Dossier Teatrae

6
43++ LA HUlDA -, ?'.'~-:'" '.~(~',,'~~--',,"".~'i""'. ":',~~t~'>~'~,~- .~~~:~"-,;~ ,:--:"~.';,:~""." =',' , ,,",'" .."':'.,:; ~~"i,;:;/i~NGUiuES DEL TEATRO> I!;"~ ,,"" \" ,~t:fè ",' .. ,," .." .' :C!ll~i;:' I't,.. " -. .." ,~-" -., -" .. .. ~r(i:;'~~i~~~i:$'~~:;>i1';[;;;~"ki":"",$Rt~~iì't52'\~'\;, -=t'-\ ~ ~ ç.; MAGALY MUGUERCIA \ Prolesora e invesligadora lealral Ver a ~ndrés Pérez eierciendo su magisterio de actor no es una oportunidad co- mún. Presenciar sus encuentros con el gesta recóndito, con el rictus escondida de una emoción, es un privilegio. Con el alma en los ajos, Y cLJatro buenos acto res, la persona menuda e invencible de Andrés recarfe el calvaria reservado a los que aman contra toda "razón". La hulda está basada en una historia real: a finales de la década del veinte, bajo el gobierno del presidente Carlos Ibáñez, veinte jóvenes lueron arrojados desde un bareD al mar, con 105 pies aprisionados en bloQues de cementa y amordazados, porQue la sociedad chilena vivia un apogeo de "decencia" y una politica de es!ado declaró delito el homosexualismo. Durante dos horas somas testigos de com bates arrasadores de amor físico, iuegos de seducción y exquisitas ternuras de pareja; pero este erotismo, que sería triunfal, está condenado al doloL Los perseguidores odian, con toda la fuerza que otorgan la mentira social, la sexualidad culpable y la codicia. En La huida, 105 acto res cumplen ngurosamente dos tareas: representar can belle- za y tormas puras, y tocar el fondo de si mismos. Los apoya una dramaturgia com- pleja. Que, en un piano. hace fluir el relato hacia el horror final; simultáneamente, aparece integrada a la estructura la evocación Que hacen 105 actores de las incerti- dumbres vivid as durante el proceso de creación del espectáculo. Son ráfagas de presencia del actor-persona, que convierten al público en participante de un evento real. La huida nos ocurre a todos, más allá de 10 estrictamente estético. Par eso, al final, Ie cuesta al público aplaudir. Terminada la lunción, nos retiene en el gran patio 10 vivido,la atmós1era hechizante. Con recursos de arte y de humanidad, La huida desata la olvidada poesia de estar luntos. Por sobre el humo,la parrilla fragante, la conversa, la gratitud, se cierne un cóndor, con las alas hechas de plumas y alambre. \E:AT~ t'f If (v-,-^~'7~\) ? ~3

description

Dossier sobre Andrés Pérez

Transcript of Dossier Teatrae

Page 1: Dossier Teatrae

43++

LA HUlDA

-,

?'.'~-:'" '.~(~',,'~~--',,"".~'i""'. ":',~~t~'>~'~,~- .~~~:~"-,;~ ,:--:"~.';,:~""." =',' "

,

,,",'" .."':'.,:;,_':."i~*'(.','.,'..:'.:

~~"i,;:;/i~NGUiuES DEL TEATRO>:" I!;"~ ,,"" \" ,~t:fè

",' .. ,," .."

.' :C!ll~i;:'_'

I't,.. " -. .." ,~-" -., -" .. .. ~r(i:;'~~i~~~i:$'~~:;>i1';[;;;~"ki":"",$Rt~~iì't52'\~'\;,

-=t'-\ ~ ~ ç.;

MAGALY MUGUERCIA \

Prolesora e invesligadora lealral

Ver a ~ndrés Pérez eierciendo su magisterio de actor no es una oportunidad co-

mún. Presenciar sus encuentros con el gesta recóndito, con el rictus escondida de

una emoción, es un privilegio. Con el alma en los ajos, Y cLJatro buenos acto res, la

persona menuda e invencible de Andrés recarfe el calvaria reservado a los que

aman contra toda "razón".

