguez, en ninguna de sus producciones hubo seal dedecadencia; tom la cima y se qued en ella.

    La historia otorga siempre excepcional honor a quien haya sido elprimero en algo importante para el avance del hombre. Simn Rodrguez,en esta Defensa, fue el primero en hablar de la Independencia Econmicaque requera la Amrica libertada por Bolvar: La Amrica espaola -lodice en 1830- peda dos revoluciones a un tiempo: la Pblica (o Poltica) yla Econmica. Las dicultades que presentaba la primera eran grandes: el

    general Bolvar las ha vencido, ha enseado o excitado a otros a vencerlas.Las dicultades que oponen las preocupaciones a la segunda, son enormes;

    el general Bolvar emprende removerlas, y algunos sujetos, a nombre delos pueblos, le hacen resistencia en lugar de ayudarlo. Deja jado que la

    revolucin econmica fue iniciada por el propio Libertador, quien, en efecto,determin los cambios iniciales en ese rumbo, ya con las leyes agrarias,ya con las regulaciones sobre indgenas principalmente; aparte de que al

    menos las rentas de los cuantiosos bienes eclesisticos en Bolivia y el Perquedaron destinadas a la educacin pblica. Al hroe magno faltronle almenos treinta aos ms de vida!

    Para complementar su aserto de poderosa captacin futurista,el maestro escribi esta frase de consistencia capital: La guerra deIndependencia no ha tocado a su n!. No ha tocado a su n ni entonces,

    ni hoy.En otro de sus trabajos -El Extracto de la Educacin Republicana-

    Rodrguez insiste, posteriormente, en la Independencia Econmica:Si los americanos quieren que la Revolucin Poltica, que el peso de las

    cosas ha hecho y que las circunstancias han protegido, les traiga verdaderos bienes,

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    jar premisa, penetrar y extraer la conclusin. Con frecuencia, sin embargo,

    avanza con deducciones en serie, segn el mtodo socrtico -Bolvar lellam el Scrates de Caracas-; y las ms de las veces, volterianamente

    y con especialsima delectacin, decora sus exposiciones con sutilsimospuntazos o burlas no poco corrosivos. Este hacer, de entre serio y broma,aplicado a lo escrito y an a lo vivido, desconcertaba a los ingenuos, a losserios y a los suspicaces; tambin a los malintencionados. Haba que romper-el maestro lo hizo con abierto desenvolvimiento- las marcas, los recuadrosy los cercos en que se encajonan y tapian gentes e ideas.

    * * * * * * * * *

    La inteligencia polifactica de Simn Rodrguez hzose presente enArequipa con una publicacin de carcter cientco. Necesitaba no asxiarse

    en pobrezas; los libros no otorgan dinero a los autores sino por excepcin, yno siempre a los mejores o a los nuevos; en tiempos de escasa cultura paraAmrica, como los del primer tercio de la centuria pasada, el maestro noalcanz tal vez nada de benecio con sus publicaciones; no haban nacido an

    ni la publicidad ni las relaciones pblicas, ejercicios de intencin y desmesura

    actualmente muy proclives al endiosamiento de mediocridades.En ese trabajo cientco, el educador caraqueo estudia larga ymeticulosamente, en pginas que le han encomendado los organismosociales arequipeos, el proyecto de desviar las aguas de un ro. Son sesenta

    pginas que se editan en la Imprenta del Gobierno, tituladas: Observacionessobre el terreno de Vincocaya con respecto a la empresa de desviar elcursonatural de sus aguas y conducirlas por el ro Zumbai al deArequipa.93

    Las que llama observaciones son objeciones de carcter tcnico a un

    proyecto presentado por dos empresarios. El gobierno quera la opinin deun experto como era Rodrguez. Se hacen anlisis cientcos que el autor

    llama, sucesivamente: Observaciones Fisionmicas, Observaciones Fisiogrcas,Observaciones Fisiolgicas y Observaciones Econmicas. Calcula, discute,plantea problemas, seala peligros a n de prevenir desaciertos; demuestra

    que conoce vlidamente, cientcamente, la geologa, la fsica y el clculo

    matemtico complejo; y como est en desacuerdo con el documento quese le ha entregado para evaluarlo, presenta su propio plan de trabajos.

