Contra Hegemonia - German Jose Acevedo

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    III Jornadas Debates Actuales de la Teora Poltica Contempornea

    Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires

    Buenos Aires, 10 y 11 de agosto de 2012

    Eje Temtico: Identidades PolticasContra-Hegemona:

    La lgica poltica en la construccin de identidades colectivas.

    German Jose Acevedo1

    El texto se posiciona en la discusin que tiene lugar como expresin de una crisis del

    marxismo: la improbabilidad que tiene una clase de constituirse como tal. En ese sentido,

    desde la perspectiva deLACLAU, se reconstruye la evolucin de este proceso que desemboca

    enGRAMSCI y el problema del liderazgo moral de la clase obrera. Desde esta perspectiva,

    se discute sobre la posibilidad de la emancipacin en la lgica poltica teniendo como base la

    construccin de un proyecto contra-hegemnico que se gesta desde la negacin de una totalidad

    cultural. Esta posibilidad se hace inteligible desde el intento deNEGRI de dar cuenta de la

    construccin de un proyecto poltico emancipa torio desde lo comn.

    Palabras Clave: HegemonaIdeologaPolticaDemandaResistencia.

    Falta la fibra porque falta la

    fe. Y falta la fe porque falta

    la cultura.

    Francesco de Sanctis

    1. El Terreno.

    La pregunta por la emancipacin es una que se enmarca directamente con el problema de la

    ideologa. La cuestin se inaugura, como tal, con las reflexiones del as llamado joven Marx

    en la ideologa alemana. Su formulacin primigenia toma la clebre forma del no saben por

    1 Germn Jos Acevedo, estudiante de Derecho de V semestre de la Universidad de Chile. Colaborador delDepartamento de Ciencias del Derecho.

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    qu lo hacen, pero lo hacen de todos modos 2, donde la cuestin es, bsicamente, mostrarun dficit en la capacidad de representacin de los sujetos del mundo en el que viven. A

    este dficit se le conoce, en este contexto, como enajenacin. Ese dficit es producido por las

    condiciones materiales de existencia en la que la vida de los sujetos se desarrolla. Su

    incapacidad de representarse de manera correcta el mundo en el que habitan estmediada por la forma en que de hecho experimentan esas relaciones materiales. El proceso

    de produccin capitalista, en particular, invierte las esferas de produccin en las cuales los

    sujetos experimentan el trabajo, el intercambio y la ideologa.

    El problema de la emancipacin no siempre tuvo que ver con el problema de la

    ideologa. Fue Hobbes quien plante en el captulo V del Leviatn que vivir bajo la razn es

    vivir bajo la razn de otro3. En ese sentido, el entendimiento moderno del Derecho como un

    orden contingente y artificialmente creado es correlativo a la comprensin que la ilustracin

    tena en trminos polticos de la construccin de una comunidad de libres e iguales. Si la

    legislacin vale porque es voluntad y no razn, el Derecho es una expresin de la

    emancipacin. Por el otro lado, la construccin de tal comunidad expresa, a su vez, una

    decisin bastante particular. Y esto no solo en los trminos hobbesianos que se expresan

    como un modo de superacin del Estado de naturaleza, sino que tambin en el contexto de

    la determinacin que toma esa no-comunidad pre-institucionalizada en trminos tales que

    la comunidad creada se fundamenta en la decisin de vivir juntos. Y este es un problema que

    era particularmente relevante, ya, para Aristteles. Porque la idea misma de comunidad no

    se deja entender sin la comprensin de la artificialidad de la misma. Interesa, en ese sentido,

    no el hecho de que los iguales puedan vivir juntos, sino que aquellos que son radicalmente

    diferentes puedan, de hecho, convivir4. Este trabajo se centrar en determinar cul es el

    fundamento de esa decisin. El tercer olvidado de la revolucin francesa: lafraternidad.

    El fundamento de la poltica es paradigmticamente el mismo. Este trabajo no

    pretende resolver el problema de los cimientos de la comunidad. Se enmarca, por el

    contrario, en su divisin. La cuestin ser, por un lado, entender el cmo se divide una

    comunidad en torno a la poltica, por el otro, cul es el fundamento de esa poltica. Pero

    desde una perspectiva bastante particular: la as llamada crisis del marxismo. Lo que Marx

    plante como un proceso necesario del desarrollo del capital, la polarizacin social en dos

    clases constituidas como tales por un antagonismo existencial, fue puesto en jaque por los

    procesos histricos que el comunismo, digamos, realmente existente, tuvo que sortear.Ser sobre el desarrollo de las respuestas espontanesta, ortodoxia, revisionismo,

    gradualismo- que se le dieron a las trabas materiales que tuvo la clase obrera paraconstituirse como tal que se intentar desarrollar la problemtica de este trabajo,

    justamente, en lo que ha de considerarse como la reformulacin a la cuestin con el giro

    gramsciano. Porque si el marxismo ortodoxo era ciego al problema, lo era,

    paradjicamente, porque no vea problema alguno. El salto que da Gramsci de la dicotoma

    base/superestructura no solo tiene que ver con un abandono del "esencialismo"

    econmico, sino que tambin con una idea que pone las bases para un entendimiento de la

    2 MARX, Karl y ENGELS, Friedrich. La ideologa alemana. En FROMM, Erich. Marx y su concepto de hombre.

    Mxico, Fondo de cultura econmica. 11 ed. 1987, p. 205-226.3HOBBES, Thomas.El Leviatn. Mxico, Fondo de Cultura Econmica. 1940, p 33.

    4VIGO, Alejandro.Aristteles, una introduccin. Santiago: IES. 2006, pp. 218219.

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    poltica de izquierda radicalmente distinto a como se pens desde la I internacional. El

    liderazgo "intelectual y moral" de la clase obrera no tendra que ver con su "tarea histrica"

    sino que con las motivaciones contingentes de voluntades colectivas etreas que se unifican

    en un proyecto a travs de un cemento: la ideologa. En ese sentido, la ideologa es no un

    conjunto de ideas o una "falsa conciencia" sino que es la materializacin de formas de vida,

    de prcticas, de instituciones que funden un bloque histrico. As, la ideologa espartede la

    constitucin de un proyecto hegemnico que debe entenderse de manera colectiva.

    La pregunta de este trabajo se reduce a esclarecer cul es el fundamento de la construccin de un

    proyecto hegemnico. Para responderla hay que tener a la vista una serie de cuestiones

    particularmente relevantes. Primero, que el problema de la emancipacin no ser entendido

    en el del marxismo tradicional sino que en una reformulacin coherente con el siguiente

    presupuesto: en trminos de formas de vida que disputan la posibilidad misma de su

    existencia en la poltica. En segundo lugar, que el problema de la poltica es exactamente el

    mismo que tiene que tener en cuenta la construccin de una comunidad: cmo -y por qu-

    proyectos de vida distintos toman un horizonte comn? Todo esto desde un contexto

    bastante demarcado que da cuenta de la situacin de la poltica de izquierda hoy: la

    resistencia. Por lo que, en tercer lugar, se analizarn las categoras de ideologa y hegemona

    desde un topos que podramos denominar como la negacin de la totalidad hegemnica.

    2. Qu es una articulacin hegemnica?

    El concepto de hegemona no surgi para definir un nuevo tipo de relacin en suidentidad especfica, sino para llenar un hiato que se haba abierto en la cadena de la

    necesidad histrica5. El concepto hegemona es uno llamado a cubrir una falla en unsentido topogrfico- de un desarrollo necesario de la historia que alude a una intervencin

    del todo contingente en un campo que, se esperaba, fuera completamente delimitado y

    gobernado por la lgica de la necesidad. Como se deca anteriormente, los resultados deesa lgica deban ser, a modo de leyes naturales; 1) el desarrollo de una divisin entre pases

    ms y menos desarrollados; 2) dentro de los cuales se desarrollaran dos clases divididas por

    su posicin con respecto a la propiedad sobre los medios de produccin; 3) cuya divisinllevara, a su vez, a unapolarizacindentro de lo social determinado por sociedades o, msbien, como se entender en este contexto, formas de vida- radicalmente distintas. El

    enfrentamiento de la burguesa y el proletariado habra de resumir las contradicciones de la

    sociedad toda.

    La crisis del marxismo a principios del siglo XX tiene que ver, precisamente, con el

    problema del carcter estrictamente necesario de la lucha de clases en el contexto del

    5 LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. Hegemona y estrategia socialista. Buenos aires: Fondo de culturaeconmica. 2005, p. 31.

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    desarrollo del capitalismo. Los espacios que se fueron abriendo a lo que llamaremos la

    lgica de la contingencia son los que interesan para comprender plenamente el concepto de

    hegemona. Esto en el entendido que la idea de crisis tiene un significado bastanteparticular. No hace referencia, necesariamente, a una concepcin de lo social que pudiera

    considerarse plenamente socavada, ni a una prctica poltica que, tambin, pudiera

    considerarse completamente fracasada. El problema dice relacin, ms bien, con que la

    teora y la praxis marxista tendieron a separarse en pos de mantener una tesis del todo

    central en el pensamiento de Marx: la relacin entre formas de produccin y formas de

    conciencia que proviene, a su vez, de la relacin entre estructura base y superestructura. En

    palabras de Marx, [e]l conjunto de estas relaciones de produccin forman la estructuraeconmica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurdica y

    poltica y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social6. Esta tesispermite entender correctamente el problema poltico que se present en el contexto de la

    Segunda internacional, que, en trminos generales, puede ser formulado a modo de

    interrogante: cmo constituir al proletariado como un sujeto de clase? Y esto porque el

    desempaquetamiento de la estructura base debera darse de manera del todo necesaria en la

    sper estructurapoltica-, o, dicho de otro modo, de la relaciones sociales de produccinque comparte una clase debera emanar ntidamente su conciencia como tal.

    El primer punto de referencia de Laclau es Rosa Luxemburgo y lo que se podra

    denominar la respuesta espontanesta a la crisis. Esta respuesta se encarga de diferenciar,

    con pretensiones sistemticas, un clima revolucionario de un clima normal por mediode una caracterstica propia de la estructura misma del proceso capitalista. La situacin

    alemana es descrita en los siguientes trminos:

    En Alemania los choques ms violentos, ms brutales entre trabajadores ypatrones tienen lugar diariamente sin que la lucha sobrepase el lmite de

    las ramas particulares, o de las ciudades particulares en las que ella tiene

    lugar, o incluso el de las fbricas individuales7.

