Gramsci y Marx Hegemocia y Poder en La Teoria Marxista

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    Material de Formacin Poltica de laCtedra Che Guevara Colectivo AMAUTA

    Gramsci y MarxHegemona y poder

    en la teoria marxista

    Nstor Kohan

    A la memoria de Isaak Illich Rubin y David Riazanov,asesinados durante el stalinismo

    por haber mantenido vivo el fuego de la dialcticay firme la crtica al fetichismo

    El marxismo no est de moda. Es un hecho. Con laemergencia de la revolucin comunicacional en el ordentecnolgico y simblico, el giro lingstico en el discursofilosfico y la globalizacin en el terreno econmico ya notiene sentido seguir cuestionando al capital y las nuevasmodalidades que ste adquiere en el mundo de hoy en da.

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    Parafraseando a Sartre, el capitalismo es hoy el horizonteinsuperable de nuestra poca.

    Marx quedar, eso s, en la historia de las ideas. Perolo har, a lo sumo, como aquel que supo visualizar el factoreconmico de la vida social. En el cementerio de las teorasclsicas su cadver permanecer encerrado entonces dentro delsarcfago del economicismo. Por no haber teorizado sobre lapoltica, el poder y la dominacin sus reflexiones estnenvejecidas y resultan a los ojos contemporneosabsolutamente perimidas u obsoletas.

    Gramsci, el italiano, s que complet a Marx. El vio ladimensin del consenso, la necesidad del dilogo, el desafode la gobernabilidad y la importancia del Parlamento. Ese fuesu gran aporte, no gracias a su marxismo sino a pesar de l.

    Los precedentes lugares comunes (consolidados poco apoco en nuestras Universidades en el perodo posterior a lassangrientas dictaduras de los 70) constituyen los ejesprincipales del relato legitimador que justifica a losactuales -y, por cierto, sempiternos- enterradores delmarxismo. En este trabajo intentaremos someter a discusinestas nociones bsicas compartidas por la mayora de losparadigmas en boga en nuestra comunidad acadmica.

    Pero, antes que nada, constatemos un hecho irrecusable.Esta interpretacin economicista de la teora marxista,habitual en la vulgata ortodoxa -es decir, stalinista- deantao, ha entrado efectivamente en una crisis terminal. En

    este punto preciso, el relato dominante anteriormentereproducido tiene un grado mnimo de objetividad. Sinembargo, las razones de esta crisis no obedecen nicamente aun problema de mayor o menor aproximacin y fidelidad -ya seaacadmica o poltica- a la exgesis bibliogrfica sobre losclsicos del marxismo.

    Sucede que hoy en da, mientras ampla cada vez ms sucapacidad de reproduccin ideolgica, el capitalismo nosatisface econmicamente las necesidades mnimas dereproduccin material de la poblacin mundial. No obstante,sigue existiendo. Aun condenando a la muerte a millones goza

    por el momento de buena salud. Una salud relativa, es cierto,que convive con sus crisis peridicas. Pero stas no conducenautomticamente al derrumbe, como postulaban hasta hace pocolas vertientes ms catastrofistas del marxismo. Si el rgimencapitalista pudo sobrevivir y reproducirse de este mododurante tanto tiempo y con semejantes costos es porque ademsde la explotacin econmica (centrada fundamentalmente en la

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    extraccin de plusvalor, corazn del modo de produccincapitalista), en el ejercicio del poder existi otro plusque evidentemente pas desapercibido para los ms apresuradoslectores de Marx. Esta es hoy -transcurrida ya una dcada dela cada del muro de Berln- la principal razn de la crisisterminal del economicismo.

    Sometiendo entonces a discusin el celebrado entierroacadmico, en este trabajo pretendemos tratar de repensar elcomplejo tejido de tensiones que posibilitaron dicho plus(conformado por las redes de la dominacin y los hilos de lahegemona). Para ello nos centraremos en el pensador ymilitante revolucionario que mayor atencin dedic en elsiglo XX a estos problemas: Antonio Gramsci. Pero,previamente, intentaremos dilucidar determinadosinterrogantes que aun siguen pendientes en torno a Marx, cuyaobra Gramsci adopt como herramienta de trabajo durante casitoda su reflexin poltica.

    La Dominacin poltica

    en Marx

    Marx estudi ambos procesos: explotacin y dominacin, aun tiempo. Pero su teora fue castrada, reducida nicamente auno de ellos. Bastaba cambiar la propiedad jurdica de lasempresas para crear una nueva sociedad... La endeblez desemejante concepcin hoy salta a la vista. Cmo se construye

    lo social? He ah el dilema. Antes de intentar resolverlovolvamos sobre nuestras pisadas. Cmo fue posible caer ensemejante economicismo, defendido por la ortodoxiastalinista y festivamente enterrado por la Academia?

    En su clebre prlogo a la Contribucin a la crtica dela economa poltica (1859) Marx analizaba losdescubrimientos a los que haba llegado durante quince aosde investigacin luego de estudiar y criticar la Filosofadel derecho de Hegel en el bienio 1843-1844, de adoptar laidentidad comunista y de haber tomado contacto con elmovimiento obrero de su tiempo. All, en el prlogo de 1859,

    intentaba exponer en corta sntesis las bases generales de suconcepcin de la historia.Gramsci se esforz por leer este pequeo texto

    programtico como la fuente autntica ms importante parauna reconstruccin de la filosofa de la praxis, atendiendoal mismo tiempo a tres instancias: (1) el papel central queeste escrito le otorgaba a la esfera ideolgico poltica la

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    de la hegemona, (2) la identificacin de la ciencia comouna forma ideolgica de la conciencia social, y, finalmente,(3) la formulacin de que la principal fuerza productiva esen realidad la clase obrera el sujeto de la revolucin,constatacin de la cual se deduca que la dialctica fuerzasproductivas-relaciones de produccin no era objetiva enforma absoluta sino que sintetizaba, por el contrario, lacontradiccin sujeto-objeto1.

    Sin embargo, a pesar del intento olvidado de Gramsci,este documento programtico de Marx se ley invariablementeen la tradicin marxista oficial como la reafirmacintajante del objetivismo social (garanta de lacientificidad, por antonomasia). La historia marcharaentonces por s sola, como una locomotora con pilotoautomtico cuyo software estara conformado por lacontradiccin desplegada totalmente al margen de la praxisen un smil con la astucia de la razn hegeliana entre lastodopoderosas fuerzas productivas (divorciadas de la claseobrera, asociadas a la tecnologa y a los instrumentostcnicos de trabajo) y las relaciones de produccin(transformadas en relacin hombre-cosa y no hombre-hombre)2.

    1 Gramsci plantea esta particular traduccin historicista del prlogo marxiano de 1859 en sus Cuadernosde la crcel, fundamentalmente en Algunos aspectos tericos y prcticos del economismo. Cfr. AntonioGramsci: Notas sobre Maquiavelo, sobre poltica y sobre el Estado moderno. [Edicin temtica de PalmiroTogliatti]. Mxico, Juan Pablos Editor, 1986.p.59. Tambin lo hace en su crtica del Ensayo popular deNicols Bujarin cuando identifica a Aquiles Loria como el autor original, luego prolongado por Bujarin, quepor primera vez haba traducido el concepto de Marx de relaciones sociales de produccin por el deinstrumento tcnico. Cfr. Antonio Gramsci: Cuadernos de la crcel [Edicin crtica de Valentino

    Gerratana: Cuaderno 11, 1932-1933]. Mxico, ERA, 1982. p.296-297 .Pero esta interpretacin, radicalmente opuesta al objetivismo centrado en el desarrollo de las

    fuerzas productivas (interpretadas, stas ltimas, en tanto instrumentos fsicos de trabajo), tambin seencuentra en escritos suyos anteriores a la crcel. Por ejemplo, en El consejo de fbrica [LOrdine Nuovo,5/VII/1920] sostena que: [...] el surgimiento y desarrollo de determinadas fuerzas productivas (queresumimos en la expresin proletariado)... [subrayado de Gramsci]. En Antonio Gramsci: Escritospolticos (1917-1933). Mxico, Siglo XXI, 1990.p.109. Tambin en El Partido Comunista y los sindicatos[Il Comunista N25, ao III,, 29/I/1922] identificaba a la clase trabajadora como el ms importanteintrumento de produccin. Op.Cit.p.142. De este modo el ncleo de las fuerzas productivas -motor de ladinmica social para el marxismo ms clsico- era reconducido de la esfera del instrumento fsico y de latecnologa al terreno del sujeto social proletariado y al de las relaciones sociales de produccin.2 Para Bujarin -a quien Gramsci adopta como pretexto para polemizar con la ortodoxia filosfica quecristaliz en la III Internacional tras la muerte de Lenin y fundamentalmente a partir del VI Congreso de1928, el de clase contra clase-, el ncleo activo de las fuerzas productivas era homologado con los

    instrumentos de trabajo (herramientas) y la tecnologa. En ese sentido Bujarin afirmaba que Podemosprofundizar aun ms el problema. Podemos afirmar que los medios de produccin determinanhasta lanaturaleza del trabajador. Cfr.Nicolai I.Bujarin: Teora del materialismo histrico -Ensayo popular desociologa- [1921], Mxico, Siglo XXI, 1985.p.126-127. Mucho despus que l, pero en la misma lneamaterialista y objetivista, Louis Althusser se esforzar por demostrar que el proceso de trabajo, comomecanismo material, est dominado por las leyes fsicas de la naturaleza y la tecnologa. La fuerza detrabajo se inserta tambin en este mecanismo. Esta determinacin del proceso de trabajo por estascondiciones materiales impide toda concepcin humanista del trabajo humano como pura creacin. Enel mismo horizonte de sentido, Althusser enfatizaba que las relaciones de produccin no son relaciones entre

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    A esto ltimo vino a sumarse la utilizacin por parte deMarx de su conocida metfora de raz arquitectnica3, la quepor su imagen de fcil comprensin se emple posteriormenteen todo tipo de divulgacin pedaggica los manualesstalinistas de su pensamiento.

    La utilizacin de metforas en las explicacionestericas no es algo distintivo de este pequeo texto, puesadems de ser un recurso compartido por las diversas cienciasconstituye en este caso particular una caracterstica propiadel estilo literario y de la pluma de Marx. Ya desde sujuventud -como sealan sus bigrafos- uno de sus profesores,Wyttenbach, le reprochaba en el estilo una bsquedaexagerada de expresiones inslitas y pintorescas.

    El problema, no atribuible en s mismo al propio Marxsino a sus divulgadores formados en el DIAMAT4, consiste enque luego de tantos aos de repetirla, la metfora secristaliz en el discurso pedaggico. Se form el curiosohbito de pensarla como una imagen real. Este proceso decoagulacin, cansancio y pereza mental encierraimplcitamente un cmulo de dificultades.

