Jean Paul sartre

48
.::. . , , ¡ .I BIBLIOTECA FILOSÓFICA 101 lEAN P AUL SARTRE ( 1905-1980) .....-- -._ ..••..... _- Ediciones del Orto

description

Filosofia de SArtre

Transcript of Jean Paul sartre

Page 1: Jean Paul sartre

.::. .

,,¡

. I

BIBLIOTECA FILOSÓFICA

101

lEAN PAUL SARTRE

( 1905-1980)

.....-- -._..••....._-Ediciones del Orto

Page 2: Jean Paul sartre

"":' ..' '::...-.--

BIBLIOTECA FILOSÓFICA

101

JEAN PAUL SARTRE

( 1905-1980)

,

¡ .

I!1 __._ ••••••••__

I Ediciones del Orto

Page 3: Jean Paul sartre

Colección

Filósofos y Textos

Director

Luis Jiménez Moreno

Primera edición 1999

(l:j Cecq¡" I';;eto ('~i1vvas© l:.üiL.laNE~ Df.~.CK¡:¡

el San Má;.; 'TI" .i: , 'T' liEdificio LVUO

28041 Madrid

I.S.B.N.: 84-7923-215-3Depósito Legal: M-34452-I999Impreso en España

Imprime: EDICLÁSel San Máximo 31. ~,o~2804 j Madrid

Encuadernación CayetanoMateo García 29. Madrid

ÍNDICE

1. CUADRO CRONOLÓGICO ; 7

A) Bio-bibliografia 8

B) Acontecimientos filosóficos y culturales 10

C) Acontecimientos políticos y sociales 11

n. EL PENSAMIENTO DE JEAN PAUL SARTRE .. 13

l. La Nada como Sistema 14

1.1. Tematización del término 14

1.2. Breve historia 15

2. La Conciencia 18

2.1. Antecedentes históricos 18

2.2. La inspiración filosófica de "Sartre 20

2.3. Prime!" ñ;ser,') rl.t' la ';)nclt,'ncia 21

2.4. Desarrollo "ntl'\."';;lC,) do:. la COllc;~.ncj ~ ;1:-

tencional: el Ser y la :-Jaw. .. .' 21.

2.4.1. La conciencia C"l':U absoluto de exis-, tencia 22

2.4.2. El 'pour-soi' fundamento del 'en-soi' .. 242.4.3. El acceso discursivo a la Nada: la inte-

rrogación 252.4.4. La libertad 26

2.4.5. La angustia 27 .2.5. El ser de la conciencia 28

2.5.1. El para-sí. . . . .. . 282.5.2. La facticidad 29

Page 4: Jean Paul sartre

:::.. ..•~~-.-..

2.5.3. El ser del valor , . , 29

. , ,-:2.5.4. ho:posible como proyecto 30

2.5.5. El Tiempo , 312.5.6. El Conocimiento 32

2.6. El para-otro , 33 I2.6.1. Los otros (el prójimo) 332.6.2. La mirada 34

2.6.3. La presencia del otro 34

__ _~?:. El cuerpo '-' ._.. ,_, , 352.7.1. La facticidad o ser para-si. 35

,2.7.2. El ser para-otro 36

2.8. La acción: libertad, elección, compromiso,proyecto 37

3. Existencia(lismo) 38

4. La Critica de la Razón Dialéctica 40

4.1. El grupo 40

4.2. La génesis del grupo 1!3

·1 : l. La clase social 47 '

,l1r.3. Historia y Razón Dialéctica 49

5. Un pensador engagée , 56

III. SELECCIÓN DE TEXTOS 57

IV. BIBLIOGRAFÍA, 91

1

CUADRO CRONOLÓGICO

Page 5: Jean Paul sartre

Sartre Cuadro cronológico 9

A) Bio-bibliografia1905. Nace Jean Paul Sartre el

21 de Junio en la capital deFrancia, Paris. Su abuelopaterno, pariente de AlbertSchweitzer, era protestantemientras que su madre eracatólica.

1907. Muere su padre, politéc­nico, en Conchinchina.

1914. Estalla la Primera GuerraMundial.

1919. Su madre se vuelve a ca­sar otra vez con también unpolitécnico, director de losastilleros de La Rochelayéndose a vivir allí en u~denso ambiente burgués.

1917-1919. Es alumno del Li­ceo de la Rochela

1924. Después de la paz por elTratado de Versalles (1919),es aemilido como alumnof:1l 13 Escuela Normal Sl!pe­riO!, instiulC ór, francé~a t1r­

rr,uy altO ~''1:\;:¡:<, i,.t...l.:0­

.ÍU::!I, víVéT0 tic :._."mayores!::r,;ants de Francia, algunos:de los cuales fueron condís- Icípulos suyos, como Paul i,

Nizan y Raimond Aron, en- \tre otros.

1927-1929. Obtiene la lícencia­tura y la dificil Agregacióne~ Filosofia, a la vez que P.Nlzan y, quipl} serill mástarde su compañera, ~;imo­ne de Beauvo::-.

1930. Es llamado para hacer elservicio militar.

1931. Es profesor de Filosofiaen el Liceo de Le Havre.

Inicia la redacción de LaNáusea.

1933. Es becado por el Institutofrancés de Berlin; toma con­tacto con la fenomenologiade Husserl. Lee a Kafka yaFaulkner.

1934. Escribe La trascendencia

del ego, en la que empieza

a tomar postura frente a la. Iteoria de Husserl. Vuelve alLiceo de Le Havre como

profesor de Filosofia. I1936. Publica La Imaginación,una obra de psicología fe-

nomenológica. I1937. Publica El Muro. I1938. Publica La Náusea. I1939. Aparece publicada la obra i

Esbozo de una teoría de las Iemociones. Es movilizadoal estallar la Segunda Gue- l'rra Mundial y destinado a INancy. !

!9.l0. Se publica Lo imagina­rio, psicología fenomenoló­gica de la imaginación. P rsu obra El Muro recibe elpremio de novela. Es hechoprisionero en Padoux (Lo­rraine); imparte un cursosobre Heidegger a un grupode prisioneros sacerdotes.

J 941. Es liberado. Funda conMerleau-Ponty el Liceo Pas­~eur.

1942. Es profesor del Liceo Pas­teur.

1943. Publica Las Moscas, ElSer y la Nada. Colabora enla revista «Combat».

1944. Se estrena A puerta ce- • la paz 1 y 11. Participaciónrrada (Huis-Clos);. c{)noce ...;.'_ - en Viena en el 'Congresoa Jean Genet. . - de los Pueblos por la p'áz'.

1945. Con Merleau-Ponty fun- 1953. Viaje a Rusia. Se publica.da «Les Temps modernes»; Respuesta a Claude Lefort.publica La Edad de la Ra- 1954: Los comunistas y la pazzón, El aplazamiento. Da m.en el club «Maintenant» su 1955. Viaje a China. Publicaconferencia de vulgarización Nekrassov.del existencialismo, con una 1956. El colonialismo es un sis-concurrencia tan multitudi- tema.

naria que hubo desmayo~ __ 1.<L57. El fantasma de Slfllin".de damas y hasta de caba- Cuestiones de Método. Exis-lIeros, más tarde publicada tencialismo l'marxismo.con el título: El existencia- '1958. La constitución del des-

lismo es un humanismo. precio. Prefacio al libro de1946. Se publican: Refle.xiones Henry Alleg: La Cuestión.

sobre la cuestión judía. La Todos somos asesinos.puta respetuosa. La suerte 1960. Publica la Crítica de laestá echada. Muertos sin Razón Dialéctica. Viaja asepultura. El existencia lis- Cuba. Publica Los secues-mo es un humanismo. Ma- trados de Altona. Prologaterialismo y revolución. la obra de Paul Nizan Aden-

1947. Baudelaire, '-.~.•je-!,; sont A: a¿in.faits. ¿Qulfes la Lae:·Ci:-..J- ¡'¡51. rí'Jlv'''~ Los condenadosra? .10 In ~:yra, '-.:e r~r.t~ Fan-

1948. Las manos sucias. «En· non. P:.:tl::a i::1 pensamien-trevistas sobre polític<:l:'. ;;il to político de Patricio Lum-colaboración con D. Rous- mumba. El huracán sobreset y G. Rosenthal. el azúcar.

1949. Se publica La muerte en 1964. Renuncia al premio Nó-el alma. Establece una fuer- be! de literatura. Interven-te polémica con Lukács. ción en el coloquio de laHenIÍ Martin denuncia la UNESCO sobre Kierke-política francesa en. Indo- gaard. Se publican Las Pa-china. labras.

1950. Los días de nuestra vida. !067. L'IS ;>¡áSos SOl! fa fUenteGide vivo. Condena de d~ t"da justl(·ia. Prrtit;:naHenri Martin. ;:n el «Tribunal il~~erl'acio-

1951. El diablo y el buen Dios. aal de crímenes de guerra»1952. El 'affaire' Henri Mar- presidido por Bertrand Rus-

. tino San Genet, comediante sell, sobre la guerra del Viet-y mártir. ¡'os comunistas y nam.

Page 6: Jean Paul sartre

1968. Participa con los estu­diantes en la revolución dela Sorbona.

1971. Publica el Idiota de la fa­milia I y 11.

1972. El idiota de la familia 111.

1980. Muere en París.

B) Acontecimientos filosóficosy culturales.

1900-10. Freud, La interpreta­ción de los suelios; Husserl,Investigaciones lógicas.Bergson, La risa; Primeraexposición de Picasso enParis; Bergson, La evolu­ción creadora. A. Macha­do. Cantares; 1. Albéniz,Suite Ibería; Lenin, Mate­rialismo y empiriocriticis­mo. J.Benavente, Los inte­reses creados; B. Russell yl•.N. Wh'¡ehe:>d, Principia'II'!thematica. JuaJl Gris, ElPierrot

19: 1-20. f1us:·erl. Ideas; DiI­t.l¡cj, Los tipos de concep­ción del mundo. Marie Cu- ..•ríe, prerniQ "Nobel; Freud,Totem y Tqbú; Unarnuno.El sentimiento trágico de lavida. R. Tagore, premioNobel; M. Proust, ChezSwamn. Bohr, el átomo; B.Russell, Nuestro conoci-

. miento del mundo extericr.

Granados, G,,/e.<cas; J.R.Jiménez, platero y yo; B.Russell, La filosofia delatomismo lógico. O. Spen­gler, La decadencia de Oc­cidente.

1921-30. Wittengenstein, Trac­tatllS 10gico-philosophicllS;L Pirandello, Seis persona­

jes en busca de un Gutor;Joyce, Ulyses; Ortega yGasset, El tema de nuestrotiempo. De Broglie, la me­cánica ondulatoria; La es­cuela de Frankfurt, funda­ción del IllStituto para laInvestigación Social. Mue­re Lenin; Ch. Chaplin, Laquimera del oro; M. Hei-'degger, Ser y Tiempo. Freud,El porvenir de una ilusión.Lemaitre, el universo enexpansión; publicación dela revista neopositivista Er­kenntnis; Freud, El males­tar de la cultura; Ortega yGasset, La rebelión de lasmasas; Fleming, "la penici­lina.

1931-40. Bergson, Las dosjilentes de la moral y la re­ligión; Husserl, Meditacio­nes cartesianas; Buñuel,La edad de oro. K. Jaspers,Filosofía; publicación de. larevista del movimiento per­sonalista, Esprit. Publica­ción de los Manuscritos dejuventud, de K. Marx; G"Lorca, Bodas de sangre;Malraux, La condición hu­mana; R. Carnap, Sintaxislógica del lenguaje; H. Mi­Ikr, Trópico de Cáncer;Chadwick: el neutrón; Jo­liot-Curie: la radiactividad;Popper, Lógica de la inves­tigación científica; Ayer,Lenguaje. verdad y lógica;

Mounier, Manifiesto al ser­

vicio .... del" personalismo;Hussei-l, ..La" crisis de Ids­ciencias eupopeas Y la fe­nomenologia trascenden­tal; Picasso, el Guemica.

1941-50. Marcuse, Razón y Re­volución; Camus. El ex­

tranjero; Ortega y Gasset,La historia como sistema;Sartre, El Ser y la Nada;Wiener: la cibernética; R.

Carnap, Significado y nece­sidad; G. Ryle, El conceptode lo mental; Lévi-Strauss,Las estructuras jimdamen­tales del parentesco; Hork­heimer y Adorno, Dialécticade la 1I1lStración; Camus,

La peste.1951-1960. Wittgenstein, In­

vestigaciones filosóficas; T.de Chardin, El fenómenohumano; Marcuse, Ero!: yCivilizació,;; Lla<!ac' ¡.évi .

Strauss; 4nt;PP')legia ,es·tructllral; Samuel P.eck~tt,Esperando a Godot; ;. Bt'.f¡;man, Fresas salvujt:J; des­cubrimiento del ARN y delADN; Galbraith, La socie­dad opulenta.

1961-1970. Lévi-Strauss, El

pellSamiento salvaje. Mar­cuse, El hombre unidimen­sional. Althusser, La revo­lución "teórica de Marx ..Foucault, Las palabras ylas cosas. Chomsky, Len­guaje y pellSamiemo. Fou­cault, Arqueologia del saber.

1972. Piaget, Epistemología delas ciencias humanas.

c) Acontecimientos politicos ysociales.

1900-1920. Segunda conferen­cia de Paz en 13 Haya; «Se­mana trágic:l» en Barcelonay ejecuciÓn de Ferrer Guar­dia; proclamación de Chinacomo República; PrimeraGuerra \lundial (1914-18);Revolución Rusa; tennina­ción del canal de Panamá;consecución del sufragiofemenino. Aparece el parti- .do nazi en .-\lemania.

1921-1940. Desastre españolen el Annual (Marruecos);muerte de Lenin; accesos al

poder de \lussolini (Italia)y Stalin (Rusia); constitu­ción republicana en Espa­ña; guerra civil española(1936-39). Trotsky cae endesgracia Caida de 1" Bolsaue r::.ie\'a York. Triunfo nazi-:.n ,d, elecciones. AlfonsoVI:! . ~jca. Hider "'.< canci­ll~r dI:: Relch. La IY Inter­nacional. Comienza la 11Guerra \1undia1. El generalPetain es jefe del Estado fran­cés. Asesinato de Trotsky.

1941-1960. Japón declara laguerra a Inglaterra y EE.UU., y Alemania e Italia aEE.UU.; De Gaulle presi­dente del gobierno provi­~iona',; de.;pmb~rcL·en Nor­ffiJ'ldia; f1l1 de 1.\ gu~rramundial comier:;a 1<.guerraen Ind~hina; independenciade la India y Pakistán; el

problema palestino Y la

Page 7: Jean Paul sartre

12

creación del estado de Is-_:::cruel..La creación de la Re­

pública Democrática Alema­na (R.D.A.). Asesinato deGandhi; triunfo de la revo­lución comunista en China

y proclamación de la Repú­blica popular; guerra de Co­rea; triunfo de la revolucióncubana: Fidel Castro; inde­pendencia de Marruecos;muerte de Stalin; Kruschevprimer secretat10 del P.e.de la URSS. Derrota fran­cesa en Dien-Bien-Fu. Co­mienza la guerra de Arge­lia. La URSS invade a

Hungría; segunda guerraárabe-israelí; ley para la de­fensa del derecho del voto

de los negros en EE.UU.

Sartre

(Civil Sil! o/ Rights); trata­do de Roma y creación dela CEE; fracaso de la IVRepública francesa; comien­za la según da guerra en In­dochina.

1961-1980. M uere M erleau­

Ponty: independencia de Ar­gelia; Concilio Vaticano 11;

asesinato de Kennedy; in­surrección estudiantil en

Francia; invasión rusa deChecoslovaquia ante su agi­tación política Iiberadora: la'primavera de Praga'; Pom­pidou, presidente de Fran­cia; Bombardeo de Hanoi yHaiphong; Giscard d'Es­taing, presidente de Francia.

IIEL PENSAMIENTO DE JEAN PAUL SARTRE

Page 8: Jean Paul sartre

l. LA NADA COMO SISTEMA.

... ,-. - -'¡-;-1 Tematización del término

La nada es uno de los conceptos claves en Filosofiaen el mismo orden que el del ser y el del devenir. La nad~

-tiene un origen decididamente religioso. En el controver­tido libro de los Macabeos, del Antiguo Testamento laNada es una especie de materia originaria desde do~deY~v~h crea el, mundo. También, en el imaginario judeo­cnstIano, los angeles rebeldes son lanzados desde los cie­

lo~ hast~ l~ profundidades del abismo -la nada-, y esabajada slgmfica una pérdida progresiva de la entidad delsujeto, hasta la desaparición total de su ser, de su esencia.Los áng~les .caí.dos o demonios, son malos porque poseenun ser .~lsmm~ld?, metafisicamente hablando, por la de­gradaclOn entItatIva que Supone su caída en la nada no

por ?tra razón. La ~ondad, como la belleza y la unidad,pro~lene de la plenItud de ser. Esta plenitud implica uns~ntIdo, ~n orden, una unidad, una explicación y una ra­zon suficIente de todo cuanto hay v existe. Por eso dirá

Leibniz,(.P:·i.'1ci~;'"s:.'e /,~ natw·al.da y de la gracia) quehay razon suficIente pan q .~ ,{se dt' d s~r más bien quela nada». .

Pero ese_?ptimismo lei"::¡ziano sabemos que ha salta­do he~ho anIc?s po.r las brutales crisis naturales y políti­co-socIales. ~~Idemlas, terremotos, desastres de todo tipo,gu~rras fratn CIdas , locales y mundiales, etc., han conse­guIdo, cdn la contundencia de los hechos, que el hombrese vue~va hacia él mismo para preguntarse por el sentido

de la VI?a, ?e los valores, ~el mundo -«¿por qué hay algo~ no mas bIen nada?>~ (Heldegger)-, y por su propio sen­tido. El hombre, en VIrtud de todo ello, ha pasad..:; de pre­gu~tars~ por su ser a pregJJntarse por Sil cOildicióndé: ,er,de mqumr por su esencia a preocupar~e por su existenciade lo puram~nte objetivo a lo meramente subjetivo. E~suma, del SUjeto trascendental se ha pasado a la subjetivi-

LJa lIIU",VIIU

dad individual; del anima, identificada con la esencia, alanimus, identificado con la existencia, como en Sartre .

1.2 Breve historia

Este concepto de nada ha configurado un modo de fi­losofar distinto; la nada no tenía cabida en el pensamiento

griego, pues al ser se oponía simplemente, e~ ~o-ser, queera a la vez su negación y su límite de poSIbIlIdad. El ser, , . ,y el no-ser componían la totalidad de 10 real, sm mas, enla tradición que iba de Parménides a Aristóteles, pasandopor Platón. En el cristianismo la nada tiene cabida, pueseste concepto exige la existencia de un creador; la nadano se opone a la esencia, sino a la existencia; el ser hacedel no-ser griego un principio de parcialidad (recuérdesela dialéctica platónica del Todo/partes); el ser hace de la

nada un principio de finitud. El único ser no afect.ado ~orla finitud es Dios, tomado como Absoluto, ser mfiruto,perfecto, ilimitado,etc. Del Absoluto a la Nada se des­ciendel o, tomado al contrario, se asciende, imagen. per­fectamente religiosa y escatc1óg1cil del cielo/infiemo". .

En Hegel, el Ser y la Nada tiene!} el J11isrl~ov"lor VJf­

que es el Devenir «el concepto más alto y t(,~~¡" >. \;11 ~;devenir, ambos (ser y nada) se desvanect;.nJ• Ser 'y Naoason comparados como pura luz y como pura oscuridad,incapaces, pues, de dar razón de la realidad misma, por­

que si por una parte Was ist, ist die Vemunft (lo qu~ es, ~sla razón), por otra parte Was vemünftig ist, das 1st wlr-

I Lo afirma Sartre en La's Moscas por boca de Orestes: «Es prec!so baj,ar,¿comprendes?, bajar hasta vosotros, estáis en el fondo de un agujero, bienen el fondo ...»

2 Cf. Cecilio NIETO CÁNOVAS, Temas de Filosofia, AliC-ll1te, Ed. Clul:l Uni­versitario, 1998, 4" edición, pp. lOS Y ss.

3 Cf. G.W.F. HEGEL, Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, Primera Sec­ción, parágrafos, 86, 87,89.

Page 9: Jean Paul sartre

5 J.P. SARTRE, Baudelaire, Alianza-Losada, Madrid, 1984, p. 25.

(más bien nunca) se consigue, claro está, desde esta .Nadasistémica; el hombre está condenado, como en el mIto deSísifo a un eterno recomenzar.

El' existencialismo, corriente basada en este últimosistema, está resuelto a volver a ponemos en contacto co~la existencia real, tal como cada uno de nosotros debe VI­vida, y en la angustia oculta o declarada del abando~o, dela muerte, de la impotencia entitativa, del paso del tIempopersonal e individual, del fracaso, de la na~a, .

Esta reivindicación de los caracteres smgulares, me­ductibles de la existencia humana, fue opuesta por Kier- -- .. ---­kegaard ~l absolutismo intelectual del sistema,de He~el.Para Kierkegaard, como para Pascal, S. Ag':lstm~ Mamede Biran la meditación angustiada de la eXIstencIano essino una 'manera de vivir realmente la fe cristiana.

El existencialismo cristiano cuyo más auténtico repre­sentante es Gabriel Marcel, se conexiona a este tipo deexperiencia religiosa, como tam?ién lo son -y hacen­Jaspers, Soloviev, Chestov, Berdlaeff, Karl Barth, etc., y,en cierto modo, L. Lavelle y R. 1 e: Senne. .

La Otra fase delcxlstencialismo ..(l·..le ~e extIende des-de Martin Heideg3et ? lP Sartl'c, es le' 'del existencialis­mo llamado ateo, en dom'e '~as insp'racic,nes de H~gel yde Nietsz~he seconj ugan estrechamente con KIerke­gaard: despojada de toda presencia y de toda e~peranzadivina, esta forma de reflexión nos confronta sm apela­ción posible a la nada, «fondo sin fondo» de nuestra na­turaleza y de nuestra experiencia, «perpetuo fracaso sobreun fondo de tacitUrna indiferencia» . I

En estos últimos autores, los elementos metodológi­cos son los mismos: 1°) análisis fenomenológico (encuanto discípulos de Husserl) s('bre todL del ~uj~to,quien no es un ser social, sino a; esal' de la soci!'lúd; 1°)

i1•¡I

____________________ --=;):..:a::..:rtT:::e ~L::::a....:.T:.'.1l0~S:::O:::T1::::a _

4 •Lo confinna E. RANCH cuando escnbe: «Sobre esa observación intimista

[la existenc!a indivi?~I] se ~ía hacer literatura, teatro, poesía, pero nadacon ~retenslOnes obJetlv~~ y Científicas. Ni tan siquiera el lenguaje filosóficopo.~na captar la concreclo,l de la re.;:idad hUMaIU:.Precisamente esa era lacnllca de H. Marcus.: &1Swtre de L '¿tre el le "'éant. El lenguaje filosófico

f~casalx.l delant,e de.cu:rtos problemas. Asi i\.ierkegaard llegó a la conclu­slon de ~~7la SlluaCl?n del hombre sólo podía ser 'resuelta' por la teologíay I.a rehglOll». El Metodo dialéctico en Jean-Paul Sartre, Universidad deAlicante, 1983, p, 10.

klich, (todo lo que es racional es real), por tanto waswirklich ist, das ist vemünftig (todo lo que es real, es ra­cional); no obstante Hegel se apercibe que «la forma másalta de la nada por sí seria la libertad», aunque en su sis­tema esta libertad no es sino una utopía o una imposibili­dad, como se quiera ver, en pura lógica del sistema.

