El Primer Libro de Hegel

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Arnoldo Mora Rodríguez El primer libro de Hegel Hace doscientos años el filósofo más influ- yente en la historia del mundo occidental de los dos últimos siglos, el alemán Jorge Guillermo Federico Hegel publicó su primer libro. Se trata de una obra circunstancial de carácter polémico como su título mismo lo sugiere: La diferencia entrelos sistemas filosóficos de Fichte y de Sche- lling. En razón de la importancia histórica de su autor y de lo significativo de la fecha, pues se tra- taba del inicio de un nuevo siglo que, a su vez constituía el comienzo de una nueva época de la humanidad, la fecha merece ser conmemorada. En breves palabras trataremos de resumir las principales ideas de la obra de marras, al mismo tiempo que echar un vistazo, tanto a las circuns- tancias personales de su autor, al igual que del contexto histórico y cultural de la época, lo que nos permitirá situar el pensamiento de Hegel en esta obra en relación al conjunto de su pensa- miento, al mismo tiempo que reseñaremos breve- mente el momento existencial que su autor pasa- ba en esos momentos y las razones que tuvo, lo mismo que las expectativas que lo animaban al publicar por primera vez en su vida un libro. En 1801 Hegel cumplió 31 años y tenía más motivos para sentirse frustrado que feliz con la vida que hasta entonces había llevado. En efecto, mientras sus compañeros de estudio en el inter- nado de teología de la Universidad de Tubinga, el poeta Holderlin y el filósofo Schelling, 5 años más jóvenes que él, ya tenían nombre y prestigio ampliamente consolidados en el mundo intelec- tual de habla alemana, en plena efervescencia de- bido a la revolución cultural provocada por la primera fase del romanticismo llamada en la his- toria "Sturrn und Drang", el siempre lento Hegel no había hecho más que sobrevivir dando leccio- nes privadas como tutor de familias de la gran burguesía primero en Berna y luego en Francfurt. Sin embargo, esto le había permitido madurar in- telectual y políticamente al mismo tiempo que mantenía y cultivaba un ininterrumpido diálogo epistolar (cf. Hegel, 1962, 15-62) con sus anti- guos compañeros de estudio, a quienes la diosa Fortuna parecía sonreír desde muy temprano en sus vidas. Ya en los últimos años del siglo anterior durante su estancia en Frankfurt, Hegel no disi- mulaba su insatisfacción por la situación en que se encontraba y su firme voluntad de emprender una sólida carrera universitaria, como lo testifica su correspondencia ya mencionada con Schelling, convertido prematuramente y por recomendación del propio Goethe, en un profesor prestigioso en la Universidad de Jena, centro intelectual por ex- celencia en la Alemania de entonces. Por todo ello, resulta claro que, más por pre- sión del propio Hegel que por iniciativa personal de Schelling, si bien éste se mostró siempre com- placido y complaciente, el joven y brillante pro- fesor de filosofía logró que le abrieran las consa- gratorias puertas de la Universidad de Jena a su ansioso amigo en calidad de Privat Dozens, posi- ción que logrará Hegel al final de este mismo año 1801. En esta condición Hegel permanecerá en Jena hasta 1807, año en que el gobierno prusiano cierra la hasta entonces célebre y controversial Universidad, convertida en un centro de agitación intelectual que había trascendido las fronteras po- líticas y lingüísticas de una Prusia en actitud fé- rreamente defensiva ideológica y militarmente frente a una incómoda vecina, la Francia de la Revolución y del expansionismo napoleónico. Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLI (103), 53-56. Enero-Junio 2003

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Arnoldo Mora Rodríguez

El primer libro de Hegel

Hace doscientos años el filósofo más influ-yente en la historia del mundo occidental de losdos últimos siglos, el alemán Jorge GuillermoFederico Hegel publicó su primer libro. Se tratade una obra circunstancial de carácter polémicocomo su título mismo lo sugiere: La diferenciaentre los sistemas filosóficos de Fichte y de Sche-lling. En razón de la importancia histórica de suautor y de lo significativo de la fecha, pues se tra-taba del inicio de un nuevo siglo que, a su vezconstituía el comienzo de una nueva época de lahumanidad, la fecha merece ser conmemorada.En breves palabras trataremos de resumir lasprincipales ideas de la obra de marras, al mismotiempo que echar un vistazo, tanto a las circuns-tancias personales de su autor, al igual que delcontexto histórico y cultural de la época, lo quenos permitirá situar el pensamiento de Hegel enesta obra en relación al conjunto de su pensa-miento, al mismo tiempo que reseñaremos breve-mente el momento existencial que su autor pasa-ba en esos momentos y las razones que tuvo, lomismo que las expectativas que lo animaban alpublicar por primera vez en su vida un libro.

