Dulce et decorum est pro debito mori

15
1 DULCE ET DECORUM EST PRO DEBITO MORI (Es dulce y honorable morir por la Deuda) Jon Bárcena RESUMEN La ponencia analiza cómo se han configurado algunos de los elementos del modelo económico imperante a partir de la obra de autores como K. Polanyi o D. Graeber como punto de partida para una crítica de la razón económica imperante. Esta revisión crítica, en la medida en que permita desvelar los sobreentendidos implícitos en el modelo se considera un punto de partida necesario de cualquier discusión para la superación de las contradicciones actuales. ABSTRACT In the paper we describe how some of the key concepts of the current economic model have been elaborated, based on the work of thinkers as K. Polanyi or D. Graeber. We use this starting point to set the basis of a critique of the economic reason, where we can reveal and discuss the underlying assumptions of our hegemonic economic model, as a precondition to any discussion focused on overcoming the current contradictions of our system. No deja de parecer un anacronismo titular una ponencia para un Congreso de Filosofía Joven, en la mesa dedicada a tratar un tema que parece tan propio y específico de la contemporaneidad como la crisis del Estado de Bienestar (Welfare), con un antiguo aforismo. Y sin embargo, y así esperamos poder mostrar a lo largo de estos minutos, la vuelta a los orígenes quizá sea una de las condiciones para poder superar el estado actual de la cuestión. Para aquellos que, razonablemente, no estén al tanto del origen del latinismo, el original (Dulce et decorum est pro patria mori Es dulce y honorable morir por la patria-) nos remite al poeta Horacio (65 aC 8 dC) que, protegido del emperador Augusto y amigo

description

#ZaragozaPiensa. Mesa: Crisis del Welfare. Deuda e Imperio. Jon Barcena.

Transcript of Dulce et decorum est pro debito mori

Page 1: Dulce et decorum est pro debito mori

1

DULCE ET DECORUM EST PRO DEBITO MORI

(Es dulce y honorable morir por la Deuda)

Jon Bárcena

RESUMEN

La ponencia analiza cómo se han

configurado algunos de los elementos del

modelo económico imperante a partir de la

obra de autores como K. Polanyi o D.

Graeber como punto de partida para una

crítica de la razón económica imperante.

Esta revisión crítica, en la medida en que

permita desvelar los sobreentendidos

implícitos en el modelo se considera un

punto de partida necesario de cualquier

discusión para la superación de las

contradicciones actuales.

ABSTRACT

In the paper we describe how some of the

key concepts of the current economic model

have been elaborated, based on the work of

thinkers as K. Polanyi or D. Graeber.

We use this starting point to set the basis of

a critique of the economic reason, where we

can reveal and discuss the underlying

assumptions of our hegemonic economic

model, as a precondition to any discussion

focused on overcoming the current

contradictions of our system.

No deja de parecer un anacronismo titular una ponencia para un Congreso de Filosofía

Joven, en la mesa dedicada a tratar un tema que parece tan propio y específico de la

contemporaneidad como la crisis del Estado de Bienestar (Welfare), con un antiguo

aforismo. Y sin embargo, y así esperamos poder mostrar a lo largo de estos minutos, la

vuelta a los orígenes quizá sea una de las condiciones para poder superar el estado actual

de la cuestión.

Para aquellos que, razonablemente, no estén al tanto del origen del latinismo, el original

(Dulce et decorum est pro patria mori – Es dulce y honorable morir por la patria-) nos

remite al poeta Horacio (65 aC – 8 dC) que, protegido del emperador Augusto y amigo

Page 2: Dulce et decorum est pro debito mori

2

de Mecenas, pudo dedicar su vida a la poesía; entre sus obras del periodo de madurez

ocupan un lugar privilegiado las Odas –composiciones de carácter lírico- , entre ellas

figura la que este inmortal verso.

“Dulce et decorum”, escrito desde la sosiego en su villa al borde del Tíber, establece el

tópico de exaltación de la virtud a través de la defensa hasta la muerte de la patria. Su

bella factura le he convertido en leyenda de numerosas instituciones militares.