    Si no se problematiza, desde la metfora arquitectnicase salta inmediatamente a una visin dicotmica de lasociedad: por un lado tendramos la economa (mbito de lasrelaciones de produccin y de las fuerzas productivas-entendidas como sinnimo de los instrumentos tecnolgicos-,donde se producen, circulan y consumen las mercancas) y, porel otro, la poltica, la lucha de clases y todas las formasde conciencia social. Marx sera as apenas uno ms de los

    pensadores iusnaturalistas, cuyo modelo dicotmico se basabaen un estado de naturaleza (donde primaba la economa y loprivado) y un estado civil o poltico (donde recin naca

    hombres sino relaciones precisas entre los hombres y los elementos materiales del proceso de produccin.Cfr. Louis Althusser: Para leer El Capital [Lire le Capital, 1965]. Mxico, Siglo XXI, 1988.p.188 y 191. Sudiscpula y traductora latinoamericana, Marta Harnecker, explicitaba aun ms esta lectura materialista yobjetivista de las fuerzas productivas y las relaciones de produccin cuando sostena que Las fuerzasproductivas de una sociedad crecen , se desarrollan, se perfeccionan, en el transcurso de la historia. y estedesarrollo est determinado, fundamentalmente, por el grado de desarrollo de los medios de trabajo.Siguiendo a su maestro, tambin afirmaba que Las relaciones sociales de produccin no son simplementerelaciones humanas.Cfr. Marta Harnecker: Conceptos elementales del materialismo histrico [1969].Mxico, Siglo XXI, 1971.p.59 y 53.3 En la produccin social de su existencia, -sentenciaba Marx- los hombres entran en relacionesdeterminadas, necesarias, independientes de su voluntad: estas relaciones de produccin corresponden a ungrado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones deproduccin constituyen la estructura econmica de la sociedad , la base real, sobre la cual se eleva unasuperestructura jurdica y poltica y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. Cfr,Carlos Marx: Contribucin a la crtica de la economa poltica [1859]. La Habana, Instituto del Libro, 1975.Prlogo, p.10.4Hemos intentado reconstruir la historia profana de la gnesis del DIAMAT de factura sovitica en nuestroMarx en su (Tercer) Mundo. (Bs.As., Biblos, 1998).

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    la poltica y lo pblico). El socialismo simplementeprolongara la ideologa general del nacimiento de larevolucin burguesa.

    Si esto fuera correcto, dnde ubicar entonces la esferadel poder y la dominacin? El poder se terminara cosificandoy aparecera como una propiedad excluyente del aparato deEstado, cayndose de esta manera en una concepcin fetichistadel mismo, que por otra parte el mismo Marx venacuestionando insistentemente desde su juventud (tanto en sucrtica de la reconciliacin tica hegeliana a travs delEstado -1843- como en su cuestionamiento de la emancipacinmeramente poltica en el debate con Bauer -1843 y 44-).Recordemos, adems, que su crtica madura al fetichismotrabaja sobre la reificacin mercantil pero se expandetambin al valor, al capital, al Estado, a la cultura,etctera.

    A pesar de todo esto, esa simplificada y repetidalectura otrora oficial se obstinaba en reducir El Capital aun anlisis exclusivo de las fuerzas productivas y de lasrelaciones de produccin, desconectando ambas esferas de lalucha de clases. De este modo se soslayaron rpidamente lasagudas observaciones crticas que esta obra contiene en elradical cuestionamiento poltico del iusnaturalismocontractualista moderno (pues segn ella el fundamento de lapoltica no reside en la paz ni en el acuerdo sino en laviolencia y en la guerra, el contrato no es entoncesfundacional ni punto de partida sino el punto de llegada deun proceso de lucha anterior).

    Con semejante simplificacin como teln de fondo, (en laAcademia, pero no slo all) se ha cuestionado la existenciaen Marx de una teora crtica de la poltica y del poder.

    Como en su proyecto de investigacin de 1857-1858 lhaba planificado escribir un libro especfico sobre elEstado5 anlogo a El Capital y nunca lo pudo concretar,

    5 El plan original de la obra que Marx se haba propuesto para comprender conceptualmente la organizaciny el movimiento de la sociedad captalista, planeaba la escritura de seis libros: (a) Del Capital -el nico quelleg a escribir y que qued inacabado, publicados pstumamente los tomos II y el III por Engels y el IV (con

    cortes) por Kautsky-; (b) De la propiedad territorial; (c) Del trabajo asalariado, (d) Del Estado; (e) Comerciointernacional y (f) El mercado mundial. Cfr. Carta de Marx a Lasalle, 22/II/1858. Un ao antes, en lafamosa Introduccin de los Grundrisse de 1857 el plan original se detallaba aun ms: Efectuar -decaMarx- claramente la divisin [de nuestros estudios] de manera tal que [se traten] : (1) las determinacionesabstractas generales que corresponden en mayor o menor medida a todas las formas de sociedad, pero en elsentido antes expuesto; (2) las categoras que constituyen la articulacin interna de la sociedad burguesa ysobre las cuales reposan las clases fundamentales, Capital, trabajo asalariado, propiedad territorial. Susrelaciones recprocas. Ciudad y Campo. Las tres grandes clases sociales. Cambio entre ellas. Circulacin.Crdito (privado). (3) Sntesis de la sociedad burguesa bajo la forma del estado. Considerado en relacin

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    entonces parecera que no logr una teora de la poltica yel poder (asumiendo momentneamente como hiptesis, algo depor s cuestionable, que la poltica y el poder estnresumidos nicamente en la esfera estatal).

    En esa rpida impugnacin habitual en nuestros mediosacadmicos la economa, el poder y la dominacin sonconcebidos como territorios que no se cruzan. El Capitalexpondra entonces el funcionamiento automtico de laeconoma. La lucha marchara por otro camino, no entrara enel radio de la ciencia. Sin embargo, la teora socialmarxiana es bastante ms compleja. Si se quiere estudiarlacon seriedad aun para refutarla o rechazarla se deberanabandonar de antemano la pereza reflexiva y las fraseshechas.

    Aunque Marx nunca haya escrito su proyectado libro sobreel Estado, no puede soslayarse que en El 18 Brumario de LuisBonaparte y en sus otros escritos sobre Francia aportanumerosos elementos para elaborar una teora crtica de lapoltica. La eleccin de Francia no resulta arbitraria nimeramente coyuntural en sus investigaciones polticas. Laadopta justamente como referente emprico porque all laforma especficamente moderna de dominacin poltica burguesase ha desarrollado en su aspecto ms complejo, determinado ymaduro a partir del ciclo que inicia la revolucin de 1789.

    Esa forma pura reside precisamente en la repblicaparlamentaria con su prensa organizada en las grandes urbes,sus partidos polticos modernos, su poder legislativo, susalianzas polticas, los fraccionamientos polticos de las

    clases, la autonoma relativa de la burocracia y el ejrcito,etc. En ella el dominio poltico burgus se torna segnMarx, por primera vez en la historia comn, annimo,general, desarrollado e impersonal frente a las formaspolticas impuras, incompletas y premodernas, como ladictadura abierta o la monarqua6. En estas ltimas, el

    consigo mismo. Las clases improductivas. Impuestos. Deuda nacional. Crdito pblico. La poblacin. Lascolonias. Emigracin. (4) Relaciones internacionales de la produccin. Divisin internacional del trabajo.Cambio internacional. Exportacin e importacin. Curso del cambio. (5) El mercado mundial y las crisis.Cfr, C.Marx: Elementos fundamentales para la crtica de la economa poltica [Grundrisse, 1857-58].Mxico, Siglo XXI, 1987.p.29-30.6 Esta es probablemente la principal conclusin a la que arriba Marx en sus escritos polticos. Este tipo de

    juicio, sustentado empricamente en el anlisis de las instituciones republicanas de Francia durante elproceso de revolucin y contrarrevolucin que se abre entre 1848 y fines de 1851, Marx lo haba formuladoanteriormente -1843- en el terreno filosfico. Deca entonces: La democracia es la verdad de la monarqua,pero la monarqua no es la verdad de la democracia [...] La monarqua no puede comprenderse por s misma,pero s la democracia [...] En la monarqua es una parte la que determina el carcter del todo. Cfr. Crticade la Filosofa del derecho de Hegel [1843]. En C.Marx: Escritos de juventud. Mxico, FCE, 1982. p.342.De modo que su reflexin poltica radical -se se quiere, desplazada desde la filosofa poltica juvenil a lateora poltica madura- nunca estuvo ausente en su obra terica acerca del capitalismo.

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    dominio poltico es ejercido por una fraccin particularizadade la clase dominante, mientras que en la repblicaparlamentaria burguesa es el conjunto de la clase en supromedio general el protagonista central7. Frente a ese modode dominacin poltica especficamente moderno de la fuerzasocial burguesa, Marx opona como alternativa en sus escritosde la madurez no un dibujo arbitraria y caprichosamenteextrado de su cabeza, sino la repblica democrtica de lafuerza social proletaria, la Comuna: Una repblica -al decirde Marx en 1871- que no acabase slo con la forma monrquicade la dominacin de clase, sino con la propia dominacin declase8.

    Pero si bien es verdad que la repblica parlamentariamoderna representa en el discurso de Marx el promediogeneral de la dominacin poltica burguesa, ello no implicasostener que por su misma forma poltica esta arquitecturainstitucional exprese una nocin neutralista del Estado.

