III, Panamá, República de Panamá, 15 de julio de 1906 NUM...

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AÑO III, Panamá, República de Panamá, 15 de julio de 1906 NUM. 61 EL HERALDO DEL ISTMO -REVISTA ILUSTRA DA- Director : GUILLERMO ANDREVE . "Bien faire et laIsser dire ." GALERIA DE DAMAS = ' V ~ ,r Y ~ (v)l Y til Y lvhV tilÍ Y (v~ Y (úl Y til y (vh Y tid y iUh yVh Y (uh Y~l Y ti~ Y(uh Y N)l Y N)l Y N' `i Y M1 YMh Y MI Y ÁMÍ°Nh Yti ~r~1V!Il AG l Y ~~n 111 ti~ ~ V- ~ Y y ~/~ ~~ l Ytil°NI YiUh Y MI ( 3 )l Y tiI YIUh Y Mh Y~I/h Y til YiUhVilihYtih ComIenza hoy HERALDO DEL ISTMO" publIcación retratos más dell ~Y~ ;V~d v 66 v p i' "EL la de los de las distinguidas damas nuestra socIedad, como un homenaje á la virtud y á belleza e la muJer Istmeña, Adorna hoy y abrillanta Ias páginas de este número el fotograbado de la virtuosa y bella señora Carolina M. de Chiari, amable e Inteligente compañera de nuestro muy querido amigo don Eduardo Chiari. Y es nuestro homenaje de respeto simpatía á tan noble dama, ¡'¡~i ' l I VY I^ 1•% p 'lv N deseo, al abrir con ella nuestra galería, rendir y que sabe con- servar con orgullo la herencia de virtud de las matronas de su casa y de su nombre . 1 ^'~ ~~ ~~ ~ 1 ti h v ti hY M hYr 3 hYtil"!h~til Y tih Y ti~al Y til Y til Y tih°til Ytih Y till°tih Y ti~h Y tih Y tih Y tih Y til°til Y Mh°tih Y ti1°nh Y Mh Y r~d Y Mh~til Y til Yh Y h Y ~vI YMh Y r~nh Y ti AN U V ` UG

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AÑO III,

Panamá, República de Panamá, 15 de julio de 1906

NUM. 61

EL HERALDO DEL ISTMO-REVISTA ILUSTRADA-

Director: GUILLERMO ANDREVE . "Bien faire et laIsser dire."

GALERIA DE DAMAS =

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"EL

la

de los

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las

distinguidas damasnuestra socIedad, como

unhomenaje á la virtud y á

belleza

e la muJer Istmeña,Adorna hoy y abrillanta Ias páginas de este número el fotograbado de la virtuosa y bella señora Carolina M.

de Chiari, amable e Inteligente compañera de nuestro muy querido amigo don Eduardo Chiari. Y es nuestrohomenajederespetosimpatíaátannobledama,¡'¡~i 'lIVYI1̂•%p'lvN deseo, al abrir con ella nuestra galería, rendir

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con-servar con orgullo la herencia de virtud de las matronas de su casa y de su nombre . 1 ^'~

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Teatro lírico español ~~ ~,,

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A Banda Republicana ejecutará1

próximamente en el Parque de la Catedral un poupourri de Dolores, laópera española famosa del MaestroDon Tomás Bretón, Director del Con-servatorio de Madrid, la cual ba si-do no hace mucho extrenada en Ita-lia con éxito algo más que lisonjero.

La ópera en cuestión ha mere-cido ultilllalnlotlte en Europa, al (lo-oír de la prensa, aplausos sincerosde hábiles conocedores y por sú-

plica nuestra el senor don Santos Jorge A .,ha accedido á hacer un arreglo de la obra paraale este naulo ciarla á conocer del público pa-namono aficionado al Teatro.

Escribimos estas líneas con tendencias go-nerosas y sin ningún interés personal, Quere-mos hacer luz desde ahora sobre la maneramás adecuarla para que sea extranado el Tea-tro Nacional, cuya construcción avanza rápida-mente, y este articulo no es otra cosa que elprimero de una berie que iremos publicando ámedida que- así lo exilan las necesidades delmomento, pues es á la Asamblea á quien tocadictar las disposiciones clel caso sobre este par-ticular.

Una tarde nos crecía un inteligente 6 ilus-trado amigo, estas palabras:

Debornos nosotros defender con todosnuestros bríos el idioma, amenazado ahora defirme por las inmigraciones, y el Teatro Nacio-nal debe ser extrenado con obra castellana.

Estas frases sentenciosas, ,justas y, llenasde verdad nos hicieron pensar desde entonces enla Dolores de la cual conocíamos ya algunos tro-zos de música y el libreto, que es extractadodel drama del mismo nombre de Filiú y Codi-na, cuyo extreno en 1893 en Barcelona y algomás tarde en Madrid, fue un triunfo de esosque dejan sentada la reputación de una obra debríos.

Espíritus descontentadizosjuzgarán talvezprematura nuestra labor y para evita• estas yotras suposiciones es del caso copiar lo que diceel Maestro Parelli con respecto á Dolores encarta de fecha reciente que reposa en nues-tro poder.

Dice Parelli al profesor Mari, entro otrascosas, lo siguiente:

«Me pide usted mi modesto parecer sobreel Maestro Bretón y sobre sú ópera Dolor es, Nome es dificil darlo y lo hago con tanto mayorplacer cuanto que he tenido la fortuna de estu-diar y admira] al Maestro Bretón y de dirigirsu ópera en el 'Teatro dal Verme.

El Maestro Tomás Bretón es hombre deprofunda y variada . cultura, de anchas miras y

do ideas modernas . Son célebres sus huchas porcrear en Espata la ópera nacional . Esto le pro-dujo muchos enemigos naturalmente, pero aca-bó por triunfar porque adenuis de la defensa desus ideas hecha por libros y por la preusa, larobusteció con óperas bien roputa das corno Los,unnuó.A de %lovud, Gurín y la afortunadlsima Do-L,res .

Por lo domás la manera cómo es 61 tenidoon consideración tanto en Espaila como en elexterior lo detnuestra el hecho do que es Direc-tor del Conservatorio de Madrid y cuando eleditor Sonzogno quiso escoger, entre los me-jores maestros vivientes el jurado para su con-curso internacional, llamó sil Maestro Bretónpara representará Espana.

Dolores es una ópera de color local . Am-biente y no solo personajes sino también los di-versos sontimiontos, como el amor, el odio yel honor, tienen la impresión espatlola, ó mejordicho aragonesa.

Y es por esto que la ópera es de dificil eje-etición.

Si algunos trozos parecieron largos y po-co interesantes aqui en Milán, fue porque al-gunos artistas no supieron rendir á la evidenciaeste color local . Pero la ópera tiene magnífi-cos elementos de vitalidad . El primer noto ca-si todo y con especialidad el tercero son talesque cualquiera de los más grandes maestros sehonraría de haberlo escrito . El segundo es unloco menos interesante, precisamente por larazón que dejo apuntada arriba, pero con unabuena y justa ejecución agradará tanto comolos otros dos.

He aquí. mis impresiones con respecto alMaestro y su ópera á propósito de la cual agre-go que la he recomendado á varios empresa-rios seguro de que representándola harán exce-lente negocios,

Es pues Dolores la obra que (en caso de queno resulte entre tanto una nueva mejor) mereceser la escogida para extrenar nuestro Teatro,por ser de carácter artístico elevado, de ten-dencias y de origen netamonte espat ol, con li-breto en castellano y por estas ya reconocidasin duda alguna como una de las joyas moder-nas del arte teatral peninsular.

No es nuestro público muy aficionado aldrama, y la zarzuela del pGwern chico con suschistes de subido color, su música ligera quelos virtuosos llaman encanallada y su falta deargumento sustancioso, no son géneros que de-bemos aceptar para la inauguración del Coliseoque viene á representar el grado de ilustración(lel público de Panamá que asiste al teatro.

