Howard, Michael y W. Roger Louis eds._Historia Oxford del Siglo XX(2da. parte, capítulo 9)

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  • Historia de Europa OxfordEditor de la coleccin: T. C. W. Blanning

    PLAN DE LA OBRA:

    La Grecia clsica (publicado)Robin Osborne

    Los romanos (pub!. prevista: 2004)La alta Edad Media (pub!. prevista: 2004)RosamondMcKitterick

    El eenit de la Edad Media (publ. prevista: 2004)DavidPower

    La baja Edad Media (pub!. prevista: 2003)Maleolm Vale

    El siglo XVI (pub!. prevista: 2003)Evan Cameron

    El siglo XVII (pub!. prevista: 2003)Joseph Bergin

    El siglo XVIII (publ. prevista: 2002)T. C. W. Blanning

    El siglo XIX (publ. prevista: 2002)T. C. W. Blanning

    Europa 1900-1945 (pub!. prevista: 2002)Julian[acksonEuropa desde 1945 (publicado)Mary Fulbrook

    Historia de Europa OxfordEditor de la coleccin: T. C. W. Blanning

    Europa desde 1945Edicin de Mary Fulbrook

    Traduccin castellana de[oan L1us Riera

    CRTICABarcelona

    XFRDVNIVERSITY PRESS

  • Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copy-right, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obrapor cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento infor-mtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    Oxford University Press 2001Europasince1945 was originally published in Bnglish in 2001. This translation

    is published by arrangement with Oxford University Press.Europadesde1945 se public originalmente en ingls en 2001. Esta traduccin

    se publica por acuerdo con Oxford University Press. 2002 de la traduccin castellana para Espaa y Amrica:

    EDITORIAL CRITICA, S. L.Provenlfa, 26008008 Barcelonae-mail: editorial'ed-critica.eshttp://www.ed-critica.es

    ISBN: 84-8432-308-0Depsito legal: B. 3556-2002Impreso en Espaa2002. _A & M Orafic, S. L., Santa Perpetua de Mogoda (Barcelona)

    Prefacio del editor de la coleccin

    Escribir una historia general de Europa es una tarea que presenta muchosproblemas, pero lo ms dificil, sin duda, es conciliar la profundidad delanlisis con la amplitud del enfoque. Todava no ha nacido el historiadorcapaz de escribir con la misma autoridad sobre todas las regiones del con-tinente y sobre todos sus variados aspectos. Hasta ahora, se ha tendido aadoptar una de las dos soluciones siguientes: o bien un nico investigadorha intentado realizar la investigacin en solitario, ofreciendo una pers-pectiva decididamente personal del periodo en cuestin, o bien se ha reu-nido a un equipo de expertos para que redacten lo que, en elfondo, es msbien una antologa. La primera opcin brinda una perspectiva coherente,pero su cobertura resulta desigual; en el segundo caso, se sacrifica la uni-dad en nombre de la especializacin. Esta nueva serie parte de la convic-cin de que es este segundo camino el que presenta menos inconvenientesy que, adems, sus defectos pueden ser contrarrestados, cuando menos engran parte, mediante una estrecha cooperacin entre los diversos colabo-radores, as como la supervisin y encauzamiento del director del volu-men. De esta forma, todos los colaboradores de cada uno de los volmeneshan ledo el resto de captulos, han analizado conjuntamente los posiblessolapamientos u omisiones y han reescrito de nuevo sus aportaciones, enun ejercicio verdaderamente colectivo. Para reforzar an ms la coheren-cia general, el editor de cada volumen ha escrito una introduccin y unaconclusin, entrelazando los diferentes hilos para formar una sola trenza.En este ejercicio, la brevedad de todos los volmenes ha representado unaventaja: la necesaria concisin ha obligado a centrarse en las cuestionesms relevantes de cada periodo. No se ha hecho el esfuerzo, por tanto, decubrir todos los ngulos de cada uno de los temas en cada uno de los pa-ses; lo que s les ofrecemos en este volumen es un camino para adentrar-se, con brevedad, pero con rigor y profundidad, en los diferentes periodosde la historia de Europa y sus aspectos ms esenciales.

    T. C. W. Blanning

    Sidney SussexCollegeCambridge

  • 2PolticaDonald Sassoon

    El xito de las resoluciones blicas generalmente exige la eliminacin delas causas del conflicto. A la fuerza o voluntariamente, el bando vencido-suponiendo que sobreviva- es integrado en el sistema de valores de losvencedores, lo que excluye la posibilidad de una revancha. La gran guerracivil europea de 1914-45 no fue una excepcin: el militarismo germnico,ya fuera en su forma nazi, ya en alguna de sus encarnaciones previas, fuearrasado junto a todos sus aliados ideolgicos, bien de Roma, bien de Bu-dapest o de Helsinki. Desde entonces, ningn partido manifiestamentepro-nazi ha conseguido un poder poltico significativo en ningn lugarde Europa. A un lado y otro de la lnea divisoria que parti Europa a par-tir de 1947 haba un consenso casi universal sobre al menos un aspectodel pasado reciente: el nazismo haba pasado a verse como una fuerzabarbrica y un mal absoluto. Esto fue as incluso en los regmenes super-vivientes que mantuvieron caractersticas parecidas a las de las demolidasdictaduras fascistas: Espaa y Portugal. Incluso en estos pases, las simpa-tas pro-Hitler y pro-Mussolini expresadas durante la guerra fueron con-venientemente matizadas y rpidamente arrumbadas. En cualquier caso,estos regmenes conservadores autoritarios no haban tomado parte en laguerra, no haban hecho ninguna reclamacin poltica o territorial, y ca-recan de los medios o el proyecto d dominio de otros regmenes. Demodo parecido.Ia junta militar que gobern en Grecia entre 1967 y 1974rechaz toda conexin con el legado del fascismo y el nazismo y constan-temente reiter su lealtad con la Europa occidental.

    As pues, el revanchismo, que haba sido una de las principales fuerzaspolticas durante los aos veinte, no encontr partidarios de considera-cin enla Europa post-1945. Entre 1947 -cuando tuvieron lugar los ine-vitables reajustes de la posguerra- y el colapso del sistema comunistaen 1989-91, no tuvieron lugar cambios fundamentales en las fronteras o

    POLTICA 25

    en la integridad territorial de los estados europeos, como tampoco se pro-dujo alteracin substancial alguna en los regmenes internos de los esta-dos europeos, con la excepcin de Espaa, Portugal y Grecia a mediadosde los aos setenta. Hasta la desintegracin de Yugoslavia en los aos no-venta prevaleci entre todos los estados europeos un estado de paz. Encomparacin con las dcadas pre-1950, no hubo conflictos civiles de im-portancia. El uso del terror de masas por parte del estado (purgas, depor-taciones a gran escala) qued circunscrito a la URSS, donde tampocosobrevivi a la muerte de Stalin en 1953. Las bandas cuasi-oficiales de te-rror de los aos veinte -los Freikorps en Alemania, los camisas negras enItalia, los Blackand Tans en Irlanda- no reaparecieron. La polica milita-rizada fue utilizada por las autoridades para disipar manifestaciones y huel-gasen Alemania Oriental, Polonia, Italia, Espaa, Francia, Grecia,Yugoslavia(especiahnente en Kosovo en los aos cincuenta), y en otros pases en ciertostiempos y por distintas causas. Este uso de la fuerza fue relativamente li-mitado, aunque la represin de manifestaciones en Berln de la mano defuerzas soviticas el 17 de junio de 1953 se sald con la muerte de al me-nos cincuenta y una personas.' En los pases democrticos del Oeste elpico de violencia estatal se alcanz probablemente en 1961, cuando ms de200 manifestantes argelinos encontraron la muerte de mano de la policaparisina a las rdenes de Maurice Papon y fueron arrojados al Sena. En laEuropa Oriental y Central el nmero de personas asesinadas fue muchomayor pero nunca alcanz la escala de las masacres del pasado.

    La intervencin de tropas respaldadas por los soviticos en Hungra(1956) y Checoslovaquia (1968) no condujo a conflictos armados pro-longados y, en comparacin a las trgicas dcadas precedentes de la his-toria europea, no causaron prdidas masivas de vidas: en Hungra perdie-ron la vida 3.000 personas de la mano de las tropas soviticas y 350 de lamano de los revolucionarios antisoviticos hngaros; en Checoslovaquiafueron ejecutadas 229 personas, y otras noventa murieron a consecuenciade la intervencin de las tropas pro-soviticas." La ola de terrorismo queasol algunos pases europeos durante los aos setenta y ochenta (princi-palmente Espaa, Italia, Irlauda del Norte y Alemania Occidental) noprovoc cambios polticos significativos. Hasta la cada del comunismo,la Europa de la posguerra ostent una impresionante estabilidad. En los

    1 Karel Bartosek, Burope centrale et du Sud-Bst, en Stphane Courtois (ed.), Le livrenoirdu communsme(Pars: Robert Laffont, 1977),477.

    2 Ibid.478-81.

  • casos en que s se produjo cambio, fue casi invariablemente en direccina la democracia parlamentaria (el sur de Europa en los aos setenta y Eu-ropa Central y del Este en los noventa) y,por lo general, los cambios ocu-rrieron pacficamente o con mnima violencia ...........-.con la importante ex-cepcin de la antigua Yugoslavia, donde el derramamiento de sangre seagrav durante los aos noventa y condujo a la primera accin militar dela fuerza de la Alianza Atlntica.

    La Segunda Guerra Mundial, lejos de ser seguida por alguna forma deunin poltica, haba llevado a una divisin del continente ms ampliaque nunca en el pasado. Pero el inslitamente largo perodo de paz euro-pea descans sobre un largo proceso de convergencia poltica y econmi-ca igualmente sin precedente. Al finalizar el siglo, los estados europeos seencontraban ms cercanos entre s que en cualquier otro tiempo en todasu historia. Una de las muchas paradojas de esta convergencia fue quevino acompaada de un pronunciado aumento del nmero de estados:los veintisiete estados de 1945 (entre ellos, las dos Alemanias, que se con-vertiran en dos estados separados en 1949) se haban convertido entreinta y siete unos cincuenta aos ms tarde. Si consideramos a Turquay Chipre fuera de Europa, y no contamos Malta y los mini-estados comoLiechtenstein y la Repblica de San Marino, los estados que conformabanEuropa hasta la cada del comunismo eran: Albania) Austria, Blgica, Bul-garla, Checoslovaquia, Dinamarca, Espaa, Finlandia, Francia, Gran Bre-taa, Grecia, Hungra, Islandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Noruega,Pases Bajos, Polonia, Portugal, Repblica Federal de Alemania, RepblicaDemocrtica Alemana, Rumana, Suecia, Suiza, la URSS y Yugoslavia. Trasel derrumbe del comunismo, con la reunificacin de Alemania y la poste-rior desintegracin de la URSS, Yugoslavia y Checoslovaquia, el nmerode estados ascendi a treinta y siete con la adicin (junto a Rusia) de Li-tuania, Estonia, Latvia, la Repblica Checa, Eslovaquia, Ucrania, Molda-via, Bielorrusia, Eslovenia, Croacia, Bosnia, Serbia-Montenegro (todavaconocido como Yugoslavia), y Macedonia. No puede descartarse una ma-yor fragmentacin.