. En el sistema que constituye el ser, la existencia estáh~pot~cadapor la preocupación dominante de la physis, laCIenCIa;en el del devenir, lo está por la preocupación del~ historia, por las etapas temporales de los pueblos; en el~Ist~~a de la nada, el atractor principal es la existenciamdIvId~l; el acceso a estos sistemas es variado y se pue­de servIr tanto de la lógica y de la ciencia, de la historia,cuanto (sobre todo en el de la nada) de la moral (Nietzs­che) o de la conciencia (Sartre), siendo la vía común en

e~~e~ltimo sistema, la intuición, y, después, la form~la­ClOnmtelectiva de lo concebido, es decir la toma de con­ciencia de algo, su traducción a nuestro 'lenguaje íntimo

cuy~ exp~esión no es sino una formalización subjetiva d~la VIvenCIa,una traducción en términos de intimidad -me­d¡d~:·(e la imagmación-, cuya manifestación es la metáfo­ra4• Es·.~ existencia ~arecc de un fundamento sustancialque le asegtll, lii!a enriddu determinada; ésta debe serconst'uida, conquístada, producto de un proyecto, de U'ldeseo de plenitud, de realización entitativa: «el hombre espour-soi (~ovimiento, nada), aspirando a l'en-soi (ser yreposo)>>dIce Sartre en los Cahiers, (p. 108). No siempre

Page 10: Jean Paul sartre

mostrar la autonomía del yo, mediante una fenomenolo­gía de la:conciencia; 3°) ésta, coma no e~uájñmersa en-losocial, es en-sí algo vacío; 4°) al no poder 'mantenerse -elsuje.to enfrentado a la sociedad, pues es donde se puedereahz~r como tal, se cae (sobre todo Heidegger y Sartre)e? a,ctI.tudessal~adoras, deje, política e ideológicamenteslm~tncas:. fas~lsmo y comunismo, respectivamente, pre­tendlend? JustIficar la integración del sujeto en la socie­dad prevIendo que ésta será mejor, lo que es sino una pa­radoja desde la conciencia.

2. LA CONCIENCIA.

2.1. Antecedentes históricos

EI·tema de la conciencia es un tema clásico en la idea­l!sta fil~sofi~ alemana postkantiana, especialmente a par­tIr de FIchte . Kant remata su Crítica de la Razón Puracon la id~a de una apercepción trascendental, que mues­tra la u~ldad del «Id, d".nke» (yo pienso), y que debeaCOillp¿:!1ai a iadas n le~tras repí'e~wntaciones,o sea algoabsohlto no ~u::;tancial;igualmp'lt~ ei impcra~ivo cat;góri­co no se basa en fI<Jd¡¡sensible. Fiehre considera que elmaestro admite •.;,;;rtaforma de intuición intelectual en latoma de conciencia por el sujeto de tal imperativo, el cualno revel~ ~na realidad sustancial aunque sí una actividad.Esta act1Vldad,base de la teoría fichteana, no va dirigidaa la cosa en-sí, como en Kant, sino que se halla despro­vista de cualquier sustrato, desde donde brota la acciónpura (Tathandlung), la energía de la vida surgiendo de sí

6 . •

Aunq.ue su ongen se remonte a S. Agustin. Para éste el undamento del sa­

ber.~~lde en.la cert~ interi~r de laconciencia: «noliforas ire. in te ipsum.redl. m mtenore homme habltat ventas>, (no fuera, sino en tu interior habi-ta la .verdad), en lo que se anticipa a Descartes y a Husserl. •

misma; esta intuición intelectual preside todos los aspec­tos del ser humano y está presente en cada uno de sus ac­tos en cada momento de su conciencia.

'Para Hegel la conciencia posee mayor importancia:describe los lrrados o figuras de la misma (la conciencia:;, ~infeliz y la desgarrada) en un proceso dialéctico en cuyotranscurso el despliegue de la realidad y el de la concien­cia se identifican. La conciencia infeliz es el alma aliena­da, interpretación que tendrá su culminación trágica enMarx, con la conciencia de clase.- - La mayor atenciqn prestada después del idealismo a lapsicología y la influencia del positivismo contribuyeron adar al término conciencia un significado eminentementepsicológico, siendo el problema, desde entonces, su de­pendencia del yo, su carácter pasivo o activo, su sustan­cialidad, etc.

Desde Brentano se ha concebido la conciencia comointencionalidad, como relación entre un acto y su objeto;en este sentido es un puro Jaktum. La conciencia comoconjunto de relaciones intencionale$, es siempre «con­ciencia de»: todo pen,;ibír t" Uíi .ren;ibir-rle', tod0 rec:or­dar es un 'recordar-de', tonr qucrer ~~1111 'qllerel.'-(k·; hintencionalidad es mera correlaci!;n.

En Husserl la conciencia nC''1':", una mera correraciónsino una prefijación del modo de representación del obje­to' la intencionalidad es así el fundamento de la posibili­d;d de toda manifestación objetiva para mí; la realidaddel objeto (noema) está fundada en nuestra vivencia de él(noesis ). Simplificando, es el hombre el dador del valory sentido a las cosas que, por sí mismas, son indiferentese independientes a tal valor y sentido. La vida, la exis­tencia, el valor y el sentido se hacen patentes en la COi1­

ciencia. La intencionalidad de la misma m,Jlifiesta quetodo obJeto se revela ante un sujeto; el homore y su cir­cunstancia -frase husserliana popularizada por Ortega-

Page 11: Jean Paul sartre

\ .

Sartre

es el hecho primario de la experiencia, lo que lleva inclui­do que todos los objetos (científicos, ideales, reales, ima­ginarios, etc.) son objetos para un sujeto. Este sujeto es elYo trascendental, que no se confunde ni con el yo espiri­

tual ~i con el yo empírico, estudiado por la psicologia, yque hene al mundo por correlato de su intencionalidad.

De estos supuestos se deducirán una serie de proble­mas que harán de la fenomenología husserliana una fuen­te de inspiración de diferentes cuestiones que darán lugara tratamientos diversos; éstas son: el tiempo, el yo, laconciencia, el cuerpo, la libertad, los otros, la historia,etc. Sartre. se enfrentará con todas ellas 7. (Texto 1).

2.2. La inspiraciónfilosófica de Sartre.

Sartre toma, sin duda, algunos de los temas apuntadosanteriormente como: hombre, mundo, libertad, conciencia,proyecto, angustia ... , enfrentándose a ellos de manera di­ferente: no como temas de investigación lógica o. episte-

En la actualidad, la preocnpa('ión POJ ,,¡ tema d: la cor-:iencla es el¡{'rmedesde el punto de vista cIentífico; en ·del 'u, s~n ;egiór. ,!uienes se dedican aestudiar este tema bajo todos los áng~!os c,er.::::(;~·s posibles: desde el análi­sis de su composición neuronal, pllSan:;o por lá relación material concienciahasta el estudio de las modalidades de la conciencia. Basten citar, entre mu~chos otros, a científicos como Francis Crick, Ch. Koch, Gerald M. Edelman, \Tomaso Pogío, Antonio R. Damascio, R. Penrose, HarnerotT, lan N. Mars­hall, Jeny A. Fodor, Th. Nagel, Sejnowki, Rasmussen, Brian D. Josephson,Walter J. Freeman, Flanagan, Daniel Dennett y Patricia Churchland, ete.,ete., además de congresos multitudinarios, como el celebrado en el Centrode Ciencias de la Salud de la Universidad de Arizona y el que se ha de cele­brar en Miarni, o revistas especializadas como la australiana -y electrónica-­Psyche o él británico Journa/ o/ Consciousness Studies. Recieniemente dos

investigadores estadouni?enses, Giulio Tononi y el premio NobelGerand M.Edelman, plantean en la revista Science la hipótesi~ del núcleo dinámico dela conciencia, como glupos de neuronas que posee.l una mayor interactivi·

da? entre sí que con el resto del cerebro y que manifiestan dos propiedadesp~n~!pales: la !ntegración o unidad de los procesos conscientes y la diferen­ClaclOn, es decIr, poseer una gran variedad de repertorio de percepciones.

La filosotla

moló!!ica, sino como propios de la existencia human~: ,Laexist;ncia no es, pues, objeto de análisis científico smo

algo representativo de la singularidad del ser humano. Lafilosofia de Sartre se halla entre la filosofia idealista (re­duce el mundo a objeto de pensamiento, utilizando laconciencia como reflexiva únicamente), el irracionalismode Betgson (el conocimiento de la vida, de n~estra p:opiaexistencia es nuestra realidad radical) y la mfluencia de

Descartes'( en el cogito uno encuentra las raz~nes q~e jus-tifiquen lo real), frente a las que pretende: 1 ) restitUlr el _cogito al mundo, resalt~do su dimen~ión ~xiste~cial, ~O)

marcar el papel constitutivo de la conCIenCia y 3 ) la pno­ridad del ser sobre el conocimiento. Para llevar a cabo es­tos intentos, nada más apropiado que el método fenome­

nológico de Husser18; con él espera recuperar el I?undoreal y dar cuenta de la existencia del hombre. El ~nstt:u­mento adecuado será la intencionalidad de la conCIenCia: .toda conciencia es conciencia de algo.

2.3. Primer diseño de la C(N¡¡;i¿I~,-i::..

En este esquema intencional lie :z. ..;onclt·nC:t '.••:,,'.mos: conciencia I algo}=> conciencia de algo; sin ;;:.-':::,­

go aquí .no allarece el sujeto portador de ia concienci~.Husserl recurrió al Yo trascendental; otros, como los PSI­

cólogos, recurren al yo concreto y empírico. (Texto 2!.Sartre no puede recurrir ni a uno ni a otro:'En 1934 escn­bió Sartre la Trascendencia del Ego con el fin de mostrar

que el Ego no constituye parte de nuestra intimidad, sino

8 La fenomenología es uno de los hallazgos más importantes ~el siglo X?<

Tal denominación expresa la exigencia de abstenerse en filos·). la de toda I~­

terpretación inmediata del mundo y, evitando todo ~juicio, vol~erse hacIael análisis de lo que aparece directamente en la conciencIa. El anahsls feno­

menológíco aspira a ser u~ positivismo radical y se ~ropone atender nguro­sarnente a lo dado, a lo clara e inmediatamente expenmentado.

Page 12: Jean Paul sartre

que es exterior y trascendente (ajeno) a la conciencia. Nohay, en efecto 1.!nhumanismo hce.rojco,up~)'ó absol!Jto ycomunitario, como pretendía el idealIsmo; que unifique,mediante la acción, nuestros diversos yoes; todo lo con­trario, el hombre está arrojado al mundo de las cosas, delos objetos, con los que toma contacto de modo inmedia­to, irreflexivamente, (Texto 3), acto en el que el Yo estáausente todaví (lo que nos evoca, sin que haya identifi­cación, el término marxista de alienación). El ego y elmundo, objetos para la conciencia, se encuentran ligadosentre sí por la conciencia, absoluta e impersonal. La con­ciencia es un puro dinamismo intencional que se dirigehacia el objeto y, como tal dinamismo, está vacío de todocontenido; es un puro absoluto no sustancial, es decir,algo vacío (que más adelante será tematizado con lanada), quedando así diluido uno de los princip'ios básicosde la lógica occidental: el principio de identidad.

Los dos elementos básicos de este pensamiento son:la conciencia que, aunque es un flujo continuo de in ten­cionalidades, es también un permanente reenvío a sí; elobjeto que, en consecuen;;;a, es 'ljeno )' trascenc1.ente a laconciencia. "

La espontaneidad, la transparencia y la 'g~re:,;a de laconciencia (ella misma desconoce el afue!":l), por una par­te, y, pOi"otra, la inercia y la opacidad de las cosas, prepa­ran el planteamiento dialéctico entre el Ser y la Nada,fundamento de su obra posterior.

2.4. Desarrollo ontológico de la conciencia intencio­nal: el Ser y la Nada.

2.4.1. La conciencia como absoluto de existe,icia

La obra de El ser'y la nada (aparecida en 19'43, enplena agitación bélica y de la resistencia), subtituladacomo «ensayo de ontología fenomenológica», prepara el

existencialismo de los años de postguerra; esta obra esuna mezcla de descripciones fenomenológicas de la con­ciencia existente con un dualismo cartesiano radical izado

y con los conceptos de la dialéctica .hegel~a~a que A. Ko­jeve ya había 'sintonizado con el ~x1st~n~lahs~0. En esteensayo desarrolla la idea de conClenC1a mtenclOn~1 en elplano ontológico, según ha planteado en la anteno~ obrade la Trascendenciadel Ego. Comienza Sartre expomend?

que la filosofia moderna se caracteriza. por «h.aber reah­zado un progreso considerable al reduc1r lo eX1stente a laserie de apariciones ,que lo manifiestan»9, superando. conello los dualismos clásicos ontológicos, como lo mte­rior/lo exterior, el ser/el aparecer, la potencia/el acto, la

apariencialla esencia, lo finito/lo infinito y reemplazán~o­los por el monismo del fenómeno; sin embar~o el dual~s­mo coo-noscente/ conocido permanece todav1a, y la for­mula b~rkeliana del esse est percipi, que nos introduce en

la epistemologia moderna, dista de s~ la solución ~c~pt~blesin más' efectivamente, el hecho m1smo de perc1b1r nene

que ser ~ecesariamente previo al ser percibido. (Texto 4)...".La condición primaria del aparecer d\;~.ütj~t':",~;, 1;,

presf'ncia de un percipiens, ante quien aparece; {'<;er!'i"'~!­piens no es el sujeto, en el sentido ~anti~o del término,sino la subjetividad mis!pa la conC1enC1a; por tanto, unobjeto es objeto de conocimiento en cuanto es presen~e auna conciencia: «esto no basta, escribe Sartre, para perm1nr­me afirmar que esta mesa existe en sí; pero sí que existepara mí»lo; se trata de una relación de inmediatez de laconciencia con el objeto y con ella mism.a q~e p~ede tra~u­cirse como conciencia-objeto y conC1enCIa-S1; esta ffi­tencionalidad de la conciencia, este ser conciencia-de, este

apuntar a otro ser que no es ella misma (auténtica prueba

9 El Ser y la Nada, Introducción, 1.

10 Id" Introducción, 1lI.

Page 13: Jean Paul sartre

· Sartre

ontológica), es vivida por ella de un modo irreflexivo ensus actuaciones concretas; no~ay.cgno~in1iénto aún,perosí un saber prerreflexivo; la reflexión (e! ser conciencia -de­conciencia: esto es la subjetividad) pone de manifiesto laestructura básica de la conciencia intencional, aunque la re­flexión, por sí misma, no nos remite a un conocimiento temá­tico de la conciencia, ni a conciencia alguna anterior a laconciencia prerreflexiva, sino a la conciencia de sí comoexistente: toda existen.ciaconsciente existe como concienciade existir.

La conciencia como tal no tiene ningún fundamento apartir del cual haya"llegado a la existencia; es pura espon­taneidad, «un absoluto de existencia», pura 'apariencia, unvacío total (el mundo entero está fuera de ella), pura in­mediatez. Por estos motivos 'Sartre la considera, repeti­mos, como un absoluto.

2.4.2. El 'pour-soi' fundamento del 'en-soi',

Ahora bien, ¿el ser de la conciencia basta para fundarel ser de -la apariencia (el fenómeno) en tanto que apa­riencia? La conciencia es concienci2, 1e ~l~();~;:;t0sigtiif­ca que la conciencia nace apuntando hacia un ser qut. nóes ella misma; el ser implicado por la conciencia es ei oeesta mesa, e! de la lámpara; más en general, el ser ¿el'mundo.'

La conciencia, en palabr~ de Sartre, exige simple­mente que el ser de lo que aparece no exista solamente entanto que aparece; el ser transfenoménico de lo que espara la conciencia (ser para-sí: étre-pour-soi) es él mis- .mo en-sí (étre-en-soi), El ser del fenómeno, ¿es fenomenal?No, ni puede ser la propia conciencia, pues la concienciasin el mundo es la nada. Entonces, ¿qué es ese ser? Sartrerdoma la doctrina clásica eleática: el ser es; el ser es ensí; el ser es lo que es; no conoce la alteridad; pero es tam­bién 10 macizo, lo opaco, es la contingencia. La Náusea lorevela como absurdo e imprevisible. (Texto 5).

La filosofía

El ser de! fenómeno son sus manifestaciones. Cadauna de ellas no excluye a las demás, sino las complemen­ta' cada manifestación es (ella) y no-es (las demás), lle­v~ndo implícito en sí misma una ausencia, un algo quefalta. (Texto 6).

2.4.3. El acceso discursivo a la Nada: la interroga­ción.

Esto se hace patente en la interrogación. En ella se dauna triple negatividad: una carencia del sujeto (el no sa­ber); como la famo::¡aexpresión socrática (sol~ sé que nosé nada), la posibilidad de una respuesta negat1v~,(el cen­tauro no existe; en el caso de una respuesta posltlVa, unalimitación o determinación, que, como Spinoza advirtió,es una negación. (Texto 7).

Una vez aterrizado en este concepto, Sartre vuelcatoda su bateria argumentativa en preguntarse sobre el ori­gen de la nada: «La negación, como estructura de la pro­posición judicativa, ¿está en el origen de la nada ~, alcontrario la nada como estructura de lo real, es el onf;eny el !'-.mdamentode la negación?» El juicio de negación~~t'; so;,i<~nidoy condicionado por el no-ser, se respondeel pr ,pio Sartre; de ninguna manera podría ser de otromodo y, sobre todo, en la conciencia La condición nec~­saria para la negación es que «el no-ser sea una presen~laperpetua en nosotros y fuera de nosotros; que la nada In-feste el ser»,

El ser es, pues, preeminente para Sartre, frente a He-gel y a Heidegger (la nada se da como aquell? p,or locual el mundo recibe sus contornos de mundo), SIguIendola más recia tradición filosófica; el ser fundamenta a lanad'l, aU'uqueésta :mida en él. (Texto 8). .

Por consiZ11iente, la fenomenología del objeto y laactitud interrogadora del sujeto nos muestran una formade manifestación del ser sobre un fondo de no-ser, denada.

Page 14: Jean Paul sartre

• El hombre está en el mundo, se relaciona y se com-'- .0'0"_ - promete con él; estas relaciones del hombre con el mun­

do abarcan tant? !a espera como el proyecto; ambas pos­turas son negatlvldades: lo que todavia no es. El mundosurge ante el hombre como una negación.

Invirtiendo el razonamiento, Sartre afirma que «elhombre es el ser por el cual la nada adviene al mundo».

¿Qué clase de ser, entonces, posee el hombre para quepor él la nada se haga presente en el ser?

Difícil pregunta y más difícil respuesta, porque el ser---- no puede engendraninó al ser y de la,nada nada se deri­

va, como rezan los clásicos. Gracias a la capacidad de in­terrogación, el hombre puede considerar al ser como un

conjunto, tenerlo bajo su mirada global y, por ende, si­tuarse fuera de él por la actitud indagadora' de este modo

«deb.ilita la estructura de ser del sen>; el ho:nbre no puedemodIficar al ser en-sí, pero si puede modificar su relacióncon ese ser. Ese estar «más allá de» o ese situarse «fuerade» es estar allende una nada; esa posibilidad se Ilama,desde Descartes, libertad.

2.4.4 La /.ibert..:.1.. '

La .libertad e" enle~di¿'1 por Sart, e de dos maneras: a)como mtraestl1lC;:.,a de la conciencia y b) como conduc­~; I~ primera forma será desarroIlada más adelante por elpropIO autor. La segunda la considera como condición de

la nihilización (del mismo modo que la interrogación o laduda), es decir, es una relación consigo mismo en el cur­S? :te un proceso temporal o, dicho de otra forma, la posi­bIlIdad humana de distanciarse de lo inmediato. Comomuestra en la Imaginación. la imagen lleva en sí mismauna tesis nihilizadora: es la ¡:egación del ob;eto mismo(una cosa es el objeto y ot!"a distinta la ims;e:l que nos~ormamos de él; en consecuencia, y en este sentido, laImagen no-es el objeto), del mundo, en el que está ubica­do el objeto, y de la imagen misma (no es lo mismo la

imagen de algo que el recuerdo posterior de ella). Es esteun proceso psíquico de nihilización o la libertad funda­mental de la conciencia, lo que implica una escisión entreel pasado y el presente; esta escisión es la nada. En la li­bertad, el ser humano es su propio pasado en forma de ni­hilización; la conciencia se vive a si misma de modo con­tinuo como nihilización de su ser pasado. (Texto 9).

2.4.5. La angustia.

El hombre toma conciencia de su libertad en la angus- 7tia o, de otra manera, la angustia es el modo de ser de la 7libertad como conciencia de ser. Sartre es asi de tajante.De este modo se distancia de Kierkegaard (la angustiasurge ante las fuerzas psicológicas profundas e incontro­lables que condicionan al hombre al intentar conseguirempresas superiores y espirituales) y de Heidegger (la an­gustia surge ante la nada). En Sartre, la libertad comoconducta, produce indeterminación y angustia de la incer­tidumbre. Uno debe. elegir su propio comportamiento,está condenado a ello; la libertad no f.S, lJ\.'''<:, sino unacondena: la de la elección; j esta ríos lleva· a una C()'1~'a­dicción más profunda: mi '-0¡;,j'Jci2 y'mi' elec,~;AnJaheIl .dimanar de un yo que todavía no sey, n,á,"'.; O)

,¡{ay una situación de imposibiE~?.j:·· ante la angustia, laindecisión y su opuesto, la necesidad de tomar una deci­sión. En esta dialéctica se enjuga el existencialismo máspuro, y sus soluciones vienen dadas por Sartre, que opta­rá por la decisión, a pesar de todo, mientras que AlbertCamus, lo hará por la contraria, en el Extranjero. El hom­bre, para Sartre, no puede dejar de elegir.