Además el drama para couvencrer—al actorno lo basta defenderse en la escena : es uecesa-

rio que venza sería necesario verle trabajadopor un Díaz de Mendoza A un Tullier . adquisiciónalgo dificil para nosotros por los grandísimosgastos que ocalsionaría ttnu b'owpp~• ale estos ac-tores ya acostumbrados á hacer telnp oradas eltpoblaciones grandes corno Buenos Aires y SRn-tiago do Chile y á quienes ]]tinca falta en elbolsillo un brillante contrato.

Nos quedan pues en castellano dos géneros:la zarzuela grande y la ópera ; es decir, p odre.]nos obtenor que una ]nisnla Conlpaiía ejecuteambos trabajos y no sólo la ópera netamenteespailula, sino también la ópera francesa 6 ita.liana con libreto traducido al castellano y contoda su rnúsicaa original ; que es como altura seestá poniendo en escena en los teatros peninsu-lares, trabajo on el cual la Barrientos y la Sinnestán cosechando triunfos nluy legítimos al de-cir de críticos autorizados.

Es este el espectáculo que debemos esco-ger para abrir con 61 las puertas del Teatro Na-cional y el éxito, estamos seguros de ello, seráadmirable.

Hay que optar por la actuación mixta 6bien Boa por la opereta 6. zarzuela grande es-paIIOla y la ópera original 6 traducida al espa-ilol .

Hoy ya no existen compartías, puede decir-se, en Europa y América que no se dediquen áambos trabajos . Aún en ciudades populosas ycon poblaciones flotantes tan (unsiderablescomo París, Lotalres, Viena y Nueva Yorklas tomporadas propiamente llamadas cíe la ópe-ra consisten en la simple repetición de las mis-mas obras durante tres meses apenas, las cua-les son ya sabidas de memoria por un públicoque no tiene más estimulantes en esos espec.táculos que el hacer ostentación de modas ydarse un rrrulr.- rwws de tintes esencialmentearistocráticos . Los virtuosos su estasrepresen-taciones pueden contarse con los dedos de lasmanos.

Agréguese á la esterilidad de ese reperto-rio el desconocimiento del idioma en que se ye-Presentarían esas obras y la absoluta falta depreparación do la mayoría riel público pauane-IIo para imponerle un espectáculo queje resul-tarla nuevo pero monótono y se adquirirá fa-eilmente la convicción de que la opereta espa-IIola con óperas traducidals 111 mismo idiomason las llanadas á ir refluando paulatina mentenuestto temperanonto artístico y preparándo-nos para la audición de obras musicales nláscientíficas y de anís alto vuelo.

ALEJANnao DUTARY.

1906.

TEESOROEB CDEL_ CAMINO -

Ccl ie5~‹o de la ,7ieri•a

3Iii sueño fanziliar

C~l 3~ato(DE, SCHILT .ba;)

Ante su hermosa y colosal hechura,—así Ieshabló Jove á Ios humanos ;—"Repartirse la tie-rra como hermanos ;"—y cada sér su bienestarprocura.

El viejo, el joven, el seglar, el cura,--grandesy chicos, nobles y villanos,—se apoderan de cum-bres y de llanos, —del pueblo, la cabaña y la es-pesura.Persiguiendo quimeras, ese dla—el Poeta áaros mundos alzó el vuelo; -y al ver, á su re .greso, que no habia.

Un palmo digno re untó.e

¡l.a mial,-reputoes mi Patria " ?, P gJuve, Leñalandu al cielo .

(DE VERLAINE)

Tengo amenudo un sueño, que es mi mayor encanto,con mi desconocida que yo amo y que me adora;que por completo no es la misma antes que ahora,ni por completo es tira, l y me comprende tantol

¡Sólo ella me comprendel IY bien conoce cuantororma el problema ley¡ triste de ml vida traidora¡Los ruegos que atormentan ml rrente abrasadora,ella sólo los sabe refrescar con su llanto.

--LEs morena 6 es rubia?--Como es ella lo Ignoro.—LJu nombre? -Yo recuerdo que es dulce y es sonoro,como esos de Ias novias perdidas prontamente,

De las estatuas tiene aquél mirar Incierto,y en su voz de otro mundo, blanda y grave, se sientela Inflexión de las voces .amadas que se han muerto¡

(DE TIATJDELAIRE)

MI hermoso gato, ven sobre mt pecho;retén las finas uñas de tu patay sumergirme déjame en tus ojosbellos, mezclados de. metal y de ágata.

Cuando, en huelga mis dedos, acariciande tu lomo la Piel suave y elástica,en que, crispada de placer, ml manotu cuerpo eléctrico y relino palpa,

veo á mi mujer espiritual . ,Pu vIsta,como la tuya bestiecilla amada,prorunda y rrla, corta como un dardo.

y de sus pIés á su cabeza extática,atre sutil, perfume peligroso,

.én torno de su cuerpo bruno nada,

MANUEL S . . PICHARDO.

MANUEL S. PICHARDO,

MANUEL S . PICHARDO

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El heraldo de¡ Istm<>,291

La mujer seria - :...._

Parra Uklearda tuMtlrrC, poetaESPUES (lo la audición en en-

de Narvaez, el conocidorhvnoso director de la Acade-1 .1

nasa tle Santa Cecilia, salierondel brazo Juanillo Alcorta,Rubén Dominguez y Raúl Es-

a tébanez, tres buenos amigos,i,jóvones di/,lhudi, inteligentes

Sentían ellos, al torminar el auto, notositiad iunpreseindible de respirar aire puro enabtiudauc¡a, ú pleno pulmón, hu amor ft laInisiWl los había hecho pormanoc•er por más dotres horas de piés en aquel vasto local do lacalle 7" quo sin ctnbargo resultó estrecho en -vista de la enorme cantidad de personas que sedioron cita allí ese día.

Con paso lento, corno quiones no tienenprisa alguna, se encaminaron á la plaza de laRepúblicas, y una vez en olla al lujoso café delPabollón, en coya terraza llena de cresas ysillas podían reposar tan rato y disfrutar de unatemperatura agradable.

Raíl EstGbanez, el más juven de los tres,propuso ti sus amigos saborear un ajenjo, yaceptada la idea con placer, vino el mozo car-gado con todo lo necesario para preparar la sa-brosa bebida que los médicos califican de vene-no mortal y los poetas de divina inspiradora.

Preparóla cala cual á su gusto, y mientrasel agua cata gota á gota sobro el verde líquido,quo cambiaba paulatinamente su color esme-ralda en un precioso ópalo, comenzaron á char-la• bnllieio3amente (10 todo á un tiempo,ocupando su atención ya la belleza cíe la tarde,el calor sofocaute del medio día, los compasesfamosos lo Tristán é Molde ó el éxito de la au-dición, viniondo al fin á recaer en el terna obli-gado clo jóvenes Y viejos : la mujer.

Ea verdad quo habia concurrido aquellatarde á casa de Narvaez todo lo más selecto dela hipe femenina, y acerca de lit belleza dealgunas damas bien conocidas versó la conver-sación, haciendo comentar ios, no muy cristia-nos á veces, respecto á la conducta de ellas, to-do con una ligeroza y malicia propia de jóvenesdospreocupados.

Vistéis, dijo Alcorta que era un murmura-dor empedernido, las coqueterías y monadas dePopita Fernández, que lucia en las primeras filassil belleza robusta qne no amengua á pesar de loscuarenta aCos b¡ou cumplido que carga á cues-tas{

—Sf, eontestóle Domínguez ; pude verlamuy eutrotenida con Ulpiano Lugherti, el for-nido italiano agonto (101 Amago Turinés y delas camisotias do punto de Florencia, que es hoysa amigo de confianza.

Lo sospechaba, dijo Alcorta, pues los veo_juntos en todas parten. Y enylidio á Ulpianociortamente, pites aro orviauta la sonora Fernán-dez .

—No uno agrada Popita, dijo en este mo-monto Raúl, quien habíapormanecido largo ratooa silencio, eomw meditando . Es demasiado grite

-ma y yo dotosto la car•no. Mi ideal de mujer es lanli.sn ¡,,glosa, delicada, exangüe y frágil como uncristal cíe Bohomia, En la urtayorín de 1118 mu-joros g .nrdats el espiritu está Vetlehle por ln ma-turia y es un fastidio, para mi al menas, estarurca do ellas y tener que tratarlas.

