Dion Casio Historia Romana Libros I XXXIV Fragmentos

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    DION CASIO

    HISTORIA ROMANA

    LIBROS I-XXXV

    (FRAGMENTOS)

    INTRODUCCIN, TRADUCCIN Y NOTAS DB

    DOMINGO PLCIDO SUREZ

    &E D I T O R I A L G R E D O S

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    BIBLIOTECA CLSICA GREDOS, 325

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    Asesor para la secci n griega: Ca r l o s Ga r c a G u a l .

    Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de este volumen ha sidorevisada por Ju a n Jo s To r r e s E s b a r r a n c h .

    EDITORIAL GREDOS, S, A.

    Snchez Pacheco, 85, Madrid, 2004.

    www. editorialgredos.com

    Depsito Legal: M. 38432-2004.

    ISBN 84-249-2727-3. Obra completa.ISBN 84-249-2728-1. Tomo I.

    Impreso en Espaa. Printed in Spain.

    Grficas Cndor, S. A.Esteban Terradas, 12. Polgono Industrial. Legans (Madrid), 2004.

    Encuademacin Ramos.

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    INTRODUCCIN GENERAL

    I. VIDA DE DION CASIO

    Dion Casio Cocceyano naci en Nicea, Bitinia, de unafamilia que, por lo menos desde su padre, perteneca al orden senatorial. La gens Cassia de Bitinia recibi su nombre

    probablemente del hecho de haber obtenido la ciudadanaen la poca de las guerras civiles, antes de Filipos, comootras familias de la zona oriental, en esos momentos en queel reclutamiento de clientelas era vital para cualquiera de los

    bandos contendientes, en las zonas donde en cada caso procediera.

    Habida cuenta de que ocup por primera vez la pretura,segn clculos recientes, en el ao 195 y de que sta seejerca habitualmente a los treinta aos, puede decirse quesu fecha de nacimiento corresponde al ao 165 KLos cargos

    desempeados por su padre le facilitaron el acceso a loscentros culturales donde en la poca se reciba la formacin

    1 F. Ga s c , Casio Dion. Sociedad y poltica en tiempos de los Seve-ros, Madrid, Coloquio, 1988, pg. 16. Toda la parte , biogrfica, debemucho a la fortuna de que se haya publicado recientemente este libro.

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    adecuada para el ejercicio de la retrica y de la historiografa.

    La narracin de la Historia Romana por Dion Casio sehace ms pormenorizada a partir del ao 190, que seguramente fue el de su acceso al senado, circunstancia que le facilit una mayor proximidad a los hechos polticos y una

    posibilidad de contar, a partir de su propia contemplacindirecta, los acontecimientos de la ciudad de Roma2. Desde

    este momento, su relacin con la realidad tratada es muchoms comprometida y sus tomas de postura estn menos mediatizadas. El juicio del acontecimiento histrico resultaahora, en ocasiones, demasiado evidente, ms marcado porlo accesorio y anecdtico que por una visin general delmundo, como cuando encauza los datos histricos de diver

    sa procedencia.Dion tom partido de manera activa por Septimio Severo e incluso escribi acerca de los sueos y de los signosque presagiaban la llegada del nuevo emperador a la ms alta magistratura3. Tambin la redaccin de laHistoria estuvocondicionada por los acontecimientos de estos aos de gue

    rra civil y de la inauguracin de la dinasta severiana. Mstarde los comportamientos de Severo haran nacer en l ladecepcin4. El sentido del juicio definitivo de Dion acercade Severo queda, sin embargo, como un objeto de debate5,

    justificado cuando se intenta llegar a un resultado sin fisuras, mientras que tal vez sea ms comprensible sobre la base

    de que lo nico real es lo ambiguo e indefinido, al menos eneste caso, resultado, desde luego, de las mismas contradic-

    2Ibid., pg. 21.3Ibid., pg. 52. Tambin Casio Dion y los sueos,Habis 16 (1985),

    301-385.

    4 Casio Dion. Sociedad..., pg. 57.5 ibid., pg. 59.

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    dones internas. Ms monolticas son sus consideracionesacerca de los emperadores siguientes, hasta llegar a SeveroAlejandro.

    II. DION Y SU TIEMPO: LA HISTORIA ROMANA

    La obra de Dion Casio es un producto de su tiempo.

    Sean cuales fueren las fechas de redaccin6, lo que s se deduce de sus propias palabras en LXXII (LXXIII) 23, l 7, esque, en la base de su preocupacin histrica, estuvieron lasguerras y revueltas que se produjeron desde la muerte de Cmodo hasta el triunfo de Septimio Severo, con todas sus ansiedades y expectativas frustradas. El mayor o menor inters

    que Dion muestra por los hechos del pasado no est tanto enfuncin de la mayor o menor proximidad cronolgica a su

    propia poca8, como en las similitudes o relaciones queexistan al margen de la cronologa, desde la perspectiva del

    6 Cf. F. M i l l a r , A Study o f Cassius Dio, Oxford, Clarendon Press,1964, pgs. 32 y 193; G. W. Bo w e r s o c k , Gn. 37 (1965), 469-474; C.Le t t a , La eomposizione delPopera di Cassio Dione: cronologa e sfondostorico-politico, Ricerche di Storiografia Greca di Et Romana, Pisa,Giardini, 1979, pgs. 151, 154-5, 185. T. D. B a r n e s , The Composition

    of Cassius Dios Romn History, Phoenix 38 (1984), 240-255. Para unencuadramiento de Dion Casio en la historiografa de su poca, ver B.Ba l d w i n , Historiography in the Second Century. Precursors of DioCassius,Klio 68 (1986), 479-486.

    7 Entre parntesis, la referencia de la edicin de C a ry .

    8 As, E. Ga b b a , The Historians and Augustus, en F. M i l l a r , E.Se g a l (eds.), Caesar Augustus. Seven Aspects, Oxford, Clarendon Press,

    1984, pg. 71.

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    autor, con su tiempo9. La importancia real de los hechosy la que l les atribuye, de acuerdo con la perspectiva resultante de sus propias preocupaciones, condicionan su

    concepcin del pasado histrico y, como consecuencia, su capacidad crtica ante las fuentes y su sistema de periodiza-cin.

    Como es natural, tiene un lugar privilegiado en su exposicin histrica el proceso de formacin e instauracin delPrincipado. La batalla de Accio se convierte en un hito pe-

    riodizador, dado que entonces, por primera vez, segn suspropias palabras Csar Augusto obtuvo solo el poder: LI 1,1. El corte entre Repblica y Principado representa tambinun problema metodolgico para el historiador. En LUI 19,2-6, se sealan lo que podramos calificar como las ventajashistoriogrficas de la poca republicana. Desde luego, talesventajas no implican una loa de la Repblica frente al Principado10. Justamente, poco antes, en LUI 19, 1, se acaba deafirmar que la Repblica ha pasado a una situacin mejor yms capaz de salvacin, ya que era imposible salvarse enuna democracia. Las dificultades del secreto en la actuacin

    poltica del Principado afectan exclusivamente al historiadorcomo tal. En el frag. XLIII 25, aunque como pensamientode algn personaje desconocido, se exponen las ventajas,

    para la realizacin de cualquier plan secreto, de que ste no

    9 As, como consecuencia, es posible encontrar conceptos que son propios de la realidad del Imperio aplicados a pocas anteriores, cf. M il l a r , Study..., pg. 92.

    10 Cf. A. S o l j m e n o C i p r i a n o , Tcito fonte di Cassio Dione?,Rendiconti dea Accad. di Archeologia, Lettere et Belle Arti, Npoles, 54,1979, pg. 9; E. Gabba, Sulla Storia Romana di Cassio Dione, RS167

    (1955), 330.

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    se divulgue y slo sea conocido por una persona {. Es laexposicin de las ventajas polticas del gobierno monrquico, contrapuestas a sus desventajas historiogrficas. En el

    Principado, la necesidad de conocimiento que impuls a escribir a Dion choca con una de las caractersticas del mismoPrincipado, y en ello vemos ya, metodolgicamente, una delas contradicciones del autor.

    La aceptacin del Principado es coherente con la adopcin de una concepcin histrica puramente biogrfica12.

    Dado que las causas se encuentan exclusivamente en lasactitudes y acciones personales de los emperadores13, hayque deducir que los problemas dependen del hombre que est a la cabeza de todo y que las esperanzas slo pueden ponerse en el poder del emperador14. En esto, Dion Casiocomparte la actitud de los intelectuales griegos de la poca:fueron incapaces de ver los problemas estructurales en eltiempo que les toc vivir y se dedicaron a culpar de todo alos llamados malos emperadores; ponan sus esperanzas, porel contrario, en los que consideraban buenos y a ellos dedicaban sus consejos; pero, en general, los que los seguan yrespondan a tales expectativas fracasaban y terminaban de

    11 Lo mismo ocurre en frag. XVI, en lo que parece un comentario propio sobre la dictadura; cf. Cary, ad l. (LCL).

    12 M i l l a r , cit, pg. 61. Sobre los aspectos dramticos de la obra deDion Casio, A. Pi a t k o w s k i , Lmfluence de Phistoriographie tragiquesur la narration de Dion Cassius, Actes de la Xlle Confrence Eirene

    1972, Amsterdam, Hakkert, 1975, 263- 270. Para una valoracin historio-grfica de esta obra, a pesar de todo, M. Re i n h o l d , In Praise of CassiusDio,ACl55 (1986), 213-222.

    13 Cf., G. A l f l d y , The Crisis of the Third Century as seen by Con-temporaries, GRBS 15 (1974), 106.

    !4 U . E s p i n o s a , Debate AgripaMecenas en Dion Cassio. RespuestaSenatorial a la crisis del Imperio romano en poca severiana, Madrid, Of-

    teco, 1982, pgs. 75,234.

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    fraudando a sus sostenedores15. Esto condiciona fuertemente su concepcin de la historia y hace que se d un relieveespecial a los asesinatos de los emperadores, aunque a veces

    se apoye en noticias no demasiado dignas de crdito. Porejemplo, el hecho de que algunos, entre ellos el emperadorAdriano, culparan a Tito de la muerte de Vespasiano: LXVI17, 1; o la existencia de un rumor acerca de que a Tito lomatara su hermano: LXVI 26, 2; o las sospechas en el ano210, de que Antonino Caracala no slo deseaba matar a su

    hermano sino que conspiraba contra el propio emperador:LXXVI (LXXVII) 14, 1; y, ms adelante, la afirmacin deque intent matar a su padre con sus propias manos: LXXVI(LXXVII) 14, 3. En general, Dion prefiere las versionesms escandalosas de la muerte de los emperadores16.

    Con mucha frecuencia, en los asesinatos de emperadores

    o pretendientes, estn presentes las mujeres. Livia fue acusada de la muerte de Marcelo (Lili 33, 4) y sobre ella tam

    bin cayeron las sospechas de la muerte de Gayo (LV 10a,10), e incluso de la muerte de Augusto (LV 22, 2). Agripinatoma parte en el envenenamiento de Claudio (LX [LXI] 34,2) y a Cmodo le administraron veneno por medio de Mar-cia (LXXII [LXXIII] 22, 4). La participacin de Livia en lamuerte de Augusto, aparte de la referencia citada, que vieneinmediatamente despus del discurso de la emperatriz sobrela clemencia, vuelve a mencionarla en la narracin, LVI 3,1-4, donde parece deducirse que no le da todo el crdito17.