    El elemento peculiar referido es la dispersinyfragmentacinde las distintas luchas producida

    por una separacin de procesos reivindicativos de otros, cuyo ncleo central se muestra en

    una divisin crucial para el proceso capitalista: la separacin entre lucha poltica y lucha

    econmica. Para Luxemburgo esta es una divisin artificial producida en el seno del

    capitalismo y su desarrollo normal. La fijacin a priori de los significados de las luchascomo luchas -meramente- particulares es producida por un procedimiento que podramos

    etiquetar como cierre del lenguaje en trminos tales que lo que una proposicin significaes se defina fuera de su relacin con otros significados8. Lo propio de un clima

    revolucionario, por el contrario, es que cada una de las reivindicaciones adoptaba un

    carcter de ejemplo de resistencia que le permita no solo presentarse a si como legitima sino

    6 MARX, Karl. Prologo a la contribucin a la critica de la economia politica. En FROMM, Erich.Marx y su concepto dehombre. Mxico, Fondo de cultura econmica. 11 ed. 1987, p. 227.7 Laclau y Mouffe, op. cit., p. 33.

    8 La lgica de lo literal: lo que el significante soporta est debidamente definido ex antea cualquier aparicinque este tenga en el mundo; delimitado en cuanto a la evitacin de un posible exceso de significado. Esteproblema se tratara mas adelante.

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    que portar un significado universal que abarcaba la totalidad de las luchas que, por lo

    mismo, tendan a expandirse y generalizarse en formas imprevisibles; de tal modo,estaban ms all de la capacidad de regulacin y organizacin de ninguna direccin poltica

    o sindical9. La lgica de la construccin de un proceso revolucionario es la lgica delsmbolo: el exceso de significado en el significante. En la conciencia de la colectividad, cada

    lucha es un ejemplo de la totalidad de demandas y reivindicaciones que, a su vez, es

    idntica a cada una de las luchas que la compone. Por lo que, lo que esta en juego no es,

    solamente, la direccin de un proceso revolucionario negado categricamente por laconstruccin lingstica del proceso- sino que tambin la construccin unitaria de la

    colectividad como una clase10. En palabras de Laclau y Mouffe, para Luxemburgo, en unasituacin revolucionaria, el sentido de toda movilizacin aparece, por as decirlo,

    desdoblado: aparte de sus reivindicaciones literales especificas, cada movilizacin

    representa al proceso revolucionario como conjunto; y estos efectos totalizantes son

    visibles en la sobredeterminacin de unas luchas por otras11.Rosa Luxemburgo colapsa la literalidad de la lucha proletaria en una dispersin de

    puntos de antagonismo denominados por Laclau y Mouffe como posiciones de sujeto12- queniegan la capacidad de control por un organismo sindical o partidista. Pero lo que no se

    deja entender es el por qu se habra de atribuir a esa colectividad unificada precisamente

    por el proceso de su dispersin un carcter clasista. Porque la lgica del

    smbolo/espontanesta pareciera abrir una posibilidad a una subjetividad que no esta fijada

    a priori: antes del proceso mismo de su constitucin. De lo que Rosa Luxemburgo escapa,

    es del proceso necesario de la toma de conciencia que habra de provenir de laestructura.

    [S]i la unidad de la clase obrera fuera un dato infraestructural constituidofuera del proceso de sobredeterminacin revolucionaria, la pregunta

    acerca del carcter clasista del sujeto revolucionario no surgira. Por el

    contrario, lucha poltica y lucha econmica serian expresiones simtricas

    de un sujeto clasista constituido con anterioridad a las luchas mismas.

    Pero si la unidad esese proceso de sobredeterminacin hay que proveer

    una explicacin independiente de por que habra una superposicin

    necesaria entre subjetividad poltica y posiciones de clase13.

    El problema es que no existe problema. Para Laclau y Mouffe la solucin de Luxemburgo

    era clara: las leyes necesarias del desarrollo del capitalismo. La lgica de la necesidad amodo de leyes de la historia- y del espontanesmo a modo de dispersin de luchas yexceso de significado-, son operaciones histrico-polticas no solo diversas sino que

    divergentes. Sus efectos se ven mutuamente limitados: all donde la lgica de la necesidad

    no opera es necesaria la intervencin de la contingencia; all donde la lgica de lo simblico

    9 Laclau y Mouffe, op. cit., p p.32.10 Laclau y Mouffe, op. cit., p 34.11 Ibidem. Es as que, mientras en un periodo de estabilidad la conciencia de clase del obrero comoconciencia global constituida en torno a sus intereses histricos - es terica y latente en una situacin

    revolucionaria pasa a ser practica y activa. 12 Laclau y Mouffe, op. cit., p. 37.13Ibidem.

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    no subvierte significados los fija literalmente la historia. Ahora se deja tematizar

    ntidamente el problema de la crisis del marxismo: la funcin de la teora no era la deelaborar intelectualmente las tendencias observables a la fragmentacin y a la dispersin,

    sino, al contrario, garantizar el carcter transitorio de dichas tendencias14.

    El problema puede ser resumido como sigue: si el carcter de clase de los sujetos polticos

    ha de ser polticamente mediado de una u otra forma cmo se puede afirmar que la

    estructura base determina la constitucin de tales? El punto neurlgico de la respuesta

    marxista se mantendr invariable en las dos re-formulaciones posteriores que tuvo la crisis

    marxista en la ortodoxia de Kautsky y el revisionismo de Bersntein. Ese punto neurlgico

    es la limitacin estructurala la lgica de la contingencia (smbolo), a modo de clausura del

    lenguaje, fijando a priori los significados de las proposiciones que se desenvuelven en la

    poltica. El paradigma de ello es Kautsky: si para Luxemburgo el problema era uno de

    unificacinde una clase, para Kautsky siquiera ese problema existe: reduce el significado de

    todo antagonismo social a una localizacin estructural especifica, fijada de antemano porla lgica del modo de produccin capitalista15. El paso de la lucha econmica a la luchapoltica es un paso lgico que se presenta en trminos plenamente transparentes. No hay

    opacidad alguna que no permita reconocer el carcter de clase de la colectividad

    revolucionaria. Lo peculiar del anlisis kautskiano es que se muestra como una mera

    sistematizacin de una perspectiva totalmente transparente en la superestructura se vela estructura base- alejndose de forma radical del hiato que se introduce, desde Marx, en la

    Miseria de la Filosofa. Hay, al menos, una distancia a llenarentre la clase en si y la clasepara si. La categora de necesidad, aqu, no asegura el paso definitivo y concreto de una

    tendencia histrica, sino que funciona a modo de categora epistmica para entender elmundo.

    El problema era el siguiente:

    A medida que el paradigma marxista se vio sometido a la presinestructural de situaciones cada vez mas atpicas desde el punto de vistade la secuencia de sus categoras, encontr cada vez mas difcil reproducir

    las relaciones sociales a momentos estructurales internos a aquellas. []El problema del marxismo a partir de entonces habr de ser el de cmo

    pensar esas discontinuidadesy, a la vez, el de las formas de reconstitucinde la

    unidad de los elementos heterogneos dispersos16.

    Y aqu es donde revisionismo es claramente diferenciable de la ortodoxia. La

    reconstruccin de la dispersin de la clase obrera para Kautsky se reduce a la mediacinintelectual del partido que detenta la ciencia marxista que asegura el movimiento naturalde la superestructura. Hay que reconocer aqu, al menos, un indicio de la aceptacin de la

    posibilidad de que seaparadjicamente- necesario un nexo de articulacinque hace referenciaa una posibilidad enteramente contingente: la posibilidad de que el partido sea una

    14 Laclau y Mouffe, op. cit., p 39.15 Laclau y Mouffe, op. cit., p. 42.16 Laclau y Mouffe, op. cit., p. 45.

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    instancia que efectivamente represente una totalidad de posiciones de sujeto a modo de

    clase. Pero ntese lo siguiente: el partido no es pensado desde una lgica esencialistasino que meramente cientificista fundada en la capacidad no solo intelectual de susdirigentes, sino que, sobre todo, en su capacidad moral. Porque es completamente

    indispensable que los dirigentes sean capaces de entender que el inters de la clase obrera

    esta fijado en un terreno especfico: la estructura econmica que se desenvuelve en un

    modo de produccin histrico-temporalmente situado. La ciencia marxista es una

    mediacin de intereses previamente constituidos. Antes de avanzar, reconstruyamos el

    argumento. El carcter de clase del proletariado esta pre-constituido en una esfera exteriora

    la poltica. A esta solo le compete la toma de conciencia mediada por la ciencia marxistadetentada por el partido. Esa ciencia entiende el desarrollo de las leyes naturales de la

    historia que aseguran el socialismo. Si el socialismo es seguro, la alianza con otras clases es

    irrelevante1718.

    Por el contrario, el revisionismo19, aun cuando el terreno del problema es el mismo,

    extiende la aperturade la lgica de la contingencia hacia la masificacin de sus efectos.

    El punto central de la divergencia es que, mientras para los ortodoxos la

    superacin de la fragmentacin y divisin propias de la nueva etapa

    capitalista haba de ser la resultante de un movimiento de la

    infraestructura, para el revisionismo haba de resultar de una intervencin

    poltica autnoma.

    En algo coincide Bernstein con Rosa Luxemburgo: la tendencia a la dispersin es

    producida por el desarrollo del capitalismo. Ahora bien, las razones del primero son

    bastante mas explicitas que las de la segunda: el problema al que se enfrenta el proletariadoen el contexto de un estado absoluto es, simplificando la cuestin, uno en tanto que como

    nico problema, hace irrelevante las diferencias sectoriales. Lo que esto muestra no es que el

    carcter de la articulacin de la clase en un Estado democrtico sea contingente y

    plenamente dependiente del momento poltico sper-estructural, sino que, es ms: la unidad

    de clase en un Estado absoluto es, a su vez, contingentemente necesaria. Ahora bien, la

    proliferacin de posiciones de sujeto en la que se desenvuelve la poltica en un Estado

    democrtico tiende a la dispersin de la clase. El momento opuesto, para Bernstein,

    proviene del partido. Pero hay una clara inconsistencia en este razonamiento: [] si su

    unidad [como clase] se construye autnomamente a nivel poltico, en que sentido estaunidad poltica es una unidad de clase?20. La constitucin de la clase pareciera ser necesariamentecontingente.