La hulda está basada en una historia real: a finales de la década del veinte, bajo el

gobierno del presidente Carlos Ibáñez, veinte jóvenes lueron arrojados desde un

bareD al mar, con 105 pies aprisionados en bloQues de cementa y amordazados,

porQue la sociedad chilena vivia un apogeo de "decencia" y una politica de es!ado

declaró delito el homosexualismo.

Durante dos horas somas testigos de com bates arrasadores de amor físico, iuegos

de seducción y exquisitas ternuras de pareja; pero este erotismo, que sería triunfal,

está condenado al doloL Los perseguidores odian, con toda la fuerza que otorgan

la mentira social, la sexualidad culpable y la codicia.

En La huida, 105 acto res cumplen ngurosamente dos tareas: representar can belle-

za y tormas puras, y tocar el fondo de si mismos. Los apoya una dramaturgia com- pleja. Que, en un piano. hace fluir el relato hacia el horror final; simultáneamente,

aparece integrada a la estructura la evocación Que hacen 105 actores de las incerti-

dumbres vivid as durante el proceso de creación del espectáculo. Son ráfagas de

presencia del actor-persona, que convierten al público en participante de un evento

real. La huida nos ocurre a todos, más allá de 10 estrictamente estético. Par eso, al

final, Ie cuesta al público aplaudir.

Terminada la lunción, nos retiene en el gran patio 10 vivido,la atmós1era hechizante.

Con recursos de arte y de humanidad, La huida desata la olvidada poesia de estar

luntos. Por sobre el humo,la parrilla fragante, la conversa, la gratitud, se cierne un

cóndor, con las alas hechas de plumas y alambre.

\E:AT~ t'f If (v-,-^~'7~\) ? ~3

Page 2: Dossier Teatrae

-----'---',_,,--~

,

I

i

I ALFREDD JDCELYN-HDLT

,

Historiador

EL DRAMA COMO ccCiERMENu

DE UNA NUEVA SENSIBILIDAD A PROPÓSITO DE LA HUlDA DE ANDRÉS PÉREZ

George Steiner al prologar una compilación de escritos sobre ho-

mosexualidad, literatura Y política afirma que "Ia gran obra sobre

homoerotismo, cultura y sociedad sigue sin escribirse>>.1 Óscar

Wilde, más de cien años atrás, dio algunas luces de por qué. Le

confidenció a André Gide que su "gran drama>> personal fue haber

puesto todo su "genio>> en su vida, y sólo su talento en sus obras.

Protagonizar tamaña tragedia pública Ie habría impedido, por tanto,

dar todo 10 suyo en tanto escritor. De consiguiente, el amor que

profesaba, y por el cual debió sufrir el ostracismo más duro, habría

de seguir "sin nombre>>, y eso que en su época nadie mejor que é/

estaba capacitado para asumir semejante desafío literario. No nos

engañemos: Wilde sabia perfectamente 10 que hacía. Prefirió ser el

actor principal de un drama ético que 10 expuso a la vergüenza so-

cial, a costa de renunciar ser el autor de una obra pendiente, que

aún está por verse si es que pueda algún día Ilegar.a escribirse.2

Page 3: Dossier Teatrae

PAGI~jA

"

TEATRAE I'HISTA at. LA ESCUEU. DE TEATRO UN!'.' fI~15 TERRAE rn z001

A final de cuentas, en todo caso, Wilde virilmente hizo avanzar el asunlo. Cien años

antes el escarnio público que merecian los culpables de tan nefasto crimen era

inflnltamen!e màs cruel. Valga de muestra dramática la escena que recoge el histo-

riador Philippe Arlès cltando un diario de vida.

Hay [6 de lulio de 1750J se ha quemado públicamente en la plaza de la Grève, alas eineo de la tarde, ados obreros, a saber, a un muehacho carpintero y a un safchichero,

de dieciocho y veintieinco años respectivamente. que la ronda ha encontrado en

flagrante deMo de sadamia Piensa que 105 lueces han aplicado la ley can demasia-

do rigor. Parece ser que habian bebldo demasiada v!na Sòla asl se explica que la

desvergüenza haya lIegado a tal extremo.'

Nòtese còmo el comentario, entre Ingenuo e (in)sensible, del diarlsta termlna par resignificar el asunto. Quien hace la anotaciôn condena a medias a los culpables,

transformando el asunlo en un melodrama de equivocaclones. EI verdadero "cul-

pable", después de todo, habria sido el VI no.