En 1801 Hegel cumplió 31 años y tenía másmotivos para sentirse frustrado que feliz con lavida que hasta entonces había llevado. En efecto,mientras sus compañeros de estudio en el inter-nado de teología de la Universidad de Tubinga, elpoeta Holderlin y el filósofo Schelling, 5 añosmás jóvenes que él, ya tenían nombre y prestigioampliamente consolidados en el mundo intelec-tual de habla alemana, en plena efervescencia de-bido a la revolución cultural provocada por laprimera fase del romanticismo llamada en la his-toria "Sturrn und Drang", el siempre lento Hegel

no había hecho más que sobrevivir dando leccio-nes privadas como tutor de familias de la granburguesía primero en Berna y luego en Francfurt.Sin embargo, esto le había permitido madurar in-telectual y políticamente al mismo tiempo quemantenía y cultivaba un ininterrumpido diálogoepistolar (cf. Hegel, 1962, 15-62) con sus anti-guos compañeros de estudio, a quienes la diosaFortuna parecía sonreír desde muy temprano ensus vidas. Ya en los últimos años del siglo anteriordurante su estancia en Frankfurt, Hegel no disi-mulaba su insatisfacción por la situación en quese encontraba y su firme voluntad de emprenderuna sólida carrera universitaria, como lo testificasu correspondencia ya mencionada con Schelling,convertido prematuramente y por recomendacióndel propio Goethe, en un profesor prestigioso enla Universidad de Jena, centro intelectual por ex-celencia en la Alemania de entonces.

Por todo ello, resulta claro que, más por pre-sión del propio Hegel que por iniciativa personalde Schelling, si bien éste se mostró siempre com-placido y complaciente, el joven y brillante pro-fesor de filosofía logró que le abrieran las consa-gratorias puertas de la Universidad de Jena a suansioso amigo en calidad de Privat Dozens, posi-ción que logrará Hegel al final de este mismo año1801. En esta condición Hegel permanecerá enJena hasta 1807, año en que el gobierno prusianocierra la hasta entonces célebre y controversialUniversidad, convertida en un centro de agitaciónintelectual que había trascendido las fronteras po-líticas y lingüísticas de una Prusia en actitud fé-rreamente defensiva ideológica y militarmentefrente a una incómoda vecina, la Francia de laRevolución y del expansionismo napoleónico.

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Frente a los acontecimientos que sucedían al otrolado del Rin, Hegel siempre mantuvo una actitudabierta y crítica, con frecuencia contrastante conlas políticas oficiales de Berlín, sobre todo du-rante esta época que iniciaba en Jena.

Jena, en efecto, representa para Hegel no so-lo la consolidación de su opción vocacional y delgénero de vida que en adelante será el suyo librey gozosamente asumido, con la sola excepcióndel año pasado en Nüremberg como redactor ymuy pronto como director de un periódico local,sino que será de una gran fecundidad intelectualcomo lo ha demostrado en una conocida obra G.Lukács (1972) y que le permitirá llegar a su ple-na madurez intelectual con la publicación de Lafenomenologia del espíritu en 1806 y su Prólogode 1807 al finalizar sus años de Jena.

Dentro de este contexto, La diferencia entrelos sistemas filosóficos de Fichte y de Schelling,el primer libro que publica Hegel, constituye sucarta de presentación ante el exigente medio in-telectual alemán, sobre todo en el seno mismo deun ambiente tan dado a la controversia como erael de la Universidad de Jena. Desde el punto devista externo, la ocasión de este ensayo de y pa-ra filósofos, es decir, no destinado a un públicomás amplio, es dada por la controversia suscita-da en torno a sendas publicaciones hechas recien-temente por dos filósofos, Bardini y Reinholdque, en realidad, formaban parte de un intento deoposición o reacción a la evolución de la filoso-fía poskantiana, especialmente debido a las con-troversias que las ideas de Fichte y, en menor me-dida, del propio Schelling, habían despertadodentro y fuera del recinto universitario.

La toma de posición de Hegel representa unnuevo e importante apoyo a las nuevas corrientesfilosóficas, pero no es una apologética sin más desus predecesores. La mayor parte de las veces enforma velada, pero a veces en forma clara, lanueva y original voz filosófica que aparece en elescenario cultural alemán, deja ver claramente suoriginalidad y esboza lo que luego, sobre todo apartir de la publicación de La Fenomenología,será su sistema de pensamiento o filosofía acaba-da. La refutación de Hegel se basa en mostrar, aligual que lo hiciera el propio Kant en su Prólogo(1786) a la segunda edición de La crítica de larazón pura, que quienes atacan la nueva filosofía

no entienden lo novedoso de los conceptos y ca-tegorías que se encierran detrás de palabras quetienen larga tradición en el lenguaje técnico de lafilosofía. Por el contrario, y esto es sobre todoválido para la crítica hecha a Bardini, estos auto-res vuelven a una concepción inspirada en la ló-gica de Aristóteles. Reinhold, por su parte, solodesea volver al Kant que reincorpora la metafísi-ca tradicional en La crítica de la razón práctica.