La angustia le revela al hombre esta libertad ori~inariay en donde adquiere la comprensión de su ser, ?unque aveces el hombre enmascare la an~j:)tia e inte~.e disimu­lar su libertad. (Texto 11). Esta situación es la que deno­mina nuestro autor mala fe: se sustancial iza la concienciay la libertad aparece como una propiedad del ser «en que

Page 15: Jean Paul sartre

LO Sartre La filosofía

me he constituido»; las conductas de mala fe suponen unintento de vivir alguna dimensión de la realidad humanade un modo que no le es propio. (Texto 12). Sobre ese ca­rácter absoluto de la libertad humana descansa la diferen­

cia esencial entre el ser del hombre y el ser en-sí.

2.5. El ser de la conciencia.

2.5.1. El para-sí

La negación, 10 hemos visto, remite a la libertad; ésta,a la mala fe yesta, a su vez,·al ser de la conciencia comosu condición de posibilidad. En la segunda parte del Ser yla Nada estudia Sartre ese ser de la conciencia. Todo lo

que es en-sí remite a una identidad plena de ser; no ocu­rre así con la conciencia aun cuando decimos: «la con­

ciencia prerreflexiva es conciencia (de) sÍ»; este sí no re­mite a una esencia, a una entidad pura, sino que Sartre loconsidera como una manera de ser en equilibrio inestableentre la identidad (plenitud de ser), y la unidad como sín­tesis de una multip icidad. Es lo que llama el autor «pre­sencia ante sí») e el para-si, fundamento ontológico de laconcienciá. d :,er que ;:;:,lo ,;ue ps ebe poder ser el serque no es lo que /l(l es. tra~alenguas aparente que indica:1°) falta de identiúad ontológica y 2°) la relación del sercon el exterior, con lo que no es: la presencia de los demásy del mundo ante nuestra conciencia y su concienciacióncorrespondiente. El para-sí es la propia nada del ser de laconciencia. En otros términos, la conciencia no es un ab­soluto esencial a partir del cual el mundo se constituye,como un cogito preeminente y privilegiado, sino que siendouna posibilidad, se constituye a travé[ de la presencia delos demás y de las cosas ante la cunciencia mismall. La

11 Recordemos que es un absoluto de existencia, lo que implica que no pue­de fundamentarse a sí misma.

nada es, pues, el fundamento de la propia conciencia y elpara-sí su manifestación constitutiva. El hombre lo es porsu inmersión en el mundo y en las cosas, o sea, por su ex­periencia de ser hombre (por su proceso de concien~ia­ción) y de hallarse en el mundo (en un mundo determma­do). Esto es sufacticidad. j

2.5.2. Lafacticidad.Volvemos a dar otra vuelta de tuerca: el para-sí, es

decir, el mundo, funda al ser-conciencia, pero no. puedefundar su presencia misma. El para-sí permanec~ mese~­cial y contingente respecto al en-sí. Hay una contmgenclaabsoluta: de la propia conciencia y del mundo que la fun­da; las cosas son como son, pero podrían ser de otra ma­nera. Esta inesencialidad-contingencia es el fundamentode la facticidad. Sin ella la conciencia podría elegir susvinculaciones con el mundo: nacer obrero o nacer bur­

gués, pero ser burgués o ser obrero no es algo esencia,l ninecesario; ahora bien, una vez que se da el ser burgues oser obrero (la sociedad lo asume y pl':nnile), c::-t;¡"itua­ción (facticidad) es una mdical:lÓn oue me (.loy a mí m!~· .mo del ser que debo alcanza. P@"'d ser 10 ,:ue :()~' i~~:r_;,

especie de imperativ.o categórico mor¡}; ka'1ti¡;n(, r:~oalrevés:: w.•imperativo existencial po::-el que la factlcldaddetermina y fundamenta mi conciéncia de burgués o. deobrero. •

2.5.3. El ser del valor.

La conciencia se capta a sí misma como carencia,como falta de ser (conciencia infeliz); ¿hacia qué tipo deser tiend~ para colmar su carencia? No un Dios trascen­dente, como proponía Descartes, sino una realida~ huma ..na tomada como totalidad. Esta totali¿ad resulta malcan­zable; el sí de la conciencia es individual, surge ensituación y es conciencia singular e individual izada deesa situación y (de) sí misma en situación. Por este motivo

Page 16: Jean Paul sartre

30 Sartre La filosotla 31

el para-sí resulta valioso. Todos los valores son concretosy relativos a la conciencia individual, pero la carencia de sery la tendencia de la conciencia a superar esa carencia, haceque la existencia del valor sea necesaria.

2.5.4. Lo posible como proyecto.

Según se ha visto, la realidad humana es una carenciay, en tanto que para-sí, le falta cierta coincidencia consi­go misma: cada vivencia particular está falta de algunarealidad concreta cuya asimilación sintética lo transfor-

- maría en-sí. El ser humano está falto de ... para ... : de loque necesitaría para completarse; lo faltante es ajeno ycomplementario con respecto al sujeto o existenteJ2• Loque necesita, lo faltante, ¿es algo determinado y concre­to? Es el mundo que se presenta como una serie de posi­bilidades, algunas de las cuales son incompatibles con elexistente y otras no, aunque todos esos posibles dan suunidad y sentido de mundo; como llama Sartre: es elmundo o totalidad del ser en tanto que atravesada por elcircuito de la ipseidad (o relación entre el para-si y el po­sible que él es). El posible lo define nue<;troautor comí'«aquello de que está falto el Paraos para "el"' sí». f'.:,te,

posible ni está dado previamente ni tampo,;o e~ a:go ig­norado o i.;;.:;onsciente;se halla ubicado cr. la situaciónpropia del hombre en el mundo; en esta situación el hom­bre está conde'nado a elegir, a «ser libre». Es su proyecto.A esto va unid~ la temporalidad. (Texto 13).

12 H~idegger, inspirador de Sartre en tantos temas, en su Ser y Tiempo, vin­cura la posibilidad con el desvelamiento de nuevos sentidos del ser, algurlos(los más importantes y creativos) hundidos y olvidados en el fondo de eseser; en esto consiste el auténtico existir del dasein, en intervenir provocado­ramente en la emergencia de nuevos sentidos, nuevas verdades, nuevas po­tencialidades del ser. Su metafísica estriba en la unión de la posibilidad infi-nita con la finitud de la existencia humana. .

2.5.5. El Tiemp~. __

La-tt;~~ende'~ci~del pa/ci-sí hacia el valor y los posi­bles supone una totalidad que p~etendemos.alcanzar, peroque está allende de n<?sotrosn:lsm.os, debido a esa .nadaoriginal constituyente. La co.nclencla,~n co~secuencla, essiempre conciencia desgraCiada, totahzaclOn pennane?teque no logra nunca la totalidad. (Texto 14). Por este .n:tOtlVOse hace necesario la consideración de la temporahdad, laforma más profunda de ser la conciencia. Explicita la con­tradiccióndel para-sí: el ser que no es lo que es y es lo queno es, en la doble dirección del pasado y el futuro que,juntamente con el·presente, fonnan los tres momentos tem­porales existenciales. ¿Cómo ha de entenderse esta se­

cuencia temporal? Para Heidegger (Ser y Tiempo) el serera historicidad o síntesis de posibilidad infinita y finitud;sólo se accede a esa infinita posibilidad desde la tradicióno destino histórico de un pueblo (nacionalismo cultural):

tesis (¿reaccionaria?) de la prio~da~ de la cOI?u~idadhis­tórica sobre el individuo. Sartre InViertelos tennInOs.

El presente es presencia; es el para-sí que se h:-::" p;:,e

:::encia.No es que haya un mundo presente a la conClen­Cid;sino que la conciencia, haciéndose presente, lo hace

surgir; sin embargo no es posihle ap:ehender el.presenteen la forma del instante, «porque el Instante sena el mo­mento en que el presente es. El presente no es, se hace

presente en la forma de huida», como negación de lo q~eya no es (pasado) y de lo que no es aún (futuro), es ?3ec1r:no es lo que es (pasado) y es lo que no es (futuro) . Laconciencia tiene la posibilidad (facticidad) de negar elpasado y de trascenderse hacia un ser que todavía no

13 Nos encontramos aquí en la reformulación agustiniana de 'Ia temporali­

dad: el presente es un estado intermedio entre el pasado, que ya no es, y elfuturo, que todavía no ha llegado, pero, en Sartre, es depedlente del pnmeroy tendente hacia el segundo.

Page 17: Jean Paul sartre

14 N 'd d'e:, egan ose como pasa o expenmenta la angustia de___ ~__.,~er nada,.Jo. que es correlativo al acto de trascendencia

por el que se proyecta en el ser que todavía no es' en estesentido la conciencia es futuro: soy el futuro, pe;o en laform,a de posibilidad, es decir, en la posibilidad de no ser­Io. La existencia es la imposibilidad de coincidir con elser; sólo en el instante de la muerte la vida coincide consu pasado como ser. La existencia, pues, viene a resultarposibilidad absoluta de ser el ser que no soy o no ser el serque soy. Y en esta posibilidad consiste la existencia como

---libertad de elección. -- ---En nuestra experiencia ordinaria tendemos a convertir

la temporalidad en una dimensión objetiva, pertenecienteal en-sí, en. forma d~ tiempo del mundo o tiempo psíqui­co; concebImos al tIempo como necesario y sustancial,pero a la vez es la dispersión misma. Por tanto la idea deun .tiempo objetivo (de las cosas), es contradictoria; el en-síes atemporal; sólo podemos atribuir ese tiempo al mundoy hablar de él porque hay conciencia, mediante un esfuer­zo de reflexión. No se trata aquí de la reflexión entendidapo: l~s psicólog?s como un dato: algo objetlvu que se i¡t­tenonza y, en cIerto modo, ajeno a la propia ¡;Ondi~!Jcia(la rejlex.ión impura o cómplice), sino como algo en que'lo refleXIOnadoaparece ,';)r:10 el ser que tenemos que'se:(la rejlexión pura), en una indistinción sin punto de vistaque capta el para-sí como temporalidad. '

2.5.6. El Conocimiento.

Partimos de la conciencia y con el análisis de la tem­por~lidad nos encontramos nuevamente en el punto departIda. Ahora cabe plantear el problema de la relaciónentre el en-si y el para-sí. Este es el problema clásico del-_._---14. Sa:tre deja latente un problema: la responsabilidad moral de los actos're­

allzados en el pasado; ¿somos inocentes de ellos y de sus posibles efectosperversos? A esta cuestión responderá en la Crítica de la razón dialéctica yen Verdad y existencia.

conocimiento. Para Husserl el conocimiento (natural) eraintuición y percepción: darse originariamente los objetos,es decir, presencia de la cosa ante la conciencia (la «ex­periencia natural»). Para Sarrre, sin embargo, ¿cómo sepuede hacer presente el en-sí, la cosa, al para-sí, la con­ciencia? Únicamente constituyéndose la conciencia en elámbito mismo que hace posible su presencia. Es pues laconciencia la que se hace presente ante el mundo, en vir­tud de su estructura ek-státicaI5, temporal. Al saberse dis­tinta al objeto, lo niega y se determina a si misma comonegación de esa cosa, es decir, el objeto no puede presen­tarse a la conciencia sino como lo que no es conciencia; ala vez, determina al objeto destacándole del mundo, tras­fondo en el que emerge la cosa siendo lo que es; su existen­cia es en cuanto no es la mía. (Texto 15). Estas negacio­nes o determinaciones, no añaden nada al ser en cuantonegaciones, pero hacen posible que haya ser: no sólo yodebo negar al otro para que el otro exista, sino que es me­nester que también el otro me niegue, simultáneamentecon mi propia negación.- A este proceso del conocer, pro­geso rlilí1l¡zante o de anona.damiento o de determinacio-

. nes, lo l1ania Snrtre realización.

. . . El'm~vlmiento de interrelación entre conciencia y-mundo corre el riesgo de perderse en un jue¡¡;oints:rmina­ble sino hay un punto de vista que fije la perspectiva des­de donde recibimos el mundo. Nuestro autor encuentra enel ser para-otro el primer punto d~ apoyo.

2.6 El para-otro.

2.6.1 Los otros (p! prójimo).

Es U'1 hecho que haya otros; la pluralidad de concien­cia" é:S indiscutible. El mundo se explica por esta interre-

15 Pues tiene su realidad fuera de sí, y es lo que no es y no es lo que es.

Page 18: Jean Paul sartre

~artre

lación de conciencias que son, a su vez, otros tantos pun­tos de vista; en este sentido, el mundo es humano. Hayexperiencias humanas que así lo manifiestan; una de ellases la vergüenza: «tengo vergüenza de mi tal como meaparezco al prójimo»; otra de ellas es la vulgaridad; enambos casos no hay conciencia reflexiva, ya que en elcampo de la reflexión sólo puedo hallar mi propia con­ciencia; es más bien, reconocimiento: reconozco que soycomo el prójimo me ve, soy un para otro 16. (Texto 16).La exterioridad de la existencia no pertenece al orden delser en sí; la naturaleza del hombre llega también por elhombre, a través de un elemento mediador que no tras­ciende el plano de la conciencia: la mirada. ~

2.6.2 La mirada.

El otro es el ser en cuya mirada me reconozco en unasituación, como un yo objetivo que tiene su fundamentofuera de sí. Sólo a través de la mirada del otro puedo cap­tar la estructura de mi ser y nunca por mi mismol7; 'peroal mismo tiempo la mirada me convierte en objeto: «de·ti::ne- el secreto de mi sen>o La existencia del otro me su­

pún" u.'1a de'gradación ontológica, una alienación, por la'iU' li e do ::1~ilüe¡lSión de trascendencia convirtiéndomet,¡ ún objeto más del mundo. .

2.6.3. La presencia del otro..

La presencia ¿~l otro, a través de su mirada, me otor­ga una ubicación espacial y temporal objetivas (soy visto

16 Escribirá Sartre en A puerta cerrada (1947): «sólo soy la mirada que teve, sólo este pensa~iento incoloro que te piensa» (p. 132).

17 S~:re io ejeT.¡pliiica en la obra San Genet, comediante y mártir (1952),cV'tllé··¡ ;:omenta que baJO la mirada de otra persona, Genet «volvió en sí»,e !cierto sentido, poI l'rimera vez: hasta el momento habia carecido de iden­tidad, y se experimentó a sí mísmo corno un objeto para otro, Esta mírada lotransformó y penetró (violó, degradó), tranformándolo, para siempre, en un .objeto.

/

La tilasaña

por él en situación: attuí Y ahora, arriba o abajo ...), ser O?­

jeto de valOración y apreciación respecto a ese otro (PO: ej.:«estar en peligro»), me supone el encuentro c,on otra .lIber­tad y con otra subjetividad y, ade~ás, el caract~r ?bJenvode mi conciencia en suaprehenslOn. Sartre ellmtna toda

posible sospecha de trascendentalismo haciendo del otroun ser radicalmente distinto a mi yo, al que no puedo e~tra~de mí mismo por reflexión y por proyección o analogla, m

captar únicamente como objeto si~o además como u~.puro sujeto; en suma,.el otro como objeto me complementa,como sujeto me limita y anonada. (Texto 17). Cabe ahorapreguntarse cual es el ser de ese ser-para-otro.

2.7. El cuerpo.

2.7.1. La facticidad o ser para-sí.

El otro punto de apoyo es el cuerpo: facticidad de laconciencia y condición para que haya conciencial8; es ex­terioridad d;: mi interioridad más íntima: el otro y yo ~os:;¡<::1' restamos fundament::>.Imente como cuerpos. Grac~as? :i~estra reiaci~!1 con éi r;;'mC!o, en el que estamos lil­

~ers(:.::) c~'ola t"dieve e~ cUtrpo, tanto el ~u.estr~ como :1deL ohelo• (Texto 18). El cuerpo, para mI, Implica: nacI­miento, pasado, contingencia y necesidad de un punto de

18 En otros términos: la facticidad es la fonna en que una co.nciencia se en­cuentra necesariamente incrustada en el mundo, en la mate~ahdad, y en. elpasado de una persona; 'propio de la facticidad serian las pnmeras fantaslasde uno (que suelen acabar convirtiéndose en imágenes de nuestros mitos,corno en Genet) o un cuerpo enfermo.

19 Otro filósofo cont;:mporUileo a Sa.-+'e y ;env:nenólogo, Mau~ce ~er1eau­

Ponty (1908-1961), s"l);ay: ~a indisoluble rel,cio!' de la conc.•encla con elcuerpo, (jue se manifi~ta sobre todo en el [:.,',) ;re.ador del artIsta. La. expe­riencia de nuestro propio cuerpo se basa en una msuperable a~blguedad,

pues éste no es ni pura cosa ni pura conciencia. ~I cuerpo s.ena corno u~conjunto de manifestaciones vividas, no corno reahdad rnatenal que COndi­ciona nuestra existencia.

Page 19: Jean Paul sartre

visla como condiciones de toda acción posible sobre el~-::mundo. Estoy condicionado por mi nacimiento (ser rico,

pobre .. :), raza, nacionalidad, estructura fisiológica, carác­ter, pasado, punto de vista, etc., a la hora de poder estar,valorar, intervenir, etc., en el mundo. Se entenderá así la

definición de cuerpo como ser-para-nosotros: el cuerpoes la forma contingente que la necesidad de mi contin­gencia toma. Soy limitado y contingente (gracias a micuerpo); esa limitación y contingencia me obliga a tenerque optar, elegir, pues no puedo serIo todo a la vez; en

- --es-e-sentido estoy obligado -a-elegir, a ser libre.

2.7.2. El ser para-otro.

La percepción de mi cuerpo se sitúa, cronológicamen­te, después de la percepción el cuerpo del prójimo; ambosson facticidades: existencias concretas y contingentes enmedio del mundo.

En toda la obra sartriana, y en especial en el Ser y laNada, se da una dialéctica permanente entre el individua­

lisIr.0 m~s radical y lo social, sin que ambas exigenciasJ1egu~n '1 recopcili::,se. En efecto, si el otro es lo más im­

rortanr~ rl~ mí rnisffil,. ei'.tom:es ha de hablarse de (mi)caídél ,) ce del7,ic;d¿-:ión; por otra parte las relaciones hu­. ·"mas son interindividuales por antonomasia, aunque eseotro no es un colectivo sino más bien genérico e indeter­minado, aun no identificado como realidad personal: «laesencia de las relaciones entre conciencias no es el Mit­seil1, sino el conflicto». (Texto 19). Si el fundamento delser para-sí se encuentra en los otros, una de sus actitudesmás caracteristicas consistirá en apropiarse de la libertaddel otro, chwe de su ser. Esto significaría destruir el fun­damento del ¿ropio se¡J°. (Texto 20). La libertad es así elser del hom'J~-e y no puede captarse en las formas del cono-

. 20 Recordemos que para Sartre yo soy mi propio fundamento en cuantonada, pero en cuanto ser mi fundamento es el Otro.

cImIento; no es por vía cogmtlva por donde podemosconquistar nuestro ser, sino por medio de la acción: si elpara-sÍ no es, tiene que hacerse. Asi nos encontramos conlos temas claves de la elección, el compromiso y el pro­yecto.

2.8 La acción: libertad, elección, compromiso,

proyecto.

La exigencia de la acción se explica por el carácterabsoluto de la libertad; ésta es la textura de mi ser, de larealidad humana (Texto 21); pero la realidad humana essu propia nada: «ser, para el para-sÍ, es nihilizar el en-síque él es». La facticidad de la libertad consiste en que lalibertad no es libre de no ser libre. Por tanto, la libertadno es sino la nihilización misma: «la libertad coincide en

el fondo de sí misma con la nada que está en el meollodel hombre», por lo que obliga a la realidad humana a ha­cerse en vez de ser. Para la realidad humana ser es elegir­se afirma Sartre. Ncda te ';ien~ c1e afuera ni tampoco deadentro que pueda re..:.it-il O acepta..-". Se tiene que hacer

'hi:ista en su~ melor·;s d~'3!:e,,~1 ~~~iher'ad el.. elección eslibertad,de quer,~r y/~s ~b::;:):l!ta;en léillto se dicta así mis­ma sus motivu:>; esto sólo manifiesta la auton9rflÍa de laelección. (Texto 22). Pero la acción ejecutada en el ins­tante de su realización corre el riesgo de desaparecer y deser ineficaz; para conjurar ese peligro debe estar integra-

2\ En San Gene! Sartre opone pares dialécticos que ilustran la tensión hu­mana por ser, p~ro, como «n Nietzsche, ese ser del que se parte es insufi·ciente y hay que aspirar a otro nuevo, mediar.te -en este Cas(l- el hacer; estainsuficiencia es lo que describe Saltre, oponiendo catego:ías del s~r/ catego­rías del hacer: objeto/~ujeto, conciencia; éi mismo como .:Jtro/él mismo; loesencial que se revela como inesencial/lo inesencial que se revela comoesencial; predestinación/libertad, voluntad; tragedia/comedia; muerte/vida,

deseo de vivir; héroe/traidor; criminaVsanto; amado/amante; príncipio mas· .culino/principio femenino.

