Punto de ruptura

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Fecha: 3 junio 2003Era: Auge del ImperioLinea temporal: 21,5 BBYSerie: Clone Wars ( Las guerras clon)

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Mattew Stover

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STAR WARS LAS GUERRAS CLON

Punto de Ruptura Matthew StoverINTRODUCCIN PELIGROSAMENTE CUERDADE LOS DIARIOS PRIVAD OS DE MACE WINDU.En mis sueos, siempre hago lo correcto. En mis sueos, estoy en la tribuna del circo. En Geonosis. Un brillo anaranjado arranca sombras de mis ojos. Abajo, en la arena, estn Obi -Wan Kenobi, Anakin Skywalker y la senadora Padm Amidala. Sentado en la piedra mal tallada, al alcance de mi mano, est Nute Gunray. Al alcance de mi hoja, Jango Fett. Y el Maestro Dooku. No. Ya no es un Maestro. El conde Dooku. Puede que nunca me acostumbre a llamarle as. Ni siquiera en sueos. Jango Fett est forrado de armas. Es un asesino instintivo, el hombre ms letal de la galaxia. Puede matarme en una fraccin de segundo. Lo s. Notara la violencia que irradia de l incluso sin haber visto el informe que envi Kenobi desde Kamino; es un plsar de muerte en la Fuerza. Pero hago lo correcto. Mi hoja no ilumina la parte inferior de la mandbula cuadrada de Fett. No pierdo tiempo con palabras. No titubeo. Creo en lo que hago. En mis sueos, el fogonazo prpura de mi hoja chamusca los cabellos grises de la barba de Dooku y, en el semisegundo crtico que tarda Jango Fett en apuntar y disparar, giro esa hoja, llevando conmigo a Dooku a la muerte. Y salvo a la galaxia de una guerra civil. Podra haberlo hecho. Podra haberlo hecho. Porque lo saba. Poda sentirlo. Pude notar, en el torbellino de Fuerza que me envolva, las relaciones forjadas por Dooku con Jango y con la Federacin de Comercio, con los geonosianos y con el movimiento separatista: relaciones de ambicin y miedo, de engao y de cruda intimidacin. No saba lo que eran no sabia cmo las haba forjado, ni por qu , pero sent su poder, ese poder que ahora identifico como una telaraa de traicin tejida para atrapar a toda la galaxia. Pude sentir que la telaraa se pudrira si l no esta ba para mantenerla, para reparar sus defectos y reforzar sus dbiles hilos; que se marchitara y se descompondra hasta que bastara un soplido para romperla y dispersar sus hebras por los infinitos vientos estelares. Dooku era el punto de ruptura.

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Lo supe. se es mi don. Imagina una gema de Corusca, un mineral cuya entrelazada estructura cristalina lo hace ms fuerte que el duracero. Se la puede golpear con un martillo de cinco kilos y slo se mellara la superficie del martillo. Pero esa misma estructura c ristalina que le otorga esa resistencia, tambin la dota de puntos de ruptura, lugares donde la aplicacin precisa de una fuerza cuidadosamente calculada apenas un simple golpecito puede romperla en pedazos. Pero para encontrar esos puntos de ruptura y, tallando la gema Corusca a partir de ellos, obtener algo bello y de utilidad, se preci san aos de estudio, una comprensin ntima de la estructura cristalina y una prctica rigurosa que permita a tu mano combinar a la perfeccin la fuerza y la precisin necesarias para obtener el corte deseado. A no ser que se tenga un talento como el mo. Yo puedo ver los puntos de ruptura. No los veo con el sentido de la vista, pero "ver" es la palabra en bsi co que ms se acerca a definirlo. Es una percepcin. Siento q ue lo que veo encaja con la Fuerza, y que la Fuerza, a su vez, lo enlaza consigo misma y con todo lo dems. Yo tena seis o siete aos estndar de edad y estaba muy avanzado en mi entrenamiento en el Templo Jedi cuando me di cuenta de que los dems estud iantes, los Caballeros Jedi adultos, y hasta los Maestros ms sabios, slo podan sentir esa conexin con dificultad, y slo mediante la prctica y la concentracin. La Fuerza me mostraba puntos fuertes y dbiles, defectos ocultos y usos inesperados de lo s mismos: me mostraba lneas de tensin que se afinaban o alarga ban, que se torcan o se cortaban; me mostraba cmo esas lneas se entrecruzaban para conformar la matriz de la realidad. En palabras sencillas: cuando veo a travs de la Fuerza, puedo ver po r dnde ceder. Mir a Jango Fett en la arena del circo geonosiano. Era una combina cin perfecta de armas, habilidad y voluntad de utilizarlas. Un asesino que era como el entrelazado de un cristal. La Fuerza me insinu un punto de ruptura, y yo dej en la arena un cadver sin cabeza. El del hombre ms letal de la galaxia. Ya slo era un hombre muerto. Las situaciones tienen puntos de ruptura, como las gemas. Pero en ese caso son fluidos, efmeros. Se descubren durante un instante y desapare cen nuevamente, sin dejar rastro de su existencia. Siempre son una cues tin de ritmo. No existen las segundas oportunidades. Si vuelvo a encontrarme con Dooku cuando vuelva a encontrarme con l , ya habr dejado de ser el punto de ruptura de la guerra. Ya no podr dete ner esta guerra con una nica muerte. Pero aquel da, en el circo geonosiano, podra haberlo hecho. Unos das despus de la batalla, el Maestro Yoda me encontr en una cmara de meditacin del Templo. Tu amigo fue l dijo el anciano Maestro, mientras cojeaba al cruzar la puerta. Yoda siempre tuvo el don especial de saber lo que yo pensaba . Respeto le debas. Afecto incluso. Matarlo all no podas, no por una sensa cin slo. Pero podra haberlo hecho. Debera haberlo hecho. Nuestra Orden prohbe los a pegos personales precisamente por esa razn. De no haberlo honrado e incluso querido tanto, la galaxia vivira ahora mismo en paz. "Por una sensacin slo", dijo Yoda. Soy un Jedi. Desde que nac, me he entrenado para confiar en mis sensaciones. Pero, e n qu sensaciones debo confiar?

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Cuando me enfrent al dilema entre matar a un antiguo Maestro Jedi o salvar a Kenobi, al joven Skywalker y a la senadora... dej que la Fuerza eligiera por m. Segu mis instintos. Hice una eleccin Jedi. Y por eso Dooku escap. Y por eso la galaxia est en guerra. Y por eso han muerto muchos de mis amigos. Las segundas oportunidades no existen. Resulta extrao. Soy un Jedi, pero me ahoga el pesar de haber perdo nado una vida. Muchos de los supervivientes de Geonosis sufre n pesadillas. Los sanadores Jedi que les han atendido me han contado un caso tras otro. Las pesadillas son inevitables; no se masacraban tantos Jedi desde la Guerra Sith, hace cuatrocientos aos. Ninguno de ellos poda imaginar lo que seria estar en ese ci rco, rodeados de cadveres de amigos, bajo la abrasadora luna anaranjada, con la peste y la arena empapada en sangre. Puede que yo sea el nico veterano de Geonosis que no tiene pesadillas de ese lugar. Porque en mis sueos, siempre hago lo correcto. Mi pesadilla es lo que encuentro al despenar. Los Jedi tambin tienen puntos de ruptura. *** Mace Windu se detuvo en el umbral de la puerta e intent recobrar la calma. Un arco de sudor oscureca la capucha de su tnica, que se le pega ba a la piel. Vena directamente de un entrenamiento en el Templo, y no se haba parado ni a tomar una ducha. El ritmo rpido, casi de carrera, que haba mantenido al recorrer el laberinto que era el Senado Galctico no le haba dado oportunidad de enfriarse. Tena ante s el de spacho privado de Palpatine, vasto y reluciente, en la suite privada del Canciller Supremo, situada bajo la Gran Rotonda del Senado. Lo componan un tramo de suelo de ebonita pulida, unos pocos sillones sencillos y una mesa de caballete, tambin de ebonita . Al margen de dos estatuas solitarias, no haba retratos, pinturas o decoraciones; slo repe tidores hologrficos que se alzaban del suelo al techo, mostrando imgenes en tiempo real de la ciudad galctica, divisada desde el pinculo de la cpula del Sena do. En el cielo del exterior, los espejos orbitales no tardaran en dar la espalda al sol de Coruscant para provocar el crepsculo en la capital. En el despacho slo estaba Yoda. Solo. Sentado de forma solemne en su silla flotante, cerrando las manos sobre el pomo de su bastn. A tiempo llegas observ el anciano Maestro , pero slo por poco. Coge una silla; preparados debemos estar. Grave me temo que esto sea. No esperaba ninguna fiesta. Sus botas taconearon por el pulido suelo. Se acerc a uno de los s illones sencillos y mullidos que haba junto a Yoda y se sent mirando al escritorio. La tensin hizo que le doliera la mandbula . El mensajero dijo que estaba relacionado con la operacin de Haruun Kal. El hecho de que el Canciller, entre todos los miemb ros del Consejo Jedi y el Mando Supremo de la Repblica, slo hubiera llamado a los dos miem bros ms antiguos del Consejo, implicaba que las noticias no eran buenas. Esos dos veteranos difcilmente habran podido ser ms diferentes. La altura de Yoda apenas sobrepasaba las dos terceras panes del metro, tena la piel verde, como un quelpo-errante chadiano, y grandes ojos saltones que a veces parecan tener vida propia; Mace era alto para ser humano, le faltaba la anchura de la palma de una mano para alcanzar los dos metros, y tena hombros anchos y fuertes, brazos slidos, ojos oscuros y un rictus de hosquedad en la boca. Yoda dejaba que los escasos restos de sus cabellos cayeran al azar, pero Mace tena el crneo afeitado y del color del lamma pulido.

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Pero puede que lo que ms diferenciara a los dos Maestros Jedi fuera la sensacin que emanaba de ellos. Yoda transmita una sensacin de sabi dura aeja, combinada con un travieso sentido del humor propio de los verdaderos sabios; si bien, a veces, su gran edad y vasta experiencia le hacan parecer distante, hasta indiferente. Tener casi novecientos aos de edad le haca ver las cosas a largo plazo. Mace, en cambio, haba sido ascendido a miembro del Consejo Jedi antes de su trigsimo aniversario. Su actitud era justamente la contraria. Eficiente. Motivado. Intenso. Irradiaba intelecto incisivo y voluntad indomable. Mace llevaba ms de veinte aos estndar en el Consejo cuando ocu rri la batalla de Geonosis, que dio inicio a las Guerras Con. Haca diez aos que nadie le vea sonrer. A veces, en privado, se preguntaba si alguna vez volvera a sonrer. Pero lo que sudoroso a este despacho te trae el planeta Harun Kal no es dijo Yoda con tono ligero y comprensivo, pero mirada penetrante . Preocupado por Depa ests. Mace inclin la cabeza. Lo s. La Fuerza traer lo que traiga, pero el Servicio de Inteligencia de la Repblica informa que los separatistas se han retirado, que han aban donado su base en las afueras de Pelek Baw... Pero ella no ha vuelto. Mace entrelaz los dedos. Una respiracin honda le devolvi su tono habitual de voz, profundo y desapasionado. Oficialmente. Haruun Kal sigue siendo un planeta separatista. Y ella es una mujer reclamada. No le resultar fcil abandonar ese mundo. Ni siquiera e nviar una seal para que la evacuen de all. La milicia local emplea todo tipo de interferidores de seal, y triangulan todo lo que no pueden interferir; se han exterminado bandas enteras de partisanos por una transmisin descuidada... Tu amiga es Yoda emple el bastn para dar un golpecito en el brazo a Mace. Por ella te preocupas. Mace rehuy su mirada. Sus sentimientos por Depa Billaba eran profundos. Ella llevaba cuatro meses estndar en ese planeta. No poda comuni carse de forma regular; as que Ma ce segua sus actividades mediante los informes espordicos del Servicio de Inteligencia de la Repblica sobre los sabotajes que sufra la base de cazas estelares de los separatistas, y sobre las infructuosas expediciones que organizaba la milicia balawai para exterminar o contener a la guerrilla de Depa. Ya haca ms de un mes que el Servicio de Inteligencia de la Repblica inform de la retirada de los separatistas al cmulo estelar Gevarno, al no poder seguir manteniendo y defendiendo su base. El xito de Depa no poda haber sido ms brillante. Pero a l le daba miedo descubrir el precio que haba pagado. No puede ser porque haya desaparecido o porque... murmur. Un rubor oscuro cubri su crneo desnudo cuando se dio cuenta de que haba expresado sus sentimientos en voz alta. Segua notando los ojos de Yoda cla vados en l, y medio se encogi de hombros, a modo de disculpa . Slo pensaba que no sera necesario tanto secretismo si la hubieran capturado, o matado... Las arrugas del rostro de Yoda se acen tuaron alrededor de su boca, y el anciano Maestro chasque la lengua de una forma desaprobadora que cualquier Jedi reconocera al instante. Frvolo especular es, cuando la paciencia todo revelar. Mace asinti en silencio. Nadie discute con el Maestro Yoda: era algo que en el Templo Jedi se aprenda en la infancia. Ningn Jedi lo olvidaba. Es... enloquecedor, Maestro. Si tan slo... Quiero decir que hace diez aos podramos habernos limitado a buscar con... Aferrarse al pasado un Jedi no puede le interrumpi Yoda con severidad. Su verde mirada record a Mace que no deba hablar de la negrura que ensombreca la