    15 L. d e B l o i s , The Third Century Crisis and the Greek Elite in theRomn Empire,Historia 33 (1984), 377.

    16 C. Qu e s t a , La morte di Augusto secondo Cassio Dione, PP 14(1959), pg. 45.

    17 Q u e s t a , cit., pg. 41; en pgs. 46-55, hace una seria de consideraciones sobre la versin, acogida por Dion por su carcter tpico, posible

    mente procedente de una narracin formada en poca posterior a Tcito,

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    Importa recalcar esto ya que, al mismo tiempo, en la obra deDion18, Livia aparece como modelo de concordia familiar,madre de la patria, sacrosanta y espejo de emperatrices por

    que el autor hace notar que el senado le rindi ms honores que el propio Tiberio (LVIII 2, 2) y porque resalta supapel en orientar a Augustol9. Segn Giua20, habra una contraposicin entre la eficacia de los consejos de Livia en LV22, 2; al decir esto Livia, Augusto liber a todos..., y Caracala, LXXVII (LXXVIII) 18, 2, cuya madre le aconsejabamuchas cosas tiles, pero l no obedeca. La importancia deLivia en la Historia procedera de la importancia del papelfemenino en la corte de los Severos. Pero esta experienciano era uniforme. Julia Mesa odiaba la vida privada y se dedic a injuriar a Macrino (LXXVIII [LXXIX] 23, 1); desea

    ba la autarqua e igualarse a Semramis y Nicotris: id., 23, 3.Mamea desempea un papel ms matizado: fue nombradaAugusta y se adue del poder, pero reuni alrededor de suhijo a hombres sabios para proporcionarle mesura y tomcomo consejeros a los mejores del senado (Zonaras, XII15)21. Livia se dirigir a Augusto con estas palabras (LV 16,

    en un ambiente parecido al de Jas novelas de Apuleyo y, al mismo tiempo,recogida de ciertas tradiciones relacionadas con las fiestas correspondientes a las fechas del asesinato de Rmulo, en que hay una relacin entre elhigo y algunas divinidades ctnicas; con una trasposicin aadida a partirde la tradicin de los hongos de Agripna, a lo que habra que sumar latradicin de laprfida noverca de origen helenstico.

    18 Segn ha puesto de relieve . B. F l o r y , Sic exempla parantur:Livias Shrine to Concordia and the Partais Liviae, Historia 33 (1984),316-20.

    19 M.a A. G i u a , Clemenza del sovrano e Monarchia illuminata inCassio Dione 55, 14-22,Athenaeum 69 (1981), 319.

    20 Id., pg. 336.21 Sobre Zonaras y Dion Casio, ver J. F a c , D. P l a c i d o , La historio

    grafa lejos de la ciudad: El Imperio romano desde el retiro monstico deZonaras,Erytheia 9 (1988), 35-46.

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    2): estando t a salvo, yo tambin tengo mi parte de mando. Hay una situacin doble tambin entre consejera prudente y toma del poder, en lo que se explican las alternan

    cias de los juicios y valoraciones que se extienden a toda laobra22. Es decir, la concepcin individualista de la historiada un papel especial a las transmisoras de la legitimidad dinstica, pero para Dion esto es tambin objeto de crtica,dada su concepcin de la legitimidad del poder. Por otro lado, la experiencia directa de este protagonismo femenino es

    tambin contradictoria. El resultado es que Dion da importancia al papel histrico individual de las mujeres, pero stasdesempean una funcin contradictoria y dramtica, en muchos casos como portadoras de vida y muerte.

    . EL PRINCIPADO Y LAS INSTITUCIONES ROMANAS EN DION

    No es extrao, pues, que tambin en la valoracin de lafigura de Augusto como fundador del Principado existanciertas contradicciones23. Por una parte est el encomio pro

    nunciado por Tiberio, LVI 35, 41, que es adems el elogiode el gobierno de un hombre frente a la democracia (LVI

    22 Teuta estaba engreda por el poder, frag. XLIX 2, pero mostr ladebilidad de su sexo, frag. XLIX 4; a todos les pareca terrible ser gobernados por una mujer, Cleopatra, pues el poder que Csar dio a los niossera para ella, LII 36, 3; Antonio era esclavo del amor y de la brujera de Cleopatra, XLIII 33, 4; Cleopatra haba esclavizado a Antonio, L 5, 1; los egipcios se entusiasmaron ante Cesarin y Antilo porque iba a reinar unvarn, L 6, 1; con respecto a la propia Livia, haba signos de que iba adominar a Octavio, XLVIII 52, 4, del mismo modo que Agripina controlaa Claudio, LX (LXI) 32, 1.

    23 M.a A. Giua, Augusto nel libro 56 nella Storia Romana di Cassio

    Dione,Athenaeum 71 (1983), 439.

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    39, 5) y que contrasta con la narracin, e incluso con el juicio de Dion, en LY1 43-45, que es menos idealizante. ParaGiua24, tal contraste puede deberse a diferencias entre las

    fuentes utilizadas y a la falta de control de unos hechos queDion ya no comprenda bien. Parecera tratarse, sin embargo, de algo ms complejo, que tiene que ver con la propiasituacin del historiador. De una parte, el encomio de Tiberio responde a la exposicin idealizante de lo que debe serun buen emperador, aspecto ste de los discursos de Dion

    Casio sobre el que volveremos, a propsito por ejemplo, deLV 14-22, 1, donde se expone la necesidad de un poder be-nfico y benevolente representado por un solo hombre, encontraste con el tirnico25. De otro lado, desde la perspectiva propia de su poca, el rgimen de Augusto se interpretacomo monrquico (LUI 17), con las caractersticas propias

    de la monarqua de los Severos, como solutus legibus (Lili28, 2)26. Finalmente, hay que contar con el proceso real enque los esfuerzos de Octaviano van encaminados a la consecucin del poder personal27, lo que forzosamente haba dechocar con las concepciones de Dion sobre algunos aspectosde la funcin de las instituciones de origen republicano. DionCasio usa la historiografa del Alto Imperio para adaptarla ala situacin poltica de su tiempo y valora en ella sobre todo

    24 Cit.supra, pg. 456, y C. B. R. P e l l i n g , Gri. 55 (1983), 221: res. a . M a n u w a l d , Cassius Dio und Augustus. Philologischen Untersuchun

    gen zu den Bchern 4556 des Dionischen Geschicktswerkers (palingene-

    sia, 14), Wiesbaden, Steiner, 1979, 3 7 pgs,25 Mim ar , cit., n. 6, pg. 68.26 S. M a z z a r i n o ,II pensiero storico classico, 4.a ed., Roma, Laterza,

    1974, , 2, pg. 267; G. E. M d e S t e . Cr o i x , The Class Struggle in theAncient Greek World. From the Archaic Age to the Arab Conquests, Londres, Duckworh, 1981, pg. 386; P. Pet i t , La paz romana, trad. esp.,Barcelona, Labor, 1969, pg. 131.

    27 G i u a , cit., n. 23, pg. 441.

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    el respeto al senado28, pero, como las fuentes aportan elementos que no siempre encajan en su visin de la realidad,se producen contradicciones e incertidumbres. Se acepta el

    modelo, pero va rodeado de aspectos que Dion quisiera nover repetidos; ahora bien, de otro lado, no puede dejar denotar que algunos rasgos de la formacin del Principado sonel origen de los caracteres que en su poca son negativos.De ah que las contradicciones no sean slo un problema defuentes.

    Con todo, el juicio del papel de Augusto es fundamentalmente positivo29. Augusto fue en general moderado: LIV3, 1. Pero esta moderacin viene expresada frente a medidasconcretas en que se mostr como autokrtor, en un contextoen que tal trmino alude a quien abusa del poder30. ConGiua puede deducirse que hay un fondo de ambigedad general que se resuelve en un juicio sinttico positivo, sntesisque se podra considerar el modo en que para Dion era lcitoejercer el poder personal31. Son interesantes, a este respecto,las consideraciones sobre la dxa ganada gracias a la buenasuerte, aun no habiendo emprendido las cosas rectamente:

    XLV 4, 2. En el caso de Octavio, nunca pareci que habadeliberado mal porque las cosas salieron bien: XLV 4, 4. Enel momento de la aparicin de Octavio, a la muerte de Csar, se refiere a l como a quien no se atrevi a actuar demodo revolucionario (netersai): XLV 13, 1. Es un modode sintetizar los aspectos contradictorios en el juicio sobre

    Augusto: buenos resultados a pesar de sus intenciones, pueslo que l quera era el tribunado que le garantizara la dema-

    28 Giua , Clemenza..., pg. 333.2y So u m e n o , cit., pgs. 6-7, pone de relieve que, a diferencia de Tci

    to, Dion excusa lacomparatio deterrima: LVI 455, 3.20 G i u a , Augusto..., pgs. 444-5.

    31 d., pgs. 425, 455.

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    gga y, de ah, la dynastea. Dion parece distinguir entre ellogro de la dynastea, en que Augusto no se distinguira delos que participaban en las luchas de finales de la Repblica,

    y el resultado final, que podra servir de fundamento a loque en su tiempo consideraba el ejercicio de la monarquaideal. Por ello, puede admitirse la doble afirmacin deGabba32: la opinin de Dion es bsicamente favorable conrespecto a Augusto, pero siempre hay una comparacin ex

    plcita o implcita entre la poca de Augusto y la propia, que

    condiciona la exposicin histrica. A ello habra que aadirel factor perturbador de las propias contradicciones de laformacin del Principado que preocupa a Dion a lo largo detoda la obra.

    Por otra parte, el modelo augsteo tropieza de algnmodo con la propia concepcin romana de la monarqua ycon el desprestigio en que sta se encontraba: Hemos hecho malditos los nombres de realeza, dictador, tirano, diceCicern en su discurso del ao 43: XLV 32. Por ello Dioninsiste en los problemas de nomenclatura: LUI 17-1833, y pone de relieve las contradicciones que supuso, desde el punto

    de vista institucional, el origen del Principado. As, extiendea toda la historia anterior de Roma la prctica de la ficcin,como cuando Zonaras, VII 12, habla de los dos cnsulescreados para que la monarqua no pareciera basilea, ocuando se refiere al poder del dictador (VII 13), con atribuciones iguales a las de los reyes, cuyo nombre odiaban los

    romanos, pero que era til en la guerra y las revueltas, esdecir, en aquellas situaciones como la que llev a Dion a escribir su historia. La postura de Dion a este respecto estclara en frag. 110, 2: los nombres dependen de los hombres

    32 En Caesar..., pg. 71.33 M i l l a r , cit., n. 6, pg. 96.

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    y de las cosas: hay monarcas que son causa de bienes parasus sbditos, aunque su poder se llame basilea, y democracias que producen males. De ah que, en su famoso discurso,

    Mecenas solucione fcilmente el dilema: si odias el nombrede rey puedes llamarte Csar eImperator, con lo que te venerarn (sebiosi, donde est implicado el nombre griego de

    Augustus = Sebastos): LII 40, 1-2; y en otro momento, LUI17, 2, Dion considera que, aunque los emperadores no sellamen reyes ni dictadores, de hecho reinan. Resulta patente

    la percepcin del conflicto que supuso la instauracin de unsistema que desde la perspectiva de Dion era ya natural.Pero el conflicto era justificado desde esa misma perspectiva y, por eso, Dion es capaz de percibirlo, dado que ciertos

    problemas de la formacin del Principado estaban todavavigentes en poca del autor (relaciones senado-prncipe, etc.),como veremos ms adelante.