    Con estas tres publicaciones, el maestro ha abierto ruta nueva en

    93Escritos de Simn Rodrguez . . . , T. II, pgs. 9 a 68.

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    de morir. Pocos hombres habr habido que hayan merecido menos el desprecio queyo, ni que hayan sentido ms la ingratitud. Qudense mis huesos en paz; no faltaquien los riegue de cuando en cuando con sus lgrimas; mis amigos saben dndeestn, aqu les envan sus suspiros, y esos no sufren comparacin con los inspidos

    aplausos de la vanidad.94

    Rodrguez escribi en esto un epitao para su discpulo, y tal vez

    llor de nuevo. En una carta a Bolvar en 1824, habl de lgrimas, aunquede alegra, entonces: Dgame lo que he de hacer para llegar cuanto antes,darle un abrazo y llorar de gozo.

    Deja Arequipa y contina el peregrinaje por el mundo, ya con unanica obsesin germinal: seguir publicando lo mucho que lleva escrito o

    planeado. Los fuertes truecan el dolor en nutricin; retan la amargura conla accin; con el padecimiento emergen ms poderosamente. Y llega a laciudad de Lima, despojado del boato ocial en que se movi seis aos antes,

    en La Magdalena. Como modesto maestro, abre una escuela.Aparentemente, la cada de Rodrguez ha sido de lo muy alto -

    Director General de Educacin para toda una Repblica- a lo simplementepracticado en muchos aos pretritos: la docencia en una escuela primaria;es decir, lo modesto, lo pobre, lo casi impalpable. Quien quiera se hubiese

    desarticulado, sumindose en vencimiento. No slo hubo el grave descenso;apareci, adems, la hostilidad.

    En el que gana o pierde de una existencia en crisis, Rodrguez seecha decididamente a ganar. Frente al vaco, los ataques, el tajante recortepor la desaparicin de su discpulo, el malentendido y el desencuentro contodos, asume una nica actitud: la de construir. Trabaja, encerrado en elalbergue de su soledad, que es cubo sin escapatoria, su libro Luces y VirtudesSociales que editar en Chile. Este trabajo le tom unos tres aos. E ibaen l cuando recibi una invitacin para trasladarse a Concepcin, dondehaba un colegio provincial muy requerido de profesores. El Intendente,Jos Antonio Alemparte, llam a Rodrguez y le ofreci el Rectorado. Viajel maestro, pero no acept el Rectorado sino apenas la direccin de unaescuela, con una asignacin de mil pesos que no le alcanzaban ni paravivir pobremente. El persistente acorde de esta existencia es la pobreza.Ya en actividades, cont con cooperadores; uno de ellos, Pedro S. Cruzat,

    dej descrito el establecimiento en que laboraban y hasta el mtodo del

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    pedagogo venezolano:

    Don Simn arregl su escuela rodeando un saln de escritorios cmodospara nios, con tableros y tiles en que se ejercitaban en contar, escribir y leer.

    Como el temblor del 20 de febrero de 1835 acab con todo, esos nios noalcanzaron a aprovechar sino muy poco; pero a jvenes que, como el que estoescribe, concurran a su casa, les alcanz a dar a conocer su plan algo ms quea ellos. Daba sus lecciones demostrndoles con cuadros sinpticos, siendo cuatrolos principales aplicables a cualquier estudio: el primer cuadro Fisionmico, queda nociones; el segundo Fisiogrco, que da conocimientos; el tercero Fisiolgico,

    que da ciencia; y el cuarto Econmico, que da losofa. Encuadren ustedes sus

    ideas, nos deca, para jarlas y retenerlas en la memoria. Al recordarlas parece

    que se ven los cuadros pintados en la pared o en los objetos a que se dirige lavista, comprendindose en ello lo principal y lo accesorio a la vez.

    Prohiba don Simn a los principiantes el uso de textos y los ejercitabaen demostraciones prcticas, introduciendo en ellas sus cuadros sinpticos, conexplicaciones al alcance del alumno. Nos deca: procuren ustedes almacenar ideas,y si les preguntan qu estn haciendo, digan: aprendemos todo y nada. En estosejercicios y en presencia de su laboriosidad constante lo acompaamos seis uocho meses a lo ms.