    Aun dando cuenta de todas sus limitaciones9, debemosreconocerle al Manifiesto Comunista el haber subrayado en supoca (en medio del conflicto clasista europeo, luegomundializado) que el Estado jams es neutral y que por lo tantolos revolucionarios no se pueden plantear utilizarlo con otrosfines... pero dejndolo intacto10. Esta otra conclusin losepara tajantemente de las versiones estatalistas en las cualesse lo quizo aprisionar tanto desde el estalinismo como desde laAcademia. Marx ya vena incubando esta concepcin desde sujuvenil crtica a la Filosofa del derecho de Hegel, cuando lesealaba a su maestro que la esfera estatal jams resuelve

    ticamente las contradicciones de la sociedad civil. Su

    7En su anlisis maduro de 1871 sobre Francia Marx sealar: La forma ms adecuada para este gobiernopor acciones [el encabezado por el partido del orden con la subordinacin de los republicanos burgueses,antes del golpe de Estado de Bonaparte] era la repblica parlamentaria [subrayado de Marx], con LuisBonaparte como presidente. Fue este un rgimen de franco terrorismo de clase y de insulto deliberado contrala vile multitude. Si la repblica parlamentaria, como deca el seor Thiers, era la que menos losdivida (a las diversas fracciones de la clase dominante), en cambio abra un abismo entre esta clase y elconjunto de la sociedad fuera de sus escasas filas. Su unin eliminaba las restricciones que sus discordiasimponan al poder del Estado bajo regmenes anteriores [...]. Cfr. C.Marx: La guerra civil en Francia[Manifiesto del Consejo General de la Asociacin Internacional de los Trabajadores de 1871]. En C.Marx yF.Engels: Obras Escogidas. Op.Cit.Tomo II.p.143.8Cfr. C.Marx: La guerra civil en Francia Op.Cit.p.144.9Nos permitimos remitir al lector a nuestro trabajo Para leer El Manifiesto. EnAmrica Libre N14,Bs.As., abril de 1999.10 Esta ser sin duda la principal conclusin que Lenin extrae de su lectura del Manifiesto en las vsperas dela revolucin de octubre al discutir con las corrientes que reducan el marxismo a una concepcin estatalistade la poltica. No es casual que se haya querido ver en esa lectura de Lenin cierto utopismo e incluso hastaun desliz anarquista. Cfr. V.I.Lenin: El Estado y la revolucin [1917].Barcelona, Planeta,1986. Cap.II: Laexperiencia de los aos 1848 a 1852.p.35-54. En ese mismo registro, el Marx maduro -analizando laComuna de Pars- caracterizar al Estado como una mquina nacional de guerra del capital contra eltrabajo. Cfr. C.Marx: La guerra civil en Francia Op.Cit.p.143.

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    universalidad -sostena polmicamente en 1843- era meramenteabstracta y especulativa, nunca efectiva y real11.

    En cambio en el Manifiesto (y luego de un modo mucho msdesarrollado en El 18 Brumario) Marx acepta el carcteruniversal del Estado...pero circunscripto nicamente al dominiopoltico burgus. Eso significa que el Estado representa alconjunto de la clase burguesa, es decir que su dominio expresaalgo as como el promedio de todas las fracciones de la clasedominante -he ah su universalidad-. No hay dominio particularsino dominio universal, comn, annimo y general, pero...simpre restringido al universo de la clase dominante. Hegel nose haba equivocado entonces al sealar en el Estado lainstancia de universalidad, aunque slo valiera para describirel dominio hegemnico mediante el cual el Estado logra licuarel atomismo particularista de cada uno de los burguesesindividuales para lograr un dominio general que se impone sobreel conjunto de las dems clases.

    As se explicara su conocida frmula resumida segn lacual El gobierno del Estado moderno no es ms que una juntaque administra los negocios comunes de toda la claseburguesa12. Lo que interesa aqu es precisamente ese carcterde comn, y por lo tanto universal que adopta el Estado. Noel Estado en general sino -esta ser la particular direccin enque El 18 Brumario desarrollar la concepcin poltica de elManifiesto- el Estado representativo moderno, o sea larepblica burguesa parlamentaria. Ella s concreta launiversalidad poltica de la que nos hablaba Hegel en suFilosofa del derecho (pues representa al conjunto de la clase,

    ms all de sus rivalidades y competencias facciosas yfraccionales), pero... slo en el terreno burgus.

    Creemos que slo de este modo se puede comprender de unamanera no instrumentalista ni fetichista de la poltica laconcepcin del Estado que deja entrever el Manifiesto cuandoafirma explcitamente que la burguesa, despus delestablecimiento de la gran industria y el mercado universal,conquist finalmente la hegemona exclusiva del poder polticoen el Estado representativo moderno13.

    Al concebirlo de este modo, no slo como aparato, mquinade guerra o Estado-fuerza sino tambin como productor de

    consenso, el Estado representativo moderno se transforma en unmbito de negociaciones -junta de negocios- y compromisos

    11 Cfr. Crtica de la Filosofa del derecho de Hegel. En C.Marx: Escritos de juventud. Op.Cit..p.363, 386-387.12Cfr. C.Marx y F.Engels: El manifiesto comunista [1848]. En C.Marx y F.Engels: Obras escogidas. Bs.As.,Cartago, 1984.Tomo I, p.95.13Idem.

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    polticos entre diferentes fracciones de clase (burguesas). Ladoctrina del [Estado-fuerza = aparato = mquina de guerra]tiene la ventaja de que pone en primer plano y por lo tantodestaca la violencia inmanente que conlleva el capitalismo comosociedad, pero lamentablemente no da cuenta de ese plus que lepermite a la burguesa construir su hegemona: el consenso, elfetiche de la repblica parlamentaria con su dominacingeneral, annima y universal que tanto se esforz Marx pordesmitificar en sus anlisis empricos de 1848-1852. Unadesmitificacin que sigue siendo una tarea pendiente en laactualidad, cuando se han desdibujado en el horizonte presentelas propuestas radicales que histricamente aspiraban a lasuperacin de la repblica burguesa parlamentaria intentandoreemplazarla por nuevas formas polticas ms democrticas queaquella.

    Las mismas consideraciones valdran para el derechoconcebido en el Manifiesto como la voluntad de la clasedominante erigida en ley14. Esa conocida formulacinprogramtica tiene la ventaja de mostrar la violencia, elautoritarismo consustancial y estructural a todo capitalismo.En ese sentido esa frmula juega la funcin desmitificadora delsupuesto Edn de los derechos humanos que Marx habacomenzado a emprender ya en La cuestin juda15 (en su crticade la constitucin francesa de 1793, la ms radical de todas) yque luego contina en El Capital al final del captulo cuartodel libro I (cuando describe el pasaje del ruidoso reinoapariencial del valor de cambio donde rige el contrato queregula la igualdad y la libertad de los propietarios de

    mercancas, ya sean de vendedores de fuerza de trabajo ocompradores con dinero16). En ese horizonte, la definicin delderecho que adelanta veinte aos antes el Manifiesto se

    14Cfr. C.Marx y F.Engels: El manifiesto comunista. Op.Cit. p 106.15Cfr. C.Marx: La cuestin juda [1844]. En C. Marx: Escritos de juventud. Op.Cit.p.476-480. Igualmentepuede consultarse, en cuanto al desdoblamiento que hacan los franceses revolucionarios del siglo XVIII delindividuo moderno en tanto hombre miembro de la sociedad civil y ciudadano miembro del Estado, cfr.Crtica de la Filosofa del derecho de Hegel. Op.Cit. p.389.16Cfr. C.Marx: El Capital [1867]. [Trad.Pedro Scaron] Mxico, Siglo XXI, 1988. Tomo I, Vol.I, p.214. Estaidea acerca del contrato Marx la repite por doquier a lo largo de todo El capital. Cfr. por ejemplo ElCapital.Tomo I, Vol I, p.103 o Tomo I, Vol III,p.961. En el tomo III, Vol. VIII, p.1043 la desarrollasosteniendo la identidad entre plustrabajo y trabajo forzado, aun cuando el primer trmino de la igualdad

    aparezca como resultado del libre contrato... Dentro de la misma tonalidad puede incluirse su impiadosacrtica al derecho entre iguales (tan idealizado en nuestros das por los modelos normativos ycomunicativos de Jrgen Habermas o por la tica pragmtica del discurso de Karl-Otto Apel) concebidocomo un derecho tpicamente burgus. Cfr. C.Marx: Crtica al programa de Gotha [1875]. Bs.As.Bibliotecaproletaria, 1971. p.22. Los presupuestos histricos de la emergencia de esta ideologa contractualista y de lasrobinsonadas que siempre la acompaaron -no slo en el terreno de la filosofa poltica sino tambin en elde la economa poltica- Marx la desarrolla en el primer pargrafo de su clebre Introduccin [1857]:Individuos autnomos. Ideas del Siglo XVIII. Cfr. C.Marx: Elementos fundamentales para la crtica de laeconoma poltica [Grundrisse]. Op.Cit.Tomo I, p.3.

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    inscribe en la misma lnea libertaria del Marx crtico delcontractualismo, del liberalismo y de toda ficcin jurdica oilusin republicana.

    No obstante, aun as, no debe nunca obviarse la funcinparadojal que permite incorporar -a partir de relaciones defuerza, de luchas y de disputas- al derecho clusulas que porejemplo prohiben la tortura o garantizan un salario ms alto.Marx da cuenta de esa funcin paradojal cuando en El Capitalanaliza las leyes fabriles que la lucha de clases va arrancandoa regaadientes a las clases dominantes. Sin relaciones defuerza esas clusulas son vacas. Jams deberamos aceptar -nosreclama- el fetiche jurdico ni la ficcin de un sujeto libre,autnomo, contractualista. Pero al mismo tiempo, resultatambin innegable que esas clusulas conquistadas al derechoburgus son extremadamente tiles en la lucha de clases. Laconcepcin del derecho que maneja Marx se mueve tambin en esteterreno entre ambos polos.

    Para poder aprehender en profundidad el aportefundamental que realiza Marx a la teora poltica, volvamossobre aquella formulacin que focaliza su mirada en ladominacin poltica especficamente moderna entendida comoel promedio general licuado del poder de todas lasfracciones de clase dominante. El notorio paralelo existenteen sus escritos entre esa forma pura de la dominacinpoltica burguesa moderna correspondiente al modelo francs(analizado como paradigma en sus varios libros sobre aquelpas, de la revolucin de 1789 a la Comuna de 1870) y laforma pura del valor y el capital estudiados en la

    formacin social ms desarrollada y desplegada de su poca Inglaterra es ms que evidente. Francia e Inglaterra fueronentonces sus dos modelos de anlisis arquetpicos.

    En El Capital la exposicin ha sido pulida hastaalcanzar el mximo de logicidad dialctica (adoptando unordenamiento de las categoras sumamente anlogo al de laLgica de Hegel, sobre todo en su primer captulo). Encambio, en los escritos sobre poltica el discurso aparecesiempre ms apegado a la realidad histrica coyuntural (noolvidemos que el fundador moderno de la ciencia poltica,Nicols Maquiavelo, tambin haba manejado un discurso

    aparentemente ligado a la coyuntura histrica). Sin embargo,en ambos casos, el mtodo de Marx es anlogo: Partir delhombre para explicar el mono segn reza la conocidametfora de raz biologicista. Vale decir, partir de lo mscomplejo y concreto para explicar lo ms simple y abstracto.Tomar al concepto de la razn, dira Hegel, para comprenderdesde l las representaciones inmediatas del entendimiento.

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    La poltica burguesa de Francia y la economacapitalista de Inglaterra son en ese nivel del discursoepistemolgico marxiano sus dos grandes arquetipos, por lomenos hasta su cambio de paradigma de los aos 60 (que aquno analizaremos). Puede seguir obvindose semejanteparalelismo cuando se afirma ligeramente que Marx slo es unterico de la explotacin, no de la poltica?