Wilde. al menos, tue màs sincero, plenamente consciente de que ello Ie pOdia aca-

rrear su desgracia. Recordemos 10 que alguna vez dijera: "Un pllca de sinceridad

es peligrosa; demasiada es absolutamente fatal". Asi y todo, hablò del "Amor que

rehúsa decir su nombre". y aun cuando no 10 definió taxativamente, su actuación

en el estrado de Old Bailey Ie devalviò a él y a su género -a Oscar and his kind

siguiendo en esfo a Christopher Isherwood' - un sentido tràgico y noble que no se

prestaria de ahí en adelante tan fácilmente para la burla entre tragicómica e indu!-

gente como la que todavía hacía galas el texto anterior citado por Ariès Dir\a Wilde:

((Ef AmoT que no osa mencionar su nombre>> en este 5;g10 es un afecto tan grande

del hombre mayor par el Joven como el que existlò entre David y Jonathan, 0 el que Plalón convirtió en cimiento de su fifosofia, 0 el mismo que se encuentra en !os

sonetos de Miguel Angel y Shakespeare. Es ese aleeto profunda, espintual, cuya

pureza sòlo Iguafa su perfeeciòn. Es el que dictan e impregnan las obras maestras

del arle. como en Shakespeare y Miguel Angel... Yen nuestra época es algo tan

ineomprendido que bien puede IJamársele <<el Amor que no osa mencionar su nom- bre>>. y es por él que ahara me veo sentado en este banquil/o. Pero es bello y ex- traordmarla, y constituye ia más noble forma de a/ecto. No hay en él nada contra

natura. Es puramente inteleetuai. y existe frecllentemente entre el hombre mayor y el laven cuando el mayor posee la inteligeneia y ellaven tiene ante si toda la alegria,

esperanza y encanto de la vida. Y el munda no Gomprende que sea asi. Ef munda se

burla de ét y par èi, a veces. nos pone en la plcota'

Tiene razòn Steiner: no parece posible aún escrlblr la "gran obra>> sobre el tema:

no, cuando apenas S8 Ie puede nombrar, a pear aún, cuesta 10 indecible (sobre)vivir

el drama que todavia acarrea decir las casas por su nombre. A 10 sumo, cabria

escenifjcarlo en tanto testimonio y desenlace trâgico vivencial, a contrapelo de la

sociedad que aún no 10 entlende, no 10 acepta, sigue creyendo que son los siempre

posibles <<excesos" los culpables.

Pienso que, entre sus varios méritos, <<La huida)) de Andrés Pérez acierta al seguir

esta opciòn testimonial. Su obra se remite a una divulgada leyenda según la cuaL

durante la dictadura de Carlos Ibàñez, se habria <<fondeado>> en el mar a un número

no preciso de homosexuales Tema que, en un plana hlstòrico, ha concitado opmlo- nes contrastantes. Par un lado, quienes afirman que S8 trataría de un <<hecho" no documentado, sin asidero algullo, cuya invocación entrañaría una actitud calum.

Page 4: Dossier Teatrae

PAGINA16

EL DRAMA COMO <<GERMEN~...

niosa e injuriosa respecto a la administración ibañlsta en cuestión. En palabras de Gonzalo Vial, no sería ~(lícito inventar el hecho mismo, menos aún si el inventa daña

ala hOrlra de personas vivas 0, peor tOdavía, difuntas>1.6

En franca contraposición a dicha postura restringida, si es que no pacata, he soste- nido públicamente una argumentación, pienso, alga más amplia y atingente al he- cho de que estamos tratando un asunto a la vez histórlco-mítico y litera"o.' En el plana histó"co estncto, he reconocido de que se trataria, par 10 que sabemos a la techa, de una leyenda a mito, pero que esto lejos de desvlrtuar su carácter de evidencla, más bien, tiende a exponenciarla. Los mitos y leyendas suelen tener un

germen de verosimilitud que, a menudo, admite confirmaclón posterior via otras medias, si se Quiere, más <<cientificos)). He ahí, por ejemplo, el mito del ((diluvio1>,

en su momenta denostado par racionalistas estrechos, pero que la historia natural del planeta, hoy dia, tlende a aceptal." Es más, he planteado que, al igual que alas antropólogos, alas historiadores nos compete explicar el par què surgen y persis- ten mltos y leyendas como el que estamos tratando. Can mayor razón, habiendo eVldencia documental paralela que tiende a avalarlos Cabe repetir que, en este caso