    La caracterstica ms obvia de la fractura de Europa tras la guerra fuela divisoria creada por la guerra fra entre un sistema de estados domina-dos por partidos comunistas en el este y centro de la masa continental yun sector occidental donde prevaleci el capitalismo. ste ltimo que-d a su vez dividido por lneas polticas. La democracia prevaleci en lamayora de pases, aunque en Espaa y Portugal persistieron regmenesautoritarios anteriores a la guerra, mientras que Grecia, en pleno proceso

    de recuperacin de una guerra civil (1946-9), estaba muy lejos de ser unademocracia consolidada. El estado crucial de la Europa continental, Ale-mania, se dividi inicialmente en cuatro zonas, pero acab en dos estadosdiferenciados. Algunas democracias occidentales -especialmente Irlan-da, Suecia, Finlandia, Austria y Suiza- optaron por la neutralidad, mien-tras que la mayora se alinearon con la Alianza Atlntica junto a Turqua,Portugal y Grecia, en tanto que Espaa goz de una relacin especial conlos Estados Unidos.

    La confrontacin se ahond con la formacin de asociaciones occi-dentales de comercio -la Comunidad Econmica Europea y la Asocia-cin Europea de Libre Comercio (AELC).La Europa Oriental pareca msmonoltica, pero no fue nunca un bloque comunista indiferenciado:pronto Yugoslavia y ms tarde Albania abandonaron el mbito sovitico,apostando por caminos diferentes hacia el socialismo. Rumana acabpor adoptar una poltica exterior independiente. Polonia mantuvo unimportante sector privado en la agricultura. Para 1980, Hungra haba ad-quirido una floreciente economa de mercado, por bien que todava pocodesarrollada.

    El proceso de integracin europea bajo el patrocinio de la CEE (pos-teriormente la Unin Europea) fue estimulado en la dcada de 1970 conla entrada en 1973 de Gran Bretaa, Irlanda y Dinamarca, socavando as lasupervivencia del bloque de laAELC. La expansin de la Comunidad prosi-gui tras el derrumbe de los sistemas autoritarios de Portugal, Grecia y Es-paa en 1974-5 y su lograda peticin de unirse a la CEE. En 1985, cuandoMijail Gorbachov comenz las reformas que haban de precipitar el fin de laURSS, todas las economas de mercado de Europa tenan un sistema parla-mentario liberal-democrtico parecido. El fin del comunismo trajo consigola unificacin de Alemania, la desintegracin de Checoslovaquia y el retor-no a la soberana total de los tres estados Balcnicos. Casi todos los antiguosestados comunistas adoptaron elsistema econmico y poltico de la EuropaOccidental. Su alineacin de partidos -un grupo de partidos de centro-iz-quierda enfrentado a uno de partidos de centro-derecha-era una rplica casiexacta de los del Oeste. Las excepciones estn lejos de ser insignificantes: laFederacin Rusa) Ucrania, Bielorrusia y Moldavia se mantienen poltica yeconmicamente inestables. La desintegracin de Yugoslavia condujo a laformacin de estados relativamente estables, como Eslovenia, Croacia y,po-

    siblem~nte,Macedonia. En cambio, las fronteras de Serbtquedaron ines-tables) mientras Bosnia se converta en una zona de batalla sin autoridadcentral fija -el primer caso de guerra sostenida en Europa desde 1945.

    26 EUROPA DESDE 1945 POLTICA 27

  • J Vase Gabriel Iackson, The Spanish Republic and the CivilWar, 1931-1939 (Princetan:Princeton University Press, 1965), apndice.

    4 Paul Prestan, The TriumphofDemocracy in Spain (Londres: Methuen, 1986),4.

    La reestructuracin de Europa despusde 1945

    Los sistemas polticos de aquellos pases que se mantuvieron al margenpermanecieron inalterados. En Suecia, Irlanda, Islandia y Portugal la po-ltica prosigui con las mismas reglas y en las mismas condiciones queantes de la guerra. Lo mismo puede decirse de Espaa, donde Francoaprovech el periodo de guerra para consolidar su victoria de 1939 en laguerra civil mediante la matanza indiscriminada de sus oponentes: milesde leales a la vencida Repblica fueron matados; muchos ms fueron en-carcelados.' Para 1945 su posicin estaba afianzada, aunque la guerrilla semantuvo activa hasta 1951.4 Varios estados de la Europa Occidental ma-

    29POLTICA

    nifestaron asimismo una notable continuidad: Gran Bretaa, Noruega,Dinamarca, Blgica, Luxemburgo y los Pases Bajos. Todos ellos habansido monarquas constitucionales antes de la guerra, y siguieron sindolodespus.

    Tambin Francia retorn a su sistema poltico anterior a la guerra. Seintent disfrazar este retorno como el principio de una nueva era me-diante la redaccin de una nueva constitucin para la Cuarta Repbli-ca. En realidad, las diferencias entre la Cuarta y la Tercera Repblicaseran insignificantes. Ambas se basaban en un ejecutivo dbil, un presi-dente con pocas competencias y un parlamento poderoso dominadopor partidos polticos enfrentados. La misma inestabilidad que habacaracterizado a la Tercera Repblica afligi a los gobiernos de la CuartaRepblica. Charles de Gaulle, que habia dirigido las fuerzas autifascistasdurante la guerra, no consigui establecer firmemente el sistema fuerte-mente presidencial que deseaba y abandon la poltica, aunque tempo-ralmente.

    En el resto de Europa los cambios fueron de ms calado. Italia habapasado por un gobierno fascista durante todo el perodo de entreguerras,haba sido el aliado ms cercano de Alemania en 1940, y ya eul943 se ha-ba vuelto contra sta. Un referndum en 1946 estableci una repblica.Se redact una nueva constitucin que dio origen a un sistema polticorelativamente parecido al que haba precedido al fascismo y aulogo al dela Cuarta Repblica francesa.

    La dudosa declaracin de Austria de su forzada alianza con Alemaniajug en ventaja suya: se evit la divisin permanente y el pas volvi alsistema parlamentario que haba tenido en los aos veinte. La URSS re-tir sus tropas y Austria acat la principal condicin que le fue impues-ta -neutralidad permanente- una situacin aceptada por los princi-pales partidos y bien recibida por la opinin pblica. Finlandia, quetambin haba sido ocupada por las tropas soviticas, sigui un caminoparecido.

    Incluso en Alemania se produjo un retorno a un sistema poltico ante-rior -al menos en la seccin que haba cado en los poderes occidentales.Aunque las diferencias entre la Alemania de Weimar (1919-33) y la RFAno son desdeables, las semejanzas constitucionales son notables si se tie-ne en cuenta que en el intervalo entre las dos hubo doce aos de nazismo,seis de ellos de guerra total, con el resultado de la escisin del pas.

    Hubo cierto grado de continuidad incluso en Grecia. Tras la derrotade los comunistas en la guerra civil (1949) la represin y un sistema elec-

    EUROPA DESDE 1945

    En este momento es imposible pronosticar si durante los prximosaos o dcadas se conseguir resolver satisfactoriamente estas cuestioneso si, por el contrario, conducirn a una nueva era de discordia y desinte-gracin. Hace tiempo que la historia de Europa ha dejado de estar bajo elcontrol exclusivo de los europeos, como haba ocurrido desde el siglo xv.Su futuro es tan incierto como el del resto del planeta.

    El veredicto histrico de la segunda mitad del siglo xx slo puedeconstatar que aquellos estados nacionales europeos que salieron de losgrandes conflictos de la primera mitad con un sistema democrtico degobierno, una economa de mercado y un estado de bienestar se enfren-taron a crisis internas y externas, superaron todas las crisis y se convirtie-ron en el modelo al que el resto de estados Europeos acabaron por con-formarse. Este gran xito no fue nico. En el resto del mundo, los paisesdemocrticos con economas de mercado, como Australia y Nueva Zelan-da, Canad, Estados Unidos y Japn, tambin ofrecieron a las nacionesmenos afortunadas una visin de estabilidad, democracia y riqueza. Eltriunfalismo que proclam el final del comunismo y que llev a algunosa declarar, un tanto ahistricamente, el fin de la historia, tena funda-mento en la realidad.

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  • toral corrupto mantuvieron a los comunistas y sus aliados en los arraba-les de la vida poltica. Si bien no se produjo un retorno a la dictadura deMetaxas, s se reestableci6 la antigua escisin poltica entre los monr-quicos tradicionales y los modernizadores liberales. S6lo tras el retor-no de una democracia plena en 1974 se constituy un autntico partidosocialista.

    As pues) las instituciones polticas que predominaron en Europa Oc-cidental tras la guerra ya haban sido probadas con anterioridad. No obs-tante, bajo la relativa continuidad de la poltica institucional y los acuer-dos constitucionales se produjeron desarrollos significativos. El primerode stos fue la consolidacin de la democracia poltica: el sufragio uni-versal se convirti en la norma; las mujeres obtuvieron finalmente el de-recho al voto en las mismas condiciones que los hombres en Francia(1944), Blgica (1948), Italia (1946) y Grecia (1952). Suiza se mantuvocomo una extraa excepcin al sufragio universal hasta 1971.

    El segundo desarrollo importante fue el considerable avance de lospartidos de la izquierda, como prueban sus notorias victorias en las pri-meras elecciones de despus de la guerra. Las grandes divisiones polti-cas de pocas anteriores, como los centralistas contra los descentralistaso los anticlericales contra los clericales, pasaron a un plano secundario.La principal fractura ideolgica -dentro de un consenso generaliza-do- fue la de la izquierda contra la derecha, es decir entre los partidosinspirados en el socialismo y los entregados a un capitalismo templadopor los valores tradicionales. La Repblica de Irlanda, donde la polticaestaba dominada por la cuestin nacional, fue la nica excepcin im-portante a la primada-de la divisoria izquierda-derecha en la Europademocrtica.

    En Gran Bretaa, en 1945, el partido laborista gan por primera vez ensu historia la mayora absoluta de escaos en la Cmara de los Comunes yel 48,3 por ciento de los votos. En Suecia, Noruega-y Austria los partidossocialistas ganaron ms del4 por ciento. All donde los partidos socialis-tas consiguieron menos votos -como en Finlandia, Francia e Italia, don-de consiguieron el 20-25 por ciento-los partidos comunistas ganaron almenos el 20 por ciento o ms. Los positivos resultados electorales de lospartidos de la izquierda fueron un aspecto de la oleada de sentimientosanti-capitalistas que asolaron Europa despus de la guerra. En la mayorade los casos la derecha o el centro-derecha, lejos de estar dominados porpartidos abiertamente pro-capitalistas, estaban dirigidas por partidoscristianos volcados en contener las fuerzas del mercado y en la defensa

    de los valores tradicionales frente al individualismo desbocado. Tal de-sarrollo fue especialmente evidente en Alemania, Austria, Italia, Blgicay Holanda.

    Esto explica el amplio consenso poltico que impregn a Europa Occi-dental. Un consenso que permiti que la reconstruccin de la posguerrafuera iniciada por una coalicin de partidos que representaban la izquier-da, el centro y aun elcentro-derecha. Las dos excepciones importantes fue-ron Gran Bretaa, donde el partido Laborista gobern solo hasta 1951, yla RFA, donde las primeras elecciones generales, que no tuvieron lugarhasta 1949 -cuando la oleada de izquierdas ya estaba pasando- se sal-daron con la victoria de la conservadora Unin Democrtica Cristiana(UDC) dentro de un gobierno de coalicin.