    Su idea ja era la preparacin de las Luces y Virtudes Sociales (el libro

    que tena casi listo para editarse). Se le sola or decir que algunos lo calicaban

    de loco cuando se propona desarrollar ideas en ese sentido. Ellos son los locos,

    responda, que en sus propsitos proceden contra la razn. Crea imposible entraren reformas sociales sin incomunicar una nueva generacin de las sociedadescorrompidas y corruptoras [impacto persistente de Rousseau]. Anhelaba por unensayo con nios de ambos sexos, establecido en alguna isla separada y a cubiertode los vicios ya encarnados en nuestras sociedades. [La coeducacin tard dcadasen adaptarse e imponerse en el mundo occidental].

    Con las conversaciones instructivas, chistosas y entretenidas solamostrasnochar oyndolo, sobre todo cuando se contraa a narrar sucesos acaecidosen sus viajes a pie en algunos lugares de Europa. En su trato y conversaciones

    tomaban igual parte alumnos y familia, en la cual entraba su sirviente, a quientambin sentaba a la mesa. Le acompabamos a tomar caf, y a falta de cafdio en preparar yerba mate en la misma cafetera.95

    * * * * * * * * *

    No slo regent una escuela en Concepcin. Jos Antonio Alemparte,que lo haba invitado a trasladarse a esa ciudad, tambin autoriz y coste,en la Imprenta del Instituto, la edicin del libro Luces y Virtudes Sociales. En

    95 SIMN RODRGUEZ. Escritos sobre..., pg. 194. La familia de que habla pudieron ser suesposa Manuela Gmez y su hijo Jos.

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    de las sociedades americanas, es la educacin popular, y por popularentiende general. Sujeto de la obra: el hombre social; no el individualcomo hubiese preconizado un adoctrinador de liberalismo puro

    sino el social; hay un gran avance, el propsito de la instruccin? Lasociabilidad; y el fin de la sociabilidad, hacer menos penosa la vida.Hay que instruir por mtodos y modos nuevos; hay que propagar laeducacin mediante una alta multiplicacin de las escuelas. Slo con laesperanza de conseguir que se piense en la educacin del pueblo -quehasta entonces no se educaba sino en modo muy relativo, a pesar dela vigencia de la Repblica-, se puede abogar por la instruccin general,o sea de todos. Ha llegado el momento de ensear a las gentes a

    vivir!, exclama el autor.En la problemtica urgente -entonces y an hoy- de formar,

    de preparar, de elevar a las masas, haba que insistir en el dobleeje: instruccin. Dar instruccin nicamente, significa inyectar en elestudiante conocimientos y saberes. Otorgar educacin quiere decirplasmar caracteres y voluntades, aptos para resistir la vida y el conflicto.El hombre completo posee uno y otro ejes.

    Para un xito del orden, el libro viene dividido en cuestiones;cada una fija un concepto cntrico al que aplica su criterio personal yoriginal casi siempre, el autor. Fluyen los asuntos en trama los unos conlos otros, como en los Tratados sometidos los puntos nicamenteal orden preestablecido por el escritor, quien se abstiene de nominarun plan.

    Por ah, como perdido o voluntariamente puesto sin relieve, elescritor habla de s: El autor (pgina 40) tiene el necesario talento para

    ser corts y para ser modesto. El haber estudiado exclusivamente, o conpreferencia, sea lo que fuere, es un mrito que exige consideracin. Lacortesa y la modestia son dos caractersticas del hombre civilizado einteligente. Y pide hablar de los pobres, como solicitando un derechosuyo tambin:

    Todos huyen de los pobres , los desprecian o los maltratan: alguien hade pedir la palabra por llos! Pregntese a nombre de los pobres, si tienenderecho a saber, si se les ensea y qu, quin los ensea y cmo, quin tiene

    obligacin de ensearles. Si ser de temer que los pobres, instruidos en susdeberes sociales, crean que no deben trabajar para subsistir.