- -No soy de tu opinión, interrumpió Jua-nillo . Las mujeres que prefieres están bue-nas para cantadas por un poeta como tú, Y Pa-

ra ser do ellos arriadas ideales . Pero en la vidatriunfan las mujeres de buena complexión, sinser obesas, do flancos robustos, aptas para launitor,,idad, Las otras sólo son juguotes de un(lía y citando pasan de los treinta anos ya paracon ancianas parlo arrugadas y feas.

Pues te o .luivectrs grandemente querido.Ahí se ltttlla, por ojomplo, esa bollaCanila quetlinto mo seduce . Tiene ya treintidós anos,media doc ora do chignilhrs y á pesa' deosu y de ser delg,,da como yo deseo, no está niar rogada ni 1foa .

—Cierto, pero hay una gran distancia deuna miss flaca y rígida á Camila, que es un tér-mino mecho entre aquella y la robusta PepitaFernández.

—A propósito de Camila, dijo Domínguezde pronto, sabéis si es cierto que visita muchoel estudio (le Ronó López, el joven profesor deciencias recion llegado de Espana4

—Tal se dice al menos, René es un buenbacteriólogo y parece que Camila es una ar-diente aficionada fi la bactereología, dijo Raúlmaliciosamente.

—No nos hagas reír con tu ocurrencia . Se-gún eso resultaría ahora ue Catnila es amigadel estudio y de la reflección9 . . . . Pues enton-ces debe ser un pozo de ciencia, ya que tiene .que haber aprovechado algo con sus numerososamigos.

—Lo creo usf . Y me atrevería á jurar quees perita en ciencias políticas y comercio,hipotecas y finanzas, medicina y cirujía, gue-rra y marina, idiomas y aún en derecho canó-nico.

Una carcajada general acogió estas palabrasde Estóbanez yluego, como la bebida estuvie-ra ya lista, comenzaron á tomarla á ligeros sor-bos, paladeándola gratamente con los ojos en-tornados, como á rico y delicioso néctar.

La tarde en tanto iba cayendo . Comenza-ban á ascender las sombras y el ir y venir degentes á pié, en bicicletas y en carruajes eracontinuo. Soplaba una suave brisa que hacíamecer las copas de los árboles, dejando entre-ver las torres de la iglesia mayor que tras ellasse erguían y cuyas campanas hacia un breverato daban el toque de oración con sones me-tálicos y vibrantes, que parecían venir de muylejos y se perdían confusamente entre el rumorproducido por•la marea humana.

Breve rato permanecieron en silencio lostres jóvenes, como pensando en cosas lejanasé inciertas.

Mirad qué mujer¡—dijo de pronto Alcortaá sus amigos, y les senaló hacia una de las ca-lles del parque.

Todos dirigieron la vista en la dirección in-dicada . Por ella avanzaba tina distiugnida da-ma elegantemente vestida . Venía sola, á pasolento y mesurado, con la falda recogida y jus-ttt mostrando la pompa gallarda de las caderasy dejando ver ligeramente un menudo pié cal-zado con primorosas botinas de charol y el na-cimiento de una pierna que debía ser muy bienmodeladá. Tenía un aire altivo que causabaimpresión profunda . Era muy blanca, con to-nos rosados; alta, de facciones armónicas, pelolujurioso y rubio y ojos leonados, unos ojos ra-ros y hermosos.

Al verla, Raúl se estremeció ligeramentesin que sus companeros distraídos en la con-templación do la bella transeunte notaran alirnpreaiGu qno ésta cansara en él.

—He aquí, dijo Domfuguez, tina preciosamujer, tal vez la nrás bella cíe la ciudad y de lacual sinembargo no hallará que decir la lenguaterrible y temible de Alcorta.

—Efectivamento, contestó el aludido; noconozco ninguna crónica escandalosa de ella,poro 2imaginais por esto que lo falta su secreti•1107 Es demasiado bella y demasiado joven pa-ra que sea feliz y se resigne á hacer penitenciala guapa senora Cristina Rivadencira, cuyos pa-dres la sacrificaron casándola á los diecisietoanos con el opulento senior Arnoldo de Castro-vero, respetable valetudinario, triste, viejo.cojo y feo.

—Cosa que de seguro os sorprenderá, dijoen este tnonrento Raúl, es el caso raro que anoocurrió en'cierta ocasión con esta mujer extra-na y que voy á contares si me permitís.

—Desde luego, amigo mío, comienza sigustas, So¡ todo oídos, timo Domínguez.

—Y yo tamb¡én, anadió Alcorta, pues mealegraría ver confirmada mi opinión sobreCristina,

—No tanto como supone, querido Juani-llo . Mi narración es un relato soncillo que po-

(Iría ser un capítulo de novela de folletín y ti -tularse así : de como 7ristina de Castrovero seburló sin misericordia del cándido poeta Esté-banez.

—Me seduce el título extremadamente, dijoAlcorta quitándose el hongo y alisando con lapalma abierta sus rebeldes cabellos lustrosos deaceite.

Raúl, ya en silencio sus amigos, comenzóasí :

Yo me sentía atraído por la belleza es-plendorosa de esta mujer y esperimentaba alverla vagos deseos de cosas no bien determina-das que irritaban m¡ orgasmo de una maneraviolenta. La miraba todas las tardes cruzar ga-llardamente la calle mayor en dirección á lacasa de sus padres que no deja de visitar unsólo día, y poco á poco á fuerza de contem-plarla y admirarla llegó á apoderarse por unaespecie de oculta fascinación de todos mis sen-tidos . Varias veces intenté acercarme á ellapero nunca se facilitó el medio oportuno dehacerlo y para distraerme un tanto hube deapelar al triste y bienhechor consuelo de lospoetas : escribí muchos versos de que ella erasiempre la inspiradora, y á los cuales dí publi-cidad en las revistas y periódicos que yo sabíaque acostumbraba leer. Estos versos hansido tal vez los mejores que he escrito y no po-cas mujeres se creyeron ensalzadas en ellos.Sin embargo, Cristina no debía ignorar que leeran dirigidos, pues yo no cesaba de rondar sucasa y de hacerle comprender por los mediossencillos y comunes de todos los ennmoradosmis sentimientos.

Mi mayor c~usto era no tener ocasión deestrechar relaciones con ella, hasta que por finllegó un día en, que pude realizar mi anhelo.Fué á bordo de un vapor de la companfa nacio-nal de navegación, y en un paseo por el golfoque dispusieron nuestras primeras autoridadescon motivo de algún suceso que no recuerdode momento.

—La llegada del honorable y endeble Fatt-Williarns, comisionado por su gobierno paraestudiar la organización del sistema tributariode la República y el estricto cumplimiento delas leyes de inmigración, interrinapió Alcortariendo.

—Efectivamente, amigo mío, dijo Raúl ; yencendiendo un cigarrillo, prosiguió:

Un amigo do entrambos hizo la presenta-ción y por casualidad vine en la mesa á quedará su lado y la serví de caballero, con algún em-barazo al principio y luego con exceso de galan-tería. Como vosotros sabéis bien, soy algo tí-mido al comienzo de mis relaciones con unapersona, pero esta timidez va luego desapare-erendo poco á poco más ó menos rápidamente.En ese día no duró nacho tiempo, alentado co-mo me vi por las amables palabras de Cristinay por unas cuantas gotas do vino que probé . Cu-meneé, pues, un ataque en regla y conduje laconversación al punto deseado para poder mani-festarle mi pasión : los versos que había publi-cado . Cristina nre dijo conocerlos, agradar lemucho y, anadió riendo y en tono confidencial,saber quo eran inspiraclos por Raquel de Caste-llanos, hermosa mujer algo parecida á ella perode belleza inferior, que estaba también en lamesa, frente á nosotros. . Con todo calor le ne-gué esto, y aprovechando la coyuntura le hicela declaración más romántica y ardiente quepodéis imaginar. Temía yo que llena de indig-nación me reprochara m¡ atrevimiento, perocon asombro mío la vi permanecer tranquilafijando su raí sus hermosos ojos tan raros ysoriétidonre siempre. Esto me alentó y mispiés buscaron los suyos y ni¡ mano derecha quebajé con disitntrlo Be ocupó en exploraciones deuna audacia inconcebible, de modo que Cristinase vil obligada á defenderse activamente, aun-que en Silencio, sin dar á comprender lo quepasaba bajo los manteles á las personas senta-das junto á nosotros . Enardecínme yo cadavez rnás, hasta que ella exclamó en voz baja ysuplicanto: Por favor, Raúl, estás s quieto .