    17 Laclau y Mouffe, op. cit., p 51.18Se distingue, en todo caso, una ortodoxia abierta de una cerrada. Laclau y Mouffe, op. cit.p. 59.19 Laclau y Mouffe se quitan rpidamente un equivoco: la distincin entre reformismo y revisionismo. Elprimero es uno que tiene como pretensin el aseguramiento de los triunfos de la clase obrera en trminosestrictamente corporativos. Ntese la circularidad del argumento reformista: la estructura econmica define, apriori, el carcter clasista de un sindicato; el sindicato tiene intereses que son plenamente transparentes a simismo; la transparencia de esos intereses esta dado por su capacidad de reconocerse como parte de una-

    clase; pero ese reconocimiento esta mediado por la existencia misma de sus intereses. Laclau y Mouffe, op.cit., p. 61.20 Laclau y Mouffe, op. cit., p. 63.

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    La estructura no asegura el carcter de clase del proletariado. El proletariado no puede

    asegurar su dirigencia, a priori, de un movimiento social si no es por referencia a categoras

    que estn fuera de la superestructura. El problema del carcter esencialmente dirigente del

    proletariado es anlogo pero a un nivel general de la poltica: la representacin de los

    intereses de la humanidad toda estn contenidos en las contradicciones elementales

    producidas sobre la vida del obrero en tanto que tal se desarrolla en el contexto de una

    relacin social de produccin determinada y etiquetada como capitalismo. El capitalismo es una sociedad que es representada como forma de vida por la burguesa; el socialismo como forma de produccin que supera toda contradiccin social- esta contenido en la

    forma de vida proletaria. Si el socialismo produce una sociedad sin antagonismos y el

    obrero es la encarnacin de esa forma de vida, queda claro que el es el portador de la

    negatividad. En una argumento un poco ms fino de la justificacin, se podra esbozar que

    las contradicciones elementales de las que el obrero es el ejemplo viviente es una

    formulacin de la construccin pre-discursiva de la necesidad de la dirigencia proletaria21.

    La contradiccin entre capital y trabajo es encarnadapor el obrero en la enajenacin que es su

    propia vida. El es una contradiccin viviente. La burguesa es capitalismo, el proletariadoes divisin. El proletariado, es ya, la divisin de la sociedad. El proletariado, ergo, tiene

    tareas histricas: consolidar el socialismo. El socialismo solo puede ser producido cuando

    existen las condiciones para ello: la humanidad se propone siempre nicamente losobjetivos que puede alcanzar22. Las condiciones materiales, esto es, el desarrollo de laestructura que haga posible el advenimiento del socialismo es una tarea de la burguesa.

    Este punto es radicalmente crucial: qu ocurre si la burguesa no desarrolla su tarea

    histrica? El problema se desarrolla en el contexto ruso: la burguesa llegaba tarde a la

    realizacin de sus tareas histricas concretas por lo que la produccin de un movimiento

    esencialmente anti-absolutista era necesario. De ese movimiento del cual el proletariadoera parte- haba de surgir, para los etapistas como Plejanov- un Estado burgus destinadoa producir las condiciones para el socialismo. Pero no hay ninguna razn para esperar, de

    parte de un Estado burgus, lo que el socialismo puede generar por si mismo. Trotsky

    estaba a favor de un gobierno obrero que transitar directamente al socialismo. Este era el

    privilegio del atraso ruso23.Por su parte, Lenin, conceba la alianza de clases como un factor necesario para la

    revolucin obrera. Axelrod, previamente, haba puesto los problemas en orden:

    polemizando contra el economicismo, manifest que la clase obrera rusa poda y debajugar un papel independiente y dirigente en la lucha contra el absolutismo, puesto quela impotencia poltica de todas las otras clases daba una importancia preeminente, centralal proletariado24. Lenin insisti en este punto una y otra vez en Qu hace?planteando quela tarea del proletariado ruso era tomar como bandera la liberacin de todas las clases

    oprimidas en una revolucin que tuviera la democraciaproletaria- como bandera. Es ms:

    21La centralidad atribuida a la clase obrera no es una centralidad practica; es una centralidad ontolgica, sede asu vez de un privilegio epistemolgico; en su calidad de clase universal el proletariado o mas bien su partidoes el depositario de la ciencia. Laclau y Mouffe, op. cit., p. 88.22 Marx, op. cit., p. 228.23 Laclau y Mouffe, op. cit., p 83.24 ANDERSON, Perry. Las antinomias de Antonio Gramsci. Barcelona: Fontanamara. 1981, p. 11.

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    el carcter de clase del proletariado estaba en juego. La necesidad que tenia de

    hegemonizar la tarea democrtica tena como fundamento una necesidad de un orden aun

    ms importante: si la clase obrera pretende ser la clase universal, tiene que abandonar su

    carcter gremial25. El problema de Lenin era el reformismo, una poltica liberal de la clase

    obrera.La cuestin nacional de la que ha de hacerse cargo la clase obrera es el problema

    central de la hegemona. Su capacidad, empero, sigue siendo meramente representativa. Las

    masas no-clasistas y la clase, estaran en todo caso vinculadas por la direccin necesariade esta ultima que, en el contexto de una hegemonizacin de tareas de la burguesa,

    mantena su carcter universal. El vnculo entre la tarea y su clase histrica fue sellado enel terreno de la economa. El vinculo entre una clase y la tarea que hegemoniza es

    meramente factual. Es una circunstancia de la historia que puede ser totalmentereintegrada en una narrativa que no pierde por ello coherencia alguna. La contingencia

    todava es, meramente, contingente.

    Analicemos las consecuencias de las aporas mostradas por la crisis marxista. La escisin

    producida en el seno del marxismo por la presin estructural del desarrollo de las

    democracias capitalistas como proliferacin de luchas tiene como correlato la masificacin

    de puntos de antagonismo que relativizan el carcter clasista de un movimiento

    revolucionario. La tesis -del todo central para el marxismo- que diferencia entre estructura

    base y sper estructura est en jaque. Las respuestas marxistas varan el espacio de

    autonoma que le atribuirn a la necesidad de una intervencin poltica en la constitucin

    unitaria de la clase. Pero, por un lado, la lgica de esa intervencin est, siempre, limitada a

    prioripor un conjunto de limitaciones lingsticas en el marco del significado que cada lucha

    puede connotar. Este marco es, de una u otra manera, reconducible a algn tipo de

    movimiento asegurado por la estructura econmica. Por el otro lado, si la intervencin

    contingente y autnoma de la poltica es necesariapara la constitucin de la clase como tal,

    en que sentido se puede hablar de lucha de clases?

    La posibilidad de una determina poltica autnoma abre un abanico de posibilidades que

    muestra un punto de no retorno de la madurez del marxismo. Ser necesario, para

    reconstruir a cabalidad el concepto de hegemona, profundizar la lgica de la contingencia.

    3. Contingencia.

    Ya se han mostrado varias conclusiones derivadas de la introduccin de lo poltico en lo

    que debi ser el desarrollo normal de la historia y el desenvolvimiento natural de laestructura econmica en la sper estructura. Las predicciones de Marx no tienen el carcter

    25 Anderson, op. cit., pp. 12 -13.

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    necesario que esperaba la ciencia marxista. La lgica de la contingencia, lo poltico, se

    desenvuelve, ahora, autnomamente. Es decir, que las relaciones sociales de produccin no se

    representan de manera necesaria por la poltica. El ejemplo ruso es claro: la burguesa no

    llev a cabo la tarea que la historia puso en sus hombros. En ese caso, la respuesta del

    marxismo fue, a su vez, bastante clara. El proletariado, ahora, tiene el deber de hegemonizar

    tareas que no son atribuibles a su clase, pero que son condicin sine qua nonde su desarrollo

    como tal.

    Recin en Sorel26 podemos reconocer que el carcter clasista no es, en absoluto, derivable

    lgica o necesariamente de su posicin en la estructura econmica 27. La aglutinacin de las

    fuerzas histricas en bloques se produce a travs de un elemento particular: la ideologamarxista28. La solucin es completamente inversa a la intentada por sus predecesores. El

    marxismo, ni como ciencia ni como partido, tiene el deber de asegurar a una clase en el

    terreno poltico, sino que el de constituirla como tal. Para ello, el marxismo mismo es lo que

    ha de cohesionar la subjetividad, dndole sentido a las demandas y reivindicaciones

    colectivas. Ahora bien, el problema de Sorel es su concepcin de cmo se va a constituir la

    clase: el mito de la huelga general. Es necesario darle un soporte desarrollado en la huelga

    general. Ese momento le entrega un mximo de intensidad a las creencias de los sujetosque desemboca en la relacin antagnica con la burguesa. Desde esta perspectiva el

    anlisis gramsciano es clarificador:

    Pero puede un mito, sin embargo, ser no constructivo? Es posibleimaginar, en el orden de intuiciones de Sorel, que sea productivo en

    realizaciones un instrumento que de la voluntad colectiva en fase

    primitiva y elemental del mero formarse, por distincin (por escisin),aunque sea con violencia, es decir, destruyendo las relaciones morales y

    jurdicas existentes?29.

    Puede existir negacinde otro sin una afirmacin previa? Esto es, puede existir un

    mito sin que el mito tenga algo que representar anterior al mismo? La nica solucin

    posible es volver a determinar previamente el significado de toda lucha poltica en el

    terreno econmico. La critica de Gramsci a esta posibilidad se da en los siguientes

    trminos: [] se ve con claridad que detrs de la espontaneidad se supone unmecanicismo puro, detrs de la libertad, un mximo determinismo, detrs del idealismo, un

    materialismo absoluto30.

    26[] la preocupacin de Sorel de ah su frecuente referencia a Vico- es el tipo de cualidades morales quepermite mantener a una sociedad unida y en proceso ascendente. Laclau y Mouffe, op. cit., p. 69.27 Laclau y Mouffe estiman que ya en Bernstein esta cuestin era reconocible, toda vez que su crtica a laposibilidad de una ciencia marxista, obviaba que el programa del proletariado tena un sustrato moralirreductible que es incompatible con una concepcin cientificista del mismo. Laclau y Mouffe, op. cit., p. 65.28 Laclau y Mouffe, op. cit., p 70.