    Llegados a este punto la mayora de pases de la Europa Occidental ha-ba echado las bases de sus sistemas de seguridad social. Los partidos dela izquierda fueron los principales proponentes de este desarrollo y veanen las reformas del estado de bienestar una forma de socialismo o un pro-greso hacia una sociedad socialista. No obstante, su evolucin no fue se-riamente discutida por sus oponentes conservadores, quienes podan le-gtimamente proclamar que los precursores histricos de las reformashacia el estado de bienestar haban sido liberales sociales como LloydGeorge, conservadores autoritarios como Bismarck, o social-cristianos.De hecho, la agenda para un sistema de seguridad social para despus dela guerra haba sido bosquejada durante la guerra por un liberal britni-co,William Beveridge. Este consenso extendido a todo el espectro polti-co explica no slo por qu se establecieron los estados de bienestar, sinotambin por qu sobrevivieron a los iniciales xitos electorales de la iz-quierda. No obstante, fue en elpas donde la izquierda ejerca ms controlen el parlamento, Gran Bretaa, donde se estableci el sistema pblico desanidad ms completo y donde se estableci un sistema complejo de pro-teccin social, desde las pensiones a los seguros de desempleo. Las nacio-nes ms prsperas, y sobre todas ellas, las naciones escandinavas, siguie-ron el mismo camino. El miedo a la vejez, la enfermedad y el desempleono volvera a preocupar a los ciudadanos de Europa --o al menos eso seesperaba.

    La ampliacin de la esfera del estado hacia elestado de bienestar-reem-plazando en muchos casos las atenciones proporcionadas por organis-mos de caridad, sobre todo religiosos- fue acompaada de su extensina la economa. En algunos casos, especialmente en Austria, Italia, GranBretaa y Francia, esto se consigui directamente mediante la nacionali-

    30 EUROPA DESDE 1945 POLTICA 3'

  • zacin O municipalizacin de algunos o todos los servicios de inters p-blico (como el gas, el agua, los telfonos y la electricidad) y de algunas delas industrias extractivas y de manufactura. La radio y posteriormente latelevisin se mantuvieron total o parcialmente en manos del estado, in-cluso en las economas de mercado. No fue hasta los aos ochenta que seprodujo en Europa la expansin sistemtica de capital privado a la radioy televisin. En todos los casos el estado, a travs de polticas fiscales ymonetarias, se impuso la tarea de supervisar el funcionamiento de la eco-noma a escala macroeconmica. El objetivo era asegurar que el cicloeconmico capitalista no llegara nunca ms a salirse fuera de control,hundiendo a las economas europeas en una depresin devastadora de lasproporciones de la de los aos treinta.

    El estado, pues, se haba hecho mucho ms fuerte en toda la EuropaOccidental, e incluso en aquellos estados, como la RFA,Austria y Suiza,que haban optado por una estructura menos centralista que, por ejem-plo, Gran Bretaa, Suecia, Francia e Italia.

    El capitalismo de la Europa Occidental emergi de esta reconstruc-cin a un tiempo debilitado y robustecido. Debilitado, en el sentido quereas enteras de la vida econmica -por ejemplo, la sanidad, el trans-porte, el gas, la electricidad, el suministro de agua, la banca central y todauna serie de servicios pblicos, desde la limpieza de las calles al correo-fueron retiradas o mantenidas fuera del mercado. Robustecida, porquela racionalizacin de las industrias mediante su nacionalizacin com-port una reduccin de costes, y porque la socializacin de los serviciospblicos (sanidad, educacin, pensiones, seguros) equivali a una socia-lizacin de gastos que de otro modo habran tenido que afrontar los in-dividuos. Esto, a su vez, contuvo la presin por los aumentos de sueldo.De forma ms general, el estado de bienestar hizo el capitalismo msaceptable al reducir la posibilidad de que fracasase el mercado en el su-ministro de los servicios crticos.

    El destino poltico seguido por los pases de la Europa Central y Orien-tal contrasta fuertemente con el seguido por los pases de la Europa Occi-dental. Esto no es de sorprender. Antes de la guerra todos, con la excep-cin de Checoslovaquia, haban estado sometidos a alguna forma dergimen autoritario. Todos fueron ocupados por Alemania. Todos (salvoChecoslovaquia) tenan un amplio sector agrcola. Todos sufrieron gran-des prdidas y devastacin -mucho ms que los pases de la Europa Oc-cidental salvo Alemania. Los reajustes de la posguerra estuvieron ademscomplicados por la general limpieza tnica (la prctica precedi a la

    acuacin del trmino), especiahnente en Checoslovaquia, Hungra y Po-de donde fueron expulsados millones de personas tnicamente ger-

    mnicas. Para 1950 haba 8 millones de los llamados Heimatvertriebene((g;emteexpulsada de su patria) en la RFA. El tratado entre Checoslova-

    y Hungria de 1946 condujo al intercambio de unos 50.000-60.000eslovacos y hngaros (aunque ms de 350.000 permanecieron en Checos-Iovaquial.En Polonia persistieron luchas espordicas, casi una guerra ci-

    hasta 1947.Todos los paises de la Europa del Este haban sido liberados del domi-nazi por elEjrcito Rojo, salvo Albania y Yugoslavia.En consecuencia,

    toma de poder por los comunistas en estos dos pases se aparta de lose convirti en el patrn establecido. El lder comunista yugoslavo(Josip Broz) rechaz las llamadas de Londres y Mosc para un go-

    nacional de coalicin con los monrquicos, y declar una repblica1943.A medida que la guerra llegaba a su fin, se volvi contra sus opo-

    con mtodos que incluyeron la destruccin de pueblos que, en suhaban apoyado a los nacionalistas serbios y croatas. Cuando lassoviticas entraron en Yugoslavia, fue con la condicin de que los

    oarusanos de Tito siguieran en el poder. En Albania, el partido comunis-estableci rpidamente un control absoluto. Su lder, Hoxha, declar

    repblica en 1945 con el respaldo de los Aliados, mientras que el apo-diplomtico de Stalin le permiti resistir los intentos de Tito de incor-

    el pas a Yugoslavia. Se forj de.este modo un enlace entre el comu-nismo nacional albans y el estalinismo que persisti tras la condenasovitica de los crmenes de Stalin.

    En el resto de la Europa del Este, la reorganizacin de la vida polticademocrtica ocurri bajo la supervisin del poder sovitico. La conse-cuencia fue que los partidos comunistas gozaron de considerables venta-jas. En cualquier caso, inmediatamente despus de la guerra los comunis-tas haban ganado en popularidad debido al papel desempeado en laresistencia contra el nazismo y el prestigio de la URSS. Incluso entreaquellos que no estaban ideolgicamente inclinados hacia el comunismohaba quienes estaban tan desilusionados con el pasado que vean a loscomunistas como representantes de la modernidad y de un futuro mejor. Secrea entonces que acabaran con la corrupcin y el retraso. Es imposiblemedir con exactitud la magnitud de esta popularidad inicial, pero los re-sultados de las primeras elecciones (relativamente libres de interferencia)indican que el tamao de su electorado era comparable al de los partidoscomunistas ms fuertes de la Europa Occidental. Su influencia real fue,

    32 EUROPA DESDE 1945 POLTICA 33

  • por descontado, mucho ms amplia que su apoyo electoral. El derechoautoritario haba sido aniquilado, y sus lderes purgados. Los partidos po-lticos que re-emergieron se mostraron reacios a adoptar una lnea anti-comunista fuerte, pues sta hubiera podido mancharlos con la brocha delfascismo. La presencia del Ejrcito Rojo y el peso de la URSS constituan'un fenomenal obstculo a la libre expresin de puntos de vista antico-munistas. Los oportunistas polticos abarrotaron las filas de la izquierdacomo antes se haban unido a las de la derecha. Partidos comunistas queantes de la guerra no haban pasado de ser diminutas organizaciones cre-cieron exponencialmente -un fenmeno que tambin ocurri en Italia,donde el Partido Comunista Italiano, el PCI, creci de 6.000 socios en1943 a 2 millones en 1948. Los comunistas pugnaron en todos los pasespor la formacin o continuacin de gobiernos de unidad nacional. Aun-que estos amplios gobiernos de coalicin surgieron por casi toda Europacontinental, en el Este los comunistas siempre jugaron con ventaja por-que se beneficiaron de la ayuda financiera, logstica y organizativa de laUnin Sovitica. sta es la situacin que predomin entre 1945 y 1947-S.

    La estrategia de coalicin adoptada por todos los partidos comunistasdaba por hecho que los gobiernos de unidad nacional supervisaran el pe-rodo entero de reconstruccin de la posguerra. En el Este, donde gozabande una situacin privilegiada, la utilizaron para aferrarse firmemente alpoder poltico. Inicialmente, no obstante, no exista el proyecto de unatoma generalizada del poder. La poltica sovitica, en la medida que habadefinido claramente sus principios, se dirigi a asegurar que todos los es-tados vecinos desarrollaran gobiernos amigos. Los comunistas, cautos yprudentes, buscaron el compromiso y evitaron una agenda excesivamen-te radical, centrndose en cambio en una reforma agraria y una limitadaexpansin del sector pblico.

    Esto explica por qu en Rumania los comunistas, dirigidos por el in-dependiente Gheorghe Gheorgiu-Dej, permitieron que la monarqua so-breviviera a la guerra hasta 1947, apoyaron a un no-comunista amisto-so, Petru Groza, como primer ministro, incluyeron representantes de losliberales y del Partido Campesino Nacional en elgobierno (1946), y pro-mulgaron una moderada reforma agraria que dejo intactas las tierras dela Iglesia. Pero en 1947 el Partido Campesino Nacional fue prohibido, lossocialdemcratas fueron forzados a unirse a los comunistas, yel Rey Mi-chael fue forzado a abdicar. La avasalladora victoria del nuevo Frente De-mocrtico Popular -a todos los efectos el partido comunista- en laselecciones amaadas de marzo de 1948 asegur la toma de poder absoluta.

    s Norman Davies, Poland, en Martin McCauley (ed.), Communist Power in Europe1944-1949 (Baslngstoke: Macmillan, 1977),48-50.

    En Bulgaria la estrategia de la coalicin tambin tuvo una corta vida.Mediante amplias purgas polticas se asegur la eliminacin de todas lasposibles fuerzas anticomunistas, y el resto fue invitado a la fuerza aunirse al Frente Patrio, dominado por los comunistas, un proceso queno se complet hasta 1948 con la absorcin forzada de los socialdem-cratas.

    En Hungra los comunistas haban obtenido slo el 17 por ciento delos votos en 1945, y sus rivales socialistas, poco ms, mientras que el Par-tido de los Minifundistas, o KGP (tambin una coalicin de pequeosgrupos), gan la mayora absoluta; su lder, Ferenc Ngy, se convirti enel primer ministro de un gobierno de coalicin que inclua a los comu-nistas. Para 1947 las purgas de antiguos fascistas y sus colaboradoreshaban debilitado an ms las fuerzas anticomunistas. Pese a algunas irre-gularidades durante la campaa electoral de 1947, los comunistas hnga-ros obtuvieron slo el 22 por ciento; no obstante, junto con sus aliados,que ahora incluan un KGP en franca desintegracin, constituyeron unbloque con un 60 por ciento. Cuando en 1949 se convocaron nuevas elec-ciones, este bloque se haba convertido en el Partido Hngaro de los Tra-bajadores, controlado por los comunistas y que ningn grupo se atreva aoponer. El sistema de partido nico quedaba as establecido.