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El H «= ralel® d c- 1 1--~® - 292c)bservad que Raquel no cesa rlo mfraros . Y cd~mo yo la obedeciera, agregó en voz natural : dporqué no váis, altora que el almuerio concluye ylit convidáis ú bailar ese precioso valle deStrauss que preludia la orquesta?

Antes de contestar ví hacia el lugar que ocil-paba Raquel y observó que en efecto no aparta-ba la vista ele nosotros y aún nio pareció que susojos lanzaban miradas irritadas . No ate ¡niporté esto absolutamente, pues nuneñ la habíagaltluteado siquiera, y volviéndome á Cristina,con voz emocionada le murmuré:

--He es con Raquel, de quien poco uno ocupo,con la que pienso valsar• . Seréis ni¡ pareja to.da la tardo si we otorgáis este don. Pero osruego que permanezcáis tm rato más aqui, tí 'ti¡luido, le agregué notando que hacía intención delevantarse y hallándome aún impresionadofuertemento con la g excursiones audaces de queantes os hablé y que proyectaba ropetir.

—Convengo en bailar con voz este vallo, res-pottdiómo, y sin hacer caso de mf lúplica, talvez para esquivar un nuevo ataque. se levantóen seguirla. Me ví otiligado á imitarla, y bai-lantos esa pieza y otra y otra más, hablándolayo siompro ele amores, escuchándome olla son-reída y amable, pero sin lograr ni una promesasiquiera de sus labios.

El paseo tethnfnó al fin, ya de noche, y aldesembarcar tuve ocasión de quidar con ella unbreve rato á solas su un lugar aislado y aprove-cllándoiite de esto me apodoré de una de susmanos, cubiertas do sortijas, y le dí un beso ar-diente eh lá punta de los dedos, no pudiendorepetirlo conforme á mis deseós por que la re-tiró ligeramente dándome con su peeuello aba-nico un fuerte golpe en la cara y diciéndomecon voz irritadá: sois un atrevido, caballero)

Sus palabras me belarou, pites creí que Cris .tina llamaría en su auxilio quien tratara decastigarme y teutí el escándalo . Pero ella secontentó con lo hecho y volviéndome la espal-cht se acercó ii un grupo de selloras, de,jándouutallí sin despedirse.

Esta ftré ntj última impresión del día yy el tórinino (le ni¡ aventura amorosa . Des-

(le esto me he encontrado en multitud deocasiones con Cristina quo lía guardado commigola rnás estricta reserva. No parecía siquiera,desdeílosa 6 indiferente, conservar nemoria delo ocurrido en la nave. Suponía yo que yilizáel beso la había ot'elidido y una vez que pudehablarlo á solas, en un bazar de caridad, trató (ledisculparme. Pero ella, sonriendo un•tesntenteme dijo : yo no me acuerdo do lo pasado niguardo rencores, Ratil, y seremos amigos siustod se empolla, pero nula más quo amigos.Y coa exquisita gracia me tendió su manecitaungutmtada y su alejó.

—No me explico esa conducta, dijo Domín-guez, en tina nruje.r que no es coqueta y quetiene fama do ser seria eii oxtrorno.

--Efectivamente, coiitestó Rubén . Peroolvidas amigo mío que las mujeres son en ex-trene caprichosas y variables, y bien pudo elolor á yodo y salitre del lnar hacer que en elpocho de Cristina naciera un capricho raro : eldo ver si los poetas hacen el amor como los de-más hombres 6 si se limitan á bordar frasesbonitas sin arriesgarse á los contactos. Pero eslo cierto que Raúl lo demostró que á pesar dehacer versos procede con toda la audacia de unclérigo, que es el más audaz de los en anoraclós,ltasta el punto de hacerla concebir temores.

—Pues no fué esa la causa de su conducta,,Tuanillo, jil verdadero móvil yo lo adiviné mías

barde atan(lt) cubas sueltos, Hitl>NiH de Haberque estando Ra,luel en una Visita se alabó dehaberini,ho pirado una po sióu loca y de seroetilttoueute (irigidos ti ella los versos quo yopublicalm. AlguNa iouiga manifestó ingenua-mente la c•reoucia de que era Cristina la inspi-radora, á h( cual c•ontesttí Ragilel con nua ame-ra y unir frase coutpasiva . 'fado esto fui teni-do á broma en aquel ntolnetito, peto Cristinallcg(í ti saberlo v herida en su vanidad decidióvengarse de Raquel on la primera ocasión y lollizo del iodo que os be relatado, sin querer pa-sar utás adelante conmigo y cuntentálldose ru-so mu,jor honrada volt hacer rabiar á su auri-ga que nun(xt la ba perdonado.

—Confieso quo es curioso tu relato, dijo Do-mínguez levantándose . Has sido cansa de dis-cordia entre dos mujeres . adorablos y gin em-bargo no bus sabido sacar provecho de tu si-ttiación .

'Basta cierto punto es verdad, respondió

Raúl, lovanttíudose también junto con Alcorta.poro esta historia tioue una segnuda parte.ocurrido con Raquel quo, si bien no es una vir-tud ni -lino mujor superior corno Cristina, sí esuna danta amable y bella, capaz de ocuparnuestros sontidos pm• un par de meses deliciosamente. Algún día os contaré esto.- Y ya en pié, antes de partir, apuró el res-to del exquisito licor bajo cuyas ondas traequilas parecen encerrarse misterios .tau profundos como los que guarda el corazón lruniauo.

oUILLGR,,110 ANDREWE.

fcnon, la vendedora cle flores

-J

Mignon . la vendedora de flores, sonreíacon una risa llena de bondit melancolía:y cuando levantaba los ojos hacia el cielo,semejaba una alondra nostálgica de vuelo.

1llgnon cra muy bella.Cuando Mignon cantaba,

en el ciprés del Parque el canario callaba.Sum labios, bordadores de raros embelesos,brsaban con sonrisas y quemaban con besos.De sus ojos azules un bohemio decíayac eran la clara fuente donde abrevaba el dfa,Su cuerpo, hermoso y rubio, corno el de Nálagdaleua.interpretó una hermosa Venas Anadiomena.Y cuando ella tornaba pia r a su bohardllbtdescnla•i('ndo el comienzo de su ágil pantoerilliimientras rimaba im himno con sus finas caderas,dejaba como un hálito de amor y primaveras.

41as the aquella risueña florista que vendíaramilletes de rosas y noches de alegría,de aquella bulliciosa nniñequita nocturna,c.gptaban cuatro auroras qne estaba taciturna.

Qué tieneY . . . . Por qué dobla la rubia cabecitasobre sus frescas llores como otra flor marchita? . . ..Por qué vagan inciertos sus ojos como el cielo? . . ..Por qué suspira á ratos enn angustioso anhelo? . . ..

Ah, sólo á ella , le importa.Al tíoti(lo poeta

que entr e todas las llores aneaba la violeta:á aquél que lit miraba con profunda ternuray luego se marchaba cargando su iunargnra.pasaron seis mañanas que lo vieron sus ojosperderse por ln calle de los claveles rojos,

\lignon tuvo un sueño dolo r oso.Veía

que el p,í'ddo poeta de la melancolíale mandaba (te lejos, con su blanco pafunelo,Un adiós impregnado de nn auinistioso anhelo .

Después caniblaba el cuadro.Exa un cuartito oscuro.

Dende un angrosto lecho desmantelado Y duroel joven la llamaba con :uuan,•a tristezau>icntras iba tornándose lívida su cabeza.

Por eso de la alegre florista que vendíaramilletes de rosas y nu :Iles de alegría.(ir aquella bulliciosa nluüequitt uoc tu r na,contaban cuatro auroras qne estaba taciturna.