en particular èsta, lejos de ser escasa, más bien, sabra. Par de pronto, está sufi- cientemente acreditado que la dictadura de Ibáñez montó campañas eugenèsicas en contra de homosexuales; que se les identificó como socralmente "peligrosos>>

en la prensa; y que otra tanto fue sostenldo por la doctrina penal positivista vigente en la època. Cabe hablar, incluso, de un pánico homotóbico sin precedentes. Es màs, no existe duda alguna de que estamos ante el primer estado pollcial en Chile, vale decir, una dictadura militar como las ha habido tamblèn despuès, que vlgiló, exilió, relegó a un gran número de opositores, amén de que también recurrió al asesinato politico' Que no haya prueba escrita oticial que delate y comprometa a

los victlma"os es de suyo obvio; los regimenes dictatoriales can visas totalitarios suelen borrar sus hue/las. En suma, se deduce de este cúmulo de presunciones fundadas el que, al menos, existlria un grado alto de verosimilitud posible en torno ala acusación, más aún, toda vez que èsta ha demostrado ser tan extraordinaria- mente pertinaz.

EI anterior planteamiento dice reiación can un plana histórlco estricto. La que es en el plana literario, me parece un tanto ocioso probar 10 evidente. Las licencias poeti- cas que pueden /legar a asumirse en esta otra dimensión son intinitas e Inobjetables. Que a su vez obras literarias que recurren a dichas licencias sean posteriormente usadas par historiadores no es ninguna novedad, como tampoco el que los mis- mas historiadores, y entre ellos los mejores, se slrvan de metá/oras, de constructos narrativos, de recursos emblemáticos, en detinitiva, de <</iceiones>> no tan distintas a las que pod ria emplear un escritor. Sabido es que los mejores historladores son alga más que hlstoriadores; de igual modo, que algunos de los mejores literatos- poetas, novelistas y dramaturgos- resultan insuperables a la hora de retratar más viva, real y convincentemente los tiempos pasados; las mayoria de las veces, mu- cho meJor que los intentos, a menudo, Infructuosos de muchos profesionales y acadèmieos de ia historla. .

Pero valva mas a 10 medular. Está visto que la obra de Andrès Pórez ha suscitado polèmica, y no cualquier polemica. Es que su pieza es transgresora en varios senti- dos a la vez. Le desatía al positivismo histonogràfico más estrecho -una verdade- ra plaga chilena- la posibilidad legitlma que nos podamos pensar histórica y verosimilmente a partir de supuestos mitos y leyendas a lin de entendernos como sociedad violenta que tradlcionalmente excluye y persigue a sus minorias más Invi- sibles. De hecho, ha sacado literalmente del clóset un tema hasta ahara <<fondea-

Page 5: Dossier Teatrae

PAGINA17 TEATRAE REVISTA DE LA E5CUELADE TEATAO UNIV, FINIS TERRAE N'4 2001

A/frflGO Jocelyn-Hall L.

do>>. Y, si bien no pretende ser la ultima palabra al respecto, <<La huida>> de Andrés

Pèrez aborda la temàtica vedada ciñèndose estrictamente a tèrminos y estrategias hasta ahara suticienlemente probados, en tanto elicacia relativa, encaminados a

abordar tan delicado as unto. De ahi que en esta reseña se comenzara hablando

sabre Óscar Wilde.

Lelos de presumir para si el ser una obra sabre la homosexualidad en Chile, <<La

huida>> si se la entiende bien pareciera hacer otra cosa, menos ambiciosa, pero, a la

larga, probablemenle más desaliante En el fonda, Andrès Pérez ha escrito y mon- tado una obra que versa no tanto acerca de la hamosexualidad como respecto de Ja

homolobla. La cualle permite servirse y reedifar un mito lundante muy potente, quizás el mito lundantede la conciencla gay en Chile; 10 señalo a modo de provoca- ciòn. Es más, en la medida que se mueve en tres tiempos ciclicos -Ios años 20/30

que es cuando el drama comienza, los 70/80 que es cuando Pèrez escribe la obra pero no la puede lIevar a escena par razones obvias, y a principios del nuevo siglo Que es cuando se vuelve habiar y reconocer Que en Chile periòdlcamente se <<Ion-

dea>> a enemigos de la socledad-, Pérez 10 que hace es reactualizar el <<horror

lundacional", y par via analòglca, reconozco Que en complicidad can un publico

que entiende, termina par señalar víctimas y victimarios recurrentes. Y todo esto

can no poca, repito, salven Cia històrlca amplia delrás a modo de oval.