    Todo esto est presente en la forma de institucionalizarse el rgimen de Augusto: deseaba obtener el poder de R-mulo (XLVI 46, 3) y ser llamado Rmulo, pero tema quesospecharan que deseaba ser rey (Lili 16, 7). De ah que se

    mantuvieran nombres democrticos aunque el contenido erael propio de los reyes (LUI 18, 1) y que se encontrara librede leyes; los ttulos de Csar y Augusto no respondana sus poderes; eran slo marca del gnos y de la dignidad(axioma). A pesar del propio Augusto, l es el precedente ymodelo de la monarqua. Tambin Severo tuvo un sueo en

    que era amamantado por una loba, como Rmulo: LXXIV(LXXV) 3, 1. Por ello se puede estar de acuerdo con F. Millar34, cuando dice que, sobre el establecimiento mismo delPrincipado, Dion tiene una concepcin firme y realista: setrata de una vuelta a la monarqua sin formulacin constitu

    34 Study..., pgs. 98-100.

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    cional, por lo que da, en general, poca importancia a los aspectos institucionales. La percepcin de que hay una contradiccin entre la realidad y el nombre de las instituciones

    lo lleva a considerar stas como superfluas. Por ejemplo, essignificativa la consideracin que hace sobre el hecho deque los emperadores sigan sealando los perodos de diezaos aunque sean vitalicios de modo reconocido: LU 16, 3.Dion tambin es consciente de que el ttulo de imperator(autokrtdrj es antecendente de los actuales y equivale aseor(kyrios) XLIII 44, 2.

    Tales consideraciones se remontan a la poca de Csar.Desde el ao 59 lo ordenaba todo como si fuera el nicocnsul (archn) XXXVIII 8, 2; a pesar de la apariencia delos cnsules, fue realmente dictador por segunda vez el ao47: XLII 55, 4; en razn de su nombramiento de dictador vitalicio (XLIV 8, 4), lo llamaron rey, con el fin de proporcionarle enemigos: XLIV 9, 1. De hecho, l mismo, aunquese hace llamar Csar, no castiga a los que lo llaman rey:XLIV 11, 1; y fue odiado por ello: XLIV 11,3. Cuando Zo-naras, VII 13, se refiere a la dictadura, cuenta que se le esta

    bleci una limitacin temporal para evitar el amor a la monarqua; y comenta el autor que esto fue precisamente loque luego le pas a Julio Csar, que lo consideraron dignode la dictadura contra la norma establecida. En el discursode Agripa (LII 13, 4), los enemigos de Csar lo atacaron

    porque sospechaban que pretenda la monarqua.

    En el encomio pronunciado por Tiberio, hay un distan-ciamiento de la figura de Augusto con respecto a Csar:Augusto no permiti excesos a sus compaeros: LVI 38, 2,cosa que s hicieron Pompeyo y Csar con sus amigos: LVI38, 4. Tambin puede verse algo parecido en el entierro deAugusto, donde no se encontraba la imagen de Csar, pero

    s la de Pompeyo: LVI 34, 2-3. Dion Casio trata de justifi-

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    cario en el hecho de que, Csar se encontraba entre los hroes.

    En el Csar de Dion hay rasgos que corresponden a la

    idea que ste tiene de un buen gobernante nico: se da cuenta de que ciertos honores se le atribuyen por adulacin(XLIII 15, 4), define su poder como el de un gua y un lder,frente al despotismo y la tirana (XLIII 17, 2) y pide que sedirijan a l como a un padre: XLIII 17, 5. Dion llega a laconclusin de que la muerte de Csar fue ilegal e impa

    (XLIV 1, 4), porque provoc revueltas, aunque los autoresse llamaron liberadores, en un momento en que la ciudadya estaba bien gobernada (XLIV 1, 2). En otro momento(XLVIII 1, 1), se dice que la muerte de Bruto y Casio fue

    justa porque haban matado a su benefactor y a un hombrede virtud y fortuna. Lo mismo que hizo Cicern, segn eldiscurso de Caleo (XLVI 22, 5). Csar representara el poder personal basado en la proteccin, la virtud y la Fortuna.Tambin Antonio lo retrata ante los ciudadanos como aquela quien se amaba como padre y benefactor (XLIV 48, 1),que se deseaba como jefe (XLIV 48, 2), y por eso se pro

    clam sumo sacerdote ante los dioses, cnsul ante nosotros,autlcratrante los soldados, d'tdrante los enemigos y,como resumen, padre de la patria (XLIV 48, 3).

    La virtud de Csar procede de la herencia: XLIV 37, 1.Para el origen gentico del poder hay algunos otros datos.Tambin en el discurso de Gabinio, en relacin con los po

    deres de Pompeyo (XXXVI 27, 5), se dice que para un poder especial se precisa nacimiento y buena fortuna35. Sinembargo, en el texto narrativo de Dion aparecen ms bien

    35 Lo mismo ocurre en frag. LXX 2-3: la hegemona depende de lavirtud innata y no importa la edad; fragmento de discurso que posiblemen

    te se refiere a Escipin; cf. Ca r y ,ad. I. (LCL).

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    profecas en el nacimiento, como cuando se profetiza el poder absoluto de Augusto (XLV 1, 3), o su padre dice que hanacido un amo para nosotros (XLV 1, 5), o se habla de que

    Vespasiano, como otros, haba nacido para el poder (LXVI[LXV] 2, 1), aunque tambin se mencione su falta de nobleza: LXVI (LXV) 10, 3b. Frente al poder gentico, Dion

    parece inclinarse hacia las condiciones naturales. JuliaDomna, cuyo papel junto a Caracala en general se elogia, esde origen popular (dmotiks): LXXVIII (LXXIX) 24, y

    tambin Prtinax es de origen oscuro: LXXIII (LXXIV) 3,1. Pero Dion es ms moderado que otras fuentes al poner derelieve estos aspectos, pues toma partido en cualquier casoen favor del Buen emperador36. Trajano es un emperador

    bien tratado por Dion y de l se destaca el hecho de que fuenombrado Csar aunque haba parientes de Nerva vivos:

    LXVIII 4, 1; y, al referirse a Adriano, declara las ventajasdel mtodo de seleccin (LXIX 20, 2), y de que tambinhaba sealado as a los sucesores posteriores (LXIX 21, 1),alusin posible a lo que ya no pasaba en su poca.

    De todos modos, se le plantea tambin como dilema yconflicto. Segn l, Octavio ataca a Antonio, entre otras co

    sas, porque quiere introducir a Cesarin en el genos de Csar (L 1, 5), con lo que el hijo de Csar estara en condiciones de competir con Octavio, que slo era adoptado (XLIX41, 2). Del juicio citado de Dion acerca de Octavio se deducen tambin sus preferencias por la adopcin. De ah que lasvirtudes de Csar sean aceptadas como condicin suficientesin ms requisitos. Adems, no parecen mencionarse congusto los gestos dinsticos de los emperadores que pretendan garantizar la continuidad familiar en el poder, como

    36 R. Sy m e , Historia Augusta Papers, Oxford, Clarendon Press, 1983,

    pgs. 89-90.

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    cuando Vitelio dio a su hijo de seis aos los ttulos de Germnico e imperator: LXV (LXIV) 1, 2a; o cuando intentaban justificar el poder con el establecimiento de lazos fami

    liares inexistentes, como el enterramiento de Severo en latumba de los Antoninos (LXXVI [LXXVII] 15, 4).

    Sin embargo, ms an que en el caso de Augusto, el poder de Csar procede de las luchas civiles del final de la Re

    pblica, donde los contendientes aspiraban al poder. En XLI57, 2-4, la lucha entre Csar y Pompeyo se muestra llena de

    contradicciones. Naturalmente, cada uno de los contendientesse presenta a s mismo como el liberador37, al tiempo queataca al otro como tirano; para Dion ambos eran llevados

    por sus ansias de poder. En los proyectos de Csar introducidos por Antonio, se persegua, de nombre, la igualdad, dehecho, el poder; tanto Csar como Pompeyo buscaban slo

    el beneficio privado (ta dia): XLI 17, 3, aunque, en discurso, Csar declara explcitamente que no desea el poder: XLI35, 4. En las guerras civiles, ste es el propsito de todos: ladestruccin del pueblo para implantar una dictadura; se lucha para saber de quin seran esclavos y quin sera el ds

    pota, lo que equivale a la destruccin del gobierno: XLVI34, 4, proceso en que colaboran todos. La dictadura no seacab hasta el ao 27 en que se pas a la monarqua, formade gobierno en que se super aqulla. Se han marcado concierto rigor la distincin y sus bases constitucionales38. Peroesto, que es un hito importante en la narrativa de Dion, hay

    que matizarlo. Tanto el poder de Augusto como el del benefactor Csar nacen de la misma dictadura. Aqu se refleja denuevo la contradiccin de Dion. Hemos visto su aceptacin

    37 S. W e in s t o c k , Divas Julius, Oxford, Clarendon Press, 1971, pg.139, duda de la veracidad de esta autodenominacin.

    38 E s p i n o s a , Debate, pg. 71.

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    plena del poder de Augusto, pero aun as hace constar queOctavio tambin form parte de la dictadura; y, cuando serefiere al pacto entre Antonio y Octavio, dice que tena la

    apariencia de la libertad, pero que en realidad se trataba dela dictadura: XLV 11,2, aunque matiza que, en las luchasciviles del ao 43, los actos peores los llevaron a cabo L-

    pido y Antonio: XLVTI 7, 1; Octavio no lo necesitaba y,adems, haba heredado el carcter de su padre y quera seramado: ibid. 7, 2; el carcter de ese padre que actuaba comoquien quiere alcanzar el poder. Dion considera una pruebade la mejor condicin de Octavio el hecho de que cuandoqued solo ya no actu as: XLVII 7, 3. Las arbitrariedadesde los trinviros son las que hacen parecer de oro la monarqua de Octaviano: XLVII 15, 4. Es decir, la monarqua

    aceptada por Dion es un resultado, positivo, de las luchasciviles de la poca de la dictadura. La oposicin entre ambas no se concibe, ni en Csar ni en Octaviano, hasta que elproceso ha terminado.