    Entre las otras muchas captaciones, el maestro piensa tambin en la

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    cerros a cuyo pie se halla lo vlido de la ciudad en sentido econmico.Hacia arriba, lo desposedo; hacia abajo, con anchura de mar, lo llamadodecente All, en lo alto, fue a conocerlo y visitarlo un viajero que se

    hallaba en el empeo de dar la vuelta al mundo en la fragata Oriental.Se llamaba Luis Antonio Vendel-Heyl y haba sido profesor durantevarios aos del colegio Luis el Grande de Pars. En Concepcin habaledo el Prdromo de Sociedades Americanas en 1828, publicado enArequipa. En una de las pginas encontr este principio: Fin de lasociabilidad: hacer menos penosa la vida, que concordaba con suspersonales convicciones, que eran las de la escuela francesa de Saint-Simon. Decidi localizarle a Rodrguez y lo encontr en Valparaso, el

    viernes 29 de mayo de 1840; lo cuenta en su Diario101: Apenas almorc baj a tierra y sub a un mnibus para hacerme

    conducir al Almendral, a casa de don Simn Rodrguez. El mnibus me dejen la plaza de Orrego y, tomando una callejuela que conduce a los cerros,me encontr en la casa del hombre a quien buscaba.

    Hallbase en medio de algunos alumnos a quienes daba una leccin dematemticas. Luego que supo que yo quera hablarle me hizo atravesar de nuevoel patio por donde haba entrado, y despus de haberme llevado a su cocina,a donde necesitaba llegar para encender un cigarro -Rodrguez fue fumadorpermanentemente, hasta el n de su vida-, me introdujo a lo que l llamaba su

    gabinete. Era este un aposento en el cual no haba ms muebles que un bufete,una mesa y dos sillas. Encima del bufete se distinguan algunos diarios y algunospliegos de papel, que estaban atestiguando que el dueo de casa era un escritor,y que trabajaba. Por aqu y por all haba algunos libros, pero no se vea nada quese asemejara a una biblioteca, aunque fuera pequea.

    La intimidad se estableci bien pronto entre nosotros. Don Simn Rodr-guez principi por leerme la continuacin de ese cuaderno titulado SociedadesAmericanas, que haba despertado mi curiosidad en Concepcin.

    Le habl entonces de la analoga que haba entre sus ideas y las deFourier y Saint-Simon. No haba odo sus nombres sino poco tiempo antes, y nohaba ledo sus obras.

    Los sabios franceses con quienes ms relaciones haba tenido durantesu permanencia en Francia, haban sido nuestros viejos profesores del Jardn dePlantas, los seores Vauguelin y Faugeas de Saint Fond, en cuya casa recordabahaber visto a Brard.

    Conversando de estas cosas, me cont que en el curso de sus viajes, quemuy joven lo haban conducido a muchas regiones de Europa y Amrica, haba

    descubierto el muriato de hierro nativo, del cual hay depositada una muestra enel Museo de Historia Natural bajo el nombre de Samuel Robinson, en que guran

    101 Cf. SIMN RODRGUEZ: Escritos sobre . . . , pgs. 14 a 17.

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    parte, o sea en el Prdromo aparecido en Arequipa, ms el texto que seentrega a circulacin ahora en Lima.

    Despus, nada del resto; los originales tal vez completos ya, se

    guardaron en un cajn. Cuatro aos ms tarde, Rodrguez continuarbuscando editor para la produccin entera: le escribe a su amigo Jos IgnacioPars, en Bogot, desde la ciudad de Latacunga (6 de enero de 1846):

    Tengo mi obra clsica sobre las Sociedades Americanas, que no puedoimprimir aqu porque cada letra cuesta un sentido, y despus no hay quin lea.En Bogot hay impresores, y lectores en la Nueva Granada, y puede hacersedistribucin a otras partes. Usted puede ser Mecenas, sin perder dinero.

    Jos Ignacio Pars no se volvi Mecenas; los originales quedronseexclaustrados, presos, agnicos. Cuando muri el autor, fueron a dar aGuayaquil, donde presumiblemente se quemaron.

    Concese el Plan General de la