Y sin embargo, su fama actual está asociada a otro poema y otro poeta: Wilfred Owen

(1893 – 1918), el más conocido de los denominados “poetas de la guerra” ingleses,

muerto en acción de combate una semana antes de finalizar la Primera Guerra Mundial.

Owen, cuya obra pese a su brevedad no ha dejado de crecer en influencia, escribió el

poema “Dulce et decorum est” poco antes de morir, casi como una premonición de lo que

iba a ocurrirle. En el mismo describe de forma cruda y al mismo tiempo realista los efectos

de un ataque de gas: cuerpos retorciéndose, llagas supurantes, vómitos, ... en definitiva,

la realidad que se esconde tras el Dulce et decorum. A partir de este momento, parecería

entre ridículo y pretencioso volver a utilizar el motto horaciano en su sentido original.

Sirva esta larga introducción para abordar lo que formará el núcleo de la ponencia: la

importancia de la simbología en la configuración del imaginario social. Y, paralelamente,

la importancia de contraponer a los modos de representación asumidos, a los presupuestos

en los que nos movemos, una indagación sobre la realidad que se esconde tras ellos: Más

que las dramatizaciones o los discursos grandilocuentes, lo que nos muestra la historia es

que lo que permite desmontar los mitos es su disección, someterlos a escrutinio. Esto es

lo que intentaremos realizar en los siguientes minutos para el caso de la deuda.

El concepto de capitalismo

La historia del capitalismo es larga; de hecho, no es tan fácil consensuar una definición

sobre el término ni sus orígenes. Dado que no es nuestro objetivo el intentar establecer

una caracterización siquiera mínima, recogeremos la acepción planteada por Boltanski al

analizar las transformaciones del capitalismo: [este] “hace hincapié en la exigencia de

acumulación ilimitada de capital mediante medios formalmente pacíficos […] La

acumulación de capital no consiste en un acaparamiento de riquezas, es decir de objetos

deseados por su valor de uso, por su función ostentatoria (sic) o como signos de poder.

Page 3: Dulce et decorum est pro debito mori

3

Las formas concretas de riqueza (inmobiliaria, bienes de equipo, mercancías, moneda,

etc.) no tienen interés en sí y pueden suponer incluso, debido a su falta de liquidez, un

obstáculo para el único objetivo realmente importante: la transformación permanente

del capital, de los bienes de equipo y de las distintas adquisiciones (materias primas,

componentes, servicios, …) en producción, de la producción en dinero y del dinero en

nuevas inversiones1

No insistiremos más en estos preliminares. Ya en este definición, elaborada en el cambio

de siglo, se identifica la progresiva sustitución de los conceptos tradicionales marxistas

basados en la dicotomía medios de producción –relaciones de producción hacia un

proceso autosostenido de crecimiento infinito; en cierta forma podríamos visualizar la

imagen que se nos acaba de presentar a una metástasis cancerígena, en la que la infinita

reproducción del capital parece condenada a devorar el cuerpo social que la sostiene.

¿Cuáles son las condiciones en las que a lo largo de los dos últimos siglos se ha llegado

a este desarrollo del sistema económico de Occidente?

Parece evidente que, más allá de lecturas absolutamente acríticas, resultaría absurdo

afirmar la racionalidad de una organización económica y social caracterizada por esta

modelo de producción y de uso de los medios, transformados ambos en fines.

Y sin embargo, no hemos sido capaces de generar una alternativa creíble al modelo en el

que nos encontramos inmersos: si bien es posible adoptar actitudes –individuales y

colectivas- opuestas al sistema capitalista expuesto, no dejan de ser respuestas

específicas, caracterizadas habitualmente como utópicas y esencialmente contrarias a

conceptos tan potentes como “la ciencia” o “lo natural”.

Si nos remitimos a este último lugar común (la naturalidad intrínseca del modelo

capitalista) resulta, a nuestro entender, crítico establecer cuándo y cómo ha adquirido

carta de naturaleza la afirmación de que el modelo capitalista de economía de mercado

descrito corresponde al orden natural.