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percepcin Jedi de la Fuerza. No era algo que se comentase fuera del Templo. Ni siquiera aqu. Miembro del Consejo Jedi es. Poderosa Jedi. Bri llante guerrera... Ya puede serlo repuso Mace, forzando una sonrisa . La entren yo. Pero mucho te preocupas. Demasiado. No slo por Depa, sino por todos los Jedi. Desde Geonosis. La sonrisa no le serva de nada. Dej de intentarlo. No quiero hablar de Geonosis. Meses hace que esto s. Yoda volvi a pincharle con el bastn, y Mace alz la mirada. El anciano Maestro se inclin hacia l con las orejas curvadas hacia delante y sus enormes ojos verdes destellando con suavi dad. Pero cuando por fin hablar quieras... yo escuchar. Mace acept, inclinando la cabeza en silencio. Nunca lo haba dudado. Pero, aun as, prefera hablar de otra cosa. De cualquier otra cosa. Mira este lugar murmur, meneando la cabeza ante el tamao del des pacho del Canciller Supremo. Incluso despus de diez aos, la diferencia que hay entre Palpatine y Valorum... De cmo era entonces este despacho... Yoda alz la cabeza en esa negacin inversa suya. A Finis Valorum bien recuerdo. El ltimo de un gran linaje era. Su mirada pare ci perderse por una vasta distancia, y bien poda estar meditando sobre sus novecientos aos como Jedi. Resultaba inquietante darse cuenta de que la Repblica, aparentemente eterna en su milenio de larga permanencia, no era mucho ms vieja que el propio Yoda. A veces, cuando contaba historias sobre su juventud, largo tiempo desaparecida, pareca hablar de la propia Repblica: atrevida, confiada, rebosante de vitalidad al expandirse por la galaxia, llevando paz y jus ticia de un cmulo estelar a otro, de u n sistema a otro, de un mundo a otro. A Mace le resultaba ms inquietante an pensar en el contraste de lo que vea Yoda. Conectado con el pasado Valorum estaba. Y en la tradicin profundamente enraizado hizo un gesto de la mano con el que pareca invoca r el deslumbrante despacho de Finis Valorum, con su despliegue de muebles antiguos, rebosantes de exticos aceites, obras de arte, esculturas y tesoros originarios de un millar de mundos. Ese despacho estuvo una vez lleno del legado de treinta generaciones de la Casa Valorum. Demasiado profundamente quizs. Hombre de historia Valorum era. Palpatine... Yoda cerr los ojos en su vagar . Hombre de hoy Palpatine es. Lo dices como si te doliera. Quiz me duela. O quiz slo de este da mi dolor sea, no de s u protagonista. Yo prefiero el despacho as. Mace medio asinti, recorriendo el espacio abierto con la mirada. Austero. Sin pretensiones ni compromisos. Para Mace, era una ventana al carcter de Palpatine. El Canciller Supremo slo viva para la Repbli ca. Vesta de forma sencilla y era de dilogo direc to. No le preocupaban los adornos o la comodidad fsica. Es una pena que no pueda tocar la Fuerza. Podra haber sido un buen Jedi. Pero entonces otro Canciller Supremo se necesitara repuso Yoda con una suave sonrisa. Mejor de este modo quiz sea. Mace admiti el argumento con una ligera inclinacin de cabeza. A l admiras. Mace frunci el ceo. Nunca lo haba visto as. Haba pasado toda su vida adulta a las rdenes del Canciller Supremo..., pero sir viendo al cargo, no al hombre. Qu pensaba de l como persona? Qu diferencia poda marcar eso? Supongo que s. Mace recordaba claramente lo que le haba mostrado la Fuerza diez aos antes, cuando Palpatine fue elegido para el cargo. Palpatine era, a su vez, un punto de ruptura del que dependa el futuro de la Repblica, quiz de toda

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la galaxia. A la nica otra persona que puedo imaginar guiando a la Repblica en esta hora oscura es..., bueno... abri una mano ...a ti. Maestro Yoda. Yoda se recost en su silla flotante y emiti ese resoplido ronco suyo que haca las veces de risa. Poltico no soy, atontado. A veces se diriga a Mace como si slo fuera un estudiante, y a l no le importaba, le haca sentirse joven. En estos tiempos todo lo dems le h aca sentirse viejo. La risa de Yoda se desvaneci. Y un lder adecuado para la Repblica yo no sera baj an ms la voz, hasta que apenas fue un susurro . Por la oscuridad mis ojos nublados estn, la Fuerza slo sufrimiento, destruccin y la llegada de una larga, larga noche me muestra. Quiz sin la Fuerza los lderes mejor estn. El joven Palpatine de ver bastante bien parece capaz. El joven Palpatine que tena al menos diez aos ms que Mace, pero que pareca tener el doble eligi ese momento para entrar en la habita cin, acompaado de otro hombre. Yoda se baj de la silla flotante. Mace se levant, en seal de respeto. Los Maestros Jedi realizaron una inclina cin. saludando al Canciller Supremo con su acostumbrada formalidad. Este desech las for malidades. Pareca cansado. La carne pareca disolverse bajo la abolsada piel, ahondando sus ya marcadas mejillas. El hombre que le acompaaba era poco ms alto que un muchacho, aunque evidenciaba tener ms de cuarenta aos cumplidos. Era larguirucho, y su pelo castao raleaba sobre una cara tan completamente annima que Mace podra olvidarla en cuanto apartara la mirada de ella. Tena los ojos ribeteados de rojo, mantena un pauelo de tela pegado a la nariz y se asemejaba tanto a un funcionario burocrtic o menor, a un empleado gubernamental destacado en un inundo perdido, con seguridad laboral y nada ms, que Mace supuso automticamente que era un espa. Tenemos noticias de Depa Billaba. Pese a su razonamiento anterior, y ante la directa tristeza de la vo z del Canciller, el estmago le dio un vuelco a Mace. Este hombre acaba de llegar de Haruun Kal. Me terno que..., bueno, quiz sea mejor que ustedes mismos examinen la evidencia. Qu sucede? Mace senta la boca seca como la ceniza . La han capturado? El trato que poda esperar un Jedi de los separatistas de Dooku haba quedado claro en Geonosis. No, Maestro Windu dijo Palpatine . Me temo... Me temo que es algo bastante peor. El agente abri una gran bolsa de viaje y sac de ella un desfasado holopro yector. Tras un momento manoseando las controles, una imagen flot sobre la ebonita pulida hasta convertirse en un espejo de la mesa de Palpatine. A Yoda se le aplanaron las orejas. Sus ojos se estrecharon hasta formar rendijas. Palpatine apart la mirada. Ya la he visto demasiadas veces dijo. Las manos de Mace se tornaron puos. No consegua encontrar aire. Cada uno de los titilantes cadveres tena el tamao de un dedo. Cont diecinueve. Parecan humanos, o algo muy parecido. Haba varias chozas prefabricadas dispersas, reventadas, quemadas y derribadas. La escena estaba rodeada por las ruinas de lo que una vez debi de ser una empali zada. La jungla que lo rodeaba todo tena cuarenta centmetros de alto, y cubra metro y medio de mesa. Un momento despus, el agente suspiraba a modo de disculpa. Esto es..., bueno, parece ser, obra de los partisanos leales que dirige la Maestra Billaba. Yoda miraba fijamente. Mace miraba fijamente.

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All... Esas heridas... Mace necesitaba una visin mejor. Alarg la mano hacia la jungla, y la matriz lser del holoproyector form ondas luminosas alrededor de sus dedos. Eso. Pas la mano por un grupo de tres cadveres que yacan boca arriba, con heridas abiertas. Aumente eso. El agente del Servicio de Inteligencia de la Repblica respondi sin apartar el pauelo de los enrojecidos ojos. Ah, esto, s... Maestro Windu, esta grabadora es, bueno, es muy poco sofisticada, casi, eh, primitiva... Su voz desapareci en un estornudo que le hizo lanzarse hacia delante como si alguien le hubiera golpeado en la nuca . Perdonen..., perdonen. No puedo, mi sistema no tolera los supre sores estamnicos. Cada vez que vengo a Coruscant... Mace no movi la mano. No alz la mirada. Esper a que las quejas del agente se desvanecieran en el silencio. Diecinueve cadveres. Y este hom bre se quejaba de sus alergias. Aumente eso repiti Mace. Yo, eh... S, seor. El agente manipul los controles del holoproyector con manos que no temblaban mucho. No mucho. La selva desapareci con un chasq uido. Reapareci un instante despus, ocupando diez metros del suelo del des pacho. El entramado de las ramas superiores de los rboles hologrficos slo era pautas luminosas que sobresalan del techo. Los cadveres tenan ahora casi la mitad de su tamao real. El agente encogi la cabeza, frotndose furiosamente la nariz con el pauelo. Lo siento, Maestro Windu. Lo siento. Pero el sistema es... Primitivo, s. Mace vade entre las imgenes luminosas hasta agacharse junto a los cuerpos. Apoy los codos en las rodillas, doblando las manos ante su rostro. Yoda se acerc ms an, agachndose al inclinarse para ver mejor. Un instante despus, Mace clav una mirada en sus tristes ojos verdes. Lo ves? S... S repuso Yoda con voz ronca . Pero conclusiones de esto sacar no podemos. Eso mismo pienso yo. Para los que no somos Jedi... la voz del Canciller Supremo Palpatine tena la calidez, y serenidad de un poltico de carrera. Rode su escritorio con la ligera sonrisa de desconcierto que pone un buen hombre q ue se enfrenta a una fea situacin y espera que al final todo salga bien . Quiz puedan explicarnos? S, seor. Los dems cuerpos no revelan gran cosa, entre la descompo sicin y los carroeros. Pero la mutilacin del tejido blando de aqu... la mano de Mace traz unos movimientos curvos sobre los cortes que presen taba el torso hologrfico de una mujer ...no es producto de colmillos o garras. Y no es obra de un arma energtica. Ve la marca de las costillas? Un sable lser, incluso una vibrocuchilla, h abran atravesado el hueso. Esto se hizo con una hoja inerte, seor. El asco tens el rostro del Canciller Supremo. Una... hoja inerte? Quiere decir algo como..., como un trozo de metal? Un pedazo de metal afilado? Un pedazo de metal muy afilado, seo r. Mace inclin la cabeza un centmetro a la derecha. O de cermica. O de transpariacero. De carbo nita, incluso. Palpatine respir hondo, como intentando contener un escalofro. Parece... terriblemente basto. Y doloroso. A veces lo es, seor. No siempre. No se molest en explicar cmo lo saba . Pero estos cortes estn en paralelo, y casi todos tienen la misma extensin; es como