    29 GRAMSCI, Antonio. Notas sobre Maquiavelo, sobre la poltica y sobre el Estado moderno . Buenos Aires: Nuevavisin. 1980. p. 12.30 Gramsci (1980), op. cit., p. 12

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    La propuesta soreliana, solo tiene sentido en un contexto en el cual la voluntad colectiva ya

    exista de alguna u otra forma y sea necesario reconstruirla en torno a un suceso particular.

    Pero no tiene sentido all donde no hay nada que afirmar. La concepcin gramsciana de la

    poltica esta ntidamente ligada a lo que en principio podramos denominar como

    programa de partido. La aglutinacin de la dispersin de luchas analizada previamente seha de constituir propositivamente por referencia a un proyecto comn. Ese proyecto

    comn es presentado como una forma de vida particular por un sujeto especifico: el

    prncipe31.

    El proceso de formacin de una determinada voluntad colectiva quetiene un determinado fin poltico, no es representado a travs de

    pedantescas disquisiciones y clasificaciones de principios y criterios de

    mtodos de accin, sino como las cualidades y rasgos caractersticos, los

    deberes y necesidades de una persona concreta, despertando as la

    fantasa artstica de aquellos a quienes se procura convencer y dando una

    forma mas concreta a las pasiones polticas32.

    El Prncipe Moderno ha de ser el partido poltico con espritu estatal: que tenga ala vista y como pretensin la creacin de un nuevo tipo de Estado 33. El Partido ha de

    encarnar una nueva moral: crear el terreno para un desarrollo ulterior de la voluntadcolectiva nacional popular34. Gramsci estaba particularmente obsesionado con laconstruccin de esta posibilidad. Su investigacin sobre la formacin de la cultura en

    general y la italiana en particular da cuenta de ello.

    Qu significa cultura en este caso? Indudablemente significa una concepcin de lavida y del hombre coherente, unitaria y difundida nacionalmente, una religin laica, unafilosofa que ha devenido cultura, es decir, que ha generado una tica, un modo de vivir,una conducta civil e individual35. La produccin de una nueva cultura es una expresin deun cambio en el hombre. Una concepcin de la vida que se materializa en prcticas que

    responden a una forma de vida particular, a criterios de correccin morales especficos que

    demarcan los contornos de una conducta moralmente determinada. La produccin cultural

    es produccin de vida. El soporte de toda formacin cultural que, a su vez, es el sustento

    de una voluntad colectiva, siempre es el hombre de carne y hueso que vivifica una forma

    particular de entender el mundo. No se puede de entender lo que realmente significa la

    posibilidad de una nueva cultura sin entender que aquella estantimamente ligada a unanueva intuicin de la vida36. Intuicin de la vida, que a su vez, esta relacionada con lanecesidad, en todo caso anterior, de un nuevo hombre que la soporte. La ideologa toma

    su carcter ms material: la concepcin del mundo es forma de vida. No hay diferencia,

    aqu, entre lo que el hombre vivey como entiende lo que vive.

    31 Gramsci (1980), op. cit., p. 10.32 Gramsci (1980), op. cit., p. 9.33 Gramsci (1980), op. cit., p. 28

    34 Gramsci (1980), op. cit., p. 15.35 GRAMSCI, Antonio. Literatura y vida nacional. Buenos Aires: Las cuarenta. 2009, p. 16.36

    Gramsci (1980), op. cit., p. 21.

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    Ahora bien cmo entender el movimiento cultural, el avance de la historia?

    Cmoy por que- es posible el nacimiento de un hombre nuevo, con una concepcin delmundo diferente? La respuesta ha de ser: la poltica. El paso de lo que el hombre es hacia

    lo que debe seres un paso genuinamente poltico. [E]l poltico imagina al hombre como es,y, al mismo tiempo, como debe ser para alcanzar un determinado fin; su labor consiste

    precisamente en conducir a los hombres a moverse, a salir de sus ser presente para devenir

    capaces colectivamente de alcanzar el fin propuesto, es dec ir, a conformarse a dicho fin37.Es bastante claro que con Gramsci, si bien no se puede negar la concepcin dualista

    materialista divisin entre relaciones de produccin y formas de conciencia- no existe laposibilidad de un dualismo ontolgico platnico puesto que, aun cuando las concepciones

    del mundo provengan de espritus eminentes, de una conduccin intelectual y moral, larealidad es expresada por los humildes, por los simples de espritu. La ideologa hacereferencia a algo bastante concreto tal como el condottiero-: una forma de vida particular,un proyecto moral que se expresa a travs de su materializacin en el mundo. La ideologa

    ahora depende, en ltimo termino, de la vida de quien la porta. Analicemos como se

    extrapolan estas conclusiones en el mbito poltico, especficamente, en la generacin de

    una voluntad colectiva: el partido.

    Los elementos constitutivos de un partido poltico son bsicamente tres. 1) un grupo

    indefinido de hombres constituidos por su fidelidad al partido y su participacin a travs

    de la disciplina. Este elemento esencial pero no suficiente; 2) el elemento de cohesinprincipal dir Gramsci. Se define por la capacidad de inventiva en la toma dedecisiones, lineamientos, tcticas. Es cierto que sin el primero este elemento tampoco seria

    nada, pero es absolutamente indispensable para la estructura partidista. Ahora bien, cmo

    se relaciona el primer y segundo elemento? A travs de 3) el elemento medio: pone en

    contacto intelectual y moral al primero y al segundo38. Qu significa que pongan encontacto intelectual y moral a los dirigentes y dirigidos? Para dilucidar esta cuestin,

    analicemos el proceso de homogenizacin revisado por Gramsci en Notas sobre Maquiavelo,

    sobre la politica y sobre el Estado moderno en el pasaje denominado relacin de fuerzas. Describe

    tres estadios de los movimientos histricos. 1) una relacin de fuerzas estrechamente

    dependiente de la estructura base denominada como realidad rebelde: la estructuraeconmica delimita la posibilidad de la emergencia de la realizacin de las ideologas que

    nacieron en ella misma. 2) la relacin de fuerzas polticas: la valoracin del grado de

    homogeneidad, autoconciencia y organizacin alcanzado por los diferentes grupos sociales39.El grado de homogeneidad es progresivo; 2.1) econmico-corporativo: la solidaridad se da

    solo en trminos corporativos, entre el comerciante y el comerciante, pero no para con el

    fabricante; 2.2) solidaridad de intereses en el grupo social: la homogeneidad supera el

    estrato profesional para pasar a abarcar la totalidad del grupo social, pero en un contextomeramente econmico; 2.3) fase poltica: se superan los intereses econmicos para

    representar los intereses de una totalidad de grupos subordinados. Gramsci describe esta

    etapa como

    37

    Gramsci (1980), op. cit., p. 26.38Gramsci (2009), p. 33.

    39Gramsci (1980), op. cit., p. 57. Las cursivas son mas.

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    La fase en la cual las ideologas ya existentes se transforman en partidose confrontan y entran en lucha hasta que una sola de ellas, o una sola

    combinacin de ellas, tiende a prevalecer, a imponerse, a difundirse por

    toda el rea social, determinando adems de la unidad de los fines

    econmicos y polticos, la unidad intelectual y moral, planteando todas las

    cuestiones en torno a las cuales hierve la lucha no sobre un planocorporativo sino sobre un plano universal y creando as la hegemonade un grupo social fundamental sobre una serie de grupos subordinados40.

    Se ve que la tarea que tiene el intelectual orgnico, como los denomina Gramsci en Losintelectuales y la organizacin de la cultura41- como mediador refiere a su contribucin de la

    produccin de una identidad intelectual y moral que participa en la continua

    homogenizacin de la mutua representacin de intereses de una voluntad colectiva. Con

    respecto a la pretensin estatal de todo partido, Gramsci establece que Estado significa

    especialmente direccin consciente de las grandes multitudes nacionales; es entoncesnecesario un contacto sentimental e ideolgico con tales multitudes, y, en cierta medida,simpata y comprensin de sus necesidades y exigencias 42. A medida que el desarrollo dela voluntad colectiva avanza, cada vez se hace ms necesario que las distintas ideologas

    tiendan a la unificacin en la construccin de un proyecto que ha de entenderse de manera

    comnen la disputa por la hegemona. Mantengamos por un momento el lxico marxista: la

    hegemona se produce en la sper-estructura. El monopolio de la sper-estructura es un

    monopolio sobre la comprensin de la cultura, de la vida, y de las relaciones sociales que, a

    su vez, reproduce las formas en que esa comprensin es estructurada. Por un lado,

    tenemos la produccin de algo as como una ideologa oficial: una forma de vidaparticular que es el criterio de correccin moral para todas las dems 43. Y, por otro, la

    produccin de un conjunto de institucionesaqu la pericia althusseriana es innegable- queson parte del bloque hegemnico y que aseguran la reproduccin de las relaciones sociales

    oficiales: los aparatos ideolgicos44 y represivos del Estado45. Este tema en particular ser

    analizado hacia el final de este apartado, pero, por ahora, ha de quedar claro que la

    hegemona superestructural tiene al menos dos componentes como totalidad: 1) la

    produccin de una ideologa oficial que se muestra como una comprensin particular de la

    cultura universalizada por su carcter hegemnico; 2) un conjunto de dispositivos, tcnicas

    de control y aparatos de re-produccin de esa cultura que aseguran su continuidad

    temporal (AIE) y su actualidad espacial (ARE). En trminos simples, consenso ycoercin.

    40Gramsci (1980), op. cit., p. 58.