Una arqueología del capitalismo neoliberal

1 BOLTANSKI y CHIAPELLO (2002) 35

Page 4: Dulce et decorum est pro debito mori

4

Es difícil establecer cuándo empezó todo; sin embargo es quizá más fácil saber cuándo

cristalizó. Por recoger un momento, quizá fue L. Robbins, a quien hay que atribuir la

fortuna de acuñar en su obra An Essay on the Nature and Significance of Economic

Science (1932) lo que se considera la definición canónica de economía: “Economía es la

ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación entre fines y medios

escasos que tienen usos alternativos”2

El establecimiento de la economía como una ciencia será el primer paso de una serie que

conducirán a establecer los procesos económicos como necesarios (debido a su origen

natural) y a establecer que la economía como ciencia solo puede entenderse bajo los

criterios que asumirán el mercado no como el modelo más eficiente y productivo (hecho

difícilmente cuestionable atendiendo a las experiencias alternativas), sino como el que

corresponde al orden de la naturaleza.

Si bien el paso dado por Robbins es crítico en el proceso de naturalización de la economía

de mercado, K. Polanyi, doce años más tarde, escribirá una obra a caballo entre la

economía, la antropología y la historia, donde describirá el proceso de reificación de las

relaciones sociales y culturales en las civilización occidental, fruto de la Gran

Transformación producida en el ámbito de la economía.

Sin ánimo de intentar una recensión del pensamiento de Polanyi, recogeremos aquí solo

las ideas que necesitamos para nuestra tesis:

1. La transformación de (i) los relaciones de trabajo y de (ii) propiedad sobre los

bienes de producción en mercancías, con lo que se equiparan al resto de objetos

intercambiables en el mercado

2. La sumisión de todo tipo de relaciones sociales (políticas, culturales, familiares)

a los procedimientos de la economía; en definitiva, la alteración del orden habitual

en el que la economía formaba parte del tejido social a quedar este embebido3 en

la economía

2 ROBBINS (1932) 15. Aunque espuria, la versión habitualmente recogida en las clases de economía de muchas facultades resulta aún más esencialista, al exponerla como “la asignación racional de recursos finitos a necesidades infinitas”. De hecho, la teoría microeconómica neoclásica necesita este postulado para poderse dotar de toda la artillería analítico-matemática en torno suyo. 3 Utilizamos esta traducción para mantener el término original embedded, que en otros textos se traduce por incrustada.

Page 5: Dulce et decorum est pro debito mori

5

3. La globalización del modelo de economía de mercado fruto de la lógica expansiva

universalizadora.

A partir de estas constataciones, la tesis de Polanyi gira en torno a la autodestructividad

intrínseca del modelo, que en su búsqueda infinita de la productividad provocará

necesariamente crisis periódicas en el sistema, dada su incapacidad para autorregularse.

Polanyi plantea la necesidad de establecer una actividad política que contrarreste los

efectos perversos –y pervertidos- de la economía de mercado ante la demostrada

inexistencia de la famosa mano oculta que según describe A. Smith aseguraba la

autorregulación del mercado y la consecución del máximo bienestar social.

Una genealogía de las estructuras de poder en la economía de mercado

Polanyi, sin embargo, no precisa las condiciones concretas que tendrá que atacar la

actividad política mencionada. Fundamentalmente deberían centrarse en la

desmercantilización de las relaciones sociales y de volver al orden natural en el que lo

social y lo político prime sobre lo económico4-

Pero tampoco incide en las condiciones que han posibilitado esta transformación, lo que

podríamos determinar, en lenguaje filosófico, las condiciones de posibilidad de la

reificación (mercantilización) de los medios de producción5.

Aunque Polanyi alude los hechos históricos que por una parte posibilitaron y por otra

desencadenaron esta transformación, es necesario, a nuestro juicio, indagar en una

motivación más profunda: la que permite que un régimen económico suplante al orden

social consuetudinario, en especial si el nuevo orden imperante demuestra ser un modelo

en desequilibrio permanente, condenando a la sociedad que lo asume a procesos de crisis

cíclica.