    Aun dando cuenta de esta insoslayable, meditada ydetallada reflexin sobre la esfera poltica nos quedapendiente analizar el vnculo entre el poder y la dominacin,por un lado (si acaso se los pudiera diferenciar de lapoltica, algo de por s discutible), y las relacionessociales y la economa, por el otro.

    Decamos entonces que en la imagen simplificada con laque se ley a Marx, la produccin de relaciones socialescapitalistas, reproduciendo la lgica iusnaturalistadicotmica, ha quedado fragmentada. A partir del prlogo de1859 interpretado en clave economicista e inclusotecnologicista, la lectura se redujo nicamente a subrayar laprioridad y la funcin de la pura fuerza material (laviolencia poltica) abstracta, en detrimento de la relacinsocial (econmica), o bien slo a la visualizacin yfocalizacin de la pura relacin social, en detrimento de lafuerza material.

    Un ejemplo puntual de la primera forma de reduccionismopuede encontrarse en la explicacin del polemista con quiendiscute Federico Engels, Eugen Dhring17, quien atribuye a laviolencia poltica el carcter de demiurgo de las

    relaciones sociales. Acercndose peligrosamente al otro polode la explicacin dicotmica, podemos encontrarloparadjicamente al mismo Engels, sobre todo en sus escritosde la madurez (que en gran medida deterioran sus anlisis tanmatizados y alejados del economicismo de la dcada de 1850,como su estudio sobre la guerra campesina en Alemania)18.Quiz por los excesos y unilateralidades que conlleva todadiscusin, el ltimo Engels carga demasiado las tintas en elplano de la economa, lo que ha tenido nefastas

    17Sostiene Dhring: La formacin de las relaciones polticas es lo histricamente fundamental, y lasdependencias econmicas no son ms que un efecto o caso especial, y por tanto, siempre hechos de un

    segundo orden...Cierto es que estos efectos de segundo orden existen como tales, y son sobre todoperceptibles en el presente; pero lo primitivo tiene que buscarse en el poder poltico inmediato, y no en unindirecto poder econmico. Citado en F.Engels: Anti-Dhring.La subversin de la ciencia por el seorEugen Dhring [1877]. Mxico, Grijalbo, 1968.p.151.18Cfr.F.Engels: La guerra campesina en Alemania [1850]. en C.Marx, F.Engels: Obras escogidas.Op.Cit.T II, p.168-247. Engels desarrolla en forma sobresaliente una concepcin social no economicistaprincipalmente cuando analiza procesos histricos empricos y concretos, como los de Alemania, Pars,Crimea, Italia, Estados Unidos, etc. Cfr. F.Engels: Temas militares. Bs.as., Cartago, 1974. All s incorporametodolgicamente todas las variables en el anlisis de la totalidad social.

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    consecuencias en el desarrollo, la recepcin y divulgacinva los manuales de la teora marxista de la historia desdeel ngulo del DIAMAT y el HISMAT.

    A pesar de todos los vaticinios sobre el fin deltrabajo y el supuesto adis al proletariado, en parte delas vertientes actuales ms cercanas y afines a la tradicindel marxismo dentro de las ciencias sociales se hasedimentado la creencia y el lugar comn acerca del papel delas clases sociales imposible de descartar en la explicacindel desarrollo histrico. Algo parecido a la creencia en elfactor econmico a principios de siglo. Pero en ese nfasisse ha curiosamente olvidado la contradiccin y la luchaconstitutiva de estas clases.

    Los enfrentamientos seran apenas entonces unaccidente de la historia. El intervalo entre dos momentosde paz o, a lo sumo, la expresin superestructural -segnla metfora de 1859- plenamente determinada por las leyesobjetivas que rigen el mundo econmico. En el mejor de loscasos se ha partido de clases sociales ya constituidas apartir de su posicin objetiva en la estructura social, yluego se les ha agregado mecnica y externamente la lucha yla confrontacin desde afuera.

    Hoy en da se torna pues imperioso rescatar el lugarterico central que le corresponde en la teora marxianacrtica de la poltica a la contradiccin inmanente, a laconfrontacin, en una palabra, a la lucha de clases, en laexplicacin del proceso histrico de produccin yreproduccin de las relaciones sociales. La lucha de clases

    no est nicamente en el Estado (incluyendo aqu no slo alEstado en sentido restringido sino tambin al Estado ensentido ampliado, es decir, por ejemplo a los partidospolticos, la Iglesia, los sindicatos, etc) ni tampoco en laesfera superestructural19.

    Intentemos, pues, reactualizar -contra los lugarescomunes cristalizados en la Academia y a pesar deleconomicismo staliniano- la mirada de Marx centrada en lasrelaciones sociales entendidas como contradicciones, comoconfrontaciones y enfrentamientos, como al decir de Gramscirelaciones de fuerza entre los sujetos sociales involucrados

    en esas relaciones y constituidos a partir de ellas.Al menos como hiptesis de trabajo en una investigacin

    sobre la teora marxista crtica de la poltica, convendra

    19 Recordemos que Marx, en 1871, alertaba contra esta supuesta solidificacin del poder en el campo tericodel Estado: El poder del Estado, que aparentemente flotaba por encima de la sociedad, era, en realidad,el mayor escndalo de ella y el autntico vivero de todas sus corrupciones. Cfr. C.Marx: La guerra civil enFrancia. Op.Cit.p.144.

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    reflexionar sobre las relaciones sociales (recordemos quecuando hablamos de relaciones sociales nos estamosrefiriendo a todas las categoras de El capital: valor,dinero, capital, etc.) en estrecha conexin con la lucha declases, y con el enfrentamiento de fuerzas en disputa, enagona [agon = lucha]. La lucha de clases no se circunscribeentonces slo al plano de la poltica (donde obviamentetambin se expresa) sino que adems atraviesa el interiormismo de las relaciones sociales de produccin.

    Las relaciones de poder participan irremediablemente enla constitucin misma de las relaciones sociales del modo deproduccin capitalista, pero slo... participan. No son lanica causa como sostienen los partidarios de la causalidadlineal. No aceptemos tampoco deslizarnos en una metafsicadel poder ahistrico y autnomo. Son solamente una de lasmltiples determinaciones, durante demasiado tiempoolvidadas, que llevan a su constitucin. No vienen desdeafuera, desde arriba (segn una difundida metforaespacial), desde la superficie a legitimar algo yapreviamente formado y maduro, ya producto terminado, antes deque intervengan las relaciones de poder y todo lo atraviesen.En consecuencia, sostenemos que la obra de Marx nos brindapoderosas razones que nos permiten pensar las relaciones depoder como una esfera de ningn modo encerrada ocircunscripta nicamente en la superestructura.

    El Economicismo

    Habamos visto que Dhring soslayaba las relacioneseconmicas y absolutizaba lo que l denominaba el poderpoltico (lo que no era ms que una fetichizacin del poderya que se lo atribua exclusivamente a una entidadsolidificada: el Estado).

    Como contestacin a Dhring, Engels redacta Lasubversin de la ciencia por seor Eugen Dhring, en cuyaseccin segunda (Economa poltica) expone su teora de laviolencia y del poder, en relacin con la economa. All

    Engels, respondindole a Dhring, invertir la cuestin: lanica va de produccin de nuevas relaciones sociales -delmodo de produccin capitalista- se encuentra exclusivamenteen la economa, afirma.

    En estos escritos engelsianos es posible encontrar doslneas de razonamientos. Podemos situar la primera en un ejeproblemtico: la funcionalidad econmica del poder. Engels

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    remite continuamente la actividad de la violencia y el poderal objetivo de legitimacin de las relaciones de produccin.Y aqu surgen ya algunos problemas. Por un lado, conciberelaciones econmicas ya constituidas, que vienen a ser luegoen un orden lgico y cronolgico posterior reforzadas ygarantizadas por la violencia. La violencia y el poder seranreproductores de algo ya previamente constituido al margen eindependientemente de su propia intervencin. Estaransituados por lo tanto exclusivamente en la superestructura,segn la poco feliz metfora de 1859. No obstante, no seequivoca Engels cuando resalta la estrecha relacin quemuchas veces se desdibuja y desaparece en algunos de losescritos de Michel Foucault20 entre las relaciones deproduccin y el poder.

    La segunda lnea de razonamiento es la que msclaramente podemos caracterizar por sus inclinacioneseconomicistas, pues, para contrarrestar a Dhring, Engelssoslaya la violencia en reiteradas ocasiones21 al punto denegarle todo papel en el surgimiento y desarrollo de lapropiedad privada. Probablemente haya inclinado demasiado labalanza para ganar la discusin. No es su culpa. S dequienes absolutizaron el razonamiento desgajndolo de lapolmica al interior de la cual se formul y lo convirtieronfinalmente en un sistema axiomtico.

    Refirindose al proceso de constitucin histrica delmodo de produccin capitalista, para demostrar que laeconoma tiene una legalidad econmica interna Engels llegaal lmite de sostener que si excluyramos toda posibilidad

    de robo, de violencia y estafa, igual tendramos el modo de

    20 Por ejemplo en Microfsica del poder, reunin de un conjunto de artculos, entrevistas y conferenciasdonde Foucault deshistoriza completamente el poder, hipostasindolo y abstrayndolo de todo vnculo conlas relaciones sociales de produccin. Una propuesta que en su misma obra entra en tensin -irresuelta- conotras exposiciones como Vigilar y Castigar o tambin La verdad y las formas jurdicas en las cuales elnacimiento de las instituciones de secuestro y los mecanismos impersonales de poder son situados enetapas precisas y especficas de la gnesis (acumulacin originaria) y el desarrollo del capitalismo.21 La propiedad privada no aparece en absoluto en la historia como resultado del robo y la violencia. Cfr.F.Engels: AntiDhring. Op.Cit.p.154. Este insistente nfasis depositado polmicamente por Engels en laraz exclusivamente econmica de los procesos histricos lo lleva a exageraciones del siguiente tipo: Esttan poco justificado hablar aqu de violencia como lo estara a propsito de la divisin de la propiedad

    colectiva de la tierra que aun tiene lugar en las comunidades de labor del Mosela y de los Vosgos: lo queocurre es que los campesinos consideran inters propio que la propiedad de la tierra sustituya a la comny a la cooperativa. Ni siquiera la formacin de una aristocracia espontnea, como la que tuvo lugar entre losceltas, los germanos y el Penjab indio sobre la base de la propiedad comn del suelo , se basa al principio enla violencia sino en la voluntariedad y costumbre [...]. Idem, p.155.En la misma lnea y refirindose a laproduccin de relaciones sociales basadas en la propiedad privada sostiene: Siempre que se desarrolla lapropiedad privada, ello ocurre a consecuencia de un cambio en la situacin y las relaciones de produccin eintercambio en inters del aumento de la produccin y de la promocin del trfico, es decir, por causaseconmicas. La violencia no desempea en ello ningn papel. Ibidem.