Al despertar aquella mafiana de Verano,tuvo un presentimiento indeciso, Ie ,jiu>o,de que vendría el liardu de rostro finar ilefoiá decirle que había mentido el nogr(> saef o,Y al ver que la ulafianii s• apagaba r se iba,de risucila y amalile se turnó pensativa

Qué tuvo't . . ., Fué que el anna del poeta, querida,vino á chirle al oido su eterna despedida? . . ..No sé, pero los ojos de Nlig•nuu se entornaronen tanto que dos Nngri>nas por su rostro bajarony al caer sobre uu lirio . que luarehitó el E,tfobrillaron cual si fueran dos „utas de rocfo.

Y se alejó en silencio para su bohardillaocultando el cualicuzo de lit ágil pantorrilla.

Y desde esa mañana, los dulces riilseiwrrtino vieron á la rubia vendedora de lloros,nf al pálido poctai

t,

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EI Heraldo del Istmo - 293

ULMERIDES HUMANAS .__.__1-1 DE JULIO == 178J~~ ~ -

Al neil n• Inmily Cle)•, encargado d .• ne?ocios de Franc¡a en Pananá, y á la dina colonia francesa-aquí residente

laN LA zoNa,—Primera Convención de maestros de escuela, reunida en Ancón el 3 de Marzo pasado

~ )JAY fet•bas hin iuosas, imbo-IS rrabheq . iniperevodoras, hu.M I llilla4s!

Lu Rovoluviúu fruuvosa, la cal-(lit del absolutisuso, la proclnnut-cióu do las derel'hos dol boatbro, el

( 1-I do Julio de 17817, es unit do erasI•ochas l

.( Y, el redeutor ulovilnieuto ini-

ciado por los robolde.i frances :+a, nosólo mrtetlece á la FrdaVia, ptirte-uoco 4 la huunulidad.

Si bubiorn sitio un utovitnieu-tu oxelusivalmOnto nncioual, Si los116roe5 que en 61 tonairan parts sellubioram dajadu llevar por el egó-latra snntitniento de ]a naoionali-dad, ui sit obra llBbiora pardtira'lon¡ ne hubiora oxpamdido.

El soutimiouto revolu Aonarioexistía y so agitaba on unuvbas an.ciouos, atizado por el terrible des.

III onornli, dfstaucia quo sopaaabaeipoca la insolouto pdrpura de losmagestuo8os har apos del pueblo,

Entregndos por comploto al bus guorra9 dorapacithal y d0 conquista hasta nt0diados delsiglo XVII, los soberanos de los diforentos Es.todos de Europa no se ocuparon del régineuinterior de sus naciones . Desdo esa opoca co-utenzorou los ohoquos inevitables entro el abro.lntisuto y (Al pnoblo . Las ¡(leas liberales se ba-bflus esparcido. ITu auhelo d0 jnstieia, de re-forma y do libertad se extondió por todas par.tes do Enropa, desde Portugal basta (Al corazónde lit Rumia . El ntnuleuto era alarnsauto paralos reyes . Abusos, privilegios, dospotisinos, tor-turas ; todo estaba llamado á desaparecor. Lareforma se inlponfa . Federico II en Prusin,Carlos III en Ntipolos y on EspafIa, Gustavo IIIeu Solada, ,ios, II on Austria, Luis XV y LuisXVI on Fritada, Josó I en Portugal y Catali•na II 0n Rusia . atondioron at los reclamos libe-rales del inomento usojorando la condición (lesus gobernados . La rovolución conenzó de lutonsalera gradual y pacífica en toda Enroma.

Prepararlos do ese modo los materiales pa-ra lit redenc¡ :Sn bunlanu, Frauoia se encargóde precipitar los acontecimientos . Reunidos enVersalles los instados Genorale8 el 5_(1e Mayode 1781), tocó ti Mirabeau, Baylli y Barnav0,represonttmtosdel Estado llano, esparcir elgér-nten revehtt•ioultl•¡o, ha^et• triunfar lag aspiracio-nes 1 il orados del ptiobl o y dará Prtmcia trua C .ons-titución dontonrutiea Esto acontorfaol 27 (10,Tu-nio de 1781. Pocos días después, e114 di, Julio,el pnoblo frane,s se congregaba y auialtaba y loi naba la Bastilla, prisión fortaleza tras cu-llos empesis gralllticos inuros voniola (Al despo-tismo los unís aboniinablas erfulolte8 y los h•bel•ticidios unís horrendos.

s

He aquí algunos letallos relacionados conol sombrío edificio cuyo nombre bus tenido latriste honra de posar it lit postoridad conto sful-bolo de terror y tic+ infiunias.

Fué constrnfda ln Bastilla bajo ul reinarlode Carlos V, el afio 1 :170.

El primor detenido (lile ocupó sus calabo-zos filo Hugo do Aubriot, quien por orden delRey había colo(aulo la prinsera piedra 1101 edi-licio .

La prisión fortaleza constaba d0 ocho toTres, Ilunsaulns (](Al "Tesoro", d0 la "Cal» ]la"'del "Pozo", do hl "Libertad ", d0 la "Bertal-dieee", de "Bussinior(e", d01 "R¡110(511" y del "CO u-dado".

Infinidad de calabozos, lilúnedos y sonl-bríos, á los chales jaulils llegaba ]a 1¡unssmtde 1111 rayo de hu, forulalam el-.inforiOr de

aquél maldito laberinto del cual sólo se sa.lía para el eterno é incognoscible viaje . Di.ellos calabozos estaban clasificados en (los cla-ses : empotrados en el subsuelo unos, il nuns denioto metros ele profundidad, se conocían conol nousbro de wihM-11,w ó in-paris ; otros eran do.signados con el nombro do tn(nl7°x.

Penetrar en lit Bastilla oluivalfa á ponerun pié en los uusbrales de la otoruidad.

El docano do los pronos de lit Bastilla, li-terato inteligente y ]sombro do un vigor ex.traordinaiui, fué ol poeta Routigue, quien porpublicar un opigrana satirizando los vicios (lela corte do Luis XV, pormanoció en prisióndurante CUARENTA AGOSI

Latudo estuvo encerrado 35 asnos ; el Condede Loges 32 ; Linguetí 7 ; y durante poríodos másó menos largos pero cruolos, Guillermo 13a-nincourt ; el Obispo de Vordun ; los Duques deNormossrs y (le Birón ; Fonquet (archimillona-rio); Lally ; Labandoné ; el Mariscal Richelieu ; la.Condesa do Brinvilliors y Voltairo.

Al ser tomada la Bastilla por el pnoblo deParís sólo lsabfa en ella siete presos, entre ellosun anciano do luenga bar ba blanca que habíaperdido por completo la memoria.

Cuando la justiciera piquota densoledot•aacabó con la Bastilla, era Gobernador de la for-taloza el iniserablo Launay, quo fue decapita .do y cuya cabeza fue paseada pos' el ptloblo,clavada en nn tridonte, pos' las calles de Pa-rís .

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El 1 .1 (le julio de 1789, la toma dei la Basti-lla, marcan una nnova era en la vida polftie ..s ysocial (lo la humanidad . En la ROvolucióllfrancesa en cristalizó el ponsasniento redentorde todos los oprimidos . El pueblo francos dis-ponía do las universales simpatías . Los nato-rmles revolucionarios estaban disonivados portodos los Estarlos de Europa . Era un duelo tíinserte entre el TRONO y el PUEBLO, entre losque gozaban tititsan y los quo suctnnbian

AnA.to, sin distinción de razas ni nacionalidades,duelo it muerte, universal, humano!

Cúpole á Francia la dicha de recoger elguante y de salir vencedora en la ;outienda.

La victoria alcanzó á todos los de .tnaao éhirió lt todos los (le ARRIDA.

No ora nn pueblo el que triunfaba, era un¡(leal . lln principio filosófico el que surgía.

No ora un Rey el que subía las gradas delendalsO, ora una Casta de oriry,•n dirimo la quesncambín.

Mientras las Actas de Paris amparaban átodos los deshoredados, la rovolución castigabad todos los coronados, al clero y ü la noblota,it los que explotaban los cuerpos y á los que es-peculaban con las almas!

Lease el Decálogo de la libertad. las Actasele París, después de la Revolución.