4 Para un comentario más extenso, ver LAHERA SANCHEZ, A. La crítica de la economía de mercado en Karl Polanyi: el análisis institucional como pensamiento para la acción en Reis, 86/99 págs. 27-54 5 De hecho, el caracterizar el trabajo humano (lo que en Economía denominamos factor trabajo –L-) ya implica de facto un lenguaje con un contenido deshumanizador. Si posteriormente profundizamos en las funciones de producción neoclásicas, expresadas habitualmente como Q = f(L,K) (L-Trabajo, K-Capital), ya implica por la vía de la utilización del lenguaje matemático, la reificación del trabajo, haciéndolo sustituible por la utilización de maquinaria.

Page 6: Dulce et decorum est pro debito mori

6

En el fondo, y por hacer un paralelismo –que ya hemos dejado evidente en los títulos de

las diferentes partes de esta ponencia- esta búsqueda recrea el método foucaltiano: desde

la arqueología de los modelos instituidos –con sus largos periodos y sus escansiones-

hacia la genealogía de las instituciones que dan soporte, carta de naturaleza y apuntalan

el orden social.

Entre otras muchas genealogías posibles, queremos llamar la atención hacia los

planteamientos de D. Graeber y su concepto de Deuda Primordial6

Sin entrar en el original y profusamente documentado trabajo de Graeber, uno de los más

lúcidos y originales pensadores, a nuestro entender, de la situación actual, quisiéramos

fijar la atención sobre el concepto mencionado: Deuda Primordial.

Si uno de los objetivos de En Deuda es desmontar el mito del origen de dinero como

elemento sustitutorio en el trueque –la famosa función de dinero como medio de cambio

en las transacciones económicas7- de la forma más efectiva para realizar la

desmitificación: con la investigación empírica. Graeber explora desde la antropología el

famoso origen mítico del dinero como medio de intercambio que aparece en cualquier

explicación al uso, para concluir que no hay ninguna referencia antropológica conocida

de una economía de trueque –estadio previo a la aparición del dinero-. Todos los casos

analizados muestran que las sociedades reales generan modelos de crédito entre los

agentes sociales con una anterioridad notable a la invención del dinero8.

A partir de esta constatación9, Graeber desarrolla una genealogía de la economía de

mercado que entronca directamente con los planteamientos de Polanyi. La pregunta

deviene, por tanto, no en cómo se produce la transformación de la economía de mercado

hacia la reificación que caracteriza el capitalismo actual, sino en los motivos para

perpetuar el mito fundacional del mercado.

6 GRAEBER (2012) Cap. 3 7 Recordemos que, tradicionalmente, las funciones que realiza el dinero en la economía son esencialmente tres: medio de cambio, unidad de cuenta y reserva de valor. De forma derivada de las anteriores, otros autores incorporan otras como: transferencia del poder adquisitivo, instrumento de política económica, etc. que en último término acaban siendo reducibles a las tres primeras. 8 GRAEBER (2012) 55 9 “Rara vez una teoría histórica ha sido refutada de manera tan absoluta y sistemática” GRAEBER (2012) 57

Page 7: Dulce et decorum est pro debito mori

7

La respuesta que da Graeber es taxativa, a la vez que iluminadora: “La respuesta parece

ser que el Mito del Trueque no puede desaparecer porque es fundamental para todo el

discurso de la economía.”10

El trueque, el intercambio y la generación de crédito se transforman así, en manos de

Graeber el dispositivo que permite asentar las bases de la institución social conocida como

economía de mercado. Si, como es bien conocido desde los trabajos de Mauss y

Malinowski, la economía de mercado no solo es uno de los posibles modelos de

organización de la vida económica (junto a la donación y la redistribución) sino que no

es el modelo natural de orden, como hemos visto, Occidente desarrollará desde los

albores de la Ilustración un episteme que, como ya analizó Foucault11, incorpora de forma

esencial la función económica de cambiar como una de las transformaciones esenciales.

Así la economía (la ciencia de las riquezas) se convertirá junto a la gramática y la historia

natural en una de las ciencias fuertes12 dentro de ese término siempre difuso denominado

Ciencias Sociales.

La función de crédito (la Deuda) se impone como condición necesaria para establecer un

dominio político por parte del Estado que obligue a todos los agentes a someterse a las

regulaciones establecidas.