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    produccin capitalista22.Si comparamos este tratamiento, aun tomando en cuenta

    las previsibles exageraciones que toda polmica conlleva, conel que Marx desarrolla tanto en El capital en su anlisis delproceso de la acumulacin originaria del capital, como en losGrundrisse, cuando examina las formas sociales que precedenal modo de produccin capitalista la formacin de larelacin de capital, podemos advertir el anchsimo campoterico que separa a ambos pensadores. Tena razn Gramsciquien respetaba sumamente a Engels cuando sealaba que seexagera al afirmar la identidad de pensamiento entre los dosfundadores de la filosofa de la praxis23.

    Sealar esta ms que evidente diversidad de criterioscon su compaero de lucha no implica desconocer los mritosde Engels. S implica tratar de comprender a fondo y demanera profana qu ligazn mantienen sus recadas enposiciones proclives al economicismo con la diferenteevaluacin que l y Marx hicieron acerca del capital comorelacin social histricamente especfica y su articulacincon las relaciones de poder.

    Esta diferencia notable entre ambos est emparentada conuna discontinuidad ms general, que atae a la filosofa y ala metafsica cosmolgica y materialista del progreso (que noanalizaremos aqu porque ello nos desviara del principalinters de la presente investigacin24). Sobre esta ltima,sealaba tambin Gramsci que: Es cierto que en Engels (Anti-Dhring) se encuentran muchas ideas que pueden conducir a lasdesviaciones del Ensayo [de N.Bujarn]. Se olvida que Engels,

    no obstante haber trabajado largo tiempo, dej muy pocosmateriales sobre la obra prometida para demostrar ladialctica ley csmica [...]25.

    Pero volviendo a la polmica misma, cuando Engels serefiere en esa discusin con Dhring a la violencia priorizainvariablemente, en consonancia con su lectura materialista-naturalista de la filosofa, el mbito de las fuerzasproductivas y las relaciones tcnico-materiales. Focaliza sumirada exclusivamente en el desarrollo de ciertas tcnicasque intervienen en la produccin de herramientas comoelementos fundamentales para entender el poder.

    As establece un tejido discursivo, cuya premisaprincipal plantea: (1) el poder no es un mero acto de

    22Todo el proceso se explica por causas puramente econmicas, sin que ni una vez hayan sidoimprescindibles el robo, la violencia, el Estado o cualquier otra intervencin poltica. Cfr. F.Engels:Op.Cit.p.56.23Cfr. A.Gramsci: Cuadernos de la crcel [Edicin crtica: Cuaderno 11]. Op.Cit.p.303.24 Hemos intentado explorar esa problemtica en nuestro Marx en su (Tercer) mundo .25 Cfr. A.Gramsci: Cuadernos de la crcel: Idem.

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    voluntad sino que depende de condiciones materiales, las queposibilitan a su vez tanto (2) la construccin de un tipoparticular de herramientas que se utilizan en la violencialas armas como (3) el tipo de tcnicas que se utilizan enla construccin de estas herramientas (en las cualesresidira el poder). Estas ltimas, (2) y (3), dependen a suvez de (4): las condiciones econmicas.

    Podemos constatar as que el camino que se extiendedesde (1) hasta (4) parte del poder, o sea, de lo que sequera explicar, y luego de pasar por todos los trminosintermedios llega a la conclusin, a la base, a la nicacausa segn sus propias palabras: la evolucin econmica.El resultado? Sencillo: el poder y la economa, como el aguay el aceite, son dos esferas radical y absolutamentedistintas.

    La economa se torna en este edificio lgico en elmbito fundante y al mismo tiempo excluyente del anlisis delpoder, entendido este ltimo como una esfera independiente,opuesta, externa y subsidiaria con relacin a la economa.

    sta es la razn principal por la cual la tendenciahacia el economicismo posteriormente divulgada en formamasiva por los manuales de la vulgata stalinista (y asimiladaacrticamente por la Academia como la nica posibleinterpretacin de la teora crtica marxista) no slocontribuye a afianzar la tesis de una supuesta ausencia deteora poltica en Marx, sino que adems impide ver, situar,focalizar y explicar las relaciones y las articulaciones quese dan entre el poder y la violencia, por un lado, y las

    relaciones sociales de produccin, por el otro.

    El Problema Del Poder

    Resulta ya un lugar comn para el marxismo economicistasituar el poder exclusivamente en el aparato de Estado. Porqu all? Porque all estn las armas. De donde se deduce queel poder se ha pensado habitualmente a partir de las armas.Incluso en algunos de sus escritos Engels, como vimos, sedesliza por la pendiente de este tipo de concepcin.

    Pero el aparato de Estado, las armas, las FuerzasArmadas, etc., son los emergentes del poder, la inmediatez delo que se ve, el terreno de lo observable. Como elpensamiento de Marx ese Sherlock Holmes de las cienciassociales constituye una invitacin permanente a sospechar delo inmediato la mirada de Watson y a agudizar la vista pordetrs de lo observable, investiguemos qu hay ms all de

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    estas cosas e instituciones visibles. Las pistas puedenestar a la vista pero los criminales no se encuentran en laescena del crimen.

    Lo que descubrimos por detrs son relaciones, y es aqudonde reside el poder, donde podemos ubicarlo y tratar deaprehenderlo conceptualmente26. No en el mbito de la relacinser humano-cosa (ncleo del fetichismo y la cosificacin), nien el de la relacin ser humano-naturaleza (espacio tericoen el que se mueve el materialismo metafsico de losilustrados franceses del siglo XVIII o el DIAMAT sovitico enel siglo XX) sino en aquella otra dimensin constituida porlas relaciones de los seres humanos entre s.

    As como Marx descubre en su crtica de la economapoltica detrs de las cosas econmicas las relaciones quehan sido reificadas y cristalizadas en el proceso delfetichismo, igualmente podramos pensar que detrs de estascosas (por ejemplo, las armas) lo que hay no es ms querelaciones de poder entre las personas27.

    El mbito del poder es aqul donde se producen, seconstituyen y se reproducen las relaciones sociales. Elmbito donde se forman y se realizan (a partir de relacionesanteriores) relaciones sociales, luego de lo cual tiene lugarsu proceso de reproduccin.

    A diferencia de lo presupuesto por la vulgataeconomicista del stalinismo, las relaciones sociales seconforman segn la teora marxiana de El capital a partir deconfrontaciones y contradicciones entre los sujetoshistricos intervinientes, es decir, a partir de relaciones

    de fuerza entre los polos. En este sentido, deberamos (re)pensar la categora que expresa la relacin social de capitalcomo una relacin de fuerza entre los dos sujetos socialesinvolucrados: el capitalista (colectivo) comprador de lafuerza de trabajo y el obrero (colectivo) vendedor de estaltima. Aqu dentro, al interior de la relacin misma, residela lucha de clases entre un sujeto social dominador y otrosujeto social dominado (que puede rebelarse y trastocar larelacin social de capital).

    Si esto es cierto, el poder constituye el mbito de lasrelaciones de fuerzas que atraviesan tanto las relaciones

    26 Ya analizaremos ms adelante cmo esta concepcin estrictamente relacional del poder formulada porMarx en sl siglo XIX -cuyo descubrimiento se atribuye en la Academia habitualmente a Michel Foucault-fue desarrollada en el siglo XX (ms de tres dcadas antes que el pensador francs) por Antonio Gramsci.Hecho irrefutable de la historia de la teora poltica que, sin embargo, no desmerece en lo ms mnimo elcorrecto nfasis foucaultiano en aquella dimensin relacional.27 Cada individuo -plantea Marx- posee el poder social bajo la forma de una cosa. Arrnquese a la cosa estepoder social y habr que otorgrselo a las personas sobre las personas. Cfr, C.Marx: Elementosfundamentales para la crtica de la economa poltica [Grundrisse]. Op.Cit. Tomo I, p.85.

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    sociales como las relaciones polticas donde se producen yreproducen nuevas relaciones a partir de la ruptura de lasanteriores.

    En qu consiste la mencionada ruptura? En elsurgimiento de una diferencia cualitativamente sustancial enun mbito. Un corte, una discontinuidad, un trastocamiento,un salto.

    En cuanto a la formacin de relaciones sociales, staimplica la construccin de una nueva relacin que antes noexista. Pero si hemos concebido a partir de El capital a lasrelaciones sociales como relaciones de fuerza, con unenfrentamiento inherente que las atraviesa intrnsecamente,de aqu deberamos entonces deducir que formar una nuevarelacin resulta el producto de una confrontacin anterior.De este modo podramos explicar que las nuevas relacionessociales que surgen no flotan en el presente, sino que sonun punto de llegada de un proceso previo de enfrentamiento,donde uno de los polos ha sido derrotado antes, y llegavencido al proceso de formacin de la nueva relacin social.

    El vencido (no un individuo particular y aislado, unRobinson Crusoe contractualista maximizador de ganancias ybeneficios, sino clases sociales, fuerzas sociales que hansido aplastadas en la lucha de clases) no tiene ms remedioque formar parte de esa nueva relacin que el vencedor loobliga a constituir. Aunque despus de mucho tiempotranscurrido, el vencido olvide esta confrontacin inicialas como tambin su derrota previa en el enfrentamiento, yentonces crea que ha formado parte de esa relacin en forma

    libre y voluntaria, por una decisin racional, autnoma,soberana y autoconsciente. sta es precisamente la actituddel sujeto moderno contractualista presupuesto por laeconoma poltica neoclsica y su racionalidad calculadora einstrumental.

    En cuanto a la realizacin, sta constituye unaproduccin de relaciones como resultado de la victoria en laconfrontacin. Un punto de alcance de una nueva etapa en elproceso posterior al triunfo, o sea: la construccin de undominio estable. En otras palabras: la paz, momentoestratgico de la confrontacin y al mismo tiempo resultado

    de la victoria previa en el enfrentamiento. Si la derrota estal que no se visualiza en el campo de los observablesninguna posibilidad de revertirla, los sujetos socialesdominados y vencidos empiezan a otorgar consenso al vencedory a olvidar el turbio origen de la paz,autorrepresentndose imaginariamente la situacin posvictoriacomo una relacin eterna, sin origen y sin futuro.

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    Deshistorizar el ejercicio del poder, he ah la clave para sureproduccin.

    Por ltimo, reproduccin significa produccin continuade una relacin social (en el caso especfico de El capitalMarx seala que la reproduccin capitalista puede sersimple -si se realiza en el mismo nivel que el momentoprevio- o ampliada, lo que equivale lisa y llanamente a laacumulacin.

    Habiendo entonces delimitado el referente de cada uno deestos conceptos podemos entonces intentar profundizar elanlisis presupuesto por Marx para diferenciar en su anlisisdos planos constitutivos de toda realidad, que tambin estnpresentes en la relacin economa-poder y que son centralespara su comprensin: la apariencia y la esencia, lo inmediatoy lo mediato.