Page 20: Jean Paul sartre

38 Sartre La filosofía

da en un proyecto totalizador que le confiera sentido.(Texto 23}tEl-'proyeck)'(existeneíal) no sólo liga al hom­bre a sí mismo sino también a toda la humanidad; éste essu compromiso. En todos estos conceptos se encierra unaangustia y una soledad que el individuo carga sobre suSespaldas en la creación de su propio yo. Pero en la auten­ticidad de su elección radica la autorrealización y, enton­ces, no hay lugar para el arrepentimiento, como hace de­cir a Orestes en Las Moscas . .L

3. EXISTENCIA(LISMO)_

Una vez que se ha bajado a los abismos de la nada, através de la propia conciencia se emerge hacia un mundoque se nos hace presente y que está poblado de cosas y,sobre todo, de Otros, a través de los cuales yo acabo sien­do en virtud de mi compromiso con ellos y con las cir­cunstancias que conformamos y nos conforman. El com­promiso es parte de un pr0yecto funaa.;ner.tul: en eseproyecto total consiste la existench,. T¡¡.lproyec.to e~1frutode una elección libre (c.::. d(;;¡r, nI) rrrji~a:-1oPOi: ctllJfiiciónalguna); y la libertad es el destino del h·)rnbrc. El proyec­:,1 fimdamental es totalitario: m.: abarca a mí, a los demásy a la totalidad del mundo; en este sentido es trascenden­te. De ahí la responsabilidad sobre quien lo elige de todolo que acontece en el mundo. Este proyecto puede ser al­terado o destruido en todo momento: por su carácter tota­litario está condenado al fracaso, pues el hombre no esDios (no dispone de un poder infinito para realizarlo), nitampoco lo necesita (ateísmo): el hombre está condenadoa un continuo recomenzar y a fracasar también de conti­-nuo, como en el mito de Sísifo, mito tan caro a los filóso­fos de la existencia como Camus. (Texto 24). Todos losproyectos fundamentales son equivalentes. La filosofiaque consta de estos puntos es una filosofia contemplativa,

pues al hombre sólo lo hace consciente de las propias es­tructuras constitutivas, lo que no influye en su destino.Estos puntos extraídos del Ser y la Nada. muestran que elexistencialismo es un pesimismo de la teoría. En 1946, enla obra El existencialismo es un humanismo, Sartre mati­za las tesis existencialistas: 1) la «existencia precede a laesencia»: el hombre primero existe, es decir, se encuentraen el mundo, y, después, se define por lo que es o quiereser; para ello es necesario el ateísmo. (Texto 25). 2) Elhombre no tiene una naturaleza determinante; él es comose hace en su proyecto fundamental y es responsable desu ser. 3) También es responsable de todos los demáshombres, porque la elección que él haga afecta a los de­más por igual y a los valores que regulen al mundo y seconviertan en realidad. 4) La angustia será, en consecuen­cia, el sentimiento de la propia respGnsabilidad y, por tan­to, no conduce a la inercia sino a la acción. Desde estaperspectiva, el existencialismo es una teoría optimista encuanto a la acción. Veámoslo: la acción implica el com­promiso. El compromiso pasa de únicro¡Jp.nte ':~-!mctafi­sico a ser político y social. Este compromiso n';)s I1r:,vane­cesariamente a la acción: «el hombre no es nada mi.: c¡u.:' .su proyecto, no existe más que en la medida en ~ueÍ>~realiza, no es nada más que el conjunto de sus actos, nadamás que su vida»22. (Texto 26). Un hombre se comprome­te en su vida, forja su imagen y fuera de esta imagen nohay nada más. Sin embargo, hay que preguntarse: ¿quéhay de los sueños~ de las expectativas, de Ial¡ esperanzas?Sueños, expectativas y esperanzas definen al hombre ne­gativamente como un sueño frustrado, como pasión inútil(Texto 27), como esperanzas abortadas; como expectati­vas infructuosas. El hombre, en positivo, sólo es lo queacaba haciendo: artista, escritor, político, revolucionario

22 El existencialismo es un humanismo, p_ 30.

Page 21: Jean Paul sartre

40 Sartre"

La tilosotla 41

o filósofo. Es el conjunto de sus obras, de lo que hace.Pero, ¿y el determinismo'? ¿No somos débiles, apáticos,cobardes, etc., o bien por temperamento o bien porque lascircunstancias no nos dejan otra alternativa? Achacar laculpa al temperamento o al medio es producto de la mala

fe. El hombre es responsable de su cobardía, apatía o de­bilidad: no es cobarde el hombre que tiene sangre de hor­chata sino por lo que renuncia o cede; éstos son actos; eltemperamento no es un acto. La heroicidad no tiene nadaque ver con la debilidad de carácter. Cada uno se hace loque es y 10 que es depende de lo que acaba haciendo. Loque cuenta es el compromiso total y no el hecho de unaacción particular. Bien es cierto que el punto de partida esla subjetividad rigurosamente individual, pero no al modocartesi~o o kantiano (nos descubrimos frente al otro, quees tan cIerto para nosotros como nosotros mismos) sino almodo existencial (o de la existencia): el hombre no esnada si los otros no lo reconocen como tal; el otro es elintermediario de mi existencia. El mundo no es otra cosa

que 1::: incersG:jet:v:rbd, donde el hombre decide lo quees ';1 y lo .:¡u,;;~Of1 Jo-:;alTos. El hombre es tanto un ser in­

.::!vid:Ja~<.-ua..""'tr 1'::,<;e: ,-,or;ia'" ).iC aquí va a nacer una pra­XIS ')0:::1 al "~~::¡cor¿poi' un lado o revolucionaria, p.orotrc,: .;1 grupo.

4. LA CRÍTICA DE LA RAZÓN DIALÉCTICA.

4.1. El grupo.

El hombre por necesidad trabaja la materia, producelas cosas (lo prácf -::0, inel1~); és,'as se imponen a él ytransforman a sus pl wuctoces en su producto. El indivi­duo se a/ie1)a l' objetiva. (Texto 28). Pero la considera­ción del trabajador aislado -consideración típica del pen­samiento liberal (los individuos como átomos sociales

puestos en relación por causas externas) y también de al­guna corriente marxista que considera las relaciones hu­manas como consecuencia de la organización del trabajo­no es una realidad primaria ya que la existencia de las re­laciones entre los hombres es un fenómeno más primarioque el trabajo aislado. Las relaciones humanas surgencomo «consecuencia inmediata de la praxis, es decir, dela pluralidad de actividades en el interior de un mismocampo práctico». Las relaciones, por tanto, son un resul­tado de la actividad humana, de la praxis, y tienen quedarse en el seno de un mismo campo práctico, el trabajo.Éstas surgen directa y espontáneamente si no gracias a lamediación de un tercero. Como en el caso de los trabaja­dores a ambos lados de un jardín, la mirada de un obser­vador (un tercero) totaliza el campo práctico y hace apa­recer al jardinero y al peón como dos sujetos que trabajanen la misma unidad material. La relación recíproca debeser, como mínimo, ternaria23.

_ Por consiguiente, la reciprocidad tiene que ser pensa­da como un pro('eso de ~otai;z~ción. Y, a su vez, esa es laDialéctica para Sart:'e' «l~ d;aléc~ica C2 actividad totaliza­dora; no tiene .nás ]~yi" quo \r::;-IJgL.:.~~rodur.;da:: por latotalización en cur~0 y I'~st~:"~oncie::rneD.evidentemente alas relaciones de' l" üllificación con lo unificado, es decir,los modos .de la presenciá eficaz del devenir totalizante alas partes ~otalizadas»24. Las partes totalizadas son los

23 La.idea de un tercero es la del «otro generalizado», como advirtió G,H.Mead, lo que indica la manera de estar presente la sociedad en los indivi·duos para su socialización conveniente.

24 Crítica de la Razón Dialéctica, pp. 179-180. lA, Totlllidal! es algo distin­to a la suma de las partes, pero que se encue-.tr" enteramen\e, bajl' modosdistintos, en cada parte, c,)mo ocurre er. 'l11aSinfonia. Las c ..'?~ exteriorestienen apariencia de unidad (una casa, una silla, un árbol, etc.), pero esa uni­dad le viene dada por el trabajo humano, que la totaliza. Esta totalidad es lla­mada por Sartre lo práctico-inerte (práctico: algo construido; inerte: algo es­tático). La dialéctica se halla en la relación entre él Todo Y las partes; la par-

Page 22: Jean Paul sartre

hombres, los individuos, de modo que el proceso de la to­talización dialéctica se puede definir como la necesidad

de la totalización en cuanto es alcanzada y vivida por losindividuos en su misma espontaneidad práctica. En eseproceso se establece una nueva relación dialéctica: la se­

rialidad. El conjunto de personas caracterizada por la se­rialidad se denominará serie, y la transformación de unamultiplicidad en una serie se llamará serialización. Hav

una multiplicidad de series: gente esperando el autobú;,los .extranjeros, los judíos, etc. Son totalizaciones, unifi­cac!ones forzadas y -a veces perversas- que pueden servircomo justificación (por ej., la masacre judía por los nazis).

Serialidad y alienación de lo práctico-inerte, como re­sultado de la necesidad, es la estructura misma de la vidade los hombres, de sus vacías evidencias, de su cárcel aperpetuidad y, por otra parte, la única manera que tienenlos humanos de descubrir la necesidad de sus alienacio­nes y de sus impotencias. (Texto 29).

Frente a esta situación el grupo surge como «unat-:-:.::::ca resurrección de la libertad». Es una totalidad inte­

gradil en Que cac!a uno ve en el otro lo mismo de sí y en la1,bl"rtáC ajena la pro;;ia !¡hertad. La praxis individual se\'ol'sti'.uye· en el grupo, libremente, en praxis común; noya sobre la base de un contrato social sino sob-e la base

del trabajo y de la lucha. El grupo, por consiguiente, nopuede ser una realidad supraindividual ni un hiperorga-

te seria la negación de las demás panes y del todo; cada parte es una deter­minación y toda determinación es una negación, como ya dijo Spinoza. Perola Totalización consiste en crear conjuntos provisionales o inertes las tota­lidades: que unific~ o da sentido a los elementos -partes- compo;entes y asu conJlI!'!-::; por e!.: el hecho de habitar una casa unifica la totalidad inerte

de la mi.;ma. La Tr,taliza:ión ,~ el medio de construir la objetividad social;para que :: ,cc;ai pueda ser inle1igible es necesario que se base en lo indivi­dual. Pocru. identificarse con la ideología en tanto significa visión globali­zadora condICIonada por la situación y caracteristicas propias del observador(punto de vista), tanto individual como colectivo. La Totalidad seria el ám­bito ajeno al grupo sobre la que tiene que ejercer su acción.

nismo. sino que debe partir de! individuo y de su praxis.Queda, entonces, por explicar la génesis de esta praxis encomún.

4.2. La génesis del grupo.

El grupo se constituye ante una necesidad común;pero esta necesidad no se manifiesta hasta que es vividapor todos en común: sólo entonces la necesidad defineuna comunidad. (Texto 30). En ese momento los indivi­duos no actúan ya como tales (aislados) ni como iniem=bros de una serie (como otros) sino como resultado de unpensar común. El modelo de grupo que propone Sartre esel «grupo en fusión», inspirándose en las jornadas revolu­cionarias del Paris del 1789, de la toma de la Bastilla.Este análisis lo diferencia de los alborotos que en Abril seproducirian contra el malvado industrial Réveillon, queserian violencias seriales .. En efecto, muchos sociólogoscometen el error de tomar el grupo como relación binaria(individuo-comul1idfld), pero la relación es ternaria (cadamiembro deLgrup9 P.sun terc~;'"o), y, en tanto que tal, to­taliza.las recip.oéidadc; d •• 1n'~Otros romo terceros. Perola relación del tercern con el t.::rcero no es serial. Es una

doble mt:'di¡;,,.;iondel grupo entre los terceros, y de cadatercero entre el grupo y los otros terceros. Veamos estadoble mediación: la primera (el grupo como mediador en­tre tercero y tercero) puede observarse en un reagrupa­miento después de una huida; por ej.: cien hombres hanhuido; son todos cobardes (la cobardía es un sentimientoserial); cada uno equivale al grupo; cuando yo consigoreagruparlos, el grupo cree en mí y en el otro, por mí enel otro, por el otro en Mi. 1a se~unda 'l1('oiiación se dacuando el tercero es cr,~dor de un objé'tivo para el grupo,o es el organizador de medios para el grupo; al dar al gru­po algo que hacer, doy a los otros una manera de servir algrupo; el-ser-en-el-grupo de cada uno es una interioridad

Page 23: Jean Paul sartre

-+'+ .Sartre La filosotia

o vínculo de interioridad mediado por la pr;txis de un ter­cero regulador, como ocurrió err el cas(J de ~la toma -de laBastilla. (Texto 3 1).

~a importan~ia ?el tercero aquí es evidente: es quienreahz~ las ~otahzacIOnes, las síntesis de la multiplicidadde umficacIOnes, hasta llegar a la síntesis de las síntesisque une a los hombres en y por la acción, mediante la inte~riorización de las designaciones totalizadoras en y por lascuales otros grupos tratan a su grupo como una totalidad25.

Ahora bien, si la praxis en com.ún, una vez constituidoel grupo -y como ya hemos dicho- na"proviene de uncontrato social, ¿sobre qué se fundamenta para evitar ladispersión de dicho grupo? Según Sartre' sobre el jura­':lento, por el cual «nosotros somos nuestros propios hi­JOS, nuestra invención común», es decir, se establecen

obligaciones recíprocas26• (Texto 32). Sin embargo, los

25 Es .evidente que Sartre potencia la descripci6n psicológica de lo social

más que el ar.<Ílisi. s"~iológico del grupo; compárese con la detinición queJ~ g!1lr~ da un sociólogo cOl1temp"ráneo a Sartre, G. Gurvitch: «el grupo esuna "mead ~oler.:lva re?,!, pero ¡·.:.rr.;~,I,directamente observable y fundada,;;. actltu<.e; k:clI "IS ~ !!U,,, . J ::"ti :::.;, o.juetienen que realizar una labor

en com;·'II,. un,da,: de :lctitdes, de obras y de conductas, que constituye unmarco so. ·11 estructurable, que tiende hacia una cohesión relativa de las ma'

nifestaciones de la sociabilidad», en Cecilio NIETO, GlIrvitch (/894-1965),publicado en esta misma editorial y colección, en 1997, p. 38. Sartre, noobstante, confunde el grupo con la clase social y con las masas activas ennumerosos PílSajes de su Crítica de la Razón Dialéctica. Queda constreñidoa e,llo po.r s~ .inevitable dialéctica entre el sujeto irreductible y el grupo comounIdad smtetlca. Sm embargo también se puede observar en él una cierta in.fluencia de Gurvitch en sus análisis sociológicos, como afmna E, RANCH Elmétodo dialéctico en Jean-Palll Sarlre, Universidad de Alicante, 1983, p. 287.u . ~ .

. Ro~sc:au. Y Sartrc oonen _1 fltndar.1~nto de l:na sociedad sobre un princi­piO -<halecttctr- de liberta:J, rol":; se pa".e dI: ur: aC'lerdo inicial unánime so.bre las re~las fundamentales ae la existencia !.r' común; en Rousseau el fun­

damento de ~a le~laci6n ~omún. se halla en ei contrato, mientras que enSartre (y aqUl radIcan sus diferenCIas), a partir del juramento la forma de re­ciprocidad básica de los miembros de un grupo se fundame~ta en la estruc­tura de fraternidad-terror.

componamientos internos de los individuos comunes,como pueden ser la fraternidad, el amor, la amistad, lacólera o el linchamiento, derivan del poder de terror queel grupo inventa para hacer frente a la intensidad de lasamenazas externas y que se utiliza en el interior del mis­mo grupo para mantener la fraternidad-terror del mismo ypara su remoldeamiento. (Texto 33). La soberanía en elgrupo es la relación de reciprocidad o de co-soberanía en­tre los individuos, pues cada uno es un soberano; la sobe­ranía es limitada por la reciprocidad y se funda en la mis­ma interioridad. de aquellos sobre los que se ejercita. «Porla soberania, el grupo se aliena a un solo hombre, diceSartre, para evitar alienarse al conjunto material y huma­no, cada uno prueba en realidad su alienación como vida(como vida de otro a través de su propia vida), en lugarde probarla como una muerte (como reificación de todassus relaciones)>>. Por ello la soberanía colectiva que seencarna en el soberano es una mixtificación porque nohay una soberanía difusa; la única manifestación posiblede una voluntad en l~s masas ::'~sn ?gmpamiento revolu­cionario conti'a la iolercia de 13~ipst;!nc:ones y contra lasoberanfa q\le :;-;:construyo:' :;~br.. 5\1 i,rpott'l.ci,,:7 El gru-

27 Todo lo que venimos diciendo y decimos a continuación suena a lo queSartre debió tener en mente al describir el grupo y sus problemas, pues: 1°)

se refiere, sobre todo, al grupo revolucionario; 2°) habla de la unidad de gru­po; 3") del papel unificador del jefe; 4") de la disciplina del grupo en la dia­léctica fraternidad-terror; 5°) de la organización necesaria del grupo; 6") lapugna de los grupos entre sí como esencia de la totalización, etc. Todo ellonos muestra que el modelo social sartriano es la situación revolucionaria vi­vida en la URSS y la posición de Lenin (y luego de Stalin) como estratega ycomo líder, situación equivalente, en cirlto mo io, ;¡ la ~it lacion subver.;ivavivida en Francía en 1789, conocida mundi~,men((; coml' ,'?evolUlión J"ran­cesa. Pero todo queda a U.1nivel exces;'. ~~nemc genérico y ,~art.-e no seaviene a tratar los problemas reales de org:ll1ización del grupo revoluciona­río, tal y como lo plantearon en su momento líderes rebeldes alemanes, fran­ceses y sovi¿ticos, como Blanqui, Jaurés, Lenin, Rosa Luxemburgo, Stalin,Trostky, etc.

Page 24: Jean Paul sartre

po alcanza un estadio superior por la organización; éstasupone la diferenciación de tareas y no tienen nada en-co~· _mún con la aparición del mando, sino que remite a la/un­ción. (Texto 34). Por ejemplo en un equipo de fútbol: suacción y su eficacia no se pueden entender si no se cono­cen las reglas del juego. La integración real en una prácti­ca común consuma una integración que no es alienación.La acción especifica del grupo organizado es su perpetuareorganización y la función _se define como una tarea acumplir. Los conflictos se reducen a una mera indetermi­nación de las funciones.-·

Un nuevo estadio del grupo es su reorganización es­tructural. La estructura es el resultado de las sucesivas

reorganizaciones del grupo, de las subsiguientes distribu­ción de funciones y de las inercias inevitables28• Más queuna concepción gestaltista de estructura, opta Sartre porla interpretación «estructuralista» de Lévi-Strauss aunquecon algunos matices. (Texto 35). Es la praxis humana laque crea las estructuras (no al contrario), las cuales seríanuna condensación de la praxis, y, como la praxi:s del indi-,viduo, en su acción comú¡;, es libre, lag estructuras, portanto, no expresan ningún tipo de ne('esidañ hii'1:.pa, "inrla creación artificial de una cierta necesidad en el se.10 d~la libertad prlÍctica del grupo. La estructur:.J, no obstante,implica una-interna reciprocidad de sus miembros y cadauno de ellos realiza en cierto modo la totalidad y la totali­zación del conjunto. Cada praxis totaliza la estructura.

La institución, fuerza de inercia considerable, nace dela imposibilidad del grupo para mantenerse como activi­dad continua; el grupo re fuerza la inercia e incluso luchacontra la disolución, dando lugar a una forma degradada

28 Esta conce¡x:ión de estructura queda muy lejos de ser realmente útil parala comprensión social de la realidad. Gwvitch realiza una descripción de es­tructura más conveniente para ello; véase mi librp en esta colección Gur­vitch (/894-/965), obra citada, pág 73 (Texto 22).

':

p de acción común; por degradado entiende Sartre que elgrupo se aproxima así más a 10 colectivo, a lo serial, quees contra lo que habia surgido. Dentro del ámbito de lapraxis, en el grupo, la repartición de tareas se realiza en elaquí y en el ahora, mientras que en la institución, el futu­ro está señalado desde el origen: yo nazco con determina­dos ritos de iniciación (servicio militar, tipo de consumo,etc.) que se inscriben en forma de lógica de clase social.El jefe no se desarrolla más que en el seno de la institu­ción es la mediación establecida; totaliza y congela lacirc~lación de la-iñformación. El paradigma de la institu­ción es el Estado. Este se define como el conjunto institu­cional unificado por el soberano. No es nunca productode la mayoría popular, que es un conjunto serial. (Texto36). Cuando lo serial, lo colectivo, la masa, es manipula­da por un grupo revolucionario, puede dar la impresiónde que la masa es revolucionaria, como ocurre con la fa­mosa «dictadura del proletariado»; esta expresión es con­tradictoria, pues la masa obrera es inerte. (Texto 37). Sar­tre termina su estudio con la burocracia; ésta consi.ste f'"la dictadura de un grupo que se reproduce a si mism') yej-;;lce su poder sobre la clase burguesa -en vías de iiqUl­dación-, sobre la clase rural y sobre la propia clase obrera ..

4.2.1. La clase social

La existencia de una multiplicidad de grupos permitela creación de la clase social como integradora de losmismos. Una clase social, por tanto, se compone de unavariedad de grupos: «las clases son un conjunto movedi­zo de grupos y de series; en el seno de cada una, las cir­cunstancias suscitan comunidades prácticas que intentan

fo~mar reagrupamientos por el empuje de determinadas'Urgencias y que acaban p~r caer, más o menos en la seria­lidad» (C.R.D., 2, p. 308). Sartre indica una multiplicidad«sui generis» de ellos: grupos diacrónicos y sincrónicos,juramentados y en fusión, grupos institucionalizados, etc.

Page 25: Jean Paul sartre

Por tanto, el grupo posee dos límites: uno por arriba, laclase social, y otro por abajo: las serialidades inertes o elcolectivo no organizado. Entre estos tres elementos seimpone una dialéctica de influencias y relaciones mutuascon sus respectivas limitaciones y alienaciones. Por ejem­plo, la clase obrera: aparece a la vez como un grupoinsti­tucionalizado (sindicato), como un grupo en fusión o ju­ramentado (grupos de acción) y como serialidad inerte,que restringe la acción del grupo; la acción del grupo tienecomo sentido la disolución de la serie, para transformarlae integrarla como grupo en la clase, intentando, a su vez,que ésta se convierta en un inmenso grupo organizado(algo que no se consigue nilnca). Por ejemplo, en las agita­ciones sociales del XIX vemos que las relaciones entre es­tos tres estamentos están condicionadas por las formas dela praxis (trabajo): mientras existe el especialista y el peónnos encontramos un sindicalismo de élite; pero cuandoaparecen las máquinas (no requieren una excesiva especiali­zación para su uso), se establece una clase obrera más ho­mogén{'.().y masiticada, lo que se manifiesta en el sindicalis­mo d{'m.1~as, cl1yapreve pación es luchar por la unidad~k :¿¡ c1a:,e;~j .~l'\P·') p. \:ellI i!:ente es el institucional (sin­dicato), )ues po~~c.una estrategia de acción. (Texto 38).

La iu,eiigibilidad de la noció'1 de clase se c.onsigue,por tanto, por referencia a una his~oria que hay que expli­citar a través de tres nociones: escasez, praxis opresiva ymediación de lo práctico-inerte. La escasez explica las di­ferentes clases: la burguesa y la proletaria; la praxis, laviolencia y opresión que un grupo ejerce sobre los otrosgrupos humanos, por ejemplo, al imponerles la necesidadde un trabajo excesivo ~r de ut: cons\J1ll0escaso, mientrasque lo práctico-inerte supone la existencia de un sistemasocial, un determin"do modo de trauajo y una explota­ción y, en consecuencia, una alienación, confiriendo algrupo un carácter objetivo. El capitalismo es un sistema

, -

de alienación continua, corroída J}()rla alteridad que alie­na y objetiviza a la clase -domInada, sometida a las exi­gencias del proceso de producción.