Y es en ese entorno donde entra en juego un agente preexistente pero que en este proceso

mutará para adquirir un rol que no ha dejado de crecer a lo largo de los últimos siglos: el

dinero.

Ya hemos comentado que, de acuerdo a las investigaciones de Graeber, podemos

considerar como un mito el surgimiento del dinero como elemento para agilizar el

trueque. De acuerdo a su visión, el dinero se configura fundamentalmente como una

unidad de medida del elemento básico en el que se sustenta el mercado: la deuda. De

acuerdo a esta concepción, el dinero obtiene su valor en la medida en que refleja la

existencia de deudas en el seno de la sociedad (lo que podemos denominar teoría de la

deuda primordial). Según esta tesis, la existencia de deuda no es una consecuencia de los

procesos de transacción, sino una condición necesaria para el funcionamiento del sistema

10 GRAEBER (2012) 60 11 FOUCAULT; M. (1997) Cap. 6 12 FOUCAULT (1997) 205

Page 8: Dulce et decorum est pro debito mori

8

(“… el préstamo no se ha pagado. Nunca se pagará. Si alguna vez esto ocurriera, todo

el sistema monetario británico dejaría de existir.”13)

Sin poder establecerse más que como una hipótesis, la teoría de la deuda primordial nos

da una forma de entender la creación del mercado con sus mecanismos de intercambio

como una necesidad política en la que se configuran las relaciones de dependencia

basadas en la aparición de deudas. Este mecanismo devendrá el principal elemento de

sometimiento y dominación, sustituyendo la utilización de medios violentos (invasiones

militares, ejércitos, etc.)

Si adoptamos esta lectura, lo que claramente se rompe son los principios que han

determinado el desarrollo de la economía como ciencia positiva: el dinero deja de ser una

elemento de intercambio que sirve como unidad de medida (precio) de los bienes

intercambiados; pasa a ser un esquema de representación, un simulacro que define el

grado de vinculación de los agentes sociales –desde los individuos hasta los estados- al

ciclo infinito de capital-producción-consumo-capital. ¿Es posible identificar algún

indicio que nos permita apuntalar esta hipótesis?

Quizá podamos vislumbrar algo de lo que supone el sustrato de todos los procesos

monetarios acudiendo a los datos estadísticos. Utilizaremos una medida tremendamente

básica, incluso grosera para los economistas puristas, pero que puede ser ilustrativa para

nuestro propósito.

Según las estadísticas del Banco Mundial, el PIB mundial (valor de todos los productos

y servicios generados en el mundo) en 2013 –último año para el que se tienen estadísticas-

ascendió a 75,6 billones de dólares (billones españoles). En este mismo año, las cifras de

la deuda institucional (la que corresponde a los Estados y las empresas) y la de las deudas

de los particulares ascendías respectivamente a 100 y 97,2 billones de euros.

Un simple cálculo aritmético muestra que solo las deudas existentes suponen el 250% de

la producción anual. No acaba aquí el cálculo: si consideramos lo que se denomina

cuasidinero o técnicamente M2 (dinero y depósitos) agregado mundial supone un 125%

del PIB mundial.

13 GRAEBER (2012) 67

Page 9: Dulce et decorum est pro debito mori

9

Sin entrar en más disquisiciones, por mera aritmética, circula en el mundo casi cuatro

veces los medios de pago (en forma de dinero o deudas) necesarios para comprar todos

los bienes y productos producidos. Y esta ratio no deja de incrementarse. ¿Cuál es el

sentido económico de esta magnitud? Si, como parece claro, existe un progresivo

desacople entre la realidad –productos y servicios producidos-, sus formas de

representación -el dinero, las deudas- y lo que estos mismos conceptos representan para

nosotros –capacidad de adquirir bienes y realizar intercambios, en último término- ¿qué

valor tiene los procesos y mecanismos en los que estamos inmersos?