«Los ]sombres son iguales en derecho . 'p dopoder emana de la Nación ydebe ejercerse pa .ra sa felicidad . La voluntad generad lince laLey; la ]'uerza ptíblica asegura su cunspliulien-to, Ni arrestos ni destituciones sin formacióndo causa . Todo cilidadallo es adusisible á losotnpleos . La libortad natural, civil y religiosade cada hombre, sil segurida(1 persounl, su indo.pendencia absoluta (le cualquier autoridad queno sea lado la Ley, excluyen toda iudagación so-bro sus opinioues, palabras y escritos, mientrasno turben el orden píli lico y aso lastimen losdereollos dol prójimo».

He abf la obra de lit Revolución francesa.

Si lit venida del filósofo Cristo se conoce enl t cronología ortodoxia con el nombro de rRACRISTIANA, la Revolución francesa debe distill-gallse coli ol nombre do ERA DL LA LIBERTAD.

unalLNOIANO RAMOS Y GARCIA.

nivel, poren aquellareyes y los

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El Heraldo del Istmo 294

A orillas del mar A GUILLERMO ANDREVE

DAVID---CUARTEL DR POLICfÁ--cÁncri,

I1IELIA, no seas tan osquiva,LA —dijo una sellora de hernxosn-

ra en decadencia, á nna jovencomo ole catorce anos, que ha-bía contestado con visible in-diferencia el salado ele Alberto,

r

que llegaba de la ciudad.La tardo esplendía como nna avo luminosa

yue agitara enormes alas.Estaban á la orilla del utas• todas las fatni-

lit}s que en la época del calor podían ir tí tornarbaílos refrescantes y alegres.

Anlelia, en silencio, miraba desdenosa unramo íle flores que Alberto tenía en la mano, yque ora prra ella, pata entregárselo corno unaprueba ole que el viaje lo había hecho sólo porir á verla, y no por gozar de los lucras del pa-seo .

La joven lo había comprendido así, y pro-parando su ánimo, tan sólo lo permitió nu sa-lado muerto en flor,

Por la mente del joven pasaron soplos ne -gros ole trágicas determinaciones . Frente alocéano en calma estallaba en silencio la, turbu-lenta tempestad de un alma.

El la amaba hacía tiempo, y ella había alen -tado al principio su cálida pasión, dejándose en-volver en las miradas ardientes, reveladoras,como una flor que se deja besar por los rayosde la aurora.

'Después empezó á huir•, sembrando la duela,

la vacilación en aquella alma ardiente, ,y cian-do no podía retirarse, torraba los oírlos á lasinsinuantos Palabras,

Jamás había encontrado la manera de ha-corla explicar su repentino cambio, porque pa-ra ellos el amor había sido casi mudo, apenasporcibido en la explosión huninosa de las mi-radas.

Sinembargo, •eso era bastante para creareusuenos, para llenar• de dicha nna vides, paraembargar locanionte un enamorado y tierno co-razón.

Alberto volvió la vista hacia el mar, apa-roatando indiferencia, abstración ; escuelló laronca voz de aquel azulado torbellino de olas,contempló el limpido violo barrido por el vien-to y la gloria del Sol cayendo sobre las ondasespal :nosas.

Aquel seno atronador le pareció una fosadigna para sus imposibles amores. El abismode la realidad atraía al abisino del ensttelo.

Sl, dijo interiormcnto, lo haré ; poro autoshe de pones en sus manos estas flores que contanto carilllo trajo, anidándolas, defondiéndolaspor todo el canino.

Se despidió y fué á sontxrse sobre la cimaole ni¡ peDasco.

Allí, suutido en dolirantos meditaciones, conuna tormenta en 01 cerebro, no oía el chocarvwlonto de las olas bajo sus piés.

Estuvo ininóvil largo tiempo ; después soI •vantó y fué á buscar á sus eompalloros.

. . . .Ya eta do noche y el beso fresco dela brisa unido al do los rayos do una falgentoluna. cal,tió un poco la llama quo sentía arderdentro del 1)(3 :•110.

Entonces Pensó on la utiinera ele hacerlaraeibir 1118 flores.

El tenía~uua amiga que lo era también eleAmelia . Esa amiga se las entregaría como unregalo de ella, y para evitan• cualquier excusa,so Ias prendería ella misma sobre el seno. Esotu{• su hermoso sueílo durante el viaje : ver lastloroo estt•oaneuarse sobre aaquel corazón, contou,¿ cope de irisada espuma detenido sobro laazul onda palpitante.

Así lo llizo y luego s0 fué á dorinir• A la malla la siguiente la costa estaba lle-

na de bailistas, cubiertas de vistosos trajes ysombreros encintarlos, de largas y tendidasalas .

El mar• ascendía lentamente sobro la arena,con rumor do tiera aprisionada ; y los grupos demujeres asidas clo la mano rodaban entro eltumulto de las olas.

De Pronto nna se desprendió de un grupo doaquellos, y, arrastrada por las olas que ha envol.vino, desapareció entre el choque ele las otrasolas que reventaban.

Pasauon algunos nmmontos sin que se loAiera surgir sobre el agua Co rió la noticia,se extendió el pánico, sin que nadie se atrevieraá ir ti buscarla.

Llegaron algunos varones, fueron informa-dos, y permanecieron inmóviles ante el peligro.

Alberto también estaba allí, observandoc n silonciosa calima, y meditaba que lit ocasiónera propicia pala encubrir la realización de supensniniento, Eta un bnon nadador, se habíacriado á la orilla do nn lago bravío y podíasalvar á aquella jovon. Después porecoría élsin que se adivinara su vobantad de morir.

Ante el asombro de todos se quitó la ropaoxterior y se lanzó al agua.

Entro ol rugir estrepitoso d0 las olas y elmudo silencio de la ansiedad, penetró ]casta elpunto on que lit joven había desaparecido; babuscó y no pudo encontrarla.

Se acercó á una pena salionte y subió (t ellapata mirar en derredor.

La vió flotar distante de él, mar adentre,donde el agua so lovanta sin rovoutar en olas.Descendió con rapidez y partió nadando gallar-damente sobro la suporficie. Llegó Basta élla,la avió del vestido y empren .Eó el ragroso. Unasveces guiando la vuelta, otros ontpujáudola,hasta la orilla.

Todo se aprasuraron á recibirla y prodigilr-le los preoisos cuidaulos sin tornar eu cuenta alsalvador audaz que tan soborbianionte habíatriunfado del peligro.

El aprovechó osa desviación de la nmltit,ldpara escaparlo

Volvía fatigado corporalmente, pero taui-b;éa eu sil espírutu hervía lino cuino fragor dotormenta, El ignoraba (t quién iba á salvar.enando se oncunttró frente á élla, oa lit soledad

del abismo, y la reconoció, con una con mociónpotente y avasalladora, ;mgrir con élla! sedijo. No, ni un momento, einttiuuó ; ;salvarlay morir después! ¡Quién ba ciado vida á unsoplo de felicidad, bien puede morir en seguid¿,,seguro de la inmortalidad del recuerdo ; Luego,al paso (lile luchaba con ella hacia 1¿t costa, lehablaba su amor de florecimionto ele esper,m.798 1 de dleb:ta próximas, de un triunfo segurosobre aquel corazón indiferente . Esa ftté ladltinta idea que sobrenadó en su mente . .

Cuando oyó que lo buscaban para agasa-jarlo, para llevarlo doudo élla, quizás porqueélla desoaba verlo, darle las gracias, algo huís,tal vez el perfume do las flores de 8,1 alma, enaquellas horas supremas en quo volvía á la vidapor el vigor, utej0r dicho por el tunco. de aqueljoven, ent onces, entonces, procuró Albertoocultarse y salió huyendo hacia la veeitta nion-taRa,

Allí, bajo 1¿t sombra viviflcauto de los o'u•-boles, entre el ruutor de la harawnía soleuutede ]ta floresta, nuevos pensau,ientos surgieronen su monte Lit vió agradecida, brindándole,embriagadora, 8u enrulo, y orgullosa de serautada Por un béroo.