La liberación de la clase social depende de la acción.Pero la acción de la clase social es compleja por la inte­racción que hemos dicho, y, a la vez, porque aparececomo praxis y como proceso. No consiste en un mero de­sarrollo de la praxis individual, aunque la integra, r.i unatotalidad totalizada ni un conjunto de determinacionesexternas: la-vida de un obrero, es cierto, ya está externa­mente determinada por lasexfgencias laborales (puedopredecir con bastante seguridad cuál y cómo va a ser suvida en el momento que se integre en el proceso del tra­bajo); más bien es la posibilidad abstracta de unión de to­dos estos elementos. Este es el terreno, en la dialécticaentre lo individual y lo colectivo, sobre el que se va aapoyar Sartre para su reflexión sobre la historia.

4.3. Historia y Razón Dia!éctica.

Dialéctica y pr~;ds s·)n up~ y l?-rr;Í::\f',;:l cosa: la reac­ción de la cíasc oprimida (:O;lt"a>. c:·-.r'.:~ón. El, la p:axisconvergen dos proce¿lrnie·ltC·~; :io'.:razones: la analítica yla dialéctica. La primera es la propia de la clase opresora,de la capitalista burguesa; la segunda, de la oprimida.Sartre lo ejemplifica en el caso de la Revolución france­sa: ante un mismo acontecimiento, para unos, se trataráde muchedumbres conducidas por agitadores, mientrasque para otros serán reacciones totalizantes de una clase,que se manifiestan en las actuaciones de las masas activasy revolucionarias.

La razón dialéctica aparece cl)m') dITl1ade combateque procura una visi6a sintética / totalizante, sl:~.::randoasí la visión atomizada del individuo serial; de igualmodo, esta razón proporciona al obrero explotado una di­mensión totalizante en su trabajo, una vinculación solida-

Page 26: Jean Paul sartre

ria a los otro.s.obreros igualmente explotados y una vo­luntad d.~~~CI~~.t~ revo]H~iónde la situación en que seencuentran. El.resultado es el' establecimiento de la luchade clases y, sobre ello, más que establecer en exclusivi­dad las relaciones concretas entre las clases en un mo­mento hi.st?rico, Sartre insiste en que pretende determinarl~ C?n~IClOn~sformales de la historia. En la praxis, enp~nclpl.O,se ruega la condición humana, pues es el condi­clOnamle~to asumido como violencia por el condicionadoy como lIbertad del otro (que es el que condiciona); yoestoy_negado p;0r...un.entornoescaso y por Ia-libertad delo~ro,.que cons~ltuye una amenaza potencial para mi pro­pIa hbertad. Sm embargo todo cambia por la mediacióndel ~er~~ro.La his.toria resulta inteligible gracias a estan:edlaclOn.:los conjuntos humanos captados por los parti­~Ipantes solo como lucha, pueden ser vistos desde lejos, emterpretados, como cooperación o comprendidos comoproductos .de una praxis totalizadora, o, en otras palabras,con:? reahdades que se integran en un proceso de totali­zaClOn. ,

~:l histori? e~, pues, la totalización de todas las totali­z~clO~es o totahzación ·ntl.:lg'hk: y sir, <ip lación. En lahlsto~a Sartre busca el sent' do único o la verdad única: lanece~ldad absolut~ dp. b totalidad histórica y la coinci­d~ncla de tal necesIdad con la libertad interior de los indi­VIduos.

La historia recoge, pues, el proceso creativo del serhumano: la construcción de esta totalidad. Para Sartreesta histo~a tiene un trasfondo metafisico: el proceso deconstrucclOn de una n~~va realidad (Ser), praxis, supe­r~d~ to~os los determmIsmos y alienaciones sociales: lopr~ctIco-merte, el ~po y sus presionef juramentadas, dem~e?o y d~ fraternIdad-terror, de ililta de libertad, de su­mISlOnal lIderazgo, de instituciúnalización, de represióndel aparato dd e~tado, etc. Y esa superación o es social-

mente el resultado de una revolución, como en la URSS(aunque con demasiadas limitaciones prácticas: caudillis­mo, dialéctica anquilosada, el grupo que absorbe a los in­dividuos, etc.), pero sin sus defectos, llevada por un gru­po social, activo y liberador, o se consigue como libertadinteriorizada por cada uno de nosotros, solución másacorde ésta con nuestra situación social europea, políticay económica, proyecto que tiene más de dimensión moralque de acción político-social, aunque no la excluya en ab­soluto, sino que la complementa. (Texto 39).

La Crítica de la Razón Dialéctica termina sin dejar­nos más que la promesa de solución en una segunda par­te, pero que, p<;>rmás esperada, no aparecerá ya. En losCuadernos para una moral se enfrenta con estas cuestio­nes aunque con otra perspectiva.

Nosotros nos vemos obligados a aclarar algunos as­pectos recién apuntados. En primer lugar, el sentido de lahistoria. Situados en el sistema filosófico de la Nada,como ya dijimos al principio, ontológicamente, despuésde la caída, es decir, después de haber analizado el mun­do, como realidad vütológka, y su pres~I1ciaante' 'IOSO­tros, después qe haber df>.puradoel realismo. 0iltológ:wde la tradición filosófica y de habc' n •.•·li/icc.:au, :';i.! e:>t"n­cia, se hace necesario emprender e~ '.-ueio, ascender, enpro de alcanzar un nuevo estatuto ontológico de la reali­dad, que en Sartre se consigue a través de la IJ,lediaciónde nuestra conciencia intencional -desontologizada, a suvez, según la ontología clásica-o

En segundo lugar, desde el punto de vista del indivi­duo (¿antropología, psicología, sociología, todo ello a lavez?) que se afana en dar sentido a ¡¡U vida en un mundoque ha perdido previamente su sentido ontológico y alque su propia conciencia obliga a encerrarse el' un solip­sismo frente al otro, violento y de mala fe, pep que insis­te -positivamente- en tener un proyecto por el que logre

Page 27: Jean Paul sartre

otorgar dicho sentido a sí mismo y al mundo; a éste solole queda el camino de la acción, que según la tradición dela filosofia postkantiana e idealista alemana. es lo únicoque armoniza lo colectivo con la libertad individual. Sólocabía a Sartre dos opciones a considerar en lo colectivosocial: el socialismo o el marxismo, de acuerdo con la si­tuación poIítico-social que vive Francia y Europa en esosmomentos históricos; tan sólo en ellos estaba garantizadola realización del hombre como entidad emergente (nuncahecha, sin esencia previa) y ello desde una práctica revo­lucionaria y desde una dimensión moral, elementos que ala postre pretenderán ser en Sartre los que fundamentenuna nueva antropología. Los Cuadernos así lo manifies­tan y su escrito Verdad y existencia evidencia el intentode considerarlos desde un proceso de inteligibilidad, a sa­ber, fundamentar la ética en nuevos principios ontológi­coso El proceso de la Historia, entonces, dista de ser se­mejante al hegeliano (Texto 40) aunque a veces el propioSartre dé pie para pensar lo contrari029• En Sartre, comoen todos los pensadores, el sistema (cualquiera que estesea: de la Nada, del Ser o del Devc:1ir), t- cmniabarca­dor, tanto de las cosas y del mundo como de I~uconci n- .cias y de los individuos. En cuanto sistema, pretendeotorgar una dirección única y establecer un sólo espíritu,una unidad de conciencias. Sin embargo, no es el mismoespíritu que en Hegel ni lleva la misma dirección ni pro­cede por etapas históricas, rigurosas y determinadaJ, ba­sadas en la violencia y el antagonismo de los pueblos. Sí

29 En efecto, nos dice en los Cuadernos que «si hay una historia es la de He­gel» y también que «la Historia tiene un sentido si el espíritu es uno. En lamedida en que el espíritu es totalidad, ese sentido existe, por consiguiente,hay direcci6n y por consiguiente progreso», e igualmente en la Crítica de laRaz6n Dialéctica: «nuestra tarea histórica en el seno de este mundo poliva­lente es la de aproximar el momento en que la Historia sólo tenga un senti­do» (libro 1, p. 77).

coinciden en eL deseo de ser totalidad (totalizacióll.,> enSartre), ya que la dirección es obvia: reconstruir' el estatu­to ontológico de la realidad, del mundo en el que quepa elhombre autónomo y libre. Ese es el progreso. (Texto 41).Tal vez sea por ello que ni en Sartre ni en Heidegger nohayan aparecido los segundos volúmenes que ~os prome­tían la solución de los problemas planteados: SImplemen­te, era imposible la solución teórica antes que la ~ragmá­tica. Y ésta es muy dificil. También es comprensIble queSartre busque la aproximación de la soluci~n por los ca­minos de la moral y de la acción colectiva, más aCbrdecon la sólida tradición filosófica alemana.

En el análisis de las opciones colectivas y revolucio­narias: socialismo o marxismo, a éste último tiene Sartreserias críticas que hacerle, tanto en el orden teórico comoen el de la praxis. .

En efecto, Sartre constata que algunos marxIstas re-nuncian a las dimensiones prácticas y creadoras del hom­bre concreto siendo éste sustituido por el Sujeto colecti­vo y supra-histórico (la clase proletaria); además, si ladi;J.léctica se extrae de la vida del hombre, entOl¡ces .;';"T1lica sobre su proyección: la naturaleza, como una k::cÓsmica (tesis/antítesis/síntesis en todos los procesos na­.rurales). Las personas no serían más que simples resulta­dos de los acontecimientos históricos, lo cual desembocaen el atomismo de la ideología burguesa. La lucha de cla­ses no está debidamente fundada al no considerar la natu­raleza de la violencia comprendida en las propias condi­ciones materiales 'en las que el hombre se halla inmerso yen las relaciones humanas; los marxistas la proyectan so­bre la historia, pero la desconocen en la vida cotidiana, .aligual que 10$ efectos desequilibrantes de la miseria en losindividual'.: y en sus organizaCiones sociales.

Ciertamente que Sartre tiene una gran simpatía porMarx y el marxismo y asume parte de sus exposiciones

Page 28: Jean Paul sartre

teóricas'O.Pero lo peor de toda doctrina son los epígonos,que la acaban esclerotizando; la gran critica sartriana vadirigida contra el dogmatismo ruso y su intransigente po­lítica (como la producida con la invasión a Hungría),pues lo acusa de idealismo, en tanto subordina lo real asus ideas fijas; estos dogmáticos utilizan 'entidades eter­nas' como 'imperialista', 'reaccionario', etc., de un modoabusivo e indiscriminado; han degenerado en una esco­lástica que se impone con violencia sobre lo particular, aquien aniquilan en vez de analizar; a este marxismollama, con Lukács, 'idealismo voluntarista' y critica condureza sus expresiones más idealistas como 'si la expe­riencia no verifica lo previsto, tanto peor para la expe­riencia'.

En los Cuadernos cambia de línea y renuncia de unaforma más o menos explícita a la violencia y a la sumi­sión; por ellas nuestra existencia pierde capacidad detrascendencia, haciéndonos permanecer en la inmanenciaen contra -casi siempre- de nuestra voluntad, en la opre­sión y en la pérdida, consecuente, de la alteridad. !,a su­misión, en especial al Otro dominante, que üele ser que­rida ya es en sí un mal moral, pues perpt'túa el mal-en."el-mundo, la falta de libertad, el reposo de 1'1 cúnc'eht; a 'y, en términos de Hegel, el fin de la histmi~ ¿¡ 'oiro­oprimido" e.- la alteridad ausente" la imposibilidad de laimplicación de la subjetividad en :una acción positiva, lai30 Por ejemplo en las «Cuestiones de Método», escribe: «nos adherimos sinreservas a esta fórmula de El Capital; por la cual Marx defme su 'materialis­mo': «el modo de producción de la vida material domina en general el desa­rrollo de la vida social, política e intelectuabm y en Situations insiste: «Paranosotros el marxismo no es soramente una filosofia: es el clima de nuestra!\ - ,ideas, el medio en que se alimentan, es el movimiento verdadero de lo qll~Hegelllama el Espíritu Objetivo, Vemos en él un bien cultu:zl de la izquier·"da; mejor: desde la muerte del pensamiento burgués, es por sí solo la Cultu­ra, pues sólo él permite comprender a los hombres, las obras y los aconteci­mientos».

, I

L../o..L1¡IV""VIIU

dificultad de transformación de lo existente por la acción(siempre colectiva). RecQrdemoSc.quepara,Hegel I~~i~­toria conlleva la negación de la libertad de las SUbjetlvl­dades a través de 1; asunción de un proyecto universal-que resulta ajeno a los individuos- mediante la sumisióny la violencia. Sartre no está dispuesto a ello y pret~~dela implicación de la subjetividad en un proyecto POSlttVOque tienda a la transformación de lo existente y que aquítiene su traducción política: el Socialismo. Recordemosque dice Sartre: «la Histo~a tiene un sentido si el espíritues uno». Esta unidad :10 debe ser otra cosa que un proyec-;.to común y positivo, de colaboración, de reivindi~aciónde la inter- y sub-jetividad. Para: ello es necesano unamoral un proyecto moral adecuado, la conversión a labuena' fe. (Texto 42). Pues, en efecto, «la moralidad no esfusión de las conciencias en un sólo sujeto, sino acepta­ción de la Totalidad destotalizada y decisión en el interiorde esta desigualdad reconocida de tomar por fin concretocada conciencia en su singularidad concreta» (p. 54)., Sartre, como se ve, permanecerá en una ambivalenciacontinuada entre la defensa de una concienciel uo~j:~U¡,(Cpl"sibilitadora del proceso histórico, que ha defer.didc ,~¡~alguna ocasión, con la posición de los Cuadernos, con lapropuesta de la destotalizaC'Íónde las conciencias a travésdel respeto al valor de sus proyectos individuales, de suslibertades y de sus situaciones. Pero es consciente de quede esa ambivalencia sólo puede salir desde una acciónpolítica desdogmatizada y colectiva; cree, en estos escritos,que tal exigencia se cumple en el Socialismo, es decir -einterpretamos nosotros- desde una posición cl~amentedemocrática, como la actual, algo qlle no se dIO en los:;onflir:tiv()s tiempos en los que le tocó vivir y de los quepartidi'Ó de'un modo muy comprometido.

Page 29: Jean Paul sartre

;)ame

5. UN PENSADOR ENGAGÉE

Sartre es un pensador comprometido con los dificilesmomentos históricos -de la 2u Guerra Mundial- que letocó vivir, tanto desde la literatura, como desde el planopolítico, bien en la Resistencia al inicio de la contiendamundial, bien solidarizándose con los sufrimientos' pade­cidos por la gente en los combates y por la invasión nazide su país, bien comprometiéndose, en la postguerra, conel marxismo -que estaba lejos de ser una opción políticadefinitiva- a través del Partido Comunista francés.

La totalidad de su obra, sus matices y su sentido no seentienden sin esta situación histórico-social. Sin embargono es un creyente en nada y, menos, en un comunismoencarnado en la expresión política del estalinismo soviético.Sartre resulta crítico e incómodo tanto para los EE.UU.como para la URSS. Apoyó la revuelta independentistaargelina contra Francia y participó como miembro del tri­bunal Russell para juzgar los crímenes de guerra del Viet­nam y se puso, finalmente a la cabeza de las revueltas es­tudiantiles del Mayo del 68.

A partir de aquí, lean Paul Sartre entró en un triste je·;~:''-cque sería descrito magistralmente por su compañe­ra, la escritora Simone de Beauvoir, en La ceremonia (leladiós.

\i

lIT

SELECCIÓN DE TEXTOS

Page 30: Jean Paul sartre

Texto 1

[Definiciones históricas de Conciencia]

Leibniz: «Hay t.antas verdades de hecho primerasc?mo. percepcIOnes mmediatas o, si se quiere, de con­

cl.e~clas» (Animadversiones in Partem generalem prin­ctptOnlm Cartesianonlm, 1692).

, .Kant: «Vo tengo conciencia de mí mismo: este acto10glCOno es una proposición porque carece de predica­do» (Opus Postumum, 1882).

~euerbach: * «La forma suprema de la afirmaciónde SI, l~. forma que. e.s ella misma una distinción y unaperfecclOn, una fehcldad y un bien, es la conciencia»(La Esencia del cristianismo, 1841).

* «El materialismo desnudado de·todo espíritu de­clara: «el hombre se distingue del animal ú~icamentepor su conci~ncia»; pero no señala que se produce en elser que despierta a la conciencia una modificación cuali­tativa de ser completamente» (Id).

. I'(Ia •.~.~m~.els: * (~No es la conciencia ~uien deter­mina la Vida, s,no 1:>, '¡Ida quien determina la conciencia»

(L" fdeolo.;: 2 a,/Pll'fJIllI, ; 8~~).

.: «r ',a c?!1cit:ncia .es en:principio un producto social"j as! sera mIentras eXIstan los hombres» (Id). i

Bergson: * «La conciencia corresponde exactamerrte

a la pot:ncia de elecc.ión que el ser vivo dispone; escoext~~slva con la ~anJ~ de acción posible que envuelvel~ acclOn real: conCienCIa es sinónimo de invención y dehbertad» (La Evolución creadora, 1907). .

* «Sin dar de la conciencia una definición que seríameno~ clara que eila, la puedo caracterizar por su aspec­to mas. apare. te: concierlcia significa en primer lugarmemOfla». (¿a Energía espiritual, 19[1).

Freud: * «Concluir del hecho que la conciencia pre­senta una escala de franqueza y de claridad, la inexisten-

cia del inconsciente, equivale a afirmar la no existe¡¡ciade la oscuridad porque la luz present¡t·todas las- gr.ada­ciones, desde la más puras claridades hasta las más ate·nuadas, apenas perceptibles, o concluir de los innumera­bles grados de vitalidad un argumento en favor de la no.existencia de la muerte» (Ensayo sobre el psicoanálisis,1909-1915).

Husserl: * «Todo estado de conciencia en generales, en si mismo, conciencia de alguna cosa, cualquieraque sea la existencia real de este objeto y cualquier abs­tención que haga, en la actitud trascendental que-es mía,de la posición de esta existencia y de todos los actos dela actitud natural» (Meditaciones cartesianas, 1929).

* «La palabra intencionalidad no significa nada másque esta particularidad esencial y general que tiene laconciencia de ser conciencia de alguna cosa, de llevar,en su cualidad de cogito, su cogitatwn en sí misma» (Id).

Texto 2

(La trt)~cendp'lr;1i del Ego. puolicadJ 1::-' \ 936 en Reclrerches plri­

losophiques, y recJitado en t %.:, r'Jr la e(:i¡orial Vrin, con h1lro­ducción, no¡a~ y apéndic.:: de ::::rl";•. ¡2 r...~, ~[ e"·;,i:.¿ fJor Sartredurante una estancia en B':r!ir., ':.d~G-;:;dicadaa estudiar la fenome-

_ ñología de Husséri; en ella se esboza el análisis y crítica de la ideade conciencia que se deriva de la concepción fenomenológica hus­serliana)

[El Ego exterior y trascendente a la conciencia]

«Para la mayor parte de los filósofos el Ego es un "ha­bitante" de la conciencia. Algunos afirman su presenciaformal en el seno de las "Erlebn;ssc", como uri principióvacío de unificación. Otros -1::', ¡rayor p3rte pSlc6~ogos­piensan descubrir su presenc;a material, coro -' :.:entros dedeseo y de actos, en cada momento de nuestra vida psí­quica. Nosotros quisiéramos mostrar aquí que el Ego noestá ní foÍ1nalmente ni materialmente en la conciencia:

Page 31: Jean Paul sartre

está fuera, en el mundo; es un ser del mundo, como elEgo del otro» (La trascendencia del Ego, 1981, p. 13).

Texto 3

[La presencia del yo]

«Para Kant y para Husserl el Yo es una estructura for­

mal de la conciencia. Hemos intentado mostrar que el Yono es nunca puramente formal, que siempre, aunque fueraabstractamente concebido; es una contracción infinita del

Yo material. Pero es indispensable antes de proseguir, de­sembarazamos de una teoría puramente psicológica queafirme por razones psicológicas la presencia material delYo en todas nuestras conciencias. Hay un mundo objetivode cosas y de acciones, hechas o por hacer, y las accionesse aplican como cualidades a las cosas que las reclaman)(...). Todo ocurre como si viviéramos en un mundo dondelos objetos al mismo tiempo que sus cualidades de calor,olor, forma, etc., tuviesen las de rechazante, atrayente,encantador, útil, de , j' como si esas cualidades fueran

fUC~~dS Q~e t'jercer sobre nosotros ciertas a{;ciones.» (Latmsre'),feJicia '.'('1 S~u, 19Q J ,.PP. .J 7·-42).

«Es prec.i¡;:~d¡¡a~lf qüe esta conciencia de la boncien­cia -fuera de los casos de conciencia réjléchie sObre loscuales no insistiremos ahora- no es posicional, es decirqu~ la conciencia no es ella misma su objeto. Su objet~esta fuera de ella por naturaleza (oo.). Ella misma no seconoce más que como interioridad absoluta. Llamaremos

a una conciencia semejante: conciencia de primer grado oÍlTéjléchie» (La trascendencia del Ego) 1981, p. 24).

Texto 4

(El Ser y la Nada, Gallimard, Paris, 1943, es el desarrollo en el planoontológico de la idea de conciencia intencional que ya había esbo­

zado en la obra anterior de La Trascendencia del Ego. El proyecto

esbozado en esta obra de una ontología fenomenológica está condi·cionado por la consideración que se tenga del "orro' ,de-Ia intersub·

jetividad, de la situación y del lugar del sujeto en su complejaentidad, que configuran el entramado dc la ideología existencialista)

- .[La conciencia como conciencia de algo ajeno a ella misma] -

«Toda conciencia es conciencia de algo. Esta defini­ción de la conciencia puede tomarse en dos sentidos dis­tintos: o bien entendemos por ella que la conciencia esconstitutiva del ser de su objetq, o bien quela conciencia,en su naturaleza más profunda, es relación' a ün'ser"tras­cendente. Pero la primera acepción de la fórmula se des­truye a sí misma: ser consciente de algo es estar frente auna presencia plena y concreta que no es la conciencia(oo.). La conciencia es conciencia de algo: esto significaque la trascendencia es estructura constitutiva de la con­ciencia; es decir, que la conciencia nace apuntando haciaun ser que no es ella misma. Es lo que llamamos la prue­ba ontológica.» (El ser y la nada, edic. en español: 1993,p.29-30).