Las posiciones de estos autores no merece-rían detenerse tanto en ellas a no ser porque res-ponden a una bien orquestada campaña de lossectores más conservadores de los medios inte-lectuales y de la Iglesia oficial, apoyados explíci-tamente por la burocracia del Estado prusiano, encontra del pensamiento de Fichte y, en general,del giro que está tomando la filosofía poskantia-na y que llevó, incluso, en 1799 a la renuncia deFichte a su cátedra en Jena acusado de impiedady ateísmo por teólogos de la Iglesia oficial.

Más interesante nos parecen hoy día las po-siciones de Hegel frente a la filosofía de Fichte yde Schelling, como explícitamente lo enuncia eltítulo de la obra que comentamos y conmemora-mos. Es claro que desde el primer momento, He-gel se inclina por su amigo Schelling. Tal actitudno solo le permite terciar en la controversia queambos filósofos han mantenido en n<?muy amis-tosos términos, sino también iniciar una relaciónintelectual con su amigo de entonces, que se ex-presará sobre todo en la publicación conjunta delKritisches Journal der Philosophie, cuyos ensa-yos serán sobre todo de la autoría de Hegel, sibien con frecuencia aparecen publicados con lafirma de ambos. Demás está decir que la posiciónde Hegel fue del entero agrado de Schelling, co-sa que contrasta con lo sucedido luego. La amis-tad, en efecto, entre Schelling y Hegel terminaráabruptamente en 1806 cuando el primero lea Lafenomenología del espíritu aun sin publicar y asolicitud de un Schelling que tenía verdadera an-siedad por saber cuál era la nueva y definitiva po-sición filosófica asumida por el hasta entoncesamigo Hegel, convertido desde ese momento yhasta su muerte en visceral enemigo.

Desde sus inicios, el ensayo de Hegel da laimpresión de consistir en una especulación ten-diente a corregir la filosofía de Fichte inspirándo-se en el pensamiento de Schelling, con el fin de

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construir una nueva concepción, que parte de unpunto de vista que reúna armoniosamente la lógi-ca y la metafísica. La filosofía, afirma Hegel,consiste en un intento por unificar el conocimien-to a la manera como la Razón unifica el mundo.Pero lo racional se expresa filosóficamente en suplenitud tan solo cuando culmina en la unidad deun sistema. Ciertamente Fichte ha construido unaauténtica especulación que busca la unidad abso-luta. Pero su error consiste en concebir el Abso-luto a través de la oposición de lo subjetivo y delo objetivo, por lo que el desarrollo del sistemaresulta incapaz de restaurar la identidad de don-de partió. La oposición que Fichte establece en-tre los dos elementos es tal que olvida que ambosdeben contener en sí mismos los dos polos dia-lécticos de lo subjetivo y de lo objetivo en unaidentidad primigenia de la identidad y de la no-identidad. Por el contrario, en Fichte el yo-sujetose opone al yo-objeto que es, a la vez, yo y no-yo. La oposición que subsiste tiene un carácterabsoluto e irremediable, por lo que solo puedeser una oposición ideal o formal. Por eso Fichteopta, en vistas a sobrepasar esta oposición, tansolo por el recurso a la imaginación. Según He-gel, el impasse a que llega la filosofía de Fichtetiene como raíz un error epistemológico que con-siste en confundir los papeles del entendimientoy de la Razón. El intelecto es incapaz de restable-cer la identidad primigenia porque solo opera enbase a la contraposición de sujeto/objeto, por loque esa identidad solo se puede lograr formal-mente a través de la imaginación sin atrapar nun-ca lo real. Hegel concluye que la teoría fichteanaconduce a la filosofía a una encrucijada oponien-do una libertad subjetiva y voluntarista a una na-turaleza inerte sin más sentido que el de configu-rar una oposición al yo, a fin de que éste se supe-re en un progreso sin fin y sin otro sentido que eldevenir convertido en fin en sí mismo.

Es allí donde la filosofía de la naturalezaideada por Schelling logra su cometido de esta-blecer una acertada crítica al pensamiento deFichte. En Schelling, gracias a su filosofía de lanaturaleza o "idealismo objetivo", la identidad seda ónticamente como punto de partida. No hayen ese punto de partida subjetivismo no siendo elyo primero sino segundo, dado que lo primero esnuestra condición de ser-allí en la naturaleza.