    Con respecto a Csar la distincin est menos clara.Hemos visto que se considera virtuoso y evrgeta y que en

    su poca ya se gobernaba bien, y que tambin se consideraaspirante al poder en las guerras civiles. Pero el trmino seaplica al gobierno ya establecido, cuando, en XLIV 35, 1, sedice que la mayora se alegr del final de la dictadura deCsar justamente hasta la apertura del testamento: XLIV 35,2. Es interesante que se utilice el trmino dynasteia aplicado

    al gobierno de Csar y no slo a su participacin en las luchas civiles, precisamente en un momento en que se tratadel apoyo o no del pueblo. Parece ms clara la otra distincin39 que considera diferente el contenido de la palabradynasteia si se aplica a finales de la repblica y si se usa

    39 Espinosa, Debate, pg. 67 y n. 179.

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    para referirse a reinos orientales y brbaros (v. g. XXXVII 7ay 2a), arinque podra buscarse un paralelismo entre el apoyoen la plebe urbana de los dinastas republicanos y el carcter

    a veces popular y demaggico de algunos de los reinos citados. As, tambin Tiberio Graco, en frag. 85, 3, se hizoodioso entre los de su mismo partido a causa de su excesivo

    poder. Es un problema de rivalidades personales en que aumenta el poder de unos a costa de otros; pero tal poder sefundamenta en la multitud (hmilos) y los caballeros. Los

    problemas de la rivalidad personal se interfieren con los delapoyo social. El episodio de los poderes de Pompeyo estambin muy ilustrativo. El senado no quera darle tanta hegemona: XXXVI 24, 1, pero l tena el apoyo del pueblo;al verse con la oposicin de los poderosos quiso parecerforzado (ibid. 24, 5) para evitar el odio y tener ms gloria:ibid. 24, 6 40.

    En cualquier caso, parece evidente que, para todo momento, Dion est de acuerdo con el poder unipersonal. Esdifcil que muchos en el poder estn de acuerdo, dice enfrag. 17, 15, con referencia a la institucin de los tribunosde la plebe, principalmente en razn de la envidia (phth-nos). Pero sta no es exclusiva del poder de muchos. Tam

    bin es propia de la monarqua. No slo Agripa consideraque la monarqua es ventajosa para los amigos, pero al go

    bernante slo le proporciona envidias y peligros: LII 2, 2,lo que podra estar condicionado por el papel antimonr

    quico que desempea en el debate; tambin Augusto coincide con l cuando tiene que prever la envidia y el odio quesuelen existir contra los mejores: LUI 8, 6. Augusto te

    40 J. B k r a n g e r , Le refas du pouvoir (1948), enPrincipatus. tudesde notions et d histoire politiques dans l'Antiqmt grcoromaine, Gine

    bra, Droz, 1975, pgs. 165-190.

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    ma, en efecto, ser objeto de complots: LIV 12, 3. CuandoTiberio hace su encomio (LVI 35, 6), aconseja que no sevea en l la superioridad, que produce rencores, envidias,

    etc., sino los beneficios recibidos.El odio est unido a las rivalidades por el poder perso

    nal, en la muerte de Demetrio por su hermano Perseo, porejemplo (Zonaras, IX 22). El elogio de la moderacin deEscipin se centra principalmente en su alejamiento delodio (Zonaras, IX 27) que es lo nico que perjudica a los

    mejores (frag. 70, 9). Fabricio vota a favor de Rufino porque eraphilpotis, es decir, le importaba la ciudad por encima del odio (frag. 40, 1-2); al mismo tiempo, el propioFabricio considera que su riqueza est segura y libre de odio

    porque no atenta contra ella ni pueblo ni tirano (frag. 40,36). Est ms seguro que Pirro porque hay participacin.

    Hay un elogio de la repblica oligrquica porque, al habermayor participacin, pero no dominio del pueblo, no hayodio. Es, por tanto, algo que va unido a la formacin del

    poder personal.En la teora, el buen gobernante se libra de esto. Para

    Csar, XLIII 1, slo quien no domina su propio poder (exou-sa) est cargado de sospechas y temores ante los dems.Csar estaba libre de tales cosas, lo que le permita no hacercaso de las acusaciones de complot e incluso castigar a losacusadores: XLIV 15, 1. Pero, en realidad, por mucho quegobernara de modo evergtico y clemente, fue vctima delcomplot contra el evrgeta. El poder personal atrae el odio.La dificultad est en hacerle frente con la clemencia. La deCsar no tuvo xito. De ah que, de manera contrastada conlos consejos de Livia, Augusto siga sosteniendo que ningn poder est libre de envidia y conspiracin, y menos laautarqua (LV 15, 1), y que en la monarqua tememos

    tambin a los amigos (LV 15, 14). Lo ideal es la elimina

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    cin de temores y sospechas que justifican la actitud tirnica de los malos emperadores, pues es significativa laafirmacin (LIX 23, 1) de que Gayo Calgula siempre pre

    tenda estar en peligro para justificar la represin, y uno delos objetivos de los consejos de Mecenas a Augusto es queste nunca sea odiado ni objeto de conspiracin: LII 39, 4.

    De ah el constante peligro de la monarqua de caer en latirana. Csar tiene que defenderse de esa posible acusacin:

    por mucho xito que alcance nunca va a caer en la tirana(XLIII 15, 5): en el mismo sentido lo defenda Antonio, enXLIV 47, 1: a Csar no lo corrompi ia eupraga, etc., defensa que es absolutamente necesaria, habida cuenta de los

    precedentes conocidos: Mario, Cinna, Sila (XLIII 5,3). Trasla muerte de Csar se vuelve a crear la misma situacin destsis y de guerra que da pie al deseo de Dion de escribirhistoria. En esta situacin es donde los hombres que estnen el poder consideran amigos o enemigos segn sus intereses: XLVIII 29, 3. De ella se nutre tambin la afirmacin deAgripa de que nadie confa en que hagan justicia los que tienen la fuerza: LII 7,4. En el debate, la situacin de stsis es

    condicionante para ambas posturas, la de Agripa y la deMecenas. Agripa, contra el poder personal, argumenta conel ejemplo de los que perecieron por desear la dynastea:Cinna, Estrabn, Mario el Joven, Sertorio y Pompeyo; porel contrario, se salvaron, por no deseara, Mario, Sila, Mete-lo y Pompeyo al principio: LII 13, 2; Mecenas, por su parte,

    considera que, si Octavio entrega el poder, todos van a pretender la monarqua y, ademas, lo atacarn a l por lo queha hecho (LII 17, 2): Pompeyo fue atacado precisamente

    por dejar el poder: LII 17, 3.El proceso de formacin del Principado, dentro del

    desarrollo de las guerras civiles, condiciona la aproximacin

    entre monarqua y tirana. Los conflictos personales traen

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    consigo el peligro de tirana y Casio est preocupado por siAntonio pretende convertirse en tirano: XLIV 34, 7. Es unaespecie de crculo vicioso: conspiracin-tirana-conspiracin,

    o viceversa. Pero para Dion hay un estrecho paralelismocon los problemas de su tiempo y con sus aspiraciones, decuyas frustraciones tenda a culpar a los malos emperadores. As, sobre la base de LXXIII (LXXIV) 2, 5, Espinosa41, afirma que la misma tcnica que se emplea para distinguir democracia de tirana es la que sirve para definir al

    buen emperador y al malo. El alegato contra el tirano de lapoca de la revuelta republicana sirve para el mal emperador de la poca de la revuelta de la crisis del imperio. Porello no sorprende que la actitud propia de Dion aparezcams claramente en los libros referentes a la cada de la re

    pblica y el establecimiento del Principado42.

    IV. MONARQUA FRENTE A DEMOCRACIA

    Es evidente que, en XLIV 2, Dion se inclina claramente

    por la monarqua frente a la democracia43: la democracia esbuena de nombre, pero de hecho es mejor la monarqua; es

    41Debate, pg. 276.42 M i l l a r , Study..., pg. 74.43 Cf., M il la r , Study..., pg. 75; P. B o t t e r i , M . R a s k o c n i k o f f ,

    Diodore, Caius Gracchus et la Democralie, en C. N i c o l e t , Demokratiaet Aristokratia. propos de Caius Gracchus: mots grecs et ralits r maines, Pars, Publ. de la Sorbonne, 1983, pg. 93. E s p i n o s a , pg. 70. C.G. S t a r r , The Perfect Democracy of the Romn Empire, AHR 58(1952), 1-16. Sobre los problemas de la terminologa griega y latina, engeneral, ver M. L. F r e y b u r g e r , Quelques exemples de emprunt lin-guistique du grec au latin dans le vocabulaire politique de Dion Cassius,

    Ktema 9 (1984), 329-337.

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    mejor uno malo que la multitud (plthos); para todos sonmejor los reyes que el pueblo, dado que la democracia produce soberbia y sta odio; en una ciudad duea del mundo

    no es posible la democracia. La posicin es clara: la defensade la democracia slo puede ser terica; el gobernante nicoes preferible, en cualquier caso, a la multitud; el odio es el

    producto de la democracia; el imperio territorial es condicionante absoluto del imperio poltico. Sobre el odio ya hemos tratado; del imperio territorial trataremos en su momen

    to. Los otros dos aspectos estn ntimamente relacionadosentre s. La democracia terica puede estar expuesta en eldiscurso de Fabricio: frag. 40, 34-3844, donde dice que suriqueza est segura porque no atenta contra ella ni pueblo nitirano, y puede beneficiar a la mayora, es decir, democracia evergtica sin poder de la multitud. Esta democracias es aceptable: conservacin de riquezas con la contrapartida de la accin noble. Y sin enfrentamiento. Es la mismaque se define en frag. 23, 5: democracia no es que todos

    participen de lo mismo, sino cada uno segn su merecimiento (kataxian), En la poca de la muerte de Csar seidentifica con la libera res publica de la poca anterior a lasguerras civiles, pero slo tiene una realidad de orden moral,como lo opuesto al gobierno de uno slo45. Por ello est enel programa de los asesinos de Csar (XLVII 42, 3), que decan al pueblo que lo haban matado para que se gobernaranlibres y autnomos (XLIV 21, 1). Este perodo, hasta el

    establecimiento definitivo del Principado, es muy interesante; la prueba est en que las reflexiones polticas y sociales

    44 E s p i n o s a ,Debate,pg. 82.45 B o t t e r i , R a s k o l n i k o f f , cit, pg. 94. En general, sobre el trata

    miento de la repblica por parte de Dion, D. F e c h n e r , Untersuchungen zu

    Cassius Dios Sich der Romischen Republik, Hildesheim, Olms, 1986.

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    de Dion suceden de modo contradictorio, pero muy significativo. En L 1, 1, con referencia al ao 33, Dion dice que el

    pueblo se vio privado de la democracia, pero an no haba

    llegado la monarqua. Es la sntesis final de un proceso queviene marcado por lo menos desde Filipos (XLVII 39)46.sta es la democracia que se identifica con la Repblica oligrquica, que tuvo su ltima manifestacin con las pretensiones de los asesinos de Csar. Es la democracia como re

    parto de honores y cargas, la del discurso de Ctulo contra

    los poderes de Pompeyo (XXXVI 32, 1): Ctulo era precisamente quien siempre antepona el inters popular a todo(XXXVII 46, 3); o la representada por Catn, que cuidaba alos muchos, se preocupaba de lo de la plebe, no admiraba aningn hombre, amaba lo comn, odiaba la dictadura, amaba lo popular, no por gloria, sino por amor a la vida aut

    noma y libre de tiranos (XXXVII 22, 1-3). Es una forma dedemocracia republicana en que el amor a lo popular se realiza desde posiciones elevadas, como un modo de benefi-ciencia, pero donde se deja notar que en ello hay un peligro,que es el de la pretensin de gloria, que puede representarun riesgo de tirana. Precisamente el carcter demtico deCatn se manifiesta en oposicin a Csar: XLIII 11,6. Peroes una tenue frontera la que existe entre la beneficenciademocrtica y la que busca la gloria del poder personal.As como la monarqua encuentra sus races en las luchas

    por el poder (Csar y el propio Augusto), as tambin las lu

    chas personales encuentran sus races en la democracia. Poreso es tan difcil saber cundo acaba la democracia: en Filipos, en el ao 33...; pero ya antes se ha dicho que con Csarera imposible la democracia. Ya las rivalidades entre M.