«Yo estaba allí, inmóvil y helado, sumido en un éxta­sis horrible. Pero, en el seno mismo de ese éxtasis, acaba­ba de aparecer algo nuevo: yo comprendía la Náusea, laposeía A decir ve~dad, no me formulaba mis descubri­mientos. Pero creo que ahora me sería fácil expresarloscon palabras. Lo esencial es la contingencia (oo.). La con­tingencia no es una máscara, una ap<:ric:1cin' que puededisiparse; es lo absoluto, en consecu~nr:a. lti gramidádperfecta. Todo es gratuito: es'e jardín, e:--;¡¡ciudad, yo m)¿,mo. Cuando uno llega a comprenderlo, se le revuelve elestómago y todo empieza a flotar (oo.); eso es la Náusea(.oo). Me'dejé estar en el banco, aturdido, abrumado por

•.. _--

Page 32: Jean Paul sartre

esa confusión de seres sin origen; en todas partes eclosio­nes, florecimientos; me zumbaban de-existencia los oí::,::.:····-­dos, mi misma carne palpitaba y se entreabria, se abando­naba a la brotadura universal; era repugnante. "¿Pero porqué, pensaba yo, por qué tantas existencias, si todas se ­parecen?" ¿A santo de qué tantos árboles todos pareci­dos, tantas existencias frustradas y obstinadamente reco­menzadas y de nuevo frustradas, como los torpes esfuer-zos de un insecto caído de espaldas? (.oo) Todo lo queexiste nace- sin razón, se prolonga por debilidad y muere __por causalidad.» (La Náusea, Alianza-Losada, Maarid,1988, 4a reimpr., pp. 148-151).

Texto 6

[El ser defjenómeno]

«Así el ser del objeto es un puro no-ser. Se definecomo una carencia. Es lo que se hurta, lo que, por princi­pio, jamás será dado, lo que se eñtrega pJr perfiles fuga­ces y sucesivos» (El Ser y la Nada, cdi.::. ea ~..;:;paíi')l:1993, p. 30).

Texto 7

[La interrogación]

«La interrogación es un puente lanzado entre dos no­seres: no-ser de! saber en el hombre, posibilidad de no­ser en el ser trascendente (oo.). Toda interrogación plantea,por esencia, la posibilidad de una respuesta negativa. Enla pregunta se interroga a un ser sobre un ser o sobre sum/)do de ser. Y este modo de ser o ese ser está velado:

c:neda siempre abierta una posibilidad de que se devel¡­como una Nada. Pero por lo mismo se admite que unExistente pueda siempre develarse como nada, toda la in­terrogación supone que se realiza un retroceso nihilizador

cOIl respecto a lo dado, y este se convierte en una simple~_presentación, que oscila entre e! ser y la Nada». (El Ser y

la Nada, edic. en español: 1993, pp. 41, 58-59).

Texto 8

[El Ser.fimdamento de la Nada]

«Es 10 que expresábamos al decir que la nada infestaal ser. Esto significa que el ser no tiene necesidad alguna

--de·la nada para ser concebido (.oo). La nada, si no estásostenida por el ser, se disipa en tanto que 'nada, y recae­mos en el ser. La nada no puede nihilizarse sino sobrefondo de ser; si puede darse una nada, ello no es ni antesni después del ser ni, de modo general, fuera del ser, sinoen e! seno mismo del ser, en su meollo, como un gusano».(El Ser y la Nada, edic. en español: 1993, pp. 52-57).

Texto 9

[La 1ibertad]

«':...-l.! q"e 'ratamos de definir es el ser del hombre entanto que condiciona la aparición de la nad." y ese ser nosha aparecido como libertad. Así, la libertad, como condi­ción requerida para la nihilización de la nada, no es unapropiedad que pertenecería entre otras a la esencia del serhumano. Ya hemos hecho notar que la relación entre exis­tencia y esenciá no' es semejante en el hombre y en lascosas del mundo. La libertad humana precede a la esencia ­del hombre y la hace posible; la esencia del ser humano(~stá en SIlSPt"SO ~n 3U !ibertad. Lo que llamamos libertade" pues, indistinF1JÍ0le del ser de la "realidad humana".El hombre no es primeramente' para ser libre después: no

- hay diferencia entre e! ser del hombre y su "ser-libre"».(El Ser y la Nada, edic. en español: 1993, p. 60).

Page 33: Jean Paul sartre

Sartre Textos 65

Texto 10

(El ensayo sobre Baude/aire, de 1947, «poeta maldito», autor de

~as flores de/ mal. es una ocasión inmejorable para llevar a la prác­tica, en el análisis literario, su filosona sobre la libertad, aprove­chando el personaje de Baudelaire y la elección que éste hizo de símismo, en su aventura vital, en la configuración de su destino, enla tragedia de su libertad)

[La libertad como condena]

(~Bau~~lire: el hombre que se siente abismo. Orgullo,hastlo, verhgo: se ve hasta el fondo del corazón incom­parable, incomunicable, increado, absurdo, inútil, aban­donado en un aislamiento total, soportando solo su propiacarga, condenado a justificar absolutamente solo su exis­

t~ncia, y escapando sin cesar, escurriéndose de sus pro­~Ias manos, replegado en la contemplación y, al mismohemp?, lan~ado fuera de sí a una infinita persecución, aun abIsmo sm fondo, sin paredes y sin oscuridad, misterio

a ple?a luz, imprevisi?le y perfectamente conocido (...).Esa lIbertad, esa gratuIdad, ese al)aüuono qUl;;le dé:11 mie­do, son el pa.trimonio de todo horn!Jr:': no el ~uvo particll­lar. ¿Es pOSIble tocarse, Vt:r:;(;alguno' vez? ESb>.;.~e,c:~fija y singular que busca quizás sólo aparezca ante losojo.~ ~e. los ~tros ( ...). Quizás no "se es": siempre en telade JUICIO,sIempre en suspenso, quizá uno deba hacersep~rpetuamente (...). Puesto que no hay principios estable­cld?s ~ los c.uales aferrarse, uno tiene que estancarse enun Indlferenhsmo amoral o inventar él mi.smo al Bien y elMal» (Baudelaire, Alianza-Losada, Madrid 1984 pp. 28-29). ' ,

«El hombre se halla condenado a ser lib,e. Condena­

do, porque no se ha cx:ado a sí mismo, y sin eml:::rrgo, libre,porque una vez arrOjado en el mundo es responsable detodo lo que hace.» (El existencialismo es un humanismoed. Santillana, col. «Filosofía hoy», p. 26). '

Texto 11

[La libertad enmascarada]

«Es curioso, acabo de llenar diez páginas y no he di­cho la verdad, por lo menos toda la verdad. Cuando escri­bí debajo de la fecha: "Nada nuevo", tenía la concienciaintranquila por esto: en realidad una pequeña historia,que no es ni vergonzosa ni extraordinaria, se negaba a sa­lir: "Nada nuevo". Me admira cómo se puede mentir po­niendo uno la razón de su parte. Evidentemente, no se haproducido nada nuevo, si se quiere: esta maaaña~'a lasocho y cuarto, cuando salía del hotel Printania para ir a labiblioteca, quise levantar un papel que habia en el suelo yno pude. Eso es todo, y ni siquiera es un acontecimiento.Sí, pero para decir toda la verdad, me ha impresionadoprofundamente: he pensado que ya no era libre» (La Náu­sea, Alianza-Losada, Madrid, 1988,43 reimpr., p. 19).

Texto 12

(El exislellcialismo es un humanismo es un documento «de ¿~)\,

escrito en 1946, como resultado de una conferencia lj¡;::: Jio el ¡,ute •.

en el Club Maintenant, en París, un año antes. En ese mome ,to ¡p

- principal preocupación lora :1reorganización de la democracia des·pués de la segunda guerra mundial. El existencialismo reflejaba elfracaso de la razón y el descrédito de los viejos discursos ideológi­cos que no pudieron evitar los horrores de la contienda; manifesta·

ba, además, el individu~lismo atroz del ser humano y su falta dehumanidad y de bondad. Había pocas razones para ser optimista yhumanista. Sartre abandona poco a poco la dimensión individualis­ta de su filosofia y plantea una fundamentación filosófica de la soli­daridad)

[La mala fe]

«Si hemos definido la situación del hombre 'como una

elección"libre, sin excusas y sin ayuda, todo hombre que

Page 34: Jean Paul sartre

se refugie tras la excusa de sus pasiones, todo hombreque inventa un determinismo es un hombre de mala fe. Sihemos definido la situación dernombre-'é6rno una-eiec­ción libre, sin excusas y sin ayuda, todo hombre que serefugie tras la excusa de sus pasiones, todo hombre queinventa un determinismo es un hombre de mala fe. Se po­dría objetar: pero ¿por qué él no podría elegirse a sí mis­

mo de mala fe? Yo respondo que no tengo que juzgarlemoralmente, pero defino su mala fe como un error. Aquíno se puede escapar a un juicio de verdad. La mala fe esevidentemente una mentira, porq~e disimula. la total li­

bertad del compromiso. En el mismo plano, yo diría quehay también mala fe si elijo declarar que ciertos valores

existen antes que yo; estoy en contradicción conmigomismo si, a la vez, los quiero y declaro que se me impo­nen. Si se me dice: ¿y si yo quiero ser de mala fe?, res­ponderé: no hay ninguna razón para que usted no lo sea, .,pero yo declaro que usted lo es, y que la actitud de estríc-ta coherencia es la actitud de buena fe» (El existencialis-

mo es un humanismo, p. 36-37). \.

Texto 13

[El hombre como proyecto]

«El hombre comienza por existir, es decir que el hom­bre es en prímer lugar algo que se lanza hacia un porveniry algo que es consciente de proyectarse en el porvenir. Elhombre es ante todo un proyecto que se vive subjetiva­mente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una

coliflor; no existe nada anterior a ese proyecto; nada hayen el cielo inteligible, y el hombre será en primer lugar loque habd proyectado ser. No lo que querrá ser. Porque loque ordinariamente enténdemos por querer es una deci­

sión consciente y que es, para la mayoría de nosotros,posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Puedo

querer adherirme a un partido, esc~bir u~ ,libro, casarme,todo esto no es más que una mamfestaclOn de una elec­

ción más original. Más espontánea que I~que se llamavoluntad» (El existencialismo es un humamsmo, p. 22).

Texto 14

(Verdad y existencia es un opúsculo que se encuentra,n, entre las

obras póstumas de Sartre; aquí ofrece un desarrollo temat1~~ de susideas gnoseológicas pero teniendo como meta su conce~lOn de laética y de la filosofia de la historia. EI,hOl,nbre pertenec.lent~ a ~naépoca y-~u responsabilida-d moral subSigUiente es la tesIs pnnclpalde este opúsculo)

[La totalidad y la historia]

«La concepción misma de la pluralidad de las c.on­ciencias implica que la totalización no se puede realIzar

en ningún caso, ya que la pluralidad no se pu~de s.uperar:De esta manera, sea cual fuere e! final de la hlstona, ser~catastrófico para la ciencia, puesto que la ver~d no seradecíL:;d~, t's decir, porque, si suponemos, por ejemplo, ~ade:'ll'lc('ión jn'.!Ieciata del mundo a causa de,la bomba ato-

',~ :, .• ~ ." 11' h-~'o"cidido si e! marxlsmo era o no

:~I~r'\í~:.~~·'~o;;;o '¡';¡;rpr~tación de la historia, cuál es, el~;d~de;o lugar, en las estructuras, cien~íf1cas~de las teonasde Heysenberg, de Broglie o de Emstem, c,~al es ~a ver~a­dera concepción de! evolucionismo, o qUl~n, tema razon,Mendel o Lysenko» (Verdad y existencia, Pmdos, Barcelona,1996, pp. 63-65).

Texto 15

[C(lnoc!miento]

<<1'.I\ este sentido, todo es dado; todo me es presentesin distancia y en su entera realidad; nada de lo que veoviene de mí; no hay nada fuera de lo que veo o de lo que

Page 35: Jean Paul sartre

podría ver. El se.r está doquiera entorno a mí; parece quepuedo)ocarlo, aslrlO; la representación, como acaecimiento

,.."'.... - psíquieo, es·una pura invención de los filósofos. Pero deeste ser que «me inviste» por todas panes y del que nadame separa, estoy separado precisamente por nada, y estanada, por ser nada (ce ríen, parce qu-i! es néant) es in­franqu~ble. «Hay» ser porque soy negación del ser, y lamundanldad, la espacialidad, la cantidad, la utensilidad,la temporalidad, sólo vienen al ser porque soy negación~el ser; no agregan nada al ser, son puras condiciones nihi­hzad?S. del «hay», no hace.!1~iI!Q.realizar el hay. Pero estas

- - c-ondlclones no son nada, me separan más radicalmente del

ser de lo que lo harían deformaciones prismáticas, a tra­vés de l~s cuales podría aún esperar descubrirlo. ( ..,) Eneste sentido el Para-sí es presencia inmediata del ser (...),pues el conocer tiene por ideal el ser-lo-que-se-conoce, ycomo estructura originaria el no-ser-lo-eonocido (oo.). Elmundo es humano. Se advierte la panicularísima posiciónde la conciencia: el ser está doquiera, contra mí, en tornomío, pesa sobre mí, me asedia, y soy oerpetuamente remiti­do de ser en ser; esta mesa, .1ue está ahí es ser y nadamás; esa roca, ese árbol, aqut:l paisaje; s¿r 'J ú~ olwmodo nada» (El Ser y ia dada, p. 217).

Texto ]6

[Yopara el otro]

«El prójimo es un fenómeno que remite a otros fenó­menos: a una cólera-fenómeno que él siente contra mí auna serie de pensamientos que se le aparecen como fedó­menos de su sentido íntimo, es decir, que 10 qUé t('mo r;n

consideración con el prójimo no es nada mñs q110 lo queencuentro en mí mismo. Sólo que estos fenómenos sonradicalmente distintos de todos los demás. En primer lu­gar, la aparición de! prójimo en mi experiencia se mani-

fiesta por la presencia de las formas organizadas, talescomo la mímica y la expresión, los actos y las conductas.Estas formas organizadas remiten a una unidad organiza­dora que se sitúa por principio fuera de nuestra experien­cia. La cólera del prójimo, en tanto que aparece a su sen­

tido íntimo y se resiste por naturaleza a mi apercepció~,constituye la significación y es quizá la causa de la sene

de fenómenos que capto en mi experiencia con el. nom~rede expresión o mímica. El prójimo, en cuanto umda~ Stn­tética de sus experiencias y en cuanto volunta,d 10,mlsmoque como pasión, viene a organizar mí expenencla.» (ElSer y la Nada, pp. 254-255).

«Sólo soy la mirada que te ve, sólo este pensamientoincoloro que te piensa» (A puerta cerrada, p. 132).

Texto 17

[La presencia del prójimo]

«La presencia a mí del prójimo-mirada no es, pue~, niun conocimiento, ni una proyecci6ú .l~n~: c:.:r, l' \ und for­ma de unificación o categoria. Simplem~ntt:: .;:., y no· ;:,,¡e­

do derivarla de mí (oo.). Así, el prójiqlO es ante tdo pat '1

mí el ser para el cual soy objeto, es decir, el se. ¡Jor :1cual gano mi objetividad. Solamente para ~o~er concebl~alguna de mis propiedades en el mo~o objetIvo, y~ est,adado e! prójimo. Y está dado no como un ser d~ mI um­verso sino como un sujeto puro. Así, este sUjeto puro

que, ~or definición, no puedo conocer, es decir, ,po~ercomo objeto, está siempre ahí, fuera de al~ance y SIn dIS­tancia cuando trato de captarme como objeto. Y al expe­rimentar la mirada, al experimentarme como objetividad

no-revelada, experimento directamente X. con mi s~r lasubjetividad imposible de captar del prOjlmo. Al mIsmotiempo experimento su infinita libertad.» (El Ser y laNada, pp. 298-300).

Page 36: Jean Paul sartre

«El otro es indispensable para mi existencia tanto

como para el .c~nociJR.i~~Jo qu~~~ teng51Ae mí ~ismo.En estas condIcIOnes, el Mscubrimiento de mi intimidadme descubre al mismo tiempo al'otro, como una libertad

puesta frente a mí" que, ple pie~sa y _que no quiere másque por o contra mI. A~I descubnmos en seguida un mun­do que llamaremos la mtersubjetividad y es en este mun­do en el que el hombre decide lo que es él y lo que sonlos otros» (El existencialismo es un humanismo, p. 3~).

_Texto-l8 __

[El cuerpo]

.<~Sólo.en un m.undo puede haber un cuerpo, y una re­laclOn p:rmera es mdispensable para que ese mundo exis­ta. En CIerto sentido, el cuerpo es lo que soy inmediata­

mente; ~n ~tro sentido, estoy separado de él por elespesor mfi.mto .del ~u!1do; me es dado por un reflujo delmundo haCIa mI factlcIdad, y la condición de ese reflujo

p;rpetuo es un p~rpetuo trascender ( ...). Pero trascender~l Jlll:ndo es, preCIsamente no sobrevolarlo, sino compro­lTI,:;lerseen el para emerger de él; es hacerse uno mismocsf-.-.. ~·';l::¡:;ec.i·"ade trascendencia» (El Ser v la Nada pp352,353-354). .' .

Texto 19

(En la obra teatral A puerta cerrada Sartre trata uno de los temasnucleares de su filosofia: el efecto cosificador de las relaciones in­

t~rpersonales por el que cada cual se siente atacado en s~ concien­cia por la conc!encia del otro -en el sentido de su mirada- situandoa los protagonistas en una paradójica convivencia en soledad, quees el ;¡Ifit'mo)· .

lLa convivencia humana y el infierno]

INÉS.- Ya veo (Una pausa) ¿Para quién representan uste­des la comedia? Estamos entre nosotros.

Textos

ESTELLE (con insolencia) ¿Entre nosotros?INÉS.- Entre asesinos. Estamos en el infierno, nenita; aquí

nunca hay error y nunca se condena a la gente pornada (...) ¡En el ínfierno! ¡Condenados! ¡Condenados!( ...). No hay tortura fisica, ¿verdad? Y sin embargo es­tamos en el infierno. Y no ha de venir nadie. Nadie.

Nos quedaremos hasta el fin solos y juntos. ¿No esasí? En suma, alguien falta aquí: el verdugo (...). El

verdugo es cada uno de nosotros para los otros (...).Quiero elegir mi infierno (...).

GARCÍN.- Bueno, tendremos que llegar hasta el fin. Des­nudos como gusanos (...). Mientras cada uno de noso­tros no haya confesado por qué lo han condenado, nosabremos nada (...).

ESTELLE.- Le aseguro que lo ignoro. No han querido de-círmelo (...).

GARCÍN .- Así que esto es el infierno. Nunca lb hubieracreído ... ¿Recordáis?: el azufre, la hoguera, la parri­lla ... ¡Ah! Qué broma. No hay necesidad de parrillas;~¡infierno S01l ÍGs otros. (A puerta cen-ada, Alianza­Lo~?da, M"drid, 1%9, :)p. 91, 92,101,135. El subra-'Y\1dc es nL.~S'r0}.· .

Texto 20

[El en-sí y el para-sI]

«Al término de esta larga descripción de las relaciones

entre el para-sí y el otro, hemos adquirido, pues, esta cer­teza: el para-sí [nuestra proyección hacia algo] no es sóloes un ser que surge co:no nihiliza~ión del en-sí [ese 'algo,el mundo, ...] <.pe é; ~10es, sinú q,le esa huida nihilizado­ra es íntegramente recuperada por el en-sí y fijada en-sídesde que aparece otro. Sólo el para-sí es trascendente[está más allá, no pertenece] al mundo; es la nada por lacual hay cosas. El otro, al surgir, confiere al para-sí un

Page 37: Jean Paul sartre

;:)ame

ser-en-sí-en-medio-del-mundo como cosa entre las cosas.

Esta petrificación del en-sí por la mirada del otro es elsentido profundo del mito de Medusa. Hemos avanzado,pues, en nuestra investigación: queriamos determinar, enefecto, la .relación originaria entre el para-sí y el en-sÍ.Hemos aprendido, en primer lugar, que el para-si es nihi­lización y negación radical del en-sí; ahora comprobamosque es también, por el sólo hecho del concurso del otro ysin ninguna contradicción, totalmente en-sí, presente enmedio del en-sÍ. Pero este segundo aspecto del en-sí re-

--- presenta su afuer?: el para-sí, por naturaleza, es el ser queno puede coincidir con su ser-en-sí». (El Ser y la Nada,

pp. 452-453). "'.;>

Texto 21

[La libertad]

«EG[STO (vivamente) Sabe que es libre. Entonces no bastacargarlo de cadenas. Un h01i',br libre en una ciudades com •.., ul1C ov~ja sarno~>l.e'l un rebaño. Contaminarátodo mi reine y Nruinar~ n.1 obra (".)

JÚPITER.- Una vez que h<,.~sta'lado h libellad en el almade un hombre, los cli" ...·~s ya no pueden nada contraese hombre. Pues es un asunto de hombres, y a losotros hombres -sólo a ellos- les corresponde dejarlocorrer o estrangularlo.

(oo.)

JÚPITER.- Te he dado libertad para que me sirvasORESTES.- Es posible, pero se ha vuelto contra ti y nada

podemos ninguno de los dos.

JÚPI!ER.- ¡Por fin!, esa es la excusa (...). :Sabes que esahbertad de la que te dices esclavo :;.~asemeja muchu auna excusa?

ORESTES.- No soy ni el amo ni el esclavo, JÚpiter. ¡Soymi libertad! Apenas me creaste, dejé de pertenecerte

1 exlOS

(oo.). De pronto la libertad cayó sobre mi y me traspa­só, la naturaleza saltó hacia atrás, y ya no tuve edad yme sentí completamente solo, en medio de tu mundobenigno, como quien ha perdido su sombra; y ya nohubo nada en el cielo, ni Bien ni Mal, nadie que mediera órdenes (oo.).

JÚPITER.- Tu libertad sólo es una sarna que te pica, sóloes un exilio.

ORESTES.- Dices la verdad: un exilio.JÚPITER.- ( ...) Vuelve: soy el olvido, el reposo. .ORESTES.- Extraño a mí mismo, lo sé. Fuera de la natu­

raleza, contra la naturaleza, sin excusa, sin otro recur­

so que en mÍ. Pero no volveré bajo tu ley; estoy con­denado a no tener otra ley que la mía. No volveré a tunaturaleza; en ella hay mil caminos que conducen a ti,

pero solo puedo seguir mi camino. ~orque soy unhombre, Júpiter, y cada hombre debe mventar su ca­mino. La naturaleza tiene horror al hombre, y tú, so­berano de los dioses, también tienes horror a los hom­

bres (oo.). Tú eres un dios Y. VI) sr'y liLre; e~~alr,c::igualmente solos y nuestra angustl? ez s~e!Fin~~ ~ oo)

[Los hombres] son libres y ~~ 'v¡.la hutn:i!'c,. ~'111····~del otro lado de la desesperación>. (J .:.C: Y.:JSC",S,

Alianza-Losada, Madrid, 1984, pp. 85, 86, 109-112).