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si la mujer estuviera muerta antes de que le hicieran los cortes. O al menos inconsciente. O que... el agente sorbi, y tosi con aire de disculpa ...estuviera, bueno, atada. Mace le mir fijamente. Yoda cerr los ojos. Palpatine agach la cabe za, como sumido en el dolor. El conflicto de Haruun Kal tiene, eh, un historial de, bueno, llam mosle tortura recreativa. En ambos bandos el agente enrojeci como si le avergonzara conocer semejante cosa. A veces, la gente..., la gente odia tanto que no le basta con matar al enemigo... Un puo se cerr en el pecho de Mace. Que ese dbil hombrecillo ese civil pudiera acusar a Depa Billaba de semejante atrocidad, aunque slo fuera por implicacin, era algo que le inundaba el corazn de una ira enfer miza. Una mirada larga y fra le mostr todos los lugares del dbil cuerpo de ese dbil hombre donde podra matarlo con un nico y preciso golpe. El agente palideci como si pudiera contar los golpes en los ojos de Mace. Pero haca demasiado tiempo que Mace era un Jedi como para permitir que la ira se apoderase de l. Una o dos respiraciones profundas afl ojaron el puo que le apretaba el corazn, y se irgui. No he visto nada que indique la participacin de Depa. Maestro Windu... empez a decir Palpatine. Cul era el valor militar de ese poblado? E1 valor militar? El agente pareca sobresaltado . Ninguno, supongo. Slo eran exploradores selvticos balawai. Jups, los llaman. Algunos jups actan como si fueran tropas de civiles, pero los miembros de esas topas son casi siempre hombres. All haba seis mujeres. Y los mili cianos nunca, esto..., nunca l levan, eh. nios... Nios repiti Mace. El agente asinti con reticencia. Tres. Mmm, los bioescneres indican una nia de unos doce aos, y dos ms que deban de ser mellizos. Un nio y una nia. De unos nueve aos. Tuvimos que emplear los bioescneres... Sus ojos enfermizos suplicaron a Mace que no le dejara acabar. Unos das en la jungla apenas haban dejado de ellos lo suficiente para identifi carlos de otro modo. Comprendo dijo Mace. No eran milicianos, Maestro Windu. Slo exploradore s selvticos balawai que estaban donde no deban y cuando no deban. Exploradores selvticos? Palpatine pareca educadamente intere sado. Y qu son los balawai? Gente de fuera del planeta, seor dijo Mace. Las junglas de Haruun Kal son la nica fuente que existe de corteza de thyssel, y de hoja de portaak, de jinsol, de tyruun y de lamma. Entre otras cosas. Especias y maderas exticas? Y son lo bastante valiosas como para atraer a emigrantes de otros mundos? A una zona de guerra? Ha visto el precio que tiene la corteza de thyssel? Yo... Palpatine sonri con pesar . La verdad es que no me intere sa. Supongo que mis gustos son ms pedestres. Se puede sacar a un chico del Borde Medio, pero... Mace mene la cabeza. Eso no es relevante, seor. Aq u la cuestin es que eran civiles. Depa no se implicara en algo semejante. No puede. Apresurada tu declaracin es repuso Yoda con gravedad . Toda la evidencia me temo no hemos visto. Mace mir al agente, que volvi a sonrojarse.

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Bueno, esto, s... El Maestro Yoda tiene razn. Esta, eh, grabacin... movi la cabeza a su alrededor, sealando a los fantasmales cadveres que llenaban el despacho ...se hizo con el equipo de los exploradores, que est adaptado para el trabajo de Haruun Kal. ya que la elect rnica ms sofisticada... No necesito lecciones sobre cmo es Haruun Kal interrumpi Mace con voz cortante. Quiero esas pruebas. S, claro que s, Maestro Windu... El agente rebusc un segundo o dos en su bolsa de viaje, y luego sac un anticuado val o de cristal de datos. Se lo entreg . Es, eh, slo de audio, pero... hemos analizado la voz. No es exacta, y hay ruido de ambiente: otras voces, los ruidos de la jungla y esas cosas, pero hay una probabilidad de coincidencia de un noventa por cien. Mace sopes el valo de cristal. Se le qued mirando. All. Justo all, bastara con clavar la ua para partirlo en dos. Debera hacerlo , pens. Romper esta cosa. Partida ahora mismo en dos. Destruirla sin escucharla. Porque lo saba. Poda sentirlo. En la Fuerz a. Lneas de tensin brota ban del valo como las escamas de escarcha que cubren el transpariacero superfro. No consegua identificar la pauta, pero s sentir su poder. Esto poda ser feo. Dnde la encontr? Estaba, eh, en el lugar. De la masacre. Esta ba..., bueno, en ese lugar. Dnde la encontr? El agente se encogi. Mace volvi a respirar hondo. Y otra vez. Con la tercera inspiracin se le relaj el puo del pecho. Disculpe. A veces olvidaba lo intimidante que encontraban algunos hombres su voz y su altura. Por no mencionar su reputacin. No deseaba que le tuvie ran miedo. Al menos no los hombres leales a la Repblica. Por favor dijo. Puede ser importante. El agente farfull algo. Perdn? He dicho que estaba en la boca de la mujer. Agit la mano en direccin al cadver hologrfico que estaba a los pies de Mace . Alguien le haba... cerrado y sujetado la mandbula para que los carroeros no llegaran a ella cuando..., bueno, ya sabe, los carroeros prefieren la.... la..., la lengua... La nusea estall bajo las costillas de Mace. Sinti un cosquilleo en las yemas de los dedos. Mir la imagen de la mujer. Esas marcas de su cara... Las haba considerado slo marcas, algn tipo de hongo o una colonia de moho. Ahora sus ojos vean lo que eran, y de se que no lo hicieran: bultos de color dorado mate bajo la mandbula. Espinas de latonbejuco. Alguien las haba utilizado para cerrarle la mandbula. Tuvo que apartar la vista Se dio cuenta de que tambin necesitaba sentarse El agente continuaba hablando. Nuestro jefe de estacin recibi una llamada y me envi a compro barla. Alquil un rondador de vapor a unos jups arruinados, contrat a un puado de lugareos que saban manejar armas pesadas y fuimos hasta all. Lo que encontramos... Bueno, ya puede verlo. Ese valo de datos..., cuando lo encontr... Mace mir fijamente al hombre, como si no lo hubiera visto nunca antes. Y no lo haba hecho; slo ahora le vea, por fin, de verdad. Era un hombrecillo mediocre, de rostro blando y voz insegura, con alergias y manos temblorosas. Un hombrecillo mediocre que deba de tener una gran fortaleza interior, que Mace apenas poda imaginar, para haberse dirigido a esa escena que Mace apenas poda encajar vindola en una imagen lser translcida y limpia de sangre; para haber tenido que olerlos, incluso tocarlos; para abrirle la boca a una mujer muerta...

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Y despus traer las grabaciones aqu y revivirlo nuevamente todo... Mace podra haberlo hecho. Eso crea. Probablemente. Haba viajado mucho, y visto algunas cosas. Pero no como sta. Nuestras fuentes estn muy seguras de que la llamada proceda del propio FLM dijo el agente. Palpatine le mir inquisitivo. Mace habl sin apartar la mirada del agente. El Frente de Liberacin Mesetario, seor. Es el grupo partisano de Depa; "mesetario" es una traduccin aproximada de korunnai, el nombre que se dan las tribus de la montaa. Korunnai? Palpatine frunci el ceo con aire ausente . No es se su pueblo, Maestro Windu? Mi... tribu se oblig a separar la mandbula . S, Canciller. Tiene usted buena memoria. Es un truco de poltico Palpatine sonri de una forma autoin dulgente y le quit importancia con un gesto de la mano . Contine, por favor. El agente se encogi de hombros, como si no le quedara ms por contar. Estamos recibiendo muchos... informes preocupantes. Ejecuciones de prisioneros. Emboscadas a civiles. Por parte de ambos bandos. Normalmente no se pueden verificar. La selva... se lo traga todo. As que cuando recibimos esta llamada... Lo encontraron porque al guien quera que lo encontraran acab Mace por l . Y ahora cree... Mace gir el valo de datos una y otra vez entre los dedos, observando cmo captaba destellos de luz. Cree que han podido matar a esa gente slo para entregar este mensaje. Qu idea ms horrible! Palpatine se apoy despacio en el borde de su escritorio. Se dirigi al agente . Eso no puede ser cierto, verdad? El agente se limit a mantener la cabeza gacha. Las orejas de Yoda se inclinaron hacia atrs, y sus ojos se estrecharon. En algunos mensajes... cmo se presentan lo ms importante es. Secundario su contenido es. Palpatine neg con la cabeza, incrdulo. Esos partisanos del FLM. Se han aliado con ellos? Los Jedi se han aliado con ellos? Qu clase de monstruos son? No lo s Mace devolvi el valo al agente . Vamos a descubrirlo. El hombre lo insert en un puerto situado en un costado del holopro yector y accion un interruptor. Los altavoces de onda de fase del holoproyector hicieron que la selva que los rodeaba cobrara vida c on los nidos: el rumor del viento agitando las hojas, el chirrido de los gritos de insectos, el suave chillido de los pja ros al pasar, el aullido y los gruidos de lejanos depredadores. Por entre los remolinos y burbujeos de sonido vagaba un susurro sinu oso, como una serpiente de ro. Un susurro humano, o casi humano. Una voz murmurando algo en bsico: palabras y frases ocasionalmente comprensibles, y que a veces se perdan bajo la distorsin de las ondas de la superficie acstica. Mace capt las palabr as "Jedi", y "noche" o "coche" y algo sobre "mirar entre las estrellas...". Mir a la gente con el ceo fruncido. No puede limpiar esto? Est limpio respondi, sacando un datapad de su bolsa de viaje. Lo encendi, apretando una tecla, y se lo pas a Mace. Hemos hecho una transcripcin. Es provisional. Es lo mximo que hemos conseguido. La transcripcin era fragmentada, pero bast para que a Mace se le pusiera el vello de los brazos de punta: "El Templo Jedi... ense (o puede que avis)... oscuridad. .. un enemigo. Pero... Jedi... al abrigo de la noche".