El dinero como marco de representación

Tras este largo excursus sobre los cambios que nos han llevado hacia el capitalismo global

(frutos de la Gran Transformación) y nos han permitido explicar los mecanismos

institucionales de poder que sustentan el modelo de economía de mercado (la Deuda

Primordial), solo nos queda completar el esquema intentando aducir algún motivo que

haya permitido que un modelo autodestructivo –como se ha demostrado a lo largo de las

crisis padecidas en los últimos cien años14-- y cuyo mecanismo de dominación se sustenta

en una falacia económica –la desvalorización progresiva del dinero como capacidad de

adquisición de bienes- haya llegado a ser omnímodo.

En primera instancia, hay que dejar constancia de que la resiliencia del modelo económico

en el que nos encontramos no deja de ser paradigmática: su hegemonía se basa en la

inviabilidad manifiesta del resto de modelos propuestos como alternativas del capitalismo

a gran escala. Desde los experimentos bienintencionados del socialismo utópico, hasta la

implantación de modelos centralizados, la experiencia solo ha servido para revalorizar el

capitalismo neoliberal por la vía de los hechos, de tal forma que hoy en día vivamos en

una situación en la que los defensores del mismo ni se molestan en intentar analizar las

deficiencias –notables y notorias- del sistema, sino que utilizan como arma arrojadiza

ante cualquier crítica la petición de una alternativa como paso previo para permitir

cuestionar el modelo vigente.

14 De acuerdo a diferentes estudios, más allá de los modelos teóricos de crecimiento cíclico –donde el concepto de ciclo es un eufemismo para crisis y burbujas-, la historia demuestra empíricamente que desde 1775 la periodicidad de las crisis económicas y financieras es un dato incontrovertible: el promedio apunta al desencadenamiento de una crisis cada 15 años.

Page 10: Dulce et decorum est pro debito mori

10

Como comentamos al inicio, el objetivo de esta disertación presentar la crítica de los

modos de representación para identificar los fundamentos no cuestionados de los

paradigmas dominantes como medio de forzar una discusión que supere la ingenuidad

inconsciente de los posicionamientos apriorísticos, sino que atienda a esas categorías

sobre las que establecemos nuestras creencias.

En este sentido, quisiéramos centrar la atención en un elemento que considero una de las

claves del debate para plantear una crítica fundada al modelo del capitalismo neoliberal.

Y tiene que ver con el dinero y su representación.

A juicio de algunos autores, entre ellos Polanyi, uno de los aspectos más influyentes en

la configuración actual del capitalismo global ha sido el abandono del patrón oro. No cabe

dedicarnos ahora a establecer las virtudes y defectos del metalismo; pero sí nos

referiremos a un efecto inducido por el evento del abandono de la convertibilidad del

dólar en 1971.

Lo que nos interesa remarcar es que, aceptando en general cualquiera de las teorías

monetarias, el dinero estaba asociado, de forma más o menos directa, con los fenómenos

económicos reales: intercambio de mercancías, valor del trabajo realizado, medida de la

utilidad relativa de los diferentes bienes, etc.

En la configuración de este episteme el dinero se conforma como un elemento dentro del

sistema, cuya aparición y manejo está en relación directa con las funciones económicas.

Sin embargo, con la ruptura del patrón oro, y la posibilidad de multiplicación infinita del

dinero se produce una transformación radical de la percepción y de la función del dinero

dentro de la sociedad. El dinero se convierte, al transformarse en una magnitud infinita,

en la nueva forma de sensibilidad social, en una intuición pura.

Hemos utilizado la terminología kantiano porque, a nuestro entender, la transformación

producida es similar a la experimentada en la consolidación de la revolución científica.

Si recordamos bien, todo comienza en Newton: este postula en los Philosophi Naturalis

Principia Mathematica las nociones de espacio y tiempo absolutos como marco de

referencia para poder desarrollar su teoría del movimiento. En primer lugar procede a

negar las nociones vulgares de espacio y tiempo, por utilizarse siempre en términos

relativos. Posteriormente postulará los conceptos de espacio y tiempo absolutos:

Page 11: Dulce et decorum est pro debito mori

11

El tiempo absoluto, verdadero y matemático, por sí mismo, y por su propia

naturaleza, fluye con serenidad y sin relación con nada externo, y por otro nombre

se llama duración: tiempo relativo, aparente y común, es alguna medida sensible

y externa de duración por los medios de movimiento, que se utiliza comúnmente

en lugar de tiempo verdadero ...