    41GRAMSCI, Antonio.Los intelectuales y la organizacin de la cultura. Buenos Aires: Nueva visin,

    2009.42

    Gramsci (2009), p. 31.43 A modo de ejemplo: los intelectuales orgnicos de la aristocracia son los eclesisticos. La iglesia representouna forma de vida particular que se tenia como filosofa de la vida oficial. 44 Las universidades a modo de AIE son la cuna de los nuevos intelectuales. Es crucial entender el por qu dela razn de esta distincin en el seno mismo de la hegemona. La superestructura estara dividida en dos: lasociedad civil (privada) y la sociedad poltica estatal (publica) que desempea las funciones de hegemona.Ahora, esta tesis gramsciana es limitada porque no es capaz de explicar la razn misma de la hegemona: el

    proyecto poltico denominado ideologa que se desenvuelve tanto en el mbito publico como en el privado.45 Vase ALTHUSSER, Louis. Ideologa y Aparatos Ideolgicos de Estado.En: IEK, Slavoj. Ideologa. Un mapa dela cuestin. Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Econmica. 2003

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    Hacia el final del apartado anterior, se analizo la posibilidad de que una clase pudiera tomar

    la tarea histrica de otra, de manera tal que [s]urga as la oposicin entre un interiornecesariocorrespondiente a las tareas de una clase en un desarrollo normal- y un exteriorcontingenteel conjunto de tareas ajenas a la naturaleza de clase de los agentes sociales, queestos deben asumir en un momento determinado46. Esto en de tal modo que una tareaburguesa segua siendo burguesa aun cuando fuera hegemonizada por el proletariado. El

    significado de la lucha por democracia es exteriora la lucha misma, pero contingenteen tanto

    que hegemonizable. Lo que para una clase es interior y necesario para la otra es exteriory

    contingente. Ergo, la relacin entre la clase que hegemoniza la tarea y la tarea hegemonizada

    es una relacin de exterioridad: la identidad de sus componentes se constituye enteramente

    fuera de la relacin. Pero no es una relacin de exterioridad: el carcter relacional es

    estrictamente irrelevante. Para que la relacin fuera de genuina exterioridad debera

    pensarse como contingencia pura47. La relacin es contingente, su definicin es exterior.

    Frente a los avatares de mediados del siglo pasado, sobre todo con respecto a la

    preconduccin de los procesos revolucionarios en los cuales el marxismo tomo parte hacia

    una caracterizacin popular, Laclau y Mouffe proponen dos posibles respuestas a laconstitucin de la clase. 1) la poltica autoritaria supondra recalcar hasta el cansancio la

    composicin clasista de toda subjetividad poltica en funcin de intereses plenamente

    reconducidles a su posicin en la cadena de produccin. Ya hemos revisado desde diversos

    ngulos las aporas de esa solucin. 2) La poltica democrtica supone el reemplazo de la

    categora de representacinpor la de articulacin: tanto la diversidad estructural de las diversas

    relaciones que los agentes sociales estn inmersos, como el hecho de que el grado de

    unificacin que pueda existir entre las mismas no es la expresin de una esencia comn

    subyacente, sino la resultante de una lucha y una construccin poltica48. De esta respuestaGramsci es heredero. Tres movimientos se producen con respecto al dogma de la divisin

    estructura base y sper estructura. 1) Un desplazamiento del liderazgo desde el plano

    poltico al intelectual y moral. La diferencia radica en que el primero representa lasuperposicin de inters; el segundo articulauna sobredeterminacin de intereses49. Como se

    mencion anteriormente, la construccin de un proyecto comn sobre distintas formas de

    vida en torno a ciertos valores, principios o problemasposiciones de sujeto- comunes. 2)

    La concepcin de la ideologa como un todo orgnico que funde un bloque hegemnico.Se deja de lado la concepcin sper estructural de la ideologa como sistema de ideas ofalsa conciencia para pasar a representar el sustrato material de la concrecin de lasmotivaciones contingentes de una voluntad colectiva, en principio, etrea 50. 3) La ideologa

    46 Laclau y Moufe, op. cit., p. 80.47 Laclau y Moufe, op. cit., p. 82.48 Laclau y Moufe, op. cit., p. 98.49 Gramsci (2009), op. cit., p. 111. As mismo BOBBIO, Norberto. Gramsci adn the conception of civil society. EnMOUFE, Chantal. Gramsci and the marxist theory(recopilacion). London: Routledge & Kegan Paul. 1979, pp. 21

    - 47En relacion con el texto de Bobbio, Mouffe. Gramsci and marxist theory.50 Laclau y Moufe, op. cit., p. 100.

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    y su relacin con la voluntad colectiva es genuinamente contingente: su mutua definicin es

    interioral proceso mismo de su constitucin.

    De esto podemos deducir la importancia del aspecto cultural, inclusoen la actividad (colectiva) prctica. Un acto histrico solo puede ser

    llevado a cabo por el hombre colectivo, y esto presupone el logro de

    una unidad cultural-social a travs de la cual una multiplicidad devoluntades dispersas, con objetivos heterogneos, son soldadas en torno a

    un nico objetivo sobre la base de una comn e igual concepcin del

    mundo51.

    Mas all de la ultima ambigedad del discurso gramsciano 52, hay que rescatar una variedad

    de conclusiones del todo relevantes. Ya no es posible para el discurso marxista fijar a priori

    el significado de las luchas particulares como luchas de clase, porque la relacin que toma

    una clase con el resto de los componentes de una voluntad colectiva es una de definicin

    interior: el significado de cada lucha particular pasa a depender del significado de la totalidadde luchas. La lgica del smbolo se vuelve ha hacer presente. Recordando el anlisis de

    Luxemburgo, no hay que dejar de tener en cuenta que esta definicin mutua de las luchas

    revolucionarias tiene como correlato la imposibilidad de direccin poltica y como

    fundamento la contingencia misma de su existencia. Una relacin interior es el nombreque se le da a la mutua simbolizacin contingente entre dos elementos. En resumen: la

    contingencia es plenamente necesaria, y lo necesario completamente contingente.

    Saquemos las conclusiones. Gramsci completa el paso que tmidamente dieron Sorel y

    Bernstein con respecto a la radical importancia de la moral como ideologa y forma devida- como constitutivo de toda voluntad colectiva; Laclau y Mouffe el que tmidamente

    dieron Lenin y Trotsky con respecto al carcter interior de todo significado polticamente

    constituido. La construccin poltica no se produce a travs de la mediacin de un partido

    entre intereses econmicos y polticos pre-discursivos, ya sea a travs de la ciencia o de la

    moral, sino que esa determinacin de la voluntad colectiva es su construccin como tal. La

    lgica de la contingencia es el ncleo del planteamiento gramsciano. Tenemos dos ejes

    temticos construidos: primero, la articulacin de toda subjetividad poltica produce su

    propia esencia por medio de una construccin discursiva del significado de sus luchas y

    reivindicaciones; segundo, la esencia de toda subjetividad poltica no remite a una

    construccin abstracta de intereses histricos subyacentes que sea susceptible de sercientficamente develada a sus propios portadores, sino que, ms bien, a una cuestin

    bastante concreta: a una ideologa, una filosofa practica como forma de vida. Formahistrica significa un determinado lenguaje, como contenido indica un determinadomodo de pensar no solo histrico sino sobrio, expresivo, sin agitar los puos, pasional

    51 Laclau y Moufe, op. cit., p. 102.52Laclau y Moufe, op. cit., p. 103: por un lado la centralidad politica de la clase obrera depende de su salirfuera de si, de transformar su propia identidad articulando a la misma una pluralidad de luchas y

    reivindicaciones democraticas tiene, por tanto, un carcter historico contingente-; oeri, por otro lado,pareciera que ese papel articulador le estuviera asignado por la infraestructuracon lo que pasaria a tener uncarcter necesario-.

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    sin que las pasiones sean exacerbadas al estilo de Otelo o de la opera, en suma, sin la

    mascara teatral53.Althusser sostuvo que la subjetividad era la recomposicin nunca plenamente

    cerrada- de una escisin. El sujeto es una construccin artificial de la ideologa. Lo que une

    aquello disperso, para Althusser, es la operacin de subjetivacin de los AIE 54. En este

    sentido, AIE es todo lo que produce subjetividad. El hecho de que tengamos un nombre

    antes de si quiera haber nacido es revelador del caso. De modo anlogo, la ideologa es el

    cemento de la voluntad colectiva. Es la respuesta a una falla topogrfica entre voluntades

    que perfectamente pueden ser paradigmticamente heterogneas. Por eso, entre los

    distintos sujetos que han de componerla, debe haber algn grado de comunidad que

    sustente la posibilidad de considerar a cada forma de ver el mundo distinta de la propia

    como una que en algn nivel es equivalente. Lo difcil, primero, es notar la equivalencia

    dentro de esas diferencias; y, segundo, la diferencia que distancia a cada una de las

    equivalencias. Ahora se intentara ahondar en esta relacin. Porque si la ideologa no es un

    gran ente que se mueve hacia su realizacin en el campo de la historia universal, y es, mas

    bien, como mostr Althusser, una sutura, una recomposicin de una falla topogrficas en el

    terreno de la poltica, habr que preguntarse ya no qu es lo recompuesto ni lo que

    recompone, sino del cmo se lleva a cabo el proceso de recomposicin.

    4. Lo comn.

    Crucial es dilucidar la formacin a travs de la cual las diferencias de una voluntad colectiva

    se suprimen en pos de un proyecto comn. Para ello no basta la posibilidad de una

    conformacin hegemnica, porque ella es el paso posterior a uno del todo relevante para su

    posibilidad. Qu es eso hegemonizado? El debate actual al respecto es ilustrativo. Partede la disputa se da entre el posmarxismo sin apologas de Laclau enfrentado, a estas

    alturas, sin vuelta atrs- con uniek 55 que insiste en ridiculizar la posibilidad misma deuna poltica pura que obvie las relaciones econmicas de produccin. Es claro quecualquier poltica que se plantease como una extra-econmica seria propiamente una

    poltica extra-histrica, una impotencia pura. Pero este no es el punto. Judith Butler,

    tomando parte del debate, se encarga de mostrar que las relaciones econmicas estncompuestas de modo diferencial tanto como la poltica. Merely cultural56 es una critica al

    esencialismo econmico57 que excluye las luchas reivindicativas del genero en razn -con

    una concepcin de la economa tan candida que solo puede evocar compasin- de su

    imposibilidad de atacar el ncleo del capitalismo.

    53 Gramsci (2009), op. cit. p. 87.54 Althusser, op. cit.55IEK, Slavoj.Posmodernismo o lucha de clases? Si por favor!En BUTLER, Judith; LACLAU, Ernesto yIEK, Slavoj. Contingencia, Hegemona, Universalidad. Buenos Aires: Fondo de cultura econmica. 2000, pp.

    95140. Passim.56 Vase, BUTLER, Judith.Merely Cultural, New Left Review 227, pp. 33-44.57IEK, Slavoj. En defensa de la intolerancia. Barcelona: Sequitur. 2008, pp. 6869.

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    El otro lado del combate se construye desde la bio-poltica de la emancipacin de

    Toni Negri. Negri, se ha enfrascado en una amplia gama de crticas por una propuesta que

    parece ser difcilmente calificable como marxista en la que defiende la hegemona del

    trabajo inmaterial. La red que genera el trabajo inmaterial es comn a una pluralidad desingularidades que tienen la capacidad en trminos de negatividad histrica- que alguna

    vez tuvo el proletariado. Multitudes el nombre de esa pluralidad. La comunidad se forma

    alrededor de una cuestin bastante particular: la vida de los sujetos. La tesis de Negri es del

    todo relevante para re-construir una propuesta contra-hegemnica.