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Un susurro estaba completamente claro. Ley las palabras en la pantalla del datapad mientras el susurro pareca brotar justo detrs de su hombro. "Utilizo la noche, y la noche me utiliza a m." Se le olvid respirar. Eso era malo. Empeor. El susurr cobr fuerza y se torn una voz. Una voz de mujer. La voz de Depa. En el datapad de su mano, y murmurando en el aire, a su espalda... "Me he convertido en la oscuridad de la selva." La grabacin continu hablando. Y hablando. El murmullo le vaci de emocin, de fuerza, hasta de pensamiento: cuanto ms desvariaba ella, ms vaco se senta l. Pero sus ltimas palabras se las arreglaron para provocarle un ltimo impacto en el pecho. Ella le hablaba a l.. "S que vendrs a por m, Mace. Nunca debiste enviarme aqu. Y yo no deb haber venido nunca. Pero no se puede deshacer lo que ya se ha hecho. S que crees que me he vuelto loca. No es as. Lo que me ha pasado es mucho peor." "Me he vuelto cuerda" "Por eso vendrs, Mace. Por eso tendrs que venir." "Porque no hay nada ms peligroso que un Jedi que ha encontrado la cordura." La voz se perdi en los ruidos de la jungla. Nadie se movi o habl. Mace se sent, apoyando la barbilla en los dedos entrelazados. Yoda se apoy en el bastn, con los ojos cenados y la boca apretada por el dolor interior. Palpatine mir solemne a la selva hologrfica, como si pudiera ver algo real ms all de sus lmites. Esto..., eh, es todo dijo el agente, alargando una mano dubitativa hacia el holoproyector y moviendo un interruptor. La selva se desvaneci como un mal sueo. Todos se agitaron, reaccionando, arreglndose la ropa. El despacho de Palpatine pareca ahora irreal, como si el limpio suelo alfombrado, las l neas cortantes de los muebles, el aire puro filtrado y el paisaje de Coruscant que llenaba los grandes ventanales fueran la proyeccin hologrfica; y, en realidad, todava estuvieran en la selva. Como si lo nico real fuera la selva. Mace habl primero. Ella tiene razn alz la cabeza de las manos . Tengo que ir tras ella. Solo. Palpatine alz las cejas. Eso parece... imprudente. De acuerdo con el Canciller Palpatine estoy dijo Yoda despacio . Un gran riesgo hay. Demasiado valioso eres. Enviar a otros debemos. No hay otro que pueda hacer esto. Seguramente, Maestro Windu la sonrisa de Palpatine era de res petuosa incredulidad, un equipo de operaciones encubiertas del Servicio de Inteligencia de la Repblica, o incluso un equipo de Jedi... No Mace se levant y ech atrs los hombros. Debo ir yo. Por favor, todos comprendemos su preocupacin por su antigua estu diante, pero seguramente... Motivos debe de tener, Canciller Supremo dijo Yoda. Escucharlos debemos. Ni siquiera Palpatine quiso discutir eso al Maestro Y oda. Mace se esforz por dotar de cierta seguridad a sus palabras. Su difi cultad para hacerlo naca de su forma especial de percepcin. Haba cosas que le resultaban tan evidentes que le costaba describirlas. Era como expli car que estaba lloviendo estand o parado en medio de una tormenta. Si Depa se ha... vuelto loca, o, lo que es peor, ha cado en el Lado Oscuro empez a decir, es vital que los Jedi sepamos por qu. Que descubramos qu le hizo eso. Mientras no lo sepamos, ningn Jedi deber exponerse a ello ms all de lo

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absolutamente necesario. Por otro lado, esto tambin puede ser falso, un intento deliberado de incriminarla. El ruido de ambiente de la grabacin... Mir al agente. Si su voz era falsa, sintetizada, por ejemplo, por ordenador, todo ese ruido podra servir para enmascarar la evidencia de la simulacin, no es as? El agente asinti. Pero, por qu querra alguien culparla? Mace hizo un gesto, desechando la idea. En cualquier caso, hay que arrestarla. Y cuanto antes, para que los rumores de esas masacres no se extiendan al resto de la galaxia. Incluso aunque ella no tenga nada que ver, el mero hecho de que se asocie el nom bre de una Jedi a esos crmenes bastara para poner en peligro la confian za que tiene el pblico en los Jedi. Ella debe responder a las acusaciones antes de que stas se hagan pblicas. De acuerdo, debemos arrestarla acept Palpatine . Pero la pregunta sigue en el aire, por qu por usted? Porque quiz no quiera venir. Palpatine le mir pensativo. Yoda alz la cabeza y abri los ojos para mirar al Canciller Supremo. Si rebelde se ha vuelto... encontrarla difcil ser. Apresarla... baj la voz, como si las palabras le causaran dolor . Peligroso ser. Depa fue mi padawan Mace se apart del escritorio para mi rar por el ventanal hacia el reluciente crepsculo que oscureca lentamente el pai saje de la capital . El lazo que une a Maestro y padawan es... intenso. Nadie la conoce mejor que yo, y ningn Jedi vivo ha pasado ms tiempo que yo en esas selvas. Soy el nico que puede encontrarla si ella no quiere que la encuentren. Y si hay que... Trag saliva y mir al disco de luz lunar que rebotaba en uno de los espejos orbitales. Si hay que... detenerla dijo por fin, quiz yo tambin sea el nico que pueda hacerlo. Las cejas de Palpatine se alzaron mostrando educada incomprensin. Mace respir hondo, sorprendindose una vez ms al mirarse las manos, mirando a travs de ellas, viendo slo una imagen en su mente, tan definida corno un sueo: sable lser contra sable lser en las salas de entre namiento del Templo, el fogonazo verde de la hoja de Depa, que pareca atacar desde todas partes a la vez. No poda deshacer lo que haba hecho. No haba segundas oportunidades. La voz de ella reson en su interior: "No hay nada ms peligroso que un Jedi que ha encontrada la cordura" , pero slo dijo... Es una maestra del vaapad. En el silencio que sigui, estudi los pliegues y arrugas de sus dedos entrelazados, centrando su atencin en su campo visual para mantener a raya los o scuros fantasmas de la hoja de Depa, refulgiendo hacia cuellos Jedi. Vaapad? repiti finalmente Palpatine. Puede que se hubiera cansado de esperar a que alguien se explicara . No es alguna clase de animal? Un depredador de Sarapin aport Yoda con gravedad. Tambin es el apodo que a la sptima forma de combate con sable lser los estudiantes dan. Eh, tena entendido que slo eran seis. Seis fueron durante varias generaciones Jedi. La sptima... poco conocida es. Poderosa forma es. De todas la ms letal. Pero peligrosa es, tanto para su Maestro como para sus contrincantes. Pocos la han estudiado. Slo un estudiante su maestra ha alcanzado. Pero si ella es la nica que domina ese estilo, y si es tan peligrosa. qu le hace pensar...

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No es la nica que lo domina, seor interrumpi Mace, alzando la cabeza para afrontar el ceo de Palpatine . Es la nica de mis estudiantes que se ha convertido en una maestra. La nica de sus estudiantes repiti Palpatine. Yo no estudi el vaapad Mace dej caer l as manos a los costados. Yo lo cre. Las cejas de Palpatine se juntaron pensativas. S, ya creo recordarlo. Una referencia en un informe suyo a la trai cin del Maestro Sora Bulq. Acaso no lo entren tambin a l? No afir maba l ser tambin un maestro de este vaapad? Sora Bulq no fue estudiante mo. Su... compaero, tal vez? Y l nunca domin el vaapad repuso Mace hoscamente. El vaapad lo domin a l. Ah... Ah, ya veo... Con el debido respeto, seor, pero creo que no. Lo suficiente como para preocuparme, slo un poco la calidez de la sonrisa de Palpatine quitaba insulto a sus palabras . Decas que la relacin entre Maestro y padawan es intensa, y lo creo. Cuando se enfrent a Dooku en Geonosis... Preferira no hablar de Geonosis, Canciller dijo Mace en voz queda. Depa Billaba fue vuestro padawan. Y quiz sea tambin su amiga ms ntima, no es as? Est usted seguro de que podr matarla si es necesario? Mace mir al suelo, a Yoda, al agente secreto, y finalmente tuvo que volver a enfrentarse a los ojos de Palpatine. La pregunta no proceda slo de Palpatine de Naboo, sino que la formulaba el Canciller Supremo. Su cargo exiga una respuesta. Quiera la Fueran que no tenga que descubrirlo dijo Mace lentamente.

PRIMERA PARTE HOMBRES EN LA SELVA CAPTULO 1 LA ESPIRAL DESCENDENTEA travs del transpariacero curvado, Haruun Kal se mostraba ante l como una pared de nubes atravesada por montaas. Pareca lo bas tante cercana como para poder tocarla. La rbita de la lanzadera traz un lento descenso en espiral hacia la superficie. Pronto podra tocarla de verdad. La lanzadera estaba diseada para transportar slo veinte pasajeros: pero, aun as, estaba vaca en sus tres cuartas partes. La compaa de pasa jeros la haba comprado de segunda mano a una casa de turismo. El fuse laje tubular era por completo de transpariacero, con el exterior marcado y asaeteado por microagujeros, y el interior sin ms adorno que las tiras gri ses antideslizantes colocadas entre los asientos. Mace Windu era el ni co humano a bordo. Sus compaeros de viaje eran dos kubaz que silbaban excitados ante las posibilidades culinarias que ofrecan los escarabajos de pinza y los zumbogusanos, y una pareja dispa reja, compuesta por un kitonak y un pho ph'eahiano, que pareca formar un do cmico de gira, y cuya charla enlatada hizo que Mace deseara unos tapones para los odos. O estar en el vaco absoluto. O una simple sordera a la antigua. Deban de haber cado muy bajo para tomar una lanzadera turstica a Pelek Baw, capital de Haruun Kal y cementerio de cualquier cmico de saln que se precie. Las compaas de pasajeros del Bucle

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Gevarno slo paraban en ese lugar porque tenan que hacer alguna escala en el espacio antes de poder dar el salto fuera del sistema. Mace se sent todo lo lejos de los dems que le permita el limitado espacio de la lanzadera. El Maestro Jedi llevaba la ropa adecuada para su tapadera: un manchado jubn de cuero de pantera de las arenas corelliana sobre una camisa suelta que sola ser blanca, y ajustados pantalones negros con parches gri ses. Sus botas tenan cieno asomo de brillo, pero slo por encima del tobi llo. El resto estaba gastado hasta casi parecer ante. La nica parte de su atuendo que estaba bien cuidada era la liviana cartuchera que llevaba sujeta al muslo derecho, y la brillante Merr -Sonn Energtica 5 que llevaba en ella. Guardaba el sable lser en el macuto que tena bajo el asiento, camuflado como una anticuada barra luminosa. El datapad de su regazo tambin era un disfraz. Aunque funci onaba lo bastante bien como para codificar su diario, era en su mayor parte un transmisor subespacial en miniatura sintonizado en la frecuencia de banda que controlaba el crucero Halleck, aparcado en el sistema Ventrano. La Tierras Altas de Korunnal aparec i ante l como una vasta meseta en todos los tonos concebibles de verde, salpicada de remolinos sin fondo de nubes y entrecruzada a un lado y a otro por cordilleras montaosas. Algunas de las cumbres ms altas estaban cubiertas de blanco, y muchas de las ms bajas emitan ondeantes nubes de humo y gas. La lanzadera ya dejaba atrs la mitad oriental de la regin y se hunda en la sombra del planeta, donde puntos de color anaranjado y rojo oscuro motearon el mundo, como ojos de depredadores al acecho fuera del crculo de la luz de una fogata de campamento. Eran las calderas abiertas de los muchos volcanes activos de las tierras altas. Era hermoso. Mace apenas se fij. Sostena la varilla del datapad falso y hablaba en voz muy, muy baja. ***