    Cuando se alude a las relaciones sociales capitalistascomo algo eterno, ahistrico, o como resultado de la voluntadmutua de los capitalistas y de los trabajadores, o tambincomo producto exclusivo de relaciones econmicas, estamos enel plano de la apariencia, de lo que se ve, de lo observable,de lo accesible a los sentidos y a la conciencia inmediata yprecrtica (el mundo de la seudoconcrecin, segn laterminologa de Karel Kosik). El sentido comn previamentemoldeado por la hegemona de los sectores dominantes, aldecir de Gramsci.

    Siempre desde su teora crtica del fetichismo, Marxpensador de la sospecha se atrevi a dudar de lasoberana de la autoconciencia inmediata de los agentes

    sociales. En su reflexin metodolgica de la Introduccin alos Grundrisse [1857] cuestion entonces aquellarepresentacin catica que corresponde a las primerasetapas del conocimiento a la que accedemos espontneamente ennuestra vida cotidiana. Retomando en este punto a Hegel,sostuvo que la apariencia no es una mera equivocacin ni unerror (como s afirmaron los racionalistas clsicos-Descartes, Leibniz, etc-, soslayando la experienciaemprica) sino que tiene su propia racionalidad. Por lo tantotrat de explicarla a partir de las races sociales que seencuentran en la misma realidad. Pero, explicndola de tal

    modo, no se conform con limitarse a este mbito (comoprescriba metodolgicamente el positivismo). Como undetective, Marx intent penetrar en un espacio terico msprofundo, aqul adonde intenta llegar la ciencia28.

    28 Y entonces -seala Marx- el economista vulgar cree haber hecho un gran descubrimiento cuandoproclama con orgullo , en lugar de revelar la interconexin, que en apariencia las cosas parecen serdiferentes. En realidad alardea de que se atiene a la apariencia y la toma por la ltima palabra. Siendo as,

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    La investigacin crtica debe intentar sobrepasarentonces el plano de la apariencia, de la intuicin, de lainmediatez. En el problema de la articulacin entre economay poder tambin hay que esforzarse por ir ms all yrastrear aquel mbito que, aun sin ser directamenteobservable ni pertenecer a la apariencia inmediata no porello deja de ser menos fundante. Para Marx este terrenosocial es el de la confrontacin y la contradiccin, el delcombate y el enfrentamiento. Si nos limitamos al planoapariencial nunca podremos comprender en su historicidadaquellas relaciones sociales constituidas a partir de lasconfrontaciones. En consecuencia, nos veramos obligados atomar la paz, el dominio estable de una de las clasessociales (la capitalista) no como un momento parcial yrelativo del proceso global de lucha de clases sino como algonatural, eterno, ahistrico, y por lo tanto sin explicacin29.

    Cuando Marx plantea la pregunta de dnde proviene elplusvalor que el capitalista obtiene por sobre el dineroadelantado?, la ciencia social que se aferra al planoapariencial obviamente responde de vender ms caro. Sitasu respuesta en la circulacin, en el mercado, en lo directae inmediatamente observable. No poda ser de otra manera.En su crtica de la economa poltica la refutacin de Marxinduce a ir hacia un algo, un plus que est por detrsaunque no aparezca a simple vista: el proceso social ehistrico donde se ha producido ese plusvalor. La exposicinlgica de El capital se estructura por ello a partir de unainversin dialctica, histrico-lgica. De los sntomas y los

    efectos a las causas, del resultado a sus condicioneshistricas (de all que el captulo histrico sobre lallamada acumulacin originaria aparezca recin al final delprimer tomo y no al principio como cabra suponer segn elorden cronolgico de la historia del capitalismo).

    Anlogamente, con la ruptura y posterior construccin denuevas relaciones, especficamente capitalistas, sucede lomismo. Es necesario ir ms all de lo directamenteobservable, analizar y descubrir otro mbito que estoculto, que no aparece si nos circunscribimos y nosquedamos nicamente en la esfera apariencial: el de la lucha

    de clases y la confrontacin.El capital separa para volver a reunir de otra manera,

    por qu debe haber ciencia?. Carta de C.Marx a Ludwig Kugelman [11/VII/1868]. En C.Marx y F.Engels:Correspondencia. Bs.As., Cartago, 1973.p.207.29La paz democrtica actualmente vigente en nuestra Amrica ha sido previamente abonada por la barbariede Videla, Pinochet, Stroessner, Somoza, etc. Sin sta no se entiende aqulla. La paz contractual ha sidohija legtima del castigo y la violencia, la punicin y la dominacin, tpicos que quedan regulamente fueradel discurso social y poltico en la habitual teorizacin acerca de la transicin a la democracia...

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    ahora bajo su mirada vigilante, su dominacin, su disciplinay su control. Las nuevas relaciones sociales son el productode un enfrentamiento previo que provoca una ruptura enanteriores relaciones sociales. Qu tipo de ruptura? Qutipo de unidad previa es la que se corta y se violenta? Slopodremos entender la ruptura si previamente examinamos qutipo de relacin es la que se rompe segn Marx (denominadapor l la existencia dual del sujeto).

    La experiencia inmediata, correspondiente a la esferaapariencial en la sociedad capitalista, nos muestra queexiste una clase social de trabajadores totalmente libres.Libres en un doble sentido: no estn sujetos territorialmenteal dominio de ningn seor, y tambin libres en el sentido deno poseer ninguna propiedad, sometidos a una desnudez total,pues lo nico que poseen es su capacidad de trabajo, sufuerza de trabajo. El tpico sujeto libre de la ideologaburguesa (en el campo jurdico, en el terreno de la economapoltica, etc,etc). La apariencia nos indica que estaexistencia tiene un carcter ahistrico, eterno, y el sentidocomn lo esquematiza y legitima mediante el lugar comn quesostiene siempre fue as y siempre lo ser. Largos aos deejercicio de la hegemona fueron necesarios para inocularsemejante creencia en las masas populares.

    Pero Marx, desnaturalizando las relaciones socialescapitalistas, plantea que esto no es ms que un resultado delproceso histrico que funciona en el modo de produccincapitalista como uno de los supuestos necesarios paraconstituir la relacin social de capital. Este supuesto

    bsico es producto de un largo proceso de rupturas de launidad primigenia, de la existencia dual. Esta ltimaconsiste en que el individuo, en un estadio histricoanterior a aqul en el que se han producido las rupturashistricas, no estaba separado de sus condiciones objetivasde existencia, de sus medios de vida, de sus medios deproduccin. En la relacin social capitalista estos medios sevolvern ajenos, se autonomizarn cobrando existencia y vidapropias, a partir de lo cual se le opondrn -de manerahostil- como capital, como trabajo muerto objetivado y ajeno,como un monstruoso Frankenstein. Un producto que someter a

    su productor.Antes de la emergencia del capitalismo el individuo,

    como existencia subjetiva, y sus condiciones de vida, comoexistencia objetiva, formaban segn Marx una unidadoriginaria. Unidad originaria que no tiene nada que ver nicon una esencia perdida en la historia, ni con un parasoabandonado.

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    Lo que s existi en el pasado -seala Marx ya desde sujuventud aunque reafirmndolo luego en su madurez- fue launidad de un cuerpo orgnico (el individuo, el cuerpo humanode los hombres y mujeres) y uno inorgnico30 (sus medios devida, la tierra, la naturaleza) articulados en una unidadprimigenia: la relacin de propiedad31. Unidad fisurada,quebrada y destruida en un proceso histrico de rupturas.Entre la existencia subjetiva y la existencia objetiva, ahoraseparadas, se interpondr altivo y soberbio en el perodohistrico que corresponde al modo de produccin capitalista,el capital. Este ltimo previamente separa y asla, paraluego volver a reunir, pero en una nueva relacin, bajo supropio dominacin. La condicin imprescindible que se debecumplir para poder constituir la relacin de capital es laruptura de la propiedad32, de la unidad entre el ser humano yla tierra. La primera tiene lugar a partir de un procesohistrico de expropiacin material de las clases popularesmediante el uso de la violencia, el robo, la estafa, etc., enel desarrollo de la lucha de clases.

    Esta relacin social previa en la cual los individuos seencontraban estrechamente unidos a sus condiciones de vidalo que no implica comunismo primitivo como errneamentesupuso el antroplogo evolucionista Lewis Morgan (y con l,el ltimo Engels) ser anulada a partir de la confrontacin.El resultado ser la produccin de quiebres y fisuras en larelacin de propiedad de la tierra, a partir de los cualespor un lado quedarn las condiciones objetivas de vida (los

    30 Podemos encontrar ya en los primeros manuscritos de Marx la idea de concebir la naturaleza como laprolongacin objetiva del propio ser humano: La naturaleza es el cuerpo inrgnico del hombre, esdecir, la naturaleza en cuanto no es ella misma el cuerpo humano. Cfr. C.Marx: Manuscritos de 1844. EnC.Marx: Escritos de juventud. Op.Cit.p.599-600. Pero a partir de 1857-1858 esta misma idea iradquiriendo perfiles ms ntidos en tanto ahora se la circunscribe a un determinado perodo histrico,aquel donde no predomina la produccin de valores de cambio sino valores de uso. Cfr. C.Marx: Elementosfundamentales para la crtica de la economa poltica [Grundrisse]. Tomo I, Op.Cit.p.444.31 Propiedad, no significa entonces originariamiente -seala Marx- sino el comportamiento del hombrecon sus condiciones naturales de produccincomo sus condiciones pertenecientes a l, suyas,presupuestas junto con su propia existencia; comportamiento con ellas como con presupuestos naturales de smismo, que por as decirlo, slo constituyen la prolongacin de su cuerpo. Cfr. C.Marx: Grundrisse. TomoI, Op.Cit.p.452.32 Si un supuesto del trabajo asalariado y una de las condiciones histricas del capital es el trabajo libre yel cambio de este trabajo libre por dinero a fin de reproducir y valorizar el dinero, a fin de ser consumido por

    el dinero como valor de uso, no como disfrute sino como valor de uso para el dinero, del mismo modo, otrosupuesto es la separacin del trabajo libre con respecto a las condiciones objetivas de su realizacin,con respecto al medio de trabajo y al material de trabajo. Cfr. C.Marx: Grundrisse. Tomo I, Op.Cit.p.433.Este tipo de proceso histrico forma tcitamente parte inmanente de la principal categora de El capital: Enla frmula del capital [...] est implcita la no propiedad de la tierra , se niega aquel estado en el cual elindividuo que trabaja se comporta con la tierra como con algo propio, esto es, que trabaja, que produce,como propietario del suelo [...] En consecuencia, en la relacin del trabajador con las condiciones del trabajoen cuanto capital, este estado histrico [es] negado dabord como comportamiento que implica una relacinms plena de propiedad. Idem.p.460.