Texto 22

'(Las razones para actuar]

«ESTELLE.- Pero no sé nada, amor mío, no estoy en tu

pellejo. Tu eres quien debe decidir. .GARCíN (con un gesto cansado) Yo no decIdo.ESTELLE.- En fin, has de recordarlo; debías tener ra(.0nes

para obrar como lo hiciste.GARCíN.- SíESTELLE.- ¿Y?

...... -

Page 38: Jean Paul sartre

Textos75

GARCÍN:- ¿Pero so.n esas las verdaderas razones? (...). Yoquena t~stImomar, había: .. había reflexion¡:tqQ durante·,

.muc~o hemp? ... ¿~on ésas las verdaderas razones? (,fINES.- lAh! Ahí esta la pregunta. ¿Son esas las verdade­

ras .razones? Razonabas, no querias comprometerte ala llgera. ~~ro el miedo, el odio y todas las suciedades

. son tamblen razones. Vamos, busca, interrógate.» (Apuerta cerrada, p. 123).

Texto 23

[El proyecto]

«El hom.bre comienza por existir, es decir que el hom~bre es en pnmer lugar algo que se lanza hacia un porveniry algo que es consciente de proyectarse en el porvenir. Elhombre es ante todo un proyecto que se vive subjetiva­

me~te, en lug~ de ser un musgo, una podredumbre o unacohflo~; no. eXI~t~ nada anterior a este proyecto; nada hayen el CIel? mtellgIble, y. el hombre será en primer lugar loque habra proyectado ser». (El existenci(litsm.; 2S WI ¡'u-manismo, p. 22). . . "

Texto 24

[Trascendencia y Ateísmo]

«El hombre está constantemente fuera de sí mismo

proyectándose y perdiéndose fuera de sí hace existir aihombre y, por otra parte, persiguiendo objetivos trascen­

dentales puede existi~; siendo el hombre esta superacióny no ~~ptand? los objetos más que por relación a esta su­p~~aclOn, esta e~ el c?razón, en el centro de esta super-i­cI~n. No hay mas unIverso que un ..universo hl..:mml.). eluniverso. de la subjetividad humana. Esta unión de- la t~as­cendencIa, c?mo constitutiva del hombre -no en el senti­do de que DIOS .es trascendente, sino en el sentido de su-

peración-, y de la subjetividad. en el sentido de que el- "nombre no está encerrado en si mismo, sino siempre pre­

sente en un uni\"erso humano, es lo que nosotros llamamosel humanismo existencialista. Humanismo, porque recor­damos al hombre que no hay otro legislador que él mis­

mo, y que es en el desamparo como decidirá sobre si mis­mo; y porque mostramos que no es volviéndose sobre símismo, sino buscando fuera de él un objetivo -que es talo cual liberación, talo cual realización particular-, comoel hombre s.e r~lizará precisamente como humano. (oo.). Elexistencialismo no es otra cosa que un esfuerzo por ex­traer todas las consecuencias de una posición atea coheren­te. No busca en absoluto hundir al hombre en la desespe­ración. Pero si denominamos desesperación, como hacenlos cristianos, a toda actitud de incredulidad, entonces elexistencialismo parte de la desesperación original. El ex­istencialismo no es tanto un ateismo en el sentido de ago­tarse en demostrar que Dios no existe. Más bien declara:

aunque Dios existiera, nada cambiaria ( ....). No se trata deque nosotros creamos que Dios existe, ";no q:l') ;,~r:;:lmo:>que el problema no es el de su existencia; es rK"(;esa..-ioque el hombre se re encuentre a sí mismo y se persua(¡a ('C

que nada puede salvado de sí mismo, ni siquiera una ;ml~,ba válida de la exisim<;ia de Dios». (El existenciallsmo esun humanismo, pp. 39-40).

Texto 2S

[Esencia y existencia]

«El existencialismo ateo que yo represento es más co­:'crente. Declara que, si Dios no existe, hayal menos unser en el que la existencia precede a la esencia, un ser queexiste antes de pode¡; ser definido por ningún concepto Y

que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la reali­dad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia prece-

Page 39: Jean Paul sartre

de a la esencia? Significa que el hombre primero existe, seencuentra, surge-en el mundo, y qtle'se-det-ine después~-Siel hombre, tal y como lo concibe el existencialista, es in­definible, es porque comienza no siendo nada. Sólo serámás tarde y será tal y como se haga a si mismo. Así pues,no hay. naturaleza humana, puesto que no hay Dios paraconcebIr1a». (El existencialismo es un humanismo, p. 22).

Texto 26- -

[Definiciones del hombre]

(La concepción del hombre en Sartre se aleja de las mayorías de lasdefiniciones que se han dado sobre el mismo, pues parten de un su­puesto sustancialista: tiene dada una naturaleza física [es un 'ani­

ma!'] unida o separada de otra espiritual [tiene 'alma' o espíritu o

propiedad alguna de ésta/éste: mente, pensamiento, conciencia ...].Proponemos aquí algunos ejemplos de éstas)

Platón: «el hombre es una planta celeste»Aristóteles: «el hombre es un animal rac'ionai,;

Plauto, Bacon y HoL,oes. «c! hombre es UT'.lobo palael hombre» - .

S. Agustín: «el hombre es imagen d~ Dios»D~(:artes: «el hombre es pensamie:1:o»Hegel: «el hombre es conciencia alienada»Nietzsche: «el hombre es una cuerda tendida entre el

animal y el superhombre»Cassirer: «el hombre es un animal simbolizan te»

_E. D 'Ors: «el hombre es un animal inteligente»Unamuno: «el hombre es un animal enfermo»Zubiri: «el hombre es un animal de realidades»G. Bueno: «el hombre es un animal divino»U. Eco: «el hombre es un animal fabuladoD>Gehlen: «el hombre es un animal biológicamente de-ficiente» .

LQrite. Mena: «el hombre es un animal paradójico»

Ortiz-Osés: «el hombre es un animal interpretativo»Gusdoif: «el hombre es un animal parlante»Sciaeca: «el hombre es un sujeto espiritual»G. Mareel.: «el hombre es un espíritu encarnado».Etc., etc.

Texto 27

[El hombre, pasión inútif]

-- -- «Cada realidad humana es a la vez proyecto directo de

metamorfosear su propio Para-sí en En-si Pa:a-sí, y pro­yecto de apropiación del mundo com? totalIdad de ser­en-sí, bajo las especies de una cualIdad fundamental.Toda realidad humana es una pasión, por cuanto proyectaperderse para fundamentar el ser y para c~nstitui.ral.mis­mo tiempo el En-sí que escaparía a la contmgencia sI~.dofundamento de sí mismo, el Ens causa sui que las relIgIO­nes llaman Dios. Así, la pasión del hombre es inversa dela de Cristo pues el hombre se pierde en tanto que hom­

bre para qu~ Dios nazca. Pero la idea di; Dios !;~.::(;n,.r~.dictoria y nos perdemos en vano: el homhree~ un~;":l:.:'0ninútil». (El Ser y la Nada, p. 637). _

Texto 28

(La Critica de la Razón Dialéctica es una obra en la que trata las

ideas del Ser y la Nada, pero repensadas en contacto con la ~isto­ria. En esta obra Sartre trata de superar el debate entre el ex lsten­

cialismo y el marxismo, tratando de comprend~r có~o múl~ip.lesconciencias concretas en situación y en relaCIón mters.ubJetlvaconstruyen la historia; el mundo de las cosas no es ~na.reahdad ob­jttiva sino materia elaborada en una estructura economlca)

[Lo práctico-inerte y sus consecuencias]

«La unidad del proyecto da al campo práctico. unaunidad casi sintética, el momento capital del trabajO es

Page 40: Jean Paul sartre

i\

:)artre

aquél en que el organismo se hace inerte (el hombre pesaen la palanca, etc.) para transformar la inercia circundan_te. Esta permutaci~n que opone a la cosa humana al hom­bre-c?sa ~e v.ol~er~a encontrar en todos los niveles de laexpenenc!a dlal~tIca (...). En fin, la acción hace que real­~ente eXIsta lo clrc~dante material como un todo a par­tIr de lo cual es posIble un~ organización de medios parallegar a un fin (...), es decIr que se realiza la unidad delcampo para .aprehe~der mej?r en el fondo el objeto bus­c~do. A ~a~l~ de ahI el tra~ajo se organiza por determina­ClOnes smtetlcas del .conjunto (...). Determinación delpre~e~te por el ~?rverur, permutación de lo inerte y de loorgaruco, n~?aClOn,co.ntradicciones superadas, negaciónde la negaclOn, es decIr, totalizaciones en curso: son losmom~ntos de ~ ~~bajo, el que sea, salvo si la sociedade~pu~a a la dIvIslOn del trabajo hasta especializar a las?Iaqum~s; pe:o, .en ese ~aso, se produce precisamente lomverso. la maquma semlautomática define a lo que la cir­cunda y ~e ~onstruye su hombre (...); el hombre.es enton­c~s la m~qu.ma de la n:~quina y e,spara él mismo su pro­pIa ~xtenondad». (CrItIca de la Kazón Dialéctica, -Libro .I, edlt. Losada, Bs. Aire~, 19702, pp. 22-223). . .

Texto 29

[La acción del grupo sobre la serialidadJ

«El correo con;o servici~ público que funciona per­man~ntemente y sm atascamIento, constituye al uSufruc­tuano ~nte todo.como exigencia serial, aunque su trabajo~o?IP.lej?y totalI~ador se vuelva un interés común para elpublIco, es deCIr, la posibilidad fundamental de totali-

zarse para p~oteger o controlar el funcionamiento de estegrupo ~r~~zad~. De todas formas, y cualquiera que seala ~elaCI??mducI~ co~_o tensión de la serialidad y de laumficaclOD, la totalIzaclOn del grupo es inductora para el

conjunto social (que de momento consideramos comoconjunto de grupos y de serialidades). Lo es como-oeter:: ""minación puramente formal, en la medida en que el grupodeja fuera de él por una totalización negativa a la unidadde los no-agrupados; lo es sobre todo como detennina­ción práctica en la medida en que este mismo grupo tienerelaciones prácticas con el no-grupo; lo es, en fin, en lamedida en que el grupo -a partir de un determinado volu­men social, variable según las circunstancias- expresa enél a la sociedad en su conjunto, con la forma de totaliz~- ._ción (...). En efecto, a partir del momento en que el grupose vuelve mediación entre los no-agrupados, éstos, en laindividualidad de cada uno, en la alteridad de lo colecti-vo, o en una primera totalización en curso, se hacen me­diación entre los miembros o los sub-grupos de la comu­nidad. Como emplt~ado de Correos, encargado de losgiros o de los paquetes, mi relación con mis jefes pasapor la mediación de los otros, precisamente de los que(serialidad) hacen cola delante de mi taquilla. Y cada unode los individuos aprehende la totalización del grupo.\:omo totalidad ya hecha y en pleno funcionamiento; estase consrituye como totalización de las funciones y de IOi>

instrumentos; y el pensamiento serial del individuo de se-rie se mueve en el campo prácticL.-inertey concibe implí­citamente como equivalencia absoluta a los individuoscomunes como instrumentos y a los instrumentos inorgá­nicos como funciones vivas». (Crítica de la Razón Dia­léctica, libro 2, p. 235).

Texto 30

[La unidad del grupo]

«El grupo se constituye a partir de una necesidad o deun peligro común que determina a su praxis común; peroni la necesidad común ni la praxis común ni el objetivo

Page 41: Jean Paul sartre

común puede~ definir a. una comuniftad si ésta no se~~lve co.mumdad al sent!1:..co~o&omún la necesidad in­~Ivldual.~ al proyectarse en la unificación interna de unamtegracI?n común hacia objetivos que produce como co-

. munes. Sm el hambre, este grupo no se habría constituido'¿pero de dónde viene que se defina como lucha com~contra una necesidad común? ¿Por qué los individuos

-com? también ocurre- no se han disputado como perroslos ahm:ntos en tal caso particular? Esto nos lleva a pre­gunt~ c?I?o se ~pera una síntesis cuando el poder de uni­dad sm~etlca esta 'en todas partes (en to'dos los individuoscomo hbre unificación de campo) y a la vez en ningunaparte (en tanto se trate de una libre unificación trascen­dente ~e la pluralidad de las unificaciones individuales).N~ olVidemos, en efecto, que el objeto común como unaunidad ~era de ~í de lo múltiple es ante todo el productorde la ~rudad senal, y que la estructura antidialéctica delcolectivo, o alteridad, se constituye sobre la base de estadoble determinación» (Crítica de la Razón Dialéctica li-bro 2~pp. 14 -15). '

Texto 31

[La med, acián del tercero]

«Prác~i;ament:, quiere esto decir que estoy integradoen la acclOn comun cuando la acción común del tercero

seyone como reguladora. Corro, con la carrera de todos'~to: "¡deteneos!", y todo el mundo se detiene; alguie~grIta: "¡Adelante!", o "¡A la derecha! 'IAla izquierda! .A1 B '11 1" d . I~ astl a. to o el mundo vuelve a ponerse en marcha,slg le el tercero regulador, le rodea, le adelanta, el grupo

vu:l;,e a tomarle en cu~t? otro tercero, con una "contra­~ena o una conducta vlSlble de todos, se constituye un~nstante.~omo regulador. Pero no se obedece la contrase­nao ¿Quien obedecería? ¿Y a quién? No es otra cosa que

1 exIOS

la praxis común volviéndose en un tercero reguladora d.eella misma en mí y en todos los otros terceros en el mOVI­miento de una totalización que me totaliza con todos».(Crítica de la Razón Dialéctica, libro 2, pp. 44 -45).

Texto 32

[El juramento]

«Hemos distinguido dos momentos para mayor clan--'dad: el del proyecto que se anuncia y el del jurament? ~el

Otro que vuelve a mí. Pero se entiende que. esta d~s~m­ción estrictamente formal trataba de hacer mas exphcltaslas estructuras del juramento. Dicho de otra manera, elproyecto (como superación di~lé~tica de condiciones ma­teriales) sigue siendo el movimiento fundamental. Peroresulta evidente que, aun antes del juramento d~ los.O~os,es ya juramento en cada uno. Lo que he quen~o mdlcares que no podía serIo sino por los Otros. El jurame~tocomporta necesariamente: 1°._ El c~rácter de contrasena,deac..:ióp.reguladora cuyo fin (reflejO) es el de arrastrar.ale" trrce os (m~ ofrezco para que se' ofrezcan); el o~ecI-

'mie::i.tode mis servicios (de mi vida, etc.) es ya el mls,!"oque el suyo. En este nivel el compromisc es compromiSOrecíproco y mediado del tercero. 2°._ El carácter de unamaniobra ejercida sobre mí mismo: jurar es dar lo que nose tiene para que los Otros os lo den.y que se pueda cum~plir la palabra: dl:fino la pe~~encla .de~grupo como mI

insuperabilidad en un movimiento practlc.o de todos quepor la totalización de los jur~e~tos me t~eneque conf~­nr esta insuperabilidad como hmlte ne?at~vo.y como eXI­gencia absoluta. knbos caracteres estan mdlsolublemen­:e. unidos; en la flledida en que cada uno de ellos ~s u~apretensión elevada sobre el otro tercero o s?bre mi mis­mo por intermedio del tercero, est~ pretenSIOnesquedansatisfechas inmediatamente por el juramento de todos los

Page 42: Jean Paul sartre

iS5üQllIC

Otros. En realidad, aunque la operación concreta del jura­mento pueda ser.s.lJc:.esiy~.J~ádadipuJado del Estado llano

-finnando a su vez el acta en-la sala del "Juego de la Pelo­ta") y comportar así una serialidad totalmente fonnal, elmomento real de la acción com~n está contenido del todoen la palabra ')uremos". Es decir, en la decisión común dejurar. (...). Después del juramento, en efecto, el tercero sevuelve miembro del grupo por supraxis común, luego en lalibertad; lo que significa que su acción se desarrolla en lalibertad dialéctica, ya sea en el interior de un sub~grupo,ya a título de praxis común de un individuo aislado».(Critica de la Razón Dialéctica, libro 2, pp. 92 -93).

Texto 33

[El juramento, fraternidad y terror]

«El origen del juramento, en efecto, es el miedo (deltercero y de mí mismo): el objeto común existe, hasta esinterés. común en la medida en que se hace negación deuna comunidad de destino (..,). La reinvcúdól1 fuúd&­mental, en el corazón del juramento, es el prcy~ct0 i~é~~:;muircon un miedo real, producto del miedo mismo, almiedo externo que se alej?. y cuyo mismo alejamiento esengañador. y este miedo como libre producto del grupo ycomo acción correctiva de la libertad contra la disoluciónserial, ya lo conocemos, ya lo hemos visto aparecer unmomento durante la acción misma: es el Terror. El Terror,hemos dicho, es la violencia de la libertad común contrala necesidad en tanto que ésta no existe sino por aliena­ción de alguna libertad. Por el tercero se descubre al gru_po er: peligro de muerte en su propia persona y en la delos Otro:;, la superación se hace reafinnando al grupocomo peiigro de muerte inmediato para cada praxis quese volvería individual y se hundiría en la serialidad. Elgrupo como acción sobre sí solo puede ser coercitivo. El

Textos

tercero regulador descubre la verdadera amenaza en el

miedo decreciente al peligro, qu.ehay que co~pens~lc~nun miedo decreciente de destrutr .al ~po ml~mo. msigue siendo el mismo: salvar el 10teres com~n (00)' Lasrelaciones de los individuos comunes e? el 1Otenor delgrupo son uniones de reciprocidad amblvalentes (a me­nos que no estén ordenadas por el recomienzo de la luchay el objetivo total: éste y yo somos hermanos. Y esta fra­

ternidad no está fundada, como a veces la present~ to~­tamente en el parecido fisico en tanto que expresa Identi­dad profunda de la naturaleza (oo.).Somos hennanos en

tanto que después del acto creador ·del juramento so?:osnuestros propios hijos, ~uestro invento común». (Cmlcade la Razón Dialéctica, lIbro 2, pp. 95 -96, 103).

Texto 34

[Organización y función]

. «La palabra "organización" designa al mismo ti~pola acción i'lterior por la_cualun ~po define sus estructu­1:'\S : ':..: '5rupo mismo como activIdad estru~turada ~ue se I

t:je~~ee~ el campo práctico sobre la maten a trabaJadadosobre otros grupos. Se dice a la vez: "HelD.OS fracasa ~porque la organización (reparto de tar~~) no er~, na¡buena" y "Nuestra organizaci~n ha decIdIdo queoo'. etc.Esta ambigüedad es significatIva. Expre~a ~na rea!lda.dcompleja que se podría describir con los SIgUIentesten:n­nos: el grupo no actúa sobre el obj~to ~cendente SInO

or la mediación de sus miembr?~ In?lVldual~s, pero e~~gente inclividual·Y}oejerce su aCClOnSInOen el marco dIe. ., dee'r en tanto que su re a-fini.:lo de la orgamzhcloll, es, . 1 , . d" daci6n práctica con Ía cosa esta dlrectame~te ~on I~l~na _por su relación funcional con los otros mlem ros e.grupo tal y como el grupo (como acción plena de .sus mlem­br~s) o los representantes del grupo (de cualqUIer manera

Page 43: Jean Paul sartre

fextos 85

q~e ~~yan sido elegidos) lo han establecido ya. La orga­.. n~za~lOn.~s,pues, reparto de tareas (...). En el marco de la

---~- d~stnbuclOn de tareas, se define para cada uno de los indi-Viduos con un contenido positivo. Es lafunción. En tantoque tal, sigue siendo límite inerte de la libertad del terce­ro (...). Pero en el ejercicio normal de la actividad organi­zada, la función es una definición positiva del individuoco~ún: s.e le ha.asignado el grupo reunido o algún "órga­no ya diferenciado». (Crítica de la Razón Dialéctica, li­br02,pp.l1l-112,115).

Texto 3S

[Estnlctura y praxis]

«Pero si realmente existe una posibilidad de hacer lat~ría d~ las mult.iplicidades recíprocas en un grupo orga­nIzado, Independientemente de todo fin concreto e histó­rico y de toda circunstancia particular, ¿no hemos caídob~scamente frente a una osam~~Iiain(>,rtede lfi organiza­ClOn?¿Y no 'lband"::':uiiúS ~l terreno de lélprax"s liberta­dora y de la dial~~~;ca¡·!üéiv'Jlv.::i""'lO ~~ :~'é;-¡ece"idad

inorgánica? (...). Pero la obr.\ de T,é,lY' Strauss aporta so­bre todo una contribución i~~ortante al estudio de estase~trañas realidades internas, a la vez organizadas y orga­ruzador~s, prod~ctos s~ntéticos de una totalización prácti­ca y ob]et?s posibles siempre de un estudio analítico y ri­?Ur?~o, hneas de fuerza de una práctica para cadaIndividuo común y uniones fijas de este individuo con elgrupo, a través de los cambios perpetuos de uno y de

,otro, osamenta inorgánica y poderes Gefinidos de cacia~no sobre cada uno, esto es, hecho y derech(, al mismo',lempo, ele~~nto~ mecánicof., a la vez. expresiones deuna IntegraclOn VIvaCon la praxis unitaria de estas ten-'. ,slOnes contradictorias -libertad e inercia- que llevan elnombre de estructuras. La función como praxis vivida

lparece en el examen del grupo como objetividad con la

forma objetivada de estructura. Y no cOI?prend~remosnada de la inteligibilidad de la praxis org.amz?d.a~Ientrasno hayamos planteado la cuestión de la mtehgtbllidad delas estructuras. (oo.). Sin embargo, hay que ver q~e ~t.eesqueleto [estructura] está sostenido por t?dos los.IndlV1­duos comunes y que el grupo como aCClOntotahzadorasiempre tiene la posibilidad -por la presión de las nuevascircunstancias- de disolverle en él por entero. Entonces

hay que notar a la vez que la libre adhesión de cad~ uno,ala comunidad en tanto que se produce como el ser-mor~a­nico de cada miembro y que esta necesidad como exteno­

ridad que estructura la interioridades exactam~te el reve:sode lo práctico-inerte: éste, en efect~, se n?s.habla aparecidocomo actividad pasiva. Este ser-llIorganzco ~e cada ~no,como hemos visto, comporta una parte d~ mde.terrmna­ción considerable: es el fundamento de mi praXIS, l~ en­cuadra y la circunscribe, la canaliza y l~ d.ala garantIadetodos al mismo tiempo que el trampohn mstrumental deque tiene necesidad; pero la praxi~ misw::,.r,'j ::,~reduce,

una vez terminada, a ese esqueleto; es más.': otr.a~(l!'3;es la libre realización concreta de una tafc:apaJ\lCL'a1'».