    46 M illar , Study..,, pg. 75; Botteri, Raskolnikoff, cit., pg. 93.

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    Octavio y Graco eran propias de la dictadura y no de la democracia: no beneficiaban a la comunidad: frag. 83, 4.

    Con todo, en la narrativa de la situacin previa a Filipos,

    Dion piensa que Bruto y Casio renuncian a la democraciacuando Octavio se gan alplthos: XLVII 20, 3-4. Aqu parece darse una mezcla de dos conceptos de dmokrata: elde Repblica tradicional como programa restaurador deBruto y Casio y el de adhesin del pueblo (demos). De algn modo esta polisemia ocurre en toda la obra y es parte dela ambigedad dominante y de lo complejo de la realidadque Dion quiere reflejar. Pero no deja de ser significativoque se exponga aqu de manera ms explcita. En definitiva,estamos justamente en el momento en que el Principado enformacin est ocupando el espacio que Dion quiere justifi

    car. Los enemigos de Augusto eran los defensores de la democracia, pero Augusto terminar representando a la democracia. As se explican las reflexiones siguientes: Bruto y Casiolucharon en defensa de la libertad del pueblo: XLVII 32, 2;en el ao 42 tuvo lugar la ltima lucha por la libertad y lademocracia: XLVII 39, 1; posteriormente se luchara para

    ver a quin se sometan, pero todava ahora unos luchabanpor la dictadura y otros por la libertad: el resultado fue queel pueblo perdi la libertad de expresin (parrhsa) XLVII29, 2; con ello se debilit lo democrtico y se fortaleci lomonrquico: XLVII 39, 3: la contraposicin es entre monarqua y democracia. Los vencidos por el triunfo de la mo

    narqua fueron los romanos, ahora bien, no digo que no esbeneficiara el ser derrotados, pues ya no eran capaces de vivir en armona bajo esta forma de gobierno: XLVIII 39, 4.Es un interesante malabarismo conceptual. El triunfo del poder personal es la derrota de los romanos, pero tal derrotales fue provechosa. En un imperio tal ya no cabe la democra

    cia anrquica que es incapaz de moderacin; el final es for-

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    zosamente o la esclavitud o la destruccin: XLVII 39, 547.Con ello se llega a la sntesis representada por Augusto48:combin la monarqua con la democracia; preserv la liber

    tad, el orden y la seguridad; tan lejos de la violencia democrtica como de la soberbia tirnica; en libertad prudente ymonarqua sin temores, bajo la realeza sin esclavitud, bajola democracia sin divisin en facciones: LVI 43, 4. En el

    juicio ltimo, positivo y sinttico, de Dion con respecto a lamonarqua de Augusto, entra como parte fundamental la alu

    sin a la democracia, cuyo rasgo ms importante es la carencia de violencia y de divisin en facciones (dichostasa)49.En cambio, cuando Tiberio hace el elogio de la monarquade Augusto, la contrapone a la democracia porque sta conduce a los conflictos internos (es tos stasiasmos): LVI 39,5. La democracia nunca haba logrado lo que Augusto; elgobierno de uno solo significa la salvacin, mientras que lademocracia es libertad slo de nombre; de hecho significaconflictos. Los mismos asesinos de Csar, al pretender restablecer la democracia provocaron revueltas. En el ao 27,algunos senadores odiaban lo democrtico como revolucio

    nario: LUI 11, 2. Y en el ao 22, la revuelta del pueblo en elmomento de la eleccin de los cnsules demostr que eraimposible que los romanos se salvaran bajo la democracia:LIV 6, 1.

    Pero, por otra parte, el final de la democracia es el despotismo de la oligarqua. Tras el final de la democracia, en

    las luchas entre Antonio y Octavio, el pueblo fue esclavizado: L 1, 2. E incluso el propio Augusto mantuvo los ttulosde la Repblica slo como apariencia: LUI 17, 3. Para la

    47 Cf. M a z z a s j n o ,Pensiero, H, 1, pgs. 200-201.48 E s p i n o s a , pg. 75; M i l l a r , pgs. 74-75.

    49 Y en LVI 44, 2, se seala que hizo cesar lastsis.

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    aceptacin del establecimiento de la monarqua hay que justificar el final del sistema tradicional democrtico, y esa justificacin se halla en el final desptico de la democracia que

    justifica una monarqua democrtica. Naturalmente, este planteamiento requiere constantes ambigedades terminolgicasy explicaciones de posturas desde distintos puntos de vista.Por ejemplo, Servio Tulio parece incorporar la figura sinttica de Augusto en Zonaras, VII 9, cuando, ante las cons

    piraciones y dentro de la monarqua, empuja a los romanosa la democracia y la libertad50. Por otro lado, Valerio, aunque es muy popular, despierta sospechas de aspiracin a lamonarqua (frag. 13, 2) y lo mata la multitud51. Pero estambin frecuente el uso de popular (dmotiks) comoamable, y opuesto al enfrentamiento, como en el caso deMummio: no le import que un templo sufragado por l seconsagrara a nombre de otro (frag. 76, 1-2); es lo contrariode las rivalidades de finales de la Repblica: populan)(dmotiks) como opuesto al enfrentamiento (phthnos) y ala revuelta (stsis) correspondiente.

    Botteri y Raskonikoff52 han puesto de relieve los pro

    blemas de la aplicacin de los trminos griegos a las situaciones polticas romanas. Por un lado, la oposicin aristocracia/democracia aparece aplicada a la de oligarquaconservadora/individuo demagogo (Diod., XXXIV/XXXV,25 1), equivalente a dynasteia. Por otro, Apiano usa dmo-

    50 Como en Dionisio de Halicamaso, IV 40, 3, donde aparece comouna prefiguracin de Augusto, en tanto que superacin dialctica, en el interior del rgimen monrquico, del senado y de la plebe; cf. B o t t e r i ,R a s k o l n i k o f f , cit., pg. 86; D . P l a c i d o , Introduccin a D i o n i s i o d e H a u c a r n a s o , Historia antigua de Roma. Libros III1, Madrid, Gredos,1984, pgs. 7-23.

    51 Cf. i. M. L i b o u r e l , An Unusual Annalistic Source used by DioCassius,AJPh95 (1974), 385-6.

    52 Cit., pgs. 61 ss. ( e n N i c o L E T ) .

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    Icrata para el rgimen romano anterior a las guerras civiles(Guerras Civiles I 99), que pudo ser restablecido por Csar(II 107), pero tambin por sus asesinos (II 119); L. Antonio

    habla de restaurar la aristocracia destruida por el triunvirato(V 43), pero antes ha evocado la restauracin de la democracia (V 39). Como se ve, la tradicin terminolgica no es

    precisa y slo ayuda a hacer ms compleja la situacin antela que se halla Dion. l quiere ver en la formacin del Principado la superacin de una democracia en s positiva, pero

    que se ha hecho intil por el desarrollo de la revuelta y elpoder personal; y por tanto la superacin se lleva a cabo,como efecto de esas luchas por el poder personal, en la forma de una monarqua que adems es democrtica. Sin embargo, la ambigedad subsiste, incluso para referirse a pocasposteriores a Augusto. Gayo (LIX 3, 1-2) era considerado

    muy democrtico porque no enviaba cartas al pueblo ni alsenado y porque no ostentaba ttulos imperiales, pero luegose hizo muy monrquico, por asumir los ttulos de Augusto53.

    V. EXCESOS DE LA MONARQUA: LOS EMPERADORES TIRANOS

    Ya lo hemos visto: el poder monrquico est al borde dela tirana. Rmulo, frag. 5, 11, ue ms tirnico y ms durocon el senado. Tomaba decisiones por s mismo y le dijo al

    senado cosas insoportables: os cre para que obedecierais. El concepto de tirana afecta aqu a las relaciones en-

    53 C. Ga t t i , Un compromesso poltico dellimperatore Gaio airiniziode! suo Regno (Nota in margine a Dione Cassio LIX 3, I-2),Miscellaneadi Studi Clmsici in onore di Eugenio Manni, III, Roma, Breschneider,

    pgs. 1055-1064.

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    tre el monarca y el senado, por lo que puede afectar al juiciosobre Augusto, que deseaba ser llamado Rmulo, y Septi-mio Severo, que so que lo coronaba. Segn un fragmento

    transmitido por Juan de Antioqua (frag. 32m), Rmulo despreciaba a los ciudadanos y a los lderes del senado. Era encambio amigo de los soldados, a quienes conceda tierra y

    botn, y por ello tena el odio del senado, por ser autarco; seapoyaba en la multitud y en los soldados. Por un lado estnel senado y los ciudadanos, por otro la plebe y los soldados,

    como puntos de apoyo diferentes en el modo de definir a ungobernante tirnico54. La libertad de los senadores se definecomo opuesta a la del pueblo.

    Con respecto a Servio Tulio, Zonaras, VII 9, expone larelacin que existe entre el apoyo del pueblo y la realeza total. Tal apoyo es ms fcil que el de los euptridas. El tiranoTarquinio el Soberbio (frag. 11, 2) se dedica a dar muerte alos ms poderosos de los senadores, entre otras cosas. lmismo (frag. 11,4) intenta aniquilar al senado y los caballeros buscando la oliganthrpa se crea odiado por todo el

    pueblo, pero consideraba que lo ms selecto era lo ms

    enemigo del tirano; tambin tema a la plebe y a la guardiapretoriana, pues podan rebelarse por el cambio de constitucin; reuna el senado y no le comunicaba nada, slo parahumillacin y desprecio. Es interesante la descripcin: lodetallado es la relacin con la clase dominante, aunque tam

    bin se menciona al pueblo y la multitud. Se busca el esta

    blecimiento de un bloque social compacto frente a los malos gobernantes, aunque lo sustancial sea la relacin con laclase dominante; porque tambin se le atribuye (Zonaras,VII 10) la destruccin de los ms fuertes y la distribucin desus riquezas a la plebe. Era tambin (frag. 11, 6) inaccesi

    54 Espinosa,Debate, pg. 485.

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    ble, no admita la colaboracin, daba muerte a los ciudadanos, etc.: caractersticas todas ellas que se ven tambin enlos malos emperadores. Dion saca sus conclusiones: todointeligente de familia ilustre es sospechoso para los tiranos(frag. 11, 10), el mal reinado (sin ciencia, virtud, moderacin) se destruye a s mismo y a los sbditos (frag. 12, 9), yles pasa lo mismo a los que comparten el poder (frag. 12,11). El desprecio de Dion frente a Postumio (frag. 36, 32)

    procede de que declaraba que l mandaba sobre el senado yno al revs. Flaminio (Zonaras, VIII 20) celebra el triunfocon el apoyo de la plebe, frente al senado.