    Un proceso parecido tuvo lugar en Checoslovaquia: primero la consti-tucin de un gobierno de unidad nacional, seguido de la fusin de comu-nistas y socialistas y luego la expulsin de la derecha de la coalicin y latoma del poder por los comunistas en 1948.

    En Polonia el genocidio nazi de los judos, el desplazamiento de lafronteras unos 250 kilmetros hacia el oeste, y la limpieza tnica de ale-manes haban dejado un pas ms tnica y religiosamente homogneoque nunca en el pasado. Las primeras iniciativas del gobierno de unidadnacional-nacionalizacin y un plan trienal- se debieron al partido so-cialista PSP. La creacin de un nuevo partido -el Partido Socialista ObreroUnificado- fue tanto, si no ms, fruto del trabajo de los propios socialis-tas, que intentaban asegurarse su futuro, como de los comunistas." Seper-miti la supervivencia de otros partidos, mientras que en el sector rural lafuerza de las asociaciones de campesinos y la necesidad de asegurar elapoyo de los agricultores para alimentar el pas impidieron el desarrollode una colectivizacin significativa.

    35pOLTICAEUROPA DESDE 194534

  • bilidad de este estado de las cosas se ha atribuido en ocasiones a las con-ferencias de Yalta y Potsdam en 1945 o al acuerdo de porcentaje entreChurchill y Stalin de octubre de 1944. Como los lmites del llamado Te-ln de Acero coincidieron casi exactamente con los territorios liberadospor el Ejrcito Rojo, parece razonable concluir que ninguna conferenciainternacional antes o despus de 1945 podra haber modificado sustan-cialmente los resultados obtenidos en el campo de batalla. De hecho, lospases comunistas que el Ejrcito Rojo no liber-Yugoslavia y Albania-se haban librados ellos mismos del control sovitico para 1950 y 1960,respectivamente, aunque siguieron siendo comunistas.

    La causa ms importante de la toma del poder por los comunistas en laEuropa Central y Oriental fue el deterioro de la situacin internacional.Laproclamacin de la Doctrina de Truman en 1947 y el posterior anunciodel Plan Marshall fueron interpretados por la URSS-razonablemente-como una indicacin clara de que los Estados Unidos intentaban socavarelpoder sovitico en Europa Central y Oriental.

    Al principio esta interpretacin no fue compartida por algunos de loslderes comunistas, en particular en Polonia y Checoslovaquia) quienescontemplaron la posibilidad de aceptar la oferta de los EE.UU. -c-un mo-vimiento que no debe sorprender si se considera que el antiamericanismotodava no se haba convertido en una de las caractersticas principa-les de la poltica comunista, y que la miseria que todava prevaleca enla mayor parte de Europa Central y Oriental haca tentadora la oferta de laayuda exterior. Esta respuesta inicial de los comunistas demuestra la serie-dad con que haban tomado la idea de que las democracias populares eranuna forma intermedia entre el comunismo de estilo sovitico y el capita-lismo occidental. Pero a la URSS esta opcin ya no le pareca practicable.El dominio de los soviticos se haba intensificado. Los disidentes comu-nistas haban sido purgados, encarcelados o ejecutados, a veces tras juiciosamaados, un recordatorio claro para los que haban quedado de que sucapacidad de maniobra se haba visto reducida. As qued manifiesto cuan-do la URSSrestableci un organismo de coordinacin -un sucesor me-nos centralizado del Comintern- conocido como Cominform (Agenciade Informacin Comunista) en 1947, cuyo ingreso quedaba restringido atodos los partidos comunistas en elpoder adems de los de Francia e Italia.

    La divisin de Europa se haba conseguido con rapidez, pero la evolu-cin poltica previa en las dos mitades de la mayor parte de la Europacontinental no haba sido marcadamente divergente. A ambos lados sehaban formado amplias coaliciones en las que la izquierda y la derecha

    EUROPA DESDE 1945

    En Alemania, segn un punto de vista, los lderes soviticos habranpedido la desmilitarizacin de Alemania en lugar del establecimiento deun estado separado en el Este. Slo cuando se dieron cuenta de que elOeste no accedera a sus peticiones y tras la creacin de la Repblica Fe-deral autorizaron la formacin de la RDA.6 sta fue gobernada, hasta1990, por el SED, el partido comunista de facto -resultado de la fusincon los socialdemcratas con la colaboracin de su lder, Otto Grotewohl.

    As se complet la toma de poder comunista de la Europa Central yOriental. La expresin es tcnicamente vlida en el sentido que el gobier-no comunista no fue nunca sancionado o puesto a prueba electoralmen-te. Pero es engaosa por cuanto puede dar a entender que exista un granplan esbozado en algn rincn del Kremlin en lugar de la explicacin msprobable, bien que poco emocionante: todos los partidos reaccionaronante los acontecimientos maximizando su poder y socavando por todoslos medios el de sus oponentes. La idea de un gran plan se extendi a am-bos lados tras la llegada al poder de los comunistas, durante la guerra fra,bien para confirmar el mito de una inteligencia poltica de gran alcancede los comunistas como poseedores de las claves de la Historia, capaces deamoldar los acontecimientos segn sus designios, o para estigmatizadoscomo sumamente diablicos conspiradores contra los que siempre habaque mostrarse vigilante.

    Estos acontecimientos no debieran ocultar el hecho que, inicialmente,las principales polticas econmicas y.sociales favorecidas por los gobier-nos de coalicin dominados por los comunistas en la Europa Central yOriental antes de 1947 no eran significativamente distintas de las pro-pugnadas en la Europa Occidental por las fuerzas democrticas socialis-tas: reforma agraria y expansin del sector pblico por medio de nacio-nalizaciones. Ms tarde el proceso de eliminacin de la propiedad privadaavanz con rapidez, aunque irregularmente, en el Este, mientras que fuecontenido en el Oeste.

    As pues, para 1947-8 los gobiernos comunistas haban tomado el po-der en la Europa Central y Oriental. En la Europa Occidental las anorna-laspolticas como la presencia de comunistas en los gobiernos de coalicinde Italia y Francia (1947) fueron eliminadas por mayoras anticomunis-tas. Haba nacido el nuevo orden europeo de la guerra fra. La responsa-

    6 Vase Wilfred Loth, Stalin's Unwanted Child: TheSoviet Unian, the German Questionand the Founding of theGDR (Basingstoke: Macmillan, 1998), para una visin controverti-da que propone que Stalin no deseaba un estado socialista alemn separado.

    POLTICA 37

  • 7 Vanse los cuadros y comentarios del captulo 4 de este volumen.

    La nica caracterstica comn que uni a los dos bloques de Europadurallleestos aos fue un crecimiento econmico sin precedentes que fueespecialmente rpido a finales de los aos cincuenta y principios de lossesenta."

    La transformacin social ms importante de estos aos fue el impor-tante descenso del tamao de la poblacin rural. El proceso se desarroll,en mayor o menor grado, en todas las sociedades europeas, independien-temente de su sistema poltico. Un proceso de urbanizacin tan rpido sedesarroll, sin embargo, con pocas complicaciones. No gener inquietudgeneralizada ni resentimientos duraderos ni problemas sociales de difcilcontrol. No trajo consigo ningn cambio poltico de consideracin; ni si-quiera el hundimiento de partidos polticos importantes o el nacimientode nuevos partidos. El resultado de este proceso fue el establecimiento deuna prspera sociedad de consumo en el Oeste y la industrializacin de laspartes ms retrasadas del Este. La general mejora de las condiciones so-ciales fue uno de los pilares principales del consenso que sostena los re-gmenes a ambos lados de la divisoria ideolgica. Con todo, esta mejorafue tambin, como veremos, una importante causa de cambio poltico.

    En el Oeste, el impresionante crecimiento proporcion tanto unoscimientos fiscales ideales para la expansin del sistema de seguridad so-cial como el autntico sostn de la sociedad de consumo y apoyo del ca-pitalismo. Las tasas de crecimiento fueron, por supuesto, mucho ms im-presionantes en los pases que tenan ms camino por recorrer, como Italiao Alemania y, hasta cierto punto, Francia, que en Gran Bretaa, donde elpleno empleo se haba alcanzado mucho antes que en Italia o Alemania.Las tasas de inflacin, aunque bajas, no fueron las mismas en toda Euro-pa. No obstante, la expectacin de que las cosas no podan sino ir a mejorse vio estimulada por un sistema econmico que proporcionaba empleoy el poder de compra necesario para equipar los hogares con una listacada vez ms larga de bienes de consumo. El hecho de que este desarrollotuviera lugar bajo los auspicios de los Estados Unidos, la principal socie-dad de consumo del mundo, no hizo sino reforzar los lazos polticos,ideolgicos y militares entre la Europa Occidental y los EE.UU. En e! Esteno se dio el mismo tipo de correspondencia. La URSS era el pas polti-camente hegemnico, capaz de imponer su propio modelo de sociedad.Sin embargo, aunque haba iniciado la construccin del socialismo mu-cho antes que los otros, no se hallaba en la vanguardia segn sus propios

    EUROPA DESDE 1945

    coexistan con dificultad. En ambos lados haba un amplio consensosobre la falta de futuro de! capitalismo liberal, sobre la necesidad de po-ner en prctica importantes reformas sociales, y sobre la necesidad deacabar con los restos del pasado, como los grandes latifundios, donde s-tos existieran, por medio de reformas agrarias. Pese a todo ello, podernosatrevernos a conjeturar que, de no haber existido la URSS y el controlque sta ejerca, la mayora de los pases de la Europa Central y Oriental(con las probables excepciones de Yugoslavia y Albania) no habrfau aca-bado sometidos al poder comunista, sino que habran sido gobernadospor una izquierda radical dentro de una economa de mercado o, msprobablemente, por regmenes conservadores tradicionales. En el Oeste,en cambio, incluso si los Estados Unidos hubieran vuelto al aislacionismoy se hubieran lavado las manos del destino de Europa, tampoco los co-munistas hubieran podido arrebatar el poder -ni siquiera en aquellospaises donde tenan una fuerza relativa, corno Francia, Italia y Grecia.

    Estabilidad y control:los aburridos aos cincuentaLlegada la dcada de los cincuenta los sistemas polticos de los estados eu-ropeos se haban estabilizado. Permanecieron prcticamente inalteradoshasta 1990 salvo en Grecia, Portugal y Espaa. En la Europa Central yOriental los regmenes comunistas estaban lo bastante afianzados cornopara rechazar cualquier amenaza, ya fuera por recurso a la fuerza inter-namente, corno ocurri en la RFA en 1953 y en Polonia en 1956, ya a tra-vs de la decisiva intervencin del ejrcito sovitico, como en Hungra en1956 y en Checoslovaquia en 1968. En la Europa Occidental la oleada deradicalismo generada por la guerra se calm rpidamente. El Partido La-borista britnico perdi las elecciones en 1951, dando paso a trece aosde gobierno conservador. En Italia e! PC1 y e! partido socialista, e! PSI, si-guieron colaborando (un caso nico en Europa Occidental), pero perdie-ron las elecciones de 1948 y se encontraron en la oposicin. En la Alema-nia Federal los socialdemcratas se quedaron tambin en la oposicinhasta 1966. En Austria los socialistas estuvieron en coalicin prctica-mente permanente con los conservadores cristianos del Partido del Pue-bloAustriaco (OVP). En 1960 la izquierda se encontraba todava en e!po-der solamente en Noruega y Suecia.

    pOLTICA 39

  • criterios de progreso econmico, a saber, el crecimiento industrial y lascondiciones sociales: los ciudadanos de la RDA, Checoslovaquia y Hun-gra estaban mucho mejor que sus homlogos soviticos ~como lo ha-ban estado antes de que les fuera impuesto el sistema comunista.