El espacio absoluto, por su propia naturaleza, sin tener en cuenta nada externo,

permanece siempre semejante e inmóvil. Espacio relativo es una dimensión móvil

o medida de los espacios absolutos…15

Como vemos, Newton imagina unos conceptos, útiles para su teoría, pero que pese a su

insistencia en la propia definición, difícilmente pueden ser relacionados con nada real.

Y sin embargo, serán estos conceptos los que utilizará Kant para establecer el marco en

el que se desarrollan las condiciones de posibilidad de nuestro conocimiento: en

definitiva, la física matemática logra no solo crear unos conceptos sino transformarlos

por la vía de la filosofía en el eje central de toda nuestra epistemología. Y en este proceso,

los conceptos tienen que adquirir esa condición de infinitud que permite que el Hombre

esté inmerso, viva en ellos, sin cuestionarlos. El desarrollo de la ciencia y su justificación

a través de la productividad tecnológica llevarán a imposibilitar el cuestionamiento de la

verdad absoluta sobre la que se sustenta la ciencia moderna. Y, sin embargo, podemos

rastrear en sus orígenes artificios conceptuales creados de forma explícita como premisas

del modelo, sin justificación.

Con el dinero ha ocurrido algo similar; mientras estaba ligado a los procesos sociales

mantenía un carácter relativo, en el que percibimos los mismos atributos que tenían las

nociones vulgares del espacio y tiempo relativos. Pero la desaparición de cualquier

vinculación externa, en su multiplicación infinita a través de la creación de instrumentos

financieros no soportados en ninguna transacción real, convierten al dinero en una

magnitud ilimitada, y a partir de ese momento, adquiere el mismo carácter absoluto del

espacio y tiempo kantianos: se convierten en una forma a priori de la sensibilidad.

Aproximadamente del mismo modo en que la geometría se ocupa de las relaciones

dimensionales de las cosas sin relacionarlas con la sustancia en la que, sin

embargo, es donde aquellas se materializan […] la misma economía, por así

15 Definición VIII, Escolio, apartados I y II.

Page 12: Dulce et decorum est pro debito mori

12

decirlo, reside en una abstracción real de la realidad general de los procesos

valorativos16

La realidad de nuestro mundo actual nos muestra que la medición en términos económicos

ha pasado a ser el principal –si no único- elemento de comparación para todas y cada una

de las actividades sociales, incluso más allá de las puramente económicas: desde el valor

artístico hasta la propia medida de la voluntad humana o social (que abarca desde el valor

de unos estudios en función de su coste económico o la envergadura de una acción

humanitaria a partir del dinero donado).

Este cambio en nuestra forma de representación es probablemente más sutil y, por tanto,

más insidioso. Es el que está, a nuestro entender, en la dificultad de pensar fuera de la

lógica establecida, la basada en la medición de la actividad social en términos monetarios,

de forma similar a la que nos obligan a pensar en términos de espacio y tiempo para

atender al mundo físico.

Y pese a su apariencia inicua, incorpora una capacidad autodestructiva superior a la

identificada por Polanyi o Graeber: la asociada a la ruptura esencial que se produce entre

la economía real y la financiera, la hegemonía progresiva de esta última y la incapacidad

de los medios habituales de crítica sociopolítica para limitar sus excesos.

La ideología de la representación: Las enseñanzas del Dulce et Decorum

Tenemos, por fin, los tres elementos que configuran nuestra comprensión del estado

actual de la cuestión:

- Un saber, la ciencia económica desarrollada a partir de la Gran Transformación,

que, al transformar en mercancía intercambiable en mercado, homogeneiza toda

la realidad social bajo una lógica de desarrollo infinito del capital

- Una institución central (la Deuda Primordial) que combina política y moral para

conducir todos los comportamientos sociales hacia un modelo de extensión

infinita de las relaciones de poder

16 SIMMEL (1976) 46

Page 13: Dulce et decorum est pro debito mori

13

- Una forma de la sensibilidad (el dinero) que se establece como la dimensión

básica de medición de las relaciones sociales en su más amplia concepción.