Schelling, según Hegel, pone los dos términos,sujeto y objeto, y no solo uno, el sujeto, en el Ab-soluto, reconociendo, así, una filiación respectode la metafísica de Spinoza. Schelling realiza launión de la identidad con la no-identidad, la de loinfinito con lo finito en lugar de detenerse en lairreconciliable oposición de ambos. Por otro la-do, la identidad se concluye en una síntesis finalque recupera al Absoluto como identidad total.La intuición intelectual suprema revela al Abso-luto como totalidad realizada, como encarnacióndivina gracias a un Lagos que estaba subyacentedesde el principio. Los instrumentos intelectualesy objetivos de esta intuición son el arte, la reli-gión y la filosofía. El Absoluto se revela como"alma del mundo" que solo se aprehende por unconocimiento reflexivo al que no corresponde nila realización activa ni la intuición cognitiva, si-no solo la intuición estética que sería la culmina-ción de la filosofía. Esta culminación de la filo-sofía en el arte se realiza históricamente de unamanera objetiva dado que, en su obra, el artistava más allá de sí mismo de manera inconsciente.Más aun, el genio creador expresa la imaginacióncolectiva de todo un pueblo o una cultura, comode manera especial se manifiesta en las diversastradiciones míticas.

Por su parte, Hegel no se limita a ponderarlos aportes de Schelling que, según él, enrique-cen la tradición filosófica poskantiana más alláde los logros obtenidos por Fichte. Hegel repro-cha a Schelling haber perdido la racionalidadpropia de los procesos históricos y con ello, ha-ber perdido de vista que la filosofía no es solo sa-biduría sino ciencia o saber en el sentido fuerte.Hegel anuncia así lo que será para él en la Feno-menología el objeto de la filosofía: convertirse enuna ciencia. Hay en los procesos objetivos de lahistoria una lógica dialéctica, es decir, no formal,que nos posibilita comprender racionalmente yno solo intuir estéticamente.

En la Fenomenología, Hegel conserva esamisma actitud, que lo hace mantener acuerdos re-lativos y desacuerdos radicales con Fichte y conSchelling; la "diferencia entre los sistemas filo-sóficos de Fichte y de Schelling" se convertirá enla diferencia suya, más profunda aun, con suspredecesores. Pero no lo logrará sino gracias a laingente labor intelectual llevada a cabo durante

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sus fecundos años en Jena, como de manera ma-gistral lo ha destacado G. Lukács en su obra Eljoven Hegel y los problemas de la sociedad capi-talista. Es ya en este periodo en que se esbozanlos primeros intentos de forjar un sistema integralde la filosofía (véase por ejemplo su obra Filoso-fía real) como única manera de mostrar que éstaha llegado a su culminación en cuanto que ha lo-grado pasar de aspirar a ser una sabiduría ("Wis-sen") a llegar ser una verdadera ciencia ("Wis-senschaft"). Esto solo lo logrará en la Fenomeno-logia, obra que constituye el verdadero quiebreepisternológico en el pensamiento de Hegel. Se-rá entonces cuando "las diferencias entre los sis-temas filosóficos de Fichte y de Schelling" seanmás bien entre estos y el de Hegel, como lo he-mos señalado líneas arriba.

En conclusión, sigue siendo válido el afir-mar que solo con la publicación de la Fenomeno-logía Hegel logra dar el quiebre epistemológicoque lo lleva a su madurez y, con ello, toda la fi-losofía occidental haciendo realidad el ambiciosoproyecto intelectual ideado originalmente porPlatón. Hegel es la culminación de la filosofíaoccidental al llegar esta con el sistema hegelianoa la plena posesión de una racionalidad plena.

Sin embargo, en Jena todavía eso no es más queun vislumbre pues Hegel se desenvuelve en elámbito del universo forjado por sus antecesoresinmediatos, concretamente por Fichte y Sche-lling. Solo en la Fenomenologia Hegel logra laculminación de la filosofía como ciencia. En Je-na todavía oscila en la concepción tradicional deuna filosofía como sabiduría. El título mismo deun ensayo suyo de esa época es ya de por sí sufi-cientemente evocador: Glauben und Wissen.

Bibliografía

Hegel, G. W. F. (1962) Correspondance, /. /785-/812.Paris: Gallimard.

____ o (1984) Filosofía real, edición de JoséMaría Ripalda, México: Fondo de Cultura Eco-nómica.

____ o (1986) Glauben und Wissen. Hamburg: Fe-lix Meiner Verlag.

____ o (1986) La différence entre les systémes phi-losophiques de Fichte et de Schelling, Présenta-tion el traduction par Bernard Gilson, Paris: Vrin.

Lukács, G. (1972) El joven Hegel y los problemasde la sociedad capitalista, 3' ed. Barcelona:Grijalbo.

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