DE LOS DIARIOS PRIVADOS DE MACE WINDU. [Entrada Inicial a Haruun Kal].Depa est ah abajo. En este mismo momento. No debera pensar en esto. No debera pensar en ella. Todava no. Pero... Est ah abajo. Lleva meses ah abajo. No puedo imaginar lo que ha podido pasarle. No quiero imaginarlo. Lo descubrir muy pronto. Enfocar. Tengo que enfocar. Concentrarme en lo que s con certeza mientras espero a que el cieno se asiente y el agua se aclare... Es una leccin de Yoda. Pero a veces uno no puede esperar. Y, a veces, el agua nunca se aclara. Puedo concentrarme en lo que s de Haruun Kal. S mucho. Aqu va una parte. HARUUN KAL (Al'har I): nico planeta del sistema AL'HAR. Haruun Kal es el nombre que recibe en el idioma de la poblacin indgena, llamada korunnai (mesetarios). Su traduccin aproximada en bsico es "sobre las nubes". El mundo parece ocenico desde el espacio, con apenas unas islas de verdes cumbres sobresaliendo del revuelto mar multicolor. Pero es un espejismo, ya que el mar que puntan esas islas no es lquido, sino un ocano de gases txicos, ms pesados que el aire, que ascienden de forma incesante desde los innumerables volcanes activos del planeta. Los respiradores de oxgeno slo pueden sobrevivir en la cima de las mon taas y en las altas mesetas, y no en todas ellas; pues, cuando no se elevan muy por encima del mar de nubes, son vul nerables a los

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impredecibles vientos de Haruun Kal. Sobre todo durante el breve invierno del planeta, cuando sopla el thakiz baw'kal la tormenta inferior y los vientos pueden elevar las espesas nubes a la altura necesaria para barrer en pocas horas a los respiradores de oxigeno que pueda haber en las tierras bajas. Su capital, PELEK BAW, est localizada en la nica masa terrestre habitada, la meseta conocida como TIERRAS A LTAS DE KORUNNAL, y es el principal asentamiento per manente de este planeta cubierto, sobre todo, de jungla. Los indgenas humanos viven en pequeos grupos tribales seminmadas llamados ghsh y evitan los asentamientos mante nidos por visitantes de otros mundos pertenecientes a una gran variedad de especies. Los korunnai encuadran a los visi tantes de otros mundos y a las personas que viven en esos asentamientos dentro de la denominacin un tanto desdeosa de "balawai" ("gente de abajo"). Hay una larga historia de conflictos locales no organizados... Esto no me sirve. No puedo resumir todo lo que s de Harun Kal haciendo una descripcin de gua turstica. Tengo demasiados conocimientos matizados por el color de los destellos del sol y el olor del viento que sopla desde detrs de Los Hombros del Abuelo; por la sedosa onda de una primera capa de hierba bajo mis dedos y la fuerte picadura de la Fuerza que produce un perro akk. Yo nac en Haruun Kal. En lo ms profundo de la meseta. Soy un korun de pur a sangre. Cien generaciones de mis antepasados respiraron ese aire y bebieron esa agua, comieron los frutos de ese suelo y fueron enterados en sus profundidades. Slo volv una vez, hace treinta y cinco aos estndar, pero siempre he llevado conmigo este mundo. La sensacin que me produce. La violencia de sus tormentas. El creciente entramado de sus junglas. El tronar de sus junglas. Pero no es mi hogar. Mi hogar es Coruscant. Mi hogar es el Templo Jedi. No tengo recuerdo alguno de mi infancia entre los korunnai. Mi primer recuerdo es la bondadosa sonrisa de Yoda y sus enormes y amables ojos cerca de m, y sigue siendo muy intenso. No s la edad que tendra yo entonces, pero estoy seguro de que todava no poda andar. Quiz fuera demasiado pequeo para sostenerme en pie. En el recuerdo puedo ver mis regordetas manos de beb alargndose para tirar de los blancos mecho nes de pelo situados sobre las orejas de Yoda. Me recuerdo chillando "aullando como un lumimurcielago herido", pre fiere describirlo Yoda cuando un juguete, tal vez un sonajero, se agitaba fuera de mi alcance. Recuerdo que ninguna medida de gritos, chillidos, aulli dos o lgrimas poda acercar un solo milmetro ms ese sonajero a mi peque o puo. Y recuerdo el instante en que cog por primer a vez ese juguete sin usar las manos; cuando pude sentir cmo flotaba all, y cmo lo sostena la mente de Yoda..., y cmo la Fuerza empez a susurrarme al odo. En mi siguiente leccin, Yoda vino a llevarse el sonajero; y yo, con mi egosmo instintivo de beb, me negu a soltarlo, sujetndolo con las dos manos y con todo lo que poda invocar de la Fuerza. El sonajero se rompi algo que, para mi mente infantil, fue una tragedia semejante al fin del mundo , pues se era el modo que tenan los Jedi de presen tarme la ley Jedi del no apegamiento, la forma de decir que aferrarse con demasiada fuerza a lo que amamos acaba por destruirlo. Y tambin nos rompe el corazn. Es una leccin en la que ahora mismo no quiero pensar. Pero no puedo evitarlo. Ahora mismo no. No mientras estoy aqu arriba, y Depa est ah abajo. Depa Billaba entr en mi vida por accidente, por una de esas alegres coincidencias que a veces son el don de la galaxia. La encontr tras enfrentarme y matar a los

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piratas que haban asesinado a sus pad res: esos piratas haban secuestrado a la pequea hija de sus vctimas. Nunca supe lo que queran hacer con ella. O hacerle. Me niego a especular. Es una ventaja de la disciplina mental Jedi. Puedo dejar de imaginar esas cosas. Creci en el Templo hasta a lcanzar la adolescencia y se hizo mujer siendo mi padawan. El momento ms orgulloso de mi vida fue el da en que me ergu y me dirig al Consejo Jedi para que diera la bienvenida a su nuevo miembro. Fue una de las Jedi ms jvenes que se han presentado al Consejo. El da de su ascenso, Yoda sugiri que mis enseanzas fueron las que la hicieron progresar tanto pese a ser tan joven. Creo que dijo esto movido ms por la cortesa que por la honestidad. Si haba llegado tan lejos, pese a ser tan joven, fue por s er ella quien era. Mis enseanzas tuvieron poco que ver. Nunca he conocido a nadie como ella. Depa es para mi ms que una amiga. Es uno de esos peligrosos apegamientos. Es la hija que nunca tendr. Ni toda la disciplina Jedi de la galaxia puede dominar por completo al corazn humano. Oigo su voz una y otra vez...: "nunca debiste enviarme aqu, y yo nunca deb venir...". No puedo dejar de buscar en la Fuerza, aunque s que es intil. Hay un misterioso velo de oscuridad que nubla la Fuerza desde poco antes de que Qui-Gon Jinn y ObiWan Kenobi se presentaran ante el Consejo para infor mar del renacer de los Sith. De cerca en tiempo y espacio , la Fuerza es lo que siempre ha sido: gua y aliado, ojos invisibles y manos que no se ven. Pero cuando intento buscar a Depa con la Fuerza, slo encuentro sombras informes y amenazadoras. La pureza cristalina de la Fuerza se ha convertido en una espesa niebla de amenaza. Pero... "lo que se ha hecho no puede deshacerse...". Puedo menear la cabeza hasta que mi cerebro se agite en mi crneo, pero seguir sin poder apartar de m esas palabras. Debo despejar mi mente. Pelek Baw sigue siendo zona separatista, y tengo que mantenerme alerta. Debo dejar de pensar en ella. En vez de eso, pienso en la guerra. Ha pillado completamen te desprevenida a la Repblica. Tras mil aos de paz, nadie, y menos nosotros, los Jedi, pensbamos que pudiera desa tarse una guerra civil. Cmo bamos a pensarlo? Ni siquiera Yoda poda recordar la ltima guerra. La paz es algo ms que una tradicin, es la base misma de la civilizacin. sa era la gran ventaja de la Confederacin: los separatistas no slo esperaban una guerra, sino que contaban con ella. Tenan naves preparadas cuando las humeantes Guerras Clon estallaron en las llamas de Geonosis. En la s semanas que siguieron, los sepa ratistas se diseminaron por toda la galaxia, sembrando las rutas hiperes paciales con sus fuerzas: mientras los Jedi atendamos a los heridos y llorbamos a los muertos: mientras el Senado intentaba reunir una flota cualquier clase de flota que pudiera equipararse a la potencia de la Confederacin de Sistemas Independientes; y mientras el Canciller Supremo Palpatine suplicaba y negociaba, y a veces hasta amenazaba a los senadores inseguros, no slo para que permanecieran fieles a la Repblica, sino para que respaldaran con crditos y recursos a su ejrci to de clones. Las principales incursiones en espacio separatista haban sido atacadas por cazas droides respaldados por nuevas naves: acora zados geonosianos construidos e n astilleros secretos. Haba sido una obra maestra de la estrategia. Cualquier ataque a los mundos de la Confederacin era bloqueado y retrasado lo suficiente como para impedir la intervencin de refuerzos; y cualquier ataque con potencia suficiente para r epeler con rapidez a los cazas dejara cientos o miles de mundos de la Repblica indefensos ante una rpida represalia de los sepa ratistas, que podan reagrupar sus fuerzas a voluntad

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tras su frontera defendida por androides, y atacar despus los pequeos sistemas de la Repblica para anexionrselos. Habamos perdido, incluso antes de que la Repblica pudiera prepararse para el combate. Yoda es el maestro estratega del Consejo Jedi. Una vida tan larga como la suya predispone a ver la imagen en su conjunto y a pensar a largo plazo. Fue l quien desarroll nuestra actual estrategia de enfrentamientos limitados en mltiples frentes. Nuestro objetivo es acosar a los separatistas, agotarlos en una guerra de desgaste, mermados e impedir que consoliden sus posicio nes. De este modo esperamos poder ganar tiempo para poder convertir la titnica base industrial de la Repblica en una fbrica de naves, armas y dems material blico. Y tiempo para entrenar a nuestras tropas. Las tropas de clones kami noanos no son slo los mejores soldados de que disponemos, sino que son prcticamente los nicos. Los empleamos para entrenar en tcticas y armamento a voluntarios civiles y a personal de polica, pero los separatis tas se las han arreglado para mantener completamente ocupado s al milln doscientos mil soldados que tenemos, hacindoles ir de un sistema y de un planeta a otro para enfrentarse a los ataques de la desconcertante variedad de androides blicos que la TecnoUnin fabrica en cantidades aparentemente ilimitadas, y con el respaldo financiero de la Federacin de Comercio. Dado que slo para defender los sistemas de la Repblica necesitamos todos nuestros clones, nos hemos visto obligados a encontrar formas de atacar sin ellos. Los separatistas no disfrutan de una populari dad absoluta, ni siquiera dentro de sus sistemas centrales, y en todas las sociedades hay elementos marginales dispuestos a rebelarse contra la autoridad. Los Jedi se han infil trado en centenares de mundos con la misma misin: organizar una resistencia le al, entrenar a los partisanos en el sabotaje y la guerra de guerrillas, y hacer todo lo posible para desestabilizar los gobiernos separatistas. A eso vino Depa Billaba a Haruun Kal. Yo la envi aqu. El sistema Al'Har, del que Haruun Kal es el nico planeta, est en un cruce de varias rutas hiperespaciales. Es el centro de una rueda llamada el Bucle Gevarno, cuyos radios llevan a los sistemas separatistas de Killisu, Jutrand, Loposi y al cmulo estelar Gevarno, as como a los sistemas leales a la Repblica de Opari, Ventran y Ch'manss. Debido a las configuraciones estelares locales y a la sensibilidad que tienen los hipermotores modernos ante las masas planetarias, cualquier nave que viaje de uno de eso s sistemas a otro puede ganar vanos das estndar de viaje pasando por Al'Har, incluso contando con el da de trnsito en el espacio real que debe pasar en el sistema. Ninguno de esos sistemas tiene un gran valor estratgico, pero la Repblica ya ha perdido demasiados sistemas por secesin como para arriesgarse a perder alguno ms por conquista. El control del cace de Al'Har garantiza el control de toda la regin. Se decidi que Haruun Kal mereca la atencin del Consejo, y no slo por su uso militar. En los archivos del Templo hay informes de antroplogos Jedi que estudiaron las tribus korun. Se ha teorizado que una nave espacial Jedi pudo hacer un aterrizaje forzoso en el planeta quiz mil aos atrs, durante el caos de la guerra Sith, cuando tantos Jedi se perdieron. En las selvas de Haruun Kal hay varias especies de hongos nativos que devoran metales y silicatos. Una nave que no pudiera elevarse de inmediato se vera atrapada para siempre, y su equipo de comunicaciones seria igualmente vulnera ble a ellos. Los antroplogos creen que esos nufragos Jedi pudieron ser los antepasados de los korunnai. sta es la mejor explicacin que tienen para una curiosa realidad gen tica: todos los korunnai pueden contactar con la Fuerza.