    En el Oeste los productos de la cultura americana (msica, pelculas,libros) se consuman con avidez, y cada vez ms todos, salvo la intelec-tualidad, los consideraban ms interesantes que la mayor parte de la cultu-ra popular local. En el Este la cultura sovitica no gozaba de la misma basepopular y sola verse como una imposicin. En el Oeste las eleccionesperidicas forzaban a las elites polticas a competir y mantenerse en con-tacto constante con su electorado. En el Este no ocurra as, y el poder po-ltico -mucho ms concentrado que en el Oeste- era culpado de cual-quier penuria.

    La falta de un amplio apoyo popular (a diferencia de una generalizadaaquiescencia) se vio agravada por las debilitadoras purgas que la mayorade los partidos comunistas gobernantes iniciaron tras su llegada al poder.Juicios amaados, que a menudo culminaban en ejecuciones, haban aca-bado con aquellos lderes que haban tomado en serio la idea de una va na-cional hacia el socialismo que haba predominado durante el perodo de1945-7. Slo Tito fue capaz de resistir y desligarse de la influencia deMosc. Para intervenir en los asuntos internos de Yugoslavia Stalin re-quera apoyo local, al menos dentro del partido comunista. Pero el apoyode que dispona era insuficiente y se vio forzado a desistir. En el resto depases de la esfera sovitica los comunistas aceptaron su oferta sin discu-sin, y ataron a sus pases a la URSS militarmente a travs del Pacto deVarsovia y econmicamente a travs del Comecon. En la propia URSS laguerra, lejos de conducir a un enfoque ms liberal de los problemas eco-nmicos y sociales, haba trado consigo un endurecimiento interno delos controles, y nuevas purgas polticas, con deportaciones y trabajos for-zados. Con toda seguridad, la ingente ruina y devastacin causadas por laguerra hubieran conducido a una mayor centralizacin aun cuando no sehubiera generado el inaudito culto a la personalidad de Stalin, que alcan-z su cima con la celebracin de su septuagsimo cumpleaos en diciem-bre de 1949: durante nueve meses, tres cuartas partes del espacio de Prav-da, el diario del partido, se dedicaron a felicitaciones procedentes detodos los rincones del mundo." En los aos cincuenta la estructura in-dustrial de la URSS se haba recuperado plenamente. Pero los campesinos

    pagaban un alto precio: slo conseguan subsistir gracias a sus parcelas. d 9pnva as.A su muerte en 1953, Stalin dej un sistema institucional caracteriza-

    do por una identificacin completa de estado y partido. Prcticamentetodas las reformas importantes ocurridas con posterioridad dentro de laURSS o en cualquiera de los otros estados socialistas se produjeron desdeelpropio partido comunista, con las nicas excepciones de Polonia en losaos setenta y ochenta. En ocasiones surgan iniciativas en las bases, perotopaban con una violenta represin si retaban los cimientos del poder co-munista. El primer estallido de protesta popular tras la muerte de Stalinse produjo en la Alemania Oriental. Tom la forma de un levantamientode trabajadores e11? de junio de 1953 y condujo a transformar an msel SED en un partido de leales comunistas.

    Cuando Nikita Khrushchev denunci a Stalin y sus crmenes en el Vi-gsimo Congreso del Partido Comunista Sovitico en 1956, se produje-ron demandas de cambios radicales en el Partido Comunista Polaco. s-tas condujeron a una amplia manifestacin de trabajadores. Asustado, elpartido solicit la intervencin de Waidyiaw Gomulka, una vctima delos anteriores conflictos intestinos, quien asegur a Mosc que su prima-da no se vera amenazada en tanto que Polonia permaneciera libre de lainterferencia sovitica directa. Esto satisfizo el orgullo nacional polaco-un factor importante- y se contuvo la crisis.

    En Hungra se desarroll una situacin bastante ms grave, aunque alprincipio siguiera el patrn polaco. Despus de unos disturbios en Buda-pest el 23 de octubre, Imre Ngy, que haba sido expulsado de! partido en1955, fue llamado para formar un nuevo gobierno. lmre incluy en stevarios miembros no comunistas, restableci un sistema multipartido, pi-di la retirada de las tropas soviticas y anunci que Hungra abandona-ba del Pacto de Varsovia. Este paso result ser desastroso. El Oeste -atra-pado en plena crisis de Suez- no se encontraba en posicin de ayudar, yNgy perdi el apoyo de Tito, quien le tena tanto miedo al multipartidis-mo como Mosc. Las tropas soviticas intervinieron militarmente pararestablecer el orden comunista. Ngy fue arrestado y ejecutado. La leccinaprendida fue que las reformas eran permisibles e incluso alentadas, peroslo podan perseguirse dentro de los rigidos limites vigilados por Mos-c: la lealtad a la URSS y la plena conformidad con e! sistema de gobier-no unipartidista no podan cuestionarse. El lder de los comunistas hn-

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    8 Seweryn Bialer, Stalin's Successors (Cambridge: Cambridge University Press, 1982), 30. 9 Alee Nove, An Economic History vf the USSR (Harmondsworth: Penguin, 1978), 293, 300.

  • gafos, Inos Kdr, comprendi esto a la perfeccin y procedi a refor-mar la sociedad hngara a paso de tortuga con mayor xito que cualquierotro lugar de la Europa del Este.

    Pese a las diferencias internas, la Europa Central y Oriental pareca,para muchos observadores externos, un bloque monoltico. El Oestepareca ms diversificado. Dentro del marco de la democracia parla-mentaria y de una economa mixta se encontraban opciones polticasdiversas. Cada pas poda elegir la mezcla adecuada de estado y merca-do, sus acuerdos institucionales, y podan decidir unirse o no a la OTANola CEE.

    En Suecia las negociaciones entre el gobierno socialdemcrata, las aso-ciaciones de empleados y los sindicatos condujeron, hacia finales de losaos cincuenta, a la adopcin de un sistema altamente centralizado dedeterminacin de salarios y un mercado laboral sostenido por programasde formacin bien financiados mediante subvenciones del estado. EnFrancia una serie de planes indicativos intentaron, con bastante xito,modernizar lo que generalmente se perciba como una sistema capitalis-ta arcaico. En Alemania los dominantes demcratas cristianos establecie-ron lo que se dio en llamar una economa de mercado social -una delas muchas etiquetas que desde entonces ha recibido el modelo europeode capitalismos gestionado. La contribucin particular de Alemania aeste modelo fue el desarrollo ~en industrias clave como las del carbn yel acero- de una limitada participacin de los trabajadores en la gestinempresarial, la llamada Mitbestimmung o ca-determinacin. Una asocia-cin entre empresarios y sindicatos (conocida ms tarde como corporati-vismo) prevaleci en casi todos los pases del norte del Europa y en Aus-tria, aunque no en el Reino Unido.

    La guerra fria permiti la rpida rehabilitacin de la Alemania Occi-dental. Al fin y el cabo, se trataba de la principal avanzada occidental con-tra el comunismo. Mientras que la Alemania de Weimar haba tenido quellevar la carga de las reparaciones de guerra, la Alemania Federal fue re-ceptora de una generosa ayuda financiera. El nico precio a pagar, y nodemasiado gravoso, era su lealtad a Occidente. El canciller alemn Kon-rad Adenauer tenia su base politica en la catlica Rhineland, mientras quesus aliados, la Unin Socialista Cristiana (CSU), controlaban la catlicaBaviera. Miraba, pues, hacia el Occidente, lejos de la Prusia protestante, yno tenia prisa alguna por reunificar Alemania. Los recuerdos de la guerrahadan el nacionalismo alemn desagradable para todos salvo unos pocosextremistas: esto tranquiliz a todos, especialmente a los franceses. La

    reconstruccin de la RFAy la generacin de riqueza se convirtieron en laprincipal preocupacin de los alemanes y sus elites polticas.

    En Italia la coalicin dirigida por los Demcratas Cristianos (CD) te-na intereses parecidos. La entrada del pas en la Comunidad Europeacomo uno de sus miembros fundadores aup a los partidos gobernantesdel centro porque tranquiliz a una poblacin obsesionada con el temorde quedarse atrs y no formar parte de la nueva Europa. El CD utiliz surecin ganado apoyo popular para acabar con el desempleo, erigi uncomplejo sistema de clientelas, y promulg la reforma agraria del subde-sarrollado sur. Gracias a estas polticas consigui mantener un cuidadosoequilibrio entre la conservacin de los valores catlicos tradicionales y lamodernizacin del pas.

    La debilidad de los pases de la Europa Occidental en un mundo do-minado por superpotencias nucleares era tan manifiesta que la politicaexterior no era ni importante ni particularmente divisiva. Slo haba doscuestiones a debatir: la pertenencia a la OTAN, y la pertenencia a la CEE.Una vez aceptada la entrada en la OTAN por los pocos partidos de la iz-quierda que inicialmente se oponan -el SPD en 1960 y los socialistasitalianos en 1963-la cuestin dej de tener gran relevancia. La entradaen la CEE fue mucho ms controvertida. Por lo general, no obstante, unavez un pas haba entrado, los partidos en el poder ya nunca plantearonseriamente su posible salida, ni siquiera en Gran Bretaa.

    Slo dos pases de Europa, Francia e Italia, seguan soando con ejer-cer influencia en todo el mundo. Estas aspiraciones los llevaron a enviartropas a Egipto en 1956 para impedir la nacionalizacin del Canal de Suezy reafirmar su influencia en el Oriente Medio. El desastre que sobrevinoles llev a volverse a pensar su papel. Tras resolver, con un alto coste, ladescolonizacin de Argelia, Francia volvi la mirada definitivamente ha-cia Europa reafirmando su especial relacin con Alemania Occidental enun tratado de paz, el Tratado Franco-Alemn de Amistad (1963). Aqu na-ci el entente Pars-Bonn que ha dominado la Comunidad Europea desdeentonces, resistiendo todos los cambios posteriores, entre ellos la expan-sin de la Comunidad, la cada del comunismo y la unificacin de Alema-nia. Por contraste, la politica exterior britnica permaneci en un estadode permanente indecisin, oscilando entre una relacin especial conlos Estados Unidos (sin ventajas aparentes) y el establecimiento de unapresencia constructiva dentro de la Comunidad Europea.

    En general los pases de Europa Occidental poseedores de grandes im-perios consiguieron retirarse de sus colonias sin grandes conmociones

    42 EUROPA DESDE 1945 pOLTICA 43

  • Los radicales aos sesentaEs tentador contraponer los radicales aos sesenta a los conservadoresaos cincuenta. La evidencia, al menos en lo que se refiere a la Europa Oc-cidental, es impresionante. De Helsinki a Roma, de Londres a Bonn, lasfuerzas de la izquierda, que haban quedado excluidas del poder durantelos aos cincuenta, volvieron a escena. El fm de la ideologa, anunciado afinales de los aos cincuenta, result no haberse cumplido, al menos notodava, cuando los jvenes intelectuales redescubran a Marx, Lenin,Trotsky, Mao y otros revolucionarios. El aburguesamiento de la clase tra-bajadora, objeto de muchos y bien financiados estudios, no impidi a lostrabajadores realizar huelgas militantes en 1960-3 y, ms comnmente,hacia finales de la dcada de los sesenta.