    Es tambin significativo el tratamiento de la figura deSila (frag. 108, 1-2): se apoy en los peores, que se lo iban aagradecer ms y a prestar su colaboracin; los virtuosos ha

    bran exigido algo a cambio. Cuando estuvo en el poder serevel tal como era (frag. 109, 2) y caus alarma entre lossenadores (frag. 109, 6); no haba seguridad frente a los queen el senado queran comportarse injustamente (frag. 109,10); se crearon temores por la existencia de listas de senadores (frag. 109, 14); slo estaban seguros los de la hetaira

    (frag. 109, 15), situacin que tambin se produce con Csar(XLI 9, 1): lo teman salvo los amigos. Dion establece un

    paralelo: en la guerra civil se produjeron asesinatos al estilosilano (XLVI 33, 6). Las luchas civiles del ao 43 son tam

    bin iguales a las de la poca de Sila (XLVII 3, 2), con listas de nombres (ibid., 3, 4) y conflictos en que se perturban

    las alianzas y relaciones amistosas: cualquiera puede igualmente ser vctima de los amigos o de los enemigos; se partede que los ricos nunca pueden estar en paz ante el ms poderoso en tales casos (ibid., 5, 2-4). Los enfrentamientos alcanzan hasta los ms cercanos parientes (ibid., 6, 2). En general, las peores consecuencias son las que afectan al senado.

    Tambin Catilina, aunque deca que iba contra Cicern, iba

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    de hecho contra el senado (XXXVII 42, 2). La importancia de todo esto se muestra si atendemos a XLV 2, 6, dondese cuenta que Augusto alguna vez dijo que tendra a sus pies

    la dignidad senatorial. Y Dion comenta que obtuvo un resultado de acuerdo con lo dicho. Ya hemos hablado de la postura ambigua ante el Principado de Augusto. Dion la refierea los senadores tras el discurso del ao 27 (LUI 11, 1): seapoder de ellos un sentimiento variado; unos lo creyeron yotros admiraron su artificio. Desde el comienzo del Princi

    pado, las relaciones entre el senado y los emperadores comienzan a verse condicionadas por las peculiares caractersticas personales de cada uno de stos: Tiberio era hostil aunos de verdad y a otros en apariencia, pues deseaba que sele opusieran cuando quera hacer algo (LVII 1, 6). La relacin de la institucin imperial con la clase que la apoya sehace conflictiva, real o aparentemente, desde sus orgenes.

    En el emperador Gayo Calgula, Dion pone de relievealgunos rasgos tpicos de la competencia del poder imperialcon el senado. Le irritaba que el senado le votara distinciones, porque as aparentaba ser superior (LIX 23, 3), pero

    tambin se entristeca si no las votaba: LIX 23, 4; promulguna amnista para el senado, pero dijo que quedaban algunos contra los que estaba irritado, lo que produjo la ansiedadde todos: LIX 25, 9; soportaba la libertad de palabra delos de bajo rango ms que la de los de dignidad (LIX 26, 9),

    pues odiaba al ms fuerte que l: LIX 27, 4. Tambin Nern

    odiaba al senado: LXIII (LXII) 15, 1; para Yndice, destruy la flor de los senadores: LXIII 22, 3. Y, lo que tiene msimportancia para Dion, tambin Severo hizo muchas cosasque no nos gustaron: LXXIV (LXXV) 2, 2; y por supuestoCaracala, que deseaba ser el nico con poder, envidiabaal que saba y odi a todos los que sobresalan: LXXVI

    (LXXVIII) 11, 5. Macrino nombr a Advento slo para en-

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    sagrentar al senado LXXYIII (LXXIX) 14, 3 y no comunica ste su modo de actuar con los soldados: ibid. 27, 3. Los

    juicios negativos sobre los emperadores estn en relacin

    con su actitud ante el senado, y en LXXIX (LXXX) 7, 2, delas vctimas del ao 218, slo nombra a los pertenecientes almismo.

    Dion parte de la igualdad entre el emperador y los senadores. Va contra la naturaleza que lo semejante est sometido, porque con ello se produce odio hacia el poderoso y

    desprecio (kataphrnesis) hacia los dems: frag. 5, 12. Elphthnos en el poder personal se produce cuando quiere establecer una relacin de sumisin y despotismo. Se muestraaqu la importancia que tiene la formacin del poder personal en el final de la Repblica para comprender los rasgosdel Imperio. Es propio del tirano (frag. 40, 15) estar lleno dedesconfianza y no poseer amigos. Hace falta similitud dehbitos: cf. tambin frag. 40, 14. En caso contrario, la cola

    boracin se convierte en hetaira, en una reflexin similara la de Salustio, Iug. XXXI 15: inter bonos amicitia, intermalos factio. Con el buen gobernante hay colaboracin basada en la amistad; con el malo la colaboracin es del tipode la faccin. La amistad slo se conserva cuando hay igualdad, pero en cambio queda destruida cuando existe temor yenvidia: XXXIX 26, 1-2. El poder personal que se aceptaest delimitado por valores republicanos como el de la igualdad y la colaboracin entre amigos, y queda destruido

    precisamente por los defectos propios de los tiempos finalesde la Repblica, cuando en las relaciones de amicitia se interfiri el odio en el momento en que las rivalidades produ

    jeron la indignacin del senado: XXXIX 28, 1. El poderpersonal tirnico tiene que prescindir incluso de los amigos. Tarquinio el Soberbio (frag. 11, 3) condena a muerte

    incluso a los amigos que le ayudaron a alcanzar la monar

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    qua, porque pensaba que igualmente podan drsela a otro,dado que actuaban por sublevacin; y Pirro desconfiaba dequienes lo haban llamado y por quienes estaba en el poder:frag. 40, 46. Parece evidente que el poder personal no permite confianza en quienes lo apoyan. La tensin es negativa

    para ambos. Tambin Anbal sospechaba de todos. Todo elque sobresala era un enemigo posible, y prefera adelantarse antes de que actuaran contra i. El senado admite el poder personal que no est viciado por la produccin de temordesde este poder que es lo que ocurra cuando unos rivaliza

    ban con otros a finales de la Repblica. La crtica de estapoca se hace por los mismos motivos que la de los malosemperadores. El elogio de Pompeyo se basa en estos presupuestos. Desde que recibi honores del senado se dedic a

    agradar a ste (XL 50, 5), pues no quera mandar solo, y asevitaba el odio (ibid. 51, 1). La actitud del senado, pues, est definida como la de apoyo a alguien que con ese apoyogobierne de acuerdo con el senado. Aqu est el lmite de laactitud promonrquica de Dion. La monarqua que gobiernecon el senado requiere el apoyo del senado. El senado nece

    sita, pues, apoyar al poder personal. Pero, evidentemente, elresultado en la historia del poder personal de los emperadores no es siempre positivo. De ah que la postura haya sidoambigua: en las luchas entre Octavio y Antonio, los hom

    bres oscilaban y apoyaban al ms dbil: XLV 11, 4. Aquest el drama histrico de Dion y de su clase. Drama que

    naturalmente se refleja en su postura ante la historia. PorqueDion es consciente del peligro de los cambios de opinin:frag. 12, 3a. El cambio daa a las ciudades y a los ciudadanos particulares; los que tienen inteligencia prefieren estaren la misma situacin aunque no sea la mejor. Catilina intent renovar el estado: XXXVII 10, 4; Augusto, en cambio,

    en su discurso del ao 27, aconseja conservar las leyes esta

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    blecidas y no cambiar: aunque sean inferiores son ms convenientes que las nuevas (Lili 10, 1). Aqu se reflejan as

    pectos importantes de la postura de Dion. No se puede cues

    tionar el rgimen poltico del Imperio; siempre ser peorcambiar. La clase dominante oriental conservar el rgimen. Es un problema de adaptacin conflictiva. La adaptacin de los emperadores-tiranos o la adaptacin de Dion conel problema objetivo de cmo tiene que ser ese imperio paraque sea defensor de los intereses de la clase de Dion. Pero

    en la formacin del Imperio, para Dion, el problema de laclase con la que histricamente se identifica representa unconflicto parecido. Es necesario el poder personal, pero aquesto significa un cambio; y la experiencia de los precedentesanteriores a Csar y Pompeyo no es positiva: el senado entonces recuerda al pueblo la falsedad de las promesas de

    personas como Mario y Sila: XLI 16, 2. El cambio no deseable, la necesidad de poder personal y las experiencias delmismo, son factores que integran la compleja visin histrica del autor. De ah las contradicciones del senado, que llam a Csar liberador (XLIII 44, 1), pues Dion consideraque la atribucin de ttulos a Csar era un signo de adulacin: XLIII 44, 3. La conflictiva clarividencia de Dion lehace darse cuenta de que la culpa de Csar estaba en losmismos senadores que lo alzaron y luego se lo reprocharon:XLIV 3, 1. La percepcin de sus propias contradiccionesante el poder personal le abren la posibilidad de percibir las

    contradicciones del senado en su apoyo o rechazo del poderpersonal al final de la Repblica55. Para l, Csar se equivo

    55 De acuerdo con Gabba, en Caesar..., pg. 69, Dion es heredero deAristides en su aprobacin del Imperio, pero se encuentra en una poca enque es necesaria la defensa de su posicin y la de su clase contra las crecientes pretensiones de la monarqua, que se haba desarrollado de modo

    no previsto por Aristides. Tambin R. F. N e w b o l d , Cassius Dio and the

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    c al aceptar, pero la culpa es de los senadores, dado que elexceso de honra envanece (XLIV 3, 2-3), hasta tal puntoque algunos votaban los honores intencionadamente para

    perder a Csar: XLIV 7, 3 56. Hay una especie de autocrticacomo clase, al tiempo que comparte la idea de su clase deque el poder personal es necesario e inevitable. Por esoDion percibe la contradiccin de la clase senatorial ante Csar. El complot contra l se basaba en excusas: reciba sentado (XLIV 8, 2); y lo odiaron aunque ellos mismos lo ha

    ban ensalzado: XLIV 8, 4, por ejemplo, con la diadema desu estatua: XLIV 9, 2.

    El conflicto y la ambigedad de las relaciones entre elpoder personal y la clase dominante queda patente en lasconsideraciones expuestas en XLIV 10, 2-3, acerca de, poruna parte, la irritacin de Csar cuando se quejaron de la faltade libertad de expresin, pero por otra tambin de la alegra de algunos por no poder participar y tener que limitarsea ver las cosas como desde un mirador57. Para Dion, lasaspiraciones a participar y a expresarse de la clase dominante estn limitadas por su propio carcter acomodaticio pro

    cedente de sus necesidades de un poder personal. La aspiracin, pues, ms que a participar, es a obtener seguridad bajo

    Games,AC 44 (1975), 600, pone de relieve que el crecimiento de la autarqua ha creado un distanciamiento entre el emperador y los senadores;esto lleva a observar crticamente el origen del Principado, sin dejar demostrar su aceptacin.