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La verdadera explicacin puede se r ms sencilla: Tienen que hacerlo, pues los que no pueden usar la Fuerza no sobreviven mucho tiempo. Los humanos no pueden vivir en esas selvas; y los korunnai sobreviven siguien do a las manadas de herbosos. Los herbosos, gigantes de seis patas, se abren paso por la jungla empleando sus antebrazos y sus enormes fauces. Su nombre viene de los prados de hierba que dejan a su paso. Es en esos prados donde los korunnai viven de forma precaria. Los herbosos protegen a los korunnai de la selva, y los korunnai p rotegen a su vez a los herbosos con la ayuda de los feroces perros akk, compaeros en la Fuerza. Cuando los antroplogos Jedi se disponan a partir, pidieron a los ancianos del ghsh Windu que les permitieran llevarse con ellos a un nio al que entrenar en las artes Jedi, para recuperar as el talento de los korunnai en la Fuerza, y para servir a la paz de la galaxia. se fui yo. Era un beb, un hurfano, bautizado con el nombre de mi ghsh, dado que la jungla se haba llevado a mis padres antes del da de mi bautizo. Yo tena seis meses de edad. Tomaron la decisin por m. Nunca me ha importado. Depa vino aqu a entrenar a los korunnai para que fueran partisanos antigubernamentales. El Gobierno Civil de Haruun Kal est compuesto en su totalidad por balawai: emigrantes del exterior y sus descendientes, beneficiarios de los intereses financieros que hay tras el comercio de cor teza de thyssel. Es un Gobierno de balawai por balawai y para balawai. Korun abstenerse. El Gobierno y la milicia planetaria que es su brazo armado se unieron a la Confederacin de Sistemas Independientes en un cnico movimiento para anular una investigacin iniciada por el Departamento Judicial sobre su trato de los nativos korun. Los separatistas proporcionan armas a la milicia y, a cam bio de poder emplear el espaciopuerto de la capital para reparaciones y reaprovisionamiento de la flota arriar de cazas droides, hacen odos sordos ante las actividades balawai ilegales en la Tierras Mas de Korunnal. Pero, con la llegada de Depa, los separ atistas haban descubierto que hasta un pequeo grupo de guerrilleros decididos poda tener un efecto devastador en cualquier operacin militar. Sobre todo cuando esos guerrilleros pueden emplear la Fuerza. En eso se centr una buena parte de la argumentac in de Depa para venir a este planeta, y por ello insisti en ocuparse personalmente de la misin. Los usuarios de la Fuerza no entrenados pueden resultar extrema damente peligrosos, y de ese tipo de comunidades puede surgir una impredecible cantidad de ta lentos descontrolados. El dominio del vaapad que tiene Depa la hace prcticamente imbatible en un combate personal, y su entrenamiento cultural en las elegantes disciplinas mstico -filosficas de los Adeptos de Chalactan la convierten en alguien especialme nte resistente a toda forma de manipulacin mental, desde la influencia mediante la Fuerza al lavado de cerebro mediante tortura. Tambin sospecho que una parte del motivo por el que insisti en encargarse de la misin era de ndole sentimental: creo que v ino porque yo nac en Haruun Kal. Aunque este mundo nunca haya sido mi verdadero hogar, siempre he llevado su sello. La cultura korun se basa en una premisa muy simple, a la que llaman los Cuatro Pilares: honor, deber, familia y rebao. El Primer Pilar es el honor, la obligacin que tienes para contigo mismo. Acta con integridad. Di la verdad. Lucha sin miedo. Ama sin reservas. Ms grande que ste es el Segundo Pilar, el deber, la obligacin que tie nes hacia los dems. Haz tu trabajo. Trabaja duro. Obedec e a los ancianos. Defiende tu ghsh. Todava ms grande es el Tercer Pilar, la familia. Cuida a tus padres. Ama a tu esposa. Ensea a tus hijos. Defiende tu sangre.

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El mayor de todos es el Cuarto Pilar, el rebao, pues la vida del ghsh depende de los rebaos de herbosos. Tu familia es ms importante que tu deber, tu deber est por encima del honor. Pero nada es ms importante que tu rebao. Si el bienestar del rebao requiere que sacrifiques tu honor, lo sacrificars. Si requiere que dejes a un lado tu deber, lo dejars de lado. Cueste lo que cueste. Incluida tu familia. Yoda ha comentado que cree que llevo los Cuatro Pilares en las venas, con mi sangre korun, aunque sal de Haruun Kal siendo slo un beb y volv slo una vez, siendo muy joven, para entrena rme con los grandes akk en la conexin que tienen los korun con la Fuerza. Dijo que el honor y el deber son tan naturales en m como el respirar, y que la nica diferencia que me ha marcado mi entrenamiento Jedi ha sido convertir a los Jedi en mi fami lia y a la Repblica en mi rebao. Es un comentario adulador. Quisiera que fuera cierto, pero no tengo una opinin al respecto. No me interesan las opiniones. Me interesan los hechos. ste es un hecho: encontr el punto de ruptura del Bucle Gevarno. Un hecho ms: Depa se present voluntaria para atacarlo. Y otro hecho... Que ella dijo: "Me he convertido en la oscuridad de la selva." *** El espaciopuerto de Pelek Baw ola a limpio. No lo estaba. Era el tpico puerto de mundo fronterizo: sucio, desorganizado y medio congestionado con restos oxidados de naves inutilizadas. Mace baj la rampa de la lanzadera sujetando el macuto por las co rreas. Un asfixiante calor hmedo arranc sudor de su crneo afeitado. Apart los ojos de la chatarra veteada de ocre y de los envoltorios arrugados de nutripaquetes vacos dispersos por la pista de aterrizaje, y mir el neblinoso cielo turquesa. Las blancas cumbres de Los Hombros del Abuelo se alzaban sobre la ciudad: era la montaa ms elevada de la Tierras Altas de Korunnal, u n volcn activo con docenas de crteres. Mace record el sabor que tena la nieve all donde empezaban los rboles, la frialdad del escaso aire y las resi nas aromticas de los matojos de hoja perenne que crecan bajo la cumbre. Haba pasado demasiado tiem po de su vida en Coruscant. Ojal hubiera venido aqu por otro motivo. Por cualquier otro motivo. El brillo pajizo que impregnaba el aire que le rodeaba explicaba el olor a limpio: un campo de esterilizacin quirrgica. Se lo esperaba. El espa ciopuerto siempre haba tenido un potente campo asptico para proteger naves y equipos de las distintas clases de hongos nativos que se alimenta ban de metales y silicatos. El campo tambin acababa con todas las bacte rias y mohos que habran hecho que el espaciopuert o oliera como un refri gerador sobrecargado. Las duchas probiticas del espaciopuerto continuaban estando en el mismo fortn largo y bajo de durocemento manchado de moho, pero la entrada se haba ampliado con una gran oficina de aspecto improvisado constru ida con plastiespuma inyectada, cuya puerta era tuna losa de espu ma que colgaba torcida de unas bisagras semi arrancadas. Dicha puerta estaba cruzada por manchas de xido que goteaban del cartel de duracero carcomido por hongos que haba sobre ella. En el cartel pona: "ADUANAS': Mace entr por ella. La luz del sol se filtraba verdosa por ventanas manchadas de moho. El control climtico filtraba una brisa a temperatura corporal por los ventiladores del techo, y el olor clamaba a gritos que el lugar estaba fuera del alcance del campo asptico. Dentro del despacho de aduanas zumbaban suficientes zumbomoscas como para provocar la risa de los kubaz y que se dieran codazos impa cientes el uno al otro. Mace

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no consigui ignorar al pho ph'eahiano que explicaba co n grandes aspavientos a un humano de aspecto aburrido que acababa de dar el salto desde Kashyyyk, y, to, qu mal tena las piernas. El agente de aduanas pareca encontrar esto tan tolerable como Mace, e hizo pasar a toda prisa a los cmicos y a la pareja originaria de cubas. Todos desaparecieron en el fortn de las duchas. A Mace le toc un agente de aduanas diferente: una hembra neimoi diana con dos rosadas ranuras por ojos, adormilada por el calor y por su sangre fra. Observ su identificacin sin curio sidad. Corelliano, mmm? Propsito de la visita? Negocios. Ella suspir cansina. Tendr que darme una respuesta mejor. Corellia no es amiga de la Confederacin. Y no ser por eso por lo que quiero hacer negocios aqu? Mmm. Voy a escanearlo. Abra su bolsa para la inspeccin. Mace pens en la "anticuada barra luminosa" que llevaba en la bolsa. No estaba seguro de lo convincente que seria su carcasa ante ojos neimoidianos, cuya visin llegaba a los infrarrojos. Preferira no hacerlo. Cree que me impo rta? brala le clav un oscuro ojo rosado . Eh, bonito maquillaje de piel. Casi podra pasar por un korun. Casi? Es demasiado alto. Y la mayora tienen pelo. Adems, los korunnai son maniticos de la Fuerza, sabe? Tienen poderes y esas cosas. Yo tengo poderes. Ah, s? Del todo Mace enganch los pulgares detrs del cinturn . Tengo el poder de hacer que aparezcan diez crditos en su mano. La neimoidiana pareci pensativa. Es un poder muy bueno. A ver. Pas la mano sobre la mesa del agente de a duanas y dej caer una moneda que haba cogido del bolsillo oculto en el cinturn. La neimoidia na tena sus propios poderes e hizo desaparecer la moneda. No est mal dijo ella, enseando la mano vaca . Veamos cmo lo hace otra vez. Veamos cmo da el visto bueno a mi identificacin y cmo pasa mi bolsa. La neimoidiana se encogi de hombros y acept, y Mace repiti el truco. Le ir muy bien en Pelek Baw con un poder como se repuso ella. Ha sido un placer hacer negocios con usted. Asegrese de tomar sus tabletas PB. Y pase a verme cuando salga del planeta. Pregunte por Pule. Lo har. Una gran publipantalla situada al final del despacho de aduanas recor daba a todo el que entraba en Pelek Baw que usara las duchas probiticas antes de salir del espaciopuerto. Las duchas eran un sustituto de la bene ficiosa flora cutnea que haba sido inmunizada por el campo asptico. El consejo estaba respaldado por hologramas desagradablemente grficos de la amplia variedad de infecciones por hongos que le esperaba a todo viajero que no se duchara. Un dispensador situado bajo la pantalla ofreca tabletas a medio crdito que garantizaban la restauracin de la flora intes tinal. Mace compr unas cuantas, tom una y entr en el fortn de las duchas. El fortn tena olor p ropio: un oscuro aroma almizclado, orgnico y penetrante. Las duchas en s eran sencillas autoboquillas que dispersaban una neblina rica en bacterias nutrientes, y se alineaban en la pared a lo largo de un pasillo de treinta metros. Mace se quit la ropa y la meti en el macuto. Junto a la entrada haba una