    La pretensin de este apartado es revisar, primero, la propuesta de Laclau y la construccin

    de cadenas equivalenciales; luego, la propuesta del trabajo inmaterial de Negri en relacin

    con el sujeto revolucionario multitudinario; para cerrar con una critica que tendr el objeto de

    presentar una propuesta que toma, tanto elementos de la bio-poltica de Negri como del

    anlisis del discurso de Laclau, que permitirn comprender el proceso por medio del cual

    una voluntad colectiva se convierte en voluntad hegemnica.

    [U[na accin es lo que es solo a travs de sus diferencias con otras acciones posibles ycon otros elementos significativos palabras o acciones- que pueden ser sucesivos osimultneos58. El juego de las diferencias en el que se produce la relacin de mutuasignificacin de las voluntades colectivas se funda en la lgica de la contingencia. No hay

    ninguna identidad positiva, esto es, con un significado previamente etiquetado por un

    horizonte de significacin distinto a la relacin que esa identidad tiene con el resto del

    conjunto de diferencias que compone. Una totalidad social, esto es, la unidad de

    significado bajo el cual toda diferencia tiene el propio, es un conjunto diferencial,

    constituido plenamente por la contingencia y la negatividad. Lo que A significa lo hace en

    oposicin a B, en su parecido con C, su distancia con D, etc. Pero al tratar con

    identidades puramente diferenciales, debemos, en cierta forma, determinar el todo dentrodel cual esas identidades, como diferentes, se constituyen59. El problema, como se analiz,era inexistente para el marxismo. La positividad de lo social, esto es, la definicin previa de

    toda identidad, esta definido por un horizonte de significacin que no es trastocado en

    punto alguno por la relacin de las identidades que compone. Ejemplo de ello se muestra

    en el carcter esencialmente clasista de las tareas histricas de cada clase. La totalidad social

    se distancia de los significados que produce. Luxemburgo se distancio bastante, en unsentido, de esta concepcin de la construccin de lo social por considerarla una

    produccin del capitalismo, en especfico de su etapa parlamentarista. Antes de volver

    sobre ello, hay que ordenar las argumentaciones de los captulos precedentes. Porque si es

    cierto que no hay un horizonte ltimo de significacin que refiera a una determinada

    estructura ontologica la totalidad social es su propia condicin de significacin. Debemos, con el

    objeto de comprender la lgica poltica que funda, distinguirla de algo diferente de si

    misma que permita visualizar sus lmites. Habra que tener a la vista para ello que, de

    58 LACLAU, Ernesto. Razn populista. Buenos Aires: Fondo de cultura econmica. 2004, p.9259

    Laclau, op. cit., p. 93

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    nuevo, no existe un horizonte distinto de la totalidad; ergo, debe haber un elemento de la

    composicin social que se ponga en lugar de ser distinto de ella por medio de una exclusin. Un buen

    ejemplo de ello se nota en la necesidad de la raza alemana de excluir al judo como unaforma de afirmar su propia identidad. Posiblemente, la nica forma que tena el pueblo

    alemn de constituirse en tal, era encontrar un elemento diferente de si con respecto del

    cual todos los momentos que lo constituan fueran equivalentespor oposicin.

    La totalidad es imposible y necesaria. Imposible porque no hay posibilidad de constituir un

    cierre final que clausure definitivamente el significado de cada momento diferencial lasupresin de toda contingencia; la emergencia de una necesidad plena-; necesaria, porque

    la nica posibilidad de identificar un significado es dentro de un sistema del cual forma

    parte60. No obstante,

    existe la posibilidad de que una diferencia, sin dejar de ser particular,

    asuma la representacin de una totalidad inconmensurable. De esta

    manera, su cuerpo esta dividido entre la particularidad que ella aun es y lasignificacin mas universal de la que es portadora. Esta operacin por la

    que una particularidad asume una significacin universal inconmensurable

    consigo misma es lo que denominamos hegemona61.

    Que todo discurso populista muestre una ambigedad fundada en la retrica es un hecho

    que Laclau se toma en serio. Si las tesis desenvueltas en este trabajo son atendibles, habra

    que considerar una hiptesis paradigmticamente sustantiva para la construccin de un

    Pueblo. Porque si el discurso populista es un discurso que esta ontolgicamente atravesado

    por la retorica, lo es porque el lenguaje es esencialmente catacrtico: cualquier distorsin delsentido procede, en su raz, de la necesidad de expresar algo que el termino literalsimplemente no transmitira62. No existe una referencia para cada objeto particular, sinoque ella procede de una necesidad contingente de significar o de dar un sentido particulara- un objeto63. El error de la crtica hacia el populismo radica en el pensamiento

    cientificista del lenguaje: que cada objeto tiene una y solo una referencia; que cadasignificado solo puede ser expresado por un significante. Como se ha desarrolladolatamente, el juego de las diferencias socava el cierre del lenguaje, el transfondo de esta

    pretensin. La pregunta que ha de interesar, por tanto, es a travs de que elemento se

    produce la totalidad diferencial.

    La categora poltica de demandaes el objetivo. Veamos un ejemplo. El ao 2011

    emergi en chile un movimiento social y poltico etiquetado como movimientoestudiantil compuesto de una variedad de demandas: fin al lucro, gratuidad, reforma

    60Debe haber algn tipo de regularidad en la dispersin de los significados para que puedan cada uno

    significar. Vease Laclau y Mouffe, op. cit. 143...61 Laclau, op. cit., p. 9562Laclau, op. cit., p. El ejemplo del libro es la pata de una silla. Es claro que las sillas no tienen patas perono disponemos de otro significante en el lenguaje que permita significar con ese sentido ese objeto delespacio. Formulas anlogas podran ser: extremidad, soporte. El punto es que ninguna de ellas es elsignificante correcto como referencia para ese objeto en particular. El cuento Funes el memorioso de Borges es

    ilustrativa al respecto.63Sobre la relacin entre sentido y referencia y objeto y referencia vase FREGE, Gottlob. Estudios sobresemntica. Madrid: Orbis.

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    estudiantil y democratizacin64. Las diferencias entre sus actores eran bastante claras:

    universidades del alicado sistema chileno de educacin pblica que tenia como principal

    pretensin la gratuidad total de las universidades estatales; del otro lado, las nuevas

    universidades privadas provenientes del thatcherismo aplicado por Pinochet en la dcada

    del 80 en Chile, cuya principal demanda era el fin al lucro. En trminos generales, la lgica

    de la construccin de una cadena de demandas se produce, para Laclau, toda vez que esa

    cadena mantiene algn grado de equivalenciaen las diferencias que entre las particularidades

    se puede encontrar. En principio, podemos decir que una primera equivalencia se produce

    por el mero hecho de ser rechazado por la institucionalidad. El complejo aparato del

    Estado no es capaz de integrar la demanda en dentro de s. De lo contrario, ninguna cadena

    equivalencial seria posible: cada demanda particularmenteadministrada por el Estado no hace

    posible constitucin de poltica alguna. Esta intuicin parcial de Marcuse en el Hombre

    unidimensionales generalizada por Laclau: el Estado ha de intentar suprimir las bases de una

    construccin poltica institucionalizando las demandas.

    Las ganancias actuales de B, debido a la enfermedad de su mujer, soninsuficientes para cubrir sus obligaciones normales. Advirtase que enesta traduccin de [el salario es muy bajo] el sujeto ha sido separado. El

    concepto universal salario se cambia por las ganancias actuales de B,cuyo significado es totalmente definido por el conjunto particular de

    operaciones que B tiene que realizar para comprar para su familia comida,

    ropa, habitacin, medicinas, etc. La transitividad del significado ha sidoabolida: el colectivo asalariados ha desaparecido con el sujeto salarioy lo que queda es un caso particular que, separado de su sentido

    transitivo, se hace susceptible de los niveles de tratamiento aceptados por

    la compaa a la que el caso atae65.

    La operacin que realiza una fbrica con el trabajador que demanda un aumento de sueldo

    aduciendo que su sueldo es muy bajo es operativizada, administrada por el lenguaje,

    eliminando su dimensin universal. Esta produccin discursiva calza con lo que en trminos

    macro polticos Laclau llama discurso institucional: la tendencia ha resaltar el momentopuramente diferencial y particular de toda demanda poltica eliminando as el momento

    universal constitutivo de una voluntad colectiva por medio de una pura equivalencia. El

    problema es bastante complejo, pero puede ser resumido como el intento de algo as como

    un pluralismo radical: la nica equivalencia que compartimos es que todos somos diferentes. Si

    todos somos en esencia diferentes, no hay posibilidad alguna de encontrar posiciones de

    sujeto anlogas que permitan entender un terreno como comn.Por el otro lado, el discurso

    populista ha de privilegiar el momento diferencial entre dos equivalencias plenamente

    constituidas. Su objeto es la construccin de una frontera que separe al pueblo de lo que

    cuenta como su enemigo. La lgica populista es una lgica antagnica.

    64 Algunos petitorios incluan una asamblea constituyente, renacionalizacin del cobre, entre otros. 65

    MARCUSE, Herbert.El hombre unidimensional. Barcelona : Six Barral. 1968, p.143.

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    Ya es comprensible el problema que queda pendiente de Gramsci: la heterogeneidad de la

    voluntad colectiva tambin debe entenderse como homogeneidad. La sobredeterminacin

    de unas luchas por otras la lgica del smbolo en Luxemburgo- es una articulacin entreequivalencias y diferencias. El significado de cada demanda esta desdoblado: por un lado

    significa su particularidad, por otro, representa un momento de la totalidad. La

    sobredeterminacin de significados es articulada por una equivalencia. Una demanda

    significa lo que significa por que es distinta de todas las dems pero, tambin, porque en

    algn nivel significan todas lo mismo. La equivalencia media las diferencias.