¿Qué nos cabe hacer desde la filosofía?

Polanyi nos remitía al final de su libro al conocimiento de la sociedad y de la libertad en

la que se basa como la forma de superar el proceso autodestructivo en el que veía inmerso

al mundo occidental. Abogaba por volver a comprender el valor real del trabajo como

algo claramente diferente del valor de mercado y a partir de este hecho, una vuelta a los

orígenes en los que las personas no fueran tratadas por sus ingresos sino por la dignidad

que merecen.

Graeber, que explícitamente evita hacer propuestas concretas, no puede menos que

finalizar su obra con una17, en gran medida emparentada con la anterior: la necesidad de

superar la moral absoluta que fuerza al pago de todas las deudas sin atender a las

circunstancias. En concreto, su visión es que no todos tenemos que pagar nuestras deudas,

si no que plantea la necesidad de atender al origen de las mismas y las circunstancias de

cada deudor.

Obviamente no podemos menos que estar de acuerdo con ambos posicionamientos. Sin

embargo, creemos que más allá de la moral y la política asociadas a los planteamientos

de estos autores, es necesario repensar los fundamentos conceptuales de nuestro modelo:

qué es el dinero y qué función representa –y debe representar- dentro de la Sociedad.

No es un proyecto sencillo. Por el momento tenemos que conformarnos con identificar

algunas de las inconsistencias de la forma de representación en la que nos encontramos

inmersos. Quizá así podamos empezar a desembarazarnos de algunos de los

sobreentendidos ideológicos en los que nos movemos: la configuración de la economía

como una ciencia natural¸ la naturaleza absoluta del dinero como forma de representación

y medición de las interacciones sociales, la condición definitiva de la economía de

mercado y el capitalismo financiero como estadio final de la evolución económica de las

sociedades.

17 GRAEBER (2012) 390-391

Page 14: Dulce et decorum est pro debito mori

14

Y fruto de esta toma de conciencia, podamos plantear alternativas esenciales que

propongan algo más elaborado que la negación a asumir la realidad sin cuestionarla.

Desde la configuración de un modelo económico donde se asuma la existencia de

diferentes modelos de relación superando la hegemonía totalizadora del mercado hasta la

comprensión de la esencial arbitrariedad de las llamadas “leyes económicas”. Y en

especial, la vuelta a los orígenes de la finalidad moral implícita en la economía de

mercado18, desaparecida con su conversión en ciencia natural. En esta búsqueda de

alternativas, una revisión de los implícitos asumidos en la concepción del dinero y su

representación constituye a nuestro entender, un elemento clave para la comprensión de

la naturaleza real de las transacciones económicas y de la multiplicidad de conceptos

diferentes incorporados de forma indiferenciada en el término dinero.

En definitiva, de lo que se trata es de encontrar la misma fuerza representativa que hizo

que Owen con unos pocos versos pudiera contribuir a cambiar la concepción de una

sociedad sobre la guerra:

Amigo mío, no volverías a decir con ese alto idealismo

A los ardientes jóvenes sedientos de gloria

La vieja mentira: Dulce et decorum est pro patria mori.

18No olvidemos que A. Smith escribió The Theory of Moral Sentiments (1759) de forma previa a The Wealth of Nations (1776) donde desarrolla el concepto de simpatía como la tendencia natural de los seres humanos que debe sustentar y guiar los intercambios de mercado.

Page 15: Dulce et decorum est pro debito mori

15

BIBLIOGRAFIA

BOLTANSKI, L. y CHIAPELLO, E. (2002) El nuevo espíritu del capitalismo, Madrid,

Akal

FOUCAULT, M. (1997) Las Palabras y las Cosas, Madrid Siglo XXI

GRAEBER, D. (2012) En Deuda. Una historia alternativa de la Economía. Barcelona,

Ariel

POLANYI, K. (2001) The Great Transformation. The Political and Economic Origin,

Boston, Beacon Press

ROBBINS, L. (1932) An Essay on the Nature and Significance of Economic Science,

London, McMillan

SIMMEL, G. (1976) Filosofía del dinero, Madrid, Instituto de Estudios Políticos