PROGRAMA

‘Les tendres plaintes’ de Piéces de clavecin – P. RAMEAU

Preludio Op. 3 nº2 en Do# menor

Preludio Op. 10 nº5 en Sol menor – S. RACHMANINOV

‘Adagio y Allegro’ Op. 70 – R. SCHUMANN

Élégie Op. 30 – H. VIEUXTEMPS

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Sonata nº 1 en Fa menor Op. 120 – J. BRAHMS

Allegro apassionato

Andante un poco adagio

Allegretto grazioso

Vivace

Piezas para Clavecin, Rameau A pesar del virtuosismo técnico, desplegado en este álbum, Rameau nunca ha descuidado la expresión dramática. Esta cualidad dramática, que no teatral, es aún más emocional que en las piezas descriptivas de Couperin. Al lado del virtuosismo arrollador de algunas de las piezas, hay todavía otras como ésta: “Les Tenders Plaintes”, Rondeau en el que presenta una calma y contemplación meditativa muy significativa y que aparecerá en un aria del primer acto en su ópera Zoroastre. Preludios, Rachmaninov El ciclo de los diez preludios de la op. 23 fue compuesto a lo largo de 1903, salvo el nº 5 que ya lo había sido como obra inicialmente exenta, en 1901. Rachmaninov lo estrenó el 10 de febrero de 1903 en un concierto en Moscú en el que también interpretó los nº 1 y 2. La exquisita elegancia del brillante y sonoro nº 2 en do sostenido menor y el brioso carácter militar del nº 5 en sol menor, fascinaron al público del concierto y desde entonces no han perdido un ápice de encanto, como lo demuestra su impoluta popularidad. Estos dos preludios tienen una sección central de carácter contrastante con la parte principal. El primero de ellos, conocido como “Las campanas de Moscú” presenta unos grandes y sombríos acordes conduciendo a un tema de terrible

pesimismo del que parece hasta proclamar con orgullo. La sección central es inquietante y tensa hasta volver a las campanas iniciales. El preludio nº5 se trata de una marcha brillante, un coloquio amoroso en la parte central y regreso a la marcha. Según Hoffmann la cabalgata es belicosa y el coloquio no disimula una creciente tensión erótica entre una mujer ansiosa y un hombre de voz insinuante. “Adagio y Allegro” Op. 70 -R. Schumann La vida y obra de Robert Schumann son reflejo de la máxima expresión del romanticismo, siempre envueltas en una mezcla de pasión, drama, alegría, tristeza, melancolía,... Compuso el Adagio y Allegro en el año 1849, originalmente para trompa y piano, y lo hizo conmovido y maravillado por la sonoridad y posibilidades de la invención del sistema de válvulas para la trompa, que permitía el uso de cromatismos y otros recursos técnicos. De ahí los cromatismos en el Adagio, con expresión íntima, y la fuerza y bravura del Allegro con brío. op. 30 - Henry Vieuxtemps (1820 – 1881)

Es una de las obras que Vieuxtemps compuso durante los años en los que vivió como violinista del zar Nicolás I en San Petesburgo. Esta dedicada al conde Mateusz Wielhorski, mentor de Vieuxtemps en Rusia y un buen cellista; De hecho tocó en varias ocasiones junto al propio Vieuxtemps, y otros artistas de la época, como Liszt, Clara Schumann y Anton Rubinstein. La Elegía fue estrenada el 1 de Marzo de 1848 en San Petesburgo. Cronológicamente es la primera obra para viola de Viuextemps, posteriormente escribiría otras obras para viola y piano, sonatas y otras para viola sola. La obra se divide en tres partes bien diferenciadas. La primera, con el tema inicial en Fa m, espressivo y ben sostenuto. La parte central que contrasta con el inicio, en La b M, y la última, tras una breve cita del tema inicial, sobreviene la coda final llena de bravura.

Sonata nº 1 en Fa m Op. 120 - Johannes Brahms (1833-1897) Las sonatas para clarinete n.º 1 y n.º 2, opus 120 pertenecen al grupo de obras de la última etapa del compositor alemán. Fueron escritas durante el verano de 1894 en Ischl para el clarinetista Richard Mühlfeld, después que Brahms fuera cautivado sus las interpretaciones. De la misma época son el Trío para clarinete, cello y piano (también hay una versión con viola), y el Quinteto para clarinete, todas ellas obras cumbre del repertorio de música de cámara. Las dos sonatas fueron bien aceptadas por la mayor parte de los críticos musicales de la época (algunas minorías las rechazaron categóricamente, como hicieron los más conservadores: ‘Clasicistas’, o los progresistas: ‘Nuevos alemanes’). Por ello, tras la actuación de Brahms y Mühlfeld en Leipzig el 27 de enero de 1895 el Musikalisches Wochenblatt comentaba: ‘‘La música que el maestro nos dio con sus dos sonatas evita, probablemente de manera intencionada, complacer a las masas; las sonatas serán tanto o más

apreciadas, aun así, por todos aquellos que comprendan su belleza interna y su esplendor; ellas nos ofrecen una primavera de pura alegría. No podemos decir cuál de las dos sonatas es la más apreciada’’.