    56 En XXXVII 23, 3, hay unas curiosas consideraciones a propsito delos honores concedidos al poderoso; lo popular es que no se propongan,porque rechazar los propuestos puede parecer arrogancia y provocar odioscontra la dynasteia; en esto se configura el concepto de culpabilidad delsenado en sus peculiares relaciones con el poder personal.

    57 As sera tambin en la poca del conflicto entre Severo y Albino, en que los senadores permanecan tranquilos, sin definirse, mientras el

    demos se lamentaba: LXXV (LXXVI) 4, 2.

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    el poder personal58; pero para ello este mismo poder tieneque estar alejado de la tirana y de la dictadura: XLY 18, 2.El problema del senado es que se encuentra a merced de in

    dividuos que sean capaces de preservar sus intereses: XLV36, 2. Este problema del senado tambin podra existir enpoca de Dion: tienen que estar a merced de individuos que

    protejan sus intereses, lo que conduce a la esclavitud. Porello se vuelve paradigmtico el ejemplo de Antonio, ascomo el de Mario, Cinna, Sila...: XLV 37, 4. Sin duda, Dion

    intuye que el problema de las relaciones entre emperador ysenado en su poca se haba fraguado en la poca de formacin del Principado.

    Para la clase dominante, las relaciones con el poder personal son delicadas. Su actitud puede tener efectos dobles.Las medidas tomadas contra Antonio dieron a ste pretexto

    para endurecerse: XLVI 30, 1. El senado tiene que pactarcon el poder personal, pues atacarlo puede provocar un endurecimiento que haga actuar al poderoso de modo ms violento y ms personal contra los senadores. Las responsabilidades de muchos de los males del final de la Repblica

    en las luchas por el poder personal yacen en el senado:XLVI 34, 1 ss. Dion muestra su escndalo porque hubo queaclamar a los triunviros como evrgetas y salvadores de laciudad: XLVII 13, 3. As, muestra su escndalo al tiempo

    58 Por ello, puede compartirse a opinin de Giua , Augusto..., pg.447, que, sobre el discurso de Tiberio, LV1 40, 1, llega a la conclusin deque el inters de Dion est en la bsqueda de la falta de preocupaciones por medio del Imperio. En el mismo discurso, LVI 41, 3, se contempla el aumento del censo por Augusto como modo de engrandecimiento de laclase senatorial: cf. C. N ic o lr t , Augustus, Government and the Proper-tied Classes, en F. M i l l a , E. S e g a l (eds,), Caesar Augustus. Seven

    Aspects, Oxford, Clarendon Press, 1984, pgs. 95 y n. 29, 120-121. Lasposibilidades de supervivencia y de auge de la clase senatorial estn iden

    tificadas ya con el poder personal.

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    que su impotencia. El parto del poder personal conlleva losdolores propios de la dictadura. La alternativa era Bruto, yla democracia que ya era inviable, apoyado por el senado:

    XLVII 22, 2 59. Sin duda, Dion es un buen reflejo de la perplejidad del senado ante la situacin. Otro ejemplo de talperplejidad queda reflejado en el caso de Corbuln, que pudo aspirar al imperio porque lo admiraban los que odiaban a

    Nern: LXII 23, 5; pero l era considerado y tena la confianza del emperador: LXII 23, 6; la conspiracin parta de

    gente que haba tenido confianza en Nern como buen emperador: LXII 24, 2. Es una contradiccin parecida a la delpropio Dion. La necesidad obliga a confiar en personas a lasque la misma necesidad del momento obliga a actuar almargen de esa confianza. El contrapunto a esta adaptacin alas circunstancias por parte de los emperadores podra estarrepresentado por Marco Aurelio, que no cambi en nadamientras fue emperador: LXXI (LXXII) 34, 5.

    Todo ello lleva a la aceptacin de Augusto como modelo de gobierno personal en que el senado puede integrarse ya la aceptacin de las ficciones en que se formula tal inte

    gracin. En esquema, Dion lo acepta hasta el punto de integrarlo en su sntesis de principios del libro LII 1, 1, en quehace una periodizacin conceptual: hasta ahora ha habidobasilea, dmokrata y dynastea; ahora empieza la monar-cha, a pesar de que Augusto plane entregar las armas yrestituir el estado al senado y al pueblo, pues el sistema

    de monarqua estricta, que puede llamarse as aunque haya

    59 El problema queda reflejado en el discuso de Cicern, XLV 36, 1:hay que prevenir para que no sea necesario otro Bruto, y lo solucionemostodo nosotros mismos sin necesidad de nadie. La conservacin de la cie-rno krata necesita de individuos que la conserven, paradoja que Dion pone

    en boca de Cicern de manera acertada.

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    dos o tres monarcas, se define cuando se cuenta que pas aAugusto todo el poder del pueblo y del senado: LUI 17, 1.

    Dion resalta algunos otros hechos: en medio de los ho

    nores recibidos por su victoria sobre Cleopatra, Augustohizo que lo acompaaran con la prpura en el triunfo los senadores que haban participado: LI 20, 2; los honores querecibe Augusto no proceden de la adulacin, sino que trataba a los senadores como libres: LUI 33, 1 y depur al senado, no slo a causa de la maldad de algunos, sino tambincuando vea en ellos adulacin: LIV 13, 1. Dion quiere poner de relieve la diferencia entre un apoyo senatorial, dignoy correspondido con el respeto del emperador, y un apoyo

    basado en la adulacin, negativo para la propia clase senatorial, La teora se elabora al tratar el contrapunto de Sejano ylas adulaciones que se desenvolvan a su alrededor: los quesobresalen por su propia dignidad no necesitan signos deacogida, los advenedizos, s (LVIII 5, 3)60.

    Con Augusto se consigue una sntesis interesante querefleja la complejidad de la situacin. Se ve obligado a sertotalitario porque los senadores, en el ao 27, estaban nece

    sitados de un dictador: LUI 1, 4, y ello le permite satisfacer su deseo de parecer popular y hacer que su poder sea ratificado por el senado y el pueblo: LUI 12, 1. Y cuando, elao 3 d. C., acept el imperio por cuarta vez, se dice que fueforzado, porque no quera ofender a los senadores: LV 12,3; igual que, en el ao 8 a. C., a los 20 aos, dej el poder,

    pero lo volvi a tomar aunque involuntariamente: LV 6, 1.Dion sabe interpretar tambin el hecho de que Octavio no sepresentara a la Asamblea: como si hubiera que temer su presencia y no su poder: XLVI 55, 5; y conoce la ficcin de las

    60 Tambin Nern confiaba en los que hablaban con temor y adula

    cin: LXI (LXII) 11, 1.

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    relaciones entre Octavio y el senado: como si aceptara loque de hecho haba tomado por la fuerza: XLVI 47, 1; ycomo si se lo dieran voluntariamente: XLVI 47, 2. Tambin

    sabe Dion que lo que se legisl en honor de Augusto, a sumuerte, aunque de palabra era obra del senado, de hecho loera de Tiberio y Livia: LVI 47, l 63. Por lo menos algunosde los que aspiraban al poder personal conocan cules eranlas condiciones de aceptacin de la clase dominante. Fue Augusto quien consigui sus objetivos y respondi a la imagen

    deseada. Pero, en definitiva, tambin Antonio prometa devolver el poder al senado y al pueblo: L 7, 1. La ficcin delrechazo del poder es un aspecto de la realidad de las necesidades del senado de apoyarse en el poder personal. En eldiscurso de Augusto (LUI 7, 3), se atribuye su xito a la virtud y a la fortuna, lo que le habra permitido hacerse totalitario sin que quisieran, pero l no dese la monarqua. Fuesoberano porque se lo pidieron, pero pudo por sus circunstancias serlo aunque no quisieran. Las necesidades de la clase senatorial se unen a las condiciones personales delemperador para serlo. Es la convergencia de las condicionesgenerales de clase con las caractersticas personales. Al tiem

    po, se mantienen los conceptos por los que puede ser aceptable el poder personal. Por ejemplo, la no aceptacin de ttulos excesivos. Pompeyo es alabado porque no acept ms

    61 Como, luego, Domicio fue elegido colega del emperador, de palabrapor el pueblo, de hecho por Gayo: LIX 20, 3. Y en poca de Domiciano, a

    los senadores Ies importaba la diferencia entre que el emperador castigara aalgunos privadamente o lo hiciera por medio de ellos, como si pudieranoponerse o no votar!, comenta el autor: LXVI 2,4. Del mismo modo, con respecto a Csar, XLIU 45, 1-3, Dion considera que sus privilegios noeran democrticos porque fue el senado el que vot que fuera soberanoy consistan en magistratura y mandos militares, pero sabe, XLII 20,1-2, quelos ciudadanos votaron a favor de Csar los poderes que realmente ya tena

    porque queran parecer soberanos.

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    eponimia que Magno, ni tampoco llevar corona de laurel:XXXVII 21, 3-4; Pompeyo sabe que en la dictadura loshonores son forzados y por adulacin: XXXVTI 23, 2.

    La monarqua aparece con rasgos demticos como expresin de su fundamento real en las necesidades de la clasesenatorial. Augusto legisl a travs del cuerpo de consejerossenatoriales: LUI 21, 4. Pero Dion no se engaa. Aunquecontinuaban los juicios en manos del senado y las elecciones en manos del demos, l sabe que no se haca nada que

    no gustara al Csar: LUI 21, 6. La opinin de los senadoresno tena eficacia real, pero de ella naca la auctoritas: LV 3,4. Se consigue, pues, la suficiente seguridad descargada enmanos del emperador sin la prdida del autorrespeto plasmado en las ficciones: Augusto consulta previamente al senado: LV 4, 1; y, tal vez de modo ms real, se plasma en lacolaboracin de los amigos: los posibles defectos del poder

    personal los corrige Augusto con la libertad de expresin destos: LV 7, 3; y Severo nos dio libertad de expresin asus consejeros: LXXVI (LXXVII) 17, 1. Por ello, en el testamento de Augusto, se aconseja que todos lo que pudieran

    se dedicaran a lo comn, y no dejaran a uno solo, dado quese convertira en tirana; y adems la cada de un hombre significara la cada del estado: LVI 33,4. En esto, la tirana seidentifica con la monarqua sin colaboracin, que constituyeel modo de evitar que la monarqua caiga en la tirana62.

    Desde el punto de vista de la proteccin del propio Au

    gusto, toda represin queda justificada, en el sentido de quela conspiracin contra el emperador se interpreta tambincomo conspiracin contra las magistraturas: LV 4, 3; 5, 4.As, la proteccin del poder personal es la proteccin de lasinstituciones, de igual modo que, en palabras de Livia, la

    62 Espinosa, Debate, pg. 76.

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    prostasa existe para la proteccin de los gobernados: LV20, 2. Por ello, ya en poca de Dion, el senado alaba a Severo: todos hacen bien puesto que t gobiernas bien: LXXVI

    (LXXVII) 6, 2; pero esto va unido al hecho de que todafuerza autrquica dada por alguien deja de ser del que la da:LXI 7, 3.