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cinta transportadora donde depo sitar las pertenencias, pero Mace la llev consigo. No le haran dao unos pocos grmenes. Al final de las duchas se encontr con una situacin difcil. El vestuario era ruidoso por los secadores de aire accionados por tur binas. Los dos kubaz y el do cmico se paseaban inseguros por un rincn, todava desnudos. Ante ellos haba un humano grande de aire hosco, con desteidos pantalones caquis y una gorra militar, que cruza ba sus impresionantes brazos sobre un pecho igualmente impresionante. Miraba a los desnudos viajeros con fra e indefinida amenaza. Un humano ms pequeo, vistiendo ropas idnticas, rebuscaba en sus bolsas, que se apilaban tras las piernas del hombre gran de. El ms pequeo llevaba una bolsa propia en la que depositaba todo lo pequeo y valioso que encontraba. Los dos llevaban bastones aturdidores colgando de arandelas en sus cinturones, y pistolas lser en cartucheras con solapa. Mace mene la cabeza pens ativo. La situacin estaba muy clara. Acorde con la identidad que haba asumido, deba ignorarla: pero, de incgnito o no, segua siendo un Jedi. El grande mir a Mace. De arriba abajo y de abajo arriba. Su mirada albergaba la abierta insolencia que nace d e estar vestido y armado frente a alguien desnudo y goteando. Aqu viene otro. El chico listo lleva encima su bolsa. El otro se levant y desprendi de su cinturn el bastn aturdidor. A ver, chico listo. Psanos la bolsa. Inspeccin. Vamos. Mace permaneci inmvil. La neblina probi se condensaba en gotas que resbalaban por su piel desnuda. Puede leeros la mente dijo siniestramente . Slo tenis tres ideas, y las tres equivocadas. Eh? Mace extendi un pulgar. Creis que ir armados y ser unos salvajes significa que podis hacer lo que queris. Dobl el pulgar y extendi el ndice . Creis que nadie se enfrentar a vosotros mientras est desnudo. Dobl el dedo y exten di el siguiente . Y creis que vais a registrarme la bolsa. Oh, es de los gracioso s. El hombre ms pequeo gir el bastn y dio un paso hacia l. Es gracioso adems de listo. El grande se situ en su flanco. S, todo un comediante. Los comediantes son sos de all Mace inclin la cabeza hacia el pho ph'eahiano y su compaero kitonak, desnudos y tiritando en un rin cn. Veis la diferencia? S? el grandulln flexion las grandes manos . Y qu se supone entonces que eres t? Puedo ver el futuro... Seguro que s apret la mandbula manchada de pelusa y mostr unos diente s amarillos y rotos. Qu ves? A ti dijo Mace. Sangrando. Si sus ojos hubieran tenido el menor asomo de calidez, su expresin podra haber sido una sonrisa. De pronto, el grandulln pareci menos confiado. Era comprensible. Tal y como pasaba con todos los depredadores de xito, slo estaba interesado en las vctimas. Desde luego, no en los con trincantes. Y se era, despus de todo, el propsito de ese asalto concreto. Los miembros de las especies inteligentes culturalmente acostumbrados a llevar ropa s e sienten dubitativos, inseguros y vulnerables en cuanto se les sorprende desnudos. Sobre todo los

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humanos. Cualquier persona normal se parara a ponerse los pantalones antes de dar un puetazo. Pero Mace Windu conoca la inseguridad y la vulnerabilidad s lo de odas. Nunca se haba encontrado con ellas. Tena ciento ochenta y ocho centmetros de hueso y msculo. Completamente inmviles. Completamente relajados. A juzgar por su acti tud, la niebla probi que perlaba su piel desmida bien poda ser una armadur a corporal de cermica reforzada con fibra de carbono. Podis moveros ya? dijo Mace. Tengo prisa. Uh...? dijo el hombre grande, desviando la mirada a un lado. Mace sinti la presin de la Fuerza en el rin izquierdo, y oy el siseo de un bastn aturdidor al conectarse. Gir sobre los talones y cogi con ambas manos la mueca del hombre ms pequeo, apartando el halo chis porroteante del bastn con un giro que situ su rostro en el camino del pie de Mace. El impacto hizo un mido hmedo y carnoso, como el chasquido de un hueso. El hombre grande bram y se abalanza; contra Mace, el cual se apart a un lado, retorciendo el brazo del hombre ms pequeo para hacerle girar su cuerpo laxo. Mace cogi la cabeza del hombre ms pequeo con la palma de una mano y la empuj con mpetu contra la nariz del hombre grande. Los dos hombres se deslizaron aparatosamente por el suelo hmedo y resbaladizo, y se derrumbaron. El bastn escupi relmpagos al rodar hasta una esquina. El hombre ms pequeo permaneci inmvil. Los ojos del hombre grande derramaron lgrimas mientras se sentaba en el suelo, masajendose la nariz con ambas manos para devolverla a su antigua forma. La sangre escapaba entre sus dedos. Mace se par ante l. Os lo dije. El hombre grande no pareca impresionado. Mace se encogi de hombros. Se dice que un profeta nunca recibe honores en su propio mundo. Mace se visti en silencio mientras los dems viajeros reclamaban sus pertenencias. El hombre gran de no intent detenerlos, ni siquiera levan tarse. El que s se movi fue el ms pequeo, gimiendo y abriendo los ojos. En cuanto pudo enfocarlos lo bastante como para ver a Mace, todava en el vestuario, lanz una maldicin y se llev la mano a la cartuch era, forcejeando por liberar la pistola lser. Mace le mir. El hombre decidi que la pistola estaba mejor donde estaba. No sabes en los problemas que te has metido murmur con gravedad, mientras se incorporaba en el suelo, espurreando las palabras por la destrozada boca. Levant las rodillas y se las rode con los brazos . La gente que se mete con la milicia de la capital no vive mucho tiempo... El hombre grande le interrumpi, dndole un coscorrn en la nuca. Cllate. La milicia de la capital? Entonces. Mace lo comprendi. Su expre sin se tom una mscara hosca, y termin de abrocharse la cartuchera . Sois de la polica. El pho ph'eahiano simul una cada de bruces. Supona que contrataran a policas que no fueran tan torpes, no? Oh, no s, Phootie dijo el kitonak con su tono de voz caractersticamente lento y terminalmente relajado . Han rebotado de lo ms bien. Los dos kubaz chirriaron algo sobre suelos resbaladizos, calzado inadecuado y desgraciados accidentes. Los policas se enfureciero n. Mace se par ante ellos, posando la mano derecha en la culata de la Energtica 5. Sera una desgracia que alguien tuviera una avera en su lser dijo. Un resbaln, una cada, pueden resultar embarazosos. Ser dolo rosos. Pero se superan en

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uno o dos das. Si el lser de alguien se dispa rase accidentalmente al caer... Se encogi de hombros . Cunto se tarda en superar el estar muerto? El polica ms pequeo empez a escupir palabras venenosas, pero el ms grande le interrumpi con otro coscorrn. Te tenemos escaneado gru. Vete. Mace se demor un momento. Recuerdo cuando esto era una ciudad agradable. Se ech la mochila al hombro y sali a la abrasadora tarde tropical. Pas bajo un cartel mellado y oxidado sin alzar la mirada. El cartel deca: "BIENVENIDOS A PELEK BAW". *** Rostros... Rostros serios. Rostros distantes. Hambrientos o borrachos. Esperan zados. Calculadores. Desesperados. Rostros en la calle. Mace camin a buen ritmo detrs y a la derecha de la jefa de la Estacin de Inteligencia d e la Repblica, manteniendo la mano derecha cerca de la culata del Merr-Sonn. La noche estaba avanzada y las calles seguan atestadas. Haruun Kal careca de luna, y las calles estaban ilumi nadas por la luz que se derramaba de tabernas y cafeteras. Las p rtigas luminosas altos pilares hexagonales de durocemento con tiras luminosas extendidas a lo largo de cada cara se alzaban cada veinte metros a ambos lados de la calle. Sus charcos de brillante amarillo tenan orillas de negras sombras. Entrar en alguna bocacalle era ser borrado de la existencia. La jefa del Servido de Inteligencia era una mujer grande, de sonrosadas mejillas y con la misma edad que Mace. Diriga la Lavadura Meseta Verde, un prspero establecimiento de relajacin y limpieza situado en la parte norte de la capital. No paraba de hablar. Mace no haba empezado a escucharla. La Fuerza tironeaba de l, avisndole de peligros procedentes de todas direcciones: desde el rum or de los rodantes terracoches que derrapaban al azar por atestadas calles, al abanico de palos letales en el puo de un ado lescente. Los milicianos no uniformados se pavoneaban o contoneaban cuando no se limitaban a posar, henchidos con la falsa y peligr osa actitud de los aficionados armados. Las solapas de las cartucheras desabrochadas. Los rifles lser apoyados en la cadera. Vio agitarse muchas armas, vio per sonas empujando, vio muchas miradas intimidatorias y amenazadoras, y vulgares jueguecitos de ba ndas callejeras: pero no vio mucho mantenimiento de la paz. Nadie se molest en volver la cabeza cuando una rfaga de disparos lser cant a unas manzanas de distancia. Pero casi todo el mundo miraba a Mace. Rostros de milicianos: humanos, o lo bastante p ara ser considerados como tales. Miraban a Mace y vean en l slo a un korun con ropas extraplanetarias, y lo hacan con ojos fros como la muerte. Inexpresivos. Calibradores. Al cabo de un tiempo, todos los ojos hostiles son iguales. Mace se mantuvo alerta y se concentr en proyectar una potente aura de no-temetas-conmigo. Se habra sentido ms a salvo en la selva. Rostros callejeros: lunas hinchadas por la bebida pertenecientes a mendigos que suplican unas monedas. Un wookiee, con el pelo gris desde el morro hasta el pecho, tirando agotado del arns de arrastre de un taxica rro de dos ruedas, apartando a los cros de la calle con una mano mientras sujetaba el cinturn del dinero con la otra. Rostros de exploradores selv ticos: cicatrices de hongos en la s mejillas, armas al costado. Rostros jvenes: nios, ms jvenes que Depa el da en que se convirti en su padawan, ofreciendo chucheras a Mace con un "descuento especial" porque les "gustaba su cara".