Vista asi "La huida>>, como desde ei litulo ya se ironiza, alude a una futilidad Intrin-

seca, a una escapatoria imposible en un doble sentido. Quien aspire a protesar una opción 0 preferencia amorasa no convencional, real 0 presumida, en este país mí- tieD, no puede escapar de que se Ie tache de homosexual, y en tanto homosexual, no puede ser sino un perseguido, un ((fondeado>>, en potencia. Que Pérez de a

entender, a su vez, que en los gObiemos despòticos se reclute a victimarios desde

las mismas liias de entre sus potenciales victimas, a dicho de otro modo, que entre ios perseguidores liguren colaboracionistas, su obra cobra un sentido aun más

amplio Que el estrictamente homolòbico. Pareciera estar aiudiendo a, sin duda, el

tema más tapado, al más "fondeado>> de nuestra historia reciente de abusos y si-

lencios, el de la perversidad más oculta: la tortura.1Ü

Can todo, al igual Que ~n la última actuaciòn de Wilde -Ia Que no par ser parcial deja de ser menos dramálica-, Púre, nos deja alga cortos. Su "huida>>, en tanto

representaciòn de una imposibilidad todavia fatal, poco a nada nos dice acerea del

"amor Que rehúsa decir su nombre>> más ailá de Que es repudiado y perseguido. En

un plana estrlctamente amoroso, pues, ia obra ocasionalmente resulta demasiado

opresiva, tensionada, como para comenzar a soslayar esa otra dimensión más cari-

ñosa que se echa de menDs. Pera, entiendo que 10 suyo es también un germell en el

sentido aquél Que nos habia Conslantin Stanislavsky

{EJn el teatro hay muchas gérmenes...; unas buenas: naclVas en sumo grado, olros. Los primeros nos Gontagian esa pasión dignificadora por 10 fino en materia de ideas

y sentimienlos, y nos permiten convivir can las grandes genios, desde IDS grandes dramat/Jrgos griegos hasta 105 maestros más modernos, 0 mejor; permiten Que sus grandes creaciones cobren vida entre nosotros. Aquí tenemos el privilegio de rOlar-

nos can representanles det arte, de las crencias y de la lileratura, y ellos son 105 que nos enseñan el verdadero significado del arte y el poder de su fasGÌnaCÎón.

-tA qué se debe esto?- me atrevi a interrumpirlo. - A que por este medJO, par esta comunión can ellos aprendemos a conacer y a

estudiar el arte, a Irabajar en él, aprendemos a vivir 105 larmentos y las alegrlas de

Page 6: Dossier Teatrae

pAGlNAlB

--_.~

la creatividad, ya compartir los triunfos, qve dan aias al espiritv y 10 renvevan... Y,

tpor qvé no decirlo? Aprendemos también el valor de los fracasos como eSlimulos

de fortaleza y caminos de nuevas hal/azgos. jNo se Imaginan el caudal de vida que está encerrado en todo 8stO.l"

Más allá del tono en exceso pedagógico, Stanislavsky paleciera apuntar a alga par- ticularmente cierto para el teatro. No exlste la obra delinitiva. Toda obra dramática

es siempre un germen de una obra mayor que está par escribirse, par ensayarse, par ponerse en escena, y que amplia el radio de sensibilldad contagiosa.

EI punta es tanto más atingente y crucial a la hora de comprender y calibrar qué exactamente se mtenta y qué se logra en obras como "La huida>> de Andrés Pérez

en que se aborda un tema dramático que hasta los más grandes y geniales entre ios dramaturgos suelen rehuir. Entre otras razones, porque su sentido heroico los hace

preferir la "vida>> en tanto drama, a riesgo a menudo de no ver que ei arte dramáti-

co, 0, si se quiere, la reflexión histórica, es también <cvida,), Andrés Pérez l1ega a un término media dllicil de alcanzar. No sólo ha montado una obra. la ha escrito, y la ha también vivido. Y, es más, ha ido lelos en un punta clave como ciudadano: no ie hace el quite a 10 que, en potencla, atañe a tad as. Hace ya tiempo que la valentia y la sinceridad deja ran de figurar entre las vlrtudes practicadas par chilenos supues- tamente can cojones. Se Ie agradece.