    En Gran Bretaa, tras trece aos de gobierno conservador, retorn elgobierno laborista en 1964, fue reelegido con una mayora ms abultada

    internas. Algunas interpretaciones post-jacto atribuyeron esto a la previsinde sus lderes y al buen sentido de sus ciudadanos. En realidad la debili-dad de los pases europeos era tan manifiesta que la mayora de las coloniasse haban hecho innecesarias, pues la mayora de los beneficios podan se-guir obtenindose sin necesidad de control directo. En algunas reas, comoIndonesia e Indochina, la descolonizacin se convirti en una cuestin dela guerra fra porque el movimiento independentista era pro-comunista.

    Son nicamente dos los cambios de rgimen que se pueden atribuirdirectamente a la prdida de colonias. Uno fue la cada de la dictaduraportuguesa en 1974; el otro fue el fin de la Cuarta Repblica francesa. Estoocurri en 1958, a medio camino de la guerra de Argelia (1954-62), tras larevuelta de extremistas ultraderechistas argelinos. De Gaulle fue llamadode vuelta al poder y se form un gobierno de unidad nacional (sin los co-munistas). Se tard unos cuatro aos ms en alcanzar un acuerdo de pazcon el movimiento para la liberacin de Argelia. La crisis comport la rees-tructuracin del sistema poltico francs hacia el presidencialismo: laQuinta Repblica.

    Este cambio relativamente menor fue la nica innovacin poltica dig-na de mencin en una democracia occidental desde el principio de laguerra fra. En el Este la estabilidad vino forzada por una mezcla de re-presin y concesiones.

    45pOLTICA

    en 1966, y permaneci en el poder hasta 1970. En Italia se produjo en 1960una resistencia popular a un tibio intento por parte de la rama ms dere-chista del DC de buscar el apoyo parlamentario de los neofascistas. Estoaceler la constitucin en 1963 de una coalicin de centro-izquierda entreelDe y el PSI. En la RFA el Partido Democrtico Social (PSD) finalmen-te accedi al poder. Esto ocurri en dos fases: una grosse Koalition con eleDU en 1966, seguida de una coalicin dirigida por el SPD con el Parti-do Liberal en 1969, que dur hasta a 1982. En Suecia la hegemona de lossocialdemcratas se vio nuevamente confirmada: permanecieron en elpoder ininterrumpidamente hasta 1976.

    En Austria) Dinamarca y Noruega el patrn es menos claro) pero detodas formas la izquierda fue generalmente la fuerza gobernante durantelos aos sesenta. Si bien es cierto que el Partido Socialista de Austria(SpO) fue un partido menor en una coalicin hasta que se vio en la opo-sicin en 1966) volvi al poder en 1970 y entonces gobern solo entre1971 y 1983, en coalicin con el Partido de la Libertad hasta 1987 (cuan-do este partido fue absorbido por la extrema derecha) y,despus, de 1987a 1990, con el Partido Popular (OVP, el partido catlico). La izquierdadanesa se mantuvo en el gobierno hasta 1968) cuando perdi el poder)pero retorn en 1971. En Noruega el Partido Laborista estuvo fuera delpoder entre 1965 y 1971. En Finlandia los socialistas y los comunistas es-tuvieron en el poder entre 1966 y 1971. En Blgica los socialistas fueronlos socios menores de la mayora de los gobiernos de coalicin entre 1960y 1973.

    En el resto de pases durante los aos sesenta la izquierda tuvo menosxito. En los Pases Bajos estuvo fuera del gobierno casi ininterrumpida-mente. En Francia los socialistas y los comunistas estuvieron fuera del po-der durante los aos sesenta y setenta. Fue esta anmala situacin lo quellev a la izquierda francesa a enterrar sus diferencias y constituir un fren-te comn contra el gobierno gaullista.

    As pues, con la excepcin de Francia y los Pases Bajos, la izquierdaconsigui resultados mucho mejores en los aos sesenta que en los aoscincuenta. Es como si los xitos capitalistas -crecimiento econmico ace-lerado y aumento de riqueza- hubieran conducido a una radicalizacindel clima poltico en lugar de lo contrario. Con todo, no debe exagerarse elnfasis en el giro hacia la izquierda.

    En primer lugar el electorado europeo exhibi una notable estabili-dad. El porcentaje total de los votos que los partidos de la izquierda - so-cialistas) socialdemcratas y comunistas- consiguieron durante los aos

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  • 10 Vanse los datospresentados en P.Flora(ed.),State, Economyand Societyin Wesl'ernBurope 1815-1975: A Data Handbook (Londres: Macmillan, 1983), i. 262.

    11 Ibid., cap.8.

    altos en la socialdemcrata Suecia, tambin lo eran en los conservadoresPases Bajos. La entrada del PSI en el gobierno italiano no cambi paranada los bajsimos impuestos de Italia. En Blgica,los impuestos (siempreen alza) no se vieron afectados por la presencia o ausencia de socialistas enelpoder. El aumento de los impuestos en Austria tuvo lugar sobre tododurante el periodo de coalicin entre el sro yel ove (cuando no podianser castigados por el electorado). En Gran Bretaa los impuestos aumen-taron durante el gobierno laborista de 1964-70, pero slo hasta apenas elnivel en que haban estado con el gobierno conservador en 1957.10

    Otra percepcin comn no respaldada por la evidencia es que la iz-quierda gasta prdigamente en servicios sociales al tiempo que reduce losgastos en defensa. En realidad, durante los aos sesenta la proporcinde gasto en defensa disminuy en todos los pases, al tiempo que aumenta-ba el porcentaje asignado a servicios sociales.Yesto es tan cierto de las so-cialdemcratas Suecia y Dinamarca como de las conservadoras Holanday de la Francia gaullista." Dicho de otro modo, los aos sesenta supusie-ron un giro hacia la izquierda en laspolticas econmicas y socialesen todaEuropa Occidental: estabilizacin del estado del bienestar, pleno empleo,transferencia del gasto pblico de la defensa a los servicios sociales. Queesto lo lograran tanto las coaliciones de centro-derecha como las de cen-tro-izquierda sugiere que los giros de poltica no dependen sencillamente dela ideologia poltica de los partidos en elpoder, sino de amplias circunstan-cias sociales y econmicas, como la riqueza y prosperidad de un pas.

    Se ha atribuido un gran significado a las revueltas de estudiantes de losaos sesenta como motores de amplios cambios polticos. Las revueltas ens fueron bastante limitadas. Slo fueron intensas en Francia en mayo de1968 y slo gracias a la huelga general que las sigui. No tuvo ningnefecto poltico inmediato salvoenla disolucin del parlamento, la convoca-toria de elecciones y el retorno del gobierno anterior con una mayoraenormemente aumentada. Cierto es que un ao ms tarde De Gaulle sevioforzado a dimitir tras perder un referndum sobre la reforma institucio-nal. No obstante, el gaullismo result ser ms duradero que su funda-dor. El movimiento de los estudiantes y de los trabajadores haba debi-litado al viejo general y haba demostrado que no era polticamenteinvencible, pero haba fracasado a la hora de modificar de una manera u

    EUROPA DESDE 1945

    sesenta fue aproximadamente el mismo que el obtenido durante los aoscincuenta, como muestra el Cuadro 2.1. El progreso de la izquierda haciael gobierno no fue consecuencia de victorias electorales sino de su habili-dad para encontrar socios de coalicin. En Gran Bretaa, donde el siste-ma electoral hace difciles los gobiernos de coalicin, el Partido Laboristaconsigui ganar las elecciones de 1964 y 1966 no porque hiciera las cosasmejor que en 1951, sino porque el Partido Conservador perdi votos alPartido Liberal. De hecho, los laboristas haban conseguido un mayorporcentaje de los votos en 1951 (cuando perdi) que nunca antes o des-pus, incluido 1997. Los socialistas italianos, belgas, finlandeses, austria-cos y alemanes llegaron al poder porque lograron formar gobiernos conpartidos situados a su derecha. Las alianzas polticas haban cambiadomientras el electorado se mantena inalterado.

    En segundo lugar el avance de la izquierda no se tradujo en reformasestructurales radicales. Esto decepcion a muchos de sus seguidores mscomprometidos, que esperaban cambios sustanciales en la poltica eco-nmica. En realidad, el espacio de maniobra de la izquierda era muy re-ducido. Slo poda acceder al poder mediante coaliciones y/o evitandoahuyentar los votos marginales (como en el Reino Unido). Esto implica-ba aceptar que no deba modificarse la estructura econmica bsica de lasociedad. El rpido crecimiento, que hada ms prspera a la mayora, ali-viaba la presin por redistribuir la riqueza y el poder. Los socialistas hu-bieron de aceptar el orden capitalista. Algunos lo anunciaron as abierta-mente, como el SPD en su congreso de Bad Godesberg en 1959; otros loaceptaron tcitamente para no ofender a sus seguidores ms entregados.

    Contra lo que se suele creer, los impuestos elevados no se correlacio-naron con la presencia de socialistas en el poder. Sibien es cierto que eran

    CUADRO 2.1 Proporciones promedio de votos a la izquierda (%, redondeado)

    Pas 1950-9 1960-9 Pas 1950-9 1960-9

    Austria 48 45 Noruega 52 51Blgica 40 35 Pases Bajos 35 29Dinamarca 42 48 RFA 31 39Finlandia 48 48 Reino Unido 46 46Francia 42 43 Suecia so 53Italia 42 45 Promedio para ladcada 43,27 43,87

    pOLTICA 47

  • La convergencia de la Europa Occidental:1970-1991Los aos setenta y ochenta vieron, en comparacin con las dos dcadasprevias, los cambios ms extensos de la Europa post-blica. El sistema deestado resultante presentaba un sorprendente grado de convergencia, sin

    49pOLTICA

    dad consumidora capaz de generar un mercado de adolescentes slo exis-ta en forma rudimentaria (Hungra, Checoslovaquia y RDA) o no exista.La patente represin haca difcil) si no imposible, organizarse a espaldasdel control ejercido por el partido. En Praga s emergi un movimientoestudiantil en 1968)pero) a diferencia de sus contrapartidas occidentales,apoy enteramente a los nuevos comunistas reformadores dirigidos porAlexander Dubek, quien haba arrebatado el liderazgo del Partido Co-munista Checo de las manos del grupo pro-sovitico de Antonn No-votny. Su nuevo Programa de Accin del S de abril de 1968 criticaba a losgobernantes previos y propona importantes reformas: un mayor mbitopara las relaciones de mercado, ms instituciones polticas representati-vas, y mayor tolerancia hacia la disensin. El partido prudentemente rea-firm su lealtad con la URSSy su compromiso con elPacto de Varsovia. Pesea estas precauciones, dirigidas a evitar la repeticin de los acontecimientosacaecidos en Hungra en 1956, las tropas soviticas entraron en Checos-lovaquia el 20 de agosto y volvieron a establecer una administracin pro-sovitica.

    Esto destruy la posibilidad de un socialismo con faz humana. Cual-quier reforma significativa del comunismo ya slo poda originarse en elseno de la Unin Sovitica -que es precisamente lo que intent Gorba-chov en los aos ochenta, aunque ya demasiado tarde para salvar el siste-ma. Algunas de las reformas econmicas propuestas por Dubek estabanparcialmente inspiradas en los planes soviticos esbozados a finales de losaos cincuenta y principios de los sesenta. Estos estaban dirigidos a intro-ducir algunos elementos de mecanismos de mercado en la fijacin de losprecios y al mismo tiempo dar a los empresarios ms libertad de decisin.La destitucin de Khrushchev en 1964 y su reemplazo por el liderazgomucho menos innovador de Leonid Brezhnev puso fin a este experimen-to. Lo que los propios rusos ms tarde llamaron el perodo de estanca-miento aspiraba a congelar a toda la Europa Central y Oriental.