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    medios de subsistencia, ahora autnomos) y, por el otro, losindividuos despojados de su naturaleza inorgnica,restndoles slo su capacidad laboral, su capacidad viva detrabajo, su fuerza de trabajo. Escisin completa e inversintotal del sujeto y el objeto.

    Como producto de la ruptura tendremos dos polos: losmedios de produccin, en manos ahora del capitalista, y lafuerza de trabajo, despojada de toda propiedad, o sea,expropiada, y justamente estas dos son las condicionesimprescindibles y necesarias sin las cuales no se puedeconstituir la relacin social de capital.

    La Violencia

    como Fuerza Econmica

    En el mejor de los casos, las vertientes economicistasdel marxismo han reconocido parcialmente cierto lugar tericoa la violencia como generadora de rupturas entre losproductores y sus medios de produccin. Pero invariablementese la ha circunscripto a un perodo exclusivamenteprecapitalista. A un pecado de juventud.

    La violencia, el robo, la estafa y dems mecanismos delpoder, habran cumplido su papel en la niez del capitalismo,en los orgenes. Pero a partir de all nunca ms se habranhecho presentes en los procesos sociales del modo deproduccin capitalista. Si lo hicieron, slo fueron fenmenos

    aleatorios que no penetran en la esencia del capital. Estalectura se apoya en cierto pasaje de Marx33 donde deja unapuerta abierta para hilar esta argumentacin, pues pone elnfasis en la historia contempornea frente a la historiapasada, en la lgica frente a la historia, en el ordenestructural frente al gentico-procesual.

    No se debera subestimar este nfasis metodolgicomarxiano otorgado a la historicidad del presente estructural,el que tiene clara prioridad en el modo de exposicin de Elcapital por sobre la ordenacin meramente cronolgicahistrica. Precisamente la obra no empieza su justificacin

    lgica por la historia que como dijimos aparece recin en el33 Una vez presupuesta -nos dice Marx en los mismos Grundrisse- la produccin fundada en el capital lacondicin de que para ponerse como capital el capitalista debe introducir en la circulaicn valoresproducidos por su propio trabajo o de algn otro modo -no slo por el trabajo asalariado ya existentepasado- corresponde a las condiciones antediluvianas del capital. Esto es, a supuestos histricos, queprecisamente, en cuanto tales supuestos histricos pertenecen al pasado y por tanto a la historia de suformacin, pero de ningn modo a la historia contempornea [...]. Corresponde, por el contrario, a sussupuestos pasados, a los supuestos de su origen, abolidos en su existencia. Idem.p.420.

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    captulo XXIV sobre la acumulacin originaria sino por elpresente, la generalizacin de la forma social mercanca.Se comienza por lo ltimo para invertir e ir hacia atrs.

    Pero si seguimos linealmente esta lectura podramos caeren el error de pensar la violencia y los dems mtodoscaractersticos del proceso de acumulacin originaria enforma anloga a un primer motor aristotlico, que acta sloen los orgenes pero que desaparece completamente en lahistoria posterior.

    Por el contrario, cuando Marx se refiere a los procesosde rupturas violentas de la propiedad y de las relacionessociales preexistentes no hace en ningn momento un anlisisevolutivo, sino que los plantea como constitutivos en formaestructural respecto de las relaciones sociales capitalistaspresentes. En las que aparecen como relaciones exclusivamenteeconmicas hay implcita o explcitamente, segn el caso

    relaciones de poder y de violencia. Las relaciones de lucha,de confrontacin, de enfrentamiento incluso con un altogrado de violencia entre las fuerzas que se enfrentan noslo constituyen una explicacin gentica de los procesossociales del modo de produccin capitalista: tambin estnpresentes estructuralmente una vez que los ltimos ya se hanconstituido34.

    Marx reafirma que en el capitalismo desarrollado o sea,en el modo de produccin capitalista ya constituido sigueusndose la violencia cuando es necesaria. Aunque aclara acontinuacin que slo excepcionalmente. Pero, de cualquiermanera, sigue usndose. No est excluida (la historia del

    siglo XX lo ha reafirmado ampliamente en el plano emprico.Baste sino recordar el fascismo y el nazismo, por nomencionar las dictaduras latinoamericanas). Sucede que estaviolencia extraeconmica no slo ayuda y reproduce desdeafuera y en forma externa las relaciones econmicas yaconstituidas sino que, adems, pasa a conformar uno de loselementos estructurales35 (aunque no el nico, como habasostenido en su momento Dhring) de las relaciones socialesde produccin.

    Se debe asumir sin ambigedades y reconocer toda ladensidad terica de esta reflexin de Marx, segn la cual en

    el capitalismo desarrollado, ya constituido sobre sus propias34 La organizacin del proceso capitalista de produccin desarrollado -afirma Marx en El capital- quebrantatoda resistencia; la generacin constante de una superpoblacin relativa mantiene la ley de la oferta y lademanda de trabajo, y por tanto el salario, dentro de los carriles que convienen a las necesidades devalorizacin del capital; la coaccin sorda de las relaciones econmicas pone sello a la dominacin delcapitalista sobre el obrero. Sigue usndose siempre, la violencia extraeconmica, pero sloexcepcionalmente. Cfr. C.Marx: El capital. Op.Cit. Tomo I, Vol.III.p.922.35 Ella misma es una potencia econmica. Cfr. C.Marx: El capital. Op.Cit.p.940.

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    bases, la violencia puede llegar a cumplir un papel y unamisin centrales como palanca econmica y no slo comoelemento de la superestructura de la sociedad. Hoy ya no sepuede seguir sosteniendo -desde el marxismo crtico- eldualismo dicotmico clsico del iusnaturalismo: cuerpo(economa) por un lado, y espritu (superestructura dentrode la cual se ubicara la violencia y el poder) por el otro.

    El debate no constituye una cuestin libresca oescolstica. Si Marx lo dijo o no lo dijo. Las guerras que havivido el siglo XX con millones de muertos en cada una, losgenocidios peridicos fundamentalmente en Amrica latina yen particular en nuestro pas, no son un accidente de lahistoria. El capital necesita la matanza como elementoestructurante, disciplinador. No puede reproducirse sin ella.El marxismo debe poder estar a la altura de la historia, debetirar por la borda el lastre del economicismo. No puede hoysin escndalo seguir postulndose dogmticamente que laviolencia y el ejercicio econmico de la fuerza materialcorrespondieron slo a las etapas precapitalistas. Ni lateora ni la realidad resisten semejante afirmacin.

    Estos enfrentamientos producidos por la lucha de clasese implicados en esas relaciones no son siempre directamenteobservables desde el plano apariencial y la representacincatica del comienzo del conocimiento. S lo son en el casode una guerra, pero el enfrentamiento no siempre llega a laguerra. Puede ser que desde la observacin inmediata de loshechos y datos empricos mediada y moldeada por elparadigma del sentido comn burgus construido

    histricamente no aparezca la lucha de clases y susenfrentamientos. Pero metodolgicamente debemos avanzar msall y hallarlos, para poder aprehenderlos conceptualmente.All, en los denominados hechos objetivos, donde reina lapaz hay contradicciones sociales implcitas que debemosdesempolvar mediante el uso metodolgico de la abstraccin,en el anlisis de la lucha de clases.

    Intentemos entonces aprehender las contradiccionesinmanentes que subyacen en las principales categoras de Elcapital.

    Marx plantea que la mercanca y el dinero slo se

    transforman en capital si forman parte de determinadarelacin social constituida a partir y sobre la base de laconfrontacin y el enfrentamiento de dos clases: la de lospropietarios de la mercanca dinero y la de los propietariosde la mercanca fuerza de trabajo. Es necesario tenerpresente que cuando Marx se refiere a la existencia de slodos clases est utilizando el recurso metodolgico que

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    abstrae el conjunto de otras clases que existen en elcapitalismo e incluso de diversas fracciones internas destas. Cuando analiza una formacin social y una coyunturaconcreta por ejemplo, la Francia de 1848 a 1852 encuentramuchsimos otros matices y fracciones sociales de los cualeshace abstraccin al analizar los fundamentos del modo deproduccin capitalista en su mxima pureza. Grave errormetodolgico postular entonces para una formacin socialconcreta la existencia slo de dos clases.

    Antes de que existiera y tuviera lugar la confrontacinentre esas dos clases, la relacin social de capital an nose haba constituido, por lo tanto, tal enfrentamiento esinherentemente constitutivo de la misma. Pero, a su vez, laexistencia de estas dos clases tiene un presupuestonecesario: la separacin de los trabajadores y de suscondiciones de existencia. Para que stos lleguen a serdesnudamente libres tiene que haber tenido lugar un largo ypenoso perodo de violencias, enfrentamientos, expropiacin,disciplina sanguinaria y rupturas histricas36.

    La libertad moderna -madre del contractualismo- es unahija deforme de la violencia y el poder. La creacin violentay artificial de esta fuerza de trabajo es condicin deposibilidad de (1) la compra de fuerza de trabajo en elmercado laboral que se emplear en la produccin capitalistay (2) de la reproduccin ampliada o acumulacin propiamentedicha, pues cuando el capital en un segundo ciclo necesitareinvertir su plusvalor requiere fuerza de trabajo adicionalque ya encuentra disponible porque ha sido previamente

    expropiada y volcada por la violencia al mercado de trabajo.El empleo de la violencia, entonces, es condicin esencial noslo de la gnesis de la produccin capitalista sino tambinde su reproduccin ampliada o acumulacin37.

    Una vez analizado el proceso histrico de rupturas de lapropiedad y de las relaciones previamente existentes

    36 Refirindose a este proceso histrico tal como se dio en la formacin social de Inglaterra -pas al que Marxadopta como ilustracin histrica en El capital por ser el ms desarrollado de la poca en que escribi-sostiene que se utilizaron como mtodos principales la horca, la picota y el ltigo. Cfr. C.Marx:Grundrisse. Op.Cit. Tomo I, p.470. Enfatiza desde su perspectiva historicista la irona sobre la supuestaeternidad de las leyes que describa la economa poltica, y que al igual que el economicismo marxista, haca

    total abstraccin de la violencia y de las relaciones de poder en el proceso de expropiacin. Tambinplantea que: Tantos esfuerzos se requirieron para asistir al parto de las leyes naturales eternas que rigenel modo capitalista de produccin, para consumar el proceso de escisin entre los trabajadores y lascondiciones de trabajo, transformando, en uno de los polos los medios de produccin y subsistencia socialesen capital, y en el polo opuesto, la masa del pueblo en asalariados, en pobres laboriosos libres, eseproducto artificial de la historia moderna. Cfr. C.Marx: El capital. Op.Cit. Tomo I, Vol.III, p.950.37 Sobre la relacin entre la creacin artificial y la existencia de una fuerza de trabajo en el mercado laboral,por un lado, y las necesidades de la reproduccin ampliada por el otro, cfr. C.Marx: El capital. Op.Cit.Tomo II, Vol.V, p.612 y ss: El capital variable adicional.