Coinprondió que aquello no ora amor, queno eta la pasión que él habia ausindo despertu•ou ol alma do Aniolia. Eso oro, la uamifestación de otro sentimiento que él no quería, quedespreciaba; quo till vez aborret•eria si lo llega-ba (t sontir aletear en las ráfagas del aliento dola que tanto amaba. Aquello era una cosafria, refloja, perecoiler,a : Gratitud.

se levantó resuelto, montó en sn caballo ytnnó el culillo d0 lit ciud,al.

Llegó, abrazó á eol madre, y partió lejos,tal vez para no volver .jai nís.

.r . D, VENEUAS

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EI HEraldo del lrtmo - 295

L7 EEEB ® EZ MAOFR IED VARIOS POETASRAS un periodo de aplana-miente, é infecundidad, en que

Milírica

apenas se llizo otra cosa queimitar filos vates consagra-dos, á Bé~quer•, á Núnez dearce, á (itmpoamor, la poesía

se levanta con nuevosalientos y mayor variedad de matices, De ellodan muestra los poetas de que va ti hablarseen este artículo.

Sea el primero D. Antonio de Zayas, autorde varios libros (lo poesías, al través de los cua-les su rima y su facultad de evocación artísticahan ido adquiriendo la madurez y armonía conque aparecen en el nuevo libro que ostenta elsolrio título "Leyernlas ." No es legendario,

sin embargo, sino plenamente histórico, elfondo de este libro. Le forman poesías deasuntos históricos, cosa muy corriente en laactualidad, como si la poesía, hastiada de loseternos tenias poéticos de carácter subjetivo,que no tienen época, y no familiarizada aúncon los temas modernos, quisiese reposar y re-crearse entre las bellas imágenes 'del pasado.Mas los asuntos históricos de las poesías delsofíor Zayas, no son asuntos clásicos. No setrata de griegos ni romanos, de dioses ni dehéroes de la tmtigüedad, de ninfas ni de fau-nos, de "hetairas" atenienses ó corintias, ni dematronas latinas.

"Leyendas" es nn libro castizo y romántico.Nuestra Edad Media, nuestro Renacimiento ylos tiempos anteriores á la revolución francesa,

de los cuales se despega, ya el nombre consa-grado de "modernos," son los que evoca el li-bro del sellor Zayas. Los títulos de "Croni-eón," *'Semblanzas," "Píos Sanctorum," "Ro-mancero" y el más discutible, desde el punto devista de la exactitud, de "Palimpsestos," catenbien -á las poesías coleccionadas en este volu-men, muchas de las cuales son semblanzas bre-ves de personajes históricos. El Rey Sabio, laReina Católica, Cisneros, el Rey Católico, Her-nán Cortés, el apacible y jovial Berceo, el rego-cijado Arcipreste, el Canciller López de Ayala,el Marqués de Santillana, están retratados enlindos versos que recojen y fijan las lineasmás salientes y efectivas de cada una de esasilustres y viejas figuras. En otras composi-ciones, el asunto es de imaginación, pero el

avuuu oieae camnten vIva co-lorirlo histórico . Mención es-

Modas dE Nueva York

pecial merece por lo acabada,la que se intitula "El talnu•,"que es una verdadera minia-tura de códice medioeval.

La 'composición titulada"La tienda del anticuario" es-tá bien ideada, interesa y con-tiene hermosos versos. Pintael poeta los objetos amontona-dos en la tienda del chamari-]ero. Allí están entre otros:

El arcabuz que detonó en Pavta.r, uravo intolto consultado en Trento.La maltrecha coraza que sabíaDel corazón dei l droe el movimiento,

Los dos últimos versos sonmuy bellos, y expresiva y felizla imagen. Volviendo á nues-tro cuento, las cosas que hayen la tienda del anticuario seaniman por arte de magia yvan contando su historia. Ha-blan un abanico, un devocio-

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nario viejo, una espada, un re-^,^^a trato, y cada uno evoca lan-ces, épocas, visiónes fugitivasde amor, de glorias guerreras,de pasadas costumbres.

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Siento que la necesidad de1 111 .-

4~t . hablar de otros poetas me int.+, r-

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I>ida consagrar mayor exten-511,1

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Sión al libro del serlor Zayas,pero antes (le pasará otro asan,

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te, algo he de decir de la ri-~,,~l~

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IDA . En ésta, COlnO en otras, ;

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muchas colecciones de poesías,veo el triunfo de los metros

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consagrados por la tradición`

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sobre aquellos otros que, 6t

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bien son imitaciones de la mé-

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trisa francesa, 6 bien retornos

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á los primeros vagidos de las,v

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versificación castellana, á loa•^

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primitivos tanteos de unestra"

métrica. Los mejores versos

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del soáor Zayas son los endeca-~¿ - d pr«, .

sílabos y los octosílabos.

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y' . Merecen también mención,

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aunque .sea breve, algunas cont. ;~l, .':'•~W

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binaclOrles de la rinla . i'or pu-r M , »o-

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~^ co educado que tenga el oído ellector, repararás en las estrofasntonorrítmieas que abundan enla primera parte (le este libro;tercetos y cuartetos con unaconsonancia tánica, abundan-cia de pareados, cnartotas di-vididas en dos parejas de ver-sos áconsonantados que eaminan una á continuación de otril

Estas combinaciones, que niserían de alabar en versos deasuntos modernos, parece quedan cierto tono antiguo, ciertamonotonía y cierta simplicidad

..4

de rima primitiva, á las compo-s9 asF y siciones de asunto histórico del

aetor Zayas y en este sentidoson interesantes, como un de]i-

Chaquctas do Pasco.

berado arcaísnlode la rima.

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EI He-ralcl® de lréeno -296

A anchas legills de la región del c•us1l IIo.en pleno imperio de lo volt rctu y real, está elúltivar poeta de quien voy hablar en esta rápida resona : D . Antimiu ('lutero, que en un rego-cijado libro titulado ••Los gatos,” hit rennfdogran copio de pw .4m festivas. D.' est.' libradicen en ol prólcgu y en el opíbigo, qa - t,vIasesas eosax tlell n it razones inuy ehxel'eCa4 y do-naires n oy oportunos el seilur Picón y lo .s hermanos Quintero . Y Hn verdad que Ias ponsfismadrilonas del seilur Casero, por sn esponta-neidad, su gracia y su fácil vetsificaeión, son delo mojorcito quo se ha publicado en sn género.Hereclero ele la unen julnletona y '•custulubris-ta" de D. Ra neón de la Cruz . el semi• Caseroha recogido en sus versos lo que suele haber eleameno y pintoresco en los hechos y diehus dela ohulería madrllelia, que así, en verso, resultamuelle más presentable que en la realidad.

El hampa gana considerablemente al serpasada por el tamiz ele la poesía, aunque sea elela poesía satírica, no ya de la de pujos socioló-gicos que persigue la idealización de los Mise-rables, "ex-hombres, " y demás apreciablesdesharrapados. El sopor Caseto escribe con ulu-cha gracia y su libro es de los que au aburren.Un arsenal ele la risa.

Los ojos de la amada

de los tiempos . Es la adivinación del poeta.matan la voluntad con la mIrada .

En "Las caanciones clel camino" hay gran

e . ooMEz nis BAQUERO.variedad de metros, de asuntos, de combma cio-No se puede pintar• mejor en (los versos ol nes. Pero lo que dala nota es lit blanda músi-

suave imperio ele unos hermosos ojos . Como ea amorosa que percibiréis en "El jardín de los

Madrid- --1906.

"Elegías," do E . Marquina, es otro libronotaable de poesías, que confirma 1, merecidafama de poeta que tiene el autor entre las perso-nas do buen gusto literario . Las poesías que hareunido Marqina en este libro son poesíasamatorias. Las inspira un sentimiento amo-roso qac sin tornarse enteramente pltatónico, depura y sublima lo que hay en él de sensual has-ta convertirlo en una adoración cle la belleza yen un culto semirreligfoso á la auuuhi . Lo quequeda de sensual en esto orotisuro poe+li :u ardeen una especie de llama mística que lo sutilizay lo aparta de todo naturalisnm . Así, estaspoesías, quo por la perfección en ol docir, porla elegancia de sus rimas y por el cuidado filó-logo que revelan, tienen aforto airo ellisico, uoson nada clásicas on el espirita . Atendiendo ála naturaleza íntima del sHntiutiento, el amorque canta el sofior Marquina es el amor caba-lleresco y cristiano, aunque sus versos no ten-gan giros eclesiásticos ni dovotos, ni en ellos sohable (lo hermosas castellanas, de justas, ni dpcortes de amor . Algo hay en ellos del espíritude la poesía provouzal, trasladado á los tiem-pos modernos.