    EUROPA DESDE 1945

    otra las estructuras de la Quinta Repblica. En el resto de Europa, el mo-vimiento fue mucho ms dbil (Alemania) o prcticamente inexistente(Gran Bretaa).

    En Italia) sin embargo) el movimiento estudiantil fue el catalizador de lams grande oleada de militancia proletaria registrada en la Europa post-blica: el Otoo Caliente de 1969.ste contribuy a que se realizaran refor-mas sociales e institucionales que los gobiernos de centro-izquierda delos aos sesenta haban sido incapaces de llevar a cabo. A principios de losaos setenta el poder en Italia fue devuelto a las regiones)se instaur un sis-tema altamente redistributivo de vinculacin de salarios (lascala mobile), altiempo que unos estatutos de los trabajadores (statuto dei lavoratori) con-solidaban unos derechos sin precedentes en el lugar de trabajo; el divorciofue legalizado y se moderniz la legislacin sobre la familia.

    Las consecuencias a largo plazo del movimiento estudiantil en Europaprobablemente hayan tenido ms alcance que sus efectos polticos inme-diatos. Algunos de los grupos de estudiantes degeneraron en organiza-ciones terroristas de extrema izquierda) aunque fueron de poca impor-tancia salvoquiz en Alemania (labanda Baader-Meinhof) y,sobre todo) enItalia (la Brigada Roja). A mediados de los aos ochenta todas haban sidoderrotadas. Por lo dems, el terrorismo sigui siendo prerrogativa de laextrema derecha, como en Italia) o expresin de un nacionalismo extre-mista -como en Irlanda del Norte o el Pas Vasco.Resulta ms fructferoconsiderar el movimiento estudiantil no corno la causa de transforma-ciones posteriores) sino como parte de un cambio ms amplio de valoresque tuvo lugar de mediados a finales de los aos sesenta) cuando la gene-racin de la posguerra alcanzaba la edad adulta. Estas nuevas cohorteseran claramente distintas de las de sus padres y abuelos. Eran ms nume-rosas, gracias al baby boom de finales de los aos cuarenta. Eran ms prs-peras, gracias al crecimiento capitalista de finales de los aos cincuenta yprincipios de los sesenta. Eran culturalmente ms autnomas) llegando aformar el primer gran mercado de adolescentes consumidores de la histo-ria. Eran mejor educadas) gracias a la formidable expansin de la educa-cin. Estaban menos preocupadas por su futuro) gracias al largo periodode paz y al pleno empleo. Se sentan sexualmente ms libres porque suspropios padres haban experimentado, durante la guerra, una fragmenta-cin de los valores tradicionales y porque los anticonceptivos para lasmujeres, especialmente la pldora, eran muy comunes.

    En la Europa Central y del Este) en cambio) existan pocas de las con-diciones que podan favorecer el descontento de la juventud: una socie-

  • paralelo en la historia: para 1991 la democracia liberal y la economa mix-ta se haban convertido en la norma en casi toda Europa. Las caractersti-cas ms sobresalientes de este perodo pueden compendiarse en el con-cepto de clausura, de fin de una era. Fue el fin del sistema de BrettonWoods (1971-3). Fue el fin de las dictaduras de derecha en Grecia, Espa-a y Portugal (1974-6). Fue el fin de la dominancia de la suposicin key-nesiana de que las polticas nacionales de gestin macroeconmica puedensalvaguardar a las naciones estado de las recesiones prolongadas y el de-sempleo excesivo. Sobre todo, fue el fin del comunismo en Europa, y dela guerra fra (1989-91).

    Por ltimo, pero no menos importante, Europa fue barrida por un con-junto de nuevos valores: en los quince aos, ms o menos, transcurridosdesde finales de los aos sesenta hasta principios de los ochenta se legali-zaron eldivorcio y el aborto, se aboli la pena de muerte, la homosexualidaddej de considerarse una ofensa, las barreras de la censura se rebajaronconsiderablemente y la discriminacin contra la mujer se hizo ilegal. Laconvergencia europea no se produjo simplemente por eliminacin de im-pedimentos econmicos al comercio o por implantacin de nuevas insti-tuciones polticas. Se produjo gracias a un impulso, en buena medida noplaneado, hacia la armonizacin de los derechos y valores sociales. Surgiuna definicin comn de modernidad segn la cual la sociedad civilizadaes aquella en la que la expresin personal, incluida la sexual, es un derechoindividual importante y en la que la mujer no debe estar incuestionab1e-mente subordinada al hombre. Esto ayud a salvar las diferencias cultu-rales que separaban a pases como Portugal, Grecia y Espaa de las demo-cracias bien establecidas del norte. Las autoridades religiosas se vieronobligadas a ceder ante las ideas modernas, como haba venido ocurriendodurante ms de cien aos. La resistencia que plantaron fue tmida: se en-contraban en medio de una importante redefinicin de su papel en elmundo moderno.

    Uno a uno cayeron los pilares que haban sostenido el crecimientopost-blico. La conversin fija entre el dlar y el oro -piedra angular delsistema de Bretton Woods-- se desintegr el 15 de agosto de 1971. Luego,en diciembre de ese mismo ao, el dlar fue devaluado, y el 19 de marzode 1973 se decidi que las tasas de cambio fluctuaran, dando fin deJactaal sistema de Bretton Woods.

    Esto coincidi con el fin de otro de los pilares del largo perodo de cre-cimiento: el bajo precio del petrleo. El aumento del precio del petrleofue tan drstico y dramtico (coincidi con la guerra de Yom Kippur en-

    tre Egipto e Israel en 1973) que en la imaginacin pblica la gran espiralinflacionaria de los aos setenta se vea como una consecuencia directa dela decisin de la OPEP de subir el precio del petrleo. De hecho la dura-cin de la recesin hace pensar que, como mucho, la crisis de la OPEP fueel disparador o catalizador de una crisis ms amplia.

    La subida de los precios del petrleo cre dificultades en todos los pasesde la Europa Occidental pero especialmente en Grecia, Espaa y Portugal,lo mismo que la disminucin del poder de los EE.UD. tras la derrota enVietnam y la dimisin de Nixon tras elescndalo Watergate. Cada una delas dictaduras haba seguido una historia diferente, pero todas se de-rrumbaron a mediados de los aos setenta. La primera en caer fue la por-tuguesa, en 1974, que era el rgimen ms antiguo (1926). Ms tarde, esemismo ao, le toc el turno a los coroneles griegos, que haban tomado elpoder en 1967. La ltima en caer fue la dictadura de Francisco Franco, quiense haba mantenido en el poder desde su victoria en 1939. Las tras dicta-duras haban vivido bajo una presin cada vez mayor por modernizar, re-formar y liberalizar, no slo por parte de una intelectualidad cada vez msdescontenta, sino por la propia burguesa, ansiosa de verse en la Comuni-dad Europea. En Espaa el catalizador del cambio fue la muerte de Francoy la decisin de su sucesor designado, el Rey Juan Carlos, de convertirseen el garante y promotor de una transicin pacfica hacia un gobiernodemocrtico. En Portugal el fID del rgimen se consigui gracias a un gol-pe de estado dirigido por oficiales de izquierda radicalizados por una gue-rra inacabable e imposible de ganar en las colonias que este pas tena enfrica. En Grecia una fracasada aventura en el extranjero, el caso de Chi-pre del verano de 1974, precipit la cada de los coroneles.

    En los tres casos hubo una figura poltica mediadora procedente delviejo orden que sirvi para garantizar un cambio relativamente suave: elGeneral Antnio de Spnola en Portugal, el Rey Juan Carlos y el primerministro Adolfo Surez en Espaa, y Kostantinos Karamanlis en Grecia.Los socialistas, a diferencia de los comunistas, haban desempeado unpapel menor en la lucha clandestina contra la dictadura en Portugal y enEspaa (despus de la guerra civil). En Grecia prcticamente no habanexistido antes del golpe militar. En todos estos pases los partidos socia-listas se convirtieron en la fuerza poltica dominante, desplazando fcil-mente a los comunistas. Los tres polticos socialistas asociados con esteincuestionable xito -Mrio Soares en Portugal, Andreas Papandreouen Grecia, y Felipe Gonz1ez en Espaa- o bien se encontraban entre losfundadores del partido (Papandreou y Soares) o bien haban tomado la

    50 EUROPA DESDE 1945 pOLTICA 51

  • cpula del partido poco antes del final del rgimen (Gonzlez). Estosnuevos hombres fueron los grandes vencedores de la transicin, los re-presentantes de una nueva forma de socialismo mediterrneo que surgiprecisamente cuando algunos de los partidos bien establecidos en GranBretaa y Alemania entraban en un largo perodo en la oposicin.

    Los comunistas del sur tambin estaban de cambio. El Partido Co-munista Italiano, el PCl -con mucho elmayor de Europa- haba ex-presado durante aos su insatisfaccin con el tutelaje sovitico y habacondenado la intervencin de Mosc en Checoslovaquia. Bajo el liderazgode Enrico Berliguer haban intentado conseguir la legitimidad internacio-nal y nacional que durante tanto tiempo les haba cerrado el acceso al po-der. Su nueva estrategia curiosamente segua los pasos dados anteriormen-te por los socialdemcratas alemanes. El SPD haba aceptado la OTAN en1960. Berlinguer hizo lo propio en 1976. El SPD accedi por primera vez algobierno como miembro menor de una coalicin con los democristianos.Berlinguer se ofreci a lo mismo, proponiendo, en 1973, un compromisohistrico con elpartido De. Las importantes victorias electorales de 1975y 1976, junto a una mayor flexibilidad por parte del DC, parecian (equivo-cadamente, como despus se vio) abrir el camino para un retorno al poderde la coalicin tripartita que haba sucumbido en 1947.

    La izquierda pareca avanzar durante los aos setenta. Se aceptaba am-pliamente entonces que la inflacin imperante en aquel tiempo podacontrolarse slo con la ayuda de los sindicatos, cuya cooperacin podanobtener ms fcilmente los partidos de la izquierda. Los pases con sindi-catos moderados y poderosos partidos socialdemcratas, como Alema-nia, Austria y Suecia, tenan niveles de inflacin relativamente bajos, sibien tambin ocurra as en Blgica y los Pases Bajos, donde los socialde-mcratas no eran particularmente fuertes. La opinin ms extendida entrelos analistas polticos era que la mejor manera de gestionar las modernaseconomas de mercado era por medio de negociaciones regulares entreasociaciones patronales, sindicatos y gobierno.

    Durante los aos setenta tanto los conservadores como los socialistasseguan viendo en el paro una amenaza mayor para la estabilidad socialque la creciente inflacin. El gobierno conservador britnico liderado porEdward Heath, elegido en 1970, fue el primero en adoptar la idea segn lacual si el estado se retirara de la economa las fuerzas del mercado se po-dran desarrollar vigorosamente. Pronto volvi al redil, alarmado ante elimparable crecimiento del desempleo. Pero no consigui asegurar la coo-peracin de los sindicatos, y en las elecciones de 1974, lidiadas durante

    l~ losef Esser yWolfgang Pach, "Social Market" and Modemlzaton Pollcy: West Oer-many, en Kenneth Dyson y Stepben Wilks (eds.), Industrial Crisis (Oxford: Blackwell,1983),103.

    una prolongada huelga de mineros, perdi por una estrecho margen antelos laboristas. Esto pareca confirmar la concepcin ampliamente acep-tada de que las economas de la Europa Occidental no podan gobernarsecon xito sin el concurso de los sindicatos.