1 George Steiner, <<Ä modo de prólogo" en George Steiner y Robert Boyers (editores), Homosexualidad: Lite- ra1uraypoli1ica(Madrid1985),p15.

1 Sobre Oscar Wilde, véase: Richard Ellmann, Óscar Wilde (Londres 1988). J Citado en Philippe Ariès y Georges Duby, His10ria de 101 vida privada. De 101 Primera Guerra mundial a nuestros

días(Madrid 1990), p369. Nótesecómoeltextose retiereaunacto,el dela <<SO domia",y no a unacalidad de laspersonasimplicadas,

i Véase Christopher Isherwood, Chris10pherand His Kind, 1929-1939 (London 1985}. 5 Citado en John Lauri1sen y David Thorstad, Los primeros movimientosen favorde 105 derechos homosexua-

les. t864-1935 (Barcelona 1974). p 105, Cabe señalar que, con1emporaneamente a Wilde, se Ie flle dando un término clinico -----BI de ((homosexual>>-a quienes prac!icaban aetos amorosos homoeróticos. EI !érmi- noalude a unasupuestapatologíaytiene, hastael dia de hoy, una carga peyorativaalla. De ahi qUe, en 101 actualidad,seprefierael concep1ode <<homoerotismo>> 0 de sensi bilidad<<gay". Sobrela<<cons1ruccióo"de

una calidad personal <<homosexual", véase: Kenneth Plummer, The Making of the Modern Homosexual (Londres 1981); John Boswell, Christianity, Social Tolerance, and Homosexuality: Gay people in Western Europe from the Beginning of the Christian Era to 1he fourteenth Century (Chicago 1980): Jeffrey Weeks, Sexuality and its Discontents: Meanings, Myths and Modern Sexualities (Londres 1985); Philippe Ariès y André Béjin, Wesfern Sexua!ìly: Practice and Precept in Pas1 and Present Times (Oxford 1986); Alan Bray, Homosexuality in Renaissance England (Londres 1982): Francis Mark Mondimore, Una historia natural de 101

homosexualidad (Barcelona 1998): y. por cierto, toda 101 obra de Michel Foucault. especialmente, su Hisloria de la sexualidad en trestomos.

ô Ctr Gon2alo Vial Correa, "Hls1oria y Literatura", en diario La Segunda, 7 de marzo de 2001 También, 101 carta de Raúl Hermosilla Hanne en "Cartas Oil Direc1or>' en diario EI Mercurio (7 de febrero de 2001) en Que me crítieaunacolumnamiaenesemisl1loperiódico.Véaselanotasiguiente.

i Me he referidoalasunto en 101 columna "l,Los Fondearon?>> del diari oEIMercuriodel1defebrerodel2001, página A3. y en 101 respuesla a Hermosilla Hanne en <<Cartas Oil Director" del9 de febrero del 2001. Hermosilla Hanne volvióa replicarel 13 defebrero del 2001, pero yo simplemenle me abUlrí devotver adebatir un asunto en queobviamente él no estaba dispues10 a enlendermisar gumentos;antesuinsistenciaderepelir- seintermir1ablemente,lodejéhastaahinomás.

8 Clr. los argumentos en Alfredo Joeelyn"Holt Letelier, Historia General de Chile L EI Retorno de 105 Dioses (Buenos Aires 2000).

" Sobre ladic1adura de Ibánez, entreotros vèase: Jorge Rojas Flores, La dictadura de Ibañezylos sindieatos 1:1927-1931) (Santiago 1993). y Carlos Vieuña Fuentes, Latiraníaen Chile, libroescritoenelexilio(Santia-

gosf.J. 10 He 1ratado el tema de 101 tortura en este misma senti do en varios ensayos recogidos en Alfredo JQcelyn-Holt

letelier, Espejo Retrovisor: Ensayos histórico-polilicos.1992-2000(Sanliag02000), pp 163-185, 231-243. ., Constantin Stanislavsky. Creación de un personaje (México 1992), pp 291-292.

- - ~ fL DRAMA COMO -GERMEN-__- --