    Retomemos el ejemplo del movimiento estudiantil. Las diferencias entre los actores

    que lo componan, en trminos bastante simples, se reducan a una diferencia entre

    demandas del sector pblico y del sector privado. Cmo se podan comprender ambos

    sectores como iguales? 66 Por medio de la exclusin de una particularidad lo suficientemente

    vacacomo para abarcar una cadena de demandas diferentes todas entre s, pero que en

    algn punto tenan que componerse como equivalentes. La demanda por fin al lucro cumpla

    esa funcin: representa dos momentos distintos dentro de la totalidad. 1) su propia

    particularidad. La necesidad de la regulacin estatal de la prohibicin existente a las

    universidades privadas de lucrar. 2) la universalidad de la cadena equivalencial. El fin a la

    comprensin neo-liberal radical de la educacin como una mercanca. Esa demanda se

    muestra en todas las particulares: la gratuidad de un sistema publico regido por elmercado; la democratizacin como parte del proceso de apropiacin de una universidad

    que es de sus estudiantes; reforma estudiantil como reforma programtica, la necesidad de

    regular una educacin que sirva a las grandes mayoras del pas. La necesidad de unsignificante vacio para la hegemona es crucial.

    Hay que distinguir sistemticamente los significantes vacos en cuya disputa radica

    la disputa por la hegemona- y los significantes flotantes67. Para ello, el ejemplo de la tarea

    histrica de la burguesa es bastante til. La demanda por democracia tena la posibilidad de

    ser parte de dos cadenas equivalenciales: la cadena popular y la cadena institucional. En el

    primer caso era parte de un esquema de significacin coherente con una moral

    radicalmente diferente de la que poda incluirse en el proceso institucional. El significado

    mismo, si se es preciso, de la democracia, era lo que estaba en juego. Este significante, la

    democracia, hacia poco probable la distincin ntida entre dos terrenos polticos. El

    enemigo del pueblo no es un enemigo claramente reconocible. Y no es reconocible porque

    no es un problema soluble por medio de estructuras, de posiciones econmicas, ni de

    relaciones sociales. No es una cuestin de etiquetas.

    Ordenemos algunas conclusiones. 1) La equivalencia representa el momento universal del

    significado. Esto produce una escisin dentro de la particularidad que se pone en el lugar

    de la universalidad, desdoblando su propio significado. La universalidad le entrega

    significado a la totalidad: permite hacer visibles pero no ntidos- sus lmites. 2) En esesentido debe avanzarse en la construccin de una voluntad colectiva: la formacin de una

    66 Este fue un problema bastante grande para la dirigencia de la CONFECh (Confederacin de universidades

    de Chile): Cmo convencer a los estudiantes de universidades privadas de participar en un movimiento quetena como demanda establecer una diferencia radical entre el sistema pblico y el privado?67 Laclau, op. cit., p. 166.

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    frontera interna antagnica separando el pueblo del poder; una articulacin equivalenciade demandas que hace posible el surgimiento del pueblo68. Por un lado, la fronteraantagnica que separa al pueblo de la institucionalidad/poder es una condicin sine qua non

    de la produccin de un pueblo. Por el otro, la produccin de un pueblo se sustenta sobre

    una base discursiva: una particularidad que se desdobla tomando el lugar de una

    universalidad imposible pero necesaria. Hay algo que queda pendiente: por que las

    demandas se hacen parte de una cadena comn? Cmo se produce la equivalencia entreellas? Por qu han de tener algo en comn? Por negatividad: se comparte la posicinagonal con respecto de algo que no es parte de la totalidad. Los judos, en el casonacionalsocialista alemn. Pero, existe una negacin sin un contenido positivo? Laclau no

    se hace cargo de la temprana prevencin gramsciana contra Sorel: alli donde no hay nada que

    afirmar, no hay nada que negar. Se explorarn en ese sentido las tesis de Negri: en bsqueda de

    un sustrato comn que funcione como soporte a las articulaciones equivalenciales de una

    voluntad colectiva. Para ello, se comenzara con un anlisis sobre el cambio de paradigma

    econmico que sustenta su propuesta: el trabajo inmaterial.

    El trabajo no es un concepto econmico, es un concepto biopoltico. La diferencia entre

    trabajo ylaborha de re conceptualizarse. Entender la labor como una tarea especficamente

    privada destinada a la mantencin de la vida meramente biolgica comer, dormir,reproduccin-, no es compatible con la idea del trabajo como una tarea destinada a la

    produccin de artificialidades que concede una medida de permanencia y durabilidad a laexistencia humana69. Esta comprensin se funda en una escisin entre vida biolgicay vida

    ticaque, veremos, no es plenamente sustentable. El trabajo, hoy, produce formas de vida

    que dependen de una vida que las sustente. Produccin inmaterial ser el modo deproduccin especifico del trabajo como biopoltica.

    [L]os trabajadores ocupados primordialmente en la produccin inmaterial

    representan una pequea minora del total mundial. Lo que esto significa

    es, ms bien, que las cualidades y las caractersticas de la produccin

    inmaterial tienden a transformar las dems formas de trabajo y, de hecho,

    la sociedad en su conjunto70.

    Negri proyecta a travs del concepto de produccin inmaterial una amplia gama de tareas

    tales como informacin, conocimientos, ideas, imgenes, relaciones y afectos71. Marxhabra considerado que en la poca industrial en la cual se desarrollaron formas incipientes

    de identidades proletarias la importancia del trabajo material como produccin de

    manufacturas72 no se deba a su hegemona en trminos cuantitativos sino que cualitativos.

    Las formas de trabajo estaban siendo definitivamente intervenidas por la hegemona del

    68Laclau, op. cit., p. 99.

    69ARENDT, Hanna.La condicin humana. Barcelona: Seix Barral. P. 20.

    70 NEGRI, Antonio y HARDT, Michael. Multitud. Guerra y democracia en la era del Imperio. Ed. sudamericana.2004, p. 93.

    71 Negri y Hardt, op. cit., p. 93.72 El problema ciertamente es ms complejo. Valor y Explotacin son conceptos que entran en esta disputapero que dejaremos fuera de este contexto.

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    trabajo material de tal forma que las tcnicas de produccin de la fbrica se esparcan por el

    aparato productivo en su totalidad. Hoy el trabajo inmaterial presenta cualidades similares.

    No es realmente importante la produccin que aporta al aparato econmico, sino que lo

    realmente crucial es cmo se esta expandiendo como forma de trabajo hegemnico. En el

    mbito terciario de la economa, los servicios, se puede notar fcilmente como los

    conocimientos, las ideas, la informacin, los programas computacionales, las relaciones

    sociales son la orden del da. No es casual que el trabajo material este avanzado hacia una

    constante tecnificacin. La proliferacin de institutos tcnicos tiene que ver con unanecesidad del sector primario y secundario: avanzar hacia la integracin de tcnicas

    productivas que antes no eran consideradas.

    Volvamos por un momento a las consideraciones iniciales del apartado. El trabajo

    se sustenta en la vida de los sujetos. Y en ese sentido, la produccin del trabajo inmaterial

    es una produccin bastante peculiar.

    El trabajo inmaterial es biopoltico en tanto que esta orientado a la creacin

    de formas de vida social. [] la produccin a que nos referimos aqu es laproduccin de subjetividad, la creacin y la reproduccin de nuevas

    subjetividades en la sociedad. Quienes somos, como vemos el mundo,

    como nos relacionamos entre nosotros, todo ello se crea por medio de

    esa produccin social y biopoltica73.

    Produccin que se realiza a travs de una red, de un conjunto de dispositivos

    comunicativos que se sustentan en lo previamente producido, que ponen el siguiente

    peldao de una escala de productividad vital que se puede entender como una espiral que

    avanza sobre s. El trabajo inmaterial se sustenta en lo previamente producidoreproduciendo formas de vidas particulares, una forma de entender la cultura en trminos

    generales. Un gran ejemplo es presentado por Negri retomando la nocin de performancede

    Judith Butler:

    La trascendencia poltica del postulado de que el sexo, al igual que todos

    los dems cuerpos sociales, es algo producido y continuamente re-

    producido a travs de nuestras representaciones diarias, estriba en que

    podemos representarlo de otra manera, subvertir esos cuerpos sociales, e

    inventar nuevas formas sociales74.

    Las formaciones culturales no son disquisiciones producidas en el contexto de AIE sino

    que son producidas en la vida misma de los sujetos que las portan. La disputa por la

    hegemonalas relaciones culturales y las formas en que esas relaciones se reproducen- nose da, necesariamente, en los aparatos dispuestos para ello, sino que, tambin, en el espacio

    en el que las subjetividades particulares se constituyen como tales. Y esto es crucial. La

    escisin entre una vida netamente biolgica y la vida tica que sustenta se hace difusa. Una

    comprensin de la cultura como prctica social, como filosofa hecha praxis, no puede

    dejar de lado el hecho que la moral ha de vivificarse, ha de ser vivida por alguien para ser

    73 Negri y Hardt, op. cit., p. 9474 Negri y Hardt, op. cit., p. 236.

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    parte del mundo. Todo lo que produce formas de vida es trabajo; el trabajo inmaterial es

    produccin biopoltica.

    Parece complejo poder construir una nocin biopoltica de trabajo tan

    omnicomprensiva. Ciertamente, se corre el riesgo que sea una categora polticamente

    irrelevante. Pero en esa extensin espacial se encuentra su potencia como condicin para la

    construccin de un mundo comn75. Cmo se puede hacer presente de esa manera en una

    totalidad discursiva? El ejemplo mas comprensible puede ser el de la comunicacin comoproduccin: para comunicarnos, necesitamos lenguajes, smbolos, ideas, as como

    relaciones compartidas y comunes. A su vez, los resultados de nuestra comunicacin son

    nuevos lenguajes, smbolos, ideas y relaciones comunes 76. La comunicacin es parte de laproduccin de lo comn; el lenguaje es condicin de produccin de formas de vida. Lo

    comn es la condicin de significacin de toda accin/discurso, es la posibilidad misma del

    entendimiento, es el lenguaje compartido por una comunidad. El lenguaje como

    comunicacin es condicin de la comunidad pero tambin es una produccin de una

    colectividad. Emerge con toda su verdad la sentencia de Wittgenstein: [n]o existenlenguajes privados.

    Las conclusiones de Negri radican en hacer notar la importancia del lenguaje en la

    produccin de toda comunidad. En primer lugar, la posibilidad misma de hablar halla su

    fundamento en lo comn, en un lenguaje compartido por la comunidad; cada

    acto/sentencia es producida en el seno de lo comn. En segundo lugar, el acto mismo de

    hablar se realiza en comunidad, el lenguaje es comunicacin para una comunidad particular.