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    examinemos el status terico que ste posee en una lectura noeconomicista de Marx. A partir de este acercamiento podremosllegar a aquellas determinaciones principales para poderexplicar de un modo no dualista ni dicotmico la articulacinentre economa y poder.

    Si en esta perspectiva tratamos de desanudar parahacerlos observables los presupuestos implcitos de lacategora central de capital habra que preguntarse: porqu el obrero (colectivo) permite que se lo expropiepacficamente cuando realiza su contrato de trabajo con elcapitalista (colectivo), en el mbito de las relaciones decambio dinero por fuerza de trabajo?

    En el espacio social del mercado se enfrentan dosposeedores de mercancas aparentemente iguales. Existe aquuna relacin de valor, donde dos propietarios independientesde mercancas y ajenos entre s se enfrentan e intercambiansus equivalentes. Estos dos poseedores iguales son elcapitalista y el obrero, ambos colectivos. Qu posee elcapitalista? Dinero. Qu posee el proletario? Su capacidadpotencial de realizar trabajo. A partir de una relacinjurdica (el contrato) pactan cambiar voluntaria ypacficamente sus respectivas mercancas. Uno compra y elotro vende. El que compra paga la mercanca por su valor(ste es un supuesto metodolgico al que recurre Marx parasimplificar, en la realidad est sujeto a la lucha declases). Aceptan realizar un cambio de equivalentes, que enrealidad es un intercambio desigual pues la fuerza de trabajoes la nica mercanca que produce, cuando se utiliza su valor

    de uso, mayor cantidad que la que corresponde a su propiovalor.

    Pero por qu motivo el obrero (colectivo) permite esto?Por qu en el mercado acepta pactar y negociar en estecontrato tan desfavorable para l, para su familia y para suclase? Qu secretos inconfesables esconde la igualdadmoderna38? Qu pecados ocultos y pestilentes se esconden pordetrs y por debajo del perfume y el brillo contractual?

    El mercado, donde se realiza la transaccin contractual,no es el punto de partida sino un punto de llegada. Eliusnaturalismo moderno haba postulado aun el ms

    revolucionario, y tambin el contractualismo socialista denuestros das que el contrato era fundacional. Naca algonuevo. Era el punto de inicio, un axioma para luego deducirdesde l. En realidad es el punto de partida en funcin de larelacin de produccin que se establecer luego, cuando el

    38 Un interrogante abierto e inabordado que, como ya sealamos, resulta plenamente pertinente frente a laidealizacin de la igualdad en los modelos comunicativo de Habermas o pragmtico de Apel.

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    obrero, una vez consumado el contrato, comience a ejercerefectivamente su capacidad potencial de trabajar. Pero yesto es lo definitorio, es punto de llegada pues el obrerollega al mercado, al mbito del cambio sancionado por elcontrato, derrotado. Ha sido previamente vencido. Fuedespojado de su propiedad, de sus medios de subsistencia y devida. Esta ruptura de la propiedad no se ha realizado en elespacio mercantil ni contractual sino en otro mbito.

    Aqu es necesario recurrir a un razonamiento analgico.Si para obtener plusvalor el capitalista necesita comprarfuerza de trabajo en el mercado, emplearla en el proceso deproduccin y obtener nuevas mercancas que encerrarnplusvalor, luego deber volver al mercado para realizar eseplusvalor. Si no lo pudiera hacer sobrevendra la crisis.Luego, para obtener plusvalor son necesarios dos mbitosestrechamente interrelacionados e interdependientes: (1) elmbito del cambio donde se compra-vende la fuerza de trabajo,(2) el mbito de la produccin donde se produce el plusvalory nuevamente (1) el mbito del cambio en el cual se realizanlas mercancas que encierran el plusvalor. Sin estos dosmbitos no se podra explicar la obtencin del plusvalor, delplus que se agrega al dinero inicial que funciona comocapital. Aunque en la explicacin marxiana el determinante esel de la produccin, se necesita recurrir tambin al otropara dar cuenta del proceso global.

    Por analoga, para explicar el proceso histrico ypoltico en el cual ha sido derrotado el obrero (colectivo),se necesita recurrir a otro mbito, previo al del cambio

    donde se efecta el perfumado contrato libre y voluntario.ste es el mbito del poder, el de las relaciones de fuerza,el de la lucha de clases, el de la confrontacin. No elcontrato sino la lucha es lo fundante, no la paz sino laguerra. sa es la piedra de toque de la teora del poder yla dominacin en Marx39, aun cuando en la Academia se le niegacualquier aporte terico en este terreno.

    Los obreros son expropiados entonces violentamente de sunaturaleza inorgnica, de su relacin de propiedad, en elmbito del poder a travs de procesos histricos que incluyenel robo, la tortura y diversas formas de violencia (siempre

    renovadas en el transcurrir del tiempo) como el pillaje, elfusilamiento, el secuestro, la desaparicin, etc. Cuando

    39 El marxismo pisa sobre el terreno firme -sealaba provocativamente Lenin- de la lucha de clases y nosobre el terreno de la paz social. En ciertos perodos de agudas crisis econmicas y polticas, la lucha declases se desarrolla hasta llegar a la guerra abierta, es decir, a la lucha armada entre dos partes del pueblo.En tales perodos, el marxista se halla obligado [subrayado de Lenin] a colocarse en el punto de vista de laguerra civil. Y, desde el punto de vista del marxismo, est totalmente fuera de lugar todo lo que seacondenarla en el terreno moral. Cfr. V.I.Lenin: Obras Completas. Bs.As., Cartago, 1960. Tomo XI,p.213.

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    llegan al cambio donde se realiza la relacin contractual yahan sido expropiados previamente40.

    Por eso los obreros efectan esta relacin jurdica tannefasta, tan desventajosa, con el capitalista. Lo hacenporque estn derrotados, porque llegan vencidos de un procesoprevio de lucha de clases.

    Entonces, si esquematizamos los distintos mbitos dondela esfera econmica y la del poder se interrelacionan en eldiscurso terico de Marx, se condicionan, se cruzan y sepenetran mutuamente, obtenemos:

    (1) Existencia dual de los trabajadores polo subjetivo yde la naturaleza polo objetivo. Es decir, existencia dualdel ser humano y su relacin inmediata de propiedad con suscondiciones de vida. Relaciones sociales precapitalistas.(2) mbito del poder, de la expropiacin y de la ruptura,que se realiza mediante la violencia, el robo, la conquista,el pillaje, la tortura y la estafa. Acumulacin originariadel capital.(3) Llegada del obrero (colectivo) al mbito del cambio,desarmado, vencido, expropiado de sus condiciones de vida.Nace la libertad moderna, el sujeto libre soberano y lasleyes naturales de la economa capitalista.(4) mbito del mercado, donde se pacta y negocia laexpropiacin pacfica y voluntaria de la fuerza de trabajo,por medio de la relacin jurdica contractual que estableceun intercambio desigual sobre la base de un cambio deequivalentes (supuesto metodolgico: la fuerza de trabajo se

    paga por lo que vale). Formacin de una nueva relacin sociala partir de la ruptura producida en el mbito del poder.Libertad de circulacin de mercancas, de ideas, opiniones,prensa y de capital humano. Base social -en el terreno dela sociedad civil- de la repblica parlamentaria, formauniversal, comn, annima, impersonal de la dominacin declase en el terreno poltico.(5) mbito de la produccin, donde se efectiviza el consumode la fuerza de trabajo que produce el plusvalor, el plus,por parte del capitalista. Realizacin y concrecin de larelacin formada como producto de la ruptura en el mbito

    (2). Dominio estable hegemnico: la paz.(6) mbito del mercado:

    (a) Venta de las mercancas y realizacin del plusvalor.Obtencin de dinero.

    (b) Recapitalizacin del dinero obtenido mediante la

    40Insistimos: Cmo explicarse, sino, las ya inocultables limitaciones de los regmenes sociales y polticoslatinoamericanos posteriores a la era de Pinochet, Videla, entre otros dictadores latinoamericanos?

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    realizacin del plusvalor, destinado a reproducir el capitalen la misma escala.

    (c) Compra de nueva fuerza de trabajo y de los medios deproduccin gastados que hay que renovar.

    (d) Recapitalizacin de la parte de dinero obtenidomediante realizacin de plusvalor destinada a la compra defuerza de trabajo adicional (previamente expropiada en lalucha de clases y la confrontacin) ms medios de produccinadicionales.(7) mbito de la produccin, donde se reinicia el ciclo y sereproduce la relacin de capital.

    (a) Si se reproduce slo en la misma escala:reproduccin simple, niveles: (a), (b) y (c) en (6).

    (b) Si adems hay uso de fuerza de trabajo adicional(producto de un nuevo proceso de confrontacin y expropiacinsiempre renovado) ms medios de produccin adicionales:acumulacin o reproduccin ampliada, nivel (d) en (6).

    A diferencia de los presupuestos ideolgicos de laeconoma poltica, esta relacin social de capital esconcebida como puramente histrica y transitoria. En lademostracin de esa historicidad se juega el objetivopoltico y epistemolgico de toda la obra terica crtica deMarx.

    Constituye el producto de un largo desarrollo en el cuala travs de numerosas confrontaciones en la lucha de clasesse ha llegado a ordenar, por un lado, el obrero asalariado(colectivo); por el otro, el capitalista (tambin colectivo),

    personificacin histrica del capital y de los medios desubsistencia que se enfrentan ahora al obrero como algoautnomo. El nuevo orden presupone haber desordenado lasrelaciones anteriores. El orden se estructura desde laviolencia, no hay orden natural. La paz en general no esms que el dominio burgus.

    A diferencia del economicismo, el mbito social delpoder y de sus relaciones de fuerza donde se inscribe laviolencia no se encuentra de ninguna manera abolido en lasociedad capitalista constituida sobre sus propias bases.Sigue formando parte de su articulacin estructural. Est

    presente en ella implcita y explcitamente durante todo elproceso de produccin y reproduccin del capital, como fuerzamaterial y como disciplina controladora y vigilante. Estembito del poder no es de ningn modo un epifenmenosuperficial y subsidiario de la esfera econmica ni estmeramente recluido en la superestructura. La paz en laque se basan tanto la repblica parlamentaria como la

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    produccin -contnua- de plusvalor lo presuponen todo eltiempo.

    La hegemona y el poderen Gramsci

    Hasta aqu hemos intentado dar cuenta de la inmensadistancia que separa la teora social y polti