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Mattew StoverMuchos de ellos eran korunnai. ***

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DE LOS DIARIOS PRIVADOS DE MACE WINDU.Claro. Ven a la ciudad. La vida es fcil en la ciudad. No hay felinos de las lianas. No hay taladromitas. No hay latonbejucos ni huecos de la muer te. No hay que apalear grano para los herbosos, ni acarrear agua, ni que cuidar a l os cachorros de akk. En la ciudad hay mucho dinero. Slo tienes que vender esto, o soportar aquello. Lo que en realidad vendes es tu juven tud. Tu esperanza. Tu futuro. Cualquiera que sienta alguna simpata por los separatistas debera pasar unos das en Pelek Baw. Descubrir por qu lucha en realidad la Confederacin. Es bueno que a los Jedi no les mueva el odio. *** La chchara de la jefa de estacin acab por centrarse, de algn modo, en el tema de la tapadera del Servicio de Inteligencia que regentaba. Se llamaba Phloemirlla Tenk, "pero puedes llamarme Flor, encanto. Lo hace todo el mundo". Mace pill el hilo de su discurso. Oye, todo el mundo necesita una ducha de vez en cuando. As que por qu no hacer que de paso te arreglen la ropa? Por eso va to do el mundo. Tengo jups, kornos, lo que se te ocurra. Tengo milicianos y jefazos sepa, bueno los tena hasta que retiraron las tropas. Tengo a todo el mundo. Tengo una piscina, seis saunas diferentes y duchas privadas donde puedes recibir agua, alcohol, pr obis, snicos y lo que quieras, adems de una o dos grabadoras para conseguir la informacin que necesitamos. Te sorprendera de lo que acaban hablando algunos oficiales de la milicia cuando se quedan a solas con el vapor. Ya sabes a lo que me refiero. Era la espa ms charlatana que haba conocido nunca. Se lo dijo en cuanto hizo una pausa para respirar. S, a que es curioso? Cmo crees si no que he conseguido sobrevi vir en esto durante veintitrs aos? Cuando hablas tanto como yo, la gente tarda mucho en darse cuenta de que en realidad no dices nada. Igual estaba nerviosa. Igual poda oler la amenaza que flotaba en esas calles. Hay personas que creen poder mantener el peligro a raya si simu lan estar a salvo. Tengo treinta y siete empleados. Slo cinco son del Servicio de Inteligencia. Los dems slo trabajan all. Ja, con la Lavadura saco el doble de dinero de lo que gano tras veintitrs aos en el servicio. Aunque eso tampoco es tan difcil, ya me entiendes . Sabes cunto gana un RS -Diecisiete? Es pattico. Pattico. Cunto gana un Jedi hoy en (la? Te pagan acaso? Apuesto a que no lo bastante. Seguro que les encanta decir esa chorrada de que "el propio trabajo es la recompensa". A que s? Sobre todo cuando es el trabajo de los dems. Seguro que s. La mujer ya haba reunido un equipo selvtico. Seis hombres con armas pesadas y un rondador de vapor casi nuevo. Son algo rudos, pero todos buenos chicos. Trabajan de por libre, pero son legales. Han pasado a os en la jungla. Dos son kornos de pura sangre. Es bueno para las relaciones con los nativos, sabes? Explic que ella misma le conduca a reunirse con ellos por cuestiones de seguridad. Cuanto antes te pongas en marcha, ms felices seremos los dos, eh? A que tengo razn? No hay quien emplee un taxi a esta hora del da. Cuidado con la galleta de cloaca, esa cosa se come tus botas. Eh, ten cuidado, gusano! Dnde se ha visto que los peds tengan preferencia de paso? S? Pues tu madre come babas de huir! Pisaba con fuerza por la calle, agitando los brazos . Esto..., ya sabes que buscan a esa Jedi tuya, verdad? Tienes alguna forma de sacarla del planeta?

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Mace tena el Halleck estacionado en el sistema Ventrano, con veinte lan chas de desembarco armadas y un regimiento de soldados clon. Pero slo dijo: S. Una nueva salva de disparos lser cant a una o dos manzanas de all, salpicada por un estaccato de estallidos ms crujientes que los del lser. Flor dobl a la izquierda al instante y se apart de la calle. Oops! Por aqu. Hay que mantenerse al margen de esos disturbios, sabes? Podra ser una revuelta por la comida, pero nunca se sabe. Oste esas palmadas? Si no son lanzacartuchos soy un dug. Podra ser un ataque de alguna de las guerrillas que dirige tu Jedi. Hay muchos kornos con lanzacartuchos, y los cartuchos rebotan. Lanzacartuchos. Los odio. Pero son de mantenimiento sencillo. Pasas un da o dos en la selva y no puedes volver a disparar el lser. Pero un buen rifle de cartuchos, limpio y aceitado, te puede durar para siempre. Las guerrillas han tenido mucha suerte con ellos, aunque necesitan mucha prctica; los cartuchos son balsticos, sabes? Tienes que calcular mentalmente su trayectoria. A m que me den un lser. Una nueva nota se uni a lo s disparos: un traqueteo mucho ms grave y ronco. Mace mir por encima del hombro. Deba de ser algn repetidor de luz: un T -21 o un Trueno Merr-Sonn. Equipo militar. Estara bien que abandonramos la calle dijo. No, no, no, no te preocupes le asegur ella; estas refriegas nunca acaban en nada. Mace calcul lo que tardara en sacar el sable lser de la mochila. Los disparos se intensificaron. Se unieron voces a l: gritos y chillidos. Ira y dolor. Cada vez sonaba menos como un disturbio y ms como un tiroteo. Rayos al rojo blanco surcaron el espacio ante ellos. Haban salido de la esquina que tenan delante. Tras ellos resonaron ms disparos. El tiroteo se estaba desbordando, convinindose en una inundacin que podra rodearlos en cualquier momento. Mace mir atrs: lo nico que vea en esa calle eran las multitudes y los terracoches, pero los miembros de la milicia empezaban a mostrar inters: comprobaban sus armas, trotaban hacia los callejones y los cruces de calles. Lo ves? dijo Flor tras l . Fjate en ellos. Ni siquiera apuntan a algo. Ahora slo tenemos que cruzar... Fue interrumpida por un ruido chapoteante. Mace haba odo ese soni do demasiado a mentido: el del vapor supercalentado por un rayo de alta energa y explotando a travs de la carne viva. Un impacto lser profundo. Se volvi hacia Flor y la encontr tambalendose en crculos de borracho, pintando el pavimento con su sangre. All donde deba estar su brazo izquierdo slo haba tuna masa de tejido desgarrado del tamao de un puo. No poda ver dnde estaba el resto del brazo. Qu? Qu? deca ella. Mace salt hacia la calle. Rod por el suelo, levantndose para golpearla con el hombro en la articulacin de la cadera. El impacto la dobl en dos sobre l. El Jedi la levant, gir sobr e los talones y ech a correr hacia la esquina. Los brillantes relmpagos de los disparos lser eran un parntesis para los siseos invisibles y el chasquido de dedos de los cartuchos hipers nicos. Lleg al escaso amparo que le proporcionaba la esquina y d eposit a la mujer en la acera, pegndola todo lo posible a la pared. No se supona que pudiera pasar esto. La vida se le escapaba por el destrozado mun del hombro. Segua hablando, incluso mientras se mora. Con un murmullo borroso. Esto no est pasando. No puede estar pasando. Mi... Mi brazo... Utilizando la Fuerza, Mace pudo sentir su arteria braquial desgarrada. Busc dentro de su hombro, con la Fuerza, para pinzarla. El derrame dis minuy hasta un dbil gotear.

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Tmatelo con calma. Coloc las piernas encima de la mochila para mantener la presin de la sangre hasta el cerebro . Procura conservar la calma. Sobrevivirs a esto. Unas botas resonaron en el permeocemento detrs de l: tina brigada de la milicia corriendo hacia ellos. La ayuda est en c amino se inclin hacia ella . Necesito el punto de encuentro y el cdigo de identificacin para el grupo. Qu? De qu ests hablando? Escchame. Intenta concentrarte. Antes de que pierdas el conoci miento. Dime dnde encontrar al grupo de exploradores, y el cdigo de identificacin para que podamos reconocernos. T no... No lo entiendes... Esto no est pasando... S. Est pasando. Concntrate. Hay vidas que dependen de ti. Necesito el punto de encuentro y el cdigo. Pero... Pero... t no lo entiendes... La milicia que haba tras l se detuvo. T! Korno! Aprtate de esa mujer! Se volvi para mirarlos. Eran seis. En actitud de disparar. La prtiga luminosa que tenan a su espalda proyectaba sombras negras sobre sus ros tros. Bocas de caones chamuscadas por plasma le miraban. Esta mujer est herida. De gravedad. Morir si no recibe atencin mdica. T no eres mdico dijo uno, y le dispar.

CAPTULO 2 DELITOS CAPITALESTuvo tiempo de sobra para familiarizarse con la sala de interrogatorios. Cuatro metros por tres. Bloques de durocemento moteados de grava con facetas que brillaban como la mica. En algn momento haban pintado la pared desde la altura de la cintura hasta cl techo con el color del mar fil viejo. El suelo y la pa rte inferior de la pared solan ser del verde del quelpo -errante. Lo que quedaba de las dos capas de pintura se descascarillaba en parches ribeteados de humedad. La silla de contencin que le sujetaba estaba en mejor estado. Las abra zaderas de las muecas eran fras y slidas, y carecan de puntos dbiles que pudiera tocar; las de los pies se hundan en el cuero de sus botas. La placa del pecho apenas le dejaba respirar. No haba ventanas. Una tira luminosa proyectaba un amarillo suave en la unin de techo y pared. La otra estaba apagada. Tena la puerta detrs. Retorcerse para mirarla le dola demasiado. La mesa de duracero del centro del cuarto estaba mellada y salpicada de xido. Le pareci xido. Esperaba que lo fuera. En el otro extremo haba una sill a de madera y de respaldo desnudo. Tena el chaleco y la camisa desgarradas a la altura del hombro, all donde le haba acertado el primer disparo. La piel de debajo estaba cha muscada, hinchada y con una herida negra. La pistola lser estaba gradua da en aturdir y apenas le haba traspasado la piel, pero la fuerza del impac to de vapor le golpe como un mazo. Le haba levantado y hecho girar en redondo. El latido que senta en el crneo implicaba que al menos un disparo le haba acertado en el costado de l a cabeza. No lo recordaba. No recordaba nada entre ese primer disparo y el despertar en la silla de contencin. Esper. Esper mucho tiempo.

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Tena sed. La incmoda presin de la vejiga hizo, de algn modo, que la cabeza le doliera todava ms. Estudiar la sala y hacer recuento de sus heridas slo le ocup una parte de su tiempo. La mayor parte la dedic a rememorar la muerte de Flor. Saba que estaba muerta. Tena que estarlo. No pudo vivir ms de uno o dos minutos despus de que la milicia la derribara; si n la Fuerza para pintarle la arteria braquial, debi de desangrarse en segundos. Debi de yacer en esa sucia acera, mirando las estrellas apagadas por las luces de la ciudad, mientras los ltimos retazos de su consciencia se oscurecan, se desvanecan y al final desparecan. Oy una y otra vez el ruido hmedo y chapoteante. Una y otra vez carg con ella para ponerla a cubierto. Y le detuvo la hemorragia. E inten t hablar con ella. Y fue tiroteado por hombres que crey acudan en su ayuda. La muerte de la m ujer se haba acomodado en el interior de Mace, bajo las costillas. Le carcoma como una pequea herida infectada que durante las horas pasadas en ese cuarto creci hasta convenirse en un absceso palpitante. Dolor, nauseas y sudores. Escalofros. Una fiebre mental. No porque fuera responsable de su muerte. Lo que le consuma era que no lo era. No se haba imaginado que pudiera cruzarse en el camino de un dis paro lser. La Fuerza no le haba proporcionado ni el menor atisbo de un indicio. No hubo ni rastro de un mal presentimiento, o ms bien ninguna insinuacin de que los malos presentimientos que senta fueran a conver tirse en algo mucho, mucho peor. No haba sentido nada. Nada en absoluto. Eso era lo que le revolva. Qu le pasa a un Jedi cuando ya no p uede seguir confiando en la Fuerza? Era eso lo que haba afectado a Depa? Se lo quit de la cabeza. Concentr la atencin en su campo visual, dedicndose a catalogar hasta el menor detalle de su prisin. Hasta que pudo ver por s mismo se dijo con firmeza que deba a Depa la presuncin de inocencia. Esas dudas eran indignas de ella. Y de l. Pero no dejaban de resurgir, por mucho que mirase a la pintura de la pared carcomida por la humedad. "...S que crees que me he vuelto loca. No es as. Lo que me ha pa sado es mucho peor ." "...me he vuelto cuerda ..." La conoca. La conoca. Hasta la mdula de los huesos. Hasta lo ms ntimo de su corazn. Sus sueos ms queridos y sus esperanzas ms dbiles y nebulosas. No poda estar implicada en la masacre de civiles. De nios. "...no hay nada ms pelig