(Crítica de la Razón Dialéctica, libro ~, pp. 146-147 1~:';).--,

Texto 36

[Estado y serialidad]

«El estada' es, pues, ante todo, un grupo que se co~?esin cesar, y modifica su composición por ~a revoluclOnparcial -aiscontinua o con.tinua- de sus miembros. En elinterior del grupo la autondad d~l so~erano se fund~ so­bre las instituciones y en sus eXigencias, en la nc:cesld~dde asegurar la unidad rigurosa del aparato frente a la d!s­persión de las series. Dicho .de otra manera,.es~e~po In­tegrado tiene como fin manipular los colectIvos sm sacar-

Page 44: Jean Paul sartre

'61

Texto 38

Textos~~------ ¿Sartrelos de la serialidad y asentar su d ­

.•..;=.,:~ad de su ser y del ser de la seri po e,r en la h~terogenei_ne como alteridad fu '( e. ~a ImpotencIa de la se-d I gl Iva es al mIsmo tie I fu.e a potencia del Estado y dI" mpo a ente

sIempre viva, siempre obedeci~ sus ~Ite~;!a autoridad,nazada en otro lugar y en el a aqw, est~ SIempre ame­Otro de aquí le obedece» ~?mento mIsmo en que elca, libro 2, p. 307). . (Cntlca de la Razón Dialécti_

[La clase social)

«Hay que aceptar el punto de vista positivista como lí­mite negativo de la Razón dialéctica constituida, en elmomento en que, en efecto -en casos por lo demás nume­rosos pero rigurosamente definidos-, el proceso objetivo,considerado en un nivel de la Historia y desde el punto departida hasta el punto de llegada, aparece en sí mismo .como resultado no dialéctico de una dialéctica interior

Texto 37que se ha devorado a sí misma. Pero este punto de vista

[La dictadura del proletariado] sólo corresponde a una detención del proceso total de

«La dictadura del prol t . d comprensión. Hay 'que señalar, en efecto, que hemos con-ta y forjada demasiado de an~ o era una noción optimis- siderado la acción en un solo nivel -el del grupo jura-

las leyes formales de la ~ p~sa ¡Or d~sconocimiento de mentado- y que la hemos examinado a ese nivel en laun tiempo en que era d azo~ la ectIca: hubo primero medida en que estaba condicionada por otro nivel, sin re-cabo en la URSS el . :m.aslado pronto para llevar a ciprocidad. Ahora bien, resulta evidente que el condicio-

dura real -en nombr:J~;C~ClO de esta. ~ictadura: la dicta- namiento del agente institucionalizado y del grupo dedado el proletariado- sob n~ delegaclOn que no le había combate es recíproco, dependiendo necesariamente laliquidación sobre la cl re a clas.e" bgU(.~de~ vías de suerte del soberano en tanto que tal (y en relación con el

clase obrer~ La sob ~e dcampesma, y.fiobre ¡..•r'l1sc·"'-. apar~.to central mismo) de sus relaciones con el grupo ju-. erama e este gru -"'" T 1 h 1 ,. fr dpunto de vista de las mas . I ,. ~ :10 (;ra seg'Ín el ' ; :.i1uentauú. a ue ga con exJto o acasa a no es, pues,git~mación V;ictica Provi:~~ld egltlmo III Ilegíri:.lO; su le- solamente una fecha esencial de la historia obrera (en ge-trUldo su ilegitimidad ~ que el soberano ha cons- neral); es igualmente capital paro. la h(storia del movi-así juzga la historia H por sus altas y con sus crímenes' miento sindical en tal o cual país. Pero encontraríamos

ma real que se plan;ea ~ ;f t:7aSi~do tarde y. el proble~ aquí lo irracional -el azarfde los positivistas- si conside-tado en beneficio de u a ruma progresIva del es~ ráramos que la suerte de talo cual movimiento social ha

vastos' de las serialida~~: ;~~::UPami~n!os cada vez más dependido simplemente de la relación de los dirigenteszón que hace que la dictad o-condlclOn~das. y la ra- con los manifestantes y los huelguistas. De hecho, losaparecido en ningu'n mo ura del proletanado no haya acontecimientos estudiados se han producido en un mo-mento (com . ..' d' dproletaríado por la totaliza " d 1 o eJercIClO real dd. Jnento etClminado e proceso histórico, en determinadola idea misma es absurd ClOn e a clase. obrera), es que campo práctico definido por la lucha de clases; y esta lu-

tre el grupo activo y a,~omo comprom~so. bastardo en- cha de clases ha tenido lugar entre hombres que están(Crítica de la Razón Di:~c~anol'Yb la senahdad pasiva» producidos por el modo de producción contemporáneo,

lca, I ro 2, p. 332). está determinada por una situación que remite a lo~ con-

Page 45: Jean Paul sartre

.)artre .1._t:_Xl_O_S _--------

Texto 40_

T .;;;to 41

(H,~It;:-.a y 5ubjetividad'j

«Si, en efecto, considero las e~i~encias ide~les ?e laverdad, seria necesario un fin melodlco de la hlstona, es

(La Historia]

«En un'a palabra, se considerará qu~ la Histori~ y~ vi~vida muestra resistencia al esquema~lsmo. a pr.orz, s

comprenderá que aunque esta Histona este ya hecha ysea anecdóticamente conocida, tiene que ser para noso:tros el objeto de una experiencia compl~ta; se reprocharaal marxismo contemporáneo que la cons~dere como el ~b­ieto muerto y transpart.:::te de un Saber IrJTIutable.. Se ~n­'sistirá SOOft: '.a ambigüedad de los hechos ocurn~os; Y

• .., '.<,1 "O "e en'enderá a la manera de KierKe-'.vr 'rr~OI~'Uen.....,,:,' ',. .. ~d·'···'" ," - c,'ui voca sinrazon, SInO slmplemente~aa:. , uJ ~'-. '"1........ '1 + rt d~l::ld ,;ci!rradicción que no ~a ll~gado a su p~~ ..~ .:e ma" '.-rezo Será conveniente ilu1'J1l11arJ'.mt~1en:e el ple~e~te ~~nel porvenir, la contradicción embnonana con la (;ontIa­

dicción explícitamente desarrollada, Y dejar al pr~sen\elos aspectos equivocos que le p~rten~ce~ ~ür s~ deslgua ­dad vivida», (Crítica de la Razon DlQlectlca, hbro 1, pp.100-101),

Texto 39

[Acción e interiorización]\

\

,(Se tiene la costtlm:;re de oponer -por ejemplo, en losperíodos revolucionarios- una tendencia centralizadora yautoritaria que viene de arriba, es decir, de los elementosque' ejercen provisionalmente el poder, y una tendenciademocrática y espontánea que nace en la base. La prime­ra realizaría desde juera o, en todo caso, a partir de unainmanencia-trascendencia fija, la organización de masas~n grupos de acción jerarquizados; la segunda realizaríales gr:lpos por una libre acción común de la multiplicidul~:)i)re sí misma y, como tal, representaría la auténticaai.Ho-determinación democrática en interioridad. La dife­

rencia entre una y otra organiz~ción sería cualitativa y ra-

.. . .' d d ealidades opuestas por naturaleza,filctOS de mtereses y a las relacIOnes de fuerzas, Inversa- dlcal; se trat,?I1a e os r (tu" 'erdaderamentemente, a través de esta lucha y por ella, la clase obrera se o.deJ as cuales solo la-segun~~ cons 1, ~n~ \ -la oposicióndefine por su grado de emancipación, es decir, a la vez el grupo como auto:creaclOn COI?~,n. el e_~o eraciones.por sus prácticas y, lo que es lo mismo, por la conciencia fundamental resultana. que 10~o:Je lVOS~as p. n se pro~que toma de ella misma. Per.o precisamente la táctica los pensamientos de tIpO :er a ~~e~ e con:~cación deobrera, la combatividad del proletariado y su grado de ducirian en el proceso autonomo e ~ ~:nasl lontan' ea».. . " de su organlzaclon esp .conCIenCIa de clase se definen a la vez por la naturaleza, la masa por SI mls,ma ~ ,. ,; _ ~ \ S'"-187)la diferenciación, la importancia de los aparatos (sindica- (Crítica de la Razol'l D¡dectica, llbl0 Lo,pp. 1 o, .tos, etc.), por la posibilidad más o menos inmediata paralos individuos seriales de disolver a su serie en grupos decombate, por la agresividad, la violencia, la tenaCidad, ladisciplina de estos grupos mismos en el curso de la ac­ción emprendida. Todo esto, como bien se entiende, remi­te al ser de clase como constitución pasiva del proletaria­do por las máquinas que emplea y, en consecuencia, loque hemos dicho más arriba, como condición material deuna situación de cada uno en el interior de la clase ycomo U¡r.ite de su comprensión práctica». (Critica de laRazón Dialéctica, libro 2, pp. 370-371).

Page 46: Jean Paul sartre

~artre

decir, una coronación de la subjetividad, una subjetividadúltima que d.i~fll_Senti~R:á la vemad,que la concluyera.Entonces, la-veidaa ya no sería para ser dada, su sentidoúltimo seria la contemplación estable y egoísta: seríamosmedios de esa conciencia terminal que sería el fin. Y elsentido de la verdad ya no consistiria en ser don vividosino contemplación. Y esta generación conocedora detodo encontraría una trascendencia de sobrevuelo en rela­ción al mundo. Tendría frente a ella la colección unitaria

de los objetos cognoscibles y manipulables. VolveríamosaJa vieja teoria de la-contemplación delmuñdü por unaser que la sobrevolaría. Además, si la historía tuviera unafinalidad, se desvanecería, ya que el medio se convertiriaen inesencial y la finalidad en lo esencial; se negaría latemporalidad.» (Verdad y existencia, Paidós LC.E./UAB.,Barcelona, 1996, p. 65).

Texto 42

[La buenafe y la conslnl<.dáil ú'cl socialismo]

- «Una acción t<l.1y COi:'f) (1pal'::~e~ b luz de 1(1 historiacontemporánea y de la coyt:nh'ra. ~ueü(;revelarse comonefasta en la raíz por ::1 grupo que la sostiene (o por talformación más vasta -clase o fracción de clase- de la

cual forma parte este grupo). Y al mismo tiempo se pue­de revelar por sus caracteres objetivos singulares comoempresa de buena fe. Cuando se considera que una ac­ción es perjudicial para la edificación del socialismo, sólopuede serIo considerándola en el mismo movimiento dela edificación; y esta caracterización en ningún CGS<? pue­de prejuzgar lo que es en sí misma, e decir, consideradaa otro nivel de la objetividad, reff'~'ida a las circunstancias.particulares y al condicionamiento del medio singular»(<<Cuestiones de Método» en el vol. 1 de la Crítica de laRazón Dialéctica, p. 82, nota 1).

IV

BIBLIOGRAFÍA

"

Page 47: Jean Paul sartre

• _~V~ ~. ""U5"!UU(m. íanS; J:'fesses Uníversitaires.

19-36:-L,aTfáscendance ael'Ego. Esquisse d'une descripti~n phé­nomenologlque. Re~herches philosophiques, 6 (1936-37). Reedi­tad? co~ «1~t.rodu~tJon, notes et appendices» de Sylvie Le BonPans: Ltbratne PhIlosophique 1. Vrin, 1965. . ,

1938. La Nausée. París: Gallimard.

1939. l.!ne idé~fondame~ta/~ de la ph~noménologie de Husser/: L 'in­t~ntlOna{¡te. N.R.E, janvler (InclUIdo en Situations I París' Ga-Il1Inard, pp, 29-32, 1947). ' .

1939. Es~uiss~ d'/.me Théorie des Émotions. Paris: Hermann et Cie.194~. L Im9gll1Q1r~:psychologie phénoménologique de /'imagina-- tlOn:-Pansi-Galhmard. - - - ----.

194~. L ·tt~e et le Néant. Essai d 'ontologie phénoménologique. P~_ns: Galhmard.

1946. L 'e~iste~c¡a/i~m.eest un Izumanisme. Paris: NageI.1947. La bbert~ carreslenne. Incluido en Sitllations 1, París: Gallimard.I947. Ba~delalre. Col. Les Essaiss, nOXXIV, París: Gallimard.1947. ~heatre: Les mouclzes. Huis-C/os. Morts sans sépulture. La

putam respectuese. N.R.F., Par;s: Gallimard.

194~: c;onscie~ce de soi et Connaissance de soi. Bulletin de la So­ctete frany~ISe de Phi1os?phie, París: A. Colin, abríl-junio.

1948. Les mams sales. Le hvre de poche. Paris: Gallimard.194? !l!ater!alisme el R':,·oluli?n. In•..;LliC:oc: Situations 11/ París'(Jalhmaro. ' .

1951. Le Diah!o e! !.- [;,,;, [liel. b~s: Ca!';':;a_.~-~951. Saint Genet, c:omédi~'nel-mO"tyr. Pans: Gai;imard. _,952. «Les Comumstes el ~~;alx» 1y Ii. Les Temos Moderner nO

81: 1-50; nO84-85: 6':)':>-'/63. .' ,

1953.. «Le~ Comunistes ~t la Paix» /11. Les Temps Modernes, nO10 l. ,17-'1~1819. (Incluidos en Situations VI, 1964).

1953. L 'Affaire Henri Martin. Paris: Gallimard.

1960: Que~tions d~ Méthode. Incluido en la Critique de la RaisonDlQlectlque, Pans: Gallimard, pp. 15-111.

1960. Critiq~le de la Raison Dialectique, Paris: Gallimard.1960. Les Sequestrés d'Altona. Paris: Gallimard.

196f. Marxis.m.eet Exisléncialisrríe, J.f'. Sartre, R. Gar"IK!y,J.' Hyppo-IIte, J.P. Vlgtery 1. Orcel, París: Libral:ie ~I()'l '.

1964. Situations VI, problh.es du marx:~ ~le l. París: GaIIiOla:d.1964. Les Mots. N.R.E París. -

1965. Si!u.a!io,,! ~II, probtemes du marxisme 11. París: Gallimard.1966. Vente et exlstence, Paris: Gallimard.

-

B) Bibliogratla sobre Sartre

ARIAS MuÑoz, 1.A., lean Paul Sartre y la dialéctica de la cosifica­ción. Madrid: Cincel, 1987.

ARAGÜÉS.Juan Manuel (coordinador), volver a Sarrre. 50 años des­pués de El Ser y la Nada, Zaragoza: Mira editores, 1994.

BARRIGÓNVÁZQUEZ,José Luis, La filosofia política de lean PaulSartre, Colegio Universitario de León, 1980.

CABANCHIK,Samuel M., El absoluto no sustancial: (ensayo filosó­fico acerca del pensamiento de Jean Paul Sarrre). Buenos Aires:[Coca-cola?], 1985.

CAMPBELL,Robert., lean Paul Sartre o una Iitemtura filosófica.México, D.E: Juan Pablos, 1976.

CASTILLOCABALLERO,Dionisio, Las moscas (Jean-Paul Sartre):e/aves filosóficas de interpretación. Salamanca: Amarú Edicio­nes, 1992. (Col. Ciencias del Hombre).

COHEN-SOLAL,Annie, Sartre. Barcelona: Edhasa, 1990.CHIODl, Pietro, Sartre y el marxismo; traducción de Santiago Mir

Puig. Barcelona: Oikos-Tau, 1969.FERNÁNDEZL1RJA,Carlos, Una ontologia positiva: ensayo a ()artir

de «El ser y la nada» de Sartre. Madrid: I.'ni'lcí~;jdclComp;.;-tense de Madrid, 1988. .

GORRIGOÑI, Antonio, lean Paul Sarrr~, ,'i; cJr1.o(úm;so·~i.~!:3ric'o.evolución ontológico - social de una psicología jer.Jrru:i'O,i,íglca.Barcelona: A '1thropos, 1986.,

HYPPOLlTE,Jean, La libertad en J.P. Sartre, [tradUCCIónFernandoCrespo]. Buenos Aires: Almagesto, 1992. t

JEANSON,Francis, De Gide a Sarlre: puntos de partida. Buenos Ai­res: Paidós, [1970?].

JEANSON,Francis, El problema moral y el pensamiento de Sartre;seguido de «Un quidam llamado Sartre»; carta prefacio de leanPaul Sartre. Buen9s Aires: Siglo Veinte, 1968. Edición originalen francés: París: Editions du Seuil,1 965.

Kierkegaard vivo / Sartre, Heidegger. laspers y otros; coloquio or­ganizado por la Unesco en Paris, del 2 l al 23 de abríl de 19M;discurso inaugural de René Maheu. Madrid: Alianza, :970, 2" ed.

LAFARGE,René, La filosofia de lean-Paul Sartre; prefacio de ;>

Foulquié; [traducción de M" del Rosario Zurro Rodriguez). Ma­drid: G. del Toro, 1970.

~-----~-~-----------------~~

Page 48: Jean Paul sartre

~I' BIBLI~~C¡w'FIL~'S;;;I~A 1Director: Luis.Jiménez Moreno -l..

Colección Filósofos y Textos

Esta colección pretende poner a disposición de estudiantes y

personas cultas, en general, estudios rigurosos, breves y d,e fáCIlmanejo, para el conocimiento de los grandes pen~dores. asl comoel acceso directo a páginas, especialmente slgntficatlvas, de susescritos. La redacción está hecha:, con carácter didáctico, por es­

pecialistas en cada tema.

LAING, Ronald David, Razón y violencia: una década del persa­miento sartreano, prefacio de Jean-Paui Sartre. Buenos Aires:Paidós, 1973.

MARISTANY DEL RAyo, Joaquin, SarlJ-e: el círculo imaginario. on­tología irreal de la imagen. Barcelona: Anthropos, 1987.

MATEO, Martha S., Ontologia y ética en Sartre. Tucumán, Ar~enti­na: Facultad de Filosofia y Letras, Universidad Nacional de Tu­cumán, 1975. (Cuadernos humanistas; 47).

NKOGO ONDÓ, Eugenio, La relación yo-mundo en lean-Paul Sar­!re. León: L:l C:-catividad, 1993.

PAGANO, Giacoma Mana, Sar!re e la dialetica. Napoli: Giannini,. 1970. .

POLLMANN, Leo, Sartre y Camus: literatura de la existencia; ver­sión española de Isidro Gómez Romero. Madrid: Gredos, 1973.

QUILES, Ismael, Sartre y su existencialismo. Buenos Aires: Espasa­Calpe, 1952.

RAr'CH SALES, Eduardo, El método dialéctico en lean-Paul Sartre.Alicante: Universidad, 1983.

SANGUINETI, Juan José, lean-Paul Sartre: crítica de la razón dia­lécticuy cuestión de método. Madrid: E.M.E.S.A, 1975.

Sartre: antropología y wmpromiso !C. Amorós ... [et aL]; editadopor A.Gonzá!ez. Barcelona: Promociones y Publicaciones Uni-versitarias, 1988. .

S(lrtre y el mCllxismo I Den Brewster ... (et aL] Córdoba [Máicol:!976, 2'. ed. ampo (Cuadernos de pasado y presente; 9). .

. :.ih"./.;:'~!~;NMAl1RA, Carlos, Vida y mentira de lean-Paul Sarlf·e. Ma-irid: N')::;.-;;. )"1., 1996.

";iL.-.RD, Miche1, Essais sur Sartre. París: Ed. Galilée, ¡989. (Dé­bats) Tit. de la cub.: Essais sur Sar;; ,': Entretie!1s avec Sartre.( 1975-1979).

SIRlNELLI, Jcar.-:-mnyoi·s, Deux intellectue!s dans le si¿de: SartreetAron. [Paris}: Fayard, 1995.

Somnis de lIibertat: (Julien Gracq i Jean-Paul Sartre] i Josep M.ARMENGOL. ..[ET AL.]; cdició a c;¡ra de Pere Sola, Cristina Salé.

Lleida: Pager, 1991. (El fil d' Ariadna; 8). .SOTELO, Ign;,cio, Sartre y la razón dialéctica. Madrid: Tecnos, 1967.

STERN, Alfred, La filosofia de Sartre y el psicoanálisis existencia­lis"'. 8u':,110~ Aires: Fabril, 1962.

;l{OISFGNTA'NE:', :~.c.ger, El exis/encialismo ateo de J.P. Sartm; In­troducció:1, :"d:;cr.ión y notas de Jesús de Sáinz Mazpule. AI­coy: Editori,,] Marfil, 1950.

W ACQUEZ, Mauricio, Sartre. Barcelona: Barcanova, 1981.

Títulos aparecidos:

ABELAROO, C. RañaADELARDO DE BATH,

P. Mantas

ADORNO. R.E. Mandado

ARANGUREN, C. HermidaARNAU DE VILANOVA,

l. MensaA 'O;;-".:::~ t'. ; :"¡;",¡;'

¡.. ;~l\1f'1\(E, , l.olT'¡"~-~1...'.'~P.R'<_ ~ '. ~ .:-::!:.

Av'~'~"",f .'1\ milJl~I Az'-., ,tí :. L. Sz.nche-L

BACHELARi; j. 'Sánchez

, BAYL~~, J. Arroyo'¡ BALMES, D. Roca, BAROJA, R.E. Mandatio

BARTOLOMÉ DE LAS CA-

SAS, M. Beucnot .BERCSON, G. Ml:ñoz-Alonso

BERKELEY, 1. Quintanilla

BLoCH, V. Ra:losBRUNO, A. Cas'TC'

BUP ..R, D. Sám,;.:¿BUDDHA, A. Véia,CAMPANELLA, E. Moreno

CAMUS, M. ZárateCOMTE, J. EchanoDELEUZE, J.M. Aragües

DEMÓCRlTo, F. CasadesúsDERRlDA, C. Pem."tti, P. VidarteDESCARTES, l.A. Martí:lezD'ÜRS. M. Ocaña

FEUERBACH, A. Ginzo

FICHTE, V, LópezGADAMER, L.E. de Santi>:tgo

GALDÓS, l.L. Mora

G"NIVET, N. OrringerGURTVICIJ, C. Nieto

HAYEK, M.A. Duron!-!t'.\RTI:. DE SAN JUAN,

L. G'ircía

HliME, l.A. MaríÍ;¡ezHUSSERL, M. Gsrcía BaróIBN GABIP.OL, lE OrtegaIBN PAQÚDA, l. LombaJ0VELL\:'IiOS, A. Femáncl;;z

JUl"G, L. MontielKANT, L. JiménezK-\.ZANTZAKIS, G. NúñezKIERKEGAARD, R. Larrañeta

L¡CROIX, J" L.A. Aranguren

L(\E"~z, !. Murillo~.:~í:AM.\LIMA, 1. González

LLULL, S. TríasLOCKE, E. García

LUKASIEWITZ, P. DomínguezLUTERO, A. Dcves3

MACHADO, A., J. Verdú