    A lo largo de toda la historia del imperio, est constantemente presente, en el juicio sobre los emperadores, el motivo de las relaciones que stos sostuvieron con el senado.Tiberio honr a los magistrados como en la dmoh'ata:LVII 11, 2, y el ttulo que prefera era el deprinceps sena-tus: LVII 8, 2; otro sntoma de democracia es para Dion queel senado estuvo con Gneo Calpumio Pisn frente a Tiberioy Druso: LVII 15, 9. Tambin Gayo al principio fue muy

    democrtico, porque no enviaba cartas al pueblo ni al senado, aunque luego se hizo muy monrquico: LIX 3, 1. Laaceptacin de la monarqua viene condicionada por la relacin con el senado, pero se califica de muy monrquico alque se comporta con l negativamente, con lo que sale a laluz una connotacin peyorativa de la palabra monarqua

    cuando sta no tiene las condiciones que Dion quiere. Porsu parte, Galba consideraba que no haba tomado el poder,sino que se lo haban dado: LXIV (LXIII) 2; Vespasianoconsultaba al senado: LXVI (LXV) 10, 5; y cuando Diondice de l que actuaba demticamente (LXVI [LXV] 11, 1),se refiere a su forma de actuar privada. Trajano tiene un

    sueo en que es el senado quien lo inviste: LXVIII 5, 1; yhonr a todos los mejores: ibid. 6, 4; Adriano haca todo loimportante a travs del senado: LXIX 7, 1; para la sucesinconvoc a los primeros y ms dignos de los senadores: ibid,20, 1; cuando Marco Aurelio recibi el ttulo de imperatorde los soldados, aunque no estaba acostumbrado a aceptar

    nada que no procediera del senado, lo acept como de parte

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    del dios y se lo comunic: LXXI (LXXI) 10, 5; y consideraba que iodo el dinero perteneca al senado y al pueblo:todo lo que tenemos es vuestro (al senado): LXXI (LXXII)

    33, 2. Prtinax nos trat de la manera ms popular: LXXIIT(LXXIV) 3, 4; muestra de que quera ser popular es que sellam prncipe del senado: LXXIII (LXXIV) 5, 1, aunque nodeja de atribursele parte de la responsabilidad: el error dePrtinax fue la precipitacin: LXXIII (LXXIV) 10, 3 63.

    Y, desde luego, el emperador mismo debe ser senador:

    LXXVIII (LXXIX) 41,2, como se ve en el ejemplo a contrario de Macrino64: habra sido mejor que eligiera a otrocomo emperador, perteneciente al senado: LXXVffl (LXXIX)41, 2. Pero las formalidades importan hasta tal punto queincluso dentro del juicio negativo de este emperador se destaca su rechazo del ttulo de cnsul por segunda vez:

    LXXVIII (LXXIX) 13, 1. En cambio, de Heliogbalo se critica que tomara el ttulo de Augusto, lapotes tas tribunicia,etc., antes de que se lo votaran: LXXVIII (LXXX) 2, 3.

    Otras veces, en cambio, la relacin se manifiesta msmatizada y condicionada por su propia aceptacin de lasventajas del poder personal. Al referirse a la dictadura, Zo-

    naras, V II13, junto a su utilidad sobre todo en los conflictosinternos, hace constar que tambin se producen en ella juicios sin apelacin incluso contra senadores.

    Como el cesarismo se apoya en las necesidades de laclase senatorial, sus excesos, que pueden perjudicar al mismo senado, son en parte producto de la misma actitud senatorial. Tal es la situacin que se muestra cuando Calgulaconsidera a los senadores culpables de las muertes (LIX 16,

    63 Cf. A l f l d y , Crisis..., pg. 107.64 R. Symr, The Romn Revoluon, Oxford, Clarendon Press, 1939,

    pg. 504 y n. 4.

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    2) y el senado, como consecuencia, vota a favor de la filantropa del prncipe: LIX 16, 1065. Dion no deja, pues, de revelar la culpabilidad de la postura ambigua de los senadores.

    Son muy claras las consideraciones expuestas a la muerte deSejano. Cuando sta se produjo, los senadores le achacaronsu propio infortunio y votaron como si se hubieran liberadode una despotea: LVIII 12, 4; lo condenaron por las medidas que ellos mismos haban votado previamente: LVIII 14,2. Pero luego se dieron cuenta de que lo anterior no era ms

    de Sejano que de Tiberio (LVIII 16, 4) y llegan a la conclusin de que su amistad con el emperador era el fundamentode la propia, porque as le eran agradables a Tiberio: LVIII19, 4. En efecto, antes, LVIII 6 ,2 , llamaban a Sejano colega de Tiberio, no refirindose al consulado, sino al poder.En el ao 30, los senadores saludaban a Sejano como emperador: LVIII 4, 1; se haba ganado, adems de los preteranos, a los senadores, con evergesias, con esperanzas, contemor: LVIII 4, 2. Es una curiosa bsqueda de equilibrio entre la aceptacin y el rechazo de cada una de las manifestaciones concretas del poder personal, como en el caso de

    Otn, al que, al morir, los de Roma, que antes lo alabaron,lo consideraron enemigo: LXV (LXIV) 1, 1. Es un problema constante del senado: la alabanza del vivo en detrimentodel muerto. A la muerte de Macrino, al que haba alabado,el senado lo hizo enemigo pblico, para exaltar a Caracala(ao 218): LXXIX (LXXX) 2, 5, situacin que, a su vez,

    debilita el poder del emperador, dado que as ni el que parece ms fuerte est seguro de su poder LXXVIII (LXXIX)41, 1, es decir, pierde la capacidad de desempear su funcin, consistente en dar seguridad precisamente porque est

    65 J.-C. Fa u u , Un discours de Pempereur Caligula au snat (Dion,

    Hist. rom. LIX, 16),Klio 60 (1978), 446.

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    seguro. En la poca del propio Dion, Severo pone de manifiesto los fundamentos de esta situacin. Ataca al senado

    porque haba deshonrado injustamente a Cmodo. Segn l,

    la mayora del senado viva del modo ms vergonzoso, as-chion LXXV (LXXV) 8, 2. De hecho, en las orgas deHeliogbalo intervenan algunos miembros del senado:LXXIX (LXXX) 14, 2.

    En el caso de Nern, segn Dion, los hombres de Romase alegraban porque pensaban que l se destruira solo, pero

    los senadores votaban todo aquello con lo que l se alegraba: LXI (LXI) 15, 1. En esta situacin ambigua por partede la generalidad del senado, Trsea Peto saba que aunqueactuaran como esclavos los matara: LXI (LXII) 15,3, pero,en general, en pblico lo reverenciaban aunque en privadolo despellejaban: LXI (LXII) 16, 1. La consecuencia fue que

    Nern se identific hasta tal punto con el estado, que deseaba que ste pereciera junto con su poder: LXII 16, 1. Tambin en su propio tiempo todos se manifestaban a favor deSevero, pero no podan ocultar sus verdaderos sentimientos:LXXV (LXXVI) 8, 5. Alternativa a la adulacin era slo,

    para la nobleza romana, la quies, la hesycha, el modo desalvarse en situaciones problemticas con los emperadores ydedicarse a hacer slo t heauto: LX 27, 4 66.

    La actitud del poderoso ante el senado tiene a veces unacontrapartida en la actitud ante el pueblo. El crecimiento dela magnificencia de los reyes (Zonaras, VII 8), cuya heren

    cia se ve en los emperadores actuales, se expone paralelamente a la transformacin del senado por Tarquinio, queenrola a gente del demos con intencin de controlar tanto aldemos como al senado. Magnificencia y control van unidos

    66 R. S y m e , The Romn Revolulion, Oxford, Carendon Press, 1939,

    pg. 504 y n. 4.

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    entre s; pero tambin al apoyo al pueblo por los emperadores a costa del senado. Sin embargo, con respecto a Tar-quinio el Soberbio, frag. 18, 5, la acusacin de aspirar a latirana procede de la plebe, mientras que los senadores estnms bien en contra porque los tribunos han actuado al margen de ellos. Parece haber una crtica a la actitud acomodaticia de los senadores, como la anterior con Calgula, hasta el

    punto de valorarse en ocasiones la actitud del demos comoms sincera que la del senado, como en el caso de Didio Juliano, LXXIII (LXXIV) 13, 2, que llega a declarar que noapoya al pueblo porque no lo llam: LXXIII (LXXIV) 13,5a,frag. inc. loe. Sin embargo, en referencia a su propiapoca, Dion considera que el senado era incapaz de hacernada, por coaccin: LXXIX (LXXX) 2, 5.

    El control del pueblo por los emperadores priva sobre laposible consideracin de tiranos. Sin embargo, en otras ocasiones, la acusacin de pretender la tirana est en relacincon el apoyo al demos, como en el caso de Espurio Casio(Zonaras, VII 20), al que Dion acusa de pretender la tirana

    por su reparto de grano. En Zonaras, V II21, est clara la re

    lacin establecida entre los triunfos, los repartos al pueblo,la revuelta y la dictadura como punto de arranque de situaciones de cambio (enedtrisan). El poder personal en el malsentido significa revolucin, conflicto, y se basa en la actitud de atraccin del pueblo sobre la situacin privilegiadaque da el triunfo. Y esto es coherente con algunos otros ejem

    plos de apoyo del pueblo al poder personal. Cuando Rosciopropone recortar el poder de Pompeyo con dos hombres, esla muchedumbre quien se opone (XXXVI 30, 3), y para C-tulo (XXXVI 34, 4) los tipos de poder como el que se pretende dar a Pompeyo son los que sirvieron para agitar al

    pueblo. Para l, haba que nombrar colaboradores (XXXVI

    36, 3), pero, en todo caso, a stos haba de nombrarlos el

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    senado, no el dictador ni el pueblo. Son interesantes los motivos que atribuye Dion a quienes apoyaron a Pompeyo(XXXVI 43, 3-4): Csar lo haca porque crea que el pueblo

    era ms fuerte que el senado, y esperaba que un da lo votaran a l; Cicern, porque para sobresalir se apoyaba igual enla plebe que en los poderosos. Sigue aqu pareciendo queen general para Dion el poder personal recibe ms apoyo del

    pueblo que del senado. M. Opio era amado por la multitud(XLVII 53, 5), por lo que el senado estaba molesto. Aqu

    hay un ejemplo claro de la diferencia de actitudes entre masa y senado. Sin embargo, las afirmaciones generales a vecesrequieren una matizacin, pues cuando se dice que Germnico se conciliaba a la plebe y la defenda incluso ante Augusto, el ejemplo que se cita es el de un cuestor: L V I24, 7.

    En las consideraciones sobre el reinado de Gayo Calgu-

    la, Dion, tras referirse a las medidas que haban gustado atodos, expone las de signo contrario: la vuelta de las elecciones al pueblo y a la plebe (LIX 9, 6), lo que gust al humilde, pero doli a los prudentes, pues las magistraturasquedaban en manos de la muchedumbre. Sin embargo, Diontiende a buscar posturas ms generalizadas con respecto alos emperadores a los que critica. Por ello insiste en que, enel ao 39, dej de agradar a la plebe y stos se opusieron asus deseos (LIX 13, 3), aunque las fuerzas no eran equili

    bradas, dado el poder del emperador: LIX 13, 4. Lo que lemolesta era que lo llamaran jovencillo Augusto (LIX 13,6), lo que posiblemente no era ms que un apelativo ms omenos carioso, demostrativo de las expectativas del puebloen su bsqueda de la recuperacin de ciertos beneficios