    La existencia de poderosos factores sociales y econmicos que redu-can las diferencias entre la derecha y la izquierda se confirm una vezms en 1976, cuando una coalicin de partidos burgueses lleg al po-der en Suecia por primera vez en el perodo post-blico. Lejos de sealaruna desviacin de la poltica econmica, pronto demostraron ser tan en-tusiastas por conservar el modelo sueco de pleno empleo como sus ven-cidos oponentes socialdemcratas.

    Fue en la Alemania Occidental, sobre todo, donde la hegemona de lademocracia social de los setenta pareca inalterable. En 1972 el SPD gana-ba en votos por primera vez en la historia post-blica al CDU. La potentemaquinaria econmica de Alemania permiti al gobierno soportar algu-nos de los efectos negativos de su propia interdependencia con la econo-ma global, y logr superar a sus principales competidores en cuanto a ta-sas de inflacin y balanza de pagos. Comprensiblemente, el SPD afirmhallarse en posesin del secreto de la gestin econmica. El lema de laModell Deutschland haba nacido. Este modelo posea tres caracteres dis-tintivos: una poltica industrial dirigida a la gestin de la vieja industria,en declive,y a la promocin de las nuevas industrias de alta tecnologa basa-das en el conocimiento; una poltica social dirigida a garantizar que estatransicin no tuviera efectos sociales negativos; y una poltica corporati-vista dirigida a conseguir una perspectiva consensuada entre empresarios

    . di 12 1YSIn icatos, E contraste con Gran Bretaa, tan propensa a las huelgas,no poda ser ms marcado. Entre 1973 y 1979 la inflacin en Alemania semantuvo en promedio alrededor del 4,7 por ciento, menos de la mitad dela media de Europa-OCDE (11,9 por ciento), mientras qne la de GranBretaa alcanzaba un espectacular 15,5 por ciento. Mientras los socialde-mcratas alemanes se regocijaban, en Gran Bretaa el gobierno laboristapareca presidir el declive final de la economa britnica al tiempo que suespecial relacin con los sindicatos (el contrato social) se derrumbababajo la oleada de huelgas del invierno de 1978-79, preparando el terrenopara la victoria del Partido Conservador con Margaret Thatcher.

    I

    II

    53POLTICAEUROPA DESDE 194552

  • Pese a sus indudables logros en capear la primera tormenta del petr-leo, el SPD fue incapaz de resistir a la segunda (1979). El desempleo au-ment, mientras el Bundesbank pona en prctica su propia poltica res-trictiva, que acab de agravar el problema. En 1982 los aliados del SPD,los Demcratas Libres (FDP) mudaron de lado, lo que permiti la vueltadel CDU al poder, y ah se quedaron durante diecisis aos.

    Llegados los aos ochenta la izquierda se hallaba en retirada en Ale-mania y Gran Bretaa. En el sur de Europa tuvo ms xito. Por primeravez durante el perodo post-blico la izquierda francesa consigui unirsey alcanzar el poder. La supremaca histrica de los comunistas dentro dela izquierda francesa se haba revocado. El candidato de los socialistas,Prancois Mitterrand, alcanz la presidencia en 1981. Se mantuvo en elpoder durante catorce aos (fue reelegido en 1988), ms que ningn otroen la historia de la Francia republicana. El Partido Socialista (PS) logruna mayora absoluta y permaneci en el poder hasta 1993 salvo por uncorto periodo (1986-8), cuando un presidente socialista (Mitterrand)comparti el poder (la cohabitation) con un primer ministro gaullista(Jacques Chirac). Los socialistas iniciaron su periodo en el poder con ungolpe: nacionalizaron amplios sectores de las finanzas y de la industria)efectuaron la reflacin de la economa y descentralizaron el poder. Noobstante, la inflacin que sigui y el deficiente balance de poder les forza-ron a cambiar de tctica. El hecho de que una economa fuerte como la deFrancia hallara su independencia seriamente restringida por limitacionesinternacionales ayuda a explicar por qu los gobiernos socialistas de Gon-zlez en Espaa y de Papandreou en Grecia decepcionaron a sus seguido-res ms radicales. Con todo) los tres pases) y en particular Espaa, cerra-ron en buena medida la fractura econmica y social que los separaba delos pases ms ricos del norte.

    En Italia los comunistas se vieron forzados a abandonar la estrategia delcompromiso histrico. Sus rivales menores, los socialistas, prefirieronreforzar su propia alianza con la democracia cristiana) manteniendo as alos comunistas permanentemente en la oposicin. Su lder) Bettino Craxi,fue primer ministro desde agosto de 1983 hasta marzo de 1987 -para lapoltica italiana, un largo periodo. No obstante, poco consiguieron los so-cialistas italianos ms all de su contribucin al aumento de la corrupcin.

    Dejando de banda las peculiaridades nacionales) la Europa Occidentalsigui convergiendo, un proceso que se vio facilitado por el desarrollode una nueva perspectiva post-socialdemcrata. Del mismo modo quelos pioneros ideolgicos de la socialdemocracia post-blica haban sido

    El fin del comunismo en EuropaEl nombramiento de Mijail Gorbachov como secretario general del Par-tido Comunista de la URSS (PCUS) en 1985 dio inicio a cinco aos de re-formas sin precedentes que llevaron al desmantelamiento y derrumbe del

    55pOLTICA

    los gobiernos laboristas britnicos de 1945-51) los pioneros del renaci-miento del neoliberalismo fueron los gobiernos conservadores britnicosdirigidos por Margaret Thatcher (1979-90) y su menos carismtico suce-sor Iohn Major (1990-7).

    Raramente puede encontrarse coherencia ideolgica en los partidosgobernantes. El peso de las tradiciones, los requerimientos de la polticaelectoral y las presiones externas fuerzan a los ms acrrimos idelogos aaguar su vino. El thatcherismo no se escap a la norma. Su abierto com-promiso con las fuerzas del mercado convivi con una apasionada defensade los valores tradicionales. No obstante, la Gran Bretaa de Thatcher esta-bleci en una forma un tanto extrema los principios operativos bsicosdel neoliberalismo prctico: la lucha contra la inflacin se convirti en laprioridad global de la poltica econmica; el desempleo comenz a versecomo un mal tolerable -de hecho) algunos llegaron a verlo como un alia-do para contener el poder de los sindicatos y en la lucha contra la inflacin;el crecimiento del gasto pblico deba reducirse y, de ser posible) pararse;los impuestos directos deban reducirse aunque esto implicara el aumentode los impuestos indirectos; era necesario privatizar las compaas del sec-tor pblico siempre que fuera posible; el estado del bienestar deba refor-marse para contener los costes; deba facilitarse el desarrollo de las fuerzasdel mercado haciendo los mercados ms flexibles -lo que a menudo nopas de eufemismo para eliminar la legislacin de proteccin del empleo.

    Hacia principios de los aos noventa este nuevo Zeitgist estaba bienimplantado en toda Europa Occidental. Los socialdemcratas, los demo-cristianos y los conservadores nacionalistas como los gaullistas france-ses, por bien que reacios e incapaces de igualar la retrica del mercado li-bre del thatcherismo ms puro, haban aceptado partes de la plataformadel neoliberalismo. Los socialistas se desplazaron rpidamente hacia elcentro; muchos nunca lo haban abandonado. Mientras la socialdemo-cracia tradicional se encontraba bajo ataque en occidente, en la Europadel Este tenan lugar cambios ms trascendentales.

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  • 15 Oliver MacDonald, The Polish vortex, NewLeftReview, 139 (Mayo-Julio 1983), 17.

    ba desarrollado una economa paralela en dlares. Una administracincomunista cada vez ms cercana a la bancarrota se vio obligada a aumen-tar el precio de la carne en 1976, pero la amplia agitacin popular queprovoc le oblig a ceder. La prdida de legitimidad del gobierno acabde confirmarse en 1979, cuando el recin elegido Papa polaco (KarolWojtyla), visit el pas, atrayendo a muchedumbres entusiastas.

    En julio de 1980 el gobierno, ya a la desesperada, intent una vez msimponer una subida de precios. Esto desencaden huelgas masivas enagosto de 1980. La patente debilidad del rgimen permiti la creacin deun nuevo movimiento sindicalista, Solidaridad. Dirigido por Lech Wale-sa, se extendi rpidamente desde los astilleros Lenin de Gdarisk. Paraseptiembre de 1989, segn los propios sindicatos, el nmero de afiliadoshaba alcanzado 3 millones. En octubre de 1981 ya alcanzaba 9,4 millonesde una poblacin activa de 12,5 millones en el sector nacionalizado de laeconoma." En la prctica el monopolio de poder del partido se habaroto. Era obvio para el Politbur Sovitico que la infeccin pronto seextendera. Solidaridad no amenazaba nicamente el poder soviticosino tambin el de los lderes comunistas del resto del bloque del Este, es-pecialmente en la RFA y en Checoslovaquia. Los comunistas polacos al-canzaron un compromiso temporal con Solidaridad que condujo al reco-nocimiento formal de ste como sindicato registrado (noviembre de1980). Pero el sindicato continu retando al gobierno comunista hastaque, quiz por miedo a una intervencin directa Sovitica, el gobiernodeclar la ley marcial, arrest a Walesa e ilegaliz Solidaridad.

    Los acontecimientos de Polonia fueron el sntoma ms agudo de laamplia crisis que afrontaba el bloque sovitico y, en particular, la URSS.La subida de Gorbachov al poder debe verse como un intento a la desespe-rada de resolver problemas que llevaban muchos aos acumulndose. Alprincipio se crey que la esencia socialista del sistema se poda conservarmediante la introduccin de elementos de democracia y apertura (glasnost)que permitieran un mayor espacio de maniobra para las fuerzas del mer-cado, y combatiendo la corrupcin (perestroika). Las exhortaciones deGorbachov no hallaron amplio eco en una poblacin insegura. Para juniode 1988haba llegado a la conclusin de que slo una radical redefinicin dela democracia sovitica poda despabilar el sistema. Anunci eleccioneslibres a un renovado parlamento. Esta decisin sell el destino de la pe-

    EUROPA DESDE 1945

    comunismo en toda la Europa Central y del Este. Gorbachov tena un as-pecto muy diferente al de los hombres grises que lo haban precedido,aunque la necesidad de cambios radicales llevaba mucho tiempo discu-tindose en el establishment sovitico. Paradjicamente fue la enormidaddel cambio requerido lo que impidi su implantacin antes de finales delos aos ochenta. Las elites polticas siempre son cautas y slo se mues-tran dispuestas a innovar cuando creen que pueden controlar las conse-cuencias de las nuevas polticas. Yaa mediados de los aos sesenta estabaclaro para muchos que la economa estaba en declive. La calidad de la vi-vienda, los servicios y la produccin de materiales, en lugar aumentar, comola poblacin esperaba y la propaganda oficial anunciaba intilmente,caan sin remedio. u La productividad laboral se mantenia baja, la espe-ranza de vida caa -algo inaudito en un pas industrializado. Lacorrupcinse hizo general,