    Ahora bien, las consecuencias polticas del cambio de paradigma en las formas econmicas

    de produccin en su avance hacia la homogenizacin con el trabajo inmaterial a la cabeza,

    promoveran la construccin de una nueva identidad colectiva denominada como multitud:

    [U]n sujeto social activo, que acta partiendo de lo comn, de lo

    compartido por esas singularidades. La multitud es un sujeto social

    internamente diferente y mltiple, cuya constitucin y cuya accin no se

    fundan en la identidad ni en la unidad (ni mucho menos en la

    indiferenciacin), sino en lo que hay en comn77.

    El sustrato de esta identidad es la produccin biopoltica de la comunidad. No hay, en

    todo caso, a primera vista, un retorno a un esencialismo econmico meramente desplazadohacia otros sectores de la estructura econmica. Porque, en primer lugar, el trabajo

    inmaterial excede esa estructura y remite a una multiplicidad de dispositivos de produccin

    de subjetividades que se desenvuelven, parafraseando a Foucault, en los tentculos del

    capital. Porque la nocin misma de trabajo ha pasado a depender de la produccin de

    subjetividad en sentido amplio y omnicomprensivo. En segundo lugar, porque el trabajo

    inmaterial no sustenta ontolgicamente una practica revolucionaria depositada a priori en la

    75 VIRNO, Paolo.Ambivalencia de la multitud. Buenos Aires: Tinta limno, 2011, p. 105.76 Negri y Hardt, op. cit., p. 232. 77 Negri y Hardt, op. cit. p. 128.

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    multitud: para Negri se trata de aprovecharse tcticamente de las facilidades comunicativas

    que dispone toda forma de trabajo inmaterial.

    Analicemos las problemticas que presenta cada propuesta articulatoria. En Negri no se ve

    desde donde podra provenir una construccin colectiva como la Multitud. Pareciera que

    habra que, nuevamente, recurrir a la lgica de la necesidad a modo de tendencia histrica

    que impulsa la poltica hacia la constitucin de esa identidad. No se ve en que punto, o mas

    bien, cmo se han de articular las distintas posiciones de sujeto en torno a un proyecto

    comn. Pareciera que la nica posibilidad, dado que no hay tendencias histricas ni formas

    de construccin contingentes de esa comunidad, es la providencia divina 78.

    Por el otro lado, la construccin de una cadena equivalencial es plenamente

    inteligible para la teora. Pero, cmo ha de entenderse de manera prctica? Este tambin es

    un problema terico: Laclau no presenta ningn sustrato en su afn desencializador-que permita comprender y por tanto proyectar formas de conformacin del mismo- larazn por la cual formas de vida que pueden ser radicalmente distintas decidanaun cuandoesa decisin no sea conciente- conformar un proyecto poltico comn. Porque la lgica

    puramente negativa de la mutua negacin poltica que es presentada por Laclau de ah lanecesidad de establecer, por difusa que sea, una frontera- pareciera depender solo de la

    posibilidad de encontrar un enemigo. Pero donde no hay nada que afirmar, no hay nada

    que negar. Habr que recomponer los argumentos para tomar, de cada cual, las

    perspectivas polticas clarificadoras.

    Lo que si entrega Negri son herramientas conceptuales del todo relevantes para la

    comprensin de la construccin del terreno fundamental desde donde es posible para toda

    subjetividad colectiva emerger. La disputa hegemnica se radica en un terreno que pareca

    irrelevante en momentos previos: la moral de los sujetos. La nocin de habito es locomn llevado a la practica, lo comn que producimos constantemente y lo comn que

    sirve de base a nuestras acciones79. La moral de la comunidad, su vida misma, es el terrenode la disputa por la hegemona.

    La importancia de Laclau radica en que su proyecto terico muestra ntidamente la

    formacin ontolgica y poltica a travs de la cual las distintas posiciones de sujeto se

    particularizan a modo de demandas para pasar a constituir una cadena equivalencial que,

    primero, hace irrelevante el momento puramente diferencial de los sujetos; segundo,delimite las fronteras entre el pueblo y el poder.

    Cada forma de vida encuentra en su praxis, en la produccin de lo comn, algn

    grado de equivalencia con los otros componentes de una voluntad colectiva que no haga

    puramente dependiente del afecto contingente que mutuamente pudieran tener las

    demandas reivindicativas por el mero hecho del rechazo institucional.

    78 Laclau, op. cit., pp. 297303.79 Negri y Hardt, op. cit. p., 233

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    Ahora es posible comprender nuestras propias prcticas. Los proyectos que aglutinan

    contingentemente voluntades colectivas etreas dependen de la decisin fundada en la

    equivalencia que se puede rastrear en la vida a travs de la cual los sujetos expresan sus

    concepciones del mundo, su moral; a esa decisin le podemos llamarfraternidad80.

    Pareciera que es necesario clarificar las distancias que separan el proyecto de Laclau

    del de Negri. Para el primero es esencial recuperar los discursos populistas en el entendido

    que son propios de toda construccin de identidades colectivas. El pueblo ser la

    conclusin de esa construccin. Pero el pueblo es uno; la multitud diversa. El pueblo corre

    el riesgo, creera Negri, de reducir las multiplicidades o diferencias- a una sola equivalenciaque represente algo as como un nico inters. La multitud emergera superando esa la

    dialctica entre lo uno y lo mltiple. Pero, cmo surge esa multitud? Entre una

    proliferacin de masas que podra derivar, de nuevo, en la negacin de direccin

    espontanesta81?

    Ni la multitud ni el pueblo son plenamente funcionales como perspectivas polticas.

    Pareciera que lo mejor es retomar la idea de voluntad colectiva gramsciana. Esta nocin

    est limpia conceptualmente de la ontologa de la multitud, pero permite pensar la lgica de

    lo comn como una lgica de la construccin de un proyecto fundado en las formas de

    vida de los sujetos que la componen; permite hacer propios los conceptos de Laclau como

    demanda, diferencia y equivalencia desde una nueva perspectiva biopoltica y, a su vez, no

    presenta la problemtica de la constitucin equivalencial de demandas por fundamentarse

    en el sustrato mismo de toda poltica, la moral.

    5. Contra-Hegemona.

    Todo proyecto poltico colectivo tiene como fundamento ontolgico condicin deposibilidad- y programtico como tal- una forma particular de comprender el mundo. Eneste apartado se intentar avanzar en la condensacin de las distintas recomposiciones

    conceptuales y argumentativas ya presentadas, retomando, para ello, los elementos que se

    cruzan y que, en ese cruce, permiten clarificar la constitucin de voluntades colectivas.

    Primero, con Laclau, podemos comprender la profundidad de la crisis marxista: la escisin

    esencialista entre estructura base y sper estructura determina previamente la definicin delos sujetos que componen esa colectividad. El colapso de esa tesis se produce con la

    necesidad poltica y contingente del proletariado de hacer para s una tarea que no deba ser

    suya. A ese proceso primigenio se le denomin hegemona. Por el lado de Gramsci, se

    rescata la importancia de la direccin intelectual y moral como tctica de todo proyecto

    poltico. La hegemona tambin- es una disputa por la cultura y la forma en que esa

    80 La decisin de conformar un proyecto poltico comn no se da ni en el espacio de lo comn ni en el de lasdemandas equivalenciales, sino que en su conjuncin. No basta el mero hecho de ser parte de una comunidado de compartir un lenguaje: eso no produce una voluntad colectiva. Este problema excede los lmites de este

    trabajo.81 La M 260. Negri cree que seria mas exacto seria decir que emerge en un espacio intermedio, en el espaciosocial de la comunicacin

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    cultura se reproduce. Volviendo a Laclau, es posible notar que la forma en que una

    voluntad colectiva etrea y heterognea se homogeniza por la condicin mutua de

    demandas que grupos sociales pueden tener contra el Estado. Negri presenta la

    construccin de la posibilidadde tal emergencia colectiva: para que haya voluntad, primero

    ha de haber comunidad.

    Importante, para cerrar este trabajo, ser la de construir una nocin de contra-

    hegemona. La izquierda se ha de construir hoy desde la resistencia. El nombre que se le de

    al proyecto contradictorio de la misma es irrelevante. Imperio como le llama Negri-, elPoder en Laclau, o el Capital para Marx, simplemente hacen referencia a un mismo objeto:

    una forma de vida incompatible con una poltica de izquierda. Para avanzar en esta tesis, se

    considerar, primero, la propuesta de Ranciere en torno a la lgica propia de toda poltica,

    para luego relacionarla con la lgica hegemnica fundada en toda forma de vida y su

    relacin con lo poltico. Finalmente, se mostrar la perspectiva emancipadora que reside en

    un proyecto ideolgico que se conciba desde la resistencia.

    Qu es lopoltico? se nos pregunta82. La respuesta no es trivial. En primer lugar, hay queseparar lapoltica de lo poltico como tal. La poltica, para Ranciere, es un juego en el que la

    igualdad es el fundamento. La igualdad no es el objetivo, es el punto de partida. A este

    juego tambin se le puede dar el nombre de emancipacin. La contraposicin de la

    emancipacin es lo que la daa. El juego de las etiquetas, del anlisis que diferencia,

    esencializa que determina y especifica, que ubica en una jerarqua, es la lgica de la polica.

    La poltica se ve confrontada con la polica. La jerarqua daa la igualdad, la polica

    restringe la emancipacin. Lo poltico ser el terreno de encuentro entre la poltica y la

    polica en el tratamiento de un dao83.Es tambin un asunto de lgica: la poltica de la emancipacin es la poltica de un

    propio impropio. La lgica de la emancipacin es una heterolgica84. La poltica es unarelacin de una propiedad impropia: una excepcin. Un elemento de un conjunto que

    cuenta como parte de l solo porque ha sido excluido. Es una posicin dentro de un

    conjunto de significado que no es parte de lo que cuenta pero, por lo mismo, es puesto en

    el lugar de relevancia. El ejemplo de Ranciere son las problemticas argelinas de los aos

    70 en Francia. La frase todos somos argelinos franceses muestra una propiedadimpropia: no se poda ser parte de ambos grupos sociales porque la ciudadana francesa era

    para los franceses85: los argelinos estaban excluidos de plano. Pero este proceso queRanciere llama- de subjetivacin presupone ponerse en el lugar de esos que no cuentan

    incluyndolos dentro del espacio de lo visible. En trminos de la construccin de un