Lo que sobresale en las "Elegías" de Mar-quina es la excelente expresión. Quizás haypoco brío en estos versos . A la métrica podríahacerse alguno que otro reparo, pero todo lo queel poeta dice está dicho excelentemente, conuna sencilla elegancia que enamora y con es-mero (no asequible á todo género de lectores) decincelador de la palabra, En este bello brevia-rio del amor, abunda el madrigal, ennoblecido ylimpio de la frivolidad originaria,

hay algo de lar saave delicadeza italiaua deGareilaso en este elogio á unos labios:

. ;Oh enteramente vivosquerido.. labia,, sin querer lascivos!;Oh púrpu r a vertida á manos llenas,oh sangre contenida á duras penas!

k'' A

Otro cs el estilo ele don Francisco Villaesp( -sa, cuyo nuevo libro, "Let_s c•unciones del etaml-no," acusa notable progreso . Las cotnposiciu-nos dolsonor Villaespesa son bastante desigua-les, poco trabajadas, defectuosas algunas en larima, peto revelan una viva y potente imagf-nación, ,junto con el sentido musical del verso.Así, cun una poesla ruediaua, nos sorprende úveces la belleza y vigor de una irnagon, ó enama rima corriente la repentina y vibrante ar-ntunía do toa estrofa. Tiene, pries, el sellorVillaespesa la primera ,y excelsa cualidad delpoeta, qne os la fantasía creadora, fecunda enimágenes.

La intuición poética del autor de "Las can-cfouos del camino suple muchas cosas. Seobserva esto, por ejemplo, en aquella (lo suspoesías quo aspiran á ser medallones clásicos,como la titulada "Camafeo." No creo equivo-carne inucho al pensar que el sofior Villaespe-sa tal vez no sepa. griego ni latín, ni haya fre-cuentado inucho la lectura de los poetas de laantigüedad, que sólo pueden ser bien aprecia-dos en su idioma. Pero, con todo, hay en esapoesía que cito algo del antiguo espíritu helé-nico, eternamente joven y armonioso al través

brs",i' y „, otras cuuqutsiciones semejantesblonda utúsiea qne parerc LAmar :d través deluisi téuue neblina de ensucilo.

PompadourLn tus ojos, el .iro .í, la viveza escancia

el licor galante de un amor gentil:y al verte, en el alma dejas la fraganclade un bouquet muy suave ele rosas de abril.

Eres de la Dama Pompadour de Franciaun remedo alegre, loco ,y juvenil;y como ella tienes la leve eleganciade esas figulinas finas de marfil.

Y de tu alma nuestras el floreal tesorocomo se abre en jiros abanico de oroioh tú princecsita de risa trinnfal!

En tu breve cuerpo la elegancia animay tus ojos fingen soñadora rimade un mágico artista de genio oriental!

aosfe, GALVEZ.Lima, 1905.

NCD -FA~Dablo Rrosenlena D.

Un cablegrama de Nueva York, fechado ayer,comunicó la muerte de este apreciable caballe•ro, , victima de lenta y tenaz dolencia.

f ablo Arosemena P, reunía dotes aprecia-bles que lo hacían acreedor al aprecto de cuantoslo trataban. Buen hijo, buen esposo y buen pa-dre, era también amigo sincero y ciudadano cimi-plido.

Sean nuestras palabras de condolencia patasu inconsolable viuda y para su ionoroso padre,el distinguido amigo nuestro Doctos• Pablo Aro-semena, así como para la numerosa familia delcytinto vivamente afeitada con pérdida tan sen-sible cuantoinesperada .

®bisea be luí poetaDe,de fines del pasado Junio se halla en el

Salvador Darío Herrera, nuestro querido compa-triota . En la imposibilidad de residir en la tie-rra natni cuyo ambiente utilitarista y autilitera-rio no sienta bien á su naturaleza y aspiracio-nes . Darío pero ;rina por tierras de América,Ultimamente. ib t eu viaje del Perú á Guatemalay el astado de su ,alud, mvy delicada durante latravesfa, lo hizo quedarse en la mas pequeña, virily próspera de lasrepúblicas ceptroamericanas, endonde deben thaberle dispensado acogida grata

Yo vengo de un brúmoso.. ..

Yo vengo ele uu brumoso país lejanoregido por un vIejo monarca triste Mi numen sólo busca lo que es arcano,mi numen sólo hanhela lo que no existe.

Tú lloras por un sueño que esta lejano,tú guardas un cariño que ya no existe,se pierden tus pupilas en el arcanocomo dos alas negras y estás muy triste.

Eres mía,. .naciulos de mi mismo art anoy vamos, desdeñosos de cuanto existe.eu pos du ese brumoso país lejano,regido pm• un vicio monarca triste.

AMADo NERVO.

loa Velados, Acostas, Ambrogis, Claviclias y demásnotableallCeratossalvadotrefine, á quieuesnosotroscomo compafsety, y p listutoa de Darío Iferreraag~,radecemos las distinciones de que le hayan he-cl'o objeto . .

orato, elivtoManuel S. Pichardo, el culto y distinguido

ami go nuestro, redactor de El h'iparode la llaba-un, ,la primera publicación literaria de (juba,nos envía galantemente uu manojo de versos su-yos, inC•ditos, que formáráut. hurte de. su libro etitreparacién (5•edos„y: TImones,alqueIsmaráprú-~ogo 1Znbén Darlo.

Publicamos los versos del inteligentL poetahabanero por quien senthnos viva simpatía ,y leagradecemos au amable ,recuerdo.

Para las Mallla8Publicamos un hermoso grabado de modas

neoyorquinas, dedicado á nuestras damas ele-gantes a quienes ha de agradar de seguro . Lanntjer panaueGa, gentil y Ares atilda, posee ungesto exquisito para las confecciones y siemprebien trajeada es alegría de la vista y regocijodel espíritu .

filla ateuct6llJosé D. Vanegni4, un Inteligente • ri igo y

literato nica•agiter.se, nos last hecho objeto &

MarinaPARA PRDRtt SONDE•.REGIMH -Ave

VIAMIMA De ALMA INQDIRTA-

Yo quiero ir navegando por mares c,pumantesSobre olas que parezcan de risueño champaña,Ln una barca-artífice de caderas de extrañaArqueadura, v sugestiva cual ladras sollozattes.

quiero ir encantado entre los tris cambiantes(que Anacreonte. trae en la jovial maraña,De su franca alegría que ni hiere ni daifaY qac lle ;,ra hasta el abra con las auras vibrantes.

Llevar copa labrada y purpürea de vinoCual brújula oscilante marcadora del sitio . . ..Y en los llaneos arqueado, (le nif hirco risiteiso,Con guirnaldas de llores verdes r :uno, de viñasInvitándome al canto v á ufrarma en las niñasDe los ojos de Psiquis que no llana' cil En .sue o.Panamá, -Mayo, 10 .11,

do.r. OLLER.

xu más fina atelw;611 dedic ;mJonos un belloatticttlito'live, A nrillasdcl ..11ar, que encon-tramos pnblfcado en el perióllfeo Ieontc s Lo 11e-frie de Dado y que reproducimos en el presentenumero,

Damos las gracias al nmi~o Canesgas ~ quienno hemos olvidado á pasar ele la r ga au.'ellciia, vcon euros ultimos triunfos litc•rat•fos nos regoci-jamo. ele todo corazón .

oratitllbEl Sr . Diocleciano llanos García nos ruega

hagamos pública su eterna gratitud y su eternorece ocituiento hacia todas •tquelhis personasqne han tenido para él palabras de consoladorearifto con votivo de la muerte de ,u padre.

NotificacionL1 haceiuos 1"

Chitr@ y la \jil'ntcstres ve ,cancelenya urW ,